sostenibilidad y responsabilidad social en … · como la globalización, la crisis de los estados...

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1 SOSTENIBILIDAD Y RESPONSABILIDAD SOCIAL EN EL SECTOR AGROALIMENTARIO: RETOS DE FUTURO. Autor: Antonio Blanco Prieto. Profesor asociado de Sociología en la Universidad de Oviedo. Director de la Fundación Alimerka. Miembro fundador de la Alianza contra el Hambre y la Alimentación en España. Contacto: [email protected] Resumen: En coherencia con la estrategia de desarrollo sostenible para Europa acordada en el Consejo de Gotemburgo de junio de 2001, la Comisión de la Unión Europea presentó un mes más tarde un documento para fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas, conocido como el Libro Verde. En este documento se exponía el propósito de transformar la economía europea en la más competitiva del entorno global, capaz de generar, no sólo riqueza económica, sino también bienestar social y sostenibilidad. Estos planteamientos nos retraen al postulado característico de la economía neoclásica, recogido en el Informe Brundtland, que defiende una relación proporcional entre sostenibilidad y desarrollo económico, una relación positiva que habrá de llevarnos hacia un desarrollo sostenible. Quince años después de la publicación del Libro Verde, son numerosas las iniciativas de responsabilidad social que se han consolidado en las organizaciones empresariales, algo que estimamos necesario para contribuir a la sostenibilidad de Europa en el futuro desde su triple balance (económico, social y ambiental). Tras la descripción de la situación actual, se plantea una reflexión sobre los retos que la crisis social y económica contemporánea presenta al sector, retos que serán expuestos de forma descriptiva. En este sentido, la información presentada en esta comunicación puede servir como fuente de reflexión y debate sobre el tema, pero también como hoja de ruta que ayude a los diversos tipos de empresas agroalimentarias a implantar una política de RSE o bien de Acción Social en la organización, con objeto de contribuir a la sostenibilidad de los sistemas alimentarios. Palabras clave: responsabilidad social empresarial (RSE), sostenibilidad, triple balance, acción social de la empresa, sector alimentario.

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SOSTENIBILIDAD Y RESPONSABILIDAD SOCIAL EN EL SECTOR

AGROALIMENTARIO: RETOS DE FUTURO.

Autor: Antonio Blanco Prieto. Profesor asociado de Sociología en la Universidad de

Oviedo. Director de la Fundación Alimerka. Miembro fundador de la Alianza contra el

Hambre y la Alimentación en España. Contacto: [email protected]

Resumen: En coherencia con la estrategia de desarrollo sostenible para Europa

acordada en el Consejo de Gotemburgo de junio de 2001, la Comisión de la Unión

Europea presentó un mes más tarde un documento para fomentar un marco europeo para

la responsabilidad social de las empresas, conocido como el Libro Verde. En este

documento se exponía el propósito de transformar la economía europea en la más

competitiva del entorno global, capaz de generar, no sólo riqueza económica, sino

también bienestar social y sostenibilidad. Estos planteamientos nos retraen al postulado

característico de la economía neoclásica, recogido en el Informe Brundtland, que

defiende una relación proporcional entre sostenibilidad y desarrollo económico, una

relación positiva que habrá de llevarnos hacia un desarrollo sostenible.

Quince años después de la publicación del Libro Verde, son numerosas las iniciativas

de responsabilidad social que se han consolidado en las organizaciones empresariales,

algo que estimamos necesario para contribuir a la sostenibilidad de Europa en el futuro

desde su triple balance (económico, social y ambiental).

Tras la descripción de la situación actual, se plantea una reflexión sobre los retos que la

crisis social y económica contemporánea presenta al sector, retos que serán expuestos

de forma descriptiva. En este sentido, la información presentada en esta comunicación

puede servir como fuente de reflexión y debate sobre el tema, pero también como hoja

de ruta que ayude a los diversos tipos de empresas agroalimentarias a implantar una

política de RSE o bien de Acción Social en la organización, con objeto de contribuir a la

sostenibilidad de los sistemas alimentarios.

Palabras clave: responsabilidad social empresarial (RSE), sostenibilidad, triple

balance, acción social de la empresa, sector alimentario.

2

Conciliación de ambiciones económicas, sociales y ambientales.

Cada vez más actores internacionales muestran apoyo al discurso y la práctica de una

relación equilibrada entre los balances económico, social y ambiental de las

organizaciones (Comisión de las Comunidades Europeas, 2006, 2002, 2001; CSR

Europe, 2005; Global Compact, 2007; OIT, 2001; OCDE, 2000). En el caso concreto de

la Unión Europea, un mes después de la presentación de la Estrategia de Desarrollo

Sostenible acordada en el Consejo de Gotemburgo de junio de 2001, la Comisión

publicó un documento para impulsar un marco europeo de la responsabilidad social de

las empresas, conocido como el Libro Verde. Este documento enfatizaba el propósito de

transformar la economía de los países miembros en la más competitiva del entorno

global, capaz de generar, no sólo riqueza económica, sino también bienestar social y

sostenibilidad medioambiental. La publicación en 2001 del Libro Verde. Fomentar un

marco europeo para la responsabilidad social de las empresas supuso un importante

respaldo institucional de la Comisión de las Comunidades Europeas a “un concepto con

arreglo al cual las empresas deciden voluntariamente contribuir al logro de una sociedad

mejor y un medio ambiente más limpio» (Comisión de las Comunidades Europeas,

2001: 4).

El 22 de marzo de 2006, se presentó una Comunicación de la Comisión al Parlamento

Europeo, al Consejo y al Comité Económico y Social Europeo, titulada “Poner en

práctica la asociación para el crecimiento y el empleo: Hacer de Europa un polo de

excelencia de la Responsabilidad Social de las Empresas”. En ella, se recordaba el

carácter voluntario de la RSE y se valoraba el papel activo que las organizaciones

empresariales podrían tener en la conciliación de las ambiciones económicas, sociales y

ambientales de la Unión Europea (Blanco, 2009). De hecho, se podrían establecer

relaciones directas entre los objetivos políticos de la Unión Europea y posibles prácticas

de RSE que, en el caso del sector alimentario, podrían ser la seguridad alimentaria, el

etiquetado y comercialización responsable, en relación con el objetivo de mejora de la

salud pública; o bien el desarrollo de nuevos productos alimenticios o nuevos sistemas

de distribución y conservación que respondan a necesidades de colectivos específicos,

en respuesta al objetivo de innovación, especialmente aquella que aborda problemas

sociales.

Salud pública, mercados laborales más integrados, mayores niveles de inclusión social,

3

empleo más racional de recursos naturales o generación de actitudes favorables hacia el

espíritu empresarial, son otros objetivos de política comunitaria que podrían vincularse

con prácticas de RSE en el sector alimentario.

El planteamiento es coherente con la coordinación entre la empresa y la sociedad bajo

un prisma global de desarrollo sostenible. Los cambios vivenciados en el mundo en los

últimos años han transformado el rol de los diferentes actores sociales. Fenómenos

como la globalización, la crisis de los Estados del Bienestar o la revolución tecnológica,

han llevado tanto a los poderes públicos como a las empresas a replantear su papel en la

organización social, económica y política. Ante esta realidad podemos recordar la

perspectiva de la corriente contractual Business and Society, que partiendo de la

perspectiva sistémica, interpreta una interacción entre la empresa y la sociedad regulada

por un “contrato social” coherente con un principio de responsabilidad pública (Blanco,

2009, 2010). Un contrato social que habrá de vincular a la empresa con las necesidades

y demandas de su entorno.

Pacto Mundial

Kofi Annan daría el respaldo internacional a las políticas de responsabilidad social tras

proponer a las empresas, a las organizaciones civiles y laborales, la extensión de los

beneficios de la globalización a todos los seres humanos (Annan, 1999). El entonces

Secretario general de Naciones Unidas propuso reconciliar las fuerzas creadoras de la

empresa privada con las necesidades de la sociedad presente y de sus generaciones

futuras –en coherencia con el informe Our Common Future, más conocido como

Informe Brundtland, presentado en 1987 para defender un modelo de sociedad capaz de

satisfacer sus necesidades sin poner en peligro las capacidades de las generaciones

futuras para satisfacer sus propias necesidades-. Para que esta propuesta pudiese

transformarse en compromiso y acción, en el Foro Económico de Davos de 1999 se

firmó un Pacto Mundial (Global Compact) con nueve principios, ampliados

posteriormente a diez, referentes a la elusión de prácticas de corrupción y a la defensa

de los derechos humanos, laborales y medioambientales (Annan, 1999; Global

Compact, 2000).

4

La adscripción al Pacto Mundial es voluntaria, comprometiéndose las empresas

firmantes a evaluar diversos indicadores relacionados con los diez principios. Los

resultados de estas valoraciones serán recogidos anualmente en un documento estándar

o Informe de Progreso, evaluándose de este modo el compromiso de las entidades

adheridas y su evolución en los diferentes indicadores con respecto a ejercicios

precedentes.

En el sector de la industria alimentaria, fueron pioneras las empresas Bodega Gosálbez

Orti, Ebro Food y Freixenet, al manifestar en junio de 2002 su compromiso con el

cumplimiento de los Principios del Pacto Mundial en calidad de socios fundadores de la

Asociación Española del Pacto Mundial. Si analizamos la evolución de la vinculación al

Pacto Mundial de diferentes tipos de empresas agroalimentarias a lo largo de una

década, podemos identificar que desde su lanzamiento en 2002 y hasta 2012 otras 45

organizaciones fabricantes y envasadoras de alimentos se han adscripto al llamamiento

de Naciones Unidades, evidenciándose un mayor conocimiento y aceptación de la

iniciativa a partir del año 2011, pues en dos años (2011-2012) se han vinculado al Pacto

el 47,92% del total de empresas adscritas del sector alimentario en la década analizada.

Los datos referentes a las actividades permiten observar una amplia pluralidad de

productos y empresas agroalimentarias, pero un dato es relevante: la elevaba

adscripción al Pacto Mundial de empresas de bebidas, tanto alcohólicas (vinos y

cervezas), con una presencia del 18,75% como, con el mismo porcentaje, empresas

embotelladoras y distribuidoras de bebidas no alcohólicas, refrescos y zumos.

La Asociación Española del Pacto Mundial, además del sector de la industria

alimentaria clasifica un sector agrícola y de medio rural, en el cual podemos identificar

12 empresas en la década 2002-2012, siendo pionera la microempresa SAT Algaida,

productora de fresas y frambuesas y miembro de la red española del Pacto Mundial

desde 2006. Es interesante destacar que, en este sector, el 83,33 de las empresas

adscritas son PYMES o microempresas, con lo que vuelve a manifestar el interés y

participación de las pequeñas estructuras empresariales en el desarrollo de la

responsabilidad social, en contraste con los datos arrojados por el Informe Forética 2011

de Evolución de la responsabilidad social de las empresas en España. Este informe

indica que el 83,2% de las medianas y grandes empresas estima una mayor importancia

de la RSE en los próximos años frente al 55,6% de las pequeñas empresas, pero los

datos analizados nos permiten comprobar que, en la práctica, en los años 2010 y 2011 se

5

ha producido un mayor número de adscripciones al Pacto Mundial por parte de

microempresas y PYMES que de grandes entidades.

En el ámbito de la distribución alimentaria podemos identificar para el mismo periodo

19 entidades, desde grandes empresas cotizadas como DIA hasta microempresas cuya

misión es la distribución de alimentos ecológicos o procedentes del comercio justo,

como Equanum. En este grupo, Alcampo, El Corte Inglés, Grupo Eroski, Carrefour y

Euromadi Ibérica, son socios fundadores de la Asociación Española del Pacto Mundial,

siendo miembros de la misma desde 2002, uniéndose posteriormente en 2004 también

en calidad de socio fundador la cadena de supermercados El Árbol.

Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En el año 2000 la declaración de los Objetivos de Desarrollo del Milenio supuso otro

hito destacado para el desarrollo de la sostenibilidad. Esta declaración exponía ocho

propósitos de progreso de desarrollo humano que los 189 países miembros de Naciones

Unidas habrían de alcanzar para 2015. Objetivos referentes a la erradicación de la

pobreza, la educación primaria universal, la igualdad entre los géneros, la mortalidad

infantil y la materna, el avance del VIH/sida y el sustento del medio ambiente, serían los

objetivos cuyos indicadores no fueron alcanzados según las previsiones por diferentes

motivos sociopolíticos y económicos. Por ello, lejos de abandonar el propósito, los

Objetivos del Milenio habrían de ser revisados y sustituidos en 2015 por los Objetivos

de Desarrollo Sostenible, 17 objetivos que integran 169 metas cuyo alcance espera

lograrse en 2030.

A diferencia de los Objetivos del Milenio, especialmente dirigidos a los gobiernos para

la intervención a través de hojas de ruta en sus respectivas comunidades y regiones, los

Objetivos de Desarrollo Sostenible parecen tener una relación más directa con los

actores de la escena global, entre los que se encontrarían las empresas. Tal como se

expone en el Proyecto de resolución presentado por el Presidente de la Asamblea

General de las Naciones Unidas para la aprobación de la agenda para el desarrollo

después de 2015 (Naciones Unidas, 2015b, 4): “Contemplamos un mundo en el que

cada país disfrute de un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible y de

6

trabajo decente para todos; un mundo donde sean sostenibles las modalidades de

consumo y producción y la utilización de todos los recursos naturales.”

De hecho, si nos centramos en el análisis del sector agroalimentario, vemos que éste

podría asumir diferentes compromisos para cooperar en el cumplimiento de, al menos,

tres objetivos (tabla I).

Objetivo Algunas metas directamente relacionada con el sector

agroalimentario

Objetivo 2.

Hambre cero.

• Para 2030, duplicar la productividad agrícola y los ingresos de

los productores de alimentos en pequeña escala, en particular

las mujeres, los pueblos indígenas, los agricultores familiares,

los pastores y los pescadores.

• Para 2030, asegurar la sostenibilidad de los sistemas de

producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas

resilientes que aumenten la productividad y la producción,

contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, fortalezcan

la capacidad de adaptación al cambio climático, los

fenómenos meteorológicos extremos y otros desastres.

• Para 2020, mantener la diversidad genética de las semillas, las

plantas cultivadas y los animales de granja y domesticados y

sus especies silvestres conexas.

• Aumentar las inversiones, incluso mediante una mayor

cooperación internacional, en la infraestructura rural, la

investigación agrícola y los servicios de extensión, el

desarrollo tecnológico y los bancos de genes de plantas y

ganado, en particular en los países menos adelantados.

• Corregir y prevenir las restricciones y distorsiones

comerciales en los mercados agropecuarios mundiales, entre

otras cosas mediante la eliminación paralela de todas las

formas de subvenciones a las exportaciones agrícolas y todas

las medidas de exportación con efectos equivalentes.

• Adoptar medidas para asegurar el buen funcionamiento de los

mercados de productos básicos alimentarios y sus derivados y

7

facilitar el acceso oportuno a información sobre los mercados,

en particular sobre las reservas de alimentos, a fin de ayudar a

limitar la extrema volatilidad de los precios de los alimentos

Objetivo 12:

Garantizar

modalidades

de consumo y

producción

sostenibles

• Para 2030, lograr la gestión sostenible y el uso eficiente de los

recursos naturales.

• Para 2030, reducir a la mitad el desperdicio mundial de

alimentos per capita en la venta al por menor y a nivel de los

consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las

cadenas de producción y distribución.

• Alentar a las empresas, en especial las grandes empresas y las

empresas transnacionales, a que adopten prácticas sostenibles

e incorporen información sobre la sostenibilidad en su ciclo de

presentación de informes.

Objetivo 14:

Conservar y

utilizar en

forma

sostenible los

océanos, los

mares y los

recursos

marinos para

el desarrollo

sostenible

• Para 2020, reglamentar eficazmente la explotación pesquera y

poner fin a la pesca excesiva, la pesca ilegal, la pesca no

declarada y no reglamentada y las prácticas de pesca

destructivas, y aplicar planes de gestión con fundamento

científico a fin de restablecer las poblaciones de peces en el

plazo más breve posible.

• Para 2020, prohibir ciertas formas de subvenciones a la pesca

que contribuyen a la capacidad de pesca excesiva y la

sobreexplotación pesquera, eliminar las subvenciones que

contribuyen a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada

y abstenerse de introducir nuevas subvenciones de esa índole.

• Para 2030, aumentar los beneficios económicos que los

pequeños Estados insulares en desarrollo y los países menos

adelantados reciben del uso sostenible de los recursos

marinos, en particular mediante la gestión sostenible de la

pesca, la acuicultura y el turismo

• Facilitar el acceso de los pescadores artesanales en pequeña

escala a los recursos marinos y los mercados

Tabla I. Retos del sector agroalimentario para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo

Sostenible. Fuente: Adaptado de Naciones Unidas (2015a).

8

Retos de futuro.

Hemos visto que existen diferentes comunicados y programas de apoyo desde Naciones

Unidas y la Comisión Europea al desarrollo de la RSE. Junto con estas iniciativas,

hemos de recordar que el actual momento de cambio social y crisis económica presenta

una serie de retos sobre los que los diferentes públicos esperan una actitud decidida. Por

ello esta ponencia persigue el objetivo de contribuir a la exposición de aquellas

prácticas de RSE y de acción social capaces de responder a los retos de la sostenibilidad

en el sector agroalimentario. Estos retos responden a diferentes tendencias que definen

un nuevo entorno y un nuevo consumidor (MAGRAMA / FIAB, 2014).

Tipo de

entorno Tendencias destacadas

Entorno socio

demográfico

Crecimiento

poblacional Envejecimiento

Incremento

clase media

Abastecimiento

de materias

primas

Entorno de

consumo

Búsqueda de

precio

Salud y

bienestar Proximidad

Nuevas formas

de consumo

Entorno salud y

nutrición

Seguridad y

salud

Formación

nutricional

Lucha contra la

obesidad Trazabilidad

Entorno

medioambiental

Sostenibilidad

del entorno

Gestión

eficiente del

agua

Gestión de

residuos y

vertidos

Gestión de

fuentes de

energía

Entorno

normativo

Seguridad

alimentaria

Apertura de

mercados

Fiscalidad

sobre consumo

Dispersión

competencial

Entorno

científico y

tecnológico

Ciencias de

vida y

biotecnología

Conservación

de los

alimentos

Trazabilidad Sociedad de la

información

Tabla II. Tendencias del entorno de la industria alimentaria. Fuente: Marco estratégico para la

industria de alimentación y bebidas, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

y Federación Española de Industrial de la Alimentación y Bebidas (2014).

9

De forma más esquemática, el punto de encuentro entre empresas de sostenibilidad

medioambiental y el sector alimentario, Envifood Meeting Point, ha concentrado en

cinco los retos que habrán de plantearse en un horizonte de 2020.

Entorno socio

demográfico

Abastecer de alimentos a una población creciente en un

entorno de escasez de recursos.

Entorno

medioambiental

Gestionar el agua de forma más sostenible, al ser el principal

factor limitante para la producción mundial de alimentos.

Mejora de la eficiencia de procesos y mitigación del cambio

climático, con especial énfasis en la reducción y

compensación de emisiones de gases de efecto invernadero.

Minimizar el impacto de los envases, mediante la innovación,

gestión de residuos así como mejora del incremento de los

ciclos de vida de envases.

Entorno normativo Mantener competitividad en un entorno de incertidumbre

jurídica y dependencia energética.

Tabla III. Cinco retos de la industria alimentaria en su relación con el medio ambiente. Fuente:

Conclusiones Envifood Meeting Point 2014 (Sánchez Pello, P. 2014).

Más concretas aún son las conclusiones por un futuro mejor alcanzadas en el 1er Foro

Nestlé de Creación de Valor Compartido, celebrado en el marco de The Alimentaria

Hub 2012 y que ha contado con la participación de destacados académicos y expertos1

que han concentrado en tres áreas los grandes desafíos para un futuro sostenible en el

sector alimentario (tabla IV):

Nutrición

Cumplir las necesidades del consumidor y de una sociedad

cada vez más envejecida, gracias a la investigación e

innovación de una nutrición avanzada y personalizada.

Consideración de la nutrición saludable como estilo de vida.

1 El Foro Nestlé de Creación de Valor Compartido ha reunido a destacados intelectuales, profesionales y académicos en un foro de reflexión para plantear los retos de un futuro sostenible en el sector de la alimentación, entre los que se encontraba John Elkington (SustainAbility), José María Ordovás (Tufts

University, Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares), Stuart Orr (WWF, Consejo del Agua – Foro Económico Mundial), o Ignasi Carreras (Instituto de Innovación Social, ESADE).

10

Gestión del agua Gestionar el agua con criterios de ahorro y a favor del interés

público. Superación de una cultura hídrica obsoleta.

Desarrollo rural

Mejorar las condiciones de agricultores y ganaderos,

mejorando el rendimiento y reconocimiento su papel de actor

fundamental. Desarrollo de una nueva cultura rural.

Tabla IV. Tres áreas y tres grandes desafíos para un futuro sostenible en el sector alimentario.

Fuente: Conclusiones 1er Foro Nestlé de Creación de Valor Compartido, celebrado en el marco

de The Alimentaria Hub (Nestlé, 2012).

El análisis de contenido de los criterios de las entidades citadas en este epígrafe, nos

lleva a extraer cinco retos destacados del sector: a) la gestión sostenible; b) la gestión de

la producción y el consumo alimentario; c) el desarrollo normativo; d) la nutrición y

seguridad alimentaria; y e) la innovación e investigación. En el primer caso hacemos

referencia a la “sostenibilidad del entorno ambiental” para englobar todas aquellas

líneas de trabajo relativas a la gestión eficiente y sostenible del agua, de la energía y de

los recursos naturales, lo que permitirá la creación de nueva cultura rural –en especial

agrícola y ganadera- y el mantenimiento de la diversidad genética de los ecosistemas.

Un segundo reto estaría relacionado con la “sostenibilidad de la producción y el

consumo alimentario”. El objetivo final del Triple Balance o Triple Botton Line se

manifiesta en un balance equilibrado económico, social y medioambiental pues, a largo

plazo, la supervivencia de una empresa no está relacionada exclusivamente con su

solvencia financiera sino también con su responsabilidad medioambiental y con su

capacidad para responder a las expectativas que la sociedad pone sobre la misma (De

Geuss, 1997; Elkington, 1998; Savitz y Weber, 2006). Este enfoque triangular es

respaldado por los Objetivos del Milenio, fijados por Naciones Unidas para 2030 y

entre los cuales –principalmente en el objetivo 12 de “Garantizar modalidades de

consumo y producción sostenibles”- las empresas agroalimentarias deben jugar un rol

destacado como agentes implicados en el cambio de un modelo exclusivamente

productivo hacia un modelo empresarial sostenible. Para 2030 se estima necesario un

incremento del 50% del suministro alimentario para satisfacer las demandas crecientes

de la población mundial, lo que evidencia no solo la posibilidad sino la necesidad de

establecer acuerdos de cooperación entre las administraciones públicas, las

11

organizaciones no lucrativas y las empresas del sector alimentario con ánimo de

responder a las necesidades de población y, de forma general, a un Desarrollo

Sostenible.

La gestión de los dos retos citados nos lleva directamente a un tercer ámbito de trabajo:

el “desarrollo normativo”. Se manifiesta necesario regular y evitar los desajustes en la

cadena agroalimentaria internacional, con especial atención a la política de

subvenciones o medidas de similar efecto, así como regular todos los sistemas de

dependencia energética y la incertidumbre jurídica que pueda presentarse en el

escenario de las operaciones de comercio transnacional. El desarrollo normativo habrá

de velar, tanto por el desarrollo de prácticas éticas y eficientes de producción, comercio

y consumo alimentario como por el aseguramiento de la seguridad alimentaria para la

población y, por supuesto, la gestión idónea de las pérdidas y desperdicios generados a

lo largo de toda la cadena.

Un cuatro reto estaría vinculado con la “nutrición y seguridad alimentaria”, para

asegurar la alimentación equilibrada, nutritiva y de acceso directo para una población

creciente. En los países ricos, los factores implicados en la alimentación cotidiana,

principalmente los factores sociales y económicos, han impulsado un cambio desde una

sociedad con carencias alimentarias a una sociedad de sobreabundancia alimentaria

(Díaz Méndez y Gómez, 2008). Esta reflexión encierra una realidad crítica, pues una

alimentación sana y equilibrada conlleva el consumo de alimentos cuyo elevado coste,

en algunos casos, podría limitar su acceso por muchas familias con recursos económicos

limitados (Antentas y Vivas, 2014). En este sentido, en el Informe Anual del Sistema

Nacional de Salud (Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2012) se

registra una mayor frecuencia de obesidad según se desciende en la escala social, de

8,9% en la clase I a 23,7% en la clase VI (haciendo referencia a clases ocupacionales

utilizadas en la ENSE 2011/2012).

Además de la lucha contra la obesidad, y la gestión de la alimentación desde una

perspectiva sociológica que permita reducir desequilibrios sociales, es importante

destacar también el papel de la nutrición predictiva y personalizada capaz de lograr un

impacto positivo en nuestra salud y estilos de vida. Tal como manifiesta Ordovás

(2013), la nutrición necesita un cambio cualitativo para determinar la más apropiada

para las personas para afrontar enfermedades crónicas actuales como el cáncer o las

12

cardiovasculares. Para ello habría de ampliar a la población general los resultados de la

investigación genómica, identificando rangos concretos de tipos de genoma hasta

determinar 10 ó 12 grupos de personas a los que ofrecer dietas lo más personalizadas

posibles.

Por último, identificamos un reto de “innovación e investigación”, vinculado

especialmente con el ámbito de la ciencia aplicada. La dualidad de la alimentación en la

sociedad contemporánea que fluctúa entre la opulencia y la carencia, nos lleva a

plantear la importancia del refuerzo de I+D+i para el desarrollo y mejora de productos,

envases, materias primas, tecnologías de proceso, valorización de subproductos, etc.

También hemos de destacar la aplicación de nuevas tecnologías a la industria y la

distribución alimentaria, con proyectos de desarrollo de canales de compra

personalizados, adaptados a personas con necesidades diversas, así como la mejora de

los espacios y momentos de consumo a través de estados vivenciales y emocionales. En

este sentido resulta oportuna la edición bienal de la “Guía para la Innovación en el

Sector Alimentario 2016” (7ª edición), editada por la Fundación Triptolemos para

ayudar al conocimiento mutuo entre universidades y empresas, identificando a los

expertos de toda España interesados diferentes temas. Veintiséis universidades, el CSIC,

consejos de organizaciones y seis empresas tractoras, forman parte del Patronato de este

proyecto que ofrece un sistema de clasificación propio, actualizado cada dos años, con

objeto de que cada sector productivo conozca de inmediato los expertos de toda España

interesados en el tema prefijado. Desarrollo de nuevos productos alimenticios.

En el campo de un mayor aprovechamiento de alimentos a lo largo de toda la cadena

alimentaria, tanto para asegurar la sostenibilidad de la misma como para reducir las

pérdidas y desperdicios, el II Encuentro de la Alianza contra el Hambre y la

Malnutrición en España (ACHM-E, 2015), ha subrayado la importancia de la

innovación e investigación sobre los siguientes aspectos: a) Eficiencia del transporte y

logística; b) gestión informática de los inventarios de mercancías; c) tecnologías de

conservación para alagar la vida útil de los alimentos; d) ingeniería de procesos y

tecnología para disminuir mermas y aprovechar el desarrollo de subproductos; e)

formatos comerciales y envases, adaptados a las necesidades de los hogares y los

nuevos hábitos de consumo, así como investigación de envases que reduzcan pérdidas

13

(por extracción total de productos, envases bioactivos, etc.); y f) vida útil de los

productos para una mayor precisión en las fechas de caducidad y consumo preferente.

Conclusiones

La corriente de pensamiento Business and Society parte de una perspectiva sistémica y

contractual bajo la cual se interpreta la interacción entre la empresa y la sociedad

regulada por un “contrato social” coherente con el principio de responsabilidad pública.

Podríamos decir que las organizaciones empresariales son titulares de la legitimidad que

les confiere la sociedad a través de sus relaciones continuadas con la misma y, por este

motivo, deberían valorar su responsabilidad social (Oberman, 1996; Lenn, 1996). Para

ello necesitan identificar el impacto de sus acciones tanto a nivel institucional como

organizacional comprendiendo el efecto de sus outputs al entorno y, a nivel individual,

aceptando que las decisiones directivas parten de actores sociales que asumen un rol

determinado en la organización y ante la sociedad.

En este sentido, la Comisión de las Comunidades Europeas recuerda el papel destacado

que las organizaciones empresariales podrían tener en la conciliación de ambiciones

económicas, sociales y ambientales, un equilibro que en el caso del sector alimentario

podría estar relacionado con la mejora de la salud pública, el desarrollo de nuevos

productos alimenticios o nuevos sistemas de distribución y conservación que respondan

a necesidades de colectivos específicos, así como un empleo más racional de recursos

naturales.

También Naciones Unidas, a través de la iniciativa del Pacto Mundial, refuerza las

prácticas coordinadas entre la empresa y la sociedad bajo un prisma global de desarrollo

sostenible. En sentido se presenta la posibilidad de vincularse a unos compromisos de

elusión de prácticas de corrupción y defensa de los derechos humanos, laborales y

medioambientales, vínculo que es posible mediante la adscripción al Pacto Mundial y la

presentación periódica de un Informe de Progreso que valore el compromiso de las

entidades adheridas y su evolución en los diferentes indicadores con respecto a

ejercicios precedentes. Tanto la industria como la distribución alimentaria han

manifestado su apoyo a esta iniciativa de Naciones Unidas desde su lanzamiento,

encontrándose empresas como Bodega Gosálbez Orti, Ebro Food, Freixenet o El Árbol

en calidad de socias fundadoras de la Asociación Española del Pacto Mundial.

14

En el año 2000 la declaración de los Objetivos de Desarrollo del Milenio supuso otro

hito destacado para el desarrollo de la sostenibilidad, objetivos que serían revisados y

sustituidos en 2015 por los Objetivos de Desarrollo Sostenible cuyo alcance espera

lograrse en 2030. En el análisis del sector agroalimentario, vemos que éste debe asumir

diferentes retos para cooperar en el cumplimiento de, al menos, tres objetivos: Hambre

Cero (objetivo 2); Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles

(objetivo 12); y Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los

recursos marinos para el desarrollo sostenible (objetivo 14).

A pesar de estas iniciativas, no hemos de olvidar que el momento actual presenta al

sector una serie de retos sobre los que sus públicos esperan respuesta y una actitud

decidida. Estos retos responden a diferentes tendencias que definen un nuevo entorno y

un nuevo consumidor (MAGRAMA / FIAB, 2014). De forma más esquemática, el

punto de encuentro entre empresas de sostenibilidad medioambiental y el sector

alimentario, Envifood Meeting Point, ha concentrado en cinco los retos que habrán de

plantearse en un horizonte de 2020, y el Foro Nestlé de Creación de Valor Compartido

ha resumido en tres grandes áreas los retos para un futuro sostenible del sector (Nestlé,

2012). En todos los casos, se identifica el reto de abastecer de alimentos a una población

creciente en un entorno de escasez de recursos. Para 2030 se estima necesario un

incremento del 50% del suministro alimentario para satisfacer las demandas crecientes

de la población mundial, lo que evidencia no solo la posibilidad sino la necesidad de

establecer acuerdos de cooperación entre las administraciones públicas, las

organizaciones no lucrativas y las empresas del sector alimentario con ánimo de

responder a las necesidades de población y, de forma general, a un Desarrollo

Sostenible

A modo de reflexión final, tras el análisis de contenido de los diferentes documentos

expuestos en esta ponencia, extraemos cinco retos destacados del sector: la gestión

sostenible, la gestión del de la producción y el consumo alimentario, el desarrollo

normativo, la nutrición y seguridad alimentaria, y la innovación e investigación (tabla

V). Gestión equilibrada de un triple balance económico, social y ambiental para poder

garantizar modalidades de consumo y producción capaces de caminar desde un modelo

exclusivamente productivo hacia un modelo empresarial sostenible, un complejo fin que

habrá de alcanzarse intentado “hacer más y mejores cosas con menos recursos,

incrementando las ganancias netas de bienestar de las actividades económicas mediante

15

la reducción de la utilización de los recursos, la degradación y la contaminación durante

todo el ciclo de vida, logrando al mismo tiempo una mejor calidad de vida” (Naciones

Unidas, 2015).

En el ámbito más centrado en el trabajo académico, hemos de recordar la importancia

fundamental de la innovación y la investigación, tanto para el desarrollo y mejora de

productos, como para la aplicación de nuevas tecnologías a la industria y la distribución

alimentaria. También se presentan campos de interés para la investigación aplicada en el

ámbito del abastecimiento creciente de alimentos, con especial énfasis en la seguridad

alimentaria de los colectivos vulnerables de nuestro entorno y, en el campo de un mayor

aprovechamiento de alimentos, tanto para asegurar la sostenibilidad de la misma como

para reducir las pérdidas y desperdicios.

Concluimos exponiendo esquemáticamente los cinco retos destacados del sector así

como diferentes líneas de trabajo (tabla V) que suponen una pluralidad de temáticas

tanto para la implantación en organizaciones públicas y privadas, como para la

investigación multidisciplinar capaz de responder a las necesidades económicas,

sociales y ambientales de una población en continuo incremento que demanda unos

recursos alimentarios nutritivos, generados en unos entornos naturales en progresiva

explotación y decremento.

Retos destacados Posibles líneas de trabajo

Sostenibilidad del

entorno

medioambiental

• Gestión eficiente y sostenible del agua.

• Reducción y compensación de emisiones de gases de

efecto invernadero.

• Gestión sostenible de fuentes de energía.

• Uso eficiente de recursos naturales.

• Mantenimiento de los ecosistemas y la diversidad

genética de especies animales y vegetales.

Sostenibilidad de

la producción y el

consumo

alimentario

• Gestión sostenible del abastecimiento de materias primas.

• Gestión y reducción de pérdidas y desperdicios de

alimentos.

• Incremento de la productividad agrícola.

• Ofrecer nuevas formas de consumo, sostenible y de

proximidad, acortando dentro de lo posible la cadena.

16

Desarrollo

normativo

• Corrección de los desajustes en la cadena agroalimentaria

internacional, con especial atención a la política de

subvenciones o medidas de similar efecto.

• Refuerzo de la seguridad alimentaria y salud pública.

• Regular y evitar la incertidumbre jurídica en el escenario

transnacional.

• Regular los sistemas de dependencia energética.

Nutrición y

seguridad

alimentaria

• Asegurar alimentación equilibrada y nutritiva para una

población creciente.

• Atención a la obesidad y el sobrepeso, con especial

atención a las desigualdades.

• Oferta alimentaria adaptada a las necesidades

económicas, físicas y de estilos de vida de la población.

Innovación e

investigación

• Investigación agrícola y desarrollo tecnológico, con

especial atención a países en desarrollo.

• Investigación agrícola para la adaptación al cambio

climático y desastres naturales.

• Investigación sobre la durabilidad y vida útil de los

alimentos.

• Investigación sobre gestión y reducción del impacto de

residuos alimentarios y sus envases.

• Aplicación de la genómica a la Nutrición y prevención de

enfermedades crónicas de la sociedad actual.

Tabla V. Retos y líneas de trabajo futuras en el sector agroalimentario. Elaboración

propia.

17

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