spatial analysis and public policies

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ANÁLISIS ESPACIAL Y POLÍTICAS PÚBLICAS EN ESTUDIOS DE CASOS SELECCIONADOS SPATIAL ANALYSIS AND PUBLIC POLICIES IN SELECTED CASE STUDIES.

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Compilación temática de académicos de ocho universidades de cuatro países. Los artículos se publican en la lengua del autor. El archivo puede tardar un poco en bajar por su tamaño (8.3 MB).Thematic compilation of authors from four countries. The articles are published in the author’s language. Because of its size (about 8.3 MB), it may take some minutes to download the file.

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ANÁLISIS ESPACIAL Y POLÍTICAS

PÚBLICAS EN ESTUDIOS DE CASOS

SELECCIONADOS

SPATIAL ANALYSIS AND PUBLIC POLICIES

IN SELECTED CASE STUDIES.

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

Eduardo Sousa GonzálezJesús Treviño Cantú

Antonio Tamez Tejeda

ANÁLISIS ESPACIAL Y POLÍTICAS

PÚBLICAS EN ESTUDIOS DE CASOS

SELECCIONADOS

SPATIAL ANALYSIS AND PUBLIC POLICIES

IN SELECTED CASE STUDIES.

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José Antonio González TreviñoRector

Jesús Áncer RodríguezSecretario General

Ubaldo Ortiz MéndezSecretario Académico

Raúl Cepeda BadilloDirector de la Facultad de Arquitectura

Primera edición, 2010© Universidad Autónoma de Nuevo León© Eduardo Sousa González, Jasús Treviño Cantú,Antonio Tamez Tejeda

ISBN: 978-607-433-124-0

Impreso en Monterrey, MéxicoPrinted in Monterrey, Mexico

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INTRODUCCIÓN

Este trabajo de investigación es el resultado deuna actividad investigativa conjunta, que hareunido a un grupo de profesores-investiga-dores en torno a un tema que día con día re-

viste cada vez mayor importancia, en virtud de la rele-vancia que representa para los conglomerados de pobla-dores. Nos referimos a la exploración del espacio territo-rial y sus procesos transformacionales, que imbrican alas políticas públicas como instrumentos operativos, queposibilitan el planeamiento espacial.

Así, en el verano de 2008, los integrantes del CuerpoAcadémico de Aspectos Urbanos (CA-207) de la Uni-versidad Autónoma de Nuevo León (UANL): EduardoSousa, Jesús Treviño, y Antonio Tamez, acordaron reali-zar una compilación temática que complementara lastareas de docencia e investigación realizadas en el post-grado de la Facultad de Arquitectura de la UANL; paraesto, se invitó a colegas de distintas partes del mundo,que apoyaron la propuesta con entusiasmo. En total, elproyecto sumó el esfuerzo de ocho universidades decuatro países: de Estados Unidos de Norteamérica: AlvinBrown (San Juan College, Nuevo Mexico); RichardHartwig (Texas A&M University, Kingsville), ArdAnjomani (University of Texas at Arlington); Jeff Smith(Kansas State University). De Turquía: Andy Mcadams(Fatih University). De Chile: Alfredo Palacios Barra (Fa-cultad de Arquitectura, Construcción y Diseño, Univer-sidad del Bio Bio). De México: Edel Cadena Vargas,

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Guadalupe Hoyos Castillo, Juan Campos Alanís (Uni-versidad Autónoma del Estado de México, UAEM); Jua-na Ma. Lozano, Jorge A. Álvarez, Jesús Treviño, Eduar-do Sousa y Antonio Tamez, de la Universidad Autóno-ma de Nuevo León, UANL.

Ante la imposibilidad operativa de organizar reunio-nes grupales en torno al tema mencionado anteriormen-te, se decidió que el abordaje reflexivo ligado al asuntode investigación estuviera relacionado con la esfera delespacio territorial urbano-regional, partiendo de las in-vestigaciones desarrolladas en los países de los partici-pantes en el proyecto; esto con el propósito de enrique-cer en el proceso, no sólo la comprensión disciplinaria,por la forma característica en que se aborda la esfera de laspolíticas públicas coligadas a la planeación del desarrollourbano-regional en algunos países del mundo; sino tam-bién por la posibilidad real de integración de equipos in-terdisciplinarios en futuros mediáticos, los cuales podríanaportar procesos metodológicos diferenciados, que tiendana la resolución de problemas específicos del territorio, tan-to en el ámbito urbano como en el regional.

Desde esta perspectiva, se coordinó el colectivo de in-vestigación, generando disímiles posiciones teóricastiempo-espacio-diferenciales (Lefebvre, H.:1980:45) y detranslocalismo, en torno a la cuestión espacio-territorialy algunas de sus manifestaciones físicas, que lo hacenconsiderar, desde esta óptica, como un palimpsesto, uncódice que se reescribe paulatinamente, en los variadosprocesos transformacionales que el sitio desarrolla his-tóricamente, en virtud de la condición humana y la vitaactiva que agrupa la labor, el trabajo y la acción (Arendth,H. 2002) de los individuos y sus imaginarios socio-espa-ciales, los cuales están anclados en la sobremodernidad,ligandose, como menciona M. Augé (2005: 36 y ss), conlas múltiples figuras del exceso.

Partiendo del hecho de que «Ya no hay análisis socialque pueda prescindir de los individuos, ni análisis de los

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individuos que pueda ignorar los espacios por dondeellos transitan» (Augé, M. opus cit.:122), es clara la nece-sidad de profundizar no sólo en los métodos que gene-ran los instrumentos de política pública, sino también,en los controles operativos que tienen las dependenciasy agencias gubernamentales encargadas de operativizardichas políticas públicas y la distribución de los siempreescasos recursos; sobre todo al considerar que dentro delos espacios urbanos, como en los del territorio regional,los sitios no son heterogéneos; ya que es claro que tantoen el mundo desarrollado como en el del subdesarrollointermedio latinoamericano (Di Fillipo:1998:12), existeuna yuxtaposición de espacios generados en la sobre-modernidad,1 habitados por matrices sociales en flagran-te desigualdad, que van formando contornossecuenciales, los cuales se agregan inmanentemente, porlos dinamismos que involucran a los diferentes actoressociales, públicos y privados, que intervienen en el pro-ceso de hacer ciudad.2

Desde esta óptica, resulta evidente que el tema de laplaneación del espacio y del territorio, puede ser plan-teado desde una multiplicidad de aristas disciplinarias,constituyéndose en un término cuasi polisémico; no obs-tante, el abordaje de los artículos que en seguida se pre-sentan pretende lograr una visión, si no comprensiva delámbito correspondiente al espacio-territorio, sí estable-cer parámetros preliminares, desde donde sea posible laintegración de equipos investigativos con un fin común:avanzar en el conocimiento que circunscribe el análisisespacial-territorial y sus políticas públicas.

La compilación consta de XI capítulos. Los capítulosI, II y III presentan modelos de planificación urbana,

1 Desde la perspectiva de Auge, M. (cfr. opus cit.) en la sobremodernidad seplantea la generación de los “lugares y no lugares”; mientras que para deLefebvre, H. (cfr. Opus cit.:19) sería la “no ciudad”.2 Ver el surgimiento de los espacios no ciudad en: Sousa, E. 2009: capítulo 5.

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desde el ámbito teórico, así como el operativo. En el ca-pítulo I, Eduardo Sousa aborda la esfera metropolitana,particularmente en el área metropolitana de Monterrey,N. L. México, proponiendo un método para la zonifica-ción de los usos del suelo, como una herramienta parala planeación; instrumento que permite, no sólo la orga-nización interior de la metrópoli, sino también la deli-mitación de zonas para el crecimiento expansivo perifé-rico del sitio. En el Capítulo II, Ardeshir Anjomani, AliSaberi y Naveed Shad sugieren un enfoque original paraabordar el estudio del uso del suelo. En ambos capítuloslos autores proporcionan ejemplos de aplicación que ilus-tran la utilidad de su enfoque en situaciones reales. Elcapítulo III aborda aspectos de las teorías de la planifi-cación urbana. Andy Mcadams explica la utilidad de lateoría de la complejidad y sus metáforas, para entendery planificar las áreas urbanas. El autor también sugiereformas alternativas para revisar la planificación urbanaactual a la luz de nuevas corrientes de pensamiento.

Los capítulos Del IV al VII presentan distintos nive-les de estudio de la política pública. En el capítulo IV,Alvin Brown revisa la naturaleza y evolución de la admi-nistración pública en los países en desarrollo. En parti-cular, el autor muestra cómo la política y el servicio pú-blico se relacionan con las instituciones públicas. Brownexamina los distintos enfoques y sus diferencias en laadministración pública y privada, a fin de explicar la in-fluencia del colonialismo en el servicio público.En el capítulo V, Jesús A. Treviño C. aborda las defini-ciones y enfoques de la gobernanza metropolitana. Elautor señala que el concepto de gobernanza es impreci-so a grado tal que sus significados no sólo son distintossino, a veces, contradictorios. Treviño advierte que lasdificultades lingüísticas y las ambigüedades disciplina-rias se añaden a la confusión y profusión de definicionesde gobernanza. Por esta razón, se prefiere abordar y de-finir la gobernanza desde cinco enfoques o marcos con-

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ceptuales: (1) Administración pública tradicional, (2)Nueva gerencia pública, (3) Nuevo servicio público, (4)Conjunción administrativa, y (5) Economía política me-tropolitana. Los primeros cuatro enfoques songerenciales o administrativos, porque se preocupan porla “buena” administración de la ciudad; pero son depoca utilidad para explicar las consecuencias o las razo-nes del ejercicio de poder en la sociedad. Por esta razón,Treviño propone analizar la gobernanza en el marco dela economía política metropolitana.

En el capítulo VI, Edel Cadena Vargas, GuadalupeHoyos Castillo y Juan Campos Alanís, analizan la evolu-ción de la economía, el empleo y la productividad de las56 zonas metropolitanas de México, de 1989 a 2004. Con-cluye, a través del análisis estadístico, que este tipo deciudades siguen siendo un gran foco de atracción de lapoblación, pero sus actividades económicas disminuyengradualmente o se deterioran. Por ello, de continuar estatendencia al estancamiento, se vislumbra a corto plazoun futuro sombrío para las metrópolis de este país.

En el capítulo VII, Alfredo Palacios Barra trata sobreel interés de los asuntos sociales de la academia, en rela-ción al territorio y a las ciudades y los intentos de desa-rrollo urbano implementados en Chile. Analizando, lacambiante relación entre las ciencias sociales, de acuer-do con la visión académica y la planificación de la admi-nistración y el gobierno nacional y local, la que al plan-tear los proyectos y programas públicos de desarrollo dela ciudad, genera tanto conflictos como un necesario ycontradictorio proceso de urbanización.

El resto de los capítulos abordan temas diversos: enel capítulo VIII, Antonio Tamez Tejeda, estudia la arqui-tectura del centro de Monterrey, Nuevo León, México;de un momento de auge hacia uno de agotamiento ydeterioro, producto del crecimiento urbano sectorizada-mente diferenciado, que favoreció el desarrollo desubcentros exitosos fortalecidos por su propia localiza-

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ción y por los corporativos empresariales impulsores deldesarrollo inmobiliario, al sur de la ciudad. Jeff Smith, enel capítulo IX, identifica tres tipos de migrantes interna-cionales y discute las diferencias en sus motivos para mi-grar.

En el capítulo X, Eduardo Sousa, Juana Ma. Lozanoy Jorge Álvarez, tratan, en la primera parte, sobre la glo-balización económica y del papel que asumen el estado-nación y las fuerzas del mercado internacional, señalan-do algunas tendencias territoriales; en la segunda, sebusca el sentido de la relación entre el capital, el espacioy la gente, buscando explicar el desarrollo de la globali-zación económica, diferenciando en el proceso el uso delcapital como materia prima y como fin último de las so-ciedades tecnologizadas del nuevo milenio.

Finalmente, en el Capítulo XI, Richard Hartwig se-ñala la cercanía entre civilización y barbarie. El ensayotiene varias lecturas: la más escalofriante es la que el au-tor, en un estilo anecdótico, sugiere, que cuando las po-líticas públicas fallan y las condiciones sociales son pro-picias, un país puede convertirse en un laboratorio deterror. Hartwig cubre la Guerra Sucia en Argentina. Sunarrativa personal empieza en la Plata, Argentina, en 1966y termina en Canberra, Australia, en el verano de 2008.

Los artículos se publican en la lengua del autor, porlo que el producto resultante en esta primera edición, esuna publicación parcialmente bilingüe (español-inglés);en este sentido, los editores de esta publicación, esperanque la claridad ganada por los autores al expresarse en lacomodidad de su lengua, compense el posible disgustoy el virtual contratiempo que pudiera existir, en aquelloslectores quienes hubiesen preferido una publicaciónhabitual en una sola lengua. No obstante, y en virtud delesfuerzo académico-institucional que ha implicado, tan-to para los integrantes del cuerpo académico de Aspec-tos Urbanos (CA-207) como para la Facultad de Arqui-tectura de la UANL, la conjunción de profesores-inves-

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tigadores de ocho diferentes universidades de tres paí-ses disímiles, así como también la producción-ediciónde este libro; se manejan amplias posibilidades de que,en un futuro muy próximo, el texto sea traducido y pu-blicado en forma completa en los dos idiomas.

Eduardo SousaJesús Treviño.

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L

LA ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO URBANOEN EL CONTEXTO DEL SUBDESARROLLOLATINOAMERICANO.UNA PROPUESTA METODOLÓGICA PARALA ZONIFICACIÓN DE ÁREAS METROPO-LITANAS EN LA CONTEMPORANEIDAD:EL CASO DEL ÁREA METROPOLITANADE MONTERREY, N. L. MÉXICO.

Dr. Eduardo Sousa González.*

Resumen:a expansión de las áreas metropolitanas y sudelimitación espacial pareciera que en la ac-tualidad ha rebasado la capacidad de los en-cargados de dirigir el desarrollo urbano, de ahí

la importancia de la generación de instrumentos operativosque pudiesen contribuir a operativizar las políticas públi-cas; una de esas herramientas de planeación sería aquellacapaz de eliminar las zonas de crecimiento periférico.

Abstract:The metropolitan areas expansion and it’s spaceboundaries, seem that at a present time have exceeded thecapacity of the ones in charge, to manage and direct theurban development, from there the importance ofgenerating the operative instruments that may contributeto operate the public policies; one of those tools of planningwould be, the one that can delimit the zones of peripheralgrowth.

* Doctor en filosofía con orientación en Arquitectura y Asuntos Urbanos,por la Universidad Autónoma de Nuevo León; con maestría en planeaciónregional y urbana, Arquitecto; profesor-investigador del doctorado en ar-quitectura y asuntos urbanos de la Facultad de Arquitectura UANL; miem-bro del Sistema Nacional de Investigadores SNI en el Nivel II: [email protected]; [email protected]; www.esousa.es.tl

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Key words: expansion areas, growth peripheral, urbandevelopment.

Introducción. El contexto del subdesarrollo.

Se considera que la etapa de desarrollo por la que atra-viesan los países latinoamericanos tiene implicacionessobre la forma de su organización espacial, sobre todoen las grandes concentraciones urbanas como serían lasáreas metropolitanas, ya que factores como: el diferen-cial histórico-cultural, la idiosincrasia, el grado de desa-rrollo, el grado de globalización (Dos Santos:2004:35)como figura del exceso (Augé: M.:2005: 30), las caracte-rísticas topográficas, e incluso su orientación producti-va y el modo de producción de mercancías3; representanparticularidades que influyen en el desarrollo de la mor-fología física. Por esa razón es que se juzga pertinente,antes de iniciar la propuesta metodológica para la zoni-ficación metropolitana, contextualizar el estigma que re-presenta el concepto de subdesarrollo en el México de lacontemporaneidad:4

3 Según Henry Lefebvre (Lefebvre, H. 1980:30) los modos de producciónson: asiático, esclavista, feudal, capitalista y socialista.4 Sin pretender una profundización teórica exhaustiva, para interpretar elconcepto de contemporaneidad aquí mencionado, se ha establecido unarelación de correspondencia biunívoca con aquella noción de “sobremo-dernidad” definida por Augé M. (2005:15-47): él propone caracterizar a lasituación de la sobremodernidad como concepto, en lo que llamaría las tresfiguras del exceso, con el propósito, entre otros, de demostrar que losfenómenos estudiados por la antropología no están a punto de desaparecer,ya que estas figuras del exceso “no son sino la forma actual de una materiaprima perene que sería la materia misma de la antropología” (Augé M.2005:47). Aunque los objetivos explícitos de Marc Augé con respecto a lasobremodernidad y lo que se propone este apartado de investigación en elámbito de “los espacios urbanos y su zonificación en la contemporaneidad”son diferenciados, ceñiremos el asunto del concepto de la contemporaneidadal otro de la sobremodernidad de Augé, M., en la esfera de las tres figuras delexceso mencionadas; pero circunscribiéndolo a un país con las particulari-

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Para esto, se ha revisado una de las principales con-cepciones históricas de la visión de subdesarrollo: la dela Comisión de Estudios para América Latina CEPAL(R. Previsch) de 1949-2002, para contrastarla con la pro-puesta de autores como: Rosentahal, G. (1994: 13) o DiFilippo, A. (1998:12); con el propósito de contar con unavisión comprensiva del estado de hechos y reflexionarsobre un posible futuro para el sitio (Dos Santos: opuscit.:85). Es claro que el planteamiento cepalino ha evolu-

dades de México; esto, con el propósito de situar en un espacio-tiempo-diferenciado (Lefebvre, H.:1980: 44) la caracterización del sitio en zonasdisímiles. Dichas figuras del exceso, que obedecen a las aceleradas transforma-ciones mundiales que repercuten en el lugar y que se han comentado enotros escritos (Sousa, E.:2007a; 2008a; 2008b); son: 1. La superabundanciade acontecimientos; 2. La superabundancia espacial y; 3. La individualiza-ción de las referencias. La primera figura con la que se define la sobremoder-nidad se refiere al exceso de tiempo. Aquí la superabundancia de aconteci-mientos tiene una relación directa con lo que Augé, M. llama como la acele-ración de la historia, donde los sucesos reconocidos como acontecimientos, semodifican rápida y variadamente, difundiéndose vertiginosamente en uncorto tiempo, quizá por el “achicamiento” del mundo en virtud de los tresmacroprocesos mencionados por Borja, J. (2002:12): la informacionaliza-ción, la globalización y la difusión urbana generalizada; así el autor insiste enque “la necesidad de dar un sentido no al presente sino al pasado, es elrescate de la superabundancia de acontecimientos, que corresponde a unasituación que podríamos llamar de sobremodernidad para dar cuenta de sumodalidad esencial: el exceso” (Augé, M. opus cit:36). En el tema que nosocupa, asociado con los espacios urbanos y su diferenciación (zonificación), el asunto del tiempo y la sucesión de acontecimientos en la contempora-neidad tiene un encadenamiento histórico-espacial, que se ha analizado enotras investigaciones (consultar Sousa, E. 2007: capítulo segundo), el cualestaría ligado territorialmente a una escala de centro metropolitano en unpaís en desarrollo o de subdesarrollo intermedio según Di Filippo (1998:13),como sería México; donde se perfilan los movimientos de pobladores haciasitios de la periferia en el proceso de metropolización (ver capítulo terceroy Sousa, E. 2007:115), como un acontecimiento tiempo-espacio-“diferen-cial” (las comillas son solamente para el concepto “diferencial”: Lefebvre, H.1980: 44). La segunda figura de exceso característica de la sobremodernidadse relaciona con el espacio y su superabundancia, la cual pudiera pensarseque constituye una paradoja en función de aquel comentario sobre el “achi-camiento” del mundo mencionado anteriormente, esta concepción de su-perabundancia propuesta por Augé, la cual compartimos, sobre todo en loconcerniente a las metrópolis, advierte una diferencia sustantiva y de espe-cificidad cambiante en: “los cambios de escala, en la multiplicación de las

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referencias y en la espectacular aceleración de los medios de transporte (ver:diagrama del proceso iterativo de metropolización basado en la velocidaddel movimiento urbano, en Sousa, E. 2007:100), lo que conduce a modifica-ciones físicas “espaciales” considerables” (Augé, M. opus cit.:40); es claro queesta proliferación de espacio definido por Lefebvre, H. como “espacio tiem-po urbano” (Lefebvre, H. 1980: 44), ha generado el fenómeno caracteriza-do por las concentraciones urbanas en la contemporaneidad; aún más,Augé, M. incluye la proliferación de los «no lugares» los cuales identifica(define) con “las instalaciones necesarias para la circulación acelerada depersonas y bienes (vías rápidas, empalmes de rutas, aeropuertos) como losmedios de transporte mismos o los grandes centros comerciales, o tambiénlos grandes campos de transito prolongado donde se estacionan los refu-giados del planeta” (Augé, M. opus cit.:41); a diferencia de Lefebvre, que losidentifica como aquellos “de afuera”, el lugar de la ausencia (Lefebvre,H.:1983:281), que sería lo que está fuera de la horizontalidad: la verticali-dad (Lefebvre, H. opus cit.:45). La tercer figura del exceso con lo que el autordefine la situación de la sobremodernidad se refiere al ego, al individuo quese cree el centro del universo, interpretando “para sí y por sí mismo lasinformaciones que se le entregan” (Augé, M. opus cit.:43), esta individualiza-ción genera fluctuaciones identitarias colectivas, además de muchas otrasconductas, como aquellas que menciona Simmel, G. (Bassols, M.: 1988:47)coligadas con a la actitud blasée, propia de las concentraciones urbanas.Desde la perspectiva de esta investigación, se propone una cuarta figura delexceso, la cual estaría representada por la sobreexplotación de la naturalezay el descuido de la sustentabilidad como una forma de protección del sitio.5 El redesarrollo alude al concepto asociado con aquellos espacios geográfi-cos que por su condición de ciudades desarrolladas han adoptado nuevosprocedimientos internacionales de movilización dinámica de capital y deprocesos de hiperinformacionalización, como los empleados en la globali-zación o mundialización; serían “ciudad global” en el concepto de S. Sassen(1991), por ejemplo: N. York, Londres, Tokio, París y otras.

cionado, ajustándose a las nuevas condiciones mundia-les, tanto de los países desarrollados y redesarrollados5 ocentros, como a las de los subdesarrollados o periféri-cos: desde el enfoque de Rosental, G. (opus cit.) que com-para la propuesta de los años cincuenta contra las pro-puestas de desarrollo con equidad de 1990 (CEPAL:1990), aunque no contradice sustancialmente la relacióncentro-periferia, sí se establecen diferencias sustantivasderivadas de las mutaciones generacionales, de los másde cincuenta años que han transcurrido desde la crea-ción del organismo y su postura para los países de Lati-noamérica y el Caribe; por ejemplo y entre otras: la pro-

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puesta de los años cincuenta, referida a la asimetría en-tre el centro y la periferia, era la industrialización, mien-tras que la propuesta desde los años noventa y hasta nues-tros días, se coliga en mayor medida con la globalizaciónde la economía (González Garza:1999, Fujita: 2000, Gue-rra-Borges 2002:11) que se asocia, entre otras cosas, conla informacionalización, la competitividad internacionaly la dinámica progresiva entre la velocidad creciente enlos movimientos de capitales y de las mercancías (Castells,M. 2002: vol. I, II, III).

Según Di Filippo (opus cit.:8), desde la óptica de lapresente revolución tecnológica, los centros son simila-res a los que hegemonizaron las relaciones internaciona-les durante el siglo XX: Los EEUU, Alemania y Japón,mientras que las periferias se han diferenciado interna-mente clasificándose como: superiores, las economías delAsia oriental, intermedios, las emergentes economías lati-noamericanas e inferiores, las economías más castigadasdel África al sur del Sahara. Transcurridos más de cin-cuenta años, y retomando los párrafos precedentes, esposible visualizar que, indudablemente, las característi-cas de intercambio se han modificado y el modelo cepalinode 1950 ha sufrido mutaciones importantes (Carmona yGonzález Navarro:2002); ya que el intercambio interna-cional de manufacturas por productos primarios no de-fine sustancialmente las relaciones entre los centros y lasperiferias de hoy: los procesos proclives de globalizacióngalopante se han encargado de ello (Guerra-Borges2002:16, Gutiérrez, 1999: 157; Hirst y Thompson:1999;Carmona y González Navarro:2002:20); ahora las for-mas de apropiación de capital provenientes de incremen-tos en la productividad de la empresa transnacional (ET),tanto del sector secundario (manufactura) como los dela servicialización6, operan mediante mecanismos pro-

6 El concepto de servicialización se interpreta de la siguiente manera: si a larevolución industrial, como proceso, se le denomina industrialización (de in-

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cesales totalmente diferentes, por ejemplo: la inversiónextranjera proveniente de países desarrollados, en mu-chos de los casos, traslada algún tipo de desarrollo tec-nológico de alta productividad, franquicias de servicioso algún otro tipo de “negocio”, a países periféricos sub-desarrollados (intermedios) como México; combinándo-se, por evidente conveniencia de los primeros con lossalarios de los recursos humanos del lugar, los cuales,ciertamente, son mucho más bajos que los pagados enlos países inversores o centros. Esto genera gananciasque son absorbidas por las empresas trasnacionales, delas cuales una parte pueden ser reinvertidas en el sitio, oen otro país periférico donde existan mayores dividen-dos; pero, finalmente, son repatriadas a los países cen-trales e invertidas en múltiples ítems, generando un ma-yor redesarrollo en esos países y un desgaste de los re-cursos en los subdesarrollados (Guerra-Borges 2002:11,Cavanagh, J. 2003:32); ver diagrama 1.

Es claro que el fenómeno de desarrollo-subdesarrolloinvolucra variables multidimensionales que difícilmentepodrán ser tratadas en este limitado espacio y por el au-tor de esta investigación, pero quizá ésta pudiera ser unavisión, aunque dimensional, parcial y muy restringida,del proceso que impide lograr estadios de mayor desa-rrollo en algunos países emergentes o intermedios comoMéxico. ¿Cuándo se terminará este proceso?, Ciertamen-te, para los países desarrollados es probable que transcu-rra un largo periodo de tiempo, lo más probable es que

dustria > industrial > industrialización), con el mismo razonamiento lin-güístico a la revolución de los servicios se le puede llamar servicialización (deservicio > servicial > servicialización), (Garza, G. 2003:11 La urbanizaciónde México en el siglo XX).

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nunca, el cómodo negocio de la apropiación de exce-dentes de capital que propicia una hiperacumulaciónprimaria, derivado de: la proclive mundialización, de losrumbos de los mercados mundiales, de los modelos eco-nómicos nacionales, de lo laxo en los controles de losEstados-nación y otros (González Garza: 1999; Dos San-tos:2004; Ianni, O. 1999), impedirían a los especialistasdel tema un pronóstico acertado; mientras que para lospaíses periféricos, lo más probable es que se termine cuan-do las empresas trasnacionales agoten los recursos delsitio, ya sean: naturales, humanos, o de otro tipo que aellos les interese para incrementar sus capitales econó-micos, o cuando los gobiernos centrales asuman su pa-pel de liderazgo que les corresponde, endureciendo loscontroles, por ejemplo: medio ambientales, de sustenta-bilidad, de política económica, de mercado y otros; in-cluso los asociados a la corrupción de cuello blanco, ypuedan reorientar el rumbo de la sociedad, para produ-cir precisamente lo que se importa o lo que ofrecen lasET; implementando en el país mayor inversión en edu-cación, en investigación y en desarrollo tecnológico e in-novación (I + D + i).

Este ciclo iterativo generado en los países periféricospor los desarrollados, que tienden a invertir o reinvertirlas utilidades extraídas de los países subdesarrollados ensus lugares de origen, en muchos casos, en I + D + i,está representado en términos generales, en el diagrama1. Proceso iterativo de subdesarrollo centro-perife-ria, el cual muestra que es principalmente a partir de losprocesos (ejes) de globalización o mundialización y de laapertura para la inversión extranjera permitida, fomen-tada y casi sin restricción en los Estados-nacionales delos países en desarrollo, que se hace cada vez más gran-de la brecha que separa a algunos de estos países de losconsiderados desarrollados; evidenciando en el procesograndes diferencias en el ingreso familiar, que se traduce(Dehesa de la, G. 2003, Dos Santos: 2004, 2002), entre otras

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muchas cosas, en los contrastes urbanos que manifiestanlas diferentes formas de percibir la ciudad: desde zonascon servicios altamente infraestructurados, hasta aquellascarentes de lo más indispensable: las no ciudades7.

Diagrama 1. Proceso iterativo de subdesarrollo cen-tro-periferia.

Fuente. Datos generados por el autor de esta investigación.

7 La definición del concepto de no ciudad está incluido en el capítulo 5 dellibro titulado “EL PROCESO EXPANSIVO EN LA TERRITORIALIDADMETROPOLITANA. Fundamento teórico y génesis procesal: los espaciosno ciudad en la sobremodernidad” del autor de este artículo.

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Entonces, para la orientación de la organización espa-cial-metropolitana, desde éste enfoque teórico, sería unacondición sine qua non la de contextualizar los análisisasociados con las diversas características endógenas de lametrópoli de Monterrey (ver gráfico 1ª) como son: losempleos, el desplazamiento de los pobladores, la morfo-logía topográfica y otros, que a continuación explorare-mos, a factores que pudieran considerarse exógenos: comoes la globalización y algunas de sus posibles manifesta-ciones, como sería el subdesarrollo.

1. La zonificación metropolitana ZM.

El procedimiento metodológico propuesto para definirla zonificación interna de una metrópoli representa, den-tro de los múltiples instrumentos utilizados para la pla-neación urbana, una herramienta fundamental que po-sibilita diferenciar espacios geográficos; georeferenciar-los (SIG) y caracterizarlos (ageb´s) con propósitos, entreotros, de orientar el ordenamiento espacial de los usosdel suelo. Para el caso que nos ocupa, se han utilizado,en la operativización de esta propuesta, dos componen-tes: por un lado, aquellos criterios que posibilitan la di-ferenciación de zonas específicas al interior de la metró-poli y por el otro, una propuesta muy preliminar para lazonificación exterior de las áreas aledañas o periféricasdel sitio, con lo que pretende establecer posibles límitespara el crecimiento metropolitano.

El procedimiento metodológico para la zonificacióninterna y externa se basa en el análisis metropolitano quecircunscribe la orientación del desplazamiento de lospobladores, mediante el examen de: su evolución histó-rica a partir de 1940-2000 y las particularidades de suactividad productiva (empleos secundarios y terciarios);dicha exploración poblador-empleo P-E toma como basede aplicación metodológica al centro metropolitano de

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Monterrey, analizando por área geoestadística básica(ageb) las particularidades de: los desplazamientos P-E,las características del medio físico (pendientestopográficas, elevaciones principales y otras), los atribu-tos del medio construido (infraestructura, equipamientotenencia de la tierra, y otros) y las bases jurídicas. El pro-ceso para la diferenciación de zonas dentro de la zonifi-cación interna y externa se aprecia en el diagrama 2.

Diagrama 2. Proceso general para la zonificación me-tropolitana, ámbito interno y externo.

Fuente. Datos generados por el autor de esta investigación.

1.1. Zonificación interna Zi.

Para la determinación de las zonas internas del área me-tropolitana de Monterrey, se desarrolló un procedimien-to que implica la exploración de diversos ítems, los cua-

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les se incluyen en el diagrama 3. Cabe aclarar que, porlimitaciones de espacio en este escrito, solamente se co-mentarán los resultados más importantes que ayuden alentendimiento de la propuesta de zonificación:8

A. Las etapas de metropolización9 EM. Las EM se hanconsiderado como procesos de urbanización intrametro-politana, en los que la dinámica de crecimiento de losdiferentes sectores de la ciudad evolucionan, iniciandotradicionalmente con un proceso de desplazamiento depobladores con orientación periférica, y posteriormentede las actividades industriales, de servicios y otras(Vinuesa, J.1991:22); en términos generales: del centrohacia los extremos; o mejor, del centro metropolitano ha-cia las áreas adyacentes conurbadas.

Según algunos autores (Sobrino, J. 2003:198), estasetapas (EM) se han definido a partir de conceptos comoel que se conoce como “efecto de desbordamiento”, se-gún el cual, a una mayor densidad de pobladores de laciudad primada, en este caso Monterrey, en el tiempobase, corresponde una mayor tasa de crecimiento de superiferia conurbada en el tiempo final; supuesto que,según los resultados de la investigación (Sousa, E. 2007:capítulo tercero), se aplica para el área metropolitana de

8 El análisis completo se localiza en Sousa, E. (2006 y 2007: capítulo tercero).9 Las etapas de metropolización han sido definidas por diversos autores(Unikel, L. 1978, Sobrino, J. 2003: 198, Busquets, 1993:165 y otros), coinci-diendo en la mayoría de los casos en el tránsito de 4 etapas: Urbanización:cuando la tasa de crecimiento porcentual anual de pobladores de la ciudadcentral supera a la de la periferia. Suburbanización: cuando la periferia alcan-za una mayor tasa de crecimiento porcentual anual. Desurbanización: cuandola cuidad central observa un despoblamiento relativo o absoluto.Reurbanización: cuando en la ciudad central ocurre un repoblamiento rela-tivo o absoluto. Para consultar el análisis específico de las EM del área metro-politana de Monterrey consultar: Sousa, E. (2007: capítulo 3), donde se pro-pone además, una quinta etapa llamada Superurbanización: que se presenta,cuando ocurrieron las cuatro etapas anteriores, agregándose más ciudades oáreas metropolitanas de diferentes entidades federativas, con la característicade que la mayoría de éstas, cuenten con relaciones económicas internaciona-les de importancia mundial, basadas en procesos informacionales; la cualtambién podríamos denominar megalopolización-informacional.

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Monterrey. Las EM se relacionan principalmente con dosconceptos: el primero se refiere al nivel de metropolizacióny el segundo al grado de urbanización del área metropoli-tana correspondiente (Ferrer, M. 2002:29).

Con respecto al nivel de metropolización (NDM) coinci-dimos con autores como Unikel, L. (1978), o Sobrino, J.(opus. cit.), o Busquets, Javier (1993:163), en el sentidode que éste se asocia con la forma en que se distribuyenlos pobladores en los diversos usos del suelo de la me-trópoli: por un lado, con las actividades económicas, entérminos de primacía en los empleos de los sectores se-cundario y terciario (Garza, G. 2003:145), y con el ta-maño del centro metropolitano o ciudad primada en fun-ción de su población residente y su extensión territorial;por el otro, el grado de urbanización que se relaciona sim-plemente con el índice de proporción de la poblaciónurbana ubicada en los municipios conurbados (Garza,G. opus cit.:208). Los resultados de los análisis gráficos yestadísticos de este apartado (NDM) indican:10

1. La preponderancia de empleos industriales locali-zados periféricamente en las áreas urbanas de losmunicipios de Guadalupe, Apodaca, Escobedo ySta. Catarina, aunada a la declinación en las tasasde crecimiento del número de pobladores de la ciu-dad central, que disminuyeron de 2.2% en la dé-cada de 1970-1980 a -0.2% en el período de 1980-1990 (ver tabla 1 y 2 en anexo), revela una claratendencia de desconcentración de pobladores enel centro metropolitano, indicador característico deun alto nivel de metropolización.

10 Para este ejercicio metodológico es pertinente aclarar que se están conside-rando datos estadísticos del año 2000 y del 2005; aunque es evidente la impor-tancia de la actualización de datos estadísticos del sitio, aquí, lo importantesería probar el procedimiento metodológico que permite la diferenciaciónde zonas, independientemente de la posibilidad de actualización de los datoscensales, o incluso la aplicación del método en otras ciudades metropolitanas.

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Diagrama 3. Proceso para la zonificación metropoli-tana del ámbito interior.

Fuente. Datos generados por el autor de esta investigación.

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2. Un proceso diferente en el patrón de expansión yubicación física para los empleos ubicados en lossectores industrial y de servicios:

a. Primeramente, en el sector secundario se observaun desplazamiento periférico mucho másdireccionado y acentuado, que podríamos in-terpretar como una forma característica tendien-te a una “media luna”; esta particularidad se-micircular se aprecia si cuantificamos la distan-cia de un punto específico del distrito centralde negocios (DCN), hasta el inicio de cada unade las áreas de mayor concentración de estosempleos que aparecen en el gráfico 1. Ver anexo.Las distancias en el primer umbral serían: des-de el DCN, hacia el poniente en el municipiode San Pedro Garza García 9.26 Km. aproxima-damente; con dirección a Escobedo, Apodaca yGuadalupe alrededor de 7 Kilómetros. En el se-gundo umbral estarían entre los 18 y 20 Km. delmismo centro. Observándose además que estaactividad industrial disminuye en la zona surde la ciudad, particularmente en el inicio delCañón del Huajuco.

b. Para el sector terciario es posible observar, demanera similar a los empleos industriales, undesplazamiento periférico, pero con la diferen-cia que el primer umbral se localiza en una ma-yor cercanía al epicentro del DCN; ver gráfico2, en el anexo, esto es: hacia el área de San Pe-dro Garza García 4.00 Km., Monterrey centro ySur y Guadalupe prácticamente adjunto. En elsegundo umbral, las distancias estarían entre 11y 21 Km.; indicando mayor dispersión que larepresentación de los empleos del sector secun-dario.

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3. Con respecto a los movimientos de los pobladores(ver gráfico 3, anexo) es posible definir claramenteun patrón de desplazamientos físico-territorial envirtud de los estratos de edad, implicando la dife-renciación de tres umbrales de deslizamiento, queestarían explicados: en razón inversa a la edad cro-nológica de los pobladores:

Primero: El grupo de 65 años y más, en su mayoría, seubica en una proximidad relativa al área central del mu-nicipio de Monterrey, observándose este patrón en lascabeceras incorporadas en la conurbación. Esta situa-ción se evidencia en el área sur de Monterrey; en donde,próximo y paralelo al Río Santa Catarina, desde el mu-nicipio de San Pedro Garza García hasta el de Guadalu-pe, se observan ageb´s con alta concentración de poblado-res con esta característica de edad, que tiende a disminuirconforme se incrementa la distancia hacia la periferia; es-cenario que se presenta también en Escobedo, Santa Cata-rina, San Pedro Garza García y Apodaca, con la salvedad deque en estas cuatro áreas urbanas conurbadas se localizanlas cabeceras municipales donde tienden a radicar en ma-yor medida este tipo de pobladores; ver gráfico 4.

Segundo: Para el caso del grupo de pobladores de 0-14 añossu desplazamiento periférico es más evidente, delimi-tándose con claridad lo que se ha denominado el um-bral interno, el cual se representa por una línea imagina-ria que seguramente en secuenciales procesos transfor-macionales, tenderá a recorrerse con una orientacióndirigida hacia la periferia. Con respecto a este grupo, sepercibe la existencia de ciertos ageb´s con mayores con-centraciones hacia el nororiente; particularmente en lasáreas urbanas de los municipios de Guadalupe, Apodacay San Nicolás de los Garza, y otros más, ubicados en lazona norponiente en los municipios de Escobedo y San-

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ta Catarina; apreciándose, que en las áreas urbanas de losmunicipios de San Pedro Garza García y Monterrey sur,este grupo de pobladores es minoritario; ver gráfico 5

Tercero: En lo que respecta al grupo con intervalo de edadde 15 a 19 años, se distingue un comportamiento similaral del grupo analizado anteriormente, solamente que eneste grupo de pobladores sí se aprecian ageb´s con altaconcentración en las áreas urbanas de San Pedro GarzaGarcía y Monterrey sur; ver gráfico 6.

Por último, considerando la evolución de los pobladoresen los cinco períodos de metropolización transcurridos(1950-2000), particularmente de 1980-1990 donde laciudad primada experimentó un despoblamiento relati-vo o absoluto de -0.2%, se considera que la metrópoli deMonterrey rebasó las dos primeras etapas de metropoli-zación, ingresando, desde esa década, a la etapa de desur-banización.

B. Conformación de contornos metropolitanos: La evolu-ción demográfica de Monterrey, como ciudad primada,concebida en términos procesales, podría circunscribir-se a determinadas teorías de estructura urbana; toman-do en cuenta, como punto de partida, las teorías relacio-nadas con: los círculos concéntricos de Burgess 1925, lasectorial de Homer Hoyt 1939 y la de los núcleos múlti-ples de Chauncy D. Harris y Eduard Ullman 1945(Bassols, M. 1988; Sobrino 2003; Gracia, A. 2004;Lezama, J. L.:1998, 1998ª, 2005); asociadas éstas, a suvez, con: la evolución de la población 1940-2000, la dis-tribución de empleos y las etapas de metropolización.Concluimos que es posible diferenciar dentro de la me-trópoli regiomontana: un anillo central y cuatro contornosde crecimiento físico-territorial, proceso que se interpre-ta de la siguiente manera; ver gráfico 7 y 8, anexo.

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i. La ciudad primada de Monterrey, como resultadode su crecimiento de pobladores, desborda el asen-tamiento inicial donde está contenido el distritocentral de negocios DCN, expandiéndose en dife-rentes direcciones, pero colindando concéntrica-mente con el DCN; generando en este proceso laprimera diferenciación.

ii. La diferenciación generada en el proceso anteriorforma un área periférica al DCN que denomina-mos zona de transición, donde inicialmente se asientala industria ligera y los negocios de servicialización;desplazándose hacia la periferia inmediata; vergráfico 1 y 2 anexo:

iii. Posteriormente de la evolución demográfica gene-rada por el proceso del ciclo reproductor de la vidade los pobladores y por el desplazamiento perifé-rico de las fuentes de empleo, se forma una tercerazona denominada de consolidación o densificación;en la que los diversos usos del suelo se encuentranentremezclados y en proceso de densificación (P.Connoly 1988:16); generando revalorización delmismo y el fomento incontrolado a la edificacióninmobiliaria, en muchos casos, por las modifica-ciones indebidas en los en los coeficientes de ocu-pación y de uso del suelo.

iv. Finalmente, el desbordamiento de pobladores dela zona de consolidación produce una zona de expan-sión periférica, que forma los límites externos de lametrópoli, linderos provisionales ya que el creci-miento físico urbano es continuo y con tendenciaperiférica.

C. Determinación de criterios para la zonificación: Loscriterios utilizados para la delimitación de las zonas in-ternas del área metropolitana de Monterrey son:

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Primero. De orden poblacional-económico (base población-empleo). Este criterio se relaciona con el desplazamien-to histórico que han tenido los pobladores de la ciudadprimada, con dirección periférica, evidenciando despla-zamientos hacia zonas adyacentes a partir de los añoscincuenta; este proceso generó las dos primeras zonasde la propuesta: una que representa al centro histórico oDCN (Z: 1) y la otra que patentiza el movimiento de po-bladores-empleo hacia el suroeste, norte y noreste (Z-2). En este sentido, los límites prefigurados de la Z: 2,estarían representados precisamente por las direccionesmencionadas anteriormente (suroeste, norte y noreste),las cuales simbolizan la línea divisoria actual que limita ala áreas físicas que poseen una diferencia sustantiva en-tre sus densidades de pobladores y el número de losempleos del sector secundario y terciario; según lo indi-can los gráficos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y de Zonificación: áreametropolitana de Monterrey, gráfico: 9, anexo.

Segundo. De orden jurídico (límite municipal): el límitemunicipal, como criterio divisorio entre zonas, fue utili-zado como razonamiento lógico en las áreas que así lopermitieron; por ejemplo: entre el área que divide la Z:3denominada sur-poniente San Pedro Garza García y laZ:4 representada por la poniente Santa Catarina, ya queademás del criterio de densidad de pobladores, la divi-sión coincidió claramente con el límite municipal; situa-ción similar entre las Z:9 y Z:8, donde se intenta coordi-nar el límite propiamente dicho de la zona, con la divi-sión municipal; ver gráfico: 9. Zonificación: área metro-politana de Monterrey.

Tercero. De orden espacial (ageb´s-vialidad): después delcriterio de densidad, no cabe la menor duda de que elrelacionado con las líneas divisorias asociadas con lasáreas geoestadísticas básicas ageb´s, fue especialmenteutilizado, esto en virtud de que la coincidencia con estos

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límites, representan la posibilidad de agrupar ygeoreferenciar información censal y del INEGI específi-camente; obteniendo particularidades de cada una delas nueve zonas que componen la zonificación propues-ta. Por lo tanto, en algunos casos se asoció a las arteriasviales importantes con los ageb´s, privilegiando los lími-tes de éstos, por ejemplo: entre la Z: 6 y la Z: 7 el límiteinterno que parte de la Z: 2 está ubicado sobre un tramode la Av. Adolfo López Mateos. Ver gráfico: 9.

Cuarto: De orden externo (centroides de georeferencia):Finalmente, este último criterio se utilizó dentro de lazonificación metropolitana propuesta, para perfilar, entérminos muy generales, otros sectores destinados parala expansión de la metrópoli (zonificación externa); di-cha expansión, por ahora, está fundamentada solamen-te en dos factores: uno relacionado con el concepto geo-gráfico de punto-centroide, el cual puede definirse comoel punto de equilibrio o centro de proporción de un es-pacio físico-territorial; para el municipio de Monterrey,el punto-centroide se ubica hacia el sur del río SantaCatarina, por lo que es claro que este factor geográficono corresponde con el llamado distrito central de nego-cios, porque ciertamente, ahí no se localiza le centro geo-gráfico. El otro factor se asocia con la noción de distan-cia, la cual hemos considerado de 30 Km., a partir delpunto-centroide del municipio de Monterrey. De estosdos criterios han resultado probables zonas de expan-sión para el área metropolitana de Monterrey; las cuales,por limitación de espacio, serán evaluadas en análisisposteriores; ver gráficos 10 y 11. Zonificación: munici-pios conurbados, centroides base de expansión, anexo.

Deducciones preliminares. Como resultado de las ex-ploraciones mostradas anteriormente, incluyendo el es-tablecimiento de los criterios mencionados, se delinea-ron 9 zonas metropolitanas interiores (gráfico 9, anexo)

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y 4 zonas generales para la expansión exterior mediática(gráfico 10 y 11, anexo). La descripción de las zonas esla siguiente:

1. Distrito central de negocios Z: 1. Ubicada en la ciu-dad primada en el primer cuadro donde se generael proceso de certificación.

2. Zona de transición Z: 2. Contigua al DCN dondese entremezclan diversos usos del suelo, como:industria, vivienda y servicios; los cuales fueronencapsulados en el proceso de metropolización.

3. Zona Sur poniente Z: 3. Localizada en el munici-pio de San Pedro Garza García, zona con marcadoscontrastes de antípoda de clase: grupos económi-camente dominantes y otros de bajos ingresos.

4. Zona poniente Z: 4. Ubicada en el municipio deSanta Catarina, zona con tradición industrial.

5. Zona Nor-poniente Z: 5. Situada contigua a la Z: 2en los municipios de Monterrey, Escobedo y Gar-cía, zona predominantemente de vivienda.

6. Norte Z: 6. Ubicada en el municipio de Escobedo,junto al Cerro del Topo.

7. Zona Nor-oriente Z: 7. Establecida en el municipiode Apodaca.

8. Zona Oriente Z: 8. Situada en el municipio de Gua-dalupe.

9. Zona Sur Z: 9. Contigua a la Z: 1 en el municipiode Monterrey.

Aunque en este escrito no se establece la georeferencia delas 9 zonas mostradas anteriormente, es claro que su deli-mitación, especifica y su circunscripción a ejes cartesianosX, Y esta asociada a los ageb´s que las limitan; en efecto, seha tenido especial cuidado en que los límites de las zonas ylos ageb´s coincidan; permitiendo no sólo referenciar te-rritorialmente a cada zona, sino también la posibilidad demanipular información censal en cada una de ellas, con el

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propósito de implementar otros estudios e inclusooperativizar políticas públicas zonales específicas.

Con respecto a las zonas para posible expansión me-tropolitana, el estudio generó 4 zonas, las cuales tienencaracterísticas diferentes. Cabe hacer la aclaración de quepor limitaciones de espacio en este escrito solamente semencionan dos criterios utilizados para la mencionadazonificación (centroide y 30 Km); no obstante, en la in-vestigación se utilizan otros dos criterios, que agrupan adiversos factores:

i. Las condicionantes geográficas del medio natural queincluyen: la topografía, los suelos, las elevacionesprincipales, el clima, la vegetación, las cuencashidrológicas, el ordenamiento ecológico, y otros y;

ii. Las determinantes del crecimiento urbano perifé-rico que exploran los factores asociados con: la in-fraestructura y el equipamiento. Así resulta la zo-nificación externa que se compone de las siguien-tes zonas, ver gráficos 10 y 11, anexos:

1. Zona de expansión con restricciones. Dichazona se ubica al oeste, entre los municipios deSanta Catarina y García. Una de las considera-ciones para la restricción obedece al diferencialtopográfico (metros sobre el nivel del marMSNM): por ejemplo: la cabecera de García seubica a 702 MSNM y la de B. Juárez a 393MSNM.

2. Zona de expansión. Localizada en el municipiode Escobedo y Apodaca.

3. Zona de expansión restringida. Situada en elmunicipio de B. Juárez.

4. Zona restringida al crecimiento. Localizada enlos municipios de Santa Catarina, San Pedro

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Garza García y Monterrey, particularmente enla Sierra Madre Oriental y el Parque NacionalCumbres de Monterrey.

La utilidad práctica de los ejercicios de investigación queintentan sistemáticamente generar zonas en áreas urba-nas, como la metropolitana de Monterrey, tienen diver-sas utilidades prácticas; sobre todo para los instrumen-tos de planeación, particularmente aquellos que buscanla organización espacial de los usos del suelo. Tambiénes claro que pudieran existir diferentes métodos que lle-ven a una diferenciación de zonas distinta a la propues-ta; habría que reconocer en éstos la existencia de dife-rentes grados de arbitrariedad, incluso, es claro que todadelimitación de zonas debe suponer linderos que acep-ten flexibilidad, en tanto el reconocimiento de procesosdinámicos generados por los pobladores, su actividadproductiva y sus múltiples relaciones sociales que modi-fican constantemente la forma y los límites de los espa-cios físicos.

No obstante, la zonificación metropolitana aquípropusta representa una creación metodológica formal,que se ha operativizado con información real del año2000-2005, destacando en su proceso metodológico lascaracterísticas específicas para su utilización como or-denador de los usos del suelo urbano; además, se hatratado de incorporar los dos principales enfoques utili-zados en la delimitación de zonas (Guillermo Aguilar:2003:74):

i. Los morfológicos, que pudieran considerarse comoestáticos al representar solamente las característi-cas físicas del territorio y descriptivos, en tanto pro-cesalmente se detallan las particularidades del sueloy lo construido en ellos y

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ii. Los funcionales, que representan el dinamismo ca-racterístico de los pobladores y su actividad pro-ductiva en el sitio. Coincidimos con Ferrao (2002:-193, citado por Guillermo Aguillar, opus cit.:74) enel sentido de que para una utilidad operativa dezonificación o delimitación de zonas, es necesarioexplicar el proceso metodológico utilizado y sobretodo el propósito expreso de la delimitación.

Es claro que una gran cantidad de problemas asociadoscon la orientación del crecimiento y expansión en las áreasmetropolitanas como la de Monterrey, no sólo se coligacon a la falta de planeación oportuna y operativa, sinotambién con la falta de eficiencia, de eficacia y de efecti-vidad de algunos de los funcionarios públicos, que tam-bién pudieran denominarse funcionarios contingenciales,que laboran en las dependencias coligadas con el desa-rrollo urbano,11 así como de las políticas públicas im-

11 El funcionario contingencial o urbanista de contingencia es un conceptoque ha sido propuesto Sousa, E. (2006: tesis doctoral y 2007:43), alude aaquellos servidores públicos que pudieran estar incrustados en algunas de-pendencias municipales o agencias estatales asociadas con la planificacióndel desarrollo urbano, los cuales tienen una visión decimonónica y limitadadel futuro, además de serias deficiencias de orden teórico-metodológico deaplicación procesal en la planeación urbana, ya que su formación en el temaurbano radica en una visión, en el mejor de los casos, parcial del sitio (ya seapuramente: espacial, o jurídica, o medioambiental u otras), lograda a travésde su tiempo de adherencia en las diferentes estructuras gubernamentales,mediante un clásico empirismo «fragmentado» (Lefebvre, H. 1980: 53-83)»sería algo así como mencionar, que algunos pudiesen tener 20 años deexperiencia en los problemas de la ciudad, pero… en el mejor de los casos,es la experiencia de un año repetida 20 veces«; aunado a que algunos de estospersonajes tienen una proclividad galopante hacia prácticas negativascoligadas al contubernio y a la corrupción, lo que les impide formular lassoluciones urbanas integrales de largo plazo, en beneficio de la sociedad a laque debieran de servir, prefiriendo intervenir en problemas contingenciales,que surgen diariamente en el reducido espacio territorial que delimitan y alque llaman «la ciudad»: es decir, tienden a cambiar lo importante por lourgente, lo importante por el sostenimiento del poder o por asociacionesclasistas »Pratt, H. (2006:41), propone tres clases: alta, media y baja; laasociación a que nos referimos sería entre la clase alta y los funcionarios

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plantadas por los gobiernos locales en el marco del artí-culo 115 constitucional. El dinamismo urbano y los múl-tiples actores sociales que intervienen en el proceso dehacer ciudad, regularmente rebasan las estrategias deplaneación de los gobiernos locales y estatales, esto sinconsiderar los proclives actos de corrupción de cuelloblanco, que permiten a los desarrolladores del suelo ac-tuar impunemente. Creemos que la regulación jurídicadel suelo metropolitano, tendiente a equilibrar el desa-rrollo y la orientación expansiva de sus usos y destinosdebería de iniciar estratégicamente con el establecimientode: por un lado, la formulación de un enfoque pragmá-tico de corto plazo, que organice internamente a la metró-poli en zonas debidamente estructuradas, posibilitandointervenir, mediante las políticas públicas pertinentes,en el desarrollo particular de cada una de ellas y; por elotro, generar un posición visionaria de largo plazo,consensuada con la sociedad metropolitana, tendienteal establecimiento de los límites externos para la expan-sión, los cuales impidan el efecto de desbordamiento,comentado anteriormente, que propicia el ensancha-miento físico-territorial incontrolado de la metrópoli re-giomontana.

Precisamente en este contexto es que se ha planteadoel proceso metodológico que define las características dela zonificación interna y externa explicadas anteriormentey que desde la perspectiva de esta investigación sería uninstrumento que otorga beneficios al proceso de planea-ción de las zonas metropolitanas.

públicos y los políticos« de complicidad, francamente ilegales y nocivas; nosólo para el equilibrio físico-espacial del sitio, sino también para las diversasactividades socio-económicas de la sociedad asentada en el lugar; y cuandose trata de una metrópoli, indefectiblemente involucraría a todos los pobla-dores que hacen uso de los municipios conurbados, incluyéndose paradóji-camente a ellos mismos, razón por la que también se les ajustaría el conceptode «banáusico» propuesto por Arendt, H. (2002:175): «aquel individuo convulgaridad de pensamiento y actuación de conveniencia».

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ANEXOS GRÁFICOS Y ESTADÍSTICOS

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Tabla 1. Evolución de la población por año de incor-poración metropolitana y empleos año 2000.

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Fuente: INEGI: Estadísticas del medio ambiente: 85. *Estimaciones en basea CONEVAL (2007). **Gobierno del Edo. N.L. Plan metropolitano 2021:37, 143. ***El índice de urbanización (IU) es una relación de la poblaciónde los municipios (U1, U2,... Un) entre la población del AMM: IU= U1/ PT.(INEGI, opus cit.).

Page 43: Spatial Analysis and Public Policies

46

Tabla 2: Tasa de Crecimiento de pobladores: Munici-pios por año de incorporación metropolitana.

Fuente: INEGI: Estadísticas del medio ambiente: 86.

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Page 44: Spatial Analysis and Public Policies

47

Gráfico 1ª: Municipios conurbados de Monterrey

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Page 45: Spatial Analysis and Public Policies

48

Gráfico No1: Umbral de crecimiento empleos sectorsecundario.

Fuente: Datos generados en esta investigación a partir del Censo de Pobla-ción 2000.

Page 46: Spatial Analysis and Public Policies

49

Gráfico No2: Umbral de crecimiento empleos sectorterciario.

Fuente: Datos generados en esta investigación a partir del Censo de Pobla-ción 2000.

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50

Gráfico No3: Población total área metropolitana deMonterrey año 2000.

Fuente: Datos generados en esta investigación a partir del Censo de Pobla-ción 2000.

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51

Gráfico No4: Población de 65 años o más.

Fuente: Datos generados en esta investigación a partir del Censo de Pobla-ción 2000.

Page 49: Spatial Analysis and Public Policies

52

Gráfico No5: Población de 0 a 14 años.

Fuente: Datos generados en esta investigación a partir del Censo de Pobla-ción 2000.

Page 50: Spatial Analysis and Public Policies

53

Gráfico No6: Población de 15 a 19 años.

Fuente: Datos generados en esta investigación a partir del Censo de Pobla-ción 2000.

Page 51: Spatial Analysis and Public Policies

54

Gráfico No7: Área metropolitana de Monterrey evo-lución de la mancha urbana 1940-2000.

Fuente: Grafico de fondo: Generado en esta investigación a partir de datosde INEGI; información de población hasta 1940. Plan de transporte Go-bierno del Estado de Nuevo León, 2000; posterior a 1940. García, Roberto.(2003:64).

Page 52: Spatial Analysis and Public Policies

55

Gráfico No8: Conformación por contornos del Áreametropolitana de Monterrey: sección.

Fuente: Datos generados en esta investigación; acercamiento a 48.5 KM.

Page 53: Spatial Analysis and Public Policies

56

Gráfico No9: Zonificación interior. Área metropolita-na de Monterrey.

Fuente: Datos generados en esta investigación.

Page 54: Spatial Analysis and Public Policies

57

Gráfico No10: Zonificación exterior. Área metropoli-tana de Monterrey. centroides con base de expansión.

Fuente: Datos generados en esta investigación.

Page 55: Spatial Analysis and Public Policies

58

Gráfico No11: Zonificación exterior. Área metropoli-tana de Monterrey. área de expansión límite 30 km.

Fuente: Datos generados en esta investigación.

Page 56: Spatial Analysis and Public Policies

59

ENVIRONMENTAL AND LAND USEPLANNING DECISION SUPPORT SYSTEM:AN APPLICATION EXAMPLE

T

Ardeshir Anjomani,*

Ali Saberi andNaveed Shad

Abstract:his paper deals with land use/environmentalplanning problems and describes theapplication of an innovative planningapproach to develop alternative land use

solutions. It provides an implementation example of aframework that can be applied to a variety of complexenvironmental and land use planning problems. Thepaper first briefly introduces an analysis process and arelated Spatial Decision Support System (SDSS), whichutilizes GIS and optimization models, both of which weredeveloped in previous works. Then it attempts todemonstrate how the process and the SDSS can be usedin real world situations to help in analysis and planningof spatial distribution of activities. This is accomplishedby applying the innovative land-use planning approachto an area located in the fringe of a thriving metropolitanarea, which encompasses a newly developed lake andmajor thoroughfares.

Introduction

Today planners deal with many complicated issues, suchas land-use and environmental problems. Many of theproblems arising from these issues are too complex to be

* Ardeshir [email protected] University of Texas at ArlintonAli SaberiEmailOracle Corporation Naveed ShadEmailNorthrop Grammen

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60

solved by a purely speculative approach based onexperience, intuition, and imagination. On the otherhand, an inductive analytic approach based solely on adetailed study of the problem is also insufficient. A moreeffective approach involves including elements of the twoapproaches in a scientific process based on a combinationof experimentation, observation, and explanation.

This paper provides an implementation frameworkof this more effective approach which can be applied toa variety of complex environmental and land-useplanning problems. This example uses a Spatial DecisionSupport System (SDSS)1 which integrates optimizationmodels, Geographic Information Systems (GIS), and theknowledge and expertise of the planner-analyst. Theplanner-analyst also incorporates the community’s wantsand values into the planning process. The frameworkintegrates the existing and recently developed ideas andtheories into the SDSS and a related planning process.The goal of this Spatial Decision Support System (SDSS)is a more sensitive approach to land use planning whichconsiders environmental and other important issues.The SDSS also strives to make use of technologicaladvances to overcome some of the traditional problemsand important non-quantifiable considerations in landuse planning. The potential of the Spatial DecisionSupport System will also be investigated by applying itto a real-world situation. The land use study presentedcan be used as a prototype by professional plannersinvolved in a variety of related spatial problems, such asregional planning, location analysis, environmentalplanning, and landscape-design problems of macro andmicro scale.

Page 58: Spatial Analysis and Public Policies

61

Background

Early in the 20th century the impact of human activityon the environment became an issue with physicalscientists. With U.S. cities expanding rapidly beyondtraditional urban centers, concern surfaced about theurbanization of the rural landscape. In 1970, popularsupport for improving environmental quality andmitigating future land impacts led to the enactment ofthe National Environmental Protection Act (NEPA). Inmore recent years, local and regional efforts have begunto recognize the effect of land use on the quality of theenvironment, and improved land use has resulted in areduction of environmental hazards and land-useconflicts. Efforts in the United States and Europe startedbasing land-use decisions on land resources. Ian McHarg(1969) based a comprehensive plan for the developmentof an entire region on environmental and land resourcecharacteristics. McHarg also used land suitability analysisby applying overlaying map techniques. McHarg (1969)used the traditional suitability analysis both for analysisof a highway location and also for land use planning forStaten Island which popularized the technique. With theadvent of the computer and ever abundant digital datathe analysis technique has evolved and has beenintegrated as one of the major component of GIS (foroverview of the land use suitability analysis technologyand projects see Collins et al., 2001). However, accordingto Jiang et al. (2000), “it is widely recognized that GISstill needs integration of new analysis and modelingmethods if it is to achieve its potential as a general-all-purpose tool for environmental and urban planning” (inthis point see also Goodchiled, 2000). Integrating GISand suitability analysis with other land use relatedemerging fields such as agent based modeling and land-cover change is a newer development first discussed byGimblett (2002) and Westervelt (2002). (Also see Brown

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62

et al., forthcoming.) Similarly, land use change and landuse dynamics is a more recent interest and have capturedattention of several researchers including Veldkemp andVerburg (2004) and Verburg and Veldkemp (2005).

Currently, the allocation of land resources for humanuses is seen as critical to ecological stability and energyconservation. The question today is: Can spatial arran-gements of land use be found that yield significantimprovements in energy consumption, ecologicalstability, or agricultural production? This question canbe answered only by comparing existing patterns to thebest known patterns.

As a step toward determining optimal land-use pat-terns, Anjomani (1984 and 1992) suggested applyingoptimization models in the suitability analysis stage ofthe land-use planning process, instead of the traditionaloverlaying map technique or its new variants as one ofthe major functions of the GIS packages. He argued thatbecause traditional suitability analysis and related GISapplications do not consider demand, the results are notuseful. To achieve results that consider demand, hesuggested applying an optimization model as a relativelysimple or more sophisticated optimization models. Thesemodels are special type of linear or quadratic program-ming models (Mirchandani and Francis, 1990).

Replacing the overlay technique in suitability analysiswith these type of models is important for several reasons,some of which will be discussed in this paper. At thispoint, however, the significance of this replacement inrelation to GIS should be discussed. GIS is becoming anindispensable part of any spatial analysis because of itsimportant attributes and capabilities. Given thetechnological advancements of the past two decades,especially in regards to information and computer tech-nology, it is only natural that GIS will also become anindispensable part of planning activities. GIS’s spatialanalysis functions, such as overlays, buffers, measures

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63

of contiguity, and the like, along with the facilitation ofdata manipulation, analysis, and display and wasdemonstrated by Albers (1991), Miller et al. (1998) andothers make GIS a necessary tool for every land use/environmental analysis.

GIS has also been a very useful tool in applyingsuitability analysis. The combination of this feature withthe functions and facilities mentioned above makes GISa unique tool for land-use/environmental planning. Allthe features offered by GIS are needed in different stagesof the land-use/environmental planning process such asthe one used in the proto-type example in this paper,however, our discussions are concentrated more aroundthe suitability analysis aspects of GIS.

The suggestion to replace the overlay technique withthe optimization model in suitability analysis is notintended to undermine the use of GIS for land-use/environmental planning. What is needed, however, is aconsensus on the best technique for suitability analysis.The technique can then be included in planning relatedGIS packages. Indeed, similar developments in facilitylocation analysis have already resulted in the inclusionof similar optimization models in some of the GISpackages such as ARC/INFO, (Environmental SystemsResearch Institute [ESRI], Redlands, California, USA).This article will attempt to briefly demonstrate thesuperiority of the proposed optimization model.

Recent advances in computer technology have greatlyimproved methods and models and their potentialapplications in planning. Two examples of thismethodology are optimization models (Mirchandani andFrancis, 1990) and (GIS) (Tomlin, 1990, Huxhold, 1991).Both approaches have characteristics that make themuseful for a variety of applications. Harris (1988)encouraged the use of GIS in conjunction with analyticmodels, and Harris and Batty (1993) suggested linkingGIS to models used in the planning process.

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64

Anjomani and Saberi (1992) proposed a Spatial DecisionSupport System (SDSS, see Dansham, 1991 and Green-man and Stillwell, 2002). As illustrated in Figure 1, asidefrom the data collection stage and assessment of landand environmental factors, this SDSS has four majorcomponents: 1) data manipulation, 2) an optimizationphase to replace the overlaying technique of suitabilityanalysis, 3) visualization, graphic analysis, and mapping(Ducrot et al., 2004), and 4) interaction with SDSS bythe planner/analyst to manipulate and improve theresults. An optimization model was used in the optimi-zation phase, and GIS was used for visualization,planning analysis, and data manipulation. This paperwill examine and evaluate the applicability of this processand the SDSS in solving the problems of allocating landuses and preserving environmentally sensitive areas. TheSDSS will be applied to a lakeside suburban area in theDallas-Fort Worth metropolitan and will provide detailsof how such a

process can be applied in a real setting. Beforedescribing the example, however, a summary review ofthe theoretical framework and the model will bediscussed.

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65

Figure 1

Theoretical Framework

Suitability Analysis is the traditional method fordetermining land use allocation, and is a major stage inthe Chapin and Kaiser (1979) seven-stage and Kaiser etal. (1995) five-step land-use planning process. The mainpurpose of suitability analysis is to find the most suitableland area for each land use under consideration. Theresults of suitability analysis «are used as input to theland-use design process and they help suggest moreoptimal spatial allocation of future urban activities andopen space» (Chapin and Kaiser, 1979, p. 291). Theoverlaying map technique has been the traditionalmethod for suitability analysis. Hopkins (1977) provideda useful overview of suitability analysis, and some of thevariants are provided by GIS software. Anjomani (1984)argued that the overlaying map technique only deals withthe supply-side (i.e., which land is good for what use)without considering the demand-side (i.e., how muchof each use is needed). As a result, the analysis normally

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66

shows oversupply of some uses and undersupply, or evenlack of, other uses. This leads planners to select an areafor a use in a less optimal location, or to not select a usein a more optimal location. Our previous studiesconcluded that the results of conventional suitabilityanalysis can be misleading.2

Anjomani also argued that the overlaying maptechnique minimizes the negative effects for individualparcels, rather than for the whole area under study; andtherefore, the results are not globally optimal. Toovercome this problem he suggested use of an optimiza-tion model. In particular, he suggested an optimizationmodel that considers the demand for land uses andmaximizes the total net effects (or minimizes the totalnegative effects),3 as opposed to maximizing orminimizing the effect of each individual parcel as wascommonly done in deriving composite effects intraditional overlay techniques. Furthermore, the totalcost figure of the optimization model provides a measurethat can guide the planner in selecting alternatives orevaluating suggested changes at the later stages in thedevelopment process, based on observed cost increasesor decreases.

Our previous studies discussed the need for a methodof measuring the effect that proposed changes in zoningwould have on the outcome for the areas as a whole andthe need for a more precise land-use plan. Also, it wasasserted that land-use planning «is a special process thata planner/analyst goes through using his/her tools,intuition, and knowledge;» and therefore, deriving one-shot results from any particular tool or model for land-use/environmental planning is unrealistic. Furthermore,since different tools require different ways of doing things,today’s computerized methods necessitate modificationof the process itself. As such, a main part of the SDSS isa planning process which employs the suggestedoptimization model as a tool in different planning stages

Page 64: Spatial Analysis and Public Policies

67

which is used repeatedly and iteratively inside thisprocess; therefore, the results from the optimizationmodel are not final by themselves and gradually improvethrough the application of the process.The process for use of the model in large-scale planninghas been suggested in previous related studies assummarized below:2

Stage 1: Data manipulation and preparation of finalratings. Application of the optimization model to derive the first optimumsolution.

Stage 2: Preparation of a general thoroughfare plan.

Stage 3: Overcoming the problems in the first optimalsolution by considering the thoroughfare plan, designand community’s input.

Stage 4: Checking the plan with respect to the problemsdiscussed above.

Stage 5: Overcoming the problems by design inputs andby incorporating the intuition andexpert knowledge of the planner.

Stage 6: Manipulating the data based on improvements(removal of the related data for cells that do not needimprovements) and running the optimization modelagain.

Stage 7: Repeating Stages 3 through 6 until the resultsbecome satisfactory.

Stage 8: Further refining the results and applying theprocess to major sub-regions and different jurisdictionsof the study area.

Page 65: Spatial Analysis and Public Policies

68

This process will fine-tune the plan to the needs ofdifferent localities so that it realistically reflects thesituation. More details about this process will bepresented in the application example.

If the suitability of an area for a particular use isassumed to be a linear function of several factors, suchas soil condition, slope, accessibility, etc., then thedevelopment suitability of location i for land use j, S

ij,

can be represented as:

Sij = b1 F1ij + b2 F2ij + b3 F3ij + .... + bk Fkij (1)

orSij = 3 k bk Fkij (2)

where F’s are ratings of each factor according to thedegree of its effects, positive or negative, on each of theselected land uses, j; and b’s are coefficients, measuringimportance (weight) of the k selected factors, F’s, indetermining suitability of location i for land use j. Multi-criteria evaluation techniques (Saaty 1980, Voogd, 1983,Massam, 1988 and 1992 and Malczewski, 1999) can beused to determine the importance weights (b). Anjomani(1984) suggested use of the Delphi technique (Lindstromand Turoff, 1977) to derive the coefficients. Thistechnique is used in the application described in thispaper.

When these coefficients are derived, data are collectedfor factors and encoded for each zone of the study areaand each land use and their ratings are preparedaccordingly. Suitability scores for each land use, S

ij’s, can

then be calculated by multiplying coefficients and therelated factor rating scores. They are then summed upas shown in equations 1 and 2. Since the suitability scoresfor each land use, S

ij’s, are, in a sense, representing overal

negative or positive effects of the factors on land uses.In deriving the composite suitability of all land uses,

Page 66: Spatial Analysis and Public Policies

69

therefore, the goal of the overlaying map technique canbe achieved by selecting the land use with the smallestcost score (or, the highest net benefit score) for each cell.Anjomani (1984) criticized this technique, and,suggested using an optimization model which uses S

ij to

derive suitabilities with global optimization and demandconsideration. (For further information on optimizationmodels see Mirchandani and Francis, 1990, and on li-near programming see Killen, 1983).

Optimization and the model

Optimization models have been used in previous land-use studies by several researchers (for review of theseworks see Van Ittersum et al. (1998) and Briassoulis(2002). Herbert and Stevens (1960) formulated aresidential model which placed households in differentsocioeconomic groups based on their choice of housingtype. The location of each housing type was based onmaximizing the difference between the housing budgetand the cost of housing. This resulted in the allocationof households in an optimal configuration. In 1965,Schlager formulated one of the first applied mathematicalprogramming models as a land-use plan-design model.His model minimized the cost of land development inthe study area while meeting the development demandsand other constraints. Barber (1976) formulated a land-use plan-design model as a multi-criterion problem andused the same village that Schlager used as a case studyto illustrate the application of the model in twenty fourzones. Brotchie et. al (1973) proposed a model thatdetermined least-cost allocation of activities to zones.Gordon and McReynolds (1974) formulated a model ofoptimal urban form which used an optimization modeland applied it to the Los Angeles metropolitan area whichwas divided to 30 study zones. Churieco (1993)

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70

attempted to integrate linear programming and GIS forland use modeling purposes. Even though these studieswere land-use related, none of them were used forsuitability analysis, and only a few used similar models.Furthermore, most used a much smaller number ofzones (usually below 50), and the zones were much largerin size with a combination of different land uses.

The variants of optimization models which can be usedfor the purpose at hand normally selects land parcelswith a minimum resource loss (or maximum net effects)for the proposed activities. In simplified terms, the cellswith the least resource (or dollar) losses were selectedfirst. Additional sites were selected sequentially withhigher and higher losses until all the cells were filled withthe specified activities. Similarly, the variant of the opti-mization model presented in this paper selects the cellswith the least resource losses so that the proposeddevelopment area (33,027 cells) is filled with the sevenland uses to a pre-specified limit based on the demandfor particular land uses.

Let Xij stand for the allocation of land use j to cell iwhere i = 1,...., 33,027, in our application exampleexplained below, and j is the selected land use categoryaccording to the demand in the application example. Ifland use j, allocated to cell i, Xij will take the value of 1;otherwise, Xij will take the value of 0, which indicatesland use i is not allocated to cell j. As such, Xij is thesolution matrix for the land use problem as formulatedin the optimization model:

Maximize Z = i j Sij Xij (3)

Subject to i Xij = Mj for all j’s, j=1, 2,...., 7 (4)

j Xij = 1 for all i’s, i=1, 2,...., 33,027 (5) Xij = 0 or 1 for all j’s (6)

Page 68: Spatial Analysis and Public Policies

71

Z is the total net benefit for the area as a whole. Mrepresents the demand for each use, as explained in thenext section, for the seven land uses of low, medium-low, and medium-high density residential; low and highintensity commercial; light industrial; and open space;respectively. The set of constraints (equations 4 to 6) isneeded to constrain land use to only one land use allowedto be allocated to a cell. The objective function to beoptimized is a function of suitability indices S

ij whose

values record the suitability of assigning use i to cell j asdiscussed before.

It is important to note that the net benefit (cost)indicator from the model output, Z, will determine thetotal benefits or net effects (cost or negative effects) ofthe final solution in relative terms. In addition, it alsoprovides a helpful device for comparing alternatives, sincean alternative with a “less cost” indicator is normallypreferred to one with a “more cost” indicator.

Application example

As previously mentioned, the process of land useallocation is determined by the interaction between themodel and the planner-analyst. The allocation modelseeks to minimize the overall costs of development (orto maximize the net positive effects), whereas the planner-analyst seeks to improve the relationships betweenactivities and bring intuitive considerations, communityvalues and desires, and other important aspects into theplan. This interactive process leads to the creation of adiscrete number of alternatives for land-use allocation.In one stage of the interaction process the planner tra-ces the street network for each of the alternatives.Proposed roads are most commonly the subject of thiscombined land-use thoroughfare analysis. At this stagethe planner selects the least-cost or least-environmentally-

Page 69: Spatial Analysis and Public Policies

72

impacted corridors between points. Costly parcels areset aside, and favored areas are selected and entered intothe computer to form the basis for progressive interactivesearches.

The study area described in this paper surrounds thenewly developed Joe Pool reservoir lake in the Dallas-Fort Worth metropolitan area. The study area encom-passes six city jurisdictions and covers approximately87,400 acres. For the purpose of this analysis, the studyarea is divided into 33,027 individual grid cells. Thistotal number of cells is also reflected in equation 5 of theoptimization model.

The first phase in applying the Spatial DecisionSupport System (SDSS) to the lakeside setting involvesdata collection and manipulation based on Anjomani(1984) and Turner II et al. (1995). Six environmentalland features—soil strength, soil stability, flooding anddrainage, visual resources, slope and tree coverage; andfour man-made land features—proximity to majorsanitary sewer lines, access to major highways, proximityto water lines, and compatibility of adjacent existing landuse were selected as major factors affecting landdevelopment. These factors were then inventoried withineach of the cells of the study area and encoded for eachcell. When these were completed for all cells, it wasnecessary to rate each land feature according to its effectsfor each of the selected land uses.

The selected land uses were low density, medium-lowdensity, and medium-high density residential, lowintensity and high intensity commercial, light industrial,open space, and road location.4 However, road locationwas used only for preparing the thoroughfare plan androad locations. Land features (factors) and land usesused in the study are shown in Table 1.

Page 70: Spatial Analysis and Public Policies

73

Table 1: Land features (factors) and land uses usedin the study

Demand for each of these land uses was derived from anaverage land-use mix of more than twenty cities in themetropolitan area. An adjustment was made to the ave-rage land use mix to take into account the large amountof recreational and open space necessary to accommodatea lake such as the one in this study. Table 1 also showsthe land-use percentages that were determined. Theland-use percentages multiplied by the total number ofcells constitutes the demand figures for each land use,M, in equation 4 of the optimization model.

The importance weight for factors (the b coefficientsin equations 1and 2) are need to be determined at thisstage. Banai (1993) and Wu (1998) use analytic hierarchyprocess. In this application, as mentioned earlier, theweights for factors were obtained using the Delphi tech-nique. (Lindstone and Turoff, 1977). This technique wasused to determine the importance weights of each fac-tor for each land use. A group of knowledgeable personsnot involved in the plan development were selected asexperts and surveyed to determine the relativeimportance of the factors. The purpose of the repeatedrounds of Delphi surveys was to reach a consensus amongthe experts in weighting the factors. During the courseof these surveys, the experts had the opportunity to com-pare their responses with those of other experts and tomake changes accordingly or to offer a rationale for their

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choices. Because in the Delphi technique the anonymityof the experts is maintained, the experts are able to maketheir responses without any undue pressure. The expertsselected for this study represented a variety ofbackgrounds related to the planning and developmentfields (planners, developers, architects, landscapearchitects and engineers). This allowed for a variety ofviewpoints and considerations beyond the technicalaspects.

The survey instrument consisted of backgroundinformation and a description of the project, the landuses to be considered, the factors to be weighted and theweighting system. Numeric weights consisted of discretevalues ranging from 0 to 10 with 10 meaning very highimportance and 0 no importance. In applying theprocess, three sounds of survey were conducted with eachof the Delphi group members to reach the consensus.The given weight of a land feature was then multipliedby the numerical ratings of the land features thatprovided the S

ij matrix. At this stage the optimization

model was applied to this data set, Sij, resulting in the

first optimal solution for the area of study4. The resultsare depicted in map form in Figure 25.

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Figure 2

As Figure 2 shows, the first round of results shows whatthe “final composite map” of the suitability analysis(overlaying map technique) should have provided: themost suitable location for each of the seven land usecategories.

Evaluation of the First Optimal Solution

After the first application of the optimization model, theoptimal solution is based solely on land and environmen-tal resources, such as soil, slope, vegetation, etc., and the

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existing man-made features in the area, such as streetaccess and proximity to sewer lines and water pipes. Fivecategories of problem with the plan at this stage ofdevelopment have been identified in previous relatedstudies. First, the interactions between zones are notconsidered and secondly, they do not take the thoroug-hfare plan into consideration. These problems areinherent in the optimization procedure itself (or even inconventional suitability analysis). For the first problemthe adjacency and external effects have not been consi-dered, and for the second problem, the trip typeinteraction effects related to the thoroughfare plan havenot been considered.6

The third problem with the optimization model wasthat the selected locations were either too dispersed ortoo concentrated for the specified activities. The fourthproblem involved those planning and design considera-tions that require the planners’ intuition and designknowledge. Lastly, as Harris (1989) asserted, most largeplanning problems cannot be solved optimally withcomputers alone. The last three problems are related tothe degree of concentration or spread of activities in thedomain of subjective planning-design. In order toovercome many of these problems, intervention by theplanner-analyst is necessary. This intervention becomespossible through application of the planning process laidout earlier in the Theoretical Framework section.

Applying the process

It is important to point out that the conceptual planningand design process begins at the Stage 2 of the processand goes hand-in-hand with the subsequent stages. Theconceptual planning and design process starts byidentifying the most important planning elements andthen deciding their approximate locations. Simulta-

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neously, the thoroughfare plan and plan for otherinfrastructures are developed. The process is then ex-tended by stepping down gradually to less importantelements.

Thoroughfare Plan and Important Land Use Elements

In Stage 2 the planner-analyst develops a roughthoroughfare plan for the whole region. The plannerstarts with a preliminary consideration of land use andtransportation. This stage of the work began byconsidering the overall location of more important landuse elements. The elements are such things as major andminor activity centers including high intensitycommercial activities, and in this particular example,location of open space around the lake for environmentalconsiderations as well as accommodation of recreationalactivities. These also would be the best factors forproviding guidelines for preparation of the thoroughfareplan. The location of major land use elements, such ascenters and open spaces, are identified using a ‘bubble’diagram or a marked area map and a technique discussedbelow. GIS features, like buffer zones and the analysis ofscenarios, can be helpful in this step, however, theplanners’ intuition, design principles and community’swishes are the driving forces behind both selection ofoverall location of important land use elements and thethoroughfare plan.

Technique to Help in the Selection Process

The selection process can be facilitated by informeddecision making, based on the behavior of the model.Several runs can be performed in which demands forthe land-use type under consideration are changed, one

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at a time in small increments, to see how the model selectsthe incrementally selected preferred locations (secondbest, third best, etc.). For example, knowing that themaximum demand for open space in this area is 7,752cells (26.5%), the demand is increased incrementally from20, to 30, to 40, to ... percent to discover the direction inwhich the incrementally added open space developmentwould go. By repeating this procedure several times, itreadily becomes apparent how the model will behave ineach circumstance. Figure 3 shows application of such aprocedure for open space. Figure 4 shows the result ofthis procedure for the peninsula, as a focus area of study.The best combination of commercials, and light indus-trial activity pattern and other related land uses for thisarea which was selected for this purpose in the previousstages also can be seen in Figure 4.

FIGURE 3: Results of Improvement Technique forOpen Space

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FIGURE 4: Results of Improvement Technique forPeninsula

After completing the above procedure, the analyst has abetter idea of how the model responds to changes andhe/she can begin involving issues that have not been con-sidered by the model (i.e., interactions between zones,socio-economic factors, and political considerations).Those sites with the potential of becoming regionalcenters, preservation areas, open spaces, etc., will becomeapparent, and, after several runs and the considerationof the thoroughfare and infrastructure plans, the bestarrangement for allocation of activities (land uses) canbe selected. In the sample study area, the process helpedto identify major nodes (Figure 4) as was discussed earlier.The lower part of the peninsula was identified as themajor business district. The southeast part of the sectorand the central part were identified as low- and high-commercial intensity centers.

The next step involves putting aside the scoresassigned to the cells of those areas that were selected above

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for the specific development, deleting them from theinput data set, and running the model to obtain the firstgeneration alternative solutions (Figure 4). By doing this,the cells selected by the analyst are not included in theoptimization procedure. Therefore, since their uses havealready been assigned, the cost factors (or rates) shouldnot be considered during the next round of applyingthe optimization process.

By fixing some locations and rerunning the modelthe resulting land-use pattern for the rest of the area willalso be affected. In the sample study area the results ofthe run were compared, and their outcomes indicatedthat the policy restrictions caused a major difference inthe settlement patterns (Figure 5). The result of thesolution overall helps to satisfy more goals of the project.Comparing these results, and the changes that processis allowing, with the static result from the traditionaloverlaying map technique, Figure 6, shows how muchthese two results differ and the potential that the newprocess and SDSS provides for improving the land useplanning process. Putting all of the findings together,the planner is now able to use the GIS to overlay theproposed transportation map on this basic land-use map.The planner can then begin to adjust the boundaries ofthe selected sites to generate a preliminary land-use plan.

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FIGURE 5: The Results of Third Round Application

FIGURE 6:

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In the sample study area, it was decided to designate anarea around the intersection of two state highways as aregional activity and retail area and also to centralize thescattered commercial activities at a peninsula near a statehighway. This latter concept was supported with a bypassextension of a loop next to the site, as it was proposed inthe regional transportation plans. This arrangement alsoimproved access to the central part of the study regionand ultimately affected the overall planning of thesurrounding area. The planners also created a networkof major arteries about a mile apart in accordance withthe transportation network already developed or plannedin the surrounding area. This thoroughfare plan willplay a major role in later stages of analysis when thepreferred alternatives for activities inside the study regionare selected. The selected location of the main commercialdevelopment can be seen in Figure 5.

After selecting the location of the high intensitycommercial area the area is deleted from the database,the demand is adjusted accordingly, and the optimiza-tion model is run a second time. Figure 4 also shows theresults of the second run of the optimization modelbecause of the deletion of the designated amount of ahigh intensity commercial area from the data base withresultant adjustment of demand for the rest of the area.The second run of the model will produce a new selectionpattern for the calls. This result constitutes the new bestselection given the new demand specifications. Thesechanges are observable in the new results in Figure 4.

Continuing Interaction and Locating Other ImportantElements

As stated earlier, the main goal of the Interactive Model-Planner approach is to introduce new information into aplan based on the planner’s and the community’s

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objectives. Planners and community objectives involveissues such as the preserving of certain resources, thelocating of development on remaining lands based onleast cost, the concentrating of certain land uses in certainareas, or the achievement of a meaningful overalldistribution of land uses. In the sample study area,important resource protection policies were considered,including the preservation of specific environmentallysensitive areas adjacent to the lake, the allocation ofsubcenters, the designation of critical intersections andlands adjacent to major highways and the preservationof sites for industrial development. In order to do this,these areas were deleted from the active data set, andafter adjusting the demand factors, the model was runfor the next set of optimum results.

This process emphasizes the interaction between theoptimization model and the planner. Using this processalong with GIS and its special features, a best solution tothe land-use problem is sought. The interaction processbreaks with the traditional static approach of urbanspatial structure models which assume “all of the relevantinformation is initially known to the planner and thereis no need for additional information to enter to thesystem throughout the procedure” (Berechman, 1974,p. 249). At the conclusion of the process a discrete numberof alternatives are generated that are concerned with moresensitive issues such as aesthetics, socio-economic-politicalconsiderations, and transportation issues.

Putting all of the findings together, the planner-analyst can use GIS to overlay the proposed transporta-tion map on this basic land-use map. The planner-analystcan then begin to adjust the boundaries of the selectedsites to generate preliminary land-use plan. This isimportant to note that every time the model is run, asidefrom the results which were discussed; it also producesthe total net benefit measure, Z in equation 3, which canbe compared to previous measures to see the overall

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effects of the changes made. This measure, then, in asense, provide an index which helps in deciding changesand understanding the tradeoffs involved.

The above procedure should be repeated several ti-mes, giving planners the opportunity to use theirintuition about locational decisions in fixing the use,deleting the cost factors from the main data set, runningthe model, and evaluating the locations suggested by themodel. This will ensure that the land use and thoroug-hfare plans will be considered simultaneously. The chartbelow shows the summary of procedures:

Summary of the procedures

The analyst in the regional base interaction with thepreliminary land-use solution:

1. Determine model behavior by increasing ordecreasing activities one at a time, and observingthe results using GIS.

2. Fix the preferred locations for major and minorCBD developments, based on the planner’sprofessional judgment and intuition. The plannerused basic planning principles and consideredcommunity and regional needs and preferences inmaking these decisions.

3. Delete the cost factors related to the selected sitesfrom the main data set.

4. Run the model to find the optimal solution forthe region based on the changes made in the pre-vious steps. The first optimal solution was basedon information collected by the study group andwas determined without any interaction.

5. Transfer the computer output in the form of a land-use map using GIS and make further adjustmentsto the boundaries of the land use areas.

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To further refine the derived plan, a similar processshould be applied to important subregions and varyingjurisdictions within the study area.

Discussion

By applying the SDSS to the study area, a plan wasdeveloped which avoids hazardous areas and loss of landresources, determines the most suitable sites for newdevelopment based on the considerations of the social,economic, and environmental values. This is madepossible with the use of the optimization model. Themodel shows the optimum solution in every interactionand in every stage of the process. This allows deliberateintervention by the planner-analyst who also brings thecommunity’s values into the process. The processemploys the optimization model as a tool for continuoususe, as opposed to a conventional one-shot approach,and in this way overcomes some of the problemsassociated with these models (see for example Harris,1989). This, along with the inclusion of the planner-analyst’s intuition helps in deriving more meaningfulresults.

Different land-use solutions can be examined for agiven area and the best combination of uses can beselected. The human factor is preserved by providing away for the planner-analyst to interact in the process.He/she can control the demand and improve the resultsstep by step. This is important since the common belieftoday is that science and technology-based planningmodels cannot replace human value judgments. While acomputer model can provide estimates on such thingsas resource and flood potential or ecological compatibility,trade-off decisions should be subjectively evaluated bythe planner-analyst. This can be given analytical supportby alternative generating techniques (Brill et. al, 1982

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and Chang et. al, 1982). The planner can base a decisionon existing and future socio-economic conditions and acommunity’s objectives and desires, using compatibility,access, environmental, and other tangible and intangi-ble factors.

This type of land modeling allows analysts to testmany alternative scenarios and examine the sensitivityof the SDSS process to small and large changes indifferent criteria (i.e., natural features of the land: slope,soil characteristics, etc.). Policy analysis can be greatlyaided by the ability to choose the least objectionable areasfor specific types of development. This benefit to policyanalysis has become possible partly through the totalbenefit (or total cost) figure being produced by theprocess in every step or for every alternative which, as apolicy index, allows in a sense the planner or decisionmaker to ascertain the consequence of any policy or landuse changes.

General land-use patterns, new developments, trans-portation facilities, recreational facilities, and the overallpotential of surrounding areas, as much as possible, areall taken into account in formulating an acceptable plan.The plan is the result of simultaneous planning processesbased on both physical-environmental and socio-economical aspects of the area. Using the SDSS processin the land-use plan-design is helpful to planningauthorities who must deal with uncertainty andcomplexity, with ambiguity.

Conclusion

This paper provided a concrete implementation exampleof ideas and theories in land-use/environmental planningthat has been presented in the literature for severaldecades, as well as more recent ideas and modifications.The process discussed in this paper attempts to provide

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a comprehensive approach to environmental and land-use planning on a large scale. This process aids decisionmakers in overcoming the negative effects, costs, anduncertainties in the planning process for relatively largeareas. This is accomplished by providing pertinentinformation on specific locational decisions for a varietyof applications partly through the overall measureprovided by the model which guides planners anddecision makers in evaluating changes and selectingalternatives. The four major components of this approachare: 1) the assessment of land resources, 2) the optimi-zation model that derives the land-use plan, 3)visualization and plan manipulation using GIS, and 4)the interaction between the planner and the computermodel. In this last step the planner changes the solutionsuggested by the computer based on his or her unders-tanding of reality. The spatial pattern of the mostefficient sites which would generate the most environ-mentally beneficial and cost effective development canbe determined, or, in broader terms, the developmentwith the highest net benefit to the society can be created.

The computer-aided Spatial Decision Support Systempresented in this study demonstrates savings in overallcost and negative effects which can be achieved by takinga more sensitive approach to the environment andresources through use of the optimization model. Themodel’s overall net benefit measure serves as an index inthe planning process, that allowing planners or decisionmakers to know the relative savings cost magnitude as aresult of planning decisions. More importantly, this papershows how this approach can be a tool for planners anddecision makers in examining the multitude of landdevelopment or spatial planning options which exist.The planner can objectively analyze the options anddetermine the ones which best resolve conflicts or makethe most of available opportunities. The options whichavoid heavy environmental costs can also be identified.

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These approaches help decision makers, planners, andprivate citizens in the following ways:

1. Use environmental land-use planning as a learningtool providing opportunity for monitoring cost andnegative effects of land-use change.

2. Rapidly generate alternative plans expressing avariety of community objectives and showingdesirable and undesirable aspects.

3. Help make the planning process more logical byproviding accurate and objective land-usecomments to the general public in a comprehensivefashion

This process helps in the understanding of environmen-tal hazards and degradation, a region’s land resources,and development opportunities. This information canbe combined with other relevant information to makeinformed and intelligent planning decisions which notonly respect short-term economic concerns, but alsolong-term environmental conservation and communitygoals as well.

Further research needs to be directed toward a betterunderstanding of related problems and in identifying andevaluating any possible problems in the steps of theapplication process.Also, further research is needed in the application of theSDSS in related areas, and it is important to further ex-plore any other potential uses of the process. In addition,research into the implications of using SDSS in areas withmultiple economic regions and multiple politicaljurisdictions is needed.

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Acknowledgments

The authors would like to thank Professor Jeff Keningtonof the Operational Research Department, SouthernMethodist University, for providing the NETFLOWprogram used for the model and for his support andhelp in modifying the program for use in the optimiza-tion portion of this paper. Thanks goes also to ProfessorJoseph Sarkis of the Graduate School of Management,Clark University, for his continuous support and helpin formulation of the optimization models.

This application originally started as a laboratorycourse in the City and Regional Planning Program,School of Urban and Public Affairs, The University ofTexas at Arlington. The authors would like to thank thestudents for their part in carrying out the research andfor their innovative way of handling problems.

Footnotes

1. Harris and Batty, 1993, based on Harris, 1991, suggested that fourinterrelated approaches to the spatial world determine the Spatial DecisionSupport System: computation, social and functional planning, planningtheory and spatial representation.2. Some of the ideas discussed in this paper have been presented in moredetails in Anjomani(1992). This includes these steps and the overall process as well as problemswith suitability analysis.3. When the net effects are negative but treated as positive numbers (absolutevalues), the problem becomes a minimization problem.4. For more information and details on data collection and manipulationsee Anjomani (1984).5. Anjomani (1984) provides explanation for all these steps along withnumerical and graphical examples including the S

ij matrix and the solution

matrix and comparison of results to the results of the overlaying maptechnique.6. Other variants of the optimization models, such as quadratic optimiza-tion or multi-objective programming, can handle the adjacency and trans-portation problem. However, other problems and limitations may beencountered, such as the number of land areas (zones) which can be handled.

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Authors information

Ardeshir [email protected] The University of Texas at ArlintonAli Saberi Email Oracle Corporation Naveed Shad Email NorthropGrammen

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U

COMPLEXITY THEORY METAPHORSAND URBAN PLANNING

Michael A. McAdams*

Abstract:

rban areas are a composed of multiple activitiessuch as people working in offices, goingshopping, purchasing services, interactingwith friends and family, eating at restaurants,

purchasing and constructing structures (homes, banks,factories etc.). In this environment, governmental andnon-governmental bodies , particularly multinationalcorporations, at all scales (local, regional, national, glo-bal) are influencing the direction and composition of thesemultiple interactions. This is set in the backdrop of thephysical environment with its opportunities and cons-traints such as water use, energy, wildlife, recreation etc.Such a description could only be termed as complex.Within the last few decades, urbanists and others havenoted the inadequacy of using scientific methods to studyand plan in this environment. The advent of complexitytheory and its metaphors as a vehicle to understand andplan urban areas is opening up new avenues of thoughts.This essay will introduce complexity theory and itsassociated metaphors, discuss their relationship in

* Assistant Professor, Geography Department- Fatih University, Istanbul,Turkey. Before entering academia, McAdams was urban planner in Illinois,Wisconsin, South Carolina and North Carolina in the United States. Hereceived his Master’s Degree from the University of North Carolina atCharlotte and his Ph.D. from the University of Wisconsýn-Milwaukee. Forthe last 10 years, he has been a co-editor of the online journal Urbana: UrbanAffairs and Public Policy with Jesús Treviño-Cantú. Email: [email protected] Webpage: http://www.fatih.edu.tr/~mcadams/

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analyzing urban areas and present suggestions of howurban planning might be revised.

Introduction

The urban environment is collection of an incrediblevariety of interrelated elements both human andphysical. It is composed of individuals who have differentbackgrounds, ages, occupations, lifestyles, and incomes.Each person is interacting daily with family, fellowemployees, government officials and others in urbansettings. They occupy different housing types, shop indifferent locations and go to work in industries orservices. Within this environment are governmental andnon-governmental groups that influence and interactwith individuals. Persons and goods are not static, butby necessity must be transported by a variety ofconveniences (automobile, truck, bus, light rail, bicycle,by foot, motorcycle etc.) in multiple directions bothinternal external from their homes. Other commercialand industrial entities operate within the urbanenvironment and globally; encompassed by the physicalenvironment for resources (water, food, materials etc.).The built environment of cities being connected to thesedynamic setting are likewise constantly in flux. How couldone describe this milieu as anything but complex?

To state that urban environments are complex is nota new insight. It is blatantly apparent for even the casualobserver. There is no need for urban geographers andplanners to present this to those outside of the field assome new discovery. Urbanists (urban geographers,urban sociologists, urban planners etc.) have created adiverse and rich literature in their attempt to understandthe intricate and integrated elements of urbanenvironments. As a subfield of urban planning, urbanplanning theory has sought to understand the

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underpinning elements related to the practice of urbanplanning. However, urban planning theory has beenaccused of irrelevancy at it has dealt with subjects, whichdid not have a direct or indirect effect on the practice ofurban planning (Archibugi, 2004). The actual practiceof urban planning is developed from a mix of differentphilosophies and methodologies mostly drawn fromlogical positivism/rationalism and espousing comprehen-sive, structured and esoteric planning philosophies,which have their roots in the early 20th Century.

It is clear to discern, that there is incongruencebetween the actual urban ‘reality’ which is complex andnon-linear and the application of linear rationalistplanning methods (long range plans, Euclidean zoningetc.) to ‘solve’ urban problems. In browsing a standardtextbook that is being used to instruct planners, UrbanLand Use Planning (Berke et al. 2006) which is a derivative/continuation of the standard text by Chapin of the sametitle, the methods are essentially a revision of pastmethodologies based on the rational-comprehensiveapproach to urban planning which is connected tomodernist scientific thought. There are additions relatedto sustainability, but the changing nature of urbanplanning (which includes the addition of complexitytheory and methodology, citizen participation methodsand glottalization issues) are not addressed. Edward Kai-ser (1995) implies that the opponents and critics of thepresent practice of urban planners are mistaken. Hepoints out that the numbers of planning organizationsand the inclusion of planning into many aspects ofgoverning cities and regions constitute the success ofurban planning. (It should be noted that Kaiser is oneof the main authors in Urban Land Use Planning and itprevious version. This book is considered one of the maintexts for educating urban planners and has been usedby this author and others in planning schools as anintroductory text for urban planning.) In one sense,

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Kaiser’s article does indicate that urban planning hasbeen successfully incorporated into the governingprocess in the United States, but fails to indicate howeffective urban planning has been effective in being acatalyst for changing urban environments.

Quietly and steadily developing and in contrast tomodern science based on logical positivism is researchand methodologies associated with complexity theory.Complexity theory has a history stretching back almost50 years (Gleick 1987). However, its use in the analysisof urban areas has only within the last 15 years (i.e., fractalanalysis, cellular automata). For many including thisauthor, the book that introduced complexity to the studyof urban areas, was Fractal Cities by Michael Batty andPaul Longley (Batty and Longley, 1995). It madeplanning theories, forecasts, and traditional methods ofanalysis seem mundane and antiquated. It opened upthe discipline of urban geography to the discipline ofcomplex theory and complex system including fractals,chaos, neural networks, agent-based modeling, cellularautomata, and fuzzy logic. Batty (2005) has subsequentlywritten another book concerning agent- based modeling,fractal and complexity. While Batty’s books concentrateson methodology, others are applying the philosophy ofcomplexity theory to planning. Patsy Healy (2006) hasjust recently published another seminal book, which takesthe application of complexity theory to the practice ofurban planning. Healy and Batty have started amovement that is building momentum in urban planningliterature. Complexity theory and applications to urbansettings are developing a substantial literature from thetechnical focusing on use of cellular automata, fractalanalysis and agent based modeling, neural networks, andurban growth, There is also a growing literature relatedto urban planning methods and theory related tocomplexity theory.

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In this transitory stage in scientific thought wherethere are multiple threads on complexity theory(including complex systems), there needs to a mediumto understand the overall concept of complexity theory.It would appear that there is an emerging ‘language’,which can be applied both to complexity theory asapplied to mathematics and in the social sciences. This‘language’ is appearing in the form of metaphors. Thesemetaphors are allowing for the development of a new‘cosmology’ which is proving to be robust to confront amyriad of situations, which were unaddressable orinadequately addressed by modernist science. The bodyof complex theory metaphors can subsequently beapplied to urban planning. The following sectionsconcern definitions of complexity and chaos, meaningof metaphors in science, complexity metaphors, theapplication of complexity metaphors to urban planningand implications for the practice of urban planning. Theauthor intends this essay to be a vehicle to outline aframework for further research and to provokeconstructive debate.

Complexity/Chaos Definitions

The definitions of complexity and chaos are numerous.Here are some samples, to give a reader unfamiliar withcomplexity and chaos theories some basis of understan-ding of these concepts for those who may not be fami-liar with this area. It would seem that chaos theory andcomplexity theory are separate theories. But, afterinspection of the both it would seem that chaos theory isa subset of complexity theory.

A dictionary definition of the word “complex” is:“consisting of interconnected or interwoven parts.”Whyis the nature of a complex system inherently related toits parts? Simple systems are also formed out of parts.

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To explain the difference between simple and complexsystems, the terms “interconnected” or “interwoven” aresomehow essential. Qualitatively, to understand thebehavior of a complex system we must understand notonly the behavior of the parts but how they act togetherto form the behavior of the whole. It is because we cannotdescribe the whole without describing each part, andbecause each part must be described in relation to otherparts, that complex systems are difficult to understand.This is relevant to another definition of “complex”: “noteasy to understand or analyze.” (Bar-Yam 2003)

(Complexity theory is a …) Set of concepts that attemptsto explain complex phenomenon not explainable bytraditional (mechanistic) theories. It integrates ideas derivedfrom chaos theory, cognitive psychology, computer science,evolutionary biology, general systems theory, fuzzy logic,information theory, and other related fields to deal withthe natural and artificial systems as they are, and not bysimplifying them (breaking them down into theirconstituent parts). It recognizes that complex behavioremerges from a few simple rules, and that all complexsystems are networks of many interdependent parts whichinteract according to those rules.(Business Dictionary 2008)

Complex systems are composed of elements or agentsthat interact in different ways.

Their interactions lead to self-organization and theemergence of new patterns at different levels andtimescales. Such systems are also adaptive and dynamic.The elements and agents change over time, but cruciallyso also do the ways in which they influence each other,their relations among them.

Complex systems are open rather than closed; energyand matter can come into the system. The dynamic nature

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of element interactions and openness of a system to theoutside lead to non-linearity, which in complex systemstheory signifies that the effect is disproportionate to thecause.(Cameron and Larsen-Freeman 2007)

There is no generally accepted definition of complexity:different authors have proposed different notions, noneof which captures all the intuitive aspects of the concept.Yet, there are a number of features of complex systemsthat appear again and again in the different attempts tocharacterize the domain. One that is more or lessuniversally accepted is that complexity must be situatedin between order and disorder: complex systems areneither regular and predictable (like the rigid, “frozen”arrangement of molecules in a crystal), nor random andchaotic (like the ever changing movement of moleculesin a gas). They exhibit a mixture of both dimensions,being roughly predictable in some aspects, surprising andunpredictable in others.

Another fundamental feature is that complex systemsconsist of many (or at least several) parts that areconnected via their interactions. Their components areboth distinct and connected, both autonomous and tosome degree mutually dependent. Complete dependencewould imply order, like in a crystal where the state of onemolecule determines the state of all the others. Comple-te independence would imply disorder, like in a gaswhere the state of one molecule gives you no informationwhatsoever about the state of the other molecules.(Heylighen 2008)

Chaos, by the general public is considered to be asynonym for randomness and disorder. If this was truethen there would little basis for its study by mathemati-cians, physicists and others. Chaos theory is directlyconnected with complexity theory, although it wouldseem to the causal observer that they are separate

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theories. The following definitions are a sample of a largevariety and discussions concerning chaos.

A name given to recent wide-ranging attempts touncover the statistical regularity hidden in processes thatotherwise appear random, such as turbulence in fluids,weather patterns, predator-prey cycles, the spread ofdisease, and even the onset of war. Systems described as«chaotic» are extremely susceptible to changes in initialconditions. As a result, small uncertainties in measure-ment are magnified over time, making chaotic systemspredictable in principle but unpredictable in practice.(Public Broadcasting System, 2008)

What exactly is chaos? The name “chaos theory” comesfrom the fact that the systems that the theory describesare apparently disordered, but chaos theory is really aboutfinding the underlying order in apparently random data.(Rae, 2008)

The irregular, unpredictable behavior of deterministic,nonlinear dynamical systems (Roderick V. Jension of YaleUniversity) (Gleick, 1987)

Complexity and complex systems theory has a broad andgrowing literature. It is not the intent of the author togive a full discussion of these areas. Nevertheless, fromthe small sample of definitions of complexity, complexsystems and chaos, one can determine that there arecertain concepts that are pervasive in all discussionsrelated to complexity. In summary, complexity is non-linear, adaptive, unpredictable but deterministic,dynamic, disordered but having order, integrative,interactive and self-organizing. Many of the sameconcepts have been expressed in Taoism, Zen andQuakerism. One can see the threads of a developingcosmology related to these areas. This movement maybe a ‘quiet revolution’ that could change science and

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society. However, for the present time, these conceptsand philosophies are ‘behind the curtain’ like anunderstudy in a play, either to be doomed to obscurityor destined to appear in a dramatic and transformingrole in the ‘theater’ of ideas.

Complexity theory and systems are bound toaccompanying and complementary areas of interestswould be those such as agent based and cellular automatamodeling, fuzzy logic, fractal analysis, neural networks,and artificial intelligence. There is also a link to quantumphysics, which reveals an expanding kaleidoscope ofconcepts into complexity theory. Complexity theory doesnot discard all the past methods of analysis, but selectsparts of them that are deemed appropriate until morecompatible methods are developed. For example, chaostheory still uses portions of statistics and othermathematics (i.e., calculus). However, just as logical-positivism, linear modeling, Fordism, rationalism, andNewtonian physics are connected with modernism,likewise complexity theory is a product of post-moder-nism (Smith and Higgins 2003). As such, complexitytheory represents a philosophical break from the ideasthat dominated much have the 19th and 20th Century.While the proponents’ of complexity theory claim that itrepresents a scientific paradigm shift, the root may morehave its basis in a social movement with science backingit up (Smith and Higgins 2003) similar to the modernistmovement which also was related to a certain agenda(Toulmin 1992).

How does one take these concepts and philosophiesto make them ‘digestible’ not only to scientists, but toothers outside of these disciplines? One manner is bythe creation of metaphors. Metaphors are ‘symbols’ orlinguistic representations so that we can simplify veryintricate and detailed discussions, mathematics andtheories to facilitate their application and further un-derstanding. By using commonly understood linguistic

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terms, scientists and non-scientists can betterunderstand an area of interest.

The Purpose of Metaphors

Metaphors are terms that describe phenomena by usingcommon or familiar terms. A set of metaphors can createan atmosphere for the interpretation of processes thatwere previously being dismissed or poorly addressedthrough other metaphors associated by a particularschool of thought. Ashkenazi (2006) states:

While the material artifacts produced by science and artare markedly different, the creative cognitive process oftheir construction is closely related. Both cultures sharea common metaphorical tongue, which deeply influenceshuman perception and awareness. Both use images andmetaphors that reveal the intangible fabric of tangibleexistence. Such metaphors allow us to see and feel thingsthat are otherwise passed by unseen and unfelt, and thusenrich our experience of the natural world. Throughthese metaphors, we ultimately become aware of meaningand structure in the intricate complexity of thesurrounding world.

Metaphors allow scientists and others to viewphenomena in entirely different manner. Ashkenazi(2006) further states:

Metaphors play an important role in science, as well. Inscience, metaphor is a tool of exploration and discovery,providing a way of imposing or discovering structurewithin novel or unfamiliar situations by relating them tofamiliar experiences. Metaphors such as “electricity is a

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fluid” or “atoms are hard spheres” are contextual cuesthat direct the scientist’s attention to look for detailsassociated with fluids or hard spheres. Fluids can beassociated with flow and conservation; hard spheres withpacking and random motion. Even if these metaphorsare ultimately replaced by more elaborate mathematicalmodels, they still guide the thoughts of practicingscientists when they try to make sense of a newexperience.

Arthur Miller (1996) states that metaphors have hada crucial role in the development of science. He statesthat scientific theories related to electricity and molecu-lar structure would have been impossible to explainwithout the use of metaphors. Nevertheless, he alsopoints out that there are varying degrees of what is themeaning of metaphors. Is it a linguistic vehicle tocomprehend a ‘reality’ that it truly unknowable or it isone for the better understanding of ‘reality’? Miller (1996)takes the latter approach because to take the formerapproach is nihilist and fatalistic, dissolving any ideaabout humans having some role in the shaping of ourenvironment. The application of metaphors, accordingto Miller, was one means that Bohr (atomic structure)and Einstein (relativity) were able to move beyond mereobservations to the creation of theory. Miller (1996)summarizes his thoughts with the following statement:Being tools for scientific exploration, metaphors provideentrée into possible worlds that become actual worlds.Using metaphors that incorporate the causal theory ofmeaning allows us to discuss the continuous manner inwhich science progresses

Müler (2005) further states:

The theory of conceptual metaphor sees metaphors as ameans of understanding something in terms of

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something else by “mapping” one conceptual domainto another. For instance, the concept “greifen” (‘grasp’)may be used to understand or talk about thoughts andthe conventional metaphor “begreifen ”reflectsconsequently a cognitive mapping from the conceptualsource domain OBJECT MANIPULATION onto theconceptual target domain of THINKING.

Lakoff ( 1992 ) states:

The metaphor is not just a matter of language, but ofthought and reason. The language is secondary. Themapping is primary, in that it sanctions the use ofsource domain language and inference patterns fortarget domain concepts… If metaphors were merelylinguistic expressions, we would expect differentlinguistic expressions to be different metaphorsMetaphor, as a phenomenon, involves both concep-tual mappings and individual linguistic expressions.It is important to keep them distinct. Since it is themappings that are primary and that state thegeneralizations that are our principal concern, we havereserved the term metaphor for the mappings, ratherthan for the linguistic expression

It is the author’s and others opinions that metaphorsare a necessity to conceptualize areas of study so thatthere eventually is a common language among relatedscientists. They provide the structure for understandinga multiplicity of ideas. Does reality change because weuse metaphors? Actual reality does not change, butperceived reality does. Physical and human processescontinue with or without the development of metaphors.However, the understanding of these processes cannotbe understood or transformed without the invention ofmetaphors. Metaphors and archetypes may be aphysiological necessity in how humans understand their

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environment in which we inhabit. Models can be seen asmetaphors for the description of occurrences. Scientists’belief in a model can become so entrenched that onebegins to believe in the model and its predictive powerdespite evidence of its faults (Ravetz 2002). Mathematicalmodels supposedly in ‘reductionist’ science base theirformulation on data that has been collected ‘randomly’and ‘objectively’(although in they are neither), analyzesthe outcomes and then uses them to conjecture aboutfuture situations. These models have been used to justifydecisions, although they are extremely flawed.

Although complexity theory uses the findings andmathematical symbols from other stages of thedevelopment of science, it does not agree fundamentallywith the precepts of modernist and reductionist science.In many instances, it is in direct opposition with the basictenets of the foundations of modernist scientific thought.As complexity theory matures, it has developedstandardized metaphors that are used to convey overallconcepts.

Complexity Theory Metaphors

Complexity theory and complex systems metaphors havetheir roots in physics (Gleick 1987). Many of thesemetaphors can be traced back to the works of Mandel-brot, Lorenz, Neumann, Bertalanffy, and Langton(MacGill 2008). From obscure research and somewhatincomprehensible to most outside of physics andmathematics, has sprung a set of terms and conceptsthat have become prominent in the scientific world andhas if only in a minor way made it into popular vocabu-lary, for example, The Butterfly Effect.

Modern media has trivialized the Butterfly Effect andmost regard it as a nice, but innocuous concept suitablefor amusing conversation. However, it is deceivingly an

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‘über metaphor’ in complexity theory representing theessence of the theory. The Butterfly Effect (Gleick 1997,Weisstein 2008) coined by Lorenz states that if a butterflyflaps its wings in Beijing there would be a change in theweather patterns in New York a month later. In otherwords, small actions may be the initiator for a string ofother actions and may have unpredictable results and attimes dramatic ones. The metaphor of the ButterflyEffect in a very simple way embodies many aspects ofcomplexity theory such as initiating agent, environment,non-linearity, unpredictability, interrelationships, andturbulence. The Butterfly Effect encapsulates in onemetaphor the essence of both Complexity and Simplicitytheories. Simplicity theory that is inherently connectedto complexity states that all things are simple—meaningcomposed of basic elements, which in turn give insightto the complex. A metaphor for simplicity andcomplexity would be a tree. A tree is simple. It was formedby the simple division of cells and likewise branches.However, this ‘simple’ division has resulted into anorganism that is highly complex. The division of thesuccessive division of one element by two is termed incomplexity theory, bifurcation. Bifurcation is a primeexample of the Butterfly Effect as if exemplifies a processwhich is very simple in its initiation, but leads to somethat is interrelated and intricate.

Lissack (1997) contends that complexity theory hasdeveloped its own set of metaphors:

Complexity refers to the condition of the universe whichis integrated and yet too rich and varied for us tounderstand in simple mechanistic or linear ways. We canunderstand many parts of the universe in these ways butthe larger and more intricately related phenomena canonly be understood by principles and patterns-not in

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detail. Complexity deals with the nature of emergence,innovation, learning and adaptation. This theory contendsthat once these rules are found it will be possible to makeeffective predictions and even to effectuate control of theapparent complexity. Complexity theory has its own set oflanguage, its own means of describing things.

If one inspects the literature of complexity theory,there are developing sets of metaphors being used.Among some of the most prominent them are themetaphors of agents, chaos, fractals, fitness landscape/environment and emergent states. Within these majorcategories are also related metaphors, such as vortex. Thefollowing will briefly outline the meaning of of the mostprominent metaphors being used in complexity theory.From the author’s experience, many of these metaphorshave been connected to cellular automata and agentbased modeling as they are the primary modeling toolsfor those involved with the study of complexity theory.

Agents

Agents are objects, which may be animate or inanimate.In terms of living agents, they can be individuals,institutions, private companies, associations etc. Allagents have a variety of characteristics in which theyoperate. In agent-based modeling (ABM), these are oftendescribed as ‘rules’. In an agent-based situation, agentsare not isolated but interact and perhaps transformthemselves. The transformation process in complexitytheory is termed self-organization. In complexity theory,agents can be described as ‘molecular’ or ‘networked’(Murray 2003). The molecular concept of complexitystates that are agents are distinct entities, which interactwith other agents in perhaps, coordinated but are notassociatively linked. A network agent environmentconceives as agent having links and association, whether

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they are permanent or transitory. However, it isunderstood that agents do not continue to gyrate withoutresolution, but lead to self-organization.

Castle and Crooks (2006) state:

Agent-based models are comprised of multiple,interacting agents situated within a model or simulationenvironment. A relationship between agents is specified,linking agents to other agents and / or other entitieswithin a system. Relationships may be specified in avariety of ways, from simply reactive (i.e., agents onlyperform actions when triggered to do so by some externalstimulus e.g., actions of another agent), to goal-directed(i.e.seeking a particular goal). The behaviour of agentscan be scheduled to take place synchronously (i.e.everyagent performs actions at each discrete time step), orasynchronously (i.e.agent actions are scheduled by theactions of other agents, and / or with reference to a clock).

The root of agent-based modeling is cellular automata.Cellular automata (CA) is the changing of one cell by itsinteraction with one or several adjacent cells. CA wasoriginally conceived by Von Nueman and Turning (Batty2005). CA works on a set of rules such that set the initia-tion of the actions. The results may be exhibit variousforms from ordered to chaotic. The rules of CA are thebasis for those in determining the characteristics of agentsin agent based modeling.

Chaos

Chaos is one of the most powerful metaphors ofcomplexity theory. It evokes images of randomness,confusion, destruction, disorganization, catastrophe,mayhem and apocalypse. It is the antithesis of order and

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the logical-positivist/rational view of the world. Chaostheory is nested within the complexity theory. Often it isincorrectly perceived as being separate from complexitytheory or on an equal standing. Chaos represents thenon-linear dynamics of the interaction of agents. It alsomeans the discovery of order from disorder. Themetaphor chaos in complexity theory inherently deno-tes something that is on going and not static. It couldbe considered something that is not in order or somethingis in transition. Chaotic action could be described in avariety of manners. The best example is the creation offractals, which could be termed deterministic chaos.These changes in complexity theory are referred to asoscillations. It is sometimes referred as ‘the edge ofchaos’(Lewin 1999) (Langton 1990) (Green, D. andNewth, D. 2001.) This is effective direction within thecontext of a multitude of actions. This is opposite of the‘chaotic edge’ (Green 1994). This where there is turmoil,damage and stress on different parts of an emerging state

Fractals

Fractals are is not only a linguistic metaphor, but a visualone for illustrating complexity. Fractals are formed bythe division of one element by a set of rules. For example,they are directly linked with the idea that one actioniterated can evolve into complex visual elements. Incommon with cellular automata, fractal formation isgoverned by the rules. In this sense, they are determi-nistic, but in another unpredictable based on slightchanges in the rules or in the process of formation. Theconcept of fractal generation and the vocabulary of fractalanalysis emanates from works by Mandelbrot (1983).However, the basic concepts of fractal analysis were firstintroduced by D’Arcy Wentworth Thompson (1992,1917) in his book On Growth and Form.

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Fractal analysis is also a manner of looking at an objectin a non-Euclidean manner regardless of the scale or theindividual characteristics of the object. The elementscontained in fractals can be points, lines, polygons orpixels. However, one characteristic of fractals is that theyare self-similar. For example, one line can divide into twoand then those two lines can be divided into four andeight and so forth. Changes in a formula can createdesigns that ‘almost take on a life of their own’ and canbe manipulated to mimic the growth of any entity. Fractalanalysis is also linked to spatial metrics—the measure-ment of the fractals among themselves such as thedistance between points or polygons.

Fractals can be analyzed in a number of manners. Oneof the most common is to examine the dimension,lacunarity, and scaling (Falconer, 2003). Dimension refersto the fractal variation. The dimension for a fractal isalways between 1 and 2 with 1 being a line and 2 being aplane. Lacunarity refers to the texture of a fractal. Afractal with more gaps has a higher lacunarity. Fractalscaling refers to the iteration of certain patternsmeasured by changes in the dimensions. ‘Real life’ fractaldimensions have certain meanings when compared withabstract fractal objects. Due to the nature of fractalgeneration, fractals are self-similar, scale less anddetermined by the initiating formula or rules.

Environment and Fitness Landscape

The environment is the boundaries in which agents interact.The boundaries are essentially scale less, analogous tofractals. The environment could be actual or theoretical.It is the context in which agents interact which may includebarriers and constrictions depending on the context ofsimulation. Environments would create the context for suchas the simulation of urban growth or investigating the

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process of interactions between groups. The fitnesslandscape refers to the strengths or weakness of processesin an environment (Roos and Oliver 1999).

Emergent States and Self-organization

Not completely separate from environment is the resultof the actions of individual agents. Self-organization isthe process where agents interact in a collective manner.An emergent state would be the situation where there isa determinable outcome related to self organization. Incomplex systems, the process leading to emergent statesmay be that could be considered oscillating or erratic(this could also be termed chaotic according to one ofdefinitions of chaos). Emergent states can be stable for along period of time or one that is leading to anotheremergent state. Examples of emergent states could befound in numerous processes in reality, such as bacterialgrowth, traffic, political opinions, etc (De Wolf andHolvoet 2005).

Applications of Complexity Theory Metaphors toUrban Planning

Metaphors are compression of concepts into simple termsthat are able to understood by reference to anothercommonly understood term. Thus, they become themeans to understand concepts that may be difficult orimpossible to grasp without their intercession. Thecollection of metaphors associated with complexity theoryhave the ability to become the medium to view the cityin a fundamentally different mode thus transformingthe manner that urbanization is perceived.

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Cameron and Larsen-Freeman (2007) state:

A city can be seen as a complex system, composed ofpeople, places, routes and activities. These elements andagents of the system interact in multiple and changingways. For example, people live, shop, and work in certainplaces as result of family history, transport systems,economic and many other factors. Over time, patternsof living change as these factors evolve. Seen as a system,the city self-organizes and adapts in response to changes.The city system has non-linear dynamics and may dis-play relatively sudden shifts in patterns of living. Forexample, global changes in economic activity may leadto empty warehouses and factories which combined withrising house prices, may lead to regeneration of the citycentre as the empty warehouses are converted intoapartments for young single people; this new city centrepopulation supports new entertainment and leisure fa-cilities and requires changed public transport. Thedynamics of the city as complex system produce theemergence of new phenomena which is called ‘city cen-tre living’.

The application of complexity theory in the abovequote demonstrates the effect that complexity theory ishaving on transforming how one can view the processesof urbanization.

This quote is peppered with the language ofcomplexity theory, such interaction, non-linear, self-organization, and the concept of change at one levelaffecting another.

Urban planning seeks to operate within this complexurban environment. However, the current practice ofurban planning could be considered restrained by its rootsin logical-positivism rationalism and linear perspectives.Traditionally, urban planning has consisted of datacollection, goal setting, alternative determination,selection of the best alternative and monitoring. The

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end result was also a proposed 20 year land use plan.This is still the manner that is still conceived as indicatedin the following statement by the City of Prince Albert,Canada:

Urban planning involves forecasting future populationgrowth and planning for possible changes. Plannersconsider: rate of growth, rates of natural increases andmigration, age profile of the forecasted population andhousing types, employment services required (City ofPrince Albert (Saskatchewan,Canada), 2007).

However, there are numerous critics to the traditionalmanner of planning. The following reflects one criticismof urban planning as it is currently practiced:

All planning can be considered as an attempt to restrictpossible futures.

Usually this is not stated explicitly. However, ‘futuresscenarios’ are explicit rejections of other possible futures.They have become fashionable again, as they were in the1960’s. Usually, a small number of alternative scenariosis presented: they indicate the range of futures conside-red acceptable. In other words, the range of acceptablefuture cities is made visible by the choice of scenarios.‘Acceptable’, that is, to the people who prepared thescenarios. That is usually the city or regional government:sometimes, a private organization funded by local elites.(Treanor, 1998)

The first definition reflects the standardized way ofplanning studies which most planners and public officialare accustomed. However, the last comment reflects theurban planning process of one that it elitist andconstrained. It is clear that in the Post-Modern era thatthe concept of urban and regional planning is signifi-

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cantly flawed representing a field that is in transition (PostModernism and Urban Planning, 2008).

Chaos theory examines the non-linear, but determi-nistic processes. The urban environment contains manynon-linear processes, but they emanate from entities,which are not random, but have purpose andcharacteristics. In light of some of my present and pastresearch, I have been contemplating about how canChaos and Complex Systems be integrated into thepractice of urban and regional planning. The analysis ofurban phenomena using chaotic analysis techniques suchas fractal analysis and agent based modeling arenumerous. However, there is a gap from theory to practicethat is just beginning to be explored in urban planningtheory literature. Michael Batty (Batty, 2005) (Batty, 1995)and Patsy Healey (Healey, 2006) seem to have started toclose the gap between chaos theory and urban analysisand planning practice. However, their concepts are onthe periphery of urban planning literature and wouldnot be considered by the mainstream of urban plannersas guides to not presently changing the manner thatplanning is practiced on a daily basis.

I think that it is relevant to ask: How exactly do urbanand regional planners put the findings of these analyticaltools into decision-making? Actually, chaotic planningand intuitive ways of confronting the complexity ofurbanization has been around for a long time, but hasnever really identified it as such. Incremental planning,‘muddling through’ and a host of other techniques maypossibly be considered chaotic planning. Strategicplanning is considered a vehicle to reduce the planningprocedure by focusing not on the comprehensive andlong range aspect of urban planning, but reduce it tothe short term and to a specific aspect, such as economicdevelopment. However, the mind set of logical positivismand elitism still permeates this process. Strategicplanning also leaves some of the long-range aspects of

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urban planning which is worthy of salvaging, such asprotection of natural areas, water resource management,industrial development for future generations to behandled in other manners. While most planners wouldregard the methodologies and the effectiveness ofplanning organizations to guide urban development asinadequate, there is a lack of examples to effectivelytransition into a state that will sufficiently alter the presentstate of urban planning.

Urban planning can easily be framed within thecontext of complexity metaphors. There are agents, bethey politicians, urban planners, developers, citizens,government officials etc. Agents could also force eithernatural or manmade such as technology, weather, buttechnology is not divorced from humans, as they arehuman creations. Likewise, they may be framed asenvironments depending on the jurisdictional constra-ints. In the milieu of urban planning, the actions of agentsdo not carry equal influence. There are ‘super-agents’which carry more influence than other agents. Such ‘su-per-agents’ could be considered government officials,politicians, non-governmental organizations (NGO) anddevelopers. Urban planners although having moreinfluence than individual citizens, although there maybe an exception due to the influence of one citizen, wouldnot be considered a ‘super-agent’. Although within the‘super-agent’ category there are those that have moreinfluence than others. In the urban planning arena, theseagents organize around specific and general issues. Aspecial category of ‘super agents’ is those that areclassified as ‘visionary agents’, having a dramaticinfluence on other agents and their environment. Exam-ples of modern ‘visionary agents’ are Gandhi, MartinLuther King, Bishop Desmond Tutu, the Dalai Lama,and Nelson Mandela. In an urban planning context,‘visionary agents’ could be considered those as LewisMunford, Patrick Geddes, and Jaime Lerner (past ma-

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yor of Curitiba, Brazil.(See Vassoler-Froelich ( 2007) forthe details of the role of Mr. Lerner in his role in theplanning process in Curritiba). Overriding are a specialclass of ‘visionary agents’ which radically transformedthe environment for their generation and successive onessuch as Marx, Martin Luther, Napoleon, John Locke,Roseau, Machiavelli and Newton,

These metaphors create a new context for urbanplanning to operate. Does it really change the way thaturban planning operates? For those urban planners thathave probably intuitively or by contemplation graspedthe concepts of complexity, probably not too much.However, the urban planning agencies within whichurban planners operate still are producing 20-year plansand still endorse the urban planning culture that haslost its effectiveness to guide urban development in asubstantial manner.

Implications for the Practice of Urban Planning

Viewing the forces of urbanization with the context ofcomplexity theory metaphors radically changes howurban planning operates. It may be too early to considerthe present state of scientific thought developing aroundcomplexity theory as a new paradigm. However, thereare numerous examples to indicate that the use ofcomplexity theory and related applications such as agent-based modeling, fractal analysis, fuzzy logic and neuralnetworks to analyze urban phenomena is being utilizedat a greater frequency to analyze many aspects ofurbanization. They are providing new insights into theprocesses and dynamic aspects of urbanization that werenot possible with tradition methods. In this context, Iwould like to comment briefly urban planning might betransformed with the context of complexity theorymetaphors.

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Traditional Long Range Planning

The linear aspect and the rigidness of long rangeplanning is in direct opposition of the view of thecomplex aspect of an urban area. With the aspect thatthere is not one possible feasible alternative, but infinitelynumerous one makes the 20 year long-range plan with afixed land use plan a relic of modernism. Although thisdoes not mean that there not some worthy aspects thatshould be preserved. One is the designation of environ-mentally sensitive areas where areas should not becompromised due to development. Another is thepreservation of historical, cultural or aesthetic aspectsof an urban area or region.

Examination of the Demand and Supply Side of UrbanScenarios and Policy versus Physical PlanningOptions

With the development of various ‘chaos based’ models,such as cellular automata, agent-based modeling, it ispossible to examine both the effects of supply anddemand characteristics of different scenarios. Althoughthese models are still in development, there is little doubtthat they will be in urban planner’s ‘toolbox’ in the nextfive years, if not sooner.

It is still useful to investigate ‘what if ’ scenarios. Afterstudy, specific policies can be developed to addressspecific needs. These policies can be then translatedinto regulations at the local level. By examining thesupply and demand aspects of urbanization , manyalternatives can be explored instead of a fixed number.

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Rethinking the Nature of Processes

With the context of complexity theory metaphors, theurban environment could be viewed as one which is inconstant flux changing in a way that is unpredictable foreven the short term due to numerous factors. One canview the process of urban phenomena as one of numerousagents interacting within various scales. The recognitionof the chaotic nature of various aspects of urbanism leadsto different actions by those agents that are attemptingto improve aspects of urbanization. In this context, urbanplanning agencies should not focus on rigid regulationssuch as static zoning and subdivision regulations, butpolicies and processes.

Drawing from the basis of agent based modeling, oneshould focus on the agents. This can be done by workingat the neighborhood level to discern the needs of citizensand work on neighborhood problems as well as addressother issues that concern them related to living within aparticular urban environment. Obviously, this wouldrequire an enormous workforce of urban planners if donein the traditional manner of top down administration.The solutions would be train volunteers and otherprofessionals that would work in this micro level. Also,with the Internet, urban planning agencies could solicitand structure neighborhood planning. The key here isempowerment of the individual, the agent to be a part ofmaking the plan, not the object of the plan. It is from theindividual that efforts such as recycling, energyconservation, and recreation needs etc. have their support.

Although individual citizens role are important andthere should be more done to empower citizens as activeparticipants in the planning process, there are otheragents that transform the environments of urbanresidents. Shaping the manner that these ‘super agents’operate and developing dialog among them is key tochanging the foci of the urban environment.

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In the present state of most urban areas, persons witha vision are rare. However, this does not mean that thesepersons do not exist in any area. The problem is that thepresent urban political machinery from proposingsolutions discourages them. This machinery will neverencourage such a person, in that there raison d’être tokeep the status quo for his or her own benefit. Indivi-dual citizens who likewise empower them to struggleagainst formidable and rigid public and private entitiesmust support these urban visionaries.

Changing the Urban Environment

The environment of cities is dynamic and the result ofnumerous individual actions. However, this environmentis not one of individual agents acting randomly andwithout boundaries, but within a set of boundaries thathave been shaped by past super agents; thus framingthe actions of all participants These super agents canbe actual persons or the artifacts of individual or theresults of collective collaboration, such as technology. Thefuture actions of these super agents can be result in abetter future urban environment or one that is worse.The emerging urban environment or boundaries aredetermined by setting the “rules” of the operation of allagents.

The Role of Urban Planners and Planning Organizations

Using complexity metaphors to construct a new way ofviewing all that is occurring within the boundaries ofurban areas can change the way that planners viewthemselves and the role of planning. In viewing the urbanenvironment as one which is complex with multiple actorsand possible outcomes, the idea of systematically arriving

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at some optimal state becomes idealistic if not deluded.Those in urban planning at all scale levels must evaluateif is an effective agent of influence or one that it margi-nalized. Unfortunately, many in urban planning are stillbe influenced by the rationalism, logical-positivism andother ideas borne out of modernism. One of thecontinuing misconception about urban planning is thatit should be somehow neutral and divorced from politics.This has resulted in an advisory role for urban planningagencies or commissions which has resulted in theirrecommendations being adopted haphazardly accordingto the views of policy makers. This situation is a fadingone, as one finds a greater number of planning organi-zations which are located within implementing agencies.To be effective within the context of the present state ofurbanization, planning departments need to have theability to act with authority. The concept of a dedicatedplanning departments within urban areas may have tobe completely revised or phased out. Separate planningsections within implementing agencies may be muchmore effective in combination with coordination bodies.This restructuring can already be seen in many countries.

What is more important is how planning organizatio-ns view the urban environment. If their perceptions areshaped by the metaphors of complexity theory, themanner in which urban problems are approached couldbe significantly altered. Instead of spending numeroushours developing population, housing, economic andtransportation forecasts which may have limited value,their efforts would be directed toward such actions as:working with politicians, developers, and othergovernmental officials to establish policies that woulddirect the future state of urban areas; developing closecontacts with neighborhood groups to determine whatwould be in their best interests; empowerment of citizensin the planning process; the application of agent basedmodels and other techniques as tools to explore the

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workings of the urban area; making urban informationmore transparent; and a greater concentration on thedetails of urban development. Taken separately, these arenot novel ideas. Within the context of complexity theorymetaphors they are transformed. The problem is thereluctance to detach urban planning concepts from thehistoric roots of urban planning thought and theorywhich is firmed attached to rationalism, logical positivismand utopianism.

Within this metaphoric concept, a planner must seehimself as a modern day shaman. A shaman in tribalsocieties was one that led people on visions, facilitators,presented magic and led indirectly. A planner willobviously not be leading people out into the wildernessto enable them to see visions, shaking rattles duringmeetings, and transforming him/herself metaphysicallyinto other animals. What a planner can do is to: enablepersons to think about the present and visualize a betterfuture (not a utopia) that would lead to a better andmore just at any scale; present data through spatialtechnologies and through innovative modeling that mayenhance a vision or lead to better policies (the magic oftechnology); and establish personal contacts with thoseat all levels so that he/she can be a translate their intereststo others. In a complex and chaotic world, there is aneed for persons to create ripples and sometimesdisturbances to cause change. The planner must see her/himself as one who causes all agents to think in mannersthat they may have not thought before and sometimescreate controversy (not for its own sake, but as a catalystleading to the change of rules). The above describedrole of a planner is in direct opposition to the idea of aplanner who is objective, “a good soldier” or exclusivelyperforming administrative tasks as directed by others,or a modeler only presenting results for decision makers.

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Conclusión

These subjects are sometimes unwieldy and difficult tomerge in a coherent manner. As with any subject that isstill in formation, there is a large amount of uncertainlyand vagueness. Nevertheless, I think that it is importantthat these ideas are addressed regardless due to theirpotential to become catalysts in changing the essence ofhow cities are viewed and how urban planning ispracticed. There is a plethora of literature on differentaspects of complexity theory, which this article attemptedto address. However, this was not the purpose of thisarticle. The article was a vehicle so that the author couldbring together the concepts of complexity theory andattempt to formulate how these could be applied in thepractice of urban planning.

We live in a metaphoric world. It is a necessity foroperating within the world that we live. Metaphors arenot only just concepts or descriptions. They enable usto view reality in a different manner and enable changeas individuals and as societies. They are the language ofconcepts. However, metaphors can be stumbling blocksand prevent things from occurring if adhered to rigidlyand against contradictory information. The metaphorsof reductionist science are inculcated into the very fabricof science and society. The formulators of such modernscience such as Bacon and Newton are in very sciencetextbook and enshrined as bringing wisdom to thesuperstitious and backward. Many of the ideas andassociated metaphors are in direct opposition to that ofthe currently accepted scientific thought. They representsomething new, exciting and still controversial similar tomany other noteworthy ideas. Complexity theory is notthe panacea and proclaiming it to be a new paradigmmay be premature. However, its metaphors are bringingnew light to subjects and energizing them in a mannerthat modern science has been incapable. The develop-

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ment of complexity theory from its roots in mathematicsand physics to its transferral into the social sciencesincluding the field of urbanism (urban geography, urbaneconomics, urban transportation planning, trafficmanagement and urban planning etc.) and their tools(spatial technologies, statistical analysis etc.) furtherdemonstrates the robustness of these metaphors andconcepts. It is expected that these concepts will befurther explored possibly leading to changes that willchange the perceptions of urban phenomena and themanner that urban planning is practiced.

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S

* Doctorate of Philosophy in Public and Urban Administration in 2008from the University of Texas at Arlington School of Urban and PublicAffairs. Prior to joining the UTA School of Urban and Public Affairs, he wasDirector of Human Resources for Worldwide Flight Services in Dallas, Texas.He holds a Master of Science in Human Resources Management degreefrom New York Institute of Technology, an MBA in Business Administrationfrom LeTourneau University and a BS in Aeronautical Science from Embry-Riddle Aeronautical University. Dr. Alvin Brown is currently Associate VicePresident for Human Resources of the San Juan College in New Mexico. Hisareas of interest include aviation sector performance, human resourcesmanagement capacity building in Latin America and the Caribbean. Email:[email protected]

THE NATURE AND DEVELOPMENTOF PUBLIC SECTOR MANAGEMENTIN DEVELOPING COUNTRIES.

Alvin Brown*

Abstract:

ince many developing countries are faced withshifting global socioeconomic and politicalchallenges, it is incumbent on these countriesto recognize their growing need for a more

dynamic and malleable public sector focused on thecontinuous improvement of the public management andthe organization of their public sector institutions. Thischapter offers an introduction to the nature and develo-pment of public sector management in developingcountries. It presents an analysis on how politics andpublic management interrelate within public institutions.The discussion that follows focuses on the field of publicmanagement, the competing views of management,explaining the differences between public administrationand private management while explaining howcolonialism influenced public sector management.

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Introduction

Public management in developing countries is concernedwith the management and organization of public sectorinstitutions. A continuing challenge for many developingcountries during the last four decades has been anincreasing demand for more services, reduction ofpoverty, and economic growth. These phenomena madethe state responsible for redistributing wealth andproviding social welfare programs. Underdevelopedinfrastructures, competition for scarce resources, and adysfunctional private sector moved developing countriesto take on the responsibilities of providing much neededemployment for the growing professional and middleclasses. Consequently, government expenditures increa-sed precipitously. For instance, between 1960 and 1979public consumption as a percentage of gross domesticproduct rose from 7% to 20% in Jamaica, 6% to 12% inMexico, and 9% to 15% in Trinidad and Tobago (WorldBank 1981). The international debt crisis of the 1980sbrought more attention to many of the developingcountries’ inability to service their debts as a result oftheir growing government size and the unclear role oftheir public institutions.

In many developing countries, governments werecriticized for their inefficient and ineffective delivery ofpublic services. These public management failures werethe result of fiscal irresponsibility and a certain level ofpolitical unaccountability. This lack of accountabilitystemmed from their legacy of colonialism which wasreflected in a centralized and authoritarian government(Burrows-Giles, 2002; Haque, 1997). The unsatisfactoryperformance, criticisms, and fiscal mismanagement ofthe public sector institutions served as the catalyst forpublic management reform in many developingcountries. One such early reform measure was the deve-lopment of the structural adjustment loan (SAL)

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program in the 1980s. The main goal of the SAL programwas to cut fiscal deficits, curtail government interventionin the economy, and develop sustainability throughprivate sector initiatives. These goals would be achievedthrough smaller bureaucracies and improved allocationof public resources. Implemented by developers, theWorld Bank and the International Monetary Fund (IMF),structural adjustment loan programs provided financialand development assistance to developing countriesconditioned upon civil service reform, free marketpolicies, and better management of delivering publicservices.

In numerous developing countries the public sectorusually serves as the example of organizational gover-nance and politics. Accordingly, it is the driving force ofreform even though its institutions are often the objectof public management reform. Many developingcountries are faced with constantly changing global so-cioeconomic and political environments. As a result, it isincumbent on these countries to recognize their growingneed for a more dynamic and malleable public sectorfocused on the continuous improvement of the publicmanagement and organization of their public sectorinstitutions. The discussion which follows focuses on thefield of public management, the competing views ofmanagement, explaining the differences between publicadministration and private management. Finally, aperspective on how colonialism influenced publicmanagement will be presented.

The Field of Public Management

The origins of the field of public management are quiteelusive to identify. Lynn (2003) contends that thefounding of public management might start with any ofthe following statements: (1) The contemporary study

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of public management has its origins in the 1970s: inAmerica, in the curriculums and research of the newpublic policy schools and efficiency driven managerialreforms originating in Britain and New Zealand (Aucoin,1990; Pollitt, 1990). (2) What is now termed the field ofpublic management has its roots in the scientific studyof the modern administrative state in America beginningin the late nineteenth and early twentieth centuries(Minogue, et al., 1998; Mosher, 1975; Waldo, 1955). (3)The origins of the field of public management are foundin a systematic study and practice of cameralism whichbegan in seventeenth and eighteenth century Germanyand Austria (Barker, 1964; Rosenberg, 1958). (4) The fieldof public management is rooted in bureaucraticgovernment and administrative doctrines in ancientChina and in medieval regimes in the Orient (Creel,1964; Lepawsky, 1949).

Naturally, the statements opened an inquiry into thedefinition of “field” and of the term “public manage-ment”. By field, this study follows Bordieu’s (1990)definition “an arena for the play of intellectual forcesand power relationships” (qtd. in Lynn 2003, p. 1). Ofcourse, such play is not constrained to academia butincludes what Hood and Jackson (1991) refer to ascommon knowledge for the implementation of the affairsof state. Thus, this would include training of governmentofficials in airport management and other areas. Theterm public management refers to a major segment ofpublic administration or public affairs, which encompas-ses organizational structures, managerial practices, and theinstitutional values of public managers that implement thewill of the sovereign authority (Lynn, 2003).

As a field of study, public management has adoptedvarious conceptual, methodological and theoretical formsof analysis (Frederickson 2003). Through history theseforms of analysis seek to help achieve a fuller unders-tanding of where ideas originate, the current trends of

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development and society’s knowledge apparatus (Spicer,2004). Until now, public management and publicadministration were inextricable terms used to describethe functions and processes of management at all levelsof government (Ott, 1991). As a segment of modernpublic administration, public management’s roots canbe traced back to the founding of American publicadministration.

The earliest date of scholarship in public administra-tion, according to Ott et al (1991), was Woodrow Wilson’sessay “The Study of Administration” (1887). The forward-thinking wisdom of Wilson’s 1887 essay was the firstconscious effort towards a new progressive publicmanagement reform movement. His approach advocatedreform through better efficiency of government and thestrengthening of the executive at the federal level, aHamiltonian ideal (Raadschelders, 2000). Wilson viewedadministration from the perspective that it is the «detailedand systematic execution of public law» in which publicadministrators exercise their own discretion to carry outthe elected official’s policies (p. 8).

Wilson called for public administration to focus oneffectiveness and efficiency instead of just personnelreform found in the Pendleton Act of 1883. He stressedthat administrative study must “rescue executive methodsfrom the confusion and costliness of empiricalexperiment and set them up on foundations laid in stableprinciple” (p.7). Wilson proposed that politics andadministration be separated because “the field ofadministration is a field of business removed from thehurry and strife of politics” (p.7). The central theme ofthe new science of administration was to improve theexecutive function in government because it rests“outside the proper sphere of politics” (p. 7).

Basic to Wilson’s implementation of the study of ad-ministration was the comparative method of learningother administrative approaches because “without

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comparative studies and government we cannot ridourselves of the misconception that administrationstands upon an essentially different basis in a democraticstate than that on which it stands and in a non-democraticstate” (p.7). Thus, there are four foundations for thestudy of administration that characterize publicmanagement today: (1) government as the primaryorganizational setting; (2) the executive function as theproper focus; (3) the discovery of principles andtechniques for more effective management as a key todeveloping administrative competence; and (4)comparison as a method for study and advancement ofthe field. Like Wilson, Taylor argues that the introductionof scientific management into all businesses would resultin higher production and a standardized way to work.Frederick Taylor’s theory of scientific managementcentered on what were the processes of the workman andthe role the managers should play in developing thoseprocesses. In his book Principles of Scientific Management(1911), Taylor identifies that rules of thumb methodsand traditional knowledge were the main causes ofinefficiency (Behn, 1998). Taylor believed that theintroduction of scientific management into all businesswould result in higher production, no labor strikes and abetter relationship between labor and management thatwould result in increased efficiency.

According to Taylor, scientific management requiresthat management personnel voluntarily accept additionalduties, what he called a mental revolution (Taylor, 1911).Under scientific management, Taylor proposed thatmanagers assume new burdens, new duties, andresponsibilities never dreamed of in the past. The mana-gers assume, for instance, the burden of gatheringtogether all of the traditional knowledge, which in thepast has been possessed by the workmen, and then ofclassifying, tabulating, and reducing this knowledge torules, laws, and formulae, which are immensely helpful

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to the workmen in doing their daily work. He outlinesthe following four principles of scientific management:(1) the management must gather knowledge from theworkmen and develop rules, laws and formulae that canbe applied to the work of the workmen; (2) the manage-ment must study the workmen under them, get to knowthem, and then deliberately train the workmen to dobetter work and then pay increased wages for that work;(3) the management must then bring together the sciencethat has been accumulated and the worker who has beenstudied; (4) the management must institute a completere-division of the establishment’s work with the mana-gement taking over a section of the work previously doneby the worker (Taylor, 1911). Taylor’s (1911) reproach ofthe rule of thumb method of management struck a chordthat scientific management can be applied across theprivate and public spheres.

Leonard White’s Introduction to the Study of Public Ad-ministration (1926) accepts the politics administrationdichotomy and uses the term management to refer tothe distinctive content of public administration. Clearly,White’s work was influenced by Wilson who believedthere were special concerns regarding the execution ofpolicies that had to be addressed, such as personnelrecruitment, classification promotion, discipline, andretirement in “the management of men and materials inthe accomplishment of the purposes of the state” (White,1926, p. 5). Although White (1926) recognizes that publicadministration and American business are conducteddifferently, in the public arena there is greater emphasisput on public accountability; nevertheless, he feels thatthe business model is a good one for government to copy(Ott et al., 1991). The writings of Wilson, Taylor, andWhite thrust forward the idea and articulation of basicprinciples of administration.

In the 1930s Luther Gulick and Lyndall Urwick’sinfluential essay “Notes on the Theory of Organization”

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(1937) represented the high noon of orthodoxy in publicadministration (Ott et al., 1991). This brought creditabi-lity and prestige to the field of public administration byapplying scientific management to government throughtheir famous mnemonic POSDCORB, which representsthe seven major functions of public managers: planning,organizing, staffing, directing, coordinating, reporting,and budgeting. As society became more complex, orga-nizations and governments grew immensely, requiring amore effective means to deal with the challenges of ma-nagement and organizing.

Max Weber’s seminal work entitled Bureaucracy (1946)outlines a framework that considers bureaucracy as arational and efficient form of organization. Weber’s idealtype bureaucracy is intended as a mental construct thatcategorizes thoughts and helps capture reality (Fry, 1998).The bureaucracy introduced the concept of hierarchythat carried out the goals of the organization andaddressed the challenges of managing bureaucracies(Behn, 1998). In his bureaucratic structure, which appliedto public and private organizations, Weber describes theideal role of its public official or bureaucrat. It outlinesin detail the structure and environment of thebureaucracy, as well as an ideal job description andbenefits package that would allow the public official tobe effective (Shafritz and Hyde 1997; Weber 1946).

The characteristics of the bureaucracy consist of ad-ministration that is carried out on a continuous basisthrough a hierarchical structure of authority referred toas a chain of command. The tasks in the bureaucracyare divided among specialized workers in order toimprove productivity. At the same time, there are clearlines of authority and responsibility with positionsreporting to superiors who are considered to have experttraining. The control in the bureaucracy is predicatedon impersonality, which means the treatment of peopleis based on merit principles. Thus, all citizens who are

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served by the organization are treated equally, accordingto rules, and records are maintained to assure that rulesare followed.

Weber’s model is important to the evolution of publicmanagement because it is the first to focus entirely onthe position of the official in a hierarchal setting. Second,it sustains most of Wilson’s essential ideas that thereshould be a center of power, specialization, strong exe-cutive, and a hierarchal organization to maximize effi-ciency. Third, his theories reinforce Wilson’s position thatperfection in bureaucratic administration depends uponrigorous exclusion of politics from the routines of admi-nistration (Ostrom, 1974).

The origin of the field of public management may behard to pin down, but it is no different than those ofpublic administration and bureaucratic theory. As partof the field’s development, Lynn (2003) argues thathistorical knowledge is a requirement in dealing with thelarger purposes and development of public management.Public management focuses on the functions andprocesses of management in agencies and all of roles ofgovernment by addressing the methods used inimplementing public policy. In other words, it isconcerned with the managerial tools, techniques,knowledge, and skills that can be used to turn policyinto programs of action (Ott et al., 1991). The publicmanager should be acquainted with some of thetechniques and competencies necessary to effectivelymanage at all levels of government. Their proficienciesshould include, but not be limited to knowledge in theareas, such as position classification systems, recruitmentand selection procedures, performance based budgetinganalysis and formulation, strategic human resourcesmanagement, privatization and organizational governan-ce. Public management has many blurred boundaries andis often influenced by competing views and the largerrealities of public policy and politics.

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Competing Views of Public Management

The competing views of public management arereminiscent of the period when public administrationwas supposedly searching for its identity. According toBozeman (1993), public management found its begin-nings more as a creature of institutional revolution thanof intellectual development. As a field of study and ofeducational enterprise, public management seems tohave started during the late 1970s and early 1980s fromtwo very different institutions—business schools andschools of public policy.

Exactly, which school has more prominence in theevolution of public management is still in debate.However, Bozeman (1993) suggests that the schools ofpublic policy seem to have contributed more to its deve-lopment and the business school to its initial core. Thisnotion certainly begs the question, what about publicadministration programs at these different schools?Interestingly, most faculties in graduate publicadministration programs point out that publicmanagement has always been part of the daily practicein public agencies and that others are still discovering it.The main point to understand is that during the late1970s two competing views of public managementemerged— the business school version (B-approach) andthe public policy school version (P-approach). Duringthis period many business schools changed their namesfrom schools of business administration to schools ofmanagement because they were focusing on strategy andbusiness policy rather than practical application. Thepublic policy schools, such as Harvard’s Kennedy school,Michigan’s Institute for Public Policy Studies,Minnesota’s Humphrey Institute, and Berkeley’s Schoolof Public Policy, were founded as a negation of traditionalpublic administration. Policy schools were more focusedon formal quantitative analysis because they believed it

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gave the field of public management creditability anddetermination (Lynn, 2003). Not surprisingly, the policyschools started to recognize that their approach had aserious flaw. When operating in the public sector, thepolicy schools realized that there was not much need forquantitative analysis or grand policy designs. Whatemerged was a growing need for management. The policyschools were looking for something close to publicadministration, but without the traditional characteristicsof the field (Bozeman, 1993; Bozeman and Straussman1990). The answer was public management, whicharrived on the scene in the mid 1970s.

As a complement for policy analysis, one of thesignificant aspects of public management is that noneof the scholars from the policy schools actually have anybackground in public administration. In fact, some areeconomists and political scientists while others are morepractitioners than academics (Bozeman, 1993). Publicpolicy oriented public management crystallized anddeveloped its own identity through the years. The P-approach has focused on more high-level policy mana-gement rather than the day-to-day management of agen-cies. That is, a strong emphasis is placed on the role ofthe manager or political executive instead of senior levelcivil servants. What this signifies is an unavoidablepolitical reality of public management from theperspective of the policy school. The literature represen-tative of public policy oriented public management is mostlynon-quantitative and lacks theoretical rigor.

In contrast, the business oriented public managementschool consists of scholars who are aligned with traditionalpublic administration. The difference between the busi-ness approach and the public policy approach, accordingto Bozeman (1993), is considerable. First, the P-approachdoes not believe that there is not much difference betweenpublic and private organizations whereas the B-approachmakes distinctions between the public and private sectors.

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Second, the business approach to public management isfocused on empirical theory explaining the differencesbetween public and private organizations. Quite theopposite, the public policy school on public managementjust assumes the differences between public and privateorganizations are unimportant. Third, the B-approachembraces public administration and the P-approach keepspublic administration at a safe distance. Finally, the P-approach concentrates more on policy, politics and the exe-cutive while the B-approach is more process oriented.Consequently, the business school oriented public mana-gement is interested in organizational topics, such aspersonnel, organizational structure design and budgeting.

Drawing from the schools of policy analysis and busi-ness oriented public management, the scope and rela-tionship between public administration and publicmanagement should be clearly delineated. The followingsection attempts to explain the various distinctions ofpublic administration and public management.

Differentiating between Public Administration andPublic Management

Differentiating between public administration and publicmanagement has been a standing argument for decadesin American literature (Lynn, 2001b; Lynn, 2003).Embedded in the background of this debate is the notionthat since the 1970s traditional public administration hasnot met the challenges of government growth in termsof effectively managing the various governmentprograms. Holzer and Gabrielian (1998) suggest asmodels of administration become more proactive inbalancing operational, structural, and personnel issues,public administration is being reformulated as publicmanagement. Ultimately, this study does not subscribeto the idea that traditional public administration is being

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reformulated, reinvented, reconceptualized, or renamedas public management. Instead, the position of this studyis that of the two, public management is a major segmentof the broader field of public administration (Lynn, 2003;Ott et al.., 1991).

The first textbook on public administration, publishedin 1926 by Leonard D. White, denounces the idea thatpublic law should be the cornerstone of public adminis-tration scholarship. White (1926) argues that “the studyof administration should start from the base of manage-ment rather than the foundation of law” (p. vii).According to Fayol (1930), “it is important not to confuseadministration with management. To manage is toconduct an organization toward the best possible use ofall the resources at its disposal; for example, to ensurethe smooth working of the essential functions (qtd. inLynn 2003, p.2). Van Riper (1990) points out that thewords administration and management have always beentreated the same. Waldo’s (1984) view is that “perhaps asmuch as any other one thing, the managementmovement has molded the outlook of those to whompublic administration is an independent inquiry ordouble discipline” (qtd. in Lynn 2003, p.2.) Anotherperspective argued by Ott et al. (1991), is that as a partof the broader field of public administration, “publicmanagement focuses on public administration as aprofession and on the public manager as a practitionerof that profession” (p.1). Agreeing with this idea thatpublic management is a profession, Perry and Kraemer(1983) state that public management is a new approachthat has developed as an answer to inadequacies in othermanagement fields. They view public management asthe merger of the normative aspect of traditional publicadministration and the orientation of generic manage-ment, a strategic approach aligning organizational goalswith motivating individuals toward achieving them. Untilnow these terms have been used as one and the same.

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According to Graham and Hays (1986), the difference isimportant because public management is one aspect ofpublic administration. One thinks about public admi-nistration as an expression that encompasses activitiesthat involve the establishment and implementation ofpublic policies. It is a concept that has been perceivedby many academics and even practitioners as part of thepolitics of bureaucracies and the interaction between theexecutive, legislative, and judicial branches ofgovernment. In other words, public administrationaddressing the questions of equity, representation andthe control of administrative discretion is instrumentalin determining the role public administrators play inimplementing public policies and programs.

As an element of public administration, public ma-nagement is more concerned with the activities that takeplace within government agencies than with beinginhibited by the political process; public management isfocused on policy implementation (qtd. in Ott et al.,1991). This is not to say that public managers do notdeal frequently with political problems and relationships;however, their attention is directed toward proceduresand practices by which civil servants carry out theirassigned tasks with efficiency and accountability amongtheir priorities. One of the disadvantages pointed out byGraham and Hays (1986) is that important philosophicalquestions may be neglected when public administrationis examined strictly from an applied perspective, such aspublic management. This is a risk that they are willingto take because the benefits that could be gained from amore efficient and accountable delivery of public serviceswould be beneficial. Clearly, if public managers performin an effective and efficient manner, progress would bemade in achieving the goals and aspirations of manypublic policies and programs.

During the mid 1970s, the public manager cameunder scrutiny, especially, after the new public adminis-

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tration movement (Fredrickson, 1976; Marini, 1971).What developed was a concern by public administrationwith the public manager’s role in fostering and sustainingrelationships between citizens and government agencies(Lynn, 1996). The debate over the salient distinctions ofpublic administration and public management is definedby the big questions of public management and the bigquestions of public administration. A good example ofthe important differences between public managementand public administration can be heard in the debatebetween Behn (1995), Newman (1996) and Kirlin (1996)arguing that most fields are defined by the big questionsthey ask. Behn (1995) proposes the following bigquestions in public management:

1. Micromanagement: how can public managersbreak the micromanagement cycle- an excess ofprocedural rules, which prevent public agenciesfrom producing results leading to more proceduralrules, which leads to less results.

2. Motivation: how can public manager motivatepeople (public employees as well as those outsidethe formal authority of government) to work in amanner leading toward achieving public purposes?

3. Measurement: how can public managers measurethe achievements of their agencies in ways thathelp to increase these achievements?

Behn’s (1995) big questions in public managementdirectly support the position that public managementfocuses on the manager, their actions and achievements.Responding to Behn, Newman (1995) and Kirlin (1996)propose a totally different set of big questions for publicadministration. Newman (1996) recognizes that Behn hasraised important questions and that these questions are“of application, not probes into the origins or basic nature

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of the discipline” (p. 410). Newman’s (1996) big questionsare as follows:

1. What is the nature of organization and of a publicorganization?

2. How is the public organization related to itsenvironment?

3. What does it mean to manage or to administer thepublic organization?

Kirlin (1996) contends that because Behn’s questionsfocus on public managers “it gives the management oforganization primacy over the democratic polity and itignores political and legal aspects of publicadministration” (p.416). Kirlin (1996) proposes thefollowing big questions of public administration in ademocracy:

1. What are the instruments of collective action thatremain responsible both to the democraticallyelected officials and to core societal values?

2. What are the roles of nongovernmental collectiveaction in society, and how can desired roles beprotected and nurtured?

3. Whether the appropriate tradeoffs betweengovernmental structures based on function (whichcommonly eases organizational tasks) andgeography (which eases citizenship, politicalleadership and societal learning)?

4. How shall tensions between national and localpolitical arenas be resolved?

5. What decisions shall be isolated from the normalprocesses of politics so that some other rationalecan be applied?

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6. What balance shall be struck among neutralcompetence, representativeness and leadership?

7. How can processes of societal learning beimproved, including knowledge of choicesavailable, and consequences of alternatives, andhow to achieve desired goals, most importantly, thenurturing and development of a democratic polity?

Kirlin (1996) concludes that the big questions of publicadministration in a democracy should satisfy thefollowing:

1. Achieving a democratic polity.2. Rising to the societal level even in terms of values

is also important at the level of individual publicorganizations.

3. Confronting the complexity of instruments ofcollective action.

4. Encouraging more effective societal learning.

The theoretical questions abound; the differencesbetween public administration and public managementare sometimes viewed in blurred degrees of variation(Simon, Smithberg and Thompson, 1950). In a similarvein, the following section discusses the differences andsimilarities of public and private management.

Understanding the Public and Private ManagementPuzzle

Scholars and practitioners in the field of managementare painfully aware of the puzzle created by similaritiesand differences between public and private sectormanagement (Baldwin, 1993; Murray, 1975). There is alarge amount of literature in the management field that

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acknowledges the prevalence of the public-private ma-nagement debate. Unlike Weinberg (1983) who suggeststhat the debate is exaggerated, this study contends thatthe differences between public and private sector orga-nizations are not overemphasized. In fact, the distinctionsare at the core of how public and private organizationsare viewed by society. This section will explore the rela-tionship between public and private management byfollowing Allison’s (1979) argument that public andprivate management are different and similar; however,the differences are more important than the similarities.The important question that must be addressed is whatareas of the public–private management debate shouldbe compared? The main focus of this section is to defi-ne public and private organizations and then dismantlethe public and private management puzzle by answeringthe following questions: (1) How are public and privatemanagement similar? (2) How are public and privatemanagement different? (3) How are roles and functionsof public and private managers different?

Defining Public and Private Organizations

Prior to delineating the similarities and differencesbetween public and private management, it is instructiveto define the two types of organizations. To simply tossaround generic terms, such as public and private, is notuseful because they both have ownership and financialimplications. Accordingly, many private firms are consi-dered public because the general public can own themthrough stock purchases. Similarly, government agen-cies can make a profit because they generate revenue overand above their costs. There is no consensus in theliterature on a definition of public and private organiza-tions that is singularly useful in organizational analysis.According to Perry and Rainey (1988), public-private

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distinctions have been used for centuries as they relateto everyday issues and the values of society.

The common sense approach used by society is thedistinction based on ownership. On the other hand,Boyne (2002) argues that the contrast of public-privateownership is evident in how each entity is funded. Publicagencies are funded by taxation; whereas, private firmsobtain their funding through the market fees paid bycustomers. Another view offered by Perry and Rainey(1988) is the multidimensionality of the public-privatedistinction that ownership and financial characteristicsdo not fully capture. The definitions that are offered inthe literature assume that public ownership subjects theagency to controls and regulations of government insteadof economic markets and other nongovernmentalprocesses.

Indeed, government regulations are often brought tobear on private firms. Yet hybrid organizations (i.e.private ownership with public funding or publicownership with private funding), such as governmentcorporations and government contractors, often havemore independence from controls because they areformed for the purpose of expanding managerialautonomy (Allison, 1979; Boyne, 2002; Bozeman, 1993;Perry and Rainey, 1988). Another example of thismultidimensionality is proposed by Benn and Gaus(1983), who point out that public-private organizationcan be explained along three dimensions: (1) interest—indicating whether benefits and losses are communal orrestricted to individuals; (2) access— referring to theopenness of facilities, resources, or information; and (3)agency— distinguishing whether a person or anorganization is acting as an individual or as an agent tothe community as a whole.

Although the varying definitions of public-private or-ganizations have led to a lack of consensus regardingorganizational analysis, progress has been made. There

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have been substantial efforts made by scholars to shapethe elements of the public-private management puzzleinto a comprehensible order. In an attempt to furthertheir efforts to better explain the debate, the discussionnow turns to crystallizing the elements of the manage-ment puzzle.

Disentangling the Public-Private Management Puzzle

The early claims of administrative science to rendergeneric science for all types of organizations are now moremodest in their pronouncements (Simon et al., 1950).To students of public administration and public mana-gement, the belief that there has to be one theory of or-ganization and one ideal structure no longer hasprominence in the field because there is no one-size-fitsall approach to public or private management of organi-zations. Drucker (1997) argues “organizations willincreasingly be fashioned differently: the differentpurposes, different kinds of work, different people, anddifferent cultures. The organization is not just a tool, “itbespeaks values we are rapidly moving toward a pluralityand a pluralism of organizations” (p.5). Simon et al.,(1950) offers a similar idea:

The idea that there is one form of organization—specifi-cally, the private corporation—that has a unique capacityfor efficient action is simply a myth that ignores boththe motivations and work in organizational behavior andthe limits in our capacities for measuring consequencesand converting them into costs and demand prices.Finally, the forms of organization in a society have muchto do with the distribution of power. A plurality oforganizational forms, governmental alongside private,can help to disperse power in a society. There are no

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simple formulas for choosing between markets and or-ganization or between governmental and private organi-zations in a modern society. A great variety of patternscan be seen in the world today without clear choice amongthem. Simple dogmas of universal privatization orsocialization are particularly suspect for the concen-tration of power they encourage. There is a great deal tobe said for hybrid vigor (p. 11).

A few supporters of public management may arguethat while organizations vary management does not. Ma-nagers in both the public and private sector, accordingto this view, are carrying out essentially the samefunctions. The only difference is that they modify theirmanagement approach depending on scale and scopeof the task and the challenges of the environment inwhich they are working. There are many opposing viewsto this idea; one in particular is that there are publicproblems which make situations more complex in thepublic sector. Much has been written about similaritiesand differences in public and private management.

How are Public-Private Management Similar?

During the early period of the high noon of orthodoxy,Gulick and Urwick’s “Papers in the Science ofAdministration” (1937) summarizes the similarities of thechief executive and the public manager in the mnemonicPOSDCORB (planning, organizing, staffing, directing,coordinating, reporting, and budgeting) (Allison, 1979;Graham and Hay, 1986). Gulick (1937) describes thesebasic managerial operations in the following way:

1. Planning— is working out in a board outline thethings that need to be done and the method fordoing them to accomplish the purpose set for theenterprise.

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2. Organizing— is the establishment of formalstructure of authority through which worksubdivisions are arranged, defined, andcoordinated for the defined objective.

3. Staffing— is the whole personnel function ofbringing in and training the staff and maintainingfavorable conditions of work.

4. Directing— is the continuous task of makingdecisions, embodying them in specific orders andinstructions while serving as the leader of theenterprise.

5. Coordinating— is the important duties ofinterrelating the various parts of the work.

6. Reporting— is keeping those to whom the execu-tive is responsible informed as to what is going on.This includes keeping himself and his subordinatesinformed through records and inspection.

7. Budgeting— consists of fiscal planning,accounting and control (Gulick and Urwick, 1937).

POSDCORB maintains its relevancy even today and thereis no argument that POSDCORB is entrenched in themajor management activities that are performed in bothpublic and private organizations (Graham and Hay,1986). According to Allison (1979), in both a public andprivate management environment, the challenge formanagers is to apply these elements to their day-to-dayoperations and to achieve results (Stewart and Ranson,1994).

How are Public and Private Management Different?

Although numerous studies embrace the idea that publicand private management are more alike than different,some authors believe that there are fundamentalmanagement differences. Allison (1979) suggests that

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public mangers should focus on the areas in which thepublic and private sectors exhibit fundamentaldifferences. Some of the more commonly identifieddifferences between public and private managementenvironments are summarized in Table 1.

Table 1. Public-Versus-Private Differences that ImpactManagement

Source: Allison (1979)

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Although organizational theorists conclude that all ma-nagers (public and private) must deal with “structuralcomplexity and external influences on their authority”,a growing number concede that public managers “usuallyface more elaborate structural arrangements and cons-traints” (Rainey 1991, p. 118). In fact, beginning in theearly 1980s, contextual differences became a populartopic in the relatively sparse public managementliterature. Executives with firsthand experience in bothgovernment and business began writing about thedifferences between the two roles (Allison 1980, 1992;Blumenthal 1983; Cervantes 1983; Chase and Reveal1983; Rumsfield 1983). All agreed that controls,processes, and constraints impacted their managerialbehavior while in government.

While the basic functions of public and private ma-nagers are nearly identical, leaders of public organiza-tions must contend with a number of serious handicapsthat are not found in business and industry. Public ma-nagers are expected, for instance, to deal with ambiguousand contradictory goals, absurdly unrealistic expectationson the part of their “owners” (the public), and inadequatecontrol over their own administrative resources (Grahamand Hays 1986, p. 4).

In addition to public opinion, public managers mustcontend with, among other forces, the following: (1) theagency’s enabling legislation and relevant statutes, (2)court cases that further interpret authority andresponsibility, (3) the influence of other agencies (withcomplementary or conflicting missions), (4) variousinterest groups, and (5) structural and proceduralimpediments intended to make the public manageraccountable to the popular will (such as externallyimposed budget levels, personnel ceilings, andorganizational structure) (Graham and Hays 1986, p. 17).More structured research supports these specialperspectives. Rainey (1991) points out that “various

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studies of public managers show a general tendency fortheir roles to reflect the context of political interventionand administrative constraints” (p. 174). As cited inRainey (1991), comparative studies conclude that publicand private managers performed the same roles andfunctions, but the time each manager type spent in therole differed (Aberbach, Putnam, and Rockman 1981;Kauffman 1979; Kurke and Aldrich 1983; Lou, Pavett,and Newman 1980; Mintzberg 1972; Porter and VonMaanen 1983; Weinberg 1977).

As a result, many public administrators view theirpositions as having less autonomy because they have lesscontrol over how they allocate their own time, so theyregard demands from people outside the organizationas a much stronger influence on how they manage theirtime (Porter and Von Maanen 1983, p. 174). As Chaseand Reveal (1983) argue, the key challenge of managinga public agency is the external political and institutionalenvironment. Just as grueling, suggests Rainey (1991),is dealing with elected chief executives, coping withgovernment agencies, legislators, and managing relationswith special interest groups and the media.

Certainly, management in the public domain can learnfrom management in the private sector, and vice versa.Specific management ideas may be transferable; however,what is not transferable is the model of management—its purposes, conditions, and tasks. “Yet, the private sec-tor model dominates thinking» (Stewart and Ranson1994, p.54). As a result, the task of management in thepublic domain is defined negatively rather than positively.Conflicting aspects of a public-versus-private sectormodel are summarized in Table 2.

The distinctive nature of public and private manage-ment rests in the context of the constitution of the UnitedStates. Allison (1979) points out that in the private sec-tor the Chief Executive Officer is charged with theresponsibility of the general management of the

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organization. In contrast, management of governmentis divided among the executive, legislative and judicialbranches. Certainly, the constitutional objective is not torun government efficiently but to ensure that there arechecks and balances of power (Shafritz et al., 2007).

Table 2. Private-Public Sector Model Differences

Source: Stewart and Ranson 1994, p.58

Thus, the implementation and achievement of organi-zational goals in the private sector are the ultimateresponsibility of the chief executive officer while the sameduties in the public sector are spread throughout severaldifferent agencies and individuals at the federal level(Allison 1979). These individuals include electedcongressional officials and appointees. Leaders shouldbe mindful that at the local levels where most publicservices are delivered there is another array of electedofficials and public managers responsible for the dailymanagement of government agencies. In a completelyrational world, if one could divide organizations intoconcise groups of public and private, identifyingsimilarities and differences between managers of theseorganizations would be easy (Allison, 1979). Accordingto Graham and Hays (1986), the natural tendencies ofindividuals are to categorize bureaucrats as a differentclass of citizens. The truth is that the roles they play arenot different from those played by their counterparts in

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the private sector. When examined closely, the job titlesone may find in the private sector has a public sectorequivalent, for example, accountants, chemists,physicians and thousands of other technical, professio-nal, and service employees.

Public managers who supervise the activities of publicemployees are either elected or appointed; for example,presidents, mayors, senators, prime ministers and otherjudicial branches of power. Many public managers areappointed through the process of patronage (that is,through the sponsorship of elected politicians, whichmay or may not be followed by legislative approval), butthe majority are in office through the civil serviceprocedure. This section focuses on the appointed publicmanager. These individuals make the daily decisions thatrun public agencies (Chase and Reveal, 1983).

According to Yates (1985), there are subtle differencesbetween public and private organizations. For instance,elements of the public manager’s job that are shared byprivate managers include planning and analysis,budgeting, organizational design and the dynamics ofgroups within the organization. There are other facets ofthe public-private manager differences that are alsointerrelated; for instance, public managers must deal withCongress, manage communication with the media, notto mention the external pressures from interest groups.On the other hand, private executives are not excludedfrom this type of political environment. Yates (1985)points out that executives of private organizations mustcontend with competing firms, bankers, investors,clients, customers, unions and government regulatoryagencies. The degree of intensity with which the publicmanager must deal with Congress and other governmentagencies does not compare to the private manager.However, the private sector’s growing relationships withgovernment indicate that the private manager’senvironment is starting to look more like his or her public

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counterparts, suggesting more of a blending betweenpublic and private management (Graham and Hays,1986; Yates, 1985). Yates (1985) suggests the question ofsignificance between the two is hard to answer because itrests entirely on the interests of the individual. That is,political scientists recognize political problems;organizational behaviorists see inter-group problems, andpublic managers contend with many problems thateventually manifest themselves as issues in personnel,planning, and other aspects of management.

This study agrees with Allison (1979) in that unders-tanding the differences between public and private arekey to developing strategies and techniques appropriatein solving problems. However, it is the view of this studythat tailoring a solution or approach to a specific problemwithin a public agency does not fall solely in the domainof public or private management. Public managersshould seek solutions to public sector management issuesbased on the best practices of public and privatemanagement. Consider for a moment that the challengesof public managers in the United States are beingtransferred to their public manager counterparts inpublic enterprises of developing Latin American andCaribbean countries. Their ability to deal with importantissues and trends depends on their view of theproliferation of public sector management. The focalconcern of the following section is to examine theexperience of Latin American and Caribbean countriesin using public management as a tool to improve theperformance of their public enterprises.

Public Enterprise Management in Developing Coun-tries

In the developing countries of Latin America and theCaribbean, public enterprises are the main drivers for

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economic and social transformation (Sicherl, 1983). Theconcept of a public enterprise system is that govern-ments sell goods and services to the public that consistsof private, public and not-for-profit managementfeatures. Many of the challenges facing public, such asmaximizing efficiency (which is an element of themarketplace) while maintaining the ideals of equity andpolitics of the government sector necessitate theinterpretation of politics and the market (Farazamand,1996). Gaining an understanding of the past and presentissues surrounding public enterprises in LACDNs isuseful when interpreting the public enterprise as aninfrastructure of development in different environments.Thus, the social and economic environment in whichpublic enterprises were established and operate todayinfluences the efficient and effective performance of theenterprise (Farazmand, 1996; Fay and Morrison, 2006;Khan, 1982; Sicherl, 1983). What follows is a highlightof colonialism’s influence on public enterprise manage-ment, public enterprises, and service delivery.

The Forgotten Factor: How Colonialism influencedPublic Management?

To better understand public enterprise management andto reform it in Latin America and the Caribbean, it isessential to be aware of how colonialism influenced publicenterprise management. Farazmand (1996) argues thatcolonialism was instrumental in the development ofpublic enterprises around the world. European colonialpowers, including Britain, France, Portugal, and Spain,have left a lasting imprint on the administrative systemsof many African, Asian, Latin American, and Caribbeannations. The development of public enterprise manage-ment and economic systems in Latin America was aproduct of the mercantilist Spanish and Portuguese

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prevailing colonial rule in the region which persisted afterindependence (Farazmand, 1996). Thus, many indepen-dent states of Latin America adopted the administra-tion and economic patterns that they were exposed toduring the colonial period. The purpose at this point isto examine the impact that colonialism exerted ondeveloping nations. Colonialism within the Com-monwealth Caribbean region12 will be highlighted toexemplify its impact on the public throughout the LatinAmerican and Caribbean region.

The Legacy of Colonialism

The legacy of colonialism in developing nations is oneof the prevailing features evident in the management ofmany government agencies. In other words, the end ofcolonial rule in many Latin American and Caribbeannations has not changed the colonial traditions regardinggovernment bureaucratic structure, function, socializa-tion, norms and attitudes (Hague, p.199).

According to Burrow-Giles (2002), colonial domina-tion in the region resulted in British business interestsgaining power and wealth through the policy ofmercantilism. The impact of mercantilism on the regionwas manifested in very specific policies; (1) preventingcolonial people from establishing manufacturingindustries making them non-manufacturing dependen-

12 THE COMMONWEALTH CARIBBEAN is the term applied to theEnglish- speaking islands in the Caribbean and the mainland nations ofBelize (formerly British Honduras) and Guyana (formerly British Guiana)that once constituted the Caribbean portion of the British Empire. Thisstudy examines only the islands of the Commonwealth Caribbean, whichare Jamaica, Trinidad and Tobago, the Windward Islands (Dominica, St.Lucia, St. Vincent and the Grenadines, and Grenada), Barbados, the LeewardIslands (Antigua and Barbuda, St. Kitts and Nevis, Anguilla, and Montse-rrat), and the so-called Northern Islands (the Bahamas, the Cayman Islands,and the Turks and Caicos Islands).

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cies; (2) keeping colonial people technologicallybackward; (3) maintaining colonial people as producersof primary products; (4) keeping colonial people boundto the mother country through the policy of tradeexclusivity; and (5) limiting horizontal linkages betweenthe colonies except through the British government. Theobvious impact of mercantilism on the region wastwofold. First, policies were designed to extract thesurpluses from the region to help in the development ofBritain; second, it distorted and impeded the develop-ment of the economies in the region.

In fact, the colonial legacy has not been totallydismantled. This is apparent in the Crown Colony Go-vernment representative system of the Grand CaymanIslands. The inherited pejorative features of bureaucracy,such as elitism, paternalism, despotism, distrust,centralization, secrecy, formalism and urban bias, are aliveand well in the Grand Cayman Islands.

There are three stages to the historical evolution ofcolonialism. First, the era of slavery lasting until 1834 inthe Commonwealth Caribbean served to place a premiumon freedom and the political culture of the Caribbean.The second stage was the old representative system untilthe 1865 Morant Bay uprising in Jamaica13. Subsequently,the Crown Colony Government (CCG) form of govern-ment was introduced to devolve government oversightfrom the imperial British government to the colonies.Third, the era of constitutional decolonization beganwith the general rise after the First World War towardgreater self -government and eventual independence(Barrow-Giles, 2002; Lange 2004).

13 The Morant Bay rebellion began on October 11, 1865, when Paul Bogleled 200 to 300 black men and women into the town of Morant Bay, parishof St. Thomas in the East, Jamaica. The rebellion and its aftermath were amajor turning point in Jamaica’s history, also generated a significant politicaldebate in Britain.

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The development of colonialism was not a randomevent but was purposeful and conducted with extremeprejudice. At the national level of the British government,the Privy Council was the chief executive authority forthe local service in the Colonies (Barrow-Giles, 2002;Khan, 1982). Other offices included the Treasury, theOffice of the Secretary of State, the Admiralty, the WarOffice, and the Ordinance Board. As a result of compli-cations with management and delays in long distancecorrespondence between Britain and the colonies, a Co-lonial Office was formed in 1854. The colonial officeensured the provision of a permanent supply of trainedofficials to manage and coordinate the duties of thecolonies in the best interest of the Crown. Maintainingcontrol of administration was important to theperpetuation of colonial rule because the colonial Ad-ministrative Secretariat did the bidding for the Crownand discharged its functions according to the standardsset by the Crown. What is clear is that the Crown Colonyruled its colonial possessions by eliminating politicalcompetition and vesting government management anddecision-making power in the supreme ruler (Governor)of the Crown Colony Government.

Colonial Management

Colonial management in many of the British colonieswas directed by the governor, the single and supremeauthority representative of the Crown Colony. Thegovernor, as head of the executive government, thepresident of the legislature and the exclusive channel ofcommunication with the Crown Colony, was responsiblefor the security and all interests of the colony. Thegovernor had the power to appoint judges and dismiss,suspend or relieve public officials of their duties andresponsibilities to their constituencies (Khan, 1982).

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Civil Service

Colonial governors relied heavily on the civil service incarrying out executive functions. During the 1830s eachcolony hired local civil servants with input from theirrespective governors in the region. Often, the higherpositions such as Governor, Chief Justice, Attorney Ge-neral, financial Secretary, and Colonial Secretary weremade by the Crown Colony Government through apatronage system. The most important official after theGovernor was the Colonial Secretariat— the office of theColonial Secretary is the principal agent of governmentand the legislative council at the same time, directingthe complex management service and technicaldepartmental system. The Colonial Secretariat and thetreasury department provided central managementservices and were the control centers of all governmentactivities in the Colonies (Barrow-Giles, 2002; Hague,1997; Khan, 1982; Morris, 1967).

Reorganization Period of the 1930s

The reorganization period of the 1930s and the inquiryof the Moyne Commission represented civil unrest andprotest movements throughout the Caribbean. Theseevents not only signaled the advent of constitutional andsocio-economic change, but they also initiated the attackon the colonial administrative structure (Barrow-Giles,2002; Benn, 2004; Khan, 1982). The Moyne CommissionReport (1945) supposedly brought gradual change in therole of governments in the Caribbean. The reportconcluded that policymakers needed to pay attention tothe development of social issues, such as housing, edu-cation, health, social welfare, and immunity improve-ment. Benn (2004) points out that the delivery of theseservices to society in the Caribbean stimulated the growth

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of the public sector through increased public expendi-ture, growth of existing departments and new govern-ment agencies. As a result of these events, a ministerialsystem of government dividing the Colonial Secretariatinto ministries related to housing, public works, educa-tion, and other related ministries was formed. Thedecentralization of the Colonial Secretariat filled with theelected members (Ministers of Parliament) did notinvolve them being properly trained or getting experiencein delivering and maintaining services to theirconstituents; instead, they were getting irrelevantexperience on running the ministry in menial adminis-trative jobs and file work (Barrow-Giles, 2002; Benn,2004; Khan, 1982). In fact, the newly elected membersof parliament had no real power and authority. Thegovernor and senior level civil servants, appointed andapproved by the Crown Colony continued to exerciseexecutive power over the elected members of parliamentand the masses. Thus, the challenge for these newministries appeared to be that the organizational elementsof public management were driven by the tasks to beperformed and how these tasks were divided betweenthe different workgroups. Ultimately, division of laborshould be conducted in such a manner that it meets theobjectives of government. Many Caribbean countries withtheir newfound statehoods began to experience therealities of their new structures and responsibilities.

Institutional Behavior and Relations

Institutional behavior and relations in the Caribbeanregion have encountered many challenges in the develo-pment of harmonious relationships between theexecutives and the civil servants. Khan (1982) points outthat these organizational problems have beencompounded by confusion about leadership roles and

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the ministries. Colonialism has influenced this aspect ofpublic- management because the transition has not beeneffectively made from the relatively simple hierarchalorganizations of the colonial period to the criteria of thenew ministerial organizations. This is due in part becausethere is no longer one actor in the decision-makingprocess as first encountered in the office of the ColonialSecretary. What has taken place is an evolution of theorganizational structure from the colonial periodrepresented by three actors at the top of each ministry inwhich the working relationship has not been clearlydefined (Benn, 2004; Khan, 1982). They are the Minister,Permanent Secretary and Chief Technical Officer (CTO).Thus, direction at the ministerial level is not as strongand unified as it should be.

To create a tri-dichotomous relationship between thethree officials, such as the Minister setting policy, thePermanent Secretary implementing policy and the CTOgiving technical advice on policy and implementation,is naive and mistaken (Benn, 2004; Khan, 1982). It wouldbe like agreeing to the view that there is a politics-administration dichotomy in real practice. In manyCaribbean nations the linkage between policy formation,implementation, technical and managerial evaluation isstill being debated and has not yet been resolved. Whatis generally lacking is an environment in which teamworkis encouraged. Too often in small island societies politicalexecutives and civil servants create an atmosphere thatlacks social harmony and encourages conflicts that resultin power struggles, uneasiness, and uncooperativebehavior between ministerial levels of government andcivil servants (Milne, 1970).

There appears to be a recurrent theme in the mana-gement literature of the Caribbean that suggests theconflict relationship between politicians and civil servantsgoes back to the days of colonial rule. According to Khan(1982), while politicians were engaged in the indepen-

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dence movement, civil servants assisted the colonialpower in maintaining law and order. Consequently, civilservants trained in the ways of the colonial governmentare not aware of the needs of a transitional independentstate. Therefore, Ministers look to individuals on whomthey can rely for support often resulting in nepotism andjob denials to non-supporters of the party. Today therecontinues to be an environment of mistrust andmisunderstanding between Ministers of Parliament and thecivil service (Armstrong, 1980; Mills, 1970).

The introduction of colonialism into the public ma-nagement system of the Caribbean was based on valuepremises and structural designs transferred to colonialsettings incrementally (Benn, 2004; Khan, 1982). Colo-nial rule was easily adopted because no other choice wasreadily available. The adaptation of this type of rule bypublic-enterprise management at the local level was theresult of colonial rule becoming institutionalized, not justbased on acquiescence, selective recruitment, organiza-tional socialization, value infusion, or conformity, butalso on control, coercion, and containment. Accordingly,the hegemonic dominant class of the Crown Colonybecame the driving force of consciousness, values andcustoms throughout colonial societies (Lange, 2004).Eventually, the inquiry of the Moyne Commission Report(1945) and other social movements brought about changein public- management with increasing involvement andparticipation in public agencies by majority socio-ethicgroups. Greater acceptance of and recognition for theinstrumental value of public- management became visi-ble, especially, with the new responsibilities of publicagencies to deliver social services to the masses.

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GOBERNANZA METROPOLITANA:DEFINICIONES Y MARCOS CONCEPTUALES

Jesús A. Treviño*

Resumen:

l ensayo señala que el concepto de gobernanzaes impreciso, a grado tal que sus significadosno sólo son distintos; sino, a veces, contradic-torios. A la confusión y profusión de defini-

ciones se añaden las dificultades lingüísticas y las ambi-güedades disciplinarias. Por esta razón se prefiere abor-dar y definir la gobernanza desde cinco enfoques o mar-cos conceptuales que responden a los nuevos retos plan-teados por el desplazamiento del estado como actor prin-cipal, la porosidad jurisdiccional de los problemas me-tropolitanos y la participación creciente del sector priva-do en la provisión de bienes y servicios públicos. Estosenfoques son: (1) La administración pública tradicional,(2) La nueva gerencia pública, (3) El nuevo servicio pú-blico, (4) conjunción administrativa. (5) La economíapolítica Metropolitana. Los primeros cuatro enfoques quese revisan son de carácter gerencial o administrativo. LaAdministración Pública Tradicional y la Nueva GerenciaPública ubican la gobernanza en el nivel de la eficienciaadministrativa. El Nuevo Servicio Público y la Conjun-ción Administrativa, en el nivel de las prácticas sociales,señalan que la gobernaza es resultado de la participa-ción ciudadana, del ejercicio del poder. El quinto enfoquees una propuesta en este ensayo. Se propone llevar ladefinición de gobenanza como ejercicio del poder al delas fuentes o determinantes del poder. El marco propuestoseñala que los enfoques gerenciales o administrativos sepreocupan por la “buena” administración de la ciudad,

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pero son de poca utilidad para explicar las consecuen-cias o las razones del ejercicio de poder en la sociedad.Por esta razón, se propone analizar gobernanza en elmarco de la economía política metropolitana.

Definiciones.

The Oxford English Dictionary dice que el términogobernanza (governance) se utilizó por primera vez en1628 y que para 1701 ya existía la expresión “los prínci-pes sabios no deberían admirarse por su gobierno sinopor su gobernanza.” Esta idea, la de gobernanza comosinónimo de método o sistema de gobernar o adminis-trar, es la que reporta The Webster’s Ecyclopaedic UnabridgedDictionary of the English Language (Maheshwar 2002, 240).Definiciones recientes en la línea de este esnayo afirmanque la gobernanza significa el ejercicio del poder, con elobjetivo de dirigir y regular las actividades públicas enbeneficio del interés público (comoquiera que a éste sele defina). A partir de los 1990s, el concepto cobró inte-rés cuando las agencias internacionales de ayuda repor-taron que la mala gobernanza (o su ausencia) era unabarrera importante para el desarrollo económico de lospaíses subdesarrollados. La buena gobernanza (ogobernanza democrática, como prefiriere denominarlaGore en su National Performance Review y Denhardt yDenhardt 2003), se promueve con factores como la des-centralización y la administración participativa o parti-cipación ciudadana en la toma de decisiones (Maheshwar2002, 240-242).

El concepto de gobernanza, a pesar de su uso tanamplio, es impreciso a grado tal que sus significados nosólo son distintos sino, a veces, contradictorios. La va-riedad de términos es evidente en las definiciones si-guientes:

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• La gobernanza es el ejercicio de la autoridad pú-blica. Esto es, la elaboración y administración dela política pública, así como la toma de decisionesy la realización de acciones consecuentes. Con enel tiempo, el poder de dirigir una sociedad se hapasado de gobernantes individuales a gobiernospoderosos y, hoy en día, a una base social amplia.

La estructura gubernamental de una ciudad,aunque importante, sólo es una dimensión de lagobernanza local.

• Gobernaza significa administración en un contex-to político, atendiendo al interés público de la for-ma más amplia posible (Green y Hubbell 1996, 38).Esta definición corresponde a los autores del Ma-nifiesto de Blacksburg (1983), que hacían un lla-mado a la reconceptualización de la administra-ción pública en materia de gobernanza.14 Es elantecedente inmediato que marca la evolución dela Nueva Administración Pública hacia la perspec-tiva del Nuevo Servicio Público.

• Gobernanza es más que la provisión de serviciospúblicos y administración de las crisis o los pro-blemas urbanos. Implica la construcción de insti-tuciones y procesos que llevan a los ciudadanos aformular e implementar políticas comunitarias, demanera colectiva y democrática (Bowman 2007, 140).

• La gobernanza, en las redes de políticas o sistemasde negociación, se refiere a los actores públicos delos distintos niveles, en cooperación con los acto-res privados para la producción y ejecución depolíticas.

• La gobernanza son los regímenes de leyes, reglas,decisiones judiciales y prácticas administrativas que

14 Los autores del Manifiesto comparten la línea previamente trazada porla conferencia de Minnowbrook I (NY, 1968) sobre el interés público y elrechazo a una administración pública «neutral» o libre de valores.

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restringen, prescriben y posibilitan la provisión debienes y servicios por el sector público (Lynn et al.(2001, 7).

A esta confusión y profusión de definiciones se añadenlas dificultades lingüísticas y las ambigüedades discipli-narias. En la bobliografía, a veces, el término gobernanzaparece remplazar al de administración pública (publicadministation) o al de gerencia pública (public management).Por otro lado, hoy en día se utiliza al término gobernanzapara indicar situaciones que amenazan las formas con-vencionales del gobierno democrático o que proponenalguna vía lateral democrática. Este camino lleva a confun-dir a la gobernanza con el gobierno y la gobernabilidad.

Gobierno. Son las estructuras e instituciones del gobier-no y de las organizaciones públicas encargadas formal-mente de establecer las políticas y prestar los servicios.(Denhardt y Denhardt 2003, 86). Gobierno es un con-cepto menos amplio que el de gobernanza.

Gobernabilidad. Capacidad del gobierno para resolver losproblemas que le competen. La disminución de esa ca-pacidad se debió a la resistencia de varios grupos socia-les, entre los que destacaron los sindicatos, a la acciónpública unilateral. El término cayó en desuso en los 1980scuando los gobiernos empezaron a reducir sus funcio-nes y replantear su autoridad (Grant 2003/1996, 226).Gobernabilidad se refiere a la capacidad del gobierno,no al ejercicio del poder en aras del bien común.

La diversidad de enfoques y las dificultades lingüísti-cas y disciplinarias muestran que es difícil encontrar unadefinición de gobernanza en la que todos estén de acuer-do (Whelan 2007, 844). En su revisión de las teorías yconceptos de la administración pública, Frederickson ySmith (2003, 243-244) concluyen que, hoy en día,gobernanza es más un término que describe un cambio

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en la administración pública que una teoría coherente.Gobernanza es un término utilizado para comprenderlos cambios en el ámbito de la administración pública ydescribir los marcos intelectuales que responden a losnuevos retos planteados. La pregunta obligada es: ¿Cuálesretos nuevos? Nos ocupamos de este asunto enseguida.

“Los nuevos retos”.

No hay duda de que las reglas y las regulaciones, los pro-gramas y los procesos que guían la sociedad, han experi-mentado un cambio dramático. Este cambio en los me-canismos que guían y regulan la sociedad giran alrede-dor de tres temas o principios unificadores sobre el pa-pel de la administración pública y la definición de lagobernanza (Peters y Pierre 1998, Denhardt y Denhardt2003, 84-86, Frederickson y Smith 2003, 207-210):

1. El estado es desplazado como el actor principal de lapolítica pública (Retreat of the State, Strange 1996).Este desplazamiento ocurre por las presionesglobales sobre los gobiernos nacionales a través delos mercados internacionales de capital y de orga-nizaciones supranacionales (Empresas Trasnacio-nales, Banco Mundial, Fondo Monetario Interna-cional, Organización de Libre Comercio, GreenPeace).

2. Cambios en la relación sector público-sector privado.Predomina la corriente de la “Nueva Gerencia Pú-blica” que propone:

• La adopción de la administración y técnicas dedistribución de los recursos, con base en las re-glas del mercado.

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• Mayor ingerencia del sector privado en la pro-visión de los servicios públicos.

• Un esfuerzo deliberado para “adelgazar” el go-bierno y descentralizar sus funciones, a fin deque deje de ser actor central en la formulaciónde políticas.

3. Emergencia del ‘estado hueco’ (hollow state). El “esta-do hueco” es una expresión para señalar un go-bierno que subcontrata los servicios públicos, re-duciendo su papel como oferente directo de losbienes públicos.

El desplazamiento del estado como actor central de lapolítica pública, los cambios recientes en la relación sec-tor público-sector privado y el surgimiento del “estadohueco” crean una presión global para replantear las co-nexiones formales e informales entre el gobierno y la so-ciedad y una demanda de herramientas intelectuales enla administración pública.

Respuestas

La necesidad de afrontar los retos anteriores ha genera-do tres enfoques de estudio de la gobernanza en generaly dos marcos alternativos para el análisis de la gobernanzametropolitana, en particular:

1. La gobernanza como administración pública tradicio-nal (autores clásicos, antes de 1968. En inglés: PublicManagement). La gobernanza es el diseño e implan-tación de políticas dirigidas a objetivos específicos,políticamente definidos. Los funcionarios públi-cos canalizan estas políticas a través de las diversasdependencias de gobierno organizadas jerárquica-

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mente y están sujetas a los principios marcadospor la ley y la realidad política. El gobierno es elactor más importante en la dirección de la socie-dad, sin que ello implique que otros intereses nosean representados. Los funcionarios públicos re-portan a los líderes políticos elegidos democráti-camente.

Problemas. La política pública es formulada y controladapor expertos que determinan la naturaleza del interés pú-blico y diseñan las políticas óptimas para alcanzarlo. Laspersonas son inducidas por un sistema de premios y casti-gos para lograr las metas de las políticas científicamenteelaboradas. No hay participación ciudadana que integredirectamente los deseos sociales en la política pública.

2. La gobernanza como nueva gerencia pública (NGP. Eninglés: New Public Management) (Kettl 2000). Lagobernanza es NGP. La gobernanza es la adopciónde los valores y prácticas empresariales en el sectorpúblico. Las dos variantes principales de la NGPson el “modelo Westminster” (Nueva Zelanda,Australia, Canadá y el Reino Unido) y el “modelode la reinvención del gobierno” (E.E.U.U.). Esteenfoque considera que la suma de los interesesparticulares genera un resultado congruente conel de los grupos mayores de ciudadanos (consu-midores).

Problemas. La noción de gobernanza en la NGP es dema-siado reducida. Además, la administración de los asun-tos privados es muy distinta de la administración públi-ca. Mientras en la administración pública se rinden cuen-tas (accountability) a diversos grupos sociales bajo crite-rios sociales, en la administración privada se rinden cuen-tas a un propietario o grupo de accionistas asociados porel afán de lucro. Por otro lado, los proveedores de servi-

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cios rinden cuentas a sus contratistas en vez de servirdirectamente al interés público. Tal como lo señalanPeters and Pierre (1998), la ideología de la NGP cuestio-na el papel cultural y filosófico de la democracia.

3. La gobernanza como nuevo servicio público (NSP. Eninglés: New Public Administration) (Denhardt yDenhardt 2003). La gobernanza es el ejercicio dela autoridad pública. Es un concepto más amplioque el de gobierno. Son las tradiciones, las institu-ciones y los procesos que determinan el ejerciciodel poder en una sociedad, incluyendo cómo setoman las decisiones en asuntos de interés públi-co y cómo los ciudadanos participan en las deci-siones públicas (Denhardt 2003, 86). Este enfoquetiene como antecedente la Nueva AdministraciónPública, surgida después de la conferencia deMinnowbrook (NY, 1968), “refundada” por el Ma-nifiesto de Blacksburg (VA, 1983) y revaluada porlas conferencias de Minowbrook II (1988) y III(2008).15

Problemas. El NSP sólo es real como planteamiento. Enel mundo hay un continuuom de gobernanzas que vandesde el modelo estatista (el gobierno es el único actorprincipal) hasta la “gobernanza sin gobierno” (los acto-res sociales son más importantes que el gobierno). Losmodelos de gobernanza que se acercan al modelo idealdel NSP serían: la escuela holandesa (el estado es unode los muchos actores que participan en las redes socia-les de gobierno) y el de “gobernanza sin gobierno,” yamencionado (Pierre y Peters 2005, Ch2).

15 Los reportes de la conferencia reciente de Minowbrook III (2008) noreportan avances significativos o tan importantes como los de la conferen-cia de Minobrook I (1968).

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Tabla 1. Diferencias entre el Nuevo Servicio Público(NSP) y la Nueva Gerencia Pública (NSP)*

Fuente: Peters y Pierre (1998, 231–233), Frederickson y Smith 2003, chap.

9), Gargan (2007, 1194).

* Esta lista comparativa entre la NGP y el NSP puede adaptarse para elestudio de la famosa dicotomía administración-política o para e ilustrar lahistoria reciente de la administración pública.

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4. Gobernanza como conjunción administrativa (CA)(Fiederickson 1999). La gobernanza es el intentode crear una imagen coherente de las relacioneslaterales e interinstitucionales en la administraciónpública, frente a los nuevos retos:

(a)Límites jurisdiccionales porosos. Los proble-mas rebasan los límites municipales y los resi-dentes tienen compromisos sociales, políticos yfinancieros en áreas diferentes a la que viven otrabajan.

(b)Erosión de la capacidad de las jurisdiccionespara contener y administrar los problemas com-plejos sociales, económicos y políticos. Las ciu-dades más grandes tienen los problemas mayo-res y menor capacidad individual para resolver-los por sí mismas.

(c)Problemas para distinguir lo público de lo pri-vado. Los servicios públicos se subcontratancada vez más en algunas jurisdicciones.

(d)El liderazgo político es más importante al inte-rior de los municipios que entre ellos.

La teoría de la conjunción administrativa destaca dosobservaciones:

(a)Los retos metropolitanos se parecen mucho alos que debe afrontar la diplomacia en el nivelinternacional. Los sistemas o redes de coopera-ción interjurisdiccionales son como los de ladiplomacia entre las naciones-estado:[. . . En] la ausencia de una autoridad central, ybajo condiciones de gran interdependencia, haysistemas de cooperación y acuerdo altamentedesarrollados en áreas metopolitanas que sirven

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esencialmente al mismo propósito que las prác-ticas de la diplomacia entre las naciones estado.Como en el caso de la diplomacia, los patronesde cooperación y acuerdo en la metrópolis va-ría según la materia de que se trate, el estatus eintereses de los actores, la permanencia o ines-tabilidad de los problemas y el nivel relativo dela formalidad del proceso y el procedimiento.Frederickson (1999, 707)

(b)Las jurisdicciones políticas todavía son importantespara la política. La política, en el sentido de lascampañas electorales, aún es jurisdiccional. Silas estructuras jurisdiccionales jerárquicas seconsideran como edificios, la conjunción admi-nistrativa es como puentes peatonales que losconectan. La conjunción administrativa nece-sita de las jurisdicciones como entidades políti-cas. La conjunción administrativa es el arregloy carácter horizontal de la asociación formal einformal entre los actores que representan uni-dades, con una conducta pública y administra-tiva interconectada.

Para sustentar su teoría, Frederickson (1999) señala quelos oficiales de alto rango en Kansas City dedican comoun 15% de su tiempo a las actividades de conjunción ocooperación interjurisdiccional. Esta conjunción se basaen los valores, creencias y experiencia del servicio públi-co profesional más que en la autoridad formal.

Hoy en día, la conjunción administrativa, la asocia-ción horizontal de redes de varios actores públicos y laconducta administrativa resultante de la red, describenmejor la administración metropolitana en la arena urba-na. Se crean colaboraciones metropolitanas que repre-sentan formas emergentes de gobernanza, puesto quese comprometen en un sistema de redes de interacción

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que, como un todo, actúan como un régimen urbano departicipantes interconectados con intereses mutuos y con-tradictorios (Meek 2003, 929). Existe una conjunciónmetropolitana práctica porque las metrópolis deben fun-cionar como unidades coherentes y articuladas para com-petir en la economía mundial y capitalizar las ventajasde las aglomeraciones urbanas. Mas aún, la naturalezade los problemas es de índole intermunicipal: hay mu-chos problemas públicos, tales como la calidad del aire,el transporte, el uso del suelo, la protección civil o laseguridad pública, que rebasan los límites municipales ydeben ser atendidos como parte de la gobernanza regio-nal, ya sea formal o informal (Hall 2005, 211-212). Comola política de los municipios metropolitanos es de natu-raleza interna (i.e., campañas electorales), los acuerdosde cooperación intermunicipal generalmente son dele-gados a los profesionales o a los expertos sobre una basede conocimiento, no de autoridad formal. Como lo no-tara Holden (1964, 634):

Los burócratas municipales importantes son los ofi-ciales con experiencia más o menos permanentes de lasoficinas de gobierno y un juicio rápido muestra que lamayoría de los contactos intergubernamentales se llevaa cabo en este nivel (de director de finanzas a director definanzas o de oficial de salud a oficial de salud).

La clave de la cooperación entre los municipios deuna metrópoli es la naturaleza interjurisdiccional de susproblemas. No hay organizaciones e instituciones másinterdependientes que las metropolitanas. No deberíasorprender que, por lo tanto, se encuentren las mejoresformas de cooperación en las áreas metropolitanas. Aun-que no hay dos áreas metropolitanas iguales, ellas sonrelativamente similares en términos gubernamentales. Porlo tanto, los hallazgos y puntos teóricos hechos para losestudios de caso son generalizables.

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Problemas. La política de cualquier jurisdicción puedecrear fuerzas opositoras a la cooperación; los funciona-rios pueden tener fricciones por cuestiones de persona-lidad; no hay un estudio satisfactorio con el nivel regio-nal o subnacional.

5. La gobernanza como economía política metropolitana(EPM) (este ensayo). La gobernanza engloba insti-tuciones y procesos que tienen que ver con el ejer-cicio del poder en la sociedad. Las instituciones, enel sentido amplio, son patrones individuales o degrupo obligados por sanciones en leyes, costum-bres o prácticas sociales informales (Bellah et al.1991, 10-11, citado en Wamsley y Wolf 1996, 29).El proceso de gobernanza tiene que ver con la ma-nera de tomar decisiones en una sociedad y cómolos ciudadanos y los grupos interactúan en la for-mulación de metas públicas y en la implantaciónde la política pública. Este proceso involucra mu-chos grupos y organizaciones diferentes (Denhardt yBaker 2007,131). En estas líneas no sólo interesa ladefinición de gobernanza, sino también su ubica-ción en el nivel del ejercicio (no de las fuentes) delpoder. Es importante subrayar también que se ne-cesitan técnicas para el análisis de los procesos denegociación de los diversos grupos con niveles deinterés y participación desigual.

La gobernanza, como ejercicio del poder institucionali-zado, es un proceso importante (el de las prácticas so-ciales) en el proceso de estructuración. El proceso deestructuración es el proceso por el que se fortalecen lasfuentes de poder que, a su vez, determinan el alcance dela acción (institucional o no institucional) de los actoressociales. Parafraseando a Giddens (1976, 161), lagobernanza es parte del proceso por el que los actores

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sociales ejercen su poder y, en esa medida, robustecen (odebilitan) sus fuentes de poder. Esas fuentes de poderfortalecidas (o disminuidas), a su vez, determinan lasposibilidades de la acción social. De esta manera, las fuen-tes de poder son construidas por la acción social y laacción social, a su vez, es determinada por las fuentes depoder. Es obvio que, en esta perspectiva, la realidad so-cial es una construcción dinámica con intereses especí-ficos que guían acciones deliberadas o intencionadas.

La gobernanza, como economía política metropolita-na, es una propuesta sugerida por este esnayo. Por lotanto, conviene desglosar con mayor detalle, las ideasanteriores. En la sección siguiente adaptamos a la me-tropolítica (gobernanza metropolitana) algunos desarro-llos teórico-metodológicos de la economía política inter-nacional (EPI). La idea clave que une estos dos temas esla gobernanza metropolitana como problema de diplo-macia, no en el sentido sugerido por Holden (1964) sinoen el de la “diplomacia triangular” en el ámbito de laEPI. En su síntesis de las teorías de la gobernanza,Frederickson y Smith (2003) redescubren la propuestade Holden (1964) de considerar a la gobernanza metro-politana como un problema de diplomacia. Después derevisar someramente el trabajo de Susan Strange (1996)sobre la pérdida de fuerza de los estados nacionales fren-te a las empresas trasnacionales y la permeabilidad delas fronteras nacionales a las fuerzas de la globalización(Retreat of the State), Frederickson y Smith (2003) limitansu análisis a la diplomacia en el sentido tradicional, con-cluyendo que los problemas de la gobernanza metropo-litana son resueltos por una “conjunción administrati-va.” Frederickson y su equipo dedican su obra recientea medir el tiempo que los servidores públicos electos ylos burócratas dedican a la conjunción administrativaen Kansas (1999) y a la tipología de la administración delas ciudades norteamericanas (2004). Es decir,Frederickson et al., tal como lo hiciera en su tiempo

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Holden para la diplomacia tradicional, se interesan enlas lecciones que pueden aprender de los problemas ysoluciones de cooperación interjurisdiccional. Con ello,sin embargo, Frederickson et al. omiten todo el desarro-llo conceptual sobre “diplomacia triangular” de SusanStrange y su potencialidad para ser adaptado al ámbitometropolitano.

El método Burke-Aristóteles, en la “Gramática de los motivos”.

“Si quieres entender el mundo, tienes que hacerte estaspreguntas: ¿Quién obtiene qué? ¿Por qué la estructuraes de la manera que es? ¿Cuáles son las consecuencias?¿Quién arriesga? ¿Quién tiene las oportunidades? ¿Quiénpaga? ¿Quién se beneficia?”(Susan Strange, Entrevista personal, 1997)

Las preguntas básicas que propone Susan Strange parael estudio del Sistema Global son similares a las que utili-za un antiguo método esbozado por Aristóteles (Poéticay Retórica), y rescatado y mejorado por Kenneth Burke(1945) para el análisis del discurso. El método de Burke-Aristóteles es conocido como «análisis pentaico” (pentadicanalysis) por apoyarse en cinco preguntas: (1) ¿Qué ocu-rrió? (2) ¿Cuándo o dónde pasó? (3) ¿Quién lo hizo? (4)¿Cómo lo hizo? (5) ¿Por qué lo hizo? Estas interrogacio-nes se traducen en cinco categorías que definen cual-quier acción humana: “qué ocurrió (acto), cuándo y dóndepasó (escena), quién lo hizo (agente), cómo o de qué modolo hizo (agencia), y el porqué (propósito).” Estas cincopreguntas comparten ciertas interrelaciones formales porser atributos de una misma cosa o sustancia. Por lainterrelación de estos elementos en la estructura de laacción, en lo que Burke llama la “gramática de los moti-vos,” la respuesta a una de estas preguntas afecta a lasrestantes.

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En el caso del sistema económico global, los princi-pales actores son las empresas transnacionales y los esta-dos nación. Sus interrelaciones dan lugar a la llamada:“diplomacia triangular” (Strange y Stopford 1991); rela-ción empresa-empresa (de la que se ocupa la economía),relación estado-estado (materia de la diplomacia tradi-cional) y relación estado-empresa (estudiada por la cien-cia política y otras disciplinas). Es claro que el métodode la diplomacia triangular no sólo identifica los princi-pales actores de la escena global; sino que, por omisión,clasifica al resto de los actores por su grado de participa-ción, interés o lejanía en un caso específico. Existen méto-dos complementarios que apoyan la clasificación y elanálisis de la diplomacia triangular, tales como “el méto-do Gordon de rectángulos concéntricos” (Weiss 1990 yGordon 1977), la negociación por “áreas problema”(Brewer 1992) o el “cubo de negociación” (Behrman yGrosse 1990, Ch.1 y Ch. 8). Los enfoques complemen-tarios sobre el interés y el desempeño de actores diver-sos, primarios y secundarios, tienen el inconveniente deaplicarse al nivel de las negociaciones, en circunstanciascambiantes, sin referir explícitamente las fuentes de po-der en operación. Los métodos para el estudio de lasnegociaciones entre los actores son importantes siempreque se les ubique en la dimensión adecuada, el de la ne-gociación y los acuerdos, no en la economía política me-tropolitana. Los métodos de “rectángulos concéntricos,”“áreas problema” o “cubos de negociación” pueden serde gran utilidad si las relaciones entre los actores se re-miten a sus fuentes de poder, tal como lo hace el análisisde las relaciones en la “diplomacia triangular” (Figura 1)Una tarea importante en el análisis de la gobernanzametropolitana es identificar los principales actores y ana-lizar sus relaciones. Como no hay adaptaciones del mé-todo de Susan Strange al nivel local, los ejemplos sólotienen un carácter ilustrativo. Supongamos que hay dosactores principales que forman una “diplomacia trian-

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gular”: gobiernos municipales y desarrolladores inmo-biliarios.16

La economía política metropolitana: de la “gramática de losmotivos” a la “gramática de la acción social” .

El método de Burke-Aristóteles, originalmente apoyadoen cinco preguntas (¿Qué ocurrió? ¿Cuándo o dónde pasó?¿Quién lo hizo? ¿Cómo lo hizo? ¿Por qué lo hizo?), pue-de extenderse a seis interrogantes agregando: ¿Qué po-sibilidades tuvo?

De igual manera, a las cinco categorías respectivas(acto, escena, agente, agencia, propósito o motivo) sesuma una sexta: fuentes de poder (es decir, ¿qué hace quelos actos sean posibles? ¿qué hace que las cosas sean comoson?). La pregunta natural es, ¿por qué agregar una sex-ta interrogante? La respuesta directa es: para llevar la“gramática de los motivos” a un cuerpo coherente deteoría social.17 Un tema central en la literatura sobre el

16 Esto no significa que no haya otros grupos locales importantes, talescomo los grupos ecologistas, los sindicatos, y las universidades. La identifi-cación y multiplicación de los actores sociales considerados, depende delproblema específico. De hecho, Holden (1964), en su diplomacia metropo-litana, y Frederickson y Smith (2003), en su Conjunción Administrativa,restringen la identificación de sus actores principales a los gobiernos muni-cipales. En realidad, poco importa si la diplomacia es triangular (Strange yStopford 1991), pentagonal (Lawton 1996) o poligonal. Lo relevante esconsiderar que las negociaciones de los actores sociales expresan y modifi-can sus fuentes de poder. Estas últimas, a su vez, determinan los temas de laagenda, el proceso y el resultado final de las negociaciones.17 Se pueden agregar todas las preguntas que sean, pero por distintasrazones. Algunos, siguiendo la retórica de Aristóteles, agregan una sextapregunta relativa a la actitud o al marco. El marco de una situación serefiere a la idea, ideología o intención implícita en la escena: puede ser unavisión del mundo, in patrón de comportamiento o una razón que legitimala conducta de los actores. Un conjunto de marcos da el argumento de unanarrativa. Por ejemplo, los cuatro marcos de un argumento de “satanización”o “villanización” son: (1) identificar al oponente, (2) exagerar el poder delenemigo, (3) mostrar al oponente en situaciones completamente negativas,

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sistema global (Strange 1988 y Strange y Stopford 1991,principalmente) es el de las posibilidades de la acción(fuentes de poder). La introducción de la sexta pregun-ta, al llevar la “gramática de los motivos” al contexto delpoder, desplaza la discusión del cómo se comunican lascosas al porqué ocurren los hechos. Por esta diferenciaentre comunicación y explicación, las primeras líneas deesta sección muestran que las preguntas de SusanStranage son similares, no iguales a las del método Burke-Aristóteles. En su Gramática de los motivos, Burke intuyóla economía política, pero no fue su interés principal:

Según Aristóteles, Tales creía que “todas las cosas estánllenas de Dioses.” Para nuestros propósitos, esto podríainterpretarse como el reconocimiento del hecho de queen todo hay un poder, o un motivo de algún tipo. (Burke1945, 118).

• Las fuentes de Poder (¿Qué posibilidades tuvo?). Enlos últimos veinte años, una parte importante de la bi-bliografía sobre la economía política internacional abor-da el estudio del poder en dos dimensiones simultáneas(Strange 1988, 1991 y 1996, y Nye 2004): la dimensiónrelacional18 (en el nivel de los actores sociales) y la dimen-sión estructural (en el nivel de las fuentes de poder).Robert Dhal proporciona la definición más breve y cono-cida de la dimensión relacional: un actor social, A, tienepoder relacional si hace que otro actor social, B, hagaalgo que no hubiera hecho en otra circunstancia (Pfeffer1981, in Shafritz and Ott 1987, 310). John W. Gardner(1990, 55) proporciona una definición similar para el

y (4) mostrar que el oponente tiene motivos perversos o corruptos. General-mente este proceso se acompaña de otro de “santificación” del “bueno” porcontrastan al “malo”.18 Después de todo, el poder sólo es concebido en relación a otro (s).

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poder relacional: es la capacidad de modificarintencionalmente la conducta de otros. La dimensiónestructural es la que determina el resultado en la dimen-sión relacional. La dimensión estructural también es co-nocida como “bases” (French and Raven 1959, in Shafritzand Ott 1987), “fuentes” (Strange 1988, Gardner 1990)o “recursos” Nye 2004) de poder. Nye (2004) proporcio-na la definición más clara de la dimensión estructural:hay sólo dos tipos de poder estructural: duro (hard) yblando (soft). Mientras el poder duro es la fuerza y laeconomía, el poder blando se refiere a los valores, el co-nocimiento de las reglas y cualquier cosa que busque“atrapar la mente y el corazón de la gente.” Aunque to-dos los tipos de poder duro y suave son interdependien-tes, algunos ejemplos representativos son Stalin o Hitler(poder duro-fuerza), Bill Gates (poder duro-economía)y el Papa (poder blando-valores):

El soft power es la capacidad de hacer creer a la gente quelas ideas de uno son las mejores, que nuestros valoresson los adecuados. Es el poder de moldear las ideas dela gente. Es más sutil que decir “si no me das tu dinerote mato,” o “si no eres de esta manera te hago sufrir.” Essobre cómo comunicamos y qué comunicamos. Lo quecomunicamos son creencias y sistemas o preferencias devalores. (Susan Strange, Entrevista personal 1997)

En resumen. Al combinar las seis preguntas anterio-res se tiene que los agentes (actores) desarrollan accio-nes (actos) en una situación (escena), utilizando ciertosmedios (agencia) para lograr sus fines (propósitos) posi-bles (fuentes de poder) (Tabla 2 y Figura 2). Estos seiselementos son parte de un sistema interdependiente go-bernado por relaciones históricas y dialécticas. Históri-cas, porque los actos del presente son consecuencia delas acciones de ayer. Dialécticas, porque los actos de hoyson resultado de la acción y reacción de los diversos agen-

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tes con intereses convergentes y/o divergentes en un mo-mento determinado.

Figura 1. Geometría de la Negociación Social (NivelRelacional).

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Figura 2. Librero de tres niveles para el estudio de lagobernanza.

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Tabla 2. Categorías de la “gramática de los motivos” yde la economía política de la gobernanza metropolitana.

• ¿Economía Política o “Gramática de la Acción Social”?La “gramática de los motivos” de Burke, al agregarse untérmino sobre las posibilidades de la acción, se transfor-ma en economía política más que en una “gramática dela acción social,”19 por dos razones:

(1) La introducción del tema del poder no sólo creaun cambio cuantitativo (en el número de pregun-tas) sino también cualitativo (en el enfoque delanálisis). La economía política reinterpreta las cin-co preguntas de Burke-Aristóteles desde el ámbitode las fuentes de poder. La economía política noes la simple extensión de “la gramática de los mo-tivos.” Al introducir el tema del poder en el siste-ma global o en la gobernanza metropolitana, la“gramática de los motivos” deja de ser “gramáti-ca” porque sustituye el interés por la forma con laexplicación de las causas; abandona la retórica para

19 Esta es una expresión transitoria por motivos expositivos. Expresionesequivalentes a la «Gramática de la acción social» serían la referida a la socie-dad en general («Gramática de las prácticas sociales») o a un ámbito especí-fico («Gramática del sistema global» o «Gramática de la ciudad»).

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convertirse en Economía Política (metropolitana,en el caso que nos ocupa).20

(2) La preocupación en la economía política es anali-zar por qué ocurren las cosas; la preocupación en la“gramática de los motivos” es la forma en que secomunican los acontecimientos. Cuando el interéses analizar por qué ocurren los hechos, en vez decómo se reportan en la noticia, se abandona el análi-sis del discurso o de los medios para adentrarse enel estudio de los determinantes de la realidad so-cial y sus procesos de estructuración. Al buscar loselementos determinantes de una retórica de losacontecimientos (i.e., los reportes que se presen-tan en los medios de comunicación) nos alejamosde la “gramática de los motivos” para entrar al dela economía política.

Las dos razones anteriores muestran cómo la “gramáti-ca de los motivos” presta a la economía política sus cin-co preguntas sin confundirse con ella. Teniendo estomuy claro, es posible usar con toda libertad las pregun-tas de la “gramática de los motivos” en la economía po-lítica. Al particular debe tenerse presente que en la eco-nomía política, una vez identificado el tema de interés,

20 Es oportuno mencionar que Economía Política en estas notas refiere dosideas principales: (1) La Economía Política no se restringe a la economía(producción y finanzas) como fuente de poder (también están la fuerza y elconocimiento, los valores, las ideas). Estas fuentes de poder remiten a lascausas e impiden que la Economía Política sea considerada una mera «Gra-mática de la acción social,» «Gramática de las prácticas sociales» o «Gramá-tica de la ciudad,» y (2) La economía política fusiona dos términos quecorresponden a distintos ámbitos analíticos: la economía, que correspondeal nivel de las fuentes de poder (de las posibilidades de la acción), y lapolítica que se ubica en el nivel de los actores sociales (de la acción social).Esta fusión de términos en la expresión «economía política» permite unavisión completa de la acción social y sus posibilidades, pero frecuentementelleva a que el lector poco cuidadoso mezcle indistintamente los efectos conlas causas (confusión de conceptos de la acción social con sus fuentes depoder).

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hay tres tareas principales: la identificación de los prin-cipales actores, de sus relaciones más importantes y desus fuentes de poder. La identificación de los actores másimportantes filtra en el análisis la multiplicidad de he-chos irrelevantes. La razón por la que deben identificar-se las relaciones más importantes de los actores princi-pales es la siguiente: un hombre o un actor social hacemuchas cosas y no todas ellas son congruentes o articu-ladas entre sí. Por eso conviene seleccionar las relacionesy los elementos que se consideren relevantes a la acciónque se busca analizar.

La economía política no permite la ambigüedad detérminos que ocurre en la “gramática de los motivos.”Los actores son los únicos provistos (o carentes) de po-der. Los casos donde un actor es sustituido por una es-cena o un medio por un actor no son aceptables. Estono quiere decir que no haya análisis ingenuos o intencio-nados que incurran en esta práctica.

Si queremos mostrar las distintas versiones de un mis-mo hecho para ganar la voluntad de la audiencia, la gra-mática de los motivos es la más apropiada. Si queremosanalizar los acontecimientos desde las fuerzas que lesdieron origen, la economía política es la indicada. Lasegunda incluye a la primera y la descubre preguntan-do: ¿Cuáles son los actores principales y cuáles sus rela-ciones mas importantes?, ¿Qué posibilidades reales tie-nen esos actores de influir en otros?

Nota final sobre la diplomacia triangular y los cuatroenfoques administrativos o gerenciales de la gober-nanza metropolitana

La gobernanza en las teorías administrativas o gerencialesy en la economía política es tan diferente como el conte-nido de la teoría de la formación del universo y de laforma de los continentes. La teoría sobre el origen del

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universo responde a la pregunta sobre el inicio del uni-verso; no responde a cómo se formaron los continenteso como tomaron forma. Esto último es materia de otrateoría. La economía política de la gobernanza metropo-litana, como las teorías de formación del universo, con-sidera a la ciudad en un contexto amplio: ¿Porqué ocu-rren las cosas? ¿Quién se beneficia o perjudica? Las teo-rías administrativas y gerenciales de la gobernanza, comolas teorías sobre la formación de los continentes, apor-tan algo diferente: ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo manejar elcarro? ¿Cómo administrar la ciudad? Lee el manual oaprende las lecciones de otros que lo han hecho mejorque tú. Son manuales de instrucciones para la “buena”administración de la ciudad, sin preocuparse por en-tenderla o explicarla. La economía política de lagobernanza, aunque más amplia en enfoque, no es me-jor que la visión correspondiente en las teorías adminis-trativas y gerenciales porque responden distintas pregun-tas. El reclamo de Denhardt y Denhardt (2003) de valo-rar a la gente sobre la productividad o la invitación deFrederickson (1999) de tomar a las áreas metropolitanascomo el mejor referente empírico para el desarrollo deuna teoría de la gobernanza basada en la conjunciónadministrativa son importantes en el nivel de las prácti-cas sociales. Estos enfoques, sin embargo, son de pocautilidad para explicar las consecuencias o las razones delejercicio de poder en la sociedad. Este ejercicio, recorde-mos, se realiza a través de instituciones y procesos querepresentan la gobernanza en los enfoques administrati-vos o gerenciales.

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Tabla 3. Enfoques para el estudio de la gobernanza.

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A

ECONOMÍA, EMPLEO Y PRODUCTIVIDADEN LAS METRÓPOLIS DE MÉXICO

Edel Cadena Vargas,21 Guadalupe Hoyos Castillo22

y Juan Campos Alanís23

Resumen:

ste artículo analiza la evolución de la econo-mía, el empleo y la productividad de las 56zonas metropolitanas de México, de 1989 a2004. Concluye, a través del análisis estadísti-

co, que este tipo de ciudades siguen siendo un gran focode atracción para la población; pero sus actividades eco-nómicas disminuyen gradualmente o se deterioran. Porello, de continuar esta tendencia al estancamiento, sevislumbra, en el corto plazo, un futuro sombrío para lasmetrópolis de este país.

Palabras clave: metrópolis, economía urbana, produc-ción, empleo, productividad.

Abstract. This paper analyses the economy, employment,and productivity of 56 metropolitan zones from Mexico.Concludes that, through statistical analysis, this kind ofcities keep being a big attraction focus of population,

21 Facultad de Planeación Urbana y Regional de la Universidad Autónomadel Estado de México. Miembro del cuerpo académico Estudios Territoriales yAmbientales. [email protected] Facultad de Planeación Urbana y Regional de la Universidad Autónomadel Estado de México. Miembro del cuerpo académico Estudios Territoriales yAmbientales. [email protected] Facultad de Geografía de la Universidad Autónoma del Estado de Méxi-co. Miembro del cuerpo académico Procesos Socio-Economicos y [email protected]

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but its economical activities decrease or damagesgradually. For that, if this tendency to stagnationcontinues, in the short term will be a gloomy future tothe metropolis for this country.

Key words. Metropolis, urban economy, production,employment, productivity.

Introducción

Un primer problema para el análisis del fenómeno me-tropolitano en México es la falta de consenso —entre losestudiosos del tema— acerca del número de metrópolis,los criterios de integración, así como los municipios quecomponen cada una de ellas.

No obstante, a pesar no estar enfocado al estudio delas metrópolis, el gobierno mexicano ha logrado unacuerdo acerca de los criterios para definir las zonas me-tropolitanas de este país. Para ellos –la Secretaría de De-sarrollo Social SEDESOL, el Consejo Nacional de Pobla-ción CONAPO y el Instituto Nacional de Estadística Geo-grafía e Informática INEGI– hay 56 zonas metropolita-nas en México, compuestas por 345 municipios, defini-dos a partir de la siguiente tipología: (SEDESOL y otros,2007: 17-20)

1. Municipios centrales. Corresponden a los munici-pios donde se localiza la ciudad principal que da origena la zona metropolitana. 24 (…)

24 Los características de estos municipios, según el gobierno mexicano, son:«1a. Municipios que comparten una conurbación intermunicipal, definida ésta comola unión física entre dos o más localidades censales de diferentes municipios y cuyapoblación, en conjunto, asciende a 50 mil o más habitantes. 1b. Municipios conlocalidades de 50 mil o más habitantes, que muestran un alto grado de integraciónfísica y funcional con municipios vecinos predominantemente urbanos. 1c. Munici-pios con ciudades de un millón o más de habitantes. 1d. Municipios con ciudades queforman parte de una zona metropolitana transfronteriza, con 250 mil o más habitan-tes.». (SEDESOL y otros, 2007: 20)

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2. Municipios exteriores definidos con base en crite-rios estadísticos y geográficos. Son municipios contiguosa los anteriores, cuyas localidades no están conurbadascon la ciudad principal, pero que manifiestan un carác-ter predominantemente urbano, al tiempo que mantie-nen un alto grado de integración funcional con los mu-nicipios centrales de la zona metropolitana.25 (…)

3. Municipios exteriores, definidos con base en crite-rios de planeación y política urbana. Son municipios quese encuentran reconocidos por los gobiernos, federal ylocales, como parte de una zona metropolitana, a travésde una serie de instrumentos que regulan su desarrollourbano y la ordenación de su territorio, independiente-mente de su situación respecto de los criterios señaladosen el punto anterior.26

Por ello, el presente trabajo parte de la delimitación delgobierno mexicano, a fin de analizar los procesos socioeco-nómicos en las 56 zonas metropolitanas de México, du-rante la época de las políticas de ajuste estructural 1989-2005,27 utilizando una regionalización convencional, paraagruparlas en grandes zonas dentro del territorio nacional.

25 Las condiciones a cumplir, para el gobierno mexicano; son: «2a. Sulocalidad principal está ubicada a no más de 10 kilómetros por carretera pavimentaday de doble carril, de la localidad o conurbación que dio origen a la zona metropolitanaen cuestión. 2b. Al menos 15 por ciento de su población ocupada residente trabaja enlos municipios centrales de la zona metropolitana, o bien, 10 por ciento o más de lapoblación que trabaja en el municipio reside en los municipios centrales de estaúltima. 2c. Tienen un porcentaje de población económicamente activa ocupada enactividades industriales, comerciales y de servicios mayor o igual a 75 por ciento. 2d.Tienen una densidad media urbana de por lo menos 20 habitantes por hectárea.».(SEDESOL y otros, 2007: 22)26 Para incorporar estos municipios, según el gobierno mexicano, se debencumplir las siguientes características: «3a. Estar incluidos en la declaratoria dezona conurbada o zona metropolitana correspondiente. 3b. Estar considerados en elprograma de ordenación de zona conurbada o zona metropolitana respectivo. 3c. Estarreconocidos en el Programa Nacional de Desarrollo Urbano y Ordenación del Terri-torio vigente.» (SEDESOL y otros, 2007: 24)27 A lo largo de este trabajo conservamos –a fin de evitar confusionesrespecto de las fuentes la notación de los censos económicos del INEGI apesar de que su fecha de levantamiento fue un año antes.

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La información estadística utilizada en esta investigación se deriva de loscensos económicos y de población del INEGI, así como del Conteo dePoblación de 2005. Se extractó lo concerniente a cada uno de los 345 muni-cipios y se reagrupó por cada zona metropolitana. Las cifras relativas asalarios y valor agregado fueron deflactadas a pesos de 2006, para su

comparabilidad.

Población

De 1990 a 2005, las 56 zonas metropolitanas pasaron detener 42 millones 554 mil 959 habitantes a 57 millones878 mil 905; es decir, de ser 52.4% de la población na-cional en 1990, hoy día al menos 56.0% de los mexica-nos vive en este tipo de lugares.

Entre éstas metrópolis destacan 10 –Valle de México,Guadalajara, Monterrey, Puebla-Tlaxcala, Toluca,Tijuana, León, Juárez, La Laguna, y San Luis Potosí– yaque ahí vive el 36.4% de la población nacional y el 64.9%del total de los pobladores de las metrópolis. Significa loanterior que en tan sólo 167 mil 28 kilómetros cuadra-dos habitan las dos terceras partes de la población me-tropolitana, y poco más de la tercera parte de la pobla-ción nacional.

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No obstante, el crecimiento poblacional de las metró-polis tiende a disminuir, ya que de 1990 a 1995 su incre-mento promedio anual fue de 2.6%, de 1995 a 2000 dis-minuyó a 1.9% anual, y de 2000 a 2005 a 1.5% anual. Enconjunto, de 1990 a 2005 las metrópolis de México cre-cieron a un ritmo promedio anual de 2.1%.

Pero este crecimiento no ha sido homogéneo en to-das las zonas metropolitanas, sino que hay metrópolisganadoras y perdedoras en este proceso de concentra-ción de la población.

En efecto, las zonas metropolitanas del Valle de Mé-xico, Poza Rica y Minatitlán han disminuido su impor-tancia relativa respecto del total nacional en -0.5 puntosporcentuales la primera, y -0,1 puntos porcentuales lasdos últimas. En cambio, las metrópolis ganadoras hansido Guadalajara, Toluca, Juárez, Cancún, Monterrey yTijuana, que han incrementado su peso relativo de 0.3 a0.5 puntos porcentuales respecto del conjunto del país.Cabe destacar, entre aquellas que han sido más dinámi-cas en su crecimiento, el caso de Tijuana, que ha dupli-cado su población en tan solo 15 años, y Cancún que laha triplicado en el mismo lapso.

Por otra parte, 26 metrópolis conservaron su importan-cia nacional, y fueron: La Piedad-Pénjamo, Acapulco,Monclova-Frontera, Guaymas, Rioverde-Ciudad Fernández,Coatzacoalcos, Tampico, Orizaba, Moroleón-Uriangato,Tecomán, Acayucan, Córdoba, Tehuantepec, La Laguna,Zamora-Jacona, Ocotlán, Tula, San Francisco del Rincón,Tulancingo, Zacatecas-Guadalupe, Piedras Negras, Colima-Villa de Álvarez, Cuautla, Tepic, Veracruz y Xalapa.

Sin embargo, visto por regiones, la población tiende aconcentrarse más en las metrópolis de la Región Centro,en tanto que su peso respecto del total nacional aumen-tó 1.9 puntos porcentuales; la Región Norte Noroeste,por su parte, incrementó 1.4 puntos; la Región Occi-dente Centro Norte 0.4 puntos; y la Región Sur Suresteperdió -0.1 puntos porcentuales.

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En relación con el total de la población que habita en lasmetrópolis, las zonas que aumentaron su importanciarelativa son, en orden descendente, Tijuana, Cancún,Juárez, Toluca y Querétaro, que han incrementado supoblación entre 0.8 y 0.3 puntos porcentuales en el lap-so de 1990 a 2005.

Por el contrario, las metrópolis que han disminuidosu peso relativo en el conjunto metropolitano son:Moroleón-Uriangato, Córdoba, Rioverde-Ciudad Fernán-dez, Coatzacoalcos, Orizaba, Guaymas, Monclova-Fron-tera, La Piedad-Pénjamo, Tampico, La Laguna,Minatitlán, Acapulco, Poza Rica y Valle de México. Esimportante destacar que ésta última ha disminuido suimportancia relativa en 3.3 puntos porcentuales, siendoun caso único, ya que el resto de las zonas perdedorassolo han descendido su importancia entre -0.1 y -0.2puntos porcentuales.

Establecimientos

De 1989 a 2004, el número de unidades económicas enlas metrópolis aumentó de 841 mil 411 a 1 millón 747mil 276 establecimientos, lo que supone un crecimientopromedio anual del 5.0%.

A pesar de este crecimiento inusitado, el número deunidades económicas metropolitanas respecto del totalnacional disminuyó de 64.2% a 61.7%. Este descenso se

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explica por sólo 13 metrópolis, que son: Valle de Méxi-co, Monterrey, Veracruz, Poza Rica, Guadalajara,Tampico, Mexicali, Mérida, Orizaba, La Laguna,Guaymas, San Luis Potosí -Soledad de G.S. Entre éstas,resalta sobremanera el caso del Valle de México, metró-poli que perdió 3.9 puntos porcentuales en su impor-tancia nacional de unidades económicas.

A la par de este proceso de incremento inusitado delnúmero de establecimientos en las metrópolis de Méxi-co, también se observa la tendencia a la concentración,ya que en tan sólo 10 metrópolis se agrupa más del 40%de los establecimientos de todo el país. Estas metrópolisson: Valle de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla-Tlaxcala, Toluca, León, Tijuana, Cuernavaca, Mérida ySan Luis Potosí -Soledad de G.S. Incluso. Tan sólo en laprimera, el Valle de México, se encuentran 2 de cada 10establecimientos respecto del total nacional.

Las metrópolis ganadoras en importancia nacional deestablecimientos fueron: Toluca, con 0.6 puntos porcen-tuales, así como León, Morelia, Tijuana, Cuernavaca yCancún, con 0.2 puntos porcentuales.

Sin embargo, visto por regiones, la única región queganó en importancia nacional fue la Occidente CentroNorte, mientras que el resto de las regiones disminuyósu peso relativo, siendo la región Centro la que más per-dió importancia nacional.

De igual forma, tomando como universo el total de uni-dades económicas en las zonas metropolitanas, se obser-

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va que en sólo ocho metrópolis se concentra más del60% del total de los establecimientos metropolitanos, yson: Valle de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla-Tlaxcala, Toluca, León, Tijuana y Cuernavaca.

A la par de ello, hay zonas ganadoras y perdedoras enimportancia respecto del total de las metrópolis. Sólo 9de ellas: Valle de México, Poza Rica, Veracruz, TampicoMexicali, Monterrey, Mérida, Guaymas y Orizaba† dis-minuyeron su importancia relativa y 47 la aumentaron.Destaca la pérdida de importancia del Valle de México,zona que ha disminuido -4.7 puntos porcentuales.

Por regiones, la Centro es la única que ha perdidoimportancia, -2.0 puntos porcentuales, mientras que laOccidente Centro Norte es la de mayor dinamismo, den-tro del total de las zonas metropolitanas, al aumentar 1.5puntos porcentuales; la Norte Noroeste y Sur Suresteganarón marginalmente 0.3 puntos porcentuales.

Visto por sectores, en el total de las zonas metropolita-nas, la proporción de establecimientos del sector manu-facturero, el comercio y los servicios, se mantuvo —conligeras variaciones— a lo largo de esos quince años. Noobstante, analizados por zona metropolitana el panora-ma es muy diferente.

De las 56 zonas metropolitanas, 17 de ellas –las ma-yores– disminuyeron su proporción de unidades econó-micas de tipo manufacturero, respecto de los servicios yy el comercio, y son: Juárez, Río Verde-Ciudad Fernán-

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dez, Tepic, Chihuahua, La Laguna, León, Monterrey,Tijuana, San Luis Potosí -Soledad de G.S., Aguascalien-tes, Puebla-Tlaxcala, Valle de México, Matamoros,Mexicali, Zacatecas-Guadalupe, Saltillo y Morelia. Las res-tantes aumentaron la proporción de sus establecimien-tos manufactureros, siendo el caso de Moroleón el másllamativo, ya que aumentó en 6 puntos porcentuales laparticipación relativa de este tipo de unidades.

Por regiones, la Occidente-Centro Norte y la Sur Su-reste son las que han aumentado el peso de sus manu-facturas, en 0.4 y 1.5 puntos porcentuales, mientras quela Centro y la Norte-Noroeste la han disminuido en -0.2y -0.7 puntos porcentuales.

Producción

Para el año 1989, en las metrópolis de México se genera-ba alrededor de las cuatro quintas partes de la produc-ción nacional. No obstante, su importancia tiende a dis-minuir de manera acelerada conforme avanzan las polí-ticas de ajuste estructural.

Efectivamente, de 1989 a 2004, el valor agregado cen-sal bruto en las metrópolis disminuyó -5.3 puntos por-centuales respecto del total nacional. Dentro de este pro-ceso, 16 zonas disminuyeron su importancia nacional,entre -7.8 y -0.1 puntos porcentuales, 19 la conservaron,y 21 metrópolis la aumentaron entre 0.1 y 1.0 punto por-centual.

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Las zonas que disminuyeron su importancia nacionalen valor agregado censal bruto, respecto del total nacional,son: Valle de México, Saltillo, Cuernavaca, Monclova-Fron-tera, Monterrey, Guadalajara, Coatzacoalcos, Tampico,Acapulco, Poza Rica, Minatitlán, Veracruz, Orizaba, SanLuis Potosí -Soledad de G.S., Guaymas y Zamora-Jacona.Resalta el caso del Valle de México, zona metropolitana quedisminuyó su importancia -7.8 puntos, mientras que el restode las zonas perdedoras sólo descendieron de -0.3 a -0.1puntos porcentuales.

Por regiones, llama poderosamente la atención que esla Zona Centro es la única que descendió, con -7.3 pun-tos porcentuales, mientras que la Sur Sureste permane-ció igual, la Norte Noroeste crece 0.2 puntos porcentua-les y la Occidente Centro Norte aumentó 1.8 puntos.Significa lo anterior que el valor de lo producido en lasmetrópolis del centro del país es lo que explica esta pér-dida de importancia.

Analizado el total de valor agregado censal bruto metro-politano como universo, destaca que sólo en 13 zonas,en 1989, se producía 80.9% del total, y son, en ordendescendente: Valle de México, Monterrey, Guadalajara,Saltillo, Puebla-Tlaxcala, Cuernavaca, Toluca, Juárez, SanLuis Potosí -Soledad de G.S., Chihuahua, Tijuana, Que-rétaro y León. Tan sólo el Valle de México, en ese año,producía 43.5% del total. Es decir, dos de cada cincopesos de valor agregado se generaba, en 1989, en unasola metrópoli.

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No obstante, quince años después, el panorama se mo-dificó sustancialmente, ya que 13 zonas disminuyeronsu importancia entre -0.1 y -7.0 puntos porcentuales, 14la conservaron y 29 la aumentaron entre 0.1 y 1.4 puntosporcentuales.

Las metrópolis que disminuyeron su importancia enel valor agregado censal bruto son, en orden descenden-te: Valle de México, Saltillo, Cuernavaca, Monclova-Fron-tera, Coatzacoalcos, Acapulco, Tampico, Poza Rica,Minatitlán, Veracruz, Orizaba, Guaymas y Zamora-Jacona. Resalta el caso del Valle de México que se abatióen -7.0 puntos, mientras que León aumentó su impor-tancia en 1.4 puntos porcentuales.

A la par de esta pérdida de importancia, la estructura dela producción ha cambiado sustancialmente en las zo-nas metropolitanas en los quince años de análisis, ya queel sector manufacturas descendió de manera notable, -16.5 puntos porcentuales, mientras que los sectores deservicios y comercio aumentaron.

Por zonas, en 33 se presentó esta disminución, entre -1.7 y -55.7 puntos porcentuales, y en 23 metrópolis au-mentó entre 0.4 y 43.6 puntos porcentuales.

Las metrópolis cuyo descenso en el valor de las ma-nufacturas es mayor que el promedio metropolitano son,en orden descendente: Poza Rica, Acayucan, Valle de Mé-xico, Córdoba, Oaxaca, Querétaro, Monclova-Frontera,Tehuacán, Monterrey y San Luis Potosí -Soledad de G.S.Las que, por el contrario, aumentaron la proporción del

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valor agregado manufacturero son, en orden ascenden-te: Colima-Villa de Álvarez, San Francisco del Rincón,Tula, Matamoros, Xalapa, La Laguna, Tehuantepec,Pachuca, Moroleón, Aguascalientes, Nuevo Laredo,Acapulco, Tijuana, Guaymas, Juárez, Reynosa, PiedrasNegras, Zacatecas-Guadalupe, León, Cuautla, Mexicali,Villahermosa y Tecomán.

Analizado por regiones, en todas ellas descendió laimportancia del valor agregado censal bruto manufac-turero, pero es la región Centro donde se abatió casi lacuarta parte, -24.8 puntos porcentuales, mientras queen la Norte Noroeste es -10.6 puntos, la Occidente Cen-tro Norte -6.0 puntos y la Sur Sureste -5.3 puntos por-centuales.

El empleo y las remuneraciones

El número de empleados promedio en las zonas metro-politanas ha crecido de 5 millones 11 mil, en el año 1989,a 9 millones 593 mil en 2004. Este aumento supone uncrecimiento promedio anual de 4.4%, cifra 2.1 puntosporcentuales por arriba del incremento poblacional enestos mismos lugares. Visto por zona metropolitana, esde destacar que el empleo en todas ellas, excepto Tepic,Monclova-Frontera, Orizaba y Apizaco-Tlaxcala, creciópor encima de su población.

No obstante su crecimiento neto, la importancia na-cional del empleo metropolitano tendió a disminuir, toda

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vez que en 1989 representaba 75.9% del total del país, ypara 2004 descendió -3.1 puntos porcentuales, para ubi-carse en 72.8%.

La casi totalidad de este descenso se explica por laRegión Centro, que perdió -4.8 puntos porcentuales res-pecto del total nacional, mientras que la Sur Sureste tuvouna baja de -0.1 puntos. Las demás aumentaron su im-portancia, destacándose la región Occidente Centro Norteque incrementó su peso proporcional en 1.4 puntos por-centuales, y la Norte Noroeste 0.4 puntos.

Tomando como universo las zonas metropolitanas, des-taca el hecho de que la proporción de empleados tendióa disminuir en 11 zonas, en 13 se mantuvo estable, y en32 tendió a aumentar su importancia. Destaca el casodel Valle de México, metrópoli que disminuyó su pesorelativo en -6.4 puntos porcentuales, mientras que Que-rétaro, Cancún, Toluca, León, Guadalajara y Tijuanaaumentaron su importancia metropolitana entre 0.4 y1.1 puntos porcentuales.

Analizado el empleo metropolitano por regiones, laCentro perdió -4.5 puntos porcentuales respecto del to-tal de las zonas metropolitanas, mientras que región Oc-cidente Centro Norte creció 2.6 puntos porcentuales, laNorte Noroeste 1.6 puntos y la Sur Sureste 0.3 puntosporcentuales.

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En relación con la estructura de la ocupación, destacaque el empleo metropolitano tendió a terciarizarse, yaque el sector manufacturero disminuyó casi 10 puntosporcentuales, mismos que fueron trasladados al sectorservicios y comercio. No obstante, analizado por zonasresalta el hecho de que en 43 zonas disminuyó el pesodel empleo manufacturero, y en 13 aumentó.

Los casos más dramáticos de este proceso de terciari-zación son los de las zonas metropolitanas de Minatitlán,Monclova-Frontera, Tehuantepec, Toluca y Orizaba,donde el peso relativo de los empleos manufacturerosdescendió entre 20 y 33 puntos porcentuales respectodel total de empleados. En contraparte, resaltan los ca-sos de Mexicali, Tijuana y Guaymas, metrópolis que hanaumentado la proporción de empleo manufacturero en-tre 8 y 19 puntos porcentuales.

Por regiones, el proceso más acelerado de terciariza-ción estuvo en la Centro, ya que disminuyó su empleomanufacturero en -15 puntos porcentuales, seguido porla Sur Sureste, con -10.3 puntos porcentuales, la Occi-dente Centro Norte -7.6 puntos y la Norte Noroeste con-2.7 puntos porcentuales.

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Por otra parte, las remuneraciones globales de las zonasmetropolitanas pasaron de 299 mil millones de pesos en1989 a 543 mil millones en 2004. A pesar de este creci-miento notable, estas remuneraciones globales de las me-trópolis disminuyeron respecto del total nacional -4.6puntos porcentuales. Este descenso drástico se explicabásicamente por el caso del Valle de México, zona quedescendió -6.7 puntos porcentuales. Por regiones, la Cen-tro y Sur Sureste disminuyeron su importancia nacional,no así las regiones Norte Noroeste y Occidente CentroNorte, que sí aumentaron su peso relativo en las remu-neraciones globales.

Aunado a ello, la estructura de las remuneraciones globalesmostró una disparidad notable respecto del tipo de em-pleo en las zonas metropolitanas, ya que la mayor parte deellas son del sector manufacturero, a pesar de que el em-pleo en este sector es minoritario. Aunado a ello, tendierona disminuir de manera dramática, ya que los sueldos tota-les en las manufacturas disminuyeron -12.6 puntos por-centuales respecto del total de remuneraciones de las zo-nas metropolitanas, siendo la región Centro la más afecta-da en esta pérdida de importancia, ya que disminuyó -20.6puntos porcentuales, mientras que en la región Sur Sures-te la caída fue menos drástica, -11.9 puntos. En la NorteNoroeste el desplome fue de -2.9 puntos y en la OccidenteCentro Norte se redujo -8.6 puntos porcentuales.

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En relación a las remuneraciones promedio por cadaempleado metropolitano, resalta el hecho que han dis-minuido de manera constante en los quince años delanálisis, pero de manera más acelerada que el promediopor empleado, en el nivel nacional. Mientras que en elconjunto nacional disminuyó -172 pesos, en las zonasmetropolitanas el salario perdió -254 pesos de cada em-pleado.

No obstante, visto por zona, hay lugares donde el pro-medio salarial ha aumentado, y metrópolis donde hadescendido de manera dramática.

En efecto, en 24 zonas metropolitanas el salario pro-medio real ha subido entre 63 y 1 mil 610 pesos mensua-les, mientras que en el resto ha bajado entre -53 y -4 mil354 pesos mensuales. Destaca el hecho de que enMonclova-Frontera, Minatitlán, Orizaba, Cancún, Cuer-navaca, Toluca, Tula, Acapulco y Xalapa, la disminuciónfluctuó entre 900 y más de 4 mil pesos mensuales.Analizado por regiones, los que más perdieron fueronlos trabajadores de las zonas metropolitanas de la Re-gión Sur Sureste, que en promedio disminuyeron suspercepciones mensuales en -771 pesos, mientras que enla región Centro disminuyeron -346 pesos y en la Occi-dente Centro Norte -130 pesos mensuales. No obstante,la única región que aumentó sus salarios mensuales pro-medio fue la Norte Noroeste, cuyos empleados ganaron,quince años después, 203 pesos mensuales más.

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Otro proceso que destaca en las zonas metropolitanas esel de la pulverización de las unidades económicas, yaque, conforme avanza la política neoliberal, se reduce demanera constante el número de empleados por cada unode los establecimientos.

Efectivamente, en el nivel nacional el total de emplea-dos por establecimiento se redujo de 5.0 a 4.6, y en laszonas metropolitanas pasó de 6.0 a 5.5 trabajadores. Noobstante, este descenso ha sido diferencial, y, en todocaso, a costa de las manufacturas, ya que el sector indus-trial metropolitano ha reducido -7.4 empleados por cadauno de sus establecimientos.

Visto por zona, en sólo 13 zonas el sector manufactu-rero aumentó su promedio de empleados, mientras queen el resto se redujo dicho promedio.

Hay reducciones dramáticas, como es el caso de laszonas de Monclova-Frontera, Minatitlán, Coatzacoalcos,Tula, Matamoros, Toluca, Querétaro, Veracruz, Orizaba,Cuernavaca, Nuevo Laredo, Valle de México,Villahermosa y Zamora-Jacona, que redujeron entre -10.4y -49.2 su número de empleados por establecimientomanufacturero.

En contraste, en las zonas de La Laguna, Guaymas,Reynosa, Mexicali y Tijuana, aumentaron su promediode empleados manufactureros entre 8.8 y 20.3 trabaja-dores a los ya existentes.

Por región, la que más perdió empleos manufacture-ros es la Centro, que descendió su promedio en -10.4trabajadores por unidad económica, la Sur Sureste en -7.8, la Occidente Centro Norte en -3.0 y la Norte No-

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roeste mostró una disminución marginal de -0.5 em-pleados por establecimiento.

Productividad

Contrario a sus propias predicciones, la economía demercado abatió de manera consistente la productividad,y con ello redujo las posibilidades de insertar a Méxicoen un esquema de competencia internacional.

Efectivamente, analizado el total de las unidades eco-nómicas, resalta que el valor agregado por cada estable-cimiento se redujo -23.8% en el nivel nacional, mientrasque en las metrópolis descendió -25.6%. Es decir, el aba-timiento de la productividad fue mucho mayor en lasgrandes ciudades que en el resto del país.

Visto por zona, en sólo 13 zonas metropolitanas aumentóla productividad por establecimiento –entre 1.4 y 148.8%–y son: Zacatecas-Guadalupe, Cuautla, Juárez, Reynosa,Mexicali, La Laguna, Piedras Negras, Aguascalientes,Tehuacán, León, Morelia, Villahermosa y Tecomán. Encambio, las zonas restantes disminuyeron su productivi-dad por establecimiento entre -3.0 y -70.1%, de 1989 a 2004.

Por regiones, en todas ellas la productividad por esta-blecimiento disminuyó. No obstante, la región Centroabatió su productividad en -30.5%, la Sur Sureste en22.2%, la Norte Noroeste en -20.8%, y la Occidente Cen-tro Norte en -14.0%.Sin embargo, este descenso –de por sí drástico– ha sidoa costa de las manufacturas, ya que es este sector el que

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se ha ido desmantelando, conforme avanza la economíade mercado.

En efecto, tanto en el nivel nacional como en el con-junto de las zonas metropolitanas, el valor agregado cen-sal bruto por establecimiento se redujo casi a la mitad,alrededor de -46%. Sólo en 13 zonas aumentó dicho va-lor, en porcentajes que oscilan entre 18.0% y 369.4%,mientras que en el resto 43 zonas† decreció entre -0.4%y 96.4%.Las zonas más afectadas en este proceso de desindus-trialización son: Poza Rica, Acayucan, Oaxaca, Cuerna-vaca, Monclova-Frontera, Puerto Vallarta, Minatitlán,Coatzacoalcos, Tuxtla Gutiérrez, Cancún, Zamora-Jacona, Saltillo, Valle de México y Córdoba. Por el con-trario, las zonas que aumentaron su productividad ma-nufacturera son, en orden ascendente, Morelia, Cuautla,Tijuana, Reynosa, La Laguna, Piedras Negras, Juárez,Aguascalientes, Mexicali, León, Zacatecas-Guadalupe,Villahermosa y Tecomán.

Por regiones, la Centro ha disminuido su productivi-dad manufacturera -58.1%, la Sur Sureste -40.5%, laNorte Noroeste en -27.9%, y Occidente Centro Norte -25.8%.

Como era de esperarse, la productividad por empleadomedida a través del valor agregado censal bruto†tendióa abatirse conforme avanzaron las políticas neoliberales,ya que en el nivel nacional se redujo -17.4%, mientrasque en las metrópolis fue de -19.3%.

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De las 56 metrópolis que conforman el sistema degrandes ciudades de México, en sólo 13 se aumentó laproductividad por empleado y en 43 disminuyó. Lasmetrópolis que han disminuido más su productividadpor empleado, entre -30% y -62%, son: Cuernavaca, Sal-tillo, Poza Rica, Monclova-Frontera, Ocotlán, Acapulco,Guaymas, Acayucan, La Pîedad-Pénjamo, Puerto Vallarta,Moroleón, San Francisco del Rincón, Oaxaca, Zamora-Jacona y Tepic.

Por el contrario, las zonas metropolitanas que han au-mentado su productividad por empleado, entre 1.6 y146%, son, en orden ascendente: Tehuacán, Mexicali,Tehuantepec, Nuevo Laredo, Puebla-Tlaxcala, La Lagu-na, Piedras Negras, Juárez, Aguascalientes, León, Morelia,Villahermosa y Tecomán.

Por regiones, destaca que la Centro es la que más hadisminuido su productividad por empleado en estosquince años, ya que descendió -20.4%, seguida por laNorte Noroeste con -18.0%, la Sur Sureste con -16.4% yla Occidente Centro Norte con -13.0%

No obstante, todo este proceso de reducción drásticade la productividad por empleado ha sido a costa de lasempresas manufactureras, que son las que mayor valoragregado producen respecto de los otros sectores de laeconomía.

En efecto, en 32 zonas de 56, el valor agregado censalbruto por empleado manufacturero ha disminuido en-tre -2.8% y -94.3%, y que, en orden descendente son:Poza Rica, Acayucan, Oaxaca, Puerto Vallarta, Saltillo,La Pîedad-Pénjamo, Ocotlán, Guaymas, Córdoba, RíoVerde-Ciudad Fernández, Tuxtla Gutiérrez, Cuernava-ca, Valle de México, San Francisco del Rincón, Monclova-Frontera, Cancún, San Luis Potosí-Soledad de G.S.,Tulancingo, Mérida, Moroleón, Tampico, Guadalajara,Monterrey, Zamora-Jacona, Tehuacán, Chihuahua,Tijuana, Querétaro, Tepic, Apizaco-Tlaxcala y Pachuca.Destacan, entre ellas, el caso de Poza Rica, Acayucan y

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Oaxaca, donde prácticamente desapareció el sector ma-nufacturero.

Por el contrario, las zonas que aumentaron su pro-ductividad por empleado manufacturero, entre 1.0% y709%, en orden ascendente, son: Toluca, Reynosa, Tula,La Laguna, Coatzacoalcos, Colima-Villa de Álvarez, Ma-tamoros, Nuevo Laredo, Cuautla, Mexicali, Puebla-Tlaxcala, Veracruz, Acapulco, Piedras Negras, Xalapa,Juárez, Orizaba, Minatitlán, Tehuantepec, Aguascalien-tes, Morelia, Zacatecas-Guadalupe, León, Tecomán yVillahermosa. Destaca, entre ellas, los casos de León,Tecomán y Villahermosa, que incrementaron su produc-tividad una, cinco y siete veces, respectivamente.

Conclusiones

Es lugar común, en países como México, afirmar quehay un proceso de concentración de población y activi-dades en las metrópolis, acompañado de una tendenciaa la terciarización de su economía.

Tienen parcialmente la razón quienes así lo piensanpara el caso de México, porque, en efecto, la poblaciónha tenido a concentrarse de manera consistente en lasmetrópolis, pero no de manera paralela con las activida-des económicas. Es decir, hay una paradoja irresolubleen el desarrollo de las metrópolis en México: la poblacióntendió a trasladarse a las metrópolis, pero las actividadeseconómicas languidecieron en este tipo de lugares.

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De ahí que el conjunto de las actividades económicastiendan a perder importancia en el total de las metrópo-lis, pero de manera más notoria en las de la región Cen-tro y Sur Sureste, y en particular, el Valle de México.

Es más, lo que se deduce del análisis precedente, esque está en ciernes un proceso de relocalización de lasactividades económicas en municipios no metropolita-nos, toda vez que hay una descenso constante en la pro-porción de establecimientos y empleados, así como delvalor del producción y productividad de las metrópolisde este país.

Probablemente, esto tiene que ver con la emergenciade nuevas regiones donde hay condiciones más favora-bles para la inversión, la dinámica propia de algunas zo-nas, y, sobre todo, con las políticas de ajuste estructuralque se aplican en México desde 1983, que básicamenteestán orientadas a la reducción del empleo y el deteriorode las condiciones laborales de quienes sí lo tienen.

A la par de ello, es posible inferir un proceso, gradualpero consistente, de descentralización de las actividadeseconómicas, donde el Valle de México, y en general lasmetrópolis de la Región Centro y las de mayor tamaño,dejan de tener el peso específico que por muchos añoshabían tenido.

Incluso, no es improbable suponer que la terciariza-ción creciente de la estructura económica de las metró-polis y del país en general†genera otra aporía insolubley riesgosa: como sociedad, estamos sustituyendo empre-sas y empleos de mejor calidad, los manufactureros,portrabajos precarios en el sector terciario.

Porque, si de algo hay certeza, es que el trabajo en elsector comercial y de servicios es con salarios ínfimos,sin seguridad social o laboral, carente de servicio médi-co, temporal, y donde, para colmo, las organizacionessindicales están prácticamente ausentes.

De igual forma, del análisis anterior es posible com-probar que los ajustes estructurales en México, y por ende

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en sus metrópolis, no han generado mayor productivi-dad y, con ello, la competitividad se ha abatido.

Por el contrario, conforme avanzan las políticasneoliberales en las metrópolis, y en el conjunto nacio-nal, el valor agregado que se produce por cada personao establecimiento disminuye aceleradamente, en un con-texto donde las economías de otras latitudes lo aumentan.

Y cómo no va a ser así, si hay una ínfima inversión enciencia y tecnología, la industria se pulveriza o desapa-rece, el costo de los insumos aumenta desproporcional-mente, los empleos son cada día más escasos, los esta-blecimientos reducen día a día su número de trabajado-res, los salarios pierden el poder adquisitivo acelerada-mente, y la riqueza se concentra brutalmente.

Por ello, el futuro de las metrópolis es sombrío y des-alentador. Mientras sigamos con el mismo modelo dedesarrollo para nuestras ciudades, éstas tendrán cada vezmás habitantes, pero habrá menos empleos y, los quesubsistan, serán de ínfima calidad. Nos convertiremos, aeste paso, en un país de vendedores y no de productores.

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BIBLIOGRAFÍA

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E

VISIÓN SOCIAL DEL URBANISMO:DE LA TEORIA A LA PRÁCTICA

Alfredo Palacios Barra28

Resumen

ste trabajo trata sobre el interés de los asuntossociales de la academia en relación con el te-rritorio, las ciudades y los intentos de desa-rrollo urbano implementados en Chile. Inte-

resa analizar la cambiante relación entre las ciencias so-ciales, de acuerdo con la visión académica y la planifica-ción de la administración y el gobierno nacional y local,la que al plantear los proyectos y programas públicos dedesarrollo de la ciudad, genera tanto conflictos como unnecesario y contradictorio proceso de urbanización. Este proceso ha pasado por varias etapas y suevolución contrasta distintos espacios temporales y te-rritoriales. En este artículo se identifica una renovaciónde esos esfuerzos, a partir del Programa Bicentenario,en que el estado chileno plantea celebrar los 200 años deindependencia con una renovada imagen urbana que démuestra del «nuevo rostro» que pretende proyectar el país.

Palabras claves:

Ciencias sociales, desarrollo urbano, planificación y ad-ministración territorial, bicentenario, renovación urbana

28 Académico de la Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño, de laUniversidad del Bio Bio, doctorado en Ciencias Ambientales, para la Uni-versidad de Concepción. E-mail: [email protected]

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Abstract

This article deals with the interest of the Academia onsocial matters in relation with territory and cities; andurban development initiatives implemented in Chile. Itanalyses the changing relationship between socialsciences according to an academic vision and the planningpolicies generated by local and national authorities thatpropose public projects and programmes for the develo-pment of the city, generating conflicts as well as anecessary and contradictory process of urbanisation.

This process, has gone through various stages and itsevolution combines different temporal and territorial spaces.In this article, it is possible to identify a renovation of theseefforts since the Bicentenary Programme, by which the Stateof Chile plans to celebrate its 200 Anniversary of Indepen-dence with a renovated urban image that reflects the “newface” that the country wants to project.

Keywords:

Social sciences, urban development, territorial planningand administration, bicentenary, urban renovation.

Introducción

Es evidente que en los últimos años del siglo recién pa-sado, en Latinoamérica se distanció la brecha entre losintereses académicos de las ciencias sociales con las ins-tituciones de gobierno, en un lapso que incidió fuerte ynegativamente en la definición de cualquier gran pro-yecto socio-territorial. Las ciencias sociales, al resentir-se, entraron en una fase de confrontación y renovaciónacademicista, alejándose de los temas y las dinámicas delcambio social que la doctrina neoliberal planteaba ya con

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fuerza. Sólo recientemente en los inicios de este milenio,renovados aires revelan los atisbos de ir saliendo de esasituación y proyectándose un visionario debate políticoque incide en las nuevas visiones urbanas que demues-tran lo apremiante que resulta orientar y apoyar com-prensivamente la progresión de los asuntos urbanos yterritoriales bajo la impronta de la sustentabilidad.

En los últimos años, la planificación de las ciudadesha provocado un inusitado interés entre la ciudadanía,la que durante largo tiempo languideció como un asun-to técnico que poco parecía incidir, o que era impermea-ble a la vida urbana cotidiana. La planificación, se “esti-raba” entre la obligatoriedad, el tedio y la pesadez buro-cráticos, mientras que los nuevos tiempos la muestrancomo centro de interés de la imaginación política y ciu-dadana, e incluso, noticiosa. Las amplias polémicas am-bientales y urbanas alrededor de la estrategia de expan-sión propuesta en los distintos programas e instrumen-tos de planificación urbana, coinciden con cierto rena-cimiento de la ciudad alrededor de proyectos emblemáti-cos en el manejo del espacio y las construcciones públicas.

En Chile, particularmente la planificación se ha vuel-to un asunto significativo y vital en la vida de la ciudad,lo que se reproduce de una manera u otra en casi todoslas áreas metropolitanas y municipios de cierto tamaño,incluído el Gran Concepción, tercera área metropolita-na en población del país, del que visualizaremos algunosde los cambios que la ciudad ha ido experimentado apartir de las nuevas políticas y proyectos.

Los asuntos sociales en la visiòn acadèmica

En este escrito se analiza la cambiante relación entre lasciencias sociales y la planificación urbana, que más alláde cualquier acomodamiento técnico-burocrático, tratade la compleja relación entre el conocimiento sistemáti-

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co sobre el cuerpo social urbanizado y las fuerzas que loordenan, entre la producción académica del conocimien-to y la producción social del espacio, entre las institucio-nes académicas y las del Estado local, entre el conoci-miento y el poder, en fin, la localización y pertinencia delas ciencias sociales en la organización del conflictivo ycontradictorio proceso de urbanización.

Esta relación, permite sustentar una tesis sencilla, encuanto a que las ciencias sociales, y particularmente elUrbanismo, están mostrando los primeros indicios desalir, después de más de un par de décadas, del enclaus-tramiento en el que se habían sumido por su desvincu-lación con el proceso de desarrollo social, político y eco-nómico vigente que en esos años se vivió.

La preocupación de los ciudadanos y grupos socialespor el territorio y el futuro de las ciudades, tiene, porcierto, una correspondencia en el interés de las cienciassociales en el espacio. En medio del cambio incesante eincontenible en el que hoy vivimos, ha surgido el espa-cio como una categoría fundamental para entender ladialéctica del presente. Fenómenos espaciales como laglobalización, la geopolítica y la sustentabilidad ambien-tal, entre otros, se reconocen como temas centrales enlas agendas y dinámicas actuales de las ciencias sociales.Parece prudente aclarar que el término planificaciónurbana, más allá de las actividades propias de las ‘ofici-nas’ encargadas de la preparación de planes físico-espa-ciales y el control de los usos del suelo, vincula el con-junto de prácticas de los gobiernos nacional y/o local conel fin de regular la organización socioespacial de las ciu-dades, apoyado en la legislación y las instituciones pú-blicas. Así, la planificación se caracteriza por atenerse ala normativa institucional (dada su constitución prácti-co-política), a diferencia del urbanismo, que estudia lasformas urbanas y de vida urbana sin este amarre, por loque le es posible investigar, proyectar y aventurar sincompromisos predefinidos.

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Por oposición, la planificación incorpora el poder, losconflictos, las realidades materiales e ideológicas. Se nu-tre del urbanismo y de las ciencias sociales en general, altiempo que está sujeta a los vaivenes de la vida política;oscila entre el conocimiento sistemático de las condicio-nes de las ciudades y las circunstancias político-partidis-tas que determinan los límites de la acción institucional.Esta oscilación, y especialmente las relaciones que se es-tablecen entre las ciencias sociales y un urbanismo quesurge con fuerza como corriente alternativa en la inno-vación social de la arquitectura, hasta la práctica planifi-cadora de uno de los proyectos más emblemáticos insti-tucionalizados en Chile como es el Programa Bicentena-rio, es un tema central de análisis de este trabajo,

De la arquitectura funcional al urbanismo social

La construcción del esfuerzo discursivo de la interrela-ción de las ciencias sociales y el urbanismo, ciertamentese inicia a partir de la enorme fuerza de esas ideas en elciclo de la evolución de la Arquitectura y del Urbanismoa partir de la Revolución Industrial, la que no es explica-ble en base sólo a los problemas y temas atingentes aestas disciplinas. La realidad económico-social y la es-tructura del mundo occidental habían entrado en unperíodo de evolución vertiginosa y, como consecuencia,aparecieron diversas corrientes, tanto en el plano ideo-lógico como en el estético cultural, las que a partir de lapost guerra de 1918 y organizados en grupos y asocia-ciones profesionales o movimientos artísticos, intenta-ron una organización de la sociedad europea y el desa-rrollo de una nueva estética.

La riqueza, la variedad y diversidad de estos movi-mientos en la arquitectura y el urbanismo; como el Cons-tructivismo, el Futurismo, el Jugendstijl, el EspritNouveau, el Expresionismo y la Bauhaus, que son algu-

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nos de ellos, no ocurría de un modo total en Europa,posiblemente desde el mismo Renacimiento.

La preocupación central de los nuevos movimientosque surgieron, además de orientarse al diseño de las ciu-dades y al planteamiento de nuevos métodos, se dirigióhacia una crítica radical de la situación imperante y alplanteamiento de nuevos paradigmas sociales29. Los prin-cipios de carácter global, radical y utopista, que rechaza-ban totalmente la situación histórica anterior, propusie-ron una nueva alternativa que impulsará a la humani-dad, desde la técnica, a la organización social y política.

Desde el constructivismo soviético, nacido a la som-bra de la Revolución de Octubre, con la proclama de la«dictadura futurista del arte» y acogido entusiastamenteen Europa como el arte de la era industrial, a la Bauhausde Walter Gropius, que definió la idea de un arte social yrepresentativo de una sociedad de masas junto a la «fun-ción», como parte sustancial de una obra arquitectóni-ca-urbana y fundamento de la forma, se desarrolló entrelos dos grandes guerras un Arte de la Construcción vis-ta como un instrumento al servicio del cambio, con unaética social más allá del problema estético puro, relacio-nando al arte, la docencia y el trabajo como un modo devida y pensamiento.

Si bien, en la Bauhaus el urbanismo no aglutinó lasmejores ideas, éste aparecerá con fuerza unido a la refor-ma o el «espíritu nuevo» de la arquitectura europea quese organizó en torno al grupo del Primer Congreso In-ternacional de Arquitectura Moderna (CIAM) en 1928 yque no vino a disolverse hasta su 11º Congreso en 1959,treinta años después.

El primer CIAM, realizado en el castillo suizo de LaSarraz (1928), se organizó entre los primeros arquitectosque afirmaban expresamente que «el urbanismo no debe

29 Carvajal, Carlos, Arquitectura Racional de las Futuras Ciudades, Santia-go, 1912

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determinarse por consideraciones de orden estético, sinopor datos o preocupaciones de orden funcional», con loque se acentuó el marcado carácter funcionalista de suscongregados. La preocupación por lo urbano y lo socialen la arquitectura se acentuó singularmente después delsegundo Congreso CIAM de 1929, en Frankfurt, quetrató sobre la «Vivienda para el mínimo de existencia»,con lo que abrió necesariamente las fronteras estilísticasde la arquitectura a su contenido social y tecnológico.

Desde la Carta de Atenas, enunciada en el 4º Congre-so CIAM en 1933, que proponía una «ciudad funcional»en consistencia a la zonificación de las cuatro funcionescolectivas de vivienda, trabajo, esparcimiento y circula-ción,30 se inició la época más fructífera e innovadora delCIAM de los años 40 del siglo XX, con Le Corbusiercomo figura señera, incluída la etapa de inicio de la cri-sis del CIAM, al inicio de los años 50, cuando distintosgrupos de arquitectos se encontraban polarizados y di-vergentes entre las opciones de urbanismo, planificacióny arquitectura. Cuando la disidencia transparentó susintenciones al constituir un grupo alternativo y de tran-sición urbano-arquitectónica denominado Team 10, quevino a cuestionar y nuevamente proponer un cambio ha-cia un nuevo orden urbano y de la arquitectura, comen-zó el fin definitivo del CIAM. Fue el grupo del Team 10 elque convocó el 11º y último Congreso CIAM de 1959, enOtterlo, Holanda, llamado el «congreso de la disolución».

A partir de allí, terminó la historia canónica del Mo-vimiento Moderno y se inició la fase fuertemente reflexi-va de la década de 1960. El CIAM culminaría debido asus propias utopías, y «el verdadero vencedor no sería elTeam 10, sino el tiempo».31

En general, los CIAM, a través de sus sucesivos con-gresos, actas y numerosos documentos, plantearon un

30 4º Congreso CIAM, Atenas, Paris, 193331 Drew, John, La Tercera Generación, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1973

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método de análisis global para el diseño y los problemasurbanos en torno a las distintas disciplinas, pero conver-gentes de la «arquitectura» y el «urbanismo». Esta escue-la, humanista e internacionalista, desde su inicio pro-movió una integración de la arquitectura con todas lasbases socio-culturales del momento, postulando su ac-ción a partir del hombre y de la satisfacción de las exi-gencias materiales, espirituales y sentimentales y, sobretodo, el reconocimiento de la transformación del fenó-meno social y económico de la época.

Una nueva generación de arquitectos y urbanistasharía reaccionar la concepción de una ciudad tiranizadabajo los conceptos del funcionalismo, abriendo una pers-pectiva innovativa de la arquitectura y el diseño urbanohacia visiones sociales de mayor compromiso. Ellos re-presentarían una especie de parlamento de intereses quecoexistirán dentro de un pluralismo de enfoques, estilosy países.

Las nuevas disciplinas sociales y urbanas

Los antecedentes de una interesante visión empírica yteórica post CIAM, se gestaron a partir del problema dela ciudad; entendida ésta como un ente social, geográfi-co y económico, que podía ser abordado por las cienciassociales e implementada tecnológicamente. Esta alter-nativa se originó y definió desde las disciplinas nuevasque desde el CIAM se habían organizado, entre las quese reconocen la «landscape architecture» (arquitecturapaisajística), el «town-planning», el «city-planning» o«amenagement urbain» (planificación urbana), hasta lle-gar al marco territorial mayor del «regional-planning»(planificación regional). Estas orientaciones, conllevabanla inclusión de una serie de disciplinas y teorías que ha-bían surgido desde fines del siglo XIX o inicios del sigloXX; como la geografía, la sociología y la localización eco-

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nómica al campo urbano, la que finalmente, en 1968,fue llamada «urbanología»32 como una opción última deestudio específico de la ciudad. En rigor, lo que intenta-ban hacer surgir era una verdadera «ciencia de la ciu-dad», más allá de su mera definición o fabricación arqui-tectónica o puramente social.

De allí que es necesario referirse a otras visiones, queno nacen de la tradición empírica ni de las propias orien-taciones teóricas de la arquitectura, en razón que expli-can y completan esta evolución y esta crisis en un con-texto mayor.

Quien estudie el desarrollo de nuevos métodos y cien-cias, notará que en la cultura anglosajona, y particular-mente en los Estados Unidos, es común que los propiosproblemas hayan originado las especialidades y discipli-nas, y las que se han desarrollado con un enfoqueacentuadamente empírico y científico, especialmentedesde la academia. Tales especialidades, aunque diver-sas en su origen, más tarde se llamaron Arquitectura Pai-sajista, Planificación Regional, Geografía Urbana, Inge-niería, Planificación Urbana, Diseño Urbano, Sociología,Economía, Administración y finalmente, Ciencia Políti-ca. Hasta la fecha, estas disciplinas han constituido cam-pos interdisciplinarios abiertos que se organizaron bajola acción de grupos estatales, profesionales y, sobre todo,universitarios, desde 1960, en diversos modos y progra-mas que implicaban conexiones interdisciplinarias, bajoel tema común del Diseño Ambiental (EnviromentDesign).

En los Estados Unidos, la enseñanza moderna de laarquitectura –que se originó con la reforma de los pro-gramas de Meaux Arts y con la introducción que en 1939hizo Gropius en Harvard de las ideas de la Bauhaus y

32 Urbanology. Término utilizado por el sociólogo de Harvard y Senadorpor Nueva Cork, Daniel P. Moinihan, como ciencia global de las ciudades,Revista Time, Mayo de 1968.

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del CIAM- se hace dentro de un medio académico y pro-fesional en el que además del diseño o de la arquitectu-ra, otras especialidades también están abocadas al estu-dio del fenómeno urbano en forma empírica y científi-ca. Esto significó que, cada vez más, en la mayoría de lasmás importantes Escuelas de Arquitectura y/o Diseño seincluyeran cursos de Arquitectura Paisajista y Planifica-ción, y/o Diseño Urbano. En muchos países, además,existe una tradición profesional importante que consi-dera oficinas abocadas a estudios completos de urbani-zación y construcción, tanto como de análisis de factibi-lidad y planificación, así como de la gestión económica ysocial necesaria. El aparato estatal, finalmente, replica-ría esta capacidad de planificación y gestión.

Como resultado de estudios especializados, la ciudad,a diferencia de la línea CIAM, se estudió efectivamenteen cuanto fenómeno controlable y observable científica-mente y ha requerido de métodos de análisis desarrolla-dos desde las ciencias sociales y que le darán al«planning», la disciplina que abarcará estos estudios, ca-racterísticas diferentes del «urbanismo» CIAM y al«design», una connotación más general y concreta, quea la «arquitectura» moderna ya tradicionalizada.

La tradición europea de la escuela CIAM, en cambio,que mantuvo un carácter «integralista» al plantear mé-todos y equipos multidisciplinarios especialmente a tra-vés de proposiciones como el Plan Mars de Londres o elGrupo Ascoral de Francia, definió al arquitecto urbanistacomo el «Jefe del equipo», el hombre síntesis, imagenque influyó y se mantuvo en muchos otros países comoorientación profesional hasta hace muy poco tiempo, yque se mantiene especialmente en la América Latina.El método y la «grilla», los congresos, las exposiciones yproyectos que se elaboraron en el CIAM, indudablementeque fueron obra de arquitectos, pero de arquitectos yasensibilizados (aunque no necesariamente comprometi-dos) por los aspectos sociales de la especialidad. El mé-

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todo se abocó a una constatación general, más que a laprecisión analítica de problemas urbanos –sean sus as-pectos administrativos, sociales, económicos o físicos- apresentar doctrinas y proposiciones de proyectos forma-lizados netamente en el plano de diseño y de instrumen-tación física. Por este motivo, se llegaría muchas vecescomo resultado a simplificaciones y utopías arbitrarias,sin poder avanzar, con los años, hacia un proceso meto-dológico que permitiera por primera vez abordar efecti-vamente las inquietudes iniciales de La Sarraz en 1928 olas del Cuarto Congreso sobre la «Ciudad Funcional» yla Carta de Atenas de 1933.33

El tema no se presentaba solamente en los postula-dos que surgieron y que diferenciaban los campos disci-plinarios, los métodos y las doctrinas. El tema centralera, ¿qué es una ciudad y cuáles son sus componentes?,¿hasta qué punto es construcción y proyecto o realidadsocial y agente económico?, ¿de qué manera es depen-diente o autónoma la arquitectura y el urbanismo comotécnica, arte o disciplina, de los factores externos a ellas?.El problema, en definitiva, se centró en la definición dela relación misma entre arquitecto, urbanista, arquitec-tura y ciudad.

El diseño y la planificación urbana moderna.

La década del 60 al 70 del siglo XX, en América, Europay Japón, fue un período de transición y definición entrelas disciplinas del diseño y la planificación, a partir delúltimo CIAM, del año 1959, que coincidió con el esta-blecimiento del primer curso de Diseño Urbano de 1960en Harvard. Las formulaciones teóricas y los proyectos yrealizaciones, fueron explicitando un nuevo modo de

33 Jacobs, Jane, Life and death of American Cities, La Metrópoli en la VidaModerna, Buenos Aires, 1961

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actuar y un campo cada vez más específico. Comenza-ron diez años intensos de revisión y avance en Europa yEstados Unidos del diseño y el planning urbano, queculminarían en el año 1973 con la Trienal de Milán y lafundación de la Revista «Oppositions» y del Instituto deEstudios Urbanos de Nueva York. El Diseño Urbano,aparecía entonces como la respuesta a una necesaria ar-quitectura total de la ciudad y el planning como el ins-trumento que permitiría concretar esas ideas.

Desde 1960, esta nueva forma de planificación urba-na comenzaba a ser un hecho establecido, ya que esta-ban en ejecución los planes de los centros y regiones me-tropolitanas de Moscú, Caracas, La Habana, París,Helsinski, Estocolmo, Barcelona, Copenhague, Londres,Viena, Tokio, Washinton, San Francisco y Chicago. To-das estas ciudades contaban ya con equipos técnicos ymétodos establecidos para el control y gestión de suscentros urbanos. Los primeros graduados en planifica-ción, formados en los Estados Unidos, Inglaterra o Fran-cia, habían llegado a diversos países de América Latina,especialmente a Venezuela, Colombia, México y Chile.En este último país, el Plan Regulador Intercomunal deSantiago y la constitución de una Oficina del PlanIntercomunal, habían sido organizados entre 1959 y 1962.Esta década, reveló una variedad de importantes ejem-plos, desde el Plan de Tokio de Kenzo Tange, para unaciudad construída sobre pilotes en la bahía de Tokio para10 millones de habitantes, a la «Ciudad del Océano» le-vantada sobre megaestructuras flotantes de Kikutake; del«Domo Geodésico Urbano» que Buckmisnter Fuller pro-puso ese año, contrastando con el proyecto de Metrodownpara Baltimore, planteado con base en un corredor detransporte público. Desde 1961, se publicaron o cons-truyeron interesantes proyectos en Europa y los EstadosUnidos: la nueva ciudad de Hook, al sureste de Londrespara 80.000 habitantes; Toulouse-Le Mirail, como ciu-dad satélite de Toulouse, para 100.000 habitantes; la Ciu-

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dad Universitaria de Berlin, propuesta con una trama omegaestructutra tridimensional o el Plan de Washing-ton 2.000, como un esquema lineal de corredor metro-politano.

Las nuevas ciudades que se fueron desarrollando eneste período, también fueron variadas y reflejaron dife-rentes método y configuraciones de diseño, que precisa-ron el campo de esta nueva disciplina, cada vez másindependizada del urbanismo CIAM. Cumbernauld enEscocia, Senri y Kosoji en Japón, Santo Tomé de Guayanaen Venezuela, Halen en Suiza o Milton Keynes en Ingla-terra, son algunas de las principales ciudades nuevas dela época.

El crecimiento —proceso de urbanización— y suscambios —el metabolismo—, se constituían en temas fun-damentales. Ese mismo año, Jean Gottman publicó unestudio sobre la «conurbación noreste» de los EstadosUnidos,34 haciendo un análisis global del fenómeno de«conurbación» como entidad urbana y regional integra-da, en la cual el tamaño y la interdependencia de los facto-res locacionales, la infraestructura, el territorio y las comu-nicaciones, presentan un ente nuevo y continuo que reúnela más alta concentración de población, actividades pro-ductivas, educacionales y políticas en un paisaje continuosemiurbanizado de 500 millas de largo, con tasas de creci-miento y desarrollo hasta la fecha desconocidos.

En este período se iniciaron también obras y proyec-tos de gran envergadura. La influencia de la alta tecno-logía entró rápidamente al diseño urbano. El grupoArchigram desarrolló Plug-in-City, ciudad desarmable ycon planteamientos de alta tecnología (high-tech), queintentó abordar a la ciudad como un inmenso artefactomodular, móvil, cambiante o adaptativo. Del metabolismode los japoneses se pasó al mecanicismo brutalista de losingleses, como en los casos de los grandes campus univer-

34 Jean Gottman, Megalópolis, Ciudad de México, 1959

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sitarios de la Universidad de East Anglia de Dennos Lasdumy de la Universidad de Loughborough de ARUP Associates.

En el plano de la acción pública y de la administra-ción, en 1966 se crearon en los Estados Unidos y en Chile,los primeros Ministerios de Vivienda y Urbanismo de lasAméricas. La organización política y administrativa delproceso urbano cobraba una creciente importancia ycomenzaba una nueva etapa para la acción, en el que lasestrategias y proyectos tendían a ser más integrales y elEstado y los organismos públicos jugarían un rol cadavez más activo en políticas de uso del suelo y transporte,en la remodelación urbana y creación de nuevas ciuda-des y conjuntos habitacionales.35

En el campo de la teoría, se pueden señalar en esteperíodo tres textos que complementan las ideas de lasciencias sociales y la planificación, desde distintos enfo-ques que revisan los objetivos y métodos del «urbanis-mo» y el «diseño». Uno, el libro «Urbanismo: Utopías yRealidad» de Francoise Choay,36 publicado en Paris en1965, que revisa la historia y cuestiones sobre ideología ypráctica en el urbanismo. El segundo texto, es «Notassobre la síntesis de la Forma» de Christopher Alexander,37

publicado en 1968 en Cambridge, que resumió las ideasde sus tesis doctoral como graduado de matemáticas yarquitectura. El último libro de la trilogía de este perío-do es «Ekística, una introducción a la ciencia de los asen-tamientos humanos» de Constantino Doxiadis,38 publi-cado en Londres, en 1968, en el que se expone un análi-sis fundamental para la definición teórica y metodológi-

35 Curso de Graduados, Mención en Diseño Urbano, CIDU.IPU, Universi-dad Católica de Chile, 196636 Choay, Francoise, El Urbanismo, Utopías y Realidades, Ed. Lumen,Barcelona, 197037 Alexander, Christopher, Notes on the Síntesis of form, Harvard Univer-sity press, 196638 Doxiadis, Constantino, Ekistics, an Introduction to the Science of HumanSettlements, Londres, 1968

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ca del diseño urbano, así como la presentación de casosen diseño que comparan las fases de desarrollo y los ele-mentos de estructuración básicos para los procesos ur-banos.

Se había avanzado entonces, del voluntarismo técni-co o del idealismo estético de los urbanistas, profetas,utopistas sociales o los inventores del «mass media», auna conciencia responsable, hacia un mundo de urbani-zación explosiva en que la ciudad dejaba definitivamen-te de ser artefacto. El paisaje y los recursos naturales nopodían ser dejados al arbitrio de los hechos irremedia-bles. Existían elementos manejables y experiencias trans-misibles, no obstante el planeta estaba plagado de cen-tros urbanos inhumanos y contaminados y la arquitec-tura urbana distaba mucho de asomarse siquiera a la deun parecido al período clásico.

Hacia los años 70 del siglo pasado, nadie se sentíamuy seguro de las soluciones acerca de la calidad delambiente de las «ciudades satélites» de Europa, ni de los«Siedlungen» alemanes, ni de los «town-centers» delmedio oeste estadounidense. Aparecían como modelos,la volumétrica regularidad de Brasilia (Costa) oChandigarth (Le Corbusier), la forma y el crecimientode Daka (Kahn) de Islamabad (Doxiadis), la Universi-dad de Bagdad (Gropius), la Universidad de Concep-ción (Brunner-Duhart) y las nuevas ciudades de loscalifatos árabes. Quedaban avances, experiencias y nue-vas preguntas.

El Diseño Urbano y la Arquitectura de la ciudad, se-guían todavía requiriendo integración con los comple-jos problemas de gestión, administración y habilitamientodel medio ambiente, el que estaba definitivamente tras-tocado por la expansión de las ciudades, la tecnología,las comunicaciones y el transporte.

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Planificacion urbana y ciencias sociales

No obstante que, desde la década de los años 60 del si-glo pasado, la evolución secuencial y lógica de una seriede ideas, escuelas y movimientos que en forma linealgestaron una preocupación coherente y sistemática portemas previamente acotados y después abordados, eldesarrollo urbano no fue resultado necesariamente deello. Y esto, porque en el origen de la vertiente funciona-lista moderna, la presencia de un quiebre en realidadesde la arquitectura, del arte y la técnica, aparecieron con-notaciones de valor, significado e instrumentación ideo-lógica y social adicionales.

La interacción entre técnica-ciencia y ciencias socia-les, fue la más radical en sus efectos ya que reorganizóintelectualmente a una sociedad industrial transformán-dola en un arquetipo para todo el mundo y configuran-do el mundo moderno con base en la tecnología y laciencia. Sin embargo, era claro que las ciudades que seconstruían no revelaban una nueva síntesis y alternati-vas distintas y efectivas. La ciudad, consecuentemente,no pudo enmarcarse como un mero hecho espontáneo,ni como un problema de arte, un objeto cultural.

A inicios de los años 70 del siglo XX, tampoco ni laestética de la máquina, ni los prismas simples, ni las cua-tro funciones de la vida colectiva que constituyeron labase de la reforma de los CIAM y de la nueva ciencia yarte del urbanismo, habían conseguido llevar la arqui-tectura de la ciudad a un grado aceptable o a un estadotranquilizador de que se estaba en el camino correcto.En varias partes del mundo se perfilaban nuevos y gra-ves problemas y la crítica entre los arquitectos y urbanistasy hacia los arquitectos y urbanistas, se multiplicó e hizocomún, especialmente en algunos países de escasa ges-tión política y técnica en sus procesos urbanos, como lamayoría de los de la América Latina.

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El carácter instrumental de la planificación urbanaexigía y se legitimaba en las ciencias sociales, mediatizadasen buena parte por arquitectos e ingenieros. Las posi-ciones críticas no desafiaban esta concepción instrumen-tal de la planeación, sino que la reforzaban al señalar susdebilidades inherentes, debido a las características pro-pias del Estado del que dependía.

Si bien, pese a sus avances tecnológicos, la ciudad nohabía surgido a partir del desarrollo moderno funciona-lista como más eficiente ni más económica que los pro-totipos anteriores, ni había destacado su relación confactores sociales y políticos de gestión urbana y susten-tabilidad, al menos su cercanía con la visión de las cien-cias sociales era incuestionable, en la reorganización in-telectual de una sociedad industrial.

Marginalización de las ciencias sociales

En los años 90 del siglo pasado, en la América Latina, laestrecha relación entre las ciencias sociales y el Estado sedebilitó, dado que cambios significativos en el clima ideo-lógico relacionado con cierto desencanto con el ‘proyec-to moderno’ (tanto sus presupuestos epistemológicoscomo los resultados sociales y las perspectivas políticas),conducían a un cansancio y a un rechazo de los esque-mas ‘globalizantes’, viéndose con desdén el gran pro-yecto o diseño, no sólo desde las ciencias sociales sinotambién dentro del urbanismo.

En el abandono apresurado de los paradigmas teóri-co-conceptuales de la modernidad, se proclamaba la ne-cesidad de «repensar la ciudad». Esta llamada, articula-ba el descarte del gran proyecto urbano y un viraje deintereses académicos hacia las especificidades locales,sean de barrio, región, etnia, micro-procesos de urbani-zación y construcción de hábitat, identidades y lugaresconstruidos por grupos sociales o ‘actores’ concretos.

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Involucraba el rescate del actor social (exigido por el temade la participación y el reclamo por la gestión democrá-tica de las ciudades, en el cual estaban personalmentecomprometidos un buen número de académicos) y delas subjetividades socio-espaciales, al tiempo que se des-plegaba en el trabajo académico - en la selección de te-mas y la nominación de enfoques - un alejamiento de lospoderes institucionales, un descentramiento que se des-cribe como un rechazo a la explotación instrumental delas ciencias sociales.

Las consecuencias del cambio paradigmático en elcampo de los estudios urbano-regionales, fueron dramá-ticas, ya que se produjo la escisión entre las preocupa-ciones académicas y las dinámicas de cambio, afectandoa las ciudades y la vida material de los ciudadanos. Demanera especial, se evidenció el distanciamiento de lasciencias sociales con el Estado, precisamente en el pe-ríodo del replanteamiento radical del papel y la configu-ración institucional de éste, y la transferencia de la diná-mica social al mercado y los actores privados. Por ello, elproceso de modernización del Estado, encontró un mí-nimo de oposición o siquiera atención crítica entre losacadémicos (especialmente las ciencias económicas ypolíticas) en ese entonces. Tampoco les importaba queel proceso privatizador de la economía y la desregulaciónde la vida social significaba el rompimiento bilateral dela relación histórica de la modernidad. Después de todo,las ciencias sociales ya estaban predispuestas a aceptarque la modernización del Estado exigía que éste se des-hiciera también de todo el bagaje discursivo de las cien-cias sociales construido durante cuarenta años - descar-te equiparable en su significado social al paralelo des-monte regresivo de las reivindicaciones laborales alcan-zadas por los trabajadores y del sistema de bienestar so-cial, - para abrir campo libre a las fuerzas del mercado.En el campo de la planificación urbana, el rompimientode esta relación íntima entre las ciencias sociales y el Es-

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tado tenía fuertes motivos pragmáticos, en la medida enque la ingeniería, tanto social como de infraestructura,retrocedía del campo de sus preocupaciones e interven-ciones. Las reformas del Estado realizadas durante losaños ochenta hicieron redundantes las habilidades tra-dicionales de los planificadores en este sentido. Por unlado, la cesión general de funciones sociales al mercado,hacía obsoletos los expertos administradores de progra-mas de desarrollo integral, que antes supervisaron talespretensiones del Estado local; simplemente, estos exper-tos, junto con su conocimiento especializado, quedaronredundantes con la disolución del (pretendido) controlsistemático de todos los aspectos (físicos, económicos ysociales) de la vida urbana.

En términos más concretos, la tendencia privatizadoraarrancaba de las manos de los gobiernos locales y susadministradores generales la responsabilidad directa deproporcionar vivienda, infraestructura física, servicios detransporte, agua potable y alcantarillado, salud, educa-ción y empleo. La legislación posterior, otorgó a estos‘atributos’ urbanos un manejo puramente técnico, regi-do por una normativa y una lógica autónomas, sin im-portar que las empresas prestadoras fueran de propie-dad pública, privada o mixta. Como resultado de lo an-terior, la planificación urbana asumió una cara más pro-cesal y práctica, hasta confundirse con la gestión prag-mática de los dictámenes del neoliberalismo en cuanto ala administración espacial.

En la periferia de los nuevos discursos

Por otra parte, un nuevo campo de problemas prácticoscomenzó a vislumbrarse y tomar fuerza: el medio am-biente. La creciente experiencia y conciencia de los pro-blemas ambientales urbanos le abrió la puerta por pri-mera vez a las ciencias naturales. En la medida en que

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fenómenos como los desastres, las inundaciones y losdeslizamientos, la contaminación del aire y el agua, laescasez energética, la destrucción de los bosques y loshumedales, entre otros, empezaron a conformar un con-junto sentido, legítimo y legalizado de objetos de inter-vención, se produjo la necesidad de incorporar aquellasdisciplinas científicas, cuyo dominio cubría tales fenó-menos: la geomorfología, la hidrología, la ecología, entreotras. Posteriormente, las ciencias sociales se acomodaronalrededor de estos nuevos objetos y su manejo, pero en unlugar secundario y con una función operacional.

De todas maneras, la priorización de los problemasambientales parecía confirmar la marginalización de lasciencias sociales del análisis y proyección de lo urbano.Hoy, las ciencias sociales se ubican en la periferia de laplaneación, en la periferia de los programas curricula-res, desplazadas por los discursos contemporáneos deldesarrollo; en la periferia de la acción social, o por lomenos fuera del ámbito de las instituciones del Estado ylocalizado más bien en las organizaciones sociales queahora participan en los procesos de planeación. En lainvestigación, las ciencias sociales tienden a plantearproblemas de conocimiento con un bajo perfil político,coadyudando en esta falta de crítica incisiva en la discu-sión de los asuntos urbanos.

En el plano académico y de la formación de expertos(investigadores y profesionales), se produjo un gradualreplanteamiento de la contribución de las ciencias socia-les en cuanto a las nuevas tareas de administración so-cio-espacial. A lo largo de los años ochenta y noventadesaparecieron de los planes curriculares, entre otros, loscursos de ‘sociología urbana’, de ‘economía urbana’, de‘geografía urbana’, y de ‘psicología ambiental’, como cuer-pos organizados de conocimiento pertinentes o necesa-rios para abordar las nuevas funciones, tantolegitimadoras como administrativas de los gobiernos lo-cales. Las disciplinas sociales ya no ordenaban. Ahora

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predominaba el discurso desarrollista que absorbía y sub-yugaba las autonomías de las disciplinas académicas yprofesionales, organizado alrededor de cinco camposdiscursivos que dominaban las preocupaciones territo-riales contemporáneas: la globalización, la informatiza-ción, el desarrollo sostenible, la modernización del Esta-do y la democracia participativa. Entonces eran los dis-cursos desarrollistas los que ejercían el control sobre lasdisciplinas puestas al servicio del estudio del territorio:la globalización controlaba la economía, la informatiza-ción a la sociología, la sostenibilidad a las ciencias am-bientales, la modernización a las ciencias administrati-vas, y la democracia participativa a la ciencia política.También interactuaban en conjunto, para ordenar la in-terdisciplinariedad, de tal manera que el esfuerzo inte-lectual y práctico converge sumisamente sobre estos gran-des bloques temáticos. En el proceso, los cuerpos con-ceptuales propios de las disciplinas se encontraban su-bordinados o marginados y los discursos desarrollistaspretendían no sólo describir la actualidad sino determi-nar el futuro. Tenían intenciones prácticas. Quizás el cam-po discursivo que mejor ilustra esta faceta es el desarro-llo sostenible, el que, desprovisto de un contenido propio,se definía por lo que no era, sometido a la lógica de lasprácticas y articulado a los efectos sociales deseados.39

Mientras tanto, en los otros campos discursivos, do-tados históricamente de más sustancia, las ciencias ibanperdiendo ese espíritu de lucha discursiva para estable-cer contenidos, significados y alternativas. Incluso, tan-to en lo ambiental como en los otros campos, aquellasperspectivas que se oponían a los discursos dominantes,y que en consecuencia se encontraban al margen de losdebates, habían sido alejadas de las instituciones acadé-micas y profesionales; se desarrollaban principalmente

39 Enkerlin, Ernesto, Edit., «Ciencia Ambiental y Desarrollo Sostenible»,Internacional Thompson Editores, México, 1997

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en las ONG, donde la marginalización discursiva e insti-tucional estaba acompañada por actos abiertamente re-presivos, cuando esta oposición discursiva traspasaba de-terminados límites.

En el caso de la acción social, fue evidente que el Es-tado y sus instituciones habían abandonado las preten-siones de administración social con base en un gran pro-yecto o diseño. En las condiciones de una economíaneoliberal, el esfuerzo principal consistía en el controlde las variables macroeconómicas y el establecimientode mecanismos de regulación económico y social. Eranel mercado y los agentes privados los que determinabanla dinámica general de las sociedades, donde los vesti-gios del Estado de bienestar se limitaban a programasfocalizados (social y espacialmente) en los más pobres.

En este sentido, las tareas administrativas del Estadosufrieron una transformación radical. Abandonado elgran proyecto, la acción estatal se dirigió hacia la empre-sa privada y hacia sí mismo, proceso en el cual los crite-rios de productividad y eficiencia se interiorizaron en lasinstituciones públicas y sus programas mínimos e hiper-focalizados, desligándose de la sociedad en su conjunto.Las necesidades del conocimiento experto se redujerona las prácticas de la ‘gestión de proyectos’ y la ‘adminis-tración de empresas’, al tiempo que la administraciónsocial y la regulación del comportamiento pasaban a ma-nos de los medios masivos de comunicación, privatiza-dos en buena parte. A grosso modo, el control social dejóde ser un proyecto (moderno) fundamentado en el co-nocimiento, para basarse en un ejercicio de seducción/represión.

Desafortunadamente, las implicaciones y la contribu-ción de la arquitectura y la planeación a este fenómeno(mediante, por ejemplo, las urbanizaciones cerradas y laproliferación de centros comerciales, la estratificación so-cio-económico de barrios, el desmonte de subsidios y sureemplazo por el sistema de valorización y concesiones),

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han sido poco exploradas, aunque constituyen un fuer-te tema de investigación socio-política y cultural, en elnivel internacional. El fenómeno de la fragmentación cul-tural continúa fascinando a la antropología y la fragmen-tación territorial anexada a los estudios políticos, perodivorciados ambos de un sentido práctico-político ypropositivo que permitiría su articulación progresista a lasprácticas de intervención en la administración urbana.

En cuanto a la investigación, las ciencias sociales fue-ron renuentes a identificarse con la transformación de laorganización empresarial, pero tampoco encontraron otramanera de vincularse con los procesos de desarrollo. Lasociología entró en crisis, y las ciencias sociales, en gene-ral, se vieron marginadas por el desplome del gran pro-yecto, ya sea gestado por el Estado u organizado desdela empresa privada o ideado desde los sectores de centrodemocráticos. Podría argumentarse que esta desvincu-lación del poder formal fue una especie de liberación,que permitió a las ciencias sociales, por un lado, revisarsus temas y objetos, reorganizarse internamente, explo-rar otros paradigmas de investigación y, en otros casos,con la introducción de las nuevas corrientes postmoder-nas, llegar al colapso de algunas disciplinas en el que lasociología urbana fue especialmente notoria y lamenta-ble.

El contexto socio urbano actual y su opcion según lastendencias

Tomando en consideración los procesos históricos quedieron lugar a la urbanización de las sociedades de laAmérica Latina, y Chile, desde el siglo XIX, hasta des-embocar en la crisis urbana de los años ’70 y ’80 del siglopasado, es fácil comprender cómo los diferentes proyec-tos de modernización nacional afectaron, no sólo la con-figuración de las ciudades, sino sobre todo los tipos de

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relaciones sociales que permitían en su interior, y las for-mas de vida que se promobían. En los tiempos deldesarrollismo, detrás de una cierta industrialización ydemocratización de las ciudades y las clases medias, sebuscaba romper con el atraso del mundo tradicional, sefomentaba la consolidación de la identidad nacional y lahomogeneización de la sociedad.

Con el advenimiento del neoliberalismo, las tenden-cias emergentes, en cambio, promovieron la fragmenta-ción y la privatización de los espacios públicos, permi-tiendo la diferenciación y la individualización de las so-ciedades, apoyados en la lógica del consumo, como ele-mento determinante de las relaciones sociales, y del ac-ceso a las redes internacionales de información, comoconfigurador cultural. Así pues, en la actualidad más queparticipar de un colectivo con proyecto histórico, lo deter-minante es el nivel de acceso a los espacios sociales (geo-gráficos o virtuales), a los bienes (materiales o simbólicos),y a los adelantos tecnológicos que lo hagan posible.

Los planteamientos más recientes de la teoría de laplanificación y la reflexión sistemática sobre la naturale-za de la actividad específica de la intervención en la or-ganización socio-espacial de las ciudades, tienen de so-porte el conocimiento experto de las ciencias sociales.Desposeída de instituciones, presupuestos financieros yconocimiento especializado reconocido —es decir, todaslas herramientas que legitimaron e hicieron viable su ac-tuación en nombre del bien común en la modernidadclásica— la planificacion tuvo que replantearse a sí mis-ma. La teoría comunicativa, se fundamenta en la propo-sición de que la actividad primaria de la planificaciónconsiste en facilitar el proceso de deliberación en la bús-queda de acuerdos ad hoc. Se argumenta que el planifi-cador de ahora, desarmado de un contexto estatal fuer-te, desprovisto de una agenda sustantiva propia, y ac-tuando frente a una diversidad de actores sociales, ya noimpone su racionalidad tecnocrática e instrumental sino

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que opera en condiciones sociales e institucionales máscomplejas. En consecuencia, el planificador no organizaespacialmente a la sociedad, sino que organiza los deba-tes mediante los cuales se logran definir colectivamentelos contornos de esta organización espacial. Es decir, queel planificador no produce espacialidades, sino que co-ordina la formulación de las representaciones discursi-vas de la voluntad colectiva. En este sentido, su tareaprincipal consiste en perfeccionar los procesoscomunicativos para que incorporen, también, las vocesde las minorías en una sociedad fragmentada,multicultural y pluriétnica, para así consolidar el proce-so democrático de toma de decisiones.

En cuanto a las prácticas de planificación - tanto losmodos y objetos de intervención en el espacio urbano comolos procesos mediante los cuales estos objetos se constru-yen - se pueden hoy plantear tres tendencias mayores:

- El renacimiento de la planificación física, expresadoen las nuevas prioridades del ordenamiento terri-torial, el espacio público, el diseño urbano y la ar-quitectura de la ciudad. Las intervenciones pun-tuales asociadas con los megaproyectos, los retosde la renovación urbana, el mejoramiento delhabitat, el compromiso con la calidad de vida, etc.,hacen que se perfile un nuevo urbanismo, relati-vamente autónomo en sus teorías, conceptos yprácticas de aplicación.

- El medio ambiente y el desarrollo sostenible comomarcos de referencia para debatir la ciudad. No estanto la ecología en sí la que anima socialmente lapreocupación por el medio ambiente, sino el he-cho de que, en condiciones posmodernas, consti-tuye un medio para pensar el futuro, reinstaurarla ética y la política a largo plazo como asuntos

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pertinentes, y concretar cuestiones de calidad yequidad urbanas. Su agenda problematiza el pa-trón de desarrollo dominante, y proporciona retosnovedosos para las ciencias sociales.

- La globalización como dinámica subyacente a to-dos los fenómenos socio-espaciales, trayendo con-sigo desafíos nuevos en cuanto a cómo compren-derla y manejarla. Por un lado, la competitividad,por otro lado las contradicciones socio-espacialesque conducen a la desigualdad, la segregación, latransformación en la forma y prácticas del Estado,la oferta y organización del trabajo y también los ima-ginarios culturales, la construcción de identidades yel comportamiento de los grupos urbanos.

Claramente, las ciencias sociales en la América Latina tie-nen un acercamiento todavía precario a estas tendencias.La planificación urbana reclama con urgencia la amplia-ción de los estrechos temas privilegiados de las cienciassociales para incorporar las dinámicas urbanas y los fenó-menos espaciales que están revolucionando la organización,la construcción y la experiencia de las ciudades. Sobre todo,urge el rescate de una perspectiva crítica, una economíapolítica crítica que contribuya a reedificar los valores de lajusticia, la equidad y la solidaridad. Sin ellos, es poco pro-bable que las nuevas tendencias de pensar e intervenir enla ciudad puedan contrarrestar las consecuencias nefastasde la pobreza, la desigualdad, la alienación, el desamparo,la ausencia de oportunidades y la violencia generalizadaen las relaciones sociales urbanas.

El urbanismo en chile.

Desde sus inicios, en Chile el urbanismo se fundamentóen las propuestas del modernismo en la arquitectura y

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la planeación (CIAM y Le Corbusier) y si bien tales pro-puestas captaron la imaginación a través de su radicali-dad formal, dependían conceptual y políticamente deun Estado fuerte para ponerlas en práctica, lo que de-terminó que tuvieran un impacto mínimo en las ciuda-des chilenas.

De allí que, en Chile, la influencia urbanística del mo-dernismo ‘puro’ se reduce a unos pocos planes ‘maes-tros’ y la reconstrucción de algunos sectores experimen-tales en las grandes ciudades. Pero también con el mo-dernismo, subsistía la idea de que la manipulación delas formas arquitectónicas y urbanísticas podría, en símisma, transformar las condiciones de vida de los habi-tantes y hacer más equitativas, eficientes y agradables lasciudades, con lo que nació la corriente funcionalista delurbanismo. En contraposición, y frente a las evidenteslimitaciones de tales propuestas en la práctica, surgió enChile en los años sesenta una crítica basada en la teoríaurbana marxista de la escuela francesa, la que se dedicóa explicar el carácter de la planeación urbana como prác-tica social del Estado explícitamente capitalista, cuyafunción principal consistía en garantizar las condicio-nes generales necesarias para la reproducción del capi-tal y su condición superestructural e ideológica, que eraincapaz de incidir significativamente en el mejoramien-to de las condiciones generales de las crecientes pobla-ciones urbanas.

Mientras existían estas pretensiones de administrarintegral y radicalmente las ciudades, existió una estre-cha relación entre el Estado y las ciencias sociales, cuan-do el modernismo urbanístico se sustentaba en el cono-cimiento sistemático de las sociedades urbanas y en laaplicación de nuevas tecnologías en la construcción yfuncionamiento de las ciudades. En otras palabras, en elmomento en que se planteaban aspectos sobre el cono-cimiento experto orientado hacia un gran proyecto o di-seño liderado por el Estado.

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Desde la creación del Ministerio de la Vivienda y Ur-banismo, (Minvu, 1966), éste asumió un papel innova-dor en materia de gestión del desarrollo urbano y por lomismo, vino a llenar un vacío en cuanto a resolver lasnecesidades de suelo urbano para implantarlas políticashabitacionales que llevó a cabo la Corporación de la Vi-vienda, Corvi y de mejoramiento urbano que propició laCorporación de Mejoramiento Urbano, Cormu. La fun-ción más importante asignada al Minvu en materia deurbanismo en su ley orgánica, era la de «mejorar y reno-var las áreas deterioradas de las ciudades mediante pro-gramas de desarrollo urbano» que contenían las ideasimperantes en la época sobre remodelación y rehabilita-ción, conteniendo modelos de cambio o transformaciónmuy radicales, pero que progresivamente incorporabanelementos sobre la protección del patrimonio cultural ynatural de las ciudades. El Minvu asumió, en cierta me-dida, un papel crítico sobre el proceso de moderniza-ción que había orientado hasta comienzos de los sesen-ta, la creación arquitectónica y urbanística, a través delas propuestas, algunas ejecutadas y otras que no lo fue-ron, como es el concurso internacional de 1972 y la pro-puesta de un plan metropolitano para Santiago, de 1975.

Para el Minvu, el mejoramiento urbano, debía conside-rar proyectos que permitieran crear una «estructura urba-na» a través de elementos básicos como la valorización delos lugares de encuentro, la creación de barrios con progra-mas de densificación, la integración de estratos socio-eco-nómicos y la jerarquización de las vías de circulación. Peroestos proyectos debían estar contenidos en un estudio delas relaciones urbanas, del uso del suelo y de la vialidad deun sector del área urbana, teniendo como marco de refe-rencia los planos reguladores. El instrumento que definíalas relaciones urbanas del proyecto con la estructura urba-na, era el Plan Seccional.

El Minvu ha aplicado lo que se denomina «mejora-miento urbano», como una adecuación de la estructura

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especial a los requerimientos del Desarrollo EconómicoSocial y que se realiza mediante las líneas de acción de 1)la remodelación urbana (mejoramiento de un barrio re-emplazando antiguos edificios por nuevos ya sea con elmismo uso u otro), 2) la rehabilitación (mejoramiento deedificios o de barrios existentes ya sea para destinarlos almisma uso actual o cambiarlo), 3) la densificación (crea-ción de nuevas poblaciones en terrenos desocupadosdentro del casco urbano y en áreas consolidadas) y 4) elequipamiento especializado (parques industriales, termi-nales de buses, mercados, parques, y otros).

En efecto, cuando la planificación urbana empezó aasentarse en los municipios chilenos, en los años seten-ta, y especialmente después de los inicios del proceso dedescentralización en el segundo lustro de ese decenio(Conara, 1976),40 la legislación ya se había comprometi-do con los ‘planes integrales de desarrollo’ para los mu-nicipios y sus respectivos instrumentos formales de pla-nificación, pese a ser éstos todavía muy escasos. Esosinstrumentos, pretendían orientar el desarrollo econó-mico, social y físico de los entes territoriales, con un fuerteénfasis en las ciudades o cascos urbanos. Exigían análi-sis extensos de las condiciones socioespaciales y grandescantidades de datos, y presuponían una capacidad deintervención estatal que superaba con creces las posibili-dades reales de las administraciones locales y las institu-ciones públicas. Desde luego, los planes integrales dedesarrollo no fructificaron, y las ciudades seguían cre-ciendo a partir de otras lógicas.

No obstante este abismo entre proyecto y realidad, lasciencias sociales no sólo legitimaron los propósitos delEstado y proporcionaron los instrumentos de análisis paralos ejercicios de planificación, sino que tambiénenmarcaban e impulsaban en buena parte el debate ur-

40 Comisión Nacional de Reforma Administrativa, Ministerio de Planifica-ción y Coordinación, Gobierno de Chile, 1974-1978

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bano. La ciudad como espacialidad constitutiva de laacumulación de capital, el desarrollo dependiente, lamarginalidad y segregación socio-espacial, el Estado y lalucha de clases, constituían categorías importantes deanálisis y discusión junto con una crítica a las prácticaspolíticas y la manipulación de las instituciones públicas.En fin, las ciencias sociales proporcionaron tanto las he-rramientas instrumentales como los recursos teóricos(positivistas y críticos) para orientar la intervención enlas ciudades.

Operatividad urbana: el programa bicentenario

Rescatando los aspectos de mejoramiento urbano defi-nidos por el Minvu bajo las 4 líneas de acción antes rese-ñadas, el estado chileno se dio a la tarea de celebrar yrecibir los 200 años de independencia nacional que secumplen el 18 de septiembre de 2010, con una imagenurbana que diera muestra del «nuevo rostro» que pre-tende proyectar el país. En vista de ello, a inicios del año2.000 se creó la Comisión Bicentenario con la misión de«elaborar programas para canalizar y coordinar los es-fuerzos que todos los sectores de la sociedad desarrollenen el marco de esta celebración».41 Una de sus metas fun-damentales es desarrollar una serie de planes de inter-vención urbana en las principales ciudades del país, cu-yos proyectos serán realizados en lugares significativosdel espacio público, sea remodelándolos o recuperandozonas subutilizadas o sin utilizar.

Respondiendo a la convocatoria del ejecutivo, enti-dades e instituciones públicas, corporaciones privadas,empresas y universidades, se plantearon el 2010 comohorizonte objetivo para las diversas iniciativas de rescate

41 Comisión Bicentenario: Objetivos, Presentación. www.chilebicentenario.cl42 Ramos, Leopoldo, www.revistaoccidente.cl

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patrimonial, preservación de valores e inventario de losbienes históricos que nos identifican como pueblo.42

Aprovechando la oportunidad para efectuar una suertede balance nacional, romper simbólicamente las cade-nas del pasado y enfrentar el futuro con nuevos aires.Originalmente, se contempló la generación de proyec-tos en las ciudades de Antofagasta, Valparaíso, Santiago,y Concepción; sin embargo, dado el entusiasmo que des-pertó la iniciativa en las autoridades locales a lo largo delpaís, se hizo extensiva la invitación a todos los centrosurbanos con más de 75 mil habitantes. En la actualidad,el Proyecto Bicentenario ha incorporado obras en las 15regiones del país, dotando a sus principales centros ur-banos43 de nuevas obras de vialidad, parques y áreas ver-des, paseos peatonales, edificios institucionales, además dela habilitación de bordes ribereños, lacustres y marítimos.

Para tal efecto, se creó el Directorio Ejecutivo de Obrasdel Bicentenario cuya misión es seleccionar, patrocinar ypromover las obras que se presenten, asignándole la ca-tegoría de proyecto bicentenario, no sólo a las nuevasobras propuestas, sino también a gran cantidad de pro-yectos anteriores, varios de los cuales ya se encontrabanen ejecución. Su principal función es coordinar esfuer-zos y voluntades, en la búsqueda de vías de financia-miento a través de la alianza de capitales públicos y pri-vados.

Asimismo, la fundamentación del Programa se sos-tiene con base en tres ejes: a) la necesidad de mejorar Lainfraestructura nacional que permita abordar los desa-fíos de la creciente integración a un mundo globalizado;b) la idea de un programa de país, expresado en un pro-

43 Arica, Iquique, Calama, Copiapó, La Serena, Coquimbo, Ovalle, Viña delMar, Con Con, San Antonio, Rancagua, Curicó, Talca, Linares, Chillán, LosÁngeles, Talcahuano, Tomé, Temuco, Valdivia, Osorno, Puerto Montt, Cas-tro (y Curaco de Vélez), Coyhaique y Punta Arenas; además de una serie deproyectos interurbanos e interprovinciales.

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yecto de modernización nacional compartido por susprincipales fuerzas políticas, económicas y sociales; y c)la necesidad de que la ciudadanía asuma como propias lasiniciativas enmarcadas en la celebración del Bicentenario.

La Comisión establece, en sus líneas de acción, quetal conmemoración «pertenece a todos los chilenos y chi-lenas, por ello, la Comisión se ha propuesto impulsar,coordinar y orientar las ideas e iniciativas que desarrollecada persona, grupo u organización pública o privada yde la sociedad civil de aquí al 2010.»44 En la misma di-rección, el Decreto Supremo nº 176, por el cual se creó laComisión, plantea que «... es deber de todo chileno, es-pecialmente de los jóvenes de este país, crear, imaginar,innovar y descubrir los nuevos espacios que el país hacomenzado a crear para todos».

Se sobreentiende que tales declaraciones de princi-pios sólo corresponden a un marco referencial y que suvalor se limita a enunciar la importancia de la iniciativacomo proyecto histórico para la ciudadanía, sin haceralusión a sus fundamentos conceptuales, o sus objetivosmanifiestos. Sin embargo, aun así evidencia la relevanciaque se le concede a la creación de espacios públicos parala ciudadanía, particularmente aquella que hará uso delos espacios públicos del país en el futuro, considerandoque en la actualidad más de la mitad de la población aúnno cumple 30 años.

Es posible agrupar los objetivos concretos que persi-gue el proyecto en tres principios fundamentales: a) Laintegración de Chile y sus Regiones, que se traduce enla preocupación por mejorar la infraestructura del país;b) La Interrelación con el entorno natural, referida a lanecesidad de propiciar un mejoramiento en la relaciónde la población con los entonos naturales en que habita,posibilitando el acceso a los diferentes elementos que

44 Comisión Bicentenario: Objetivos. Líneas de acción, en: www.chilebicen-tenario.cl

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configuran su geografía; y c) La valoración de las condi-ciones de habitabilidad de las ciudades, que apunta a laconfiguración de ciudades más modernas y amables, loque debiese traducirse en el progresivo mejoramiento dela condiciones de vida de sus habitantes.

Ahora bien, junto con estos principios, y los objetivosespecíficos de cada una de sus obras, el proyecto implicatambién una serie de objetivos implícitos, los cuales sólopueden ser comprensibles si lo enmarcamos dentro deldiscurso del desarrollo que lleva adelante el estado. Eneste sentido, es posible entender el Proyecto Bicentena-rio dentro del proceso de profundas transformaciones eco-nómicas y sociales llevadas a cabo desde fines de los ’70,conocido como «modernización neoliberal», y de ciertomodo, constituye la representación simbólica del triunfode su principal objetivo, alcanzar el umbral del desarrollo.

Haciendo uso de su capacidad de controlar, o al me-nos incidir en los sucesos comunicativos, el estado hainstalado el Bicentenario como un hecho social en el senode la opinión pública, para su discusión, y sobre todocomo medio de legitimación social. Antes de comenzarun debate, que se presupone libre y espontáneo, sobre laimportancia de cumplir dos siglos de vida independien-te, ya se habían decido las líneas generales a seguir, losobjetivos que se buscaban e incluso el sentido que debie-ran adoptar las iniciativas propuestas.

Bajo un marco ideológico aparentemente inexistente,cuidadosamente despolitizado con el argumento de quelos intereses superiores de la nación están por sobre lasopiniones políticas de cada ciudadano, y ante la actitudcondescendiente de la población, el Proyecto Bicente-nario pretende parecer, naturalmente, como la suma so-lidaria de los esfuerzos de todos los estamentos de lanación en pos de un ideal superior, la modernizaciónnacional.

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Programa bicentenario: lugar de convergenciadiscursiva.

Partiendo de la base de que las ciudades son espaciossociales de confluencia discursiva, y que buena parte deestos discursos pueden expresarse en lenguaje arquitec-tónico y urbanístico, al analizar el desarrollo de las ciu-dades, y el nacimiento del urbanismo en Chile, es posi-ble observar que la configuración del espacio urbano seencuentra condicionada por los proyectos históricos demodernización nacional, que se llevan a cabo.

Al «liberalismo-oligárquico» del siglo XIX (y princi-pios del s. XX), le correspondieron ciudades en expan-sión, escasamente planificadas, con un naciente urba-nismo de corte «arquitectónico» (o de los trazados) y te-merosas de los riesgos que implicaba el incremento de lamarginalidad urbana. Mientras que el «nacional-desarrollismo» de mediados de siglo XX (1930-1973) escoincidente con la urbanización de las formas de vidadel grueso de la población, la consolidación de las clasesmedias y un mayor desarrollo de la planificación urbanapreocupada de los elementos funcionales de la ciudad,que caracterizó a la metropolización de las grandes capi-tales latinoamericanas.45 Siguiendo la misma lógica, losefectos del actual modelo de modernización sobre la ciu-dad, derivan en la progresiva privatización y fragmenta-ción de los espacios urbanos.46

Es ese el marco, donde se instala la celebraciónbicentenaria de la vida independiente en Chile. De cier-to modo, condensa en una iniciativa gubernamental, unaserie de discursos que de modo fragmentario se vienenoyendo, con mayor o menor fuerza, al menos desde de

45 Outtes, Joel: «Disciplinando la sociedad a través de la ciudad. El origen delurbanismo en Argentina y Brasil (1894 – 1945)», en EURE, vol. 28, nº 83,Santiago, 2002.46 Janoschka, Michael: «El nuevo modelo de la ciudad latinoamericana: Fragmen-tación y privatización», en EURE, vol. 28, nº 85, Santiago, 2001.

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los ’80, cuyos principales ejes son: a) la importancia deabrir la economía hacia el exterior; b) la necesidad decontrolar el gasto fiscal, mediante la reducción del tama-ño del Estado; c) en concordancia con lo anterior, dejaren manos de privados la administración de las empresasdel Estado, así como, de la salud, la educación y las pen-siones; y d) la búsqueda de una política de consensos,que inhiban la polarización política de la sociedad, loque ha derivado en su despolitización. Por lo tanto, elanálisis del proyecto, sea en dimensión arquitectónica,funcional, social, o discursiva, no puede dejar de consi-derar esto elementos. Antes de abocarse al análisis delProyecto Bicentenario como discurso, debe revisarse subase ideológica (el proyecto neoliberal de modernizaciónnacional), conocer las transformaciones históricas delespacio urbano donde pretende plasmarse dicho discur-so, y la evolución sociocultural de la sociedad que haráuso de dichos espacios.

En relación al Proyecto Bicentenario, el análisis de sudiscurso expresado en lenguaje urbanístico o arquitec-tónico,47 presenta dos grandes dimensiones: por un lado,nos enfrenta al problema de la interacción cotidiana delos interlocutores, en este caso los habitantes de la ciu-dad, con los textos (obras, edificios, autopistas o par-ques), y la compresión tácita o manifiesta de su signifi-cado, entendiendo que el significado se da en la interac-ción de los habitantes con los espacios urbanos. Y porotro lado, al problema de la intertextualidad, y es decir,al hecho de que el mensaje que conlleva cada signo (obra,emplazamiento, elemento estructural, detalle construc-tivo o color), en el caso de la intervención urbana, es la

47 Lenguaje es un tipo de representación, el cual requiere de algún medio para suexpresión, un medio es el soporte de información y comunicación, es decir,el vehículo del mensaje. (Levy, Pierre: «Cibercultura», Dolmen, Santiago,2001). En el caso del espacio urbano, el lenguaje utilizado para la expresióndel discurso es el arquitectónico y el medio utilizado es la propia ciudad.

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traducción de un discurso concreto desde un tipo delenguaje, en este caso la lengua castellana (escrita yhablada) a otro, el lenguaje urbanístico y arquitectónico.En síntesis, al analizar cualquier proyecto de interven-ción urbana como el impulsado por la Comisión Bicen-tenario, tenemos en primer lugar que comprender lasimplicancias del discurso promovido por el Estado (lamodernización nacional); en segundo lugar, estableceren qué medida las obras impulsada efectivamente «ma-terializan» ese discurso, de acuerdo con ciertos paráme-tros de validez socialmente aceptados por los principa-les tipos de poder en juego (el mercado, el Estado y laciudadanía); y en tercer lugar, a partir de la interacciónde los habitantes con las obras llevadas a cabo, aventuraren qué medida éstas representan simbólicamente los prin-cipios que se pretendían plasmar.

Entendiendo que el espacio urbano es un lugar don-de convergen distintos tipos de discursos y éstos se ma-terializan en acciones concretas, portadoras de signifi-cado, resulta necesario tener claridad sobre cuáles sonlas principales corrientes discursivas que se dan cita enél. De la pléyade de discursos que se pueden expresar enuna ciudad, es posible identificar al menos cuatro tiposde corrientes discursivas principales que convergen enel espacio urbano:

a) El discurso del ‘proyecto país’, expresado median-te modernizaciones, proyectos, remodelaciones, re-novaciones y programas, con toda su batería in-formativa que sirve como marco de legitimaciónpara un segundo nivel discursivo

b) El discurso del ‘poder local’, que se manifiesta enla pretensión de independencia de la administra-ción comunal, a través de autoridades, de las re-des políticas tradicionales, enfocándose a la ges-tión eficiente y a la resolución de «problemas con-

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cretos», estableciendo estrechas alianzas con el sec-tor privado, y que constituye una suerte de réplicaa escala del discurso del proyecto país.

c) El discurso ‘consumista del mercado’, que tiende apermear a los otros dos con su lógica de servidoresy clientes (particularmente nítido en el nivel mu-nicipal), instalando el lenguaje publicitario en elseno de las relaciones sociales.

d) El discurso de la ‘globalización’, expresado en elsurgimiento de una cultura internacional popu-lar48 que circula por las redes desterritorializadasde información, integrando casi a todo el globo,de acuerdo con determinados patrones culturalescomunes, sirviendo como marco de legitimaciónde los otros tres, resignificándolos ycondicionándolos permanentemente, pues se hainstalado como el contexto al que se alude y elmarco final de referencia.

Legitimizacion del discurso bicentenario.

De las cuatros grandes corrientes discursivas que se ex-presan en el espacio urbano, y por extensión en el espa-cio público, no se dan de manera pura y separadas unasde otras, ya que generalmente tienden a complementar-se y entrelazarse, aludiendo constantemente unas a otras,presentando dominantes interdiscursivas que dan cuentade determinadas ideologías o cosmovisiones comparti-das, o contradictorias, con las finalidades perseguidaspor los grupos que se legitiman a través de ellos (lainterdiscursividad es una buena herramienta, para ex-plicar en qué medida el discurso -el texto expresado en

48 Ver, Ortiz, Renato: «Mundialización y cultura», Alianza Editorial, BuenosAires, 1997.

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lenguaje arquitectónico, en este caso- del urbanismo,remite todo el tiempo el discurso de la modernizaciónplanteado por el Estado hacia el discurso dominante dela globalización, como único horizonte posible).

La importancia del discurso, manifiesto e implícito,es crucial. Dada la relevancia y el impacto social que sig-nifican las obras promovidas, los mecanismos comuni-cacionales utilizados para explicar, difundir y materiali-zar dichas iniciativas, adquieren una especial centralidady, lejos de ser un apéndice operacional neutro, constitu-yen una poderosa herramienta de legitimación social. Esdecir, cumplen un rol de doble legitimador, pues sirvenpara justificar la obra y para reafirmar la ideología que lasustenta.

Detrás del Proyecto Bicentenario, como discurso es-pecífico del modelo de modernización nacional, descansala intención cultural de construir un tipo de sociedadconcreta, impulsada por determinados grupos de po-der, político y económico, que aprovechan, por un lado,la aparente inevitabilidad de los procesos económicos yculturales que implican la globalización, y por otro, eldebilitamiento progresivo de la sociedad civil, y su pér-dida de poder de ingerencia en los asuntos públicos, afin de llevar adelante sus intenciones.

Circunscribiendo el análisis al Proyecto Bicentenarioy mirando un poco más allá de la funcionalidad de lasobras, no resulta difícil identificar el objetivo que se per-sigue con dicha iniciativa: «Queremos hitos que sean unrecuerdo histórico y que, al mismo tiempo, permanez-can en la memoria histórica como emblema del avancede esta Región».49 Es decir, los hitos que marquen el na-cimiento de una nueva etapa en la historia de Chile, ypor ende, de cada una de sus regiones. Levantando losedificios patrimoniales del futuro, y los hitos urbanos

49 Ministerio de Obras Públicas, 17 de octubre de 2003. www.mop.cl

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que debieran simbolizar el momento en el que se plas-mó en el espacio urbano local el desarrollo nacional.

Así pues, la construcción de grandes obras sirve, ade-más de su utilidad funcional, para que las futuras gene-raciones reconozcan, a través de ellas, a los gobiernosque marcaron nítidamente un antes y un después, sen-tando las bases del Chile del mañana. No está demásrecordar, que junto con cambiar el «rostro» de las princi-pales ciudades de Chile, el proyecto de país contemplauna serie de reformas a la salud, la educación, los servi-cios públicos, las fuerzas armadas o la justicia, que vie-nen a profundizar las grandes transformaciones y al pro-ceso de modernización del país iniciadas desde los pri-meros años de los ’70 e incluyendo la totalidad de la dé-cada de los ’80.

El programa bicentenario en concepcion

Uno de los principios fundamentales del proyecto en laurbe de Concepción, ciudad de casi un millón de habi-tantes, es la recuperación del río Bio Bío que rescate laantigua idea de abrir la ciudad hacia sus márgenes a finde romper con siglos en los cuales le ha dado la espalda(Plan de Pascual Binimelis, 1857). «La idea es transfor-mar a Concepción en una ciudad fluvial, lo que repre-senta una nueva proyección inmobiliaria y urbanísticadel borde del río que ahora se entrega a la ciudad comoreconocimiento e integración».50

En consecuencia, el centro de las preocupaciones delproyecto en Concepción se concentra en el programa derecuperación del río, para lo cual se decidió el trasladodel Barrio Cívico y los principales servicios y edificioshacia un sector de costanera de ese fluvio. Del mismo

50 Revista Cultural Pencopolitana, Año 3, n° 3 / Dic. 2002 – Ene. 2003,Concepción, p.4

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modo, en otras zonas de la intercomuna, se desarrollanproyectos como la remodelación de la bahía de San Vi-cente, la ruta Interportuaria, la recuperación (y descon-taminación) del canal El Morro y la remodelación delParque Laguna Grande en San Pedro, todas enmarcadasen el principio de mejorar la interrelación urbana con elentorno natural.

La construcción del Barrio Cívico es la obra centralde todo el Proyecto Bicentenario en Concepción y se fun-damenta en el principio de valoración de las condicio-nes de habitabilidad de las ciudades, tendiente al mejo-ramiento de la calidad de vida de la ciudad, y su relevan-cia se explica tanto por su envergadura como por el sig-nificado asociado a él. Contempla cinco grandes obrasindividuales: el edificio de los Servicios Públicos, la Pla-za del Bicentenario, la Av. Nueva Prat, el Parque Centraly el Parque Ribera Norte, al costado del cual se emplaza-rá el futuro Teatro Pencopolitano, proyectado a orillasdel río, al otro lado de la avenida Costanera

La obra más importante de las cinco es, sin duda elEdificio de los Servicios Públicos, pues constituye la pie-za que le da sentido a todo el conjunto. El objetivo per-seguido por las autoridades es que se constituya como«el espacio de comunicación entre la comunidad y el go-bierno central, que permitirá descentralizar y al mismotiempo concentrar e interrelacionar los distintos servi-cios públicos regionales en pro de una mejor atención ala comunidad».51

Para comprender la concepción de ciudadanía con-dicionada por el discurso del mercado, que subyace alproyecto, el Barrio Cívico puede ser comparado con ungran mall del ciudadano, tanto por la concentración deservicios que conlleva, «donde la gente podrá encontrarrespuesta a todas sus inquietudes relacionadas con los

51 Dirección de Arquitectura – Ministerio de Obras Públicas, Transportes yTelecomunicaciones. www.mop.cl

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servicios públicos»,52 como por su estética «vanguardis-ta», en acero, hormigón y vidrio, que puede ser percibi-da como una analogía con un moderno centro comer-cial. Resulta paradójico que un edificio cuya misión esconvertirse en un importante referente urbano, cargadode significados sociales e históricos, se acerque a la ima-gen de un gran mall, a través de su estética neutra, abs-tracta y monumental, cercana a los diseñosdesterritorializados de la arquitectura sobremoderna, sinbuscar su referencialidad en el entorno social e históri-co-cultural de la ciudad.

Junto con las obras del barrio cívico y la recuperacióndel río, que, dado su carácter simbólico y su emplaza-miento, se espera que conlleven un alto impacto comoreferentes urbanos, existen otros dos grupos de obras quevienen a completar el programa de intervención urbanaen la comuna. Por un lado las obras tendientes a laremodelación del centro histórico (Proyecto Zócalo deConcepción y Boulevard Barros Arana), y por otro, lasrelativas al mejoramiento de la conectividad vial entrelos distintos sectores de la intercomuna,53 que se funda-mentan en el principio de mejorar la integración de Chiley sus Regiones.

Reflexión del programa bicentenario

Desde los inicios del urbanismo en Chile, el desarrollo delas ciudades ha sido practicado con un fuerte énfasis en elordenamiento de las circulaciones y de la trama urbana,velando por la seguridad de los habitantes y que ha

52 Diario «El Sur», viernes 18 de octubre de 2003. www.elsur.cl53 La continuación de la Av. Costanera (entre Concepción y Chiguayante),el mejoramiento del acceso al Aeropuerto Carriel Sur, la remodelación de larotonda General Bonilla, el ensanche de la Av. Paicaví, la ya mencionada rutaInterportuaria, la conexión entre los puertos de San Vicente y Talcahuano,el proyecto de transporte público «Biovías», entre otras.

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concluído con el correr del tiempo, en una forma de orde-namiento social y territorial entre lo urbano y lo periurbanotal que, en los hechos, esos espacios se complementan en-tre sí en función de sus características espaciales, propiasde la geografía del emplazamiento de que se trate.

Cada ciudad de Chile, y su respectivo entorno pe-riurbano, poseen su propia identidad, y acaso, también,su propia idiosincrasia. De ahí también que, algunas delas más importantes ciudades del país (no más de cin-co), Santiago primero, hoy en día no resulten compara-bles a ninguna otra ciudad de Chile, no sólo por causadel gran tamaño comparativo de población, sino que,básicamente; porque, como son lugares del mundo glo-balizado, pueden contar con sus propias reglas del jue-go para poder regular satisfactoriamente la ocupación yel uso del suelo de su territorio, y procurar así su conse-cuente desarrollo sustentable. Ninguna del resto de lasdemás ciudades de Chile posee aún este rol global, niestá en igual etapa de desarrollo urbano.

Reconocer este hecho sobre esas ciudades, Concep-ción entre ellas, es sustantivo, así como también lo esvalerse de la experiencia acumulada en materia de urba-nismo en Chile. La valoración del Programa Bicentena-rio, más allá de sus objetivos manifiestos, representa lacondensación de una serie de discursos fragmentariosmaterializados en el espacio urbano en la forma de unainiciativa de intervención urbana, cuya finalidad respondea intereses comunicativos y simbólicos que tienen comohorizonte la idea de alcanzar el umbral de las nacionesdesarrolladas.

No obstante este sentido, el Estado hace uso de undiscurso parcial asociado con la celebración del bicente-nario de la independencia, para promover y legitimarlas obras tendientes al mejoramiento de la infraestruc-tura y la remodelación de los espacios urbanos de lasprincipales ciudades del país, buscando alianza con elsector privado, pero sin asociarse con la ciudadanía.

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Los objetivos del proyecto, y de cada una de sus obras,en términos generales, responden al objetivo de asegu-rar la conectividad vial, mejorando la infraestructura ca-minera, portuaria y aeroportuaria del país. Está por ver-se, sin embargo, si su desarrollo permitirá responder alos desafíos que se planteó, tendientes a crear espaciospara el fortalecimiento de la ciudadanía, y la integraciónde las diversas áreas públicas proyectadas con la tramaurbana de la ciudad. Por ejemplo, en relación al parquecostanero, en el desarrollo del proyecto faltó una ade-cuada conceptualización del espacio público, ya que seechan de menos «espacios flexibles de mayor magnitud,capaces de acoger actividades urbanas en contacto conel río, además de un mejor manejo de la escala urbana yun mejor dialogo con la ciudad».54

A partir de los antecedentes recopilados, es posibleplantear la hipótesis de que dichos problemas se debana que, independiente del discurso manifiesto y de lasintenciones de algunos de sus diseñadores, el objetivoimplícito del proyecto no sea generar espacios públicosdonde pueda ejercerse la ciudadanía o solucionar pro-blemas urbanos concretos, sino simplemente reflejar lacapacidad modernizadora y transformadora del gobier-no, comunicando un mensaje a la ciudadanía y a las fu-turas generaciones, aprovechándose de la posibilidad queofrece el espacio urbano como medio de comunicación.En ese sentido, tres puntos afloran a partir de esta mira-da al proyecto. En primer lugar, la búsqueda de legitimi-dad en la que el proyecto concedió la categoría bicente-nario a una serie de obras que ya se encontraban en eje-cución y que respondían a los intereses de determinadospoderes locales y servicios públicos, no necesariamentecongruentes con los objetivos del proyecto.

Segundo, si bien uno de los puntos centrales hablasobre relación con la creación y habilitación de nuevos

54 www.cafedelasciduades.com.ar

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espacios de uso público para la ciudadanía, el proyectogeneró una alianza estratégica con capitales privados,obviando la participación ciudadana. De algún modo, elProyecto Bicentenario deja en evidencia la pérdida deimportancia del rol de la ciudadanía en la creación y apro-piación del espacio público, el cual sólo parece ofrecerun espacio vacío, o de circulación y encuentro anónimo,bajo fórmulas controladas, previamente formateadas ypredefinidas por el poder. Buena parte de estos espaciosestán articulados e integrados únicamente por grandesvías de circulación rápida, impidiendo su integración ala trama urbana. Es decir, se crearon espacios de usopúblico, pero no se fomentó el enriquecimiento del es-pacio público, como entidad social.Tercero, por sobre las consideraciones técnicas y los ob-jetivos formales del proyecto, su finalidad es intrínseca-mente comunicativa y simbólica, cuyos mensajes es po-sible resumirlos en los aspectos siguientes: a) le está di-ciendo al resto del mundo que Chile constituye un paíseficiente y confiable, en el cual las promesas se cumpleny los proyectos se ejecutan, al mismo tiempo que actua-liza su infraestructura —vial, portuaria y de comunica-ciones— de acuerdo con parámetros internacionales; b)le comunica al sector privado, luego del corto pero ofen-sivo proceso de estatización de la década 1964-1973 ydel período de reconstrucción económica posterior, queChile volvió a constituir una comunidad donde es posi-ble reunir mancomunadamente al estado junto a capita-les privados y a los representantes locales, para lograrobjetivos comunes; y c) le dice a la ciudadanía, que al finel país está dejando atrás la condena del subdesarrollo,preparando el terreno para integrarse plenamente al pri-mer mundo.

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Conclusiones.

La interrelación entre las ciencias sociales y el urbanis-mo se inició con fuerza a partir de las nuevas ideas quesurgieron a principio del siglo pasado, cuando la reali-dad económico-social y la estructura del mundo occi-dental habían entrado en un período de evolución verti-ginosa. Además de orientarse al diseño de las ciudades yal planteamiento de nuevos métodos, esos movimientosdirigieron una crítica radical de la situación imperante,planteando nuevos paradigmas sociales y principios decarácter global, radical y utopista, que rechazaban la si-tuación histórica anterior, proponiendo una nueva al-ternativa que impulsaría a la humanidad, desde la técni-ca, a la organización social y política.

Esos movimientos contienen, a no dudar, una rique-za, variedad y diversidad que no se había visto desde elmismo Renacimiento y que se mantendrían prácticamen-te por el resto del siglo veinte.

Sin embargo, es evidente que las ciencias sociales, enlas últimas décadas de esa centuria, se alejaron del pro-ceso de desarrollo social, político y económico vigente,básicamente por un cambio ideológico que determinó eldebilitamiento de su estrecha relación con el Estado, in-cluyendo la planeación urbana, aunque de algún modose las arregló para enmarcar e impulsar en forma sote-rrada el debate urbano. Esta realidad, más un reflejo dela tendencia postmoderna que el resultado de una críticaautónoma del proceso de urbanización, provocó en laAmérica Latina y por cierto en Chile, el descarte del granproyecto urbano y un viraje de los intereses académicoshacia las especificidades locales de barrio, etnia, identidad,ambiente, hábitat, seccionales o micro procesos de urbani-zación, construídos prácticamente desde la academia.

El renacimiento de la planificación física, expresadaen las prioridades del ordenamiento territorial, el espa-cio público, el diseño urbano y la arquitectura de la ciu-

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dad, más la visión medio ambiental y el desarrollo soste-nible como marcos de referencia para debatir la ciudad,y la globalización como dinámica subyacente a todos losfenómenos socio-espaciales, muestran hoy un nuevo per-fil de las ciencias sociales que intentan salir del enclaus-tramiento en el que se habían sumido, fundamentalmen-te por su desvinculación con el proceso de desarrollosocial, político y económico vigente.

El mejor ejemplo de tal rescate, lo constituye en Chi-le la definición del Programa Bicentenario, que conden-sa los discursos señalados y que han permitido a las cien-cias sociales, secundariamente y con una función opera-cional, acomodarse a esos nuevos objetivos.

El caso de Concepción (ciudad intermedia en el nivelmetropolitano) es un buen ejemplo, ya que las ampliaspolémicas ambientales y urbanas alrededor de la estrate-gia de expansión, propuesta en los distintos programase instrumentos de planificación urbana, coinciden concierto renacimiento de la ciudad alrededor de proyectosemblemáticos en el manejo del espacio y las construc-ciones públicas.

Si concluímos que el principal valor social a que se atie-ne la práctica del urbanismo en Chile es el bien común, elPrograma Bicentenario; en esencia, su arquetipo y el prin-cipio básico inalienable que lo tipifica socialmente, bien omal, incluye estos valores y que, como paradigmas de laglobalización y modernidad, son internalizados en su pro-pio diseño con gran dimensión y fuerza.

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E

LA ARQUITECTURA DEL CENTRODE MONTERREY, EN RELACION CONEL CRECIMIENTO METROPOLITANO

Antonio Tamez Tejeda

Resumen.

ste documento estudia la arquitectura del cen-tro de Monterrey, de un momento de augehacia uno de agotamiento y deterioro, produc-to del crecimiento urbano sectorizadamente

diferenciado, que favoreció el desarrollo de subcentrosexitosos, fortalecidos por su propia localización y por loscorporativos empresariales impulsores del desarrollo in-mobiliario al sur de la ciudad.

Abstract.

This paper studies the Monterrey´s former businessdistrict architecture, from an earlier great moment to alast one showing an opposite face. We show how thephenomena arose from a differentiated urban growth andthe successful urban subcenters strengthen by the newenterprises corporate facilities, driving up the real statedevelopment south of the city.

Introducción.

La arquitectura radicada en el casco histórico y particu-larmente en el antiguo distrito de negocios y comerciode la ciudad de Monterrey, ofrece un panorama tal quepermite leer su evolución durante las postrimerías delsiglo XIX y del siglo XX, toda vez que observamos la

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sucesión de estilos arquitectónicos ahí domiciliados, aligual que los usos del suelo urbano en el devenir deltiempo; por ejemplo, en la actualidad se cuentan única-mente dos estructuras destinadas al género habitacionalen un perímetro de 60 manzanas, en tanto que ese mis-mo perímetro alojó a principio de siglo XX a las residen-cias de las más destacadas familias regiomontanas. Estaevolución igualmente permite identificar las caracterís-ticas del fenómeno paralelamente al desarrollo urbano,que en el mismo período siguió un cierto patrón de cre-cimiento sectorizadamente diferenciado, cuya evoluciónfinalmente alteró la regencia urbana del centro regiomon-tano, provocando que su arquitectura transitase de unperíodo de auge hacia uno de agotamiento y deterioro,al principio de siglo XXI. Tal es el asunto que aborda-mos, fincando, a la vez, la relación entre la evolución dela arquitectura del centro regiomontano y su tendenciaal deterioro respecto del crecimiento sectorizadamentediferenciado de la ciudad de Monterrey.

Evolución del crecimiento metropolitano.

El crecimiento de la ciudad de Monterrey se ha vistocondicionado por diversos factores, desde el momentode su fundación. Es un condicionamiento manifiesto porsu delimitación urbana durante los primeros dos siglosy medio de existencia. Hasta mediados del siglo XIX, laciudad presentó un lento crecimiento urbano, siguien-do aproximadamente sus linderos de origen como lomuestra el plano elaborado por Juan Crouset(1) en 1798,con limitado desarrollo hacia el poniente y acotado, a suvez, por los diferentes cursos de agua que circunvalabanal poblado inicial, que se verían rebasados despés de laocupación del ejército estadounidense de 1846, y cuyotrazo, si bien siguió el principio ortogonal, no lo fue pre-cisamente reticular en su casco antiguo.

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La regiomontana villa, durante los siglos XVII y XVIII,se vio entonces confinada hacia el norte por los cursosde agua, que provenientes de los veneros de Santa Lu-cía, tributaban al río Santa Catarina al noreste del pobla-do. Al oriente, el crecimiento se limitó a no más de seis-cientas varas desde la plaza mayor, al quedar contenidopor el recodo del mismo río, al cambiar éste su curso. Elasentamiento se contuvo hacia el sur por el caprichosocauce del dicho río Santa Catarina y el peligro de sus yaconocidas crecidas, en tanto que en su margen derechainicia el ascenso de la llamada Loma Larga. Fue hacia elponiente donde una topografía propicia y libre de obstá-culos favoreció el desarrollo de huertas y terrenos de la-bor por el rumbo de la capilla de la Purísima, que secomunicaron con la villa por aquellas sendas rústicas,que con el tiempo dieron lugar a las hoy calles de Hidal-go y Padre Mier. Dos siglos después de su fundación, sevislumbró el crecimiento de la villa hacia el norte de lamisma, en las afueras del viejo casco urbano, cuando elSr. Obispo Dn. Ambrosio de Llanos y Valdés «trajo licen-cia para construir una Catedral, fundar un Colegio dePropaganda Fide como el de Nuestra Señora de Guada-lupe de Zacatecas y un Colegio Seminario»2). Se colocóla primera piedra de la nueva iglesia catedral en noviem-bre de 1794. Las obras se localizaron al norte, en el sitioque posteriormente ocupó la Ciudadela. Desavenenciascon el Gobernador Dn. Simón de Herrera y Leyva, en1795, cancelaron el proyecto, en tanto que los cimientosde la nueva catedral sirvieron como subestructura delfortín de la ciudadela, ocupada tras el asalto del ejércitoestadounidense, en septiembre de 1846.

El plano de campaña del General Zacary Taylor, de1846, muestra al perímetro urbano de Monterrey aproxi-madamente dentro de los mismos límites hacia el norte,sur y oriente que lo consignado en el plano de Crouset.Para entonces, el poniente de la ciudad, pasando el rum-bo de la capilla de La Purísima, ofrecía las mejores con-

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diciones ambientales en donde había una multitud dehuertas y quintas campestres3) pertenecientes a las fa-milias cuyos recursos lo permitían; entre ellos, el coman-dante militar de la plaza, el General Mariano Arista. Esasquintas, en su momento, causaron admiración a los sol-dados estadounidenses, durante los veintidós meses deocupación de la ciudad por las fuerzas del General Taylor.Así, por ejemplo, respecto de la casa de campo del Ge-neral Arista, uno de aquellos soldados expresó que: Elgran edificio cerraba un patio bien pavimentado por tres lados,el cual estaba lleno de jarrones con flores y fuentes de aguacristalina, que lanzaban una frescura agradable sobre la at-mósfera. El cuarto lado del cuadrado se comunicaba con unextenso jardín que en su arreglo denotaba un grado de buengusto y conocimientos de horticultura pocas veces superado ennuestro país. Prados con flores, hileras con granados, callejo-nes con limones, conjuntos de naranjos, emparrados con uvas,el higo de grandes hojas y la toronja dorada, el aire saturadocon perfumes y la melodía de las aves4). Este relato ofreceuna gran calidad y elocuencia en su expresión, particu-larmente si se le encuadra en el medio castrense duranteuna campaña de ocupación; pero lo que particularmen-te nos atañe consiste en el desplazamiento hacia el po-niente de la ciudad, que practicó la clase con suficientesrecursos en el medio social regiomontano de aquella épo-ca, buscando las bondades del medio natural para sudomicilio, marcando así la pauta a seguir para futurosdesplazamientos a la vera de un ambiente natural, sanoy confortable.

En 1850, la ciudad contaba con más de 15,000 habi-tantes. La guerra secesionista estadounidense incremen-tó las relaciones comerciales entre los mexicanos del no-reste con los estados confederados, para reexpedir susexportaciones algodoneras, radicándose las agenciasintermediadoras en Monterrey. Hacia 1865 el crecimien-to de la ciudad presentaba una declarada tendencia alnorte y poniente, según el plano de Dn. Isidoro Epstein,

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siguiendo el convencional trazado en damero hacia elnorte de la ciudad, en tanto que al poniente configurómanzanas más bien rectangulares, un tanto descuadra-das. La villa continuó permaneciendo dentro de susancestrales límites, para efecto de su dinámica urbana,el comercio, los servicios y el gobierno, además de la ha-bitación; en tanto que iniciaba su crecimiento hacia elnorte por el rumbo de la catedral nueva, mientras que elrumbo a la vera de la loma del Obispado se reservó a lasquintas radicadas en el lugar. Algunos asuntos en su mo-mento bien pudieron haber pasado desapercibidos; sinembargo, en el futuro, tales asuntos, tanto el crecimien-to de la ciudad hacia el norte como el rumbo de las quin-tas hacia el poniente, comenzaron a otorgar, dirección alcrecimiento diferenciado de la ya entonces ciudad de Mon-terrey, con sus 28,000 habitantes, al iniciar la década de1870. Fue un crecimiento urbano incipientemente sectori-zado, con secuela a futuro.

Las comunicaciones, los estímulos fiscales y algunosempresarios visionarios rindieron su fruto para la con-versión del capital regiomontano en una planta indus-trial generadora de progreso local y regional. La ciudad,que de 45,695 habitantes en el año 1895, pasó a 62,266en 1900 y 78,528 en 1910(5). El crecimiento se reflejóigualmente en la expansión urbana, generando un con-siderable auge arquitectónico de calidad en el centro dela ciudad. Al comercio y las primeras industrias textilesde la década de los setenta y la consolidación de los ca-pitales, así como la infraestructura ferroviaria en losochenta, siguieron en los noventa las inversiones en laindustria pesada, beneficiarias de las exenciones fiscalesy del ferrocarril, iniciando un nuevo capítulo en el desa-rrollo económico y urbanístico de la ciudad, de lo cualDon Isidro Canales Vizcaya relata que: La alameda, queahora lleva el nombre de Mariano Escobedo, se empezó a esta-blecer el año de 1861, por un acuerdo del Ayuntamiento. Ori-ginalmente fue conocida como Alameda Nueva, para distin-

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guirla de un bosque natural formado por álamos y otras plan-tas donde entonces acostumbraban pasear los habitantes de laciudad. Ésta quedaba al norte del riachuelo de Santa Lucía,más o menos entre lo que ahora son las calles de Zaragoza yDiego de Montemayor6). El riachuelo al que se refiere DonIsidro, fue aquel curso de agua proveniente de los vene-ros de la ciudad y que aguas abajo se convertía en lo queposteriormente conocimos como El Canalón. De aque-lla alameda que relata, quedaban como testigos de aqueltiempo unos bien crecidos y añosos sabinos que fuerontalados inútilmente con motivo de las obras deMacroplaza, uno precisamente sobre del remanente deaquellos cursos de agua, en un solar entre las calles deZaragoza y Zuazua, a espaldas de lo que en su momentofueron los bien conocidos, afamados y muy concurridosBar Fornos y el centro nocturno El Patio, sobre la callede Zaragoza.

Al principio del siglo XX, se había configurado casien su totalidad lo que se conoce como primer cuadro dela ciudad. Hacia el norte, la ciudad quedaba contenidapor las instalaciones ferroviarias y la planta industrial,en torno a la cual prosperaron distintos barrios de habi-tación proletaria y popular. Por el poniente, la ciudadcomenzaba a desplazar su distrito residencial hacia elrumbo de la Plaza Bolívar, en dirección de la capilla deLa Purísima y de las antaño lejanas quintas de la lomadel Obispado. Fue un crecimiento urbano sectorizada-mente diferenciado de los distritos habitacionales, al prin-cipio del siglo. Las décadas de los años veinte a los cua-rentas aparejaron el crecimiento metropolitano apoyadoen el desarrollo de una planta industrial en expansión yplenitud, dirigida por empresarios con visión a futuro, ala par que el gobierno posrevolucionario generaba el am-biente propicio para la generación de nuevas inversio-nes. La ciudad creció tanto en población como en exten-sión. Del año 1910 al año 1933 pasó de 78,528 habitan-tes a 148,0007) y 240,0008) habitantes en el año 1943.

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El centro afirmó su propia rectoría en cuanto únicopolo concentrador del equipamiento urbano de la ciu-dad, en tanto que la avenida de Francisco I. Madero ge-neró el primer subcentro, al desarrollar una infraestruc-tura de comercio y servicios de carácter popular. El dis-trito residencial se instaló al poniente, sobre de la calledel Padre Mier, por el rumbo de las calles de 20 de No-viembre y Degollado, a la par que en la colonia Obispa-do, al urbanizarse la falda sur y oriente del cerro del Obis-pado. La clase media-alta se domicilió en el rumbo de laPurísima y la colonia El Mirador, en 1938, al igual queen la colonia Maria Luisa, al poniente de la avenida deVenustiano Carranza, asiento de cuidadas residencias,en su tramo sur, próximo a la colonia Ex-Seminario. Losrumbos oriente y poniente del primer cuadro y hacia elnorte de la calle de Matamoros fueron asiento de la clasemedia, con barrios bien definidos como el de la plazadel Mediterráneo, la plaza de la Luz, la plaza del Cho-rro, las Tenerías y el Canalón, de la Alameda, de los Pan-teones, del mercado del Norte y el ya tradicional barriodel Roble. Hacia el norte y el oriente, fuera del primercuadro, la expansión generó nuevos distritos obreros ypopulares. La colonia Obrera, en las inmediaciones de laFundidora, la Obrerista y la Industrial en las proximida-des de la Cervecería Cuauhtémoc, al igual que las colo-nias: Niño Artillero y Victoria, en los linderos de la re-cién trazada avenida Bernardo Reyes. De esta manera,la ciudad mantuvo la pauta de su crecimiento sectoriza-damente diferenciado, influyente en el futuro desarrollourbano, con efecto sobre del centro metropolitano.

Las décadas de los años cincuentas y sesentas se ca-racterizaron por la consolidación del centro de la ciudady su momento de gran auge arquitectónico, con la cons-trucción de edificios altos, como, por ejemplo, el Con-dominio Acero, el Condominio Monterrey, el edificio delEl Roble y el Edificio Monterrey, sede del Banco de Nue-vo León. Igualmente característica fue la aparición e in-

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cipiente desarrollo de subcentros periféricos radicadosen los distritos residenciales de reciente emergencia enla periferia urbana, entre los que se cuentan las coloniasChepevera y Vistahermosa, al poniente; la Anáhuac alnorte y la Roma y Altavista al sur de la ciudad, a princi-pio de la década de los años cincuenta. De 1943 a 1953,la ciudad pasó de 240,000 a 443,000 habitantes(9), entanto que en 1963, la población ascendió a 850,000 ha-bitantes(10), localizada en una extensión desarrollada ha-cia los cuatro puntos cardinales, confirmando el creci-miento sectorizadamente diferenciado de la conurbación.

En el mes de mayo de 1950 se iniciaron las obras delproyecto consistente en la rectificación y canalización delrío Santa Catarina, y se concluyeron en 1952, durante elmandato gubernamental del Dr. Ignacio Morones Prieto.Los primeros estudios del curso natural y la topografía delcauce, así como los probables puntos de desborde de losbancos se iniciaron en 1942. Se elaboraron los estudios deingeniería hidráulica, los volúmenes y la velocidad del cau-dal, para determinar la sección del canal. Finalmente, laingeniería civil desarrolló el diseño de terraplenes y talu-des, mismos que para su protección de la natural erosiónproducida por la descomunal corriente, se depositaron to-neladas de roca procedente tanto del cerro de las Mitrascomo cerro del Topo Chico acomodadas conforme a lainclinación de aquellos, y que a la fecha han desaparecido.Hasta ese momento, la configuración del área urbana seveía delimitada por el caprichoso curso ribereño, de mane-ra que el banco norte se localizaba sobre de la actual callede Humbolt entre las de Venustiano Carranza y Aldama11),repitiéndose el fenómeno aguas abajo sobre la calle deOcampo, entre las calles de Cuauhtémoc y Zaragoza, eigualmente, en donde se localizan los Condominios Cons-titución y el complejo hospitalario del IMSS. La canaliza-ción del río resolvió la magnitud de los problemas y dañosocasionados por las inundaciones a la ciudad, como biense pudo constatar en 1967 y 1985 cuando el río se creció

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espectacularmente, a consecuencia de los huracanes Beulahy Gilberto. De la rectificación del su cauce del río, se des-prendió, además, una ganancia adicional para la ciudad,consistente en el rescate de terrenos anteriormenteribereños, que totalizaron 850,000 metros cuadrados deterreno, de los cuales 320,000 fueron área vendible1(2).Ciertamente, la canalización del río Santa Catarina ha sidola obra de mayor trascendencia en Monterrey, desarrolladadurante el siglo XX y lo poco que va del XXI, en razón delbeneficio directo aportado a la ciudad y a su población.

El centro, a su vez, inició al mediar la década de losaños cincuentas su propia expansión sobre de los límitesde su tradicional distrito comercial, configurado por lacalle del Padre Mier, la calle de Hidalgo, la calle de Zara-goza y la calle de Garibaldi, para extenderse entoncesabsorbiendo antiguos rumbos habitacionales, modifican-do los usos del suelo, particularmente sobre de la callede Zaragoza hacia el norte, hasta el Palacio de Gobierno;sobre la calle de Juárez, igualmente, hacia el norte hastala plaza del Colegio Civil y sobre las calles del Padre Mier,de Morelos y de Hidalgo, hacia el poniente, hasta la callede Cuauhtémoc, habiéndose aprovechado la ocasión pre-sentada por los ensanches de las calles de Morelos, enlos años treinta y del Padre Mier, en los años cuarenta,sobre sus aceras sur y norte, respectivamente; para ge-nerar nueva arquitectura de calidad, acorde con los esti-los de su tiempo; mientras que la expansión hacia el orien-te abarcó solamente hasta la calle de Zuazua, límite delos ensanches de las calles del Padre Mier y de Morelos.Hacia el sur, la expansión ocurrió sobre la calle de Juárez,hasta la avenida Constitución, cuando se construyó elnuevo Mercado Colón, que vino a remplazar al antiguoparián, localizado anteriormente sobre la misma calle deJuárez, entre las del Padre Mier y la de Morelos.

De 1963 a 1970, la población pasó de 850,000 habi-tantes a 1,232,043 habitantes(13). Fue un crecimientogenerador de una extensa mancha urbana que bordeó

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los accidentes naturales y para la cual, la organizaciónuninuclear resultaba inoperante, desde la mitad de ladécada de los años sesentas, sustituyéndose gradualmentepor una estructura polinuclear, a partir de los nuevosnúcleos de equipamiento y servicios que dada su locali-zación urbana, evolucionaron en términos de subcentrosurbanos y de los cuales, aquellos en razón del poderosoatractivo metropolitano que lograron ejercer, se consti-tuyeron en potenciales centralidades urbanas(14), al fi-nal de la década de los años ochentas, localizados al sury al poniente del área metropolitana, entrañando el yapróximo desplazamiento del centro regiomontano, encuanto foco rector de la dinámica urbana regiomontana.De 1970 a 1985, la población pasó a 2,521,000 habitan-tes(15). En 1993 ascendió a 2,830,000 y en el año 2000fue de 3,237, 000 habitantes(16) en el área metropolita-na. Fue un crecimiento cuya expansión urbana siguió elcurso sectorizadamente diferenciado iniciado en lasquintas del rumbo del Obispado y continuado por losdistritos proletarios y populares localizados en la perife-ria de la planta industrial. En tanto, los nuevos fraccio-namientos residenciales de principio de los años cincuen-tas mantuvieron la tendencia diferenciadamentesectorizada; al provocar los ubicados al sur y ponientede la ciudad una expansión de características similares alos primeros, en tanto que hacia el norte y oriente pros-peraron distritos populares y de las clases medias de laciudad. Paralelamente, tal geometría se agudizó al fina-lizar la década de los años sesentas y al principio de lossetentas, con los primeros grandes desarrollos habitacio-nales de interés social, promovidos por desarrolladoresprivados y el Infonavit, localizados en la periferia delnoroeste, norte, este y noreste de la ciudad. Esta confi-guración fácilmente se visualiza al dar lectura a las ac-tuales cartas que registran a los Agebs del área metropo-litana de Monterrey, consolidándose tal configuracióndurante la década de los años ochentas, una vez que el

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repentino traslado de los corporativos empresariales ha-cia el sur de la ciudad propició el desarrollo inmobilia-rio, particularmente en los sectores de servicios, finan-zas y comercio de calidad, antaño radicados en el centroregiomontano. Ésta fue la secuela final del crecimientosectorizadamente diferenciado.

El centro de la ciudad se percibía ya al finalizar la dé-cada de los años setenta en términos tales, que el PlanMunicipal de Desarrollo Urbano de 1980 señaló que «lazona centro tiene una tendencia hacia la degradación enel primer cuadro[...]que de continuar este proceso po-drá tener un fuerte impacto en el desarrollo comercial yde servicios turísticos, además de representar un símbo-lo deteriorado de la zona central origen y partida histó-rica de la ciudad»(17). Para atacar el fenómeno detecta-do, se inició un programa de regeneración por etapas,siendo la primera la comprendida del Palacio de Gobier-no al Palacio Municipal, para efecto de lo cual, el Go-bierno del Estado desarrolló entre los meses de agostode 1980 y febrero de 1981 el proyecto preliminar «Plazade Palacio a Palacio», en donde «el objetivo fundamentalfue precisamente detonar un cambio cuantitativo y cua-litativo de relevancia histórica en el perfil urbano en elcorazón de Monterrey»(18). El proyecto implicó la de-molición de cuarenta y cuatro manzanas del centro de laciudad, y entre los años de 1983 y 1984 se concluyeronlos edificios del Congreso del Estado, la Unidad Admi-nistrativa, el Teatro de la Ciudad y la Biblioteca Central,a lo cual se sumó el Faro del Comercio diseñado por elarquitecto Luis Barragán. Sin embargo, «A casi diez añosde concluida esta plaza, persisten varias manzanas ad-quiridas para construir edificios privados que en la ac-tualidad se han acondicionado como jardines, al parecerla crisis económica que estalló en 1982 y se prolongódurante los ochentas, así como algunas inconsistenciasen las directrices de la planificación urbana de Monte-rrey, han impedido que la Gran Plaza se active como de-

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tonador de la modernización del paisaje urbanocentral»(19).En tanto lo anterior, los subcentros de ma-yor éxito radicados en la zona del Valle y la avenida Gon-zalitos se vieron fortalecidos en cuanto principales polosde atracción para todos los efectos, iniciándose con elloel desplazamiento del centro regiomontano, hasta en-tonces rector de la dinámica urbana metropolitana, asun-to que oportunamente señaló el Plan Director de Desarro-llo Urbano del Área Metropolitana de Monterrey 1988-2010,a la vez que aludió al futuro desarrollo de Garza Garcíaen franca competencia con Monterrey(20) casi al finali-zar la década, en el año 1988.

Bajo el esquema de proyectos colaterales que suponíala Gran Plaza, en cuanto detonador de la moderniza-ción y restaurador de las cualidades fisonómicas delmedio urbano en el centro regiomontano, el único quefinalmente se practicó fue el proyecto del Barrio Anti-guo, desarrollado en el antiguo barrio de Catedral, alfinalizar la década de los años ochenta, en tanto que laproducción arquitectónica de importancia destinada afinanzas y negocios desarrollada por el sector privado,había prácticamente cesado en el centro de la ciudad,contándose entre sus ultimas realizaciones al edificioKalos, mientras que el sector público concluyó en 1988el edificio proyectado inicialmente como sede de AlfaIndustrias, bajo la forma de facilidades para el Poder Ju-dicial Federal. En 1991 abrió sus puertas el Museo deArte Contemporáneo, de excelente arquitectura y quetonificó al sector con su presencia y calidad de sus mues-tras y exposiciones, sumándose al limitado perímetro deconservada arquitectura en el centro radicado en tornoa la Plaza Zaragoza, cuyo edificio más reciente a excep-ción de Kalos y Marco, es el Palacio Municipal del año1976. Encontramos entonces que, al finalizar la décadade los años ochentas, el centro se encontraba en desven-taja frente a los subcentros plenamente consolidados delsur y poniente de la ciudad, ocasionando el traslado de

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los negocios, el comercio de calidad, los despachos, lahotelería, la banca y las finanzas hacia los nuevos distri-tos radicados en la colonia del Valle y Gonzalitos, sobre-viniendo con ello un deterioro y, hasta cierto punto, des-ocupación de sus edificios y estructuras, a la par de unaactividad principalmente comercial destinada ahora alsector popular de la población, que ha generado la par-celación de edificios antaño cuidados y conservados a-demás de incorporar nuevas estructuras ajenas a unambiente arquitectónicamente sano y de calidad, a todolo cual se agrega la desafortunada metamorfosis de Ba-rrio Antiguo(21).

En efecto, el centro evolucionó de su condición deorigen, al principio del siglo XX, hacia un momento deauge y rectoría de la dinámica urbana incluyente de ar-quitectura de calidad y estilo adecuada a su tiempo, parapaulatinamente revertir su condición a la par del pro-greso de los subcentros periféricos radicados en los ejesValle–Valle Oriente y Gonzalitos–Insurgentes, condiciónque propició deterioro en el centro, a la vez que auge enla periferia. Tal asunto se revela cuando estudiamos elescenario y observamos que del 100% de los edificiosarquitectónicamente relevantes destinados a negocios yempresas construidos durante las décadas de 1950 a 2000,el 32% se localiza en el centro de la ciudad en tanto queel 68% se encuentran radicados en zona del Valle(22).Particularmente relevante resultan los períodos de suconstrucción, que demuestran la declinación del centrorespecto del naciente auge de la zona Valle, en el muni-cipio de San Pedro.

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Edificios de negocios y empresa centro y valle

Igualmente indicativo resulta el “ratio” observado paralos diferentes usos del suelo urbano(23) en los munici-pios del área metropolitana(24), permitiendo despren-der el estado general de las relaciones cuantitativas exis-tentes en ese particular. Así, por ejemplo, en la relaciónvivienda–industria, los municipios industriales resultanser los de San Nicolás, Apodaca y Santa Catarina, en tantoque Guadalupe se revela como el municipio dormitorioque, en materia de vivienda, supera ampliamente a laindustria, al igual que supera al comercio y servicios y lavialidad. El municipio de Monterrey revela un ciertoequilibrio en la relación vivienda–comercio y servicios,respecto de la relación Vivienda–Industria, en tanto queesta última relación resulta a la inversa en Garza Garcíaque presenta una tendencia hacia el comercio y los servi-cios de carácter metropolitano.

Asimismo, los diferentes “ratios” entre rubros y por mu-nicipio, permiten observar la relevante posición quemetropolitanamente detenta el municipio de Garza Gar-cía, al superar ampliamente al resto de los municipios en

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los “ratios” correspondientes a las relaciones entre vivien-da, y comercio y servicios, así como entre vivienda y vialidad.Cabe observar que el indicador de la relación entre vivien-da, comercio y servicios, en el municipio de Monterrey, sedebe en gran parte a que el exitoso corredor de comercio yservicios radicado sobre la avenida Gonzalitos, limitado enese tiempo al proyecto “Galerías” y algunos sectores de lapropia a venida, se encuentra incorporado al conteo parael total en ese rubro en dicho municipio. De los “ratios” encuestión, igualmente, se desprende la limitada influenciainfraestructural de los rubros comercio, servicios y vialidad,con alcance metropolitano, radicada en otros municipios,quedando claro el carácter metropolitano de la infraestruc-tura domiciliada en el Valle, y en Gonzalitos-Insurgentes,al igual que su exitosa condición competidora frente al cen-tro de la ciudad(25).

“Ratio” de los usos del suelo urbano / municipio

Tal panorama, en una visión holística con relación a laevolución del área metropolitana de Monterrey, permitedesprender una explicación razonable a la evolución ar-quitectónica del centro de la ciudad, en cuanto conse-cuencia del auge suscitado en los subcentros periféri-cos, derivado a su vez del crecimiento sectorizadamentediferenciado de la ciudad. Según tal consideración, es

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posible suponer que la tendencia hacia el deterioro ar-quitectónico del centro de la ciudad, pudiera ser reverti-da a partir de su propio potencial, al igual que la mejorade aquello que la ciudadanía percibe negativamente; aña-diendo a lo anterior una redefinición de los roles que lepermitan participar en el sistema de centralidades ur-banas en proceso de configuración. En efecto, el hechode ser el corazón histórico de la ciudad y el domicilio delas facilidades administrativas municipales y estatales, aligual que asiento de una importante planta hotelera decalidad e infraestructura cultural y recreativa, permitesuponer el resurgimiento del centro de Monterrey, todavez que concurran: la racionalidad social, la racionali-dad de mercado, y la racionalidad política, en un pro-yecto revitalizador visionario y estratégico, suficientemen-te atractivo dentro de la actual realidad metropolitana.

La arquitectura en el centro de Monterrey.

La evolución arquitectónica del centro de Monterrey seha visto condicionada por la dinámica del crecimientometropolitano, al igual que la propia dinámica radicadaen el centro de la ciudad. La dinámica en cuestión pro-pició el desarrollo de una arquitectura de clase y estilo,hasta el momento aquél, cuando la consolidación de lossubcentros radicados al poniente y sur de la ciudad des-plazaron al centro de su tradicional rectoría urbana. Deesa suerte, puede leerse el momento de mayor auge, a lavez que el inicio del agotamiento de ese centro urbano, através de su arquitectura.

Para leer la arquitectura del centro de Monterrey consuficiente detalle, estudiamos los edificios localizadosdentro del perímetro delimitado por la acera norte de lacalle de Matamoros como lado norte, la acera oriente dela calle de Zuazua como lado oriente, la acera norte de laavenida Constitución como lado sur y la acera poniente

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de la avenida Pino Suárez como lado poniente del rec-tángulo, es decir, el antiguo distrito financiero y comer-cial del centro de Monterrey. Para el efecto, recolecta-mos información sobre 60 manzanas, incluyendo elconteo de edificios, baldíos, áreas verdes y pisos de esta-cionamientos en nivel, localizados en una determinadamanzana previamente identificada, consignando algu-nos datos de los edificios, como son el género, el uso y elestado actual, el estilo, el número de pisos, las interven-ciones recibidas, la época probable de construcción, asícomo su relevancia arquitectónica y patrimonial, en sucaso. La consideración del uso o género de los edificios,permite entender la vocación funcional y operativa queel centro guarda en la actualidad. Conocer el estado delos edificios facilita nuestra comprensión de la calidaddel ambiente que guarda el centro, teniendo como refe-rente a sus pares consolidados en las centralidades de laperiferia. Conocer la década estimada de la construc-ción de los edificios y las estructuras domiciliadas en elcentro, facilita a su vez la estimación de su evolución,asunto que se complementa con la lectura de los estilosarquitectónicos demostrativos igualmente de la dinámi-ca urbana. El número de pisos o altura práctica del edi-ficio representa, igualmente, a la dicha dinámica y susconsecuencias en el ambiente urbano. Así se espera con-formar una imagen cuantitativa y cualitativa de la diná-mica urbana del centro, desprendida de la evolución ydel estado actual de su arquitectura.

La estructura del edificio revela claramente su propiadelimitación física; sin embargo, para aquellos casos quese prestan a confusión, dadas las intervenciones practi-cadas, se consideraron las pistas que sus propias cuali-dades fisonómicas, al igual que la altura y continuidadde los pretiles ofrecen, en términos de garantes para ladelimitación del edificio. Para la clasificación estilísticade los edificios, diferenciamos primeramente los estilosencontrados, catalogándolos como sigue: Neoclásico,

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para los edificios que presentan evidencia de la fisono-mía característica de la arquitectura decimonónicaacademicista. estilo “Chicago”, para los edificios asocia-dos con la así llamada escuela habiendo sido Sullivan suprincipal profesor(26). “Ecléctico”, como una identifica-ción en términos de la equilibrada participación de dife-rentes notas estilísticas en una misma estructura. Art Decó,como una identificación que engloba a las diferentes ten-dencias practicadas entre los finales de los años veinte yprincipios de los años cuarenta(27), caracterizada porun estilizado carácter geométrico. Además se catalogócomo estilo Internacional, el compuesto por volúmenes,en razón de la distribución funcional de los elementosarquitectónicos, prescindiendo de ornamento arbitrarioy superficial(28). El estilo Contemporáneo, se asignó con-vencionalmente a las estructuras que fisonómicamenteabandonan al estilo Internacional posterior a los añossesentas, destacando criterios formalistas en su concep-to arquitectónico. Se llamó de estilo Postmoderno y Tech, alos edificios que presentan cualidades fisonómicas quelos insertan en las definiciones en cuestión. Finalmente,bajo la figura de Indefinido, se catalogó a todos aquellosedificios que carecen de un estilo claramente definido,cualidad bajo la cual se encuentra aproximadamente el49% de los edificios incluidos en nuestra recolección dedatos.

El género y el uso de los edificios los identificamosconforme a la práctica usualmente seguida para dife-renciar el equipamiento urbano(29). El género Comercialagrupó a todo tipo de establecimientos comerciales y tien-das departamentales domiciliados en el centro. el de Ofi-cinas, correspondió a los edificios dedicados a despachosy negocios. cpmp bancos, hoteles y restaurantes se conside-ró como géneros individuales conforme con su funciónespecífica. Bajo la identificación de Servicios se agrupó atodas aquellas actividades que participan en la dinámicaurbana, en adición con las ya enunciadas; como son:

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agencias de viajes, renta de autos, estaciones de servicio,estaciones del Metro, casas de cambio y empeño, escue-las e institutos y otros, como bares y clubes nocturnos.Se llamó a estos edificios, Tiendas de conveniencia y lugaresde comida rápida considerándolas separadamente, dadasu singular participación en la cotidiana dinámica urba-na del centro de la ciudad. Como edificios para el Go-bierno, se clasificó a los servicios radicados en el PalacioMunicipal, la Torre Administrativa, el Congreso del Es-tado y otras dependencias públicas. Las actividades deíndole cultural, social y religiosa, se identificaron bajo elgénero Cultural, Social y de Religión. Los estacionamien-tos públicos de cuota se identificaron conforme el me-dio de prestar su servicio como Edificios de estacionamien-to y Estacionamiento a nivel. Finalmente se identificaronlas Áreas verdes.

El estado que guardan los edificios se consideró dife-renciándolos conforme a su estado de conservación in-distintamente de su estilo, su género, su número de pi-sos o las década estimada de su construcción, distinguién-dolos como Buenos, a aquellos que lucen una fisonomíaarquitectónicamente sana y agradable, Regulares a aque-llos que presentan un deterioro razonable que no com-promete su imagen; pero que, por otra parte, ameritansu cuidado o reparación, y finalmente Malos a todosaquellos cuya apariencia simplemente desagrada, ade-más de conllevar inseguridad y cuya reparación resultaindispensable, en cuanto miembros de un contexto ur-bano sano y estimulante. Para el mismo propósito, se con-sideró la condición de las estructuras, en términos de:vacías o abandonadas, al igual que aquellas en procesode construcción o reparación del edificio. Por el númerode pisos, que van de un piso a un máximo de dieciséis,resultó significativo que el 85 % de los edificios se encuen-tra conformado por edificios de uno a tres pisos.

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Edificios

Los datos señalados en el cuadro precedente permitenvisualizar la realidad del centro regiomontano. Por ejem-plo, el “ratio” entre edificios en buen estado, respecto delos que se encuentran en regular y mal estado es de 1 a2, que el de edificios en buen estado respecto de losedificios vacíos o abandonados es de 2 a 1, mientras queestos últimos, respecto del total, es de 2 a 13 y que elcorrespondiente a edificios en construcción respecto alos existentes es de 1 a 98. El “ratio” de edificios de unoa tres pisos, respecto el total, es de 5 a 6, en tanto que losedificios carentes de definición estilística, respecto deltotal, es de 1 a 2. A su vez, el ratio entre edificios caracte-

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rizados por los estilos de las tendencias desarrolladas enlos últimos veinte años respecto del total es de 1 a 22.Esta visión demuestra que, por cada edificio en buenestado, dos se encuentran en regulares condiciones odeteriorados; que por cada dos edificios en buen esta-do, existe uno vacío o abandonado; mientras que, de cadaseis edificios radicados en el centro, uno se encuentravacío. En lo que a la altura de los edificios, se refiere, decada seis edificios cinco tienen de uno a tres pisos y decada dos edificios uno carece de estilo arquitectónico cla-ramente distinguible. En sí, se ha tratado de configurarun ambiente arquitectónico que demuestra la actual con-dición del centro de Monterrey, en términos de rezago ydeterioro.

Igualmente, encontramos que el ambiente comercialradicado en el centro se desempeña sectorizadamente.Tienen su domicilio sobre la calle de Morelos, entre lasde Zaragoza y Leona Vicario, aquellos establecimientosdueños de una mayor solidez comercial y calidad en susproductos, ubicados dentro de un ambiente arquitectó-nico aceptable; no obstante las intervenciones efectua-das a los edificios. Por el contrario, sobre de la calle deLeona Vicario, en la acera oriente; la calle de Juárez, en-tre la avenida Constitución y la calle de Matamoros, aexcepción del Condominio Monterrey y el antiguo edifi-cio de Financiera del Norte; o la calle de Garibaldi, entrelas de Matamoros y Victor Hugo, a excepción del HotelRío; o la calle de Hidalgo, entre las de Juárez y Cuauhté-moc, a excepción del templo de San Luis Gonzága y laPlaza Banpaís, y la casi totalidad de la calle de Matamo-ros, entre las de Cuauhtémoc y Escobedo, se presentaun panorama tendiente al deterioro ambiental y arqui-tectónico, a lo cual se suma una dinámica estridenteagudizada sobre la calle de Matamoros en su intersec-ción con la del Colegio Civil, donde ha tomado domici-lio permanente el comercio ambulante, cuya mercado-tecnia consiste en ofertar sus productos mediante

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magnavoz, al compás de escandalosas cumbias a todovolumen. Aquí existe una diferenciación cualitativa quese agrava con las intervenciones desafortunadas de edi-ficios patrimoniales y la parcelación de fachadas, cualnichos sobre los que el ambulante se ha instalado de ma-nera permanente.

Tal paisaje urbano, sectorizadamente diferenciado,ofrece uno de sus mayores atractivos arquitectónicos yun ambiente urbano en el centro de la ciudad, cuandollegamos a la Plaza de Hidalgo, en donde confluyen ins-talaciones para el turismo, como el Restaurant Luisiana,el Hotel Ancira y una cuadra al poniente el HotelAmbassador, así como el Hotel Fiesta Americana; todoello matizado con la arquitectura del antiguo PalacioMunicipal y la del Condominio Acero, la cual parecegenerar una sensación de bienestar, a la cual se suma elambiente de la plaza de Zaragoza y su perímetro de cui-dada arquitectura. Esta sensación desaparece cuandoabandonamos esta limitada “ínsula” de excelente am-biente y atmósfera metropolitana, para incorporarnos ala realidad peatonal que ofrecen las calles de Garibaldi,de Hidalgo o de Matamoros, el desorden en torno al bal-dío del demolido mercado Colón, o el desarticulado en-samble arquitectónico sobre de las calles de Pino Suárezy de Cuauhtémoc entre las de Matamoros y Ocampo.Observamos entonces cómo es que el cuidado y los usosde los edificios asociados con su propia condición y esti-lo arquitectónico cualifican al ambiente urbano, asuntoque de manera inocultable se nos revela cuando pasa-mos frente al edificio El Roble, vacío y abandonado, mien-tras que otros de claro tinte patrimonial sufren interven-ciones y deterioro, como demuestra el edificio de LaReinera. Como acotamos, es un paisaje sectorizadamen-te diferenciado, dentro del limitado perímetro del anti-guo distrito de negocios regiomontano, cuyas diferen-cias se deben mayormente al redestino de los edificios, ala conducta “urbana” de la ciudadanía, a las interven-

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ciones desafortunadas sobre del patrimonio arquitectó-nico y escaso ejercicio de la autoridad frente al proble-ma.

El panorama general precedente lo estudiaremos aho-ra abordando cada calle en particular, con objeto de con-figurar la topografía arquitectónica que ofrece el centrode Monterrey. Las calles con un mayor número de edifi-cios en buen estado, respecto del total, son las calles delPadre Mier con un 13%, seguida de las calles de Ocampoe Hidalgo, con un 11% cada una y la calle de Moreloscon un 10%; mientras que las calles cuyos edificios lu-cen un mejor estado, respecto del total son las de Zara-goza, Emilio Carranza y Ocampo, con un 86%, 64% y60% respectivamente. Por el contrario, las calles conmayor numero de edificios en mal estado respecto de losradicados sobre de las mismas, son las de Matamoros,Juárez y Garibaldi con un 47%, 42% y 38%, respectiva-mente; en tanto que respecto del total representan un32%, un 13% y un 12%. A su vez, el centro de la ciudadestá integrado mayoritariamente por edificios de uno atres pisos, que representan un 85% del total. Los edifi-cios de cuatro a nueve pisos representan el 11%; mien-tras que la gran minoría, el 4% restante, corresponden aedificios de diez a dieciséis pisos. Aunado a lo anterior,la localización de ese 4% se concentra en torno a la Pla-za de Hidalgo y su propia inmediatez, así como algunosmás, localizados de manera dispersa sobre de las callesdel Padre Mier, de Morelos, de Emilio Carranza y de Za-ragoza. Las calles con mayor numero de edificios altosrespecto del total son las de Hidalgo, Morelos, Padre Mier,Emilio Carranza y Ocampo, con un 11% las primerascuatro y un 9% la última, seguidas por las calles de Cuau-htémoc y Juárez con un 8% cada una. Las calles conmayor índice de edificios altos sobre el total radicadosobre la propia calle, son: la de Emilio Carranza, con un17% y la de Cuauhtémoc con un 13%, seguidas por lade Hidalgo, Zaragoza y la de Pino Suárez, con un 8% las

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de Ocampo y Juárez cuentan con un 7%, a lo cual seañade que corresponden a estructuras edificadas tres dé-cadas atrás, con excepción del edificio Kalos.

Resulta evidente el carácter comercial del centro, acuyo género corresponde el 46% de los edificios ubica-dos en el mismo. Si añadimos el 14% que aportan losestacionamientos de cuota, obtendremos que estos dosrubros representan un 60% de los edificios radicados enel centro. Las calles con mayor aportación al total de laactividad comercial son las de Morelos, con un 18%, ladel Padre Mier, con un 14%, la de Matamoros, con un12% y Juárez, con un 11%; en tanto que las calles conmayor actividad comercial, respecto del total de activi-dades radicadas en la misma calle, son la de Morelos conun 75%, la de Galeana, con un 74% y la de Juárez, conun 72%. Las calles con menor índice de actividad co-mercial respecto del total son las de Zaragoza, la de laConstitución, la de Cuauhtémoc y la de Pino Suárez,con un 0%, 1%, 1% y 2% respectivamente, mientras queaqueéllas con menor actividad comercial, respecto deotras radicadas sobre la misma calle, son: la calle de Za-ragoza con 0% y la avenida Constitución, con un 8%.Otros rubros que participan del dinamismo radicado enel centro de Monterrey son: Servicios, con un 11%, Res-taurantes y Comida rápida con un 10%, Oficinas 7%,Bancos y Hotelería, con 3% cada uno, Gobierno, con 2%y Cultura, Religión y Sociedad con un 1%. Cabe desta-car que el rubro de restaurantes populares participa fuer-temente en la dinámica asociada al comercio, en dondeel consumidor además de las compras destina su tiem-po al ocio y al recreo, con el consecuente consumo dealimentos a un relativo bajo costo. Igualmente, han pro-liferado tanto los locales de comida rápida como las lla-madas tiendas de conveniencia.

La arquitectura se identifica, en términos de estilo,conforme con el momento cultural al que pertenece. Laarquitectura regiomontana igual se inscribe dentro de

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tal idea. Aquellos estilos por los cuales ha transitado laarquitectura de Monterrey, van desde la arquitecturanoresteña, para después migrar hacia el academicismode la arquitectura del régimen porfirista y, una vez tras-puesto el umbral de la postrevolución, incursionar enlas diferentes corrientes de la arquitectura de siglo XX.Particularmente interesante resulta observar que hastamediados de la década de los años veinte, la arquitectu-ra regiomontana se continuaba practicando dentro delas tendencias academicistas de finales de siglo XIX yprincipio del XX. Igualmente interesante resulta obser-var el tránsito de la arquitectura regiomontana delacademicismo decimonónico al Art Deco, sin hacer es-cala en el funcionalismo mexicano. De tal tránsito ofrecetestimonio el centro regiomontano, que presenta mues-tras de los estilos arquitectónicos que prosperaron con-forme a su tiempo. Sin embargo, igualmente interesanteresulta distinguir que el 49% de los edificios radicadosen el antiguo distrito de negocios regiomontano, care-cen de un estilo arquitectónico definido, independien-temente del buen estado de conservación o uso del edi-ficio.

Los estilos que se observan en el centro de la ciudadson: el estilo Internacional, que aporta un 11%, siendolas calles que mayormente contribuyen al total del estilo,las del Padre Mier con un 18%, las de Emilio Carranza,con 10% y las de Hidalgo, Morelos, Matamoros y Juárez,con un 8%; mientras que las calles con un mayor núme-ro de edificios de ese estilo, radicados sobre la propiacalle son: las de Emilio Carranza con un 44%, las de laConstitución con un 33%, las del Padre Mier y Pino Suá-rez con un 26% y las de Cuauhtémoc, con un 25%. Elsiguiente estilo en orden de aportación es el Art Decó,con un 10% y cuyo total lo componen las calles de More-los, con un 34%, las del Padre Mier, con un 13% y las deMatamoros y Escobedo, con un 11%; en tanto que lascalles con un mayor número de estructuras Decó sobre

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de la misma calle, son la de Morelos con un 39%, segui-da por las calles de Escobedo con un 25% y la de Zara-goza, con un 21%. En orden de aportación al total sigueel estilo Contemporáneo, con un 9%, construido sobrelas calles de Hidalgo, en un 15%, Ocampo y Matamorosen un 11%, Morelos en un 9% y Padre Mier, EmilioCarranza y Galeana en un 8%. A su vez, las calles conmayor incidencia de ese estilo en los edificios sobre lapropia calle, son las de Zaragoza con un 28%, las de Emi-lio Carranza y Galeana con un 20% y las de Hidalgo yOcampo, con un 18%. El estilo academicista, no obstan-te su lejana ubicación temporal, contribuyó de maneraimportante al total de los estilos domiciliados en el cen-tro, con un 8%, al cual aportan las calles de Matamoros,con un 25% sobre del total del estilo, las de Hidalgo yMorelos con un 10% y la de Guerrero con un 8%, siendolas calles con mayor porcentaje del estilo en su propiacalle, las de Guerrero con un 50%, Zuazua, con un 43%y Matamoros, con un 16%. Otros estilos radicados en elcentro, corresponden a diversas modalidades destacan-do el denominado Postmoderno, el High Tech y másrecientemente el Minimalismo. En el centro podemosencontrar minoritariamente dichas tendencias, cuyo aportese limita al 5% sobre el total observado. Las calles con ma-yor contribución al total de las tendencias en cuestión sonlas de la Constitución, del Padre Mier, de Escobedo y deCuauhtémoc, con un 12% cada una, en tanto que las callescon mayor porcentaje de dichas tendencias, sobre de supropia calle son las de la Constitución con un 33%, Gue-rrero, con un 12% y la de Cuauhtémoc, con un 8%.

Tal es el estado que guarda el centro de Monterrey ysu arquitectura, en el perímetro que acotamos anterior-mente. Este estudio del centro, conforme detallamos,inocultablemente señala que la dinámica urbana radica-da en el antiguo distrito de negocios regiomontano, enotro tiempo, devino en su propia modificación cualitati-va y cuantitativa, con efecto sobre las estructuras domi-

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cilio de aquella. Este fenómeno ha marchado asido deldesarrollo metropolitano generador de una nueva estruc-tura multinuclear, consonante con el crecimiento secto-rizadamente diferenciado, en condiciones que, a su vez,propiciaron la reconfiguración del escenario en dondelos nuevos protagonistas son los subcentros reciente-mente consolidados en cuanto polos metropolitanos, entanto que el centro primigenio pasó de rector de la di-námica regiomontana a intentar competir con los polosde reciente emergencia, quedándose a la zaga de aqué-llos, según lo demuestra la preferencia ciudadana segúnlo dice el recuento que practicamos para el efecto.

El panorama actual del centro regiomontano es elo-cuente. Basta transitar por la avenida Cuauhtémoc y ob-servar la singular cacaofonía que se ha radicado a lo lar-go de la avenida. Hay edificios que arquitectónicamentenada aportan bajo la forma de conjunto armónicamentedesarrollado, no obstante que, en su mayoría, datan dela fecha de la ampliación de la antigua calle Cuauhté-moc, entreverados con otros anteriores al ensanche de laavenida. Aquella fue una oportunidad perdida para trans-formar el paisaje urbano de esa vía. En términos genera-les, encontramos diferentes deméritos de cuya interac-ción resulta un estado de las cosas que generan malestare incomodidad, tanto en la operación cotidiana como elir o venir, o cruzar la calle, como en la percepción que serecoge del medio urbano, una vez que nos envuelvensus diferentes manifestaciones. A tal malestar escapa par-cialmente la calle peatonal de Morelos, con su ambientefestivo y popular, no obstante que su patrimonio arqui-tectónico se ve de lo medianamente conservado, comoes el caso del edificio del Banco Mercantil, hasta inter-venciones desafortunadas, tal como ocurre con el edifi-cio de La Reinera, hasta otros cuyo rostro ha desapareci-do bajo una mascara, bastante llamativa por cierto, decarácter en cierta manera a lo pop art, constituyente delanuncio que publicita al lugar. Salir de la calle Morelos y

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recorrer sus calles perimetrales nos lleva a descubrir unaparadoja tras otra. Existen ahí edificios de considerableorden escalar y excelente arquitectura, semivacíos o aban-donados, dañados y en deterioro. Hay andadores peato-nales desaseados y mal iluminados por la noche. Otrosedificios son de carácter patrimonial groseramente in-tervenidos, empeorando la situación, con el parcelamien-to de sus plantas bajas al exterior. La calle de Hidalgo,por el rumbo de San Luis Gonzaga está saturada de pu-blicidad y anuncios practicados por aficionados, mien-tras estoicamente soportan la situación las bien cuida-das instalaciones de la antaño Plaza Banpáis y ahoraBanorte. Lo angosto y el pavimento deteriorado de lasaceras, las convierten en una trampa para el peatón,mientras que las aceras de la calle del Padre Mier se pre-sentan incómodamente estrechadas, producto de la in-corporación, sobre las mismas, de los sistemas de venti-lación y accesos al Metro subterráneo. A lo anteriorañádese otro tipo de problemas; por ejemplo, el genera-do por el comercio ambulante, devenido en permanen-te, sobre la calle del Colegio Civil, amenazando con ex-tenderse en su perímetro inmediato. Ante tal escenario,existen voces que alertan sobre tal estado de cosas, di-ciendo que los comerciantes, formalmente instalados»...se van a ir a los centros comerciales donde no haypuesteros que bloqueen sus aparadores, hay aire acondi-cionado y estacionamiento Creen que la capital del Esta-do se va a deteriorar y van a quedar solamente comer-ciantes vendiendo fotonovelas y chicles»(30).

Pero, por otra parte, el centro ofrece, a su vez, mues-tras de orden en su fisonomía urbana, en determinadaslocalizaciones, que bien reflejan lo que pudieran ser pau-tas a seguir a futuro, en términos de ambiente urbano yarquitectónico. Así, por ejemplo, el perímetro actual dela plaza Zaragoza constituye un referente tangible deorden urbano: Estando en la plaza se percibe un sanoambiente urbano, árboles, sombra, andadores en buen

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estado, gente caminando por el lugar, pájaros, el monu-mento del General Zaragoza, que puede observarse tan-to en escorzo como en perspectiva. Se aprecia cierto ocioy eventualmente vagos sin oficio por el lugar y todo sinperder la conexión con la dinámica cotidiana que trans-curre en torno a la plaza. Eziste aquí arquitectura decalidad, constituida por edificios tan distantes en el tiem-po como el museo Marco y la iglesia Catedral; o bien,bajo una diversidad estilística que va del Decó al Inter-nacional y de éste al Neoclásico noresteño, según se puedeapreciar en el Circulo Mercantil, el Condominio Acero yel antiguo Palacio Municipal: guardando la distancia ala vez que en cerrado diálogo entre sí y con la Plaza, y elFaro del Comercio. Un orden escalar y arquitectónico gra-tificante para quién se encuentre en tránsito por la plaza.

Conclusión.

Concluimos entonces que la arquitectura del centro deMonterrey transitó de un momento de auge hacia unode relativo deterioro, producto del natural devenir urba-no, acentuado por el crecimiento sectorizadamente di-ferenciado que, llegado el momento, favoreció el desa-rrollo de aquellos subcentros fortalecidos por su propialocalización, a la vez que reforzados por el repentino des-plazamiento de los corporativos empresariales que im-pulsaron al desarrollo inmobiliario de gran arquitecturaal sur de la ciudad. Coexisten subcentros en vías de con-solidarse como centralidades urbanas que ya rebasaronal centro regiomontano en cuanto a atractivos metropo-litanos. Asumimos entonces que la regeneración del am-biente y arquitectura del antiguo distrito de negociosregiomontano implica su reconsideración ahora, en cuan-to miembro del emergente sistema de centralidades ur-banas, a la vez que apoyado en su patrimonio arquitec-tónico y la dinámica que lo hacen destacar cultural, po-

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lítica e históricamente. Amerita particular atención elaliento a las nuevas inversiones y el cuidado de los edifi-cios patrimoniales, aptos para su conservación o recon-versión, en su caso, bajo la idea, entre otras, de «conser-var los edificios, monumentos y lugares abiertos y todolo bueno que tiene la ciudad»(31). Igualmente oportu-na resulta la opción del maestro Oriol Bohigas, quiénafirmó con relación a la revitalización de las ciudadesviejas, que: «Es evidente que los motivos fundamentalesque justifican una acción para revitalizar una ciudad encurva de decadencia o totalmente decaída, son de ordensocio-económico y de carácter muy general». A lo cualañade: «Es incluso evidente que determinadas formastienen la capacidad de engendrar nuevas funciones[...]Elturismo, las universidades, los centros de cultura, algu-nas concentraciones de servicios y tantas otras cosas quepueden ser funciones engendradas por formas antiguasque quedaron vacías de su contenido original»(32). Esmuy atinada propuesta la de Bohigas, cuando la con-trastamos con las posibilidades que ofrece el casco anti-guo de Monterrey, suponiéndolo ahora como miembrode la emergente red de centralidades urbanas yredefiniendo sus propias cualidades bajo ese orden so-cio-económico que nos refiere Bohigas, adecuadas a unnuevo rol, derivado de la dinámica metropolitana, con-siderando al «...... centro de la ciudad como espacio idealpara el desarrollo. Esta zona ha estado en decadenciadesde hace décadas, convirtiéndose en un vacío en laciudad; con un enorme potencial, tanto por tratarse delcorazón físico, social, político y de transporte del áreametropolitana, como por contar con una infraestructu-ra para una población mucho mayor que la que alber-ga»(33). En efecto, el potencial del centro de Monterreypermite vislumbrar que de la concurrencia visionaria yconciliada de la racionalidad social, política y de merca-do, sea posible entonces «.....proyectar, mediante inves-tigaciones y estudios las obras futuras para asegurar la

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calidad de la ciudad»(34), tanto del centro como de laestructura urbana, bajo la idea de un todo armónico, aligual que urbanística y arquitectónicamente integrado.

Glosario.

1. Ageb. Area geográfica y estadística básica. Delimi-tación específica dentro de la mancha urbana concaracterísticas afines de sus habitantes.

2. Arquitectura noresteña. Arquitectura de la tradi-ción popular en el noreste mexicano y sur de Texas,derivada de la colonial mexicana.

3. Barrio Antiguo. Nueva denominación del antiguobarrio en el perímetro de la catedral en Monterrey.

4. Casco antiguo. Perímetro urbano primigenio deuna cierta estructura urbana.

5. Casco histórico. Perímetro urbano de relevanciahistórica, en una cierta localidad.

6. Centralidad urbana. Componente de una cierta es-tructura urbana, con cualidades que le confierenatractivos que rebasan jerárquicamente al centroprimigenio.

7. Centro regiomontano. Se prefirió llamarlo centrode Monterrey, por el uso apropiado de ese objetivoRegiomontano El regiomontano universal, etc.Perímetro urbano relativo al antiguo distrito denegocios y comercial Monterrey, incluyendo susbarrios habitacionales periféricos.

8. Ciudadela. Fortín regiomontano que resistió el asal-to de las tropas estadounidenses en 1846, cons-truido sobre de los cimientos del fallido proyectode una nueva iglesia catedral.

9. Comercio ambulante. Oferentes que actúan en elmarco de la informalidad instalándose sobre de lavía pública. Distíngase de los tianguis radicadosen torno al parián en el México central.

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10. Crecimiento sectorizadamente diferenciado. Figuraque en nuestro estudio alude al crecimiento urba-no determinado por las características sociales,económicas y culturales de la población, hacia cier-tos rumbos de la ciudad, acotado por accidentesnaturales y artificiales.

11. Ensanche. Ampliación del ancho de una calle odel avenida con afectación a los inmuebles locali-zados en sus linderos.

12. Estructura polinuclear. Estructura urbana dotadade múltiples polos, domicilio del equipamiento yatractivo urbano.

13. Infonavit. Instituto del Fondo nacional de la Vi-vienda para los Trabajadores. Institución que re-cauda y administra los fondos para el financia-miento de vivienda de los trabajadores.

14. Infraestructura. Redes de servicios al igual queequipamiento urbano.

15. Interés social. Préstamo hipotecario destinado apersonas sujetos de crédito, pero cuyos recursosson limitados.

16. Loma del Obispado. Loma al poniente de Monte-rrey, donde se localiza el antiguo obispado de ladiócesis regiomontana.

17. Macroplaza. Espacio abierto de 44 hectáreas, com-puesto de áreas verdes, explanadas, fuentes y mo-numentos, localizado entre el Palacio de Gobiernoy el Palacio Municipal de Monterrey.

18. Mancha urbana. Superficie urbana.19. Nicho. Cavidad practicada en un muro general-

mente con propósitos ornamentales.20. Organización uninuclear. Estructura urbana do-

tada de un solo polo, domicilio del equipamientourbano.

21. Parián. Conjunto de oferentes con propósitos domés-ticos establecidos en un edificio bajo cualidadesoperativas rústicas, pintorescas y de gran colorido.

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22. Postrevolución. Período posterior a la RevoluciónMexicana y en general los gobiernos de la naciónemanados de la misma.

23. Racionalidad de mercado. Estudio y consideraciónde premisas para un cierto proyecto o desarro-llo bajo la perspectiva del beneficio que reporta laoferta frente a la demanda.

24. Racionalidad política. Estudio y consideración depremisas para un cierto proyecto o desarrollo, bajola perspectiva del beneficio mutuo que reporta alestado y a la sociedad.

25. Racionalidad social. Estudio y consideración depremisas para un cierto proyecto o desarrollo, bajola perspectiva del beneficio que reporta a la socie-dad.

26. Rumbo de las Quintas. Antiguo rumbo al ponien-te de la ciudad, entre el río Santa Catarina y la lomadel Obispado, que por cuyas bondades naturalesfue asiento de fincas, huertas y quintas de las cla-ses acaudaladas regiomontanas, al mediar el sigloXIX.

27. Tienda de conveniencia. Establecimiento de apro-visionamiento variado para cubrir necesidades li-mitadas de carácter inmediato.

28. Trazado en damero. Trazo urbano cuya geometríaes ortogonal, cuadrangular.

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CITAS Y BIBLIOGRAFÍA

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34). Ibid 30).

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A

AN UPDATED LOOK AT THE THREETYPES OF RURAL MEXICANMIGRANTS TO THE U.S.

Jeffrey S. Smith*

Abstract:

ccording to work first published in 1987 byDouglas Massey and others, rural Mexicanhouseholds send a family member abroad as acoping mechanism for poor economic

opportunities in Mexico. Their work tells us thathouseholds employ one of three strategies to achieve asustainable quality of life. Although the migrationstrategies they discussed in 1987 are still applicable today,rural households have witnessed significant changes overthe past twenty years. This chapter helps fill that gap inthe literature by using the village of Chalchihuites, Zaca-tecas, Mexico as a case study. It provides an updatedlook at the three major types of Mexico’s internationalmigrants and discusses how their motives to emigratediffer from one another.

*Associate Professor of Cultural Geography, Department of Geography,Kansas State University. Dr. Smith holds a Ph.D. (Geography, 1997) fromArizona State University, a M.A. (Geography,1990) from Bowling GreenState University and a B.A. (Social Science, 1988) from University ofNorthern Colorado. Email: [email protected] Webpage: http://www.ksu.edu/geography/JSSmith/Partial funding for this research came from a Fellowship from the Mexico-North Research Network, Inc., and a small grant from the Center on Agingat Kansas State University.

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Keywords:

Rural Mexico, Mexican Emigration, Remittances

In 1942 the U.S. and Mexican governments launchedthe Bracero Program to address America’s labor shortagedue to its involvement in World War II. Under this bila-teral agreement, temporary work visas were issued to fivemillion Mexican citizens (primarily males) whosupplemented the U.S. workforce especially in theagriculture and railroad industries. The Bracero Programran for only 22 years, but it has had three lasting impactson migration between the two countries. First, itestablished the ever-important communication linksbetween workers in rural Mexico and employers in theU.S. Second, it helped precipitate large-scale illegalimmigration because the demand for workers farexceeded the supply. Between 1942 and 1964 anadditional five million braceros (workers) entered the U.S.illegally to fill vacant jobs (del Pinal and Singer 1997;Martin and Midgley 2006). Third, the Bracero Programhelped prime the pump on the considerable annual flowof remittance money sent home to family members byMexicans working in the U.S.

Since the turn of the Twentieth Century, five states inMexico’s central highlands have traditionally sent adisproportionate number of migrants to the U.S.including Guanajuato, Jalisco, Michoacan, San Luis Po-tosi, and Zacatecas (Figure 1). Until recently, householdsin these five states also received an overwhelming shareof the total remittances sent to Mexico. Over the pastdecade, however, U.S. immigrants from Mexico haveoriginated from every state in the country and over 90%of all of Mexico’s municipios have at least one householdwith international migration experience (Garcia Zamora2005; Villasenor and Moreno-Mena 2006). Even someof the formerly poorer states such as Chiapas, Guererro,

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Oaxaca, and Veracruz where families have commonly hadlimited financial resources to cover the costs ofemigrating, are now sending substantial numbers oflaborers to the U.S.

According to work published in 1987 by DouglasMassey et al., rural Mexican households send a familymember (mainly the head of the household) abroad as acoping mechanism for poor economic opportunities inMexico. Massey’s work tells us that households employstrategies of migration to achieve a sustainable quality oflife. It should be emphasized that although the migrationstrategies they discussed in 1987 are still applicable today,rural households have witnessed significant changes overthe past twenty years.

Today, an estimated twenty million Mexican-bornpeople are living and working in the U.S. (ca. 11 millionwithout proper documentation) (Migration InformationSource 2005; Martin and Midgley 2006). Moreover, it isno longer typical for the head of the household to be theonly family member emigrating; it is now commonplacefor men and women of all ages within a household towork abroad.

As more and more Mexicans live and work «up north»the amount of money being remitted home has steadilyincreased (Figure 2). In 2005, Mexicans sent just over$20.2 billion home and in 2007 the amount was nearly$24 billion (Bank of Mexico 2008). Mexico has consis-tently ranked among the top three remittance receivingcountries in the world along with India and China (WorldBank 2006). Currently, 18% of all adults in Mexicoreceive remittances (Suro 2003) and it is the rare exceptionto find a community in Mexico that is not receivingremittances.

By and large, most of the investigative reports issuedby international aid organizations (e.g. World Bank,IADB, etc.) and mass media seem to regard rural Mexicanmigrants without distinction. To them, all migrants

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exhibit the same motives for leaving rural Mexico.Likewise, there are a dearth of contemporary empiricalstudies that put a face on Mexican migration today anddiscuss the different types of migrants who seekemployment in the U.S. The purpose of this chapter isto help fill that gap in the literature by using the villageof Chalchihuites, Zacatecas, Mexico as a case study.

Study Area and Methods

Chalchihuites is situated in the foothills of the northwestpart of the state of Zacatecas approximately 225kilometers (140 miles) north of the capital (Figure 3).According to the 2000 census, the pueblo has apopulation of 3,999 people (INEGI 2000). Emigrationfrom Chalchihuites to the U.S. began in the 1970s andgained considerable momentum by the late 1980s andearly 1990s. Officially the town has seen 54.0% of itspopulation emigrate for employment reasons (COEPO2005). By local accounts that percentage is much closerto 65% with the undercount being attributed toincomplete data collection by the federal governmentand the largely cyclical nature of the migration process.Clearly, the town is left with a very skewed populationdistribution with young females between the ages oftwenty and twenty-four outnumbering their malecounterparts in town by 47%. Even the casual observerwho walks down any street in Chalchihuites sees theextent to which emigration is impacting village life.House after house has at least one, and more oftenmultiple family members absent and working in the U.S.

In 2006, Chalchihuites had eight money transferbusinesses with the most popular being Western Unionand Prodira. A conversation with Betty Tavizon (2006)at Prodira revealed that an average of US$1,000 passesthrough the building each day into the hands of relatives

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still living in Chalchihuites. During the month ofDecember, however, the average amount increases toUS$3,000 per day.

Chalchihuites was selected for analysis for two mainreasons. First, the village is located in one of the leading«sending» states for migrants from Mexico and a leadingreceiver state for remittance money (Jones 1998; IADB2004). Therefore, conclusions gleaned about quality-of-life in Chalchihuites should prove applicable to otherrural villages in Mexico with high emigration andremittance receiving rates. Second, the pueblo is smallenough to be manageable in size, yet it serves as the seatof government for the municipio (county). Consequently,demographic and economic data are more readilyavailable in Chalchihuites than might be for other ruralvillages.

Data for this chapter were collected with help from aformer student who grew up in Chalchihuites, butcompleted both her high school and bachelor’s degreesin the U.S. After listening to one of my class lectures sheinvited me to visit her hometown. During my first trip toChalchihuites I was introduced to many communityleaders. Using these initial contacts I employed thesnowball effect to expand my coverage of the village. Withfinancial support from the Mexico-North ResearchNetwork I spent most of the summer of 2006 inChalchihuites gathering data. I then returned inDecember 2006 to flesh out some of the details I hadpreviously missed. Over the course of my time inChalchihuites I conducted semi-structured interviewswith key community leaders (e.g. government officials,local priest, social workers, health officials, businesspersons) and long-time village residents. The majorityof my primary data, however, originated from one-on-one conversations as well as focus group discussions withaverage villagers who have had at least one family membermigrate to the U.S. These lengthy discussions (sometimes

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two hours or more) focused on how their lives havechanged due to emigration. I documented my findingswith detailed, daily field notes.

Mexican Migration and Remittances

In conjunction with the Mexican Migration Project(MMP), sociologist Douglas Massey and a cadre ofcolleagues have greatly advanced our understanding ofthe nuances surrounding international migration andthe flow of remittances between the U.S. and Mexico. Inthe mid-1980s, Massey et al. (1987) examined fourcommunities in Western Mexico in order to betterunderstand Mexican migration patterns prior to thepassage of the U.S. Immigration Reform and ControlAct (IRCA) of 1986. One of the most noteworthy findingswithin the publication was their discussion of householdcoping mechanisms used to counteract the failedeconomic opportunities domestically. For most migrants,the decision to emigrate is based largely on householdconditions that are mainly economic in nature. The studyfound that households employ one of three strategies ofmigration in combination with the land (e.g. farmland),labor (e.g. hands capable of contributing meaningfulwork), and capital (e.g. money and livestock) they haveat their disposal to achieve a sustainable quality of life.As Massey et al. (1987) explain, temporary migration isreserved for households «who seek to make moneyquickly, often for a specific purpose, before returninghome.» (p176). The recurrent migration strategy is adoptedby those households who endeavor to maintain a highstandard of living in Mexico through regular work in theU.S. «[A]s migrants earn high wages and alter theirconsumption patterns, they adopt new lifestyles and lo-cal economic pursuits become less attractive» (Massey etal. 1994; p1498). The final strategy, settled migration,

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occurs when households decide to live and work long-term in the U.S. Having integrated fairly well into U.S.society, households that employ this strategy usuallycontain a person with specialized job skills (e.g. foremanor machinery operator) or have established a business oftheir own in the U.S (e.g. restaurant).

Despite the fact that twenty years have passed sinceMassey et al. first discussed these household strategies,the basic principles still apply. Households throughoutrural Mexico have seen family members leave home forthe same general reasons. Yet, it should also be notedthat since the U.S. government passed IRCA in 1986much has changed for Mexican migrants going to theU.S. It has become more difficult for people withoutproper documents to enter the U.S. and the ability tosecure well-paid, skilled or semi-skilled employment hasbecome much more problematic. Furthermore, over thepast decade the influences of NAFTA, increasedglobalization, and mass communication have greatlyinfluenced the lives of rural Mexicans. Whencomparatively high wages can be made elsewhere, mostyouth are no longer interested in tilling the same fieldstheir families have farmed for generations. Likewise,thanks to transnational corporations (especially Wal-Mart), conspicuous consumption is permeating nearlyevery corner of the country (Harner 2007; Biles 2008).The remainder of this chapter provides an updated lookat the three major types of Mexico’s internationalmigrants and discusses how their motives to emigratediffer from one another. It also puts a face on thosedifferent types of migrants.

Results

The decision to emigrate to the U.S. for employmentreasons involves considerable deliberation and is filled

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with stress. Individuals and households must weigh the«costs» (both personal and financial) associated withmigrating against the potential financial gains of earninga higher wage in the U.S. When personal considerations(e.g. separation from family and culture) are combinedwith the array of financial factors, the decision to migratebecomes even more difficult. Having talked withnumerous families whose relatives have migrated to theU.S. it is clear that the situation is not taken lightly.

Personal desires as well as ongoing household needstend to be the key determinants in how long a person isabsent from home. Expanding upon ideas first discussedby Douglas Massey et al. (1987), I have identified threetypes of Mexican male migrants to the U.S.: 1) goaloriented migrants, 2) repeat migrants, and 3) permanentrelocaters. It is important to note, however, that whatmotivates each of these migrants is not discrete. In manycases, the three different types of male migrants share anumber of similar ambitions and motives.

Goal Oriented Migrants

Intuitively, goal oriented migrants are compelled toemigrate to the U.S. to meet a specific financial objective.Age, stage in life, and marital status, however, tend tohave a considerable influence on what goal a man is seton reaching. Today, most goal oriented migrants areyoung (in their late teens or early twenties), single, andfull of energy. The most common financial goal theseyoung men have is to earn enough money to buy a new,oversized pickup truck with all the trimmings (e.g. FordF-250 Lobo, Chevrolet Silverado, Toyota Tundra, orNissan Titan) and impressive clothing (e.g. cowboy boots,hat, jeans, and jewelry). Because these purchases can bequite expensive, the young men are compelled to workin the U.S. for a substantial length of time (five to seven

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years) to meet their goal. Although they generally feel atleast a minimal amount of obligation to help their familiesfinancially, the money they send home tends to berelatively small and intermittent. For the most part, theyare focused only on their individual wants. When theyfinally return home they appear «successful» displayingtheir newly acquired purchases. Interestingly, for mostyoung men, going to the U.S. to work has also become aright of passage into adulthood. Many of the boys andyoung men I talked with related that they eagerly lookedforward to going to the U.S. knowing that when theyreturned home their status within the community willhave improved. Once you have «crossed to the otherside» you are literally regarded as a man, especially if youreturn with expensive clothes and a shiny new pickup toshowcase your success. In the long run, however, theyhave little else to show for their time and efforts workingin the U.S.; they have few long-term prospects forfinancial security.

Angel* is a classic example of a goal oriented migrant.Approximately five years ago he left Chalchihuites to workin Vail, Colorado. Like most single, young men his goalwas to earn enough money to buy a new, oversized pic-kup. While in the U.S. he lived hearty, traveled extensivelythroughout the western U.S., and enjoyed the life thatcomes with earning «good money». Eventually hereached his financial goal, and returned to Chalchihuitesa success. When I spoke with Angel he admitted tospending his days driving around town showing off hisnew truck. Most young, goal oriented migrants are verysimilar to Angel. They are focused largely on their indi-vidual wants and send very little money home.

By comparison, some goal oriented migrants are olderand have been married for a period of time. Their mainobjective is to earn enough money to reach a very specificfinancial goal such as: purchasing new equipment andconstruction supplies to add on to their house, paying

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off a specific debt they have incurred, or buying land,equipment, or a set of tools that will further them intheir careers and ensure a higher level of financial stability.

At age fifty and having been married for about twenty-two years, Benito* is an example of an older, marriedgoal oriented migrant. Benito’s first experience withinternational migration came in the early 1980s whenhe went to work in Leavenworth, Kansas picking apples.He worked long hours and saved enough money to buysome land, build a house, and purchase woodworkingtools to advance his career. After working in the U.S. forabout five years Benito returned to Chalchihuites towatch his family grow. For the next two decades he raisedcattle on his land and worked in town as a carpenter andwoodworking craftsman. Over time as expenses beganto mount he was forced to sell many of his assets. Abouttwo years ago he was compelled to take out a sizeableloan to pay for debts he owed and to cover the costs ofhis daughter’s wedding. In August 2006 he decided toreturn to the U.S. to earn enough money to pay off thosedebts and buy some more land and cattle. He expects towork in the U.S. for about four or five years and thenreturn to Chalchihuites. Benito is an example of an older,married, goal oriented migrant whose aspirations go wellbeyond buying a shiny new pickup truck.

Repeat Migrants

Most men who emigrate to the U.S. for employmentreasons start out as goal oriented migrants. Throughthis entry stage, they gain first-hand knowledge ofconditions in the U.S. and are able to evaluate theirexperience. Migrants who found their time in the U.S.distasteful will probably not return. If they do makeanother trip to the U.S. it will be for another goaloriented purpose and only after enough time has elapsed

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for the perceived positive benefits of financial gain tooutweigh the recollected negative experience they hadduring their first visit.

Goal oriented migrants who had a favorableexperience in the U.S., met their financial goal, andreturned home successful are more likely to emigrate tothe U.S. again in the near future. In fact, evidencesuggests that «once a man has migrated to the UnitedStates, the odds are extremely high that he will migrateagain» (Massey et al. 1994, p.1498). When the decisionis made to return to the U.S. on a regular basis theybecome members of the second type of migrant I callrepeat migrants. These men have had a taste of the moneythat can be earned by working in the U.S. and appreciatethe quality-of-life and financial opportunities thataccompany the higher income levels than can typicallybe earned in rural Mexico.

Based on the information I collected, repeat migrantstend to be older and at a later stage in the life-cycleprocess than the typical goal oriented migrant. Moreoften they are also married with children. These menhave decided that having a home and family in Mexicois most desirable, but their main source of income isderived from working for extended periods of time inthe U.S. They commonly work for about ten monthseach year and return home during the festival andholiday season of late November and December.

While in the U.S., repeat migrants commonly shareaffordable housing with numerous other people, livefrugally, save as much of their earnings as they can, andsend money home as their incomes and expenses allow.The men lament being separated from their wives andfamilies for extended periods of time, but they rationalizereturning to the U.S. because wages far exceed those inMexico (ca. $900/month in U.S. versus ca. $200/monthin Mexico) (IADB 2006; Rosalez Perez 2006). By havinga steady, reliable source of income in the U.S. they and

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their family can enjoy a comfortable quality-of-life thatenables them to go home during «vacation time» andenjoy the fruits of their labor.

Jose* is a typical repeat migrant. About ten years agohe decided that the income he could earn in the U.S. farexceeded wages in Chalchihuites. So, ever since Josehas been working in Silverthorne, Colorado for abouteight or nine months each year and returns to Chalchi-huites for the balance of the time. He sends money homeon a regular basis and makes a special point to returnduring Feria de Guadalupana and Christmas. In 2005Jose and his wife Greta* began remodeling their homeand adding on a second story to accommodate their largefamily. Jose is an excellent example of a repeat migrant.His source of income is in the U.S., but his family andsocial life remains in Mexico.

On average, men who are repeat migrants tend tomake purchases that have farther-reaching implications.These are the men who bring about the greatest changesin the built environment within a community. They buytools and construction material that allow them to makesignificant additions to an existing home or build a newhome from the ground up. In a few cases, the repeatmigrants have worked in the U.S. long enough and savedtheir earnings to invest in a new business (e.g.construction company, grocery store, ranching opera-tion). At this point their drive to migrate to the U.S.decreases and their principle source of income is nowderived from a family-run business in Mexico.Eventually, they may no longer feel compelled to emigratefor employment reasons.

Juan* is another example of a repeat migrant. Aboutthirteen years ago he left Chalchihuites to work in Vail,Colorado. He worked for nine months each year as acommercial painter making about $20.00 per hour. Whilein the U.S. he worked long hours, lived frugally, and savedas much money as he could. For the remaining three

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months each year he would return to Chalchihuites andwork on building the family’s detached home. Hecontinued this transnational lifestyle for nine years whenhis wife joined him in Colorado. Together they wereable to complete more projects and earn even moremoney. About two years ago they leased a large warehousein Chalchihuites and opened the town’s largestsupermarket. It offers a wide variety of merchandise andhas two ultra-modern computer check-out lanes. Byoffering fair prices and quality merchandise, the grocerystore has been a tremendous success and they are nolonger compelled to return to the U.S. Unfortunately,Juan is an exceptional case and not the rule. Few repeatmigrants are able to become financially independent andbreak the ongoing migration cycle. Most do not earnenough money or invest it wisely enough to establish abusiness of their own.

In fact, according to Roberto Suro (2003) at the PewHispanic Center, 85% of remittances sent home to Mexicoare used to meet basic household needs and everydayliving expenses, including education and health care.Sadly, less than 10% of the money is used for landinvestment, construction costs, or business development(IADB 2004). The three principle reasons why so littlemoney is invested in land or business development are:1) little money is left over after bills and householdexpenses are paid, 2) rural households tend to lack skillsneeded for such economic development, and 3) Mexico’sbanking infrastructure has not adequately providedinvestment opportunities to the country’s rural, lesseraffluent households (Bank of Mexico 2005; Massey 2005).

Permanent Relocaters

I refer to the third group of men emigrating to the U.S.as the permanent relocaters. These men, like the repeat

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migrants, have worked for a lengthy period of time inthe U.S. and, given their limited education and skill level,the annual income they can earn «on the other side» isgreater than what they can garner in rural Mexico. Moreimportantly, they have spent enough time immersed inU.S. culture to feel comfortable living within the largerhost society. These men speak English fairly well,understand U.S. cultural customs and behavior, andblend in physically (both in dress and personal style). Atsome point they decide that continuing to migrate backand forth between Mexico and the U.S. is no longerdesirable; they make the decision to move permanentlyto the U.S.

Some permanent relocaters strive to bring their entirefamily (first their wife and then their children) to theU.S. Eventually, they may even attempt to bring theirextended family. In other cases, the permanent relocatersdecide that the ties they have to life in Mexico are nolonger important enough to maintain; they simply severthose ties.

Sadly, quite a few men from Chalchihuites havedecided to relocate to the U.S. permanently and haveabandoned their wives and family in favor of a new life«up north» (Serrato 2006). Silvia* shared her experienceof being abandoned. Silvia and her husband weremarried for about 20 years and for the first 12 years hewas a classic example of a repeat migrant. He left Chal-chihuites to work in California for many months eachyear and sent money home on a fairly regular basis. Whenhe returned home, however, he would frequently drinkto excess and over time life became miserable for Silvia.Eventually, the flow of money from her husband beganto decrease and the amount of time he spent in the U.S.increased. After being married for about 18 years hequit sending money all together and never returnedhome. Silvia later found out that her husband found agirlfriend in the U.S. and started a new life with her

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instead of returning to Mexico. Silvia’s life story has ahappy ending, however. She is a very talented cook andstarted selling food to local businessmen duringlunchtime. As word spread, demand for her cookingincreased and she opened a small, very successful res-taurant to support herself. When Silvia reached her late-sixties she sold the restaurant and now lives off thehandsome profit she earned. For most women, however,their story does not have such a happy ending.

Conclusion

As long as the wage differential between the U.S. andMexico continues and there is an ongoing demand forunskilled workers who are willing to fill the jobs that«Americans» see as undesirable, then Mexican citizenswill continue to emigrate in large numbers. No effortmade by the U.S. government’s Immigration andCustoms Enforcement Agency will stem that flow ofpeople. Furthermore, those same workers will continueto send billions of dollars each year back to their familiesand relatives in Mexico.

It is commonly understood from previous work thatmost of the remittance money received will be used tomeet basic household needs and everyday livingexpenses. Reports issued by international bankinginstitutions or world economic development organiza-tions thus far have focused solely on the financial impactand level of economic development stemming from out-migration and remittances. Clearly, that information isvitally important to governments needing to understandhow much money is being channeled into their countriesand to what extent that money is being used for economicgrowth and development. Those same reports, however,provide an incomplete view of the overall situation; theflow of people and money is far more complex. As Massey

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et al. (1987) report, since the 1980s migration to the U.S.has served as a coping mechanism for failed economicopportunities at home. Yet many changes have occurredwithin both the U.S. and Mexico over the past 20 years.Efforts made by the U.S. government to stem the tide ofillegal immigration have made finding a job more difficultfor many Mexican immigrants. Plus, no longer ismigrating to the U.S. a decision made at the householdlevel. Individuals as young as 14 years of age are nowconsidering migrating to the U.S. They know that theirchance to «get ahead» and become economically successfulare greater if they leave Mexico (Quinones 2007).

By using the village of Chalchihuites, Zacatecas,Mexico as a case study, this chapter provides an updatedlook at the three different types of rural Mexicanmigrants (goal oriented migrants, repeat migrants, andpermanent relocaters) and explains some of the factorsthat motivate them to emigrate to the U.S.

The younger, largely self-absorbed goal orientedmigrants are focused primarily on their own desire toacquire impressive merchandise such as a new pickuptruck or clothing. Unfortunately, they have little else toshow for their time abroad. By comparison, the older,married goal oriented migrants tend to have more noblefinancial aspirations that will likely benefit the entirefamily in the long run (e.g. paying off a debt, buyingmaterials to add on to the house). In both cases, however,the men are first introduced to the realm of internationalmigration while acting as a goal oriented migrant.

Repeat migrants, are men who have decided thatworking in the U.S. provides greater financial gain thancan be earned in Mexico. Therefore, they rationalizespending most of the year working in the U.S. in orderto enjoy a higher quality-of-life and return home duringthe holiday season and vacations. These men are trueexamples of people living in binational communities(Levitt 1998).

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The men who have decided to permanently relocateto the U.S. sever all connections to their village in Mexicoand send no remittance money home. Massey et al.(1987) suggest that «permanent settlers» is an erroneousterm for this third type of migrant because up until themid-1980s most Mexican migrants intended to returnto Mexico at some future point in their lifetime. Fromthe information I gathered, however, today, there are fewerand fewer migrants who have lived in the U.S. for lengthyperiods of time who are still interested in returning toMexico when the «retire». The majority have becomecomfortable living in the U.S. and are no longer interestedin returning to Mexico.

With the stepped-up border patrol efforts by the U.S.government to stem the flow of illegal immigration, manymen who would have otherwise returned to Mexico on aregular basis during vacation or the holiday season havenow decided that the «cost» of returning home (both therisk of being caught, the price one must pay to the coyo-te, as well as lost wages) is too great. They simply are nolonger making the journey home, but rather staying inthe U.S. for longer periods of time. During the 2006Christmas holiday season I repeatedly heard residentsand business owners tell me how few men had returnedfor the annual celebrations. I wonder if the increasedborder patrol is leading to more men making thetransition from repeat migrants to permanent relocaters.

NOTES

* For privacy reasons the names of the people identified here have beenchanged at their request.

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FIGURE CAPTIONS

Figure Captions

Figure 1: Historic Migration Hearth in Mexico

Figure 2: Remittances to Mexico, 2000 - 2007

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Figure 3: Map of Zacatecas, Mexico. Cartography byauthor.

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A

LA ECONOMÍA GLOBAL Y SUSTENDENCIAS TERRITORIALES:¿CONSTRUCCIÓN DE UN ESPACIOCULTURAL O SOLAMENTE ECONÓMICO?

Eduardo Sousa González,55

Juana María Lozano García56

y Jorge Álvarez Berrones.57

Resumen:

ste artículo aborda temas en torno a la globali-zación económica y el papel que asumen elestado-nación y las fuerzas del mercado inter-nacional. Además, se describe el periodo de

inicio de los procesos de internacionalización (1970-1980)y el proceso de la economía mundial en la década de los90´s. Muestra las tendencias de desarrollo de una eco-nomía global en términos del territorio, el escenario glo-bal de integración de economías nacionales y la progre-siva expansión de las empresas trasnacionales (ETN) através de la inversión externa directa (IED) que es utili-zada como estrategia entre países desarrollados para in-cidir en el crecimiento de países en desarrollo. Asimis-mo, el presente discurso comprende el sentido de la re-

55 Doctor en filosofía con orientación en Arquitectura y Asuntos Urbanos,por la Universidad Autónoma de Nuevo León; con maestría en planeaciónregional y urbana, Arquitecto; profesor-investigador del doctorado en ar-quitectura y asuntos urbanos de la Facultad de Arquitectura UANL; miem-bro del Sistema Nacional de Investigadores, SNI, en el Nivel II: [email protected]; [email protected]; www.esousa.es.tl56 Doctorante de estudios de postgrado en el Doctorado en Filosofía conorientación en Arquitectura y Asuntos Urbanos de la Facultad de Arquitec-tura de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Maestra en Ciencias parala planificación de Asentamientos Humanos.57 Doctorante de estudios de postgrado en el Doctorado en Filosofía conorientación en Arquitectura y Asuntos Urbanos de la Facultad de Arquitec-tura de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Maestro en Ciencias parala planificación de Asentamientos Humanos, arquitecto y filósofo.

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lación entre capital, espacio y gente. Se busca obtenerclaridad sobre el modo en que se ha ido desarrollando laglobalización económica en el mundo actual, señalandolas diferencias básicas entre lo global, con respecto al usolocal del capital; entendido éste como la materia prima ycomo el fin último de las sociedades del nuevo milenio.

Palabras clave:

Globalización económica, tendencias territoriales, espa-cios urbanos, capital, gente.Abstract:

This article addresses the issues surrounding economicglobalization and talks about the role the nation-stateand international market forces assume. Moreover, itdescribes the initiation period of the processes ofglobalization (1970-1980) and the process of the globaleconomy in the 90’s. It shows the development trendsof global economy in terms of territory and the globalscenario of integration of national economies and thegradual expansion of transnational corporations (TNCs)through foreign direct investment (FDI) that is used as astrategy among developed countries to influence thegrowth of countries in development. Also, this speechtries to do complete the sense of the relationship betweencapital, space and people. Try to get clarity on the waythat the economic globalization has been developed inthe actual world indicating the basics different betweenthe total word in order to globalization in relationshipwith the local use of capital, it understood that asprimitive matter and as the finish of societies of newmillennium.

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La economía Global y las tendencias territoriales.

El contexto económico de la globalización.La actual configuración económica mundial es resul-

tado de importantes fenómenos, que se ha presentado apartir de la segunda mitad del siglo XX; entre los cuales,el de mayor significación se refiere a la trayectoria de lospaíses de desarrollo avanzado, quienes han figurado a lavanguardia en los procesos de la globalización; procesosa los que posteriormente tratan de incorporarse los de-más países. Se puede decir que la globalización es unarealidad que está conformada por una nueva totalidadhistórica, en la cual, las relaciones, los procesos y las es-tructuras económicas se mundializan y los países tien-den a convertirse en sectores de una sociedad global.

El proceso de globalización comprende, fundamen-talmente, al campo de las finanzas y se ha constituidomediante los cambios tecnológicos, la liberalización ydesregulación de los mercados, la innovación y el desa-rrollo de los nuevos instrumentos que impactan a laspolíticas económicas. Es este un proceso que se mani-festará primero en los grandes países industriales, paraluego ser difundido en los restantes países en desarrollo,para contruir una economía mundial, dado que, des-pués de la segunda guerra mundial, el espacio económi-co se fragmentó en varias regiones, que a su vez enfren-taron el proceso de integrarse en el comercio, en la in-versión y en las finanzas, y es a este fenómeno de inte-gración de las economías nacionales, en procesos eco-nómicos supranacionales, al que se le conoce como glo-balización de la economía mundial. Ver el diagrama 1.Proceso iterativo de subdesarrollo centro-periferia, en elcapítulo primero.

Es así que el crecimiento económico ha significadouna profunda reorganización estructural, en escalaplanetaria, en el que las naciones y los organismos inter-nacionales, a través de procesos múltiples de integración

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regional, interactúan en el marco de un sistema cada vezmás dominado por la interdependencia y la multilatera-lidad.

Es conveniente distinguir entre globalización e inter-nacionalización, ya que la globalización es un procesoen marcha y por ello no toda la economía internacionales ya global: los mercados todavía están lejos de una in-tegración plena, todavía existen reglamentos monetariosy bancarios que limitan los flujos de capital, los contro-les migratorios dificultan la libre contratación de manode obra, las empresas transnacionales siguen teniendosus activos y sus centros de mando estratégicos en suspaíses natales. Además, tal como Harnecker,58 señala, losestados nacionales y sus gobiernos siguen jugando unpapel crucial en la orientación de la nueva economía, locual implica que es evidente que el estado-nación conti-nua desempeñando un papel importante en la creación einstitucionalización del sistema económico regional.59

Las instituciones económicas mundiales.

Históricamente, el surgimiento de las actuales institu-ciones mundiales tuvo como marco de referencia el he-cho de que el proceso globalizador de la economía mun-dial se presentó con un largo período de crecimientosostenido, que va desde 1950 a 1973, y un periodorecesivo duradero, desde 1973 hasta el fin del siglo. Conestos dos escenarios, muy diferentes en el crecimientode la economía mundial, y bajo la concepción capitalis-

58 Harnecker, Marta (2000), La izquierda en el umbral del siglo XXI. Haciendoposible loimposible, Madrid, Siglo XXI. En Leva Germán Globalización, Competitivi-dad y Ciudad [Sección del libro] // Lecturas de Economía Gestión y Ciudad/ aut. libro Fernández Gabriel y Leva Germán. - Argentina : UniversidadNacional de Quilmes, 2004:11559 Leva, 2004:115) (Ianni, 2004:97)

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ta, la corriente liberalista, postuló una economía abiertaa la eficiencia productiva más allá de las fronteras nacio-nales, en donde la soberanía del consumidor definiera yubicara a los mejores oferentes productivos, para lograr deesta manera el despegue industrial y su potencialidad.

Es el caso que, desde 1950 hasta 1974, la relación en-tre el crecimiento del comercio mundial y el crecimientode la producción mundial60 se elevó de 1.4 a 1.6 (ToledoP, 1999:40), y es ese cuarto de siglo el que le correspon-dió al «boom de posguerra», marcado por una aceleradaintegración mundial, que marcó el inicio del orden fi-nanciero y monetario mundial. Este escenario de creci-miento se ubica en los acuerdos de Brentton Woods, de1944; acuerdos que sentaron la base para el surgimientode los organismos internacionales más importantes dela actualidad, como son el Fondo Monetario Internacio-nal (FMI) y el Grupo del Banco Mundial (BM); ver Sousa,E. 2007:45

Así, cabe señalar que el BM surgió como una fuentevital de asistencia financiera y técnica para los países endesarrollo de todo el mundo y, por tanto, no es un bancoen el sentido corriente; Esta organización internacional,en la actualidad, es propiedad de 185 países miembros eincluye dos instituciones: el Banco Internacional de Re-construcción y Desarrollo (BIRD) y la Asociación Inter-nacional de Fomento (AIF) que, a su vez, integran, juntocon la Corporación Financiera Internacional (CFI) y elOrganismo Multilateral de Garantía de Inversiones(OMGI), más conocido por sus siglas en inglés, MIGA).

60 Periodo de 30 años caracterizado por un crecimiento económico del 5 %anual en promedio, resultado de una serie de cambios estructurales en laeconomía, la política y la demografía. En el nivel económico se puede men-cionar el proceso de reconstrucción después de la Segunda Guerra Mun-dial, que dinamizó la economía caracterizada por una participación impor-tante del Estado; el desarrollo de la sociedad de consumo, particularmentede los sectores de electrodomésticos y de la industria automotriz, acompa-ñado de una elevación de los niveles de vida.

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Hoy en día, esta organización internacional interguber-namental reúne a los países más industrializados de laeconomía de mercado. En la OCDE, los representantesde los países miembros se reúnen para intercambiar in-formación y armonizar políticas, con el objetivo de maxi-mizar su crecimiento económico y coadyuvar a su desa-rrollo y al de los países no miembros; ver Sousa,E.:2009:79

Desde la perspectiva de la internacionalización de lasfases mercantil, dineraria y productiva del capital, resal-tó la indiscutible hegemonía que establecía la economíaestadounidense sobre el conjunto de las economías demercado del primer mundo industrializado y capitalis-ta, y es en esta época en la que se asentó el fortalecimien-to de las tendencias proteccionistas, con un manejo másliberal de los tipos de cambio y, sobre todo, a una cre-ciente competencia por los mercados del exterior. De ahíse explica que, a partir de esta fase, el capital se transfie-re masivamente entre los países desarrollados, donde ini-cialmente adquirió la forma de inversión extranjera di-recta (IED), para posteriormente manejarse a través depréstamos de los bancos comerciales, con la consigna dedesarrollar las economías, y orientarlas a la exportación;pero, sobre todo, buscando nuevos sectores y productosque tomaran el relevo de los mercados típicos del augede la posguerra, que ya se habían discontinuado.61

Las regiones de la economía mundial.

La integración y organización de los países que inicial-mente desarrollaron su economía en la industrializaciónfundamentan el hecho de que la economía mundial setransformó en dos regiones que muestran los siguientes

61 Perego, 2003:9-10

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contrastes: <los países industrializados del primer mun-do, junto con los subdesarrollados del tercero>.

<El desarrollo de una fuerte tendencia a la globaliza-ción, en correspondencia con las fuerzas de la produc-ción y el comercio mundial, sobre la base del desarrollotecnológico en las telecomunicaciones y la informática>.Esto con el antecedente de que el desempeño de la eco-nomía mundial se frenó drásticamente y no hubo perio-do de estabilidad y crecimiento sostenido, hasta finalesdel siglo XX. Lo característico de la economía ha sidoque cada vez son más breves los períodos de recupera-ción y culminan con depresiones prolongadas. Así, el es-cenario recesivo de la economía mundial de 1971, mar-cado por el desmantelamiento del Sistema de BrettonWoods, y con consecuencias posteriores, como ladesregularización de la paridad entre monedas, la deva-luación del dólar y otros cambios macroeconómicos, (cri-sis de 1973), se convirtieron en los cambios típicos deuna década denominada de ruptura económica, cam-bios que aceleraron el fenómeno que en los 1990´s sedenominaría «globalización» o «internacionalización» dela economía.

Los espacios nacionales.

El espacio nacional, en este proceso, por su parte, se veafectado por las políticas y las necesidades de expansiónde mercado de la nueva economía, en donde su actua-ción de intermediario se corresponde con las exigenciasdel exterior, jugando un nuevo papel de mediador entre lolocal y lo exterior de la economía nacional.

Así, los procesos de apertura comercial y financierason un buen ejemplo del cambio operado en la relaciónentre las esferas estatal y económica en los espacios na-cionales. Los estados dejaron de proteger nacionalmentesus aparatos industriales, aplicaron una política activa

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de desprotección para inducir incrementos en la pro-ductividad, cumplir normas internacionales y promoverla integración de esos sistemas industriales y financierosen cadenas georregionales y/o mundiales y levantaronbarreras comerciales de escala regional (formación de blo-ques en Europa, Norteamérica). En este sentido, la cri-sis y transformación del estado social coincidió con lacrisis del estado-nación, e implica un debilitamiento ge-neral, pero también un reforzamiento puntual del papelde gestión económica en los estados62.

La inversión extranjera y las empresas.

El papel de la inversión extranjera se manifiestó desdecomienzos de la década del noventa, cuando se registróel mayor crecimiento en la historia de las empresas trans-nacionales (ETN). El ambiente macroeconómico en elque ocurrió este incremento incluyó reformas legales quebuscaban crear las mejores condiciones para atraer in-versión extranjera directa (IED). Así fue común justifi-car ciertas medidas de política económica o cambios enla legislación, bajo el discurso de que se buscaba dar con-fianza a los inversionistas extranjeros (Vidal & Guillén,2007:65) Ejemplificado quedó esto en el caso de los paí-ses de América Latina, en los que el modelo de creci-miento ejecutado en las dos décadas pasadas, otorgó unpapel destacado a los capitales del exterior o inversiónextranjera directa IED.

En la comprensión de los hechos económicos actua-les, es imprescindible destacar el papel de la IED y de lasempresas trasnacionales ETN, y ello implica tener pre-sentes problemas tan complejos como la contribuciónde la inversión extranjera a las cuentas con el exterior, el

62 Según Toledo, P. op.cit:41

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papel de las ETN en la difusión de la tecnología y elimpacto en la dinámica del empleo, como tendenciasdesarrolladas territorialmente en el espacio económicolocal.

Sin embargo, el contenido del crecimiento de la IEDes en sí mismo discutible, al dominar las operaciones decompra de empresas, y las fusiones y adquisicionestransfronterizas, ya que en este tipo de expansión noimplica automáticamente incrementos sobresalientes enla capacidad de producción de los países que reciben loscapitales, y en ello no hay necesariamente un saldo posi-tivo, en términos del impulso al crecimiento local o na-cional. Así, la tendencia que se reproduce en todo elmundo, en muchos sectores, es que para la mayoría delos casos existe una clara correlación entre el aumentode la inversión extranjera directa (IED) y el crecimientode las exportaciones de las filiales extranjeras de empre-sas transnacionales (ETN).Es posible describir el proce-so de expansión y el peso creciente que han tenido las ETNen la economía mundial en las siguientes estadísticas:

“En 1985, el total acumulado de IED que diversos paí-ses habían realizado en otros sumaba 977 mil millonesde dólares. Cinco años después, había crecido en un pocomás de mil millones de dólares. En los años noventa, elincremento fue muy superior, alcanzó las cifras de 3 milmillones de dólares y 6.146 millones de dólares en 1995y 2000, respectivamente. En el período de 1995 a 2000se duplicó, creciendo a una tasa media anual del 15,4%.En los tres años siguientes hubo menores flujos de IED,no obstante lo cual continuó incrementándose, alcanzan-do la cifra de 8.197 millones de dólares en el año 2003. Losmayores flujos de salida se producen en 1999 y 2000. Enconjunto, las salidas de IED en los años de 1995 a 2003equivalen al 74,8% del total de la IED acumulada en elmundo para ese año” (Vidal & Guillén, 2007:66).

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Es este el escenario, del capitalismo que se ha trans-formado en los últimos treinta años hasta convertirse enun sistema de red de empresas de diversos tamaños, ubi-cadas en diferentes países, donde la principal caracterís-tica de la reestructuración es señalada por (Castells &Hall, 1994:22), como la tendencia a la sustitución de laempresa verticalmente integrada por una empresa hori-zontal, inserta en una compleja red de subcontratacióninternacional. Se considera así que la internacionaliza-ción está asociada con un proceso de fusiones y adquisi-ciones entre firmas que están operando; por lo que elcrecimiento de las inversiones del exterior en una na-ción en desarrollo no constituye un impulso a la amplia-ción de la capacidad de producción, sino una racionali-zación de la inversión que mediante la descentralizaciónen el nivel de proceso de producción, viene acompaña-da de un crecimiento en el número de fusiones y asocia-ciones entre las grandes compañías del mundo.63

Por tanto, a los grandes corporativos el nuevo mode-lo económico les permiten no sólo no desaparecer, sinoel aumentar su tamaño; de lo que se puede asumir queel nuevo modelo de producción de estructura horizon-tal involucra un doble proceso; por un lado, propicia laincorporación de un número mayor de empresas de di-verso tamaño y desarrollo de unidades autónomas, a tra-vés de un sistema de subcontratación internacional,64 ypor otro, favorece la concentración del capital y la crea-ción de poderosas firmas globales que, al fusionarse, res-tablecen los mecanismos de control sobre sus mercados.65

63 Según Sassen, 1994.64 Los «contract manufactures» CM’s.65 La tendencia de las grandes OEM’s (Original Equipment Manufacturer),que en español sería Fabricante de Equipos Originales se da cada vez más enlas grandes multinacionales que dejan de producir ellas mismas sus equiposo bienes, y los encargan a terceros. Estos los fabrican con los colores, formas,logos, etc. específicos de cada compañía, con lo que el cliente final siempreverá un producto de la marca que está comprando, como si lo hubiera

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Un ejemplo específico lo es el caso de la apertura eco-nómica iniciada en México a mediados de la década pa-sada (1995); al respecto (Pozas, 1999:116), señala que elhecho dio lugar a que el sector de la gran industria vivie-ra un proceso de creciente globalización e incorporacióna los mercados internacionales, lo permitió a la gran in-dustria regiomontana el acceso a los mercados globales,a la tecnología de punta y al capital internacional. Sinembargo, para las pequeñas y medianas empresas, lasposibilidades de acceso a los mercados internacionalesno son tan claras, ya que tienen como limitante el inte-grarse a las propias redes de producción, entre las corpora-ciones transnacionales y con sus filiales en el extranjero.66

En el modelo de empresa vertical, la instalación desubsidiarias en el exterior responde esencialmente al cri-terio de buscar fuerza de trabajo barata, para así repre-sentarla como su principal ventaja comparativa; sinembargo, en el modelo de empresa horizontal o produc-ción descentralizada, las ventajas comparativas de primerorden pasan a ser otras, tales como: la propiedad tecnoló-gica, la diferenciación del producto, el prestigio de la mar-ca y las relaciones con el cliente, en tanto que la fuerza detrabajo se considera una ventaja de segundo orden.

Los acuerdos internacionales.

Según la (UNCTAD, 2008:11),67 la mayoría de los paísesfirman acuerdos internacionales de inversiones (AII) de

fabricado ella misma. Y su enfoque es a las actividades de diseño, desarrolloy comercialización de sus productos, así como el incremento de importan-cia en los servicios de Tecnología de la Información (TI).66 Es el caso que, aunque la producción por país se ha diversificado, enrealidad las empresas dominantes de la industria han generado la llamadaindustria huésped (host industry), con escaso desarrollo de la industria local.67 United Nations Conference on Trade And Development. (UNCTAD).

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carácter bilateral, regional y multilateral. Para los paísesreceptores, el principal objetivo es atraer Inversiones Ex-tranjeras Directas (IED). Los países de base, por su par-te, utilizan estos acuerdos fundamentalmente para queel marco regulatorio de las IED, en los países receptoressea más transparente, estable, previsible y seguro, y para,reducir así los obstáculos para las futuras corrientes deIED. El número de AII, sobre todo bilaterales y regiona-les, aumentó considerablemente en la última década delsiglo XX, lo cual demuestra la importancia de las IEDen la economía mundial.

Hoy día casi todos los países tratan de atraer IED,pues estas inversiones no sólo aportan capital, sino tam-bién tecnología, conocimientos de gestión y acceso anuevos mercados; es decir, ayudan a los países a crear lacapacidad productiva que necesitan para beneficiarse dela economía mundial.

Las IED son también más estables que otras corrientesde capital, pues suponen un compromiso a largo plazo conla economía receptora. La mayoría de los países, ademásde establecer marcos jurídicos nacionales que permitanreducir los obstáculos para las IED, conciertan AII bilate-rales, regionales, interregionales, intrarregionales ymultilaterales, porque consideran que la estabilidad jurídi-ca, la previsibilidad y la transparencia de esos acuerdos se-rán un incentivo para los inversores extranjeros.

La economía y el territorio.

Muchas de las tendencias en el desarrollo de una econo-mía global se expresan en términos territoriales y es deacuerdo con (Sassen, 1999:370),que se remite el hechoal contexto de las ciudades y sus regiones, como el prin-cipal descriptor de dichas tendencias.

Es el hecho de la dispersión espacial de la produc-ción, incluida su internacionalización, el que ha contri-

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buido al crecimiento de nodos centralizados de serviciospara la gestión y la regulación de esta nueva economíaespacial. Así, las grandes ciudades del mundo han ex-pandido su rol como localizaciones clave para la gestióny coordinación, en el más alto nivel, al resto de ciudadesmás importantes; y se trata con una economía centradaen la transformación tecnológica y organizativa que, portanto, es una economía centrada en el conocimiento yen la información como bases de producción, como ba-ses de la productividad y con bases de competitividad.

Éstas son bases de una economía que, por tanto, apli-can tanto para empresas como para regiones, ciudades ypaíses; y para cada caso tiene grandes consecuencias;porque, en este contexto, generar productividad quieredecir generar riqueza. La producción, la productividady la competitividad, fundamentalmente, funcionan entorno a dos sistemas de globalización económica: el sis-tema de los mercados financieros interconectados en to-das partes por medios electrónicos y, por otro lado, laorganización, en el nivel planetario, de la producción ygestión de bienes y servicios. Según este esquema la eco-nomía Global se conforma de nodos y tiene una concen-tración territorial. Los nodos de concentración son losmedios de innovación territorialmente concentrados entorno a ciudades dinámicas y constituyen las fuentes deriqueza en la nueva economía.

Una economía que funciona en redes: en redes descen-tralizadas dentro de la empresa, en redes entre empresas, yen redes entre las empresas y sus redes de pequeñas y me-dianas empresas subsidiarias, permite ser definida comouna economía “en red”, con la facilidad de una extraordi-naria flexibilidad y adaptabilidad y, por tanto, una econo-mía informacional es una economía global y es una econo-mía organizada en red y ninguno de esos factores puedefuncionar sin el otro. Esto la caracteriza, no como una eco-nomía del conocimiento, sino como una economía máscompleja y a la que actualmente se denomina nueva econo-

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mía, (Castells, 2000). Es de reconocer que los cambios deesta nueva economía, en último cuarto del siglo XX, hanreconfigurado ciudades, como lo señala Castells, ciudadesprominentes como son hoy Nueva York, Londres, Tokio,Barcelona, San Pablo, México o Buenos Aires; cada una ensu medida y con sus particularidades.

Ésta es una economía global, que en su desarrollo te-rritorial a través de las ciudades evidencia sus tenden-cias políticas sociales y urbanas; un ejemplo, de esto esel dramático cambio que sufrió el sistema de la políticainterestatal, a partir de la década del 80, en el que losestados nacionales cedieron a la desregulación, laprivatización y la apertura de sus economías a las firmasextranjeras, y se permitió crecer la participación de lasciudades como actores de las economías nacionales enel mercado global, y con ello, la conformación de esasurbes en nodos de la globalización, como lo señala (Borja,2005). De esta manera la economía contribuye a confi-gurar y reconfigurar el espacio económico en el espaciourbano de una nación, definido por su ciudades.

El espacio urbano.

Las ciudades son el lugar donde se articula la nueva eco-nomía, aquélla que depende de las tecnologías de la infor-mación, y donde se encarnan las modalidades sociales yurbanas del orden mundial avanzado Sassen, (2004), defi-ne que ellas se identifican desde la arquitectura, con edifi-cios emblema que alojan al poder financiero, así como a losservicios de producción punta, hasta la sociedad, con laaparición de nuevos estilos de vida y una evidente polari-zación de la población, según estén dentro o fuera, inclui-dos o excluidos. En ese sentido, el papel de las ciudades enla Era de la Información que Castells (2000) alude, es el sermedios productores de innovación y de riqueza; pero esaún más, ser medios capaces de integrar: la tecnología, la

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sociedad y la calidad de vida en un sistema interactivo, enun sistema que produzca un círculo virtuoso de mejora,no sólo de la economía y de la tecnología, sino también dela sociedad y de la cultura.

Así, a la ciudad de la nueva economía le correspondeel reto de lograr un desarrollo sostenible de sus recursosurbanos, teniendo en cuenta que todo intento de limitarel crecimiento en las grandes aglomeraciones urbanasde la ciudad expandida ha de fracasar y, entonces, el retoes gestionar las ciudades en consonancia con los intere-ses de sus habitantes y de la tierra, en general.

Sin embargo, pese a que las ciudades desempeñanun papel esencial en los procesos de globalización, cabemencionar que su capacidad de actuación no se corres-ponde con el impacto que reciben por parte de los pro-blemas derivados de tales procesos. Tal es el caso, que enla economía de la ciudad los recursos son administradostanto por empresas de carácter público como privado yen su gestión, tanto unas como otras tienden a favorecery privilegiar, en muchas de las veces, las necesidades dela producción, los servicios requeridos por ésta y la ima-gen que se debe proyectar al contexto internacional, enpro de una inserción o de mantenerse insertas en unacompetitividad que favorezca la inversión extranjera y,por ende, se descuidan otros aspectos del bienestar localde los habitantes, que generan condiciones de segregacióny vulnerabilidad urbana; los cuales, a su vez, crean grandestensiones de tipo social al interior de la ciudad.

En tanto a la cuestión urbana, el conjunto de factorestecnológicos, económicos, políticos, sociales y cultura-les vinculados con la globalización tienen su efecto, entérminos de lo que se categoriza como la revolución urba-na, para experimentarse en el nivel de localidades o deregión económica, e incluir en la definición de su con-cepto los siguientes aspectos:68

68 Según Borja, 2005.

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a). La informatización ha modificado las relacionesespacio-tiempo y permite desarrollar actividadesdiversas (profesionales, de ocio o cultura, de edu-cación, de consumo) sin depender de una locali-zación rígida.

b). Los nuevos territorios urbanos ya no se reducen ala ciudad central y su entorno, más o menos aglo-merado.69

c). El capital dominante es hoy financiero, más queproductivo; nómada, más que sedentario. Las in-fraestructuras que soportan la nueva economíacorren el riesgo de ser de uso efímero.

d). Los poderes locales y regionales deben reorientarsus funciones hacia la «producción social», puestoque la «competitividad» del territorio corresponde aesta escala, más que a la del «Estado-nación»; perono disponen de las competencias ni de los recursos.

e). La sociedad urbana se ha hecho más compleja,más individualizada y más multicultural. Los com-portamientos urbanos se han diversificado (en lostiempos, movilidades, relaciones sociales y otros)

f). Al mismo tiempo que los individuos y ciudades apues-tan por la distinción y las la diferencia, las pautasculturales se globalizan y se homogenizan. Arquitec-turas y formas de consumo, informaciones y com-portamientos de ocio y vestimentas, se banalizan ypierden sus elementos distintivos cualitativos.

g.) La gobernabilidad de los territorios urbano-regio-nales se convierte en un difícil desafío, debido a lamultidimensionalidad del territorio urbano-regio-nal (centros, periferias, red incompleta de geome-tría variable de ciudades medias y pequeñas, urba-nización difusa, enclaves y hábitat marginal y lafragmentación de los poderes locales por la fuerza

69 Lo que se llamó el «área metropolitana», es decir el modelo de ciudad dela sociedad industrial.

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económica y a veces legal de las iniciativas priva-das o de entes públicos).

Estos factores definen en sí que bajo las dinámicas terri-toriales empujadas por la globalización, el modelo dedesarrollo urbano que caracteriza la era de la globaliza-ción es el de la «urbanización difusa y discontinua», me-diante «productos urbanos» constitutivos de enclaves oparques temáticos mercantilizados y áreas degradadas omarginales.70 Es la urbanización que genera «espacioslacónicos» punteados por shopping malls y gasolineras,de las «áreas de excelencia» (parques empresariales o tec-nológicos, barrios cerrados exclusivos), red de autopis-tas y estratificación social en función de la distancia-tiem-po a los lugares de centralidad.

Y aunque la arquitectura banalizada y estandarizadacaracteriza al urbanismo «globalizado», lo mismo que eluso y el abuso de las arquitecturas ostentosas y «no re-producibles» para marcar simbólicamente las zonas deexcelencia. El urbanismo «ciudadano» apuesta por elperfil identitario de lo urbano, atendiendo a la morfolo-gía del lugar, a la calidad del entorno y a la integraciónde los elementos arquitectónicos excepcionales o emble-máticos. De esto se puede interpretar que el resultadofinal es muy funcional al urbanismo de la globalización,puesto que la competitividad entre los territorios requie-re estos «lugares nodales de cualidad» que son las ciuda-des vivas, con espacios públicos animados y ofertas cul-turales y comerciales diversas, con entornos agradablesy seguros, donde se concentra la actividad terciaria deexcelencia y el ocio atractivo para los visitantes; por tan-to, se trata de un urbanismo orientado más a la deman-da externa.

70 Esta es una urbanización de suelo regional que puede darse sin creci-miento económico, en América latina por ejemplo, o sin crecimiento de-mográfico como en Europa según Borja, 2005.

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El capital palanca universal de las ciudades en el nuevomilenio: ¿Construcción de un espacio cultural o sola-mente económico?

La panacea universal: el capital.El capital ha sido considerado como un stock de bie-

nes y servicios que se emplean en la producción y que, asu vez, han sido producidos. El capital suele dividirseen: fijo, que incluye edificios, maquinaria y equipo; y encirculante, que abarca las materias primas, los bienessemiterminados, los componentes y otros. El capital realse refiere a los bienes físicos, por lo que es distinto del capi-tal monetario, compuesto por dinero, como resultado deun ahorro pasado. Para crear el capital se requiere de unsacrificio de recursos que se destinan para conseguirlo, enlugar de destinarlos al consumo inmediato; y, con ello,aumenta la productividad de los otros factores de la pro-ducción: la tierra y el trabajo. Por lo tanto, el aumento de laproducción compensa el sacrificio de crear al capital.71

Podemos ver que en todos los países existen esos trescomponentes: tierra, trabajo y capital, que en propor-ciones diversas de calidad y cantidad se dan en los paí-ses; por ello, se puede decir que existen en todo el orbelas condiciones para el desarrollo de una economía glo-bal irrestricta y no sujeta a ningún gobierno en particu-lar, pero que ha sido supeditada a los convenios inter-nacionales. Si partimos de estas premisas, que nos mues-tran la existencia de esos tres componentes en el mundoactual, sin hacer distinción entre sistemas económicos ycon el antecedente de una consolidación del capitalismo,debido a la caída del socialismo realmente existente y altérmino de la guerra fría, se puede decir que el capital es yha sido omnipresente, desde que el hombre se dio a la tareade dominar su entorno, cuando aceptó su mundanidad.

71 Bannock; 1988:75-76

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No es necesario ser muy avispado o erudito, para darsecuenta de que, desde tiempos inmemoriales, el hombreha buscado sustento, guarida y sobrevivencia a partir deun trabajo grupal basado en el desempeño individual,con una alta estima por la vida como hecho y valor, quele orientaba en su hacer cotidiano; una cierta especiali-zación del trabajo, una tierra compartida y unos bienescomunes fueron el sostén del hombre por milenios. En laactualidad, el hombre parece destinado a que la gran ma-yoría de los seres humanos perezcan en la inanición, la es-casez y la pobreza aún teniendo a su disposición mediosque le ayuden, no sólo a sobrevivir, sino a vivir dignamentey bien. En efecto, la tierra les pertenece, ella les suministralos alimentos, la materia prima para la industria, el mediofísico, y los medios indispensables para vivir; sin embargo,el individuo ha sido ‘desterritorializado’ de su existenciacotidiana; la tierra ya no le pertenece debido a que paraacceder a ella, debe ir ante una autoridad, el gobiernoquien se encarga del manejo de la misma. Ya no existeaquello de un Estado-nación, éste sólo halla lugar de ex-presión en el discurso ortodoxo y en el propiamentedemagógico; en México se ha pasado de un partido-Es-tado a un Estado-gobierno que busca consolidarse a tra-vés de una democracia reducida al voto populista. Estoquiere decir que el individuo no accede directamente ala tierra como ciudadano real, sino que ha de aspirar aella como ciudadano representado; por lo cual, los bie-nes y servicios que por derecho natural le son propios leson extractados, dejándolo desposeído de la tierra,desterritorializándolo; y, por lo tanto, marginándolo desu bien de producción, la tierra, que lo obliga y lo ata a laesperanza del trabajo; ya que adolece de capital real y,por ende, tiene una alta propensión a sumirse en la mi-seria. La producción económica toma su verdadera di-mensión a través de una tríada y no de una díada, me-nos aún, de una mónada. De aquí que el hombre sintierra, sin espacio, ha sido convertido en un elemento

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que forma parte del factor de producción llamado tra-bajo; pero solamente ciertos hombres; los más, se ha-llan, en esta situación, convertidos en piezas de, por ypara la producción, la cual deja a la retórica política ypublicitaria la dignidad del trabajo humano.

El aparato gubernamental y burocrático fue institui-do por los latinos para consolidar su poderío imperial;es decir, tener el control de los territorios anexados y con-quistados; el manejo de los bienes y de la riqueza po-drían así ser sujetos de control, las cosas de la ciudad sealejaron de sus habitantes; hecho que aún sigue vigenteen el mundo contemporáneo. Así, el Estado-nación serefiere a la sociedad nacional, es decir a todos los indivi-duos que conforma la nación; mientras que el Estado-gobierno se refiere a los gobernantes de dicha nación;pero la cuestión principal es que se da por sentado queel estado en cuanto gobierno pretende el beneficio de lasociedad de la cual forma parte; sin embargo, se puedepensar en esta institución como un poder político quetransforma la unidad nacional en una ideología de inte-reses partidistas y particulares que busca hacer realidad.Asimismo, se puede pensar de esa ideología como un ór-gano de dominación dentro de una sociedad dividida enclases; tiene por misión ser opresiva, ya que no es capaz dereconciliar las contradicciones que se generan dentro delseno de dicha sociedad clasista, donde el gobierno solapa auna minoría en la cual se concentra la riqueza.72

Lo anterior es olvidado en los discursos sobre la glo-balización del capital económico; en efecto, se habla deella como de un fenómeno que invade todas las nacio-nes, pero se olvida oportunamente qué es aquello que seglobaliza. Efectivamente, es el capital al que se le ha otor-gado la categoría de embajador de la nueva era de paz ybienestar mundial, quizá obtenga el premio consecuen-

72 Ortega; 1989:124-25

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te; y debido a que es el capital el que de hecho se ha idomultiplicando en las civilizaciones, parece no sólo serun fenómeno irreversible; sino, además, inherente a lanaturaleza del hombre en cuanto “homo faber”.

Si esto es así, al hombre, entonces, se le ha desposeí-do también de una cualidad humana: el trabajo. De aquíque estando el capital en manos de una minoría ociosa,ésta haga del trabajo humano una extensión de las má-quinas y del equipo que forman parte del capital, y aúnlos edificios que se asientan sobre aquella tierra que yaantes ha sido usurpada por el poder gubernamental. Porlo que el hombre moderno vive y ha vivido desposeídodesde hace ya varios cientos de años. La razón instru-mental ha catalogado al hombre como un número, comouna pieza más en el engranaje de la maquinaria social,donde la ingeniería humana ha de resolver los proble-mas ajustando tornillos viscerales. Ya desde el descubri-miento de América, las migraciones de población se de-bían a la búsqueda de tierras para vivir; el sueño ameri-cano comienza en la creencia de un mundo ilimitadomanipulado por la economía.

Ahora bien, de las escuelas económicas podemos de-cir que el mercantilismo aporta la balanza comercial queregistra el movimiento de importaciones y exportacio-nes por las aduanas; de la fisiocracia, que la riqueza vie-ne de la tierra; la clásica se apoya en el individualismo,en la libre concurrencia, en la división del trabajo, soste-niendo que hay fuerzas económicas como las físicas yque el hombre está dotado de atributos intangibles su-periores a la autoridad política y, por ello, el Estado debeabstenerse de intervenir en la lucha entre el capital y eltrabajo y entre los productores y los consumidores, doc-trina conocida como “laissez faire”. La escuela socialistaaboga por un control social de la producción, para elbeneficio de la comunidad, aún a costa del individuoque, en la práctica, como todo mundo sabe, esto ha sidoun sueño utópico irrealizable, aún dentro del llamado

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socialismo realmente existente. El capitalismo busca elcontrol de la producción y de los mercados: una mani-festación suya son los monopolios. Mientras que el co-munismo aboga por la desaparición de la propiedad pri-vada, la lucha de clases, la eliminación de la noción depatria y de los partidos políticos. El corporativismo pro-clama la representación gremial en el parlamento, consi-dera que el estado debe armonizar las desigualdades entrelas clases sociales a través de corporaciones que repre-senten a los diversos sectores de la sociedad.

Podemos ver que en este sintético recorrido escolareconómico, existe la injusticia humana que se proyectapor el abuso en la explotación del hombre por el hom-bre, a través y mediante el trabajo. En el siglo XX, antesde las guerras mundiales, el capitalismo fue considera-do omnipotente. Con los controles estatales, los impues-tos y la legislación laboral, el capitalismo ha perdido fuer-za; sin embargo, la idea central de la creación de exce-dentes productivos sigue aún vigente. La ganancia eco-nómica priva sobre toda otra consideración mundana.La construcción de la riqueza económica está promul-gada por el capitalismo; no obstante, la distribución dela misma se halla lejos de ser equitativa y justa.

El capital real, es decir, los bienes físicos, se está desa-rrollando en función de la ciencia y la tecnología; de aquíque quien tenga mayor adelanto en estos rubros, domi-nará a los demás con avances de punta y vanguardiastecnológicas. De este modo, la productividad se incre-menta y lo que se logra son ventajas competitivas en losdiversos sectores económicos; la competencia es un pos-tulado del sistema capitalista, en la cual no ha de inter-venir el estado. Por lo que podemos ver que quien nosólo posea si no que sea capaz de crear nueva tecnología,que mejore los procesos productivos, será quien tenga elpredominio y las ganancias económicas.

De ello, se sigue que es el capital, el capital sofistica-do, el que se globaliza, se mundializa, se exporta, se im-

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porta; en una palabra, ‘viaja’ el capital a los confines delmundo; podemos, pues, hablar de un capital ‘peregri-no’ realizándose como ave estacional que hace nidosegún las mejores circunstancias le favorezcan; en tan-to mejoren sus expectativas de reproducción y creci-miento, el espacio territorial se supedita a su capaci-dad de realización de las condiciones necesarias parala creación del espacio económico. Se necesita, en-tonces, inventar al espacio como resultado de una hi-bridación entre lo repetitivo y homogéneo del capitaly lo autóctono del lugar. Simbiosis que ya tiene unajerarquía dominante: aquello, local, debe supeditarsea las directrices de lo global.

Y esto es así debido al atraso de los demás sectoresdel mundo, atraso resultado directo de las condicioneshistórico-sociales que prevalecen en esos países. Hat na-ciones que han sido alguna vez territorios conquistados,colonias dependientes del extranjero y que sin embargo,hoy han recobrado su independencia política, pero lasubordinación económica sigue vigente. De este modo,el mundo se ha dividido en razón del desarrollo de lasmáquinas y el equipo, y aún de los edificios que confor-man al capital. Los territorios extraños al desarrollo delcapital sólo pueden aportar tierra y trabajo. Pero comoel trabajo ha de ser especializado en el manejo de esecapital, cae la mano de obra en el desempleo, sólo quedaaportar lugares geográficos estratégicos al capital peregri-no.

Por ello, la globalización de la economía está modifi-cando la estructura espacial y social de las ciudades entodo el mundo, según nos dicen Borja y Castells, quie-nes analizan tres temas: 1° La articulación de lo local y loglobal en la economía de los servicios avanzados y de laindustria de alta tecnología; 2° La emergencia de nue-vos patrones de asentamientos espaciales en todos lospaíses, en los cuales surgen las megaciudades, los mode-los de ciudad dispersa y la articulación entre la nueva

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urbanización con la vieja; y, 3° La hechura de una cuali-dad urbana alrededor de procesos espaciales polariza-dos intrametropolitanos.73

La economía global se basa en centros direccionalescapaces de coordinar, gestionar e innovar empresas den-tro de redes de intercambio interurbano y, muchas ve-ces, transnacional. Los autores Borja y Castells explicanque las actividades del sector terciario avanzado son lasactividades financieras, de seguros, inmobiliarias, deconsultoría, de servicios legales, de publicidad, diseño,mercadeo, relaciones públicas, seguridad, obtención deinformación y gestión de sistemas informáticos.74

Por ello, las actividades de investigación y desarrolloson determinantes en la industria, la agricultura y losservicios; cuya característica común es que son flujos deinformación y conocimiento. De aquí que puedan loca-lizarse en cualquier parte del planeta, con base en unsistema de telecomunicaciones. No obstante, esos auto-res nos dicen que esos servicios avanzados se concen-tran y dispersan simultáneamente, ya que lo importantees su interrelación a través de una red de flujos.75

La concentración de las actividades se ha desfragmen-tado, entonces, con la premisa de que los procesos pro-ductivos pueden ser divididos y ejecutados en diversoslugares; en consecuencia, dividir la actividad productivaque genere capital real localizándolo en diversos puntosdel planeta ha sido la consigna de la globalización, lacual no deriva no sólo de una emergencia espontánea deagrupación de factores productivos, sino también, y estoes crucial, del proyecto de modernidad establecido porlos ilustrados del siglo decimoctavo.

73 Borja y Castells; 2002:3574 Borja y Castells; 2002:3675 Borja y Castells; 2002:36

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El pan y el circo, o la modernidad y el capital.

Mientras que el capital degusta los bienes físicos, la mo-dernidad sueña con realizar un mundo alineado a la técni-ca y a la razón instrumentalista, mundo basado en unaexplicación cientificista; al encuentro de esta ilusión mo-derna se opone la postmodernidad, que crítica y proponealternativas a los ensueños modernos. El capital consolidala modernidad globalizándola, de este modo no es sola-mente desarrollar la tecnología y la ciencia per se, sino ho-mogeneizar a la población del planeta, desarrollando unmercado mundial dirigido por el capital. Basta recordar,con el sentido de modernidad, la meta de la globalización:

“El proyecto de la modernidad, formulado en el sigloXVIII por los filósofos de la Ilustración, consiste en de-sarrollar las fuerzas objetivadoras, los fundamentosuniversalistas de la moral y del derecho y el arte autóno-mo [...] y en liberar de sus formas exotéricas las poten-cialidades cognitivas [...] y aprovecharlas para la praxis,esto es, para la configuración racional de las relacionesvitales (1988ª:273)”76

De este modo, puede resultar clara la relación entreglobalidad y modernidad, entre capital y razón instru-mental. De lo que se sigue que hay una visión de fondoen el hacer económico que ha sido el resultado del pro-yecto de modernidad; sin embargo, ha habido una rup-tura entre los agentes del cambio cultural, el poder polí-tico y económico por un lado, los intelectuales, por otro.En medio de este lucha de David contra Goliat se hallantodos los demás. El nuevo orden mundial derivado de lapostguerra fría influye decisivamente en las posicionesque detentan las naciones actualmente; Occidente pare-

76 Berciano; 1998:31

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ce llevar la batuta económica, pero sólo reducido a ciertospaíses; todos los demás siguen los dictados del poder polí-tico y económico de la élite del llamado grupo de los ‘siete’(Los Estados Unidos de América, Japón, Alemania, Fran-cia, Inglaterra,...., y a veces Rusia y China).

Los estados centrales han surgido de la emergenciapolítica global, se ha sustituido a las dos superpotenciasde la guerra fría por Estados centrales de las grandescivilizaciones, como principales polos de atracción y re-pulsión para los demás países. El mundo actual es máscomplejo y heterogéneo, los componentes del orden sehallan dentro de las civilizaciones y entre ellas. La divi-sión se describe como una delimitación mundial queagrupa a los países occidentales, según su identificacióncon la cristiandad, en católicos y protestantes; ortodoxiaoriental y las tradiciones islámicas. También se establecea Rusia y sus naciones próximas que, por cuestiones his-tóricas y culturales, se hallan bajo su autoridad; la granChina y su esfera de influencia; y, por último, el mundoislámico (Huntington; 2001:81-94).

Precisamente, a la gran masa que se halla dentro deestas civilizaciones se la coacciona, bajo el pretexto delograr la modernidad, a que asuma los dictados de laglobalización como el “non plus ultra” de todos los pro-blemas humanos. No obstante, existe la discusión delproblema de la modernidad como respuesta última a di-chos problemas; de la crítica a la modernidad surge laposición postmoderna. Antes de tratar este aspecto, he-mos de mencionar que el nuevo orden mundial favorecela introducción de empresas trasnacionales en los paísesdependientes del Estado central y aún en él mismo; ex-cepción hecha al mundo islámico que no ha de ser con-quistado sino mediante el uso de la fuerza.

Así como no existe un mercado mundial, sino sola-mente se habla de éste para hacer referencia a la multi-plicidad de mercados nacionales e internacionales quecontraen relaciones comerciales; no existe tampoco un

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estado mundial que regule las transacciones derivadasde los intercambios entre las naciones. Tan sólo los trata-dos económicos y las políticas internacionales buscan con-trolar la actividad económica. El pueblo está acostum-brado al pan y al circo político; el cambio global viene delas capas superiores, por ello lo global choca con el pue-blo que acepta, la más de las veces y a regañadientes, elestado de cosas prevaleciente.

Sin embargo, no podemos hablar sólo de lo global enoposición a lo local; existen estados intermedios, los cualespodemos llamar como lo glocal y lo inglocal; es decir, loglocal puede ser visto como la adaptación de lo global a lolocal; mientras que lo inglocal sería la adaptación de lo lo-cal a lo global. Lo global sabemos que se refiere a las nuevastecnologías de punta y los avances científicos; mientras lolocal hace referencia a la cultura autóctona del lugar. Asi-mismo, se favorece lo global por las sociedades nacionales,debido a la evidencia de corrupción y al estancamientoeconómico nacionales, que han favorecido la apertura a laeconomía extranjera que parece prometer transparencia,trabajo y un mejor nivel de vida: los precios de mercado ylos análisis de costo-beneficio en empresas como directri-ces para la solución de los problemas locales.

Sin embargo, la reforma global se viste de retórica eco-nómica que contrasta groseramente con la realidad eco-nómica. El sofisma global del sueño americano se com-pone de una democracia basada en el voto y que se con-forma con escuchar a la oposición política; se acepta laliberación de los mercados y la descentralización de lasactividades económicas bajo una política pluralista, peroque favorece a la anarquía económica, la cual dependetanto de un aspecto formal como de su aspecto infor-mal, cuyo sistema se modela bajo los auspicios de tratos,trueques e intercambios de favores entre líderes que no de-penden del centro. Y el resultado es el enriquecimientopara todos aquellos que detentan el poder político y eco-nómico.

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Lo que espera la gran mayoría de la población es te-ner un trabajo técnico que puede ser llamado su fe-he-rramienta y con la cual, la gente, pueda buscar alcanzarseun futuro económico a corto plazo. La gente de Occi-dente ha sido desposeída de la llave mágica que es elcapital; debe conformarse con alinearse al trabajo que lees ofrecido con la única esperanza de sobrevivir. Los di-rigentes políticos hacen caso omiso de las realidades dela calle, lo local vive en ellas; pero se ignora a favor de lapromesa de modernidad.

De lo que se sigue que el hombre moderno ha de obe-decer a la técnica y a la ciencia, ya que la organizacióndel trabajo científico y de sus aplicaciones técnicas re-quieren de infraestructura material y una excelente ad-ministración; la ciencia y la tecnología dirigen al hom-bre moderno; se busca una automatización de la pro-ducción que dé lugar al desempleo humano, pero quepueda pagar así los productos en el mercado; automati-zación que busca un mundo cibernético homogeneiza-do por la tecnología. Los cambios tecnológicos afectantoda la vida del planeta; entonces, el sentido y el significa-do mismo de la vida parecen depender de la moda tecno-lógica en turno.

En el siglo pasado, al obrero se le consideraba comouna extensión de la máquina; hoy, a la extensión ‘huma-na’ de la computadora se le denomina wetware que pue-de ser definida como una mezcla de hardware y soft-ware; ya no es una persona la que trabaja frente a unamáquina computarizada, sino más bien es una emergen-cia artificial biodegradable que puede ser sustituida enel tiempo y en el espacio y que ha adquirido más las cua-lidades de una mercancía; el hombre, como materia pri-ma modificada para el uso cibernético. El capital globa-lizado recorre las redes que ha creado, usa el ciberespacioy los controles satelitales marcando el mundo con chipspara localizar con prontitud y exactitud las mercancíasen sus mercados sin fronteras nacionales. El capital glo-

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bal puede hacer uso de múltiples modalidades del espa-cio; en cambio el hombre real se halla condicionado porsu corporalidad y, en este sentido, la modernidadcartesiana sigue vigente y con ella la modernidad y laglobalidad económica.

El postmodernismo y la globalización del capital.

La modernidad presuponía que el arte era progresivo yque, por lo tanto, el estilo de hoy era superior al de ayer;la esencia del arte era la innovación. El rechazo de lasconvenciones artísticas del siglo XIX, junto con la sen-sación de crear algo nuevo fundándose en la nueva tec-nología, nutría a la modernidad. El arte buscó la abs-tracción frente a lo figurativo, para dar lugar a un mun-do ajeno a las tradiciones y a la cultura. Aquí empieza lapostmodernidad, que es una reacción contra todo eso;lo que llevó al movimiento postmodernista a rechazarlos estilos autocomplacidos y las formas de actuar en elarte y, aún en la vida urbana como la construcción y lasobras públicas, sin omitir la producción artesanal. Di-cho movimiento surgió en el fin de la década de los se-sentas del siglo XX y hasta los ochenta se le llamó post-modernismo, de aquí se extendió a toda clase de cam-pos que no tenían nada que ver con el arte. EricHobsbawm sigue diciendo que la moda ‘postmoderni-dad’, propagada con distintos nombres («reconstruc-ción», «posestructuralismo», etc.), se abrió camino en losdepartamentos de literatura de los Estados Unidos y deahí pasó al resto de las humanidades y las ciencias socia-les. Todas estas ‘postmodernidades’ tenían en comúnun escepticismo esencial sobre la existencia de una reali-dad objetiva, y/o la posibilidad de llegar a una compren-sión consensuada de ella por medios racionales. Había,entonces, un relativismo radical.77

77 Hobsbawm; 1998:153-54

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Se ha llegado a la conclusión de que hay una agotamien-to de la razón,78 Joseph Picó nos dice que en la políticase terminó con el estado de bienestar y hay una vuelta ala economía monetarista; en la ciencia hay una progre-sión geométrica de las tecnologías; en el arte, se llegò ala carencia de normas válidas y en lo moral se dio el eclec-ticismo, que seculariza los valores como fuerza subversi-va. La modernidad es un proceso histórico que buscaliberar a la humanidad del Estado absoluto -y de la suje-ción a la religión establecida-; su tarea es construir unmundo inteligible; sin embargo, ha fracasado y esto seha confirmado en los efectos deshumanizadores de lossiglos XIX y XX de la sociedad capitalista.79

Existe dentro del capitalismo un proceso de reificaciónque deshumaniza al mundo de la vida del hombre; laglobalización del capital busca convertir todo el mundoen una ‘cosa’ a la cual asignarle un precio tanto de usocomo de cambio para que pueda ser ofrecido dentro delmercado. Señalar este hecho ha puesto de manifiesto eluso subrepticio de la razón instrumental que se halladentro de toda la vida cultural; uno de los resultados hasido la creencia en que la racionalización conlleva eman-cipación y reificación al mismo tiempo. Esta falla atestiguael fracaso del proyecto de modernidad con la razón instru-mental como pivote; se busca entonces la burocratización,la racionalización y la cientifización de la vida social.80

Ni los hechos ni las cosas, en la explicación científicay en los nombres, respectivamente, resuelven el proble-ma de la vida; ni tampoco ningún otro principio quehaga confluir los factores humanos. La vana esperanzade una explicación total del mundo por la ciencia, hasucumbido; además, se pierde la esperanza de construc-

78 Debió haberse hecho diferencia: entre la razón y la razón instrumental,en nuestra opinión se producen estos equívocos por fuerza de simplificar.79 Picó; 1990:13-580 Picó; 1990:16-7

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ciones globales que comprendan al mundo y le den sen-tido; surgen corrientes anti-racionalistas, que subrayanla decadencia, el vitalismo y el nihilismo que rechazan lamodernidad y su herencia. Se toma a Nietzsche comopilar del movimiento postmoderno, quien dice que elmundo es el resultado de una cantidad de errores y fan-tasías. No puede la ciencia conducirnos más allá de laapariencia. El hombre moderno resulta ser pura aparien-cia. La modernidad entró en crisis.81

Hay que recordar que, en el siglo XX, los mass mediaadquirieron hegemonía en la opinión pública, de aquíque se viva en la creencia de que «las imágenes no mien-ten»; el mundo es apariencia y se halla inmerso en unproceso de cosificación que sigue avanzando con la glo-balización del capital; todo, como se ha dicho, se debevender en el mercado. El talento no escapa, tiene quevender y producir, realizar una producción en serie, talcomo una máquina, cantidad sobre calidad, olvidandoque las obras maestras son productos de largos periodosde tiempo que consumen décadas.

No obstante, el proceso de creación del capital requierede cierta infraestructura para poder realizarse; dicha basese deja a cargo de los países interesados en la internacio-nalización de sus mercados laborales y de participacióneconómica. Por ello, se ha producido un cambio cuanti-tativo y cualitativo en los sectores que buscan crecer den-tro de este nuevo marco. De este modo, la situación paratodos los ciudadanos de un país queda dependiente delos tratos comerciales que estas empresas logren realizar.Se sigue la lógica del capital, se busca crear mercancías,se transforma al mundo de la vida en cosas vendibles; laapariencia y la superficialidad se dan la mano y la infor-mación, como datos burdos, sustituye al conocimiento.

Si como se ha dicho en otro capítulo, hay un excesode modernidad, como parece indicado en la nota pri-

81 Picó; 1990:17-8

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mera de pie de página, plétora de una sobremoderni-dad, bien se justifica esta abundancia de modernidadpor la falta de profundidad y de realización de un autén-tico conocimiento del mundo; los problemas de los ex-cesos se deben a la falta de comprensión del sentido delos acontecimientos, del uso del espacio y del significa-do de los objetos que están en un mundo común a to-dos; y no es el individuo quien asigna los sentidos pri-mordiales que ellos tienen.

La globalización ha de ser, entonces, extendida a losdemás ámbitos de la realidad cultural del hombre; y nodebe ser reducida a solamente la expansión del capitalpor él mismo; la economía debe ser supeditada al hom-bre y no éste debe ser subordinado a ella. La globaliza-ción es, entonces, un fenómeno complejo que si es bienencauzado podrá rendir copiosos frutos para la huma-nidad entera y no sólo para aquellos grupos que detentanel poder económico y político.

Deducciones preliminares.

En un sentido es necesario subrallar que el conjunto deconceptos involucrados con la economía mundial mues-tran que la globalización no es en definitiva un hechoconsumado, sino un proceso en marcha, y en el avancede este proceso se incluyen no sólo la internacionaliza-ción de la producción, las finanzas, la fuerza laboral, sinoque también influye la transformación en los estadosnacionales, en sus estructuras internas y funciones.

Entre las ventajas y las no ventajas se destaca que laglobalización crea nuevos espacios y los convierte en te-rritorios de organización de factores que intervienen enel proceso económico de producción de bienes y servi-cios, pero a su vez influye determinando gobernabilida-des débiles y fragmentadas; además de que la globaliza-ción genera un nuevo espacio urbano de competitivi-

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dad que requiere de apostar por la distinción, la diferen-cia, lo cual se expresa especialmente mediante la imageno el perfil de la ciudad, la oferta cultural, el ambienteurbano.

También las ciudades reciben mucho del impacto dela globalización en forma de migraciones y exclusión so-cial y no cuentan con los recursos para confrontar losproblemas urbanos que se generan en términos de unasociedad local, con carencias en el nivel mínimo de bien-estar. Así en el contexto urbano de la economía global seprecisa que la ciudad cuente con políticas adecuadas asu situación y a los problemas con que debe enfrentarse;pues, si bien históricamente, la configuración del terri-torio ha prevalecido por encima de la ciudad, en un fu-turo cercano la configuración por articulación de las áreasmetropolitanas, como tiende a ser en Europa, confor-mará un nuevo referente para el espacio urbano en elcontexto global y precisará de un nuevo papel delEstadonación. Lo que, de forma general, implica queglobalmente el desarrollo no puede significar la meraextensión al mundo de los conocimientos, modos depensamiento, de vida o experiencia de una región; esnecesario tomar en cuenta que el desarrollo local está enrelación con sus valores y con su cultura.

Además, en el contexto que involucra esta investiga-ción, sería necesario decir que se debe evidenciar la ma-nera en que se ha tergiversado y manipulado el cambioal interior de la triada:82 «Tierra + Trabajo + Capital»;por una sustitución en que el trabajo se anula, a favor deun «conocimiento y el capital»; es decir, la anulación deltrabajo a favor de un ‘conocimiento y capital’ como ter-

82 Esta triada prevalece en condiciones favorables de equilibrio en los paísesdesarrollados; pero, en los países subdesarrollados no hay tal, la balanzadesequilibrada en calidad y cantidad de los factores de producción resultaen crisis económica; sólo pueden los países pobres ofrecer principalmentematerias primas y, en forma secundaria, mano de obra aunque hay quecapacitarla.

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cer insumo de producción, quedando la triada confor-mada como: «Tierra + Conocimiento + Capital». Sinembargo, se ha mostrado que solamente se subsume eltrabajo al interior de los factores de producción,velándose su actuación efectiva del trabajo que, diga loque diga la globalización económica, aún se requiere deltrabajo humano en los campos y en las industrias pri-marias, y secundarias más que fiarse de la automatiza-ción del equipo y de las máquinas-herramientas.

El ocultamiento de la participación efectiva en la ge-neración directa de la riqueza, del trabajo humano, hasido un golpe maestro del capitalismo; desvelarlo mati-zándolo tal como es, surge desde la óptica filosófica quebusca los principios de las cosas, de los procesos, de lossistemas, del mundo como un todo. Así, la naturalezadel sistema capitalista debe ser evaluada no como éstepretende que se le mire; sino buscando su inserción realen las economías nacionales. Asimismo, hemos de con-siderar que nuestra civilización avanza no sólo por evo-lución, ni por progreso evolutivo; sino también por unproceso acumulativo que no puede prescindir de las ac-tividades primarias y secundarias, concentrándose sola-mente en las actividades de servicios con la vana espe-ranza de resolver todos los problemas humanos.

Si las ciudades latinoamericanas pretenden insertar-se en el «nuevo» orden mundial, requieren de participarno desde el sector de los servicios, como se les señaladesde el exterior globalizado; sino que es menester quese disponga su desarrollo desde el interior y a partir desus sectores básicos económicos. Un desarrollo endógenoguiado por directrices propias y libres que puedanarticularse no con ese nuevo orden mundial, sino con unanueva comunidad humana mundial que ha de ser cons-truida para que trate y mire a todos sus miembros desdeuna perspectiva de libertad, verdad, honestidad y equidad.

Frente al hecho de la desterritorialización de la per-sona y a la extracción del componente humano del tra-

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bajo hemos de recordar aquello que Ulrich Beck nos plan-tea: el dilema de la globalización como política social yaque nadie conoce el medio de hacer compatible la era glo-bal con la justicia social; aboga por una previsión social,transnacional que tenga que ver con: 1° La incorporaciónde garantías básicas; 2° El fortalecimiento de redes socialesde auto-previsión y auto-organización; 3° La proyección yvigilancia de la cuestión de la justicia social y económica, aescala mundial, en los centros de la sociedad global. Por lotanto, se considera viable la ayuda de los países del primermundo al desarrollo de los países tercermundistas (Beck;2000:211; Sousa, E. 2009: 17, cita de píe:3).

Sin embargo, con las sacudidas norteamericanas almundo musulmán, parece que la nueva configuraciónde la civilización del tercer milenio cristiano ha de seralterada, no tanto en sus límites físico-geográficos, sinomás bien con respecto a la jerarquía de dominación quese impone por la fuerza de las armas y que parece anun-ciar un nuevo impulso al imperialismo del ganador de laguerra fría. La expansión territorial es eminentementeeconómica y la política pública ha estado consciente deello; la pregunta, entonces, no es ¿cómo ordenar nues-tros territorios nacionales? Sino más bien, ¿cómo hemosde sacar partido de la inserción de fuerzas externas den-tro del territorio nacional? Entendiendo que ya dentrode nuestros espacios han estado brotando los mismosgérmenes que originan los elementos para la integracióndel capital extranjero.

Bajo la premisa de un desarrollo sustentable, los paí-ses desarrollados han exportado el modelo económicocapitalista, vía la globalización del capital, cuya concre-ción ha sido determinada por los flujos de informacióny la creación de nueva tecnología y ciencia aplicada; porello, el conocimiento ha pasado de ser considerado comomedio, a fin y, entonces, se le considera como el centrode la atención mundial. Sin embargo, ese conocimientono ha de ser entendido como denotando todo el ser del

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conocimiento, sino más bien, tan solamente una peque-ña porción del mismo: cierto conocimiento limitado a latecnología y a la ciencia aplicada que mejore los proce-sos productivos.

El poder capitalista se ha impuesto de tal modo quecontrola el nuevo orden mundial; tanto los Estados comolas naciones se ven obligados a rendir honores y pleitesíaal capital peregrino; sin embargo, ante la creencia de queel mundo debe ser dividido bajo el pretexto de ese nue-vo estatuto y estado de cosas, el imperialismo saca parti-do: llega, mira y vence doquiera que se presenta. La nuevadistribución geoespacial parece permitir y favorecer laemergencia de lo local frente al imperialismo de lo glo-bal: lo local se ha de integrar armoniosamente a la aldeaglobal. No obstante, las naciones pertenecen a sus indi-viduos, en cambio, la globalización económica pertene-ce a pocas manos; asimismo, la gran mayoría de los indi-viduos se hayan desterritorializados y desposeídos de laesencia humana de su trabajo; por lo que resulta que elespacio urbano, cuya naturaleza consiste en pertenecera todos los ciudadanos de una nación, se le dispone yatavía con sus mejores galas para entregársele a pocasmanos ávidas de ganancia económica; manos invisiblesal decir de Adam Smith quien pudo intuirlas, pero ante laperspectiva de la hoguera tuvo que ‘dotarlas’ y reconocer-las como portadoras del control económico.

El nuevo orden mundial y la economía globalizadasin acuerdo previo, parece tender al dominio de la má-quina sobre los hombres; las grandes estructuras inteli-gentes (domótica, inmótica, urbótica) arrastranirresistiblemente a las masas alinéndolas a buscar y aencontrare la salvación en el rejuvenecido becerrocibernético de oro; la gente lo mira, le rinde culto y essalvada; cree escapar a su miseria, a su pobre interiori-dad, acepta disfrazarse con las aguas insenescentes delas fuentes tecnológicas y productivas derivadas de lospoderosos polvos maquilladores y las esencias cosméti-

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cas que devuelven la perdida salud que se ofreció en ho-locausto y tributo por una vida reducida al placer tecno-lógico y al goce electrónico.

La razón instrumentalista no ha sido superada, sinoque hoy se ha transformado de un insignificante homún-culo al servicio del hombre a un horripilante monstruodevastador y terrible, por cuanto ha deshumanizado lasinstituciones, ha domado los gobiernos, ha compradolas conciencias quitándoles su primogenitura por unplato de lentejas; el capital peregrino viaja por el mundosujetando las riendas de su carro alado que lo arrasa todo;va impulsado por tres majestuosos corceles, tierra, tra-bajo y capital. Asimismo, ese inexperto jinete ha termi-nado por arrollar la vida, sepultándola bajo los canales ylas redes de flujos y sistemas que le permitan deambulary conquistar aquí, allá, acá, lejos, cerca, sin que nada leimpida sus travesías por el mundo.

En consecuencia, hemos de ampliar el significado dela globalización del capital a la difusión del conocimien-to y de la cultura, mediante el desarrollo de la razón in-tegral de las personas como fin último, del intercambiocomercial y como inicio de la configuración de condi-ciones que favorezcan esa vida integral del hombre, paraque se pueda creer en un futuro prometedor para lahumanidad dentro de una realidad completa; se necesi-ta cambiar al jinete o más bien, instruirlo y dirigirlo con-forme a los fines de la vida, a la cual hay que subordinar-le las metas de la riqueza económica. De lo que se sigueque lo global puede ser visto como aquella palanca soña-da por Arquímedes para mover al mundo e imprimirleun movimiento que lo lleve a realizar el mejor de los mun-dos posibles.

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A

FAR AWAY AND LONG AGO:ARGENTINA AND THE “DIRTY WAR”

Richard Hartwig*

Abstract:

he great crimes of the 20th and 21st centuriesremind us that civilization anywhere is onlyskin deep. In some places and times the skindisappears and there is only barbarism. Ar-

gentina in the 1970s was one of those places and times;the country became a laboratory of terror. FormerArgentine President Raúl Alfonsín wrote: «We tried todefeat the devil with his own weapons; as a result, Ar-gentina became Hell.» This paper describes theArgentine military’s attempt to exterminate leftist rebelsand their ideas, now called The Dirty War. This perso-nal narrative begins in La Plata, Argentina, 1966; it endsin Canberra, Australia, 2008.

Introduction

No sé por qué me cuesta vera esa pareja que yira y yira con el alma en yantatan perdidos en el tiempo de otras lunasiban tan perdidos de la mano del tiempoque casi no los veo

Guillermo Anad

Collage III, Versos Tomados

* Political Science Department, Texas A&M University-Kingsville & Visiting Fellow,School of Social Sciences Australian National University. This paper is an expandedversion of a lecture at the School of Social Sciences of the Australian NationalUniversity, March 19, 2008. My thanks to Guillermo Anad and Faye Bendrups fortheir comments and corrections. Email: [email protected]

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I much appreciate the opportunity to spend a semester atthis wonderful university, which I have taken to calling«Shangri-La». The distinguished faculty and staff of theSchool of Social Sciences have been exceptionally helpfuland friendly. I am particularly grateful to Professor JohnMinns and his family for their splendid hospitality.

“Far Away and Long Ago” is the title of an autobiogra-phical book by the naturalist W.H. Hudson (author aswell of Green Mansions) about growing up on theArgentine pampas in the mid-19th century.83 LastDecember, when I was still in Texas, I decided it wouldbe an appropriate title for this talk as well. What is knownas the Argentine Dirty War took place thousands of mi-les from Australia and is three decades removed in time.I was worried that these events might seem distant anduninteresting to young people in Canberra. I am lessworried today, however. On February 13, 2008, I wasprivileged to hear Prime Minister Kevin Rudd’smagnificent «Sorry» speech to the Australian Parliament.This was the moment in which he and opposition leaderBrendan Nelson apologized to the Aboriginals of the«Stolen Generation.» It was as if the country had wokenfrom a bad dream into a bright and sunny morning ofnational reconciliation. It is hard to imagine an Australiantoday who would argue that having separated Aboriginalchildren from their parents in the 1970s and earlier isunimportant or uninteresting. What happened to thevictims of the Argentine Dirty War is no less important.And to paraphrase George Santayana, we must rememberthe past—and teach it to new generations—lest we becondemned to repeat it.

83 I remembered this as a beautiful, idyllic book. But now I find a disturbingpassage (pp. 8-9) which compares Hudson’s dog to «…a faithful old negressnursing a flock of troublesome white children—so proud and happy to bein charge of the little ones of a superior race!» (Dutton: New York,Everyman’s Library, last reprinted in 1967). Hudson’s parents were emigrantsto Argentina from the United States.

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We talk about the Argentine Dirty War of the 1970sfor the same reason Rachel Bloul at the AustralianNational University and Brenda Melendy at Texas A&MUniversity-Kingsville teach about genocide in Germanyand elsewhere. The thesis of this talk is that civilizationeverywhere is only skin deep. It is up to us to keep thatskin intact, which is not an easy job. For example, thePresident of the United States recently vetoed a bill passedby the U.S. Congress which would have prohibitedwaterboarding, which is widely considered to be a formof torture.84 A poll cited in The Economist in November,2007 indicated that 60% of Republicans in the UnitedStates thought that it was justifiable to torture suspectedterrorists.85 I trust that this percentage would be lower ifeveryone in the U.S. knew the history of the ArgentineDirty War.

Rather than make a strictly academic presentation, Iwould like to tell a story in order to emphasize thepsychological aspect of the Dirty War. The objective factsof what happened can now be stated with considerablecertainty. But perhaps most important is how we reactto these facts on a personal level. My connection to thestory began in the Fall of 1964 on the campus of SouthernIllinois University in Carbondale, Illinois. I was anundergraduate student majoring in German and Gover-nment. A Political Science Professor named FrankKlingberg approached me and asked if I would beinterested in applying for an Ambassadorial Scholarship,funded by Rotary International. Of course, I said «yes».You had to apply for the scholarship two years in advance.In the Fall of 1965, I entered the Political Sciencegraduate program at the University of Wisconsin-

84 Steven Lee Myers, «Bush’s Veto of Bill on C.I.A. Tactics Affirms HisLegacy,» New York Times, March 9, 2008.85 Nineteen percent of the Democrats and 28% of independents polled heldthis opinion. YouGovPolimetrix, Nov. 26-27, 2007, margin of error +/-4%.

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Madison, intending to specialize in Latin AmericanPolitics. It was a turbulent year. U.S. President LyndonJohnson had decided to escalate the Vietnam War. Healso sent troops to the Dominican Republic to halt whathe perceived to be a leftist revolution. The Cold War wasin full flower and the U.S. was attempting to stem a waveof «copy-cats» trying to replicate the Cuban Revolutionelsewhere in Latin American. John F. Kennedy’s Alliancefor Progress was failing to stimulate economic develop-ment in Latin America, in large part because of negativeforeign investment in the region. However, the U.S. wassucceeding in strengthening Latin American armies andpolice forces. National Security doctrines emboldenedregional militaries, which took over country after country.The military takeover of the Brazilian government in1964, approved of by the Johnson administration, wasparticularly important.

I was awarded the Rotary Scholarship and by theSummer of 1966, having finished my first year ofgraduate school, was on my way to Argentina. The planwas to take classes at the University of La Plata, an hour’strain ride southeast of Buenos Aires, and then carry outresearch for my Masters thesis on national developmentplanning.

To prepare myself for this adventure, I read JamesScobie’s then-recent book: Argentina: A City and aNation.86 I learned that President Julio Roca’s «Conquestof the Desert» had dealt with the indigenous Indiansmuch like we had done in the United States. The Indianswere killed or dispersed. Argentina was otherwisepopulated by two great streams of immigrants: onestream from Peru, Chile, Bolivia, and Paraguay and theother stream from Europe (Spain, Italy, France, GreatBritain…). By 1910, a majority of the population ofBuenos Aires had been born abroad. In the central pam-

86 New York: Oxford University Press, 1965.

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pas, or plains, the land was incredibly rich, with 8-12 feetof topsoil. The country was a traditional source of hidesand beef. People often said: «Argentina will prosper aslong as bulls do not become homosexual». Unfortunately,the land was divided up prior to mass immigration.Farming was large-scale and inefficient. Tenant farmingwas the rule in Buenos Aires province and no large, ru-ral, middle class developed.87 Less than two percent ofthe foreign born residents of Argentina had becomenaturalized by 1914. Argentina became a country ofinhabitants rather than citizens.88

In the 1960s, when I arrived in the country, Argenti-na had a primarily urban culture. It also exhibited the«Goliath’s Head» phenomenon with a large head and acomparatively small body. At least a third of thepopulation lived in greater Buenos Aires.

I flew from St. Louis to Lima, Peru. After a few days,I continued on to Chile, eventually taking a train overthe Andes to Mendoza on the Argentine side of themountains. After retrieving my typewriter from customs,I took a bus to my destination, the city of La Plata, capi-tal of the province of Buenos Aires. In La Plata, I metthe leaders of the Rotary Club, who installed me in ahotel room and later in an apartment. They also gaveme a mentor, Professor Mario Teruggi, a distinguishedgeologist and man of letters at the National Universityof La Plata. Dr. Teruggi and his family befriended me, butother Rotarians also guided my intellectual endeavors.Among them was Professor Silvio Frondizi, a well-knownMarxist scholar/lawyer and brother of former ArgentinePresident Arturo Frondizi (1958-1962). I visited Silvio severaltimes in his Buenos Aires home and office. One weekend,he invited me to his country house near Córdoba. I still

87 Scobie, Ch. 5, pp. 112-135.88 Daniel Poneman, Argentina: Democracy on Trial (New York: Paragon House),p. 9.

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have some faded pictures of Professor Frondizi, his wifeand daughter, the daughter’s boyfriend and a mountedgaucho, taken by a creek in the countryside.

One of the other Rotarians took me to a bank to setup a checking account. After doing the necessarypaperwork, my mentor told me that any time I neededmoney I could go to the bank and withdraw the funds.«Don’t worry, it will be OK!» After the Rotarian had toldme for the third time that there would be no problemwithdrawing my money, I realized that something waswrong. This was not a country where one could dependupon institutions.

These were interesting times for a budding politicalscientist. I had arrived in the country two weeks afterGeneral Juan Carlos Onganía had deposed electedPresident Arturo Illia, on June 28, 1966. It was anessentially bloodless coup, but one which was to havedramatic, long-term consequences. Someone showedme a cartoon which had appeared in La Nación, I believeit was, the day after the coup. One could sympathizewith people working for the newspaper. What could youpublish the day after the armed forces took over yourgovernment? The editorial cartoonist found aningenious solution to this problem. He or she had drawna picture of the «Constitution» railroad station, markedout with a big «X». (The other big railroad station wascalled «Retiro».) The caption of the cartoon read: «Cons-titución ha pasado a Retiro.» On one level, this couldmean that the functions of the Constitution station hadbeen transferred to the Retiro station. The intendedmeaning, however, was: «The Constitution has passedinto retirement (Retiro)».

A month after the coup, the military took over thelast visible source of opposition to the de-factogovernment, the universities. Everybody knew it wascoming. I remember attending a meeting of studentstrying to decide what to do when the Army arrived at

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the University of La Plata. The meeting broke up witheverybody screaming at each other. Eventually, the daycame and the military moved in. The university was«intervened» rather than shut down. The new leaderswere appointed by the military government and acommand style of leadership was enforced. From thenon, I would walk to the university past soldiers holdingsub-machine guns. A red, water cannon was stationed infront of the campus in case of riots. I felt a littleuncomfortable about the sub-machine guns, but neverreally felt scared. Perhaps it was a lack of imagination onmy part.

A newspaper article taught me how tricky the situationhad become. Students in one of the Faculties of the Uni-versity of Buenos Aires had called a meeting the nightbefore the military takeover. I think it was the Faculty ofExact Sciences. In any case, the students had invited anAmerican professor to attend the meeting. After themeeting had gone on for a couple of hours, the Americandecided to go home. But the door was locked and thekey could not be found. Then the Army arrived. Thesoldiers formed two lines outside the door. The studentsand the professor had to run a gauntlet to get out, whilethe soldiers kicked and hit them with rifle butts. Thenext day, the American wrote an indignant letter to thenewspaper describing what had happened. Then he goton the next airplane to the United States. It was obviouswhat had happened. The students had invited the visitingAmerican to the meeting and had locked the door to keephim from leaving. They wanted the foreign professor toshare their fate, knowing that the newspapers might publishhis account of what had happened. The papers would notdare to print anything the students had written.89

89 July 29, 1966 became known as «Noche de los bastones largos» (Night ofthe long sticks). Richard Gillespie describes it as follows: «Mounted Federal

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The military take-over of the universities was toassume great significance down the road. I learned laterthat the President of the University of Buenos Airesimmediately resigned, followed by eight deans and 184professors from the Department of Exact Sciences. Thusbegan a long and continuous emigration of Argentineprofessors into exile.90

Political History

As my reading continued, I started to get a feel forArgentine history. The years 1862-1930 had seen greateconomic progress. Prosperity based upon agriculturalexports left Argentina on a par with European countriesby the time of the First World War. A rural oligarchyruled the country with little popular participation. Thefirst honest election occurred four years after the passageof the 1912 Sáenz Peña Law. The Radical Party (UniónCívica Radical), representing middle-class immigrants,came to power in 1916. The leader of this party wasHipólito Yrigoyen, an autocratic, urban caudillo.Yrigoyen served as President for six years with no greatdistinction—aside, perhaps, from maintainingArgentina’s neutrality in the First World War. He wassidelined for the following six-year term, but wastragically re-elected in 1928, old, senile and surrounded

Policemen galloped into the University of Buenos Aires, ordered studentsand lecturers alike to leave, used their clubs and truncheons withindiscriminate ferocity on those who refused, and finally carried offhundreds of detainees. Sixty students ended up in hospital». Soldiers ofPerón: Argentina’s Montoneros. Oxford: Clarendon Press, 1982, p. 63, citingGregorio Selser, El Onganiato: la espada y el hisopo, pp. 117-28. For obviousreasons, the Argentine newspaper I read at the time did not report thewhole story. The American professor was probably Warren Abrose fromM.I.T. See María José Moyano, pp. 18-19 of Argentina’s Lost Patrol: ArmedStruggle, 1969-1979 (New Haven: Yale University Press, 1995).90 Ibid.

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by corruption.91 The Radical Party was also unlucky tobe in office at the onset of the Great Depression. Yrigoyenwas deposed in a military coup in 1930.

Conservative/military rule followed. An initially po-pular uprising was organized by a group of militaryofficers led by the conservative Catholic General JoséUriburu. The new government, supported by the spoiledsons of the rural oligarchy, created the inappropriatelynamed National Democrat Party. It won a series offraudulent elections. The Radical Party, no longer radi-cal or progressive, failed to attract mass support. TheSocialist Party was no more successful. Roberto Ortiz,«elected» in 1937, showed liberal/democratic tendencies,but was forced by ill health to resign three years later. Hewas followed by the reactionary Ramón Castillo.

In response to the depression of the 1930s,immigration virtually stopped. European socialists,anarchists and syndicalists no longer arrived in the coun-tryside, to the relief of the large landholders. Theeconomic crisis, writes George Pendle, took the usualform:

Exports declined catastrophically; the prices ofagricultural products fell; farmers were threatened withthe foreclosure of their mortgages; unemployment in-creased; the budget was unbalanced; governmentrevenue shrank; and the peso depreciated.92

These problems were compounded by the 1932Ottawa agreements whereby the British government gavetrade preference to countries of the British Empire. TheArgentine government saved itself by means of amanaged trade agreement with Great Britain called the

91 For a detailed analysis of the Radical Party, see David Rock’s Politics inArgentina, 1890-1930: The Rise and Fall of Radicalism (Cambridge: Cambrid-ge University Press, 1975).92 George Pendle, Argentina, 3rd ed. (New York: Oxford University Press), p. 77.

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«Roca-Runciman Treaty», which was widely resented byArgentine nationalists.93 Years of depression were followedby the onset of World War II. Following the precedentset by Yrigoyen, Argentina remained neutral until verylate in the war.94

Pendle writes that «the coup d’état of 1943 was theresult of the revolution of 1930, because that event hadrestored the monopoly of government to the old landedaristocracy, which refused to acknowledge that a changehad occurred in the country’s sources of wealth.»95

Colonel Juan Perón emerged from this coup as a memberof a secret officers’ lodge known as the G.O.U. He hadpreviously served as military attaché in Mussolini’s Italy.As Secretary of War in the new military government,Perón appointed friends to crucial army positions. AsSecretary of Labor and Welfare, he gained power overthe unions and workers. When military colleagues hadPerón arrested to stop his rise to power, the workers—the descamisados, or «shirtless ones»— filled the Plaza deMayo on 17 October, 1945 to demand his return. Priorto the 1946 presidential election, Perón successfullycountered former U.S. Ambassador Spruille Braden’sattempt to discredit his candidacy by means of a «BlueBook» describing corruption and Nazi tendencies in the1943-1946 military government. Perón was re-elected in1952. In 1955, he was deposed in another military coup,the Peronist movement having alienated importantsectors of the armed forces by proposing his wife EvaPerón as Vice Presidential candidate in 1952 and byattacking the Catholic Church.)96

93 Ibid., pp. 77-78.94 Ibid., Ch. 5, pp. 73-82.95 Ibid., p. 88. A more detailed analysis of this period is found in RobertPotash, Army & Politics in Argentina: 1928-1945 (Stanford, Calif.: StanfordUniversity Press, 1969).96 S ee Eduardo Crawley, A House Divided: Argentina, 1880-1980 (London:C. Hurst & Co., 1984.) for a detailed, readable account of this period. After

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In the decade after Juan Perón took power, in amilitary/labor alliance, the working classes wereincorporated into the political system for the first time.97

The extent of the material and psychological benefitsgranted working class Argentines was astonishing. InPerón’s first term, during a period of relative abundance,the government nationalized the Central Bank, therailways, the ports, the telephone system and urban trans-portation and created IAPI, which controlled foreigntrade. The national government acquired a merchantfleet, and an airline. Legislation favored labor unionssupportive of the government, which retained ultimatecontrol. Union membership expanded from 440,000 in1941 to 3,000,000 in 1951. Income distribution policy,including pensions, gave salaried workers over half ofthe national income. Large numbers of hospitals andschools were built.98 Many of these benefits were bestowedby the President’s charismatic wife Eva Perón before herdeath in 1952. The Peronist state was nationalistic,corporatist, state-dominated, and authoritarian. It wassubstantially modeled after Italian fascism.

The political impact of the first Peronist era in thelate 1940s and early 1950s can be gauged by the factthat Peronists still dominate Argentine politics in the firstdecade of the 21st Century. However, the dominance ispsychological rather than ideological. As an ideology,Peronism was—and remains—remarkably flexible,supposedly balancing materialism and idealism,

Eva’s death, Perón alienated many Argentines by taking a 13-year old girlnamed Nelly Rivas as his mistress and living with her in the Casa Rosada,the presidential palace. Asked by a reporter during his exile if this situationhad bothered him, Perón is said to have replied: «No, I’m not superstitious.»97 Richard Gillespie argues that Peronism should not be seen as a classalliance because: 1) class membership has varied over time; 2) institutionshave often been as important as classes for the Peronist movement; and 3)class characterizations often neglect important factors such as support fromuniversity sectors in the 1970s. Soldiers of Peron: Argentina’s Montoneros, p. 20.98 Crawley, p. 107.

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individualism and collectivism. According to Juan Perón,in the late 1940s:

There is nothing fixed and nothing to deny. We are anti-Communist because Communists are sectarians, andanti-capitalist because capitalists are sectarians. OurThird Position is not a central position. It is an ideologicalposition which is in the centre, on the right or on theleft, according to specific circumstances.99

Patricia Marshak describes the continuing legacy ofthe Peronist period as consisting of a politicized judiciary,the absence of due process and the rule of law, disrespectfor democracy, a mass media become cowardly becauseof intimidation, demoralized and disorganized politicalparties, highly politicized and divided military forces,huge bureaucratic unions and a middle class bureaucracy(both attached to the state) and mutually hostile laborunions and military organizations—not to speak ofconflict between the Catholic church and the Peronists.100

These things may be true, but it is unfair to blame themall on the Peronist era. They are the outcome of thepolitical, economic, and social history of the country ingeneral.

After the 1955 military takeover, the relativelyconciliatory General Eduardo Lonardi became de-factoPresident of Argentina. His slogan was «Ni vencedoresni vencidos» (neither victors nor vanquished), borrowedfrom 19th Century President Justo José de Urquiza. ButLonardi’s health began to decline and he was pushedaside by the more anti-Peronist «liberal» faction of themilitary headed by General Pedro Aramburu. The newPresident signed Decree 4161, which «formally banned

99 Pendle, p. 127, cting Raúl A. Mende, El Justicialismo: Doctrina y RealidadPeronista (1950), p. 106.100 God’s Assassins, p. 63.

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the use of peronista symbols, slogans and denominations,and forbade the very mention of Perón, Evita andanything peronista».101 In an ultimate insult to Peronists,the military «kidnapped» and hid Eva Perón’s embalmedbody. This was too much for nationalistic sectors of themilitary, including Generals Valle and Tanco, who stagedan abortive coup on 9 June, 1956. The coup attemptwas quickly suppressed. «Twenty-seven men weresummarily court-martialed, sentenced to death andexecuted by firing squad.»102 Paul Lewis writes:

Such a bloody reprisal was unprecedented in 20th centuryArgentina. It fixed an unbridgeable gulf between thePeronists and anti-Peronists and doomed any attemptsto purge Peronism from the labor movement.103

During my 1966-1967 year in Argentina, I met andtalked to a young trade union official in the Confedera-ción General del Trabajo (the Argentine Confederationof Labor). I will call him Rodrigo, since I don’t rememberhis name. As a teenager in September, 1955, Rodrigohad participated in demonstrations welcoming themilitary revolt which overthrew Juan Perón. But later hechanged his mind. Rodrigo showed me a two-page, sin-gle-spaced, typewritten letter from Juan Perón congra-tulating him on his birthday and expounding on worldpolitics. Perón wrote thousands of such letters in hissuccessful effort to maintain control of the perpetuallydivided Argentine labor movement from 1955 until histriumphant return in 1973. Letters and tape recordingsfrom Perón were important symbols of authority in thePeronist movement.

101 Crawley, p. 178.102 Ibid., p. 179.103 Guerrillas and Generals: «The «Dirty War» in Argentina (Westport, Conn.:Praeger, 2002), p. 9.

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An upper-class lawyer named Spota (I forget his firstname) was a member of the La Plata Rotary club in 1966-1967. Mr. Spota kindly gave me a standing invitation tolunch every Saturday at his apartment. I was happy toaccept the invitation, although it involved a four-hourcommute to Buenos Aires and back. We had manyinteresting conversations over drinks and dinner but onestands out in my mind. Mrs Spota told me that whenEva Perón died in 1952, she stood in line for several hoursto see the body because she wanted to see Evita dead. Ilearned that by law in those days, every restaurant inBuenos Aires had to offer a «working man’s lunch» at avery low price. Any sweaty laborer could thus walk intothe most elegant restaurant and order lunch. Needlessto say, this was not popular with the upper classes.

In exile, Juan Perón moved from country to country,avoiding multiple assassination attempts along the way.In Panama, he met a young Argentine dancer calledIsabelita, who became his mistress and later his wife. InVenezuela, Perón was visited by Argentine labor leadersseeking his blessing for either electoral or revolutionarystrategies. The electoral option now existed because themilitary government of Argentina had decided in 1958to attempt a transition to civilian government. However,the Peronists, the largest political force, were not allowedto participate. Perón normally kept all options open togive as many union leaders as possible the impressionthat he was on their side. This time, however, Peróndecided to accept an offer from Rogelio Frigerio, anemissary of Arturo Frondizi.

The Argentine Radical Party (Unión Cívica Radical[UCR]) had now split in two. Arturo Frondizi headedthe new Intransigent Radical Party (UCRI), whichfavored integrating the Peronistas into Argentine politicallife. The more doctrinaire anti-Peronist Radicals hadformed a party of approximately equal strength calledthe Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), headed

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by Ricardo Balbín. Perón decided to accept Frondizi’soffer to exchange covert political support for theenactment of favorable legislation, including returningthe CGT (the labor confederation) to worker control,replacement of the Supreme Court, revision of legislationenacted by the military government, and legalization ofthe Peronist Party. Both Perón and Frondizi publicallydenied having made such a pact. However, five daysprior to the election, the revolutionary Peronist leaderJohn William Cook ordered all Peronists to vote for theUCRI. Frondizi won the election 41% to 25% for Balbín’sUCRP.104

Arturo Frondizi survived as President for a turbulentfour years. He reversed his earlier economic nationalismand brought foreign investment into the country tosupport import-substitution industrialization. In parti-cular, he signed contracts with foreign oil companies,something which was heretical to economic nationalists.Frondizi’s rule was punctuated by multiple military coupattempts, rampant inflation, low-impact bombings, andthe repression of strikes. From the perspective of thearmed forces, his ultimate sin was to allow Peronistparticipation in the elections of March, 1962. ThePeronists won ten provinces, including the largest, Bue-nos Aires. The next day, on orders from the military,Frondizi annulled the elections in all the districts wonby the Peronists. The unions interpreted this as abetrayal, fulfilling Perón’s prediction: «If we lose, we winnothing. And if we win, we lose everything».105 But forthe military, it was not enough. Frondizi was removedfrom the Casa Rosada and was taken to the prison islandof Martín García in the Río de la Plata. However, direct

104 Ibid., pp. 184-6. When asked by an aide if he believed Frondizi wouldhonor his commitments, Perón reportedly laughed and said: «But of coursenot! All political pacts are signed in bad faith!» Ibid., p. 185.105 F. Luna, De Perón a Lanusse 1943-1973 (Buenos Aires, 1973), pp. 137-43, cited in Gillespie, p. 34.

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military rule was avoided by quickly swearing in José MaríaGuido, the President of the Senate—in the absence of aVice President.106

Guido’s year and a half in office was characterized byeven more confusion and conflict. A series of Ministersof the Economy inconsistently applied «liberal» policiesto attack inflation. These policies depressed the economy,created hardship for the workers and aggravated conflictwith the unions. The new President voided the electoralgains of the Peronists and illegally declared a year-longCongressional recess. The military split between the co-lorados (reds) and the azules (blues). The colorados ten-ded to be hard-line antiperonists. The azules were the«professionalists.» They claimed to believe that while themilitary should have weight in politics, it should notconduct the everyday business of government, let aloneinstall and depose governments. In September, 1964, theazules defeated the colorados in battle, with Calvary Ge-neral Juan Carlos Onganía, a professionalist, emerging asthe winner. His forces pledged their loyalty to theConstitution. Hundreds of colorado officers were forcedto retire. However, the colorados were still strong in theNavy and the Air Force. Again led by General Onganía,the Army then fought and defeated the Naval Air Forceand the Navy.107

Another accidental President emerged from theelections of July 7, 1963. Although the Peronists werestill banned, most people expected a repeat of the 1958elections, with the winner being the candidate whoreceived the blessing of Juan Perón. But this time, Perónordered his followers to cast blank ballots. The victor wasthe little-known medical doctor Arturo Illia of the UCRPbranch of the Radical Party, with just under a quarter ofthe votes cast.108

106 Ibid., pp. 228-231.107 Ibid., pp. 232-246.108 Ibid., p. 247.

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Another important development at this time was the1965 split in the Peronist movement. Augusto Vandor,leader of the CGT, the General Confederation of Labor,had tried to create a Peronism without Perón. However,a rival union group was created called the «62-two orga-nizations that stand alongside Perón,» headed by JoséAlonso. A great deal was at stake, including large sumsof money controlled by the unions. Armando March,head of the commercial employees’ union, was jailed inthe late 1960s for stealing US$30 million from his union’saccounts. By 1968, there were two competing unionfederations: The CGT de Azopardo (referring to thelocation of the headquarters in Buenos Aires) and theleftist CGT of the Argentines, led by Raimundo Ongaro.In June, 1969, Augusto Vandor was assassinated; JoséAlonso met the same fate the next year.109

Just before my arrival in Argentina, the supposedlyconstitutionalist azul General Juan Carlos Onganíaoverthrew the government of President Arturo Illia. Idon’t think Illia did anything particularly wrong. Fromaccounts I have read, his was one of the least repressivegovernments in 20th century Argentine history. It wascertainly not a strong government, as might have beenexpected from its low level of electoral support. However,the UCRP decided to govern alone, without coalitionpartners. This proved to be a crucial mistake.

The condition of the country was not that bad. Eco-nomic growth averaged nearly 10% per year in 1964 and1965. Although there was 20% inflation, there was «nosubversion, no rampant corruption, no perilous threatto the fatherland or its constitutional order.»110 Never-theless, the Argentine military, like its counterparts inmany other Latin American countries, had grown

109 Marshak, pp. 75-79.110 Daniel Poneman, Argentina: Democracy on Trial (New York: Paragon,1987), p. 27.

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confident of its own abilities, contemptuous of civilianpoliticians, and afraid of potentially revolutionary forces.Civilians were also «knocking on the barracks doors,»asking for military intervention. One of these civilianswas Russian-born Jew Jacobo Timerman, founder of theflashy news magazines Primera Plana and Confirmado.111

On 29 June, 1966, President Illia was literally pushedout of the Casa Rosada. A poll taken a week after thecoup indicated that 66% of the population was happywith the change of government, although one suspectsthat people might have been less than honest about theirtrue feelings.112 The military declared an Acta de la Revo-lución Argentina, which deposed the President, the VicePresident and all provincial governors and vice-governors.It dissolved the Congress and all provincial legislatures,removed all members of the Supreme Court and theProcurator-General, dissolved all political parties andmodified the Constitution by appending a «Statute ofthe Argentine Revolution.» Catholic and moralistic Ge-neral Onganía was installed as President with both exe-cutive and legislative powers, saying that the armedforces «do not govern or co-govern.» This time, therewas no talk of rapid restoration of democracy.113 MaríaJosé Moyano writes:

Onganía’s decision to rule out by decree the very existenceof politics was due not so much to the autocratic will ofhis regime but to the vision he held of his own role withinArgentina. For Onganía genuinely believed he had the

111 Crawley, p. 165, writes: «…the magazines he created became vehiclesfor the promotion of Army leaders, for the systematic denunciation of theIllia government, and for formulating an updated version of the ‘nationalsecurity’ rationale… One recurrent figure on the covers of Primera Planaand Confirmado was that of General Juan Carlos Onganía.»112 Cited in Moyano, Argentina’s Lost Patrol, p. 16.113 Ibid., p. 277.

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sacred duty to reshape and remoralize his country...Books were burned, the Maipo and Nacional cabarets(equivalents of the Lido in Paris) were closed downbecause they were considered indecent, censorshipcommissions were set up to eliminate corruption ontelevision and in the cinema.114

The Argentine population might have remainedindifferent, just as it had when political activity wasbanned, were it not for the fact that the government’scrusade (which even involved entrusting the country tothe Virgin Mary’s protection) appeared grotesquely me-dieval to a nation obsessed with replicating the latestEuropean fads and cultural patterns.115

It has been over forty years since I lived in Argentina,in the young days of Onganía’s «Argentine Revolution».My memories are faded and fragmentary, but I do notrecall it being an especially turbulent time. Not for meor—as far as I knew from the self-censored newspapers—for the country. I worked on my Spanish, read thenewspapers, attended classes at the University of La Plata,gave talks at Rotary clubs and commuted to Buenos Ai-res to do my research on the National Planning Agency.Professor Silvio Frondizi expressed interest in my researchand often asked me about my findings. I read a lot aboutArgentine politics and government that year, but I hadlittle idea of what was to come.

In the summer of 1967, I packed my bags and flewback to the United States, stopping in Bogotá, Colom-bia to interview Harvard Professor Richard Mallon, whohad worked on development planning in Argentina. InCaracas, Venezuela, I met my brother Charles, who hadjust completed two years in the Peace Corps in Liberia,West Africa. Then it was back to graduate school in

114 Argentina’s Lost Patrol, p. 19. Patricia Marshak, in God’s Assassins, p. 69,writes that Onganía’s role model was General Francisco Franco and hisideology that of the Spanish Falange.115 Ibid.

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Madison, Wisconsin, where I studied with the noted LatinAmericanist Charles W. Anderson. I received a FulbrightFellowship to do dissertation research in Colombia in1970. The following year, I had my first academic job,teaching for a year at Vanderbilt University in Nashville,Tennessee. This was followed by two half-year replace-ment positions at Coe College in Cedar Rapids, Iowa.

Attempted Revolution

As of the late 1960s, all the constitutional means ofchanging an illegitimate social and political system inArgentina had been blocked. The southern part of thenation’s capital was populated by a large, disenfranchised—but organized—working class. Most of the workershad vivid memories of better times and of a mythologicalleader who was still alive. In addition, a large, affluentsector of the middle-class had been inspired by theexamples of the Cuban Revolution, Fidel Castro, theArgentine Che Guevara, Mao Tse Tung, the Tupamaroguerillas in neighboring Uruguay, the Colombian gue-rrilla priest Camilo Torres, and radical Catholicism. TheSocialist/Communist alliance in neighboring Chile hadnearly won the 1964 presidential election and its leader,Marxist physician Salvador Allende, was destined to winthe presidency in 1970. Gillespie writes that theradicalization of the Argentine middle classes had moreto do with political and cultural factors—losing controlof the universities and culture in general—than with so-cial and economic issues.116

Juan Perón had updated his rhetoric. Now heapproved of Maoism, the Cuban Revolution and the rebelFrench students in Paris in May, 1968.117 The military

116 Gillespie, p. 63.117 Ibid., pp. 40-43.

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government played into his hands. Traditional Argentinenationalism became focused on the denationalization ofArgentine industry which resulted from the militarygovernment’s liberal economic policies, symbolized byMinister of Economics Adalbert Krieger Vasena.

A catalyzing event known as the Cordobazo began theprocess of transforming small and relatively insignificantleftwing groups into mass organizations. Demonstra-tions in the Argentine city of Córdoba in May, 1969 werelinked by analogy to the Bogotazo, the riots which haddestroyed the center of Bogotá, Colombia in 1948. Theprocess of radicalization began in the cities of Corrien-tes and Rosario. In Córdoba, students and workers madecommon cause for the first time in protest against policerepression. An enormous crowd took over the center ofthe city, subsequently degenerating into rioting. Withina few days of the Cordobazo, Krieger Vasena had lost hisjob in a cabinet reshuffle.

A further step toward the abyss came on June 30, 1969when Augusto Vandor was assassinated. Vandor was headof the more conciliatory of the two competing trade unionconfederations. Donald Hodges writes that Vandor wasexecuted by a Peronist commando for sabotaging the othertrade union confederation’s general strike in support ofthe Cordobázo and for collaborating with the police inrepressing the Peronist left.118 The Onganía governmentreacted by arresting Raimundo Ongaro and 42 othermembers of the CGT de los Argentinos, the rival Peronisttrade union federation. This leftist federation had createda broad-based civic resistance front, including students,some members of the Third World Priests movement, andsmall businessmen. Within a day, 300 people were in jail,including lawyers for people who had been arrested.119

118 Argentina, 1943-1987: The National Revolution and Resistance, rev. ed.,(Albuquerque: University of New Mexico Press, 1988), p. 61.119 Crawley, p. 312.

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General Onganía was only to last another year asPresident. But open resistance to the military had failed.The opposition formulated a new strategy: «Unite fromBelow; Organize through Combat». Armed operationsand kidnappings began in order to raise funds for therebels.120

The two main guerrilla groups were the Montoneros,formed in 1969, and the People’s Revolutionary Army(ERP), which was organized in 1970. A smaller group,the FAR, was also organized in 1969. Two weeks afterthe Cordobazo, it firebombed 15 Minimax supermarketsin protest against a visit to Argentina by Nelson Rockefe-ller, the company’s owner.121 It is common to ascribe aparticular ideology to each guerilla group, but the realitywas ideological confusion rather than clarity. ThePeople’s Revolutionary Army (ERP), for example, cameout of a Trotkyist tradition. It turned to Maoism duringthe Chinese Cultural Revolution and then morphed intoa rural warfare tendency associated with Che Guevara.Many of the Montonero rebels began in the traditionallyconservative Catholic Action movement. Gillespie writesthat «radical Catholic ideas crucially undermined theconservative hold of the church over many thousands ofArgentine youth».122 Some Montoneros, like FernandoAbal Medina and Carlos Gustavo Ramus began theiractivism as 14-year old members of the Falange-inspiredTacuara, which used to beat up Jewish schoolchildren,among other activities.123

One of the keys to understanding this period is thatmost of the urban and (briefly) rural guerillas came from

120 Ibid., pp. 296-321.121 Moyano, Argentina’s Lost Patrol, p. 26.122P. 53.123 A left-wing branch of the Tacuara movement (MNRT) emerged in1962. A faction of this group engaged in Argentina’s first real urbanguerrilla operation. They confiscated a trade union clinic payroll, which, asGillespie notes (pp. 50-51), «hardly enhanced MNRT chances of working-class approbation».

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the middle classes rather than from the industrial workingclass movement. Gillespie writes:

The launching of the urban guerillas was an initiative‘from above’, the decision of small groups of militantsrather than a response to widespread popular demand;and though the combatants were to be eulogized by Peronand to enjoy considerable popular sympathy during theearly 1970s, they were never to be able to eliminate thetraces of their elitist origins, never able to transform the‘special formations’ of the Peronist Movement into a trulypopular army.124

On May 29th, 1970, ten of the twelve members of thetiny Montonero organization kidnapped General PedroAramburu, the former President whose government hadexecuted the 27 Peronist rebels in 1956. The general was«tried» and executed the next day. Less than two weekslater, an already weakened President Onganía was remo-ved from his position by the Commanders-in-Chief ofthe military. His replacement, General RobertoLevingston, lasted less than nine months in office.Levingston’s replacement was Army General AlejandroLanusse.

General Lanusse was different. Although he hadparticipated in an anti-Peronist revolt in 1951, and hadbeen imprisoned until 1955, Lanusse proclaimed a GranAcuerdo Nacional, a Great National Agreement whichwould ultimately return Argentina to civilian rule. Helifted the ban on political party activity. Lanusse waswilling to talk to the Peronists, and even to Juan Perónhimself. The idea was to unite adversaries in order tofight the enemy, the left-wing guerrillas.125 The union

124 Pp. 59-60.125 Crawley, pp. 344-348.

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bureaucrats were as interested in combating the guerri-llas as the traditional political parties and the military.The first electoral rule set down by Lanusse was thatonly people who resided in Argentina continuously from25 August, 1972 until the elections on 25 March, 1973could be presidential candidates. Juan Perón could thusnot be a candidate unless he arrived in the country byAugust 25th. The second rule was that individuals whoheld government office after 25 August, 1972 were ineligiblefor the presidency. Lanusse himself would be ineligible ifhe continued in the presidency after that date. 126

What came to be known as the «Trelew Massacre»occurred on August 20th 1972. Twenty-five guerillasescaped from the Rawson prison in southern Chubutprovince. Six of them, including the leaders of the ERPand the FAR, escaped from Trelew airport on a hijackedplane. The other 19 were re-captured; 16 were shot by na-val personnel that night.127 This event sparked a CGT strike,demonstrations and revenge killings by the guerrillas.

The Return of Juan Perón

President Lanusse warned that the Argentine militarydid not carry weapons just for show. Perón remarkedthat it was the officers’ heads that were ornamental, sincethey never used them. Perón, now 77 years old andinfirm, outwitted the generals by running a proxy forthe presidency: Héctor Cámpora.128 Lanusse, who alsoruled himself out as presidential candidate, had noattractive proxy. Perón encouraged the left-wing of his

126 Ibid., p. 358.127 Ibid.128 Cámpora was also ineligible to be a presidential candidate, given hisfrequent trips out of the country. Given the implicit threat of an even lessacceptable candidate, the military allowed the election to proceed anyway.Ibid., p. 369.

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movement, the Juventud Peronista and the guerrilla or-ganizations, and attacked some of the union bosses. Hepresented himself as the great conciliator, the man whocould unite labor and management. His strategy was tounite Argentines against the military government. Themain Peronist slogan for the election was: «Cámpora algobierno, Perón al poder!» (Cámpora to the government,Perón to power).129

Although the Juventud Peronista was attracting hugecrowds demanding the return of Perón and the end ofmilitary dictatorship, leftist violence and kidnappings didnot decrease in the run-up to the elections. The ERPstole US$850,000 from the National Development Bank,close to the Plaza de Mayo, and kidnapped and killedthe head of Fiat-Argentina, Oberdan Salustro. The sameday, Army Corps commander General Juan Carlos Sán-chez was assassinated in Rosario. However, as Crawleywrites, this was a revenge killing for his effectiveness ineliminating guerilla organizations in the area. Themilitary was making progress in countering the guerrillaoffensive.130

Hector Cámpora won the presidential elections ofMarch, 1973 with nearly 50% of the total vote. Perón’sJudicialist Liberation Front won 20 of 22 governorships,45 of 65 seats in the Senate, and 60% of the seats in theChamber of Deputies. The inauguration was a carnival-type event, attended by Presidents Salvador Allende ofChile and Oswaldo Dorticós of Cuba. Happy crowdschanted: «se van, se van, y nunca volverán» (they aregoing, they are going, and will never return). Crowdsblocked the car of U.S. Secretary of State William Rogersas he attempted to make his way to the Casa Rosada, thegovernment house. This was the high point for the leftistgroups within the Peronist movement, which had been

129 Ibid., p. 371.130 Ibid., pp. 356-7.

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encouraged by Perón. The Montoneros selected sixgovernors and two cabinet members in May, 1973.

There had been talk of amnesty legislation, but peopleon the streets took the matter into their own hands indemanding that prisoners be released from the prisons.Cámpora was forced to issue pardons to keep the processfrom getting completely out of control. Three hundredand seventy one prisoners were freed, mostly guerillas.The Congress then abolished a special federal court thathad been set up to try alleged terrorists. One of thedismissed judges was subsequently assassinated;attempts were made on the lives of two of the others.131

This was a lesson for the military, which decided thatjailing suspected terrorists was not sufficient.

The new government established diplomatic relationswith Cuba, North Vietnam and North Korea and called fora new Pan-American union which excluded the UnitedStates. The Federal Police’s Department for Anti-Democratic Information was abolished and its files wereburned. But astonishingly, the ERP published a declarationentitled «To the People: Why and against what the ERPwill continue fighting,» stating that although it would refrainfrom attacking the Cámpora government, it reserved theright to continue attacking the security forces.132

Cámpora and his Vice President resigned on July 13,1973 in order to hand the presidency to Perón by meansof a subsequent election. The Peronist RevolutionaryTendency supported Cámpora for Vice President, butJuan Perón decided to do what he had been preventedfrom doing in 1952 and picked his wife (Isabel) for theposition. The Peronist right was overjoyed. In thepresidential election on September 23, 1973, Peróndefeated his nearest rival Ricardo Balbín 62% to 24%.The next day, the government issued a decree declaring

131 Poneman, p. 36.132 Moyano, Argentina’s Lost Patrol, p. 34.

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the revolutionary ERP illegal.133 On September 6, thenon-Peronist Left attacked the Army Medical Corpsheadquarters in Buenos Aires. Then José Rucci, Secretary-General of the CGT, was assassinated. The Montoneroswere to take credit for this killing a year later.134

Perón was scheduled to return to Argentina fromSpain in triumph on June 2nd. Instead, the return was adisaster. Two to three million people awaited Perón’sreturn at the Ezeiza airport in a festive mood. A privatesecurity guard of some 3,000 heavily armed men wasassembled around the podium and in nearby airportbuildings, lead by retired Colonel Jorge Osinde. DonaldHodges argues that Osinde’s security guard ambushedthe Montoneros and the other revolutionary groups asthey tried to assemble in front of the podium. Crawley,María Moyano and others say that the RevolutionaryTendency shares some of the blame. The security guardhad heard that the Left was planning to assassinate Perónand became alarmed when a huge column of Montonerosand Peronist Youth, lightly armed with pistols, tried tomove into position in front of the stadium. In any case,20-30 people were killed—mostly leftists and «civilians»—and hundreds were wounded. Advised of the situation,Perón’s plane landed at another airport.135

The writer was generally familiar with what washappening in Argentina as Juan Perón assumed thepresidency for the first time since 1955. I taught LatinAmerican Politics one semester at Coe College andsubscribed to the Latin American Weekly Reports, one ofthe best ways of keeping up with developments in theregion. But it wasn’t personal yet.

133 Crawley, p. 398.134 Ibid., pp. 398-400.135 See Hodges, p. 121; Crawley, pp. 387-388; Moyano, p. 35. Crawleywrites: «…Osinde personally directed an improvised torture centre. Others,less fortunate, were lynched; literally torn limb from limb or hung from thetrees» (p. 388).

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In 1974, I was living in Nashville again, still workingon my dissertation. One day, I read a short article aboutArgentina in the Nashville Tennessean which said thatProfessor Silvio Frondizi, brother of the former President,had been dragged out of his Buenos Aires apartment byhis hair. His son-in-law—the young man I had met atthe country house near Córdova in 1967—had beenkilled trying to protect Silvio. Dr. Frondizi’s badly-beatenbody was found near the Ezeiza Airport in Buenos Aires.

The “Dirty War”

At the end of the decade, I taught for a year on afellowship at Wesleyan University in Middletown,Connecticut. Robert Cox, editor of a small, high quality,English language daily called the Buenos Aires Herold, hadleft Argentina in December 1979 after repeated deaththreats to his family. Cox was invited to Wesleyan for atwo-day seminar on the press in Argentina. Today, nearlythree decades later, what happened during the Dirty Warhas been well documented, but at that time it was newand terrifying.136

«Dirty War» usually refers to the state terrorism whichbegan with the military coup in 1976 and lasted untilthe restoration of democracy after the 1982 Malvinas/Falkland Islands War, tapering off in the final years.137

This is the story as Robert Cox told it in 1980, fleshedout with material from published sources:

In order to regain power, Perón had encouraged therevolutionary wing of his movement. Yet, upon leaving

136 See the bibliography.137 Some Argentines and writers on the left do not like the term «DirtyWar», which was invented by the Argentine military. They argue that theconflict was so one-sided that there was no «war»; it was primarily repression.

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Argentina in 1955, Perón had sufficient fascist credentialsto be «given asylum by right-wing dictators like Stroessnerof Paraguay, Pérez Jiménez of Venezuela, Trujillo of theDominican Republic, and Francisco Franco of Spain.»138

Still, even after the Ezeiza airport massacre and the purgeof everyone in the government who believed in Argentinesocialism, many leftists «went on believing that Perón wasreally the intrepid revolutionary they created in theircollective fantasies.»139 They blamed repressive measuresas necessary tactics and said that the President was beingmisled by his advisors.

The final split with the Revolutionary Tendency cameon May 1st, 1974, during Perón’s speech to a crowd of100,000 people at the Plaza de Mayo. The Montonerosand Juventud Peronista, 60,000 strong, chanted: «Quépasa?, Qué pasa?, Qué pasa, General, que está lleno degorilas el gobierno popular?» (What’s going on General?Why is the popular government full of gorilas?). Perónbecame infuriated and called the young people «usefulidiots» and «mercenaries in foreign pay». In response,the Montoneros and Juventud Peronista turned theirbacks and walked out of the Plaza, drums beating, whilethe President continued to speak140

Although the Revolutionary Tendency had lost thesupport of the government and was being hunted bythe military and the police they had weapons, organiza-tion, large numbers of middle-class supporters and agreat deal of money. (In l975, the Peronist Youth andthe Montoneros collected a world-record ransom of over$60 million dollars for Jorge and Juan Born of Bungeand Born, Argentina’s largest multi-national corporation.

138 Robert Cox, «The Second Death of Perón?»139 Ibid.140 See Gillespie, pp. 148-150, and Crawley, pp. 409-410, for descriptionsof this event. «Gorila» refers to right-wing military officers who are calledapes.

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Fifty million dollars of this ransom was sent to Cuba forsafe-keeping.)141

Juan Perón died after a year and a half in office. Hewas succeeded by Vice President Isabel Martínez dePerón. Her key advisor was a shadowy figure named JoséLópez Rega, a man who claimed to have co-authored abook with the Arch Angel Gabriel. López Rega foundeda death squad called the Argentine Anti-CommunistAlliance (AAA).142 (Cox told us that Argentine parentshissed his name when they wanted to frighten theirchildren into behaving.)

According to Robert Cox, there was a killing every 14hours by November of 1974. The Buenos Aires Heraldwas the only newspaper operating without censorship.Jacobo Timerman’s La Opinión was the only othernewspaper reporting on dead bodies found on thestreets. The ERP was not even to be mentioned.Newspapers had to refer to «a revolutionary organizationbanned some time ago by the government». Foreignreporters were pretty much confined to one building sotheir phones could be easily tapped. Sometimes, thelisteners in the shadows would break in and ask thereporters not to talk to the New York office in English sothey could understand. At least 1,358 lives were lostduring the Peronist restoration between 1973 and 1976.Inflation was approaching world record levels and Ar-gentina was nearly to the point of stopping internationaldebt payments.

The military finally deposed an incompetent IsabelPerón in March, 1976.143 This was a much harder coup

141 Gillespie, p. 252.142 Marchak, p. 112, writes that the AAA was established within, or with theapproval of, the Ministry of Social Welfare, headed by José López Rega. Itincluded some police, some army personnel and some people contractedfor this purpose. Some copycat groups operated under this name as well.143 Military historian Alain Rouquié notes that the Argentine army displacedthe Argentine middle classes in 1930, the export agriculture oligarchy in

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than in 1966. As before, the military dissolved theCongress and provincial legislatures and replaced thePresident, governors and judges and banned politicalparty and student political activity. In addition, however,it attacked organized labor. Trade union funds werefrozen, the CGT and the most important unions were«intervened» and strikes and collective bargaining weremade illegal.144

The coup was nevertheless welcomed by many sectors.The new military leaders promised law and order and areturn to family values. Argentines were used to militarygovernments and many preferred what they anticipatedwould be a return to stability in contrast to the chaos thecountry had experienced during the most recent Peronistera. A wealthy Argentine woman said: «My husband isso happy over the coup that he’s going to pay taxes forthe first time ever».145 According to an editorial in theBuenos Aires Herold:

«The entire nation responded with relief when it wasrealized that firm hands have taken over the reins of go-vernment... It is impossible not to admire the style ofthese reluctant revolutionaries... These are not menhungry for power, but men with a duty, which they havestated with seriousness.»146

The upper-income groups were willing to tolerate somerepression of Peronists and guerrillas in exchange forpeace and quiet. Ironically, the Montonero leadershipalso welcomed the coup, in spite of severe losses and anabsence of lower-class support for their activities. The

1943, the labor unions and populist parties in 1955, the industrial sectors in1962, the traditional political parties in 1963, and the unions and populism againin 1976. The Military and State in Latin America, p. 287, cited in Marshak, p. 65.144 Gillespie, p. 228.145 Daily Journal (Venezuela), April 5, 1976, cited in Marshak, p. 148.146Cited in Marshak, p. 212.

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Montonero leadership reasoned that they would gainsupport now that the real enemy was in charge.147

A military Junta consisting of the commanders of thethree services took over the government: LieutenantGeneral Jorge Videla of the Army; Air Force BrigadierGeneral Orlando Ramón Agosti, and the Navy comman-der, Admiral Eduardo Emilio Massera. Two governmentministries went to each of the services: the Army receivedInterior and Labor; the Air Force got Defense and Justice;and the Navy took the Foreign Ministry and SocialWelfare.148 The army incorporated the entire AAA deathsquad network into its operational structures, with theexception of José López Rega. Shortly after the coup,General Benjamín Menéndez announced: «We are goingto have to kill 50,000 people: 25,000 subversives, 20,000sympathizers, and we will make 5,000 mistakes.» Gene-ral Ibérico St. Jean, Governor of Buenos Aires Province,said: «First we will kill the subversives; then we will killall their collaborators; then their sympathizers; thenthose who are indifferent; and finally, we will kill all thosewho are timid.»149 To this end, approximately 340 secretdetention centers were established to interrogate, tortu-re and kill suspected subversives.150

The Montoneros had succeeded in forcing 500 largebusiness firms to pay a monthly protection fee againstkidnapping or assault on their executives. The AAAacquired this list and required the companies to pay themtoo. When the military took over the government fromIsabel Perón, the army also got the list and negotiated a

147 Marshak, God’s Assassins, p. 147.048 Iain Guest, Behind the Disappearances: Argentina’s Dirty War Against HumanRights and the United Nations. (Philadelphia University of Pennsylvania Press,1990), p. 23.149 International Harold Tribune, 26 May, 1977.150 The number of detention centers is from CONADEP, the NationalCommission on Disappeared Persons, cited in Paul Lewis, Guerillas andGenerals: The «Dirty War» in Argentina, p. 151.

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substantial contribution from the businesses for the fightagainst subversion.

Jacobo Timerman describes the rationales for thekillings in Prisoner Without a Name; Cell Without a Number:

The Montoneros assassinate those engaged in theirsuppression; those who they believe are so engaged;those whom they regard as doing nothing to opposethose who suppress them; those who speak up againstviolence of both the Right and the Left because of theirbelief that members of the violent Left are accomplicesof the Right; second-rank politicians who are friends offirst-rank politicians who refuse to make deals with theMontoneros; politicians who they imagine might at somepoint interfere with their future plans because thesepoliticians are liberals and would attract leftist youth;and leftist journalists who are opposed to violence andhence plant confusion in the minds of Montonero gue-rrilla fighters.151

The Triple A engages in killing Montoneros, or thosethey assume to be Montoneros; they murder liberalpoliticians because their demands for legal trials ofarrested Montoneros are regarded as a form of complicitywith the Left; they murder defense lawyers of arrestedMontoneros, regarding them as a branch of the guerrillaforce; and they murder writers and leftist journalists,even though the latter may be anti-guerrilla, because theirdenunciations of right-wing terrorism are regarded asweakening the repressive will of Argentine society.152

The terror was carried out by men in unmarked FordFalcons with no license plates. They would come to the

151 New York: Alfred Knopf, 1981, p. 44.152 Ibid. Timmerman (p. 20) reports that on the same day he received twoletters threatening to kill him, one from a rightist and the other from aleftist organization.

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door, identify themselves as members of the securityforces, and ask you to come with them. Sometimes theywere less polite, as in the case of Silvio Frondizi.153 Theoff-duty policemen would then warn the family not topublicize the disappearance, or the person would neverbe seen again. Perhaps the relatives themselves wouldbe kidnapped. The next day, a moving van would cometo the door and the entire contents of the apartmentwould be taken away.

In his 1980 presentation, Cox estimated that 800people had been killed by leftist guerrillas and perhaps15,000 by the rightist death squads. Nearly 9,000 deathsof people who disappeared were documented in the 1984publication Nunca Más: The Report of the ArgentineNational Commission on the Disappeared.154 The disappea-red were sometimes called ausentes para siempre, absentforever. They were some, but not all, of the victims of themilitary and the right-wing organizations. Estimates ofthe deaths range from the conservative 6,000 of the Or-ganization of American States Human Rights Commis-sion to 7,500 by the Commission for the Defense ofHuman Rights in the Southern Cone to 20,000 byAmnesty International, to 30,000 by Donald Hodges.155

Robert Cox describes the psychological effects ofterrorism in an article entitled «Calling Terrorism byName in Argentina»:

153 Donald Hodges (p. 122) writes: «The assassination of Frondizi came inresponse to a press conference … in which he, along with three otherlawyers, publicly denounced the mass murders and tortures by the armedforces in Catamarca Province. The military was specifically charged withhaving assassinated sixteen members of a rural guerrilla column of the ERPafter they had surrendered. A fifth colleague, Alfredo Curuchet, wasintercepted by the AAA and executed on his way to the conference.»154 New York: Farrar Straus Giroux, 1984, Introduction by Ernesto Sábato.This report is available on the World Wide Web.155 Paul Lewis, Guerillas and Generals, pp. 147 and 161, ft. #1.

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People accepted terrorism as if it were simply an extensionof the violence that they saw every day on their TV sets.They wanted to feel that it had nothing to do with them....It was important to feel that violence would remainremoved, affecting only other people and that there wasalways a reason for it.

People adapted to changed circumstances by simplyswitching sides. Those who had supported armedviolence by the left would suddenly shift to the right whenthe army seemed likely to win. If a schoolteacher suddenlyvanished—was ‘disappeared’ by the unidentifiable‘security forces’— she deserved her fate. ‘She must havebeen a communist,’ people would say. ‘She was probablyindoctrinating the children she was teaching.’156

The Argentine Navy, under Admiral Massera, effecti-vely took over the Argentine foreign ministry. Thirtyambassadors were retired within three days of the coupagainst Isabel Perón. Fifty other career officers followedwithin two months and unqualified Navy personneloccupied key positions. Admiral César Guzetti wasappointed Foreign Minister. He defended the terrorbefore the United Nations in August, 1976 as follows:

Subversion or terrorism of the right is not the same thing.When the social body of the country has beencontaminated by a disease that corrodes its entrails, itforms antibodies. These antibodies cannot be conside-red in the same way as the microbes.157

A Captain Beto, one of the interrogators of JacoboTimerman said: «Only God gives and takes life. But Godis busy elsewhere, and we’re the ones who mustundertake this task in Argentina.»158 Juan Perón claimed

156 P. 2.157 La Opinión , Oct. 3, 1976.158 Timerman, Prisoner Without a Name; Cell Without a Number, p. 31.

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that «violence in the hands of the people is not violence,it is justice.» A Peronist labor leader declared that hisopinion of the rightness of torture depended upon whowas undergoing this treatment («depende de quien seatorturado»). General Videla’s definition of a terrorist was:«not only someone with a gun or bomb, but also anyonewho encourages their use by ideas incompatible withWestern Christian civilization».159

Argentina had become a country which had slippedits moorings; it had lost track of reality. There was noaccepted constitutional framework, no consensus on theproper economic system and no agreed upon moralityor religious foundation.

The Catholic Church was deeply divided. There wasa minority Third World Priests movement, consisting ofabout 400 of the 5,000 Argentine priests. Perhaps half ofthe Third World Priests were persecuted during thisperiod. Some examples are the assassination of FatherCarlos Mugica in May, 1974 and staged automobileaccidents which killed Bishops Enrique Angelelli inAugust 1976 and Carlos Ponce de León in 1977. Themainstream Church was conservative and strongly anti-Marxist. It remained largely silent in the face of thedisappearances, killings and torture. Cardinals JuanCarlos Aramburu (Buenos Aires) and Raúl FranciscoPrimatesta (Córdoba) defended the military Junta.160

Papal Nuncio Pio Laghi reportedly told a woman lookingfor her missing husband: «You have been adopted byAmnesty [International]. That proves that you aresubversives because Amnesty only adopts subversives.»161

159 Clarín, December 18, 1976, cited in Marshak, p. 150.160 Padre Domingo Bresci, cited in Marshak, God’s Assassins, p. 256 andLewis, p. 184.161 Marguerite Feitlowitz, Argentina and the Legacies of Torture, p. 221. In fact,Amnesty International only «adopts» prisoners of conscience who have notused violence.

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Nor did Argentina have a sense of common history.V.S. Naipaul wrote in The Return of Eva Perón that «historyin Argentina is less an attempt to record and understandthan a habit of reordering inconvenient facts; it is aprocess of forgetting.» «Where jargon ends by competingwith jargon, people don’t have causes. They only haveenemies.»162

Cox argued that the result of all of the above was acomplete breakdown of communication in the society,which is to say a complete breakdown of civilization aswe understand it. The Junta had decentralized opera-tions for its «Dirty War» to a substantial number of policeand military units, each of which operated with near to-tal autonomy. The units were harder to infiltrate thatway. It also meant that friends and relatives of the disap-peared could not intercede, no matter how wellconnected they were.163

One hundred and nine Argentine lawyers disappea-red between 1976 and 1983. Another 24 were murderedand over 100 were detained without charge or trial.164 Itis understandable in this light that the press «voluntarily»refused to report bodies in ditches, mutilated corpseson garbage heaps and in burned-out cars. Many reportersalso did moonlighting; they would work both for anewspaper and for one of the security services. Naturally,they would not write about their other employer. La Opi-nión and the Buenos Aires Herold were the only newspaperswilling to publish anything about the disappeared—unless the material could be ghosted and publishedabroad first. Having been published abroad, a story mightbe safe to use within the country. The conservative La

162 pp. 119-120.163 Timmerman, pp. 26-27, writes: «Each officer of a military region hadhis own prisoners, prisons, and form of justice, and even the central powerwas unable to request the freedom of an individual when importuned byinternational pressure.164 Guest, p. 26, citing Nunca Más, p. 416-24.

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Prensa deserves honorable mention for having been oneof the few newspapers to have published the names of6,000 people who had disappeared.165 This was adocument furnished by Dr. Pérez Esquivel, who won the1980 Nobel Peace Prize for his work in this area. Máxi-mo Gainza, the former publisher and owner of La Pren-sa, reports that his newspaper subsequently lost 10,000readers. «People did not want to know what washappening.»166

From the perspective of the guerrillas, the enforcedself-censorship of the press was particularly damagingbecause the political objectives of their operations werenot reported. To the extent that the assassinations andbombings had political objectives, that is. Richard Gille-spie in Soldiers of Perón and María Moyano in The LostPatrol convincingly argue that guerrilla operations becameincreasingly militarized over time and political objectiveswere marginalized. This is illustrated by the manner inwhich the guerrillas decided to confront the ArgentineAnti-Communist Alliance death squads. Moyano writesthat Ricardo Balbín, leader of the Radical Party, wouldhave been a natural and possibly effective ally inopposition to illegal repression. Balbín had become a closefriend of Juan Perón and was the only politician able toinfluence Isabel Perón. However, the Montonerosassassinated Balbín’s friend Arturo Mor Roig, formerInterior Minister under General Lanusse and a promi-nent Radical politician. Balbín subsequently cut off allcontacts with the guerrilla groups.167

165 In «At least 10,000,» Robert Cox wrote that the Buenos Aires Herold,which he had edited, was the only newspaper which—to his knowledge—had published this list as a news story, free of change. Some other newspapersaccepted payment to print the list as an advertisement. Index on Censorship,9.3, p. 46.166 Marshak, p. 215.167 Moyano, p. 157.

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The international response to the Dirty War is recordedin great detail in Ian Guest’s book Behind the Disappea-rances: Argentina’s Dirty War Against Human Rights and theUnited Nations (1990). Organizations such as the UnitedNation’s Human Rights Commission and Amnesty In-ternational played a notable role in exposing the barbarityof the repression of the 1970s in Argentina. The Carteradministration in the United States between 1976 and1980, with its emphasis upon human rights, was helpfulon a number of occasions. It might have saved the life ofJacobo Timerman, although the Israeli embassy may havehelped as well.

Anybody in Argentina outside the military govern-ment could be «disappeared» for a price and nothingwould happen. For psychological reasons, people wouldnot want to get involved. If they knew what was goingon, they would feel responsible, so they didn’t want toknow. People were also afraid. Formal communicationswere so bad that people didn’t hear about the magnitudeof the killings. The Mothers of the Plaza de Mayo wouldgather in the square facing the Casa Rosada (thepresidential palace) holding pictures of their missingchildren. Many porteños (citizens of the port, BuenosAires) thought they were crazy and called them «las lo-cas de la Plaza de Mayo» (the crazy women of the Plazade Mayo). Cox summed up as follows:

Argentina is in appearance a country very much like theU.S. Food is plentiful [it

Was then]; it is almost self-supporting in oil. It should,today, enjoy the prosperity of an Australia or the relativestability of a Canada. But when you leave Argentina as Ihave you take with you an understanding of howGermany fell under the thrall of Hitler, and why so fewof those good Germans noticed what was happening tothe Jews or other people who opposed the Nazis. You

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also understand the fear that Stalin injected into Russianlife for generations to come.168

The explanation is the failure of human communica-tion expressed in every way and at every level of life, fromthe frightened silence of a family terrified by an act ofterrorism, to the ostrich-like behavior of the media orthe failure of a government to accept responsibility withpower or to acknowledge its acts. This failure is com-pounded by every conceivable act of personal disloyalty,from children who betray their parents to men of thecloth who justify illegitimate violence. All this treacheryhappens when institutions crumble, when traditions arenot respected, when human dignity is trampledunderfoot.169

State Terrorism

From the perspective of human rights violations, themajor difference between the second Peronist period(1973-1976) and the era of military government thatfollowed was that the military Junta systematized andbureaucratized the repression. The Junta initiated ElProceso (The Process). This was state terrorism, violencedesigned to frighten a larger population.170 Torturechambers had been prepared and personnel had beentrained and assigned to man them. Each of the serviceshad its security zone to «pacify». There was also coope-ration with security agencies in neighboring countries.«Under the name Operation Condor, six Latin Americancountries agreed to allow one another’s assassinationsquads to move freely around their territories.»171

168 «Calling Terrorism by Name,» p. 13.169 Ibid.170 Marshak, p. 6, citing the classic definition by Hannah Arendt.171 Marshak, God’s Assassins, p. 149.

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Historically, the nearest equivalent to the disappea-rances were the Night and Fog decrees used by the Nazisto remove several hundred members of the Resistanceand sow terror in Nazi-occupied Europe... The Juntaturned disappearances into a government policy and inso doing gave new meaning to the concept of state te-rror. It was as deliberate, methodical, and calculated ascollecting tax, and as such very much out of characterwith the haphazard brutality of previous militaryregimes.172

As in other Latin American countries, the Argentinemilitary justified torture as being necessary in order toprevent guerrilla attacks at short notice and to penetratethe cell organization structure of the subversive organi-zations. Paul H. Lewis describes what happened in the«operating rooms» as follows:

Methods ranged from simple beatings to more complextorments with electric prods. Beatings could be appliedwith the fists, rubber truncheons, boots, wooden clubs,or even metal bars. Burning with cigarettes and theinsertion of sharp instruments under fingernails andtoenails were other crude methods. Another commontorture was to hang prisoners upside down from a barand lower them into a vat of water, keeping them therealmost to the point of drowning. That was called «thesubmarine». 173

Alternatively, prisoners could be lowered into feces.There was also the ‘dry submarine’, in which a victim’shead was covered with a plastic bag until suffocationoccurred. Female prisoners were almost certain to be

172 Guest, Behind the Disappearances, p. 32. See Feitlowitz, «Night and Fog,»in A Lexicon of Terror, pp. 63-89, for a first-hand description of what being«disappeared» involved.173 Lewis, p. 152, citing OAS, Report, pp. 219-220 and CONADEP, NuncaMás, pp. 28-54 and 479-480.

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raped at some point in their incarceration, usuallyfrequently... Psychological torture was common. Therewere mock executions, and sometimes prisoners wereforced to watch real executions. Sometimes the victimswould see their spouses or children brought in andthreatened with rape and torture unless they talked.174

For a prisoner to be «sent up» or «transferred» meantto be killed.175 Killing the prisoners served the functionof protecting the people who ordered or did the dirtywork. It also served to deflect international pressure, sincethe dead could not talk Initially, the victims would bereported as having been «shot while trying to escape».After the 1976 coup:

There were daily reports in the newspapers of clashesbetween the security forces and the ‘subversives’ invarious parts of the country, replete with casualty figu-res: so many guerillas killed, so many policemen orsoldiers. Gradually, however, a suspicious trend set in.Ever larger numbers of dead guerrillas resulted fromthese clashes, whereas government casualties were nil.176

The National Commission on the Disappeared dis-covered later that in most cases, there had been no fig-hting. The bodies of prisoners who had been killed earlierwere simply place on the «battlefield».177

Other means of disposing of the bodies includedburial in mass graves and dropping the drugged bodiesinto the South Atlantic Ocean. Former naval comman-der Adolfo Francisco Scilingo has admitted taking partin two of these death flights. He estimates that the NavalEngineering School (ESMA), a notorious detention and

174 Ibid.175 A transfer is permitted during a state of siege under Article 23 of theArgentine constitution. Poneman, p. 130.176 Ibid., p. 157.177 Ibid.

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torture center, killed between 1,500 and 2,000 people inthis fashion. Scilingo testified that «death flight» dutywas rotated to virtually all officers in the Navy. This wasconsidered «a form of communion», a «supreme act wedid for the country». In one flight, Scilingo shoved thirtydrugged people out the door of the airplane into theocean.178 Rotating «death flight» duty also had the virtueof avoiding individual responsibility and creating a senseof unity through shared guilt.

On the return flight no one said a word; back at theESMA, Scilingo drank himself into a long, deep sleepand then went to confession, where he was immediatelyabsolved. ‘It was a Christian form of death,’ the priestassured him and, bastardizing a parable from Matthew13:24, explained that subversives were the weeds sownby the enemy among the wheat. The tares had to beburned, so the wheat could be gathered into the barn.‘And that,’ says Scilingo, ‘is how we were taught to saveWestern, Christian civilization from the Red terror.’179

A substantial number of young women taken prisonerduring the «Dirty War» either had young children or gavebirth while in detention. Often, the woman would bekilled and the baby given to a military family to raise.There were perhaps 500 such cases. The powerful mo-vie La Historia Oficial (The Official History/Story) dramatizesone of these events.

For an outsider, it is difficult to understand how theArgentine military could have been so brutal, not to saysadistic. A specialist on genocide studies would be betterequipped to explain this behavior. However, it seemsrelevant that Argentina’s military forces were physicallyand psychologically isolated from the world of civilians.Young recruits were taken in at the age of sixteen and

178 Feitlowitz, A Lexicon of Terror, p. 196. The material in quotation marksis from Verbitsky, La Solución Final, p. 2.179 Feitlowitz, p. 197.

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required to live on, or next to, the base until they reachedthe rank of Lieutenant Colonel, some twenty years later.They were bound by a medieval code of honor, and by amilitary code of justice that was totally separate from thecivilian code and called for total obedience to the ordersof superior officers.180

The vicious cycle of tit-for-tat killings between theguerillas and the security forces was an important reasonfor the extreme brutality of the Dirty War. The writerremembers reading of an episode in which a sixteen-yearold girl befriended the daughter of Federal Police ChiefCesáreo Cardozo in order to place a bomb under theman’s bed.181 The girl later remarked on the sacrifice thishad entailed for her: not killing someone, but having toassociate with such people before setting off the bomb.For both the guerrillas and the security forces, theopposition was no longer human. The guerrillas sufferedmuch more than the security forces in these exchanges;the insurgents rationalized this outcome by claiming that«worse is better». The worse the repression, the moresupport they would ultimately receive from thepopulation.

The methods of the Dirty War took the guerillas bysurprise and were quite effective, if totally immoral. Mostof the torture of prisoners yielded no useful informationon the insurgents. But only a small percentage of «suc-cess» was sufficient to roll up the guerrilla networks.Patricia Marshak quotes a former Montonera named«Zaneta» as saying:

We never thought that things would turn out the way theydid... Some of us used to say, ‘If they take you to jailpregnant, what can they do to you? Pull your hair, a slap

180 Guest, p. 13.181 This occurred on June 18, 1976. Moyano, p. 233.

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on the cheek… Now we know that there are almost fivehundred children missing because the military stole them.That gives you a picture of how ingenuous we were.»182

One prisoner at EMSA, the Navy torture center inBuenos Aires, said that «approximately 95% of thecaptured guerrillas of all ranks spilled their guts ofeverything they knew... They also helped to suggest stra-tegies for uprooting the rest of the organization.»183

Montonero Juan Carlos Scarpati and his wife estimatedthat only 5% of the 6,000 guerrillas and their supporterswho were captured were found by police work.

The vast majority were arrested as a result of prisonerscruising the streets with their captors, pointing outsubversives and hideouts. Collaboration was the real cau-se for the total collapse of the guerrilla movements afterthe coup. Perhaps before the coup a captured guerrillamight hold out under torture, knowing that within a fewdays a human rights lawyer would bring a habeas cor-pus petition before a judge and get him transferred toanother jail... Now there was no limit to the torture, nojudge to intervene, no press to publicize the case.184

The Scarpatis’ statement that 95% of the capturedguerrillas «spilled their guts» may have been a rationali-zation to justify their own behavior. Still, it is clear thatthe Montonero statement that 95% of their capturedcombatants revealed nothing under torture and that «tor-ture is quite tolerable and... resistance is no problem ifthere is ideological certainty» was nonsense.185

182 God’s Assassins, p. 123.183 Lewis, p. 155.184 Ibid., pp. 155-156. Only two detainees during the Dirty War werereleased as a result of a habeas corpus writ, one of whom was JacoboTimerman. Nunca Más, p. 400ff, cited in Guest, p. 26. Habeas corpus onlyworks if a prisoner can be found, not if the person has «disappeared».185 Gillespie, p. 217, citing «Juicio revolucionario a un delator,» EvitaMontonera, vol 1, no. 7 (Sept., 1975), p. 21. A Montonero named FernandoHaymal was sentenced to death and executed in 1975 by his fellow guerrillasfor talking after four days of torture.

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Eighty percent of the Montonero combatants werecaptured or dead by the end of 1976, including many ofthe top leaders. Mario Firmenich and other top Monto-nero leaders went into exile at the end of 1976 and thebeginning of 1977. They stopped in Cuba to collect the$30 million dollars that remained of the ransom moneywhich had been deposited there for safekeeping (withoutinterest). Then they dispersed to Europe, Mexico andCentral America.186 The ERP’s organization likewisedisintegrated under severe pressure from the military. Itstopped functioning after mid-1977. The Montonerosstruggled on until late 1979.187

The Dirty War continued, spinning out of control.Officers at the Navy School of Mechanics and other tor-ture centers acted on any bit of information. «If some-one’s face appeared on a wanted poster they pulled inhis tailor, his barber, anyone remotely connected to thewanted man.»188

Bizarre mistakes were made. One victim was abductedbecause he belonged to the Argentinian Federation ofPsychiatry, which happened to share the same initials(FAR) as one of the three left-wing revolutionary move-ments (Armed Peronist Forces). One curious fourteen-year-old boy wandered into the ESMA by accident. Whenthey discovered his father was a Communist he wasatrociously tortured to death.189

186 Gillespie, p. 252, writes that 50 million dollars had been transferred toCuba in 1975 for safekeeping, without interest. See Jorge Castañeda, UtopiaUnarmed: The Fall and Future of the Latin American Left (New York: AlfredKnopf, 1993), pp. 9-14, for an account of what happened to this money.187 Ibid., pp. 159-161. Lewis, p. 189, writes that the triumph of theNicaraguan Sandinistas led the Montoneros to launch a last, suicidal, offensivein Argentina, believing that this event signaled «the beginning of ahemispheric wave of revolution that would sweep away the puppet regimesof U.S. imperialism».188 Ian Guest, Behind the Disappearances, p. 30.189 Ibid., pp. 30-31, citing Nunca Más, p. 375.

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Jacobo Timerman’s autobiographical book PrisonerWithout a Name, Cell Without a Number (1980/81) playedan important role in publicizing the Dirty War. As indi-cated earlier, Timerman had founded important newsmagazines and had served as editor of La Opinión, oneof the two or three newspapers which reported on theevents of the Dirty War. But his experience illustrates thepoint that there were few heroes in this story. JamesNeilson became editor of the Buenos Aires Herold afterRobert Cox departed Argentina after death threats tohis family. Neilson writes:

It was only when Timerman was a free man again thathuman rights became his absorbing passion. (He hadin 1966 conducted a vicious propaganda campaignagainst the elected government of President Arturo Illia,helping to create a propitious climate for a military coupthat destroyed what may have been Argentina’s lastchance of becoming a democracy.) On many otheroccasions he involved himself in anti-democratic cabals,military or civilian. (This was not unusual in Argentina,where politics, while often murderous, is not takenseriously.)190

It was not that he had lacked courage before; he had,after all, dared to take on Isabel Perón’s ruthless adviserJosé López Rega when most Argentines cowered beforehim. It was simply that in common with most of hiscountrymen he had not regarded human rights as amatter of importance. The lesson to be found in Time-rman’s experience is that those who contribute to thedestruction of «bourgeois morality» are dismantling theirown defenses as well as those of their enemies. Like

190 «The Education of Jacobo Timerman,» World Press Review, January,1982, p. 31.

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thousands of other educated, sensitive, and politicallyknowledgeable Argentines, Timerman took the crueltythat began to pervade Argentine society for granted.191

He apologized for its governments, understated theirshortcomings, and explained away their lapses... Thiswas the role he was beginning to assume when he wasseized. But then the violence came hissing up throughthe cracks he had helped to make and reached him andhe learned what happens when ideology overwhelmshumanity. His countrymen have not even begun to learnthat lesson, thus ensuring that Timerman will by nomeans be the last «prisoner without a name» in a «cellwithout a number.»192

Destroying the guerrilla groups was not the only pointof the Dirty War. Crawley notes that over half of thepeople who were disappeared (this term had become averb) after March 24, 1976 were ordinary employees andworkers.193 Any sort of grass-roots union organization wassufficient cause for arrest. Even before the 1976 militarycoup, the national government could imprison peopleduring a state of siege for an indefinite period, withoutspecific charges and without recourse to legal procee-dings. The legal justification was called the NationalExecutive Power or PEN.194 After the March, 1976 coup,there was no need for legal mumbo jumbo; grass rootsunion organizing was a de-facto crime.

It was at this point that the war being waged by themilitary had its most obvious point of contact with the

191 Ibid.192 Ibid. Additional reasons for Timerman’s arrest, which he fails tomention in his book, were that he had employed a number of guerrillas onthe staff of La Opinión and that his co-owner David Gravier had launderedmoney for the Montoneros. There was never any evidence of Timermanparticipating in the laundering operation, however. See Lewis, pp. 169-176.193 Crawley, A House Divided, p. 430.194Marshak, God’s Assassins, p. 128. Ch. 8 of this book allows those «impri-soned under PEN» to speak for themselves. Detainees had the legal optionof choosing between jail and exile, although this was often ignored.

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drastic economic turnaround engineered by [Ministerof Economics] Martínez de Hoz. Political scientistscoined a word for it: de-mobilization. This meant breakingthe back of union militancy (as well as of politicalresistance in any form or colour) by the most ruthlessuse of force and terror.195

The fall of the military junta

The military Junta proved more adept at killing suspectedguerrillas than at running foreign policy and theeconomy. Thirteen billion dollars was spent on buildingup the military in anticipation of a war with Chile overthree islands in the Beagle channel. Internationalnegotiation had yielded a decision favorable to Chile,which the Argentine government refused to accept. Warwas avoided at the last moment when Pope John Paul IIoffered to serve as mediator—at General Videla’s urging.Large sums of money were also spent in preparation forthe World Cup soccer matches in Argentina. The Juntaaccumulated US$40 billion in debt and public expenditu-re as a percentage of gross domestic product doubled. Thepeso was overvalued. Martínez de Hoz raised interest ratesand tried to open the economy to foreign competition tocombat inflation, but he could do little about the military-run industries, which could not be privatized. Nor couldhe raise prices for public services, which was seen to beinflationary. The peso was not devalued because this wouldmake paying back the foreign debt more difficult. The priceof this strategy was a frenzy of buying cheap importedgoods while domestic firms went bankrupt.196

195Crawley, p. 430.196 Lewis, pp. 164-165. Guest (pp. 12-13) writes: «By 1976 Argentina’sarmed forces were running steel mills, petrochemical plants, electronicsfactories, newspapers, and radio stations... One army enterprise, ‘Fabrica-ciones Militares’ was largest single employer in the country.»

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Argentina moved rapidly into a state of fantasy, itscapital city becoming the most expensive in the world,its affluent citizens buying up swathes of real estate in Uru-guay, Brazil and Florida, inflation still roaring ahead at 140%and production declining fast in tandem with it.197

The share of national income of salaried workers as apercentage of national income declined from nearly onehalf to one third from 1975 to 1980.198 Capital flightreached the level of twenty billion dollars.

Shortly after Argentina won the World Cup, the Inter-America Commission on Human Rights (IACHR)visited the country. (The IACHR is the human rightsinvestigative arm of the Organization of American States.)The fact of the visit and the relative freedom granted theinvestigators was related to the human rights emphasisof the Carter administration in the U.S. and its threat tocancel Export-Import Bank financing for the Yacyretahydroelectric project on the Paraná river. In spite ofgovernment advertising and posters proclaiming «LosArgentinos somos derechos y humanos» (we Argentinesare righteous and humane), thousands of people testifiedbefore the Commission. The IACHR received 5,580allegations of human rights abuses and subsequentlyreleased a devastating 374-page report.199

One of the strengths of the military Junta had beenits inter-service unity. This unity cracked for a variety ofreasons, one of which was a murderous campaign byAdmiral Massera to attain the presidency for himself.Former military President Lanusse and his allies were oneof the targets of this campaign, along with Ricardo Balbínof the Radical Party. Evidently, Massera saw Lanusse asa military liberal and as a competitor for the presidency.Massera also attempted to gain political support from

197 Crawley, pp. 435-436.198 Daniel Poneman, Argentina: Democracy on Trial, p. 5.199 See Guest, pp. 170-179.

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the Peronists and reportedly met Montonero leader MarioFirmenich in Paris.200

The military Junta became isolated. It had failed ineconomic policy and the regime was a pariah internatio-nally because of its human rights abuses—with the ironicexception of the Soviet Union, which became a majormarket for its exports. In October, 1980, the Junta ofCommanders-in-Chief designated General Roberto Violato replace President Videla.

General Viola received a warm welcome in Washing-ton, where new President Ronald Reagan and his U.N.Ambassador Jeane Kirkpatrick downplayed human rightsconcerns. The American government even got Argentinehelp in the struggle against Marxism in Central America.But Viola got a reputation as being soft and too willingto seek political normalization domestically. Then thepeso went into free fall after two devaluations. Viola hada heart attack and was replaced as President on December22, 1981 by General Leopoldo Galtieri, who retained hisposition as Commander-in-Chief of the Army.

The failure of the April 1982 attempt to reclaim theFalkland Islands (Malvinas) from Great Britain was thefinal nail in the coffin of the military Junta. The invasionwas designed to increase the domestic popularity of theJunta. Initially it succeeded. The Montoneros sent a ca-ble from Cuba asking permission to return to Argentinato fight the British.201 However, the war had been laun-ched prematurely, many of Argentina’s best troops wereon the border with Chile, there was little international

200 According to Paul Lewis, ESMA (Navy) task forces were responsible forthe kidnapping and murders of Héctor Solá, Argentine Ambassador toVenezuela, and Mónica Mignone, the daughter of Lanusse’s former educa-tion minister; and the kidnapping of Adriana Landaburu, the daughter ofLanusse’s former Air Force secretary. Then there was the kidnapping anddeath of Edgardo Sajón, Lanusse’s former press secretary, and the murderof his sister-in-law, the diplomat Elena Holmberg. Holmberg made themistake of learning too much about Admiral Massera (pp. 165-168).201 Lewis, p. 191, citing Jordán, El Proceso, pp. 334-335.

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support, and the Junta lied to the public about what washappening. Riots broke out in central Buenos Aires afterthe population learned that the war was lost.

In June, the Junta replaced Galtieri with retired gene-ral Reynaldo Bignone. At the insistence of political partyleaders, Bignone set a timetable for elections. OnSeptember 22, the Junta issued Decree Law 22, 924/83which abolished punishment for any crimes committedduring the Dirty War by either side. It became known asthe Self-Amnesty Law.202

The main candidates in the October, 1983 electionwere Italo Luder for the Peronists and Raúl Alfonsín forthe Radicals (UCR). Luder had once served as leader ofthe Senate. Alfonsín was co-founder of an Argentinehuman rights organization called the PermanentAssembly for Human Rights (APDH). Admiral EmilioMassera ran as representative of his Party for SocialDemocracy, but was disqualified by preventive arrest. Hewas indicted for murder by a brave federal judge.203

The Peronists urged the faithful to vote for Juan andEvita Perón. Alfonsín noted that the two Perons wouldhave made excellent candidates, but unfortunately fortheir followers, both were dead. Robert Cox said that withbetter representatives, they might have risen above thehandicap of being dead. This is what the military wanted.Contrary to expectations, Argentines gave Alfonsín 52%of the vote to 40% for Luder. The Radicals won a majorityin the House of Deputies and six governorships,including the largest, Buenos Aires province. ThePeronists won 12 governorships and denied the Radicalsa majority in the Senate.

202 Lewis, p. 193.203 Ibid., p. 194.

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The Trial

Raúl Alfonsín was one of the only political leaders inArgentina to speak out against state terrorism at a timewhen to do so was to risk your life. He also opposed theMalvinas War. Alfonsín summed up what had happenedin his country during the Dirty War in two sentences:«Intentamos derrotar al diablo con sus propios armas.Como resultado, la Argentina se convirtió en un infier-no» (We fought the Devil with his own weapons. As aresult, Argentina became Hell).204 This became knownas the «Two Demons» theory.

Upon assuming the Presidency, Alfonsín retired halfof the generals and one third of the admirals in the Navy.One thousand two hundred retired and active-dutyofficers requested visas and air fares out of the country.Within two years, 51 of 53 generals would retire. Three-fourths of the one-year conscripts were sent home. Themilitary budget was reduced by half to 3.1% of the grossdomestic product. The First Army Corps, with its head-quarters in Buenos Aires and at the nearby Campo deMayo base, was dissolved. The 10th Infantry Brigadewould no longer be in the Palermo District of the capi-tal, just three miles from the Casa Rosada, the presidentialpalace. Police reforms were initiated in the Ministry ofthe Interior.205 Alfonsín also tried to remove the externaljustifications for a large military budget. To this end, hepromised that military means would not be used to tryto recover the Malvinas Islands and he concluded a peacetreaty with Chile. Alfonsín was also the first Argentinepresident to require that military officers swear to defendthe constitution, as opposed to the patria, or country.

204 I attribute this quote to Raúl Alfonsín based upon my memory of anewspaper article. Iain Guest, p. 379, also attributes the quote to ArgentineForeign Minister Dante Caputo.205 Poneman, p. 86.

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Some of Alfonsín’s advisors proposed that thePresident force all high-ranking officers into retirement,but he did not do so. As Poneman writes, to eliminatethe generals and admirals would bring the colonels andthe majors to the fore. The higher ranks merely gave theorders in the Dirty War. «The junior officers were theones steeped in the gore: not ideal candidates to leadthe newly democratized armed forces.»206

The new President created the National Commissionon Disappeared Persons (CONADEP), headed by thenovelist Ernesto Sábato. Although unable to subpoenawitnesses or compel testimony, the organizationproduced a remarkable report entitled Nunca Más! (NeverAgain!) in September, 1984, based upon 50,000 pages oftestimony. Within weeks, it became a best-seller and soldover 200,000 copies.207 This document recorded 8,961cases of disappearances. CONADEP’s brief was to establishthe fate of the victims; the report did not give the names ofthose responsible for the Dirty War atrocities or provide thenames of those killed by guerrilla violence. However, givingtestimony was undoubtedly cathartic for Dirty War survivorsand for families of the victims. All 13 members of theCONADEP executive committee belonged to the RadicalParty or were human rights advocates.

Remarkably, CONADEP was not supported by NobelPeace Prize winner Adolfo Pérez Esquivel or by theMothers of the Plaza de Mayo. Human rights advocateEmilio Mignone declined to give legal advice to theCommission. Argentines are not noted for their abilityto compromise.208 The Mothers criticized Nunca Más!

206 Ibid., p. 89. The President could also have appointed retired officerswho had no connection with El Proceso, but they might have lacked therespect required to command obedience in the military. Ibid.207 Guest, p. 386.208The English word «compromise» is significantly difficult to translateinto Spanish. See Susan and Peter Calvert, Argentina: Political Culture andInstability, p. 150. Paul Lewis, p. 209, writes that Pérez Esquivel suspected

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for not listing the names of the torturers, for notemphasizing the innocence of most victims, forunderestimating the number of the victims (they believedthat 30,000 was the correct number) and for includingthe «two demons» theory in the introduction.209

Conservatives complained that Ernesto Sábato was anadmirer of Ché Guevara and the Cuban Revolution. TheForum for Studies on the Administration of Justiceargued that Nunca Más! was based on unsubstantiatedtestimony and that investigators were too emotionallyinvolved to be objective. CONADEP’s job «should havebeen carried out by judicial magistrates, who would havedeposed the witnesses under oath with potentialsanctions for perjury».210

Three days after taking office, Alfonsín said to thenation: «The democratic government has announced itsfirmest determination to restore a state of law in Argenti-na.»211 Then he sent legislation to the Congress thatwould rescind the Self-Amnesty Law and make theSupreme Military Council’s decisions subject to reviewby the Federal Court of Appeals. Although the Argentineconstitution forbids ex-post facto laws, the President’slegislation passed. Congress ratified Decree No. 157,which held Montonero and ERP leaders criminallyresponsible for insurrection for having violated theamnesty of May 1973. It also ratified Decree No. 158,which applied to the nine officers who had served onthe first three Juntas of the Proceso.212

The government’s original idea was to try the seniorofficers responsible for designing the campaign of state

Alfonsín of wanting to limit the scope of the trial. Guest, p. 554, footnote#6, notes that many members of the human rights community did supportCONADEP.209 Lewis, p. 210.210 Ibid., pp. 209-210.211 Poneman, p. 140.212 Lewis, pp. 207-208.

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terrorism and those who carried out the crimes. Alfonsínwanted to try the top Montonero leaders, but this neverhappened. Military courts were to serve as the trial courts.They were given 180 days to complete each trial, withappeal to civilian federal courts being mandatory. Civilianfederal courts would issue final judgments. Beginningwith military courts was supposed to give the armed forcesa way of cleaning their own house, but it did not work.The military courts were unwilling to pursue the casesand the federal appeals courts of Buenos Aires took overthe trials in December 1984. This was a major event,comparable to the Watergate Affair in the United States.There is probably no precedent in world history for acountry trying its last nine leaders. The sensational triallasted five months. Prosecutor Julio César Strassera chose709 individual victims to illustrate the pattern of murder.He opened the trial with the words: «I am not alone. Iam accompanied by the 9,000 disappeared.» In hissummation, Strassera said:

We Argentines tried to obtain peace founded in oblivion,and we failed... We searched for peace by way of violenceand extermination, and we failed... From the moment ofthis trial and the sentences I propose, we have theopportunity to establish a peace based in rememberingand not forgetting, in justice and not in violence. This isour opportunity; it may be the last.213

In response, Admiral Massera said:

I didn’t come here to defend myself. No one has to defendhimself for having won a just war, and the war againstterrorism was a just war. Nevertheless, I am on trial

213 Ibid., p. 99.

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because we won a just war. If we had lost it none of us—neither you nor we—would be here now. Because longbefore this the high judges of this Court would have beenreplaced by turbulent ‘people’s tribunals’ and a ferocious,unrecognizable Argentina would have replaced the oldfatherland. But, here we are—because we won the war ofarms and lost the war of psychology.214

Prosecutor Straserra said that there were twopossibilities. One was that there was a war, in which caseMassera, Videla, Viola and the others were war criminals.The other possibility was that there was no war, in whichcase the defendants were common criminals. In eithercase it was necessary to punish them in order to establish«that sadism is neither a political ideology nor a militarystrategy, but simply a moral perversion.» The court’sverdict was that the Argentine constitution and existinglegislation gave the government sufficient power to dealwith the insurgency. There was no need for kidnapping,torture and summary executions. As to Admiral Mass-era’s arguments, the members of the Juntas were not ontrial for having won a war, but for the means they hadused to do so.215 The Federal Court of Appeals theninstructed the Supreme Military Council to try lowerranking officers with operational responsibilities.216

Five of the six members of the first two Juntas wereconvicted on counts of torture, abduction, murder andrape. Jorge Videla and Emilio Massera received sentencesof life in jail. Viola got 17 years, and the others eight,and four years respectively. Four defendants wereacquitted. Hardly anybody was satisfied with theoutcome. Defenders of the Proceso claimed with some

214 Cited in Lewis, p. 224.215 Ibid, pp. 223 & 225.216 The President’s original draft law specified that only those who gaveorders or exceeded them would be held responsible for human rights abuses,thus protecting the lower ranks. Congress inserted the phrase «except where[the accused] committed atrocious or aberrant acts.» Lewis, p. 228.

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justification that the trial was based on ex post facto le-gislation. The defendants, who had won the war againstsubversion, had been made scapegoats. On the left,human rights activists protested against dismissal ofsome of the charges and the «light» sentence received byViola and some of the others. Strassera himself expresseddisappointment that some of the defendants had gottenoff and others had received too little punishment.

The response of the defendants was predictable anddemonstrated the need for the sentences. However, tothe present writer, the reaction of Strassera, Hebe deBonafini (leader of the Mothers of the Plaza de Mayo)and some other human rights activists demonstrated alack of political maturity. If the country was to operateunder the rule of law for the first time in its history,decisions of the courts demanded respect. It is unders-tandable that people whose children had been killedwould be unhappy with less than life sentences for thoseresponsible. But what did they expect to happen? Couldthe government jail the entire Argentine military? It wasa miracle that Alfonsín had become President, hadtemporarily brought the military under control, and hadheld this trial. What would happen if Alfonsín did notreceive the full support of the population? Finally, it isimportant to acknowledge that the guerrillas werepartially responsible for having provoked the «Dirty War».This is not to diminish the culpability of the military.Nothing can justify the brutality and sadism of therepression. It is simply to say that the state terror wouldnot have happened without the guerrilla campaign.

The trials of the military Junta commanders did notprove to be a complete success. Jaime Malumud-Goti,who advised President Alfonsín on setting up the trials,has written authoritatively on the matter. He says thatthe trials did serve a number of positive functions. They«provided a... means to come to terms with the past, toinstill individual responsibility, to establish the... truth,

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and, most of all, to write the country’s recent history inthe language of moral responsibility.»217 And thecourtroom drama was certainly effective. An army majortold Malumud-Goti that his sons would often ask him,upon returning from school: «Are you, too, a murde-rer?»218 Part of the problem was the nature of the judiciary.The judges appointed for the trials were inexperiencedand «hardly anybody, including lawyers, bases theirposition on the courts’ decisions». Judicial decisions lackauthoritativeness.219 The military saw the courts’ deci-sions as demonstrating the administration’s control overthe judges, used as an instrument of revenge. The humanrights activists also saw the courts’ decisions as political;the decisions reflected the administration’s objective ofmaking peace with the military. An effort to judicializepolitics ended up politicizing the judiciary.220 Finally,the assassins of the AAA and the thugs of the MetalWorkers’ Union, etc., were never brought to justice.

Denouement

The Argentine military became increasingly opposed tothe trials. Intermediate-level officers felt that it was unjustto punish them for what they did while their superiorsate dinner in the rooms next to the torture chambers.The anger of the military was increased by the compara-tively lenient treatment accorded the former guerrillas.Many former Montoneros and members of the ERP hadbeen released under the military’s Self-Amnesty Law. Butthey had not been re-arrested when this law was cancelled,unlike lower-ranking military officers. These included,

217 Malamud-Goti, Game Without End, p. 183.218 Ibid., p. 177.219 Ibid., p. 181.220 Ibid., p. 198.

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for example, the twenty-seven former insurgents who hadbeen arrested for the murder of General Jorge Cáceresand his wife.221

Lt. Colonel Aldo Rico led a carapintada (painted[blackened] face) military revolt against the Alfonsín go-vernment in April, 1987. A few weeks later, the Presidentsent the Congress a «Due Obedience» bill which exe-mpted lower-ranking officers from prosecution in humanrights cases.222 Colonel Mohamed Seineldín, a famouscommando, led another carapintada revolt in December1988. This rebellion forced Alfonsín to grant a 40%increase in military salaries and replace his loyal com-mander of the Army.

On January 23, 1989, sixty guerrillas from a leftistgroup called Movimiento Todos por la Patria (MTP),having learned nothing from the experience of the DirtyWar and state terrorism, attacked the Third Infantry’sgarrison at La Tablada on the outskirts of Buenos Aires,pretending to support Colonels Rico and Seineldín. Thisepisode discredited the Left and forced PresidentAlfonsín to side with the armed forces.223

Alfonsín had inherited a country with 600,000 peopleunemployed, many more underemployed, an externaldebt of US$43 billion and over 300% inflation.224 Hisadministration proved unable to deal with the situation.High inflation was followed by hyperinflation. Peronistcandidate Carlos Menem won the next presidentialelection, Alfonsín being constitutionally ineligible for re-election. The inflation was so bad that Alfonsín turnedover the Casa Rosada to Menem ahead of schedule.

221 Lewis, p. 228.222 Lewis, p. 229, reports that although 300,000 people demonstrated inthe Plaza de Mayo against the revolt, the commander of the Army wasunable to get any military unit to act against the rebels. Alfonsín himselfwent to the Campo de Mayo to meet Colonel Rico.223 Ibid., pp. 229-231.224 Crawley, p. 334.

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President Menem discarded decades of Peronist statisttradition by embracing neo-classical economics. Helinked the Argentine peso to the U.S. dollar, privatizedthe economy, and linked Argentina to the United Statesin foreign policy.

Menem granted an unpopular pardon on October 8,1989 to 277 officers who had been convicted of humanrights violations during the Dirty War. The pardon alsocovered charges of misconduct during the Falkland/Malvinas War and taking part in the carapintada revolts.Finally, sixty-four former Montoneros were freed orexempted from prosecution. Montonero leader MarioFirmenich and former military leaders Videla, Viola,Massera, Agosti, Lambruschini, Camps and Súarez Ma-són were not pardoned. The pardons were presumablyintended to strengthen Menem’s position with themilitary. Lewis writes that Colonel Seineldín, who hadled the 1988 revolt against the Alfonsín government, haddinner with the President in the official residence in Oli-vos the day after the pardon.225

Seinedín’s choice for Defence Minister unexpectedlydied. The new Minister was adamant that the chain ofcommand must be respected and discharged ColonelRico. After hearing threats from Seineldín and his follo-wers, Menem changed sides. Preparing himself for theconflict, Menem announced that there would be anotherwave of pardons at year end and increased salaries forArmy officers. Seineldín and his followers engaged in abloody revolt, which was put down. The Supreme MilitaryCouncil sentenced Seineldín and his ringleaders to lifeterms in jail. Menem then pardoned the remaining leadersof the military Juntas and the guerrilla leaders.226

225 Lewis, p. 236.226 Ibid., p. 237.

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On March 3, 1995, investigative journalist HoracioVerbitsky, a former Montonero, published «The FinalSolution» in the morning newspaper Página 12. This wasthe first report on a year’s worth of interviews with Adol-fo Francisco Scilingo, who admitted to have taken partin the Argentine Navy’s «death flights» during the DirtyWar, as described earlier. This material was later compiledinto a best-selling book called El vuelo (The Flight).President Menem’s response was to say: «Scilingo is acrook. He is rubbing salt on old wounds». Menem thenstriped Scilingo of his military rank.227

From a human rights perspective, the most dramaticevent of the 1990s was a nationally televised speech aboutthe Dirty War by Army Chief of Staff General MartínBalza, April 25, 1995. Balza said:

The armed forces, and specifically the army, the branchfor which I am empowered to speak, believed erroneouslythat the body politic lacked the necessary antibodies to confrontthe situation, and once again took power, abandoningthe road to constitutional legitimacy.

This error led to... illegitimate means of obtaininginformation, including the suppression of life... Again I wishto repeat. The ends never justify the means...

To be just we must recognize that in this conflictamong Argentines almost all of us are guilty, by commissionor omission, by our presence or our absence, by recommendingor passively allowing it to happen... Even though we mightwish to deposit the guilt with a few, in truth the guiltresides in the collective unconscious of the entire nation.

I give this order to the Argentine army, and in thepresence of all Argentine society: No one is obliged to obeyan immoral order or one that violates military laws or rules.Whoever does so shall... be severely sanctioned.

227 Feitlowitz, p. 197.

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Let me say clearly, and without euphemism:

It is a crime to violate the national Constitution;It is a crime to give an immoral order;It is a crime to execute an immoral order;It is a crime to employ unjust, immoral means toaccomplish even a legitimate objective [emphasis in theoriginal].228

General Balza achieved star status in Argentina on thebasis of his address to the nation. Surprisingly, he hadbeen saying much the same thing within the army asearly as 1992, but this information had not penetratedthe wall between the military and the civilian world. TheAir Force and the Navy were forced to follow Balza’s lead,although, some said, in a «lite» version. Admiral Picoruined much of the positive effect of his institutionalapology by saying on radio that «Alfredo Astiz, thenotorious infiltrator of the Mothers [of the Plaza deMayo], ‘had all the moral qualities to be an officer of thenavy’». President Menem agreed that «Astiz is a goodofficer». The French and Swedish governments wereoutraged. (Sweden sued Astiz for killing a young Swedishwoman.)229

Epilogue

This is the story of the Argentine «Dirty War» and itsaftermath through the end of the 20th Century. It is anever-ending story which continues to reverberatethroughout Argentine history, much as the history of the

228 Ibid., p. 224.229 Ibid., p. 227.

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Holocaust reverberates throughout German history.230

Nestor Kirchner became President of Argentina in May,2003. He had been a leftist in his youth, a member ofthe Juventud Peronista. Upon assuming the Presidency,Kirschner replaced the members of the ArgentineSupreme Court. In June, 2005 this court overturned theamnesty laws «Ley de Punto Final» (Full Stop Law) andLey de Obediencia Debida (Law of Due Obedience). The«Dirty War» trials began again and continue today.

The previous pages describe the «Dirty War» as thepresent writer sees it, informed by some excellent bookson the subject. Others may see it quite differently, ofcourse. Malumud-Goti writes: «An outstanding featureabout Argentina is the way in which lack of formal,authoritative institutions has contributed to a multiplicityof versions of recent history.»231

One of the most valuable insights I gained from myyear in Argentina in the late 1960s was that my ownpolitical views were not well represented in Argentinepolitics. I could not find a place on the political spectrumfor my North-American liberalism. This may still be thecase. Paul Lewis ends his 2002 book by writing:Apart from a few sincere moderates, no one on eitherside of Argentina’s political divide is really interested inhuman rights as a universal principle. No one is reallyinterested in constitutional procedures, either. Thepresident bribes legislators to pass his bills, or else heignores them and rules by executive decree.232

The reader may have noticed that I subscribe generallyto Raul Alfonsín’s «Two Demons» explanation of the DirtyWar. But, of course, this is a metaphor; there were no

230 Jacobo Timerman compares rationalizations for the Dirty War torationalizations for the Holocaust on pp. 154-158 of Prisoner Without aName; Cell Without a Number.231 Game Without End, pp. 179-180.232 Guerillas and Generals, p. 252.

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demons. For the most part, the killers on both sides werenormal human beings, just like us.233 This may be themost frightening part of the story. If these people hadbeen born in Sweden, for example, 95% would have livednormal, respectable lives. The political and culturalcontext is important, both nationally and internationa-lly. The greatest tragedy of Argentine history, in myopinion, is that the country has never developed asatisfactory political system.

The Argentine case is unique in Latin America onlyin the scale and systematic organization of the repressionof middle class people. Military governments torturedand killed people during this period in Chile, Uruguay,Brazil, Guatemala, El Salvador and elsewhere. But theparticular turns and twists of Argentine history matter;background variables matter; what happened to parti-cular people matters; and it matters how we perceive theDirty War in retrospect. These events are not really «faraway and long ago.» Something similar could happennearly anywhere.

And the abyss? the abyss?The abyss you can’t miss:«It’s right where you are—A step down the stair.»234

233 María José Moyano (p. 164) writes in Argentina’s Lost Patrol: «The theoryof the two demons or two terrorisms, which considers armed struggle andstate terror as two sides of the same coin, allows Argentine society to forgetthat at one stage it supported armed struggle unequivocally. The two de-mons theory also allows the political class to forget that the 1973 amnestylaw received a unanimous vote in Congress, and that party leadershipsfailed to condemn armed struggle or illegal repression until late 1974.» Iagree with Moyano’s statement. However, it seems to me that the «twodemons» approach is often used as a straw man, there being little demonic«theory» here.234 Theodore Roethke, «The Abyss», in The Collected Poems of Theodore Roethke(Garden City: Doubleday, 1963), p. 49.

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The great virtue of books such as Patricia Marchak’s God’sAssassins and A Lexicon of Terror, by Marguerita Feitlowitz,is that they let the participants tell their own stories.There is no other way to emotionally understand theDirty War in a country as fragmented as Argentina.Ultimately, it was a tragedy in which people in impossiblesituations either learned from their experience or didnot learn. «‘History is made in a slow fire’, and the peopleknow that the wind is the teacher.»235

I recall learning about the horror of the Dirty War froma book called State of Fear, by Andrew Graham-Yooll ofthe Buenos Aires Herold. The book includes a story abouta photographer in Buenos Aires who took the wrongpicture of people waiting for Juan Perón’s return at theEzeiza airport on June 2nd, 1973. Two people ofopposed political tendencies were pictured together; thispicture got on a poster; and somebody thought thismeant something politically. The photographer’s namegot on a list and one day he was picked up by two men inan unmarked Ford Falcon. He was pushed in the backseat of the car. The men began to discuss whether theycould kill him and dump the body near the Ezeiza airportin time to come back and pay the electric bill. The pho-tographer was so scared he shit in his pants. The mendecided that time was short—perhaps the traffic wasbad—so they just kicked him out of the car with a war-ning. The photographer ran back to his studio and,without taking time to clean himself up, went throughhis files, destroying every picture that might conceivablybe incriminating. Several years later, after the Dirty Warhad died down, the photographer and his wife got aninvitation to come to a bar in the city for an asado, abarbeque. The invitation was from the men who had

235 «Juan Guillermo» citing the lyrics to a popular song. God’s Assassins,pp. 139-140.

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intended to kill him. It was their way of saying «sorry,nothing personal.» Even more remarkably, the photogra-pher and his wife attended the event.236 Perhaps theywere scared not to go.

I began this narrative by describing my arrival in LaPlata, Argentina in 1966 and how I was welcomed byProfessors Mario Teruggi and Silvio Frondizi, who waslater killed by the Argentine Anti-Communist Alliance.237

After my lecture at the School of Social Sciences, on March19, 2008 an ANU professor named Guillermo Anad toldme that he was from La Plata. Guillermo knew themembers of the Teruggi family, whom I had lost track ofdecades ago. We talked about the various family membersand the house the Teruggis used to live in. I recalledattending a 15th birthday «coming out» party for Marioand Cupi’s daughter. My main impression was howgrown-up the «kids» seemed, wearing suits and ties andtalking about national politics.

Professor Anad gave me a copy of an Argentine journalcalled La Pulseada (No. 45, November, 2006), whichcontains an homage to Mario Teruggi. Professor Teruggihad been Director of the Argentine Museum of NaturalSciences in La Plata. He authored five scientific booksand 120 articles. A previously unknown mineral has beennamed after him («terrugite»). Mario also wrote adictionary of «lunfardo», the Italianate slang of southernBuenos Aires, plus several novels.

A second article in La Pulseada is about Mario andCupi’s son Benardo Teruggi, now a musician andorchestra director in Argentina. Bernardo was 15 years

236 Andrew Graham-Yooll, State of Fear: Memories of Argentina’s Nightmare(London: Eland & Hippocrene, 1986), Ch. 2, pp. 24-36. First publishedin part as Portrait of an Exile (London: Junction Books, 1981).237 An on-line article entitled «Silvio Frondizi ante la condición humana»,by Sylvia Ruiz Moreno, lists seven books and twelve shorter manuscriptsauthored by Dr. Frondizi. http://www.ensayistas.org/critica/generales/C-H/arentina/silvio.htm. Accessed 3/16/2008.

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old on September 16th, 1976 when a 16-year old class-mate and friend named Claudia Falcone was kidnapped.This was the «Night of the Pencils» in La Plata, whenseven teenagers who had organized in favor of subsidizedbus fares were disappeared and tortured; only onesurvived.238 Three months later, Bernardo’s sister Diana,her husband, and two other people were killed by securityforces at their home, Calle 30, between 55th and 56thstreets. According to the story, they were running a Mon-tonero print shop to denounce tortures, killings, deathflights, and the horror of ESMA, the Naval EngineeringSchool. Diana’s young child, Clara Anahí Mariani, wastaken away. She may have been given to a military familyto raise. Relatives have been searching for her for thirtyyears. The case of Diana Teruggi and her daughter isbriefly described on page 302 of Nunca Más!

238 Feitlowitz, p. 179.

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. Imagining Argentina (2003) Directed by Christopher Hampton

. The Official Story (1985). Directed by Luis Puenzo.

. The Disappeared (2007). Directed by Peter Sanders.

. Los Escuadrones de la Muerte. L’école francaise, by Marie-Monique Robin.

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ÍNDICE

Introducción 7

La organización del espacio urbano en el contextodel subdesarrollo latinoamericano. Una propuestametodológica para la zonificación de áreasmetropolitanas en la conttemporadeidad: el casode Monterrey, N. L. MéxicoEduardo Sousa González 15

Anexos gráficos y estadísticos 43

Environmental and land use planning decisionsupport system: an application exampleArdeshir Anjomani, Ali Saberi and Naveed Shad 59

Complexity theory metaphorsand Urban Planning:Michael A. McAdams 93

The Nature and development of publicsector management in developing countriesAlvin Brown 127

Gobernanza metropolitana:definiciones y marcos conceptualesJesús A. Treviño 167

Economía, empleo y productividaden las metrópolis de MéxicoEdel Cadena Vargas, Guadalupe Hoyos Castilloy Juan Campos Alanís 195

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Visión social del urbanismo:de la teoría a la prácticaAlfredo Palacios Vara 219

La arquitectura del centro de Monterreyen relación al crecimiento metropolitano:Antonio Taméz Tejeda 269

An Updated Look at the Three Typesof Rural Mexican Migrants to the U.S:Jeffrey S. Smith 305

La economía global y sus tendencias territoriales:¿construcción de un espacio culturalo solamente económico?Eduardo Sousa, Juana Ma. Lozanoy Jorge Álvarez 327

Far Away and Long Ago:Argentina and the “Dirty War”Richard Hartwig 367

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Análisis espacial y políticas públicas en estudios

de casos seleccionados (Spatial analysis andpublic policies in selected case studies), deEduardo Sousa González, Jesús TreviñoCantú y Antonio Tamez Tejeda, se terminóde imprimir en el 2010 en los talleres de laImprenta Universitaria. En su composiciónse utilizaron tipos New Baskerville de 14, 12,11, 10, 9 y 8 puntos. El cuidado de la edi-ción, estuvo a cargo del autor. El formatoelectrónico y el diseño gráfico de la porta-da, a cargo de Claudio Tamez Garza. La edi-ción consta de 1000 ejemplares.