suplemento semana santa 2016

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Suplemento Semana Santa 2016, Página 1 Diario La Hora Suplemento Especial de Diario La Hora, Guatemala, marzo 2016

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Suplemento Semana Santa 2016

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Page 1: Suplemento Semana Santa 2016

Suplemento Semana Santa 2016, Página 1Diario La Hora

Suplemento Especial de Diario La Hora, Guatemala, marzo 2016

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Página 2, Suplemento Semana Santa 2016 Diario La Hora

Hablar de la Cuaresma y Semana San-ta en Guatemala es sumergirse en todo el misticismo que ella posee.

Generación tras generación seguimos los pasos de las imágenes de Pasión de los Naza-renos con la Cruz a cuestas, de las bellas imá-genes que representan a la Madre de Dios en

sus diferentes advocaciones como, por ejemplo, Las Dolorosas, de Soledad; be-llas esculturas que nos re-cuerdan a una mujer humil-de, sencilla y obediente a los designios de Dios, que a pesar de su inmenso dolor en su amante cora-zón sigue a su

hijo por el camino que lo llevó al monte de LA CALAVERA o GÓLGOTA donde su último aliento sería entregado por nuestra salvación.

También caminamos con esas imágenes

que duermen el sueño profundo de la muer-te, los Cristos Yacentes, que nos anuncia el triunfo de la vida sobre la muerte, pues re-sucitará al tercer día. Hablar de la Cuaresma y Semana Santa en Guatemala también es hablar de la felicidad y alegría pues el Do-mingo de Resurrección la música, las ves-timentas y el entorno ya no es fúnebre, al contrario es festivo ya que, a través de las imágenes de Jesús Resucitado nosotros sa-bemos que Él estará con nosotros hasta el fin de los días (Mt 28:20).

Hablar de la Cuaresma y Semana Santa en Guatemala es regresar varios siglos en el tiem-po, a la época de la Colonia y situarnos en el Valle de Panchoy, en la hoy Antigua Guatema-la que al finalizar su construcción, fue llama-da “la más bella de América”, y hoy además denominada “la Jerusalén de América”, donde manos de personas, maestros talladores, ilu-minados con un don divino esculpieron imá-genes que evocan a ese hombre humilde lleno de amor y misericordioso.

Hablar de la Cuaresma y Semana Santa en Guatemala es hablar de colores con sus colo-res de serrin nuestro arte efímero, de sabores por su gastronomía propia de la época, de olores con ese aroma que solo en Guatemala tenemos con el Corozo, apreciar las andarías o muebles procesionales, deleitar nuestro sen-

tido de la vista, dándole un respiro de paz y amor a nuestro corazón apreciando las bellas, únicas e inigualables imágenes que parecieran tener movimiento propio, de escuchar las mar-chas fúnebres, nuestra música sacra arraigada a partir del siglo XIX, que enriquece y vuel-ve aún más propia, original e irrepetible esta época. Hablar de la Cuaresma y Semana Santa en Guatemala es tener contacto con nuestro patrimonio, un patrimonio que desde el año 2008 se convirtió en Patrimonio Cultural In-tangible de Guatemala, bajo el Acuerdo Mi-nisterial No. 560-2008 de fecha 4 de septiem-bre 2008, emitido por el Ministerio de Cultura y Deportes, sin embargo, para los guatemalte-cos y en especial para los CUCURUCHOS es más tangible pues lo sentimos, lo respiramos, lo vemos, lo palpamos y lo vivimos de una manera sin igual como en ninguna parte del mundo entero. Hablar de Cuaresma y Semana Santa en Guatemala en síntesis, es hablar de la fe, el arte, la cultura, tradiciones y devociones las cuales son características de raíces de uni-dad de todo un pueblo que se entrelazan con todas las expresiones culturales y de fe pública las cuales, manifiestan el sentido de pertenen-cia nacional.

Hablar de la Cuaresma y Semana Santa en Guatemala es hablar de una amalgama chapi-na que corre por nuestras venas.

Manuel Fernando Pontaza

Hablar de la Cuaresma y Semana Santa en Guatemala más que una simple Tradición es hablar de un sentimiento de la identidad en un País de una gran diversidad cultural, por lo que conservar la Cuaresma y la Semana Santa es deber y obligación de todos.

Hablar de la Cuaresma y Se-mana Santa en Guatema-la es regresar varios siglos

en el tiempo, a la época de la Colonia y situarnos en el Valle de Panchoy, en la hoy Antigua Guatemala que al fi-nalizar su construcción, fue llamada “la más bella de América”, y hoy ade-más denominada “la Jerusalén de América”, donde manos de personas, maestros talladores, iluminados con un don divino esculpieron imágenes que evocan a ese hombre humilde lle-no de amor y misericordioso.

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Suplemento Semana Santa 2016, Página 3Diario La Hora

En el caso del culto a Jesús Nazareno de Candelaria su antigua cofradía fue reorganizada con el apoyo del padre

Mariano Iturbide en el año de 1898, bajo el go-bierno eclesiástico de Monseñor Ricardo Casa-nova y Estrada quien había regresado al país tras vivir un destierro.

En este mismo contexto mejorarán las relacio-nes entre la jerarquía católica y el estado liberal guatemalteco, comenzando por permitir el re-torno de los presbíteros desterrados y la reaper-tura del Seminario Menor, esto bajo la Presiden-cia del general José María Reina Barrios.

La devoción al Nazareno de los ojos verdes au-mentó a tal punto que la tarde del 3 de febrero de 1917 fue solemnemente consagrado por par-te del arzobispo Monseñor Raymundo Riveiro y Jacinto OP, siendo la primer escultura en recibir dicho reconocimiento en la Nueva Guatemala de la Asunción.

En este contexto el 4 de noviembre de 1923 la Hermandad de Jesús Nazareno de Candelaria comienza con la impresión del semanario El Nazareno, un órgano de información pionero para su época, pero por sobre todo novedoso en cuanto a sus distintas secciones, y que viene a ser un referente para el estudio de la historia de la Semana Santa guatemalteca de inicios del siglo XX.

Siendo un órgano de información sobre las ac-tividades propias de la parroquia de Candelaria y de la iglesia Católica en general, es importante citar que para esta época de los años 20 del siglo pasado la administración del mismo semanario, será por parte del señor José Luis Moraga, con lo que podemos apreciar cómo ya la circulación de este medio de comunicación había crecido, por lo que ya había demandado una mejor organiza-ción, desligando el cura párroco de Candelaria la administración y organización del mismo en un laico de su confianza, como se puede obser-var al leer el directorio de este semanario en to-das sus ediciones.

Como hemos logrado demostrar el semanario El Nazareno a lo largo de los años 20 logró no solo posicionarse dentro del ideario social de la Nueva Guatemala, sino también logró generar interesantes aportes para poder entender varios aspectos de la vida de la ciudad en la época en la que este semanario circulaba y cobraba gran notoriedad por sus interesantes secciones.

En este mismo contexto desde su fundación, hasta 1930 el semanario logro mantenerse en la cúspide de adquisición de los guatemaltecos, si-tuación que no fue igual en la década siguiente al primer número en circulación, esto por diversos motivos que apuntaremos:• La crisis económica que golpeó a Guatemala con motivo de la gran depresión.• La circulación ya no semanal sino quincenal

Licenciado Mario Alfredo Alvarado Vela, Usac - Escuela de Historia

El Nazareno a lo largo de los años 20 logro no solo

posicionarse dentro del ideario social de la Nueva Guatemala, sino tam-bién logro generar inte-resantes aportes para poder entender varios aspectos de la vida de la ciudad en la época en la que este sema-nario circulaba y cobraba gran noto-riedad por sus inte-resantes secciones.

El paso del siglo XIX al XX trajo consigo muchas innovaciones en las conmemoracio-nes de La Pasión de Cristo en nuestro país, fruto de ello también será la reorganización de las antiguas cofradías en Hermandades de laicos comprometidos con la iglesia Católica en momentos difíciles producto de las diversas persecuciones, por parte de los gobiernos liberales para con el clero y estas expresiones de culto exterior.

del semanario.• El hecho de volverse una publicación ya

no dependiente de la Hermandad de Jesús Nazareno de Candelaria sino de los patro-cinadores.

• El agrandamiento de los ejemplares a tamaño carta, situación que alzó los costos de la pro-ducción del mismo.

En este sentido es importante decir que pocos ejemplares de los años 30 se encuentran para su consulta en la Hemeroteca Nacional, haciendo con ello más difícil de realizar la investigación y análisis correspondiente para el efecto.

En este contexto es importante anotar que dentro de las pocas publicaciones encontradas y revisadas de los años 30 se encuentran, intere-santes datos hasta ahora desconocidos o que no habían logrado difundirse de la mejor manera, siendo estos los siguientes:

A: Listado completo de las obras musicales del maestro Manuel Moraga, publicados y ci-tados con breves reseñas de las obras del cita-do músico. (El Nazareno 1937, número 628).

B: Reseña Biográfica de Monseñor Herlindo García; sacerdote de gran presencia en la so-ciedad guatemalteca, fue párroco de Nuestra Señora de Candelaria y gran promotor de la consagración de Jesús Nazareno por parte del Arzobispo Fray Raymundo Riveiro y Jacinto, un personaje no solo de resaltar para el catoli-cismo sino que también ayudó a la mejora de las relaciones entre la Iglesia y el estado libe-ral. (El Nazareno 1938, número 638).

C: Historia de la festividad de Cristo Rey en Guatemala, una descripción completa que na-rra el origen de la celebración de esta festivi-dad en Guatemala, y como esta se encuentra ligada desde el año 1927 a Jesús Nazareno de Candelaria, situación que aclara múltiples du-das sobre la citada festividad religiosa y la importancia de la misma porque buscaba realzar el reinado social de Cristo en el estado liberal guate-malteco. (El Nazareno 1938, número 652).

Lamentablemente hasta el año de 1938 tenemos referencias del Nazareno, de ahí no se encuentran más números para poder seguir con el análisis y poder encontrar más aportes de este interesante semanario, sien-do el ultimo consignado en la Hemeroteca el número 655 de fecha 15 de diciembre de 1938.

Posterior a ello no hay más referencias que nos hablen que pasó con la circulación del semana-rio, pero quedará para las futuras generaciones de colegas historiadores poder retomar la in-vestigación y determinar realmente ¿por qué y cuándo? Dejo de circular esta interesante fuente de investigación para comprender la realidad social de la Guatemala de inicios del siglo XX.

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Cuando algo trasciende más allá del espacio para el que fue creado significa que los

valores que contiene exceden con mu-cho los límites de lo particular, que su significado puede ser alcanzado por cualquiera en cualquier situación, y aquello que empezó siendo específico se convierte en colectivo.

La devoción de Jesús de la Merced trasciende el barrio y la comunidad, con todo el localismo que acarrea, par-te de ese merito radica y responde a una autenticidad incuestionable. Que yo sepa o que yo lo recuerde, esta es la primera vez, que alguien escribe sobre los favores recibidos de Jesús de La Merced. Es por esa razón que el licen-ciado Walter Enrique Gutiérrez Moli-na, nuevamente en este año 2016 rinde homenaje especial a tan venerada ima-gen, en sus líneas nos ofrece una rica descripción de ofrendas y milagros a lo largo de estos años.

A nadie debe extrañar que nos pre-paremos, desde ya, con júbilo a la

celebración de los 300 años de la Consagración de Jesús de La Merced en el año 2017. Este año llegamos a la publica-ción del número 40 del libro cuaresmal, y por esa razón el tema central del escrito de Gutiérrez Molina (Walter Enrique Gutiérrez Molina) resal-ta milagros y vivencias de fe. Quisiera insistir, y advertir al lector -es-pecialmente a quienes el cuerpo y el alma de estas tierras le son ajenos- que

cada anécdota de las allí referidas, trasciende el concepto corriente y rampante de la anécdota. Se trata de jirones de historia íntima, que, fina y humanamente tejidos explican un modo de ser, y un propósito para ese modo de ser. El ser y el modo del de-voto de Jesús.

Es esta verdad la que, sin duda, ha

Sirvan esta páginas, escritas

con sencillez, pero con profunda fe, como un conjunto de factores que vayan calando en nuestro interior para seguir fomentando esta devoción que hace grande a Jesús de La Merced.

Nada que no se sustente en unas raíces auténticamente locales puede alcanzar una dimensión universal. Esta una de las premisas de la cultura en sí mismas. Suelen ser las obras o los hechos más localistas, los que alcanzan una mayor dimensión fuera de los estrechos márgenes de donde surgieron. En realidad es la autenticidad de lo individual lo que da verdadero valor a una colectividad. Aquello que carece de una verdadera conexión con sus orígenes jamás podrá alcanzarlo cuando traspase este pequeño ámbito.

sorprendido a todos aquellos que se acercan al Nazareno. No solo es la belleza indiscutible de su rostro lo que crea devoción más allá de nuestras fronteras, sino los valores que este acarrea, la sim-pleza, la cercanía, la magnificen-cia que siempre lo rodea, fruto no de la búsqueda de un lujo desme-surado, sino del amor que siempre encuentra a su alrededor, de cómo los devotos quieren ver a su Jesús.

Sirvan esta páginas, escritas con sencillez, pero con profunda fe, como un conjunto de factores que vayan calando en nuestro interior para seguir fomentando esta de-voción que hace grande a Jesús de La Merced.

¿Una noche cualquiera de cualquier día del año? Viernes Santo.

Son las diez de la noche. Templo de La Merced. ¿Cómo describir lo que sucede desde que se abren las puertas a las dos de la madru-gada hasta que cierran eclipsando el rostro de Jesús Nazareno a las cuatro de la tarde? Intentaré hacer-lo reconstruyéndola en un mosaico

formado por suspiros, nostalgias, lágrimas, oraciones y exaltaciones unidos por el yeso de palabras, in-tuiciones y emociones nuevas.

Son las doce de la noche del Jueves Santo. Ven Jesús y danos la esperanza. Porque todavía no vemos a Dios cara a cara, todavía no lo poseemos definitivamente, todavía no estamos liberados del sufrimiento y de la angustia, toda-vía no estamos a salvo del dolor y la muerte, nuestra y de aquellos a quienes amamos, todavía no han terminado las separaciones, ni las lágrimas, ni los adioses, ni los ol-vidos. Ven Jesús de La Merced y danos la esperanza, que sólo ver-te es ya tenerla. Que se abran las puertas de tu templo; abra camino la Cruz de plata; salgan los ciria-les, avancen los preciosos pasos y tras ellos navegue el anda de tu Consagrada Imagen.

Corra por la multitud la voz de que ya viene la Dolorosa, recorra el atrio su estandarte, suene entre suspiros la “Granadera”. Bendice Madre nuestra el suelo de Gua-temala al pisarlo y las casas al rozarlas; fluye por la calle ancha

de la 11 avenida, por Jocotenango, por la Recolección, pon de pie a las personas que le esperan en Catedral; y desde allí, en triunfal regreso, empapada de Dios, va por las estrechas arterias de la ciudad provocando amaneceres, rasgando oscu-ridades, derrotando tinieblas, hasta en-frentarse al sol que se le rinde, humillán-dose ante la única de la luz que alumbra nuestras vidas y haciéndose brillo de sus bordados, fulgor de plata, resplandor de su corona, ráfaga de su perfil, vida en sus ojos y luz de su sonrisa.

Por eso el Viernes Santo por la mañana confiamos. El Viernes Santo por la ma-ñana saltaríamos un abismo, si Dios nos lo pidiera. ¿Dónde está muerte, tu agui-jón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria? No importa que ahora esté cerrado nuestro corazón. Porque no es donde estuvieron y donde hemos de buscar nuestros amo-res muertos, sino donde están y donde viven. Ventanas de la eternidad son los ojos de Jesús de La Merced siempre, pero más que nunca el Viernes Santo por la mañana. Desde ellos los muertos nos mi-ran, rebosantes de gozo al ver a quienes amaron en vida, porque saben que no hay más horizonte cierto que el resplandor de la gloria que este divino rostro proclama. Para decirnos el amor de quienes nos amaron talló el rostro de Jesús, puso luz en sus ojos, dibujó la sonrisa en sus labios y convirtió su perfil en fina frontera entre la eternidad y el tiempo, entre la vida y la muerte, que los resucitados rompen para que sobre nosotros desborde la certeza de la gloria con solo mirarlo.

Son las tres de la tarde. Nada queda ya. Y todo queda. Tarde de Viernes Santo. La Semana Santa en una experiencia pos Pas-cual en la que la Pasión se vive a la luz de la Resurrección. La cruz no pesa sobre el Señor de La Merced, que acepta su desti-no con el gesto manso con el que su Ma-dre aceptó encarnarlo en la Anunciación. En Jesús de La Merced la ternura puede más que el dramatismo de su rostro y de su gesto. El Nazareno, agoniza y asciende, muere y resucita a la vez. No puede hacer más vida de la que hay en los cuerpos del Calvario y del Amor. Ni más resurrección que en el rostro de la Dolorosa.

Vayan pues mis líneas al soplo de mis manos, como un grano de arena o simien-te en pro del rescate de la devoción y culto a Jesús de La Merced, las que espero sean de alguna utilidad para quienes tengan la oportunidad y la paciencia de leerlas.

Información tomada de la Presenta-ción del Libro “Ofrendas y Milagros” A los pies del Nazareno Mercedario. Edición Cuarenta. Escrita por el Pá-rroco de la Iglesia de La Merced de la Ciudad de Guatemala P. Orlando Aguilar, S.J.

Redacción La Hora

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Suplemento Semana Santa 2016, Página 5Diario La Hora

¿Cuál es el número ideal de mú-sicos que debiera integrar un conjunto musical que los guate-

maltecos le hemos llamado como La Banda?

La respuesta no se hace esperar. -Considero que el número “ideal” son

40 músicos con mucho estudio, pero a veces nos exigen que sean 50, lo que ya es una banda “grande” o de 60 conside-rada “extragrande”, así también deman-dan hasta llevar más de cien. Para defi-nir la forma ideal, el maestro Hernández sugiere que sean, además del director, 6 clarinetes, 6 trompetas, 4 saxos tenores, 4 saxos barítonos, 4 trombones, 2 bom-bos, 1 redoblante, 2 platilleros, 8 bajos, 1 lira, 1pícolo, 1 timbal y 1 papelero (quien distribuye las partituras).

-En la procesión de San José van 135 músicos, pero, pese a que la he-mos estudiado muchísimo y que se ha logrado incluir mucha tecnología, hay que considerar que esto trae problemas, la papelería es más voluminosa, al di-rector no lo ven los músicos de atrás, por lo que hay necesidad de llevar un subdirector. Algo más, he logrado una formación que nadie usa en Guatema-la (En San José se llevan 16 bajos) en donde las tubas van a media banda y no al final como se acostumbra. Con esto logramos mayor sonoridad pues el bajista va marcando el tiempo fuerte y va con la melodía cerca lográndose con ello una mejor cuadratura.

¿Se siguen escuchando las mismas marchas tradicionales?

Hay que considerar que se busca com-placer el gusto de los cargadores, como también el de los devotos que acompa-ñan o simplemente de quienes presen-cian el cortejo procesional. Hay herman-

Entrevista con el maestro, músico, compositor y director de orquesta guatemalteco Willver Johann Hernández Castillo.Francisco Cáceres Barrios

No es extraño concurrir al paso de un cortejo procesional y encontrarnos con una par-ticipación realmente impre-sionante de músicos quienes caminando ordenadamente detrás de las andas de Jesús y de la Virgen María, San Juan y María Magdalena, van in-terpretando preciosas melodías que a ritmo de marcha hacen vibrar de emoción a los especta-dores, a los cucuruchos y a los devotos cargadores de las imá-genes. Nuestra curiosidad nos lleva a formular una pregunta, si se quiere inocente, al maestro Willver porque lo identificamos como un conocedor y experto en la materia.

dades que tienen un repertorio de 180 marchas que ya no se tocan, muchas de ellas con estructura diferente y hasta hay algunas que incluyen partes para cello, fagote, oboe y otros instrumentos que ya no se usan en la estructura de la banda.

¿Música de autores guatemaltecos o la internacional?

Hay que considerar que llevamos en Guatemala más de diez años de es-tar escuchando marchas europeas (en especial españolas o italianas) y otras como la Yone; Dolor, Consuelo y Ale-gría, la Marcha Fúnebre de Chopin, las

que ya están enraizadas en el gusto po-pular. También está Duelo de la Patria, una marcha que dura aproximadamente 12 minutos, como que a partir del año 2000 se incrementó el número de mar-chas extranjeras. Sin embargo, tenemos una gran gama de compositores y es una pena que no se escuchen todas.

Claro está que a mí me gusta la músi-ca extranjera, pero Guatemala tiene muy buena calidad de músicos compositores como de intérpretes. Actualmente los músicos contemporáneos son muchos y muy buenos, no solo capitalinos sino del interior de la República, entre otros

el maestro Héctor Gómez, de la Anti-gua Guatemala, un compositor de alta calidad. De ahí es que sea de la idea de convencer a nuestros medios de comu-nicación para que le den la prioridad y mayor divulgación a nuestra música, y le voy a decir por qué, solo yo tengo un archivo como de 1,600 composiciones, incluyendo música muy antigua precio-sa, de las que si mucho he podido inter-pretar unas 300, quedándose el resto a la espera de oportunidad. Eso me produce nostalgia, pues queda mucha música guatemalteca que podría interpretarse, mientras viene música de otros lugares a quitarle el lugar a tantas bellezas guate-maltecas. En resumen, puedo decirle que como buen nacionalista que soy prefiero la música nuestra, por llevar consigo el sentimiento que caracteriza el por qué la celebración de nuestra Semana Santa es considerada la mejor del mundo.

¿Las marchas fúnebres son patri-monio cultural de la nación?

Gracias por la pregunta, porque hace tiempo me planteaba la interrogante, hasta que logré localizar la publicación en el Dia-rio Oficial del Acuerdo del Ministerio de Cultura y Deportes que, con fecha 12 de abril de 2011 se pro-mulgó para declarar Patri-monio Cultural Intangible de la Nación las marchas fúnebres guatemaltecas por constituir parte de las tradiciones musicales de Semana Santa, dándole el toque solemne al paso de los cortejos procesionales y como ico-nografía musical constituye el fortaleci-miento de la devoción religiosa.

Es importante resaltar que tanto el Ins-tituto de Antropología e Historia de la Dirección General del Patrimonio Cul-tural y Natural del Ministerio de Cultu-ra y Deportes deberá dictar las medidas de protección, defensa, investigación y conservación de las marchas fúnebres guatemaltecas. De esa cuenta me surgió la idea de promover un espacio de Ins-tituto Musical dedicado a las marchas fúnebres, una especie de museo, un sitio donde pudiera divulgarse o dar a conocer todo lo relativo a estas y así poder resca-tar su patrimonio. Además de lo anterior, soy del criterio que las marchas fúnebres debieran estar bajo la tutela o protección de los directores de las bandas, tenien-do en mente su estructura especial y que también hay marchas en Honduras, en El Salvador y en el resto de Centroamérica y también en Sudamérica.

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Página 6, Suplemento Semana Santa 2016 Diario La Hora

Una vez finalizado el proceso, era propicio y permisible acudir a la siguiente fila de inscripción de otro

templo y por ende de otro cortejo procesional para repetir este acto voluntario, que consti-tuye la semilla de tan importante tradición en nuestro medio. Y así sucesivamente, de parro-quia en parroquia, o de procesión en proce-sión, transcurría la mañana de aquel día do-mingo tan esperado y al filo de las dos o tres de la tarde, dependiendo del número de ins-

Lic. Juan Fernando Girón Solares

Veinticinco o 30 años atrás era frecuente que los devotos, tanto hombres como mujeres, que participaban en los cortejos procesionales de Cuaresma y Semana Santa en nuestra capital, acudieran a temprana hora del primer domingo de Cuaresma para hacer su fila en el salón contiguo al templo, donde las Hermandades, grupos y asociaciones vendían las correspondientes cartulinas-turno que les permitían participar en dichos cortejos de los días grandes por venir, compartir unos momentos con sus pares, y a la conclusión del acto, entregar su ofrenda para recibir la correspondiente contraseña-recibo y así, asegurar su inscripción para estas actividades santas y paralitúrgicas.

cripciones, el hermano cucurucho o la devota cargadora se retiraba del Centro Histórico con la satisfacción del deber cumplido y con sus contraseñas en mano o en el bolsillo, prepa-rándose con alegría para el gran día esperado de poder llevar en hombros, un año más, al Señor o a la Virgen Dolorosa.

Lejos han quedado aquellos días que mu-chos jóvenes de hoy ni siquiera conocieron, ya que los organizadores de las procesiones se han visto en la imperiosa necesidad de adelan-tar el proceso de venta de sus cartulinas con muchos meses de anticipación y prácticamen-te desde que concluye la Semana Mayor, los fieles devotos ya están pensando en asegurar su participación dentro de las manifestaciones religiosas de la siguiente, algunas veces por medio electrónico, otras veces en forma per-sonal a mediados y fines de año, y cada vez el “cupo” de nuevos aspirantes a cargadores, da-mas y caballeros, enfrentan la dificultad de lo-grar su inscripción por vez primera y cumplir así su anhelo en el primer domingo de la santa Cuaresma, de poder participar en una proce-sión. De esa manera, dichos organizadores se

han visto en la necesidad de adelantar hora-rios, ampliar recorridos, agrandar las andas y otras alternativas de crecimiento procesional. La razón de todo esto es una, y es la que el au-tor de estas líneas define sencillamente como LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA DE LA CUARESMA Y SEMANA SANTA, fenóme-no social, religioso, tradicional, étnico y hasta sincrético que implica, gracias a Dios, que cada año cientos y hasta miles de devotos nuevos decidan participar en estas tradiciones como manifestaciones de fe genuina. Ahora bien, se ha preguntado usted querido lector, cuáles son las causas que han motivado la referida explo-sión demográfica de los últimos años ¿? No podemos ni debemos dejar de mencionar el crecimiento poblacional y más aún de nuestra querida ciudad capital, pero las respuestas que puedan brindarse a esta pregunta, lógicamen-te son variadas, y naturalmente obedecen a la convicción de cada persona en particular que decida ingresar a las filas de morados, blancos o negros penitentes. Hoy, en el umbral de una nueva Semana Mayor, dándole gracias a Dios porque el elemento más importante de estas

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Suplemento Semana Santa 2016, Página 7Diario La Hora

tradiciones, el elemento humano que se incre-menta año con año, me permitiré brindar algu-nas respuestas desde una perspectiva eminen-temente vivencial y no académica, pues soy de la firme convicción que solamente quien es cucurucho o devota cargadora se entiende a sí mismo. En este sentido, algunas respuestas a la interrogante que planteamos, cuyo denomi-nador común es el SE (del verbo ser y/o estar); en ese sentido, el penitente (hombre o mujer) SE:

1.- Ha identificado con estas tradiciones. Cuando una persona se identifica con una ac-tividad, se siente afín a ella, experimenta el gusto de conseguir el fin último u objetivo de la actividad y encuentra un verdadero sabor en lo que hace y en lo que realiza. Ese es preci-samente el tema; el devoto piensa “esto es lo mío” y no se visualiza en ninguna otra parte ni en ningún otro momento que no sea en me-dio del cortejo procesional durante los días de Cuaresma y Semana Santa. La identificación con determinada tradición va más allá de la simple reiteración de hechos porque sí; aquí tiene que ver por supuesto como justificativo de dicha identificación la herencia que se reci-be de nuestros antepasados, padres y abuelos quienes han predicado con el ejemplo; la rea-lización de la persona con base en la devoción a nuestras imágenes, el juego de los sentidos con lo que se ve, se escucha, se percibe, se gusta, se palpa, etc., es decir los elementos propios de la tradición, mismos que agradan sobremanera a él o la devota cargadora.

2. Sentirse orgulloso con lo que realiza. El orgullo, como sentimiento humano, pero no desde una perspectiva egoísta sino más bien desde la exaltación por pertenecer a deter-minado equipo, agrupación o conglomerado social, no puede tener otro resultado que el levantamiento del plano espiritual de cada uno de sus integrantes. Desde estas ideas, el penitente se siente orgulloso de participar en estas manifestaciones de fe popular, no sola-mente por lo que ellas representan, pero es-pecialmente por lo que significan en su vida. El ser cucurucho o devota cargadora es una forma especial de vida que se vive siempre, y desde luego con especial énfasis en esta épo-ca, y esa forma de vida sin lugar a dudas hace que la persona viva con el inmenso orgullo de participar en la procesión.

3. Sentirse parte del cortejo. Caminar a la par de la imagen del Nazareno, el Sepultado o la Dolorosa por razones de fe, y sin impor-tar las adversidades del clima o los rigurosos horarios de hoy en día, desde antes que salga el sol hasta altas horas de la noche; solamente pueden explicarse cuando la persona se consi-dera a sí misma como parte del cortejo proce-sional, y evidentemente cuando desarrolla una relación muy especial con la imagen de su de-voción. De allí es donde principalmente nace la decisión “A mi Señor o Señora, no lo dejo solo o sola en la calle desde que sale hasta que entra…” La tradición va más allá para volver-se un compromiso voluntariamente adquirido, y si en una procesión hay imágenes, andas, cruz alta, ciriales y estandartes, por supuesto que debe haber cucuruchos o devotas cargado-ras que como parte esencial del proceso acom-

pañan a las imágenes de su devoción.4. Regocija a través de una sana alegría. Es

tal el amor y nuevamente la devoción que, val-ga la redundancia, el devoto siente, al partici-par en un cortejo procesional, que el mismo no ve la penitencia como un castigo físico o cor-poral sino que lo entiende como un acto de ex-piación sumamente agradable; y cómo no va a ser así, si contempla la belleza iconográfica de las que son, sin duda alguna, las imágenes de pasión más lindas del mundo, con verda-deras catequesis en sus andas procesionales, escuchando la interpretación de extraordina-rias marchas fúnebres y finalmente cumplien-do los recorridos por lugares emblemáticos como templos religiosos, parques, monumen-tos nacionales o calles llenas de recuerdos y anécdotas; y al finalizar la memoria dichosa del momento del turno que queda grabado en su mente con tintes de alegría y de bendición para siempre. Y finalmente.

5. Siente más cerca a Dios. Por muy her-mosa que una tradición religiosa sea y así lo represente para el devoto (a), la misma care-cería de sentido si no sirve como un medio para aproximarnos a Dios. De esa manera, el protagonista de estas conmemoraciones, sin lugar a dudas no falta a su cita anual para pla-ticar de cerca con Jesús y María al caminar largas horas con ellos bajo el sol ardiente del verano o el frío intenso de la noche de marzo o abril, para pedirle por sus necesidades más imperiosas, poner en sus manos sus proyectos, contarle sus penas y alegrías y un sin fin de sentimientos. Por ese motivo, injusto resulta que se critique a estas tradiciones, analizando solamente los aspectos de materialidad sin to-mar en consideración la fe tanto interna como externa de el o la devota cargadora, quien con mucha legitimidad encuentra en estas mani-

festaciones religiosas la ocasión perfecta para hablar con Dios y pedirle muchas veces la fuerza para el cambio. Esto último es quizá lo más importante.

En fin, la conclusión es que solamente puede venir del Todopoderoso y claro está de las al-mas de los buenos guatemaltecos, hombres y mujeres, que las razones antes expuestas a cri-terio del autor, hayan hecho un “click” cuyo efecto inmediato es que cada año y cada vez más, exista mayor número de personas que en esta sana explosión demográfica, quieran par-ticipar en los solemnes cortejos procesionales. Sería muy triste que nos suce-diera lo que acontece en otros países y latitudes, en los cua-les los organizadores afrontan el problema de no tener “quien cargue la procesión” o peor aún, actividades paralitúrgicas que desaparecieron con el transcu-rrir del tiempo porque faltó el elemento más importante, como lo es el elemento humano. Tene-mos que darle gracias a Dios por ello, por lo que somos y lo que hemos logrado hacer en Guatemala. Por eso querido lector, vayan estas líneas como un bre-ve, pero merecido reconocimiento por haberse sumado en estos últimos años al selecto grupo de devotos que han ocasionado la explosión demográfica en nuestra Cuaresma y Semana Mayor, así como por su identificación, por su sano orgullo, por sentirse parte del cortejo, y por esa santa alegría que se experimenta al sentirse más cerca de Dios, a quien pido que en esta Semana Mayor bendiga a todos los que participamos en nuestras tradiciones.

Guatemala de la Asunción, Viernes de Dolo-res 18 de marzo de 2016.

F enómeno social, re-ligioso, tradicional, étnico y hasta sin-

crético que implica, gracias a Dios, que cada año cientos y hasta miles de devotos nuevos decidan participar en estas tra-diciones como manifestaciones de fe genuina.

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Dentro de los principales aportes de dicho esfuerzo, se encuentra la develación de los tres artistas guatemaltecos que participa-

ron en la creación de dicha imagen: el escultor Juan Ganuza, el pintor Paulino Ceballos y el platero Anto-lín Cáceres. Dicho descubrimiento constituyó la ante-sala al acto de unción consagratoria de las imágenes veneradas de Jesús Nazareno de la Justicia y Nuestra Señora de los Remedios, realizadas en el altar mayor del Templo del Calvario.

Las líneas centrales de investigación partieron de dos hechos concretos: el primero, la antigua propie-dad de la Venerable Orden Tercera Franciscana de una imagen tamaño natural de Cristo con la cruz a cuestas que debido a los embates de la Reforma Liberal fue trasladado de forma temporal a la Parroquia Rectoral de los Remedios, Templo El Calvario de la Nueva Guatemala de la Asunción, en donde debido al cari-ño y la enorme devoción que despertó desde su llega-da, tomó dicho lugar como su casa permanente hasta nuestro días.

El segundo hecho, fue el obsequio realizado por la familia Ángulo Urruela, benefactora de dicha orden laica, de una imagen de Jesús Nazareno realizada en Guatemala, a Su Santidad, El Papa León XIII con mo-tivo del quincuagésimo aniversario de su ordenación sacerdotal. Dicha imagen posteriormente fue obse-quiada por Su Santidad al Convento de las Carmelitas ubicado en Alba de Tormes, Salamanca, España.

El libro “Recuerdos y Bellezas de Alba de Tormes” escrito en 1922 por Tomás Rodríguez Rubio y Cons-tantino Gómez Gutiérrez, con ocasión del tercer cen-tenario de canonización de Santa Teresa de Jesús, describe que dicha imagen “procede de Guatemala y fue uno de los regalos que recibió Su Santidad León XIII en el quincuagésimo año de su sacerdocio, como lo dice la dedicatoria inscrita en la peana escrita en latín, que, traducida al castellano, se lee: A NUES-TRO SANTÍSIMO PADRE, EL PAPA LEÓN XIII EN SU QUINCUAGÉSIMO ANIVERSARIO SACER-DOTAL, LA FAMILIA AUGUSTO ILORRUELA DE LA CIUDAD DE GUATEMALA, EN LA AMÉRICA CENTRAL, REVERENTEMENTE OFRECE ESTA VENERABLE IMAGEN DE NUESTRO SALVADOR JESUS NAZARENO EN EL AÑO DEL SEÑOR 1887. Juan Gaunaza (sic), Escultor; Paulino Ceballos, pin-tor; Antolín Cáceres, Platero. Artistas de Guatemala la hicieron”.

El Cardenal Mariano Rampolla del Tindaro, nom-brado como Nuncio Apostólico de Su Santidad León XIII en España, había visitado el Convento de las Ma-dres Descalzas Carmelitas de Alba en donde observó el busto de una Virgen Dolorosa realizado por Pedro Mena entre 1673 y 1678. Dicha imagen de medio bus-to policromada cuenta con finísimas láminas que dan gran plasticidad y movimiento a los plegados. Posee dientes de marfil, uñas de cuerno y ojos de pasta vítrea

En la tarde del segundo sábado de Cuaresma, 18 de marzo del año 2000 fue presentado el libro “Encuentro y Reencuentro con el Nazareno del Calvario” a cargo de su autor, el doctor Juan Haroldo Rodas Estrada (Q.E.P.D). Dicha obra construyó una narrativa histórica que permitió situar a la muy querida imagen de Jesús Nazareno, conocida en la actualidad bajo la advocación “De la Justicia”, en un contexto histórico.

que le otorgan un gran realismo. Posterior a admi-rar la exposición de regalos referida en el Vaticano, solicitó al Santo Padre obsequiase la imagen guate-malteca de Jesús Nazareno a dicho convento, “don-de había visto una Dolorosa de la misma escuela, proposición que fue aceptada por Su Santidad”.

En el diario español “El Popular” del martes 25 de octubre de 1892, tan sólo cinco años después del ob-sequio del Papa León XIII, se calificó a las imágenes de la Dolorosa de Pedro Mena y el Nazareno de Juan Ganuza como “de gran mérito”.

Por su parte el Padre Carmelita Manuel Diego Sánchez en su artículo “Papas peregrinos al Sepul-cro de Santa Teresa” profundizó en la decisión que tuvo el Cardenal Rampolla en solicitar al Papa León XIII la imagen guatemalteca, motivado por la gran admiración que él profesaba por la imagen dolorosa

de Pedro Mena.La consulta de estas tres fuentes bibliográficas

permite concluir que los criterios artísticos vertidos sobre la imagen guatemalteca de Juan Ganuza, la calificaban como una obra de altísima calidad, dig-na de acompañar a una escultura de la Virgen Do-lorosa, hecha dos siglos antes y que de acuerdo a la apreciación del Cardenal Rampolla, conformaban un conjunto igualmente digno de ser conformado y apreciado.

Esta singular historia, ampliada en el presente texto, constituyó el hilo conductor para establecer la relación entre la imagen cristífera, ubicada hoy en el Museo Carmelitano Teresa de Jesús en Alba de Tormes y la que hoy se encuentra en el Templo del Calvario de la Ciudad de Guatemala. El doctor Haroldo Rodas, evidenció la estrecha cercanía que tuvo la familia Urruela, donante de la imagen al Papa León XIII, con la Venerable Orden Tercera Francis-cana cuya capilla se encontraba contigua al Templo Histórico de San Francisco, justo en donde hoy se levanta el edificio del Ministerio de Gobernación, ubicado sobre la sexta avenida y 14 calle.

El análisis estilístico, realizado dieciséis años atrás, a partir de un grabado de Jesús Nazareno de Alba de Tormes y la imagen de Jesús Nazareno de la Justicia permitió concluir que ambas son obras del siglo XIX provenientes del ingenio de Juan Ganuza. La foto-grafía que ilustra este artículo, amplía con mayor de-talle en la imagen guatemalteca enviada como rega-lo al Papa León XIII. Las características citadas por Rodas, extraídas del libro “La Exposición Vaticana Ilustrada” quedan evidenciadas, en primer lugar, por la extraordinaria túnica de terciopelo color violeta, bordada con hilos de oro y decorada con amplio ga-lón metálico; la cabellera elaborada con cabello na-tural, la corona de espinas realizada por el platero Antolín Cáceres y principalmente la cruz de madera, de apariencia leñosa, similar a la que aún posee su similar ubicada hoy en templo de El Calvario.

Esta investigación, confirma y amplía la trascen-dencia de la obra de Juan Ganuza, señalada por el doctor Rodas, evidenciada en primer lugar, por el impacto logrado más allá de las fronteras de Guate-mala. La motivación e interés mostrados por el Car-denal Rampolla permitieron que una gran escultura salida del taller de Juan Ganuza fuera doblemente obsequiada, en ambos casos, gracias a los extraordi-narios sentimientos de devoción que provocaba.

Se han señalado a muchas imágenes de Jesús Na-zareno como provenientes de la mano de Ganuza y en el caso de las dos que nos ocupan, es innegable que su belleza, manifestada en gran fama y devo-ción, ha logrado cumplir con el objetivo del arte re-ligioso.

Sirva este breve ensayo para rendir un sencillo ho-menaje póstumo al Doctor en Historia del Arte, Juan Haroldo Rodas Estrada, quien legó una extensa obra literaria relacionada al arte guatemalteco. Como algo sumamente especial, el borrador inicial de este artí-culo fue aún revisado en vida y visto como un autén-tico regalo por el doctor Rodas Estrada. Tan sólo en esta última versión, se añadió el sentido de pésame y tristeza por su muerte, destino final que sólo los hombres sabios dedican su vida entera a aceptar.

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Imagen de Jesús Nazareno de los MilagrosEs atribuida por tradición a Alonzo de la

Paz y Toledo, imaginero guatemalteco del siglo XVII y también indica que su culto proviene más allá del año 1685, es decir hace 331 años. ¿De dónde proviene el nombre? Para ello hay que tener presente que su culto se inició en la Ermita de la Santa Cruz del Milagro situada en la calle de Chi-pilapa en la Antigua Guatemala. Según la patente original que se conserva en el Museo de Historia Nacional del Instituto de Antropología e Historia, el 3 de agosto de 1736, hace 286 años, se fundó la Hermandad de Jesús Nazareno de la Santísima Cruz del Milagro.

Los terremotos de Santa Marta del 29 de julio de 1773 dañaron la Ermita de la Cruz, lo que no evitó que la venerada imagen fuera llevada en procesión algunos martes santos posteriores a los mismos. Pero debido a los terremotos indicados, la Imagen tuvo que ser trasladada hacia la Nueva Guatema-la en 1780 habiéndose llevado temporalmente al Beaterio de Indias, cercano al templo de Santo Do-mingo y bajo su dirección estaba el mismo. Años después, por razones no establecidas, la Imagen de Jesús inició un peregrinar de varios años por algu-nos templos de la nueva ciudad como Santa Rosa y la Iglesia del Cerro del Carmen.

Ya en el templo de San José la imagen comienza a ser llamada por sus devotos “Jesús Nazareno de los Milagros” en vez de Jesús Nazareno de la Cruz del Milagro.

Como dato curioso hay que mencionar que única-mente en la procesión del Domingo de Ramos del año 1932 la Imagen de Jesús Nazareno de los Mila-gros fue colocada como de la caída, con la autoriza-ción del Padre Mariano de la Coronación Granados, quien era entonces capellán del tempo de San José, a solicitud de don Alfredo Monje, encargado de la elaboración del adorno procesional, pretendiendo representar en el mismo una de sus caídas camino al Calvario cargando la pesada cruz. Le fue retirada entonces la peana y le alargaron sus piernas, para que apareciera tendido sobre las rocas simuladas en la decoración.

Bajo la dirección de don Mario Ruata Asturias, de

El comúnmente llamado templo de San José, situado en la quinta calle y Avenida San José del Centro Histórico de la ciudad capital, se bendijo el 25 de noviembre de 1783. Entonces fue conocida en la Nueva Guatemala de la Asunción, como la “Ermita del Señor San José”, la que se destruyó totalmente con los terremotos de 1917 y 1918 y más tarde fue reconstruida sin mayor valor artístico, edificación que también fue destruida por el terremoto del 4 de febrero de 1976, para luego generar su actual estructura, la que hoy es conocida como Santuario Arquidiocesano del Señor San José (a partir del 19 de marzo de 1994) el que sigue siendo fiel guardián de algunas de las máximas expresiones de la imaginería colonial guatemalteca.

La que hoy es conocida como Santuario Arqui-diocesano del Señor San

José (a partir del 19 de marzo de 1994) el que sigue siendo fiel guardián de algunas de las máxi-mas expresiones de la imaginería colonial guatemalteca.

grata recordación como Encargado de la Asociación de Jesús Nazareno de los Milagros, se creó el vía-crucis penitencial de la imagen en el año de 1955, procesión que mereció el nombre de Procesión del Silencio, pues únicamente un redoblante acompaña-ba el cortejo de sus andas y sus devotos cargadores marchaban en doble fila portando velas en farolitos mandados a hacer para la ocasión, saliendo de su templo a las cero horas del primer viernes de Cua-resma y regresando a su templo a las 5 de la maña-na. Esta procesión en la actualidad es la que, como es sabido por todos, prácticamente inicia el período procesional el entonces Primer Jueves de Cuaresma o ahora mejor llamado Jueves después de Ceniza.

El Domingo de Ramos 4 de abril de 1993 el Ilus-trísimo y Reverendísimo Señor Arzobispo de Guate-mala, monseñor Próspero Penados del Barrio consa-gró y coronó a la Imagen en una solemne procesión y ceremonia llevada a cabo sin precedente frente a la Catedral Metropolitana con la participación del Nuncio Apostólico, miembros del Venerable Cabil-do Eclesiástico y de millares de testigos y devotos.

Los días 23 y 24 de noviembre de 1996 atendien-do la invitación del Concejo Municipal de la ciudad de Antigua de Guatemala, del Valle de la Virgen de la Asunción, regresó a visitar su antigua morada, la Ermita de la Santa Cruz del Milagro, en el Barrio de Chipilapa con la multitudinaria participación de hermandades capitalinas y de la ciudad colonial.

Imagen del Patriarca Señor San José Han transcurrido 236 años de la gran controversia

entre terronistas y traslacionistas que se armó des-pués de la gran destrucción causada por los terre-motos de 1773, lo que obligadamente provocó tanto el traslado de la imagen de Jesús Nazareno de los Milagros como la del Patriarca Señor San José, la que ocupaba un lugar preponderante en el altar ma-yor de la Iglesia San José “El Viejo” y que ambas curiosamente han sido atribuidas a Alonso de la Paz,

como que llegaron a la Nueva Guatemala en 1780. La imagen de San José fue trasladada exactamen-

te el 27 de marzo de dicho año y colocada en ca-pilla provisional, mientras se construía la propia, la que finalmente fue bendecida el 25 de noviembre de 1783 cuando fungía como prioste el Presbítero y Licenciado don Manuel García Cubílano y regía los destinos de la Iglesia Católica de Guatemala el Ilustrísimo doctor don Cayetano Francos y Monroy. La imagen fue llevada en procesión hacia su nueva Ermita desde la Iglesia Catedral, entonces situada en la esquina de la hoy 8ª Calle y 10ª Avenida de la zona 1 (hoy iglesia de Santa Rosa). El 3 de mayo de 1789 fue solemnemente coronada también por el mismo arzo-bispo Francos y Monroy.

El domingo 19 de diciem-bre de 1999 la imagen del Patriarca Señor San José fue nuevamente exaltada por Monseñor Tomás Barrios Sánchez, Canónigo Rector del Santuario Arquidiocesano, el Ilustrísimo Señor Arzobispo Primado de Guatemala Monseñor Próspero Penados del Barrios, asistidos por el Nun-cio Apostólico monseñor Ramiro Molliner Ingles, consagraron a la ya Coronada Imagen convirtiéndo-se así en ser la primera imagen en serlo, distinta a las de Nuestro Señor Jesús y su Santísima Madre.

Imagen de la Virgen de DoloresHasta 1859, año en que fue bendecida no se tuvie-

ron datos sobre tan bella imagen, atribuida al maes-tro Ventura Ramírez. El 22 de noviembre de 2009 se efectuó en el Santuario del Señor San José el acto de su Coronación Apostólica y en el mismo sitio se lle-vó a cabo su Consagración, el 14 de marzo de 2014 por monseñor Oscar Julio Vian Morales, arzobispo de Guatemala.

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Las ciudades de la posmodernidad tienden a marginar las prácticas populares limitándoles cada vez más los espacios urbanos propios de

ellas. Es así como, por ejemplo, en el Centro Histórico de la Nueva Guatemala de la Asunción, quedan pocos barrios que sean de uso residencial, siendo indispensa-ble la presencia de vecinos para poder efectuar todos los usos y prácticas que la Semana Santa requiere, es por ello que los itinerarios de los distintos cortejos procesio-nales, aparte de considerar recorrer los puntos iconos de la ciudad, tienden a cubrir estos barrios, que se ven cada vez más amenazados por el abandono del uso residen-cial de los mismos ante el auge de nuevos usos comer-ciales y degradaciones de calidad de vida, o por nuevas propuestas urbanas que ignoran por desconocimiento la presencia real de este patrimonio intangible que consti-tuye la fusión de ciudad, vecinos y tradiciones.

Es por ello que las reflexiones del arquitecto Andra-de tienen como objetivo resaltar estos valores patrimo-niales de urbanismo y arquitectura y su relación con el patrimonio intangible que constituye nuestra Semana Santa guatemalteca.

Sincretismo religiosoEntre otras devociones piadosas cristianas, la devoción

a la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Je-sucristo fue inicialmente implantada por los conquista-dores peninsulares y sus descendientes criollos.

Con la labor evangelizadora de las órdenes misio-neras, se transmitieron las devociones piadosas a los indígenas y mestizos. Estas devociones fueron en sus inicios parte integral de la religiosidad oficial de la Iglesia desde el siglo XVI hasta la segunda mitad del siglo XX. Con posterioridad a la reforma del Concilio Ecuménico de Vaticano II en la década de los años 60 del siglo pasado, ha quedado bajo la denominación de religiosidad popular.

De este proceso surgen las prácticas devocionales de la Semana Santa guatemalteca actual, como un sincretismo religioso en el que se funden valores de todos los grupos sociales a lo largo de los siglos, naciendo un patrimonio cultural intangible con personalidad propia, motivo de su singularidad, ya no es europea, no es indígena pre-colombina y aunque toma sus fuentes originales de la Iglesia Católica, es simplemente guatemalteca, pues a lo largo de los siglos las diferentes etnias la han enriqueci-do con valores culturales propios.

Si el urbanismo y arquitectura son el espejo público de la sociedad que la habita, esta sociedad ha dejado plas-mada en su urbanismo, su ciudad, arquitectura, plazas y calles, ese sincretismo propio de sus devociones cuares-males. Es un balance cultural de donde surge la Guate-mala contemporánea.

El arquitecto Eduardo Andrade Abularach proporcionó valiosa contribución a la obra “Contemplaciones: Histo-ria, Arte y Cultura de la Semana Santa Guatemalteca” lo que sirvió de fundamento para declarar “Patrimonio Cultural Intangible de la Nación” a la Semana Santa guatemalteca. En este documento explica el por qué la Se-mana Santa en Guatemala ha dejado huella y se ha fun-dido en el urbanismo y la arquitectura de sus ciudades a lo largo de casi cinco siglos y de ahí que el patrimonio intangible, espacios urbanos, templos, capillas, plazas y alamedas cobran vida cada año con las manifestaciones devocionales de Cuaresma y la semana mayor.

Espacio y tiempo: sagrado y profanoDentro del espacio, motivo de la arquitectura y el ur-

banismo, las diferentes culturas a lo largo de la histo-ria han diferenciado claramente los espacios sagrados y profanos: Sagrado es el espacio y recintos para el culto, son los templos, iglesias, catedrales y ermitas. Sagrados son los cerros en la Guatemala prehispánica, muchos de ellos perdurando hasta la actualidad.

Durante todo el año las imágenes veneradas en Se-mana Santa se cobijan en espacios reconocidos como sagrados, dentro de los templos, en capillas de pasión, de esmerados diseños arquitectónicos, complementa-dos con detalles de retablos, dedicadas a ellas por los fieles devotos. Las calles, plazas y plazuelas, de las ciudades son espacios profanos propios de activida-des cotidianas como circular o efectuar el mercado. La ciudad, tanto en urbanismo como en arquitectura posee un universo espacial simbólico.

Surge la necesidad de tener una transición entre el espacio sagrado y el profano: “El Atrio”. No es lo mis-mo un atrio que una plaza o plazuela, pues existen edi-ficios religiosos que poseen ambos, por ejemplo, San Francisco el Grande en Antigua Guatemala, La Reco-lección y Santo Domingo en la Nueva Guatemala.

Otros de menor complejidad espacial, como por ejemplo Capuchinas, poseen por lo menos un pequeño atrio que es un vestíbulo exterior consistente en una explanada con algunas gradas que sirve de transición entre el espacio sagrado y profano.

La relación social está presente, previo al paso de la procesión, los vecinos se han, literalmente, apoderado de sus calles públicas, en los preparativos pertinentes. No existe otra ocasión colectiva festiva o conmemora-tiva en la que los guatemaltecos sean realmente dueños de sus calles, dueños de su ciudad.

Antes de iniciar el año calendario, el guatemalteco está pendiente de confirmar “si la Semana Santa caerá el próximo año temprano o tarde”, marcará decisiones de viajes o programas de diversas actividades, y conta-rá el tiempo a partir de “Primer Viernes de Cuaresma”, y primer Domingo de Cuaresma, (aunque en la actuali-

dad no coincida con el calendario litúrgico) para conti-nuar sucesivamente hasta la Semana Mayor o Semana Santa. La semana de “Tentación”, la semana de “Láza-ro”, la semana de “Dolores” son ejemplos de conno-taciones de este calendario sagrado del guatemalteco.

Uniendo urbanismo, con el sincretismo religioso del espacio y del tiempo, se tienen los recorridos o itinera-rios de las procesiones, estos representan un acervo de tradición, surgidos algunos a lo largo de siglos y de dé-cadas recientes otros, pero marcando calles y avenidas específicas de los centros históricos de las ciudades, en horas específicas.

Como es un patrimonio vivo, estos itinerarios son evolutivos y se adaptan a las nuevas necesidades y exigencias, pero si no se respeta su raíz medular de es-pacio y tiempo, es decir pasar por un punto nodal, sea plaza o templo a determinada hora, se pueden generar desafortunadas modificaciones.

El itinerario de una procesión, en lo que correspon-de a espacios y tiempos, es un elemento importante de este patrimonio intangible, puede ser susceptible de adaptación, pero es frágil y fácil de ser destruido en su estructura básica.

Urbanismo:A lo largo de tres siglos, los vecinos le dan su sello

particular a la ciudad, ese sello de sus devociones de Cuaresma y Semana Santa: En la Nueva Guatemala de la Asunción, por ejemplo, varias calles reciben los siguientes nombres: “Calle de la Amargura” actual 13 avenida de la zona 1, por donde los devotos dirigen sus pasos para visitar a Jesús Nazareno de Candelaria. “Callejón de Jesús” actual 11 avenida “A” entre 5ª. y 7ª. calles zona 1, que inicia en el muro posterior al re-tablo de Jesús Nazareno de la Merced. Los Callejones de “Soledad “y “El Manchén”, dedicados a la advo-cación de las respectivas imágenes del templo de San Sebastián en la 6ª. avenida “A” del Centro Histórico. En fechas recientes surge “La calle del Consuelo”, 2ª. calle entre 2ª. y 3ª. avenidas, al costado del templo de la Recolección, dedicada a Jesús Nazareno de dicho

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templo. Es famosa la esquina “Del Divino Rostro”, por la hornacina que cobija la advocación y la venta de dul-ces tradicionales de Guatemala.

En Antigua Guatemala tenemos el Barrio “del Man-chén”, así como diversos barrios que forman el corazón de la identidad de todas las ciudades alrededor de las de-vociones que se practican en Semana Santa y de los tem-plos de los que toman su nombre. La topografía se rinde a la devoción de los guatemaltecos al bautizar los cerros circunvecinos con nombres como: “Cerro del Manchén” y “Cerro de la Santa Cruz”.

Plazas y plazuelas En la Plaza se centralizaban durante La Colonia todas

las actividades que no podían efectuarse en el interior de los templos, calles, patios de las casas o en los salones de los palacios. En la actualidad es el punto más importante del itinerario de una procesión. Frente a la Catedral se procede al acto de bendición de los devotos participantes de la celebración.

No todas las ocasiones fueron motivo de fiesta en la plaza, son conmovedoras las descripciones de las pro-cesiones de rogativas con Jesús Nazareno de la Merced, Patrón Jurado de la Ciudad, con ocasión de pestes, tem-blores, terremotos y plagas, dirigiéndose entre el clamor de los vecinos hacia la Plaza Mayor de Santiago, para ubicarlo en el atrio de la Catedral, con su rostro en posi-ción tal, que la mirada de sus ojos se dirigiera al volcán de Fuego, motivo de la calamidad. Quedando allí a ve-ces hasta tres días, entre ruegos y plegarias resguardán-dolo en el interior de La Catedral por la noche.

Para las procesiones de Cuaresma y Semana Santa, así como en otras ocasiones festivas la plaza era decorada con banderas y colgaduras de lienzos o cortinajes, flo-res y arcos de triunfo. Algunas de estas manifestaciones perduran hoy en día al paso de las procesiones, deco-rando ventanas y fachadas de residencias y templos. Era frecuente en la plaza las “mascaradas”, las que perduran el día de hoy, en lo que se refiere a costumbres chapinas de Semana Santa, como convites en días previos, reco-lectando fondos: se ven desfilar a los famosos muñecos de “Judas” para ser ahorcados el día Sábado de Gloria, (hoy Sábado Santo).

AlamedasRelacionadas a la Semana Santa guatemalteca, varias

alamedas merecen especial mención: En la Nueva Guatemala de la Asunción, cabe mencio-

nar varias alamedas que son recorridas tradicionalmente por las procesiones en solemne paso.

Es curioso lo ocurrido con la “Avenida de los Árbo-les”: Originalmente este nombre correspondió a la 17 Av. Al norte del Centro Histórico, pero con los cambios urbanos, han escaseado en ella los árboles que le daban nombre, por lo que la generación actual ha corrido este calificativo a la actual 15 avenida del mismo sector que consta de más árboles, teniendo así un curioso caso de adaptación de la memoria colectiva. Son especialmente solemnes en su paso por esta alameda la procesión del Señor de los Milagros la mañana de Domingo de Ra-mos, y el lento retorno de Jesús de las Tres Potencias hacia su parroquia de la Santa Cruz la noche de Lunes Santo.

La alameda de la Avenida Juan Chapín, se llena de alfombras de aserrín, que se han trabajado la noche an-terior, para que la mañana de Jueves Santo, multitud de devotos observen en impresionante silencio que impone el respeto al paso de Jesús de Candelaria, interrumpido por el ruido de la tradicional matraca y las notas de las marchas fúnebres.

De gran valor patrimonial urbano es la 1ª. calle de la

zona 1, que en su traza original se rebela a la rigi-dez reticular del Centro Histórico y se adapta a la topografía circundante de las faldas del Cerro del Carmen. Del Parque Isabel La Católica en la 9ª. Av. a la 11 Av. Es una de las alamedas más bellas de esta ciudad, con sus sauces llorones, que presiden el paso de la mayoría de procesiones de Semana Santa, entre ellas: el inicio de la procesión del primer jue-ves de Cuaresma del Señor de los Milagros, Jesús de la Buena Muerte de Santo Domingo, procesiones infantiles de Jesús de Candelaria y Niño de la De-manda de la Merced, Jesús del Consuelo de la Re-colección, Jesús del Rescate de Santa Teresa, Jesús de Candelaria, Señor Sepultado de Santo Domingo y Señor Resucitado de la Merced, entre otras.

La Nueva Guatemala de la Asunción, trazada bajo criterios de la ilustración, pero con influencia del tra-zo urbano de La Antigua Guatemala, reprodujo este esquema, en la actual 6ª. Av. del Centro Histórico, desde San Francisco hasta el Calvario, con su Calle de los Pasos y sus respectivas capillas para cada esta-ción, quedando en la actualidad únicamente escasas fotografías de las mismas para no caer en el olvido. Merece interés mencionar a nivel de urbanismo que se designó un solar similar al de La Antigua Guate-mala para el templo de Nuestra Señora de los Reme-dios, entre San Francisco y el Calvario, respetando el urbanismo de la destruida Antigua Guatemala, este templo nunca se construyó, pero esta disposición, es el origen del solar que posteriormente conformó el parque de la Concordia, conocido como Gómez Carrillo, y el Calvario recibió las funciones parro-quiales así como las imágenes de Nuestra Señora de los Remedios.

ArquitecturaTemplos y monasterios majestuosos, en su interior

poseen capillas que albergan a las imágenes devo-cionales de Semana Santa, son cobijo de devociones diarias durante todo el año, especialmente los días viernes de cada semana, dedicado a visitar a las imá-genes de pasión preferenciales de culto. Los viernes de Cuaresma se montas altares dedicados a la ima-gen de devoción, denominados “Huertos”.

ErmitasAparte de los templos de primera categoría, sur-

gen numerosas ermitas y oratorios, con especiales advocaciones relacionadas con la devoción de los guatemaltecos a la Pasión de Jesucristo y Semana Santa, en emplazamientos topográficos de perspec-tivas visuales que se integran al entorno, especial mención aquí del emplazamiento de “las iglesias del Calvario” en las afueras de las trazas originales de la mayoría de poblados de Guatemala, contiguos a los cementerios.

A manera de ejemplo de estas advocaciones rela-cionadas con la Semana Santa se pueden mencionar las siguientes ermitas, en el caso de La Antigua Gua-temala, algunas de ellas en ruinas:

Nuestra Señora de los Dolores del Cerro, Nuestra Señora de los Dolores del Llano, Nuestra Señora de los Dolores del Manchen, La Santísima Trinidad, La Cruz del Milagro, La Santa Cruz y otras a lo largo y ancho de toda la república.

Capillas AbiertasLa Semana Santa en Guatemala de hoy, hace uso

de plataformas o podios, con amplia decoración de cortinajes y arreglos florales, para efectuar ceremo-nias especiales, frente a plazas, plazuelas o atrios,

especialmente misas solemnes y actos de consagración de veneradas imágenes, en las que se tiene prevista una asistencia multitudinaria y el interior de los templos no es suficiente para acogerla. Tal es el caso de variados montajes que se han efectuado en fechas recientes fren-te al atrio de la Catedral Metropolitana, o el atrio de la parroquia de San José (Catedral de Antigua Guatemala), extendiéndose los ejemplos a los montajes efectuados frente a las fachas de las iglesias de pueblos y ciudades en toda la república de Guatemala, con ocasión de con-sagraciones de imágenes devocionales, que se procesio-nan en Cuaresma y Semana Santa.

En el caso de Guatemala quedaron en desuso en el siglo siguiente, y debido a los frecuentes terremotos y reconstrucciones, entre otras causas, son más abundan-tes las descripciones testimoniales, mereciendo especial mención los restos de capilla abierta que se encuentra en San Francisco El Grande, La Antigua Guatemala, entre la fachada del templo y el ingreso al convento, esta era de tipo a ras del suelo. Otro ejemplo importante es el que se encuentra en Santiago Atitlán, Sololá, frente a la entrada de la casa parroquial, de tipología de balcón.

SEMANA SANTA GUATEMALTECA:Urbanismo y ArquitecturaArq. Eduardo Andrade Abularach, marzo 2016.

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queremos una guatemala en donde tengamos+ oportunidades

- pobreza

Reportaje Listado Geográfico de ObrasLA HORA, NÚMERO 31,769 / JUEVES 12 DE MARZO, 2015

LUCHAMOS POR UNA GUATEMALA LIBRE DE IMPUNIDAD