Symphon�Script

Especímen Tipográfico

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��r h�se ca�e�e��ler Be���o���al�

Aque la �ez al ��� tu r��roa través e arc�l� de arrenda��

Dulces mi�ada� �i en �us oj�como quien añ�� l� m�agr�

1945Elegancia & Sofisticació�

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Características Ope� type

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sin ligaduras

Ligaduras Contextuales

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Formas iniciales & finales

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t � Alternativos Estilisticos

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En un lugar de la Mancha, de cu�o nom�e no quiero ac�darme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de l� de lanza en ast�lero, adarga antigua, rocín flaco y gal�o c�red�. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duel� y que�ant� l� sábad�, lantejas l� viernes, algún palomino de añadidura l� doming�, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantufl� de lo mesmo, y l� días de entresemana se honraba con su vell�í de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de l� cuarenta, y una so�ina que no llegaba a l� veinte, y un m�o de campo y plaza, que así ens�laba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidal�o con l� cincuenta añ�; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de r�tro, gran madrugad� y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el so�enom�e de Qu�ada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en l� aut�es que deste caso escriben; aunque, p� conjeturas ver�ím�es, se deja entender que se llamaba Quejana. Pero esto imp�ta poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

Es, pues, de saber que este so�edicho hidalgo, l� rat� que estaba oci�o, que eran l� más del año, se daba a leer li�� de opcaballerías, con tanta afición abasto y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda. Y llegó a tanto su curi�idad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sem�adura para com ar li�� de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa tod� cuant� pudo haber dell�; y de tod�, ningun� le parecían tan bien como l� que compuso el fam�o Feliciano de S�va, p�que la claridad de su  �a y aquellas entricadas razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquell� requie�� y cartas de desafí�, donde en muchas partes hallaba escr�o: La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra ferm�ura. Y también cuando leía: ...l� alt� ciel� que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas � f�tifican, y � hacen mereced�a del merecimiento que merece la vuestra grandeza.

Prueba de texto corrido

Volverá� las �curas �olondrinasen tu �alcón su� nid� a col�ar,

y otra vez con el a a a sus cristale�jugando llamará�.

Pero aquellas que el �uelo ref�ena�antu herm�ura � mi dicha a contemplar,

aquellas que a endieron nuestr� no��e�...ésas... ¡�o volverá�!

Vol�erán las tupidas madresel�a�de tu jardín las tapias a esca a� ,

y otra vez a la tarde aún más herm�a�sus fl�es se a�irán.

Pero aque las cua�adas de rocíocuyas gotas mirábam� temblary ca� como lágri�as del día...

ésas... ¡no �olverán!

Vol�erán del a�� en tus oíd�las pala�as arien�es a sona�;tu c�azón de su  ofundo sueño

ta vez despertará.

Pero mudo y a��to � de rod�las,como se ad�� a Di� ante su a ta�,

como yo te he querido..., desengáñate,nadie así te ama�á.

Gusta�o Adolfo Béc�u�Prueba de textos en versos �

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