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Universidad Nacional de Colombia Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales Departamento de Ciencia Política Pluralización religiosa en Colombia durante el siglo XX Sebastian Cristancho Bohada Estudiante de ciencia política de la Universidad Nacional Resumen. Este texto presenta un recorrido histórico de las lógicas de pluralización, secularización y laicidad en Colombia desde la constitución de 1886 hasta 1991 con el establecimiento de un estado cuasipluralista. Para este propósito se tomará la periodización de la historiografía tradicional a fin de exponer los cambios en la esfera jurídica, social y política. Por último, son tomados en cuenta tanto los factores endógenos cómo exógenos, dado que, las dinámicas en las relaciones Iglesia católica-Estado e Iglesia-sociedad civil no son totalmente inmanentes al país, sino, por el contrario, obedecen a las transformaciones efectuadas en el escenario internacional. Palabras clave. Religión, Iglesia católica, pluralismo, secularización, laicidad, educación confesional. Abstract. This text show a historic travel about the pluralization logics, secularization and laicism in Colombia since the Constitution of 1886 until 1991with the installation of a quasi-pluralist state. For this purpose will be taken the periodization of the traditional historiography with the end of explain the changes in the juridical, social and political field. Finally, are considered the endogenous and exogenous factors, because the dynamics in the relationship between Catholic Church and state, and Catholic Church and civil society are not completely immanent to the country, on the contrary, depends on the changes on the international scene. Key-words. Religion, Catholic church, pluralism, secularization, laicism, denominational education.

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Universidad Nacional de Colombia Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales

Departamento de Ciencia Política

Pluralización religiosa en Colombia durante el siglo XX

Sebastian Cristancho Bohada Estudiante de ciencia política de la Universidad Nacional

Resumen. Este texto presenta un recorrido histórico de las lógicas de pluralización, secularización y laicidad en Colombia desde la constitución de 1886 hasta 1991 con el establecimiento de un estado cuasipluralista. Para este propósito se tomará la periodización de la historiografía tradicional a fin de exponer los cambios en la esfera jurídica, social y política. Por último, son tomados en cuenta tanto los factores endógenos cómo exógenos, dado que, las dinámicas en las relaciones Iglesia católica-Estado e Iglesia-sociedad civil no son totalmente inmanentes al país, sino, por el contrario, obedecen a las transformaciones

efectuadas en el escenario internacional.

Palabras clave. Religión, Iglesia católica, pluralismo, secularización, laicidad,

educación confesional.

Abstract. This text show a historic travel about the pluralization logics, secularization and laicism in Colombia since the Constitution of 1886 until 1991with the installation of a quasi-pluralist state. For this purpose will be taken the periodization of the traditional historiography with the end of explain the changes in the juridical, social and political field. Finally, are considered the endogenous and exogenous factors, because the dynamics in the relationship between Catholic Church and state, and Catholic Church and civil society are not completely immanent to the country, on the contrary, depends on the changes on the

international scene.

Key-words. Religion, Catholic church, pluralism, secularization, laicism,

denominational education.

Colombia ha sido profundamente penetrada por la doctrina católica a lo largo de su historia. La colonización de América Latina tuvo como fundamento un proyecto evangelizador, al cual, Colombia no fue ajena. Desde el siglo XIX el país se sumió en una persistente confrontación entre una clase dirigente liberal que abogaban por un Estado laico influidos por los imaginarios que estaban en boga en Europa y por otro lado, el clero y la gran masa de la población iletrada. Es durante este siglo que se intentará consolidar el Estado Colombiano, su orientación religiosa y su estructura (federalismo-centralismo), de ahí que aparezcan cambios radicales en sus instituciones, por ejemplo, durante este periodo se fundará la constitución más laica que el país haya conocido, la Constitución de Rionegro (1863). Será Durante el siglo XX que se intentará en varias ocasiones consolidar un estado laico (sin tener en cuenta la secularización de la sociedad) 1 con un triunfo relativo

representado en la cuasipluralización jurídica a partir de la constitución de 1991.

Para una correcta comprensión de las relaciones Iglesia-estado, Iglesia-sociedad e instituciones civiles, Iglesia-demás religiones durante el siglo XX en Colombia es necesario iniciar la exposición desde las postrimeras del siglo anterior (incluso mucho antes). Como punto de partida se tomará a la Constitución de 1886 puesto que ésta se mantuvo durante todo el siglo pasado hasta 1991, además, en ella se pueden ver reflejados los objetivos del proyecto regenerador, ligado al pensamiento conservador, que situaba a la iglesia como núcleo articulador de la

nación.

La constitución de 1886 nace como una respuesta a la ideología liberal-radical materializada en la Constitución de Rionegro. La constitución de 1863 constituye un punto de ruptura, en términos de legislación religiosa, durante el siglo XIX, ya que, se lleva a cabo una separación entre iglesia y estado. En efecto, resulta ilustrativo el hecho de que no se apele a una entidad metafísica como fuente de autoridad, sino, más bien, este puesto pase a ser ocupado por “el pueblo”. Asimismo, el Artículo 15 establecía la libertad de pensamiento y la libertad de suscribir cualquier religión, como derechos individuales que debían ser garantizados por parte del Gobierno y cada uno de los Estados. Los ideales liberales se vieron minados por su misma radicalidad, pues intentar intervenir en la esfera religiosa de los colombianos se tradujo en una manifiesta deslegitimación e incluso aversión hacia el Estado central. El detonante de la guerra civil de 1876-1877 fue la educación que, aun cuando, no se proponía una secularización completa por parte del Gobierno central (un sacerdote pagado por el Estado impartiría la educación católica si así lo consideraban los padres), el hecho de que las escuelas normales estuvieran orientadas por una misión alemana de carácter

1 La diferencia entre laicidad y secularización radica en que la primera, es un proceso institucional impulsado

desde el estado que aboga por la separación Iglesia-Estado; mientras que secularización se refiere a un

proceso cultural en donde la sociedad tiende a abandonar las doctrinas omnicomprensivas de carácter

religioso. En, Arias Ricardo. Estado laico y catolicismo integral en Colombia. la reforma religiosa de

Pumarejo. Pág. 70. Recuperado de:

http://historiacritica.uniandes.edu.co/datos/pdf/descargar.php?f=./data/H_Critica_19/05_H_Critica_19.pdf

no-religioso suscito la reacción por parte de regiones como Antioquia, Cauca y de

gran parte de la comunidad eclesiástica.2

La constitución de 1886 significo la consumación del proyecto regenerador, que pretendía situar a la fe católica como mecanismo de orden y cohesión social, en el ámbito constitucional. Uno de los rasgos más sobresalientes es su fundamentación divina, el hecho que empiece diciendo “En nombre de Dios, fuente suprema de toda autoridad” revelaba que la soberanía no recaía en la autoridad civil, sino, por el contrario, se encontraba en las Sagradas escrituras. En consonancia con lo anterior, el articulo 53 consagra la independencia de la religión católica frente a la sociedad civil: “La Iglesia Católica podrá libremente en Colombia administrar sus asuntos interiores y ejercer actos de autoridad espiritual y de jurisdicción eclesiástica, sin necesidad de autorización del Poder civil”. Las poblaciones indígenas no fueron ajenas a la legislación de carácter confesional; la ley 89 de 1890 se va a dirigir a los indígenas como salvajes e inferiores que debían ser “reducidos a la vida civil” y asimismo, la iglesia será la encargada de elegir la manera en que estas comunidades deben ser gobernadas.3

La educación, en este periodo, nuevamente se vería directamente afectada por las dinámicas del conflicto religioso. La religión católica va a ser establecida como el árbitro de la moral en el conjunto centros educativos. Este predominio religioso se manifestará en cuatro medidas: En primer lugar, la obligatoriedad de la enseñanza de la religión católica en todas las instituciones educativas, incluyendo las universidades; en segundo lugar, una autoridad concedida a la iglesia católica para orientar conforme a su dogma los programas de enseñanza en los colegios y las universidades públicas; en tercer lugar, la facultad otorgada a los obispos de revisar los textos de enseñanza religiosa, seleccionar los maestros de religión y sancionar a los maestro que en sus clases controvirtieran al catolicismo; por último, existió un compromiso por parte del gobierno al impedir que se difundieran

ideas contrarias a este dogma.4

La legislación en la década de 1880 tuvo una fuerte influencia nacionalista. Los modelos importados (Francia, Estados Unidos e incluso, Alemania) empezaron a ser culpados, por parte de los miembros de la Regeneración, de los inconvenientes por los que atravesaba el país, de ahí la famosa frase de Núñez “hemos llegado a un punto en que estamos confrontando este preciso dilema: regeneración administrativa fundamental o catástrofe”. 5 De la misma manera, se apelará a España como un pilar del carácter constitutivo de la definición nacional; un escrito

de José María Samper refleja esta concepción:

2 Melo Jorge Orlando. Del federalismo a la Constitución de 1886. En, Tirado Mejía Álvaro. Nueva Historia de

Colombia. Vol 1. Planeta. 1989. Pág. 29. 3 Arboleda Mora Carlos. Pluralismo, tolerancia y religión en Colombia. Universidad Pontificia bolivariana.

Medellín. 2011. Pág. 66. 4 Beltrán William Mauricio. Del monopolio católico a la explosión pentecostal: pluralización religiosa,

secularización y cambio social en Colombia. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2013. Pág. 45. 5 Melo. Op. cit., Pág. 30.

¡Qué sensación tan profunda la que uno experimenta cuando, después de algún tiempo de ausencia, vuelve a pisar el suelo patrio! Y ¿es acaso ésta la impresión que siento al llegar al primer puerto de España? Es algo semejante, pero complicado [...] ¡Es que hay una patria de lo pasado, como la hay de lo futuro, y que cada hombre está ligado a las tradiciones y glorias de su raza,

como el retoño del árbol nace ligado al tronco!6

El espíritu que alimento la constitución de 1886 será el mismo que marcará el devenir de la Nación, en términos legislativos, ahora adoptando la forma de un tratado internacional: El Concordato. El proyecto de la Regeneración de unir a la Iglesia y al Estado se consumará con la realización del Concordato solo un año después de promulgar la constitución (1887). Al respecto, el mismo Núñez diría “el Concordato ha sido, pues, el complemento obligado de la constitución, por no decir su alma”.7 El Concordato consolida la independencia de la Santa Sede respecto del poder civil y el monopolio de la construcción de subjetividades a partir de la educación. El Articulo 12 resulta especialmente relevante pues establece que

los planteles educativos en los niveles de primaria y secundaria, incluirán en los establecimientos oficiales enseñanza y formación religiosa según el Magisterio de la iglesia. Para la efectividad de este derecho, corresponde a la competente autoridad eclesiástica suministrar los programas aprobar los textos de

enseñanza religiosa y comprobar cómo se imparte dicha enseñanza.

La Revolución en Marcha

Durante la década de 1930 se van presentar cambios constitucionales y sociológicos que traerán como consecuencia una disminución de la hegemonía eclesiástica. El periodo conocido como la Republica Liberal trajo una serie de transformaciones encaminadas a modernizar el país y de la misma manera, cambios que produjeron, de manera leve, una secularización de la población. No obstante, los cambios más importantes se presentaron con la implementación de la Reforma de 1936 durante la primera administración de López Pumarejo (1934-

1938).

El partido liberal llegará al poder debido a varias causas que no pueden ser reducidas únicamente a la coyuntura electoral. A diferencia de los demás países de América Latina que habían optado por regímenes liberales desde mediados del siglo XIX, Colombia aún poseía una tradición conservadora. La separación entre Iglesia y Estado era vigente en el resto de Latinoamérica, de esta manera, el liberalismo Colombiano pudo apropiarse de una reivindicación del siglo pasado para construir su agenda política.8 La influencia electoral del clero era demasiado

6 Citado por: Martínez Frédéric. El nacionalismo cosmopolita. La referencia europea en la construcción

nacional en Colombia. Banco de la República. Bogotá. 2001. Pág. 460. 7 Ibid., Pág. 475.

8 Tirado Mejía Alvaro. La reforma constitucional de 1936. Cámara de Representantes. Bogotá. 1984. Pág. 67.

fuerte en el país y fue precisamente la indecisión del Arzobispo de Bogotá quien en primer lugar apoyó al nacionalista Alfredo Vásquez, en contra de la decisión oficial del partido, frente al histórico Guillermo Valencia ambos miembros del Partido Conservador lo que ocasiono una división electoral y dio como ganador a Enrique Olaya Herrera candidato por el liberalismo. Otro aspecto importante del triunfo del liberalismo se debe al pésimo trato que recibieron las clases proletarias, que aparecían en la escena política, durante las administraciones Conservadoras; el liberalismo refunda sus bases ideológicas (a partir de la convención de Ibagué, abril 1992) 9 íntimamente ligadas al laissez faire por un programa económico intervencionista directo y normativo, es decir, pasa a ser el regulador de las relaciones capital-trabajo.10

La Revolución en Marcha significo un paso adelante en la búsqueda de un estado laico. Durante el siglo XIX se forjo fuerte un antagonismo entre el clero y el liberalismo, pues este último representaba una amenaza para las pretensiones hegemónicas del catolicismo. Las jerarquías eclesiásticas presintieron que López buscaría cambiar las relaciones de poder Iglesia-sociedad civil y buscaron cambiar el Concordato antes de que éste llegara a la presidencia.11 Es por esta razón que el partido liberal decide moderar sus afirmaciones, al respecto, en su convención de 1935 el Partido aclara que “su esencia no es ser un partido de propaganda religiosa o antirreligiosa”.12 Sin embargo, sus acciones serán totalmente opuestas a lo pactado, puesto que durante la primera administración de Alfonso López Pumarejo se realizará una reforma con el objetivo de separar Iglesia y Estado. La reforma de 1936 suprimió el nombre de Dios de la Constitución, admitió el divorcio, garantizo la libertad de enseñanza y arrebato a la Iglesia la dirección del sistema educativo.13 El artículo 34 derogaba los artículos 38, 39, 40, 53, 55 y 56 de la Constitución de 1886. En cuanto a pluralización 14 no se avanzó considerablemente, puesto que, aun eran penalizados los cultos y “Los actos contrarios a la moral cristiana”; así pues, el Artículo 53 constituía uno de los pilares de la superioridad del poder eclesiástico sobre el civil:

La Iglesia Católica podrá libremente en Colombia administrar sus asuntos interiores y ejercer actos de autoridad espiritual y de jurisdicción eclesiástica, sin necesidad de autorización del poder civil; y como persona jurídica, representada en cada diócesis por el respectivo legitimo prelado, podrá

9 Ibid., Pág. 73.

10 Tovar Zambrano Bernardo. La intervención económica del estado en Colombia 1914-1936. Fondo de

Promoción de la Cultura del Banco Popular. Bogotá. 1984. Pág. 13. 11

Tirado Mejía Álvaro. Aspectos políticos del primer gobierno de Alfonso López Pumarejo 1934-1938.

Planeta. Bogotá. 1981 Pág. 372. 12

Beltrán. Op., cit., Pág. 57. 13

Ibid., Pág. 57. 14

El pluralismo se entiende como una coexistencia pacífica entre los miembros de una sociedad, divididos por

suscribir una determinada doctrina omnicomprensiva ya sea religiosa, filosófica o moral. Para cumplir este

objetivo es necesario que el estado garantice iguales libertades a cada individuo sin importar la doctrina a la

cual esté adscrito. Vease: Rawls John. El liberalismo político. Fondo de Cultura Económica. México. 2006.

igualmente ejercer actos civiles, por derecho propio que la presente Constitución le reconoce.

Nuevamente la educación será uno de los puntos a tener en cuenta por la Reforma. El Artículo 14 de la reforma de 1936 garantizo la libertad de enseñanza sin influencia religiosa y estableció:

El estado tendrá, sin embargo, la suprema inspección y vigilancia de los institutos docentes públicos y privados, en orden a procurar el cumplimiento de los fines sociales de la cultura y la mejor formación intelectual, moral y física de los educados.

Por otra parte, la educación primaria pasó a ser gratuita en las instituciones públicas, y obligatoria; la Revolución en marcha también incluyo a las mujeres en la educación universitaria y además, otorgo mayor autonomía y recursos a la

Universidad Nacional.15

Durante las décadas del 1920 y 1930 se presentarán cambios sociales que tendrán como consecuencia importantes avances en la secularización y pluralización. Los cambios económicos en estas décadas implicaron un aumento en la demanda de mano de obra, situación que vinculará a las mujeres al mercado laboral cuestionando la estructura familiar y el orden social predicado por el Catolicismo.16 Dos elemento a tener en cuenta en el proceso de pluralización fueron: la migración de protestantes a América Latina y el surgimiento de la radio como medio de comunicación. El Comité para la Cooperación para América Latina promovió fuertemente el protestantismo situándolo cómo el responsable de la prosperidad de Norteamérica, mientras que, por otra parte, acusaba a la Religión Católica de influir en la atraso Latinoamericano. Asimismo, con la implantación de la radio en el país, fue posible el fomento del protestantismo sin que los oyentes fueran sancionados social o institucionalmente por asistir a los centros donde se

promulgaba “la falsa fe”.17

En la década de 1940 se intentó apelar a cierta “identidad nacional” para frenar el avance del protestantismo.18 Los sectores aliados a la Iglesia argumentarían que estos grupos que creen en una “fe errónea” son una terrible amenaza para la cohesión e identidad nacional que ha logrado la Religión católica en un país profundamente marcado por aquello que Marco Palacios ha llamado un “particularismo localista”19 vigente desde la época de la colonia.

La Conferencia Episcopal de 1944 intentó radicalizar la posición de la comunidad católica para hacer frente a las dinámicas que se presentaban en el país y que al

15

Ibid., Pág. 58. 16

Ibid., Pág. 50. 17

Ibid., Pág. 60-61. 18

Arboleda., Op. cit., Pág. 197. 19

Véase, Palacios Marco. Estado y clases sociales en Colombia. Nueva Biblioteca Colombiana de Cultura.

Bogotá. 1986. Pág. 87.

mismo tiempo socavaban el monopolio de los bienes simbólicos de salvación detentado por esta institución. La Conferencia solicitará la conformación de Comités Antiprotestantes en cada circunscripción eclesiástica; entre las principales funciones de estos colectivos estaban: crear propagada que descalificara a la población protestante, realizar censos para efectuar de forma sistemática una mayor exclusión social, creación de escuelas, bibliotecas y librerías en aquellos lugares donde funcionen instituciones de enseñanza de orientación liberal, neutralizar la propaganda protestante (también estos utilizaban la propaganda como medio para ganar adeptos) y por último, organizar juntas juveniles

antiprotestantes por medio de la enseñanza del catecismo.20

La Violencia: persecución protestante

El ocaso de la “República Liberal” significó al mismo tiempo la caída del movimiento sindical que se había fortalecido desde la primera administración de López. La derrota del sindicalismo estuvo profundamente ligada a la derrota del programa político impulsado por el presidente López Pumarejo en su segundo mandato (1942 -1945). Aun así la movilización social no quedaría desamparada pues sería ahora el abogado Jorge Eliécer Gaitán quien canalizaría las

reivindicaciones de los sectores populares.21

Con el ascenso del Partido Conservador al poder se presentará el escenario propicio para el estallido de una guerra civil que marcará un punto de quiebre en la historia de Colombia. En 1946 debido a una división en el partido liberal Mariano Ospina Pérez gana las elecciones presidenciales en un clima atravesado por una mayoría liberal. Estos hechos tendrán como consecuencia una crisis de legitimidad e intensificarán los conflictos partidistas ocasionando que, tras el asesinato del caudillo Jorge Eliécer Gaitán, el país se sumerja en un periodo de guerra conocido por la historiografía como “La Violencia”. A este escenario de violencia no serán ajenas las comunidades religiosas, pues éstas se identificaban con un partido

político en específico.

Desde 1948 inició un periodo de persecución protestante debido a la proximidad de éstos con el Partido Liberal. Así, por ejemplo, la Confederación evangélica de Colombia (Cedec) estableció que como resultado de “la persecución religiosa” (1948-1958) hubo 116 personas asesinadas por sus inclinaciones religiosas.22 En este caso es difícil determinar si el hostigamiento obedece a motivos políticos o religiosos, dado que, no solamente asesinaban a los adeptos del protestantismo por sus orientaciones liberales, sino, además, quemaban sus iglesias catalogadas como “herejes”. Sin embargo, las reivindicaciones de esta comunidad cristiana no

20

Arboleda., Op. cit., Pág. 201. 21

Pécaut Daniel. De las violencias a la violencia. En, Sánchez Gonzalo y Peñaranda Ricardo (Comp). Pasado

y presente de la violencia en Colombia. Cerec. Bogotá. 1986. Pág. 188. 22

Arboleda., Op. cit., Pág. 207.

buscaban un Estado confesional de orientación protestante, por el contrario, abogaban por el establecimiento de un Estado que no privilegiará a un grupo en detrimento de otro, sino, por el contrario, se otorguen las mismas libertades a

cada individuo (pluralismo).

El aumento demográfico progresivo sumado a la migración hacia las zonas urbanas como consecuencia de la violencia en el país, desbordarán las capacidades de control sobre la población por parte de la Iglesia (ver gráfica 1). La grafica revela que la década de 1950 la población tendrá una tasa de crecimiento anual cercana al 3%, además, la migración de las zonas rurales a las grandes ciudades se incrementará de manera significativa, pues en el campo se librará una lucha por la tierra.23 Este incremento de demográfico en las zonas urbanas hará manifiesta la escases de sacerdotes y demás miembros de la comunidad católica para atender las necesidades religiosas de los habitantes y mantener la autoridad habitual, puesto que, por ejemplo, Bogotá durante la década de 1950, exhibirá un crecimiento demográfico de 7,2% el más alto de América Latina. Esta situación tuvo como consecuencia la proliferación de nuevas comunidades religiosas como los adventistas, mormones, testigos de Jehová, el movimiento pentecostal etc., que aparecen en la escena urbana para competir en el mercado de los bienes simbólicos de salvación.24

23

Pécault., Op. cit., Pág. 190. 24

Beltrán William Mauricio. “Pluralización religiosa y cambio social en Colombia”. Theologica Xaveriana

,vol. 63/1, núm. 175. Pontificia Universidad javeriana. Bogotá. Pág. 6.

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Grafico 1: Población en Colombia, 1938-1993

Fuente de datos: Safford Frank y Palacios Marco. Colombia. País fragmentado, sociedad dividida.

Editorial Norma. Bogotá. 2003. Pág. 553.

Con el ascenso del General Rojas Pinilla la balanza se inclinará a favor de la comunidad católica. Nuevamente el poder estará en manos de un hombre que concibe a la iglesia católica como una pieza estratégica para el mantenimiento del

orden social. En su discurso de posesión (1954) declarará:

[…] la propaganda protestante en los pueblos latinos no conduce tanto al aumento del número de protestantes sinceros y respetables, sino a la perdida de toda fe religiosa o el inevitable ingreso al comunismo de todos aquellos que han recibido enseñanzas fundamentalmente contrarias a dogmas esenciales del catolicismo.25

Estas palabras reflejan que no solamente se culpaba al protestantismo de la disminución del poder de la iglesia católica, sino, igualmente, era acusada de promover los postulados del marxismo que curiosamente eran contrarios a cualquier dogma religioso y esto sumado al hecho de que el capitalismo se va a

desarrollar y consolidar en los países de orientación protestante.

Secularización durante el Frente Nacional

La pérdida de legitimidad del General Rojas Pinilla debido a su independencia respecto de los partidos tradicionales abrió las puertas a una alianza bipartidista que ambicionaba hacerse con el poder. El alejamiento tradicional del Partido Liberal con la Iglesia católica fue suprimido de la agenda de esta colectividad hasta tal punto de declararse “hijos sumisos de la iglesia” y rechazar los fundamentos filosóficos de esa colectividad en un carta dirigida al Cardenal Crisanto Luque que tenía como objetivo precisamente dirimir los conflictos que históricamente habían caracterizado sus relaciones; asimismo, de forma paralela, la Iglesia también disminuiría su apoyo a la dictadura. 26 Estos factores posibilitaron una acuerdo entre el los dos partidos tradicionales para mantenerse en el poder mediante la alternancia en la presidencia, además este acuerdo contó con una aprobación a

través de plebiscito; este episodio es denominado como El Frente Nacional.

El plebiscito de 1957 tuvo el carácter de una reforma constitucional que devolvió nuevamente fundamentos sacros al Estado. El preámbulo de la constitución se realizó

En nombre de Dios, fuente suprema de toda autoridad, y con el fin de afianzar la unidad nacional, una de cuyas bases es el reconocimiento hecho por los partidos políticos, de que la religión católica, apostólica y romana es de la nación, y que como tal los poderes públicos la protegerán y harán que sea respetada como esencial elemento del orden social.27

25

Citado por: Beltrán, Del monopolio., Op. cit., Pág. 73. 26

Ibid., Pág. 74. 27

Ibid., Pág. 75.

Desde ese momento ambos partidos eclipsaban los soportes populares de la constitución y al mismo tiempo, se convertían en los guardianes del carácter

confesional de la misma.

La década de 1960 fue el periodo que más avances, en términos de secularización, proporciono en la historia de Colombia. Durante esta década aumentará la población de orientación protestante hasta duplicarse (ver grafica 2). Este proceso tiene su origen en una serie de dinámicas entre las que cabe resaltar: 1) explosión demográfica, 2) urbanización, 3) colonización de nuevos territorios por parte de comunidades campesinas, 4) la transformación cultural del espacio rural 28 5) desarrollo de los medios masivos de comunicación, 6) ingreso pleno de las mujeres

al mercado laboral.29

Los procesos que se estaban gestando al rededor del mundo mitigaron la fuerza de la doctrina católica. Transformaciones como la consolidación de la Unión Soviética, la Revolución China y Cubana, la aparición del feminismo entre otras, tendrán una fuerte influencia en la población colombiana, especialmente en la juventud, pues en esta época los movimientos estudiantiles se fortalecieron y radicalizaron

28

Este proceso se debe entenderse como la inserción del mundo rular a la economía de mercado. Junto a estas

transformaciones se construirán y desarrollarán carreteras, penetrarán los medios masivos de comunicación

(en este periodo se fundará la televisión) y se presentará una constante movilización de la población del

campo a la ciudad; este desarrollo es conocido con el nombre de “urbanización del espacio rular”. 29

Beltrán, Del monopolio., Op. cit., Pág. 76.

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Fuente de datos: Beltrán, Pluralización., Op. cit., Pág. 65.

Grafico 2: Crecimiento de la población protestante en Colombia durante la

segunda mitad del siglo xx

adoptando ideales contrarios al dogma católico.30 Otro elemento importante fue la penetración de las ideas de la Teología de la Liberación con el sociólogo Camilo Torres a la vanguardia, sin embargo, este grupo también sentía una fuerte aversión hacia las poblaciones protestantes por considerarlos como una extensión del imperialismo norteamericano. Por último, durante este periodo la Iglesia desde su sede central flexibilizó su postura respecto de las comunidades protestantes. El Concilio Vaticano II (1962-1965) intentó acercarse al protestantismo en general, ahora reconociéndolo y reconociéndose como “hermanos separados”, lo que en el caso colombiano revelo una división al interior de la comunidad católica entre un

sector intolerante y uno comprensivo.31

La constitución de 199: Un estado cuasipluralista

La constitución de 1886 aparecía ante los ojos de grandes sectores de la sociedad colombiana como un viejo papel que no podía hacer frente a los retos de un nuevo mundo. Precisamente será el sector estudiantil el que intentará derrumbar los muros impuestos por una constitución con una vigencia de más de 100 años. El movimiento de la séptima papeleta con su legendario enunciado “Voto por Colombia. Sí a una Asamblea Constituyente”32 constituye el germen que impulsará la renovación del orden normativo que regirá de aquí en adelante el devenir de la nación colombiana. Es a partir de este momento que el tan inalcanzable pluralismo en lo social y cimentado sobre soportes jurídicos, empieza a ser una realidad en nuestro país.

La convocatoria realizada para redactar una nueva constitución contó con la presencia de las minorías religiosas tradicionalmente relegadas de la legislación nacional. La agenda de reivindicaciones comunes se convirtió en el núcleo articulador que logró reunir bajo una misma bandera a las comunidades evangélicas, la totalidad del protestantismo incluyendo a los adventistas y el movimiento pentecostal.33 Este bloque abogaba por “el derecho a la libertad de cultos”, acceder a los mismos privilegios que se otorgaban a la Iglesia católica y por último, lograr cambiar el estatus de “ciudadanos de segunda categoría”.34

La constitución de 1991 se erige como una antítesis, términos de relaciones Iglesia-Estado, frente a la constitución de 1886. El espíritu de pluralización se pone

de manifiesto en los artículos 18 y 19, pues establecen:

30

Archila Mauricio. El movimiento estudiantil en Colombia. En, Madonesi Massimo (comp). Movimientos

estudiantiles. Clacso. Buenos Aires. 2012. Pág. 78. 31

Beltrán, Del monopolio., Op. cit., Pág. 83. 32

Alarcón Núñez. La cara oculta de la constitución del 91. Planeta. Bogotá. 2011. Pág. 25. 33

Beltrán, Del monopolio., Op. cit., Pág. 309. 34

Ibid., Pág. 309.

ARTICULO 18. Se garantiza la libertad de conciencia. Nadie será molestado por razón de sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a actuar contra su conciencia.

ARTICULO 19. Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley.

Además, es importante tener presente que la Iglesia deja de ser el centinela de las instituciones de educación. Aun cuando se establece que la enseñanza deberá contener una formación moral ésta no establece que deba ser la moral cristiana; de la misma manera, el artículo 68 decreta que “en los establecimientos del Estado

ninguna persona podrá ser obligada a recibir educación religiosa”.

Cuadro 1: Religión de los colombianos 2010

Fuente: Beltrán., Op. cit., Pág. 70.

No obstante, la constitución aun está cimentada sobre fundamentos sacros. El preámbulo de la constitución se realiza “invocando la protección de Dios”; aun cuando es un enunciado que cobija a la comunidad tanto católica como protestante y en este sentido más del 90% de la población, representa a una misma divinidad, el Dios cristiano. Es por esta razón que no se puede considerar a la constitución de 1991 como un ordenamiento totalmente pluralista, ya que, a pesar de la Ley 133 de 1994 la cual establece que el Estado “mantendrá relaciones armónicas y de común entendimiento con las Iglesias y confesiones religiosas existentes en la sociedad colombiana” en ella no se reconocen la multiplicidad de deidades indígenas y en este orden de ideas, se estaría relegando su cultura (de los indígenas) del ordenamiento jurídico. De la misma manera, el artículo quinto de la Ley 133 de 1994 también representa una exclusión de las creencias ancestrales indígenas y una negación de las prácticas y rituales religiosos de estos grupos, así

como de comunidades pentecostales entre otras. Este artículo resuelve que:

No se incluyen dentro del amito de aplicación de la presente Ley las actividades relacionadas con el estudio y experimentación de los fenómenos psíquicos o parapsicológicos; el satanismo, las prácticas mágicas o supersticiosas o espiritistas u otras análogas ajenas a la religión.

El ordenamiento jurídico debe ser pluralista en la esfera pública y privada de los ciudadanos. Al negar las prácticas inmanentes a una comunidad religiosa se está constriñendo su autonomía pública y en este sentido no existe un verdadero pluralismo. Además, el hecho de que esta limitación se manifieste para aquellas prácticas “ajenas a la religión” revela que existe una orientación doctrinaria

hegemónica que ha logrado asentarse en la esfera jurídica.

Ni siquiera hoy día se puede calificar a la población colombiana como una sociedad secular (ver cuadro 1). Pese al proceso de secularización originado en la década de 1960 y los grandes avances presentados por la constitución de 1991 nuestra sociedad sigue siendo mayoritariamente católica. El cuadro 1 refleja que si bien es cierto que la realidad colombiana no se acerca a un escenario secular por lo menos

permite un libre mercado de los bienes simbólicos de salvación.

Conclusiones

La Iglesia católica ha marcado profundamente la historia de nuestro país, incluso es considerada como la institución más importante del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. La religión católica buscó por todos los medios tener el monopolio de la moral que debía adoptar cada colombiano; es por esta razón que los nuevos movimientos religiosos (NMR) eran satanizados y tildados de promover el imperialismo norteamericano y al mismo tiempo, de patrocinar el comunismo. Asimismo, el antagonismo de los partidos tradicionales en torno a la relación Iglesia-Estado caracterizado por ser capaz de movilizar a la población a efectuar

múltiples guerras civiles a lo largo del siglo XIX, será posteriormente diluido por esta institución, ya que se convirtió en el terreno común que permitió una alianza bipartidista para lograr hacer frente al periodo de guerra que vivía el país desde la

segunda mitad de década de 1940.

La historia de Colombia parece revelar que es necesario desarrollar un proceso de secularización antes de consolidar un Estado laico o pluralista. El Olimpo Radical y la Revolución en Marcha pretendieron consolidar un Estado laico sin tener en cuenta la orientación doctrinaria de la gran mayoría de la población, debido a esto, sus pretensiones no tuvieron continuidad en la esfera legislativa. Fue solo hasta que se desarrolló un intenso proceso de secularización que fue posible fundar un Estado cuasipluralista, donde una multiplicidad de sectores, aunque con grandes similitudes como lo es el cristianismo, fueron reconocidos por el ordenamiento

jurídico.

La sociedad colombiana está asistiendo a un escenario que seguramente va a determinar el devenir de la nación: los diálogos de la Habana. La discusión actualmente se ha centrado en la posibilidad de concluir los diálogos de paz con una Asamblea Nacional Constituyente. Mientras las Farc han manifestado: “Nos deben una Constituyente”; el Gobierno Nacional ha rechazado tajantemente esta propuesta. Sin embargo, ante un posible escenario de reforma a la Constitución se debería plantear la posibilidad de fundar un Estado verdaderamente laico en donde el origen popular del poder no se vea eclipsado por fundamentos sacros, en esta misma línea, es necesario articular reivindicaciones tales como un reconocimiento de las deidades y prácticas de poblaciones como las indígenas, una verdadera educación secular, dado que, en gran parte de los colegios públicos se mantiene la educación religiosa opcional, no obstante, en la mayoría de los casos es aprobada por los padres de familia. Por último, no se trata de implantar un Estado antirreligioso, sino, más bien, que cada individuo tenga las mismas posibilidades de

ejercer un libre desarrollo espiritual, ético y moral.

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