tierra y territorio en cordoba

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    EN EL DEPARTAMENTO DECÓRDOBA EN EL ESCENARIO

    DEL POSCONFLICTO

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    EN EL DEPARTAMENTO DECÓRDOBA EN EL ESCENARIO

    DEL POSCONFLICTO

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    Este libro hace parte del proyecto “Acompañamiento aorganizaciones de víctimas y comunidades rurales deldepartamento de Córdoba en la ejecución de estrate-

    gias de exigibilidad del derecho a la tierra y al territorio”,nanciado por Broederlijk Delen.

    La elaboración de esta publicación contó con el apoyode Víctor Negrete.

    El contenido de esta publicación puede ser utilizado to-tal o parcialmente siempre y cuando se cite como fuen-te al CINEP/ Programa por la Paz.

    Director generalLuis Guillermo Guerrero Guevara

    SubdirectorSergio Coronado Delgado

    Equipo Movilización, territorio e interculturalidad

    Andrea Lopera Lombana

    Catalina Serrano Pérez

    Javier Lautaro Medina

    Sistema de Información General

    Alejandro Cadena Benavides

    Equipo de producción editorial

    Coordinación editorial

    Margareth Figueroa Garzón

    Corrección de estilo

    Casa Nabú Servicios Editoriales S.A.S

    Diseño y diagramación

    Equilibrio Gráco Editorial Ltda.

    Impresión

    Offset Gráco Editores SA

    Primera edición

    Marzo de 2016

    ISBN: 978-958-644-208-4

    Bogotá, D.C., Colombia

    Impreso en Colombia / Printed in Colombia

    EN EL DEPARTAMENTO DECÓRDOBA EN EL ESCENARIO

    DEL POSCONFLICTO

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    Contenido

    Resumen ejecutivo

    Recomendaciones

    Introducción

    Contexto histórico del conicto armado en Córdoba

    Derechos a la tierra y al territorio

    El proceso de restitución de tierras en Córdoba

    Vulneraciones al derecho al territorio, más alláde la restitución de tierras

    Extractivismo minero en el departamento de Córdoba

    Cerro Matoso

    Situación actual de la titulación mineraen el departamento

    Conclusiones

    Referencias

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    Contenido

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    TABLAS

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    Tabla 1 { Datos generales de los procesos de restituciónen el departamento de Córdoba

    Tabla 2 { Distribución de hectáreas restituidaspor municipio

    Tabla 3 { Predios y hectáreas restituidasen Córdoba 2013-2014

    Tabla 4 { Relación de hectáreas restituidas con UAF departamental.

    GRÁFICAS

    18

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    Gráca 1 { Distribución de la propiedad en Córdobaregistrada en Catastro – 2009. Hectáreas y porcentaje

    Gráca 2 { Comparativo número de títulos otorgadosentre 1990-2014 y solicitudes de titulación y formalización

    16

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    MAPAS

    Mapa 1{ Zonas de riesgo de criminalidad diferenciadaspara el departamento de Córdoba

    Mapa 2 { Zonas microfocalizadas para la restituciónde tierras

    Mapa 3 { Casos concretos de vulneración.

    Mapa 4 { Títulos, solicitudes de titulación y solicitudesde legalización para extracción minera en el departamentode Córdoba

    23

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    Resumen

    ejecutivo

    Este informe trata el contexto actual del departamento de Córdoba desde tres perspecti-vas diferentes: las dinámicas del conicto armado, los derechos a la tierra y al territorio de

    las comunidades rurales y el extractivismo. Cada una de ellas se desarrolla sobre la base devisitas a terreno y en el análisis de datos que organizaciones de la sociedad civil, así comoentidades gubernamentales, han recolectado durante los últimos años. Su objetivo es contri-buir a comprender las dinámicas del departamento, alimentar el debate sobre sus opcionesde desarrollo, llamar la atención sobre la realidad de su población rural y también generarrecomendaciones de política pública.

    Además, busca convertirse en un insumo para las discusiones actuales acerca del orde-

    namiento social, político y territorial de zonas del país que han estado marcadas históri-camente por la violencia, el conicto, el narcotráco y la incapacidad del Estado para darsolución a las necesidades y problemáticas que viven sus pobladores. Igualmente, se pre-

    tende presentar un contexto actualizado sobre las políticas de tierras para el departamen-to, procesos de desarrollo económico basados principalmente en el extractivismo mineroy persistencia de actores armados en la región: factores transversales que tejen distintasrelaciones que hacen del departamento de Córdoba una zona compleja a la que el Estado

    colombiano debe volcar su mirada.

    En lo relativo al conicto armado, el informe muestra las zonas de riesgo en el departamen-to, además de presentar un contexto histórico acerca del conicto en el que da cuenta delas estructuras armadas activas, sus dinámicas particulares relacionadas con condicionesgeográcas, políticas y sociales propias de la historia cordobesa, y la relación que continúa

    existiendo entre la distribución de la propiedad y las distintas formas de poder ejercidas en

    el departamento.

    Para el tema de tierra y territorio se presentan los datos sobre la implementación de la po-lítica de restitución de tierras en el marco de implementación de la Ley 1448 de 2011 en elperiodo comprendido entre enero de 2012 y julio de 2015. Por otro lado, se da cuenta de ca -sos de comunidades rurales que actualmente enfrentan circunstancias muy adversas debido

    a procesos de titulación o adjudicación que no contaron con el debido acompañamiento delEstado y que hoy solicitan que su derecho legítimo a la propiedad sea garantizado.

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    Tierra y territorio en el departamento de Córdoba en el escenario del posconflicto

    En el tema de extractivismo minero se expone cómo la consolidación de este modelo priori-

    zado por el Gobierno nacional para el desarrollo económico, tanto a nivel nacional como re-gional, ha transformado profundamente las dinámicas culturales y sociales del departamento,situación que no solamente no ha beneciado a la población más excluida y que ha vivido encondiciones de pobreza, sino que, por el contrario, la ha expuesto a nuevas formas de trabajo yproducción que no permiten que haya un mejoramiento en su calidad de vida. Aquí se intentamostrar cómo estas transformaciones han exacerbado los conictos y no han contrarrestadofenómenos como la minería ilegal.

    Por último, en la actual coyuntura que atraviesa el país en lo referido al proceso de paz con lasFuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el cada vez más cercano inicio del mis-mo proceso con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), este informe encuentra aún mayor

    pertinencia puesto que los temas aquí tratados hacen parte del acervo de situaciones y pro-blemáticas vinculadas a las dinámicas que el conicto armado ha ido modelando en sus ya másde cincuenta años de permanencia. En este sentido, para pensar en la realización de una paz

    estable y duradera a través de propuestas como la de paz territorial, tal como se ha acordado

    en La Habana, se debe pasar necesariamente por un entendimiento de los contextos localesy regionales de zonas, como el departamento de Córdoba, en las que el conicto ha sido tanprofundo. Así, se espera que este informe aporte al análisis y al diseño de políticas en el esce-nario del posacuerdo, dirigidas a que los procesos de construcción de paz sean incluyentes ydemocráticos y que fortalezcan la participación de todas las comunidades, rurales y urbanas,afectadas por el conicto en Córdoba y en toda la región.

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    Recomendaciones

    AL GOBIERNO NACIONAL,

    INSTITUTO COLOMBIANO DE DESARROLLORURAL Y AGENCIA NACIONAL DE TIERRAS

    {  Frente a las diferentes experiencias de reasenta-miento de población desplazada y reasentada en elperiodo comprendido entre nales de los noventa yprimera mitad del 2000 —Valle Encantado, Nuevo

    Horizonte, El Quindío, Las Catas y Costa de Oro—,es necesario y urgente claricar la situación en de-rechos de propiedad tanto de quienes fueron los

    beneciarios iniciales como de aquellos que ocupa-ron los predios posteriormente.

    {  Vericar el estado actual de las deudas por el 30 %, de-rivadas de los procesos de adjudicación de tierra de laLey 160 de 1994, con el objetivo de condonarlas.

    {  Adelantar los procesos de alinderamiento, parce-lación y división de los predios y promover ejerci-

    cios autónomos de ordenamiento del territorio porparte de las comunidades; así como garantizar los

    derechos sociales, como servicios básicos e infraes-tructura, que garanticen el adecuado desarrollo delos proyectos de vida de cada comunidad y el resta-blecimiento de los derechos vulnerados.

    {  Hacer efectivos los derechos de las personas víc-timas en los casos de los predios otorgados bajo laLey 975 y marcos normativos anteriores, particular-mente aquellos casos en los que se realizaron entre-

    gas simbólicas de predios sujetos a extinción de do-

    minio —Costa de Oro y Las Catas—. Además, ante lasituación de extrema vulnerabilidad que enfrentanactualmente estas poblaciones, debido al conictoarmado persistente y la ausencia de garantías de no

    repetición, es crucial retomar los procesos de repa-ración integral de los derechos de las víctimas, revi-sar el estado actual de los trámites de reconocimien-to ante la Unidad de Víctimas y agilizar las medidasde reparación dispuestas.

    {  Dar celeridad a los procesos judiciales para estable-

    cer la responsabilidad de los crímenes cometidos encontra de líderes comunitarios del departamento,así como reevaluar las medidas de protección a víc-timas establecidas por la Unidad de Protección decara a las complejidades territoriales en las que ha-bitan las personas amenazadas. En este sentido, esclave reformular, poner en marcha y replicar las me-

    didas de Protección Colectiva para el pueblo Zenúdel Alto San Jorge.

    {  Generar mecanismos de articulación entre los es-

    pacios de planeación de desarrollo rural, como losConsejos Municipales de Desarrollo Rural y los Con-

    sejos Seccionales de Desarrollo Agropecuario, conlas instancias de participación de las víctimas, comolos Comités de Justicia Transicionales, para alcanzaruna política rural articulada favorable a los derechosy reparación de las víctimas y capaz de brindar soste-nibilidad a los procesos de restitución de tierras y dereparación integral.

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    Tierra y territorio en el departamento de Córdoba en el escenario del posconflicto

    {  Reconocer la presencia de estructuras armadasilegales posdesmovilización y su actual proceso deconsolidación organizativa y territorial. Actualizarla información sobre el accionar de estas organiza-

    ciones y, a partir de allí, establecer estrategias loca-lizadas destinadas a su desestructuración. Brindarprotección a la población civil que denuncie hechosvictimizantes.

    {  Promover escenarios de justicia comunitaria yde resolución pacíca de conictos que permitan

    construir procesos y esquemas de convivencia quepaulatinamente reemplacen los escenarios de justi-cia privada.

    {  Suspender el otorgamiento de concesiones mine-ras en la región del sur del departamento hastatanto no se establezca un ordenamiento territorial

    minero consensuado con las comunidades involu-cradas. Para ello, es importante incentivar la par-ticipación en equidad de todos los actores implica-dos. De cara a la minería informal, es importanteestablecer diferentes mecanismos destinados apromover la formalización, para así superar los en-foques meramente coercitivos.

     

    A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

    {  Propiciar, acompañar y hacer seguimiento a dife-rentes espacios de interlocución y concertaciónestablecidos por la sociedad civil, para generar

    acuerdos que faciliten la reparación y el restableci-miento de derechos.

    {  Acompañar y velar por la adecuada implementaciónde la Consulta Previa, Libre e Informada como me-canismo fundamental para el reconocimiento de los

    derechos de los pueblos indígenas y afrocolombianosa participar libremente y decidir sobre sus procesosde desarrollo, particularmente en el caso del reciéncreado Resguardo Mayor del Alto San Jorge—PuebloIndígena Zenú y la comunidad Emberá Dochama deSan José de Uré. Lo anterior debido a las constantesviolaciones a sus derechos humanos y fundamentales

    en el marco del conicto armado.

     A LOS GOBIERNOS LOCALES

    {  Generar acciones articuladas entre las distintas en-

    tidades involucradas para dar cumplimiento a las

    recomendaciones establecidas por la Defensoríadel Pueblo en su Resolución N° 058 del 2010, pues,como se ha expresado en diversos espacios, no sehan adelantado las acciones mínimas necesariaspara atender a las mismas.

    {  Dar cumplimiento a las medidas establecidas porla Corte Constitucional en su Sentencia T-195 de1999, tendientes a restablecer los derechos a lasalud, a la vida, al trabajo y al medio ambiente sanode más de 300.000 pescadores tradicionales que

    habitan en las riberas del río Sinú. Particularmentea las Alcaldías y Consejos Municipales, en la orden

    de recuperar el dominio público de cuerpos hídricoscomo ciénagas y humedales, detener cualquier obrade desecación y priorizar en sus planes de Gobier-no el tratamiento de aguas negras y la recuperaciónecológica de las fuentes de agua de sus territorios.

    {  Reconocer el papel de actores múltiples y estable-cer espacios de participación de cara a un ordena-miento territorial minero.

    A LA SOCIEDAD CIVIL

    {  Participar en procesos de memoria histórica y deacompañamiento psicosocial que permitan recom-poner las rupturas en el tejido social generadas porla guerra.

    {  Establecer estudios que den cuenta de las dinámicas

    de acaparamiento territorial en la región del Alto SanJorge, particularmente en la zona de inuencia de

    Cerro Matoso, y generar espacios en donde se hagaun análisis profundo e incluyente sobre las transfor-maciones sociales y espaciales generadas por los pro-yectos extractivos emblemáticos en la región.

    {  Organizar y acompañar procesos de diálogo e inter-locución con otros procesos de la sociedad civil ade-lantados en diferentes regiones, los cuales tienenpotencial para contribuir y ampliar la mirada hacianuevas propuestas y alternativas.

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    Introducción

    Colombia atraviesa actualmente una etapa crucial en suhistoria. La alta probabilidad de llegar a acuerdos de paz

    con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionariasde Colombia (Farc) y con el Ejército de Liberación Na-cional (ELN), pone al país en un escenario de esperan-za, pero también aparecen profundos retos respecto ala realización de transformaciones fundamentales queconduzcan a una paz duradera y a la creación de meca-nismos democráticos tendientes a la solución de conic-tos de vieja data por la vía no armada. En esta situación,

    las comunidades y organizaciones populares tienenmucho que decir, no solo porque han sido las principa-les víctimas del cruento conicto armado, sino porque

    su experiencia de resistencia y adaptación en medio deeste puede ser una base importante para comprender yactuar a la hora de ordenar los territorios a favor de lavida digna en el posconicto.

    Los conictos asociados al uso y manejo del territorio ylos recursos naturales han determinado las dinámicashistóricas de tipo político, económico y social en el de-partamento de Córdoba. Estos conictos no resueltosadecuadamente han generado y continúan generandocondiciones de vulneración y precariedad del derecho

    a la tierra y al territorio para los pobladores rurales po-bres. De acuerdo con el Programa de Naciones Unidaspara el Desarrollo (2014), la generación de condicionesterritoriales para la transformación del conicto arma-do en Colombia requiere implementar perspectivascreativas sobre el modelo de desarrollo, en las que setengan en cuenta criterios como sostenibilidad, orde-

    namiento territorial y articulación local-nacional, entreotros. Esto implica asumir un manejo integral del terri-torio desde sus dimensiones físicas y bióticas y también

    desde las necesidades y modelos alternativos de desa-rrollo propuestos por las comunidades locales. Lo an-

    terior suscita diferentes cuestionamientos, particular-mente cuando el debate se plantea en regiones comoesta, en donde las visiones de desarrollo social y terri-torial históricamente se han caracterizado por un sesgoanti-campesino (Aponte, 2014, p.96) que se evidencia através de la privatización de la justicia, el despojo terri-torial y las transformaciones radicales del paisaje y los

    servicios ecosistémicos (CNRR, 2010).

    Posterior a la desmovilización de las AutodefensasUnidas de Colombia (AUC) en 2005, el conicto social

    y armado en el departamento se ha mantenido, princi-palmente en regiones como el Medio y Alto Sinú. Los

    Grupos Armados Posdesmovilización (GAPD) acudena patrones de control social y territorial similares a losusados anteriormente por las AUC, como extorsiones,desapariciones, homicidios y desplazamientos, ademásdel control de economías ilegales: el sur de Córdobacontinúa siendo uno de los principales productores dehoja de coca del país, aunque se observa actualmente

    una tendencia a reemplazar esta economía por otras,como la minería ilegal de oro (UNODC, 2013). Frente

    a estos hechos, las estrategias de control establecidaspor el Gobierno Nacional desarrollan un enfoque cuyoénfasis está en la persecución y allanamiento del nar-cotráco y la minería, ignorando las dinámicas localesde conguración de estos grupos que persisten en el

    territorio.

    Los problemas de acceso y garantía de los derechos ala tierra y al territorio para comunidades campesinasy grupos étnicos, a pesar de estar sucientemente de-

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    Tierra y territorio en el departamento de Córdoba en el escenario del posconflicto

    nunciados y documentados desde hace varios años,muestran la incapacidad y falta de voluntad política parasu resolución por parte de las entidades estatales delnivel nacional y local. La mayoría de esfuerzos en este

    aspecto se ha concentrado en el proceso de restituciónde tierras, que, si bien ha tenido algunos avances, pre-senta también falencias frente a la garantía de una vidadigna para las víctimas una vez retornen a los territo-rios, ya que el acceso a la tierra es aún precario. Aunadoa esto, son muchos los casos de despojo y victimizaciónque no se enmarcan en los criterios establecidos por laLey 1448 de 2011 —de Víctimas y Restitución de Tie-

    rras—, así como otros que, bajo la Ley 975 de 2005 —deJusticia y Paz—, no han sido articulados adecuadamen-te a la dinámica institucional de atención a víctimas, por

    lo que varias comunidades que enfrentan necesidadesurgentes, además de graves amenazas de seguridad,no encuentran soluciones a sus demandas de parte delEstado. Esta situación diculta su participación y orga-

    nización y cercena sus capacidades de gestión y diálo-go. Asimismo, la persecución y el asesinato de líderes ylideresas como Yolanda Izquierdo, Ermes Vidal y EverCordero1  han adquirido un carácter emblemático porsu desoladora contundencia: los miembros de la comu-nidad tienen miedo de asumir papeles de liderazgo parafortalecerla organizativamente.

    Todas estas condiciones imposibilitan el estableci-

    miento de un diálogo público y democrático sobreel futuro del departamento y sus enfoques de desa-rrollo y ordenamiento territorial. Adicionalmente, la

    x 1 |  Estas tres personas fueron asesinadas debido a su actuación como líderes en procesos de reclamación de tierras ubicadas en el

    municipio de Valencia, región priorizada para el actual proceso de restitución. El caso de Yolanda Izquierdo resulta emblemático: elladenunció por lo menos en cinco ocasiones amenazas en su contra ante la Fiscalía, el DAS la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría;a pesar de esto y ante la indiferencia del Estado para establecer acciones de protección, fue asesinada en Montería en febrero de2007, presuntamente por Sor Teresa Gómez, ex dirigente de Funpazcor. Ermes Vidal y Ever Cordero fueron asesinados a principiosdel 2013, ambos en el municipio de Valencia. Paradójicamente, el asesinato de Cordero se produjo cuando se disponía a asistir a unacto conmemorativo preparado por el Gobierno Nacional para el Día Nacional de las Víctimas del Conicto Armado.

    profundización de los modelos extractivistas, otro delos factores determinantes en la zona, incidirá direc-tamente en las condiciones territoriales para el pos-conicto. En este sentido, el Centro de Investigación y

    Educación Popular/ Programa por la Paz (CINEP/PPP)se ha cuestionado previamente la pertinencia de pro-fundizar este modelo en el contexto cordobés: ¿quériesgos existen para las comunidades cuando las con-diciones de seguridad están determinadas por actoresarmados que no están presentes en el actual procesode diálogo y desmovilización?, ¿qué vínculos existeno pueden surgir entre la industria extractiva y las di-

    námicas de violencia política del departamento?, ¿quéposibilidades de organización y espacios de diálogoposeen las comunidades locales para denir un mode-

    lo de desarrollo concertado con instancias estatales yotros actores que cohabitan en el territorio? (Anaya yCoronado, 2014). Preguntas como estas sirvieron deguía para la elaboración de este informe.

    El presente documento hace parte del proceso deacompañamiento que, con el apoyo de Broederlijk De-len, ha desarrollado durante 4 años el Centro de In-vestigación y Educación Popular/Programa por la Paz(CINEP/PPP), junto a la Corporación para el Desarrollo

    Social Comunitario (Corsoc) y Pensamiento Acción So-

    cial al Grupo por la Defensa de la Tierra y el Territoriode Córdoba (GTT), conformado por 13 comunidadesy organizaciones campesinas e indígenas del departa-mento. No obstante, su contenido solo compromete alCINEP/PPP.

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    Desde mediados del siglo XX, el departamento de Cór-doba, dada su ubicación estratégica, ha contado con la

    presencia de grupos armados que se disputan el controlterritorial de la región, pues posee una amplia salida almar por el río Sinú y conecta la región Caribe con elinterior del país. A pesar de que la violencia bipartidistade los años cincuenta no tuvo mayores desarrollos enlos departamentos de la Costa Caribe (Aponte, 2014,p.110), algunas zonas de Córdoba muy cercanas a de-partamentos del interior, como Antioquia, sí presenta-

    ron pequeñas expresiones guerrilleras y de bandoleros.Sin embargo, la conguración de un tipo especíco depoder político regional, todavía existente y útil como

    pábulo para la consolidación de grupos privados deseguridad que, a la postre, se convertirían en ejércitoscontrainsurgentes —como las Autodefensas Campe-sinas de Córdoba y Urabá (ACCU), preámbulo de las

    AUC y conformadas por hombres al mando de FidelCastaño— no permitió a largo plazo la consolidación degrupos subversivos en la zona.

    Esa conguración de poderes regionales está estrecha-mente ligada a la organización y distribución de la pro-piedad en el departamento, que estuvo fuertemente

    inuenciada por el modelo de “la hacienda colonial”. Laforma en la que proliferó el latifundio y la gura del granhacendado permitió a unas pocas familias, emparenta-das con comerciantes e inmigrantes, acaparar miles dehectáreas de tierra, lo que les permitió no solo mono-polizar la producción en todas sus escalas, sino tambiénestablecer determinadas formas de relacionamiento

    social y político, situación que generó el escenario per-fecto para que los terratenientes lograran alianzas sus-

    Contexto

    históricoDEL CONFLICTO ARMADOEN CÓRDOBA

    ceptibles de cooptar la institucionalidad tanto regionalcomo local del departamento (Aponte, 2014).

    Junto al modelo hacendatario apareció una forma deadministración de la seguridad que se presuponía pri-vada, organizada y provista por los mismos dueños degrandes extensiones de tierra; esto con el beneplácitode las administraciones públicas regionales, cuyos diri-gentes formaban parte de los mismos grupos sociopo-líticos de los terratenientes, ya fuera por parentesco o

    uniones familiares o porque tenían negocios en común.

    Durante los años en los que la organización campesina

    se fortaleció, en gran parte por medidas reformistasencabezadas por el Gobierno Nacional, impulsor de lacreación de la Asociación Nacional de Usuarios Campe-

    sinos (ANUC) en 1967, muchas de las tomas de tierrasfueron realizadas en departamentos en los que el aca-paramiento de la propiedad había sido sistemático. Enla Costa Caribe esto sucedió principalmente en Sucrey Córdoba; sin embargo, los campesinos que liderarontales iniciativas fueron estigmatizados, perseguidosy muchos de ellos asesinados durante las décadas si-

    guientes, bajo las acusaciones de hacer parte de los

    grupos guerrilleros que se habían creado durante lamisma década y cuya bandera principal era la lucha porla tierra.

    El Ejército Popular de Liberación (EPL), que se ubica-ba en Urabá y el Bajo Cauca Antiqueño, a nales de los

    años sesenta se expandió a los departamentos de Cór-doba y Sucre, donde apoyó la movilización y organiza-ción campesina. Por su parte, entre los años setenta y

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    Tierra y territorio en el departamento de Córdoba en el escenario del posconflicto

    ochenta, la guerrilla de las Farc comenzó a hacer pre-sencia en la Costa Caribe, principalmente en el Golfode Morrosquillo, la Sierra Nevada de Santa Marta y laSerranía del Perijá, y aunque en algunos casos acompa-

    ñaron a las organizaciones campesinas en su lucha porla tierra, estas organizaciones permanecieron autóno-mas en sus prácticas y, en algunos momentos, hicieronfrente a las actividades militares de todos los grupos ar-mados que pretendían monopolizar el control sobre losterritorios, más aun cuando existían enfrentamientosno solo entre los grupos subversivos y las fuerzas delEstado, sino entre las mismas guerrillas.

    Mientras tanto, en un nuevo periodo de violencia en

    el que el conicto llegaba a escalas nacionales, el con-trol político-militar lo continuaban detentando los ha-cendados. Durante nales de los ochenta, la presencia

    constante de grupos subversivos alrededor de la zonadel Sinú, así como la supervivencia de la organizacióncampesina, conguraron una serie de condiciones que,para los grupos de poder regionales, suponían una ame-naza tanto para sus intereses rentistas como para sumantenimiento en las esferas del poder y la continua-ción de las dinámicas sociales ya impuestas, en las que

    los campesinos solo tenían posibilidades de trabajo y

    sustento en las grandes haciendas a cambio de salariosinsucientes para alcanzar una vida digna.

    Por otra parte, mientras en todo el territorio nacionalse profundizaba el conicto, principalmente en las zo-nas rurales, en el Magdalena Medio se fortalecía una

    estructura contrainsurgente de carácter subregional,que ya contaba con gran fuerza militar y que encabezóuna guerra sin cuartel en el centro y el oriente del país:las Autodefensas de Puerto Boyacá, comandadas porRamón Isaza, lograron hacerse al control de territorios

    asesinando no solo a combatientes de la guerrilla, sinotambién a líderes y campesinos que consideraban baseso simpatizantes de tales grupos. Lo anterior tuvo como

    consecuencia el desplazamiento de miles de poblado-res rurales.

    El modelo implantado por Isaza fue adaptado rápida-

    mente al contexto de Córdoba por los grupos armadosque ya contaban con una fuerza regional importante,extendida hacia los límites del departamento y cercana,incluso, a zonas del Urabá y el Bajo Cauca Antioqueño.Es así como entre 1989 y 1990 nacen las ACCU comoestructura de control militar subregional con presen-

    cia en Chocó, Antioquia y Córdoba. Posteriormente, apartir de las relaciones que esta organización manteníacon los grupos de autodefensas del Magdalena Medio,Meta y la Sierra Nevada de Santa Marta, y bajo la ideade crear una única estructura contrainsurgente a nivel

    nacional, se organizan las AUC2. En este contexto deviolencia y consolidación de grupos armados con po-deres regionales, el departamento de Córdoba fue epi-centro de luchas en las que los campesinos quedaronen medio, muchos de ellos tuvieron que desplazarsemasivamente o sufrieron los vejámenes de la guerra delos años noventa y principios del año 2000, en la que,bajo la consigna de “quitarle el agua al pez”, el paramili-

    tarismo se expandió por todo el país.

    El departamento de Córdoba fue la plataforma del pro-

    yecto paramilitar debido a las estructuras de poder pre-viamente consolidadas a través del modelo de hacienda,ya que, como se mencionó anteriormente, este incluía

    grupos de seguridad privada que monopolizaron el usode la fuerza en el ámbito regional y establecieron dinámi-cas sociales y culturales en las que la defensa de la propie-dad privada, el modelo ganadero y la extracción agroin-dustrial debía fomentarse incluso por medio de las armas(Aponte, 2014, p.146). Adicionalmente, se sumaron aeste proyecto otros actores que veían en la insurgencia

    un enemigo común: los narcotracantes. De esta forma,

    durante los últimos veinte años, el recrudecimiento dela violencia en la región ha estado inuenciado tambiénpor el narcotráco, principalmente porque muchas de las

    x 2 |  La consolidación del paramilitarismo en Córdoba y la idea de basar tal estructura en un proyecto político, económico, social y

    cultural, además de militar-contrainsurgente, y de alcance nacional fue una estrategia producto no solo de acuerdos entre élitesregionales y nacionales y algunos sectores del Gobierno, sino también del contexto sociopolítico del país en el que la exacerba-ción del conicto, el crecimiento y fortaleza militar de las guerrillas y el aanzamiento del narcotráco conguraron un escenariopropicio para que este tipo de estructuras permearan prácticamente todas las capas de la sociedad civil colombiana. Las conse-cuencias de esta consolidación todavía hoy hacen parte de muchas de las dinámicas políticas del departamento.

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    Contexto histórico del conflicto armado en Córdoba

    rutas de transporte de estupefacientes que atraviesan eldepartamento han sido controladas históricamente porgrupos paramilitares en acuerdos tanto con frentes gue-rrilleros con presencia en la zona como con bloques de la

    fuerza pública que permiten el tránsito.

    Entre el 2002 y el 2005 se llevó a cabo el proceso dedesmovilización de los grupos paramilitares activos enel país. El municipio de Tierralta, Córdoba, fue el epicen-tro de este proceso, pues allí se rmó el llamado Acuer-do de Santa Fe de Ralito. Los bloques que controlaban el

    departamento de Córdoba y parte de Urabá, el BloqueCórdoba —comandado por Salvatore Mancuso— y elBloque Héroes de Tolová, se desmovilizaron en el 2005y sus comandantes máximos, acogidos a la Ley de Justicia

    y Paz —marco jurídico del proceso de desmovilización—,empezaron sus respectivos juicios, en los que confesaronmuchos de los crímenes cometidos. No obstante, la llama-

    da desmovilización solo ocurrió con el ala militar del para-militarismo, que se había consolidado tanto en el ámbitoregional como en el nacional, pero este proceso no tocólas estructuras de poder que los sustentaban: en el casocordobés, estas estructuras, previas al paramilitarismo,pero fortalecidas gracias a este, continuaron manejandola institucionalidad en todas sus escalas, así como la for-

    ma de producción rural; para esta época, estaba entrando

    con fuerza al modelo extractivo presente en departamen-tos como Cesar y Meta.

    De esta forma, a pesar de la desmovilización, las es -tructuras armadas que hacían parte del proyecto pa-ramilitar de las AUC —ahora denominadas Bandas

    Criminales (BACRIM) o GAPD— permanecen activasen el departamento. Este es el caso de los Urabeñoso el Clan Úsuga, quienes tienen presencia en mayor omenor medida y con distintos grados de inuencia entodos los municipios, y de los llamados Rastrojos, que

    se ubican en los municipios de la zona costera en acuer-do con aquellos grupos que dominan toda la región. Porsu parte, las Farc hacen presencia con los frentes 18 y58 y la Columna móvil Mario Vélez en los municipios dePuerto Libertador, Montelíbano, San José de Uré, Tie-rralta y Valencia y con el Frente 34 en Ayapel, Nechi, ElBagre y otros municipios del Bajo Cauca.

    Pese a lo que podría suponer la desmovilización de lasAutodefensas en términos de disminución de la crimi-

    nalidad y victimización de la población, la situación deorden público en el departamento se ha incrementadonotoriamente durante los últimos años. Cuenta de elloson situaciones como las tres masacres ocurridas en el

    2010 en los municipios de Montelíbano y Puerto Liber-tador, las cuales dejaron un saldo de 17 víctimas (Usaid,2011, p.21). Para ese mismo año, según cifras de AcciónSocial, se presentaron 3746 personas desplazadas entodo el departamento (Arias, 2012, p.12).

    Al respecto, las investigaciones de Víctor Negrete

    (2014) señalan que los índices de violencia en el depar -tamento continúan siendo de los más altos de todo elpaís. En su análisis revisa la incidencia de crímenes encada uno de los municipios del departamento y estable-

    ce una diferenciación interna del territorio en zonas dealto, medio y bajo riesgo. Así, la Zona de Riesgo Bajo secorresponde con los municipios de San Andrés de Sota-

    vento, Tuchín, Chimá, Purísima y Sahagún, en donde losprincipales delitos denunciados son el hurto, el abusosexual a menores, el abigeato y la extorsión.

    La zona costanera del departamento, conformada porlos municipios de Canalete, Los Córdobas, Puerto Es-

    condido, Moñitos, San Bernardo del Viento y San An-tero, es clasicada por Negrete como Zona de Riesgo

    Medio, caracterizada por la incidencia de narcotrácohacia puertos marítimos y delitos asociados a este,como el microtráco, el control en las vías de acceso,los homicidios selectivos, la amenaza y el desplaza-miento forzado. También son recurrentes los casos

    de extorsión, reclutamiento forzado y delincuenciacomún.

    Por último, la zona del Alto Sinú y San Jorge, conformadapor los municipios de Tierralta, Valencia, Montelíbano,Puerto Libertador, San José de Uré, La Apartada, Bue-

    navista, Planeta Rica, Pueblo Nuevo y Ayapel, es la zonade mayor criminalidad del departamento, según la cla-sicación establecida es la Zona de Riesgo Alto. Allí sepresentan delitos asociados en mayor medida al cultivo,procesamiento y tráco de drogas, como la instalaciónde minas antipersona, el connamiento y control socialy territorial de las poblaciones locales, el reclutamiento

    forzado, eteos, amenazas, desplazamientos forzados yhomicidios. Igualmente, existe u na alta incidencia de mi-nería ilegal y extorsión generalizada (mapa 1).

  • 8/18/2019 Tierra y Territorio en Cordoba

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    Tierra y territorio en el departamento de Córdoba en el escenario del posconflicto

    MAPA 1

    ZONAS DE RIESGO DE CRIMINALIDAD DIFERENCIADASPARA EL DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA

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    17/4017

    Contexto histórico del conflicto armado en Córdoba

    El surgimiento de los GAPD es uno de los elementos queexplica la prolongación del conicto social y armado enla región. Luego de la desmovilización de los paramilita-res surgieron pequeños grupos con diferentes denomi-

    naciones que se enfrascaron en la disputa violenta porel control de los territorios y las rutas del narcotráco,situación que para el 2008 alcanzó su punto más altosegún los testimonios de la población local, esto generóuna nueva ola de violencia en toda la región.

    Pese a que estos grupos son herederos de algunas

    estructuras y rutas del negocio del narcotráco, susrepertorios de acción y estrategias de control social yterritorial guardan algunas diferencias con las, otrora,Autodefensas. El desplazamiento es todavía una de las

    afectaciones más profundas para la población: ha sidofrecuente el fenómeno denominado como “desplaza-miento silencioso” (Usaid, 2011, p.21), que tiene que

    ver con recurrentes situaciones de desplazamientosindividuales o familiares dentro de la misma región,usualmente luego de algún asesinato selectivo. Al res-pecto, las cifras de Acción Social procesadas por inves-tigadores del Observatorio del Conicto Armado ha-blan de 524 desplazamientos individuales en Tierraltapara 2011 y 494 en el mismo periodo para Puerto Li-

    bertador (Arias, 2012, p.13).

    Adicionalmente, estos nuevos grupos han patentadootras formas de criminalidad, como la minería de oro,la tala ilegal de bosques, el contrabando y la extorsión.Este último es uno de los delitos que más fuertementeha sido denunciado por la población local tanto en los

    cascos urbanos como en la ruralidad y se ha convertidoen una estrategia importante para ejercer control socialsobre la población.

    Según informes de 2007 elaborados por la Fundación

    Seguridad y Democracia, en un primer momento setrataba de grupos al mando de miembros de bajo perlde las antiguas Autodefensas que buscaban establecer

    el control social y territorial de la región, pero no con-taban aún “con la suciente capacidad de produccióny/o extracción de rentas, ni la organización política que

    maneje una facción de inuencia propia en las institu-

    ciones del Estado, ni la empresa económica que capturelas redes clientelistas que expandan la base social delmovimiento armado” (2007, p.18).

    Actualmente, se observa una disminución en el índi-ce de homicidios (Negrete, 2014), lo que se relaciona

    con la consolidación de estructuras criminales más es-tables, ya sea por la desaparición de algunos de estosgrupos o su adhesión a estructuras más amplias o porel establecimiento de acuerdos entre guerrillas y ban-das narcotracantes a través de las distintas fases de

    producción de estupefacientes (Arias, 2012, p.13). Estasituación sugiere un posible rearme paramilitar que

    hará el tránsito de las actuales estructuras armadas concapacidad de control de territorios a “redes criminalescon capacidad de controlar espacios, transacciones yagendas institucionales” (Fundación Seguridad y De-mocracia, 2007, p.18).

    Al respecto, son cruciales los testimonios del pueblo in-dígena Zenú del Alto San Jorge, habitante de la mayorparte de los municipios considerados de Alto Riesgo en

    el análisis de Víctor Negrete. En el evento “Mesa de Tra-bajo por la Situación en Derechos Humanos del Alto SanJorge”, llevado a cabo durante el mes de septiembre de2015, varios líderes de esta comunidad alertaron sobre

    la consolidación de estos grupos en los territorios, el au-mento en el número de sus efectivos, el establecimientode control social de las poblaciones rurales a sangre yfuego, el porte de uniformes y elementos distintivos y lapersecución y asesinato de sus líderes. De hecho, segúncifras presentadas por la organización indígena, y corro-boradas por la Base de Datos del Observatorio de Dere-

    chos Humanos y DIH de la Vicepresidencia, a la fecha sehan presentado por lo menos 55 asesinatos de líderesindígenas en la región del Alto San Jorge.

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    Durante la época colonial el Valle del Sinú fue uno delos focos de instauración de la economía de hacienda en

    Colombia; en efecto, desde el siglo XVIII en esta zonase comenzó a consolidar un modelo de tenencia de latierra basado en el latifundio. Entre nales de ese sigloy principios del XIX, los pequeños campesinos convivie-ron con los grandes hacendados sin mayores tensiones,debido al estilo de pastoreo y producción ganadera queconsistía en la trashumancia a lo largo de amplios terre-nos inundables sin propiedad privada.

    Sin embargo, ya entrado el siglo XX, con el uso del alam-bre de púas y la implementación por parte de los terra-

    tenientes de técnicas de producción, terraplenes, ca-

    Derechos

    a la tierraY AL TERRITORIO

    mellones, desecamiento de ciénagas, entre otros, quebuscaban acaparar cada vez más extensiones de tierra,

    se continuó extendiendo la frontera agrícola y los con-ictos por la tierra comenzaron a profundizarse de for-ma cada vez más dramática (Aponte, 2014, p112). Enlo que reere a la distribución de la propiedad así comoa las dinámicas sociales de explotación y exclusión alacceso a la tierra a la que están expuestos los peque-ños campesinos, actualmente este modelo no ha des-aparecido del todo; tan así es que el departamento de

    Córdoba es uno de los que demuestra un mayor índicede concentración de la tierra en el país, según las cifraspresentadas en 2012 por el Instituto Geográco Agus-

    tín Codazzi (IGAC) (Gráca 1).

    Fuente: IGAC y Universidad de los Andes (2012).

    GRÁFICA 1DISTRIBUCIÓN DE LA PROPIEDAD EN CÓRDOBA REGISTRADA EN CATASTRO – 2009.HECTÁREAS Y PORCENTAJE

    Áreas protegidas0,50%

    Minorías5123,980%

    Estado e Instituciones78644,074%

    Privados de uso no agropecuario22853,221%

    Privados de uso agropecuario,1826978,9495%

    Religiosos146,450%

    Otras comunidades20,450%

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    Derechos a la tierra y al territorio

    A nales de los años sesenta y durante las décadas delsetenta y el ochenta, Córdoba fue uno de los departa-mentos sujetos a Reforma Agraria por medio del Insti-tuto Colombiano para la Reforma Agraria (Incora), en

    donde, además de tomas de tierra impulsadas por laANUC, se adjudicaron predios a campesinos. En la ma-yoría de los casos, este proceso se realizó bajo la moda-lidad del 70/30: los campesinos recibían un subsidio del70 % del valor del inmueble y, a través de la adquisiciónde una deuda con la Caja Agraria, cubrían el 30 % res-tante. No obstante, por medio de los instrumentos dereforma agraria utilizados, no se afectó la gran propie-

    dad sobre la tierra, por lo cual, a la fecha, el acceso a latierra para el pequeño productor sigue siendo precarioy la forma de distribución de la tierra completamente

    inequitativa.

    De aproximadamente 1’933.767 hectáreas de las que

    se compone el departamento, solo el 4,07 % son inmue-bles de la Nación, mientras que 1’849.832 son bienesprivados, 1’826.978 de uso agropecuario y 22.853 deuso no agropecuario (IGAC, 2012, p.241). Respecto a lapropiedad de la tierra el IGAC (2012) señala:

    [En Córdoba] el Gini de tierras en 2009 alcanzó un va-

    lor de 0.749. Sin embargo, este Gini esconde un fenó-

    meno prevalente en Córdoba: pocos propietarios convarios predios. Como consecuencia de esto, la brecha

    entre el Gini de tierras y el Gini de propietarios es la

    sexta de las más grandes en el país y parece exhibir una

    tendencia creciente que se reeja en el incremento

    en el número promedio de predios por propietario, de

    1.36 a 1.41 (p.240)

    EL PROCESO DE RESTITUCIÓN DE TIERRASEN CÓRDOBA

    Después del proceso de reforma agraria de 1968 y delas adjudicaciones por medio de la Ley 160 de 1994, queno modicaron estructuralmente el sistema de distribu-

    ción de la tierra, vino la Ley 1448 de 2011 o Ley de Víc-timas y Restitución de Tierras. Córdoba fue uno de losdepartamentos priorizados para iniciar los procesos derestitución de tierras debido a la magnitud del despojo yel abandono registrado en este durante el periodo en el

    que aplica la Ley (a partir de enero de 1991). Esta políti-ca ha estado enmarcada en la complejidad de los casospresentados y en el contexto todavía más complejo deldepartamento, pues las élites y grupos locales y regiona-

    les que controlan el poder político han sido resistentes ala implementación de las políticas en favor de los peque-

    ños productores campesinos, ya que una redistribuciónpositiva en la región implica, necesariamente, tocar lasgrandes propiedades que llevan más de un siglo estandoen unas pocas manos.

    A pesar de que la política ha sido incluyente y de queCórdoba es una de las zonas en donde el conicto re-

    ciente se vivió con más intensidad, los casos ya resuel-tos en el departamento no representan una porción

    importante en el contexto nacional. Hasta julio de 2015se han microfocalizado zonas en siete municipios: Mon-tería (Santa Paula, Cedro Cocido, Guasimal, El Guineo,Mundo Nuevo, El Levante, Londres y La Pelea), Valen-cia (todo el municipio), Tierralta (El Tesoro, Las Flores),

    Pueblo Nuevo (todo el municipio), Planeta Rica (LosAlmendros), Buenavista (Tierra Santa–Villa Fátima) yLa Apartada (todo el municipio). Por otro lado, se hanadelantado procesos de focalización de comunidadesétnicas: Comunidad Emberá Katío del Alto San Jorge(Montelíbano), Resguardo Zenú de San Andrés de So-

    tavento (Tuchín y San Andrés de Sotavento) y consejoscomunitarios de los municipios de Montería, PlanetaRica, Zona Costanera, San José de Uré, Tierralta y Va-lencia (mapa 2).

    Entre febrero de 2013 y marzo de 2015 se inscri-bieron en Córdoba 2.751 solicitudes de ingreso al

    Registro de Tierras Despojadas y Abandonadas For-zosamente (RTDAF), de las que se registraron con éxi -to 619. A su vez, del total de solicitudes presentadas,2.016 se encuentran en trámite, ya que contaron con

    el aval del Ministerio de Defensa, mientras que 1.326casos ya terminaron la etapa administrativa y están ala espera de la instauración de la respectiva demanda

    de restitución.

    Por su parte, de 837 casos con demanda, se han resuel-to 570 mediante las 65 sentencias de restitución emiti-das hasta el mes de julio de 2015.

  • 8/18/2019 Tierra y Territorio en Cordoba

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    Tierra y territorio en el departamento de Córdoba en el escenario del posconflicto

    MAPA 2

    ZONAS MICROFOCALIZADAS PARA LA RESTITUCIÓN DE TIERRAS

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    21/4021

    Derechos a la tierra y al territorio

    Estas solicitudes presentan un total de 2.016 casos so-bre 570 predios. De estos casos, ya han nalizado trá-mite administrativo un total de 1.326, lo que benecia a2.567 personas de las cuales 1.435 son mujeres (URT–Territorial Córdoba, 2015, p12); por su parte, 936 ca-sos han nalizado el proceso judicial, estos incluyentanto los que ya han terminado su etapa judicial comolos que no fueron incluidos en el RTDAF.

    Las 3.548 hectáreas que se ha ordenado restituir estándistribuidas municipalmente de la siguiente forma:

    TABLA 1DATOS GENERALES DE LOS PROCESOS DE RESTITUCIÓN EN EL DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA

    Fuente: Informe de Rendición de Cuentas Unidad de Restitución de Tierras – Territorial Córdoba, 2015.

    Proceso Fecha Total

    Solicitudes de ingreso al RTDAF 31/07/2015 2.751Solicitudes incluidas en el RTDAF 31/07/2015 960

    Solicitudes no incluidas en el RTDAF 31/07/2015 366

    Demandas presentadas ante los Jueces y Magistrados de restitución 31/07/2015 106

    Sentencias emitidas 31/06/2015 65

    Solicitudes de restitución ante los jueces 31/07/2015 837

    Solicitudes resueltas mediante sentencias judiciales 31/07/2015 570

    TABLA 2DISTRIBUCIÓN DE HECTÁREAS RESTITUIDASPOR MUNICIPIO

    Fuente: Informe de Rendición de Cuentas Unidad deRestitución de Tierras – Territorial Córdoba, 2015.

    Municipio Hectáreas ordenadas a restituir

    Montería 1.470 aprox.

    Valencia 1.970 aprox.

    Tierralta 20

    TABLA 3PREDIOS Y HECTÁREAS RESTITUIDASEN CÓRDOBA 2013-2014

    Fuente: Elaboración propia a partir del seguimiento y la siste-matización de las sentencias hecha por el Equipo de Moviliza-ción, Territorio e Interculturalidad del CINEP/PPP3.

    Predios restituidos según las sen-tencias

    245

    Hectáreas solicitadas según las

    sentencias

    1.106,57

    Hectáreas restituidas según lassentencias

    1.103,14

    de la URT a diciembre de 2014, se encontraron los si-guientes datos:

    x 3 |  Tomado y adaptado de CINEP/PPP. “Informes de balance de la política pública de restitución de tierras: seguimiento a sentencias

    - Ley 1448 de 2011”. Departamento de Córdoba. Bogotá, documento interno 2015.

    En el ejercicio de sistematización y análisis de senten-cias de restitución de tierras realizado por el Obser-vatorio “Tierra y Derechos” de CINEP/PPP, con unamuestra de 24 sentencias publicadas en la página web

    Es importante anotar que del total de predios restitui-dos, apenas el 9 % cuenta con una extensión superioro igual a la UAF establecida para estas zonas, lo que

    demuestra que existían condiciones de precariedad enacceso a la tierra para la población campesina del de-partamento antes del despojo y/o abandono. Este he-cho además plantea retos importantes durante la etapa

    posfallo para los gobiernos locales, regionales y nacio-nales con el n de garantizar la estabilidad socioeconó-mica y el desarrollo de proyectos de vida dignos.

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    Tierra y territorio en el departamento de Córdoba en el escenario del posconflicto

    MunicipioNúmero

    de sentencias

    Número

    de predios restituidos

    UAF

    de la zona

    Número de predios restituidos

    por debajo de la UAFMontería 21 220 8 a 10 ha 152

    Valencia 3 25 8 a 10 ha 20

    TABLA 4RELACIÓN DE HECTÁREAS RESTITUIDAS CON UAF DEPARTAMENTAL

    Fuente:  Elaboración propia a partir del seguimiento y la sistematización de las sentencias hecha por el Equipo de Movilización,Territorio e Interculturalidad del CINEP/PPP.

    VULNERACIONES AL DERECHO AL TERRITORIO,MÁS ALLÁ DE LA RESTITUCIÓN DE TIERRAS

    Aunque los avances presentados por la política deRestitución de Tierras en Córdoba son importantes enun escenario de abandono estatal a las problemáticasde tierras, estos no son sucientes frente a la situaciónde vulneración de derechos que actualmente enfren-ta la población rural del departamento. En el 2010, laDefensoría del Pueblo señaló en la Resolución Defen-sorial 058 que la disputa por el control del territorio

    es el principal motivo de despojo de tierras en el de-partamento y es originada por intereses como la apro-piación de la riqueza del suelo, sus recursos naturales,

    los benecios económicos y otras ventajas estratégi-cas que otorga a grupos armados ilegales, particular-mente, a los grupos posdesmovilización de las AUC ya otros intereses nacionales y transnacionales. Esta

    situación supera el actual marco jurídico transicionaly requiere la acción de otras entidades públicas para lasolución de dichos problemas.

    La citada resolución no solo documenta detalladamen-te los casos, sino que hace recomendaciones precisas a

    las entidades públicas con competencia en estos temas

    para que resuelvan perentoriamente las situaciones vul-neratorias de los derechos de estas comunidades. Comopuede verse en el siguiente listado de casos, estas situa-ciones persisten sin solución aparente, pese a que dosaños después de la promulgación de este documento sepresentó un informe de seguimiento en el que se resalta

    la falta de voluntad por parte de las entidades estatalesconcernidas, como el Instituto Colombiano de Desarro-llo Rural (Incoder), para establecer acciones que contri-

    buyan a darles salida. Más allá de la identicación de unaproblemática, anota la entidad, no se han establecido

    planes de acción de manera individual o coordinada con

    otras instituciones. De igual manera, se anota la indife-rencia total de las entidades territoriales frente a las re-comendaciones de la Defensoría del Pueblo (2012).

    Al respecto, es importante anotar que desde el 2010el Grupo por la Defensa de la Tierra y el Territorio de

    Córdoba (GTT) ha adelantado diversas reuniones in-terinstitucionales con representantes del Incoder, Mi-nisterio de Agricultura, Unidad de Restitución de Tie-rras, Unidad de Víctimas y Unidad de Protección sinresultados satisfactorios, pese a que en ellas siempre

    se establecen compromisos y agendas de trabajo parasolucionar los casos: en el 2014, por ejemplo, se con-

    siguió establecer una agenda de acciones tendientesa tramitar los casos de los predios Las Catas, Costa deOro y Nuevo Horizonte; sin embargo, ya se vencieronlos plazos para la ejecución de las acciones concertadassin avances signicativos.

    Valle Encantado y Nuevo Horizonte

    Estos casos corresponden a predios rurales ubicados

    en la vereda Las Palomas del municipio de Montería.Los predios fueron entregados en 1997 por el INCORAa 15 y 111 familias respectivamente, bajo la menciona-da modalidad del 70/30: el 70 % del costo era subsidia-

    do por el Incora y el 30 % restante por la comunidad através de un crédito otorgado por la Caja Agraria. Lasfamilias de Valle Encantado no lograron pagar la totali-dad de la deuda, mientras que las de Nuevo Horizonteno llegaron a pagar ninguna de las cuotas. Dicha carte-

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    MAPA 3CASOS CONCRETOS DE VULNERACIÓN

    59

    CORDOBA

    1

    2

    3

    4

    6

    7

    8

    VALLE ENCANTADO

    NUEVO HORIZONTE

    COSTA DE ORO

    EL QUINDÍO

    PARQUE NACIONAL

    NATURAL PARAMILLO

    RESGUARDO ZENÚ

    DEL ALTO SAN JORGE

    COMUNIDAD EMBERÁ

    DOCHAMA

    LAS CATAS

    ASPROCIG

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    Tierra y territorio en el departamento de Córdoba en el escenario del posconflicto

    ra fue cedida a una agencia de cobranzas —Central deInversiones— y de allí a otras carteras privadas, hechoque ha implicado presiones para el pago de la deuda através de una serie de llamadas y visitas.

    Posterior a la entrega formal de escrituras en común yproindiviso, el Estado no prestó ningún tipo de acom-pañamiento para la estabilización económica. A la llega-da de las familias, los predios no contaban con vías deacceso ni servicios básicos como agua potable, vivien-da o electricidad, no obstante y gracias a la gestión de

    las organizaciones comunitarias, dichas condiciones sehan adquirido paulatinamente. La no individualizaciónde los títulos ha impedido el acceso a diferentes modali-dades de apoyo económico para proyectos productivos

    y, aunque se ha solicitado repetidamente, no se ha con-tado con el acompañamiento del Incoder para la parce-lación, por lo que la comunidad la ha hecho de manera

    autónoma, lo cual ha originado diversos conictos in-ternos aprovechados por grupos armados ilegales quehacen presencia en el sector para aanzar su controlsobre las poblaciones.

    El Quindío

    Este predio ubicado en el corregimiento Nueva Lucía,

    del municipio de Montería, presenta la misma situaciónque los casos anteriores, pero, sumada al 30 % de deudaasumida para la adquisición del predio, los adjudicatariostienen otra deuda con el municipio por el impuesto pre-dial. Por otro lado, 15 de los 60 adjudicatarios iniciales

    no pudieron acceder al predio por distintas razones, loque posibilitó la invasión de las zonas comunitarias porparte de terceros, con el presunto liderazgo de GAPD. Apesar de que el Incoder inició un proceso de desalojo delgrupo de terceros ocupantes, estos lo frenaron a travésde una Acción de Tutela. Para el 2015, la comunidad ha

    denunciado un segundo proceso de invasión, ante lo quelas autoridades competentes no han establecido ningu-na acción de control o acompañamiento.

    Costa de Oro

    Este predio ubicado en el municipio de Montería, cerca

    de la Hacienda Las Tangas —reconocida por ser el lugardonde la Casa Castaño planeó y ejecutó múltiples masa-

    cres—fue la primera restitución de tierras que se realizóen Colombia bajo la Ley 975 de 2002 de Justicia y Paz.Había sido despojado por los hermanos Castaño y apro-

    piado posteriormente por Salvatore Mancuso, principa-

    les comandantes de las AUC, en el año 1994.

    En 1998 el predio fue entregado por la Comisión Nacio-nal de Reparación y Reconciliación (CNRR) y la FiscalíaGeneral de la Nación a 60 familias desplazadas por laviolencia. Sin embargo, su entrega, más allá de la forma-

    lidad, no ha signicado garantías de acceso a la tierra y amedios de vida dignos, sino que representa un procesode revictimización, pues no se han desarrollado accio-nes de estabilización socioeconómica y de apoyo a laproducción campesina ni se han brindado las medidas

    de protección necesarias para la comunidad y para ladesactivación de las estructuras armadas que controlan

    el territorio. En julio de 1999, Guillermo Antonio Ra-mos, principal líder reclamante de tierras de la comuni-dad, fue asesinado, hecho que generó el desplazamientode 30 familias, que además deben enfrentar continuaspresiones para no ingresar a los predios y para despren-derse de estos.

    Actualmente, la población no posee mecanismos ju-rídicos que le permitan acceder a una adecuada repa-

    ración, debido a que su proceso inició en el marco dela Ley 975, y por ello, según las instituciones pertinen-tes, no tiene cabida en el actual proceso de reparacióny restitución de tierras, enmarcado en la Ley 1448 de

    2011. De esta manera y afín a los constantes hechosvictimizantes perpetrados por los actores armados queaún controlan la región, el Estado presenta serios va-cíos que impiden a la población victimizada acceder aun necesario y urgente proceso de protección y resta-blecimiento de sus derechos.

    Las Catas

    La hacienda Las Catas se ubica en la vereda Palotaldel municipio de Ayapel. Fue incautada a través de unproceso de extinción de dominio en el 2006. Duranteel mismo año, 4.225 hectáreas fueron entregadas de

    manera provisional a 274 familias desplazadas. Sin em-bargo, en el 2007 el predio fue invadido por desmovili-zados de grupos paramilitares que generaron el despla-

  • 8/18/2019 Tierra y Territorio en Cordoba

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    Derechos a la tierra y al territorio

    zamiento de 40 familias. En el 2012 el Presidente JuanManuel Santos hizo entrega simbólica de los títulos depropiedad a la comunidad campesina, convirtiendo esteen el caso inaugural de la política de tierras y desarrollo

    rural durante su primer mandato4

    .

    Pese a esta entrega simbólica, actualmente las institu-ciones encargadas no han entregado los títulos forma-les de propiedad ni han establecido acciones ecacespara frenar la venta ilegal de predios. Además, el Inco-der declaró su incapacidad para diferenciar entre bene-

    ciarios legítimos y terceros de mala fe. De esta forma,la comunidad enfrenta una situación de alta vulnerabi-lidad que se recrudece con el arbitrio constante de ac-tores armados sobre su territorio, lo que ha generado

    nuevas victimizaciones y la amenaza de un segundodesplazamiento.

    Resguardo Zenú del Alto San Jorge

    Las comunidades indígenas Zenú del sur del departa-mento suman alrededor de 16.952 personas, que habi-tan entre los municipios de Puerto Libertador, Monte-

    líbano y San José de Uré. Su proceso organizativo iniciaen 1998 con la conformación de 105 estructuras degobierno propio —Cabildos Locales— como una estra-

    tegia para fortalecer a sus comunidades, denunciar lasafectaciones que enfrentaban por cuenta del conictoarmado y la mina de níquel a cielo abierto Cerro Mato-so, así como viabilizar sus exigencias frente al derecho a

    la tierra y al territorio a través de la solicitud de consti-tución de un resguardo.

    De hecho, una de las problemáticas que afectan másfuertemente a esta población tiene que ver con losimpactos del proceso de expansión territorial de Ce-rro Matoso a través de compras sistemáticas de tie-

    rras a la población indígena dedicada a la agriculturao de la acumulación indebida de baldíos de la Nación.Esto ha generado amplios desplazamientos de la po-blación rural hacia los principales cascos urbanos,restricciones a la movilidad dentro de los territoriosancestrales de la población indígena y graves afecta-

    ciones a la salud de la población local por cuenta deldeterioro ambiental, la pérdida de fuentes hídricassuperciales y subterrAneas y la elevada exposición a

    agentes contaminantes.

    El 16 de mayo de 2014, luego de 17 años de radicadala primera solicitud, el Incoder nalmente constituye elResguardo Indígena Zenú del Alto San Jorge en un áreade 960 hectáreas, donde habitan 315 familias indíge-

    nas de la zona rural del municipio de Puerto Libertador.Pese a este avance, el Estado no ha brindado ningúnotro tipo de acompañamiento a la población, por lo queactualmente presenta un alto grado de vulnerabilidadante los sucesivos ataques en contra de los DerechosHumanos de los que han sido víctimas sus principales

    líderes, luego de la constitución del resguardo. De estamanera, se hace urgente un proceso de acompaña-miento, que complemente la acción de constitución delresguardo, en el que se brinden medidas de seguridadcolectivas a la población en riesgo, se acompañen pro-cesos de autogobierno del territorio y se garantice eldesarrollo adecuado de los procesos de Consulta Pre-via, Libre e Informada que actualmente se adelantan.

    Comunidad Emberá de Dochama

    La comunidad indígena Emberá de Dochama se com-pone de alrededor de 280 personas que habitan en elcorregimiento de Versalles, zona rural del municipio

    de San José de Uré. Diversos fenómenos asociados alconicto armado, como la siembra de minas antiperso-na, el cultivo de hoja de coca, la fumigación aérea conglifosato, el reclutamiento de jóvenes, la invasión colo-na, el fuego cruzado entre distintos actores armadosy la minería ilegal de oro han afectado notoriamente aesta población, generando desplazamientos, asesina-

    tos, limitaciones a la movilidad y graves violaciones a los

    derechos a la salud, la alimentación, el medio ambientesano y la vida digna.

    Según los expedientes del Incoder, desde 1978 se regis-tran solicitudes de la comunidad para la formalización de

    sus predios y, aunque en 1998 el Incora adquirió 115, 5

    x 4 |  “Palabras del Presidente Juan Manuel Santos en la transferencia del predio ‘Las Catas’ a campesinos desplazados en el departa-

    mento de Córdoba” en http://wsp.presidencia.gov.co/Prensa/2012/Enero/Paginas/20120112_05.aspx

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    Tierra y territorio en el departamento de Córdoba en el escenario del posconflicto

    hectáreas a nombre del Cabildo Indígena, 37 años des-pués de las primeras solicitudes no se ha adelantado eltrámite necesario para la constitución del resguardo. Sinembargo, justo sobre el área solicitada para la constitu-

    ción del mismo, la Agencia Nacional Minera otorgó enel 2006 una concesión a Cerro Matoso S.A. bajo el títu-lo GFL-141 para la extracción de níquel y minerales aso-ciados durante 29 años. El caso de la comunidad indígenaEmberá de Dochama constituye uno de los casos huma-nitarios más graves y urgentes de todo el departamento.

    Asociación de Productores para el DesarrolloComunitario de la Ciénaga Grande de Lorica(ASPROCG)

    ASPROCIG es una organización comunitaria de alre-dedor de 672 familias campesinas e indígenas pes-cadoras que habitan mayoritariamente en los ecosis-

    temas de humedal de la cuenca baja del Río Sinú a lolargo de nueve municipios (Tuchín, Chimá, Cotorra,Purísima, Momil, San Antero, Lorica, San Andrés deSotavento y San Bernardo del Viento), y que han de-sarrollado propuestas de desarrollo alternativo y co-munitario desde la agroecología y el manejo integraldel territorio.

    Con la puesta en marcha de la Hidroeléctrica de Urrádurante los noventa, las comunidades rurales represen-tadas por esta organización, y muchas otras más que su-man una población estimada de 300.000 personas, hanexperimentado efectos negativos sobre los ecosiste-

    mas de los cuales dependen, lo cual ha sido reconocidopor la Corte Constitucional en el Fallo T-195 de 1999,en el que se le ordena a CORELCA y la Empresa Multi-propósito Urrá S.A suspender actividades hasta tantono cese la violación de los derechos a la vida, salud, tra-bajo y medio ambiente sano de las comunidades rura-

    les que derivan su sustento de la pesca artesanal y quefueron afectadas por la degradación medioambiental,desecación y contaminación de cuerpos de agua, trans-formaciones en los patrones de poblamiento y otrosimpactos que no fueron determinados ni compensadospor la empresa en sus estudios de impacto ambiental.

    Adicionalmente, la Corte Constitucional ordena a per-soneros, alcaldes y concejales de los municipios deTierralta, Cereté, Valencia, Ciénaga de Oro, Montería,Lorica, San Bernardo del Viento, Purísima, Chimá, San

    Pelayo, San Carlos, Momil, San Antero y Moñitos esta-blecer acciones para suspender las obras de desecaciónde cuerpos hídricos, recuperar el dominio público sobrelos mismos, establecer obligaciones para cumplir la fun-ción ecológica inherente a la propiedad y dar prioridaden sus planes de gobierno al tratamiento de aguas ne-gras y recuperación de cuerpos de agua. Sin embargo,

    tal y como lo denuncia ASPROCIG, a la fecha, ningunaentidad competente ha establecido las acciones nece-sarias y satisfactorias para cumplir con el fallo y cesarcon los actos vulneratorios.

    Desplazados del Parque Nacional NaturalParamillo

    La población campesina desplazada del Parque Na-cional Natural Paramillo habita en este sector desde1948, momento en que colonizan esta región de bal-díos huyendo de la violencia bipartidista de mitad delSiglo XX. Actualmente, estas comunidades suman al-

    rededor de 2.223 familias que se organizan en 9 sec-tores, a saber: Sector Sinú-Manso-Tigre, Sector La Ba-

    ta-Triángulo, Sector Saiza, Sector Igua-Florida, SectorSilencio, Sector San Jorge, Sector Río Sucio, SectorAntazales y Galilea y Sector Sinucito.

    Desde su llegada a la región, los campesinos han debi-do enfrentar sucesivos procesos de desplazamiento yvictimización, debido a que se encuentran en un impor-tante corredor de cultivo y transporte de hoja de coca,lo que ha generado constantes disputas territorialesentre la guerrilla de las Farc, el EPL y las Autodefensas.Esta situación alcanzó su punto culmen en 1999, mo-

    mento en que las Autodefensas accedieron al caseríode Saiza, perpetraron la masacre pública de 7 personas,la desaparición de otras 20 y generaron el desplaza-miento de 920 familias hacia el municipio de Carepa, enuno de los capítulos más dolorosos del conicto arma-do en el departamento.

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    Derechos a la tierra y al territorio

    Aunque desde el 2002, los campesinos han retornadoprogresivamente a sus territorios, con acompañamien-to de diferentes instancias del Gobierno, actualmenteenfrentan varias problemáticas asociadas al conicto

    armado que continúa vigente y a la falta de seguridad jurídica sobre la tenencia de sus territorios. Aunque lazona colonizada correspondía inicialmente a baldíos dela Nación, desde 1977 esta misma fue declarada comoparte del Parque Nacional Natural de Paramillo. Estosignica que el marco normativo agrario, bajo el que estapoblación tiene un legítimo derecho a la titulación de suspropiedades tras más de 50 años de ocupación, entra en

    tensión con el marco normativo ambiental, según el cual

    deben imponerse restricciones al uso del suelo y debeimpedirse cualquier proceso de desarrollo (como dota-ción de servicios públicos e infraestructura productiva)para la población que habita dentro de la zona de Parque.

    Aunque las Autoridades del Parque Nacional han cons-

    truido un Plan de Relocalización Integral de CampesinosLocalizados al Interior del Parque (Sistema de ParquesNacionales Naturales de Colombia, 2010), a la fecha nose ha establecido una coordinación interinstitucionalque permita adelantar esta u otras acciones que garanti-cen efectivamente los derechos de la población campesi-na desplazada a la tierra y al territorio.

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    El extractivismo minero es una de las actividades eco-nómicas más importantes en Colombia: pese a las

    bajas internacionales en los precios de las materiasprimas relativas a este sector, las regalías de estasactividades siguen jugando un papel central en el país(DNP, 2014, p.175). Paradójicamente, autores comoEspitia y Rudas (2013), entre otros, llaman la atenciónsobre la histórica coincidencia entre los territorios mi-neros y las áreas donde el índice de pobreza es mayor.Mismas regiones donde el conicto armado ha sido

    más intenso. A pesar de lo anterior, apenas está em-pezando a debatirse en la esfera pública el papel delextractivismo en el escenario del posconicto.

    Como una contribución a dicho debate, este apartadoanaliza la evolución que presenta el sur del departamentode Córdoba en esta materia. Para ello, en primer lugar se

    muestran algunas de las condiciones generadas por el me-gaproyecto de extracción de níquel Cerro Matoso, el cualse ha consolidado durante más de 30 años en la región.Acto seguido, se entrega un estado del arte de la evoluciónen la concesión de títulos mineros en este territorio comoresultado de la política nacional de promoción de la mine-ría; por último, se alerta sobre el fenómeno de la minería

    ilegal y criminal de oro, que por su escala y complejidadamenaza con recrudecer el conicto armado.

    CERRO MATOSO

    El actual Cerro Matoso S.A. es un complejo minero e in-

    dustrial ubicado en el municipio de Montelíbano. Su his-

    Extractivismo

    mineroEN EL DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA

    toria comienza en 1940 en medio de las exploracionespor petróleo propiciadas por la familia Burgos en alian-

    za con la Shell (Negrete, 2006). Para marzo de 1963,el entonces Ministerio de Minas suscribe junto a la Ri-chmond Petroleum Company of Colombia el contrato866-63 para la exploración y explotación de níquel du-rante 25 años en 686 hectáreas de Montelíbano; añosdespués se rma el contrato 1727 de 1971.

    En junio de 1997, a través de la licencia de exploración

    051, la empresa obtiene permiso para realizar activi-dades de exploración sobre 52 mil hectáreas ubicadasen los municipios de Montelíbano, Puerto Libertador

    y Planeta Rica, en Córdoba, y Tarazá y Cáceres, enAntioquia. Esta licencia, además, aumenta de mane-ra automática por 29 años la concesión otorgada a laempresa en cada uno de los dos títulos, situación que

    abrió un fuerte debate respecto a la legitimidad dedicha ampliación de cara al vencimiento del título (LaSilla Vacía, 2012)5.

    Aunque en 1982 el Estado colombiano tenía el 45 % delas acciones de esta empresa, en el 2005 la BHP Billin-gton pasó a ser la dueña del 99 % de las acciones. Ac -

    tualmente, la totalidad de su producción es exportada aChina, Japón, Taiwán, Europa y Estados Unidos. SegúnLa Silla Vacía (2012), el proyecto tiene utilidades decla-

    radas de 17 mil millones mensuales y “ha contribuido enpromedio con un 0,5 por ciento del Producto InternoBruto entre el 2005 y el 2010 y con una quinta parte dela contribución total de la minería al PIB”.

    x 5 |  Para mayor información consultar http://www.colombiapuntomedio.com/Cerromatoso.aspx

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    Extractivismo minero en el departamento de Córdoba

    La presencia de Cerro Matoso en la región ha jugadoun rol fundamental en la conguración de sus dinámicasespaciales, sociales y políticas. Este papel determinantepuede rastrearse por lo menos en tres dimensiones: el

    manejo de la administración pública, las fuertes trans-formaciones sociales y territoriales y su vínculo con lasdinámicas del conicto armado, elemento que siguesiendo objeto de varios análisis.

    A este respecto, el informe Para desvincular los recur-sos naturales del conficto armado en Colombia  (2009)

    señala que, si bien no existe una relación directa entrela presencia de actores armados en la región y la ex-tracción de níquel en Cerro Matoso, “Fuerzas ilegalesde derecha vinculadas al narcotráco, activas en la re-

    gión cercana de los Montes de María y con nexos conla élite política local, desarrollaron una sosticada redpara cooptar las regalías del ferroníquel a través de la

    infraestructura local y regional de salud pública” (Leite-ritz, Nasi y Rettberg, 2009, p.220). El control de la ad-ministración pública por parte las Autodefensas entró adenir las prioridades de desarrollo para la región y, se-gún Bernal (2009), facilitó la apropiación de las rentasderivadas de la actividad minera, lo que se convirtió enun mecanismo indirecto pero sistemático que incentivó

    la presencia de estos actores en la región.

    La desviación de recursos de las regalías generadas porCerro Matoso se evidencia en el Índice de DesempeñoFiscal (2007-2009), donde el municipio de Montelí-bano, hasta el 2009 principal receptor de las regalíasde este proyecto, ocupó el puesto 902 en el ranking

    nacional. Según reportajes periodísticos como el de laRevista Semana6, el municipio adeuda 90.000 millones

    de pesos y enfrenta diversas demandas por incumpli-miento de contratos de alumbrado público, educación,basuras y saneamiento básico. Esta situación generó

    que en varias ocasiones los recursos provenientes deregalías fueran congelados por parte del Departamen-to Nacional de Planeación: la última vez, en junio de2009, ocurrió por irregularidades presentadas entre el

    x 6 |  http://www.semana.com/especiales/cerro-matoso/montelibano-acosado-por-la-corrupcion.html7 |  El Senador de la República Iván Cépeda ha presentado en diferentes espacios esta denuncia. Igualmente en reportajes periodísti-

    cos del portal Verdad Abierta se pone en evidencia la misma situación. Para más información puede consultarse el reportaje: “Go-bierno niega tierra a labriegos del Bajo Cauca para dársela a empres a minera” en http://www.verdadabierta.com/lucha-por-la-tie-rra/5468-gobierno-niega-tierra-a-campesinos-antioquenos-para-concesionarla-a-empresa-minera

    2001 y el 2008, situación que vincula directamente alos exalcaldes Moisés Nader y Edinson Rangel (Usaid,2011, p.46).

    Otro elemento central en la comprensión de los impac-tos generados por Cerro Matoso tiene que ver con lasprofundas transformaciones territoriales experimenta-das en la región durante las últimas cuatro décadas. Des-de el proceso de exploración del yacimiento, a nales dela segunda mitad del siglo XX, se generaron grandes olasde movilización poblacional con dos importantes picos:

    uno hacia nales de los setenta y otro hacia principios del2000. Durante este periodo el municipio pasó de teneruna población de 24.500 habitantes en 1973 a 74.000en el 2009 (De la Hoz, 2009, p.59).

    Esta situación está relacionada con varios factores. Enprimer lugar, tiene que ver con la construcción de la

    planta física de la empresa, que llegó a generar 915 em-pleos directos y 890 indirectos, así como incontablescomercios asociados, durante la puesta en marcha de susegundo horno en el 2002. Por otro lado, está relacio-nada con las prácticas de acaparamiento territorial es-tablecidas por la empresa como parte de su proceso deconsolidación regional. Entiéndase por acaparamiento

    territorial “la apropiación política en la cual hay un trán-

    sito del ejercicio del poder sobre el acceso y uso de unterritorio y sus recursos por quienes habitan el espaciohacía quienes solo lo explotan y no lo habitan” (Catri-leo-Arboleda, 2014, p.169): este fenómeno implica elcontrol, no solo del espacio físico, sino también de losmodos y planes de vida de la población. En la práctica,

    lo anterior signicó que un buen número de pobladoresrurales se trasladaran a las áreas urbanas del municipio.

    Aunque no existen estudios sobre la dimensión del aca-paramiento territorial efectuado por la empresa, esta ha

    sido denunciada en diferentes ocasiones por la presuntaapropiación de baldíos de la Nación7. Asimismo, en lo re-ferente al acceso a tierras y recursos, los conictos gene-

    rados por esta situación son evidenciados por la realidad

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    Tierra y territorio en el departamento de Córdoba en el escenario del posconflicto

    del pueblo indígena Zenú que habita la región, el cual sumamás de 20 años de movilización social por el derecho a suterritorio ancestral. Luego de un proceso de negociacióncon la empresa y el Gobierno Nacional en el 2013, esta

    comunidad consiguió la constitución de su resguardo enmayo de 2014. Aunque este es un gran avance en materiade garantía de los derechos de la población rural del surde Córdoba, es insuciente desde todo punto de vista,si se tiene en cuenta que fueron tituladas 906 hectáreaspara una población indígena de 16.950 personas en todala región del Alto San Jorge.

    Por último, las transformaciones territoriales experi-mentadas en la región durante las últimas cuatro déca-das guardan profunda relación con las disputas terri-

    toriales de los actores armados presentes en la zona.Según Aponte (2014), desde la década de los ochentahasta principios del siglo XXI, esta región alojó el 47 %

    del total de las masacres del departamento, lo que ge-neró, según las cifras registradas por la prensa localpresentadas por este autor, una cifra de 100.000 cam-pesinos desplazados. Al respecto, es importante prestaratención a varios estudios que dan cuenta de las conco-mitancias territoriales entre dinámicas del conicto ar-mado y actividades extractivas en la región: lo que Ana-

    ya y Coronado (2014) han denominado como una “triple

    coincidencia” entre hectáreas concedidas para la extrac-ción minera, territorios abandonados por la violencia yaltos índices de desplazamiento forzado. Según estosestudios, luego del periodo más crítico de violación alos derechos humanos de la población civil del sur deldepartamento (1995-2010), se dio un fenómeno de in-

    cremento de actividades extractivas en la misma región(Anaya y Coronado, 2014, p.32).

    De esta manera, un análisis general del devenir históricode Cerro Matoso plantea varias dudas sobre la pertinen-

    cia de este modelo de desarrollo en términos de garan-tía del derecho al territorio de las poblaciones ruralesde la región. Pese a ello, las directrices de gobernanzaterritorial, coincidentes con el modelo de desarrollo na-cional, han favorecido la profundización de este modelodurante la última década. Esta situación es evidente alrevisar el comportamiento de la entrega de títulos mi-neros para la región, como se presenta a continuación.

    SITUACIÓN ACTUAL DE LA TITULACIÓN MINERAEN EL DEPARTAMENTO

    A 2014 existían en el departamento de Córdoba 114

    títulos mineros, que corresponden a 164.818 hectá-reas, es decir, el 6.5 % de la supercie departamental.De estos títulos, 4 corresponden a níquel (19.724,83has), 19 a yacimientos auríferos (24.488,12 has); 48 amateriales de construcción (5.330,2 has); 25 a carbón(107.783,5 has); y 18 títulos a caliza (7491,9 has).

    Entre el 2009 y el 2014 se registra una tendencia deincremento en la entrega de títulos mineros, sobre todopara la explotación de yacimientos auríferos y materialde construcción. Dicha tendencia continúa en creci-

    miento constante, por ejemplo, solamente entre eneroy julio del 2014 se registraron 42 solicitudes de conce -sión minera, es decir, el 36,8 % de lo entregado durante

    los últimos 25 años. De estas solicitudes, 22 son paramateriales de construcción (8.860,0 has); 10 para yaci-mientos auríferos (54.114,0 has); 9 para caliza (4.554,8has) y 1 para carbón (1.543 has). Así las cosas, el mapaminero para el departamento de Córdoba se congurade la siguiente manera:

    Es importante llamar la atención sobre las solicitudes

    de formalización de minería, de hecho, según datos ob-tenidos en julio de 2014, entre 2002 y 2004 se presen-taron 4 solicitudes de legalización (bajo la Ley 685 de2001), pero para el periodo comprendido entre 2012y 2014 aparecen 27 solicitudes (bajo la Ley 1382); de

    estas, el 66,6 % corresponde a yacimientos auríferos yel restante 44,4 % a materiales de construcción.

    Los elementos presentados dan cuenta de por lo me-nos dos situaciones. En primer lugar, el incremento enla titulación minera durante los últimos diez años en la

    región es el correlato de una tendencia nacional, en-marcada en las directrices de desarrollo del GobiernoNacional que favorecen la extracción de recursos natu-rales como el principal motor para el desarrollo econó-mico del país, Lo que fue denominado por los mismosfuncionarios del Gobierno como la piñata de los títulosmineros8 para referirse a la entrega acelerada y desor-denada de alrededor de 9.000 títulos mineros en todo

    8 |  “La piñata de los títulos mineros” en http://www.elespectador.com/noticias/economia/pinata-de-los-titulos-mineros-articu-lo-273872

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    Extractivismo minero en el departamento de Córdoba

    MAPA 3

    TÍTULOS, SOLICITUDES DE TITULACIÓN Y SOLICITUDES DE LEGALIZACIÓNPARA EXTRACCIÓN MINERA EN EL DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA

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    Tierra y territorio en el departamento de Córdoba en el escenario del posconflicto

    el país, incluyendo territorios estratégicos ambiental-mente como zonas de Páramo y Parques NacionalesNaturales, así como la concesión de pequeños sectores

    que más adelante pasarían a hacer parte de grandesproyectos mineros. Esta situación puso en evidencia lasserias falencias para el control y gestión territorial del

    Gobierno central en cada una de las regiones.

    En segundo lugar, la gran cantidad de solicitudes detitulación y formalización de minería aurífera, presen-tadas durante el último quinquenio da cuenta de unaproblemática todavía más compleja: la minería ilegal

    Fuente:  Elaboración propia con datos de la Agencia Nacional Minera (ANM).

    GRÁFICA 2COMPARATIVO NÚMERO DE TÍTULOS OTORGADOS ENTRE 1990-2014Y SOLICITUDES DE TITULACIÓN Y FORMALIZACIÓN

    y criminal de oro. La zona comprendida entre los mu-nicipios de Ayapel, Montelíbano, Planeta Rica, PuertoLibertador y San José de Uré, en el sur de Córdoba,

    y Caucasia, Nechí y El Bagre, en el Bajo Cauca antio-queño, se constituye en lo que ha sido llamado “la másgrande red de explotación ilegal de oro en Colombia”

    (Méndez, 2014), sumando un terreno de alrededor de20.000 hectáreas.

    Según reportes de la Revista Semana (2013), solamen-te en el municipio de Ayapel se observan alrededor de1.200 retroexcavadoras que emplean alrededor de 850

    CALIZA CARBÓN  MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN  NÍQUEL YACIMIENTOS AURÍFEROS

    Solicitudes de formalización

    Solicitudes de titulazación (2014)

    2014

    2013

    2012

    2010

    2009

    2008

    2007

    2006

    2005

    2003

    2001

    1999

    1997

    2007

    2006

    0 5 10 15 20 25 30 35 40 45

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    Extractivismo minero en el departamento de Córdoba

    x 9 |  De 2010 a 2013 Caucasia pasó de 763.174 a 5’657.161 gramos anuales, mientras que Ayapel pasó de reportar 180.730 a

    412.457 gramos en el mismo periodo.10 |  Entre el 2002 y 2011 el precio del oro pasó de 300 dólares a 1.850 dólares la onza.

    personas y cada mina puede llegar a producir hasta 5libras semanales de mineral. Aunque la producción deoro del municipio se ha duplicado los últimos 4 años, lamayor parte de la producción es declarada en Cauca-

    sia, Antioquia, donde el precio es más elevado, por loque este municipio llegó a quintuplicar su producciónreportada9.

    A partir del 2010, según la Ocina de las Naciones Unidascontra la Droga y el Delito (UNODC), el área cultivada de

    hoja de coca en el departamento disminuyó 72 % en el2011, 4 % en el 2012 y 57 % en el 2013, esta tendenciacoincide con el auge, en los mismos territorios cultiva-dos, de la minería ilegal de oro (UNODC, 2013). Aunqueeste auge se relaciona directamente con el aumento en

    los precios internacionales del mineral10 y se espera quedecaiga con las bajas de su precio en el mercado, el orocontinúa siendo una actividad atractiva por sus facilida-des para el lavado de activos.

    Es importante tener en cuenta que la minería artesanalde oro en la región ha sido una práctica tradicional du-

    rante las últimas cinco décadas, tal como lo atestiguanasociaciones como la Asociación de Mineros el Alacrán(Asominal) o la Asociación de Mineros de Ayapel (Aso-mia), organizaciones registradas desde los años noven-

    ta que aglutinan a población campesina e indígena de-dicada a esta práctica. Como lo ha puesto de maniestola Defensoría del Pueblo (2010), los mineros de hecho

    de la región expresan su descontento, pues, luego devarios años en procesos de formalización fallidos, lasáreas solicitadas para titulación han sido entregadas aterceros ajenos a la región. Dentro de sus denunciasestán también la criminalización de la que han sido víc-timas por parte del Estado, las extorsiones constantespor parte del paramilitarismo o las actuales Bacrim,

    así como los conictos que empiezan a surgir entre los

    territorios tradicionalmente explotados y las áreas deincidencia de las nuevas concesiones. De esta manera,lo que se observa es una suerte de “traslape” entre dife-rentes modalidades de minería:

    ni la autoridad minera ni ambiental poseen información

    cierta sobre quiénes son los mineros que se mantuvie-

    ron en su actividad tradicional, quiénes mutaron a ma-

    yores escalas productivas sin una motivación criminal,

    quiénes persiguiendo una renta extraordinaria crecie-ron en su escala productiva y quiénes voluntariamente

    o por la fuerza terminaron trabajando para organiza-

    ciones criminales. (Pardo, 2013, p.169)

    Esta situación engendra varios retos de abordaje para

    el Estado, pues a la fecha no se ha logrado llegar a unconsenso sobre los conceptos d