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TRABAJO DE GRADO
LA LECTURA EN VOZ ALTA: UNA BUENA ESTRATEGIA DE ANIMACIÓN A LA LECTURA
Martha Oralia Ladino Quebrada Cód. 42.002.818
María Angélica Arroyave Castaño Cód. 42.142.989
Universidad Tecnológica de Pereira
Pereira, Junio 18 de 2008
1
INTRODUCCIÓN
En nuestro mundo actual se hace cada vez más necesario familiarizar a nuestros
estudiantes con la lectura de una manera motivante dados sus intereses, necesidades,
expectativas y contextos actuales. Durante los primeros años de educación, el
educando aprende a manejar su lengua como instrumento de comunicación, de
pensamiento y de conocimiento. Al mismo tiempo que estudia y maneja su lengua
materna, se familiariza con la literatura, aprende a disfrutar de ella y a utilizarla como
fuente de conocimiento y desarrolla su creatividad hasta producir obras de algún valor
literario.
La formación académica en el disfrute y conocimiento de la literatura, no ha contado
con la motivación y la competencia adecuadas. Los procedimientos utilizados, frente al
requerimiento educativo no producen la efectiva convocatoria a la reflexión sobre la
importancia de la lectura como hábito dentro de la vida de cualquier ser humano. Es por
tanto necesario promover la lectura cuidadosa y con detenimiento para que se facilite la
interpretación o desciframiento del sentido de los textos.
Puede decirse que muchos docentes caen en el error de dar más relevancia a la
actitud creadora que al análisis y la crítica literaria y plantean entonces una serie de
talleres al respecto, pero es claro también que el alcance y la utilidad de éstos es
limitada debido a que no se fundamentan en sólidos conocimientos de teoría literaria
específica. El propósito es que de una forma dinámica los niños empiecen a ver el
hecho de leer, como algo provechoso en sus vidas y no como un ejercicio que
corresponde solamente a la clase de español; es hacer un acercamiento a la lectura de
manera que los estudiantes adquieran las herramientas para enfrentarse con mayor
facilidad a diferentes tipos de textos y poder no sólo entenderlos e interpretarlos sino
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también tomar posiciones sobre el texto que se ha leído. A parte de esto, los niños
verán cómo a través de la lectura podrán adquirir un vocabulario más fluido, su
capacidad argumentativa también se verá fortalecida al igual que ampliarán su visión de
mundo y tendrán más facilidad para realizar interpretaciones.
Actualmente se observa con tristeza cómo los estudiantes de básica primaria y de
bachillerato no sienten una motivación hacia la lectura, no es frecuente entre ellos leer
por diversión, entretenimiento ni, mucho menos, como una manera usual o cotidiana de
adquirir información y conocimiento. Como docentes tenemos la tarea de despertar en
los niños y niñas ese interés por la lectura y se considera que la etapa propicia para
alcanzarlo es desde sus primeros años escolares. Consideramos que esa “apatía”
podría evitarse si acostumbramos a los estudiantes a leer diferentes tipos de textos
desde los más llamativos por sus ilustraciones hasta los documentos más serios. Sin
embargo, en muchas ocasiones al escuchar leer a los niños lo hacemos con
desconcierto, puesto que la lectura que ellos hacen no tiene entonación, no respetan
los signos de puntuación y es notable que en sus casas es poco el tiempo que le
dedican a la lectura. En la mayoría hay dificultad para interpretar lo que leen, o si lo
interpretan lo hacen de una manera muy breve y literal, repitiendo el mismo contenido
de lo leído y ahorrando toda clase de detalles.
Mucho se ha dicho acerca de que los niños deben adquirir un verdadero amor por la
lectura entre los siete y los catorce años, si se desea que desarrollen hábitos duraderos
en este campo. No obstante, para motivar la lectura, debemos mostrar a los
muchachos la utilidad que tiene en la vida práctica, así como el enriquecimiento
espiritual que ofrece. En este aspecto es claro también que el docente que tenga bajo
su cargo esta responsabilidad debe ser un buen lector, para constituirse también en un
ejemplo, pero no es esa la realidad porque hay que reconocer que son pocos los
maestros que tienen como hábito la lectura. Y es que el gusto y el amor por la lectura
no se enseñan, se contagian. Y lo que queremos proponer, puesto que hemos visto los
resultados, es precisamente el hecho de contagiar ese gusto por la lectura utilizando
una herramienta valiosísima con la que contamos como seres humanos, nuestra voz,
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por lo tanto, nuestra propuesta se enfoca hacia el rescate de la lectura en voz alta,
dentro del aula de clase, en familia, entre amigos, ejercicio al que en la actualidad se le
ha restado importancia.
Un aspecto que tenemos que resaltar es que la literatura se convierte en el mejor medio
para formar lectores porque los textos literarios actúan no sólo sobre el intelecto, la
memoria y la imaginación, como cualquier texto, sino también sobre aspectos más
profundos, como los instintos, los afectos, la intuición, y en consecuencia consolidan
una inclinación mucho más intensa hacia la lectura. Los textos literarios son los que
más exigen del lector, los que mejor lo ejercitan para comprender el lenguaje escrito.
Felipe Garrido expresa en su libro “El buen lector se hace, no nace” lo siguiente: “En la
formación de lectores ninguna otra actividad es tan estimulante, tan fructífera, tan
contagiosa como escuchar a un lector entusiasta que se deja llevar por el placer del
texto. Leamos juntos. Leamos con quienes no leen. Allí se aprende —con el ejemplo—
cómo se toma el libro, cómo se pasan las páginas, cómo se da sentido a la lectura con
las pausas, los silencios, las inflexiones de la voz. Cómo, sobre todas las cosas, para
leer un texto en voz alta lo primero y lo más importante que hay que hacer es
comprenderlo”1.
Que los maestros de primaria, bachillerato y por qué no, los universitarios, le lean en
voz alta a sus estudiantes todos los días, que los padres de familia le lean a sus hijos,
que se formen talleres de lectura en todas partes son cosas que deben cultivarse desde
temprana edad y sin importar la raza, sexo o estrato.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que la mayoría de maestros no son lectores y
para transmitir esa pasión y contagiar el gusto por la lectura, primero deben reflejarse
éstos en nosotros, porque ¿cómo pretender que otros se apasionen por algo que no
nos apasione, nos interese y nos agrade primero a nosotros?
1 GARRIDO,Felipe. El buen lector se hace, no nace. Reflexiones sobre lectura y formación de lectores. México,
1999 P. 42
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Lamentablemente, en las instituciones educativas encontramos mucha apatía y
desánimo de parte de los estudiantes frente a la lectura, pero si observamos más
detenidamente, podemos decir que el culpable de este desinterés, en la mayoría de los
casos es el profesor que no sabe hacer una selección adecuada de los textos que
deben leer los estudiantes según su nivel y realidad. Otro, entre los muchos factores
influyentes, es el hecho de que el profesor no sabe leer en voz alta frente a sus
estudiantes ya que muchas veces hace una lectura plana sin tener en cuenta los
matices de la voz, que deben ir variando en el transcurso de la lectura, máxime si se
está realizando una lectura que exige cambios de voz continuos para enfatizar sobre
ciertos acontecimientos que permitan mantener al estudiante alerta y expectante frente
a la secuencia de la lectura.
Con nuestra propuesta, pretendemos mostrar que la lectura en voz alta es una muy
buena estrategia para animar a los niños a leer, y de esta manera tal vez aportar a esa
formación de un hábito lector en los niños, y esto desde el maestro como motor
principal, quien desde el aula de clase debe emprender la difícil tarea de despertar en el
educando el interés por leer, motivándolo a través de la lectura en voz alta y valiéndose
de ésta como herramienta para animar a los más apáticos.
Es importante aclarar que no pretendemos que los niños lean en voz alta a otros niños
todo el tiempo, si bien, este es un ejercicio que puede practicarse, lo que buscamos es
brindarles una oportunidad para que los niños lean y tengan algún contacto con el
maravilloso mundo de la lectura.
En el desarrollo de nuestra propuesta y en la búsqueda de las herramientas y los
recursos para darle forma, hemos recurrido a varios autores, en los que de una u otra
manera hallamos aportes muy relevantes que nos han servido como base, llegándose
a convertir muchos de ellos en el soporte teórico de este proyecto.
Es este el caso del libro “La magia de leer”, uno de los que nos ha servido como
herramienta para la realización de nuestro proyecto, escrito por José Antonio Marina y
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María De La Válgoma. En su libro, ambos autores hablan de la importancia de rescatar
la lectura en un mundo cada vez más contaminado por los medios que desean atraer
toda la atención de los niños y presenta por lo tanto, un reto para aquellos que como en
nuestro caso, queremos despertar en los niños el gusto y el interés por adquirir un
hábito lector: “ La lectura se encuentra acosada por la competencia de otras fuentes de
diversión e información, en especial por los medios audiovisuales, que ejercen desde la
infancia una poderosa fascinación… La televisión se ha convertido en la gran disuasora
de la lectura. Según la Academia Americana de Pediatría, la televisión aleja a los niños
de los libros. En sentido contrario, muchos estudios confirman que los niños que leen
materiales escritos, como libros, ven menos la televisión que aquellos que no leen”. 2
Cuando hablamos de la importancia de fomentar en los niños el gusto por la lectura nos
estamos metiendo quizás en “camisa de once varas”, ya que ésta no es una tarea fácil,
y despertar un vivo interés en los niños por acercarse a la literatura en un mundo
inundado por la tecnología, representa un reto y un desafío grandes.
Sin embargo, algo tenemos muy claro y es que dentro de los pocos proyectos y los
grandes esfuerzos que sobre el tema se han realizado o se están llevando a cabo por
diversas instituciones educativas y culturales, queremos aportar algo, o al menos
empezar a hacer parte de una u otra manera de aquellos grupos que trabajan por una
misma causa: La animación a la lectura haciendo uso de diferentes estrategias.
Pensar en desarrollar en los niños un gusto por la lectura implica también pensar en el
cómo y es aquí donde se presentan tal vez las dificultades y donde el reto se hace más
evidente, pues no es un secreto que en nuestro mundo actual los niños están más
interesados por los juegos de video, por la serie de dibujos animados del momento o
por navegar en Internet, que por leer. La pregunta que surgió en su momento fue
¿Cómo mostrar a los niños que el hecho de leer puede ser más divertido que ver la
televisión o que conquistar otros mundos en un juego cibernético?
2 MARINA, José Antonio, De La Válgoma María. La Magia de leer. Editorial Plaza y Janés. P. 42.
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Esta pregunta que al principio acrecentaba más la complejidad de nuestra tarea, fue
encontrando respuestas que con las lecturas se afianzaron, y es que el hecho no es
que tenga que presentarse la lectura como una actividad más atractiva que las demás,
sino como otra posibilidad, otra opción que ofrece otros beneficios a quienes la
practican y que otorgan otros “poderes” a aquellos que en ella se ejercitan.
En el libro La magia de leer, los autores mencionan al respecto que: “Es inútil que
pretendamos convencer a nadie de que la lectura es más divertida que la televisión o
más emocionante que el cine. No, la lectura es otra cosa. Sin duda es fuente de
distracción, pero sobretodo es una varita mágica que nos da poderes”.3 Y es que si
pretendiéramos realizar una competencia entre la lectura y las nuevas tecnologías, sin
duda saldríamos perdiendo, puesto que las segundas se presentan de formas más
atractivas y atrapan la atención de los niños de una forma más inmediata. Sin embargo,
como no es eso lo que pretendemos, tendremos en cuenta entonces otros factores y
otras medidas que nos conduzcan al logro de nuestros objetivos.
Un punto importante a tener en cuenta es que las mismas actividades a las que los
niños dedican la mayor parte de su tiempo libre, pueden convertirse en fuente de
información muy valiosa que contribuye a nuestro trabajo si sabemos analizarla y
enfocarla de tal manera que se convierta en una forma para descubrir sus posibles
gustos literarios, y saber qué clase de libros podríamos sugerirles o leerles para que de
este modo se acerquen a la lectura.
Otro aspecto a tener en cuenta es que la motivación debe ser constante, que no
podemos conformarnos con la primera muestra de interés que veamos en los niños,
ésta más bien debe convertirse en una razón que nos lleve a plantear otras estrategias
que los motive. Los niños deben ver la lectura como una actividad atractiva, divertida y
no como un castigo o una imposición, no como algo que deben hacer porque están
obligados a cumplirle a alguien. Los niños deben encontrar satisfacción en la lectura,
aunque ésta demande de ellos cierto esfuerzo, en nuestras manos está que ese 3 Ibid. P. 57
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esfuerzo no sea más grande que el producto final de éste. A propósito, José Antonio
Marina y María De La Válgoma expresan: “como en todas las etapas educativas tenéis
que ayudar a allanar el camino, disminuyendo las dificultades de la lectura, e
ingeniároslas para buscar premios que inciten a repetir la actividad.4
Unos de los aspectos que hacen parte de la motivación son los incentivos que llevan a
que la actividad realizada por la cual se recibió un premio sea repetida, lo que ayudará
a que ésta se refuerce. Sin embargo, es claro que debemos cuidar que el interés por la
lectura en los niños no sea motivado únicamente por los premios que podrían recibir,
pues estaríamos cayendo en un grave error y por tanto apartándonos del camino.
Si bien los incentivos son importantes, es también importante pensar qué clase de
incentivos se van a dar para que la visión no se pierda. Además lo que buscamos
también es crear poco a poco la autonomía en los niños, pues no siempre van a contar
con nuestra presencia o con nuestra dirección y si se trata de crear un hábito, debemos
entonces enfocar nuestra tarea con esos propósitos, ya que “Estamos creando un
hábito que puede durar para siempre y que permitirá al niño liberarse alegremente de
nuestra tutela”.5
Tal vez, al principio como tutores debamos realizar el 90 % de las lecturas por nuestra
propia cuenta, pero de nosotros depende que los niños se motiven a participar de forma
voluntaria en las lecturas, y que intervengan durante éstas tanto para hacer preguntas
o comentarios así como para leer determinadas partes de los textos.
Por otra parte, en este trabajo encontraremos temas relacionados con la voz, su
importancia, características y cualidades, factores que nos conducirán a enfatizar sobre
el tema central de este proyecto “La lectura en voz alta: una buena estrategia de
animación a la lectura”. También, un breve recorrido histórico que nos llevará a
4 Ibid. P. 129.
5 Ibid. P. 129.
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conocer los inicios de la lectura en voz alta y los interesantes acontecimientos que
dieron pie a un arte que hoy en día está tan relegado.
Igualmente, una serie de talleres aplicados con los niños y niñas del Liceo Taller San
Miguel de grado tercero y cuarto de primaria, y los del Liceo Bilingüe El poblado de
grado quinto y sexto, los cuales están enfocados a incentivar en los estudiantes el
interés por la realización de lecturas narrativas como también la comprensión e
interpretación de las mismas; ya que el éxito de una buena lectura en voz alta depende
también de la asimilación de lo leído, no sólo por parte de los oyentes sino también por
parte del lector, quien tiene en sus manos el resultado (bien sea negativo o positivo) de
lo leído.
Por último, están las conclusiones en las que se hace una especie de evaluación del
trabajo realizado y algunas sugerencias de lo que consideramos, se debe tener en
cuenta al momento de realizar diferentes actividades de lectura en voz alta, así como
material anexo conformado por fotografías y videos, que sirven como evidencia del
trabajo realizado.
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Capítulo 1
Marco teórico
1. La voz
1.1 Características de la voz
Muchos animales, especialmente los pájaros y los mamíferos pueden producir sonidos,
pero sólo el hombre es capaz de hablar. Sólo él tiene suficiente dominio de su aparato
fonatorio para producir la extensa gama de sonidos necesarios para hablar, además,
claro está, de la capacidad de su cerebro para manejar las ideas por medio de dichos
sonidos.
En los libros Fonética y fonología, de Amanda Betancourt, Fonética y fonología del
español de Luis Eduardo Álvarez, y en Fonética y fonología españolas de Richard
Barrutia , se hace referencia de una forma detallada y amplia sobre la voz: sus
características, cualidades y mecanismos, entre otros.
Teniendo en cuenta estos textos, nos detendremos un poco a estudiar los aspectos
más importantes relacionados con la voz.
La ciencia ha establecido que para que exista sonido se requieren tres elementos: un
cuerpo elástico que vibre, un agente mecánico que ponga en movimiento ese cuerpo
elástico, y una caja de resonancia que amplifique esas vibraciones y las haga
perceptibles al oído, a través de las ondas que las transmiten por el aire. La voz
humana participa de las tres condiciones señaladas. El cuerpo elástico que vibra son
dos membranas situadas en la garganta llamadas cuerdas vocales. El medio mecánico
es el aire. La caja de resonancia está formada por parte de la garganta y por la boca. El
aparato fonador está constituido por tres cavidades: la faríngea, la bucal y la nasal.
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La diferencia fundamental que existe entre la voz humana y cualquier otro instrumento
musical, es que se trata del único instrumento en que la forma y disposición de la caja
de resonancia se modifican continuamente, adoptando diversas posiciones que
cambian, amplían o disminuyen su capacidad. Así se convierte en el más perfecto de
todos. De tal extraordinaria condición nace la riqueza sonora de la voz, cuyas sutilezas
mecánicas no pueden ser igualadas por ningún otro instrumento mecánico.
1.2 Mecanismos de la voz
El mecanismo de la voz es, dicho en pocas palabras, el siguiente:
Por la inspiración, los pulmones, es decir los fuelles, se llenan de aire. Este aire es el
que se transforma en sonido.
En la espiración, las cuerdas vocales se entienden y se acercan suficientemente entre
sí para vibrar al paso del aire.
Este aire, transformado en sonido, se dirige hacia los resonadores, donde adquiere su
amplitud y su calidad, antes de ser expulsado. Los resonadores son la cavidad bucal y
nasal.
El hombre tiene un gran dominio sobre los músculos que intervienen en la producción
de la voz. Al moverlos en distintas direcciones, cambia la forma de la boca y se
producen, entonces, diferentes sonidos. Este proceso se llama articulación. Los
órganos que participan en la articulación de los sonidos se llaman órganos
articulatorios.
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1.3 La respiración
Este fenómeno consta de dos tiempos: aspiración (entrada de aire) y espiración (salida
del aire). Durante la espiración el aire aspirado y contenido en los pulmones sale de
éstos por los bronquios y por la tráquea, obligado por la presión del diafragma. El aire
aspirado, materia prima de los sonidos articulados, es la base y fundamento de la voz
humana, de la palabra.
1.4 Cualidades físicas de la voz
Las cualidades físicas de la voz son la intensidad, el tono y el timbre.
1.4.1 Intensidad: Es la fuerza con que se produce un sonido. Cuando se habla a una
persona o a muchas, la intensidad es distinta.
1.4.2 Tono: Es la altura musical del sonido. En la voz humana depende de la mayor
tensión de las cuerdas vocales.
1.4.3 Timbre: Es el metal característico de los sonidos. Nos permite distinguir los que
tienen el mismo tono e intensidad producidos por instrumentos distintos.
La voz humana es extraordinariamente compleja. La caja torácica produce un sople de
aire que pasa a través de las cuerdas vocales.
Las cuerdas vocales son membranas mucosas, colocadas en la base de la laringe, que
tienen la propiedad de vibrar. Este sonido, muy puro, pasa después por un conjunto de
cavidades que constituyen el conducto vocal (boca, fosas nasales) donde va a estar
deformado.
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Como hablantes tenemos la facultad de poder controlar permanentemente el volumen
de estas cavidades u obstruir algunas para producir resonancias que modifican el
sonido emitido por las cuerdas vocales. Este mecanismo permite crear varios sonidos.
Cuando hablamos, la frecuencia producida por las cuerdas vocales varía poco. Sirve
para dar la entonación de la frase. En la voz hablada, la frecuencia de las cuerdas
vocales está ligada a la entonación de lo que se dice.
Para todos es claro que en la comunicación juega un papel decisivo la entonación o
matices de voz que acompañan a las palabras, tanto que muchas veces el modo en que
algo se dice es lo que se dice. Es decir algunas señales vocales comunican diversos
mensajes. Por ello es fundamental que los hablantes tengan la habilidad de interpretar y
producir estas señales con el fin de tener una comunicación más efectiva.
Los matices vocales, hacen referencia a la manera en que se dice una cosa
imprimiendo variaciones en el uso de la voz; por ejemplo, un cambio en la altura tonal
hacia el agudo al final de la frase, corresponde a la entonación de una pregunta, de la
misma manera que un descenso tonal implica la conclusión del mensaje. También
podemos variar nuestra voz con la intención de transmitir mensajes diferentes aunque
las palabras sean las mismas.
Las señales vocales ejercen una gran influencia sobre la percepción del oyente;
permiten al emisor expresar un mensaje más vivo, más subjetivo según la situación
comunicativa. Permiten al receptor captar algo más de lo que se expresa con palabras,
e incluso descifrar más claramente el contenido emocional del mensaje.
La entonación que utiliza una persona nos permite identificar según expertos en el
tema, el sexo, la raza, la tipología corporal y edad aproximada de una persona con un
alto grado de fiabilidad. También les permite a los expertos identificar el grado de
instrucción, la zona de origen, e incluso la comunidad social en la que ha nacido y se ha
criado una persona.
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Los significados emocionales pueden ser transmitidos a través de la voz de un modo
casi preciso; la voz por sí sola puede darnos información sobre la emoción que se
expresa, así como sobre la intensidad del sentimiento que se expresa en función de
cambios en el tono, velocidad, volumen y otras características físicas de la voz; claro
está que emitir una valoración precisa sobre ello, requiere necesariamente cierto grado
de entrenamiento.
En conclusión, la entonación, pausas, rapidez, titubeos y matices de voz son portadores
de significado y por tanto, los procesos de interpretación no pueden estar desligados de
ellos y de su relación con la situación comunicativa y los hablantes.
1.5 La voz hablada y la voz cantada
Existe una relación que resulta muy importante resaltar y es aquella que hay entre la
voz hablada y la voz cantada.
La voz hablada, al igual que la voz cantada, puede ser más o menos aguda, pausada o
potente. Puede resonar más en el pecho o en la cabeza. Un buen orador juega con el
volumen y la modulación de su voz con la misma inteligencia y premeditación con que
lo hace un cantante. La voz hablada se mueve dentro de un ámbito de notas más
reducido que la voz cantada. Además, mezcla todo tipo de frecuencias vibratorias, y
esto hace imposible reconocer un sonido concreto. Sin embargo, si se quiere ser
realmente expresivo, la voz hablada debe ser también modulante. La tristeza debe
sonar muy diferente que la alegría, la esperanza, el sufrimiento o la sorpresa. Una voz
hablada bien utilizada es capaz de expresar y transmitir una infinidad de emociones,
sensaciones y matices diferentes. Esto hace el mensaje más atractivo e impactante
para la gente que lo escucha.
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Es relevante aclarar también que la voz cantada sigue las mismas reglas que la voz
hablada. Los principios fundamentales de una pueden aplicarse a otra. La caja torácica
produce un sople de aire que pasa a través de las cuerdas vocales (esas membranas
mucosas, colocadas en la base del laringe, que tienen la propiedad de vibrar), la
frecuencia de las vibraciones está controlado por el cantante para elegir la altura de la
nota.
Este sonido, muy puro, pasa después por un conjunto de cavidades que constituyen el
conducto vocal (boca, fosas nasales, etc.) donde va a estar deformado.
El cantante controla permanentemente el volumen de estas cavidades o cierra algunas
para producir resonancias que modifiquen el sonido emitido por las cuerdas vocales.
Este mecanismo permite crear varios sonidos. Cuando hablamos, la frecuencia (altura
de nota) producida por las cuerdas vocales varía poco. Sirve para dar la entonación (la
prosodia) de la frase. En la voz cantada, la frecuencia de las cuerdas vocales está
ligada a una melodía y no a la entonación de lo que dice.
Lo que caracteriza la voz cantada, es el alargamiento de algunas sílabas en el tiempo.
Debiendo ser particularmente alargadas algunas de ellas, el cantante alarga las que
son más fácilmente y artísticamente alargables, es decir las vocales. En efecto, por su
sonido, las vocales están más cerca de los instrumentos de música.
De esta manera podemos ver como la voz es el instrumento musical más antiguo que
existe. Desde que el hombre es hombre, éste dispone de su voz para articular palabras
y para cantarlas. El estudio de la voz es delicado y sutil, porque no es un instrumento
que se pueda ver físicamente. Sólo se tiene y se siente. La voz es un instrumento
integrado dentro del organismo humano. El instrumentista es a la vez su propio
instrumento.
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1.5.1 La voz en la lectura
En su libro, Manual de la lectura en voz alta, Jim Trelease, dice que la más gratificante y
eficaz estrategia para transmitir el gusto por leer, es quizá la lectura en voz alta, ya que
la voz de quien lee acerca a los otros, vence la distancia que a veces separa de la
página, del libro cerrado, a un niño que aún no sabe leer o a un adulto que hace mucho
o nunca ha leído por gusto. Así, la voz abre el libro e inaugura el camino de la lectura.
Es una fuerza que trasciende, quizá porque al leer todo lo que somos llega a la voz, la
lectura está cargada de nuestra intimidad. De ahí que la lectura en voz alta, además,
fortalezca los vínculos entre quienes escuchan y quienes leen.
Son muchas las bondades de la lectura en voz alta. Es evidente la fuerza que tienen la
voz del padre y de la madre para iniciar a sus bebés en el camino de los libros si cada
día destinan 15 minutos, por lo menos, a compartir con ellos una Lectura en familia, y si
en lo posible continúan leyéndoles incluso cuando dejan de ser niños; pues sin duda
esto contribuirá en todo lo que puede hacer la voz de un maestro que congrega a sus
estudiantes en torno a una historia que les guste; en el poder de la voz para convertir
en lector a quien escucha por las imágenes y sensaciones que puede llevar y despertar.
1.6 ¿Por qué leer en voz alta?
1.6.1 Importancia y beneficios de la lectura en voz alta
Quizás la forma más importante de transmitir a los niños los conocimientos que les
permitirán en el futuro ser buenos lectores, es leerles en voz alta, sobre todo en la etapa
preescolar. Mientras escuchan los relatos de un libro, aprenden desde temprana edad
que la letra impresa corresponde a la palabra hablada y, al mismo tiempo, se
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familiarizan con el lenguaje escrito. Cada vez que le leemos a un pequeño enviamos un
mensaje ‘placentero’ a su cerebro; incluso podría decirse que es un ‘mensaje
publicitario’, que condiciona al niño para que asocie los libros y la página impresa con el
placer. Quienes inculquen en sus hijos este amor por los libros implantarán en ellos el
deseo de seguir leyendo toda la vida.
En los años de formación, los niños desarrollan actitudes que influirán en su conducta
futura, por lo que es necesario que los padres construyan las bases de una relación
estrecha marcada por la confianza, el respeto mutuo y la comprensión. La lectura es
una herramienta sumamente útil para lograr este objetivo. Leerles es hacerles un
valioso regalo: darles a conocer personas, lugares y cosas. A un costo relativamente
bajo pueden “viajar” por el mundo a través de las páginas impresas. Cuando se lea para
el pequeño, debe hacerse sin presiones, en un ambiente tranquilo y relajado. La
prudencia dictará el momento de detenerse.
Leer en voz alta es una actividad difícil que exige, no solamente la comprensión previa
del texto leído, sino también una toma de conciencia de dicha comprensión. Aprender a
leer en voz alta significa aprender a utilizar las lecturas como contenidos posibles de
comunicación oral.
La lectura en voz alta conlleva enormes beneficios, tanto para quien lee como para
quien escucha. Para los niños, leer en voz alta es especialmente significativo porque les
anima a explorar los libros y a convertirse en lectores por sí mismos.
Es también una forma efectiva para ejercitar la imaginación, ya que aporta
conocimientos conceptuales (colores, formas, sonidos, letras, números). Despierta en
los niños ideas nuevas y conceptos culturales, permitiendo que se desarrolle su
curiosidad y su capacidad crítica, así como sus propios intereses e identidad.
Proporciona a los niños información y comprensión del mundo.
La lectura en voz alta puede eliminar la falta de concentración, al tiempo que, al
escuchar, aumenta la comprensión. Cuando los niños escuchan, se mejora su
capacidad de autoexpresión. Al aprender vocabulario nuevo, podrán expresar sus ideas
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y sentimientos. Dichas habilidades para comunicarse, son cruciales para el éxito en la
vida.
Leer a los niños les anima a leer por sí mismos, además la habilidad y el deseo de leer
pueden mejorar mucho la calidad de vida de una persona.
1.6.2 Aspectos a tener en cuenta cuando se lee en voz alta
Al momento de realizar una lectura en voz alta no sólo se deberá tener en cuenta la
entonación lingüística, marcada por los signos ortográficos, por ejemplo, las
interrogaciones y exclamaciones, sino también la entonación emocional ya que las
frases se entonan sobre todo en función de su contenido semántico. La lectura en
voz alta requiere un gran esfuerzo mental y psicológico al lector porque le sitúa ante
el “riesgo” de ser entendido o no, pero también ante la posibilidad de ser cuestionado
por su estilo y por la calidad de su lectura.
En todo momento se debe cuidar que la voz transmita la ”temperatura emocional” del
texto, adecuándola al contenido tanto en modulación como en timbre, volumen y
entonación. En la eficacia con la que el lector maneje esta última se juega gran parte
el éxito de su lectura, porque le permitirá crear un clima cálido y comunicativo o se
convertirá en un obstáculo insalvable entre el emisor y los receptores. Cada texto
requiere un tono, una modulación, unas inflexiones. No se leen de igual manera una
historia tétrica, un relato irónico, un poema, un ensayo, una noticia, etc.
El lector tiene que dar tiempo a los oyentes para reaccionar si el texto les provoca
respuestas espontáneas (miedo, repulsa, risa, sorpresa...). Al mismo tiempo, no
debe evitar transmitir sus propias emociones, ya que eso dará a la lectura mayor
naturalidad e intensidad. Los cambios de ritmo y algunas pausas son recursos
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ideales para mantener el interés del público: si la acción pasa por un momento
acelerado, se leerá con mayor velocidad, pero si pasa por un momento donde no
ocurra nada trascendental, el lector reducirá la vivacidad. El texto escrito tampoco
señala el volumen de voz o la intención del contenido. Sólo un lector eficaz será
capaz de asumir con fidelidad la voz del escritor y de atribuir un sentido a lo que lee
a partir de los indicios que le ofrece la obra. El lector habrá dado un paso importante
cuando abandone lo literal para trascender a lo interpretativo y logrará que los
oyentes sean partícipes activos de esa evolución.
Leer en voz alta implica mucho más que sencillamente vocalizar lo que está impreso;
hay que saber cuándo pasar la página de un libro ilustrado para crear expectación y leer
a una velocidad que armonice con el ritmo del texto. La modulación de la voz y el
énfasis también enriquecerán el relato. La calidez que refleje la voz infundirá en el
pequeño una sensación de seguridad. Los beneficios se multiplican si el niño se
convierte en parte activa de la lectura. Conviene pausar de vez en cuando y hacer
preguntas que le hagan hablar. Luego pueden ampliarse las respuestas sugiriendo
diferentes posibilidades.
Es claro que los niños aprenden rápido, numerosos estudios revelan que el cerebro de
los menores de tres años se desarrolla con gran rapidez, por lo que la intervención
diaria de los padres, que incluye la lectura, el canto y las muestras de afecto, resulta
decisiva para que crezcan sanos. No obstante, sólo la mitad de los progenitores con
hijos de entre dos y ocho años les leen a diario.
Es probable que para quien ya es lector esta práctica resulte innecesaria y hasta
molesta. El silencio y la soledad suelen ser dos condiciones valoradas por quien ya
sabe cómo introducirse, de qué manera viajar y cuándo salir de ese mundo de ideas y
de emociones que llega de otro lugar y de otro tiempo. Pero para quien sólo ha tenido
la experiencia de desplazarse por las letras, sin poder ir más allá de las mismas,
tratando de interesarse en lo que el texto dice sin poder acceder a lo que el texto le dice,
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la experiencia de compartir una lectura en voz alta puede ser absolutamente
indispensable.
Pensar la lectura en voz alta como una forma de encuentro alrededor de los libros y de
la lectura o como una alternativa para abrir actividades de escritura suele estar más allá
de toda discusión. Sin embargo, esta práctica tiene otra serie de ventajas para todos los
que participen de ella, pero en particular para los lectores iniciales, porque hace
evidente el trabajo del lector.
2. La literatura: una oportunidad para descubrirnos
A lo largo de nuestras vidas escuchamos o leemos historias y cuentos que contestan
nuestras preguntas acerca de quiénes somos, de dónde venimos y por qué estamos
aquí: historias de nuestra familia y del resto del mundo. Por medio de estas narraciones
nos ubicamos en el tiempo y en el espacio. Así, poco a poco, vamos construyendo
identidades a las que les damos nombres. Nos vamos dando cuenta de que nuestra
identidad se construye en gran medida a partir de los cuentos que los demás y nosotros
mismos vamos contando, y es por eso que nuestro gusto por la lectura de obras
literarias está profundamente arraigado en esta experiencia oral.
Por lo tanto, resulta importante recordar que no sólo los niños pequeños disfrutan de
escuchar cuentos, sino que también los niños mayores y los adultos se divierten con
esta actividad. Que aunque muchas personas hayan abandonado la lectura de obras
de ficción al comienzo de la adolescencia, pueden retomarla más adelante cuando se
20
convierten en padres y cuando por instinto, empiezan a contarles a sus hijos, cuentos y
rimas tradicionales.
A cualquier edad, la narración de cuentos es indispensable para ayudar a las personas
a convertirse en lectores, a los adolescentes no lectores les hace falta escuchar los
viejos cuentos de la tradición oral, de esta manera, podrían recuperar algo importante
que han olvidado o bien, adquieren algo que nunca les fue dado: una sensibilidad hacia
la narración.
2.1 Breve historia de la lectura en voz alta
Leer en voz alta es un arte que tiene su historia. Una historia que por cierto nos revela
que el ejercicio de la lectura tuvo cientos de obstáculos y oponentes, por lo que durante
mucho tiempo fue sólo privilegio de unos cuantos.
La lectura surgió y se mantuvo ante tiempos difíciles y pareció sucumbir en épocas de
guerra crítica. Desde sus inicios, fue blanco de persecución y censura; fue prohibida
por gobernantes y nobles, que la veían como un arma de doble filo, por lo que
procuraban entonces, el analfabetismo del pueblo, pues como lo han sabido siglos de
dictadores, una multitud analfabeta es más fácil de gobernar. Contra esto luchaban los
pocos obreros que sabían leer: “En 1865, Saturnino Martínez, cigarrero y poeta, tuvo la
idea de publicar un periódico para los trabajadores de la industria cigarrera, en el que
vieron la luz no sólo artículos políticos sino también otros sobre ciencia y literatura,
además de poemas y relatos breves. Con el apoyo de varios intelectuales cubanos,
Martínez sacó el primer número de La Aurora el 22 de octubre de aquel año. “Su
propósito”, anunciaba en el primer editorial, “será ilustrar, de todas las maneras posibles,
a la clase social a la que está destinado. Haremos todo lo que esté en nuestro poder
para lograr la aprobación general. Si no lo conseguimos habrá que atribuirlo a nuestras
limitaciones, no a la falta de firmeza en nuestras convicciones” 6 . Poco después,
6 MANGUEL, Alberto. Una historia de la lectura. Norma. Bogotá. 1999. P.152
21
Martínez descubrió que existía un gran impedimento para que La Aurora, llegara a ser
un periódico realmente popular: el analfabetismo, pues a mediados del siglo XIX apenas
el 15 por ciento de los trabajadores cubanos sabía leer, fue entonces cuando tuvo que
buscar otras formas e idear otras estrategias para poder alcanzar su propósito y en la
búsqueda, Martínez vio en la lectura en voz alta una luz para que los trabajadores
pudieran estar informados: “Con el fin de que todos ellos tuvieran acceso al periódico, a
Martínez se le ocurrió utilizar lectores: habló para ello con el director del colegio de
Guanabacoa y sugirió que el centro docente colaborase para que se hicieran lecturas
públicas durante el trabajo. Lleno de entusiasmo, el director se reunió con los obreros
de la fábrica El Fígaro y, una vez obtenido el permiso del propietario, los convenció de
la utilidad de la iniciativa. Se eligió a uno de los trabajadores como lector oficial,
pagándole los demás de su propio bolsillo. El 7 de enero de 1866. La Aurora informaba
que “ha comenzado la lectura en los talleres, y la iniciativa se debe a los honrados
trabajos de El Fígaro7.
De esta manera, se dio inicio a lo que más adelante se convertiría en una actividad
“subversiva” y a pesar de que muchas fábricas comenzaron a seguir el ejemplo de El
Fígaro, el 14 de mayo de 1866, el gobernador de cuba publicó un edicto en el que se
prohibía todo tipo de lecturas públicas en los lugares de trabajo y que anunciaba
fuertes castigos a quienes desobedecieran la orden.
Pese a la prohibición, se continuaron realizando lecturas clandestinas de una u otra
manera, y aunque en 1868, con el estallido de la primera Guerra de independencia,
también desapareció La Aurora, las lecturas públicas no fueron olvidadas totalmente
pues “los trabajadores que emigraron a Estados Unidos llevaron consigo entre otras
cosas, la institución del lector: una ilustración del American Practical Magazine de 1873
muestra a uno de esos lectores, con gafas y sombrero de ala ancha, sentado con las
piernas cruzadas y un libro en las manos mientras una hilera de cigarreros (todos
varones) en chaleco y mangas de camisa se dedican a enrollar puros totalmente,
absortos, al parecer, en lo que están haciendo8.
7 Ibid.p.153
8 Ibid. P.156
22
Cabe anotar, que los libros que compartían los lectores con los trabajadores durante
las jornadas laborales, eran elegidos en consenso y que la práctica de lecturas públicas,
proporcionaba a los trabajadores cierta relajación que hacía que realizaran su trabajo
con más gusto y que la producción también fuera mayor. El lector tenía bajo se
responsabilidad cumplir con un programa, ya que la lectura estaba distribuida de la
siguiente forma: “Por las mañanas leía las noticias, que traducía de los diarios locales.
Las noticias internacionales las leía directamente de los periódicos cubanos que
llegaban directamente desde La Habana. Desde medio día hasta las 3 de la tarde leía
novelas. Se contaba con que interpretase los personajes imitando sus voces, como un
actor. Trabajadores que habían pasado varios años en los talleres de la fábrica eran
capaces de citar de memoria largos pasajes de poesía e incluso de prosa…Disponer de
alguien que les leyera, como descubrieron los cigarreros, les permitía compaginar la
actividad mecánica y monótona de enrollar las aromáticas hojas de tabaco con
aventuras que podían seguir, ideas qué considerar, reflexiones que hacer suyas”9.
Reunirse para oír leer también se convirtió en una práctica necesaria y conveniente en
el mundo seglar de la Edad Media. Hasta la invención de la imprenta no eran muchas
las personas que sabían leer y escribir y los libros, propiedad de los ricos eran el
privilegio de un reducido número de lectores. Si bien algunos de esos afortunados
lectores prestaban sus libros de cuando en cuando, los beneficiados eran un limitado
número de personas dentro de su propia clase social o de su familia. Las personas que
deseaban conocer un determinado libro o autor tenían con frecuencia más posibilidades
de oír el texto recitado o leído en voz alta que de disponer del inapreciable libro, “había
diferentes maneras de oír un texto. A partir del siglo XI, y por todos los reinos de Europa,
juglares itinerantes recitaban o cantaban sus propios versos y los compuestos por sus
maestros trovadores, que los juglares acomodaban en sus prodigiosas memorias. Los
juglares actuaban en las ferias y en los mercados, así como en las cortes”10.
Era una costumbre de la época leer en las Cortes y en ocasiones en las casas de
personas más humildes, se leían libros en voz alta a la familia y a los amigos, tanto para
9 Ibid. P. 156
10 Ibid. P. 159
23
instrucción como para entretenimiento “Oír leer durante la cena no tenía como finalidad
distraer de los placeres del paladar; se proponía, por el contrario, realzarlos con un
entretenimiento imaginativo, mediante una costumbre que se remontaba a los días del
Imperio romano. Plinio el joven mencionaba en una de sus cartas que, cuando comía
con su mujer o unos cuantos amigos, le gustaba que le leyeran en voz alta un libro
divertido… En Montaillou, a comienzos del siglo XIV, Pierre Clergue, párroco, leía en
diferentes ocasiones de un texto llamado “Libro de la fe de los heréticos” a quienes se
sentaban en torno al fuego en las casas de sus feligreses”11.
En muchas ocasiones, los libros que se leían eran de corte religioso o con un alto
contenido espiritual, en otras, eran muy variados, pasando por novelas, poesía clásica y
moderna e historia, entre otros. Sin embargo, de lo que se trata es de reconocer el
altísimo valor que se le daba a la lectura, pues como dice Alberto Manguel “durante el
acto de leer (de interpretar, de recitar), la posesión de un libro adquiría a veces valor de
talismán”12.
Es una lástima que si echamos un vistazo, no tendremos que esforzarnos tanto para
reconocer que en nuestro tiempo la lectura no tiene el mismo valor que tenía en ese
entonces, que en nuestra época, los libros no son considerados como tesoros y que
además no es una notable pasión por la lectura, lo que caracteriza a esta generación.
Una de la explicaciones que podríamos dar a este fenómeno, es que tal vez el hecho de
tener alrededor tantos medios a través de los que podemos obtener cualquier tipo de
información, y la inmediatez que éstos ofrecen; sumando además, la prisa que
identifica el mundo moderno; podremos encontrar algunos de los factores que han
desplazado el arte de leer y más aún, el maravilloso hecho de reunirse (en familia,
entre amigos, entre compañeros, en las mismas aulas de clase), para escuchar al otro
leer, pues ya éste, es un hábito que está en desuso y que muy pocos conservan, pero
que por su misma importancia no debemos dejarlo desaparecer. Es por tanto, que
como lo expresa Rodrigo Arguello “hay que volver a traer la literatura a la casa. Hay
que volver a tener el libro en el aula. Hay que escuchar de nuevo la voz de los libros a
11
Ibid. P. 160 12
Ibid. P. 165
24
través de los padres, del profesor y del alumno, escuchar otra vez la voz de los
narradores mismos. Hace rato que el discurso técnico, mediático ha allanado los
cuartos, las camas, los sueños del niño, los salones de clase, desplazando a la misma
literatura. No hay duda de que si la escritura es la pintura de la voz (Derrida) y el cuerpo
la escultura del alma, la lectura de un cuento, de un poema o de una novela es el mejor
poema, cuento o novela escrito en los espacios familiares o en el espacio escolar o
universitario13.
3. Motivación
Otro de los aspectos a tener en cuenta al momento de buscar estrategias que animen a
los niños a leer, es el relacionado con la motivación, pues es muy importante tener
claro que es necesario hacer uso de diferentes herramientas útiles que nos conduzcan
a la consecución de nuestros objetivos.
Fernando Arias, en su libro La motivación, habla sobre la importancia de ésta y de los
diferentes tipos que existen. A continuación, hacemos referencia a algunos de los
puntos de los cuales consideramos relevante hacer mención.
Una de las necesidades que como seres humanos podemos experimentar desde el
momento en que tomamos conciencia de lo individual y de la realidad que nos envuelve,
es tratar de comprender la naturaleza de las emociones, su relación con el pensamiento
racional y el modo en que ambas dimensiones interactúan y condicionan nuestros actos.
Una vez hemos actuado y constatado las consecuencias de nuestro proceder, 13
ARGUELLO, Rodrigo. En: revista Magisterio. La pasión por la lectura en tiempos oscuros. Magisterio. Bogotá.
2003.P 51
25
posiblemente nos preguntemos los motivos por los cuales hemos actuado de tal modo y
si había otras alternativas posibles que hubieran arrojado otros resultados.
El comportamiento humano es un proceso complejo, difícil de comprender hasta por los
especialistas en psicología o psiquiatría, hasta el extremo de que, en ocasiones, nos
resulta imposible entender y justificar ciertos actos. Ante ciertos comportamientos no
podemos dejar de preguntarnos, en ocasiones, por los motivos que animaron al
individuo a actuar de un modo determinado. Es aquí donde debemos reflexionar sobre
la importancia que tiene la motivación, pues si se lleva a cabo de forma adecuada
podrán obtenerse muy buenos resultados cualquiera que sea el ámbito donde se
aplique, en este caso sería motivar a los niños a leer, a sentir un interés especial por la
lectura desde temprano para que se forme en ellos un hábito lector, y esto, utilizando
la lectura en voz alta como estrategia.
Aproximándonos a dar una definición sobre qué es la motivación, podríamos decir que
es un impulso que nos permite mantener una cierta continuidad en la acción que nos
acerca a la consecución de un objetivo y que una vez logrado, saciará una necesidad.
La motivación es una atracción hacia un objetivo que supone una acción por parte del
sujeto y permite aceptar el esfuerzo requerido para conseguir ese objetivo. La
motivación está compuesta de necesidades, deseos, tensiones, incomodidades y
expectativas. Constituye un paso previo al aprendizaje y es el motor del mismo. La
ausencia de motivación hace complicada la tarea del profesor, aunque también cabe
decir que la falta de motivación por parte del estudiante queda a veces fuera del
alcance del profesor.
26
3.1 Tipos de motivación
Antes de explicar los distintos tipos de motivación debemos comentar que éstos se
basan en los factores internos y externos que engloban a las personas.
Podemos clasificar la motivación en tres tipos:
3.1.1. Motivación intrínseca: es el interés positivo por algo en sí como campo de
estudio y trabajo. El niño se ve reforzado cuando comienza a dominar el objeto de
estudio. Al intentar aprender y conseguirlo va formándose una idea positiva de él mismo,
que le ayudará a continuar con sus aprendizajes. Las experiencias que tienen los niños
van formando poco a poco el autoconcepto y la autoestima. Es el deseo constante de
superación, guiado siempre por un espíritu positivo.
3.1.2. Motivación interna: este tipo de motivación no surge de forma espontánea, sino,
más bien, es inducida por nosotros mismos. Es aquella que nos auto imponemos por
algún motivo y que exige ser mantenida mediante el logro de resultados. Se trata de
una motivación vacía que difícilmente se sostiene a menos que se consigan resultados
apetecibles. Muchos estudiantes renuncian a cursar una carrera que les gusta porque
piensan que una vez convertidos en profesionales no ganarán el dinero que desean y
se plantean cursar otra carrera porque confían en alcanzar un elevado nivel de vida. Su
motivación responde a una necesidad ajena a los estudios y que se basa en un
supuesto imprevisible, por depender del siempre cambiante mercado laboral. No
sienten la necesidad de aprender para colmar un deseo de conocimiento, sino que
deben estudiar para terminar la carrera y poder ganar dinero. Cuando las largas noches
de estudio comienzan a hacerse insoportables, cuando llegan los primeros suspensos,
cuando llegan las primeras dudas, es entonces cuando comienzan a recapacitar y
posiblemente, a arrepentirse de la decisión adoptada.
27
En otros campos, puede suceder lo mismo. Tomemos el ejemplo de la persona que
sufre un accidente y debe iniciar un proceso de recuperación. Se inscribe en un
gimnasio y se pone en manos de un profesional que le plantea un programa de
ejercicios. La persona acude regularmente a realizar el programa, pero no porque sienta
la necesidad de entrenarse, sino, porque se auto impone el deber de hacerlo esperando
una pronta recuperación. Una vez completada dicha recuperación, abandona el centro
deportivo y sigue con su rutina de vida habitual.
3.1.3 Motivación extrínseca: este tipo de motivación es externa, inducida, sin duda, la
más débil de todas ya que no depende de nosotros mismos, sino del criterio de otras
personas y de la valoración que hagan de nuestro trabajo. Sería el caso de aquellos
deportistas que se comprometen a realizar una marca a cambio del dinero de un
patrocinador. En este caso no se valora el trabajo hecho independientemente del
resultado, ni la satisfacción personal que emana de la práctica, se valora, por encima de
todo el resultado final y si éste no es satisfactorio probablemente se retire la ayuda
económica. El deportista vive con la presión del resultado y si éste no llega, puede
llegar a desanimarse y perder la motivación interna que le animó desde los inicios de su
carrera deportiva. Incluso el propio entrenador puede caer en el error de estar
recordando constantemente al deportista que si no cumple con los objetivos marcados,
el patrocinador puede cansarse y retirar el dinero. También la familia puede llegar a
imponer una presión insostenible al descargar toda la responsabilidad de su futuro
económico en los resultados deportivos del atleta.
En definitiva, llegamos a una situación en la que el deportista ya no se entrena por el
placer de hacerlo, sino por dar satisfacción a terceros. Es, sin duda, una pobre
motivación que suele venirse abajo cuando los resultados no son los esperados por los
demás.
28
Dado lo anterior, podemos ver cómo la motivación puede nacer de una necesidad que
se genera de forma espontánea (motivación intrínseca) o bien puede ser inducida de
forma externa (motivación extrínseca). La primera, surge sin motivo aparente, es la más
intensa y duradera. Por ejemplo, la primera vez que observamos una actividad
deportiva y quedamos tan impresionados que sentimos la necesidad de integrarla en
nuestras vidas. A partir de ese instante, todo gira alrededor de dicha actividad y
poniéndola en práctica sentimos un placer que nos empuja a realizarla, hasta que
momentáneamente, queda satisfecha la necesidad de llevarla a cabo.
Si, además, obtenemos un resultado apetecible (éxito, reconocimiento, dinero, etc.), ello
reforzará, aún más, nuestra conducta de repetir dicha práctica. Pensemos que no todo
el que lleva a cabo una actividad lo hace con el ánimo de destacar, ganar o ser el mejor.
Es más, si el único objetivo fuera ganar y la continuidad de la acción dependiera del
triunfo, posiblemente solo unos pocos seguirían practicando, evidentemente, los
ganadores. La motivación espontánea es una fuerza que se nutre de sí misma y no
precisa ni de reforzamientos externos, ni de ninguna auto imposición.
3.2 La lectura en voz alta como motivación
Como es sabido, a lo largo de su historia, la lectura en voz alta ha sido utilizada de
diversas maneras y con diferentes propósitos. Lo que resulta relevante es lo que se ha
provocado y cómo muchos se han sentido motivados a través de su práctica.
El hecho de saber leer, como lo hemos dicho anteriormente, se convirtió en cierta época,
en una actividad peligrosa, pues quienes representaban la autoridad del momento
sabían que los lectores podrían encontrar en los libros todo tipo de ideas
29
revolucionarias que los llevaran a reaccionar y a elegir la rebelión como una salida a la
opresión. Este era el caso de los británicos propietarios de esclavos, a quienes les
aterraba la idea de que sus vasallos aprendieran a leer o a escribir: “Se daban cuenta
de que si los esclavos podían leer la Biblia también leerían panfletos abolicionistas y
que incluso en las Escrituras los esclavos podían encontrar ideas incendiarias sobre
rebelión y libertad”14.
Por tal razón, los negros, tanto esclavos como libres tenían prohibido acceder al
aprendizaje de la lectura, ley que permaneció vigente hasta mediados del siglo XIX. Sin
embargo, esto no detuvo su interés y determinación a pesar de los duros castigos que
sabían que recibirían si eran descubiertos: “Durante siglos, los esclavos afroamericanos
aprendieron a leer superando extraordinarias dificultades, arriesgando la vida en un
proceso que, debido a los obstáculos con que tropezaban, les llevaba en ocasiones
varios años. Los relatos de su aprendizaje son muchos y heroicos…Doc Daniel Dowdy
recordaba que “La primera vez que te pillaban tratando de leer o escribir te azotaban
con una correa de cuero, la segunda con un látigo de siete colas y la tercera te cortaban
la primera falange del dedo índice. Por todo el sur de Estados Unidos era frecuente que
los propietarios de plantaciones ahorcaran a cualquier esclavo que tratase de enseñar a
otros a deletrear”15.
Sin embargo, dentro de todos los esfuerzos y peligros que muchos de los esclavos
estuvieron dispuestos a enfrentar, se encuentran algunos testimonios de hombres
brillantes que surgieron de la esclavitud y quienes encontraron en la lectura en voz alta,
una extraña motivación que los llevó a interesarse por aprender a leer, lo cual los
conduciría más tarde a liberarse de su situación de esclavos:”El escritor
estadounidense Frederick Douglas, que nació en la esclavitud y llegó a ser uno de los
abolicionistas más elocuentes de su tiempo, así como fundador de varios diarios
políticos, recordaba en su autobiografía: “El escuchar con frecuencia a mi ama leer la
14
MANGUEL, Alberto. Una historia de la lectura. Norma. Bogotá. 1999. P.361
15
Ibid. P.362
30
Biblia en voz alta…despertó mi curiosidad sobre el misterio de la lectura, y provocó en
mí el deseo de aprender. Hasta entonces no sabía nada de ese arte maravilloso, y mi
experiencia e ignorancia de lo que podía hacer por mí, así como la confianza en mi ama,
me alentaron a pedirle que me enseñara a leer” 16 . Fue así como Douglas se vio
motivado a encontrar la manera para que su ama le enseñara a leer, pero pasado poco
tiempo su amo se dio cuenta y aunque ya había aprendido a deletrear algunas palabras
cortas, no pudo volver a recibir más clases y tuvo que continuar practicando por sí
mismo con lo que hasta el momento sabía, pues dicha prohibición no lo hizo desistir.
“Thomas Johnson un esclavo, que más adelante llegó a convertirse en conocido
misionero y predicador en Inglaterra, explicaba que aprendió a leer estudiando las letras
en una Biblia que había robado. Dado que su señor leía todas las noches en voz alta
un capítulo del Nuevo Testamento, Johnson consiguió convencerlo para que le leyera
el mismo varias veces seguidas hasta aprendérselo de memoria; luego fue capaz de
encontrar las mismas palabras en la página impresa. Igualmente, cuando el hijo de su
amo estaba estudiando, Johnson le sugería que leyera parte de la lección en voz alta.
“Dios sea alabado”, le decía Johnson al muchacho para animarlo, “Léelo otra vez”, cosa
que el chico hacía de buena gana, convencido de que el esclavo admiraba lo bien que
lo hacía. Gracias a esas repeticiones, cuando estalló la Guerra Civil, Johnson había
aprendido lo bastante como para leer los periódicos y más adelante creó su propia
escuela para enseñar a otros a leer”17.
Otro ejemplo, pero ahora de lectura en voz alta en familia es el siguiente: “En la rectoría
de Stevenson, en Hampshire, los miembros de la familia Austen leían unos para otros a
todas las horas del día y opinaban sobre lo apropiado de cada elección. “Mi padre nos
lee a Cowper por las mañanas y yo lo escucho siempre que puedo”, escribió Jane
Austen en 180818.
16
Ibid.P.365 17
Ibíd. P.365 18
Ibid.P.167
31
3.3 La motivación en los niños a través de la lectura en voz alta
Para conseguir que los estudiantes se sientan atraídos por la lectura en voz alta, no
basta explicar la importancia de ésta y exigirles que adquieran un hábito lector. Es
necesario despertar su atención, crear en ellos un genuino interés por la lectura,
estimular su deseo de conseguir los resultados previstos y cultivar el gusto por la
literatura. Ese interés, ese deseo y ese gusto actuarán en el espíritu de los estudiantes
como justificación de todo esfuerzo y trabajo para aprender.
Para nuestro caso, motivar es despertar el interés y la atención de los niños por los
valores contenidos en la literatura, provocando en ellos el deseo de aprenderla, el gusto
de estudiarla y la satisfacción de cumplir las tareas que exige el hecho de conocerla. La
motivación no es un problema exclusivo de la enseñanza y del aprendizaje. Está
presente en todas las manifestaciones de la vida humana, condicionando su intensidad
y su eficacia.
Para saber cómo motivar a nuestros estudiantes debemos tener en cuenta, algunos de
los siguientes aspectos:
-Explicar a los estudiantes los objetivos educativos que tenemos previstos para cada
sesión.
-Justificar la utilización de los conocimientos que les intentamos transmitir con las
lecturas y actividades que les vamos a plantear.
-Plantearles las actividades de forma lógica y ordenada.
32
-Proponerles lecturas que les hagan utilizar distintas capacidades (aquí podríamos
observar las inteligencias más desarrolladas) para su resolución.
-Tomar los errores como nuevos momentos de aprendizaje y como momentos
enriquecedores.
- Fomentar la comunicación entre los estudiantes y las buenas relaciones, realizando
tareas de grupo.
- Plantear el razonamiento y la comprensión como la mejor herramienta para la
resolución de actividades y conflictos.
- Aplicar los contenidos y conocimientos adquiridos a situaciones próximas y cercanas
para los niños.
La lectura en voz alta, puede ser una actividad motivadora para los niños, cuando quien
les lee tiene el poder de transmitirles el texto de forma dinámica y logra involucrarlos de
una u otra manera, porque toca sus intereses y sabe despertar en ellos la curiosidad y
el deseo de conocer. Cuando el niño está lo suficientemente motivado para participar de
los talleres de lectura en voz alta, ya sea como oyente o participando de la lectura en
algún momento, se está formando como lector, está aprendiendo de una forma
diferente y divertida y está desarrollando nuevas destrezas y habilidades.
Muchas veces pensamos que los niños no se dan cuenta de sus alcances y de sus
logros, pero el hecho de que participen con entusiasmo de los talleres de lectura en voz
33
alta y de las actividades que se realizan en torno a éstos, quiere decir que han
encontrado en ésta, una motivación externa que ha alimentado su motivación interna y
que los lleva a continuar en el proceso.
Por lo tanto, podría decirse entonces que cualquier motivación es siempre mejor que
ninguna. La motivación positiva, por los incentivos de la persuasión, por ejemplo y por
la alabanza, es más eficaz y provechosa que la negativa, hecha por amenazas, gritos,
reprensiones y castigos. La superioridad de la motivación positiva sobre la negativa es
evidente, tanto por el esfuerzo ahorrado como por la superior calidad de los resultados.
La motivación negativa, aunque eficaz hasta cierto punto (pero inferior a la motivación
positiva), es antipsicológica y contraeducativa, transformando a los estudiantes en
inseguros, tímidos, cobardes, hipócritas y violentos; aunque atienda con alguna eficacia
a los objetivos inmediatos de la instrucción, es perjudicial a los intereses más
fundamentales de la educación, comprometiendo la formación saludable y armoniosa
de la personalidad de los niños. El resultado de una determinada técnica dependerá de
una serie de factores intrínsecos y extrínsecos al educando y de sus diferencias
individuales. Tanto es así, que en una circunstancia una técnica puede surtir efecto y en
otra no. Una técnica puede sensibilizar a un grupo y a otro no.
Es necesario entonces recordar también, que motivar una clase o cualquier actividad
que se realice con niños no es, simplemente, echar mano de la motivación inicial,
previamente preparada, sino que más bien, es un trabajo de acción continua al lado de
la clase y junto a cada estudiante; de ahí la importancia que tiene el conocimiento de las
aptitudes y aspiraciones de cada uno, al fin de proporcionarle, en la medida de las
posibilidades, trabajos que correspondan a sus capacidades, necesidades y
preferencias.
34
Capítulo 2
1. La lectura en voz alta como juego
Cuando hablamos de la lectura en voz alta como juego, lo hacemos debido a que
hemos descubierto que a través del juego se puede involucrar de una forma más directa
al niño; en el hecho de realizar una lectura en voz alta frente a un público, sin que se
sienta el punto de referencia, pues todos tendrán su tiempo de participación. Es así que
mientras se divierten, los niños están participando activamente en la lectura porque se
les ofrece un ambiente apropiado que les brinda confianza.
Leer en voz alta es, de alguna manera, muy parecido a cantar. Nos sentimos expuestos
frente a los demás, sentimos que hay algo que tenemos que hacer bien y que todos nos
estarán juzgando. Entonces será bueno que quienes trabajamos con los niños
recordemos que hacer leer en voz alta no es un fin en sí mismo, sino una manera más
de desarrollar el gusto por la lectura y, sobre todo, el gusto por la palabra: la palabra
leída, la palabra en nuestra boca, en la boca de los compañeros. La palabra que aquí
suena dulce; allá, tímida; allá, demasiado fuerte; en otro, quebrada por la emoción o el
susto. En suma, el pensamiento y el sentimiento hechos sonido. Es por lo tanto,
conveniente presentar el libro como un objeto divertido, (a los niños les encantan las
cosas divertidas), después de todo leer es descubrir, conocer, y esta necesidad, de
conocer, de explorar incluso lo que está prohibido para ellos, es un apetito innato y está
vivo dentro del niño. Simplemente tenemos que despertar estas inquietudes, de esta
forma nos aseguraremos que su satisfacción mediante la lectura se convierta en una
vía privilegiada de acceso al placer del descubrimiento.
35
En los primeros años de Educación Primaria es donde cobran más protagonismo las
estrategias lectoras y los juegos que animan a leer. Se hace, pues, necesario mostrar al
niño el libro mediante juegos, actividades lúdicas y didácticas a la vez, programadas en
la escuela para que ayuden a potenciar futuros lectores.
Es importante asegurarse que el juego, el cuento, los trabalenguas, las adivinanzas, las
poesías, no caigan en el olvido a la hora de formar buenos lectores, ya que, son un
fabuloso camino para llegar a nuestra meta, tan repetida en este trabajo. No podemos
olvidar que tenemos que contar con unos competidores muy especiales: televisión,
videojuegos y ordenador. Estas son las actuales motivaciones extraescolares con las
que debemos luchar desde los propios centros escolares para crear auténticos hábitos
lectores, y "ganar la batalla" a estos otros hábitos juveniles.
Es indudable que hay en el mundo una crisis en materia de lectura. Son muchas las
razones que han contribuido a esta situación, pero quizás la presencia de la televisión
sea la responsable más directa. Habría que analizar con cuidado qué es lo que los
niños encuentran en la programación para entender el fenómeno. Una de las
respuestas que podríamos encontrar es que la televisión es divertida. Si la comparamos,
en cambio, con la visión que los niños tienen de la lectura, nos encontramos con que
suelen asociarla con el trabajo escolar. De ahí resulta el rechazo en cierta medida
explicable, pues no hay en los centros educativos, una estrategia adecuada que permita
tener un espacio para jugar y demostrar a los niños con hechos, que ésta puede ser
una aventura extraordinaria y el mejor antídoto para la soledad y el aburrimiento.
Nos debemos plantear entonces una pregunta importante: ¿Hay que obligar a leer?
Después de una larga reflexión varios autores han llegado a la conclusión de que no es
conveniente imponerse para obligar a los niños a leer, puesto que el verbo leer no se
puede conjugar en imperativo. Marina y de la Válgoma dicen en La magia de leer lo
siguiente: “El amor a la lectura, como todos los demás amores no se puede imponer.
Con frecuencia las aficiones y los gustos están más ligados a la afectividad que a la
36
efectividad. Se trata de conseguir que el hábito de leer nazca en sus propios niños, se
trata de crear las condiciones favorables para que se encienda en ellos el deseo de leer
y de seguir leyendo. El verbo leer, como el verbo amar, no soporta el imperativo. Pero
¿Qué hacer? Quizá al principio basten pequeños logros. Todo puede comenzar con una
sabia gestión del tiempo”.19 Se ha demostrado que a la larga es más efectivo realizar
actividades que motiven a la lectura voluntaria. Sabemos que en general al niño no le
fascina leer pero creemos necesaria la labor docente y la labor de la propia familia,
utilizando estrategias lúdicas, para motivarle y crear en él, hábitos de lectura.
¿Cómo acercar a los niños a los libros? ¿Qué hacer para que se interesen y disfruten la
lectura? Estas son algunas preguntas que con frecuencia se hacen los padres,
profesores y las personas interesadas en despertar en los niños la afición por leer. Los
métodos, bien intencionados, de compartirles libros, de obligarlos a leer cinco o diez
minutos diarios, de pedirles resúmenes de sus lecturas, no han tenido el éxito deseado.
Los adolescentes, generalmente rechazan la lectura y la clase de literatura. Los adultos,
en su mayoría, no consideran la buena lectura como parte de su esparcimiento y
enriquecimiento cultural y es que aún no se ha descubierto la fórmula que después de
aplicada, dé como resultado niños lectores. Encontrarla no es una tarea fácil, ya que
para despertar una afición hay que tomar en cuenta no solamente la capacidad de
aprendizaje y comprensión del individuo, sino también su carácter, sentimientos,
emociones, gustos e intereses. En cambio sí es factible buscar métodos para interesar
a los niños por la lectura.
En esta búsqueda, hemos encontrado que una de las claves está en rescatar la
importancia de la lectura en voz alta y asociar la literatura con el juego.
Por medio de la lectura en voz alta y del juego, algo inherente a la naturaleza humana, y
de la literatura hecha especialmente para niños, sería relativamente fácil llegar a
cumplir nuestro objetivo de formar niños lectores.
19
Ibíd. P. 95
37
Con este trabajo lo que pretendemos es mostrar una guía para dar a conocer algunas
técnicas de carácter lúdico cuyo fin es que los niños disfruten, comprendan e interpreten
la lectura y se interesen por realizarla en voz alta en distintos espacios. Cabe resaltar
que para obtener éxito en la formación de niños lectores, hay que ser muy emotivo e
imprimirle calor, alegría y amor a cada una de las actividades que se realicen con ellos.
Hemos trabajado en el despertar de esta afición, con niños cuyas edades oscilan entre
los 8 y los 12 años. La selección del material ha sido basada teniendo en cuenta las
diferentes edades e intereses, como también las lecturas y narraciones han sido
tomadas de obras pertenecientes a la literatura infantil, teniendo en cuenta algunas
sugerencias para poder narrar y leer en voz alta, buscando de esta manera atrapar la
atención y el interés de nuestros estudiantes.
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2. El taller de lectura
Los talleres de lectura, son considerados como propiciadores del interés del niño por la
lectura, de la correcta asimilación de ésta y de su desarrollo psicointelectual.
Durante el desarrollo de los talleres los conocimientos del sentido común interactúan
con los conocimientos del discurso formal, donde los saberes cotidianos pasan a tener
validez porque los estudiantes a partir de ellos pueden construir mundos diferentes al
mundo de las ciencias y del maestro.
De esta forma el hecho de construir un nuevo mundo es creatividad, mientras que el de
reproducir no origina sino actos mecánicos en el cerebro humano que no comunican a
la transformación y a la plasticidad cerebral. Lo anterior se hace a través de un proceso
de regeneración cultural. La secuencia de los contenidos surge de la misma práctica y
son los estudiantes y el profesor los que ordenan el conocimiento en el tiempo y el
espacio. El ritmo de aprendizaje lo marca el estudiante, evitando en este sentido la
mortalidad académica. En el taller no existe ritmo individual marcado, sino ritmo grupal
para producir en últimas los conocimientos que se espera.
La estrategia pedagógica del taller consiste en eliminar los límites existentes entre la
pedagogía familiar adquirida al nivel de proceso de legitimación cultural y del discurso
formal del conocimiento, a través de las teorías y de la imposición de currículos
cerrados, centrados, en contenidos como es el caso de la escuela tradicional. En
síntesis de lo que se trata es que el estudiante a partir de sus saberes pueda
introducirse a mundos posibles, alternativos, mágicos para construir unos distintos al
dominio de experiencias del maestro; es decir, no se trata de reproducir, sino de crear
algo diferente.
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Con respecto a la visión del currículo desde una concepción social en lo relacionado
con el desarrollo humano, el taller en la mayoría de sus ambientes creados, pretende
producir autonomía en los educandos.
Los talleres presentados en este capítulo, son muestras del trabajo realizado y han sido
sometidos a diferentes alteraciones; en algunas ocasiones han sido aplicados tal y
como se presentan y en otras, hemos usado nuestra creatividad adaptándolos y
modificándolos de acuerdo con la personalidad y las características de los niños con
los que hemos trabajado. Cabe resaltar que aunque el propósito principal, es el de
disfrutar y comprender la lectura, si después del desarrollo de los juegos se hace un
análisis profundo de las actividades y comentarios de los niños, podría apreciarse que
salen a la luz muchos otros beneficios, tal vez insospechados. Estos se relacionan
principalmente con las emociones, los afectos, la personalidad, la asimilación, la
atención, la deducción, la retención y los sentimientos.
Los talleres están estructurados para realizarse, ya sea inmediatamente después de
una narración en voz oral o lectura en voz alta hecha por el profesor, o bien, después
de la lectura individual durante la reunión o previa a ella. Esta última forma es muy
adecuada, pero obliga a que cada niño tenga su propio libro, lo que no siempre es
posible.
A continuación vamos a proponer diversos juegos que se hacen leyendo en voz alta. El
espíritu de estos juegos de lectura es ayudar a perder inhibiciones y ganar confianza a
la hora de leer en voz alta frente a un grupo. Con lo cual se busca también que todos
descubran que no hay una sola manera de leer bien en voz alta, sino muchas, muy
diferentes, divertidas, emocionantes, tristes, solitarias, alegres.
Podríamos decir que en estos primeros juegos no importa si se lee o no muy bien. Lo
importante es que los niños «suelten la voz» y no sientan vergüenza de estar diciendo
algo en voz alta, de que el grupo los oiga. Porque con esos juegos queremos,
justamente, hacer que cada uno gane confianza, que no se sienta tan extraño leyendo
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algo en voz alta, diciendo algo frente a todo el grupo. Aquí no importa tanto cómo se
lee. De esa manera, nadie se sentirá juzgado ni presionado por el hecho tener que
realizar una lectura casi perfecta. Todos los ejercicios o juegos están dirigidos al hecho
de leer en voz alta, y a ganar confianza, aprendiendo mientras nos divertimos.
Finalmente, está comprobado que una lectura en voz alta y compartida es una de las
mejores estrategias para formar lectores. Su propósito fundamental consiste en
socializar el proceso y hacer los textos más claros y comprensibles en la medida en que
éstos sean comentados y se dé lugar al establecimiento de relaciones con otros textos
o situaciones.
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3. Talleres de lectura en voz alta
3.1 La narración de cuentos
Cada adulto tiene una colección de cuentos favoritos basados en experiencias y
anécdotas personales. Compartir estas historias con los niños es una excelente manera
de establecer una buena relación con ellos. A su vez, los niños querrán compartir algo
de ellos mismos. De esta manera, al mostrar no sólo una disposición –sino un deseo-
de escuchar los cuentos de los niños, el adulto confirma que lo que ellos tienen que
contar sí importa, y que estas anécdotas basadas en la vida de los niños son tan
interesantes y tan valiosas como los cuentos creados por escritores famosos.
Es así como después de compartir con los niños nuestras experiencias como lectores y
haber escuchado las suyas, les propusimos crear un cuento para que cada uno fuera
agregando una parte diferente, nuevos personajes, nuevos ambientes, nuevas
situaciones, cambios en el tiempo, entre otras cosas, según se diera la posibilidad pero
sin perder el hilo de la historia. Sin duda este fue un juego divertido que incentivó tanto
la imaginación de los niños como la nuestra.
3.2 Juego del YO – YO
Los niños imitaron, a través de una simple escenificación, acciones referidas a
personajes de los cuentos o lecturas, que previamente se leyeron en clase,
comenzando siempre con el "Yo, Yo...Soy".
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Con anterioridad preparamos dos tipos de fichas, unas con personajes del cuento y
otras con preguntas que sugerían las acciones de los mismos.
Para motivar a los niños realizamos unas acciones graciosas que ellos debían imitar.
La metodología de juego puede variar en función de la edad que tengan los jugadores,
pero la dinámica es la misma: cada niño escogió una ficha de cada caja, y puso por
ejemplo "Yo soy un mono" y en la otra " "¿Cómo ando yo?" o "¿Dónde vivo yo?", así,
mientras que los niños iban contestando a las preguntas simulaban las acciones
correspondientes al personaje que les había correspondido.
Esta actividad nos pareció muy interesante porque a los niños les encantó imitar a los
personajes de los cuentos que habían escuchado y de esta forma tan divertida les
motivamos a leer ya que partimos de la lectura de un cuento, una fábula, una poesía.
Esta actividad se puede acompañar con música relativa a los cuentos a tratar, lo cual,
encanta a los niños y les ayuda a escenificar y a moverse.
3.3 Adivina Adivinanza
Previamente seleccionamos actividades que estuvieran relacionadas con el contenido
de los cuentos o lecturas a desarrollar.
Con esta actividad se buscó desarrollar la imaginación del niño proponiéndole resolver
adivinanzas.
Empezamos por motivar a los niños reuniéndolos en un círculo, y en el centro les
dijimos misteriosamente:
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"¡Adivina Adivinanza...!
-"Una señorita muy señoreada
siempre va en coche
y siempre va mojada". (La lengua).
Cuando los niños resolvieron la adivinanza, continuamos diciendo:
-"Ahora escuchen con atención, porque en la historia que les vamos a contar, muchas
cosas tendrán que averiguar".
Entonces les narramos un cuento, después, y de la forma más divertida posible, les
presentamos oralmente algunas adivinanzas relacionadas con la lectura que sirvieron
de ayuda a los niños para que dieran respuestas válidas y no decayera su interés.
Varios niños participaron inventando algunas adivinanzas basadas en los textos leídos.
Una vez averiguadas todas las adivinanzas efectuaron acciones mímicas en relación
con el texto de las mismas. Y completamos la estrategia realizando dibujos alusivos al
tema.
Esta estrategia puede resultar muy divertida y dinámica. Es una forma para que los
niños se animen a participar activamente en clase. Las adivinanzas deben estar
relacionadas con el cuento leído, o que se vaya a leer ya que así motivaremos a los
niños a acercarse a la lectura.
.
3.4 El juego de los trabalenguas
Los niños a través de la lectura y recitación de trabalenguas realizaron ejercicios de
elocución.
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Presentamos este juego de manera divertida para que no se convirtiera en repetitiva y
aburrida. Preparamos fichas con trabalenguas y las repartimos entre los estudiantes.
Para motivar utilizamos un trabalenguas corto y jugamos con él un rato:
-"Un elefante se elefanteaba en una elefantería" (y simultáneamente se golpeó sobre la
mesa).
Los niños repitieron la acción del profesor quien continuó diciendo:
-"Dos elefantes se elefanteaban en dos elefanterías" (y se golpeó la mesa dos veces)...
Esta dinámica se puede continuar tantas veces como lo decidan los participantes.
El juego se inició así:
Se recitó lentamente el trabalenguas seleccionado, según los sonidos o vocablos que
se buscaba trabajar en la elocución.
Iniciamos con el siguiente trabalenguas para trabajar con las palabras "tr" y "ll".
"Trillaba Trifón el trigo.
¿Qué trigo trillas Trifón?
De mi trigal es el trigo,
que yo tu trigo no trillo,
pues si tu trigo trillara,
no trillaría mi trigo".
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Con esta actividad pudimos darnos cuenta de las dificultades que tienen ciertos niños
para vocalizar determinadas combinaciones silábicas en algunas palabras, pero
también de lo divertido que resulta para ellos mismos el escuchar sus propios errores,
proponiéndose mejorarlos en los demás intentos.
Esta actividad es muy útil para dominar las dificultades de articulación que un niño
puede tener, también mejora la entonación y la acentuación de las palabras y las frases.
Los niños pueden también representar plásticamente el trabalenguas o leerlo de
manera individual y silenciosa y luego recitarlo en alto, si es posible de memoria.
3.5 La caja de la fantasía
Esta estrategia consiste en utilizar una caja de cartón, con dos compartimentos,
debidamente adornada y decorada para llamar la atención de los niños. En una de ellas
estarán las fichas con ilustraciones infantiles o con acciones a realizar, y en la otra,
cuentos que pueden elaborar los propios niños o el maestro los puede aportar de la
biblioteca o de otro lugar o elaborar él mismo.
Sentados en un círculo y en el suelo, se ubicó la caja en el centro. Uno de los niños
metió la mano en la caja y sacó un cuento o poesía que fue leído por el profesor o por
los propios niños. Antes de empezar a leer, los niños tomaron del otro compartimento
una ficha que no podían mostrar a nadie (con esto conseguimos que los niños prestaran
más atención ya que después tendrían que hacer algo con las fichas).
Las fichas incluían lo siguiente: (Todo debían hacerlo después de haber escuchado al
profesor).
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- En las que hubiera un personaje dibujado, tenían que contar una historia corta sobre
ese personaje.
- En la que saliera el nombre de un personaje tenían que dibujarlo en alguna escena del
cuento.
- Cambiar el final de la historia.
- Cambiar al personaje bueno por el malo y al revés.
- Hablar del personaje que más les haya gustado.
Se pueden incluir todas las fichas que el profesor crea necesario o él mismo invente.
Después de escuchar la historia se les dio un tiempo a los niños para que realizaran la
actividad que les había salido en la ficha. Para aumentar el interés de los mismos,
realizamos una acción de la forma más simpática posible, de esta manera ellos se
vieron más motivados a realizar las suyas en público.
Una vez que todos participaron obtuvimos unas historias, unos dibujos, unas
redacciones, etc., donde la fantasía, la creatividad, el ingenio y la imaginación
estuvieron presentes. Las risas y el buen humor no faltaron ya que se dieron
circunstancias muy graciosas (los niños son imprevisibles y la imaginación no tiene
límites). Sin embargo, pudimos darnos cuenta que no todos presentan las mismas
habilidades para la realización de los ejercicios propuestos, sino que éstas varían de
acuerdo a sus propios intereses.
Se trató de una propuesta didáctica y divertida a la vez. Con ella se persiguió el
objetivo primordial de despertar la imaginación y la fantasía en los niños, para que
descubrieran que la lectura de cuentos, historias, fábulas, novelas, poemas, etc. es un
placer.
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3.6 Las palabras diferentes
En esta actividad los niños leyeron un párrafo breve respetando el tamaño de las letras.
Al encontrar una letra grande, debían leerla más fuerte, pero si era una letra pequeña la
debían leer en voz baja. Por ejemplo:
El mundo está preocupado porque los tigres de Bengala se extinguen, por eso
cada tanto mandan a alguien para que los cuente. “La última vez le tocó a Jerónimo
Walawalkar Evans, un muy experto contador de tigres, persona lista y
meticulosa que nunca se permitió distracciones en su oficio.
Pudimos darnos cuenta que a la mayoría de los estudiantes se les dificulta realizar una
entonación correcta ya que están acostumbrados a leer de manera plana.
3.7 A quién le toca leer.
Se prepararon unos papelitos con números del 1 al 25 (número de estudiantes del
salón) y se mezclaron en una bolsa, luego pasaron todos los estudiantes y tomaron un
papelito que debían esconder sin decirle a nadie qué número les correspondió.
Cada estudiante tenía una copia de una misma lectura.
El estudiante con la ficha número 1 debía decir uno para comenzar a leer hasta terminar
el renglón o hasta donde hubiera punto. De inmediato el siguiente estudiante, debía
decir 2 y continuar con la lectura, Luego el tercero y así hasta que se terminaron todos
los números, de esta forma leyeron el texto con un poco de expectación, de misterio,
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pues sabían cuándo sería su turno, pero ignoraban quiénes estaban antes y quiénes
después.
Con la realización de este ejercicio se logró que todos los estudiantes participaran
puesto que a cada uno le correspondía leer una parte del texto. De esta manera,
pudimos darnos cuenta de las dificultades que tienen algunos niños para leer en voz
alta como también identificar aquellos que tienen buena entonación y un adecuado
timbre de voz.
3.8 Notitas de amor
Cada estudiante del curso escribió una nota de amor en un papel pequeño sobre una
declaración de amor o un reproche amoroso y debía tener por lo menos dos renglones.
Las notitas eran secretas, nadie le podía decir a nadie qué fue lo que escribió. A medida
que iban terminando de escribirlas, hacían una bolita de papel para que no se viera cuál
era o qué decía y lo dejaron en una mesa que estaba ubicada en el centro del salón.
Cuando terminaron, se dio comienzo a la lectura así: cada niño o niña se acercó a la
mesa y escogió un papelito al azar, lo leyó anteponiendo su nombre al mensaje como si
fuera dirigido a él. Al terminar cada lectura, el curso debía adivinar quién le escribió a
quién.
Pudimos darnos cuenta que al leer las notitas de sus otros compañeros lo hacían
incluyendo los errores encontrados, lo cual dificultaba la comprensión y provocaba
risas en el resto de los estudiantes.
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3.9 Entrevistando a mi profesor
Los estudiantes se organizaron por parejas para realizar entrevistas al cuerpo docente
de la institución, (para la realización de la misma debían ya tener unos conocimientos
sobre la entrevista y los pasos requeridos para hacerla). Luego en voz alta cada pareja
hacía las veces de entrevistado y entrevistador leyendo ante sus compañeros el trabajo
realizado.
Al realizar la entrevista los estudiantes no sólo practicaron la lectura en sí, sino que
también hicieron el ejercicio adecuado de entonación, para la elaboración de preguntas;
adquiriendo esta destreza verbal y relacionando las situaciones en que se debe utilizar
dicha entonación.
Observamos que algunos estudiantes asumieron con entusiasmo el rol que les
correspondió y tenían gran facilidad para elaborar preguntas y argumentar respuestas,
mientras que otros se limitaban a leer las respuestas literalmente.
3.10 Imagino, narro y creo
En grupos de cuatro, los estudiantes debían inventarse un cuento; aparte realizar un
friso relacionado con éste. (Cada grupo debía estar haciendo lo mismo). Cuando
terminaron de narrar y de dibujar, se intercambiaron los frisos para hacer otra narración.
Por ejemplo el grupo número uno le entregó al grupo número dos su friso más no la
redacción, el grupo número dos debía crear otro cuento relacionado con el friso que le
entregó el grupo número 1, lo mismo hizo cada grupo. Posteriormente salía cada grupo
a leer por medio del friso los cuentos originalmente inventados y salía el siguiente
grupo a leer por medio del mismo friso su propia versión del cuento que le entregaron,
y así sucesivamente.
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Con la elaboración del friso se les permitió a los estudiantes narrar un cuento de
forma oral a través de dibujos. Aunque advertimos la facilidad que tienen algunos niños
para crear historias interpretando ilustraciones usando su imaginación, también vimos
que otros se limitan a lo que ven, sin permitirse ir más allá.
3.11 Haciendo mi propio periódico
En grupos de cinco, los estudiantes realizaron un periódico (teniendo en cuenta los
parámetros en su elaboración y con el material necesario). Con la guía del docente
redactaron noticias relacionadas con la institución. Luego cada grupo salió a leer en
voz alta las diferentes secciones del periódico (deporte, moda, social, entretenimientos,
entre otros); adquiriendo el papel de periodista y manejando la expresión verbal
adecuada.
A través de este ejercicio, los estudiantes a parte de practicar las diferentes clases de
narraciones pudieron también exponer sus propias noticias. Con esta actividad pudimos
notar el entusiasmo de los niños para crear sus propias noticias y de hacer las veces de
periodista, pero en el momento de expresarlas verbalmente ante los demás
compañeros, algunos niños manejaban su voz de acuerdo a la sección que estaban
leyendo, mientras que otros simplemente leían sin tener en cuenta el manejo de la voz.
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3.12 Me divierto leyendo
A cada estudiante se le entregó un poema, una retahíla y un trabalenguas. Cada uno
debía salir a leerlos de diferente manera: el poema lo debía declamar con la respectiva
entonación, la retahíla, bien fuera cantando, llorando, suspirando, tosiendo o riendo; el
trabalenguas, con un lápiz en la boca.
Este ejercicio está hecho para que el estudiante aprenda a manejar la voz y obtenga
una adecuada vocalización. Fue bien recibido por todos los niños quienes realizaron
cada paso jocosamente y con mucho entusiasmo.
3.13 La lectura inolvidable
Se seleccionó un libro (La María) , en el aula de clase diariamente se dedicaron veinte
minutos, para la lectura del libro en voz alta, donde algunos estudiantes previamente
escogidos hacían la lectura correspondiente a ese día, respetando la secuencia.
Al finalizar la lectura, se les presentó la película de la María, posteriormente los
estudiantes representaron algunas escenas de la obra y finalmente se realizó una visita
a la hacienda El Paraíso, ubicada en Palmira, municipio del departamento del valle.
El propósito de este trabajo era permitirles a los estudiantes una experiencia que
enriqueciera su memoria a largo plazo.
Los resultados obtenidos fueron muy satisfactorios puesto que los niños se mostraron
bastante interesados desde el principio, realizando la lectura colectiva del libro, en voz
alta y luego al ver la película hicieron comparaciones pertinentes muy animados, entre
lo que habían leído y lo que habían visto.
La visita a La Hacienda fue una experiencia inolvidable debido a que tuvieron la
oportunidad de recrear algunas escenas del libro en diferentes espacios de la misma,
además porque pudieron escuchar un breve resumen sobre la obra y algunos datos
importantes sobre la vida de Jorge Isaac.
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3 .14 El cuento de todos
El grupo se dividió en equipos de seis personas.
Se les explicó la dinámica del juego que consistía en que cada equipo debía tratar de
terminar la historia que comenzara el profesor. El equipo que lo hiciera en menos
tiempo lo daba a conocer al grupo.
NOTA: El ejercicio se repitió varias veces. En cada ocasión se propusieron alternativas
nuevas. Por ejemplo:
a. Terminar la historia con un final feliz
b. Terminar la historia con un final trágico
c. Terminar la historia con un final absurdo
Por ejemplo:
La historia podía comenzar: “Erase una vez, un grupo de personas que estaban en el
campo, de repente, apareció un platillo volador y....”
El objetivo de esta dinámica es que el estudiante se anime a construir historias a partir
de otras, expresando su creatividad de manera verbal.
Obtuvimos historias muy interesantes y creativas en las cuales participaron todos los
estudiantes muy animados.
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3.15 Antes o después
Este taller consistió en tomar un cuento sencillo y dividirlo en fragmentos para que
luego los niños trataran de reconstruirlo.
Después de entregar al azar la fotocopia de un fragmento de un cuento se les pidió
que se reunieran en grupos de máximo 8 estudiantes.
En los grupos debían tratar de ponerse de acuerdo para hacer coincidir de forma
ordenada cada una de las partes.
Cuando se pusieran de acuerdo y la historia tuviera un principio y un final legibles,
cada integrante de los grupos leía el fragmento que le había correspondido para que
los demás escucharan la historia que su grupo creó después de haber ordenado los
diferentes fragmentos.
De esta forma se hizo una lectura participativa creada por ellos, de la cual surgieron
diversas historias que en su mayoría no tenían nada que ver con la original.
3.16 La historia disparatada
Se trataba de crear cuentos e historias de otras, improvisando la lectura de diferentes
párrafos o frases de otros libros imaginando nuevas situaciones.
Cada niño tenía un libro en sus manos, que abría y leía por donde quisiera, después
de leer su parte, continuaba otro compañero de forma rápida, siguiendo las
indicaciones del profesor.
Comenzamos el juego leyendo unas cuantas líneas escogidas al azar, luego invitamos
a seguir a uno de los niños con su propio libro para que leyera lo primero que
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encontrara y así sucesivamente, creando una nueva historia disparatada, mezclada,
quizás sin mucho sentido, pero original y divertida. Al finalizar, uno de los niños debía
resumirla o intentar relacionar todo lo leído y contarla con un sentido lógico.
Como era de esperarse, surgieron muchas historias que aunque parecían absurdas
fueron muy divertidas y los estudiantes participaron entusiasmados.
3.17 La palabra que hace historia
Este ejercicio consistía en inventar al azar y de forma divertida varias historias o
cuentos.
A cada niño se le asignó una palabra que debía incluir en la historia según lo que
fueran escribiendo sus compañeros. Todos los participantes debían ponerse de
acuerdo y colocar su palabra o frase en el lugar más oportuno, creando entre todos la
historia.
Ejemplo:
Con unas cuantas frases divertidas inventamos una divertida historia.
Una llave parlanchina. Un lápiz atlético.
Una margarita roja. Un perro salchicha.
Una manzana con gusano. El dedo gordo del pie.
La historia que surgió fue la siguiente:
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Yo era un lápiz atlético que presumía y me burlaba de la pinta que tenía el perro
salchicha, pues sabía que conquistaría de manera fácil y sencilla a la margarita roja,
con la ayuda de la llave parlanchina. Ella me ayudaría a despistar al dedo gordo del
pie dándole para comer una envenenada manzana con gusano. De esta forma me
libraría de todos y me casaría con la margarita roja.
Esta actividad demandó de los estudiantes un poco más de concentración, puesto que
debían pensar muy bien en qué posición poner la palabra para que la historia tuviera
sentido, al realizar la lectura en voz alta para todos.
3.18 Una historia con varios finales
Se le mostró a los niños una historia inacabada, cada uno debía escribir tres finales
diferentes que luego leería a sus compañeros para que eligieran el más adecuado.
Todos podían trabajar sobre la misma historia y así escoger el desenlace más creíble.
La actividad se inició leyendo en voz alta una historia y en el momento que se creyó
oportuno se detuvo la lectura. A continuación, y de forma individual, cada niño escribió
tres finales, tal como a ellos les gustaría que acabara la historia. Luego cada niño leyó
en voz alta las tres opciones, votaron los compañeros y escogieron el final que a ellos
les pareció más interesante, bonito y convincente.
Nota: en la actualidad existen libros donde se cuentan historias que aparecen
inacabadas, pero con tres finales escritos por el propio autor. El juego en este caso
está en el propio libro donde se deben leer las tres opciones que dan y quedarse con
una, al final del libro el propio autor explica con cuál de las tres respuestas se quedaría
él. Esto es lo que sucede en el libro Cuentos para jugar, de Gianni Rodari.
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Con la realización de esta actividad, pudimos observar que los niños tienen una gran
capacidad creadora y que al momento de inventar finales o cambiar ciertas partes a un
texto, resultan ser muy propositivos.
3.19 El cuento al revés
Basándonos en cuentos tradicionales cambiamos el papel y las características a los
personajes principales. Un personaje podía convertirse en agradable, temible, burlón.
Podían cambiarse también, las situaciones, si el cuento transcurría en un bosque de
repente podía cambiarse a una ciudad.
Para comenzar, cada estudiante debía seleccionar a los personajes principales de los
cuentos que iba a incluir en el suyo, pero les debía cambiar los papeles y las acciones
que habitualmente realizaban, por ejemplo:
-Caperucita ahora era la mala y el lobo el bueno.
-Pinocho fue fabricado por un herrero.
-El cerdito que derribó la casa del lobo.
Los estudiantes inventaron muchas combinaciones, después de las cuales debía leer su
cuento en voz alta ante el resto de los compañeros, quienes tenían como tarea
identificar los cambios y las alteraciones introducidas que el lector había realizado e ir
explicándolos y decir cómo era en el original.
Ejemplo:
Erase una vez un lobo bueno que iba a visitar a la bruja, prisionera en una casita de
chocolate, propiedad de Hansel y Gretel. El lobo le llevaba una cesta con frutas,
galletas y un pastel de chocolate que se lo había hecho su mamá.
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Esta actividad demandó mucha concentración ya que cada estudiante debía pensar en
las estrategias que iba a utilizar para confundir a sus compañeros. Al final, se
obtuvieron historias muy interesantes y graciosas.
3.20 Cuentos a oscuras
Se le pidió a los niños que procuraran mantener los ojos cerrados mientras les
contábamos una historia, así la visualizarían e imaginarían mejor.
Primero que todo, debía crearse un clima agradable que facilitara que los niños cerraran
sus ojos. En una situación cómoda y en silencio, utilizando un tono de voz agradable, se
les narró un pequeño cuento o historia. Una vez finalizado y nuevamente con los ojos
abiertos, les formulamos algunas preguntas para responder individualmente sobre lo
que se habían imaginado.
Las preguntas estaban relacionadas con el lugar donde transcurría la acción, cómo era,
tamaño, forma, decoración; cómo estaban vestidos los personajes; llovía o hacía sol; si
los protagonistas le recordaban a alguien conocido, qué expresión tenía su cara, qué
veían y otras cuestiones parecidas.
Con este ejercicio se puso a prueba el grado de imaginación de cada niño y se
experimentó cómo cambian las cosas simplemente por cerrar los ojos, estar en silencio
y concentrarse en lo que están oyendo.
También este es un ejercicio que les ayuda a los estudiantes que se distraen fácilmente
a aprender a concentrase durante un periodo de tiempo más prolongado.
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3.21 Juego leyendo
Esta actividad consistió en realizar varias pruebas de lectura dirigida para que los niños
aprendieran jugando, se divirtieran y se dieran cuenta de cómo leen, del significado de
las palabras, si las entienden, y de si su vista responde correctamente.
Para realizar este ejercicio, se debía cronometrar un minuto de lectura a cada niño. Una
vez leído debían contarnos lo que habían entendido y luego los oyentes.
Después intentarían leer el mismo texto poniendo acentos diversos o diferentes tonos
de voz, usando nuevamente el cronómetro para ver si lo realizaban en tiempo igual o
superior. Por ejemplo, podían leer imitando a un periodista radiofónico. Sin dejarse ver
de sus compañeros, pues la atención debía ser captada sólo con la voz, hablando sin
pausas prolongadas y transmitiendo el máximo de información en el menor tiempo.
Con este juego lo que se pretendía, era que los niños se interesaran por leer no sólo
libros, sino también periódicos, letreros, folletos informativos, etc., y que comprobaran
que toda lectura es información, comunicación y el mejor medio para aprender.
Se notó que algunos estudiantes tienen aún muchas dificultades para manejar
adecuadamente su voz y que les resulta complicado leer de forma rápida
comprendiendo el contenido de lo que leen.
3.22 Palabras raras
Ubicamos en tres columnas una serie de palabras poco habituales.
Los niños debían comenzar a leerlas en voz alta por el final de la tercera columna, hacia
arriba, de forma que la última palabra leída fuera la primera de la primera columna.
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Leer la primera y la tercera palabra, salteando o dejando sin leer la del medio, así las
tres columnas. Leer la columna del medio, después la primera columna y por último la
tercera.
Intentar decir, sin ver el papel, las palabras que recordaran en total.
Este ejercicio no tuvo mucho éxito, pues los estudiantes se confundieron con el orden
en el que debían leer las palabras de las tres columnas y no consiguieron retener una
cantidad considerable.
3.23 Lectura movida
Dimos a cada niño una tarjeta con cinco líneas.
Cada niño por turno leyó la línea que le fue indicada. Leyeron todos a la vez y después
se comprobó si habían entendido algo de lo que habían dicho sus compañeros.
Leyeron tapándose la nariz y luego comprobaron si los compañeros habían entendido
algo.
Leyeron sólo las palabras que comenzaban con una determinada vocal o consonante.
Cada niño se movía dando saltos o realizando movimientos mientras leía su tarjeta, así
comprobaron lo difícil que es leer moviéndose.
De las actividades que se realizaron en este ejercicio podemos decir que la que los
estudiantes entendieron con menos dificultad fue la de realizar la lectura tapándose la
nariz, por que las otras presentaban mayor dificultad para ser entendidas.
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3.24 Hablamos en público
Este juego consistía en leer o hablar delante de otras personas, aprendiendo a
dominar el tono de voz, los gestos, expresiones, miedos y otras circunstancias que
varían según el lugar, la persona que habla, a quién se dirige y el tema tratado.
Motivamos a los niños para que prepararan un tema y se dispusieran a realizar la
actividad controlando los nervios y los miedos, como algo útil para ellos ya que nadie
los iba a calificar ni a juzgar sobre lo que dijeran.
Preparamos un pequeño estrado creado para este fin, a donde se dirigieron los niños
de forma individual y voluntaria, para hablar durante un tiempo mínimo de cinco minutos
sobre temas escogidos libremente (familia, amigos, juegos, deportes, un libro, una
película…). El público debía estar en silencio respetando lo que dijera su compañero
cuando hablaba.
De esta manera, a los niños se les facilita expresarse libremente delante de los demás
para aprender a controlar los gestos, a manejar su voz, las repeticiones, la utilización de
muletillas. Lo que menos cuenta es el tema del que hablen, lo que más, el modo, cómo
se sientan, si se distraen, si están nerviosos, si le dan corte o se sienten incapaces de
dirigirse a sus compañeros.
Realmente se lograron óptimos resultados, puesto que al no sentirse cohibidos se
mostraron más relajados y seguros de sí mismos al poder hablar sobre temas de su
interés.
3.25 El cuento contado por todos
En esta actividad los niños participaron en la lectura de una historia que primero debían
ordenar y luego leer teniendo en cuenta la ilustración.
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Escogimos una historia que después se dividió en tantos párrafos como niños estaban
participando en la actividad, siendo condición necesaria que por cada párrafo los
estudiantes debían añadir una ilustración.
Las ilustraciones debían ser puestas en orden en una pared, cada ilustración estaba
numerada. A continuación se repartieron los diversos párrafos de forma desordenada
entre los participantes. Estos debían leerlo y buscar cuál era la ilustración que ellos
creían que acompañaba a su texto, luego se colocaron delante de su ilustración.
Cuando todos los niños relacionaron su texto con su dibujo y estuvieron ubicados por
orden delante de cada uno de ellos comenzaron a leer la historia en voz alta,
dirigiéndose al público y mirando a la vez hacia su dibujo.
Los niños fueron muy creativos a la hora de relacionar las imágenes con los textos, sin
embargo, unos fueron más sagaces al momento de argumentar mientras otros se
mostraron más tímidos, inseguros y menos expresivos.
3.26 El juego de las dramatizaciones
El primer paso que realizamos en esta dinámica fue la siguiente:
Elegimos un poema donde intervenían varios personajes (poema de Rafael Pombo.
Mirringa Mirronga) para ser dramatizado.
Cada uno leyó el poema en silencio, luego el profesor lo leyó en voz alta e identificaron
los acontecimientos o situaciones en que se relacionaron los hechos, luego se
dividieron los estudiantes y se establecieron diferentes escenas de acuerdo a su
ingenio y creatividad.
62
Empezaron por caracterizar los personajes: su forma de andar, de hablar, gestos y
también crearon diálogos. De esta manera improvisaron cada escena colocando cada
grupo un desenlace diferente.
Al realizar este ejercicio observamos cómo muchos estudiantes tienen un gran talento
para el teatro y cómo lo disfrutan al querer ser ellos el personaje que más habla o más
interviene. También pudimos notar cómo algunos niños no dramatizaron, sólo cumplían
su labor de leer la parte que les correspondía sin hacer exageraciones, muecas o
gestos.
3.27 El juego de las retahílas
Se le entregó a cada estudiante varias retahílas y entre todos seleccionaron la que
quisieron aprender.
La dinámica consistía en leer en voz alta cada uno la retahíla escogida, luego a solas y
en silencio debían aprenderla para posteriormente realizar apuestas con sus amigos
para ver quién la decía más rápido y sin omitir ningún elemento.
No mires que nos miran
Nos mira que nos miramos
Miremos que no nos miran
Y cuando no nos miren
Nos miraremos.
Porque si nos miramos
Descubrir pueden
Que nos amamos.
Este trabajo, lo realizamos también con trabalenguas y con tercetos utilizando la misma
dinámica en cada uno.
63
Fue muy interesante al elaborarlo, puesto que si bien algunos se les dificultaba decir los
trabalenguas, tenían gran facultad para decir la retahíla, contrario a otros que se les
dificultó la retahíla, más no el trabalenguas. En todos los casos observamos que los
niños se divertían y a pesar de que hubo unos pocos que se mostraron más tímidos, no
se puede negar que se divirtieron en gran manera y poco a poco se iban soltando más,
dejando a un lado su timidez cada vez que se repetía la dinámica con un texto diferente.
3.28 El poema incompleto
Este ejercicio se trató de lo siguiente:
Sólo de leer en voz alta y dos veces. La primera se leyó el poema tal y como estaba en
el texto, y la segunda, debían leerlo completando la sílaba que hacía falta-
La sombra se despren__
De de las botas del ena__
No la ve, está comien__
Doce costillas de va__
Camina la sombra so__
La calle grita a su pa__
-Sombra. Sombra del ena__
No te escapes de su la__
Al realizar ejercicios sólo de lectura nos percatamos de la disposición que tienen
algunos para leer mientras que otros no, bien sea por su timidez o nerviosismo, razones
que ellos mismos manifestaron.
64
3.29 Batalla de la lectura
Se eligió de un texto un párrafo breve, cada uno lo leyó respetando los signos de
puntuación y leyendo con entonación. Una vez leído se inició la batalla de la lectura.
Todos se pusieron de pie, un participante comenzó la lectura del texto escogido, si
cometía un error por insignificante que fuera debía parar y darle paso a otro estudiante
para que empezara a leer. El menor error descalificaba al estudiante; sólo podía
sentarse quien leyera sin equivocarse. El juego se continuó hasta cuando todos leyeron
correctamente y pudieron sentarse.
Este juego se prolongó más de lo planeado, puesto que los estudiantes se equivocaron
con frecuencia, motivo que nos llevó a repetir varias veces la actividad. Sin embargo en
cada intento lo hacían mejor buscando no tener que permanecer de pie más tiempo.
3.30 Visitando la biblioteca
Se realizó una visita a la biblioteca del Banco de la República con el propósito de que
los estudiantes tuviesen contacto con los libros y que tuvieran la oportunidad de
participar de las actividades de lectura que son realizadas continuamente en este lugar
y que motivan en los niños el interés por la lectura.
Con esta experiencia pudimos darnos cuenta que los estudiantes responden a este tipo
de actividades extraclase de forma satisfactoria ya que les ayuda a alimentar su gusto
por la lectura, pues todos participaron muy animados de cada actividad realizada.
65
Capítulo 3
1. Propuesta
La enseñanza de la lectura es sin duda una de las mayores responsabilidades de la
escuela. La lectura constituye una herramienta indispensable para el avance escolar en
el dominio de muchos otros conocimientos ya que no sólo se la emplea dentro de las
aulas para el estudio sistemático de los contenidos escolares, sino que también se
utiliza fuera de ellas como medio para entretenerse, informarse, reflexionar, confrontar
opiniones, investigar o profundizar acerca de temas interesantes o necesarios para
fines diversos. Pero la lectura en voz alta es la que más cuesta. Hemos comprobado
que muchos niños comprenden perfectamente el sentido de un texto pero son
incapaces de leerlo en voz alta con fluidez, acentuando correctamente las palabras,
haciendo las pausas que corresponden y sin deletrear o silabear. El proceso de lectura
silenciosa y construcción de significados es mucho más rápido que el habla y, a
menudo, se niegan a leer en voz alta, conscientes de sus errores.
Para que un niño se sienta implicado en la tarea de lectura o simplemente para que se
sienta motivado hacia ella, necesita tener algunos indicios razonables de que su
actuación será eficaz, o cuando menos, que no va a consistir en un desastre total. No
se puede pedir que tenga ganas de leer aquel para quien la lectura se ha convertido en
un espejo que le devuelve una imagen poco favorable de sí mismo. Sólo con ayuda y
confianza la lectura dejará de ser para algunos una práctica abrumadora y podrá
convertirse en lo que siempre debería ser: un reto estimulante. Un factor que sin duda
contribuye a que se encuentre interesante leer un determinado material consiste en que
éste ofrezca al estudiante unos retos que pueda afrontar.
66
Por otra parte, es necesario que el niño sepa qué hacer, que conozca los objetivos que
se pretende que logre con su actuación, que sienta que es capaz de hacerlo, que
piense que puede hacerlo, que tiene los recursos necesarios y la posibilidad de pedir y
recibir la ayuda precisa y que encuentre interesante lo que se le propone que haga.
Sólo cuando comprende el propósito de lo que va a hacer, cuando lo encuentra
interesante, cuando desencadena una motivación intrínseca y cuando se siente con los
recursos necesarios para realizar una tarea, le encuentra sentido y, entonces le puede
atribuir significado. El autoconcepto y la autoestima influyen poderosamente en la
capacidad de darle sentido al reto que supone leer y aprender; y, recíprocamente que
los resultados que se obtienen de esta tarea contribuyen a conformar tanto el
conocimiento que se tiene de uno mismo como el grado en que cada uno se valora.
Uno de los objetivos de la lectura es poder comunicar un texto a un auditorio, y en este
tipo de lectura los aspectos formales son muy importantes; por ello, un lector experto
jamás leerá en voz alta un texto que no haya leído previamente, o para el que no
disponga de conocimientos suficientes. La lectura eficaz en voz alta requiere la
comprensión del texto, como ocurre con la lectura rápida, que es un producto, y no un
requisito, de la comprensión. Si se lee en voz alta, sin lectura silenciosa previa, se
resentirá la comprensión, porque en ese momento le van a preocupar otros aspectos
como la entonación, respeto por la puntuación, claridad en la dicción..., pero a la vez es
bastante probable que se tenga problemas también en la oralización. Todos estos
aspectos se resuelven mucho mejor si el texto que se ha de leer es previamente
conocido.
Como lo hemos venido repitiendo insistentemente a lo largo de este trabajo, nuestra
propuesta se enfoca hacia la búsqueda de una estrategia de animación lectora, y esa
estrategia que proponemos es precisamente la lectura en voz alta.
Hemos querido rescatar la importancia de la lectura en voz alta, dado a que la práctica
de este tipo de lectura está cayendo en desuso y es cada vez menos frecuente en las
aulas de clase, tal vez por la premura del tiempo y porque muchos docentes están más
67
interesados en desarrollar contenidos y en alcanzar la culminación de un plan de
estudios que en crear hábitos y formar niños lectores.
Las experiencias adquiridas en el transcurso del desarrollo del trabajo, son las bases
sobre las cuales hemos construido nuestra propuesta, puesto que los resultados
adquiridos han sido satisfactorios, aunque no suficientes, se constituyen en la prueba
de lo que puede alcanzarse y lograrse, cuando se trabaja a tiempo, pues contagiar el
gusto y el interés por la lectura para formar un hábito lector, es un proceso que debe
empezarse desde temprana edad.
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2. Recomendaciones para realizar lecturas en voz alta
Debemos tener en cuenta que no hay marcas en la escritura que indiquen el ritmo
adecuado para la lectura de un texto. Tampoco existen normas fijas sobre el valor de
cada signo de puntuación. No olvidemos que la lectura de los silencios es tan
importante como la lectura de las palabras ¿Entonces cuánta suspensión implica una
coma o un punto? La escritura tampoco tiene marcas que indiquen volumen de voz o
intención de lo que se afirma, se interroga o se ordena, para sólo señalar algunos
ejemplos de lo que puede evidenciar la voz de quien lee. Un lector capaz de realizar un
trabajo de ese tipo muestra que está atribuyendo un sentido a lo que lee a partir de los
indicios que percibe de la obra. Ese lector ha dado un salto de lo literal a lo
interpretativo y los que lo escuchan son testigos de ese hacer ignorado para quien leer
es sólo repetir un conjunto de marcas por demás precarias.
Leer en voz alta permite distinguir entre aquello que es fijo: las palabras, la sintaxis, el
tema, las ideas y lo que siempre está en fuga, lo que se escapa, eso que llamamos
significación.
Por otra parte, la voz de quien lee ayuda también a tender un puente entre la oralidad,
siempre presente, siempre situada y la escritura, siempre más distante, siempre reflejo
de un tipo de pensamiento más modelado al que hay que saber ingresar.
La selección de los textos a compartir, ayuda a romper el prejuicio bastante extendido
de que existen un conjunto de obras que “hay que leer” porque “son las mejores”
porque indican “el avance” o “la madurez” del lector o porque tienen un carácter
formativo en sí y por lo tanto proporcionan un placer o goce superior.
Las personas que están iniciando sus contactos con la lectura o las que a lo largo de su
vida escolar sólo se han relacionado con aquellos textos de lectura obligada, en general
opinan negativamente de sí mismos como lectores. Consideran que leen mal o que no
leen o que no han leído lo que “hay que leer”.
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Cuando el docente o cualquier adulto mediador pone a disposición del grupo un poema,
un cuento o un fragmento de una novela no porque forme parte de un programa de
estudio o porque su autor haya sido reconocido por el motivo que sea, sino porque
conoce al grupo y sabe que la lectura de ese texto puede conmover, las cosas cambian
radicalmente. Ya no habrá canon al que atenerse, sino una bolsa del juglar siempre
renovada, atenta a los intereses, a las oportunidades y a la sensibilidad de las personas
con las que esté dispuesto a intercambiar, apoyándose en la lectura, ideas,
sentimientos y emociones, tanto propias como ajenas.
2.1 Durante la lectura en voz alta
Al igual que en la narración, para realizar lectura en voz alta debemos escoger un texto
narrativo breve, adecuado a la edad y a los intereses del auditorio, conocerlo y
comprenderlo. Además, habrá que seleccionar el vocabulario que se considere
desconocido para los niños y antes de empezar la lectura –para evitar interrupciones
durante ella-, explicar por medio de juegos el significado de las palabras nuevas. Esto
puede hacerse durante las primeras sesiones, después se debe alentar a los niños para
que encuentren el significado de una palabra nueva, por el contexto.
Durante la lectura en voz alta se debe:
Elevar el volumen de la voz de acuerdo con el número de oyentes y el tamaño y
características del lugar de reunión.
70
Pronunciar las palabras con claridad y modular la voz procurando que el tono no
sea plano.
Hacer ademanes y gestos discretos, pero elocuentes.
Despegar la vista del libro de vez en cuando y mirar al auditorio; de no hacerlo,
los niños sentirán al lector muy alejado de ellos.
Moverse discretamente, no permanecer parado en el mismo lugar.
Mostrar emociones y que se está disfrutando de la lectura.
2.2 Durante la narración oral
La narración oral es una comunicación directa entre el narrador y su auditorio, es un
arte que requiere preparación. Se debe interiorizar en el texto para poder conservar la
belleza de éste e imprimir fuerza a nuestra interpretación personal. Conviene preparar
narraciones breves, de acuerdo con la edad y los intereses del auditorio, conocerlo y
comprenderlo. No se requiere memorizar lo que se va a narrar pero sí se tendrá que
practicar la narración cuantas veces sea necesario.
Durante la narración debemos:
Dar vida al texto a través del lenguaje del cuerpo.
71
Interpretar a los diferentes personajes con cambios de voz, si así lo deseamos.
Modular la voz, llevar un ritmo adecuado.
Pronunciar con claridad pero, más aún, sentir, disfrutar y compartir la narración
con los oyentes.
No olvidar dirigirse a todo el auditorio, no fijar la vista siempre en las mismas
personas, narrar el cuento, la leyenda, etc, completo y decir su título y el
nombre de su autor.
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3 Una clasificación del tiempo para realizar lecturas en voz alta
El hecho de leer contiene muchos requisitos y el ejercicio de hacerlo en voz alta
demanda entre muchas otras cosas, tiempo. Al momento de hablar de tiempo
podríamos referirnos a que éste se distribuye según los momentos en que como
lectores preparamos los textos, nos preparamos nosotros mismos y preparamos el
público. Hemos realizado una clasificación del tiempo teniendo en cuenta nuestra
experiencia:
3.1 Tiempo para observar
Al realizar una lectura en voz alta, es necesario tener en cuenta que se tiene un
texto visible, y que a los oyentes, sobre todo si tenemos en cuenta que este proyecto
se aplica con niños, les puede gustar ver el libro mientras escuchan la lectura. Con
frecuencia, cuando una historia les ha gustado, quieren volver a escucharla, o hasta
leerla por su cuenta. A la hora de programar una lectura en voz alta, estos puntos
deben ser considerados y es conveniente hacernos las siguientes preguntas:
¿De qué manera podrán los oyentes ver el texto si ellos lo desean?
¿Habrá ejemplares del libro disponibles en caso de que lo quiera leer después?
¿Puede distraerlos del propósito buscado el hecho de que haya ejemplares a la mano?
3.2 Tiempo para preparar
Nunca debemos leer a los niños una historia que nosotros mismos no hayamos leído
previamente. ¿Por qué no? Primero, porque si no conocemos bien lo que sigue en el
texto, podemos encontrarnos leyendo algo que nos resulte inapropiado o hasta
embarazoso. En segundo lugar, porque muy pocas personas tienen suficiente destreza
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para leer un texto a primera vista como para darse el lujo de no preparar la lectura con
anterioridad.
Palabras y expresiones que podemos “decir”, pueden resultar bastante más
complicadas a la hora de ser leídas en voz alta. Si las seleccionamos con cuidado y
preparamos bien el texto, nos podríamos dar el lujo de relajarnos mientras hacemos
una lectura en público, entregándonos plenamente a las palabras y gozándolas tanto
como esperamos que los demás lo hagan. Así, podemos dejar que la sesión misma
vaya tomando cuerpo y forma porque, pase lo que pase, nos sentiremos seguros con el
texto. Podremos escuchar o hablar; permitir interrupciones o no; hacer una pausa o
continuar; terminar antes de lo previsto o extendernos aún más.
3.3 Tiempo para practicar
Por último, consideramos necesario, tener un tiempo para practicar. Después de haber
escogido el cuento que deseamos leer, debemos realizar la lectura de éste una y otra
vez y luego analizarlo. ¿Qué hay en el cuento que haya atrapado nuestro interés y que
pueda atrapar el de los niños? ¿Será el humor? ¿El ingenio de la trama? ¿Cuál es su
tono?
El haber aislado conscientemente el encanto y el tono general del cuento, influirá en la
narración que realizaremos. ¿Dónde está el clímax? ¿Cuáles son los giros de frases
que queremos recordar para hacer los énfasis necesarios a la hora de leer el texto?
74
4. Conclusiones
La lectura en voz alta es una de las mejores estrategias para formar lectores. El objetivo
es contagiar el gusto por la lectura y los libros, más que buscar una lectura de
comprensión, sin embargo es casi seguro que cuando se proyecta esa emoción en los
oyentes, la comprensión vendrá como un valor agregado.
El trabajo realizado con los estudiantes del Liceo Taller San Miguel y del Liceo Bilingüe
el Poblado, nos permitió llegar a las siguientes conclusiones:
v Después de la narración o lectura en voz alta, se sugiere esperar unos segundos
antes de dar cabida a los comentarios, para que los niños terminen de asimilar y
disfrutar lo que acaban de escuchar.
v Es mejor no mostrar las ilustraciones de los cuentos, sino hasta después de
preguntarles cómo se imaginan a los personajes y lugares; así el niño podrá,
libremente, crear sus propias imágenes.
v Para la lectura o la narración, se sugiere, cuando se trabaje con grupos,
acomodar las sillas en semicírculo para estar en contacto directo con ellos.
v Durante las actividades, sobre todo al principio, es natural encontrar niños muy
inquietos. No hay que exigirles que estén callados y sin moverse; poco a poco
irán desarrollando el arte de escuchar.
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v Para enriquecer la narración y la lectura en voz alta, al terminar éstas hay que
propiciar los comentarios, preferentemente espontáneos, acerca de los textos
leídos.
v De ninguna manera se deberá forzar a los niños a responder preguntas
específicas como: ¿Quién es el personaje principal? ¿Por qué sucedió esto o lo
otro? Esto destruye el natural deleite de los niños por la narración o la lectura en
voz alta. Se les debe permitir cualquier comentario que quieran hacer. En el caso
de que no deseen hacer ninguno de inmediato, se les debe tiempo para que
reflexionen y vivan interiormente el cuento.
v Debe prevalecer una atmósfera plena de sinceridad, que permita que los niños
expresen libremente y sin reservas sus opiniones personales.
v Para iniciar comentarios se debe esperar a que los niños manifiesten alguna
opinión. Si no lo hacen podremos hacer algunos comentarios personales tales
como: “A mí me gustó mucho el perro flaco, ¿y a ti?” “El gato del cuento es muy
valiente y tierno, ¿verdad?” “¿Conoces a alguien que se parezca al personaje del
cuento? Entre otros.
v Después de los comentarios es bueno invitar a los niños a recrear los cuentos
que escucharon, de diferentes formas, por ejemplo, ellos pueden realizar
expresiones gráficas como dibujos, collages, caricaturas, etc.; también por medio
de expresiones plásticas como modelados en plastilina y maquetas; a través de
juegos de imitación y mímica, de representaciones dramáticas, títeres, máscaras,
disfraces, acertijos, etc.
v La narración oral, la lectura en voz alta y las actividades gráficas, plásticas o
dramáticas, son técnicas y actividades en las que se apoyan los juegos de
lectura. Por lo tanto, deberán desarrollarse de una manera lúdica para que el
76
niño esté alerta, disfrute las sesiones y sienta el deseo de leer también en otros
espacios.
v Es necesario pensar en los niños. Reflexionar si les gustará la lectura que
deseamos realizar y si ésta está de acuerdo a su edad e intereses. Considerar si
comprenderán el lenguaje, la trama, y los conceptos del texto.
v Planear el tiempo de lectura es muy importante. Hay que tener en cuenta si el
texto que vamos a leer abarca el tiempo que vamos a destinar para leer en voz
alta. Es preferible leer un texto breve completo cada vez, y si es más largo,
dividirlo en partes que abarquen cada lapso de lectura. Esta planeación es
aproximada.
v Practicar varias veces la lectura de la narración elegida puede ser de mucha
ayuda. Puede ser a solas y en silencio: imaginar el lugar y los acontecimientos
de la historia, las características de los personajes (diversos estados de ánimo
que deberán ser reflejados en nuestra voz). Esto nos permitirá percibir cuándo el
relato es lento y cuándo es rápido.
v Hacer una pequeña introducción es una buena forma de crear expectativas en
los niños. Contarles por qué nos gustó esa narración en particular, cómo llegó a
nuestras manos, qué nos hizo sentir esa lectura. Anticipar algún dato que pueda
servir de “gancho” para interesar a quienes nos van a escuchar.
v Marcar de una manera natural las expresiones corporales o faciales que tengan
que ver con la trama. Hacer silencios cortos en una parte tenebrosa, o antes del
final, si es sorpresivo.
77
v Desplazarse caminado, no estar en un solo lugar, y de cuando en cuando mirar
a cada uno de los oyentes (cada vez a diferentes), como diciendo: “Te leo a ti”. Al
mirarlos también uno se da cuenta si están interesados o aburridos.
v No interrumpir la lectura con comentarios que no tengan nada que ver con ella.
Si se hace, que sea para enriquecerla: motivando a los oyentes para que
interactúen con la lectura, como preguntar si alguien sabe el significado de
alguna palabra realmente dudosa, o preguntar ante una situación de expectación:
“¿Qué creen que pasará ahora?”, “¿Qué opinan de determinado personaje?,
simplemente escuchar comentarios al vuelo, sin emitir juicios o que en medio de
la lectura se desarrolle un debate.
v Así como se les da la oportunidad de leer a los que voluntariamente quieren
hacerlo, también debemos buscar las estrategias para lograr que aquellos niños
más tímidos se atrevan a participar de la lectura en voz alta.
v es importante brindar confianza a los niños, que no se sientan juzgados o
señalados cuando al realizar la lectura de un texto ante el grupo, no lo hagan de
forma adecuada, por ejemplo: leer sin entonación, sin tener en cuenta los signos
de puntuación, con arritmia, sin un adecuado volumen de voz, entre otros; son
aspectos hallados con frecuencia, que si bien, no debemos dejar pasar por alto;
es nuestra labor hacer una corrección apropiada de manera que la motivación a
participar no vaya a decaer sino que sea cada vez mayor.
v Es importante aclarar que no pretendemos que los niños lean en voz alta a otros
niños todo el tiempo, si bien, este es un ejercicio que puede practicarse, lo que
buscamos es brindarles una oportunidad para que los niños lean y tengan algún
contacto con el maravilloso mundo de la lectura.
78
v Por último, que los niños lean en voz alta no es un fin en sí mismo, sino una
manera más de desarrollar el gusto por la lectura y, sobre todo, el gusto por la
palabra: la palabra leída, la palabra en nuestra boca, en la boca de los
compañeros. La palabra que aquí suena dulce; allá, tímida; allá, demasiado
fuerte; en otro, quebrada por la emoción o el susto. En suma, el pensamiento y el
sentimiento hechos sonido. después de todo leer es descubrir, conocer, y esta
necesidad, de conocer, de explorar incluso lo que está prohibido para ellos, es un
apetito innato y está vivo dentro del niño. Simplemente tenemos que despertar
estas inquietudes, de esta forma nos aseguraremos que su satisfacción mediante
la lectura se convierta en una vía privilegiada de acceso al placer del
descubrimiento.
79
Bibliografía
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§ TRELEASE, Jim. Manual de la lectura en voz alta. Traducción: Juan Pablo
Hernández. Funda Lectura. Bogotá, 2004.
82
TABLA DE CONTENIDO
Introducción…………………………………………………………………………….Pág. 1
Capítulo 1 Marco teórico……..……………………………………………………….Pág. 9
1. La voz………………………………………………………………………..............Pág. 9
1.1Características de la voz…………………………………………………………Pág.9
1.2 Mecanismos de la voz…………………………………………………...............Pág.10
1.3 La respiración…………………………………………………………….............Pág.11
1.4 Cualidades físicas de la voz…………………………………………………….Pág.11
1.4.1 Intensidad………………………………………………………………………..Pág.11
1.4.2 Tono……………………………………………………………………..............Pág.11
1.4.3 Timbre……………………………………………………………………………Pág.11
1.5 La voz hablada y la voz cantada……………………………………………….Pág.13
1.5.1 La voz en la lectura………..........................................................................Pág.15
1.6 ¿Por qué leer en voz alta?............................................................................Pág.15
1.6.1 Importancia y beneficios de la lectura en voz alta………………………Pág.15
1.6.2 Aspectos a tener en cuenta cuando se lee en voz alta….......................Pág.16
2. La literatura: una oportunidad para descubrirnos……………………….....Pág.19
2.1 Breve historia de la lectura en voz alta……………………………………....Pág.20
3. Motivación………………………………………………………………………….Pág.24
3.1 Tipos de motivación…………………………………………………………......Pág.26
83
3.1.1Motivación intrínseca……………………………...........................................Pág.26
3.1.2. Motivación interna…………………………………………………………….Pág. 26
3.1.3 Motivación extrínseca………………………………………………...............Pág.27
3.2 La lectura en voz alta como motivación………………………………………Pág.28
3.3 La motivación en los niños a través de la lectura en voz alta...................Pág.31
Capítulo 2 …………………………………………………………………………..Pág. 34
1. La lectura en voz alta como juego…………………………………….....Pág.34
2. El taller de lectura…………….……………………………………………..Pág.38
3. Talleres de lectura en voz alta…………………………………………….Pág.41
3.1 La narración de cuentos………………………………..............................Pág.41
3.2 Juego del yo-yo……………………………………………………………...Pág.41
3.3 Adivina Adivinanza…………………………………………………….…...Pág.42
3.4 El juego de los trabalenguas……………………………………………...Pág.43
3.5 La caja de la fantasía………………………………………………………..Pág.45
3.6 Las palabras diferentes……………………………………………..……...Pág.47
3.7 A quién le toca leer…………………………………………………. ……...Pág.47
3.8 Notitas de amor…………………………………………………….. …….. .Pág.48
3.9 Entrevistando a mi profesor ………………………………………………Pág.49
3.10 Imagino, narro y creo…………………………………………………….....Pág.49
84
3.11 Haciendo mi propio periódico…………………………………………… Pág.50
3.12 Me divierto leyendo…………………………………………………………Pág.51
3.13 La lectura inolvidable……………………………………………………….Pág.51
3.14 El cuento de todos ………………………………………………………….Pág.52
3.15 Antes o después…………………………………………………….............Pág.53
3.16 La historia disparatada……………………………………………………..Pág.53
3.17 La palabra que hace historia……………………………………………... Pág.54
3.18 Una historia con varios finales…………………………………… ……...Pág.55
3.19 El cuento al revés……………………………………………………………Pág.56
3.20 Cuentos a oscuras………………………………………………….............Pág.57
3.21 Juego leyendo……………………………………………………………… Pág.58
3.22 Palabras raras………………………………………………………………. Pág.58
3.23 Lectura movida……………………………………………………………... Pág.59
3.24 Hablamos en público………………………………………………………. Pág.60
3.25 El cuento contado por todos……………………………………………….. Pág.60
3.26 El juego de las dramatizaciones…………………………………………….Pág.61
3.27 El juego de las retahílas………………………………………………………Pág.62
3.28 El poema incompleto…………………………………………………………..Pág.63
3.29 Batalla de la lectura……………………………………………………………Pág.64
3.30 Visitando la biblioteca……………………………………….………………Pág. 64
85
Capítulo 3………………………………………………………………………Pág. 65
1. Propuesta………………………………………………………………Pág. 65
2. Recomendaciones para realizar lecturas en voz alta……………Pág.68
2.1 Durante la narración en voz alta…………………………………..…Pág.69
2.2 Durante la narración oral…………………………...…………………Pág.70
3. Una clasificación del tiempo para realizar una lectura……...…..Pág.72
3.1 Tiempo para observar…………...…………………………………….Pág.72
3.2 Tiempo para preparar……………………...…………………………..Pág.72
3.3. Tiempo para practicar………………………………..………………..Pág.73
4. Conclusiones………………………………...………………………….Pág.74
5. Bibliografía……………………………………………...……………….Pág.78
Anexos
Resumen
Trabajo de grado “La lectura en voz alta: una buena estrategia de animación a la
lectura”
Actualmente se observa con tristeza cómo los estudiantes de básica primaria y de
bachillerato no sienten una motivación hacia la lectura, no es frecuente entre ellos leer
por diversión, entretenimiento ni, mucho menos, como una manera usual o cotidiana de
adquirir información y conocimiento. Como docentes tenemos la tarea de despertar en
los niños y niñas ese interés por la lectura y se considera que la etapa propicia para
alcanzarlo es desde sus primeros años escolares. Consideramos que esa “apatía”
podría evitarse si acostumbramos a los estudiantes a leer diferentes tipos de textos
desde los más llamativos por sus ilustraciones hasta los documentos más serios.
Sin embargo, en muchas ocasiones al escuchar leer a los niños lo hacemos con
desconcierto, puesto que la lectura que ellos hacen no tiene entonación, no respetan
los signos de puntuación y es notable que en sus casas es poco el tiempo que le
dedican a la lectura. En la mayoría hay dificultad para interpretar lo que leen, o si lo
interpretan lo hacen de una manera muy breve y literal, repitiendo el mismo contenido
de lo leído y ahorrando toda clase de detalles.
Mucho se ha dicho acerca de que los niños deben adquirir un verdadero amor por la
lectura entre los siete y los catorce años, si se desea que desarrollen hábitos duraderos
en este campo. No obstante, para motivar la lectura, debemos mostrar a los
muchachos la utilidad que tiene en la vida práctica, así como el enriquecimiento
espiritual que ofrece. En este aspecto es claro también que el docente que tenga bajo
su cargo esta responsabilidad debe ser un buen lector, para constituirse también en un
ejemplo, pero no es esa la realidad porque hay que reconocer que son pocos los
maestros que tienen como hábito la lectura. Y es que el gusto y el amor por la lectura
no se enseñan, se contagian. Lo que queremos proponer en el proyecto “La lectura
en voz alta: una buena estrategia de animación a la lectura”, puesto que hemos
visto los resultados, es precisamente el hecho de contagiar ese gusto por la lectura
utilizando una herramienta valiosísima con la que contamos como seres humanos,
nuestra voz, por lo tanto, nuestra propuesta se enfoca hacia el rescate de la lectura en
voz alta, dentro del aula de clase, en familia, entre amigos, ejercicio al que en la
actualidad se le ha restado importancia.
Con nuestra propuesta, pretendemos mostrar que la lectura es voz alta es una muy
buena estrategia para animar a los niños a leer, y de esta manera tal vez aportar a esa
formación de un hábito lector en los niños, y esto desde el maestro como motor
principal, quien desde el aula de clase debe emprender la difícil tarea de despertar en el
educando el interés por leer, motivándolo a través de la lectura en voz alta y valiéndose
de ésta como herramienta para animar a los más apáticos.
En este trabajo encontraremos temas relacionados con la voz, su importancia,
características y cualidades, factores que nos conducirán a enfatizar sobre el tema
central de este proyecto “La lectura en voz alta: una buena estrategia de animación
a la lectura”. También, un breve recorrido histórico que nos llevará a conocer los inicios
de la lectura en voz alta y los interesantes acontecimientos que dieron pie a un arte que
hoy en día está tan relegado.
Igualmente, una serie de talleres aplicados con los niños y niñas de dos colegios de la
ciudad de Pereira, los cuales están enfocados a incentivar en los estudiantes el interés
por la realización de lecturas en voz alta como también la comprensión e interpretación
de las mismas; ya que el éxito de una buena lectura en voz alta depende también de la
asimilación de lo leído, no sólo por parte de los oyentes sino también por parte del
lector, quien tiene en sus manos el resultado (bien sea negativo o positivo) de lo leído.
Por último, aparecen las conclusiones en las que se hace una especie de evaluación
del trabajo realizado y algunas sugerencias de lo que consideramos, se debe tener en
cuenta al momento de realizar diferentes actividades de lectura en voz alta, así como
material anexo conformado por fotografías y videos, que sirven como evidencia del
trabajo realizado.