trabajo fin de grado probióticos - biblioteca de la … · 2017-03-23 · andrea santamaría...
TRANSCRIPT
Andrea Santamaría Melgosa
Carmen Patricia Pérez Matute y José Antonio Oteo Revuelta
Escuela Universitaria de Enfermería
Grado en Enfermería
2015-2016
Título
Director/es
Facultad
Titulación
Departamento
TRABAJO FIN DE GRADO
Curso Académico
Probióticos
Autor/es
© El autor© Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2016
publicaciones.unirioja.esE-mail: [email protected]
Probióticos, trabajo fin de gradode Andrea Santamaría Melgosa, dirigido por Carmen Patricia Pérez Matute y José Antonio
Oteo Revuelta (publicado por la Universidad de La Rioja), se difunde bajo una LicenciaCreative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a lostitulares del copyright.
Universidad de La Rioja
Escuela Universitaria de Enfermería
PROBIÓTICOS Trabajo de Fin de Grado
Andrea Santamaría Melgosa
Tutores:
Dra. Patricia Pérez-Matute
Dr. José Antonio Oteo
En Logroño, a 20 de junio de 2016 Curso académico 2015/2016
Convocatoria: Junio
1
RESUMEN
La microbiota intestinal juega un papel importante en la salud del huésped realizando
acciones de protección, tróficas y metabólicas. Las alteraciones en la composición de
esta microbiota se han asociado a diferentes enfermedades como la obesidad. Hoy en
día, la obesidad se considera uno de los principales problemas de salud pública
debido a su elevada prevalencia y a las alteraciones metabólicas asociadas que
incrementan el riesgo de morbi-mortalidad. Una de las estrategias para modular la
microbiota en los pacientes obesos y, con ello, mejorar su estado fisiopatológico,
incluye el uso de probióticos. Los probióticos son microorganismos vivos que,
ingeridos en cantidades adecuadas, confieren un efecto beneficioso sobre la salud del
huésped. A pesar de que sus efectos beneficiosos en obesidad han sido descritos en
estudios previos llevados a cabo en animales de experimentación y/o humanos, otros
no han observado dichos resultados positivos. Por ello, el objetivo del presente trabajo
fue realizar una revisión bibliográfica de los principales ensayos clínicos publicados en
los últimos 5 años, realizados con probióticos en el ámbito del tratamiento o
prevención de la obesidad. De los 33 artículos inicialmente encontrados, solo 15
muestran ensayos clínicos llevados a cabo en personas con obesidad, sobrepeso y/o
diabetes o en los que se valoran parámetros antropométricos o del metabolismo
glucídico o lipídico. Tras la revisión de los ensayos clínicos, nuestro trabajo parece
sugerir que los efectos de diferentes mezclas de probióticos en la obesidad varían
muchísimo según el estudio publicado. Así pues, pueden encontrarse resultados
claros de descenso del peso o de mejora de la dislipidemia, la tensión arterial etc. e
incluso otros estudios donde no se han encontrado efectos beneficiosos. En ningún
caso se ha observado que la administración de probióticos produzca efectos negativos
sobre la salud. Por todo ello, se necesitan de más estudios que permitan llegar a
conclusiones claras y generalizadas sobre los efectos de estos microorganismos y que
además permitan demostrar sus efectos a largo plazo.
ABSTRACT
Gut microbiota plays an important role in the host health through its protective, trophic
and metabolic actions. Changes in gut microbiota composition have been associated
with many diseases as obesity. Nowadays, obesity is considered one of the major
public health problems due to its high prevalence and because of its associated
metabolic alterations that increase the morbidity and mortality. One of the strategies to
restore gut microbiota composition in obese and, therefore, to improve their
2
pathophysiological status, includes the usage of probiotics. Probiotics are living
microorganisms which, ingested in properly amounts, confer beneficial effects on the
host health. Even though its beneficial effects on obesity have been described in
previous studies carried out in animals and humans, other studies have not observed
any positive actions. Thus, the main objective of this review was to perform a
bibliographic review of the clinical trials carried out with probiotics in obsesity field in
the last five years. From the thirty-three articles initially found, only fifteen have been
chosen for this work as they have been carried out in obese, overweighed and/or
diabetic people and have included analyses of anthropometric, glucose or lipidic
metabolic parameters. After reviewing these clinical studies, our study demonstrates
that the effects of different mixtures of probiotics in obesity vary a lot depending on the
study. Thus, whereas some of the studies clearly demonstrate positive actions of
probiotics on weight reduction or improvements in dyslipidemia, blood pressure etc.,
others have not found any beneficial effects. None of the studies reviewed showed
negative effects of these probiotics on health. Therefore, further studies are needed in
order to obtain clear and long-term data concerning the effects of these
microorganisms in obesity.
3
INTRODUCCIÓN
1. Microbiota
El cuerpo humano es un excelente medio de cultivo, provisto de nutrientes, que
permite que una amplia variedad de microorganismos habiten en él. Todas estas
especies constituyen lo que se conoce como microbiota humana o flora microbiana
(15). La microbiota se define como la comunidad de microorganismos que habita en un
entorno específico, incluyendo bacterias, arqueas, virus y algunos eucariotas
unicelulares. Microbioma se define como el contenido genómico total de la microbiota
(1, 4). Hoy en día, se sabe que la microbiota juega un papel fundamental en el
mantenimiento y desarrollo del sistema inmune, en el metabolismo y en la
homeostasis general del cuerpo (revisado por Villanueva-Millán et al.) (1). Podemos
decir que la microbiota puede ser considerada como un “órgano” metabólico muy bien
sintonizado con nuestra fisiología (2). La mayor parte de la microbiota pertenece a
cuatro filos taxonómicos de gran abundancia, que son los siguientes: Firmicutes,
Bacteroidetes, Proteobacterias y Actinobacterias (1, 3).
En los humanos, se ha estimado que 1014 microorganismos habitan en distintas partes
del cuerpo, como son la superficie de la piel, el tracto gastrointestinal, el genitourinario
y las vías respiratorias. Se ha observado que la mayor abundancia de unidades
taxonómicas y contenido genético se localiza a nivel del tracto gastrointestinal, que
alberga hasta 1000 especies distintas de bacterias y cerca de 2 millones de genes. De
hecho, el número de bacterias contenidas en el tracto gastrointestinal es,
aproximadamente, diez veces mayor, que todas las células del cuerpo humano (5). A
medida que avanzamos por el tracto gastrointestinal, existe un aumento significativo
de la densidad de concentración de la microbiota, desde, aproximadamente, 103
UFC/g en el duodeno hasta 1011 – 1012 UFC/g en el colon (1, 3) (Figura 1). En
condiciones fisiológicas normales, se produce una interacción beneficiosa de simbiosis
entre estas bacterias y el hospedador, según la cual el hospedador aporta nutrientes
esenciales necesarios para la supervivencia de la microbiota y ésta, a su vez, ayuda a
mantener la integridad del sistema inmunitario y a regular el suministro de energía (3).
4
Estómago
Figura 1. Variación del número y de la composición la microbiota a través del tracto
gastrointestinal (modificado de Sekirov I., Russell S.L., Antunes L.C. y Finlay B.B.) (21).
Las bacterias que habitan el tracto gastrointestinal son anaerobias de los géneros
Bacteroides, Porphyromonas, Bifidobacterium, Lactobacillus y Clostridium,
principalmente. Esta mayor proporción de bacterias anaerobias puede explicarse por
las condiciones de baja concentración de oxígeno presente en esta zona (1).
Además de que la composición de la microbiota es diferente dependiendo de la zona
del trato gastrointestinal en la que se encuentre, también varía a lo largo del diámetro,
ya que algunas bacterias se adhieren en la superficie de la mucosa y otras
predominan en el lumen. Aquellas que residen en la superficie mucosa o dentro de ella
son más propensas a participar en la interacción con el sistema inmune, mientras que
las que están presentes en el lumen son más relevantes en la interacción metabólica
con los alimentos o con otros productos de digestión (Figura 2) (16).
Duodeno
Yeyuno
Íleon
Colon
Tracto
gastrointestinal
proximal
Tracto
gastrointestinal
distal
Au
me
nto
de
l nú
me
ro y
de
la
d
ive
rsid
ad
101
103
104
107
1012
Lactobacillus
Veillonella
Helicobacter
Lactobacillus
Estreptococos
Actinobacterias
Actinomyces
Corynebacteruim
Bacteriodes
Clostridium
Bifidobacterium
5
Figura 2. Variación de la composición de la microbiota (a nivel de género) a través de la luz del
tracto gastrointestinal (modificado de Sekirov I., Russell S.L., Antunes L.C. y Finlay B.B.) (21).
Se ha sugerido durante años que el tracto gastrointestinal, al nacer, era estéril. Sin
embargo, algunos autores como DiGiulio, Romero et al. (2008) han demostrado que
esto no es así, debido a que el intestino fetal puede estar en contacto con microbios
presentes en el líquido amniótico (14). Además, es conocido que, en los primeros días
o semanas de vida, la microbiota de los recién nacidos es muy variable debido a la
influencia de diferentes factores como el tipo de nacimiento (vaginal o cesárea), el tipo
de alimentación (leche materna o de fórmula), etc. (17) hasta que, de forma
coordinada, se consigue una microbiota estable aproximadamente a los 2 años de
edad. A partir del nacimiento, diversos géneros de bacterias aerobias o anaerobias no
facultativas colonizan el tubo digestivo, sobre todo del tipo enterobacterias, tipo
Escherichia coli, y también diversas especies del género Lactobacillus. Éstas
consumen el oxígeno del ambiente y, progresivamente, se va estableciendo un
microsistema en el que hay un predominio de especies anaerobias estrictas, sobre
todo Bacteriodes, Clostridium, Eubacterias y Bifidobacterium (29, 32). Otros factores
que también influyen en la composición de la microbiota intestinal son la edad, la
localización geográfica, la dieta, la higiene, la vacunación, el uso de antibióticos, etc.
produciendo desequilibrios en el ecosistema intestinal, disbiosis, vinculándose a
enfermedades como asma, alergias, diabetes, obesidad, etc. (Figura 3) (1, 17, 53). Por
ejemplo, según Guarner y Malagelada, existe una menor incidencia de infecciones
gastrointestinales y de otras enfermedades en niños alimentados con leche materna,
ya que la composición de la microbiota intestinal está dominada por el género
Bifidobacterium, en contraposición a los niños alimentados con leches de fórmulas
infantiles con una composición de la microbiota más heterogénea compuesta por
Enterobacteriaceae, Bacteroides, Clostridium, Streptococcus, etc. (29).
Epitelio Superficie mucosa Lumen intestinal
Clostridium
Lactobacillus
Enterococos
Bacteridoides
Bifidobacterium
Estreptococos
Enterobacterias
Enterococos
Clostridium
Lactobacillus
6
Figura 3. Factores involucrados en el establecimiento de la microbiota desde recién nacido
hasta la edad adulta (modificado de Villanueva-Millán M.J., Pérez-Matute P. y Oteo J.A.) (1).
Hasta hace poco, el aislamiento y detección de microorganismos estaba muy limitado
ya que se empleaban fundamentalmente técnicas microbiológicas clásicas (cultivo), ya
que la mayoría de las especies bacterianas (aproximadamente 60 – 80% de ellas) son
no cultivables. Afortunadamente, hoy en día, y gracias a los avances en las técnicas
de secuenciación masiva, ha sido posible vencer estas limitaciones y poder conseguir
tener una visión más representativa de la comunidad bacteriana del tracto
gastrointestinal y también de otras regiones del organismo (piel, saliva, etc.) (1). A
partir de estas técnicas, se puede conocer el número de bacterias, el género y en
muchas ocasiones, la especie de aquellas que habitan, por ejemplo, en el colon (32).
Además, la localización de las bacterias es un punto a tener en cuenta en cuanto a su
estudio, ya que, por ejemplo, para analizar aquellas que se encuentra en el lumen, se
emplean muestras fecales mientras que, para identificar aquellas que se localizan,
principalmente, en la mucosa, se estudian biopsias (3).
Se distinguen tres funciones primarias de la microbiota intestinal: funciones de
nutrición y metabolismo como resultado de la actividad bioquímica; funciones de
ESTABLECIMIENTO DE LA MICROBIOTA
Nacimiento
Edad gestación de la madre
Condiciones sanitarias
Exposición a antibióticos
Tipo de nacimiento
Vaginal
Microbiota similar a la
vagina materna
Cesárea
Microbiota similar a la piel
Neonato
Dieta
Lactancia materna
> Actinobacteria y
Proteobacteria
Leche de fórmula
> Actinobacteria y Firmicutes
6 meses 2.5 año Adulto Anciano
Edad
Dieta
Situación de salud
Localización geográfica
Exposición a antibióticos, probióticos y prebióticos
Estrés
> Firmicutes y
Bacteriodetes
> Diversidad y > Estabilidad <
Diversidad
7
protección, previniendo la invasión de microorganismos patógenos, y funciones
tróficas sobre la proliferación y diferenciación del epitelio intestinal y sobre el desarrollo
y modulación del sistema inmune (1, 30, 32). De éstas, la función principal de la
microbiota es el mantenimiento de la salud del hospedador, es decir, la función de
protección. Por ello, la microbiota intestinal, a través de su influencia sobre el
hospedador y gracias a sus funciones tróficas, metabólicas y protectoras, tiene un
papel muy importante en la salud. Así, abre oportunidades únicas para la identificación
del estado fisiopatológico de cada individuo.
Hoy en día, no existe una definición clara de las características de la microbiota
intestinal humana normal o “sana”, aunque grandes estudios multicéntricos
desarrollados por diferentes países y consorcios tratan de ofrecer una descripción de
la misma (por ejemplo, MetaHit en Europa y Asia, MicroObes en Francia, Human
Microbiome Project en EEUU, etc.). Estos proyectos colaborativos se encargan de
estudiar los microorganismos que habitan en nuestro cuerpo, mediante la
metagenómica, analizando el genoma de todos los organismos de una población en su
conjunto y como pueden reaccionar éstos a diferentes estímulos. Se ha determinado
que el 80 – 90% de los filotipos bacterianas son miembros de dos filos: bacteriodetes
(bacteroides, prevotella) y los firmucutes (clostridium, enterococcus, lactobacillus,
ruminococcs), seguido por actinobacteria (bifidobacterium) y proteobaceria
(helicobacter, escherichia) (62).
Varios estudios han demostrado recientemente que cambios en la composición de la
microbiota intestinal, lo que se conoce con el nombre de disbiosis, se asocia a un gran
número de enfermedades como, por ejemplo, el asma, las alergias, las enfermedades
inflamatorias crónicas, cardiopatías coronarias, algunos tipos de cáncer y la obesidad
(49).
2. Obesidad
La obesidad se define como una enfermedad crónica que se caracteriza por un exceso
de peso corporal a expensas del tejido adiposo que incrementa el riesgo de morbi-
mortalidad. Es una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser
perjudicial para la salud. La causa fundamental es un desequilibrio entre las calorías
consumidas y las gastadas, es decir, tiene lugar cuando, básicamente, la ingesta es
8
mayor que el gasto energético (22). Algunas de las causas que aumentan la
prevalencia de la obesidad incluyen factores de comportamiento y factores
ambientales, como la excesiva ingesta de alimentos ricos en energía y la vida
sedentaria, aunque también la genética juega un papel importante, además de estos
factores (Tabla1).
Tabla 1. Factores relacionados con la alimentación y la actividad física que contribuyen al
aumento del riesgo de padecer obesidad (33).
ALIMENTACIÓN ACTIVIDAD FÍSICA
Exceso de consumo comida rápida
Aumento de las porciones
Mayor consumo de bollería y/o comida
industrial y refrescos
Comer fuera de casa a diario
Difícil acceso a comidas más saludables
Elevado tiempo de ver la TV y el
ordenador
Disminución del tiempo para realización
de actividades deportivas
Aumento de las horas de trabajo
Aumento de deberes y menos horas de
educación física en los colegios
Según la OMS, la prevalencia mundial de la obesidad se ha multiplicado por más del
doble desde 1980. En general, en 2014, el 39% de las personas adultas de 18 o más
años tenían sobrepeso (un 38% de los hombres y un 40% de las mujeres), y el 13%
eran obesas (un 11% de los hombres y un 15% de las mujeres) (22). Además, más de
42 millones de niños menores de 5 años tenías sobrepeso en 2013 (23).
Si bien el sobrepeso y la obesidad tiempo atrás eran considerados un problema propio
de los países del primer mundo, actualmente ambos trastornos están aumentando en
los países del tercer mundo y en vías de desarrollo, en particular en los entornos
urbanos. De hecho, en los países en desarrollo con economías emergentes, el
incremento porcentual del sobrepeso y la obesidad en los niños ha sido un 30%
superior al de los países desarrollados (22).
La obesidad no es únicamente un problema estético sino que se acompaña por una
serie de alteraciones metabólicas como la resistencia a la insulina, diabetes, eventos
cardiovasculares, etc. que elevan la morbi-mortalidad. Por ello, y viendo que la
9
obesidad se ha convertido en un problema de salud pública, en 2011, los dirigentes
mundiales, tras conocer el gran impacto de las enfermedades no transmisibles (ENT)
desde el punto de vista social, económico y de salud, encomendaron a la Organización
Mundial de la Salud (OMS) a elaborar un plan de acción para la prevención y el control
de estas enfermedades. Este plan es conocido como Plan de acción mundial de la
OMS sobre las ENT. El plan incluye nueve metas de aplicación voluntaria, que fueron
adoptados por la Asamblea Mundial de la Salud en 2013, ofreciendo una serie de
intervenciones costo-efectivas y de política para prevenir y controlar estas
enfermedades para el año 2025 (23, 24). Entre una de las metas a conseguir, con
dicho plan de acción, se encuentra la detención del aumento de la obesidad, y con
ello, de la diabetes (23).
Además, en España se creó la llamada Estrategia NAOS, siguiendo la misma línea
que la de la OMS, que también tiene como meta invertir la tendencia de la prevalencia
de la obesidad mediante el fomento de una alimentación saludable y de la práctica de
la actividad física y, con ello, reducir las altas tasas de morbi-mortalidad atribuibles a
las enfermedades no transmisibles (50, 51).
Alguna de las estrategias terapéuticas empleadas para reducir la obesidad son las
restricciones de alimentos calóricos, el aumento de la actividad física y el uso de
medicamentos contra la obesidad. Sin embargo, algunas de estas estrategias ofrecen
una eficacia limitada teniendo que llevar a cabo investigaciones donde, no solo se
estudien los mecanismos fisiopatológicos implicados en la obesidad, sino también en
aquellos implicados en la resistencia para bajar peso. En este sentido, la microbiota
surge como un factor potencial que contribuye al desarrollo de la obesidad y la
posterior resistencia a la insulina (1).
De hecho, hay un creciente interés en el estudio del papel de la microbiota en la
obesidad como se puede observar en la figura (figura 4) donde le número de artículos
publicados y la citación del tema “microbiota y obesidad” ha crecido de manera
significativa con el paso de los años (17).
10
Figura 4. Artículos publicados y citas sobre la obesidad y la microbiota (modificado de
Angelakis E., Merhej V. y Raoult D.) (17).
Estudios previos han demostrado que la colonización bacteriana de ratones libres de
gérmenes les hace incrementar en un 60% la masa grasa, altera los niveles
plasmáticos de glucosa e insulina, triplica los niveles de triglicéridos hepáticos e induce
hipertrofia adipocitaria. En cuanto a estudios en humanos existe una gran diversidad,
como se puede ver en la tabla (tabla 2) pero en general se puede apreciar un aumento
de Firmicutes y un descenso de Bacteriodetes aunque esto no siempre de cumple y
parece estar más relacionado con un descenso de la diversidad bacteriana y con
cambios, no a nivel de filo, si no a niveles inferiores, como por ejemplo de género y/o
especie (54).
0
20
40
60
80
100
120
140
160
180
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
Nº
de
pu
blic
acio
ne
s
Año
0
500
1000
1500
2000
2500
3000
3500
4000
4500
5000
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
Nº
de
cit
acio
ne
s
Año
11
Tabla 2. Estudios de la microbiota intestinal de sujetos humanos obesos o con sobrepeso en
comparación con individuos normopesos (modificada de Morales P., Brignardello J. y Gotteland
M.) (54).
Sujetos Tratamiento Métodos Resultados Referencia
20 obesos,
9 anoréxicos y
20 normopesos
No
RT – PCR para
determinar las
concentraciones
de Bacteroidetes,
Firmicutes,
Lactobacillus y M.
smithii
↓ Bacteroidetes y ↑
Lactobacillus en
obesos
↑ M. smithii en
anoréxicos
55
3 normopesos,
3 obesos y
3 post by-pass
gástrico
No
PCR-pyro-
secuenciación y
análisis de
184.094
secuencias de 16
sRNA
Firmicutes
predominantes en
normopesos y obesos
pero ↓ post bypass
gástrico
Gammaproteobacteria
↑ post bypass gástrico
M. smithii ↑ en obesos
56
30 normopesos,
35 con
sobrepeso y
33 obesos
No RT – PCR
A mayor IMC, mayor
concentración fecal de
AGVs, la relación
Firmicutes/Bacteroide-
tes ↓, Bifidobacterium
↓ y M. smithii ↓
57
36 adolescentes
con sobrepeso
Restricción
calórica +
actividad
física durante
10 semanas
RT – PCR
Con la baja de peso,
Bacteroides fragilis y
Lactobacillus ↑
mientras que
Clostridium cocoides,
B. longum y B.
adolescentis ↓
58
13 niños
normopesos y
15 niños obesos
(Todos ellos de
11-14 años)
No RT – PCR
Sin diferencia en
Bacteroides,
Bifidobacterium, L.
acidophillus y E.
rectale ↑
Faealibacterium
prausnitzii
59
12
Sujetos Tratamiento Métodos Resultados Referencia
18 mujeres con
sobrepeso y
30 mujeres
normopesos
(Todas ellas
embarazadas)
Seguimiento
durante el
embarazo
FISH-citometría
de flujo y RT –
PCR
↑ Bacteroides y
Staphylococcus con
ganancia de peso
excesiva
60
25 niños con
sobrepeso u
obesos y
24 niños
normopesos
(Todos ellos de
7 años)
Estudio
retrospectivo
FISH-citometría
de flujo y RT –
PCR
Bifidobacterium mayor
en niño que
permanecen
normopesos
Staphylococus aureus
mayor en niños que
vuelven obesos
61
Sea como fuere, y dado que es claro que hay cambios en la composición microbiana
en el paciente obeso frente al normopeso, parece lógico sugerir que una estrategia
para tratar la obesidad y sus alteraciones metabólicas asociadas sería restablecer la
microbiota intestinal para que la persona vuelva a tener ese estado de “microbiota
normal o sana”. Por ello, el empleo de prebióticos, probióticos y/o trasplantes fecales
están siendo estudiados como una posible terapia (1).
3. Probióticos
La palabra "probiótico" viene de la palabra griega "pro-bios" que significa "para la vida"
en contraposición al término "antibiótico", que significa "en contra de la vida”, lo cual,
ya parece distinguir la función entre ambos (7).
En 1908, Elie Metchnikoff ya describió de forma indirecta las acciones de los
probióticos al describir ciertos efectos beneficiosos de microorganismos en la salud,
afirmando que los búlgaros eran personas sanas y que vivían muchos años debido al
consumo de lácteos fermentados, ya que contenían bacterias en forma de bastón
denominadas Lactobacillus spp. Por lo tanto, estas bacterias parecían afectar, de
forma positiva, a la microbiota intestinal y disminuir la actividad tóxica microbiótica en
el intestino humano (5).
13
En 1974, se planteó una de las primeras definiciones del término probiótico. Parker lo
definió como "sustancias y organismos que contribuyen al equilibrio microbiano
intestinal” (7). En 1989, la definición fue mejorada por Fuller afirmando que “los
microorganismos probióticos no actúan exclusivamente en el intestino grueso
afectando a la flora intestinal sino que también afectan a otros órganos, ya sea
mediante la modulación de parámetros inmunológicos, permeabilidad intestinal y la
translocación bacteriana o proporcionando bioactivos o metabolitos reguladores” (8).
Con el paso del tiempo, la definición de probiótico se ha ido mejorando hasta llegar a
la planteada por Schrezenmeir y de Vrese, en el año 2001, como el “suplemento
microbiótico alimenticio viable que influye de manera beneficiosa en la salud del
huésped” (6). La OMS define los probióticos como microorganismos vivos que,
ingeridos en cantidades adecuadas, confieren un efecto beneficioso sobre la salud del
huésped (19, 20, 25). La definición incluye bien productos que contienen
microorganismos (por ejemplo, productos lácteos) o un preparado de microorganismos
(por ejemplo, comprimidos o polvos) (19, 20).
Actualmente, los probióticos son empleados como ayuda a los tratamientos habituales,
para la prevención o tratamiento de enfermedades gastrointestinales, en la modulación
del sistema inmune y en el cáncer de colon (32). Además, juegan un papel muy
importante favoreciendo el rechazo de microorganismos infecciosos patógenos,
induciendo la producción de inmunoglobulinas específicas, e inhibiendo el desarrollo
de tumores malignos de colon. En la siguiente tabla (tabla 3), se muestra un resumen
de las diferentes funciones que presentan o que se están estudiando actualmente de
los probióticos.
14
Tabla 3. Diferentes funciones, comprobadas y en estudio, de los probióticos a distintos niveles
del organismo (modificada de Chen L.A.,Sears C.L. y de Guarner F. y Malagelada J. R. ) (25,
32).
FUNCIONES DE LOS PROBIÓTICOS
FUNCIONES PROBADAS
Prevención y tratamiento de diarreas infecciosas
Prevención de la diarrea asociada al uso de antibióticos
Tratamiento de la intolerancia a la lactosa
Tratamiento de mantenimiento de la colitis ulcerosa
Modulación del sistema inmune
Prevención del eczema atópico
Reducción de actividades enzimáticas en heces que se relacionan con la
generación de carcinógenos
FUNCIONES EN ESTUDIO
A nivel abdominal
Pancreatitis aguda
Lesión hepática alcohólica
Estreñimiento
Prevención del cáncer colonorectal
Gases e hinchazón
Infección por Helicobacter pylori
Encefalopatía hepática
Cólico infantil
Enfermedad inflamatoria intestinal (Enf. de Crohn, colitis
ulcerosa,…)
Intolerancia a la lactosa
Prevención y tratamiento de la alergia pediátrica a la
leche de vaca
Prevención y tratamiento de diarreas
Prevención de enterocolitis necrotizante o necrosante
Tolerancia a nutriciones enterales
Diverticulitis
En la cavidad oral y
tracto respiratorio
Gingivitis
Caries
Halitosis
Prevención de infecciones en el tracto respiratorio alto
Agravamiento pulmonar en fibrosis quísticas
15
FUNCIONES DE LOS PROBIÓTICOS
FUNCIONES EN ESTUDIO
A nivel del tracto urinario
y reproductivo
Prevención y tratamiento de vaginosis bacterial y
vulvovaginosis fúngica
Infecciones urinarias recurrentes
Cáncer de vejiga recurrente
A nivel cutáneo o
producidos por alergias
Dermatitis atópica
Rinosinusitis o rinitis alérgica
Asma producida por alergias
Verrugas virales cutáneas
Prevención o tratamiento de eccema pediátrico
Quemaduras cutáneas
Otros
Otitis medias agudas
Enfermedad crónica renal
Metabolismo de estrógenos
Glucosa en ayunas, sensibilidad a la insulina y control de
la glucosa en pacientes diabéticos
Hiperlipidemia
Hipertensión
Inhibición de la colonización nasal, oral o fecal por
bacterias patógenas
Mastitis
Prevención y tratamiento de diabetes gestacional y
diabetes tipo 1
Prevención de infecciones nosocomiales
Prevención de infecciones postquirúrgicas
Artritis reumatoide
Circunferencia de la cintura elevada y obesidad
Es importante distinguir probióticos de prebióticos. Como ya se ha descrito
previamente, los probióticos son los microorganismos vivos, mientras que los
prebióticos son los ingredientes alimentarios no digeribles que estimulan
selectivamente el crecimiento y/o actividad de los microorganismos presentes en el
tracto gastrointestinal (la microbiota intestinal) produciendo así beneficios saludables
en el huésped (10, 25). Hoy en día, sólo son considerados prebióticos los hidratos de
carbono que nuestro intestino no puede digerir y que son, fundamentalmente, fructo y
16
galacto oligosacáridos. Incluida en este concepto se haya la fibra dietética, dentro de
la cual encontramos la inulina y la oligofructosa (11, 13, 25). Cuando probióticos y
prebióticos son usados en combinación, se conoce como el término simbióticos (10,
25). Este término debe reservarse para los productos en los que el prebiótico favorece
selectivamente el establecimiento o crecimiento del compuesto probiótico (6).
Por otro lado, cabe destacar que, para que un microorganismo sea calificado de
probiótico, es imprescindible demostrar científicamente que produce efectos
beneficiosos en la salud del hospedador. Estos efectos beneficiosos deben estar
verificados por métodos científicos que avalen y garanticen la eficacia y seguridad del
agente que los produce. Por lo tanto, no se aceptan aquellas alegaciones sobre salud
que no estén fundamentadas de esta forma. Además, estos estudios deben estar
realizados en población humana (ensayos clínicos) siendo requisito imprescindible el
realizarlos con anterioridad en estudios de laboratorio o en modelos animales (28). Es
importante saber que los efectos saludables demostrados para una cepa microbiana
específica no se pueden extrapolar o atribuir a otras cepas de la misma especie.
Tampoco, por haberse demostrado eficaz para una indicación concreta puede ser
válida para otras indicaciones o grupos de población que varíen en edad (niños y
ancianos) o en estado fisiológico (por ejemplo, gestación y lactancia) (28). Según la
OMS y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura), la caracterización adecuada del microorganismo debe incluir su
identificación a nivel de género, especie y cepa por métodos fenotípicos (propiedades
biológicas expresadas in vitro) y genotípicos (secuenciación de los genes) y depósito
de la cepa en colecciones reconocidas internacionalmente (28).
De acuerdo con la Directiva 2000/13/CE, las alegaciones relativas al contenido de un
nutriente en un producto o sus efectos sobre la salud, están permitidas en la Unión
Europea (27). Sin embargo, desde el Real Decreto de 1996, las etiquetas de los
alimentos probióticos no pueden comunicar que tienen algún beneficio sobre la salud a
los consumidores y se prohíben alegaciones del tipo que atribuyen a los alimentos, la
propiedad de prevenir, tratar o curar una enfermedad. Además, la Comisión Europea
ha indicado que el término “probiótico” es, en sí mismo, una declaración de
propiedades saludables implícita, por lo que este término no se debe utilizar en
aquellos productos que no tengan una declaración de propiedades saludables
aprobada con anterioridad a la comercialización de dicho producto. Además, en
17
algunos estados miembros de la Unión Europea, como son Irlanda y Suecia, han sido
prohibidas otras acepciones como “cultivos vivos activos” o “bacterias activas” para
describir alimentos que contienen estos suplementos (9, 18, 27). Por lo tanto, no hay
declaraciones de propiedades saludables que se puedan hacer en alimentos
probióticos en la UE, a pesar de la evidencia científica para la salud de estos.
La mayoría de los microorganismos probióticos conocidos hoy en día pertenecen a los
géneros Lactobacillus y Bifidobacterium. Sin embargo, otras bacterias y algunas
levaduras pueden tener, también, propiedades probióticas. En la tabla siguiente (tabla
4), se muestran los probióticos que son reconocidos en Estado Unidos de América
como seguros para la salud. Además, también se han realizado estudios en
poblaciones en riesgo, como pueden ser mujeres embarazadas, niños, ancianos, etc.
donde no se ha encontrado evidencia tóxica (tabla 5).
Tabla 4. Probióticos reconocidos en Estados Unidos como “safe” (seguros) (modificada de
Chen L.A. y Sears C.L.) (25).
PROBIÓTICOS RECONOCIDOS COMO SEGUROS EN EEUU
Bifidobacterium lactis cepa Bb12 y Streptococcus thermophilus cepa Th4
Bifidobacterium longum BB536
Bifidobacterium animalis subespecie lactis cepa Bf-6, HN019, Bi-07, B1-04 y B420
Carnobacterium maltaromaticum cepa CB1 (viable y tratada térmicamente)
Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus lactis y Pediococcus acidilactici
L. acidophilus NCFM
Lactobacillus casei subespecie rhamnous cepa GG
L. casei cepa Shirota
Lactobacillus reuteri cepa DSM 17938
L. reuteri cepa NCIMB 30242
Lactobacillus rhamnosus cepa HN001
L. rhamnosus cepa HN001 producida en medio lácteo
Propionibacterium freudenreichii ET-3, tratadas con calor
Saccharomyces cerevisiae cepa ML01, con codificación de genes de enzima
maloláctica de Oenococcus oeni y genes de malato permeasa de
Schizosaccharomyces pombe
18
Tabla 5. Probióticos estudiados en poblaciones en riesgo sin evidencia toxicológica (modificada
de Chen L.A. y Sears C.L.) (25).
PROBIÓTICOS ESTUDIADOS EN POBLACIONES EN RIESGO SIN EVIDENCIA
TÓXICA
Mujeres embarazadas Lactobacillus rhamnosus GG
Neonatos prematuros L. rhamnosus GG
Personas de edad avanzada (ancianos) L. rhamnosus GG
Niños o adultos hospitalizados L. rhamnosus GG
Niños desnutridos L. rhamnosus GG
Pacientes con artritis reumatoide L. rhamnosus GG
Pacientes con enfermedad de Crohn L. rhamnosus GG, Lactobacillus
johnsonii LA 1, VSL#3*
Niños con problemas críticos Lactobacillus casei Shirota, Lactobacillus
acidophilus, Bifidobacterium infantis
Adultos con problemas críticos Lactobacillus plantarium 299V
Receptores de trasplante hepático L. plantarium 299V
Pacientes con fallo hepático L. plantarium 299V
Pacientes con VIH Saccharomyces boulardii
*VSL#3 es un complemento probiótico contiene 8 cepas diferentes de bacterias vivas. Las 8
cepas son: Bifidobacterium breve, Bifidobacterium longum, Bifidobacterium infantis,
Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus plantarum, Lactobacillus paracasei, Lactobacillus
bulgaricus y Streptococcus thermophilus
Los lactobacillus y las bifidobacterium (figura 5) son bacterias Gram positiva
productoras de ácido láctico que constituyen una parte importante de la microbiota
intestinal normal en animales y seres humanos (5, 12). Los lactobacillus son bacterias
en forma de bastón que no producen esporas. Tienen unos requerimientos
nutricionales bastante complejos y son estrictamente fermentativas, aerobias o
anaerobias y acidófilas. Se encuentran en gran variedad de hábitats donde los
sustratos son ricos en carbohidratos como en las membranas mucosas de los seres
humanos y de los animales, en las plantas o en materiales de origen vegetal y en
productos lácteos fermentados (12). En el organismo humano, podemos encontrar
lactobacillus en el aparato digestivo, urinario y genital (26). En lo que respecta al tracto
gastrointestinal, los lactobacillus son considerados como unos de los géneros
bacterianos subdominantes ya que se encuentran en menor proporción que las
bifidobacterium (32).
19
Por otro lado, las Bifidobacterium constituyen una parte importante de las microflora
intestinal de las personas a lo largo de la vida. No producen esporas, no se mueven y
se pueden encontrar con diferentes apariencias. En este caso, la mayoría de las cepas
son, estrictamente, anaerobias. Aparecen en las heces a los pocos días del nacimiento
y va aumentando en número paulatinamente. El número de bifidobacterias en el colon
de una persona adulta es de, aproximadamente, 1010-1011 UFC/g, sin embargo, este
número disminuye con la edad (12).
Lactobacillus Bifidobacterium
Figura 5. Imágenes de lactobacillus y bifidobacterium (obtenidas de Google imágenes).
Aunque la mayoría de las investigaciones y estudios clínicos están centrados en el uso
y propiedades de los probióticos, también están empezando a ser evaluados los
prebióticos y simbióticos (25). Esto se evidencia si, hoy en día, realizamos una
búsqueda en una base de datos, en este caso en concreto, PubMed
(http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed). Al incluir en la barra de búsqueda el término
“probiotics”, aparecen 14.278 resultados. Al hacer lo mismo pero con el término
“prebiotics”, salen, aproximadamente, 2500 resultados. Y si realizamos esta búsqueda
pero con “symbiotics”, encontramos unos 500 resultados. Si esta búsqueda la
realizamos en una base de datos exclusivamente en español, como pueden ser
CUIDEN, IBECS o Cochrane, nos aparecen un descenso bastante considerable en el
número de resultados.
A día de hoy, en la literatura inglesa, como ya se ha dicho anteriormente, aparecen
14278 resultados en el término “probiotics”, de los cuales, 7016 han sido publicados en
20
los últimos 5 años, es decir, un 49 % de las publicaciones se han realizado desde
2011. El primer estudio publicado data del año 1954. Con estos datos, podemos
apreciar un incremento significativo en el interés que este campo suscita en la
comunidad científica como queda avalado por el aumento del número de estudios
realizados en este campo. Actualmente, unos 3000 artículos publicados sobre
probióticos son ensayos clínicos, de los cuales, aproximadamente el 50 % han sido
publicados en los últimos 5 años.
Por otro lado y como se comentado anteriormente, se ha observado un incremento de
la prevalencia de la obesidad en el mundo en las últimas décadas. Varios estudios
realizados, tanto en animales como en humanos, describen el uso beneficioso de
probióticos del tipo lactobacillus y bifidobacterium en el síndrome metabólico así como
en la pérdida de peso, la reducción de grasa o en el aumento de la tolerancia de la
glucosa. Sin embargo, otros estudios no encuentran efectos positivos del uso de
probióticos en la obesidad (31, 52), por lo que se necesitan de más estudios en este
sentido.
21
OBJETIVO
Realizar una revisión bibliográfica de los principales ensayos clínicos realizados con
probióticos en el campo de la obesidad y de sus alteraciones asociadas en los últimos
5 años.
22
METODOLOGÍA
En lo que respecta a la “introducción”, la principal fuente información ha sido la
revisión de la evidencia científica publicada y recogida, fundamentalmente, en bases
de datos científicas como PubMed, Medline, Scielo, Cochrane y Dialnet. También se
han revisado otros documentos como manuales, libros especializados y revistas on-
line, aunque en menor medida. En cuanto a la estrategia y delimitaciones a la hora de
la búsqueda, se ha limitado a los últimos 10 años. Además, se ha acotado la búsqueda
por idioma, empleando únicamente artículos escritos en inglés y/o español, con un
mayor uso de los primeros. Las palabras clave empleadas en la búsqueda de artículos
han sido: “probiotics”, “prebiotics”, “microbiota”, “gut microbiota”, “health claims”,
“humans”, “clinical trial”, “lactobacillus”, “bifidobacterium”, “functional food” y “obesity”
con los boleanos “and” y “or”.
En lo que respecta a la parte de “resultados y discusión” de este trabajo, se ha
realizado una búsqueda en la base de datos PubMed fundamentalmente. Se ha
introducido el término “Probiotics” obteniendo 14.278 resultados. Se ha acotado la
búsqueda a aquellos artículos publicados en los 5 últimos años obteniendo de esta
manera 7.016 resultados. De éstos, únicamente se han seleccionado aquellos trabajos
llevados a cabo en ensayos clínicos, por lo que se ha añadido el término “clinical trials”
con el boleano “AND”, reduciendo de esta manera el número de artículos a 1.030
resultados. Como el objetivo de este trabajo es conocer los estudios científicos
realizados con probióticos en obesidad, a la búsqueda anterior se añadió el término
“obesity” obteniendo con ello, un total de 33 resultados. De estos 33 resultados
obtenidos, se seleccionaron aquellos estudios llevados a cabo en personas con
obesidad, sobrepeso y/o diabetes o en aquellos individuos en los que se hayan
valorado parámetros antropométricos como el peso, IMC, materia grasa, al ser
indicadores de la composición corporal y/o parámetros del metabolismo glucídico y
lipídico. En este sentido, en un único caso se ha seleccionado un ensayo donde los
voluntarios incluidos estaban sanos, pero en ellos se evaluaba su metabolismo lipídico
en el contexto de un posible desarrollo futuro de obesidad y alteraciones
cardiovasculares. Esto hace un total de 15 estudios que serán discutidos en el
apartado “resultados y discusión” (Figura 6). Dichos artículos han sido ordenados en
una tabla destacando información importante de ellos como son sus autores, el año de
publicación y el probiótico empleado. Finalmente, se ha realizado un breve resumen
de cada uno de ellos y una conclusión general de los resultados obtenidos en general.
23
Me parece importante señalar que, inicialmente, la búsqueda de artículos llevados a
cabo con probióticos no fueron limitados al “tipo” de probiótico usado pero, tras la
obtención de los 15 artículos, pudimos observar que todos ellos utilizaban lactobacillus
y, en una minoría de casos, una mezcla de lactobacillus y bifidobacterium. No se
encontraron ningún ensayo clínico que hubiera empleado, exclusivamente,
bifidobacterium en los últimos 5 años. Ante esta peculiaridad, se decidió dar también
unas pinceladas sobre dichos géneros bacterianos en la introducción del presente
trabajo fin de grado.
Además, la búsqueda de ensayos clínicos se ha realizado en los últimos 5 años pero,
cabe destacar, que no se han encontrado ensayos clínicos, en el contexto de la
obesidad realizados en humanos, en los años 2011 y 2016.
Figura 6. Diagrama de flujo del proceso de selección de artículos.
Número de publicaciones totales (n=14.278)
Publicaciones en los últimos 5 años (n=7.016)
Ensayos clínicos (n=1.030)
Ensayos clínicos realizados en obesidad (n=33)
Realizados en personas con obesidad/sobrepeso/diabetes
(n=15)
24
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la siguiente tabla (Tabla 6) se recogen los 15 artículos seleccionados ordenados
por fecha de publicación y donde se especifican los autores, el año de publicación, el
probiótico empleado, el tipo de paciente y una pequeña conclusión del estudio.
25
Tabla 6. Artículos seleccionados ordenados por fecha de publicación.
AUTORES AÑO PROBIÓTICO
USADO TIPO DE PACIENTE CONCLUSIÓN
Gøbel R. J. et al (34) 2012 Lactobacillus
salivarius Ls-33
Adolescentes con
obesidad
No se encontraron beneficios respecto a
medidas antropométricas, presión arterial
(sistólica y diastólica), glucosa e insulina en
ayunas
Chorell E. et al (35) 2013
Lactobacillus
paracasei ssp.
paracasei F19 (LF19)
Niños sanos de 4 a 13
meses de edad
No se observaron beneficios antropométricos
o de lípidos en suero pero si un descenso en
los niveles de ácido palmitoleico
Jung S. P. et al (36) 2013 Lactobacillus gasseri
BNR17
Pacientes (19 – 60 años)
IMC ≥ 23 y una glucemia
en sangre ≥ 100 mg/dL
Redujeron el peso y la circunferencia de la
cintura y la cadera
Kadooka Y. et al (37) 2013 Lactobacillus gasseri
SBT2055
Pacientes japoneses
adultos sanos con
acumulaciones de grasa
visceral
Produjeron un efecto reductor significativo
sobre la adiposidad abdominal
Sharafedtinov K. K. et al
(38) 2013
Lactobacillus
plantarum TENSIA
Pacientes adultos con
obesidad e hipertensión
Se observó que ayuda a reducir el índice de
masa corporal y los valores de tensión
arterial
26
AUTORES AÑO PROBIÓTICO
USADO TIPO DE PACIENTE CONCLUSIÓN
Sánchez M. et al (39) 2014
Lactobacillus
rhamnosus
CGMCC1.3724
Hombres y mujeres
obesos
Ayudaron a lograr una pérdida de peso
sostenible
Lee S. J. et al (40) 2014
Mezcla de probióticos
que incluye
Lactobacillus y
Bifidobacterium
Pacientes con un IMC <
25 kg/m2 y con una
circunferencia de la
cintura > 85 cm
Aunque ambos grupos mostraron una
reducción significativa de peso y de la
circunferencia de la cintura, no se
observaron diferencias en la composición
corporal y en los marcadores metabólicos
Ogawa A. et al (41) 2014 Lactobacillus gasseri
SBT2055 (LG2055)
Pacientes japoneses con
hipercolesterolemia
Se redujeron de los niveles en suero de
ácidos grasos no esterificados tanto
postprandiales como en ayunas
Inostroza J. et al (42) 2014
Lactobacillus PR y
Bifidobacterium
lactis
Recién nacidos de
madres con sobrepeso Se observó un menor aumento de peso
Lindsay K. L. et al (43) 2014
Mezcla de probióticos
de origen
desconocido
Mujeres embarazadas
con un IMC al inicio del
embarazo de 30 a 39.9
kg/m2
No influye en la glucosa en ayunas materna,
el perfil metabólico o en los resultados del
embarazo
27
AUTORES AÑO PROBIÓTICO
USADO TIPO DE PACIENTE CONCLUSIÓN
Zarrati M. et al (44) 2014
Lactobacillus
acidophilus La5,
Bifidobacterium BB12
y Lactobacillus casei
DN001
Pacientes con sobrepeso
u obesidad
Se observó una reducción en el índice de
masa corporal (IMC) y en el porcentaje de
grasa
Karlsson Videhult F. et al
(45) 2015
Lactobacillus
paracasei ssp.
paracasei F19 (LF19)
Niños (8 – 9 años de
edad)
No modularon la composición corporal, el
crecimiento o marcadores metabólicos
Bjerg A. T. et al (46) 2015
Lactobacillus
paracasei subsp.
paracasei L. casei
W8®
Pacientes jóvenes sanos No se encontraron cambios en lípidos
sanguíneos
Brahe L. K. et al (47) 2015 Lactobacillus
paracasei F19
Mujeres
postmenopáusicas
obesas
No se encontraron diferencias en las
medidas antropométricas
Hariri M. et al (48) 2015 Lactobacillus
planetarium A7
Pacientes con Diabetes
Mellitus tipo 2 (35 – 68
años de edad)
No se encontraron efectos beneficiosos en
las medidas antropométricas pero sí en el
descenso de la tensión arterial
28
A continuación, se presenta un pequeño resumen de cada estudio, ordenados por
fecha de publicación, de igual forma a como aparecen en la tabla.
“Probiotics to Adolescents With Obesity: Effects on Inflammation and Metabolic
Syndrome”. Gøbel et al. Journal of pediatric gastroenterology and nutrition. 2012
(34).
El objetivo del ensayo clínico fue investigar el efecto de Lactobacillus salivarius Ls–33
en una serie de biomarcadores relacionados con el síndrome metabólico e
inflamación, en 50 adolescentes con obesidad tratados, aleatoriamente, con Ls–33
(1010 UFC) o placebo durante 12 semanas. Pasado ese tiempo, no se encontraron
diferencias en los parámetros relacionados con el síndrome metabólico ni en
marcadores de inflamación. Tampoco se hallaron diferencias desde el inicio al final de
las 12 semanas de tratamiento en lo que respecta a las medidas antropométricas,
tensión arterial (sistólica y/o diastólica), glucosa en ayunas e insulina, colesterol, HDL
o LDL-colesterol, triglicéridos, etc. Por ello, el estudio sugiere que no existen efectos
beneficiosos con el consumo de probióticos en los parámetros relacionados con el
síndrome metabólico e inflamación en adolescentes obesos en un estadio temprano
de inflamación crónica en comparación con adolescentes sanos ni tampoco se
observaron mejoras a lo largo de ese periodo de tratamiento.
“Impact of probiotic feeding during weaning on the serum lipid profile and
plasma metabolome in infants”. Chorell et al. The British journal of nutrition.
2013 (35).
En este ensayo clínico se quiso comprobar los posibles efectos de los probióticos en
los niveles séricos de lípidos en niños sanos de entre 4 a 13 meses (n=171),
alimentados, al azar, con cereales con o sin adición de Lactobacillus paracasei ssp.
paracasei F19 (LF19) (108 UFC). Se tomaron medidas antropométricas, como peso,
longitud y pliegue cutáneo, y se extrajeron muestras de sangre venosa para el análisis
del perfil de lípidos. No se observaron diferencias significativas en la antropometría o
en el perfil de lípidos de los niños alimentados con cereales con adición de
Lactobacillus paracasei. Sin embargo, si se detectaron niveles más bajos de ácido
palmitoleico en los niños tratados con dicho probiótico. El ácido palmitoleico es uno de
los ácidos grasos monoinsaturados ligado a la obesidad visceral (35), es decir, de
aquella que se encuentra en la zona del abdomen y que rodea los órganos internos.
29
Con esto, el estudio demuestra que no existen efectos beneficiosos en medidas
antropométricas o en el perfil de lípidos pero sí en los niveles del ácido palmitoleico,
por lo que se necesitan de estudios de seguimiento para poder investigar y conocer las
posibles consecuencias de los efectos sobre el ácido palmitoleico a largo plazo.
“Effect of Lactobacillus gasseri BNR17 on overweight and obese adults: A
randomized, double-blind clinical trial”. Jung et al. Korean journal of family
medicine. 2013 (36).
En este estudio se investigó el efecto de la cepa probiótica Lactobacillus gasseri
BNR17. Para ello, se incluyeron un total de 62 voluntarios de 19 a 60 años de edad,
con un índice de masa corporal (IMC) superior a 23 kg/m2 y/o con una glucemia en
ayunas superior a 100 mg/dL. Durante 12 semanas los pacientes recibieron placebo o
BNR17 (1010 UFC) y se tomaron medidas del peso y grasa corporal, diversos
parámetros bioquímicos, signos vitales y se realizaron TACs (tomografía axial
computarizada) para cuantificar la masa grasa abdominal, tanto al inicio del estudio
como en las semanas 4, 8 y 12. Los pacientes incluidos en este estudio realizaron sus
actividades diarias habituales, sin modificaciones de comportamiento o en la dieta. Al
final del estudio, se halló una ligera reducción de peso en el grupo tratado con BNR17
y una disminución del perímetro de la cintura y de la cadera más pronunciado que en
el grupo placebo. Por ello, este estudio sugiere que la administración de un
suplemento de Lactobacillus gasseri parece ayudar a reducir el peso y la
circunferencia de la cadera en pacientes con sobrepeso/obesidad, pero dado que las
diferencias no fueron muy significativas se requiere de estudios de seguimiento de
dichos efectos a largo plazo.
“Effect of Lactobacillus gasseri SBT2055 in fermented milk on abdominal
adiposity in adults in a randomised controlled trial”. Kadooka et al. The British
journal of nutrition. 2013 (37).
En un ensayo clínico anterior (2010) se probó la eficacia del consumo de leche
fermentada con Lactobacillus gasseri SBT2055 en la reducción de grasa abdominal
utilizando 108 UFC/g. Por eso, en este estudio, se quiso probar la eficacia a
concentraciones más bajas que en el anterior estudio, utilizando el mínimo
recomendado o niveles intermedios (106 o 107 UFC/g, respectivamente). Para ello, se
estudió una población japonesa adulta sana (n=210) con grasa visceral (áreas con
30
grasa visceral entre 80 y 188 cm2) a las que se dividieron 3 en grupos y, al azar,
recibieron leche fermentada que contenía 107, 106 o 0 (control) UFC/g y se les pidió
que consumieran 200 g/día de dicha leche fermentada durante 12 semanas. Las áreas
abdominales de grasa visceral, determinadas mediante TAC en la semana 12, se
redujeron en un 8,5 % y en un 8,2 % en los grupos de 107 y 106 UFC/g,
respectivamente. Además, se redujeron medidas como el índice de masa corporal
(IMC), la circunferencia de la cintura y de la cadera y la masa grasa corporal total. Sin
embargo, el abandono de la ingesta de leche fermentada durante 4 semanas, atenuó
los efectos. En el grupo control, no se encontraron cambios significativos en los
parámetros anteriormente citados, por lo que se demuestra que el consumo de
Lactobacillus gasseri SBT2055 a dosis bajas tiene un efecto reductor significativo en la
adiposidad abdominal y se sugiere que para mantener estos cambios es necesario su
consumo constante.
“Hypocaloric diet supplemented with probiotic cheese improves body mass
index and blood pressure indices of obese hypertensive patients – a randomized
double-blind placebo-controlled pilot study”. Sharafedtinov et al. Nutrition
journal. 2013 (38).
Con este estudio se quiso demostrar la eficacia de los probióticos para reducir algunos
síntomas del síndrome metabólico. Para ello, se seleccionaron 40 pacientes adultos
con obesidad e hipertensión y se les sugirió que consumieran una dieta de 1500
kcal/día complementada con queso que contenía Lactobacillus plantarum TENSIA (se
añadió a la leche 5*1011 UFC/g antes de cuajar). Los individuos se dividieron en dos
grupos de estudio. El primero, consumió dicha dieta y, el segundo grupo, el
denominado grupo control, tomó la misma dieta con queso sin adición del probiótico.
El seguimiento tuvo lugar durante 3 semanas. Se evaluaron tensión arterial,
características antropométricas, marcadores de la función renal y hepática, índices
metabólicos (glucosa plasmática, lípidos y colesterol) y poliaminas en orina.
Terminadas las 3 semanas de tratamiento, el IMC se redujo significativamente en el
grupo que tomaba el queso probiótico. Además, en aquellos pacientes tratados
simultáneamente con fármacos antihipertensivos, se observó que las reducciones de
tensión arterial eran similares a los que solo tomaban la dieta hipocalórica con el
queso probiótico. Por todo esto, este estudio sugiere que en pacientes hipertensos y
obesos, una dieta hipocalórica acompañada del consumo de un queso suplementado
31
con probióticos ayuda a reducir el IMC y los valores de tensión arterial, síntomas
reconocidos del síndrome metabólico.
“Effect of Lactobacillus rhamnosus CGMCC1.3724 supplementation on weight
loss and maintenance in obese men and women”. Sánchez et al. The British
journal of nutrition. 2014 (39).
Este estudio investigó el impacto de una suplementación con Lactobacillus rhamnosus
CGMCC1.3724 en la pérdida y mantenimiento de peso en 125 pacientes obesos.
Durante 24 semanas, cada sujeto consumió dos capsulas de Lactobacillus rhamnosus
con 1.6*108 UFC/cápsula con oligofructosa e inulina, o cápsulas con placebo. Cada
grupo fue sometido a una moderada restricción de alimentos energéticos durante las
primeras 12 semanas, seguidas de otras 12 semanas de mantenimiento de peso. Se
midieron el peso y la composición corporal al inicio del estudio, en la semana 12 y en
la 24, final del estudio. Se observó que, después de las 12 primeras semanas y
después de las 24, la pérdida de peso no fue significativamente diferente entre los
grupos placebo y los que consumían Lactobacillus rhamnosus. Sin embargo, sí que se
observaron diferencias significativas dependiendo del sexo. La pérdida media de peso
en las mujeres que consumían probióticos era mayor que en las mujeres del grupo
placebo después de las primeras 12 semanas, mientras que en los hombres fue
similar. Además, las mujeres del grupo probiótico continuaron perdiendo peso y masa
grasa corporal durante las siguientes 12 semanas, mientras que en el grupo placebo
se observó lo contrario. Los cambios en el peso y en la masa grasa de los hombres,
en este periodo, fueron similares en ambos grupos. Con todo esto, el estudio
demuestra que la formulación del Lactobacillus rhamnosus CGMCC1.3724 ayuda a las
mujeres obesas a lograr la pérdida de peso sostenible, mientras que dichos efectos no
se observan en varones.
“The effects of co-administration of probiotics with herbal medicine on obesity,
metabolic endotoxemia and dysbiosis: A randomized doubleblind controlled
clinical trial”. Lee et al. Clinical Nutrition: official journal of the European Society
of Parenteral and Enteral Nutrition. 2014 (40).
Este ensayo clínico se realizó con el fin de evaluar los efectos de los probióticos
cuando se combinan con la medicina herbal en el tratamiento de la obesidad. La
medicina herbal es aquella que se basa en las propiedades curativas de las plantas.
32
Se estudió la capacidad de los probióticos para modular la composición de la
microbiota intestinal, la permeabilidad del intestino y los niveles de endotoxina
(fundamentalmente LPS: lipopolisacárido), los cuales pueden estar en relación con la
inflamación y otros factores asociados al desarrollo de obesidad. Se seleccionaron 50
mujeres con un IMC mayor de 25 kg/m2 y con una circunferencia de cintura mayor de
85 cm y fueron asignados, aleatoriamente, para consumir Bofutsushosan (con
probióticos) o placebo, en cápsulas, durante 8 semanas. Las cápsulas con probióticos
incluyeron: Streptococcus thermophiles (KCTC 11870BP), Lactobacillus plantarum
(KCTC 10782BP), Lactobacillus acidophilus (KCTC11906BP), Lactobacillus
rhamnosus (KCTC 12202BP), Bifidobacterium lactis (KCTC 11904BP), Bifidobacterium
longum (KCTC 12200BP) y Bifidobacterium breve (KCTC 12201BP). Se midieron
parámetros de composición corporal, biomarcadores metabólicos, niveles de
endotoxinas, permeabilidad intestinal y bacterias fecales en las heces, tanto al inicio
como tras finalizar el estudio (en la semana 8). Aunque ambos grupos mostraron una
reducción significativa del peso y de la circunferencia de la cintura, no se observaron
diferencias en la composición corporal y en los marcadores metabólicos. Se observó
que la relación entre la microbiota intestinal y los cambios ocurridos en la composición
corporal, como la reducción de peso y de la circunferencia de la cintura, parecen
sugerir que los probióticos influyen en el metabolismo energético que acompaña a la
obesidad. Además, la relación entre el nivel de endotoxinas y la reducción de peso que
se observó en este estudio, indica que los probióticos empleados desempeñan un
papel importante en la translocación bacteriana que acompaña a la obesidad, y, por
tanto, en las alteraciones futuras que se asocian con ella.
“Lactobacillus gasseri SBT2055 reduces postprandial and fasting serum non-
esterified fatty acid levels in Japanese hypertriacylglycerolemic subjects”.
Ogawa et al. Lipids in health and disease. 2014 (41).
La finalidad de este estudio fue evaluar los efectos de Lactobacillus gasseri SBT2055
sobre los niveles lipídicos en suero postprandial después de realizar una sobrecarga
oral de grasa. Para ello, se seleccionaron 20 individuos japoneses con
hipercolesterolemia. Estos sujetos, inicialmente, consumieron productos lácteos sin el
probiótico (LG2055) durante 4 semanas. A este periodo se le conoció como periodo de
control, seguido por un periodo de lavado de otras 4 semanas. El periodo de lavado es
el tiempo que se necesita para eliminar la influencia de un tratamiento previo, en este
caso, los productos lácteos. A continuación, durante otras 4 semanas, consumieron
33
productos lácteos con LG2055, periodo denominado de “productos lácteos” activos. Se
les pidió a los voluntarios que consumieran 200 g/día de dichos productos. Al final de
cada periodo de 4 semanas, se llevó a cabo la prueba de sobrecarga oral de grasa.
Las muestras de sangre se recogieron en ayuno y cada hora después de la ingesta de
esta prueba hasta hacer un total de 8 horas (480 minutos). Después de esto, se
midieron los niveles de ácidos grasos no esterificables y triacilglicéridos en sangre.
Esta prueba mostró que los niveles postprandiales de ácidos grasos no esterificables y
de triacilglicéridos en el periodo de ingesta de los productos lácteos activos, fueron
significativamente inferiores al del periodo de control. Además, el nivel de ácidos
grasos en ayunas, en la semana 4 del periodo de productos lácteos activos, disminuyó
significativamente en comparación con el periodo de control. Es decir, este estudio
demuestra que el consumo de Lactobacillus gasseri SBT2055 reduce los niveles de
ácidos grasos no esterificables, tanto postpandrial como en ayunas, lo cual sugiere su
posible papel positivo en la reducción del riesgo de desarrollo de obesidad,
dislipidemias y diabetes mellitus tipo 2.
“Low-Protein Formula Slows Weight Gain in Infants of Overweight Mothers”.
Inostroza et al. Journal of pediatric gastroenterology and nutrition. 2014 (42).
Las fórmulas infantiles proporcionan más proteínas que la leche materna y, en este
sentido, es conocido que una alta ingesta de proteínas en niños, junto con la obesidad
materna, son factores de riesgo de sufrir obesidad en un futuro. Por ello, este ensayo
clínico analizó si una fórmula infantil, con un menor contenido en proteínas y con la
adición de probióticos, frenaba el aumento de peso de los recién nacidos. Para la
realización del estudio se seleccionaron recién nacidos de madres con sobrepeso
(IMC mayor a 25 kg/m2). Un grupo de niños recibieron una fórmula experimental con
1,65 gramos de proteína/100 kcal que contiene probióticos (Lactobacillus PR y
Bifidobacterium lactis) y otro grupo una fórmula de control con 2,7 gramos de
proteína/100 kcal (86 niños en cada rama al inicio del estudio). Las densidades
calóricas de ambas fórmulas fueron similares. Además, se incluyó un grupo de bebés
amamantados con leche materna como control negativo (n=76 al inicio del estudio). La
evaluación primaria se realizó entre los 3 y los 6 meses aunque fueron alimentados
con estas fórmulas hasta los 12 meses. Se midieron biomarcadores de metabolismo
de las proteínas como el nitrógeno ureico en sangre, factor de crecimiento insulínico
tipo 1 o aminoácidos insulinogénicos. Se observó que los bebés alimentados con la
fórmula experimental ganaron menos peso que los bebés alimentados con la fórmula
34
de control entre los 3 y los 6 meses de edad. Además, el peso y el IMC de los niños
alimentados con la fórmula experimental se mantuvieron por debajo de los de la
fórmula de control hasta los 2 años y fueron similares a las de los niños con lactancia
materna. El nitrógeno ureico en sangre, el factor de crecimiento insulínico tipo 1 y los
aminoácidos insulinogénicos de crecimiento a los 6 meses fueron significativamente
más bajos en los niños de la fórmula experimental comparada con la fórmula de
control. Por todo esto, este trabajo sugiere que una fórmula baja en proteínas
acompañada de probióticos disminuye el aumento de peso entre los 3 y los 6 meses
en los bebés de madres con sobrepeso. Además, el aumento de peso y los
biomarcadores son más parecidos a los bebés con lactancia materna.
“Probiotics in obese pregnancy do not reduce maternal fasting glucose: a
double-blind, placebo-controlled, randomized trial (Probiotics in Pregnancy
Study)”. Lindsay et al. The American journal of clinical nutrition. 2014 (43).
El objetivo de este ensayo clínico fue investigar el efecto de una mezcla de probióticos
(no especifica cuales) sobre la glucemia en ayunas en mujeres embarazadas con
obesidad, debido a que la obesidad aumenta, significativamente, el riesgo de
intolerancia a la glucosa en el embarazo. El estudio se realizó con mujeres
embarazadas con un IMC, antes del embarazo, entre 30 y 39,9 kg/m2, que no tuvieran
diabetes gestacional, mayores de 18 años y que no tuvieran embarazo múltiple o
anomalías fetales. Las mujeres fueron asignadas, al azar, para recibir una cápsula de
probiótico (n=53) o de placebo diaria (n=61) entre las semana 24 y 28 de gestación.
De las mujeres que completaron el estudio, se observó un mayor descenso del índice
de masa corporal del grupo que consumía la cápsula con probióticos en comparación
con el grupo de control. Sin embargo, no se encontraron diferencias significativas en la
glucemia en ayunas entre ambos grupos. Tampoco hubo diferencias en la incidencia
de la glucemia alterada, peso al nacer de los bebés u otras características metabólicas
durante el embarazo. Por todo ello, los autores afirman que el tratamiento de 4
semanas durante el embarazo con probióticos no influye en la glucemia en ayunas
materna, perfil metabólico o resultados del embarazo entre ambos grupos, pero sí en
el IMC de la madre durante dicho periodo.
35
“Effects of probiotic yogurt on fat distribution and gene expression of
proinflammatory factors in peripheral blood mononuclear cells in overweight and
obese people with or without weight-loss diet”. Zarrati et al. Journal of the
American College of Nutrition. 2014 (44).
Uno de los propósitos de este estudio fue investigar si los probióticos pueden tener
efectos sinérgicos con dietas de pérdida de peso en personas con sobrepeso y
obesidad. Los 75 participantes incluidos en este ensayo clínico fueron asignados al
azar en 3 grupos. Un grupo consumió yogur (normal, sin probióticos) con una dieta
baja en calorías. Otro grupo, yogur probiótico (200 g/día de yogur enriquecido con
Lactobacillus acidophilus La5, Bifidobacterium BB12 y Lactobacillus casei DN001 (108
UFC/g)) con una dieta baja en calorías y un tercer grupo, consumió yogur probiótico
sin este tipo de dieta, durante un periodo de 8 semanas. Se observó una reducción
significativa en el índice de masa corporal y del porcentaje de grasa en el grupo que
consumió una dieta hipocalórica acompañada del yogur probiótico en comparación con
los dos otros grupos. Por ello, el estudio demostró que una dieta baja en calorías
acompañada de yogur probiótico produce una pérdida de peso y de grasa corporal
significativa en individuos con sobrepeso y obesidad.
“Probiotics during weaning: A follow-up study on effects on body composition
and metabolic markers at school age”. Karlsson Videhult et al. European journal
of nutrition. 2015 (45).
Este estudio, una continuación del presentado por Chorell en 2013 (ya descrito con
anterioridad), quiso evaluar si la suplementación con Lactobacillus paracasei ssp.
paracasei F19 (LF19) de los 4 a los 13 meses de edad tiene efectos a largo plazo
sobre la composición corporal, el crecimiento y los marcadores metabólicos de estos
niños. Así, de los niños que participaron en el anterior estudio, una gran mayoría
entraron en el seguimiento a los 8–9 años de edad (de los 179 inicialmente reclutados,
en este trabajo se incluyeron 120: 58 en el grupo de probióticos y 62 en el grupo
placebo). Se midió la composición corporal mediante DEXA tanto del niño como del
padre, los niveles plasmáticos de lípidos, de insulina, glucosa y transaminasas en
ayunas. Se observó que el consumo de LF19 no afectó al índice de masa corporal,
diámetro abdominal, masa libre de grasa, índice de masa grasa, porcentaje de grasa
del tronco ni tuvo impacto en cualquiera de los marcadores metabólicos del niño, por lo
que podemos decir que la ingesta Lactobacillus paracasei ssp. paracasei F19 en edad
36
temprana (antes del año de edad) no modula la composición corporal, el crecimiento o
cualquier otro marcador metabólico en la edad escolar.
“The effect of Lactobacillus paracasei subsp. paracasei L. casei W8® on blood
levels of triacylglycerol is independent of colonisation”. Bjerg et al. Beneficial
microbes. 2015 (46).
Como ya se sabe, la disbiosis de la microbiota intestinal se ha relacionado con la
obesidad y varias complicaciones metabólicas que lo acompañan como la enfermedad
cardiovascular. El riesgo de desarrollar este tipo de enfermedades aumenta con una
concentración sérica elevada de triacilgliceridos. En un estudio anterior, realizado con
pacientes jóvenes sanos, se encontró que una suplementación durante 4 semanas de
Lactobacillus paracasei subsp. paracasei L. casei W8® (L. casei W8) redujo la
concentración de triacilgliceridos en comparación con un grupo placebo. En el
presente ensayo clínico, se analizaron las muestras fecales obtenidas en el estudio
anterior para investigar si este descenso de triacilgliceridos se relaciona con la
capacidad de L. casei W8 de colonizar el intestino humano después de una
suplementación con dicho probiótico (1010 UFC/día). Se recogieron muestras fecales y
sanguíneas al inicio del estudio, tras finalizar las 4 semanas de suplementación y 2
semanas después de que terminara esta. Pasado este tiempo, se observó que una
suplementación con L. casei W8 no afectó a la composición global de la microbiota
intestinal, sin embargo, se observó un aumento significativo de la abundancia de la
bacteria L. casei en comparación con la composición de la microbiota al inicio del
estudio y también en comparación con el grupo control. Dos semanas después de que
finalizara la suplementación, la abundancia relativa del grupo L. casei continuó
aumentando aún más comparado con la del inicio de la intervención en el grupo que
consumía L. casei W8. Sin embargo, ni el aumento de la abundancia del grupo L.
casei ni la composición global de la microbiota intestinal parecen estar asociados con
cambios previamente observados en los lípidos sanguíneos o con enzimas implicadas
en el metabolismo lipídico.
37
“Dietary modulation of the gut microbiota – a randomised controlled trial in
obese postmenopausal women”. Brahe et al. The British journal of nutrition.
2015 (47).
El objetivo principal del estudio fue investigar el efecto de las intervenciones con
Lactobacillus paracasei F19 o mucílago de linaza en la composición de la microbiota
intestinal y en varios marcadores de riesgo de desarrollar obesidad. El estudio, con
una duración de 6 semanas, seleccionó a mujeres postmenopáusicas obesas que
fueron asignadas, al azar, en 3 grupos paralelos que realizaron una ingesta diaria de
L. paracasei F19 (9,4*1010 UFC), mucílago de linaza (10 g) o placebo (n=58 al inicio
del estudio, n=53 al final del mismo). Se tomaron muestras de heces para identificar
los cambios en la microbiota intestinal y se tomaron distintas medidas antropométricas.
No se encontraron diferencias en las medidas antropométricas entre los tres grupos, y
el grupo suplementado con L. paracasei F19 no mostró cambios importantes en los
parámetros metabólicos analizados en comparación con el control. No obstante, el
grupo alimentado con mucílago de linaza mostró una mejor sensibilidad a la insulina y
cambios en la composición de la microbiota, aunque dichos cambios no parecen
mediar los efectos beneficiosos observados en la sensibilidad a la insulina.
“The effect of probiotic soy milk and soy milk on anthropometric measures and
blood pressure in patients with type II diabetes mellitus: A randomized double-
blind clinical trial”. Hariri et al. ARYA aterosclerosis. 2015 (48).
Con este estudio se quiso evaluar los efectos de la leche de soja y de la leche de soja
probiótica en las medidas antropométricas y en la tensión arterial en pacientes con
Diabetes Mellitus tipo 2. Para ello, se seleccionaron pacientes con este tipo de
enfermedad, entre 35 y 68 años, que fueron asignados al azar a cada uno de los dos
grupos de intervención. Un grupo consumió 200 ml/día de leche de soja probiótica que
contiene Lactobacillus planetarium A7 (n=20), y un segundo grupo control que tomó
200 ml/día de leche de soja sin probióticos (n=20) durante un periodo de 8 semanas.
En este estudio, no se encontró ningún cambio significativo entre la leche de soja y la
leche de soja probiótica en relación con el índice de masa corporal o de la
circunferencia de la cintura. Sin embargo, la leche de soja probiótica disminuyó
significativamente tanto la tensión arterial sistólica como la diastólica. Por ello, la leche
de soja probiótico en comparación con la leche de soja no parece tener grandes
efectos sobre medidas antropométricas pero sí sobre la tensión arterial, aunque se
necesitan de más estudios a largo plazo que corroboren estos hallazgos.
38
En resumen y tras la lectura de estos artículos, se puede observar que los efectos de
probióticos sobre la obesidad y otras enfermedades metabólicas en estrecha relación
con ella, como son la diabetes, la hipertensión, las cardiopatías coronarias, varía
muchísimo según el estudio publicado. Así, pueden encontrarse resultados claros de
descenso del peso o de mejora de la dislipidemia, la tensión arterial, etc. a otros
estudios donde no se han encontrado efectos beneficiosos. Sí que es importante
resaltar que en ningún caso se han observado efectos negativos o dañinos para la
salud. La falta de acuerdo entre estos trabajos puede ser debido a diversos factores
como las diferencias observadas entre las poblaciones de estudio (diferentes razas,
edades y género), las diferentes mezclas de probióticos empleadas (aunque en todos
ellos se incluye alguna cepa de lactobacillus), el diferente tiempo de tratamiento
analizado (estudios con 4 semanas y otros a largo plazo de incluso varios años de
seguimiento), etc. Por ello, se necesitan de más estudios que nos permitan llegar a
conclusiones claras y generalizadas sobre los efectos de estos microorganismos y que
además permitan observar sus efectos a largo plazo.
Cabe destacar también que los autores de los trabajos seleccionados para la
elaboración de este trabajo, son, principalmente, europeos y orientales, lo que podría
indicar que hay un mayor interés por el estudio de los probióticos en el campo de la
obesidad en Europa y Asia, aunque sería interesante observar qué ocurre en los
próximos años.
Finalmente, merece la pena resaltar que, actualmente, en varios
servicios/departamentos del Hospital San Pedro, ya se está incluyendo en la práctica
clínica actual la recomendación de tomar probióticos junto con los tratamientos
habituales. De ahí el interés de conocer en profundidad sus efectos y de ser capaces
de explicárselos a los pacientes en la consulta.
39
CONCLUSIONES
1.- La obesidad es un gravísimo problema de salud pública caracterizado por un
exceso de peso corporal a expensas del tejido adiposo que incrementa el riesgo de
morbi-mortalidad. Según la OMS, la prevalencia mundial de la obesidad se ha
multiplicado por más del doble desde 1980. De hecho, la obesidad se considera la
gran epidemia del siglo XXI.
2.- Varios estudios han demostrado que la obesidad se acompaña de importantes
cambios en la composición de la microbiota intestinal, por lo que parece lógico sugerir
que una estrategia para tratar la obesidad y sus alteraciones metabólicas asociadas
sería restablecer la microbiota intestinal y, con ello, disminuir o prevenir el desarrollo
de dichas patologías. Por ello, el empleo de probióticos surge como una posible
terapia.
3.- Los probióticos son microorganismos vivos que, ingeridos en cantidades
adecuadas, confieren un efecto beneficioso sobre la salud del huésped. Esta definición
incluye bien productos que contienen microorganismos (por ejemplo, productos
lácteos) o un preparado de microorganismos (por ejemplo, comprimidos o polvos).
4.- En los últimos 5 años, se han publicado en Pubmed un total 15 artículos donde se
muestran los resultados obtenidos de ensayos clínicos desarrollados con diferentes
combinaciones de probióticos en la obesidad. En la mayoría de estos trabajos pueden
encontrarse resultados muy positivos sobre la reducción del peso corporal, la
dislipidemia o la tensión arterial. Sin embargo, existen otros estudios donde no se
demuestran efectos beneficiosos. Esta discrepancia puede ser debida a las diferentes
poblaciones de estudio incluidas en los trabajos, a las diferentes mezclas de
probióticos empleadas, al diferente tiempo de tratamiento analizado, etc. Por ello,
parece lógico sugerir la necesidad de llevar a cabo más estudios con mayor
estandarización que nos permitan sacar conclusiones generalizadas y claras aunque
todo apunta a su potencial uso beneficioso en la obesidad y sus alteraciones
metabólicas asociadas.
40
BIBLIOGRAFÍA
1. Villanueva-Millán M.J., Pérez-Matute P., Oteo J.A. Gut microbiota: a key player in
health and disease. A review focused on obesity. J Physiol Biochem.
2015;71:509–525.
2. Bäckhed F., Ding H., Wang T., Hooper L.V., Koh G.Y., Nagy A. et al. The gut
microbiota as an environmental factor that regulates fat storage. PNAS.
2004;101(44):15718–15723.
3. Chermesh I., Shamir R. El papel de la microbiota en la enfermedad inflamatoria
intestinal. Ann Nestlé [Esp] 2009;67:27–38.
4. Round J.L., Mazmanian S.K. The gut microbiome shapes intestinal immune
responses during health and disease. Nat Rev Immunol. 2009;9(5):313–323.
5. Anandharaj M., Sivasankari B., Rani R.P. Effects of Probiotics, Prebiotics, and
Synbiotics on Hypercholesterolemia: A Review. Chinese Journal of Biology.
2014;7.
6. Schrezenmeir J., de Vrese M. Probiotics, prebiotics, and synbiotics—approaching
a definition. Am J Clin Nutr. 2001;73(suppl):361S–4S.
7. Parker R.B. Probiotics: the other half of the antibiotic story. Animal Nutrition and
Health. 1974;29:4–8.
8. Fuller R. Probiotics in man and animals. Journal of Applied Bacteriology.
1989;66(5):365–378.
9. Glanville J., King S., Guarner F., Hill C., Sanders M.E. A review of the systematic
review process and its applicability for use in evaluating evidence for health claims
on probiotic foods in the European Union. Glanville et al. Nutrition Journal.
2015;14:16
10. Ooi L.G., Liong M.T. Cholesterol-Lowering Effects of Probiotics and Prebiotics: A
Review of in Vivo and in Vitro Findings. Int. J. Mol. Sci. 2010;11:2499-2522.
11. Roberfroid M. Prebiotics: The Concept Revisited. J. Nutr. 2007;137:830S–837S,
12. de Vrese M., Schrezenmeir J. Probiotics, Prebiotics, and Synbiotics. Adv Biochem
Engin/Biotechnol. 2008;111:1–66.
13. de las Cagigas A.L., Blanco J. Prebióticos y probióticos, una relación beneficiosa.
Revista Cubana Aliment Nutr 2002;16(1):63-8.
14. DiGiulio D.B., Romero R., Amogan H.P., Kusanovic J.P., Bik E.M., Gotsch F. et al.
Microbial Prevalence, Diversity and Abundance in Amniotic Fluid During Preterm
Labor: A Molecular and Culture-Based Investigation. PLoS ONE. 2008;3(8):30-56
41
15. Jorth P, Turner KH, Gumus P, NizamN, Buduneli N,Whiteley M.
Metatranscriptomics of the human oral microbiome during health and disease.
MBio. 2014;5(2):1012–1014.
16. Quigley E.M. Gut bacteria in health and disease. Gastroenterol Hepatol (N Y).
2013;9:560–569
17. Angelakis E., Merhej V., Raoult D. Related actions of probiotics and antibiotics on
gut microbiota and weight modification. Lancet Infect Dis. 2013;13(10):889–899
18. Binnendijk K.H., Rijkers G.T. What is a health benefit? An evaluation of EFSA
opinions on health benefits with reference to probiotics. Benef Microbes.
2013;4(3):223–30.
19. Olveira G., González I. Probióticos y prebióticos en la práctica clínica. Nutr Hosp.
2007;22(Supl.2):26-34
20. Othman M., Alfirevic Z., Neilson J. P. Probiotics for preventing preterm
labour. Cochrane Database Syst Rev. 2007;(1):CD005941.
21. Sekirov I., Russell S.L., Antunes L.C., Finlay B.B. Gut microbiota in health and
disease. Physiol Rev. 2010;90(3):859-904.
22. Organización Mundial de la Salud [Internet].
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs311/es/
23. Organización Mundial de la Salud. Informe sobre la situación mundial de las
enfermedades no transmisibles 2014. 2014;16.
24. Organización Mundial de la Salud. Plan de acción mundial para la prevención y el
control de las enfermedades no transmisibles 2013-2020. 2013.
25. Chen L.A., Sears C.L. Prebiotics, probiotics and synbiotics. In: Bennett J.E., Dolin
R., Blaser M.J. editors. Mandell, Douglas, and Bennett’s principles and practice of
infectious diseases. Eighth Edition. Elsevier; 2015. p. 19-25.
26. Organización Mundial de la Salud [Internet].
https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/druginfo/natural/790.html
27. Valentín-Gamazo P. Regulación legislativa en alimentación funcional. En: Ortega
R.M., Marcos A., Aranceta J., Mateos J.A., Requejo A.M., Serra L., editores.
Alimentos funcionales. Probióticos. Madrid: Médica Panamericana; 2002. p. 9-17.
28. Guarner F., Requena T., Marcos A. Declaraciones consensuadas del Workshop
“probióticos y salud. Evidencia científica”. Nutr Hosp. 2010;25:700-704.
29. Sanz Y., Collado M.C., Dalmau J. Contribución de la microbiota intestinal y del
género «Bifidobacterium» a los mecanismos de defensa del huésped frente a
patógenos gastrointestinales. Acta Pediatr Esp. 2006;64:74-78.
42
30. Sanz Y., Collado M.C., Haros M., Dalmau J. Funciones metaboliconutritivas de la
microbiota intestinal y su modulación a través de la dieta: probióticos y prebióticos.
Acta Pediatr Esp. 2004;62:520-526.
31. Park S., Bae J.H. Probiotics for weight loss: a systematic review and meta-
analysis. Nutr Res. 2015;35(7):566-75.
32. Guarner F., Malagelada J.R. Ecología intestinal: modulación mediante probióticos.
En: Ortega R.M., Marcos A., Aranceta J., Mateos J.A., Requejo A.M., Serra L.,
editores. Alimentos funcionales. Probióticos. Madrid: Médica Panamericana; 2002.
p. 33-43
33. Sánchez M., Moreno G.A., Marín M.E., García L.H. Factores de Riesgo
Cardiovascular en Poblaciones Jóvenes. Rev. salud pública. 2009;11(1):110-122.
34. Gøbel R.J., Larsen N., Jakobsen M., Mølgaard C., Michaelsen K.F. Probiotics to
adolescents with obesity: effects on inflammation and metabolic syndrome. J
Pediatr Gastroenterol Nutr. 2012;55(6):673-8.
35. Chorell E., Karlsson Videhult F., Hernell O., Antti H., West C.E. Impact of probiotic
feeding during weaning on the serum lipid profile and plasma metabolome in
infants. Br J Nutr. 2013;110(1):116-26.
36. Jung S.P., Lee K.M., Kang J.H., Yun S.I., Park H.O, Moon Y., et al. Effect
of Lactobacillus gasseri BNR17 on Overweight and Obese Adults: A Randomized,
Double-Blind Clinical Trial. Korean J Fam Med. 2013;34(2):80–89.
37. Kadooka Y., Sato M., Ogawa A., Miyoshi M., Uenishi H., Ogawa H. et al. Effect of
Lactobacillus gasseri SBT2055 in fermented milk on abdominal adiposity in adults
in a randomised controlled trial. Br J Nutr. 2013;110(9):1696-703.
38. Sharafedtinov K.K., Plotnikova O.A., Alexeeva R.I., Sentsova T.B., Songisepp
E., Stsepetova J., et al. Hypocaloric diet supplemented with probiotic cheese
improves body mass index and blood pressure indices of obese hypertensive
patients--a randomized double-blind placebo-controlled pilot study. Nutr
J. 2013;12:138.
39. Sánchez M., Darimont C., Drapeau V., Emady-Azar S., Lepage M., Rezzonico E.
et al. Effect of Lactobacillus rhamnosus CGMCC1.3724 supplementation on weight
loss and maintenance in obese men and women. Br J Nutr. 2014;111(8):1507-19.
40. Lee S.J., Bose S., Seo J.G., Chung W.S., Lim C.Y., Kim H. The effects of co-
administration of probiotics with herbal medicine onobesity, metabolic endotoxemia
and dysbiosis: a randomized double-blind controlled clinical trial. Clin
Nutr. 2014;33(6):973-81.
43
41. Ogawa A., Kadooka Y., Kato K., Shirouchi B., Sato M. Lactobacillus gasseri
SBT2055 reduces postprandial and fasting serum non-esterified fatty acid levels in
Japanese hypertriacylglycerolemic subjects. Lipids Health Dis. 2014;13:36.
42. Inostroza J., Haschke F., Steenhout P., Grathwohl D., Nelson S.E., Ziegler E.E.
Low-Protein Formula Slows Weight Gain in Infants of Overweight Mothers. J
Pediatr Gastroenterol Nutr. 2014;59(1):70–77.
43. Lindsay K.L., Kennelly M., Culliton M., Smith T., Maguire O.C., Shanahan F. et al.
Probiotics in obese pregnancy do not reduce maternal fasting glucose: a double-
blind, placebo-controlled, randomized trial (Probiotics in Pregnancy Study). Am J
Clin Nutr. 2014;99(6):1432-9.
44. Zarrati M., Salehi E., Nourijelyani K., Mofid V., Zadeh M.J., Najafi F. et al. Effects
of probiotic yogurt on fat distribution and gene expression of proinflammatory
factors in peripheral blood mononuclear cells in overweight and obese people with
or without weight-loss diet. J Am Coll Nutr. 2014;33(6):417-25.
45. Karlsson Videhult F., Öhlund I., Stenlund H., Hernell O., West C.E. Probiotics
during weaning: a follow-up study on effects on body composition and metabolic
markers at school age. Eur J Nutr. 2015;54(3):355-63.
46. Bjerg A.T., Sørensen M.B., Krych L., Hansen L.H., Astrup A., Kristensen M. et al.
The effect of Lactobacillus paracasei subsp. paracasei L. casei W8® on blood
levels of triacylglycerol is independent of colonisation. Benef
Microbes. 2015;6(3):263-9.
47. Brahe L.K., Le Chatelier E., Prifti E., Pons N., Kennedy S., Blædel T. et al. Dietary
modulation of the gut microbiota – a randomised controlled trial in obese
postmenopausal women. Br J Nutr. 2015;114(3):406-17.
48. Hariri M., Salehi R., Feizi A., Mirlohi M., Kamali S., Ghiasvand R. The effect of
probiotic soy milk and soy milk on anthropometric measures and blood pressure in
patients with type II diabetes mellitus: A randomized double-blind clinical trial.
ARYA Atheroscler 2015;11(Suppl 1):74-80.
49. Icaza-Chávez M.E. Microbiota intestinal en la salud y la enfermedad. Revista de
Gastroenterología de México. 2013;78(4):240–248
50. Agencia española de consumo, seguridad alimentaria y nutrición [Internet].
http://www.aecosan.msssi.gob.es/AECOSAN/web/nutricion/seccion/estrategia_na
os.shtml
51. Agencia Española de Seguridad Alimentaria. Estrategia para la nutrición, actividad
física y prevención de la obesidad
44
52. Molinaro F., Paschetta E., Cassader M., Gambino R., Musso G. Probiotics,
prebiotics, energy balance, and obesity: mechanistic insights and therapeutic
implications. Gastroenterol Clin North Am. 2012;41(4):843-54.
53. Yee Kwan Chan · Mehbrod Estaki M · Deanna L Gibson. Consecuencias clínicas
de la disbiosis inducida por la dieta. Ann Nutr Metab 2013;63(suppl):28-40
54. Morales P., Brignardello J., Gotteland M. La microbiota intestinal: Un nuevo actor
en el desarrollo de la obesidad. Rev Med Chile. 2010;138:1020-1027.
55. Armougom F., Henry M., Vialettes B., Raccah D., Raoult D. Monitoring bacterial
community of human gut microbiota reveals an increase in Lactobacillus in obese
patients and Methanogens in anorexic patients. PLoS One. 2009;4(9):e7125.
56. Zhang H., DiBaise J.K., Zuccolo A., Kudrna D., Braidotti M., Yu Y. et al. Human gut
microbiota in obesity and after gastric bypass. Proc Natl Acad Sci U S A.
2009;106(7):2365–2370.
57. Schwiertz A., Taras D., Schäfer K., Beijer S., Bos N.A., Donus C. et al. Microbiota
and SCFA in lean and overweight healthy subjects. Obesity (Silver
Spring). 2010;18(1):190-5.
58. Santacruz A., Marcos A., Wärnberg J., Martí A., Martin-Matillas M., Campoy C., et
al. Interplay between weight loss and gut microbiota composition in overweight
adolescents. Obesity (Silver Spring). 2009;17(10):1906-15.
59. Balamurugan R., George G., Kabeerdoss J., Hepsiba J., Chandragunasekaran
A.M., Ramakrishna B.S. Quantitative differences in intestinal Faecalibacterium
prausnitzii in obese Indian children. Br J Nutr. 2010;103(3):335-8.
60. Collado M.C., Isolauri E., Laitinen K., Salminen S. Distinct composition of gut
microbiota during pregnancy in overweight and normal-weight women. Am J Clin
Nutr 2008;88(4):894-9.
61. Kalliomäki M., Collado M.C., Salminen S., Isolauri E. Early differences in fecal
microbiota composition in children may predict overweight. Am J Clin
Nutr. 2008;87(3):534-8.
62. Robles–Alonso V., Guarner F. Progreso en el conocimiento de la microbiota
intestinal humana. Nutr Hosp. 2013;28(3):553-557
45
ÍNDICE
Resumen………………………………………………………………………………………..1
Introducción……………………………………………………………………………………..3
Microbiota………………………………………………………………………………3
Obesidad………………………………………………………………………………..7
Probióticos…………………………………………………………………………….12
Objetivo………………………………………………………………………………………...21
Metodología……………………………………………………………………………………22
Resultados y discusión……………………………………………………………………….24
Conclusiones………………………………………………………………………………….39
Bibliografía…………………………………………………………………………………….40