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Una charla compleja: el todo es más que las partes Brenda Garduño-Sánchez 28 de mayo de 2019 La tercera edición del festival El Aleph, festival de arte y cien- cia organizado por la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, está dedicada a las ciencias de la complejidad. Pero ¿qué son las ciencias de la complejidad?, ¿qué problemas son resueltos por dicha disciplina? y ¿quién se dedica a ello? Éstas y otras preguntas fueron resueltas, el pasado 22 de mayo, du- rante la mesa de diálogo Ciencias de la complejidad: simetrías ocultas de la naturaleza, moderada por el curador del festival José Gordon, reconocido ensayista y periodista mexicano. Soy físico de closet Los participantes en la mesa de diálogo, Alejandro Frank, doctor en Física Nuclear y los doctores en Física, José Luis Mateos y Maximino Aldana, tenían una cosa en común, los tres son parte de un grupo de científicos dedicados a estudiar las ciencias de la complejidad: los complejólogos. Sin embargo, los tres llegaron a estudiar los sistemas complejos siguiendo distintos caminos. “A finales de los 90s cuando estaba terminando mi tesis doctoral empecé a enterarme de unas nuevas ideas que a mi me resultaron fascinantes”, recordó José Luis Mateos, profesor e investigador del Instituto de Física de la UNAM y colaborador del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM. Se refería a teorías como la teoría del caos y las dimensiones fractales, campos ahora estudiados por las ciencias de la complejidad. “Fui a una escuela de invierno, organizada por el Instituto Santa Fé, donde estaban todos los pioneros en las nuevas teorías de las que me enamoré. Después del mes en la escuela me convertí a la religión de los sistemas complejos. Soy físico de closet y ahora soy complejólogo”. El todo es más que las partes Los sistemas complejos son sistemas compuestos por varios elementos los cuales se relacionan entre sí por medio de interacciones. Casi todo a nuestro alrededor puede ser visto como un sistema complejo, desde el Universo infinito, hasta las células microscópicas. Una característica principal de los sistemas complejos son las propiedades que sur- gen de las interacciones entre las partes tales como la emergencia de fenómenos, como lo es la consciencia humana y la crisis ambiental, propiedades que no pueden ser explicadas sólo por la suma de las partes. En la mesa de diálogo, Mateos puso como ejemplo la emergencia de la consciencia humana. “Las neuronas se co- nectan unas con otras y forman una red [...] y podemos estudiar en detalle una sola neurona pero en sí cada neurona no tiene consciencia”. Sin embargo, la consciencia emerge de las interacciones de las neuronas. De tal forma que no es suficiente estudiar las neuronas individualmente para comprender el todo. “Lo que me sigue asombrando”, señaló Mateos, “es cómo juntas y relacionas 100 mil millones de neuronas para que surja la consciencia”. Además señaló que en las interacciones entre las neuronas “no hay una neurona líder, se organizan y como resultado emerge la consciencia”. La autoorganización es otra de las propiedades de los sistemas complejos. Dicha propiedad fue lo que Maximino Alda- na, investigador del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, encontró fascinante y lo que lo llevó al camino del estudio de los sistemas complejos. “Encontrar las leyes de organización de la materia [...] fue lo que me convenció a dedicarme [al estudio de los sistemas complejos]”, comentó a la pregunta planteada por Gordon a los panelistas: ¿cómo es que llegaron al estudio de ciencias de la complejidad? Tras varios años en el estudio de las ciencias de la complejidad Aldana, especialista en sistemas complejos y miembro del C3, encuentra asombroso un fenómeno emergente que estamos viviendo actualmente. “Para mí la destrucción Noticia 124/2019

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Page 1: Una charla compleja: el todo es más que las partes · Una charla compleja: el todo es más que las partes Brenda Garduño-Sánchez 28 de mayo de 2019 La tercera edición del festival

Una charla compleja: el todo es más que las partesBrenda Garduño-Sánchez

28 de mayo de 2019

La tercera edición del festival El Aleph, festival de arte y cien-cia organizado por la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, está dedicada a las ciencias de la complejidad. Pero ¿qué son las ciencias de la complejidad?, ¿qué problemas son resueltos por dicha disciplina? y ¿quién se dedica a ello? Éstas y otras preguntas fueron resueltas, el pasado 22 de mayo, du-rante la mesa de diálogo Ciencias de la complejidad: simetrías ocultas de la naturaleza, moderada por el curador del festival José Gordon, reconocido ensayista y periodista mexicano.

Soy físico de closet Los participantes en la mesa de diálogo, Alejandro Frank, doctor en Física Nuclear y los doctores en Física, José Luis Mateos y Maximino Aldana, tenían una cosa en común, los tres son parte de un grupo de científicos dedicados a estudiar las ciencias de la complejidad: los complejólogos. Sin embargo, los tres llegaron a estudiar los sistemas complejos siguiendo distintos caminos.

“A finales de los 90s cuando estaba terminando mi tesis doctoral empecé a enterarme de unas nuevas ideas que a mi me resultaron fascinantes”, recordó José Luis Mateos, profesor e investigador del Instituto de Física de la UNAM y colaborador del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM. Se refería a teorías como la teoría del caos y las dimensiones fractales, campos ahora estudiados por las ciencias de la complejidad. “Fui a una escuela de invierno, organizada por el Instituto Santa Fé, donde estaban todos los pioneros en las nuevas teorías de las que me enamoré. Después del mes en la escuela me convertí a la religión de los sistemas complejos. Soy físico de closet y ahora soy complejólogo”.

El todo es más que las partesLos sistemas complejos son sistemas compuestos por varios elementos los cuales se relacionan entre sí por medio de interacciones. Casi todo a nuestro alrededor puede ser visto como un sistema complejo, desde el Universo infinito, hasta las células microscópicas. Una característica principal de los sistemas complejos son las propiedades que sur-gen de las interacciones entre las partes tales como la emergencia de fenómenos, como lo es la consciencia humana y la crisis ambiental, propiedades que no pueden ser explicadas sólo por la suma de las partes.

En la mesa de diálogo, Mateos puso como ejemplo la emergencia de la consciencia humana. “Las neuronas se co-nectan unas con otras y forman una red [...] y podemos estudiar en detalle una sola neurona pero en sí cada neurona no tiene consciencia”. Sin embargo, la consciencia emerge de las interacciones de las neuronas. De tal forma que no es suficiente estudiar las neuronas individualmente para comprender el todo. “Lo que me sigue asombrando”, señaló Mateos, “es cómo juntas y relacionas 100 mil millones de neuronas para que surja la consciencia”.

Además señaló que en las interacciones entre las neuronas “no hay una neurona líder, se organizan y como resultado emerge la consciencia”.

La autoorganización es otra de las propiedades de los sistemas complejos. Dicha propiedad fue lo que Maximino Alda-na, investigador del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, encontró fascinante y lo que lo llevó al camino del estudio de los sistemas complejos. “Encontrar las leyes de organización de la materia [...] fue lo que me convenció a dedicarme [al estudio de los sistemas complejos]”, comentó a la pregunta planteada por Gordon a los panelistas: ¿cómo es que llegaron al estudio de ciencias de la complejidad?

Tras varios años en el estudio de las ciencias de la complejidad Aldana, especialista en sistemas complejos y miembro del C3, encuentra asombroso un fenómeno emergente que estamos viviendo actualmente. “Para mí la destrucción

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[causada por los humanos] de las condiciones que nos permiten vivir en el planeta, sigue asombrándome”, dijo Aldana. Para él, este fenómeno emergente es también un fenómeno colectivo.

Aldana explicó que si se le preguntara a cada persona si están de acuerdo con las acciones que perjudican al planeta como lo son tirar basura, los incendios forestales y contaminar, la mayoría lo negaría rotundamente. Sin embargo, el colectivo es lo que genera el problema de la crisis ambiental, “no es un problema que tenga que ver con el comporta-miento individual, sino con el comportamiento colectivo” señaló Aldana.

Inteligencia colectiva en la resolución de problemasPara finalizar la mesa de diálogo, Gordon comentó a los tres físicos presentes que estamos ante el tiempo “de las inteligencias colectivas”. Y lanzó una pregunta-reflexión. “¿Cuáles serían las condiciones para que nuestra inteligencia colectiva adquiera mayor autoorganización para la resolución de problemas?”.

Mateos explicó que para él los lugares donde las ideas confluyen de mejor forma para la resolución de problemas es en las grandes ciudades. “Las grandes ciudades es un colectivo donde se generan oportunidades y se generan ideas”, comentó. “Yo veo a las grandes ciudades como una inteligencia colectiva en donde cooperamos [...] para la resolución de problemas”, argumentó.

Al respecto Aldana dijo que actualmente la resolución de problemas no sólo se da en lugares físicos, como las ciuda-des, sino también virtualmente. El investigador mencionó que existen problemas científicos que han podido resolverse gracias a la contribución y organización de la comunidad a través de las redes sociales. “Un caso fue un problema en el estudio de las ondas gravitacionales [...] en el que un grupo de científicos abrió, a través de las redes sociales, un concurso a la comunidad científica para la resolución del problema”.

El problema planteado en el concurso logró resolverse gracias a la colaboración virtual de la comunidad científica. “La comunidad fue la que resolvió el problema [...]. Ya no fue la responsabilidad de un individuo, una universidad o un instituto, sino la participación colectiva”, concluyó Aldana.

Al respecto Alejandro Frank, investigador emérito del Instituto de Ciencias Nucleares y miembro de El Colegio Nacional comentó: “creo que Max da un ejemplo muy bueno de inteligencia colectiva, de abrir los problemas y colaborar”. Para el también coordinador general del C3, la falta de diálogo o comunicación entre diversas disciplinas para la resolución de problemas fue lo que lo impulsó al estudio de las ciencias de la complejidad.

Fue su turno de compartir con la audiencia cómo llegó a las ciencias de la complejidad. “Mi historia”, dijo, “es una histo-ria de amor”. Para Frank, su interés por estudiar los sistemas complejos provino de su interés por contribuir a la resolu-ción de problemas actuales, “una forma de retribuir a la universidad”. Pero para ello, se encontró con una problemática: “una falta de mecanismos de comunicación entre las distintas disciplinas” necesaria para la resolución de problemas.

Su pasión y entusiasmo llevaron a Frank y a otros investigadores como Christopher Stephens del Instituto de Ciencias Nucleares, Elena Álvarez-Buylla del Instituto de Ecología y Maximino Aldana, del Instituto de Ciencias Físicas, a pensar en un lugar donde pudiera favorecerse el intercambio de ideas entre diversas disciplinas.

“Les voy a dar una buena noticia”, anunció a la audiencia. “El espacio ya se creó y se llama Centro de Ciencias de la Complejidad”, recinto ubicado en Ciudad Universitaria. “El Centro de Ciencias de la Complejidad es un espacio que busca conjuntar inteligencias e ideas de varias disciplinas para la resolución de problemas como el cambio climático, la movilidad urbana y la diabetes”, dijo Frank y concluyó: “Los problemas ya no se pueden tratar individualmente, se tienen que resolver con la inteligencia colectiva”.