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404 VAlUE1)A))E. muerto de una puñada ni ahogado por un apreton que lo .i tam- poco lo hizo morir la rareza de UIl golptl mortal que recibiera cuando cayen vencido; si él murió de un bnlazo, y los balazos no sé dan en lucha de bra,- zos; y si, en fin, se dice por la Rivas, que al abrir In puerta Sencier muere, ¿para qué es decir que no hubo forcejeo? Qué r.onexioll tiene el balazo COII un forcejeo? De dónde le ocurrió la Rivns semejante idea? Qui én huta en. tonces (una hora despnes del suceso) h lnia hahlado ni pensado en rorcejeo? Qué motivo, qué inlemo, qué empeño pudo haber en decir que 110 lo hubo?_ Si Sencier murió de un balnzo; si no habia quien dijera que se hahía /luici· dado; si nadie habia dicho que Sencíer fuera herido con sns pistolas, ¿pa ra qué esa prevencion de que las vieran cargadas? Si :a primera naturalllupoti.. cion es dI> que la arma que se descargara fllera la del contrario de Sencier, ¿para qué se intenta probnr que 110 se descargaron las de éste? Si no hubo mas de un tiro, y con ese mismo murió Sencier, ¿qué c:ngo le podia relultar, ni que esculpacion á su contrario de que estuviera'¡ cargadas ó descargada. las armas que portaba al tiempo de su muerte? ¿A qué vino, pues, el ll ama r la atpllcion sobre si las pistolas de Sencier estaban ó no cargadas, á qué vino el empeño de hacer de ello testigos? La Rivas, anticipando una idEla que á natlie le ocurre ni puede ocurrirle, anuncia que no hubo forcejeo entre Méndez y Sencier: Duhagon previnien. do un juicio que nadie ha hecho ui podioo hacer, prepara las pruebas de que Sencier no pudo ser herido COIl 8US pistolas. Una noche antes de que Méndez declarara que á virtud de un rorceiell ,\"IJI. tuvo con Sencier, para librarse del tiro de bala que le :\Sestaba, se había dis- parado la pistola que empUñaba él mismo, y le habia dado muerte; ya la Rí. vas, amacia de Duhagon, anticipó que no hubo forcejeo. Una noche anle, ya amacio de la Ri vas, llamó la atencion é hizo testigos de que no se habian disparado las armas de Sencier. RecordemoR las presuncionee ano teriores, fijemos la atenciou en esta última, y de que si ge pre. vino que no hubo forcl'jeo, fué porque lo hubo; y si se previno que no se ha· bian disparado las armas de Seucier, rué porque se disparó la que lo mató. Es decir, 110 hay duda en qUEl Senciel' filé IIlllcrto su propia arma; no hay duda en que el hOlllicidio fué no la h3y en que el suceso pasó como lo refirió Méndez, yen que ha 1II: empeño decidido, no 8010 en oscurecer la verdad del hecho, sillo cn tergiversarlo, No, no lodas las C3usas criminales en que los reo' dcben ser ahs\leltoll¡ Ion susceptiblus de una completa: patenlizar la incnlpabilidad es elobje· to de toclas pero la jnstilieacion de la inoc: enc:ia es la obra de muy po· caso Es que el acusado sea inocente, y q lIe lo sea verdaderamente, pn· I'a que se le pueda pasar por el crisol del criterio moral. Cnando no 8e puede

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404 VAlUE1)A))E.

muerto de una puñada ni ahogado por un apreton que lo esprimier~; .i tam­poco lo hizo morir la rareza de UIl golptl mortal que recibiera cuando cayen vencido; si él murió de un bnlazo, y los balazos no sé dan en lucha de bra,­zos; y si, en fin, se dice por la Rivas, que al abrir In puerta Sencier muere, ¿para qué es decir que no hubo forcejeo? Qué r.onexioll tiene el balazo COII

un forcejeo? De dónde le ocurrió tí la Rivns semejante idea? Quién huta en. tonces (una hora despnes del suceso) h lnia hahlado ni pensado en rorcejeo? Qué motivo, qué inlemo, qué empeño pudo haber en decir que 110 lo hubo?_ Si Sencier murió de un balnzo; si no habia quien dijera que se hahía /luici· dado; si nadie habia dicho que Sencíer fuera herido con sns pistolas, ¿para qué esa prevencion de que las vieran cargadas? Si :a primera naturalllupoti.. cion es dI> que la arma que se descargara fllera la del contrario de Sencier, ¿para qué se intenta probnr que 110 se descargaron las de éste? Si no hubo mas de un tiro, y con ese mismo murió Sencier, ¿qué c:ngo le podia relultar, ni que esculpacion á su contrario de que estuviera'¡ cargadas ó descargada. las armas que portaba al tiempo de su muerte? ¿A qué vino, pues, el llamar la atpllc ion sobre si las pistolas de Sencier estaban ó no cargadas, á qué vino el empeño de hacer de ello testigos?

La Rivas, anticipando una idEla que á natlie le ocurre ni puede ocurrirle, anuncia que no hubo forcejeo entre Méndez y Sencier: Duhagon previnien. do un juicio que nadie ha hecho ui podioo hacer, prepara las pruebas de que Sencier no pudo ser herido COIl 8US pistolas.

Una noche antes de que Méndez declarara que á virtud de un rorceiell ,\"IJI.

tuvo con Sencier, para librarse del tiro de bala que le :\Sestaba, se había dis­parado la pistola que empUñaba él mismo, y le habia dado muerte; ya la Rí. vas, amacia de Duhagon, anticipó que no hubo forcejeo. Una noche anle, ya Duh~gon, amacio de la Ri vas, llamó la atencion é hizo testigos de que no se habian disparado las armas de Sencier. RecordemoR las presuncionee ano teriores, fijemos la atenciou en esta última, y cOllvenz~monos de que si ge pre. vino que no hubo forcl'jeo, fué porque lo hubo; y si se previno que no se ha· bian disparado las armas de Seucier, rué porque se disparó la que lo mató. Es decir, 110 hay duda en qUEl Senciel' filé IIlllcrto ~on su propia arma; no hay duda en que el hOlllicidio fué r;lII~;¡I; no la h3y en que el suceso pasó como lo refirió Méndez, yen que ha h~hido 1II: empeño decidido, no 8010 en oscurecer la verdad del hecho, sillo cn tergiversarlo,

No, no lodas las C3usas criminales en que los reo ' dcben ser ahs\leltoll¡ Ion susceptiblus de una d~rellsa completa: patenlizar la incnlpabilidad es elobje· to de toclas flIla~; pero la jnstilieacion de la inoc:enc:ia es la obra de muy po· caso Es pl'eci~o que el acusado sea inocente, y q lIe lo sea verdaderamente, pn·

I'a que se le pueda pasar por el crisol del criterio moral. Cnando no 8e puede

DE ,J\JItlSPRUIJF~NCTA., J05

juzgar ~illo segun la ley, los juicios por precision tienen que fundarse en ella; cuando es forzoso parar el cxámen adonde la ley lo manda, es necesario cir­cunscribir ó acotar los juicios segun lo ordena ~lla misma: tal es el criterio legal. Mas cuando no es la ley sino la rllzon el fundamento, adonde qtl iera que hay datos para juzgar, hllst¡¡ allá se lleva el exámen¡ y cuando no es la ley sino la moral la que hace parar el cxámen, tienen los juicios una órbita inmensa en que esplaylll'se: tal es el cri terio moral. El primero no puede hallar la "erdad, sino en las reglas del derecho; el segundo la busca en toda la naturaleza, Véase, pues, cnán dificil es pasar á un acusado por el crislIl del criterio moral. Méndez, en fin, ha pasado por él: lo hemos hecho sufrir una prueba fuerLísima, pero ella lo ha purgado de la calumnia, y nos ha pues­to en el Cl\sn de pre¡;entar, no la posibilidad, sino la existencia real del ~iguien­te cuadro

Méndez, en actual compromiso amoroso con Doi'ia Refu~io Orozco, ocurre, como tiene de costumbre, á la cita nocturna que se hacen: la llama y no pa­rece: se llega á la casa que hahíta para ver Jo que le había sucedido, y la in­fiel habia ¡'ecibido la cita de un antiguo amante suyo; lo tenia dentro de la misma casa, y el ri\'3l estaba en atalaya de Méndez; y cuando éste debiera tocar la pUflrta, él sc constituye portero: le abre y lo sorprende: le niega la facultau de verse con su querida, y le disputa la poscsion: lo agred ia ases­tándole un tiro de bala con \lna pistola que empui'ía, y que en el acto prepa. ra, pero que en el acto la mano fuerte y desesperada de Méndez le impide hacer uso del tiro, le desvía la direccion )' se libra de la muerte que hubiera recibido; mas se libra por un instante porque el rival va á sacar otra pistola, cuando la una ya está palanqueada s(,bre la mano que la empuña; y con oca­

sion del desesperado esfuerzo de quitarle ésta para librarse del peligro de la otra arma, se dispara y Méndez á sus pies deja muerto á su contrario,

Si con ocasion de arrancar la pistola de la mano que la empuña, la ar­ma se dispara, no hay duda en que Méndez le dió un balazo á Sencier, no hay duda en que él fué el quP. lo mató; pero no la hay tampoco en qUI1 el homi­cidio fué causal, en que el mismo occiso lo hizo necc~ario, y en que fué he­cho en derensa de la propia vida del agredido_

No se habia podido ver este cuadro porque lo cubria \111 e~peso y tenebro­so velo, cuya densidad se ha ido disipando á proporcion que la verdnd se ha dp.jado escuchar; y es que hoy se mira claramente, porque se', han removi­do 109 estorbos que no lo dejaban ver, porque se han presentado los datos sin 108 cU31es 110 pudiera descubrirse. Los inútiles esfuerzos COII que procuraron

presentar indicios de que MÍ'ndez iba arm~rlo de la pislola que mllló [. Sen­cier; la futilidad con que se intentó hacer creer qne la bala q tle SI! le dispul'ÍJ

no cabia en sus pistolas; la demostrada superchería con qne se atrevieron ;1

·~OG V A lll:r.1J .\llF;g

asegurar la imposibilidad del hecho; la mentira y la canlnmnia sipmpre en ata. laya para oscurecer la \'erdad, para tergiversar los hechos; las omisiollea ju. diciales fOI,titicanc\l) la calumnia; inexactitudes y contradi~ciones de las que le pretendieron fueran testigus presencii\les j Sil mpntira y Sil dohlez; su falta de integridad. Sil timidez, su sorpresa y su parcialidad¡ la uect"sidad imperiosa de fug¡¡rse que tu\.iera un verdadero crimin'll: Ins circunstancias exigentcsqae rodeaban á Méntlez; SlI proporcion y SllS recur¡;os para emprender la fuga; la comprobada sinrwridau y buena fé con que volunt,II'i amente se presenló • ser juzgado; la inesp~rada prp.sencia de Sencier en la casa de la Orozco¡ su :16. dosidad para ir á abrir la puerta; la falta que ~e nmó de la pistola de la bol ... derecha del p;lIl1alon de Sencier; el hallazgo de la que se le encontró en la bol­sa izquierda; el levant¡¡miento del cad,lver dellllga r en que cayó; el rcgi~lro

q\le le hizo el gratuito, acérrimo y descubirrtu enemigo de Méndez; la pre· "entiva negac ion de que hubiera habido entre 'léndez y Senciel' un fim:l!jeo, antes que se hubiera afirmado su existencia; y la pre\'entiva prueba de que no se habian disparado las pistolas de Scncier, nnles de que se prescntara la es­cepcion de haber sido muerlo con su propia ¡¡rm,,: he aquí los motivos todol, qlle nos han hecho llegar nI dia claro de la verdad, Por fin, ésta ha venido á ser atendidll: ella ha deshecho la persecllciul1; ha manifestado la calumoia; y 111 inncencia de Méndez queda .iu,~tificada. La mentira y la cnlumnia pre· sentnron á Mémlci'. tlelinc.utlntc, la verdad se hll llt'jado escuchllr y él ha resul· tado inocente.

Por solo y nnrJa mas que las puras constancias de autos. no en virtud de nuevas pruebas, sino en fuerza de los datos que ya existen, la inocencia de Méndez t' Strl justificarla. Pel'o no obstante, Méndez sufrirá la pena riel úl. timo suplicio: la sangre dc Seucier será lavada con la suya propia, )' freno te de la ca. a donde eneier Illurió se levantará el pat,bulo de Méndez, Así es como dt'be quedar vel11{ada la muerte de Ull francés, y sin embargo que él pertl i(, la cualidad de fl'allr,6 s, su solo orígen es digno r1e tatlta repara· cion; no obstante de que rl desgrac iado , encier en el mercado gentral de la repúblic:l. mexicana, en la feria de San Jllan, ejerció públicam~nte el ofi­cio dn lenon. Multitud de delincu entes á qllilllles las I .. yes no señalaran otra pClla que la de muerte, han sido sustraídos del horror del suplicio, y purgan y han purgado SIIS delitos eOIl penas arbitrarias r proporcionales á

la gravedad del crimcn: el homicidio alevoso, el doblo asesinato, la horro· rosa crueldad de mlltar Íl IIn hOlllbre dormido, y ha ta el paTl'icidio mis· mo no han sillo ohjeto de la pena de muerte, ó mejor dicho. la filosofia y la humanidad tle los jucce.s que los juzgaron, prolongando lél vida de 108 delin­cuentes, los ha librado del horror de la muerte, para que no purgaran insufi­cientemente sus delitos, sin fruto y sin esperatlZIl alguna. con la sola congo-

DI:: JURI ·l'IWDENCIA. JO,

ja de llloOS t:uanlO (Iia:<. y para C¡Ut:: los purgaran dehidarrwllte en tina larg<' prisioll Con el frllLU clt'l e$carllli enlO y elJll In esperanza de I.jue los corrigiera una lecriuu IUI1 slI,·c<n.. lnnumerabl~s homicidios y asesinatos al l! "o$oS co­melillos f'11 (·1 Fl'e~nillo ( ' 11 t'1 discurso ele algunus ,1j'¡OS !lO hall ~ i d() IlIoti"I' Vam (jue ~ l' haga en :l qll CI hlg>ll' lI: la sula ejec:u('ioll al;! jll sticia; pcru 1111 (¡u­micidill (' 11 11111 1,1 qile hemo'l l'I ' fl't' :cl(I , casual y qn e d Illi sl110 orci!;1\ hizo ne­ce~arin; un homi t: ieli ,). en Lin, 1'0010 el que hemos analizado. hecho 1'11 d~fl:n­

S3 prop ia, l'~ ; , ~ I ~ : ' r :1 11 11 1l10ti,, 0 para [lI'psl'llta r ;I IIJ.' h;¡hi t:l llt,'s dI! ': '1 1Iclla cindnll \;1 Ir i ~ l c e 'l~ i' na dd IÍl lilll o slIp lil:io , r I'ara pn::;" I1(;'u' ,, ( ,I;o~ , 11 01' 11 el pa­raje qll l' r,lC' rll dc,,, tinad' \ :l l' ';'' '' al'to.<, sillo tino e" pec ialtfl ell le ~ l '¡-¡¡l latlo para pjemplariznr el cast ig-Il, ¡ Ah! si tal patibulo se levantal':l , no serviria por cier­In para solo sac: rifirar en é l ull a \' iclillla inocente que lav~ra c:on 511 sangre la del \;Hlron publico ele 'J'lIlallcingo; serviria mas que nada, p¡;ra nuestra coo­

fllsion y nu estro oprob io: él con el lenguaje mudo de las cosas ín '1Ilimndas y con la fuerte espresioll de los l'ígnos representalivos, nl lS haría I!ntender que los mexicanos solo elllre sí Illi~mos go;>: ¡lbamo~ los derechos de la naturaleza;

pero qUf1los habiamos perdido l'1I competencia con los s~res privilegi¡¡dos que nacieron en l'rant:i¡¡; él 11 oS haria entender, que nu siéndollos lícito malar:\ nn fr<Ju ré .. en defensa prn phi , s i la desgracia nos ponia en tal conflicto, 110 1I0S

quedaba mm re f:lIr~ " qUE' ñ dejarnos vilmente morir á sus manos para librar­n(J$ de .18 .=.· ... r¡.·aús {,le! suplicio, ó subir al cadalso á recibir el premill del va­lor con que sllpiéramo~ con~crvarnos. No. no es ya solo la vida de Méndez Ilue defendemos, es el honor de los mexicanos, que tambien "amos á rel'in-

dicar. Es la inculpabilidad de D. ,\ndrés Méndez, no es ya de su inocencia de lo

que se va á tratar. Por un encargo especial de mi defenso yo me ocupé pri­mero de 5\1 honor que de su vida, y su inocencia es hoy tan conocida y tan manifiesta á la sensatez de cualquier hombre, que 'lasta los mismos jueces que lo condenaron, no podrán menos cuando conslIlten Sil concienci3, que re­conocer esa inocl!ncia q \le no pudieroll descubrir cuanJo examinaron Sil cau­sa. Sllcede alguIJas veces, qlle un inocenle es condenado por las pruehas lega­les que apare;lIan Sil cu Ipabilidad¡ así como otras muchas, un criminal es ab­suelto por la falla de pnlebas legales él por las falsas pruebas de sn inculpa­bilidad. El criterio m oral y el legal, son independientes el lIllO del otro. y

aunque el j IIl'Z conozca. ror el primero la inocencia ó la criminalidad del acu ­sado. tiene que ceut!r por el segundo ti las pruebas legales d~ su culpabilidad ó escu lpncion, Pero yo que cuando emprC'ndí esta derensa estaba tan cier'-10 de la inocencia como de la inculpabilidad dc D. :\ndrés Méndez, de inten­to al fllndar el criterio ¡noral presenté algunos rasgos tlel criterio legal, para hacer Ilotar la injusticia con que habia sitio juzgado; y de intento suprimí al-

405 V !,RlEIJA DES

gunas rel1exiones propias de aquel lugar, para presentarlas ahora que fundo

el criterio legal, y que voy á demostrar la temeridad y notoria inj usticia con

que mi desgraciado hermano ha sido condenado.

Cnl"I'IW IO LEG.\J •.

H¡\gase la mas adversa suposicion con tra D. Andrés Méndez¡ pero hága­

se sin renunciar ni á la naturaleza, ni á la razon, ni fl la jurispl"Udencia,

ni á la filosofia ó á los conocimientos qu e le sirven de base, y entonces se verá quc la situacion re penlÍna en que pusiera al hombre el brusco impedi­

mento del mayor acto que ejerce la naturaleza, no puede menos de SH una

circunstancia aten uante de la pena dc: los delitos, que en tal es tlHlo se come·

tieran. El vulgo que, con la~ irradiaciones de su instinto indica antir.ipada.

mente á los sábios los fundamentos de las ciencias morales, ya habia mar_

cado esta causa en aquel su adagio que la decencia me impide repetir¡ y hoy un jurisconsulto no puede dejar tle reconocerla, si no es que sus cono.

cimientos sean muy mezquino!! y que tenga la desgracia de estar pl"ivado de

sentir In naturnleza¡ pero si allá en los tiempos de entonces en qlle la fisio·

logia no ejercia ningun papel en la m()r~l, ni ésta en la jurisprudencia, se al.

canzó á desr.ubrir que el estado de embriaguez im pedia el pe rfecto uso de

la voluntad, hoy que se sabe q l/e las partes esenciales de los órganos de la

generacion son de naturaleza glandular, y que se sabe cuanto influye el esta.

d'O de las glándulas sobre el cerebro; hoy que se sabe que el desarrollo del

sistema sexual engendra en el hombre el instinto de la audacia ó de la timi­

dez, es imposible negar á la circunstancia de exaltllcioD f¡ que condujera el

instinto, la necesidad de considerarla como atenuante de los yerros que el

p'lciente cometiera. La embriaguez se ha reconocido como un motivo que

atenúa la pena, en términos de sustraer á cualquier crimimd dt:! último su·

plicio, que la ley en otra situacioll le seiialara¡ y no es por otra cosa un mo,

tivo legal de alenuacion de la pena, sino porque se entiende que la i rrita­cion cerebral impide los actos deliberados de la volnntad y espone al pacien­

te á obrar desacerladament-e. La voz fiscal hizo la suposicion mas adversa

para mi defenso: pero no se ocupó de illl'estigar la atenuacion de la pena

que le correspondiera.

Que la espresion: "oiga , iíbrese ele que yo lo agarre, porque lo he de

matar," que Sencier dijo á Méndez la tarde del 10 de Julio de 1839, no la repute la voz fiscal cumo un dato seguro para juzgar, no es estrai'lo, porque de ello no da testimonio mas del solo amenazado; pero que adminiculada es­

ta deposicion con la confcsiol\ de la Orozco, de que Sencier tenia aversion

li Méndcz, con la novedad de haberse entrado Sencier á la casa de la Oroz­

co, con su oficiosidad, qué digo oficiosidad, con el em peño que lomó en irle

nI<: .lUlI.lSPRUm;NCIA . 409

! abrir b puerta á Méndez , COI! su disposicion preventiva de que se cerrara la puerta cuando vió á Méndez en la tienda t1P. enfrente de la casa de la Oroz­co, con la resistencia que le hizo á Ménde;¡, para que se viera con dicha Do­na Re fugio, con la falta qu e se notó de l;¡ pistola de la bol~a derecha del p3nlalon, r ('011 la accion, po fill, últimH de Scncier de querer sacar una pis­tola dI' la holsa , nu SP. tengan estas presunciones adminir.uladas por una prue­ua tle la '>lIem ista!! y d(ll encollo de S (j I1(:ier contra .vIéndez, eso sí 110 cabe ell el ju it:i " , ::;¡ pU l'S L. \·oz fiscal pitle ~e cOIHJene á Méndez á la pena del último ~uplici{). fundado en la ley . que dice' "Todo hombre que matare á

otro oí ~<lbi~ntlas, que nllltlnl po r ello ,JI ¿ pOI' qué flllldado en ~quellas sus pa­

labras "iguienle¡, " silll'o si matare á su enemigo cCllocido" no dice ('·on la ley que 110 puede mori l' por ello?

Ese Illatar á s?biendns que fija la ley (ó lo que significa en el loro, que es i\llento ü premeditacion) y que la ley exige como circunstancia para conue­nar :í. la pena de muerte, no se ha probado ni podido probar en toda la causa: ni un sol., indir:io hay que indujera á creer de la intencion, de la premedita­cion de cometer un hom icidio \'oluntario, y no obstante, sin haber pruebaij de semejanle delito, D. Andrés Méndez ha sido condenado á la pena del úl­timo suplicio, arrostrando todos los derechos de la humanidad '1 Lodos los de la justicia, y hollando é infringieudo las leyes 2.6, tít. l?, par\. 7 ~, y

12, tít. 14 de la par!. 3 =" , que espl'eSamellte mandan no se condene á nadie fino cuando las pruebas del delito SQ:ln tan r.laras como la luz, de manera que no haya absolutamente duda alguna.

Que porque se haya dado asenso li infundadas presunciones é ilegales de­posiciones, se diga que Méndez IIpvaba la pistola que mató :1 Sencier, pase por error de juicio, y Ijbl'e~e en buC'na hora de la responsabilidad de la ca­lumnia presunta el que hace tal aCllsacion sin tener las debidas prtlebas: pe­ro que tales presunciones y deposicione se enen'!'n para decir, lo que ni ellas ind ican ni pueden probar, es I1l1 a calumnia notoria y visible, de cuya responsabilidad nadie pl1I'Cle escaparse. Si Méndez y la Orozco tenian la coslumbre de verse todas las noches; si no hay en toda la causa ni un solo indicio q lIe indujera á creer que Méndez sabia la estancia de Seneier en la casa de la Orozco; si hay en ella constanc:ia de que Sencier nunca habia ido

anles de ese dia, ¿cómo es que dice la voz fiscal "que Méndez tocó la casa de la Orozco, decidido á sacarla ó á darle muerte á Sencier si se oponia á

ello?" ¿Por qué desgracia inaudita ha producido la voz fiscal un juicio tan temer::lrio y de tan funesta trascendencia?-Si no hay el1 toda la callsa IIn eo­lo indicio que indujera á creer que Méndez tuviera intencioll de matar á

Sencier; si no lo hay de que premeditara el lance, ni de que pusiera ase­chanzas, ni de que aprovechara oportunidad, ni de que manifestara Sil reso-

PAR"" a " T. \' ._52

lucion, ni de que ~e dispusiera par~ efeetll ar!3; si las testigos que Jeponen no pueden suministrar ni una semipll!na prueba legHl, no ya de la intencion y premeclitacion, pero ni del preciso acto de que Méndt'z llevara pistola~,

¿cómo es que la \ ' OZ tiseal dice, que: "Ea evidente que Méndez mató á Sencier de intento y con premeditacion. cometiendo un hum icidin volunta­rio?" • i se !la be 10 que es e\'jdencia, c:q ui én autorizó ¡¡ la I'UZ tis~1 para proferir contra mi hflrmano una calumn ia tan lIoloria y "isible?

No hHy la menor duda que la voz fiscal que ha pedido, y Ins jueces que han fallado, han padecido '111 eql1í,.oco, y hall confundido el ohjeto dc la prueba qne se intentó, con 1'1 objeto dI! la qlle se 'llllbiera intentado. Que se abra la cansa, que se registre exactamente, r ~e \'~ rú que toLlas las prue­bas suscitadas contra mi defenso tiencn este solo y p.scl,lIsÍI'o objl'lo: Jelllos­trar que D. Andrés Méndcz lIevalm c:onsigo I~ pistola que dió Illnerte á Sen­cier; pero ninguna tiene por objeto demostrar ni la i"teneion, ni la prellledi­tar.ion de r.omeler Ln homicidio \·o!untaric. ¿De dónde nació el equívoco? No puello averigmll'loi pero en que hay equi\'oco no Itay ,luda, porque aun su­poniendo que mi hermano hubiera c!;l(lo 1'1 halazo con una pistola que llc,ara,

no se infiere precisamente que el homir.illio habia sido I'oluntario. No se in­fiere. porque 1\1 éndez de~de su declar;¡cio!1 se escepcionó dicicndo que la muer· te fué. ademas de casual, hecha en defensa prOpi3j y como puesta esta escep­cion 110 queda mas arbitrio en contrario q.lle probar que no fllé hecha en de­fensa sino en ofensa, tle hay es que no exiSle en la r.ausa no s{)lo una prueba perfecta y r.om plela en r.ontra de la escepcion de Méndez, pero ni la inten­cion de haberla promol'ido.

Ni sP. diga que la prueba tle que Méndez Ile"aba la pistola conque Sencier fué muerto era prueha del homicidio "oluntario, en l'aZOIl de que se le habia convencido de la falsedau de haber sidu muerto con su propia arma, como lenia asegurado en Sll declar~eion: 110, que no se diga semejante cosa, porque lo uno no es precisamente prueba de lo otro: acaso de aq uí nació el equívo· (lO que han sufrido los que han juzgado esta causa, y que plH.lieroll fácilmen· te haber desvanecido, solo con esta reflexion: "En verdad 110 hay una prue· ba plena de que Mémlez llevara la pislola que mató á Sencier¡ pero aun ell tll ca~o ,le que la hubiera. ella sen'iria para probarle á Méndez la portaeiot' de IR arma, mas no la culpabilidad en el 'homicidio: para probarle ésta es pre· ciso, es inrli~pen9able convencerlo de la intencion ó premeditacion con que la aecion fuera ejecutada; y .eomo agrl!dido injustamente, Méndez con cualquier arRIa pudo matar á Sen-cier ;mpunemente¡ la portacion dI! la pistola no baso ta para probar que el homicidio fué \"Ohllllario." He aquí el resullado de las pruebas imperfeclas, incomplelas Ó 8t'miplen3s: ellas no escluyen In ¡nocen·

DE JUH.lSPll iDENClA.

cia del acusado Clomo la escluye la prueba perfecta, y por eso son jncapace~

de p1"ol>ar los delitos.

He dicho qtle las pruebas imrl~ rfC(\tas son incaJlaces de probar, y lo he di­

cho porque es esta una verdad, cuyo reconocimiento hace algunos años que

la filo80fia rcclama de la jurisprudencia, para que la humanidad deje ue ser

atormelltad:l, y el ejercicio de la iniquidad no turbe el iml1erio de la justicia.

Ya el jurisconsulto Cuyacio habia dicho:. "Adonde no hay plena prueba, allí no hay lJrlteba alguna;" pero 110 le habian querido hacer caso; mas hoy

que la tilosofia insiste en q!le una cosa no puede ser media cierta y media

fa ls.1, porque la verdad es una y no puede dividirse. las doctrinas de las prue­

bas semiplenas estál! ya en marcha para junta.rse con la gran prueba llamada

juicio de Dios, que la jurisprudencia desterró para siempre de sus dominios.

IJa filosofia presellta pfua sustituir todo ese guirigay de las pruebas imperfec­

tas, incompletas y semiplcnas, dos solas clases ue prut:bas plenas, y perrec­

tas, y son: las pruebas simples y las complexas. ~i el hecho ó la co~a cuya

\'erdad se intenta demostrar consta de un solo acto, de una sola drcunstan·

(:ia, la prueba se llama simple: si consta de varios actos, de varias circuns­

tancias, la prueba se llama complexa. Es verdad 4ue este presente de la fi­

losofia I'edobla d u'abajo u/\ la judicatura y obliga á los jueces á. examinar

con exactitud dc cuantos actos, de cuantas circullstancias con~ta el hecho ó

cosa sobre que juzgan; pero en cambio se ha dado un escudo, una llueva ga­

rantía á la justicia para no ser mal administrada, y á la inocencia para no

ser cOllfullditla con el crímen. Si el hecho, por ejemplo, que se pretentle

averignar consta de ocho actos, aunque se hayan probado sietc de éstos la

\·erdad 110 ha podido descubrirse; la integl'Ídad de los ocho es incli~pensable

para que la verdad pueda ser probada. ¡Oh! si esta doctrina hubiera sido

siempre conocida, la historia del cadalso no seria tan lamentabfc. Cuántos

y cuántos miserables inocen~es no hubieran subido á él por hechos que cons­

lanuo de ocho á diez actos, jamas fueron conocidos por los jueces que los

condenaron, sorprenditlos y confundidos por el cunjunto adminiculado dt;

Ires Ó cuatro de estas que se llaman media$ pruebas. La filosofia ha dad"

lambiell t, la juri.sprucJcllrin Ulla señal incquivoea para que distinga la prueba

de la presllncioll; pero yo me distraia, ¿para qué he tle hablar de prcsuncio­

nes en materia críminal, para qué he de tratar de ellas cuando no jllleuen

servir de fllndameuto de las sentencias que no !Ion absolutorias, para qué lo

he de hacer cuando el juez 110 pne~lc condenar por ella~, sillo que indispen­

sablemente debe fallar por pruebas tan cl~Tils como la luz del dia?

MientraS llIas se profundiza el exámen de lus principios judiciales', mas

se descubre la injusticia COIl que se ha dbrado en esta causa . Una sola pruc­

ba de esas que se llaman imperfectas, incapaz en c,onsccnencia de probar

412 VARIEDADES

plenamente, es la única que se ha suscitado contra Méndez, y es tan débil y tan despreciable, que ella no ha podido formarse sino del conjunto de multi­

tud de presunciones, que aun despues de adminiculadas no han podido pro­

ducir ma~ que el parto de los montes en manifestacion de su ridículo, ó el

gran coloso de metal con~truido con pies de barro en comprobacion tle ItI

debilidatl. Recordemos cuanto sobre esta prueba se tiene dicho en el crite­

rio moral, para que se vea que se habla con exactitud. Pero no nos con­

tentemos con solo esta referencia; sujetemos esta prueba al cartabon de la ley,

para que la notoriedad de la injusticia sea palpada hasta por los mismos

que la ejercieron.

Tres son las que se han dicho testigos presenr:iales del hecho: la Orozco,

la Fernamlez y la Rivas: es aquí adonde vamos á examinar la idoneidad ó

inhabilidad de estas testigos. La Orozco no puede ser testigo, no digo ya como cómplice de la agresion quc se hizo á Méndez, sino como verdadera

autora de la catástrofe de Sencier: ella es la que admitió, con difcrencia de

una hora, la cita de dos rivales; es la que viendo prolongar la visita del pri­

mero, no tomó partido alguno para evitar ,,1 encuentro que sabia debia veri­

ficarse nada mas que por su refinada coquetería: es, en fin, ó la que prera­

r:mdo una asechanza conducida á MÓlldez al matadero, ó la que precipitaba

á do!! rivales á un encuentro mortal. La Orozco, sobre 110 tener entereza

para atender, ni serenidarl para observar el hecho, porqne se hallaba sobre­

cojida ó del remordimiento de su crímen, ó del aturdimiento de su imprevi­

sion, tampoco puede ser testigo por su parcialidad para deponer directnmen·

le, ni en favor ni en contra de Sencier y de Méndl'z, de quienes era y habia

sido amacia; y á dermiS, sn género de vida, su conducta infame la escluye

de atestar la verdad en juicio. iAh! tampoco puede serlo, porque se halla­

ha presa por la muerte de Senci er, y pudirra ~er muy bien que, ó porqne

ella tratara de esculparse culpamlo ;\ otro, ó porque se le prometip.l'a li brarla

ele toba responsabilidad y con~eguir su absoluta libertad, ella te rgiversa el he­

cho segun sus mi ras, ó segun las de Sil libertador. La OTozeo, pues, no pue­

de ser testigo, segun las disposicione~ legales tic la materia. Afucra la Orozco.

La Fernandez dice que presenció el hecho; pero de su declaracioll ll1 isma

con~ta qne estaba en otro punto dentro de la casa: no obslante, ella insiste en

qlle salió á presenciarlo, y aunque su dicho no importaria mas de presullcion

por no tener veinte años de edad; mas Mén l!ez en careo con el);1 le niega que

estuviera presenle, y ni la Or07:co ni la Rivas han asegurado su presencia: su

presencia, pues, no está probadllj y á mayor abundamiento, su deposicioll es

tambien nnla porque lo~ menorcs que no tienen diez y siete aftos, necesitan

la inten-encion de su curador en los act09 solemnes de la9 caualla criminales,

DE JURISPRUDENCIA. 413

y la Fernandez teniendo solo diez y seis años depuso sin la asistencia de Su

curador. Afuera la Fernallllez. La Rins tambien dice 4ue presenció el hecho, y re6erp. la misma canti.

nela ó leccion ur. la Orozco y de la Fernandez, porque aSPll;ura que el que

iba á entrar le disparó una pistola á Sencier, y que no hubo forct'jeoj pero despues dice, y era así, que ella no pudo ver porque se lo impedia un tajadi.

la al aire que tenia frente su cama. La Rivas, pues, no puede ser testigo. Muera la Rivas.

Podria muy bien, y con una fuerza irresistible, hacerse mérito en el crite­rio legal, del embuste y contradicciones, del doblez y falta de integridad de las llamadas testigos; pero no pensemos alargar esta defensa; lo dicho prueba que legalmente no pudieron ser testigos, y esto basta para demostrar que su tes­timonio es ilegal. Es preciso advertir que la inocencia de Méndez esta jus­tificada, y que solo nos ocupa su inculpabilidad ante la ley.

Resulta que la prueba intr.ntada por el dicho de las llamadas testigos pre­senciales, moralmente no vale nada, como se demostró; pero leglllmcnte y ad­miniculada COIl el hecho tiene el valor de \lna débil presuncion, de que Méu­dez ¡levara y disparara la pistola que ¡uató á Sencier.

La bala que halló Nógaro, como 110 la hallara el juez inmediatamente des­pues del sucr.so, pudó ser ó no la que dió muerle á Sencier: es muy débil en

consecuencia la presuncion de que fuera la misma. Las pistolas cargadas que Duhagon estrajo de las bolsas ¡lel pantaloll de

Sencier, como no las estrajo el juez, ni se estrajeron inmediatamente despues del SlIceso, pudieron muy bien habérseles suplantado la carga, haberse su­planta(!o ellas m ismas; la presuncion de que ninguna se acababa de disparar es sumamente débil.

L:1S deposiciones de Sanchez y de Godina, que en medio de la cOlltradic­cion de un hecho asegnran que Méncle;¡; iba acompañado, y el dicho de uno de ellos de que Méndcz le dijo al compañero, toma, nada prueban. ni sin'en para natla.

Como se demostrará adelante, la declaraciOIl de Jos peritos tic ser imposi­ble que Scncier hubiera muerto con su propia arma, es para un jurisconsul­to, no una presullcion, no una cosa seria, sino motivo solo y nada mas que tic risa.

Busquemos ahora la prueba judicial de que Méndez llevaba la pistola que mató á Sellcier. A Méndez, porque le dió un balazo á Sencier con una pis­tola que llevaba consigo. se le ha calificado ¡le criminal, perpetrador de un homicitlio voluntario; y no tle un homicidio simple, sino de un homicidio ca­lificadu: se le ha reputado alevoso por razon del instrumento de que hiciera

liSO para matar ii Sencier . Busquemos, pues, la prueba judicial: busquémos-

l' .-\IUEUA I lES

la, porque á Méndcz se ha condenado á la pena del último suplicio, y su de­lito se ha cre:ido tan atro:l. y tan merecetlor tic un castigo tremendo y ejem­plar, que se ha mandado lp.l'alltar su patíbulo frenle de la casa donde Sencier murió. ¿Adónde está, pues. lB prueba judicial? ¿adónde está ese fundamen­to de decisiones tan graves, or resultados tan funestos? ¿Atlónde está, se pre­gunta con entusiasmo, la prueba judicial tle que Ménde:l. llevara consigo la pistola con que Sellcier fué muert0j adólldc está, se pregunta con la ansiedad de \11\ entusiasmo desesperadu? Ah! ¿dónde ha de estar? En ninguna parte; 110 hay absolutamente pruebas judiciales de que Méndez llevara la pis­tola que mat6 ¡, Scncierj 110 hay mas de presuncicnes de que la llevara; nO' hay mas tlatus para jm>.gar, que presulJcione~: presuncionrs muy débiles; presunciones que no puetlen servir de flllldamento en el órtlen criminal á nin­guna sentencia que no sea absolutoria; presunriones que no pueden servir pa­ra condenar á nadie; y presunciones, en fin, que uo hacen esa prueba tan cla­ra como la lu:l. del día que la ley exige para condenar y aplicar penas. ¡Por Dios de los r.ielos que uturde y espanta quc así se haya procedido contra Mén­de?; y por Dios de los ciclos que la inoccncia tiembla y ~e estremece con e\ espectáculo de tanta injusticia!

¿Seria acasu la declaracion de los peritos la que arrebató el asellSO judicial? Podrá suceder que así fuera, y será en efecto; pero se hace muy duro y muy dificil creerlo, purque las reflexiones ue D. Joaquin Escriche, en el artículo Peritos, del Diccionario de Legislacion, no son lan singulares y originales que 110 estén al alcance de un jurisconsulto; ni en el caso que cita del supuesto monedero falso, condenado por la prueba de peritos, d~ia la menor duda dt

\0 contingente i\ ineficaz que es este medio para descubrir la verdad. Seria una efectiva dt'~gracia que el parecer de los Sres. Salas y Mendicuti

hubiera arrebatado el asenso judicial: lo seria, no hay duda, porq ue hablan­do la verdad y hablándola entre jurisconsultos, 110 hay ni existe en la causa tal prueba de peritos_ Los medico-quirúrgicos que sirven Je peritos en las cau­sas de homicidio y de heridas, se reputan como testigos que deponen en fuerza de sus cunocimientos, uP. la clase de mal que se ha inferido; ell08 di­cen de la mayor ó menor gravedad, tle la llt'cesidatl Ó no ner.esitlad mortal tle las injurias corporales cnya obra reeonocen: hasta aquí llega 11 sus conocimien­tos, y hasta aquÍ tleponen corno testigos; pero aun se le pide que fundados en la esperiencia que les ha dado la práctica, consulten sobre olros puntos que pueuan servir para aclarar los hechos, y entonces emiten su voto, 111'

científico sino empírico Ó meramente práctico; no prcciso y exacto, sino con­jetural y en fuerza solo de las apariencias: es por esto que los peritos salvan su responsabilidad diciilnJo: que la hcriJa ó el golpe parece hecho con éste ó con aquel instmmellto, ya r.ortante ó ya coutundente. Cuando los Sres.

U1': J\JRlSP¡IUDfi:,>;r:I,I, ~ i'-'

alas y MentliclIti dicen, que la herida que recibió ~en~ier era tle necesidad mortal, emplC<lron sus conocimientos cientílic:os para hacer tal a~~I' eracion:

su deposiclOn como testigos ha~t,a aquÍ llegó, y no puclo ni dehió pasar aue­lante; I'Pro para aclarar mas el hecho Re les pregunta, acaso con impertinen­cia, que digall 'si era posihle qlle Senciet' 'teniendo Ulla pistola empuñada se disparara por obra suya Íl de otro, semeJflllte tiro; r ellos re~ponden lo que les ocurre, pero no fundadoE ell principios científicos: Sil reSpllesta , pues, 110

hace parte de la prueba que se intenta obtent::r por medio dc sus conocimien­tos; es su rc~puesta una mera conjetura, y una eonjetllra ritlícula, porque cualquiera t'llsayando el lance" enellentra falsificada semejante opinioll, V éa­se tlemoslrati vamente como no existe la prueha de r~rito~, y n{¡tese que si sus rlichos 8011 acaso propios para (lespenar la risa, ellos SOIl indignos de arrehatar el asenso judicial.

¿Seria acaso qlle la adm iniculacion de las pre~unciones cun la ('ol\r~sion de D. AncIJ'és Méndcz, fué la qu e IIrrebató el asenso judicial? No es posible

creerlo, porque las presllnl!innes referidas, aisladas y at!millículadas, no son mas de presllneiones' sin ellas está probado por confeRion del mismo Mén­tlez, que él filé el que mató á Sencier, y con ellas no se pnede probar que lo matara con la pistola que lIe"ara consigo, La adminicnlacion ,'¡ene ,'1 este: 3sunto como por los cerrn~ de Ubeda,

Solo la necesidad tle 110 dej<lr incompleta esta defensa me hace examinar el último motivo que puclo remotameote hab(\r arrebatado el asenso judicial: el motivo es este; que la escepcion dc i\1énde:¡; de que el homicidio fué casual y en defensa propia, fuera puesta despues que él espontáneamente y tle plano confesara que hahía matado de un balazo á. Sencier, Vuelvo á repetir que

este exiílllen lo hago solo por integrar I.!. defensa; pero de ninguna manet'U porque no solo crea, pero ni sospeche, qne tal tlwtil'o arrebalfu'a el asenso judicial. ~eri¡\ hacer una injuria ;i la probidad é instrucr:ioll de los jueces suponiendo que no lrabian querido \'er en Méndez mas de á un delincnente,

y que se habian olvidado de lus principios de In jurisprudeueia, reconocidos y recomendados por t"do!) Ins autores que tratan la materia, y por los que es inconcnso el tlt!recho de tlll reo para alegar y probar contra su misma r.onfe­sion , Es por esto que el exf¡mel~ srrJ.G tiene por uhjt!to conr:luir la demostra­cion perentoria de la inol'cncia y tic la jl)(\ul.pabilitlad de mi defenso.

Cuando D. Andrés Mén.lez se preseRta w~lun!llri3l"Ilcnte al j llez, y espon­táneamente r tle plano le dil'c que le habia daftlo UIl halu:I',o á D, Alejandro Seucier, es e"idente que Mentle/. dijo que lo habia hel'ido {¡ malado; pero es tambien in(:oncugo que no dijo cómo y por qué lo hahia heridu ó matado, Cnando á MéndHI: ~e le tOllla ~I dia siguiente su declaracioll, se I'atifi~u en que le habi n dudo un balazo á D, Alejandro S enr.il'r'; tlO hay, pues, cOlltra-

416 VAltlEDADE&

diccion alguna enlre la primera y segunda declaracion. Méndez hizo la muerle; él lo uijn y él lo vUE'lve lí decir; pero sigue diciendo cómo y por qu6 la hizo, y re~\lIIH que la hizo en :I<:to de defenderse; qUA la hizo con la mi .. ma arma COII que fué ag rediullj y que la hizo casualmente por haherse diJ. parado dicha arma con ocasion (le tratar de arrancarla de la mano del agnsor. Ménd ez ha pUt'SItl su c, t'epciol1 An lit:mpo muy oporluno, y uentro del legal que uebia da rla , sin eOl1lradecir ni el h"cho, ni su dicho: ¿por qué 110 ~e cree ~l M élldez? ¿.Qué s')~I'e ('I"1 puede h ab~r para dud:\l' de su dicho, cuando no h~y nada qllt~ lo cOlltradiga? Solo los enem igos de Méndez hall pod ido ver una <:ollll'adl<:cion enlr!;! la lI arracio ll ud hecho y la Il>lrracion de su causa; soja ellos que han bllSC¡ldo en Méndez un deliur:ll(;utc. una víctima en que cebar esa innoble, infundada y r.riminal venganza, que con tanta animosidad y escánualo han ejercido contra él; ~olo ellos, repito, pretenden descllbrir esa contradi(:cion, que qu isieran que ex isliera, para que su furor, su cólera y su rábia quedar~ n desfogadas. Méndez no es ni purde ser contradictorio por haber narrado en distintos tiempos el hecho y su causa: es verdad que cuan­do anuncia el hecho no refiere la CHu~a: peru cuando refiere ésta no l~rgiver-

5a aquel. ¿Qué culpa puede implltarse á Méndcz de qlle apenas anuncian el hecho en los momentos precisos en que Sil m isma inocencia y buena fe lo obligaban á alerrarse y confundirse por haber sitlu él la causa oca~iona l de la

muerte oe UB hombre tic quien se VIÓ agredido y precisado lí. defenuersel ¿Qué culpa puede imputiirsele porque eljurz no le tomó Sil declaraciOll inme­diatamente? ¿En lIquellos momemus se podia haber exig:do otra eo.a de un hombre dc bien, que presentarse al juez? No nos alarguemos mas; sellemo. para siempre la infemal boca de la calnmnia: Ménuez en :'iU aturdimiento l11al balbur:ió su denuncio; pero en medio de su confllsion él dijo al j ue z que la CONTINGENCIA sucedió en una casa sita en la pl azuela del meson de Arrieta.

Por mas que se devanen los sesos no se puede averiguar en qué pudo fun­darse la sentenr:ia que condenara á morir á un inocente; pero la dificuhad acaba de hacerse insuperable dando por cxisknte lo que no ha podido pro­barse: supongamos, pues, que Ménclez llevaba y dispHó la pistola que mató á Sencier; pongamos á los que juzguen en posesioll tle esta premisa, que no ha podido obtenerse; ¿curll es la consecuencia? ¿Se pretenderá que sca ésta? Luego Méndez ha cometitlo un homicidio volulllar io; pues no se inliere, por­que ya sea ljue Méndez hubi era matado á Sencier con pistola que Ilev~ ra con­sigo, ya sea que le hubiera quilado su pistola y con ella le hubiera mu erlO, Ó

ya sea, en fin, como sucedió, que al arrancarle la pistola, con ocasioll de este ¡¡rranque ella se disparara y lo hiriera, Ménuez no es por eso homicida vo­luntario: él se ha esceptionado dici endo que casualmente y en defensa pro-

I'i:l !1,:II{, :\ ~e\lc i[;r; no hay, pl1e~, q\lt: prnh¡trle ql1e lo mató, sino qt:le lo ma­

tÚ ele intrll to Ú COI1 prt<nl!·<litnciol1, q\IC ~()n las circunstancias esenr.ialcs que I·"n~titlld'n ~I homil:idio voluntario, Matar f¡ los hombres no siempre

1'5 dc1il,,: lo~ mruicos y lus .i11~t:I'~ 10$ lIIatm\, cuando llIln f'llrUmellllÜ incog­uila • .:tt:lIl1lo la cal umnia cnenbi!'l'la los I"l cc errar, el mismo amigo, {,lIalquie­

fll I(I~ Inata ra5unlmCIlIP. : otro~ lo" malan pflr Ileeesitlad; peró soto lns que los

m~l;ln lit> illll'llto Ó con prt'lncdiLoCinl1 son los que cometen delito, y esoll so­

lo! 1'1011 hs rcos tl e homicidiu \'olulltario. ~e palpa ya, ¿es venlad? No hay

quictl nn siento. 'la injn~ticia (:011 lJlle \Iéndez ha sitio condenado. Concluya

mllS la demnstra('ion.

La ~'Cf'rl·i .. n dc homiddin en defensa propia es t,'t jll~tjj.icada por lodos los derer.t.os: el\" ~(~ recomienda muy e$ peci;d nH'nlf' 1'11 ca~i 1mbs las leyes oel

I¡I, 21, lih. 12 de I~ N 11\'. R eeop . Esta es(,epeiol\ no el! otra cosa que la oe ~

claraciol1 del ~.ierr.icill de un dcredllJ que illf,ueslionablemente tiene totlo hom~

bre¡ y cuando no ~e puede dud!\r de ella por lo~ al1tecedellte~, el inOl'cnle hom.i­cid" eSI:l en p,,~esiol1 ,Id dt' n,c'hll ,le ser cr , itlo; pnrque como es dificil j usti­

r.ar ~i se e "'cedió 6 no pn Sil d,·rt'tlsa, se Ir. tiene que escusar mienlras no se

prlleh~ q\IC nhll<!' de Ia~ c:i rc ullslalll:;¡.s p~m COnlp.l~ r 1111 verdadero crimen; tal

I'S el ~p.ltlir d~ los m¡¡e:lo~ jllris('on~"It()$\ ,'nlrc cll~ los Sre~. Escriehe yAce­\'ellll y COIlWZ, "ilndl'S I'or "II,rim ' ro en el arlíeulo Uomicitlio IIcces>J\'io, del

Di,'ci llnario de Lf'gi,;J;¡cioll. Ahora bien: .. i no hay contra M~lltlC"l. prueba

,le ínlcnto iJ prem.etlüacioll para malar ií Sf'lIcier¡ si para presenlar lal prueba

fuera 111 prirnl'm que se nl'ccS'ilara proba r q"" Méndez iLa (11'11111(10 d~ la pis­

tllb co" quc Seneier fué muerlO; si no se ha podido proba!' ni es le &(11) indi­

do, oC'ÓIllO es que se call1lena ii. !\1élldez, primero á ucho a1l.0s J.e presidio y

tle~pUl's ;, la pen:¡ del ü!l imo su plicin? ¿Es pnsibll' que los ltleces ha yau 01-,·i4!;.,1".ú qlli~ieran illfringir las leyes 26, tít. l~, p:III, 7-!, y 12, tít. 14 tle la

jlarl. 3~? Son por ciprIO bien e1aras estas leyes: la p.rimcm dice: "La per­

~Ml' ,Id ome e¡; la mas nohle ¡:nsa J,~ I II1\1!Hlo, é por 6~111e decimos, que todo Ju ,1g¡1I10r Q111'l -avíere á cono,:er de lal pl"Ylo sobreq.uc )).Ilcl;essr venir muent' Ó perdimienlo de mi~lI1bro, que dc rc poner gH&rUa I1my afi'llemtam rote, que

reribicre sobre (¡tI pleylll, que sea n len les, í¡. \'e r:lt\tlera,.é sia ni!lglll~_a sospe­r.h~, é que los dicho". ¡. las palabrnsqu& Ilixeren firmando, se:ln ui erl,,~, é elf¡­I'1IS como b luz, de Illaller:" (1116 non 11I~t'da sobre ellas venir dubda ni'ngU1w.

E si laf< prucbas qlle fllessell ,bdas llOltlm d acusado llo.ll t1ixcs~~n, e lesli, gl1as~en ClaralllPlIte el yerru snhl'C' que t-hé fecha la aCllsacioll e e~ :lellsadu

f\le~s~ ome ,le buena 1:1111>1. dehtltu 1,1 Jntl!!>lllnr quilar 1)\l.(' sCI Llen,~ i¡). E s i

por av(' ntnra f"e~1! Ull:(' mal ( ~ ltlhmadll, ti "11'0 s i por las prllCl'as f¡¡lIasse ¡¡ :­gJmas presumpciCll t(·s con t::1 ,il, hil'1I 1" p.lI<1llu I:<s tllnr.e H,Ic{)-r atormentar, dI"~

manera que lJUe¡/" $((orr 'l. ¡'erdad \16!' E 9i pOI' Sil cOIloecllcia, nin por h,'l j ' ,;,":-¡- :', : : '·1', V .. -,j"l

418 VARJEO,\DES

prllevas que fueron aduchas con Ira él nOIl 11) fa ,láre en culpa de aqtH·I yerru sobre que fu é acusado, develo dar Jl or quilo, é dar nI ;lI'u~¡lllor aquella mc~ma pena que daria al acusado: .. . " 11 La ~e;! und a ley dice: "e, ¡minal pleyto que sea movido contra all,rl.lllO en 111~\ll('r a dn ;¡(:II ~ ¡H' i " n. Ó (le riep'o, d~he ser

provado abiertamente por !~·"Iigns. ó por rarlas Ó por conl1t"'lIcin del ¡,cu'ad.., é non por sospechas lan sol nmenle. Ca dtl re" \¡ " I:n,a e~. qlll! ,,1 pl p)'lo que las pruebas que es movido cnntra la per~()na d,,1 011"11'. Ó contra ~u ralll ·I. que sea probadu é averiguado pur prueb¡¡s d aras COIllO In hu; ell que lIon venga nin­guna c!ubda. E por ende lidIaron 1M s" hjos anligtlo~ en tal razon eomo é$la,e dixeron, que mas ~nnla cosa era de qll ita r id ollle clI ll'adn, ':Oll1ra quien non puede fllnar el judgad,)r prueva (:ierla. é manifi rsl¡¡ que tlu juicio COlllra el que es sin culpa, magüer fallassen por se¡¡ales ¡dguna sospf 'cha conlra él. .. . ,.

¿Qué fruto, pucs. es el que ~e inlenla sarar del suplicio tle Mentlez? "Un delincuente castigado, es 1I11 ejemplo para la canalla; pero un inocellte con­denadu, es negocio de lodos los hombres de bien."

SEO U ... DA PAR1'E

D .Jo: L e lt 1 '1' E It 1 o L E G AL.

En f!l ónlen de la equidnd, las COSaS paslln tle muy distíllto modo que en el árden de la justieia: condenar ¡\ un ¡¡rusado sin pruebas del delito, es ~olo una injusti!:ia nOloria; pero cOlI,lenarlll despreciando las pruebas de su ino­

cencia, es adt'mas una iniquidad horrorosa. La illurl'ncia de los ¡, el/sadll, liene una garantía en la ley; ésta desea hallar al verdadero r:rimillal, sea quien

fuese el arusado, pero no desea hallar en el arusado al verdad"ro criminal. Si le hace cargos, no es para :ilerrar!o y enmurlecerlo. no para confundirlo ni convencerlo, es solo para que responda á ellos: el mismo acusado, su defen­sor, Jlueden palentizar su inocencia; él no liene que temer á Sil ~rusad"r, por­

que la ley castiga t'f.'veramenle la calumnia; lalllpoeo, ni mucho menos puede temer á los juecc~, porque I<\los deben ser precisamente los prolectores de IU

inocencia: ¡ah! son muy dulces, muy justas y muy humanas aquellas pala­brat' de la ley; informándose asimismo ti Juez de su oficio, por cuanta. parle8 pudiere. de la inocencia del tal ucusado: ley 1 ~, lít. 37, lib. 12 Novíai­lOa R( copilacion. Si pues la causa que IIOS ocupa, no en verdad por un

exámpn superficilll, pero sí por un exámen profundo, loda ella abul1lla en pruebas de la inocencia de Méndez. ¿por qué ha sido condenado esle desgra­

dadu inocen te? Méndez será arrau~ado i1pl cadalso á que una sentencia lo lIel'ara; i\lén­

dez será sustraido de un presidiu á que otra sentencia lu condenara; Mén­

IIp.z, en fin, será puesto en completa libertad, y él será. hasta resarcido de 101

1)1'1 .Hl1U):,PRU nENel A. 419

pNjuir.ios Que se le han hecho, porque Ménrlez á contestado debidamente al caT¡!O, se ha indemnizndo ~n!e la opinion pública, ha probado su inculpabi­lid~d ~tll t! la I~y, y ha IIp/!,,do hasta justificarse. El cnnReguirá un triunfo, y la socip(lml lo Tt'cibirá p.n elnúnwrn lle los m ip.mbros que la organizan; em­

p~ro Ménopz 110 quiere' Ip.p.r pn tndos E'~oS testimonios de cou~ideracion pú­blica la I'~rres¡on: no debe., ser nóOtTecidoi él quiere lepr est~ otra: debes ser r3ti71ln!lo; (.10 conse!:l'lir~ Mélldl'7.? ..••• . ••• ¡¡¡Infernal c~lumnia, tus heri­d3~ sr. Cl1r~nl, pero tus ('.ic,llrice~ son ~fcrnas!1!

l.~h! Mélllll'Z I'.onsegniria In quc de$ell, "si lodos sllpil'rnn que hasta re­ftp¡¡ion ,n ~ohre las pasiones hunullws para no dejarse lIev:\r de la calumnia; si

lodos se ~onvenr. i('ran dI' ql1e la esperiencia acredita cuán pocas persona!' son rapacl's de ver bien lOA he~hos mismos de que son testigos, y cllán pocas cuen­tan fiellllpnte lo que hnn v¡~l,ft ú oido; si todos entendieran que much:\s veces es difiC'il comprobH los h('chns que tnt>jor qllP. debieramos saber; si todos co­nocieran qlle las cirr.llnstancias qlle nos parecen indiferentes ó de poco valor ruellen a<rravar Ó '1tenunr la implltacion; en fin, si lodos se penetraran que to­

do debe haet-'tno,:¡ recelar y /l~sconfillr, t~nto de los otros como de nosotros mi~mos, porque con much:\ facilid:\d y frecllencin estamos sujetos á engañar­nos I'.On 111 mpjor fe del mllnllo; y en rpsúmen, si todos conorieran hllsta qué punto la mpntira rile/le ser funesta bajll cualquiera forma que se presente." Pero ~ohre el'l:\ dificultad Ménc1ez tiene por desgr:\(~ia dos fuertes ohstáculos que vencer rara alcanzar tan justa y tan debida pretension: In maligllidad es el uno, el rallo llel f~l~o honor es el otro. Solo el tiempo y los ~uce~os podrán hacerle accesible á Méndpz, lo qlle dos palahras y un momento b:\staron pa­

ra arrancarle ele un g-ol pe. La clllumnia al (lesntarse contra Méndez desplegó Ills arterías de su iniqui.

dad, de su pervp.rsid311 y ¡le su malignillad, 'luponiendo estas tres cosas: que Méndez en el acto de abrirle Seneier le habia ciado nn balazo: que Méndez era un antiguo asel'ino; y quc Méndez estaba resignado á ~ufl'ir por el homi­cidio de Sencier, algnnos aiiM de prision; itnp\ltacione~ falsisimas, que la pri­mera presenta á Mémlez delinr.uenl!', la segunda antiguo criminal y la terr.e­ra no solo COllVicto, sillo confeso. "Así ps eomo obra la ('31I1mni:\ contra la inocenci:-t, imputf,nclole (lefec:tos Ó ~c(: iones cmpaces de pril'nrla de 1:\ estima­cion públi/:a, y ¡l\lll de que se le irrO!(lIe IIn injusto castigo. El crímen de la calumnia viola las mns santas virtu.les; y aunque llama la atencion y el in­tHes ele todo~ los hombres de bien, porque todos ~slán esptlestos á sus tirOl!

manifiestos Ú oCllltos; ¡)pro por un fenómeno muy estraiío, los homhres, sin

emhargo, ~on siempre ~us c(,mplices y siempre la dan crédito; admira esta conducta, pero ella se pspliea b:\stantemente: conociendo que la envidia, la

t-ólera, la lIlalignilhlll y la \' I~ ngunza son las fuentes de este crímen destrllcto

420 V ti. lU B!) ,\ lll'':S --..... _ .. _-_ .. __ ......... _----.. _~~ del bienestar y rle la felicidad de IO's hombres: :ul\'irtit'ndo que la 5npf'rlicia­Iidad y el atolondramiento ¡m pidi'n ,'er las cosas corno SOIl en sí, )' prever

las consecuencias: Ilot~ndo que la!! mismas eausas que prollncen la ,,¡¡ Inmnia, la propagan con In mayor facilidad, y los hombres q lIe se deleitan e l' la de­presion de los otros la adoptan sin exflmen: (lh" ~ r\'andCl que la malignidad \'3

!:iempre unida con la envidia, y que el celo indiscreto por la viTluU suele ir­ritar al hombre de bi ~ II, pe ro crédulo, contra ,,1 ca ll1mllÍ;ldo, ell téllllinosque no le deja pesar tranquilamenH? las prllehas y testimonios tle sn call~a: sa­biendo, en fin, que la imj1ru¡\t'nci~, lan (:OlUhn ('lIlre IIIS hO'mhres, hHce que éstos 110 presten la alencion necesaria en el eX¡l rnen !le los hechos que se re­fieren, sino que los adopten con faci lidad y que se (Iifundan CU11 la misma, ~in prever hnsta que punln esta facilidatl puede llegar á ser funesta al inOcenle, c:uya replltacion y cuya vida tal I'ez se sacrifica,"

No, es posible, sino con e,1 t¡"mpo, tlpstuir la opiuinll que Mie el [:dl" IItl falso hOllor. ¿Quién vá fr cOllttmer I~ ('xalLa(:ion de jíl\'elles ardientes, impe­uosos é inmorigcrados, que prevenidos pOI' I~ calulllnia y sabiendll qllc :-;I"n­cier IUI'O el atre\' imiento de entrarse á la c ... sa ue !a querida de Méndez, y la osadía de s~lir 1't neg;l rsehl 6 imped irle ~II posesion , pcmi eudos!:! en el lugar de Méndez han re~l1clto que ellos en su casO' le huhieran csprimiJo UIl balil­zo en el ac to á Sencier, y de ello han eoncluido que M émlez se lo !lió de tal

modo? ¿Quien va á C()l\tener el juicio dI: mil calal'{H,]S que lal hubieran eje­cu tad01 ¿ Qu ién contiene lus jnicios lile los hO:l1hre~ malignos que "'/ hahien­do podido asegllrarsc del hecho, lIi como lo refiere la calumnia, ni cnlllu 1,. refiere la verdad, ellos toman el penr partí,lo siguiendo su máxima ('"vorita: piensa mal y acertarás? ¿Qllién, por fin, pusiera tliqlle it la malignidatl un i­da con la ig-norancia ? Si los que supusieran I'er tllt misterio en el homi , cidio ue Selleier, di('!'an por lastimarl ') ;1 su alllor propin, tll\'ieran la I,nlleri­dau de creerse instruidos Cll el profunuo arC,Ulll que ellos se hubieran I1gttra­dn en su ímagillólCiotl, y ~e con víerli~ran luego ell impostores, tlieiemlu que

se hallab'lIl in iciados llel \'e rd:lll ero secreto, LCÚlllo p.~ , repito, que S(l pUllria IIoncr Ull dique á tilla tan <lt\'ll7. y tan snpílta lIIal igllíolad~

:':lla lllaligníd¡tlllHI ~(: alinllmlar;¡ d~ la re\,m la(' iult tic los h"tIlhrp.~; ,,¡ "1:­

hálldflse ('JI la in()c:eIH~i:l t!o ttll'í el';¡ 1,1 h¡irharo pht"" r tle h;lf:er!" j1n'''clltar 1'\tI

críll1ít!~1 CollllO 1 .. es t:l1:lj )' 1'01' líltinlO. ~i ¡'1I~ra I ,o ~ih l " '~tJrrt'gir:, la IlIal gllí­dad, yo no haria lIIal' (I'II! h:H:"rt" ¡,stas rell exí"'I .:,-, I.a fuerza y d \ ;1Ior ,'s­

tl'3oruinario t:lIl1 qlle la nalu ra leza d"tú :1 .l\'Jcndez. ""11 cllalida,:.'~ '1"" u,lIlio: le hn lIeg~d", ni ~u~ 111 i"l1 I o;; enemi¡!"s. qllf\ :1 110 "~r pOlI' ~ It 1II1t"ri¡~d"d 1" \¡~­

hrian hecho COIl IIln~ I'rllln que d que ha pw,lucído la estr;lcciull d" la l' pi-Iu . las cargaths, la hala dI' Nélgal'n, la npinion tle Salas y Mell,lícllli y 1:1 "cllI>­s icion tic la Orozco: I' c har~c ~obrl! \lila pistola qU(' ~c as<,sla, 11" cs ac\'¡"n d"

111<: J U IU'Sl'ltUJ>ENCIA, 421

un cobanle: oprimir la manto que empuií ,¡ I-al pisltJla, y desviar el tiro, no es

la obra de 111; d,'bil: ;1 Mcndl'Z 110 se le ha podido n~gar la posibilidad perso­

nal para scmejanle h~<:ho; él c<luallllenle ~c lI<lbia adq uir ido ulla replllacion ec­Icbre de valor y de fucrza, I'M l];lher ,IITa'lt:ndo otra p istola que se le a~p.~la­

ha, haberla quebrado y tir5dns,' [;' al :'grc8or; ill g,na f'~a eS lilnacion lllihli(:a

'lile ~e lribula ft la fuerza y al ,'alor, por h;ober hecho, au);i li:1I111o á las alll()­

rid¡ldes 1'11 la per~eC\lr.ioll ,1,' ('I"imil1all'~, acciones dignas de ~er e logi ada~,

admirarl<ls y respetadas. .\lóllllez, 11t1C'S, no t'ra un rivHl ,dali ')¡lrado que 1" hubiera ((mido miedo it ::;t'ncicr; ,JO cra UII enamorado enhard·c que hubiera re­

lueho desha"ersc dc ~ellc:il!r, 11 i menos 1111 ~de'- ()s" ele \'sql1 ina, que atar:ar;¡

¡raidor,lInenle íl "" \'ontrari,,; eSla illll1l11acion 4ue la calumn ia á hecho á

Méndez, es h~sta ridícula para cualqu ier homhre sensalo, conncedor del cora­

ZOIl hUIll¡J¡lO. q'lI' sabe qu¡, la rUHrza S(~ ;JI'e r"üenza ,Ic :II:oUlpaiiar"e de l:I as­lUcill, y que ,,1 "alor ~ .. i"dlglla dc unirse ':011 la "ilezlI.

Por pit'dad, hombres ll1aligllo~. que no delr:.cteis íl mi de~graciado herma-

110: -í hnbcis querido ,-e rln hollado y confunolillu. sabed que )'1I lo ha eSI'Hln.,

y 'Iue ~e le ha hCl:ho apurar ha~ta las hezes la I,opa del sufrimiflllo; no 11' ha bastado haber sido agredido, pues se le ha re¡lllltlllo (:rimillal¡ no le ha hasta­

,11. ser Ítllallpahle ante la ley, pues se le ha co ndenado; ntl le h¡¡ hastado ser

¡lIoeen!e, pues se le ha !'I!nlenci"dtl ;L la pena Jel tihiulCl Sil plicio; y por til­

limo, 110 le ha uastadu haherse presel1tado ~-olllntarial\1ellte á s(;r jllzgado 11:1-­ra 'lile SI> II! tratura, 110 ya 1!01l el panicular miramiento (pie la obediell"Cia :L'

Ja le\' le hiciera luga r; pero ni r.on la cnn~iderar.ion y humanidad con Cjll\<'

"1:: VI:' [L los verdaderos delittcuelltes. j A h! si vosotros In hllltier~is visto alra­

resado en UII m:.cho, eueadennJo COl! IIn par de pesados grillo~ y lransital~­

"O IIll largo r.amino para lIsegu rar Sil prisiull y eVÍlrar unll fllga en 4"e jamas

tiC ha jJt'nsado, ni hay lIn ~nlo ilJdicio dI: 4"1:: se intenlara; si lo rierais cl:rr.all ••

Ile eSlrallrdiuarios gllnrdu~, elJl:erad.., 1'11 UII cal,lbnzo IlIímedo. y pri,'a1h')' IllIl­

ehos y Iliver$us dias de hahlar ,:ontidcllcial mellle hasta ctln su d~fel1~or Alismu:

si I' ier:ti~ 'llIe al antojo de al¡!'ullO~ de Sll~ gllardas ha sido pril'Hdr¡' de Sil" ~I ilLlt'n­

I()~ Ú dadM éstns I'st"l1IllOrrllllt;ullcnlc; si dcrais, pnr tiltilllll. el dt:'~l'n· ,: ill inslIl­

!;l\III~ ctln '¡lit! oyó Sll~ qllc.i:'~ el sl~ iíllr prc"ilh' lIte de la I'i~ita 111'1 ~;"Lh;,,11J 15 dI!

Fehrtro tI~ 18-10; Y "j, en fill. ~lIl'il'rai.; qlll' lall l,,~ III;'¡('S hall hllll did .. " 1\ 1·1 pe­

sar lilas I'roflllld .. rl ~IIS hOllr ; l(llI~ y HlI\'ianos p;.dn'~ r il loda :m 1';.1li ¡j 1:1. Y ti Lu'

por tanto Ira510rllo l." ~ioltl "lIflrnWIlIt"lIl' perj"tli,:ad .. cn :'II,~ ill".,rl'~[·'; ,i ,'""n­

tros, PIII'S, sabei5 lodo eSlo que il.l'n(.r;'d)a¡~, III'JI - e"~ :', ,:rlll1p""iulI y 1111 " eH''';'; lilas en !I,:lraO:lar á mi illfleellll! IIt:rmuno_ Es illocellle ,"i 1"'1"111 ;11111, n,' ItI 1111-(lei5: la prueba que lOe pres!'lIta 110 e~ pur "ierlH in"tlllIl'lew; 1..'1 de a(llIell:.~

qll!' ~sclu}'l!ll la posibilidad del eríl/len. {~uc la ,Iiscrt,cihll y la rclle);ioll. tlUl!

1I11 exálllcn deteui¡lu r 1Il:l\luro ~e f'jen;a sIIhre ('Sla prueha, y ~c l'"r;1 quc la

inocem:ia de D. A "Llres :\01 élldez eSI:' dCllllIslr:ula I>ur IIlla prueba 1',:rl" :':I:I.

La prndm de la inol"encin de Ménelez S(~ ha sujetallo ,. un e:'C>Ímen moral, y, como hemos \' isto, ,,1 se ha ju;:tifii~ado ante la opinioll' resta sujetarla á

un exámen leo,!al pala que quede jllstifi r.:ulo ante la ley. La I;lIla r.ausa tal cllal se h a lli\b~ desde la primera st"lllenr.ia, y las notoriedades del hecho y de I;ls cin:UllstallC'Ías oe tiempo, lugar y P"I'SOIHl, son I"g lÍllieos datos que van á servir para presenlar esa prueba, \'erdaderanJt:l1te eomplexa, forlllada de Ya­

rias pnrtes y ~e los IIlIH'hll~ moti \"OiI que I~Olll pOII('n á cada una de éstas; de suerte que allalizada la prllehll, pila no p"ede nlPl1f1S de pre'sentar el cuadro de den mOlims tli\'er~os, qne nnitl()~ lIl:lnifiel>tan el inownso gru;"lO de sus re· laciones. uesl':II1e¡,iefllio uu ,, ~ las l>r¡spel\has qne l>e wnian; ennspiralldo otras contra la rriminaliuad que se implllllhaj lIluchas asegn\"llll,lo la inr.lIlpabilidall; y toúas (h'mostrllnrlo la inocencia del acu.arlo á quip.n Sil han hecho sufrir los mas lll'erbos tormentos de \1n juieio. Solo ha faltado que prnranándose la cuchilla <le la ley, con ella se le huhip.ra dividido la eabeza, para que la to. mara el "erdllgo y s~lpicara eon su inocenle sangre . , . .. . á SIIS perseguido. res. ¡Dios de verdad y de justicia, ~ell~ mil veces "endito porque nos has con.

cedido úescuhrir la inocencia, y librarnos lle los horrores de la iniquidad r de la illjusticial

Hemos hablado á la vez, y repetido Cll~ntas ha sido necesario, ql1e Men· clp.z es inocente, porque lo es verrladernmp.nte¡ peru es indispensable hacer en· tender á la mHlignidad, para que Méndez no IIp.a 1<1 ohjeto de Sil llIordacitlall, que Méndez ha sido acusado gratuil:lInentP., solo y nada mas de un hom iei­dio voluntario, y que Méndf'z se habia condellnu,) solo,:, nada Inas que por esta ~l1posicionj es preciso h¡1cerle entender que el humicidio cnsual y el neo cE'sario no SOI1 de.litos, no ha :en c1!, lincuentes ,í sus au lores, ni ~u ejecucioll m'illI'ha la inocencia de los que tienen la t1c~l!r:lr.in de ocasionarlos; es de neo cesidad. pn fin, advertirle á la malignidad, que la moral en este punto E'stíl con­forme CIIII las leye~, y que entre ellas la 2'!, lít. 8, part. 7~, dice: "Matando algun OmEl Ó alguna mllger á 0 1 ro á sabiendll~, deve al'er pena de omicida, quier sea libre, ó siervo el qnej1l8se muerto. Fueras ende, si lo matasse de­fendiéndose viniendo el otro contra él, tray('n<!u en la mano cur:hillo saca­do, ó espada, ó piedra, ópalo, ó otra arma rualquier con qul' lo puuiesse ma­lar. Ca estonce si 34U1:1 á (1l1ien ucoml!te 1I1;\la al otro que lo quiere elesla guis3 matar, non cae por ende en pPlla alguna. Ca natural cosa e~, é muy guisad;!, ql1e t(~do ome ayll poder ti" Ilmpanlr su persona de muerte qUt!rién­dolo alguno matar ;1 él, é lIon ha de pspp.rar qu e el otro le fiera primeramen-1"', por que pouria acaecel', que pOI' el primer golpe que le diesse, podria mo· rir t"1 qlJe fuease acometido. é dl!spu t's 11011 se podria amparar."

Una tarea inmens,l ha sido llecesario emprender para des¡>~iar el caminu de la ~('rJaJ; pero Jespues ue tanta fatiga parece no queda obstúculo alguno

()}~ J UR ISPH UDl!:NCIA.

que im pi. la cer .. iorarse ¡Je este hf('ho. lénclez lfl C'aI U!O 1.1 (:asa (le la Oroz· co y ~ o !i(:itall d(l \' er~f' COI\ (, lla, ¡< Po encnent ra con D. Ah'j~n ¡Jf/) ~~neie r que lo resiSlp, ag rt'lIi~ l l do lo I:o n IIna pistola, que el ,,~n; di do afiall za 1' 11 la mano

dd ag rc.'or, y Ii"e ell 1-11" rni..ma p;dnllqu.!a p.li·" <j uit[¡ rs(; la: la re~ i sl el1 c ia .Id 11 110 r~doh l }\ el (, ·fIlC:I·ZU del otro, y oc:a- ion:l q He lél arm a (le 'cllI'ir l' ~e di s­pare y que lo hi \~ J' a d .~ Ill 11P rte. La verdad de este he\·hll lo in ll icn uas tan ltl ­mente la sinc:t:ri dad y hlH; n:l fe con <¡li t> l\l éndez volU llla rialll r l\ ¡e H: presen­tó á se r jllzgad,, : la hace prt:sUlll ir. 1'1 li rm\: za de S\1 d¡:('larac ion y la!; cirClIll S­lanc ias romlHllllletid"" que .. p(¡ere: ill'pide ellldar de ella la c1 i1iclI liad qll e tu · "0 el agredido dt' prel'\~ 1' el lance: la hacen cl l!s~ub ri r los prepa n' li< os de una verdadera nsec hanza: 1.1 mallifie, tan los da to~ lIe un a eferti\'u ,Igresion: obli­gan á cree rla la OC 11 I 1 ,I\:io 11 y destrllc(:ion de los signos demostralivlls del he­cho: precisan á no duda rl a la priracion de datos importnntes "au sada fl or las omisiones j urlici,de!' ; y en fin. con ve nc:e hl cxi!ltencia del hec ho y hace in­negable su verdad, el mani fies to emp~ño de fa 1 sifit;a do.

La ve l'll ~ d del hecho la indica {¡asulftlemmle la sinceridad y buena Jé con qt~ e se presentó volul/lariamente á ser juzgado. L a suposiei nn del cri· Hlen escluyera esa obedie n~ia á la ley. ese respelo á la sorieclad. Méndez en lal s illlaci'lII tu vie ra fu ertes , pollerosos y exigentes moti vos que lo Tetra­jen11l de pre~elltar~e . qll e lu exilaran á fuga rse, que lo con ve llcieran de la ne-­cesillad de huir y de man:harse . Ved los motivos: la pérdida ele su liber­tad y comodidades, la de su seguridad y bienestar, la pe.;allumbl'~ de sus ¡¡n­cianos y respetables padres, su edad, su estado. su salud, sus proplll'\:iones, su~ rec ursos del mom~lIto, el ventajoso cambio de espalriarlle sin infamia por no sufrir á lo mellos una prision infamante, la esperanza de prescriuir la pena sin privarse de los derechos que en libertad gozara.

La obediencia á la ley, el respeto á la sociellad, el modo con que se hace esta deferencia, este acatamiento, manifiestan la inocencia. Vetllos mutivos: Méndez está sustraido del lugar donde pasó el hecho, nadie lo persiglle, na­die lo asecha: está en completa libel'tad para deliberar, para proveer á su seguridad; él resuelve prest'ntarse, y presentar~e en el acto; el j\lez le manda presentarse en la cárcel, y ~I solo Y sin custodia alguna se pone en prision,

para que el alcaide ejecute la órden de incomunicarlo. La negacion manifiesta á ser juzgado, la sustracciol1 del jnicio, la fuga, es

una prueba prewnta del lIelito. La voluntad manifiesta á ser juzgado, la es­pontánea presclltacion en juicio, la entrega que el acusado hace de su perso­

na, es sin duda la prueba presunta de su inocencia. Hace presumir la verdad del hecho, la firmeza de Stt declaraciml y la, ár~

cUTl8lancias comprometidas que rejiere. Méndez en su primer aviso dijo que habia dado un balazo á D. Altljandro Sencier, y que la contillgl!lIcia su-

\~p.diú CII una ~a~a ~i1a en I~ -plazu..la elr.1 Inf~(ln de A rri l\t:l; y Méndez se n­

ti/ir.a con firmeza el. la cler.larar.ion qlle da ,d dia ~iguienL(1, Pon qllll r.splica 1'1 11I:'cho C(ln dos circl1nstall!~ias tan COlTlrromedcla~. <l"ll C'~1I1a una dI! rilas h~­

,'" una presuncion de 5uinocencia. Vr.dlas. y p"lpad Olros IRhlo~ mOII· \ ' OS de juslifil:acion. I\'lénclez refiere que Sellcilll' fue Illlll!fto con 811 rropia

pistola, y .'e lo rdi f' I'e ;'¡ mismo jIU<f. f. qniel1 le dió {d parh' del hecho, au­bado de .lIc~d e l' e~lc, al mismo qne de heria hah~r recolloc:ielo el cad :1I'f~r. y

que por supuesto si S['l1c;er no II(H'lIba pistoh.~, 110 se las hllbrill hallado, '! aun pn el caso de llevarlas, 1'; Il;n~un;. ~e hubiera disparad(l, I~~ habria ~a.

Ilaclo cargadas, Mendc'z estaba incOll1ulI if~arlo, 1111 se hallia pueslo tie ac.uerdo

con 1)uhagull, 110 !labia lu que lwbia pasado. ignoraba si se le habi!l lJurlado;

el refiere dos circllnstancias inlereS;II"lsima~. cuya existencia no penllia lle él, pero S~I inocencia !<¡ depenelia de ellas, y (;[ ~ill ~er l:onfundido y cnllven­

ciclo de 1111 crin\('II, IIn podia referirla~ ~i nll huhiHall sido r.icrlas. El. pue,.

sin temorcle echnrse encima el cargo de f"lso e impn~tor las relieT/'o purque no lielle dllda de eH'I!!, pnrqlle e~lá ~pgllro dPo ~u ~xi ~te lll:ia,

Impide dudar de la verdad "pi Ilf~(' h" lit difiwltaA que luvo el flgreditlo

de prevrr rllance, El 110 tenia ante~t!denle~, y los mOlí \'Os ele Sil i!!l\ontn.

"ía son otrus tantos de su juslilicacion: pi tellla cnslUfllbre de ir todas las lIo.

ches ii ver$e COI! Doña Hcfllgio Ornz,:o: él no ::\:~hia (I'IH Sel\(:ier eslu\' jcrq ~I

la c~sa de Doña Rerug iu, ni podia pre~umirlll; Senciel' IIUllca iba á eSla ea1~

ni con motÍl'CJ ue "{~l' á la Ril'as; S"lIcier se habia separadu de la Orozco." habia echado de sí, ya \lO la frataba, la habia dejarlo; Méndez \'ió á la Oro,­

eo la misma tanle, y la Orozco nada le diee de Sencier; Sencier!e Cl1lf11 t la casa de In Orozco y se está en -e'lla Íl puerta eelTat'll1:; si se ha .Ie creer á la

Ormwo, Senrier Inan,ló cerrar In vne11.a r.lIando rlivi~ó la lIega,la .Ie Mendez fl la tieuda de las Pm01Tlas; luego ~e oCllltaba de éSIP, no 4uerienclo '111P lo viera,

Il:l'cen descuhrir la I'ertlad del hechn 103 prepllralivos de unll ve,.clader/l asechanza. Selleier habia abandonado :1 I;¡ OI'OZI'O¡ éSla (~slah;¡ eomprome.

liel;¡ con 'léndez, Para todas la~ gentes ('.nnw :-;elwi€l', este compromiso

era ptíblieo; Sencier no podia ignon,rlo: Scnt:Íur ~()n un bulto de ropa va y se entra á la casa de DOlla Refugio; el tiene "\' r,r~i"ll :1 Mt\ndéz; él :1 sola­

Je ha clicho á Méndez r~la espresioll: "oiga, lihrese ele que yo lo agarre, flOr.

que lo he ele matar. " El. es tando un la .:asa ele la OI'01.r.o, IUflgn que dív" sa á Ménelcz en la Li(\lJcla .Ie las Palomas. intenta nn ~ rl' visto)' manda cero rar la puerta: él permanece en la casa hasta la hllra Cll que fuera Ménder.

':1 entonces que uo h'lhin q\lerido ser pnrtom pnm {ICHlIr 111 pllerLiI, 1111 quie.

re que otro lo sea, y élllli~mo 1':'1 fl ahrtr la p-Uerl :l :1 Méndez: él "a en till. i

abrirla p:tra impedirle que trate Cr D. ",1 Rofug-io, y para demostrar que louU

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las ;,cciolles anteriores uo er;lll llIas tle Ulla asechanza que le preparaba á Méndcz.

Manifi estan la verdad del hecho los (/atot de una efectiva agl'esion. Se­gun las t1eposiciones o..Ie la Hi va~ y de la Orvzco, á Sfilncier ya mllerto le sa­r.aron IInn pis tul:o de la uol$:I izqui erda del panlalon, la misma, segun el di­cho, dI! la segunda 'lue i¡denta ba sacar [:l,ando muriú. Duhagoll, delante de olros le tigos CS lr~c dns pistllhu; de SHll cier _ una de cadll bolsa del pantnlon. La Orozeo dice '1 1I t: sieillj,re nndaha Sencier arma;lo de pistolas. Ahora bien; sill I mor de equi vO¡;Hc ion se puco..le asegurar que Sencier se presentó fi l\Ip.ndez "on las dus pisloh,s que cargaba: el no era zurdo; la pistola, pues, que s¡\Cara conlra i'I'léndez era la de la bolsa derecha: para ofender ó defen. derse es nalural la accioll de la mallO dereeha. Si pues al morir Sellcier in· tenlaba sacar la pistola de la bol sa izquierda, luego ya habia hecho uso de la Otra, lu ego fué COIl ésta con la 4\1e agredió ú Méndez. Fue pOI' esto que se le halló á Sencier la pistola que inlentú sacar. y que no se le halló la pis­lola que habia s,lcado para agredir; y que sin duda fué la misma que se ocultó, y cuyo desparecimiellLO hizo tan grave impresion á la Rivas, que en BU declarac ioll, uespues de decir que ;\Iéndez le di6 un balazo á Sencier con una pistola que llevaba, dice que no sabe qué paradero IUvo la arma con que fUÍ! muerto Sencie!"; luego la arma lIO se la llevó Méno..lez, por que entonces ya se sabia su parader:.>; luego Mendez no sacó pistola para Sencier; luego Sencicr fué muerlo pOI· una arma que no era de Méndez.

Otro de los datos de la agresion es el lugar en que fue herido Bencier, por· que si es verdad que la herida fué recibida en uno de Jos punlos en que pudo serlo, leniendo la arma empullada é invertida contra sí !Jor obra del pa· lanqueo que sobre su mallo hizo Méndez, no es por cierto nada regular 11i conforme con la esperiencia ele innumerables hechos, que Sellcier hubiera recibitlo el balazo en el pescuezo, si de intento Ménde;¡; se lo hubiera dado

COII pistola que llevara. Es tambiell un tlato inequívoco de la agresion la conducta que observó

Sencíer 0.1 abrir la puerta; porque no teniendo, bajo lIingun sentido, derecho sobre la Orozco, de esprofeso sale á negársela á Méndez y á impedirle que la trale. Fué, pues, un rompimiento que hizo Sencier, y un rompimienlo premeditatlo; Sencíer no hay duda que de intento abrió la puerla para pro· vocar á Mendez, para precipitarlo, para deshacerse de él. Todos estos ante. cetlenles, 'f el paraje, en fin, en que $encier provoca á Méndez, manifiestan inequívocamente la agresion que le hizu.

Obliga á creer la verdad del hecho, ya la ocullacion, ya lu clestruccion de ro, signos demostrativos de su existencia. Esto ha puesto en ua verdadero comprometimiento á los jueces. Méndez ha declarado que el homicidió fut

.l'.I.lt"fE 3 !" T. V.-54

VA HiEDA DE:;

necesario. porque lo originó el acto de defenderse de la ,lg resion que Ir hizo

Sencier, y que rué casual, porq ue lo term inó la cmntingencia. de haberse dit.

parado la pistola con que fué agredido; no hay testigos del hecho, porque

una ó dos mugeres que pudieron presenciarlo. no pueden ser testigoG, y su dichos apenas dan una presuncion forzada y muy débil; no h"y ma~ arbitrio

para descubrir la verdarl, que el exámen del hecho: Méndez ha soltado dlls

prendas que asegurarán Sil inocencia ó descubrinín el eríill~n: él ha dicho

que Sencier lo agredió cnn una pistola, y que el tiro de ella lo 'h~bia muerto;

plles á rrgistrar á Sellcier si éste no tit:nt: pistolas, ó nllllqu ~ las tenga no le

halla alguna dispnrada, entonces miente Méndez; pero si ~e hallan y una tie·

ne señales de recien disparada, entonces es precitio creer íl Méndez. Ea, pues, indispensablc examinar esas circulIstancias del hecho; esas prendas

que ha datio el acusado, y que ·tanto van '1 ¡"fluir para dt:scuhril' 6 el <:rímen

Ú Sil inocencia; pero el cádaver'~e ha levant¡Hlo del lugar en que cayó, y el

hecho no puede elw minarse judicialmelltt:, porque ya lo habla examinado

un enemigo acérrimo de Méndez, que habia registrado el cádaver de Sen· cier y falsificado el hecho de lus pistolas. Si M éllllez ·no tuviera mas prue·

ba de su inoceneia que esta oficiosidad de Duh,lgon, ella sola debería servir

para absolverle: enU'e la debíl presuncioll que diera el dicho de dos mugeres

y la fllerte presuncion de haber destruido los sigilOS demostrativos dal hecho.

no hay mas medio legal que fallar en fal'or del acusado; porque una presun·

cion se destl'uyl' COII otra contraria; porque las presunciones, segun la ley,

110 pueden servir para condenar " ninguno.

La falta de dalas para juzga)', causada por las omifJiones judiciales, li· braria ft Méndez de responsabilidatl, aun cuando fuera criminal. Si fuera po­

sible retrogradar el tiempo, 'Ó si el trascurso de éste no desvirtuara é hiciera

infrucl\losas las pesquizas que oportumlmente debieron producir 511 efecto, no

seria dificil descubrir datos muy importantes pal'a juzgar del hecho COIl exac·

titud; pero el tiempo ha pasado, se ha uado Jugar fIla meditacinll y á la como

binaeioll, y hoyes dificil, si no imposible, que se obluvieriln estos datos:

primero, si fué ue Duhagon 'la voz que oyó Méndez que le respondió cuando

H'eó la ·casa de la Orozco, y 'la que está cierto no era de Sencier: segundo. si

filé Duhagon quien levantó el 'cadáver de Sencier: tercero, s i la jóven Sera­

pia efa Ó nu ¡:riada ue la casa: cuarto, si la Fernandez habia Ó no presencia­

do la eseellll : · quinto, de quién cra y qué se hizo el ~able -que levantó Duha·

gon: sesto, si Duhagon se habia manchado tle sangre, y si estaba reeien mu­

dad" de IOpa: en fin, ¿para qué hacer la el'rumeraciOll (12 tantos y tantos datoi

que pudieron obtenerse, y que hubit:nrn demostrado en el momento la ino·

r:eneia de Méllllez y la m3ldfiestn persecucion que se le h3cia? La falta de

estas datos hoy uo puede subsanarse d.ebidamente; ella ha dejado cebar la ca·

DE· J UIUSl'llUIJEN( :1 .... 427

1lIIIlllia ell l\léndez; pero ella reclama de la consideracion judicial la precision ell que se está Je 110 dudar del hecho cual lo refiere Ménuez.

El cxámen de los !Oiete anteriores uatos demuestra la inclllpabiliJad de D. Anc1rés Méndcz; pero ni todos e.llos rellniJos presentan todavia la prueba perfecta de su inocencia, esa prueba que escluye la posibilidad del crímen; tanto es así, de gral'e é interesante ia existencia de un solo dato ' que nos taita descubrir, no para que su inculpabilidar.llo indemnice linte la ley,. lo que ya e~tá hecho, sino parn- que ante ella misma lo justifique su inocencia . No hay remedio, cuando la pru eba pende de varios actos, de var·ias circunstancias¡ es incli"pmsahle la integridad de todos estos actos ú de todas estas circunslan­das para poder obtener la ver(lad. Es inconcuso que Sencíer murió de un ba , la2:o; no se ha prohado I,i podido probar qne Méndez llevara pistola, y está probado que Sencier las llevó: hay datos de la agresinn que .!le hizo á lén· Jez.: los hay de la asechanza que se le preparaba: los hay de la sinceridad y b\II'1I<1 re de su presentacion á ser juzgado: los hay de la rectitud é integridad de su Ileclaracion: 10$ hay de la ocullacion de los signos demostrati vos· dp.I hecho: los hay, en fin, de la precision en que Sil está de no dudar del hecho cual lo refiere Mendezj pero faJ.ta una cosa que determine, que fije la rda · ciOIl de todos esto' dalos, demostrando precisamente la existencia del hecho 4ue St~ intenta probal' plenamentt:. Es el octal'O dato que no~ fallaba, que llena todus estos hu e(~os y que hace incuestionable la prueba pe¡;fecl,a de la

inocencia. COI/vence, pues, la existencia del hecho y hace innagable su verdad, el

flllmifies/o cfIl{lpiw clp fu.lsijicarlo. U lIa noche antes- que Méndez ueclarara que á virtud de Ull rorcejeo que tuvo con Sencier pa~a defenderse y librarse del tiro de hala qu e le asestaba, la misma arma de Sencier casualmente se habia dispam¡]u y dá:dole muerte, 1:1. lti vas sin antecedente alguno anuncia. que 110 hubo forcejeoj y esa misma noche sin que nadie tlijese que Sencier se habia suicidado, Duhagu ll estme dos piE tolas- ele l;llt bolsas del ves tido de Sencier, hace tl'';I igos de estar ambas carg-auus, y pr.epara la prueba de que 11 0 se di spararml. 011 sabidas las relaciones- de Duhagoll y ¡Je la Rivas, y mas tod a l' i~ l e,¡ 11 0tori o )" manifiesto en la nlÍslll a casa que Duhagon. fué uel a. lur, y SEl ha CIYHI'crtido en el enellli~() lilas acérrimo y uescubierto ue Mén­dez, E s, pues, iududable que se ha intentado falsiJical' el hecho; pero lo qu P. hace ev idente la f:.t!sificacion es ]¡¡ doble e~trac('.ion tle pistolas, probada plen~­lIlente r:ada 1111<1 de ellas, con dos testigos que le \' ieroll es traer una, y COII do~

testigos q tle l<:l \'ierlJll eSlraer dos; con dos tesligos que deponen la estraecion de ulla pis~la, I!O!lltl Ulla CO~a qll e [Jasó inlllediatamente despues del suceso; y con dl.ls testigos que deponen la eSLraccion de Jos pistolas, como de cosa que pasó cuando ya el snceso se habia divnlgado. Duhagoll sacó primero la pis-

42 VA RI.BDADES

tola que le quedó á Sencier: Duhagon suplantó despue~ las pistolas que ha­

bian de servir para falsificar el hecho: Duhagon probará que á las ocho y mp,·

dia fué á ver el cadáver de Sencier¡ pero no probará que uo 10 habia visto

antes: Duhagon probará que la jóven Serapia le avisó la desgracia de Sen­

cier; pero no probará que no la sabia ya. En vano la Rivas, la Orozco y la

Fernandez encubrieron la permanencia de Duhagon en la c~sa de la prime·

ra; ellas ocultaron este hecho, pero se les olvidó, ó no lldvirtieron, omitir

tambien las relaciones que 10 descubrieran . En vano se intenlara que estas

mugeres se conciliasen en careo con Duh;go; ya sus palabras habian salido

de la boca, el tiempo habia fijado su existencia, y para siempre eran y son

un testimonio eterno del hecho.

A la mentira y la calumnia les es dificil borrar el rastro qUf! dejan: sus

huellas nos han hecho descubrir lo que la venganza, la malignidad y la pero

fidia hiciera inaccesible: la causa de la verdad hll conseguido UII triunfo, la

inocencia de Méndez está demostrada y él se ha justificado ante la ley. Se ha

:ntentado falsificar el hecho, pues es indudable la sinceridad y buena fe con

que Méndez se presentó voluntariamente aljuez; es indudahle la rectitud é in­

tegridad de su declaracion. Se ha intentado falsificar el hecho, pues es in­

dudable que Méndez no eslaba prevp.nido. Se ha intentado falsificar el he·

cho, pues es indudable que las omisiones judiciale~ fortificaron la calumnia;

es indudable que la ocultacion y destruccion de los signos demostrativos del

hecho fueron obras de la calumnia mi~ma. Se ha intpntndo falsificar el he·

cho, pues es indudable, en fin, la asechanza y In agresion que hizn Spl1cier ,\

Méndez. Si no hubo mns de un tiro y con ese murió Sene.ier, ¿con qué po·

dria Méndez mejor probar Sil inocen~ia, que con el hallazgo al lado del ca·

dáver de Sencier, de Sil pistola disparada? i Y ~e ha intentado falsificar el

hecho! Pues no hay homic:idio voluntario; no hay ni hubo mas que homi­

cidio casual y necesario. D. Andrés Méndez ha padecido injustamente; h~

sido \' íctima de lIna vil inlrign; pero una \'ez descubierta, como lo e~tá, él

rpc\am!l ante la misma ley la revocacion de If\!I injustas sentencias que ~e h:tn

fulminado en su contra, la neces,uü declararion de su inucencia, la debida

reparacion de los enormes perjuicios qlle scle han inferido, y el ejemplar caso

tigo del falsario y del calumniador.

Zacatecas, Marzo de 18<10.-111arial1o Jléndez.

DF. .JlIHT, PIIUDE CIA. 429 ~~ - --- -------

La anterior defen, a dió origen á graves disgu!':tos entre

.s Il autor, el Sr. D. Luis G. Solana, y algunos súbdito:,;

france, es; disgustos que ~e cortaron de miz, merced á la

mediacion del Sr. D. Márcos Esparza, como lo demuestra

la carta. del Sr. Godefroy, que insertamos á continuacion.

Sr. D. ~1iircos tle Esparza.-Casa ue V., Octubrfl 10 tle f:l40.-Muy Sr. mio de mi mayor aprecio.-Los pasos que V. se ha servido dar espol1tfmea­mente con ('1 objeto de tr'lnsar las trist1ls desavenencias que han podido tener IlIgar entrl' el Sr. D. Luis G. Solana y algunos úe mis paisanos, son una nue­ra manift1stacion tle ese espíritu prudente y conciliador Je que le hemos \I j~­

lO anilmulo en totlas circuntancias. V. me ha persuadido con muy fundadas razones y con el recuerdo ,de varios hechos, qUt1 jamas el :o3r. Solana ha dado 3brigo en su corazon á sentimicnto~ de ódío contra los estranjero~. como nos habíamos sllpuesto por ciertas espresiones de SllS informes en la causa tic Ménuez; qllP. semejante 6dio es muy ¡¡geno del carácler noble uel Sr. ola· na, dI'! su lJumanidllu y filosofia: que lo qUfl nos habia chocado de ~\lS frases ~e dl'he atribuir únicamentE' al ardor de Sil celo por la salrncioll de un hom­hre. ('.onl!':l. el cllal !lOS sllponia :\I1imados de un espíritu enearnizado de ven· g3llza: que así solo nuestro artlie nt t' y apasionatln patriotismo pudo haberla~ illlerprctado como ofensivas para nuestra nacion: que V. slIhe qut: esos snn los sentimientos del Sr. Solana por el conocimiento persomd é íntimo qUI:! tiene de Sil carácter,)' que la prueba mas convincente que V. puede darnn¡;: dI' (jtle In didlO es cierto, es que ,,1 Sr. Solana nunr.a (>ontr:HlccÍ rá lo que V. me ha manifestauo cuando tenga conocimiento de ello , Hecha por V. es\¡¡

dechHacion, apoyada con tanta seguridad, yo creería faltHr á la jn~ticia, v :11 afecto .\' considerllcion que [, V. profeso. oponiendo IIl1a capl'ichosa OUSli­lIuciwl f, 'us miras amistosas)' pa6fic:ls.

¡ ~n 1,11 virlud, lengn d mayor pbcer en rdraCI3l' fOrll1<,]mente á nombre mio y de mis amigos, las espf'cies ofensi\'as que se puhlicaron \:ontnl el Sr. !'S"!;,!,,I en el núm. 188 del Correo de ambos 'Illundos. 1'01' lo mi~mo que nos habia sido sumamente sensible reputar como enemign graluito á una perso­"'1 ljlH' IllJS habia merer.ido la 1ll:1)'(H estimacion pnr sus t:llenlos, pnr ~u ins· 11'I1"eioll, por ~II~ huenas l'lIaJj,laJcs y condll!:t", IlIJS es ahora muy satisfactoria la sp.guridad que se nos da de 110 haher varia '!" los prille!pios ue filosofia .Y

los . entilllielllos nobles que ~"les hahía manifeslado. Nos complacemos en declarar qllc en ll1edio de nllestra momrlllánr:1 irritneioll 1111llril hemC)~ dicho ni escri to llll:! palabra que por 1I11e~lra ('oll\'il:eiOll plluicl':l mancillar la bien

¡¡enta(la reputacioll del Sr. 1-;olana. como caballero, como hombn; de honor '! f:OIllO hurll ciudadano.

Por mi parte agradezco á V. muy particnlarmente me haya proporr.ionad ..

\lna fran"a I'ecnnciliacion con un aOltiguo am igo á quien he debido f:\Vores, por los (¡\le 110 se hubiem alterado nunca mi gratitud, si nuestras equivoc3Cioll" n:dprocas no me huhieran hecho pensar que me hallaba en el caso de ~acri·

lical' mis sentimientos privados al amor de mi patria. Qu~da \'. cmn pletamente autorizado á puhlicar lista carta en el periócliOOo

oficial, si asi le parecierc (:oll\·cniente. - l'. Gotleji·oy.

APENDICE.

ESPOSICION y PIlOTESTA -DE-

ciudadano mexicano,

.~ 're I!:L surnl::,'lIo roo¡.; 1l. J IJ OICJ.\L, "o" "'I'I>l'iT"D05 Pi':RPr;TRAOOS CO"TRA

LA NACJON y NOTO,U", \'IOLACJO)i m; LAS LEY¡';S cOMETIDA EN LA

rEMo~' . DJ>L PKQTEtiTANTE,

E:-:mo. Sr.-Miguel Santa Maria, ciudadano mexicano, ante V, E. res­

petuosameute espone.-Que compulsado á sufrir la terrible pena de es­patl'iacion por una fuerza no autorizada por ley alguna, y sí abiertamente contl'aria. á las que rigen (6 debieran regir) en esta república, al momento de ser arrojado de las costas mexicanas, es su ánimo protestar, como de hecho protesta ante esa corte suprema, contra los atentados con que ha sido uUrajada la nacioll, y )os cometidos eu la persona del esponente, ha­biéndosc ütropellado los derechos que le aseguran la constitucioll y leyes de su patria, ]101' repetidos actos de insolente despotismo.

l'ARU 3 ,« T. V.-l

2 APENDICE.

y á fin de que esta protesta 110 sea embaraz::tda para producir los D.11et'

(lue intenta, por supuesta incompetencia en la autoridad á quien se eleva, 6 por algun otro de los subterfugios de que suele prevalerse la -oprcsion para sofocar la. voz del ciudadano que reclama sus derechos, el que al pre­sente lo hace cree de su deber recordar anteriormente que en las actuales

circunstancias de la nacían no existe otro poder general.de autoridad le­gítima sino el ejercido por la ~uprema corte de justicia, representada en los magistrados que la forman y la formaban hasta la época en que la vio­lencia introdujo cama ley pública elUamada plan de Zavaleta, promulga. do por bocas de cañones y la grita soldadesca.

Semejante plan, ó mas bien estatuto por el imperio con que ordena, obligaciones que impone y penas con que amenaza, es la fuente y origen primordial de la autoridad ejercida, de hecha, par los individua. que hoy dia se denominan presidente y vice-presidente ele la república, así como de la representa~ion espuria con que sanciona leyes la, corporucion que se ha arrogado el título de congresc, general. La naturaleza de este eserito, y los límites en que debe contenerse, no penniten al que protesta entrar en Ulla discusion prolija, 6 presentar una enumeracion completa de las violaciones can que, hallando la ley nacional, aquel mandamiento militar imprimi6 á las poderes enunciados el seUa de bastardía y de patente usuro pacion.

Estas violaciones y atentados fueron señalados, reprobados y protesta­dos en tanto se conservó alguna libertad para hacerlo, y aon en el dra los reclaman algunos ciudadanos que sohreponiéndose al terror general que pesa sobre la imprenta" tienén la intrepidez de aventurarse á levantar la voz por conducto de una que otra miserable prensa de que apenas pueden hacer uso. Pero sus pruebas y reclamaciones fundadas en el testo genui­no de la ley fundamental y en hechas flagrantes, son contestadas con de­nuestos, sofisticas parlerías ó manifiestas evasiones, por cuadrillas de es­critores .sobornados, Ó interesados en retener la presa de que se han ara.­lanzada en el batin ele las destinas públicas. Treinta mil pesos concedi­das par el supn .. ta caugreso al pretendida ejecutiva para atrincherar la wurpacian del una y otra con faso. de tinta y cafianes de plumas, sin perjuicio de lo que de sí dan fondos secretas, tienen un poder mar"," lloso para aumentar el número de artilleros y producir estruendo, aunque na lo tengan para dar habilidad de acertar en el blanca. Y esta es cuau' da se dignan darse par entendidas las asalariadas en las prensas ministe· riales, es dccn:, en todas las existentes, monopolizadas par el temar 6 di·

APENDICE. 3 ....... nero, si no es, como frecuentemente acontece, que legisladores y ejecuto~ res adoptan ]lJI mas sencilla la. medilla tlc postrar en tierra al opositor a11.

tes ele escucharle, ó castigarlo bárbaramente antes ue responderle. El eSpOllellte se contraerá, por esta vez, á marcar la nulidad de la ley

Zavaleta [tan pronto violada como püesta en ejecucion J, y por consiguien~ te la.Je los actos provenidos de sus disposiciones, y de las autoridades emanadas de su virtud, con una prueba que se arr:1stra el convencimicn~ to de todo mexicano sincero indag:Hlor de la ,"croau, y de los principios que constituyen esencialmente la forma de un gobierno representativo, particularmente si es republicano.

No tomando ahora en consideracían las perfidias, frauJes, inconsecueu­cias y crúnenes que forman el orígen, progresos y ~rmino de la subleva­cion del general Santa-Anna en 1832, y fljando la iJea esclusivamente so­bre su consumaciou en el parto de Z,waleta, deberá convenirse fIl que és­te no puede ser legitimado sino por la voluntau pública espresada Ijar rl úrgano 'lne la ley fundamental de la Ilacion ha Je'¡goado para que aque­lla sea. tenida y acatada como tal. En materias de legislacion general, 1 antes de todo, en las que conciernen inmediata y esenci~lmente á la inte­ligencia, interpretacion ó recta observancia de la gran ley nacional, aquel órgano, ni es, ni puede ser "otro que rl congreso general, puC'sto que no aJoIezca de vicio manifiesto de nulidad. '1'al es la má.-x.ima fundamental de todo gobierno representativo, aIJoyada sobre In. buena razon y conve~ niencia pública. Pues ese congres'o general coexistia con la formacian pri­rnitiva del plan de Zavaleta, cjercia entonces sus atribuciones, y ante 61 rni~mo fué presentado aquel por sus autores para recabar 5U consentimien~

to y sanciono ¿Y cuál fué la declaracion despues ele haber e~cuchado. examinado y discutido el contenido det referido proyecto? Ella consta por aquellos mismos actos á que se le dió publicidad, flor su decreto motiva­tio ue 18 de Diciembre de 1832; por el manifiesto que con fecha de 21 ~guiente dirigi6 á la nacion; y consta tambien por la misma acta de Za­laleta, H'Jue ,la lo aprohaba ni aproóan'a." ¿Y cn6.1 es la. consecuencia. ob­Yia é inmediata de tales premisas? No otra sino la necesaria de que la. ley de Zavaletu, basa sobre que descansan los actuales podere3 legislttivo y ejecutivo, y orígen primero de las demas aut.oridades etistentcs, fué nn­l~ en su principio, írrita despues .. y sin derecho para exigir obediencia f'n ttempo ninguno.

Jamas fué negada la legalidad á aquel congresoj jamas se le disputt> ni O!.un por lo~ mismos; sublevados ó por los f'scritorc!' de su banda, y sí un ..

4 APENDICE. •

tes bien la reconocieron hasta en f!.U misma victoria. El acto mismo de someter á su conocimiento y solicitar la aprobacían del plan referido, ¿qu& otra cosa envuelve sino un reconocimiento espreso de residir en aquel con· greso la legítima representaciou nacional? ¿Qué otra cosa significan los términos con que es llamada ya en aquel documento, ya en la circular del general D. Manuel Pedraza, fecha en Puebla á 18 de Diciembre de 18321 Es cierto que en 1:'1. misma, su compositor pronunció vaga y sentenciosa. te contra el congreso, calificaciones que nada menos tienen que del género laudatorio; pero las imprecaciones de una pcr~:'IOna entremetida y parcial nunca serán norJlla para calificar la validez ó nulidad de un cuerpo legis­lativo. La composicion de éste segun la forma, modo y requi~itos que prescriben las leyes constitucionales, son la única regla para decidir en se­mejante cuestion, y no las sentencias oraculares de un presidente improvi. sado.

La determinacían posterior de no conformarse con la superior del con­grr:so, el triunvirato de generales en gefe, [como de hecho 110 se confor. maron) y los artículos estipulados por los otros coroneles y generales ¡¡"

la nueva creacion, SUs plenipotenciarios, en nada revocan el reconocimien­to ya prestado, y solo comprueba esceso de insolencia. agregado á la enor­midad del atentado contra las leyes públicas. El preámbulo de aquel pe' regrina documento de diplomacia soldadesca no dice en último significada otra cosa sino lo siguiente. HAunque hemos reconocido por representa .. "cion nacional la del congreso ante el cual hemos solicitado la ratificacion "de nuestro tratado, visto que "Ji lo aprueba ni aprobará, en uso de 'fin ar· "ticulo de un armisticio que celéóramos, !I uaando de lafacultad que 1103 di. "mos tle modificar, reformar, añacli-T Ó quitar lo que juzgáremo8 C07lUJlie}jte "al bien público, cual nosotros lo entendemos y definimos, sin perjuicio "del nuestro privado, hemo8 com'enido en no hacer aprecio del congreso; ltcumplir lo que en voluntad nos viene, y hacerlo bueno con nuestrJS fuer­ctzas beligerantes." ¿Puede tolerarse tanto ludibrio? Pues ello está es-­crito y publicado en el plan de Zavaleta, y ,obre tal cimiento reposa toda la estructura del gobierno que se enseñorea de esta sufridísima nacion.

Si se apela en el arto 8? á una representacion nacional futura para ob­tener su aprobacion, no era esta la que se requeria sino la de la que exis .. tia de presente, porque la legalidad de todo acto público coexistente así lo exige, porque así lo demanda la razan y las leyes, y porque de otra suerte quedaría abierta ancha puerta para formar asonadas y escitar sedi­(iones con la fundada esperanza de aprobacian que otorgará una corpora ..

APENDICE. 5

cion flltura compuesta bajo el influjo de las primeras, y obrando acorde eH el espíritu ue las segundas; en una palabra, bajo la dictadura de la fuerza triunfante.

De ello es prueba polpable el mismo arto 8;:> llevauo i ~jecucion. Bien sabían los contratantes cuanuo apelaban ú futuro. congreso, que por las violaciones de leyes electorales, por el terror, por el desenfreno de la de­magogia reinante, aquel cuerpo deforme habria de ser necesariamente en­gendro suyo, y de linaje inmediato los otros de los E5tados. Aun mu­cho:; de estos ni nacieron de nuevo, sino que 6 antes de !'ier firmado el plan, ó acto continuo, dando por no discurridos 103 años que mediaron desde el de 29 hasta el de 32, resucitaron, aparecieron súbitamente, lanza­fon ti las legislaturas existentes, y con los anteriores gobernadores, se de­clararon con toda formalidad voluntad de los Estado,. ¿Quién en vista de esta confusion y desórd.enes coexistentes con la infancia del plan, no llabia de predecir que el futuro presidente no lo seria el que iba siendo indicado por las elecciones hechas en el tiempo prescrito por la constitu_ cian? ¿Quién el que DO pudiese asegurar que s,eria nombrado despues para aquella suprema magistratura el que de hecho la obtiene al presente, y para la vice-presidencia. el que 1:1 esta. ejerciendo en toda plenitud con tanto honor de la nacion, .consuelo' de la humaIlÍdad, y tan ajustadamente á las prácticas de la educacion civil, no menos que ú· los principios de la filosofill política? ¿Quién, par último, no llabria de descubrir de 8ntcma· no el grupo de hombres de Estado, tan sabios como desinteresadoi, que cuol satélites habian ue girar en torno de aquellos dos luminares de l. ciencia de gobierno?

Escúsese al esponente este modo de espresanc, pero es tan grosero el ridícuLo con que ~e jnegan esas gentes con los mas graves asuntos de in .. teres público, talla burla con que lastiman la dignidad nacional, que no hay mexicano celoso de ésta, que pueda. abstenerse" por seria que sea la materia de que se trate, de dejar caer sobre los mofadores el sarcasmo del meuosprecio, y la invectiva de una indignacion patriótica.

Por último, ¿bajo qué aspecto pudieron atribuirse la procuraduría de la nadan los artífices de aquella acta militar? ¿Pudo tenerla el primero, se· ñor perpetuo del derecho de msurreccion, el que ha presentauo " la repú­bllca mexicana el inmoral y escandaloso ejemplo de dos sublevaciones con~ tradictonas en su objeto, sosteniendo el pro y contra de revoluciones con­que ha inundado en sangre á la nacion, dilapidado su erario y recargádo­la de enormes deudas? ¿El 'lue ha desenfrenado las pasiotes feroces de la·

muchedumbre para hacer de ellas In escala de su fátua ambician, despeda. zado las entrañas de la patria con mortales 6dios y convertídola en roan. sion de llanto y horror? ¿El qué par" eludir la responsabilidad en que lo declar6 incurso el congreso de un Estado por el atentado de incitar y pro. teger tumultos para su destruccion y el delito de resistirse al cumplimien. to de las leyes que urgentemente mandaba la constitueion, y todo ello bao jo el carácter de ejecutivo del mismo Estado, y en venganza de no haber. ~e prestado su legislatura al voto que intent6 arrancarle para su candidato en el nombramiento de futuro presidente, S" levantó descaradamente y pro_ clamó la. revolucion de 1828? No, semejante per:SOll:l representará pro. piamente el papel de un delincuente, pero jamas el de procurador de lo, derechos nacionales.

Ni tampoco el segundo, persona por cuyo nombramiento ti la presiden­cia y enemistades privadas, levant6 la rebelion el anterior, y amenazó con una nueva en Setiembre de 1830, si se permitia á aquel pisar el suelo de .la república. Este interventor en la referida acta ue Zavaleta, incre­pado todavía al principio de la póstera revolucion en 832 por el mismo

gefe y cohortes que despues lo saludaron presidente (y á cuyo objeto, gran número de los que formaban éstas salieron ue las cárceles ell (Iue los ha­bían hundido sus crímenes, para. acudir al campo ue batalla á que las lla­maba el amor de la libertad) había renunciada, cuatro afias antes, á los de­rechos para ejercer la presidencia, primero, por su fuga del puesto del pe­ligro en que dejó á otrosí segundo, por acto oficial y solemne que nadie le exigió; y últimamente, por declaraciones públicas muy posteriores que nin­guno le demandó. Su apari~ion, pues, en Zavilleta con la investidura de

carácter público, fué de pura oficiosidad, y en calidad solamente de ius­t.rumento pasivo eu manos del caudillo de la. revoluciono

El tercer general, que de gefe de las fuerzas del gobierno, con univer­sal desagrado de las tropas que las formaban, se puso á diserecloIl de los dos enunciados, "no pudo tener en aquella transaccion otro carácter que el que se da á sí mismo el hombre que, ó por una escc~im carcncia de poten­cias mentales, ó por actos misteriosos de culp¡~ble connivencia, aparece (al menos en el hecho) desempeñando el papel del que se pas, al enemigo.­y menos tuvieron título alguno para darse por tutores de los derechos pú~ blicos, ni el otro general segundo del de la ddcccioll, ni los demas que con éste anduvieron en las corredurías uo tamaño escúndalo y escarnio de la nacían. Gentes todas de bandas ó charreteras.

7

El que protesta no pudo prescindir de alegar los anteriores comproban­te, para fundar la nulidad de los presentes poderes legislativo y ejecutivo:

})rimero, porque aUn dado que residiese en el legislador 6 ejecutor el lf1onstl'uaSQ poder de proscribir ciudadanos sin ley ni juicio anterior, ta­l! avia la espatriacion impuesta al esponente en unian con crecido Dámero d {: sus compatriotas, dimanaria de una autoridad usurpada, y por consi­S'Iliente obedecida solo por la violencia.

Scgundo, porque no existiendo hoy otro poder público de autoridad le­f(Ítima, pan. reclamar sus derechos el ciudadano mexicano, sino el poder j 1 ldicial .. guardian primero y custodio nato de la administracion de justi­e ia, no queda al protestante otro recurso de presentar sus reclamaciones s ino ante esta suprema corte.

Tercero, porque siendo la protesta intentada contra los individuos que 8 e han usurpado los otros poderes, y estos los perpetradores de los aten~ t ados contra los cuales aquí se protesta, mal podría dirigirse aquella. á ellos contra ellos.

Cuarto, por no dar l tI que la. hace, el mal ejemplo á sus conciudadanos tle prestar reconocimiento á una autoridad nula. en su origen, y tiránica I:n su ejercicio.

Esto supuesto, procede ya el que protesta á hacerlo contra las enormes: '~'iolaciones de las leyes, cometidas en su persona. y en las de considerable (lumero de sus conciudadanos.

Por una ley (impropiamente así llamada por sus autores y ejecutores, pues ley no es sino la que se dirige á un objeto general, y á un cumpli­rniento futuro), ni siquiera motivada, y dada en las tinieblas de la. noche, por la corporaclon que funciona como congreso general, fué condenado el ~Spoliente entre cincuenta y dos de sus concilJdadanos á la pena de cspa. triacion, sin haber sido acusados, oidos ó juzgados por sus tribunales com· }letentes, ni haber tenido otra noticia de ser reos sino por la camunicacion de la pena. Dicha órden que lleva la fecha de 23 de Julio último, ha si­do rigurosamente ejecutad. por el general D. Antonio Santa-Anna bajo el carácter de presidente y de D. Valentin Fari .. bajo el de vice-presidente, autorizados á mas por el nombrado congreso general para poder praseri. bir indefinidamente á cuantos ciucadanos juzgasen hallarse en el mismo ca· '~O, conteniéndose así cn tres partes de la oracion [que ninguna es la del yerba], la única norma prescrita al ejecutivo para decidir del honor, dere­(;ho$ y subsistencia de los mexicanos. El Sr. Santa~....\nna por espontánec

8 APENDICE. .......... -..... "",

impulso, tuvo á bien distinguir al esponenteJ reagravándole la pena con la cláusula de Hque cumplido el término de sei:; años de la. espulsion de 11 "ley, no podrá volver á la república sin espreso consentimiento del supre. temo gobierno," la. cual reagrn.vacion le fué comunicada bajo firma del go. bernador del Distrito con referencia al ministro D. Cárlos Garcia.

La primera ley que ha sido atropellada en este acto de consumada tira­nía, la que reclama el espoñente, y por cuya atroz violacion protest.a ante el tribunal supremo á quien tiene el honor de dirigirse, y ante la nacíon entera de que es miembro, no es ninguna ley que derive su fuerza de una constitucion ó convencÍon especial en las sociedades humanas, sino una ley que es anterior á todos los pactos sociales, á todas las leyes escritas, y coe· tánea con aquella naturaleza á quien el Criador Supremo dot6 ue razoD,1 por ella le promulgó, el código de la justicia natural.

~Iltre las primeras de sus leyes se hacen escuchar las que confieren al hombre los derechos fundados en la constitucion y dignidad de su ser in-­teligente, y en virtud de enas proclama la razon al universo entero. que desde el momento en que exista cualquiera reunian de llOmbres, para no Ser confundidas con las bestias feroces, ninguno de ellos pueda ser afligi­do 6 castigado por sus semejantes sin haMrsele hecho cargo de haberl" ofendido, oídole su defensa, y comproMdole el delito_ Tal es la ley .. -grada que en el fondo es practicada entre los mismos salvajeflj y el que la quebranta es castigado por lo, gefe. 6 ancianos de sus tribus. Pero tal es tambien la ley que han conculcado los supuestos legislativo y ejecuti­vo de la república mexicana en el año de 1833.-¡Atentado, no contra centenares de individuos en' quiénes se ha cometido, sino contra la socie. dad entera! ¡Crfmen escandaloso que demanda imperiosamente pront. reparacion y condigno castigo!

Esa corporacron b. violado medio 6 medio la primera ley, la ley por escelencia de todo gobierno libre, representativo, la de divisian de pode­res consignada. en el tít. 2:' , arto 6.° de la constitucion mexicana. .El ejercicio, ó acumulacion de cualquiera de los poderes en UDas nUSlDas manos, sea de uno, de pocos Ó' de muchos, forma la exacta definicion del despotismo. Principio es este asentado y calificado de incuestionable

por todo sabio publicista. Pero el supuesto congrESO ha hecho mas . que apropiarse el ejercicio del poder judicial. Ha violado este poder en ,. mismo ejercicio, y no ha observado de los procedimientos J formas que constituyen un juicio" f=ino el último act.o que lo t-ermina por el pronun-

APENDICE. 9

ciamicnto de la senb:ncia. En la soledad de la noche, en congregacÍon

misteriosa y secreta. ha comenzado y concluido á la vez por un acto solo é indivisible, por el fin de todo juicio, sin examinar el delito, sin calificar

las acciones de los condenado~J y aun sin dignarse siquiera alegar el mas ligero motivo de su tremendo fallo.-En un par de renglones ordenó so­

bernuamente:-"Mando, sean arrojados de la cornunion de sus conciuda­"danos, y como tales espulsas de su patria, los mexicanos espresados en "esta lista de proscripcion, y sígala prolongando el ejecutivo á. su anto­fijo." Át'í lo ordeno por la ley 8ic volo, título sic juoeo, código NERO­i't1AXO.

Pero la seguridad pública lo ha exigido, la seguridad de la constitucion lo ha demand.do. Esta e. to<la la respuesta vaga y general qUe con aire sentencioso ha. dado el que se dice gobierno, sin descender jamas no ya á probar, pero ni aun ií. indicar en qué manera una d otra seguridad han ,ido amenazad." por los proscriptos. Ese es todo el título y derecho que para cohonestar el .tentado han alegado y repetido en interminable parla los periodistas dispuestos á permutar por el dinero y empleos con que han .ido remullcrados, su habilidad de probar que es libertad la tiranía, y vir­tud la iniquidad. Lenguaje antiquísimo y trillado por el despotismo de muchos, no mellos que por el de un soberano absoluto, y propi'o solo para 'ILLaucar á la multitud incauta é ignorante. El grato nombre de liber­tad y el de seguridad pública, han servido de c'p' al tirano para afligir y atormentar á los llOmbres, así comO el santo nombre de religion es emplea­

do pt1r el orgulloso fanático para perseguir y dominar á sus semejantes, y frecuentemente suceue que so color de libertad, declaman violentamen ..

te contra el fanatismo religioso los que pretenden el escIusivo monopolio de esclavizar á los pueblos. Pero ui la seguridad pública., ni constitucÍon alguna han exigido, ó pueilea exigir, que Jos ciudadanos sin prel-io juicio y !lentencia por ley sean arrancados ele! seno de sus familias y arrojlldos de sus hogares á. estrrulas tierras.

No, aun 'cuando los que pre.3iden á la atLninistracion pública deriven su autoridad de 6rigen legítimo. Lo que demandan ambas srguridades es preciSllmente lo contrario, pura que en llingun caso sean convertidas en D1aquinarin. de destruccion de las seguridades personales que son las que forman aquellas. tiLos intereses individuales son los ún!COS intereses rea­reles y verdaderos. Mientras el bien llO se aplique á los individuos, es un "término abstracto, es un ser ideal que no tiene existencia. Pues el mas

P.\11l'F.3~ T. V.-2

10 APENDICE.

"importante bieu, el intere>; primario v radical de la \"ida civil es la 8('rru_

lfridad. La libertad polít.ica é jndep~ndeJlcia de UBa nacion ~olo es:n "bien porque es un medio de afianzar la seguridad. de los ciudadanos. La

Hgran má.xima :!Sobre que reposan los derechos y libertades dell1ombrc, "es la de que nadie puede castigarle ni condenarle sino la ley." Así se espresa un publicista de celebridad, y así lo dicta la razan ilnstrn.tln.

Si el bien público se presenta con eXlgt!ucias del momento, .si el peligro

es tan urgente que no permita las demoras y circum'peccioll d~ U1) juicio, la constitucioll ha provisto de un remedio que por Jo mismo de ser yialfIl_ to HD es aplicable sino con prudente economía. Remedio único para un caso único autorizad~ su aplicacion tí uno solo de los poderes por ",1 tiem­

po limitado de dos dias, y pasados, queda e'pedito el ejercicio del poder admini$trador nat.o ele la justicia criminal.

"No podrá. el presidente privar á llinguno de su libertad, lJi imponerle u pena alguna; pero cuando lo exija el bien y seguridad de la federacion,

"podrá arrestar, debiendo. poner las personas nrre~tadas en el término de

((cuarenta y ocho horas á disposicion del tribunal ó juez competente." Es­

ta es nuestra ley del ne quid Rel!J!ubliea de/rimen ti eopial. Todo lo que sea salir de su letra clara, precisa y terminante, todo ]0 que sra sobrepa­

sar los lindes marcados por ella, sea cual fuere el motivo, cualquiera :!e3 su illf..erpretacion, que no admite; eso es usurpacioll de la autoridad, aten­tado enorme, tiranía manifiesta.

¿En d611de está In. ley de esa constitucion que autorice nI cuerpo legis­

Jativo para ejercer acto ningtU}D del poder judicial sobre Jos ciudadanos? ¿En dónde la ley que lo constituya tribunal competente ue é5toS en ca50 alguno? rran no existe semejallte ley, que por el contrario, las fundamen­

tales está.n deponiendo en contra, y haciendo ver que jamas quieren con­

ceder al congreso atribuciones judiciales en ningun sentido, si no es esc1ll· sivamente en los casos especificados en la seccioll 4? de la constitucion,

por demandarlo asi la naturaleza del delito junto con el carncter oficial del acusado. Todayia en ellos (y fijese la .tencion) las funciones de lo, c{croa­rus están ri;urosamellte circunscritas á declarar en clase de gran jurauo !'ti hay ó no lugar á la formacioo de causa, y supuesto el primer miembro,

quedará el acusa.do suspenso de su encargo JI pue8to á di8jJodcion del tri¿u¡¡al CO'lllpetente, arto 4. Los senadores y diputados mismos ~ill embargo de sU

inviolabilidad, no están exentos ue 103 tribunales competen tea, art. .} ±. Es

decir que la cOllStitu~ion mex.icana no quiso que en caso algmlO eues!? juez, ellegi,lador.

APENDICE. lJ

::ji la cou$tituciou oruena cula cspresaJa seccion 4 que aun cuando sean acu:5auos por tlditos de traicioll contra la illdepc1Ulencia (¿Si será c::¡L, la :suprema seguridall pública?) ó la ¡moma c;1la(;lt'cida de gobierno, los lllUS al­tos funcionarios del estado, y por cOllsiguielitc mas temibles por los recur­

sos y relacioues que tienenlÍ mallO para la ejecucioll, así como provi~tos de

mas medios de defensa, goceu, sin embargo, de ella eu juicio franco y con­

forme tí las leyes comunes: ¿podrá ser interpretada esa misma cons;titucioll por JljJlgUll genero de sofistería en el sentido de que oruena para el mismo caso sea sl1straido de su tribunal competcllte el ciudadano privado, sin otro

t"seudo de defensa que la misma ley? ¿mandará In. constitucion que pr¡va~

uD del beneficio de ella so color de seguridad públic3, ~in acu:;uciOll .. sin ser uido, sin forma alguna de juicio aun sumario, sea condeuado á pena por el

legi~bti\,o () ejecutivo?

DecidaIu todayí", mas la misma ley 112 ante~ e5prc~adaJ siendo de IJotar {Jue se le dió lu~r entre las restriccioIlcs d-c las facultades del presidente.

Xo le es concedida la de prinlr á ninguno de m libertad, no la de imponerle

pena alguna, y por consiguiente no la de juzgar en ningun caso, y mucho menos la de condenilr sill juicio. }~sta C~ la ley en toda su e5tensÍoll~· ge­

neralidad, y el miembro siguit'utc es una escepcion. esclusi"amclltc con~ haida al poder de ::lrrcstnl' 5in mrmdamic)!to judicial en el caso de exigir­

lo esa sl.guriu,u! de la constitucim:, Fero eDil el Deber de poner al nrresta~ do eH el término fijo de cuarenta y ochu horas á c1i5posicion de su jurz ó tribunal. De este moao prescribió lillcy fundamclLtal que ni aun fU d m·

puesto C¡lSO de la salud pública se tralJsforma~e el presidcIltc eu jl1ez; y mas,

precavió 1.1. arbitrariedad l1c aquel ruagistraJo en el tlSO de la autoridad e~ eepciolHIl que se le concede. ü na vez ejercida, no está ya en su poder l'!USpCIl~

dec ú cortar el procedimiento constitucional, y el arle$tado tiene den:cho, aun cuando ~c le restituya su libertad, ú re=-istirlo y demandar urgentemente

ser pre~eIlt..ldo á ¡:;u juez HutO. ¿Y por {Iué así, y l)<lra qUt? l}orque de otra

suerte podria un presidente 80 cupa de seguridad pública, nrmucar;;Í Jo~ciu­

uauunos de sus CflSas y priyarlo$ de su libertad durallte un tspncio de tiem­

po en que 1e seria embarazosa ésta IJara cometer actos impulsados por (ldio~J cntic1ias, persoJlal Íntrres, ú pasíolle5 dl'Scnfl'rnadas, sin que 5e haJlc [11('-

1'u. de las combinaciones posibles la de ser rl mi:3l11o arfl'~tado obstáculo

pam que sea amenazada la misma 8l'g"U riJ.:Hl pública con que se prete~ta su arresto. Así se l)rescribi(J, para qne d pr('~ídente pl'c~CHtando 1\s prucDJ$, '-~ {'{;:mdo rn('rtO~ las ilJdidos (Pl/' i};otirrm,,:¡ el ;lrr('~toJ llé sati~rOlcclnn (¡ b

12 APENDICE.

nacian, y contenido por el freno del respecto y responsabilidad ú. la opinion pública, no pueda obrar con absoluta impunidad eu el ejercicio abusivo de aquella facultad. Es, pues, manifiesto que la cOll:s.titucioll tu,yo muy pre­sente el cl"n¡oreado caso del .alu. populi; que ,e ocup6 del modo de pro­veer á él; que de hecho proveyó y fijó ley para semejante urgencia, y que encargando su aplicacion esclusivamente al ejecutivo, no profirió (como era regular) ni una sola palabra acerca del congreso. N o es menos claro que legislando la constitucion consecuentemente, ajustándose ála razan y:i las prácticas de los demas gobiernas libres, 110 quiso que un remedio violento y fstraordinario se aplicase ni en un adarme mas de lo absolutamente in­dispensable, para prevenir ó cortar el mal de que es antídoto, uo fuese que la medicina se convirti6se en Yeneuo, yen de.struccion de las leyes públicas el instrumento de su conservacion. La virt.ud del antídoto, es cficaz y su· ficientemente producido, detenif.'ndo al ciudadano peligroso, poniéndolo fuera de todo contacto con la. conspiracion contra la salml pública, inhabi. litándolo así para prorumpir en hechos, y entregándolo á la LEY DE LA TIERRA para que lo condene si tal es su merecido, Cllunto sea pasar mas allá, otro tanto es descargar gnlpes mortales contra las seguriel;tdes perso­

nales, que son las que forman la seguridad pública. ¿En d6nde está ahora esa autoridad por la cual los diputados y senado·

res de 1833, por sí y ante sí, en cúnclayc oculto y en el alto ':Silencio de la noche, fallan proscripciones de ciuuadanos que reposan en sus lechos hajo la confianza de UIla constitucion que vela. por la custodia de sus derechos? ¿En dónde, esa potencia creativa de dictaduras pum lU1lzar sobre lo~ mexi­canos anatemas de f'.strañamienfo y sentencias de muclte civil? ¿En dón­ue se encuentra la validez dI'! esas leyes de proscripciones que sobre su pa· labra ha nsegurado el periodista l~ureado de lo~ llresentes goberllante5, quien bajo el carácter de INDICADOR, no sati,fecho todavía de haber uesahogado el fervor d~ up culto idólatra ante las deidades de sus mecenas, v a.cabádoles de trastornar la cabeza con el perfume de su ad.ulacían, nñade ~obardemente á la injuria el insulto de pregonarlas como leyes dc clemencia y benignidad para los proscriptos? En ninguna parte se hallan, pero sí por

todas se descubren las feroces pasiones de la demagogia, y enseilOreaJa d.e

b patria la tiranía biljo la iuvocacion sacrílega. del santo nombre de la lI­

bertad. ¿Pero c6mo era. po~ible que la con~titucioll autorizase á los lcgí:::lauores

~. ejecutores, no ya solo para juzgar á los ciudadanos, sino todavía mas, ~pa­n condrnarlos sin oirlos, ~in decirles siquiera la cuns.a, : presentarlos a la

APENDICE. 13

nacian C<JillO deliucuentes por solo la promulgncion del castigo? IJey tan in­huma.na ni ha existido ni pudo existir para uingun ca8o, ni en la repúbIica mexicall!¡, ni en cOllstitucion alguna del universo, por absoluto que sea el po­der supremo de los gobiernos cOlJocidos. Y ~i por una monstruosidad ¡existiese en alguna parte del globo tan bárbara legislacíau, ella sena nula, iwpía, y sin otra virtud de obligar que la que le diese la fuerza brubL Seria esa una legislacían destructiY3 de los prirnero~ derechos de la lIatu­rtlleza ra~ional, que ni cede ni puede ceder el hombre por ningun pacto social, sill renunciar 1Í la cualidad ue miembro de la especie humana..

Escuchemos al gran publicista que e~plic6 mejor y recomendó tÍ los hombres la celebrada máxima de la divisioll de IJoderes. En uno de los yarios lugares de su Espíritu de lu~ leyea, en quc tanto la illcuka, dice­"Cuando el poder legislati'\'o y ejecutivo están Ullidos en la. misma pen::()~ n¡L Ó cuerpo, no puede haber libertad, porque pueden escitarse temores ele que el miamo monarca ó senado haga leyes tiranas pru"a ejecutarlas de un modo tirano. Por otra parte; si el poder de juzgar" se uniese con el de legislar, la vida y libertad del súbdito estaria e'puest. á 1. arbitrariedad, porque el juez seria entonces ellegi8lado-r. Si se uniese con el poder eje­cuti,'o podria cljuez comportarse con toda la violencia de 1m opre.fOr."

En efecto, ¡qué de injusticias é inconsecuencias funestas no podrian Uf'­riYar~e de la acumulacioll uel poder judicial eDIl el ejecutivo ó legislativo, -: mas si son ejercidos bajo la YOZ genérica de libertad y seguridad públi~ ca! Por distinguido que sea el mérito y acrisolada la virtud, ¿cómo po .. drán, aquel estar á cubierto de los ataques de la envidia, de los ódios y ue la "'ioIencia de las pasiones exaltadas, ni ésta, segura de no ser atropella­

,la par la osadia de la inirluidad? ¿Y qué será en un pais agitado frecuen­t.emente por revoluciones, en una tierra en que por donde quiero se tienda la vista no se uescubre mas que lavas arrojadas por un volean de ambiciones, codicia. y fllrores intestinos? Sobre todo, ¿á qué punto no podrá llegar la opresion, tti en tales circunstancias, por la union de los es .. presa.dos podere$ se establece la facilidad de constituirse en un congreso multitud de pequeños tiranos, y de déspotas subaltemos de un ejecntim {¡ la vez judicial? Y en este caso, dice otro sabio publicista, "el despotis~ lOO de uno solo será el único remedio .:í la tiranía rlh'idida de muchos." ¡Tremenda justicia con que la Providencia castiga al despotismo con el ,lespotismo mismo, y á los lJUebIos que se hacen indignos por :sus escesos () pasira indolencia, de gozar la pura, oruenaua y yirtuosa liberti\d! ¡Suf:r-

14 APENDICE. --_ .................. ... .......... te horrorosa que está amenazando por momentos ú esta fatigada república!

y si ~Iolltesquieu califica en el pasaje citado, ele arbitrariedad y opre_

f:ioTl el ejercicio simultáneo uel poder judicial con el del ejecutiro ó legis_ lativo, ¿con qué nombre se llamará la ulliDn de estos poderes con el hecho de sentenciar sin uir, como no lo hace la misma Divinidad, y por un solo

rasgo de pluma condenar á pena sin juicio? Y á qué pena ¡Dios santo!

¡A la de espatriacion! es decir~ á una pena cQlectiva de muchas penas. A

una, que comprelldieudo la pérdida de los derechos civiles y políticos, TI!)

deja. de vivo mas que el hombre, muriendo el clutladano. A una pena próxima tÍ la cDpital, si no es que por ella son sentenciados el mayor nú.

mero de proscriptos ú sufrÍr una muerte lenta y acompañada de prolonga.

das agonías. llena que recae ~obrc innumerables familias meXiCilJH1S, cu­

yas inocentes mubreres Y desvalidos hijo:l, sobre el tormento de la :-;epara. cion quedan comienuo el pan de la mellwcübd, Ó arrastrados por el amor

filial y conyugal signen en pos del proscripto ti espcri!tll'ntar lo~ rigores de

la infdiz pobreza, y por ella tal n::z á ser yíctimas de la ruJt>l:J. de lus in.

viernos en lejanos paises. Díganlo si HU los que hall presenciado los re­

sult::ulos de esaS h:í.rbaras espulsiones ue lú~ aliOS pl'l.:ceUClltc:s, y yisto ma3

de una vez grupos de tiernas criaturas preguntando con inocente candor

á sus indigentes padres: H ¿Por qué DO llOS vamos á nuestra tierra?" Dí­

ganlo las tierras de Francia y del norte de nuestro continente, en cuyo se­no se encierran sepultados los huesos de tantos Inexicanos que claman

\'engauza al cielo, y gritan á sus compatriotas: "poned ténnino á vuestras guerras fratricidas." ¿ Y qu~ política ilu.strada es la. que formando triple alianza con las pestes y guerra/itltestina~, en IU~'<lr de Hamar l)obladores

para esta inmensa república, hace lIisminuir á vista de ojo el corto núme­

ro de sus habitantes? 'ranto así en\Tuelve la. idea comlllexa,-aunque cla­

ra, de espatriacion. Pero la rabia de las pasiolles ,-elwnOS3S atropella has.­

ta. con los mas simples discursos de la sana razono Sí se ocurre á las doctrinas y prácticas ud derecho constitucional de las

naciones gobernadas libremente; y que hau ensefiado al mundo h ciencia

del sistema representativo sobre basas firmes y principios inlUutables, se

encontrará. la esplicacion de nuestra constitucioD, tal cual va hecha, per­

fectamente exacta y concorde con aquellas. El alto iuteres de la m3terÍa y la necesidad de que ~e prOprlgllen conocimientos tan necesarios qtle no

debieran estar encerrados f5clusivamente uentro del círculo de nuestros

jueces superiores y algunos letrauos, disimularán el inconvcuiente de di·

fu~ion, si d esponentc recuerda sobre el particular á esa suprema corte la

APENDICE. 15

j\lrisprudeucia pública de Inglaterr<l, como la uacian primera y mas allti. gua en haber fijado prácticamente la division de poderes para el gobierno de la sociedad civil.

1':l ::;abio comentador de la ley de Inglaterra, [el justamente celebrado juez Blackstone] se esplica así en la púg. 13;i, vol. 1 5=l, tít.~.DeTechos de lIS personas. fflnmediatamente de:spues ue la seguridad personal, la ley de Inglaterra considera, asegura y preserva la libertad del individuo ... u

cIla 110 puede ser restringida en este reino por solo autoridad discrecional dd magistrado, sin espr~so permiso de las leyes. Aquí tamuien el lengua­je de la gran carta es de que ;Jingun hombre libre podrá ser cogido ó pre-~o sino por el juicio leg"<l.l ue sus iguale::;, 6 por la ley de la tierra ...... l)or

h peticion del Bill de derechos 39, C. 19, e~t,á oruenado que l1illgull houlbre libre sea puesto en prisioll, ó detenido sin causa alegada á la que pllClb responder conforme á la ley. rOl' el C. 10. Si á. alguna persona.

se le restringiere su libertad por órden ú decreto de cualquier tribunal ile~ gal, ó por mandamiento de la majestad del rey en persona ó por l>rovidell~

cia del consejo, ú de alguno del consejo privado, aquel por demanda de su consejo tendrá un mandamiento de II"óea8 Corpus, para que sea llevado su cuerpo ante la corte lIel banco del rey, quien resolverá f'i su uetcnc.ioll es ju~ta, y en conformidad hará como :sea. justicia/' ]~n la p:íg. l.'H. uDe grande importnneia para el público es el prcservatiro de esta libertad pcr~ sonal, porque si ulIa sola vez fuese permitido á a1g1111o, aun al mas eleva~

do mngistrudoJ poner prcm arbitrariamcntc tí. cualquiera, que él ú sus mi· lIi~tros juzg'a::Ien con\'euiellte, con este acto ~e ponia término á touos los

dt!mas derechos é inmunÍdades. Algunos juzgan que los ataques illjll::;tos aun contra la vida y propiedall, por YOlulltall arbitraria dd magü.trado, sm

mellos peligrosos á h república, que los que 8e coml~teJ! contra la llbrr!:lrl

]Jer501lal del súbdito. Privar ú un hombre oe la "ida, (J por Ylolc:nci:l con·

fiScal' su propiedad sin acusacion" juicio) seria tan groscero y llotorÍn acto

ue despotismo, que allllomento escitaria. por sí solo la alarma de tirOlnÍa por todo el reino. Pero la deteucion de una persona, encerrándola 8ecrc­talnentc eu una prision en donde son rle8collocirlvs ·u ahidados ,fUS S1Ifr¡~

miento8, es una maquinaria de gobierno arbitrario, que por 10 lUismo de ser menos pública .• menos capaz de producir sellsacion, es mas jJeligrosa. y sin embargo, cuando el estado está eu pcligr~) real, aun esto puede ser

una medida. necesaria. Pero la ft-licidau de nuestra cOllstitucion es. que

IH) se deja al poder ejecutivo la autoridad de determinar cuando el peligro

dcll~~tatlo es tau grande que sea llcccffirÍa la medida, porque solo el par~

16 APENDlCE.

lnmcHto ú poder legislativo es el que, cuando parece llegado el caso, pue­

de autorizar á la. corona por la "us!lensioH uel acta lIabea8 Corpus por un tiempo corto y limitado para arrestar personas sospechosas s-in dar razan para ello; como el senado de ltoma tUl'O necesidau de recurrir á un dic~ .. dor, magistrado de autoridad ab~:;oluta, cuando juzgaba. á. la república. en inminente peligro. El decreto del senado que comunmente precedia al nombramiento del magistrado, dent operam c01l8ules1lB quid Respubli,ca deM

trimt:llti capiat se llaIlló SeJlatu8 Consultum ultililíle neces8itati8. DeI mis. ma modo este e;;:perimellto no debe ser tentado sino en casos de urgencia

estremuJ y entonces la llacian se desprende de su libertad por un cort-o tiempo para cons~rvarla para siempre."

He aquí esplicada claramente toda la autoridad que ]a constitucion in.

glcsu concede á los poderes supremos de la nadan en caso de estremo y urgente peligro. Este es el solo modo con que un gobierno representati.

"0 en que el:iste una bien marcada divisiOll de porlcres" se aplica la dicta­dura romalla. Suspender el auto judicial y ordinario de prision, y dete­ner al sospechoso: pero jamas n:fiigir al preso, ni escu5at el juicio conde·

llanda IÍ espatriacion sin que éste preceda.

Signe el doclo magistrado-en la Ilág. 136. "Consecuencia natural y regular de est.\ libertad personal es, que toao ingles puede reclamar un (¡erecho de habitar en su país mientra'3 quieta; y no ser sacado dr. él sino

por sentencia de la ley ......... COIl este objet.o b. grJ.ll carta declara que ningun hombre libre 8erá desluradu sino por el juicio de ~m: iguales) ó por la ley de lo tierra, y por la/acta de lIabea. Corpus, [aqnclla segunda "magna Cha.rta" y baluarte 'permanente de nuestras libertades] está maIl­

dado que ningun súbdito de este reino sea mandado preso á lugares del

otro l.do de 103 mares [e11 donde 110 puede tener el beneficio completo y proteecion de la ley eornull] "(y se habla de lugares de ultramar hujo el dominio de la misma Corona)"-sino que todas semejantes prisiones sean tenidas por ilegales: que cururluiera persona que se atreva á obrar en cou· tra de esa ley será illcapaz de obtener ningun empleo público; incurrirá en

la pena de UlljJTeJILunire" y queda.rá inhabilitado para recibir perdon del rey, y la parte injuriad. tendrá tambien su aceion pri vada contra l. per­sona del ofensor y contra la ele todos sus cómplices" consejeros, é instiga­llores) y recobrará. el triple de las costas á. mas de sus perjuicios que niu­gun jurado fijará en menos de quinientas libras. La leyes bajo este res­pecto tan benigna y liberal para. el beneficio del Slíbdito, que aunque el rey

APENDICE. 17

puede manuar dentro del reino la comparecencia, y exigir el servicio de

todos los que le deben fidelidad, sin embargo 110 puede mandar 6 ningun hombre fuera del reino, ni por moti\'o de servicio público, escepto los ma­rineros y soldados por requerirlo necesariamente la natur;leza de sus ero· pleo~. ~o puede ni siquiera hacer á. llingun hombre, lord diputado, 6 lord lugar-tt.>uiente de IrInmla coutra su voluntad, ni despacharlo en em­bajada ú tierra estranjera.-Porque esto podria en rcalidatl no ser mas que

un destierro honroso." -Esto sí es libertad, esto es constitucion, esto de­rechos del hombre.

Es cierto que el mismo Blackstone usa ue la esprcsion de que "ningun

p~der sobre la tierra sino es la autoridad del parlamento puede enviar 6. Illng!lll súbdito de In3laterr!\ fuerll de la tierra contra su yoluntad." Pe­ro entiéndase: primero, que CS:l autorid<JtlllO es para ser ejercida. desp6ti­cameute: segundo, que uo es practicada en el sentido ue condenar sin oir:

tercero, que los publicistas ingleses del presente siglo se espresan acordes e~l sustancia y concisamente segun e:stos término5:-HLos progresos de

la. l'azon, gracias á Dios; han puesto fuera del poder del parlamento hacer

10 que por una pernicio:::a iuterprl:tacioTr de esa omnipotencia que se le atribuye podria ser una violacian del primer derecho de un ingles, el de­Tccho de nQL"imieutu, el del acta }Iabeas (OI'j)U8, segunda magna Charta y defens3 ine:xpugnable de nuestras libertades personales, por el cual pued/! reclamar el jUlcjo de sus pares. Y ningllno tendria osadia bastante para asegurar hoy que el parlamento brit.ánico con toda su omnipotencia pue­

da. castigar :í. un ülgles sin haber sido oiJo y alegado su ddito," y es sabido que ~un en el siglo pasado en la terrible insurreccion

de Irlanda ocurrida entre los artos de 9.1: y 99, época que, segun califica­(ion de !!'ramles escritores de Iw!i ..... terra desg-racia la historia de la gran

v ;::o J ,.

Bret¡¡üa, al fin fué necesario solicitar del parlamento una acta de indem­nizacion, y con todo, muchos ue 105 militares que tuyieron asiento en la

corte marcial fueron al cabo castigados. En estos últimos años en que se escit6 la grande y rn~llosa conmocioll

de M~:mchester, jamas pasó la. conducta del parlamento de autorizar al mi­nisterio para la suspensioll rlelllll.beas COrpus.-.En efecto, puedC! decirse

siu temor de contradiccÍon, que si en nuestros días, no se hable ya de eje­cucüm, sino solo se decretase en la gran Bretaua listas de proscrjpcioJJes

roUlO se ha hecho· en esta. repztUica repre8elZta#ra popular federal, la. sola. hoticia no causarla menos conmocion en todo el reino, que el anuncio de

hnher sido invadidas sus costas por una nacion enemiga. Llonriau so' I'un: :~.'" T. \T._3

lB APENDICE.

bre el trono las peticiones y súplicas de los condados, de los tribunales, de las compañias y toda cla:-::e de corporaciones, las ue millares de ciuda~

danos, y en una palabra, de la nacían eutcra, pidiendo al soberano la in~

mediata. disolucion del informe parlameuto y del ministerio si hubiese té­nido IJarte; y los diputados suscritol'cs á tal decreto serian [cuando me .. 110S] marcados para siempre con la repl'obacion nacional. Sobre todo, se­ñor, [y aquí llama el esponente la atcucion de esta suprema corte J, el lord gefe de la justicia á la cabeza de los tribunales superiores y jueces infe ..

riares, harían ver y sentir, [UD hay que dudarlo] que hay un supremo po­der judicial en aquella nacion dc hombres libres.

No de otra suerte [y acaso mas] se obraria en los Estados- unidos del Norte, pauta y modelo escogidos para estos, l\Iexicanos:-HJamas se sus.­penderá el privilegio delllabea& CorjJ1l8 sino es cuando en casos de reóe. !ion ó invasion pueda. exigirlo la seguridao pública." Lsta es toda la pro­visian hecha. por la coIlstitucion Americana para los estrcmas peligrosos de su república, y no la de poder proscribir tí. su antojo el congreso de 'Vashingtoll á los ciudadanos que en la callada noche repo::all en el seno de sus familias.

ji'raucia constitucional observa las mismas prácticus y no se ha escedi­uo de ellas en las varias convulsiones que la han conmovido desde la gran revolucían de 830 hasta la última del año pa~ada, Pudieran ser aducidos otros ejemplos del derecho público constitucional aun en otras nacioues europeas, sin embargo de no estar ell goce tall completo de la libertad como las referidas, á nu dl)!nandar la prudencia hacer alto aquí, y termi. nar preguntando: ¿el congreso y ejecutivo de la república mexicana en 833, han inventado en obsequio de la salud p(¡blica un ,istema de gobier. no representativo mas perfecto que el conocido y practicado por pueblos

cultos y libres? Si así fuere vivan seguros que no les disputarán estos la patente de su esclusivo ejercicia~

Se hace ya tiempo de proseguir la série de actos despóticos eDil que por tanto, y tan infames modo, han sido violad., laa leyes de seguridad pEr­sonal; y en el 6rden se presentan las consignadas en los artículos 150 Y 151 de la cOllstitucion. Por el primero: "Nadie podrá ser detenido sin "que haya semiplena prueba ó indicio de que es delincuente," Por el legundo: "Ninguno será detenido solamente por indicios mas de sesen­"ta horas." Se ha vistu ya que la facultad concedida all'residente para arrestar por sí en el caso emaordinario espre5ado, no lo autoriza para ha-

APENDlCE. 19 ~--~~~~~~----~~~~--~~~~

cerlo sill los requisitos menciortados r11 las ultimas leyes citadas. Por e!lO ~c ortlena que uentro ele cuarenta y ocho horas ponga al presunto reo an­

te su juez competente .. 6. fin de que prosiga. su curso la justicia si resulta­re prueba }lor las Jxcriguaciollcs del juez, <'J sra levantanuo el arresto si á las sesenta horas ]10 aparecieren mas que simples indicios. Si á. esto se respondiere que así no puede ocul'ril':::c con efic<1cia. al peligro inminente contra la segurida.d pública, 6. ello se replica fIue bien se puede ~jempr(! que el poder judicial goce de Ulla verdac1era independencia, esté, como Jebe bien ordenado, haya el número competente de jueces activOS ySílbio!t, y la justicia. sea pronta é inflexiblemente administrada. Y si todavia ale­garen 103 intere~atlo.s que no se puede, dígasele3 que pidan á la nacion otra constitucio;I que nboliendo las leyes existentes las reemplace con utras.

y bien, ¿cómo es que se ha vi~io en la república mexicana durante tan.

to tiempo, miles de ciuuadanos hacinados en las prisiones por me~es en­teros, prohibidos de todo trato llUmano, y sin permitír::elEs el acceso á sus

jueces que han redamado? ¿Cómo los gobcl'lladores de yarios Esbdos y sus cOlIgresos, cuando no hall sido sus simples comisiones con unos cuan­

tos diputados de los existentes eu las capitales [moJo de legislar hoy dia en la federacion mexicann], han puesto presos ó nrrojauos de sus residen. cias á centenares de hombres que con sus familias Hl.gun buscando asilo

en <l.lgun Estado que, á se. vez, no los repulse de su territorio por la alíall· 'l.afederal cn el tratado de persecuciones? Ila capital dc }¡Iéxico ha. pre~ s~nciado, y Bunca olvidará, los illsultalltcs espectáculos y encarnizada ma· lignidau con que se han ueleitado l..-,s opresores en humillar y atormentar

{¡ los oprimido~. Por disposicion de S. EE. los Sres. S~nta-Anna y Farias,

fueron McadfJs como en cuerda los proscriptos, revueltos á la ciudad cual re­baño de animales, y hundidos en prisiones s.in a:dmitirles fianzas: "ióse á los :;obemante'l convirtiendo el edificio del fanati5IDO religioso en prision del fanatismo político, y los calabozos del Santo Oficio en mazmorras de la se· gttridau públic~ Repletas éstas y las cárcelt'5 comunes, se hizo otr:l de un gtrl.ll convento, encomendadas sus custodias á gentes s2.cadas de In. hez del pUeblo para vestir d uniforme de milicia clvica. Las quejas ó demandas d.~ los encarcelados eran contestadas con el insolente lenguaje de la soez

canalla [¡¡¡guardia uaciona1!!!] y con las amenazas del degüello y asesina~ too A algunos que al cabo de dos 6 tres meses lograron preguntar, por f~onuucto de algun pariente ó amigo, la. causa de su prision, se les respon~ .1iú con tlirc de mofa, que era un equívoco por su p:1rtc suponerz;e preJlDg~

20 APENDICE.

pues UD estaban mas que dett'llitlos por providencia gubernativa; J ranos al clbo de tanto sufrimiento fueron pue::itos en la calle por In. órdeu ver. bal de un oficial cívico sin otm ceremonia. lo misIT'~ que habian sido fOil­

eareeIados. La morfal epidemia de Asia, arrojab:\ por miles al sepulcro á los habit:mtes de la c01l5ternada ciudad, y mas se doblaban los cerrojos ti las víctimas de la. barbarie. Una esposa morihunda l'uí'ga se le permita. el adias postrero del amor cotlyugal, y el mari(lo: (uno de los generales de­

puestos., y que 23 atlas nntes fué mejor tratado en una fortaleza española

al que lo condujo el delito de haberse asociado con los primeros que aCG­

metieron la empresa de independencia nacional) está dispuesto á ser COD­

ducido rodeado de cuanta fuerza. se quisiese; pero partió aquella sin con. suelo, y éste quedó inmohle pasando su viudez en la prisioll que lo eucer ... raba. Xi tampoco es permitido á un hijo (de los gefes YCllcedores de Ulúa) acercarse al lecho ue muerte de su E.llciano padre, magistrado venerable por su sabiduría, virtudes eminentes y antiguos padecimientos en obsequio

de la independencia patria. :el sexo mismo femenil fué insultado por la có­lera de D. Valentin Farias, quien COIl bronca aceuto y fiero ceño ameuaz6 tÍ

matronas respetables con la cárcel de las recogidas, es decir, de las muge·

res públicas. N o hay género de vilipendio y mortificacíon que no se haya empleado en la ejecucian de las proscripciones por los sátrapas de tan des. piada das autoridade~. Y para colmo oc inlmIDunidad se hn colocado en el puerto de Yeracruz por ~lcaideJ á un bárbaro, nada. el oiro dia y hoy uno de los de la lcgion de generJ.les patriotas, hombre rudo y sin euucacioll, l1ero celoso hasta. la hipérbole en la comision de oprimir insolentemente. ¡ Verdugo propio de ta! ~obicrflOJ y digno ca mitre de pontones! U 11 D. Ciriaco Vazquez, ha sido autorizado para disponer de las cuerdas de proS-

criptas y de su custouia en tanto son trasbordados á 105 buques que los han de conducir mas allá de los mares; y lo ha cumplido y sigue cumplien­

do á completa satisfaccion de las autoridades del palacio de 3Iéxico y de la cMzita de Mal\S'1l. de Clavo~ Ha hecho ostentacion de la retórica tlue

acostumbran gentcs de su ralea y criallZa, y alorde de valor sobre inde­

fenso, y oprimidos. Los ha sepultado en un inmundo y desbaratado pon· ton en la rada de Veracl'uz á la intemperie de los nortes, y en su sociedad con presidarios. No hall bastado los espaciosos cuarteles ú otros edificios

de la ciudad, ni la fortaleza del castillo: allí padian estar 8eguros, pero era flecesario todavia mas, maltratarlos y ejercer sobre ellos las venganzas de

los cobardes y villanos. Esto se ha visto y se esti viendo en lo república ~ .. ¡can., en donde ignoran probablemente D. Antonio Santa·Anna y D.

APENDICE. 21 ,... ... Y:l..í.. .. du l':uia.s que uJes prisiones en semejantes pontones son reputado, eH J W:l pOi' u$)..i L.11'baros, reprobados por el derecho de gente~ aun para los prisiol1cros de nacion ~ llUL!OIl. Cualquiera. que esté meruanamellte impuesta en l. historia política y militar del presente sigla, sabe que esta clase de prisiones fué objeto de fuerles reclamaciones en las últimas guer­ras de Europ, y que la opinion comun de su:s naciones acab6 por conde­narlas como indignas de pueblos cultos. Pero los actuales legisladores y gobernantes de esta república han fallada '1ue el derecha pública europea no es propio para su tierra clásica de libertad; y que en ella el dicho reo ne delitos políticos, condenado sin juicio ni defens:a, no puetle estar asegu ... rada sino sobre los mare~, y en la infeccion pestilente de un poclrido pon­ton.

Toda esto y mucha mas que han presenciada cuantas han tenida la des­gracia de habitar c~te país en el calamit-oso año de mil ochocientos trein­ta y tres, se ha hecho en honor y gloria de la libertad mexicana, no de otra ~uerte que como el hipócrita. Tiberio, y el prostituido senado que lo adu­laba, ejercian la tiranía bajo la invocacíon de la antigua libertad romana. Así cuanra tambien á esta l'epública de nombre, como aquella fantasma de repúblioa, la grave censura del político ó historiador Tácito, Speciosa ur­ói,! re illancicz, aut 8uódola: quallta que majore tibertati8 iJll0!Ji,lC tC!JcóanlurJ tanto enljJtura arl infensius 8ervitium:

Si SOn ciertas JM $entencias pronunciadas por los oráculos de la jurispru­dencia criminal, "que el objeto de las penas no es el de atormentar á un ((sér sensible ni de ejercer venganza alguna; que esa crueldad es un iustro­"menta fune,ta del furor y del fmastima, ó de la debiUdad de las tiranus, "y que una prision no debe convertirse en castigo del delito que está por H ser probado y sentenciado," ¿de qué injusticias no se han hecho culpables los ejecutores de esas proscnptione:s? Si Beccaria y Filangieri enseñaban aquellas doctrinas hablando de hambres arrestadas par mandamiento de juez competente, de ladrones, asesinos y criminales que han de ser sentenciados

en juicio franco y completo, ¿qué se dirá del modo con que han sido ator­mentados y ultraja.dos, ciudadanos en quienes no hau concurrido aquellas circunstancias? Deberá. decirne, que los supuestos poderes legislativo y eje­cutivo quc ahora funcionan en la república con todos sus mandarines, han cometido impiedadC::I y crímenes contra la socieoad de que son responstbles ante Dios y los hombres. Así se h. verificado ni fin la que una de las auto­res del plan de Zavale!. dijo siendo ministra de la guerra en afios pasados para su intento de entonces, Hc¡ue las constituciones son hojas de papel,"-

APENDICE. ----~--------~~

22 ..... de lo cual uará esplicaciones y const:mcia el Obsrryuuor de la rep,í.blica me. XIC3lUl.

Ni es de om¡ti~e la protesta contra un enorme atcntauo, en cuya vigo_ rosa reclamacion están interesar10s personalmente todos y caua uno de los mexicanos, como que de un solo guIpe desencaja de sus cimiento3 el edificio de un gobierno representativo, y d,\nJo con él en tierra, aniquila

el fin primario, ó mejor dicho, única ue su constituciorIj la recta é irollar. cial administracion de justicia. N o hay seguridad de flue ésta sea adminis. trada con inflexible rectitud y rigorosa imparcialidau, y sí üm temible ca· mo vero~ímil de que .!'lea torcida, d~de el mOffif'nto en que desaparece la independencia del poder judicial. Poder el mas eseucial y el mas cont.ac~ to COll la comunidad, como que por ~u natura1eza se ejerce inmediatamen­

te sobre el individuo. Pues e~a Índepcndeuch ha. $oido violad;), ofendiUa,

arrollad:t por el cougreso y ejecutivo de ochocientos treinb. y tres en la represcntacion de la suprema corte, ante quien liene el honor ue levantar

S:l voz el que protesta. Dos de sus magistrados (tIc los cua1es 5010 al Sr.

Domillguez. ha tratado el ~ponellte pocas nces por corresponuencia de Uf­

huniJa.d, y al Sr. :Navarrete de llinguna mallera.) fueron arrancados de su !5eno, sin otra causa alegada, ni por otro juicio que un simple decreto de proscripciou. Por este modo han sido violados libierta y groiSerumcnte 1011

nrtículos 38 y ]26 de la constitucion, basas sobre que estriba la indapen .. uenci:\ del poder supremo de la justicia. Ordena éste la perpetuidad de

los JUi.1g;strados de" esa corte en su~ puesto~, ~i no es que sean l'e¡,wvido8 COl/, arreglo ú laa leyes. )Jandá aquel que {'~ta rcmocioll sea el efecto de

la sentencia de un juicio condenatorio por los delitos comctiuo3 durante

el tiempo de sus empleos, previa la declaraeiM" de aaúer lllgar a la forma. ciOlZ de causa por el t'uto de los dos tercios de la cállfara anle l:.J qUJ Be hu­

tiese hecho la aCllSaCtOn del illdit·i(lua de la 8/lpr[-ma corte, segtln el art. 40_

Los tres artícnlos han sido atropellados en la::. personas ue los señores

magistrados espulsos. Si se ha hecho ,"er que h objecion de seguridad

pública para cohonestar tan arbitrario procedimiento con rC8pecto al cin·

dadano privado, P.S fútil, impertinente, y solo capa de ucspotisrno, ¿cómo se llamará cuando se alega para deponer á juece~ del primer tribunal de

justicia en la nacion? A pela. el esponentc á la conciencia ue los colegas de los depuestosJ y digan si nll:i dentro de su pecho no se e5conde el sen~ timiento profundo y doloroso de que en aquel acto fueron hollados los de· recho. y dignidad de la corte á la pru: qlle destruido el demento constilu-

APENDICE. 23

tivo d~ su exisbncia? Digan si bajo el solo nombre de seguridad pública HO e~Uíll ['::.opuestos'á ser lauzados de sus asientos, y ú trocar la.toga (que dchc6all uSilr) por un trage de camino para acogerse al a!3ilo ue tierra es­tranjcr3? y digan los mexicanos ¡oi tienen en t'ste dia un poder supreruü ti independiente cl~ jllsticia? No, no lo t.ienen, y por ese solo hecho, aun cuando no fuera por otros tantos, l:1-on esclavos. La constitucion prúctica que los gobierna, es un tSofisrna insidioso, una impostura manifiesta, una traieion indigna.

Sepa hasta el últilllo y mas Oscuro súbdito ne esta repúbHca que, como ~e espresa un escritor capaz de enseñar en esta materia, "Cuanto se diga 1; de cOllstituciou, de indepellJencia política, de libertad civil; todo lo que

H se hable de ideas liberales, de mejoras en las leyes, todo es un sonido va­

u go ó insignificante .. todos son sistemas imaginarios, todos son novelas, "mientras se tolere la arbitrJIiedad en el conocimiento y sentencia de las "causas. Esta gran máq'!:~a de la institueÍOll social, de los pactos funda­H mentales, de ln. legi:::.lacion, todo se encamina y viene ú parar en señalar

"la senua y el t~rmino Uf; los juicios; así como las ruedas y muelles de un

"relox se dirigen á regulu.r el movimiento del índice horario. La 8egu" ({ridad ue los individuos es el fin que se intenta desde los primeros pasos

.ce soc.:bJ.es.J7 y tengan por indudable todos y cada una de los mexicanos,

que Ha hay sl.."guridau de que la arbitrariedad en el conocimiento y senten­cia. ele las causas, la falta de guia segura en la :!;enda y término de los jui.

cios y la de libertaJ. afianzada de loo individuos, na les estén amenazando y ellos espuestos á las consecuencias de esos males, desde el instante eu que los magistrados del poder judicial pueden ser depuestos por un yo el con­

greso lo ordeno y un ~'o el presidente lo ejecuto. Graben en la memoria es­ta máxima, que cuando la suerte de los hombres pende de la voluntad ili­mítalla. de uno ó mnchos, allí está presente la esencia del despotismo.

y aquí, señor, no puede menos el que protesta de hacerlo (aunque res­petuosa.mente) contra la misma corte, ante quien demanda sus derr.chos,

por su impasibilidad, disimulo y falta de cumplimiento en el primero de

sus deberes para con toda una nacian, que la. constituyó depositaria y cen­

tinela del supremo poder de b. justicia. ¿Cómo ha callado vergonzosa­lnente, y con su silencio ha permitido que sean ultrajada su dignidad, es­terminada su autoridad y vendidos los derEchos personales de 105 mexica-

1105-: ¿Cómo á vista de la violenta. desmembracion que ha sufrido, y de (':;e cúmulo de injusticias espresadas anteriormente contra innumerables

"¡udadanos, no ha salido al frente reclamando la usurpacion de los otro,

24 APENDICE. -poderes, y haciéndose sentir con toda la independencia y supremacía qUIf

al suyo dil1Ia constitucion? Si lo hall invaaiuo aquellos porque domina la violencia, lo que quiere uecir es que es la hora del peligro, y por lo mis. mo la de desplegar eDIl fortaleza toda la fuerza moral y ilerecho eminente Je que form6 su naturaleza la ley fundamental. Hágase presente apelan. do á la opinion pública y al origen primitivo de todos los pouerl's, resista con inflexible constancia los ataques del invasor, y los me:xic<1nos nrán 1 palparán que hay un poder supremo de justicia, y lo que esto quiere de~ -cir. Serán entonces escitados á defender con ardor su intrgridad, y acu_

dirán ",eloces á sostener su indepeIldencia~ Mas si á pesar de la defensa ,"inicre abajo esta gran columna de la eonstitucioll, caiga en hora buena, pero sea desplomándose el edificio todo sobre sus mismos minadores, y que­

dando al pueblo una leccion terrible pero saludable; leocion (¡ue ilustrán· dolo prúcticamente sobre !US mas esenciales derechos, le hará al fin lcvan~ tRr de entTe las mismas ruinas "Gn poder judicial descansumlo sobre mas sólidos fundamentos, cuyos custodios serán los misPlos rmlgistrac10s que se mostraron dignos de serlo .

.Es de ob~ervar, que ~e611n las doctrinas de los maestros en la ciencia de política constitucional [y entre ellos particularmente los fundadores y

sabios comentadores de la constitucion americana] el gran principio roell· cionado de la division é independencia de poderes) de tal moan debe ser

entendida que no haya. de reputarse su 8eparaeiou como e:5clusiY3. de toda

agencia parcial de 105 unos :mbre los actos de los otros. De otra suerte no pudieran velarse mútuamq-nte y detener las propensiones de inradirse por "ias indirectas y escondidas, ó parar el golpe descargado de Heno y abiertamente. Para este género de guerra defen~iva prO\'eytl la cons:titU· cion al presidente COn el arma del veto suspensivo, ó derecho de no apro­

bar los decretos 6 proyectos de leyes emanado. del eongre,o y aprob,do. por el mismo. La práctica entre nosotros de tener los rnini~tros el mO de la palabra en ciertas ocasiones dentro de las cámara~, prDporciona al ejecutivo medios poderosos para consen-ur defendidas las frouteras de sU

dominio. El legislativo á su vez fué provisto COIl la formidable defensa que le asegura el derecho de estar en continua atalaJa sobre los n,ances

del ejecutivo, y el de traerlo ante sí al juicio de haber incurrido en la res­ponsabilidad para con la nacion. ¿Y dejaria la. constitucion inerme y des· provisto al poder judicial, el menos hábil, ó mas bien) inhábil por com .. pleto para invadir las Iltribucioues de los otros, al pa!o de ser mas grtlves

los malf'5 de que se:1.n in'ladidas las su)"as? ¿Y C!lto en una forma de go--

APENDICE. 25

hierno cual el nuestro, en que elle.gislativo tiene una natun\l propensiol1 de estender la. esfera de su actividad y ellmlver todo poder dentro de su

impetuo:50 remolino?-~o en verdad. La constituci.on que SE da. á un pueblo que ya ú gobernarse bajo la forma de sistema representati\'o, pte. supone en aquel, cuando menos, la corta ilustracion que se necesita para

conocer, (í mas bien, sentir que la seguridad, el honor y la propiedad de

cada miembro de la socieaad están comprometidos inmediatamente y á ca­

lta hora ('H que la justicia sea auministrada de un modo recto, é indepen_ diente de todo influjo dd poder ó de las pasiones. Por c0ll.51;uiente pre­

supone tambien que el interes personal hace de cada. individuo, desde el mas subiD hasta el m:l."; ignorant.e, descl(' el mas pobre hasta el mas opulen­

to ciudadallo, un defensor vigoroso de la independellcia y dereckos de la

tlutoridad suprem~ que distribuye justicia á la comunidad. EEa es la in­melISa fuerza moral que la const.itucion da. por asentado estar depositada

en las manos del poder judicial por su misma naturaleza, y que confir­

mándola exjge sea puesta en accion sin demora alguna desde rl momento

que l:t rec1Jma la necesidad. ¿Pues qué ha estado haciendo la corte su­

prrma de ju~ticia, en tanto que los otros poderes se han apropiado sus atribuciones, atacado la independencia de sus magistrados, y vejado á mi­

les de cindauanos por tantos meses con violaeion grosera de la justicia cri­

!I1inal? Si 110 ést.e, ¿cuál otro puede ya ser el caso en que se suponga la

Jlosibilidad de ser invadida la autoridad de ese poder? ¿D se dirá, por

\entura, que solo es usurpada cuando el presidente y diputados ocupen

1ll~tr-rialmel1fc su tribunal, á prorean algan auto segun las formas ¡oren. St~? 'ranto mas era ti deber de la corte haber apelado á la opinion pú­

blica, y escitádola para v{'nir en su defcn~a, caso de ser desatendidas sus

reclamaciones á los otros llOderes, cuanto que necesita de tales lecciones

prácticas un pueblo que en su gran mayoría ignora, por desgracia, 10 que

importa la idea de e~a palabra, supremo poder judicial. Imposible es que de esa mauera exista ~ste en nuestro país, y liO meDOS

imposible si se destruJe su espíritu llegándose á introducir la política en

sus dominio5, sea abierta ó subrepticiamente. Este es uno de los lllas terri­

bles males: de las contiendas y triunfos de 1as facciones. Sin el menor

miramiento elevan á sus gefes á la ~uprema magistratura de la toga, y es

muy temible que la investidura de ella no los desnuden de las pasiones COll

que se merecieron t::m alta recompensa. Hoy mismo lo vemos en la can­

didatura propuesta, y segun parece, cumplimentada, de personas notoria­

mente impregnadas del espíritu de los varios partidos en que se han dis-F.un: :J .= T. V.-4

26 APENDICE.

tinguido comu actores principales. Y nadie ignor:.J que uno de ello:; de!.

templadamente apasionado, ya sosteniendo un imperio 6 ya dirigiendo fac.­

ciones en repúblicaJ siempre descontentadizo y siempre turbulento (eme. teres en que conviene con. otros personajes de la presente libertad), el que

pre~ide el ministerio del gobierno en contacto con esa suprema corte, podrá

si se quiere tener escelentes prendas para ocupar destinos pú:blico~J pero no

ciertamente para desempeñar el carácter graveJ circuu:<.pecto y severamen· te imparcial de juez, en ese tribunal, ó en cspresion de HeceariR, el de pon·

tífice de la jllsticia. Descara saberse en dónde está la enrIera forense de

esos señores, en que hayan desplegado profundos conocimientos de juris­

prudencia, unidos á las elevadas c!lalidades que requiere tan eminente y sa­

grado pue,to.

Sea permitido al CSpoHcute antes uc concluir presentar otra protesta, que' aunque no ue naturul~za judicial, "icne en comprou:lcion de las que van e!­

!Jresadas. Touüs esas proscripciones de Junio, y las de tu caso decretadas por

el ejecutivo han partido (segun la mente de sus autores, á lo que pDrece,

porque es necesario adivinarlo) de 1a suposicion que los proscriptos fueron Ó autores, ó instigadores, ó auxiliadores del loco plan de revolucion pro­clamado por los militares Arista y Duran. ¡Plan por cierto digno de gen.

tes que tienen vacios los aposentos ue la cabezal En tanto que la rustOrill refiere (y no tardará) todas las intrigas, transacciones políticas, y ridículas

escaramuzas militares de mil ochocientos treinta y tres en la república me­xicana, baste recapitular aquí lo que bien sabe todo habitante de este país

c~paz de hacer uso de su rizon.

La revolucion con que fué tr!lbajaua la república en mil odlOcientos treÍn .. ta y dos, ('1 cstravagante plan t1c 7..ayaleta con que fué con~umada, la per ..

secucion consecutiva eu los primeros meses del año siguiente, y en una pa­

laura, el trastomo completo de la sociedad, proJujo lo que era natural y fuó

predicho (entre otros por el esponente en un escrito público), el gérmen de otras revoluciones. Este brotaba sensiblemente cada dia, á medida que el triunfo de la faccÍon dominante se desarrollaba en todas sus consecuencias

y el furor de las pasiones sobrepasaba todo dique de cordura y moderaciOD. Rornpian ya la voz general de desrontento, y los amago~ de reswtenw, Y

prevalidos de las circunstancias los gefes enunciados, se antepusieron á ero·

plear la. fuerza milita.r compuesta en b. mayor parte de injuriados ó disgus·

todos, para avanzar las miras de sUS- intereses. Supon.ian (como regul.ar ..

mente ~uced.e en tales casos) que contaban con la di~posicion y coopetaClOn

APENDICE.

de todos 1 os oprimido.:;, por cualquier motivo que lo fuesen, para uerribar ;\.lopresor comun y del momellto. 'renüm sobrados rnotjros para contar asimismo con]d. ambician del caudilio perpetuo lIt revoluciones, y ahora presidcnt~-, ti quien todo lo debia D. "1Iul'iauQ'Arista, segun su confesion, )" en cuya escuela habia aprendido prácticamente en ochocientos vienti­ucho la c:"t-~ncia de aplicar el arte de la guerra al derecho de insurrecciono La ridícu la y supuesta prision de aquel, y sus Íntimas relaciones con los gefes pro--:uunciados, dicron m{¡rgcn para creer generalmente [cren~ia que ha pasado á persn:lsionJ que en aquella HZ su ambician 110 tuvo de mas que f'Il la s otras, sino las flpariencÜl5 de melindrosn. Seg!w!;ti 3costum­brada hal.:)ilitlad, aguardaba por momelltos saber cuál era la prollh in­clir:w"cioll de la. bnlanzJ., principalmente ea la capital. l'uérollse encade· nando los. sucesos ,le mOllo que le abrieron la puertn. y]e proporcionaron tiempo p'"-1.1'a sati!lofacer :m dt~ordenado ilp~tito de fama, desempefiando se­gun las e i rcuIl~tanci~, h fant.ástica representacian, )"a de César dictador, ya de Ge-rmánico, queriéndose matar lwr 110 aceptnr el imperio. Sigui6s~

djuego ele guerra galana y pantomímica que le hicierolllos pronunciados, ~. termine) tolla la escena tC[ltral, como de costumbre, en gr:m provecho úe ulIa f~ccion y enormes males pam la república,

Los demagogos \-is"lantes siempre y activos para atacar ú. sus adversa­rios s.Ín t'~crupulizar en los meJ.ios, apro\"ccharon la época como propici'l á sus ocILos y pretensiones; y en tal estado de confu~ion y revuelta impu­taron á t oda:::: sus opositores part.icipacioH en el inseusato plan proe:lamn­do por los gefes militares de 1a subJe,.-acion. Hicleron lo que es muy dig­no de eL"os, y propio de la cobarde alevosía, dar la puñalada por la c$pgl~ ua. riendo que b demencia del proyecto era por sí bastante para atraer· :;e la dEsaprobacioll, y envolver en menosprecio á sus partidario" con pér .. lida mag Uillucion y ti fuerza de imprecaciones, intentaron hacer recaer

aquella. JI éste sobre rt'r~onas y ctlrncteres de que no podían desembarn­zar:-)c po l' otro lIJodo. ¡Groscra. perfidia, peuetrada al momento y detcsta~ da por todo mcxicano que discurrr: y conserva algun sentimiento de justi­

cia! ¿quién de éstos no está al cabo, é íntimamente persuadido de que el vbjeto ele tan ruin artificio no fué otro sino que de!lo:tparecicran los que 110

lUenos cletestan y hacen guel'r~ al despoti~mu bajo UIl tllli1'orme militar, que á la. tiranía ejercida por .... la desenfrenada demagogia ::-:0 c:;.:pa de libertad?

;,quién no es testigo de que entre los prnscriptos hay personas mu~" res.­petables .. que lejos de haber podido telll'r la mellar simpatia al ridículo ll!an l han dado plí.blicos testimo!üu~ llf ~l'I"le cnteraUH'ute opue:-:tas sus

ideas y :sentimi~Iltos? Sea. un ejemplo por los <lemas el mi~mf) esponente, uno de los de mellOS valer entre los espatriados, y sin c1..!stino de rcpre_

sentacton pública. ¿B:\jo qué aspecto, ni remotísimo, puuo cs~ turba de parleros y furibundos anaxquístas atribuirle afielan de ningllna especie

á tamaÍlo desprop6síto? Su vida toda pública y 811 pluma, ¿UD se han em_ pleado en sostener los principios de la razon ilustrada y los derechos de

la \"erdadera libertad? ¿Es esto tan ignorado aquí y aun en otras partes?

¿A qué fin circularon en la república algUlioS escritos sUJos por dos año! anteriores? Ellos repulsan la ma.nifiesta calumnia dr. esos impostoretl.

:En ellos se aboga par los progresos de las luces; se clama por reformas

activas y sucesivas aunque prudentemente fjecubda~, y se "indican 101

derechos de la autoridad civil del modo que lo entendi6 justo el que los public6. Digan si no, ¿quién de ellos levantó con mas esfuerzo la voz

pa.ra inculcar á sus compatriotas el principio dt: supremaciJ. de la misma autoridad civil sobre toJo poder y fuerza. militar? Pero esos ~scritos tu­

vieron el honor de no merecer el visto bueno de la dem3gogia, porque ni

se hizo en ellos la oposicion con la hostilidad rencorosa y lujo de desrer­

güenzas que ella acostumbra, ni se entró en discusion de puntos sobre

autoridad eclesiástica, atropellando con los rc:::pctos df'bidos al carácter de los ministros dignos de la religion,

y ya que la oca!'ion se presrnta, dccbrará el esponente, como es la ver­

dau, que aunque dichos escritos fueron estend~uos llor su ll1uma, su con­tenido no solo es la espre!'ion de su!' principio!:t y selltimielltos poIític~1 sino tambien de los de gran lúmero de personas [entre ellas yarios de

los espulsos que lo eligieron para intérprete de ellos] pel"Sonas á quienes los demagogos prodigan los epítetos de serviles" fanático5J mahradoil" bor­

bonistas'Varistócratas. ',Aristócratas! PluO'uiera ú Dios nue hubier3.(,-u '" :) '1

esta tierra la aristocracia de toua república bien ordenada. Lrl aristocra· eia del saber, de virtudes públicasJ la del nrdadero honor y de fortuna ad­quirida por honesto trabajo. Si eH:). unida, ccrra(b, y m3.5 atenta á la

dignidad de la patria y á la de sus uliembros" fuese activa en oponer una

masa de resistencia á los embates de b der.'1agogia, no se entendería por democracia en nuestra l,tpúblicJ., PI Icgi5Iar una media docena de clamOro­sas tribunos, acauilillando rebaftes de diputados que alquilan ó yenden sUS

pasiones. No seria democracia avalanzarse del erario, de la administra-­cion, de los puestos civiles y grados militares, un eIljambre de hombres

incapa.ces de otra C0511 que de 5er perniciosos á la causa pública. ~o se

tendria. IJor democracia remnnerar con los oficios del sen-iclo nacional, la.

APENDlCE. 29

flcio:-iJad, el atrevimiento y charlatanería. En conclu~iollJ no se llal'ia :Iqucl nombre á la aliar quía, al caos, al tf:lstorno ue la suciedau .

.-\ fin de hacer mas paípllte la llcrfidia ,le los. que han decretado y (·jecn. t:Hlo la proscripcioIl del es.pol1€'ute, se atre\'e ~$tc (t'tl· \'imlicacioll UC su t'íli.Ícter y principios, no menos carlJS al hombre uc bOllor que la existen­cia misma) á acompañar un puprl 'In e con lR letra A es adjunto. Un:! \TI.

f'jercidil uescaradameIlte la tiralJÍa, y atropellaons Jas prjmel'us y mas eSCll­

ciale~ leyes de la comtitncioll, el esponente se l:re~'ú con el derecho ue es­('ital' hl. apinion pública contra el supuesto congreso y ejecutiro, y cool1e­¡ar tÍ. que la conmaríon r¡lle fihritaba á. la nacian, ]mE'sto que ya existia, re­cihirse una direccÍon capaz dp, producir bien sólido y permanente. Con estc objeto cr.tendió pI e~pres.ado papel, que circuló manu:;;crito por e.tar

fujctas las prensas al monopolio Je lós gob("rnallte~J y claro es que UlH\ iÍ.

otra cJue no lo estaba inmediatamente, no habia de eSl)oncr~e al furor de la prrsecucion. El papel mereció la aprobacian de cuantos lo vieron, y de Sil lectura se inferirá]a clase de simpatía que el cspouente podria tener nI plan ue los militares Arista v Durán.

En virtud de todo 10 €spue!to, el infrascrito, ciudlldana mexicano, prac€'. ue.i pl'otestar~ como lo hace del modo mas solemne y positi\'o ante esa Cor· te suprema de justicia y ante la nacion entera, contra los atentados espre­!:'ados, especificauos y comprobados en e~ta esposicion, y particularmelite coutra las violaciones de la cOllstitucioll y leyes de 5a patria: por las Cua­

les hall sillo manifiesta, gl'ot'era é iuhumanamente atropellados sus Jere· ellos personale~ que aquellas b aseguraban; y asimismo declara sahar su uerecho para. demanuar á todos y cada uno de los individuos que, ti de· cretando, ó ejecutando, ó cooperando de cualquiera manera, le e5pul~an de su ,tierra sin juicio ni sentencia de ley, todos los dallos y perjuicios que des· de:el dia veintitres de Junio del año de mil ochocientos treiuta y tres, se le han ocasionado, y cuantos mas se le van á. oca.sionar por ]a arbitraria

espatriacioll que la fuerZa le impone Pero declam asimismo, que el presente escrito no tanto tiene por objc.

lo la inmediala protesta que precede (en lo relativo á lo persona del pro­testante) cuanto el ser útil á. sus conciudadanos el.esponente en el acto mismo de su espatriaci0l1, inculcándoles la necesidad de sostencr sus dere. chas hilsb. el último trancc; cree tambicll habcrlo sido contribuJeD~o por­una partc á arraucar la múscara á la demagogia para mostrarla desnuda eu su torpe deformidad, y por otra á presentar la libertad humana en ~u na~ ti va pureza y dignidad.

30 APENDICE. ...... .. .... ..., Sintiendo la debilidad de ,us fuerzas par. desempeñar debidamente asun.

to dp. tan alto interes y urgente importancia para el público mexicano, gus_ toso hubiera apelado para su ejecuciou á alguno de lluestros distinguidos jurisconsultos nacionales, pero la rigorosa incomunicacion en que se halla el e3ponente no le permite libre comunicacion eOIl sus amigos y compatrio­

tas, cuando por otra parte' le seria sensible que por su cau.!<a se aumenta. "e el número de desgraciados, harto ya crecido. Ha tenido que estar con· finado eu un retiro á las inmediaciones del mar, desprovisto de libros, sin mas recursos que algunas reminicellcias en estractos Dld.nUscritm. con que pudo salir precipitadamente de la capital, y privado de las instrucciones con que en ella pudiera haber sido au,iliado por el saber de otros, y todo esto por evitar hasta el último momento caer bajo el ruao dominio del ver­dugo comisionado }lara dar á los proscriptos el último empnje en el puer­to de Yeracruz.

He concluido. Procedo ya á salir de mi pais, de cn~m cF.irio público jamas he recibida un solo medio en mi vida, con~agrnda durante 2:3 afias

á la"independencia y libertad mexicana, y vueh'o en busca de un a~ilo á tierras que visité en mis primeros años y mejor fortuna, para adquirir un corto caudal de conocimientos, con que pudiera ser de algnn modo útil á mis compatriotas. La fuerza despótica me arranca de mi hogar, me 5epa­ra de mis amigos, y me inhabilita para seguir siendo por mi trabajo el am­paro de una familia mexicana, que forma una hermana mia COIl seis huér­fanos. Pero felizmente no alcanza el pouer de la tiranía hasta la regían á que se eleva el almo libr~ é independiente.

Al tiempo de dirigir la; últimas miradas á las playas del suelo .n qoe nací, levanto fervoroso ruego al Dios de mi patria porque le conceda 105

goces de la paz fraternal, y la posesion entera de la hermosa libertad. Dios y e!la.-En l. bahía de Yeracruz, á 18 de Febrero de 183}.­

Elma. corte suprema de jnsticia.-.~f.g.el Santa ¡Jfaria.

APENDICE. 31 '+ ... _ -1'&"

(A.)

APELACION

AL SENTIDO COMUN DE LOS MEXICANOS.

'riempo es, ~exie:mos, de poner término á la. insolente tiranía de la. de~ lmlgogia. Tiempo es de que sintais lo que ,'a.leisJ y con indignaci~fI: pro· pia de hombres que hacen uso de ~u razonJ sacudais el yugo de los faccio~ 50S y anarquistas, cuyo furor, ambician y codicia, ni dejan en leposo á la patria, ni en paz á. sus buenos hijos. Es llegada. la ocnsioll de asegurar en JlUcstro sudo el imperio de la ley, y nQ \'h'ir mas e.!lpuestos á la mer­ced y usadía- de una porcion de gentes que con rabioso empeño se han pro· puesto de tiempos atras constituirse en domifladores esclusivos de esta lierra, qua con pérfida hipocresía y fingida parla de lihertod tratan de bur­larse de "'osotras cual si fuesei& tribus de salvajes, y ti trueque de escitar dis­cordias derramando el YCnellO de los ódios, hacer hotin del fruto de YU~­tro tr.bajo. La proptedad ngenn, la adquisieion- del producto ue vuestra illtlU!o1tria, la sustal'lcÍ:J. del erario público formaua por "uestras sudores ! privaC10llC::l, t'~¡J es b filantropía, ese el bL-tnco ue los enemigos del órden ~' oc la prosperidad nu(;ional. Sí, ellos son los verdlldC1'os enemigos de {as l'efol'mas saluuJules y de los adelautos ue una cívilízacioll progresi,,'!, porque la iguorancia del mayor número de ellos, el furol é indiscrecioll tic todoa, la insensata precipitacioll con que atropellan las Jeccioucs de la cgperiencia, los presentan, 110 como lt'gislarlores prudentes sino como fre­néticos energúmenos. Con su conducta hacen aborrecibles las medidas lUas útiles y couvenientes, apareciendo como producelones de la ciega ira y encono:::o 6dio contra. penouas, y no como ddiberucioncs de la mcdita~ cion reflexiva inculcauas por la persuasjon racional en obsequio del bien público. :Envueltas éstas entre otras muchas resolucione! imprudentes ~ inicuas, 11) son igualmente en una odiosidad comUll por'tazon del orígeU¡ y provoCcludo 10:1 demagogos á reacciones inevitables, fortifican el influjo de los 2I.busos. V los errores de la ignorancia. Bl descontento y ex~pera. cion impuhanda á la resistencia de la opre~ion permanente, tanto incitan á la ra.¡on ilustrada para buscar el término del mal, en remedios discretos y Convfnjent~, como al entendimiento estraviado por la. ignorancia ó prE'O~ cupacioncs para procurarlos en proyectos absurdos é insensatos.

32 APENDICE. •

¿Cuál ha siuo el resu}f<ido de ese plan de Zavaleta, mofa de la repúblí.

ca y ley ue$pótica de treS' Califas, prouucidos por la revolucioll que se hi­zo proclamar á. la- guarnicion ¡le u)la piaza? Arrogarse la victoria IOtl que

eran vencidosj sistemar éstos un plan seguiilo de perseCUCiOll¡ no permitir

el tílulo de patriota sino concedido por ellos; upropiarse ridículamellte gra_

dos uc gcnernles y dcmas Jd ej~rcito despojando ú los que los obtenían;

hacerse seiíürcs d3 los empleos civiles arrebatándolos á los que los desem­

peilaban. y avalanzarse de la hacienda pública como presa de su conquista.

La nacian ha ,-ísto indignadil erigirse en altaneros uomilladores á Jos qua rogaron como amigos, los ha "isto violando totalmente lo conveJlido, ho.

llando 10 que es tenido llor diguo y respetable en las sociedades humanas,

acometiendo bajo" especiosos pretestos las propiedades parn. usurpan;e 10 agea

no con título (por ahora) de arreudamlcntos, administraciones ó interven .. (;iones, á fin de eSllrimirles la sustancia y dejarlas improtluctivas en perjui ..

do de la riqueza. y sub~i'$tellcia. delllúbiico, como es de esperar de los qae

ignoran lo que cuesta la adtluisicion por el hab:'ljo perseverante y honesta

industria. Se YC progresando e!tte plan de rapiü:1 tí iJl\'asion de la pro.

piedad, amenazando al presente la grande ó mediana del hacendado para

terminar por el contngio del mfll ejemplo impurte, en la del pabre laborío..

so en su choza.

La.:; elecciones que debieroll ser el fruto de b conciliacÍon y órrlen eom·

titucloual, segun lo prometido, HO fueron ma~ (¡He un insutto 6. b:~ leyes

v burla ue h nacian, retraídos ue votar los ciuuad:mos 110 cant:uiJ:nados ~on la infeccían de h dcm39".ogia, al paso que los gobc:rn;:!Ilt('s uSUil}ado.

res, haciendo nuevos eon~resos de los Estados, para asegurarse en ellos la

perpetuidad con título de propietario,.

En la corporacion llamada. congreso general, "vemos la espre!Sion neta,la quinta esencia de una raccion atre\-ida y desp6ti<:a. Se sicute ya par to­

da la. república el estrago de su tiranía que amaga d estermiuio de la pa ..

t.ria. Sus atropellados decretes mas parecen resoluciones de ébrios ó de­

mentes que uo de hombres en salla razOll. Cuanto mas gran~s son los

asuntos y trascendentilles en sus consecuencias; cuanto mas esencialmen·

te dependen de ellos el- órdell, la justicia y conveniencia, no de partido,

sino de la. naciaD; cuanto mas van de por medio los derechos individuales

y de propiedad, tanto lOas violentamente se dispellsan 10~ trJmites y dis·

cusiones, que en todo gobierno representativo se respetan como formas sa·

gradas ... y restricciones que se han impuc~to los leg¡~la¡}ores prudeute:$ deS·

APENDlCE. 33

('onfiando de sí mismos, para. no obrar 1JOr ímpetus de ira~, \"cnganza."I, (í jJ;islones desordenadas. ¿Qué tiempo f:C ha ¡Jado en acuerdos promO\;do~, dl'batidos fingidamente, y mandauos ejecutar, todo con p.recipitacion, para que hable la opinioll ptíblica por la prensa, sino es que se llame con ost':>. título á uno!' cuantos periódicos asalariados con los fondos públicos para

'lile ,"omiten cscúndalo, impulsen á la plebe á llegiiellos, esparzan la ca· lllmnia, maltraten los caracteres de los ciudadanos que 110 se prestan ú.los

(lrsenfrenos de la demagobria, y sean diariamente los boletines de la infa­mia, y las trompetas del terror? Tal es la detestable conducta del preten_

dido congreso de la U nion, y en conformidad con ella, la de los congre· ~os particulares, renovados á cOllseeucncla del plan de Z:l\'"aleta cuy~ miembros en ~u mayoría so_n otros tantos autómatas que manejan impe­riosamente los gobernadores {le nsurpacion, con tanta mas facilidad cuau­

to encuentran en ellos la pasiva obediencia á hacer el mal. El supuesto congreso general- acn.bó tic dubocarse y colmar su tiranía

con la bárbara de~pótica, y nuuca ,ista cspulsion ue cincuenta y dos ciu· dadanos, sin alegar ma~ raZOll que 'ser esta su yolul!tad. Jamas habi:m pre"nlad" los .nales del furor rlcmag6gico á un cuerpo lcgislatiro pros­cribiendo individualmente á ciudadanos. Véase ese decreto mas feroz

fiue los inquif;itor~:lles, y díg.1se si á S11 vista ¿no \Tan á ser calificados los mcxicanos por las naciones civiliz:lelns como dignos de llevar entre los sal. \"ajes el pendan de la barbarie? Pero no lo dirán, porque los hay que 8;].­

hrún y podrán vindicar la dignidad ue su patria y los derechos ile sus COlllpatriot;Is. Es un hecho ú ]a faz de la nacion que ese edicto ue esco­ulunion política y persecuciones lJersonalc~, oprobio eterno de los que lo fulminaron en las tÜliebla~ de la media noclle, y crímen atroz del que COll­~umó su degradacion mú.ndandolo ejecutar é influyendo previamente en

-"u formacion, lo fué en efecto con inhumano rigor, llenando de dolúr J lágrimas á innumerables familias, ~~ esp<!rciendo con el espanto la alanna de sufrir igu:u suerte lo~ que ]lO hinquen la rodilla aHdolo de la demago. ~"i:t. I~:ls listas dc pruscripciones subsecnelltes ~e formrm en la antesilb

del congreso por cualquier atrevido que viene ú. escribir los Jlombres que le parece: ú bien cnla imprent<L uel Filli.r, CulllJnJtu. Ú ])eillúcrafa.-"En d palacio mismo del tjecutiyo tI papel! tintero esh_íll tí disposicion de loii

~Ie salen uc la lógia para npulitar las víctimas ele su anatema [1 J. Con-

o ~IJ !\tI'I'e(,J al Jesenlanl'c de Tcprnra \0 á 10;;- :-!11'i'SOS pos{l'r:oJ"('S qm'daron aqndLH l'n inten o

q,O!l, hll~t3 I'pt(' ('1 é_tito 1m; lm:ta nl11a~ por'" romplcto: ó rn ,'aso df'~~iado las multipliqlle ~in l'nllinr¡, o

P_\RTF 3::!

34 APENDICE.

:serven en la memoria los que han decretado y ejecutado tamaña maldad, que ellos han sido lo! agresore., y que atentados de tan brutal despotis­mo no pueden quedar impunes, si uo se ha de renunciar para siempre .1 6rden, á. la justicia nacional, v ~ la. existencia de la patria

Queda por aquel Firnuín ai general Santa Anna, ó á tlU lugar-teniente D. Valentin Fanas, plena é ilimitada autoridad de espulsar ~ cuauto. me. xicanos les parezca 6 se les antoje, si se halla en el mismo casa que los yl proscriptos; y ¿cuál es este caso que no especificó el Hamado congreso, puesto que pronuncia condenaciones en términos, que por respeto á la justicia y á los progreses de las luces, no se acostumbran ya ni aun en los dominios del sultan Otomano? Este caso llO es otro sino en el que Be

halla todo mexicano que teniendo sentimientos de dignida(l rehusa incli. nar el cuello al yugo de la demagogia; todo el que se obstina en COll~er·

var lo suyo habido legalmente ¡) adquirido por su trabajo, y UD conviene en cederlo á los locuaces, holgazanes y viciosos~ todo el que desea con .incer. voluntad la libertad racional, real y efectiva, pero detesta la escla.­vitud solapad. alevosamente bajo la proclamacioll de aquella dulce pala.

bra: todo el que quiere órden, progresos y reformas emanadas de un p~ tnotismo puro é ilustrado, y no los fingido. de la ambicion y codicia que e:tlpeculan sobre las pasiones del vulgo: todo aquel, en fin, que quiere un& república en que el mérito y probidad no sean atropellados por el atm-j· miento y soez adulacion. Para llevar á cabo la ejecucion ue aquel arbi~ trario mandamiento, decretó D. Antonio Santa-Auna medidas correspon­dientes en inhumanidad. Ordenóse á los proscriptos salir como en cuero da, con la condena de pas~ p~r la regian de la muerte, pues otro tant{l vale ir en busca de la mar á Veracl'uz en esta estacion, en que, como es bien sabidoJ la epidemia del vómito está derramando con estraordínaria furia su mortal infecciono Los mas de aquellos ciudadanos buscan su subsistencia y la de sus familiasJ de sus ocupacioncsJ industria ó destilLos en el suelo de su nacimiento; y sin la menor consideracion de la.!! canse· cuencias á. que quedan espuestos, son lanzados á estrañas tierras para pe· recer en horrorosa indigencia, mientras que sus. familias de~amparadas mendigan el pan en su miSIllO pais.-El ejecutivo no ha publicado (tal vez por no concitarse mas execracion) la lista de mas de ochenta gefes y oficiales del ejército, que sin otra ceremonia que nna 6rden del imbécíl que han puesto para fingir un ministro de guerra, han sido desterrados á \as estremidades de la república. Entre los primeros nn general, venera· ble por su edad y servicios, fué arrancado del lecho de muerte de su e,po·

APENDICE. 35 _ .......

~3J Y ot-1'OS han Ile\'aJo por compañia las enfermedades que les agobian.

Háblese la verdad sin embozo a!i!igualluo la causa de las presentes COIl. mociones. No es para la gran porcion de gente reflexiva y capaz de re ..

pre~entnr la legítima apinian pública, ni el celo fanático de defender con

punb~ de bayoneta. y metralla de caiiones una re1igion sostenid" por su misma divinidad y por la evidencia ue sus prueb:1sJ ni menos conservar

añejos privilegios injuriosos á la igualdad de derechos de una misma so­

cieu3fl. De años muy atras saben bien los mexica.nos de aquella clase, y lo han en~eiiado á sus compatriotas sin petulantes declamaciones, que ta­

les motivos de guerras no han podido ser propios sino para tiempos de ru­

rleza y barbarie. El motivo genuino que los impul:il3 á simpatizar con la

revolucioll de 1833, es el de resistencia á UIla opresioIl insoportable de la anarquía demagógica, á una persecucioll individual, a una amenaza inme ..

diata contra las propiedades, es la perentoria necesidad en que se les ha. puesto, de hacer uso, eu caso estremo, del derecho natural, para defensa

de sus pel':mnas y derechos. Aborrecen el fanatismo y supersticion, como

ill'ulto á la Divinidad aquel, y oprobio de la razon ésta; pero detestan á la par la licencia. é inmoralidad, reconociendo en la religion pura la. basa fir­

me del órden y felicidad de las sociedades humanas.

lnfamemente se ha vuelto ,¡ hacer uso de la arma tan gastada de coli. gacion con el gobierno español. }~l manifiesto del supuesto congreso, el

de D. Antonio Santa.Anna, el de D. Yalentin Farias, primero que ocur· rió á medio tan vil, hall asegurado que las conmociones escitadas contra su

gobierno se encaminan á restablecer el dominio español. En armonía con

ellos la turba de farraguistas políticos de la mccian, hall reproducido los mayores absurdos y necedades no creidas ya ni aun para el mas torpe vulgo. ¡Mienten los que han proferido tan grosera impostura, é infiriendo á la na­cion injuria tan atroz como suponer en su seno partido por el gobierno de

Madrid! El ,entimiento de independencia nacional e,tá identificado en el mexicano con su misma existencia, palpita en su pecho, y corre~ponde fL cada. respiracion que despide. El verdadero motivo de estos demago­

go" para cuyo, fines es lícito todo medio por detestable que sea, e, distraer la atencion, é inflamando las pasiones del vulgoJ convertirlas en provecho

propio. Un gobierno realmente patri6tico y nacional deberi. por el COll·

trario repetir á grito en cnello que cualquiera ,ean las desavenencia, inter· nas de los mexicanos, uno es el sentimiento y una sola la resolucion cuan­

'o se escita la idea de independencia. No haria mas con ""to que procla.

36 APENDICE.

mnr la verdad comprobada !tI mundo por hech'ls notorios, eu lugar de el­

tar .autorizando al gobierno español para hacer infrllctnosas las reclamacio­

nes ue las potencias europeas para el reconoc.imiento de la independencia

mexicana, nlegando aquellas declaraciones oficiales que, por intereses de la faccian de que es cabeza, publica y circula el bárbaro cuanto impolítico

gobierno pre5ente~ Pero ¿qué hay que aguardar de gentes cuyo ucspecb.o y venganza se presentan en las columnas de sus periódicos hasta anunciar imprudentemente su tr¡iidof'J, determinacion de hacer á la patria apéndice de otra naeian vecina, como suplente á las estrellas de su bandera, prime. ro que convenir en perder su tlominacion demagógica? [1] ¡Generoso patriotismo., por cierto!

Volved ahora, mexicanos" la cOllsideracion á los frutos que habei:5 re­portado de la. constitucion en su práctica y ejecucion de ocho años. Guer~ ras intestiJ¡a~, ódios, persecuciones, espulsiories" enormísimas deudas, y la

mas escandalosa dilapidacion del erario nacional y del de cada uno de lO! Estados. ¿En qué manera se han aumentado real y sensiblemente los pro­gresos de la educacÍon y la mejora de vuestra condicion? En ninguna,.

porque apenas se consagran á procurároslas los verdaderos amigos de ellas,

cuando son interrumpidos por los trastonlOS ~ hipócrita fila!ltropfa de 101

turbulentos demagogos. Los ruinosos empréstitos de cada momento, el e~candalo3o agiotaje sobre las rentas públicas" devoran la. sustancia del po­bre para engrosar las forlunas de unos cuantos, satisfacer de antemano los

cuantiosos sueldos de los gobernantes" en tanto que las viudas y huéría .. nos nguardan necesitados su escasa porcioD" resultando como consecuencia

de toles causas nna nacioIÍ que por todas partes presenta el espectáculo d. la infeliz pobreza. Esa constitucion tal cual ,e lla ob .. rvado, ha sido el semillero fecunuo de ambicionesJ codicias y desmoralizacioD; el veneno ac­tivo de revoluciones periódicas; el mayorazgo perpetuo de la demago.­gia.-El noble empleo·de representar á los pueblos y darles leyes conv" nientes, se ha convertido en modo de ~vir y asegurarse rentas de tres mil pesos cada diputado. ¡Singular ejemplo solo visto en la república! El solo congreso general cuesta anualmente al pueblo mexicano trescientos doce mil peso" y sobre tal suma cuéntense las de las veinte legislaturas, pagadas asimismo Con salaría anual. ¿Y cuál es vuestra legislacion? ¡U .. xicanos! la del caos, la de un laberinto sin salida. ¿Qué especie de con"

[1] Declaf3Cwn el!Ipr~ del periódico Fénit, en uno do s\lll nÚDleroa do principios de Julio,

titncioll t:~ la que tit'Ile fine estar apelando ú cada. lnomento, por meses eu­t{'ro~ y ha~ta por <lIlOS ú j~u'1ltt,l(le" e:rrlmortlinana/J, esto es, tí. dictadura~. ú poder de un hombre y 110 de b ley'; ¡Original constitucioll b que tie­

ne que ut:>jar de existir continuamente por solo existir en corto3 interm­los! Hay, pues, en ella un vicio sustancial, radical, permanente. Es, por tanto, llegado el caso, urge la necesidad de ocurrir á la fuente de donde se dcr.i\'aJl las constituciones, para reformar, alterar ó cambiar la que al

presente está consumando la ruina de la patria. Constituciou de un pue­

blo libre se necesita¡ pero descansando sobre gara.ntías realc.:t, positiyas, estables.

]~n vista de este corto, pero fiel bosquejo de la tiranía (llle os oprirnt>, decid, mexicanos, ¿es esto república? ¿es esto libertad? N o, esto es tra­taros como á idiotas. A los salvajes se les engaña con pedazos de vidrio y pintadas cueutasj á vosotros os pretenden embaucar con el mismo nom­bre de libertad para haceros otros tantos esclavos de la demagogia. Le­vantao:'! indignados contra su infame yugo, y detestad la tiranía bajo todas sus formas, sea. que se presente bajo rl símbolo de un cetro, bajo el bla~ son de la insolente oligarquía,· ó bajo el gorro de la desenfrenada demago­gia. E,citad en vuestros pechos sentimientos propios de la digoidarl de hombres. Asegurad vuestras libertades en el imperio de la ley y recto uso de vuestra,TazoD, no en las pasiones é intereses de los c¡;peculadores dI:! mentida libertad. Se os ha querido hacer imitadores de aquellas tribus estúpidas~ que necesitan de un ídolo 'á que estar acatando CDIl ridículas ce­remOldas, degradante servilidad y humillantes adulaciones. Así se pre.

tende que tengais continuamente el vuestro en uno de los tantos héroes,

grandes capitanes, Cincinatos, Catones 6 Washingtones de parodia que ha­cen brotar los demagogos de entre los suyos, con mas facilidad que los

egipcios hacían nacer sus dioses en los huerlos.-De este mono os espo­nen tí la burla y menosprecio del mundo civilizado. Por este artificio se intenta. llamar vuestras ideas, y escitar vuestras afecciones ó irritar vue~­tras ódios hácÍa personas para distraer vuestros ánimos de 10 que vertlade­ram.ente os interesa, es decir, formar ideas exactas de lo que es patria. y li­bertad.

Entrad, puesJ en séria consideramon de los males enormes que sufris, y precaved prudentes los mas que os amenazan. Búsquese l. raiz dEl daño á la luz de la esperiencia en el tiempo pasado, y allí mismo aplíquese prono to y eficaz remedio. Es de creer que se hallará en las indicaciones 6 bao ses siguientes.

38 APENDICE.

Primera. Deposicion de todas las autoridades ilegítimas que deben '. origen á la usurpacion y ti la violencIa, ó lo que es lo mismo, al pbn 6 convenio de Zavaleta.

Segunda. Sustitncion de un poder ejecutivo provisional, cuya orgaru. ;tacion sea tal, que preste bastantes garantías y sea un vínculo de recan .. ciliaciou entre todos los partidos, 610 menos aquellos en cuyas pretensío.. ne3 se descubran los caracteres de la buena fe.

Tercera. La pronta reunion de una convencion nacional, cuyo objeto sea revisar la constitucion general y hacer en ella ilimitadamente todas las reformas que se crean convenientes.

Cuarta. El restablecimiento completo de todas las garantías sociales en la observancia estricta de l •• leyes.

Quinta. Revocacion, por el mismo hecho, de todos los actos desp6ti. cos, de todos los decretos de proscripcion: devolucion á los legítimos pro. pietarios de los empleos de que hayan ,ido violentamente despojados: res· titucion de toda propiedad injustamente ocupada.

Sesta. Adopcion de medidas 6 disposiciones eficaces par. afianzar '" toda la república la libertad, 6rden legal y seguridad de las elecciones po­pulares.

Sétima. Arreglo de la responsabilidad de los funcionarios público ..... bre bases tale., que no pueda dejar de hacerse efectiva en todos los cas .. ofrecidos.

Iguala, á 6 d. Agosto d9' 1833.

~lEAIORIA SECRETA

PllEIJENT.l.DA AL :R.E1'

(11 '" ~ lV ~@ ~~¿¡s-~~~~

POR S. E.

EL CONDE DE ARANDA, !iOBtl!: LA INDEPENDENCIA. DE LAS COLONIAS INGLESAS, DESl"UEI DI:

HABER FIRMADO EL TRATADO DE PARl! DE 1783.

Señor.-Mi amor por la persona augusta de V. M., el reconocimiento que le debo por tantas bondades con que ha querido honrarme, y el amor que tengo á mi pais, me obligan á comunicar á V. M. nna idea, á la que doy l. mayor importancia en las actuales circunstancias.

Acabo de hacer y de firmar, en virtud de las 6rdenes y de los poderes de V. M., nn tratado de paz con la Inglaterra. Esta negociacion, que se­gun los testimonios lisonjeros verbales y por escrito que de parte de V. M. he recibido, me ha dado motivo para creer haberlo desempeñado cou­forme á sus reales intenciones, ha dejado eu mi alma, lo confieso á V. :M., un sentimiento penoso.

La independencia de las colonias inglesas h. sido reconocida, y esto mis­mo es p.ra mí un motivo de dolor y de temor. La Francia tiene pocas posesiones en América, pero hubiera debido considerar que la España, 8U

íntima aliada, tiene muchas, que quedan desde hoy espnestas á terribles convulsiones.

Desde el prin.cipio la Francia ha ohrado contra sus verdaderos intereses, estimulando y favoreciendo esta independencia; muchas veces lo he decls­rado así á 108 ministros de esta nacion. ¿Qué cosa mejor podia desear la Francia que el ver destruirse mútuamente á los ingleses y á sus colono., en una guerra de partidos, la cual no podia meno. que aumentar 8U poder y favorecer sus intereses? La antipatía que reina entre la Francia y la Inglaterra, eeg6 al gabinete francos: olvid6 que sus intereses comistian en permanecer tranqnilo espectador de es. lucha, y una vez lanzado en la are­na nos arrastro desgraciadamente consigo en virtud del pacto de familia,

,¡ 1lna guerra enteramente contraria á nuestra propia can ...

'10 APENDICE. -_ ...... - ..... ____ .............. w ... __

No me detendré nhora en examinar la opinion de algunos hombres de c~tado, ilSÍ 1Iacionales como estranjeros, con cuyas ideas me hallo confor­me f'obre la dificultad de conservar nuestra <!nmill3cion en América. Ja­Hms posesiones tan estensas y colocadas á tan grandes distancias de la me·

1rópoli se han podido conset'\'ar por mucho t.iempo. A esta dificultad <Ine comprende á todas las colonias, debemos añadir otras especiale::, que mi­

litan cont.ra las l,osesioncs españolas de ultramar, á saber: la dificuHad de fiocorrcrlas cU3m1o puedan tener necesidad; las ,'ejaciones de algunos de 105 gobernadores contra los desgraciados habitantes; la distancia de la au­

toridad suprema, á la que tienen necesidad de ocurrir para que se aticndan ~us quejas, lo que hace que se pasen afias enteros antes clue 5C haga jus­ticia. á SU5 reclamaciones; las vejaciones á que quedan espuestos de parte de las autoridades locales en este intermedio; la dificultad de conucer bien la verdad á. bnta d.istancia; por último, los medios que á los vireyes y ca­pitanes generales) en su cualidad de españoles, no pueden faltar para ob­tencr declaraciones fa\"orables en Espafla. Todas estas circuil!:'tancias no pueden dejar de hacer descontentos entre los habitantes de la América, y obligarlos á esforzarse pru'¡1 obtener la independencia, tan luego como se

les presenle la ocasiono Sin entrar, pues, en Jlinguna. de estas consideraciones, me limitaré ahors

á la que nos ocupa !Sobre el temor de veruos espuestos á los pcligros que nos amenazan de parte de la nueva palencia que acabamos de reconucer, en HU país en que no existe lúnguna otra en estado de contener 8U!S pro­gresos. ]~sta república íede~l ha nacido pigmea, por decirlo así, y ha te· nido necesidad clel apoyo y ell'!: las fuerza..'1 de dos potencias tan poderosas,

como la Espaita y la Francia, para conseguir su independencia. Y t::Jldrá un dia en que será un gigante, un coloso temible Qn esas comarcilS. 01. ,·idará entonces los beneficios que ha. recibido de las dos potencia~, y no pensará. mas que en su engrandecimiento. La"libertau de conciencia, la facilidad de esta\)lecer nuevas poblaciones sobre inmensos terrenos, así como las ventajas con que brinda el lluevo gobienlO, atraerán agricultorc$

y artesanos de todas las naciones, porque los hombres corren siempre tras ele fortuna, y dentro ue algunos años veremos con mudIo dolor la e::d!'ten­(~ia amenazadora del coloso de que hablo,

El paso primero de esta potencia, cuando baya llegado á engi';lll(leccr~e, ~erá apoderarse de las 11oridas, para dominar el golfo de :México. Des· pues de hahernos hecho de este modo dificultoso el comercio con la Nne-, \"a·E~pafla, a~pirnrá ii ia conquist.a de este VMto imperio, 1ue 11.Q 111M ,~I'1"(J

APENDICE. 41 -"---~~--~--------~--------~------------------------po.i'óle áifel/de, contra una potencia formidable, establecida sobre el mis­mo continente, y á mas de eso limítrofe.

Estos temores ~Oll muy fundados, señor, y debep. realizarse dentro de pocos años, si acaso antes no acontecen algunos t.rastornos todavía mas fu­JJe5tO~ en nuestras Américas. Este modo de ver las cosas está justifica­

. Ja por lo que ha acontecido en todos los sjglos y en todas las nacionest que han comenzado á levantarse. El hombre es el mismo en todas partes: j[l diferencia. de los climas no cambia la naturaleza de nuestros sentimien_ tos: el que encuentra. UlU\ ocasiou de ad!}uirir poder y de engrandecerse, se aprovecha de ella. ¿Cómo podremos, pues-, nosotros esperar que los americanos respeten el reino de la N ueva ... España, cuando tengan facili­dad de apoderarse de este rico y hermoso pai.? Una sábi. política JlOS

aconseja tomar precauciones contra los males que pueden sobrevenir. Es­te pensamiento ocupó toda mi atencion, despues que como ministro pleni­potenciario de V. :U., y conforme á su real voluntad y á sus instruccio­nes, firmé la paz de Pari.. Consideré este importante asunto con toda L atencion de que soy capaz, y despues de muchas reflexiones debidas á los conocimientos, así militares como polítiCos que he podido adquirir eu mi larga carrera, creo que no nos queda para evitar las grandes pérdidas de que estamos amenazados, mas que adoptar el medio que tengo el honor de proponer ¡¡ V_M.

V. 1tI_ debe deshacerse de todas las poiesiones que tiene sobre el COD­

tinente de las dos Américas, conservando solamente las islas de Cuba y PuerlO-Rico, en la parle septentrional, y alguna otra que pueda convenir en la parte meridional, con el objeto de qué pueda servimos de escala de depósito para el comercio español.

A fin de llevar á efecto este gran pensamiento de una mauera conve­niente á la España, se deben colocar sus infantes en Amffica: el nno rey de México, otro rey del Perú, y el tercero de la Costa-firme_ V. 1tL to­mará el titudo de emperador.

Las condiciones de esta grande cesion, dederán ser que V. M., y los príncipes que ocuparen el trono español en clase de sucesores de V_M., sean siempre reconocidos por los nuevos reyes, como geles supremos de la familia: que el rey de N. E- pague cada año, en reconocimiento por la CesÍon del reino, una renta annal en marcos de plata, que deberá remitirse en barras para hacerlas amonedar en Madrid ó en Sevilla.. El rey del Perú deberá hacer lo mismo en cuanto al oro, producto de sus posesiones.

P ... n: 3~ T. V.--6

42 APENDlCE.

~l de la Costa-firme enviará cada año su contribuciou en efectos i.'Olonia. le!!, sobre todo, en tabaco, para proveer los almacenes del reino.

Estos soberanos, y sus hijos, deberán siempre casarse con los infantes de España 6 de su familia. A su vez los pnncipes e'pañoles se casaron con las princesas de los reinos de ultramar. Así se establecerá una unian íntima entre las cuatro coronas, y al advenimiento á su trono, cada uno de e,tos soberanos deberá hacer el jursmento solemne de llevar á efecto elitas condiciones.

En cuanto al comercio deberá hacerse bajo el pié de l. mayor recipro­cidad. Las cuatro naciones deberán mirarse como unidas por la alianza mas estrecha ofensiva y defensiva para su conservacion y prosperidad.

N o hallándose nuestros fábricas en estado de proveer á la América de todos los objetos manufact.urados de que podria necesitar, ser.J. precisó que la Francia nuestra aliada, le ministr~e todos los artículos que estu­viésemos en imposibilidad de enviarle, con esclusion absoluta de h Ingla­terra. A este efecto, los tres soberanos, al subir á sus respectivos tronos, harán tratados formales de comercio con la España y la }'rancia, sin esta. blecer jamas relaciones algunas con los ingleses. Por lo demas, como dueños y soberanos de estados nuevos, podriau hacer lo que 1Jl3$ les con· vlmese.

De la ejccllcion de este plan resultari.n grandísimas ventajas. La con· tribucion de los tres reyes del nuevo mundo importaria mas á la ],;'pañB, que la plata que hoy 'aca de América. La poblacion aumentaria, pu .. cesana. la emigracion contiu,úa que hoy se nota. en estas posesiones.

Ni el poder de los tres reinos de América, una vez ligados por las obli­gaciones que se han propuesto, ni el de la España y Francia en nuestro continente, podrian ser contrarrestados en aquellos pat.e. por ninguna po­teneia de Europa. Se podria tambien evitar el engraudedmiento de 1 .. colonias anglo-americanas, ó de cualquiera otra potencia que quisiese .... tablecerse en esta parte del mundo. En virtud de esta union con los nue­~ .. os reinos, el comercio de España cambiaria las producciones nacionalC! con los efectos colouiales de que pndiésemos tener necesidad para nuestro COJlsumo. Por este medio nuestra marina mercante se aumentaris, y la marina militar se baria respetar sobre todos los mares. Las islas que he nombrsdo anteriormente, administrándolas bien y poniéndobs en buen .... tado de defensa, nos bastarían para nuestro comercio, sin tener necesidad de otrnJ poseaiones; en fin, gozariamos de todas las ventajas qne nos da la

APENDICE. 43

po~c~iun (le la América, sin tener que sufrir ninguno de sus Íncom·c. nientrs.

T~l.les sou, serlOr, mis ideas sobre este negocio uelicado: si ellas merecen la aprobacioll de V. ~I., entraré IDas detenidamente á detallar sus parme. Tlores; esplicaré el modo de pOllerlas en práctica, con el secreto y precau~ eiours convenientes, de manera que la Inglaterra UD sepa nada, sino cuan .. ¡lo Jos tres infantes estén en camino, mas cerca de América que de Euro­p:t, r cuando ya no pueda oponerse. Este golpe seria terrible para esa orgullosa rival l y preparariamos con anticipacion las medidas que se de­ben tomar, para poncrnos á cubierto de los efectos de su c61era.

Preciso es para asegurar la ejecucion de este plan, contar con la Fron­da, nuestra última aliada, que se prestará gustosa, viendo las ventajas que ,lebell resultarle del establecimiento de su familia sobre los tronos del nUf­YO mundo, así como la pl'oteccioll especial de su comercio en todo ese emisrerio, COIl .. cJu.ion de la Inglaterra, su implacable rival. Hace poco tiempo que llegué de París, habiendo obtenido una licenci. temporal, p'­ra :Itender á mis asuntos per~OJla1es. Si Y. ],{. lo tiene tí bien, volveré ti cuntinuar Il1i emhajada, diciendo que mis negocios se han concluido. Go. zo de una collsideraeion sin límites en esa capiw, el rey y la reina me honran con su afecto, y ]le observado bien y de cerca ú sus ministros~ No sé sí me equívoco; pero espero hacerles aceptar el proyecto propuesto, y tonducir su ejecucíon con el secreto y prudencia convenientes. V.~.

puede contar conmigo para las ocurrencias ulteriores de f'sie proyecto, de la manera que agrade á V.:Io1" porque el que h. concebido DIl. idea, .. mD.~ propio para ejecutarla que cualquiera otro. V.}.!. conoce mi celo y mi fidelidad; l1illguno de los asuntos que me h. confiado ha salido mal, tengo segurídad de que éste tendrá buen éxito, si he de juzgar For el de­~eo inalterable que tengo de consagrar mi reposoz mis intereses y mi vida t'll servicio de Y. JI.

/

DEFENSA -DE-

FERNANDO SANTILLAN, ........ I.'.l!;IM . .vO 'OH EL ASALTO Y lJlil'R.IDA. CON MUERTE

DEL DOCTOR DON MArIAS BEISTEGUI. su AUTún

1m! ~il. ~lIis ~. ~llt4.

Touavía suena, señor juez, la voz dolorida que anuncia la infausta muerte del muy apreciable señor D. MatÍas: Beístegui. Con mucha justicia se levanta un grito de maldicion contra los que inbumanos y crueles quitaron á la sociedad un

cluda(lano útil, á. un padre honrado un hijo virtuoso, á una tierna esposa el com­

pañero querido; contra los despiadados y crueles que han quitado al enfermo y nl necesitado su médico y su benefactor. Con mucha razan pide el público In jus:ta venganza y que caiga el tremendo cuchillo de la ley sobre el delincuente y el criminal que, sediento como el tigre .. derramó 1." sangre de la víctima ino­cente.

Yo mismo, como hOIiibre, aparto mi vista horrorizado COn ese espectáculo de fiereza: yo mismo clamo contra el mmen. y yo mismo. con mano fume, ejecuta­rla ]a terrible sentencin que la conciencia ilustrada del juez rect.o indif'.a1'8 t inspi­

rudo por la ley y por la juetiria.... Pero soy defensor en este momento, y debo lIntes que todo cumplir con los sagrados deberes que tan importante cargo im­pone al que~ como yo, lleva en la ciudad el honroso distintivo de abogado: al que ejerce la profesíon de cooperar á lá salva de la justicia.

Si yo, señor juez. encontrare á mi cliente exento del crÍmen que hasta hoy pesa sobre él .. tendré la satisfaccion de arrancarlo de ese lugar horrible en que mora, Mas l!i él hubiere sido el matador del Dr. :Beístegui, por cuya bienaven .. turanza etema he orado delanle de Dios. ó me persuadiere que acompañó á los causadores de los males que hoy deploramos ... entonces pronunciaré con voz hu­milde la st1plica y .. citaré la campasio., lloraré por el perdon del desgraciado á

quien defendí, y lo acompañare basta el ratal tablado, desde donde h. de pasar PUltt~!'I T.V.-"1

46 APENDICE. •

el alma, quedando exánime el ruerpo, al tribunal de la Divinidad, que á nuestm

vez juzgará, á mí que voy á defender, y á vos, señor juez, que vais á sentenciar. ¡Cuánto me aflige la memoria del Dr. 13eístegui! ¡Cuánto me comtema la lÍe

tuacÍan de la desventurada jóven que apenas probó 11.8 delicias slIutas del ma·

trimonio cristiano. y se mira repentinamente sola en un mundo para ella desier­

to, sin el allxilio. sin la proteccion, sin el amor de su. buen esposo! Pero mas

me aflige el porvenir de un hombre, que todo pesa sobre nú:. un hombre que ha confiado á mi escaso talento, á mi pobre !!sber, la salv3cion de su "ida.

Corto, fijo é ¡m'aMable es el número de los dias de vivir. El dedo de Dios

habia señalado la madrugada. del 3 de Mano de 1852, y el Dr. lleístegu\ desa·

parece del catálogo ele los vivientes: se cumplió el decreto eterno. TamLien es invariable y precisI!. una situacion en la rida; porque ese Dios que crió, que con· serva, y que aniquilará 6. su época el mundo y sus habitadores, ha fijado con BU

potente mnno el número, el peso y la medida de todas las cosas. Una repenti· na viudedacl era el patrimonio de 1"1 señora Doña Rómula Uolinos de Beístegui. 'fambien se fijó este destino, triste á la verdad, pero obra de Dios que la co¡oo.

laro, y que por ese padecimiento temporal la retribuirá con el premio eterno.

¿Y quién podria decirnos cuál ha de sel el destino del hombre que defiendo, y que V. S. juzgará, señol juez? Vamos, señor, á ser el instrumento de la vo­luntad del Altísimo para que se realicen sus leyes sobre el destino del cliente.

Nosotros vamos á darle vida ó muerte. ¡Cuánto y cuán grande no hn de ser el temor que debe ocuparnos! ¡Cuánto el peligro que nos rodea, y cuán inmensa es]a responsabilidad que gravita sobre nosotros! Pero fiemos en esa tnisma. Providencia; confiemos en que nos condllcirá por un camino recto; en que nos llevará al fin y al término de) formidable negocio que nos ocupa, para esplicur el asalto que sufrieron los señores Esteva Uhoarri, el Dr. :Beístegui y IU esposa, da que resultaron heridos el primero y el segundo, muriendo éste despue!5 de a1ga· nas horas, y robados los tres.

Examinemos el proceso.

Salen de México por la tarde con direccion á. Coyoaean, los señores D. Ma· tías Beístegui y su esposa, y el Sr. Lic. D. Mariano Esteva lníbarri, en carrere­la conducida por Crescencio Mesa. Llega la comitiva á la casa de D. Vicente Tabla, á quien se dirlgian los señores Beístegui y Esteva; -concluyen el asunto que los ocupaba. Regresa la carretela con las mismas personas, emprendiendo su marcha para México por el camino que de San Angel riene á la cindad. Ven· cidas dos terceras partes del camino, y pasadas como cincuenta varas del punto en que parle un caml que va á Natívitas y á la LadriJJera. ¡¡ distancio de 839

varas del Tinacal de la hacienda de Narvarte, tres hombres mont.d", en caba·

llos se presentan al frente de la "andela, sobre la cual avanzan. Distando 1.,.

APENDICE. 17

de.á caballo t~inta varas, obedece el conductor la voz de alto que aquellos le

imponen: detiene el carruaje: llegan los de á caballo por el flanco derecho del IJescante. pn5<1n haEta retaguardia. Sale el :Sr. Beístegui de ]a. carretela por el lado opuesto. Viene por este mismo el del caballo tordillo. á quien dirige un tiro el Sr. Beístegui sin éxito. Avanza el del caballo tordillo hasta encontrar á dos de á pie que venian á paso tranquilo: los alienta para el asalto, distando dIos corno treinta varas. Uno de á. pie y el de á caballo avanzan unidos al lu­gnr en que el Sr. Beístegui disparó. y en donde se hallaba aún: otro de á pie y otro de á caballo no tordillo se vienen por el lado opuesto, es decir, aquellos ;Iranzaron sobre el flanco izquierdo y éstos sobre el derecho. El de 'pie de la

ü:quierda es detenido~ porque el Sr. :Beístegui lo contiene poniéndole una pistola sobre el pecho á quema ropa. Este, en ademan suplicatorio protesta que no es

ladran, yel Sr. J3eístegui baja la pistola. El del caballo tordillo alienta al de á pie con pretesto de que la pistola no daria fuego: avanzan ambos sobre el Sr. BeÍ!ltegui y sobre el Sr. Esteva que ya habia salido del carruaje y colocado esta~

ba al lado de aquel. Ambos retroceden con paso á retaguardia~ y se van tÍ si~ tuar atrás de la carretela .. El de á pie y su compañero del caballo no tordillo, ro­mo se ha dicho, avanzaron sobre la derecha: el de tÍ pie tomó UD terroD del mon~

ton de tierra que se halla á la orilla de la zanja desensolvada, y lo tira al con­

ductor ~Iesa á quicn manda que no se mueva; y ambos avanzan sobre la reta­

guardia del carruaje. Se traba allí la lucha: suenan dos tiros: se oye la voz del

1)r. Beístegui que pide paz: baja su e-sposa de la carretela; se dirige al lugar

donde se halla su esposo: pronuncia ella palabras de súplica: signé el silencio por

un rato. Viene la señora apoyando á su esposo. entran ambos al c.1ITUnje y el

Sr. Esteva. Se presenta por el lado izquierdo uno de á caballo, previene al

conductor Mesa que desenganche un caballo: Mesa quiere obedecer, pero al ba­

jarse, otro de los hombres lo evita: se sienta Mesa en el pescante y continúa d

f:arruaje su marcha, que fué detenida por media hOTa segun dijo. Se dirige á la

hacienda á buscar el auxilio de un poco de agua. Viene el administrador, reci­

be elngua el Sr. Beístegui, y prontamente sigue el carruaje para ~léxico. He aqm, señor juez, la declarncion del conductor lIesa, dada en la mañana del díu 11. en el mismo lugar del asalto, cuya vista de ojos fué promovida por mí.

.Esta dec1aracion, dada por un testigo que pudo conservar bien en la memoria

los hechos que pre..<I;enció: que no pudo sucumbir tan fácil y tan absolutamente al

temor, á la preocupacion ni al atolondramiento consiguicnte á 11M impresion

fuerte y al ataque directo personal: ¡lOr un testigo que, si bien se sorprendcJia

por el repentino encuentro con hombres á todas luces sospechosos, cuando oyó

el oUa, tambien se tranquilizaria seguro que él no kabia de ser ofendido; y desde entoncrs \"ió ron serenidad ya los hl'r'hos cou!iigllicntes. E.sta dedaracion, rrpi-

48 APENDICE. "

to, dada por Mesa, que es un hombre de juicio y sensatez: decente hasta en l!IU

vestido, no obstante su situacion de cochero; esta declaracion, cuya veruad no

solo rué asegurada por el juramento de ley ~ sino sostenida con estas p,-\labras que no olvidaré jamas: "ke dicho, &eñor, el Are Maria," proferidas en el momento de L1 vista de ojos, con esa sencillez propia del hombre honrado y temeroso de Dioa.

y combinando esta declaracion con las anteriores que habia dado, resulta jus­

tificado plenísimamente que el del caballo tordillo era el que mas obraba, y el

que instaba á todos á la perpetrncion del delito.

SuspendammJ por ahora este punto y hablemos algo de la hora del suceso, que es la primera circunstancia interesante en causas de esta clase. Era la tar­

de del día 2 del presente Marzo; y habiéndose verificado el cuarto ascendiente ó creciente, como se dice, de la luna, á las 10 y 43 minutos de la noche del 27 de

Febrero, y si se tiene presente lo que dice la señora viuda, el Sr. -Esteva, y tare mismo Mesa, haber visto, es indudable que habia alguna luz, y que reinando to-­

davia la última tercera parte del crepúsculo vespertino, fué detenida la carretela

y comenzó el asaltv. El Sr. Esteva ha dicho en su declaracion, (fue estaba 090-

cureciéndose ya. El administrador de Narvarte ha dicho, en la vista de ojos,

que 1-1 carretela llegó á la hadenda misma. á pedir un vaso de agua el conductor

para los heridos. como á. las siete de la noche: así pues, deducido el tiempo que

pasó deS(le ser detenido el carruaje hasta que siguió su marcha, y considerando

que las varas que hay desde el lugar del asalto hasta las trancas de N arvarte

en que paró el carruaje par-cl pedir el agua, paweron ser vencidas en muy FO" ca tiempo, ya purque los caballos eran frisones, ya porque habian descansado un

gran rato, ya porque reconodan que volvian á su cuadra ó caballeriza y era la

hora de c-enar; es muy nntur~ asegurar que la hora precisa del asnlto fué un po­ca mas de las seis y media de la tnrde.

y éamos ahora las circunstancias anteriores al suceso para deducir sm cense­cuencia3. Primera. Los hombres que atacaron e] carruaje no traian armasJ á escepciou de dos reatas, segun justificacion procesal. Las herida~ fueron cama­

das con piedras:, y piedras habia nI practical'se la vista en la mañana del 11, en

la tierra estTaida de la zanja oriental del camino, es decir, á la derecha del car­ruaje estando parado, por donde yino el de á pie con el del cnbnllo no tordillo,

el de á pie que tiró con UD terron nI conducior }I~a. Tan notables circnnstan~

das alejan desde luego la idea de que los que atacaron al carruaje fueron unOlJ

bandidos de por vida: bandidos que tengan por ocupacion transitar los caminos

fira robar á los que los atral'-iesan. Y si reflexionamos que todos los hombres

que anduvieron juntos no se reunif:'ron con la mira de robar á nndie: que mi de­

fendido Fernando SantilJan se juntó en el Tin<-lC:Il con los rlemas, despues que

habia concluido su oCllPncion por ese dia, de amansar mulns de la artillerÍ3; que

APENDICE.

illlduvo á pie, sin arma ninguna: si se rettexiolla que Memua. E~pillosn. y lLivent,

como lo han dicho espl'csmneute, no temun conocimiento de ~Ulltillc.n. ni lllt~1l0s amistnd ní relacían de ningun género: si se reflexiona que tallos los de la. reu­

Ilion. escepto Santillan, bebieron consccuti'HI.Wente pulque en el 'fiuuL'al, (;olllil'·

ron pun, longaniza, y tomaron mas pulque y aguardiente en la Ladrillera, cU~'as

todas sustancias reunidas eu el estólUflgo producen hITan fermentacíon: si se re­

tle~iona que la e-mbriaguez consiguiente produce en gentes de la clase de los

proeesados la valentía y la heroicid,td, y el arrojo que todos los dias vemos eu

!os individuos de nuestro pueblo: 'Si se reflexiona aún sobre el suceso mismo, so­

Lre el mismo asalto: si se reflexiona, en fin, con toda la circunspeccion que este

horrible y muy desgraciado negocio exige de V., señor juez, cuanto he manifes­

tado; es preciso decir, sin temor de cqui''iocarse, ni de lastimar á. la justicia, que

no precedió al asalto 1<1 prem\!ditacion hien decidida, anticipadamente cill('ulada,

'! voluntariamente adoptada, Y si esto es una rereJad respecto ae los que fue­ron arrastrados por la pertllrbacion mental hija de la embriaguez, ¿cuánto mas

110 lo será respecto de Santillan, que viene al 'finacal á descansar de la fatiga de

m trabajo anterior. que se toma un rato de paseo y va por lugares que no ha vi­sitado antes, pues aun ignora su nombre, como qne apenas había ido á ,;vir á ~arvarte pocos dias antes? Y esto aun cuando hubiera estndo en compañía de

los agresol'es en el momento del asalto,

Segun¡lí\. El Sr. Beístegui era hOlDbre de estatnra vigorosa, doblado. de es­

paciosa frente y cabeza abultad.a. hombre de fuerte musculatura, y de pujanza. La enorme fractura que sufrió su cráneo. solo pudo ser obra, ó de haber eaido

sobre la cabeza un cuerpo ele grande peso. que por su gravedad mayor que la ,lureza del cráneo enusara Ll rotura, ó por el ímpetu de un cuerpo arrojado con

tanta celeridad y violencia, que adquiriese una fuerza mayor que la resistencia

del hueso ofendido.

Es de suponerse que el golpe fué dado en este segundo sentido; es decir, que

combinadas ]a djstancia del agresor y su fuerza fisica. dieran el resultado que se (Jbservó en el Sr. Beístegui; pues es bien cierto que faltando uno de ambos ele­

mentos el efecto es diferente al que produjeran ambos reunidos. En este caso,

indudablemente poco importa el volúmen exagerado ocl cucrpo proyectil; es de­

cir, bastaba una piedra con peso de media libra. v. g., arrojada á corta distan­

cia por una m.:"l.DO tan certera COIDO fue'rte. En una palabra, el agresor del Sr.

Beístegui debió ser hombre de nervio y de buena fuerza, Tercera. Hagamos una observacion importante, ya que por la relacíon de las

circunstnncias debemos establecer como consecuencia de ellas, lo que nos servid.

ue principio para esplicar el suceso. Es tan grave en mi creencia, que todo el

{{ue ha tenido la mas pequeña noticia, ha formado una gran opinion y ha cali-

50 APENDICE. ..................... ... ... -tiendo ue mus criminales á los acusados que á los desventurados P..afaei Negrete

y José Maria Avilés. cuya sentencia de muerte salió de los lábios de V., señor

juez, en justo castigo del horrendo crÍmen que perpetraron. Yo. mas instruido (juizá, c')u menor prevenciou que otros, y con toda la firmeza de mi conciencia,

Ó IDas sensible acaso, disiento de aquel parecer, y creo que tan desgraciado IDQ.o mento vino, por un lado, de la necedad de los agresores, y por otro, del exalta.

do zelo y yalor de los agredidos. Calma, señor juez; paciencin, ilustrado público, por lo que habeis oido; por lo

que he dicho. Permitidme que me esplique. Ambos teneis el justo sentimien· to por una sangre noble impíamente derramada; pero no habeis abandonado el

santo deseo de que triunfe la justicia: es preciso buscar la verdad; y para. encon·

trar la verdad es necesario examinarlo todo. Por ahora es mio el terreno: pronto

seguirá E'l del señor juez, y entonces la ansiedad del público se calm~rát oyendo

la sentencia que emane de la ley. Continúo, pues, con vuestro permiso. señor

jue'.l, con vuestro gusto, señores que me escuchaÍs.

Tres hombres de á caballo, siendo uno de éitos no bien mllnso por ser aun potro, el otro hembra cansada, y por lo mismo inútil el tercero: dos hombres de

á pie, de los cuales uno, á la vista de una pistola pe4.ue~ cuya dimensiOlL are·

nas escede tÍ. una sesta parte de vara, se intimida, se detiene, y aun pide favor;

y el otro queda firme, sin accion, y que ambos necesitan tIue los imptla uno de

á caballo por dos ocasiones: que vienen con p(Ujo tranquilo, como dijo ti testigo

)'Iesa en la vista de ojos (recordadlo, señor juez), es decir. con miedo y tetuor.

Tres ue á caballo, sobre los que Jificilmente podrian sostenerse y estar con la firmeza necesaria para una carga decisiva: hombres que no tenian armas de

aquellas que sorprenden y vjncen sin lucha tÍ. pasnjeros: hombres que se presen­

tan impávidos al frente de un carru.aje por cuya sola vista debieran calcular que

venian amores muy capaces de defenderse y de ofender á. los que les atacaran.

Hombres que, pudiendo esperar ó seguir á la carretela en lugar seguro y solita­

rio para asaltarla (cuyo lu¡¡ar hay en lo restante uel camino despues del Tinacal)

la detienen á. 839 varas distante de esta poblacioD, en que saben hahia, y vieron

tres horas antes, hombres. y armas. (Estuvimos, señor juezz por la vista de ojos

en el Tinacal. y ambos hemos visto un fusil y una tercerola descansando en la

pared y en prevencion). Hombres que. ademas de ese peligro, tenian el de que

la gente que habita en la hacienda advirtiera el asalto, saliera en defensa y fue­ran ellos aprehendidos, si no herido¡ ó muertos.

Hombres, en fin. que tal proceden, son :lin duda, ó víctimas de la estupidez,

ó son arrastrados sin duda por las ideas vacilantes y confusas que se cntzan en

un cerebro abrumado con la irritacion de la embriaguez. Rrflexionad bien W.

do lo espuesto. señor juez.

APENDIEC. 51

.lInchas de estas consideraciones me sirven para c:.zlifiCRt de escesil'o el zelo ~. ,"alar de los señores Beístegui y Este\'D. Aun h .. bia luz bastante para Ver con

ili~tincion desde el carruaje á. los agresores.. Era carretela con su frente abierto.

El conductor Mesa (lo recordará el señor jaez) en la vista de ojos, dijo: que al

bajarse del pescante para desenganchar el caballo que pretendia. quitar uno de

los agresores. dió las riendas á la señora. que estaba en el asiento delantero, que

l;!s tomó; y es indudable que no pudo tomarlas sino estando el frente ahierto.

Conque. es cierto que por esta parte los que estaban adentro pudieron ver á los

de á caballo, cuando á la distancia de treinta varas dieron al conductor el alto;

y si se adviene que el cochero iba solo en el pescante, cargmlo á ]a derecha, y

que no habia mozo de estriho que ocupase el lugar de la izquierda, Se aumenta

la idea de facilidad que tuvieron Jos pasnjt!ros para ver con düstíncion y exami­

nar á SUs agresores. Pudieron ver que los de á caballo avanzaron solos: que no

tenían armas de fuego. porque pudieron ver que no las tenian en la mnno: pu­

dieron convencene que solo ellos serian los agresores, porque los de á píe ve­

nian mas atrás y á paso tranquilo: pudieron los s~ñores .Belstegui y Este\'a per­

suadirse de su superioridad por los cuatro tiros que las pistolas contenían. sien­

do tres los agresores; porque echando encima el coche, que era tirado por fríso­

nes, y poniendo á éstos en carrera, y llsestnndo las pistolas por las npertmas la­

terales ti los agresores, éstos, ni se acercarinn al carruaje, pero ni lo alcanzarian,

pudiendo llegar éste ó nI Tinnenl ó á la hacienda en menos de un minuto, ú don­

de indudablemente ni JIegari1n los malhechores, y encontrarinn aquellos auxilio

que los acompañam hasta ~rérico, El cochero. deteniendo el carruaje, dió á Jos

ngre~ores una vent.'lja que pudieron los pasajeros -impedír, mandanúo á aquel

'lile pusiera en fuga á. ]009 cnballos~ Los pasajeros autorizan la conducta uel ca·

eltero, se bajan, se ponen en uefensa, aumentan la ventaja de sus enemigo$ y son

víctimas, acabando por ser ofendidos y vencidos. ¡Cuánto hay que deplorar,

señores, este valor, este zel0, este arrojo! jUn sepulcro solitario contiene los

restos exánimes de un hombre ilustre, útil, grande por fUS virtudes y mérito fi­síco '! moral.

¡Oh! ¡Si en aquel momento una reflexion hjja de la religioD é instrncdon de

las bellas almas del Sr. Esteva y el Sr. Beístegui. les hubie!e hecho conocer qUf!

aun no llegaba, y aun se evitaria, llegado, el último momento de la defensnf

¡Ojalá! Los agredido! nada habrian sufrido; Jos agresores habrian sido burla­

dos; y nosotros, todos los que nos hallamos aquí delante de la justicia, no veria-

1D.os arrastrados á. esos hombres ante su inexorable tribnnal, desde el cual aeaso

partirán para ese infame y desaliñado tablado, de donde no bajarán con rida .. ,

Adoremos, señores, con profunda humIldad, los arcanos del Dios en quien eree­

mos los cristianos. Quien la vida noo dió. la pide un dia. Ese dia llegó para

52 APENDICE.

el Dr. Beístegni, y la pedirá á todos nosotros. U no de nuestros hermanos, Uno

de los proce::wdos fue el ejecutur de la senteucia bmutaule del Señor Dios de cielo y tierra. Acaso yo, porque s'-a omi~-:) ti incapaz ue defender á. mi client~

ó acaso el sciíor juez que presiuc • .3te ado, seremos quien dé la muerte {L Fer~

nrmdo SantiHan, para qne se COl\,:,ume la óruen irrevocable escrita en el libro de

los vivientes. ¡Oh si los jueces touos cornprendicl'an, cuanto ella 10 exige, esa

trememb sitnacion! Yo e.;pcro que el que me oye la compTendcrá. y que, cuan.

do á sus 30}<l5 rny,; á ejercer el tremendo poder que Dlos y la sociedad le hall

C'onferido, suenen en m alma estas palabras que yo le dirijo en nombre de ese

mismo Dios: Salvacion al inocente. muerte al deliru:uente, porque el juez dlfl

'Inundo juzgado será por tI Juez del ¡·¡elo. Perdonad, señor juez, este lenguaje inusitado, peruonndlo; porque poco aeos.

tumbrado á escenas de est.1. clase. aun en medio de los no pocos años de mi pro·

fesiou, yo sigo los sentimientos de mi COTazon, cedo á las instancias de mi COn· ciencia; porque así me lo emeña la religion cristiana en que nací. lIa sido un

deber que ambos me inspiran, porque no debo perdonar medio alguno en pro del hombre á quien defiendo, sin esperanza á recompensa, sin temor á lliDgun mal: al hombre, cuya defensa he tomado por un grito de mi conciencia, despues

que procurJ eSCllsarme por uos veces, y estando resuelto á recibir cualquiera re-­

sultado. Pagaré, pues, como deba, ese acto de debilidad, de pueril temor, ó de

nimia consideracion á las personas interesadas en el desgraciado suceso.

Vuelvo ahora á mi propósito continnando mis observaciones. Tercera circunstancia. Hubo en elnsalto un hombre llamado Ah'arado con

el sobrenombre del ChiJrro, que estuvo, por confcsion uel mismo San tillan, con

c1 y con los procesa.d.os, y COly los picaúores Sisto y Cornelio Gonzalez, desde el

Tinacal hasta. la Ladrillera: consta que estnba á pie, así' como que 8antillan no

tenia cabaHo; y por L1. declaracion de Mesa habia dos de á pie en el asalto. Cons­

ta no menos, que este Charro era, como SantiUan y los GOllZlllez, uno de los

amansadores de las mulas de artillería, y es un becho que seJe buscó y que aun

se le solicita; es decir, que está prófugo desde el suceso, y no ha parecido: que

abandonó su ocupacion.

Cuarta circunstancia. San tillan pasa la noche con su amacia en la casa de

Sosa, y la muger de éste. Hilarla Perez, á cuya casa se habin arrimado destle el

juéves 26 dc Febrero, es decir, cinco dias antes: que nI dia siguiente se leuntú, como de costumbre, y ensilló sus mulas: vino á México, volvió á Narvartr, des·

ensilló y se vino á México en la mitad del elia, sigu:iendo á la amada que ::;¿ ~­

paró desde por la mañana: que durmió en la noche del 3 del actual en la casa. de

la plazuela del Niño Perdido, de donde salió el dia siguiente, 4, para nna acce­

soria del callejon de San losé de Gracia, en la cual rué aprehendido como á las

APENDICE. 53

orho ¡le la mañana, estando en compaiíía de la amacia, que anticipadamente ha­

hin \'cnido Ú la misma accesoria.

Tengamos presentes estas circnnsbncia!:l, pura aplicarlas á su vez, y volvamos

la '" ¡sta ti. las declaraciones de los otros acusados, haciendo \1TIa reflexian que

constitnye á esta CHnsa en un grado de celd)T;,(la:l, notnble y poco frecuente en

.. 1 foro.

La obser'Vucion cs. que ('a~~a nno, una ~'ez puesto en la presencia juuicial, 1m

nnfcsado lisa y llanamente su culpahilidad. No se descubre en este proceso ese sistema hien sostenido de embrollo y de dificultades, que los grandes crimi-

11111e_~ ensayan con tan buen éxito, para impedir el descubrimiento de la 'Verdad

y por consiguiente para alejar el triunfo de b justicia.

CnrIa uno ha confesado en el acto el participio que tuvo: no ha negado su

eo;nplieitlad: ha refcritlo los sucesos sin romcntnrios: ha atestiguado la verdad de

uu nsaltó realizado. Pero Fernando SalltiUall niega haya estado en compaíiín

(le los Otr03 procesados en el momento del ataque á la carretela. Fernando San­

t¡Unn,1)Or esta circunstrmcia, ó es positivamente inculpable en todo, ó el que

llcbe snbir el primero al cadalso como el principal delincuente; COIllO el inmedia­

to responsable del sncew todo. Pero no olvidemos que su negativa es parcial,

tJue confiesa 1muer Hcompniiado á los otros acusados, Jesde el Tillilcal, 'las cua­

tro y media de la tarde, hasta la Ladrillera, y hnsta las seis ó mas. No hay.

como se ve, una negativa absoluta, total y sin término. Ha confesado los he­

dIOS anteriores al erímcn: niega 10s concomitantes y los posteriores. Esb su­

jJlH'i:ito, pnrece se ncerca el momelÜO ,le desCender tÍ. la sustancia del negocio. á cntrar á la discusion <le la cucstion que interesa.

Ella se reduce á ('s (e simple proLrema: ¿Estuvo Fernando San tillan en el

asalto? IIe nqní toda la duda: he aquí el objeto de nuestra misiOll en este acto,

augusto por su origen, dificil por sus medios, y tremenuo por su fin.

1"n no me arreara la dificultad: emprendo el exámen con valor, poque .... 0)' á

huscar la nrdnd y fi contribui.r al triunfo de la justicia. Objeto noLle, santo,

digno de tratar5C por homLrcs dotados de la ciencia necesaria ue que yo carezco;

pero muy propio tÍ la probidatl con que me he de conducir. Pitio segunda HZ vuestra eonsiderncion, sellor juez, yuestra calma y Vllcstr;l.

atcncion, señores que me escuchais.

Cne5tion.-¿Se halló en el [l51'\lto Fernando Suuti!lan? ¿Estuvo.J. la sazon

cerca ó lejos? La primera proposicion, como afirmati\"-a. ha de tener fundamen­

tos po.:;itivos. La segundn, auuquc al parecer negutü'iJ, se convierte por pre­

cepto de la. ley en afirmatü-a. quc ha de tener por unse datos igualmente positi­

vos. La prueLtL de 1'1 primera solo se toma (1:,:1 t(;~timouio de quien asegura ha-

PARTE 3." T. Y.-8

54 APENDICE.

berlo visto ocupado en el asalto: la prueba de la segunda se ha de tomar de otros flmdamentos.

Seria un deber mio justificar la asercion que me corresponde, si no me bubie.

ra prevenido la justificacion del primer aserto. Me esplicaré. Si no hubiera antecedido el dicho ageno, si no hubiera asegurndo otro ú otros que Santillan

estuvo en el ataque ó asalto, y él se viera, como boy se ve, delanle de un j1lez y

encerrado en una cárcel, por la delacion secreta ó por la prudente sospecha;

es decir, si no hubiese sido acusado por testigos tan respetables como los mis·

mos que se confiesan partícipes del crímen, sin duda ninguna que mi defensa de­

biera partir de este concepto: Santillatl estaba fU paroJe distinto del en que u verificó el agallo. Y todas mis pruebas, y todo mi alegato, teuderia á justificar

la proposicion. Mas cuando tres testigos dicen: &ntillan estuco C01I fll.08otro8 eJj el a3ulto,

solo hay que examinar si los testigos dicen verdad; y esto solo se consigue de­mostrando que se han contradicho entre sí, ó quizá que mintieron, no obstante

su juramento.' Los ancianos impuros que quisieron seducir á la casta Susana.

procuraron encubrir el crímen propio imputando á. ésta el delito que no habia cometido. Rabia triunfado el imeuo intento de aquellos hombres, y poco dis­taba el momento en que. apedreada fuera de la ciudad, Susana muriera en cas­

tigo del supuesto adulterio. No fué así; porque la Providencia que castiga al

delincuente salva tambien al inocente. Examinados uno en pos de otro los aeu·

sadores, mintieron. y fué descubierta la falsedad: y Susana, ya libre de la fea

mancha que ellos la habian arrojado, vuelve. siempre digna. siempre pura. al tá· lamo nupcial. Vamos, pues, eo~o entonces. á. examinar la declaracion de los

acusadores José Rivera, 'Mar~elíno Espinosa y José Medina. Aseguran unifor~

memente que ellos, el Charro, y mi cliente Fernando Santillan, parten del pue~

blo de la Ladrillera, recorriendo todo el carril que viene á. terminar en el camino

en donde fué asaltado el carrunje.

Santillan confie<S8 haber acompañado á los acusadores en la taberna de aquel

pueblo, en donde :se Cf)mpró pulque, pan, longaniza y aguardiente. Este hecho

está comprobado con la L'Onfesion del dueño de la taberna. Pero Santillnn afir~

ma, que inmediatamente despues de tomado el pulque se separa de la taberna

en compañía del Charro, con quien llega á un pueblito (son SU! palabras) sito entre la Ladrillera y Narvarte. Este pueblito se llama NatWitas, y en el que

asegura que los tres acusadores que se habian quedado en la taberna, lo al­canzan y 10 pasan¡ es decir. que continuaron los tres su marcha. l\Iedina dice (roj. 19 en.d. principal), que Sanlillan venia en las ancas del caballo de Rivera. Rivera dice (roj. 27 vuelta), que Santillan venia en las del de Medina. Espino­

sa dice que en las de Rivera: primeIB connadiccion.

APENDlCE. 55

Adelante examinaremos el yalor y fuerza del dicho de esos dos testigos con­formes, y se verá que la respuesta del {¡ltimo era ociosa, inútil, inconducente.

Medina Ila dicho: Ri'Cerajué el p,'imf'ro en anunciar el a8alto, á la fJúta del carruaje: el 8egundo SanUlla". Santillan me instó á que lo at'ompañaBe: yo ,'eris­

lo; no quiero, rel¿u8o ... Pero al fin se apea de la yegua. porque estaba cansada y no queria andar, y se dirige J¡fcdina al lugar donde estaba la carretela, esto es,

hallándose parada. Uegaba, señor juez, la causa á la foja 74, y dispuso V. un careo entre los

tres acusados, porque de otro modo no padia disipar ]a inmensa confusion que ellos, con su variedad y con su incoherencia, habian originado. Apenas hizo V. nlgunas observncÍones á Rivera, cuando éste, asegurando que nI fin iba á referir la verdad. dice: Santillan venia conmigo en las ancas de mi caballo: &ntillan me

prO¡JrI.'JO ljUe pl1rmemo!J á la carretela. Si esta es la verdad, cierto es que Rivera no fué el primero en proponer el 3salto, ni el segundo San tillan: si esta es la verdad, MediDa faltó á ella; y cuando 1m asegurado ambas crnms ha incidido en

una segunda contrtl.l1iccion.

Medina habia dicho que rehusaba tomar parte. que se resistiaj pero al fin ba·

ja de la yegua y l'Ie dirige al lugar en que estaba la carretela.

Rivera uijo en el cnreo citado, que cItando ll, bJedina y Espinosa aaoirtioon, ya SantiZlan !taMa parado 108 cahallos: dijo~ que por fin se dinf¡iero1l los trea á la carretela. Si est.o. dicho en el careo ,le los tres, es la verdad. no lo es que

~fedina rehusaba ni que resistia. porque no rehusa ni resiste quien advirtiendo

d becho ageno se dirige ti cooperor á la COnSUID<lcÍon del intento: así pues. ha

tenido :Medina una tercera contradiecion.

Medina habia dicho antes eJe lo espl1est.o, que llil"cra andaba dando vuelt.1s Ji: la carretela: "Medina habia dicho que Rivera volvió al lugar eu donde se hallaba

ét mismo, el Charro y Espinosa. ~Iedina ha confesado dcspues, que estaban pamdos él, Espinosa y Rivera, en el lugar desde el cual advittieron que SaDti~

llan habia parado 1-1 carretela. Medina, por lo mismo, se habia de antemano

contradicho.

V éamos ahora si 1m)' otras contradicciones, purtiendo del exámell de ese mis~ mo careo, que, como la última actuacion dd sumario, puede y debe reputarse por auténtica y voluntaria confesion de Rivera, Medina y Espinosa. Pero tén·

gase presente que tomo á. exámen solu ¡t ~Iedina, y que sucesivamente me oeu~

paré de los otros.

Ha convenido Medina. primero: en que Santilluu detufo el primero la cnrre~ tela. Segundo: que Rivera, Espinosa y él mismo, se hallaban parados. Terce­

ro; que por fin ellos se dirigieron al camlaje. Cuarto: que Sant.illan se fné so-

56 APENDICE. .... ...

bre él cuando los pasajeros habinn bajüdo á tierra. Digo que ha con;'ellic..lo Me·

dinu, porque no contradijo en d careo á Rivera, que t'~ quien lo ha declarado.

El primer eoncepto se opone abiertamente :.í. la esprcsa dccloracion del con·

ductor ~Iesa. que ha dicho: "IÍo veinte pasos á mi frente, los bombres ue á caba.

110 me marcaron el alto, yo uetuye los caballos del carrwDe. :pctenido ya éste,

avanzan- sobre él por el flallco derecho, p~mmdo ¡í retaguardia:. cDllh'am:n'cha por

el izquierdo el del cauullo tordillo, se dil'igc á elOE hombres de á pie que venían

á paso tranquilo, tambicll por mi frente." Una conserucncia se (leduce con todo el rigor legal, y es, que los hombres de

á pie no detuvieron el carruaje. Y como confl'sioll de todos los acnsado~, Sun­

tillan y el Charro nninu á pie, qut:da demostrmlo que ~(lntilhm, suponiendo que

se lmllam en el asalto, no h~lbia pararlo los caballos. ¿Y 'luifn ha JiellO 'terdad,

el conductor ~Ies3, ó.el pl'ocesado l\fcdillü, en cuyo iutnc::l natural está escep.

cionarse del cargo que le resulta .. ,? Meclinn en este pm'ticulal' ha cornetilla una

falta vclulltaria.contra la yenlad, y no merece considerarían alguna pore':'te con­

cepto.

y éamos si la merece por el segundo concf'pto. Conviene MeJina que" estaba

parado, lo mli:TIlo que Ri\'era y Espinosa, y estnnuo junto::l: que advirtieron que

Santillan hahia parado los caballos y se dirigieron los tres lí.la carretela.

Este mismo ]'Iedina, espontáneamente confesó, en respuesta á mi interroga­

torio, que al momento del a~<llto se haUaba , veinte varas eJe distancb "nI frente

de la carretela: que en ese lugar permaneció durante la mayor parte del .u,alto:

que se hallaba solo; y aun ha marcado con el número 1 el punto en que aseguró

hallarse y estar parado. Estar parado solo en un lugar, es una idea opuesta. á. la de estar parado en compañ~~ de otros: estar parado en un lugar ¡Jurante la mayor parte uel asalto, y estar en otro desclo donde nene á cooperar nI robo en

el momento en que Santillan detiene los caballos del CnlTUaje, esto es, en el

principo del asalto, son dos idens diametl'almente opuestas: son dos proposicio­

nes contradictorias, tle las cuales una es yerdadera y otra falsa: son proposicio­

nes que arrojan sobre quien asegura la "erdad del hecho que contiencn, la muy

justa nota de mentidor. ~redina ha asentado ambas proposiciones: luego Me­

dina ha mentido, y ha demostrado la faheclud del segundo concepto.

Esta mentira queda mas demostrada con la useverncion respetable del con­

ductor Mesa. que dijo: "Dos hombres de á caballo, uno tordillo, otro no tor­

dillo, me imponen alto: luego -que yo detuve 108 cabanos avanzan sobre mi fren~

te. pas.'1ll lí mi retnguardia por mi flanco dt>l'echo; el del tordillo contmUlllrcha por el izquierdo, el ucl no tordillo por el mismo derecho: van á encontrar á los

dos de á pie. de lo~ cuales uno viene con el de á caballo no tordillo por el dere­

cbo." ~Iedina andaba en cabal!.o no tordillo, porque el suyo tordillo melado

APENDICE. 57 ------~--~~~

~cl'\"ia il lti,'era, y el tordillo clUlnc~co á E5pinosu, segull hnu confesado tollOS.

Conqlle llIe<lina no estuvo, ni parado con Espinosa y Rivcra juntos) ni estuvo

solo en el punto número 1 dcsi,;ntl<lo en el lHapa primero. Conque, cuando ha

asegul'mlo Medina lo cOntrario, ha fnlt.ado á la w-rdmi. y á una verdad que le

exigia la autoridad con ']eU'cho para ello. Esto se Jlnma en la denda 1lumti'ra; y COlUO se refierE' la tnentira á hechos ngenos. sobre los cuales prestó Medina un juramento, es tnmbien cierto que ha desobedecido 1n obligncion que por él se im~

puso. De este ruodo queda destruido el tercer concepto; esto es. que estuvieran

parados cumulo SnntiHan detuvo los (~nballos, UrdiDa, l:spino~a y Wvern. Un

cuerpo no puede estar en dos ltlg<ll'CS á un tiempo, ni un hombre, solo y aCom­

pañado á \lna misma vez.

Me ('s dado. señor juez, presentor todavía otras contrailicciones pnlpablcs con

mayor facilidad; pero las abandono por huir de la nimiedatl. pnra coIocarme cn Ob';l posiciono

Ha dicho 'Meaillfl. tambien, respondiendo á mi interrogatorio, que Salltíllan.

par dIado derecho del carruaje, en el punto n{¡mero 2. cogió piedras, que "01-

\"iú doblando por el frente de los cabnllos, y 'Oino nI númel'o 3. en donde atacó

al Sr. Bcístegui, y en donde <lió á éste el golpe ue piedra que lo derribó. De

e~ta proposieion se deduce esta consecuencia: Un hombre de á. pie \'ino á ca­ger piedrns nI costmlo derecbo uel camino; vuelve con ella,;¡ contramarch:muo por

d frente de los caballos, sigue nI costndo izquierdo, y dl!scribe la ruta marcada

ton el lllilpa u(utlero 1 con esta señal -_ - _ Pues la conseCllCDCi¡t es fHIsa; pmque

~[esa asegura. que el uno de los de á. pie, unido á uno ue á ('aballo. "iuo por el

lado derecho del pescaDt~ que el de á pie tomó el terron de la. tierra suc .. '1ua ue Ja zanja deseusoh'ada, que está al mismo lado derecho: llue el propio hombre le

tiró tÍ. ~Icsa con el terron que descansó sobre la frente ueshaciéndose. y que este

mismo hombre marchó sobre el mismo lado, con el propio de á caballo, y se di­l'it,>1ó <letra8 de Ir.. carretela. Por esto, romo porque el otro de á pie vino por la. izquierda drl}J€scallte. cuyo hombre por fin, unido al del caballo tordillo. nco­

mete al Sr. Beístegui y al Sr. Esteva, que estaban ya coloenJos á. la misma íz­

'juierda: que estos señores retroceden con pU50 á retaguardia, y por supuesto sus

agresores aVanzan hasta retaguardia, en donde se verifica la refriega. No hubo

pues, nn hombre tle á pie que avanzara de izquierda á. derecha á tomn.r piedras,

I)ue toroadas -volviera de derecha á. izquierda sobre el frente de los caballos y se

dirigiera al costado izquierdo del pescnnte. Luego Medina no solo no ha dicho

la verdad, á que lo oblig:tba el juramento prestado, sobre los hechos ngenos, si·

no que ha mentido contra ese mismo juramento. Deduzcamos aquí nna consecuencia. sentando un principio. Este hecho, co­

mo otros que díré despuesJ

ha sido referido por !Iedina en careo con Rivera y

58 APENDlCE.

Espinosa (foj. 74); careo en que Medina, apurado por las reflexiones del Sr.

juez, y convencido de las nDtables contradicciones en que anteriormente habia

incidido~ se decide á ponerles un término, -y dice, con toda. firmeza! roy tÍ de­

cir la verdad. Y comienza por referir ese hecho del que tomó las piedras en el hdo derecho. Los socios Rivera y Espinosa, que no contradijeron ni este he­cho, y nderoas agregaron otros, indudablemente han bec1lO suyo lo que ha ase-­

gurddo Medina, y han confesndo )0 que ha confe8<'\do MediDa. Estos, pues, se uecidieron á decir la r:erdad. y comenzaron por referir el hecho del que tomó lu piedras, como lo hizo J1.Iedina.

Se ha visto que el hecho es falso, que Medina. no dijo verdad, que ha mentí· do: luego Espinosa y Rivera no han dicho verdad, han mentido. ¡Y los tres son los Acusadores de Santillan! Conque los acusadores han faltado & la ver· dad, han dicho una mentira. Si pues el hecho es falso, lo será. tambiell que San·

tillan tomó piedras; será falso que vino con ellas por el frente dl los caballos; que dió golpe al Sr. Beístegui ..... Pero, adelante; porque todavia ha de ser mas prolijo y mas dilatado el exrunen. El negocio que se versa, y cuanto hace rela~ ciaD á esta notable causa, exigen de ]05 defensoTt"S el análisis mas escrupuloso; paro que el juez vea con toda distincioD, con toda claridad, con la luz del medio dia, la indudable verdad. ¿Y cuánto no es importante e&te análisis á ,-¡sta del inmenso peligro que origina la brevedad que previene la ley de 6 de Julio, y la ligereza con que se ha procedido para juzgar á los agresore! del Dr. ReísteguiJ Me incumbe. señor juez, un deber muy sagrado, no omitir ni un ápice de todo lo que yo crea conducente para hallar la verdad de hechos que pasaron en un camino solitario, casi en la oscnrida,l de la noche: hechos que fueron obra de la cmbdaguez; y hechos referidó~ por quienes aspiran justamente á disminuir una. culpabilidad á la cual amaga una fatal mascada y un ",erduga inexorable. Yo he de cumplir sin indulgencia ese deber. que no yo. sino el cielo me ha impues­to. Espero por lo mismo. ser escuchado todavin con paciencia y beneplácito de la autoridad y de los concurrente!.

Sigo pues examinando la confesion de MediJUl y demas acusadores~ prestada en el careo de fojas 74.

Interrumpe Medilla la declaracion que daba Rivera, y asegura que: el Sr. El­

teria, dirif/i6tdose por detras de la carretela á defender al .eñor cawo. dió tin go"" pe con la pülola á Santillan: que éste dijo: mino nn el ario tamlJien ti ~.; Y que y6cdose ent:i1JUJ del Sr. Esteva '10 tiTÓ al,"elo, cogiéndolo de los cabellos. El Sr. Esteva en su declaracÍon ha dicho, El del cahallo tordillo me dió un golpe con su reata: al momento de caer el Sr. "Beí$Íegni recibí un golpe de piedra en el hombro: en seguida recibí otro en el pecho que me hizo caer en tierra. Con· que es falso que el señor Esteva diera Á nadie golpe con su pistola: conque ea

APENDICE. --~-~-~~

59

falso que n]guno le dijera por razon del golpe, mire, -no es así, !ambieN á vd.: COll­

que es falso .que un hotnbre se echase sobre el Sr. Esteva y 10 tirose nI suelo:

conque es fill~o todo lo que ha dicho Medina, y por consiguiente mintió: y cunn­do asegura que Santillari hizo cuanto de él se refiere, es falso, opuesto ti la vel­

dad, que Memlla debiera (h·dr por el juramento que prestó. Sigue llivera declarando que él instó á Santillau para que dejase ele goIpe.u

nI señor cuido. Luego en opiuion de Riycrn Snntillnn golpeó nI Sr. Beístrgui, que rué el caido, y le pegó estando caido.

La señora Molinos ha declarado que el del c:lballo tordillo quiso mílltratnr al

Sr. Beísregui ya caido. La señora Maunas estaba presente á este hE'chOt por­

que habia bajado del carruaje á las voces de su esposo: dirha señora C!'ilaba an· xiliándolo; vió todo lo que posaba, y lo que pasii venlatleramente; y 10 cierto es, qlle el del cabtlllo tordillo quiso golpear nI Sr. L~eí5tegni C'stanJo ya (':litIo, y es cierto~ por)o mismo, que otro hombre DO golpeó al Sr. Beístegui; y es cierto que Rivt>ra DO instó á otro homhre paro que no signiera pl"gnnJo á dicho señor: y es cierto que es falso 10 que ha declarado Rivf'ruj y e3 cierto que ha mentido:

y COmo esta tnentira ha sido conocida por Medina, como Cc.1rennte que no con­tradice á su eareante. l'fedina ha meutido.

Continlli1. Rivera. declarando, que al tiempo que ins~ó á Santillan para que DO

siguiera pegando al cawo, la señora dió al mi~tIlo Sadillan lo que truia eUa. La señora Molinos dice que no dió cosa ninguna te ni"g.lIG per&ana: que na perdió alTtajalJ ningunas: que '01,0 .!e le estralJió.su tápalo tk seda. Luego la señorn

Molinos no dió á. Santillan lo que ella traía: luego Rivera mintió: luego )feru­

na tnmbien, que aceptó por su parte esta mentira. Pennítase una observat'ion que confirme mas la proposicion. Dos pistolas y

Ulla radena ó bejuco de oro, y un porta-moneda, propio todo del señor Esteva; un re]o:l propio del Sr. Beístegui. y un pañuelo blalco fueron las prendas roba.­rlas. Un hombre de á pi~ robó al Sr. Esteva, quit,ndole un. pistola de In ma­no, y de la bolsa la cadena ó bejuco y el porta-mcneda. Luego la señora no dió á nadie ni pistola, ni cadena ó bejuco ni el pota-moneda; las prendas todas enumeradas se hallaron en casa. de Medina. MeclDa en Sil declaracion primera

dice: que él se acercó R d0nde estaba la señora, á quien animó, diciéndole que él

era hombre de bien, y que ella misma le dió una cadena envuelta en un pape]; dice espresamente que esta eadena y el relOI: envueltos en un papel se los dió el

Chaparro, es clecir. Santillan. Espinosa dijo en su declaracion. despues de referir muchas cosas, esta muy

notable: M6 acergul á &l1Itillan, Y le tlij6 pe "" maltratara á la leñara. Dice mas: que Santillan. haciendo ademan de sacar alguna «?Osa de la cintara, pedia , la señ()ra las albajas: dice el mismo Espinosa, que atravesó la yegua: que Santi·

60 APENDICE.

llan se fué al lacIo opuesto de la enrretela, '! que la señora misma dió ruguna CI)..

Sr! ii SuntiBan. NI primer llecho, bnsta h01c1' :'í ravesndo In yegua, está repetido

por EspiuCJ!3a en el cureo que exnmiunIDos; el sl'gundo en dcclaradon :mterior ... ?Cuántt~s ~t'ñora5 llUuo que dieran por ñn alhaj¡l:-? ¿Cuántas eadenns que fueran

flatlas? ¿Cuántos llOmbres que las recibieran? Ya Yt'OJ sellor juez, que en elite

momento, á "ista de mis reflexiones, se erutan en vuestra lllma ideas inconcilia­

hles: yn no que el auditorio contiene la indignacion que hasta aquí tenia contra

un hombre á quien se 1m pintado como el prototipo de la perversi(lad y de la.

barbárie .. _ ... Ya YCO que he estado en peligro ele exaltannc y decir en nombre

. de Ja1ey: Los acusadores de S:mtillan sou ...... pero yolmmos al camino de 1a

l'alm'l y del exiÍmell. Hay todavia mucllO llar ,ter. 13u5c,,'moo la ycnlad, halla­

reillOS la justicia. EHa roe illSpil'nl,í lo (lue deuo pedil:: :l V., sellar jltCZ, lo que

debe sentenciar, yal público lo que debe creer.

La obsen-acion hecha sobre las allmjas. re,-ela que por vade de 1n señora Mo­

linos ha estado la verdad, y que ha cumplido religiosamente el deber de cecirIa,

ií: co.r:;o de la promesa que hizo: y queda establecido, sin ninguna uuJa, que no

hubo hombre que pidiera á la. señora 1\Iolinos alhajas: que é.sta no dió nada á :M:edlna: es decir, que Medina na mentid", otra \"e7...

r en conelu,"oD, porque ya no contiene otra co5o el careo-Collfe,ion. Ri­yern, MeJilla y Espinosa no han declarado verdad; han mentido en todo 10 que

han dicho respectivo á lo mismo que dijeron decididos á presentar la yenhul.

Quiero y debo volver mi considt'fltcion á otros objetos que me están desigll;1D~ uo. Lechos confesados anteriormente, y cuya "'erdsd en nada se ha altf'raJo por

lo dicho en el careo clnmimdo. ¡Cómo deseo, señor juez, tener el tnleuto é ins­

truccion de mis dignos eompayeros, ó el del mejor abogado ... ! Aun en el ~rto término de treinta horas, en que he listo el proceso, habda fOrlll<H]o una Jaea mas diminuta de los hechos. y podria desempeñar mucho mejor mi Dctunl im­

portante cargo; pero temo faltar á él; no por otra causa, sino porque, !lrnigo de

examinar detenidamente los negocios todo~ que vienen ~ mi cstudl0. no he podi~ no usar de mis facultades y mstumbre ó manera, en est.e proceso dificil, muy ili~ ficH, y que han de empeñar f'Jertementc la conciencia ue los dos tribuna1es que

sucesivamente han de rallar. Sí protesto, que he procurado, con un trabajo pe­noso y muy estraordinano, buscrn: 1"1 verdad para enrontrar la justicia.

Coa tan buena inu Dcion coltinúo, contando con la indulgencia tlc los qur me

escuchan, y con la gncia del Señor.

Siento desde luego este priu()ipio, que me parece deducido ciertamente de lo

dicho. Aun cuando Saotillan hubiera estado en compañía de los ngresores, no

estí justiñcado que h<lya sido autor de los hechos que se le imputan, y sobre los

cuales se ha demostrado la contradiccion de los tres acusadores. Uuiero que

APENDICE. 61 .. -- ... w ..... .... .. ....... quede esceptuado este punto. S, Saniillan dió, tÍ am¿o& pasajero8 los golpes: aun suponiéndolo en el asalto.

Voy á examinar algo 1", circunstancia referida por Medina. y eSi que su ye·

gua e!ltaba. cansada: que se apeó d~ ella, y que la enCQntró· parada despues del suceso.

Pero antes, quiero examinar eSA idea dominante ue todos los acusadores. de imputar todo el hecho y todas sus circunstancias ó. Salltillan,

SEGUNDA PARTE.

Har la circunstancia notabilísima, de que 10$ acusadores desde un principio

quisieron imputar ti Santilfan tod1? el delito y todas sus CÍICl.\n~tnncias. Ü n tes­tigo, creo Espinosa, dijo al agente de policía que en poder de Santilllln estarian las alhajas. :Bien sabia éste y los demas que no babia nlhajas, y lo snbiall des­

de el mismo suceso. Medina y Espinosa se retirnron juntos por los potreros de San Borja. para su casa. Rivera vino 6. pasar la noche en su compañía ... y las al­hajas toJas, que son las mismas que perdieron loi pasajeros, .se encontraron I;'n la

Ilesa de Medina. Muy bien pudieron los tres acusadores disponer su distribucionj y si se supone que pensaron dar alguna parte á Santillau, nada mas natul'alllue

esperar á que viniera á recibirln en b casa: nada ma" natnral que éste ~linieral Ó

('on ellos, cuando regresaron del asalto, ó qUI':re presentara sin diJacioD al dia siguiente en demanda de la porcion que le correspondia. Está justifica<lQ en el proceso que durmió- en la casa de 50sa: está justificado que al siguiente dia ensi­

lló Santillan las mulas, que "lIlO de Nal'Varte 8. México, de MélÍco Ú :Sfl.IVarte, y de aquí s~ volvió con toda pubJicic?!ld por el camino comuo, tÍ una hora AYanza­

da, si,) eseusarse. ¿Pues no era natund que concluirlo su trabajo se fuera para la casa de Mpdinnr Esta casa debió ser citada precisamente por punto (Ie reu­

n¡an, supuesto que en ella se guardaron las alhnjas que se habían da distnouir:,

sin embargo, Santillan no va. Medina y suS' compañeros Izan asegUl'8do unánimemente que no habían cono·

cido anticipadamente' Santillan: que no habian tenido tratos de ningnna clase con él: que lo conocieron por la primera vez en la tarde del 2. MediDa ha di­cho que Santillan ]e dió el b~jl'.co de oro y el relox. ¿Seria regalo que SantWau le hiciera? Muy niño será quien tal presuma. ¿Se los daria pnrn q ne guardare

esas piezasl y para que se distribuyeran oportuDameute? ¿Y Santil!~n sena tan

torpe C}ue él mismo pusiera en peligro lo que con tanto ttabajo, y con tanto pe1i~ gro tambien, había logrado? ¿Santillan, á qUIen sus acusadores han delineado Y

pintado con los rasgos de un salteador tan heróico, de un Jadran taJl astuto?

Una soJa confianza tienen los ladrones todos, la desconfianza miÍtua. En la eitnacion de Santillan, señor juez, solo el temor de que le vieron las piezas

robadaa las personos en cuya eompañín. pasara la noche, podía comprometerlo á PuuS.~ T. V.-9

62 APENDICE. -1

fiarlas á Medinu r,ara que en su casa se guarilaran y distribnyeran. Pero l. piezas todas S011 tan pequeñas, flue tí esos hombn:-s de la astucia que se supone en Santillan, luego se le ocurre que pueden ocultarse consigo mismo. Las pi ... tolas son las piezas mas gITlIHles

J y no alcanzan iÍ. una cuarta de longitod. ¡Sin

embargo, se cree que las fin á )Iedina! Desconfianza mútun se ha dicho que ti In divisa de los ladrones: pues si Santillnn hubiera tenido esa uesconfianza de Medina, 1.Iedina no habría tenido confianza de Santilluu, y ambos se habrían marchado juntos para guardar y distribuirse las prendas, ó pam venderlas y par .. tirse el producto; y así ('omo pnsaron juntos la noche los acusadores, tambíen los habria acompañado SantiUan.

y natural cm, por lo mismo, que no volviera dcspues á la casa de Sosa, y en caso de que ,'olviera seria solmnente, ó para dar la órden de marcha á su muger en el acto. ó para salirse ambos á una hora en que nmlie 10 advirtiera. Nada de esto hace, sin embargo. ¿Uu':; importaba mas á Santillau uespucs que {Ior su asalto era dueño ue una cant.idad de dinero en que habían de coo'¡ertirsc las prendas, el dinero que iha á conseguir, ó los tres ó cuatro reales que ganaba por montar en ese elia la mula bruta? S!lntillnu. supuesta su astuciD. debía refiexi~ nar que "{lodria ser descubierto poco despues .rel asalto. ó un poco mas ndelaute, al día siguiente. ~o primero que hacen hombres tIc esta clase, es separarse sin tardanza dellngnr en que habit"ban: por eso el Charro, tambien ulIJansador de mulas; tambien hubitador de Narvnrtt:. y que está justificado hab{'l' sido uno de los agresores, ha desaparecido ue su casa ó de su ocupacion: auda prófugo.

Esta circunstancia, y la muy importante confesada por :Medina. de que se apeó de la yegua porque estaba cansada; la fuerte duda que hay sobre si en el neto del ataque estuvieron los tres hombres de á. caballo. desl)e el alto impuesto al rochera: la que refiere eLSr. 'Este'Va de no hab~r ~uelto á 'Ver 81 del call'aUG tordillo, que hizo un sacudim~cnto por el tiro que le disparó; la de que Meilina despues del suceso recogió su yegua que estaba parada; la de que e1, Espinosn 1 RÍ'rera son amigos antiguos, S8 reunieron en la noche, teniendo todos en su po­cdr las preudas todas l'obadas~ la de la estatura de 'Medina y aun el vesti­do que portaba, inducen fuertes sospechas de que dos ue á. pié, entre ellos el Charro, sou los únicos que atacaron al carruaje; es decir, que estos cuatro son los únicos verdaderos agresores de los señores Esteyu. :Bcístegui y sU esposa, ca. mo lo demostraré." Al llegar mi pluma á este punta tecibí ayer, ~eüoI juez, la nota en que se me citaba para la vista ue la causa en In. cual nos hallamos. Di­ce así.

"Juzgado primero de letras del ramo criminal.-Estando practicada eu lo ad­misible la prueba que V, promovió en la causa de Fernando Santillan y socios. y señaIado el día de mañana á las once para la vista, se lo comunico para que ocur ...

APENDIEC. 63

ra si gusta á imponerse del resultado drJ' la pmeba referida, y concurra al edifi­cio de la. Diputacion á la hora dicha, para el ohjeto indicado.

Dios y libertad. México. Marzo 17 de 1852.-Ma)"iano Contreras.-Sr. Ii. cenciatlo D. Luis Ezcta. J)

La contesté en estos términos.

"Ha venido (a), señor juez, á mi casa, á 1m; tres de la tarde, la nota de V., en que lIle manifiesta que mañana tÍ las once de ella en el edilicio de la Djputacion se ha de ver la causn, y me cita para ese lugar.

1':5 absolutamente imposible qae en el corto tiempo que he tenido, haya. yo po.

diJo hacer una defensa tan dificil, y para la cual he trabnjado por cuatro dins,

desde l<ls cuatro de la mañana hasta las doce del dia, y desde las cuatro de la tarde á In. afacian, dejando todos mis negocios. hasta las causas que deho despa. ('har como agente fiscal.

La ley de 6 de Julio, y su concordante llOsterior, no puede querer otra cosa que la brevedad prUd611te, jamas la precipitacioDt ni mellO!J la que se advierle

llor pane de V. (hablo con el debido respeto yen ténninos de defensa) y la que

no se ha tenido en otras causns seguidas en el mismo juzgaúo de V., como es l~ del robo de unas })iezl,s de paño al Sr. D. Cayetnno Rubio.

Si Y., Sr. juez, y los demas defensores, tienen un talento cIaro y tanta ins~ truecion que tenga lugar esa vista, yo carezco de ambas cosas. y no puedo con· c1l1ir mi defensa antes de tres dias. Y pucdo y debo pedIr que se me concedan,

porque es absolutamente imposible que yo concluya. Si paes V; insiste en que se Ha mañana la causa, yo ocurriré y recusaré ~ V.

lIando por causa esa misma precipitacian, y tamhieD el que me l1a negado V. que

fuernn los reos á la vista de ojos que promoví, con pretcsto de evitar un escán~

d.alo~ y no tuvo V .. inconveniente en llevnrlos á In casa del Sr. Estcya, con ma· yor escándalo que si hubieran ido ti la vista. Yo noto. señor juez. (protesto otra

'fez mis respetos) cierta parcialidad por sentenciar pronto aunque no haya de· fcns." lo que se opone á la recta administracion ue justicia.

Por todo lo espuesto me veo precisado á suplicar ti V., se digne diferir la vis­

Ta para ellúnes próximo, jurando yo á Dios que ea verdad 10 que CSpOllgos y que hay un poderoso motivo por el cual. debe V. alargar el plazo de la vista. Pero para evitar tauos los males que preveo, suplico á V. se de por recu<;ado en aten",:

cian á la cansa. que espongo. Protesto·á V. mis respetos y adhesion. Dios y libertad. México, Marzo 11 de IS52.-Lic. Luis G. de h'zeta.-Sr.

jurz primero de lo criminal. Lic. D. Mariano Contreras ...

(a) Al ~omenzar la lectura dc cstc oficio, me llamo el EenQT juc;& al orden tocando la cam·

pa ...

64 APENDICE.

La he mandado á Y. S. por hallarme enfermo "del estómngo; y heTecibido ,

las tres de la tarde la siguiente nota de V.

Juzgado primero de letras del mmo criminal.-En visL" del ofido de V. de esta fecba, be proveido que se le devuelva para que ocurra con arreglo á dere­cho, advirtiendo que sin embargo In vista eJe la causa formada á Fernando San­

tillan y socios, se practicará á las once de la mañana del 18 del corrientel como

está mandado.

Dígolo á V. para su i:r:tteligencia. reiterJndole las protestns de mi personal

aprecio. Dios y libertad. México) Marzo 17 de 1852. A las ocho de la uoehe.-Jo,

Mé Morlana 00lltJ'CJ'os.-Sr. Lic. D. Luis Ezeta.

Ni pmdente ni OpOl'tUlJO es insistir, y no tengo responsabilidad ni ante Dio. ni ante los hombres, si no continúo la uefensa con el estudio y detcllcion conque

la comencé. Temo '&us Te5ulwdos, porque jamas lne persuadiré que se ha obsu­yado la ley oc 6 de Julio (hablo con todo el uebido respeto). Se resiente de precipitacion un proceso tan dificil; y tau dificil, que son inútiles las leyes, inúti.

les las doctrinas de los autores. Un solo punto interes/!.. y este lJUnto es un he­cho. ¿."Estuvo ó no Sanlillan en el asallo: "Este no se h~ de decidir con Antonio Gomilz, ('on ~Iatheu. con Gutierrez. con Hebia y Bolaños. Se ha de decidir,lo di6 re con ~atisfaccion, con el profundo exámen, con la roeditacion maS prolija. y con un (liscernimiellto csquisito. Me ha listo V. señor juez, en 1¡:L vista de ojoa,. como he defendido ell'if;Ol' uel proCedimiento; y yo mismo. para cooperar á los fines que calculó la ley de 6 de Julio, no be querido usar del tiia que ella me

coucede para preparar la prueba: la he promovido á la devolucion de la causa, v

he estmlo una hora antes que V., ~eñor juez, en la vista de ojos. Si me hubie­rn tocndo la defe.nsa de los ob¿s pyoce5udos, habrian bastádome \,na6. cuanta

horns, y habria prescntado una defensa que fuera una diserlacion de jurispru.· deuda climinal, porque la conozco, señor, porql1e estudio todos lo~ dias mi pro­feslon, y porque esta ¡Jade la practico de mañana á tarde, como agente fiscaldil supYemo tri\mnnl (le guerra y mnrina.

Me ha tocado. señor juez, la ocupacion mas dificil; la. de buscar un hecho eB

medio de 1"\ oscuridad, y con las dificultades que bal,cis visto. Mi defendido eS un hombre con probabilidad de inocencia, frente tÍ unos hom'"

bres que llevan la marca {lel cnmen.

Estos desgraciados dicen: ¡Sanlillan! 'un estada calf notJotrotJ en el robo fU hicimotJ: "48 quitada la vida al Dr. Beúlegui. }.fi defendido dice: Yo nO o. M acompañada en el a.alio. Aquellos quieren que muero éste parn que ellOIt vivan.

jCuánto talento, cuánta meditacioD, cu¡{nto estudio no se necesiwl Yo em·

APENDICE. 65

pIeaba todo lo que tengo de estos element:s, y V., señ;juez, me ha detenido ~ la mitad de mi penoso ,viaje. ¡Dios y la ley nos juzgarán ... ! PerdoD. señor Juez, soy defensor de un hombre que no ha estado en el lugar en que el Sr. Bcís. tegui fué herido para ir á t1escansar en su tumba funcrnna."

Se ha demostrado que Medina no estuvo paríldo á distancia de veinte varas nI frente del carruaje, ni CV1C no hubiern tomndo parte en el asalto. Confiesa. que se apeó de la yegua: luego todo lo que hiciera en el asalto lo hizo á pie, supues­to que recogió su yegua que estaba parada.

'El mismo MediDa, al dar la filincion del Cbrlrro, dice que es hombre de su propia estatura, esto es, de cinco pies y algunas pnIgadns. El Charro era aman­sador, y amansador de mulas: el mismo epíteto de Charro indica ql\e será hom­úre de fuerza; en una palabra, no hay razOn para suponedo diíerente en estatu­ra y organizacion ñsica á lIedina.

El Sr. Beístegni, se ha dicho, y es muy natuml decirlo, sufrió esa lesion con. siderable, en razon de la fuerza conque rué dirig:da la piedra que lo hirió: piedra que lltecisamente debió ~er arrojada por hombre de boena pujanzll.

El Sr. Esteva, .si no tiene la CC'rpulencia doble que tenia el Sr. lleístegui, tie­ne muyor altura, que combinarla con la organizadon de aquel, eonstituyen ñ am­bos en situacion proporcional.· El Sr. Beí,:¡tigui" nI golpe de la piedra cae derri­bado: el Sr. Esteva cae no menos, al golpe que !:Iufre, tambien de piedra. Es preciso por 10 rni!~mo suponer, que los agentes, es decir, los que dirigieron las piedl1ls, tenian fuerzas proporcionales; el uno para fracturat' el hueso del Sr. lleístegui. y hacerle caerj y el otro· solo para este objeto .

.1\. la vista teneis, 8eñor juez) á Santillan. Dígase ¿si podrá tener tanta fuerza {"uanta es necesaria para que In piedra que arrojara causara cualquiera de los dos efectos que se han verificado en los señores llgTcdidos? Ved, por el contrario, á lIemna, cuyas formas esccden con mucho á las de Salltillan, y dígase si no es­tán dei lado de Medina las probabilidades de que arrojando una piedra de me­dia libra, dmgiJa al pecho, ó á la cabeza,. no derribe á un hOlDbre, ó no hunda 1ma fmecÍan del hueso que forma la frente? Y aunque el Charro no está pre .. sente, hemos visto que su estatura ha de ser proporcionalmente la misma; pero quiero suponer que sea menor que la de MediDa. Esto basta para juzgarlo, en el caso que arrojara DDa piedra, con la fuerza bastante para causar el menor de los efectos que hemos' leido en la causa.

Léas~, ademas, con atencion, la segunda declaracion <le! STo l':steva, y se Terá

que ese hombre de estotura taja, que parece que IDDrcó y distinguió en llledio de la lucha, no tiró las piedras que le ofendieron; porque el propio Sr. Esteva

asegura que ese mismo hombre e,talJa lejO!. El mismo Sr. Esteva dice, que quiellle quitó la pistola lué OD hombre de es,

66 APENDICE. ~~~~_r_~_~_~_~.,~",~",~",~r_~·~~~~_~ __ ~_~ __ ~.~_r.~~~wo.

tatura baja: que para quitársela le torció el brazo. No pudo ser este el que. tuba lejos, seria otro de estatura baja, ]Jera que tnvicra la fuerza bastante para torcer un brazo del Sr. Esteva.

A la Yi~bl está SantiU¡trl: lo está l\Iedinn, y tenemos llresente en la imagina ..

cian al Charro. ¿Quién. pues, daría el golpe uc piedra al Sr. Esteva? ¿Quién le torceria el brazo ... ? ¿Quién darla el golpe de piedra al Sr. Beístegui...P No quiero decir que MeJilla dió el golpe de piedra al Sr. BeÍsteglú, ni que el Charo 1'0 lo diera al Sr. Esteva, ni que le torciera á &te el brazo y le quitara la pista. la; lo que quiero decir, y debe decirse, es, que Fernando Santillan. si estuYa en el asalto, no ofendió al Sr. Beístcgui ni al Sr. Este,'a.

Ya me parece que se puede esplicnr muy bien. y con mucha naturalidad, cÓa

mo han ido á parar ambas pistolas á la en.sa de Medina. Reflexionad bien, se­

ñor juez. que Rivera y ~ledina son los mejores amigos: son compadres; así se tratnron esirmdo con el Sr. lleístegui: que Rinra fué el eamp~on mas astuto.

ne andaba en el caballo tordillo. que éste recogió la pistola que disparó el Sr. :Beístegui: que el del caunllo tordillo se vino eon- uno de ú pie por el frente al costado izquierdo del canunje. á atacar al Sr. lleÍstegui: que ambos cargaron ~obre éste. que éste reculó hasta retaguardia, de uottde salió el grito de paz da· do por el Sr. "Beíst.egui, \'Cncido ya y postrado_.! ¡Manes desventurados! ¡Se <leerca el triunfo de la justicia: caerá el cuchillo de la ley sobre vuestro mntador!

¡Oh! Si desde la mamda cterna en que os IlaUais nos dirigiérais vuestra voz. á nosotros lo! que en medio de L1S tinieblas buscamos la luz ... ! Pero marchemo5 por esa oscuridad. seguros que la encontrnremoo.

Ya tenemos una verdad. El Sr. Beistegui rué el primer atacado: v.encido ya,

quiere favorecerlo el Sr. Esteva: "iene éste; pero un golpe de reata que sufre en el hombro lo hace volver la carnjentonces es atacado por uno de á pie. y nnlhos cargan: uno le dirige la píedra, que dando en el pecho, lo derriba.

Tenemos otra nrdad: que el Sr. Esteva rué arrastrado por los cabellos á una buena distancia. El llOlllbre ú hombres que lo arrastraron debieron tener toda

la fnerzn necesaria para arrastrar á un hombre. ,le seis pies. que necesariamente había de poner resistencia.~ es decir, hacerse pesado. porque en eso bubia espe­

ranza de alguna salvaeion. Santillan DO pudo arrastrar al Sr. EsteYa_

Ya encontramos 10 que buscamos. Rivera tomó una pistola: otro de los de' pie que atacaron al Sr. Esteva tomó la otra. ¿Y quién fué éste: porque todavia no esplico cómo fueron á dar ambas á la casa de Medina. Yoy á exarr.inarlo JUas y mas.

Concluido el asalto. Medina y Espinosa se retiraron ni Sur: toman en seguida

por el Oestc, ntrnYie8~n los potreros medios entre San BOlja y Narrarle. con di~

rcceion á 11 Piedad, cuyo camino está aliado occidental de Narvarle.

Rivera se detuvo en el mismo 11loaoar del asalto: avanza el carruaje. y R poco

APENDICE. 67 ~~~~~------------~~--~ flespucs, antes del Tinacal, pasa el del caballo tordillo, á. quien el cochero Mesa

designa como uno de Jos agresores y pide auxilio pam que lo aprehendan, á las gentes reullidas en aquel Jugar. Rivera estuvo dUl'ante el asalto montado en el caballo tarmUo, y no se bajó de él. Ri ,'era llegó á la casa ·de 11 cdiDa en el mis~

mo caballo: la amada de MediDa ha dicho que el caballo en que ",iDO Rivera lle­gó muy sudado. ¿Cómo, pU~J vinieron las pistolas á 1'\ casa de Medina? U na trajo Rivera; di la otra? Véalllos todavia sucesos anteriores.

El del caballo tordillo y su compañero de á pie ocuparon el relox del Sr. Beístegui, la pistola que é::!tc tenia y un pañuelo ensangrentado.

Los de á pie que atacaron al Sr. Esteva ocuparon el bejuco, el porta-ruoneda

y Ull pañuelo. Las piez.."ls enumeradas, de uno y otro agredido, son las ÚJJica~

que ellos perdieron: todas se hallaron en la cnsn de Medina, á escepcion del pa­ñuelo ensangrentado que se perdió en los potreros de Narvarte. Luego Eh'era

trajo, ademas de la pistola. el relox del Sr. Beístegui. V éamos por pronta digrcsion esta circunstancia del pllñuelo perdido. Perdió

el pañuelo quien lo lle"'aba: lo perdió en elll1gar que transitó él mismo. El pa­

ñuelo fué quitado al Sr. Beístegui: luego. el que perdió el pañuelo en el lugar

que transitó fué quien atacó al Sr. :Beístegui: luego el que perdió el pañuelo fué

quien ilió el golpe de piedra nI Sr. Beístegui: luego ese mismo fué el matador de dicho señor.

Hemos oido e~ la causa que ~!ediua perdió el pañuelo: luego Medina quitó

la vida al Sr. :Beístegui. Pero el que atacó al Sr. Beístegui fué uno de á pie, y Mediua iba en una ye­

gua. dirá alguno que no se haya convencido con el raciocinio anterior. El que así opine. recuerde que el mismo MediDa ha confesado que se apeó ue la yegua'

porque estaba inútit porque estaba cansada; y aun agrega que la recogió des­

pues del asalto. parada junto al carruaje. El que no se halle convencido, recuerde que uno de 105 s.,lteru:lores, despnes

del asalto quiso que el cochero le diera un caballo, y que otro de los mismos lo

prohibió. Nada mas natural, despues de un triunfo, que recoger despojos. y que se pidiera un re.emplazo, y bueno, en cambio de una yegua que con la fati­

ga de un dia se babia cansado. Puede aaegnrarse ya que Medina estuvo á pie durante el asalto; y removida

ya la dificultad, queda por verdad indudable. que Medina atacó, en compañía

tIel del caballo tordillo, al Sr. Beístegui. Pero yo mismo no puedo esplicar esta duda. Si Santillan, el Charro y Me­

dina estaban ~ pie, ¿cómo uno de á pie ataca por el flanco izquierdo al Sr. Beís­tegui, y otro de á pie ataca al Sr. Esteva por el derecho? ¿Pues qué se hizo del

tercero ... ? Ya lo dijo uno de 108 testigos (creo que Espinosa) que el Charro se

retiró al primer tito. De este modo parece esplieada el enigma. 'Pero no me

68 APENDICE.

satisface, y se aumentn la dificultall á vista de la última declaracion de Mesa, que yo he cnlificado de verdadera, auténtica y única cierta... Dice que tres hom .. hres de ~ caballo. á distancia de treinta varns, le dan el olto:- di.ce que dos de á pie tomaron parte en la agresion. Luego lo~ agresores etan cinco.

Pero dice el mismo cochero, que se vinieron por la derecha, sobre el carruaje. dos de tÍ. caballo, hasta su retaguardia: luego se quedó uno de ñ cabollo en el punto en que se dió el asalto. D~ce "MeaR que los dos de á caballo contramar­charon por ambos flancos y fueron á encontrnr á los de á pie: luego habia dos de á pie. ¿Y quiénes eran estos? Los aCllsddores han dicho: Santillan y el Charro. :Mesa ha dicho: Uno de ú pie viene con uno de tÍ caballo por ~ iz~ quierda: otro de á pie nene con otro de ii ca'>ollo por la derecha: Luego Santi~ lIon vino por ]a izquielc1a, v. g., yel Charro por el lado opuesto. ¿Y qué se hi­zo del de á caballo que se (luedó en el punto del asulto? No importa examinar­lo por <lhom.

El primer tiro fué disparado antes que los uos de á caballo se reurueran con los de tÍ pie: se supone que el Charro era uno; pero como el testigo dice que és­te se retitó, ya el Charro no vino por el :fin.neo derecho con su compañero d~;Í pie: luego quedó en camino uno de á pie: hubo dos en el asalto, y éste no rué el Chano, luego fué otro: quedaban, pues. dos de á caballo y uno ue tÍ. pie. ¿Y cómo se completarán los dos de á pie y los dos de" caballo que sostuvieron el alta? Solamente que revolviera el Charro: luego 1mbo un hombre de ú caballo que no tomó parte alguna en el asalto, y que no vino ni al lugar en que 5e veri­ficaba.

Los de á caballo emn, Riyera, que vino por el costado izquierdo; Medina, que confiesa haberse quedado al frente del carru<lje á distancia de treinta Taras, y Espinosa, que indudablement.e fué el que vino por el derecho. Conque tene­mos en Decion á Sontillan á pie, borno se supone, á "Rivera. y "Espinosa á eatallo, y nos falta uno de á pie. El Charro se habia retirado al primer tiro, y sin em­bargo vinieron por el !rente, con direccion á ambos flancos, dos de á pie. ¿Quién pues rué éste que remplazó nI Charro, que se retiro al primer tiro? Sin duda que, el que estando IÍ. caballo, se habia quedado al frente del coche. ¿Y cómo podria venir á pie estando á caballo? Senor juez; no estaba á cabana, estaba tÍ yegua, y á yegua cansada que no podria entrar en camp.rlia, en yegua que se abnndonó porque estaba inútil, yen yegua que se quedó parada, yen yegua que fué dejada por el que antes la tenía á horcajadas, y en yegua que se recog~ó POI este mismo despues del triunfo, despues que estaba herido de muerte ese hombre benéfico, que á tantos diá 18 vida.

Detengamos el discurso, y no demos término todavia á la discnsion. l;s ne .. cesario buscar mas al criminal, que todavi,'l se oculta entre las sombras l1el mis­terio.

APENDICE. 69

Guiado Y., sr-jjor juez, de Ulln discl'ecion sig-1Jlnr, que yo le be c-Ollfcsndo y con ~llStO r~onOlCO. arl\'irtió V. en la ,'ista de Oj05, y está certificado, que en dIn­do por donde npnrecieron los ue á pie hay una qucurnun. es decir; un lugnr en que fi¡cilmente pueden ocultarse algunos hombres para <lsechnr, Ó en espera de ejecuhrr un movimiento á una señal convenid..'1, presentánclose repentinamente. Es por 10 mismo cierto, que los dos de ~ pie se refugiaron en esn quebrada,

prontos á t>jceutar nn mO\"imiellto ñ la señal acordarla. ¿Y pudo existir esa se­ñal? ¿Pudieron los ngresorcs combinflT un pl:m? Sí. scüort el plan fué asaltar a carretel<l: la s"üa, In yudta de fos ele ÍI ('u{mllo, defi¡ntCS de rodenr In carretela y'"enir hasta In quebrarla. SupSllgnse Sf'a cierta esta conjetma, y di:¡amos que SUlltillan y l'l C:\arm ~;;tahall ol'ulto3 1'11 la (Ilwhrnda. Y cstahrm Cllíllllb 50l!Ó

el primer tiro, porque :::;te s~: d:.spnd cU<lmlo el fIel caballo tordillo pas6 el1trc el Sr. BeÍstegui y el carruaje. Es imluHable ,!ue el CiUlrro se retiró sa1i~ndose de

a quebrnda: couque quedó uno en eUII; 5alen. sin embargo, <los. los que ,-jó el

conductor Mesa reunirse con los de á c<1ha110 y venir nI utaque. Así se ha "e­

riticado que deducido uno ue cinco que,bn cuatro;" y esceptuado el Charro. de

os cinco que se suponen socios en ese momento, quedaron para dar la carga. Riten y Espinosa á caballo, Santillan y ~fedina á pie: así pues, Medina que es­

taba EL pie, 10 estaba porque antes esturo en su yegua. Ya se entenderá fiíciJ­mente cómo vió :Mesa tres hOiHbres de á caballo con uos de fí. p:e, y que no son cinco los snlteadores.

La señora :"I101ino3. menos preocup¡ula y mas discreta que los que yeninn f:D

la carretela, ha dicho la verdad del suceso. Cuatro llOmbres 11O! asallaron, Y yo agrego, ahora lJue ya no se puede dudar, que Rivera fué uno de á caballo que

,:jno por el flanco izquierdü á retaguardia del coche. }~xmninemos nllOl"il. por cuál de ambos \'ino MediDa.

Alguno de los que me escuchan jmg.aTÚ inútil este exiÍmeo: será así pDra él; pero no lo es para mí. qut: debo buscar la '-erdad. tanto mas, que espero hallar­la, para que triunfe In justicia. Sigo, pues.

Primera obsef\'aeiou. Amistad y antiguG conocimiento, y buen troto y de eontlanza tenian entre sí, M-cuina, Rivera, Espinosa y el Charro. Este venia diciendo, cuando la reunioo en Nat1\'ttas, unas Jéc¿1/UU Ó unos conq!IC se diycr­

Ü¡Ul a1lueUos. Esto indica la conthmza ." mni5tad para CO:1 105 otros tres, y las íutimas relaciones de 6stos entre sí. Es HU teorema de que nadie puede dudar.

Ptro es lIlas notable entre Rivera y :Medim1: esto es otra nrdad. Segunda_ El de á pie que atacó ni Sr. Beístcgui vino unido á Rivern: el que

"tacó tÍ dicho señor le dió el golpe de piedra que lo derribó: el que tUYO 1.11

fuerza, debió esceder mueho á. la raquítica y endeble orgnnizacion de SnntilIan: el que atacó al Sr. Deísteglli uebió recojer el pmludo: el que perdió el p:tñue­lo f"n f'I lll.!!:lr por donde se retiró fué quien lo l·CCO~rió. Medina lo perdió en

l'".!:n ;f? T. Y.-IO

70 APENDICE.

los potreros por donde se retiró para la Piedlld: 1ueb'1) l\ledintl C'O~r1Ó el 11;¡ñu~[o

del Sr. Bcístegui: luego Medina atacó á dicho sellor: luego lo <l1neó por el fum·

en izquiel'uo del can-uaje: luego Meruna vino por el fl ... n.cQ izquit'rdo. E.sto 110 me interesa ,\ mi'. no soy su derensor: lo que me importa á mí es decir. y 10 di.

go: Santillmi nQ ,zfnc'; al S,'. Be-flJtegl/i. San tillan. "O r:8 t'lmolorlor del, 8Mior

BefsÚ'gui.

FrfO puedo estar engañado; y prfra salir de este t~Tror aun me falta f)ue ex?omi· nnr algo mas, y descubrir quién es verdndcramcnte el de á pie que vino por el

flanco derecho con Espinosa. En mi opiuion, y por los motivos arriba espresndos, nwcó por I~ste Indo un

llOlDure. que. unido al (Iel izquiel'do, cargó en compañía su:'" nI Sr. E5te~a; i:8

decir, Mcdilla. El Sr. Estenl. ofenllido con el golpe de piedra recibido en pi. pecho, cae á tierra; es mas que probable que la mnno que frncturú eDIl una pie.

tIra aquella robusta frente. derribara con otra á este jÓ\>cu de elevado cnerpo; y

si esto no es verdadero, sí lo es que la mano debió de ser un poe!> UlenOS ,,¡go­

rosa que ~auella. ]~l 8r. Esteva es arrastrado de los cabellos: lDanos bien Yigorosas y una Lue·

na rnusculatunt eran precisas pata esa acciono Estas rnflUOS no pudieron ser las

débiles de Santillanj y ya estamos Yiendo cuánto esceuc :\Iedina :í. el, y tenemo¡

presente al Charro que, por confesion del mismo Mcdina, tiene caei igual esta ...

tura que tl mismo.

Si riles Santillan no puede dar un golpe de piedra como el que sufrió el Sr. ]~steva, ni menos nrrasLrarlo de los cabellos, hd¡o otro qlte lo lliciern: si los qlle

atacaron nI Sr. Esteva lo atacaron rellnido~, unf) era Medina, d ohe nO era Sltn·

tillan; luego fué el Charla: luego no se retiró el Ch<lrro al primer .tiro: luego vi­

no des,le la quebrada con Espiuqsa por el flanco derecho.

Reasumire. Está justificmlo que cuatro hombres, dos en cabnllo y dos de á. pie <lU1CnrOn al carrunje. Iti,""eru y Espinosa estabau á caballo, son dos: Medina y el Churro estahan á pie, ya son cuatro. Sobra uno; t!ste fué Salltill?D, que no

estaba allí: en el lugar del asalto, á. cuya hora transitaba por el C:1n-il cseusaoo

de Nnl"varte, á la casa de Juan Sosa, á dormir ron la tranquilidad de la con·

ciencia.

Paso l' demostr.lTlo.

TERCERA PARTE.

Concluido el asalto, "iene la c~rretela, dobla por su izquierda y se dirige á Narrarte. I~legó á las trancas, ladran los perros, u..'lja el a-dministrador, manda traer ngua: se <la fomentos el Sr. Beístegui, y "Vuelve la carretela tomando cami·

no á México. El administrador, inmeuiatumente que la carrete!.1 u\"anza, \"uel ...

\"C :í L1 haeien(la, ~(}ma dos arlllrlS, se ~llh(' á la nzotellUda, di"para d05 tiro", 'i

APENDICE. 71

tOCA.' 1:'11 seg\iitla la f'nmpana para que se reunan en la hacienda las gentes ,-e­

cinas,

'::;05<1, nI sonido de la campana sale de su casa, dejando en ella á su muger

Hilal'ia 1-'erez, ~- ;Í la umacia de Snntillan (tlsí lo dcclan¡-b: foj. 63): llt'ga ií: 1" lw­

cier;da, ii donde dice q11e se reune con otrns gentes: que se dirige al Tinacn1: que

Ylldn~ para su CLlSa, en donde HegS á las ocho. ¿Cuándo, pues. estuvo fu~ra de

rila? Esto es lo (iue no .:;c {h:duee de la declaracion primera.

En la ::egullda dice, que sale úe su casa luego que oye la campana: llega á fa

hadelid,,: \OC allí ,í l;¡s personas que se llalJiuu reuniuo: oye que se ha concluido

el hecho, '! se vuelve á su easa. Notemos en estas declaraciones, una epinían que no puede so~tellcrsc por In contradiccioll que envuelve.

Si f'S cierto que llegó hnsta el Tinacal, y vió á la carretela ('uaullo iba para la

hacienda, no stllió Sosa de su t3!>a uespncs que SOnó la enropaDa, porque ésta so~

nó dc~pues que }¿l cnrretelu. separ.índc!>e dé la hnciellud, se dirigió fara :México.

Si es cierto que salió de su casa por el sonido ue la cilmpnna, lo es que solo Ue·

gó hasta la lwcicntln. en donde 1mbia gente que se huLiera reunido tambien des·

pues que sonó la campmm, úes}Jues que se retiró para México la cl.lnetela, eJes·

pues que ya habia concluido el hec1lO.

¿Y cmU será la realidad por fin •••• ? Sif,,'1l el exámen de este testigo. Di

en la primera y segunda declnracion, que lUt:go qut: llegó á su casa encontró Santilllllt que ya cl>tnua nllí: que cuando se oyó un tiro por la espahla de ht casa,

t'onvidó á Sanlillan para que lo tlcompañara á \'er 10 que sucediera: que efectin·

mente, salieron ambos y yolvieron.

En la segunda dedaracion (Hce tnmbien que encontró á Santillr.n en 18 cnSll, cuando él volvió: que al salir Sosa, ron IDoti .. ·o del tiro~ no ronvidó tí. Santillan. sino que éste salió diciéndole solamente e~tlls palabras: ramos. Snntillau ha­

bia dicho, que al dmgÍ~ á su cm;a (á 1:1 de SOSl) oyó dos tiros. y (lue pm:uba

por la hacienda á In. hora de la bulla~ ¿Y qué bulla seria esta? Sin duda la

que produjo la llegada. de L.'l cnrretda. n Ntl.cvarte. Sosa, y Sil mnger Hilada

ren~z, unifonnemenle dijeron, que desde que llegó Santillan á la Cllsa no tuvo

con ellos plática ninguna: por ooIlsiguiente, Sallti11D1J supo de la bulla, porque es

cierto que pasaba por In hacicmla al momento en ql.lC estalla reunida ]a gclJte

por la llegada del carruaje.

La muger de Sosa, Hilaria Pelez, dijo en su primera declarncion, que Snnti·

Han llegú á. la casa á poco d~!Jpu('& que salió Sosa ('on n.:otiro de la campana que sonó en la hacienda.

Aquí tenemos una conformidad en ambos testigos en favor de SantiHan: la

manifestaré. 80s1\ sale de su casa Ililra S arrartc. La gente qne estaba re.mida allí le dice: Ya se araóá (0"0, y se \'!lcIve ii su casa y encuentra I¡ Snntillan. 80-

'1:1, pu~ no 3-e detm"o muC'ho, atendido d l'crto tn-ch' {ln~ ~ndnr'l: 3(-a~ tll'lbO,

72 APENDICE. _ro _ cuando él llegó á Nanarte, Santillan lIpgó á. 13 cast!o De e~te modo SC' e!'plil'rl qtl~ llegú i poco que ~alió Sosa con motivo ele]a c:tmpaTl<l. y qm', anlif}l'e ,,·oll'ie·

ra media hora despues, no llegó Santillan media hora dcspues que salió SOSél.

Santillan llega á la casa, sef,'1.m dicen ambos t.cstigos, tranquilo, no ;'I;!itado.

y era preciso que llegara casi anogándose, si hubiera est.ado en t'l a~alto; porque

los testigos de identidad han dicho: Se 1/eCesita que U1I lIomlre ra!f,l ¡f Nll'l'Wa

ahierta por ltn cuarto de Mra, para recorrer el camino mai corto ql1e h¡)y de~de el lugar del asalto basta la cns:t de So.,.'), y media hora r: paso Oprt8lfTflJn. No hay hombre que pueda correr un cuarto de hora á carr~ra abierta. Cuanto mas

corra. al principio menos corren~ desplles. Pero suponóamos qne lnrgo qne ~e concluyó el asalto, Santillan, sin hablar con sus compañeros emprendiera la cnr­rera abierln nI tiempo que marchara el coche. El terreno que éste atravcsó hns­ta. la hacienda, pudo ntrnvesflrlo la carretela en diez minutos. SllpOJlicndo que

viniern á. psao rodado, por traf'r e~feTIUos. En pedir auxilio, rn qUE n~)fiE'TIm

las trancas, en que bajara y llegara el administrador, en q~1C fueran por ti a~un, en que vinieran, en que se diese lo~ fomentos el Sr. Beíst['glli. en que se alistara el !"oIJado que acompañó e] Cfin-upje, en que volviera el ¡ulministraclor :í ]a ha­

cienda, en q1le subiera l'i la azotelmeb, en que disparnge Jos tiros. en que tocara la compana, pasaron sin duda. diel: minutos. l'qr rjemplo,

Se supone que Snntillan habla corrido quiD~: conque tÍ lo::.z cinro minutos despues que p.stu\"iera en eastl de Sosa sonaria la cnmp:ma, y s¡llIlria Sos~; lo conl no es cierto, como no lo es que Santillan ti!corriera el cnmino IDns corto quc h.<'ly dellug'ar del asalto ií su casn~

Pero PllcIo venir á. paso aprcsurado. EntolJces llegó á la casa die~ minutos despues que son61a campann, y diez minutos despues 'Iue Sosa salió de ella; en~ fonces no llegó media hora deilpn/s que éste salió, como elijo Hilaña l\-rez en

su declararían. Y si vino á paso regular, consumiría tres cuartos de born, y Ile~ gnrin (1 In casa treinta y cinco minutos despues que Sos.1. salió de ella: entoncr"..5 lleg6 primero Sosa que SantilIan, 10 que es falso; pues Sosa y su muger han ,li· cha, en dos distinttts ocasiones, que SnntiUp.n vino primero que Sosa.

Se ha visto, pues, .que San tillan IJ..o pudp venir, ni en quince, ni en treintn, ni tU CUnrenL1. y cinco minutos, á la casa (le Sosa, partiendo desde tI lug-ar del asalto, y vino, sin embargoj IUf'go no vino partiendo del lugar del asalto: lue· go no estu\'o en el asalto. ¿Pues" dÓilde se hallaba á L'l sazon ue él? Cami~

naba oora su casa con la tranquilidad de In inocencia. Así suplico á V. se sirva declarnr1o, nmnd.mdo sea puesto en libertad.

APENDIEC.

INFORME EN ESTRADOS

De la út:ta. tr.uera sakl de la sopl'rma rortt" tl~ jUljtidaJ rn lIeftusa de

Ferllando S:mtillau.

se At'TOn.

EL LIC. D. LljIS DE EZETA

Sr en una oc Ins página! tlcllihro de la vidn estuviere fljo el U1om::nto en Gne Snntilian h.1 de b:ljar nI scpu!cro, no pttStlT<Í un inst:nnte solo despues del tiempo scñahulo por la mano del .:\ltís¡mo: tnmbi¡;a será in'\'arinble el modo coa que aca­

be su e:ttslencin. E~tilba escrito en c!c libro eterno que el Dr. D. ~lntí<lS n(!í~· tegui descendiern á la. tumbil herido por el golpe de una piedra. J .. Iega b, hora, murió; y tenemos á nuestta vista alltombre que fué el instrumenta que ejecutó un mandanto inderectible.

Si pues alguno de lo! que están '5cnt,'I(]os en ese tri~tc banco 11a de subir nI pa­tíbulo, ele donde será conducido al sepulcro, pasado e!te acto tremendo; V. E .• ¡¡} prevehirlo, será el instrumento de que el Señor se '-lllga para que ~e complete el número de 109 día! de eu vida. Y como el fallo de V. E. va á apoyarse eu uii defensa, yo tambien ~eré illdrumento; y V. E. y yo re~ponderemos ante el tribu­llal de Dios que nos juzgnnt, como V. E. l"n rí jm:~ar á. Fernando Santillnn.

ProcurelDos, pues, desempeñar el terrible deber que reportamos, con la mirn de no lUerectr un {allo de muerte. El único medio, porque DO hay otro. es pro-­ceJe: en toda jt15ticin; es decir, eXJtwiuar con todo cuidado el proceso que Ee hA

74 APENDICE.

fonnado, lJara rcsoh'ec ~sta cuestion: ¿Estuvo Ó un, en el lugar en que tI Dr.

Beíste~ui filé asaltado, Fernanuo Santilhm? Yo debo ser el primero en lmcer d exÍlmen aquí, como lo fuí en el S<lIOIl de

JI\ Diputacion. Penetrado en conciencia, des¡mes ele una profunda me(litacion,

que San tillan no estm'o en nquellugnr. debí manifestar: Primero: que hubo fal­

sedad por parte de los que aseguraron que SantilJan estuvo en el asalto. Se­gnndo: que Santillau estaba en lugar distinto del (t:'i;lltO. Con notahle trabnjo

pude manifestar las razones dd primer concepto, y no se me concedió t:l'mpo

pam justificar el segundo. Aquí, señor, con la c¡¡lmn, no con la precipitadon; C011 las luces de trt's sabios

é íntegros magistrados, no con la opinion de un hombre; con el acento de la es­

periencin, no con el zelo de otra edad; con la pruuente brevedad de la ley de 6

de Julio, no con la prt"cipitncion peligrosa, iremos buscando la verdad para sal­

var la justicia: tal es el deber del defensor, tal es el de los respetables jueces que

lo escuchan. Tamuien aquí se dará la \-itla ó la muerte.

Cuento. señor, diez y ocho años, en la ffill! honorífica proicsion de nh0frfHlo:

trc!! de agente fiscal uel supremo trihmwl dí; la guerra. y jam:ls 1m 'ienido ¡¡ wis

manos una cama tan esqni"ita, tan c(¡cure y tau difieil, f'1l fin; aunqu.:! lIO por , -Sl, ~ellor.

Causa eu que, mi conciencia me obliga oí decirlo, y muy alto, se ha ido con In

nlo'!idad del rcl:'impngo. ¿Cuál seria el resultado? Lo nIDOS, señor ...... rn c:ldalso: una escurpía!

Pero ú decir verdad, la causa es tan dificil, porque se necesitan muchas, y muchas boras de lccrla~ vara sacar las verdades reconocida~, las verdades dudo­

sas, y lus verdades que ban de venjr en consecuencia. Aquellas verdades en­

vueltas en larguísimas relaciones, sf escapan del entendimiento mas acostumbra­

do á. separar lo útil de 10 superfluo, lo necesario de lo inútiL

He üicho en Jos salones de la Diplltncion, que en esta causa hfly dos fenóme­nos eu sentido opuesto. La pronta, 1-1 uniforme confesion ele Rivera, ~Iedina y Espinosa: sin difieult..1d ban dicho ñ~//()1 cooperado al olJalto. Primer fenóme·

no. Segundo: que Santillan ha dicho: yo no he estado en compañía de estos

hombres en el momento del asalto. Aun hay otra. cosa singular: esos tres hOID4

bres, que no negaron jamas su participio, lum repetido que Santillan es el gefe

de esa reunian. Ya. veis, señor, que la escepcion en la presente causa. comienza de5de su difi­

cultad natural hasta la imposibilidad fisicn de ser justificada. ¿Y por qUl:? Por

la hora del asalto. y por el lugar que debia recorrer Santil1an. Santillnn no ha

dicho "e$tur;~ en. tal parle ti la hora del a8r'llto. Ha dic1lO: Yo r;ú¡e acompañado del Cha.rro halla d can'¡Z esctuado que rrz á }tlan:arü, para dirigirmt á mi calll:

hL Palado por la hacienda: he llt-gado por )in á mi Jwyar.

APENDICE. 75 ..... . .... .. Esta ingenua y verdlldcrtl cOllfesion, J'f!t"eln dl.'s,le luego al jUf'Z 5<lhio y cir­

cUllspecto. que á ~u cargo está el descubrimiento de la verdad; es c.l.c~ir, que él debe justificar la coartada, ó demostrar su falsedllll, y no el leo.

Figurnos, señores, que (Ilé~cis en nn camino, ya ]a noche entrada: que rn un

camino contiguo se perpetrase un delito, que os ¡¡prendiese la justicia y o!s prey

g-uutuse: ¿Dónde estábll.is lí las si(·t:: (~e la noche? ¿Qué rcepOlu[t'rinÍs ... ? Ha~

gamos uua ob~er,..ac.ion. ]~n un pm:hlo, rn México v. g., lmy ('¡Llles, hny g'Hlr~

da~rarole3. huy C1'1!!<lS. y ~obre todo hay relojes que mare.m la hOTIl: 1m bombre,

,le día ó de noche, ú está r.:! una casa, Ó iluJa en la ('oUe, Ú c50tá pnrndo: est~

llOlnbre calcula phluentemente ii donde se hallaha á 111m 1101'<\: pnetle dar seña·

l:!s cIne justifiquen haher t~ta(lo en tal parte: pueue uecir hUi)ta el lugnr, modo y fonna en que se bn!laLn el guarda y su farol: pnede 1l1lm"Ur por seña unu casa

nbicrtn. una ""cntalla qtt~ despida 1HZ, una ('asa en qne se llore un muerto, Ó en

la que se celebra una boda. ¿Y qué señ.'11cs hay e1l UIl conuino? ¿'En un C:tUl;·

no en que !le atrnvie5<J sin luz, un camino ~oljtllri(/? ?\o IJodia ti hombre que Jo ;.ltr:l\-ie5a d..:cir: á tal hora estm'e en tnl parte. PocIria 3:.egurarsc r,n un seuti.

do legal. que en un camino ~OlUO el ql1e suponemos, no hay pnrtes en que estur,

podria suponerse que todo él es una jJ<lrte.

Comllte, si se pregunta iÍ. Santillan dónde eshl\"o ;Í. la hora del asalto, y 8:111· tillnn responde 110 81. ha dicho Ulla nrdnd;. y si rcf:[l0nde. COIllO respomJ((). C(1~

mw.nn.rln pam ",i cu)jo, ha :re5puesto lo Ílnico que podia responder. Y si re~J¡on­

diCTa eH lal parfe fll'l camiuo, responderia una mentira; y \lna mentim jumns se

demuestra. Esta mentira seria la coartada; :u!!í pues. Santillnn no jl1stiñC1lria su

co:trt:ltb. ¿Y S¡mtillan mOrlrin? Sí, señor, moririn, y morilin, dir,l íllguno, por­

qllt! no proM la coartada! ~ convertiria entonces la noble espada ue la ley (':11

el feo puñal del homicida; porque, si d supuesto reo responde que no snbe don­de estuvo á. una hora (lad~ y se ha yi:;to que le es imposible jU8tificn.r la conrta­

da., el reo muere, no porque estuvo en el nsnlto. sino porque le fué impo~ábte eh

todo Si·:.!,¡Jo justificar líl co~rt:ld.'t.

Sílntillnn es ese hombre qne 113 dicho 11'0 &é. Santillan no ha justificado la

coart.'\da, Snntillan debe morir! He .aquí la causn de Santill:m: he nqlú In sentencia que lo condena, ¿l'ueue

ser justa: ¿)Iorir;'i iuoccnh:? Pero no es el tic~po torurria de entrnr á b rus­

ension. Yueh-o al punto lk que me sepan! por un momento.

He djcho que la prc~entc coart.:1da comienza dc~dc tí\. dificultad gcn.!'rica natu·

rul tIc la escepcion. hasta la imposibilidad de jl1o;tificarse la que ha opuesto 8antl.

lIan. y dije una verdad que quiero repetir. Es ~losollltalUente imposiLle á S,ln­

tillanjllstificilr que no estuyo en el lugar del asalto. ¿Era su ueber hacerlo? Xo.

porque name está obligndo ti hacer cosas imposibles.

Yero ya que be tenido t[empo, dcspuc-s de ,·ista L1 cnUS.!l ante el inferior; Ja.

que ~e lwn }Jrndicado n!gii'nns diligen:~tl!; importantes, y qne mis trnhnjos no se

Jwllan llllll pel' haN!l"~ {'spero demostnr que S,mWlan. aL momento en que era

flta('~lb 1;1 t~'rrf'tda se Iinllaba dishmtc r1ellug-nr rIel atJlqUl!. ~:rn" ulltes., d(~ho exnmil1ar uno d~ los dos Ít'..utlumcntos en que d señor juez

infrrior apo~'ó su H·uteucia. l~!l f'l f\\~,{h,:wnto. que el FT. Ve. EstF';::: U1marri dió st'ñns ,le uno de loa

11.g-resor¡>~; f ~ña~ qne d seüor jnC'z Lt did¡o f'oIlvienen á Rantillan. T~as 5E'ñns mal'(':\(bs son: Primern: nnn f':stnluTa h",;.:l. una Mm chica ('mI proporclon al Tl"!.

tI) del (,Herpo, y mny e~11t>dnlmp¡.!~ lns pierna!'! nhicrtn!'l. I.os facultnth·o!l:. nl hlSPp.c{'io!la~·lag piernas {le Sfllltillan y la proporcion de FU

('TIra ('on el Testo <.!f- 1';11 CUf'rpo, nos clirlÍn la renJítlnd; pol'l1horn. bn~ta manifestsr

'lue tres testjg-o~. ó cuatro acaso, examinados espresamelite ;L mi prctt'nsioll. so.-

11Te In ñliacion de José l\Inria Alv.lr.lclo (n) d Charro, uno de )05 que roDcurrie­Ton al he('ho (en mi opinioll) Ó al menos estuvo en el priJ'lcipio, como aseguran

]ns snc~os. ltan (lit·1lO 'unánimemente f¡Ue es llOJnbre cbnp<lrron, Tobu~to, de peleJ

larg-o. ó como dijeron, mec,~I!r1o. y que tiene notablemente abiert.'1s Ja.<¡ piernas de

h rodi la abnjo: lo han cnlitienc10 de CO!f~f)rr.n. ¿Y cnánto no será marcado ~se

hombre, pUf'S que pllJO el Sr. R~te\'a fijnr la ntencion, en UIl05 momentos en qne la rnzon se baIla tan perturbada, y bm prinHla, por decirle) nsí, del discernimiento?

T,c.yes hay y autores, que con~idúran como c<; dehido, este ca~ en que coinci· nen tan estrnordinari¿tlflf!nte cirrulI~t;mcias tan' importrmtes. V. E. posee, y en Cllauto se ]lnecle desear. la ciencia de las' unas y dI:; bs otro:" ~. bs aplirtlT'd con

la se.~uridtld de Sil conciencin. })('ho omitirl'ls. porque:JI l1boÓ'ulo no esta per ..

mititlo citllrlns.

l'uso ahora á examinar este otro punto. g¡ "{1osith'mni.'nte ~antilhlU camina ..

1,a para la casa de Sosa, ¿si se hapaba distante'ud Jug'JT del asalto? Hablo siem~

pre de la conrtnrla. Si bien Santillnn no ha flicho f'spresameute e~trt~ tÍ la llOf'll delolfllto ni 1M

otra lJflrte. porque no podia c1edrlo. vorqne todos ignoran en este. cnso la hora

del relox; se ha introducido el único funrlamento de la ('(),n-tada qne puede preo !:ientar todo homhre que (lice la \'"fm1...1.d; esto es., las señales. por lo~ hec1\os r¡\1.~

aC'ontecian jnDto ti nn lugar conocido y positivo. ¿EA qué Si! o~up6 'Od., le ha

llregunt..'1.do el jl.lcz.,.elltre aü>te y oeúo <le la fLOCkt? Ha respncsto-: Al iT77J! pnTIJ

mi efua /le pasndo por la úacie1l(Ja de l'tfJTr:arte, tÍ la tJazon 'fUe habia !)/(llfl; c~ rlP­cir, rcunion <le ~ente.

llicn S~ ve que rn huho que f'"L1minar si ¿pudo ó no SantiUan ('~tar en UII lu~

~r 91 momento en. que pasaba. en Narvarte un hrcho 1'"erdn(lcróJ Se {lebió pre--­guntar, para buscar la verdad: ¿De qué punto partió vd. para pasar por Nar·

\'art.e? ¿qué ruta trajo? ¿á. qué paso vin:. vd? &c.

E:ito ítltimo principaliuente, no cónsta de una manera precisa; pero el esámen'

Al'ENDICE. 77

ha de s:~t sobre In. mi!5ma confesion del reo, cuyO!~ lnovimienl;)!I, camimm(lo, cs· wn ::sujetos á un dlculo que produce verdades tis¡ca~ endentes.

Tiene otra parte L, coartada, íntimamente vinculada con In anterior; .v es. {j1w

Santillau llegó á la C<lsa de Sosa despues del asalto, y uesplles (Ine Sosa saliú de casa para presentarse en el Til1.acal :! dar el auxilio ó pre .. 'eneion que imponin la campana de alarma, tañida por el administratlor de la hucienda. Esa parte d~ la cD.1rtada eshi plenamente justifir,aun, por oonff'Slon .de Sosa y de su lllUgt'1

llilaria. Peret. Santillau llegó por fin á casa de Sosa. Así pues, la euestiol'l ha sid.o y es ahorn esta: -¿Pudo estar ó UD SantiUan en

el lugar del asalt~ dedll~ido el tiempo que taruó en lle¡;ar á Nurvmte y {'I inycr. tiJa en llegar á 1" casa ue ~OS1\? Vamo~.t examinarlo.

Pero nle ocurre ulla reflexion que no a,eho omitir. El ímico medio con qu~ se justifica la coartada es la. pmeba testimonial: esto e~, se necesita. que do'3 tes~

tigos digan que tal persona se hallaba á. tal hora en tallugaf'. Pregunto abora:

8antilian. anúando en un camino solo, que nndie trnnsitab;¡, en hom que nadie

'Pudiera tr'lllsitar. ¿tuvo testigos que 10 yjenn? Todo el qae me escuche dirá:

~o tuco testigo&; pero ya diré ;Í. loda el que me escuche, que tuvo testigos. y tes~ tigos que no puedell mentir; testigos que dicen }3 verdad luego que se les pre· gunta. ¿Y quiénes son los t.estigos? Lo~ testigos son las varas que anda y los uunutos que emplea: un hombre qtte atraviesa tUl caruina uo and;l m;1.i varlls

IJue las que liene el camino, ni emplea ums minutos que los que se emplean' ('1\

¡¡ullar el camino. Y las Yllm!S del camino, y los minutos del tit,>mpo son tan in­

lnutables como el Dios que los crió: y las \'nrn~ qrlC el hombre ha (le (¡TIfIar y los

llúnuto.i -que ba de tmplear, son lo"! dias de vida uel hamure: y la vida del hom~

bre lID ha de pas.1r 111 un milíDwtro de las varns en que 1m tic morir ni de los

ntillutos que ha. de empIcar...... Una sola cosa. se ha concedido ill hombre, an­dar ni3-., Ó ruenos apri:m; pero el tiClllp'O es invariable. eOIllQ Dios es Dios inva­l:iuhle. • ... Son, pues, los minutos del tiempo, la medida. línica de las opcracio­!¡es lisicas <ld hombre; y éstos son los testigos que Snulil1an na cit.ulo;¡} decir.

"l'Htre siete y "Ocho ~le 1.:1. nocbe del 2 de J.lar-tO l\le retiré á mi albcrg-ue:'

Obligaciol\ es del jllez examinar los testigos ciuC el re() preseuta oponien­

,lu 1,\ e~t'pdOlt. (le lti coartwla; y el juez que tenia e~te delJer no los ba in­

terrogado, porqu~ el modo tIe interrogarlos era medir las mnls que &:mtiIbu ae~ hiera andar desde rl tllgnr tld asalto hasta la CR::¡a de Sosa R. CjUC Ut'g¡). Yo he pedido qu.e S<! mill'lIl l1s vara:; que median pr(>l"i~mcnte de f·~te lugur á la {'asa.

de Sosa ..... el juez ba msn<l1Jo que se haga. n juez se ha contentado cou que se midiera la distaHei:l que hay ;id lugar del

¡¡$¿¡lto al TiTlcu'<ll, (llIe no es la casa de S05a. Oid. st"ñor, la "i~ta de ojos pr-ac­

tj('í\da el 11 ue Mano, y \'('r{~is que yo no miento. Se dice que se midieron ·>;33 l""nrJ.S, y no rueron medidíls á presencia dd juez, porrlue el señor jllCZ no se

l'urE 3.' T. ~·.-Il

78 APENDICE.

ha separado del coche en que fué; porque el señor juez mandó al administrador

de Narvarte que se midieran: porque el administrado: de Narvarte manda á. unos

dependientes que laS' midieran....... Porque el administrador rujo en ese acto

terrible, que habian sido medidas 839 varas; porque dicho ntlministrador me ha

dicho á mi despues 00 juro delante de Dios) que esta medida se hizo COn reatas de lazar....... Lea V. E., señor, la sentencia, y verá con asombro que su fun­

damento es que el asalto fin. siao á 800 varas distantes Dlas del Tioacal .....

¿Por qué, señor, el que ha medido 839 me suprime 39? ¿Por qué se desfi­guran los hechos positivos ..... ? ¿Pues qué. ¡jO segundos que casi importan 41 varas, son tan despreciables cuando se trata de la vida de un hombre, imágen de Dios? d-Tiene el juez facultad para asegurar, al momento de sentenciar, de des­figurar los hechos, reducir las medidas, y presentar como fundamento de la jus.

tieia con que sentencia, un hecho falso yageno de la verdad que habia certifica ..

do? ¿Y puede ser valedera. señor. una sentencia que tiene por fundamento una

falsedad ..... ? Perdonad. señor. .. ... soy defensor de nn hombre cuya inocen·

cia es parn mí un axioma, un dogma de fe. Empeño muy loable y muy justo

ha habido POI parte del juez. y aun por p!U'te del señor fiscal. para el pronto término de una causa, en que se examina un hecho que con justicia horrorizó aun

ámí mismo. Yo no debo tener menor empeño e11 presentar tÍ V. E.la verdad;

porque la verdad dictará á V. E. la sentencia ju,ta. V. E. Jijará el destino de Santillan, como Dios fijará el destino de V. E. al juzgarlo ....... Se trata, señor,

de que nn hombre viva, ó muera en un cadalso... .. • Ya veo que en este lugar

pasa un hecho. que empieza aquí y va á terminar en la eternidad; y yo no quie­

ro llevar ante Dios, ni debo, una responsabilidad que me merezca la muerte eterna. . . • En diez y Dcha años que cuento de abogado, es el primer reo de

muerte á quien ciefiendo¡ y Dio, sabe por qué ha decretado que yo defienda á Fernando Santillan. á quien todas las apariencias condenan. y á quien yo juzgo

inocente del enmen que se le imputa, é indigno de que su cabeza baje exánime

al golpe de la mnscaclil. 1 de que siendo cadá'fer se ampute su mano diestra para

colocarla en la punta de una escarpia infame. El buen abogado, señor, es el can

á quien se ha confiado por la Providencia la. defensa del sagrado templo de la justicia. Yo ladraré muy alto. para que la gente buena me escuche y me auxi­

lie. é impida la profanacioR del templo ......

Vamos á examinar si pudo estar Santillan" en el lugar del asalto, deducido el tiempo que debió emplear en llegar á. la casa de Sosa. Para ello es preciso u .. ber. que esta casa dista de aquel lugar 1440 varas. que en carrera, si es posible

sostenerla, se vencen en 8 minut.os y 30 segundos: á pa..<:.O veloz en lO. y á pa..~ natural en 17.

Desde luego es una verdad muy cierta, que en esta lIlllteria son por demas ks @'''e5, por damas 1'05 autores juristas. El cordel y el cronometro del agriDlen-

APENDICE. 79

~or: la regla y el cODlpás uel geómetra: las ecuaciones de la álgebra: L15 opera­

/'iones de la aritmétic.,: todo rsto, con presencia del plano y de los sucesos del

:ltaque, consignados en un cróquls, sou los únicos l!1\"c!iOli para encontrar la in­

rógnita que se desea.

Por lo mismo presentaré á la "ista de Y. E. operaciones materiales, porque material es la yerdad.que se bus('CI.

El tiempo y las medidas, son la regla im'nnable de las operaciones fisÍcas del

bombrf'; y los hl~arcs lejf\llos. y los hechos pasados, se retratan, se repiten y se ¡'ccuerdun por las líneas del dibujante. No hemos de buscür las horas del relox

en que pasaron los 1lccho5 para examinar: hemos de fijar hora de tiempo ('Il que un herho comienza, pura comparar con otro hecho que pueda ser nnterior, conco­

Dlitant('~ ó posterior nI primero.

La materia es ilifi.:-il por sí, y oscura por deslIsaua. Procuraré, con el auxilio

Ilivino. y con la Lenignidarl del auditori'), pre~wntarb como la he analizado en

nus meditaciones. Sentemos, pues, algunas bfl~CS seguras: bc.ses análogas á una

materin que toda está. reducida á un hecho fisico. Estas bases no se encuentran

ru las leyes ni en su.s comentadores, ni en los doctrineros del derecho.

La nSlc3 las contiene, y son cOIJOridas de lluj('j) ha c<ótndiado ," 110 ha ohidado

t'sa ciencia. Hepitámoslas.

Primera base.-En un minuto vence nn hombre, á paso natural ..

A paso veloz ............... . ..... ...... . ........... .

_1\. calTera abierta ........................................................ .

83 varos.

112 idem.

166 idem.

Un caballo vence en un minuto, á paso regular, y yendo enfrenado, ensillado

y montado ......... '.. ... ...... ...... ... ... ........ 166 Yar .. .

A carrera, el duplo, y en 30 segundos .... ,................ 832 idem.

Segunda base-Dos caballos unidO)~ á Ulla can-etela ligera, combinada la fuer­

za de aquellos con el peso de ésta. wncen llor minuto el doble de un caballo so·

lo: andaD pues. ...... ... ......... ............... 882 ''s.

Tercera base.-Cuando un hombre ele á pie vence ...... .

Vencern el de á ('."lballo ..

Cuando el primero renza . El segundo ·H'ncen ..... .

83 \"s.

166 id. 166 id. 332 id.

Siempre, pues, el de :í pÍf~ va atrás, y autes que d de á caballo una cnrretela.

Por lo mismo ddX'UJos comen7.ar figurando unn boro f'n que la carretela hnya

"ido detf'nifla. r.ste es un punto central de dondE' partirán todas las opf'rJ.cio~ nr'5. Rf'pito qUf' no quiero. ni f\(>bo, ni plU'do S:tIWT la hora dd Telox en que

80 APENDICE.

fué detenida nqueUn; pero sí puedo saber indudablemente fa distancia á que 8~ encontraban carretela y hombres, (OutlIldo éstos f'mprt'udieron ~u marc!u\ sobre

ella. bnjo el unto justitie.auo tIe que ,'inieron tÍ cam:rs: pueoo mnrrar precisa~

mente la distancia que 113y del lugar del asalto al punto en qHe los hombre~ con­tramarchaFOJI, como TOy IÍ. hacerlo.

Primera proposicion. __ llo! cuerpos que se mueven hácin sí, cuando tienen igual velocidad se reunen en el eentro de ]a distancia que los sepnra. La dis~ tan~ es la' suma de la velocidad de ambos, tomada- en el centro. Ejcmplo.--Un

hombre vence en nn minnto 83 vams. Se reunirá con otro en medio minuto '! á 411 varas. Un caballo tÍ. carrera nnce 832 en medio minuto. ena c:Jm:tela.

"ence 332 en un minuto. y 166 ,'ams en un segun<h. Conque la cnrrctf!b ha

de ser detenida á 166 varas despues que los hombres couieron sobrecHa. Los

hombres han corriJo ..................................................... 332· Yaras.

que unidas á las anteriores.......................... ............ ...... ] 66 ---

dan por distancia, al tiempo de correr aquellos (a) ................... . 498 varas.

Segunda proposicion 1 .. 08 hombres de á caballo pasaron por ellugnr en que

la carretela fué detenida, dos minutos antes; porque un cabal¡o, en paso regu­

lar, 'vence ]66 varas por minuto; y por consecuencia, en dos nncerá el doble;

esto es, 332.

Tercera proposicion. Los hombres ele á caballo detuvieron la carretela á dos

minutos y treinta segundos despues, porque distaban de ella 332 varas: éstas se

vencen á carrera en medio minuto, que unidos á los dos que habían transcun'ÍdOj

son Jos dos minutos y treinta segunuos cspresados.

Conque plantearemos la operacian de este modo: !I~. Cuart~ ~'~~

Momento en que la carre'tela ~ vista.................. x +- t +- ] 2

Será el del asalto....................................... x +- ~ +- 12+30 seg. Momento en que llega despuesdeI asalto á Narvarte~

suponiendo que durase 3 minutos ...... _ ........... 2 x +- t +- 13+30 id. Pregunta. }~l hombre que en esta hora llegara á Nnrvarle, á paso regular1

¿á qué distancia se hal1aria el momento que la ca:rreteL1 rué detenida?

Respuesta. Al producto de 83 VS. por 6 minntos que pasaron, desde que la

carretela fué detenida hasta que tocara en Narrarle .............. oo. 83

6

Es decir á ............................................................. . 49. varas

707 antes de Narvarte. Y como esta finca dista dellugnr elel asalto:.; .. ,;. . ...;.;;.;..._ Es indudable que nI momento de ser detenida b carretela Santt~

nan distaba del asalto ..... ~ .... _ ........................................ . 20~ varas.

(a) Véase el plano número 1

APENDICE. 81

r {'Q~O para n~ncer esa distanei¡¡ ~(" empkltrl 2 mimd os \' 30 sr~llndo5. t'<i

tmnhie-r. indudable qlle Santillan 1mbla pa!'l(H]o pOl' c11llgar a;1 ToLo, :? llliuuto':o

30 Sf'gundos antes de que la carretela fuera dt'tenidn.

OhserracÍon. Espinosa y Rivera dijeron, que concluido 'el aS:llto Simtillnll [ué

rorriendíl para Natívitast por el mismo camino por donde vinieron tOd05; es de­

cir, en direccion opuesta á NarTarte. Luego no vino por el camino e~cusudo;

Juego tmnó otra; pues cU31quiera otro qrre toman! para presentarse por el Sur de la fi!:ta. es escesl vamente mayor qlle el del carril, y es imp0!5ible que llegnra

á la hora de la bulla.

Ob~e:racion segunda. Se (!irá que eorriS tanto cuanta llecC'sitalm par:! llf'g.1T siquiern ~ la entrada del carril de NatÍ\'Ítas y yolver. pnra estar junto á NarYilI'­

te: se <Irá que no se fué por Natívitn,>. sino que concluido el nsalto, en el mis­mo momento se loino para Narrane.

La ¡¡istaucia que bay delll1gar del asalto á Narval"te. surón~rtsc ser de 77-!

mras. Para andarlas á paso regular se necesitan nueve minutas. Se ha pro­

bado queo estaban á 2 x + O + 6 minutos; conque se ba detfniJo tres: luego

no &alió del asalto al momento mismo que marchó la carretela: luego no lino por

el carril ele i{arvane: luego se rué por Natlvitas. ¡Señor! tnntas contradiccio­

nes .son el forzoso resultado de que no hn estauo la Hrdad en los l¡¡hios ue quien

dijo: Itrnando Santillalllué -uno dr> l.(J' Il'te osaltaron la ('(l"llfla In IJll.f "enia el Sr. ]emegui.

Pero hagamos otras reflexio,nes, para prevenir 10,13 argumentos, qtle solo pueoe inspirar la ignorancia de la fisir8.

Esta enseña que el hombre, en los tres pasos con que puede atra\·esar un <'1)­

mino, tiene la mitad de velocidad, de resistencia y de fuena que el caballo.

Se ha dicho ya antes la diferencia en cuanto á In \'elocidad en la mnrcha. En

cuanto á la resistencia, es una verdad, y verdad que se percibe por todos 105

~ntido5, que la resistencia menor de UD caballo pnra corrt'r. le da ,,-¡gor en SOO

varas, y la mayor en 600; no rorque todo caballo tenga resistencia 11ara correr

600,a."'as, sino porque los caballos, unos se mueven con mas ligereza que otros.

Es deci:', que en un tiempo dado, un caballo ]lega mas ante~ al término que otro~

~i aquel tiene mas velocidad. Esto se entiende con el movimiento de dos cuer­

pos inanimados que tienen diversa elasticidad: despáchense en una mesa de bi­

llar UD~ bola de marfil y una de hule, ésta chocará. primero sobre la baranda que

aquell:¡, porque es mayor la ewsticidad del hule que del marfil. l.a ,¡alencia del caballo es su elasticidad: por esO bay caballos mas lijeros que

otros. El hombre tambien tiene su elastici(lad y su violencia; y entre los hom­

bres uno es mas ligero que otro. pero los hombres todos están sujetos al efecto­

net'tSano de las af("cciones fisicas; lo- mismo qm' Jos ('ab(\Hos, porqm' unos y otros.

l-()n seres sen!JiL!es que padecen. Un caLaUo tiene ff"sistencia ñsica para coner

!Oolo un minut.o, po~ado él. mariria si coniera otro. J:1 hombre, pue:;, puede C'or­

rer h-einta segundos. y si se le obliga ii (Iue corrn sCi;cnla, este hombre está en

peligro de sofocarse: por eso es cierto, y pllrcce pamdoja aquel principio fisico

que dicr: "Cuanto mas corra 1m hombre, meDOS llegará á UD punto que dista,

300 l"nra~ por ('jemplo." Y aun cuantIo rorro su término, no puede continunr

ni á pnso regular, porque la fatiga ;:nterior lo obliga á. marchar con lentitud.

~Cuánto no C:3 de aumirar que el seüoy juez haya prcguntmlo en la vista de ojos

á los testigos de a<;i,¡tf'ncin, en cu·ínto t.icmiJo se atrnvesarian dos mil varas por

un llOmbre Ú ,'arrt'"I'a abierta! l'lH~~ qw~, ¿cs posible que hnya hombre que corra

:í. Cílrrern obicrta uoec minutos y treinta sf'gnndo¡.:? ¿Es posible que haya hom­

hre que quede con vida despues de corr~r dos mil nuas?

De ningun caballo se h3 aiJo que corra mil "urasj y un hombre habia de cor­

rer l'l doble! Cll1m¡}o yo l'eo cu los libros ile los twtuT.llist:ls est~1s nnbdes. y

leo la sentencia del $r. Contreras, veo la diferencia entre el profundo legistn y el

tisiro. El juez d~be reunir los conocimientos di! amho~.

Si le falta nno de! los dos, ó falL" contra la ley, ó discune contra la verdad: en

uno y en otro casa ha sido ofendida. la justicia, porque la justicia es el resultado

de la nplicarian discreta de la ley ú. un hecho positivo, cierto y verdadero. Se­

ñor, lo diré con todo el respeto que dt:bo á V. E.: El cursante de fisica sino bur-

lara esa pregunta, d;ria ...... Eso lIO consta en mis libros, eso se opone á lo que

enseña la -fi.,iCflj y la lisien es la ciencia de los verdades, como la causa que rxa­

minamos es la reunion de las equivocnciones.

_\ un punto dado puede llegarse por tres caminos: el medio, el mn~ corto que

\{ste y rJ mayor. Esta propo~ici6n equivale á esta otra: Un camino se puede

anuar á pfl~O Yelo7., !'t paso reguhn y á carrero. La carrera es el camino mas

corto, el veloz es el medio, y el natnml el mayor. J.,uego un camino se puede

ündar parte á carrera, parte á pn!lo \Tloz y parte al natnr.u .

• \pliquemos esta regla el la prártica. Corra el hombre ...

Ande á paso veloz.

Ande tÍ paso natllr'IL.

Suma ..

2 m. y 332 vs. 4 y 448

II Y 913

17 ID. 1693 >S.

Rnpóngn:;e qH~ Santilbn f"'O e~te hombre, y que sale en el momento que la

('arretela parte para Sarvarle; que ~e dirija tí. cas.'\ de Sosa, y que :mUa á los tres

pasos & su vez: conque anJará en 17 minutos ..... , ................. 1693 J..a casa dí' Sosa dista..... .......... ... ... ............... ......... ...... 1441

J.Hl'gO anduvo do!cienta!J C'Uannta y ~is Vllras nlB$ .•••••

APENDICE. B3

que las que tenia el caminu. r adviértase, que no hny cosa mus natural eu un

hombre que ha herido ó rO:JaJo á otro, luego qne se separa delluf,'1lr, que cor­

rer primero, ir á paso \'eIaz des pues, y continuar en seguida á lJ3:;0 natural Son

las tres situaciones morales despues de cometer un crímen: -el temor, la duda y la confianza de no ser descubierto. Se corre por temo!, se \"a ti prisa por duda

y se marcha á paso regular cuanuo se est:l sf'guro, porque se juzga uno

libre.

Otra observacioD.. Si pues se supone que Santillan, despues de baber es­tado en el asalto, parte del lugar al momento que tambien marcha la carretela, ~.

que él se dirige por el carril á CU5a de Sosa, es preciso que pase por Xarvarte.

que es el punto medio del camino ti la misma casa. Y si la carreteL.'L l1ega, Y.

g., & las 7 y 6 minutos, y allí la encuentra Santillan, es cielto que mientras éste

vino por el carril & la izquierda, la carretela "ino por el camino del frenu-, flan­

queó por la izquierda para tocar en bs trancas de Nan·arle adonde llegó. Este es el lugar oportuno de hacer observaciones para descubrir la verdau.

He oiclo que CrescencÍo Mesa, el coudnctor de la carretela, dijo que el asalto

duró media hora: he oido que el Sr. Esteva lo redujo á un cuarteo ¡Qué cier­

ta es que las impresiones que causa un asalto hacen trastornar las verdadesl

Nunca debió preguntarse tal cosa, porque cualquier cosa que sea ~e puede saber

sin preguntar, y no hay .necesidad de preguntm- lo que se debe sabt'r. Hay un

medio infalible para fijar la verdad. El medio es una sencilla operacion de arit­

mética, y es la siguiente.

Se ha probado que los hombres de á caballo detuvieron la carretela, viniendo

en carrera, á dos minutos y treinta segundos despues de huber pasado pOI el punto del asalto; esto es. hallándose á. 332 varas lejos de el: está probado que

emplearon treinta segundos ~n repasar el camino. Así pues, diremo~:

Sea la hora en que pasaron ...................•.................. ' ... 6 t 13

Se aumentan los treinta segundas empleados en repasar, son... 6 t 13 30

L. carretela ha llegado á la........................................ 7 6 O

Hay que disminuir: es la diferencia siete minutos 30 ~egundos. 7 30

Estos. distribuidos en 1130 vardS, á Talan de 332 por minuto,

que anda la carretela, se reducen en ............................. ' ... 3 30

Deducidos de los 7 30 anteriores, nos dan 4 minuto! de dife-rencia. ......... ............................................................ 4 00

El asalto fué á las seis~ tres cuartos, trece minutos, 30 seg ...... 6 j Y aumentados los tres minutos anteriores ....................... .

tenemos que la carretela llegó á Narvarte á la5 ................ =.-7

13 30 3 00 1 3Q

84 APENDICE.

1';1 asalto ha duraúo dOd miuutos treinta segundos, y no mas ni menos. aun ..

(¡ue digan 10 coutrario dos te-stigos presenciales: así como es' cierto que la carrE_

la soto ha ílllllnJo 1130 varas y 6 minutos. Los testigos son creídos porque di~

g-au la. YerdaJ, y no puede ser verdad que durara. el asalto ni siete minutos, por ..

<¡ue nI empezar d primer. minuto ya Rivera y sarios habrian avanzado 8-1-3 va ..

r:1S~ y habrían entrado al camino de la Piedad. y no habrían visto la carretela, y HO L1. habrian detenido, y no e5t:nrian hoy aquí estos hombres mil 'f"Cces desven­

turados. Por lo mismo, es e,iuellte que el juez que tomara por base, para juz­

gar á Santillnn, y para decir que no justificó la coartada, la declaracion de uno

ele aquellos testigos, tomaria una base falsa, falsísima. 1'0 sí debí preguntada,

para formar el argumento único, ineontestabh:. para justifiear 1'\ coart.1da; y si yo

tomo esa b:lsc. y tomo el hípis y el papel, prol..Il\ré con evidencia matemática que

la carretela pasó por un lugar mucho antes que Rivera y sus compaiieros.

Pero vuelvo á mi propósito; y repito que Santillan y la carretela llegaron ca:H

juntos á Narvarte. Cosnta que el nJministraclor, escitado por el ruido de ella

salió de la finca, vino basta las trancas. que distan setenta y uos varas; que sa~

bedor de lo sucedido, ofreció auxilio al Sr. Beístegui: que este señor solo exigió

un poco de agua: que vino ésta, que se fomentó él, que se subió al pescante un hombre que dispuso el administrad,)r para que acompañara la carretela: que ':sh

se voh'ió á México y el mlministrador volvió á casa: que tom<) dos armas de fue­

~I"(): que subió á. la azotebuela: que disparó UDa en pos de otra, con algun inter­

.alo, y en seguid., tocó la campana para reuuion. Consta que pasaron cinco

minutos; y cons1..1, ponlue advertido el allministrador por mí del t~rror que co·

metió cuando declaró ante Y. E. que la curretela habia pernianecido en las tr,u:­

cas por un cuarto de hora; y que )tabia andado á paso \'eloz set~llta y dO:i val'a~

en tres minutos, y que habian pnsado ocho minutos mas hasta que toe;'; la cam·

pana, advertído tligo. este hombre honrado, y conociendo el inrnen;jo error co­

metido, tomó su relox; repitió cuanto hizo en aquella DO<':be fatal; y ,-i-i que solo

habian pasado cinco minutos desde que se volvió de las trucas hasta que tocó la

campoua. ~\sí lo ha manifes1..ulo á V. E •• así está jmitificado en la causa·

Suena. pue~, la campana, y sale Sosa de su casa á las 7 11. ¿DúI~de ,estaba entonces Santillun á quieu dejamoi en Narvarle:

Itespoudo: á cinco minutos adelante, y á 415 varas t1istante ya de ~arYarll.,"

y le faltan 215 para llegar á 1..'\ casa de Sosa. porque de Nnrvarte á esta rasa

hay setecientas varas. Doscicutas quince varas le Caltan y tres miIl1.tos. Las

vence y los emplea; y 1I('~ á las siete y trece minutos; es decir. ,í ]101'0 de8puel,

como dijo Hilarla Percz~ do que Sosa saliera de la casa, de la cual salió ¡~ las

~iete y once minutos.

Ya \--eisJ E. S" que hubo testigo~, y cuat(fJ tc!;>tigos infalibles; In:; laras d€1

APENDlCE. 85

camino, los minutos del tiempo, 1'\ llegada de la carretela á las r.meas de ~ar.

\"ll.rte, y la salida de Sosa de su casa. Ya yeis, señor, que yo los. he interroga.

do, y que ellos han dicho la verdad; y que les he pregUntauo, y edos han con­

testado en su idioma. El idioma ha sido el cordel y ·el cronómetro del agri.

memor, la regla y el compás del geómetra. las ecuariones de álgebra) las opera­ciones de la aritmética .,. las líneas del dibujante. conque se han formado esos

planos, que debí traer para ser entendido de ,r. E. Y del púbUco que me ka pres­tado su benevolencia.

El fundamento ha de ser la Yerdad de los hechos: csta verdad es la declara­

cion de Sosa, porque COll ella se esplican todos los sucesos con fucilídad. no con

violencia. Santillan y el Charro vinieron juntos desde San Andrés hasta Natí.

vi'tas: en este punto fueron alcanzados por Rivera, Medina y Espinosa, que I)i­guieron sin detenerse, y avanzaron dejándolos atrás: todos á su vez han marcha· do ¡Í, paso regular. Santillan yel Charro se han separado á la entrada del car­ril, por el cual se entró Santillan: el Charro a\'anzó húcia el Tinacal.

Cunndo éste (el Charro) distaba 166 varas del lugar del asalto, Rivera y so­

cios distaban 332.

A 166 varas menos encontraron nI Churro: aquí' !e reunieron y cargaron so­

Lre la curretela. Esta fué detenida á. las 6 t 13 30.

Santillan estaba á esa misma hora á. 207 varas distante del lugar del asalto

Los dos minutos treinta segundos que pnsaron. y los que empleó la carretela.

en caminar á Narvarte, es el tiempo que e~pleó Santillan para llegar á Narvar­

te, á donde llegó casi al mismo tiempo. V. E. tendrá á 11 vista, porque yo lo

dejo eu la: secrrtaria. el itillerario de calla uno de los procesados

¡Cómo no se habia de cumplir la profecía del único que siempre dijo la verdad

cu el mundo! Lo ocultO.Be de8C1lbrirá:" lo ignorado 8e ,aorá. dijo Jesucristo, qui­zá en este mismo dia, 1852 años antes. Si es cierto que el crímen, por oculto

que sea, deja un rd.stro por el que se le ya en poz, se le descubre y se le cnstig<l;

blllbicn es cierto que hay un rastro para descubrir nI inocente. Este rastro ha

siJo la llegada de San tillan á la casa de Sosa: la ingenua confesion de la senci·

lla esposa de éste, Hilaria Perez. .

Santillan es inocente, SCÜOl"j y si baja al sepulcro, se completanm los mas de

su vida; pero Santillan no estuvo en el lugar del asalto: no atacó al Dr. Beíste-­

gtll: no ~OTed.ió al Sr.- Esteva. Otros hombres infelices y desventurados, y de!)­

graciados sin término~ han asaltado la earretela que conduela Clescencio ~Iesa

en la prima. noche del 2 de "Marzo de 1852. Así estaba escrito en cllibro del

l¡:tcrno: ndoremos sus designios.

¡('¡:;¡nto lUf' ronIDue,'e la pre~cntc situnrion des"cnturada ue c~tos hombres

[' .. , , , "." 'r_ \".-12

hermanos mios~ Yo, señor, los he aeriminado, revelando la veruml de los he­chos: yo les pido que me perdonen, como yo pido á DiOi3 que los perdone. V.

E. representa aquí, en este momento, á ese mismo Dios; y me oirá V. B., por­

que todavia es el tiempo de que escuche.

Me temo, señor, que el juez inferior ha sido víctim<l, porque es hombre de

uoa preocupacion en favor de la justicia: temo haya sido escesivo su zelo: veo

que puede haber precedido una precipitacion.

¡Cuánta difelcncia nG lmy entre estos desventurados y entre los homidda3 l1~ D. Juan de Dios Cañedo! Aquellos no serian despert.1dos en la mitad de su

sueño para oir su sentencia de muerte: aquellos no bajaron amputadas sus ma­

nos al sepulcro •••• Estos hombres, señor, en mi humilde opinion, no son re9s

de muerte, porque no quisieron quitar la vida á nadie. Perdan, pues, señor,

cuanto se pueda, porque no supieron lo que hicieron. Vayan en hora buena á. pagar su delito en un lugar solitario, atados á. L1. cadena, sin arbitrio en los ge­fes para su alivio y soltura; pero no veamos el horrible aparato de un desali­ñado tablado y una homole escarpia. La justicia y la humanidad est~ deman­

dando de V. E. la enmienda de esa sentencia, cuyas palabras, una por una, han

hecho saltar aun á duros corazones. Libert..'\d para Santillaa, señor, y presidio

para los demas, es lo que pido de V. E. en el tiempo santo qlle se acel'C<!..

/

APENDICE. 87

INFORME SEGUNDO

E. "Irodo" dt l. ter.era Elma. Sala de la s.prema •• rte de justicia, en defe.s3 de 'ernando S •• tillan.

St~ At:TOR

EL LIC. D. LUIS DE EZETA.

P R.lCTICADQ el reconocimiento y medida del terreno en que se verificó el

asalto nI Sr. Beístegui. ha resultado una diferencia re.specto de la que yo presen­

té á V. E.j porque cuando yo medí 1447 varas dellllgar del asalto á la C<lsa de

Sosa, el perito ha encontrado 1416; esto f'..!3, 31 menos. Así como respecto de

la distancia. á Nan"arte yo daba 707. Y el perito nos ofrece G30; y tambien es

diversa la distancL.1. por el camino recto carretero á Nan'arte, supuesto que solo

hay 1076 varas, y yo presentaba U30. Tengo, señor, el placer, de h.allar~ justificada la inocencia de mi cliente, por quedar mejor demostrada con los da­

tos positivos del Sr. Gargollo, la coartada única que puede oponer en este caso

singular, el hombre á quien se imputa el delito que se examina.

Tenemos ya, señor, de una manera cierta y legal, la medida. (jue se uesenba,

y la distancia verdadera de los tres eamin.os que puJo tomar Santillr..n para lle­

gar á la casa de Sosa. Es la siguient.e.

Del lugar del asalto á las trancas (Sud) ue Xan'arre. ........ ... 630 '·aTas.

De las mismas trancas, por el c,amino ó "creda del Oeste, por

f>1 paso de Vigas... ......... ............ .. ............ 705

::l1ll1a f'~t:1 mt:I .. ... 1335 nrll5.

ss APENDICE. ..... SEGUNDO CAMINO.

Del asalto ~ lns trancas (Sud) ñ Narvarte... ...... .............. 630

De dicha, tranca, á la casa da Sosa, por el puente medio... ... 706

Suma est,e camino ... 1336 varas.

TERCER GAMma.

Del .,.Ito ,¡ b. trancas (Sud) ;\ Nonorte........................ 630 De dichas trancas á la caS3 de Sosa, por el camino Xorte...... 7SG

Sama .................. 141G vaTas.

Los tres caminos tienen su diferencia; y la duerencia en tiempo es un minuto

y cien varas. Si pues Sosa tomó los uos primeros caminos, llegnria un minuto

antes ue la hora en que negara tomando el terrer camino.

Quiero, señor, decir algo re$pediyumente á la conrl.:,ua en general, pora C\'jw

tar el estraV'Ío que en mi apinian han padecido el señor juez illferior y el respf'­

table señor fiscal de V. E. Coartada, es In escepcion que opone un reo presunto, para demostrnr que al

momento en que pasnbn un bec110 en tal pnrte él se hallaba en otra, y eo; la. que

]05 testigos aseguren ser. Toda la fuerza. pues, de la escepcion, viene de la aseve-­

rncion de los testigos: es decir, de la verJaa de ]a nsercion del reo; pero bim

pueden los testigos, por estar de ncuerq.o cou él y asegnT:lT que ¡:í tales horns el

ncusado se balln.ba con ellos en tal otrn parte, á. tnl horn; y no ser cierto.

El juez circunspecoo no debe dlscansnr en el dicho de lo~ testigos: ha de pa­

sar toda.ia mas adelante y examinar con todo cuidado y det('tlcion si los testi­

gos dicen verdad. En realidad éstos son los que justifican la. coartada, y por lo

mismo el dicho que profieren ha de ser objeto de ese esquisito exámen. Lo~

testigos afirman un hecho positivo: que el reo estaba con ellos ti tal hora: no

asegnran que no cometió tal delito. Esta es la consecuencia natural del eXlí ..

roen que ha de hacer el juez del dicho de los testigos; porque el reo llena. todo

su deber con decir, Fulano y Sutano me vieron en tal parte á tal hom; y si no

hay ~estigo! cumple su deber mnrcnndo hechos y selmt.1ndo lugares.

Yo veo, señor, que Santillan ha llenado ese deber diciendo los cuatro siguicu ..

tes. Primero: entre siete y ocho, yo caminaba pnrit mi cnsa. Segundo: pasé

por Xan'arte al tiempo que 1mbia bulla. Tercero: oí dos tiros disparados. Cuar­

to: llf'gué iÍ. 1..1. casl'l de Sosa.

Justificados están los cuatro puntos; es decir, es cierto que Santillan camina ..

ba: que hubo bulla en );'al1'arte por b lIcgadn de la rnrreteltl: que el adminis ..

APENDICE. 89

trador de Nnrvnrte disparó en la nzotehne1a de la casa dos tiros; y en fin, que

:Sant1lhm llegó á la ~1.sa de 005l\.

Si en la defensa anterior dije, usando de una figura retóriM, que estos hecllOs

f'ran los testigos que Santillan citS; hoy, hablando con propiedad y naturalidad,

digo que estos hechos son pruebas promovidas por Santillan. cuya \"erdad estiL jnstific."lda por un respetable número de testigos.

Pero quedaba á c<,ugo del juez el exámen del punto importantísimo, pnra con-

o ('luir con toda seguridad si SantilJan pudo atravesar el camino con tant.1. veloci­

dad, que muy bien pudiera haber 3!:!:altado á.. la carretela y llegar á. la casa de

Sosa, poco deapue!J que éste salió, llamado por la campnna de la hacienda. ¿Y

Jlueden sen'ir para esto las leyes que dictó el sabio D. Alonso, l'l.s de Estilo, y

Fuero juzgo, las de la :novísima y antigua Recopilacion? ¿Se hallar:'in en Bla~~

tone y en Don, en Gomez y en ~1ntheu, las TPght5 y la doctrina que se necesi~

tan? V. E. ha comisionado pura el reconocimiento del teneno á. un perito ngri­

mensor. ¿Y por qué se lla mandado practicar estn diligencia que toda se flmda

en la trigonometría y en la aritméti.ca? ,.¡Por qué? Porque las leyes se Imn oc

nplicar á los hechos justificados, y ell1echo que 1m de justificarse no es que San~ tillan caminnse ó no, el hecho es ~i caminó con tul ,"e1ocidad que estu.iera pri­

mero en el asalto y despucs f.~ la cusa de Soso. .

V. E., señor. ha comprendido la naturolem del hecho: ha reconocido la nece­

sidad de esa diligencia: en una palabra, V. E. ha hecho en In instancia. de hoy

lo que omitió el juez inferior, y lo que no promovió el señor fiscal; y mí'1S toda­

'ria: V. E. bu obseqaiado el espíritu que vivifica. y no ha. seguido la letra que

mata. Y. E. es justo, y lo será. \\t\.Sta. el fin; y ya cooperaré, porque tambien yo

quiero justicia y no sangre.

Conque vamos á examinar si la .elocidnd con que Santillan caminó basta la casa de Sosa puede' combinar estos hedlos. Primero: que fuera uno de los que

~saltaron. Segundo! que llegase" casa de Sosa pOCfJ delJlUf' que éste salió.

Es preciso asentar desde luego bases seguras, pero bases que d., la" fisica. la nritméticC\; bases verdaderos que no pueden calificarse de belúu teoría, ni de cál­

C1(loJl, porque no lo han sid09 ni pueden serlo esas verdadesJ que son eternas, in­

variables como el mismo Dios.

Velocidad, no legal sino fisicnmente lUlblando, es el tiempo que el hombre em­

plea en atravesar de uno á otro punto. Y como en tres tiempos se puede hacer

esta traresía, por eso el httmbre puede p<lsar de un punto á otro, ó á carrero, á á paso veloz, ó ú paso natural Esto mismo se O bservu en todo cuerpo puesto

en movimiento. La pirotécnica, ó la. ciencia que trata de la velocidad de los

pro\"."Wes, enseña que ttnn. bala desprendida por la acdon de la pólrora, lmsta

90 APENDICE.

derto punto que se llama en Manco. y hasta cierto momento \'a con mas veloci­

dad: en seguida, hasta otro punto y durante cierto tiempo, tiene otra velo<"idad

menor que la anteriorj y despues concluye lentamente. Estas tres velocidades cOIDbinada~ en determinado tiempo, describen la figura.

geométrica llamada parábola.

Aplicadas est.1S doctrinas al cuerpo animado del hombre, y al del animal, ('s

cierto, y no bella teona, que Santillan atravesó la wstancl.'l de 1416 varas que

dista el punto del asalto y la casa de Sosa, ó á carrera abierta, ó á paso veloz, ó al natural, ó ron los tres movimientos sucesivamente. Tenemos ya datos posi ..

tivos; la medida del perito y el plano de las localidadesj y yo tengo la necesidad

de enmendar los errores en que incurrí en algunas operaciones que partiel'on de

la medida que yo practiqué.

Pero recordaré con alguna mas claridad principios fisicos. no cálcu.lo& mgell.io­

&ametlte inventados!! I08teuidos. Un camino, dije. puede hnt"erse, Ó á. carrera

rtbierta, ó á paso ~.'eloz, Ó á paso natural: e5te mismo camino puede ntrayeSflISe,

parte á carrera, parte ú. paso ycloz y parte nl natural. Dije que tres son las si~

tuaciones morules del hombre en el momento que consuma uu crimen: el temor,

la duda de ser descubierto y la espernnza de no ser hallado. Dije que el temor

obliga á. correr: que la duda hace andar aprisa y que la esperanza lleva al hom~

hre nI paso naturnl. Tellcmo~ una prueba en Rivera, Mediua y Espinosa. El

primero, apenas se habia alejado la can·etela cincuenta varas uellugar del asal­

to. cuando corre á escape, y sabemos que despues se hal11ba quieto en la l'iedad.

El segundo y tercero, si bien no aparece que corrulUt sí dan á conocer su te­

mor, pues q1le se entran á los potreros de San lk>rja, proCluando así ocultarse é impedir ser descubiertog, ocupando un lugar por donde 110 serian perseguidos

por no .ser vistos. liacen lo mism~ que buscarian sI como Riyera. hubieran cor­rido.

¿Podria. Santillan llegar á casa. ue Sosa. viniendo á carrera abierta desde el lu­gar del asalto, que dista 1416 varas? No; porque no hay hombre que quedara

con yida. sufriendo una fatiga consiguiente' tanta distancia.

¿Podría Santillan atravesar el mismo tramo á paso veloz? Si podría; pero He­

g~ mucho antes á casa de Sosa. que si viniera á paso regular. Así pues, si á. este paso vencería la distancia dada en 17 minutos, á paso yeloz la yencena en

JI, porque 11 minutos se emplean en recorrerla, nun cuando el hombre se deten­

h'1l algun momento por ]a fatiga consiguiente al movimiento precipitado.

y pudo Santillan, sin duda alguna, nnir á paso naturalj y t.1Uto ma!. cuanto

que se entró por el camino de la izquierda, que es un carril que se separa conti­

nuamente del ("~mino rorretero: ("amI qnc propordonaba :1 ~anti1lan toda In se-

APENDICE. 91

guridad de no ser descubierto, como la que se proporcionaron Medina y Espi. nosa entrándose por los potreros de San Borjn.

Apliquemos lo dicho, á In clistancia entre cllugar delllsaIto '! Xarvarte, que es la primera. parte de la coartada introducida por Sahtillan. Es decir, véamo.t si pudo estar en Narrarle á la hora de la bU11.1, como dijo que estuTo; esto es, que pasaba por la hacienda.

630 varas dista uno del otro lugar. Dejemos el cálculo sobre In base que vi~

niera á carrera abierta; porque nadie puede resistir el movimiento absoluto de

U11a ca.rrera para vencer 6.30 varas. Dejemos el p.-1S0 veIoz7 porque ya se sabe que con este paso llegaria antes que llegara' paso natural.

Tenemos el paso natural, que es el que dijo Santillan trnin paro. retiram á. Sll

casa. Es preciso recordar que hacemos el exámen de la decIaracion de San tillan.

630 varas se andan en ocho minutos; y como hemos supuesto qne se IIparta del lugar del asalto al mismo momento que parte la carretela, y damos por falso

que se haya l€tirado al Sur por el carril de Natívitas, como dijeron ~letlina y E9pinosa, tenemos que llegnria á las trancas de Xarvarte á...... x+-8 OO.

Supongamos que vino á los tres pasos, parte tÍ carrera, parle.í paso veloz y parte .1 natural.

En un Ininuto carreria .......... oo ' ••• oo ............ oo ............ . 166 Y3, 1 ros.

En dos, á paso veloz, venceria ................................ . 248 2

En cinco minutos que faltan ............. , .................... .. 41ii ;;

-----En ·ocho minutos andaría ................. ' ... ... ... ... ......... 829 Importa la distancia á Xarvnrte... ....... ...... ...... ... ...... 630

S rus.

O -----

Se habria alejado de esta fine..1 á la hora dicha............... 199 n. S

V éamos ahora á fa carreteL1 que, como se ha supuesto, partió

á la mismt1 hora ............................. ; ........................ 1+3 ... O Tiene que atravesar 1076 Varas que dista Karvnrte, é importan. 3 ro. 30 seg.

Luego llegó á esta finca á ........................... oo,......... x+6 +- 30

Esto! tres 'minutos y estos treinta segundos habia andado Santillan separán­

dose de la hacienda, y separándose de elln. ciento noventa y nueve "aras mas le­

jos de ella y mas cerca de la casa. de Sosa; pero en el supuesto de que hubiera

estado en el asnlto. .

Llevemos ahora el exámell á otro punto importan4lsimo.

Llega la carretela .l )¡an'artc á x -r 6 m. +- 30 seg •••• Pero no puedo seguir In. operacion; porque yo he hecho el C'dlculo bajo el su­

puesto de que viniera cse CílrJTh'lje á paso natural: y esto lo ha. nCg'cldo el señor . b'd . J fiscal, asrguraudo en su informe que, como la carretela trdla en os, f'enla aqne.

92 APENDICE.

[¡ paso rouudo, espacio. Yo descara qne el señor fiscnl, reflexionando que el Sr.

l~eí.stegui era méjico-cirujano, y no COUlUU. y por lo mismo conoceria su estado

peligroso: reflexionando que lo nutural ~ll esc estado peligroso era propol'cionar~

t:;e recur:iOS j,) Ultl.S pronto posi11c: qU(! los rccur~os debiilll se1", cirujauo que lo curase. y una botica ltbierta que llropordonnra los remedios, 10 que ciertamente

no encontrarla en un lugn:r distU1:h~ tre::, medias leguas de la c1udad. no babia de

prennir al cochero' que ,-iniesen los caballos .ti P¡!:So. Yo creo que el Sr. Bcíste·

gui, cnnnd:l no qui::;o otra cosa ue las muchas que en su auxilio le ofreció el ad­

ministrador de Xarvarte, mas que un \'USO de ngull pam fomentarse la frcnte:

(lue cuando el Sr. llcístegui nO' quiso que se ensillan'.o caballos para que los gi­uetes lo acompañasen hasta Mt.:dco: que solo pc-rmitió que uno de los llombres

presentes se sentara al pescante: que inmediatalllente que aquel se fomentó y és­

te se sentó, tlió la vuelta á México la carretela: yo creo, repito, que la carretela,

ni <1ellugar dd asalto á !\arvurle, ni de Narrarte tÍ. 'México, YÍno espacio: creo y afirmo, que si no yino aprisa nlldum con su yelaridad natural; es decir, á 332

Yarns por un minuto. Pero en fin, este punto es de mero hecho; y haria muy

bien su señoría de pedir que el cochero declare, y el Sr. Esteva. Para mí, lo

han declarado ya, y es una verdad de que no se puede dudar, record<lll.do las' constancias del proceso, que los cabillos yinieran siempre á paso natural.

Así pues, debo seguir mi cáleulo s egun las mismas constancias. que 110 son

e\'identemellte cálculo8 ni bellas· teor¡a~. Conque tenemos á la carretela en ~arvartc á :x +- 6 +- 30. ¿Qué tiempo se detendria la carretela en que ,:iuiera el udullllistrador, se iUF

formara de lo ocurriJo, mandara tmer el ngua, "¡niera el que la. trajo, se fomen ...

tara. e] Sr. Deístegui, se subiera al 'pescante el que se sentó y Jnnrchnr:.¡? Paro

mí bastan dos minutos; aunque eY señor fiscnl, aceptando la célebre ueclar"dcion «el administrador, dada ante V. E., supone que la carretela. se detuvo un cuarto

de bora, así como que pasaron en seguida ocho minutos hasta que sonó la. cam ..

llana de alarma y ~alió Sosa de su casn. C-omo se 'Ve. hay 0.05 operaciones que

hacer; unaJ fundada en Ja creencia del señor fiscal, otra fundada en mi base.

Dejo á su señoría que haga la suya, y continúo la mia, para que Y. E. escoja la que fuere justa.

Es la bom de la partida aumentarlos los dos minutos dichos, x -i- 8 +- 30.

D~de que el a~trador vuelve á 13 hacienda hasta que to-ca la campana, segun él mismo ha dicho. pasaron .... ' ..•....... O 5 O

Suenala cumpaua y sale Sosa ......•..••......................... x+- 13 +- 30.

Yoh'anloS á Santillans;Í. quien dejamos á distancia de 199 varas mns all.:í de

~ arnrte y en ilirecclou á la C'dsa ele f-o~.

APENDICE. 93 ... _ .... ...-Era la hora al estn la l~arretcla en NaJYllrtc.... x+-I) +- 30 Para vencer lag 583. Taras que le faltan necesita ..... , ......... 7 01)

Conque l]f'garia á C"Jsn de Rosa ~t .. · ............... x+13+30

Conque lIegarin al mismo tiempo qne Sosa saliera de su casa, supuesto que !laliclli x -.;- 13 +- 30.

Y cu:mto mas l'eloz se suponga el paso á Gue vino, ó , carrera, t.,nto mas antes llegarla.

Esto es falso, como lo es que la carrelela llegase á la hnmenda despues que Rantillan hubiera pasado por elln. supuesto quP. nsegnró que' habia pasado él por ella á l. hora de la bullo.

Retrocedmnos ahoTa al momento tlel asalto.

EsM (lemostrado en e1 informe en estrados, que al ava.nzar sobre la carretda los de á caballo han atravesado un terreno de 332 varas. empleando en ello 30

segundos, segun ia figura geométriC'-8, exhibida (a).

y está igualmente demostrado que do~ minutos antes habian pasado en reti~ rada por ellugnr del asalto. Se ha rlemostrndo que el hombre de á pie que hu­

hiera partido al momento que ello!, de nn punto, v. g. de Natívitas, en donde asegura Santi11an que filé ~]canzado él y el Charro por los de ¡\ caballo, babia "eocido en los mismos dos minutos la miútd de In distancia: por consiguiente. cuando éstos habían avanzado tres minutos y 832 varas, el de á pie habia avan­zado en dos minutos 166 varas.

1..09: de á caballo emplean en repasar el terreno, en un tramo de 332 varas, treinta Sf':gllndos: entTi! tanto el de á pie ;¡T'anZn los mi!lmos treinta segundos y -11 TataS, que uni(las á las 16r, varas que habia andado !tOJl ............... 207

Dura el asalto 2 minutos y 30 segundos: tl hombre avanza entre tan-

to. y venre ...................... , ....•... , .................... ' .................. 207

Pasan 3 minutos y 30 segulHlos que emplea la carretela en llegar á Nan'arle: el hombre sigue avanzando, y '·encf> .............................. 320

IJuego alllegnr la t'arretela, elltomhre dist..'lba dellugnr del robo ..... 784-

I..a hncienda. dista. del plinto...... . .............................. , .... 630

Luego al llegar In carretcL'l., el hombre estaba mas Jejas de la hacienda 104 ~s

Luego este hombre no "ió la bulla. porque In bulb no se "crificó con solo la llegada de la carretela. Se' verificó con la reunioll de la gente; i:iiendo el prime­ro de ella el administrador, el'!e vino des<le la hacienda hasta 133 trancas (Orien­te) ¡Ío gooorrer á los pa~iljerot'. 1~1 añmini~trador tU\·o que andar 72 varas qUf"

(I!.) V;:t.~ rl pbllO búml"TO l.

j',.!ll'lt 1).- T. \'.-13

94 APENDICE.

distan la haciemI L y las trancas entre sí: el hombre avanzaba rr.ientrns pnra la casa de Sosa.

El administrador, atendida su nltn edad, su corpulencia pl"Saoa, que V. E. ha visto, no pudo emplear mas que treinta segundos: pues el hombre habia avanza­tado 41 vaTas mas, y entonces se hallaba mas dist.'mte de la hacienda y mlla cer­Co:'l de la casa de Sosa 145 ysras.

Pongamos ahora un tiempo determinado para deducir nna consecuencia que

no es bella teoría, como .dijo .el señor ñscal, con desdoro de la Yazon. con olvido

de la aritmética. Supóngase que la carretela partió á las 7 hs. 5 minutos.

Cuestion.-¿A qué distancia se hallaria el hombre que hubiera estado en el

asalto, y hubiera marchado nI momento que la carretela, dirigiéndose por el carril?

Es muy óbvia la respuesta. A tantas varos cuantos minutos empleó la ~rre-tela en Ilegal' á Nanarte: e~ decirs que multiplicaremos............ S3 V!\l'M

porminutos...... S 80seg.

249 Se aumentan cuarenta y una vnras de los segundos... ......... 41

Luego este hombre que estuvo en el asalto distaba del lugar ... 290 varas.

La hacienda dist.... ... .•....... ............................. .......... 630

Luego l. faltaban... ...... ......... ............ ...... .•.... ......... 340

Reducidas ~tas varas á minutos, á rnzon de 83 por minntos y á paso natu­

ral. dan 4 m. +- 8 varas. /

RESUMEN.

El hombre salió del punto del asalto á las ........... . 7 ru.. 2 m. 30 seg. Avanza por el tiempo de la marcha de la carretela •••• 3 30 id.

Luego elhombre negaría á N arvarte á las. . . . . . • . . . .. 7 6

.Parte la carretela de la hacienda, como se ha dicho antess á las ... Luego el hombre que viene á Narvarte y llega á las ... ____ ..

llega de'pues que el carruaje toma la vuelta á México ......... " .

00

1 5 00 7 6 00

1 00

Luego no vió la hulla, luego no marchó del lugar del roho al momento que la carretela partió. y reflexione V. E • ., señor. que si se supone que Santillan se detuviera algon tiempo ante. de marchar para la casa de Sosa, es indudable

APENDlCE. 95

ql18 habri., llega.do á Narrarle mucho Jespues; y tanto mas despues, cuanto mas se suponga que 5e detuviera.

Todavía debo ampliur el argumento. O Santillan marcha del punto del asal­

to inmediatamente que este se consuma, Ó uespues de consumado. Si lo prim,e· ro, habia de llegar ti Narvarte pasada la bulla: si lo segundo, mucho despues:

pnrece muy natural la consecuencia: luego Santillan no partió del punto del TO­

bo, ni al momento de consumarse ni de!lpues. Pero Santillan, lo mismo que

las otros, pasaron pOJ' ellngar IDismo en que.se hizo el atnque. Toda\'ia es mns

natural esta otra consecuencia: luego Santillan estu\'o ó pasó en el lugnr del

asalto antes que se 'verificara: ¿y á qué distancia estaria? preb'1lntllrá alguno. Yo le eontesto~ á 2 minutos 30 segundos antes que la carretela fuese detenida; y á 207 varas distante del lugar en que rué detenida. pa.ra lo cual formo esta plO­gresion.

Estaba Snntillan al lftOOlento del asalto distante dellu-

gar •• ~................. 207 varas, empleana. . ........ 2 m. 30 !lf'gnndo~

Pílra llegar ;\ NUrYRrte

tenia que vencer. • • • 423 lurns, cruph>nria. •••••••• 5 00

Para llegar ú. (asa de So-

sa tenia 11ue "encer. 786 vams, emplearla.......... 9 30

Llegarla tÍ esta C3sa. • •• 1416 l'oras. 17 00

Luego Santillau vino á la cnsa ue Sosa ;t p~so regular: luego eshn'o en el

punto del asalto á 2 minutos SO segundos antes que la carretela fuese detenida;

luego en el momento en que rué detenida distnba 207 varas del lugar en que se

l'eriflc5 el asalto: luego los hombres de á cahallo pasaron por el punto en que la

carretela fué detenida, do! lnÍnutos antes que San tillan pasara. por ese fatal lu­

gar: luego los hombres de á caballo venian delante ele SantiUnn: luego Santillan no venia tn ancas de ningull caballo: luego Santillan no estuvo en compañía

de Rivera, :Medina y Espinosa. ELtá justificado que 109 que atacaron al Dr. Beístegui fueron cuatro; luego el Charro fué el cuarto: lurgo el Charro rué uno de los de á pie. Está probado que :Medina se apeó de su yegua pnr.t entral al

asalto: luego Yedina y el Charro entraron á pie. Está. justificado que Rivera y Espinosa entraron á caballo: luego los que atacaron y robaron á los pasajeros

fueron Ri\'eta. y Medina, Espinosa y José Maria Alrorado, I.urgo Santillall e:;

inocente del delito que se le imputa. No temo decirlo~ y decirlo muy alto.

Desafio al señor fi3cnl~ al mundo entero, á que destruya con operaciones como

las qut! yo he presen!:1do, la verdad de mis asertos. Si '!lo tfigo la nrduv ..

¿pu,. qué no mt ere;.,!

96 APENDICE.

Ved, señor, ahora, el itinerario adjunto (b), fOfulado segun LI declaracion de

Sosa. y vereis con cuanta naturalidad, COIl {'uanta facilidad, con cuanta propie.­

dad se esplican todos los suresos: ved, señor, que no ha habido contrndiccion ni duda; ved, señor, que colocados en los lugares que se deducen de la única,

inmriable y constante declaracion de Santillan, se COJl!HUnÓ facihneute el fatal

plan, que en medio de la valentía provoer,da pur la ebrirdad, se concibió por"

desgracia de muchos. Y reflexionad bien. señor, os 10 suplico en nombre de Dios, que cualquier que sea el camino que se quiera tomado por Sar,tillan dcs~

pues del asalto, llegaría á casa Ge Sosa despues que éste "oh;ó del TillUCru á su casa.

Tuve razau para decir que, ú vista de las lU('didas pral'ticadas por el perito.

quedaba mas justificada la coartada.

Aquí debía conclnir; pero quiero, por último, encnrganne de una circunstan·

cm que el juez inferior tomó por el grande funuamento de su ~entencia. F.s L,

circunstancia que Santlllan tieue la. cara pequeña con pToporcion al resto de su

cuerpo. La tendrá. ó nOj esto uo Jo snbe ni lo puede saber el juez: em preci!&

que conociera eso que se llama anatomía; y aun enondo se suponga que la cono­

ce, no él, otros facultativos nombrados ad llOC, examinando á SantillaD resolve­

rían esa cuestion. como In de las piernas abiertas. No el juez, porque DD pue­

de sentenciar por su ciencia prinda, y sí por lo alegado y justificado. QuieIO

decir antes de esto, que se ha escapado á. In. discreccion pTO'ferbial y notoria ha.· bili<1nd del Sr. IJc. D. José Mariano C,:mtrerns, un fenómeno muy corrnm que

enseña la óptica, esa ciencia que trota de los efretos de la visÍon por mraio':;e la luz.

Todo hombre que lIeY1\ poco pelo en la cabeza, presenta H. la vista de qnien

lo mira, una cara prolongada;/al contrario sucede en el que tiene el pelo grande

y eaido por los lados. Este fenómeno es IJmyor cnando la luz que ilmniD3 ~ ténue y debilitadaj es decir, que se aumenta el efecto de la vision por la noche.

Esa misma ciencia enseño, que cuanto mayor es el contorno oscuro de un

cuerpo visto de noche, !nnto mas pequeño es el punto claro. & decir, que

cuanto mas pelo tiene por los lados la cabeza de un hombre (hablo, habiendo luz

debilitada) tanto mas pequeña aparece su cara: su Ct\rn 6 d punto claro, ~l pe­lo es el contorno oscuro. Dien puede ser por lo roi5;mo, que un hombre teog&

su cara en regular y natural proporc1on, y que se presente la caro á la viSt3 del

observador mas pequeña.

El Sr. Jt:ste'¡a ,·¡ó en el asalto un hombre de cara. pequeña ron respedoal res-­to de su cuerpo. Pero esta observacion DO fué DIlatómica, porque el Sr. Esten no 10 examinó fisicamente: ]a obser,aeion rué óptica; es decir, que así lo viJ.

(b) Plano núllU'ro 2.

APENDICE. 97 "" " ......

pues este hombre debió tener un contorno oscuro muy prolongado: este contar.

JjO se fOfma por el pelo cniLJo á los lados fU gr.ln cantidad: luego este hombre tt:wa mucho pelo: el hombre que tiene muello pelo es mtdtudo, segun el estilo

vulgar: luego el llOmbre fllle v;ó el Sr. Este,"a era mechuao. I.w testi:;:os quP. \. E. ha eXllminado sobre lu filiadon del Charro han dicho, sin ser ni pre\·cni. dos, que era rucludo.

¡El hombre que yió el Sr. Esteva fué el Charro! El Sr. Esteva lla declarado

que un bombre chnpano se le echó encima y Jo derribó á tierra. F..ste hombre

chnparro debió ser un chapnrro robusto, y con fnerza capaz de derribnr nI eleva­do cuerpo del Sr. Esteta.

1.05 testigos que V. E.lm examinado, han dicbo cspontáuC11mente que el Char­ro es eMparran robusto; y si Y. E. reflexiona que el Charro era amansador de

mulas, no dudará que el Churro era hombre ligero en sus movimiento:'!.

El Sr. Esteva ha dicho que el homhre que se le echó encima era ligero: lue­

go el CJJ8tro se echó encima del Sr. ]~stpra y ]0 derribó en ti¡>rm.

El Sr. Esteva Ita declarado, que el hombre que se le echó encima tenia las piernas shiertns: esta es una verdad fisica, no una HusioD ni vision óptica. Pier­

nas abiertas ha dicho el Sr. Esteva; es decir, piernas que presentaban dos um'as

divergentes de alto á bajo, no piernns coDvadas que hacen la ligura de un parén­

tesis.

El hombre de piern.1s nbiertns se llama en lenguaje coronn, CMC'OTtiG: luego d

hombre 'qne vió el Sr. Esteva: el hombre que se le echó encima, era CtlICO,.f1O,

Los testigo!!, pregtmtados por las señn!l tnas notahles del Charro, dijeron qm:

tenia éste las piernas roa! abiertas de la rodilla abajo: dijeron que era CQ6C'OI'CO.

Luego el hombre que vió el Sr. Esteva: el hombre que se le echó encima, rué el Charro: luego DO fué SantiDan: luego miLtieron los testigos MediIl.D, Rivera y

:E~pinosn, cuando aseguraron que SantiUan habia atacado al Sr. Esteva. Y

romo ya está demostrarlo que ]00$ agTes0re8 !lolo tueron cuatro; y como el Charro

estuvo en el asalto; y como Rivern, Mediua y Espinosa son tres; queda plenísi­

mam~nte justificndo que 8antilJan no estuvo en el asalto: plenísimamente justi­

fiea.do que durante E"l 8SIlltO caminaba para su posada. Y en una pulabrn, que

dijo toda 'Verdad en toda su dechrndon, así como ninguna \"erdad dijeron Rive­

ra. Espinosa y Medina, en lo que declararon relativamente á San tillan. He

aeplÍ, señor, ell'"alor legal del gran ndminÍeulo que ha tomado el señor ju~ in·

frriQr.

V ~mog el PO$terior:. I.n ~parncion de 8aotillan ele Narvarte al día siguiente

11el !OUCf'SOI y en romparua d~ Sil amada. ¡Cuánto me alrgro. señor. de esta opor·

tunidacl! EIL, va ti da.t el triunfo á la justicia, y va :l quiUirmr. la mancha que

98 APENDICE. ...... pesa sobre mi frente, arrojada por el Sr. Contreras. que ha. formado de mí, co.. mo abogado, un concepto triste.

SalnlTé, señor, la justicia, y reconquistaré mi nombre. Pedí por via de prueba, y se me negó: Primero: que se trnjern )a partida de

easnmiento de Santillan. Segundo: que el agente de policía D. Agustin Orda!,

que aprellenclió r.. Santillan en unu nccesoria del callejan de San José de Gracia.

dijera quién le denunció á 8antman. Erectivamente, sin comprender el nego.

cio como se debiera, como yo lo he comprendido, y Cllmo se comprenderá. des­

pues que yo descubra un secreto, nadie podria persuadirse de la importancia de la prueba; pero voy á manifestarlo.

Una falta grnvísima, un delito ante Dios y contra la ley ha cometido Santi.

llano Abandonó á su muger legítima y se unió á esa :Marina con quien vivia en

la cnsa de Sosa. Se sabe que ambos pasaron la noche del suceso en In casa de éste: que Marina, en la mañana ,siguiente se retiró de ella y se vino á México.

Se sabe, y está justificádo en la causa, que Santillan rindió su trabajo en la hacien­

da, y como á las once y media de ese mismo dia 8, se vino á México en segui­

miento, por supuesto, de la muger. Silbed, señor, que se hospedaron en uno de los cuartos de la casa del mismo Ordaz: que pasaron la noche en el mismo cuar­

to: que en la mañana siguiente marchó Santillan al callpjon de San José de Gra ..

da en busca de un Pedro, para que éste le proporcionara u.n destino. F..ste Pe­

dro habia proporcionado antes el que Santillan tenia en Narvarte.

Pues cuando Santillan viniendo desde la calJe del Niño perdido, e11 donde es

la casa de D. Agustín Ordaz, llegó á la casa ue Pedro, ya encontró en ella tÍ la lnuger :Marina sentada en una cama: ti poco despues entra Ordaz con pretesto

tIe encender un puro. ¡E inmediatamente aprehende Ji Santillan! camina éste á la cárcel; y la muger ha desaparecido, y no se encontró en la c.1sa de Ordal. dou­

de se le buscó por órden del señor juez, como consta en L1 causa! Esta muger,

inmediatamente que delató á Santillall ha huido, y se ha llevado hasta la pobre ropa ue ese hombre.

Ya Ye Y. E. cuanta reIncion tiene este suceso con la causa, y con cuanta ra­zon pedí aquella prueba.. Ya ve V. E. que esto era una circunstancia importan·

tísima, y que yo tuve la circullspeccion necesaria al pretender que se examinara.

y ya ve Y. E. que menos valor que la anterior tiene este adminículo que tanta

estima tuvo en el :íllimo del juez que ba formulado una sentencia de muerte, que

si es horrible por sí, lo es mas por la peticion del señor fiscal.

Falta por examinar el primer adminículo citado por el señor juez: la conre­sion de Santillnn de baber est..1.do en uuion de los otros acusados pocos momen­

tos antes dd asalto. fero esta coufesion, señor, es la última prueba de la ino­cencia de mi defencli(lo j porque, Á scr tan rriminal corno lo pintnron cUas, y co-

APENDICE. 99

¡no lo Jm c3lificado p,l Sr. ('ontreras, hnbria negado, no habria confesado que del

Tinacnl rué con ellos á San .\.ndrés: que se separó~ y en un pueó!i.to que f"$tá nJ

medio (son sus palabras; 110 sabe ni el nombre que tjene) viniendo con el Charro t'n retirada, los alcanzaron !I paJaron 108 aeñnl'eJl de á caballo: no hubiera confe·

!laJo que siguió su camino, y que e1 se rué para su cnsa y el Charro siguió rum­bo ni frente~ por donde marchaban á la vanguardia Rivera_y socios.

Vuelvo á repetir, y lo encargo muchísimo á V. E., que con la ,leclaracion de

San tillan todos los sucesos se aplican con propiedad, con naturalidad, con facili­dad. ¡Ah, ~ñor! Si el señor juez hubiera hecho nI principio por sí, lo que se ha

practicado de nuevo despues por la justíficncíon de V. E., esta causa descnnsnria muchos c.lias antes en el archivo: la verdad se babria encontrado, se babría sal·

vado la justicia; y todos, y especialmente yo, no habriamos sido ,,·íctimns del pe·

naso trabajo y de las amargas acusaciones que han traspasado mil vec:::s el cora·

ZOD. ¡Cuán cierto es qDe un error se deshace con suma dificultad! y que el er­

ror en el principio prolonga el trabnjo, causa la fatiga, y el pobre caminante lle­

ga al término mncho despues de lo 'i,ue debiera, y mucho despues de haber su·

(rido tanto mal que su error causó.

No ha sido, no. el juez, quien ha. deshecho el error. La Divina. Providencia

me impuso tan penoso deber; estoy seguro de haberlo desempeñado con l;Q po­deroso nuilio. ¡Y cuánto no he padecidol Pero me congratulo; porque ya que·

da sistemado un arbitrio con que los señores jueces y los defensores encuentren la verdad en casos tan dificiles como el presente. . Y mucho mas me congratulo,

porque quizá he libertada al señor juez inferior de la inmensa responsabilidad que llevarla ante el Juez Eterno por la muerte de un inocente, por la sentencia

que ha pronunciado en contra de Fernando Santillan, cuya 1ibertad V. E. otor· gará por se. justa.

100 APENDICE.

TERRENO DENTRO DEL CUAL SE VERIFICO EL ASALTO.

: ...

832

:':\ .' : '.

: : '.

.

.. D

m~JPJL~<lt~@TI@M • ~

498 "fU.

4 ...

A E terreno recorrido por Rivera y sócios y carretela: estension 498 varas que es la suma de 332 varas que atra­viesan los agresores en carrera, y durante 30 segundos, y las 166 que anda la carretela en igual tiempo.

Los caballos tenían á causa de la carrera, 332 varas que correr: la carretela por venir á paso natural 166: era do­ble la velocidad de aquellos, y por lo mismo la carretela hizo alto en la cuarta parte del terreno dado: es decir en el punto C.

APENDICE. 101 ............. _, .. .....,..-.r.r- ........ ...--Léase de abajo á arriba.

Horas. !llin. Varas. }PLhlW !f~JI. 2. --7. 17. 141l. Eu ca.3a de Soaa.. '<i

·-HU-

~

7. "'" 16. 1328. ~ ,¡ ,. '" o ~

"'" ~ 7. 15. 1215. '" ,", ~ .. " Z "-7. 14. 1162. ~

" ~

..... "'" 7. IS. 1079. ~

o ]

7. 12. 996. ~ :§ <n .. " '" ""d " 7. U. 913. .g :;;

::;; ,; 7. 10. 830. ,; . .

~

.~ :: .. ~

~ > 7. 9. 747. o 9 ~ ""d

" TOf"a eu N arvarle. " .[ Z .~ w

" 7. 8. 664. .5 ;¡¡¡

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7. ~

" " 7. 58;). ~ .. .. .8 5 ¡;:¡ -" 7. 6. 10~. o; ~ ..

"" "" o -ª o ·C 7. 5. 415. .0::

" '" ~ ~ ~ ~ ::

~ 7 :: ¡s <n 4. 332. .,

" itar. Mm. Varu. "" . 9 7. :, 2~9 . 7. 3. 249. lIor. ~lin. Varas. -" -----" 7. 2. 166. 7. 2. 166. 7. 1. 332. .::i

7. 1. 83. Deja al Charro. En-tra all'Jlrril.

7. 1. 83. 7. 166.

7. Lugar del asalto. 7. 000. 6p4. 000.

'1'. V.-I~

102 APENDICE. .. -

Léase de abajo á arriba.

lloras. :llio.

Varas. .~

7. 2 ... Se presenta el ! Charro. f

7. 11. oo. ~ 7. 1 ... 83. Av.nzeen •

contramar- ~ chao :S

7. 7. 7. 7. 7. 7.

13 .... Suen.la campana: ..Je Sosa. 8 •... Llega 6. Narvarte. 5 .... Marcha de la car-rdela. 2 .... Ataque por los cuatro. 1i ... Asalto. 1. ... Avanze en contramarcha.

SA .. 'iTILLAN.

~

CARRETELA. SOSA.

lIor. MiR.

En casa de Soaa...... ...... 7. lí ....... En camino á Méxieu ........ Fuera de~.

En Narvnrte............. i. 8 ....... EnNar'farte ....•......... En oa&:L

:En el punto del asalto... .•. 7. O ....... Vino al punto ......... _ ..... En HSa.

.Es el asalto.. . . ... .. .. . ... 7. 2 ....... l.3 dif~Dcia en favor de Santilla.a.

S&ntillan en eaaa de S 0IIII. l.. 7. 17

Sosa &ale i.. . .. . .... ... .. 7. 13

Llega SantiItan........... P. t miDut.oe dcspurl q1hl Suu

"¡o.

APENDICE. ro .. 103

SOBRE LA CAUSA DE LOS ASESINOS

-DEL-

~r, ~. ~ati¡is ~d$te9ui. AL.

l\J ACI. por gracia del Altísimo, en un pais católico. fuí educado en el seno .'( b.Jj'O las regl,lI úel cristiani~moj y todavia creo que la Providencia permite suce­

sos importantes en el mundo pólra bien de la sociedad. Es verdad palpable á todos los sentidos, que huy una dependencia forzosa entre los ncontecimicntos de la tierra y los pre\"enciones del cielo. El hombre que se apoya en esta nr­d:ul marchará sio riesgo; porque va por el camino seguro: quien la ohide ó des­

precie 'Se precipitará en un abismo de donde nadie lo saCll~.

Estaba prevenido que yo Cuera el defensor de Fenlando Santillau; y no oh:;­tunte las dificultades que yo mismo crié, yo miemo las vencí; porque mi concien­cia me impuso repentinamente el deber !le acept-aJ un cargo, que las leyes de

¡mis, y el nomuramiento hecho por Santillan. alejaban mucho de mí. Un cargo del que me jnz~lé esceptundo: un cargo. que protesté bajo mi palabra al Sr.

tic. D. Mariano Esteva (padre) no nceptar jamas: un cargo que. hes dín3 an~

tes, no hubiera aceptado ni por la recompensa mas brillilnte ó productivn; y nn ~drgo, en fin. que tres dias despues. no renuncinrb por todos los bienes del ml1n~

do. 1..0 repito, mi conciencia, en UD momento y rf'ppntinamente me impu!K) el

dcllt"r de defender á Fernando SantiUan.

104 APENDICE. __ w... ... .......... _ ... __ __.

Cinco minutos bastaron para persuadirme de su illOccuc¡a; y \-'Í llegado d m~ mento de ejercer en toda su plenitud las obli~aciones que me impuso la santa y honrosa pl'ofesion á que pertenezco.

Todas 1ros circunstancias de la causa la han colocado en un grado de celebri.

dad, que por muchos años no ha tenido igual en los anales del Foro Mexicano.

Esas circunstancias compromctian altamente mi posidan; y me llevaron á tal di­ficultad, que, ó me cOIlfesaba yo mismo un abogado ó inepto, ó cobarde, ó deLí

resolverme á sufrir los interminables padecimientos consiguientes ;Í la cruel si­

tuncian de demostrar .. de una manera inusitada, la inocencia de un hombre á quien toda una ciudad, todo México, toda la República. en f.n, coudenaha con su inexorable fallo, dEsignándolo el matador uel Sr. llcístegui.

K aun me detuvo, nada me arredró, porque se trotaha Je cnmplir ron mi de­

ber, por cuya omision se me hnrian cargos en el tremendo tribunal de Dios, y!l.e

me impondria un castigo duradero por toda la eternidad. Siempre he creido qne

la ahogacÍa es un sacerdocio social, }lnm el que se necesita una yocacion. con la

cual vienen el valor, la firmeza yel heroismo del mártir contra el tirano, y dd

sC\ldauo contra el poderoso enemigo.

Mi conciencia, ese juez inexorable, me dice que he desempeñado mhi deberf''';:

ella misma me impone el (utimOj pero el mas terrible, el mas gra\"e y el mas N)$­

toso, cuanto mas esquisito. Omito gustoso las pruebas de este aserto; 10::1 lec­

tores sensatos las encontrarán, y eUas rni'::'ffios me ihmín el parabien; y Gtra ,·cl.

mi conciencia me ofrecerá un nueTO testimonio que me libre tic tOlla rcspollsnui­liJad ante el Eterno.

Abara, hoy, como en el prineipio, uada me detiene, undn me arredra; y em­

prendo con valor ese debfr de q? no puedo descntendenne.

Pero es preciso nntes que todo suplicar al1e("tor liI momento de Calilli1: es pre­

ciso antes qúe todo pedir un perdon, una indulgencia anticipad..1 á los nutorid:¡­

des á quienes se dil'igen estas líneas. ¡Quiera el ciclo concederles un sentimien­

to de esa humanidad que Jesucristo, Juez de los jucC€'s, les encnTgÓ cuando ben­

,lijo á su Padre celestinl~ porque re.eIó á los pequeños lo que JUlula ocultado tÍ

los sabios! Tono pretcudo ni quiero ese honQr que el mundo estima: yo renun­cio conteuto á la gloria y á la nomumdía: yo quiero solamente snlrar nI inocen·

te de un castigo que no merece; y quiero mas, como cristiano, que no pese mas

una rel:!ponsabilidad sobre los jueces que han mandado por die% riñas á Fernan­

do Santil1nn, á que sufra los padecimientos de un presidio.

¡Señores! jueces Sereis juzgados por Dios; y si yo puedo libraros de una in­

mensa é interminable responsabilidad, deller mio es hacer1o. Acoged, pues, e.,. te mi trnhlljo con un sentimieuto religioso. K o !:(! os concedió la infalibilidad:

posiUe ha sida un error; y si yosotros 10 conoceic:, .osotros lo cnmendan.';';¡; y

APENDICE. 105

t'ntonces caer.í sobre vosotros la bendicioll Jel ciclo y las nJauan7.:ts de la tierra.

()¡¡rcis entonces gradas á Dios que se n¡JitÍ de mi torpe lengu<¡ pura su!rHW.'<i

porque obrareis entonces la justicia en un miserahle y desventurado ht'rlll1UlO

,"uestro, que no cometió el delito por el que prinwramuute lo ltIillldlÍoais ¡í (jw:

muriera en un patíbulo, y desplles lo hnbeis relegado á un presidio para que sta

\ ídillla por diez años de trabajos insufribles, reservauos únicamente ni criminal

'llle holló la ley de Dios, quitando la vida ti su prójimo.

Otro deber en-favor de la posteritlad. pone la pluma en mi mano. lJosibl~ f'S

que otro hombre sea proceS<IJo, juzgado y sentellciado (.'muo F,'m;lIIdo 8ullti.

Hall; y es absolutamente necesario que los juece!; y defensoTCs que ntls han de

~rguir, pongan en ejercicio ese único medio que la Providencia me inspiró. pnrn

halh\r la verdad en casos iguales. MIle110S hllbrd: que, como San tillan. no po­

dn{n ni introducir su defensa en la coartada: muchos 1mbrá. que, COliJO SuutillUll,

~cnu tomlemuws ú morir solnmenre porque los wnlat1l'ros tldinf'lIentes aseh'1.tran,

despues de mil contradicciones, que rIlas 110 fueron el ~efe del dl·lito. y ~í d oí.

'lujcD :lCUS<lD como cahecijI'l Ó lllOtOl lle! erílllcn.

Pero al cumplir con este, igunlmcllte pl:UOSO deber, tambicn prok:.to que re­

nuncio y desprecio todo loor y todo Domllre que por ('sro obra alguno me (luiera

atlibuir. Protesto solemnemente que solo ll!:'piro á. la gloria dd S.mto nombre

de Dios. y al bien de mi::; l'>ClHejantc5.

H':ljG estos anspicio;;, comicnzo á referir hechus tiue (;$ illl}JOrtaute se tt:llg-an

pn:;¡entcss p¡lJa que ni fin \·f"llg'¡ tI t'ou\"ellcimicutu de c:-;t¡¡S proposiciones. Primen¡. rcrllanJ.o ~antill¡¡ll {'S inocente.

B('guutla. Ln CHor, im·oluntario es vcrd:lIf. }>recetlíó, sigt.¡iú y terminó la l·ausu que se le formú.

Sonó la tremenda yoz de los tribunales. y los rt:spdables. los saLios jucc('s.

prouuDciaroll la sente.neja que su conciencia les inspiró.

Yo pude con tmticipaciou prevenir la opinion pública, por memo dt: la prensu:

pude escitar el juicio de los legisladores. y puJe iniciar tsc perdoD que el sobe­

rano congreso otorgó á lDiíii que debieron morir en lin horrible cadalso.

!iada he hecho, porque mi fe en Dios. salvador de la inocencia, no tenia tér­

mino. Esperé tranquilo lo {pIe al fin habia de verificarse, que JI/eran perdo1¡a.

Jo, lo, delinClleN.tel por no ,er Cfl3tigaao ~l i'lOcmle. ¡Cuántas inculpaciones La merecido el cuerpo lei:,rÍslati'iO por la concesion del indulto! ;Cuáutos y cuán

('nteles conceptos ha. vomitado la prensa periodística! Todo lo he oiclo compa·

decicnuo el estrdvÍo de la TaZOD: todo 10 he sufrido, porqne todo era injusto.

Pero ba llegado la bora de bablar. y vendrú. no };;.ly duda, el triunfo de la justi­

cia, 1~1 L"n:versal y el Omnibus, que tO!~aron la l"angunrdia, que mu1tiplicaron !JU!! clamore~. y que segurolmente serian los j)ríUlerO~ concurrentes al fu¡;al C$p(-c-

106 APENDICE. ...... ,.," • táculo de la ¡lorca: estos periódicos, digo, si meditan en calma sobre 10 que Tan

á leer, si no apagan In alltorcha de la Religion, serán los primeros en retractar :sus errores y esclamar conmigo, Fernando SantiUan es inocente: la mano pro­tectora dd Altísimo lo arrancó de la mUNte.

Tiempo es ya de entrar en materia. Quince dias antes del 2 de Marzo de 1852, SantiUan, por ruedíacion de un

hombre llamado Pedro, se CQlocó de amansador de mulas para el servicio de ar .. tiUeñtl. Yivia en la hacienda de Narvarte y babitaba la casa de Juan Sosa, sir. \"iente de la misma finca.

Juan Sosa y su muger Hilaria Pere!, I~ernando Santillan 1 su amacia Marina N., vivian juntos. ],10.5 de tres años antes, SantillaD hnbiaestado continuamen_ te al servicio del sabio médico D. Miguel Jimenezs en el cargo de su cochero. En el primer dia que este señor ocupó á San tillan, yo mismo luí dirigiendo 10' caballos de la cnrretela de Aquel, y he aquí el momento en que yo conocí á San­tillan personalmente, sin saber cu~l em su nombre ni él el mio. El Sr. Jime. nez era el méJico de mi casa: el Sr. Jimunez vino á ella innumerables '-cees durante esos tres años, y otras tantas conducia Sautillaü la cnn-etela.

Aprehendidos José Maria Ril'"cra, José ~rnria )!edina y Marcelino Espinosa, á cousccuencia del asalto que dieron al Dr. Beísteg-ui y compañeros, confesaron inmediatamente el participio que tuvieron en el delito, disculpándose con que Santillrm habia sido el cabecilla. El aprehensor D. José ~Úlrin. 'Figueron, agen .. te de policíu, n'firió inmediatamente el suceso; y he aquí la fu ~nte de donde bro­tó como por encanto, la opinion gcneralísima de que S:mtillan fué el que dió ni Dr. BeÍstegui el golpe de piedra, y el que <ltacó en seguida al Lic. Esteva. Des. de entonces apareció este hombre como el taumaturgo de la pen·ersidad. Algu­nos meses uespues el Omniów dijol que Santillnn enhe otros dt'litos~ habia ro· metido el de quitar la vida á un hijo suyo. ¡A cuánto se espnne el autor de un artículo periodístico~ que escribe al asunto del dial Quedó, pues~ Santillan, Ue!­de el momento de la nprehension de los salteadores, en opinion pública, como el héroe, como el Cid de la muerte del Dr. BeÍstegui.

El mismo Sr. Lic. D. José Maria Casasola, ministro fiscal de In suprema cor­te de justicia, hallándose, y yo taDlbien, como el Sr. D. Janer Eche\'uría y el Sr. Lic. D. Pedro Elguero, en la Cll.'la dcl 8r. Lic. D. :a.rariano Esteva, á quien ,;sitáhamos con motivo del suceso y enfermedad de !u hijo, manífe.~tó una api­nion semejante: estaba persuadido, como el público, en contra de }~errumdo San­tillan; y su señoría no espresó otra opinian diferente en la vista de la causa. cuan­do dió por única respuesta á mi defensa estas notables palabrns: Lo. cálculo,

'I1Wlemáticol qw Je lum MCM ti pre8i!ncia del tribu1tal101J "bellas teorías." ¡CUkn temible no es la primera impresion en materias que deben examinarse en la cal· ma y el silencio de las pnsÍone,. á la lnz de la rnzon y de la ciencia!

APENDICE. 107

En esa misma visita manifesté el}IIacer ue que no seria yo el defensor de San"

tillan, y aun empeñé mi palabra de que no lo seria. ¡Tambien yo ruí víctima r

aunque por poco tiempo, de la ligereza de unu primera apinion!

Llegó la cansa ue Santillau en pocos dins al estado de defensa; y preguutndo

éste si tenia quién lo defendiera, contestó que nombraba á fin &eiior licenciado

que ri,,;a e" d número 9 de la calle de Quelluda8j es decir, á mí, porque ho

habia otro letrauo en esa calle. Conque yo fuí nombrado defensor por eleccion

del cliente, no porque me hubiera tocado el turno que previene la ley de 6 de Julio ele 1848, que ha precedido á la causa.

Yo no advertí esta notable circunstancia; y cuando á las nueve de la ruaflana se

me hizo saber el nombramiento; contesté, e(lui'rocado, que estando empIcado eJ.

lerci.cio púhlico, como agt'!lte fiscal del supremo tribunal de la guerra., no Illc

oomprendia el nombramicuto_

Volvió el escribano y ejecutor del juzgado á notificarme el auto en {fue prc­

"iuo el señor juez uo admitírscrue la escusa, y que se me notificara que el térn,i.

110 me coma desde 13:5 UOS de la tarde. Se me hizo saber todo al llegar yo á mi casa á las tres, á cuyo momento fué puesto en mis manos un oficio d~l señor

ministro de justicia, que me escitaba, á nombre del Exmo. Sr. presidente. tne

encargara de la defensa. A todo resistí; y mi respuest..1. fué. no mi! encarga. Se

retiran loa agentes dd juzgado, y yo me '"ay á comer, hallándome con trage de

calle y aun con el sombrero puesto. Apenas concluí, sentí un movimiento que

lDe impe113 á admitir el CrLrgo, é inmediatamente-parto para la Nlsa del ju('z: le doy h\s gradas por h.,ber despreciado mis escusas. acepto el cargo, me dirijo á la .Acordada~ llamo á :Fernando Santillau, y me encuentro con el mozo de pes­

cante que tres años antes me habí~ ,-isto, como yo á él, por la primera ,-ez.

Oí con calma sus instrucciones: ernn las mismas que fueron su constante de­

claracion en la c,msa. Jmuas oh-idnré las siguientes palabras que le dije: La 8e1Itmcia de muerte. hijo ,I/io, pe,a ,oóre tí. lo 'mismo que ,oóre nd y ,obre loJo,

los que ~jrell. El preciJlo diapo1leTae á tila porque IU hora ~, iuciertaj pero 710 le

trala akaTa de e&a llUterle COl'mm: para tilo btula que uprouche, t,ta oporbmwaJ y que hagaIJ IJI COnlt!'WH !leneral. Atora debe! 7~I/lanne la ~erdad. porque ,in tIla !lo 110 podré drj'elld/'rle. Su respuest.1 rué: Juro, ,rilar, VUe!l0 #0 he utaJo con.

elO. /wmtre, ea el acto del robo, y r¡t~ yo he declaradc la rerrkd. Se me entrcgn la CaU:5íl, planteo mi prueba, bien convencido de un éxito satis­

factorio. Y se hubiera logrado, si el señor juez hubiera deferido á. que se prac­

ticanl como 1,. pedí; pero estaba escrito que el juez que debia examinar el suce·

so con totla.la calma y detencion posibles, se hubiera infatuado ó preocupado

desde el principio en contra de Santillan. Así es, que su conducta fué la preci­

pitacioD, y que rerorrió el camino con la velocidad mas inaudita, y se le ,,·¡ú ,{ue

soJo Z1spiT:lba ;Í dictar la horrible scntenrb, que una n'z proDullcjatl'.), fscand.1li-

108 APENDICE.

zó á l("l~ llomurc5 sensatos, sabios y reEg1osos que In supieron. Esto basta. para mi objeto; y gustoso dejo en el sileu('io. para mí s'lltlmente, hechos que, publica. dos. 'So{"rvil'ian nnda mn!'o. que para ('Oll"U>l.ItU' b. optnLon que él. se ha granjeado. Deho n:spetnr la autoridad, y no snltm los límites tIe mis justos deberes en este

6sunto. I~o dicho es suficiente.

Se lUlee la relacion y la Yi.sta de la C;\Usá en la Diputacion, en 18 de Uarzo. uoce t1ias.dt-:;-pues del SUC-Ci':,Q, y toda la concrurencia notó unaconteeimieuto que es preciso referir. .

ltelaulba yo los hcchos p<lsados en el mOUlento del asalto, tal t"Omo yo los

concebíj '! cuando aseguré que Espinosa y Alnuado (a) el Charro, habian ataca·

tlo la carretela por su costado u.er~eho, qne 1tiveTn. y 1Iedina cmgaron por el lZ­

cJltierdo, y que MeJina a.rrojó la piedra al Dr. Deístegui, ese desgraciado Mediua sufrió uu sacudimiento estrepitoso, bajó su cabeza como agobiada. y desde en­tonces se le vió postrado, manifestando en su semblante la profunda tristeza que avasallaba su nlmao Era el grito formidable de la conciencia. que lo acusaba.

Entre tanto el jllez pronundaLél su sentenci:t, ~·o mismo ignoraba cómo haría. la. defensa de segunda instancia, porque, lo confieso, se ngotó la ciencia para mí en aquellos momentos. Solo tenia espcrauza en la Proyidencia que siempre ve ..

la por el inocente. ¡Cosa admirable! .A.. la una de la mañana ud dia en que la Iglesia cato1ica recuerda y celebra la Encarnacion del Sah"ador. me \'¡no á la imaginacion un plan de deÍens:!, que dcspues (le examinarlo por todas StlS fases, me convencí ser el único en 1;\ sihHl.ciou, y seguro parn su ,{i!cto. ~rc dediqué

á des¡¡ITollarlo: :í. siete llOras dl'i"pnes llli com'icciou fllé fll)~oluta. y hoy mkno creo 11M me rué inspirado (ya lo he dicho) por esa Provideucia qne sflha aUllO"

centc. Pero el plan era. desusado, era esql\i~jto, y :í. decido dc Ulla ,'{'z, desco~ Hocido aun para los mismos que q.ebian sujt:taIlo;í la c<Jlifirocion legal. Así se

"erincó. ¡

Siempre tC¡)lÍ que no se me cnt-clUliern: temí que se juzgara mi ímprobo trn~

bnjo como una obra de im!lginacion, sostenida en cálculos uc inn~'llcioll yen too­rías matemáticas de imposible ¡Iplicadon á un llecllO, que muy de antemano pre­ví absolutamente justificmlo en opiuion de los mngistrados. ::\1is temores se ren~ liznron; y la sentencia de la Exma. tercera sala ele la suprema corte de justicia, será un monumento perpetuo de esa yerdml que es preciso recanoct>r, paro que resalte hasta en la eternidad la idea r la memoria de un Dios infinitamente sn­bio: de un Dios que deshace los consejos ue los hombres, cuando no van ólpny;¡­elos en la Yerdad y en la justicia: la infinit..1. Providencia de ese mismo Dio~ U:I

permitiJo que se engañen ellos por un momeuto. lIe llegado á. la época 1nas importantc; : yo mego otra. ycol nt públiCfJ, y muy

¡Ospcei..,lrnentc á los señore:" jUf'N.'S de quif'nrs. hablo, redoblen la calilla y el ~n­

thuicllto religioso.

APENDlCE. 109 -~~~---

Se notifica á lo, reos de la causa, que han sido sentenciados á morir en una

horca: que sus manos diestras serán amputadas y colocadas en la punta de Una

escarpia. que se fijarla en el lugar del asalto ...... Pero me he adelantado, y debo referir tres hechos demasiado intef!",santes. porque quiero que reluzca mas y mas l. Providencia del Señor.

Primer hecho. Vuelvo de la hacienda de :N arvarte en la misma. mañana del

día 25 de Marzo: es~ban hechas por mí mismo las mediciones del terreno re­corrido por Sátltillan y por la carretela del Dr. Beístegui: estaba resuelto satis­factoriamente para mí el dificil problema. Y confiado, y muy confiado, llegué á la Acordada: llamo á Santillan y le digo, á presencia del alcaide, que de intento qui,e que fuera te,tigo presencial, estas palabras, Dentro tk ",y poco tinnpo .. ~ Aará ,alJer t~ 8entencia: ,i fuere de libertad, dartÚ gracia, al jMez: si fuert: ae pri­

,iolS Ó presidio, apelarálj !I ,¡fuere de muerte ... oh! .i filtre de muerte, te reirá, ... Una personacoDstitaida en dignidad; un juez !uperior que supo esta ocurren_

cia me inculp6 por ella ...... Yo lo compadecí tambien, y mi respuesta fué: El Dio, qv.e 110 pvétlI! ixutigar al inocente ,alvará á Santillan del patíbulo. Lo, JIU­ce8 entolZCe, de6pertará,. del letargo en que, COmo lwm.bre8, 7Y:ya1J caído: Aace tn.­cAo tiempo, lJ1U! la Repú.ólictJ nece.ita grande, y f[/icace8 leccione,: /u¡ tleniJo lexa

'lile el preci80 aprofJtchar.

Santillan me comunicó por escrito, que el señor juez. de primera instancia le habia notificado, á las once de la noche, su sentencia de muerte, despertándolo del tranquilo sueño en que dormía. Mi contestacÍon se redujo á decirle-: Te he dieltO que te ñtu. porpe debe, teteer le en Dial; uperanza en t. c01lcielllia, y caridad para ClnI tu prójimo,. Esa misma fe me hacia ver muchos dias antes, )0 que el mundo entero vió muchos días despues: se puso con avidez la horca. se examinó el efecto de 1M tres mascadas, 8e preparó la escarpia, y .•...• nada sir­VlO. Santillan se vió libre del lazo, pOlque el lazo se rompió. ¡¡Hay un Dios Qmnipotente y justiciero!!

Segundo hecho. El agrimensor D.-:Mnnuel Gargollo mide, por órden de la Exmn. sala. y hace el reconocimiento del terreno. En un documento auténtico de esta clase fundaba yo IDi principal defensa. Yo mismo, á presencia del juez be llevado con mis propias manos el metro; yo mismo pedí al Sr. Gargollo las medidas: el mismo señor me las dió, y aun el borrador del plano topográfico. Yo lo examiné. y lo hallé perfectamente arreglado al exámen trigonométrico, y sobre él fundé las últimas demostraciones que presenté en una última audiencia que se me concedió.

Pero el Sr. Gargollo presenta en juicio solamente un plano linea\' omite las medida,; y me veo precisado á aplicar el compás á la eseala y á Dl8rear las dis­tancias, porque se habían omitido por el perito, á quien principalmente ~ babia ',-ometiuo el que diera la de los lugares.

T. V._I:'

110 APENDICE.

Yo practiqué est.-l operacioll á presencia ud señor secretario y los bes miDi~

tras de ]a Exma. sala. ¿Y qu~ resultado se obtuvo? Parece increíble: UD me· naft y muy considerablemente menor número de "aras que la::; que de llecno le

miuieron. Pero ya que la severa venIad y la inflexible justicia me impelen ,t reh.t3r he.

cllO.~ que es ticmpü de referir, no los omitiré. En la primera vista de ojos que á mi petician practicó el JUEZ de la causa, por órdcn suya se colocó el cochero. que fué el mismo que conducia la carretela la. noche del asnlto, :í. 14S "aras an­

te~ de la {~ntl1lda del carril escusado de Narrarte, al laJa oriental dd l'muiuo. diciemlo espresamente el cochero que en aquel lugar y en aquellauo se detuvo,

obedeciendo el alto que le impusieron los malhechores. (EsL.í certificado t:l he­

cho en la causa). Y en el reconocimiento segundo el cochero ha marcado á 2"'9

varas antes del mismo cnrril ellugnr del aUo. y á. la parte occidental del camino.

Una equivocacion inelritablc ha precedido á hechos que nunca pudieron ponerse

en duda. En uno y en otro caso ~e ha faltado á la verdad.

El Ingar en que el cochero se paró por la útden dc los agrcsol"l's. distaba sola·

lIlcute siete varas antes del carril escusado. Este es el forzoso resultado ele las operaciones matlilllláticas oÍ. que redl~e un hecho que pasó en un tiempo. aunque

illdetmllinaaa. Bien lo sabia ya; pero debí abstenerme aun de indicarlo, porqlle, si otr.1S ver­

dades mus asequibles ni talento y al saber de quienes me escuchaban y debian y podian juzgar, fueron puest.'\S en duda por unos, y cnlificadas por otros de ctÍl­

CIlIOIJ y bellas teoria8; ¿qué suerte habria corrido una proposicion tan sublime 00-

mo ésta? El roóo 1I elo8alto le "erificó I!Jlam.ente á 8iete~ara.t tmte8 del can-il t:8CII­

~ailo de .Va1T)arte. He prrgnntndo, rlelante rle pe:r.;nnas de instruccion. ¿Si me em

posible fijar el número de T<U1tS ep., recO!'út:!'oll 10$ reos, y el tiempo que em­

plearon desde el momento en que emprendieron su carga sobre la carreteJa? Y

Ite Tisto con sentimiento y admiré un movimiento de desaprobaciollj pero desa·

probaciol1 ,·cuida, no de convicciau por razon y por conciencia: pero t1e~aproba· cian cmanaua de ...... olyido quizá de la fisica ...... He tenido que valerme de t·jemplo~ sencillí5Ímos que produjeron la conviccion. llt: prrguntado nsÍ: ¿Si

dos hOlnbres saliendo cada uno de una e5quina en direcC'Íon encontrada, no se

reunen en el centro de la calle? Se me ha respuesto que sít trayendo igual Te.

loeidad.. y ~i uno de estos hombres tme .doble \""elocidnd que el otro, he vuelto

oí preguntar, ¿dónde se reunirán? En la cuarta parte de la calle, se me ha res­

puesto. Ll.1ego es e\'idenle y cierlo, como In existencia de Dios, que dado un punto en

que dos cuerpos se reunieron, sabida la \'elocirl~d, se sabrá sin duda el término

descrito por ambos, por cada uno. y aWI el tiempo empleado en utra\·esarlo. De

este modo he demostrado la rerdarl de mi aserto, teniendo necesidad de poner á

APENDICE. 111

la ,"ista la figura geométrica en que se funda el teorema fisico. De este modo

demostré la verdad, que ó no se conocía, ó no se había conocido, ó se habia 01-\·idado.

Del mismo modo; y hoy que seré y soy escuchado en la calma de la situadon,

y 110 temiendo la gritería y coJÚusion del tumulto causado, ni rodeado de oyentes

(/ue di!lclll']l'n con eJ COr<lZOD. enmudecida la razon y cenados Jos libros de Ja ciencia; aseguro con toda firmeza que siete "aras antes del carril escusado de

N armrte se ejecutó el asalto. Una sola razon daré. He ecntado por consecupn­

cia tisien y lógicamente deducida, que Santilliln, entrado ya al carril, distaba dos­

rjeutns ~jt'tt: 1'.11"85 del lugar del asalto, y (lne aos minutos treinta segundos an­

tes de que f~{erall detenitlol el Sr. neí~tegui y sus compañeros, habia pasaJo por

el propio lug,¡r en que se ,"e¡iticú el asalto y el robo,

Pues siendo cierta cualquiera de lns dos nse\"eraCiolles del cochero, es decir.

que ó á 148 'faTaS, ó á 2-19, fué' parada la carretela, S:mtillan y el Charro, que

ibau á pie y á pn:;o natural, habrian sido encontrados por Rivera, Espinosa y ~reUba que venian á. ca.ballo y en toda enTrer::!" Así 1011abrian tleclarndo, sin

necesidad de haber espresado las circunstancla:i que fraguaron, las mentiras que

declararoD, y las contradicciones en que íneuITit'ron. Contradicciones que pro·

cllraron deshacer porque se Its lIló oportunidad y manera de deshacerlas" Re~

cuerden los lectores que jUeuina dijo que Santill:m ,"eoia en ancas del caballo de

Rivera: recuerden que éste declaró que SantilJall \"enia en las ancas de Medioa.

Esta no es diversidlld. esto no es diferencia. en la declaracioll: 110 clebió practi~

l1lrse careo, porque el careo no se IlJ.lctlca par'l deshacer cOlltrndictonas propo~

sisiones, ni para sah-ar falsedades ó o:entll'as. El careo siniS para re<l1izar el

plim convenido de antemano por los quc, autores solmncnte de nn horrendo crí~

lUen. uuscnuan á quien aplic¡¡r el ongen y causa de un hecho. Todo el mundo

sabe ql!c uuestro pueblo cree de corazon que liaZa al ctÚJecilla aROrCtll', Es prin.

cipio que ha pasado á ser un proloquio entre los que forman á ese plJe'Ulo. Ape.

nas se les presenta la oportunidad "del c.'neo cuando se apresuran il aprovechar.

la: bien conocerlan 1<1 mentira; pero bien conoderon que se !ah"ab3 su objeto:

ron ruzon com.-inieron l~1I que por fin )¡¡s U71('Q, Cueron las del C8ballo de Ril-era:

podian haber convenido en lo contrario, He aquí, pues, el fenómeno: quiso el

juez. convencerlos de falsedad, y solo consiguió ser él el engañado.

Pero no declararon como debieron, y queda j".lstifit'arlo otro llecho inde~tmc· tihle, que demuestra hasta sus últimos ápices lo (¡ue be (Hcho: ha prrceditlo en la

calila una tqtúoocaciQ1l. Y en la esCera de la!; cquivoc.1.ciollcs. es primera la que

fiene de un hombre que obra convencido anticipadamente de una proposicion

que debiera examinar, ealifh',<1f, juzgar, meditar y aun consultar. Conviccion hu~ Lo desde el prinripio de que Santillan fué rl nlUtador c.ld Dr. Reístegui. yen se--

112 APENDICE.

guida no hubo causa, faltó el proceso: so pretesto de exámen se fundó un juic~ que emanó de una opinion.

Razon muy poderosa me da un documento auténtico que existe en el Toca fOla

mado en la secretaría de la Exma. tt:rcera sala. Allí aparece un oficio en que el

señor juez de primera instancia confiesa que se comprometió persona1mente, y ofreció en lo personal á alguno de los señores ministros, que concluirla la causa, ó sumario, no lo recuerdo bien, dentro de un término fijo: oficio en que el juez hace notar el cumplimiento de su anticipada palabra. ¿Cómo el hombre semlto va

á creer que precedió á este proceso un enmen circunspecto y cual se requiere pa. la encontrar la ycrclad. que es la base de la justicia?

Aun el mismo señor fiscal participó. porque es hombre tambie~ y de un cota ..

zon sensible á la amistad, de ese, para mi pobre juicio, enorme defecto eu que

se incUfno. Apenas llegó á su noticia el terrible acontecimiento, cuando ocurrió á la primera Exma. sala pidiendo que desde ese mismo rua se diera turno al ne­

gocio, y se dió á la E:xma. tercera sala sin que se espernse que el juez de primera

instancia diera noticia i¡ la suprema corte de justicia de haber comenzado á far.

mar la causa, como se 10 previene la ley.

Este mismo señor fiscal nos ofreció otra prueba irrefragable, cuando leyó su

pedimento en la vista de la causa. Toda la concurrencia advirtió que apenM so­

nó un pequeño ruido en una puerta, entre tanto él leía, cuando suspendiendo la lectura reconvino en voz alta, y dando órdenes al portero, como si su señoría hu. hiera sido el presidente de la sala. Pero no babia hecho cosa igual en los días

anteriores, cuando nosotros los abogados defensores leíamos nuestros discursos. Toda la concurrencia notó el profundo sentimiento que causó al sensible cora·

ZOIl del señor fiscal la memoria de los padecimientos y peligros" que rodearon al muy apreciable jóven abogado D. Miriano Esteva Uhoarri. Muchas y muy me ...

recidas alabanzas á él: herrar al mmen: memorias tristes al Dr. Beístegui. To­do esto, bien espres,,:do. como el sumo desprecio ó indiferencia, por lo menos, res­pecto á los alegatos de los defensores y multitud de_citas legales, sin un relato fiel de la causa, rué la materia del discurso de su señoría, que esrorzando cuan­

to pudo su 'fOZ, concluyó pidiendo se confirmase en un todo la sentencia de pri ...

mera instancia, con la pequeña diferencia de que no se cortaran las mallos de lO!

acusados, sino la! calJeza, . ....... !

¡Cuán sensible no es el CQrazon del señor fiscal D. José Maria CaS8sola á la amistad! iCuánto no pesó eu ese mismo corazon la desgracia de una familia querida! Jamas se borrará de mi memoria el fuerte y sordo murmullo que siguió á. esas homoles y crueles palabras ,ino ,., cahtztU. Muchos años Ium pasado, y )1hico no ha sido testigo de un hecho semejante. No merecie­

ron tanto los asesmos de D. Juan de Dios Cañedo! ¡El señor fiscal Casa­

IOla fué mas humano COD. estos desgraciados, cuyo delito igu.a16, si no esce-

APENDICE. 113

dió, al de los que asaltaron al Sr. Esten Uhoarri y Dr. Beístegui! ¡El se­fíor fiscal por ser justo degeneró en cruel, y por ser amigo olvidó la ju5ii" da! Perdone su señoría, á quien de corazon aprecio y con gusto venero, es­te juicio que me arranca mi conciencia, vivamente escítada á vista de un ino­

cente confundido entre los malvados, un inocente sufriendo un enorme padeci­

miento, y frente á la temprana muerte que se levanta en ese mortífero pais á que ha sido destinado. Perdone su señoría. porque yo cumplo con mi.! de­beres, en 10 cual cüro mi felicidad.

Pero volvamos si punto que dejé. He dicho que el fatal espectáculo de una triple horca de nada sirvió: quiero ahora revelar sucesos que demostra­r.ín bien cuán encontradas se hallaben la muerte y la justicia.

Son notificados los reos • las cuatro de la tarde del juéve.. La ley de 6 de Julio inflexible y estable, á cuyo sombra se habia practicado la causa lo­

da, debió ser obedecida sin dificultad á las veinticuatro horas despues: debió

morir Santillan á. los cuatro de la tarde del viérnes siguiente¡ debió suhir al cadalso.

Se difiere sin embargo la eangrienta ejecucion. para las ocho de la maña­na. del sábado. Primera circunstancia.

Segunda. Un individuo. demasiado conocido y justamente respet..1do por su piedad, fruto de sus religiosas costumbres, se presenta voluntariamente en

el lugar que servia de capilla á. SantilIan, que He disponia á morir. Oye de

su boca la prot.esta de su inocencia, porque Santillan le dijo: &iior, yo mori­ré, pero inocente, pl1Tque!lO tlO aeompaM ti t80! ham/m:! al alaUo. Xad3. mas

fué necesario para que e!:!e respetable y piad080 hombre Connara la finne re­solucion de salvar al inocente Santillan de la afrentosa muerte que se le prepa·

raba. Con tal designio sale de la cárcel. toma un coche desde esa mañana. y no perdona ni paso ni diligencia alguna para conseguir de los diputados el indulto, que se había iniciado á peticion de un pariente de José Maria :Medí· na. Ese hombre. verdaderamente justo y benéfico, no descansa ni deja el ea· che, hasta que no oyó la aprobacion ó concesion del indulto en las dos cáma­ras del soberano congreso..

Permítaseme una pequeña iligresion. Desde que ea publicó en la tercera

Exma. sala la sentencia; es decir, desde el medio dia del juéves, suspendí to. do trabajo. porque ninguna impresion me causó. y estaba de antemano conven­

cido que jamas se realizaria un castigo que Santillan no ha merecido: tuve, y hoy no me abandona aún, la mu viva fe y la mas segura esperanza de que

cesen sus padecimientos porque reluzca su inocencia.

Yo no dí nn paso en pro del indulto, yo no hablé eon nadie, y aun ignoré todo lo que pasaba.

En esa misma tarde se me presentó, cubierta de lágrimas. la esposa de San-

114 APENDICE.

tillan: era cstremo su Jalar; pero sobmente 0)0 de mis l:lbios estas palabras:

. .Yo 1JKJrirá tll ~l cadalJQ tu. tfpUSO: ri"ir,í para lo fJ14f! DiOl lo guaTJ~, fU m"y ,'TUl/ttJ ~e Vt!rijicará.

Mi familia toda me ec1mba eu cara la indolencia é indiferencia: en la noche

la seoora mi lDadre me obligaba á. que trabajara yo por el indulto: mi res­puesta fué: Cuanao ha!l justicia no pido faror: justo e~ que &lItillan RO '-lr4 la p~'ft.fl de un d~lilo que 1'0 COlltetió: Dw, dilpondrá.

En b mañana tempmno del sábado siguiente, un boen amigo me trajo la no­ticia de que se Labia. concedido f'l indulto: con tal creencia, me marché para

la Acordada. R dar el parduien á Santillan. Llego á IRs once de la mañana. y me encuentro con q11e no era cierta la concesian del indulto: que el gobierno habia devuelt-O con observaciones el acuerdo legislatim; y que la f'jecucion se

verificaria á las dos de la tnrde ••• ~ ¡Oh Dios mío! ¿por qué tantas circuns­

tancias y tan notables. ~ •• ? Porque era tu voluntad hacer resp1milecer tu justicia, tu sabia Providencin. Todo esto era un decreto invariable pm'a la sal. ntcion de Santillan y de muchos!

Uego al aposento ..1.e Suntillan: se me arroja en mili brazo~, llora la injus­

ticia de que es ,·ídimtl: me pide el {tltimo abrazo: le contesto que no es tiem­

po: me SUplií'3 que lo ncomprule al fatal tabl1do: le protesto que ¡ria yo. si \:1 iba turuuien; y le digo con confianza: Fe el, Dw&. t&pera1Ua en 1M iuoct'1t ~"a 9 c(U'¡¿u,J paJ"a cop¡ tUI ¡n'Ójimo,.

}~sta rll~ In {mica respuesta que dí á los muchísimos que me preguntaban

en la cárcel por la suerte de San tillan. Confieso que á \is13 de todo lo que pasaba tuve un instante de tem9r por la vida de Santillauj pero ,-iene á mi alma esta importante reflexiono / };se Dios que DO puede hacer una injusticia,

no ha de permitir que se consume la muerte de un inocente. "Santillan no

ha de morir; pero si yo, pobre hombre, hijo del error y tnÍst'rable como el

que mas, hubiere cedido al orgullo ó á la debilidad. ó estuviere engañado, y se ha de realizar la muerte de Santillan; ¡oh! entonces subiré al cadalso ron

él: recibiré en mis manos su exánime cabeza. y pediré su cuerpo muerto, y le

amputaré la mano diestra, y la fijaré en la punta de la escarpia, Y llevare la. escarpia, y la pondré con firmeza en el lugar del asalto. ¡A.h! F..sto no !ena crueldad: seria el exactÍsimo cumplimiento de mis deberes; porque el prooido defensor, en mi situ.1cion. solo habia de cooperar al trinnfo de la justicia en el momento en que se ejecutara.

Quise saber la realidad: y bien animado con esa reftexion, marcho para la cá­mara de diputados, y llego al momento en que la. comision retiró su primer

dletámen hecho á virtud de 1a3 ob~e"aciones del ejecutivo; e!' decir. al en que

APENDICE. 115

la Di vina Providencia comenzaba la grande obra que habia ue realiza rse á po­cOS momentos despueso

rero no precipitemos la narraciou: séarue permitido referir hechos anteriores.

'fodo d muudo sabe que la scsion habida en la céímura en-la nocbe anterior, dn.

ró hn!Sta In madrugada: que dos votos solamente hubo en favor del indulto:

que el gobierno hizo obsenaciones, con las cuales (!cvo]vió t-l acuerdo, y bajo la séria protesta de que la sentencia seria t'jecutada á las dos de la tarde.

ToJas }l)S eEpernnzas nacidas con la roncesion oel indulto, des¡\pa~cÍl.:roll

cual un reláupago, cOn la devoluciou del acuerdo. Los mismos que juzgaron

libres K. los acusados cayeron de ánimo, y fué general la opioion de que se nria

eu lIéxico un otro espectáculo de sangre. ¿Quién podia espemr ni que hubie­

ra tiempo de discutir de nuevo el negocio? Todo! temblaron á "ista de la

t'special csfluisita atingencia conque el gobierno dispU50 el negocio para que

fuera ejecntadft sin nmedio la scutcncin.

Ciertamf'nte que pHl'ecia inespll~able la barrera levJlntada por el señor mi­

nistro de j1lstic>ia, que no dudó preparar su responsabilidad (cw.::o vnico en la re·

pública) por 'll~peil.fkr [.a ejer:ucüm dt 1l1&a IJt'7Ilencia deROber:kcinulo as; un arlÍcu-1-0 constitucional.

Posítivarnente!:e habia desobedecido ya. Pero hubo ticmp<J pa.ra discutir y oportunidad para salvar la justicia. ¡Dios

Ve1'1Ull! Apenas oí. durante nlpmos minutos, la nueva discusion, se aumentó mas mí

esperanza firme; así rolDO ñ con notable placer la nnmerosísima concurrencia~ y muy dCrffite, que con UD ~ilencio scpulrtaJ escuchaba los razonamientos tle la di$cusion. No habia en las galeñas un lugar vacío: no se oía un so1o ruido; y no J)abia, yo lo juro, una persona que fuera. ó sospt:ehosa. ó indigna de pTfsen .. -

tnr~e en aquel venerando lugar. El periódico Omnilllu, olvidando ó despreeian.

(lo mm los preceptos de l1urbanjdad y de lo que á. sl mismo se debe, se atrevió

á decir que eutre la concurrencia se hallaban ladrones bíen conocidos por sus so­

brenombres.

El desprecio que entonces se proiligó justamente á ese esctso de prcocupacion,

dura aún; y hoy, como entonces, no merece ni el honor de ser atendido.

Un. sentimiento predominó en la mayor parte de los señores diputados. Cre­

yeron que las observaciones del gobierno eran 1m lazo astutamente tendido aun

para impedir la discusioD. Quizá el señor ministro. antor de ellas, no tuvo tal

prevencion, ni Cc'llculó, ni quiso tal 0058; pero tué indudable el efecto. AUD se juzgó en esa cámara que el gobierno por esta vez se hallaba en una esfera supe­

rior á la del congreso mi!mo: algunos señores diputados no dudaron que se aba.

tía la gr.mdeza de su cargo con esta conúucta del f'jecutivo. He aqllí como el

116 APENDICE.

illdulto de Fernando Santillan pasando de su esfera, se convirtió en cuestion de amor propio, que atrajo á la afinnntiva treinta votos que horas antes estabaD en la negativa. Se imiste. pues, en el acuerdo: los diputados son victoriados por la concurrencia: el !:I810n se convirtió por un momento en un teatro en que re­sonaban los aplausos y 101 ¡vivasl

Pero faltaba aun la aprobacion de la respetable cámara de señores senadores, en la que, nI discutirse la proposicion de indulto, hubo un solo voto tambien que

bizo triunfar la afirmativa en la noche an~rior .. Quede escrito con caracteres indelebles Y eternos, un hecho sublime é inusi.

tado en la historia parlamentaria. Apen.:,'lS faltaban veinticinco minutos para que &ntillan cami.na.ra al cadalso: próximo se hallaba el reIox' anunciar las dos de la tarde, cuando se puso á discusion el dietámen que consultaba la apro. hacian del ncuerdo de la otra c-.lmara. Un senador pide la palabra; pero el se-ñor presidente muestra el relo:!: ...... el senador suspende su discurso: signe la vofacion y ... '0' triunfa la justicia, se t"jecuta la voluntad del Altísimo. A po­cos momentos despues queda. desierto el lugar en cuyo centro se babia elevado un cadalso: todos los asistentes desaparecen. Fué inútil la escarpia como la sen­tencia que la habia prevenido. ¡Gracias, Dios justiciero! Vuestros decretos se ejecutan á pesar de la justicia de los bombres!

Vuelvo á la cárcel, Y á presencia de la multitud que contemplaba condolida á J09 monlmndo'S acusados, repito á Santillan en nombre de Dios, lo que le habia dicho delante del alcaide en la mañana del dia de la Eneamacion del Verbo Di· vino: Si tu Ie'Rlerrcia furrt de muerte, te rnrtÍl.

A pocos momentos un número considemble de personas respetables por su po­sicion social y por su proCesioo: diputados, senadores, abogados, propietarios, !!le agolpan á los calabozos¡ aplaudén el triunfo, dan el parabien tÍ los que esta­ban libres ya de la muerte, 1 suena como por encanto un3 p.alabra general de alabanza á DiQS.

Si hay milagros en esta época, éste es uno p3l'll mí. ¡"Bendito sea el Señor Dios que adoran los cristianos! .

Pero falta aun el hecho importantísimo que revela de una Tez la justicia de la e:tusa que derendí; y no lo omitiré, no; aunque por contarlo merezca la crítica.

Habian pasado dos di .. de esta escena sublime y religiosa, cuya memori.lle­varé hasta el sepulcro. En la mañana del limes siguiente al saoado en que ella pasó; cediendo á las instancia. de un apreciable abogado que redacta el8omana­no Judicial. me dirijo á su casa pnra entregarle mis tres defensas y para que se publicaran en ese ilustrado y úb1 periódico.

Recibo la órden para. la impTenta: me dirijo á. ell'\; pero me detiene un movi~ miento del corazon: cambio de resoluciont y endere!o mi marcha para la ex· Al'Ordada.

APENDICE. 117 ~ ........ " ....... ......,.........,....,...

En el c..'lmino encuentro al Sr. Lic. D. Antonio Escudero que tambien mar­

~hahll para la ex-Acordada. Al tocar en la entrada se presenta el STo Lic. D.

Rafael lIuma1l3. Mi objeto era pedir al juei de la causa una órrlen para apre­

hender 111 Charro que lindaba prófugo. y segun infonnes' fidedignos $e hallaba ('D

A.cupill'O. Ambos señores me instaron re: que las condujera á conocer tÍ los indultados:

llegamos á. donde ~tab lll. A su vista se renovó en mí el celo por la inocencia

ue Suntillnn. ~Ie dirijo ;í Medina y Rivera, y les hago esta pregunta: Si hu­

bierais salido al }llltibulo ¿cantariail? Sí señor, me respondieron con firmeza.

¿ r qué huhteraü áicholles repuse

Las canas siguientes contienen sus respuestas: originales se hallan en mi po­

der para pre~ent..1fL'1s oportullnmentt!, porqlle debo rousumar la obra que la Pro­

videncia loe confió.

"Sr. l .. ic. D. Antonio Escudero.-1852.-Méxioo, sábado 24 de Abril.-lli

nmado compañero._ En la mañana dellúnes 19 pasado, venia yo en coche por

111 espalda del hospitnl de San Andrés, y encontré á vd. que venia para la ex­

Arordada: hemos venido juntos en el propio coche. Al bnjllr. habiendo llegado

á esta c::írcel, venia como del cuartel de policía el Sr. Lic. D. Rafael Humana:

casi en la misma puerta nos encontramos; y vd. y él me manifestaron que que­

riao conocer á Fernando Santillan y socios.

·'.AsÍ se verificó; y yo pregunté á Medina si era cierto que cuando c1, Ril'"eru y Espinosa. estaban en Sun Andrés la IJadrillera en la tarde del suceso del Sr.

Beísteguj. se separaron de ellos Santillan y el Charro que se vinieron á pie: sí ero cierto que aquellos tres alcanzaron y adelantaron á éstos en Natíviw: CJue si era derto que cuando aquellos contmmarcharon sobre la carretela, encontraron al

nharro mas abnjo de la entrada del carril escusado á Narrarle, y si por fin cm

cierto que Santillan no estuvo en el asalto.

"¿Es cierto todo esto, compañero mio? ¿Es cierto que Medína y Rivera con·

testaron gustosamente que era? Vd. recordará que pregunté á Medina ¿si al segundo dia de leer mi defensa en la Diputacion pinté el suceso como efectiva­

mente paso"? .Recuerde vd. que dijo que sí. ¿Recuerda vd. que pregunté á ')Je­dina ¿si cuándo pinté el suceso esperimentó una sensacion fuerte como de suste,

viendo .descubiert., la verdad que el creí., oculta? ¿Y es cierto, por fin, que "Me­

diua y Rivera contestarout cad., uno á su vez, ser una verdad todo? ¿Y es cier­

to que Medina dijo que él. Ri ... ·era y Espinosa alcanzaron al Charro y á San­

tillan, no precisamente en Natívit<ls sino en medio Jel clI!újon para entrar al ('a­

mino en qne sucedió el asalto? ¿Y está vd. en disposicion de <1eclarnr esto

mismo delante del jue'!:, en toda fonna? "La rf"Spucsta de vd., que deseo $e vea al calce de est.1 carta, queda á fa ron-

"~I!TV :,.~ T. Y.-16

118 APENDICE.

ciencia de vd., pam que en seguida ponga la suya el compañero Humana, de quienes soy afectísimo servidor que los ama.-Lu':' de Ezeta."

Contestacion.-"Sr.1), IJuis de Eteta.-Casa de ",d., Abril 2"- {le 1852.­Mi estimado amigo y compañero: Cuanto Tefiere vd. en ésta es cierto; y aun creo que puede haber oido las preguntas de ,-d. y las respuestas de Medin3 y Riveril, D. Joaquin de la Dandera, que por la curiosidad de ronocer :í aquellos

entró con nosotros á las prisiom>8. lo cual estoy pronto á declarar en forma si lo

juzga vd. tltil. "Consérvese vd. bueno, y mande tÍ :Hl afectísimo C'Owpañero, amit.-"O y S~gllro

servidor U. B. S. "31.-AniOJlio Escudero!'

"Sr. Lic. D. Luis de Ezeta.-S. e., Abril 28 de 1852.-)li apreciable amI­

go y compañero: 1 .. 0 que refiere Vtl. en ésta creo haberlo oillo de los reos qu..! mienta, el día que entramos á 'Verlos á la cárcel, 10 que estoy dispuesto á ,h'c\a· rar siempre que vd. lo juzgue conveniente.

"Recurra vd. 01 afecto ele su amigo Q. H. L. "3r.-Rafael H,llIuma."

l~s copia.-Ezeta:

:\le acerqué en seguida nI fieñor juez, á quien pedí la órden para 1a apreht'll' sion del Charro. Me contestó que me la darln despues, porque la causa de don· de hnbia de tomarse la filiacion se hallaba todavia en el ministerio.

1fe retiré decidido á no volver por la órden, ,emprender yo mismo 1'\ cami· no ¡\ Acupilco á aprehender III Charro. Salgo efectivamente á las tres de la tllr·

de; pero quise ver antes al Sr. D. Ignacio P3.Iomo para reft'rirIe los sucesos de la mañana. Este respetable guatemalteco, que tomó tanto y tan cristiano inte. res en salvar de la muerte á Sant~an: este hombre eminentemente caritativo, cuya religiosidad sincera é ilustradi.1 publicarán nlgun dia las grandiosas actl\s de las asociaciones de San Vicente de Paul: este hambre. digo, que hnbia conquis­tado en su favor mi corazoo, exigia. de mí una prueba. Esta prueba era la nar· meion de los sucesos de la mañana: él debia alegrarse del triunfo de la justicia: él debia alabar á. Dios por esta mararilla, y yo quise causar ambas coS8.!!l.

Sabedor del objeto de mi marcha, me nconsejó conducirme con calma: me di· lua.dió del proyectado viaje; y en lugar de marchar yo para .Acnpilco, me volví en su compañía para la ex·Acordada á regalar á Santillan nn Jruerere para que éste lo rezara.

y se repitió la escena de la mañana; y Rivera y Medina. preguntados otra vez por mí, respondieron delante elel Sr. Palomo lo mismo que babian contestado delante de los señores licenciados Humana y Escudero. Léase la carta del Sr. Palomo, y la que yo le dirigí.

--Sr. D. Ignacio l'alomo.--185Z.-~Iéxi('O, s,"lbado 24 tle Abri1.-Paisano

APENDICE. 119

querido.-En la tarde dellúnes 19, al salir yo fuera de la ciudad, pasé ú. visitar á vd. y le manifesté que iba yo en busca ,le José :Maria Alvarado (a) el Charro,

el prófugo en la causa de SantiHan y socios: tambien m~nifesté á vd. que en la mañana de ese dia el Lic. D. José Antonio Escudero y el Lic. D. Rafael Huma­

na, habian estado conmigo en la ex-Aeordada á ver á aquellos, de los cuales Me­

diDa y Rivera, inteTl"Ogados por ml'. dijeron: que efectivamente Santillan '! el t"harro se .separaron á pie, primero que ellos, de San Andrés la Ladrillera: que

los nlcanz.aron y los pasaron: que ctmndo contramnrcharon sobre la carretela

aqnellos, encontraron nI Charro, que se volvió y entró con ellos en la lucha, en

la cual no estuvo Santi1lan.

"Despues de esta plática, y de que vd. me recomendó y yo cedí, la calma, nos venimos á la misma (':¡írcel, en donde l""d. regaló á Santillan un MVrerere, y dió á é1~ á !tivern y á Medina cristianos consejos, para que siguieran una l""ida arregla­

da. En seguida, les pregunté por lo mismo que aseguré á. vd. en su casa ba­

bian dicho delante de los señores Humana y Escudero, y contestaron de toda

conformidad; y vd. mismo tes encargó que siempre que les preguntaran dijeran

la verdad. ¿Es cieno todo esto, paisano! ¿Est.í vd. pronto á declararlo en fOl­

ma ante el juez? A In condencia de vd. queda la respuesta, que suplico sea al

ralre.

"Es inútil, VO"Iue es merto, repetirle que soy su jmto apreci:u]or y amigo que 10 nma.-Luü ele Ezeta."

Respnesta.-'·Sr. Lic. D. LuiS" de Ezeta.-Mi muy estimado paisano.-Rf'­

ruenIo que cuando ellúnes 19 del corriente fuimos á n'r á Sar.tillan, ~IediDa y R.ivern, vd. preguntó á éstos si aquel hahia estIldo en el acto mi.!!nlO del robo del

Sr. Beístegui, y le .contest.1ron que no; y esto está conforme con la reIacion que

voluntariamente me hizo San tillan cuando lo visité en la capilla.

"Quedo de vd. muy afecto amigo y paisano O. n. S. ~I.-I!l¡zat:io Palomo." Es copia.-Ezeta.

Ue aquí el relato, he aquí el juicio que hice de est.1 ('U1l93 célel,re á su tiempo:

que clebí publicar antes de ahora; y que no 10 hice por los motivo9 que flícilmen­te hallarán los buenos mexit'Dnos tÍ quienes Ya dedicado este tnluajo ... _ . . El

honor de la República •••• el nomhre de los magistrados que continuaron la

sentencia de la horca y de la e8carpia ...... todo, todo me cermba }QsInLio!l. ('on­

tristando mi conzon. • ... •• ¡Santillan! El inocente San tillan caminó al mor­

tífero presidio de {¡llía. Una. cadena con peso de arroha en Cf'da pierna, y ell

med:o de Rivela y Medina, ha sido el fin de esa Cllusa en que no hay, respecto

3. mi defendido, en su contrn, una coma de verdad, un rns;o ue CiE'DC;a, un H'pi­

fe de imparcialidad. ACllso ha sucumhido al peso del dolor: n(':15O hn~' f'1I aqllf'l

sf'polcro nnn 'fíc·tima del "ómíto ..... Dios pf'nlone!

y mis lábios continu3rinn sellado!!; y mi corazan gemiria en el dolor por Sall~

tillRn y por sus juece! •••• Pero se ha publicado en el número 97 del Semanaw

rio 1 udicial, del 4 de Setiembre, la lIC1UacW. que leyó el 1'eñor fiscal de la su­

prema corte de justicia, Lic. D. José Maria Cm!J8sola, en la tercera Exmn. sa~

la •••• Se me cit.a ya y se me reta; y no debo en conciencia diferir por mas

tiempo los dos últimos esfuerzos que ella me impone. Esa obra del Sr. Cusa­

sola insulta al buen sentido: mengua el honor de México. Esa obra del Sr.

Casasola. leida en los momentos en qu~ impera la paz y la calma, prodncirá diw versos efectos; pero esa obra, respectivamente á. Santillan, levelará siempre la

precipitacion y parcialidad con que su señoría juzgó, y juzgó dasde el principio.

Suma ha sido su ignorancia (ó su olvido) en las ciencias exactas de que yo hice

mérito. El señor fiscal de la suprema corte de justicia ha sostenido ('amo un hecho

indudable (1), que el ataque á la carretela ha sido en el callejen de "Xath·itas. El señor fiscal DO sabe ni supo dónde se halla este callejon.

Sepa Sil señ.oría que este callejan viene de Oriente á Poniente, y.que el asalto ha sido en el camino de San Angel á México de SUl' á N orle.

He cumplido con el primer debel', el de publicar las defensa!'! y este juicio crítico.

Me falta el segundo; pero éste no pertenece nI público por ahora: pronto lo

cumpliré, fiado únicamente en que la grande obra del Dio! justiciero, comenza­

da en el indult~ concluya con la absoluta libertad de Fernando Santnlau. Los mismos rnCJtivos que me impusieron el silencio han desatado mi lengua.

y si hay justicia para deshonrar á la República lIexicana, que la haya bmbien para que sus buenos hijos la defiendan de tlDa inculpacion que solo merecenan

uno ú otros individuos. que no pÓr voluntad, y sí por un celo escesivo, descono­cieron la justicia. Yo me glorio de ser uno de esos buenos hijos, que condeco­

rado con el honto!o título de abogado, sé vindiC8l' sin temor y sin esperanza la justicia que una vez juré guardar. México, Octubre 8 de 1852.

n) Faj. 123 del Semana.riQ Judicial dicho.

INDICE DE LAS

~IATERIAS CONTENW;\S EN ESTE TOMO •

• ea

DisertadoD leida en la academia de jurisprudencia teórico-práctica ti dia 30 de Junio de 1852, en cumplimiento del arto 46 de sus Estatutos, por ~LJ alumno el Br. D. Justino Femandez, sobre el valor de los instrumentos olo~aJos y actos judiciales practicados en pais eru-anjero , , , , , ? , 3

Inrorme del promotor fiscal del tribuna) de circuito de ~léDco, en la" cuestíon 5uscitada por el administrador del derecho de rOO.'I;I1RlO, sohre ser M-te el re-presentanle de la hacicndi.. pública 3&

Actas del consistorio secreto que tuvo N. S. P. Pio VI, papa, el di .. 26 del mes de Setiembre de f791, en el palacio apostólico Quírinal, para admitir la rc~ cia del cardenalato que hizo Este"an carlos de LilJuouie, de Briena, y crear nuem cardenal en su lugar, , 5(}

Caso propue5to para el exámen del Sr. Lic. D. José J~nacio PaVOD , 6t UItinUlS diligencias practicadas en la causa instruida al sargento SC{tllodo dd 8?

batallon de linea, Angel Duráo, por homicidio, mandada formar por la coru:ln-dancia general de Tampico. 6S

.\uto pronunciado por el Sr. jUf'Z de hacienda, Dr. D. Tomas Salgado, en el ne­gocio de destitucion de enlpleo á D. Benito de Cuellar. admini~trador de la aduana de México, y á D. Rarnoo Martincz de ArelJano. contador de la misma, ';3

liiclámen dado por el tiscal de 10 ch;1 de esta ~apital. !).Qln·1;l a\"(}{";n'1-C j·1 "icario foráneo de VeracruJ el conocimiento en la 'renta de una ('asa llamarla el E~lllo­ca Viejo, hecha por la arc!licoCradía de la Sanli-ima YiJ1;.I"f"CI del flm:;uio. !oJtua-da. en dicbo punto • :iO

P.J.recef de )a contaduría de la secc:ion segunda de )a direccioD general de akaha.. las. sobre si debe ó no causar esta el remate dp- una hacienda con que Be de~

be cubrir una cantidad que por descubierto se adeuda al gobierno nacional , 81 [)jcl,'Ífficn de una junta coní'u.1ti"a r.~rerente á la snprf:sion de los promotores fis-

cales letrados J , , 98 Dictamen de la junla nnmhratla par,1 que- conrulle si conviene ó no la clausura de

los puertos de !Iazatlall y (;1I3ym:l" 1 to! Testimonio de la ~entenria que comlf'na al soldarlo del cscu3I.l,'on de Policia del

Distrito de México. Je,o:.us Sanchcz, ,;j diez aüo.o:. de presidio en I::J fortaJeza de Perole, ~cado de la fal1~ que por falta de subordinacion !Oe le formó • . t03

Acusacion fiscal contra FI'I'namlo Santillan. José Maria m,·era. José Medina y Marcelino Eí'rinosa, por asalto, robo, hClirl:ls y homicidio 1'0 cuadrilla perpe-h'ndos CiJ la noche del 2 de llarzo de 1852. , fji

'feslimonio sacado de la causa forlllada por la eOffianlbncia general de llé:1ico contra el teniente D. Jllan B('rna, y cómplices capitan n. Eduardo Jimenez y i'!uh-ayudante D. Mmiallo "i:lila, por mala '{'er-acion de caudalf'~ • 137

P.emitido en que contesta el Sr. n, TOIO:l5 Gonznlcz 1"1 !"tlplrnwnto aIOrdf'n. so-bre ra conducta que ha ohs.errado el Sr, ndmini!'lracfo¡' del derE'dlo de conru-mo, D. Ign:lcio Rarrcra, en I1n negocio sobre cacao 151

Eo:¡posicion del !leiior adrr.inhtruJor del dert>cho dI:' con!lumo D. l~nacio 'de la Barrera, cont~!"tando á la 'lile Ir dirigió el !l('!ior pl'Omotor fi!lcal Lic. n. Juno Hierro y ~Ja1don:ldo , t 71

Informe que el Lic. JOSt~ Mari,1 Cuevas hizo ante la Exma. tercera sala de la su­prema corte d", justicia. en el negocio de la mina de la Luz. sobr~ el punto de competencia , HO

Defensa de Manuel Diaz [reda. hecha por el Lic. Juan n. Alam:'m. el dia 28 de Setiembre de 1 R52 • • !78

Esposicion que la junta de peajes del cnmino de ToJuca Ji r('racruz hizo al Exmo Sr. presidente de la rrpúhlica ~obl'e el llrcreto que JI" qniL., la administracion del ramo, , !88

Infonne en estrados que ante la ElIDa, \.ererr:l sala del supremo tnnunal de la lmerr3 hila, en estado de !'úplita. el tic, n. Jrn:~ Mariano del wtll10 y Por­tugal, en fayor del capitau retirado D. lIariano López. en la célt>bre ram_a de u."toricidio que se le formó, , t9S

Informe que ell cOllt~t3cion aJ que e1 Sr. Lit, n. Jose Mana Cucvas hizo- ante la ElIDa. tercera !'ala de la ~:¡¡prem:J fOl'te de jll5iucia. en rl n~ocio de la DlÍHa

de la tUl. !'Obre el ponto de competencia de jnrisrliccion, hizo el lie. Francis. co M. Lombdrdo , , • 3t 7

Acusacíon fiscal pronnnciada rn la lerr.t'ra !'nla de la ~uprcma eorte de jwticia por el Sr. ministro fi>:cal n. José 31aria Casasola, en la cans., inslruiJa contra \-icente nonilTa y fiosmi ... f,Ol'll;~, por inranticidio pf!rpelrado 1<1 noche del 30 de Abril de 18:,0 3511

Concordato celebrado entn~ t-I ~obiemo de Golivia 113 Santa Sede 368 Afl-gato en (icrpoo:¡a de D, :\ndn;5 ~ft;'nrf.~l, Mi fa cau<:a fJlle se le ({)fD')Ó por ~I

Suprema Carte de Justicia de la Nac~¿n

C. C. 1. J. 8!BU,m:A

hOllliti4iol .. D. Alepudro Seneier, que hace ante 1o!mJa. primera .. la del supeñortribunal do jqsIicia de ZaWetu, el defensor JIoriano Ménd.. • , 373

APENDICE, Espoeicion 1 protesta dellipel Sanla 1Iaria, ciudadano meJicano, ante e! sopro·

mo poder judicial, por atentados perpetrado! contra la nacion y notoria Yiola­cioD dA! Iu Jeyf» cometida en la persoM del protC.~8lJte ?

Memoria _ presentada al rey Cárlos DI, por S. E. e! conde de ArQda, 10-

bre la iDd.pendellcia d. las colonia. ingl .... , desp",", de haber firmado .1 Ira-lado 4e Paria de 1783, "" 39

IJefenoa de Fernando SanIiDan. procesaclo por el .. alto y herid. con muerte de! Dr. D. lI>tias lIéist"!Ui, So autor el Lie. Luis G. E .. ta ¿5

Informa en eoII'ados de la EIms. tenero .... de l. "'P""1B3 corte da justicia. en defensa de Fernando Santillaa. Su aulor e! Lie. D. Lui. de Ezela 73

Inform. le¡tUIU!o '" estrados de la \ereera ~ sal. de l. suprema cort. de jastitía, 011 defensa d. Fernalldo SaniiIIm. So autor el Lie. D. Lui. de Ezeta, 81

Juicü>~ ...... Ia ..... de Jo.-..m .. del Dr. D. Matlas 1Iéiste."1li , t03

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Esta obra se terminó de im:pr-imir y encuadernar en didembre de 2Q(}6 en íos talleres de Ediciones Corunda, S.A. de C.v." 11axcala núm. 17. CoL San Fran­cisco. DelegacÍóo Magdalena -Contreras. C.P_ 10500, México. D.E Se utiJizilfún típns Times New Roman en JO~ 12 y 2-1. puntos. La edición consta -de 4,000 ejem· plar~ impresos en papd ~ulturo¡ de 90 grs.