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Resumen Este trabajo se propone revisar las nociones freudianas de Verwerfung y Verleugnung, sobre las que existe una cierta confusión en la literatura. El objetivo es tratar de establecer, primero, si existe base para una conceptualización diferenciada de ambas, y en especial para Verwerfung, que ha permanecido más difusa; segundo, hasta qué punto ambos mecanismos juegan un papel en la génesis de la psicosis y cuál fue la posición final de Freud al respecto; y tercero, el encaje de dichas nociones dentro del conjunto de mecanismos de defensa alternativos a la represión, cuyo modelo y paradigma encontramos en la negación. Palabras clave: Verwerfung, Verleugnung, desesti- mación, desmentida, negación, psicosis. Introducción Generalmente encontramos en la literatura cierta confusión acerca de los términos freudianos de Verwerfung y Verleugnung, confusión que no solamente se da en un nivel semántico o de traducción (son conocidas diversas traducciones para los mismos), sino también en el nivel conceptual. Y es que, a diferencia de la represión (Verdrängung) o de la negación (Verneinung), que gozaron de un mayor desarrollo conceptual e incluso merecieron sendos artículos monográficos, Freud mantuvo los términos objeto de este estudio en un estado de relativa imprecisión hasta el final de su vida, utilizándolos a menudo incluso como sinónimos. Todo hace pensar que, al igual que en tantas otras ocasiones (por ejemplo, yo ideal/ideal del yo), el autor no acabó de perfilar su conceptualización, la cual quedó pendiente para futuras generaciones de psicoanalistas. Así las cosas, die Verwerfung (traducida al español como desestimación, rechazo o repudio) ha pasado a la historia gracias a Lacan, quien la rescató de ciertos textos freudianos y la inmortalizó, como mecanismo específico de las psicosis, bajo el término francés de forclusión. De no haber sido así, a buen seguro que en la actualidad nadie repararía en ella ni figuraría en los diccionarios temáticos, pues el uso que de dicha locución hizo Freud fue, salvo ocasiones muy contadas, 1 bastante disperso y poco concreto. Por su parte, die Verleugnung (traducida como desmentida o renegación), con su correlato de Ichspaltung (escisión del yo), conoció un mayor desarrollo, sobre todo en las últimas obras de Freud (especialmente a partir de 1927) como mecanismo de defensa específico del fetichismo (y de las perversiones en general), pero persiste una confusión generalizada, fundada en numerosas citas suyas, acerca de si también fue considerada por él como un mecanismo que interviene en la génesis de las psicosis. Por otro lado, el concepto goza en la actualidad de un auténtico revival y relevantes autores posfreudianos, como Green (1990, 1993), Marucco (1998) o Maldavsky (1992, 1994), se ocupan de él como mecanismo clave de los trastornos fronterizos (patología de base narcisista, trauma precoz, alucinación negativa, fenómeno del doble, etc.) e incluso se ha llegado a plantear en torno suyo el desarrollo de una tercera tópica (Zukerfeld, 1992). Este trabajo se propone revisar las nociones de Verwerfung y Verleugnung a lo largo de la obra freudiana y tratar de establecer, primero, si existe base para una conceptualización diferenciada de ambas, y en especial para Verwerfung, que ha permanecido más difusa; segundo, hasta qué punto ambos mecanismos juegan un papel en la génesis de la psicosis y cuál fue la posición final de Freud al respecto; y tercero, el encaje de dichas nociones dentro del conjunto de mecanismos de defensa alternativos a la represión, cuyo modelo y paradigma encontramos en la negación, y que determinan una modalidad de inconsciente que podríamos denominar desconocimiento. 2 Es obvio que una investigación de este tipo no puede llevarse adelante sin que inevitablemente queden numerosos cabos sueltos. Algunos de ellos, de carácter clínico, como el alcance del concepto de 19 Verwerfung und Verleugnung, o el más allá de la represión en Freud Luis Sales

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Resumen

Este trabajo se propone revisar las nocionesfreudianas de Verwerfung y Verleugnung, sobre lasque existe una cierta confusión en la literatura. Elobjetivo es tratar de establecer, primero, si existebase para una conceptualización diferenciada deambas, y en especial para Verwerfung, que hapermanecido más difusa; segundo, hasta qué puntoambos mecanismos juegan un papel en la génesis dela psicosis y cuál fue la posición final de Freud alrespecto; y tercero, el encaje de dichas nocionesdentro del conjunto de mecanismos de defensaalternativos a la represión, cuyo modelo yparadigma encontramos en la negación.

Palabras clave: Verwerfung, Verleugnung, desesti-mación, desmentida, negación, psicosis.

Introducción

Generalmente encontramos en la literatura ciertaconfusión acerca de los términos freudianos deVerwerfung y Verleugnung, confusión que nosolamente se da en un nivel semántico o detraducción (son conocidas diversas traduccionespara los mismos), sino también en el nivelconceptual. Y es que, a diferencia de la represión(Verdrängung) o de la negación (Verneinung), quegozaron de un mayor desarrollo conceptual eincluso merecieron sendos artículos monográficos,Freud mantuvo los términos objeto de este estudioen un estado de relativa imprecisión hasta el final desu vida, utilizándolos a menudo incluso comosinónimos. Todo hace pensar que, al igual que entantas otras ocasiones (por ejemplo, yo ideal/idealdel yo), el autor no acabó de perfilar suconceptualización, la cual quedó pendiente parafuturas generaciones de psicoanalistas.

Así las cosas, die Verwerfung (traducida alespañol como desestimación, rechazo o repudio) hapasado a la historia gracias a Lacan, quien la rescatóde ciertos textos freudianos y la inmortalizó, como

mecanismo específico de las psicosis, bajo eltérmino francés de forclusión. De no haber sido así,a buen seguro que en la actualidad nadie repararíaen ella ni figuraría en los diccionarios temáticos,pues el uso que de dicha locución hizo Freud fue,salvo ocasiones muy contadas,1 bastante disperso ypoco concreto. Por su parte, die Verleugnung(traducida como desmentida o renegación), con sucorrelato de Ichspaltung (escisión del yo), conocióun mayor desarrollo, sobre todo en las últimas obrasde Freud (especialmente a partir de 1927) comomecanismo de defensa específico del fetichismo (yde las perversiones en general), pero persiste unaconfusión generalizada, fundada en numerosas citassuyas, acerca de si también fue considerada por élcomo un mecanismo que interviene en la génesis delas psicosis. Por otro lado, el concepto goza en laactualidad de un auténtico revival y relevantesautores posfreudianos, como Green (1990, 1993),Marucco (1998) o Maldavsky (1992, 1994), seocupan de él como mecanismo clave de lostrastornos fronterizos (patología de base narcisista,trauma precoz, alucinación negativa, fenómeno deldoble, etc.) e incluso se ha llegado a plantear entorno suyo el desarrollo de una tercera tópica(Zukerfeld, 1992).

Este trabajo se propone revisar las nociones deVerwerfung y Verleugnung a lo largo de la obrafreudiana y tratar de establecer, primero, si existebase para una conceptualización diferenciada deambas, y en especial para Verwerfung, que hapermanecido más difusa; segundo, hasta qué puntoambos mecanismos juegan un papel en la génesis dela psicosis y cuál fue la posición final de Freud alrespecto; y tercero, el encaje de dichas nocionesdentro del conjunto de mecanismos de defensaalternativos a la represión, cuyo modelo yparadigma encontramos en la negación, y quedeterminan una modalidad de inconsciente quepodríamos denominar desconocimiento.2

Es obvio que una investigación de este tipo nopuede llevarse adelante sin que inevitablementequeden numerosos cabos sueltos. Algunos de ellos,de carácter clínico, como el alcance del concepto de

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Verwerfung und Verleugnung,o el más allá de la represión en Freud

Luis Sales

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desconocimiento y su aplicación a la clínica actual,así como también el que se deriva de la relación dela Verleugnung con la clínica de las perversiones yde los trastornos fronterizos; más aún, la relaciónposiblemente estructural que pudiera haber entreestos dos grupos de patologías, son temas de muchointerés clínico que quedarán meramente esbozadosen el presente estudio a la espera de un desarrollo enuna próxima entrega.

Quiero agradecer a Jorge Belinsky la ayuda y elaliento que desinteresadamente me ha prestado, sinlos cuales este trabajo no habría llegado a puerto.

Planteamiento general y problemasconexos: a propósito de Verdrängung,Verneinung, Verleugnung y Verwerfung

El hecho de que desde un comienzo tanto laVerwerfung como la Verleugnung fueranintroducidas y propuestas como mecanismos dedefensa alternativos a la represión, y que la clínicadesde la cual fueron concebidas (psicosis,perversiones, situaciones traumáticas) se situaramás allá de la frontera marcada por las neurosis, noscoloca de entrada en el campo de lo que ya paraFreud eran nuevas patologías, nuevos desafíos parael psicoanálisis, campo a cuya investigaciónsabemos por otro lado que nunca renunció. Contodo, y dado el lugar central que la represión ocupósiempre en su obra, no es de extrañar que ambasnociones quedaran relegadas una y otra vez a unespacio si no marginal, sí al menos de segundorango.

Lo que caracteriza a estos mecanismos y losdiferencia a su vez de la represión (que es unadefensa ante lo pulsional interior) es que ellos lo sonante una realidad exterior, una realidadinsoportable, traumática (trátese de la castración, lapérdida del amor del objeto, o incluso la realidad dela muerte; en definitiva, una falta de la que nada sequiere saber); por otra parte —y en relación con loanterior—, ambos mecanismos involucran a lapercepción. Realidad y percepción: he aquí un parde conceptos a los que a veces no se ha concedido laimportancia que les corresponde, y sin embargomerecen situarse en un lugar central de lametapsicología freudiana. Presentes ya en elProyecto de psicología y en el capítulo VII de Lainterpretación de los sueños, Freud no dejó deocuparse de ellos a lo largo de toda su trayectoria.3

Así pues, si tuviéramos que realizar un primerbosquejo, una primera aproximación, se podría decirque mientras que la represión procura sofocar el

deseo prohibido por miedo a una realidadamenazante (la castración), la Verwerfung y laVerleugnung lo que tratan es de negar —cada una asu manera— dicha realidad, al objeto de eludir larepresión y poder continuar con el placer. Se trata,en suma, del eterno conflicto entre deseo (placer) yrealidad, y de las diversas maneras de encararlo.

Ahora bien, cuando decimos que la Verwerfungy la Verleugnung tratan de negar la realidadincómoda con la finalidad de eludir la represión nohacemos sino constatar con Freud la dificultad y elcoste —en términos de contrainvestidura— quesupone sostener la Verdrängung, con la consiguienterenuncia al proceso primario (y en definitiva alnarcisismo); expresado de otro modo, constatamosla tendencia del aparato a buscar atajos. Digamos deentrada que todos los atajos, todas las alternativasposibles a la represión encontraron su modelo yparadigma en la negación (die Verneinung),mecanismo que finalmente fue objeto de un célebreestudio en 1925.

Así pues —y esta es la complejidad del tema—,no es posible abordar el estudio de la Verwerfung yla Verleugnung sin articularlos con la Verdrängung yla Verneinung. Para formularlo brevemente, tanto laVerwerfung como la Verleugnung delimitan, junto adie Verneinung, un espacio común dedesconocimiento, del que se podría afirmar que vamás allá de lo reprimido. En realidad, no estamoshablando sino de diferentes formas de inconscientey nos interesa definir unas que, sin necesidad deapelar al gasto energético que supone la represión,consigan mantener no obstante un nivel dedesconocimiento suficiente acerca de la cosa, a finde evitar el conflicto; Freud se refirió en numerosasocasiones a estas formas de inconsciente (queademás no conllevan amnesia) y lo hizo en términosde no reconocimiento, de no querer saber nada, deno darse por enterado, de contradicción odesautorización de tal o cual dato de la realidad, oincluso de que lo reprimido o disociado se comportacon respecto al yo como non arrivé. El extremo másradical de este espectro vendría dado por lo quealgunos autores como Green (1993) denominan«alucinación negativa», en referencia a unfenómeno antiguo que ya era conocido en lostiempos de la hipnosis y que podría definirse comola no percepción de un objeto presente.4

Así pues, si tomamos el modelo de dieVerneinung, que representa una especie deparadigma del conjunto de procesos que tratamos dedefinir, debemos constatar en primer lugar que lanegación de la que se trata no es otra que aquellaque se encuentra ausente de lo inconsciente

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reprimido. Recordemos que lo inconsciente secaracteriza por ausencia de negación ycontradicción, así como de tiempo y función de loreal (Freud, 1915e). Parafraseando la famosaafirmación freudiana de que «la neurosis es elnegativo de la perversión» (Freud, 1905d),podríamos decir —y valga la redundancia— que «lanegación es el negativo de lo inconsciente».5

Así las cosas, podemos decir con Freud que lanegación «es un modo de tomar noticia [zurkenntniszu nehmen] de lo reprimido; en verdad, es ya unacancelación [Aufhebung] de la represión, aunqueno, claro está, una aceptación [Annahme] de loreprimido» (Freud, 1925h, páginas 253-4, cursivasmías). En este sucinto enunciado, Freud utiliza eltérmino Aufhebung, de raigambre hegeliana,6 quesignifica «cancelación», pero también «supresión»,«abolición», «levantamiento», «suspensión» (en elsentido de dejar en suspenso). Entonces, la negaciónsupone ya de por sí una cancelación de la represión,un modo de «tomar noticia» de lo inconsciente,aunque no «una aceptación de lo reprimido». Estosignifica que, si bien el sujeto toma conciencia de loreprimido, utiliza no obstante una defensaalternativa que le permite no aceptar, no enterarse,rechazar, contradecir, negar; en definitiva, seguirdesconociendo aquello que acaba de ser liberado dela represión. Así pues, el efecto en términos dedesconocimiento es el mismo, aunque el ahorro decontrainvestidura es considerable y ello le permiteafirmar a Freud, por ejemplo, que «por medio delsímbolo de la negación [Verneinungssymbols], elpensar se libera de las restricciones de la represión yse enriquece con contenidos indispensables para suoperación» (Ibid, página 254, bastardillas mías). Porlo tanto, el símbolo de la negación es un modoparticularmente práctico y adaptado de mantener enestado de desconocimiento un contenido que esobjeto de retorno de lo reprimido. Este proceso loresumió de forma brillante diciendo que la negaciónes el «sustituto intelectual de la represión»,7 con loque vendría a ligar ambos mecanismos por suextremo más simbólico. Ahora bien, esta alianza nodebería hacernos perder de vista que en el mismotexto de 1925 también vincula el mecanismo de lanegación con el desarrollo del yo y de la vidapulsional, de manera que lo que en el lenguaje de unadulto normal o neurótico podemos encontrarformulado en términos simbólicos como afirmación(Bejahung) o negación (Verneinung), en el lenguajede las mociones pulsionales orales arcaicas secorresponde con un «tragar o escupir», esto es, conuna incorporación de lo que es juzgado como buenoo placentero, o un rechazo (Verwerfung), una

expulsión hacia afuera de aquello que es vividocomo malo o displacentero.8 Más aún, la fórmulacon la que Freud nos ejemplifica el modo en quesuele aparecer la negación en la clínica —«Ahorausted pensará que…»— implica, nos dice, un«rechazo [Abweisung]9 por proyección» (Ibid.,página 253, bastardillas mías) de un determinadocontenido de representación, lo que no es sino unaversión elaborada simbólicamente del mecanismoque interviene en la paranoia. Por lo tanto, podemosdecir que die Verneinung es también el sustitutosimbólico de die Verwerfung, la cual, de triunfar,implicaría el fracaso de todas las demás formasdefensivas, incluida la represión.10

Por otro lado, no deja de ser curioso el dato —que no he visto citado por ningún autor— de que eltítulo del manuscrito original de La negación,escrito de puño y letra de Freud, reza como sigue:«Die Verneinung und Verleugnung», apareciendotachadas las dos últimas palabras.11 ¿Era su ideainicial hacer un estudio comparativo o diferenciadorde ambos procesos? Dado que en el texto no sevislumbra la menor referencia a die Verleugnung, almenos en el sentido en que se ha conceptualizadoposteriormente, y puesto que en alemán ambostérminos tienen un significado muy parejo (negar,decir no, renegar, denegar, desmentir, no reconoceralgo que es evidente, etc.), todo hace pensar que elpropósito inicial de Freud podría haber sido el deteorizar sobre la negación y esas otras formas dedesconocimiento a las que antes aludíamos, y queson tan frecuentes por ejemplo en los obsesivosaunque también en las personas normales.

Como decíamos Freud se refirió a estosprocesos en numerosas ocasiones, del comienzo alfinal de su obra. Una de las veces en que lo hizo deforma más explícita la encontramos en Unaperturbación del recuerdo en la Acrópolis (1936),en donde cita el «romance-lamento» de los morosespañoles, ¡Ay de mi Alambra!, que muestran elmodo en que el rey Boabdil decide desconocer lanoticia de la caída de esa ciudad:

Cartas le fueron venidasde que Alambra era ganada.Las cartas echó en el fuegoY al mensajero matara

En esta misma obra hace referencia a estosfenómenos de desconocimiento en términos de déjàvu, déjà raconté, fausse reconnaissance,12 e inclusode «las ocasionales alucinaciones de las personassanas»; los engloba dentro de las enajenaciones(Entfremdungen) y las despersonalizaciones

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(Depersonalisationen), indicando de pasada queestas últimas conducen a una «escisión de lapersonalidad [Persönlichkeitsspaltung]». En cuantoa la naturaleza general de los fenómenos deenajenación, y con independencia del carácterfugaz13 y a menudo normal que muchas vecespresentan, indica que…

todos sirven a la defensa, quieren mantener algoalejado del yo, desmentirlo [verleugnen].14 Existeuna abundancia extraordinaria de métodos —mecanismos, decimos— de los que nuestro yo se valepara dar trámite a sus tareas defensivas […]. Mi hija,la analista de niños, está escribiendo justamente unlibro sobre este tema […].15 Entre la represión y ladefensa (que debe llamarse normal) frente a lopenoso-insoportable mediante admisión, reflexión,juicio y acción acorde a fines,16 se extiende toda unaserie de modos de comportamiento del yo, de carácterpatológico más o menos nítido (Freud, 1936, página219, bastardillas mías).

Por alguna razón, el estudio de esta «serie decomportamientos del yo», cuyo propósito es«mantener algo alejado del yo» —mecanismos queno siempre resulta fácil distinguir del concepto deVerleugnung—, no hallaron finalmente lugar en elartículo que conocemos como Die Verneinung de1925, aunque como veremos sí fueron parcialmenteabordados en trabajos posteriores (Fetichismo,1927e; Una perturbación del recuerdo en laAcrópolis, 1936; La escisión del yo en el procesodefensivo, 1940e [1938]; y capítulo VIII deEsquema de psicoanálisis, 1940a [1938]).17 Estostrabajos, todos ellos muy tardíos y algunos inclusoinacabados, revisten un enorme interés clínico yrepresentan toda una invitación a continuarinvestigando sobre el tema.

Nos encontramos, pues, con una curiosaimbricación y a veces solapamiento de trestérminos, tres formas de negación psíquica, tresalternativas diferentes a la represión: Verneinung,Verleugnung y Verwerfung.18 Freud no acabó deotorgarles papeles claros y definidos en susdesarrollos metapsicológicos, aunque conseguridad todos ellos se incluyen en esa «serie decomportamientos» que sirven a la defensa en tantotratan de «mantener algo alejado del yo». Podemosdecir, sin embargo, que die Verneinung —desdeluego el más trabajado de los tres— apunta a lanegación a nivel del juicio, del símbolo, delsignificante; vendría a ser, pues, la alternativa máseconómica y evolucionada de que disponemos antela represión.19 Die Verleugnung, desde el momentoen que queda definido como mecanismo del

fetichismo, es un proceso que implica una escisióndel yo (Ichspaltung):20 una parte acepta y reprime,y la otra parte reniega de la percepción incómoda;semejante estado de cosas abre las puertas a lasdiversas formas de conducta perversa pero tambiénhacia otras manifestaciones psicopatológicas en lasque estaría involucrado precisamente este yoescindido (falso self, patologías de la actuación ofronterizas). De un modo algo esquemático, sepodría decir entonces que la patología fronteriza esen el registro del yo lo mismo que la perversión esen el de la sexualidad21 (Green, 1993). DieVerwerfung, finalmente, vendría a ser unmecanismo pertinente a la psicosis; al igual que losanteriores, conllevaría un intento de negar o refutarla evidencia de una vivencia traumática pero, adiferencia de la Verleugnung, el procesocomportaría un modo de escisión del yo queimpediría un funcionamiento adecuado de larepresión originaria, con el consiguiente rechazo anivel del proceso primario de algo que deberíahaber sido simbolizado (metaforizado); estedesenlace sería el responsable de la expulsiónproyectiva y el retorno desde lo real de aquellorechazado (alucinación positiva).

Por razones de espacio abordaremos en esteprimer artículo el tema centrado en la Verwerfung ysus diferencias con respecto a la Verleugnung, ydejaremos para un segundo trabajo el desarrollo delas relaciones entre Verdrängung, Verneinung yVerleugnung.

Una digresión: Descubrir a Freud enalemán. El problema de las traducciones

Se habrá observado que en los párrafosanteriores —de hecho desde el título mismo— hevenido manejando los términos freudianos enalemán, evitando así el problema de su traducción.Es que las palabras Verwerfung y Verleugnung, y engeneral la mayoría de los vocablos utilizados porFreud, tienen en su alemán de origen unasinterconexiones semánticas y connotativas que hanperdido inevitablemente en el proceso de traducciónal castellano (y también a otras lenguas). Una ideadel modo de construcción, complejo y a menudoambiguo, de las palabras y de los conceptos en lalengua alemana, que a su vez da la medida de ladificultad a la hora de traducir dicha lengua sinpérdida de su riqueza semántica, nos la ofrece eltérmino Unheimliche (ominoso, siniestro,inquietante, íntimo, extraño, demoníaco, etc.), alque Freud dedicó un famoso texto.

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Y es que toda traducción siempre comporta unefecto de reduccionismo conceptual y lingüístico.Acostumbrados como estamos (los lectores de hablahispana) a leer los textos freudianos a través de lastraducciones castellanas (López-Ballesteros y JoséLuis Etcheverry),22 no es de extrañar el sentimientode asombro que solemos experimentar cuandotenemos la oportunidad de acceder al texto original.Es como descubrir un universo nuevo, lleno dematices y distinto del que nos es familiar. Es elproblema de las traducciones.

En este sentido, la de López-Ballesteros23

respeta muy bien la retórica propia del autor ytransmite acertadamente, a través de un castellanomuy hermoso, la belleza de la prosa freudiana, queno por casualidad mereció el premio Goethe. Sinembargo resulta imprecisa y a veces un pococaprichosa en un nivel más conceptual. La de JoséLuis Etcheverry,24 en cambio, sigue los criterios dela Standard Edition de James Strachey, y enconsecuencia aporta una gran precisión conceptualasí como una rigurosidad extrema —tal vezexcesiva— en el uso de los términos que adquierenun carácter demasiado unívoco, inexistente en eloriginal. La suya es una traducción de la que sepodría decir aquello de «al pan, pan y al vino, vino».Por ejemplo, cada vez que en el texto aparece laexpresión Verwerfung, Etcheverry traduce«desestimación» y cada vez que nos topamos conVerleugnung, «desmentida», lo cual, sin serpropiamente objetable, da una impresión deunivocidad que en realidad es inexistente, ya queFreud utiliza las palabras con significaciones muydiferentes según el contexto y sólo en momentosmuy precisos fija una definición a un término.

Por otro lado, Etcheverry usa un estilo muysofisticado y arcaizante, plagado de palabrascastellanas eruditas y algunas hasta en desuso(«apronte angustiado», «almácigo», etc.), todo locual da al texto un aire algo pedante que el lectordesprevenido puede atribuir al propio Freud. En estesentido hay que advertir que nada de esocorresponde al original alemán, de prosa mucho máscomprensible y coloquial (para los lectores de hablaalemana, naturalmente), menos sofisticada ypedante que la traducción —por lo demásexcelente— de Etcheverry.

Así pues, el término Verwerfung, traducido deforma sistemática como desestimación por José LuisEtcheverry, ha encontrado una plasmación másdiversa en Luis López-Ballesteros, quien lo traducesegún los casos por rechazo, repulsa, exclusión,recogiendo así mejor la ambigüedad con que Freudlo maneja.25 Laplanche y Pontalis traducen

«repudio» y Lacan, como hemos dicho, propusoforclusión. El vocablo tiene en alemán una granriqueza semántica. Sustantivo del verbo verwerfen,quiere decir por lo menos: «rechazo»,«desestimación», «condenación», «acción dedescartar algo por inadecuado o inaceptable»;incluye el verbo werfen, que significa «echar»,«arrojar», «lanzar» y, en sentido óptico,«proyectar».26

Algo parecido sucede con Verleugnung, siempredesmentida para Etcheverry, mientras queBallesteros vuelve a reflejar —aunque haciendo usode una considerable libertad, casi lindante con laarbitrariedad— la variabilidad de sentidos y maticesque el autor le da, y así nos propone renegación27

pero también rechazo y repudio. En alemánVerleugnung es el sustantivo del verbo verleugnen,que significa: «negar», «renegar», «desmentir»,«desconocer algo que está a la vista». Está muyemparentado, pues, con el sustantivo Verneinung(negación) y el verbo verneinen (negar, decir no[Nein]). Incluye también el radical leugnen, quesignifica también «negar», aunque en un sentidomás próximo a «renegar» y «desconocer», es decir,«cuestionar la veracidad de algo evidente».

A la vista de esta dificultad, y siguiendo unasugerencia tomada del Diccionario de Laplanche yPontalis (1968) que proponen una «encuestaterminológica», nuestro primer nivel deinvestigación será puramente semántico. Pues bien,Freud emplea todas estas palabras (y otras, comodefensa [Abwehr] o represión [Verdrängung]) deforma muchas veces intercambiada, aprovechandola riqueza sinonímica y connotativa que poseen enalemán (Hanns, 1996). Así, el término Verwerfung(o el verbo verwerfen) es utilizado por Freud amenudo en el sentido de una repulsa que puedeejercerse a la manera de la represión. Ejemplos deello hay muchos; escogemos el siguiente tomado deEsquema de psicoanálisis. Hablando de técnica,escribe:

Ya sea que el yo acepte tras nuevo examen unaexigencia pulsional hasta entonces rechazada[zurückgewiesenen], o que vuelva a desestimarla[verwirft], esta vez de manera definitiva, encualquiera de ambos casos queda eliminado unpeligro duradero, ampliada la extensión del yo, y enlo sucesivo se torna innecesario un costoso gasto(Freud, 1940a [1938], página 179. Bastardillas mías).

En esta ocasión parece claro que se refiere alconcepto de desestimación por el juicio, forma dedefensa considerada normal. Otro ejemplo

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demostrativo del uso freudiano muy libre de lostérminos, al que ya hemos hecho referencia másarriba, lo hallamos en Una perturbación delrecuerdo en la Acrópolis: «Me bastará con retomardos caracteres universales de los fenómenos deenajenación. El primero es que todos sirven a ladefensa, quieren mantener algo alejado del yo,desmentirlo [verleugnen]» (Freud, 1936, página115, cursivas mías). Aquí se ve que «mantener algoalejado del yo» es una descripción superponibletanto al concepto de desmentida (Verleugnung),como al de defensa (Abwehr), e incluso al derepresión (Verdrängung), toda vez que este últimotérmino alemán puede traducirse como «desalojo»,«rechazo», pero también como «acción demantener algo alejado». Y es que, en efecto,durante años, Freud manejó estos dos últimosconceptos —defensa y represión— prácticamentecomo intercambiables.28 De hecho, en alemán, eltérmino Abwehr (defensa) significa también«rechazo», «hacer repeler», «hacer retroceder», «noaceptar», «alejar», significados, como fácilmente seadvierte, cercanos a los de Verdrängung, perotambién a los de Verwerfung y Verleugnung. Comoleemos en Las neuropsicosis de defensa, uno de losprimeros trabajos teórico-clínicos en donde Freudformula la idea de defensa, la tarea del yo en elproceso de la defensa sería «tratar como ‘nonarrivé’ la representación inconciliable» (Freud,1894a, página 50).

Es muy frecuente en Freud este uso laxo de lossignificantes, esta facilidad para intercambiarpalabras más o menos sinónimas con la finalidad deconstruir la idea de un proceso determinado. EnNuevas conferencias —un último y significativoejemplo—, hablando de una interpretación oníricalograda en la que se comunica al paciente una seriede pensamientos latentes, escribe:

Casi todos esos pensamientos son conocidos oreconocidos [erkannt oder anerkannt] por el soñante;admite que en esta o estotra oportunidad pensó eso ohabría podido pensarlo. Sólo se revuelve contra laaceptación de uno de ellos; le resulta ajeno y acasohasta repugnante; es posible que lo arroje de sí[weisen von sich] […]. Ahora bien, este únicopensamiento desmentido [verleugnete], o mejordicho esta única moción, es hija de la noche;pertenece a lo inconsciente del que sueña y por eso ladesmiente y la desestima [verleugnet und verworfen].Debió esperar el relajamiento nocturno de larepresión [Verdrängung] para conseguir expresarsede algún modo (Freud, 1933a [1932], página 17.Bastardillas mías).

Está claro que aquí asimila de un plumazo loreprimido inconsciente, las censuras oníricas, queson las que se relajan por la noche, lo desmentido ylo desestimado. Desmentido y desestimado son aquísinónimos de rechazado en sentido amplio, comotambién lo reprimido, efecto de la defensa.

Hemos visto ejemplos del uso ambiguo que haceFreud de términos como Abwehr, Verdrängung,Verwerfung, Verleugnung o Verneinung. Pero es queademás, en contextos similares o para referirse aprocesos idénticos, emplea otras palabras, tambiénsinónimas, o al menos con similares resonanciassemánticas, que han sido traducidas de manerasdiversas y que no suelen figurar en los diccionariospsicoanalíticos ni en los índices temáticos. Entre lasdiversas formas verbales que utiliza, hemos aisladopor su frecuencia, el término Ablehnung (queEtcheverry traduce sistemáticamente por«desautorización») que significa: «rechazo»,«desestimación», «rehusamiento», «denegación»,«reprobación», «condenación», «recusación». Esdecir, se trata de un término muy próximo tanto aVerwerfung como a Verleugnung y que puede hacerde puente entre ellos. Así, el matiz de rechazo yrecusación uniría Ablhenung y Verwerfung,mientras que el matiz de denegación ydesconocimiento haría lo propio con Ablhenung,Verleugnung y Verneinung.

Otras expresiones similares utilizadas por Freuden contextos parecidos son las que corresponden alos verbos: aufheben («eliminar», «abolir»,«levantar», «anular», «suspender», «suprimir»),cuyo sustantivo es el término Aufhebung, yamencionado; verabscheuen («abominar» [por estarhorrorizado, por ejemplo], «detestar», «execrar»), yotras que resultaría exhaustivo mencionar. De todasellas hay numerosas citas de textos freudianos quepueden servir de ilustración.

Die Verwerfung: En busca delmecanismo específico de la psicosis

Tras estos prolegómenos, podemos entrar enmateria. Desde un principio, Freud estuvo muypreocupado por establecer un mecanismo dedefensa, diferenciado de la represión, que explicarael fenómeno de las psicosis. Como sabemos, estacuestión será un hilo conductor que recorrerá todasu obra hasta el final, y quedará irresuelta. Ya en Lasneuropsicosis de defensa (1894a) y en Nuevaspuntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa(1896b), artículos en los que introduce el que seríasu primer modelo psicopatológico propio, es decir,

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diferenciado de los puntos de vista de Breuer, levemos realizar una primera distinción entre lasmodalidades de represión que intervienen en lasneurosis de transferencia —histeria y neurosisobsesiva— y las que se producirían en las formas depsicosis que a la sazón investigaba: la demenciaalucinatoria o Amentia de Meinert y la paranoia.

Advirtamos de entrada el carácterrevolucionario de dicho modelo, en tanto se apartaradicalmente de la línea establecida por lapsiquiatría oficial kraepeliniana, vigente en aquelmomento. En abierta contradicción con ésta, que selimitaba a describir cuadros y a clasificarlos enrazón de su evolución clínica (Sales, 2006), escribíaFreud en 1896:

Desde hace ya largo tiempo aliento la conjetura de quetambién la paranoia […] es una psicosis de defensa[eine Abwerpsychose], es decir que proviene, lomismo que la histeria y las representaciones obsesivas,de la represión de recuerdos penosos, y que sussíntomas son determinados en su forma por elcontenido de lo reprimido (Freud, 1896b, página 175).

En este esfuerzo por diferenciar el mecanismode defensa de la psicosis respecto del de lasneurosis, Freud describe por primera vez un tipode mecanismo que en ese momento denominaVerwerfung. Así pues, leemos en Lasneuropsicosis de defensa (1894a) que, a diferenciade la conversión histérica y el desplazamientoobsesivo,

existe una modalidad defensiva mucho más enérgicay exitosa, que consiste en que el yo desestima[verwirft] la representación insoportable junto con suafecto y se comporta como si la representación nuncahubiese comparecido. Sólo que en el momento en quese ha conseguido esto, la persona se encuentra enuna psicosis que no admite otra calificación que«confusión alucinatoria» […]. Así, es lícito decir queel yo se ha defendido de la representacióninsoportable mediante el refugio en la psicosis[Flucht in die Psychose] […]. El yo se arranca[reisst] de la representación insoportable, pero esta seentrama de manera inseparable con un fragmento dela realidad objetiva, y en tanto el yo lleva a cabo estaoperación, se desase [losgelöst] también, total oparcialmente, de la realidad objetiva (Freud, 1894a,páginas 59-60. Las bastardillas son de Freud).

Este texto, tan precoz cronológicamente, resultasin embargo muy interesante, sobre todo por ladescripción tan completa que realiza del procesodefensivo que interviene en la génesis de las

psicosis; veamos: el yo desestima, rechaza, expulsaafuera (verwirft) una representación insoportableligada a su afecto y se comporta como si estarepresentación nunca hubiera comparecido, lo quees lo mismo, no hubiera dejado inscripción en elpsiquismo o huella mnémica.29 A partir de estemomento, y a lo largo de todo el texto, insiste variasveces en las consecuencias de tal proceso utilizandodiversas expresiones que debemos considerar comosinónimas: «el yo se ha defendido de larepresentación insoportable [unerträglicheVorstellung] mediante el refugio en la psicosis», «elyo se arranca…», «se desase de la realidadobjetiva». Observemos que todas estas expresionesreaparecerán, formuladas en términos casi idénticos,en numerosos textos posteriores, verbigracia enSchreber («desasimiento de la libido» [Ablösung derLibido]), en Introducción del narcisismo(«extrañamiento» [Abwendung] del mundo) y, mástarde, en La pérdida de realidad [Realitätsverlust]en neurosis y psicosis. Estamos, pues, ante diversasformulaciones del concepto de desinvestidura(Unbesetztheit), de pérdida de realidad en lapsicosis.30

Sin ir más lejos, en el «Manuscrito H» (1895)explica el caso de una mujer de unos 30 años,soltera, que vivía con sus hermanos y con uninquilino. En una ocasión este inquilino intentó unacto de seducción que, en realidad, no llegó a nada.Poco después abandonó la casa y no lo volvieron aver. Pasado un tiempo, la paciente comenzó adesarrollar un delirio de autorreferencia y un cuadroalucinatorio a través del cual creía percibir que lasvecinas le tenían lástima, se burlaban de ella ycomentaban el suceso ocurrido con el hombre.Simultáneamente había olvidado —es decir,desconocía (leugen)— la vivencia traumática; siFreud llegó a conocerla es porque antes de enfermarla paciente se la había relatado a la hermana. Pero enel tratamiento ella no quería saber nada de esavivencia. «La defensa era de todo punto indudable—escribe Freud—, pero igualmente hubiera podidocrear un síntoma histérico o una representaciónobsesiva» (Freud, 1950 [1895]). Entonces, sepregunta, ¿dónde está lo peculiar de la defensaparanoica? Esta es la explicación de Freud:

Ella [la paciente] se ahorraba [ersparte] algo; algoera reprimido.31 Se puede discernir qué era. Esprobable que cayera en irritación con la visión o elrecuerdo de esa visión [de la escena de seducción]32.Se ahorraba de ese modo el reproche de ser una«mala persona».

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He aquí, pues, el conflicto entre dos partes: unacomplaciente con la seducción y otra para la que sicedía a la seducción era una «mala persona». Unahistérica se hubiera comportado como una malapersona, poniéndose «mala», con lo cual el síntomahubiera servido, como es típico en la histeria, depecado y al mismo tiempo de castigo.

Sin embargo —continúa el texto—, la paranoicahubo de oírlo [el reproche] desde afuera. Elcontenido positivo [no deformado, de larepresentación] se conservó entonces imperturbado[consciente, no reprimido],33 pero algo varió en laposición de toda la cosa. Antes era un reprocheinterno, ahora era una insinuación que venía desdeafuera. El juicio sobre ella [la paciente] había sidotrasladado hacia fuera, la gente decía lo que ellahabría dicho de sí misma. Algo se ganaba con ello.El juicio pronunciado desde adentro habría debidoaceptarlo; el que llegaba desde fuera podíadesautorizarlo [ablehnen]. Con esto, el juicio, elreproche era mantenido lejos del yo (Freud, 1950[1895], páginas 248 y 249. Los comentarios entrecorchetes son míos; las bastardillas son de Freud).

Y añade:

La paranoia tiene, por tanto, el propósito dedefenderse de una representación inconciliable parael yo proyectando al mundo exterior el sumario de lacausa que la representación misma establece (Ibid.página 249, bastardillas mías).

He aquí magníficamente descrito lo que será elmodelo básico del mecanismo de defensa de todapsicosis paranoide: la traslación del conflicto afueradel yo, la enajenación del mismo por medio delmecanismo que aquí llama proyección. A diferenciade las neurosis, en que el yo participa del conflicto yde las defensas, en la paranoia el conflicto entero esexpulsado al mundo, con lo que al yo no le quedamás que contradecir34 —«desautorizar» (ablehnen)dice Freud aquí— lo que se afirma de él, ydefenderse del ataque.

Se habrá observado que en estos textos Freud dadiversas vueltas al mismo concepto operante en lapsicosis valiéndose de distintas formulaciones, yque sólo en la primera de ellas utiliza el verboverwerfen, el cual ya no vuelve a ser mencionado, almemos a un nivel terminológico. Cabe pensar que lautilización de 1894 fuera meramente azarosa y queigual podría haber empleado cualquier otrosinónimo, verbigracia Verleugnung, como hará apartir de 1911. Es probable. Sin embargo, si nosparece necesario un término —y por eso

reivindicamos Verwerfung— es porque el fenómenoque se halla en juego apunta nada menos que a laespinosa cuestión de si la realidad insoportable dejarepresentación en el psiquismo, o no. Aunque en eltexto de referencia parece indicar que no quedahuella alguna («el yo desestima la representacióninsoportable junto con su afecto y se comporta comosi la representación nunca hubiese comparecido»),y de ahí la pertinencia del término Verwerfung,Freud vacilará posteriormente sobre este punto. Esen un pasaje del caso Schreber donde finalmenteparece pronunciarse, aunque como de soslayo,acerca de la no inscripción, como causanteprecisamente de la proyección y del retorno desde loreal.

En efecto, cuando en Schreber se plantea definirel mecanismo de defensa de la paranoia,concretamente dice:

En la formación de síntoma de la paranoia esllamativo, sobre todo, aquel rasgo que merece eltítulo de proyección [Projection]. Una percepcióninterna es sofocada [unterdrückt],35 y como sustitutode ella adviene a la conciencia su contenido, luego deexperimentar cierta desfiguración, como unapercepción de afuera (Freud, 1911c [1910], página61, bastardillas de Freud).

Así las cosas, una «percepción interna [innereWahrnehmung]» (es decir, la huella de unapercepción, esto es, una representación) es sofocada(suprimida) y automáticamente reemplazada poruna «percepción externa». Aquí pone el acento en laproyección y no en la Verwerfung, que tendría másque ver con esa «sofocación/supresión» interna de lapercepción (representación), aunque no debemosolvidar que en alemán el significante Verwerfungremite a rechazo por eyección, es decir, acción dearrojar algo al exterior.

Siguiendo con el texto, Freud añade unasconsideraciones sobre el mecanismo de la paranoia,que conectan con lo postulado en Las neuropsicosisde defensa. Así, en la paranoia,

el proceso de la represión propiamente dicha consisteen un desasimiento de la libido [Ablösung derLibido] de personas —y cosas— antes amadas. Secumple mudo; no recibimos noticia alguna de él, nosvemos precisados a inferirlo de los procesossubsiguientes. Lo que se nos hace notar ruidoso es elproceso de restablecimiento, que deshace la represióny reconduce la libido a las personas por ellaabandonadas. En la paranoia, este proceso se cumplepor el camino de la proyección.

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Y en este punto introduce una matización, enforma de sentencia un tanto enigmática, en la quetrata de precisar el significado más exacto de supensamiento; es como si se detuviera y se plantearauna reflexión acerca de la pertinencia del término«proyección» en este contexto:36

No era correcto decir que la sensación interiormentesofocada [unterdrückte: «suprimida»] es proyectadahacia afuera; más bien inteligimos que lo canceladoadentro [innerlich Aufgehobene] retorna desdeafuera (Ibid., página 66, bastardillas mías).

Es este uno de esos momentos en el discurso deFreud a los que debemos prestar especial atención.Lacan lo hizo y le sirvió para definir el mecanismode la forclusión, con estas palabras: «Todo lorehusado [abolido, cancelado] en el ordensimbólico, en el sentido de la Verwerfung, reapareceen lo real» (Lacan, 1955-1956, página 24).37 Noobstante, tampoco en este caso Freud apela altérmino Verwerfung sino que habla de «locancelado» (Aufgehobene); con todo es evidente queel concepto que describe es el mismo, toda vez queaufgehobene es el participio pasivo del verboalemán aufheben que, como ya hemos indicado,significa «cancelar», «abolir», «levantar», «anular»,«suspender», «suprimir». Por lo tanto, y al igual queocurre con el verbo unterdrücken, la significaciónno está alejada de «rechazar», «descartar»,«desestimar». Freud se está manejando consinónimos de uso coloquial y una vez más hemos deir más allá de los términos concretos que emplea enla trabajosa construcción del concepto.

Tenemos, pues, que algo suprimido, canceladoadentro —no simbolizado, en términoslacanianos— retorna desde afuera, desde lo real.Vemos que el planteamiento no es sino una vuelta detuerca sobre lo ya desarrollado en 1895, en el«Manuscrito H», en donde la paciente «se ahorrabaalgo» que le resultaba profundamente intolerable,una representación impensable, hasta el punto deque no conservaba conocimiento de ella más quecomo un reproche devenido desde afuera en formaalucinatoria, contra el que no le quedaba másrecurso que la contradicción: «El juicio pronunciadodesde adentro habría debido aceptarlo; el quellegaba desde fuera podía desautorizarlo[ablehnen]».

Y es este mismo lineamiento el queencontramos cuando en el caso Schreber Freudplantea la estructura de la paranoia como unadefensa ante lo que llama una fantasía de deseohomosexual, inaceptable para el sujeto. Afirma

entonces que todas las formas conocidas de delirioparanoico pueden derivarse de los diferentes modosde contradicción [Widersprüch]38 defensiva,erigidos ante una frase del tipo: «Yo [un varón] loamo a él [a un varón]» (Freud, 1911c [1910], página58, corchetes de Freud). La contradicción del verboconduce a la mutación del amor en odio —«No loamo, lo odio»— y da lugar al delirio persecutorio dela paranoia, siempre que añadamos la proyección:«No soy yo quien lo odia, es él quien me odia, y poreso me persigue». La contradicción del objeto él ysu cambio por ella, combinado nuevamente con laproyección, origina el delirio erotomaníaco: «Nosoy yo quien lo amo a él, es ella la que me ama amí». La contradicción del sujeto yo y su sustituciónpor ella da lugar al delirio de celos, la celotipia: «Nosoy yo quien lo amo a él, es ella quien lo ama».Freud hace notar que en este caso no es necesario elconcurso de la proyección. Finalmente, lacontradicción de los tres elementos conduce aldelirio megalomaníaco: «Yo no amo a nadie, sólo amí mismo».

Como sabemos, Freud analiza todo el sistemadelirante de Schreber como el resultado de unacompleja operación defensiva ante una fantasía dedeseo homosexual39 de este tipo. A dicha fantasíahomosexual hace referencia Schreber al comienzomismo de sus memorias:

Un día, una mañana, hallándome todavía en la cama(ya no sé si dormía todavía a medias o si estabadespierto) tuve una sensación que, al rememorarlaestando por completo despierto, me perturbó de lamanera más extraña. Era la idea de que, a pesar detodo, debía ser algo singularmente agradable ser unamujer en el momento del coito. Esta idea era tanajena a toda mi naturaleza que si me hubiese asaltadoestando yo en plena conciencia, la habría rechazadocon indignación; puedo asegurarlo; después de todolo que he vivido desde entonces, no puedo descartarla posibilidad de que haya mediado alguna influenciaexterior para imponerme tal representación(Schreber, 1900-1902).40

Ahora bien, es interesante comparar lacontradicción paranoica de una afirmación —«Yolo amo a él… No: él me odia y me persigue»— conel proceso de la negación (Verneinung): «Ahorausted pensará que quiero decir algo ofensivo, perorealmente no tengo ese propósito», que Freud definecomo: «Es el rechazo, por proyección, de unaocurrencia que acaba de aflorar» (Freud, 1925h,página 253). También aquí hay contradicción de unaafirmación (Bejahung). La diferencia estriba en queen este caso todo el proceso transcurre en una

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dimensión representativa y de lenguaje: «Uncontenido de representación o de pensamientoreprimido puede irrumpir en la conciencia acondición de que se deje negar» (Ibid.); dicho deotro modo, se puede pensar lo reprimido acondición de velarlo por medio de un significante: elno de la negación; de este modo nos mantenemos enel registro simbólico, representacional, del retornode lo reprimido. En la paranoia, en cambio, lacondición para pensar lo impensable es mucho másdrástica y sugiere una mayor destrucción del tejidosignificante: hay un salto de lo representacional a loperceptual, toda vez que el retorno sólo es posiblede una forma alienada desde lo real (proyectada) y amodo de intrusión.41

El pasaje de las memorias de Schreber antescitado resulta sumamente ejemplificador de estefenómeno tal como se produce en la paranoia,puesto que antes incluso de la construcción deldelirio, que Freud referirá a la fase de restitución, yaen este momento supuestamente inicial, laformulación del deseo homosexual —«cuánsingularmente agradable debe resultar ser una mujeren el coito»— no es vivido por el sujeto sino de unaforma profundamente alienada, como una suerte deintrusión o imposición ajena —«…no puedodescartar la posibilidad de que haya mediado algunainfluencia exterior para imponerme talrepresentación»—, contra la que se revuelve conenergía: «Esta idea era tan ajena a toda minaturaleza…». Está clara la imposible trabazón del«deseo» homosexual dentro del tejidorepresentacional del sujeto. Aquí vemos en acciónaquella defensa muy «enérgica y exitosa, queconsiste en que el yo desestima [verwirft] larepresentación insoportable junto con su afecto y secomporta como si la representación nunca hubieracomparecido» (Freud, 1894a, página 59). Enconsecuencia, pues, «lo cancelado adentro retornadesde afuera» (Freud, 1910c [1911]).

La Verwerfung en el Hombre de losLobos

Aparte de la mencionada referencia a laVerwerfung como rechazo de una representaciónintolerable junto con su afecto, que Freud introduceen 1894, y de la descripción que hace del mismofenómeno en el caso Schreber, aunque recurriendoal término de «cancelación» (Aufhebung), es en elhistorial del Hombre de los Lobos donde define conmayor precisión el mecanismo en cuestión, al queademás menciona por su nombre. Y ello no sólo de

pasada sino con profusión e insistencia, como siquisiera dejar constancia de que ha establecido ydiferenciado un nuevo proceso. Por si fuera poco,parece resuelto a establecer claramente unadistinción entre este mecanismo y la represión:«Una represión es algo diverso de unadesestimación [Eine Verdrängung ist etwas anderesals eine Verwerfung]» (Freud, 1918b [1914], página74). En este sentido, el historial del Hombre de losLobos, redactado en 1914, constituye una excepcióny una curiosidad. Sin embargo, y sin que sepamospor qué —tal vez se olvidó—, Freud no retomójamás el término de Verwerfung como mecanismoespecífico ante la castración, con todo su potencialdestructivo y psicotizante, ni siquiera cuando se diocuenta de que Verleugnung no alcanzaba paraexplicar este efecto.

Entre los diferentes temas que son tratados eneste historial ocupa un lugar central el complejo decastración y las diferentes maneras de afrontarlo o,dicho de otro modo, las diversas actitudes queadopta el yo ante la percepción de la diferencia delos sexos. En esta ocasión Freud es rotundo comopocas veces: «Nos ha devenido notoria la inicialtoma de posición de nuestro paciente frente alproblema de la castración. La desestimó [er verwarfsie] y se atuvo al punto de vista del comercio por elano» (Ibid., página 78, cursivas mías).

Es decir que el paciente rechazó la visióntraumática de la falta de pene en la mujer y, lejos deprocesarla al modo de la fase fálica a través de lateoría de la castración, permaneció fijado a la faseanal, lo que condicionó, como sabemos, unaidentificación con la madre y una posición pasivaante el padre (Edipo invertido). Unas páginas másarriba ya había descrito esto mismo en los siguientestérminos:

Desestimó lo nuevo [Er verwarft das Neue] —ennuestro caso por motivos derivados de la angustiafrente a la castración— y se atuvo a lo antiguo […].El nuevo esclarecimiento fue rechazado[abgewiesen],42 la antigua teoría fue conservada(página 73).

Lo «nuevo» es la nueva manera de simbolizarlos datos de la percepción, según la fase fálica; «laantigua teoría» es la cloacal a la que el pacientesigue fijado. Freud prosigue y por una vez precisamás:

Cuando dije que la desestimó [verwarft], elsignificado más inmediato de esta expresión es queno quiso saber nada [nichts wissen wollte] de ella

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siguiendo el sentido de la represión. Con ello, enverdad, no se había pronunciado ningún juicio sobresu existencia, pero [aber] era como si ella noexistiera (página 78, bastardillas mías).

Este párrafo resulta difícil y requiere aclaración.En primer lugar advertimos que el «no querer sabernada», el desconocimiento, es para Freud sinónimounas veces de Verwerfung y otras de Verleugnung.Según los casos, también maneja otros sinónimos,como Verneinung o Ablehnung. Ahora bien, en estecaso añade un matiz importante: no quiso saber nadade ella (de la castración) «siguiendo el sentido de larepresión». En su ya clásica Respuesta alcomentario de Jean Hyppolite, Lacan comenta estepasaje y afirma que para este sujeto...

la realidad genital [...] ha quedado como letra muertapara su inconsciente donde sigue reinando la «teoríasexual» de la fase anal [...] No se trata de unarepresión, pues la represión no puede distinguirse delretorno de lo reprimido [...] Ese sujeto, nos diceFreud, de la castración no quería saber nada en elsentido de la represión [...] y para designar esteproceso emplea el término Verwerfung [...]. Su efectoes una abolición simbólica (Lacan, 1966, página 371.Las bastardillas son de Lacan).

Es decir, que, tal como Freud había señalado,«una represión [Verdrängung] es algo diverso deuna desestimación [Verwerfung]».

Ahora bien el párrafo en cuestión, muycondensado, encierra todavía otras enseñanzas. Alindicar que el paciente desestimó (verwarft) larealidad percibida (la falta de pene en la madre) yaclarar el significado de esta expresión, esto es, que«no se había pronunciado ningún juicio sobre suexistencia», Freud se anticipa a las consideracionesque hará en el artículo La negación (1925h) acercade la función del juicio.43 En pocas palabras, lafunción del juicio tiene dos decisiones a adoptar: Elyo-placer originario debe atribuir o desatribuir unapropiedad a una cosa del mundo (juicio deatribución), y el yo-realidad definitivo debe decidiracerca de la existencia o no de una representación enla realidad (juicio de existencia). Así pues, «el yo-placer originario quiere […] introyectarse todo lobueno, arrojar [werfen] de sí todo lo malo» (Freud,1925h, página 254). En cambio, el yo-realidad, quese desarrolla a partir del yo-placer inicial, tiene porfunción la emisión de juicios de existencia a fin depoder aceptar —y no rechazar— la realidadpercibida, y garantizar con ello el examen derealidad. Pues bien, en el caso que nos ocupa, el yo-

realidad definitivo se hallaba fuera de combate y, enconsecuencia, no pronunció «ningún juicio sobre suexistencia» (la de la castración materna), «como siella no existiera».44 Este sería, entonces, el efectodel mecanismo de la Verwerfung: impedir laconstitución del yo-realidad definitivo, con laconsiguiente fijación patológica en el estadionarcisista (Maldavsky, 1986).

Ahora bien —continúa el texto de este casoclínico— esto no es todo, porque esta actitud de noquerer saber nada de la castración coexistía conotras actitudes de reconocimiento de la misma:

Primero se había revuelto y luego cedió, pero unareacción no había cancelado a la otra. Al finalsubsistieron en él, lado a lado, dos corrientesopuestas, una de las cuales abomina de la castración[die Kastration verabscheute],45 mientras que la otra[la represión] estaba pronta a aceptarla y consolarsecon la feminidad como sustituto.46 La terceracorriente, más antigua y profunda, que simplementehabía desestimado [verworfen] la castración, con locual no estaba todavía en cuestión el juicio acerca desu realidad objetiva, seguía siendo sin duda activable(Freud, 1918b [1914], página 78. Las bastardillas ylos comentarios entre corchetes son míos).

En este pasaje, si bien no menciona laVerleugnung, Freud en cierta forma diferenciaverwerfen y verleugnen. De acuerdo con su propiadefinición citada más arriba, la Verwerfung implicala imposibilidad por parte del yo de emitir un juiciode existencia acerca de la castración, «como si ellano existiera». Advirtamos de pasada que semejanteexpresión no puede dejar de recordarnos aquelladefensa muy «enérgica y exitosa, que consiste enque el yo desestima [verwirft] la representacióninsoportable junto con su afecto y se comporta comosi la representación nunca hubiera comparecido»(Freud, 1894a). Es decir, el material rechazado essimplemente eliminado, suprimido, cancelado, loque corresponde al sentido de «descartar» que elverbo verwerfen posee en alemán (Hanns, 1996). Entérminos de derecho procesal, sería un «no halugar», previo a toda admisión a trámite de unacausa. En cambio, la característica de negar laevidencia de algo cuya existencia es por otro ladoreconocida —de ahí la escisión— pertenece enalemán al verbo verleugnen (según esto, podríacorresponder a la «abominación»: lo reconoce y poreso lo abomina).

Freud discierne, pues, tres corrientessimultáneas en la infancia del Hombre de los Lobos,tres actitudes frente al trauma de la castraciónmaterna: primero, aceptación de la misma, con la

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correspondiente angustia neurótica ante el padre(fobia al lobo, Edipo invertido, feminización);segundo, desmentida (abominación de lacastración), ambas simultáneas; a ellas se habríasumado la tercera y más antigua, la Verwerfung odesestimación.

En este punto, Freud introduce el relato de unaalucinación referida por el paciente a sus cincoaños, lo que ha dado pie a la mayoría de autores, conLacan a la cabeza, a interpretar el fenómeno comouna prueba de que estaríamos ante un caso claro deforclusión; en palabras de Lacan (1955-56), loforcluido de lo simbólico reaparece en lo real. Elrelato de esta alucinación pasajera es el siguiente:

Tenía cinco años; jugaba en el jardín junto a miniñera y tajaba con mi navaja la corteza de uno deaquellos nogales que también desempeñan un papelen mi sueño. De pronto noté con indecible terrorque me había seccionado el dedo meñique de lamano (¿derecha o izquierda?), de tal suerte que sólocolgaba de la piel. No sentí ningún dolor, pero síuna gran angustia. No me atreví a decir nada al aya,distante unos pocos pasos; me desmoroné sobre elbanco inmediato y permanecí ahí sentado, incapazde arrojar otra mirada al dedo. Al fin me tranquilicé,miré el dedo, y entonces vi que estabacompletamente intacto (Freud, 1918b [1914],página 79).

La alucinación de dedo cortado ilustra, enefecto, la dificultad de concebir el pene comosímbolo —significante— de la diferencia de lossexos. Su percepción, de acuerdo con el registroanal, como un órgano separable del cuerpo al modode las heces, es lo que facilita el contenido de larepresentación alucinatoria, correlato de unaprevalencia del registro imaginario sobre elsimbólico. Esta misma prevalencia explica tambiénla imposibilidad del Hombre de los Lobos deabandonar la analidad en cuanto a su concepción deldinero (los donativos de Freud) y a todas susequivalencias simbólicas: niño-heces-regalo(Leclaire, 1958; Masotta, 1972). Hay que hacernotar que el quid de la cuestión recae justamente enel hecho de que el retorno se produjera en forma derealización alucinatoria (diferente hubiera sido queel sujeto hubiera elaborado un sueño47). Estamosante la repetición más allá del principio del placer(Braier, 2001) de un trauma infantil no susceptiblede ser simbolizado. En este caso se trató de unarepetición alucinatoria; más adelante la repeticióntraumática cobró en este paciente otras cualidades,pero siempre dentro del registro de lo real: lagonorrea, el problema dentario, los desarreglos

intestinales, la verruga imaginaria en la nariz peroque no obstante él se hacía operar como si fuerareal, la dependencia económica de Freud, etc.(Mack Brunswick, 1928). Se trata de diferentesformas de repetir en lo real el trauma de lacastración a causa de una dificultad para reprimirloy de una deficiente capacidad para elaborarlosimbólicamente.48

André Green ha teorizado este punto delhistorial clínico desde otra perspectiva. En suopinión este recuerdo de alucinación positiva dededo cortado no hace sino encubrir un fenómeno dealucinación negativa, que acaba pasandoinadvertido. El mismo Freud nos recuerda que elasunto ya había sido previamente elaborado en untrabajo anterior,49 en donde no queda tan clara lacualidad alucinatoria del fenómeno. En aquellaocasión, Freud califica esta clase de fenómenos de«espejismos alucinatorios» y afirma que no sonraros en el contexto del complejo de castración conla finalidad de «rectificar percepciones indeseadas»(Freud, 1914a, página 210). Por otro lado, en estetexto de 1914 el fenómeno en cuestión quedaclaramente encuadrado en el capítulo de lasllamadas paramnesias, falsos reconocimientos, déjàvu, déjà raconté, etc., que siempre habían interesadomucho a Freud,50 y prueba de ello es que el relatoque hace aquí del episodio es ligeramente diferenteal que conocemos por el historial del Hombre de losLobos y abre la posibilidad de otras reflexiones.Para mostrar sólo un detalle, aparte del carácter dedéjà raconté con que aparece en el material, elpaciente habría expresado una significativa duda51

respecto a lo recordado: «Cuando a la edad de cincoaños jugaba en el jardín con un cuchillo y me cortéel dedo meñique —¡oh! Sólo creí que me lo habíacortado— […].» (Ibid. página 209). Por otro lado,ya en el relato definitivo del episodio alucinatorio,el mismo que es reproducido en el historial, apareceuna nueva vacilación del paciente que Freud reseñaen una nota al pie de página. Tras indicar que estabajugando con su cuchillo en el nogal, nos anoticia deuna rectificación posterior hecha por el propiopaciente: «Creo que yo no tajo el árbol. Eso es unafusión con otro recuerdo, que también tiene queestar falseado alucinatoriamente: yo hago en unárbol un tajo con un cuchillo, y del árbol manasangre» (Ibid. páginas 210, bastardillas mías salvola palabra «sangre», de Freud). Green hace vervarias cosas: primero el constante falseamientoalucinatorio del recuerdo, el trasvase continuo entrelo representacional y lo perceptual; segundo, lapresencia de diversas alucinaciones negativas en elseno de esta supuesta alucinación de dedo cortado:

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la negación de la sangre y la negación del dolor,ambos aspectos esenciales inherentes al elementorepresentacional «dedo cortado», que a su vezremite a «herida» (castración). Todos estoselementos no vienen sino a confirmar una vez másla extraordinaria complejidad del caso de SergeiPankejeff, complejidad intuida por el propio Freud(coexistencia de las tres «corrientes psíquicas»)aunque en la presentación del historial no hicierahincapié sino en los aspectos de la neurosis obsesivainfantil.

Acerca de la «desautorización»(Ablehnung)

Aunque en Historia de una neurosis infantilvemos que Freud es taxativo en el uso del términoVerwerfung, en diversos pasajes de la obra no dejade utilizar sinónimos variados. El más frecuente deellos es el que Etcheverry ha traducido como«desautorización».

¿Cómo reaccionó el niño ante las seducciones de suhermana mayor? He aquí la respuesta: condesautorización [Ablehung] (Freud, 1918b [1914],página 23, cursivas mías).

Y un poco más adelante:

Responde en un todo a nuestras expectativasenterarnos de que con sus primeras excitacionesgenitales se inició su investigación sexual y quepronto recaló en el problema de la castración. En esaépoca pudo observar a dos niñas —su hermana y unaamiga de esta— en el acto de orinar. Ya a raíz de esavisión su inteligencia le habría permitido entender lascosas, sólo que se comportó como suelen hacerlootros niños varones. Desautorizó la idea [Er lehntedie Idee (…) ab] de que ahí veía corroborada laherida con que amenazaba la ñaña, y se entregó a laexplicación de que era la «cola de adelante» de lasniñas [der «vordere Popo» der Mädchen]52 (Ibid.página 24, cursivas mías).

Freud maneja el término con ambigüedad. En laprimera cita, la desautorización parece ir dirigida ala escena misma de la seducción de la hermana, a lavivencia de seducción, lo que equivaldría a unrechazo.53 En cambio, en el segundo texto lodesautorizado fue la teoría de la castración. Cuandoaquí habla de «la idea» se refiere a esto. En Sobrelas teorías sexuales infantiles (1908) realiza unaafirmación muy semejante:

Si el varoncito llega a ver los genitales de unahermanita, sus manifestaciones evidencian que suprejuicio [Vorurteil] ya ha adquirido fuerza bastantepara doblegar [beugen] a la percepción;54 nocomprueba la falta [Fehlen] del miembro, sino queregularmente dice, a modo de consuelo yconciliación: «Ella tiene…» (Freud, 1908c, página192, bastardillas mías salvo las de la palabra«regularmente»).

Vemos que aquí Freud habla de «falta»,anticipándose a Lacan. Pues bien, es esa falta dealgo que debería haber —he ahí el «prejuicio»— laque, tras una inicial renegación, engendra la teoríade la castración, la cual a su vez conduce alsepultamiento del complejo de Edipo y alreconocimiento de la diferencia de los sexos. Elniño trata de simbolizar esa falta a través de la teoríafálica, y cuando no dispone de elementos para ellosobreviene un desenlace patológico semejante a loque le ocurre al Hombre de los Lobos, quepermanece atrapado en el imaginario de lacastración anal.

Recordemos que Ablhenung significa más omenos lo mismo que Verwerfung: «desestimación»,«reprobación», «condena». En el diccionarioincluso aparece como sinónimo de Zurückweisung:«rechazo», «denegación», «recusación». Está claroque se trata de términos alemanes de usosinonímico. El matiz de rechazo y recusación uniríaAblhenung y Verwerfung; el matiz de denegaciónharía lo propio entre Ablhenung, Verleugnung yVerneinung.

El término supone, pues, una defensa porrechazo, desautorización, un «no lo admito», antealgo ineluctable y vivido con angustia. En el casodel Hombre de los Lobos, el mecanismo apareceasociado a la identificación con la madre, queimplica la castración más o menos vislumbradacomo una consecuencia de dicha identificación;castración no simbolizada en el sentido de ladiferencia de los sexos —lo que es usual en la fasefálica— sino más bien figurada como una herida, unarrancamiento, según modelos que son los vigentesen la fase anal. A esto se refiere la idea objeto dedesautorización, idea que sería equivalente a teoríainfantil en juego.

Ablehnung, pues, es otro de los diversossignificantes que utiliza Freud para referirse a unproceso, diferente de la represión, pero que noacaba de quedar suficientemente elaborado. En Unaperturbación del recuerdo en la Acrópolis (1936)hace un uso reiterado del término en relación a losfenómenos perceptivos, y en un sentido próximo al

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concepto de alucinación negativa: «‘Lo que veo ahíno es efectivamente real’» (Freud, 1936, página218, bastardillas de Freud), piensa mientrascontempla la belleza del Acrópolis; y, en relación al«sentimiento de enajenación»(Entfremdungsgefühl) que tuvo en ese mismoinstante, añade: «Una incredulidad así es,evidentemente, un intento de desautorizar [ab (…)lehnen] un fragmento de la realidad objetiva» (Ibid.página 215, cursivas mías). Según el autoanálisisque hace Freud de su «perturbación del recuerdo»,lo que aquí tilda de desautorización de un«fragmento de realidad objetiva» se nos antojapróximo, como luego veremos, al fenómeno de laVerleugnung.

De la Verwerfung a la Verleugnung

Como decíamos, el término Verwerfung novolverá a aparecer con carácter de mecanismo dedefensa específico tras el historial del Hombre delos Lobos. Sin embargo, Freud continúa dandovueltas al proceso que puede conducir a unapsicosis, con la particularidad de que donde antaño,en 1894, había hablado de Verwerfung y en el casoSchreber de Aufhebung (cancelación, abolición), apartir de 1911 entroniza un nuevo significante:Verleugnung.

Es en la página inicial de Formulaciones sobrelos dos principios del acaecer psíquico (1911b)donde encontramos una de las primeras citas en lasque este nuevo vocablo es aplicado a la psicosis.Hablando del extrañamiento de la realidad en elneurótico y en el psicótico, dice:

El neurótico se extraña de la realidad efectiva porquela encuentra —en su totalidad o en alguna de suspartes— insoportable. El tipo más extremo de esteextrañamiento [Abwendung] de la realidad objetivanos lo muestran ciertos casos de psicosis alucinatoriaen los que debe ser desmentido [verleugnet] elacontecimiento que provocó la insania (Freud,1911b, página 223, bastardillas mías).

Y unos pocos años después, en Complementometapsicológico a la doctrina de los sueños (1917d[1915]), texto en el que como sabemos defiende lanecesidad de establecer por parte del yo un «examende realidad» a fin de diferenciar la representación dela percepción, aparece otro ejemplo precoz en que lapalabra Verleugnung (desmentida) es utilizada enrelación a la psicosis:

La amentia es la reacción frente a una pérdida[Verlust] que la realidad asevera pero que debe serdesmentida [verleugnet] por el yo como algoinsoportable [alucinación negativa, realidadrenegada]. A raíz de ello el yo rompe el vínculo conla realidad […]. Con este extrañamiento de larealidad [Abwendung von der Realität] quedaeliminado el examen de realidad, las fantasías dedeseo —no reprimidas, por entero conscientes—pueden penetrar en el sistema y ser admitidas desdeahí como una realidad mejor [alucinación positiva,realidad sustituida] (Freud, 1917d [1915] página 232,bastardillas y comentarios entre corchetes míos).

Vemos pues que en el punto exacto —elfenómeno descrito es idéntico— en donde en 1894había utilizado Verwerfung, como la defensaprimaria ante una representación inconciliable,ahora parece querer establecer Verleugnung; noobstante, independientemente de esta imprecisiónterminológica, por otro lado tan propia de él, es fáciladvertir que el mecanismo de defensa descrito esbásicamente el mismo: 1) abolición interna(simbólica, diríamos con Lacan) de larepresentación correspondiente a una realidadvivida como insoportable, traumática; 2) ruptura delvínculo y extrañamiento radical de tal realidad, y 3)finalmente, restitución delirante o alucinatoria.

La referencia a la alucinación, tanto la positivacomo la negativa, ha sido destacada por Green(1993) a partir de una críptica nota a pie que insertaFreud en este texto, y que reza como sigue: «Unensayo de explicar la alucinación no debería partirde la alucinación positiva sino de la negativa» (Ibid.página 231, cursivas de Freud). La alucinaciónnegativa, precursora según esto de la positiva, seríaun intento desesperado de reeditar un mecanismo dedefensa primitivo, al estilo de la acción muscularque le sirve al yo real primitivo para diferenciar eladentro del afuera: «Una percepción que se hacedesaparecer mediante una acción es reconocidacomo exterior, como realidad» (Ibid. página 231),aclara Freud a continuación en el texto. De estemodo el yo real primitivo (y posteriormente el yo deplacer purificado) tratan de huir a cualquier preciode una realidad hostil. Así pues, la alucinaciónnegativa viene a consistir, efectivamente, en una«acción» que «hace desaparecer» una percepciónpor el mero hecho de que resulta desagradable. Porel contrario, la alucinación positiva, correlato de laprimitiva satisfacción alucinatoria del deseo, sería elmovimiento de restitución de la realidad negada.

Para Green, entonces, la percepcióninsoportable lo es justamente por ser «inconciliable»con una representación inconsciente de deseo. Dado

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un conflicto así, del yo con la realidad (Freud,1924b [1923]), en lugar de ser la representacióninterna la que resulta reprimida (lo que representaríael modelo de la neurosis), es la percepción de larealidad la que queda invalidada por medio de laalucinación negativa, y en el espacio liberado vienea ubicarse, por proyección, la representacióninconsciente deseada en forma de alucinaciónpositiva. Tal es, en definitiva, el esquema de unapsicosis alucinatoria aguda o psicosis de deseo(Green, 1993). Recuérdese el ejemplo de la noviadesairada que, ante la no llegada del novio deseado(percepción insoportable), alucina su presencia(Freud, 1894a).

Llegamos a 1924 y nos encontramos con dosbreves artículos, Neurosis y psicosis (1924b[1923]) y La pérdida de realidad en la neurosis yen la psicosis (1924c), en los que Freud aplica a laclínica el esquema recién introducido de lasegunda tópica. De este modo trata de abordar lasdiferencias estructurales entre neurosis y psicosisa partir de su modalidad de huida de la realidad.Por lo demás, como habíamos visto en el textoanterior, los lazos con la realidad están alteradostanto en las neurosis como en las psicosis, aunquede manera diferente en cada caso; en ambostrastornos se constata una pérdida de realidad asícomo diversas maneras o intentos de sustituir larealidad perdida por otra menos conflictiva, másacorde.

Pues bien, en el último párrafo de Neurosis ypsicosis (1924b), Freud vuelve a formularse lapregunta que se venía haciendo en los últimos 30años:

¿Cuál será el mecanismo [específico de las psicosis],análogo a una represión, por cuyo intermedio el yo sedesase del mundo exterior [das Ich von derAussenwelt ablöst]? (Freud 1924b, página 159. Lascursivas y el comentario entre corchetes son míos).

La respuesta la aborda en el artículo siguiente,cuando sugiere que…

en la neurosis se evita, al modo de una huida, unfragmento de la realidad, mientras que en la psicosisse lo reconstruye. Dicho de otro modo […]: Laneurosis no desmiente [verleugnet] la realidad, selimita a no querer saber nada de ella; la psicosis ladesmiente [verleugnet] y procura sustituirla [por unarealidad alucinatoria o delirante] (Freud, 1924c,página 195. El comentario entre corchetes y lasbastardillas son míos).

Parece como si en este contexto, la expresión«desmentir» (verleugnen) adquiriera para Freud unasignificación que va más allá de «no querer sabernada»,55 en el sentido por ejemplo de una negación,y remitiera más bien al «rechazo» (Verwerfung) deuna realidad inconciliable, que llevaría implícita la«sustititución» alucinatoria de dicha realidad.

De todos modos, un año después, en Algunasconsecuencias psíquicas de la diferencia anatómicaentre los sexos (1925j), vuelve a insistir en la nuevaterminología y además se muestra taxativo tanto enla definición del concepto como en su nominación,cuando afirma que una de las reacciones de la niñaante el descubrimiento de la castración es «elproceso que me gustaría designar desmentida[Verleugnung], que en la vida anímica infantil no esni raro ni muy peligroso, pero que en el adultollevaría a una psicosis» (Freud 1925j, páginas 271-2,bastardillas mías).

Rectificar es de sabios

Hasta aquí vemos que parece confirmar ladesmentida (Verleugnung) de la realidad como el tanbuscado mecanismo esencial en su intento dediferenciar neurosis y psicosis. Sin embargo, locierto es que a partir de Fetichismo (1927e),podemos hallar varios —y significativos—momentos en su discurso, en los que resulta clarauna vacilación, una autocrítica, incluso unarectificación ante el exceso de simplificación.

Hace poco —escribe en Fetichismo, refiriéndose aNeurosis y psicosis—, por un camino aparentementeespeculativo, di con el enunciado de que la diferenciaesencial entre neurosis y psicosis reside en que en laprimera el yo sofoca [unterdrücke],56 al servicio de larealidad, un fragmento del ello, mientras que en lapsicosis se deja arrastrar por el ello a desasirse de unfragmento de realidad. Pero tuve ocasión de lamentarmi osadía de avanzar tanto. Por el análisis de dosjóvenes averigüé que ambos no se habían dado porenterados [nicht zur Kenntnis genommen], en susegundo y décimo años de vida, respectivamente, dela muerte de su padre […] a pesar de lo cual ningunohabía desarrollado una psicosis. Vale decir que en sucaso el yo había desmentido [verleugnet] unfragmento sin duda sustantivo de la realidad, comohace el yo del fetichista con el hecho desagradable dela castración de la mujer.57 Empecé a vislumbrartambién que los sucesos de esta índole en modoalguno son raros en la vida infantil,58 y pude tenermepor convicto de mi error en la caracterización deneurosis y psicosis (Freud, 1927e, páginas 150-151.Las bastardillas son mías).

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El genio de Freud reconoce, pues, su «error»; esla clínica la que le hace ver que no siempre de unadesmentida, de un «no darse por enterado» —de unaalucinación negativa— ante una realidadtraumática, se deriva necesariamente una psicosis,pueden también devenir otras evoluciones, entreellas el fetichismo. Seguimos leyendo el texto y nosencontramos con que a continuación propone unaestructura que recuerda mucho a la del Hombre delos Lobos:

Resultó, en efecto, que esos dos jóvenes no habían«escotomizado»59 la muerte de su padre más que losfetichistas la castración de la mujer. Dentro de la vidaanímica de aquellos, sólo una corriente no habíareconocido [nicht anerkannt hatte] la muerte delpadre; pero existía otra que había dado cabal razón deeste hecho: coexistían, una junto a otra, la actitudacorde al deseo y la acorde a la realidad […] (Ibid.página 151).

Está, pues, describiendo una escisión del yo. Yconcluye:

Me es posible, en consecuencia, mantener laexpectativa de que en el caso de la psicosis una deesas corrientes, la acorde con la realidad, faltaríaefectivamente (Ibid., página 151; bastardillas mías).

Como han señalado diversos autores (Green,1993; Marucco, 1998), el artículo sobre elfetichismo es, en este sentido, de gran importancia,pues entre otras cosas le sirvió para centrar el temade la Verleugnung y establecer para siempre sucorrelato: la escisión del yo (Ichspaltung). Comosabemos, esta cuestión fue retomada formalmenteen 1938, donde, hablando del caso de un niño querecurre a un fetiche para desmentir la castración dela mujer, afirma lo siguiente:

Este acto de nuestro paciente [la desmentida de lacastración] se nos impone como un extrañamientorespecto de la realidad [Abwendung von der Realität],como un proceso que tenderíamos a dejar reservadopara la psicosis […], no obstante lo cualsuspenderemos nuestro juicio, pues tras un abordajemás ceñido, descubrimos un distingo que no carece deimportancia. El varoncito no ha contradicho[widersprochen]60 simplemente su percepción, no haalucinado un pene ahí donde no se veía ninguno [talcomo habría hecho un psicótico], sino que sólo haemprendido un desplazamiento de valor, ha transferidoel significado del pene a otra parte del cuerpo (Freud,1940e [1938], página 277. Las bastardillas y loscomentarios entre corchetes son míos).

Es decir, este niño no es un psicótico, toda vezque, aunque por una parte reniega de la castración yno se da por enterado de ella, en otra parte de su yopervive una cierta capacidad metafórica que lepermite «transferir el significado del pene a otraparte del cuerpo», o, dicho en otros términos,realizar una ecuación simbólica, y esto esprecisamente lo que resuelve el conflicto y le ahorrala necesidad de alucinar el pene faltante. Y esteesclarecimiento lo hallamos finalmente en Esquemade psicoanálisis, donde afirma con toda claridad: Elfetichista…

desmiente [verleugnet] la percepción sensorialgenuina que le ha mostrado la falta de pene en losgenitales femeninos, y se atiene a la percepcióncontraria. Pero […] él no tiene la osadía de aseverarque vio efectivamente un pene [no alucina]. Antesbien, recurre a algo otro, una parte del cuerpo o unacosa, y le confiere el papel del pene que no quiereechar de menos […], algo que se presta comosustituto simbólico del pene (Freud, 1940a [1938],página 204. Bastardillas y comentario entre corchetesmíos).

En todas estas citas advertimos que Freud sepercata de que para dar cuenta del fenómenopsicótico no basta con la Verleugnung (desmentida,desconocimiento de la realidad) y, ni siquiera, con laIchspaltung (escisión del yo); se requiere de algomás, toda vez que ambos procesos —desmentida yescisión del yo— son comunes a otras estructuras nopsicóticas, y en ocasiones, como en la infancia,incluso se observan en la normalidad. Freud dejó eltema de la psicosis abierto para la posteridad,aunque en el camino aclaró el del fetichismo.

Verleugnung y sus diferencias conVerwerfung

Lo que sigue a modo de conclusión no pretendeser sino una pincelada sobre un tema que exigiría serdesarrollado con más extensión en otro marco. Asícomo el texto clave para la Verwerfung es el De lahistoria de una neurosis infantil (el «Hombre de losLobos»), para la Verleugnung lo será Fetichismo,donde a todas luces Freud va más allá de lo que enapariencia es una breve monografía sobre laconducta de los fetichistas, una curiosidad de laclínica —por otro lado poco frecuente como motivode análisis—. Ya en los primeros párrafos centra lacuestión con gran rotundidad: El fetichismorepresenta una alternativa al desenlace considerado

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normal del complejo de Edipo, esto es, susepultamiento (Untergang), puesto que «el fetichees el sustituto del falo de la mujer (de la madre) enque el varoncito ha creído y al que no quiererenunciar» (Freud, 1927e, página 148, bastardillasmías). Por lo tanto, estamos ante una perspectiva dedesarrollo del problema planteado ya en Laorganización genital infantil (1923e) en torno alconcepto de falo: la creencia infantil en suexistencia real, y un nuevo modo de salirrelativamente indemne ante la evidencia de lacastración.61

He aquí, pues, el proceso —continúa Freud, tomandoel supuesto de un niño confrontado a la visión de losgenitales femeninos—: el varoncito rehusó darse porenterado de un hecho de su percepción, a saber, quela mujer no posee pene. No, eso no puede ser cierto,pues si la mujer está castrada, su propia posesión depene corre peligro (Ibid., página 148, bastardillasmías).

Tenemos aquí una magnífica descripción delmecanismo de la Verleugnung, una percepción de laque el sujeto rehúsa darse por enterado —«no, esono puede ser cierto…»— porque de serloexperimentaría angustia de castración. Reparemosen la similitud de este fragmento con el antes citadode Una perturbación del recuerdo en la Acrópolis,en el que también se hace referencia al sentimientode incredulidad generado por la percepción de unarealidad —«‘Según el testimonio de mis sentidos,ahora estoy de pie sobre la Acrópolis; sin embargo,no puedo creerlo’» (Freud, 1936, página 217)—. Nodebe pasar desapercibido un importante detalle quemarca de entrada una diferencia, de indudable valorclínico, entre Verleugnung y Verwerfung: la primerainvolucra una sensación de creencia/confusión, nosintroduce en el universo de la duda, laincertidumbre, aunque también de la ilusión y de lomágico; la segunda se acompaña de un sentimientoinequívoco de certeza.

Recordemos la primera vez que Freud introduceel mecanismo de la Verleugnung en relación a lacastración, en La organización genital infantil(1923e). Allí afirma que cuando los niños tienennoticia de la falta de pene en las niñas…

Desconocen [leugnen] esa falta; creen ver unmiembro a pesar de todo; cohonestan lacontradicción entre observación y prejuicio medianteel subterfugio de que aún sería pequeño y ya va acrecer, y después, poco a poco, llegan a laconclusión, afectivamente sustantiva, de que sin duda

estuvo presente y fue removido. La falta de pene esentendida como resultado de una castración (Freud,1923e, página 147).

Este texto es importantísimo pues plantea ladesmentida al modo de una alucinación negativa deuna percepción indeseada: no ven —«leugnen»— loque hay, y en cambio «creen ver» lo que no hay.Advirtamos nuevamente que estamos en el ámbitode la creencia, no de la alucinación positiva. Elconflicto se zanja finalmente mediante unainterpretación, una teoría acerca de lo percibido: lateoría de la castración como castigo por lamasturbación prohibida, teoría que permite laresolución del conflicto mediante la represión deldeseo. Es útil la comparación de este pasaje con elque aparece en el historial del Hombre de los Lobos,en el que el joven paciente, ante visión semejante,«desautorizaba la idea» y se acogía a la teoríacloacal (es el «popó» de las niñas) propia de la faseanal (ver supra). Se trata, pues, de un modo deprocesamiento de los datos procedentes de unapercepción, procesamiento que involucra una tomade postura disociada: por un lado lo acepto, pero porotro lo desmiento; me entero, pero no me quieroenterar. Está claro, como podemos ver, que ladesmentida o renegación solamente adquiereentidad propia como mecanismo de defensa si larelacionamos con la escisión del yo.

Finalmente, en Esquema de psicoanálisis, Freudafina mucho la definición de desmentida comodefensa no sólo ante la castración, sino ante otrasrealidades traumáticas:

Tales desmentidas [Verleugnungen] sobrevienen asaza menudo, no sólo en fetichistas; y toda vez quetenemos oportunidad de estudiarlas se revelan comounas medidas que se toman a medias, unos intentosincompletos de desasirse de la realidad objetiva. Ladesautorización [Ablehnung]62 es complementada entodos los casos por un reconocimiento[Annerkenung]; se establecen siempre dos posturasopuestas, independientes entre sí, que arrojan porresultado la situación de una escisión del yo (Freud,1940a [1938], página 205, bastardillas mías).

Este texto nos ilustra claramente acerca de quedesmentida equivale a desautorización y adesasimiento «incompleto» de la realidad. Perotambién podemos extraer otras enseñanzas que nosayudan a diferenciar entre perversión y psicosis,toda vez que esas «medidas que se toman a medias»,esos «intentos incompletos» de desasimiento, esadesautorización «completada en todos los casos por

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un reconocimiento», son todo efectos de unmecanismo finalmente denominado Verleugnung, yque en estas condiciones merecería ya ser biendiferenciado de otro (Verwerfung, forclusión, ocomo quisiéramos llamarlo)63 que intervendría enlas psicosis y cuyos efectos resultarían másdevastadores.

Luis Sales AllozaAvda. de Xile 38, 11º, 4ª08028 BarcelonaTf. [email protected]

Notas

1. En especial algunas famosas afirmaciones que figuran en elhistorial del Hombre de los Lobos.

2. Algunos de los puntos desarrollados en este estudio hansido tratados por André Green en su libro El trabajo de lonegativo (1993), aunque el acento puesto en el concepto de lonegativo se aleja de mi enfoque, más centrado en la exégesisfreudiana. Lo mismo sucede con el artículo Lo positivo de lonegativo, de Franco Vicario, ampliamente inspirado en Green,publicado en el nº 20 de Intercanvis. Mayor afinidad heencontrado con García de la Hoz (1995), aunque de él meseparan algunas discrepancias de contenido.

3. El concepto de realidad, por ejemplo, adquiere carta denaturaleza en esa obra pequeña pero fundamental que lleva portítulo Formulaciones sobre los dos principios del acaecerpsíquico (1911b), en cuyos primeros párrafos encontramosafirmaciones como estas: «Toda neurosis tiene la consecuencia[…] de expulsar al enfermo de la vida real, de enajenarlo de larealidad [Wirklichkeit zu entfremden] […]. Así, se nos imponela tarea de investigar en su desarrollo la relación del neurótico, yen general del hombre con la realidad, y de tal modo incorporarel significado psicológico del mundo exterior real-objetivo a laensambladura de nuestras doctrinas» (Freud, 1911b, páginas223-4, bastardillas mías). Con esta contundencia abre Freudoficialmente una nueva línea de investigación —la realidad—que le va a ocupar prácticamente hasta el final de su vida, y queva a tener otro jalón importante en La pérdida de realidad en lasneurosis y las psicosis (1924c). Freud identifica sin más elconcepto de realidad objetiva con el de mundo exterior ycontrapone ambos a realidad interna o mundo fantasmático.Lacan definirá la realidad como una realidad determinada por elsignificante, y establecerá la fundamental distinción entrerealidad (significante) y lo real, que no es sino el registro de loque queda excluido de lo simbólico.

4. A la inversa de la alucinación «positiva» que sería lapercepción de un objeto inexistente pero que el sujeto echa enfalta. Como hace observar Green (1993), tanto la alucinaciónpositiva como la negativa giran en torno de la percepción y de lafalta. El concepto de alucinación negativa fue introducido porHyppolite Bernheim en 1895 en el contexto de sus experienciashipnóticas y tanto Freud (que presenció en persona dichas

experiencias) como Breuer utilizaron esta noción en algunos desus primeros escritos.

5. Semejante paradoja tiene que ver con el conceptohegeliano de «negación de la negación». Véase al respecto elComentario de Jean Hyppolite sobre la «Verneinung» (Lacan,1966).

6. Fue justamente Hyppolite quien llamó la atención sobreeste extremo.

7. «Negar algo en el juicio quiere decir, en el fondo, ‘Eso esalgo que yo preferiría reprimir’» (Freud, 1925h, página 254). Yaen Lo inconsciente, es decir, diez años antes, había presentadoesta idea de un modo muy similar: «La negación [Negation] esun sustituto de la represión, de nivel más alto» (Freud, 1915e,página 183). De hecho, aunque el artículo sobre Die Verneinunges relativamente tardío (1925) las referencias al fenómeno de lanegación las encontró Freud en la clínica desde el comienzo desu actividad. Como ejemplo baste recordar las famosasnegaciones del Hombre de las Ratas (Freud, 1909d).

8. «El yo-placer originario quiere, como lo he expresado enotro lugar, introyectarse todo lo bueno, arrojar [werfen] de sítodo lo malo» (Freud, 1925h, página 254).

9. Abweisung proviene del verbo abweisen, que quiere decir:«rehusar», «desestimar», «rechazar»; es decir, un sinónimo entoda regla de Verwerfung.

10. La defecación del Hombre de los Lobos en el momento depresenciar la escena primitiva sería la expresión de un rechazo,un arrojar (werfen) afuera lo malo; un «no» en sentido de dieVerneinung, pero acorde con la etapa evolutiva anal en que elsujeto se encontraba.

11. Consúltese: www.khristophoros.net/Tras/Freud.html.12. Conceptos que ya había estudiado años atrás en la

Psicopatología de la vida cotidiana (1901b) y en Acerca delfausse reconnaissance («déjà raconté») en el curso del trabajopsicoanalítico (1914a).

13. Este detalle representa precisamente la diferencia másimportante de este conjunto de fenómenos con respectoaquellos que generan el sentimiento de lo ominoso (dasUnheimliche), en los que detectamos la presencia de lacompulsión de repetición.

14. Aquí vemos que «mantener algo alejado del yo» y«desmentirlo» son expresiones tratadas como sinónimas.

15. Se refiere al libro de Anna Freud El yo y los mecanismosde defensa, libro que, como es sabido, defraudó en buenamedida las expectativas de aclarar estos fenómenos, razón porla cual aún hoy son objeto de controversia.

16. Esta llamada «defensa normal» es lo que en otros textosexplicita como «desestimación por el juicio» o «juicio decondenación» (Urteilsverwerfung o Verurteilung).

17. En realidad el primer trabajo en que Freud se ocupa deeste tipo de fenómenos es Lo ominoso (1919h).

18. André Green incluye los tres procesos en lo que denominatrabajo de lo negativo (Green, 1993).

19. Excepción hecha del juicio de condenación(Verurteilung), concepto con el que tiene bastanteconcomitancia.

20. Ya en Lo ominoso (1919h) aparece una referenciainequívoca tanto al mecanismo de la desmentida como a laescisión del yo. Otra primicia la encontramos en Neurosis ypsicosis (1924b [1923]).

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21. Desde un punto de vista clínico, la perversión (y susaledaños, psicopatía, actuación, toxicomanía, etc.) resulta amenudo más egosintónica y adaptativa que la patologíafronteriza, probablemente porque defiende mejor de la angustia.Espero desarrollar este tema en un trabajo próximo.

22. Desconozco la traducción parcial de Ludovico Rosenthal.23. La traducción de las obras completas de Freud por Luis

López-Ballesteros y de Torres, de la edición Biblioteca Nueva,que mereció el elogio del propio autor, responde a una iniciativapionera en los años 20 del pasado siglo, impulsada por JoséOrtega y Gasset.

24. José Luis Etcheverry, traductor de la edición deAmorrortu.

25. Sin embargo, por ejemplo, en el pasaje del Hombre de losLobos en que Freud, abandonando toda ambigüedad, hace lafundamental distinción entre Verdrängung y Verwerfung,Ballesteros traduce este último término como «juiciocondenatorio», sembrando así la mayor de las confusiones en unmomento de particular trascendencia.

26. Para la traducción de los términos alemanes he utilizadobásicamente dos fuentes: el Diccionario Grande AlemánLangenscheidt (2006) y el Diccionario de términos alemanes deFreud de Luiz Alberto Hanns (1996). Las citas de Freud enalemán proceden de la Sigmund Freud: Werke im Taschenbuch.Fischer-Verlag, Frankfurt am Main, 1991. Quiero agradecer laayuda y el consejo, también en este campo, de Jorge Belinsky.

27. También Laplanche y Pontalis utilizan esta traducción.28. «La defensa [Abwehr] alcanza ese propósito de esforzar

[drängen] fuera de la conciencia la representacióninconciliable», escribía Freud en La etiología de la histeria(Freud, 1896, página 209). De hecho, hasta Inhibición, síntomay angustia (1926d [1925]) no estableció una distinción claraentre defensa y represión.

29. Lacan hablará de abolición simbólica.30. Sabemos que Freud postulará también un retiro de la

realidad en las neurosis (ver Freud, 1924c).31. Ersparte, pretérito del verbo ersparen, que significa

efectivamente «ahorrar», pero también «evitar». En este casoqueda muy en evidencia la acepción genérica de «defensa» queFreud asignaba al concepto de Verdrängung. Así, por ejemplo,en este pasaje «algo era reprimido» equivale a «algo eraevitado».

32. Se plantea aquí la interesante cuestión de si la defensaactúa solamente ante una percepción (la «visión») o tambiénante una representación («el recuerdo de esa visión»). En estostextos Freud se muestra algo ambiguo al incluir ambasposibilidades. Más adelante, concretamente en Schreber y enlos escritos de la Metapsicología abogará por la imposibilidadde inscripción o huella mnémica en el psicótico.

33. Esta interesante acotación parece sugerir —y de hechoanticipar— que es la propia función defensiva de la represión laque está perturbada en la psicosis, y, al no funcionaradecuadamente, obliga al yo a utilizar otros recursos defensivos(la proyección, etc.). La misma claudicación de la represiónimplica obviamente un relajamiento de las censuras, motivo porel cual el contenido se conservó consciente e imperturbado (nodeformado), aunque no por ello reconocido.

34. Ya veremos que la contradicción, como la negación, esuna propiedad del proceso secundario y, por tanto, una de las

atribuciones del yo. En el inconsciente no existe nicontradicción ni negación (Freud, 1915e).

35. El término alemán Unterdrückt, que Etcheverry traducesistemáticamente por «sofocado», es el participio pasivo delverbo unterdrücken, que significa «suprimir», aunque tienetambién las connotaciones de «reprimir» y «oprimir». Estetérmino, de uso multívoco en Freud, es otro ejemplo de latendencia de los traductores, antes mencionada, a coagularsignificantes-concepto y asignarles una definición determinada.Así, Unterdrückung, traducido como «sofocación» (Etcheverry,Valls), «supresión» (Laplanche) o «represión» (López-Ballesteros) figura en los diccionarios psicoanalíticos concarácter de mecanismo de defensa. La cuestión va más allá deuna disquisición terminológica, por cuanto lo sofocado (comolo reprimido) sigue existiendo aunque de momento se hallefuera de combate; en cambio lo suprimido remite a locancelado, lo que deja de existir, lo que no deja huella.

36. Recordemos que el concepto de proyección tiene unalcance más vasto que hace difícil su aislamiento comomecanismo específico de las psicosis.

37. Aunque Lacan desarrolló el concepto de forclusión en suseminario dedicado a las psicosis (1955-56) y en el artículoposterior titulado «De una cuestión preliminar a todotratamiento posible de las psicosis» (Escritos, 1966), ya habíaintroducido el concepto en su respuesta al comentario deJ. Hyppolite sobre Die Verneinung (Lacan, 1953-54).

38. Widersprüch significa «contradicción», «protesta»,«oposición». En alemán (y también, de hecho, en castellano)esta expresión se halla muy próxima a la negación y al rechazo.

39. Casi está de más aclarar que aunque Freud la utiliza talcual, la expresión: «fantasía de deseo homosexual» no la hemosde entender al estilo de una fantasía neurótica reprimida, sinomás bien de una construcción.

40. Para esta cita de las Denkwürdigkeiten einerNervenkranken he elegido la traducción castellana de MarcianoVillanueva Salas, del 2003, publicada por la AsociaciónEspañola de Neuropsiquiatría. Existe otra de Ramón Alcalde,que incluye un estudio preliminar de Jorge Saurí, editada enBuenos Aires por Carlos Lohlé (1979).

41. Planteado de otro modo, y de acuerdo con Gracia (2001)se podría considerar la negación como una operación inversa aldelirio. En aquella se afirma que la cosa no está, para permitirleexistir simbólicamente; en el delirio se afirma que la cosa sí está,para permitirle «exsistir en lo real» (Gracia, 2001, página 71).

42. Abgewiesen es el participio de abweisen, que significa«rehusar», «rechazar», «denegar», «recusar», «desestimar»; esdecir, Freud utiliza aquí otro sinónimo.

43. De hecho, el tema ya había sido elaborado enFormulaciones acerca de los dos principios del acaecerpsíquico (1911), y aún antes, en el Proyecto de psicología(1895).

44. Este es el sentido que le otorga Oscar Masotta (1972),quien hace ver que el «pero» (aber) que separa las dos últimassentencias en la oración freudiana —«en verdad, no se habíapronunciado ningún juicio sobre su existencia, pero [aber] eracomo si ella no existiera»—, y que resulta algo desorientador enla traducción castellana, tiene en alemán un valor adversativo,equivalente por ejemplo a un «más bien era…». También podríatraducirse como: «de nuevo era como…»

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45. Verabscheute es presente de indicativo del verboverabscheuen («abominar» [por estar horrorizado, porejemplo], «detestar», «execrar»). Algunos autores (Maldavsky,1986; Roitman, 1993) han querido ver en esta «abominación»(Verabscheuung) de la castración un sinónimo de laVerleugnung.

46. Vemos cómo Freud postula para el Hombre de los Lobosuna estructura disociada similar a la que hoy atribuimos amuchos pacientes fronterizos. En efecto, el paciente ruso no eraun psicótico aunque pudiera tener o haber tenido fenómenospsicóticos aislados. Es notable percatarse de que esta estructuraa base de «corrientes» que coexisten «lado a lado» no es nadadiferentes a una escisión del yo (Ichspaltung).

47. Como, por otro lado, también fue capaz de hacer —elsueño de los lobos—, demostrando una estructura que podíaadmitir diversas corrientes simultáneas.

48. Véase al respecto el interesante trabajo de Leclaire, Sobreel episodio psicótico que presentó el «Hombre de los Lobos»(1958) y el ya mencionado artículo de Masotta (1972).

49. «Acerca del fausse reconnaissance («déjà raconté») en elcurso del trabajo psicoanalítico» (1914a).

50. Se ocupó de ellos en la Psicopatología de la vidacotidiana (1901b) y volvería a hacerlo en Una perturbación delrecuerdo en la Acrópolis (1936). Reparemos que talesparamnesias aluden a trastornos de la memoria y no tanto de lapercepción.

51. Este punto es esencial, puesto que la verdaderaalucinación psicótica jamás introduce duda sino sensación decerteza.

52. En este punto la traducción de Etcheverry es engañosa,toda vez que «la cola de adelante» puede hacer pensar en unpene en desarrollo, al estilo de lo que Freud plantea en Sobre lasteorías sexuales infantiles (1908c) o en La organización genitalinfantil (1923e). Sin embargo, «Der ‘vordere Popo’ derMädchen» podría traducirse sencillamente como «el culito dedelante», frase muy común en castellano para referirse al genitalde las niñas y que hace referencia a la castración anal. Es laopción de López-Ballesteros, quien propone textualmente: «eltrasero de delante».

53. Probablemente aquí Etcheverry hubiera estado másacertado de haber traducido Ablhenung simplemente por«rechazo». Ballesteros propone «repulsa».

54. Strachey, en nota al pie, sugiere que la expresión beugen(doblegar) es una primera formulación del concepto que luegorecibirá el término de desmentida. En cualquier caso, la fraseentera sugiere claramente la idea de que la percepción actúabajo comando de un prejuicio.

55. Recordemos que en otros textos ambas expresioneshabían sido consideradas como sinónimas por el propioFreud.

56. Aquí unterdrücke corresponde evidentemente a latraducción de «sofoca» o «reprime». Una prueba más de lamultivocidad de los términos en Freud.

57. Vemos que aquí «desmentir» sí equivale a «no darse porenterado».

58. Cosa que ya había indicado en 1925 (ver más arriba),aunque, a diferencia de lo afirmado entonces, ahora reconoceque ello no implica necesariamente un desenlace psicótico en eladulto.

59. Freud usa aquí entrecomillado el término de RenéLaforgue, cuya conveniencia cuestiona en el mismo artículo.

60. Recordemos la importancia que en el caso Schreber Freudatribuye al proceso de contradecir (widersprechen) unarepresentación o una percepción; contradicción que en alemánconlleva una connotación de oposición y protesta, y que tieneun sentido muy cercano a Verneinung: decir no. En el textopresente el concepto de «contradecir» (una percepcióntraumática) es usado en un sentido muy fuerte, comoequivalente a rechazo puro y simple (Verwerfung), con laconsiguiente alucinación psicótica compensatoria.

61. El tema de las creencias infantiles —el refugio en lascreencias—, como defensa universal ante las duras realidadesde la vida, está presente en todos estos desarrollos.

62. Obsérvese que aquí equipara a nivel de sinónimo lostérminos Verleugnung y Ablhenung.

63. Sabemos que ha sido Lacan quien con su concepto deforclusión del Nombre-del-Padre ha dado respuesta a estaaporía dejada por Freud. Otros autores, como Maldavsky (1986)y Roitman (1993), han utilizado sistemáticamente el término«desestimación», procedente de la traducción de Etcheverry,para diferenciarlo de «desmentida».

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