alexpoetas.files.wordpress.com · web viewtiempos aquellos, cuando mi barrio tenía más espacios...

5
EL LUGAR DE LOS RECUERDOS Tiempos aquellos, cuando mi barrio tenía más espacios verdes, la lluvia era nuestra compañera y llegábamos mugrosos hasta las orejas, nuestras madres molestas nos miraban jugar en los charcos y salían con el paraguas no a protegernos de la lluvia sino con la correa, el chicote incluso con el cable de la plancha a seguirnos para meternos a la ducha y limpiarnos el estrago que supuestamente nos causaba el estar chapuceando en las pequeñas acumulaciones de agua. Añoro también que a 50 metros de mi casa, en la canchita descuidada había más árboles donde nos solíamos reunir los chicos del barrio a jugar, en la adolescencia a bromear y temerosos tomar una que otra cerveza y fumar un cigarrillo entre unas 10 personas. A Miguel, el más bobo, lo cacharon y nunca más volvió a reunirse con nosotros, supongo que la madre pensó que éramos una mala influencia, tenía razón tal vez nunca más lo dejaron salir, su casa se convirtió en su cárcel. Las calles estaban mal lastradas, no estaban mantenidas y cuando se mojaban era una masa de lodo incomparable, ahora están bonitas, ya las arreglaron a la mayoría pero la que pasa en frente de mi casa es una de las primeras calles y la más descuidada. Hay casas enormes, pequeñas, se ha urbanizado más y aunque los niños ya no tengan los espacios enormes para jugar, en los que

Upload: dophuc

Post on 09-May-2018

214 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

EL LUGAR DE LOS RECUERDOS

Tiempos aquellos, cuando mi barrio tenía más espacios verdes, la lluvia era nuestra compañera y llegábamos mugrosos hasta las orejas, nuestras madres molestas nos miraban jugar en los charcos y salían con el paraguas no a protegernos de la lluvia sino con la correa, el chicote incluso con el cable de la plancha a seguirnos para meternos a la ducha y limpiarnos el estrago que supuestamente nos causaba el estar chapuceando en las pequeñas acumulaciones de agua.

Añoro también que a 50 metros de mi casa, en la canchita descuidada había más árboles donde nos solíamos reunir los chicos del barrio a jugar, en la adolescencia a bromear y temerosos tomar una que otra cerveza y fumar un cigarrillo entre unas 10 personas. A Miguel, el más bobo, lo cacharon y nunca más volvió a reunirse con nosotros, supongo que la madre pensó que éramos una mala influencia, tenía razón tal vez nunca más lo dejaron salir, su casa se convirtió en su cárcel.

Las calles estaban mal lastradas, no estaban mantenidas y cuando se mojaban era una masa de lodo incomparable, ahora están bonitas, ya las arreglaron a la mayoría pero la que pasa en frente de mi casa es una de las primeras calles y la más descuidada.

Hay casas enormes, pequeñas, se ha urbanizado más y aunque los niños ya no tengan los espacios enormes para jugar, en los que yo jugaba, y los vecinos ya no se reúnan a contar uno que otro chisme de la vecina de alado, sigue siendo igual de bonita mi ciudadela, le falta el extracto de lo que fue pero así son las cosas, todo cambia y uno debe acostumbrarse al cambio para sentirse parte de él.

Mi casa, se encuentra ubicada en la Clodoveo bajo, calle Piura. Desde niño me acogió esta ciudadela, ahora se ha urbanizado de una manera asombrosa. Utilizo el ángulo contra picado para poder enseñar el hogar que con esfuerzo toda mi familia construyó desde las mismas bases.

La calle siempre ha sido lastrada y muy descuidada. Hace 15 años, este era el patio de muchos niños que salíamos todas las tardes a jugar, como era una calle descuidada no solían pasar muchos autos, vi muchos niños ir y venir y ahora ni siquiera los saludo, todos se han vuelto desconocidos. He utilizado un plano general para enseñar la calle donde solíamos jugar.

Lugares verdes quedan muy pocos, pero tampoco se los utiliza, los niños ya no juegan ahí, ellos prefieren estar en celulares que ir a rodarse por la hierba, por esos lugares fantásticos que antes nos llenaban de adrenalina, cada vez queda poco espacio verde y construyen más hogares para individuos con hijos que seguro algún día contarán una historia parecida de este hogar.

Los columpios del barrio, donde las mayores salían a conversar, a contar los chismes del vecindario, ahí donde nos llevaban a divertirnos todos los fines de semana y conocíamos gente nueva y nos gustaba compartir con ellos esos pequeños momentos en un subi-baja, en el trompo o meciéndonos sobre columpios.

La cancha donde íbamos a hacer deporte está descuidada, el monte está crecido y ya no se podría jugar tranquilamente porque el impedimento es el enorme llano, pero es reconfortarle salir a caminar por ese lugar ya que hay más aire puro que en algunos lugares de la ciudad.