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Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
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Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
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UNIVERSIDAD DE MURCIA
FACULTAD DE ENFERMERÍA
2015
Violencia de los usuarios hacia el
personal de enfermería.
Evaluación del riesgo laboral y análisis de las consecuencias
psicológicas
POR
DÑA. INMACULADA GALIÁN MUÑOZ
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Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería en los hospitales públicos de
la Región de Murcia
TESIS DOCTORAL POR COMPENDIO DE PUBLICACIONES
FACULTAD DE ENFERMERIA
Autor: Dña. Inmaculada Galián Muñoz
Dirigida por: Dr.D. Bartolomé Llor Esteban
Dr. D. José Antonio Ruíz Hernández
Murcia, 2015
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A mis directores de tesis, por su paciencia y compresión. Gracias por ayudarme a
cambiar mi mentalidad práctica hacia una más científica. Será difícil olvidar esos
miércoles por la tarde.
A los colaboradores que han ayudado en la recogida de cuestionarios y a los
coautores que han participado en el estudio, gracias por vuestro trabajo y ayuda.
A los todos los profesionales de enfermería que han contestado al cuestionario,
sin los cuales no hubiera sido posible llevar a cabo este trabajo, y a todas las
direcciones de los centros donde se ha llevado a cabo el estudio, gracias a todos por
vuestra colaboración.
A todos mis familiares y amigos por sus palabras de apoyo y ánimo en aquellos
momentos en los que flaqueaba mi motivación.
Pero sobre todo, gracias a mis dos “hombres”. Al padre por su comprensión y
ayuda, sin la cual no hubiera podido terminar este proyecto, al niño, que dificultó la
última etapa, pero a la vez, aportó una motivación extra para seguir avanzando.
Gracias a todos
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INDICE
RESUMEN .................................................................................................................... 11
CAPITULO 1. INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS GENERALES ............................................... 15
Definición de violencia como riesgo laboral psicosocial ............................................... 17
La violencia laboral en el sector sanitario .................................................................... 19
Consecuencias de la exposición a violencia.................................................................. 21
La satisfacción laboral ................................................................................................. 22
El síndrome de burnout o síndrome de “estar quemado” ............................................ 24
Relación entre de la exposición a violencia laboral, satisfacción laboral y burnout ...... 25
Situación actual de la prevención del riesgo de violencia laboral en España ................ 27
El papel de la Enfermería de Empresa o Especialista en Trabajo frente al riesgo de
violencia laboral. ...................................................................................................... 30
Objetivos generales ..................................................................................................... 31
CAPITULO 2. VIOLENCIA DE LOS USUARIOS HACIA EL PERSONAL DE ENFERMERÍA EN
LOS HOSPITALES PÚBLICOS DE LA REGIÓN DE MURCIA.. .......................................... 33
CAPITULO 3. VIOLENCIA DE LOS USUARIOS HACIA EL PERSONAL DE ENFERMERÍA EN
LOS SERVICIOS DE URGENCIAS HOSPITALARIOS. FACTORES DE RIESGO Y
CONSECUENCIAS.. .................................................................................................... 35
CAPITULO 4. USER VIOLENCE AND NURSING STAFF BURNOUT: THE MODULATING ROLE
OF JOB SATISFACCIÓN.............................................................................................. 37
CAPITULO 5. DISCUSIÓN GENERAL, PROPUESTAS PARA INVESTIGACIÓN POSTERIORES Y
CONCLUSIONES........................................................................................................ 39
BIBLIOGRAFIA .............................................................................................................. 53
ANEXOS ....................................................................................................................... 77
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RESUMEN
La presente tesis doctoral se centra en el estudio de la exposición a la violencia
de los usuarios del personal de enfermería de los hospitales públicos de la Región de
Murcia, ya que el riesgo de violencia laboral presenta una especial importancia en el
ámbito sanitario, siendo el colectivo de enfermería uno de los más afectados tal y
como se refleja en distintos estudios (Franz, Zeh, Schablon, Kuhnert y Nienhaus, 2010;
Kling, Yassi, Smailes, Lovato y Koehoorn, 2009; Roche, Diers, Duffield y Catling-Paull,
2010; Shields y Wilkins, 2009).
Los objetivos de este estudio son conocer la exposición a manifestaciones
hostiles de los usuarios hacia los profesionales de enfermería hospitalaria
dependientes del Servicio Murciano de Salud (SMS) según variables sociodemográficas
y laborales; profundizar en el análisis de la exposición a violencia en el servicio
detectado en el capitulo dos como más expuesto (urgencias), valorando, igualmente, la
exposición a conductas hostiles según variables sociodemográficas y laborales, e
incluyendo la presencia de posibles consecuencias psicológicas, así como una
comparativa con los resultados de la muestra total de profesionales de enfermería
hospitalaria; y por último, estudiar la relación entre la exposición a violencia y el nivel
de burnout, valorando el papel de la satisfacción laboral como variable moduladora
entre ambas.
Para realizar el estudio se ha llevado a cabo un cuestionario autoaplicado y
anónimo en 2010 en el personal de enfermería de todos los hospitales del SMS, para la
que se realizó un muestreo aleatorio y estratificado por centros y servicios (30% de los
profesionales de enfermería), obteniendo finalmente un tamaño muestral de 1.489
sujetos (nivel de confianza 99%; error muestral 1,75%).
De los resultados obtenidos destacar que el 22,8% de los profesionales de
enfermería sufrieron semanal o diariamente al menos una de las manifestaciones de
violencia verbal o no física recogida en la escala, alcanzando el 71% si consideramos
una frecuencia al menos anual. Se han hallado diferencias significativas en las
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agresiones recibidas según estado civil, edad, hospital, profesión, tipo de contrato,
turno, antigüedad en la profesión y servicio, siendo los trabajadores de urgencias los
que obtuvieron puntuaciones significativamente mayores en la escala. En estos últimos
trabajadores se ha detectado que las manifestaciones de violencia más frecuentes a las
que han estado expuestos han sido los enfados por la demora de asistencia y por la
falta de información, siendo significativamente mayor la exposición en los hospitales
de mayor tamaño, enfermeras respecto a auxiliares, y entre las personas que trabajan
más horas, existiendo una correlación entre la violencia no física con el grado de
burnout, la satisfacción laboral y el bienestar psicológico. Por último, profundizando en
la relación entre esta exposición a la violencia y el nivel de burnout, hemos obtenido
que el nivel de cinismo de los trabajadores se correlaciona directamente con la
frecuencia de exposición a violencia no física cuando los niveles de satisfacción son
bajos, pero cuando la satisfacción es alta, sea cual sea la exposición a violencia, se
obtienen puntuaciones similares en cinismo.
De estos resultados podemos concluir que la distribución del riesgo de
exposición a violencia no es homogénea dentro del colectivo de enfermería y por ello
es importante detectar aquellos grupos con una mayor exposición, para poder
establecer y priorizar las medidas preventivas. Para establecer estos grupos
recomendamos detectar donde existe un porcentaje de trabajadores mayor con una
exposición alta respecto a una población de referencia. Igualmente aconsejamos
incluir, en la planificación de actividades preventivas, actividades no solo dirigidas a
una prevención primaria del riesgo, sino también secundaria, que disminuyan las
consecuencias psicológicas de la violencia en el trabajador, como puede ser el
aumento de la satisfacción extrínseca.
Palabras clave: Salud laboral, Violencia laboral, Servicio de Enfermería en Hospital,
Satisfacción Laboral, Síndrome de Burnout.
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ABSTRACT
This doctoral thesis focuses on the study of the exposure to user violence of the
nurses of public hospitals in the Region of Murcia. The risk of workplace violence is
especially relevant in the health sector, because the nursing collective is one of the
most affected ones, as reflected in various studies (Franz, Zeh, Schablon, Kuhnert, &
Nienhaus, 2010; Kling, Yassi, Smailes, Lovato, & Koehoorn, 2009; Roche, Diers,
Duffield, & Catling-Paull, 2010; Shields & Wilkins, 2009).
The objectives of this study are: to determine the exposure to hostile user
demonstrations of the nursing staff of the Servicio Murciano de Salud (SMS; in English,
the Health Service of Murcia), considering socio-demographic and work variables; to
analyze in depth the exposure to violence in the service detected as the most exposed
(emergencies), also appraising the exposure to hostile behaviors according to socio-
demographic and work variables, and including the presence of possible psychological
consequences, as well as a comparison with the results of the total sample of hospital
nurses; and finally, to study the relationship between exposure to violence and the
level of burnout, appraising the role of job satisfaction as a modulating variable
between the two.
For this purpose, a self-applied, anonymous questionnaire was administered to
the nursing staff in all the SMS hospitals, and a randomized, stratified sampling by
centers and services (30% of nurses) was conducted, finally obtaining a sample size of
1,489 subjects (99% confidence level; 1.75% sampling error).
Among the results obtained, we highlight that 22.8% of the nurses suffered
weekly or daily at least one of the expressions of verbal or non-physical violence
collected by the scale, reaching 71% if the past year is considered. Significant
differences were found in aggressions received according to marital status, age,
hospital, profession, type of contract, shift, seniority in the profession and service, with
the emergency unit staff obtaining significantly higher scores on the scale. In these
latter workers, we detected that the most frequent expressions of violence to which
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they have been exposed are anger due to the delay in assistance and the lack of
information. Exposure was significantly higher in larger hospitals, in nurses compared
with auxiliary staff, and among staff who worked more hours, and a correlation
between non-physical violence and the degree of burnout job satisfaction, and
psychological well-being was found. Finally, examining in greater depth the
relationship between exposure to violence and the level of burnout, we found that
workers' level of cynicism directly correlates with the frequency of exposure to non-
physical violence when job satisfaction levels are low, but when these are high,
regardless of exposure to violence, similar scores were obtained in cynicism.
On the basis of these results, we can conclude that the distribution of the risk
of exposure to violence is not homogenous within the nursing collective and for this
reason, it is important to detect the groups with greater exposure in order to establish
and prioritize preventive measures. To establish these groups, we recommend
detecting workplaces in which there is a greater percentage of workers with high
exposure to violence compared to a reference population. We also recommend
including in the planning of preventive activities not only activities aimed at primary
risk prevention, but also secondary prevention, such as the increase of the extrinsic job
satisfaction, which would decrease the psychological consequences of violence in the
worker.
Keywords: Occupational health, patient violence, nursing staff, job satisfaction,
burnout.
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CAPITULO 1
INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS GENERALES
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DEFINICIÓN DE VIOLENCIA COMO RIESGO LABORAL PSICOSOCIAL
En la NTP (Nota Técnica de Prevención) 443, el INSHT (Instituto Nacional de
Seguridad e Higiene en el Trabajo) define los factores psicosociales como “Aquellas
condiciones que se encuentran presentes en una situación laboral y que están
directamente relacionadas con la organización, el contenido del trabajo y la realización
de la tarea, y que tienen capacidad para afectar tanto al bienestar o a la salud (física,
psíquica o social) del trabajador como al desarrollo del trabajo. Así pues, unas
condiciones psicosociales desfavorables están en el origen de la aparición tanto de
determinadas conductas y actitudes inadecuadas en el desarrollo del trabajo como de
determinadas consecuencias perjudiciales para la salud y para el bienestar del
trabajador” (INSHT, 1999), entre los que se incluye la violencia laboral (CCOO
Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de Castilla y León, 2011).
No existe una definición estandarizada de violencia en el trabajo, aunque una de
las más utilizadas internacionalmente la describe como "Acto que incluye violencia
física tales como bofetadas, puñetazos, patadas y mordiscos, el uso de un objeto como
un arma, comportamientos agresivos, como escupir, arañar y pellizcar, o una amenaza
verbal que no implica un contacto físico " (Nolan, Soares, Dallender, Thomsen y Arnetz,
2001)
Otra definición universalmente extendida es la desarrollada por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) junto al Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Internacional de
Servicios Públicos (ISP) que define violencia laboral como “incidentes en los que el
personal sufre abusos, amenazas o ataques en circunstancias relacionadas con su
trabajo –incluidos los trayectos de ida y vuelta al mismo -que pongan en peligro,
implícita o explícitamente su seguridad, su bienestar o su salud” (OIT/CIE/OMS/ISP,
2002).
Ambas definiciones recogen como violencia, no sólo aquellas conductas que
pueden producir un daño físico, sino también todas aquellas acciones que pueden
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tener unas consecuencias psicológicas para el trabajador. Por tanto, se puede clasificar
las conductas violentas según su forma de manifestarse (OIT/CIE/OMS/ISP, 2002) en:
Violencia física: “el empleo de la fuerza física contra una persona o
grupo, que produce daños físicos, sexuales o psicológicos, incluyendo las
palizas, patadas, bofetadas, puñaladas, tiros, empujones, mordiscos y
pellizcos”.
Violencia psicológica, “el uso deliberado del poder o amenazas al
recurso de la fuerza física, contra una persona o grupo, que pueden dañar
su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social. Comprende el abuso
verbal, la intimidación, el atropello, el acoso y las amenazas”.
Es importante diferenciar los tipos de violencia, pues aunque casi todos los
profesionales están expuestos a insultos, la distribución no es igual en cuanto a agre-
siones físicas y tampoco en cuanto a la exposición a comportamientos amenazantes
(Martinez-Jarreta, Gascón, Santed y Goicoechea, 2007)
Otro aspecto importante a tener en cuenta sobre la violencia sería la persona de
quien procede, determinante para establecer tanto las causas como las medidas
preventivas. En este caso, la violencia laboral puede dividirse en (CCOO Federación de
Sanidad y Sectores Sociosanitarios de Castilla y León, 2011):
Violencia procedente de usuarios, pacientes y familiares, en cuya
base está la escasez de personal, los tiempos y listas de espera, la deficiente
información, la mala educación, la mala atención…
Violencia producida por superiores (jefes “tóxicos”), compañeros y
subordinados, debida a una organización que favorece la división y el
enfrentamiento entre los trabajadores y las trabajadoras y puede llegar a
producir, además de mucho sufrimiento, acoso psicológico (mobbing) y
acoso sexual.
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Nuestro trabajo de investigación recoge ambos tipos de manifestaciones de la
violencia, pero se centrará sólo en el análisis de la violencia procedente de personas
ajenas a las organizaciones.
LA VIOLENCIA LABORAL EN EL SECTOR SANITARIO
La violencia en el lugar de trabajo ha sido, en los últimos años, un tema de
creciente preocupación en muchos países (Di Martino, 2003), ya que puede suponer
un importante riesgo para la salud y seguridad de los trabajadores (INSTH, 1998).
Existen numerosos estudios descriptivos sobre el riesgo de violencia (Ayranci, 2005;
Mc Guire y Ryan, 2007; Sanuzun y Karadokovan, 2005; Winstanley y Whiltintogn,
2004), muchos de ellos centrados en las profesiones del sector servicios. Según la OIT,
estos profesiones tienen un mayor riesgo de sufrir agresiones o actos de violencia por
parte de los ciudadanos debido al estrecho contacto que mantienen con ellos.
(OIT/CIE/OMS/ISP, 2002).
Dentro del sector servicios, el ámbito sanitario ocupa un lugar destacado,
aunque es difícil dar una cifra de incidencia/prevalencia de actos violentos en este
ámbito, debido a la gran variabilidad de datos que encontramos en la literatura
científica (Ayranci, 2005; British Medical Association, 2003; Crilly, Chaboyer y Creedy,
2004; Franz, Zeh, Schablon, Kuhnert y Nienhaus, 2010; King, Yassi, Smailes, Lovato y
Koehoorn, 2009; Roche, Diers, Duffield y Catling-Paull, 2010; Saarela y Isotalus, 1999;
Sanazun y Keradokovan, 2005; Winstanley y Whittington, 2004). Así por ejemplo,
mientras que Franz y colaboradores nos dicen que el 70,7% de los trabajadores de una
muestra alemana había sufrido una agresión física en los últimos 12 meses (Franz et al,
2010), otros trabajos, como el de Saarela e Isotalus en Finlandia (1999), encuentran
que sólo uno de cada diez trabajadores del ámbito de la de salud había experimentado
un incidente violento relacionado con el trabajo en el último año, o Di Martino que nos
refiere que la mitad de los trabajadores de este sector han experimentado al menos un
incidente de violencia física o psicológica en el último año (Di Martino, 2002). Esta gran
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variabilidad de datos puede ser debida al uso de diferentes metodologías y a la di-
versidad de instrumentos y criterios de evaluación utilizados en los diferentes estudios.
En España, también encontramos numerosos estudios que avalan la importancia
de este riesgo en el ámbito sanitario como el estudio realizado por el Colegio de
Médicos de Barcelona (Cantera, Cerverter y Blanch, 2008) que destaca que casi un
tercio de los médicos han sufrido situaciones violentas en algún momento de su
ejercicio laboral.
Existe consenso a la hora de indicar que el personal de enfermería es uno de los
grupos profesionales con mayor incidencia de agresiones dentro del sector sanitario
(Franz et al, 2010; Kling et al, 2009; Roche et al, 2010; Shields y Wilkins, 2009). Sibbald
(1998), existiendo estudios como el realizado en la Columbia Británica, que refieren
que la incidencia de violencia en este colectivo es casi cuatro veces la de cualquier otra
profesión. En este caso, de nuevo encontramos cifras variadas de incidencia, pero un
ejemplo de cifras generales, lo encontramos en Arnetz y colaboradores que detectaron
que un tercio de los profesionales de enfermería habían sufrido violencia en algún
momento de su carrera (Arnetz, Arnetz y Petterson, 1996); o si nos centramos en
estudios en servicios concretos como puede ser urgencias, podemos hallar estudios
como el de Mayer y colaboradores que realizaron una encuesta en Florida,
encontrando que el 72% de los entrevistados había sido físicamente asaltado durante
su carrera y de estos, el 42% había sido atacado en el último año (Mayer, Smith y King,
1999).
En los diferentes trabajos revisados, se nos enumeran distintos factores de riesgo
que podrían estar influyendo en la frecuencia de exposición a la violencia del personal
sanitario en general, y de enfermería en particular (Ayranci et al, 2006; Crilly et al,
2004; Di Martino, 2003; Ergün y Karadakovan, 2005; Kling et al, 2009; Landau y
Bendalak, 2010; May y Grubbs, 2002; Winstanley y Whittington, 2004). Waschgler,
Ruiz, Llor y García-Izquierdo en 2012 realizan una clasificación de estos factores en:
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Factores individuales de los pacientes: sexo masculino, edad,
alteraciones y patologías físicas, el estado mental, su psicopatología,
o sus perspectivas y atribuciones; o factores del propio personal de
enfermería, como el nivel de burnout.
Factores ambientales o factores organizacionales: el tipo de
servicio como emergencias o psiquiatría, número inadecuado de personal,
la presión asistencial, la falta de privacidad o el clima de tensión.
Factores relacionados con el tratamiento, como el cambio de
medicación y la aplicación de sujeción mecánica.
Factores dependientes de la interacción entre los protagonistas y
factores sociales.
Es importante tener en cuenta que a pesar de los conocimientos actuales de los
factores desencadenantes de sucesos violentos, las estrategias de evaluación sobre la
base de este conocimiento han tenido un éxito limitado (Nachreiner, Gerberich,
McGovern, Church, Hansen, Geisser et al, 2005), por lo que la violencia hacia las
enfermeras es un problema creciente en todos los ámbitos de la práctica, existiendo
evidencia de un aumento de la frecuencia y gravedad de la misma en las zonas de alto
riesgo como pueden ser los servicios de urgencias (Fernandes, Rabuod, Christenson,
Bouthillette, Bullock, Oullet y Moore, 2002)
CONSECUENCIAS DE LA EXPOSICIÓN A VIOLENCIA
La importancia de este riesgo no sólo radica en la frecuencia con la que se
presenta, sino también por la gravedad de las posibles secuelas asociadas a él. Las
consecuencias para el trabajador pueden ser muy diversas y pueden incluir desde una
contusión hasta una fractura de hueso en las agresiones físicas, pero también
afecciones psicológicas de diversa índole. Según la Agencia Europea para la Seguridad y
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la Salud en el Trabajo la variabilidad de estas consecuencias dependerán tanto de la
agresión como de las características personales de cada víctima (OSHA, 2004).
Centrándonos en el ámbito sanitario y en las consecuencias psicológicas para el
trabajador, se puede decir que la violencia en el lugar de trabajo puede tener como
resultado el desarrollo del síndrome de burnout, dolencias psicológicas y somáticas,
ansiedad, depresión, insatisfacción laboral y estrés laboral. Estas alteraciones
psicológicas pueden derivar en consecuencias económicas, pues pueden asociarse con
un abuso de sustancias, al aumento del absentismo, o incluso el abandono de la
profesión (Estryn-Behar, Van del Heijden, Camerino, Fry, Le Nezet, Conway, et al, 2008;
Frank et al, 2010; Quine, 2001; Roche et al, 2010; Tak y Sweeney, 2010; Winstanley et
al, 2004; Wittington, 2002; Zampieron, Galeazzo, Turra y Buja, 2010).
Así mismo, debemos tener en cuenta, que las consecuencias de la violencia en el
lugar de trabajo no sólo repercuten en el trabajador, sino que pueden tener una fuerte
influencia sobre la propia empresa, pues puede afectar a la forma en la que el
profesional presta sus servicios, dando lugar a un deterioro de la calidad de los
cuidados dispensados. Igualmente puede llevar al trabajador a decidir abandonar su
profesión, con la pérdida para la empresa de profesionales formados y con experiencia
(Farrell, Bobrowski y Bobrowski, 2006).
LA SATISFACCIÓN LABORAL
En la actualidad no existe una definición unánimemente aceptada sobre el
concepto de satisfacción laboral, pero la mayoría de ellas pueden agruparse en dos
grandes bloques. Por un lado, se encuentran las que se refieren a la satisfacción
laboral como un estado emocional o afectivo (Crites, 1969; Locke, 1976; Muchinsky,
1993; Mueller y McCloskey, 1990; Price y Mueller, 1986). Por otro lado, están las
definiciones que consideran la satisfacción laboral como una actitud generalizada ante
el trabajo (Beer, 1964; Salancik y Pfeffer, 1977). Estas últimas se dividen a su vez según
las dimensiones que configuran la satisfacción laboral en: unidimensional y
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multidimensional. La primera hace referencia a la satisfacción laboral como una actitud
o estado emocional general hacia el trabajo (Arnold, Robertson y Cooper, 1991; Beer,
1964; Salancik y Pfeffer, 1977). La segunda considera diferentes facetas en la misma
(Cook, Hepwoorth, Wall y Warr, 1981) como el pago, el trabajo, la supervisión las
oportunidades profesionales, los beneficios, las prácticas organizacionales y las
relaciones con los demás trabajadores.
La multidimensionalidad de la satisfacción laboral queda reflejada en la mayoría
de las teorías e instrumentos de medida. Así, muchos de los cuestionarios, basándose
en las teorías de Herzberg (1959), señalan que existen factores de motivación
intrínsecos del trabajo (satisfacción con el contenido del trabajo, es decir con el tipo de
trabajo o con las tareas propias del puesto) tales como el trabajo mismo, los logros, el
reconocimiento recibido por el desempeño, la responsabilidad y los ascensos; así como
factores extrínsecos (satisfacción con las condiciones de trabajo) que no pueden ser
controlados o modificados directamente por el trabajador, y están relacionados con la
higiene, las políticas de organización, la supervisión, la disponibilidad de recursos, el
salario y la seguridad. Dentro de estos instrumentos encontramos el utilizado en este
estudio: la adaptación al castellano de la Overall Job Satisfaction (OJS) (Warr, Cook y
Wall, 1979) que permite obtener una puntuación específica para cada una de las
dimensiones (satisfacción laboral extrínseca y satisfacción laboral intrínseca) y una
puntuación global de la satisfacción laboral.
La preocupación por el estudio de la satisfacción en el trabajo no solo conlleva
beneficios para el trabajador. Numerosos trabajos han demostrado también su
rentabilidad para la empresa, ofreciendo cifras sobre el aumento de los ingresos. Entre
ellos encontramos un estudio del ámbito sanitario realizado en el Memorial Medical
Center, Inc., en Las Cruces, Nuevo México, que se comprometió a mejorar la
cooperación, la comunicación y el rendimiento académico entre sus empleados, de
forma que la satisfacción de estos aumentó, y el acceso a la atención de los pacientes
mejoró consiguiendo un aumento de 40% en la productividad de los
empleados (Muchinsky, 1993; Mueller y McCLoskey, 1990).
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Por último indicar que los profesionales que están satisfechos con su trabajo han
resultado ser más saludables que aquellos que no lo están, existiendo trabajos en los
que se ha llegado a detectar que la insatisfacción laboral era un predictor
independiente de la morbilidad y la salud mental (Abramson, Gofin, Habib, Noam y
Kark, 1994; Sharma, Sharp, Walker y Monson, 2008).
EL SÍNDROME DE BURNOUT O SÍNDROME DE “ESTAR QUEMADO”
El burnout es considerado en la actualidad como uno de los daños laborales de
carácter psicosocial más importante. Surge como consecuencia del estrés laboral
crónico en el cual se combinan variables de carácter individual, social y organizacional.
Una definición actualizada y ampliamente aceptada del término es la propuesta por
Maslach, Schaufeli y Leiter en el año 2001; quienes definen el burnout como "una
respuesta prolongada a estresores crónicos a nivel personal y relacional en el trabajo,
determinado a partir de las dimensiones conocidas como agotamiento, cinismo e
ineficacia profesional". Estas autoras abogan por un modelo complejo de múltiples
facetas del burnout y describen el concepto en tres dimensiones: el primero de los
componentes es el cansancio emocional el cuál se ha definido como desgaste, pérdida
de energía, agotamiento y fatiga, que puede manifestarse física, psicológicamente o
como una combinación. El segundo aspecto relatado es la tendencia a la
despersonalización, por la que aparece un cambio negativo en las actitudes hacia otras
personas, especialmente hacia los beneficiarios del propio trabajo, en grado excesivo,
demostrando sentimientos patológicos hacia los otros, de insensibilidad y cinismo. Y el
tercer componente del burnout sería el sentimiento de falta de realización personal,
por el que aparecen una serie de respuestas negativas hacia uno mismo y su trabajo,
que son típicas de depresión, moral baja, incremento de la irritabilidad, evitación de
las relaciones profesionales, baja productividad, incapacidad para soportar la tensión,
pérdida de la motivación hacia el trabajo y baja autoestima (Maslach, Jackson, Leiter,
1986).
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En base a esta definición, Schaufeli, Leiter, Maslach y Jackson (1996) elaboraron
una escala que permite evaluar este síndrome en cualquier tipo de trabajador, el
Maslach Burnout Inventory-GS, utilizado en este estudio para valorar la prevalencia de
este síndrome. El MBI ha sido utilizado en numerosos estudios de prevalencia, algunos
de ellos centrados en el personal de enfermería. Entre los estudios realizados con esta
misma escala en personal sanitario, encontramos una prevalencia que varía entre
17,83% (Del Rio y Perezagua, 2003) hasta un 30% (Román, 2003).
Cada vez más, la literatura científica actual parece poner más énfasis en el medio
ambiente de trabajo y la estructura organizativa, como los principales contribuyentes
al estrés y a nivel de burnout (Maslach y Leiter, 1998b; Maslach y Leiter, 1999). Entre
los factores de riesgo estudiados, encontramos una alta carga de trabajo, el trabajo
monótono, los conflictos con los superiores o compañeros de trabajo, y la exposición a
la conducta agresiva de los clientes (Klink y Van der Terluin, 2005).
RELACIÓN ENTRE EXPOSICIÓN A VIOLENCIA LABORAL, SATISFACCIÓN LABORAL Y
BURNOUT
Como hemos visto, las consecuencias psicológicas por la exposición a violencia
pueden ir desde la disminución de la satisfacción laboral y el aumento del absentismo,
hasta el deterioro del bienestar psicológico, la aparición del síndrome de burnout, e
incluso el desarrollo de cuadros psicopatológicos reactivos, habitualmente de tipo
ansioso-depresivo (Chung y Harding, 2009; Hensel, Lunsky y Dewa, 2012; Howard,
Rose y Levenson, 2009; Isaksson, Graneheim, Richter, Eisemann y Åström, 2008; Mills y
Rose, 2011). Estas consecuencias pueden derivarse tanto de las manifestaciones de
violencia física como psicológica, ya que incluso las amenazas y la agresión verbal
podría ser igualmente preocupantes y afectar a los niveles de burnout (Winstanley y
Whittington, 2003) y de satisfacción laboral (Dougherty, Bolger, Preston, Jones, Payne,
et al, 1992).
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Respeto a la asociación entre burnout y violencia, Isaksson, Graneheim, Richter,
Eisemann y Åström (2008) encontraron que entre los cuidadores, aquellos que habían
estado expuestos a violencia tenían puntuaciones más altas de burnout. Otros estudios
matizan estos datos y nos dicen que existe una asociación positiva entre la exposición
a agresión de clientes y el desgaste, especialmente con el cansancio emocional y la
despersonalización, según las dimensiones del MBI (Chung y Harding 2009; Hastings,
2002; Hastings y Brown, 2002; Howard et al, 2009; Mills Y Rose, 2011). Es importante
indicar que a pesar de que exista una alta frecuencia de exposición a agresiones de
usuarios, la mayor parte del personal la gestiona razonablemente bien. Sin embargo,
entre el 7% y el 24% del personal se “quema o tiene un alto riesgo de quemarse”
(Hensel, Lunsky y Dewa, 2011). Se desconoce la causa de porqué unos trabajadores “se
queman” y otros no, pero entre los posibles motivos puede encontrarse el nivel de
satisfacción laboral.
El papel de la satisfacción en el trabajo como factor protector del burnout y la
morbilidad psiquiátrica ha sido descrito por algunos autores, identificando la existencia
de una relación entre insatisfacción laboral y niveles altos de burnout (Appleston,
House y Dowell, 1998; Hidalgo Rodríguez y Díaz Gonzales, 1994). Faragher, Cass y
Cooper (2005) nos proponen como hipótesis explicativa que muchas personas pasan
un proporción considerable de sus horas de vigilia en el trabajo. Si éste no les
proporciona la satisfacción personal adecuada o incluso les provoca una insatisfacción
real es probable que se sientan infelices o insatisfechos durante largos períodos de
tiempo. Estas personas tendrían un mayor riesgo de experimentar un descenso del
estado de ánimo general y sentimientos de baja autoestima en el trabajo, culminando
con niveles leves de depresión y / o ansiedad. Si estas emociones se mantienen
durante mucho tiempo, eventualmente podrían conducir a un agotamiento emocional,
sobre todo si el individuo es incapaz de evitar que estos sentimientos se extiendan a su
ámbito familiar y vida social. Estos mismos autores encontraron, una modesta
disminución en los niveles de satisfacción en el trabajo se asociaba con un incremento
del riesgo de sufrir agotamiento suficientemente grande como para ser considerado
clínicamente relevante (Faragher, Cass y Cooper, 2005).
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
27
Por otro lado, Wolpin, Burke y Greenglass (1990) demostraron que el Burnout
causa bajos niveles de satisfacción laboral y no a la inversa, siendo la insatisfacción,
según estos autores, una consecuencia más del síndrome.
Para completar la relación entre la violencia y el burnout, debemos tener en
cuenta que el personal emocionalmente agotado tienen dificultades para entender los
el punto de vista de los pacientes, y que sienten que no son eficaces en el trabajo,
tendiendo a reflejar sus dificultades en tolerar el comportamiento agresivo, lo que les
puede llevar a un inadecuado manejo de un nuevo episodio agresivo (Wittington,
2002).
SITUACIÓN ACTUAL DE LA PREVENCIÓN DEL RIESGO DE VIOLENCIA LABORAL EN
ESPAÑA
Según las Notas Técnicas de Prevención (NTP) 891 y 892: Procedimiento de
solución autónoma de los conflictos de violencia laboral (I) y (II) (INSTH, 2011a; INSTH,
2011b), las prácticas más extendidas para hacer frente a estas situaciones de violencia
y acoso en el trabajo carecen normalmente de la necesaria visión sistémica, y no
resultan suficientemente preventivas. Las soluciones tradicionales que se suelen
plantear para abordar el problema de violencia en el trabajo parten de dos vías: la
preventiva y la judicial. En la vía preventiva, hasta ahora, las formas más frecuentes de
actuación han sido tres:
a. La actuación sobre las personas implicadas en la situación conflictiva;
b. La instauración de un protocolo, limitado a tratar los cuadros graves de
violencia (p.ej., acoso psicológico).
c. La evaluación de riesgos psicosociales.
Respecto a las dos primeras indicar que responden a una visión reactiva, tardía y
puntual del problema; no constituyen métodos preventivos de actuación, y además,
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
28
las soluciones que promueven son individuales y puntuales, evitando entrar a fondo
sobre la auténtica causa del problema: la organización del trabajo (INSTH, 2011b).
Ejemplos de este tipo de actuaciones las encontramos en los distintos procedimientos
y jornadas organizadas por las Administraciones Sanitarias de diversas Comunidades
Autónomas y Colegios Profesionales. Algunos ejemplos de ello son:
La Comunidad Autónoma de Madrid, en la Orden 212/2004 de la
Consejería de Sanidad y Consumo reguló las directrices y líneas generales para
la elaboración de planes de prevención y atención frente a potenciales
situacionales conflictivas con los ciudadanos en centros e instituciones
sanitarias públicas y creó una Comisión Central de seguimiento.
La Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha, a través de su servicio
de salud, ha puesto en marcha un plan Director de Seguridad Corporativa y de
Protección del Patrimonio denominado Plan Perseo con el que se pretende
abordar el problema de la violencia y las agresiones en el ámbito de los centros
sanitarios (SESCAM, 2005).
La Comunidad Autónoma Valenciana ha desarrollado un Plan integral de
prevención de las agresiones a los trabajadores del sector sanitario público de
la Generalitat que regula la prevención y actuación ante agresiones, el
procedimiento de notificación e investigación y la asistencia jurídica a las
víctimas (Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de Conselleria de
Sanidad, 2010).
La Comunidad Autónoma de la Región de Murcia ha elaborado el Plan
de Prevención de las Agresiones a los profesionales de la sanidad, con medidas
enfocadas tanto a la prevención de las agresiones como a la actuación en caso
de que se produzca, dándole especial importancia a la asistencia y apoyo a los
profesionales afectados (Servicio Murciano de Salud, 2005).
Estos planes preventivos incluyen el desarrollo de una serie de consejos que
deben tenerse en cuenta para la disminución de este tipo de incidentes, como es el
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
29
desarrollo de políticas de aceptación cero de la violencia o la presencia de personal de
seguridad en los centros más conflictivos, pero fundamentalmente se basan en el
desarrollo de un medio de comunicación de los incidentes-accidentes de este tipo. De
esta forma, las actuaciones preventivas son reactivas, basándose en el análisis de los
accidentes-incidentes declarados, no permitiendo determinar el nivel de riesgo previo
a la ocurrencia de los hechos y las medidas preventivas que se llevaban a cabo, se
implantan una vez ocurridos los hechos.
Estos planes de prevención de la violencia, suelen incluir la realización de un
Mapa de Riesgo, pero para ello se basan en incidentes declarados, pero debemos
tener en cuenta que “muchos actos violentos no son registrados por sus víctimas por el
miedo de disgustar al supervisor o director, por la presión en el grupo de trabajo, por
el miedo de perder el trabajo, por la excesiva burocracia que conlleva un registro o
simplemente porque el personal de enfermería ha llegado a estar “entumecido” por la
frecuencia de agresiones e insultos” (Rippon, 2000). Por lo tanto, estos métodos
pueden llevar a una priorización equivocada a la hora de establecer las medidas
preventivas.
Respecto al tercer punto, la evaluación de riesgos psicosociales sí es un proceder
preventivo de obligado cumplimiento; sin embargo, no está extendida en las empresas
(INSTH, 2011b). Además, si revisamos los principales métodos de evaluación de riesgos
psicosociales en el ámbito laboral como el Método AIP (Generalitat de Catalunya,
2010) o el ISTAS (INSHT, 1997) podemos observar que, aunque valoran aspectos que
pueden influir en la aparición de situaciones violentas como pueden ser una mala
definición de las funciones del personal sanitario, sobrecarga de trabajo, falta de
información y atención a los derechos y deberes de los usuarios, a los trabajadores
sobre sus derechos y deberes, a los trabajadores en el trato con los usuarios,...), no
permiten la identificación de situaciones o servicios con un mayor riesgo.
En base a esta situación y a las notas técnicas anteriormente nombradas que
plantean la necesidad de un Procedimiento de solución autónoma de los conflictos de
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
30
violencia laboral que incluya la detección temprana de situaciones de riesgo de
violencia, nuestro equipo de investigación se planteó la aplicación de un cuestionario
sobre percepción de violencia laboral de baja intensidad, el cual permitiría la
identificación de los centro/servicios expuestos a un mayor nivel de violencia,
favoreciendo la planificación y priorización de las medidas organizativas a tomar por la
empresa, para disminuir la incidencia de futuros episodios de violencia en el trabajo de
mayor gravedad. Resultando este aspecto innovador, frente a los planes de prevención
de agresiones y mediación de conflictos desarrollados hasta ahora basados en la
declaración y cuantificación de accidente/incidentes ya ocurridos. De esta forma su
aplicación facilitaría la reducción de incidentes y accidentes, objetivo de este mismo
plan.
EL PAPEL DE LA ENFERMERÍA DE EMPRESA O ESPECIALISTA EN TRABAJO FRENTE AL
RIESGO A LA VIOLENCIA LABORAL
Según el Real decreto de los Servicios de Prevención en su art. 37, entre las
funciones del personal sanitario de los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales
(Médico y Enfermeros Especialistas en Trabajo o Diplomados de Empresa), se
encuentra el análisis de los resultados de la vigilancia de la salud de los trabajadores y
de la evaluación de los riesgos, con criterios epidemiológicos y la colaboración con el
resto de los componentes del servicio, a fin de investigar y analizar las posibles
relaciones entre la exposición a los riesgos profesionales y los perjuicios para la salud y
la propuesta de medidas encaminadas a mejorar las condiciones y medio ambiente de
trabajo. Esta evaluación de los riesgos laborales deben contemplarse todos los factores
de riesgo, incluidos los de carácter psicosocial (INSTH, 1999).
Cuando se realiza una evaluación de riesgos psicosocial deben tenerse en cuenta
todos los elementos que entran en juego, es decir, por un lado debe incluir las
condiciones de trabajo que pueden provocar el daño, y por otro, los factores
moderadores del riesgo, sin olvidar las consecuencias que pueda tener para la persona
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
31
o la organización (INSTH, 1999). En el presente trabajo, nos centraremos en el estudio
de la violencia ejercida por los usuarios hacia el personal de enfermería como
condición de trabajo que puede provocar un daño. Estudiaremos las consecuencias
psicológicas sobre el trabajador, a través de la medición del nivel de burnout y
bienestar psicológico, valorando la satisfacción como posible moderador del riesgo.
Dicho de otra forma, y utilizando el lenguaje enfermero, plasmado en el modelo
de Valoración Enfermera de los Patrones funcionales de Marjory Gordon, estaríamos
estudiando cómo influye una alteración en el Patrón 8 Rol Relaciones (las relaciones de
las personas con los demás), sobre el Patrón 1 Percepción-Manejo de la salud, que
entre otros aspectos valora como percibe el individuo su salud y su bienestar tanto
físico como psicológico y sobre el Patrón 7 Autopercepción-Autoconcepto que incluye
el patrón emocional de la persona y los problemas consigo mismo y conductuales.
(Álbarez Suarez, Castillo Arevalo, Fernández Fidalgo y Muñoz Meléndez, 2010).
OBJETIVOS
El objetivo general del proyecto de investigación que da soporte al presente
trabajo es evaluar la exposición a violencia de usuarios en el ámbito sanitario, de
forma más específica en nuestra población de estudio, el personal de enfermería de
todos los hospitales públicos de la Región de Murcia, así como conocer las
características sociodemográficas y laborales y el estado de salud psicosocial del
trabajador con una alta exposición, para poder proponer así, una serie de medidas
preventivas que disminuyeran este riesgo psicosocial y sus consecuencias en la salud y
bienestar del trabajador.
Para ello nos planteamos tres objetivos específicos:
1. Conocer la frecuencia de exposición a manifestaciones hostiles de baja
intensidad de los usuarios hacia los profesionales de enfermería en los
hospitales dependientes del Servicio Murciano de Salud (SMS), para
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
32
detectar aquellas características sociodemográficas y laborales de los
trabajadores asociadas a una mayor exposición a este tipo de conductas.
2. Profundizar en el estudio de las manifestaciones hostiles de los usuarios
hacia los profesionales de enfermería en los servicios de los hospitales
públicos dependientes del Servicio Murciano de Salud con una
exposición alta a violencia, determinando la frecuencia de exposición a
determinadas conductas violentas por parte de los usuarios, las
características sociodemográficas y sociolaborales asociadas a una
mayor exposición y analizando la relación entre esta exposición y los
niveles de satisfacción laboral, burnout y bienestar psicológico en estos
trabajadores.
3. Estudiar el nivel de satisfacción laboral y burnout de nuestra población
de estudio (personal de enfermería del SMS) en relación al nivel de
exposición a situaciones hostiles por parte de los usuarios, valorando, si
la satisfacción laboral podría modular la relación entre la exposición a
agresiones y el nivel de burnout, en estos profesionales.
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
33
CAPITULO 2:
VIOLENCIA DE LOS USUARIOS HACIA EL PERSONAL DE ENFERMERÍA EN LOS
HOSPITALES PÚBLICOS DE LA REGIÓN DE MURCIA
Galián Muñoz, I., Llor Esteban, B., Ruiz Hernández, J.A
Revista Española de Salud Pública, 2012, 86, 279-291
DOI:10.1590/S1135-57272012000300007
Disponible en:
http://www.msssi.gob.es/biblioPublic/publicaciones/recursos_propios/resp/revista_cd
rom/vol86/vol86_3/RS863C_279.pdf
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
34
RESUMEN
Fundamentos: El riesgo de violencia laboral presenta una especial importancia
en el ámbito sanitario, siendo el colectivo de enfermería uno de los más afectados. El
objetivo es conocer la prevalencia de manifestaciones hostiles de los usuarios hacia
los profesionales de enfermería hospitalaria dependientes del Servicio Murciano de
Salud (SMS) y detectar aquellas características sociodemográficas y laborales de los
trabajadores asociadas a una mayor exposición.
Métodos: Estudio descriptivo transversal llevado a cabo en 2010 en el personal
de enfermería de todos los hospitales del SMS a través de una encuesta autoaplicada
y anónima que contenía la escala ECOH-U. El muestreo fue aleatorio y estratificado
por hospitales y servicios (30% de los trabajadores), obteniendo finalmente un
tamaño muestral de 1.489 sujetos (nivel de confianza 99%; error muestral 1,75%). Se
comparó la media de puntuación obtenida en la escala según variables
sociodemográficas y laborales, utilizando la prueba t de Student en variables
dicotómicas y ANOVA y Tukey en variables multirrespuesta.
Resultados: El 21,8% de las personas encuestadas refirió haber sufrido “Enfados
por la demora asistencial” con una frecuencia al menos mensual. Los trabajadores del
hospital psiquiátrico (19,7), los de urgencias (20,60), los que tienen contratos
temporales (16,38) y una antigüedad 6-10 años (17,20) obtuvieron puntuaciones
significativamente mayores en la escala.
Conclusiones: La distribución del riesgo no es homogénea dentro del colectivo.
Se han hallado diferencias significativas en las agresiones recibidas según estado civil,
edad, hospital, servicio, profesión, tipo de contrato, turno y antigüedad en la
profesión
Palabras clave: Agresión. Escala. Violencia laboral. Salud laboral. Servicio de
enfermería en hospital.
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
35
CAPITULO 3.
VIOLENCIA DE LOS USUARIOS HACIA EL PERSONAL DE ENFERMERÍA EN LOS
SERVICIOS DE URGENCIAS HOSPITALARIOS. FACTORES DE RIESGO Y
CONSECUENCIAS.
Galián Muñoz, I., Llor Esteban, B., Ruiz Hernández, J.A
Emergencias, 2014, 26, 163-170
Disponible en:
http://www.semes.org/revista_EMERGENCIAS/numeros-anteriores/volumen-
26/numero-3/violencia-de-los-usuarios-hacia-el-personal-de-enfermeria-en-los-
servicios-de-urgencias-hospitalarios-factores-de-riesgo-y-consecuencias/
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
36
RESUMEN
Objetivos: Estudiar las manifestaciones hostiles de usuarios hacia los
profesionales de enfermería de los servicios de urgencia de los hospitales públicos del
Servicio Murciano de Salud (SMS), determinando la frecuencia de exposición a diversas
conductas violentas de los usuarios, así como las características sociodemográficas y
laborales del trabajador asociadas a una mayor exposición. Analizar la relación de la
exposición a conductas hostiles con la presencia de posibles consecuencias
psicológicas sobre el trabajador, como variaciones en la satisfacción laboral, burnout y
bienestar psicológico.
Método: Se trata de un estudio descriptivo transversal llevado a cabo en el
personal de enfermería de los servicios de urgencias de los hospitales del SMS en el
año 2010. Los participantes rellenaron un cuestionario anónimo autoaplicado, estando
la muestra compuesta por el 30% de estos profesionales de urgencias, siendo
estratificada por hospital.
Resultados: La manifestación de violencia más frecuente a la que están
expuestos estos enfermeros son los enfados por la demora de asistencia o por falta de
información. Hemos encontrado diferencias significativas de puntuación en la escala
de violencia no física según las variables tamaño del hospital, profesión y realización de
otra actividad y de violencia física según antigüedad en el puesto. En estos
profesionales, la violencia no física se correlaciona con el nivel de burnout, satisfacción
laboral y bienestar psicológico.
Conclusiones: Existe un número mayor de agresiones en los SUH respecto a otros
servicios de enfermería hospitalarios. Reducir la frecuencia de las agresiones llevaría a
una mejora de la salud psicológica de los trabajadores.
Palabras clave: agresión, violencia laboral, personal de enfermería hospitalaria,
urgencias
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
37
CAPITULO 4.
USER VIOLENCE AND NURSING STAFF BURNOUT: THE MODULATING ROLE OF JOB
SATISFACCIÓN.
Galián Muñoz, I., Ruiz Hernández, J.A, Llor Esteban, B., López García, C.
Journal of Interpersonal Violence.
DOI: 0886260514555367
Disponible en:
http://jiv.sagepub.com/content/early/2014/11/11/0886260514555367.refs
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
38
ABSTRACT
Exposure to patient violence in health staff can lead to the onset of burnout in
these workers. The main goal of this investigation is to study how exposure to this kind
of violence affects onset of burnout and to appraise the role of job satisfaction as a
modulating variable. A descriptive, cross-sectional study was carried out using a self-
administered anonymous questionnaire with the nursing staff of all the public
hospitals of the Region of Murcia (Spain), obtaining a sample of 1,489 health
professionals. From the results obtained, we underline the modulating role of extrinsic
job satisfaction in the relationship between nonphysical violence and emotional
exhaustion, and the protective effect of job satisfaction on the impact of nonphysical
violence and the level of cynicism. No effects of job satisfaction in the relationship
between physical violence and burnout were observed. We therefore conclude that
experiencing nonphysical aggression has a lower impact on the psychological health of
workers who are satisfied with their job, and interventions aimed at increasing these
workers’ extrinsic job satisfaction are highly recommended.
Keywords: job satisfaction, burnout, patient violence, nursing staff
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
39
CAPITULO 5
DISCUSIÓN, PROPUESTAS PARA INVESTIGACIONES POSTERIORES Y CONCLUSIONES
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
40
DISCUSIÓN
Respecto a los resultados de exposición a violencia, queremos comenzar
destacando que las agresiones detectadas entre el personal de enfermería del SMS son
inferiores a las de otras investigaciones, si consideramos que sólo el 3% ha respondido
afirmativamente ante la pregunta si han sufrido agresiones físicas en los últimos 6
meses, frente a otros estudios donde hablan de un 14,4% de agresiones físicas en los
últimos 5 turnos de trabajo (Roche et al, 2010) o un 44,8% de agredidos físicamente al
mes, subiendo al 70,7% cuando hablan del último año (Franz et al, 2010), aunque
debemos indicar que no se han utilizado la misma metodología de estudio.
Coincidimos con estos estudios (Roche et al, 2010; Franz et al, 2010; Winstanley y
Whittington, 2004) en afirmar que son más frecuentes las manifestaciones verbales de
violencia que las físicas.
Se han hallado diferencias significativas de exposición a violencia según algunas
variables sociodemográficas y laborales como el estado civil, edad, hospital, servicio,
profesión, tipo de contrato, turno y antigüedad en la profesión. Conocer estas
diferencias nos permite por un lado, establecer prioridades de actuación en la
planificación de actividades preventivas, y por otro, nos orientan sobre las posibles
medidas preventivas más adecuadas.
De entre estas variables sociodemográficas y laborales estudiadas, queremos
comenzar hablando del servicio u hospital donde trabaja el profesional como factor de
riesgo. Como en otros estudios (Saarela et al, 1999; Winstanley et al, 2004) hemos
obtenido que los servicios de urgencias y psiquiatría son los que tienen una mayor
exposición.
Respecto a las unidades de psiquiatría, añadir que el tipo de paciente puede ser
el factor de riesgo presente en este caso según la OSHA (Occupational Safety and
Health Administration, 2004). La violencia ejercida por enfermos mentales fuera del
hospital es escasa y equiparable a la de la población general, pero aumenta cuando
sufren una descompensación de su enfermedad. Es en esta situación cuando suelen
estar ingresados en las unidades psiquiátricas, donde los pacientes son atendidos a
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
41
petición propia o, más frecuentemente, de terceros (Gascón, Rojo, Salazar y Tomás,
2004). Desde la prevención, más allá del diagnóstico psiquiátrico, nos interesa
entender por qué un paciente determinado se agita en un momento y circunstancias
concretas y no en otras, pues el conocimiento de los factores involucrados tanto en el
desencadenamiento (riesgo), como en la inhibición (protección) de los episodios de
agitación nos ayudará, en la valoración y prevención del riesgo de violencia futura. El
conocimiento de estos factores nos permitiría llevar a cabo una formación específica
para los profesionales de estos servicios, pues como indica Mill y Rose (2011) cuando
los niveles de comportamientos desafiantes no se pueden reducir, como sería este
caso, las intervenciones deben centrarse en el personal, con la puesta en marcha de
programas que les ayuden a hacer frente a estas situaciones.
Respecto a los servicios de urgencias, destacar que el ítems de la escala HABS-U
más referido han sido “Enfados por la demora asistencial” seguida por los “Enfados por
la falta de información”. Los tiempos de espera han sido frecuentemente citados como
un desencadenante de la violencia en urgencias (Lavoie, Carter, Danzi y Berg, 1988;
Lyneham, 2000; May y Grubbs, 2002). Una posible explicación a este hecho podría ser
la generalización, en los últimos años, de la clasificación de los pacientes que acuden a
urgencias a través de un sistema de triage. Aunque este método facilita la organización
del trabajo y es satisfactorio para los profesionales (Sánchez Bermejo, Cortes Fadrique,
Rincón Fraile, Ferández Centeno, Peña Cueva y de las Heras Castro, 2003), puede que
no sea bien comprendido por los usuarios cuya definición de una emergencia puede
ser diferentes a las de los profesionales que les atienden. Aportar información a los
pacientes con técnicas de comunicación adecuadas (Estryn-Behar et al, 2008; Senezun-
Ergün y Karadokovan, 2005), sobre el sistema de clasificación y tiempos de espera
aproximados podrían disminuir la incidencia de hechos violentos.
Queremos destacar, que por un lado, en el estudio del segundo capítulo,
identificamos como posibles factores de riesgo para la exposición a violencia de
usuarios, la baja experiencia en la profesión y tener una menor edad, igual que en los
estudios de Roche (2010) o Shields (2009). Sin embargo, en el estudio específico del
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
42
servicio de urgencias, encontramos que la edad o antigüedad en la profesión no era
significativa, aunque sí la antigüedad en el puesto en relación con la puntuación en
violencia física, siendo mayor la media entre los más experimentados, coincidiendo en
este aspecto con Senuzun Ergün y Karadakovan (2005). Whittington (2002) refiere que
el personal con más de 15 años de antigüedad muestran una mayor tolerancia a los
comportamientos violentos de los pacientes, posiblemente por el desarrollo de una
“sabiduría profesional”, lo que puede justificar la menor declaración en general, pero a
su vez indica que también se da un aumento de la confianza en el trato con los
pacientes agresivos lo que puede llevar a ese aumento de las agresiones en urgencias
en los más experimentados. Por todo ello, consideramos que el factor de riesgo no
sería la antigüedad per se, sino a la capacidad de comunicación de los profesionales,
por ello, creemos que la formación en el manejo adecuado de estas situaciones
conflictivas y/o el trato con el paciente, podrían llevar a una reducción de las
agresiones (OSHA, 2004; OIT/CIE/OMS/ISP, 2002; Roche, 2010).
Asociada al punto anterior, aparece también como factor de riesgo el estado
civil, pero consideramos que esto puede ser debido a que este factor se encuentre
anidado con la edad (edad media en solteros: 36,19, en trabajadores con pareja: 44,01
y en viudos y divorciados: 47,27).
En relación a los turnos, Gacki-Smith (2009) nos habla del turno de noche y
Shields (2009) del rotatorio como factores de riesgo. En nuestros dos estudios hemos
encontrado diferencias significativas entre los diferentes tipos de turno, en las
manifestaciones de violencia física, pero no así en las manifestaciones verbales.
Consideramos que el aumento de este tipo de manifestaciones se puede deber a la
tendencia general de la mayoría de servicios, de tener menos personal en los turnos de
tarde y noche. Esto por un lado tendría un doble efecto, pues por un lado la presencia
de más personal puede ser disuasorio para que una situación de violencia verbal pase
a ser una situación de violencia física, pero además, a menos personal y mismas
situaciones violentas, aumenta la incidencia para cada profesional. Otra razón asociada
al aumento de exposición a violencia en los turnos de tarde/noche en algunos servicios
como urgencias, podría ser el tipo de pacientes atendidos, pues, por ejemplo, por la
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
43
noche suele haber un consumo mayor de sustancias psicotrópicas. Teniendo en cuenta
ambos factores, nuestra recomendación para prevenir las situaciones violentas
asociadas a turnos, sería el aumento de personal en los turnos más conflictivos, sobre
todo en aquellos servicios con una mayor exposición.
En otros trabajos donde se ha evaluado la exposición de violencia a través de la
medición de agresiones se habla de una menor declaración de agresiones en el género
femenino (Gacki-Smith et al 2009; Shields et al 2009), sin embargo, en nuestro estudio
no hemos obtenido diferencias significativas según el sexo del profesional. Esto
diferencia puede ser debida al uso de métodos de recogida de datos diferentes
(cuantificación de sucesos declarados vs recogida de datos a través de una encuesta),
porque en algunos estudios se habla de una infradeclaración de hechos violentos entre
el personal femenino, por ello recomendamos los métodos de encuesta para evaluar el
riesgo de violencia frente a la declaración de sucesos.
Hemos detectado una diferencia significativa en la puntuación en la escala de
violencia entre las enfermeras y las auxiliares. Este factor se podría relacionar con la
posición de autoridad que indican algunos autores como factor de riesgo (Landay y
Bendalak, 2010), es decir, al tener más responsabilidad y autoridad las enfermeras
reciben mayor número de agresiones que las auxiliares. En relación a este factor de
riesgo, Gascon (2009) en su estudio sobre agresiones, analizó la categoría profesional
detectando una asociación directa entre el nivel de responsabilidad y la exposición a
violencia no física, de tal forma que los médicos y directivos eran el personal más
expuesto. Con nuestro proyecto centrado en el personal de enfermería no hemos
podido valorar la diferencia de exposición respecto a otras categorías, por ello,
sugerimos, para próximas investigaciones ampliar el estudio al resto de profesionales
de la salud.
Aquellos profesionales que realizan un número mayor de horas de trabajo, ya
sea por realizar otra actividad profesional (en el estudio centrado en urgencias) o por
la realización de horas extra (en el estudio de los trabajadores hospitalarios) tienen
una puntuación significativamente mayor en la escala de violencia. Esto puede ser
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
44
debido a un mayor tiempo de exposición, pero también podría deberse a un mayor
cansancio en el trabajo que puede afectar a su trato con el paciente y a la capacidad de
comunicación del profesional (National Audit Office, 2003). Por ello, consideramos que
la limitación de las horas de trabajo a jornadas no superiores a lo legalmente
establecido (8h), sería una medida a tener en cuenta para aquellos servicios en los que
se detecte un riesgo alto de violencia.
Por último, en el capítulo tres dedicado exclusivamente a urgencias estudiamos
la variable tamaño del hospital, obteniendo una diferencia significativa en violencia no
física, de forma que los centros con más de mil trabajadores, que en nuestro caso,
coinciden con aquellos que se encuentran en las ciudades más grandes, tienen un nivel
de violencia mayor. En el estudio de Landau y Bendalak (2008) nos dice que los
trabajadores de hospitales de tamaño mediano son los que sufren una mayor violencia
aunque no nos indica la posible causa. En nuestra opinión podría deberse al mayor
número de pacientes atendidos cuanto mayor es el hospital, lo cual dificultaría la
organización de estos servicios (servicios más complejos, con más personal, con tareas
muy delimitadas…) y la comunicación con los pacientes (en hospitales pequeños es
más fácil que los profesionales conozcan a los pacientes, sobretodo si son reincidentes,
y esto facilite el trato entre ambos). Estos dos factores de riesgo han sido identificados
por otros autores (Adib, Al-Shatti, Kamal, El-Geres y Al-Raqum, 2002; Lavoie, Carter,
Danzi y Berg, 1988).
Del análisis de los datos sociodemográficos y laborales, podemos ver que la
distribución de la exposición a violencia no es homogénea, sino que varía según estas
características. Por ello, y siguiendo los principios generales indicados en la Ley de
Prevención de Riesgos Laborales en su art.15, consideramos que los programas y
políticas de prevención de la violencia deberían iniciarse con una evaluación que
permitiera establecer un nivel de riesgo de cada grupo, de forma que permitiera la
priorización y selección de las medidas preventivas colectivas e individuales a
desarrollar en los programas de prevención de la violencia laboral, antes de la
ocurrencia de las agresiones. Obtendríamos, de esta forma, un beneficio mayor que
con los actuales programas de prevención de la violencia, al disminuir el riesgo de
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
45
infradeclaración y permitir una detección temprana del riesgo antes de la aparición de
los daños, pues, como se ha puesto de manifiesto en nuestro estudio, aquellos
trabajadores que han sufrido agresiones físicas o han visto agredir físicamente a
compañeros en los últimos 6 meses han estado más expuestos a violencia tanto física
como verbal de baja intensidad en el último año. Por tanto, proponemos la inclusión
de la valoración temprana del riesgo de violencia de los usuarios a través del uso de
una escala que mida percepción de hostilidad de baja intensidad, en la evaluación de
riesgos psicosociales de todos los puestos de trabajo con atención al público.
Centrándonos ahora en las consecuencias de esta exposición a violencia,
podemos ver que puede tener diversas consecuencias psicológicas en el trabajador,
que pueden ir desde la disminución de la satisfacción laboral y aumento del
absentismo, hasta el deterioro del bienestar psicológico, la aparición del síndrome de
burnout, e incluso el desarrollo de cuadros psicopatológicos reactivos, habitualmente
de tipo ansioso-depresivo (Franz et al, 2010; Lyneham, 2000; Whittington, 2002). En
esta tesis nos hemos centrado en el estudio de la relación de la exposición a violencia
con el nivel de burnout y la satisfacción laboral.
Si comparamos los resultados obtenidos en nuestra muestra de profesionales de
enfermería en la escala de satisfacción con los datos de referencia indicada por los
autores (Warr y cols, 1979), podemos ver que nuestras puntuaciones son más bajas
que las de referencia, tanto a nivel de satisfacción general, como a nivel de satisfacción
extrínseca como intrínseca. Este hecho concuerda con diferentes artículos y estudios
actuales realizados en personal de enfermería, como el llevado a cabo por la American
Association of Critical Care Nurses (2005) que habla de los altos niveles de
insatisfacción en los profesionales de la enfermería y del abandono de la profesión.
Estaríamos por tanto, ante una profesión conocida como vocacional, que con los años
de experiencia, llega a general una insatisfacción tal, que suele degenerar en muchos
casos, en un abandono de la profesión. Consideramos que deberían analizarse los
factores asociados a esta insatisfacción, teniendo en cuenta la exposición a violencia,
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
46
ya que podría ser uno de los factores que están favoreciendo este abandono, entre
otros factores psicosociales.
Por otro lado, si comparamos los medias de puntuación obtenidas en nuestra
muestra en las diferentes dimensiones de burnout, con los datos obtenidos por Ibañes,
Vilaregut y Abio (2004) en un estudio con enfermeras de un hospital de Barcelona o el
realizado por Pera y Serra (2002) en los profesionales de un hospital, vemos que se
repite el mismo patrón: la puntuación media obtenida en cansancio emocional y
realización profesional en nuestro estudio es menor que la de estos trabajos, en
cambio, la puntuación media en cinismo es mayor. Por tanto, estaríamos ante una
población con un nivel mayor de cinismo o despersonalización, factor de riesgo, que
podría estar influyendo en el nivel de violencia a los que están expuestos.
Con el análisis de datos realizado, hemos obtenido que, tanto la exposición a
manifestaciones de violencia física como de no física, se correlacionan positivamente
con el nivel de agotamiento emocional y despersonalización, siendo este resultado
acorde con otros estudios (Chung y Harding, 2009; Howard et al, 2009 y Mills y Rose,
2011). La literatura científica existente nos explicaría esta correlación en ambos
sentidos. Por un lado, hay autores que señalan que la exposición frecuente a
situaciones de violencia no física aumentarían los niveles de cinismo y agotamiento
emocional (Chung y Harding, 2009; Howard, Rose y Levenson, 2009; Mills y Rose,
2011). Por otro lado, autores como Wittington en su estudio del 2002, nos dice que el
personal emocionalmente agotado tiene dificultades para entender el punto de vista
de los pacientes y para tolerar el comportamiento agresivo. Esto puede llevar a un
inadecuado manejo de los episodios agresivos y a la aparición de nuevas agresiones,
que a su vez llevaría a un mayor nivel agotamiento emocional. De esta forma, se nos
revela el agotamiento emocional no sólo como consecuencia, sino también como
posible causa de una mayor puntuación en la escala de violencia. En base a esto, y a los
resultados obtenidos, consideramos que un posible modelo explicativo de la
correlación encontrada entre la exposición a violencia y el nivel de burnout, sería que
ambos conceptos mantienen una relación cíclica, de tal forma, que la exposición a
violencia aumentaría los niveles de cinismo y agotamiento emocional, y estos a su vez,
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
47
favorecerían la aparición de nuevas agresiones, aumentando, a su vez, más el cinismo
y el agotamiento existente.
Gráfico 4.1. Modelo explicativo de la relación de la exposición a violencia y el nivel de burnout
y el papel modulador de la satisfacción laboral.
Igualmente, hemos detectado que las dos dimensiones de la satisfacción laboral
se correlacionan significativa y negativamente con el burnout, por lo que coincidimos
con Figueiredo-Ferraz, Grau-Alberola, Gil-Monte y García-Juesas (2012), al afirmar que
existe una relación entre ambas variables. También hemos obtenido una correlación
en el mismo sentido entre la satisfacción y la exposición a violencia. De esta forma
podemos afirmar que estas tres variables estarían relacionadas entre sí. Para
profundizar en el carácter de esta relación, hemos realizado un análisis de regresión,
detectando que la satisfacción extrínseca modularía la relación entre la violencia no
física y el agotamiento emocional y el cinismo, y la satisfacción intrínseca influiría en la
relación violencia no verbal/cinismo, aunque no explicarían totalmente la aparición del
EXPOSICIÓN A
VIOLENCIA NO
FÍSICA
BURNOUT:
Agotamiento
emocional
Cinismo
EXPOSICIÓN A
VIOLENCIA NO
FÍSICA
BURNOUT:
= Agotamiento
emocional
=Cinismo
Satisfacción
extrínseca
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
48
síndrome de burnout (valores de R2<0,2). Se ha mostrado que las personas con bajos
niveles de satisfacción poseen niveles de agotamiento y cinismo mayor, a igual
exposición a violencia no física. En nuestro estudio, se ha observado que trabajadores
expuestos a altos niveles de violencia, cuando tienen niveles altos de satisfacción
extrínseca, su nivel de agotamiento emocional y cinismo es menor, ocurriendo lo
mismo para la satisfacción intrínseca con el cinismo. Por todo esto, consideramos que
la satisfacción, sobre todo extrínseca, ejercería un papel protector de la salud
psicológica en los trabajadores expuestos a violencia no física. Siguiendo nuestro
modelo explicativo cíclico en el que la violencia lleva a un mayor cinismo y
agotamiento emocional, y este a su vez favorece la aparición de nuevas situaciones
violentas que a su vez llevan a un mayor cinismo y agotamiento, la mejora de la
satisfacción se presenta como una posible intervención que rompería el círculo, sobre
todo la satisfacción extrínseca. Este resultado concuerda con otros estudios como los
de Blegen (1993), Irvine y Evans (1995) y McVicar (2003) que sugieren como medidas
para contrarrestar el estrés crónico de los enfermeros, aumentar del apoyo de sus
compañeros, superiores y altos cargos (factores valorados en la satisfacción
extrínseca), pues piensan que si los profesionales se encuentran satisfechos con dicho
apoyo, ante la vivencia de una agresión, el impacto sobre su salud psicológica será
menor.
Singh, Lancioni, Singh, Adkins y Singh en 2009 propusieron que los programas de
prevención del burnout, deberían abordar el problema en varios niveles. En un primer
paso debería actuarse sobre la organización y el entorno, eliminándose o reduciendo al
mínimo los factores estresantes, a través de estrategias de gestión proactivas, y en un
segundo lugar, las intervenciones se deberían centrar en el personal, luchando contra
los efectos del estrés. Aplicando este concepto a nuestro trabajo y en base a los
resultados obtenidos, consideramos que la reducción del factor estresante pasaría por
una identificación precoz de los profesionales con mayor exposición a violencia a
través de escalas como la HABS-U, que permiten una detección precoz de situaciones
de hostilidad de baja intensidad, y el establecimiento de medidas preventivas
proactivas dirigidas a reducir las conductas desafiantes de los usuarios con políticas de
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
49
tolerancia cero a la violencia y modificando aquellos factores del entorno y la
organización del trabajo que pueden estar favoreciendo las situaciones de violencia
(INSHT, 2011). En un segundo lugar actuaríamos, centrándonos en el personal, a través
de un programa de gestión y resolución interna de los conflictos (INSTH, 2011), pero
también, tratando de disminuir los efectos psicológicos de la exposición a violencia, lo
cual debería incluir, según los resultados obtenidos en nuestro estudio, el aumento de
la satisfacción del trabajador por parte de la organización.
Entre las limitaciones del nuestro trabajo, destacar que en el último artículo, sólo
hemos detectado datos significativos cuando hablamos de violencia no física.
Realizamos el mismo planteamiento que en el capítulo cuatro, pero sustituyendo el
burnout por bienestar psicológico, utilizando para ello la escala GHQ. Donde se
perfilaba que trabajadores expuestos a altos niveles de violencia física, cuando tienen
niveles altos de satisfacción intrínseca, su nivel de bienestar psicológico era mejor,
pero los resultados eran poco significativos. Esto pudo se debido al menor número de
ítems dedicados a valorar la violencia física, así como a la menor frecuencia de
aparición de estos hechos, lo que ha disminuido la variabilidad de puntuaciones.
A este aspecto debemos añadir que, como en todo estudio basado en
cuestionarios autoaplicados, podríamos haber cometido un sesgo de autoselección,
pero se ha aleatorizado la selección de los participantes y se ha asegurado su
anonimato para minimizar este problema.
Igualmente el estudio está limitado por el hecho de que los datos fueron
recogidos por medio de un cuestionario retrospectivo. Esto, inevitablemente, se basa
en la memoria de los participantes de los eventos, que puede no siempre ser precisa.
Se debe tener también en cuenta, como señalan Lanza y Campbell (1991) que la
violencia no es un fenómeno objetivo y que la gente lo interprete en diferentes
maneras y, en consecuencia experiencias o situaciones que implica conflicto
interpersonal están envueltas en subjetividad.
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
50
PROPUESTAS PARA INVESTIGACIONES POSTERIORES
Este estudio se ha centrado en los profesionales de enfermería en el ámbito
hospitalario, pero este riesgo no se limita a estos trabajadores, sino que también se da
en otros profesionales sanitarios y no sanitarios, y en los centros no hospitalarios, por
lo tanto nuestra primera propuesta incluye la ampliación del trabajo primero al resto
de profesionales sanitarios y al resto de tipo de asistencias y posteriormente, al resto
del sector servicios, incluyendo todos aquellos puestos que requieren el contacto
directo con público. Es decir, proponemos la inclusión de la evaluación de la exposición
de violencia dentro de la evaluación de riesgos psicosociales en todos aquellos trabajos
con atención al público.
Proponemos la creación de una base de datos de referencia para establecer
niveles de riesgo, y la creación de una aplicación informática que alimente esta base,
de forma que el resto de investigadores interesados en el tema, puedan realizar la
evaluación del riesgo de forma fácil y eficaz.
Igualmente, sugerimos el desarrollo de programas experimentales de
disminución del riesgo de violencia en aquellos servicios en los que hemos detectado
un mayor riesgo. Este programa debería incluir, tanto medidas proactivas centradas en
la organización de la empresa propuestas en base a los resultados obtenidos por
variables sociodemográficas y laborales (prevención primaria), así como medidas que
mejoren la salud psicológica de los trabajadores afectados por violencia de usuarios
(prevención secundaria), incluyendo entre otros aspectos la mejora de la satisfacción
laboral de los trabajadores.
Por último consideramos que también sería interesante el desarrollo de
estudios sobre violencia laboral que no sólo tuvieran en cuenta la visión del trabajador,
sino también de los usuarios, ya que esto aportaría un nuevo enfoque, el de la
denominada violencia institucional, que ayudaría en la toma de decisiones sobre el
abordaje de esta problemática.
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
51
CONCLUSIONES
1. La distribución del riesgo de violencia de los usuarios hacia el personal de
enfermería del SMS no ha sido homogénea, existiendo diferencias tanto en la
frecuencia de exposición (violencia total) como en el tipo de manifestación (violencia
física/violencia verbal) según variables laborales y personales del profesional.
2. Los trabajadores han referido que las conductas de violencia más frecuentes
han sido los “enfados por la demora asistencial” y las “malas caras y las miradas de
desprecio”. Las manifestaciones menos habituales han sido las “destrucciones de
puertas y cristales” y los “empujones y zarandeos”.
3. La exposición a situaciones agresivas ha sido significativamente mayor entre
los solteros, los trabajadores más jóvenes (>30 años), entre los contratados
temporalmente y entre los que tenían una antigüedad en la profesión de entre 6-10
años. También hemos hallado que la exposición a violencia era mayor entre las
enfermeras respecto a las auxiliares, entre los que trabajaban de noche, en el hospital
psiquiátrico y entre los que hacían más horas extra
4. El servicio con mayor riesgo de exposición a violencia laboral entre los
profesionales de enfermería hospitalaria del SMS ha sido urgencias, siendo, en este
servicio las manifestaciones de violencia más frecuentes los “enfados por la demora” y
“enfados por la falta de información”.
5. Entre los profesionales de enfermería de urgencias ha sido significativamente
mayor la exposición a violencia de los usuarios en los hospitales de mayor tamaño,
enfermeras respecto a auxiliares, y entre las personas que trabajan más horas.
6. La proporción de trabajadores con una alta exposición a violencia total, no
física y física ha sido significativamente mayor entre el personal de urgencias respecto
al total de personal de enfermería hospitalaria. También ha sido mayor la proporción
de profesionales con un nivel medio de agotamiento.
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
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7. Hemos hallado que la exposición a manifestaciones de violencia física como
de no física, se correlacionan positivamente con el nivel de agotamiento emocional y
despersonalización de sus trabajadores, y negativamente con el nivel de satisfacción
laboral, en los profesionales de enfermería del SMS
8. Hemos detectado que la satisfacción extrínseca modularía la relación entre la
exposición a violencia no física y el nivel de cinismo y agotamiento emocional, por lo
que consideramos que la exposición a violencia no física tendría un menor impacto
sobre la salud psicológica de los profesionales, si éstos están satisfechos con su
trabajo.
Violencia de los usuarios hacia el personal de enfermería 2015
53
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ANEXOS
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ANEXO 1: RESUMEN DE COMUNICACIÓN ORAL
EXPOSICIÓN DEL PERSONAL DE ENFERMERÍA HOSPITALARIA DEL SMS A
VIOLENCIA DE USUARIOS Y SU RELACIÓN CON EL NIVEL DE BURNOUT
OBJETIVO
Los objetivos de este estudio son conocer la frecuencia de aparición de
diferentes manifestaciones hostiles de los usuarios hacia los profesionales de
enfermería en los hospitales del Servicio Murciano de Salud (SMS), para valorar el
clima de violencia laboral de baja intensidad, detectar aquellas características
sociodemográficas y laborales de los trabajadores asociadas a una mayor exposición,
así como valorar la relación de esta exposición con el nivel de burnout de los
trabajadores.
METODO
Se trata de un estudio descriptivo transversal a través de un cuestionario
autoaplicado, individual y anónimo, llevado a cabo en el personal de enfermería de
todos los hospitales públicos de la Región de Murcia durante el año 2010. El muestreo
se estratificó en función del tamaño de las unidades y de la plantilla de los hospitales,
obteniendo una muestra total de 1.489 sanitarios hospitalarios de la Región (nivel de
confianza del 99% y error muestral del 1,75%). Los instrumentos de medida utilizados
han sido: la escala Ecoh-U para medir exposición a violencia y el MBI para la cuantificar
el nivel de burnout. Junto a este cuestionario se registraron una serie de variables
sociodemográficas y laborales del trabajador.
RESULTADOS
Las manifestaciones de violencia verbales de los usuarios son más frecuentes que
las físicas, siendo la conducta de violencia más referida “los enfados por la demora
asistencial” (en un 21,8% de los encuestados se da al menos mensualmente).
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No se constatan diferencias significativas de exposición a violencia según género,
antigüedad en el puesto y el realizar otra actividad laboral, sin embargo sí se hallaron
diferencias significativas en los tres resultados (violencia total, física y verbal) al
observar las variables estado civil, edad, servicio y antigüedad en la profesión. El
hospital, las horas extra y el turno influyen en la puntuación de manifestaciones físicas,
mientras que la profesión y la formación continuada son más relevantes en las
manifestaciones verbales.
Se ha detectado una correlación positiva entre la exposición a violencia de
usuarios, tanto física como verbal, con el cansancio emocional y la despersonalización
(p<0,001), aunque es mayor para las manifestaciones verbales que las físicas.
DISCUSION
Aunque el personal sanitario ocupa un lugar destacado entre las profesiones más
expuestas a violencia por parte de los usuarios, este estudio pone en evidencia que la
distribución de este riesgo no es homogéneo, existiendo diferencias tanto en la
frecuencia de exposición (violencia total) como en el tipo de manifestación (violencia
física/violencia verbal).
Respecto a la relación entre la exposición a violencia y el nivel de burnout
consideramos que la relación entre ellos podría ser cíclica, de forma que la exposición
a violencia por parte de los usuarios podría aumentar el nivel de agotamiento
emocional y cinismo del personal, pero a su vez, el personal emocionalmente agotado
tendería a tolerar peor los comportamientos agresivo de los pacientes, lo que le
llevaría a un inadecuado manejo de nuevos episodios violencia, y a la aparición de
nuevas agresiones, y esto a su vez llevaría a un mayor nivel de despersonalización y
agotamiento emocional.
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ANEXO 2: RESUMEN DE COMUNICACIÓN ORAL
AGRESIONES DEL HOSPITAL PSIQUIATRICO ROMÁN ALBERCA 2006/2010
INTRODUCCIÓN
El riesgo de violencia en pacientes psiquiátricos es equiparable normalmente al
de la población general, pero se ve aumentado cuando sufren una descompensación
de su enfermedad. Es precisamente en esta situación en la que suelen ser atendidos en
los servicios de Urgencias y en las unidades psiquiátricas. Desde la prevención, más allá
del diagnóstico psiquiátrico, nos interesa entender por qué un paciente determinado
se agita en un momento y circunstancias concretas y no en otras. El conocimiento de
los factores involucrados tanto en el desencadenamiento (riesgo), como en la
inhibición (protección) de los episodios de agitación nos ayudará, en la valoración y
prevención del riesgo de violencia futura.
OBJETIVO
Conocer la incidencia de agresiones en el hospital psiquiátrico Román Alberca,
así como su distribución según factores sociodemográficos del paciente y trabajador
Conocer los factores favorecedores ambientales y de interacción presentes en
las agresiones declaradas en el hospital.
MÉTODO
Estudio descriptivo retrospectivo de las agresiones declaradas en la web de
agresiones del SMS por el personal del Hospital Psiquiátrico Román Alberca entre
2006/2010
o Factores personales del trabajador: obtenidos de la revisión de las historias
clínicas de los reconocimientos.
o Factores personales del paciente: Obtenidos de las historias clínicas de los
pacientes en Selene.
o Datos ambientales y de las condiciones de trabajo: datos obtenidos de la
evaluación técnica sobre el lugar donde ocurrió y de la web de agresiones
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o Factores de la interacción: datos recogidos en la web de declaración de
agresiones e historia clínica del paciente
o Ejemplos de disparo: obtenida de la web de declaración de agresiones e
historia clínica en Selene
RESULTADOS
En la web de agresiones se han registrado 58 agresiones con la implicación de 76
trabajadores
Tenemos una media de 15 trabajadores agredidos/año y un índice de incidencia
medio del 83,33 por cada 1000 trabajadores/año
o Los agresores masculinos suelen agredir por igual a trabajadores masculinos
(48,4%) y femeninos (51,6%), además suelen agredir los primeros días de ingreso
(hasta el primer mes 64,5%).
o Las mujeres suelen agredir mayoritariamente a otras mujeres (82,4%),
mientras que las trabajadoras realizaban tareas de vigilancia y control de pacientes
(76,5%), cuando llevan más de un mes de ingreso (70,6%).
o Los pacientes entre 35 y 50 años en un 54,5% han agredido porque han pedido
algo que no se les concede, mientras que los jóvenes (entre 18 y 35) en un 47,2%,
porque no desean cumplir una norma.
o En todas las agresiones menos en aquellas agresiones donde no había una
causa aparente, los agresores tenían historia previa de agresividad.
o Cuando los pacientes llevan más de 6 meses el 66,7% de las agresiones son
porque no desean cumplir una norma, mientras que al ingreso, el 75% son porque han
pedido algo que no se les ha concedido.
o El 79,3% de las agresiones han sido llevadas a cabo por pacientes con
diagnóstico principal de retraso mental o trastorno de la personalidad. Los pacientes
con retrasos mentales suelen agredir verbal o gestualmente, para “obtener una
prestación” (60%) mientras que los trabajadores realizaban tareas de vigilancia y
control de los pacientes (63,3%). Los pacientes con diagnóstico de trastornos de la
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personalidad en un 62,5% han agredido cuando se les informaba de una norma que no
querían cumplir.
o Los auxiliares han sido agredidos principalmente en las plantas de
hospitalización especialmente en las URME’S (80,6%).En la URME I El 52,2% de las
agresiones han sido durante una contención mecánica, mientras que en la URME II-III,
en un 55% han sido porque el paciente ha pedido algo que no se le ha concedido.
CONCLUSIONES
La prevención de las agresiones a trabajadores del hospital debe basarse:
Identificación de los pacientes potencialmente agresivos, apoyándonos en el
hecho de que los agresores presentan en un 95,8% una historia de agresividad previa.
Identificación de las situaciones potencialmente peligrosas (patrones
identificados más signos prodrómicos).
Concreción de las medidas de actuación correctas (factores inhibitorios),
indicando el orden y personas que deben llevarlas a cabo, para facilitar y unificar la
toma de decisiones.
Formación de todos los trabajadores, pero sobre todo de aquellos
trabajadores identificados como de grupos de mayor riesgo
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ANEXO 3: RESUMEN EN ESPAÑOL DE ARTÍCULO 3
EL PAPEL MODULADOR DE LA SATISFACCION LABORAL ENTRE LA EXPOSICIÓN
A VIOLENCIA LABORAL Y EL BURNOUT
INTRODUCCION
El riesgo de violencia presenta una especial importancia en el sector servicios
ya que los trabajadores tienen una mayor probabilidad de sufrir agresiones o actos de
violencia por parte de los usuarios y clientes, debido al estrecho contacto que
mantienen ellos (OMS, CIE, OIT y ISP, 2002). Dentro de este sector, el sanitario ocupa
un lugar destacado (Di Martino, 2002).
La importancia del riesgo de violencia laboral no sólo radica en la frecuencia
sino también en la gravedad de las posibles consecuencias que pueden derivarse de él.
Estas consecuencias pueden ser tanto física como psicológicas, que pueden ir desde la
disminución de la satisfacción laboral y aumento del absentismo, hasta el deterioro del
bienestar psicológico, la aparición del síndrome de burnout, e incluso el desarrollo de
cuadros psicopatológicos reactivos, habitualmente de tipo ansioso-depresivo (Diers,
Duffield y Catling-Paull, 2010; Estryn-Behar, Van del Heijden, Camerino, Fry, Le Nezet,
Conway et al, 2008; Quine, 1999; Roche, Franz, Zeh, Schablon , Kuhnert y Nienhaus,
2010; Winstanley y Whittington, 2004).
Isaksson, Graneheim, Richter, Eisemann y Åström (2008) encontraron que entre
los cuidadores, aquellos que habían estado expuesto a violencia había más puntajes
altos de burnout. Otros estudios matizan este dato y nos dicen que existe una
asociación positiva entre la exposición a agresión de clientes con el cansancio
emocional y la despersonalización (Chung y Harding 2009; Hastings 2002; Hastings y
Brown, 2002; Howard, Rose y Levenson, 2009; Mills y Rose, 2011).
Es importante indicar que a pesar de una alta frecuencia de exposición a
agresiones de los pacientes la mayoría del personal la gestión razonablemente bien.
Hay, sin embargo, entre el 7% y el personal del 24% que se “queman o que tienen un
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alto riesgo de quemarse (Hensel, Lunsky y Dewa, 2011) En este sentido, hay estudios
que han demostrado que los aumentos en la satisfacción laboral fueron relacionados
con mejoras en el bienestar (Faragher, Cass y Cooper, 2005)
El presente estudio tiene como objetivo analizar de qué modo las agresiones de
los usuarios y la satisfacción en el trabajo influyen en el nivel de burnout de los
trabajadores, y en concreto si la satisfacción laboral modula la relación entre sufrir
muestras de hostilidad de los usuarios y la aparición de burnout en una muestra de
profesionales de enfermería.
METODO
Procedimiento
Se trata de un estudio descriptivo transversal a través de un cuestionario
autoaplicado, individual y anónimo, llevado a cabo en el personal de enfermería de
todos los hospitales públicos de la Región de Murcia durante el año 2010. Ese año el
Servicio Murciano de Salud disponía de 11 hospitales con una plantilla total de 19550
de los cuales 6103 eran personal de enfermería (enfermeros y auxiliares de
enfermería) en atención especializada. El muestreo se estratificó en función del
tamaño de las unidades y de la plantilla de los hospitales, obteniendo una muestra
total de 1.489 sanitarios que cumplimentaron el protocolo de investigación. El
cuestionario se entregó de forma aleatoria al 30% del personal de enfermería. La tasa
de respuesta global fue del 70,48%. De esta muestra se deriva un nivel de confianza
del 99% y error muestral del 1,75%.
MUESTRA
La muestra está compuesta por 1489 profesionales de enfermería con un rango
de edad que oscila entre 20 y 67 años, siendo la edad media de 42,09. La mayoría son
mujeres (82,7% vs. 16,4%) y el 67,8% está casado o con pareja de hecho. El 62,1% de la
muestra eran profesionales de enfermería y el 36,7% eran auxiliares de enfermería Los
profesionales tenían una media de antigüedad en el puesto actual de 7 años y 5 meses.
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Instrumento
El instrumento utilizado para evaluar la exposición a violencia ha sido la escala
HABS-U (Hospital Aggressive Behaviour Scale-Users) (Waschgler et al, 2012) cuyo
objetivo es medir manifestaciones hostiles no físicas y físicas de baja intensidad
procedentes de los usuarios y percibidas por el trabajador como violentas. El
cuestionario está configurado por 10 ítems, con un alfa de 0,839, explicando el 57,36%
de la varianza. Se divide en dos factores: Violencia no física con 7 ítems y Violencia
física de 3 items. Para valorar la frecuencia de exposición utiliza una escala tipo Likert
con 6 opciones de respuesta que oscilan desde 1 (nunca en el último año) a 6
(diariamente).
Para valorar en nivel de satisfacción se utilizó la Escala General de Satisfacción
Overall Job Satisfaction (OJS) desarrollada por Warr, Cook y Wall en 1979, adaptada al
español por Pérez e Hidalgo. Esta escala está formada por 15 ítems, cada uno de los
cuales presenta un formato de respuesta tipo Likert con un rango de puntuación entre
0 (muy insatisfecho) y 6 (muy satisfecho). La OJS se divide en dos subescalas: Subescala
de factores intrínsecos: formada por siete ítems y la subescala de factores extrínsecos
constituida por ocho ítems. Con respecto a la consistencia interna del cuestionario,
encontramos que el índice Alfa de Cronbach es de 0,88, la subescala de factores
extrínsecos de 0,72 y la subescala de factores intrínsecos tiene una fiabilidad de 0,85.
(Berrios, Augusto y Aguilar, 2006)
Para el análisis de los niveles de burnout utilizamos el Maslach Burnout
Inventory-GS (MSI-GS) traducido a castellano y validado por Gil Monte (2002). El MBI-
GS consta de 16 ítems y está dividida en tres subescalas: eficacia profesional (6 items),
agotamiento (5 items) y cinismo (5 items). Los sujetos valoran cada item del
cuestionario con una escala tipo Likert en la que indican la frecuencia con la que han
experimentado el item (desde 0= “nunca” a 6=”todos los días). Los valores de fiabilidad
de las escalas según alfa de Cronbach en el estudio de Gil Monte (2002) fueron 0,85
para eficacia profesional, 0,83 para agotamiento y 0,74 para cinismo.
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Análisis de datos
Se calcularon los estadísticos descriptivos y las consistencias internas (alfa de
Cronbach) de las variables consideradas en el estudio y se hallaron sus correlaciones.
Para determinar el efecto de la interacción, se realizaron análisis de regresión
jerárquico (Cohen y Cohen, 1983), uno por cada una de las posibles combinaciones
entre las manifestaciones de violencia y las dimensiones de satisfacción con los
distintos componentes del burnout (variable dependiente).
Las variables independientes se han introducido en las ecuaciones de regresión
en dos pasos sucesivos (Jaccard, Turrisi y Wan, 1990). En el primero se ha incluido una
de las dimensiones de la violencia de los usuarios (violencia no física- violencia física) y
una de las dimensiones de la satisfacción laboral (satisfacción extrínseca-satisfacción
intrínseca). En el segundo paso, se han introducido la interacción de las variables
independientes utilizadas.
RESULTADOS
De los resultados obtenidos destacar que la puntuación media de violencia ha
sido 15,18, de satisfacción extrínseca 30,11, de agotamiento emocional 14,07 y
cinismo 11,81. Respecto a los coeficientes de correlación, indicar que en todas las
escalas son iguales o superiores al criterio de 0,70 recomendado por Nunnaly y
Bernstein (1994). Igualmente, podemos observar que la satisfacción y sus dimensiones
correlacionan negativamente con la violencia y sus dimensiones, el agotamiento
emocional y el cinismo, pero positivamente con la realización profesional. Así mismo,
la violencia correlaciona significativamente con el agotamiento emocional y el cinismo
de forma positiva, no siendo significativa su relación con la realización profesional.
Se ha analizado la dimensión de agotamiento emocional a través de un análisis
de regresión donde el primer bloque de variables, corresponde a la violencia no física y
la satisfacción extrínseca, obteniéndose en ambas una relación significativa con el
agotamiento, aunque en el caso de la violencia tiene un carácter positivo y en la
satisfacción un carácter negativo (β=0,429; p<0,001; β=-0,237; p<0,001). Estos factores
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explicarían un 18,1% de la varianza del agotamiento. En un segundo paso, se han
introducido la interacción entre estas variables, siendo negativamente significativa (β=-
0,23; p<0,05), llevando asociado un incremento de explicación de la varianza de 0,003.
Por lo que se refiere a los resultados de este mismo análisis de regresión
respecto al cinismo, podemos ver que se relaciona con la violencia no física
positivamente (β=0,530; p<0,001), mientras que en la satisfacción extrínseca tiene un
efecto principal negativo (β=-0,150; p<0,01). Estas variables explican el 14,8% de su
varianza, aumentando al 15,5% con la interacción (β=-0,370; p<0,001). (Tabla 3)
La tabla 3 muestra que, por un lado la violencia no física tiene un efecto
principal positivo sobre el nivel de cinismo (β=0,530; p<0,001), mientras que la
satisfacción intrínseca tiene un efecto principal negativo (β=-0,270; p<0,001),
explicando en este caso el 18,1% de la varianza. Se han encontrado efectos negativos
de las interacción sobre la variable dependiente (β=-0,173; p<0,05), con un incremento
de R2 de 0,2%.
Hemos hallado que con niveles de satisfacción bajos la puntuación media en
agotamiento emocional y en cinismo es mayor, a igual nivel de violencia. Este aspecto
se acentúa más en el cinismo, donde con niveles altos de satisfacción intrínseca como
extrínseca, aunque aumente el nivel de violencia no física, la puntuación media de
cinismo es muy similar.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Los resultados obtenidos en una muestra de profesionales de enfermería
indican que las puntuaciones de satisfacción son más bajas que las dadas por los
autores de la escala como referencia (Warr y cols, 1979). Este hecho concuerda con
diferentes artículos y estudios recientes en enfermeras, como el de la American
Association of Critical Care Nurses (2005).
Por otro lado, si comparamos los medias de puntuación obtenidas en nuestra
muestra en las diferentes dimensiones de burnout, con los datos obtenidos por Ibañes,
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Vilaregut y Abio (2004) en un estudio en enfermeras de un hospital de Barcelona o el
realizado por Pera y Serra (2002) en los trabajadores de un hospital, vemos que se
repite el mismo patrón: nuestra puntuación media en cansancio emocional y
realización profesional es menor, siendo mayor en cinismo.
Respecto a la exposición a violencia, no hemos podido establecer una
comparación de los resultados obtenidos debido a la novedad del uso de la escala
HABS-U como instrumento para su evaluación.
En los análisis realizados para predecir el burnout a partir de la exposición a
violencia de los usuarios se encuentra que, tanto la exposición a manifestaciones de
violencia física como de no física, se correlacionan positivamente con el nivel de
agotamiento emocional y despersonalización, siendo este resultado acorde con lo
esperado (Chung y Harding, 2009; Howard et al. 2009 y Mills y Rose, 2011).
Igualmente, las dos dimensiones de la satisfacción con el trabajo se
correlacionan significativa y negativamente con el burnout. Coincidimos con
Figueiredo-Ferraz, Grau-Alberola, Gil-Monte y García-Juesas (2012), al afirmar que
existe una relación entre ambas variables.
Con los análisis de regresión se ha detectado que la satisfacción extrínseca
modularía la relación entre la violencia no física y el agotamiento emocional y el
cinismo, y la satisfacción intrínseca influiría en la relación violencia no verbal/cinismo,
aunque la varianza explicada es baja en todos los casos (valores de R2<0,2). Esto nos
indica que estas dimensiones del burnout estarían influenciadas también por otros
estresores.
Se ha mostrado que las personas con bajos niveles de satisfacción poseen
niveles de agotamiento y cinismo mayores a igual exposición a violencia no física.
Igualmente se ha observado que trabajadores expuestos a altos niveles de violencia,
cuando tienen niveles altos de satisfacción extrínseca, su nivel de agotamiento
emocional y cinismo es menor, ocurriendo lo mismo para la satisfacción intrínseca con
el cinismo. Por todo esto, consideramos que la satisfacción, sobretodo extrínseca,
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ejercería un papel protector de la salud psicológica en los trabajadores expuestos a
violencia no física. Este resultado concuerda con otros estudios como los de Blegen
(1993), Irvine y Evans (1995) y McVicar (2003) que sugieren como medidas para
contrarrestar el estrés crónico en los enfermeros, aumentar del apoyo de sus
compañeros, superiores y altos cargos (factores valorados en la satisfacción
extrínseca).
Consideramos que la violencia no física y el burnout mantendrían una relación
cíclica, de tal forma que, la exposición frecuente a situaciones de violencia no física
aumentarían los niveles de cinismo y agotamiento emocional (Chung y Harding 2009;
Howard, Rose y Levenson, 2009; Mills y Rose, 2011), pero a su vez este cinismo y
agotamiento favorecerían la aparición de nuevas agresiones (Wittington, 2002), pero
la satisfacción extrínseca podría amortiguar esta relación.
En base a los resultados obtenidos, a nivel de prevención de riesgos laborales,
sugerimos el desarrollo de programas de la salud psicológica que incluya la mejora de
la satisfacción laboral, en aquellas empresas cuyos trabajadores se vean afectados por
violencia de usuarios. Según Singh, Lancioni, Singh, Adkins y Singh (2009), estos
programas de intervención y prevención del burnout, debería abordar el problema en
varios niveles. En un primer paso debería actuarse sobre la organización y el entorno,
eliminándose o reduciendo al mínimo los factores estresantes, a través de estrategias
de gestión proactivas; que en el caso del riesgo de violencia supondrían una
identificación precoz de los trabajadores con mayor exposición y el establecimiento de
medidas preventivas dirigidas a reducir las conductas desafiantes de los usuarios. En
un segundo nivel, las intervenciones deberían centrarse en el personal, luchando
contra los efectos del estrés, aumentando la satisfacción del trabajador por parte de la
organización, para disminuir los efectos psicológicos de la exposición a violencia.
Los resultados encontrados en este estudio deben considerarse teniendo en
cuenta las limitaciones asociadas a todo estudio llevados a cabo mediante
cuestionarios autoaplicados.