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Sabes que muy cerca de donde t vives existi una vez un lugar muy, pero que muy bonito, y repleto de magia?

(EL BOSQUE DE LAS ARDILLAS MARRONES Y BLANCAS)Era el bosque de las ardillas marrones y blancas. All solo haba rboles gigantes de largas ramas, cargadas de hojas verdes donde vivan miles de ardillas.

Sabes que muy cerca de donde t vives existi una vez un lugar muy, pero que muy bonito, y repleto de magia? Era el bosque de las ardillas marrones y blancas, y all solo haba rboles gigantes cargados de hojas verdes donde vivan miles de ardillas. Miles?... qu digo miles?... ms bien millones.

Paseando por el bosque, al mirar hacia arriba, se podan ver las ardillas, saltando de un rbol a otro, recorriendo las ramas como si fueran las calles de una ciudad. El ajetreo era constante una autntica locura!

Como ya te he dicho en este bosque siempre haban vivido las ardillas, y an segua sucediendo, pero no todas las ardillas eran ya iguales Y eso, extraamente, se convirti en un problema que tardaron mucho tiempo en solucionar.

Lleg el da en que no todas eran ardillas marrones y blancas, como el nombre del bosque indicaba.

En ese nuevo bosque segua habiendo ardillas marrones y blancas, pero tambin haba otras diferentes. Unas, las negras y blancas (las carmenaceas) vinieron del Sur, del bosque quemado.

En su bosque ya no haba comida, ni siquiera rboles. Otras, las marrones con tonos azules (las cruzaceas), vinieron del Norte, del bosque helado.

Todas, en eso s eran iguales, caminaron durante muchos das y muchas noches hasta llegar al bosque de las ardillas marrones y blancas, ese idlico lugar donde no haba serpientes ni guilas, ni ningn otro tipo de peligro.

Al principio todas las especies convivieron sin ningn problema. Todas eran diferentes, pero todas eran iguales Todas eran ardillas y a todas les gustaba el sol, saltar por las ramas, bajar a tierra firme y jugar con las hojas, e incluso beber del mismo ro. Incluso las ms pequeas compartieron clases de cmo abrir una avellana sin importar el color de su pelaje, y tambin dieron clases de Educacin Fsica bajo el viejo olmo abandonado, donde saltaban a prtiga, echaban carreras, y hacan salto de altura con ayuda de una cama hecha de hojas secas.

Con el paso del tiempo el bosque de las ardillas marrones y blancas estaba poblado por todo tipo de ardillas, provenientes de todos sitios, y poco tardaron en empezar las primeras disputas.

Las diferencias entre los recin llegados y los lugareos se hicieron tan insalvables que llegaron incluso a vivir en rboles separados. Los rboles dejaron de ser lugares de paso para convertirse en barreras por donde no se poda circular si no se posea un permiso especial, o se perteneca a la especie que en l habitaba.

Y as nacieron las tres especies dominantes del bosque: las estpidas, las masestpidas, y las masestupidasan.

Las ardillas estpidas eran esas a las que llamaban sabias ancianas porque fueron la primera especie en aposentarse en esos lares. Viendo que llegaban tantas otras especies pero ardillas al fin y al cabo empezaron a emponzoar con la idea de que esas recin llegadas solo traeran desgracias.

Las ardillas masestpidas eran esas que crean a pies juntillas todo lo que decan las sabias ancianas, aunque no estuvieran de acuerdo, y se dejaban llevar tratando mal a las nuevas vecinas del bosque simplemente por el color de su pelaje.

Y, por ltimo, estaban las ardillas masestupidasan, que eran las recin llegadas, y, lejos de intentar acercar posturas, no hacan otra cosa sino acrecentar las diferencias entre ellas, haciendo hincapi en que nunca se adaptaran y que no tenan porqu actuar como las otras impusieran.

Con el paso del tiempo las enemistades entre estas tres especies se hizo mayor, llegando al punto de hacer la convivencia casi insoportable.

Unas no hablaban con las otras. Las otras se rean de las unas, y as todos los das, todas las estaciones, soportando fros y lluvias.

Fue finalmente, el hecho ms inesperado el que les hizo comprender su error. Un da entr en el bosque una gigantesca serpiente dispuesta a devorar a todas las ardillas, independientemente de la especie a la que pertenecieran, y del color de su pelaje. A ella le daba igual. Para ella todas eran ardillas, o lo que es lo mismo, un sabroso bocado.

Sin perder tiempo rept por el primero de los rboles devorando a todas las ardillas que se fue encontrando. Por suerte nuestras amigas eran ms rpidas que ella, y la mayora pudieron escapar, saltando de rbol en rbol.

La gigantesca serpiente no pareca tener lmite en el depsito de su hambruna, y sigui reptando, de rbol en rbol, comprendiendo que all tendra comida para todo el invierno.

Y fue despus de no menos de cinco rboles arrasados cuando todas las ardillas (las estpidas, las masestpidas, y las masestupidasan) comprendieron - aterradas, eso s que todas eran iguales, que todas tenan los mismos miedos, que todas corran el mismo riesgo, y que nada podan hacer contra un enemigo tan poderoso si no luchaban juntas.

Fue precisamente ese peligroso enemigo el que les hizo comprender lo tontas que haban sido al luchar entre ellas, sin ayudarse nunca.

As, todas las ardillas subieron al rbol ms alto y frondoso, el que perteneca a las sabias ancianas, y todas esperaron la llegada de su enemigo mortal.

La serpiente no poda creer la suerte que tena, y sonri al ver tantas miles de ardillas diferentes esperando para ser devoradas. Haba tantas ardillas que las ramas suban y bajaban, pareciendo que fueran los brazos de un enorme gigante.

Abriendo su enorme boca la serpiente empez a reptar por el grueso tronco del rbol mientras las ardillas esperaban en silencio.

Las ardillas, de todos los colores y tamanos, miraban a la serpiente con una extraa mezcla de miedo y emocin, y todas parecan esconder algo tras su cuerpo.

La serpiente ya estaba casi a la altura de la primera de las ramas cuando un extrao grito hizo que todas sacaran algo de sus espaldas.

Ahora chicas!

Lo que no esperaba la confiada serpiente era que todas, al grito de la ardilla ms vieja y sabia, comenzaran a tirarle avellanas a la cabeza.

fuiiiiiiic!!! fuiiiiiiiiiic!!! fuiiiiiic!!!

Un diluvio de avellanas, piedras y nueces, comenz a golpear en la cabeza de la serpiente, que no tuvo ms remedio que desistir en su empeo y alejarse despavorida y dolorida.

Mientras corra, intentando abandonar ese bosque, las ardillas la perseguan por los rboles, lanzndole miles de avellanas

fuiiiiiiic!!! fuiiiiiiiiiic!!! fuiiiiiic!!!

Y la serpiente se march dolorida porque no tena manos para curarse los chichones que tena por todo el cuerpo.

Y se fue para nunca ms volver mientras las ardillas saltaban de un rbol a otro, se revolcaban por las hojas del suelo, y se abrazaban, sin importar el color de su pelaje, el lugar de procedencia, ni nada de nada.

Y lo mejor de todo: a partir de ese da fueron inmensamente felices y comieron

avellanas, pipas, pistachos, quicos, arcageis!...

00escrito por Josa Carmen y Cruz

escrito por Josa Carmen y Cruz