yvon le bon - el sueño zapatista (entrevistas), 3

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Peligro e incertidumbre Innumerables peligros acechan al movimiento zapatista. Las amenazas externas son las más visibles y también las más denunciadas, pero no son las únicas. Potencialmente pueden combinarse con transformaciones internas capaces de empantanar su desarrollo o de hipotecar su supervi- vencia. Una extraña paz armada Durante las semanas y los meses que siguieron al alza- . miento, el gobierno mexicano dio pruebas de una agilidad, · una flexibilidad y una iniciativa políticas de las que existen '. pocos ejemplos en situaciones comparables en el resto de América Latina e incluso del mundo entero. Pero el proce- so de paz pronto se vio estancado por las turbulencias políticas y económicas que sobrevinieron al asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994. 77 La falta de voluntad política del gobierno y la desconfianza de los zapatistas llevaron a estos últimos a suspender el diálogo en repetidas ocasiones. El poder hace y deshace, combina diálogo con represión y, ahora fuertemente convulsionado, intenta mantener el control exclusivo de la definición de la identidad nacional y mani- pular las identidades étnicas. Tras el despliegue del EZLN en numerosos municipios de Chiapas, en diciembre de 1994, y la ocupación del "territorio zapatista" por el ejér- cito federal en febrero de 1995, la "extraña paz armada" se 77 Alejandra Moreno Toscano, Turbulencia política. Causas y razanes del 94, México, Océano, 1996. 98 prolongó autoritariamente por un gobierno que parece ! apostar por la apatía de la población y por el desgaste de , los zapatistas. Para romper el cerco, A la Conven- ción Nacional Democrática de agosto de 1994 le siguió, un año después, la organización de una consulta nacional e · internacional sobre la orientación que debía darse al movi- miento zapatista; por el Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo de julio-agosto de 1996 y por la participación en el Congreso Nacional lndí- . gena de una de las figuras más populares del movimiento: ; la comandante indígena Ramona, afectada por una grave enfermedad. Fuera de las operaciones que siguieron al levantamiento de enero de 1994 y a la ofensiva militar de febrero de 1995, las autoridades no han manifestado una firme intención de : recurrir a la solución militar. Pero la espada de Damocles puede caer en cualquier momento y adoptar formas diver- sas: el aplastamiento de los alzados por parte del ejército; una operación comando; algunas balas disparadas por "descontrolados" del movimiento cuyo blanco serían Mar- ¡ cos y, eventualmente, otros dirigentes. Los zapatistas, por su lado, aunque no deja de ser probable que su combati- vidad y su capacidad de movilización no sean ya las que se mostraron durante el levantamiento, pueden verse ten- . tados a nuevas acciones desesperadas. El cerco militar y la política de sofocamiento de la que son objeto pueden traer consigo una ruptura del precario equilibrio de la no violen- 11 cia armada en la que intentan mantenerse los zapatistas, así . como también provocarlos a acciones más elocuentes que ' estratégicas. 99

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Yvon Le Bon - El Sueño Zapatista. Entrevistas a Marcos, Moisés, Tacho 3

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  • Peligro e incertidumbre

    Innumerables peligros acechan al movimiento zapatista. Las amenazas externas son las ms visibles y tambin las ms denunciadas, pero no son las nicas. Potencialmente pueden combinarse con transformaciones internas capaces de empantanar su desarrollo o de hipotecar su supervi-vencia.

    Una extraa paz armada

    Durante las semanas y los meses que siguieron al alza-. miento, el gobierno mexicano dio pruebas de una agilidad, una flexibilidad y una iniciativa polticas de las que existen '. pocos ejemplos en situaciones comparables en el resto de Amrica Latina e incluso del mundo entero. Pero el proce-so de paz pronto se vio estancado por las turbulencias polticas y econmicas que sobrevinieron al asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994. 77 La falta de voluntad poltica del gobierno y la desconfianza de los zapatistas llevaron a estos ltimos a suspender el dilogo en repetidas ocasiones. El poder hace y deshace, combina dilogo con represin y, ahora fuertemente convulsionado, intenta mantener el control exclusivo de la definicin de la identidad nacional y mani-pular las identidades tnicas. Tras el despliegue del EZLN en numerosos municipios de Chiapas, en diciembre de 1994, y la ocupacin del "territorio zapatista" por el ejr-cito federal en febrero de 1995, la "extraa paz armada" se

    77 Alejandra Moreno Toscano, Turbulencia poltica. Causas y razanes del 94, Mxico, Ocano, 1996.

    98

    prolong autoritariamente por un gobierno que parece ! apostar por la apata de la poblacin y por el desgaste de , los zapatistas. Para romper el cerco, estg_~.Y.W~~~.J:llultiP.li-

    ~as_fili~i~a,;~J;mmiG.~-.Y..!nJ.blicas. A la Conven-cin Nacional Democrtica de agosto de 1994 le sigui, un ao despus, la organizacin de una consulta nacional e

    internacional sobre la orientacin que deba darse al movi-miento zapatista; por el Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo de julio-agosto de 1996 y por la participacin en el Congreso Nacional lnd-

    . gena de una de las figuras ms populares del movimiento: ; la comandante indgena Ramona, afectada por una grave

    enfermedad. Fuera de las operaciones que siguieron al levantamiento

    de enero de 1994 y a la ofensiva militar de febrero de 1995, las autoridades no han manifestado una firme intencin de

    : recurrir a la solucin militar. Pero la espada de Damocles puede caer en cualquier momento y adoptar formas diver-sas: el aplastamiento de los alzados por parte del ejrcito; una operacin comando; algunas balas disparadas por "descontrolados" del movimiento cuyo blanco seran Mar-

    cos y, eventualmente, otros dirigentes. Los zapatistas, por su lado, aunque no deja de ser probable que su combati-vidad y su capacidad de movilizacin no sean ya las que se mostraron durante el levantamiento, pueden verse ten-

    . tados a nuevas acciones desesperadas. El cerco militar y la poltica de sofocamiento de la que son objeto pueden traer consigo una ruptura del precario equilibrio de la no violen-

    11 cia armada en la que intentan mantenerse los zapatistas, as . como tambin provocarlos a acciones ms elocuentes que ' estratgicas.

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  • La ausencia de relevos polticos y sociales

    Los partidarios de la lnea dura del Estado no son la nica fuente de las amenazas que penden sobre los zapatistas en la esfera poltica. El conjunto de las fuerzas polticas me-xicanas, incluido el PRD, heredero del populismo cardenis-

    { ta, participan de un modelo estatista y autoritario. Obede-cen todas a un principio de inercia (preservarse en su ser) que les hace desconfiar de los llamados a la apertura lan-zados por Marcos y sus seguidores. Si bien es cierto que varios importantes lderes de la oposicin han acudido a Chiapas, no parecen haberse beneficiado de ello en la con-tienda por el poder, que es su inters principal. La cercana de la contienda electoral de 1997 contribuye a un repliegue del sistema poltico sobre s mismo, que a la larga puede resultarle nefasto, pero que en lo inmediato amenaza con aislar an ms al EZLN u obligarlo a sacrificar su especifi-cidad y su radicalismo a cambio de su ingreso a la contien-da poltica va su relacin con la cocoPA.78

    Los vnculos del EZLN con los actores sociales no son ms slidos. En un primer momento, los zapatistas se vie-ron favorecidos por la opinin de diversos sectores de la sociedad, tanto populares como de clase media, incluidos sectores que tradicionalmente no son partidarios de la iz-

    j quierda. Esta simpata se encuentra ahora en el aire y las manifestaciones de apoyo son cada da menos frecuentes y nutridas. Las organizaciones campesinas indgenas, que son las ms combativas al interior de un movimiento cam-

    78 Comisin de Concordia y Pacificacin, organismo parlamentario insti-tuido en 1995. Integrada por representantes de los principales partidos, su misin consiste en velar por la continuacin del dilogo de paz y la aplicacin de los acuerdos que en l se toman.

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    pesino fraccionado cuyas bases ms aun que los dirigentes, se identificaban ampliamente con el zapatismo, han adop-tado paulatinamente, en su mayora, una prudente distan-cia respecto de ste. Otra organizacin que despunta, El Barzn, que rene a diversos actores econmicos endeu-dados con la banca (agricultores, comerciantes, artesanos, pequeos empresarios, profesionales, etc ... ), mantiene con el EZLN contactos frecuentes pero marcadas por una relativa incomprensin mutua.79 Las relaciones con los crculos intelectuales y artsticos son fragmentarias e in-ciertas; pero es en la relacin con el sector obrero, como. bien seala Marcos, donde existe una mayor incompren-) sin.

    La Convencin Nacional Democrtica, que aspiraba a ser el primer acto de un gran encuentro de la sociedad civil, se consumi en la desunin. Desde entonces los zapatistas han intentado acercarse a numerosos actores sociales y polticos. Los resultados han sido magros. ,,.

    En sus intentos de apertura, y particularmente de cons-titucin de un frente civil de amplitud nacional, los zapa-tistas han chocado con una barrera difcil de salvar, ms eficaz cuanto ms velada: el racismo. En su carta de "bien-

    ------

    venida a la pesadilla", dirigida al presidente Zedillo con motivo de su toma de posesin presidencial, el EZLN afir-ma, refirindose al 1 de enero de 1994, que "Con voz

    79 La palabra barzn designa una pieza de la yunta de bueyes y hace referencia a una cancin popular de la Revolucin mexicana, la cual evoca la triste suerte de los peones encadenados a la hacienda porfirista mediante el sistema de la tienda de raya. Los agricultores del norte y del centro-oeste del pas, quienes en 1993 dieron nacimiento a El Barzn, identifican su situacin de endeudamiento y su dependencia respecto de los banqueros con la de los antiguos peones. La organizacin se ha extendido a otros sectores, incluyendo los urbanos, y pone en tela de juicio la poltica econmica del gobierno.

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  • indgena hablan desde ese da hombres, mujeres nios y ancianos de la ciudad y del campo de distintos colores, de razas diferentes, de lenguas distintas, pero de sufrimiento comn". 80

    En realidad, son raros los blancos y los mestizos dis-puestos a trascender una simpata y una solidaridad teidas de paternalisrno, para dedicarse, corno Marcos, a escuchar la palabra y el silencio de los indgenas. La frontera sim-blica que divide a la sociedad mexicana, y hasta a los propios individuos, seala los lmites de la transformacin de la cultura poltica.

    La ultraizquierda

    El peligro ms inesperado, y que preocupaba fuertemente a los zapatistas en el momento de estas entrevistas, a fina-les de agosto de 1996, es el que vieron emerger por la ~ izquierda: el retorno, con el Ejrcito Popular Revoluciona-

    rio (EPR), de un movimiento que se presenta corno una guerrilla revolucionaria ortodoxa. Estos "amigos que quie-ren ayudarlos" constituyen una amenaza para los zapatis-

    / tas. Indirectamente, porque acentan la tendencia al endu-recimiento del gobierno y del sistema poltico e infunden en el conjunto de la sociedad una atmsfera de miedo poco favorable para la expresin de los distintos actores socia-

    ~ les. Y de manera directa, por cuanto los guerrilleros del EPR tienen cuentas pendientes con los zapatistas y no pocos de entre ellos suean con ser sus enterradores, con hacer es-tallar al zapatisrno y recoger sus pedazos. Desde su aparicin, el EPR ha reducido considerable-

    80 EZLN, Documentos y comunicados, tomo 2, ERA, Mxico, 1995, p. 142.

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    mente los espacios polticos y de cobertura en los medios de comunicacin conquistados por los zapatistas. stos s tornan en serio las amenazas eperristas de intervenir tam-bin en Chiapas. El "sndrome de Chinarneca"81 hace te-mer a Marcos el tener que pagar el precio del alzamiento para seguir la misma suerte de Zapata. Sin embargo, no hay que olvidar que personalidades corno Gandhi o Tji-baou, con quienes le une el intento por sustraer su movi-miento de la violencia desencadenada, perecieron a manos

    , de elemeEtos -t?E!~~~~~~_sl~ .. ....!!J?!2Qio .Q.ii:;o. yque el movimiento por los derechos civiles de Martn Luther King f~~Q-~E:QQ. por los partidarios de la violencia_yJ ~.tl.E,.oder -el. nio~imiento]Jlack.Power, que pronto f.~_gesmernbr.

    -""'" ....... -... - ... .,.._,

    El peligro del repliegue comunitario

    Los factores externos pueden llegar a combinarse con ele-mentos- internos del movimiento a fin de desarticularlo y aislarlo. As, la tendencia de los actores polticos a desin-teresarse del movimiento zapatista corresponde a la des-confianza de ste respecto de aqullos. "T~de

    meterme en un terreno poltico rnl!X lo~.m.d.o.nd~.QITP ~;.ai~~M~ .. Q~-:-actitudcomprensible y fundada en expenencias poco alentadoras, pero que lleva aparejado el riesgo de conducir al sacrificio de la poltica en nombre de la tica. ~--. ------

    Sometidas a una fuerte presin, las comunidades pue-den mostrar una tendencia a retomar actitudes comunita-

    81 Emiliano Zapata, como es bien sabido, fue asesinado en Chinameca el 10 de abril de 1919, vctima de una emboscada perpetrada por el ejrcito federal.

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  • ristas en defensa del ltimo resquicio zapatista en la selva, a la manera de las "Comunidades de Poblaciones en Resis-tencia" ( CPR) de Guatemala, donde unas quince mil perso-nas sobrevivieron en los bosques y montaas, aislados del resto de la sociedad, durante casi 15 aos, viviendo de la recoleccin, la agricultura de subsistencia y la ayuda inter-nacional, y creyendo que las masacres de las que haban huido continuaban y que la guerra an poda ganarse. El EZLN, repitmoslo, mantiene una orientacin opuesta a la de la guerrilla guatemalteca. Hay que esperar que no caiga en los mismos errores que costaron tanto a la poblacin civil del otro lado de la frontera. Replegados en los confi-nes de los que surgieron, los zapatistas, a quienes Marcos gusta de comparar con caballeros andantes, podran verse condenados a convertirse en almas en pena, como los es-pectros de Juan Rulfo.

    El zapatismo, ya se ha dicho, naci de diversas rupturas y escisiones, y buena parte de la poblacin indgena de Chiapas ha guardado o marcado su distancia respecto del movimiento. La insurreccin y sus extensiones han acen-tuado an ms las divisiones en el seno de las comunidades

    1 y, en muchos casos, sectores que antes simpatizaban con

    1 el movimiento se han alejado; este declive puede llegar a ser fatal. El EZLN va a ser juzgado por su capacidad para enfrentar democrticamente los conflictos que surjan en su zona de influencia, o al menos por su capacidad para ins-taurar formas democrticas de decisin al interior del mo-vimiento, y por su actitud frente a los sectores u organiza-ciones que no compartan sus puntos de vista. En estos aspectos no se ha mostrado hasta ahora muy respetuoso de las exigencias democrticas.

    Contra la lgica econmica dominante, los zapatistas

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    acuden ms a los actores sociales y polticos, y menos a los econmicos, como lo demuestran sus difciles relaciones ;)

    , con El Barzn. Su principal taln de Aquiles es, sin duda, v la economa. 82

    Los zapatistas crecieron con los errores y los fracasos de los actores internos y externos del desarrollo en Chiapas durante los aos setenta y ochenta, pero no aportaron nin-gn remedio ellos mismos. Si bien es cierto que se benefi-ciaron de una crisis inducida por procesos fuera de su control, resulta exagerado sealarlos como responsables de haber roto la dinmica. Puede comprenderse que, en la perspectiva del alzamiento, hayan instaurado una econo-ma de guerra, pero la tendencia a eternizarla puede resul-tarles fatal. La propensin a confundir economa de mer-cado con neoliberalismo en el mismo paquete reprobatorio

    ' puede condenar a las comunidades a sobrevivir en una economa de subsistencia reducida al mnimo y, hay que decirlo, a depencler de la ayuda externa, cosa que ya ocurre hoy en da. Recrear las condiciones de una economa cam-pesina de mercado, emprendedora y diversificada como la que desarrollaron las primeras oleadas de colonos, es para los zapatistas una necesidad vital, tanto como el conservar

    , la iniciativa poltica. No podran producir un actor socily poltico si_n una baseecoffiicacapazcre-etr~_ -J?-~1.:--~.!

    nisrni~~-fQ~tenCiay de-asOCarse con otros actores. ' ecomicos com01iasatflo15grarIOTacocl3ieeTistio

    ---"'-"k'--"'"""'~''"'~""""'~~., .. , ... ...,,,. " "" '""", '"'""'" "" ...,..,,,,_""'> 'T "-----~ ...... de Tehuantepec, el Comit RegionaTTridtgena del Cauca (CRIC), en Colombia y varias comunidades cackchiqueles

    . y quichs en Guatemala. 82 La reunin dedicada a la economa en el marco del Encuentro Interga-

    1 lctico se titul "ltimas noticias del horror''. Pero, especialmente en este v r/ ' campo, la denuncia no puede remplazar la necesidad de un proyecto.

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  • Los peligros de la solidaridad

    Aunque es ms comn morir asfixiado por enemigos que por amigos, una dependencia demasiado pronunciada res-pecto de la solidaridad nacional e internacional puede con-ducir al movimiento zapatista a un estatus de "protegidos". Sentido a cambio de alimento y un escudo humano. A cambio de medios de subsistencia y proteccin, el zapatis-

    . mo aporta el "suplemento de alma" que hace falta a las dems organizaciones polticas y sociales mexicanas, pero sobre todo, trgicamente, a los organizados y los desorga-nizados de las sociedades del primer mundo.

    La solidaridad moviliza a personas de crculos diversos y utiliza mltiples canales. Entre stos, aquellos que estn vinculados con la dicesis de San Cristbal han sido obje-to, en Mxico, de denuncias y severas polmicas. En reali-dad, la complicada historia de las relaciones entre el EZLN y la dicesis se expresa en la cautela y la voluntad de deslinde de ambas partes. Algunas personalidades y gru-pos ligados a la Iglesia catlica o a las iglesias protestantes de Chiapas, en Mxico y en el extranjero, en cambio, muestran una simpata sin reservas con los zapatistas. En estas esferas es donde puede encontrarse a los partidarios menos crticos de las tendencias comunitarias inherentes al movimiento.

    Tambin existen otros crculos, provenientes de o perte-necientes a la izquierda, que a veces coinciden con los antes mencionados en el mbito de la teologa de la libera-cin. En Mxico, en Estados Unidos y en Europa, trotskis-

    \ tas, anarquistas, feministas y autonomistas de diversas 1 causas encuentran en el zapatismo las categoras y las es-1 peranzas malogradas de revoluciones y movimientos con

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    :1risis de sentido. Pero an ms significativa es la atraccin , ~;~~~:~~~~niK~~~~e~;:::~f:~;f;~xifi.!a11.tan- ~ " Para ello le es necesario reconstruir tambin una accin J:

    y un ll~E-~~~~!':?_poHti~Rs, lo q~~-i~plicar .. po.de;~~~i- .,: \ par a los dos peligros principales, que engloban a todos los dems y que estn ligados a las tentaciones de pureza:

    1. El peligro del aislamiento, del repliegue, de la asfixia comunitarista. El levantamiento armado de Chiapas no es

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  • una "guerra del fin del mundo". 83 Pero en La Realidad y en otros reductos zapatistas flota una discreta atmsfera de

    . comunidad asediada, 84 de comunidad de "puros", que se traduce, por ejemplo, en la prohibicin de alcohol85 y otras

    . reglas espartanas; en la separacin entre pobladores y visi-' tantes extranjeros; en la preeminencia del discurso tico. Son stas conductas y expresiones las que, ms all de sus justificaciones prcticas, podran alimentar desviaciones mesinicas y milenaristas si se vinieran de pronto abajo todos los puentes con el exterior. El puente principal es el

    J mismo Marcos. Tambin es un factor de unin entre los diversos componentes del movimiento, y si llegara a desa-parecer o a esfumarse, no sera imposible que el movi-miento estallara en grupos rivales segn su pertenencia tnica y alrededor de jefes locales, o que cayera en arran-ques de violencia intracomunitarios como algunos que ya han sucedido en el norte de Chiapas.

    2. El peligro de un alejamiento, de una desconexin res-pecto de las realidades chiapanecas, de un lanzamiento a la rbita "intergalctica". Se han conocido antes personali-dades representativas de movimientos de base que se que-daron atrapadas en rbitas etreas sin poder nunca volver

    83 La novela de Mario Vargas Llosa La guerra del fin del mundo (1981) refiere la rebelin de Canudos, movimiento mesinico del noreste del Brasil a finales del siglo XIX.

    84 Marcos concluye una carta del 29 de agosto de 1996 con la frmula "Desde las montaas de Numancia", en lugar del habitual "Desde las montaas del sureste mexicano".

    85 Bajo el argumento de luchar contra el alcoholismo, los zapatistas j.ustifi-can esta medida, que con su carcter radical, los acerca a las comumdades evanglicas. Los "neocatlicos" son generalmente m~ moder~dos en ~s~e sentido. Hay que recordar, por otra parte, que Pancho Villa tambin proh1b1 el alcohol entre sus tropas.

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    aterrizar. Marcos parece consciente de ese peligro y se ha fthusado hasta ahora a alejarse de las comunidades con las que ha vivido los ltimos diez aos, a las que at su destino !' de las que no imagina que pudiera separarse en el futuro. .':Los zapatistas estn convencidos de la necesidad de man-tener la articulacin entre las dimensiones locales, nacio-nales e internacionales. Podrn lograrlo? Su movimiento naci de la conviccin de que las preguntas que planteaban (sobre la democracia, la justicia, la libertad y la dignidad)

    no podan recibir respuestas meramente locales. Su objeti-. vo, logrado con amplitud en un primer momento, era llevar

    estas cuestiones a las plazas pblicas de todo el pas. En los momentos en que se cierra o se endurece la escena

    nacional recurren, para romper el cerco y el aislamiento, a la opinin internacional, con pocos resultados. So pena de transformar lo que ya se ha calificado como "guerrilla pos-modema" (G~briel Zaid} en un moviI~ento vi~ual, los ~a-\ patistas necesitan consolidar y expandrr su arraigo en Chia-pas, ascomo su presencia en el espacio pblico nacional. 1

    La transformacin del movimiento comunitario armado en actor social y poltico s

  • La tentacin esttica

    Sus talentos de comunicador y su gusto por los espejos dieron vida al personaje de Marcos, asegurando en buena medida su xito y el del zapatismo, pero tampoco carecen de riesgos.

    "Nosotros somos Ustedes". 87 Pero si enfrente no hu-biese nadie? Si la tribuna estuviera vaca, si esa "sociedad civil" tan invocada, tan llena de sentido, fuera tambin inaprehensible, tan difcilmente representable como la bruma que recubre las montaas chiapanecas? Decepcio-nado por sus interlocutores polticos y confrontado a la ausencia de actores sociales y al alejamiento de los escasos movimientos que han permanecido en el Mxico de los ltimos aos, Marcos no se ve a s mismo en el futuro actuando en una escena poltica en la que soar est prohi-bido. No esconde sus preferencias personales por otras formas y estilos de representacin y expresin: literarias, teatrales, cinematogrficas.

    Marcos se march a las montaas con su Don Quijote, de Cervantes (y otra buena docena de libros), del que nun-ca se ha separado, y son mltiples sus referencias a la tradicin caballeresca: en las fbulas en que hace hablar a Durito, el escarabajo; cuando se presenta con Danielle Mitterrand como un "caballero de papel"; en las evocacio-nes explcitas o implcitas de la leyenda del Grial.

    Puesto que ha tomado las armas, como el Caballero de la Triste Figura tom su lanza para "extirpar la injusticia, socorrer a los desgraciados y establecer el reino de la jus-

    s1 En el discurso pronunciado por la mayor Ana Mara en la inauguracin del encuentro "intergalctico", Oventic, 27 de julio de 1996.

    110

    - ---

    ticia sobre la tierra", Marcos no puede imaginarse re-nunciando: "Hay una parte al final del Quijote cuando Alonso Quijano dice: estuve loco, ya estoy cuerdo. Eso es lo que yo siempre quise evitar decir, tenemos que mante-nernos en esta locura hasta el ltimo momento y no decir esas palabras y entrar en el aro del Estado y del confor-mismo". 88

    La figura es ciertamente menos sombra que la de los monjes guerreros en los que hace pensar el Che Guevara

    i y, para quedarnos en el dominio literario, menos inquietan-te que la de los caballeros andantes de La leyenda de los siglos.89 Pero la tentacin de pureza no podra atrapar a Marcos, tal vez no en "el gigantesco laberinto de espejos" en que consiste para l la historia contempornea de M-xico, 9 sino en el laberinto del Desierto de la Soledad? Durante el encuentro "intergalctico", frente a cientos de

    personas venidas de todos los continentes, el subcoman-dante concluy su lectura de la contribucin poltica del EZLN afirmando estar desconcertado porque "olvid cul

    es la entrada y cul es la salida". En otra parte Marcos se divierte recordando la letra de

    una cancin de Joan Manuel Serrat:

    No es que no vuelva porque me he olvidado, es que perd el camino de regreso.91

    ss En Guiomar Rovira, :Zapata Vive!, Virus, Barcelona, 1994, p. 53. 89 Victor Hugo, "Les chevaliers errants'', La lgende des siecles, 1859. 90 EZLN, Documentos y comunicados, tomo 2, p. 371. 91 Jbid., p. 237.

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  • El reencantamiento del mundo comienza en La Realidad

    La cada del muro de Berln y la brecha zapatista

    La Guerra Fra haba hundido al planeta en una era de glaciacin. El bloque comunista estaba en el congelador. En el Tercer Mundo los movimientos de descolonizacin haban producido sacudidas formidables. Pero los hielos polares haban terminado por llegar hasta los trpicos y vimos formarse uno, dos, tres ... muchos Viet Nams ... sovietizados.

    Este mundo bipolar desapareci con la cada del muro de Berln. En lo que no era sino el fin de la prehistoria, algunos quisieron ver el fin de la Historia. Victoria para unos, sombra derrota para los otros. Los primeros celebra-ron la llegada de un mundo definitivamente desencantado, homogeneizado bajo las banderas de la democracia liberal y el signo de la mercanca. Los ltimos se resignaron y adoptaron conductas de "slvese quien pueda".

    Los menos cnicos y oportunistas vieron en el fin de la tensin entre ambos bloques un contexto favorable para la eclosin de nuevos movimientos sociales, de nuevos suje-tos histricos. Esperaban verlos surgir en el Este, donde la helada haba sido ms terrible.

    Como de costumbre, el movimiento ms prometedor, ms rebosante de sentido, surgi donde menos se espera-ba: en un rincn perdido del globo, en los olvidados con-

    t\ fines de un pas que pareca efe~tuar un pasaje ~jemplar ~-el tercero al primer mundo. En cierta forma la msurrecc1on

    zapatista s ha sido la "primera guerrilla poscomunista" de

    112

    la que habl Carlos Fuentes. Aunque, para ser exactos, se ha transformado en una antiguerrilla.

    Del movimiento social al movimiento armado

    Hasta hace poco an sola pensarse que la lucha armada era la culminacin de las luchas sociales, su realizacin, su expresin ms acabada; todo lo contrario. La decisin por la violencia se da cuando el movimiento social se ve impe-dido para seguir avanzando o se descompone. Y esta deci-sin precipita la destruccin del movimiento y los actores sociales. El alzamiento zapatista ilustra perfectamente esta observacin.

    En la Selva Lacandona, y en todo Chiapas, los indgenas sostuvieron luchas que fueron in crescendo a partir de los aos cincuenta. Eran actores de la modernidad (aun cuan-do las vas que utilizaban para la modernizacin frecuen-temente estaban bloqueadas) y de la democracia (por vas, es cierto, no siempre democrticas).

    Este movimiento, invisible para Mxico y el resto del mundo, haba nacido de la disidencia, de la divisin de la

    ' e~clg_~_Lq_:-Ia.ema~ip~cin y el nacimiento del su jet~ er~n el fruto del movimiento en las dos acepciones del trmino: migracin y movilizacin. Ciiadoei-des.arroo c:lel movimiento se vio impedido, una parte de la disidencia indgena eligi el camino de la lucha armada -o fue la eleccin la que se les impuso. La

    ' lgica de las armas, en.cabezada por un ncleo guerrillero, fue adoptada por una fraccin importante de la poblacin de Las Caadas, pero slo una fraccin: la insurreccin propici nuevas divisiones en el seno de la poblacin ind-gena de Chiapas.

    113

  • Las primeras acciones, el alzamiento del 1 de enero y la Primera Declaracin de la Selva Lacandona, podan hacer pensar legtimamente en una nueva espiral de vio-lencia, como ya se han conocido muchas en Amrica La-tina durante las ltimas dcadas. Adems, incluan un buen nmero de los ingredientes que condujeron a la tragedia guatemalteca.

    Del levantamiento armado a la bsqueda del movimiento social

    En lugar de eso, despus de haber sido frenados en su impulso por reacciones que no esperaban, de parte de la sociedad civil y de algunos sectores gubernamentales, los zapatistas se sustrajeron al mecanismo de la guerra y pro-baron encontrar una salida poltica.

    La energa producida por las rupturas anteriores fue en-cauzada hacia el alzamiento. Hubiera podido alimentar tambin una espiral de provocaciones y represiones, una lgica del suicidio llamando a una lgica de la masacre. Pero fue detenida al borde del precipicio y reorientada, transmutada en una tentativa de dar nacimiento a un nuevo actor, de articular a la sociedad civil, de redefinir y recom-poner la esfera poltica.

    La fuerza de los zapatistas radica en la no violencia; su originalidad, en la invencin de una nueva relacin entre violencia y no violencia. El problema consiste en mantener esa tensin sin abismarse en la violencia. El crecimiento de una violencia contenida y reprimida durante dcadas, o siglos, desemboca en una estrategia de no violencia arma-da al servicio de una produccin de sentido, de una inven-cin simblica y poltica.

    114

    "Combatieron durante doce das y ocuparon durante al-gunas horas un puado de municipios en los confines de Mxico. Nosotros peleamos desde hace 30 aos, controla-mos grandes porciones del territorio nacional y golpeamos donde queremos. Y sin embargo, nadie se interesa. por nuestras acciones, mientras que las de ellos han levantado una ola de simpata alrededor del mundo." Estas amargas reflexiones de un guerrillero colombiano ilustran una dife-

    ' rencia profunda. Como otras guerrillas de 30 aos, la co-lombiana, heredera en sus diversas variantes (comunista ortodoxa, castrista y maosta) de la poca de la Guerra Fra y que hoy participa en la ~eneralizacin de la delincuencia y el crimen organizado en ese pas, tampoco tiene nada que decirnos. ELi,r:!.t~I~.~ gyJ~,,.s.u.s,eH?.el zapatismo,. e.n cambio, radica en la Il_l~_gida de. su capac;iQa

  • Si el zapatismo no fuera -por otro lado y conforrn~ a una interpretacin literal del denominado "encuentro m-tergalctico"- ms que una denuncia del neoliberalismo en nombre de la humanidad, pronto se agQ!.refo realidad. o cuando mucho expresara un resurgimiento anacr'ico de anti-guas ilusiones y, en el mejor de los casos, un repunte confuso de utopa.

    El zapatismo no es un excedente de alma ni solament~ una resistencia. Los indgenas de la Selva Lacandona, as1 como tambin los de otras regiones de Chiapas y del resto del pas que en l se reconocen, pertenecen menos a un "Mxico profundo" que al "Mxico roto", verdadera ca-racterstica del Mxico de fin de siglo.94 Se .l~~~n

    1 moviml~nto 9~Xt::S2~P()S.icin a p~!r~sl.~ ~l:!

  • "El mundo que queremos es uno donde quepan muchos mundos"

  • Yvon Le Bot (Y): Ms que una entrevista, este intercam-bio es, digamos, una discusin, una conversacin ... *

    Marcos: Una reflexin ...

    Y: U na reflexin sobre temas que hay que seleccionar ... Siguiendo una lnea cronolgica para facilitar la conversa-cin, podramos ver primero cmo los zapatistas vienen a ser los zapatistas, y en una segunda etapa tal vez sea posi-ble desarrollar un poco cuestiones como la nueva poltica, la democracia, la identidad, el movimiento social, cosas as. Si tenemos tiempo, podramos hablar, finalmente, de las perspectivas. Pero, en primer lugar, cmo se forma ese crisol, esa cosa tan extraa que es el zapatismo?

    * Las entrevistas con el subcomandante Marcos, el mayor Moiss y el comandante Tacho se realizaron por separado. Se ha procurado conjuntarlas por temas acerca de los cuales aportan diversos enfoques.

    Los ttulos, los subttulos y las notas son de Yvon Le Bot. Para entender el contexto, el lector puede remitirse al texto que da inicio a este libro.

    121

  • La prehistoria (el ncleo inicial marxista-leninista)

    Todo comienza con una "guerrilla universitaria"

    , Marcos: Mira, lo que puedo hacer es una especie de re-. flexin desde dentro sobre lo que fue nuestra historia hasta : 1994. Es, por supuesto, una reflexin muy condes-'. cendiente, muy tolerante, uno es poco crtico cuando habla de s mismo.

    Lo que es el zapatismo en 1994 tiene detrs tres grandes . componentes principales: u~rup~_!:>2!~():-mif

  • guerrilla que con su accionar, con su propaganda armada, pretenda crear conciencia y jalar a otros grupos a que optaran por la lucha armada, hasta culminar con una guerra popular. En sus inicios, esa organizacin clandestina est

    l muy prxima a lo urbano. Es una organizacin compuesta (por gente mayoritariamente de clase media, casi no hay 1 obreros, pocos campesinos y ningn indgena.

    La mayora de los miembros de esa organizacin eran de clase media, profesores universitarios, profesionales, ingenieros, mdicos, y era un grupo muy muy pequeo: estoy hablando de una decena, tal vez dos decenas de personas. Su anlisis poltico prev una radicalizacin y una polarizacin de los elementos de la sociedad mexicana --el Estado por un lado, el pueblo por el otro-, y que esta polarizacin iba a desembocar en una guerra civil. En el plano militar esto implica plantearse una posibilidad nue-va, que no consiste en preparar una guerra, el inicio de una guerra, si_~Q.lff~P':l~~~~e para cuando la _gu~_I!~~tfille. Es una organizacin que no se plantea iniciar los combates,

    , sino aparecer cuando sea necesario. La idea es que, en este caso, el pueblo iba a necesitar de un grupo armado para defenderse, para pelear, para resistir la accin del ejrcito federal, del ejrcito del gobierno.

    La Revolucin mundial ... salvo en Mxico

    " La guerra, entonces, no tiene una fecha precisa, lo que nos aleja un poco de las guerrillas de Centro, Sudamrica y del Caribe, que plantean el alzamiento para un da determina-do. Esta es una organizacin que se va a preparar para un

    , da indefinido, cuando sea necesaria la lucha armada.

    124

    CAMPECHE ~:. ,/.l_,, TABASCO .... :(:::~~:.;( ........... '-----~

    RAC.Ru

    2 .... .. ... ,' ..... ) \ ......... J--Palenqu:"

    .... ________ . . t ...... ~ .... ,. .. /::..; -..; Sabanilla ,,_\ __ __,

    ........ , Simojovel ,) : (

    \

    Larrinzar Ocosingo Tuxtla 2b~mula

    Gutirrez san Cri~al Altamirano de las Casas Chanal

    Las Marga~itas

    Co~itn CHIAPAS

    La Realidad

    Guadalupe Tepeyac

    GUATEMALA

    Escenario del levantamiento zapatista: principales localidades

    En su anlisis poltico, este grupo adopta una distancia necesaria respecto de la posicin del campo socialista. El campo socialista siempre oper, en sus relaciones con M-xico, con una indefinicin, una vaguedad que le serva al Estado mexicano para sostener su poltica exterior. Todas las organizaciones armadas de Centro y Sudamrica con las

    . que entramos en contacto antes del 94 nos respondieron \ con el mismo argumento central: la revolucin era posible

    125

  • en cualquier parte del mundo, menos en Mxico. El trabajo de Mxico era ser solidario con el resto de los movimien-tos de liberacin del mundo y no hacer nada en nuestro pas. Esto va a significar, perdn si me disgrego, que nin-guna organizacin se solidarice con el zapatismo, con el zapatismo armado, ni en cuanto al armamento, ni al entre-namiento, ni al financiamiento. El proyecto no slo era una locura, sino que iba en contra de toda la lnea poltica de esas organizaciones: apoyar a un movimiento armado en Mxico era destruir su retaguardia estratgica. Por eso nin-gn movimiento nos ayud; no slo no nos ayudaron, sino que recibimos, adems, severas crticas.

    Estoy hablando de lo que me han contado, porque yo an no perteneca a la organizacin. Pero luego tuve la oportunidad de comprobar que esto era as, sobre todo en los contactos con las revoluciones centroamericanas. No se poda hacer nada en Mxico porque era su retaguardia y eso iba a afectar al resto de los movimientos de liberacin de Amrica Latina. Esta situacin de la poltica exterior mexicana y de la poltica exterior del campo socialista, en el que destacaban la Unin Sovitica y Cuba, que eran los ejemplos ms cercanos, hace que esta gente empiece a trabajar una elaboracin terica, poltica, independiente, muy propia, haciendo recaer el peso, sobre todo, en el anlisis de la situacin nacional y en la historia de Mxico. Es un marxismo-leninismo ~~u~-.!~~!~~1?.!"~S!l.S2 un anlisis de la situacin concreta ms que un desarrollo de lo que es la teora del marxismo, el problema del Estado o el problema de la lucha armada. Este grupo poltico-militar se puso a analizar la situacin del Estado mexicano, de las clases sociales en Mxico y la historia del pas ...

    126

    Y: Las insurrecciones de la Revolucin, Pancho Villa, Zapata ...

    Marcos: S, y las de antes. En esa composicin univer-sitaria que tena la organizacin, haba rriaestros con g~~D: dominio de la historia de Mxico,co do.minio enciciop-clico dirfuy~-as~~b~o~o para ~'que se supona que era la gente. Haba personas que podan ser investigadores de prestigio en cualquier universidad del mundo .I y_sr.il:J.an ~.!J.

    ' la clandesti.rd.ao. Y dominaban toda la historia de Mxico, desde antes de que Mxico fuera Mxico, desde la poca de la Conquista, la Colonia, la guerra de Independencia, y tenan un gran bagaje de conocimientos sobre la historia militar del pueblo mexicano, las estrategias militares de Morelos, de Hidalgo, de la guerra contra Estados Unidos en 184 7, de la resistencia contra la intervencin francesa, de la Revolucin y de las guerras contra Estados Unidos en la poca de .las ocupaciones de este pas durante la

    Revolu~in, y tambin sobre los movimientos armados que aparecieron en Mxico desde la guerrilla de Arturo Gmiz, el ataque al cuartel Madera en 1965. 1

    As pues, esta organizacin construye su teora poltica, su teora de la revolucin, ms apegada a Mxico, y a lo que es la situacin en Mxico, que a la doctrina del comu-nismo internacional. En otras palabras, si estbamos solos a nivel material, estbamossolg.s tainbin en elpla,9:0 t'.9-rico. Tuvimos que-construir, entonces, una teora de la

    . revolucin en Mxico que, evidentemente, como el mar-

    1 El grupo guerrillero dirigido por Arturo Gmiz fue diezmado en el ataque al cuartel Madera, en el estado de Chihuahua, el 23 de septiembre de 1965. Esta fecha dara nombre despus a uno de los numerosos grupos poltico-militares que surgieron en los aos setenta en Mxico.

    127

  • xismo, dej muchos huecos, los huecos que gente de esta procedencia pudiera tener. Y uno de los ms graves e~.~1 de la cuestin indgena. En todo caso, esta organizacin piensa que llegar un momento en que la guerra va a esta-

    ) llar por diversas causas, no porque la provoque alguien, y l que hay que prepararse para ese momento.

    Y: Sin embargo, retoman smbolos, discursos, siglas, consignas que vienen de la tradicin revolucionaria de liberacin nacional castro-guevarista. Hasta en su indu-mentaria, en sus banderas.

    Marcos: Esa es la herencia que te digo, fruto de la cercana de esta organizacin con las organizaciones pol-tico-militares de Amrica Latina. Pensbamos que el so-cialismo en Mxico pasaba necesariamente por la li!'_~r-~cin nacional. Para osotros era un Estado neocolonial, dominado p.or el imperio norteamericano, y necesariamen-te para transitar a la democracia y al socialismo era nece-saria la liberacin nacional. De ah que los fundadores tomen el nombre de Ejrcito Zapatista de Liberacin Na-cional. Y la contradiccin entre los aportes exteriores y la historia nacional se resuelve recurriendo a los nombres de Hidalgo, Morelos, Guerrero, Zapata. Paradjicamente, la consigna que hereda el EZLN no es "Patria o Muerte, ven-ceremos" o "Proletarios del mundo unos", stl}o que es un~ frase de Vicente Guerrero que dice "Vivir_.]2L!~trat[i'

    :M:ori~porTaLberta

  • El rechaza del asesinato fundador

    Y: Muchas de las guerrillas revolucionarias latinoamerica-nas de los ltimos decenios han tenido un acto fundador sangriento que ha sido el asesinato de uno de los suyos, y han tenido prcticas de exclusin, prcticas muy duras en contra de los suyos. Hay toda un polmica alrededor del "caso Glockner". 2 Entiendo que los zapatistas, la gente que estaba en las Fuerzas de Liberacin Nacional, se empean en afirmar que no hubo tal acto. Esto entra, para ustedes, en esa diferencia que quieren establecer con otros grupos que han seguido esas prcticas?

    Marcos: S, porque, mira, esta organizacin-que lue-go se va juntar con otras para producir lo que va a ser el EZLN- S~J?.~anteaJ'l

  • ltimos adioses al Che Guevara

    Los indgenas del grupo fundador

    Por otro lado est, en la etapa que a mi me toca, un movi-miento indgena con dos grandes rasgos: un grupo muy ! aislado, que es el indgena de la Selva, y otro movimiento \que podramos llamar de lite, indgenas politizados, con ! gran capacidad organizativa, con una experiencia de lucha \poltica muy rica. Estuvieron prcticamente en todas las organizaciones polticas de izquierda que haba en ese en-tonces y conocieron todas las crceles del pas. Se dan cuenta de que para sus problemas de tierra, de condiciones de vida y de derechos polticos no hay ms salida que la violencia. Y estos grupos entran en contacto.

    Y: Son pocos los militantes indgenas que ya tienen esa formacin poltica?

    Marcos: S, estoy hablando de unos cuantos, ni siquiera llegaran a la decena; son una especie de lite que no res-ponde a la lgica del indgena aislado, marginado cultu-ralmente, inhibido, "chingado". Es gente con una cultura poltica y con una conciencia nacional sorprendente -sor-prendente para quien no conozca ese tipo de mundo. En-

    132

    tonces, por alguna razn, esa organizacin, ese grupo mi-, litar, entra en contacto con esa lite indgena, esa lite . poltica, y coi~den _~!1:.ql}~ .~~ necesaria laJu

  • pas en ese campamento, creo que mandaron a un explo-rador y le preguntamos que cmo estaba ese lugar, "est muy bonito, muy agradable, tiene un ro y rboles, y hay comida, se puede cazar", porque era de eso que sobreviva-mos. "Es un sueo!", dijo l. Cuando llegamos y lo vimos

    dijimos "es un sueo? No, es una pesadilla!. .. " y se qued con el nombre de La Pesadilla. Y: Con los aos, pasaron de La Pesadilla a La Realidad. 4

    Marcos: No del sueo a la realidad, sino de la pesadilla a la realidad!

    M: Cmo surge la idea de un ejrcito regular?

    Marcos: Es sobre todo una fe, una esperanza. Cuando entramos en contacto con el grupo indgena muy politiza-do, el anlisis que ellos hacen de su propia realidad nos hace suponer que nuestro planteamiento va a ser recibido masivamente. Eso nos lleva a una perspectiva no de crecer poco a poco, como decamos, sino de crecer rpido y mu-cho. Esa era la respuesta, pero no era nada real, era la fe de que fuera cierto, de que se fuera produciendo. En realidad, no pas hasta muchos aos despus.

    Nicaragua, El Salvador, Guatemala ... Chiapas

    Y: En esa etapa tena alguna influencia la experiencia guatemalteca?

    4 El actual cuartel general de los zapatistas se llama La Realidad. Pero contrariamente a La Pesadilla, no eligieron ellos el nombre de este pueblo en

    134

    Marcos: No, para nada. De todas las organizaciones, la peor era la URNG,5 la que vea con mucho recelo, crtica y franca animadversin, un proyecto armado en Mxico.

    Y: Bueno, repito la pregunta de otra manera. Ustedes conocan la historia guatemalteca y aunque ellos no tuvie-ran participacin, tuvo alguna influencia, no como mode-lo, sino como experiencia?

    Marcos: No. Nuestro referente guerrillero no era la gue-. rrilla centroamericana, sino el Che. La verdad es que ya estbamos pensando en un ejrcito regular, con acciones grandes. La URNG haca estas acciones, pero eran poco conocidas y lo que conocamos ms eran los materiales que producan, en los que explicaban la tctica contrain-

    . surgen te del ejrcito guatemalteco y del norteamericano, y cmo ellos respondan, pero siempre en la lgica guerri-llera.

    Nosotros nos estbamos planteando la posibilidad de no ser guerrilla, por eso los ejemplos militares nos servan como conocimiento, pero no como ejemplo. Ahora, en trminos polticos no haba ninguna cercana porque para

    "''"'-'""'""''""' ~ ~.,- -~ -e~ces_e~~~ g~ner.

  • contactos, aunque muy amargos, muy crticos, burlones incluso respecto de lo que estbamos planteando. Esta era una guerrilla que combata y que haba combatido; noso-tros no tenamos de guerrilla ms que el nombre y la aspi-

    1 racin. Nunca habamos combatido. Ni siquiera estbamos armados. Ni siquiera estbamos en la montaa, y entonces

    , nos trataban con un aire de superioridad y de desprecio.

    Y: Ha habido alguna experiencia salvadorea o nicara-gense en la formacin del EZLN?

    Marcos: S, pero esto es posterior. Los ejemplos de las guerrillas eran pequeas columnas de 10, de 12, de 20, hasta de 40 hombres, 80 dice el Che que era la columna ms grande, las columnas madres eran poco. Nosotros nos plantebamos unidades de cientos de combatientes, enton-ces necesitbamos otro referente. Por eso te digo que el Frente Sandinista de finales de la insurreccin del 79, cuando organizaron las grandes tomas de ciudades, y las brillantes acciones militares del FMLN6 antes de la firma de los acuerdos de paz, con mucha audacia, eran ms nuestro referente y concitaban nuestra admiracin. Lo que admir-bamos mucho era la ofensiva sobre San Salvador, en el 89 creo que fue.

    Y: S, en noviembre del 89.

    Marcos: Nosotros estbamos celebrando nuestro ani-versario en un pueblo, con una maniobra militar, estba-

    6 Frente Farabundo Mart de Liberacin Nacional: reunin de las organiza-ciones de la guerrilla salvadorea.

    136

    ' mos siguiendo por radio las noticias de esa ofensiva, escu-chbamos "Radio Venceremos" y tambin "Radio Voz popular'', de la URNG, con ms dificultades, extraamente, porque Guatemala est ms cerca.

    'El desierto de la soledad

    Pero yendo ms atrs, en 1983, cuando nace el EZLN, ese , otro grupo sigue viendo al indgena como parte del pueblo , pero sin ninguna especificidad. Ni siquiera la poderosa , llamada de atencin que daba una organizacin como la . ORPA,7 en Guatemala, que tena una composicin indgena , mayoritaria, ni siquiera era algo extraordinario. Nosotros decamos: pues es as porque la mayora son indgenas, es

    ' lgico que haya ms indgenas. Pero no se pensaba que lo ', indgena tuviera una especificidad. Era pueblo explotado, campesinos, y haba que tratarlos como campesinos.

    Entramos a la Selva, entramos a La Pesadilla. Realmen-te fue una pesadilla, sin ningn apoyo de los pueblos, slo con este pequeo grupo politizado, que no llegaba ni a diez indgenas, sin ninguna posibilidad de apoyo de las comu-nidades. Y nuestra lnea logstica se alargaba, vena de la ciudad y se haca subterrnea hasta que llegaba a los cam-pamentos. Era subterrnea incluso en las comunidades, o sea, nosotros pasbamos por todos estos pueblos sin que nos vieran, de noche, escondidos. A veces nos perseguan

    ' porque decan que ramos robavacas, o bandidos o brujos. ,, Muchos de los que ahora son compaeros o inclusive co-\

    ' 7 Organizacin del Pueblo en Armas: una de las componentes de la URNG, : dirigida por Rodri~o Asturias, alias Gaspar Ilom, hijo del premio Nobel de ' literatura, Miguel Angel Asturias.

    137

  • mandantes del Comit, 8 nos persiguieron en aquella poca porque pensaban que ramos gente mala.

    Esos primeros aos, 83-85, son muy solitarios para estos grupos.

    Nosotros vamos a aprender a vivir en la montaa, a aprender a pelear, y a esperar a que algn da la revolucin estalle en Mxico. Y a desde entonces se planteaba que la revolucin en Mxico no sera patrimonio nuestro, sino que otros la iban a hacer y nosotros bamos a ayudar. En trminos militares, durante esos aos de montaa, como no tenemos apoyo exterior, ni asesora, ni nada, tenemos que recurrir a la formacin militar autodidacta, la que podamos darnos nosotros mismos, a travs de las experiencias que lemos de las guerrillas latinoamericanas, per~ SOE!~ __ t9_ct~ a travs de los manuales de guerrilla y contrag.u.errilla.ct~L ~~r~J!~ ~ort~ameri

  • sobrevivencia, y logramos sobrevivir durante largos perio-dos sin ningn tipo de suministro del exterior. Como la lnea logstica vena desde la ciudad, tenamos que esperar meses para que llegaran las cosas. Entonces vivamos de frutos silvestres, de la caza de animales salvajes, conoca-mos la ruta, caminamos, permeamos el terreno, hicimos una red de caminos que usbamos. Podamos movernos de una montaa a otra sin que nadie nos viera. Pero fue una poca muy solitaria porque nada nos deca, en trminos de la realidad mundial y nacional, que bamos a tener xito o que vala la pena ese sacrificio; al revs, todo nos deca que bamos al fracaso rotundo.

    Y: Era el desierto de la soledad ...

    Marcos: Exactamente. La soledad no slo fsica, sino tambin poltica, porque las noticias que recibamos del mundo exterior eran las de las estaciones de radio de onda corta: La Voz de Amrica, Radio France Internationale, la BBC de Londres, Radio Exterior de Espaa, Radio Habana, Cuba, La Voz de los Andes, emisoras que iban describien-do cmo se derrumbaba todo. Y a nivel nacional casi no tenamos noticias, Lo poco que sabamos era lo que se filtraba en las noticias del extranjero, y era muy poco. Esto explica por qu el cardenismo pasa casi inadvertido por nosotros en la montaa, al igual que todos los sucesos que ocurran a nivel nacional en los aos 85-88. El fenmeno de insurgencia civil del cardenismo no lo valoramos y lo vimos como un fenmeno normal. Hasta muchos aos despus supimos de qu envergadura haba sido y qu impacto haba tenido en las conciencias.

    140

    Y: La emergencia de la sociedad civil en Mxico, tam-poco la percibieron?

    Marcos: Nos enteramos por la radio extranjera del te-rremoto de 1985, que, segn dicen, es una primera gran

    , emergencia de la sociedad civil en Mxico. Va uno de los compaeros, baja de la montaa a la ciudad para ver qu pas con los compaeros, si se les cay la casa, si murieron o estn bien. Pero eso es todo. Fue hasta despus, mucho despus, que nos dimos cuenta de lo que ocurri en 1985.

    Eramos una guerrilla muy aislada tanto de su terreno nacional como de su terreno local, porque no tenamos contacto con las comunidades indgenas. En el plano mun-

    , aial tambin se derrumbaba todo. ramos el mximo ejemplo de la soledad, del aislamiento en todos los sen-tidos.

    141

  • Encuentro con las comunidades indgenas: el choque cultural

    Primeros contactos

    Esta era la isla de Robinson Crusoe, no haba a quien mandarle botellas y no haba ningn Viernes, ni nada. Esta guerrilla estaba sola. Y por lo mismo no alcanza a detect~ otras cosas que comienzan a gestarse en la zona, la. a~udizacin de las condiciones de represin, de las cond1cion~s de vida de la miseria y que van a permitir que ese movi-miento 'indgena que estaba alrededor, esa masa indgena que vemos ahora, aceptara entrar en contacto con un grupo guerrillero. Pero ese contacto entre las ~omunidades Y el grupo armado -el grupo de procedencia urbana, la gue-rrilla universitaria, como dices- no se da con gente que viene de la ciudad. Es gente que viene de la montaa, de haber vivido en la montaa, tres, cuatro, cinco aos. Para los indgenas esto significaba mucho, po~que ellos ~o se atrevan a entrar en la montaa, salvo para ir de cacena por poco tiempo. Pero en esa poca nadie se atreva a d~rmir dentro de la selva, ni siquiera los indgenas, por miedo, pero tambin por lo que representaban la noche y la mon-taa en su tradicin cultural. . . ,

    Pero bueno, entonces, esos dos grupos, la organizacion

    142

    poltico-militar y la lite poltica indgena, estn un poco separados. El grupo que ahora llamar el grupo interme-dio, que ser como el intermediario entre el Ejrcito Zapa-

    ; tista y las comunidades, este grupo indgena politizado, , empieza a hablar con algunos jefes de comunidades ind-genas que conocen acerca de la lucha armada. Esto va a coincidir con un auge de las guardias blancas y de los

    . hechos represivos, sobre todo en la Selva y en el norte de Chiapas, donde los indgenas naturalmente tienden a la autodefensa. A la hora en que se les plantea la lucha arma-

    , da, dicen: "bueno, si me van a ensear a pelear y van a " conseguir armas, s que lo necesito". ~ .. .l:!l! !..n!~F~~--!!l:YY prctico, muy inII1t:!Qiat9, de sobrevivencia, el que perffiit~.

    . e'Sj)rfrner contacto entre las comunidades indgenas y el gr~_E

  • petrolfero ah abajo. Esto ahora ya est confirmado y sa-bemos tambin que hay uranio, grandes cantidades de ura-nio, sobre todo en el interior de la selva. Evidentemente, los indgenas eran algo ms que un estorbo para la extrac-cin de esas riquezas. Y en el proyecto mundial de las grandes empresas petroleras, esto era un manjar que, en todo caso, ellas tendran que disputarse para ver quin se quedaba con el pastel. Todo eso lo ignorbamos entonces.

    \ Empezamos primero a hacer contacto con esas comuni- dades indgenas, con estos jefes indgenas, y se logr una

    especie de acuerdo tcito de ayuda mutua, un pacto de 1 convivencia entre el grupo armado y las comunidades o \ estos jefes de comunidades. Y a no es el grupQ..QQliJ!~.~c.!

  • v/ ~!2..EiS.~:!'i-22, enriquecido con elementos humanitarios, ticos, morales, ms que propiamente indgenas. De pron-to, la revolucin se transforma en algo esencialmente @_~ral. Etico. Ms que el reparto de la riqueza o la expropia-cin de los medios de produccin, la revolcin comienza a ser la posibilidad de que el ser humano tenga un espacio de dignidad. ~~---~ig1_1:~-q~_d_~.i:-r1p~ez,~: racin Nacional, a travs de-el,-a travs -de esos lderes! -: ~

    , polticoS'-y de los f~!s_?_~_~omu11idades, empieza a ~11ten-i :;: ~ defsff fSfcfrt.a a~Jundacin poltica, SU conciencia, SIJ - "\

    .. C'Oriciencia histrica. Y el resultado es que no estbamos ~ habacfo con'i~vimiento indgena que estaba esperan-. do un salvador,-sino con un movimiento indgena de mu- cha tradicin de lucha, con mucha experiencia, muy resis- \

    _' tente, muy inteligente tambin, al que simplemente le servamos de algo as como brazo armado.

    . La primera "derrota" del EZLN

    ' En ese entonces --estamos hablando del periodo 85-87-, nosotros estamos aprendiendo. Nos damos cuenta'"a-pron-- to de que hay una realidad para la que no estbamos pre-__ parados; descubrimos el mundo indgena, supimos que no

    era gente como cualquiera, que no nos estaban esperando, ; que no llegbamos a ensearles todo lo que nos habamos ' construido para cualquier sector. Pensbamos que era lo

    147

  • v/ ~!.2. .. 2.i~J,stg,, enriquecido con elementos humanitarios, ticos, morales, ms que propiamente indgenas. De pron-to, la revolucin se transforma en algo esencialmente gi.2-ral. Et!~o. Ms que el reparto de la riqueza o la expropia-cln de los medios de produccin, la revolucin comienza a ser la posibilidad de que el ser humano tenga un espacio de dignidad. ~~--di~1!J.~~
  • mismo hablar con un proletario, con un campesino, con un empleado o con un estudiante. Todos iban a entender la palabra de la revolucin. Y nos encontramos con un mun-do nuevo frente al cual no tenamos respuesta.

    Y: Imagino que incluso 1os indgenas politizados no tenan respuesta ...

    Marcos: Tampoco. Ellos tampoco tenan la distancia su-ficiente para eso. Entonces esta organizacin, todava den-tro de la tradicin marxista-leninista, se encuentra de re-pente con que hay una realidad que no puede explicar, de la que no puede dar cuenta y con la que tiene que trabajar.

    La virtud de esta organizacin militar est en reconocer que no tena respuesta y que deba aprender. Esa es la primera derrota del EZLN, la ms importante y la que lo marcar de ah en adelante. Cuando el EZLN se enfrenta a ~-----algo nuevo y,rec2.noce que no'tie11~ solcinpya_~~J?.~ bieffia,:g_~~liene que e'sper~ y aprender, deja~~~r mae~~ tro:Lo nic.o que pde aportar ante esa realidad es un inontn de preguntas, pero ninguna respuesta.

    Eso provoca que el EZLN, en el que no quedan sino dos o tres ladinos, reconozca que no tiene nada que hacer y asuma, consciente o inconscientemente, el papel de alum-nos frente a los maestros. Y ah es donde el viejo Antonio, los jefes de las comunidades y los guerrilleros indgenas se convierten en maestros de esa organizacin poltico-mili-tar que, aunque quedramos tres o cuatro ladinos, es toda-va una organizacin poltico-militar.

    Y ah se empieza a dar el proceso de transformacin del EZLN, de un ejrcito de vanguardia revolucionaria a un ejrcito de las comunidades indgenas, un ejrcito que es

    148

    parte de un movimiento indgena de resistencia, dentro de otras formas de lucha. Nosotros no lo percibamos as; para nosotros la lucha armada era la columna vertebral, el esca-

    l ln ms alto, etctera... Creamos en todos los lemas y .~ ' lugares comunes que te puedas imaginar. Pero luego el\ ~ ~ EZLN, a la hora en que se imbrica con las comunidades,i _ .. " t pasa a ser un elemento ms dentro de toda esa resistencia,\~ : se contamina y es subordinado a las comunidades. Las ("'f..< ~ comunidades se lo apropian y lo hacen suyo, lo colocan J ~~ ,., bajo su frula.

    Y o pienso que lo que le permiti al EZLN sobrevivir y ' crecer fue aceptar esa derrota. Si el EZLN no la hubiera

    aceptado, se hubiera aislado, hubiera quedado pequeo, hubiera desaparecido, nunca hubiera nacido el EZLN que sale el primero de enero de 1994. Es un ejrcito de miles de combatientes, aunque mal armados, pero son miles, y encontrar a miles de personas dispuestas a pelear hasta morir no es foil. Pero esto no se debe a la propuesta del EZLN. Para m, al contrario, el EZLN nace a partir del mo-mento en que acepta enfrentarse a una realidad nueva para la que no tiene respuesta y a la que se_~l!~2~

  • Es algo difcil de aceptar: reconocer que habamos dedica-do toda una vida a hacer un proyecto y que este proyecto estaba cojo en lo fundamental. Ni siquiera poda explicar la realidad en la que pretenda implantarse. Era algo muy serio. No estuvieron en contra pero no lo asimilaban, no lo entendan. "Eso es un problema de la guerrilla, parte de la revolucin que estn haciendo en la selva; pero ac hay que organizar a los obreros, a los estudiantes." En esto tenan razn, haba que organizar a otros sectores. Pero ellos no percibieron hasta qu punto se dio este choque, slo los que estuvimos en la montaa.

    Y: Esto no produjo necesariamente una divisin, no inmediatamente, o s?

    Marcos: No, porque esto empez a ganar las ciudades tambin. La situacin en la ciudad era muy grave. El des-encanto, la desilusin, eran maysculos en los sectores urbanos. La parte urbana de la organizacin no creca, segua estancada. Entonces lo que ocurri es que a los j-~~J:!Q!g~nil_~_gl1_e_entr~~~!! .. '?~ .. 1_~.r11onta~_}'_92_~nan que aprender me.ct.icina, comunicaciqes, c~}~!~' tocfo--fo-que necesita un ejrcito para mantener~t??_!?.~~!l" aaDarrios a la ciudad y con ellos mandbamos el virus. Fue 'asicomo Ia indianizacin del Ejrcito Zapatistade-Lbeii-

    ci~-Naioar-l:ctcamente se traslad, cont~nala )aite--rbaiia-

  • 1 )

    de un lado, es decir, la Iglesia slo se entera de lo que los

    l indgenas quieren que se entere. La historia que la Iglesia

    , conoce de las comunidades es una historia muy parcial, slo lo que le dejan ver.

    Durante mucho tiempo tambin nosotros pasamos inad-vertidos para la Iglesia. Cuando los compaeros deciden que hay que esconder algo, lo esconden hasta de nosotros. Slo eso permite explicar por qu durante 10 aos pudie-ron guardar el secreto. Realmente te enteras de lo que ellos quieren que te enteres, de nada ms. No hay forma, incluso bajo tortura; no te van a decir nada que no te quieran decir.

    Sin embargo, tanto unos como otros, pero sobre todo la Iglesia, les haban legado una forma de organizacin. Pero estaba por tronar. La organizacin economicista, o sea para resolver proyectos econmicos, estaba quedndose obsoleta debido a la crisis y a las condiciones de miseria. No exista, pues, alternativa.

    152

    Marcos y los suyos

    El alumno del viejo Antonio

    Y: El viejo Antonio, dijo usted, es una persona clave que realmente existi, no es una creacin literaria. Qu le aport el viejo Antonio? Parece que para ustedes fue el inspirador de una conversin.

    Marcos: S. ~l ~!.~J2_~~!2.!1!2.mJJ~.r~.J~.n .. 19941 en junio, y yo lo conoc en 1984. Antes de morir, mand url".mes~~

    : je, pues ya estaba grave; yo lo haba visto en marzo mien-. '

    :, tras estbamos haciendo la consulta, 10 cuando llega su hijo, que es como de mi edad, a avisarme que ya haba muerto. "Y por qu no avisaste? Hubiramos hecho algo". "No quiso, muri de tuberculosis". Y entonces manda una his-toria, es su legado, creo que es la historia del origen del

    pasamontaas, de los dioses que se sacrifican para hacer el sol y la luna, de por qu el carbn es negro y sin embargo de ah viene la luz ... una historia de esas. 11 Entonces me la manda, la saco en una postdata, y empiezo a acordarme 'de l, de las otras historias que escrib despus.

    10 En marzo de 1994 el EZLN realiz una consulta entre sus bases sobre los resultados del dilogo de paz. : 11 La historia del pasamontaas, cf. EZLN, Documentos y comunicados, t. 2, ;IRA. p. 49.

    153

  • Nos topamos con l en la poca en que estbamos aisla-dos; nos extraviamos, nos perdimos a la orilla de un ro, el que pasaba muy cerca de su pueblo; su pueblo estaba muy adentro de la selva, entonces nos encontramos y no supi-mos qu decir. Decir mentiras? l dijo que estaba de cacera, pero estaba cerca de su milpa, y yo le dije que era ingeniero. A lo mejor tena las barbas hasta ac, estbamos armados, ingeniero no pareca. Luego nos volvimos a en-contrar y empez este trato. Inicialmente, el sueo de un guerrillero era encontrar a un campesino y explicarle la poltica y convencerlo. Entonces comienzo a hablarle de la historia de Mxico, del zapatismo y l me responde con la historia del Votan y del Ik'al. 12 El primer pueblo que to-

    . mamos en 1985, o sea el primer pueblo al que entramos ya como zapatistas, es el del viejo Antonio. Y ah l acta como una especie de traductor, como explicndonos qu es lo que ramos y lo que debamos ser.

    Al mismo tiempo que se va dando ese proceso de cam-bio interno dentro del zapatismo, el viejo Antonio es el puente que permite a los guerrilleros de montaa llegar a las comunidades. Finalmente, su aporte fundamental es hacer entender a los zapatistas la especificidad de la cues-tin indgena en las montaas del sureste mexicano. Du-rante todo este tiempo estuvimos cerca, nos veamos, nues-tro campamento estaba cerca de su pueblo, bamos o l vena a vernos. Luego nos brincamos ms ac. Esa fue su funcin, nos explic en qu lugar estbamos: "Te recuerdo que ests aqu, y aqu esto es lo que pasa". Eso ayud mucho.

    12 Votan e Ik'al: figuras mticas mayas; cf. EZLN, Documentos y comunica-dos, t. 2, p. 161.

    154

    Y: Un papel determinante en la 'comunicacin con la ltura, con el mundo indgena.

    Marcos: S, y finalmente esa es la herramienta de la que arcos se apropia para comunicar al mundo indgena con

    1 mundo urbano. Es el viejo Antonio el que da los elemen-os indgenas que tiene el lenguaje zapatista cuando se

    , irige hacia fuera. Soy un plagiario ...

    arcos: un puente, una ventana

    : Existe la metfora de Marcos como puente, como ven-na. Da la impresin de haber asumido un papel pasivo, ro hay tambin un papel activo, una creacin, no es

    nicamente un puente. Cmo evala el papel activo de arcos?

    Marcos: Yo pienso que finalmente podra tener un pa-l activo. Pero est obligado por las circunstancias a ate-

    erse, primero, a las comunidades para convertirse hacia uera, hacia la sociedad. Marcos se va convirtiendo en lo ue ellos quieren que sea. Marcos se transforma en un

    rsonaje, ya no tiene nada que ver con la persona que est etrs, se convierte en alguien que es usado. Lo que ocurre

    . s que yo usaba el smil ese de la ventana. Marcos, en tanto ue traductor, es la ventana para asomarse hacia adentro y

    ara asomarse hacia afuera. Pero sucede que el cristal est ucio, entonces la gente empieza a verse en el cristal y es donde Marcos se convierte en smbolo, en esa cosa que , e construye a partir del 94. Pero no era esa la funcin de

    arcos. Hasta el 1 de enero del 94, hasta, digo yo, el

    155

  • dilogo de la Catedral, 13 el papel exclusivo de Marcos es el de jefe militar, no el de vocero, esto se va construyendo despus. De hecho en los planes no est que Marcos sea el vocero.

    Y: El que habl el 1 de enero en San Cristbal no fue usted?

    Marcos: No, fueron los comandantes David y Felipe. A la hora de traducir para los extranjeros, entr yo. Adems, yo llamaba la atencin porque era el nico no indgena presente ah. Se dijo que yo manipulaba todo eso. Pero hasta la Catedral, Marcos era slo el jefe militar. Despus se empez a formar ese nuevo Marcos que haba nacido el 1 de enero del 94. En rigor, ese Marcos se fue moldeando, primero con base en las necesidades de las comunidades, luego en las de esta sociedad civil, y en seguida en las necesidades de todos, de este movimiento disperso, inde-finido, pero fundamental en tomo a lo que es el zapatismo.

    Marcos y las comunidades. La soledad de Marcos

    Y: Cmo vive Marcos su integracin en las comuni-dades?

    Marcos: Bueno, antes del 94 son dos procesos a gran-des rasgos. Primero, el Marcos de la montaa, que slo

    13 El primer dilogo entre los zapatistas y representantes del gobierno tuvo lugar en febrero-marzo de 1994, en la catedral de San Cristbal de Las Casas, en presencia del obispo Monseor Samuel Ruiz, quien desempe el papel de mediador.

    156

    aca contacto con las comunidades a travs de los que egaban detrs de los combatientes. Luego, cuando empe-

    os a bajar de la montaa para entrar en contacto con comunidades, te repito que es un mestizo que no viene la ciudad, que est bajando de la montaa.

    Marcos: S, finalmente ... y que ya manejaba algo de ialecto, el tzeltal sobre todo, que era el de la zona en que stbamos. Entonces empezamos a hablar, pero era, un oco, una relacin entre maestro y alumno, que pasaba de n lado para otro; a veces ellos eran el maestro y nosotros s alumnos. Pero era tma relacin distante, pas mucho

    , CW.J29 En reaTict-;-cf~o vivimos nunca en comunidad hasta espus de enero del 94, porque tenamos que estar ms rea. Despus de febrero del 95 nos replegamos, ya no

    ivamos en comunidad, sino en unos campamentos en los rededores. Pero despus del 94 trat, por lo regular, de no meterme ucho en las decisiones de la comunidad, porque mi pala- pesa mucho. Como hay encargados, trato de que los oblemas de la comunidad no lleguen a m para no tomar

    artido. Porque entonces, sin quererlo, meto mucho ruido. edo inclinar la balanza de un lado a otro, hasta que una

    inora se vuelva mayora porque el Sup14 dijo ... etctera. tonces tiene ql,!~Jleh~rJ!!Y()!.At~t(l~~ja. Los nicos con 1enesliabio_c.on toda libertad son los nios. Ah no~hY

    .Jo mar decisiones y por eso ~-pli(;

  • Y: Pero esto agrava su soledad, la soledad del jefe.

    Marcos: S. Adems tiene que ser positiva. Y o te digo que puede variar. Incluso si t llegas a un lugar, a qu casa llegas es una marca, no una marca mala.

    Antes era una marca mala, o puede ser una marca mala si llegan los soldados, "casas en donde llegaba Marcos a comer, pues que se chinguen!" Pero ahora no. Cuando llegamos, tenemos que llegar con la tropa, para que haga tambin la comida, de manera que el pueblo no la haga,

    ) porque si no creas preferencias. Aun sin buscarlas, el esta-) tus de quien te recibe dentro de la comunidad ya es otro.

    Entonces, debemos ser muy cuidadosos en ese sentido. No es que la gente nos imponga la soledad, tenemos que im-ponerla nosotros positivamente. No es que la gente nos evite, nosotros tenemos que evitarla.

    En realidad el contacto con las comunidades se da a travs del Comit. 15 Con ellos s me reno, discuto de forma muy intensa, sobre todo con los oficiales, los co-mandantes y los comits.

    Y: Ha tenido tiempo de desarrollar sus conocimientos lingsticos?

    Marcos: En la montaa. Ahora casi no, no tengo con-tacto con las comunidades; en la montaa s, porque era la nica forma de poder ensear y poder hablar; tenas que hablar el dialecto. Luego, ya en pueblos, no porque el protocolo zapatista, cuando hablas en la comunidad, te

    is El Comit Clandestino Revolucionario Indgena (CCRI) agrupa a repre-sentantes de comits de base, compuestos a su vez por representantes de las comunidades zapatistas.

    158

    liga a hacerlo en castellano a la fuerza. El que traduce ftioeu..'"'"'"'~""" _, .... ''"

    be ser la autm:.id.ad.delpueblo. N Q puedes dirigirt~. ciirec:-en~~-.

  • vimos que vino una gente as, pero cul fue el impacto poltico? Llamen a Marcos". Hay que estar a'mano.

    Cuando hay movimientos militares debemos estar al pendiente, a ver qu indicaciones se dan. Hay que produ-cir, sobre todo, los textos que se van a dar a conocer. Pero casi la mayor parte del tiempo se me va en introducir materiales o valoraciones, o anlisis para el interior. Y, cada vez que se necesita, para el exterior los comunicados, las cartas, los discursos y todas estas cosas, pero casi siem-pre es estar informando a los compaeros o dando mi valoracin sobre lo que est ocurriendo o lo que puede ocurrir. Y luego vienen momentos de descanso, que es cuando se consulta a las comunidades, en los que yo estoy de vacaciones porque el mando lo tienen ellos. Ahora no tengo nada que decir en el dilogo porque ellos van a decidir. Estoy de vacaciones, ya entregu mi paquete, en-tregu mi deuda, no tengo que tomar una decisin. A dife-rencia de otros momentos en que los comits o yo tenemos que tomar decisiones. Ahorita se va a los pueblos. Slo nos queda esperar a que regrese eso en unos das, entonces s tendr trabajo.

    Marcos, Moiss, David y los otros

    Y: Por qu escogi el nombre de Marcos? El "Evangelio segn San Marcos" es el Evangelio preferido de los je-suitas.

    Marcos: No para nosotros. Lo que pasa es que en la organizacin poltico-militar de la que venamos, se tena

    " ~~

    la costumbre de no dejar que los compaer:,,c~_~_l!!g[ie~p._: Y

    160

    . la forma de mantenerlos vivos era tomando el nombre del ' que haba cado. Lo que yo hago es tomar el nombre de este compaero, que es el que me daba clases de historia, una persona que conoca enciclopdicamente la historia de Mxi-, co. Sobre todo la historia militar. Por ejemplo, la guerrilla ; de Arturo Gmiz, el asalto al Cuartel Madera, lo que des-pus va a ser la Liga 23 de septiembre. 17 Eso se lo saba , muy bien, tena un dominio muy impresionante y con l viajaba yo cuando bamos de un lado a otro de la Repbli-ca, viajes muy largos, de carretera. Haba que estar hablan-, do para no dormirse en el volante y entonces me platicaba .mucho de la historia de Mxico. Finalmente lo mataron y 'yo tom su nombre.

    Y: Pero muchos nombres dentro del zapatismo tienen onnotacin bblica, Josu, David, Moiss ... Es pura coin-

    cidencia?

    Mareos: Bueno s, es que en Mxico se usan mucho sos nombres no? Los que se conocen son esos, pero hay tros que son escalofriantes ... Nosotros decamos "tienes

    1 ue escoger un nombre de lucha" y dbamos un plazo, "si

    o escoges en ese tiempo, te ponemos uno nosotros". Por upuesto, ante esa amenaza, todos elegan su nombre. Pri-, era vez que tienes la oportunidad de escoger tu nombre, ue no te lo imponen, y vas a dejar que te la quiten?, pues o. Entonces cada compaero, segn su razonamiento, es-, oga uno. Haba quien escoga nombres bblicos, haba uin escoga nombres de compaeros, de gente que admi-ba, pero hay gente muy prctica. Recuerdo que en la

    11 Vase nota l.

    161

  • comunidad de Palo hay uno que se puso el nombre de Carlos Salinas de Gortari. Entonces todos preguntamos: "pero por qu te pones as?" "Porque cuando me detengan me van a soltar. Con el nombre de Carlos Salinas de Gor-tari nadie me va a hacer nada". Haba otra que se llamaba Anglica Mara, que es una cantante; otra, Gloria Trevi. En fin, cada uno escoga segn su deseo. Y algunos se decan "cmo me protejo yo con un nombre que tenga impuni-dad?" Eso era en el 93, cuando los compaeros escogieron seudnimo hasta con apellido. Hay uno que se puso Ro-nald Reagan, otro se puso Fidel Castro, otro Fidel Velz-quez. 18 Esta gente era muy prctica, se decan: "cmo yo escojo un nombre de alguien que quiero imitar, que me proteja, o de alguien que quiero recordar, o simplemente de alguien que me gusta?" Se puede escribir un libro sobre los nombres de los zapatistas, un libro cmico realmente sorprendente. Y o empec a realizar la lista de los comba-tientes para hacer las unidades en el 93. Y le deca al mayor Mario, "no puede ser, no podemos llevar a ese compaero, cmo vamos a decir que en nuestra unidad de combate esta peleando Carlos Salinas de Gortari? Qu podemos hacer?" Ellos me decan "es un sargento que sabe mucho, que pelea muy bien". "Dile que se cambie de nombre, que no puede pelear con ese nombre". Se lo cambi, se puso Carlos, guard las mismas iniciales, cso. Cambi los ape-llidos por Sierra Gonzlez. Y as se fue. Y sali vivo de Ocosingo, del cerco. 19

    ts Fidel Velzquez, de 97 aos, dirige desde hace varias dcadas la central sindical oficialista (Confederacin de Trabajadores de Mxico, CTM).

    19 Ocosingo, una de las ciudades tomadas por los zapatistas en enero de 1994, fue teatro de sangrientos enfrentamientos. Vase ms adelante.

    162

    Y: El EZ tiene las mismas iniciales que las de Ernesto iZedillo! /

    Marcos: Pero nosotros estbamos primero.

    Comandante Tacho: Cmo me hice zapatista

    1Y: Antes de ser zapatista, usted era miembro de la ARIC?

    Tacho: Fui miembro de la Unin de Uniones,20 pero no de la ARIC. Tenamos una Unin muy grande, muy amplia,

    on objetivos de produccin y proyectos, pero nunca ob-tuvimos nada. En los pueblos todo el mundo se cans. Y o

    o era dirigente; los asesores, los consejeros que dirigan Ja Unin, me invitaban a participar a veces, pero eso era odo, no tena un cargo preciso, era, como se dice, un miembro de base o un simpatizante. ~ Y: Y cmo se produjo el contacto con el Ejrcito Za-, atista?

    ~1 Tacho: Un da los compaeros supieron, por un diario, ue alguien moch a los maderistas. Comenzaron a buscar

    ' esa persona, a preguntar quin era, dnde viva. Haba na explotacin de la madera increble por aqu, las com-

    ,, aas forestales hacan lo que queran en Chiapas. Mata-an los rboles sin descanso ... Como yo saba hacer ges-ones y todo eso, me propusieron que fuera a Mxico

    so era antes de que Salinas fuera presidente-, fui y .~ 20 Unin de Uniones y Asociacin Rural de Inters Colectivo (ARIC): orga-

    163

  • denunci. En el 86-87, la tala de rboles fue prohibida en Chiapas.21 Tuve muchas experiencias as, compaeros de otras organizaciones me preguntaban si quera ir a hablar; de acuerdo, bamos a hablar con el funcionario, con el Presidente, con el Gobernador. Aquellos que eran tan grandes entonces y que se han vuelto tan pequeos ahora, a ellos les hablbamos. A los generales tambin. Aprend mucho, de un sitio a otro, recorr todo el campo, esa fue mi escuela.

    Cuando los zapatistas comenzaron a buscarme, alguien que ya era zapatista dijo: "yo lo conozco, es amigo mo". No me haba dicho nada porque en esa poca todo era clandestino si no tenamos orden de hablarle a alguien ll9._ se le hablaba;TriClus~~~~d;-~~;'"~earno-~ . "hab!bap.~- . pro'ii'o.Cfe.es~:p;toCesie-'Otctaron inmediitamente, -enviaron ". alguien de muy lejos para que se encontrara conmigo y desde ese da he sido fiel al zapatismo, he elegido el camino de la lucha.

    Despus, cuando comenzamos a hablar con la gente del pueblo, haba que tener mucho cuidado, elegir bien con quien hablar, saber quin era, cmo se llamaba, qu quera. Sobre todo con el problema del alcohol. Hay algunos a los que les gusta mucho tomar y, a veces, se emborrachaban con los ganaderos, los comerciantes, era difcil, haba que tener mucho cuidado. Comenzamos a ver la necesidad de una participacin de las mujeres. Formamos mujeres que eran un poco comisarias polticas, y como ya haba com-paeras indgenas, campesinas, que esta~an con nosotr~s, bajbamos con ellas a los pueblos y reumamos a las muJe-

    21 La destruccin de Ja selva Jacandona se transforma en tema de debate pblico a partir de 1986, pero es la administracin Salinas que, a partir de 1988, tomar las principales medidas contra la tala de rboles.

    164

    res de noche, clandestinamente, fuera del pueblo. Ellas hacan como si fuesen a buscar maz o la lea, pero en realidad iban a una reunin. Fueron ellas las que comenza-ron a convencer a sus maridos de dejar de emborracharse.

    ' En seguida, cuando tenamos dos, tres, cuatro compaeras . en un pueblo, les encargbamos que vieran con quien ms . se poda trabajar, y poco a poco fuimos creciendo hasta

    que finalmente todo un pueblo estaba con nosotros. As , nos desarrollamos, pero muy delicadamente, en el verda-. dero trabajo clandestino.

    .. Mayor Moiss: Encuentro con unos "turistas"

    . Y: Cmo empez todo eso para usted?

    Moiss: Bueno, cuando yo era un poco grandecito, yo i le preguntaba a mi padre que por qu no me mostraba a mi ' abuelo. Ya me dice, pues "tienes razn, pero tu abuelo ya no vive". Los otros jovencitos decan que van a ir a visitar

    . a sus abuelos. Yo qued as un poco de sospechoso, pues no s donde estn, ni nada de eso. Lleg un da que le ; pregunt a mi padre. Y es cuando me dijo que ya no est vivo. Y ah, no ms ah le pregunt tambin de la abuela, . me dice que igual no est viva. Entonces, ah les empec a

    '. preguntar dnde haban quedado, o sea, dnde los enterra-. ron. Me dijo que en una finca llamada Las Delicias, cerca . de Ocosingo. Una finca muy grande que estaba a un ladito de La Garrucha. Entonces ya empez a platicar la historia. Cmo haban sufrido. Y me llevaba en algunas reuniones. ,'Eso en los aos ... tena como 13 aos, un chavo que em-:pezaba a escuchar las discusiones que haba. Problema de

    165

  • las tierras, problema de que no se resuelven las demandas agrarias, de crdito, problemas de salud. Y problemas de tierras que haba de una comunidad a otra comunidad. As varias veces. Hasta que un da me llev a otra asamblea pero, ahora s, de varias comunidades. Y a como una orga-nizacin pues. Y a escucho que son los mismos problemas que tienen. Y ya de ah empec a participar y a entender eso cmo est, por qu est as. Hasta que un da tuve que salir a chambear, a buscar trabajo en la ciudad. Me di cuenta que est ms difcil ah. Cuando uno no sabe hablar espaol, simplemente no sabe dnde conseguir el trabajo, quin te puede dar trabajo. Entonces me di cuenta que es ms duro vivir ah. Porque ah no hay quien te regala ni una taza de agua. Y vea que ah nadie te acerca, nadie te habla, son as, muy de propiedades. Entonces me tuve que regre-sar. Hasta que consegu un amigo que me llevara nueva-mente y me fui. Y estuve trabajando con un patrn ahora s. En esa casa donde estaba yo trabajando hay una cosa que me cay mal, que no me gust, el patrn tena perros -nosotros decimos aqu chuchos-, yo cuidaba a esos animales, estaba mejor alimentado el animal que yo. Me daban ganas de comer lo que le daba l a los perros. Se me vino de que est ms caro lo que est comiendo el perro. Y lo que me pagan a m no me alcanzaba. Entonces empe-c a sospechar que sale igual estando con mi padre, tuve que regresar. Y a estaban un poco ms avanzados en la organizacin en que estaban las comunidades.

    Y: Su padre ya haba salido de Las Delicias?

    Moiss: Ya no estaba ah. Despus de que se murieron mi abuelo y mi abuela, salieron, se fueron a buscar otro

    166

    lugar aparte. Y a no quisieron estar ah. Salieron de ah porque maltrataba mucho el patrn. El maltrato dice mi

    . padre de que en vez que lo pagaban en dinero, a los traba-jadores los pagaban en ... a los que son viciosos de trago, se lo pagaban en alcohol. A los que no son viciosos, les daba su bolsa de jabn, su kilo de azcar ... pero no les daba dinero. Segn dicen, cuando ya haba dado 3, 4, 5 .kilos de sal y de bolsas de jabn, entonces dicen que ya deben, y as se va pasando la vida y se empezaron a dar

    :.cuenta de que no es cierto. Entonces, por eso se retiraron de ah.

    Y: Vuelve una segunda vez de la ciudad a la comu-nidad ...

    Moiss: S, vuelvo pero la organizacin en que estaban las comunidades ya estaba ms avanzada, porque ya s se aventaron a hacer una huelga por exigir el asunto agrario. 'Entoncs, la respuesta fue la represin.

    Y: Aos setenta, aos ochenta, por ah?

    / Moiss: Aos setenta, por ah. Entonces ya a m se me hizo fcil de entender, por la misma vida, pues yo ya lo haba visto eso. Y o ya empec a participar en las reuniones de ellos. Como son muchos de mis conocidos que estaban

    h, en esa reunin, platicbamos que est igual de difcil . ivir en la ciudad y en el campo. Pero si vende, alguna cosa

    a a quedar en sus manos. No es igual en la ciudad. Cual-uier cosa se le antoja ah y luego se va. Y as empezamos ues a concientizamos entre nosotros como organizacin, e que habra que seguir adelante, que ya no debiramos

    167

  • dejarnos tan fcilmente. Se nos haca un poco fcil de unir nuestro pensamiento por los mismos terratenientes, los fin-queros pues ... Es muy concreto, porque nuestros animali-tos, si pasan por el potrero del terrateniente, nos maltrata-ban, y la de l, que pasa en nuestro potrerito, no podamos hacerle nada porque si no nos empiezan a quitar nuestras tierras. Y nos decan ellos, hasta donde alcanza su vista, dice que es hasta ah donde est su terreno. Son dueos.

    Eso es lo que empezarnos a sentir. No puede ser, ms nos empezarnos a unir. Y se empez pues a trabajar. Em-pezarnos a visitarnos de una comunidad a otra para enten-der corno estaba. Y s, por cierto avanz, hasta que la organizacin empez a tener un camin para poder sacar nuestros productos, el caf, el maz, el arroz, as. .. o para traer lo que necesitbamos de la ciudad.

    Hasta que empez a llegar un grupo de personas que le llamarnos asesores. Al principio decan que estaban con nosotros, luchan junto con nosotros y esas cosas, tambin caminaban en los lodos y as.

    Entonces, poco a poco, cuando ya empezarnos a tener ya la confianza, ya muy despus empezarnos a descubrir lo que estaban haciendo sin que nos diramos cuenta. Por-que seguamos nuestras protestas, marchas, mtines. Y un da tuvimos que descubrir, fue muy notable, es que una de nuestras manifestaciones la habamos organizado noso-tros, habamos pensado cmo deberamos hacerlo y llegan los asesores a decir que as lo deberamos hacer, que est seguro que se va a resolver. Y lo que nosotros queramos, de por s, es que se resuelva. Entonces entrarnos en el acuerdo de lo que haban planteado los asesores. Pero a la hora que nosotros fuimos, ya que estarnos ah en el Palacio, desaparecieron los asesores. Cuando se desaparecieron no-

    168

    sotros empezarnos a investigar a dnde se fueron. Descu-brirnos que estaban negociando por otro lado. Entonces ya empezamos a decirnos, "pues stos nos estn jugando una cosa que nosotros no sabernos". De ah tuvimos que plan-tear lo que habamos pensado de por s. Y ah ya se vio el choque de nosotros con los asesores. Porque cuando se

    'dieron cuenta de que ya estbamos ... cambiarnos ya nues-, tro plan, lo que habamos pensado nosotros de por s. Pues salen los asesores a decirnos, "qu pas?". Ya cuando descubrirnos eso, entonces decidirnos regresar. Y ya de ah

    . vino, ahora s, la pelea entre nosotros. Tuvimos que sepa-rarnos con los asesores. Y el problema es con los que se

    llevaban bien con los asesores, es ah donde vino el proble-ma. Hay compaeros campesinos que s se llevaban bien y trabajaban bien. Ya ms o menos vieron qu es lo que se hace, cules son las pequeas maas que se hacen. Enton-

    . ces es de donde vino el problema. Tuvimos que ajustarnos nuevamente nosotros.

    Y: Hubo una divisin entre los campesinos?

    Moiss: Pero no de las comunidades, sino los que traba-jaban con los asesores o los directivos, corno nosotros decamos. Tuvimos que ajustarnos y llamar a cuenta a los que trabajaban con los asesores: que tengan cuidado por-que ya vimos lo que estn haciendo. Poco a poco nos fuimos reorganizando nuevamente. Ya tuvimos que expul-sar los asesores.

    M: Eso fue dentro de la ARIC?

    Moiss: No, en ese tiempo no era la ARIC, eso fue antes.

    169

    l

  • Y: Era la Quiptic?22

    Moiss: Eso, era la Unin-Quiptic ta lecubtesel en ese tiempo. Pero tuvimos que sacarlos.

    Y: Esos asesores venan del Norte?

    Moiss: Del Norte. Uno de Torren, Adolfo Orive; otra, Marta Orantes; uno que se llama Ren.23 Orive es el que nos hizo una gran chingadera, que de plano vimos que nos est llevando de otro lado. Y hasta ahorita no nos ha de-vuelto los trece pesos, viejos pesos ... porque el que daba diez pesos iba a recibir cien pesos. El que daba mil pesos iba a recibir diez mil pesos. As, pues, era una cosa muy hermosa, que por favor se conseguan los pesos, ah va entonces ... Nada hasta ahorita.

    Y: Cuando usted habl de este acontecimiento en el Palacio, eso era en Tuxtla?

    Moiss: Tuxtla, s.

    Y: Ellos negociaban detrs, con los del gobierno del Estado.

    Moiss: Nosotros estbamos, pues, ah en el Palacio.

    Y: Entonces a partir de ah qu pasa? Se organizan de una manera ms autnoma?

    22 Quiptic ta lecubtesel ("Unidos por nuestra propia fuerza", en lengua tzeltal), organizacin campesina indgena fundada en 1975.

    23 Adolfo Orive, Marta Orantes, Ren Gmez,: lderes maostas, estableci-,,.,,.. ... ~,,-" ,.,..,., - .... ..._ .. ,...,~-.... --

    170

    Moiss: S, los expulsamos a los asesores. Empezamos a reorganizar. Y a de ah empezaba yo a sospechar unas cosas. Porque ya me dediqu ms a eso de las reuniones,

    . cosas as, problemas de una lucha, de una organizacin. Hasta que un da sospech una cosa. Haba un grupo de

    hombres que se decan que son turistas. Pero yo los conoz-1. co tambin a los turistas. Los turistas andan donde quieran, pero ellos no, se acercaban a escuchar las discusiones, se

    , vean muy activos, muy atentos, son as que se acercaban, : saludan. No demuestran as que son gente de otro lado. Pero ya corran los rumores de que los guerrilleros guate-

    maltecos ... Algunos entendan que son malos, otros enten- dan que luchan por el pueblo. Con ese mismo rumor, t entonces, yo sospechaba. Pues stos quines sern? Y lo ' que hacan, pues vean quines son la gente que hablaban, que participaban, que opinaban. Hasta que se pas ese :tiempo, me llega, pues, un muchacho a platicar. Nos em-: piezan a platicar que la pobreza, que la injusticia, que la : miseria ... y que el pueblo se necesita que se organice. Y a , tena pues yo esa idea. Porque en ese tiempo, cuando nos

    habamos separado, cuando habamos expulsado a los ase-sores, pues empezbamos a buscar cmo deberamos orga-nizarnos nosotros. Entonces ya sabamos la historia de Zapata, la de Villa, pero no entrbamos ms ah porque es cosa de pelear, de enfrentamiento. Entonces, cuando llega

    1 ese chavo, ese muchacho, entonces yo le deca: "pues esta lucha en que estamos se ve que no hay respuesta buena", pero tampoco podamos entrar en otra forma de lucha por-que no encontrbamos cmo, entonces es cuando ya me empieza a plantear: "Pero t estaras dispuesto?". Enton-dos en Chiapas, durante la segunda mitad de los aos setenta, a la cabeza de la

    tJiiij;'ci;~]I

  • ces es cuando empieza a hacer preguntas as. Entonces yo lo sospechaba. Qu hay, de qu se trata? Empezamos a platicar ms de eso. Y a me deja un folleto que se llamaba El Despertar. Me daba cuenta as que hablaba de historia de Mxico y cmo roban, cmo engaan, cmo explotan los ricos ... Entonces ms me acerqu. Hasta que un da, pues yo tuve que preguntarle ya. Entonces le dije: "bueno, mira, con este folleto que me ests dando, yo s lo entiendo. Pero el problema es en qu forma y dnde, y quines. Lo que yo necesito es que me digas claro". Entonces ya me explica ms as de la historia. Hasta que lleg ese momento que me dijo: "si es que ests dispuesto, tendras que buscar a ms compaeros". Y a le dije: "necesito que me expliques ms de qu se trata, para que yo supiera en qu forma se hace". Y ya me dijo. Que es un grupo guerrillero y que se llaman Ejrcito Zapatista. Que son clandestinos, ya me explic las cuestiones de seguridad. Y s, empec a buscar otros jvenes, a platicar, y ya ah se tuvo que venir una serie de dificultades porque hay jvenes que son muy bo-rrachos. Habr que escoger quines, que no sean borra-chos. Hasta que s les encontr un grupo y se los present. Me acuerdo que ramos un grupo de siete. Todos de la comunidad. Pues ya que le entregu los siete compaeros, ya me dice: "tienes que ayudar ms". "Adelante, cul es la ayuda?". Tuve que trasladar abastecimiento que traan de la ciudad, hasta un lmite donde me decan, y as parti-cip. Hasta que lleg ese momento en que yo le dije: "Sa-bes qu? Lo que yo quiero es que tambin me preparen". De ah me dieron una prueba a ver si es que s estoy dispuesto. Se los pas la prueba, pues me tuvieron que llevar a ensearme ms hasta leer y escribir.

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    Y: No haba estado en la escuela ...

    Moiss: No, sal apenas el primer ao. Muy pocos que ,podan, casi no, nada ... As como estamos conversando ahorita, no se puede. Simplemente yo entenda, pero para , poder responder, no. Entonces me llevaron a la ciudad. 'Estuve en la ciudad, estuve trabajando, pero no quise estar en la ciudad. No me gust. Pero s me sirvi mucho para ver cmo es la vida en una gran ciudad. Y adems visita-mos trabajadores en la fbrica, y ah descubr una cosa

    ; muy grande para m en ese tiempo. Como muchos de nues-tros compaeros campesinos, pensbamos que los obreros son ricos, porque estn en la fbrica. Pensbamos que son dueos de la fbrica. Entonces, cuando yo veo aquello,

    :;cmo estn trabajando, hay unos que estn parados a lo .largo de ocho horas. Entonces yo deca, Ay, caray! Est . cabrn esto! Y algunos que podamos platicar. "Es que hay , problemas, es que si ve mi patrn de que estamos platican-' do, me va a correr". Pues tratbamos de disimular, como ;que estbamos ayudando. Se dio cuenta el gerente de que : no somos trabajadores ah. Entonces tuvieron que agarrar a l y lo sacaron. Eramos un grupo tambin ah.

    Y: En la Ciudad de Mxico?

    Moiss: Mxico, s.

    M: Esa fue una experiencia importante ...

    Moiss: S. Tuvimos que citarlo un da que no trabaja, un da sbado. Entonces s nos platic cmo es eso. Cmo sufran y todo. Porque lo que es e