alegato por una cierta normalidad-1
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Breve resumen de texto de FreudTRANSCRIPT
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Alegato por una cierta anormalidad.
Cada ser humano, dentro de su propia complejidad psíquica, es una gran maravilla.
Aquí se analiza más que nada el término "anormalidad" respecto a una sociedad, pues
se presentan interrogantes como si realmente existe una estructura "normal de la
personalidad", ya que siempre nos vemos regidos por "normas normativas" que es a lo
que se aspira, es decir, nos topamos entonces con un "ideal" que es establecido por las
clases dominantes; por lo tanto una definición que tenemos de " normal" sería:
conforme a la regla, regular, promedio, ordinario. Ahora, podría resultar que la
normalidad es en cierto sentido ambigüo porque recibimos aprobación y condena al
mismo tiempo; por ejemplo, pudiera ser que una persona sea muy acatada a las reglas
que se le han establecido mientras otra intentará de cualquier forma evadirlas.
Parafraseando un texto de Joyce McDougall se menciona lo siguiente: como seres
humanos que somos siempre aspiraremos a ser normales, sin embargo, no ordinarios;
pues el ser ordinario significaría ser común, así que, de algún modo detestaríamos ser
ordinarios pero eso no significa que deseemos ser anormales. Freud menciona que "lo
normal es lo Heimlich", que es esa normalidad que se aprende en el hogar; sin embargo
podría considerarse que no es más que el mero deseo de obtener amor por parte de los
padres, respetando las reglas e ideales de los mismos.
Por tanto es importante resaltar una lectura llamada “Sociedad, salud y enfermedad
mental”, en la cual se halla contenido rescatable sobre la “normalidad y la anormalidad”;
ahora bien aquí podemos encontrar que hay dos criterios muy relevantes: el estadístico
y el normativo. En el bloque estadístico se puede decir que se establece a una persona
“normal” como “al hombre que es promedio”, es decir, aquel que de acuerdo a las
características que reúne, se aproxima a la medida estándar según el grupo al que
pertenezca, éste es un criterio bastante realista y por supuesto cuantitativo, porque si un
persona tiene conductas muy parecidas al resto, es “normal”, dicho de otra forma, está
“adaptada” y así mismo, aquellos que están los suficientemente distanciados de la
mayoría, se les considera “anormales”. Ahora veamos qué sucede con lo normativo, en
éste, el hombre se considera “normal” siempre y cuando sea semejante a lo “ideal”, que
se apegue a un “modelo de perfección humana”, que reúna un gran porcentaje de las
características deseadas y esperadas, que siempre se acerque al “deber ser” de forma
que esto venga a ser una condición cualitativa .
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Con esto nos podemos dar cuenta de que hay una gran percepción acerca de “lo
normal y anormal”, así pues, conforme va pasando nuestra vida vamos adquiriendo
experiencias y conocimientos que nos hacen pensar sobre lo que para nosotros es la
normalidad y la anormalidad; incluso en base a ambos puntos de vista, la gente se
siente con el derecho y el “poder” de decir quién es normal y quién no lo es, es por esto
que cuando una persona se sale de los lineamientos, normas o reglas ya establecidos,
se le etiqueta de “anormal”, lo cual nos lleva a un punto más, a los “enfermos mentales”,
ya que el rechazo que les da a los “anormales y enfermos” ha tenido como
consecuencia la creación de un concepto de “enfermedad” como la desvaloración
social. Otro gran obstáculo que encontramos para poder llegar a una generalización que
incite a un acuerdo universal, será la particularidad de cada ser humano, porque aunque
por un lado esté de cierta forma limitado a seguir lo que ya se le ha establecido, también
tiene una manera de hacerse notar, es decir, al tener cierto nivel de libertad,
consecutivamente podrá construir su sello personal, lo cual nos va a dar como resultado
que sea imposible que existan dos personas iguales.
De acuerdo a esto, la estimación que se realiza sobre la “normalidad y la
anormalidad” sólo se efectúa de forma parcial, ya que, hay un doble medio de
valoración para fijar a la “normalidad”, por esto se deben tomar en cuenta dos cosas,
una: si un individuo posee patrones comunes, y dos: una evaluación del individuo para
hacer constar que es apto para él mismo y para su entorno. Y volveríamos al tema de
los enfermos, pues estos ya están etiquetados y catalogados de modo que consciente o
inconscientemente serán víctimas de rechazo. Siempre se han estudiado las
concepciones en espiral que se tienen sobre “la enfermedad mental”, y como
consecuencia, no hay acuerdo en cuanto a un sólo significado; y no únicamente
respecto a éste concepto sino que aplica también para lo que se entiende sobre “salud”,
“enfermedad”, y por supuesto, para “normalidad” y normalidad”.
Todo lo anterior mencionado, tiene un gran peso en el ámbito terapéutico, pues se
quiera o no, a partir de esto es que se va construyendo el terapeuta su propio concepto
de “normalidad”, y va a incurrir en el juicio que se haga de quien está siendo
examinado. Toparse con la delgada línea de lo sano, lo enfermo, lo normal y lo anormal;
llegamos a un límite difuso en cual se da cabida a la imperfección, a lo que llamamos
error, incluso a la “enfermedad”, pero también estarán la salud y la libertad, que son
factores demasiado importantes para que seamos capaces de darnos cuenta de lo
esencial, lo característico y distintivo que se pueda encontrar en el ser humano.