amparo directo en revisiÓn 2606/2016, derivado del
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 2606/2016, DERIVADO DEL JUICIO DE AMPARO DIRECTO **********
QUEJOSA Y RECURRENTE: **********
RECURRENTE ADHESIVA: SECRETARÍA DE HACIENDA Y CRÉDITO PÚBLICO
PONENTE: MINISTRO JOSÉ FERNANDO FRANCO GONZÁLEZ SALAS SECRETARIO: ROBERTO FRAGA JIMÉNEZ
Ciudad de México. Acuerdo de la Segunda Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al __ de __ de dos mil
dieciséis.
Vo.Bo:
V I S T O S; Y,
R E S U L T A N D O:
Cotejó:
PRIMERO. Mediante escrito recibido el treinta de junio de dos
mil quince en la Oficialía de Partes de las Salas Regionales
Metropolitanas del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa,
**********, por conducto de su apoderado, promovió juicio de amparo
en contra de la sentencia dictada el cuatro de junio de la propia
anualidad, aclarada el tres de julio siguiente, por la Novena Sala
Regional Metropolitana del referido tribunal, en los autos del juicio
contencioso administrativo número **********.
SEGUNDO. La peticionaria del amparo estimó que se violaron
en su perjuicio los derechos fundamentales consagrados en los
artículos 1°, 14 y 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, así como en los diversos 33, 34 y 35 de la Carta de la
Organización de los Estados Americanos, en relación con los
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numerales 21 y 26 de la Convención Americana sobre los Derechos
Humanos y 3° y 17 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos; asimismo, formuló los conceptos de violación que consideró
pertinentes y, finalmente, señaló como terceros interesados al
Administrador Central de Fiscalización al Sector Financiero del
Servicio de Administración General de Grandes Contribuyentes, al
Jefe del Servicio de Administración Tributaria, al Secretario de
Hacienda y Crédito Público y al Sindicato Nacional de Trabajadores
de Instituciones Financieras, Bancarias, Organizaciones y Actividades
Auxiliares de Crédito, Empleados de Oficinas, Similares y Conexos de
la República Mexicana.
TERCERO. De la demanda de garantías correspondió conocer al
Decimoquinto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer
Circuito, en el que mediante acuerdo del diez de agosto de dos mil
quince, se admitió a trámite en el expediente número **********.
CUARTO. Seguida la secuela procesal correspondiente, el
Tribunal Colegiado de referencia dictó sentencia el seis de abril de dos
mil dieciséis, en la que determinó negar la protección constitucional
solicitada.
QUINTO. Inconforme con esa resolución, mediante ocurso
recibido el dos de mayo de dos mil dieciséis en la Oficina de
Correspondencia Común de los Tribunales Colegiados en Materia
Administrativa del Primer Circuito, la parte quejosa interpuso recurso
de revisión.
En mérito de lo anterior, mediante acuerdo del cuatro de mayo
de dos mil dieciséis, la Magistrada Presidenta del Decimoquinto
Tribunal Colegiado en Matera Administrativa del Primer Circuito tuvo
por interpuesto el referido medio de impugnación y ordenó la remisión
del escrito original de agravios, así como de los autos
correspondientes a esta Suprema Corte de Justicia de la Nación.
SEXTO. Por auto del diecisiete de mayo del año que transcurre,
el Presidente de este Alto Tribunal admitió a trámite el recurso de
revisión, lo registró en el toca número 2606/2016, y turnó los autos al
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Ministro José Fernando Franco González Salas a efecto de que
formulara el proyecto de resolución respectivo.
SÉPTIMO. En proveído del trece de junio de dos mil dieciséis, el
Ministro Presidente de esta Segunda Sala decretó el avocamiento de
ésta al conocimiento del asunto y ordenó la remisión de los autos
al Ministro Ponente una vez que el expediente se encontrara
debidamente integrado.
OCTAVO. Mediante oficio recibido en la Oficina de Certificación
Judicial y Correspondencia de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, el ********** se adhirió al recurso de revisión interpuesto por la
quejosa; la cual se admitió a trámite mediante auto de Presidencia de
esta Sala del quince de junio de dos mil dieciséis; y,
C O N S I D E R A N D O:
SÉPTIMO. Estudio. Por cuestión de método, en primer lugar se
analizan los agravios a través de los cuales la recurrente controvierte
la interpretación que tanto la Sala responsable como el Tribunal
Colegiado efectuaron del artículo 516 de la Ley Federal del Trabajo
vigente en dos mil siete, pues sólo en caso de resultar fundados
procedería que este Alto Tribunal aborde el estudio de la regularidad
constitucional de ese precepto legal.
En esa tesitura, debe advertirse la ineficacia de los agravios
resumidos en los incisos f) y g), habida cuenta que el Tribunal
Colegiado no incurrió en la violación formal que se le atribuye.
Se expone tal aserto, pues del fallo recurrido se desprende que
el órgano jurisdiccional hizo relación de los planteamientos referidos
por la quejosa –vinculados con las excepciones a los plazos de
prescripción y al hecho de que la autoridad fiscal no modificó la base
gravable en función de la cual se calculó el reparto de utilidades–, los
analizó de manera conjunta y desestimó su eficacia jurídica, sobre la
base de considerar que en los casos en que la obligación de pagar
reparto de utilidades surja del ejercicio de las facultades de
comprobación de la autoridad fiscalizadora, en términos de lo
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dispuesto en el artículo 42 del Código Fiscal de la Federación, aquélla
no está sujeta a las reglas de la Ley Federal del Trabajo, como es la
de prescripción establecida en el numeral 516.
Luego, aun cuando el Tribunal Colegiado no efectuó un estudio
exhaustivo en relación con los supuestos de excepción de prescripción
establecidos en los artículos 517 a 519 de la Ley Federal del Trabajo,
tal situación obedeció a que de manera general concluyó que la figura
de la prescripción (con independencia del plazo que deba transcurrir
para que opere), es inaplicable al evento estudiado, en tanto la
obligación del reparto adicional de utilidades se generó en función de
la revisión que efectuó la autoridad hacendaria; lo que revela la
ineficacia de los argumentos estudiados.
Ilustra la postura anterior, en lo conducente, la jurisprudencia
número 2ª./J. 108/2012 (10ª.), cuyo rubro señala:
“AGRAVIOS INOPERANTES. LO SON AQUELLOS QUE SE
SUSTENTAN EN PREMISAS FALSAS”1.
Es igualmente ineficaz el agravio compendiado en el inciso a), en
el que la recurrente manifiesta que el Tribunal Colegiado pasó por alto
que la suspensión del pago de reparto de utilidades a los trabajadores
se traduce en una innovación contenida en los procedimientos
paraprocesales de las reformas a la Ley Federal del Trabajo de mil
novecientos ochenta, en especial, los artículos 985 y 986, en función
de la cual el patrón no está obligado al pago de aquéllas mientras no
quede firme la resolución respectiva; por lo que es importante definir
en qué momento se considera exigible, en términos de lo dispuesto en
el artículo 516 de esa legislación, para en su caso poder suspender el
pago.
Lo anterior, en razón de que ese argumento no se dirige a
combatir la razón toral por la que el Tribunal de amparo determinó que
el plazo de prescripción contenido en el artículo 516 de la Ley Federal
1 Del texto y datos de publicación siguientes: “Los agravios cuya construcción parte de premisas falsas son inoperantes, ya que a ningún fin práctico conduciría su análisis y calificación, pues al partir de una suposición que no resultó verdadera, su conclusión resulta ineficaz para obtener la revocación de la sentencia recurrida.” Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Instancia: Segunda Sala, Libro XIII, Octubre de 2012, Tomo 3, registro IUS: 2001825, página: 1326.
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del Trabajo no es aplicable al caso, como es que la obligación de pago
materia de disenso es producto de las facultades revisoras de la
autoridad hacendaria.
Por tanto, es palmario que el tema relativo a la suspensión del
pago de reparto de utilidades y el momento a partir del cual debe
considerarse exigible esa obligación no fueron el motivo en función del
cual el Tribunal Colegiado desestimó la aplicación al caso del aludido
numeral 516 de la Ley Federal del Trabajo, por lo que al no haber
determinado el sentido del fallo recurrido, a nada práctico conduce su
análisis2.
En seguida, se estudian en conjunto los agravios enunciados en
los incisos b), c), d), e) e i), a través de los cuales la quejosa sostiene
que en oposición con lo resuelto por el Tribunal Colegiado, la
prescripción de la acción a que se refiere el artículo 516 de la Ley
Federal del Trabajo vigente en dos mil siete, es aplicable a la
obligación de pagar reparto de utilidades a los trabajadores, incluso
cuando ésta deriva del ejercicio de las facultades de comprobación de
la autoridad fiscalizadora, a que se refiere el artículo 42 del Código
Fiscal de la Federación.
Con ese cometido, es menester recordar que la participación en
los beneficios netos de una empresa es un medio de remuneración
en virtud del cual el empleador, a modo de incentivo o cualquier otra
razón de equidad distributiva, otorga al trabajador, además de su
salario. La prosperidad económica de la empresa al compartirse en
una proporción con los trabajadores que intervienen en su generación,
tiene como propósito alentarlos en la responsabilidad, cuidado y
esfuerzo –común– para mantener viva la fuente de trabajo, permitiendo,
a su vez, las inversiones que sean necesarias para lograrlo como se
2 Sirve de apoyo a esa consideración, la jurisprudencia número 3ª./J. 16/91, sustentada por la Tercera Sala de la anterior integración este Alto Tribunal, cuyo rubro, texto y datos de identificación son: “AGRAVIOS EN LA REVISIÓN. SON INOPERANTES CUANDO SE DIRIGEN A COMBATIR CONSIDERACIONES LEGALES QUE NO SE FORMULARON EN LA SENTENCIA RECURRIDA. Cuando lo que se ataca, mediante los agravios expresados, constituyen aspectos que no fueron abordados en la sentencia recurrida para sobreseer en el juicio, otorgar o negar la protección constitucional, deben desestimarse tales agravios por inoperantes puesto que no se desvirtúa la legalidad del fallo a revisión; a menos de que sea el quejoso quien recurre la sentencia y se esté en alguna de las hipótesis del artículo 76 bis de la Ley de Amparo, en cuyo caso deberá suplirse la deficiencia de la queja”. Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo VII, Materia: Común, abril de 1991, página 24.
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dispone en el inciso e) de la fracción IX del apartado A del artículo 123
constitucional3.
Al respecto, la Carta Magna prevé el derecho de los trabajadores
a participar en las utilidades de la empresa que depende, primero, de
que exista rentabilidad, y luego, ésta se ajusta a las variaciones que
tenga cada año, lo que amerita la intervención de dos órganos con
atribuciones diferenciadas, a saber:
a) La Comisión Nacional: Tiene a su cargo fijar el porcentaje de
utilidades que deba repartirse a los trabajadores, con base en estudios
e investigaciones técnicas, que consideren el desarrollo industrial del
país y un equilibrio razonable con la reinversión de los capitales.
A la Comisión se le encomendó fijar y revisar el porcentaje de las
utilidades que será participable a los trabajadores, de modo que
cualquier aspecto vinculado a esta tarea técnica corresponde realizarlo
a dicho órgano, en forma previa a la repartición material.
b) Secretaría de Hacienda y Crédito Público: La función que
tiene asignada no se reduce a resolver las objeciones expuestas por
los trabajadores sobre el reparto de las utilidades, porque tiene el deber
de tutelar, como órgano revisor, que haya sido correcto el monto de la
participación atendiendo a la renta gravable obtenida según la Ley del
Impuesto sobre la Renta y al porcentaje fijado por la Comisión
Nacional.
La intervención de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en
3 “Artículo. 123. Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se promoverán la creación de empleos y la organización social de trabajo, conforme a la ley. El Congreso de la Unión, sin contravenir a las bases siguientes deberá expedir leyes sobre el trabajo, las cuales regirán: A. Entre los obreros, jornaleros, empleados domésticos, artesanos y de una manera general, todo contrato de trabajo: […] IX. Los trabajadores tendrán derecho a una participación en las utilidades de las empresas, regulada de conformidad con las siguientes normas: […] e) Para determinar el monto de las utilidades de cada empresa se tomará como base la renta gravable de conformidad con las disposiciones de la Ley del Impuesto sobre la Renta. Los trabajadores podrán formular ante la Oficina correspondiente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público las objeciones que juzguen convenientes, ajustándose al procedimiento que determine la ley. […]”
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la repartición de tales utilidades obedece a que conoce cuál fue la renta
gravable que consideró el empleador al pagar el impuesto sobre la
renta anual y puede revisar su cálculo, por lo que posee los datos
suficientes para verificar si ese aspecto que transciende tanto al ámbito
fiscal como al derecho de los trabajadores estuvo correctamente
determinado e, incluso, en uso de dicha atribución constitucional
puede comprobar que el porcentaje aplicado por la empresa haya sido
el fijado por la Comisión Nacional y en general cualquier otro aspecto
que haya afectado a la debida participación.
En ese sentido, los preceptos 117 a 131 de la Ley Federal del
Trabajo; y 1°, 3°, 4°, 7º, 8º, 10º, 11, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 22, 23, 24,
25, 26 y 30 del Reglamento de los Artículos 121 y 122 de la Ley
Federal del Trabajo establecen reglas específicas relativas al derecho
de participar en la utilidades, de las cuales se desprenden las
siguientes notas relevantes:
i. El porcentaje de utilidades a repartir debe ser fijado por una
Comisión Nacional integrada por representantes de los trabajadores y
patrones.
ii. La Comisión podrá revisar el porcentaje de referencia cuando
existan motivos y circunstancias que así lo ameriten.
iii. Se exime de la obligación de repartir utilidades a las empresas
de nueva creación durante un número determinado y limitado de años,
a los trabajos de exploración y a otras actividades cuando lo justifique
su naturaleza y condiciones particulares.
iv. La base para fijar el monto de las utilidades de cada empresa,
será la renta gravable de acuerdo con las disposiciones de la Ley del
Impuesto sobre la Renta.
v. Se concede a los trabajadores el derecho para formular
objeciones a la declaración anual de ingresos de los patrones, ante las
oficinas correspondientes de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público.
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vi. Ese derecho es de carácter colectivo y sólo pueden ejercitarlo
el sindicato titular del contrato colectivo, o en su defecto, la mayoría de
los trabajadores debidamente representados, de ahí que sea
improcedente su ejercicio individualmente.
vii. Los plazos genéricos establecidos para el pago de utilidades
son:
El término de sesenta días comienza a contar a partir de la fecha
en que la empresa presentó o debió presentar la declaración
anual ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
En caso de que el patrón presente declaración complementaria,
por dictamen, corrección o por crédito parcialmente impugnado,
el pago adicional deberá efectuarlo dentro de los sesenta días
siguientes a la fecha de su presentación ante esa dependencia.
viii. El derecho de los trabajadores y deber de la empresa de
integrar una comisión mixta de reparto de utilidades, dentro de los diez
días siguientes a la fecha en que el patrón entregue a los trabajadores
la copia de su declaración anual.
Sobre el particular, esta Segunda Sala ha sostenido que el
derecho de los trabajadores a las utilidades es irrenunciable, y la
acción para reclamarlo no está comprendida dentro de las acciones de
trabajo que prescriben en los plazos que prevén los artículos 517, 518
y 519 de la Ley Federal del Trabajo; sin embargo, está sujeta a
prescripción para crear certidumbre a los gobernados en relación con
los derechos y obligaciones derivados de ese derecho, cuyo cómputo
inicia a partir de que la empresa proporcione la copia de la declaración
a los representantes de los trabajadores.
En tal virtud, al pago de la participación de las utilidades debe
aplicarse la regla general del artículo 516 de la Ley Federal del
Trabajo, cuyo texto se reproduce a continuación:
“Artículo 516. Las acciones de trabajo prescriben en un año, contado a partir del día siguiente a la fecha en que la obligación sea exigible, con las excepciones que se consignan en los artículos siguientes.”
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Ahora bien, el artículo 125 de la Ley Federal del Trabajo ordena
la integración de la comisión mixta dentro de cada empresa,
encargada de determinar la participación individual de cada trabajador
en el reparto de utilidades después de seguir el procedimiento
correspondiente. Dicha comisión se integra por representantes del
patrón y de los trabajadores.
En la hipótesis de que no haya consenso en el monto a repartir a
cada trabajador, la decisión final la tomará un inspector del trabajo.
Formulado el proyecto, debe fijarse en lugar visible del establecimiento
para que en el término de quince días, los trabajadores
individualmente puedan hacer observaciones, las cuales serán
resueltas por dicha comisión. Una vez que ha fenecido el término y
resueltas las objeciones, la declaración de esa comisión será
definitiva.
En esa tesitura, es dable considerar que la resolución emitida por
la comisión mixta o por el inspector del trabajo, es el origen de la
obligación del patrón de pagar a cada trabajador el monto específico
por el reparto de utilidades, ya que el derecho individual para el cobro
surge hasta la determinación a favor del trabajador en particular del
derecho a obtener una cantidad específica por ese concepto.
Por tanto, esta Segunda Sala concluyó que el plazo de un año
para que opere la prescripción de la acción laboral para reclamar el
reparto de utilidades, conforme al artículo 516 de la Ley Federal del
Trabajo; inicia a partir del día siguiente al que se notifique al trabajador
las resoluciones pronunciadas por la Comisión Mixta establecida en la
ley laboral por el Inspector de Trabajo o del que tuvo conocimiento
fehaciente de las mismas, pues es entonces cuando está en aptitud de
reclamarlo.
El criterio anterior, está plasmado en la jurisprudencia número
2ª./J. 2/2001, del rubro siguiente:
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“REPARTO DE UTILIDADES. MOMENTO A PARTIR DEL CUAL INICIA EL CÓMPUTO DEL PLAZO DE UN AÑO, PARA QUE OPERE LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PARA EXIGIRLO4”.
En el evento estudiado, el reparto adicional de utilidades a
repartir entre los trabajadores de la quejosa fue determinado por la
autoridad fiscal, al revisar el cumplimiento de esa obligación respecto
del ejercicio fiscal de dos mil siete, esto es, la imposición de esa
obligación derivó del ejercicio de las facultades de comprobación de
la autoridad, previstas en el artículo 42 del Código Fiscal de la
Federación.
Sobre el tema, esta Segunda Sala, al resolver el amparo directo
en revisión 2056/2009 y la contradicción de tesis 318/20105, sostuvo
las consideraciones esenciales siguientes:
1. La intervención de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
en la repartición de las utilidades obedece a que conoce cuál fue la
renta gravable que consideró el empleador al pagar el Impuesto sobre
la Renta anual y puede revisar su cálculo, pues posee los datos
suficientes para verificar si ese aspecto, que trasciende tanto al ámbito
fiscal como al derecho de los trabajadores estuvo correctamente
4 El texto y datos de publicación son del tenor siguiente: “En virtud de que la acción ejercitada para reclamar el pago de participación de utilidades no está comprendida dentro de las acciones de trabajo que prescriben en los plazos que establecen los artículos 517, 518 y siguientes de la Ley Federal del Trabajo, dicho supuesto debe ubicarse en la regla general de un año que prevé el numeral 516 de la propia Ley. Ahora bien, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 125 de ésta, los trabajadores individualmente pueden formular objeciones a la resolución que dicte la comisión mixta o, en su caso, el inspector del trabajo, en la que se determine la participación individual de cada uno de ellos en las utilidades de la empresa, objeciones que serán resueltas por la citada comisión después de seguir el procedimiento previsto en el propio precepto, y es a partir del dictado de la resolución respectiva cuando nace la obligación del patrón de entregar a cada trabajador el reparto de utilidades; de ahí que el plazo de un año para que prescriba la acción de mérito inicia a partir del día siguiente al que se notifique o haga saber fehacientemente al interesado el pronunciamiento de la resolución mencionada, pues sólo hasta que se precise en cantidad líquida la participación de cada trabajador en dichas utilidades, estará en aptitud de reclamarla”. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIII, enero de 2001, Materia: Laboral, registro IUS: 190358, página: 204. 5 Las ejecutorias en cuestión dieron origen a la tesis número 2ª. II/2010, de rubro: “PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES EN LAS UTILIDADES DE LAS EMPRESAS. LA SECRETARÍA DE HACIENDA Y CRÉDITO PÚBLICO, EN SU CALIDAD DE ÓRGANO REVISOR, PUEDE AVERIGUAR TODO TIPO DE IRREGULARIDADES EN SU CÁLCULO” difundida en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Materia: Laboral, Tomo XXXI, enero de 2010, registro IUS: 165497, página 326 y jurisprudencia número 2ª./J. 4/2011, de rubro: “PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES EN LAS UTILIDADES DE LAS EMPRESAS. LA RESOLUCIÓN QUE DETERMINA VARIACIÓN EN LA RENTA GRAVABLE Y POR TANTO UNA VARIACIÓN EN EL REPARTO DE UTILIDADES PRODUCE CONSECUENCIAS TANTO FISCALES COMO LABORALES”, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Materias: Administrativa y Laboral, Tomo XXXIII, febrero de 2011, registro IUS: 162779, página 774.
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determinado, e incluso, puede comprobar que el porcentaje aplicado
haya sido el fijado por la Comisión Nacional y en general cualquier otro
aspecto que pudiera incidir en la debida participación de los
trabajadores en las utilidades del patrón contribuyente.
2. A través de las facultades de comprobación que se establecen
en el artículo 42 del Código Fiscal de la Federación, puede verificarse
el derecho de los trabajadores en la participación de las utilidades, lo
cual tiene repercusiones tanto en el ámbito laboral como en la materia
fiscal, porque si la utilidad fiscal estuvo mal calculada se le
determinará un crédito fiscal al contribuyente y al mismo tiempo se
ordenará el reparto adicional de ese beneficio constitucional.
3. El procedimiento de fiscalización puede culminar con una
resolución que no determine obligaciones tributarias, cuando haya sido
correcto el cálculo de la utilidad fiscal.
No obstante, la autoridad hacendaria puede ordenar la
distribución de utilidades a los trabajadores, lo cual no impide la
aplicación del Código Fiscal de la Federación, porque el párrafo
primero del artículo 42 no establece que del ejercicio de las facultades
de fiscalización derivará necesariamente la determinación de un
crédito fiscal, pues para ello se requiere la omisión en el pago de los
tributos o irregularidades en el cumplimiento de las obligaciones
fiscales accesorias.
Por lo anterior, se concluyó que el ejercicio de las facultades de
verificación es la vía idónea para comprobar la utilidad fiscal, así como
el reparto correcto de las utilidades, porque ambos conceptos parten
de un mismo elemento, máxime si se considera que el órgano
fiscalizador es el encargado de comprobar el cumplimiento correcto de
las obligaciones derivadas del impuesto sobre la renta.
4. Cuando sean detectadas irregularidades deberá emitirse
resolución determinante de la obligación fiscal coactiva y dar inicio al
procedimiento de ejecución respectivo.
5. La revisión laboral de la distribución de las participaciones a
los trabajadores puede surgir del ejercicio de las facultades de revisión
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otorgadas al Servicio de Administración Tributaria como órgano
desconcentrado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y
como operador de disposiciones de carácter laboral, con el fin de dar
exacto cumplimiento al artículo 122 de la Ley Federal del Trabajo.
6. En ejercicio de facultades de comprobación, la autoridad
puede analizar el reparto correcto de utilidades a los trabajadores, lo
cual se justifica en que la renta gravable o utilidad fiscal sirve para
determinar el monto del impuesto relativo y la participación de los
trabajadores en las utilidades, por lo que es indispensable aplicar en
ambas hipótesis la ley que regula ese tributo; además, que la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público actúa al mismo tiempo como
autoridad laboral y fiscal cuando constata que el reparto sea correcto.
En ese contexto, esta Segunda Sala determinó que la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público está facultada para tutelar derechos
constitucionales de los trabajadores, ya que de hacerse una
interpretación restrictiva de la norma constitucional, los trabajadores
quedarían en estado de indefensión entre diversas situaciones en las
que el patrón no hubiera otorgado correctamente el reparto de
utilidades; estas no hubiesen sido impugnadas; y finalmente, esas
inconsistencias hubiesen sido detectadas por esa autoridad.
Sobre tales premisas jurídicas, es válido concluir que la
determinación de la cantidad que tienen derecho a recibir los
trabajadores por concepto de reparto de utilidades de la empresa,
puede tener dos orígenes independientes entre ellos, y por esa
razón, regulados por disposiciones constitucionales, legislativas y
reglamentarias de aplicación distinta; atendiendo precisamente, al
elemento generador de la obligación patronal.
En efecto, la primera fuente es de carácter laboral, surgida con
motivo de la declaración anual del impuesto sobre la renta presentada
por el patrón a las autoridades tributarias, momento en el cual inicia la
participación de la comisión mixta dentro de cada empresa, referida en
el artículo 125 de la Ley Federal del Trabajo, encargada de determinar
la participación individual de cada trabajador en el reparto de utilidades
después de seguir el procedimiento correspondiente, y en caso de que
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no lleguen a un acuerdo sus integrantes, será un inspector del trabajo
quien fijará el monto a repartir a cada trabajador.
De verificarse cualquiera de las hipótesis relatadas, esto es, que
la determinación del reparto de utilidades para cada trabajador sea
decidida por la comisión mixta o por el inspector del trabajo; tiene
como consecuencia el nacimiento de la obligación del patrón de pagar
a los trabajadores en lo individual el monto específico por ese
concepto; de lo que se colige que el plazo de un año para que opere la
prescripción de la acción laboral para reclamar el reparto de utilidades,
prevista en el artículo 516 de la Ley Federal del Trabajo, inicia a partir
del día siguiente al que se notifique al trabajador las resoluciones
pronunciadas por la comisión mixta o por el inspector de trabajo o del
que tuvo conocimiento fehaciente de las mismas, pues es entonces
cuando está en aptitud de reclamarlo.
En contraste, la diversa causa –de naturaleza fiscal– por la cual
puede obligarse al patrón a repartir a sus trabajadores cierta cantidad
de dinero por concepto de reparto de utilidades, es el ejercicio de la
facultad de comprobación prevista en el artículo 42 del Código Fiscal
de la Federación, lo cual se justifica en que la renta gravable o utilidad
fiscal sirve para determinar el monto del impuesto relativo y la
participación de los trabajadores en las utilidades; en la inteligencia de
que no se requiere la determinación de un crédito fiscal por concepto
del impuesto sobre la renta.
Desde esa arista, si la figura jurídica de prescripción a que se
refiere el artículo 516 de la Ley Federal del Trabajo se relaciona con
las obligaciones surgidas a la luz de la legislación de esa materia,
como es la decisión adoptada por la comisión mixta o por algún
inspector del trabajo, resulta incuestionable que aquélla no opera
respecto de la determinación relativa al reparto adicional de utilidades
producto del ejercicio de las atribuciones del Servicio de
Administración Tributaria para verificar el cumplimiento de obligaciones
a su cargo derivadas del impuesto sobre la renta, conforme a las
facultades previstas en el artículo 42 del Código Fiscal de la
Federación.
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A ese respecto, se comparte el criterio contenido en la
tesis emitida por la Primera Sala de este Alto Tribunal, número
1ª. XXXIII/2013 (10ª.), cuyo rubro dice:
“REPARTO DE UTILIDADES. EL PLAZO DE PRESCRIPCIÓN PREVISTO EN EL ARTÍCULO 516 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO ES INAPLICABLE PARA RECLAMAR DICHA PRESTACIÓN, CUANDO LA OBLIGACIÓN DERIVA DEL EJERCICIO DE LAS FACULTADES DE COMPROBACIÓN DE LA AUTORIDAD TRIBUTARIA”6.
Entonces, es fácil advertir que los agravios en estudio resultan
infundados, pues como lo determinó el Tribunal Colegiado del
conocimiento, la prescripción a que se refiere el artículo 516 de la Ley
Federal del Trabajo vigente en dos mil siete, no es aplicable en los
casos en que la obligación de pagar reparto –adicional– de utilidades a
los trabajadores es producto de la revisión efectuada por la autoridad
fiscalizadora en ejercicio de las atribuciones que le confiere el numeral
42 del Código Fiscal de la Federación.
No es obstáculo a lo expuesto, lo afirmado por la recurrente en el
sentido de que la participación adicional determinada por la autoridad
fiscal no fue producto del incremento de la base de impuesto sobre la
6 Del texto y datos de identificación siguientes: “La cantidad a que tienen derecho los trabajadores por concepto de reparto de utilidades de la empresa, puede determinarse a partir de dos orígenes independientes y regulados por disposiciones distintas conforme al elemento generador de la obligación patronal; el primero deriva de los artículos 117 a 131 de la Ley Federal del Trabajo; y 1o., 3o., 4o., 7o., 8o., 10, 11, 14 a 19, 22 a 26 y 30 del Reglamento de los Artículos 121 y 122 de la Ley Federal del Trabajo y, el segundo, del artículo 42 del Código Fiscal de la Federación. Así, el primer origen es de carácter laboral, pues surge de la declaración anual del impuesto sobre la renta presentada por el patrón a las autoridades tributarias, específicamente cuando la comisión mixta dentro de cada empresa, en términos del artículo 125 de la ley invocada, determina la participación individual de cada trabajador en el reparto de utilidades después del procedimiento correspondiente, sin que obste que los integrantes de dicha comisión no llegaran a un acuerdo, pues en ese caso será un inspector del trabajo quien fijará el monto a repartir; de ahí que cualquiera de las referidas hipótesis conlleva el nacimiento de la obligación del patrón de pagar a los trabajadores, en lo individual, el monto específico por ese concepto y, por ende, el plazo de prescripción previsto en el artículo 516 de la Ley Federal del Trabajo inicia a partir del día siguiente al que se notifiquen al trabajador las resoluciones pronunciadas por la comisión mixta o por el inspector del trabajo o del que tuvo conocimiento fehaciente de éstas, pues es entonces cuando está en aptitud de reclamarlo. Ahora bien, el segundo origen deriva del ejercicio de la facultad de comprobación que prevé el referido artículo 42, pues la renta gravable o utilidad fiscal que resulte servirá para determinar el monto del impuesto relativo y la participación de los trabajadores en las utilidades, sin que para ello se requiera determinar un crédito fiscal por concepto del impuesto sobre la renta; supuesto en el que resulta inaplicable el plazo de prescripción previsto en el invocado artículo 516, toda vez que la determinación del reparto de utilidades surge del ejercicio de las atribuciones de las autoridades hacendarias encargadas de verificar el cumplimiento de obligaciones tributarias y no de la decisión adoptada por la comisión mixta o por algún inspector del trabajo”. Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Materia: Administrativa, Libro XVII, Tomo 1, febrero de 2013, registro IUS: 2002897, página 840.
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renta gravable, sino de eliminar la limitante del pago de ese concepto
al monto máximo fijado en el artículo 127, fracción III, de la Ley
Federal del Trabajo; por lo que en el caso sí es aplicable el diverso
numeral 516 de ese ordenamiento.
Es así, por una parte, debido a que la quejosa pretende que el
artículo 516 de la Ley Federal del Trabajo se interprete a partir de su
situación particular, a saber, que el reparto adicional de utilidades que
se le determinó no es consecuencia del incremento de la base
gravable para efectos de impuesto sobre la renta, sino únicamente de
la correcta aplicación de los supuestos que al respecto establece el
diverso numeral 127 de la legislación de la materia; máxime que de
acuerdo con lo expuesto líneas precedentes, con independencia de la
causa por la que la autoridad hacendaria haya ajustado la suma que
debe repartirse a los trabajadores por el concepto indicado, lo cierto es
que no le es aplicable la prescripción regulada en el aludido numeral
516.
Además, no debe perderse de vista que esta Segunda Sala ya
determinó que la autoridad hacendaria, en ejercicio de su facultad
revisora, puede advertir todo tipo de irregularidades, como en la
especie sería aplicar indebidamente la limitante de la suma repartible
según el artículo 127, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, la cual
produce consecuencias tanto fiscales como laborales; por lo que el
hecho de que la razón por la que se determinó un reparto adicional de
utilidades a cargo de la quejosa obedezca a la indebida aplicación de
la legislación laboral, no implica que deba sujetarse al plazo de
prescripción previsto en el numeral 516, pues no debe perderse de
vista que aquélla fue advertida por la autoridad exactora en uso de sus
facultades de comprobación.
Tampoco es óbice a las reflexiones expuestas, el argumento
relativo a que de los artículos 517 a 519 de la Ley Federal del Trabajo
no se advierte que la determinación de participación de los
trabajadores en el reparto de utilidades derivado de la revisión de la
autoridad fiscal esté prevista dentro de alguna de las excepciones al
plazo general de prescripción establecido en el numeral 516, por lo
que debe entenderse que el ejercicio de la acción laboral respecto de
esa cuantificación se sujeta a la regla general a que se refiere el
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precepto citado en último término.
Es así, en virtud de que los numerales referidos por la quejosa
sólo refieren a plazos distintos para que opere la prescripción de las
diversas acciones en materia laboral; sin embargo, el hecho de que el
legislador haya contemplado diversos plazos para que aquélla se
actualice (distintos al general de un año contenido en el artículo 516),
no desvirtúa la premisa de que la prescripción, como institución
jurídica, es inaplicable tratándose de la determinación de reparto de
utilidades a los trabajadores producto de las irregularidades advertidas
al respecto por la autoridad fiscal al ejercitar sus facultades revisoras.
De igual modo, es ineficaz la afirmación de que en oposición con
lo asumido por el Tribunal de amparo, la circunstancia de que la
quejosa esté en aptitud de interponer recurso de revocación o juicio de
nulidad contra la resolución del reparto adicional de participación de
los trabajadores en las utilidades, determinado por la autoridad
fiscalizadora, no justifica la inaplicabilidad de la prescripción de la
acción establecida en el artículo 516 de la Ley Federal del Trabajo,
pues nada impide que los trabajadores presenten objeciones a los
términos en que se cuantifica el reparto en cuestión; pues la hace
depender de una premisa que no logró demostrar, a saber, que la
referida prescripción no opera en los casos en que la obligación
de pago surge de las irregularidades advertidas por la autoridad
hacendaria al revisar la situación de la contribuyente.
En relación con las consideraciones expuestas, debe significarse
la ineficacia del agravio identificado con el inciso h), referente a que el
fallo recurrido es ilegal, en razón de que el Tribunal Colegido
fundamentó su decisión en la ejecutoria emitida por la Primera Sala de
este Alto Tribunal al resolver el amparo directo en revisión número
1721/2012, el cual no es aplicable al caso.
Se expone tal postura, pues de la ejecutoria del aludido amparo
directo en revisión, la cual se tiene a la vista como hecho notorio en
términos de lo dispuesto en el artículo 88 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la ley de la materia,
se advierte que la Primera Sala interpretó el contenido del artículo
516 de la Ley Federal del Trabajo, arribando a la conclusión de que
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la prescripción que regula no es aplicable a los casos en que la
obligación de pago de reparto de utilidades a los trabajadores es
producto de la revisión efectuada al respecto por la autoridad
fiscalizadora. Cabe destacar que esa ejecutoria dio origen a la citada
tesis número 1ª. XXXIII/2013 (10ª.), que esta Segunda Sala comparte;
de ahí la ineficacia de ese argumento.
También es ineficaz el agravio sintetizado en el inciso k), a
través del cual la recurrente manifiesta que el Tribunal Colegiado
omitió efectuar la interpretación pro persona del artículo 516 de la Ley
Federal del Trabajo, a partir de la cual se concluya que la prescripción
de las acciones laborales a que se refiere, también es aplicable
tratándose de la determinación de reparto adicional de participación de
los trabajadores en las utilidades de las empresas, cuando deriva
de una resolución emitida por la autoridad fiscal, producto del ejercicio
de sus facultades de comprobación; máxime que la interpretación
llevada a cabo por el órgano de amparo es violatoria del derecho a la
seguridad jurídica y del desarrollo integral.
Lo anterior, pues es criterio de esta Segunda Sala que la
interpretación pro persona no implica que los órganos jurisdiccionales
nacionales dejen de ejercer sus atribuciones y facultades de impartir
justicia en la forma en que venían desempeñándolas antes de la citada
reforma, sino que conlleva a que si en los instrumentos internacionales
existe una protección más benéfica para la persona respecto de la
institución jurídica analizada, ésta se aplique, sin que tal circunstancia
signifique que, al ejercer tal función jurisdiccional, dejen de observarse
los diversos principios constitucionales y legales o las restricciones
que prevé la norma fundamental, ni tampoco, que, necesariamente,
deba interpretarse a su favor la norma en cuestión; ya que de hacerlo,
se provocaría un estado de incertidumbre en los destinatarios de tal
función7.
7 Al respecto, es aplicable la jurisprudencia número 2ª./J. 56/2014 (10ª.), del rubro, texto y datos de publicación siguientes: “PRINCIPIO DE INTERPRETACIÓN MÁS FAVORABLE A LA PERSONA. SU CUMPLIMIENTO NO IMPLICA QUE LOS ÓRGANOS JURISDICCIONALES NACIONALES, AL EJERCER SU FUNCIÓN, DEJEN DE OBSERVAR LOS DIVERSOS PRINCIPIOS Y RESTRICCIONES QUE PREVÉ LA NORMA FUNDAMENTAL. Si bien la reforma al artículo 1o. de la Constitución Federal, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, implicó el cambio en el sistema jurídico mexicano en relación con los tratados de derechos humanos, así como con la interpretación más favorable a la persona al orden constitucional –principio pro persona o pro homine-, ello no implica que los órganos jurisdiccionales nacionales dejen de ejercer sus atribuciones y facultades de impartir justicia en la forma en que venían
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Por tal motivo, si la quejosa se limita a señalar que debió
efectuarse una interpretación a su favor del numeral 516 de la Ley
Federal del Trabajo, sin exponer los motivos o circunstancias por las
que, en todo caso, ese numeral merece una interpretación distinta a la
efectuada por el Tribunal Colegiado y, además, que ésta deba tener el
alcance que pretende darle; lo cierto es que sólo hace valer una
afirmación sin sustento que es ineficaz para revocar o modificar, en
ese aspecto, el fallo sujeto a revisión.
Corrobora tal aserto, la circunstancia de que según se concluyó
líneas precedentes es correcta la interpretación realizada en el fallo
impugnado tocante a que el plazo de prescripción establecido en el
artículo 516 de la Ley Federal del Trabajo vigente en dos mil siete,
es inaplicable tratándose de la obligación de pago de reparto de
utilidades derivada del ejercicio de las facultades de comprobación
de la autoridad tributaria.
En ese contexto, deben calificarse como inoperantes los
agravios puntualizados en los incisos j), l) y m), que se dirigen a
demostrar la inconstitucionalidad del precepto legal mencionado en
el párrafo precedente, habida cuenta que al no tener aplicación en el
caso, en tanto la determinación adicional de reparto de utilidades de
origen es producto del ejercicio de las facultades de comprobación, no
es procedente abordar el estudio de su regularidad constitucional8.
No representa obstáculo a esa postura, lo afirmado por la
quejosa en el sentido de que Tribunal Colegiado soslayó que la Sala
desempeñándolas antes de la citada reforma, sino que dicho cambio sólo conlleva a que si en los instrumentos internacionales existe una protección más benéfica para la persona respecto de la institución jurídica analizada, ésta se aplique, sin que tal circunstancia signifique que, al ejercer tal función jurisdiccional, dejen de observarse los diversos principios constitucionales y legales -legalidad, igualdad, seguridad jurídica, debido proceso, acceso efectivo a la justicia, cosa juzgada-, o las restricciones que prevé la norma fundamental, ya que de hacerlo, se provocaría un estado de incertidumbre en los destinatarios de tal función”. Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Materia: Constitucional, Libro 6, Tomo II, mayo de 2014, registro IUS: 2006485, página 772. 8 Es aplicable al caso, por razones analógicas, la jurisprudencia de esta Segunda Sala número 2ª./J. 53/2005, del rubro y datos de identificación siguientes: “AMPARO DIRECTO CONTRA LEYES. REQUISITOS PARA QUE PROCEDA ANALIZAR SU CONSTITUCIONALIDAD, CUANDO SE IMPUGNEN POR SU APLICACIÓN EN EL ACTO O RESOLUCIÓN DE ORIGEN Y NO SE ACTUALICE LA HIPÓTESIS DE SUPLENCIA DE LA QUEJA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 76 BIS, FRACCIÓN I, DE LA LEY DE AMPARO (MATERIA ADMINISTRATIVA)”, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Materia: Administrativa, Tomo XXII, mayo de 2005, registro IUS: 178539, página 478.
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responsable sí aplicó el artículo tildado de inconstitucional, pues en la
sentencia reclamada citó y analizó su contenido; de lo que se concluye
que esa disposición fue aplicada en perjuicio de la quejosa y, por
tanto, procede el examen de su regularidad constitucional.
En efecto, aun cuando asiste razón a la quejosa en el sentido de
que en la sentencia reclamada la Sala responsable hizo referencia e
incluso analizó el contenido del artículo 516 de la Ley Federal del
Trabajo vigente en dos mil siete, lo cierto es que tal situación no se
traduce en la aplicación de la hipótesis normativa que tilda de
inconstitucional; pues no debe perderse de vista que la amparista
aduce, básicamente, que ese numeral es violatorio del derecho a la
seguridad jurídica, en tanto no define lo que debe entenderse por
“obligación exigible” a fin de concretar a partir de qué momento debe
computarse el plazo de prescripción que regula.
Por tanto, si en el fallo reclamado la autoridad responsable
concluyó que la determinación del pago de reparto adicional de
utilidades de origen no se sujeta al aludido plazo de prescripción,
según se apuntó párrafos precedentes; es inconcuso que la hipótesis
normativa reclamada por la quejosa, contenida en el artículo 516 de
la Ley Federal del Trabajo vigente en dos mil siete, no se aplicó en
su perjuicio y, por consiguiente, es improcedente analizar su
constitucionalidad.
Ilustra la conclusión alcanzada, la tesis número 2ª. CLII/98,
emitida por esta Segunda Sala, del rubro siguiente:
“CONCEPTOS DE VIOLACIÓN INOPERANTES EN AMPARO DIRECTO. LO SON AQUELLOS EN QUE SE PLANTEA LA INCONSTITUCIONALIDAD DE PRECEPTOS QUE SI BIEN FUERON CITADOS EN LA SENTENCIA IMPUGNADA, SUS HIPÓTESIS NORMATIVAS NO FUERON APLICADAS EN ELLA”9.
Corolario de lo expuesto es que son infundados por una parte e
inoperantes, en otro aspecto, los agravios formulados por la parte
quejosa.
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OCTAVO. Revisión adhesiva. De acuerdo con lo anterior,
procede referirse a la adhesión que el Secretario de Hacienda y
Crédito Público hace valer en relación con el recurso de revisión
interpuesto por la quejosa.
La lectura integral de los agravios de la mencionada adhesión,
pone de relieve que no pretenden ampliar o modificar los efectos de
la sentencia, sino sólo desestimar los argumentos esgrimidos en la
revisión interpuesta por la quejosa, motivo por el que resultan
intrascendentes, en tanto ha quedado establecido en la presente
ejecutoria que fue correcta la negativa del amparo decretada al
respecto por el Tribunal Colegiado en el fallo recurrido, habida cuenta
que han resultado ineficaces los agravios enderezados sobre el
particular.
Por tanto, la determinación adoptada en esta ejecutoria en
cuanto al recurso de revisión interpuesto por la quejosa no llegó a
una conclusión diversa en torno a la negativa de la protección
constitucional solicitada, por lo que no se advierte afectación alguna a
los derechos defendidos por el recurrente adhesivo y, por ende, debe
declararse sin materia la adhesión al citado recurso al desaparecer la
condición a que estaba sujeto su interés jurídico para interponerla.
Se expone tal aserto, ya que la revisión adhesiva carece de
autonomía, pues de conformidad con lo dispuesto en el numeral 82
de la Ley de Amparo, la adhesión a un recurso de revisión sigue la
suerte procesal de éste, de ahí que no debe analizarse lo aducido por
la autoridad tercero interesada en su escrito de adhesión al recurso de
la quejosa, habida cuenta que se orientan a demostrar la ineficacia
de los planteamientos hechos valer por esta última, los cuales, según
se concluyó en el presente fallo, resultan ineficaces para revocar la
sentencia sujeta a revisión.
Es aplicable, por razones analógicas, la jurisprudencia número
2ª./J. 166/2007 de esta Segunda Sala, del rubro siguiente:
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21
“REVISIÓN ADHESIVA EN AMPARO INDIRECTO. DEBE
DECLARARSE SIN MATERIA SI LA REVISIÓN PRINCIPAL
RESULTA INFUNDADA”10.
En las relatadas condiciones, en la materia de la revisión,
procede confirmar la sentencia recurrida.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO. En la materia de la revisión, se confirma la sentencia
recurrida.
SEGUNDO. La Justicia de la Unión no ampara ni protege a la
sociedad quejosa.
TERCERO. Queda sin materia la revisión adhesiva.
Notifíquese; con testimonio de esta resolución, vuelvan los
autos a su lugar de origen y, en su oportunidad, archívese el toca
como asunto concluido.
10 Del texto y datos de identificación siguientes: “El artículo 83, fracción IV, de la Ley de Amparo prevé la procedencia del recurso de revisión contra las sentencias pronunciadas por los Jueces de Distrito, y en su último párrafo establece que en todos los casos a que se refiere ese precepto, la parte que obtuvo resolución favorable a sus intereses puede adherirse a la revisión principal. Ahora bien, si se toma en cuenta que el recurso de revisión adhesiva carece de autonomía, al señalar el párrafo indicado que la adhesión al recurso sigue la suerte procesal de éste, es evidente que si la revisión principal resulta infundada, aquél debe declararse sin materia, por su naturaleza accesoria”. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Materia: Común, Tomo XXVI, Septiembre de 2007, registro: 171304, página 552.