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arique arique No.51/52, Julio-Diciembre de 2014 Revista de Poesía

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Revista de poesia. Textos de Enrique Hernandez Miyares, Francis Sanchez, Raidel Hernandez, Carilda Oliver Labra, Juana Rosa Pita, Ivonne Martin, Lorenzo Suarez Crespo, Pedro Leon, Vivian D. Vila Morera, Ileana Alvarez, Felix Anesio y Raul Tapanes Lopez

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ariquearique No.51/52, Julio-Diciembre de 2014

Revista de Poesía

En este número:

Raúl Tápanes López Amarrando ariques/ pág.4

Nuria Gregori recibe el Premio Vasconcelos/ pág.6

Enrique Hernández Miyares La más fermosa/ pág.7

Premios Vasconcelos/ pág.8

Francis Sánchez Décimas "improvisadas"por la entrega del Premio

Vasconcelos 2014/ pág.10

Raidel Hernández Calzada de Tirry 81/ pág.12

Carilda Oliver Labra La casa/ pág.13

Juana Rosa Pita Cristo de La Habana/ pág.15

Ivonne Martín Noche habanera/ Estado del tiempo/ pág.16

Casa de la Décima Celestino García, pág.18

Lorenzo Suárez Crespo Una tarde de gaviotas/ Reclamo al mar/ La vida pasa/ pág.19

Pedro León/ pág.22

Vivian D. Vila Morera Pájaro de cristal/ El esqueleto de la Sra. Morales/ pág.24

Ileana Álvarez Palabras de una poeta menor de la antología/ pág.27

Félix Anesio En el borde/ La travesía del elefante ilustrado/ La cosecha/ pág.29

Acuse de recibo/ pág.33

En La Habana, con

Fredo Arias de la Canal

Amarrando ariques

El Premio Vasconcelos que otorga anualmente el Frente de Afirmación Hispanista (FAH) de México, recayó nuevamente este año en un intelectual cubano: la Dra. Nuria Gregori. Anteriormente lo habían recibido el Dr. Salvador Bueno (1998) y los poetas Carilda Oliver Labra (2002), Francisco Henríquez (2005) y Lorenzo Suárez Crespo (2012). Para la entrega de la medalla viajó a La Habana el presidente del FAH, el humanista mexicano Fredo Arias de la Canal. A la ceremonia, que tuvo lugar en el Instituto de Literatura y Lingüística asistieron, entre los invitados, numerosas personalidades que obtuvieron el premio anteriormente. Poetas, investigadores y artistas de México, Cuba, España, Chile, Perú, Uruguay y otros países, también viajaron a un encuentro con decimistas improvisadores en Pinar del Río y a la inauguración del Centro Cultural Carilda Oliver Labra, en la casa de la poeta en Matanzas. Durante cuatro días compartimos intereses, experiencias y sueños en un ambiente de fraternidad. Más allá del reencuentro con las raíces y del impacto de volver a ver un entorno doloroso tras nueve años de ausencia, trazamos nuevos proyectos para bien de aquello que nos une: la hispanidad como legado y cauce de particular vigencia en estos tiempos de caos y amor desesperado*, y la poesía que es el lenguaje del cosmos y del alma de los hombres. De todo ello pretende dar una imagen este nuevo número de Arique. *Caos y amor desesperado es poema de R. Tápanes en el libro homónimo

Nuria Gregori recibe el Premio Vasconcelos

La académica cubana Nuria Gregori fue distinguida con el Premio José Vasconcelos, del Frente de Afirmación Hispanista de México, por su destacada labor en la investigación y promoción del patrimonio cultural hispano. La entrega tuvo lugar el pasado 10 de octubre en el Instituto de Literatura y Lingüística José Antonio Portuondo.

El premio Vasconcelos se entrega desde 1968, y fue recibido por el entonces presidente de la Academia Cubana de la Lengua Salvador Bueno. José Vasconcelos (1882-1959), político, escritor y filósofo, fue conocido como el Maestro de América. Fundó el Ministerio de Educación y el Colegio Nacional de México.

Revista de poesía/ 6

Enrique Hernández Miyares

La más fermosa

Que siga el Caballero su camino Agravios desfaciendo con su lanza: Todo noble tesón al cabo alcanza Fijar las justas leyes del destino.

Cálate el roto yelmo de Mambrino Y en tu rocín glorioso altivo avanza, Desoye al refranero Sancho Panza Y en tu brazo confía y en tu sino.

No temas la esquivez de la Fortuna: Si el Caballero de la Blanca Luna Medir sus armas con las tuyas osa

Y te derriba por contraria suerte, De Dulcinea, en ansias de tu muerte, ¡Di que siempre será la más fermosa!

Enrique Hernández Miyares (Santiago de Cuba, 1859-1914). Publicado en 1903 bajo el seudónimo de Grisóstomo, el soneto levantó una enconada polémica no sólo sobre su autoría, sino también relacionada con la controversia política entre cubanos y españoles tras la instauración de la República.

Arique/ 7

1968 León Felipe, zamorano. Prototipo del poeta en el exilio. 1969 Salvador de Madariaga, gallego. Historiador y crítico literario. 1970 Félix Martí Ibáñez, valenciano. Orador y Director de la revista MD, que distribuía gratuitamente a 300.000 médicos en todo el mundo. 1971 Joaquim Montezuma de Carvalho, portugués. Crítico literario. 1972 Luis Alberto Sánchez, peruano. Literato y catedrático universitario. 1973 Jorge Luis Borges, argentino. Poeta y novelista. 1974 Gilberto Freire, brasileño. Escritor y catedrático universitario. 1975 Diego Abad de Santillán, español-argentino. Enciclopedista e historiador. 1976 Ubaldo DiBenedetto, italiano. Novelista y catedrático de Literatura en la Universidad de Harvard. 1977 Vicente Géigel Polanco, puertorriqueño. Poeta y político. 1978 Samuel Bronston, estadounidense. Productor cinematográfico de El Cid. 1979 Alfonso Camín, asturiano. Poeta y fundador de la Revista Hispanoamericana Norte. 1980 Halcías Martan Góngora, colombiano. Poeta. Director de la revista Esparavel. 1981 José Jurado Morales, andaluz. Poeta. Director de la revista Azor. 1982 Primo Castrillo, boliviano. Poeta y dibujante. 1983 José María Amado, andaluz. Escritor. Director desde 1968 de la revista Litoral. 1984 Sociedad Cultural “Sor Juana Inés de la Cruz”, sociedad mejicana. 1985 Jean Aristeguieta, venezolana. Poeta. Directora de Árbol de Fuego. 1986 Francisco Matos Paoli e Isabel Freire de Matos, puertorriqueños. Poetas y patriotas. 1987 Magín Berenguer Alonso, asturiano. Pintor, antropólogo y catedrático. 1988 Arturo Uslar Pietri, venezolano. Novelista y político. 1989 “Capilla Alfonsina”, sociedad mejicana que guarda la memoria de Alfonso Reyes. 1990 Odón Betanzos Palacios, andaluz. Poeta. Presidente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. 1991 Alfonso Larrahona Kasten, chileno. Poeta. Director de la revista Correo de la Poesía. 1992 Mariano Lebrón Saviñón, dominicano. Poeta. Presidente de la Academia Dominicana de la Lengua Española. 1993 José Rubia Barcia, gallego. Poeta, catedrático de Historia de la Universidad de California. 1994 “Casa del Poeta Latinoamericano” (Montevideo). Fundada por Rubinstein Moreira, Norma Suiffet, Gloria Vega de Alba, Marta de Arévalo, María Ofelia Huertas Olivera, Elsa Baroni de Barreneche y Fernando E. Juanicó Peñalva. 1995 Guillermo Schmidhuber de la Mora, mejicano. Dramaturgo, investigador literario. 1996 Rodrigo Pesántez Rodas, ecuatoriano. Poeta, antólogo y catedrático de Literatura. 1997 “Biblioteca Básica Canaria”. 1998 Salvado Bueno Menéndez, cubano. Escritor y catedrático de Literatura. Presidente de la Academia Cubana de la Lengua. 1999 Silvio Zavala, mejicano. Historiador. 2000 Lolita Lebrón, puertorriqueña. Poeta y patriota.

Premios Vasconcelos

Revista de poesía/ 8

Premios Vasconcelos en La Habana, octubre de 2014. De izquierda a derecha en primera fila: Francisco Henríquez, Manuel de la Puebla, Lourdes Royano Gutiérrez, Nuria Gregori Torada, Rosamarina García Munive, José Julián Labrador Herráiz. En segunda fila, de izquierda a derecha: Fernando E. Juanicó Peñalva, Antonio Rey Hazas, Rodrigo Pesántez Rodas, Juan Riquelme, Lorenzo Suárez Crespo, Alfonso Larrahona Kasten y Maximiano Trapero.

2001 Manuel de la Puebla, español. Poeta y editor. 2002 Carilda Oliver Labra, cubana. Poeta. 2003 Brígido Redondo, mejicano. Poeta. Director de la Casa Maya de la Poesía, Campeche. 2004 Juan Ruiz de Torres, español. Poeta, investigador literario. Director de la Asociación Prometeo de Poesía y varias publicaciones. 2005 Francisco Henríquez, cubano. Poeta. Director de Carta Lírica en Mia-mi, Florida. 2006 Lourdes Royano Gutiérrez, española. Directora del Aula de Letras de la Universidad de Cantabria. 2007 Juan Riquelme, venezolano. Poeta y editor. 2008 José Julián Labrador Herráiz, Catedrático de Literatura Española. Autor de una extensa obra investigativa. 2009 Maximiano Trapero, español. Investigador, Catedrático de Filología Española. 2010 Rosamarina García Munive, peruana. Poeta. 2011 Ralph di Franco, estadounidense. Profesor de la Universidad de Denver. 2012 Lorenzo Suárez Crespo, cubano, poeta. 2013 Antonio Rey Hazas. Catedrático de Literatura Española en la Universi-dad Autónoma de Madrid. Especialista en el Siglo de Oro español. 2014 Nuria Gregori Torada, cubana. Investigadora. Directora del Instituto de Literatura y Lingüística.

Arique/ 9

Francis Sánchez

Décimas “improvisadas” por la entrega del Premio Vasconcelos 2014

El Frente de Afirmación Hispanista ha puesto en mano de otro intelectual cubano su máximo galardón: con Nuria Gregori, son cinco Premios Vasconcelos. ¿Tendrán otras tierras celos de esta que cercan las aguas sin ver qué muros, qué fraguas exhortan sus finos vuelos?

El noble Salvador Bueno fue el primero en merecer, luego Carilda Oliver dijo “amor, me desordeno”. Y para urdir más ameno un guateque improvisado, Francisco Henríquez el hado trajo del Cucalambé y, por la Carta..., un café pidió en décima endulzado.

Tras una colina calva Lorenzo Suárez asoma y anuncia que no hay aroma como el de su vega al alba.

¿Pero al cantor quién lo salva del tiempo, el polvo, el olvido? Por suerte, Nuria ha venido con sus investigaciones a devolverle emociones al texto antiguo y perdido.

Noches en Cuba, estrelladas, son una fiesta distinta porque en el aire se entinta un mar de voces llagadas. Son preguntas extraviadas de Heredia, Martí y Loynaz.

Revista de poesía/ 10

También Zambrana, Novás... ¡Tantos poetas!, que tienes que escuchar: “¿De dónde vienes, viajero, hacia dónde vas?”

Sedientos y ávidos todos danzan en el baile extraño donde se desteje el paño cósmico de muchos modos: con flores, espinas, lodos, versos, prosas, monte y sal... Y sentado en el final, sabio, atento a que les fíe Cronos a algunos, sonríe Fredo Arias de la Canal.

Ciego de Ávila, 28-septiembre-2014

Francis Sánchez (Ciego de Ávila, 1970). Poeta, narrador y ensayista. Es autor de los poemarios Revelaciones atado al mástil (1996), Luces de la ausencia mía (2001) y Epitafios de nadie (2008), entre otros, así como del ensayo Dulce María Loynaz, la agonía de un mito (2001). Es uno de los poetas más destacados de la poesía cubana de finales del Siglo XX. Es director de la revista Árbol invertido. Textos suyos han sido publicados anteriormente en Arique.

Arique/ 11

Calzada de Tirry 81 Tras ser sometida a una profunda restauración la casa de Carilda en Tirry 81, Matanzas, fue inaugurada como el Centro Cultural Carilda Oliver Labra el pasado mes de octubre. Al acto asistieron los invitados a la entrega del Premio Vasconcelos en La Habana, la merecedora de la distinción en 2014, Nuria Gregori, y el Presidente del Frente de Afirmación Hispanista, Fredo Arias de la Canal.

El plano original para la construcción de Tirry 81 fue elaborado por el arquitecto Celestino del Pandal. En el año 1921 Pedro Oliver com-pró la propiedad por 6200 pesos. La vivienda sufrió algunas modificaciones para adecuarlas a las necesidades prácticas de los Labra, sin embargo se mantuvo bastante fiel al plano original. Hasta 1950 Tirry 81 fue conocida como la vivienda del juez y dentista Pedro Oliver, pero con posterioridad a esta fecha el destino del inmueble estaría vinculado a la literatura. Es justamente en este año cuando Carilda recibe el Premio Nacional de Poesía por su libro Al sur de mi garganta. Ya en este texto aparecen imágenes que hacen alusión al hogar. En poemas posteriores la antigua casona en la barriada de Pueblo Nuevo estaría ligada ineludiblemente a la labor literaria de la escritora. Pudiera decirse que la propia casa ha representado una aventura a través del tiempo, los amigos, los seres perdidos, y las propias ansiedades del sujeto lírico. Se incluyen poemas de viaje, pero estos no son hacia los exteriores, ni hacia las aguas, ni hacia las ciudades, sino que marcan su itinerario entre las propias piedras que fundan la casa. Así los hechos del espíritu se sustentan en la madera, en los ladrillos, suben hasta el tejado, a la chimenea de las palomas, ascienden por las canales, tiemblan en las hojas, se caen al polvo de los rincones, laten y sudan en los cristales, se extienden sobre el piso de mármol de la sala familiar. La casa se ha convertido en la sustancia vital de la poética carildiana.

Raidel Hernández

Revista de poesía/ 12

Carilda Oliver Labra

La casa

I

Qué bueno es en la noche fugitiva comer una tajada de la muerte y andar por entre sombras: vieja, fuerte, como una soledad que sigue viva.

Y así para la luz definitiva echar muchos fantasmas a la suerte y en esa portentosa tentativa salvar nuestro pasado de lo inerte.

Qué bueno es asumir esta careta donde he escondido el rostro del ayuno, y absorta en sueños revivir alguno,

y hacer con el dolor una viñeta. ¡Qué bueno es naufragar por la saleta en Calzada de Tirry ochenta y uno!

II

Qué bueno es no aburrirse con retratos y cosas que resultan insondables en medio de las plantas y los sables mientras escribo algunos garabatos.

Qué bueno es no perder aquellos ratos y estar siempre esperando a que me hables aunque eres unos huesos inefables y solo estoy casada con los gatos.

Qué bueno es recibir el oportuno crepúsculo que pasa y me sujeta trayendo a los hermanos que reúno.

¡Qué bueno es olvidar, ay, tanta grieta y ser la saludable voz secreta en Calzada de Tirry ochenta y uno!

III

Qué bueno es despertar entre vitrales con pájaros que abruman nuestro oído y sola por el patio, sin vestido, jugar con esperanzas y animales.

Arique/ 13

Qué bueno es presentir casi señales de un algo que, ya muerto, no se ha ido y entonces ese mundo sorprendido vaciarlo en nuestros días naturales.

Qué bueno es renacer al desayuno hirviendo nuestra sangre de poeta y luego, sin escrúpulo ninguno,

saber que no matamos la violeta. ¡Qué bueno es abrazar todo el planeta en Calzada de Tirry ochenta y uno!

Carilda Oliver Labra (Matanzas, 1922). Preludio lírico (1943) fue su primer poemario. En su segundo libro, Al sur de mi garganta (1949), se consagró como poeta. Luego de varios años sin poder publicar, en 1983 aparece Las sílabas y el tiempo. En 1997 recibe el Premio Nacional de Literatura y en 2002 el Premio Vasconcelos. Es considerada una de las grandes poetas cubanas actuales.

Revista de poesía/ 14

Juana Rosa Pita

Cristo de La Habana

Gozo es la poesía compartida y el unísono, música: melodía de cuello largo que expande el corazón. Mira el Cristo, dijimos a la vez dejando atrás la terminal de barcos, el café de helados frutales, la plaza de leones franciscanos. Será que Él nos miró, presiente, irrumpir en su lar de resistencia riendo como niños, enlazados cuando la lluvia al fin nos diera alcance. Convócalo por mí a tu ventanal, dale cuenta de nuestros lanzamientos: la rosa al mar, la extraña flor al río, nosotros a cumplir proyectos de alma.

Juana Rosa Pita (La Habana, 1939). Sale de Cuba en 1961, dejando inconclusa su carrera de Filosofía y Letras. Licenciada en Literaturas Hispánicas es autora de numerosos poemarios y una de las figuras cimeras de la poesía femenina contemporánea en Cuba. En 1975 recibió el primer premio de poesía para Hispanomamérica del Instituto de Cultura Hispánica de Málaga. En Washington fundó Ediciones de Poesía Solar (1976). Su obra poética ha sido ampliamente comentada y traducida a varios idiomas e incluida en antologías como New Directions in Prose and Poetry 49 (New York, 1985), Doscientos años de poesía cubana (La Habana, 1999) y Voces viajeras (Madrid 2002).

Arique/ 15

Ivonne Martín

Noche habanera

Puerta del día; techo de la tarde; negra deidad de titilantes ojos que adornas tu cabello con los rojos destellos del crepúsculo que arde.

Rezumo de belleza sin alarde que satisfaces todos los antojos; sirena que acaricias los despojos de náufragos nocturnos...¡Dios te guarde!

Espérame en tu trono, reina mía, porque a tus plantas volveré ese día en que no llore más tu corazón;

y gozaré de nuevo tu sonrisa entre las suaves alas de la brisa que besa el muro gris del Malecón.

Estado del tiempo Se anuncian cielos parcialmente nublados por rezagos de alguno que otro trauma, con amenazas de pena intermitente y posibles granizos de nostalgia. Soplarán fuertes vientos mitológicos, provocando alarmantes marejadas de enigmáticos poemas ya escuchados en las voces antiguas de las playas. Si algún vecino ha dejado a la deriva, ingenuamente, su embarcación sin ancla, que la ponga de inmediato a buen resguardo en la costa más recóndita del alma.

Ivonne Martín (Cienfuegos). Poeta, escritora y traductora. Es autora de los poemarios Con la madera de los sueños y Fuente de cristal (2001), entre otros. Reside en Miami, donde integra la directiva de la organización cultural The Cove/ Rincón International.

Revista de poesía/ 18

Casa de la Décima Celestino García

Nuestro cometido es continuar la tradición de la décima escrita e improvisada, además promocionar la labor de los escritores y poetas que la defienden. Para atesorar estos valores hemos creado un centro de documentación llamado Amauta. Lo más importante es brindar a la colectividad alimento para el espíritu. Lorenzo Suárez Crespo, entrevista concedida a Iris L. Madera Iglesias En Pinar del Río, a orillas del río Guamá, han levantado y sostienen Lorenzo Suárez Crespo y otros poetas, la Casa de la Décima Celestino García. Hasta allí llegaron poetas de varios lugares de Hispa-noamérica invitados por el Frente de Afirmación Hispanista de México.

Para Lorenzo “La malara ha sido siempre la expresión por excelencia del canto existencial de los poetas que, en los abismos del subconscien-te han desafiado los postulados del protoidioma, bebido desde la leche materna y en los sueños a veces incompresibles y sorprendentes”.

En una tarde de cantos y malaras, en el ambiente humilde de los que fundan y forjan, de los que trabajan duro para sobrevivir, brillaron desde repentistas consagrados hasta jóvenes, casi niños, que serán mañana los cantores del alba.

Arique/ 19

Lorenzo Suárez Crespo

Una tarde de gaviotas

Como hálito de fuego que devora el silencio y la angustia en que la espero, en esas mismas llamas ardo, muero y un suicidio de estrellas es mi lloro.

Acodado en el puente donde imploro ver su nave no lejos del estero, planean las gaviotas y el velero reserva en soledad vano tesoro.

Los ojos se me van tras el abismo, el mar y la distancia son lo mismo. Desde cuándo este ser fía la suerte

a los cruentos requiebros del destino. De prisa izó las velas cuando vino tan fugaz como el beso de la muerte.

Reclamo al mar

Bendita calma si arden en diamantes las leyendas que traen suaves olas y en milagros de brisa y caracolas se adormecen tus playas por instantes.

Pero, ¡ay!, si con la sed de los gigantes en sus iras a Poseidón enrolas y con furia telúrica tremolas los horribles presagios, desafiantes...

entonces entre líquenes y espumas incendios de coral serán las brumas... Oh, mar, virgen de azul y lejanía,

si no puedo subir a tus escalas, permítele al poeta en su agonía, como el albatros, extender sus alas.

La vida pasa

Cuando miro las grietas de mi casa y lágrimas de otoño entre las hojas, reflexiono entre tantas paradojas en qué eterno ritual la vida pasa.

Cada día del pan moldear la masa, sortear en el azar dichas, congojas, ver al fuego voraz de lenguas rojas disiparse el silencio de la brasa.

En vez de intenso verde ver la nieve y en aspas el molino en que se mueve cada instante fugaz que no regresa,

es acaso el tañer de un campanario que al golpear con su bronce el calendario no ha pasado de ser vana promesa.

Lorenzo Suárez Crespo (Bahía Honda, 1943). Es una de las más reconocidas voces de la décima cubana actual. Autor de varios cuadernos sostiene desde hace años el proyecto cultural Casa de la Décima Celestino García en Pinar del Río. Obtuvo el Premio Vasconcelos que otorga el Frente de Afirmación Hispanista de México en 2012.

Pablo León (Décimas enviadas por Pablo León a su amigo, el poeta Lorenzo Suárez Crespo) Lorenzo a través de ti usando abstractas tarjetas, doy gracias a los poetas que se acordaron de mí. Tu décima recibí como el mejor aliciente, y quiero a través del puente de luz de mi pensamiento, estar en este momento en tu Parnaso presente. Allí como por reflejo de un astro que no se va, mi nombre es como El Guamá que nunca se pone viejo. Como la luna en su espejo va del palacio al bohío, tanto honor al nombre mío no cabe en un solo hombre, porque en alas de mi nombre regresé a Pinar del Río. Tu verso y el verso mío tienen las mismas raíces, en los guateques felices que tuve en Pinar del Río. Yo quiero tanto al bohío que muchas veces presiento regresar al viejo evento haciendo escalas complejas por el puente de alas viejas que un ave deja en el viento.

Revista de poesía/ 22

(Décimas sin título)

La mañana que me fui del aeropuerto cubano quedó el adiós de tu mano flotando dentro de mí. Cuando me iba te vi en la terraza parada y ya en la nave asignada para volar de mi Antilla me astilló en la ventanilla la punta de tu mirada.

Pablo León Hernández (Consolación del Sur, 1927-Miami, 2012). Uno de los más destacados improvisadores y decimistas cubanos. En 1982 protagonizó una histórica controversia con Jesús Orta Ruiz –el Indio Naborí– en San Miguel del Padrón. Residente en Miami desde 1985, falleció en un hospital donde había ingresado por dolencias cardíacas.

Vivian D. Vila Morera

Pájaro de cristal

A los náufragos

Pez del frío verde el aire en el espejo sin estrías, racimo de palomas ocultas en la garganta muerta: hija de la flecha y de los cisnes (J)

Muerte de Narciso, José Lezama Lima

Las palomas en esta isla son de cristal, anidan sobre la espuma prisioneras, detrás el sol, un trozo de vidrio sobre la sabana. Las playas duermen entre sus pechos, la luna ciñe el destino de los veleros. Los marinos sostienen nidos de astros entre los dedos, pájaros sin alas. ¡Tristes velas! Garza divaga, concha en la ola, nube en el desgaire, espuma colgada de los ojos, gota marmórea y dice plinto no ofreciendo. Triste vuelo de palomas viajeras que suplican de nube y sal los esteros, las naves delirantes, las burbujas que encierran ángeles muertos.

Una escarcha fina cubre el mar, son mis palomas la piel de los peces, la ingrávida desnudez de los delfines. Este reino tiene fulgores extintos, amaneceres en sombra. Un paraíso en el fondo.

Las arenas palidecen, vuelven al fondo las redes. El resplandor de la luz no llega hasta los caídos. Se convierte la mar en templo de dioses. Sobre el cielo de la isla una corona, sobre las palmas, las lágrimas de los vencidos.

Guarda el tapiz de las horas las cenefas que tejimos a luz de los luceros de un ángel. Las carroñeras comen pan, tarde se beben el vino, vino que en fragua de luces se añora en la piel. Caminos que sólo son para los elegidos.

Revista de poesía/ 24

El esqueleto de la Sra. Morales

¡Qué lejanos los pájaros, los manantiales! Esto sólo puede ser un adelanto del fin del mundo.

Arthur Rimbaud

Esta ciudad me adopta apenas me sostiene. Es un pan caliente un útero enfermo, incapaz de darme abrigo. Las garzas, en el lago, extienden su silente vuelo sobre mis hombros. El mismo loco taciturno y hambriento con más equipaje que un lord inglés agita sus manos pidiendo una limosna. Lolita me confunde con la señora Morales y espera compartir conmigo el morral de sus penas. Esta ciudad contempla mí hastío indiferente. Disfrazada de payaso cambia de atuendo, ha puesto lentejuelas sobre los parches, olvida que también soy mendigo. Cargo a las espaldas su peso que me quema, siento el deleite de las horas traspasar el silencio, el insomnio, cada umbral, cada llama que tras los cristales se hace transparente. Cuánta plenitud de soledad que lucha por encontrarte, por olvidar que eres el claustro donde habito, con los ojos apagados. ¿Por qué te olvidas, ciudad, que vivo? Crees acaso que soy el viajero que pasa o el náufrago, el triste naufrago que te soñó -sueño del mediodía- Al despertar eras sólo un montón de piedras, una triste nave vacía de peces. Palabra mía, balbucear eterno. ¿Dónde podré encontrar la raíz que te nutre? Si soy extranjera en el suelo que riego y hablo con los que ignoran el tesoro infinito de las almas. Quisiera que fueras, ciudad presente, como ese río bullicioso y a la vez tranquilo, que en cada recodo vuelve a la vida se sumerge hasta los tuétanos de la tierra y emerge inmortal, en cada orilla, en cada árbol, en el hombre que lo habita. ¿Qué has hecho ciudad, conmigo? Si a ti dócil me entrego cada día y solo logro ser blanco de tu tiempo.

Arique/ 25

Dame un día de gala en una copa, para recorrerlo hasta el cansancio y terminar como una bailarina atrapada en el último acto, tras el marco de plata, de bruces sobre el alba y esperar el juicio final.

Vivian D. Vila Morera (Florida, 1956). Ha publicado los poemarios La cierva imagina alas a sus costados (1991), Jeremías aún canta (2001) y A espaldas de Dios (2004), y la noveleta para niños y jóvenes Mayet y el planeta azul (2008), entre otros libros. Textos suyos han aparecido en numerosas antologías y revistas. Es directora del Centro de Investigación y Promoción para la Cultura Dr. Enrique Sosa Rodríguez de Ciego de Ávila.

Ileana Álvarez

Palabras de una poeta menor de la antología yo no puedo, alejandra, escribir la noche. como a ti me atormentan las palabras, el peso esencial de las sílabas sobre la llaga abierta. tú tomaste la ternura por el cuello y yo ultrajo la rosa que me salva. en sus aguas me diluyo sin llegar hasta el fondo. el miedo me posee y quisiera ocultarme cual una niña en el laberinto de los espejos, en la semejanza esparcida por la lila que se deshoja y la muerte de una mujer que la contempla. también he de morir de cosas así y nunca nadie suspirará ante esta revelación. ahora tengo la misma edad en que lograste asir para siempre las monedas del sueño, las monedas de oro del sueño, la otra realidad donde el silencio es tentación y promesa. expulsabas las estaciones de tus huesos y parís te cubría con el humo del opio, con los versos de octavio, con los años sesenta. en 1993, yo juré con un grupo de amigos arribar al nuevo milenio bajo la tour eiffel o morir intentándolo. no lo logré, ninguno lo logró. nuestros pasos de hoy día, son los pasos de sombras. treinta seis años que apenas dicen, de la mosca, sus huellas sobre la página en blanco: la nulidad que me define. me espanta la sencillez con que alcanzaste todo tras una sobredosis de seconal. seconal, seconal... una palabra que apenas ahora encuentro hermosa en su agudeza perenne, un repique rompiendo todos los ventanales, las luces de la ciudad, imagen atada a las asociaciones imposibles de tu cuerpo con el mío. escribir la noche, escribir el alma con todos sus demonios, el vacío de los ojos, el horror de la pérdida, escribir al otro que dentro de sí nos huye.

Arique/ 27

escribir, escribirte, escribirme...

cómo transmitir a la piel del tigre este temblor de cuerda floja, las líneas de mis manos que saltan y se enroscan alrededor de mi nuca, la humedad de mis interrogantes, de los atardeceres donde escuché en éxtasis el ruiseñor de teócrito, trazo con rabia estas palabras. la rabia... cómo ofrendarla. qué semejante soledad, amiga, nos signa con tanto ardor. quisiera besar tus labios surcados por el aliento de todas las imágenes hurtadas al fuego de la zarza, acariciar la luz de tus pechos bajo la noche que poseíste. quisiera lanzarme desde la niebla de mi siglo a tu siglo no menos niebla, asistirte con el resplandor del horizonte tras la tormenta, en el cuarto oscuro donde ya nadie vendrá a rescatarnos. los días son una red de triviales miserias. comparte, alejandra, el frasco apretado contra el pecho, las chispas de seconal olvidadas, la furia yo padezco como tú el mismo miedo, como tú la misma esperanza.

Ileana Álvarez González (Ciego de Ávila, 1967). Poeta, ensayista e investigadora. Es autora de los poemarios El agua tampoco resiste los grilletes (1990) y Trazado con ceniza (2007), así como de la antología de poesía femenina Catedral sumergida (2013). Es directora editorial de la revista Videncia y una de las voces más destacadas de la poesía femenina cubana actual.

Revista de poesía/ 28

Félix Anesio

En el borde

De todos los desiertos que habito, ninguno tan cruel, como el de la palma de mi mano.

Aridez surcada por gastados laberintos que proclaman, de algún modo, que he amado que he procreado que he vivido.

Ay de mí, al contemplar, imperturbable, esa fecunda aridez extendida hacia lo alto.

Hacia un cielo, ya sin nubes, que derrame generoso, la gota de lluvia indispensable que permita cantar mi último verso.

En el borde de la palma de mi mano yace un abismo insondable, que me espera.

Arique/ 29

La travesía del elefante ilustrado Quince millas y el cansancio del día/ me separan del acto programado. Voy en busca de un célebre elefante que cruzara los Alpes, a sabiendas o no, de su destino incierto. Recorro el negro asfalto, encandilado por miles de luces cegadoras, como luciérnagas hostiles, hacia el lejano centro de la ciudad sin centro, que sólo percibo como una aldea grande, y nada más. Llego al sitio elegante y en extremo iluminado (sin dudas, hubiera preferido la penumbra). Un mujer, o dos, me reciben con sonrisas afables, hechas o previstas, que no logro asimilar del todo.

Hiere el taconeo de señoras perfumadas en exceso, que también han ido a ver y leer al triste elefante que cruzó los Alpes, porque un hombre así lo quizo —y ese hombre ya está muerto—, para inmortalizarlo a su (dis)gusto, ya sin cuento.

Más allá está la viuda, hierática, con un aire de nobleza, como una prima ballerina acechada por admiradores complacientes; pero ella luce serena, no se inmuta, se voltea cortés y me sonrie como si intuyera las motivaciones de mi vaga presencia.

Lleva en sus brazos un libro repleto de elefantes; (¡no sé cómo puede ella con tantos!). es un libro de lúdica apariencia; quizás lo sea: ¡Sólo Dios sabe, a primera vista, de estas cosas!

De uno de esos libros de antes, de hoy, o de mañana: de trompas y patas de elefantes recortadas con tijeras; de palabras cortadas al sesgo, entrelazadas, fundidas, adosadas, esculpidas con las manos y el auxilio de tecnologías ultramodernas, que nunca se equiparan.

Siempre llegamos a donde nos esperanZ, susurra una voz.

El artista visual, enfático y teórico, intenta convencer al auditorio de la gran importancia de su arte. Dudo, luego descreo: Un elefante ya inmortalizado no requiere de énfasis mayores.

El escritor (que ya ha muerto hace dos años, repito) tiene un premio en Estocolmo, ciudad que nunca he visitado:

Revista de poesía/ 30

La travesía del elefante ilustrado No me gusta la nieve, ni en mis sueños la sueño; la nieve es para mí, sencillamente, un imposible.

El libro pesa tanto como un elefante real de carne y láminas, de huesos colosales, de piel y de palabras. Aunque el precio, en dólares, no resulta desmedido, me apropio de él, para leerlo un día en que la vorágine de esta aldea grande, me conceda el tiempo para ver y leer elefantes cruzando montañas nevadas; aunque aquí no haya montañas; aunque ya no las recuerde y se hayan borrado de mi mente y este libro me ayude, de algún modo, a rescatarlas.

Porque la vida ha de ser condescendiente, un día he de leer a Saramago (aunque Borges nunca leyera a Vargas Llosa; pero Borges estaba ciego y la ceguera, y su grandeza, lo justifican).Yo vivo casi en un letargo del que, tal vez, me liberen una magia o un milagro, que acaso sean lo mismo, porque ambos sortilegios son cosas infrecuentes, ya se sabe.

El viaje de regreso a casa es menos apresurado/ siempre los regresos se toman con más calma.

Sobre el asiento del pasajero yace el libro hermoso, que ojeo (¡oh, riesgo!) mientras cruzo las negras llanuras, los amplios yerbazales y pantanos de Miami; libro que la fineza de un alma escribiera/ (y que otra mano sagaz, luego ilustrara).

Lo coloco sobre mi mesita de noche, así, decorativamente. Y pienso que un día, antes del ocaso, pueda ya leer a Saramago, porque siempre llegamos, de algún modo/ al lugar donde somos esperados.

A Pilar, viuda de José

Arique/ 31

La cosecha

Gaudeamus igiturJ

¿Por qué no regocijarnos y cantar las mieses de la cosecha que hemos sido inexorablemente?

¿Por qué no sentir orgullo; quién lo impide? ¿Por qué víctimas y no hacedores de nuestras propias vidas soberanas?

Porque a pesar de los pesares—en la Isla—, nos hicimos más fuertes, estoicos, solidarios; sobrevivientes hermosos de una gesta impropia.

¡No hay generación que no lamente, de algún modo, no haber hecho más de lo que pudo!

Habiendo, pues, echado al fuego la cizaña: ¿Por qué no celebrar la cosecha con un canto?

Félix Anesio (Guantámo, 1950). Ingeniero y poeta. Ha publicado el libro de relatos Crónicas aldeanas (2009, 2011) y su versión en inglés, A Tale of Two Villages (2012). Es coautor de la antología poética Bojeo a la isla infinita (Editorial Betania, 2013), algu-nos de cuyos poemas fueron publicados en el No.44/45 de Arique. Sus cuentos y poemas han sido publicados en numerosas revistas literarias. Desde 2000 reside en Miami.

Revista de poesía/ 32

Acuse de recibo

Te agradezco mucho y te felicito más, amigo Raúl, por esta revista que me enviaste, pero

tengo que añadir que no puedo evitar corregirte: ¿Cómo que "cuasi revista"? ¡Es una

señora revista, con todas sus letras, y en mayúsculas!: preciosa y amorosamente

concebida, ilustrada y diseñada. Son muchas las bondades del número; su utilidad, por

ejemplo: no recuerdo otra publicación cubana que haya procurado difundir la obra, para mí

desconocida hasta fecha reciente, de Richard Blanco, que aparte de su ampliamente

publicitada "aparición", es, en efecto, un puente, y que dirá mucho -creo- en la Cuba

futura.

Y hablando de la Cuba futura: sin duda, habrá que levantar un monumento (aunque

sea una placa, pero grande), quizá en la esquina de Obispo donde está "La Moderna Poesía", para agradecer y para memoria de

cubanos del futuro, a Felipe Lázaro y a Manuel Salvat, los dos grandes libreros -a la antigüita-

del exilio cubano.

El aporte de González Esteva, impecable, como de él. Me hizo dar un salto a la infancia

cuando dice lo de "el forro" (también, cariñosamente, "el chivo"). Sin duda alguna es

en mi opinión el mejor estilista del "idioma cubano" y hace un alto servicio de Patria en

sus rescates (tan audaces como el del Mayor, "si su cadáver augusto...") literarios, que todos

le debemos, ahora y mucho después.

Amigo, qué bien puesto el nombre palmario de la revista, y recuerda, que "la yagüa que está pa'ti, no hay vaca que se la coma": Un

gran abrazo, multiplicado a todos y cada uno de los navegantes de "Arique".

Alejandro G. Acosta México, 23 de abril, Día del Idioma Español y del

Libro

Arique/ 33

ARIQUE.– N.s.m. – Voz. ind. – Tira de Yagua para atar o asegurar cualquier cosa; a cuyo efecto se moja la Yagua haciéndola más flexible.

YAGUA.– N.s.f. – Voz ind. – Produccion que a manera de cuero o corteza cubre la parte superior de la Palma Real (...)

Esteban Pichardo Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (1875)

(...) para nosotros, americanos, el mito es una búsqueda, una anhelante

y desesperada persecución. Mito y lenguaje están para nosotros muy unidos, no pueden ser nunca recreación, sino verbo naciente, ascua, epifanía.

Tenemos que situar y crear un rostro en el fuego, en el aire, en el agua, en el remolino que asciende.

José Lezama Lima Introducción a Esfera Imagen (1970)

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San Francisco, California 94105, U.S.A.

Arique Revista de poesía

No.51-52, Julio-Diciembre de 2014 Editor: Raúl Tápanes López (Washington)

Co-Editor: I.S. Merlin (Madrid) Arte y Maquetación: Grupo Arique

En internet: www.arique.org Correo electrónico: [email protected]

Impreso en Estados Unidos de América por T&F Editores (Santiago de Chile)

El título Arique es una idea original de Ángel Antonio Moreno Agradecimientos: Frente de Afirmación Hispanista, A.C. (México)

Ilustraciones:

Vistas aéreas de La Habana (portada e interiores) Cristo de La Habana (contraportada)

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