caridad: just love me

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Catálogo de la exposición "Caridad: Just Love me". Curaduría a cargo de: Dora María Conde Flores, Efraín Constantino Estrada, Alejandra Navarro Tomás & José Fernando Toledo Martínez. Oaxaca de Juárez, Oaxaca, México, diciembre del 2013.

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Caridad: Just Love meCuraduría de obra:

Dora María Conde FloresEfraín Constantino EstradaAlejandra Navarro Tomás

José Fernando Toledo Martínez

“Just Love me”Nos movemos continuamente a través de diversos ecosistemas sociales. Abandonamos nuestra individualidad y todo aquello que creemos que somos desde el momento en que despertamos y aceptamos un papel dentro de un contexto social. Dependiendo del entorno y del momento, actuamos respecto a él y al grado de libertad individual que creemos tener. Nos mostramos, momento a momento, con una infinidad de rostros que van mutando poco a poco.

¿Cómo nos definimos? ¿Lo hacemos nosotros con nuestros pensamientos y acciones, o es alguien más él que lo hace partiendo de nuestro contexto y periferia? La sociedad dicta y forma juicios, crea tendencias y reglas, pero, ¿existe algo más que nos relaciona con los otros, que sea independiente de lo mínimo que se espera de nosotros? Ese algo que va más allá del compromiso banal y nos compenetra con los demás individuos: ¿es el amor, es la caridad, es la bondad, es la filantropía o es la fraternidad? Todos estos supuestos actos de desprendimiento y desinterés ¿verdaderamente pueden definirnos o, mas aún, llenar el espíritu humano? ¿O son una parte que no obliga de las convenciones sociales? Lo único que podemos asegurar, es que, parte de lo que nos define, es cómo ejercemos esos actos de desprendimiento.

“Amar a Dios para amar a otros”-Santo Tomás de Aquino

Fig. I: Georgette de Montenay, La Caridad, 1571

“Los Motivos de la Caridad”n 1987, John Cage, comienza a escribir sus Number Pieces: una serie de obras musicales,

aparentemente sin leitmotiv. Son piezas donde el compositor deja un gran margen de acción al intérprete por medio de la improvisación. La obra culmina al momento de ejecutarse. El músico se

E

convierte en cocreador. En este juego de azar, Cage, no es totalmente libertario, crea puntos de inflexión sobre los cuales se tiene que improvisar. Es casi seguro que para Richard Wagner, una obra así carecería de sentido. No habría opus sin leitmotiv. No por nada, Wagner, acuñó el término. Nuestra curaduría corresponde más a la tradición de las Number Pieces de John Cage, que a la idea wagneriana del leitmotiv. Retomamos aquello que hace único a la improvisación: la impronta de cada persona. Y al igual que las piezas de Cage, colocamos un punto nodal a nuestras interpretaciones: la caridad.

Caritas para el Alma“La caridad es una virtud del corazón, no de las manos”

-Thomas A. Edison

Para algunos la caridad es una virtud que sólo se ve ligada con la religiosidad, para otros, es un fin social y un medio de propaganda, pero existen quien lo en-tiende como un modo de vida, y al com-partir esta percepción, somos capaces de ayudar al otro según nuestras posi-bilidades y la concepción que tenemos del bien. Quien socorre, elige también el modo de hacerlo. En el plano material, unos lo hacen desde la riqueza, repar-tiendo sus bienes. Otros viviendo el ca-mino más humilde, dan lo poco que poseen. Pero también es posible ir más allá del cuerpo y ayudar en un sentido profundo y desconocido para el hombre, el espiri-

tual, donde le otorgamos al prójimo, algo capaz de aliviarlo incluso mucho más de lo que la ayuda corpórea podría. Nadie está exento, todos sufrimos y expere-mentamos la falta de algo, todos tene-mos un vacío, pero ayudando lo comparti-mos y la carga se vuelve más liviana.

Cuando dejamos a un lado lo material, lo religioso y lo social, resulta más sencillo encontrar el verdadero sentido de la caridad. Podemos actuar de acuerdo a nuestra propia naturaleza de manera honesta hacia el mundo. Es posible tal vez, darse cuenta de cómo, el despren-derse de la concepciones y definiciones humanas hacen más fácil ponerse en el lugar del otro. Nos alejamos de las ata-duras y de lo que socialmente se consi-

dera o no un acto caritativo, actuamos según comprendemos el amor. Entiendo así, que nuestra aptitud de ayuda no puede verse mermada por nada, salvo por nuestra decisión de no dar.

Dora María Conde Flores

Deus ex Machina“God save the Queen

A fascist regime”-The Sex Pistols

Nunca he podido tener mucha confianza en una institución o religión que valide o maldiga a una estirpe sobre otra. Muchos de sus dictámenes me parecen patéticos, en el sentido peyorativo. Al tener que enfrentarme con una de sus

tres virtudes teologales no he podido, ni he querido, mas que alejarme de su sentido más cristalizado. Dar al prójimo. Y es en sus fundamentos teológicos donde encuentro las herramientas para torcer el sentido de la caridad. Nada complicado. Tomo las palabras de Santo Tomás y reoriento la perspectiva de sus palabras.

Deus ex Machina, el Dios -que es- falso, da la posibilidad de prescindir de Él. Ahora, no necesitamos amar a Dios para amar a los otros. Somos independientes. Amamos y no amamos a voluntad. Somos nuestro propio Deus ex Machina, nuestro propio mago de Oz. ¿Pero qué pasa si amamos y no somos amados? ¿Nos importa realmente el otro? El amor

suele ser un asunto egoísta, como Tracey Emin diría: Just Love me.

Ya se ha despojado de Dios a la caridad. Sólo falta hacerlo del yugo dogmático. ¿De verdad no puede existir la caridad fuera de la cristiandad? La verdad es que la definición no hizo al acto. Los actos caritativos ya existían fuera y antes del mundo cristiano. No podemos creer que la caridad tenga un sentido creacionista. Como muestra sólo hace falta un botón: Midori. La pobre niña de las camelias ve convertida su existencia en un infierno en carne viva. En medio del dolor y la depravación, nunca deja de ser un alma caritativa.

Mi leitmotiv, es que la caridad es un fantasma. Una perversión cristiana. Un anquilosamiento de viejas prácticas dogmáticas. Deus ex Machina: es la institución que ya no necesitamos para actuar, para ser misericordiosos, para amar; para ser humanos. Le Roi est mort... ¡Vive le Roi! ¡God save the Queen!

Efraín Constantino Estrada

Mea Culpa

La percepción que tenemos del mundo depende de aquellas cosas que nos han rodeado desde la infancia. El poder discernir entre lo bueno y lo malo es una habilidad adquirida en nuestro contexto

cultural, así, podemos afirmar que, todas nuestras acciones dependerán de los preceptos que nos han sido inculcados.

Instituciones como la familia, la escuela, la iglesia y el estado, dan forma al carácter social del individuo. Los valores adquiridos en cada una de las anteriores, si bien no son similares, se encuentran en la misma categoría: se espera que el individuo siga los preceptos establecidos. Es la sociedad la que construye la imagen ideal del ser humano. Bombardeándonos continuamente con ideas, preceptos y valores deseables en los individuos. Es entonces cuando entra en juego nuestra individualidad. Cómo decodificamos toda esta carga de información, cómo creamos nuestros conceptos y cómo aplicamos

esto desde nuestra propia visión del mundo. Existen parámetros establecidos que determinan el curso de acción, pero es decisión del individuo el efectuarlo o no.

El ser caritativo es una de esas características que adquirimos en nuestro contexto social. Es el individuo en un acto consciente quien determina como actuar. Dar una moneda a un mendigo, desprenderse de algo por considerar que otro se encuentra en una posición de necesidad, todo deriva de una percepción personal creada a partir de aquello que la sociedad requiere de nosotros, es por ello que si descontextualizáramos cualquier acto que realizamos nuestras acciones

carecerían de significado: somos lo que somos en función a la sociedad en la que nos desenvolvemos.

Por todo lo anterior, ejercer la caridad será un acto consciente. En ciertos casos, no tendrá nada que ver con conceptualizaciones de tipo religioso. A pesar que la idea general surge de la iglesia, las diversas instituciones que rigen nuestra vida han adoptado y adaptado el término en función a sus necesidades, de manera que los actos caritativos pueden darse en diferentes ambientes y niveles sociales, y ninguno es menos importante que el otro.

Las convenciones sociales estarán siempre ahí, las decisiones personales

son las variables y en su interacción se determina la individualidad. Nuestros actos, correctos o incorrectos (socialmente hablando), son la proyección al exterior de aquello que hemos asimilado de ese bombardeo ideológico al que hemos estado expuestos desde el nacimiento.

¿Qué es lo que nos mueve a la caridad? ¿culpa? ¿compromiso social? ¿un sentimiento inconsciente de superioridad no asumida? La respuesta dependerá de cada individuo. La generalización en este caso sería inaceptable, en tanto que la asimilación del entorno social varía de una persona a otra.

Alejandra Navarro Tomás

Pensar lo Impensable“Estar en la soledad es sentirse y pensarse

en y desde uno mismo, ser único e insustituible,reconocer el misterio que nos identifica”

-Cesar Carrizales Retamoza

El coloquio forma parte de la estructura del plan de estudios de la Lic. en Historia del arte; el coloquio se define como un acto comunicativo entorno a un tema, en este caso la Caridad, para su análisis, reflexión o debate. A través del coloquio se evalúan los procesos formativos del estudiante.

Al asumirme como estudiante de dicha licenciatura las preguntas que me formule fueron: ¿Quién soy?, ¿Cuál es el propósito de formarme como historiador de arte? y asegurar que el coloquio me permita el no seguir fragmentando la construcción de mis conocimientos.

Luego entonces, más que definir caridad epistemológicamente, fui a la búsqueda de ¿qué es Ser caritativo? Al ser devoto de la cultura egipcia, históricamente siempre me sedujo el mito de Isis, en él encontré que Isis es el principio femenino, gestora de luz, protectora divina de hombres y dioses, reina-diosa y madre inmaculada, gran maga, transmisora del lenguaje divino, representante de la naturaleza, dadora de vida y salud, diosa de la humanidad y que moraba tanto en el mundo de los vivos como en el inframundo. Considerando que son las características del Ser caritativo, caridad como acto consciente y no como un deber ser.

En la búsqueda del ser caritativo y no del deber ser, coincido con los cuestionamientos de Antonius del film El Séptimo Sello de Ingmar Bergman, al plantearse: si Dios es caritativo, ¿cómo entender la pobreza, el hambre, las guerras, la injusticia y la violencia como los grandes males que siempre han aquejado a la humanidad?, ¿no acaso es más verdadero la existencia del ángel custodio? Si la caridad es un acto consciente, es un acto de amor, pensar lo impensable seria preguntarnos, ¿Qué es el amor?

José Fernando Toledo Martínez

San Nicolás de TolentinoJuan de MesaEscultura en madera policromada, 126x86x58 cmSevilla, España, S. XVIIColección del Museo Nacional de Escultura, Valladolid

n la creencia católica la oración por los difuntos es par-te fundamental. Está ligada íntimamente con la doctrina del purgatorio y la Comunión de los Santos, ambas par-

ten del credo de los Apóstoles. Según el Concilio de Trento: “El purgatorio ya existe, las almas detenidas allí son ayuda-

E

das por los sufragios de los fieles, pero especialmente por el sacrificio del altar”1. Esta declaración que sólo afirma la creencia tal y como se había hecho antes en el credo prescrito por los Valdenses en 1210 y en la profesión de fe aceptada por Miguel Paleólogo en el Segundo Concilio Ecuménico de Florencia:

Así mismo, si el penitente verdadero muere en el amor de Dios antes de haber hecho satisfacción por sus pecados de comisión u omisión2, mediante frutos dignos de penitencia, su alma será purifica-da después de su muerte por los sufrimientos del purgatorio, y que para alivio de estos, ellos se benefician de los sufragios de los fieles en esta vida, esto es, por la misa, oraciones, limosnas y otros ejercicios de piedad, que usualmente realizan los fieles por los demás según la práctica de la Iglesia.

1 El concilio de Trento, fue un concilio ecuménico de la iglesia católica, llevado a cabo entre 1545 y 1563. Se entiende como sacrificio del altar, a la ceremonia eu-carística.2 Pecados de comisión: aquella conducta de malicia que priva de la rectitud. Peca-dos de omisión: olvido que omite un mandato divino.

Orar por los fieles difuntos, es uno de los 7 actos espiri-tuales de caridad.3 Y por eso mismo, esta obra se ve íntima-mente relacionada con “Santa Ana y La Virgen”, al representar ambas piezas actos de caridad espiritual. Se adentra en el sentido más profundo que las acciones del hombre cristiano pueden alcanzar, cuando de engrandecer el alma del prójimo se trata. Así pues, no ayudar a quienes en vida sufren de hambre, frío y soledad sería caer en falta grave, pero peor es no su-plicar por aquellos que se encuentran en el purgatorio, ya que no existe en este mundo pena más grande que aquel sufrimien-to. Al ha-ber terminado ya su tiempo de vida, sólo nosotros, los que seguimos en este mundo podemos hacer algo por ali-viar sus penas.

Movido por el amor, San Nicolás de Tolentino un sacerdote de la orden de los Agustinos Ermitaños, y ahora considerado el abogado de las almas del santo purgatorio, dedicó con gran de-voción cada uno de sus pequeños o grandes sacrificios para ellas y su eterno descanso: ayuno, misas, oración y flagelación.

3 La Iglesia propone 14 actos de caridad, 7 corporales y 7 espirituales.

Para la religión católica, el cuerpo y el ama son un todo, por lo tanto lo que le sucede a uno, afecta en consecuencia al otro. El cuerpo es un templo. “Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuer-pos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1). Por eso el sacrificio fí-sico, enaltece al espíritu. El dolor deja de ser algo inútil y se convierte en una manifestación del amor de Dios

La escultura se expone el dolor como una ofrenda hacia Dios y una declaración de fe. Así, el artista busca conmover al espectador mientras presenta formas realis-tas y dramáticas.

Fig. II: Juan de Mesa, San Nicolás de Tolentino (detalle), S. XVII.

Santa Ana y la VirgenBartolomé Esteban MurilloÓleo sobre tela, 219x165 cmEspaña, circa 1655Colección del Museo del Prado

esús expone una especie de lista en la que enumera los actos caritativos. “Tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; forastero y me recibie-

ron en su casa; sin ropas y me vistieron; enfermo y me visita-ron; en la cárcel y fueron a verme” (Mt. 25, 35-36).

JAsí, la iglesia nos propone el listado de las obras de miseri-cordia, divididas en corporales y espirituales. Son 14 en total

y dentro de las 7 que corresponden a las espirituales, se en-cuentra el enseñar al que no sabe. De tal forma, que en esta obra, al contrario que en Los 7 actos de caridad de Pieter Brueghel (ver texto de obra), se muestra a esta virtud -la caridad- de una mane-ra incorpórea, se va más allá de alimen-tar o vestir un cuerpo. Se busca la iluminación de la inteligen-cia por medio del amor di-vino. Esto, porque el hombre está lleno de sufrimientos en to-dos los sentidos, estamos heridos en el sentido físico, moral y espiritual, por ello Dios nos insis-te en: "Que la palabra de Cristo habite en ustedes con todas sus riquezas. Que sepan aconsejarse unos a otros y enseñarse mutuamente con pala-bras y consejos sabios" (Col 3,16).

Esta obra pertenece al arte barroco, movimiento que compar-tió tiempo con la contrarreforma y que buscó en la iglesia ca-tólica al contrario de la protestante, la devoción a la Virgen. Propiciando así, el nacimiento de grandes artistas y como ejemplo señalado, el autor de esta pieza. El estilo de la re-

presentación iconográfica, ya común en esa época es recopilada en las palabras del cardenal Federico Borromeo:

Hay que conservar los símbolos y los misterios que se emplean para representar a la Virgen santísi-ma.No hay que representar a la madre de Dios desvanecida al pie de la cruz, ya que esto va contra la historia y la autoridad de los padres. Que la imagen de la santísima Virgen se parezca en vivo a aquel divino Rostro, y para que los pintores saquen del natural con más exactitud la imagen de la Virgen , propondré el ejemplo que nos ha dejado el mismo Nicéforo. Para color prefería el trigueño, cabellos rubios, ojos penetrantes con las pupilas claras y casi del color de oliva. Las cejas curvadas y de buen color negro, la nariz algo larga, los la-bios redondeados y llenos de la suavidad de las pa-labras; el rostro ni redondo ni agudo, sino un tan-to alargado, lo mismo que las manos y los dedos más bien largos4.

4 Cardenales Carlos y Federico Borromeo en Instrucciones fabricae el supellec-tilis ecclesiasticae, 1577; De pietura sacra, Milán 1624.

Así, en esta representación de Santa Ana y su hija, la Virgen María. Vemos a una madre dejando de lado sus tareas de cos-tura y dedicándose a la educación de la niña. La alecciona en la lectura y comparte con ella su conocimiento, se desprende de las ocupaciones del diario, ofrece su tiempo. Es el mérito de Santa Ana, haber brindado tan buen ejemplo a la madre de nuestro salvador. En eso precisamente consiste la caridad, en ayudar al otro, mientras nos desprendernos de los intereses personales y no buscamos recompensas a cambio.

Dora María Conde Flores

Midori (fotográmas de película)Hiroshi Harada (guión Suehiro Maruo)Animación, 56 min Japón, 1992Obra original destruida

n el compendio del catecismo de la Iglesia Católica dice acerca de la caridad: “Ella es «el vínculo de la perfección» (Col 3, 14) y el fundamento de las demás

virtudes, a las que anima, inspira y ordena: sin ella «no soy nada» y «nada me aprovecha» (1 Co 13, 2-3)”5. Después, enumera “Las siete obras de misericordia corporales: visitar y cuidar a

E5 Tercera Parte: La vida en Cristo: las virtudes, en “Compendio del Catecismo

de la Iglesia Católica”, Junio del 2005, versión aprobada por Benedictus PP XVI. Citado de la versión el línea: http://www.vatican.va/archive/compendium_ccc/documents/archive_2005_compendium-ccc_sp.html, revisado el 26 de noviembre del 2013.

los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, redimir al cautivo, y enterrar a los muertos6. De las cuales Caravaggio y un poco más tarde Pieter Brueghel el joven, nos muestran sendas representaciones pictóricas. A pesar de tratar el mismo tema, Brueghel opta por ser más explícito (ver texto de obra) y variado en el número de elementos, representando cada una de las obras de misericordia dentro de una escena de la vida cotidiana en un poblado de la época -s. XVII-. Caravaggio, en cambio, muestra a trece personajes en una callejuela obscura; prefiere no representar literalmente los actos caritativos (fig. V). Decide jugar con los iconos representativos y vemos, por ejemplo, la caridad romana. Caravaggio incita al espectador a que “descifre” lo que está viendo.

Se podría pensar que esas trampas de representatividad son propias de la pintura. Creadas, en parte, al no poderse repre-sentar -literalmente- los sustantivos abstractos. Por su

6 Apéndice: las siete obras de la misericordia corporales, en op. cit.

naturaleza narrativa, en géneros como la novela gráfica y en otros medios, dichos recursos podrían ser innecesarios. Suehi-ro Maruo muestra lo contrario, sus tramas e ilustraciones son unas trampas continuas de narratividad y representativi-dad creando una obra cada vez más compleja. Por otra parte, en Midori7, Hiroshi Harada toma la obra de Suehiro Maruo para formar una narrativa clara; pero brutal. Desentraña una his-toria escabrosa de una niña indefensa ante un mundo desalmado Midori es literalmente secuestrada por integrantes de un circo de fenómenos. Abusan de ella y es arrancada de su mundo infantil. A pesar de todo, la heroína de nuestro relato man-tiene su tacto y calor humanos, atiende al enfermo y da de comer al hambriento. Midori es una obra de ero-goru. Un fes-tín de violencia y depravación. Basada en una historia popular del teatro Kamishibai -literalmente drama de papel- japonés. Nada tiene que ver con las doctrinas católicas, sin embargo, no puedo dejar de ver las obras misericordiosas del espíritu hu-mano conviviendo con la violencia, la injusticia y la hez humana.

7 Hiroshi Harada se basó en la novela gráfica “La Chica de las Camelias” de Suehiro Maruo.

Fig. III: Suehiro Maruo, La Niña de las Camelias, 1984. Fig. IIII: Suehiro Maruo, La Niña de las Camelias, 1984. Pág. 14 del manga. Portada del manga.

Fig. V: Michelangelo da Caravaggio, Las Siete Obras de Misericordia, 1607.

Just Love meTracey EminTubos de vacío de neón, 30x102.9x5.3 cmInglaterra, 1998Uno de trece, colección del artista

“Love, XOXO (Amor, besos y abrazos)”

OXO: id est besos y abrazos. La 'X' representa dos labios encontrados y la 'O' asemeja la forma de los brazos entrelazados de dos personas abrazadas8. Literalmente

XOXO es beso abrazo beso abrazo: Hugs and Kisses. La integración de la informática en la vida diaria ha mutado el

X8 Definición de Urban Dictionary, versión en línea:

http://www.urbandictionary.com/define.php?term=xoxo, revisado el 26 de noviembre del 2013.

lenguaje a expresiones mínimas. La utilización de los smartphones y tecnologías similares incrementan progresivamente su contracción. Este fenómeno, se basa en un juego entre significado, signo, forma y fonema. Así XOXO, apela, de alguna manera, a la pareidolia, como en algún tiempo lo hicieron los pictogramas. Fuera de este subdesarrollo del lenguaje, la estructura de significado y significante, se mantiene más o menos intacta. El aprecio a la buena prosa no se ha devaluado. El del grafema sí lo ha hecho. Los artistas de las figura-palabras en letreros de neón, retoman el grafema y la habilidad del trazo de la forma para compararlos con el arte de la caligrafía.

Fig. VI: Joseph Kosuth, Neon, 1945.

El francés, Georges Claude, inventó su vacuum discharge tube9 como un método de alumbrado público para el París de los años veinte. Años más tarde, los letreros en neón se convertirían en emblemas del crecimiento y expansión comercial de los Estados Unidos de América. Para la década de 1960, comienza el declive de los letreros de tubos de vacío de neón. La dificultad y el alto costo de producción, dejaron el arte en manos de unos cuantos artesanos. Los pioneros del arte de las luces de neón asumen el discurso del rescate social de una tradición olvidada. Una artesanía convertida en arte. Pero al final, el arte, siempre es del que se asume -o asumen las masas- como artista, y no del artesano.

Fig. VII: Tracey Emin, It was Just a Kiss, 2011.

9 Georges Claude, US patent number 1826382, Oct 6, 1931.

Just Love Me -Just Love me, como se observa en los grafe-mas de la obra- de Tracey Emin, más allá de los juegos de de-finiciones y significados que hay con respecto a la caridad, la contextualizo entre las relaciones y dicotomías que se pueden observar del uno con/y (d)el otro. Hago un cambio de sentido para pensar el uno, no como el yo, sino como el cons-tante otro del otro. Juego con la otredad. No con la que es ajena, sino con la que me acerca al otro. Abro cuestiones so-bre las relaciones humanas. El que ama, el que no ama, el que da, el que recibe, el que pide y no recibe nada a cambio; etc. etc. Ámame, sólo ámame, simplemente ámame. Cambio una vez más el sentido del signo y la forma, de la definición y del sig-nificado: ¿es ne­cesario amar a Dios para amar al prójimo? Det Sjunde Inseglet, de Ingmar Bergman (ver texto de obra), plantea el mismo dile­ma en dirección opuesta: ¿qué sentido tiene amar a Dios sino puedo amar a los otros?

Efraín Constantino Estrada

Ciencia y CaridadPablo PicassoÓleo sobre tela, 197x249.5 cmEspaña, 1897Colección del Museo Picasso

a segunda mitad del siglo XIX trajo consigo una nueva tendencia en la plástica; el realismo social. Picasso influido por su padre, el también pintor José Ruiz,

llevó a cabo esta obra ciencia y caridad, la cual marca el inicio de su prolífica producción plástica, esta pintura tiene rasgos característicos de la época, en la cual, el mundo experimentaba una vorágine de cambios donde la sociedad era el eje sobre el cual giraba todo.

L

Atender y cuidar al enfermo, además de darle consuelo, es uno de los actos de caridad dictados en el evangelio, para ser “un buen cristiano”. La iglesia, desde sus inicios tomó como una de sus responsabilidades la atención a aquellos que sufren, durante la edad media la iglesia era la depositaria de todo conocimiento esto incluía a la medicina y su ejercicio. En tiempos posteriores, a partir del renacimiento, la ciencia comienza a marcar una distancia del ámbito religioso, sin embargo, en los hospitales aún tenía una influencia palpable. En esta representación Picasso retoma este elemento para apelar a la empatía de los espectadores, y lo logra pues en el concurso en el que participaba, su obra fue galardonada con el primer lugar.

El cuadro representa el inicio de la carrera de Picasso. Este hecho coincide con el principio del fin de la pintura academicista en España. Paralelamente en Europa comienzan a surgir las vanguardias (cubismo, impresionismo, expresionismo, etcétera) que vendrán a dar un giro a lo que se entendía por arte. La caridad presentada por el médico, representa el lado humano de la ciencia. Los conocimientos que se obtienen durante la formación médica son utilizados para ayudar al otro. De la misma forma por la monja que cumpliendo uno de los preceptos

fundamentales de su doctrina religiosa se encarga de proveer alimento a la mujer moribunda y al mismo tiempo sostiene al niño que quedará huérfano. Es en la acción de acercar el alimento a la enferma dónde encontramos la caridad.

Picasso en esta pintura utiliza el color de una manera muy particular. Mediante la variación de luces y sombras da la profundidad a la escena. Las mujeres tienen el papel principal en el drama de la escena. La enferma con su rostro pálido y con tonalidades verdosas llama la atención del espectador. Es en la monja, con su indumentaria blanca, donde recae la luz de la composición, destacando aún mas que la mujer moribunda, el médico por su parte desde la oscuridad da el contraste requerido para que la mujer del hábito destaque . No hay contacto entre los personajes de la pintura y el que la contempla, somos como intrusos en ese lugar. El niño, rollizo, mira a la mujer como si presintiera que en poco tiempo la perderá, y se sujeta firmemente al habito de la monja que a partir de la muerte de la madre, quedará bajo el cobijo de la caridad de la iglesia.

Fig. VIII: Pablo Picasso, The Weeping Woman, 1937.

El pintor hace acopio de los diferentes estilos que estuvieron en boga durante el ocaso del siglo XIX. El artista además de tomar en cuenta la transformación social de la época en la cual las masas se reivindicaban. Es posible apreciar aquí un reflejo de la sociedad española de finales del siglo XIX, tomando una estancia hospitalaria como el escenario adecuado para la representación, siendo el hospital el lugar propicio para llevar a cabo actos caritativos.

Los individuos y sus múltiples maneras de interacción en la so-ciedad crean concepciones subjetivas: el bueno, el malo, el pia-doso y un largo etcétera, sin embargo en el devenir de la existencia podemos comprobar fácilmente que es difícil que sólo una de ellas exista al interior de una persona, sobre todo cuando el contexto nos obliga a manipular varias a la vez. Mi-dori, de Hiroshi Harada (ver texto de obra) nos da un claro ejemplo de ello, la chica que a pesar de la adversidad continúa mostrando afecto, sin importar cuanto dolor tenga que so-portar, demostrando que aun en un clima violento existe la posibilidad de dar.

Los Siete Actos de CaridadPieter BrueghelÓleo sobre tabla, 42x58 cmBélgica, 1617Colección privada

a iglesia en el siglo XVII tenía un papel preponderante, siendo de los pocos lugares público en el que se podía tener acceso al arte, en tales recintos se podían

encontrar las expresiones artísticas de la época: pintura, escultura y arquitectura. Así lo demuestra en esta pintura Pieter Brueghel, donde la variedad10 toma un papel

L10 Variedad: diversidad de actitudes, movimientos, gestos y características de los

representados

preponderante para la representación. La obra es de fácil comprensión, sin embargo, profunda en lo que comunica. Utilizando la plaza, una ubicación común como marco para la representación de los siete actos de caridad.

En su representación, Brueghel, plasma de manera armónica, todas y cada una de las acciones que se esperan de un buen cristiano, esto de acuerdo a la doctrina eclesiástica imperante en la época. A través de esta obra el autor resume de manera visual los actos de caridad, también conocidos como actos de misericordia. Los actos de misericordia pueden verse representados en todo el cuadro, siguiendo el sentido de las manecillas del reloj. una mujer anciana que sostiene a un niño de la mano personifica a la caridad misma. Brueghel basa esta pintura en bocetos de su padre, Pieter Brueghel “El Viejo”, en ese grabado, la caridad aparece representada con todos los atributos característicos de la misma, el corazón inflamado y el ave que reposa sobre su cabeza mientras sostiene la mano de un niño11 (fig. IX), cosa que no sucede con la pintura de 11En el grabado mencionado se aprecian todos los elementos de la pintura de Brueghel, pero incluye además la personificación de la caridad y una inscripción que la identifica como tal. En el grabado se puede leer: “Espera que las cosas que

Brueghel “El Joven”. Todo esto aduciendo al evangelio según San Mateo en su capítulo 25 versículos 35 y 36: “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me recibieron; estuve desnudo, y me cubrieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a visitarme”12.

Fig. IX: Pieter Brueghel “El Viejo”, Caridad, 1559.

suceden a otros te sucedan; entonces despertará en ti el ofrecer ayuda sólo si haces propios los sentimientos del hombre que solicita ayuda en medio de la adversidad”.12 Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamento Reina – Valera 1960

El peso de la imagen se encuentra en la parte inferior de la escena donde se encuentra una multitud de personajes, que presentan variedad, las expresiones son diferentes y la gestualidad provoca en el espectador una empatía con la obra, además de notarse fluidez en el movimiento de los mismos, maneja, también, un dejo de profundidad, pues en el paisaje se puede apreciar profundidad, perspectiva no académica y degradación de los colores mientras más se aleja el camino, aun conserva ciertos recursos de los estilos pictóricos de la edad media pues elimina las paredes de edificios para mostrar lo que sucede dentro de los mismos, con el propósito de que el espectador pueda realmente ver el acto de caridad llevándose a cabo.

El pintor muestra la miseria13 humana en siete de sus mayores representaciones, pero al mismo tiempo muestra la capacidad de los seres humanos de amar al prójimo al desprenderse de

13 Miseria en su segunda acepción de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española en su edición 2010: Estrechez, falta de lo necesario para el sustento o para otra cosa, pobreza extremada.

algo para darlo a quien lo necesita: Siguiendo el precepto dictado por el evangelio: “amarás a tu prójimo como a ti mismo14”.

Estas prácticas eran de lo más común en una época donde lo que ahora consideramos impensable, sucedía con total normalidad. Cuando la vida de los seres humanos giraba en torno a la voluntad divina, una voluntad expresada por la jerarquía eclesiástica, donde era valido hacer guerras en el nombre de Dios. Esto se ve reflejado claramente en la obra fílmica Det sjunde inseglet -El Séptimo Sello- de Ingmar Bergman (ver texto de obra). Un hombre de las cruzadas que comienza a perder la fe y la esperanza. Pero a través de sencillos actos caritativos de personas que le son completamente desconocidas; las recupera. Y parte con la muerte, en paz con Dios.

Alejandra Navarro Tomás

14 Evangelio según San Mateo capítulo 22 verso 39.

Isis y HorusCultura egipcia, periodo macedonio-ptolemaicoCrámica esmaltada de fayenza, 17 cm (altura)Egipto, 332-30 a.C.Colección privada

a caridad mas que conceptualizarla, hay que reflexionar sobre el acto y acción consciente del ser caritativo. En la cultura egipcia, donde sus más antiguos moradores, al

tratar de explicar su existencia y el cosmos, utilizaban el L

ingenio, la inteligencia, la intuición y la espiritualidad en la búsqueda de la verdad en su interior. Dialogaban con la flama de lo divino o lengua de los dioses, la cual se codificó mediante símbolos.

Thot el dios del conocimiento, el mensajero divino que enseñaba los símbolos mágicos de la escritura, fue el maestro e iniciador de Isis15 en la magia de la reencarnación. Isis junto con Osiris y Horus forman el gran mito16. Al ser Isis el principio femenino capaz de gestarla luz, el hombre y los dioses quedan bajo su protección divina. Es la reina-madre inmaculada y diosa-madre. Con la capacidad de vivir en los dos mundos: en el de los vivos y en el inframundo. Es llamada la gran maga, que con sus conocimientos es transmisora del lenguaje divino. Representa a la naturaleza, dadora de vida y salud; diosa de la humanidad.

15 Isis era la primera hija de Geb, el dios de la tierra, y Nut, diosa del cielo. Libro de los muertos.

16 En el mito el hombre se encuentra entre dos grandes fuerzas opuestas, el de la luz y conciencia, representado por Osiris e Isis, la obscuridad e inconsciencia por Seth y Nephtis. Horus es el hijo de Isis y Osiris creado inmaculadamente."Textos de las Pirámides", a fines de la Dinastía V, durante el siglo XXV a. C.

Fue en la era Macedonio-ptolemaico, 332-30 a.C. donde se devela la escultura de loza fayenza, Isis simbolizada en su contexto tempero-espacial, genera una diversidad de acotamientos y significados. Isis es representada sentada en un trono, significado de poder. Sobre su cabeza el jeroglífico del trono que representa su nombre y encima de este un tocado que simula las alas de un águila o buitre, simbolismo reservado para las diosas. Isis amamantando a su hijo Horus, es un poderoso símbolo de renacimiento y su elixir conductor de conocimiento y fecundidad. Horus esta sentado sobre las piernas de su madre Isis y siguiendo con las convenciones antiguas de los egipcios, la desnudes de él alude la infancia y el mechón de pelo en el lado derecho de su cabeza simboliza al faraón niño.

El acto gestual de amamantar, es visto en el antiguo Egipto, como un acto caritativo de protección y dador de vida. Entre los diversos títulos de Isis encontramos los de Señora de la turquesa y Señora de la Fayenza, es posible que su finalidad utilitaria de esta pieza estuviese vinculada a los ritos de Isis

para hacer ofrendas de leche y vino a la diosa-madre. Es el color uno de los aspectos más importantes del simbolismo egipcio y es la razón subyacente de la asociación simbólica de muchos materiales. El azul se asoció de forma natural con el cielo y el agua, esta última podría representar el concepto de la fertilidad. Los colores individuales podrían sugerir cosas diferentes según el contexto y uso.

Ante tanta omnipresencia de Isis resulta imposible limitar sus atributos y su generosidad dada al hombre como diosa universal. Lo que permite a la cultura egipcia avanzar y reencarnar por el impulso divino de Isis. A través de ella se aprende a ser flexible, a valorar lo que se tiene; aceptar las circunstancias, las personas, y agradecer la oportunidad de estar vivos y tomar conciencia de que el hombre fue creado por amor, con amor y para el amor. Es decir, particularidades del ser caritativo.

Isis, como ser caritativo, dadora de vida, ¿es la inspiración y generadora de tal virtud para las generaciones contemporáneas donde impera el individualismo? En relación a esta cuestión, con Just Love me de Tracey Emin (ver texto de obra), en esta exposición hemos dirigido su lectura hacia los puentes que erigen los individuos entre sí: amar es la conjunción de nos-otros; nosotros amamos, amemos.

Fig. X: Pierre Puvis de Chavannes, La Jeune Mère / La Charité, 1887.

Det Sjunden InsegletIngmar BergmanLargometraje, 97 minSuecia, 1957

e las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Esta última es inalterable. Para que la caridad alcance su verdadero valor, fuera de lo teologal, el amor al

prójimo debe ser entendido como “una libre unidad con sus D

respectivas diferencias”17 y no como mera servidumbre o sujeción de la persona amada. Porque el amor se aprende y se consigue practicándolo.Frente a este amor de tres dimensiones, surgen varias interrogantes: ¿cómo entender la pobreza, el hambre, las guerras, la injusticia y la violencia como los grandes males que aquejan a la humanidad?, ¿Acaso el opuesto a Dios nos hace malos y justifica nuestro desamor hacia el prójimo y el olvido hacia Dios?, o ¿es la muerte la que verdaderamente, en un acto caritativo nos da día a día la oportunidad de vivir al ser conscientes de amarnos a sí mismos y a nuestros prójimos como un sentimiento que transforma desde dentro la inteligencia y la voluntad?

Det Sjunde Inseglet -El Séptimo Sello-, es una obra fílmica dirigida por Ingmar Bergman, protagonizada por Max von Sydow como Antonius Block, realizada en el año 1957. Una película que narra los últimos momentos del caballero Antonius Block y su

17 De Zan, La filosofía social y política de Hegel: trabajo y propiedad en la filosofía práctica, Ediciones Del Signo, Buenos Aires, Argentina, 2009.

escudero Jons quienes llegan a su tierra natal, Suecia, después de haber combatido inútilmente en las Cruzadas durante diez años. Antonius en cuyo caminar sólo encontró los grandes males: hambre, miseria, injusticia y la muerte. Hallando su país arrasado por la peste negra. Circunstancias que provocaron en él un gran dilema que lo llevó a interrogarse sobre su fe en la cruz, la esperanza de encontrar a Dios y la caridad que debería procurar a sus semejantes. Y así, se percató que en su andar solo fue acompañado por su fiel y ateo escudero, Jons y su ángel custodio, la muerte. A quien, estratégicamente le propone una partida de ajedrez para prolongar su existencia y continuar así, la búsqueda de sus interrogantes, ¿Quién soy?, ¿existe Dios?, y ¿qué hay más allá de la muerte?

Así, mientras la muerte no ejecutaba el jaque, Antonius vivía, aprovechando la oportunidad para que a manera de los santos óleos18, compartiera con Joff, su esposa e hijo, fresas y leche. Y en acto de reciprocidad caritativa, distrae a la muerte y la familia escapa. Antonius experimenta otra acción caritativa, la

18 Salmo 133:1.

muerte gana pero le permite ir al reencuentro con su esposa quien lo recibe, junto con sus acompañantes, a su última cena. Y al terminar la lectura del séptimo sello, la muerte aparece tan puntual como siempre, para llevárselos a su mundo de tinieblas.

Fig. XI: Albertus Pictor, Fresco en Täby kyrka (detalle), 1480.

Se devela en el film una simbología en la ambientación, composiciones entre los objetos naturales-artificiales, simetría visual y personajes ad hoc en tiempo y espacio. En La imaginería usada en El Séptimo Sello se representa a la muerte no como aquella clásica calavera, aunque no por ello menos aterrador, rostro humano blanco y de rictus cadavérico, mascara que en el devenir del humano se ha mostrado de diferente formas: desde una postura beatificada, rebeldía vitalista reflejada en la danza de la muerte, o simplemente, la pura negación y silencio eufemístico que ostentamos en la actualidad. La música ritualizada con cambios de tonos, ritmos, inmersa en escenas de tensión, tristeza, alegría y serenidad, etc. La dualidad contrastante en el uso del el color con el blanco y negro, representando la simbología de la luz y obscuridad teatral, incluso literaria, curtido en una gran hibridez artística.

Ingmar Bergman en su film Det Sjunde Inseglet, nos plantea una alegoría a un eterno tema: la búsqueda incesante del hombre sobre el sentido de su existencia, la búsqueda de la existencia de Dios, qué hay más allá de la muerte y sobre todo el amor al prójimo, como caridad humana. La respuesta a qué hay más allá de la muerte y el amor al prójimo como acto caritativo, se ex-

presa en la obra San Nicolás de Tolentino Penitente (ver tex-to de obra), abogado de las almas del santo purga-torio, por quienes él dedicó actos espirituales: ayuno, misas, flagelación y oración. Orar por los fieles difuntos del purga-torio, es uno de los siete actos de caridad.

José Fernando Toledo Martínez

1 Ciencia y CaridadPablo PicassoÓleo sobre tela, 197x249.5 cmEspaña, 1897Colección del Museo Picasso

2 Santa Ana y la VirgenBartolomé Esteban MurilloÓleo sobre tela, 219x165 cmEspaña, circa 1655Colección del Museo del Prado

3 Los Siete Actos de CaridadPieter BrueghelÓleo sobre tabla, 42x58 cmBélgica, 1617Colección privada

4 Midori (fotográmas de película)Hiroshi Harada (guión Suehiro Maruo)Animación, 56 min Japón, 1992Obra original destruida

4 Isis y HorusCultura egipcia, periodo macedonio-ptolemaicoCrámica esmaltada de fayenza, 17 cm (altura)Egipto, 332-30 a.C.Colección privada

5 San Nicolás de TolentinoJuan de MesaEscultura en madera policromada, 126x86x58 cmSevilla, España, S. XVIIColección del Museo Nacional de Escultura, Valladolid

7 Det Sjunden InsegletIngmar BergmanLargometraje, 97 minSuecia, 1957

8 Just Love meTracey EminTubos de vacío de neón, 30x102.9x5.3 cmInglaterra, 1998Uno de trece, colección del artista

Oaxaca de Juárez, Oaxaca,México, diciembre

2013