CHINA, COREA Y JAPON

Una mirada histórica, política, económica y cultural del Este

Asiático: El rol de la mujer

Cátedra: Mera

Autor: García, Ignacio Andrés

DNI: 32.890.937

Universidad de Buenos Aires

Índice.

El rol de la Familia, mucho más que una unidad social………………………………………………………3

Siglo XX, la modernidad cambio la familia y el rol de la mujer en la sociedad..………………….7

Reflexiones Finales………………………….………………………………………………………………………………10

El rol de la Familia, mucho mas que una unidad social.

Tanto en China como en Corea y Japón, el rol familiar esta entrelazado con la historia de la filosofía confuciana, si bien la misma desarrollo sus principios en el gigante asiático, a través de miles de años de historia se extenderá por los otros dos países. Por lo tanto entendemos que esos principios que se desarrollaron en China, nos ayudaran a comprender que la Familia no es solo el sustento de la organización social, sino también de la organización económica y política.

Si bien el concepto de Estado, lo tomaremos desde nuestra concepción occidental, podemos decir que desde las primeras dinastías Chinas existió un poder centralizado, coconstitutivo de las relaciones sociales, que garantizo una forma particular de dominación, que se apoyaba en una forma económica, social y política, por eso nos animamos a hablar de relación Sociedad-Estado. En dicho marco podremos entender de forma compleja el rol de la mujer y la familia. La filosofía confuciana entiende que existen cinco relaciones sociales básicas que son el sustento de la relación Sociedad-Estado: gobernante/gobernado, padre/hijo, marido/mujer, hermano mayor por sobre los menores y amigo/amigo.

Tanto las relación que comprender al padre, al marido y al hermano mayor están relacionadas directamente con el rol y funcionamiento familiar. Estas relaciones no solo desempeñaban la función de tutor social sino que comprendería la organización económica de base de cada familia, la organización agrícola, determinaba el régimen de propiedad y distribución de bienes en manos del padre sobre el resto de la familia, la posibilidad de entrar al sistema de educación formal era rigurosamente destinada al hijo mayor, asi como la mujer cumplía estrictamente el rol maternal, de reproducción y de quehaceres domésticos.

La mujer relegada de cualquier lugar o posición jerárquica, siempre tenía que

desarrollar su vida a partir de la autoridad patriarcal, o como excepción al varón mayor de

la familia. Por lo tanto su rol principal en la sociedad era el de madres de un hijo varón o el

de esposas, esto se veía agravado por la imposibilidad que tenía la mujer de ser

propietaria de los bienes familiares, tampoco tenía la posibilidad de transmitir su linaje, el

hombre mandaba en todo los aspectos sociales. Lo cual nos brinda una imagen de una

sociedad organizada y homogénea en su unidad social, una sociedad muy disciplinada. Por

otro lado traemos un ejemplo de hasta donde alcanzaban o se extendían estos principios,

Bruce Cumings al reflexionar sobre las relaciones entre China y Corea nos dice: "en los

asuntos internacionales, el emperador chino era el hermano mayor del rey coreano. Los

transgresores de estas elaboradas reglas eran consideradas seres incultos incapaces de ser

miembros de la sociedad.”

En China las mujeres al no poder heredar o tener alguna propiedad, se veían obligadas a casarse para poder subsistir en una sociedad que no le brindaba oportunidades genuinas para desarrollarse de manera independiente de la dominación patriarcal. Si sus padres fallecían, los hermanos varones eran los que tenía derecho a la herencia familiar. Podemos imaginarnos que el casamiento para las mujeres, consistía mas en una obligación, un paso necesario para subsistir, más que una opción o decisión. Hablamos de subsistencia no en un sentido literal, pero la vida familiar para la mujer no la podremos considerar de pleno goce, por el contrario significaba por un lado el arraigo de su familia original, a la cual nunca más volverían a ver. A su vez, al reubicarse en el seno de una familia ya constituida, tenía que aceptar el nuevo orden familiar (que no era muy distinto del que provenía) y a la vez aceptar a las mujeres de esta nueva familia, sobretodo a la madre del esposo. Quizás sería interesante analizar cuál era el tipo de relación entre las mujeres de distintas familias, para ver si existía algún tipo de relación de autoridad o de mandato entre las mujeres de distintas familias. Esta situación para la mujer china se extendió hasta el año 1949, en el marco de la Revolución Comunista y la fundación de la República Popular de China, el nuevo gobierno va a entender que para transformar el orden milenario establecido en la relación Sociedad-Estado, primero tendría que desterrar el modelo familiar.

En los casos de Japón y Corea la historia es muy distinta. En el primer país, antes de que los principios confucianos se constituyan como mentores de la relación Sociedad-Estado, la mujer ocupaba un rol diferente que la mujer de la sociedad China. Principalmente se respetaba su independencia económica y tenía derechos de propiedad y derechos de herencia. Posteriormente una vez que los principios confucianos calaron hondo en la organización social, la mujer se tuvo que reducir a la organización patrilineal, o sea al mandato del marido y de los hijos mayores. Esto sucedió entre los siglos XIII y XIV, como resultado de esta transformación, la mujer pasó a ser considerada como un ser humano inferior al hombre, las leyes que regían para ese entonces consideraban a la mujer como un menor más por mas adultas que sean en edad. Ser mujer en Japón desde el siglo XV hasta mediados del siglo XX, significaba cumplir el mandato masculino.

En Corea en un principio el rol de la mujer era muy distinto al que se adaptó con la implementación de los principios confucianos, pareciera mentira, pero era el hombre quien al casarse se tenía que mudar a la casa de su nueva esposa, a su vez los hijos eran criados dentro del seno familiar pero con un rol más activo de la mujer en su educación y cuidado personal: "la organización familiar coreana anterior a esta dinastía (Choson) no seguían las pautas de este modelo (neo-confucianismo) (...) el establecimiento del mismo se produjo gradualmente a lo largo del reinado de la dinastía, y que posiblemente antes los hombres cedían dentro del grupo familiar materno, y que el padre de la familia al casarse, se mudara a la casa de su esposa.". La organización patrilineal no funcionaba como en China, la voz de autoridad dentro de cada unidad familiar eran los padres de la mujer casada, lo cual nos brinda una imagen de muy distinta a las anteriores, la mujer crecía en un entorno familiar más independiente del mandato patriarcal, hasta podría decirse que se la reconocía y respetaba por su género: no solo eran escuchadas, sino hasta

las leyes y costumbres las reconocía como actores sociales importantes, ya que tenían derechos de herencia y derechos de linaje familiar.

Como se dijo anteriormente la mujer en China, al casarse quedaba arraigada de su familia originaria y pasaba a ser parte de una nueva familia ya constituida, en la cual quedara relegada de la actividad productiva, sus responsabilidades consistían en el cuidado y quehaceres de la casa y los hijos. Si bien esta imagen nos habla de una forma de organización social y económica, también hay ciertas costumbres o principios filosóficos que condenan a la mujer a ser considerada algo menor, algo por debajo del hombre: la conocida tradición de la "flor de loto" o "Los lirios vendados" nos habla de una mujer que no solo tenía que soportar el mandato y autoridad patrilineal, sino que su cuerpo se convertía en una forma más de soportar esa dominación y sufrimiento cotidiano. Desde una visión foucultiana, el poder del hombre en esta sociedad no solo se plasmaba en las relaciones cotidianas sino también en el cuerpo: el cuerpo de la mujer era un campo de acción del poder masculino. Esta costumbre que se inicia alrededor del siglo VII perdurará hasta entrado el siglo XX, nacerá como una costumbre de los ricos, y se transformara posteriormente en un condicionante para que las mujeres se puedan casar. Consistía principalmente en que los pies de las mujeres eran considerados un atractivo estético cuando estos eran más pequeños, desde pequeñas se les rompían los dedos de los pies y se los cubrían con vendas para que el mismo no crezca mucho más de doce centímetros. Por lo tanto podemos ver que el hombre mandaba en todos los aspectos de la vida de la mujer, entendemos que esta autoridad provocaba en la mujer una actitud sumisa y disciplinada con respecto a la autoridad patrilineal y en la sociedad en general.

En Corea también se daba esta situación de control del hombre sobre el cuerpo de la mujer, dentro de la sociedad Choson, Cummings nos ilustra claramente esta situación: "Los hombre controlaban las políticas del cuerpo, y los cuerpos de las mujeres." Recién a partir del siglo XIV y hasta entrada la modernidad se adoptó los principios de la filosofía confuciana como reglas de orden general para organizar la sociedad desde el Estado. Esto es digno de resaltar, porque hay una voluntad manifiesta de que las políticas que emanan desde el Estado empiecen a orientarse por principios filosóficos importados de la cultura china, si bien podemos decir que el Estado es coconstitutivo de las relación sociales, pareciera que en Corea, y en parte en Japón, es desde el Estado donde se configura una nueva red de relaciones sociales y un nuevo orden de dominación. Aunque esto nos brinde una imagen muy utilitarista del Estado, pareciera que las diferentes clases que pudieron movilizar la estructura del Estado durante seis siglos se convencieron de algo: si estos principios filosóficos no eran reproducidos de manera cotidiana en el seno de todas las relaciones sociales y sobretodo de la familia, era imposible cimentar un Estado tan disciplinado como el que resulto. Esto se puede ejemplificar con una de las tradiciones importantes en la cultura y costumbres Coreana, en el caso de los linajes antes de que el confucianismo sea adoptado como ideología del Estado, las familias podían realizar ritos a sus antepasados tanto la línea materna como paterna, lo cual cambio en detrimento del linaje maternal y ahora solo se podría realizar esos ritos al linaje paternal. Esto funciono también como un mecanismo de control de linaje y descendencia.

En los tres países a partir de la aplicación de los principios confucianos, cada mujer

que nacía independientemente de su origen social o clase, no tenían posibilidad de decidir sobre tu futuro, a esto se sumaba la situación de que no disponían de ningún derecho de propiedad y autoridad dentro de la familia. En Japón se desarrolló esta situación social entre los años 1580 y 1868: las mujeres tenían que resignar cualquier deseo o goce personal para ocuparse rigurosamente del esposo y criar a los hijos. Visto y tamizado a través de nuestra cultura occidental, la imagen de la mujer durante esos años corresponde más a una "sirvienta", que a la imagen maternal de acompañamiento. Las mujeres japonesas, coreanas y chinas, generalmente se casaban sin conocer a su futuro esposo, el casamiento constituía más una institución del arreglo de intereses entre las familias y la conveniencia material de cada familia, que una opción libre de aquellos que se iban a comprometer. Por lo tanto el casamiento como el divorcio eran asuntos familiares, si los intereses de una de las familias no fuesen satisfechos podía provocarse el divorcio: lo notorio es que ambas instituciones no estaban atravesadas por cuestiones morales o religiosas. El hombre era el único posibilitado a iniciar la separación, la ley misma estipulaba diferentes causales que justificaban al esposo a realizar el divorcio. Para peor situación de la mujer la responsabilidad social de la fidelidad recaía en los hombros de ellas, generalmente se esperaba que la mujer que se casaba fuese fiel al hombre hasta la muerte, a pesar de que el hombre podía tener varias esposas. La poligamia, aceptada por la ley, era una manera de asegurarse la existencia de hijos varones dentro de la familia, pero no era considerada infidelidad del hombre hacia la mujer. La mujer que nacía tenía que aprender, a base de sufrimiento y desigualdad, a moverse dentro de este orden tan disciplinado, que controlaba desde formas minúsculas de relacionarse socialmente hasta las relaciones sexuales.

Para concluir este apartado nos parece que la explicación que da Richard Guisso sobre la el rol de la mujer y el hombre en la sociedad, nos ilustra de manera clara cuál es la posición de la primera en relación al segundo. La mujer en general, independientemente de que sean madres, esposas o hijas, son consideradas al yin como inferior al yan. El yin seria el elemento femenino y el yan el masculino: la mujer así es considerada menos inteligente, más dócil y pasiva que el hombre. Entre los dos elementos el yin y el yan, no existe una relación de complementariedad, por el contrario es jerárquica y de dominación del hombre hacia la mujer.

Siglo XX, la modernidad cambio la familia y el rol de la mujer en la sociedad.

Tanto China, Corea como Japón no estuvieron al margen de los grandes cambios sociales que se produjeron durante todo el siglo XX, muchos de estos cambios desdibujaron el orden de las sociedades tradicionales. Las grandes guerras y revoluciones, posicionaron a la mujer con una participación y responsabilidad social mucho más importante.

En China a principios del siglo se constituyeron las primeras escuelas para mujeres, lo cual posibilito una mínima participación de la mujer en la vida pública impensada por mucho tiempo en la historia del país. La revolución comunista del 1949 en China pretendía cambiar el orden tradicional de la sociedad, si bien este cambio se dio con mas ímpetu una vez que los revolucionarios movilizaron la estructura del Estado, es interesante resaltar que previo a la toma del poder el partido comunista fue produciendo pequeños cambios principalmente en la población del norte del país. Los pueblos y ciudades que brindaban su apoyo, fueron experimentando pequeñas transformaciones en su organización social, principalmente en el sistema educativo. Pero el Partido Comunista tenia ambiciones más grandes para la mujer y entendió que para cambiar el orden social establecido tendría que cambiar su unidad, la base de la organización social y política: la familia. Por un lado hubo políticas públicas que buscaban desterrar la histórica desigualdad de género, por otro lado y aún más importante, en 1950 se sanciono la Ley de Matrimonio que cimento las bases de una nueva concepción de Familia.

A partir de esta legislación aquellas personas que se unían lo hacían por una libre opción y en las mismas condiciones de igualdad frente a la ley, el Estado empezaba a intervenir en la institución del matrimonio que históricamente estuvo gobernada por los intereses personales y patrilineales. Esto tuvo la consecuencia de que las mujeres dejen de estar dominadas por el discrecionismo masculino. Pero esta transformación no se hubiera concretado si la mujer no hubiese sido incorporada al circuito de fuerzas productivas, ya que a partir de entonces la mujer pudo contar con recursos propios para incrementar la incipiente independencia de los bienes masculinos. A su vez el nuevo gobierno impulso que estos cambios en el orden social y económico se concreten también en la esfera política, las mujeres se empezaron a organizar a través de la Federación Democrática de Mujeres, la cual pretendía garantizar el nuevo estado de derecho para el género femenino.

En el caso de Corea del Sur, los cambios en el rol de la mujer y la familia tardaron más tiempo en concretarse. Después de varios gobiernos de factos en 1987 con la creación de la Sexta Republica significo la reactivación de la sociedad civil y la promoción de la participación de la mujer en la misma. La lucha de las mujeres se enmarco en un contexto general de la sociedad coreana que pretendía una apertura democrática y exigían que se respeten los derechos constitucionales que durante tanto tiempo estuvieron archivados en los escritorios de los gobiernos militares. A finales de la década del ochenta se creó la AUMC, Asociación Unida de Mujeres Coreanas, lo cual nos brinda

una imagen importante, como en China ocurrió a mediados de siglo, las mujeres coreanas se empezaron a movilizar a través de organizaciones sociales y políticas; estas nuevas organizaciones representaban a un arco de mujeres que luchaban por terminar con la opresión masculina. Tanto mujeres campesinas, trabajadoras y amas de casa vieron, en parte, concretada su lucha a principios de la década de los noventa cuando se sancionaron las leyes de violencia doméstica y de desarrollo de la mujer. Esto provoco también que la estructura familiar tradicional sufriera cambios, la mujer tenía mayor independencia social, económica y política del hombre, un paso importante en este camino es la posibilidad de que la mujer pueda iniciar el trámite de divorcio. La institución del matrimonio en Corea es de suma importancia, varios análisis marcan la importancia de esta costumbre como una forma clara de ver los cambios y continuidades de la sociedad tradicional y moderna: Jessica Nessim dice al respecto "vemos entonces como la tensión existente entre lo viejo y lo nuevo se ve también reflejada en la legislación matrimonial, que sigue expresando muchas veces influencias tradicionales concretas que se contraponen con el nuevo estilo de vida, de familia y el nuevo rol de la mujer en la sociedad y su incorporación al mercado de trabajo". PAGINA 386

Para dar cuenta de la realidad de la mujer coreana con respecto al matrimonio y a su rol actual en la sociedad encontramos que las palabras de la profesora Eun-Kyung Bae son muy convincentes: "El matrimonio (...) tienen mucha influencia los padres, la presión social, sobre todo la elección de los padres. Estadísticamente el número de mujeres que no quieren casarse es bajo, pero la maternidad supone tantas renuncias que es difícil que una mujer encuentre su sitio en esta sociedad. Habría que aligerar las cargas que pesan sobre ellas”

Con el pasar de las décadas posteriores a la segunda mitad del siglo XX en las tres sociedades la tan rigurosa estructura confuciana va cediendo terreno a nuevas prácticas sociales provenientes principalmente de occidente. La familia si bien no pierde en su totalidad algunas tradiciones confucianas, se empieza a notar una mayor cooperación horizontal entre los integrantes de la familia, sin embargo los padres siguen poniendo en sus hijos las expectativas de ascender socialmente. En este sentido las mujeres siguen estando relegadas de las aspiraciones familiares, ahora pueden ir a la universidad y tener un trabajo, pero cuando se casen tendrán que reducir su vida social y dedicarse con mas responsabilidad a la familia. En el ámbito político podemos notar que las mujeres de apoco están ganando espacios de participación, la asamblea nacional está constituida en un 14,72 %, en proporción no es mucho pero si comparamos con cualquier país de occidente con respecto a los años de gobierno democráticos el dato cobra mucha más importancia.

En la historia reciente del Japón es diferente, aún persiste un modelo de sociedad y de familia más disciplinado, aunque dicho modelo heredado de la posguerra de mitad de siglo ha sufrido cambios, como la igualdad de todos los hijos, en las relaciones sociales cotidianas se siguen practicando las mismas tradiciones y costumbres más tradicionales, relegando a la mujer de las esferas de decisión y poder. El modelo social y de familia en el

Japón, ha sido muy estructurado y dictado desde el Estado hacia la Sociedad Civil, esto principalmente lo podemos notar en la restructuración que hubo a partir de la postguerra, un Estado y una Sociedad devastada fueron reconstruidas principalmente a través de la ayuda de Estados Unidos. Muchas de las organizaciones sociales que se crearon en la historia moderna de Japón fueron importadas desde la cultura norteamericana, así varias organizaciones "feministas" empezaron a luchar concretamente por la igualdad de derechos de género: como el caso concreto de la sanción de la Ley de Igualdad de oportunidades de Empleo. La cual hace ilegal la discriminación de la mujer en el reclutamiento, contratación y promoción en cualquier empresa, ya sea pública o privada.

A pesar de que en China los valores y costumbres tradicionales hayan sido más

cuestionados desde la revolución del 49, aun en la actualidad persisten varias de las conductas tradicionales. La mujer sigue ocupándose como veíamos anteriormente, de los quehaceres del hogar, mientras que el hombre se dedica exclusivamente a las actividades productivas para llevar el sustento material a la familia. Si bien el nivel de riqueza general de la población china cada año va en aumento, aun se pueden distinguir desigualdades en el acceso material dependiendo del género. Los trabajos aptos para mujeres no son los mismos aptos para los hombres, y esto no depende de una cuestión de fuerza, sino una realidad plasmada en la relación Estado-Sociedad. Si bien desde el Estado se promociona a través de diferentes programas y políticas publicas la participación de la mujer en situación de igualdad en las distintas esferas, en los tres países que analizamos encontramos un núcleo duro dentro de la red de relaciones sociales que se resiste a la mayor participación e igualdad de condiciones de las mujeres, esto sin embargo no es una consecuencia del estado o relación de poder machista, sino que es una forma particular y estructurada de las sociedad china, coreana y japonesa.

Reflexiones Finales.

Después de analizar brevemente la historia y realidad del rol de la mujer y de la institución familiar entendemos que los cambios que se llevaron a cabo, principalmente durante el último siglo, responden a una particularidad de las sociedades aquí analizadas. Estos cambios se insertaron en una relación entre Sociedad-Estado que tiene por lo menos dos mil años de historia, los cambios no se produjeron por una mera incorporación desde el exterior, sino que muchos de ellos cobraron vida particular desde las propias tradiciones e ideas tanto la sociedad China, Coreana y Japonesa no estuvieron al margen del proceso de modernidad originado en occidente, esto significa que por elección o a base de fuerza muchas costumbres occidentales se arraigaron en estas sociedades que durante mucho tiempo fueron herméticas. En este sentido el rol de la mujer y el modelo de familia en la sociedades han sufrido una mínima occidentalización, porque ser parte del mundo globalizado y beneficiarse de sus frutos, también significa incorporar a ciertas formas culturales, económicas y políticas por mas ajenas que sean a la historia. Pero estas formas no se incorporan al azar ni por casualidad, el Estado promovió y promueve determinadas formas sociales dominantes; muchas de estas se han cristalizado en la relación Sociedad-Estado. Pero algunas formas tradicionales que por momentos se perdieron, fueron rescatadas o vueltas a impulsar desde la sociedad civil. Por lo tanto unas y otras influyen en la presente relación entre el Estado y la Sociedad.

Si bien pareciera que los procesos de desarrollo económico y social son bastante independientes de los países occidentales, entendemos que con la posible expansión de la riqueza de los tres países, sobretodo en China, los años venideros serán de cambios fuertes a nivel social. Dentro de estos cambios la familia será una institución de suma importancia, ya que como vimos sigue siendo en parte la unidad social que organiza la economía, la sociedad y la política. Por lo tanto si la institución familiar cambia, el rol de la mujer también será trastocado, esto lo podemos afirmar, la mujer en las tres sociedad se desarrolla socialmente dependiendo de la institución de la familia. Quizás también podremos presenciar una orientalizarían de occidente, pero estas predicciones no pueden ser corroboradas aunque la cultura oriental se está expandiendo cada vez más por el mundo globalizado. La apuesta que hace este trabajo a partir de lo analizado, es que si la relación entre Sociedad-Estado domina y oprime tanto a la mujer como al hombre, es posible pensar que en una sociedad donde la igualdad de género sea real y no solo plasmada en el derecho constitucional, la familia y la relación Estado-Sociedad sea completamente diferente.

Bibliografía: Botton Beja, Flora. “La larga marcha hacia la igualdad: mujer y familia en China” en “Mujeres en China” Taciana Fisac Badell (Ed). El colegio de México (1995) Bavoleo, Bárbara y Paula, Ladevito Paula. “Mujeres, sociedad civil y proceso de democratización en Corea del Sur” Domenech del Río, Antonio. “Mujer, género y familia en Corea”. FUOC- P03/87025/02412 Mera, Carolina. “Reflexiones acerca de los cambios en la mujer coreana: Corea y Argentina”. Encuentro de estudios coreanos en América Latina. Mikiso, Hane. “Peasants, rebels and autcastes” Pantheon Books (1982). Nessim, Jessica. “Matrimonio en Corea. Conflicto, tradición y modernidad.” Jorge Rafael Di Masi y María Magdalena Crisconio (Comp); Segundo Congreso Nacional de Estudios coreanos. Corea y Argentina: percepciones mutuas desde una perspectiva regional. (Agosto 2006). Onaha, Cecilia. “La mujer japonesa en el Japón moderno (siglos XIX y XX) –La construcción de su imagen- p.4 Domenech del Río, Antonio. “Mujer, género y familia en Corea”. FUOC- P03/87025/02412 Guisso, Richard. “Thunder over the lake: the five classics and the perception of woman in early China” en Richard W. Guisso y Standley Johannsen (eds.). Women in China. Current directions in historical scholarship. Lewiston. Nueva York: Philo Press. (1981); p. 48 y 59. Citado en Botton, Flora.

ANEXO

Mujeres coreanas, entre tradición y modernidad

Seúl, una ciudad ultramoderna de cerca de 23 millones de habitantes.

Capital de Corea del Sur, la ciudad experimenta un crecimiento fulgurante y está en perpétua evolución.

La tecnología está omnipresente, el índice de acceso a internet es uno de los más elevados del mundo, hay prensa libre. En definitiva, es un país que en todos los sentidos no tiene nada que envidiar a los estándares europeos.

Con una excepción: la mitad de la población es cristiana y la otra mitad budista. La sociedad está impregnada de los valores y las creencias del confucianismo, que sigue marcando el modelo social del país. Pero en ese modelo las mujeres no encuentran fácilmente su sitio.

Hyan-Jeong, Kil-Ja, Yeong-hee, tres mujeres, tres generaciones y una visión del papel de la mujer coreana que aunque evoluciona, sigue reposando en una base común:

“El papel de la mujer coreana señala Kil-ja es apoyar al marido, ocuparse de la educación de los niños y garantizar la salud de la familia para que el marido pueda trabajar”

“Antes, apostilla Hyan-jeong el papel de la mujer era ocuparse de su marido y educar a sus hijos, pero eso está cambiando, aunque para mi ya es demasiado tarde. Desde que me casé he dejado de trabajar y me dedico a cuidar a mis hijos”

“Al contrario que la generación de mi madre, que se quedaba en casa, dice Yeong-hee me gustaría seguir trabajando después de casarme y encontrar mi lugar en la sociedad…ya veremos si puedo hacerlo”

En la prestigiosa Universidad Nacional de Seúl hay tantas mujeres como hombres. Legalmente, no hay ninguna discriminación sexual en la educación de los niños, más bien al contrario.

Si antes la posición social de una mujer dependía del estatus de su marido, ahora se les empuja a que cursen estudios universitarios, aunque luego la carrera se frena en seco.

El Instituto de Investigación sobre Géneros se ha especializado en las cuestiones relativas al lugar que ocupan las mujeres en la sociedad, en el mercado laboral, y en la familia.

La profesora Eun-Kyung Bae es socióloga: “En la sociedad coreana, la educación es igual para los niños y las niñas, pero después del matrimonio y el nacimiento de los hijos, las oportunidades laborales terminan para las mujeres. Su carrera profesional acaba. Antes se pedía igualdad, pero después, las mujeres tienen muchos problemas a la hora de reincorporarse al mercado laboral”

Hee-eun Lim tiene 36 años. Antes de casarse era pintora. Su marido, músico de profesión, viaja mucho debido a su trabajo. Tienen un hijo de 11 años. Y desde hace 11 años, Hee-eun se dedica exclusivamente a él:

“Antes pintaba y daba clases dos noches por semana en la Universidad, pero lo tuve que dejar. No me sentía libre. Necesitaba a alguien para ocuparse de mi hijo esas noches y no podía ser mi marido porque estaba trabajando, por eso ahora me ocupo de mi hijo. Esa es mi vida”

Hee-eun no quiere tener otro hijo. Demasiado duro, asegura, pero no se replantea el papel de su marido.

“En el matrimonio, señala la profesora Eun-Kyung Bae tienen mucha influencia los padres, la presión social, sobre todo la elección de los padres. Estadísticamente el número de mujeres que no quieren casarse es bajo, pero la maternidad supone tantas renuncias que es difícil que una mujer encuentre su sitio en esta sociedad. Habría que aligerar las cargas que pesan sobre ellas”

Los jóvenes coreanos también aceptan matrimonios arreglados para poder irse de casa de sus padres.

El resultado es un alto índice de divorcios y la caída en picado de la tasa de natalidad

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