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    El fenmeno de apropiacin privada y su regulacin jurdica

    Conviene recordar que la propiedad, en cuanto institucin social, no es campo privativo de los juristas, loscuales han de enfocarla necesariamente desde el ngulo del ordenamiento jurdico debiendo poner demanifiesto los fallos e inconvenientes de la regulacin jurdica de la institucin privada as como proponerhipotticas vas de superacin del ordenamiento jurdico: anlisis de iure condendo.

    La meta perseguida por el jurista estriba en la regulacin tcnico-jurdica de una institucin social que esobjeto de estudio por parte de diversas disciplinas (sociologa, historia, filosofa, poltica, economa, etc.).Esencialmente la propiedad es un fenmeno o una institucin econmica que busca la proteccin delordenamiento jurdico sobre unas bases determinadas que son fijadas por las Cartas constitucionales,fruto de la discusin poltica a nivel constituyente y marcadas con el sello de solucin de compromiso.

    Posteriormente corresponder al Derecho la tarea de sistematizar las reglas adecuadas a la conservacinde esa institucin poltico-econmica que puede ser considerada como institucin jurdica.

    El pretendido carcter absoluto de la propiedad

    La concepcin de la propiedad privada constituy durante los siglos XVIII y XIX uno de los puntoscentrales del ordenamiento jurdico, en cuanto la institucin considerada es una de las que refleja deforma ms ostensible los cambios econmicos y sociales acaecidos a lo largo del devenir histrico.

    Apareca como fruto procedente, de forma directa, de los principios filosficos-jurdicos de la escuela deDerecho natural y en el mbito tcnico-jurdico como herencia del Derecho romano.

    Considerando estos extremos en toda su complejidad, puede encontrarse la explicacin de que el CdigoCivil francs, en respuesta oportuna a un marco histrico basado sobre la propiedad y el contrato,plasmase en el artculo 544 una frmula tan amplia de propiedad privada como la siguiente: la propiedades el derecho de gozar y disponer de las cosas de la forma ms absoluta, con tal que no se haga de ellaun uso prohibido por las leyes o los reglamentos.

    Dicha frmula, con ms o menos variantes de detalle se encuentra an en vigor en nuestros das, entodos los Cdigos de la llamada familia latina.

    La norma citada implicaba la preexistencia poltico-econmica de la propiedad y, de otra parte, declarabala absoluta libertad de actuacin del propietario.

    La inviolabilidad de la propiedad privada -que en el momento de su proclamacin, en los albores del sigloXIX, constitua una exigencia de liberacin frente a los numerosos gravmenes feudales- se convirti, encuanto fue codificada, en instrumento de conservacin del status quo a favor de la burguesa, la cualhaba conseguido una posicin de supremaca mediante las profesiones liberales y, fundamentalmente, elcomercio. La finalidad primordial del movimiento revolucionario radica en la superacin de los vestigiosfeudales, la anulacin de todas las cargas y gravmenes que anteriormente pesaban sobre la propiedad ysobre todo en la teora del duplex dominium, principal esquema jurdico a travs del cual se haba logrado

    prolongar hasta 1879 el rgimen feudal.

    La propiedad queda consagrada como un poder absoluto de la persona sobre la cosa, que se concreta,primordialmente, en las facultades de goce y disposicin, de las que nicamente de modo anormal podrprivarse al propietario, ya que determinan el contenido tpico del derecho subjetivo dominical, ilimitado pordefinicin.

    Pero la ilimitacin plena del dominio no se puede encontrar a lo largo de la historia en ningnordenamiento jurdico que haya tenido que superar fases arcaicas o primitivas y de ah que, como se havisto, incluso en el antiguo Derecho romano la prstina y absoluta dependencia atribuida al dominium exiure Quiritium sufriese atenuaciones de importancia, demostrando con ello que el derecho absoluto semuestra, en seguida, incompatible con la coexistencia social

    Planteamiento poltico y formulacin tcnica

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    Se ha afirmado que una concepcin absoluta y totalitaria de la propiedad no existi ni siquiera en larevolucin liberal, al igual que no existe hoy da ni ha existido. Incluso al principio de la vigencia socio-poltica del individualismo, la teora de la propiedad soberana comenz a limar sus aristas ms salientes:la diferencia entre la Declaracin de Derechos del Hombre y del Ciudadano y las disposiciones del CCfrancs en cuanto a calificacin del derecho de propiedad.

    Mientras que en la Declaracin se afirmaba que la propiedad era sagrada e inviolable, en el CC, aparececaracterizada de forma diversa: Se mantiene silencio respecto a los caracteres anteriores y se llegaincluso a desconocerlos, al preverse la posibilidad de expropiacin forzosa, previa declaracin de utilidadpblica y pago de la indemnizacin. Deja de ser sagrada e inviolable para ser absoluta.

    Es indudable, el Code Civil supuso un reconocimiento de la imposibilidad lgico-jurdica de configuracinabsoluta y totalitaria de la propiedad privada, pero como al mismo tiempo se haba declarado aquellacualidad, nicamente pude procederse a establecer una declaracin general de remisin al resto delordenamiento jurdico, que ha venido recortando y definiendo el mismo concepto de propiedad que seofreca mediante una frmula tan genrica. Cuando se enfrenta con el problema de definicin de lapropiedad, la doctrina ha de acudir a la idea de seoro exclusivo reconocido por el ordenamiento jurdicosobre el objeto de que se trate.

    La cuestin de los lmites y las limitaciones de la propiedad

    La labor delimitadora del ordenamiento jurdico sobre la amplia frmula codificada jurdica que, en suintento de salvar la concepcin absolutizante del dominio, hubo de recurrir al expediente tcnico del lmiteo de la limitacin, cuya misin sera imposibilitar el desenvolvimiento del contenido normal de la propiedaden aquellos casos en que ello fuese necesario por exigencias comunitarias de carcter pblico o privado.

    Por limitacin se ha de entender aquella reduccin que encuentra causa en una disposicin legal expresa,establecida con independencia de la voluntad del propietario y en atencin a las necesidades planteadaspor la convivencia social.

    La idea del lmite desarrolla una funcin: Es un simple mecanismo que se superpone a un conceptopreviamente formulado de propiedad privada. De forma absoluta y totalmente abstracta se distinguen, el

    derecho como momento esttico y de otro momento dinmico, representando por el efectivo ejercicio delderecho considerado como un hecho jurdicamente irrelevante, ya que la limitacin se configura comoexterna y no consustancial al derecho de propiedad, elstico por naturaleza y cuya esencia no resultaafectada.

    La configuracin del lmite de la propiedad ha sido justamente criticada, pretende nicamente prolongar lavigencia de la concepcin individualista del dominio.

    No parece necesario constituir una teora general de las limitaciones de la propiedad, sino que se debaproceder a pergear (disponer) la teora de las limitaciones de cada tipo concreto de propiedad.

    Tanto la idea de los lmites como la idea de las limitaciones tienen que desaparecer. En el fondo no sonotra cosa que un vestigio anacrnico de arcaicas concepciones.

    Existe en realidad un planteamiento comn entre ambas opiniones: La coincidencia radica en laaceptacin del anlisis pluralista de la propiedad privada. A fin de cuentas, ambos defienden elacercamiento a los diversos regmenes jurdicos existentes sobre los posibles objetos de la propiedadprivada y un anlisis particularizado de la llamada legislacin especial, la cual es cada vez msabundante.

    Lneas maestras del CC: propiedad y "propiedades especiales" y pluralismo de la propiedad

    Nuestro Cdigo Civil sigue de cerca el ideario y la formulacin textual del propio Cdigo Civil francs,aunque conviene subrayar desde este preciso instante dos datos de cierta relevancia respecto a cuantovenimos exponiendo:

    1. En primer lugar, aunque es cierto que se recogen en su articulado diversas manifestaciones de la

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    aceptacin de la concepcin liberal de la propiedad (entre ellas, la ms significativa sea lailimitada extensin del dominio en sentido vertical, cfr. art. 350), ha de sealarse que la comisinredactora del Cdigo no incluy en el artculo 348 el pasaje referente a que la propiedad es elderecho de gozar y disponer de forma absoluta de los bienes. No existe tal declaracin ennuestro Cdigo.

    2. En segundo lugar, el Cdigo Civil espaol se caracteriza por un ttulo ad hoc para la regulacin dealgunas propiedades especiales (Ttulo IV del Libro 11, arts. 407 y ss.), que, de alguna manera,supone la aceptacin por nuestro legislador de lo obvio: de que el contenido del derecho depropiedad exiga considerar la propia naturaleza de los bienes sobre los que el derecho subjetivopuede recaer. Esto es, de la denominada consideracin pluralista de la propiedad.

    La formulacin de la consideracin pluralista de la propiedad

    La visin de la propiedad como institucin plural fue posible nicamente cuando la doctrina comenz adudar de la plasticidad del mdulo propuesto por el legislador del siglo pasado. Es decir cuando desdeuna perspectiva realista, se ha reconocido la imposibilidad de reconducir al concepto codificado la

    variedad o tipos de manifestaciones que la idea de propiedad, referida tanto al goce como a ladisposicin, presenta nuestros das.

    Desaparecidas las circunstancias socio-ideolgicas que haban originado la concepcin clsica de lapropiedad o teora de la propiedad soberana, resulta necesario considerar la misma modificacinestructural del derecho de propiedad como consecuencia del enrgico y amplio intervencionismo estatal,de un lado, y, de otro, la multiplicidad de objetos sobre los que el derecho puede recaer.

    Estos extremos llevaron a Josserand, ya en 1938, a afirmar que no se deba hablar de propiedad sino depropiedades, en cuanto el inters social trae consigo, respecto al fenmeno de la apropiacin de bienes,diversos regmenes jurdicos concordantes con los fines perseguidos. De donde afirmaba el autor francs,el derecho de propiedad es uno de los ms flexibles y variados dentro de las diversas categoras

    jurdicas.

    La tesis expuesta por Josserand ha encontrado suficiente eco en la doctrina que se ha pronunciadomayoritariamente en el sentido de estudiar la institucin desde una perspectiva que podra calificarsecualitativa, en contraposicin cuantitativa que haba caracterizado antes el anlisis del contenido delderecho.

    La lectura de la obra de Pugliatti hace sentir la necesidad de un nuevo planteamiento del problema de lapropiedad atendiendo y valorando adecuadamente los datos de Derecho positivo.

    De otra parte, la acentuacin del punto de vista objetivo (diferentes categoras de bienes) no suponedescuido del perfil subjetivo, sino simplemente una va metodolgica que, desarrollndose desde lapluralidad hacia la unidad, tiende a demostrar que la palabra propiedad no tiene hoy -si es que algunavez lo ha tenido- un significado unvoco

    Y a este respecto es ineludible reconocer que un anlisis de la propiedad privada que intente definir elcontenido del derecho trae consigo necesariamente la consecuencia de resaltar las diferencias dergimen jurdico entre las diversas categoras de bienes, como ha puesto de manifiesto, de formainsistente, la doctrina.

    En realidad, la esfera de autonoma del propietario ha sido siempre configurada en atencin a lanaturaleza del bien objeto de la titularidad dominical y, lo que puede resultar ms importante para losefectos que aqu se persiguen, en orden al reconocimiento de la apropiacin individual que el legisladorha considerado pertinente al sopesar los diferentes intereses en juego.

    De otra forma, resultara difcil en extremo explicar una serie de clasificaciones o distinciones establecidasen diferentes momentos histricos.

    Significado y alcance del pluralismo de la propiedad privada

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    La propuesta metodolgica apenas expuesta no pretende, sin embargo, negar el valor de la propiedadprivada como pilar bsico del sistema econmico imperante en la mayor parte de las sociedadesdesarrolladas, ni convertir al propietario en un mero administrador de sus bienes. Su objetivo radicasencillamente en subrayar que la regulacin normativa del contenido de la propiedad (tarea, pues, dellegislador) se asienta realmente en la valoracin del significado y naturaleza de los distintos grupos debienes que, en cada momento histrico puedan identificarse, y no en una predeterminacin de lasfacultades del propietario conforme a la definicin liberal del dominio.

    En tal sentido, el pluralismo de la propiedad privada como lnea metodolgica de anlisis sera, pues, unajustificada reaccin contra la propia reaccin que el momento liberal signific frente a los parmetrossocio-polticos propios del ancien regime, resaltando lo obvio: que los intereses particulares del propietariono pueden superponerse, de forma sistemtica y por definicin, a los propios intereses generales, sobretodo cuando los intereses jurdico-pblicos exigen configurar las facultades dominicales en undeterminado sentido (ora sea privando al propietario del goce temporal, ora estableciendo prohibicionesde disponer, ora sacrificando el propio derecho de propiedad privada mediante la expropiacin forzosa,etc.)

    El poder o la facultad de exclusin

    El art. 348 CC (la propiedad es el derecho de gozar y disponer de una cosa, sin ms limitaciones que lasestablecidas por la ley) pretende definir la propiedad, aunque no contenga ninguna referencia expresa aello, es evidente, una vez admitida la institucin y convertida en pilar bsico del sistema econmico ennuestra CE Art. 33, propiedad privada significa, que el propietario tiene facultad de exigir a cualquieraotras personas del uso y utilizacin de cuanto le pertenece y contar con las garantas suficientes de que,salvo que se den los presupuestos de expropiacin forzosa, no ser privado de sus bienes.

    Segn la CE, nadie puede ser privado de sus bienes, sino por causa justificada de utilidad pblica ymediante la correspondiente indemnizacin. La garanta de la propiedad sigue siendo la misma, con elaadido de que la CE slo legitima la expropiacin de conformidad con lo dispuesto por las leyes.

    La facultad de exclusin es una derivacin de la denominada propiedad individual y un corolario de que lasujecin y el apoderamiento de las cosas comporta la exclusividad del propietario, quien siendo titular delderecho real puede ser efectivo erga onmes el respeto debido a su posicin jurdica, a su relacin directae inmediata con la cosa objeto de su propiedad.

    El poder de exclusin constituye uno de los fundamentos del sistema del Derecho patrimonial y el puntode partida del sistema de la denominada proteccin de la titularidad dominical, o de las accionesprotectoras del dominio y en particular del derecho de deslinde con que cuenta todo propietario a efectosde determinar su exacto mbito de actuacin.

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    La facultad de cerrar o cercar las heredades

    Dispone el artculo 388 del Cdigo que Todo propietario podr cerrar o cercar sus heredades por mediode paredes, zanjas, setos vivos o muertos, o de cualquier otro modo, sin perjuicio de las servidumbresconstituidas sobre las mismas. Dejando de lado la referencia a las servidumbres, el contenido delprecepto es paladinamente claro y, al mismo tiempo, rayano en la simpleza desde la perspectiva actual:todo propietario puede delimitar materialmente sus fincas.

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    Hasta la instauracin del movimiento liberal, era prctica extendida y generalizada que el pastoreo exigala inexistencia de cercados en las fincas, salvo concesin especial del poder real, pues primaba aqulfrente a la agricultura en s misma considerada.

    Inmediatamente despus, la Revolucin francesa resalta el valor de la facultad de la exclusin y, en lamisma lnea, el Decreto de las Cortes de Cdiz de 8 de junio de 1813 sienta el principio de que, en

    adelante, todo propietario puede cercar y vallar sus propiedades, tal y como seguidamente recoge elartculo 388 del Cdigo que, por tanto, no es en absoluto una norma aislada del conjunto del sistema.

    Referencia al ius usus inocui

    Conectado con el tema del que venimos hablando se encuentra la posible pervivencia del denominado iususus Inocui, expresin bajo la cual se pretende integrar el derecho a utilizar los predios ajenos sin que eldueo sufra dao alguno, ya que se trata de un uso inocuo. Como manifestaciones fundamentales de talderecho se citan fundamentalmente la rebusca de frutos sobrantes de la recoleccin, una vezpracticada.

    Sin embargo, es sumamente dudoso que semejantes actividades u otras similares se funden realmenteen un derecho a utilizar, por muy inocuamente que sea, la propiedad ajena; al contrario, parece que

    semejantes aprovechamientos tradicionales se asientan exclusiva y generalmente en la tolerancia deldueo.

    La facultad de goce

    Goce y disfrute

    La facultad de goce, segn la terminologa clsica, significa sencillamente que el propietario es, porprincipio y salvo que otra cosa l disponga (estara ejercitando la facultad de disposicin) el nicolegitimado para usar, utilizar, modificar e incluso consumir la cosa que le pertenece.

    Tanto en la descripcin legal del art. 348, cuanto en la prctica del Derecho, es innegable que alcanzar lapropiedad de algo tienen por norte obtener el correspondiente uso o en su caso, rendimiento del objeto deque se trate.

    En tal sentido, sea bajo la concepcin liberal del dominio, sea en un Estado social y democrtico deDerecho, con funcin social o sin ella, el goce y disfrute del bien objeto de la propiedad es, sin dudaalguna, el elemento definidor por excelencia de las facultades del titular dominical, en cuanto el ttulo depropiedad le legitima para ejercer un poder efectivo sobre la cosa que, a su vez, mediante suexteriorizacin, representa la manifestacin ante terceros del dominio sobre la cosa. Usando y disfrutandode cuanto le pertenece, adems de ejercitar el correspondiente derecho en los lmites admitidos por elordenamiento jurdico (ello siempre por supuesto), el propietario ser simultneamente poseedor de lacosa. Y aqu ha nacido el problema en los tiempos contemporneos.

    La crtica de la concepcin absolutista del dominio, unida a la exacerbacin dogmtica de la importanciade la posesin, ha llevado a ms de un autor a considerar que, dado que la posesin en s mismaconsiderada no tiene por qu asentarse en un ttulo de propiedad (lo que, igualmente, es obvio, pues elarrendatario, el prestatario, el recadero o mensajero, etc., son tambin poseedores), el goce posesoriodebera primar sobre el goce dominical.

    As pues, el goce y disfrute, adecuado a la naturaleza de la cosa, es ciertamente una de las facultadesantonomsicas de la propiedad, en cuanto representa la utilizacin directa e inmediata del objeto deldominio, obteniendo de l las utilidades y beneficios que pueda reportar al propietario, pero sin convertirseen un yugo del titular que le obligue, de hecho, a usar continuadamente la cosa, esclavizado por ella.

    La crtica de la concepcin liberal del dominio ha llegado, a veces, al extremo de pretender convertir laexcepcin en regla, debatiendo si el ttulo de propietario puede llegar al extremo de autorizarle para llegarhasta el propio deterioro o improductividad de la cosa.

    Por tanto, salvo que conforme a la naturaleza de la cosa y conforme a los criterios -normalmente

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    razonables- del legislador otra cosa resulte, la facultad de goce forma parte del contenido normal de lapropiedad y es precisamente la manifestacin esencial del conjunto de los poderes del propietario (quienen la generalidad de los supuestos dejara de serlo por propia iniciativa, a travs del ejercicio de lafacultad de disposicin, si el goce o disfrute de la cosa no le reportara beneficios).

    El uso y disfrute de la cosa, dentro de los mrgenes que se vienen planteando, naturalmente autoriza al

    propietario para modificar el destino socioeconmico de la cosa de acuerdo con su personal conveniencia,realizar toda suerte de actos de administracin, incluidos la transmisin de sus poderes de goce a otraspersonas (mediante la celebracin de un contrato de arrendamiento), as como para obtener cualesquierafrutos o rendimientos que de la cosa dimanen.

    Atribucin y adquisicin de los frutos

    La distinta y plural naturaleza de los bienes objeto de propiedad privada arroja la necesidad de distinguirentre los bienes fructferos en sentido estricto y aquellos que no lo sean. Es obvio que uno de losproblemas que debe plantearse todo sistema de derechos reales radica en determinar la forma deatribucin y adquisicin de los frutos.

    Al estudiar los bienes y las cosas se dej all apuntado, en primer lugar, que, con carcter general, los

    frutos corresponden al propietario de la cosa principal; en segundo lugar, que aunque el Cdigo distingaentre frutos naturales, industriales y civiles (art. 355.1, 355.2 y 355.3, respectivamente), bastaba conmantener la distincin entre frutos naturales y civiles; y, finalmente, establecimos las caractersticasbsicas de los frutos.

    Procedemos a considerar con ms detalle ahora la atribucin de los frutos.

    La denominada accesin discreta

    La regla fundamental al respecto viene establecida en el art. 354, al afirmar que los frutos pertenecen alpropietario.

    Tanto en trminos econmicos cuanto jurdicos, es irrebatible que la adquisicin de los frutos es una meranecesaria derivacin de la facultad de goce y disfrute o, si se quiere recurrir a expresiones latinas, del iusfruendi.

    El artculo 354 se encuentra incardinado dentro del captulo dedicado a regular el derecho de accesiny precedido de una norma en cuya virtud, la propiedad de los bienes da derecho por accesin a todo loque ellos producen, o se les une o incorpora, natural o artificialmente (art. 353). Ello ha obligado a ladoctrina a discurrir sobre las similitudes y diferencias entre la accesin propiamente dicha (o accesincontinua) y la adquisicin de los frutos, denominada clsicamente accesin discreta.

    La llamada accesin discreta debe considerarse una facultad dominical, en cuanto necesaria derivacinde la facultad de goce. En cambio, la accesin propiamente dicha o accesin continua ha de configurarsecomo un modo independiente de adquirir.

    Percepcin de los frutos

    La consideracin autnoma de los frutos -y su percepcin por el propietario- slo resulta posible cuandoha sido objeto de separacin de la cosa matriz que los ha producido, pues con anterioridad slo cabehablar de la cosa (matriz) objeto de propiedad.

    Dicha materia la regula el Cdigo en el artculo 451, refirindose textualmente a frutos percibidos eidentificando la percepcin de los frutos con el propio momento de la separacin y, por consiguiente,adjudicacin en propiedad (hace suyos, dice el precepto). A tal efecto:

    Respecto de los frutos naturales (e industriales), entiende el precepto que la independencia de losfrutos se produce desde que se alzan o separan. Se trata, pues, de una separacin natural.

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    En relacin con los frutos civiles se consideran producidos por das. Esta regla, con todo, no es decarcter imperativo, sino que cabe sustituirla por cualquier otra fraccin temporal medianteacuerdo convencional.

    La transmisin del ius fruendi

    El art. 451, quien hace suyos los frutos [ya] percibidos es el poseedor de buena fe. Los frutoscorresponden al propietario, salvo que ste haya transmitido voluntariamente a cualquier otra persona lafacultad de goce, sea en virtud de la constitucin de un derecho real limitado (usufructo, por ejemplo) omediante otro tipo de relacin jurdica (un contrato, por ejemplo, un arrendamiento), sea porque en virtudde cualesquiera otras circunstancias se da una situacin posesoria que merece la proteccin dellegislador (posee de facto y cultiva el olivar el heredero aparente).

    La adquisicin de los frutos sigue constituyendo una mera derivacin de la facultad de goce o del iusfruendi tendencialmente atribuida siempre al propietario (y que a l retornar), aunque ahora quien ladetente sea un mero poseedor.

    La extensin del dominio en sentido vertical

    Como una derivacin concreta de la facultad de goce, establece el artculo 350 del Cdigo Civil que Elpropietario de un terreno es dueo de su superficie y de lo que est debajo de ella, y puede hacer en llas obras, plantaciones y excavaciones que le convengan, salvas las servidumbres, y con sujecin a lodispuesto en las leyes sobre Minas y Aguas y en los reglamentos de polica.

    El precepto, que es sin duda expresivo de la concepcin absolutista del dominio, procede del art. 552 delCdigo Civil francs, a l lleg de un texto latino generado por los glosadores que atribua al propietariofacultades hasta el cielo y hasta los mismsimos infiernos, aunque ni siquiera en el mismo momento de lapromulgacin de los Cdigos ostentaba el propietario semejante ilimitacin de facultades respecto delsuelo y vuelo de su terreno.

    Andando el tiempo, el precepto se ha visto vaciado de contenido por mor de la legislacin urbanstica, que

    determina las facultades de aprovechamiento urbano o, mejor, urbanstico, del propietario.

    La jurisprudencia por su parte ha dejado las cosas en su sitio y ha declarado reiteradamente, desdeantiguo (al menos, desde que algunos propietarios madrileos intentaron detener las obras iniciales delMetro), que las facultades del propietario respecto de la extensin vertical del dominio- no pueden llegarhasta el extremo de evitar inmisiones o intromisiones en el espacio vertical presuntamente exclusivo deaqul que, verdaderamente, no afecten a las legtimas y efectivas expectativas dominicales.

    Lmites y limitaciones al poder de goce: utilidad pblica y utilidad privada

    La multiplicidad de bienes sometidos a propiedad privada genera a su vez la existencia de numerosossupuestos en los que las facultades de goce y disfrute de las cosas se ven afectadas por razones deutilidad pblica o de utilidad privada.

    El Cdigo se refiere a las primeras de ellas afirmando en el art. 550 que Todo lo concerniente a lasservidumbres establecidas para utilidad pblica o comunal se regirn por las leyes y reglamentosespeciales que las determinan y, en su defecto, por las disposiciones del presente ttulo (que es, claro, elrelativo a las servidumbres). Aunque verdaderamente existen tambin servidumbres administrativas,ciertamente la calificacin del Cdigo Civil es inexacta: no se refiere el Cdigo slo a las servidumbres,sino a todos los aspectos regulados por la legislacin administrativa que inciden sobre la titularidaddominical de los particulares delimitando sus facultades de uso y disfrute de los bienes, e inclusodeterminando a veces, el propio destino econmico de tales bienes.

    Sealamos ahora los aspectos ms seeros de delimitacin de las facultades de goce del propietario enatencin a la utilidad privada y, en particular, al recproco constreimiento de algunas facultadesdominicales motivadas por las relaciones de vecindad y por la situacin de medianera.

    Las relaciones de vecindad

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    Como sabemos, el problema derivado de la cercana convivencia entre personas gener ya en Roma laconstruccin de lo que los iusprivatistas denominamos las relaciones de vecindad, sobre la base de que laactuacin de cualquier propietario no poda generar inmisiones molestas o perjudiciales para su vecino. Alo largo de los siglos medievales, dicho fenmeno dio lugar a la teora de los actos de emulacin, en cuyavirtud debera prohibirse cualquier actuacin del propietario que, sin generarle provecho, tuviera comofinalidad primordial molestar o perturbar a su vecino.

    La insuficiente regulacin del Cdigo Civil

    En el momento de su publicacin, el Cdigo Civil no lleg a establecer norma general alguna quepermitiera un tratamiento general y sistemtico de las limitaciones dominicales que comportaban lasrelaciones de vecindad, sino que se limit a recoger saltuariamente una serie de supuestos.

    Tales supuestos son, bsicamente y siguiendo el propio orden del articulado del Cdigo, los siguientes:

    1. La denominada servidumbre natural de aguas o, mejor, vertiente natural de las aguas, contemplada enel art. 552, en cuya virtud Los predios inferiores estn sujetos a recibir las aguas que,naturalmente y sin obra del hombre, desciendan de los predios superiores, as como la tierra opiedra que arrastran en su curso. Ni el dueo del predio inferior puede hacer obras que impidanesta servidumbre, ni el del superior obras que la agraven. (cfr. art. 45.1 de la vigente Ley de

    Aguas)

    2. La denominada servidumbre temporal por obras o derecho temporal de paso establecida en el art. 569:Si fuere indispensable para construir o reparar algn edificio pasar materiales por predio ajeno,o colocar en l andamios u otros objetos para la obra, el dueo de este predio est obligado aconsentirlo, recibiendo la indemnizacin correspondiente al perjuicio que se le irrogue.

    3. Los preceptos relativos a luces y vistas contenidos en los arts. 581 a 583 del Cdigo Civil.

    4. La recogida de las aguas pluviales en el propio fundo establecida en el art. 586: El propietario de unedificio est obligado a construir sus tejados o cubiertas de manera que las aguas pluviales

    caigan sobre su propio suelo o sobre la calle o sitio pblico [consecuencia tambin prohibidamodernamente por normas administrativas y arquitectnicas] y no sobre el suelo del vecino. Ancayendo sobre el propio suelo, el propietario est obligado a recoger las aguas de modo que nocausen perjuicio al predio contiguo.

    5. La prohibicin general de inmisiones y obligacin de guardar las debidas distancias, contenida en elart. 590, conforme al cual nadie podr construir cerca de una pared ajena o medianera, cloacas,acueductos, hornos, fraguas, chimeneas, establos, depsitos de materias corrosivas, artefactosque se muevan por el vapor, o fbricas que por s mismas o por sus productos sean peligrosas onocivas, sin guardar las distancias prescritas por los reglamentos y usos del lugar, y sin ejecutarlas obras de resguardo necesarias, con sujecin, en el modo, a las condiciones que los mismosreglamentos prescriban.

    6. La observancia de las distancias preestablecidas entre plantaciones, que el Cdigo concreta afirmandoque no se podr plantar rboles cerca de una heredad ajena sino a la distancia autorizada porlas ordenanzas o la costumbre del lugar, y en su defecto, a la de dos metros de la lnea divisoriade las heredades si la plantacin se hace rboles altos y a la de 50 centmetros si la plantacines de arbustos o de rboles bajos. Todo propietario tiene derecho a pedir que se arranquen losrboles que en adelante se plantaren [por el vecino] a menor distancia de su heredad.

    Junto a las normas transcritas, aunque de diverso signo, debe tenerse en cuenta lo dispuesto en materiade responsabilidad civil por el art. 1.908. Dispone este precepto que igualmente respondern lospropietarios de los daos causados:

    1. (...) Por los humos excesivos, que sean nocivos a las personas o a las propiedades.

    2. (...) Por las emanaciones de cloacas o depsitos de materias infectantes, construidos sin lasprecauciones adecuadas al lugar en que estuviesen.

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    La caracterizacin legal de servidumbres

    Con excepcin del art. 1908, todas las normas expuestas anteriormente se encuentran comprendidas enel captulo dedicado por el Cdigo a las servidumbres legales. Semejante caracterizacin legal es falsa,pues los deberes y obligaciones recprocos entre vecinos no generan un fundo dominante y otro sirviente,sino que precisan cules son y hasta dnde pueden llegar las facultades de los propietarios en cuanto

    vecinos. Por tanto, constituyen lmites del dominio en atencin a las relaciones de vecindad.

    El planteamiento actual de las relaciones de vecindad y la responsabilidad por las inmisiones

    Algunos de nuestros mejores civilistas de la primera mitad del siglo XX se arriesgaron a proponer lainduccin o bsqueda de un principio general de prohibicin de las inmisiones molestas o perjudicialesrecurriendo a la idea de responsabilidad civil y reclamando la aplicacin analgica del artculo 590 antesconsiderado. El tiempo y la consideracin de la materia por parte de algunas leyes civiles especiales, lesha dado afortunadamente la razn y, en la actualidad, puede considerarse pacfico que cualquier inmisinindebida puede ser atajada mediante el recurso, en su caso, a la genrica responsabilidad civil.

    Particular relevancia periodstica ha tenido la sentencia de la Audiencia Provincial de Murcia relativa a un

    caso en el que la inmisin indebida la producen los campos electromagnticos de un transformador demedia tensin propiedad de Iberdrola. El Juzgado y la Audiencia consideran que la reclamacin de losdueos del piso de arriba es procedente.

    La medianera

    La situacin de medianera es fruto de la utilizacin en comn, entre propietarios de predios vecinos ocontiguos, de paredes, cercas o vallados. Nuestro Cdigo, sin embargo, la regula en el captulo dedicadoa las servidumbres legales, entendiendo por consiguiente (y dando a entender, una vez ms) que debeser configurada como servidumbre.

    Sin embargo, no hay tal. Realmente, no hay predio dominante y sirviente, ni sobre todo relacin deservicio o de subordinacin de una finca a otra, sino una situacin de carcter objetivo que beneficia,comn y simultneamente a ambas fincas y que, en consecuencia, determina el nacimiento de ciertosdeberes para sus respectivos propietarios. Podra pensarse que estamos frente a una situacin decomunidad o de copropiedad, pero tampoco este dato sera cierto, dada la inexistencia de accin dedivisin sobre la pared medianera. Nuestra mejor doctrina considera una manifestacin ms de lasrelaciones de vecindad.

    La jurisprudencia aunque en trminos literales mantiene con frecuencia la expresin servidumbre demedianera, parece inclinarse en el mismo sentido, tomando pie del trmino mancomunidad utilizado porel art. 579.

    Pese a ello, por razones de extensin, nos limitaremos a sistematizar el articulado del Cdigo:

    Existencia de medianera

    El Cdigo presume la existencia de medianera en los siguientes supuestos:

    1. En las paredes divisorias de los edificios contiguos hasta el punto comn de elevacin.

    2. En las paredes divisorias de los jardines o corrales sitos en poblado o en el campo.

    3. En las cercas, vallados y setos vivos que dividen los predios rsticos (art. 572).

    4. En las zanjas o acequias abiertas entre las fincas (art. 574.1).

    No obstante, en defensa de la libertad de predios, la existencia de la pared, cerca o zanja medianera en smisma considerada no determina la medianera si hay signo exterior en contrario. El Cdigo ofrece una

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    extenssima enumeracin de posibles signos exteriores que excluyen la medianera:

    1. Cuando en las paredes divisorias de los edificios haya ventanas o huecos abiertos.

    2. Cuando la pared divisoria est por un lado recta y a plomo en todo su paramento, y por el otro presentelo mismo en su parte superior, teniendo en el inferior relex o retallos.

    3. Cuando resulte construida toda la pared sobre el terreno de una de las fincas, y no por mitad entre unay otra de las dos contiguas.

    4. Cuando sufra las cargas de carreras, pisos o armaduras de una de las fincas, y no de la contigua.

    5. Cuando la pared divisoria entre patios, jardines y heredades est construida de modo que la albardillavierta hacia una de las propiedades.

    6. Cuando la pared divisoria, construida de mampostera, presente piedras llamadas pasaderas, que dedistancia en distancia salgan fuera de la superficie slo por un lado y no por el otro.

    7. Cuando las heredades contiguas a otras defendidas por vallados o setos vivos no se hallen cerradas(art. 573).

    8. Cuando la tierra o broza sacada para abrir la zanja o para su limpieza se halla de un solo lado (art.574.2).

    Derechos y obligaciones de los medianeros

    1. En relacin con el uso de la pared medianera, dispone el art. 579 una serie de reglas sumamentecercanas a las establecidas por el Cdigo para la comunidad o copropiedad ordinaria: Cadapropietario de una pared medianera podr usar de ella en proporcin al derecho que tenga en lamancomunidad; podr, por lo tanto, edificar apoyando su obra en la pared medianera, o

    introduciendo vigas hasta la mitad de su espesor, pero sin impedir el uso comn y respectivo delos dems medianeros. Para usar el medianero este derecho ha de obtener previamente elconsentimiento de los dems interesados en la medianera; y si no lo obtuviere, se fijarn porperitos las condiciones necesarias para que la nueva obra no perjudique a los derechos deaqullos.

    2. La obligacin fundamental de los medianeros consiste en contribuir, en proporcin al derecho de cadauno, a los gastos de reparacin o construccin de los muros o setos medianeros (art. 575.1).

    3. En caso de elevacin o profundizacin de los cimientos de la pared medianera o en cualquier otrosupuesto de alteracin de la pared medianera, el responsable de tales actos habr deindemnizar a los restantes medianeros de los perjuicios que se les ocasionen, aunque seantemporales (art. 577).

    4. Dada la indefinida proyeccin temporal de la medianera, el Cdigo contempla expresamente laposibilidad de que cualquiera de los medianeros renuncie a aqulla y que, en consecuencia, sedesentienda en adelante de contribuir a los gastos de construccin, reparacin o mantenimientode las paredes medianeras. La renuncia a la medianera queda vetada, como regla, en el casoque la pared sostenga un edificio de quien pretenda renunciar a ella. Sin embargo, si dichoedificio va a ser derruido, el propietario podr renunciar a la medianera pero sern de su cuentatodas las reparaciones y obras necesarias para evitar los daos que el derribo pueda ocasionar ala pared medianera.

    La facultad de disposicin

    Como ya sabemos, en la definicin de los Cdigos Civiles, entre otras cosas, la propiedad es el derecho

    de ...disponer de una cosa sin ms limitaciones que las establecidas por la ley (art. 348). El propietariocuenta pues, con un haz de facultades que, en su conjunto forman la denominada facultad de disposicinque pasamos a analizar.

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    La realizacin de actos dispositivos

    Se entiende unnimemente que el rgimen de la propiedad privada tiene como premisa que el propietario,cuando y como le convenga, puede dejar de serlo, mediante la transmisin (o, en casos marginales, larenuncia o el abandono) de su derecho. Como cualquier otro derecho subjetivo, el derecho de propiedades susceptible de enajenacin o transmisin por muy limitado que se encuentre, atendiendo a las posibles

    limitaciones o lmites de goce y disfrute.

    As pues, como regla, la facultad de disposicin comprende la realizacin de toda suerte de actosjurdicos que tengan trascendencia jurdico-real, culminen o no en la prdida de la propia condicin depropietario por parte del disponente.

    Esto ltimo ocurre cuando el acto dispositivo tiene como objeto transmitir la propiedad a otra persona,conforme a las reglas generales de adquisicin de los derechos reales (compraventa, donacin, dacin enpago... seguidas de tradicin). El mismo resultado produce la renuncia del derecho o el abandono decosas muebles o inmuebles: la cosa sobre las que recaa el derecho de propiedad pasa a ser nullius y,por tanto, susceptible de ocupacin por otra persona.

    Deben considerarse tambin dispositivos todos aquellos actos en cuya virtud el propietario, continuando

    como tal, constituye a favor de otra persona cualquier derecho real limitado, con independencia de queeste ltimo otorgue al nuevo titular facultades de goce o disfrute (servidumbre, usufructo, uso, etc) o por elcontrario, las caractersticas facultades de los titulares de los derechos reales de garanta (prenda,hipoteca, etc). En ambos casos han quedado afectadas las facultades originarias del propietario, porhaber dispuesto, total o parcialmente, de las facultades que integran su derechos.

    La disposicin como facultad integrada en el derecho subjetivo

    As planteada, la facultad de disposicin es un componente ms del derecho subjetivo que, en trminoseconmicos, manifiesta que el significado fundamental de la propiedad es su valor de cambio en unaeconoma de mercado (cfr. art. 38 CE), permitiendo al propietario intercambiar sus bienes o algunas delas facultades que sobre ellos recaen por otros bienes o, en definitiva, por una determinada masadineraria.

    Desde dicha perspectiva, podra decirse que la facultad de disposicin es precisamente la garanta delibre decisin econmica del propietario, que podra seguir sindolo o dejar de serlo a su libre albedro, enatencin a la valoracin personal de las condiciones econmicas en que se encuentre.

    Sin embargo, la tesis expuesta -generalmente compartida- ha sido objeto de crtica por algunos autoresque configuran la facultad de disposicin como un elemento externo al derecho subjetivo de propiedad(entre nosotros, con brillantez, F. Fernndez de Villavicencio). Razonan para ello que la libre transmisino disposicin de los derechos no es una cualidad exclusiva de la titularidad dominical, sino que seencuentra presente en los restantes derechos subjetivos, cuya transmisibilidad general constituye unaxioma.

    En segundo lugar, afirman que si la facultad de disposicin tiene por objeto la transmisin del derecho, suejercicio ha de ser configurado como un acto externo al contenido del propio derecho de propiedad.Semejante configuracin de la facultad de disposicin no ha contado con el favor mayoritario de ladoctrina y se asienta en razonamientos capciosos.

    Las prohibiciones de disponer

    Constituyendo la facultad de disposicin la regla general y cotidiana, existen no obstante una serie desupuestos muy diversos en los que el mbito de actuacin del propietario ve constreido su capacidaddispositiva, en atencin a razones de ndole distinta: supongamos, la Ley puede decretar que exista unadimensin mnima de las fincas rsticas (con lo cual determinados propietarios no podrn dividirindefinidamente sus fundos); o impedir que los particulares enajenen a extranjeros ciertas fincas (porrazones de defensa nacional) o bienes muebles (un cuadro de Velzquez, que constituye un patrimoniocultural de nuestra Nacin); o que los bienes del declarado fallecido no puedan enajenarse por susherederos hasta que no transcurra un plazo complementario desde la declaracin de fallecimiento.

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    Superfluo es advertir que nuestro Cdigo Civil no regula sistemticamente tales prohibiciones, ni lasintegra en el rgimen normativo de la propiedad privada, limitndose a contemplar -de pasada, en el art.785.2. a la invalidez de no surtirn efecto...las disposiciones [testamentarias] que contengan prohibicinperpetua de enajenar, y an la temporal, fuera del lmite sealado en el artculo 781.

    Las prohibiciones legales de disponer

    Aunque sin pretensin exhaustiva alguna, conviene relatar algunos de los supuestos fundamentales enlos que el legislador, de forma directa y sin ambages, impone prohibiciones de disponer, sealando acontinuacin de cada una de ellas, aunque muy brevemente, la ratio legis de los correspondientespreceptos.

    Establece el artculo 196.2 del Cdigo Civil que Los herederos [del declarado fallecido] no podrndisponer a ttulo gratuito hasta cinco aos despus de la declaracin de fallecimiento. Se trata de unamedida cautelar de proteccin del patrimonio del declarado fallecido.

    El artculo 525 del propio Cdigo, al disponer que Los derechos de uso y habitacin no se puedenarrendar ni traspasar a otro por ninguna clase de ttulo, est dando por sentado el carcter personalsimode tales derechos, Atendiendo igualmente a su carcter personalsimo, algunas facultades del

    denominado derecho moral de autor son radicalmente inalienables conforme al artculo 14 de la vigenteLey de Propiedad Intelectual

    El artculo 24 de la vigente Ley 191/1995, de 4 de julio, de Modernizacin de las Explotaciones Agrarias(siguiendo pautas de otras disposiciones anteriores y, en particular de la derogada Ley 49/1981, de 24 dediciembre, de Explotaciones Familiares Agrarias y Agricultores jvenes) establece, entre otras cosas, quela divisin o segregacin de una finca rstica slo ser vlida cuando no d lugar a parcelas deextensin inferior a la unidad mnima de cultivo.

    La legislacin vigente en materia de patrimonio histrico espaol, establece toda una variopinta suerte deprohibiciones de disponer sobre los bienes muebles o inmuebles que hayan de considerarse integradosen dicho patrimonio, en atencin claro est- a razones de inters pblico y general para el conjunto de laciudadana espaola.

    No obstante, pese a la multiplicidad de supuestos, conviene aseverar que las prohibiciones legales dedisponer desempean un papel marginal dentro de nuestro sistema jurdico.

    Las prohibiciones voluntarias de disponer

    Las mismas razones que se acaban de explicitar llevan a nuestro Derecho privado vigente a contemplarcon un notorio desamor las denominadas prohibiciones voluntarias de disponer, ya encuentren origen enactos a ttulo gratuito, ya nazcan a consecuencia de pactos nsitos en negocios a ttulo oneroso.

    Los actos a ttulo gratuito y las prohibiciones de disponer

    En el pasado han gozado de relativa frecuencia las prohibiciones testamentarias de disponer, ya quealgunas personas tienen tan alta estimacin de s mismas que gustan de gobernar despus de muertas,imponiendo a sus herederos la prohibicin de enajenar bienes, generalmente inmuebles, que de algunamanera van unidos al lustre de la familia.

    La ley Hipotecaria, refirindose en general a las prohibiciones de disponer incorporadas a un acto a ttulogratuito, permite su inscripcin: "las impuestas por el testador o donante en actos o disposiciones deltima voluntad, capitulaciones matrimoniales, donaciones y dems actos a ttulo gratuito, serninscribibles siempre que la legislacin vigente reconozca su validez".

    Dicha remisin constituye un grave problema, en cuanto el Cdigo no contempla la materia ms que paraafirmar la nulidad de las disposiciones que contengan prohibiciones perpetuas de enajenar y las

    temporales que superen los lmites fijados en el artculo 781 para las sustituciones fideicomisarias . Sinembargo, conforme al Derecho histrico, algunas sentencias y el sentir mayoritario de los autores, cabeafirmar que las prohibiciones testamentarias de disponer (y, por extensin, las dems incorporadas a

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    actos celebrados a ttulo gratuito), adems de respetar los lmites temporales establecidos en el citadoartculo, han de fundarse en una justa causa o en un inters legtimo.

    Las prohibiciones de disponer en los actos a ttulo oneroso

    Tales prohibiciones, convencionalmente acordadas por las partes en actos celebrados bajo presupuestosonerosos, tienen vetado el acceso al Registro de la Propiedad y, por tanto, como regla, carecen deefectos frente a terceros, limitando su eficacia a las relaciones internas entre las partes que celebran elacto o contrato al que se incorporan, segn reiterada doctrina de la DGRN.

    En efecto, el art. 27 de la Ley Hipotecaria establece que las prohibiciones de disponer que tengan suorigen en actos o contratos de los no comprendidos en el artculo, no tendrn acceso al Registro, sinperjuicio que mediante hipoteca o cualquier otra forma de garanta real se asegure su cumplimiento.

    Para tales supuestos el Reglamento Hipotecario dispone: "cuando mediante hipoteca se asegure elcumplimiento de las prohibiciones de disponer, se inscribirn en un solo asiento el acto o contrato que lascontengan y la hipoteca que se constituya y se har constar que se deniega la inscripcin de laprohibicin de disponer".

    Las denominadas prohibiciones judiciales y administrativas de disponer

    El lector atento habr observado que el artculo 26.1 de la Ley Hipotecaria configura las prohibiciones dedisponer llamadas legales como aquellas que tienen plena eficacia jurdica sin expresa declaracin

    judicial o administrativa. Por tanto, cuando la plasmacin concreta de la prohibicin de disponer se funda -como no poda dejar de ser- en la ley, pero se materializa a travs de una resolucin judicial oadministrativa, se suele hablar de las prohibiciones ad hoc.

    El fundamento de ambos tipos de prohibiciones de disponer radica en garantizar el patrimonio deldemandado en un determinado proceso o del interesado en un expediente que conlleve prstamos osubvenciones de los distintos organismos administrativos, cuyas condiciones especiales han degarantizarse.

    Particularmente, en el mbito procesal, ocurre as en los juicios ab intestato (cfr. art. 1.030 LEC), en loscasos de rebelda del demandado (cfr. art. 764 LEC) y, en general, en los procedimientos concursales.

    Los lmites intrnsecos o institucionales de la propiedad

    En definitiva, el ordenamiento jurdico exige que el derecho de propiedad (y, por extensin, los restantesderechos subjetivos) sea ejercitado conforme a su propia funcin y significado, vetando su ejercicio demanera desorbitada o contraria a los parmetros de conducta socialmente asumidos.

    Tal delimitacin de la extensin de los poderes y facultades del propietario se lleva a cabo por elordenamiento como el abuso del derecho, o en nuestro caso por la misma Constitucin, cuyo artculo 33.2

    ha incorporado a nuestro acervo constitucional la idea de la funcin social de la propiedad.

    Constituyen lmites intrnsecos, esenciales o institucionales de los poderes o facultades del propietario, encuanto el ejercicio de cualesquiera facultades dominicales han de realizarse de acuerdo con talesprincipios generales del Derecho, que no han dejado de serlo por haberse convertido en una normapositiva concreta.

    La teora de los actos de emulacin

    Al abordar los lmites institucionales de la propiedad suele resaltarse que el precedente de la admisibilidady desarrollo del abuso del derecho lo represent la teora de los actos de emulacin formulada en lossiglos medievales por CINO DA PISTOIA.

    Segn dicha concepcin se trataba fundamentalmente de erradicar y declarar contrarias a Derechoaquellas conductas del propietario que, aunque asentadas en el desarrollo y ejercicio de las facultades

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    dominicales, no tenan otro fundamento que el de causar dao o molestar al vecino.

    Ciertamente, el desarrollo de tal idea que, al parecer, lograron imponer los glosadores y comentaristaspuede considerarse un importante precedente del posterior desarrollo del abuso del derecho, al tiempoque desempe un importante papel respecto de las relaciones de vecindad.

    El abuso del derecho

    El desarrollo de la prohibicin del abuso del derecho fue objeto de una detenida consideracin doctrinal yde una reiterada aplicacin jurisprudencial con anterioridad a su conversin en norma legal especfica.

    Dicha circunstancia, en nuestro Derecho, tuvo lugar con ocasin de la reforma del Ttulo Preliminar delCdigo Civil operada en los aos 1973-1974, en que se la incorpora al texto articulado del Cdigo (art.7.2). Sabemos igualmente que el abuso del derecho constituye un concepto jurdico indeterminado, cuyaconcrecin requiere la consideracin casustica y por ende un atento anlisis jurisprudencial.

    La construccin jurisprudencial del principio

    La consolidacin del abuso del derecho es reciente y posterior al momento codificador europeo, al tiempoque se encuentra imbricada directamente con el anlisis del contenido del derecho de propiedad.

    Son algunas sentencias francesas de juzgados de primera instancia las que ponen el dedo en la llaga, enla segunda mitad del siglo XIX, al declarar abusivas las conductas de ciertos propietarios que, actuandodentro de los linderos de sus fincas, generaban humos o extraan aguas subterrneas de maneradesproporcionada, con la insana intencin de causar dao al propietario colindante. Desde entonces, eldesarrollo de la prohibicin de los actos abusivos por parte de los titulares de (la propiedad y los dems)derechos subjetivos ha sido una constante jurisprudencial y doctrinal hasta su conversin en textonormativo. En la construccin jurisprudencial espaola del concepto es fundamental la STS de 14 defebrero de 1944 (El caso resumido, consisti en que una central elctrica ubicada en San Adrin delBess, sufri desperfectos de importancia a causa de la extraccin desproporcionada de arena del litoralbarcelons por el Consorcio de la Zona Franca de la capital catalana).

    El ejercicio del derecho es lcito aun cuando, merced a l, se lesionen simples intereses de terceraspersonas, ms no debe darse a esa mxima un alcance demasiado literal y absoluto, que la pondra enpugna con la exigencias ticas del Derecho.

    La doctrina moderna, ha elaborado la teora llamada del abuso del derecho, sancionada ya en los msrecientes ordenamientos legislativos, que consideran ilcito el ejercicio de los derechos cuando seaabusivo; y si bien existen discrepancias es sustancial del pensamiento jurdico moderno en torno a la ideade que los derechos subjetivos, aparte de sus lmites legales, tienen otros de orden moral, teleolgico ysocial, y que incurre en responsabilidad el que, obrando al amparo de una legalidad externa y de unaparente ejercicio de su derecho, traspasa en realidad los impuestos al mismo por la equidad y la buenafe, con dao para terceros o para la sociedad ; tesis sta que ha sido patrocinada tambin por la doctrinacientfica patria, que ha recogido y perfilado el concepto de abuso del derecho, considerndolo integrado

    por estos elementos esenciales:

    uso de un derecho, objetiva o externamente legal,

    dao a un inters (de terceros) no protegido por una especfica prerrogativa jurdica, e

    inmoralidad o antisocialidad de ese dao, manifestada en forma subjetiva (cuando el derecho se actacon la intencin de perjudicar o sencillamente sin un fin serio y legtimo) o bajo forma objetiva(cuando el dao proviene de exceso o anormalidad en el ejercicio del derecho).

    Desde entonces, la jurisprudencia del TS ha reiterado la aplicacin del principio considerado en multitudde ocasiones con anterioridad a su incorporacin al Derecho positivo patrio.

    La formulacin legal de la prohibicin del abuso del derecho

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    La incorporacin del abuso del derecho a nuestra legislacin aparece por primera vez en el TextoRefundido de la LAU, cuyo art. 9.2 establece: Los Jueces y Tribunales rechazarn las pretensiones queimpliquen manifiesto abuso o ejercicio anormal de un derecho....

    Conforme a lo establecido en el CC art. 7.2 La ley no ampara el abuso del derecho o el ejercicioantisocial del mismo. Todo acto u omisin que por la intencin de su autor, por su objeto o por las

    circunstancias en que se realice sobrepase manifiestamente los lmites normales del ejercicio de underecho, con dao para tercero, dar lugar a la correspondiente indemnizacin y a la adopcin demedidas judiciales o administrativas que impidan la persistencia en el abuso , los presupuestos deaplicacin del abuso del derecho son bsicamente los dos siguientes:

    Actuacin u omisin de carcter abusivo: Refundo bajo semejante expresin el inciso legal en el que serequiere que el acto o la omisin del titular sobrepase manifiestamente los lmites normales del ejerciciode su derecho. El carcter abusivo, pues, ha de deducirse de la extralimitacin llevada a efecto por eltitular, de conformidad con los cnones objetivos de conducta que sean requeridos en el ejercicio de cadauno de los derechos.

    Ahora bien, dicha extralimitacin no tiene por qu encontrarse fundada de forma necesaria en la actitudsubjetiva del titular del derecho. El precepto no requiere que el sujeto acte de forma malvola o de formaconsciente y deliberada. La conducta abusiva puede desprenderse fcilmente de la posicin subjetiva deltitular del derecho, pero ello no es estructuralmente necesario, en contra de lo que ocurra de antiguo conlos llamados actos de emulacin. La extralimitacin puede deberse a razones de carcter como de actitudsubjetiva, aunque no pueda imputarse al titular mala fe deliberada.

    Consecuencia daosa para un tercero: El ejercicio abusivo del derecho s requiere, en cambio, que sumaterializacin haya acarreado a cualquier otra persona un dao determinado, cuya existencia concreta yefectiva habr de probarse y cuantificarse. El dao puede consistir tanto en la aparicin de consecuenciasimprevistas para el tercero cuanto en la agravacin de la situacin jurdica en que ste se encuentre, concarcter general, segn que exista o no una previa relacin jurdica entre el agente del ejercicio abusivo yel tercero.

    Una vez acaecido el supuesto de hecho previsto en la norma, la vctima del dao - establece el precepto-podr solicitar la correspondiente indemnizacin de daos y perjuicios, de una parte; y, de otra, reclamar

    la adopcin de las medidas judiciales o administrativas que impidan la persistencia en el abuso.

    Expansin y retroceso del abuso del derecho

    La incorporacin del abuso al derecho al acervo propio de la normativa civil ha trado consigo una notoriavitalidad del principio, dada la caracterstica funcin de Derecho comn representada por el Derecho civily, en particular, por las normas que se encuentran ubicadas en el Ttulo Preliminar del CC. As, no es deextraar que la invocacin por los litigantes o la aplicacin por los tribunales de la prohibicin del abusodel derecho se haya extendido a otras jurisdicciones, sealadamente a la contencioso-administrativa y ala laboral.

    Pero el valor general del principio estudiado no significa que su utilizacin pueda ser indiscriminada, cual

    si de un arma mgica se tratara, en cualesquiera circunstancias y condiciones. Ante ello, convieneconcluir recordando una serie de precisiones jurisprudencialmente contrastadas que, desde luego, noempecen la grandeza del principio, pero s pretenden poner coto a su utilizacin indiscriminada:

    1. Debe resaltarse, en primer lugar, que es sumamente frecuente que el TS asevere que la prohibicin delabuso del derecho es un recurso tcnico que debe aplicarse con especial cuidado atendiendoa las circunstancias de hecho y procurando la indubitada acreditacin de los presupuestos deaplicacin del artculo 7.2 del CC (SSTS 14 de marzo de 1989, 9 de febrero de 1983, 5 de juliode 1982, 7 de julio de 1980, 7 de marzo de 1964).

    2. En tal sentido, tampoco es raro que las resoluciones Jurisprudenciales resalten que el principio delabuso del derecho slo entra en juego cuando no hay norma concreta aplicable al supuestodebatido; requiriendo, sobre todo, que el inters presuntamente daado no est protegido por

    una especial prerrogativa jurdica o goce de proteccin determinada, como ya indicara la STS de14 de febrero de 1944 (SSTS 24 de marzo de 1983, 5 de julio de 1982, 30 de junio 1970, 24 deenero de 1963).

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    3. Igualmente, conviene precisar que la aplicacin del principio del abuso del derecho debe ser rogado osolicitado por quien lo estime aplicable, ya que es materia dispositiva que procesalmente debeactuarse ya como accin, ya como excepcin (SSTS 14 de julio 1984, 31 de marzo de 1981).

    La funcin social de la propiedad

    El reconocimiento constitucional de la propiedad privada delimitada por la funcin social

    En nuestra Constitucin se parte de la base de admitir la propiedad privada (art. 33.1), la libertad deempresa y la economa de mercado (art. 38), esto es, la libre iniciativa privada, pero la titularidaddominical se encuentra sometida a la existencia de un principio, en cuya virtud La funcin social [de lapropiedad] delimitar su contenido, de acuerdo con las leyes .

    El reconocimiento constitucional de la propiedad privada como base fundamental de las relacioneseconmicas parece fuera de toda duda si se atiende al desarrollo de los debates constitucionales y alpropio tenor literal del artculo 33.1 de la Constitucin, cuyos trminos son categricos: Se reconoce elderecho a la propiedad privada.

    De otra parte, dicho reconocimiento no es meramente enftico, ya que el prrafo tercero del artculo 33 essustancialmente coincidente -y, en algunos pasajes, incluso en trminos literales- con el viejo artculo 349del Cdigo Civil: Nadie podr ser privado de sus bienes o derechos [de su propiedad], sino por causa

    justificada de utilidad pblica o inters social, mediante la correspondiente indemnizacin.

    Ambos datos normativos manifiestan que resulta muy difcil defender que el planteamiento civil y el nuevoplanteamiento constitucional no son similares en lo sustancial.

    La falta de reconocimiento de la propiedad como derecho fundamental

    Ante la insistencia de algunos autores en calificar el derecho de propiedad como derecho fundamental,hay que precisar que dicha pretensin es contraria a los trminos textuales y, por supuesto, al sistema de

    garantas de la Constitucin. La propiedad privada puede ser todo lo importante o determinante que acada uno le parezca, pero en trminos constitucionales no alcanza el rango de derecho fundamental,tcnicamente hablando.

    En efecto, el artculo 53 de la Constitucin justifica claramente por qu los derechos comprendidos encaptulo segundo de la Constitucin aparecen divididos en dos secciones distintas:

    1. De los derechos fundamentales y de las libertades pblicas (arts. 15 a 29) y

    2. De los derechos y deberes de los ciudadanos (arts. 30 a 38).

    Tanto los derechos fundamentales como los dems derechos ciudadanos se encuentran especialmente

    garantizados constitucionalmente, ya que slo podrn ser regulados por ley. Y sta habr de respetarnecesariamente su contenido esencial, al tiempo que queda sometida al control de constitucionalidad.

    Respecto de los derechos fundamentales pero no en relacin con los dems derechos de los ciudadanosque carezcan de tal carcter, la ley que los regulen tiene que tener carcter de orgnica.

    De otra parte, segn el artculo 53.2 de la Constitucin, los derechos fundamentales gozan de unapeculiar garanta constitucional:

    Su reconocimiento y respeto puede ejercitarse ante los Tribunales ordinarios por un procedimientobasado en los principios de preferencia y sumariedad

    En el caso de que cualquiera de los derechos fundamentales (pero, guste o disguste al intrprete, no lapropiedad) haya sido conculcado o vulnerado en cualquier proceso judicial, una vez que hayaagotado los recursos judiciales ordinarios, su titular podr recabar la tutela del Tribunal

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    Constitucional, a travs del recurso de amparo (arts. 44 y ss. LOTC).

    La funcin social de la sociedad como concepto jurdico indeterminado

    Por lo dicho, se comprender que la expresin funcin social de la propiedad, propiamente hablando y en

    s misma considerada, carece de valor tcnico concreto y constituye simplemente un concepto jurdicoindeterminado que pretende adecuar la titularidad dominical a las exigencias sociales. Lo que, por otraparte, expresa la propia Constitucin en un artculo anterior, al afirmar que toda la riqueza del pas y seacual fuere su titularidad (esto es, pblica o privada) est subordinada al inters general (art. 28.1 CE).

    La funcin social de la propiedad no pueda ser definida ni perfilada en un sentido positivo y concreto, sinonada ms que de una forma aproximativa, pues:

    No todas las categoras de bienes tienen la misma significacin social e importancia econmica (laimproductividad de un cortijo no es comparable con tener un reloj de cuarzo sin pilas guardadoen el cajn de la mesilla de noche). De donde se deduce que, realmente, no cabe predicar laexistencia de una funcin social de la propiedad de carcter unitario, aplicable al rgimen jurdicorespectivo de todos los bienes que son susceptibles de apropiacin privada.

    Como corolario de ello, la Constitucin expresa (art. 33.2) que ser la legislacin ordinaria la quedelimite el contenido de la propiedad privada conforme a la funcin social de la propiedad.

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    El contenido esencial de la propiedad privada

    Resultar obvio que fijar cul sea, constitucionalmente hablando, el contenido esencial de la propiedadprivada es cuestin que tampoco puede concretarse. Depende de cul haya sido o sea la valoracin quela funcin social de la propiedad merezca para el legislador ordinario, en atencin a la trascendencia

    social representada por los bienes objeto de dominacin privada.

    La nocin abstracta de propiedad, como derecho absoluto e ilimitado, es sencillamente un pre- concepto

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    que no encuentra traduccin efectiva en los sistemas normativos vigentes en los pases evolucionados.Como es lgico, esta delimitacin no se opera ya slo en la legislacin civil, sino tambin en aquellasotras leyes que cuidan principalmente de los intereses pblicos a los que se vincula la propiedad privada.

    As ocurre en el caso de la propiedad urbana, cuyas leyes de ordenacin... establecen por s mismas, opor remisin a los instrumentos normativos del planteamiento, los deberes y lmites intrnsecos queconfiguraban la funcin social de la propiedad del suelo, desde el punto de vista de la ordenacin delterritorio. Y as ha sucedido y sucede tambin en el caso de la legislacin agraria, cuyos objetivos

    conducen a una regulacin de la propiedad de la tierra destinada a usos agrcolas, que se superpone a lalegislacin civil propiamente dicha ... .

    Referencia a las propiedades rstica y urbana

    La propiedad rstica

    El Cdigo Civil no se preocupa de la perspectiva que pudiramos denominar dinmica de la tierra (lasexplotaciones agrarias) sino nica y exclusivamente del aspecto esttico de la titularidad dominical de lospredios o fincas. El rgimen franquista mantuvo el escaso conjunto de disposiciones republicanas y dicta partir de 1930 otras numerosas disposiciones que fueron refundidas en la Ley de Reforma y Desarrollo

    Agrario de 12 de enero de 1973.

    Con posterioridad, ya en tiempos democrticos y bajo el gobierno de la formacin poltica liderada por elPresidente D. Adolfo Surez Gonzlez (la Unin de Centro Democrtico), se han publicado dos Leyes quees necesario resear: la Ley de fincas manifiestamente mejorables, de 16 de noviembre de 1979; y eldenominado Estatuto de la Explotacin familiar agraria y de los agricultores jvenes, regulado por la ley49/1981, de 24 de diciembre (que modifica y deroga, parcialmente, la LRDA).

    La primera de tales Leyes asumi explcitamente en su articulado que el cumplimiento de la funcinsocial de la propiedad de fincas rsticas, cualquiera que sea la naturaleza pblica o privada de su titular,obliga:

    A que sea explotada la tierra con criterios tcnicos econmicos apropiados segn su destino agrarioms idneo, o utilizada para otros fines, sin perjuicio de la debida rentabilidad para el particular,

    atendiendo en todo caso al inters nacional.

    A que en las fincas de aprovechamiento agrario se realicen las transformaciones y mejoras necesariaspara conseguir la ms adecuada explotacin de los recursos naturales disponibles... siempre quelas inversiones necesarias sean rentables desde un punto de vista econmico y social.

    A que en la empresa agraria se preste el trabajo en condiciones adecuadas y dignas y a que seefecten... las inversiones necesarias de carcter social que sean proporcionadas a la dimensine importancia de la empresa, teniendo en cuenta la rentabilidad de sta, para la promocin desus trabajadores (art. 2 LRDA).

    La propiedad urbana

    La propiedad urbana o urbanstica, ha sido objeto de constante atencin por el legislador en los ltimostreinta aos. Pese a todo, la agresin a los cascos histricos de las ciudades y la falta de una verdaderaplanificacin urbanstica han continuado campando por sus fueros hasta tiempos bien recientes, en losque los poderes pblicos se han sensibilizado definitivamente del problema.

    La primigenia Ley del Suelo de 12 de mayo de 1956 fue objeto de reforma por la Ley 19/1975, de 2 demayo. El consiguiente Texto Refundido fue aprobado por el Real Decreto 1346/1976, de 9 de abril.

    Con posterioridad, se han dictado algunos Reglamentos de gran importancia.

    A dicha legislacin urbanstica general se le ha venido a sumar la aprobada por gran parte de las

    Comunidades Autnomas. Conforme a tales disposiciones, actualmente la propiedad urbana quedamediatizada y configurada sobre bases absolutamente diversas a las establecidas por el Cdigo Civil. Elpropietario slo podr construir previa licencia y siempre y cuando el proyecto se adecue estrictamente a

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    las previsiones de los diferentes instrumentos urbansticos (PGOU, planes de actuacin, normassubsidiarias, etc.). Pesan sobre l numerosas obligaciones o deberes positivos (cesin gratuita deterrenos para viales, zonas verdes, centros de EGB, polideportivos pblicos; as como costear laurbanizacin) al tiempo que su facultad de goce, consistente en este caso en la volumetra o volumen deedificabilidad, no es que se encuentre limitada por los instrumentos urbansticos, sino que est,realmente, definida o concretada por los mismos.

    Aparte de lo apuntado en prrafos anteriores, dicha mutacin se pone de manifiesto, fundamentalmente,en los siguientes aspectos:

    1. La calificacin del suelo por los instrumentos urbansticos en urbano, urbanizable programado,urbanizable no programado y no urbanizable, conlleva que la posibilidad de edificar no dependede la decisin del propietario sino de aqullos. La facultad de goce (es decir, posibilidad deedificar o no) depende del otorgamiento de la correspondiente licencia, la cual -segn declaratajantemente el art. 20 LRLTVS- determinar la adquisicin del derecho a edificar.

    2. Una vez calificado el suelo como urbano, el propietario del suelo queda obligado a edificar dentro de undeterminado plazo. Si no lo hace, la parcela quedar inscrita dentro del Registro Municipal deSolares y podr ser expropiada en favor de quien se comprometa a construir; o bien, pasadosdos aos, se sacar a subasta pblica (vid. Reglamento de Edificacin Forzosa y RegistroMunicipal de Solares, establecido por D 63511964, de 5 de marzo y arts. 22 y ss. LRUVS).

    El Texto Refundido de 1992 ha sido pasajero, tras haber planteado recurso de inconstitucionalidad variasCCAA contra la ley 8/1990 y el RDL 1/1992, la STC ha declarado inconstitucional muchos de suspreceptos, sobre todo atendiendo al razonamiento de que no son de carcter bsico.

    Dicha resolucin del TC ha provocado una situacin confussima, obligando a una reaccin demasiadorpida tanto al Gobierno como a las CCAA.

    El gobierno propuls la aprobacin de una ley sobre el rgimen del suelo. Esta ley vigente hasta laaprobacin de la ley 8/2007, es una ley de mnimos, que deber completarse por la CCAA.

    El panorama es de extraordinaria complejidad. Hay previsto que se planteen recurso deinconstitucionalidad sobre esta nueva ley. Habr que esperar al TC.

    No obstante la nueva ley puede resumirse:

    1. Explcito reconocimiento de la funcin social de la propiedad y de su insercin en el mbito de deberesy derechos de los propietarios de suelo.

    2. La diversificacin exclusiva entre suelo rural y suelo urbanizado.

    Las especiales obligaciones profesionales de notarios y registradores respecto de las escrituras de obranueva, sea en construccin o de obra terminada.

    2. Las propiedades especiales en general

    Introduccin

    En el ttulo dedicado por el CC a las llamadas propiedades especiales, la conservacin del trminopropiedad es un mero eufemismo en los trminos que a continuacin se sealarn.

    La categora de las propiedades especiales en el momento codificador: Ley de Bases y CdigoCivil

    Si se atiende al propio ndice del CC podr comprobarse cmo el Libro II ofrece la regulacin de:

    3. La clasificacin de los bienes

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    4. La propiedad

    5. La comunidad de bienes

    6. Algunas propiedades especiales

    Bajo la denominacin de "propiedades especiales", el CC regula la propiedad de las aguas, de losminerales, y la propiedad intelectual, y suponen una concrecin de lo ordenado por la Ley de Bases de1888.

    Leyes especiales reguladoras de la materia

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    La heterogeneidad de supuestos integrados en la categora legal

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Las categoras de bienes

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    El rgimen jurdico de los yacimientos minerales

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Introduccin

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    De la teora de la accesin al dominio pblico

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Referencia a la legislacin histrica espaola: sistema regalista y carcter demanial de losminerales

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Lneas fundamentales de la regulacin en vigor sobre los recursos minerales

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    El carcter demanial de los yacimientos minerales y recursos geolgicos

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Otros aspectos

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    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    La diversificacin legal de los recursos minerales y su aprovechamiento

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    La clasificacin de la Ley 22/1973

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    El aprovechamiento de los recursos integrados en la seccin A

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    El aprovechamiento de los recursos integrados en la seccin B

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    El aprovechamiento de los recursos integrados en la seccin C

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    La creacin de la seccin D por la Ley 54/1980

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

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    Rgimen particular de los hidrocarburos

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Las aguas terrestres

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

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    Aguas pblicas y aguas privadas bajo la regulacin del CC

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    El dominio pblico hidrulico conforme a la Ley 29/1985

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    El Texto refundido de la Ley de Aguas de 2001

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Recapitulacin sobre los recursos naturales y la categora de las propiedades especiales

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Premisa sobre las propiedades intelectual e industrial

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    La propiedad intelectual

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Contenido de la propiedad intelectual

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Aspectos patrimoniales

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Aspectos morales

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Temporalidad del derecho de autor

    Materia excluida de examen. Curso 2012/2013.

    Comunidad y copropiedad

    Nuestro Cdigo Civil, tras haber regulado la propiedad individual, rubrica el Ttulo III del Libro II (arts. 392a 406) bajo la expresin comunidad de bienes y en el primer prrafo del art. 392 establece que Haycomunidad cuando la propiedad de una cosa o un derecho pertenece pro indiviso a varias personas .

    Precisiones gramaticales aparte, el precepto acierta al configurar la comunidad como gnero de lassituaciones de cotitularidad y en configurar a la copropiedad como una especie concreta de dicho gnero.

    Sin embargo, es engaosa la rbrica oficial del Ttulo III del Libro II, pues los artculos 392 y siguientes noregulan, con carcter general, los supuestos de comunidad de bienes y derechos, sino nica y

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    exclusivamente la copropiedad en sentido estricto. Lo hace, de aadidura, bajo unos parmetros quetradicionalmente se han calificado como de comunidad romana, la vinculacin entre los copropietarios deuna cosa se caracteriza inicialmente por una serie de notas o caractersticas que no tienen por qu darseen otras situaciones de cotitularidad de bienes y derechos.

    Las llamadas comunidades "Romana" y "Germnica" y la propiedad dividida

    Las caractersticas diferenciales de las comunidades romana y germnica

    Las caractersticas fundamentales de la comunidad romana seran:

    7. Cada uno de los copropietarios, aunque sea idealmente, tiene atribuida una cuota de participacin enel derecho compartido que, en general, rige tanto para la contribucin a los gastos cuanto para laformacin de los acuerdos por mayora.

    8. Los copropietarios gozan de amplia libertad para adoptar los acuerdos que consideren convenientesrespecto de la copropiedad, pudiendo incluso provocar la extincin de dicha situacin decotitularidad, mediante la divisin de la cosa comn, en el momento en que consideren

    conveniente.

    9. Estructuralmente, pues, la copropiedad se concibe como una situacin tendencialmente transitoria.

    10. Respecto de la cuota de participacin respectiva, cada uno de los copropietarios puede realizar,sin consentimiento de los restantes, los actos de disposicin o enajenacin que considereoportunos, desligndose as en definitiva de la copropiedad.

    11. Entre los copropietarios entre s y en relacin con la cosa comn no existe ms vnculo o ligaznque la titularidad compartida del derecho de propiedad.

    Frente al esquema normativo referido, se dice, existen otras formas de organizacin de las situaciones de

    cotitularidad que han dado en identificarse con la llamada comunidad germnica (o en mano comn o,directamente en alemn, Eigentum zur gesamten Hand); lo que evidentemente es cierto.

    El legislador y, en la medida en que la autonoma privada se lo permita, los particulares son libres deconfigurar las situaciones de cotitularidad siguiendo pautas distintas a las establecidas en los art. 392 ysiguientes.

    Tales pautas podran ser las que, por antonomasia, se consideran presentes en la denominadacomunidad germnica que, brevemente expuestas, son las siguientes:

    Inexistencia de cuotas y, por tanto, imposibilidad de ejercitar la divisin por parte de los comuneros.

    Existencia de un vnculo personal entre los copropietarios, fundamentalmente de carcter familiar o deestirpe, que preexiste a la propia condicin de copropietario y que, por tanto, es trascendenterespecto de la situacin de cotitularidad real, que ha de considerarse subordinada a aquelvnculo.

    Consideracin de la comunidad como una situacin tendencialmente permanente y de gran estabilidadpor estimarse que los bienes y derechos afectos a la situacin de cotitularidad constituyen unmero sustrato patrimonial de funciones econmicas atribuidas al grupo familiar o parental.

    Imposibilidad, incluso conceptual, de que el copropietario, dada la inexistencia de cuota, puedaenajenar o transmitir su posicin en la comunidad a un tercero ajeno a ella.

    La relativa intrascendencia de la contraposicin

    Tal confrontacin, requiere algunas precisiones complementarias. La primera y fundamental debe

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    consistir en apuntar que la confrontacin entre uno y otro tipo de comunidad no deja de constituir un meroreferente terico. Es incierto afirmar que el Derecho romano desconociera en el antiguo ius civile lacomunidad sin cuotas, sino al contrario, el viejo consortium familiar se caracterizaba precisamente porello. Del mismo modo que es impreciso pretender que el Derecho germnico conociera en el pasado unnico tipo de comunidad.

    El hecho de que, al no existir en Derecho espaol una regulacin o normativa general de la copropiedadsin cuotas, no tiene sentido enzarzarse en calificar de comunidad germnica a la comunidad hereditaria, ala sociedad legal de gananciales o a otros supuestos de menor trascendencia real.

    Posiblemente, la concreta regulacin de los montes vecinales en mano comn (antes por la Ley de 27 dejulio de 1968 y, despus, por la Ley de 11 de mayo de 1980) se aproxima a la nocin terica de ladenominada comunidad germnica, dado que:

    7. Se considera que la propiedad de tales montes corresponde en mano comn a quienes tengan lacondicin (administrativa) de vecinos del lugar (art. 2.1 Ley de 1980).

    8. Los montes vecinales (los escasos montes vecinales hoy existentes) son, por principio, radicalmenteindivisibles.

    9. Los vecinos carecen de cuota alguna y, por consiguiente, de la posibilidad de enajenar suparticipacin en el aprovechamiento de tales montes.

    La Ley 43/2003, de 21 de noviembre, establece que los montes vecinales en mano comn tienennaturaleza especial derivada de su propiedad en comn, sujeta a las limitaciones de indivisibilidad,inalienabilidad, imprescriptibilidad e inembargabilidad.

    Sealar que la normativa propia de la copropiedad por cuotas no puede aplicarse supletoriamente asituaciones cuyos presupuestos son antitticos de los inherentes a la copropiedad ordinaria.

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    La denominada propiedad dividida

    Puestos a resaltar esquemas o modelos de titularidad distintos a la copropiedad propiamente dicha, cabe

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    hacer referencia tambin a la propiedad dividida o comunidad pro diviso.

    Segn la generalidad de la doctrina, cabra hablar de propiedad dividida cuando sobre un mismo bienvarias personas, en condicin de propietarios, tienen derecho exclusivo sobre distintos aprovechamientosde aqul.

    Ejemplo de la doctrina sobre este aspecto es que una persona puede ser titular de un derecho deaprovechamiento agrcola en una finca y otro de un aprovechamiento ganadero de la misma finca.

    Naturalmente en casos de semejante ndole, ha de excluirse la posibilidad de que el titular de cualquierade los aprovechamientos separados aparezca como titular de un derecho real en cosa ajena; pues, en talcaso, el otro o los otros habran de ser considerados propietarios individuales, o propietarios en sentidoestricto, del bien en su conjunto. Tampoco existe propiamente comunidad, sino adicin o agregacin detitularidades dominicales diversas sobre una misma cosa.

    La copropiedad por cuotas

    La nota caracterstica de la copropiedad viene dada porque la coexistencia sobre la misma cosa del

    derecho de propiedad de varias personas, obliga a descomponer idealmente sus poderes sobre dichacosa. Ello se consigue mediante la atribucin de cuotas partes a cada uno de los propietarios.

    A este respecto el art. 393 CC afirma que El concurso de los partcipes, tanto como en los beneficioscomo en las cargas, ser proporcional a sus respectivas cuotas . De otra parte, establece el citadoartculo en su prrafo segundo que dichas cuotas se presumirn iguales, mientras no se pruebe locontrario. Por supuesto que dicha regla es de carcter dispositivo y supletorio, en evitacin deimprevisiones. Pero no obsta en modo alguno a que los copropietarios (o los copartcipes en lacomunidad de bienes o derechos) lo sean en partes desiguales.

    La desigualdad de la cuota vendr dada por el ttulo adquisitivo (por ejemplo, tres hermanos heredanpartes desiguales, por estar uno de ellos mejorado, la explotacin familiar) o por las aportacionesrealizadas en el momento de nacer la situacin de copropiedad. En este caso los beneficios como lascargas sern proporcionales a sus respectivas cuotas.

    Facultades y deberes de los condueos respecto de la cosa comn

    Uso y disfrute de los bienes comunes

    En relacin con el uso de las cosas comunes, el art. 394 del CC sienta como regla inicial el hecho de queha de atenderse al destino y, podramos aadir, a la naturaleza de la cosa, de forma tal que la utilizacinde las cosas comunes por parte de uno de los copropietarios no conlleve perjuicio para el inters de lacomunidad ni, por otra parte, impida a los copartcipes utilizar las cosas comunes segn su derecho.

    Resulta fundamental atender a la naturaleza de la cosa y a su posible utilizacin conjunta por parte de los

    propietarios (como puede ocurrir respecto a una piscina que utilicen simultnea y conjuntamente losvecinos de varios chals contiguos) o que, por el contrario, la naturaleza y destino de la cosa excluya laposibilidad de una utilizacin conjunta y simultnea (dos hermanos que comparten una bicicleta decompeticin), debern ponerse de acuerdo los copropietarios para su utilizacin.

    En la prctica es relativamente frecuente que cuando el uso simultneo de la cosa comn no resultacmodo o aconsejable, los comuneros adopten acuerdos relativos a la distribucin por unidades detiempo en la utilizacin de la cosa. Baste pensar en la cancha de tenis perteneciente a una pluralidad desujetos.

    En otros casos, si la cosa lo permite, pueden adoptarse criterios de reparto espacial. Es evidente que loscopropietarios deben ponerse de acuerdo en repartirse la utilizacin ora atendiendo a criterios temporaleso, en su caso, espaciales, ora atendiendo a cualquier otra regla. Los acuerdos de los copropietarios sobre

    el uso de la cosa constituyen un acto de administracin y, en consecuencia, pueden adoptarse por simplemayora.

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    Conservacin y defensa en juicio

    Suele subrayarse que una de las actuaciones de mayor importancia respecto de la cosa comn radica enlas actuaciones judiciales que requiera su conservacin y defensa de perturbaciones extraas que, en sucaso, pudieran arrojar consecuencias negativas con carcter general para todos los condueos.

    Ante el silencio del Cdigo al respecto, la jurisprudencia ha establecido de forma reiterada que cualquierade los copropietarios se encuentran legitimados procesalmente, tanto activa cuanto pasivamente, paracomparecer en juicio en defensa o en beneficio de la comunidad. En algunos casos el TS llega asemejante conclusin basndose en la regulacin de la comunidad, en otros entiende que las facultadesconservativas de la cosa comn mediante la defensa en juicio constituyen un corolario del uso y serviciode la cosa.

    De tal manera se llega a la conclusin de que la sentencia dictada a su favor aprovechar a los demscomuneros, sin que les perjudique la adversa o contraria Segn refuerza la STS de 21 de julio de 1989,el actor tiene legitimacin aunque no se haya hecho constar en la demanda, de una manera expresa, queacta en nombre de la comunidad y en inters de la misma

    Administracin de la cosa comn

    La regla general que preside los problemas relativos a la administracin de la cosa comn radica en quelos acuerdos han de ser adoptados por la mayora de los partcipes (art. 398.1.).

    Conviene, advertir que la mayora de partcipes a que se refiere el primer prrafo del artculo invocado, seve precisada a continuacin por el segundo prrafo, en el que se indica que no habr mayora sinocuando el acuerdo est tomado por los partcipes que representan la mayor cantidad de los intereses queconstituyan el objeto de la comunidad.

    Se requiere no tanto que haya mayora numrica de propietarios que voten en un determinado sentido,sino que la suma de las cuotas de los propietarios que voten un acuerdo, sea superior a las cuotas deaquellos que quedan en situacin minoritaria (mayora de cuotas). As por ejemplo, si una viuda ostenta el

    60% de una finca y sus siete hijos se reparten el 40% es obvio que el voto de la viuda ser siempre y entodo caso decisivo.

    No obstante, ante la eventualidad de que un comunero mayoritario adopte, de forma sistemtica,decisiones que se entiendan perjudiciales para el resto de los copropietarios, stos podrn dirigirse al juezpara que provea lo que corresponda, que puede llegar incluso hasta el nombramiento de unadministrador, si as se le solicita (art. 398.3.).

    Esta misma consecuencia la prev el encabezamiento del artculo 398.3 si no resultare mayora. Laconsecuencia normativa prevista es aplicable a los casos de empate, pero tambin en aquellos casos enque la desidia o dejacin del comunero (o comuneros) mayoritar