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    Camino a 18meca: escritoreshlspancameriqanos en Paris(1900-1920)Beatriz Colombi

    Entre el1900 Yla Primera Guerra un contingente de escritores hispanoa-mericanos convergio en Paris conformando una colonia estable, que habriade engrosar sus filas y rnodificar su perfil a 10 largo de las tres primerasdecadas del siglo. Si bien existen numerosos antecedentes de viajes y exi-lios letrados en la centuria precedente, esta migraci6n constituye el primeringreso masivo de la inteligencia hispanoamericana en un concierto inter-nacionaL Los motivos de la diaspora fueron de diverso orden, algunosllegaron por eI.ecci6n voluntaria, otros arrastrados par la expatriaci6n, lagran mayo ria en busqueda de un espacio que alojaba la prornesa de triunfoy de reconocimiento. Un rasgo distintivo de la cultura de fin de siglo fuesu caracter cosmopolita y metropolitano, 10 que propicio la intensa movi-lidad de los creadores de todo el mundo hacia las grandes capitales; el hechoafect6 de modo particular a los latinoamericanos, procedentes de socieda-des que experimentaban una relativa prosperidad pero que estaban reza-gadas en terrninos del desarrollo de un mercado moderno. La nuevadernanda de especializacion y la urgencia de insercion en el presente favo-recieron el desplazamiento de diferentes sectores de profesionales, diplo-maticos, secretarios, corresponsales y cronistas, traductores, educadores,estudiantes y escritores. El cambio de escenario fue visto como eI caminomas expeditivo hacia la profesionalizaci6n y e I encuentro de condicionesmas favorables para desplegar sus proyectos.EI grupo inicial se instal6 entre dos ciudades donde concentraron sus

    actividades y operaciones: Paris y Madrid. En oesteeje intelectual (Ugarte,. 1951 ) se proclamaron como una nueva elite.representativa del continentsarnericano, Pero la significaci6n de estos dos poles no fue III rnisrna: mien-tras que Madrid fue vista como puerta de ingreso a Europe, 1\\meta de lie-gada siempre fue Paris. EI imaginario en torno de esta ciudad Inconvertlaen una verdadera meca del peregrinaje arristico, y SU centralidad fur indis-

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    ( A M I N O A L A M E C A : E S C R IT O R E S I l IS P A N O A M E R IC A N O S E N P A R I s I 5 45

    cutida para los contemporaneos, condici6n que Walter Benjamin expreso/~a1definirla can el sintetico epiteto "ciudad capital del siglo XJX" y.que,mas recientemente, Pascale Casanova (2001) puso de relieve al sefialar sufunci6n en aquella epoca de epicentro de la Republica Mundial de las Letras.Para los latinoamericanos, Paris tuvo connotaciones aun mas viscerales quecomprometian suefios ydeseos postergados por generaciones y que setornaban imperativos para las nuevas promociones. Fue varias veces refe-rida como "la.patria espiritual" y arbiter del gusto, del pensamiento y de larn od a, Y fue, sobre todo, e l mas importante mercado de bienes simb6ficosde ese momento. Alcides Arguedas (1879-1946), integrante del enclave de1900, sostiene en sus memorias que al individuo que se distingue en Paris-sea poeta, filosofo, artista, inventor, sportman 0 bandido- se le abreun vasto campo de actividad, "un mercado" en terrninos corrientes, cuyademandapuede producirle un casi repentinocambio en las condicio-nes de su vida material.AIgo mas obtiene todavia quien triunfe en Paris,segun la concepcion romantica: se ve rodeado de prestigio, cobra famamundial, goza de preerninencia, recibe el homenaje de los mejores yentra a gozar de todos los bienes morales y materiales acordados enrecompensa a los privilegiados (Arguedas, 1959: 692).

    Asi, obtener validaci6n en ese circuito fue la motivacion principal que con-dujo a la confluencia parisina.Podriapensarse que la utopia perseguida era la de establecer una ciu-

    dad letrada extraterritorial, lejos de las acornetidas de la ciudad rC1l1y desus transacciones, En un gesto de maxima autonornia, muchos de cstosactores pretendieron independizarse de los co nd ic io num ic nto s p olitic os ,esteticos y l ingu is ti cos , p rov incial es y nacionale s, para in. -nrporill'. e , lasreglas del a rt e par is inas , siempre de dif lc il aprendiza ]e . Aspil'llrOn , re '0nocerse en otro universo donde las le ycs, las pn1 t i uy lOll vulorl' leeran ajenos, cuando no desconocidos, y , casi s i e m p r e , hostlle INo u h M l l I 1 t ,la escena exterior facilit6 la a d q u i s i c i o n d e nuevo l c : n l l L l 'J y o m l t 1 1cias y le s pcrrnitio proye ctarse com o a p r o p l a d o r It du t y m I I ~dares de normas y parudigmas Illct'rnpolh 1 1 ,I nit I I Idad lctradu as l com o I"s clecdones de:todo r d n II lpnrisino sc ofrccicron como modclo nuul no Ic ios nacionales de procedencl 1.

    L u s i t l i n h ~ n d e t ' x t L ' r i u r l l l . \ d I w n , ' I , ' I ~ irluu dl'~llOI1W l - l l l l I l n ll l l 1 W r l 1 1 1 1 1I I I U . I h i J,'0 I I I I "I 1111 11111, ' II - I " " " II ,I Ih l ' n IHI I

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    546 I HIlrTORIA D E L .OS I N T ELH lUA lES E U A MtR I(A LA llN A

    avance-del imperialisrno.y de1a:urgenc;ia por fundar narraciones de auto-nomia incluyentes y al misrno tiernpo homogeneizadoras d e l . sUQconti-nente. La preOica de'estos disCUIsPSasurnio un caracter generalizadoentrelos emigrades, err.consonancia cOH los nuevos roles del escritor quecomh~riza a intervenir en los asuntos publicos en nombre de los valoreshl'soslay~bles de una cultura, Sibien el antiimperialismo fue el hprizontecO:qltUi para.todos, 1;1primera congl'egadon parisina estuvo lejos de sethornogenea enterrninos ideoI6gicos;.ene~~cto, en ella circulaton posicio,nes crlticas del cesarismoo afines a los gobie];nos fuertes, proclives alnacio;nalisrno odefensoras de la dernocracia y ~l socia,lisrno, En la posguena,este relata Jatlnoamericanista, proyectado casi hiperbolieamente y some-tido a una.infaruacion por exceso en el periodo previo, perdio sUehfasiso recibio revisiones criticas que 10 moderaron notablernente, y su lugar fuecapitalizado por las adhesiones a otras causas; como la Revolucion Rusa 0la Guerra Civil Espanola.En terminos esteticos, tam poco prim6 la concordia. La polernica entre

    exotistas y.americanistas, hispanistas y latinistas, cabrq nuevo .irnpulso, ylaestadia parisina promovio en las primeras decadas del siglo xx unavueltatematica hacia An;Hitka, con proyecciones de un m()derni,srno residual eincorporaciones, de propuestas ernergentes como el arte de vanguardia,La migracion tambien, produjo un doble movimieruo con referenda a losUSCS linguisticos, yaque la necesidad de hacer cireular los textos competi-tivarnente en el ambito periodistico y literario frances impusoel bilin-guismo, ymuchos apuntarena las ven~ajas de una diglosia que.garantizabala Ilegada a un publico diverse a un lade y otro del Arlantico, La adopciondelfrances coma lengua literaria [ue comun entre vaeios residentes, comoFrancisco Contreras, Francisco Garcia Calderon 0Vicente Huidobro, que'alternaton uno y otro.codigo en s;us~sc.dtos; en algunas oportunidades, elescaso prestigiodel castellano llevo ala opll : iCm definitive pm el ftanc:es,como es el caso d e l cuba no Arnlaf.ld GodoyAl misrrro tiernpo, se produjola revalorizacion delos matices regionalesy uaciorrales del iciioma, dandocomienzo a Laincorpofaci60 de estos registros en la lenguaIlreraria,La integracion al eontexto fue relativa Q escasa y la,colonia fundon6

    rnuchas veces como ghetto. En los testinronios, lascafrasy las m.emoriasabundan los larneutos.de extra[,l.jeria }'el sentimientc desaberse intrusosen, Paris. Gonzalo Z~lOu~bide, escritor y diplorriaticc ecuatoriano assn-tado en Europa por largos anos,.seflaI6 en."Vieisitudes del descastamiento"(1914) que, dada su marginalidad, el escritor Iatinoarnericano recoge tan5 6 1 ' 0 los ecos del pensarniento contemporaneo, pero si converge en el cen-tro de.la irradiation del rnisrno, se ve condenado ala soledad.Ia exclusion

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    y laperdida de toda raigarnbre, de modo que siernpre "flota ansioso entredos mundos" La inestabilidad y la transitoriedad fueron la rnarca distin-tiva de esta experiencia, aun para aquellos que fijaron su destine de mododefinitive enel viejo continente,

    LA CONFQRMACI6N DE LA COLONIA, LOS OFIGIOS

    Manuel Ugarte (1875-1951) llamo al contingente que se integro en Paris en1900 la"generacion viajera'ty recupero estos alios en varios libros - El d olo rd e e sc ri bi r (C on fi de n ci qs y r ec u er do s ) (1933), Esc ri to re s i be ro amer ic ano s d e l900 (1941) y E I n auf rag io d e l os a r go n au ta s (1951)~ en los quela evocacionpersonal corre pareja con lajustificacion grupal.En estas rnernorias argu-mente que, lejos de cualquier especulacion en 'sentido contrario.Ia erni-gracion habia sido productiva yaque esta generacion "dio su mejor frutoen elcxtranjero'; apartada de la sofocante atmosfera intelectual americana.Lo cierto es que el enclave europeo posibilito que las historias individua-les se entrecruzasen en una trarna cornun, a[ misrno tiempo que la pers-pectiva nacional cedio terrene a una percepcion continental delos proble-mas queaquejaban al conjunto. El primer grupo con relaciones masconstantes estuvo forrnado por Ruben Darfo.Amado Nervo, Enrique GomezCarrillo, Jose Santos Chocano, Jose Maria Vargas Vila, Francisco Contre-ras. Rufino Blanco Fornbona, Alcides.Arguedas, Hugo Barbagelata, Alejan-dro Sux, Francisco y Ventura Garcia Calderon, Joaquin Edwards Bello.Manuel Ugarte. Segun este ultimo.Ios rasgos comunes fueron la expa-triacion voluntaria por razones pollticas 0 por incornpatibiiidades de dis-tinto orden con el rnedio de origen, la fidelidad hacia los precursores. americanistas; la busqueda de una literatura nueva y propia, la necesidadde p ro fe sio na liz ac lo n, la d ef en sa de un programa continental.la concien-cia an ti imper ia li st a y 1 3 in re rv en cio n p ub lic a en los sucesos de la epoca,Estos pUll los resumen en buena medida un perfil alque las distintas silue-tas se ajustan. De acuerdo con el balance de U ga rte , pe se a las conquistasY a los logros alcanzados, muchos sufrieron eI desprestigio debido a laausencia en sus respcctivos parses, 0 bien padecieron un desenlace pre-mature 0 tragico, Ruben Dado murio en estado de gran detenioro pese asu edad, Francisco Garcia Calderon terrnino sus dias en un hospicio enLima, Francisco Contreras combatio la tuberculosis en la estrechez pari-sina, y el mismo Ugarte, prcsurniblemcnte, se suicide en Niza. Este relatede una suerte de generacion malograda recorre usual mente las mernorias

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    de otros testigos de la epocay construye, como en elcaso de Ugarte, unaepica tragica delgrupo, que redunda, previsiblemente, en Iajustificacionde estas trayectorias desviadas de su destino nadonal.Otros nombres de migrantes temporaries 0visitantes ocasionales seVan

    sumando al primer grupo hasta la Primera Guerra. Los argentinos Angelde Estrada, Ricardo Guiraldes, Enriq ue.Larreta, Juan Pablo Echagtie, Eugc-nio Diaz Romero, Martin Aldao y Leopoldo Lugones, los venezolanosManuel Diaz Rodriguez, Pedro Cesar Dominici y Cesar Zumeta, el boli-viano Franz Tamayo, la chilena Gabriela Mistral.Ios colombianos Gui-llermo Valencia y Pedro Emilio Coil, el ecuatoriano Gonzalo Zaldum-bide, 105 rnexicanos Luis Urbina, Alfonso Reyes y Jose Juan Tablada, Entrelos mas reconocidos artistas plasticos.Diego Rivera, Angel Zarraga y el Dr.At) (Gerardo Murillo) de Mexico, el vcnezolano Tho Salas, yen la pos-guerra el uruguayo Pedro Figari y la brasilefia Tarsila do Amaral. Peroestaenumeracion es apenasaproximativa a la gran cantidad de nombresque-se congregan en disrintes mementos y que conforrnan un elenco sor-prendente par su amplitud y relevancia,Lacomunidad parisina prolongo las practicas de labohemia, como una

    marea residual decimononica, pera incorporo rapidamente todos los ritua-les deb modernasociabilidad letrada: ernpresas ediroriales, prologos.silue-tas, hornenajes, banquetes, salones 'lei imprescindible cafe literario, En elcomienzo del siglo frecuentan el ambiente literario de los cafes -dondepueden encontrar a Jean Moreas 0Catulle Mendes=como Napoiitain, Cali-s ay a, S ou ffle t, V ac he tte , C afe d 'H arc ou rt; as! como los restaurantes y salo-nes el mentado Bullier del Barrio Latino, 0 los cenaculos en Monrparnasse,como el que convoca Paul Fort en el cafe Close ri e de s L i las , muy concurridopot los hispanoamericanos.En los anos veinte, el centro se desplaza deci-didamente hacia los cafes de Monrparnasse: L e D om e, la Coupole, Regencey La Rotonde , lugar de eita del circulo de Maurice Maeterlinck y del circulodadaista de Tristan Tzara, Max Jacob y Pierre Reverdy,del que tambien sonasistentes asiduos Cesar Vallejo y Vicente Huidobro.El intercambio epistolar entre los residentes parisinos,consistente en

    cartas 0en rapidas esquelas, revela un vinculo continuo a traves de invi-taciones a encuentros informarles, conferencias, pedidos de prologos.rese-nas, recomendaciones, interrnediaciones ante editores, as! como el inter-. ,e:ambia de.texros breves para el periodico, sobre todo notas, ficciones,, pcesia y cronicas de viaje, Las cartas recibidas desde America ,solicita{lO'llos escritores asentados en Paris encargos de todo orden, desde encon-trar destine para sus manuscritos, hasta una bibliografica que puede apor-tar prornocion, como la carta de presentacion y la escueta biografia con

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    que Jose Enrique Rodo acompafia su envio de Ariel a Manuel Ugarte en1900. En estos contactos se establecen .afinidades electives que propiclu.ran la emergencia de simpatias, prop6sitos comunes y n ue va s a fllin io .lies. En sus memorias, Alcides Arguedas anota que la "pei\Q inte lectll~I"de los comienzos deviene luego una s oc ie d ad l et ra da con inSlt tucinn( 'H Ypracticas especiflcas:

    Pero no es solo en torno a lit mesa d e lo s re stu ura nte s q ue se u fil'ln anlas r ela cio ne s, L as s ala s de redaccion se ab re n t amb icn . P rirn cro e s Mml-dial; fuego La R evista d e America e Hispania, de L on dre s, sin co ntar losmuchos periodicos diarios del continente que solicitan nuestra cola-boracion (Arguedas, 1959: 644).

    Las editoriales francesas como Garnier Herrnanos, Editorial Viuda de Bou-ret, Paul Ollendorff E.Flammarion y Michaud, inauguran colecciones paralos libros hispanoarnericanos.que.tenian un mercado garantizado en Espanayen America Latina (Villegas, 1986). to's editores abren sus puertas a lostraductores del castel lano, otra fuente de trabajo importante para estesescritores. Este movimiento editorial se vio favorecido por el nuevo inte-res estrategico cultural de Francia had a los paises lat inos, que se incre-ment6 despues de la guerra, y que se manifesto en lacreacion de inst itu-ciones promotoras de reuniones, conferencias, banquetes y publicaciones,tales como e l C om it e 'France-Amerique (1909) y la A sso cia tio n P a ris-Ame-rique Latine (1925). En la posguerra se crea eI Institut d'Etudes Hispani-ques en la Sorbona y su revista F/jsparlia (1918), bajo la direccion de ErnestMartinenche, un .activo gestor de propuestas culturales que incorporan ,Ilos hispanoamericanos (Patout, 1988).Algunos escritores,cO'moAmado Nervo, Enrique Larrera, Francisco y

    Ventura Garcia Calder-on, A lc id es A rg ue das, G on za lo Z ald um bid e, A lfo nsoReyes, ccupan cargos en las legaciones diplomaticas -1 0 que Cesar Val le jollarno la"esfera oficial" de los escritores en Paris-, una activided que limitasu.autonomia y los compromete con un mundo de boato y figuracion, lISlI'fructuado pero tarnbien padecido y criticado por estos rnisrnos actores,Esas i rn ismo notable como a un a qu e ll os d is ta nt es d e c ua lq ui er c ar go con-sular asumen el rol de ernbajadores culturalcs, a sp ir ando n e j cr ce r d e lcga -c lones s imbol icas de comunidades nacionales, mas 1 1 1 1 . \ de los gobicmosde turno. Con todo, fue e l p er iod ismo h i a e ti vi dn d ma s ,urricnte y , muchusv ece s , e l mo ti ve del tr as ln do a E u ro pa p ara h ac er se cllrgu d , 1( 1 o rr e sp on -salta para d ia ri es amcricanos y e sp 1~()lcs. ell lu EXpUR i '16n lnteruncionnlde Pari s d e 1900 convergcn Ruhen L>,ldo, Af\lJd() Nl.'l'VtI,Manuel Ul\lIrl Y

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    Gomez .Carrillo, c,:onvoead~s para cubrir d, evento cumbr del giro delnuevo siglo, donde se dan cita eI progreso cicntlfico, tccnol6gico, b e ! iy, especialmente, la indiscriminada autocelebracion de laexpansi6n (Q~nial por parte de las potencias europeas, segun la 6ptica critica sobre rsteacontecimiento, como puede leerse en Peregr inadones (1901) de Da rla ( ;en C ro nic as d e B ule va r (1902) de Ugarte. _. __Los diarios americanos reclarnaban la croriica parisina, y los escri;~~~-

    cultivaron el geriero pues veian en el tanto la posibilidad de subsistendacomo. un nicho periodistico que no interferia con los objetivos literario~sino que, por e I . contrario, Ies permitia luego volv:eral circuito lelrado a par-tir de la recopilaci6n de estos textos en libros -como F ri vo la m en te . .. ( se n.sacionesparisienses) (1909), de Ventura Garcia Calderon, uno de los masreconocidos entre tantos otros- precedidos del imprescindible pr6logo dealguna firma de fuste. Con una prosa mas flexible que profunda, la cr6.nica no intenta cornpetir con la noticia yalimentael imaginariode un Parisdeseado.enlgmatico y excitante, corr Japromesa de exito literario y tam.bien de experiencias nuevas, contadas desde una plataforma privilegiada:la terraza de algun cafe en el bulevar, Muehos de esros textos cultivaronesc "complejo de Paris" que Pedro Salinas defini6 como una relacion P l I J . .sional e inexcusable de losartistas on laeiudad: "Esa atracci6n, compuestade multiples y variados resplandores, que Paris ha estado ejereiendo mas deun siglo, sobre las mocedades de m ilIares de artistes, desde Rusia a laArgen-tina" (Salinas, 1957: 32). Este relato parisino pautado sobre temas funda-dos par las fisiologias del siglo XIX se desplaza desde e I deslumbramienro ~.hasta e I topico inverso, la decepci6n de Paris, produciendo en lasprimerasdecadas del siglo una nueva narracien desmitificadora de la.centralidadparisina y que, poco a poco, ernpanara el ferichismo merropolitano.Enrique Gomez Carrillo (1373-1927), el mas famoso entre los cronistas,

    fue investido como el principe del oficio. Llcgado a Paris en 1891 por con-sejo de Darlo, establece pronto contacto con escritores franceses, sehaceun nernbre en la prensa e ingresa en Ia prestigiosa editorial Garnier. Parsu antecedencia en el terreno y tarnbien par su indiscutible habilidadpara las relaciones sociales, Gomez Carrillo oficio como puente de accesoa las editoriales yal periodismo, y tambien como intermediario en lasocia-_bilidad del cafe, lugar donde introduce a los hispanoamericanos.recienlle-gados ante los escr itores de farna. Junto a la cronica, genero de maximademanda, surge la interview, nucvamodalidad que se impone en los medics,Juan Jose de Souza Reilly, considerado como el rey de los reporters, esenviado por el magazine Ca r as yC a re tt 1s de Buenos Aires para entrevistara notables, "de monarcas a lustrabotas'[perfeccionando el arre que Gomez

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    Carrillo aplica al mundo literario. El requiem de la cr6nica coincide canel iniciQ de la Primera Guerra, momenta en que se produce una primeraretiradadel escenario europeo. Si bien hacia la decada de 1920 la cronicaparisina deja paso al articulo mas sesudo 0a la nota de actualidad, Inacti-vidad en e 1 periodismo siguio siendo la principal via de ingreso a Pads ylafuente de trabajo y profesionalizaci6n mas segura para los nuevos resi-dentes, como Cesar Vallejo,Miguel Angel Asturias 0Le6n Pacheco .. . Algunos de estos escritores se abocaron a la literatura de ideas; en nota-ble desarrollo a partir de la progresiva institucionalizacion en las socieda-des arnericanas de disciplinas tales como la filosofia, la sociologia, la hisro-ria, la etnografla, el psicoanalisis 0 la li teratura. Desplegaron asi una obradedivulgacion del pensamiento europeo y americano y,al mismo tiempo,elaboraron teorias inrerpretativas del continente, Dos figuras se destacaneneste sentido: Manuel Ugarte y Francisco Garda Calderon. Manuel Ugartefileuno de los primeros en fijar su domicilio en Paris, donde trabaja comocorresponsal de la prensaamericana y espanola y lleva adelante una rnedianatrayectoria litera ria, aunque se destaca fundamentalmente por su rnilitan-cia y predica contra los irnperios, Advierte -como otros hispanoarncrica-nos: Jose Ingenieros, Cesar Zumeta, Jose Maria Vargas Vila0Rufino Blanco -Pombona-Ja rivalidad existente entre los paises rnas.poderosos por la hege-monia sobre los dominies coloniales y ernprende una persisrente cam-pana contra el expansionismo norteamericano. Desde "EI peligro yanqui"(1901 ) , prirnera nota dedicada al tema, sostiene la complicidad entre capi-talisrno e imperialismo, que comenzaba a visualizarse a cornienzos del sigloxx. En L a p at ri a g ra nd e (19n) reune SllS propuestas principales, que (on-sisten en lacritica ala doctrina Monroe, la denuncia de la politica exteriorde los Esrados Unidos y la refuracion de la tesis positivists sobre las razasInferiores que era funcional a las agreslones y a hIS invasiones en AmericaLatina. Pero mas que un ideologe, Manuel Ugarte es un forrnador de opi-nion que acude a nuevas forrnas de intervencion y propagacion de sus ideascomo la carta abierta, la gira continental y la conferencia en rednlas un i-versitarios, Asi ernprende un lour continental en 10que llama Sll "carnpunalatinoamericana'; yen 1912 recorre las principales capitales de l continentepapa llevar su rrrensaje antegrandes auditorios de urriversitarios y trabaja-, dores, ~ara 10 cual cuenta con el prestigio qu

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    cion voluntaria a Europa. desempefio en la diplomacia .antiimperialismoy una ternprana consagracion parisina seguida del olvido y clausurada porun desenlace penoso, Sus dos ensayos americanistas publicados en Paris,L es democrat ies latines de I 'Amer ique l (1912) y La c rea ci ii n d e u n c on tin en te(1914), revelan la adopcion de nuevas herramientas de analisis historicosocial y psicologico, L es d em oaaties latin es de I'Amerioue -titulo que alud;aTocqueville , con quien fue comparado- se public6 en frances y tienepor objeto dar a conocer almundo una versi6n rnoderna y positiva de estasnuevas sociedadqs, En estetrabajo pondera las fuerzas sociales mas dina-micas, los criollos y los mestizos, responsables respectivamente de los dosmementos cruciales en.Ia historia del continente: la indepen

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    del pensarniento idealista que da a conocer en artlculos publicados en Larevi st a de Amer ica , que dirige en Paris, y en los medics arnericanos, comoEl Figaro de La Habana,La Nacion de BUenosAires y El Cometcio de Lima.

    r.J":,EL ESPACIO UTERARIO

    En terminos de liderazgo liter-ario, Ruben Dario (1867-1916) fue durantemucho tiempo lapersonalidad mas reconocida de la colonia parisina. Habiaalcanzado e1lugar mas encumbrado que un escritor arnericano podiaambi-cionar y era la figura que rnejor encarnaba la tan ansiada condici6n deartista, 10 que !lev6 a Ventura Garda Calderon a sefialar que con Dario ypor primera vez en America Latina un poeta se proponia no ser nada masque un poeta. La unanime admiracion por Dario -no exenta de pol~mi-cas y distanciamientos, como los.que mantuvo en estes afios con RufinoBlanco Fombona y con Manuel Ugarte, criticos rigurososdel primer moder-nismc-- servia de desagravio frente a la ignorancia de] arnbiente parisinorespecto del poeta nicaraguense, Dario, que frecuentaba exdusivamente alos hispanoamericanos, ofrecio una de las respuestas mas extrernas a lasituacion del desarraigado: la reclusion yel gueto. Pese a esta circunstan-cia, y a su personalidad natural mente retraida, lidero una red moder-nista-esteticista que nuclco a los escrirores canonizados ya las nuevas pro-mociones del movimiento, a quienes apoyo con presentaciones y prologosdecisivos para su ingreso en el mundo litera rio. Todo recien Ilegado deblacumpl\r el ritual de su visita, COolO un nuevo acolito en busca de la dis-pensa del oficiante, quien a rnenudo actuaba como guta por los lugaresmiticosde laciudad. Sus cronicas y correspondencia estan plagadas deestostestimonies, asl como del progresivo desengano parisi no que ernpana sujuvenil entusiasrno de los anos chilenos. Con el paso del tiernpo, los nue-vas residentes ponen distancia del entorno mas estrecharnente dariano.Asi,en una carta a Pedro Henriquez Urena, Alfonso Reyes confiesa que semantiene al margen de la "repugnante" Mundial, dirigidapor Dario, yque se resistio a visitar al poeta en su primera estadia en la ciudad. Des-pues de la guerra yean la muerte de Dario, ningun otro escri tor ocupo esteespacio.y el liderazgo se atomize en los distintos recintos y esferas de laactividad capitalina. Solarnente Ventura Garcia Calderon cultiv6 una acti-tud protectora hacia los nuevos, "No hay muchacho de America -poeta,pintor, rnusico- que aillegar a Paris no busque el ala de Ventura", es eltes-timonio que da en 1923 el joven ingresante Cesar Vallejo.

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    Frente a la debilidad de una cultura que a(1Ono alcanzaba su personeriaen el mundo de las letras, la tarea deestos escri tores fue ingente. Definie-ron un objeto que solo se reconoceri~ como disciplina universitaria, campode investigacion y mercado de circulaci6n de obras en e l s ig lo que se in i-ciaba: la Iiteratura hispanoamericana. De este modo, dispusieron nuevosparametres de valoracion de un capital cultural desconocido y en forma.cion para sus propios practicantes, Sidestinaron una gran cantidad detibrosala divulgacion de la literatura universal, como el pionero Lo s r ar os (1896)de Dado, Ljteratw~ e x tr a nj er a , e s tu d io s co smopo l it as (1894) .. de EnriqueG6mez Carrillo. 0 Los modernos (1909), de Francisco Contreras, compila-ciones que daban a conocer a los nuevos escritores europeos, tarnbien pro-rnovieron las letras latinoarnericanas con variadas iniciativas, Y en ello lacritica ejercida desde Paris tuvo un papel fundamental, ya que consagrabaa los jovenes, tanto a los modernistas tardios como a los nuevos novelistasy a los escritores de la vanguardia, provenientes de distintas experienciasestet icas y generacionales. Varies l ibros se encargan de dar a conocer unpanorama de los escritores latinoarnericanos desde la primera decada delsiglo, como L a jo ve nl it er at ur a h is pa no am e nc an a, a nt olo gi a d e p ro si sta s y poe-ta s (1906), de Manuel Ugarte. Le tras y 'l et rado s de H i spano-Amer ica (1908).de Rufino Blanco Fombona, L a j uventu d in telec tu al de la A m er ic a H is pa na(1911) , de Alejandro Sux, y Les.ecrivains c on tempo ra in s d e l 'Amerique espag-nole (1920), de Francisco Contreras, selecciones que solian generar polemi-cas par exclusiones 0celos literarios entre los asentados en Paris y los escri-tores de los respectivos campos nacionales, Ventura Garcia Calderon publicaen Paris en 1938 la B ib lio te ca d e l a c u itu ra p er uan a, una antologla en trecev olumc ne s q ue .c on algunas n oro ria s o rn isio ne s, d if un de la literatura peruanadesde la conquista hasta elpresente. .E I trabajo de afirrnacion y delimitaci6nde una literatura propia fue fundamental, pese a los olvidos y a las falsasapreciaciones que la.distancia y las discordias impusieron a esta empresa,En este terreno, merece part icular atenci6n la columna de "Letras his-

    panoamericanas" de la revista M er cu re d e F ra nc e, una de las publicacio-nes mas prestigiosas de las letras francesas de su tiempo. La.seccion, des-tinada a la produccion del continente, fue creada en 1897 por Remy deGourrnont y estuvo a cargo sucesivarnente de Pedro Emilio Coil, EugenioDlaz Romero y. duranre nI'\sc!~ veinte' anos, del' chileno Francisco Con-treras (1~77-1933). Contreras lIega en 1905 a Paris, donde 10 une una.granamistad con Dario, alpunto que esconsiderado su discipulo, y escribe unade las biografias mas completas sobre el nicaraguense en 1930. Su patrimo-nio personal, como en el caso de otros latinoamericanos (Manuel Ugarte,Francisco y Ventura Garda Calderon), le permite solventar los prirneros

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    pasos de esta aventura. Pero Iuego, el acceso a In secci6n crltica del Mer-c u re d e Fran ce loidentiflca como laplurna mas autorizada de lacritica lati-noamericana en Paris, y sus noras son reproducidas en publicaciones detoda America Latina. como Nosotros y Caras y Careias (Argentina), Zig-Zag (Chile), Cuba con tempo ra nea (Cuba). R e v is ta d e R e v is ta s (Mexico),estableciendo asi un doble circuito de consagraci6n de los autores tanto enel ambito parisino como en el continental.En Paris se dirimen polemicas que ya tenian su antecedente en el espa-

    do americano. Desde luego, latension entre elmodernismo, en su prirneraversion decadentista, y el arte social alcanza aqui su climax. La corrientemas censtante en e l primer enclave de escritores es la reconciliacion conlas rakes culturales hispanicas, nueva orientacion resultante de la debacleespanola tras la guerra de Cuba (~898) y la polftica panarnericanista de losEstados Unidos, ejernplo de 1 0 cual es Cantos d e v id a y esperanza (1906),de Ruben Dario. Pero otra rivalidad cultural se instala en el campo: entrehispanisrno y latinismo. Miguel de Unamuno, el agente mas relevante delpanhispanisrno, Iedio voz al reclamo espanol ante la hegemonia francesa,manteniendo laws estrechos con los hispanoamericanos a traves de corres-pondencias, encuentros, y tam bien desencuentros, como 1 3 relacion tensaque siempre mantuvo con Ruben Dario, Las posiciones de Unamuno sonrefutadas por Valery Larbaud en E l N u ev o Mercurio de abril de '907, enun articulo titulado "La i nf lu e nc ia f ra nc e sa en las literaturas de I engua cas-tellana" Para Larbnud, tal influencia estabasobredimensionada ya quelos.escrirores espanoles y americanos eran desde luego originales, y pro-pane que debe primar en la s letras, mas que este tipo de debates, un sen-tido de universalidad, Valery Larbaud sostiene un criterio internacionalpara las letras, contrapuesto al nacionalismo litera rio de atros intelectua-les franceses como Maurice Barres a Charles Maurras, Pero, al mismotiernpo, aconseja a los j6venes escritores latinoamericanos:

    Yo l es d iri a de buen grado que , e n e fe cte , e s de se able frecuentar 10 masdistinguido de Pads y e sa elite e s sobre toda la de las letras, sin dud"alguna. Perc ya que e lias tam bie n pie nsan un poco en 8U publico, noles pedirnos poemas del Barrio Latino ni notas que dejencomprenderque han sido escritasen la rerraza de un cafe a la moda del bulevar ..Exigimos de elias las visiones de villas tropicales, blancas y voluptuo-sas ciudades de las Antillas, villasde conventos en elcorazon de losAndesIlegros, las verdegueantes perspectivas de avenidas acariciadas par rafa-gas de aire tibio de Mexico y Buenos Aires; la vida de estancieros y gau-chos, una bella silueta de vaquero de las provincias fronterizas de ta ~ \

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    Rltpublie:;aArgentina, Y por 1 0 tanto, el espectaculo de la naturaleza.lanota exotica, la tristeza, la melancella yasirhismo el tedio que se des-prende de ciertos paisajes andinos,

    , ,L a cita expresa la expectative de,representacion d~ lcamericano que sub-yace a la perspectiva metropolitana.siempre asociada al exotismo, aun e naquellos actores quepostularon como ideal una comunidad universal delas letras, como es el caso,EI reclarno POirun poeta que encarne al Whitman sudamerh;;ano. for.

    mulado tanto porIose Enrique Redocomo por Paul Groussac al Dartode Prosas profanas , encuentra eco en Alma America, del peruano Jose San-tos Chocano, proyectado en elambito parisino.corno ~jemplo de una nuevasensibilidad americana, notoriarnente pornposa y fatua, Se hacevisible laconsigna de tina estetica posmodernista que es Hamada tanto america-riismo (Rufino BlancoPombona) como mundonovismo (Francisco Con-treras), Este ultimo publica e n 1 91 7 en el Mercure de PratiCe el artkulo"Lemondonovisme', donde. sostierie:

    E I movimiento que triuufa hoy en las letras hispanoamericanas, elMun-donovismo, viene.a adaptar anuestr esptritu ya nuestro medic las ver-daderas conquistas 're~nlaaas por e l movimieum anterior; el Moder-nismo, Nose trata naturalrnente, de instaurar un arte local o siquieraoadon.atsiempre lil'tiitado. sino de interpreter esas grandes sugestionesde 111aza, de la tierra 0, del arnbiente que animan todas las llteraturassup erio re s, sug esrio ne s Q ue lejos d e a nu la r la universalidad primordialen toda la cread6n artistica verdaaera, la fefuerean Q,ife.rendandola. Setrata sencillarnente de crear el arte del Mundo Nuevo, quiero declr , dela tierra joven y del porverlir,

    Ubica eo esta tendenciaa, Enrique Gonzalez Mar tin e !,) (M ex ic o ) ,a Baldo-mero Fernandez Moreno l'Ricardo Guiraldes (Argel)tina) y a Jose Eguren(Peru), Perc para Gontreras.el rrnmdouovisrno pretende ir mas alia de 10meramente ternatico y , por elIo, releva, en estes autores e]""efecto de 50r-presan.queAp.ol!inaire reclamaba parael arte moderno, 0 losprecedlrnien-tos deextraneza, disonanci,a e irritacion propios de un arte vanguardista,L ne gq , e n L'e~prl{deJ'Amerique (1 93 1) id en t ifica un a nu eva generaeion d~p ro si st as , M a nu e l Galv.ez, P ed r.o Pra do , A lc id es Arguedas y el avunt-gardeRicardo Gijju~ldes. quienes, rmis alla de sus procedimientos de escritura,buscan en sus paises la inspiracion y lamateria de sus creaciones, Lasletrasasurnen, en la optica del crtttco chileno, un rolfundarnental en la afirma-

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    cion de l a p ersona lidad continental. D e e .tC l modo,l . t1 I" 'n ul6 t n.impone en las producciones parisinll8: AI lde Arufdll publh:1I R r l l C l tI,bronce (1919), Ventura Garcia C ald ero n ln cu r.lollli e n ,I u en to ln dlsc :n la lllcon L a v en ga nz a, d el c on do r (192.4) , y e l p re p lo Prllnd. 0 Conlrcmu II Ihaec con E lpueb lo ma ra vi ll o so (192.7).

    E I progresivo imperio del amcriC'lllj~lIlo I u e nuts n o r d e 1 1 I I ) illle~t~r.~de Ia distribucion de areas y de In riplflclIci6n de lilliler!.llur desde l'lIrfs,en el mismo sentido en que UI1115 d6 adas nuts t .Mde cOllslIsrilrd la est.~ti

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    la confusion, fornentada por la propia ideologla capitalina, entre las {ami.lias adineradas que acudian a Paris para exhibir sus c ap it al e s n ac id os de 10 .industria de lacarne y del cuero,y las mas modestas condiciones del sec.tor medio letrado, que convergia igualrnente en el mismo espacio en buscade otro tipo de capital. Si bien Blanco'Pombona quiso invertir el sentido,argumentando que eIrastacuero era, finalmente, un ser cosrnopolita, libe-ral'y viajero, el estigma no desaparecid, "Paris no nos conoce en absoluto",selarnentaba Dario, mientras que Manuel Ugarte ( 1951 :28 ) sostenia: "Noso.tros no eramos nada. Peor q i re n ada , Nosot ro s .e r a rno s an6nimos 'rastas' (l apalabra 'rneteque' no-habia nacidoaun)" Jose Vasconcelos ( 1 98 3 : 1 1 ,1 0 7 3)atribuy6 el motivo de laexclusion al rnestizaje, que los relegaba a ocuparlos ultimos estratos de la inteligencia en Paris: "El meteco disfruta de con-sideracion'que rio alcanzarnos los simples mestizos americanos"Aunque las quejas se reproducen, no todos corren lamisma fortuna, ya

    que las relaciones personales van par otro cauce. Enrique Larreta mantieneuna relaci6n cercaria con Maurice Barres y asiste 0 . 1s al on d e la condesa Anade Noailles. Enrique Gomez Carrillo frecuenta los circulos literarios denororiedad, como e 1 de Maurice Maetedinck. Francisco Contreras obtieneuna rnediana insercion en eI campo inrelectual y su casa se vuelve, hacia1920, punto de reunion de artistas, rnusicos y plasticos franceses, AlfonsoReyes traba una productiva amistad intelectual can Valery Larbaud yadquiere renombre en su segundo. residenciaparisina: "Famosos escrito-res de Francia,j6venes y vie jos, fre cue ntab an 1 0.modesta casa del ministropoeta, uno de los pocos mexicanos que han logrado interesar a la crlticafrancesa por sus propias producciones y sus estudios de G6ngora, deMallarrne" (Vasconcelos, 1982: n,466).Pero 10cierto es que un reducido numero de escritores franceses fue

    sensible a lasletras hispanoamericanas y a sus representantes en Francia(Molloy, 1972) . Entre los que mas proxirrtidad tuvieron se puede citar a Remyde Gourmont, Jules Romains, Paul Fort, Paul Adam, Gustave Khan, Mau-rice Barres y Valery l.arbaud, que esrablecieron contactos a partir de viajespor America y colaboraciones enlas revistas publicadas en Paris. Una figuranotable en este exiguo dialogo rue Remy de Gourmont, gran erudito, ensa-yista y critico, animador desde su fundaci6n, junto can Alfred Vallete, del.Mercure de ,France y . colaborador de L a N ado n de Buenos Aires, Sera. unode los autores predilecros de Dado, que lededica poem as y articulos, y suL e l iv re d es ma squ es esta presente en 1 1 1 concepcion de Lo s mros, A pesar desu conocimiento rudimentario del espanol, fue cI traductor de L a g lo ri a ded on R am ir o, de Enrique Larreta, y tam bien rue la visita insoslayable para todonuevo peregrine a lameca literaria.lugar que ocupara, despues de su muerte

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    en 1915,Valery Larbaud.La proximidad de Larbaud con lacolonia fue fecunda:apoya lapublicacion en Gallimard de DOll S eg u n do S ombr a, de Ricardo Gui-raldes, y de Los d e d e ba jo . de Mariano Azuela, asi como de V is io n d e A ll i-huac, deAlfonso Reyes,y asi revaloriza la tarea de la traducci6n. De hecho,los traductores y loscrlticos, como Francis de Miomandre, el hispanista JeanCassou , a cargo de las Let t res espagnoles e n e i Mercu re d e Fr an c e, 0GeorgesPillement, secretario de L a R e vu e d e l'A m eriq ue L atin e, se vincularon mas. con lacultura hispanoarnericana que otros escritores de fama (Patout, 1988).

    LAS REVISTAS

    Uno de los Indices de la vitalidad de esteenclave y de sus operaciones deautopromoci6n fue la publicacion de revistas de signos diferenciados, Laprimera empresa fue E l Nue vo Me rc u ri o, dirigida par Enrique G6mez Carri-llo. mensuario publicado entre enero y diciernbre de 1907. En su editorial,se propone estrechar laws eritreintelectuales de Espana y America paramitigar el dcsconocimiento y, sobre todo, superar los enconos.fijando lalengua como patria cornun de los escritores a un lado y otro del Atlantico,La revista tiene una tendencia marcadamente hispanista, en la linea delpaniberismo promovido por el Congreso de Madrid de 1890, y cuenta coillaasidua colaboracion de Miguel de Unarnuno, EI modelo.de larevista eselMercu re d e Fr an c ev ambiciona ocupar e1lugar que esta publicaci6n teniaentre los lectores hispanoamericanos. Adapta la enquete al ambito hispa-nico, 1 0 que posibilita nuevas intercarnbios entre editor, escritores y publico.La prirnera enquete estuvo orientada a hacer un balance del movirnientomodernista y lasegunda, ann con su lazo peninsular, a interpelar a los escri-teres francescs sobre la presencia de Espana en sus letras. En la revistaprevalece la rnarca cosrnopolita sobre la americanista, y la literaria sabrela politica, Promueve un programa tibiamente ameticanista, enfaticamentehispanista, activament"e internacionalista, al tiernpo que irradia criteriosde profesionalizacion del escritor incorporado al mercado editorial.al tra-bajo de traducci6n ya la cronica periodlstica.

    MundinlMagazine (1911 '1913) estuvo a cargo de Ruben Dado, quien tarn-bien dirigio Elegancias (1911-1914). La revista se caracterizo por una pre-sentaci6n lujosa, can gran despliegue de reproducciones, laminas y foto-grafias, que apuntaba evidenternente al gran publico dell1wgazine, antesque al reducido lector literario 0acadernico, Entre sus Intiruos, Daria con-fiesa que quiere una publicacion latinoamericana, "sin gringos", y, a Jose

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    Enrique Rod6, que aspira a que la revista sea e1"punto de cita"del pensa,miento hispanoarnericano de la hora. Dario esta a cargo de editoriales de-dicados en cada numero a un pais diferente, 'ide la columna "Cabezas".despues recogida en libro, donde traza rapidas siluetas, muchas de.ellas de

    Jlos mismos escritores con asiento en Paris: Leopoldo Lugones, JoseEnriqueRodo, Manuel Ugarte, Francisco Garda Calderon, Enrique G6mez Carrillo,Ricardo Rojas, Amado Nervo, Graca Aranha, Federico Gamboa. Colaboranen Mundiai, ademas deestos nombres, Alcides Argued as, Rufino BlancoFombona, Ventura Garcia Calderon, Enrique Larreta, Manuel Galvez, JoseSantos Chocano.1yfundia/ escenifica demodo frecuente e l homenaje, la cel e-bracion, elbanquete como practices habituales de promoci6n, e introducela gira de su propio director como modo de obtener lectores y suscripdo-nes, con distintas escalas; Barcelona, Madrid, Rio de Janeiro, Sao Paulo,Montevideo =donde dirige elhomenaje a Herrera yReissig, que habia falle-cido en 1910, y consagra ala joven Delmira Agustini- can punta final enBuenos Aires. EI efecto del conjunto es adocenado y casi crepuscular, deun rnodcrnismo residual, que defiende sus viejos baluartes.Ia bohemia, lamercantilizacion de Paris, el resentimiento. La presentacion de los paiseshispanoarnericanos=que suele tener cierto empaque diplomatico--conviwcon fotograflas de las grandes'prime donne de la opera.

    L tl Revista de America fue dirigida par Francisco Garcia Calderon, sepublic6 entre 1912y 1914Yfueinterrumpida a causa de laguerra. La Revistade America impulse una red arielista-parisina, de ' rnarcada impronta panla-tinista, antiimperalista y elitista. Propulso un nuevo perfil del intelectual un i-versitario-acadernico can visibilidad social, ealcado sabre SlI propio direc-tor, que convoca a colaboradores afines a esta pauta. En todos los camposse privilegia la especializacion de las disciplinas, rernarcando las nuevasrendencias en oposicion a un pasado inforrne, poco profesional, volcado a laimprovisacion 0 al diletanrismo, EIeditorial del primer mimero prodamala existencia de una "elite intelectual de ultrarnar", que inaugura un nuevotiempo lejos de las querellas locales que silenciaron a los'''profesores deame-ricanisrno" del siglo XIX. Elprograrna pmponecomo meta laautonornia cul-tural y advierte sabre el vasallaje a los modelos extranjeros, pero no esrig-matiza la imitacion: por elcontrario, sostiene que "la imitaci6n ha de prepararla futura invencion, la originalidad necesaria", dando una salida esperanza-dora a un problema que apre~i' lba a la inteligencia finisecular,Pero 10 que L a R evista de America exhibe como su mas preciada nove-

    dad es la presencia de colurnnistas de los diversos paises, de Mexico aBuenos Aires. En efecto, establecio un corte y un cuadro del pensarnientolarinoamericano, can mas de ochentaescritores reconocidos 0 emergen-

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    tes, en 10 que configura una 'red excepcional en cernparacion con las otras 'publicaciones, E[sistema incluye una articulaeien continental, con corres-ponsales a distancia, y otra parisina-americana. Acoge aSIa la vanguardiade 105ateneistas mexicanos, Pedro Henriquez Urena, Alfonso Reyes yAnto-nio Caso, a la generaci6n de criticos literarios y ensayistas finiseculares,Jose Enrique Rod6, Baldornero Sanln Cano, Victor Perez Petit, FranciscoGarcia Godoy y Jose Verlssimo, y entre los nuevos escritores profesionali-zados y ligados estrecharnente al nacionalismo, a Manuel Galvez y a Josede la Riva Aguero, Una caracterlstica remarcable, sise compara con las otrasrevistas publicadas en Paris, es la presencia de colaboradores del Brasil ,como JoseVerissimo, Graca Aranha, Luis Guimaraes y,en especial, ManuelOliveira Lima, ministro del Brasil en Belgica y autor de Panamericanismo,texto critico de la hegemonia nortearnericana cuya tesis era compartidapor la redacci6n. La revista da particular importancia a la nueva sociolo-gta e incorpora contribuciones de los argentinos Jose Ingenieros y RaulOrgaz, de los venezolanos Julio Cesar Salas y Laureano Vallenilia Lanz,del boliviano Alcides Arguedas. Tarnbien afirma una tradic.i6n intelectualpropia -"Tenemos ya nuestros clasicos'

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    AUTORREPRESENTACIONES

    Paris es el mayor catalizador de los relates de la vida de escritor, En el finde siglo prevalecen los topicos de la bohemia, como una remora del viejomito del artista pobre y desavenido, inmortalizado por E sce nas d e la v id ade bohemia de Henri Murger, abecedario de la estudiantina y del arte parel arte que ofrece el Barrio Latino. Desde luego, entre los hispanoameri-canos y dado el "complejo de Paris" pesa el sindrorne del provinciano en~ ,la capital, que remite al Lucien de Un g ran ho mbre d e prov inc ias en Paris,de Balzac. Fundidas can estas imageries, palpita un imaginario alimentadopar el dandysmo y el esnobismo. Las l e ye n d as e s ca br os as 0 folletinescasdan un tinte hiperbolico a los diaries intimos de Rufino Blanco Fombona(1975), a T re in ta a iio ~ d e' m i v id a (1920). de Enrique Gomez Carrillo, y hastaalcanza a pasajes de las Memor ias (1983), de Jose Vasconcelos. EIcuito alapersonalidad y a la individualidad propio de la orbita modernista reposi-ciona la imagen del escritor en e l espacioamericano, sensible ala modaproveniente de Paris.En.el novecientos, el escritor comienza a ser tambien una figuramode-

    .Iada por lacuriosidad de laprensa, adquiriendo visas de personaje 0, incluso,de divo, como 10 recuerda Alcides Arguedas (1959: 648) : "Hoy e s r no da , s ob retodo moda inglesa, publicar en la prensa 0 en ellibro todo 10 que se reia-eiona can Ia vida de los hombres celebres onotables" Del mismo modo sepopulariza la difusion del retrato, y de allfel copioso archivo de fotografiasdondese destaca el disfraz 0 la composicion de una pose, que puede ser cir-cunspecta (Contreras), rnistica (Nervo), aventurera (Santos Chocano), melan-colica (Daria) 0 dandy (Gomez Carrillo). Las leyes del mercado reclarnanla fotograffa del escritor en performance, aS I C0 l 11 0 historias de orden 50r-prendente, y hasta escandaloso. Nadie mas expuesto a este uso que RubenDario, cuyas anecdotas parisinas de timidez y cortedad -que Ventura GardaCalderon atribuye a su origen mestizo-, condimentadas de miseria y al-coholismo, lujo y bancarrota, ocupan mas espacio en la prensa que s u p rop iaobra, y resulta un pasaje com lin en las mernorias de sus contemporancos.Encontacto con la metropolis, los escritores migrantes modificaron sus

    practices y sus imagenes tradicionales, y aun las recienternente adquiridas,E I r ni to moderno del exito en e l m e r e ado , uyo arquetipo es Ma rtin E d en(1909), de Jack London, se impone. EIpersonaje de London represents laobstinada persecucion de la fama, la inversion desaforada e ll el sueno devivir de la literatura. E s te e m pe no ca pitaliz a las e xp ecta tiv as de los latinoa-rnericanos, que se insertan subitarnente en un gran mecanisme de ofcrtay dernanda de trabajo en medics europeos y arnericanos. La experiencia

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    parisina se impuso como un barometro literario donde "conquistar Paris"es la meta, y e l anonimato cuenta como fracaso, y par ella se vuelve untopieo en las novelas y prosas de Ia epoca, El argentino Anibal Ponce fuecrit ico de esta espejismo que arrebataba tanto a escri tores honestos comoa inescrupulosos, advirtiendo que "no habra un escritor que triunfe sinoa condicion de ser frances 0 de haberse identificado.tan precozrnente conel alma francesa que deje de ser cubano, como Heredia, 0 que olvide sergriego, como Moreas" (Ponce, 1956: 72.).EI exito fue visto como recom-pensa del "rastacuerisrno intelectual", y el precio del mismo era convertirseen un "escri tor frances de America Latina", un hlbrido, 10 que implicaba,entre otras cosas, la renuncia a la lengua.Las practicas metropolitanas ofrecen tarnbien otra faceta prontamente

    incorporada, la intervencion publica. En contacto con los modelos.queobserva en Anatole France, Jean Iaures, Emile Zola 0 Henri Barbusse,Manuel Ugarte propone una nueva ideologia del escritor con participa-ci6n en la vida publica de las sociedades. En contra del elitisrno intelec-tual 0del artepurismo, el escriror conternporaneo debe, segun su criterio,oeupar resueltamente un Ingar en la opinion y en el combate y ser auto-nome rcspecto de los podetes politicos, financieros 0 religiosos. En estesentido, adoptanuevos gestos de confronracion, como la carta abierta aThornas.Woodrow Wilson, presidente de los Estados Unidos, similar alap6strofe del poema "ARoosevelt" de Ruben Darfo, ambos sintornaticosde una colocaci6n que trascendia los lugares habituales del escritor his-panoamericano para instalarlo en el debate de los graves asuntos interna-cionales y en la defensa de valores trascendentes. En la huella del "Yoacuso"de Zola, estas colocaciones apuntaron a generar denuncias y un clirna deopinion adverso a las maniobras expansionistas nortearnericanas, a la parque investian a los hombres de Ietras que las asumian de un nuevo podermoral ante la comunidad hispanoarnericana, en cuyo nombre hablaban,Los posicionamientos politicos y publicos en Paris fueron la tonica demuchos escritores, como Victor Raul Haya de la Torre 0 Cesar Vallejo,que adhiere al Partido Cornunista peruano y viaja en repetidas ocasionesa Rusia, situaciones que Ie ocasionan la expulsion de Paris en 1930 hasta1932, cuando es autorizado a reingresar,Paralelarnente, comienza a imponerse el perfil del escriror con compe-

    tencia acadernica y fueros para pronunciarse en las distintas disciplinas.En efecto, muchos acuden a Paris con una forrnacion universi taria y fre-cuentan las aulas de la Sorbona don de son invitados a dar conferencias,como Manuel Ugarte, Francisco Garcia Calderon 0Alfonso Reyes, 0 bienson oradores ante publicos selectos y acadernicos, como en las veladas de

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    laAsociacion General de Estudiantes Latinoamericanos, fundada en 19 25can el fin de prornocionar a America Latina en Europa, donde hablanJose Vasconcelos, Victor Raul Haya de la Torre y el pro pia Miguel AngelAsturias, impulsor del centro, entre otros estudiantes residentes,

    RETORNOS Y NUEVOS ANCLA)ES~Del Paris frivolo del bulevar , los latinoamericanos pasaron aI Paris del desa-

    bastecimiento y la guerra. Algunos residentes sealistan en el ejercito fran-ces, como jose Garcia Calder6n, dibujante, hermano de Francisco, y Ven-tura, que deja un diario del frente, y Hernan de Bengoechea, ambos muertosen combate, Pero la nomina devoluntarios es mucho mas extensa, asi comolos movimientos de simpatia y adhesion a Jacausa, segun registra Alejan-dro Sux en L os v olu nta rie s d e la lib erta d. C o ntrib uc i6 n d e lo s la tin oa me ric a-nos a fa C atl$a d e l os a li ad o s (1918). L a guerra tambien ocupa a Francisco Con-trerasen L es ecrivains h is pa no -a me ric ain se t la g ue rre e uro pe en ne (1917) yaFrancisco Garcia Calderon en L e d il emm e de f a g u er re (1919), y hasta Enri-que G6mez Carrillo adapta sus temas y tones a la nueva circunstancia ye s cr ib e s ob re - e l f re n te en C am po s d e b at al la y cam pos de m inas (1915) .AlfonsoReyesayudara a evacuar a los hispanoarnericanos parisinos desde su cargoen I a le gacion rn exicana e n 1914. Muchos e scritore s vue lve n a su pais 0 seradican ternporaria 0 definitivarnente en Espana, meca alternative conso-lidada por ellargo tra ba jo d e re lig ac io n can la cultura hispanica que habiainiciado Ii i gefieracion m ode rnista, E ste fue un primer corte de la colonia,que sumo nuevos integrantes 5610 despues de superado el conflicto.Lavida literaria de l Paris de la posguerra no tuvo e l brillo de Ii i b e lle e p o-

    qu e ni este asentarniento volvio a retomar el brioy la vocacion continen-talista de los primeros afios. La idea de una elite can un programa de preo-cupaciones cornpartidas se balcaniza en diversas propuestas, dondeprevalecen las individualidades. Para muchos de los participes del primernucleo que optaron par perrnanecer en Parisesta eleccion arrastr6 el osrra-cisrno del marco nacional, donde algunos corrieron lasuerte de los repro-bos -1 0 que Francisco Contreras llama una "esplendida impopularidad"ensu.pais de origen-, yel fantasrna del descasrado aun sobrevuela sus irna-genes. En el Paris de los afios veinte, muy accesible para 105 latinoarneri-canes dada la depreciaci6n del franco. confluyeron: Alfonso Reyes en susegunda estancia como ministro del gobierno culiista, y Jose Vasconcelos,exiliado por el mismo gobierno; de Pen:" Cesar Mora, Victor Raul Haya de

  • 5/17/2018 Colombi (1)

    22/22

    ( ~ M IH O A L A M EC A : E S C R I T O R E I H I S P A N O A M ER r i( A N O S E N P A R i s I 565

    la Torre y cesar Vallejo; de Cuba, Alejo Carpentier y LydiaCabrera; de Vene-zuela, Teresa de la Parra yArturo Uslar Pietri; de Guatemala, Miguel AngelAsturias y Luis Cardoza y Aragon; de Chile, Gabriela Mistral; y tarnbienlIegan los br~silefios Tarsila do Amaral y Oswald de Andrade.Los Iatinoarnericanos seguiran afluyendo en las sucesivas generacio-

    nes, en contingentes cada vez mas numerosos y variados de artistas, arte-sanos, musicos, plasticos, pensadores, academicos, politicos, cuya profusionseria imposible resefiar en pocas !ineas. Pero la centralidad parisina se iradiluyendoa 10 largo del siglo XX para ceder protagonismo a otros ambi-tos -Mexico, La Habana, Buenos Aires, Barcelona-, nuevas plataformas deoperaciones para las elites intelectuales latinoamericanas, Paradojicamente,la globalizacion de cornienzos del siglo XXI ha multiplicado la figura delintelectual migrante y cancelado Iii idea rnisma de meca Iiteraria,

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