creÁsmole a cristo - stephen e. robinson

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    Cremosle aCristoStephen E. Robinson

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    PREFACIODesde que llegu a la Universidad Brigham Young hace algunos aos, he notado a

    sumamente peculiar e inesperado. Los estudiantes del primer ao llegan a la univer procedentes de barrios y ramas de toda la Iglesia. La mayora de ellos ha estado e

    Iglesia por una gran cantidad de aos, aun, dira yo, durante toda su vida, y generalm

    estn bien entrenados en los contornos del evangelio. Es bastante lo que saben sobdiezmo, la Palabra de Sabidura, la genealoga, las normas de la Iglesia en cuanto relacin con el sexo opuesto, el almacenamiento de alimentos y cosas por el estilocierto que todos stos son principios importantes para los Santos de los ltimos D

    constituyen una parte esencial de la plenitud del evangelio en los ltimos das. Perono son las doctrinas centrales del evangelio segn se han enseado a travs de la

    dispensaciones desde el comienzo del mundo hasta su fin.

    Lo que not en mis estudiantes fue que, al extendernos en la clase de los asuque constituyen las doctrinas y las prcticas perifricas de la Iglesia, para tratdoctrinas centrales del evangelio, muchos de ellos empezaron a dar ms y ms evidde inseguridad en lo que respecta a s mismos demostraron que por dentro escrudos. Muchos se sentan aun ms cmodos definindose a s mismos en torno a aen lo que no crean (la predestinacin, el pecado original, etc.) que en torno a aquelo que s crean. Una considerable minora no entenda doctrinas tales como la salvacin por la gracia, de la justificacin por medio de la fe en Cristo, dsantificacin, de la expiacin y del significado y los trminos del convenio del evanEstaban bien educados en las generalidades mas no en los aspectos esencialeevangelio restaurado.

    Seguramente casi todo esto est ms relacionado con la edad y la madurez qula inteligencia y la capacitacin. Sin embargo, como resultado de este descubrimdecid escribir varias disertaciones con la finalidad especfica de satisfacer esta necede mis estudiantes. Tales disertaciones tuvieron como fin explicar las doctrinas cenlas verdaderas "buenas nuevas" del evangelio, de una manera clara y con lensencillo extrado tanto de las Escrituras como de las experiencias prcticas. Fue debxito de dichas diserta dones que escribo ahora este libro, el cual es un resultado lde las mismas.

    Agradezco a aquellas personas que permitieron que me hiciera eco de muexperiencias que relato aqu, particularmente a Janet, mi esposa, por permitir qucontara en este libro para que, tal vez, puedan ayudar a otras personas que quizencuentren en circunstancias similares. En aquellos casos que no tienen que ver c propia familia, he alterado algunos de los nombres, as como ciertos detalles descripaunque no las experiencias en s. En un caso en particular, combin en un solo perslas caractersticas de varias personas con experiencias similares.

    Aqu debo hacer una acotacin al margen, puesto que una de las experienciasimportantes, a la que har mencin ms adelante, atae principalmente a Janet y

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    dems personal, y tambin debido a que alguien coment que el referirme aexperiencia, pone a mi esposa en una situacin un tanto comprometedora, al tiemphace quedar muy bien a su esposo a costas de ella. Janet y yo normalmente pensamtrminos de nosotros y no en trminos de ella o yo, pero si hubiera necesidad de una comparacin entre los dos, creo que la siguiente escena representa la cruda real

    Si Janet se aproximara a la puerta de los cielos, el Seor dira algo as a

    ngeles: "Miren, aqu viene Janet Robinson! Janet finalmente est con nosoVayamos todos a recibirla y a darle nuestra bienvenida." Pero al extenderle Sus brtal vez se detendra y le preguntara: "Janet, quin es ese lamentable sujeto que detrs de ti?" A lo cual ella responder, "Ah, l,' Es mi marido. Puede entrar conmSin ella no tengo la ms mnima esperanza, lo cual podra confirmar cualquier peque nos conozca bien a los dos.

    Siempre he sostenido que un libro sin notas corroborativas generalmente caremayor trascendencia, puesto que la falta de documentacin indica que su contenidoms que las opiniones personales del autor, sin ningn respaldo acadmico. En esteme declaro culpable, pues resulta muy difcil documentarse a uno' mismo o a sus pexperiencias, reflexiones y puntos de vista: As que dejo a criterio del lector el esacuerdo o no con mis opiniones, puesto que el material que contiene este lib personal, y me he esforzado por emplear el mismo estilo que empleara en el salclase o en una conversacin, inclusive el lenguaje coloquial, as como las expresirnicas y sarcsticas. Por ello me disculpo ante mi profesora de ingls en el primede la secundaria, quien me ense a no cometer nunca este error. No me atribuyo niautoridad que d mrito a estas opiniones particulares, a pesar de que he incorptantas notas corroborativas como me fue posible en un libro de esta naturaleza, el c pesar de ser intrnsecamente teolgico, es tambin modestamente espiritual. Eintencin que el lector sepa que yo realmente creo en las cosas que he escrito esiguientes pginas.

    Debo tambin aclarar que he escrito este libro como un creyente Santo dltimos Das que se dirige a un grupo integrado por otros Santos de los ltimostambin creyentes. De ninguna manera, deseo aparentar que he ejercido la ms mobjetividad acadmica en la materia. Si este texto fuera a publicarse para el benefimis colegas profesionales en el campo de la enseanza de la religin, tanmetodologa como el tenor de esta obra seran considerablemente diferentes. Pero nnada de malo en ser bilinge, y en este libro he decidido hablar el idioma de la fe.

    A menudo se me pregunta de dnde saca el tiempo el director de un departam para escribir un libro. En este caso, la respuesta es bien sencilla: habra resuimposible sin la ayuda de mi secretaria, Joyel Woodbrey, quien me mantuvo protegiaquellos asuntos que realmente no requeran mi intervencin.

    Una pequea parte de este libro fue presentada en mayo de 1990 en un discante el estudiantado de la Universidad Brigham Young, intitulado "Cremosle a C-Un enfoque prctico de la Expiacin", y fue publicado en ingls tanto en la edicinoviembre de 1990 de BYU Todas y en Brigham Young University 1989-90 Devo

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    and Fireside Speeches (Provo: University Publications, 1990). Una versin un modificada de ese discurso fue tambin publicada tanto en la revista Ensign comoLiahona, en abril de 1992.

    Ni este libro ni su autor tienen autoridad alguna para hablar en nombre dIglesia de jesucristo de los Santos de los ltimos Das. Las ideas aqu presenrepresentan puntos de vista, que aunque sinceros, son estrictamente personales.

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    Captulo UnoEL GRAN DILEMA

    Para los seres humanos, el mayor de todos los problemas en el universo, la mcontradiccin o el ms grande de todos los dilemas, consiste en dos hechos concret

    primero de estos dos hechos est claramente explicado en Doctrina y Convenios"Porque yo, el Seor, no puedo considerar el pecado con el ms mnimo gradtolerancia."

    Parece ser un pasaje de Escritura lleno de dureza pues declara, sin dejar lududas, que Dios no puede tolerar ningn tipo de pecado ni de conducta pecaminos puede pasarlo por alto ni hacer de cuenta que no lo vio. No lo esconder debajoalfombra ni dir, "Bueno, es un pecado pequeo; no tiene importancia". La normDios -la norma celestial -es absoluta y no admite excepciones. No pasa nada por alt

    Muchas personas parecen suponer que el juicio, de alguna manera, contem

    una cierta clase de equilibrio, con sus buenas obras en uno de los platos de la balasus faltas en el otro. Si sus buenas obras pesan ms que sus faltas, o si su coraz bsicamente bueno y supera el peso de los pecados, entonces sern admitido presencia de Dios. Pero se trata de un razonamiento falso.

    Como queda indicado en Doctrina y Convenios 1:31 y en otros pasajes dEscrituras, Dios no podr ni querr permitir que ni el ms mnimo grado de imperfemoral o de tica entre en Su presencia. No puede tolerar el pecado "con el ms mgrado de tolerancia". No se trata de pesar nuestras buenas obras contra nuestros pecSi existe, tan siquiera, un pecado en nuestro haber, es asunto terminado. La n

    celestial es inocencia completa, ni ms ni menos, y ni una sola pizca de culpabilidatolerada en el reino de Dios. Ahora bien, por ms decepcin que sienta, por favorleyendo. Aun cuando puede resultar descorazonado comprender cun estrictas sonormas de Dios, ms adelante encontrar increbles buenas nuevas.

    El otro extremo del dilema, el otro hecho que transforma a ste en el mayotodos los problemas del ser humano, es por dems sencillo tanto usted como yo, petodos los das. Nadie es inocente en el sentido celestial. Unos ms, otros menos, somos imperfectos en forma regular. Nuestras acciones son incompatibles coconducta que se requiere para que seamos dignos de ser admitidos en el reino de

    Uno de los muchos versculos que explica esto, se halla en Romanos 3:23: "por ctodos pecaron, y estn destituidos de la gloria de Dios".En otras palabras, todos los seres humanos, hasta los mejores de entre noso

    hemos cometido pecados o hemos dado muestras de imperfecciones que no vanmano con la norma celestial y que Dios no puede tolerar. En este caso como en Pablo da a entender que slo hay dos categoras: Para l o uno es perfecto o en grado es pecador. No hay trmino medio en el asunto. Despus de todo, un peq pecado bast para que Adn y Eva fueran expulsados del jardn de Edn y de la pre

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    de Dios. Mientras fueron totalmente inocentes, podan caminar y hablar con l -untransgresin, y pasaron a la historia.

    Mas de estos dos hechos concretos la demanda de perfeccin absoluta de parDios y nuestra incapacidad tambin absoluta de lograrla deriva una conclusin inelu por ser, como somos, seres pecadores e imperfectos, no se nos puede permitir mora presencia de Dios. Esta contradiccin entre las demandas divinas y nuestra incapa

    para cumplir con ellas representa el problema ms serio y las consecuenciasdramticas del universo.Hay veces que damos por sentado que todos cuantos nos rodean actan mejo

    nosotros. Suponemos que todos los dems no son pecadores, que cumplen comandamientos constantemente, y nos sentimos compungidos al pensar que nosotr podemos hacer lo mismo. Como resultado de ello, muchos de nosotros, inclusiv personas ms buenas, nos decepcionamos ante lo que percibimos como un abimposible de cruzar entre lo que Dios demanda y lo que hacemos. Fue por esa mrazn que el gran pescador, Pedro, dijo cuando se vio expuesto por primera vez al del Maestro, "Aprtate de m, Seor, porque soy hombre pecador" (Lucas 5:8)

    Cuando vio el poder de Jesucristo y supo que en verdad haba sido enviadoDios, Pedro pudo llegar a una sola conclusin. "No soy digno. No deberas estarconmigo. Si supieras cun infame soy, comprenderas que todo esfuerzo es intil. Ncomo t; soy un pecador. As que no pierdas tu tiempo conmigo; mejor ve a busalguien recto y religioso, alguien que pueda ser salvo. Alguien tan santo como t mun discpulo mucho mejor que este pobre desperdicio que soy." Nadie conoca mejoPedro la vasta diferencia entre las demandas de Dios y la capacidad de los desvaseres humanos de cumplir con ellas. Y antes de enterarse de las buenas nuevaaparente que ni siquiera el gran pescador vea la ms mnima esperanza o la soluciGran Dilema.

    Tal vez pueda ilustrar un poco mejor nuestra situacin con una analoga extrami propia experiencia como padre. Tengo cinco hijas encantadoras, pero slo unMichael. Reconozco que soy bastante duro con l porque lo quiero mucho y porqueque llegue a ser mejor que su padre. Cierto da, cuando Michael tena cinco 0 seis aedad, hizo algo que me pareci muy reprochable, as que lo reprend airadament puse en penitencia, dicindole: ";Y no te atrevas a salir de tu habitacin hasta que yo por ti!"

    Las horas pasaron y me olvid de Michael. Recuerdo que estuve haciendo algtareas alrededor de la casa y despus me sent en la sala a ver un partido de famericano por la televisin. All por comienzos del segundo tiempo o que se ab puerta de la habitacin de Michael al final del largo pasillo que separaba su cuartosala. Fue en ese momento que me di cuenta de que me haba olvidado de mi hijo. Dsalto me puse de pie y sal corriendo hacia el pasillo. All, en el otro extremo, vi la figura de mi pequeo hijo. Tena los ojos irritados y la cara roja; las lgrimas an c por sus mejillas. Estaba obviamente nervioso, pues le haba dicho que no saliera

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    habitacin hasta que yo le fuera a buscar, pero lleno de inocente temor, me mir dijo: "Papi, hay alguna forma de que podamos volver a ser amigos?"

    Dems est decir que el corazn se me parti en dos. Corr hacia l y, abraznle asegur que no haba otro nio que jams hubiera sido tan querido por su padre l lo era por m.

    Espiritualmente, todos nos encontramos en la misma situacin en quencontraba Michael. Todos sabemos lo que se siente cuando se nos pone "en peniteespiritualmente, o sea, el estar distanciados de nuestro Padre Celestial, librados a n propia suerte y solos. Es en esta vida terrenal en donde experimentamos el dolor deDilema. Y conociendo mejor que nadie nuestras patticas ineptitudes, ciertas vecigual que Pedro, lo nico que se nos ocurre pensar es que el Seor nos abandona po persona ms digna que nosotros. No es que con ello estamos negando o rechazanSalvador, ms bien es una expresin de nuestro propio desaliento.

    Todos hemos hecho cosas que nos avergenzan, y todos hemos sentido el horr peso de la culpa, el remordimiento y el autorreproche. Hay pecados que nos d

    espiritualmente; pecados que si bien no nos destruyen de plano, nos acosarn sanarn; pecados que nos hacen sentir cual si hubiramos bebido aguas cloacacontrado una enfermedad incurable, como si pudiramos lavarnos, sin jams lleestar completamente limpios. En medio de tales pecados, sumergidos en sentimienculpa y desconsuelo, en nuestra terrible soledad, apartados de Dios, elevamos los ocielo y preguntamos llenos de angustia: "Oh, Padre, hay alguna forma de que podvolver a ser amigos?"

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    Captulo DosBUENAS MUEVAS

    La respuesta de todos los profetas y de todos los pasajes de las Escrituras pregunta del Gran Dilema es un resonante "S! Las personas que son imperfectas p

    reconciliarse con un Dios que es perfecto, y se les permitir morar en Su presencia.la misma manera como l responde a nuestra pregunta, y por los mismos medios cola contesta, Dios nos asegura que ningn hijo jams ha sido tan querido por padre malguno como nosotros lo somos por l. De hecho, la dilucidacin del Gran Dilemaseparacin de seres humanos imperfectos de su Dios perfecto, es precisamente de lde una manera u otra, dan testimonio las Escrituras. Y esa solucin es la expiaciJesucristo.

    Expiacin significa limpiar a una persona de toda culpa por medio del pago dsancin en su nombre. De ese modo, dos cosas que se haban separado o que se hvuelto incompatibles entre s, como un Dios perfecto y un ser imperfecto como uyo, se pueden volver a juntar, reconciliando las dos partes por medio de una expiacinuestros pecados. La palabra misma deriva de un prefijo y una palabra ms peqexpiare (limpiar de una culpa), y la palabra que en latn significa expiacin, a menutraduce como "reconciliar". De este modo, a las dos duras realidades mencionadas aque aparecen en Doctrina y Convenios 1:31 y en Romanos 3:23, Jesucristo aadtercera realidad: la Expiacin, la reconciliacin, las "buenas nuevas" del evangelio,1 quea pesar de que nos hayamos apartado de Dios, hay una manera por medio de la podemos volver a ser uno con l.

    Me resulta particularmente interesante el modo en que el Seor se refiere a esIsaas 1:18: "Venid luego, dice Jehov, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fcomo la grana, como la nieve sern emblanquecidos; si fueren rojos como el carvendrn a ser como blanca lana." Quisiera referirme un poco ms a fondo en cuaeste pasaje de las Escrituras para que no perdamos de vista su importancia. Lo qSeor dice aqu es lo siguiente: "No importa lo que hayas hecho; lo que haya sidoms horrible o ruin, no tiene mayor trascendencia. Lo ms importante de todo escualquiera que haya sido tu pecado, yo puedo borrarlo, puedo dejarte sin manchacerte inocente, puro y digno, y lo puedo hacer hoy mismo; puedo hacerlo ahora."

    CREMOSLE A CRISTO

    Lamentablemente, hay muchos miembros de la Iglesia que no creen que est posible. A pesar de que afirman tener un testimonio de Cristo y de Su evangrechazan el testimonio de las Escrituras y de los profetas en cuanto a las buenas n

    1 De hecho, el trmino griego que en el Nuevo Testamento se traduce como"evangelio" (evangelio), literalmente significa "buenas nuevas".

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    de la expiacin de Cristo. A menudo, tales personas se aferran ingenuamente a posicontradictorias sin siquiera comprender la naturaleza de dichas contradiccionesejemplo, es posible que crean que la Iglesia es verdadera, que jess es el Cristo, Jos Smith fue un profeta de Dios, mientras que al mismo tiempo se niegan a acep posibilidad de ser completamente perdonadas y, con el tiempo, exaltadas en el reiDios. Tales personas creen en Cristo, pero no le creen a Cristo. El Seor dicevuestros pecados fueren como la grana, como la nieve sern emblanquecidos. Phacerte puro, digno y celestial", y ellas responden, "No, no puedes. El evangelio acesa forma slo en otras personas, pero no en m."

    No obstante, las "buenas nuevas" del evangelio son buenas nuevas para m porque prometen que otras personas mejores que yo se pueden salvar, sino p prometen que yo puedo ser salvo -pese a todas mis limitaciones e imperfecciMientras no acepte esa posibilidad, mientras no le crea a Cristo cuando dice que l llevarme a Su reino y colocarme en un trono, no habr aceptado completament buenas nuevas del evangelio; habr, ms bien, aceptado al mensajero y rechaza poderoso mensaje.

    La fe es el primer principio del evangelio, pero tener fe no significa simplemcreer en sus declaraciones histricas. Cree usted que la Iglesia es verdadera, queSmith fue un profeta, y que el evangelio ha sido restaurado en los ltimos das? bien, pero eso no es suficiente. El primer Artculo de Fe expresa claramente que debtener fe en el Seor jesucristo. A menudo pensamos que tener fe en Cristo significaen Su identidad como el Hijo de Dios y el Salvador del mundo. Pero creer en la idede Jess como el Cristo, es apenas la mitad de este asunto. La otra mitad es creer capacidad, en Su poder de purificar y salvar -de convertir en personas dignas indignos hijos e hijas de Dios.

    No slo debemos creer que l es quien dice ser, sino que tambin debemos que l puede hacer lo que dice poder hacer. No solamente debemos creer en Cristoque debemos creerle a l cuando dice que puede purificarnos y hacernos celestialnos hace saber que mediante Su sangre expiatoria, todo el gnero humano puede ser(ver A. de F. 3/, y, lgicamente, en "todo el gnero humano" estamos incluidos usyo. As que, en tanto no aceptemos la posibilidad real de ser exaltados en el reiDios, no podemos decir que tenemos fe en Cristo, y no podemos decir que creemos

    En calidad de ex obispo y como consejero y maestro en la iglesia, he odo muvariaciones en cuanto a la misma duda. Es posible que una persona diga, "No, obisp puedo esperar recibir las mismas bendiciones que los miembros de la Iglesia qufieles; no puedo aspirar a ser exaltado en el reino de Dios puesto que he com pecados horribles. Usted tiene que comprender que hice esto o aquello. Claro que aa las reuniones de la Iglesia y que tratar de mantener viva la esperanza de que el cno sea espantoso, pero de ninguna manera puedo recibir la exaltacin despus de lhice."

    Otro quizs diga: "Usted no me entiende. Mi vida es un fracaso total. Cuand joven tom decisiones que me llevaron por mal camino, y ahora, despus de todos

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    aos, no hay manera de regresar a la senda correcta." Recuerdo que alguien me dijvez: "Qu va; no tengo la ms mnima esperanza de ser exaltado. No valgo nada. Smiembro comn y corriente, un simple 'marca listas' de asistencia. Lo nico que he en la Iglesia han sido pequeos cargos; jams he sido un lder y no poseo ningn taPor cierto que jams ser obispo jo presidenta de la Sociedad de Socorro]. No tdemasiado para ofrecer, as que tampoco espero recibir demasiado en la resurrecSlo espero alcanzar el nivel ms bajo del reino celestial, pero s que no voy exaltado."

    Un ejemplo tpico de este tipo de razonamiento fue el caso de un hombre quvez me dijo, "Mire, obispo, no creo estar hecho para heredar la gloria celestial". Dede un infructuoso cambio de ideas, un tanto impaciente,le dije: "Qu es lo que me qdecir? Por supuesto que no est hecho para heredar la gloria celestial. Tampoco lo yo ni lo est nadie. Esa es la razn por la que necesitamos la expiacin de Cristo, e puede hacernos para que heredemos la gloria celestial. Por qu no admite su verd problema; que no tiene ninguna fe en Cristo?" Mi comentario ciertamente le enfaque haba sido de la religin protestante antes de convertirse en Santo de los lDas, y tanto como protestante y como mormn, l haba credo en jesucristo. "Catreve a decirme eso?" replic el hombre. "Yo s que Jess es el Cristo, el Hijo de D"S", le contest, "usted cree en Cristo, pero no le cree a Cristo. El dice que puede h para que herede la gloria celestial, y usted tiene la audacia de sentarse all y decir 'N puede'. No tengo duda de que usted cree -usted cree que Cristo hace promesas q puede cumplir."

    Cada uno de estos casos representa una variacin de la misma ttrica idea. Tse resumen a esto: "No creo que Cristo pueda hacer lo que dice poder hacer. No tenen su capacidad de exaltarme." Si se les preguntara a estas personas en qu consist problemas espirituales, diran que son X, Y o Z -o sea, ciertos problemas singularlos que tropezaron en determinado punto de su trayectoria espiritual. Pero en ninguestos casos el verdadero problema es X, Y ni Z, ni tampoco es singular, ni tropezaralgn punto distante de su trayectoria. El verdadero problema lo tienen frente a la pues estas cuatro objeciones y muchas otras versiones que se podran citar, son made simplemente disfrazar el problema bsico en s: falta de fe en el Seor Jesucristo

    Estas personas simplemente no creen que el evangelio pueda tener efecto alen ellas. Y a menos que obedezcan el primer principio del evangelio, a menos que tfe genuina en Cristo, se privarn del poder y las bendiciones de la fe en Cristo o

    principios que le siguen a la fe: el arrepentimiento, el bautismo y el don del EsSanto. Aun cuando se consideren a s mismas miembros de la Iglesia poseedorexperiencia y madurez, lo cierto es que todava no han nacido espiritualmente.

    Si slo creemos en Cristo sin creerle a l, es como estar sentados en casas frobscuras, rodeados de lmparas y calentadores, y creer en la electricidad sin apcharla. Ese tipo de personas a menudo tratan de convencerse a s mismas y de conva los dems que el simplemente creer en la electricidad les proporciona calor yaunque continan tiritando en la obscuridad en tanto no enciendan la luz ycalentadores. A pesar de que todos nuestros aparatos domsticos funcionen

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    instalacin est en perfectas condiciones, mientras no aceptemos el poder mismocorriente elctrica, an cuando creamos en l en teora, no podremos disfrutar del de la luz y del calor. sa es la razn por la que la fe genuina en Cristo, o seaceptacin activa de Su poder y no la mera creencia pasiva en Su identidad, es ysiempre ser el primer principio del evangelio. No importa cunto aprendamos soevangelio, ni cunto creamos en teora, en tanto no aceptemos la realidad de nu propia salvacin, seguiremos en el fro y en la obscuridad.

    LA EXIGENCIA DE LA PERFECCION

    A menudo, la razn por la que algunas personas no pueden aceptar plenamen bendiciones del evangelio, es porque la exigencia de la perfeccin ha nubladcompleto su visin. Errneamente creen que para que la Expiacin tenga efecto vida, deben, primeramente, alcanzar la perfeccin merced a sus propios esfuerzosquien haya logrado satisfacer este requisito no tiene la ms mnima necesidad Expiacin, pues tal persona ya estar reconciliada con Dios, habiendo alcanzado, misma, la norma de perfeccin celestial sin la ayuda de Cristo ni la de Su expiacicual no es posible.

    Quisiera recalcar una vez ms que las buenas nuevas no consisten en qu personas perfectas se pueden reconciliar con Dios, sino que aquellos que son imper pueden lograrlo. Cuando oigo a alguien decir que se va a perfeccionar a s mismo, mganas de preguntarle: "Realmente piensa que el logro de la exaltacin es cuestimeter la mano en sus entraas y sacar la energa y la determinacin necesarias parauna vida perfecta? Si as fuera, no necesita un salvador, ya que puede lograrlo ayuda de nadie."

    Es irrefutable el hecho de que para recibir la gloria celestial tenemos que lleser perfectos, y estamos siempre dispuestos a hacernos saber unos a otros cun perdebemos ser. De hecho, hay veces en que, no obstante cun bien estemos actuandeterminados aspectos de nuestra vida, nunca falta algn bien intencionado miembla Iglesia que nos indique que no somos perfectos y que debemos esforzarnos m prxima vez. Muchas veces somos nosotros mismos quienes nos imponemos tan scrticas, y es as que, por muy bien que estemos haciendo las cosas, nunca nos permla ms mnima y merecida satisfaccin personal.

    EL ATAJO A LA PERFECCINPor cierto que somos muy buenos para decirnos unos a otros y a nosotros mi

    cun perfectos debemos ser para heredar el reino. Lo que olvidamos a menudo es excmo se obtiene esa perfeccin. Lo cierto es que existe un pequeo secreto -un ata2 y

    2 Aqu, al igual que en otras partes, he empleado una expresin figurada para un cierto efecto. La verdad es que no existe tal "atajo". Cristo es el nico camino.

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    despus limpiar y ocuparme de mis deberes en la Sociedad de Socorro, estudiEscrituras, trabajar en mi genealoga, colaborar con la comisin de fomento de la ede los nios, organizar nuestro almacenamiento de alimentos, ir a las reuniones de y escribirles a los misioneros . . . " Empez a nombrar, una por

    una, todas las cosas que no poda hacer o que no poda hacer a la perfeccin taquellos ladrillos que haban sido colocados sobre su espalda en nombre de la perfe

    hasta que terminaron por agobiarla."Trato de no gritarles a los nios", continu diciendo, "pero a veces no pevitarlo; me enojo y empiezo a gritar. Y trato de no enojarme, pero no hay caso. Trno tener malos sentimientos hacia ciertas personas, pero los tengo. S que no tengactitud muy cristiana. Por ms que trate de amar a todos, es intil. No tengo el talentiene la hermana Fulana, y no puedo ser tan amorosa como la hermana Mengana. no soy perfecta; nunca voy a serlo, y no puedo seguir fingiendo que lo soy. Finalmellegado a la conclusin de que nunca alcanzar el reino celestial, entonces, parseguir matndome intentndolo?"

    Y as fue que dio comienzo una de las noches ms largas de nuestra vidcasados. Le pregunt a lanas, "Tienes un testimonio?", a lo cual respondi, supuesto que s -eso es lo ms terrible de todo. S que el evangelio es verdadero, pe puedo vivir como se espera que lo haga". Le pregunt si haba cumplido coconvenios bautismales, y me contest, "No. He tratado y vuelto a tratar, pero no pguardar todos los mandamientos en todo momento". Le pregunt si haba observadconvenios que haba hecho en el templo, y otra vez me dijo: "Trato de hacerlo, perms que me esfuerce, no puedo hacer todo cuanto se me pide que haga."

    Antes de proseguir, quisiera aclarar que la razn por la .fue hace muchos a

    propuse matrimonio a lanas, fue horque ella es la persona ms extraordinaria, dgenuinamente amorosa y abnegada que yo jams haya conocido. As que, lo questaba diciendo, sencillamente no tena sentido. La conversacin continu dentro dtono - ella enumerando todas sus faltas e imperfecciones y yo tratando de hareconocer que su autopercepcin era injusta y de encontrar la verdadera caus problema. Finalmente se me ocurri de qu se poda tratar y, a decir verdad, mecomo un tonto. Todo un experto en el campo de la religin y ni siquiera haba tamaa realidad ante mis ojos. Lo que por fin descubr fue que lanas, no ente plenamente la mdula misma del evangelio -la expiacin de Cristo. Conocrequisitos pero no reconoca las buenas nuevas.

    Quin hubiera pensado que despus de todas las reuniones y lecciones, desputodos los testimonios y las noches de hogar, no haba captado la esencia del evangTena un buen conocimiento y crea en todo, excepto en la parte ms importante. estaba tratando de salvarse a s misma; estaba tratando de hacerlo todo utilizan jesucristo como un mero asesor; saba porqu podemos dar a Jess los ttulentrenador, alentador, asesor, maestro, hermano mayor, cabeza de la Iglesia y aDios. Todo eso lo entenda, pero lo que no entenda era la razn por la que se le llaSalvador.

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    CREEMOS EN SER SALVOS?

    Pero, creemos los Santos de los ltimos Das en "ser salvos"? Si hago esa prea mis alumnos en la universidad empleando un tono de voz caracterstico de los baudel sur de los Estados Unidos, generalmente un tercio decididamente responder: No creemos en 'ser salvos'. Nosotros no somos como esos evangelistas de los progde televisin." Qu lamentable! Por cierto que los Santos de los ltimos Das creemser salvos. Lo creemos ahora y siempre lo hemos credo. Cmo podemos llamar a el Salvador si no salva a nadie?

    Eso es como tener un salvavidas que no est dispuesto a levantarse de su silmojarse; un salvavidas que dijera: "Miren, ah hay otro ahogndose. Qu fatalidad posible que hasta haya exclamado desde su silla: "Trate de nadar de espalda!", perose tira al agua, de qu sirve? Y para qu sirve un salvador que no salva a nadimensaje central del Libro de Mormn, as como el de la Biblia, es que JesucristoSalvador del mundo. S, los Santos de los ltimos Das creemos en ser salvos, pero al igual que muchas otras personas, estaba tratando de salvarse a s misma, mas no hacerlo. De hecho, nadie puede, por mejores que sean.

    El hermano de Jared. Por ejemplo, echemos una mirada a ter 3:2 en el LibroMormn. El que habla es el hermano de Jared, uno de los ms grandes profetas de las pocas. Su fe era tan inmensa que, tal como podemos leer en ese captulo, penetrar el velo y ver a Dios. Pero fjense cmo este buen y fiel hombre encar a "Y ahora, he aqu, oh Seor, no te enojes con tu siervo a causa de su debilidad delati; porque sabernos que t eres santo y habitas en los cielos, y que somos indignos dde ti." Imagnense! ste era uno de los ms grandes profetas de todos los tiempempez su oracin disculpndose por su debilidad y su indignidad. Por cierto qninguna manera se jactaba de ser perfecto.

    Y continu diciendo: "Por causa de la cada nuestra naturaleza se ha tornado continuamente." Lo que esto quiere decir es que, como resultado de la cada de Adseres humanos estamos sujetos a las condiciones naturales de la vida mortal. Mie permanezcamos en la carne, tendremos que luchar con la carne, con nuestra natucarnal y, de vez en cuando, la carne triunfar sobre nosotros. Tal derrota es siereprochable y se nos har responsables por ello, pero habr de sobrevenirnos de tatanto.

    Esta lucha es algo a lo que debemos estar preparados para enfrentar a lo largtoda la vida. Ningn ser humano se ve exento de este tipo de oposicin presentadnuestra naturaleza carnal. Por ejemplo, hay ocasiones en que le digo a mi naturcarnal, "Carne, hoy vamos a empezar una dieta!" a lo cual sta inevitablemente resalgo as como: "Nilo suees!", y despus empieza a susurrar despiadadam"Chocolate! Chocolate! Chocolate!" Esta oposicin de la carne, de nuestra natucarnal, no es algo que podemos vencer definitivamente durante la vida mortal. A lode toda nuestra vida mortal, la naturaleza carnal estar continuamente sujeta a lo qmalo, parafraseando las palabras del hermano de Jared.

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    Personalmente, creo que al resucitar al fin venceremos la oposicin de la carnla vida mortal, el espritu y el cuerpo son dos entes separados obligados a coexistirmisma persona. El nexo mortal entre ellos es tanto reciente como pasajero, por loestn en constante pugna. Pero al resucitar, el cuerpo y el espritu pasan a ser uncosa; estarn inseparablemente unidos, soldados el uno al otro, y hablarn con una mvoz -la voz de esa unin que constituye el alma misma (ver D&C 88:15/. Pero hasmomento, debemos luchar con ese otro ente que es la naturaleza carnal y, de vecuando, aun los mejores de entre nosotros, como el hermano de Jared, perderemos aque otra batalla.

    Pero sta no es la parte ms importante de lo que dice el hermano de Jared en3:2. Lo ms importante viene al final del versculo: "No obstante, oh Seor, t nodado el mandamiento de invocarte, para que recibamos de ti segn nuestros deseos.larga, no tiene importancia realmente el hecho de que el hermano de Jared sea indesde el punto de vista celestial ya que, en ese respecto, es exactamente igual a toddems seres humanos. El asunto es que Dios nos ha mandado hablarle en oracinms indignos que seamos, pues l ha dispuesto la manera en que recibamos loanhelamos a pesar de nuestra imperfeccin. Advirtamos que l dice: "segn nudeseo" y no estrictamente "segn nuestros mritos" o "segn nuestras obras", ni otras condiciones que algunos de nosotros pudiramos esperar ver D&C 137:9).

    Lo que realmente importa es que mediante la expiacin de jesucristo, no obsnuestra indignidad, podemos recibir lo que deseemos, lo que anhelemos -pero soloverdad es lo que anhelamos. Entonces, qu es lo que deseamos? Qu es lorealmente deseamos? En Mateo 5:6 el Seor dice: "Bienaventurados los que thambre y sed de justicia, porque ellos sern saciados." A menudo malinterpretamoversculo, pensando que quiere decir algo as como "Bienaventurados los justos", pninguna manera significa eso. Cundo tenemos hambre? Cundo tenemos Despus de una suculenta cena? No, tenemos hambre cuando no hemos comtenemos sed cuando no hemos bebido, cuando nos vemos privados del objeto de nudeseo.

    Esta bienaventuranza se refiere a personas corno nosotros que desean haccorrecto, que anhelan, que tienen hambre y sed de justicia la justicia pura de Di justicia perfecta y la inocencia absoluta del reino celestial. Bienaventurados aquellodesean con todo su corazn ser justos tal como Cristo es justo, ser perfectos como perfecto, que lo anhelan y lo buscan, y que daran cualquier cosa por lograrlo. Cu

    recompensa? Por medio de la expiacin de Cristo, lo recibirn conforme a sus madeseos. En las palabras de la bienaventuranza, "sern saciados".El ejemplo de Nefi. Veamos otro ejemplo proftico del Libro de Mormn. E

    Nefi 4:17-19, Nefi escribi: "Oh, miserable hombre que soy S, mi corazn se entra causa de mi carne. Mi alma se aflige a causa de mis iniquidades. Me veo circundcausa de las tentaciones y pecados que tan fcilmente me asedian. Y cuando dregocijarme, mi corazn gime a causa de mis pecados." Un momento; iniquidtentaciones' pecados? Ac tiene que haber un error. El que habla en este pasaje de

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    Lamn o Lemuel, los hijos inicuos; por cierto que no puede ser Nefi. Nefi era e justo.

    No, por supuesto que no hay ningn error. Este es Nefi, otro de los ms gra profetas que jams hayan vivido. Ni siquiera se trata del Nefi adolescente. Este p proviene del 2 Nefi, cuando la familia ya estaba en el Nuevo Mundo. Este es Nefimadurez, el Nefi de experiencia y sabidura, que nos revela los sentimientos

    corazn. Y Nefi, al igual que el hermano de Jared o que el Apstol Pablo (ver 1 Tim1:15), no se jactaba de ser perfecto. Nefi saba y lamentaba el hecho de que, a mehaba perdido su batalla contra la carne, que haba sido fcilmente tentado y que pecado.

    Pero tengamos otra vez presente que no tiene mayor importancia el hecho d Nefi fuera imperfecto, de que no pudiera alcanzar el reino de Dios en base a sus pesfuerzos y mritos y de que, en determinadas oportunidades, simplemente huerrado. Ningn ser humano, con la sola excepcin de Jesucristo, ha guardado todmandamientos en todo momento. Es posible que fallemos en diferentes grados,todos fallamos. Esa es la razn por la que todos necesitamos ayuda, por la ,ene necesitamos un Salvador, y por la que el necesita ayuda y un Salvador de ninguna mes una deshonra. Pero he aqu lo ms importante que dijo Nefi: "No obstante, s enhe confiado . . . Me ha llenado con ,u amor hasta consumir mi carne" (2 Nefi 4:19, 2

    Aun cuando Nefi estaba descorazonado y deprimido ante la realidad de no pvivir una vida perfecta, confiaba en que el Seor de todos modos lo llevara hareino. Confiaba en el Salvador y tena confianza en el amor del Salvador. A1 comentonces, los tres versculos y frases, Nefi dijo, "No, no soy perfecto. S, mis faltmolestan y, s, quisiera haber sido mejor. No obstante, tengo fe en Jesucristo; conl. l dice que puede llevarme a Su reino a pesar de mis imperfecciones, y yo le crque me ama, y confo en que continuar salvndome de todos mis enemigos".

    Lamentablemente, al contrario de la actitud de Nefi, muchos de nososimplemente no confiamos en el Salvador. Creemos en l, pero no confiamos e Nuestras imperfecciones nos intimidan y nos atemorizan tanto que no podemimaginarnos cmo podra l salvarnos de ellas y nuestra fe se debilita. Pero si magnficos profetas gozaban de una cabal percepcin de sus propios pecaddebilidades, y aun as sostenan con plena confianza que haba para ellos un lugarreino de Dios, no deberamos aprender de sus ejemplos de confianza y seguridad ejemplos de fe?

    Adems del temor a las imperfecciones propias, hay otras razones por las calgunas personas no logran confiar en el Salvador. Muchos suponen que si se entrel y tratan de vivir el evangelio leal y fielmente, se privarn de algo importante qmundo tenga para ofrecer. A menudo temen que una dedicacin absoluta a Cristo Iglesia les pondra en una posicin de ser explotados o no les permitira senrealizados desde un punto de vista emocional, intelectual o fsico. Hay quienes quiela Iglesia en su vida, pero tienen miedo de abrazarla completamente. Cualquiera

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    caso, hay una sola realidad aun cuando es posible que crean en l, no confan eTodava no tienen una fe genuina en Cristo.

    CMO LLEGA LA PERFECCIN

    Parte de las buenas nuevas del evangelio es saber que la perfeccin llega por aquellos que la desean, mediante la expiacin de Cristo, en vez de slo merced propios esfuerzos. Cuando llegamos a ser uno con Cristo en el convenio del evancobramos acceso a Su perfeccin. Es como cuando dos personas con diferentes cu bancarias se casan y abren una cuenta comn. Cuando lanas, y yo nos casamos, mi estaba sobregirada, pero mi esposa tena dinero en la suya. Despus de la boda, fuim banco y combinamos las dos cuentas, creando una sola. En lo que concerna al banya no era simplemente Stephen Robinson, ni ella lanas, Bowen. Ahora ramos Steplanas, Robinson, dos personas que haban creado una sociedad que abarcaba los bielas responsabilidades de ambas. Y puesto que los bienes pie lanas, superabanresponsabilidades, la nueva cuenta tena un saldo favorable. Fue cual un milGracias al simple hecho de haber entrado en un convenio matrimonial y de haber lla ser uno con lanas, yo estaba entonces sobre terreno firme, econmicamente, por pvez en meses.

    sta es una excelente analoga de lo que sucede cuando entramos en el convdel evangelio. E1 Salvador, que posee bienes ilimitados, propone una sociedad c persona, cuyas responsabilidades son limitadas. Empleo la palabra "propone" en comparativa a aquel que propone matrimonio, puesto que es algo tan ntimo y serioun matrimonio. sta es la razn por la cual a Cristo se le llama a menudo el EsposMateo 25: 1-13; Juan 3:29) y por qu a la Iglesia (o a Israel) a menudo se le lla

    Esposa (ver Apocalipsis 21:2; D&C 109:74).De la misma manera que un hombre y una mujer llegan a ser uno por medi

    convenio del matrimonio, tambin el Salvador y aqul a quien l salva llegan a se por medio del convenio del evangelio (ver 1 Corintios 6:15-17). A1 igual que una erenuncia a todas sus lealtades y normalmente adopta el apellido de su esposo, tamquienes entramos en este convenio con Cristo renunciamos a todas nuestras lealtad ponemos a l primero, y tomamos Su nombre sobre nosotros. A esta unin apornuestros justos deseos y nuestras lealtades, y l Su perfeccin. En la unin del convlo que es mo pasa a ser de El, y lo que es de l pasa a ser mo. Es as que El se

    cargo del pago de mis pecados, y yo acepto Su justicia como justificacin.Cuando pasamos a ser uno con Jesucristo, formamos una sociedad espiritua

    una cuenta comn, en la que se entrelazan Sus bienes y nuestras responsabilidPuesto que l tiene ms bienes quedas responsabilidades que nosotros tenemos (1un ocano infinito de bienes), la nueva cuenta tiene un saldo favorable no bien se ala sociedad queda consolidada, aun cuando sus socios menores (nosotros) no podrmantenernos solventes sin Su ayuda. A esto es a lo que se refiere el Apstol Pcuando habla de ser "de jesucristo" / 1 Corintios 1:1) y a lo que Moroni llam"perfeccionados en Cristo" (Moroni 10:32).

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    Al producirse esa unin, Cristo y yo formamos una nueva criatura. La antcriatura, el yo imperfecto, deja de existir, ocupando su lugar una gloriosa nueva criuna sociedad perfecta. Al integrarnos en una entidad individual, los dos, Cristo somos perfectos. Con esto no quiero decir (he aqu algo muy importante) que podllegar a ser perfectos ms adelante. Lo que esto significa es que desde el premomento en que se forma la sociedad de buena fe, desde el instante en que tenemsincera en Cristo, en que nos arrepentimos genuinamente de nuestros pecadrecibimos el bautismo y el don del Espritu Santo -a partir de ese momento, la sociecelestial. Los mritos del Socio Mayor la transforman en tal. Claro que no se trata perfeccin individual que, por cierto, vendr ms adelante mucho ms adelante, nse trata de una perfeccin "en Cristo" (ver Moroni 10:32-33), mediante la cua beneficiamos con.(mritos de nuestro socio. No obstante, a partir de ese momenreino es nuestro, siempre y cuando mantenamos la integridad de la sociedadformamos, observando el convenio del evangelio (ver 3 Nefi 27:16, 19-21).

    Es posible que se argumente que, a pesar de esa sociedad, sigo teniendo fallimitaciones, y admito que si voy a ser juzgado individualmente y por separado, everdad. Pero en la relacin del convenio, no ser juzgado individualmente nseparado sino como uno con Cristo. Considermoslo desde el punto de vista matemSi Cristo es infinito e ilimitado, mientras que yo tengo fin y soy limitado, y llegaser uno, cul es la suma de Cristo y yo? Cul es la suma de una cantidad poinfinita y una cantidad negativa limitada (- + -x)? Pues, infinidad, por supuesto!matemtica es la misma, ya sea que yo ala parte finita) fuera diez, cinco 0 uno, ya syo fuera un profeta o un presidente de estaca o un miembro comn y corriente. Infinms cualquier cantidad, positiva o negativa, es igual a infinidad.

    Lo que realmente importa no es nuestro valor en la ecuacin, sino que podformar parte de la ecuacin al entrar en una relacin de convenio con un Cristo inno obstante cun grandes o pequeos nos consideremos a nosotros mismos. Dos pecualesquiera que llegan a formar una unidad por medio de un convenio, son perfsiempre y cuando una de ellas sea Jesucristo.

    En Doctrina y Convenios 76:68-69, Jos Smith describe a los habitantes del celestial en los siguientes trminos: "Son aquellos cuyos nombres estn escritos cielo, donde Dios y Cristo son los jueces de todo. Son hombres justos hechos perfmediante Jess, el mediador del nuevo convenio, que obr esta perfecta expiderramando su propia sangre." (Cursiva agregada.) Aquellos que heredan el

    celestial son hombres y mujeres justos, o sea, hombres y mujeres que desean justicitienen hambre y sed de justicia. Son personas buenas que actan de la mejor m posible. Esto les hace justos -buenas personas, que son hechas perfectas por medioexpiacin perfecta de un Cristo perfecto.

    O sea que, en un sentido de la palabra, uno puede hacerse a uno mismo justoesfuerzos individuales bastarn para que sea una buena persona, aun una persona jutrminos humanos relativos. Por cierto que uno no necesita el evangelio para se buena persona en lo que tiene que ver con el estilo de vida personal (inclusive se demostrar una cierta hostilidad hacia el evangelio y ser comparativamente bu

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    Mediante los esfuerzos propios, uno puede ser una persona honorable y, de ese mhacerse acreedor, por sus propios mritos, a una gloria aproximada a la terrestreD&C 76:75).

    Pero uno no se puede hacer perfecto a s mismo; no puede hacerse libre de pecado y digno de la presencia de Dios el Padre. No puede hacerse celestial, pointensamente que trate, pues ya ha pecado, y el ser una persona sin mancha requie

    slo una actuacin perfecta en el futuro, sino una actuacin tambin perfecta pasado. De no ser as, uno no est libre de pecado, sino que es slo un pecador que pecado recientemente. Muchos estudiantes han aprendido la triste realidad de que unque reciben apenas un 9, no importa cuntos 10 obtengan de ah en adelante, ytendrn una calificacin perfecta por el resto de ese perodo. La inocencia req perdn y pureza; requiere que el registro de calificaciones sea borrado y vuelto a es para que todos los hechos pecaminosos del pasado dejen de tenerse en cuenta -y estas cosas se logran por medio de la expiacin de Cristo. Uno puede hacerse amismo justo y terrestre /en lo concerniente a la gloria) merced a sus buenas obesfuerzos propios, pero slo Cristo puede hacerle perfecto y celestial.

    Una analoga del mundo de los negocios.Algunos de mis estudiantes que esten el programa de administracin de empresas prefieren la siguiente analoga. Scompaas, una sumida en la ms absoluta bancarrota y la otra extraordinariamlucrativa, deciden fusionarse para crear una nueva corporacin, 1 qu sucede cdeuda de la primera compaa? Es saldada con las ganancias de la compaasolvente, y la corporacin resultante de la fusin, pasa a ser considerada completafirme en el aspecto financiero. Mientras que las ganancias de una de las partes sea mque las prdidas de la otra, la corporacin es solvente, lucrativa y financieram justificada.

    Lo mismo sucede en el aspecto espiritual. Cuando entramos en el convenievangelio y llegamos a ser uno con Cristo, creamos una nueva entidad, una socieda pasa a ser inmediatamente lucrativa e inmediatamente justificada por medio dmritos infinitos del Salvador (la nica empresa realmente lucrativa). Y mientrdisolvamos la sociedad, estaremos justificados por Sus mritos en esa relacisingular. Es posible que, individualmente, yo no tenga la ms mnima esperanzacomo socio menor en una fusin empresarial con Cristo, tengo las mximas garantlograr el xito.

    Una analoga del mundo de los deportes. Algunos de mis alumnos se sientems cmodos con ejemplos o ilustraciones extradas del mundo de los deportes quaquellos de los negocios y las finanzas, por lo cual a veces me gusta comparar la redel convenio con competencias deportivas de equipo. En tales competencias, no imcul de los jugadores anota los puntos. Cuando uno hace un gol, encesta o lo que sel equipo el que lo anota. En el caso del ftbol, cuando un delantero hace un gol, noninguna importancia que el portero de su equipo no haya tenido nada que ver jugada, ni que los suplentes estuvieran sentados en el banco fuera de la canchimporta que el marcador de punta no hubiera estado cubriendo su sector; ni siqimporta que algunos de los suplentes no hayan jugado ni un minuto en lo que va

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    temporada. Cuando un jugador de un equipo hace un gol, todo el equipo hace el gel momento de . Celebrar la victoria, no tiene importancia que seamos Delantedefensas o segundo suplente del portero; todo ;1 equipo sale victorioso, no s jugador que anota el gol del triunfo.

    A1 hacer el convenio del evangelio, pasamos a formar ;arte de un equipo capitn y jugador clave es Jesucristo, un verdadero astro que en cada jugada hace u

    Si jugamos en Su mismo equipo, saldremos campeones invictos. Aun cuando no es jugando muy bien, v hasta si me pide que est entre los suplentes la mayor fiartiempo, mientras l est en la cancha, nuestro equipo ganar. Pero debemos estar equipo; no en el mo propio ni en ningn otro.

    En ciertos casos, el convenio del evangelio se podra comparar a una carrelarga distancia. Generalmente pensamos que hay un solo ganador en una carrera, pla carrera del evangelio, todos los que terminan son ganadores. Adems, la diferensus tiempos es irrelevante. Habr quienes tendrn buenos tiempos y otros que ntendrn, pero los nicos perdedores sern aquellos que se hayan dado por vencidohayan retirado de la carrera antes de llegar a la meta final. En la carrera del evangehay perdedores, sino quienes se dan por vencidos. Aquellos que cruzan corriendo lafinal en minutos, los que la cruzan caminando en horas e incluso aquellos que lo harrastrndose en das, todos merecen el premio. Todos ellos perseveraron hasta econforme a sus talentos y destreza, con los ojos puestos en el Salvador. Pablo empleanaloga cuando escribi, "Corramos con paciencia la carrera que tenemos por de puestos los ojos en Jess, el autor y consumador de la fe" (Hebreos 12:1-2). Sdemasiados los que malgastamos nuestra energa preocupndonos por los tiempos ede mantener los ojos puestos en la meta final, dando un paso a la vez y persevehasta el fin.

    LA PARBOLA DE LA BICICLETA

    Cuando mi esposa y yo analizamos estas cosas aquella noche, hace ya algaos, pareca que no haba nada que la convenciera. Entonces record algo que sucedido en nuestra familia unos meses antes y a lo cual ahora nos referimos en nhogar como la parbola de la bicicleta.

    Una tarde, estaba leyendo el peridico en casa, y nuestra hija Sarah, que enentonces tena siete aos de edad, vino y me pregunt: "Pap, me compraras bicicleta? Soy la nica en el vecindario que no tiene una." Le contest algo afirmentre dientes, pero Sarah levant el peridico y, mirndome a los ojos, me preg"cmo y cundo?"

    En ese momento en particular nuestras condiciones econmicas no nos ib permitir comprarle una bicicleta, as que fui un poco evasivo con ella. "Te dir lhacemos, Sarah", le dije, "ahorra todas tus monedas y vas a ver que en poco titendrs el dinero suficiente para tu bicicleta".

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    "Est bien", dijo, y se march y, por el momento, yo haba logrado salir del aPasaron algunas semanas, y ::. buen da yo estaba otra vez en casa leyendo el pedespus del trabajo. Esta vez saba que Sarah estaba haciendo algunas tareas espe para su mam, por las cuales ella le estaba pagando. Desde su dormitorio oa el .,nilas monedas.

    "Sarah, qu ests haciendo?" le pregunt. Vino hasta la sala donde yo es

    trayendo su pequea alcanca, la cual ella misma haba hecho de lo que una vez un ;rasco de jalea. En el fondo de la alcanca haba unas cuantas monedas. Saramostr el frasco y me dijo: "Me prometiste que si ahorraba todas mis monedas, ptendra suficiente dinero para comprar una bicicleta. Aqu estn, pap, ahorr todmonedas que gan."

    Pues bien, Sarah es mi hija y la amo. En realidad no le haba mentido, puahorraba todos sus centavos, con 1 tiempo habra tenido suficiente dinero para comuna bicicleta. Pero es posible que para entonces quisiera un automvil. Por el momla pequea estaba haciendo todo lo posible por seguir mis instrucciones, pero aresultaba imposible cristalizar su deseo. Me sent abrumado. "Muy bien, Sarah", le"vamos al centro a ver bicicletas."

    Recorrimos todas las tiendas de Williamsport y, finalmente, en uno decomercios donde venden mercanca rebajada, la encontramos: la bicicleta pe(probablemente la que haba tenido en la vida preterrenal). A pesar de estar del otrodel saln, ella saba que sa era su bicicleta. Corri hasta all y tras sentarse en el adijo: "Pap, sta es la bicicleta que quiero." No poda disimular su emocin.

    De pronto, vio la etiqueta con el precio que colgaba del manillar y, con una soen el rostro, extendi la mano y la dio vuelta. A1 principio, se qued mirndola fija

    y despus su sonrisa fue desapareciendo. Se le ensombreci el rostro y empez a "Ay, papi", dijo con voz quebrantada, "nunca voy a tener suficiente para una bicicEsa fue su primera dosis de realidad adulta.

    Si mal no recuerdo, la bicicleta costaba ms de cien dlares, precio que etotalmente fuera del alcance de sus posibilidades. Pero puesto que Sarah es mi hijquiero con toda mi alma, lo que ms deseo es que sea feliz. As que le pregunt cdinero tena. Con voz tmida y entre sollozos me contest: "Sesenta y un centavos."

    "Te dir lo que haremos, cario. Vamos a ver si podemos llegar a un arreglo. Dtodo lo que tienes, los sesenta y un centavos, un abrazo y un beso y la bicicleta es tu

    Bueno, tonta mi nia nunca fue; as que me dio un abrazo, un beso y los seseun centavos. El viaje de regreso fue muy lento pues Sarah no quiso bajarse de la bicas que fue en ella hasta la casa por la vereda (menos mal que eran unas pocas cuamientras yo conduca el automvil muy lentamente a su lado. Durante el trayecto ocurri que sta era una parbola sobre la expiacin de Cristo.

    El asunto es que todos anhelamos algo desesperadamente, aunque no es bicicleta; lo que anhelamos es el reino de Dios. Deseamos regresar dignos y sin manuestro hogar celestial. Pero el tremendo precio un proceder perfecto est completa

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    fuera de nuestro alcance. En determinado momento de nuestro progreso espirituadamos cuenta de cul es el precio para ser admitidos en ese reino, y tamcomprendemos que no lo podemos pagar, y entonces nos invade la desesperacin. Ela manera en que se encontraba lanas, aquella noche, desesperada ante la endiferencia entre un rendimiento perfecto y lo que ella consideraba que poda hacer.

    Cuando por fin comprendemos nuestra incapacidad de perfeccionarnos y salv

    a nosotros mismos, cuando nos damos cuenta de nuestra desesperante situacin evida mortal y la necesidad que tenemos de ser salvos por medio de una intervenexterior, es en ese preciso momento que llegamos a apreciar plenamente a ese Seviene a salvarnos.

    Es entonces que el Salvador nos dice: "Has hecho todo lo posible y compreque no es suficiente . . . pero no te desesperes. Te dir lo que haremos; vamos a podemos llegar a un arreglo. Cunto tienes? Cunto es lo que razonablemente se esperar de ti? Dame todo lo que tengas (por insignificante que sea, como los sesentcentavos), y haz todo cuanto puedas hacer y yo me encargar del resto por ahora. lo que tengas y un abrazo y un beso (o sea, hagamos de sta una relacin personalreino es tuyo. La perfeccin seguir siendo nuestra meta suprema, pero en tanto alcances por ti mismo, te dejar usar la ma. Qu te parece' T haces todo cu puedas, y yo har todo lo

    que t no puedes hacer an. Entre los dos nos haremos cargo de la situacinestars cien por ciento justificado." -

    Al analizar todas estas cosas con mi esposa aquella noche, por alguna raznilustracin particular le lleg al corazn. Cuando consider la Expiacin y el condel evangelio de esta manera, comprendi cmo funcionaba, y tuvo lugar una marav

    transformacin en su actitud. Recuerdo que entre lgrimas dijo algo as: "Siemptenido un testimonio del Salvador y he credo que l es el Hijo de Dios. Siempcredo que l sufri y muri por m. Pero ahora s que El puede salvarme, que me salvar de m misma, de mis pecados, de mis debilidades y de mi falta de talento."

    Desde ese momento, la experiencia de lanas, ha ayudado a otras personas denfuera de la Iglesia. La experiencia nos ha enseado que no es la nica que se ha sede esa manera, que hay muchas otras personas que desean servir a Dios y guardamandamientos, que tienen hambre y sed de justicia, que debido a lo encomiable y de sus deseos, se desesperan ante la realidad de su rendimiento. A todas y a cada u

    esas personas declaramos: "Cristo es la respuesta. l es el puente entre el lugar donencuentran ahora y el lugar a donde quieren llegar. l es la solucin al Gran Dilema"Pedid, y se os dar; buscad, y hallaris; llamad, y se os abrir. Porque todo

    que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrir" Mateo 7:7-8/. Por cierto que sta

    buenas nuevas.

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    Captulo TresEL CONVENIO

    Un convenio es un contrato, un acuerdo que consta de trminos y obligacionecomprometen a las dos partes. En la poca actual, validamos un contrato, establecem

    obligacin y lo legalizamos haciendo que las dos partes lo firmen. En la antigedaconvenios eran validados y se estableca la obligacin por medio de la sangre animal sacrificado. Es de ah que la expresin hebrea para referirse a un conven"cortar un convenio". A la sangre de la vctima sacrificada se le llamaba "la sangconvenio", y cuando se le derramaba, los trminos del convenio se consideraban vigy se estableca la obligacin entre las dos partes contratantes.

    Una buena ilustracin de esto la provee el Antiguo Testamento cuando Dios hconvenio del monte Sina con Su pueblo, por medio de Moiss. En ese caso se concconvenio por medio del sacrificio de becerros, y una vez que el pueblo estuvo de accon los trminos de ese convenio, se esparci sobre ellos la sangre de los sacrificixodo 24:3-8).

    Por definicin, un convenio es una obligacin mutua. Por consiguiente, n posible tener un convenio unilateral, un acuerdo que obligue slo a una parte. Una ocin unilateral es simplemente una deuda, o esclavitud, ms bien que una relaciconvenio. Una promesa puede ser unilateral, pero un convenio debe contar conobligacin mutua; "si t haces A, yo har B". En el perodo del Antiguo Testamentconvenios entre Dios y su pueblo siempre tenan trminos especficos, y mientras pueblo escogido cumpliera con su parte del contrato, Dios cumplira con la suya. Polado, tambin suceda lo contrario, pues cuando el pueblo quebrantaba el convenioya no estaba obligado a l tampoco. Por ejemplo, en 2 Reyes 18:12 leemos que Dcumpli con su parte del convenio de salvar a Israel de sus enemigos porque Israhaba invalidado su contrato al desobedecer los mandamientos que se haba prometido a cumplir, segn xodo 24: 3-8. Dios est obligado por Su propia palacumplir con los trminos de Sus convenios, siempre y cuando nosotros cumplamonuestra parte del trato /ver D&C 82:10; 84:39-40).

    En el Antiguo Testamento, el Seor le dijo a Israel que un da habra un nuconvenio o pacto una nueva relacin entre Dios y Su pueblo escogido superior al ofmediante la ley de Moiss (ver jeremas 31:31-33). Esa promesa fue cumplida cuaconvenio del evangelio ocup el lugar del convenio hecho en el Sina; la promecumpli con la muerte y la resurreccin de Jesucristo. A1 igual que el antiguo conveste nuevo y sempiterno convenio tambin tiene una vctima sacrificada el mJesucristo, "el Cordero de Dios" /Juan 1:29) y "cordero inmolado" (Apocalipsis 512). La sangre de jesucristo, vertida en Getseman y sobre la cruz, es la sangre del pacto que, al ser derramada, valid el acuerdo (ver Lucas 22:20; 1 Corintios 11:25).

    As como Moiss roci la sangre del antiguo pacto sobre el pueblo escogidoxodo 28:8) como muestra de aceptacin del convenio, tambin aquellos que acep

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    nuevo pacto deben tornar sobre s la sangre del sacrificio de Cristo. Cuando tomsobre nosotros la sangre de Cristo, cuando somos "emblanquecidos en la sangrCordero" (Apocalipsis 7:14), quedamos sujetos al nuevo convenio de una manera sa la que el pueblo de Israel lo estaba al antiguo. Cuando se derram la sangre de Crinuevo contrato entre Dios y los seres humanos, el convenio del evangelio, entvigencia para todos aquellos que han estado de acuerdo con sus trminos.

    JUSTIFICACIN

    Cuando los seres humanos guardan sus convenios, cuando se ajustan acondiciones de sus acuerdos con Dios, se dice que estn justificados. Estar justifiquiere decir ser declarados inocentes, quedar libres de todo cargo de mala cond presentarse sin culpa ante la ley. El trmino justificado tiene un matiz jurdico y recaveredicto de "inocente". Por consiguiente, ser justificado es ser declarado sin culpDios, quedar libre de hasta la ms mnima mancha de pecado y no tener ms obligahacia l. Entonces, el ser justificado lgicamente equivale a ser declarado digno dely de la presencia de Dios.

    La justificacin es una aspiracin noble y una condicin necesaria parexaltacin en el reino de Dios. Tanto el antiguo pacto de la ley de Moiss como el nconvenio del evangelio fueron diseados para justificar a la persona que entra convenio y lo guarda. Sin embargo, el convenio de Moiss emple la ley de la jucomo base para lograr esto /justificacin por medio de la ley), mientras que el condel evangelio emplea la ley de la misericordia (justificacin por medio de la fe).

    LA JUSTIFICACIN POR MEDIO DE LA LEY

    En teora, una manera de ser justificados, de recibir un veredicto de "inocent parte de Dios, es guardar todos los mandamientos en todo momento no cometer pe jams, no ser culpables jams. A esto se le llama justificacin por medio dobservancia de) la ley, o justificacin por medio de las obras. Cualquier sistemdefina la rectitud exclusivamente como una condicin que se obtiene y se merece ga haber obedecido un determinado grupo de reglas, es un sistema de justificacimedio de las obras o de la ley. En un sistema tal, se considera que una persona se ga propio acceso al reino de Dios al no pecar para nada. Esta feliz solucin al problem

    pecado elimina la necesidad del perdn, del arrepentimiento o de una expiacinconsiguiente, no obstante, tampoco existe la necesidad de un salvador. En sus escrit Nuevo Testamento, el Apstol Pablo caracteriza el antiguo convenio de Moiss comsistema de justificacin por medio de la. ley o de las obras.

    Los trminos del antiguo contrato, la ley de Moiss, eran, esencialmente, que hijos de Israel guardaban los mandamientos, o sea, si observaban todas y cada una 613 imposiciones y prohibiciones de la ley de Moiss, Dios los salvara de sus enemy les concedera la tierra prometida y una posteridad. Si las dos partes cumplan c

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    convenido, Israel sera el pueblo escogido de Dios, y El sera su Dios. Este conestaba basado en la estricta obediencia y en la ley de la justicia.

    En la prctica, los rabinos saban que nadie cumple con todas las reglas en momento. Pero a pesar de que prcticamente carecan del fundamento doctriteolgico para creerlo, ellos confiaban en que la misericordia de Dios, de alguna mexpiara sus pecados. Como queda bien claro en Deuteronomio 27:26, si uno obed

    ley un cien por ciento, es justo, pero si desobedece siquiera uno de sus componentun pecador o un transgresor de la ley (ver tambin Santiago 2:10/. No obstante, bantiguo convenio de la ley de Moiss, las personas podan, tericamente y merced propios esfuerzos y mritos, ser contadas como dignas al obedecer continuamentelas reglas.

    En teora, no haba nada de malo con el antiguo convenio y con su ley. E palabra de Dios y era justo. Si el pueblo hubiera cumplido con su parte del acuhabran sido justificados por la ley. Despus de todo, aquellos que hacen absolutamtodo lo que Dios manda son justos, an de acuerdo con la ms estricta de todadefiniciones.

    Lamentablemente, result que nadie poda cumplir de esa manera. As com pedirle a mi hija Sarah que ahorrara sus centavos para comprar una bicicleta pudosido algo razonable como teora aunque no como realidad, la justificacin por medla ley, a pesar de que tiene su validez como teora, en la prctica no satisface la readel ser humano en su condicin actual. Debido a nuestras debilidades humananuestro estado cado, el cumplimiento de los trminos de la ley de Moiss, el anconvenio, est, sencillamente, fuera de nuestro alcance y, por consiguiente, no justifican. En teora, podran hacerlo, pero en la realidad no lo hacen. La justificmediante la obediencia a la ley, o la justificacin por medio de las obras es inalcanzable puesto que todos los seres humanos, menos uno, hemos sido desobeden alguna ocasin. Entonces no podemos esperar ser justificados por la obedienciaciertas ocasiones somos desobedientes.

    Como lo indica Pablo, el tratar de cumplir con los mandamientos no tiene nadver con cumplirlos realmente. Segn l, cualquier persona lo suficientemente tonta para confiar en su propia capacidad de obedecer todas las reglas, hace que la expiacCristo no surta ningn efecto en su vida (ver Glatas 5:4/. Lo que es ms, a cual persona que quiera confiar totalmente en su propia rectitud se le debe recordar qrectitud por medio de la ley requiere una actuacin perfecta: "Porque todos losdependen de las obras de la ley estn bajo maldicin, pues escrito est: Maldito aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacY que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo povivir; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivir por e(Glatas 3:10-13; cursiva agregada).

    Pablo explica que cualquier alegacin de rectitud basada en esfuerzos perso por guardar los mandamientos, requiere un historial perfecto. El ms mnimo traspdeja de ser perfecto, se pasa a ser un pecador y en ese sentido, todos somos pecad

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    "Pues ya hemos acusado a judos y a gentiles, que todos estn bajo pecado. Comescrito: No hay justo, ni aun uno . . . por las obras de la ley ningn ser humano justificado delante de l; porque por medio de la ley es el conocimiento del pec(Romanos 3:9-10, 20).

    En otras palabras, puesto que todos hemos quebrantado la ley, nadie puede que es justo en virtud de haber obedecido la ley. Para peor, la ley misma pronun

    maldicin sobre todo aquel que no es perfecto en el cumplimiento de todomandamientos (ver Deuteronomio 27:26). An as, pese a nuestra naturaleza cada, resultado francamente imposible para los seres humanos guardar todos los requisitantiguo convenio. Por consiguiente, al menos segn la opinin de Pablo en el psiglo, Dios, en Su misericordia, ha ofrecido un nuevo pacto, un acuerdo con trmino podemos cumplir.3 Jesucristo es quien nos redime de la maldicin de la ley deexigencia de un comportamiento perfecto ofrecindonos una nueva va de justificno por medio de la ley (el obedecer todas las reglas en todo momento), sino mediafe en Cristo. Aun cuando parece que muchos ingenuamente intentan ser justificadlas obras, o ser auto justificados, tal intento constituye una va falsa. Tanto la Bibliael Libro de Mormn recalcan que la justificacin no se puede obtener de esa manera

    Sabiendo que el hombre no es justificado porlas obras de la ley, sino por la fe de [en]Jesucristo, para ser justificados por la fe de [en]Cristo y no por las obras de la ley, por cuantopor las obras de la ley nadie ser justificado(Glatas 2:16).

    Y los hombres son suficientemente instruidospara discernir el bien del mal; y la ley esdada a los hombres. Y por la ley ninguna carnese justifica, o sea, por la ley los hombres sondesarraigados . . . ninguna carne puede moraren la presencia de Dios, sino por medio de losmritos, y misericordia, y gracia del SantoMesas(2 Nefi 2:5,8)A modo de resumen, entonces, no podemos justificarnos a nosotros mismo

    nuestros propios medios. No podemos ganarnos nuestra entrada al reino celmediante la obediencia a todos los mandamientos. En teora podramos, pero

    3 De hecho, este nuevo convenio, al cual el Seor llam "mi convenio sempits, la plenitud de mi evangelio" (DyC 66:2), haba sido ofrecido a muchos en el pasAdn, a Enoc, a No, a Abraham y a otros.

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    prctica no, porque ninguno de nosotros ni nadie ha obedecido todos los mandamiEsto resulta tan increblemente evidente y sencillo, que hay personas que no lo p percibir. Analicmoslo por un momento. Ya hemos quebrantado algunos mandamen ciertos casos, por lo que no podemos decir que somos justos debido a haber obedlos mandamientos. Ya hemos sido descalificados! Puede alguna persona, ademSalvador, guardar todos los mandamientos en todo momento? Si nuestra nica espede heredar el reino celestial se basa en la observancia de todas las reglas, de obetodos los mandamientos y de vivir todos los principios perfectamente, entonces hemos perdido nuestra oportunidad hace mucho tiempo. Es cierto que el evangelio arrepentimiento, perdn y expiacin, pero stos son remedios para la desobedienvez de recompensas para la obediencia.

    Muchos miembros de la Iglesia confunden la meta a largo plazo de la perfeindividual con la necesidad ms urgente de perfeccionarnos en Cristo, concluyerrneamente, que se deben perfeccionar a s mismos

    EL CONVENIO

    Mediante sus propios esfuerzos antes de tener la esperanza de recibir el reinDios. E1 lder Bruce R. McConkie se refiri a esta idea como una de las herejatrgicas de la Iglesia contempornea.' Si nos resultara posible perfeccionarnos a nomismos, hacernos a nosotros mismos dignos del reino de Dios, merced a nuestros pesfuerzos, no necesitaramos a Jesucristo para nada: "No desecho la gracia de Diossi por la ley fuese la justicia, entonces por dems muri Cristo" (Glatas 2:21 pudiramos ser justificados por nuestros propios esfuerzos, entonces no necesitarun salvador, y el infinito sacrificio de Cristo habra resultado en vano.

    LA JUSTIFICACIN MEDIANTE LA FE EN CRISTO

    La nica manera de ser justificados, de ser declarados sin culpa ante Dioadmitir nuestras propias imperfecciones, reconocer que no podemos ser perfectonosotros mismos ni salvarnos por nuestros propios esfuerzos, y tener fe en Cristo, nSalvador. Debemos aceptar Su ofrecimiento de ayuda entrando en un convcompletamente nuevo en el cual Sus esfuerzos se aaden a los nuestros y compnuestras deficiencias. A esto llamamos justificacin mediante la fe en Cristo.4

    En el nuevo convenio de fe tambin se requiere perfecta inocencia, pero sta me requiere a m, individualmente, sino al equipo o sociedad que formamos CristoPuesto que Cristo y yo somos uno en el convenio del evangelio, Dios acepta nudignidad total combinada, y juntos, Cristo y yo, somos perfectamente dignos. Cresultado de ello, en Cristo yo soy limpio y digno hoy mismo. Mi actuacin perfe

    4 Bruce R. McConkie, "The Seven Deadly Heresies", en Devotional Speechthe Year (Provo; BYU Press, 1980) pgs. 74-80.

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    forma individual sigue siendo una meta personal a largo plazo y llegar a ser el resufinal de la relacin de convenio, pero no es un requisito para ser justificado a cortomediante la fe en Cristo. " . . . sabemos que es preciso que todos los hombrearrepientan y crean en el nombre de Jesucristo, y adoren al Padre en Su nomb perseveren con fe en Su nombre hasta el fin, o no podrn ser salvos en el reino de Dsabemos que la justificacin por la gracia de nuestro Seor y Salvador Jesucristo esy verdadera" (D&C 20:29-30).

    En el Nuevo Testamento se hace referencia a las dos formas de justificacinmedio de la ley y por medio de la fe, como dos yugos o cargas separadas. La obligde la ley con su exigencia de obediencia perfecta se compar a un "yugo de esclav(Glatas 5:1; ver Hechos 15:10/, mientras que a las obligaciones del convenievangelio con su arrepentimiento, perdn y expiacin se les denomina "fcil"ligeras": "Venid a m todos los que estis trabajados y cargados, y yo os har descaLlevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de m, que soy manso y humilde de cory hallaris descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fcil, y ligera mi c(Mateo 11:28-30/.

    No hay yugo ms pesado que la exigencia de la perfeccin el peso de la lemuchos son los miembros de la Iglesia que todava batallan bajo su carga. Per buenas nuevas consisten en el hecho de que en Cristo quedamos libres de esa pcarga. l la llev sobre Sus hombros por nosotros, y Su actuacin perfecta, extendaplicada a nosotros, nos libera de un requisito similar en este momento. En el condel evangelio, substituimos el peso del pecado por la obligacin de amar a Dionuestro prjimo, y de actuar de la mejor manera posible.

    LA OBEDIENCIA A LOS MANDAMIENTOS

    Pero, no nos es requerido, entonces, obedecer los mandamientos? La respues -y no. Cuando pregunto a mis alumnos si es necesario guardar los mandamientoentrar en el reino celestial, todos contestan que s con la ms absoluta certeza. Ellosque es as porque lo han odo de lderes y maestros en la Iglesia toda su vida. Pero cles pregunto si alguna vez han quebrantado algn mandamiento, o si hay un cmandamiento que no estn viviendo cien por ciento en la actualidad, la mayora deresponde afirmativamente. Generalmente, no ven mayor problema en responder quambas preguntas.

    Los Santos de los ltimos Das habitualmente usan la frase "guardarmandamientos" de una manera diferente a su significado tcnico e histrico fueraIglesia. No se trata de que sea incorrecto, pero s es diferente, y por esa razn "gulos mandamientos" es a menudo una frase ambigua y fastidiosa para los Santos ltimos Das, particularmente cuando hablan con quienes no lo son. Generalmentreferimos a "guardar los mandamientos" cuando en realidad querernos decir "tratodo lo posible de guardar los mandamientos y tener xito la mayora de las veces"le define de esa manera, la frase describe. el intento de obedecer que el nuevo conrequiere como muestra de nuestra "buena fe". A1 definrsele de ese modo, "guard

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    mandamientos" es tanto posible como necesario; o sea, el tratar de guardamandamientos, el hacer todo lo posible, es un requisito del convenio del evangeliocuando tener xito en este preciso momento en la obediencia de todos los mandamconstantemente, no lo es. sta es la razn por la que, adems de mandamientoconvenio del evangelio ofrece arrepentimiento y expiacin.

    Sin embargo, desde el punto de vista terico, este uso tan tradicionalm

    mormn, es incorrecto. Si nos fijamos en los detalles, "guardar los mandamientos" decir no quebrantarlos -ni uno solo de ellos, jams. Quiere decir obedec perfectamente y, en la realidad, nadie lo logra. Tericamente, nadie puede afirmaguarda los mandamientos en este sentido si aun quebrantara uno solo de ellos. A erefiere Santiago cuando dice en el captulo 2, versculos 10 y 11: "Porque cualquierguardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque dijo: No cometers adulterio, tambin ha dicho: No matars.

    Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor ley." La ambigedad entre el significado tradicional y el uso que los Santos dltimos Das dan a "guardar los mandamientos" ha hecho que, en ciertas ocasionemormones y otros cristianos discrepen, llevando a algunos que no entienden nuvocabulario teolgico a acusarnos de creer en la salvacin por las obras. Tambihecho que algunas personas en la Iglesia piensen incorrectamente que uno drequisitos del convenio del evangelio es un proceder perfecto, aun cuando todo se bestablecernos las debidas metas y hacer todo lo posible por alcanzarlas. De hechverdadero propsito de la expiacin de Cristo es ofrecer la va para que aquellos qhayan guardado, que no estn guardando y que probablemente no guardarn todmandamientos en todo momento, puedan igualmente ser exaltados en el reino celesDios -en donde continuarn progresando en la eternidad hasta alcanzar la perfe-siempre y cuando sientan genuinamente hambre y sed de justicia.

    En el Nuevo Testamento, cuando Pablo habla acerca de guardar los mandamio de ser justificado por las obras, se refiere a guardar todos los mandamientos enmomento. Por consiguiente, l llega a la acertada conclusin de que nadie puede "gulos mandamientos" en ese sentido, que nuestra incapacidad para guardar perfectalos mandamientos nos condena, y que debemos buscar la salvacin por algn otro m

    Claramente hablando, entonces, no importa cules mandamientos guardemcules quebrantemos; si no los guardamos todos, somos transgresores -: culpable bien que justos. Cuando se definen los trminos de esa manera, cualquiera que afirmsusto por "guardar todos los mandamientos", debe obedecer todos los mandamientodo momento. Buena suerte!

    LOS TRMINOS DEL NUEVO PACTO

    Mientras que los trminos del antiguo convenio, la ley mosaica, establecan perfecta obediencia a las reglas a cambio de la justificacin ante Dios, ser librados manos de los enemigos y heredar la tierra prometida, los trminos del nuevo contra

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    11) fe en el Seor Jesucristo -creer continuamente en l y dedicarle nuestra vidarrepentimiento -un proceso continuo de rechazar nuestras faltas y de intentar unms, y (3) bautismo -una ordenanza simblica mediante la cual se nos libra de la cUna vez que hayamos hecho todo esto, seremos dignos de (4) recibir el don del EsSanto.

    Al recibirse este don se verifica que el convenio es aceptado, que hemos que

    limpios de nuestros pecados anteriores, y que, por lo tanto, somos dignos de la comde este tercer miembro de la Deidad (ver 3 Nefi 27:19-21 ). Cuando guardamos el pacto tambin recibimos justificacin ante Dios, quedamos libres de nuestros ene(nuestros verdaderos enemigos -el pecado y la muerte), y heredamos una tierra prom(el reino de Dios). De ese modo, el nuevo pacto nos ofrece, en base a trmino podemos cumplir, todas las bendiciones prometidas, aunque inalcanzables, en el anconvenio.

    Esta es una manera de entender el convenio del evangelio, lo que proponSalvador -Su propuesta a Sus hijos amados. El convenio es un acuerdo, un acuersociedad, entre nosotros y nuestro Salvador. Debemos creer en Cristo y debemos crla justificacin por la fe en Cristo. Debemos dedicarlo todo a ambas cosas. Al recoque no podemos hacer todo lo que ley requiri de nosotros, por medio del convenevangelio acordamos hacer todo cuanto podamos. Acordamos prestar nuestros mesfuerzos ante nuestro Salvador y darle todo lo que tenemos. Aceptamos qu perfeccin es nuestra meta suprema y que nos esforzaremos junto a El para alcanzaas que la idea de "guardar los mandamientos" sigue siendo un componente vitarreglo, pero "guardar los mandamientos perfectamente" no lo es, al menos no pmomento. A cambio de esta maravillosa concesin, tambin acordamos arrepentoda vez que no obedezcamos los mandamientos perfectamente y volver a tratar otra vez, si es necesario, sin darnos jams por vencidos en el arrepentimiento y ende ser como l.

    A su vez, el Seor se compromete a hacerse cargo de nuestros errores mieaprendemos y progresamos. Aun cuando nuestra perfeccin privada e individual ms adelante, mucho despus del final de esta vida, la perfeccin de nuestra socinuestra perfeccin en Cristo, toma vigencia inmediatamente. Desde el momento men que entramos en el convenio con el Seor, El se hace cargo de nuestros errores - perfeccionados en l siempre y cuando continuemos en la relacin del convenio, sique "perseveremos hasta el fin". Al ser considerados inocentes, limpios y digno

    medio de la fe, el arrepentimiento y el bautismo, podremos recibir el don del EsSanto, el cual Dios nos concede como "arras" (ver Efesios 1:14; 2 Corintios 1:22una especie de garanta y pago inicial o prenda por las maravillosas bendicioneheredaremos. junto con el don del Espritu Santo, Cristo tambin ofrece a Sus smenores una brjula que nos permita navegar mejor espiritualmente, con el consuun testimonio, y con la seguridad de que, por cierto, hemos sido justificados a travSu convenio.

    Al igual que con el diezmo, los trminos de este convenio son, en cierto seniguales para todos, aunque en otro sentido son diferentes de acuerdo con la capa

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    individual. Los trminos de la ley del diezmo son universales -el pago de la dcimade nuestros ingresos anuales (ver D&C 119:4). Sin embargo, esta misma frmula ren una cantidad de dinero diferente en cada persona. Lo mismo acontece con el condel evangelio. El Seor requiere de cada uno de nosotros un porcentaje especficocuanto tenemos, o el cien por ciento. Sin embargo, ese cien por ciento ser una candistinta de las respectivas de otras personas, en base al conocimiento espiritual madurez de cada una. Cun maravillosa flexibilidad -l nunca requiere ms de lo ques capaz de dar, y lo que l requiere de m est siempre en proporcin a mi conocimy circunstancias.

    sta es la razn por la que uno no debe sentirse descorazonado si no ha alcantanto progreso como el hermano Fulano o la hermana Mengana. Mi responsabiliddar todo cuanto yo tengo, no todo lo que alguien ms tenga, ser lo mejor que yo pser, y no tan bueno como alguien ms. En Doctrina y Convenios 10:4 el Seor mismadvierte que nunca debemos correr ms rpido de lo que nos permitan las fuerzascorras ms aprisa, ni trabajes ms de lo que tus fuerzas y los medios proporciona permitan." Tengamos fe en Cristo; hagamos lo mejor que podamos; no tratemos dems de lo que est dentro de nuestras posibilidades.

    Los apstoles y los profetas son justificados por medio de la fe en Cristo dentexactamente los mismos trminos que yo lo estoy, y cuando yo alcance el nivdesarrollo y de madurez en el evangelio que ellos hayan alcanzado, se requerir demismo grado de rendimiento que se requiere hoy de ellos, pero no sino hasta entoPor eso no debo desesperar por el simple hecho de que no parece que estuviera haclas cosas tan bien como otros las hacen, del mismo modo que no se puede pretendeyo pague la misma cantidad de diezmo que otros pagan. Lo que Dios requiere en acasos es justo y apropiado para cada persona.

    Por otro lado, lo contrario tambin es cierto. Del mismo modo en que no desesperar porque a otras personas les va mejor que a m, tampoco debo miradisplicencia a aquellas que no les vaya tan bien como a m. Los trminos del contraiguales para ellos y para m: "Dame todo cuanto tengas, por mucho o poco que seame encargar del resto mientras t aprendes." No importa que uno tenga sesenta centavos, cien o slo dos -la oferta es la misma: "Dame todo cuanto tengas, y yencargar del resto." Puesto que todos nos quedamos cortos en cuanto a lonecesitamos, aun cuando las cantidades difieran, todos estamos en la misma situanecesitamos la misma salvacin. Por lo tanto, el convenio del Salvador es el mism

    todos.LA ACTITUD

    Resulta obvio, entonces, que la consideracin crucial para determinar si tenemno un convenio vlido no debera ser nuestro proceder, ni siquiera cun "buenos" sesino ms bien nuestra actitud -los deseos de nuestro corazn. Las Escrituras maclaran este punto: "Por tanto, la redencin viene en el Santo Mesas y por medio porque l es lleno de gracia y de verdad. He aqu, l se ofrece a s mismo en sacrific

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    el pecado, para satisfacer las demandas de la ley, por todos los de corazn quebrantde espritu contrito; y por nadie ms se pueden satisfacer las demandas de la ley" (22:6-7)

    La actitud -la condicin de nuestro corazn -lo es todo. No importa orgullosos nos sintamos de nuestra capacidad para guardar los mandamientos, minuestra actitud no sea la debida, en tanto que nuestro corazn no est quebranta

    nuestro espritu no sea contrito, nuestra relativa bondad ser de escaso provecho. Poimpresionante que sea el proceder relativo de una persona, sin el Salvador, tal prono es suficiente para su salvacin; carece de la perfeccin celestial que se requierestar en la presencia de Dios.

    Por otro lado, una vez que nuestra actitud sea la debida -es decir, cuando sede corazn quebrantado y de espritu contrito -nuestra relativa debilidad es igualmirrelevante, siempre y cuando aceptemos y guardemos el convenio. Cuando el costo bicicleta es de ms de cien dlares, a la larga qu importa que a m me hayan faltacien dlares y que a usted le hayan faltado slo noventa y nueve? Los dos somendigos que estamos a la misericordia de Dios. Por lo tanto, no puedo sentirme suni siquiera al miembro que est pasando por mayores problemas. Puedo snicamente empata por alguien que est en la misma situacin que yo ante Dios.

    LA SANTA CENA

    Dado que la conversin y el arrepentimiento no son elementos definitivos, y pque no podemos cumplir con todos los mandamientos continuamente, el convendebe renovar y reafirmar en forma regular. A los seres cados como nosotros se nosrecordar el convenio que hicimos y el cometido que expresamos en el moment bautismo. Necesitamos oportunidades frecuentes para corregir el curso. En muchas religiosas podra parecer extrao que se ofreciera el sacramento del Seor todasemanas. Sin embargo, los Santos de los ltimos Das sabemos que los seres imperdeben reafirmar regularmente su meta personal de perfeccin, siendo justifimientras tanto por la expiacin del Seor.

    Es por eso que todas las semanas vamos ante el Seor al prepararnos para la cena y, en esencia, decimos: "Padre Celestial, esta semana tampoco he sido perfectome arrepiento de mis pecados y reafirmo mi cometido de guardar los mandamiePrometo volver a tratar con todo mi corazn, toda mi alma, mente y fuerza. Toquiero y necesito la purificacin que viene por medio de la fe, el arrepentimiento bautismo. Te pido por favor que extiendas mi contrato, mi convenio del bautismo, me concedas las continuas bendiciones de la Expiacin y la compaa del EspSanto."

    El versculo 77 de la seccin 20 de Doctrina y Convenios, tal vez sea el conocido para los Santos de los ltimos Das. Se ofrece esta oracin cada vez qumiembros de la Iglesia renuevan su relacin de convenio con Dios: "Oh Dios, Eterno, en el nombre de jesucristo, tu Hijo, te pedimos que bendigas este pan pa

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    almas de todos los que participen de l, para que lo coman en memoria del cuerpoHijo, y testifiquen ante ti, oh Dios, Padre Eterno . . . "

    Al renovar el convenio del evangelio por medio de la santa cena, naturalmdebemos hacerlo en memoria del Hijo que hizo posible el convenio. Entonces, ten presente al Salvador y Su sacrificio, testificamos ciertas cosas. Testificar quiere dectestimonio, jurar o afirmar. Por consiguiente, el "testificar ante l" introduc

    afirmaciones especficas, las consideraciones legales, de la oracin: " . . . y testifante ti, oh Dios, Padre Eterno, que estn dispuestos a tomar sobre s el nombre de tuy a recordarle siempre, y a guardar sus mandamientos que l les ha dado" (cuagregada).

    Por qu razn son tan necesarias en este caso las dos palabras "estn dispuesSon importantes? Habra alguna diferencia si no se incluyeran estas palabras oracin y se dijera solamente: " . . . y testifiquen ante ti, oh Dios, Padre Eterno, quetoman sobre s el nombre de tu Hijo, y le recuerdan y guardan sus mandamientos les ha dado"? S, habra una diferencia. La diferencia est en que yo no puedo haceltimo. No puedo testificar, afirmar o jurar que siempre le recuerdo y guardomandamientos. Estara mintiendo a sabiendas -quiero hacer lo debido, pero hay vecno lo hago. Esto es precisamente lo que hace que la expiacin de Cristo y el convenevangelio sean necesarios para m -que no puedo guardar todos los mandamicontinuamente por ms esfuerzos que haga. Por lo tanto, no puedo honradamtestificar ante Dios que cumplir todos los mandamientos, cuando s que, al mencierto grado, no lo har.

    No obstante, con la ms absoluta sinceridad puedo testificar que estoy dispuehacerlo. Puedo jurar que tal es el deseo de mi corazn. Puedo afirmar que tengo hamsed de hacer estas cosas, que har todo lo posible por ser obediente. Entonces, aacuerdo con los trminos tericos de la oracin de renovacin del convenio, Diohace saber que la resolucin sincera de mi corazn y mis mejores esfuerzossuficientes para dicho convenio a renovarse, y que el c