crescenciano grave verdad y belleza

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  • Portada: Federico Cant, La metamorfosis de Dafne, 1980, Tmpera/papel.

  • VE R D A D Y B E L L E Z A.UN E N S AY O S O B R E

    O N T O L O G A Y E S T T I C A

  • Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    Direccin General de Estudios de Posgrado

    Facultad de Filosofa y Letras

    Instituto de Investigaciones Filosficas

    Programa de Maestra y Doctorado en Filosofa

    Coleccin Posgrado

  • Crescenciano Grave

    Verdad y belleza.Un ensayo sobr e

    ontologa y esttica

    UN I V E R S I D A D NA C I O N A L AU T N O M A D E M X I C O

    2002

  • Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    Dr. Juan Ramn de la FuenteRector

    Lic. Enrique del Val BlancoSecretario General

    Mtro. Daniel Bar rera PrezSecretario Administrativo

    Dr. Jaime Martuscelli QuintanaSecretario de Servicios a la Comunidad Universitaria

    Dra. Arcelia Quintana AdrianoAbogada General

    Dr. Jos Nar ro RoblesCoordinador General de Reforma Universitaria

    Dra. Rosaura Ruiz Gutir rrezDirectora General de Estudios de Posgrado

    Dr. Ambrosio Francisco Javier Velasco GmezDirector de la Facultad de Filosofa y Letras

    Dra. Paulette Dieterlen StruckDirectora del Instituto de Investigaciones Filosficas

    Dr. scar Martiarena lamoCoordinador del Programa de Maestra y Doctorado en Filosofa

    Mtro. Arturo Argueta VillamarSecretario Acadmico de la Direccin General de Estudios de Posgrado

    Lic. Lorena Vzquez RojasProduccin Editorial

    Primera edicin, 2002

    D.R. Crescenciano GraveD.R. Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    Direccin General de Estudios de PosgradoFacultad de Filosofa y LetrasInstituto de Investigaciones FilosficasPrograma de Maestra y Doctorado en FilosofaCiudad Universitaria, 04510, Coyoacn, Mxico, D.F.

    ISBN 970-32-0163-6

    Impreso y hecho en Mxico

  • Para mi hijaAna Daniela.

  • Introduccin

    I. Kant. La subjetivizacin universal de la bellezaEl principio de la facultad de juzgar reflexionante . . . . . . . . . 26

    El juicio esttico y la belleza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41El juicio esttico y lo sublime . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

    El arte y el genio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51

    II. Hegel. La belleza: configuracin artstica de la verdadEl sistema y la filosofa del arte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69El arte como manifestacin sensible de la idea . . . . . . . . . . . . 80

    Lo ideal y la belleza artstica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81Lo ideal y el artista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87

    El despliegue de la verdad en las formas particulares del arte . . 95La forma simblica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99La forma clsica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104La forma romntica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110

    Arte y filosofa: el carcter del arte como cosa del pasado . . . 1 1 5

    III. Schopenhauer. El arte: contemplacin y expresin de la ideaEl mundo de la experiencia y la razn . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136

    Las representaciones intuitivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141Las representaciones abstractas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146

    El lenguaje y el concepto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149La ciencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151La ciencia y la filosofa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154

    La esencia nica del mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158

    N D I C E

  • Cuerpo y voluntad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159La objetivacin de la voluntad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166La lucha de la voluntad consigo misma . . . . . . . . . . . . . . . 170Los lmites de la reflexin filosfica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175

    La representacin artstica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178Las ideas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180El conocimiento artstico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182El genio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189La contemplacin y el placer estticos . . . . . . . . . . . . . . . . 195El sentimiento de lo bello y lo sublime . . . . . . . . . . . . . . . . 198La clasificacin de las artes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203

    La arquitectura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204Las artes plsticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205La poesa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213La msica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219

    Arte y filosofa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 222

    A manera de conclusinBibliografa

    10 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • Oh vosotros, los que buscis lo ms elevado ylo mejor en la profundidad del saber, en el tu-multo del comercio, en la oscuridad del pasa-do, en el laberinto del futuro, en las tumbas oms arriba de las estrellas! Sabis su nombre?el nombre de lo que es uno y todo?

    Su nombre es belleza.

    Hlderlin

  • a filosofa se construye como un tejido argumental alrededor deuna intuicin originaria. Con una paciencia digna de su asom-bro, los pensadores van bordndolo no sin dificultades; avanzan

    y retroceden, hacen y deshacen la tela en la que pretenden mostrarla verdad. Nada los detiene; la intuicin que se ha apoderado deellos es tan poderosa que los asalta a cada instante y en todas partes:no los dejar en paz hasta que tiendan el lecho que le quieren ofrecera la verdad. El aposento de la verdad no puede ser cualquiera; debepermitir que sta fluya sin diluirse, que se ilumine sin cegarnos, quecobije ciertos cuestionamientos que la inquieten, que se disperse engestos comprensivos no exentos de duda. En el tejido del pensadorque ofrezca estas caractersticas, la verdad se acercar sin descansardefinitivamente. A su bordado conceptual, la verdad lo tocar con lasuficiente intensidad para dejar impresa su huella, pero no su identi-dad. sta hay que recrearla siempre con la conciencia de que nuncase lograr formarla definitivamente. La verdad se insina desde lac r e acin de sus formas pero ninguna de stas le corresponde adecua-da y totalmente.

    L

    IN T R O D U C C I N

    Cuando la vejez desgaste esta generacin, tseguirs en medio de otro dolor, que no elnuestro, amiga del hombre, a quien dices: labelleza es la verdad, la verdad belleza; esto estodo lo que sabes de la tierra, y todo lo que sa-ber necesitas.

    Keats

  • Desde esta imagen pretendemos acercarnos a las filosofas de Kant,Hegel y Schopenhauer. La trama conceptual que ellos elaboraronpuede ser sacudida reflexivamente para continuar, por cuenta y ries-go propios, algunas de las indagaciones con las que levantaron su pen-samiento. Se trata de apropiarse una tradicin desde la cual desbrozarun terreno donde poder construir y habitar la meditacin propia. Latesis que, como hilo conductor, gua nuestras consideraciones es la si-guiente: en la filosofa moderna, concretamente en los tres pensa-dores mencionados pero no nicamente en ellos, acontece unarecuperacin del ntimo vnculo platnico entre verdad y belleza y,a la vez, frente al mismo Platn, una reivindicacin de la dignidadontolgica y del valor reflexivo del arte.

    Platn piensa, por primera vez,1 la relacin entre verdad y be-lleza y, sin embargo, desvaloriza el arte sobre todo en la Repblica(X, 597 y ss.), y, en general, todo producto artificial, como ale-jado doblemente de la verdad: lo que verdaderamente es, es la idea;el artesano, teniendo en la mirada de su alma esta esencia, produceun artefacto til, por ejemplo, una mesa, pero no crea la idea de sta;luego, el pintor hace una imitacin de la mesa fabricada por el carpin-tero: una imagen de la produccin de la mesa a partir de su idea. Elartista imita a la realidad no como sta es, sino como aparece: es unimitador de la apariencia. En tal caso el arte mimtico est sin dudalejos de la verdad, segn parece; y por eso produce todas las cosas perotoca apenas un poco de cada una, y este poco es una imagen.2 Noobstante, la crtica platnica al arte no significa cancelar la preocu-pacin por la belleza, sino un rechazo de lo artificial de lo que, entanto producido, no tiene su ser en s mismo a favor de la bellezaen s, cuyo mbito va ms all de los lmites de la produccin artsti-ca .3 El arte es criticado precisamente por su alejamiento de la verdad.Ya en uno de sus dilogos tempranos, Hipias mayor, Platn desarro-lla la pregunta que indaga la verdadera naturaleza de lo bello y, endilogos posteriores, especficamente el F e d ro y el Banquete, concreti-za sus consideraciones sobre la belleza. stas, expuestas muy general-mente y a manera de justificacin de nuestro libro, son las siguientes.

    En Platn, la verdad y la belleza se entrelazan metafsicamente;no en la obra de arte, no bajo una forma sensible. A travs del segun-do discurso de Scrates en el Fedro adems de hablarnos de las

    14 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • manas que, como dones de los dioses, otorgan grandes bienes a losposedos por ellos, del alma inmortal como principio del movimientoy como semejante a un tiro alado, Platn nos describe, amparn-dose en una i m a g e n verosmil, lo que est al otro lado del cielo,que es hacia donde las almas humanas se dirigen y de donde caena la vida terrena en su viaje csmico siguiendo a los dioses. Lo queeste lugar es no puede ser dicho por ningn poeta; slo el filsofo pue-de decir lo que la verdad es cuando habla de ella: el lugar supraceles-te est habitado por la esencia cuyo ser es realmente ser y que slopuede ser contemplada por el entendimiento, de tal modo que de ellase origina el verdadero saber.4 El alma alcanza a contemplar, parcial-mente, este lugar de la verdad cuyo habitante ms resplandeciente esla b e l l e z a: slo a la belleza le ha sido dado el ser lo ms deslumbran-te y lo ms amable.5 La belleza en s esa esencia cuyo ser es real-mente ser, es la idea que ms luz irradia, por lo cual ella mismaposibilita, a travs de sus reflejos terrenales, su percepcin y su, rela-tivamente, ms fcil recuerdo por las almas que, cadas, ansan volvera contemplarla tal y como ella es en s. Platn parece sugerir que en-tre la belleza y las cosas sensibles bellas es menor la separacin meta-fsica que hay entre las otras ideas y sus correspondientes apariciones.El que, prendido del fulgor de lo bello, aspira retornar a su visinplena es el endemoniado por Eros. El enamorado el amante de lobello escucha lo que le dicen las ideas, yendo de muchas sensacio-n e s a aquello que se concentra en el pensamiento.6 En el B a n q u e t ela obra maestra ms hermosa de la filosofa, Platn matiza sud e sc r i pcin del ascenso ertico que lleva al alma de regreso de lo be-llo sensible a la belleza en s.

    El amor es creador; l es generacin y procreacin en lo bello.7La potencia creadora del amor permite pasar del no ser al ser.8 L afecundidad amorosa acontece tanto segn el cuerpo como segn elalma. Sobre el prdigo de alma versa el impulso ascendente que, segnPlatn a travs de un Scrates exaltado por el recuerdo de las pa-labras de Diotima que le revelaron la verdad sobre el ser del amor,debe seguir el que realmente desea crear desde la belleza. Primera-mente, debe enamorarse de un cuerpo para engendrar en l bellospensamientos; desde aqu pasar a considerar la belleza de la forma,es decir, la belleza como una y la misma en todos los cuerpos; luego

    Introduccin 15

  • transitar hacia el amor del alma bella que se manifiesta en la conduc-ta y se dar cuenta de que todo lo bello est emparentado consigomismo; enseguida arribar a la belleza de las ciencias, aqu, contem-plando el mar de lo bello, crear pensamientos en ilimitado amorpor la sabidura; el trmino de la iniciacin consiste en descubrir, omejor dicho, en apenas vislumbrar aquello por lo cual se han efectua-do todos los esfuerzos anteriores: lo bello por naturaleza; lo que exis-te siempre, lo nico que es bello absolutamente, la belleza en s: laidea. Slo llegado a este punto de divisar la plenitud de la esencia lemerece la pena al hombre vivir.9 La aspiracin de contemplar la be-lleza en s lleva al hombre, como quera Scrates, a parir pensamien-tos que, al ser llevados a la palabra (l o g o s), presentan la verdad: aque-l l a realidad que verdaderamente es y que la mirada del hombre hapercibido en su anterior estancia en el lugar situado al otro lado delcielo. El deseo de belleza, y la consiguiente creacin que le acompa-a, expresa en el hombre el anhelo por retornar a la contemplacinde la verdad. Al percibir sta, el alma del hombre ya no crea nada; esel Demiurgo el que, desde los modelos ideales, da forma a la materiahaciendo emerger, de este modo, el mundo.

    Lo bello est en la presencia que nos circunda porque la bellezaen s que es siempre y no deviene es en la que el Demiurgo, elartfice del mundo segn el Ti m e o, fija su mirada para retenerla comomedida ya que, si este mundo es bello y su creador bueno, es eviden-te que mir el modelo eterno.10 Desde aqu se impone la siguientepregunta: es posible una prctica artstica que no tenga en la mira-da slo los objetos producidos desde las ideas, sino tambin a stasmismas? El propio Platn al considerar en la R e p b l i c a que los legis-ladores realizarn la obra dirigiendo a menudo la mirada en cadauna de ambas direcciones: hacia lo que por naturaleza es justo, be-llo, moderado y todo lo de esa ndole, y hacia aquello que prod u-cen en los hombres, combinando y mezclando distintas ocupacionespara obtener lo propio de los hombres [...],1 1 abre la posibilidad depensar en un arte no meramente mimtico, sino esencialmente poi-t i c o: un arte que perfeccione la naturaleza acercndonos a la contem-placin de la belleza.1 2 Adems, en el F e d ro, Platn considera a laactividad artstica, concretamente la del poeta, como una de las for-mas de la posesin o mana que es por cierto un don que los dio-

    16 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • ses otorgan;1 3 la que viene de las Musas, cuando se hacen con unalma tierna e impecable, despertndola y alentndola hacia cantos ytoda clase de poesa, que al ensalzar mil hechos de los antiguos, educaa los que han de venir.14 Desde aqu se originarn las concepcionesdel artista como un hombre que, en su creacin, acta inspirado o po-sedo por aquello que desborda los lmites de su identidad personal.15

    As pues, la concepcin de la belleza en Platn y su relacin con lanaturaleza y el arte es una de las intuiciones ms frtiles en la histo-ria del pensamiento.16

    Desde aqu no nos interesa narrar las peripecias que la unin pla-tnica de verdad y belleza ha experimentado en el transcurso de lafilosofa y el arte occidentales.1 7 No nos detenemos, ni siquiera mo-mentneamente, en algunos esfuerzos de recreacin del vnculo men-cionado realmente importantes, como los llevados a cabo, por sealarslo algunos ejemplos, por Plotino, Ficino, Goethe, Schiller, Sche-lling, Novalis y Hlderlin. Pretendemos mostrar que con Kant, Hegely, sobre todo, Schopenhauer que, paradjicamente, es el que conmayor nfasis reconoce su filiacin platnica ocurre, antes de Nietz-sche, una primera inversin moderna del platonismo. sta, dicha sen-cillamente, consiste en traer las ideas a este mundo y en consideraral arte un hogar privilegiado, pero no exclusivo, de ellas. La belleza,como resplandor de la verdad, acontece tanto en la naturaleza comoen el arte.

    Considerar a la belleza como presencia de la verdad y, a la vez, co-mo catalizadora de la reflexin filosfica es, para nosotros, una ma-nera de mantener la preocupacin por la unidad del ser en tanto ques e r, pero ya no pensando esta unidad fuera sino e n este mundo. Launidad que se abre en la belleza es una unidad dispersa: su identidadse despliega en los fenmenos, y la creacin reflexiva que stos posi-bilitan se dirige, sealndola, a la unidad, pero sin alcanzar nunca adeterminarla. Desde aqu volvemos la mirada a Kant, Hegel y Scho-penhauer para retomar el planteamiento de la relacin entre verdady belleza. Esta relacin ya no se establece meta-fsicamente; para rela-cionar la verdad y la belleza mantenemos la idea de que la filosofaes, antes que otra cosa, la indagacin sobre el ser que aparece en to-da presencia. En la bsqueda de la condicin de posibilidad ontolgi-ca de toda presencia, el punto de partida es la presencia misma ya

    Introduccin 17

  • que sta es considerada como aquello que desde s mismo remite a launidad que la hizo posible. Y, entre la realidad manifiesta, la presen-cia bella tiene un lugar privilegiado en la apertura de la reflexinsobre el ser: en la belleza se destaca la verdad. As pues, en la recu-peracin de este vnculo, el arte, como apuntbamos ms arriba, yano queda excluido, como en Platn, sino ubicado en un lugar central.La reflexin ontolgica de la obra de arte implica, a su vez, volver aplantear la pregunta sobre el valor cognoscitivo del arte. Este valor semuestra en la capacidad del arte de revelar sentido y de plasmar lafuerza creadora que bulle tanto en la naturaleza como en el hombre.stas, revelacin y plasmacin, no acontecen unvocamente, sino quela belleza del arte patentiza la verdad del ser con una riqueza talque imposibilita su fijacin en un solo significado. Por tanto, el co-nocimiento no es aqu tanto la demostracin racional como el saberpercibir y reflexionar el ser verdadero que aparece bellamente.

    Nuestro trabajo no es propiamente comparativo: no tratamos demostrar todas y cada una de las coincidencias y diferencias, respectoa nuestro problema, en los tres autores. Lo que procuramos hacer esun ensayo histrico que permita ver cmo en Kant, Hegel y Scho-penhauer, de forma especfica, se efecta la conjuncin de verdad ybelleza. De esta manera, uno de nuestros objetivos, en cierto modocolateral, es que los tres captulos de que consta el trabajo se puedanleer tanto por separado como unitariamente: pretenden ser exposicio-nes reflexivas sobre la relacin entre verdad y belleza en Kant, Hegely Schopenhauer y, a la vez, aspiran a mostrar cmo los tres consti-tuyen un momento del pensamiento moderno en que la esttica sefundamenta ontolgicamente. As, desde lo que hemos llamado pri-mera inversin moderna del platonismo, pretendemos exponer y co-mentar al unsono el pensamiento de Kant, Hegel y Schopenhauertomando como centros problemticos las cuestiones de verdad y be-lleza. No se trata de encerrar estos conceptos y desarrollarlos comotemas particulares, sino de situarlos como elementos nodales de pen-samientos complejos. De este modo, el ensayo filosfico que realiza-mos lo entendemos no como una reflexin aislada sobre la verdad yla belleza; sino como una indagacin sobre el lugar concreto y me-diado que ocupan en el pensamiento de Kant, Hegel y Schopen-hauer.

    18 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • Esto no quiere decir que vayamos a analizar los conceptos men-cionados en la obra completa de cada uno de nuestros pensadores:tomando como punto de partida su proyecto filosfico general, refle-xionaremos nuestro problema desde la Crtica del juicio de Kant, laEsttica de Hegel y El mundo como voluntad y representacin de Scho-p e n h a u e r. En Kant, la obra que nos permite encontrar, as sea insinua-do, el lazo entre verdad y belleza, es una obra que supone ya realizadala crtica de la razn en sus vertientes terica y prctica. Nosotros nonos detenemos a analizar salvo en sus lneas generales estos lti-mos aspectos de la filosofa kantiana. Hegel, por su parte, concibe suslecciones sobre esttica desde la consumacin del sistema, es decir, suesttica es un momento del crculo del espritu en el cual se compen-dia el crculo de crculos del sistema completo. En cambio, en lo querespecta a Schopenhauer, el vnculo entre verdad y belleza es unaparte esencial de su pensamiento que remite a la totalidad de ste.sta es la razn por la cual la extensin del captulo sobre Schopen-hauer es notablemente mayor que la dedicada a Hegel y, an ms, aKant.

    Nuestro ensayo tiene una perspectiva histrica entendida en dossentidos: por una parte, lo consideramos una modesta contribucina la historia del pensamiento moderno a travs de algunos conceptos:idea, creacin, sublime, genio, smbolo y, por supuesto, verdad y be-lleza; por otra parte, lo histrico no es slo volver la vista al pasadopara recrear ciertos pensamientos fundamentales, sino que, sobre tod o ,es la insistencia de que esta recreacin nos permite abrir posibilidadespropias de afirmacin del pensamiento filosfico en la actualidad. Setrata de dialogar con el pasado para animar nuestra memoria y nuestrareflexin y reanudar, as sea en la glosa y el comentario, el pensamien-to sobre la verdad y la belleza.

    NOTAS

    1 Nos queda una duda frente a Herclito, cuyo fragmento B124, en versin de Fe-lipe Martnez Marzoa (Historia de la filosofa 1. Filosofa antigua y medieval, Istmo,Madrid, 1973, p. 65), dice: Como polvo esparcido al azar (es) el k o s m o s, el mshermoso. Para Herclito la belleza es la presencia del cosmos y, siguiendo las se-ales de ste, para el logos es posible pensar la verdad de su unidad.

    Introduccin 19

  • 2 Platn, Repblica, X, 598b, versin de Conrado Eggers Lan, en Dilogos IV, Gre-dos, Madrid, 1992, p. 462.

    3 La posicin de Platn ante la belleza y el arte se va desarrollando a lo largo de suobra, adquiriendo tal complejidad y riqueza que excede nuestros propsitos en es-te trabajo. Nosotros presentamos, a manera de pre-texto, slo un aspecto de estaposicin, conscientes de que, con mucho, no la agotamos. Para una exposicinclara y certera del concepto platnico y, en general, griego de belleza y su relacincon el arte, vase Joaqun Lomba Fuentes, Principios de filosofa del arte griego,Anthropos, Barcelona, 1987. Por otra parte, como muestra de la amplitud de mi-ras de Platn nos permitimos remitir a la recreacin sinttica de W. Ta t a r k i e w i c z ,Historia de la esttica I. La esttica antigua, trads. Danuta Kurzyca, Rosa Ma. Ma-rio Snchez-Elvira y Fernando Garca Romero, Akal, Madrid, 1987, pp. 118-145. Y, para una exposicin y discusin sobre la relacin conflictiva de Platn conel arte, vase P.-M. Schuhl, Platn y el arte de su tiempo, trad. Eduardo J. Prieto,Paids, Buenos Aires, 1968.

    4 Cf. P l a t n , F e d ro 244c-d, versin de Emilio Lled nigo, en Dilogos III, Gredos,Madrid, 1997, p. 348.

    5 Ibid., 250d, p. 354.6 Ibid., 249b, p. 351.7 Platn, B a n q u e t e 206e, versin de M. Martnez Hernndez, en Dilogos III, p. 255.8 Ibid., 205c, p. 252.9 C f . Ibid. 210a -211d, pp. 261-264.

    10 C f . Platn, Timeo, 28a-29a, versin de Francisco Lisi, en Dilogos VI, Gredos,Madrid, 1992, pp. 170-171.

    11 Platn, Repblica, 501b, pp. 320-321.1 2 En su excelente obra I d e a (Ctedra, Madrid, 1989, p. 16), Erwin Panofsky ha

    mostrado cmo desde la Antigedad se ha convertido la doctrina de las ideasde Platn en un arma contra la teora platnica del arte.

    13 Platn, F e d ro, 244a, p. 340. 14 Ibid., 245a, p. 342. Ya desde el Ion, Platn insista en el arrobamiento potico:

    [...] todos los poetas picos, los buenos, no es en virtud de una tcnica por lo quedicen todos esos bellos poemas, sino porque estn endiosados y posesos [...] ast a mbin los poetas lricos hacen sus bellas composiciones no cuando estn sere-nos, sino cuando penetran en las regiones de la armona y el ritmo posedos porBaco [...] Platn, Ion 533e-534a, versin de Emilio Lled nigo en Dilogos I,Gredos, Madrid, 1997, pp. 256-257.

    15 Para un anlisis detallado de la formacin y desarrollo de la nocin de genio enla cultura occidental, vase Antoni Mar, Euforin. Espritu y naturaleza del genio,Tecnos, Madrid, 1989.

    16 En un texto ya en muchos aspectos envejecido por el anlisis filolgico y la ex-gesis filosfica contemporneos, pero an vivo por estar lleno del espritu sugeren-te del ensayista, Walter Pater nos dice: la idea de Belleza llega a ser en Platn laidea central, el ejemplo permanentemente tpico de lo que una idea significa, desu relacin con las cosas particulares y con la accin que nuestros pensamientosejercen sobre ellas. Platn y el platonismo, Emec, Buenos Aires, 1946, p. 191.

    17 El propio E. Panofsky, en la obra citada anteriormente, ha llevado a cabo, hastacierto punto, esta tarea.

    20 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • a Crtica del juicio de Kant es una obra de conclusin y apertura.S u carcter conclusivo lo tiene desde dos puntos de vista: conella termina el proyecto kantiano de construir un sistema de la

    crtica de la razn pura y en ella confluyen y concluyen crticamen-te las teoras estticas del siglo XVIII.1 Desde su conclusividad teri-ca e histrico-terica la Crtica del juicio es tambin la obra a partirde y frente a la cual se van a desarrollar nutrindose de y polemi-zando con ella las ideas estticas de Goethe y Schiller, el concep-to de genio romntico y la metafsica idealista sobre la belleza deS c h e l l i n g y Hegel.2 Incluso la impronta de la esttica crtica va a irms all del pensamiento inmediatamente posterior a Kant y se mani-festar, como pretendemos mostrar, en algunas de las consideracio-nes sobre verdad y belleza de Schopenhauer.

    Desde el punto de vista histrico, la situacin de la esttica en elsiglo X V I I I se puede resumir en la polmica entre el intelectualismode Leibniz y de Baumgarten y el sensualismo de Burke. Para Leib-niz y Baumgarten el conocimiento de la belleza es el resultado deuna operacin intelectual; para Burke la belleza tiene que ver conel sentimiento de placer y displacer. Leibniz, que no elabor explci-t a m e nte una teora esttica, considera que la mnada est sometidaa un impulso originario que la lleva a la perfeccin. Este impulso se

    L

    CA P T U L O 1

    Kant. La subjetivizacinuniversal de la belleza

    Nada es en s la belleza sin referirla al senti-m i e nto del sujeto.

    Kant

    En la belleza tenemos ante nosotros una lumi-nosa verdad, aunque ningn conocimiento deun objeto.

    Jaspers

  • pone en actividad con la contemplacin de lo bello y con el ejerciciode la virtud. Mediante la contemplacin de lo bello, lo individual,siendo autnomo, se concibe al mismo tiempo como dependiente deltodo, es decir, desde esta operacin intelectual, el hombre se reinte-gra a la armona de la totalidad. Baumgarten, por su parte, consideraque los objetos naturales y artsticos ofrecen un conocimiento sensi-ble e intuitivo de la belleza y que corresponde a la esttica darnos laclaridad discursiva sobre la belleza.3 Al contrario, Burke, y en generalla esttica empirista del siglo X V I I I, considera que la belleza hay quebuscarla en el sentimiento de placer que se produce en el sujeto frentea determinadas percepciones, as, lo bello slo se puede establecercon relacin al sentimiento de placer del sujeto.4 Kant va a reconci-liar y a superar estas posiciones opuestas sometiendo la belleza a lacrtica. Para Kant el problema ya no es responder por el ser de la be-lleza como algo en s y por s misma. Para l se trata de saber si losjuicios en que reflexionamos a partir de la forma de un objeto son jui-cios que legtimamente pueden pretender la universalidad. Para res-ponder afirmativamente Kant va a establecer que los juicios estticosvan a ser producidos por la armona entre la imaginacin y el enten-dimiento y que aspiran a una validez universal.5

    Desde esta incursin de Kant en la problemtica esttica se abrela pertinencia de la Crtica del juicio y, con ella, el filsofo consideraconcluida su labor crtica. Con sta, Kant fundamenta lo que se ha-ba inaugurado con Descartes: la constitucin y el funcionamientodel sujeto moderno. Tambin en el juicio sobre la belleza y en la crea-cin de la misma el sujeto experimenta sus posibilidades y lmites.Como es sabido, la fundamentacin kantiana se lleva a cabo comocrtica de la razn pura. Puede calificarse de razn pura la facultadde conocer con base en principios a priori, y de crtica de la razn pu-ra la investigacin de la posibilidad y lmites de esta facultad [...]6Esta crtica se lleva a cabo sobre la totalidad de las facultades del es-pritu.

    Para Kant, son tres las facultades del espritu: la facultad cognos-citiva, el sentimiento de placer y displacer y la facultad apetitiva. Lafacultad cognoscitiva (no necesariamente el conocimiento efectivo)fundamenta el ejercicio de las tres facultades. As, cada una de las fa-cultades del espritu va acompaada por una facultad cognoscitiva

    22 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • superior: la facultad cognoscitiva por el entendimiento, el sentimien-to de placer y displacer por el juicio o facultad de juzgar y la facultadapetitiva por la razn. A su vez, cada una de estas facultades cognosci-tivas superiores (entendimiento, juicio y razn) est fundamentadaen un principio a priori. El principio a priori del entendimiento es lalegalidad, el principio a priori del juicio es la finalidad y el principioa priori de la razn es la finalidad que simultneamente es una ley:l a obligatoriedad. A estos principios a priori de las facultades cognos-citivas superiores se les asocian ciertos productos suyos: el productode la legalidad es la naturaleza concebida como el conjunto de losobjetos de conocimiento, el producto de la finalidad es el arte en-tendido en un sentido amplio, es decir, como todo objeto que al serjuzgado reflexivamente produce placer y, por ltimo, el producto dela obligatoriedad son las costumbres.7

    Por lo tanto, la n a t u r a l e z a funda su l e g a l i d a d en principios a priori del entendimien-t o en cuanto facultad cognoscitiva: el arte se rige en su finalidad a priori por eljuicio en relacin con el sentimiento de placer y displacer; finalmente, las costum-b re s (en cuanto producto de la libertad) estn bajo la idea de una forma de laf i n a l i d a d tal que es adecuada con valor general, en cuanto principio determi-nante de la razn con respecto a la facultad apetitiva. Los juicios que surgen deeste modo de principios a priori propios de cada facultad del espritu, son jui-cios tericos, estticos y prcticos.8

    Por crtica de la razn pura Kant entiende la crtica [...] de la fa-cultad de la razn en general en relacin con los conocimientos alos que puede aspirar p rescindiendo de toda experiencia .9 Se trata,pues, de que la razn, en tanto facultad que proporciona a priori losprincipios del conocimiento,1 0 establezca cules son stos y hastadnde llegan sus lmites. La crtica indaga la constitucin a priori ,universal y necesaria, de la razn como condicin de posibilidad det odo conocimiento. Ahora bien, la estructura a priori de la razn serelaciona de dos maneras con su objeto: t e r i c a m e n t e determina alobjeto y a su concepto y prcticamente lo convierte en realidad.1 1 D e s-de aqu, a Kant no le interesa ofrecer un conocimiento sobre objetossino llevar a cabo un deslinde, un examen de aquello que lo posibili-ta; en este sentido denomina filosofa trascendental a la que se ocupade la condicin de posibilidad a priori de los modos de conocimien-

    Kant. La subjetivizacin universal de la belleza 23

  • to.12 De acuerdo con l, todo conocimiento es una composicin delo que recibimos mediante las impresiones y de lo que nuestra pro-pia facultad de conocer produce [...] a partir de s misma.1 3 As, elconocimiento es posible ya que en la razn se encuentran, como ele-mentos constitutivos de ella misma, tanto lo que permite recibir a losobjetos como lo que produce el concepto que los determina: [...]existen dos troncos del conocimiento humano, los cuales procedenacaso de una raz comn, pero desconocida para nosotros: la sensibi-lidad y el entendimiento. A travs de la primera se nos d a n los ob-jetos. A travs de la segunda los p e n s a m o s .1 4 De este modo, paradeterminar cognoscitivamente al objeto es necesario que siempreo c urra la unidad de sensibilidad y entendimiento o, lo que es lo mis-mo, de intuicin y concepto.

    En la Crtica de la razn pura Kant se da a la tarea de establecer laposibilidad y los lmites de los conocimientos a priori, demostrandoque el entendimiento, a partir de las intuiciones, establece las leyes dela naturaleza, de tal modo que sta queda cognoscitivamente someti-da a aqul. Sin embargo, como hemos sealado, adems de la relacinterica de la razn con los objetos, existe la relacin prctica. En laCrtica de la razn prctica Kant delimita la fuente del comporta-miento moral en sentido puro demostrando que la razn proporcio-na la ley de la libertad de tal modo que sta es la realizacin de lamisma razn. Veamos a grandes rasgos cmo justifica Kant el paso deluso terico de los conceptos al uso prctico. En el uso terico los con-ceptos determinan a los objetos que son dados en la sensibilidad, y enel uso prctico los objetos no son dados sino que son convertidosen realidad mediante cierta actividad (moral) posibilitada por la li-bertad. Ahora bien, una de las conclusiones ms notables de la pri-mera Crtica es que los conceptos sin intuicin no son propiamenteconocimiento sino que implican un extravo de la razn ms all desus lmites, lo cual la lleva a caer en contradicciones puesto que care-ce de objetos dados a la sensibilidad. A estos conceptos sin intuicinlos llama Kant ideas de la razn: libertad, Dios, inmortalidad. Entrestos destaca la libertad ya que, si bien la razn en su aspecto tericoslo puede pensarla, en su vertiente prctica puede realizarla, es de-cir, para la razn prctica la libertad no es un concepto vaco.

    24 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • El concepto de libertad, en la medida en que su realidad puede demostrarse me-diante una ley apodctica de la razn prctica, constituye la coronacin de tod oel edificio de un sistema de la razn pura, aun de la especulativa, y todos losdems conceptos (Dios y la inmortalidad) que en sta carecen de apoyo comomeras ideas, se enlazan con este concepto, y con l y gracias a l adquieren exis-tencia y realidad objetiva, es decir, que su posibilidad se demuestra por el he-cho de que la libertad es real, pues esta idea se revela mediante la ley moral.15

    La realidad de la libertad no implica un trnsito del conocimiento ha-cia lo suprasensible: lo nico que se pretende mostrar es que a su con-cepto le corresponde un objeto y que ste es el comportamiento delhombre acorde a la ley moral. La libertad es una idea de la razn queobliga al sujeto a acatar la ley que l mismo, en tanto racional, se da,constituyndose en causa autnoma de sus actos morales: imperativocategrico. As, para Kant, la libertad es la condicin de posibilidadde que la moral se realice: sta es lo que la razn produce como obje-to correspondiente a su voluntad, la cual es una facultad que o bienp r oduce objetos correspondientes a las representaciones o por lo me-nos se determina a s misma para lograrlos [...], es decir, determinasu causalidad.1 6 En la propia razn se encuentra el fundamento delo que, como fin en s mismo, se realiza en la moral. Ahora bien, conesto, la labor crtica no concluye ya que Kant reconoce la existenciade una tercera facultad del espritu: el juicio o la facultad de juzgar.Si el entendimiento es la facultad de conocimiento de lo generaly la razn es la facultad de determinar lo particular por medio de logeneral, el juicio, en tanto facultad de subsumir lo particular en lo ge-neral, ocupa una posicin intermedia y a la vez unificadora entre elentendimiento y la razn.17 Averiguar si el juicio tiene un principioa priori, si ste es constitutivo o regulativo y si el juicio da la regla ap r i o r i al sentimiento de placer y displacer son algunos de los puntos dela tarea que Kant se propone realizar en la Crtica del juicio. En lo quesigue trataremos de mostrar cmo Kant considera que, para que el sis-tema de la crtica de la razn pura sea completo, la crtica se debe lle-var a cabo tambin sobre la facultad de juzgar.

    Kant. La subjetivizacin universal de la belleza 25

  • El principio de la facultad de juzgar reflexionante

    Los conceptos, en cuanto se refieren a objetos, independientementede que los conozcan o no, tienen su campo determinado slo por lasrelaciones que los objetos de esos conceptos tienen con la facultad dec o n o c e r. A la parte del campo en que el conocimiento s es posibleKant la denomina territorio de los conceptos y la parte del territorioen la que los conceptos rigen a modo de leyes es, para Kant, la juris-di c c i n de los conceptos y de su correspondiente facultad de conocer.1 8El conjunto de nuestra facultad de conocer tiene dos jurisdicciones:la de los conceptos de la naturaleza y la del concepto de libertad, puespor medio de ambos dicta leyes a priori.1 9 Por lo anterior, Kant con-sidera justificada la divisin de la filosofa en terica y prctica. Elentendimiento es el que establece la legislacin teortica sobre la na-turaleza entendida como conjunto de fenmenos sometidos a cier-tas leyes por medio de conceptos que Kant llama naturales. Porsu parte, la legislacin de la razn por medio del concepto de libertadslo es prctica.

    Estas legislaciones terica y prctica se dan en un mismo terri-torio: el de los fenmenos en tanto objetos de la experiencia. Esta do-ble legislacin sobre un mismo territorio no se interfiere entre s: losconceptos acerca de la naturaleza no influyen en la legislacin pormedio del concepto de libertad y sta no influye en la legislacin dela naturaleza. As, las jurisdicciones de la razn terica y de la raznprctica no constituyen lo mismo: el concepto natural se representaa los objetos slo como fenmenos, no como cosas en s; por su parte,el concepto de libertad se pone a s mismo como cosa en s pero ca-rece de la intuicin. De este modo, ni el entendimiento ni la raznofrecen un conocimiento teortico, como unin de intuicin y con-cepto, de su objeto como cosa en s.20 En tanto el conocimiento teo-rtico est subordinado a la experiencia, o sea, a los objetos en tantofenmenos, lo suprasensible es el campo que se ubica ms all del te-rritorio de nuestras facultades cognoscitivas.

    Ni terica ni prcticamente la filosofa tiene jurisdiccin, es de-cir, determinacin cognoscitiva en el campo de lo suprasensible. Enel caso de la razn terica, lo suprasensible, al no darse en ninguna ex-periencia posible, queda ms all de la facultad determinante, o sea,

    26 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • del entendimiento y, en el caso de la razn prctica, lo suprasensi-ble, es decir, el concepto de libertad, constituye la condicin de po-sibilidad de que el sujeto determine su comportamiento como unaley que se pone l mismo.

    La crtica de las facultades cognoscitivas respecto a sus posibili-dades a priori no tiene una jurisdiccin sobre los objetos; lo que aella le interesa es discernir y limitar las posibilidades de obtener, des-de la naturaleza de nuestras facultades cognoscitivas, un conocimien-to real, o sea, una legislacin sobre objetos. El campo de la crticaabarca las pretensiones de las facultades cognoscitivas precisamentepara fijarles su territorio: para delimitarlas e impedir que alguna facul-tad especfica vaya ms all del territorio sometido a su propia juris-diccin a partir de su principio a priori. De este modo, la legislacindel entendimiento ofrece el fundamento de todo conocimiento teo-r tico a priori en los conceptos de la naturaleza y la legislacin de larazn (obligatoriedad) ofrece el fundamento de la ley moral en el con-cepto de libertad.21 As pues, tenemos que dos facultades cognosci-tivas el entendimiento y la razn tienen su propia legislacinfundada en principios a priori. Esto justifica, para Kant, la divisin dela filosofa en terica y prctica. Sin embargo, como ya hemos men-cionado, las facultades cognoscitivas son tres ya que, adems del en-tendimiento y la razn, forma parte de ellas el juicio. Si el juicio estfundado como pretende demostrar Kant en un principio a priori,independientemente de que logre legislar terica o prcticamente so-bre los objetos, entonces el juicio es susceptible de crtica. De estem odo, la divisin de la crtica de las facultades cognoscitivas no esi d ntica a la divisin de la filosofa.

    La inclusin del juicio en las facultades superiores de conocimien-to le da una cierta semejanza con los otros dos miembros de la fami-lia: con el entendimiento, es decir, con la facultad de crear conceptosque determinen adecuadamente a los objetos y con la facultad prcti-ca de la razn que, desde el concepto de libertad, decide, establecin-dolo como legalidad conforme a fines, lo que quiere y debe hacer. As,para penetrar en el juicio como parte de la crtica de las facultadescognoscitivas, Kant va a desarrollar un mtodo analgico que permi-ta destacar las semejanzas y, al mismo tiempo, subrayar las diferenciasd e l juicio respecto al entendimiento y la razn.

    Kant. La subjetivizacin universal de la belleza 27

  • En tanto miembro de las facultades superiores de conocimientohay m o t i v o s dice Kant para suponer, por analoga ,2 2 que elj u icio al igual que el entendimiento y la razn, puede contener unprincipio a priori. Este principio, a diferencia de los principios del en-tendimiento y la razn, en tanto no determina ni realiza objetos, esun principio slo subjetivo a priori ya que la existencia de este prin-cipio no garantiza la posibilidad real de una legislacin. Sin embar-go, aunque no tenga jurisdiccin, el principio subjetivo a priori d e ljuicio puede poseer un territorio de objetos el cual, a su vez, poseealguna cualidad para la cual es vlido el principio.23

    La analoga que destaca las semejanzas y diferencias del juiciorespecto a la razn y el entendimiento la desarrolla Kant de la siguien-te manera. El entendimiento es el legislador de la facultad de cono-cer en tanto sta se aplica a la naturaleza fenomnica ya que slo enella se realiza la posibilidad de que el sujeto le d leyes a priori, o sea,la legisle mediante conceptos puros del entendimiento. Por su par-te, la razn es legislativa a priori para la facultad apetitiva medianteel concepto de libertad: en sentido prctico, la voluntad no puede serpropiamente libre si no se determina a s misma en cuanto a los finesacordes con su propia constitucin racional. El concepto de libertadslo tiene validez en la misma razn prctica. Ahora bien, el senti-miento de placer y el juicio se encuentran ubicados entre la facultadde conocer y la facultad de apetecer y entre el entendimiento y la ra-zn respectivamente. Esta ubicacin se debe a que el sujeto, desdeel uso prctico de la razn, al representarse la existencia del objeto,es decir, de su acto, se ve afectado por el sentimiento de placer (o dis-placer) ante lo que quiere realizar. As, la situacin intermedia deljuicio hace suponer a Kant que ste, al igual que el entendimientoy la razn, contiene de por s un principio a priori. Y, por la posicinintermedia del sentimiento de placer tambin supone Kant que, entanto la facultad de apetecer va asociada necesariamente al placer od i s p l a c e r, el sentimiento de stos ha de dar lugar al paso de la jurisdic-cin de los conceptos de la naturaleza a la jurisdiccin del concep-to de libertad.24 De este modo se presenta para Kant la necesidad deque el sistema de la crtica de la razn pura comprenda tambin lacrtica de la facultad de juzgar o juicio.

    28 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • La facultad de juzgar es la facultad de concebir lo particular como contenido enlo universal. Si lo dado es lo universal (la regla, el principio, la ley), la facultadde juzgar, que subsume lo particular en lo universal [...], es d e t e rm i n a n t e; pero s ilo dado es slo lo particular, y para ello hay que encontrar lo universal, la facul-tad de juzgar es slo reflexionante.25

    Al juicio determinante el entendimiento le presenta las leyes trascen-dentales de tal manera que aqul subordina en la naturaleza lo parti-cular a lo universal, sin necesidad de concebir por s mismo ningunaley para poder hacerlo.2 6 Al juicio determinante la ley le es dada. Es-ta ley es un universal ya dado necesariamente en el sujeto, o sea, unacategora o concepto puro del entendimiento.2 7 El juicio determinan-te se refiere entonces a la subsuncin cognoscitiva de los fenme-nos bajo leyes generales. Sin embargo, la variedad y diversidad de lasformas particulares de la naturaleza posibilita pensar que estas formasen cuanto tales variables y diversas quedan fuera de la determi-nacin que ejercen las leyes que el entendimiento proporciona aljuicio determinante. La singularidad, la variacin y la diversidad dela naturaleza en su presencia emprica no quedan determinadas porel entendimiento. Dicho de otro modo, Kant se da cuenta de que lanaturaleza no slo se presenta como un conjunto de fenmenos some-tidos determinantemente a ciertas leyes. La naturaleza no es slo loparticular subordinado a lo general (ley), tambin es lo particular entanto tal que, en un primer momento, se presenta como variable ydiverso, es decir, como c o n t i n g e n t e. Esto es, se d a n ciertas formas depresencia de la naturaleza para las cuales en el sujeto no se encuentrael concepto general que posibilite determinarlas especficamente,p o r lo tanto, para no perderse en la pluralidad contingente, el propiosujeto se impone la demanda de producir el concepto general. As, loque requiere la presentacin contingente de la naturaleza es que eljuicio la considere como necesaria con base en un principio que per-mita encontrar lo general; la unidad de la diversidad.

    La facultad de juzgar reflexionante, aquella que a partir de la pre-sencia dada de lo particular busca lo universal, necesita un principiopor el cual la diversidad de lo particular asuma una presencia nodada, sino supuesta unitaria y armnica. Este principio de la facul-tad de juzgar reflexionante no lo puede tomar sta ni de la experien-cia (ya que precisamente se trata de encontrar aquello que unifique

    Kant. La subjetivizacin universal de la belleza 29

  • la experiencia de lo particular y diverso), ni del entendimiento (estolo hace la facultad de juzgar determinante), por lo tanto, el principioque permita unificar armnicamente la presencia particularizada ydiversa de la naturaleza se lo tiene que dar a s misma la facultad dejuzgar reflexionante.28

    Para mostrar cmo la facultad de juzgar reflexionante se da a smisma su propio principio, Kant contina con la analoga respectoal entendimiento como facultad superior de conocimiento: as comolas leyes generales de la naturaleza se fundamentan en nuestro enten-dimiento en tanto ste se las prescribe a aqulla como conceptosgenerales, as tambin dice Kant la facultad de juzgar reflexio-nante considera a las leyes empricas y contingentes de lo particulary diverso es decir, a lo que se presenta fuera de la determinacindel concepto general de naturaleza impuesto por el entendimientocomo si un entendimiento (aunque no fuera el nuestro) las hubiera da-do a los fines de nuestras facultades de conocimiento para hacer posibleun sistema de la experiencia segn leyes especiales de la naturaleza [ . . . ] .2 9Lo que la facultad de juzgar reflexionante supone es que la n a t u r a l e z aobra en su particularidad diversa y variable como si un entendimien-to especificara idneamente a esta particularidad para los fines deesa misma facultad de juzgar reflexionante, o sea, como si la p r o p i anaturaleza permitiera encontrar lo general que unifique a su d i v e r-sidad. La existencia de tal entendimiento no se considera como e f e c-tiva, sino como una idea que se supone para los fines del reflexion a r.3 0Este supuesto es un principio para la facultad de juzgar reflex i o-nante pero no es una ley para la naturaleza en tanto tal. Es un princi-pio cuya validez no va ms all del mero sujeto en tanto le permitea ste organizar su experiencia como un todo unitario.

    El conjunto de la unidad de la naturaleza en el tiempo y en el es-pacio y la unidad de la experiencia posible, para Kant son una y lamisma cosa.3 1 Experiencia no es una yuxtaposicin ms o menosazarosa de observaciones sueltas en relacin con la naturaleza. Expe-riencia, dice Kant, no es un a g re g a d o, sino un s i s t e m a. La totalidad dela naturaleza fenomnica, es decir, el conjunto de los objetos de unaexperiencia posible, constituye un sistema acorde con las leyes que elentendimiento proporciona a priori. Y, para Kant, estas mismas natu-raleza y experiencia sistemticas deben abrir la posibilidad de cons-

    30 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • tituir un sistema de los conocimientos empricos, o sea, de la expe-riencia de lo particular y diverso. As pues, el sistema de la naturalez adebe incluir tanto a las leyes generales, que como conceptos puros delentendimiento le son impuestos, como a las leyes empricas de lo par-t i c u l a r. Y es esta idea del sistema de la naturaleza la que requiere elprincipio de la unidad de la naturaleza.32

    Ahora bien, como el concepto de un objeto, siempre que al propio tiempo con-tenga el fundamento de la realidad de ese objeto, se denomina fin, y finalidadde la forma de una cosa, la coincidencia de sta con aquella constitucin de lascosas slo es posible segn fines, el principio de la facultad de juzgar, con respec-to a la forma de las cosas de la naturaleza bajo leyes empricas en general, es lafinalidad de la naturaleza en su diversidad. Esto es: por este concepto la natura-leza se representa como si un entendimiento contuviera el motivo de la unidadde lo diverso de las leyes empricas de la naturaleza.33

    La finalidad de la naturaleza es la representacin de las formas parti-culares de sta como adecuadas a los propsitos de la facultad de juz-gar reflexionante. De este modo, el concepto de fin no est puesto ene l objeto sino en el sujeto, ya que con ese concepto el sujeto funda-menta la realidad adecuada de la forma de un objeto para sus prop-sitos, es decir, el objeto reflexionado se muestra como si estuvieraconstituido c o n f o rme a fines, o sea, como si la propia naturaleza, en suespecificacin diversa, se comportara de acuerdo con las condicionessubjetivas del juicio. El principio particular del juicio es, por tanto,que la naturaleza especifica sus leyes generales en leyes empricas, deacuerdo con la forma de un sistema lgico, para el fin del juicio.34As pues, en el propio juicio que reflexiona a la naturaleza se en-cuentra el motivo de la unidad de lo diverso. En su reflexin a partirde lo particular dado el juicio reflexionante piensa a la naturalezacomo si sta se comportara de acuerdo con sus propios propsitos;piensa una finalidad de la naturaleza al especificar sta sus formas di-versas.35

    Los fenmenos que constituyen la unidad de la naturaleza slotienen realidad objetiva en la experiencia y sta es posible como sis-t ema slo si presuponemos a la naturaleza como unidad. Por lo tanto,dice Kant, el principio de la facultad de juzgar es una presuposicintrascendental subjetivamente necesaria ya que el juicio, en su mo-

    Kant. La subjetivizacin universal de la belleza 31

  • dalidad de juicio reflexionante, al buscar y encontrar lo general paralo particular dado, supone a la naturaleza no como sumida en la he-terogeneidad sino como apta para una experiencia como sistema em-prico, es decir, como unidad.36 Esta unidad de la naturaleza comotal no se presenta, no es dada; ella es puesta por el sujeto como elprincipio que le permite sistematizar tanto la experiencia de los obje-tos subsumidos por la ley general como la de aquellos que se escapana la determinacin y se dan como pluralidad emprica y diversa. Estapresuposicin de la facultad de juzgar retoma de la naturaleza paraconcebirla como unidad aquello que la legislacin trascendental desta dejaba indeterminado: la variedad de leyes empricas. Sin embar-go, este retomar lo indeterminado no es para determinarlo sino parareflexionarlo a partir de las formas acordes a la finalidad supuesta enla propia naturaleza.

    As, Kant afirma que el principio de la facultad de juzgar es unprincipio trascendental. Principio trascendental es el que sirve pararepresentar la condicin universal a priori, nica que permite que lascosas lleguen a ser objetos de nuestro conocimiento en general.37

    El principio de la finalidad de la naturaleza es un principio tras-cendental ya que los objetos diversos y plurales de la naturaleza sonreflexionados a partir de su forma de concebirlos como situados bajola finalidad de la naturaleza.3 8 El principio de la finalidad de la natu-raleza nos expresa el modo en que hay que proceder en la reflexinpara lograr una experiencia coherente, sistemtica. En este sentido lafinalidad de la naturaleza es un principio subjetivo de la facultad dejuzgar.39

    Por lo tanto, la facultad de juzgar tiene tambin un principio a priori para la po-sibilidad de la naturaleza, pero slo desde el punto de vista subjetivo, en s, conlo cual no prescribe a la naturaleza (como autonoma), sino a s misma (comoheautonoma), para la reflexin sobre aqulla, una ley que podra llamarse leyde la especificacin de la naturaleza con respecto a sus leyes empricas, ley queno reconoce a priori en ella sino que supone con vistas a un orden de ella en laclasificacin que hace de sus leyes generales, cuando quiere subordinar a stasuna diversidad de las especiales. 40

    La facultad de juzgar no tiene una jurisdiccin fuera de s misma. Ellano legisla ni sobre fenmenos dados ni sobre comportamientos por

    32 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • r e a l i z a r, sino que, en tanto heautnoma, legisla sobre s misma. Es de-c i r, el orden con el que se supone procede la naturaleza en lo queaparece como variable y contingente no es una ley con la que el su-jeto est determinando a la naturaleza, es, ms bien, una ley que elsujeto se est dando a s mismo. La ley que a s misma se da la facul-tad de juzgar es la ley de la especificacin de la naturaleza conforme afines, es decir, reflexiona ciertas formas especficas de la naturalezacomo si sta, dice Kant, se comportara artsticamente: la facultad dejuzgar reflexionante supone que la naturaleza se especifica a s mismaen formas adecuadas a la propia facultad de juzgar.

    El juicio reflexionante, por tanto, al operar con fenmenos dados para colocar-los bajo conceptos empricos de cosas determinadas de la naturaleza, no lo haceesquemticamente, sino t c n i c a m e n t e, tampoco de un modo meramente mec-nico, como un instrumento manejado por el entendimiento y los sentidos, sinoa rt s t i c a m e n t e segn el principio general, pero a la vez indeterminado, de unaordenacin conforme a un fin de la naturaleza en un sistema, en cierto modofavorable a nuestro juicio, por la adecuacin de sus leyes particulares (de lasque el entendimiento nada dice) a la posibilidad de la experiencia como siste-ma, sin cuya presuposicin no podemos esperar orientarnos en un laberinto dela diversidad de las leyes particulares posibles.41

    En el sujeto se encuentra el principio que permite pensar a la natu-raleza como adecuada al conjunto de la experiencia. La unidad de lanaturaleza no se da como tal, sin embargo, ella constituye, comoprincipio trascendental, la condicin de posibilidad de pensar a lanaturaleza como artsticamente ordenada de acuerdo al sistema dela experiencia. Este modo de representarse artsticamente a la natura-leza es una idea, no una determinacin de ella misma, que le sirve alsujeto para introducir unidad y conexin sistemtica en la pluralidaddiversa presente en la naturaleza.42

    La unidad de la naturaleza que fundamenta a y se encuentra en lareflexin (juicio reflexionante) es una unidad incomprensible e inde-mostrable: es c o n c e b i b l e como contingente en la naturaleza y comopresuposicin necesaria para el sujeto. Las leyes empricas de la natu-raleza son susceptibles de pensarse como infinitamente diversas, porlo tanto, de acuerdo con ellas, la unidad de la naturaleza y la posibi-lidad de la experiencia sistemtica son contingentes. Sin embargo,

    Kant. La subjetivizacin universal de la belleza 33

  • si queremos conjuntar la experiencia en un sistema tenemos que pre-suponer como necesaria esa unidad, insondable para nosotros, peroconcebible como principio a priori de la facultad de juzgar.4 3 As pues,el concepto de la unidad de la naturaleza es heautnomo; slo es v-lido para la reflexin en tanto sta lo su-pone al producir lo generaldesde lo particular. La propia naturaleza como unidad no aparece co-mo objeto de una experiencia posible; no se presenta, es decir, aunsuponiendo su realidad, sta permanece insondable para nosotros. Lanaturaleza como unidad armnica de lo diverso se su-pone en el jui-cio reflexionante, pero como tal es algo que no se muestra.

    Por lo anterior, encontrar la coincidencia entre la unidad de lanaturaleza y el sistema de la experiencia es, dice Kant, como si fueraun azar venturoso4 4 que nos deleita, que nos causa placer. Para Kantes meramente c a s u a l la coincidencia de la naturaleza diversificada ensus leyes empricas con nuestra necesidad de encontrar un principiopara esas leyes. Sin embargo, el que la coincidencia sea casual no lequita el carcter de imprescindible para nuestras facultades intelec-tuales, esto es, su carcter de finalidad.45 Esta finalidad que sostieney propicia nuestra reflexin est asociada al sentimiento de agradoo placer, el cual se determina a priori y con validez para todos gra-cias a un motivo, a saber: slo mediante la relacin del objeto con lafacultad de conocimiento, sin que el concepto de finalidad tenga encuenta para nada en este caso la facultad de apetecer, distinguin-dose entonces, por ende, totalmente de toda finalidad prctica de lan a t u r a l e z a .4 6 El sentimiento o placer se produce cuando logramos,en nuestro juicio reflexionante, colocar lo particular (las leyes emp-ricas) bajo otras ms generales que, sin dejar de ser empricas, pro-pician la concordancia de las leyes de la naturaleza con nuestra fa-cultad de conocimiento.

    Por otra parte, Kant entiende por cualidad esttica de la represen-tacin de un objeto aquello que constituye su relacin con el sujeto,y a lo que de esta relacin se puede utilizar para determinar cognos-citivamente al objeto lo llama validez lgica.4 7 Lo meramente subje-tivo de la representacin, es decir, no la determinacin cognoscitiva,es el sentimiento de placer o displacer. Por stos no se llega a conocernada del objeto de la representacin. Veamos con cierto detenimien-to la diferencia entre conocimiento y experiencia esttica.

    34 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • La idoneidad, su ser conforme a fines con que nos representamosa una cosa, no es una cualidad de ella misma en tanto objeto de lapercepcin. De este modo, la idoneidad que aparece directamenteunida a la representacin de ciertos objetos es meramente subjetivay, por lo tanto, no es susceptible de determinacin cognoscitiva. Laidoneidad de un objeto es subjetiva; constituye su cualidad esttica.Entonces, por lo tanto, el objeto slo podr calificarse de idneo por-que su representacin vaya directamente asociada a la sensacin deagrado (sentimiento de placer) y esta representacin misma es una re-presentacin esttica de la idoneidad.48

    Cmo acontece la representacin de la idoneidad del objeto, osea, su cualidad esttica (subjetiva) de ser conforme a fines? Para res-ponder a esta pregunta retomamos un concepto importante, men-cionado anteriormente, y que aparece desarrollado en la P r i m e r aintroduccin a la Crtica del juicio: el concepto de tcnica.

    La naturaleza procede con respecto a sus productos en cuanto agregados, m e c -n i c a m e n t e, como mera naturaleza; pero con respecto a ellos mismos en cuantosistemas, por ejemplo, configuraciones cristalinas, todo tipo de formas de floreso la constitucin interna de plantas y animales, procede tcnicamente, esto es,a la vez como arte.49

    Para que la finalidad o idoneidad aparezca en la representacin sedebe juzgar a los objetos naturales a partir de su forma, no desde lamecnica de la naturaleza, sino desde su tcnica, es decir, su-ponien-do una analoga con el arte.50 La tcnica de la naturaleza es el pro-cedimiento casual de sta respecto a la forma de sus productos comosi fueran fines: obras de arte.5 1 Con el concepto de tcnica Kant vea la naturaleza como aquello que se manifiesta mltiple y diversamen-te en productos cuyas formas pueden ser juzgadas como artsticas. Y esprecisamente este juicio, como juicio reflexionante, el que se requie-re para que la representacin del objeto particular dado quede colo-cada en la finalidad de la naturaleza, es decir, para que la diversidadque se da en la naturaleza aparezca en el sujeto armonizada en una to-talidad unitaria. De este modo, la pregunta, cmo aparece la fina-lidad de la naturaleza?, se convierte en la pregunta cmo pod e m o spercibir la tcnica (la artisticidad) de la naturaleza en sus prod u c t o s ?

    Kant. La subjetivizacin universal de la belleza 35

  • A cada concepto emprico le corresponden tres acciones de la facultad espon-tnea del conocimiento: 1, la a p re h e n s i n (a p p re h e n s i o) de la diversidad de laintuicin, 2, la s n t e s i s, esto es, la unidad sinttica de la conciencia de esta diver-sidad en el concepto de un objeto (a p p e rceptio compre h e n s i v a), 3, la presentacin(e x h i b i t i o) del objeto correspondiente a este concepto en la intuicin. Para laprimera accin se requiere la facultad de la imaginacin, para la segunda el en-tendimiento y para la tercera el juicio, el cual, cuando se trata de un conceptoemprico, ser juicio determinante.52

    Para Kant, la imaginacin aprehende la diversidad de la intuicin, elentendimiento realiza la sntesis de esta diversidad en el concepto deun objeto y el juicio presenta el objeto correspondiente al conceptoen la intuicin. En el caso del juicio reflexionante acontece lo siguien-te: la aprehensin de la forma de un objeto es referida al sujeto entanto aquella va asociada al placer. Este placer expresa la adecua-cin del objeto su idoneidad a las facultades de conocimientoque se ponen en juego en la facultad de juzgar reflexionante. Estaadecuacin de la forma del objeto a la facultad de juzgar reflexio-nante la llama Kant idoneidad formal subjetiva del objeto.53 La ima-ginacin aprehende la forma del objeto y para que esta aprehensinsea completa es necesario el entendimiento, es decir, es necesarioque la facultad de juzgar reflexionante compare a la forma aunquesea indeliberadamente, con su facultad de relacionar las intuicionescon conceptos.5 4 Cuando se realiza esta comparacin a partir de unarepresentacin dada y la imaginacin la aprehensin de la formacoincide indeliberadamente con el entendimiento unidad concep-tual sinttica producindose el sentimiento de placer, entonces elobjeto de la representacin es idneo para la facultad de juzgar refle-xionante. El juicio en el que la facultad de juzgar presenta al objetoes un juicio esttico sobre la idoneidad de ste que no est fundado enningn concepto sobre el mismo ni tampoco nos proporciona nin-guno.55 Cuando la forma del objeto propicia la coincidencia entrela imaginacin y el entendimiento producindose el sentimiento deplacer entonces el objeto es idneo para la facultad de juzgar refle-xionante, es decir, para aquella que encuentra la generalidad (lafinalidad) para el objeto dado. La forma del objeto posibilita unaconcordancia entre la aprehensin de su diversidad por la imagina-cin y la presentacin de un concepto indeterminado del entendi-

    36 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • miento. As, la reflexin armoniza las labores de la imaginacin y e lentendimiento logrando que el sujeto se represente al objeto con-forme a fines.56 Esta representacin la realiza el juicio reflexionantepresentando una universalidad y una necesidad fundamentadas ni-c a m e n t e en la condicin subjetiva formal. sta es la propia facultadde juzgar que en la medida en que se emplea en la representacin deun objeto dado requiere de la coincidencia entre la imaginacin, pa-ra aprehender esquemticamente la diversidad de la intuicin, y elentendimiento, para construir la unidad de la diversidad.57 Sin em-bargo, en esta coincidencia no se llega a formular ningn juicio con-c r e t o sobre el objeto: lo nico que tenemos es el juego en el que laimaginacin y el entendimiento se animan mutuamente.

    Es decir, precisamente porque la libertad de la imaginacin consiste en esque-matizar sin concepto, el juicio de gusto tiene que apoyarse en una simple sen-sacin de las facultades que se avivan recprocamente: de la imaginacin en sulibertad y del entendimiento con su legalidad, o sea, en un sentimiento quepermita juzgar el objeto por la idoneidad de la representacin (mediante la cuales dado un objeto) para fomentar las facultades de conocimiento en su juegolibre [...] 58

    El juicio (juicio esttico de reflexin, lo llama Kant en la Primeraintroduccin, p. 67) en el que la facultad de juzgar presenta al objetoconforme a la finalidad subjetiva es el juicio que expresa el sentimien-to de placer ante la armona de la imaginacin (aprehensin de lamultiplicidad) y el entendimiento (unidad de la multiplicidad). E s t eplacer se expresa diciendo que el objeto en cuestin es bello. Es a partir dela reflexin sobre la forma del objeto dado como el juicio reflexionan-te encuentra, es decir, pone a la finalidad, a la tcnica de la natura-leza. Y en tanto el juicio reflexionante destaca la relacin subjetiva,o sea, la cualidad esttica de la representacin, el juicio es un juicioesttico.

    La belleza que aparece en el juicio esttico est posibilitada porla finalidad que constituye el principio de la facultad de juzgar. En es-te sentido, es como si la finalidad misma, en tanto ella es el princi-pio de la facultad de juzgar, reflexionara a partir de la forma de unobjeto dado y lo presentara como bello dentro de la unidad subjetivade la naturaleza. El juicio esttico no slo muestra la armona entre

    Kant. La subjetivizacin universal de la belleza 37

  • la imaginacin y el entendimiento, tambin manifiesta la coinciden-cia entre la tcnica o artisticidad de la naturaleza y el principio de lafacultad de juzgar. El juicio esttico encuentra lo general para las for-mas idneas de la naturaleza porque la propia facultad de juzgar, entanto su principio, lo ha s u - p u e s t o en ella. As, la finalidad no es da-da; ella no es fenmeno: ella es puesta por el sujeto en tanto consti-tuye el principio de la facultad de juzgar. Este principio, en tanto apriori, es constitutivo del sujeto y por lo tanto, anterior a la aprehen-sin de la forma del objeto particular. Al buscar y encontrar la gene-ralidad del objeto particular dado, el juicio reflexionante pretendehacer a ste inteligible en tanto lo presenta, no como mera particula-ridad contingente, sino producido como si fuera un fin tcnico o ar-tstico de la naturaleza, o sea, de la naturaleza tal y como su principiola su-pone. El juicio reflexionante encuentra para la multiplicidadde formas dadas la unidad que l mismo supone en la naturaleza vistaen analoga con el arte. El objeto particular dado, lo que se muestra,o sea el fenmeno, al ser reflexionado en la armona de la imagi-nacin y el entendimiento, se hace patente en una unidad naturalarmnica. El ser bello del objeto cuya forma, haciendo coincidirimaginacin y entendimiento despierta nuestro placer, no reside enl mismo sino en la finalidad de la naturaleza su-puesta, como prin-cipio, por la facultad de juzgar.

    El juicio esttico es subjetivo y a la vez tiene pretensiones de va-lidez general: [...] el juicio esttico, aunque no presupone conceptode su objeto [...] le atribuye finalidad y validez universal[...].59 Estejuicio que presenta a lo particular en lo general supuesto por la propiafacultad de juzgar aspira a una validez universal: a una verdad cuyof u ndamento no reside en el objeto sino en el sujeto.

    El juicio o facultad de juzgar pertenece a las facultades cognos-citivas a partir del principio trascendental que lo constituye. Esteprincipio es que la naturaleza procede en la diversidad de sus leyesempricas de acuerdo con la idea de un sistema y con la finalidad dehacer posible a la experiencia tambin como sistema. De esta manera,el principio de la facultad de juzgar proporciona [...] el concepto deuna legalidad objetivamente contingente, pero subjetivamente (paranuestra facultad cognoscitiva) necesaria, esto es, el concepto de una

    38 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • finalidad en la naturaleza, y lo hace a priori .6 0 Aunque este princi-pio no determina a las formas particulares de la naturaleza.

    [...] el juicio sobre estas formas consigue una pretensin de validez universal ynecesidad, en cuanto juicio meramente reflexionante, y la consigue por mediode la relacin de la finalidad subjetiva de las representaciones dadas para el jui-cio con aquel principio a priori del juicio de la finalidad de la naturaleza en sulegalidad emprica en general.61

    La relacin de la forma del objeto dado, lo particular idneo, con elprincipio del juicio produce el sentimiento de placer62 si las preten-siones de universalidad del juicio reflexionante residen en la propiaconstitucin subjetiva y no en una determinacin cognoscitiva delobjeto. Al reflexionar sobre la forma de un objeto se la juzga comoplacentera en tanto representada dentro de la finalidad de la na-turaleza. Esta manera de representar dice Kant va unida ne-cesariamente al placer y esta unin no slo es vlida para el sujetoparticular que efectivamente est percibiendo y juzgando la forma deese objeto sino que pretende valer para todo sujeto en general que es-t en posibilidades de representar y juzgar.

    Lo que se considera vlido para todo sujeto es el placer que larepresentacin y la reflexin de una forma idnea propician. El pla-cer es la v e rdad subjetiva del juicio reflexionante. Si entendemos porverdad la determinacin del objeto dado mostrando su ser en un jui-cio cuyos conceptos enlazan y ordenan la pluralidad de la intuicin,entonces en el juicio reflexionante no tenemos ninguna verdad. Aquno se consuma la adecuacin entre el juicio y el objeto. En cambio,si por verdad entendemos el acontecer armnico de las facultadesque posibilitan todo conocimiento, aquello que constituye su con-dicin imprescindible, entonces el juicio reflexionante muestra elplacer de constatar la presencia, en el propio sujeto, de lo que per-mite conocer a los fenmenos dados. Aqu lo que tenemos es la ade-cuacin del objeto con la posibilidad de los juicios en general. Laverdad del placer radica en que ste es el resultado del libre juego delas facultades cognoscitivas del sujeto por las cuales ste establece loque los objetos son. El juego en el que armonizan la imaginacin yel entendimiento es la condicin de posibilidad de saber lo que son

    Kant. La subjetivizacin universal de la belleza 39

  • los objetos sin que, en el caso del juicio reflexionante, se consiganingn saber determinado. El objeto que posibilita este tipo de jui-cio es considerado bello y el juicio reflexionante sobre la belleza delos objetos es expresin de la facultad de juzgar como gusto.6 3 P a r aKant, el juicio de gusto, el que considera bellos a los objetos, tienepretensiones de verdad no porque determine cognoscitivamente a losobjetos sino porque est sostenido en la posibilidad de que todo su-jeto que reflexione que universalice en la unidad natural la formadada de un objeto lo juzgue de la misma manera en tanto le pro-duce placer. El placer que produce el juicio sobre la belleza estableceuna unidad comn verdadera a priori entre la conciencia de lossujetos.64

    En efecto, puesto que el motivo del agrado (placer) se atribuye slo a la formadel objeto para la reflexin en general y, por lo tanto, no a alguna impresin delobjeto ni siquiera con relacin a un concepto que contuviera algn propsito:es slo la legalidad en el uso emprico de la facultad de juzgar en general (uni-dad de la imaginacin con el entendimiento) en el sujeto, aquello con que con-cuerda la representacin del objeto en la reflexin, cuyas condiciones a prioririgen universalmente, y como esta concordancia de objeto con las facultadesdel sujeto es contingente, determina la representacin de una idoneidad delobjeto con respecto a las facultades de conocimiento del sujeto.65

    El fundamento del placer reside en una condicin universal subjeti-va: en la coincidencia de un objeto idneo con el principio de la fa-cultad de juzgar. Este objeto idneo puede ser un producto natural oun producto artstico. Ahora bien, de acuerdo con Kant,6 6 la posibi-lidad del placer no est dada slo a partir de la idoneidad o finalidaddel objeto, sino tambin desde el sujeto: cuando ste muestra una fi-nalidad respecto a los objetos por su forma e incluso por su carenciade sta. A partir de esta doble direccin que posibilita el placer, Kantclasifica el juicio esttico de reflexin como juicio de gusto cuandoe l juicio, nacido de la idoneidad del objeto, se refiere a lo bello y co-mo juicio sobre lo sublime cuando nace del sentimiento espiritual delsujeto.

    40 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • El juicio esttico y la belleza

    Para poder reflexionar si un objeto es bello o no, es necesario refe-rir su representacin a la imaginacin unida al entendimiento delsujeto, logrando as que ste experimente un sentimiento de placero displacer. El juicio de gusto y, para Kant, gusto es la facultad dejuzgar lo bello6 7 en tanto basado en lo subjetivo de la representa-cin, es un juicio esttico. Lo que el juicio esttico expresa es el senti-miento mismo del sujeto en tanto es afectado por la representacin.6 8

    Kant divide a los juicios estticos en empricos y puros. Los juiciosestticos empricos son los que predican de un objeto o de un modode representacin si es grato o no a los sentidos. Los juicios estticospuros predican de un objeto o de su modo de representacin si es be-llo o no. Los objetos que nos son gratos son aquellos que deleitannuestra percepcin meramente sensible; en cambio, los objetos queconsideramos bellos, al sernos dados, pueden poner en actividadnuestras facultades cognoscitivas. En este sentido, los juicios de gustogenuinos son los juicios estticos puros.6 9 Otra distincin que Kantestablece es la relativa a la belleza libre y la belleza adherente. La be-lleza libre es la que no presupone ningn concepto sobre el ser delobjeto; la belleza adherente presupone tanto al concepto como a laperfeccin del objeto bajo ese concepto.7 0 Es decir, la belleza librepresenta la posibilidad de aplicacin de conceptos en general; en cam-bio, en la belleza adherente comparece la adecuacin a un conceptodeterminado.71 Lo que sigue es vlido para el juicio esttico puro entanto juicio de gusto genuino, es decir, el que se refiere a la bellezalibre. Los juicios de gusto genuinos se refieren a la belleza libre por-que sta, como veremos, aunque fuerza al sujeto a pensar, es decir, acrear conceptos, no se agota, sin embargo, en ningn concepto deter-minado.

    Kant deduce la definicin de la belleza que se presenta en los jui-cios de gusto segn la cualidad, la cantidad, la relacin y la mod a-l i d a d .

    El juicio de gusto segn la cualidad es independiente del inte-rs que, en la representacin de un objeto, acompaa a la existenciade ste. El juicio de gusto es desinteresado respecto de la existencia delobjeto ya que a aqul lo nico que le compete es juzgar a ste en la

    Kant. La subjetivizacin universal de la belleza 41

  • mera contemplacin.7 2 Lo importante en el juicio de gusto es si la re-presentacin del objeto va acompaada en el sujeto de placer. Eneste sentido lo bello es distinto de lo agradable a los sentidos y de lobueno.

    Para encontrar bueno algo necesito saber siempre qu clase de cosa es el objeto,es decir, tener un concepto de l. En cambio, no lo necesito para encontrar be-lleza en algo. Las flores, los dibujos libres, los trazos entrelazados sin propsito,con el nombre de rameado, nada significan, no dependen de ningn conceptodeterminado y, sin embargo, gustan. El placer por lo bello tiene que depender dela reflexin sobre un objeto, reflexin que conduzca a algn concepto (inde-terminado), distinguindose as de lo agradable, que se basa enteramente enla sensacin.73

    Lo bueno y lo agradable estn interesados en la existencia del obje-to. Lo bueno requiere del concepto y de la existencia del objeto. stees precisamente el fin que la razn prctica quiere realizar y, por tan-to, es el inters que la mueve. Por su parte, lo agradable requiere del a existencia del objeto como condicin de posibilidad de su propioser ya que ste se produce a partir de los estmulos sensoriales. As,lo agradable y lo bueno estn interesados en la existencia del objeto.En cambio, el juicio de gusto puro, en tanto esttico, es meramentecontemplativo, o sea, se limita a confrontar la cualidad del objeto conel sentimiento de placer del sujeto sin fundarse en ni hacerse con vis-tas a algn concepto determinado.7 4 Es decir, lo bello como tal noreside en el objeto sino que ste motiva un placer desinteresado enel sujeto y es en ste donde se encuentra la belleza entrelazada fuer-temente con el segundo sentido de verdad que mencionamos antes,es decir, con la puesta en juego de las facultades cognoscitivas del su-jeto como condicin de posibilidad de reflexionar lo que compareceen el objeto: su adecuacin con la posibilidad de los conceptos en ge-neral. Al declarar un objeto como bello, el juicio de gusto est hacien-do referencia al placer que el sujeto experimenta motivado por lacontemplacin del objeto. As, Kant deduce la siguiente definicinde lo bello a partir de la cualidad: Gusto es la facultad de juzgar unobjeto o modo de representacin por un agrado (placer) o desagrado(displacer) ajeno a todo inters. El objeto de semejante agrado, se ca-

    42 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • lifica de bello.7 5 Bello es lo que se presenta en la reflexin del suje-to como un placer desinteresado en la existencia del objeto.

    Lo bello como placer desinteresado se encuentra a s mismo conpretensiones de validez universal. En efecto, quien es consciente delplacer desinteresado que algo le provoca no puede dice Kantsino juzgar que eso contiene necesariamente un motivo de placer paratodos.76 El motivo del placer desinteresado no puede ser considera-do como privado, sino como pblico. Por lo tanto, aquel que postuleun juicio de gusto hablar de lo bello como si la belleza fuese una cua-lidad del objeto, y como si su juicio fuese lgico [...] a pesar de queslo es esttico [...] precisamente porque tiene con el lgico la seme-janza de que en esa circunstancia puede presuponerse que es vlidopara tod o s .7 7 Esta validez para todos no se refiere a una universalidadobjetiva sino a la pretensin de universalidad subjetiva. Kant en-tiende por universalidad subjetiva lo siguiente:

    [...] una universalidad que no se basa en conceptos del objeto [...] no es lgicasino esttica, es decir, que no contiene una cantidad objetiva del juicio, sinoslo una subjetiva, para la cual empleo tambin la expresin validez comn,para indicar con ella que la validez se refiere a la relacin de una representacin,no con la facultad de conocer, sino con el sentimiento de agrado (placer) y de-sagrado (displacer) de cada sujeto. 78

    En el juicio de gusto lo pblico, es decir, lo comunicable universal-mente es el propio placer, o sea el libre juego de la imaginacin y elentendimiento. Lo comunicable y, por lo tanto, lo que aspira a tenervalidez universal subjetiva es el cumplimiento, en el sujeto que rea-liza el juicio de gusto, de la relacin subjetiva propia de todo cono-cimiento: el remitir la representacin a la imaginacin y el entendi-miento. Y, en tanto esta comunicabilidad universal no presupone unconcepto determinado, lo comunicable es el propio sentimiento deplacer consistente en la coincidencia entre la imaginacin y el en-tendimiento. La universalidad subjetiva radica en suponer que estacoincidencia es vlida para todos los hombres.79 El juicio de gustotiene pretensiones de validez universal subjetiva porque en l secumple la condicin subjetiva necesaria para todo conocimiento: laimaginacin aprehende la diversidad de la intuicin y el juicio refle-

    Kant. La subjetivizacin universal de la belleza 43

  • xionante presenta el objeto sin que ste, en tanto bello, quede deter-minado por la sntesis conceptual del entendimiento. De este mod o ,el juicio de gusto nos dice que el campo de la belleza no va ms alldel mbito de lo subjetivo. Sin embargo, este mbito subjetivo no esprivado, sino pblico y, por ende, comunicable.

    Cuando calificamos algo de bello, el juicio de gusto atribuye necesariamente alos dems el agrado (placer) que experimentamos nosotros, como si ste fueseuna cualidad del objeto determinada en l por medio de conceptos, pues, endefinitiva, nada es en s la belleza sin referirla al sentimiento del sujeto.80

    El juicio de gusto no es un juicio lgico (cognoscitivo) porque carecede la determinacin conceptual de la belleza como una cualidad uni-versalmente perceptible; el juicio de gusto se queda en los lmites dela condicin subjetiva de todo conocimiento y, por paradjico que pa-rezca, en esto reside su universalidad. Por lo tanto, la definicin de lobello segn la cantidad es: Bello es lo que, sin concepto, gusta uni-ve r s a l m e n t e .8 1 El placer que se presenta al acontecer la coincidenciaentre la imaginacin y el entendimiento se supone vlido para todoser constituido por estas facultades, es decir, para todo sujeto racional.

    Aquellos objetos que pueden ser juzgados como bellos los presu-ponemos como fines; como si fueran productos de una voluntad.Suponemos que las formas bellas de la naturaleza han sido creadaspor sta para propiciar en nosotros un placer desinteresado suscepti-ble de ser comunicado universalmente. Las formas bellas son juzgadascomo fines sin que nosotros podamos determinar conceptualmenteesta finalidad en la naturaleza y, sin embargo, slo suponiendo esa fi-nalidad podemos juzgar a las formas particulares como bellas.

    Por lo tanto, puede una forma ser conforme a un fin y no haber tal fin, en elsentido de que no atribuyamos a una voluntad las causas de esa forma, aunqueslo podamos hacernos concebible la explicacin de su posibilidad deducin-dola de una voluntad.82

    La forma que afecta al sujeto y que permite que ste, reflexivamente,vea a su afectacin (placer) con pretensiones de validez universal sub-jetiva es una finalidad sin fin; es una forma que no va ms all de

    44 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • ella misma y a la cual se supone creada por una voluntad. Es decir, ascomo en lo que el sujeto reflexiona como bello se presenta su ade-cuacin con la posibilidad de conceptos en general, as tambin, enel mismo objeto comparece no la adecuacin a un fin determinado,sino la adecuacin a fines en general, esto es, una finalidad sin fin. Lasformas bellas son pensadas (reflexionadas) como si fueran fines de lanaturaleza. Lo que posibilita pensar a las formas bellas como fines esel concepto de la naturaleza como arte (tcnica). El placer desinte-r esado que se considera universalmente comunicable es atribuible aesta finalidad subjetiva en la representacin de un objeto, sin finalguno [...]; a la mera forma de la finalidad con la que se nos da unobjeto siempre y cuando seamos conscientes de ella.83

    Ante el objeto dado, cuya forma es esta finalidad sin fin, el suje-to se ve afectado por un placer que considera susceptible de validezuniversal subjetiva. Cuando nos es dado un objeto de estas caracters-ticas dice Kant8 4 nos detenemos en su contemplacin que crecey se reproduce a s misma. En esta contemplacin el sujeto es como sipenetrara en el objeto para reflexionarlo y hacerlo aparecer judicati-vamente como si fuera bello por s mismo; como si hubiera sido crea-do por la naturaleza con la finalidad de hacerlo bello. La belleza conla que el juicio hace aparecer al objeto es supuesta como un fin de lanaturaleza, como si la naturaleza se hubiera propuesto producir al obje-to con una forma especfica idnea a los fines de la facultad de juzgarreflexionante. De este modo, de acuerdo con la relacin de los finesque se tienen presentes en los juicios de gusto, Kant deduce la siguien-te definicin de la belleza: Belleza es la forma de la finalidad de unobjeto cuando es percibida en l sin la representacin de un fin.8 5 E lfin no es representado porque no es dado ni realizado en el objeto,sino supuesto en l por el sujeto.

    Al considerar que el placer que nos produce la contemplacindesinteresada de una forma juzgada como bella es comunicable uni-versalmente, estamos suponiendo la existencia condicionada de unsentido comn (sensus communis). Estamos suponiendo que el placerque nosotros sentimos ante la contemplacin de una forma belladebe ser experimentado por todo sujeto que realice la misma con-templacin. Esta suposicin de la existencia del sentido comn escondicionada, ya que lo que se supone es que todos d e b e n a s e n t i r ;

    Kant. La subjetivizacin universal de la belleza 45

  • no se afirma que todos asienten.8 6 El sentido comn que se est supo-niendo es el principio subjetivo que mediante el sentimiento determi-ne lo que gusta o disgusta con validez universal.8 7 Si, como resultadode la experiencia esttica concreta, no se supusiera la existencia deeste sentido comn entendido como el efecto del libre juego de nues-tras facultades cognoscitivas,8 8 el juicio del gusto se caera por smismo y no pasara de ser una mera indicacin individual ante la pre-sencia de algo sensiblemente agradable.89 Cada uno de los juicios degusto que efectivamente se realizan puede tomarse como un ejemplode la existencia de este sentido comn; de esta regla universal que nopuede mencionarse como la califica Kant.90

    Por lo tanto, el sentido comn, de cuyo juicio presento como muestra mi juiciode gusto, atribuyndole por esta razn validez ejemplar, es una mera norma idealque, de aceptarse, podra convertir lcitamente en regla para todos un juicio quecon aqulla coincidiera y el placer por un objeto expresado en ese juicio: por-que, aunque siendo slo subjetivo, este principio, aceptado como subjetivo-uni-versal (como idea necesaria para todos) a causa de la unanimidad de los variosque juzgan, podra exigir asentimiento universal como si fuera objetivo; lo ni-co que se requerira es la seguridad de haber efectuado correctamente la sub-suncin.91

    De este modo, al realizar cada individuo particular un juicio de gustoes como si ese supuesto e innombrable sentido comn se objetivarade forma individual y, al mismo tiempo, se remitiera para su asenti-miento a la comunidad. El juicio de gusto no lo realizamos propia-mente desde nuestra individualidad sino desde nuestra pertenencia aese sentido comn. Ese sentido comn que, a la vez, hace aparecera nuestro placer ante la contemplacin de la forma bella como unaobjetivacin de un sentimiento de placer tambin comn: constitu-tivamente trascendental. La hiptesis del sentido comn le permitea Kant no slo sustentar la pretensin de validez universal de los jui-cios de gusto, sino tambin mantener la unidad del sujeto. En efecto,ante la aparente contradiccin de que el juicio de gusto se funde enlos conceptos generales que la reflexin crea y que, sin embargo, noofrezca un conocimiento, considera Kant:

    46 Verdad y belleza. Un ensayo sobre ontologa esttica

  • Pues bien, toda contradiccin desaparece si decimos: el juicio de gusto se fundaen un concepto (fundamento, propiamente, de la idoneidad subjetiva de la na-turaleza por la facultad de juzgar), pero a base del cual nada puede conocerseni demostrarse con respecto al objeto, porque ese concepto es en s indetermi-nable e impropio para el conocimiento; sin embargo, gracias a ese concepto eljuicio de gusto adquiere al propio tiempo validez para todos (en todo juicio co-mo singular, directamente concomitante a la intuicin) porque su fundamentodeterminante se halla tal vez en aquello que puede considerarse como el sustrato su-prasensible de la humanidad .92

    Por lo tanto, ya que al juzgar reflexivamente lo hacemos necesaria-mente desde nuestra unidad subjetiva, la definicin de lo bello queKant deduce de la modalidad del placer es la siguiente: Bello es loque, sin concepto, se reconoce como objeto de un placer necesario.9 3

    El juicio esttico y lo sublime

    La facultad de juzgar reflexionante, en tanto juicio esttico, compren-de, adems de la forma esto es bello, a la forma esto es sublime.En cuanto forma de la facultad de juzgar reflexionante el placer porlo sublime manifiesta lo mismo que el placer por lo bello: es despro-visto de inters por la existencia del objeto segn la calidad, aspiraa una validez universal subjetiva de acuerdo a la cantidad, representala finalidad subjetiva segn la relacin y esta representacin la mues-tra como necesaria de acue