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Universidad de Chile Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Antropología Carrera Arqueología Práctica Profesional : Cuentas de Collar en la Quebrada de Tulán, Características y diferencia entre los periodos Arcaico y Formativo Alumna: Catalina Soto Rodríguez Profesor Guía: Donald Jackson Squella Marzo, 2006

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Práctica Profesional de Arqueología.Por Catalina Soto

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Page 1: Cuentas de Collar en la Quebrada de Tulán, Características y diferencia entre los periodos Arcaico y Formativo

Universidad de Chile Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Antropología

Carrera Arqueología

Práctica Profesional: Cuentas de Collar en la Quebrada de Tulán,

Características y diferencia entre los periodos Arcaico y Formativo

Alumna: Catalina Soto Rodríguez

Profesor Guía: Donald Jackson Squella

Marzo, 2006

Page 2: Cuentas de Collar en la Quebrada de Tulán, Características y diferencia entre los periodos Arcaico y Formativo

Índice

Pág.

• Portada 1

• Índice 2

• Agradecimientos 3

• Introducción 4

• Antecedentes del Periodo 5

La Industria Lapidaria 8

Materias Primas 10

• Problema de Estudio 12

• Objetivos 12

• Muestra 13

• Metodología 13

• Resultados 15

Periodo Arcaico Tardío 17

El sitio Trancisional 20

Fase Tilocalar 22

El sitio con fechas Formativas (Tu-67) 27

• Conclusiones 29

• Discusión 34

• Referencias Bibliográficas 35

• Anexos 38

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Agradecimientos

Quiero expresar mi agradecimiento al proyecto Fondecyt n° 1020316 por permitirme

realizar esta práctica, tanto por el aporte económico como de materiales. En especial a los investigadores Isabel Cartajena y Carlos Carrasco, por su apoyo en la comprensión del proceso social investigado por el proyecto, y por su constante ayuda en la etapa de registro y análisis de

los datos.

Finalmente quiero agradecer a mi profesor guía Donald Jackson, quién a pesar de sus labores administrativas en la Universidad, logró hacerme un espacio para resolver mis dudas y

orientarme en la conducción del Informe, pero con plena libertad de acción. En este sentido, logró ser un verdadero guía.

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Introducción

Esta Práctica Profesional se enmarca en la Carrera de Arqueología de la Universidad de Chile. El tema principal se concentra en el análisis de una muestra de un conjunto de Cuentas de collar de sitios de la Quebrada de Tulán, cuya excavación se enmarca dentro del Proyecto Fondecyt n° 1020316: “Transición del Arcaico Tardío al Formativo Temprano en la cuenca de Atacama: emergencia de complejidad sociocultural en la subárea circumpuneña”.

El problema de las Cuentas de collar es importante para la temática de la prehistoria de los inicios del Formativo en Atacama, lo cual se vislumbra desde su alto porcentaje de aparición en el registro de los sitios reconocidos tanto en la quebrada de Tulán, como en la Puna de Atacama en general. Ello nos introduce en una reflexión acerca de su importancia para el sistema social de las comunidades que generaron dicho registro arqueológico, partiendo primordialmente de la necesidad de realizar una revisión empírica de sus cualidades.

Desde el punto de vista de su proliferación, en momentos en que la complejidad cultural estaba eclosionando en la zona del Salar, las Cuentas de collar nos exponen su carácter de bien con un rol especial. Posteriormente, ya en el Formativo, adquieren una trascendencia aún mayor, evidenciada en el registro material. Esto nos demuestra que las sociedades simples no mantienen sólo preocupaciones subsistenciales, sino que por sobre su biología desarrollan una cultura compleja con gran asidero en aspectos simbólicos.

Es por ello que hemos decidido revisar las características del conjunto de Cuentas de collar, contribuyendo con esto a la evaluación del rol de estos bienes por parte del proyecto que nos ampara. En razón de esto hemos planteado el siguiente Objetivo General: “Comparar las Cuentas y la secuencia de trabajo en su fabricación, entre los sitios del Arcaico y el Formativo Temprano ubicados en el Transecto Tulán”.

Para la consecución de dicho objetivo, metodológicamente nos hemos apoyado en bibliografía disponible sobre diversos temas, como la minería del cobre (Salazar 2003), de fabricación de objetos en restos malacológicos el Mesoamerica y Tumbes (Suárez 1981, Hocquenghem y Peña 1994), y acerca de objetos perforados en Quillagua (Carrasco 2002) y la vega de Turi (Rees 1999) en Chile, y fabricación de objetos en cristal de roca de Pirincay en Ecuador (Olsen 1987).

Además, junto al profesor guía y el proyecto se ha generado y discutido una ficha, pertinente para este trabajo, la cual incluye criterios morfológicos, métricos y tecnológicos (cualitativos y cuantitativos). El grupo bibliográfico anterior nos ha servido además como marco teórico conceptual para comprender diversas problemáticas adjuntas a la comprensión de la Cadena Operatoria de la Industria Lapidaria, en especial de las Cuentas de collar.

Los resultados de este trabajo han sido bastante importantes, debido principalmente a que se ha construido una nueva línea de evidencia que apoye los postulados acerca de la prehistoria en la región de Atacama. Así, en el periodo revisado hemos distinguido diferencias importantes entre las Cuentas del periodo Formativo y Arcaico, las cuales se expresan desde el uso de materias primas foráneas (conchas del Pacífico y el Noa) y locales (mineral de cobre), hasta la ausencia de una secuencia de producción completa en los sitios Arcaicos.

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Antecedentes del Periodo

El proyecto Fondecyt 1020316, “Transición del Arcaico Tardío al Formativo Temprano en la cuenca de Atacama: Emergencia de complejidad sociocultural en la subárea circumpuneña”, tiene por objetivo central el documentar la transición desde sociedades Arcaicas hacia formas sociales más complejas, desde una perspectiva que considera tanto los factores culturales y ambientales como motores o causas de las transformaciones observadas en el ámbito arqueológico.

Para ello esta propuesta se sitúa en la quebrada de Tulán. Esto se sustenta desde los antecedentes, los cuales parten con los estudios de Núñez en Puripica, y que han permitido reconocer a ésta y otras quebradas como ecorrefugios para el hombre y otras especies, durante eventos áridos en la Circumpuna. Es por ello, y por haberse documentado manejo y domesticación de camélidos en dicho refugio medioambiental, que se propone estudiar la complejidad desde estos procesos tan importantes para el desarrollo del Formativo en la cuenca de Atacama. Sin embargo, el lugar elegido fue la quebrada de Tulán por presentar una secuencia arqueológica que no desarrolla cortes en la transición Arcaico Formativo, a diferencia de Puripica (Núñez et al. 2002).

Si bien no existen estudios anteriores dedicados específicamente al problema en cuestión, las investigaciones en la región nos permiten discutir el problema de la transformación de la sociedad de apropiadora de alimentos a productora, desde las diferencias observadas entre las definiciones de ambos periodos. Entre ellos destacan los trabajos del Loa Medio de Benavente y equipo (1981, 1982, Thomas et al. 1994), los del río Salado de Sinclaire y colaboradores (p.e. Sinclaire 2004), y en las inmediaciones del Salar de Atacama de Núñez (p.e. Núñez et al. 1999), Orellana (p.e. 1964) y Llagostera et al. (p.e. 1984).

El Arcaico para el Norte Grande ha sido constantemente definido como un proceso multivariado en el que van haciéndose presentes una gama de cambios los cuales derivarán en la vida aldeana y productora de alimentos (Muñoz 1989). En el salar este periodo ha sido divido en Temprano (fases Tuina y Patapatane) Medio (fase Hakenasa) y Tardío (Complejos Puripica-Chiu Chiu y Tulán). Este último es el que nos interesa, dado que se corresponde con el clímax de ocupación de los cazadores arcaicos con uso extensivo de una mayor diversidad de enclaves dentro de las ecozonas de la puna, caracterizado por un patrón especializado de trashumancia estacional entre la alta puna, quebradas intermedias y los oasis, junto a las vegas del salar de Atacama incluyendo parte del río Loa (Núñez y Santoro 1988).

Lo que se ha definido como Formativo en el Norte Grande no difiere sustantivamente con lo definido por Willey y Phillips para América (1958). No obstante, se aprecian algunos matices con respecto a esta tesis en relación al grado de complejidad que definieron dichos autores, sobre todo porque el periodo es señalado por indicadores que no necesariamente expresan los grados sociopolíticos de centros formativos clásicos como Chavin. Arqueológicamente, lo que define el periodo es esencialmente la aparición de técnicas como la alfarería, desarrollo de textileria, litoescultura y metalurgia, además de adelantos ingenieriles como la construcción de sistemas hídricos y arquitectónicos (Ayala, 2002), los cuales se observan en lo que Núñez llama la primera fase Formativa o Agropastoralista del salar: Tilocalar (Núñez 1983).

La transición entre uno y otro periodo ha sido interpretada como marcada por procesos cambio que comienzan a manifestarse durante el Arcaico, los cuales han sido señalados por los investigadores tanto como impulsos alóctonos (Thomas et al. 1988-89), como autóctonos (Núñez et al. 1999). Según la última interpretación, esta transformación estaría estimulada por los cambios hacia un clima como el actual luego de un periodo de sequía que habría provocado

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un hiatus ocupacional o silencio arqueológico (Núñez 1983). El análisis sedimentológico de la confluencia de Puripica y Quebrada Seca nos indican que esta siempre fue una zona particular con abastecimiento de agua corriente y/o estancada, aún durante el régimen árido, por lo que el hiatus estaría en parte cubierto la ocupación semi permanente desde el Holoceno Medio de lugares como este, los que Núñez et al. (1999) han denominado ecorrefugios oportunísticos, en los que las ocupaciones continúan durante el Holoceno Tardío (sensu Arcaico Medio y Tardío, op. Cit.). Estos lugares, dentro de los que se incluye la quebrada de Tulán, serían los óptimos para generar dos procesos de adaptación frente a la contingencia:

La primera está relacionada con experimentación con animales, la cual ha sido detectada en contextos tan tempranos como Chiu Chiu 200 (Benavente 1981) y Pu-1 (Núñez et al. 1999). Con este logro habría sido posible integrar una dinámica de pastoreo, generando campamentos estables en los sectores de quebradas y desarrollando una movilidad logística, lo cual coincide con los registros de la quebrada de Tulán, Tu-52, Tu-54, Tu-85 (Núñez 1992b).

La segunda, se refiere a la introducción en Oasis y Salares de cultígenos provenientes de tierras altas y selváticas como la quínoa (Chenopodium quínoa) y el maíz (Zea mays) (Ayala 2001), donde la ocupación durante periodos anteriores estuvo centrada en la recolección de frutos de chañar (Geoffroea decorticans) y algarrobo (Prosopis sp), recursos cuyo manejo debió estar controlado desde el Arcaico. Aquí el patrón de asentamiento cambia en función de una dedicación total de la población al cuidado de los cultivos, coherente con las ocupaciones más tardías de Tulor aldea y Turi Aldea, sitios donde hay evidencias arqueobotánicas al respecto (Llagostera et al. 1984, Sinclaire 2004).

La interpretación del proceso en discusión, ha sido modificada por las evidencias recogidas por Núñez (1992b) sobre la domesticación, derribando la idea difusionista de que la complejidad de la Puna de Atacama proviene de los contextos Circumtiticaca y Altiplano Meridional (cfr. Thomas et al. 1988-89), acogiendo evidencia de experimentación local y domesticación de animales en sitios Arcaicos, como Pu-1 (Núñez et al 1999). Así es que se ha considerado que la complejidad del Salar estuvo sustentada en procesos Arcaicos de domesticación y manejo de animales, los cuales sentaron las bases para el intercambio de bienes Formativos (Núñez y Dillehay 1979). Mientras que, si bien la presencia de cultígenos ha sido registrada exiguamente en Tulán durante la fase Tilocalar, es sólo en tiempos posteriores donde se ven mayores evidencias de su manejo para toda el área de la Puna Salada. Esto ya promediando los 500 aC, lo cual marca el inicio de nuevas fases en varias subregiones (Ayala 2001, Sinclaire 2004).

Estas transformaciones habrían generado cambios en el patrón de asentamiento, que de un patrón de movilidad estacional en el Arcaico con campamentos esporádicos al aire libre y en aleros, se comienza a pasar a uno más estable sustentado en la presencia de pequeños conglomerados de habitaciones aglutinadas y semisubterráneas en el Arcaico Tardío en distintas zonas del salar, como Tu-52 y Pu-1 (Núñez 1983, Núñez et al. 1999). Estos sitios mantienen clara correlación estructural y arquitectónica con sitios del Formativo, como Tulor-1 de la fase Toconao (500 aC, 200 dC), que si bien no desarrolla el mismo tipo constructivo, mantiene la idea de lo semisubterráneo y aglutinado, propio de los complejos de tierras altas como Pukara y Wankarani (Ayala 2001). Concluyendo, según Núñez, para el Formativo Temprano o fase Tilocalar, se han logrado identificar tres modelos arquitectónicos superpuestos entre sí, Tilocalar-Calar-Tulor (Núñez 1992b).

En cuanto a las industrias y tecnologías, podemos decir que durante el Arcaico Tardío se observa una disminución en el tamaño de los artefactos, lo que se ha denominado la industria Microlítica aparecida inicialmente en Chiu Chiu, y posteriormente en otras zonas como Puripica. Sin embargo, esta disminución de tamaño se observa esencialmente en cierto tipo de artefactos, como perforadores y puntas de proyectil, lo cual dice relación con tecnologías y

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actividades precisas. Los distintos desarrollos tecnológicos han generado que para el Arcaico Tardío sean definidos dos estadios: el estadio Tulán que se define por una industria laminar, principalmente en toba Tulán (50% artefactos), con una alta presencia de puntas foliáceas; el estadio Puripica-Chiu Chiu, también representado por puntas foliáceas, tomando mucha importancia los perforadores y punzones, en desmedro de los raspadores (Núñez 1992a).

En cuanto a la industria de la fase Formativa Tilocalar no se diferencia de gran manera de las industrias arcaicas, sin embargo se ve la incrementación de algunos elementos como los microlitos. Otros cambian sus características acorde con las nuevas funciones, este es el caso de los morteros, los cuales pasan de ser de hueco cónico en Tu-52, asociados más a labores de recolecta, a tener características de conanas o morteros en U en Tilocalar, asociados a la elaboración de harinas (Núñez 1992a). Por otra parte, las puntas de proyectil se ven transformadas desde un predominio de puntas lanceoladas en el Arcaico, a una preeminencia de puntas pedunculadas en el Formativo, lo cual se ha asignado a cambios en la técnica de propulsión (De Souza 2003).

La aparición de la cerámica es uno de los indicadores del Formativo en la zona, la que se caracterizaría por el tipo Los Morros, la cual se identifica por un antiplasto grueso y una manufacturación por enrollamiento anular. Esta expresión está altamente emparentada con el tipo San Francisco, correspondiendo a la primera expresión alfarera detectada en la Puna Salada, unificando por ello los contextos de todas las subáreas de ésta. También son encontrados el tipo San Pedro Pulido definido en el Salar por Tarragó (1989), que se caracteriza por ser una alfarería de paredes finas, pulida y monocroma roja o negra y de desarrollo local, aunque un poco posterior a Los Morros, y cuyo clímax estaría en la fase Quitor.

En cuanto al Arte Rupestre, sobre la base de tipologías de figuras y otros criterios más específicos, primeramente fueron definidos para el alto Loa el estilo Kalina para el Arcaico, y el estilo Taira para el Formativo (Berenguer et al. 1985). Posteriormente, se agregó el sitio Arcaico Pu-1, el cual contiene grabados de camélidos en soportes móviles, de los cuales algunos se encontraban conformando parte de la estructura (Núñez 1983), los que fueron asociados a Kalina. Luego, se observó que el estilo Taira, definido para el Alto Loa, encontraba una dispersión de unos 300 Km. hasta la quebrada de Tulán, por lo que se decidió nombrar a este estilo Taira-Tulán. En la quebrada de Tulán encontramos representados todos los estilos, aunque el estilo Kalina-Puripika se encuentra mayormente de forma aislada en el panel Tu-60 y en algunos recintos de Tu-52, a diferencia de Taira-Tulán el cual se encuentra altamente extendido (Núñez et al. Ms).

Entre los bienes considerados misceláneos destacan las Cuentas de collar, principalmente manufacturadas en mineral de cobre y valvas de moluscos, ampliamente presentes en los contextos de Tu-54 y en el Formativo Tardío en el Salado (Núñez 1994, Rees 1999, Rees y De Souza 2000). Además, aunque escasas en Tilocalar, se han detectado evidencias del Complejo Fumatorio como tubos y hornillos de pipas, asociadas al contexto con las Selvas Orientales (Llagostera et al. 1999). También se observa el comienzo del desarrollo de la producción metalúrgica, la cual por las connotaciones dadas a esta tecnología en el área andina aparece recurrentemente en contextos rituales, como Tu-54 (Núñez 1992b). Su presencia documenta el inicio de una producción metalúrgica independiente a la de los Andes Centrales, junto a las de la fase Azapa de Arica, datadas en 1200 aC (Salazar 2003). Esto se suma a “las primeras evidencias de producción metalúrgica en los Andes Centro-Sur, a partir de escorias de cobre reportadas por Ponce en Wankarani” (Salazar 2003: 125).

En lo que a contactos se refiere, se ha considerado a Atacama como un nodo de interacción de las redes prehispánicas de intercambio, siendo el principal articulador de la zona sobre todo en tiempos del periodo Medio, con la ruta del cebil, y Tardíos, con la minería (Llagostera 1996). El periodo Formativo se ha considerado como el inicio de la consolidación de

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dichas redes, conteniendo desde Tilocalar importantes evidencias foráneas, como caracoles dulceacuícolas y cerámica del NOA (Núñez 1994), materiales que aumentaría su número en fases posteriores (vgr. Toconao). En esto se conecta la trascendencia del estudio de las Cuentas de collar, dado que se las ha considerado como bienes de intercambio que han divorciado su valor de uso por su valor de cambio (Rees y De Souza 2000), constituyendo parte importante de un conjunto de materias primas y bienes que son extraídos y producidos en la vertiente occidental de la Puna de Atacama, para ser trocados o intercambiados por otros bienes producidos por áreas culturales distintas.

Como conclusión final, podemos señalar al Formativo atacameño como un proceso de profundas transformaciones sociales, que se reflejan sustantivamente en las tecnologías más cercanas al eje del intercambio socio-económico de las redes caravaneras incipientes. Estos cambios son visualizados en el registro arqueológico como cambios en las cualidades de las distintas materialidades (lítica, molienda, arquitectura, restos botánicos y zooarqueológicos), lo cual señala transformaciones en las necesidades sociales: la sociedad necesita excedentes para integrar las redes interétnicas de ‘comercio’. Esta diferenciación entre Arcaico y Formativo es lo que pretendemos comprobar en las Cuentas de collar de quebrada Tulán.

La Industria Lapidaria y las Cuentas de Collar Partiendo desde lo descrito anteriormente, y desde el problema de los bienes especiales

como indicadores del Formativo y de la complejidad social, hemos querido hacer un análisis más profundo de las Cuentas de collar presentes en los sitios excavados por el Fondecyt 1020316. Pero primero consideramos importante señalar que la fabricación de Cuentas de collar se enmarca en lo que se ha llamado Industria Lapidaria, la cual consiste en que la fase minera es sucedida por la producción en talleres líticos artesanales, en donde los minerales y piedras preciosas son cortados, pulidos y esculpidos (Salazar 2003).

El análisis de Cuentas en Atacama no sólo se justifica desde la gran cantidad extraída desde sondeos y excavaciones, sino que además es uno de los elementos que se despliega tecnológicamente complejo y abundante, sobre todo en la fase Tilocalar, con lo cual estamos frente a una materialidad coherente con lo definido por Formativo por Willey y Phillips en 1958. En este sentido, el análisis e interpretación de la manufactura y uso de las cuentas de collar es relevante tanto a nivel local -quebrada de Tulán- como regional (Rees 1999, Rees y De Souza 2000). En general el análisis de los objetos especiales ha mantenido una importancia periférica en las interpretaciones arqueológicas, primordialmente por su poco ensamble con el contexto mayor si no se cuenta con sitios rituales como los cementerios. En este aspecto es que las Cuentas de collar se insertan en el trabajo arqueológico, siendo tratadas en la literatura como misceláneos, tanto por su nimiedad frente a otros ítems, como por su marginalidad en cuanto a la interpretación de los fenómenos subsistenciales.

Pero los hechos se ven distintos sí consideramos la perspectiva de que en Los Andes Centro-Sur el intercambio jugó un rol preponderante, debido a la modalidad caravánica que comunicó gran parte del territorio, conectando la Puna de Atacama con el resto del área Circumtiticaca (Núñez y Dillehay, 1978). En este sentido, la Industria de Cuentas jugaría un rol importante en la economía de bienes suntuarios, tanto en el Loa (Rees, 1999) como en el Salar de Atacama (Núñez, 1992b, 1994). Es por ello que en ocasiones se ha considerado el microlitismo en Atacama como la Industria de Cuentas (Rees y De Souza 2000), debido a que el artefacto predominante son los perforadores, los cuales tuvieron la utilidad de horadar preformas de concha, hueso y minerales de Cobre.

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Una de las pocas referencias sobre la relación entre Intercambio e industria Lapidaria es efectuada por Berenguer (2004), quien afirma que “la explotación de yacimientos de turquesa, así como malaquita, crisocola y otros minerales de cobre para la manufactura de cuentas de abalorio, joyas colgantes e incrustaciones en madera o hueso, inicia en la región de Antofagasta una floreciente economía de intercambio de bienes suntuarios, que imprime un nuevo sentido al tráfico con recuas de llamas (Núñez y Dillehay, 1979) [presente desde el Arcaico Tardío]. "La demanda interna y externa por estos artículos pequeños y valiosos se origina seguramente en rituales muy arraigados entre los pueblos agroalfareros circumpuneños, donde las emergentes distinciones de estatus en la sociedad impregnan a estos objetos de significados vitales para la reproducción social (Berenguer 2004a: 502, 511)” (op.cit: 80).

Los trabajos dedicados al tema de las Cuentas de collar en el Norte Grande son sólo dos. Uno de ellos corresponde a Carrasco (2002) centrado en los artefactos líticos en el Formativo de Quillagua, en donde se identifica la coexistencia de tres conjuntos líticos, diferenciados en términos de funcionalidad de los sitios. Destaca la presencia de una industria de placas de material calcáreo, las cuales se han interpretado como reproducciones de collares y/o “coronas” los que están depositados en sitios mortuorios, como Qui-84 (Carrasco, 2002).

La anterior “industria” está fuertemente ligada a la presencia de perforadores en el sitio de túmulos Qui-89, los cuales presentan un carácter especializado tanto en la fabricación de los instrumentos como en la extracción de láminas para su manufactura. En los sitios habitacionales, Qui-49 y Qui-67, la presencia de perforadores y microperforadores es alta, siendo casi los únicos instrumentos formatizados (Carrasco, 2002). La presencia de estos artefactos se asocia con la producción de dichos collares.

Por otro lado tenemos el estudio de Rees (1999), quien se centra en el proceso productivo de las cuentas de minerales de cobre en el río Salado, sumando a ello las variables funcionales de los sitios. Con ello llega a la conclusión que en el periodo Arcaico las Cuentas están siendo sólo consumidas y no fabricadas, mientras se observa un creciente uso de mineral de cobre en los contextos, sobre todo en las postrimerías del Formativo Tardío (Rees 1999). Tecnológicamente se visualiza que las cuentas Tardías son más grandes, de mayor espesor y más toscas que las formativas, esto lo atribuye el autor a una paulatina pérdida de esta tradición industrial, lo cual lo suma a la ausencia en los vocablos indígenas coloniales y actuales de términos específicos para la denominación de ciertos efectos referidos a ésta actividad (Rees 1999).

Pero, además de estas investigaciones particulares, exponemos a continuación un cuadro resumen de los sitios de los periodos Arcaico y Formativo ubicados en Atacama en que se han encontrado Cuentas, y que han sido citados en la literatura arqueológica publicada.

Tabla 1. Registro de Cuentas en Bibliografía publicada para los periodos Arcaico y Formativo en la

Puna de Atacama.

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Materias Primas y Producción Una de las pocas referencias acerca de la Industria Lapidaria son aportadas en Chile por

Salazar (2003), al referirse a la minería como actividad extractiva de materias primas tanto para la Metalurgia como para la Lapidaria. Aquí el autor muestra un Modelo de cadena extractiva de minerales de cobre, hasta etapas de distribución y consumo, en donde no sólo son trascendentes los aspectos medioambientales, sino que también la organización del proceso productivo (Salazar 2003). Así, el proceso de extracción de materias primas es totalmente símil en la Metalurgia y la Lapidaria:

o Búsqueda de un Yacimiento por prospección, los cuales no varían sustantivamente en una u otra, al menos en lo que a minerales de cobre se refiere, excepto cuando son solicitados minerales específicos. Esto está ejemplarmente representado en el Salado, donde las descripciones de Rees (1999) hablan de sitios con fabricación específica de turquesa, malaquita y crisocola por separado.

o Explotación, momento en que se seleccionan las vetas más óptimas para la explotación. En esta fase se extrae el mineral de la roca o del yacimiento superficial.

o Selección, discriminación de las materias primas más adecuadas, obtenidas del yacimiento para la fabricación del bien planificado.

o Chancado, es el procesamiento del mineral, el que luego es llevado a fundición o hacia la fabricación de “Industria Lapidaria”. Aquí es donde la anterior se separa del proceso metalúrgico.

Rees (1999) nos aporta instrumentos distintos sobre de la cadena operatoria de la Industria Lapidaria en Malaquita y Crisocola, señalando que más de un 90% de ellos lo constituyen desechos primarios de la limpieza de dichos minerales. Lo restante estaría constituido por Cuentas y matrices de éstas en sus distintos grados de fabricación. Allí, a diferencia de Tulán (Tu-54), sólo se observa una asociación de 40 perforadores a estos contextos.

El ‘patrón de asentamiento’ es uno de los indicadores más precisos del funcionamiento local de la producción y distribución de los productos del mineral de cobre, ahí varios de los sitios estudiados se asocian a minas de minerales de cobre, en las cuales se desarrollan las actividades de extracción, selección y limpieza de la materia prima. Luego, los nódulos de materia prima son transportados a otros lugares, en donde, principalmente por presión, se transforma aquélla en pequeños núcleos cúbicos, de los cuales se desprenden astillas tubulares (Rees 1999).

La mayoría de los sitios en los que se encuentra la producción final de Cuentas están asociados a la intersección de rutas caravánicas. A ello se suma que el 80% de las evidencias de Industria Lapidaria corresponden al periodo Formativo. De ello se concluye que estos bienes jugaron un rol trascendental en la distribución de las redes interétnicas movidas por recuas de llamas (Rees 1999). De ello se obtuvo la importación de materias primas exógenas, las cuales disminuyeron durante el Tardío, en donde las redes estaban regularizadas por un orden estatal.

Como es posible observar, lo anterior se refiere específicamente a materias primas de mineral de cobre, y al proceso de extracción y fabricación de la Industria Lapidaria de este origen. Este proceso es coherente con la de otros minerales presentes en Tulán (vgr. Basalto, Pumacita, Azurita o Lapislazuli). No obstante, existen en quebrada de Tulán otras materias primas que son relevantes en la muestra de estudio, como lo son los restos malacológicos. En nuestro país no existen estudios específicos de la Industria en valvas de moluscos, menos aún en Cuentas de collar, es por ello que hemos tomado como referencia Suárez (1981), quien trata

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técnicas de objetos de concha en Mesoamerica prehispánica y, Hocquenghem y Peña (1994), quién se dedica al estudio de material malacológico en Tumbes durante el periodo Tardío.

Estos estudios nos muestran marcos generales de los tipos de moluscos y las partes anatómicas utilizadas, con lo que hemos identificado características del proceso de selección de materia prima. Primordialmente son identificados dos tipos de moluscos utilizados en la fabricación de objetos: los pelecypodea (bivalvos) y gasteporodea (caracoles) (Suárez 1981), en Tulán principalmente se observan ostiones (Argopecten purpuratus) y caracol terrestre del Noa (Strophocheilus sp.). Ambos, por su composición estructural nos proveen de elementos identificatorios específicos:

El trabajo en concha comienza con la búsqueda de la materia prima. En la zona de

Atacama éstas sólo se encuentran sectorizadas en algunas lagunas de la Puna, sin embargo, es posible encontrar moluscos del Pacífico y de la vertiente oriental, como bien es documentado entre otros por Núñez y Santoro para el Arcaico (1988) y, Núñez (1994) y Sinclaire (2004) para el Formativo, lo cual es consistente con las interpretaciones de intercambio en la región.

El proceso de fabricación en malacológicos se daría primordialmente por percusión, para quebrar las valvas, luego se desarrolla una selección de partes adecuadas y, posteriormente son efectuados tratamientos de superficie como el pulido y el bruñido, con lo cual queda expuesto el nácar. Finalmente, y cuando hablamos de Cuentas de collar, es fabricada la perforación, la cual puede ser efectuada antes o después de su formatización por pulido y/o percusión (Suárez 1981, Hocquenghem y Peña 1994).

En lo que coinciden todos los autores, tanto para el trabajo en concha como en minerales, es que el proceso de perforación es el momento más riesgoso de la fabricación de Cuentas. Esto afecta la producción final. Pero además influye en lo que encontramos en el registro el

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desarrollo de procesos de formación del sitio. Estos en los restos malacológicos quitan el nácar, en los minerales de cobre afectan superficialmente sí no existe humedad.

A modo de corolario. Posterior a la Producción, proceso algo vislumbrado anteriormente, se estarían generando nuevos fenómenos culturales, como la Distribución, el Consumo y el Descarte (Salazar 2003) –los que no serán tocados aquí por tratarse de una práctica. Sin embargo, cabe preguntarnos como circularon estos bienes dentro de las sociedades Altiplánicas y Circumpuneñas Precolombinas: ¿acaso todos los individuos tenían acceso a ellas?, ¿Eran bienes de estatus?, ¿Había una diferenciación de sexo o roles sociales en quién las usaba?. Estas preguntas podrían ser contestadas con un análisis de restos mortuorios asociados a los periodos, haciendo la salvedad que la organización de un cementerio no necesariamente refleja la realidad social de la vida de las sociedades (Thomas y Salazar 2002).

Problema de Estudio

Como ya se ha vislumbrado, el estudio de las Cuentas de collar en la Quebrada de Tulán es trascendental debido a su abundancia, lo cual evidencia un gran gasto de energía en la producción de estos bienes, indicador de su importancia para el sistema social que subyace a este registro. Sobre todo, porque estos bienes no tienen ninguna injerencia en asuntos subsistenciales, lo cual inevitablemente las asocia con asuntos de tipo ideológico, sean estos ornamentales, de estatus u organización social.

Por ello será analizada una muestra del conjunto de Cuentas de sitios Formativos y Arcaicos de la Quebrada, para así poder visualizar las transformaciones que presenta esta Industria a través del tiempo, pues la importancia que posee este ítem durante el Formativo Temprano en la zona de Atacama es una interrogante. Esto es importante a escala regional si consideramos que el peak en la producción de cuentas en la zona del Loa se desarrolla durante el Formativo Tardío (Rees 1999).

Objetivos Objetivo General

• Comparar las cuentas y la secuencia de trabajo en su fabricación, entre los sitios del Arcaico y el Formativo Temprano ubicados en el Transecto Tulán.

Objetivos específicos • Cuantificar el conjunto en cuanto a cantidad total, tamaño y espesor.

• Discriminar materias primas.

• Analizar las características, recopiladas en los objetivos anteriores, para lograr discriminar tipos y modificaciones.

• Conocer las cadenas operativas, discriminando las distintas etapas de elaboración en los contextos Arcaico y Formativo.

• Comparar ambos contextos antes señalados para encontrar similitudes y diferencias.

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Muestra

La muestra utilizada en esta práctica corresponde a cuentas de collar de los sitios excavados por el proyecto Fondecyt n° 1020316, los cuales se ubican en la quebrada de Tulán ubicada al sur del Salar de Atacama. Los sitios corresponden a: Tu 52, 54, 55, 67, 94 y 122, los cuales son expuestos en la siguiente Tabla:

Tabla 2. Referencias, Núñez et al. 1994, Núñez et al. 2005

Metodología

Esta sección apunta a cubrir los objetivos de esta práctica, por lo cual hemos seleccionado básicamente criterios empíricos de clasificación y cuantificación del conjunto, partiendo desde la creación de una Base de Datos efectuada en Excel, la cual consideramos es útil para éste y futuros trabajos (ver ejemplo en Anexo 1). Esta incluye atributos de las cuentas de collar pertinentes para cumplir los objetivos. Los atributos seleccionados son los siguientes:

o Procedencia (sitio, cuadricula, etc.): Esta parte esta principalmente orientada a la identificación de los artefactos correspondientes a los sitios de uno u otro periodo, señalado ya en la muestra.

o Conservación: esta parte no mantiene un filtro preciso con respecto a los procesos tafonómicos, por lo cual cuando se observa un deterioro mayor de las piezas es señalado en las observaciones de la base de datos. En este sentido, este ítem está considerando si la pieza está fracturada y a que porcentaje de esta nos enfrentamos (completa 100%, fracturada >50% y fragmentada <50%).

o Tipos de Materias Primas: en éste ítem se definen grupos genéricos, a partir de la observación de cualidades como el color y la textura, en caso de no poder definirlos a simple vista se utilizó una lupa binocular. Estos grupos fueron predefinidos como mineral de Cu, concha, óseo y otros. En el caso de tratarse de cuentas de materias primas faunísticas se intenta definir la especie de manera general sólo sí es posible (p.e. concha ostión). Se ha renunciado a definir más específicamente las cuentas de mineral de cobre, debido a que constituye algo intrascendente para los objetivos de esta practica profesional. Se incluyó la variable color, para visualizar la posibilidad de una selección

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cultural según este ítem y no por la calidad de las materias primas, lo que no resultó ser relevante.

o Grado de Formatización: esta parte se concentra en la etapa productiva en que se encuentra la pieza, apuntando a aspectos de la cadena operativa de la Industria de cuentas. Esta se ha dividido en tres: terminada, incompleta y no determinada. El matiz más preciso en que se encuentra la pieza es paleado al combinar este ítem con las variables de tratamiento, forma de la perforación y conservación.

o Aspectos tecnológicos: ésta se refiere a las distintas acciones técnicas aplicadas a la pieza, los cuales incluyen tipo de tratamiento (pulido, tallado o ambas) la forma de la horadación o perforación (cónica, bicónica o cilíndrica).

o Formas: ésta apunta a la forma general de la cuenta mirada desde una vista aérea (circular, cuadrada, ovalada, irregular), la simetría con respecto a la horadación (asimétrica, simétrica, no definida), las características del borde (regular, irregular y no definido) y la forma de la sección (plana, arqueada, tubular, etc.).

o Tamaños: centrado en la obtención de promedios numéricos por unidad, para lograr generar intervalos de frecuencias de tamaño para formar comparaciones intra e intersitio. Éstos son definidos con un pié de metro, con el cual se miden: largo, alto y ancho (sí lo hubiere, en general se aplica a cuentas no circulares) y tamaño de la perforación.

Una vez confeccionada esta base de datos, se incluyeron los atributos seleccionados para

describir el Conjunto de Cuentas, a los cuales les fueron aplicados métodos estadísticos para visualizar posibles asociaciones, discriminar grupos y tipos. Según esto, y en los sitios que fue posible se generó la ordenación del grupo conforme a la Cadena Operativa de las muestras del o los conjuntos seleccionados, discriminando entre preformas y artefactos terminados.

También fueron usadas herramientas del programa Excel. Entre ellos Tablas Dinámicas, las que fueron esenciales para identificar ciertas asociaciones y variables relevantes. Se utilizaron herramientas sencillas como frecuencias absolutas, resúmenes numéricos (frecuencias relativas, media, mediana) y medidas de dispersión (rangos, desviación estándar). Además fue utilizado el programa SPSS en la confección de gráficos comparativos de ‘Caja y Arbotante’ entre los sitios de mayor número de piezas. La mayor parte de estas pruebas estadísticas fueron aplicadas a los atributos numerales.

Finalmente se realizó una comparación entre las descripciones producidas para cada sitio desde los atributos observados, intentando encontrar las diferencias entre los periodos considerados (Arcaico y Formativo). Esto último se expone en las conclusiones, junto con los gráficos comparativos, lo cual llevó a descubrir las siguientes categorías de análisis: tamaño, materia prima y forma de fabricación.

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Resultados

El conjunto de Cuentas revisado corresponde a una muestra total de 474 piezas, provenientes de 18 cuadrículas de sitios trabajados por el proyecto Fondecyt n° 1020316. En general el conjunto se observa bastante bien conservado, específicamente por las características medioambientales y sedimentarias del depósito de la región. Sólo es posible distinguir efectos erosivos de los materiales, dado que por las características de las materias primas es difícil saber si las fracturas que observamos son postdepositacionales (p.e. pisoteo). Por ello y por las características de cada uno de los sitios, no hemos considerado mayormente estos agentes. En este informe se ha integrado información de las materias primas no formatizadas de las cuadrículas H4 y nw10b, del sitio Tu-54, a modo de complemento de los resultados.

Según el conteo general de Cuentas según materia prima, observamos que en su mayoría corresponden a mineral de cobre (65,19%), concha (26,79%) y óseo (2,53%), hay que salvaguardar el hecho que la proporción de cuentas está sesgada por el sitio Tu-54, el cual posee 373 especímenes de los cuales 296 son de mineral de cobre. Existen otras materias primas aunque poco frecuentes como el basalto (1,69%) y otros minerales (1,27%). Llama bastante la atención la presencia de 3 cuentas de azurita o lapislázuli (0,63%). De ser esta última, hay que recordar que dicha piedra posee una única fuente localizada en el Cono Sur.

Tecnológicamente, un 90% está trabajada por pulido, presentando evidencias de talla sólo las piezas de mineral de cobre (4,2%). La perforación está concluida en un 45,78% de los casos, no concluida en un 38,43% y ausente en un 12,2%. En general la perforación se presenta bicónica en las piezas con la perforación concluidas, a diferencia de aquéllas en donde esto no ocurre, en donde hay más variabilidad (cónica, bicónica, no determinada, etc.)

En cuanto a aspectos morfológicos, observamos que un número de 413 (87,1%) son circulares, y unas 19 (4%) poseen una tendencia hacia el circulo, al presentarse ovaladas o irregulares (en proceso de formatización). Los bordes se encuentran en su mayoría regularizados (90,3%) o en proceso a la regularidad (2,9%). La sección de las piezas se encuentra en un 54,2% plana y en un 30,2% rectangular.

Del total del conjunto un 31,7% se presenta terminada, un 52,5% incompleta, y un 15,8 no determinados, por presentarse en estado de fragmento (<50% de la pieza) o fracturadas (>50% de la pieza), con lo cual se restringen las posibilidades de observación de la cadena operativa a un 84,2%. Para observar las cuentas según tamaño se generaron intervalos, los que fueron construidos a partir del largo y del conjunto de Cuentas completas (40,1%) y fracturadas (37,6%), no fueron considerados los sitios Tu-55 y Tu-55a por tener cada uno un solo ejemplar.

Tabla 3. Frecuencias de Materias Primas por Sitio

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Es fácilmente observable la diferencia de los resultados por periodo. Así, en el periodo Arcaico vemos una preeminencia de cuentas de concha, presentándose en un 86,52% de este material, versus un 5,6% de mineral de cobre y un 7,87% de restos óseos. El sitio que presenta más concentración de material óseo es Tu-52, en el cual se encuentran en su mayoría cuentas terminadas (n=27), no obstante, llama la atención que de las 5 cuentas en proceso de fabricación 4 son de mineral de cobre. Si bien existen cuentas con el pulido o la perforación inconclusa, en general se ve poco la cadena operativa, es por ello que en casos como el anterior se infirió el proceso a partir de las cuentas terminadas.

En cuanto a los sitios formativos, se observa una mayor diversidad de materias primas, a pesar del predominio del mineral de cobre. Siguen siendo ocupados la concha y el hueso, aunque en menor cantidad que durante el periodo Arcaico. En los restos de concha registrados, e identificados como una especie en particular, se ve una predominancia de ostión en el Arcaico y de caracol terrestre en el Formativo.

Se observa un carácter especial de Tu-54, debido a que presenta un número de cuentas incomparable con el resto de los sitios de la muestra, correspondiendo a un 78,7% (n=373) del total. Además de esto, dicho sitio presenta un número muy importante de Cuentas en proceso de fabricación y de materias primas asociadas, por lo que estamos frente a la posibilidad clara de extraer la cadena operativa del conjunto con ejemplos de su proceso. En los demás sitios del periodo, Tu-55, Tu-55a y Tu-122, existe un número reducido del material en estudio, el que se encuentra en general en un estado incompleto de fabricación.

Gráfico 1. Porcentajes de la muestra por sitio

A continuación revisamos la muestra sitio a sitio con sus respectivas cuadrículas. Advertimos que se privilegió la generación de una secuencia que hiciera posible la comprensión del proceso productivo, para finalmente lograr comparar entre las distintas unidades temporales, por lo que los niveles de los sitios no fueron considerados acuciosamente si no era estrictamente necesario (p.e. Tu-67). En cuanto a los aspectos formales, las fotografías presentan su respectiva escala, la cual está representada en un costado de la imagen, representando el cuadriculado blanco y negro 1 cm. cada uno.

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Periodo Arcaico Tardío, fase Tulán

Tulán 52 (Tu-52) Como ya se exhibe en la descripción de la muestra, este sitio está ubicado en la parte sur

del curso alto de la quebrada homónima, correspondiendo a un conjunto de habitaciones circulares aglutinadas, cuyas fechas de 4390±70 AP y 3860±60 AP lo sitúan en el periodo Arcaico Tardío (Núñez et al. 2005). La muestra del sitio corresponde a un total de 35 cuentas, provenientes de las cuadrículas nwA5, nwA6 y nwA7, ubicadas dentro del sitio de Tulán 52.

o nwA5 (n=21): Esta cuadrícula presenta la mayor cantidad de cuentas de la muestra del sitio. Una leve mayoría se observa completa (57,1%), mientras el resto se observa fracturada (42,9%). Se advierten 7 con erosión por proceso de formación natural.

Las frecuencias de materias primas nos señalan un 61,9% de cuentas malacológicas, estando presentes de manera importante el mineral de cobre y el óseo. Es considerable señalar que de las cuadrículas analizadas del sitio, ésta es una de las pocas que presenta restos de materias primas de mineral cuprífero. Además dos de las tres cuentas inconclusas son de dicho material y corresponden a esta unidad.

En términos tecnológicos se registra el predominio de cuentas terminadas (76,2%), cuya perforación es bicónica o cilíndrica. Las dos cuentas en proceso son de mineral de cobre de forma tubular, sin embargo, una posee perforación bicónica y otra cónica, seguramente por un estadio diferencial de manufactura. Los bordes están en su totalidad regularizados y las terminaciones son pulidas. Las técnicas utilizadas han llevado a generar cuentas en su mayoría de concha, circulares y con una sección plana.

Fotos 1 y 2. Cuentas de Mineral de Cobre. Tu-52. Izq. nwA5 (3), Der. nwA6 (1)

o nwA6 (n=8): Los escasos materiales de esta cuadrícula son en su mayoría provenientes de la capa IV, en general se presentan completas y terminadas, excepto una de mineral de cobre que es de sección tubular. Tecnológicamente predomina el pulido y el borde regularizado en un ciento por ciento, siendo la perforación en su mayoría cilíndrica o bicónica, excepto dos ejemplares que muestran una forma cónica.

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o nwA7 (n=6): Esta cuadrícula presenta las mismas características tecnológicas que las anteriores. La única cuenta incompleta de concha se presenta en forma de fragmento (<50% de la pieza) y su horadación es cónica. La sección de las cuentas es en su totalidad plano y el alto es bastante delgado, en promedio 1,3 mm, por lo que no es raro que técnicamente se elija la opción de perforar cónicamente. Se observa la presencia de una cuenta gris, probablemente por exposición al fuego. Todas las piezas son de malacológico, una identificada como valva de ostión.

Los ejemplares registrados en Tu-52 en un 74,3% se encuentran terminados, correspondiéndose en su mayor parte con perforaciones bicónicas y cilíndricas, lo cual es bastante elocuente si pensamos que la presencia de perforaciones cónicas es técnicamente de baja frecuencia (14,3%) o de un proceso de manufactura retrasado (8,6%).

En términos de materias primas, claramente la preferida son las valvas de moluscos (74,3%), seguidas en proporción similar por el óseo (11,4%) y los minerales de cobre (11,3%). No se descarta que el lugar de fabricación de cuentas esté en otro sector del sitio, esto debido a la presencia de perforadores grandes que atestiguan la actividad de horadar las piezas (Cartajena com.pers.).

Tabla 4. Tu-52 (Concha y Mineral de Cobre). Formatización, Regularización del borde (en

cursiva), Conclusión (en negritas)

Al ser ingresadas las medidas al programa SPSS, para generar gráficos de ‘Caja y Arbotante’, los resultados son los siguientes para las cuentas de concha. Los Diámetros se ven en un 50% acotados entre los 4,2 mm y los 6,6 mm (mediana), sin embargo, el 50% restante tiene una mayor dispersión de entre los 6,6 mm y 10 mm. El Alto se comporta de manera similar al diámetro, moviéndose el 50% de la muestra entre 1mm y 1,6 mm, mientras el 50% restante muestra una amplia dispersión de entre 1,6 mm y 4,8 mm. La perforación tiende a estar sobre los 2 mm, aunque un 25% se observa bajo este número, pero sobre los 1,2 mm. Finalmente, la distancia entre el borde y la perforación (índice) está en un 50% acotada entre los 2,3 mm y 1,5 mm (ver Anexo 4).

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Según los Intervalos de tamaño generados arbitrariamente a partir del diámetro, obtenemos que la mayoría se ubica en los rangos de entre los 5,1-7,5 y 7,6-10 mm, sin embargo, es el segundo el que posee una desviación estándar menor. Ello confirma lo anteriormente revisado, en donde las cuentas en este sitio se presentan 50% acotadas en los 4 a 6,6 mm, pero existe un 50% que parte desde los 6,6 mm y termina por sobre los 10 mm, superando sólo 1 esta medida (Anexo 4).

En resumen, los tamaños de las cuentas se presentan en su mayor parte dentro del rango de los 6 mm y los 9 mm, las perforaciones tienden a ser de gran tamaño, en general bicónicas. Las formas son variables sobre todo en las malacológicas, lo cual se ve especialmente explícito en los altos. Las cuentas de mineral de cobre se presentan tubulares, no obstante, hay evidencias de piezas de otros tipos aunque fuera de la muestra revisada (ver foto 3).

Foto 3. Perfil Norte. Tu-52. B6 (fuera muestra) Tabla 5. Intervalos Largo

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El sitio Trancisional o fase Tarajna

Tulán 94 (Tu-94) Este sitio Trancisional corresponde a un campamento habitacional abierto, cuyas fechas

de entre 3400±40 y 3110±60 AP lo sitúan como un punto intermedio entre los sitios arcaicos tardíos (Tu-52) y los asentamientos de la fase Tilocalar. Según las características del depósito se lo ha interpretado como un asentamiento residencial. Su registro presenta elementos del Arcaico Tardío como morteros de hueco cónico, un predominio de puntas de proyectil en el conjunto lítico, una abundancia de rocas silíceas y toba para la confección de instrumentos y dominio de camélidos grandes; elementos todos que presentan sincretismo con artefactos de la fase Tilocalar como la presencia de metalurgia de oro, cerámica temprana, predominancia de microperforadores y un dominio de cuchillos de tecnología expeditiva (De Souza et al. 2004). La muestra seleccionada para esta práctica corresponde a las cuadrículas se2e, sw2e, sw3a, sw16L, sw20k y sw27k, las que han arrojado un total de 28 piezas. Vale la pena mencionar que según las características de las cuadrículas han arrojado números de materiales diferenciados, lo cual apoya la interpretación efectuada anteriormente de las áreas de actividad.

o se2e (n=1): Cuadrícula con baja potencia estratigráfica, presenta solo un ejemplar de concha de molusco proveniente de la capa superficial, se presenta fracturada, aunque en estado de formatización terminado, pulido, con perforación bicónica. Es cuadrada (Foto Derecha).

o sw2e (n=1): En esta unidad se ve una baja potencia estratigráfica, es por ello que sólo se ha registrado una pieza. La cuenta es de valvas de molusco y se muestra terminada por pulido, con una perforación cónica.

Foto 4. Cuenta de Concha Caracol. Tu-94. se2e.

o sw3a (n=1): Sus características estratigráficas son símiles a las descritas anteriormente -con menos de 25 cm de profundidad- presentándose sólo un espécimen conchífero, terminado por pulido y con perforación bicónica, con una sección bastante gruesa, en cuyo largo es visible la especie del molusco (ostión). Es cuadrada.

o sw16L (n=8): Correspondiente a un basural externo, ubicado en el sector intermedio de dos conjuntos, presenta el mayor número de ejemplares en la capa III. En su mayoría se presentan terminadas, sólo una fracturada. Tecnológicamente se visualizan simétricas y de sección plana, terminadas por pulido con una frecuencia de perforación bicónica de 37,5% y un 62,5% de cónicas. Las frecuencias de materias primas señalan que 5 de ellas son de valvas de moluscos (tres de ellas identificadas como ostión), 2 de óseo y una de mineral de cobre. Esta última bastante grande (largo=22,8), no es posible identificar su estado de fabricación, su perforación es cónica.

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Foto 5 y 6. Cuenta Mineral de Cobre. Tu-94. sw16L. Capa II.

o sw20k (n=1): Correspondiente al interior de una estructura, no es extraño encontrarse con tan baja frecuencia de materiales, dado que a diferencia de los basurales, los lugares de ocupación y vivienda está sujetos a prácticas de limpieza. La cuenta de concha registrada está completa, es simétrica y plana, terminada por pulimento (inferido por estrías en una de sus caras), con una perforación bicónica.

o sw27k (n=16): Basural externo ubicado en el sector sur, presenta la mayor cantidad de cuentas de la muestra del sitio. Llama la atención que la cuenta encontrada en superficie es la única fracturada, y sólo una cuenta de la capa III se presenta en proceso de regularización del borde (en comparación con la muestra del sitio). La mayoría de las piezas se encuentra en estado completo de conservación, estando terminadas tanto en el borde por pulido, como en la perforación (100%), la cual es efectuada en un 43,8% bicónica, y en un 56,3% cónica. Las materias primas son en su totalidad malacológicas, identificadas 3 como ostión. Las formas son casi completamente circulares (n=14), las cuadradas existentes tienen una sección más espesa que las primeras (n=2).

En cuanto al sitio en general vemos que las piezas en términos de materias primas presentan una frecuencia de 89,3% de malacológicos, versus un nimio 7,1% de óseo y un 3,6% de mineral de cobre (1 pieza, la única en proceso del sitio). Se encuentran en un 92,9% terminadas, lo cual nos señala un lugar más de consumo que de fabricación. La perforación se encuentra en un 46,4% bicónica, y en un 53,6% cónica, con lo cual vemos una leve preferencia por esta última forma de horadación, aunque lo interpreto más como un ‘empate técnico’ en términos de frecuencias absolutas (13 a 15). Las terminaciones son pulidas y los bordes regularizados. Las secciones se observan en general planas, no obstante, hay varias arqueadas debido a la forma de las valvas. Las formas son en su mayoría circulares, sin embargo, existen 6 ejemplares que se salen de la norma tendiendo al cuadrado y presentando secciones rectangulares.

Al ser ingresadas las medidas al programa SPSS, para generar gráficos de ‘Caja y Arbotante’, los resultados son los siguientes. El diámetro presenta el rango intercuartil más acotado de los sitios de la muestra (5,2 mm), encontrándose un 75% entre 6,5 mm y 4,7 mm. El alto se observa acotadísimo entre 0,8 mm y 1,7 mm (rango 0,9), exceptuando tres casos que sobrepasan los 2 mm, todas las piezas se acercan a los 1,2 mm (mediana de la muestra). La perforación se encuentra limitada entre 1,2 y 2 mm, presentándose la mitad muy cercana a la media de 1,6 mm (Anexo 4). Los intervalos de tamaño señalan a la mayoría de las piezas (13 de 17) en un rango entre 5,1-7,5 mm, estando las restantes en un rango menor a 5 mm. No existen cuentas de mayor tamaño en los diámetros de piezas completas o fracturadas. En suma, las piezas presentan una alta estandarización en términos de tamaños. Sus dimensiones se presentan pequeñas, en especial la perforación, la cual es menor que Tu-52.

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Fase Tilocalar, inicios del Formativo en el Salar

Tulán 54 (TU-54) Ubicado en el lado sur del curso alto quebrada, corresponde a un yacimiento monticular

con evidencia de actividades en superficie distribuidas en cerca de 2.700 m2, con fechas que oscilan entre los 3080±70 y 2380±70 AP. Este sitio ha sido catalogado como ritual, tanto por su ubicación centralizada dentro de la quebrada, como por las características de su arquitectura y depósito. Todos estas características hablan a favor de actividades de quema y ofrendatorio, las que son sumadas a la presencia de variados entierros de neonatos con bienes especiales (metales, conchas del Noa, etc.) en el piso ocupacional ubicado dentro del recinto (Núñez 1992a, 1994). Las cuadrículas seleccionadas del sitio están ubicadas en sectores intramuro y extramuro, y tienen la peculiaridad de presentar un número importante de cuentas de collar. Estas corresponden a la H4 intramuro (n=125), la nw10b (n=106) y la extramuro 3w (n=142).

o H4 (n=125): Es importante comenzar diciendo los problemas de clasificación que presenta esta cuadrícula, la cual fue excavada en los ’70, pero la separación de materiales fue efectuada en el 2002. En esta fecha fueron detectados ciertos problemas con el etiquetado, los cuales generaron que el nivel 14, o piso ocupacional, fuera bastante más amplio que los demás.

En cuanto a la conservación, encontramos sólo un 19,2% fragmentadas (<50% de la pieza), un 34,4% fracturada (>50%) y un importante 44,8% se encuentran completas. Según evidencias de restos de materias primas sin formatización, tenemos 281 fragmentos correspondientes en su mayor parte a minerales de cobre. Esta última información puede sumarse a la de la materia prima de cuentas semi y formatizadas, así tenemos que un importante 87,2% es de mineral de cobre, versus un 5,6% de concha, un 4,8% de otros minerales y un 1,6% de óseo. Las técnicas de formatización se ubican principalmente en el pulido (76,8%), el que es preferido en las cuentas terminadas, sin embargo, se utiliza bastante el tallado en el mineral de cobre (12,8%), y existen evidencias de pulido y tallado en algunas cuentas, todas de mineral de cobre (9,6%).

Gracias a las características del registro, en esta cuadrícula podemos extraer importante información de la cadena productiva de cuentas formativas de mineral de cobre. En esta unidad encontramos que un 68,8% se encuentra en proceso de fabricación, y sólo un 14,4% terminada. De las cuentas de mineral de cobre (82,4%, n=103) completas y sin perforación concluida, es decir, que no se han fracturado durante el proceso, encontramos 28 casos, de los cuales sólo uno corresponde al inicio de una perforación cónica. Por otro lado, la totalidad de las cuentas con la perforación terminada son bicónicas (n=17). De las piezas fracturadas cuya perforación no está concluida, sólo en un caso no se observa perforación, mientras que los demás poseen tanto evidencias de perforación cónica como bicónica en igual cantidad (14 y 14). Es elocuente que nuevamente la totalidad de las piezas terminadas posean una perforación bicónica. En cuanto a los fragmentos, podemos decir solamente que a las que se ha identificado la perforación completa es del tipo bicónica.

Al efectuar un cruce entre la formatización del borde y el proceso de perforación encontramos que el borde en 7 casos está en proceso mientras la perforación está ausente, de ellos en 4 casos la perforación se presenta bicónica. Con el borde irregular, hay 6 casos en que la perforación está ausente, y un caso en que la perforación es cónica pero no está concluida. Cuando el borde es regular la perforación la encontramos en 18

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casos ausente, 21 bicónica no concluida, 30 bicónica concluida, 14 cónica no concluida, y sólo dos casos no determinadas (Anexo 2).

Las cuentas de otras materias primas, en general presentan perforaciones bastante variadas. Llama la atención la presencia de 2 cuentas de hueso largo de roedor con los extremos pulidos, cuyo canal medular es utilizado como perforación. En cuanto a las cuentas de concha, en su mayoría se observa sólo pulido, y de las especies identificadas observamos 2 cuentas de caracol, una de las cuales posee dos perforaciones.

o nw10b (n=106): Esta unidad presenta una conservación de piezas de un 41,5% completas, un 33,9% fracturadas y de un 23,5% fragmentadas. Las materias primas utilizadas son un poco más equivalentes que en la unidad descrita anteriormente, dado que no existe una preeminencia tan explosiva de los minerales de cobre. Así, tenemos que un 55,6% corresponde a minerales de cobre, un 29,2% a malacológicos, y un 15,1% a otras materias primas (basalto, toba, pumacita, etc.). Según el registro de materias primas no formatizadas, hay un 95,4% de restos de mineral de cobre, a lo cual se suma un 11,3% de conchas, entre las que encontramos 8 conchas de caracol del Noroeste Argentino, y 3 fragmentos de ostión.

En términos tecnológicos podemos visualizar un grado de formatización de 39,6% en proceso de manufactura y un 42,5% de piezas terminadas. De estas el número más importante en proceso es el mineral de cobre, y las más terminadas son las de concha.

En cuanto a las cuentas de concha, en lo referente a lo tecnológico podemos decir que se encuentran en su mayoría completas y con la perforación concluida (53,3%), la cual es en su mayoría bicónica (57,1%), siendo las restantes cónicas y cilíndricas. De las 3 fracturadas sólo una se encuentra incompleta. Al cruzar estos datos con la regularización del borde, nos encontramos con que 2 tienen el borde irregular y perforación cónica, mientras las restantes mantienen un borde regular. En general se prefiere el pulido. Las especies identificadas son 10 cuentas de ostión y 2 de caracol.

Foto 7. Cuenta Ostión. Tu-54. Nw10b. Nivel 22

En cuanto al mineral de cobre (n=59), podemos decir que técnicamente se ocupa el pulido en un 97,6%, el que se observa como el preferido en los ejemplares terminados, a diferencia de la combinación de pulido y tallado (8,5%) que está bastante presente en piezas incompletas. El tallado se registró en 2 casos, ambos en proceso de fabricación.

Encontramos sólo 8 cuentas completas, de las que la única con perforación terminada tiene forma bicónica. Entre las 7 sin perforación terminada encontramos cónicas (3) o

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simplemente ausentes (4). Las cuentas fracturadas y terminadas muestran 3 cónicas y 7 bicónicas, lo cual confirma la tendencia a pesar del nuevo dato; mientras las que no poseen la perforación terminada son tanto bicónicas como cónicas o ausentes. Los fragmentos muestran todas las tendencias, siendo predominantes las perforaciones cónicas.

El borde es irregular sólo en un caso cuando la perforación es bicónica y en 3 cónicas, ambas no terminadas. Pero cuando es regular, es bicónica en 14, es cónica en y 17 (13 no terminadas), está ausente en 8 (Anexo.2).

En esta unidad se han encontrado un número de 6 cuentas ennegrecidas por combustión, las cuales son 3 de concha, 1 de óseo y 2 de mineral de cobre.

o 3W (n=142): Unidad ubicada en el sector extramuro oeste, posee una gran cantidad de cuentas, de las cuales sólo un 15,5% se encuentran completas, un 30,3% en forma de fragmento y un 54,2% fracturadas. Estos datos son muy decidores si los cruzamos con el grado de formatización de las cuentas, las que en su mayoría se encuentran en proceso y quebradas, y una mínima parte se encuentran terminadas (8,5%). De las terminadas cinco son de mineral de cobre, circulares, pulidas y con la perforación bicónica. Las de concha terminadas son pulidas, circulares (excepto una irregular) y su perforación es variable (tanto cónica, bicónica y cilíndrica). La proporción de materias primas es la siguiente: 2,11% de otros minerales (basalto, piedras graníticas), un 7,7% de malacológico (1 de ostión), y un 90,1% de mineral de cobre.

En términos técnicos sólo describiremos lo referente a las cuentas de mineral de cobre, dada su abundancia en el registro. Las piezas completas se presentan sólo en dos casos terminadas, mientras que en 8 casos se encuentran en proceso de fabricación, una con la perforación concluida y 7 ausente.

Fracturadas se encuentran en 3 casos terminadas. 69 casos se observan en proceso, de las cuales 4 se encuentran con perforación concluida de forma bicónica, y sólo un caso cilíndrica. 61 se encuentran sin la perforación concluida, pero en 27 se presenta bicónica y 27 cónica. La perforación se registra ausente en 5 casos.

Las piezas fragmentadas se encuentran en proceso en 24 casos, nunca se encuentran terminadas y hay un número de 5 con proceso no determinado. Las piezas en proceso presentan una perforación no concluida en 19 casos, de los cuales 6 son cónicos, 9 bicónicos y sólo un caso se observa ausente. Las con perforación concluida poseen una forma bicónica (n=3) y no determinada (n=2).

En cuanto al borde, en general se presenta regularizado, sólo hay seis casos en que este se presenta irregular o en proceso, y se expresan mayormente cuando la perforación

está ausente o no concluida (Anexo 2).

Foto 8. 3w. Cuentas mineral de cobre, concha y lítico.

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Foto 9. Cuentas de mineral de cobre. Tu-54. 3w.

Al ser ingresadas las medidas al programa SPSS, para generar gráficos de ‘Caja y Arbotante’, los resultados son los siguientes. Las cuentas de concha presentan un diámetro con un 50% acotado entre 4,3 mm y 3,2 mm, mientras la parte restante de la muestra presenta una variación importante entre 7,8 y 4,3 mm. El alto se encuentra restringido entre 2,2 y 0,5 mm (rango 1,7), estando todos los casos muy cercanos a la mediana (1,2), excepto cuatro casos que se escapan mucho al conjunto. La perforación se presenta en un rango desde 1 mm a 2,4 mm, siendo el 75% de medidas inferiores a 1,7 mm. Se escapa sólo un caso a los 2,9 mm. Los Intervalos de tamaño creados con el largo o diámetro de las cuentas completas y fracturadas, nos muestran que la mayoría de las piezas se encuentra bajo los 6,8 mm, presentando una desviación estándar bastante pequeña (Tabla 6).

Las cuentas de mineral de cobre presentan medidas con dispersión similar a una normal. El diámetro se presenta acotado entre 5,5 mm y 7,4 mm, muy cercano a la mediana de 6,7 mm, aunque un 25% de la muestra presenta bastante variación en el cuartil más bajo (3,3-5,5 mm) y otro 25 se encuentra con una amplia variación en el cuartil más alto (7,4-9,6 mm). El alto presenta una importante dispersión (rango 3,8), encontrándose la mayor dispersión sobre la mediana: de 3,4 mm a 5,4 mm, y cinco casos que se escapan. La perforación posee una mediana (1,6) bastante mayor que las de concha (1,3) del mismo sitio, presentando un 50% entre los 1,3 mm y los 1,9. Los rangos de Intervalo nos señalan un importante 65% de concentración de piezas entre 5,1-7,5 mm. En la Tabla 3 es posible visualizar un número importante de cuentas menores a 5 mm y sobre los 7,5 mm. De ello podemos concluir que se están fabricado al menos 3 rangos de tamaño bien definidos (Anexo 4).

Tabla 6. Promedios y desviación estándar del Largo Cuenta por Materia Prima

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Tulán 55 (TU-55) Ubicado en la parte media de la quebrada, es un sitio multicomponente. Los niveles

asignados al Formativo Temprano - E VI, VII y VIII – están fechados en 2840±40 AP. Dichos estratos se concentraron preferentemente en el sector más externo de la cueva. Debido a su condición de cueva y a las características del depósito, ha sido interpretado como un asentamiento de tarea (Núñez et al. 2004a). La muestra de este sitio es bastante exigua, correspondiendo sólo un ejemplar a Tu-55 y otro a Tu-55a extensión del primero pero en la parte externa de la cueva.

La cuenta de Tu-55 corresponde a la cuadrícula 7 del estrato VI b, la cual se encuentra fracturada y en proceso de fabricación, es de mineral de cobre y su perforación está concluida y es bicónica. Su sección es bastante espesa (4,7 mm), su forma circular tiene un diámetro de 6,5 mm.

La cuenta de Tu-55a proviene de un sondeo llamado Test 1, específicamente del estrato IX (1), su conservación es completa y su estado de fabricación terminado, es blanca y plana, probablemente de sílice, su perforación es bicónica y su tamaño es bastante reducido (largo: 3,4 mm).

Tulán 122 (Tu-122) Ubicado en la parte baja/media de la quebrada de Tulán, corresponde a un campamento

habitacional compuesto por estructuras aglomeradas y aisladas, principalmente circulares y subcirculares con arquitectura muy símil a Tu-54. No obstante, según sus características ha sido señalado como un asentamiento residencial. Los materiales analizados provienen de la cuadrícula 17L SW, ubicada sobre un basural en el exterior de los recintos 90 y 92, los que se encuentran contenidos en el conjunto arquitectónico 22 (Carrasco et al. 2004).

La muestra corresponde a 8 piezas, las cuales en su mayoría se encuentran fragmentadas. Hay dos cuentas completas, ambas terminadas, una de mineral de cobre y otra de concha. La primera presenta una perforación bicónica y su sección es casi cuadrada, a diferencia de la cuenta malacológica, la cual se presenta plana, con una perforación bicónica. Se evidencia a través del pulido la especie del molusco: ostión.

Las demás se encuentran en estado de fragmento por lo que es difícil distinguir todos sus atributos, no obstante, todas son de mineral de cobre y se encuentran en proceso de fabricación, sólo una presenta el borde irregular. Las formas tienden a la circularidad, y las perforaciones en proceso son cónicas, excepto una que se encuentra en un estado más avanzado y que por tal es bicónica. Una de ellas es un pendiente, el cual había sido registrado anteriormente.

Foto 10. Pendiente. Tu-122. Sw10L.

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El Sitio con fechas Formativas, pero con Cuentas Arcaicas

Tulán 67 (Tu-67) Ubicado en la parte baja/media de la quebrada, corresponde a una cueva o alero con

varias ocupaciones asignado como campamento de tarea, oscilando desde el Arcaico Temprano al Formativo Tardío. Se ha obtenido fechas de 3640±120 y 8190±120 AP, la cual junto al material lítico ha servido para asignar el estrato III y posiblemente el estrato II a la fase Tilocalar y, entre los estratos V y VIII se ubicarían las ocupaciones Arcaicas (Núñez et al. 1994). La muestra del sitio corresponde a las cuadrículas 5 y 6 arrojó un n total de 27.

o Estratos Arcaicos (IV-VIII) Cuadrícula 5 (n=6): Contiene 6 cuentas de concha, de las cuales 5 están terminadas y son circulares, una está identificada como ostión. Todas poseen el borde regularizado y están terminadas por pulido. Las perforaciones son cilíndricas y cónicas, nunca bicónicas. Llama la atención en este sitio la presencia de pequeñas conchas de caracol (gasteporodea) con orificios o partidas por la mitad y pulidas, encontrándose una en esta selección. Además registramos la presencia de una semilla con un orificio que pudo ser utilizada como cuenta, no obstante, no se han encontrado registros al respecto en la bibliografía publicada.

o Estratos Formativos (II-III) Cuadrícula 5 (n=10): No varía sustantivamente de los niveles supuestamente Arcaicos, la conservación de las piezas es completa, y sólo una se encuentra en proceso de fabricación. La única variación con respeto a la unidad anterior la constituye la presencia de perforaciones bicónicas (n=4).

Los bordes se presentan regularizados, y las terminaciones han sido efectuadas por pulido. Las secciones son bastante irregulares, al igual que la simetría. Esto último lo adjudicamos a la selección generalizada de la anatomía de la valva del molusco. La concha es la materia prima ciento por ciento predominante. Una de las piezas ha sido identificada como ostión. Existen dos ejemplares de concha de caracol pequeño, las cuales poseen las mismas características que lo descrito en la unidad anterior.

Cuadrícula 6 (n=11): nuevamente nos encontramos con que las piezas de los niveles superiores presentan una conservación bastante más fragmentada que la de los niveles más profundos. Este es el caso del nivel II de esta cuadrícula, la cual posee tres fragmentos de cuentas terminadas de concha. El nivel III posee 8 cuentas de las cuales 4 están terminadas y pulidas. Las perforaciones son en tanto cónicas (n=3) como bicónicas (n=2), hay un número pequeño de no definidas (n=2). Todas los ejemplares de la cuadrícula son de concha, de las identificadas una es de ostión, y cuatro de las pequeñas conchas de gasteporodea que ya hemos descrito y que poseen las mismas características: con orificios o partidas por la mitad y pulidas.

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Fotos 11 y 12. Tu-67. C5 (Izq.), nivel III. C6 (Der.), nivel III esquina SW.

Al ser ingresadas las medidas al programa SPSS, para generar gráficos de ‘Caja y Arbotante’, los resultados son los siguientes. El largo o diámetro se presenta entre 4,1 mm y 6,8 mm, presentándose el 50% disperso entre 4,9 mm y 6,8 mm, escapándose sólo un caso a éste rango. El alto posee una mediana de 1,2 mm, con un rango de variación bajísimo de entre 0,9 y 1,7 mm (rango 0,8). La perforación se presenta bastante acotada entre los 1,3 mm y los 1,8 mm, estando el 75% entre esta última medida y 1,5 mm.

Los rangos de tamaño arrojan que 15 de 17 cuentas consideradas presentan un rango de tamaño inferior a 6,8 mm. Las piezas menores a 5 mm presentan una desviación estándar menor que el rango de entre 5,1-7,5 mm.

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Conclusiones

Cumpliendo los objetivos planteados para esta práctica, desde cuantificar el conjunto según cantidades por materia prima, por sitio; medir con pié de metro las variables de tamaño (largo, alto, ancho y diámetro perforación). Hasta registrar las siguientes materias primas: mineral de cobre, concha, óseo y otros (basaltos, sílices). De ello concluimos y señalamos que:

La cadena operativa identificada a través de piezas de concha Arcaicos y Transicionales, la mayoría completas, pasa primordialmente por una selección de ostión y de caracol pequeño (Tu-67). Las valvas serían molidas con un percutor (Suárez 1981) para luego seleccionar los restos más cercanos al tamaño requerido, esto es inferido a partir del marco teórico referencial. Posteriormente sería preparado el borde de la preforma por medio de pulido, para finalmente fabricar la perforación, predominando las formas cónicas. Según las evidencias revisadas, en general tenemos las cuentas de concha terminadas y sin evidencias de talla, mas sí de trituramiento (resquebrajamiento). Pero además hemos identificado una segunda secuencia, la cual se refiere a los caracoles registrados en TU-67, la que implicaría la selección de los pequeños gasteropodea, para luego efectuar su división dejando expuesto el canal del espiral interior, pulir el borde, o efectuar una perforación en la apertura u opérculo (Foto 16).

La cadena operativa formativa de cuentas de concha es un poco diferente, partiendo de la inclusión de caracolas terrestres del Noroeste Argentino, de las que hay evidencia ya en Tu-94 (Strophocheilus) (Ortiz 2003), aunque aún hay presencia de cuentas de ostión. Las etapas iniciales son bastante similares a las arcaicas. Se empieza por moler las conchas para luego ser pulidas y perforadas, finalmente se les da la forma circular. Al igual que en el Arcaico las perforaciones varían bastante, al parecer según el tamaño de la sección, siendo las planas más asociadas a la perforación cónica y las más gruesas a la bicónica, aunque no es una ley inviolable.

La cadena operatoria de las cuentas de mineral de cobre es más o menos la misma tanto en el Formativo como en el Arcaico. Así luego de la extracción de la materia prima y el chancado del mineral (Salazar 2003), los nódulos resultantes son tallados con la finalidad de obtener piezas adecuadas para la extracción de preformas del tamaño adecuado. El tallado de las piezas pasa por varios procesos, evidenciados en las materias primas recogidas en las cuadrículas H4 y nw10b del sitio Tu-54. En estas unidades se observan restos de mineral de cobre con su corteza blanca (Rees 1999), además de algunos restos preparados de formas peculiares. Estas formas son acondicionadas para la extracción de láminas de distintos tamaños. Esta operación es a veces favorecida por el mineral mismo, el cual tiende a agruparse en estratos.

Foto 13. Preformas. Tu-54. nw10b

Cuando se obtiene la forma requerida se procede a la formatización del borde por tallado y posteriormente por pulido, para finalmente efectuar la perforación. Esta última en la mayor parte de los casos es bicónica, sobre todo en las cuentas tubulares. Además esta es la etapa más compleja del proceso, dado que la tasa de quiebre aumenta casi al doble en comparación con las etapas anteriores, en donde el quiebre se produce más por las condiciones del mineral que por la complejidad de una acción tecnológica (ver Foto 8).

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Las piezas resultantes según las distintas operaciones son un poco diversas. Así, las cuentas de concha arcaicas se presentan variables según el sitio, siendo siempre de tamaño mayor que las cuentas formativas y con perforación escasamente bicónica.

En Tu-52 las cuentas son en general de mayor tamaño que las del resto de la muestra (mediana 6,6) y presenta una importante variación. La perforación también se presenta bastante grande, cubriendo 1/3 del diámetro de la pieza. Se observa una variación importante en el Alto, lo cual es interpretado como una selección homogénea de la anatomía de la valva del molusco (dientes cardinales, fosetas, dientes laterales, umbo, plano de comisura, etc). Es importante hacer notar que las perforaciones de Tu-52 son las con mayor tamaño de la muestra, lo cual es posible de asociar a los perforadores encontrados en el sitio, los que notoriamente son de mayores dimensiones que los de sitios formativos (Cartajena com.pers.).

Tu-94 muestra menor tamaño que las anteriores (M=5,2), se observa un rango de variación más pequeño que Tu-52, y sus medidas no sobrepasan los 6,5 mm. Los altos son bastante restringidos siendo en su mayor parte planos, lo cual denota una selección de las partes delgadas del bivalvo observado (ostión), a diferencia del sitio anterior. La perforación está en una proporción de 1/3 con respecto al diámetro total de la cuenta, y presenta un rango de 1,2 mm a 2 mm, con lo cual confirmamos el tamaño menor de las cuentas de transición con respecto al sitio Arcaico. Se interpreta esta alta estandarización como resultado de un proceso de manufactura altamente organizado.

El sitio Tu-67 ha sido muy complicado de clasificar, debido a que según los antecedentes correspondería a un sitio formativo. Al menos en lo que a cuentas se refiere, es muy símil a Tu-52 en morfología y a Tu-94 en tamaños, y muy diferente a Tu-54, el sitio valuarte de la fase Tilocalar. Esto último no sólo es debido al argumento ya señalado, sino que además, hay una ausencia de cuentas de mineral de cobre, de explosiva presencia durante el Formativo Temprano, y hay una industria de adornos efectuados en caracoles pequeños, ausente durante dicho periodo y el anterior. Estas cuentas presentan los rangos de variación más acotados, variando muy poco el alto y la perforación, sus medidas son más bien pequeñas (alto M= 4,9), manteniendo dos tipos de medidas: grandes y pequeñas. Esto puede tener relación con la baja potencia del estrato formativo que presenta el sitio, en relación con el arcaico (Cartajena com.pers.).

Finalmente, Tu-54, posee una muestra de cuentas de concha porcentualmente pequeña, pero con amplia dispersión de tamaño. No obstante, su perforación es de las más pequeñas del sitio siendo además de un rango acotado. El alto es muy variable, a pesar que se está priorizando un diámetro reducido. En general se presentan menores a 6,8 mm y su mediana es de 4,3. Se encuentran en su mayoría terminadas en el sitio, exceptuando algunos trozos perforados de Strophocheilus.

Fotos 14 y 15. Cuentas de Concha. De izquierda derecha. Tu-67 (C5), Tu-52 (nwA6), Tu-94 (sw27k).

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Fotos 16 y 17. Comparación. Tu-52 y Tu-67.

Foto 18. Cuentas de valva de Ostión. Foto 19. Tu-67, caracol con perforación Tu-94 sw16L (2),Tu-67 C5. y quemado.

Foto 20. Restos malacológicos formativos. H4 (n.10, 14) y 3w (n.2).

Los resultados del proceso de fabricación de cuentas de mineral de cobre son distintos en el Arcaico y el Formativo, tanto por cantidad como por cualidad. Como ya pudimos ver en las fotografías, las cuentas Arcaicas tienden a ser de mayor tamaño (Foto 3 y 5) y hay porcentualmente una mayor presencia de cuentas tubulares que en los sitios formativos (Fotos 1 y 2), a pesar de existir fuera de la muestra en estudio cuentas pequeñas de la materia prima en cuestión (ver Foto 3).

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Como ya señalamos, en Tu-54 se observa la secuencia completa de fabricación de cuentas de collar, interpretándose las diferencias entre las cuadrículas como sectores diferenciados de producción. Así, la cuadrícula H4 presenta una mayor tasa de preparación de materia prima, a diferencia de 3w en donde la materia prima está en menor cantidad, sin embargo encontramos un gran porcentaje de cuentas en proceso de fabricación. La cuadrícula nw10b se encuentra como un intermedio entre las descritas anteriormente.

Las cuentas formativas en general se encuentran con una perforación que ocupa 1/3 del diámetro de la cuenta, exceptuando los especimenes de mayor tamaño en donde el agujero ocupa una fracción menor. La variación de la perforación bastante acotada, siendo muy similar su mediana a las piezas de concha de Tu-67 y Tu-94. El alto es muy variable (rango=3,8), a diferencia de las cuentas de concha de Tu-94 y Tu-67, probablemente por la presencia de cuentas tubulares. Existe una amplia dispersión en los tamaños debido a que están siendo fabricadas al menos cuatro tipos de dimensiones, las cuales se concentran entre los 4 y los 7 mm. Existen pocos tubos, los cuales por sus características poseen una alta tasa de quiebre al perforarlos. Las cuentas de Tu-122 poseen características análogas a las ya descritas para Tu-54.

Gráficos 2 y 3. Caja y Arbotante de tamaño Largo (diámetro) y Perforación. Cuentas circulares completas y

fracturadas.

Como es posible visualizar a lo largo de las conclusiones, la comparación entre las cuentas arcaicas y formativas es muy fructífera si son considerados los siguientes tres ejes: tamaño, materia prima y forma de fabricación (cadena operativa).

Antes de comenzar a rellenar los ejes de comparación, queremos señalar que proponemos considerar la posibilidad de que el sitio Tu-67 sea transicional, por los argumentos antes consignados. Advertimos que en esta revisión consideramos dicho sitio como transicional en la comparación.

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Así, según los sitios utilizados como muestra vemos que:

1. Materia Prima: Durante el Arcaico y Transición (Tu-52, Tu-67, Tu-94) se ve un predominio de materias primas conchíferas, lo cual se invierte durante el Formativo (Tu-54, Tu-122). Estos últimos sitios presentan un predominio del mineral de cobre, y una importante diversificación de las materias primas usadas a pesar de no ser porcentualmente importantes. Además el uso de los malacológicos es diferente en ambos periodos, agregándose en el Formativo un gasteporodea del Noa.

2. Tamaño: Este eje es también sustancioso para la comparación. Por un lado las cuentas malacológicas presentan un mayor tamaño en el Arcaico y una disminución al acercarse el Formativo, en especial en lo referente a la perforación (Anexo 4). Los tamaños del alto son muy variables en el Arcaico, a diferencia del Formativo, lo cual tiene directa relación con el proceso de fabricación (selección de materia prima). Las cuentas de mineral de cobre son distintas en ambos periodos, sobre todo porque durante el Arcaico y la Transición la muestra presenta cuentas tendientes a ser tubulares y a un tamaño mayor. Mientras en el Formativo observamos una mayor variedad de tamaños.

3. Forma de fabricación: como ya revisamos existen diferencias sustanciales entre las cadenas operativas de las distintas materias primas, y además entre los procesos de fabricación de los diversos periodos. En la concha influye en el resultado final el tipo de molusco usado y las partes seleccionadas para su fabricación. En el mineral de cobre el proceso no varía sustancialmente. En ambos el momento de la perforación es trascendente distintivo entre uno y otro periodo.

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Discusión

Los resultados de esta práctica sustentan que el rol de las cuentas de collar en el sistema social de la quebrada de Tulán, fue más trascendental a medida que avanzaba el proceso de complejización. Si bien siempre hubo presencia de cuentas de concha y óseo en la Puna de Atacama, y un interés por los malacológicos como bienes de estatus en todas sus formas (Núñez y Santoro 1988), no es hasta avanzado el Arcaico Tardío cuando la manufactura comienza a ser claramente local, lo cual incluye la exploración de nuevas materias primas en su fabricación (minerales de cobre).

Lo anterior tiene una doble implicancia, si consideramos que la obtención de las materias primas conchíferas y óseas es de menor complejidad técnica que la extracción de minerales. Estos últimos requieren de un proceso minero que reconozca y extraiga el mineral requerido desde una fuente, la cual no es regularmente secundaria cuando hablamos de mineral de cobre, por ende se requiere de un conocimiento técnico especializado (Salazar 2003).

Las cuentas de collar presentan una importancia ideológica, principalmente religiosa y ritual, esto es demostrado por su presencia en el templete semisubterráneo Tu-54, y por la presencia en Tulán de cuentas tanto arcaicas como formativas con evidencias de haber sido expuestas al fuego (restos de hollín), talvés como ofrendas en quemas rituales -una actividad religiosa recurrente en la cultura andina.

Desde el Arcaico Tardío comienzan a vislumbrarse restos de minerales de cobre, e incluso algunas cuentas de dicho material, pero es posteriormente donde éstas toman mayor importancia, convirtiéndose en bienes de manufactura local con seguras implicancias para el intercambio, tal como estaría sucediendo en el Salado durante el Formativo Tardío (Rees 1999).

Así, aunque las materias primas exóticas reafirman su trascendencia, visualizado sobre todo en la presencia de conchas del Pacífico y del Noa, los minerales de cobre (recurso típico de la región) toman valor en relación al circuito de intercambio socioeconómico. Esto no es una sorpresa si contrastamos que en los periodos tardíos esta zona tuvo un reconocido valor, incluso para el Inka, precisamente por su riqueza minera y la experiencia técnica de su población en esta actividad.

Se concluye entonces, que con este análisis no sólo hemos contribuido a completar un poco el cuadro cultural de quebrada de Tulán, sino que además se genera con ello una línea de evidencia necesaria para la comprensión del periodo Formativo en la Circumpuna.

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Anexos

Anexo 1. Ejemplo de Base de Datos Utilizada.

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Anexo 2. Tabla Dinámica Tu-54 (Mineral de Cobre). Formatización, Regularización del borde (en cursiva), Conclusión (en negritas).

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Anexo 3. Gráficos de medidas alto e índice (l-p/2).

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Anexo 4. Resultados SPSS.

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