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    16931: 169-180. 2012, ISSN: 0211-8653 |

    El Libro de las Invasiones - La creación, utilizacióny apropiación de un artefacto cultural

    CLÍODHNA NÍ LIONÁIN 

    IRCHSS Doctoral Scholar, UCD School of Archaeology

    Recibido en Setembro de 2011Aceptado en Abril 2012

    ABSTRACTThe origin myths contained within the LeabharGabhála Érenn have been used, manipulated andappropriated not only in Ireland, but also in Iberiaand the British Isles, showing how such narrativescan be utilised in both the defnition and promo-tion of nationhood and independent sovereignty,but also in the assertion of dominion and controlover a colonised people. The development, use,appropriation and manipulation of this narrativereveals the many layers of complicated negotiationof meaning behind the formation and transmissionof cultural objects, in this case legends.

    Keywordsorigin myths, appropriation, Ireland, Iberia, Bri-tain.

    AGRADECIMIENTOSA Eva Castro Vigo por la revisión del texto.

    INTRODUCCIÓNEl mito del origen irlandés presentado en el

     Leabhar Gabhála Érenn ( LGÉ) o el Libro delas Invasiones habla de un pasado ilustre enque los Gaels vienen de lejos a colonizar Ir-landa, donde establecieron un linaje real y lon-gevo. Es relativamente inevitable que la gentede una isla hable de migraciones del exterior

     para explicar el poblamiento de sus tierras (DI-LLON, 1956: 71). Sin embargo, mientras quelos mitos de origen pueden contener recuerdos

    de un pasado lejano, y las alusiones a los vín-culos marítimos entre Irlanda e Iberia son real-

    mente tentadoras, el LGÉ  revela más sobre la

    cultura contemporánea cristiana de sus com- positores que cualquier residuo de narrativasorales prehistóricas  (SCOWCROFT, 1987:81). Este trabajo examina la creación, utiliza-ción y apropiación de este mito del origen nosólo en Irlanda, sino también en la PenínsulaIbérica y las Islas Británicas, y también consi-dera el complicado proceso de transmisión yasimilación de la cultura material, en este casolas leyendas.

    El manuscrito más antiguo en el que se conser-va este texto es el Libro de Leinster del sigloXII (DILLON, 1956: 63), pero debe matizarseque el LGÉ  debería ser visto como la culmina-ción de una doctrina de los orígenes que se co-menzó a formar por lo menos 400 años antes.Es un cuento seudo-histórico que incorpora unmito del origen irlandés dentro de un contexto

     bíblico mediante la creación de una genealo-gía compleja que unía a los gaélicos a Jafet  ysu padre, Noé . El texto explica el poblamientode Irlanda a través de seis invasiones, la últi-ma de las cuales culminó con la derrota de losTuath Dé Dannan, un pueblo inmortal, por loshijos de Míl, descendientes del escita FéniusFarsaid .

    Los colonizadores escitas se habían estable-cido en España bajo la dirección de  Brath (O’HALLORAN, 1772: 68), cuyo hijo  Breo-gán fundó la ciudad de  Brigantia  (A Coruñao Betanzos) donde se construyó una torre tanalta, que sus hijos Bile e Íth fueron capaces de

    ver Irlanda desde ella, visión que los atrajo.  Íth fue elegido para llevar a cabo la misión de

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    reconocimiento inicial pero fue asesinado porlos tres reyes de la Tuath Dé Danann. Su cuer-

     po fue trasladado a España, y su familia juróvengar su muerte. Mil, el nieto de  Breogán ysobrino de  Íth, murió antes de la invasión yla expedición fue dirigida por sus hijos, inclu-yendo a Eremon, Eber , Ir , Amairgen y  Donn.Tras la derrota de la Tuath Dé Dannan Irlan-da quedó dividida verticalmente, con los hijosde Míl gobernando sobre la tierra, y la Tuatha

     Dé Dannan por debajo. La genealogía de casitodos los jefes irlandeses posteriores se trazaen el texto desde los hijos de Mil hasta la con-quista normanda.

    CREACIÓN DE UN MITOEl LGÉ  consiste en una serie de poemas a losque les siguen resúmenes en prosa, y se basa

     principalmente en varios largos poemas histó-ricos compuestos por una serie de conocidos

     poetas irlandeses de los siglos IX al XI. Mien-tras la recensión incorporada en el Libro deLeinster no podía ser anterior al siglo XI, loselementos del esquema de invasión estaban

     presentes en fuentes anteriores, como el trata-do de gramática Auraicept na nÉces del sigloVII en que se presenta Fénius Farsaid  comoel inventor de la lengua gaélica, y la  Historia

     Brittonum del siglo IX.Tradicionalmente atribuido a  Nennius, unmonje galés,  Historia Brittonum  (829 a 830d.C.) es una historia de los británicos que tam-

     bién contiene un relato de la historia primitivade Irlanda, en particular de los diversos asen-tamientos de la isla (CAREY, 1993: 4). En estetexto encontramos muchos de los elementosdel LGÉ  ya existentes, aunque se reere sóloa tres invasiones de Irlanda, la última de lascuales se atribuyó a tres hijos de un soldado

    español - en latín, tres flii militis Hispaniae (CAREY, 2005: 37). John Carey ha demostra-do que el nombre de Míl es una versión gaélicade una frase latina que signica soldado espa-ñol/militis Hispaniae, en lugar de ser derivadode un nombre más antiguo pre-cristiano. Si elnombre de Míl es una invención literaria, pa-rece indicar que sus hijos también son creacio-nes medievales (CAREY, 2001: 9). Pero si elorigen español de los irlandeses es una crea-ción medieval, ¿Por qué los compiladores del

     LGÉ  miraban hacia España en busca de inspi-ración para su historia de origen?

    La orientación ibérica de las leyendas de ori-gen irlandés ha sido interpretada por algunoscomo la consecuencia de una falta de conoci-miento geográco. “España” podría haber sidoun término vagamente aplicado a cualquierambiguo territorio de ultramar en lugar de a un país especíco (HYDE, 1910: 19), o la igno-rancia de la ubicación de Irlanda puede haberllevado a la creencia de que los viajes desdeEspaña resultaban logísticamente más fácilesque en la realidad (WOOD, 1818: 16). Estetipo de deconstrucción de la presentación delos orígenes españoles de los irlandeses tomaeste relato al pie de la letra. Pero si el  LGÉ  se ve en el contexto de la cultura cristiana desus compiladores la utilización de una génesisespañola puede ser menos extraordinaria, re-

    ejando la estrecha relación académica entreIrlanda y España en este momento - un factoresencial en la identicación de Iberia como lacuna de los gaélicos.

    En la época Altomedieval los irlandeses, comoel resto de los pueblos recién convertidos alCristianismo en la Europa occidental, se en-frentaron con el problema del anonimato bíbli-co - sin ninguna referencia a su existencia enel texto religioso principal – la Biblia – tuvie-ron que encontrar la manera de crear un lugar

     para sí mismos dentro de una historia bíblicadel mundo (CAREY, 1993: 2). Una serie deobras fueron muy importante en este procesoy la Historiae adversum paganos de Orosio yla Etymologiae  de Isidoro fueron particular-mente inuyentes en el desarrollo del mito delorigen irlandés.

    Orosio fue un historiador y teólogo cristia-no, posiblemente de Braga (LIVINGSTONE,1997: 1197), que compiló la primera historiadel mundo cristiano -  Historiarum adversum

    Paganos Libri Septem  (418 d.C.). En ella searma que Irlanda está situada entre Gran Bre-taña y España, y que España está visible desdela desembocadura del río Scena en el oeste deIrlanda. También describe un faro en  Brigan-tia  en Galicia que fue dirigido ad speculam

     Britanniae  (GILLESPIE, 2007: 275). Comonativo de Gallaecia su descripción de la torrede Brigantia, diseñada para vigilar a Gran Bre-taña, podría haber sido por su conocimiento de

     primera mano (CAREY, 2001: 10). Baumgar-

    ten ha investigado por qué Orosio mencionala inter-visibilidad entre Irlanda y Brigantia y

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    sugiere que podría reejar las conexiones ac-tuales del comercio, o que fuera inuenciado

     por una relación percibida entre los brigantes en el sureste de Irlanda y  Brigantia, y entre

     Hibernia e  Hiberia, aunque ninguna de estasrazones son expresadas explícitamente porOrosio (BAUMGARTEN, 1984: 201). Su re-ferencia a una torre en Brigantia fue apropiada

     posteriormente por los compiladores del LGÉ   para crear su propia construcción literaria, latorre de  Breogán  (CAREY, 2001: 10), y dehecho también crear el personaje de Breogán.

    Isidoro, arzobispo de Sevilla (murió en 636d.C.), compiló una enciclopedia de conoci-miento universal usando varias fuentes clá-sicas y religiosas (MEAGHER et al., 1978:1842). En sus Etimologías cita a Orosio y suubicación geográca de Irlanda entre GranBretaña y España, llegando a la conclusiónde que Irlanda se conoce como Hibernia de- bido a su proximidad geográca a (H)Iberia.Este análisis etimológico formaba la base

     para la creencia de que no sólo el nombre del país, sino también los antepasados de los ir-landeses vinieron de España (SCOWCROFT,1988: 14). En otras partes de Europa el usode las obras de Isidoro era escaso antes delsiglo VIII, mientras que en Irlanda sus obras

    ya estaban siendo utilizadas con frecuenciaen el siglo VII, lo que reeja los contactosfuertes y probablemente directos entre Irlan-da y España en este momento (MCCONE,1990: 12). Estas conexiones literarias reejanla importancia de España en el Cristianismodel Occidente en la transmisión y difusión delos textos religiosos. Un grupo de eruditosubicados en el sureste de Irlanda, conocidoscomo los  Romani en los textos contemporá-neos, parecen haber desempeñado un papel

    importante en la transmisión de estas obras aIrlanda (HILLGARTH, 1984: 10).

    UTILIZACIÓN DE UN MITOEn Irlanda en la época medieval uno de los

     primeros usos del mito fue la creación de unaliación bíblica. La ubicación del origen ir -landés en España parece reejar los vínculosestrechos académicos y religiosos entre lasdos regiones y podría interpretarse como unintento de alinear las historias de ambos paí-

    ses en un momento en que España fue muyinuyente en la iglesia cristiana occidental. Al

    rastrear los orígenes de la mayoría de las fa-milias Gaélicas a los hijos de  Míl y vincularlos orígenes irlandeses hacia el este (Escitia),el  LGÉ   también le dio a los irlandeses un li-naje antiguo y civilizado. Después, la genea-logía de los descendientes de los hijos de  Míl siguió siendo ampliada con la incorporaciónde más familias, hasta que sólo las familiasmás pequeñas y menos importantes se en-contraron fuera del parentesco milesio. En laépoca moderna la utilización de leyendas deorigen español fue más allá que la de abordarlos problemas genealógicos y la reparación dela oscuridad bíblica, y su uso se hizo cada vezmás conveniente, tanto política como nancie-ramente.

    Una consecuencia de la política irlandesa delos Tudor fue la migración de los miembrosde la clase nobiliar gaélica irlandesa, muchosde los cuales buscaron refugio en España. Enel siglo XVI y principios del siglo XVII unaserie de expediciones militares fueron orga-nizadas por los exiliados irlandeses. Con fre-cuencia se hace referencia al mito de  Míl ensus peticiones de apoyo español, destacandoel supuesto parentesco irlandés-español para

     proporcionar prioridad y un sentido de obli-gación a la intervención española. Estas cam-

     pañas incluyen la expedición de 1579 organi-zada por Fitzmaurice, la expedición dirigida

     por Juan Martínez de Recalde, en el año si-guiente para apoyar al sucesor de Fitzmauri-ce, y la expedición de 1601 dirigida por Juande Aguila, en apoyo a la campaña de HughO’Neill y Hugh O’Donnell, que nalmenteterminó con la derrota en la batalla de Kin-sale, y el subsiguiente exilio de O’Donnell yotros jefes irlandeses en Galicia (REY CAS-TELAO, 2000: 192).

    Después de la Batalla de Kinsale, y como re-sultado de cambios en el panorama político,la monarquía española adoptó una actitud más pacíca hacia Inglaterra, rmando un tratadode paz en 1604. Este alejamiento de la par-ticipación militar no dio lugar a una retira-da completa de Irlanda, sino más bien a uncambio de énfasis en el apoyo del movimien-to de la Contrarreforma en Irlanda y la crea-ción de colegios irlandeses en España para laeducación de los jóvenes irlandeses católicos

    (O’CONNOR, 2001: 111). Además del nan-ciamiento de su educación en España, nuevos

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    sacerdotes de estos colegios recibieron un via-ticum - una contribución real de 100 ducados

     para sufragar los gastos de su viaje de regre-so a Irlanda (O’CONNOR, 2001: 111). Estoscolegios también explotan el mito de  Míl enla búsqueda de ayuda nanciera adicional. En1610 el colegio irlandés de Salamanca, en una

     petición a Felipe III para la concesión de unacasa, se reere a la hospitalidad que los irlan-deses han demostrado a los españoles en el

     pasado (mítico) (RECIO MORALES, 2001:50) – “Sería hecho digno de la grandeza y pie-dad de Vuestra Alteza el tomar a su cargo dedarnos de su mano una [casa] pues como havisto Vuestra Alteza nuestros antepasados die-ron a los suyos aun siendo gentiles los unos ylos otros no una sino muchas casas, no un rin-cón sino un Reino entero, no una sino muchasveces, no compelidos ni esforzados sino desu bella gracia y liberalidad preciándose másen dejarse sin nada que quedarse con todo” .

    (Salamanca Archivo en Maynooth, 52/7/19)(g.1).

    A lo largo de los siglos XVII y XVIII la mi-gración de Irlanda a España siguió, con mu-chos de los exiliados entrando en el serviciomilitar, algunos de ellos alcanzando posicio-nes importantes. Estos emigrantes irlandesescontinuaron utilizando los mitos de origen del

     LGE   para recordar a la monarquía españolasus obligaciones con ellos. Un ejemplo de loque se puede encontrar en la petición de Don

    Bernardo O’Neill a Carlos II en 1692 (GI-LLESPIE, 2007: 270). Nacido en Aughnacloy

    en Irlanda en torno a 1662, O’Neill sirvió enEspaña en el regimiento del conde de Tyro-ne, y en 1692 era Sargento Mayor de Santia-go de Compostela, el segundo al mando delgobernador del distrito (KERNEY WALSH,1982: 322). Nominado como un caballero dela Orden Militar de Santiago, realiza una pe-tición solicitando la asistencia nanciera parasufragar los gastos derivados de la caballería(GILLESPIE, 2007: 270). En la petición des-

    taca el servicio de Hugh O’Neill a la coronaespañola y el descenso de los O’Neill de Ere-mon, hijo de  Míl  (KERNEY WALSH, 1982:323). Cita una serie de autoridades para apo-yar su genealogía de  Míl y los lazos de san-gre entre los irlandeses y los españoles, unode los cuales fue otro exiliado irlandés, PhilipO’Sullivan Beare (GILLESPIE, 2007: 270).

    Philip O’Sullivan Beare era el hijo de DermotO’Sullivan, que se asentó en A Coruña, des-

     pués de haber llegado allí con el Señor Bere-

    haven después de la Batalla de Kinsale. Era unocial de la marina española y escribió Histo-ria Catholicae Compendio Iberniae (1621), enque se ocupa de las relaciones entre Irlanda yGalicia, como lo demuestran tanto las leyen-das de  Míl y la evangelización de Irlanda, sesupone que por Santiago (REY CASTELAO,2000: 199). El libro era una defensa de la re-

     putación de Irlanda y un intento de obtener elapoyo español a la causa irlandesa, presentán-dolo como una lucha católica contra la herejía

    (LEERSSEN, 1996: 272). Su libro formaba parte de un cuerpo más grande de escrituras,

    Figura 1. Extracto

    de la petición en1610 del ColegioIrlandés de Sala-manca a Felipe III.Salamanca Archivo,número 52/7/19.Reproducido con

     permiso de RussellLibrary, St. Patrick’sCollege, Maynooth.

     

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    cuyos autores llevaron a cabo lo que Joseph[sic. Joep] Leerssen llama “una guerra de pro-

     paganda cultural” en un intento de refutar laimagen despectiva de los irlandeses difundi-da por algunos autores extranjeros (ibíd. 256).Esta defensa cultural tiene sus raíces en la co-munidad de los exiliados irlandeses del sigloXVI y XVII y su argumentación estaba basadaen su religiosidad pasada y presente, y tambiénen la antigüedad de la civilización y la culturagaélica, incluyendo su pasado prehistórico. Enlos siglos siguientes este enfoque fue adoptado

     por algunos anticuarios irlandeses que utilizanel mito de Míl para dar validez a las antigüeda-des de Irlanda (ibíd. 271).

    Los anticuarios irlandeses que utilizaban losmitos del origen español en la defensa de lasantigüedades de Irlanda en parte lo hicieronen respuesta a la teoría escandinava de la his-toria primitiva irlandesa. Algunos anticuarios

     propusieron que muchas de las antigüedadesde Irlanda eran de origen danés, como Ed-ward Ledwich, que en su  Antiquities of Ire-land (1790) arma una procedencia danesade las torres redondas y de la tumba megalí-tica de Newgrange (WADDELL, 2005: 83).Estas teorías parecían validar las coloniza-ciones históricas de los siglos más recientes

    como parte de un proceso más amplio en cur-so de un asentamiento británico de Irlanda(ibíd. 85). La apropiación escocesa de ele-mentos de la narrativa del LGÉ , y el posteriordesarrollo de un mito de origen escocés, quea veces desaó la narrativa irlandesa, tam-

     bién fue fundamental en la postura defensivade algunos anticuarios irlandeses. SylvesterO’Halloran condenó a los escoceses, que“estaban tratando de robarnos, y arrogarse así mismos estos irlandeses eminentes e ilus-tres” (O’HALLORAN, 1772: v). Un ejemplode este “robo” es el anticuario escocés Tho-mas Dempster, quien propuso que Irlanda eraen realidad una colonia de Escocia, y que elnombre latino de Irlanda, Scotia, se reerea Escocia. Como tal, fue capaz de reclamar

     para Escocia cualquier santo irlandés o erudi-to cuyo título incluyese el nombre de Scotus (O’HALLORAN, 2004: 30).

    El subtítulo del libro de Keogh ( A Vindicationof the Antiquities of Ireland /Una Justifcaciónde las Antigüedades de Irlanda) explica sumotivación – quiso usarlo como Una Defen-

    sa contra todas las calumnias y difamacio-nes lanzadas por los extranjeros  ( A Defencethereof against all the Calumnies and Asper-sions cast on it by Foreigners) (g.2). Keogh

     presenta las antiguas colonias y los habitantesde Irlanda como prueba de su antigüedad, yle da autoridad a este cuento nativo a travésde correlacionar esos asentamientos con per-sonajes bíblicos o acontecimientos históricosdel mundo clásico. Se presenta la longevidadde la línea de Míl, con más de 2.000 años entreEremon, hijo de Míl, y Rory O’Connor (Gran

    Rey de Irlanda en el momento de la conquistanormanda), como una validación adicional dela antigüedad de Irlanda (KEOGH, 1748: 27).Para Keogh la gran antigüedad de la literaturay el aprendizaje en Irlanda no era extraordina-rio, como el conocimiento de los milesianos

     provenían tanto de Escitia, donde su antepasa-do Phenius (Fenius Farsaid ) era sólo la cuartao quinta generación de Noé , y de su tiempo de

     permanencia en España (ibíd. 61). Como con-secuencia de esto el cristianismo y la literaturaorecieron en Irlanda antes de la llegada de losingleses (ibíd. 71).

    Figura 2. Frontispicio del libro de John Keogh (1748).

     

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    Charles O’Connor también trata de refutar ladespectiva imagen presentada sobre los irlan-deses, adoptando una perspectiva más secular,alejándose del tradicional interés de ascenden-cia bíblica e interesándose más  en presentaruna civilización letrada en Irlanda desde los

     primeros tiempos (O’HALLORAN, 2004,25). En Dissertations on the antient history of

     Ireland   ( Disertaciones sobre la historia an-tigua de Irlanda) (1753) O’Connor trata deexplicar y defender la falta de inuencia clási-ca en Irlanda al proponer la existencia de una

     presencia española anterior, e indirectamenteuna inuencia fenicia y egipcia, lo que anu-la la necesidad de una inuencia civilizadorade Grecia o Roma. Mientras que él no cree enestas leyendas como la estricta verdad, busca

    validarlas por comparación con otras fuen-tes, aprovechando en gran medida el trabajode Sir Isaac Newton (Chronology of AncientKingdoms Amended   (1728) para corroborarlas armaciones de la tradición indígena de lainvasión española.

    En An Introduction to the Study of the Historyand Antiquities of Ireland   (Una Introducciónal Estudio de la Historia y las Antigüeda-des de Irlanda) (1772) Sylvester O’Halloran

     presenta a los irlandeses como descendientes

    de una colonia de escitas, que, bajo la direc-ción de Phenius, se establecieron en Egipto(O’HALLORAN, 1772: 59). A lo largo del li-

     bro destaca las semejanzas y conexiones entrelos irlandeses y los egipcios. Se presenta a losmilesianos como una gente tecnológicamentesosticada y bien familiarizada con la nave-gación, astronomía e incluso “el uso de la re-exión y refracción de las gafas” (telescopio)como se evidencia mediante la observación deIrlanda desde España (ibíd. vii). Concluye quelas conexiones entre Irlanda e Iberia, incluyen-do los matrimonios y las alianzas, continuarondespués de la invasión de Míl, citando los de-rechos políticos y privilegios concedidos a losirlandeses en España en la época moderna, yla similitud en la vestimenta, las costumbres yel carácter entre los dos países como prueba deesto (ibíd. 68).

    El trabajo de anticuarios como Keogh,O’Connor y O’Halloran en la presentaciónde un pasado distinguido y civilizado de un

     pueblo gobernado por su propio antiguo li-naje real fue elemental en las posteriores for-

    mulaciones de la auto-imagen irlandesa en elcontexto del nacionalismo cultural del sigloXIX  (WADDELL, 2005: 69). En este mo-mento el relato de  Míl  no sólo se utilizó enla promoción del pasado cultural de Irlanda,sino que también se utilizó como referenciaen la armación del antiguo derecho irlandés

     para gobernar. Un ejemplo de esto es DanielO’Connell y su manipulación de símbolos eimágenes evocadoras del pasado glorioso deIrlanda.

    Daniel O’Connell era un político destacado ir-landés durante la primera mitad del siglo XIX,cuyas principales campañas se centraron en laemancipación católica (que permite a los ca-tólicos sentarse en el parlamento) y la deroga-ción de la Ley de Unión entre Irlanda y GranBretaña. Si bien nunca mostró un interés pro-fundo en las antigüedades irlandesas, no eracontrario a la explotación de símbolos mate-riales relacionados con el pasado de Irlanda, en

     particular aquellos asociados a los héroes, lossitios de batalla y el antiguo derecho de gober-nar (MCEWAN, 2003: 34). Ejemplos de esoincluyen la celebración de grandes manifesta-ciones en sitios arqueológicos, como la Coli-na de Tara, y también el uso de la corona de

     Míl (g.3). La corona de Míl era un sombrero

    que los artistas John Hogan y Henry MacMa-nus regalaron a O’Connell en 1843 (OWENS,1999: 33). La decoración del sombrero se basóen una corona antigua de oro encontrada enel siglo XVII y como tal fue un recordatoriovisual de la soberanía independiente de Irlan-da en el pasado antiguo. O’Connell llevaba elsombrero con frecuencia y públicamente de-claró que lo llevaría a la tumba, su gusto por el

    Figura 3. La corona de Míl. Reproducido con el permisodel Museo Nacional de Irlanda.

     

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    sombrero fue ridiculizado y caricaturizado enlos medios británicos (ibíd. 33) (g.4).

    El uso de imágenes de los hijos de  Míl  por

    O’Connell no hacía referencia al origen es- pañol de los irlandeses, sino a la antigua tra-dición de la soberanía independiente que lallegada de los hijos de  Míl  inició en Irlanda.Anteriormente en la época moderna la doctri-na del LGÉ  fue utilizada generalmente por losirlandeses que estaban en comunicación conun público no irlandés y su incorporación en eldiálogo político irlandés-español hizo esencialla referencia al antiguo parentesco entre losdos países. Pero, con el tiempo el mito del ori-

    gen fue utilizado por los irlandeses exclusiva-mente en un contexto autóctono y el elementoespañol disminuye en importancia. A partir deaquí será el pasado glorioso y la soberanía an-tigua de Irlanda, en lugar de sus orígenes ibé-ricos, lo que se promocionará.

    APROPIACIÓN DE UN MITOMientras que la herencia española de los gaé-licos formó una parte fundamental en la narra-tiva irlandesa al menos desde el siglo VII, re-

    ferencias comparables estaban ausentes de laliteratura medieval ibérica, por lo menos hasta

    el siglo XV. En el siglo XVII elementos de lanarrativa del LGÉ  se estaban inltrando en lahistoriografía española, pero sus personajes ylos lugares aún no estaban explícitamente aso-ciados con Galicia (PEREIRA GONZÁLEZ,2006: 423). En su lugar escritores gallegos delsiglo XVII acudieron al personaje de Gatelo como evidencia de las conexiones irlandesas-ibéricas, o más importante, como la prueba dela dominación prehistórica gallega (PEREIRAGONZÁLEZ, 2005: 284). Gatelo era un prín-cipe griego que viajó primero a Egipto, dondese casó con Scota, la hija del Faraón, y de allía la costa septentrional de Iberia, donde fundóla ciudad de  Brigantia, que algunos historia-dores escoceses identicaron con Santiago deCompostela. Desde Brigantia envía a sus hi-

     jos Emeco  e  Ibero  a conquistar Irlanda, y laisla toma su nombre de Hibernia / Hiberia de Ibero. Estos Scoti pasaron a ocupar el norte deGran Bretaña y fundaron otro linaje real, delque descendieron todos los reyes de Escocia(PEREIRA GONZÁLEZ, 2002: 318). Gatelo no se menciona en el  LGÉ  y entra en la his-toriografía gallega como una gura importadade las crónicas de Escocia, y no como un prés-tamo directo de la tradición irlandesa (PEREI-RA GONZÁLEZ, 2005: 295).

    Pereira González ha sugerido que Gatelo es una fusión de una serie de personajes del LGÉ   - Goidel Glas,  Breogán  y  Mil  (PEREI-RA GONZÁLEZ, 2002: 320). La apropiaciónde los elementos de la narrativa irlandesa y laconsecuente incorporación de las guras deGatelo y Scota a un mito de origen escocés,se llevó a cabo en el contexto de las migracio-nes irlandesas a Escocia desde el siglo V, elsubsiguiente establecimiento de la dinastía de

     Dal Riada (siglo VI-IX) y la creación del rei-no de Alba en el siglo IX (ibíd. 321). El mitode Scota y Gatelo proporcionó al nuevo reinode Escocia una ascendencia prestigiosa desdeGrecia y Egipto y una antigua monarquía.

    La formación de la narrativa de origen esco-cés se animó, sin duda, por las disputas anglo-escocesas sobre la soberanía. En el siglo XIIIEduardo I reclamó el trono vacante de Esco-cia y en 1299 el caso fue llevado a la cortede Roma para ser resuelto, con las dos par-tes presentando versiones contradictorias dela historia escocesa (O’HALLORAN, 2004:29). El caso inglés fue basado en las leyen-

    Figura 4. Caricatura de O’Connell y su corona de Míl en

    la revista Punch. De OWENS 1999: 33

     

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    das de Geoffrey de Monmouth, en que  Bruto el troyano se presenta como el ancestro fun-

    dador de Gran Bretaña.  Bruto dividió la islaentre sus hijos, concediendo Inglaterra al hijomayor,  Legrus, Gales a Camber , y Albany(Escocia) a  Albanctus. Como descendientede  Legrus, el primogénito, Edward, podríareclamar el poder sobre los otros dos reinos(O’HALLORAN, 1772: iv). En respuesta, losescoceses argumentaron su descendencia deScota  y Gatelo, representantes de un pueblomucho más antiguo, que había salido de Egip-to antes de la llegada de Bruto a Gran Bretaña

    (O’HALLORAN, 2004: 29).Gatelo empezó a desaparecer de la historiogra-fía gallega a partir del siglo XVIII (PEREIRAGONZÁLEZ, 2002: 330), y fue superado enel siglo XIX por la creciente popularidad de lagura de  Breogán, un fenómeno relacionadocon la subida del Celtismo y el Rexurdimen-to. Ya que los intelectuales gallegos buscaronvínculos con otras naciones celtas, la asimila-ción de los elementos con referencia directaal LGÉ  fue cada vez más importante, hacien-

    do que la popularidad de Gatelo disminuyerafrente al ascenso de Breogán, un personaje del

     LGÉ  capaz de proporcionar un enlace directohacia un patrimonio “Celta” (ibíd. 334).

    Desde el siglo XVIII la ascendencia celta seutilizó como base para las pretensiones nacio-nalistas de varias regiones del Atlántico, en-

    tre ellas Irlanda, Gales, Escocia y Bretaña. EnGalicia no sería hasta el siglo XIX, cuando losnacionalistas comenzaron a hacer reclamacio-nes similares (PEREIRA GONZÁLEZ, 2000:318), y José Verea Aguiar fue el primero ensugerir que la moderna población gallega eradescendiente directa de los celtas (PEREIRAGONZÁLEZ, 2007: 304). La referencia a un

     pasado celta y a una historia distinta de la delresto de España jugó un papel importante en el proceso de denición de la nación gallega (DETORO, 1995: 231). Como parte de este proce-so, algunos trataron de construir una antiguaedad gloriosa de la nación gallega - pero unaépoca gloriosa necesita sus héroes. Así Gali-cia, carente de una tradición literaria indígenatemprana, tuvo que sacar estos personajes mí-ticos del rico repertorio irlandés. Un ejemplode esto es el personaje de  Breogán, una crea-ción literaria irlandesa del  LGÉ   que sólo sehizo conocido por primera vez en Galicia en elúltimo cuarto del siglo XIX a través de las pu-

     blicaciones de Benito Vicetto (1865) y Manuel

    Murguía (1865, 1888) y fue popularizado porel poeta Eduardo Pondal en el poema Queixu-mes Dos Pinos (DE TORO, 1995: 231).

    Aunque lo presenta como fundador de Brigan-tia, y constructor de la torre epónima, Breogán ocupa un papel relativamente secundario en el

     LGÉ  - no es ni un antepasado epónimo funda-dor, al igual que Goidel, ni un conquistador deIrlanda, al igual que Íth (PEREIRA GONZÁ-LEZ, 2006: 413). En el LGÉ   Breogán no tieneninguna conexión explícita con Galicia, pues

    la localización de Brigantia nunca fue identi-cada en él. Sólo fue en época moderna cuandose propuso, por los historiadores escoceses, suubicación en Galicia (Santiago de Composte-la) (ibíd. 418). Quizá fue la correlación de latorre de Breogán, una invención literaria irlan-desa, con un punto de referencia físico actualen Galicia (la torre de Hercules) (g.5) lo quehizo de Breogán una gura más adecuada parala apropiación cultural, en lugar de Míl o sushijos, que no habían dejado recordatorio físi-co de su presencia en Galicia. Como primerrey de Galicia personicó el antiguo derecho a

    Figura 5. Escultura de Breogán con la Torre de Hércules

    en el fondo.

     

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    gobernar, y esto junto con sus conexiones conIrlanda, hizo de él un candidato ideal comosímbolo para la re-imaginación céltica y atlán-tica de la identidad gallega.

    En el siglo XX la cultura nacionalista galle-

    ga continuó construyéndose encima de estoscimientos “Celtas”, con las Irmandades daFala y Xeración Nós, a través de sus respec-tivas publicaciones A Nosa Terra y Nós, des-tacando los vínculos entre los dos países ysubrayando las similitudes entre la situación

     política irlandesa y la gallega (MCEVITT,2006: 660). Vicente Risco propuso que Irlan-da y Galicia “son terras .... habitadas pol-amesma raza a suxeitas a un imitante destiño,d’un xeito tal, que somella coma si Deus qui-xera axuntar a unha coa outra por unha cheade misteriosas relaciós” (RISCO, 1921: 19).Una de estas conexiones misteriosas fueronlas similitudes geográcas entre la costaatlántica de Irlanda y Galicia, y Risco pre-sentó un equivalente gallego para cada pro-montorio, bahía y pueblo costero a lo largode la costa oeste de Irlanda (ibíd. 19). Tam-

     bién fueron muy empáticos hacia la lucha deIrlanda. Un ejemplo de esto es la edición dela revista  Nós que fue dedicada a la historiade la vida y el anuncio de la muerte del alcal-

    de de Cork Terence MacSwiney después desu huelga de hambre (g.6).

    Un componente principal del programa cultu-ral de los nacionalistas fue la traducción de laliteratura al gallego, con el n de promover elgallego como lengua literaria y enriquecer laliteratura nacional. Al traducir el  LGÉ  fueroncapaces de alcanzar estos objetivos y tam-

     bién reforzar la identidad celta de Galicia. En1931  Nós publicó secciones del  LGÉ   que se

     preocupan de la ocupación de España por los

    milesianos, los viajes de Míl, y la invasión deIrlanda por sus hijos (MCEVITT, 2006: 663).El resto no se tradujo porque no se reeren al

     pasado de Galicia ni a su ascendencia, y comotal fue superua a los requerimientos naciona-listas (ibíd. 664). La cuestión de la veracidaddel LGÉ  era secundaria para los intelectualesgallegos y más bien su importancia radica enla representación de una versión diferente dela historia de Galicia, versión en la que Galiciafue un participante activo en un pasado anti-

    guo y glorioso. En aquella época la reacciónen Galicia al LGÉ  fue relativamente limitada,

    lo que reeja el pequeño número de lectores

    de la revista (ibíd. 666).El mito del origen irlandés fue apropiado y uti-lizado de diferentes maneras, tanto en Irlandacomo en Galicia. En el caso de Irlanda, la pro-cedencia española en sí misma no era impor-tante, sino que era más lo que podría propor-cionar este enlace - incorporación a un mundo

     bíblico, un linaje glorioso, y la reivindicaciónde un antiguo derecho para gobernar. En Ga-licia la conexión irlandesa resulta esencial porser capaz de vincularse con otro país celta, y

    de esa manera diferenciarse aún más de unaEspaña bajo el control de Castilla. Tambiénse les proporcionó el legado mítico necesario

     para la promulgación de una nación, basada enun pasado antiguo y glorioso.

    Los mitos del origen irlandés no se han uti-lizado sólo por aquellos que se considerabanobjeto de ataques culturales, y las grandes

     potencias también manipularan la tradiciónnativa para validar su propia posición comocolonizador. En Topografía Hiberniæ  (1188)

    Giraldus Cambrensis incluye un breve resu-men de los primeros asentamientos en Irlanda,

    Figura 6. La edición de la revista Nós dedicada a Teren-

    ce MacSwiney.

     

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    reriéndose a la tradición nativa de las inva-siones de Irlanda (PEREIRA GONZÁLEZ,2006: 420). Dudando de la veracidad del rela-to irlandés se presenta una versión alternativaen la que el rey británico, Gurguntius, dio per-miso a los Basclenses de España para instalar-se en Irlanda. Esta versión alternativa dio a losnormandos la justicación histórica para su re-ciente conquista, a través de la implicación deque el poblamiento de Irlanda era más recienteque el de Gran Bretaña, y también mediante la

     presentación de los reyes británicos como los propietarios originarios de Irlanda (ibíd. 421).La historia de Gurguntius fue mencionada enun relato anterior - Historia regum Britanniæ (1136) de Geoffrey de Monmouth (ibíd. 421).En ella Monmouth también describe como

     Arturo, después de casarse con Ginebra, ex- pandió su imperio para incluir Irlanda (HAD-FIELD, 1993: 391). Parece que Monmouthtambién fue inspirado en parte por la tradiciónirlandesa, nombrando el jefe de las Basclenses como Partoloim, un personaje del  LGÉ   (PE-REIRA GONZÁLEZ, 2006: 421).

    Historiadores en la época de los Tudor tam- bién se rerieron a la leyenda de Gatelo en lasreclamaciones británicas al trono de Irlanda(HADFIELD, 1993: 396). En Two bokes of the

    histories of Ireland ( Dos libros de la historiade Irlanda)(1571) Edmund Campion presentaun relato en el que los descendientes de Ga-telo viajaron a las islas británicas. Durante suviaje se encontraron con Gurguntius  que es-taba de vuelta de Dinamarca. Los españolesle pidieron que les proporcionara un territorioa cambio de su lealtad. Gurguntius les conce-dió Irlanda, con la esperanza de que sometie-sen a los irlandeses para él (ibíd. 396). Esterelato proporcionó el precedente para la exi-

    gencia posterior del tributo de los irlandeses por el rey Arturo, y también para la conquistanormanda actual y las colonizaciones de losTudor en Irlanda, sobre la base de un derechoanterior a través de Gurguntius.

     A view of the present state of Ireland  (Una vistadel estado actual de Irlanda) (c. 1598) de Ed-mund Spenser consiste en un diálogo entre dos

     personajes, Eudoxus  e  Ireneus (HADFIELD,1993: 390).  Ireneo desacredita la teoría de laascendencia irlandesa de un Gatelo  español,

     porque la conquista de Irlanda no se mencionaen las crónicas españolas (SPENSER, 1763:

    58). En su lugar Ireneo arma que fueron los británicos quienes conquistaron y colonizaronIrlanda, citando pruebas etimológicas y fuen-tes clásicas para corroborarlo (HADFIELD,1993: 390). Mientras que Spenser especíca-mente socava la historia de Gatelo, Scota, y

     Míl, propone que en estos relatos hay algo deverdad - “under these Tales you may in a man-ner see the Truth lurk” (SPENSER, 1763: 66),especialmente en relación con la presenciaescita y española en Irlanda. Se centra sobretodo en el asentamiento escita, retratándoloscomo bárbaros, de los cuales el lector podríasacar conclusiones obvias sobre la naturalezade sus descendientes irlandeses.

    Hadeld ha examinado las representacionesdel origen irlandés, y se preguntó por qué loshistoriadores Tudor siguieron utilizando mitosdel origen, cuando en el resto de Europa losdesacreditan y se mueven con fuentes histó-ricas válidas, concluyendo que se trataba deuna cuestión de conveniencia política (HAD-FIELD, 1993: 390). En Expugnatio Hiber-nica, Cambrensis establece el derecho de lamonarquía inglesa sobre Irlanda, basándoseen cinco reclamaciones, tanto antiguas comomás recientes (ibíd. 392). La armación de unantiguo derecho para gobernar en Irlanda se

     basa en la historia de Gurguntius, y de la pos-terior conquista del rey  Arturo después de lasumisión del jefe irlandés Gilomarius. El másfuerte de los reclamos contemporáneos fue laemisión de una bula ponticia,  Laudabiliter ,que supuestamente otorgó a los reyes inglesesla autoridad sobre Irlanda. Después de la Re-forma los historiadores ingleses ya no podíancitar a  Laudabiliter  como una autoridad parael establecimiento de un derecho político so-

     bre Irlanda, y por lo tanto se centraron en las

    reclamaciones antiguas. Reriéndose al pasa-do imperial del rey Arturo, y más atrás a la le-yenda de Gurguntius, fueron capaces de con-trarrestar las pretensiones papales en la queIrlanda sólo se concedía a Inglaterra a travésde la bula papal (ibíd. 395).

    CONCLUSIONESLa narrativa de orígenes irlandeses del  LGÉ  ha sido utilizada y manipulada, no sólo en Ir-landa, sino también en la Península Ibérica,

    en Galicia en particular, y en Inglaterra y Es-cocia. En todas estas regiones se ha utilizado

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     para reivindicar un pasado glorioso y armarun antiguo derecho a regir, ya sea por el co-lonizador y su presentación de una demanda

     preexistente de su posición de dominio, o porlos colonizados que buscan la validación his-tórica de sus demandas de independencia. Semuestra como los mitos de origen pueden serapropiados, tanto en la denición y promociónde la nacionalidad y la soberanía e indepen-dencia, como también en la armación del do-minio y control sobre un pueblo colonizado. El

     LGÉ  ha inuido claramente en la percepcióndel anticuario del pasado, o quizás más exacta-mente, se puede decir que han sido utilizados

     por los anticuarios, los nacionalistas y los co-lonizadores para crear una prehistoria que seajuste a su propio sentido de identidad. El de-

    sarrollo, uso, apropiación y manipulación del LGÉ en regiones geográcamente distantesrevela el complejo proceso de negociación designicación que hay detrás de la formación yla transmisión de un artefacto cultural, en estecaso las leyendas.

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