documento de catedra 2_2015

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1 FACULTAD DE PERIODISMO Y COMUNICACIÓN SOCIAL PROFESORADO EN COMUNICACIÓN SOCIAL DIDÁCTICA DE LA COMUNICACIÓN 2015 Documento de Cátedra Nº 2: Los aportes estratégicos del campo de la comunicación a la formación político-cultural de los sujetos

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  • 1

    FACULTAD DE PERIODISMO Y COMUNICACIN SOCIAL PROFESORADO EN COMUNICACIN SOCIAL

    DIDCTICA DE LA COMUNICACIN 2015

    Documento de Ctedra N 2:

    Los aportes estratgicos del campo de la comunicacin a la formacin poltico-cultural de los sujetos

  • 2

    Hasta el momento hemos venido trabajando en reconocer el modo en que las

    transformaciones sociohistricas recientes han reconfigurado buena parte del mundo

    construido en la modernidad. Tambin hemos reconocido especficamente una serie de

    transformaciones en el campo de Comunicacin/Educacin/Cultura y analizado como

    stas representan nuevos desafos para la intervencin de los

    comunicadores/educadores.

    A partir de ahora vamos comenzar a focalizar ms especficamente en el campo de

    estudios de la comunicacin, es decir, en el de reflexin, estudio, anlisis e interpretacin

    de los procesos y fenmenos comunicacionales y/o culturales desde una perspectiva

    comunicacional. Nuestro inters es situarnos en el campo de saberes en torno de los

    cuales trabajan los comunicadores en los procesos y proyectos de formacin entendiendo

    que es all, justamente en el entrecruce entre los grupos y sujetos y estos procesos

    comunicacionales, en donde intervienen las prcticas de los Profesores de Comunicacin

    Social, en donde devienen agencia social, insertndose como agentes de un proyecto

    poltico-cultural.

    Para avanzar en el abordaje del campo comunicacional, en tanto mbito de construccin

    de interrogantes y saberes sobre el mundo y el contexto vamos a realizar el siguiente

    recorrido:

    1. En primer lugar, tratar de situarnos en el campo de produccin de conocimientos

    de la comunicacin para analizar el modo en que los procesos, las prcticas, los

    imaginarios comunicacionales son pensados y comprendidos y, por tanto,

    construidos a travs de discursos y formas de significacin (no unvocos, sino

    diversos e incluso en contraposicin). Esto nos permitir pensar en nuestras

    propias posiciones acerca de cmo participamos y cmo vamos a convocar a otros

    sujetos a participar en ese acto de pronunciamiento sobre el mundo que implican

    los procesos de conocer.

    2. A partir de ah procuraremos reflexionar sobre cmo nos posicionamos al interior

    de ese campo comunicacional, desde una mirada de los procesos histricos

    actuales, para intentar definir qu creemos que vale la pena proponer a otros

    sujetos en los espacios de formacin en comunicacin. Es decir, qu sentidos y

    aportes estratgicos puede realizar el campo comunicacional a la formacin de los

    sujetos desde la perspectiva acadmica que fuimos delineando en el punto

    anterior.

  • 3

    Vamos a puntualizar algunos ejes de debate que iremos compartiendo colectivamente:

    1. Pensar el escenario histrico desde el campo de la comunicacin

    Fuimos aprendiendo tambin que ideas como las que hemos anotado

    no son simples votos piadosos. Por el contrario, constituyen el motor

    de cualquier accin contempornea que intente superar la crisis de

    esta civilizacin que crea avanzar hacia algo y que parece lanzada a

    la destruccin, a la nada.

    Hctor Schmucler

    Como comunicadores/educadores tenemos el desafo central de conocer y a la vez de

    tratar de desentraar, necesariamente tornando extrao, nuestro propio campo de

    conocimiento. Para ello debemos distanciarnos de los lugares, las palabras, las imgenes,

    los discursos que constituyen y con los que constituimos ese campo, para poder

    reconocerlo como una produccin histrica. En este sentido, pensar en un campo de

    produccin de conocimientos implica situarse en un proceso socio-histrico articulado a lo

    que Foucault describa como las condiciones de produccin de determinados regmenes

    de verdad. Es decir las condiciones de posibilidad que sobredeterminan aquello que es

    factible pensar y decir en un contexto histrico determinado, construyendo a su vez

    realidades particulares. Y a las afirmaciones e interrogantes que desnaturalizan estas

    construcciones de verdad y que proponen nuevas formas de pensamiento e, incluso, el

    pensar lo impensable. Son la reflexin epistemolgica y las posiciones polticas las que

    nos ayudan a situar los contornos en que esta construccin de un campo de conocimiento

    se ha ido configurando.

    Vamos a trabajar en esta tarea desde el aporte de algunos comunicadores

    latinoamericanos que han sido sumamente valiosos en la bsqueda de un pensamiento

    comunicacional propio, que no ha estado ajeno a las dramticas experiencias histricas

    de estos pases y que ha intentado desnaturalizar las formas hegemnicas de pensar

    desde posiciones terico-polticas ancladas en ellos. Estos pensadores buscan articular el

    conocimiento sobre las formas populares de reconocimiento, expresin y resistencia en su

    hibridacin con las estrategias dominantes de las industrias culturales y la

    massmediacin.

  • 4

    Para esta lnea de pensamiento, el problema fundamental reside en que en tales

    perspectivas lo que es opacado/negado es la posibilidad de abordar la comunicacin

    como dimensin constitutiva de la cultura y por tanto de la produccin de la sociedad

    (Barbero; 1992: 1).

    Barbero seala cmo, desde los aos 80, los desplazamientos con que se buscar

    rehacer conceptual y metodolgicamente el campo de la comunicacin vendrn del

    mbito de los movimientos sociales y de las nuevas dinmicas culturales abriendo as la

    investigacin a las transformaciones de la experiencia social. (Barbero; 1992: 2)

    Se va estableciendo un nuevo modo de relacin con y desde las disciplinas sociales que

    el autor define como apropiaciones: en tanto desde la comunicacin se trabajan procesos

    y dimensiones que incorporan preguntas y saberes histricos, antropolgicos, estticos; a

    su vez, inversamente, la historia, la sociologa, la antropologa y la ciencia poltica se

    hacen cargo tambin del estudio de los medios y los modos como operan las industrias

    culturales. Se torna as cada vez ms consistente la superacin de la tendencia a

    adscribir los estudios de comunicacin a una disciplina y la conciencia creciente de su

    estatuto transdisciplinar.

    Esta mirada que se va construyendo en el entrecruce de la comunicacin y las ciencias

    sociales, pero especialmente desde los aportes de los estudios culturales, asume que

    industria cultural y comunicaciones masivas son el nombre de los nuevos procesos de

    produccin y circulacin de la cultura, () y que tienen, si no su origen, al menos su

    correlato ms decisivo, en las nuevas formas de sociabilidad con que la gente enfrenta la

    heterogeneidad simblica y la inabarcabilidad de la ciudad. Es desde las nuevas formas

    de juntarse y de excluirse, de reconocerse y desconocerse, que adquiere espesor social y

    relevancia cognitiva lo que pasa en y por los medios y las nuevas tecnologas de

    comunicacin. Pues es desde ah que los medios han entrado a constituir lo pblico, esto

    es a mediar en la produccin del nuevo imaginario que en algn modo integra la

    desagarrada experiencia urbana de los ciudadanos (Barbero; 1992: 2).

    Es esta experiencia la que plantea la necesidad de repensar las relaciones entre cultura y

    poltica, a conectar la cuestin de las polticas culturales con las transformaciones de la

    cultura poltica justamente en lo que ella tiene de espesor significativo, esto es, de trama

    de interpelaciones en que se constituyen los actores sociales que a su vez revierte sobre

    el estudio de la comunicacin masiva impidiendo que pueda ser pensada como mero

    asunto de mercados y consumos, exigiendo su anlisis como espacio decisivo en la

  • 5

    redefinicin de lo pblico y en la construccin de la democracia. Como sostiene

    Schmucler: La comunicacin no es todo, pero debe ser pensada desde todas partes,

    debe dejar de ser un objeto constituido para ser un objetivo a lograr. Desde la cultura,

    desde ese mundo de smbolos que los seres humanos elaboran con sus actos materiales

    y espirituales, la comunicacin tendr sentido transferible a la vida cotidiana (Schmucler;

    1997).

    Algunas ideas-claves para pensar los procesos comunicacionales y desde all

    nuestro aporte como comunicadores/educadores

    Venimos de un obstinado fracaso: definir la comunicacin. En

    consecuencia siempre resulta problemtico establecer el campo

    especfico en donde se incluyen los hechos que nos proponemos

    analizar.

    Hctor Schmucler

    Desde la perspectiva de la matriz sociocultural latinoamericana de la comunicacin, el

    inters de los comunicadores gira en torno de la comprensin de los procesos de

    produccin social de significados o de representaciones simblicas. Esto implica

    necesariamente una dimensin intersubjetiva, es decir que la comunicacin hace

    referencia a las dinmicas de socialidad que se establecen entre los sujetos en sus

    intercambios e interacciones sociales, las de reconocimiento, identificacin y tambin

    de diferenciacin y distincin.

    Como plantea Martn-Barbero (1999; 2 y 3): dejar de identificar el proceso y las

    prcticas de comunicacin nicamente con el fenmeno de los medios, lo que nos

    permiti empezar a estudiar y valorar culturalmente la multiplicidad de los modos y

    formas de comunicacin de la gente: desde el mundo de lo religioso hasta la plaza de

    mercado, pasando por el estadio y la esquina del barrio. Pues es desde esos modos

    cotidianos de comunicar desde donde la gente mira la televisin u oye la radio.

    Mientras con los alumnos leamos a Eco y a Barthes lo que investigbamos era cmo se

    mueve, cmo habla, a qu huele, qu hace la gente al comprar y vender en una plaza

    de mercado popular como Paloquemao en Bogot, y a describir las diferencias con lo

    que hace la gente en un supermercado como Carulla. 0 a comparar las vitrinas del

    almacn popular con las del Centro Comercial del Norte, en Cali, y a dnde van o cmo

    se visten los sectores populares el domingo a diferencia de los de la clase media y alta.

  • 6

    Este proceso se construye y reconstruye en el marco de la vida cotidiana, por ello se

    halla fuertemente vinculado a la cultura. Esta constituye el escenario donde se

    produce/reproduce la comunicacin, es un territorio en el que se articulan y entran en

    conflicto distintas interpretaciones y significados acerca del mundo.

    Dice al respecto Schmucler (1997; 149 y 151): Un proyecto de comunicacin/cultura no

    podra continuar sin asumir esta lacerante conciencia. Para empezar, deberamos

    establecer, conceptualmente, una barra entre los dos trminos (comunicacin, cultura)

    que ahora articulan y destacan sus diferencias con una cpula. La barra

    (comunicacin/cultura) genera una fusin tensa entre elementos distintos de un mismo

    campo semntico. El cambio entre la cpula y la barra no es insignificante. La cpula, al

    imponer la relacin, afirma la lejana. La barra acepta la distincin, pero anuncia la

    imposibilidad de un tratamiento por separado.

    Por esa razn decimos que en este proceso, como en cualquier otro proceso

    sociocultural, se producen continuas luchas por la definicin social de esos

    significados. Es decir, los procesos de comunicacin estn atravesados por la

    hegemona, en tanto implican relaciones de poder, puesto que los actores sociales

    ocupan posiciones asimtricas y desiguales dentro del tejido social.

    Es desde estas premisas que tambin sostenemos que un determinado discurso no

    produce necesariamente un solo efecto, sino que puede dar lugar a diferentes

    configuraciones de significado (que operan con ciertos lmites que devienen tanto de

    las lgicas de produccin como de reconocimiento). Esos significados se cristalizan en

    representaciones hegemnicas y alternativas, configurando imaginarios colectivos.

    Como seala Rossana Reguillo (2002: 69): En el fondo la complejidad radica en que

    tratar de comprender el poder de las representaciones, exige comprender nuestras

    propias representaciones del poder. Comunicacin intercultural es, pienso, sobre todo,

    avanzar una poltica de representacin de la otredad, una en que la diferencia, deje de

    ser relato amenazante y pueda ser asumida como la condicin para hacer viable el

    proyecto social del siglo XXI.

    Como lo comunicacional se define fuertemente por lo interaccional, es posible hablar hoy

    de la reconfiguracin de las mediaciones en que se constituyen las nuevas formas de

    interpelacin de los sujetos y de representacin de los vnculos que cohesionan la

    sociedad.

  • 7

    Para Martn-Barbero dichas mediaciones refieren a la institucionalidad, la socialidad, la

    ritualidad y la tecnicidad, dimensiones constitutivas de los procesos de comunicacin

    que median entre matrices culturales, lgicas de produccin, formatos industriales y

    competencias de recepcin.

    La institucionalidad es desde siempre una mediacin espesa de intereses y poderes

    contrapuestos, que ha afectado, y sigue afectando, especialmente la regulacin de los discursos

    que, de parte del Estado, buscan dar estabilidad al orden constituido, y de parte de los ciudadanos

    mayoras y minoras- buscan defender sus derechos y hacerse reconocer, esto es reconstituir

    permanentemente lo social. () la tecnicidad es menos asunto de aparatos que de

    operadores perceptivos y destrezas discursivas. Confundir la comunicacin con las tcnicas, los

    medios, resulta tan deformador como pensar que ellos son exteriores y accesorios a la (verdad de)

    la comunicacin. () Las preguntas abiertas por la tecnicidad apuntan entonces al nuevo estatuto

    social de la tcnica, al replanteamiento del sentido del discurso y la praxis poltica, al nuevo

    estatuto de la cultura, y a los avatares de la esttica. La mediacin de las Ritualidades nos remite

    al nexo simblico que sostiene toda comunicacin: a sus anclajes en la memoria, sus ritmos y

    formas, sus escenarios de interaccin y repeticin () En su relacin con los Formatos Industriales

    () las Ritualidades constituyen gramticas de la accin del mirar, del escuchar, del leer- que

    regulan la interaccin entre los espacios y tiempos de la vida cotidiana y los espacios y tiempos

    que conforman los medios. Miradas desde las Competencias de Recepcin, las ritualidades

    remiten, de un lado, a los diferentes usos sociales de los medios (). De otro, las ritualidades

    remiten a los mltiples trayectos de lectura ligados a las condiciones sociales del gusto, marcados

    por los niveles y calidades de educacin, los haberes y saberes constituidos en memoria tnica, de

    clase o gnero y los hbitos familiares de convivencia con la cultura letrada, la oral o la

    audiovisual. Martn Barbero (1987: XVIII, XIX y XX)

    Esta necesaria vinculacin entre conocimiento y accin, se pone sin duda en juego en los

    espacios de intervencin como comunicadores/educadores y resulta central por tanto

    pensar cules son los ejes centrales desde los que asumimos nuestra intervencin

    poltico-pedaggica en el campo cultural, que es el campo en el que esta intervencin se

    despliega. Ese es el fondo de nuestro desafo y el horizonte de nuestro trabajo: una

    investigacin y una enseanza de la comunicacin en las que el avance del conocimiento

    sobre lo social no se traduzca slo en la renovacin de temas y de mtodos sino en

    proyectos capaces de ligar el desarrollo de la comunicacin al fortalecimiento y ampliacin

    de las formas de convivencia ciudadana (Barbero; 1992: 7).

  • 8

    Es desde estas coordenadas que podemos comenzar a construir colectivamente los

    sentidos histrico-polticos desde los que asumir nuestro lugar como

    comunicadores/educadores en los espacios de formacin.

    2. Sentidos y potencialidades de la comunicacin en la formacin de los sujetos

    El reconocimiento de la existencia de una sociedad mediatizada, del crecimiento

    exponencial de los medios de comunicacin electrnicos, de las redes de informacin y

    comunicacin, pero tambin de consumo y entretenimiento; as como de nuevas prcticas

    y procesos socioculturales que se abren en nuevos modos de reconocimiento y lazo

    social, tornan estratgica la reflexin, en los procesos educativos, sobre el conjunto de

    estos fenmenos y su atravesamiento en la vida cotidiana de los sujetos. En las ltimas

    dcadas se ha venido problematizando desde diversos mbitos e instancias de

    produccin acadmica, algunas de la comunicacin y otras provenientes del campo

    educativo, y tanto desde perspectivas crticas como de miradas naturalizadoras de estos

    fenmenos, la cuestin acerca de cmo atraviesan y cmo se reconfiguran los procesos

    de formacin de sujetos en este contexto de transformaciones.

    Al respecto Quevedo analiza la conflictividad que suponen estas transformaciones en

    relacin con los desafos que se le plantean a las instituciones formativas, en tanto las

    lgicas con que los medios de comunicacin y el mercado se instalan en relacin con los

    jvenes, difieren en buena medida con las interpelaciones que desde el Estado-nacin y

    la escuela como expresin institucional pblica les ofrece. Es por ello que seala que nos

    encontramos en el centro de una revolucin cultural que aun se mantiene abierta, con

    contornos difciles de identificar, pero que sin embargo atraviesa nuestras prcticas

    institucionales. Focaliza especficamente en la tensin entre Control y Autonoma respecto

    de la vida, los saberes y las prcticas de los jvenes sealando que mientras que los

    medios, las redes digitales y las industrias culturales promueven la autonoma y, en

    ocasiones, una aparente libertad y capacidad de decidir y elegir; la escuela promueve el

    control en tanto orientacin hacia un tipo de sujeto deseado. Dice: Creo que estamos

    frente a un doble movimiento que muestra el desconcierto en nuestras sociedades: la

    autonoma y el control no pueden estar juntos ni separados, no hay justo medio que los

    equilibre ni hemos encontrado la esquina exacta en la que se sentarn a dialogar; es, tal

  • 9

    vez, una de las aporas que mejor refleja los cambios culturales de nuestra poca

    (Quevedo; 2010: 29).

    Es en este sentido que aun transitan por un camino complejo las propuestas de

    transformacin de estas instituciones, de manera que las mismas se dejen atravesar por

    las reconfiguraciones culturales actuales y por las prcticas que los nios y jvenes

    desarrollan en la sociedad de la informacin.

    En relacin con esto Buckingham seala que se ha denominado alfabetizacin digital a

    esta perspectiva segn la cul se vuelve crucial promover capacidades para que los

    sujetos se inserten en este nuevo escenario cultural, reconociendo asimismo las

    denominadas brechas digitales en la desigualdad de acceso y uso de ciertas

    herramientas. El autor plantea la importancia de no reducir la nocin antes expuesta a un

    simple aggiornamiento de las instituciones escolares tradicionales, ya sea a travs de la

    incorporacin de herramientas digitales a la enseanza, aadiendo la alfabetizacin para

    los medios o digital al men curricular o separando la tecnologa de informacin y

    comunicacin como temas aparte. Es necesario resituar la discusin nuevamente en el

    campo de los debates poltico-culturales sobre el tipo de sociedad y de sujeto que se

    plantea desde cada uno de estos enfoques.

    Plantea entonces que en un ambiente cada vez ms dominado por la proliferacin de

    medios electrnicos y las demandas y los imperativos de la cultura del consumo, tenemos

    que definir urgentemente para la escuela un papel mucho ms proactivo como institucin

    clave de la esfera pblica. () la escuela podra y debera desempear un papel mucho

    ms positivo en cuanto a proveer tanto perspectivas crticas sobre la tecnologa como

    oportunidades creativas de usarla. En ltima instancia, esto quiere decir que tenemos

    simplemente que dejar de pensar meramente en trminos de tecnologa, y empezar a

    pensar de nuevo en el aprendizaje, la comunicacin y la cultura (Buckingham; 2006: 8).

    Al respecto Dussel y Southwell describen cmo la nocin de alfabetizacin, que en el

    contexto de la sociedad moderna, centrada en la cultura letrada, remiti durante siglos

    nicamente a la alfabetizacin lecto-escritora, ha sido cuestionada, plantendose la

    necesidad de pensar en nuevas alfabetizaciones o alfabetizaciones mltiples. Es en

    este contexto en donde la emergencia de la educacin en medios, la alfabetizacin

    meditica o la alfabetizacin digital comienzan a delinearse como nuevos campos

    altamente significativos de ser considerados no slo en la educacin escolar, sino en la

    formacin de la ciudadana en su sentido ampliado y en diversos contextos y escenarios.

  • 10

    Sealan: para desandar, aunque sea en parte, la brecha que se instal entre la

    escuela y lo contemporneo, sera deseable que la organizacin pedaggica y curricular

    de las escuelas se estructurara como un dilogo ms fluido, ms abierto, con los saberes

    que se producen y circulan en la sociedad (Dussel y Southwell; 2007: 1). Plantean

    entonces el reconocimiento de la necesidad de incluir nuevas formas de produccin

    cultural o lenguajes en las propuestas educativas, analizando cmo fueron dndose en

    diferentes momentos de la historia estas incorporaciones, para analizar como generarlas

    en el momento actual. Proponen algunos de los saberes que resulta relevante

    problematizar con los nios y jvenes, entre los que sealan:

    - reflexionar sobre la nocin de red y su impacto en las actividades humanas,

    contribuyendo a desnaturalizar las jerarquas, desigualdades y subordinaciones que

    siguen operando pese a su apariencia horizontal e igualitaria.

    - ensear sobre las transgresiones, la creatividad y la productividad de muchos

    emprendimientos individuales o de organizaciones que elaboran otras cadenas de noticias

    o de creaciones artsticas o sociales.

    - analizar qu se transform de las bibliotecas tradicionales a las nuevas formas virtuales,

    e indagar sobre las posibilidades y los lmites que ofrecen los buscadores actuales para

    rastrear informacin, experiencias, relatos; y criterios con los que leer y organizar (poner

    en relacin, dar sentido, interpretar) aquello que hallamos.

    - ayudar a promover otras lecturas (y escrituras) sobre la cultura que portan las nuevas

    tecnologas, que les permitan a los sujetos entender los contextos, las lgicas y las

    instituciones de produccin de esos saberes, la organizacin de los flujos de informacin,

    la procedencia y los efectos de esos flujos y que tambin los habiliten a pensar otros

    recorridos y otras formas de produccin y circulacin

    En este encuadre general de anlisis es que visualizamos cmo desde la comunicacin,

    en tanto campo de reflexin fundamental obre las sociedades contemporneas, es posible

    realizar diversos aportes a la formacin de los sujetos. Estos aportes constituyen algunos

    sentidos o propsitos posibles de asumir en nuestras prcticas. En otras palabras,

    responden a la pregunta qu nos proponemos generar en los sujetos con los que

    trabajamos, qu propsitos u objetivos queremos lograr a travs de nuestras prcticas de

    enseanza.

    Les proponemos reconocer tres grandes finalidades:

  • 11

    Problematizar los procesos socio-histricos vinculados con la produccin,

    circulacin y apropiacin de discursos que habitan el momento actual para

    comprender de manera ms reflexiva las sociedades contemporneas en las

    cuales viven los sujetos con los que estamos trabajando.

    Especialmente aquellos en los cuales las tecnologas, los medios de comunicacin y los

    nuevos modos de intercambio social ocupan un rol relevante. A qu procesos hacemos

    referencia? A numerosas cuestiones abordadas desde el campo comunicacional, como

    las tensiones entre lo pblico y lo privado, la globalizacin y la mercantilizacin de la

    cultura, la influencia de los circuitos informacin y comunicacin en los nuevos modos de

    produccin econmica, la aparicin de prcticas culturales emergentes los consumos

    culturales, las heterogneas dinmicas de interaccin social, entre otras.

    Sin embargo, no se trata aqu de ensear y aprender definiciones o conceptos que

    describan estos procesos, sino de problematizar cmo impactan estos en la vida cotidiana

    de los sujetos y grupos sociales. Como seala Buckingham: Las habilidades que los

    nios necesitan en relacin con los medios digitales no se limitan a la recuperacin de

    informacin. Como con la letra impresa, tienen tambin que ser capaces de valorar y

    utilizar crticamente la informacin si van a transformarla en conocimientos. Esto significa

    hacer preguntas sobre el origen de esa informacin, los intereses de sus productores, y el

    modo en que representa el mundo; y comprender cmo estos desarrollos tecnolgicos

    estn relacionados con cambios sociales y econmicos ms amplios. (Buckingham;

    2006: 5 y 6).

    Recuperar, valorar y problematizar crticamente las prcticas comunicacionales

    y los modos de expresin y produccin cultural propios de los educandos con

    el fin de fortalecer sus identidades y formas de significacin.

    Entre otras prcticas comunicacionales podran mencionarse: los modos de

    expresin cultural/comunicacional de diversos grupos sociales nios o jvenes, sectores

    sociales, etnias, etc.- en diferentes lenguajes, mediados por las nuevas tecnologas o no

    (la murga, el grafitti, la msica, el chat, los videojuegos, los celulares, etc.), las

    mediaciones de la cultura meditica en las culturas juveniles, las nuevas dinmicas de

    socialidad articuladas a las nuevas tecnologas de la comunicacin y a los medios

    masivos (por ejemplo, los videojuegos e Internet como espacios de intercambio, adhesin

    y reconocimiento), entre otras posibilidades. La centralidad de la cultura popular, infantil y

    juvenil debe ser una premisa en los espacios de formacin ciudadana. En este sentido si

  • 12

    nos proponemos reconquistar alumnos indiferentes, o reconectarnos con las culturas

    extraescolares de los nios, la respuesta no est en adornar los materiales de enseanza

    con campanitas y silbatos computarizados maquillar el plan de estudios con un barniz

    superficial de cultura digital atractiva-para-los-chicos-. Tampoco se trata de adoptar la

    tecnologa digital para ponerla al servicio de formas estrechamente instrumentales de

    aprendizaje, en un intento por hacerlas ms aceptables. Disfrazar los exmenes o las

    tablas de multiplicacin con una delgada capa superficial de diversin es una estrategia

    por la que muy pronto la mayora de los nios no se dejar engaar. Lo que se requiere

    es un compromiso mucho ms minucioso, y ms crtico, con las culturas digitales de los

    nios (Buckingham; 2006: 5).

    Apropiarse de saberes especficos vinculados con la produccin

    comunicacional para potenciar competencias comunicativas democrticas.

    Algunos saberes del campo comunicacional que pueden aportar a la formacin de los

    sujetos, en tanto favorecen la construccin de la ciudadana, al promover la asuncin de

    capacidades de anlisis, crtica y produccin de discursos comprometidos con una

    sociedad en la que se democratice la palabra. Esto implicara propiciar la capacidad de

    escuchar, de debatir, de generar acuerdos, de establecer relaciones en las que emerja la

    diversidad, la heterogeneidad. En definitiva, aprendizajes que aportan a la construccin de

    una "democracia radical", en palabras de Henry Giroux, es decir, una democracia

    ampliada en trminos de justicia social, libertades y relaciones sociales igualitarias en los

    distintos contextos. En este sentido, Giroux plantea la necesidad de abrir espacios en los

    procesos educativos para el reconocimiento de las voces de los sectores que han sido

    excluidos, reprimidos e invisibilizados. En otras palabras, "... el trmino voz se refiere a

    los principios del dilogo segn son enunciados y actuados dentro de situaciones sociales

    particulares. El concepto de voz representa las instancias peculiares de la autoexpresin

    a travs de las cules los estudiantes afirman su propia identidad de clase, cultura, raza y

    gnero" (Giroux y Mc. Laren; 1998: 125).

    Algunos de los saberes del campo comunicacional que potencian estas posibilidades son:

    la apropiacin de herramientas de produccin comunicacional para la expresin en

    mltiples lenguajes, el derecho a la comunicacin en relacin con la hegemonizacin de la

    produccin y circulacin comunicacional en los grandes medios y multimedios, los

    distintos modos de participacin en asuntos que involucren a los educandos y que

    suponen el desarrollo de capacidades y saberes para la investigacin, el debate, la

  • 13

    negociacin, el establecimiento de acuerdos, la organizacin colectiva, entre otros

    aspectos. En la lnea de trabajo que seala Buckingham se trata de asumir estas

    producciones no como ejercicios en s mismos: En proyectos como ste, jvenes

    desfavorecidos usan tecnologas digitales no slo para crear sitios web, sino tambin en

    una variedad de formas ms ambiciosas de produccin de multimedios, incluyendo video

    digital y diseo de juegos de computadora. En este contexto, la web brinda un medio de

    distribucin -va la transmisin en la web de imagen en movimiento y audio- y de suscitar

    el dilogo con otros jvenes, tanto a nivel local como globalmente. Aqu podemos ver el

    surgimiento de una esfera pblica de la juventud, en que los propios jvenes empiezan a

    asumir el control de los medios de produccin (Buckingham; 2006: 7).

    Estos sentidos posibles que recin detallamos suponen tambin problemas, interrogantes,

    prcticas y procesos sobre los que se ha investigado y construido saberes en el campo

    comunicacional. Al inicio de este documento se explicit que la perspectiva relacional de

    la comunicacin es el punto de partida desde el que nos posicionamos como

    comunicadores/educadores. Desde este enfoque pueden identificarse varios ejes

    problemticos de conocimiento que constituyen aportes estratgicos del campo de la

    comunicacin a la formacin de los sujetos y cuyo abordaje posibilita el logro de los

    sentidos desarrollados anteriormente.

    Estos ejes dan cuenta de saberes, interrogantes y problemas sobre los que se han

    reflexionado en el campo de la comunicacin. A su vez, consideramos que resultan

    aportes valiosos para la formacin de los sujetos, en tanto posibilitan la comprensin y

    problematizacin de las sociedades en las que vivimos y el reconocimiento de nuestras

    identidades, imaginarios y proyecciones. Recuperarlos en los procesos de formacin en

    comunicacin implica tambin contextualizarlos a partir de las caractersticas de las

    instituciones, los sujetos y los grupos particulares con los que estemos trabajando (y que

    mencionamos al inicio de este documento).

    A continuacin, compartimos algunos ejes que, como primer abordaje general, configuran

    aportes estratgicos del campo comunicacional a la formacin de los sujetos:

    I. Los medios masivos de comunicacin en el marco de la constitucin de una

    sociedad mediatizada

    construir una Sociedad de la Informacin centrada en la persona, integradora y

    orientada al desarrollo, en que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la

    informacin y el conocimiento, para que las personas, las comunidades y los

  • 14

    pueblos puedan emplear plenamente sus posibilidades en la promocin de su

    desarrollo sostenible y en la mejora de su calidad de vida

    Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Informacin (Ginebra 2003)

    Esta es la definicin de la Sociedad de la Informacin en adelante SI- que surge de la

    Declaracin de Principios formulada en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la

    Informacin de Ginebra, celebrada en diciembre de 2003 y su posterior fase en Tnez en

    2005.

    No obstante, no es sta la nica manera de pensar o describir la SI, puesto que mientras

    algunos tericos y pensadores la plantean como un nuevo modelo de sociedad, otros la

    ven como un concepto que refleja la ideologa de un mercado global.

    Ms all de la perspectiva que se asuma, el protagonismo de la informacin, la

    comunicacin y la tecnologa es innegable, as como el rol que se les otorga como

    impulsoras del progreso y del crecimiento. Si bien la informacin ha ocupado un rol

    preponderante desde hace varias dcadas y para el modelo de produccin capitalista en

    particular, lo que diferencia a la actual SI es que la informacin se convierte en fuente y

    producto final, es decir, no slo la informacin se aplica a la produccin para mejorarla y

    hacerla ms rentable, sino que la innovacin, la investigacin y el desarrollo tecnolgico

    tiene por finalidad actuar sobre la informacin misma, generando nuevas formas de

    producir, procesar, almacenar y transmitir informacin.

    Este modelo de sociedad ha pensado el progreso y el desarrollo del mundo desde y para

    los pases centrales. Desde la perspectiva de estas naciones, la SI supone el continuo

    crecimiento por igual de la sociedad toda, donde de la mano de la tecnologa y la

    comunicacin encontraremos el desarrollo socioeconmico. Para formar parte de la SI, las

    naciones que an no lograron superar la crisis econmica y la inequidad en la distribucin

    de la riqueza deberan emparejar su situacin con los pases centrales.

    Para la SI, el acceso a las nuevas tecnologas y a Internet aparece como el indicador ms

    representativo del desarrollo y nivel de crecimiento tecnolgico de un pas. Pero ello no

    contempla las diferencias de costos y calidad de servicio, dos claves de la brecha digital

    entre Amrica Latina y los pases ms desarrollados. Por esas y otras razones, varios

    investigadores critican esta mirada ingenua acerca del poder democratizador de la SI.

    Sealan, entonces, que la mera inclusin de TICs en un pas no produce un efecto

  • 15

    derrame directo, sino que se requieren de polticas pblicas que permitan a los sujetos

    tener acceso y apropiarse crticamente de las tecnologas.

    Manuel Castells, por ejemplo, sugiere otro trmino que, a su juicio, explica estas

    tensiones de forma ms compleja: sociedad de redes. Con esta nocin, da cuenta de un

    modo especfico de organizacin social, cuya estructura est construida en funcin de

    redes de informacin a partir de los avances de la tecnologa de informacin

    microelectrnica. Se caracteriza por estar constituida por un conjunto de puntos

    interconectados, que puede expandirse en diferentes direcciones y donde las decisiones

    no se encuentran centralizadas en un punto, sino que es multidireccional. Por supuesto,

    no todos los puntos de la red estn en situacin de igualdad, algunos son ms poderosos

    que otros, y hay personas, instituciones, pases, sectores sociales que estn excluidos de

    la sociedad de redes. Esta ltima, entonces, reproduce las desigualdades existentes entre

    pases y grupos sociales.

    Martn Becerra y Guillermo Mastrini, entre otros, han estudiado la SI en Amrica Latina, y

    han contribuido a armar un mapa de consumo, produccin y expansin de las TICs, que

    resulta fundamental en la elaboracin de diagnsticos que permitan pensar hacia dnde

    va el proceso y qu actores se mueven pblicamente o no detrs de sus intereses.

    Las reflexiones acerca de la SI involucran investigaciones que han recibido aportes

    tericos de la sociologa y focalizan la mirada en las estructuras sociales que se generan

    con el avance de las industrias digitales y en las polticas de informacin que demandan.

    Sin embargo, hay otro modo de indagar en este eje: las transformaciones que se han

    producido en las sociedades contemporneas a partir de la globalizacin y de los

    nuevos procesos de produccin, circulacin, almacenamiento y reproduccin de la

    informacin, procesos que impactan sobre mltiples dimensiones de lo social, tales

    como la economa, la educacin, el tiempo de ocio, los modos de entender el espacio y el

    tiempo, el acceso al conocimiento y sus modos de produccin, etc.

    Esta centralidad de lo masivo representa una forma de apropiacin nueva del sentido

    social en la cual los sujetos van formando sus marcos de interpretacin, representaciones

    y disposiciones a determinadas prcticas, e incluso, sus modos de construccin de

    conocimiento, de concebir el tiempo y el espacio. As, la apropiacin de las tecnologas

    de la informacin y la comunicacin es estudiada desde su inscripcin en la

    cultura, desde las articulaciones que se producen entre las prcticas y los movimientos

    sociales, en distintos momentos y con una multiplicidad de matrices. Como seala Nstor

  • 16

    Garca Canclini (1992): los sentidos de las tecnologas se construyen segn los modos

    en que se institucionalizan y se socializan.

    Podra citarse aqu la nocin de cultura meditica en relacin al modo en que los medios

    masivos de comunicacin se instalan en la vida cotidiana y cambian, por ende, la

    percepcin, posibilitando de esta manera la produccin de diversas y mltiples prcticas e

    imaginarios. Es as que se genera una transformacin que implicara segn Mara Cristina

    Mata un nuevo modo en el diseo de las interacciones, una nueva forma de

    estructuracin de las prcticas sociales, marcada por la existencia de los medios ()

    donde se tejen modos de interaccin con formas expresivas, lgicas de produccin con

    estrategias de recepcin (Mata; 1999).

    Algunos propsitos que pueden abordarse en este eje son:

    - Posibilitar la comprensin de las transformaciones que se dan a partir de los

    procesos emergentes de produccin y circulacin de la informacin y las

    mediaciones tecnolgicas de lo cultural y sus implicancias para nuestras

    sociedades contemporneas.

    - Favorecer la problematizacin del rol de los medios masivos en la sociedad de la

    informacin, en su carcter predominante de empresas mediticas y las

    consecuencias en la democratizacin del acceso de los ciudadanos a la

    informacin.

    - Colaborar en la revisin de las representaciones de los sujetos acerca del/los

    medios y los discursos mediticos.

    - Promover la comprensin de los procesos de construccin de la realidad que

    realizan los medios masivos de comunicacin desde una mirada sociocultural que

    reconozca su espesor simblico y su rol preponderante dentro de las sociedades

    contemporneas.

    - Reconozcan el valor de la defensa y el ejercicio comprometido del Derecho a la

    Comunicacin entendido como un Derecho Humano bsico para la sociedad

    democrtica.

    II. Los consumos culturales en vinculacin con los productos de las industrias culturales.

    El consumo no es slo reproduccin de fuerzas, sino tambin produccin de

    sentidos: lugar de una lucha que no se agota en la posesin de los objetos, pues

  • 17

    pasa an ms decisivamente por los usos que les dan forma social y en los que se

    inscriben demandas y dispositivos de accin que provienen de diferentes

    competencias culturales.

    Jess Martn Barbero

    En la primera mitad del siglo XX cobra relevancia la nocin de cultura masiva que

    consideraba la imposicin de la racionalidad tcnica como determinante de la conciencia y

    que guiaba la accin social. Es esta concepcin la que desarrollan los tericos de la

    Escuela de Frankfurt produciendo un vasto material sobre la industria cultural, cuyo

    principal condicionante lo constitua el sistema productivo capitalista.

    Esa industria, decan los crticos, cosificaba a la sociedad por medio de la racionalidad

    instrumental y converta as a los receptores en consumidores sin posibilidad de discernir

    o actuar sobre esos productos ya que ellos no tenan en su poder los medios de

    produccin. Desde este momento, se plantea la diferenciacin entre cultura de elite y

    cultura para las masas, donde stas eran manipuladas por todos esos objetos

    pertenecientes a la industria cultural y en manos de los grupos poderosos.

    En la dcada del 80 empieza a cobrar ms fuerza la incorporacin de la nocin de

    hegemona y se incorpora la mirada sociocultural aportada por Antonio Gramsci. A partir

    de aqu, se comienza a dar una perspectiva menos lineal, ms dinmica, por lo que las

    lgicas mediticas se extendieron a otros campos de la vida cotidiana, rompieron el

    ordenamiento tradicional de lo social en diferentes esferas y discursos () Las audienc ias

    de los medios masivos son multitudinarias, heterogneas, annimas. Mientras que el

    pblico masivo era ni ms ni menos que un sujeto empricamente alienado (Martin;

    2003).

    Analizar los medios de comunicacin y sus efectos fue el eje central durante varios aos

    dentro de los estudios de comunicacin pero es a partir de los aos 70 y con mayor

    produccin en los 80, cuando en Amrica Latina se avanza en la incorporacin de la

    nocin de cultura para pensar los procesos comunicacionales, focalizando en las

    mediaciones y las articulaciones existentes entre prcticas de comunicacin y

    movimientos sociales. La centralidad de los medios de comunicacin no se circunscribe a

    los efectos que ellos producen sino que se ampla la visin y se los considera a su vez

    como mediados desde un contexto particular, una cultura especfica y determinadas

    relaciones.

  • 18

    Es en este punto que la categora de consumos culturales comienza a ocupar un lugar

    relevante en las reflexiones que se producen en el campo comunicacional. Estas

    indagaciones consideran que, adems de la satisfaccin de necesidades, los consumos

    culturales constituyen espacios de produccin simblica y adscripcin identitaria.

    Ubicadas dentro de un sistema hegemnico, estas prcticas del escamoteo, como las

    denomina Guillermo Sunkel, buscan burlar el orden establecido. En esta ptica, el

    consumo ser una prctica de produccin invisible, hecha de ardides y astucias, a travs

    de la cual los sectores populares se apropian y re-significan el orden dominante (Sunkel;

    2002: 3).

    Entre los autores que se destacan en el anlisis de los consumos culturales se encuentra

    Nstor Garca Canclini, quien examina distintos modelos que se han utilizado para

    explicar el consumo y que iluminan determinados aspectos de esta problemtica: los

    que definen el consumo como lugar donde las clases y los grupos compiten por la

    apropiacin del producto social; o como lugar de diferenciacin social y de distincin

    simblica entre los grupos; o como sistema de integracin y comunicacin; o como

    proceso de objetivacin de deseos; o como proceso ritual (Sunkel; 2002).

    Adems de Canclini, otros referentes del campo que han elaborado textos sobre los

    consumos culturales y, de manera ms amplia, sobre los procesos de recepcin y sus

    mediaciones, son Jess Martn Barbero y Sonia Muoz en la Universidad de Cali;

    Guillermo Orozco y su equipo en el Iteso en Guadalajara; Mara Cristina Mata en

    Crdoba; Anbal Ford en la Universidad de Buenos Aires; Ma. Immaculata Vassallo de

    Lopes y Antonio Arantes en Sao Paulo; Marcelino Bisbal en Venezuela y Valerio

    Fuenzalida en Chile.

    A su vez, y volviendo al planteo del inicio, tambin el anlisis de las industrias culturales

    se ha ido ampliando y complejizando desde los aos 80. En esa dcada comienzan a

    desarrollarse investigaciones que no parten de la mirada frankfurteana, ni de la crtica del

    estructuralismo ideolgico latinoamericano cuyo referente central fue Armand Mattelart-,

    sino que se focaliza en el anlisis de los modos y estrategias de construccin discursiva y

    las formas de interpelacin a sus pblicos que configuran las industrias culturales

    (editoriales, productoras musicales y cinematogrficas, industrias radiofnicas y

    televisivas), incluyendo tambin las estrategias de construccin de agenda de las

    industrias periodsticas.

  • 19

    En este marco, pueden mencionarse dos grandes campos de problemas sobre los que se

    est actualmente produciendo conocimiento.

    Por un lado, desde la perspectiva de la economa poltica de la comunicacin, se ha

    reflexionado acerca de los propsitos y caractersticas de los medios de comunicacin

    masivos en las sociedades contemporneas, focalizando en el proceso de concentracin

    de la produccin comunicacional a partir de la transnacionalizacin de la cultura y la

    economa, visible en la conformacin de empresas multimediales que, generando la

    apariencia ilusoria de mltiples voces, dan lugar a la multiplicacin de discursos

    monolticos.

    Por otro lado, adems de indagar en los sentidos que los sujetos construyen en su

    relacin con los medios masivos de comunicacin (comerciales) y en las mediaciones que

    operan en el proceso de produccin cultural, en Amrica Latina se ha venido

    desarrollando una tradicin ligada al estudio de la comunicacin alternativa o popular.

    Es decir, aquella que partiendo de la cultura y necesidades de los grupos populares,

    transforma las caractersticas de la comunicacin dominante; donde emisores y

    receptores intercambian continuamente sus posiciones; aquella que est definida

    prioritariamente para la participacin de todos los sujetos que en ella intervienen, sobre

    todo aquellos a los que ms directamente les atae el proceso en el que estn incluidos

    (Merino; 1988). Un modo de comunicar que se opone a la sociedad imperante y se

    compromete con los movimientos sociales, una forma de establecer vnculos y

    democratizar la palabra, que resulta alteradora: Lo alternativo es alterativo. Alterar lo

    injusto, alterar lo opresor, alterar la inercia histrica que trae dominaciones sofocantes.

    Alteracin marcada por una vocacin liberadora en la cual se nutren una multiciplidad de

    experiencias comunicativas (Reyes Matta; 1983).

    Luis Ramiro Beltrn, Guillermo Mastrini, Luis Quevedo, Heriberto Muraro, Octavio Getino

    que dise y coordin entre el 2004 y 2007 el Observatorio de Industrias Culturales del

    Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires-, Mario Kapln, Mara Cristina Mata y Rosa Mara

    Alfaro son algunos de los referentes que, desde diferentes abordajes y dimensiones, han

    producido conocimiento sobre este campo de problemas.

    Algunos propsitos a trabajar:

    - Promover la comprensin de las transformaciones acaecidas en las ltimas

    dcadas en los procesos de produccin cultural y simblica.

  • 20

    - Favorecer el anlisis crtico de los consumos y las industrias culturales y su

    participacin en los procesos de produccin cultural.

    - Posibilitar el reconocimiento de los procesos de produccin cultural de los sujetos

    y de los modos en que ellos se vinculan con contextos de pertenencia sociocultural

    y construccin identitaria.

    III. Los espacios sociales como escenarios de encuentro/circulacin, las prcticas culturales territoriales y los modos de apropiacin de los sujetos.

    Del espacio pblico pasamos a hablar de una opinin pblica, o ms bien de

    muchas, que pueden estar por cualquier parte. Quin sera capaz de trazar el

    mapa de cmo y dnde forman el sentido de lo pblico y lo privado la radio, la

    televisin y las redes an ms deslocalizadas de Internet?

    Nstor Garca Canclini

    Una de las dimensiones que se transforman a partir de los procesos de massmediacin

    en nuestras sociedades es la reconfiguracin de los espacios pblicos a partir de la

    creciente privatizacin de diversas esferas de la vida cotidiana. En unas ciudades que son

    vividas como cada vez ms caticas, peligrosas y en donde el encuentro con los otros, en

    relacin con el espacio pblico, es cada vez ms "amenazador parece difcil hallar

    espacios comunes a los diferentes sectores sociales.

    En este contexto, el repliegue hacia el mundo privado tambin pareci avanzar hacia fines

    del siglo pasado. Countries o barrios cerrados, escuelas privadas, servicios de medicina

    prepaga, privatizacin de las empresas estatales de servicios, nos hablan de numerosos

    procesos que, a partir de los aos 80 y fuertemente en los 90, han modificado el

    escenario del espacio pblico identificado con el bien comn y la esfera de la

    ciudadana- en Latinoamrica. La discusin actual acerca de la Ley de Servicios de

    Comunicacin Audiovisual puede, incluso, asumir nuevos sentidos si la pensamos en el

    marco de los procesos de privatizacin de los medios audiovisuales y las tensiones que

    se generan con la construccin de ciudadana y el derecho a la comunicacin.

    As, podra problematizarse cmo las polticas neoliberales, la sociedad de mercado y los

    procesos de comunicacin en las sociedades globalizadas han producido fuertes

    tensiones entre lo pblico y lo privado. Como menciona Garca Canclini: La

    articulacin entre el complejo pblico-privado y el Estado-nacin ha sido erosionada por la

    globalizacin de las tecnologas comunicacionales, de la organizacin econmica y

  • 21

    financiera de las empresas, y por la reestructuracin transnacionalizada de las

    comunidades de ciudadanos y consumidores. Luego, los ciudadanos no pueden seguir

    concibindose como actores slo dentro de una esfera pblica que correspondera a un

    territorio custodiado por la soberana del Estado-nacin (1996: 5).

    En este escenario no slo no resulta sencillo delimitar qu prcticas y espacios son

    pblicos y cules privados, sino que adems esta intencin clasificatoria pierde sentido,

    puesto que se trata ms bien de un mosaico complejo de esferas pblicas de diferentes

    tamaos, sobrepuestas e interconectadas (Keane; 1995), que organizan circuitos en los

    que se verifican dispositivos de inclusin y exclusin social. En este sentido, pueden

    identificarse esferas micropblicas (espacios locales, en los que grupos de actores

    sociales interactan), como el barrio o los movimientos sociales; esferas mesopblicas

    (que involucran a millones de personas interactuando al nivel del Estado-nacin y que

    suelen estar mediadas por los medios masivos de comunicacin) y esferas

    macropblicas (que ponen en relacin a centenares de millones de personas

    involucradas en disputas de poder de alcance supranacional y global y que terminan

    configurando audiencias mundiales que trascienden las fronteras nacionales).

    En este sentido, espacios tan diversos como las redes sociales mediadas por las

    tecnologas, el barrio o la comunidad local, la ciudad y sus zonas de circulacin

    (shoppings, mercados, plazas, boliches, canchas de ftbol), constituyen uno de los

    objetos de reflexin desde el campo comunicacional. Comprender los modos en que

    atravesamos y nos apropiamos de estos espacios es un aporte estratgico a la formacin

    de los sujetos.

    Algunas finalidades posibles de articular son:

    - Propiciar la problematizacin de los modos de apropiacin y circulacin de los

    sujetos por los espacios de encuentro pblicos y las tensiones que se producen en

    relacin con la privatizacin de los mismos.

    - Promover el anlisis de las propias prcticas culturales de apropiacin y

    circulacin por los espacios pblicos y los lazos de socialidad conformados en

    torno de ellos.

    - Favorecer el reconocimiento de la vinculacin de los procesos de privatizacin de

    los espacios pblicos y los de segmentacin y diferenciacin social.

  • 22

    IV. Manifestaciones de politicidad en las prcticas culturales/comunicacionales

    Reivindicamos la protesta a travs de la risa, del baile, la sonrisa, del encontrarse en el

    anonimato, en el baile, en la generacin colectiva de espacios de encuentro y produccin

    creativa, como burla-festejo-liberacin de los dominados ante los dominadores.

    Por eso resistir -tambin- a travs de la msica. Por eso a travs de la msica luchar -

    tambin- por el control del territorio urbano. Por eso a travs del graffiti, la alegra y los

    smbolos luchar por disputar no slo la conciencia de los de abajo sino tambin luchar por

    nuestras emociones y sensaciones de rebelda, resistencia y dignidad.

    Declaracin del colectivo mexicano Jvenes en resistencia alternativa (2010)

    Esta declaracin de una organizacin social de jvenes mexicanos nos permite introducir

    otro eje de problemas del campo comunicacional cuya inclusin en los procesos de

    formacin puede contribuir a recuperar crticamente numerosas prcticas culturales a

    travs de las cuales los sujetos se expresan y construyen sus identidades.

    Por un lado, puede sealarse que en las ltimas dcadas han ido emergiendo diversas

    prcticas de expresin/produccin cultural que se manifiestan, fundamentalmente, en los

    espacios urbanos. Muchas de estas prcticas como la murga, la msica, el graffiti, el

    clown, las intervenciones estticas, el teatro comunitario- han ido produciendo nuevas

    formas de relacionarse con lo pblico. En otras palabras, diferentes grupos sociales y en

    particular los jvenes- encuentran en estas modalidades artstico-expresivas una forma

    de comunicacin, de resistencia y de participacin social y poltica.

    "La poltica se sale de sus discursos y escenarios formales para reencontrarse con los de

    la cultura, desde el graffiti callejero a las estridencias del rock. Entre los jvenes no hay

    territorios acotados para la lucha o el debate poltico, que se hacen desde el cuerpo o la

    escuela: erosionando la hegemona del discurso racionalistamente maniqueo que opone

    goce a trabajo, inteligencia a imaginacin, oralidad a escritura, modernidad a tradicin"

    (Martn-Barbero, 1998: 35).

    A su vez, estas prcticas comunicacionales entrelazadas con expresiones estticas y

    artsticas, implican particulares y diversas estrategias, cdigos, soportes y tcnicas de

    representacin que organizan diversos lenguajes mediticos: el grfico, el sonoro, el

    visual, el audiovisual, el multimedial y el digital.

  • 23

    A travs de estos lenguajes los sujetos expresan proyectos e imaginarios muchas veces

    difusos- en los que se visualizan tensiones y disputas entre intereses diversos. Como

    plantea Marcela Pas Andrade, las actividades culturales recreativas se conforman como

    prcticas sociales resignificndose simblicamente en la relacin de los actores culturales

    con la cultura, a la vez que le otorgan otro significado a dicha relacin. Paralelamente, se

    conforman como espacios de encuentro que reflejan complejas relaciones de poder que

    responden a un contexto sociopoltico macro: ya no es la poltica el lugar relevante donde

    se construyen los procesos identitatarios de los jvenes; ahora parece que la juventud es

    militante en las artes y en la construccin de una imagen propia. La voz de protesta y de

    crtica social en relacin a las contradicciones de las sociedades modernas se escucha

    ms en la construccin de un estilo de vida cultural que de una vida poltica (2006: 181).

    Incluso en aquellos jvenes que participan de espacios de militancia ms organizados o

    tradicionales, los modos de expresin creativos y las novedosas estrategias de

    comunicacin y participacin poltica forman parte de su construccin identitaria.

    Por otro lado, los nuevos medios digitales promueven y facilitan estos modos de

    expresin cultural. Espacios como el youtube, tecnologas digitales de fcil utilizacin y

    recursos tcnicos de uso gratuito posibilitan que disminuyan los costos de produccin y

    postproduccin y facilitan que diversas prcticas esttico/comunicaciones circulen por las

    redes y por espacios que en otros momentos estaban vedados. De esta manera es

    posible que numerosas prcticas expresivas locales adquieran visibilidad ms all de los

    contextos en los que surgieron.

    Algunos propsitos que podramos plantearnos remiten a:

    - Favorecer la indagacin acerca de los diversos modos de produccin / expresin

    cultural como manifestaciones de la politicidad y de las matrices identitarias de los

    sujetos.

    - Promover el reconocimiento de las transformaciones en las estrategias, soportes

    de representacin y expresiones en los procesos de manifestacin de la politicidad

    de los sujetos.

    - Propiciar el reconocimiento de la politicidad en las prcticas culturales de los

    sujetos en formacin promoviendo su despliegue y relevancia para la

    conformacin de una ciudadana participativa.

  • 24

    V. Las modalidades en que los sujetos construyen sus vnculos y lazos de

    sociabilidad.

    Cuando Tocqueville se preguntaba por los vnculos comunitarios y por el lazo poltico en

    una sociedad democrtica, el problema de fondo al que intentaba dar respuesta era el de

    cmo recrear esos vnculos en una sociedad que tiende a disolver el sentido de solidaridad,

    a exacerbar el deseo de bienestar material y a confiar totalmente al estado la administracin

    de lo pblico. Pero sin ninguna pretensin regresiva ni autoritaria, el problema era cmo

    promover esos vnculos dada una sociedad histrica concreta. Y en Amrica Latina, hoy

    tenemos ese mismo desafo y esas mismas preguntas que nos dej Toqueville en los

    comienzos del siglo XIX.

    Luis Alberto Quevedo

    Ya se ha mencionado ms arriba cmo la socialidad constituye, para Jess Martn

    Barbero, una de las mediaciones clave de los procesos comunicacionales. La socialidad

    se genera en la trama de las relaciones cotidianas que tejen los hombres al juntarse, que

    es a la vez lugar de anclaje de la praxis comunicativa, y resultado de los modos y usos

    colectivos de comunicacin, esto es de interpelacin/constitucin de los actores sociales,

    y de sus relaciones (hegemona/contrahegemona) con el poder. En ese proceso las

    Matrices Culturales activan y moldean los habitus que conforman las diversas

    Competencias de Recepcin (Martn-Barbero; 1987: XVII).

    En este sentido, cabe sealar dos dimensiones en la construccin de los vnculos

    sociales. Por un lado, en el contexto actual de individualismo, de produccin del miedo, de

    desconfianza en el otro, de proliferacin de los espacios virtuales, se modifican las

    formas de lazo social. No solamente pueden visualizarse estos cambios en las prcticas

    de comunicacin mediadas por la tecnologa (redes sociales, chat, juegos en lnea), sino

    tambin en los modos en que las interacciones cara a cara se han modificado a causa

    de otros procesos sociopolticos, como por ejemplo la creciente segmentacin y

    fragmentacin social que separa a sectores que ya no tienen ningn espacio comn de

    encuentro, las tensiones entre generaciones, entre otros. La lgica cultural del

    capitalismo tardo se desarrolla en la pluralidad, en la discontinuidad y en la

    fragmentacin, produciendo un cotidiano de riesgos y de incertidumbres. Se trata de

    una poca de ruptura del contrato social y de los lazos sociales, provocando

    fenmenos de desafiliacin y dilacerando el vnculo entre el uno y el otro (Castel,

    1998). Las relaciones de sociabilidad pasan por procesos simultneos de integracin

  • 25

    comunitaria y de dispersin social, de masificacin y de individualizacin (Tavares-

    dos-Santos; 2009: 3).

    Por otro lado, persisten, resignificados, modos tradicionales de interaccin social.

    En los grupos de amigos, en los espacios escolares, en el seno de las familias se recrean

    aun vnculos interpersonales que les dan sentido y direccionamiento a las vidas de los

    sujetos. Las relaciones de reciprocidad y solidaridad se reinventan continuamente,

    adquieren figuras difusas o inestables, pero sin desaparecer completamente (Quevedo;

    2008).

    Algunos sentidos de intervencin son:

    - Favorecer el reconocimiento de las transformaciones ocurridas en las ltimas

    dcadas en los contextos de interaccin social, entre otros, de aquellos vinculados

    al impacto de las tecnologas y la virtualizacin de los espacios de encuentro.

    - Facilitar la problematizacin de las modalidades en que los sujetos construyen sus

    vnculos y lazos de sociabilidad y su impacto en los procesos de construccin

    identitaria.

    VI. Las prcticas culturales a travs de las que se sostienen y construyen

    diversas identidades grupales.

    fue el proyecto de dejar de identificar el proceso y las prcticas de comunicacin

    nicamente con el fenmeno los medios, lo que nos permiti empezar a estudiar y

    valorar culturalmente la multiplicidad de los modos y formas de comunicacin de la

    gente: desde el mundo de lo religioso hasta la plaza de mercado, pasando por el

    estadio y la esquina del barrio. Pues es desde esos modos cotidianos de comunicar

    desde donde la gente mira la televisin u oye la radio.

    Jess Martn-Barbero

    Hacia la dcada del 60 comienzan a cobrar relevancia en algunos pases europeos y

    principalmente en Gran Bretaa-, ciertas investigaciones y perspectivas tericas que se

    dedican a analizar las prcticas culturas populares y la produccin de sentido que se

    manifiesta a travs de aquellas.

    Estos investigadores entre los que podran mencionarse a Terry Eagleton, Richard

    Hoggart, Edward Thompson, Raymond Williams y Stuart Hall- cuestionan una tradicin

  • 26

    terica de larga data basada en la jerarquizacin de las prcticas culturales, segn la cual

    la cultura culta o de elite es superior a la cultura popular.

    Es posible diferenciar entre cultura culta, popular y masiva?, por qu razones las clases

    populares adoptan estas prcticas culturales?, qu hay de disfrute, de resistencia, qu

    valores socioculturales se construyen en estas prcticas?, cmo significan estos actores

    sus propias prcticas, su situacin y condiciones de vida?, son algunos de los

    interrogantes que los guan en este recorrido.

    Todas estas preguntas le dan direccionalidad a sus anlisis, situados en una concepcin

    de la cultura propia de un marxismo complejo: partiendo de la concepcin gramsciana de

    hegemona, cuestionan la primaca de la base sobre la superestructura y sostienen la

    existencia de culturas en plural y no una nica cultura- que se enfrentan y se encuentran

    atravesadas de tensiones y conflictos.

    En los 80 estas investigaciones comienzan a conocerse en Amrica Latina y as se va

    configurando un campo de estudios propio que procura comprender las prcticas

    culturales en tanto procesos de produccin simblica. Se indaga entonces en los valores

    socioculturales que se construyen a travs de ellas, en las resistencias y usos que

    generan, en las significaciones que los sujetos les atribuyen, etc.

    Autores como Jess Martn Barbero, Jorge Gonzlez, Mario Kapln, Rosa Mara Alfaro,

    Rossana Reguillo, Pablo Alabarces, Mario Margulis, Mara Cristina Mata, entre muchos

    otros, se han dedicado a analizar objetos y procesos culturales, focalizando en los

    diversos modos en que la cultura, entendida como fusin de sentidos, prcticas y valores,

    constituye el espacio en el que se construyen procesos comunicacionales.

    La vida cotidiana, y particularmente la vida cotidiana en la ciudad entendida como trama

    de significaciones, como espacio de comunicacin-, constituye el marco y objeto de

    anlisis preponderante. Corrindose de la lnea terica que histricamente le daba

    centralidad en los procesos de produccin cultural a los medios masivos y tomando como

    categoras investigacin los conceptos de mediaciones, hibridacin cultural y

    mestizajes, estos investigadores se dedicaron a indagar en los rituales religiosos, las

    fiestas populares, los modos de apropiacin colectiva del rock y la cumbia, el barrio, los

    partidos de ftbol, las dinmicas que se construyen en los espacios de ocio nocturno, las

    prcticas de las tribus juveniles urbanas, los modos de articulacin en movimientos

    sociales y espacios comunitarios, etc..

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    As, ms que desde la problemtica de la alienacin, se enfoc el estudio de las

    prcticas culturales desde las brechas, desde el consumo, desde las representaciones

    que materializan identidades, vinculando y entremezclando lo masivo y lo popular.

    Algunos propsitos en los procesos formativos son:

    - Promover la comprensin de las prcticas culturales en tanto procesos de

    produccin simblica que involucran produccin y resistencia frente a las culturas

    hegemnicas.

    - Propiciar el anlisis reflexivo acerca de las prcticas culturales a travs de las que

    se sostienen y construyen diversas identidades grupales.

    - Favorecer la reflexin y el reconocimiento de los modos de apropiacin colectiva y

    resignificacin que de las prcticas culturales hacen los grupos sociales,

    particularmente los sujetos que participan del proceso de formacin.

    Mayo 2013

    BIBLIOGRAFA OBLIGATORIA PARA LOS ALUMNOS

    Documento de Ctedra 2.

    Dussel Ins - Southwell Myriam (2007) Lenguajes en plural. La escuela y las nuevas

    alfabetizaciones Revista El Monitor de la educacin N 13.

    Iotti Andrea (2007) Campo comunicacional: reflexiones en torno de objetos y prcticas.

    Mimeo. Ctedra Didctica de la Comunicacin.

    Mata, Mara Cristina (2006) Comunicacin y ciudadana. Problemas terico-polticos de su articulacin. Revista Fronteiras Estudos mediticos VIII(1): 5-15, janeiro/abril 2006. Martin-Barbero Jess (1992) Pensar la sociedad desde la comunicacin. Un lugar estratgico para el debate a la modernidad. En Dilogos de la Comunicacin Nro. 32 - Revista Acadmica de la Federacin Latinoamericana de Facultades de Comunicacin Social (FELAFACS). Lima, Per.