edi˜cio mercosur luis piera 1992, piso 2 implementados en...

16
Tres instrumentos que facilitan el acceso de los agricultores familiares a financiamientos reembolsables, implementados en el Cono Sur a partir de proyectos FIDA (Argentina, Paraguay y Uruguay) Documento elaborado por la Unidad de Coordinación Regional del Programa Fidamercosur CLAEH Junio de 2016

Upload: others

Post on 26-Mar-2020

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Tres instrumentos que facilitan el acceso de los agricultores familiares

a financiamientos reembolsables, implementados en el Cono Sur

a partir de proyectos FIDA(Argentina, Paraguay y Uruguay)

Documento elaborado por la Unidad de Coordinación Regional del Programa Fidamercosur CLAEH

Junio de 2016

Programa FIDA Mercosur CLAEH

Edi�cio MercosurLuis Piera 1992, piso 2Montevideo, UruguayTel./Fax: (598) 2413 6411 / 2413 6381

info@�damercosur.orgwww.�damercosur.org

Sumario

Introducción .............................................................3

Presentación de los tres instrumentos ........................5

1. Fondos de Capitalización para Organizaciones (FOCO) (Argentina) ...............................................5

2. Certificados de Depósito de Ahorros (CDA) (Paraguay) .............................................................7

3. Microcrédito Rural (Uruguay) .............................................................10

Reflexiones ...............................................................13

Documentación consultada .......................................14

3

Introducción

La reunión del Foro de Secretarios de Agri-cultura Familiar del Nordeste y Minas Ge-rais ha programado su segunda sesión del año 2016 para los días 14 a 16 de julio, en la ciudad de Teresina-Piauí, Brasil. El tema central de su agenda de trabajo refiere al financiamiento de la agricultura familiar.

El presente trabajo fue preparado por la Unidad de Coordinación Regional (UCR) Fidamercosur CLAEH para ser presentado y compartido en dicha sesión del Foro de Secretarios de Agricultura Familiar del Nor-deste y Minas Gerais.

Tomando en cuenta la existencia de ex-periencias positivas en la implementación de diferentes instrumentos de apoyo a los agricultores familiares para el acceso a fi-nanciamientos reembolsables a través de proyectos FIDA ejecutados en el Cono Sur, y que a diferente nivel de aplicación se han transformado en instrumentos de política pública, se acordó con el secretario eje-cutivo del Foro una presentación de estas experiencias por parte del Programa Fida-mercosur CLAEH. Dicha presentación ha-brá de servir como material de análisis de alternativas, complementarias al Programa Nacional de Agricultura Familiar (PRONAF), para los secretarios de Agricultura Familiar de la región.

El problema del financiamiento del sector es común a muchos de los países de la re-gión, y en cada uno de ellos se han ensa-yado diferentes instrumentos, a partir de

4

mediados de la década del 2000, para tra-tar de mejorar las posibilidades de los agri-cultores familiares de acceder a créditos, complementando así recursos no reem-bolsables que suelen llegarles a través de proyectos de desarrollo rural y servicios de asistencia técnica productiva, organizacio-nal y comercial, a los que también acceden a través de los propios proyectos de desa-rrollo rural (generalmente implementados con financiamiento externo) o de institu-ciones del Estado que tienen competencia en dichas materias.

El Programa Nacional de Agricultura Fami-liar (PRONAF) es un programa muy bien es-tructurado por la variedad de instrumentos de que dispone y aplica, de manera muy focalizada, en función de las necesidades, posibilidades y oportunidades de las dife-rentes tipologías de agricultores familiares y en relación con su contexto territorial. Su gestión mantiene un equilibrio entre foca-lización y marco general como instrumento de una política pública nacional articulada con las estaduales. El PRONAF es amplia-mente reconocido internacionalmente por su desarrollo y resultados, y por el hecho de que atiende diversas necesidades del sector de la agricultura familiar, facilitando el ac-ceso a créditos de organizaciones, produc-tores, productoras y jóvenes para financiar capital de trabajo e inversiones.

Los créditos del PRONAF se otorgan con ta-sas de interés bonificadas y, en el caso de algunas categorías de beneficiarios, con de-volución parcial del capital prestado (todo ello respaldado por un nivel de inversión no retornable creciente del Estado para hacer funcionar el sistema).

El PRONAF inició en 2002-2003 con un pre-supuesto de 2,3 billones de reales y llegó a colocar en 2014-2015 23,9 billones de reales a través de 1,9 millones de operacio-nes de crédito (R$ 12.000 por beneficiario en promedio). Cuenta con un presupuesto de 28,9 billones de reales para 2015-2016, equivalente a USD 4.000 por agricultor fa-miliar contratante de un crédito.

La tasa de morosidad informada pública-mente por el Banco do Brasil a marzo de 2015 se encontraba en el 2 %, habiéndose renegociado el perfil de pago de 1 billón de reales (3,5 % de la cartera).

Pese a la cantidad de recursos asignados al instrumento, y la gran cantidad de benefi-ciarios que acceden a créditos a través de bancos y cooperativas de ahorro y crédito a lo largo y ancho del Brasil, continúan exis-tiendo estratos de agricultores familiares que por diferentes razones no consiguen utilizar ninguna de las líneas de financia-miento ofrecidas por el PRONAF, en parti-cular en la región del Nordeste y Minas Ge-rais. De ahí el interés de los secretarios de Agricultura Familiar por poner en la agen-da de la reunión del Foro de julio de 2016 el análisis del tema «financiamiento de la agricultura familiar».

Las experiencias exitosas en los países de la región que forman parte de la REAF (Reu-nión Especializada de Agricultura Familiar del Mercosur) y que han sido relevadas por Fidamercosur CLAEH, refieren a los siguien-tes instrumentos:

1. Fondos de Capitalización para Organizaciones (FOCO) para que operen fondos rotatorios para fi-nanciar el capital operativo de pro-yectos productivos de las mismas organizaciones (Argentina).

2. Certificados de Depósito de Aho-rro (CDA) para que sirvan de ga-rantía a créditos de capital operativo otorgados por bancos y otras insti-tuciones financieras en el marco de proyectos productivos (Paraguay).

3. Microcrédito Rural para atender las necesidades crediticias producti-vas y no productivas de las familias rurales (Uruguay).

5

La línea de financiamiento FOCO fue dise-ñada inicialmente sobre la base del diag-nóstico de la casi nula llegada de institu-ciones financieras a las áreas rurales en las que se concentran los agricultores familia-res del país y debido a la falta de interés manifiesta por las pocas instituciones ra-dicadas en las proximidades de las zonas donde operan los agricultores familiares de atender sus necesidades de capital de tra-bajo, por diferentes motivos (altos costos de transacción para operaciones pequeñas, riesgos climáticos y comerciales elevados, inexistencia o limitado valor de las posibles garantías reales, falta de antecedentes cre-diticios fiables, etc.).

El instrumento provee, a organizaciones de pequeños productores, de capital no reem-bolsable por la organización, para confor-mar un fondo rotatorio. Este fondo es ad-ministrado por la propia organización, que presta dinero a sus asociados; estos deben reembolsarlo amortizando la totalidad del capital más una tasa de interés que preten-de solventar parte del costo de funciona-miento del sistema y mantener el valor real del fondo. El repago en algunos casos se realiza en dinero, y en otros, en producto.

Muchas organizaciones optan por un siste-ma de crédito en especie que mantiene el valor del fondo por su orientación al valor de los bienes financiados.

Los créditos otorgados a los socios de las or-ganizaciones deben responder a las necesi-dades de capital de trabajo de un proyecto productivo o comercial de la organización, y por tanto le financia al socio las activi-dades individuales que aportan al buen desarrollo de dicho proyecto. Se procura también que el crédito sirva para mejorar la posición competitiva de la organización en la cadena de valor a la cual se integra.

Con el paso del tiempo, el funcionamiento del instrumento ha ido mejorando, apren-diendo de los resultados positivos y negati-vos de su uso, y se ha llegado a desarrollar una metodología para la implementación y seguimiento de los FOCO.

La metodología se despliega en cuatro etapas:

— Diagnóstico de la organización para el desarrollo del FOCO.

Presentación de los tres instrumentos

1. Fondos de Capitalización para Organizaciones (FOCO). Argentina

6

— Guía práctica para la elaboración del reglamento del FOCO.

— Instructivo de gestión y registro del FOCO.

— Instructivo de evaluación del FOCO.

El diagnóstico de la organización evalúa: a) los requisitos de acceso dispuestos por el Programa que debe cumplir la organización; b) la adecuación del fondo rotatorio que se conformaría en relación con las necesidades de financiamiento del proyecto de la orga-nización; c) la capacidad de la organización para gestionar el Fondo Rotatorio.

En cuanto a la elaboración del reglamen-to del FOCO se establece como condición que esta debe ser abierta y participativa, e involucrar a todos los miembros de la orga-nización en el análisis de la guía, de manera que el colectivo esté claramente enterado (y logre acuerdo) de los siguientes aspec-tos: a) órgano de gestión (constitución del comité de crédito); b) objetivos y beneficia-rios del fondo rotatorio que se va a confor-mar con el FOCO; c) proceso de solicitud y otorgamiento de créditos; d) tratamiento de la mora.

La organización que logra acceder a un FOCO y pone en funcionamiento un fon-do rotatorio, queda comprometida con la Unidad para el Cambio Rural (UCAR) —que gestiona los diferentes proyectos de desa-rrollo rural que se ejecutan en Argentina con endeudamiento externo desde el Mi-nisterio de Agroindustria de la Nación— a presentar un informe cuatrimestral que sirve para dar seguimiento a la marcha del instrumento.

Las organizaciones son apoyadas durante el cumplimiento de las cuatro etapas de aprobación del FOCO y de la definición del fondo rotatorio, por técnicos vincula-dos a la UCAR que trabajan en las diferen-tes provincias y por técnicos de la propia

UCAR que forman parte del equipo de Finanzas Rurales (que visitan y capacitan regularmente a las organizaciones que cuentan con un FOCO y organizan reu-niones anuales en las que participan todas las organizaciones que manejan la herra-mienta, para promover el intercambio de aprendizajes).

La herramienta permite otorgar créditos adecuados a la realidad local, no requiere de garantías reales, promueve el control so-cial, orienta las actividades de los asociados detrás de un proyecto colectivo de reduc-ción de costos y fortalece los lazos asociati-vos (por ejemplo, para la compra conjunta de insumos) y/o de agregado de valor (ej. ventas conjunta y/o procesamiento en ins-talaciones de la organización para su venta posterior), o ambas cosas a la vez.

En abril de 2016, tras cinco años de fun-cionamiento del instrumento, la UCAR apoya a 77 FOCO operativos por un va-lor de ARS 18 millones (aproximadamen-te USD 1,4 millones, esto es, USD 18.000 por FOCO), de los cuales 69 organizacio-nes (el 89 %) presentan sus informes cua-trimestrales.

Las principales actividades financiadas son: ganadería (51 %), horticultura (26 %), api-cultura (10 %) y agricultura (5 %).

Los informes de seguimiento de los 69 FOCO muestran que: a) 57 % han logrado mantener o incrementar su valor nominal con el paso del tiempo; b) 50 % prestan en producto y no en dinero; c) 57 % han ro-tado una o más veces; d) 14 % tienen una morosidad superior al 10 %.

Las limitaciones de los FOCO incluyen: i) el riesgo de erosión y la eventual pérdida de los fondos; ii) los fondos de crédito pueden financiar solamente capital de trabajo y muy pequeñas inversiones; y iii) el monto del crédito está limitado por los fondos do-nados a la organización.

7

El uso de los CDA como garantía para el ac-ceso a créditos en el sistema financiero for-mal (bancos, financieras, cooperativas de ahorro y crédito) fue diseñado inicialmente con base en el diagnóstico de la presencia de diversos tipos de instituciones financie-ras en las áreas rurales en las que se con-centran los agricultores familiares del país, pese a lo cual se observaban dificultades del sector para acceder al financiamiento, así como el elevado costo de este (tasa de interés) por problemas de garantías y ries-gos (climáticos y comerciales).

El instrumento está destinado a proveer a organizaciones de pequeños productores de capital —no reembolsable por la orga-nización— para constituir un fondo (CDA) depositado a plazo fijo y endosado a favor de la institución financiera (al menos du-rante dos años) para oficiar como garantía de un crédito que atiende necesidades de la propia organización y de sus socios, para la implementación de un plan de negocios.

Normalmente, el crédito debe ser mayor que el depósito, lo que constituye un apa-lancamiento financiero. La organización debe reembolsar a la institución financiera el 100 % del crédito con sus propios recur-sos, más la tasa de interés correspondiente.

Para llegar a establecer la dimensión del CDA a otorgar a cada organización, la Uni-

dad Ejecutora del Proyecto FIDA desarrolló una metodología de trabajo que contempla:

— La definición de una línea de base (información cuantitativa y cualitati-va de la organización realizada por un técnico vinculado al proyecto).

— La realización de un diagnóstico rural participativo para identificar la situación de la organización y de sus miembros, y las necesidades de fortalecimiento y capacitación para pensar en el desarrollo de un plan de negocios colectivo.

— El diseño e implementación de un plan de fortalecimiento para aten-der las necesidades identificadas en el diagnóstico, y llegar a la formula-ción de plan de negocios.

— La formulación del plan de negocios y la definición precisa, en el marco del plan de negocios, de la necesi-dad de recursos para dimensionar el CDA necesario para asegurar el capital de trabajo requerido por las actividades del plan de negocios.

— La formulación de un reglamento de crédito adecuado (si se van a canalizar recursos a los socios), que

2. Certificados de Depósito de Ahorros (CDA). Paraguay

8

defina con claridad los mecanismos y condiciones en que se repasarán los fondos, gestión de cobranza, mecanismos de recuperación ante el no cumplimiento de alguno de sus socios, previsiones de incumplimien-to, costos de gestión interna, para establecer la tasa de interés a la cual repasar el financiamiento, de mane-ra de evitar la descapitalización de la organización y el consecuente uso de los CDA para cubrir diferencias entre lo recuperado y lo prestado.

— La consagración de acuerdos entre la Unidad Ejecutora del Proyecto FIDA e instituciones financieras de diferente característica, para que se dispongan a operar créditos respal-dados por CDA (negociando la rela-ción de apalancamiento de partida y la tasa de interés de referencia).

La herramienta permite a la organización tomar créditos para su aplicación directa y para la concesión de créditos a los asocia-dos. Con dependencia del plazo de crédito conseguido, se pueden financiar también activos adicionalmente al capital de trabajo.

La herramienta se comenzó a ensayar en 2007, y entre 2010 y 2014 registró su ma-yor aplicación, llegando a respaldar 243 planes de negocios de organizaciones, que involucraron a más de 6.000 beneficiarios. El monto total de los CDA concedidos al-canzó a los USD 1,78 millones (algo más de USD 7.000 por organización). Al finalizar el período de referencia se mantenían vigen-tes CDA por valor de USD 1,61 millones. En otras palabras, cerca del 10 % de los CDA disponibles como garantía de los créditos habían sido utilizados para la cancelación de estos. El 90 % del valor original de los CDA se mantenían vigentes, cumpliendo con su función de respaldar y apalancar créditos a las organizaciones.

La relación de apalancamiento de los CDA, que comenzó siendo prácticamente de

1,0:1,0 (es decir, cada dólar depositado en CDA generó un dólar de crédito concedido por la institución financiera), se había ele-vado a 1,0:1,3. De esa forma, los USD 1,61 millones vigentes permitían respaldar cré-ditos por valor de USD  2,09 millones. La mejoría en la relación de apalancamiento de los créditos con CDA está vinculada con el buen comportamiento de las orga-nizaciones como clientes de la institución financiera.

En lo que refiere a las tasas de interés cobra-das por los créditos otorgados con respaldo de CDA, estas se ubicaban (según las ca-racterísticas de la organización y de su plan de negocios) entre 15 % y 20 % anual, en momentos en que la tasa de mercado para operaciones sin CDA se ubicaba en el en-torno de 35 % (en moneda nacional).

Un 26% de las organizaciones no otorga-ron préstamos a sus socios y utilizaron los créditos para atender necesidades de ellas mismas, a los efectos de ejecutar el plan de negocios. En los casos en que se concedie-ron préstamos a los socios, la cobranza se realizó en moneda (59 %), en insumos (18 %) o en forma combinada (23 %).

Finalizado el Proyecto Paraguay Rural, fi-nanciado por el FIDA, que promovió la herramienta, y transcurridos los dos años mínimos obligatorios en que los CDA solo podían ser utilizados para constituirse como garantía para la obtención de créditos de instituciones financieras, los recursos de-positados a nombre de las organizaciones pasaron a ser de libre disponibilidad para estas. Una muestra (sin valor estadístico) realizada sobre 60 casos de organizaciones mostró que el 70% continuaba utilizando la herramienta tal y como había sido dise-ñada. El 30% restante destinaron los recur-sos a la compra de activos, a la cancelación de créditos o a la conformación de fondos de crédito de la propia organización.

La asistencia técnica —sin costo para las organizaciones y para los agricultores fa-

9

miliares en el marco del Proyecto Paraguay Rural—, tanto en los aspectos financieros como productivos y comerciales, fue un elemento determinante para la buena uti-lización de la herramienta.

Acompañando la asistencia técnica debe trabajarse en capacitación de los socios de las organizaciones y de los referentes de las instituciones financieras que toman a su cargo el manejo de la cartera de cré-ditos concedidos a la agricultura familiar con el respaldo de los CDA, para promover

el debido entendimiento de las partes en función de los cambios de escenario que suelen enfrentar los planes de negocios agropecuarios y agroindustriales.

Los créditos recibidos por las organizacio-nes con respaldo del CDA fueron una por-ción importante del financiamiento total requerido para llevar adelante los planes de negocios y ha resultado, por lo tanto, complementario al acceso a otros recursos requeridos por la organización y sus socios para capitalizarse.

10

El Programa de Microcrédito Rural fue dise-ñado inicialmente con base en el diagnós-tico de la casi nula llegada de instituciones financieras a las áreas rurales en las que se concentran los agricultores familiares del país, y en los diversos problemas de esta población para acceder a la oferta de cré-dito de las instituciones financieras y no financieras radicadas en las principales ciu-dades y poblados del interior del país (simi-lares a los factores descritos para el caso de Paraguay, mencionados más arriba).

El instrumento tiene como objetivo satisfa-cer las necesidades de crédito de corto pla-zo de la población rural dispersa y radicada en centros poblados de menos de 5.000 habitantes, que no tiene acceso al crédito formal, generando organizaciones a nivel local que definan el uso de los fondos reci-bidos basándose en la confianza, el conoci-miento y el control social.

Es instrumentado y operado por la Direc-ción General de Desarrollo Rural (DGDR) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), en coordinación y articula-ción con Fundasol, una institución no gu-bernamental que otorga créditos a las mi-cro y pequeñas empresas.

Los créditos ofrecidos por el Programa son a título individual y pueden tener tres des-

tinos diferentes: a) productivo; b) atención de necesidades básicas y de consumo de las familias; c) mejoras en la vivienda. El pago de intereses es mensual y las amortizacio-nes son ajustadas a cada tipo de operación.

La solicitud del crédito, la entrega de este y la cobranza se realizan a nivel local. El clien-te no tiene que trasladarse a ningún centro donde se radica la ventanilla que gestiona el financiamiento.

La DGDR selecciona las zonas en las cua-les se difunde la herramienta entre los in-tegrantes de la comunidad, explicándose en qué consiste y qué responsabilidades se deben asumir como comunidad si es que se decide implementarla.

Para el desarrollo del Programa en una cier-ta zona, el MGAP exige que la comunidad forme un comité de crédito local (CCL), el que se integra con un grupo de vecinos elegidos por la comunidad y que trabajan honorariamente. Estas personas son la base de la herramienta, son los encargados de dar el aval social a los integrantes de su co-munidad que solicitan el crédito.

El CCL define si se debe otorgar el crédito o no al solicitante, sobre la base del conoci-miento de la persona, su comportamiento

3. Microcrédito Rural. Uruguay

11

con la comunidad, el cumplimiento de sus obligaciones y su capacidad de repago. A este análisis se suma la información reco-pilada en el formulario y la entrevista rea-lizada por el analista de microcrédito de Fundasol.

El analista de microcrédito está encarga-do de recoger y evaluar técnicamente las solicitudes, convocar al CCL, presentar y brindar al CCL la información recopilada en la entrevista con los solicitantes, asesorar al CCL para que este decida que créditos otorgará o no, realizar el seguimiento de las actividades financiadas y gestionar la cobranza de los créditos otorgados. Cada analista atiende varios CCL.

Los recursos públicos subsidian los costos del analista y otros costos operativos aso-ciados al funcionamiento de los CCL y los servicios administrativos de Fundasol. Por consiguiente, los créditos llegan a los bene-ficiarios rurales con tasas de interés anua-les similares a las que la población urbana paga para microcréditos de corto plazo (6 a 12 meses), con pago mensual de amortiza-ción e intereses.

El Programa posee un sistema de incentivos para clientes que cumplen rigurosamente con sus pagos, quienes pueden acceder a montos superiores de crédito y a una boni-ficación en la tasa de interés, la que se hace efectiva reduciendo el monto de pago de la última cuota. Al solicitar nuevas opera-ciones, el buen pagador podrá aumentar el tope del monto en un 50 % en la segunda operación, en la tercera hasta en un 100 % del capital de la primera y de la cuarta en adelante hasta un 150 % del monto inicial.

El Programa comenzó en el año 2004 y hasta abril de 2016 se entregaron 32.500 créditos, por valor de UYU  460 millones (unos USD 15 millones). Actualmente están activos 3.643 créditos por UYU 49 millones (unos USD 1,6 millones), de los cuales 92 % están al día y 3 % están con atraso de hasta 30 días en los pagos. En otras palabras, los

créditos con mora de más de 30 días equi-valen al 5 % de la cartera. Fueron 12.116 las personas que tomaron créditos durante el desarrollo del Programa, 62 % de ellas lo hicieron entre 2 y 14 veces (2.000 personas tomaron crédito cinco o más veces).

Para lograr la cobertura y el desempeño de la cartera referida se constituyeron 130 CCL (que involucran a 650 personas de ma-nera honoraria), para los que trabajan 15 analistas.

El 95 % de los CCL están catalogados como de nivel 1, tomando en cuenta cuatro indi-cadores de performance:

— Índice de recuperación: más del 85 % de los créditos otorgados.

— Creditos morosos: menos del 10 % con atraso de hasta 4 meses.

— Creditos expuestos: menos del 4 % con atraso de 4 a 8 meses.

— Creditos incobrables: menos del 2 % con atraso de 8 meses o más.

La gran mayoría de las personas que reci-bieron el crédito nunca habían accedido a uno y no son potenciales usuarios del siste-ma financiero, ya que no cuentan con los requisitos que la banca les exige o porque su ubicación en el territorio —lejos de cen-tros poblados donde hay financiamiento no regulado— hace que el costo de acceso al crédito sea demasiado alto para la econo-mía de sus familias.

Las poblaciones donde se ha dado mejor uso a la herramienta son aquellas en las que se han realizado asambleas periódi-cas de usuarios, donde la comunidad ma-neja la información acerca de cómo está funcionando la herramienta y cuáles son los problemas. Eso lleva a las propias co-munidades a encontrar mecanismos que permitan corregir imperfecciones y garan-

12

tizar la sustentabilidad de la herramienta. El nucleamiento de vecinos en los CCL y las asambleas de usuarios ha derivado en la formación de sociedades de fomento rural o asociaciones civiles.

A diferencia a otros programas de micro-crédito en América Latina, África y Asia,

el analista de microcrédito no toma la de-cisión de otorgar o no un crédito, sino el CCL. Con esta medida, la decisión central está en manos de la comunidad, que para su toma de decisión agrega a los factores económicos una mezcla de consideraciones sociales y personales. El resultado se ve en la alta calidad de la cartera.

13

El problema del financiamiento del capital de trabajo de la agricultura familiar es co-mún a muchos de los países de la región. En cada uno de ellos se han ensayado dife-rentes instrumentos, a partir de mediados de la década del 2000, para tratar de me-jorar las posibilidades de los agricultores familiares de acceder a créditos, comple-mentando así recursos no reembolsables que suelen llegarles a través de proyectos de desarrollo rural y servicios de asisten-cia técnica productiva, organizacional y comercial, a los que también se accede a través de los propios proyectos de desa-rrollo rural (generalmente implementados con financiamiento externo) o de institu-ciones del Estado que tienen competencia en dichas materias.

Las dificultades para atender las necesida-des de capital de trabajo tienen diferentes motivos: altos costos de transacción para operaciones pequeñas, riesgos climáticos y comerciales elevados, inexistencia o limi-tado valor de las posibles garantías reales, falta de antecedentes crediticios fiables, entre otros.

Los tres instrumentos que se presentan en este documento han sido implementa-dos, en contextos diferentes, en sus paí-ses: Argentina, Paraguay, Uruguay. Todos ellos han mostrado ser alternativas válidas para mejorar el acceso de los agricultores familiares al financiamiento reembolsable —bancario y no bancario—, y les han brin-dado una oportunidad para el desarrollo de proyectos, en los que han podido bajar costos de adquisición de insumos, mejorar

su producción primaria a título individual, procesar conjuntamente la producción y comercializarla de mejor manera a través de sus organizaciones, atender necesida-des de mejoramiento de la calidad de vida (por ejemplo, refacción de vivienda) y me-jorar su inserción en las cadenas de valor obteniendo mejores resultados económicos a nivel de predio.

En todos los casos ha sido muy importante la preparación de los tomadores de crédito (capacitación individual y grupal) antes y du-rante el manejo del instrumento financiero, la asistencia técnica para la formulación de los reglamentos de utilización y gestión de los mismos, y la inversión pública (en estos casos a través de los Proyectos financiados por el FIDA) para poner en terreno los ins-trumentos y asumir algunos costos de fun-cionamiento del sistema, especialmente en sus primeras etapas de desarrollo.

En dos de los casos (Argentina y Uruguay), la vigencia de los instrumentos ensayados inicialmente en el marco de proyectos fi-nanciados por el FIDA los ha trascendido y los instrumentos continúan funcionando con otras fuentes de recursos públicos.

El aspecto más importante para el desa-rrollo continuo de las herramientas es cla-ramente la sostenibilidad. Por eso, el FIDA está trabajando con los ministerios involu-crados en aumentar tanto la calidad de las carteras como la eficiencia de los servicios. De esa forma se espera poder escalar las experiencias para acceder a una parte cre-ciente de la población rural productiva.

Reflexiones

14

Gómez, J.; G. Martirena; V. Ponce de León; C. Ríos (2013). «Una herramienta financie-ra para el desarrollo rural inclusivo: la expe-riencia del Programa Microcrédito Rural de la DGDR/MGAP», Anuario OPYPA.

PPR-MAG-FIDA (2014). «Apéndice 5. Fi-nanzas rurales», Documento de diseño del Proyecto Paraguay Rural. Asunción: PR/MAG/FIDA.

Proyecto Paraguay Rural (2014). Sistemati-zación de la integración financiera de fami-lias rurales al sistema financiero institucio-nal. Asunción: PR/MAG/FIDA.

Documentación consultada

UCAR, Finanzas Rurales (2014). La expe-riencia de la UCAR en la promoción e im-plementación de fondos rotatorios. Buenos Aires: Finanzas Rurales, UCAR.

UCAR, Finanzas Rurales (2016). Informe cuatrimestral de evolución de FOCO ene-ro-abril 2016. Buenos Aires: Finanzas Ru-rales, UCAR.

15

EdiciónDepartamento de Publicaciones del CLAEH

Diseño y armadoEliana Gonnet

TraducciónDenise Mota

16

Tres instrumentos que facilitan el acceso de los agricultores familiares

a financiamientos reembolsables, implementados en el Cono Sur

a partir de proyectos FIDA(Argentina, Paraguay y Uruguay)

Documento elaborado por la Unidad de Coordinación Regional del Programa Fidamercosur CLAEH

Junio de 2016

Programa FIDA Mercosur CLAEH

Edi�cio MercosurLuis Piera 1992, piso 2Montevideo, UruguayTel./Fax: (598) 2413 6411 / 2413 6381

info@�damercosur.orgwww.�damercosur.org