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1 EL CONTRATO PSICOLÓGICO EN LAS NUEVAS REALIDADES DEL TRABAJO Y LAS IMPLICACIONES EN LA CALIDAD DE VIDA LABORAL Eliana Londoño Barreto Estudiante de Psicología Adaneys Álvarez Ramírez Directora de línea de Investigación en Calidad de vida laboral RESUMEN. El presente artículo pretende efectuar en primera instancia una reflexión de las nuevas realidades del trabajo en las modalidades de empleo y no empleo como el outsourcing y estas como influyen en la construcción del contrato psicológico, que hace referencia a las expectativas y creencias del empleador-empleado comprometidos en una relación laboral, como determinante en la comportamiento organizacional, desde distintas definiciones como la de Levinson (1962), Rousseuau (1989), entre otros, siendo esta última la postura que sustenta la presente propuesta. En segunda instancia se describirán las implicaciones de dicho contrato en la calidad de vida laboral, como conjunto de factores que intervienen y determinan las características de la relación entre el trabajo y el trabajador, en las nuevas realidades del trabajo. Palabras Claves: Contrato psicológico, calidad de vida laboral, expectativas, creencias, modalidad de empleo y modalidad de outsourcing. ABTRACT This article attempts to primarily a reflection of the new realities of work in the forms of employment and non-employment as outsourcing and these as influence the construction of the psychological contract, which refers to the

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EL CONTRATO PSICOLÓGICO EN LAS NUEVAS REALIDADES DEL

TRABAJO Y LAS IMPLICACIONES EN LA CALIDAD DE VIDA LABORAL

Eliana Londoño Barreto

Estudiante de Psicología

Adaneys Álvarez Ramírez

Directora de línea de Investigación

en Calidad de vida laboral

RESUMEN.

El presente artículo pretende efectuar en primera instancia una reflexión de

las nuevas realidades del trabajo en las modalidades de empleo y no empleo

como el outsourcing y estas como influyen en la construcción del contrato

psicológico, que hace referencia a las expectativas y creencias del

empleador-empleado comprometidos en una relación laboral, como

determinante en la comportamiento organizacional, desde distintas

definiciones como la de Levinson (1962), Rousseuau (1989), entre otros,

siendo esta última la postura que sustenta la presente propuesta. En segunda

instancia se describirán las implicaciones de dicho contrato en la calidad de

vida laboral, como conjunto de factores que intervienen y determinan las

características de la relación entre el trabajo y el trabajador, en las nuevas

realidades del trabajo.

Palabras Claves: Contrato psicológico, calidad de vida laboral, expectativas,

creencias, modalidad de empleo y modalidad de outsourcing.

ABTRACT

This article attempts to primarily a reflection of the new realities of work in the

forms of employment and non-employment as outsourcing and these as

influence the construction of the psychological contract, which refers to the

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expectations and beliefs of the employer- employee engaged in an

employment relationship as a determinant in organizational behavior from

different definitions as Levinson (1962), Rousseuau (1989), among others, the

latter being the position that supports this proposal. In the second instance

the implications will be described of that contract on the quality of working life,

as a set of factors involved and determine the characteristics of the

relationship between work and the worker in the new realities of work.

Keywords: Psychological contract, quality of work life, expectations, beliefs,

type of employment and type of outsourcing.

INTRODUCCION.

Los cambios actuales que existen en función de la globalización en las

organizaciones son en búsqueda de competitividad y flexibilidad como

estrategia para mantenerse en el mercado para agilizar su calidad y

reducir costos, realizando continuos cambios como: “La flexibilidad laboral

interna se refiere a la capacidad de la empresa para contratar y utilizar

flexiblemente la mano de obra, en sus dimensiones numérica, salarial,

funcional y de tipo de contrato.” (Díaz, 1996, p. 41) emergiendo

actualmente nuevas opciones de trabajo con distintas modalidades de empleo

como el tipo de contrato que no solo están relacionadas con la agilidad y la

reducción de costos, sino en la necesidad de las organizaciones de

enfocarse en los procesos que dan como resultado el cumplimiento de su

razón social y tercerizar aquellos procesos que no le aportan valor al producto

o servicio que prestan.

Entre las dinámicas de trabajo actuales se encuentra la modalidad de

empleo con contratos a términos fijos y la modalidad de tercerización como

el outsourcing, estas son formas en que las personas se vinculan a las

organizaciones en calidad de trabajadores, siendo una modalidad de

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trabajo que abarca unas pautas específicas que definen el carácter

contractual de la relación de trabajo que se establece entre el trabajador y la

organización en la que lleva a cabo sus actividades.

En el presente artículo se realiza una reflexión teórica sobre las

nuevas realidades del trabajo como actividad económica-productiva en las

modalidades de empleo y outsourcing y la influencia de estas modalidades

en el contrato psicológico y estas como implican en la calidad de vida laboral

como un conjunto de expectativas implícitas que operan en la relación laboral

empleado-empleador.

El contrato psicológico es considerado como un factor determinante en

el actuar de las organizaciones; este concepto tiene sus raíces en las

ciencias sociales hacia finales de los años de 1950, el cual fue acuñado

como contrato social en la teoría de Rousseau (1999), donde hace énfasis

que “la sociedad más antigua de todas, y la única natural es la de la familia”

(2003, p8) como un grupo de individuos los cuales se encuentran marcados

por unos criterios y comportamientos que condicionan sus costumbres y

estilos de vida; la divergencia es que en la familia el amor paternal es la

recompensa que le dan los hijos a sus padres por los cuidados, por el

contrario en el Estado, el amor del jefe es sustituido por el placer del mando

ya que no se siente amor por sus gobernados.

En este sentido el carácter colectivo de las relaciones entre ciudadanos y

gobernantes, empleador y empleadores se logra a partir de la interacción

continua con los otros, es posible explicar el contrato psicológico como base

del establecimiento de las relaciones laborales donde “las percepciones de

ambas partes de la relación laboral: organización e individuo, de las

obligaciones implícitas en la relación. El contrato psicológico es el proceso

social por donde se llegan a estas percepciones” (Argyris, 1960, Pág. 96)

Es un proceso social con el cual las personas individualmente plantean las

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obligaciones mutuas entre las partes, que se logra por el intercambio de

promesas realizadas.

Denise M. Rousseau (1989) define el contrato psicológico de una forma

más literal como creencias de una parte que no son ni siquiera

necesariamente reconocidas por la organización, ya que se derivan de las

predisposiciones individuales y de las experiencias, en las que puede haber

discrepancias. El contrato psicológico para “algunos autores como Shein

(1982) conciben el contrato psicológico como una “expectativa” para

Rousseau es una Creencia.” (Pág. 102) en la que hay una clara diferencia;

de acuerdo a las nuevas realidades de trabajo se debe identificar si es

contractual el intercambio de promesas surgido por los cambios en la

demanda organizacional y las modalidades de empleo y outsourcing, que

busca personal cualificado, competitivo y capacitado.

El contrato psicológico se forma a partir del procesamiento de

la información interpretando la información recibida del entorno con dos

factores personales que son: los sesgos cognitivos y los motivos. El contrato

psicológico se encuentra constituido por un contenido, un estado (Guest,

1998) y un cumplimiento que hace referencia al grado de satisfacción de

dichas creencias y expectativas y finalmente el contrato psicológico tiene un

estructura transaccional y relacional.

La construcción y establecimiento del contrato psicológico por las

modalidades de empleo como nuevas realidades de trabajo permiten

entender las actitudes de las personas hacia el trabajo y la organización,

reflejándose las implicaciones en la calidad de vida laboral por el conjunto

de factores internos, como las creencias y expectativas, que determinan

la interacción entre las características del trabajo y de las relaciones ,

que se entablan en corroboración del bienestar tanto implícito como explícito

de los aspectos satisfactorios; por lo contrario la ruptura o violación del

contrato psicológico tendrá unos efectos negativos en las actitudes y

conductas de los trabajadores.

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Nuevas realidades del trabajo:

Las nuevas realidades del trabajo son aquellas transformaciones

llevadas a cabo como producto de la globalización, generando

continuamente una reestructuración del mundo laboral, que es concebido

como aspecto psicosocial del trabajo y como actividad económico-

productiva, permitiendo la regulación tanto de tiempo como de espacio, en la

que se utiliza más del 60% del tiempo de vigilia en función del trabajo, en la

cual se pasa la mayor parte del tiempo de la vida en función de un fenómeno

social que tiene implicaciones económicas, políticas, sociales y psicosociales

según Blanch (1996).

Las nuevas realidades del trabajo hacen referencia a una sociedad

actual que se ha vuelto mucho más compleja por la demanda organizacional,

en la búsqueda de personal capacitado, competitivo y cualificado, ya que

realizar cualquier actividad laboral es complejo, debido a que se exigen

esfuerzos notables de toda naturaleza, tanto económicos, organizativos como

productivos.

El trabajo es considerado como:

…un conjunto de actividades que pueden ser retribuidas o no, de

carácter productivo y creativo, que mediante el uso de técnicas e

instrumentos materias o informaciones disponibles, permite obtener,

producir o prestar ciertos bienes, productos o servicios. En esta

actividad la persona aporta energía, habilidades, conocimientos y

otros diversos recursos y obtener algún tipo de compensación

material, psicosocial y/o social (Peiro, 1989 citado por Blanch, 1996,

p87)

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El trabajo como actividad es llevada a cabo en contextos

específicos donde las personas interactúan con referentes y repertorios

que encuentran comunes en el ámbito laboral, el trabajo tiene un papel

importante como movilizador social en las diferentes esferas de acción de la

vida cotidiana, en nuestra sociedad son complejas las fuerzas que

direccionan la interacción, el cambio constante y la incorporación de

elementos sociales nuevos, como conocimiento o habilidad que se adquiere

en la realización o ejecución de una actividad, la cual tiene como finalidad

mejorar el servicio o producto y que el sujeto pueda desempeñar dicha

actividad de manera eficiente.

Las dinámicas de cambio y transformación se evidencian en las

nuevas realidades del trabajo como adaptación de los individuos en el ámbito

social de las organizaciones como las formas de vinculación que no se

limitan a tiempos y lugares estables; la tecnología con el afán de las

organizaciones por innovar, actualizarse para estar a la vanguardia y mejorar

su productividad; y los individuos por no quedarse atrás y cumplir todas sus

expectativas y creencias frente a su trabajo.

Entre las transformaciones de la actualidad se encuentran las

modalidades de empleo y no empleo. La modalidad de empleo hace

referencia que “…el trabajo se vincula a una organización mediante un

contrato de trabajo y se beneficia de las prestaciones sociales exigidas por la

ley- ha sido una modalidad tradicionalmente utilizada en la vinculación de

trabajadores a las organizaciones…” (Renteria, 2001, citado et al, Vesga,

2011, p 172) es así, como existen dos tipos de contrato laboral verbal o

escrito y temporal o indefinido, en el que las personas se vinculan a una

organización en calidad de empleados llevando a cabo una actividad

económica-productiva, en el que reciben a cambio de su trabajo, un

salario y beneficios de prestaciones sociales.

El empleo es una modalidad de trabajo como vinculación aboral que es:

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Caracterizado por una relación jurídico-contractual, de carácter

voluntario entre dos partes: la contratada, que vende su tiempo,

esfuerzo, habilidades y rendimientos de trabajo, y la contratante que

los compra, generalmente mediante dinero y ocasionalmente a cambio

de bienes y/o servicios. (Blanch, 1996, p 87 citado et al en Vesga,

2011, p 174)

La modalidad de contrato de tipo indefinido afecta de manera positiva

los vínculos psicológicos de los trabajadores, en el que se permean de

compromiso y confianza hacia la organización, ya que tienden a generar una

sensación de tranquilidad debido a una aparente mayor estabilidad; las

dinámicas de trabajo actuales “ se está modificando la realidad de trabajo

y los marcos que lo condicionan, afectando de lleno a la noción misma de

puesto de trabajo” (Santamaria,2002, p 10-11 citado et al, Vesga, 2011, p

177).

La modalidad de no empleo como la tercerización y prestación de

servicios profesionales independientes son un mecanismo de flexibilidad de

las organizaciones las cuales se desprenden de un proceso productivo o de

servicio para que sea un contratista quien desempeñe estas labores ya que

cuentan con sus propios recursos técnicos y deben ser responsables de los

resultados de sus actividades dentro de la organización contratante.

Entre las modalidades de no empleo como la tercerización se

encuentra el outsourcing que es “la acción de recurrir a una agencia externa

para operar una función que anteriormente se realizaba dentro de una

compañía” (Rethery y Ruberson, 1996, p 4) es una modalidad en la que se

contratan empleados externos de la organización para desempeñar

funciones específicas dentro de ella con el objetivo de agilizar su calidad,

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reducir costos o tercerizar los procesos de organizaciones que no aportan

valor al servicio o producto que suministran.

La modalidad de outsoursing como contratación externa de

trabajadores, que no se encuentran en calidad de empleados de las

organizaciones sino de proveedores, los trabajadores “tienden a percibir tal

relación y funcionan en ella como una relación cliente-proveedor, más

que de trabajador-empleador, pues estas personas ven a la organización en

la cual prestan sus servicios como su cliente”(Vesga, 2011, p 178) estas

dinámicas de trabajo actuales, evidencian que las empresas utilizan este

tipo de modalidad para externalizar una parte de su actividad, con el objetivo

de mejorar ciertas funciones aumentando eficiencia y disminuyendo costos.

De esta forma se resalta que en el transcurso de los últimos años han

emergidos otras formas de trabajo y de contratación como el empleo y el no

empleo de tercerización como outsourcing, en la que existen diferencias en la

construcción de los significados de los empleados frente a la experiencia

laboral, que se construyen por medio de la interacción del trabajo

dependiendo de la modalidad por la cual se encuentran vinculados a

una organización, el trabajo para los empleados puede tener significados

positivos o negativos.

Las modalidades de empleo y no empleo como nuevas realidades del

trabajo tienen gran relación con el contrato psicológico ya que hace

referencia a las expectativas y creencias que se encuentran comprometidas

en la relación laboral que no son explicitas en el contrato jurídico y son

propias de cada persona en su significación de lo percibido del entorno

laboral donde:

Las promesas relacionadas con un contrato no poseen un significado

objetivo, sino que son percepciones acerca de lo que siente el

trabajador a propósito de ellas y representan para él, y, como

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han demostrado las investigaciones psicológicas, las percepciones

no son simplemente representaciones positivas de la realidad (Alcover

de la Hera, 2002, p52)

Es así, como el contrato psicológico en las modalidades de empleo y

no empleo tienen una significación individual, siendo tipos de vinculación

con connotaciones distintas, Rousseau (2001) lo explica esta significación

como un esquema cognitivo que se desarrolla a través del tiempo por medio

de las experiencias del trabajador con la organización, ya que los significados

que dan las personas del trabajo son considerados como un producto de la

experiencia laboral.

Contrato psicológico:

El contrato psicológico es un concepto de las ciencias sociales como

proceso social de interacción que hace referencia a las expectativas y

creencias del empleador con el empleado y viceversa. Esta relación permite

la construcción de las distintas realidades sociales que se reflejan en la

organización o mejor en sus representantes, ya que son éstos los que

influyen en la formación del contrato psicológico.

Se define el contrato psicológico en sus inicios como “el producto en

gran parte implícito y tácito de expectativas mutuas que frecuentemente

antecede a las relaciones de trabajo” (Levinson, 1962, citado en Tena, T.G.

2002. P 88) es decir, el resultado de las expectativas es tanto de la

organización como del empleado, basados en normas de conducta para

mantener buenas interacciones, ya que las expectativas son antecedidas

por la construcción de sus creencias y experiencias, antes del

establecimiento de las relaciones laborales, las cuales permiten una base

acerca de las situaciones que se van a enfrentar, cómo reaccionarán frentes

a ellas, los deberes que deben cumplir, como dirigirse a sus compañeros y

jefes de trabajo, estas serían algunas de las expectativas que tendrían los

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trabajadores; por otro lado estarían las de la organización las cuales se van a

confrontar en la relación laboral.

De este modo la organización y el empleado tienen expectativas tanto

implícitas como explícitas según Rousseau (1989). Esta última hace

referencia al contrato formal de carácter jurídico, donde se expresa con

claridad y se presenta de forma escrita cada uno de los ítems que la

organización requiere que se cumplan a cabalidad. Las partes se basan

en normas compartidas de conductas, objetivos y expectativas que existen a

nivel productivo y colectivo para el beneficio económico de la organización.

El contrato psicológico se convierte en “un proceso social, dado que

cada parte tiene una percepción del contrato que tiene con el otro. Tales

percepciones derivan de la comunicación directa o indirecta con la otra

parte” (Herriot & Pertenton, 1997 citado en Tena. Pág. 95). Implica que el

proceso de formación del contrato psicológico sea probablemente similar

para las partes, independientemente de las expectativas y objetivos; logrando

ser el contrato psicológico el incentivo de las interacciones entre los

individuos y la organización y por otra parte el mediador entre los procesos

organizacionales y los comportamientos de los representantes que allí

laboran.

El contrato psicológico por Schein (1990) y Rousseau (1995) diverge,

ya que para Shein es una expectativa que la define como “la evolución

subjetiva que hace un individuo acerca de la probabilidad de alcanzar una

meta concreta o sobre la relación contingente entre dos hechos” (Klein, 1994,

p 310, Reere, 1994, p11991). Es decir, que las expectativas están orientadas

a un pensamiento anticipatorio. Para Rousseau, el contrato psicológico es

una creencia como “convicciones, ideas o pensamientos que cada uno

acepta como verdaderos y ciertos” (Ontario, 200, P5). Es decir, que implica

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más una creencia a cerca de los compromisos que cada una de las partes

tiene.

Rousseau (1989) propone que el contrato psicológico no lo implanta

la organización ya que estas “no forman parte del contrato psicológico

dado que estas no pueden “percibir”” (1989), citado en Tena, T.G. 2002. P

90). Es decir, que el contrato psicológico no lo establece la organización sino

sus representantes, las personas que conforman ese gran todo, siendo el

contexto una parte fundamental para la creación de éste. La socialización

permite que las percepciones se creen a partir de la unión de diversas

apreciaciones individuales que inicia desde la propia experiencia, desde el

mismo sentido de pertenencia y todas aquellas vivencias ya sean individuales

o colectivas que ha experimentado cado uno de los miembros de la

organización.

El medio que permite la formación del contrato psicológico es: “la

organización, al igual que la otra parte de la relación proporcionan el contexto

para la creación del contrato psicológico, pero ella misma en cambio no

puede tener un contrato psicológico con sus miembros” (Rousseau, 1989,

Pág. 126). La organización no puede observar el contrato psicológico de sus

empleados y responder en todas las dimensiones en conformidad a las

expectativas.

Las expectativas individuales para Rousseau (1989), pueden no ser

compartidas por las partes que son: el empleado y los representantes de

la organización, a partir de sus creencias y expectativas comprendiéndose

“…que la persona voluntariamente asiente en hacer y aceptar determinadas

promesas tal como son comprendidas por ella” (Tena, T.G.2002. P 91). Es

decir, que el empleado ha acordado metas y expectativas para su

desempeño, actitud y perspectiva del empleo, no solo se define por esa

representación propia de la realidad sino de los demás y no

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necesariamente deben coincidir. Anteriormente se consideraba que el

contrato psicológico sólo concernía a las expectativas que el trabajador tenía

con respecto a su puesto de trabajo y su organización, pero con el paso del

tiempo se ha constatado que este término ha de recoger también las

expectativas que tienen los representantes de la empresa en sus

trabajadores, y las obligaciones mutuas, de forma que se establezca un

intercambio recíproco.

Para Rousseau (1989) el contrato psicológico, recoge las creencias

del individuo acerca de los términos y condiciones de un acuerdo de

intercambio recíproco acordado entre una persona y otra parte. Además, el

contrato psicológico emerge cuando una parte cree que se ha hecho una

promesa de futuras compensaciones, se ha realizado una contribución, en

consecuencia, se ha creado una obligación de proporcionar beneficios

futuros. No es necesario que ambas partes tengan que estar mutuamente de

acuerdo en el conjunto creencias que constituye el contrato psicológico, ya

que las creencias son altamente subjetivas y en muchas organizaciones no

son ni siquiera reconocidas.

El contrato psicológico para Rousseau (1995) tiene como

característica principal que las personas aceptan voluntariamente realizar

determinadas promesas, tal como son comprendidas por ellos mismos siendo

esto lo que la persona ha acordado, y no lo que intenta hacer lo que

constituye el contrato.

El contrato psicológico se encuentra constituido por un contenido el

cual hace referencia al conjunto de promesas y obligaciones recíprocas

que conforman parte del contrato psicológico, el estado del contrato

psicológico se refiere a “si las promesas y obligaciones han sido cumplidas,

si son justas y sus implicaciones para la confianza” (Guest & Conway, 2002).

La relación laboral es el principal determinante en el cumplimiento del

contrato o ruptura del mismo, el estado del contrato psicológico hace

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referencia al grado de cumplimiento que percibe por parte de la organización

frente a las promesas y expectativas, el estado puede percibirse

positivamente en la satisfacción laboral, motivación y buenas relaciones

laborales o negativamente con desmotivación y propensión al abandono

del trabajo.

“La extensión del CP hace parte del contenido del mismo y se

refiere al mayor o menor número de compromisos mutuos percibidos por

las partes en una relación” Vesga, 2007, p 79). El contrato psicológico

según Rousseau (1995) se forma a partir del procesamiento de la

información y de los mensajes recibidos del entorno pero esto no define el

contrato psicológico sino como se interpreta la información. Existen dos

factores personales que influyen en como la información es codificada.

El primero son los sesgos cognitivos: que es la información que perciben las

personas en la base de sus propios intereses de lo que esperan y desean, la

producción de significado es individual, debido a esto sí un grupo de

personas se encuentren en el mismo contexto, las mismas situaciones y

llevando acabo las mismas labores organizaciones, no tendrán la misma

perspectiva de lo acontecido ni los mismos criterios ni la misma configuración

de la información, al tener una estructuración e instauración, permitirá la

interacción con otros al contrastar sus distintos puntos de vista ya que cada

persona posee características individuales.

El segundo factor según Rousseau (1995) son los motivos: siendo

todo aquello que las personas direccionan lo que quieren alcanzar por medio

de su trabajo, donde las interpretaciones de la realidad influyen en los

comportamientos y actitudes que deben realizar y recibir para alcanzarlas. La

organización es considerada por los individuos que laboran en ella como el

medio para alcanzar sus objetivos y metas, al igual que la organización ve al

empleado como un requerimiento para alcanzar sus objetivos empresariales

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ya sea de productividad o de servicio, teniendo unos intereses recíprocos en

que:

Los contratos resultan instrumentos fundamentales para comprender

tanto las conductas de los individuos como las acciones emprendidas

por las empresas, organizaciones, e instituciones de todo tipo. Los

contratos implican la existencia de cooperación, colaboración y

consenso, pero con frecuencia también originan disputas,

desacuerdos y conflictos. (Alcover, 2002, Pág. 59)

Es así como el contrato psicológico es parte fundamental en la

comprensión de la conducta de las personas, el espacio y el tiempo en

el que llevan a cabo su trabajo es primordial para entender el actuar de

los individuos. De este modo existe el contrato transaccional que se

centra “en relaciones a corto plazo o con una duración limitada

explícitamente y basada en intercambios puramente económicos” (Alcover,

2002, p 65).

El contrato se caracteriza por “su orientación hacia las

relaciones abiertas e indefinidas que comportan un nivel elevado de

inversiones de confianza en el otro tanto por parte de los empleados como

por parte de los empleadores.” (Alcover, 2002, p. 64), es un acuerdo entre

las partes para entablar y mantener una relación que implica un compromiso

tanto por los empleados como los empleadores y cuyas obligaciones es

de intercambio monetario y se da un contrato de larga duración, siendo una

relación de intercambio social.

El contrato psicológico evidencia la importancia que tiene “en el

análisis y comprensión de los procesos psicosociales, relacionados con las

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relaciones de trabajo en el marco de las dinámicas laborales de la

actualidad” (Vesga, 2011, p 174) como lo son: la modalidad de empleo

indefinido, como una vinculación una organización con una

connotación positiva para el empleado y la modalidad de outsourcing con una

connotación negativa.

Cada persona en la relación con su trabajo vive una experiencia

particular y única, la que a su vez está mediada por las

características de su contrato o forma de vinculación con la

organización para la cual trabaja. Las formas de contratación

determinan para la persona condiciones particulares propias de cada

modalidad y que son percibidas de diferente manera, dependiendo

de las consecuencias para la persona y las características

propias del contrato. (Vesga, 2011, p 177)

La significación que el empleado construye frente a su trabajo por

medio de la modalidad de empleo en la cual se encuentra vinculados, se

evidencian implicaciones en la calidad de vida laboral que es definida

como “una medida compuesta de bienestar físico, mental y social, tal

como la percibe cada individuo y cada grupo, y de felicidad,

satisfacción y recompensa” ( Levy y Anderson (1980) citado en Ardila, R,

2003) es decir, es la posición individual de los trabajadores de un estado que

se conforma por distintas dimensiones las cuales interaccionan y conforman

una totalidad para la satisfacción de las expectativas del trabajador.

En pocas palabras el contrato psicológico implica unas pautas en las

que no siempre existe un acuerdo, en su mayor parte de carácter implícito

entre el empleado y el empleador, donde cada uno tiene unas expectativas y

creencias que compromete a realizar comportamientos futuros, dicho

acuerdo se produce por el intercambio de una persona y la otra parte,

surgiendo de este modo la satisfacción en el cumplimiento o no de sus

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expectativas brindándole una calidad de vida no solo en el ámbito material

sino subjetivo.

Calidad de vida laboral:

La calidad de vida es un concepto el cual comienza a “popularizarse en la

década de los 60 hasta convertirse hoy en un concepto utilizado en ámbitos

muy diversos, como son la salud, la salud mental, la educación, la

economía, la política y el mundo de los servicios en general.” (Gómez. M

& Sabeh. P.1). Anteriormente era abarcado desde las temáticas ambientales

y como preocupación tanto individual como social en busca de mejoramiento

de las condiciones de vida. El desarrollo de este concepto tiene dos fases, la

primera de ellas se origina con las primeras civilizaciones como la egipcia,

hebrea, griega y romana, quienes implantaron la tradición occidental de la

preocupación por la salud de las personas priorizándose la higiene

personal y alimentaria, en otras civilizaciones se utilizaba la ingeniería

sanitaria como canales que conducían la eliminación de las aguas residuales,

con el transcurrir del tiempo y de los cambios asociados a la época se

realizaban las trasformaciones necesarias para la comodidad de las

personas.

No obstante el surgimiento de este concepto se extiende

aproximadamente hasta finales del siglo XVIII según Moreno, J. B., y

Ximenes, G.C. (1996), donde la legislación hace referencia a la regulación

del trabajo y el descanso de los trabajadores, de las enfermedades, los

accidentes laborales, la maternidad, la vejez y de la muerte, que fue

emergiendo paulatinamente a través de los cambios y de los requisitos de

cada época enfocados al bienestar social y a la salud pública. En las que

analizaban conjuntamente la salubridad pública, la alimentación, la

morbilidad, la esperanza de vida, la escolarización, las condiciones de

trabajo, las viviendas y la ubicación de estas en las distintas formas de vida y

clase social.

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Igualmente:

El reconocimiento de los derechos humanos y de los derechos de

los ciudadanos en los estados del siglo XX dio lugar a nuevas formas

de calidad de vida consistentes en el reconocimiento de la actividad y

de la acción individual, de la lucha política y de la libertad de

asociación y reunión, de la libertad de creencias, de opiniones y de su

libre expresión. El concepto de calidad de vida ganaba así una nueva

frontera social y política. (Moreno, J. B., y Ximenes, G.C. (1996), p 4)

Sin dejar de lado lo económico y el desarrollo de este, en la

instauración de mercados de consumo y servicio, la adquisición de bienes

materiales, privados y públicos, en la generación de capitales personales y

familiares. Según Blanco, (1985), esta posición de vincular la calidad de vida

solo al desarrollo económico no es la más adecuada, ya que se dejan de lado

los aspectos cualitativos que intervienen y delimitan los factores de bienestar

o satisfacción de cada sujeto.

El concepto de calidad de vida ha sido definido por distintos

autores como “una medida compuesta de bienestar físico, mental y social,

tal como la percibe cada individuo y cada grupo, y de felicidad, satisfacción

y recompensa” (Levy & Anderson, 1980, Pág. 7) como única propiedad

de cada persona y no necesariamente del ambiente en el que se

encuentre inmerso, una propiedad que tienen las personas para experimentar

situaciones y condiciones de su ambiente dependiendo de las

interpretaciones y valoraciones particulares que realizan de los aspectos

objetivos de su entorno, que conlleva a un bienestar el cual es un estado o

situación de satisfacción o felicidad.

La calidad de vida laboral hace referencia a un conjunto de factores

que intervienen y determinan las respuestas que ejecutan los trabajadores

en el entorno que se encuentran inmersos, estableciendo una estrecha

relación con la satisfacción laboral, en la que se puede mencionar la calidad

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del medio ambiente laboral, los niveles de ingreso, salud ocupacional,

bienestar social, entre otros.

La “calidad de vida es un estado de satisfacción general, derivado de

la relación de las potencialidades de la persona. Pocos aspectos subjetivos y

aspectos objetivos…” (Ardila, 2003, Pág. 162).Por lo tanto se puede destacar

que en calidad de vida laboral existe una similitud con las categorías de

contrato psicológico de lo implícito y explicito, permitiendo el anclaje en el

desarrollo conceptual de la propuesta en cuanto al impacto del contrato

psicológico en las nuevas realidades laborales y estas como se reflejan en la

calidad de vida laboral de las personas y lo explicito como las necesidades

mutuas de las partes en la obtención de sus objetivos y metas.

La satisfacción tiene un componente preferiblemente cognitivo, la

felicidad tiene mayores connotaciones emocionales y afectivas, siendo un

estado caracterizado por la alegría y el regocijo, donde los sentimientos

positivos predominan; Okum y Stok, (1987), plantean que la felicidad hace

referencia al estado emocional actual, por el contrario la satisfacción se

refiere a consideraciones del pasado.

Ahora bien, la satisfacción personal se evidencia en la interacción

con demás, en las relaciones interpersonales que se encuentran establecidas

y que son significativas en la vida personal de cada sujeto, un buen

trabajo, adecuada remuneración económica; permite interpretar como el

contrato psicológico se encuentra influido en la calidad de vida laboral,

acarreando la experiencia, las aspiraciones y logros planeados frente

al ámbito de trabajo y las implicaciones en su entorno a partir de los

logros percibidos, que se cumplen satisfactoriamente de acuerdo a las

expectativas y creencias en este caso del empleador o empleado.

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El contrato psicológico es un determinante en las conductas de las

organizaciones o mejor de los representantes, en relación a los logros y

aspiraciones experimentadas satisfactoriamente. Así mismo la motivación

principal de la calidad de vida laboral, se encuentra en el control de

comportamientos proactivos y reactivos con el fin de estimular o limitar las

actividades de los individuos, relacionándose con los factores más

determinantes en el ambiente de trabajo.

En la calidad de vida laboral se refleja si se cumplen o no las

expectativas del contrato psicológico, en la formación de esas necesidades y

creencias de las nuevas realidades del trabajo como la modalidad de

empleo y de outsourcing, donde la vinculación de cada sujeto se confronta

en interacción con el contexto y los representantes de la organización, dado

que esos contratos implícitos se basan en pautas compartidas de actuación

que existe a nivel relacional.

Los trabajadores poseen capacidades que permiten la movilización a

la actuación en un momento dado para la obtención de objetivos, de los

cuales se encuentran los siguientes factores: bienestar emocional, riqueza

material, bienestar material, salud, trabajo y otras formas de actividad

productiva como relaciones familiares y sociales. Estos indicadores son

subjetivos y varían de acuerdo a los individuos y al tipo de indicadores que

lo satisfagan, es un elemento clave en las necesidades tanto de los aspectos

materiales o inmateriales, de la percepción del sujeto o de cada grupo.

El concepto calidad de vida en la necesidad de integrar los aspectos

subjetivos y objetivos, es interpretado por distintos autores como:

En este sentido Andrews & Whithey (1976) insisten en que no es el

reflejo de las condiciones reales y objetivas, sino de su evaluación

por el individuo. De forma global Lawton (1984) lo define como el

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conjunto de evaluaciones que el individuo hace sobre cada uno de

los dominios de su vida actual. Shin y Johnson (19789 proponen

una definición que puede ser operativizada: “la posesión de los

recursos necesarios para la satisfacción de las necesidades y

deseos individuales, la participación en las actividades que permitan

el desarrollo personal y la comparación satisfactoria con los demás”.

(Moreno. B & Ximénez. C, 1996, P. 6)

En la calidad de vida laboral lo objetivo y lo subjetivo se encuentran

tan vinculados, que no se puede desligar el uno del otro, es decir, que la

calidad de vida para ser objetiva debe pasar por los subjetivo como

expectativas, creencias, necesidades, aspiraciones, experiencias y

referencias conocidas, las cuales son subjetivas y particulares de

cada individuo, convirtiéndose en el bienestar subjetivo, sin dejar de lado lo

económico ya que no solo son los bienes materiales los que generan

satisfacción.

El concepto de calidad de vida laboral es referido al tipo de respuestas

individual y social frente a las distintas situaciones que vive el sujeto en su

acontecer diario, incluyendo distintos componentes como el bienestar

objetivo, en la percepción de lo que le ocurre a él y a su entorno y la

apreciación de ese bienestar, en el análisis de la información que recibe y

como la procesa a partir de sus expectativas que conducen a la satisfacción.

Conclusión.

Es así como las nuevas realidades del trabajo como la modalidad de

empleo a término indefinido y la modalidad de outsourcing, influyen en la

construcción del contrato psicológico, donde las personas construyen sus

propios significados del trabajo determinando por medio de su propia

interpretación del entorno, relaciones y experiencias laborales y por un

conjunto de creencias, valores y actitudes de las personas hacia el trabajo. Es

importante aclara que el estudio de Vesga (2011) es realizado en un contexto

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especifico “organización”, con el cual no se debe generalizar las conclusiones

obtenidas en todas las organizaciones.

Los significados sobre la experiencia de trabajar están

mediados por las particularidades de los mismos, las cuales

pueden referirse a las características de la tarea, las condiciones

ambientales en las que se realiza el trabajo, las compensaciones

económicas, las relaciones con superiores, pares o subalternos,

las políticas organizacionales relacionadas con la gestión del

personal o las condiciones de vinculación y contratación.(Vesga, 2011,

p 176)

Las personas de acuerdo a su trabajo perciben individualmente experiencias

de acuerdo a las modalidades de contratación que determinan las

condiciones particulares de vinculación a la empresa:

Así, en una misma organización, si bien varios trabajadores

pueden tener las mismas responsabilidades en función de un puesto

de trabajo determinado, las diferencias en el contrato laboral pueden

determinar condiciones de estabilidad, remuneración y Seguridad

Social diferentes, trayendo implicaciones sobre el contrato

psicológico. (Vesga, 2011, p177)

Las dinámicas de trabajo en el marco de las condiciones laborales,

inciden en la percepción del puesto de trabajo y el significado del trabajador

de su contrato psicológico según el tipo de contrato jurídico, existiendo

diferencias entre estas dos modalidades y la significación sobre la relación

de trabajo.

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…quienes se vinculan a una organización en la modalidad de

empleo, ésta significa tranquilidad, seguridad y beneficios, y su

contrato psicológico está construido más sobre la base de

compromisos que de expectativas. Mientras que para aquellos

que están vinculados en modalidades como el outsourcing o

mediante cooperativas de trabajo asociado, los significados

construidos en la relación de trabajo están asociados con el

desmejoramiento de su calidad de vida, la discriminación y la

inconformidad con este tipo de vinculación, pues están en la

condición de menos beneficios. (Vesga, 2011, p 179)

La modalidad de empleo de duración indefinida tiende a generar una

sensación de tranquilidad, seguridad y beneficios, debido a una supuesta

mayor estabilidad tanto económica como emocional. Por el contrario la

modalidad de outsourcing “Los trabajadores perciben que esta modalidad

desmejora su calidad de vida, se sienten discriminados respecto de

quienes están vinculados directamente con la empresa y

manifiestan sentimientos de inconformidad en el trabajo por estar

vinculados en esta modalidad.” (Vesga, 2011, p178).

Es importante considerar que no todos los empleos por outsourcing

generan estas percepciones en los empleados, pues en un contexto como el

nuestro de unos índices de desempleo tan altos, “que en diciembre de 2012,

la tasa de desempleo a nivel nacional fue de 9,6 %… Las ciudades que

registraron mayores tasas de desempleo el año pasado fueron: Quibdó (17,6

%), Popayán (17,5 %) y Pereira (16,1 %)” (Vanguardia.com) el empleado

valora ostensiblemente tener empleo.

Adicionalmente, el modelo de outsourcing consiste en especialistas en la

prestación de ciertos servicios a muchas empresas lo cual deriva en

estabilidad para sus empleados porque son servicios necesarios en el

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tiempo, es el caso de servicios generales (aseo y cafetería), mantenimiento,

gestión documental (archivo), vigilancia, entre otros, como se mencionó al

inicio no se enfocan en los procesos que dan como resultado el cumplimiento

de la razón social de la organización pero que es fundamental tenerlos allí,

garantizando estabilidad para la gente que es contratada por los

outsourcing, de este modo se podría cuestionar si en la mayoría de las

ocasiones la percepción es negativa.

Pero no solo esto, está la otra cara la del empleado con contrato a

término indefinido que no siempre percibe estabilidad pues para esto influyen

otros factores, como las crisis económicas por las que pasan distintas

organizaciones en la actualidad “la capacidad y tipo de adaptación del

sistema productivo a condiciones cambiantes, determinadas por la crisis

de los modelos de acumulación anteriores, la globalización y la revolución

tecnológica. “(Díaz, 1996, p. 34). Donde los procesos de producción de las

organizaciones entran en crisis, generando pérdidas continuas, en las que se

evidencia recortes periódicos de empleados por la decadencia de su

producto o servicio, la percepción del empleado con este tipo de contrato

puede ponerse en consideración ya que seguirá siendo de estabilidad.

Las nuevas realidades de trabajo como las modalidades de empleo

y outsourcing influyen en el contrato psicológico por medio del esquema

cognitivo que se desarrolla a través del tiempo y de las experiencias laborales

del trabajador con la organización, donde significan el trabajo por sus

creencias y expectativas, el cual inicia no solo desde la entrevista y la

inducción, sino que antecede su vinculación y finalmente se refleja en la

calidad de vida laboral de las personas como positivo o negativo.

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