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Editado por J. Arrivillaga,
M. El Souki,
B. Herrera
ENFOQUES Y TEMÁTICAS EN ENTOMOLOGÍA
Sociedad Venezolana de Entomología
ENFOQUES Y TEMÁTICAS EN ENTOMOLOGÍA
PRIMERA EDICIÓN
Editores
JAZZMIN C. ARRIVILLAGA H. Un r
Laborato aciones. iversidad Simón Bolívario de Genética de PoblSección Invertebrados
MAYIDA EL SOUKI Universidad Cent e Venezuela
Laboratorio de Ecología de Artrópodos ral d
BEATRIZ HERRERA Universidad Simón Bolívar
Laboratorio de Ecología Química.
lana de Entomología. 009. Sociedad Venezoropiedad Intelectual. 2P Prohibida la reproducción total o parcial de este libro, mediante cualquier procedimiento, electrónico ó mecánico, incluyendo otocopias, sin el permiso de los editores y la Sociedad Venezolana e Entomología. fd
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[email protected] iseño Portada. Jazzmin Arrivillaga iseñado y digitalizado por Jazzmin Arrivillaga y Mayida El Souki
DD Caracas, Julio 2009
Enfoques y Temáticas
TEMA 1. LA NECESIDAD DEL ENFOQUE HOLÍSTICO EN EL MANEJO DE LAS PLAGAS
Juan F. Barrera
El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), Departamento de Entomología Tropical, Línea Manejo
Integrado de Plagas, Carretera Antiguo Aeropuerto km 2.5, Tapachula 30700, Chiapas, México.
“Es hora que los mipólogos declaren misión cumplida con el MIP […]. Hoy el reto es buscar una nueva orientación, con una nueva
manera de planear el rumbo de la fitoprotección; que incluya su legado, que ha sido paradigma de los últimos 50 años, pero que lo
trascienda.” Keith L. Andrews1
Introducción
Como tesis de este ensayo propongo que el manejo efectivo de las plagas2 es posible
solo siguiendo un enfoque holístico. Es decir, es necesario manejar a las plagas tomando en
cuenta el sistema en su conjunto, con el ser humano – y no las plagas –como el núcleo donde
convergen e interaccionan los ejes de la sustentabilidad3: sociedad, ambiente y economía. La
falta de este enfoque en muchos programas gubernamentales y no gubernamentales, más que
contribuir al manejo de las plagas, ha creado dependencia de los agricultores hacia esos
programas, en perjuicio finalmente de los agricultores.
Aunque el enfoque holístico no es nuevo en el manejo de plagas – por ejemplo véase a
Benbrook et al. (1996) o James et al. (2003) –, por norma su importancia es relegada a
segundos planos mientras que su aplicación, más que práctica real, ha sido objeto de tratados
académicos y demagogia. Desde mi punto de vista, los bajos niveles de implementación del
Manejo Integrado de Plagas (MIP) – el paradigma actual de la fitoprotección–, señalados con
frecuencia en la literatura, se explican por la escasa o casi siempre nula aplicación de un
1 Prólogo, X Congreso Internacional de Manejo Integrado de Plagas y Agroecología, Tapachula, Chiapas, México, 27 al 29 de Septiembre de 2006.
2 erfiere con En este ensayo se toma la definición amplia de plaga, es decir, se refiere a cualquier organismo que intlas actividades, propósitos y el entorno de los seres humanos.
3 Como lo hace notar Pesci (2003), adoptamos “sustentable” en lugar de “sostenible”, pues se enfatiza el sustento desde abajo, en lugar del sostén desde arriba.
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enfoque holístico. Por lo tanto, es imperativo cambiar enfoques y paradigmas; es necesario
reestructurar el manejo de plagas bajo un enfoque holístico para asegurar su funcionalidad y
eficacia. El Manejo Holístico de Plagas (MHP), recientemente propuesto, surge en atención a
estas preocupaciones (Barrera 2006). El presente ensayo tiene el objetivo de justificar que el
manejo de plagas requiere de un enfoque holístico, y por lo tanto, un cambio de paradigma.
Primero abordaremos la naturaleza del enfoque holístico de acuerdo a nuestra pensamiento, y
después, nos concentraremos en señalar la necesidad de manejar las plagas bajo un enfoque
holístico.
La naturaleza del enfoque holístico
En la concepción del MHP nos hemos inspirado en varias obras, entre ellas la de Allan
Savory, quien fue uno de los primeros en conceptualizar un marco para la toma de decisiones
basado en el paradigma del Manejo Holístico (Savory y Butterfield 1999). La obra de Miguel
Altieri sobre la agro ecología ha sido fundamental en nuestros planteamientos (e.g. Altieri
1987, 1994). Y no puedo dejar de mencionar la obra inspiradora de Edgar Morin sobre el
pensamiento complejo y la reforma del pensamiento (e.g. Morin 2000). Para dar una idea de la
naturaleza del enfoque holístico tal como lo concebimos, en esta sección se describen los
elementos fundamentales del “círculo virtuoso” del MHP (Figura 1).
Enfoques y Temáticas
Figura 1. El círculo virtuoso del enfoque holístico en el manejo de plagas. Al pensar y actuar holísticamente, los
agricultores toman el centro del sistema, y mediante el apoyo de especialistas con enfoque holísticos que facilitan
sus procesos, productos y servicios, ellos promueven su bienestar. En este contexto, las plagas pasan a un segundo
plano de interés, pues su manejo efectivo es consecuencia de la mejora de ingresos de los agricultores a través de
fortalecer sus actitudes y aptitudes, siempre con respecto a la naturaleza y a la sociedad.
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Pensar y actuar holísticamente
De manera natural los seres humanos aprendemos a pensar y a actuar holísticamente.
Desde la infancia, recibimos y procesamos todo tipo de información del entorno que nos rodea
a través de nuestros sentidos, para luego tomar decisiones que satisfacen nuestras
necesidades. Despiertos o dormidos percibimos toda clase de estímulos que van moldeando
nuestro conocimiento, comportamiento y carácter. Nuestro contacto directo o indirecto con ese
entorno, cercano o lejano, somero o profundo, construye nuestra realidad, y las respuestas a
esa realidad hacen de nosotros los seres que somos y nos proporcionan los recursos
intelectuales y materiales con que contamos para enfrentar la vida. De acuerdo con Collins et
al. (1989), las habilidades y el conocimiento se aprenden en el contexto social y funcional.
Obviamente, no podríamos sobrevivir solos mucho tiempo si las decisiones a tomar para
resolver nuestros problemas y necesidades se basaran en una información reducida o
incompleta de ese entorno.
Paradójicamente, durante nuestra formación escolar y universitaria la realidad se nos
presenta fraccionada y desintegrada: por lo general recibimos la información por materias o
disciplinas que casi nunca se reencuentran para interaccionar, ni se conectan para ser usadas
en situaciones reales (Brown et al. 1989; Collins et al. 1989; Capra 1998; Morin 2000; Luzzi
2003). Esta formación antinatural no solo deforma nuestro pensamiento y nuestro actuar en la
vida, sino también, nos imposibilita para contribuir exitosamente a la solución de los
problemas complejos que atañen a la sociedad.
Especialistas con enfoque holístico
La trayectoria de los sistemas de educación superior de los últimos tiempos ha estado
cimentada en la lógica disciplinaria (e.g. Morin 2000; Lanz y Fergusson 2005).
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En contraposición al holismo, a los especialistas se nos forma por lo general bajo la
filosofía reduccionista o atomista (Figura 2), la cual supone que un fenómeno es explicado
cuando éste es dividido en sus partes constituyentes, que luego pueden ser armadas
nuevamente (Brom 1996). La filosofía del holismo4, cuya raíz griega holos significa todo,
entero, total, hace alusión a la idea de que las propiedades de un sistema no pueden ser
determinadas o explicadas por la suma de las partes que lo componen, por el contrario, el
sistema como un todo es quien determina cómo las partes funcionan.
Es comprensible pues, la reticencia con la cual los especialistas vemos el pensamiento y
la acción holística, pues ésta no ha formado parte de nuestra educación formal y fragmentada.
Sin embargo, más que contraponerse, el reduccionismo y el holismo son filosofías
complementarias bajo el enfoque holístico, tal como lo señalan Mata y Pérez (2000) para el
caso de la investigación disciplinaria y la transdisciplinaria, donde la última se nutre de la
primera, la cual a su vez se aclara de una manera nueva y fecunda. Es decir, el enfoque holístico
requiere de especialistas, pero especialistas sensibilizados y formados para pensar y actuar
holísticamente (Barrera 2006). El “especialista holístico” o especialista con enfoque holístico,
es un profesional con amplias y profundas capacidades en una disciplina, que es capaz de
entender la importancia de las disciplinas de otros especialistas y comprender la necesidad de
interactuar con éstos para resolver problemas complejos.
4 Enciclopedia Wikipedia: http://en.wikipedia.org/wiki/Holism.
Enfoques y Temáticas
Figura 2. La parábola del árbol bien conocido. Varios científicos analizan sus objetos de investigación. Ellos están
muy concentrados en los detalles de sus propias observaciones, siendo solo una parte del interés de cada uno.
Después de terminar su investigación, cada uno publicará sus resultados sobre la raíz, tallo, ramas, hojas o insectos
asociados al árbol, pero no se dan cuenta que esas partes forman un árbol porque ese enfoque holístico solo es
posible dando un paso hacia atrás para discutir sus observaciones con aquellas de sus colegas (modificado de
JØrgensen y Müller 2000).
El ser humano como centro del pensamiento y la acción holística
Enfrentar la problemática del sector rural requiere una acción educativa que sirva para
mejorar los niveles de bienestar y justicia social para la mayoría de ese sector. La educación,
como uno de los medios más importantes del cambio de la sociedad, debe centrarse en el
hombre como sujeto de su propio desarrollo (Mata 1994). Pero nos referimos a un ser humano
alejado del enfoque pragmático, mecanicista y causalista que fomenta el reduccionismo desde
la tradición de la ciencia moderna; de un hombre que no reduzca a la naturaleza a un objeto
para sus necesidades y utilidades (Luzzi 2003).
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Por consiguiente, y bajo esta mirada, en el enfoque holístico el centro de cada sistema
particular debe ser el ser humano, pues éste influye con menor o mayor grado en todas las
partes del sistema, el cual a su vez reacciona positiva o negativamente ante las fuerzas
antropomórficas. Aunque existen otras fuerzas igualmente poderosas o superiores en la
naturaleza, con voluntad y conocimiento la actitud y el comportamiento del ser humano
pueden ser modificados – comparativamente con mayor facilidad – para disminuir los
impactos negativos y promover los positivos. Dado que las acciones del ser humano afectan
directamente su desarrollo, “la sustentabilidad de toda actividad humana debe ser un valor
humano universal” (Borrayo 2002). En este principio se basa el desarrollo sustentable, pues el
ser humano será quien habrá de escoger un desarrollo que, satisfaciendo las necesidades del
presente, no comprometa la capacidad para que las futuras generaciones puedan satisfacer sus
propias necesidades (WCED 1987).
La pobreza condiciona la existencia del ser humano, como individuo y como especie, por
lo cual, ha sido objeto de máxima prioridad (United Nations 1993). Las comunidades o países
pobres contribuyen de manera importante al acelerado crecimiento de la población y a la
degradación de los recursos naturales, y son caldo de cultivo propicio para la inestabilidad
social, económica y ambiental (Borrayo 2002; FAO 2005). Eliminar la pobreza – incluso
atenuarla – es una tarea gigantesca no solo por la inmensidad de los recursos financieros
necesarios para asegurar alimentación, salud y educación a la población marginada, sino por la
complejidad de los problemas que ésta padece. En este contexto, cualquier acción puntual o
específica sin el acompañamiento de un enfoque holístico del desarrollo, tendrá mínimas
posibilidades de éxito.
Enfoques y Temáticas
Primero mejorar los ingresos, las plagas después
Prácticamente es imposible el manejo efectivo de las plagas cuando los magros ingresos
de los productores son destinados apenas para solventar las necesidades más elementales que
tienen para sobrevivir. Los productores de bajos ingresos no tienen acceso a la tecnología MIP,
y cuando el gobierno – o las organizaciones no gubernamentales, ONG’s – les proporciona
gratuitamente cierta capacitación, en la gran mayoría de los casos la carencia de recursos
económicos imposibilita su implementación, mucho menos la sostenibilidad del MIP al
mediano o l gar o plazo.
Por lo común, los programas de apoyo (subsidios) para el control de las plagas no
consideran acciones colaterales para organizar o consolidar la organización de los agricultores,
ni buscan mejores mercados para los productos o para darles valor agregado. Lo más grave, es
que estos programas raramente se integran eficazmente con aquellos que sí tienen esos
objetivos. Invariablemente, dado la dependencia de los agricultores con el Estado (FAO 2001),
éstos abandonan las acciones de manejo de las plagas al agotarse dichos apoyos.
Por lo tanto, es prioritario establecer como objetivo desarrollar las actitudes y aptitudes
de los productores para mejorar sus ingresos; en la medida que los ingresos mejoren, los
agricultores tendrán recursos disponibles para el manejo de las plagas. Éste es el objetivo
central del enfoque holístico (Barrera 2006).
La organización: e pluribus unum
La organización de los productores se ha convertido en un tema central en la discusión
de la crisis en el campo (Anónimo 1976; Esteva 1984; Link 1994). Y no es para menos, ya que
por lo general, uno de los problemas más importantes de la sociedad rural es la
desorganización para llevar a cabo acciones en pro del bienestar colectivo, a pesar que con ello
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se pretenda el bienestar individual. Las frases “e pluribus unum”, “la unión hace la fuerza” o
“unidos venceremos”, son casi siempre solo slogans o demagogia cuando las organizaciones o
grupos no asumen la conducción de su propio desarrollo. La falta de poder de las
organizaciones rurales (organizaciones débiles, reprimidas y/o manipuladas) a llevado a las
ONG’s – principalmente – a desarrollar el trabajo con grupos, en el entendido que la evolución
de los grupos rurales propiciará una participación más completa e igualitaria en el proceso de
desarrollo (Muro 1992).
La desorganización de agricultores, particularmente entre los pequeños y más pobres,
encarece sus costos de producción, imposibilita la venta de sus productos a precios justos y los
descarta como sujetos de crédito, entre otros. Por éstos y otros problemas, facilitar la
organización de los productores en organizaciones legalmente constituidas y funcionales, y
consolidar a las organizaciones ya establecidas, bajo la corriente de la “organización para el
desarrollo” (Anónimo 1976), es una de las tareas más importantes del enfoque holístico. Para
lograrlo, se debe ver el desarrollo de los grupos como un proceso educativo en sí mismo,
orientado a preparar a los grupos para que logren una inclusión más activa y más completa en
los procesos de desarrollo (Muro 1992; Mata 1994). Esto implica, de acuerdo con Esteva
(1984), reconocer, respetar y apoyar a las organizaciones que han desarrollado los propios
campesinos, de tal forma que avancen hacia niveles superiores de organización donde impere
una auténtica participación en las decisiones de grupo, que les permita adquirir control pleno
de su futuro para modificar efectivamente su relación con sus organizaciones políticas y otros
agentes y plantearse metas más ambiciosas. En este contexto, la participación de los
productores en la transformación de su realidad es un factor clave en la consolidación de las
organizaciones o grupos.
Enfoques y Temáticas
‐La aut e r og stión, la mejo de las herencias
Se ha reconocido que la participación escasa de los pequeños productores y otros
grupos postergados del agro en la gestión adecuada de las actividades agropecuarias, ha sido
un factor limitante para conseguir la producción agrícola sustentable (Galán 1994). Por mucho
tiempo el modelo de desarrollo proteccionista de los países subdesarrollados propició una
dependencia intelectual y financiera extrema de los agricultores con el gobierno (Barajas
2002) – si bien en otros casos la dependencia fue hacia las ONG’s (Pomareda 2001); con la
llegada del modelo de desarrollo neoliberal, y sin los apoyos y subsidios, la crisis en el campo
estalló estrepitosamente ante la incapacidad de muchos agricultores para producir con
rentabilidad y competir con éxito en el mercado (Steffen y Echánove 2005). De acuerdo con
Linck (1994), al retirase el Estado, el “choque neoliberal” acentuó la diferenciación social y la
precariedad de las condiciones de vida de la mayoría de los campesinos, notablemente su
poder adquisitivo y la situación sanitaria y nutricional.
La más sabia de las enseñanzas que estos fracasos han generado ha sido reconocer que
“mejor que dar pescado es enseñar a pescar”. En efecto, desarrollar la capacidad de los
productores para gestionar sus propios recursos, capacitación, proyectos productivos y
mercados, entre otras necesidades, es el mecanismo más trascendental del enfoque holístico.
La autogestión, entendida como “la actividad que les permite a los trabajadores del campo y de
la ciudad, a través de sus organizaciones, tomar en sus manos y sin intermediarios o agentes
externos de la organización, todos los problemas que se presentan en sus respectivas
agrupaciones y gestar, por ellos mismos, las tareas y acciones necesarias para beneficio de la
organización” (Mata 1994), ha sido señalada, junto con la metodología participativa, como la
única vía real para que el campesino mejore sus condiciones de vida y busque alternativas
propias de desarrollo.
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Enfoques y Temáticas
Problemas de todos, acciones por todos
El primer objetivo de un estudio integral es obtener un diagnóstico del funcionamiento
del sistema (García 1994). En el contexto del enfoque holístico, es prioritario hacer el
diagnóstico de la realidad con participación de la sociedad para detectar los problemas
prioritarios que la aquejan (Barrera 2006). El diagnóstico participativo no solo generará el
marco de referencia sobre el cual se asentará el trabajo futuro, sino también, brindará la
primera oportunidad de poner en marcha el enfoque holístico al sumergirse en la complejidad
de la problemática y encontrar las interacciones de sus elementos.
Además, la identificación de la problemática por la propia sociedad afectada ha de
garantizar la aplicación de los recursos disponibles a sus problemas más sentidos, de tal
manera que cualquier logro de avance en la solución de los mismos tendrá repercusiones de
mayor impacto en el sistema donde ésta se desenvuelve.
Planificar las acciones para solucionar los problemas detectados, al igual que la fase de
diagnóstico, debe ser una tarea participativa. Qué hacer, cómo, dónde, cuándo y por quién, lo
definen los agricultores, pues son ellos quienes tienen los problemas y son ellos quienes serán
beneficiados con las acciones que definan. “Las políticas agrarias y de apoyo no pueden ni
deben ser diseñadas desde arriba” señalaba Warman (1979) desde la década de los setentas,
en tanto que Altieri y Masera (1993) indicaban que las estrategias convencionales “desde
arriba” han sido incapaces de promover un desarrollo sustentable en América Latina.
El análisis de la problemática, la definición de las actividades y los procesos de
seguimiento, deben ser tareas participativas. El enfoque holístico se enriquece enormemente
con la participación de la sociedad afectada.
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La sociedad del conocimiento
Se dice que una Sociedad del Conocimiento es aquella que tiene capacidad para generar,
apropiar y utilizar el conocimiento con el propósito de atender las necesidades de su desarrollo
(GepSea 2007). Hoy más que nunca se acepta que el conocimiento científico y la innovación
tecnológica contribuyen de manera significativa al desarrollo de la sociedad (Parra 2004). El
conocimiento generado a través de la investigación se transforma en información y ésta en
riqueza. Las innovaciones tecnológicas hacen la diferencia entre producir más y con mayor
calidad a costos más bajos, requisitos indispensables para competir exitosamente en el
mercado.
Los agricultores pueden generar sus propios conocimientos y tecnologías o adquirirlos a
través de capacitación y asesoría técnica. Bajo un enfoque holístico es prioritario favorecer que
los agricultores se capaciten y participen en procesos de formación continua. Asimismo, se
debe desarrollar las capacidades locales mediante la formación de cuadros técnicos y de
promotores comunitarios. En este sentido, las Escuelas de Campo y Experimentación Agrícola
basadas en el aprendizaje con la práctica y la investigación participativa (Jarquín 2003), son un
buen ejemplo para desarrollar las capacidades locales de capacitación y asesoría.
Producir conservando, conservar para producir
Producir alimentos sanos y suficientes para el autoconsumo y el mercado, a través de
acciones agroecológicas para conservar los recursos naturales y fortalecer los procesos o ciclos
naturales, es vital bajo el enfoque holístico (Barrera 2006). Los abonos orgánicos para mejorar
la fertilidad del suelo, las terrazas o barreras vivas para evitar la erosión, la diversificación de
los sistemas productivos para favorecer la biodiversidad, mejorar los suelos, retener el agua y
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propiciar el control natural de las plagas, así como el uso de agentes de control biológico,
insecticidas naturales, trampas con atrayentes, variedades resistentes, etc., son algunos de los
método i r c e s dispon bles para producir conse vando y ons rvar para producir.
Reducir los insumos externos, reciclar los residuos de las cosechas, evitar la
contaminación y hacer uso de fuentes alternativas de energía, objetos de la agro ecología
(Altieri 1987), son componentes del enfoque holístico, donde se propicia una interacción
armónica entre sociedad, naturaleza y economía.
Estas acciones y el manejo agroecológico de los sistemas de producción se deben
acompañar de proyectos para el pago de servicios ambientales (Busrstein et al. 2002),
ecoturismo (Carballo 2001) y otros (Anta 2006) relacionados con la captación de recursos
económicos a través de la conservación de los recursos naturales existentes en las
comunidades rurales. El enfoque holístico desarrolla la conciencia de la conservación del
ambiente como generadora de riqueza y bienestar.
Prevenir mejor que curar
Entre los agricultores está muy arraigado el uso de los agroquímicos para solucionar
diversos problemas de sus cultivos como baja fertilidad del suelo o infestación por plagas. Sin
los “líquidos” (agroquímicos u otros insumos), ellos se sienten desprotegidos o inermes, aún
cuando su aplicación ni se justifique ni resuelva los problemas de raíz.
Bajo el enfoque holístico, la atención de muchos de estos problemas requiere acciones
de fondo o de “ingeniería ecológica” (Gurr et al. 2004), es decir, propiciar las condiciones para
tratar sus causas, no sus síntomas. Así, se privilegia conservar y mejorar el suelo y la
biodiversidad del agro ecosistema a fin de obtener cultivos más tolerantes y con mayor
capacidad de recuperación del estrés (resiliencia), pero también, crear ambientes que
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favorezcan los ciclos naturales (agua, carbono, nitrógeno) y el control natural de las plagas.
Mediante el enfoque holístico se pretende “blindar” ecológicamente al agro ecosistema ante las
adversidades abióticas y bióticas, lo que conlleva a seguir una estrategia de prevención más
que de control.
Mercados justos, precios asequibles
En el mercado libre el éxito de un agricultor se mide por medio de sus ganancias netas.
Si gasta más de lo que finalmente obtiene por la venta de su cosecha, entonces pierde y fracasa,
mientras que si las ganancias superan con creces los costos de producción, el negocio prospera
y el éxito – en término de satisfacción de sus necesidades, ahorro e inversión – estará
asegurado. Lamentablemente, los precios bajos suelen afectar sus ingresos con frecuencia,
sobre todo si su producto no se vende en mercados especiales – i.e. productos orgánicos
(Willer y Yussefi 2005) – ni tiene valor agregado.
Bajo un enfoque holístico, se pretende promover o acceder a mercados cuyos precios de
los productos retribuyan el esfuerzo de los agricultores y reconozcan los servicios ambientales
y sociales que éstos prestan a la sociedad local y global. Bajo este enfoque también se reconoce
que los precios deben ser asequibles a los consumidores. Tanto derecho tienen los agricultores
al pago justo por sus productos, como la sociedad a precios asequibles por las mercancías que
requiere para su alimentación, salud, vestido o vivienda (Vanderhoff 2005).
Agricultores, sociedad y gobierno deben poner su máximo empeño para desarrollar
mercados alternativos bajo el enfoque holístico. A nivel local, los “tianguis orgánicos”
(Anónimo 2007) con “certificación participativa” (Astorga 2003) tienen un gran potencial, pues
ofrecen un espacio para el florecimiento de una relación directa entre productores y
consumidores.
Enfoques y Temáticas
Uniendo los eslabones de la cadena
La desarticulación de la industria del proceso productivo es uno de los problemas más
comunes del sector agrícola y una oportunidad desaprovechada por muchos agricultores
(Riveros 2001). Dado que transformar las materias primas en mercancías elaboradas puede
mejorar notablemente los ingresos de los agricultores, la industrialización de los productos
para darles valor agregado debe ser una prioridad del enfoque holístico.
Incursionar en la industrialización de sus productos significa para los agricultores un
gran esfuerzo que solo pueden asumir las organizaciones consolidadas (Barrera et al. 2004).
Por lo tanto, bajo un enfoque holístico se debe poner énfasis en mejorar las capacidades
gerenciales, económicas y técnicas de las organizaciones en consolidación, pero sobre todo,
iniciar con el desarrollo de la actitud empresarial en los agricultores.
Trabajo bien pagado, mano de obra asegurada
Como los agricultores merecen precios justos por sus productos, los trabajadores del
campo o jornaleros agrícolas tienen derecho a una retribución justa por sus servicios. Los
trabajadores del campo o jornaleros, muchas veces integrados por familias enteras,
posiblemente se encuentran entre los asalariados más pobres de la mano de obra
económicamente activa (Gomes 2004). Sin embargo, raramente se les proporciona un trato
digno (alimentación, vivienda, educación y seguro médico). El sistema nunca encontrará su
sustentabilidad si existe tal inequidad social.
No sorprende pues, que la mano de obra escasee y que su costo vaya en constante
aumento. Dado que el mercado laboral sufre desequilibrios muy fuertes cuando los precios de
los productos son bajos – entre otras causas (Rojas 2007), es muy importante desarrollar o
acceder a mercados que paguen precios justos, pero también, bajo el enfoque holístico es
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importante garantizar el trato digno a los trabajadores agrícolas. Esta preocupación de “ir más
allá de lo que se produce para ocuparse de cómo se produce”, tuvo su auge en la década de los
noventa bajo el concepto de “Responsabilidad Social Empresarial o Corporativa”, a través de la
cual muchas empresas adoptaron códigos de conducta sobre aspectos sociales y ambientales
(Jenkins 2004).
Imperativo cambiar el enfoque
Son muchas las voces que han señalado la pobre contribución del MIP para reducir los
problemas causados por las plagas (Barfield y O’Niel 1984; Altieri et al. 1997; Morse y Buhler
1997; Ehler y Bottrell 2000; Altieri y Nicholls 2003; James et al. 2003). El problema es grave,
pues a nivel mundial las pérdidas en los cultivos ocasionadas por artrópodos, enfermedades y
maleza se ha incrementado de 34.9% en 1965 a 42.1% en 1988‐1990 (Lewis et al. 1997). Un
análisis más reciente, indica que las pérdidas globales en potencia por plagas para el periodo
2001‐2003, varió de 50% en trigo a más de 80% en algodón, mientras que en los últimos 40
años las pérdidas no habían disminuido a pesar del marcado uso de plaguicidas (Oerke 2006).
El MIP no fue concebido con el enfoque holístico aquí descrito ni en la actualidad se le
considera en ese contexto; su origen tuvo lugar como una reacción al uso excesivo de los
plaguicidas para atenuar o eliminar sus efectos indeseables. Aún hoy, la estrategia MIP se basa
fuertemente en el monocultivo, el enfoque terapéutico (el insumo externo apropiado para un
problema específico o “bala de plata”), la sustitución de insumos (agroquímicos convencionales
por productos verdes o suaves) y, entre otros, la justificación del uso de plaguicidas a través del
umbral económico (Altieri et al. 1997; Morse y Buhler 1997; Lewis et al. 1997; Ehler y Bottrell
2000; Altieri y Nicholls 2003). Pero circunscribir la estrategia alrededor de las plagas y no en
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las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de los agricultores y sus predios,
posiblemente sea el punto más débil del MIP.
Vientos de cambio
Tras 50 años de existencia, el paradigma del MIP ha llegado a una etapa de agotamiento.
Recientemente, Andrews (2006) señalaba que la fitoproducción moderna es muy diferente de
la que fue antes del desarrollo de los conceptos del MIP, de tal manera que consideraba que de
tantas formas que éste ha tomado ya no es coherente como una escuela. Las más de 60
definiciones que existen del MIP dan cuenta de su transfiguración (Bajwa y Kogan 2002), más
no de su evolución hacia una estrategia adaptada a los desafíos de la agricultura
contemporánea. Según el Dr. Keith Andrews5, ya no es posible pensar en el MIP como un
edificio de una fachada y de un solo piso, mucho menos de un edificio aislado (Figura 3). En
síntesis, el hecho es que el MIP ha tenido una aplicación muy limitada en nuestra realidad,
sobre todo bajo las condiciones de la agricultura practicada por la gran mayoría de los
campesinos.
No son pocas las críticas ni las alternativas al MIP que han surgido en los últimos 15
años. Desde el “MIP Biológicamente Intensivo” (Frisbie y Smith 1991) hasta el Manejo de
Plagas Sustentable con enfoque total del sistema (Lewis et al. 1997), pasando por el “MIP con
enfoque agroecológico” (Altieri 1994), el “Manejo Ecológico de Plagas” (NRC 1996). Aún más,
otras propuestas expresan con claridad un enfoque más integral con los recursos naturales
como el “Manejo Integrado de la Biodiversidad” (Kiritani 2000), el “Manejo Integrado de
Cultivos” (Bradley et al. 2002), la “Producción Integrada” (Boller et al. 2004) o las “Buenas
Prácticas para la Fitoprotección” (Andrews 2004). Por medio de estas propuestas se pueden
sentir los “vientos de cambio” hacia un enfoque más holístico del manejo de plagas.
5 Conferencia magistral, X Congreso Internacional de Manejo Integrado de Plagas y Agroecología, Tapachula, Chiapas, México, 27 al 29 de Septiembre de 2006.
Enfoques y Temáticas
Figura 3. No se debe pensar en el MIP como un edificio de una fachada y de un solo piso, mucho menos de un
edificio aislado (recuadro sup. izq., Andrews y Quezada 1989). Bajo el enfoque holístico, el manejo de plagas es
solo un elemento (edificio) de un subsistema (colonia) que conforma un sistema complejo (ciudad).
‐Consi deraciones finales: El manejo de plagas es complejo
De lo antes expuesto, nos queda claro que sin el enfoque holístico, la mayoría de las
veces la implementación del MIP es o será una estrategia de tan solo buenas intenciones. Y no
es para menos: es tal la complejidad donde se circunscriben las plagas (Figura 4), que resulta
ilusorio pensar que su manejo efectivo se logre con acciones aisladas y desvinculadas del resto
del sistema, especialmente al largo plazo, en grandes áreas y con agricultores de bajos
recursos.
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Enfoques y Temáticas
Figura 4. Sistema que busca el desarrollo sustentable de comunidades rurales. El manejo de plagas bajo el enfoque
holístico posiciona a los agricultores, y no las plagas, en el centro del sistema. No se trata, como lo hace notar Luzzi
(2003), de la posición netamente utilitarista de la naturaleza que se promueve desde la tradición funcional y
mecanicista de la ciencia moderna, sino de una acorde con la conservación de los recursos naturales, como
principio ida. de v
Por el contrario, la propuesta del MHP es una estrategia para lidiar con esta
complejidad, en la “trama de la vida” como la denomina Capra (1998), como se desprende de su
concepto: el MHP es un sistema regional y participativo de manejo de plagas, dirigido al
bienestar de la población a través de procesos y productos inocuos y de calidad para el
autoconsumo y competitivos en el mercado, generados a partir de sistemas productivos
integrales manejados bajo una estrategia que primero atiende las causas que provocan los
brotes poblacionales de organismos asociados y después recurre a métodos y tácticas que
19
Enfoques y Temáticas
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minimizan los costos económicos, ambientales y sociales derivados de la acción y manejo de
estos organismos (Barrera 2006). La toma de decisiones en el MHP se finca en los ejes del
desarrollo sustentable, por lo tanto, busca el bienestar de los agricultores respetando ambiente
y sociedad. Parte de la hipótesis que el bienestar de los agricultores mejora en la medida que el
agro ecosistema se fortalece (o blinda) ecológica, económica, social y ambientalmente. Con
respecto a las plagas, dicho bienestar se traduce en recursos intelectuales, culturales y
materiales capaces tanto de mejorar la resiliencia del sistema productivo como de atenuar la
frecuencia e intensidad de los brotes poblacionales de las plagas para, finalmente, disminuir o
eliminar las acciones curativas.
En la Figura 5 se muestran los objetivos, estrategias y componentes principales de un
programa de manejo de plagas con enfoque holístico. Aunque este programa fue elaborado
participativamente con pequeños productores de café de Chiapas (México), se puede adaptar a
las circunstancias y condiciones de otros agricultores. Incluso, partiendo de aplicar el método
del MHP (Barrera 2004; 2006; Barrera et al. 2006 a;b;2007), se pueden generar los objetivos,
estrategias y componentes para cualquier tipo de programa de manejo.
Por último, es importante mencionar que el MHP es un paradigma en construcción,
como lo es la misma comprensión y manejo de los mismos sistemas complejos. Sin embargo,
esto no debe ser impedimento para asumirlo y aplicarlo ahora. Dado que la adopción y/o
adaptación del MHP dará principio cuando se tenga el interés real de avanzar en la solución de
los problemas ocasionados por las plagas – lo cual apenas se ha logrado a través del MIP –,
mucho habremos logrado con este ensayo si despertamos en nuestros lectores el desafío de
pensar y actuar bajo un enfoque holístico, y de provocar una actitud que conduzca a lo que
Morin (2000) denomina “la reforma del pensamiento”.
Enfoques y Temáticas
Figura 5. Objetivos (centro) estrategias (lados del hexágono) y componentes principales (al interior de los
triángulos) del Manejo Holístico de Plagas (MHP). La consideración del sistema en su conjunto, facilita construir
un programa de manejo de plagas con enfoque holístico.
Agradecimientos
La reforma de mi propio pensamiento se la agradezco a mis colegas Ramón Jarquín,
Jürgen Pohlan, William Gamboa y Manuel Parra, quienes son grandes especialistas con enfoque
holístico. A mi buen amigo y colega Joel Herrera por acompañarme en este viaje quijotesco. Pero
ante todo, estaré siempre en deuda con los miembros de la organización de Productores de Café
La Central (PROCACEN), por su amistad y tiempo, y por haber aceptado el reto de reformar su
propio pensamiento. Un agradecimiento especial a Jazzmin Arrivillaga, José Vicente Hernández
y a la Sociedad Venezolana de Entomología, por invitarme a compartir las ideas de este trabajo.
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