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ESPIRITUALIDAD ESPECÍFICA E IDENTIDAD SACERDOTAL Todos los bautizados estamos llamados a alcanzar la santidad, la cual no está reservada a grupos privilegiados (cf. LG 39-42). De esta única y fundamental santidad cristiana nacen los diversos modos de vivir la vida según el Espíritu, expresando así las riquezas del ministerio de Cristo. La espiritualidad cristiana es única porque único es el que configura nuestra vida, Cristo Jesús, y único el Espíritu santificador que nos transforma en nueva criatura. Pero bajo el aspecto existencial existen diversas formas de vida cristiana, porque el Espíritu distribuye dones diversos en la comunidad en relación con la vocación de cada uno y de la función que se le asigna. Esa vida según el Espíritu se concreta y expresa en diversas formas, según el carisma de cada uno, en consonancia con su vocación y misión y la peculiar situación, tanto personal como histórica, es decir, de acuerdo con la concreta identidad cristiana y eclesial de cada uno. Por consiguiente, la identidad propia del monje, del religioso, del laico o del presbítero pide y justifica una espiritualidad propia y específica. Por eso podemos hablar de espiritualidad presbiteral como forma específica de vida según el Espíritu y como una modalidad de la perfección de la caridad. 1. Los presbíteros son llamados a una santidad peculiar El Concilio Vaticano II apremia a los presbíteros a la santidad y alude a razones propias para ello: "Los sacerdotes están obligados de manera especial a alcanzar la perfección, ya que, consagrados de manera nueva a Dios por la recepción del orden, se convierten en instrumentos vivos de Cristo, Sacerdote Eterno" (PO 12a). En la ordenación es conferida una gracia nueva originada en el sacramento distinto del bautismo y no compartida con los demás cristianos. Una gracia que produce en el que la recibe un nuevo modo de estar en Cristo y configurarse con él; una gracia que establece una obligación peculiar de santidad por la relación nueva y singular que se establece entre Cristo y el ministro. La exigencia de santidad en el presbítero es grande porque supone la configuración con Cristo, sacerdote y a la vez víctima. Esto es posible solamente por obra del Espíritu. Espiritualidad específica e identidad sacerdotal… - 1

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Espiritualidad Sacerdotal

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ESPIRITUALIDAD ESPECIFICA E IDENTIDAD SACERDOTAL

ESPIRITUALIDAD ESPECFICA E IDENTIDAD SACERDOTALTodos los bautizados estamos llamados a alcanzar la santidad, la cual no est reservada a grupos privilegiados (cf. LG 39-42). De esta nica y fundamental santidad cristiana nacen los diversos modos de vivir la vida segn el Espritu, expresando as las riquezas del ministerio de Cristo. La espiritualidad cristiana es nica porque nico es el que configura nuestra vida, Cristo Jess, y nico el Espritu santificador que nos transforma en nueva criatura. Pero bajo el aspecto existencial existen diversas formas de vida cristiana, porque el Espritu distribuye dones diversos en la comunidad en relacin con la vocacin de cada uno y de la funcin que se le asigna. Esa vida segn el Espritu se concreta y expresa en diversas formas, segn el carisma de cada uno, en consonancia con su vocacin y misin y la peculiar situacin, tanto personal como histrica, es decir, de acuerdo con la concreta identidad cristiana y eclesial de cada uno. Por consiguiente, la identidad propia del monje, del religioso, del laico o del presbtero pide y justifica una espiritualidad propia y especfica. Por eso podemos hablar de espiritualidad presbiteral como forma especfica de vida segn el Espritu y como una modalidad de la perfeccin de la caridad.1. Los presbteros son llamados a una santidad peculiarEl Concilio Vaticano II apremia a los presbteros a la santidad y alude a razones propias para ello: "Los sacerdotes estn obligados de manera especial a alcanzar la perfeccin, ya que, consagrados de manera nueva a Dios por la recepcin del orden, se convierten en instrumentos vivos de Cristo, Sacerdote Eterno" (PO 12a). En la ordenacin es conferida una gracia nueva originada en el sacramento distinto del bautismo y no compartida con los dems cristianos. Una gracia que produce en el que la recibe un nuevo modo de estar en Cristo y configurarse con l; una gracia que establece una obligacin peculiar de santidad por la relacin nueva y singular que se establece entre Cristo y el ministro. La exigencia de santidad en el presbtero es grande porque supone la configuracin con Cristo, sacerdote y a la vez vctima. Esto es posible solamente por obra del Espritu. Sin embargo, esta obligacin a la santidad aparece fcilmente como un peso excesivo, aspiracin irrealizable y lo sera si el Espritu no posibilitara esta tarea. Es precisamente el Espritu el que otorga al ministro la capacitacin para ofrecer el servicio ministerial a que Dios le llama. El sacerdote debe dejarse traspasar por la fuerza del Espritu, el mismo que llev a Jess hasta el sacrificio supremo y a la culminacin de su sacerdocio.

Precisamente el Vaticano II seala: "Dios prefiere mostrar sus maravillas por obra de quienes, ms dciles al impulso e inspiracin del Espritu Santo, por su ntima unin con Cristo y la santidad de su vida, pueden decir con el apstol: "Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en m" (PO 12c).En la misin y en la entrega que el sacerdote hace de s mismo halla la fuente de su vida espiritual y de su santificacin.Todos, laicos, religiosos y presbteros tienen la fuente de la santidad en su enraizamiento total en Cristo mediante el bautismo, y el motor de la perfeccin cristiana en la accin del Espritu para llegar a s a la comunin con el Padre, nica fuente de vida y santidad. Pero no lo logran todos con la misma orientacin, a travs de las mismas mediaciones, con idnticas modalidades. El presbtero llega a esa meta mediante el ministerio especfico: en el anuncio de la palabra, en las acciones litrgico-sacramentales, en el pastoreo del pueblo de Dios. Y ello es posible gracias al carisma y a las gracias peculiares de las que es portador y que se resumen en la "caridad pastoral".2. Ministerio y espiritualidad

2.1. Identidad presbiteral y espiritualidad presbiteralEl tema de la espiritualidad sacerdotal ha ido ganando terreno en la reflexin teolgica sobre el ministerio presbiteral a partir del concilio Vaticano II.

Tanto es as que la identidad sacerdotal no se puede entender sin la espiritualidad sacerdotal; una y otra corren una misma suerte y son teolgicamente indisociables; ministerio y espiritualidad se hallan imbricados de forma tan singular, que la mutua dependencia se impone por s misma. En definitiva, la espiritualidad propia del presbtero se enraza en su ministerio especfico y depende intrnsecamente del mismo.Por tanto, la espiritualidad no conduce a la huida, a un espiritualismo evasivo o desencarnado, sino al compromiso radical. Y ste dura poco sin espiritualidad. Una espiritualidad fuerte y bien orientada revitaliza la autntica representacin de Cristo, lo mismo que una vida sacerdotal renovada en el Espritu desencadena inevitablemente un dinamismo de entrega sin medida.Por consiguiente, una slida espiritualidad es el mejor presupuesto para afrontar los grandes retos que plantea la sociedad de hoy al ministro de la Iglesia, para conseguir la anhelada sntesis y equilibrio entre lo que pensamos, lo que queremos ser y lo que hacemos, para ayudar a salvar esa ruptura interior y poner a punto el instrumento pastoral de ministerio sacerdotal.Si la fuente inmediata de la espiritualidad del religioso se halla en los votos, que es el elemento constituyente y la expresin de la naturaleza de la vida religiosa, la raz de la espiritualidad presbiteral es el ministerio, elemento constitutivo del ser sacerdotal.Como resultado de este planteamiento se derivan importantes consecuencias. Quiz la ms importante sea la "unidad y armona" de la vida del presbtero, que no se ve sometido a una peligrosa dicotoma entre la tarea por una parte y la organizacin de su personal vida espiritual por otra.2.2. Espiritualidad propia y especficaEl estudio de la evolucin de la espiritualidad sacerdotal a lo largo de la historia nos ha permitido entrever cmo, a menudo, los presbteros han tendido a depender de la espiritualidad del "estado religioso". Sin embargo, a mitad del siglo XX, las cosas empezaron a cambiar y observa-mos los primeros intentos de presentar de forma sistemtica los contenidos de una espiritualidad del clero diocesano.Ciertamente el sacerdote diocesano puede recurrir a estmulos, experiencias y ayudas prove-nientes de escuelas de espiritualidad, asociaciones, movimientos, grupos de diversos signos y con diversos nfasis de espiritualidad, pero no debe dejarse absorber por ninguna de estas experiencias espirituales, ya que los principios del Vaticano II, en los que se basa la espiritualidad propia y especfica del presbtero diocesano secular no estn en plan de igualdad con los principios inspira-dores de dichas instituciones eclesiales.

Es ms, la espiritualidad presbiteral arranca de premisas teolgicas propias y debe ser entendida y vivida como fidelidad a las exigencias de la consagracin y misin que tienen lugar en el sacramento del orden. La identidad especfica del presbtero nace del sacramento del orden y la espiritualidad propia del presbtero radica en la ordenacin sacramental. Lo especfico de la espiritualidad sacerdotal se concreta en el modo original como los diversos elementos integrantes de la vida segn el Espritu se viven y articulan entre s. El factor unificador es la "caridad pastoral" y el resultado ser el peculiar rostro espiritual del pastor. "Los presbteros conseguirn de manera propia la santidad ejerciendo sincera e incansablemente sus ministerios en el Espritu de Cristo" (PO 13a). As, el concilio seala el camino para alcanzar la espiritualidad propia y especfica del sacerdote diocesano secular.2.3. Espiritualidad que brota del ministerio. Espiritualidad "en" el ministerioCon la doctrina conciliar del Vaticano II asistimos a un cambio cualitativo en el planteamiento de la espiritualidad sacerdotal. Si hasta entonces, el ejercicio del ministerio vena considerado como un desgaste o prdida de energa espiritual que haba que contrarrestarlo con ciertos actos piadosos o momentos especiales de retiro para mantenerse en forma y cultivar su vida espiritual, ahora el Vaticano II afirma que el trabajo ministerial nutre, alimenta y vigoriza la vida en el Espritu.

Se invierte, por tanto, el planteamiento dominante durante tanto tiempo. Y as se pasa de la concepcin del ministerio obstculo a la de ministerio-estmulo de la vida espiritual.

Baste recordar algunas de esas afirmaciones:

"Las preocupaciones apostlicas, los peligros y contratiempos, no slo no son un obstculo, antes bien ascienden por ellos a una ms alta santidad" (LG 41 c), "El mximo vigor de la vida espiritual ha de provenir de la propia actividad pastoral" (OT 9b). "Los presbteros conseguirn de manera propia la santidad ejerciendo sincera e incansa-blemente sus ministerios en el Espritu de Cristo" (PO l3a), en el ejercicio de la triple funcin ministerial de la palabra, del culto y de la direccin (cf. PO 13 b.c.d); en una palabra, por "el ejercicio consciente de su ministerio" (PO l8a).Por tanto, el eje de la espiritualidad propia del presbtero, su fuente propia es el ejercicio del ministerio sacerdotal, puesto que en el ejercicio del ministerio se alimenta, motiva y va configu-rando el perfil espiritual presbiteral.

Aunque tambin es conveniente hacer notar que el ejercicio del ministerio no es propiamente su raz, ya que sta reside en el sacramento, que es la fuente de todo en el ministro y, por tanto, es la que engendra identidad, ministerio, funciones, espiritualidad, relaciones.

La espiritualidad mediante el ministerio o en el ministerio es una espiritualidad integrada, que evita dispersiones, resquebrajamientos, oscilaciones y divisin en la vida del ministerio. No significa agotamiento en el trabajo pastoral, en ocasiones particularmente complejo y difcil. Existe un estrecho vnculo entre ministerio y existencia del presbtero, entre actividad ministerial y vida espiritual.

2.4. Sacramentalidad del ministerio y espiritualidad presbiteral

Sin duda alguna, el rasgo ms especfico de la identidad del presbtero es la sacramentalidad del ministerio. Otros rasgos son importantsimos, pero no llegan a definir en s mismo al presbtero. Por ejemplo, la relacin personal con Cristo es fundamental para el presbtero, pero no es un elemento que le est exclusivamente reservado: esa relacin con l es propia de todo cristiano. Pero en el caso del presbtero la relacin con Cristo se especifica por el sacramento del ministerio.

Algo parecido podemos decir de la relacin con la comunidad. No es posible ser cristiano sin ser parte de una comunidad eclesial, en donde cada uno tiene su puesto y tiene relaciones recprocas con los dems. La posicin y las funciones del presbtero se distinguen igualmente de las de los otros por la sacramentalidad del ministerio. Necesidad del ministerio sacramental. Sin la mediacin de Cristo, es absolutamente imposible para el cristiano lograr la verdadera relacin con Dios y recibir la plenitud del amor divino.

La funcin del ministerio sacramental es, precisamente, manifestar la presencia de Cristo mediador y su accin en la vida de la Iglesia. Si no se manifiesta no puede aceptarse ni resultar efectiva.El presbtero es sacramento de la presencia de Cristo mediador en al comunidad eclesial; acta, de hecho, in persona Christi. Consecuencias para la espiritualidad del presbtero que derivan del carcter sacramental Reavivar constantemente el dinamismo existencial que brota del sacramento, o sea, saberse en todo momento signo e instrumento actual y vigente de la accin salvadora y santificadora de Jesucristo. Disponibilidad personal a la ofrenda existencial, que supone ofrecer la propia persona como sacrificio vivo, consciente de ser a la vez sacerdote y vctima. Vivir el ministerio como regalo, en actitud de gratitud hacia quien se lo ha confiado. Vivir el propio ministerio como un "milagro de gracia" es la fuente perenne de alegra. La espiritualidad de la gratuidad resalta el don de Dios. Espiritualidad de comunin eclesial, pues el presbtero es el signo e instrumento de comunin de la Iglesia particular y de sta con la universal. El ministerio es el instrumento del cuerpo de Cristo (cf. Ef 4,12). Espiritualidad marcada por la humildad ms radical, pues todo en el ministerio remite a Cristo y en l encuentra su origen y su vigencia, y todo se orienta en favor de los hombres y no en provecho del propio sacerdote. Espiritualidad eucarstica. La eucarista coloca en el centro de la espiritualidad presbiteral la ofrenda existencial de Cristo y el presbtero ha de dejarse envolver en el dinamismo de esta ofrenda. En ninguna otra accin ministerial es el presbtero tan plenamente sacramento de Cristo mediador, e instrumento con el cual hace Cristo eficaz su mediacin. Espiritualidad de misericordia. El presbtero es el hombre de la reconciliacin y del perdn, y su ministerio expresa y acta la ternura de Dios. El presbtero se inserta en el dinamismo de la misericordia divina, y, en vez de apartarse farisaicamente del pecador, asume la solidaridad de Cristo y entra en sintona con su amor misericordioso. La misericordia y ternura de Dios se hace visible y cercana al hombre en el ministerio de sus llamados.3. Componentes ms destacados de la espiritualidad sacerdotal

Espiritualidad de consagracin y misinPor la ordenacin, el sacerdote entra en una relacin muy especial con Cristo y queda habilitado para actualizar, en el tiempo, la consagracin y misin de Jess. Y esta misma relacin se convierte en fuente de toda su vida espiritual y lo estimula a apropiarse de sus sentimientos, imitar su ejemplo y revivir sus actitudes.

La consagracin parte de la iniciativa divina con vistas a una misin. Podemos decir que no existe consagracin que no est ordenada a una misin. El sacerdote es precisamente un llamado y enviado por Cristo para llevar a los hombres el don de la salvacin. En su actuacin no predica ni obra en nombre propio sino que ejerce una funcin delegada: in persona Christi. Sus palabras y actos se convierten en palabras y actos de Cristo, que producen lo que significan. Esta representa-cin compromete al sacerdote a compartir las aspiraciones y el comportamiento de Cristo: cumplir la voluntad del Padre, servir a los dems como el pastor que vive y se sacrifica por las ovejas, reunir a todos en la familia de los hijos de Dios.

El sacerdote, por su condicin de enviado, ha de insertarse en medio de aquellos a los cuales ha sido enviado en nombre de Cristo. No es ordenado para vivir replegado sobre s mismo o al margen de la gente, sino acercarse, escuchar y animar cristianamente a los dems. Por eso, ha de moverle un verdadero espritu misionero, abierto a todas las necesidades del mundo; una espiritualidad que sin ocultar el valor de la contemplacin, encuentre en la accin apostlica su alimento.

Espiritualidad de servicio escatolgicoEl servicio que el sacerdote est llamado a desempear no es un servicio de naturaleza poltica, social o cultural, sino de ndole religiosa; atae a la salvacin concedida por Dios a los hombres en Cristo, la cual, presente ya en la fe y en la caridad, alcanzar su plenitud en el mundo futuro.

El servicio que el sacerdote ofrece a los hombres se halla, pues, en funcin de realidades escatolgicas, es decir, de dones salvficos.

El sacerdote sirve a los hombres con el anuncio del Evangelio y con la administracin de los sacramentos, entre los cuales la Eucarista representa su corona y su vrtice. Un sacerdote que no distribuyera a los hombres los dones de Dios y que no ofreciese el pan de la palabra y el pan de la mesa del Seor, privara de sentido a su ministerio e ira en detrimento de su propia vida espiritual y de la de los dems.

Ahora bien, el sacerdote para ejercer ese precioso servicio ha de mirar a Cristo, confrontarse con su palabra, imitarlo en la bsqueda y cumplimiento de la voluntad del Padre; todo ello para actuar con mayor perfeccin en su nombre y en consonancia con sus sentimientos.

Pero es preciso, igualmente, que mire a los hombres y se convierte en el hombre para los dems, que dialogue con ellos, que comprenda sus esperanzas, sufra sus situaciones de incertidumbre, de injusticia que atenazan, les presente la Palabra de Dios, la gracia, el perdn, la Eucarista y les lleve los dones de Dios. Espiritualidad de comunin: Uno de los aspectos puesto en luz en estos ltimos aos. Con la Trinidad. Toda intervencin de Dios en el hombre es fruto de una iniciativa trinitaria. Tambin el sacramento del Orden, pues el ministerio ordenado es obra del Padre, el cual mediante el don del Espritu configura de modo especial el sacerdote a Cristo, quien lo hace participe de su misin magisterial, santificadora y pastoral.Gracias a esta configuracin. El sacerdote debe comprometerse en la consolidacin de la vida de comunin con Cristo, desarrollando todas las virtualidades de la gracia presbiteral, bajo la accin del Espritu Santo; comporta, adems, una intensificacin de los vnculos de familia-ridad y de intimidad con Cristo y, mediante l, con el Padre Con la Iglesia. La relacin del presbtero con la Iglesia entra dentro de su identidad y de su espiritualidad. El sacerdocio se entiende desde la Iglesia, se vive en la Iglesia y se dirige a la Iglesia. El sacerdote, colocado en el corazn de la Iglesia, se encuentra inserto en la red de relaciones que la componen. Por lo tanto su comunin no puede limitarse a una experiencia interior, sino que debe explicitarse en un encuentro responsable, solidario y fraternal con todos los miembros de la Iglesia. Con el presbiterio. La vida de comunin del sacerdote dentro del sacramento del Orden se orienta en cuatro direcciones: la primera se refiere a la comunin con todo el clero o presbiterio de una dicesis o iglesia particular con su obispo. La relacin con el obispo, antes que jurdica ha de ser vista como una gracia. El obispo debe considerar al sacerdote como hijo, amigo, hermano, ms que como colaborador. Los obispos deben de promover la santidad de sus presbteros; la segunda concierne a la comunin de todos los sacerdotes con el cuerpo o colegio episcopal, comprendido el Papa; la tercera pone de relieve la comunin de los sacerdotes entre s. Por la ordenacin el sacerdote queda unido a los dems miembros del presbiterio por especiales lazos de caridad apostlica, ministerio y fraternidad (PO 8a); fraternidad simbolizada por la imposicin de manos de los presbteros presentes a la ordenacin la cuarta se extiende a la comunin de los sacerdotes con los diconos permanentes. Los vnculos de comunin que unen los sacerdotes a una iglesia particular entre s, con los diconos y con el propio obispo acrecientan la disponibilidad de los sujetos a la accin del Espritu, que es el artfice de la santificacin.Para el trabajo personal A lo largo de la historia han aparecido distintas concepciones de espiritualidad segn la relacin con el ministerio "Santidad y ministerio". Frmula de fuerte inspiracin monstica. Los dos trminos del binomio se hallan yuxtapuestos, sin relacin entre ellos. Son realidades independientes y sucesivas. La perfeccin no se alcanza por la va del ministerio sino por otros cauces. Lo que se resalta es la persona del ministro, que debe ser santo con una santidad desligada del ejercicio de ministerio. "Santidad para el ministerio". Planteamiento de claro matiz asctico que puede verse representado por la Escuela Francesa. La santidad aparece como algo previo en el que ejerce el ministerio, es una cualidad que debe adornar al sacerdote para ejercer el ministerio de forma digna. La santidad no se desliga del ministerio puesto que es para l pero tampoco brota ni se alimenta del ministerio sino que le precede. Sin embargo, se pone de relieve algo que el Concilio reconoce, y es la relacin entre santidad del ministro y eficacia de su ministerio: "La santidad misma de los presbteros contribuye en gran manera al ejercicio fructuoso del propio ministerio" (PO 12c). "Santidad "con motivo de" el ministerio", o "con ocasin de" el ministerio. El ministerio es considerado como motivo, no propiamente como fuente de la espiritualidad. Es realmente un incentivo y una oportunidad, un estmulo y una rampa de lanzamiento que pone en situacin y encara hacia la santificacin. Hasta el Concilio llega el principio de que "el ejercicio del ministerio es una ocasin permanente de santificacin", ms an, "la va eminente y primordial de santificacin". Significa un paso adelante sobre las posturas anteriores. Va eminente no significa va nica, pero s va central. Los dems medios espirituales se debern ordenar al ejercicio del ministerio, con lo que se lograr una notable unidad en el camino espiritual. Esta frmula deja ya entrever al ministerio como configurador de la espiritualidad presbiteral. "Santidad en el ministerio" o "mediante el ministerio". Es la frmula avalada por el Concilio. Se establece un vnculo profundo entre ministerio y existencia sacerdotal, de forma que el alimento y vigor de la vida espiritual se deriva del mismo ejercicio del ministerio, ejercicio que fortalece, renueva y confiere el sello peculiar a la espiritualidad del presbtero. Hay clara primaca del ministerio o funcin eclesial sobre la persona del ministro, ste se santifica en el ministerio, sirviendo a la comunidad.1. A la luz de esa gradacin, trata de esbozar el perfil de sacerdote que responde a cada una de las concepciones. Puedes utilizar algunos ejemplos de vida ordinaria.2. Desde la ltima concepcin descrita, trata de comentar el texto del Vaticano II:

"Los presbteros, envueltos y distrados en las muchsimas obligaciones de su ministerio, no sin ansiedad buscan cmo puedan reducir a unidad su vida interior con el trfago de la accin externa. Esa unidad de vida no pueden lograrla ni la mera ordenacin exterior de las obras del ministerio, ni por mucho que contribuya a fomentarla, la sola prctica de los ejercicios de piedad. Pueden, sin embargo, construirla los presbteros, si, en el cumplimiento de su ministerio, siguieren el ejemplo de Cristo, cuya comida era hacer la voluntad de Aquel que lo envi para que llevara a cabo su obra" (PO 14a).3. De dnde provienen, normalmente, las dificultades a la hora de armonizar ministerio y existencia del presbtero, actividad ministerial y vida espiritual?

Otros posibles trabajos

Sacramentalidad CURA, Santiago del: La sacramentalidad del sacerdote y su espiritualidad, en Comisin Episcopal del Clero, Espiritualidad sacerdotal..., pp., 75-119; OATIBIA, La espiritualidad del presbtero desde la sacramentalidad de su ministerio, en Surge 47 (1989) 3-20.

VANHOYE, Sacramentalidad del ministerio y su repercusin en la persona ordenada, en Comisin Episcopal del Clero, Espiritualidad del presbtero..., pp., 71-85). La comunin presbiteral con el Obispo

ESQUERDA BIFET, Juan: Espiritualidad sacerdotal en relacin con el carisma episcopal (Internet) Espiritualidad sacerdotal en el presbiterio diocesano, en la obra Signos del Buen Pastor. Espiritualidad y misin sacerdotal , CELAM-CEM 1993, pp. 199-224. FAVALE, Agostino: El ministerio presbiteral, Editorial Atenas, Madrid 1989, pp. 258-273. GAMARRA, Saturnino, La comunin comunitariedad del presbtero (pp. 171-202), en Manual de espiritualidad sacerdotal, Monte Carmelo, Burgos 2008.

MORONTA RODRGUEZ, Mario, La fraternidad sacramental, (pp. 97-121), en El presbiterio y la fraternidad sacerdotal, BAC, Madrid 2008.

TRUJILLO, Lorenzo, Relaciones propias del presbtero y su espiritualidad, en EDICE (Comisin Episcopal del Clero), Espiritualidad sacerdotal... pp. 121-171. Secularidad

CURA ELENA, Santiago del, La secularidad del presbtero desde la sacramentalidad, en Simposio sobre Presbiterado y secularidad, CEE Madrid 1999. GAMARRA MAYOR, Saturnino, La secularidad en las escuelas de espiritualidad, en Simposio sobre Presbiterado y secularidad, CEE Madrid 1999. TRUJILLO DAZ, Lorenzo, Secularidad, estilo y estado, en Simposio sobre Presbiterado y secularidad, CEE Madrid 1999. VALERA SNCHEZ, Fernando: En medio del mundo. Espiritualidad secular del presbte-ro diocesano, Editorial Atenas, Madrid 1997. La sacramentalidad. Constatamos la nueva valoracin de la sacramentalidad en el ministerio y en la persona del presbtero (S. del Cura, La sacramentalidad del sacerdote y su espiritualidad, en Comisin Episcopal del Clero, Espiritualidad sacerdotal..., o.c., 75-119; 1. Oatibia, La espiritualidad del presbtero desde la sacramentalidad de su ministerio: Surge 47 (1989) 3-20; A. Vanhoye, Sacramentalidad del ministerio y su repercusin en la persona ordenada, en Comisin Episcopal del Clero, Espiritualidad del presbtero..., o.c., 71-85), confirmada en PDV 15-16; 18; 20-21. El presbtero, en virtud de su ordenacin es un ser sacramental, signo, icono o instrumento de la accin de Dios en la Iglesia. Y si la sacramentalidad es la clave para interpretar la identidad del presbtero, tambin lo es para su espiritualidad; por algo se afirma que la sacramentalidad es la matriz de la espiritualidad del presbtero. La referencia a la Trinidad. El planteamiento que hoy se hace del ministerio sacerdotal en relacin con la Trinidad no debe extraamos, ya que la misma relacin con Cristo, especificada por la sacramentalidad, est urgiendo la relacin con el Padre y el Espritu. Esta clave trinitaria da una nueva comprensin del sacerdocio, muy necesaria (cf. A. Triacca, Reflexin teolgico-trinitaria sobre el "Ministerio sacerdotal", en Secretariado Trinitario, XXXII Semana..., O.c., 149-182).La referencia a la Trinidad ha estado muy presente en todos los documentos del sacerdocio desde el Vaticano II hasta nuestros das, aunque sta no haya sido la clave de su lectura; y est especialmente presente en PDV, siendo su hilo conductor (S. Gamarra, El ministerio sacerdotal en el reciente magisterio de la Iglesia, en Secretariado Trinitario, XXXII Semana..., O.c., 115-148). Citamos de PDV los n.12 y 18 en relacin con la identidad, y los n.45, 47, 72, en relacin con la espiritualidad. Si no hay identidad del sacerdote sin la relacin con la Trinidad, no hay espiritualidad sacerdotal sin experiencia trinitaria. La eclesialidad propia de la identidad del presbtero. La relacin del presbtero con la Iglesia entra dentro de su identidad y de su espiritualidad. El sacerdocio se entiende desde la Iglesia, se vive en la Iglesia y se dirige a la Iglesia; y si dicha relacin es con la Iglesia Misterio, Comunin y Misin (PDV 12, 16, 59, 73-75), debe contar con la experiencia de Iglesia Misterio, Iglesia Comunin e Iglesia Misin.Deben enumerarse las mltiples referencias eclesiales que son propias del presbtero. Le es esencial la relacin con la Iglesia universal (PO 10; PDV 16, 18,32); cuenta con la relacin cualificada con la Iglesia particular (PDV 31, 74); y desde la sacramentalidad se le plantea una relacin especial con el obispo (PDV 74), con el presbiterio (PDV 74) y con la comunidad. Todo ello tiene incidencia en su espiritualidad: La relacin con el obispo en el nico presbiterio, la coparticipacin en su preocupacin eclesial, la dedicacin al cuidado evanglico del Pueblo de Dios en las condiciones concretas histricas y ambientales de la Iglesia particular, son elementos de los que no se puede prescindir al dibujar la configuracin propia del sacerdote y de su vida espiritual (PDV 31). El ministerio del sacerdote. La razn de ser del presbiterado es el ministerio y, por ello, entra de lleno en su identidad. El presbtero es ministro de la Palabra, ministro de los Sacramentos y preside la comunidad, formando un todo: el todo del ministerio del presbiterado.

Un ministerio de vida no puede sino tocar en vivo a la persona del ministro. El presbtero queda reclamado por esta instancia ministerial que afecta a su vida y se constituye en la fuente genuina de su propia espiritualidad (PO 12-13; PDV 24). El ministerio es, por ello, carisma de totalidad (cf. Comisin Episcopal del Clero, Espiritualidad sacerdotal..., o.c.; J. M. Uriarte, Ministerio presbiteral..., o.c.). La relacin con el obispo y con el presbiterio en la Iglesia particular. En la actualidad es muy comn hablar de la relacionalidad del presbtero (PDV 12) y basarse en ella para los esquemas de estudio del sacerdocio. La relacionalidad del presbtero la relacin con la Trinidad por Cristo, con la Iglesia, con la comunidad, con el presbiterio, con el obispo, con el mundo parte de la sacramentalidad, le es propia y entra dentro de la identidad.Se impone subrayar la relacin del presbtero con la Iglesia particular en su pleno sentido, en la que se inserta el ministerio presbiteral, ya que de ella parte, en ella se vive y a ella se dirige (AA. VV., Iglesias locales y catolicidad. Coloquio Internacional de Salamanca [Universidad Pontificia, Salamanca 1991]; B. Alvarez, La Iglesia diocesana. Reflexin teolgica sobre la eclesialidad de la Dicesis [Producciones Grficas, La Laguna 1996]; M. Costa, Tra identit...) o.c., 39-41). Y slo en la comprensin de la Iglesia particular podrn garantizarse las relaciones entre los distintos miembros de la Iglesia segn sus carismas y servicios (cf. L. Trujillo, Relaciones propias del presbtero y su espiritualidad, en Comisin Episcopal del Clero, Espiritualidad sacerdotal...) o.c., 121-171).El obispo ocupa un lugar singular en la Iglesia particular; y la clave para entender su posicin en ella es la sacramentalidad del Episcopado. En la relacin entre el presbtero y el obispo hay un nuevo planteamiento desde el Vaticano n. No es el obispo quien se define en relacin con el sacerdote presbtero, sino que es el presbtero quien es definido en relacin con el obispo. Esperamos la aportacin de la Exhortacin postsinodal.

La pertenencia al presbiterio entra dentro de la identidad presbiteral. El presbiterio en su verdad plena es un mysterium: es una realidad sobrenatural porque tiene su raz en el sacramento del Orden. Es su fuente, su origen; es el "lugar" de su nacimiento y de su crecimiento (PDV 74). La fundamentacin de la pertenencia del presbtero al Presbiterio est en el sacramento del Orden. De donde se deriva que todo ordenado es del presbiterio y que la fraternidad presbiteral no es el resultado de una asociacin sino que emana del propio ser del sacerdote. La comunitariedad del presbtero. El presbtero en razn de su ministerio es el hombre de la comunidad: sirve a la Iglesia misterio, comunin y misin; la razn de su ministerio es la comunidad; y le caracteriza el alto ndice de compatibilidad con los dems carismas de la comunidad. Todo esto plantea que tambin el estilo de vida del presbtero debe tener un carcter comunitario para poder ser signo palpable de la comunitariedad de su ministerio. La secularidad. Lo secular es algo ms que el distintivo de un tipo de sacerdotes; entra en la identidad de todo presbtero. La identidad sacerdotal no slo debe entenderse desde dentro sino que implica saber estar en el aqu y ahora de la historia. Contamos con este hecho: cuanto ms se acenta la sacramentalidad del presbtero, ms Se insiste en la secularidad; y cuanto ms se trata la posicin del presbtero en el mundo, ms urgente aparece el estudio de la naturaleza de su secularidad (Comisin Episcopal del Clero-Comisin Episcopal de Seminarios y Universidades, Presbiterado y secularidad..., o.c.).En las propuestas que no consideran al ministerio como fuente de la espiritualidad se advierte una extraa paradoja. El ministerio vendra a resultar indiferente para la santificacin del ministro; siendo fuente de santificacin para los destinatarios, no lo sera para el que lo ejerce. Segn esas propuestas, la espiritualidad del ministro influye en el ejercicio del ministerio pero no viceversa. El ministerio no aparece como oferta de gracia y la espiritualidad no es alentada por la gracia del ministerio. En cambio, en la propuesta conciliar el ministerio influye en la espiritualidad, la nutre y es factor integrador de la persona del ministro, lleva a la coherencia entre lo anunciado y lo vivido por el ministro y favorece la unidad interior del mismo al vincular estrechamente actividad apostlica y conducta espiritual personal. Imitamini quod tractatis.El ministerio afecta a lo ms profundo del sujeto que lo recibe, no es algo epidrmico. La ordenacin marca la existencia toda del ordenado, es el inicio de una nueva etapa vital. Son inseparables la objetividad sacramental del ministerio y la subjetividad existencial del ministro. En la espiritualidad mediante el ministerio se anudan lo teolgico-sacramental y lo teologal-existencial. El ministerio como configurador de la espiritualidad del presbtero significa que ste intenta vivir teologal y existencialmente lo que es teolgica y sacramentalmente. Es la definicin de espiritualidad presbiteral que une esencia o ser ministerial con vida o existencia personal del presbtero.Hacer gravitar la espiritualidad sobre el ministerio ofrece dificultad para quienes ven en el ministerio una dedicacin a los hombres que puede significar una menor atencin a Dios. Subyace aqu un falso dilema que consiste en oponer lo que es "para Dios" a lo que es "para el prjimo"; se entrev el peligro de no alimentar debidamente el trato con Dios al escorarse hacia los hombres. La Iglesia no ve ste peligro ni comparte sta visin. "No cabe en la vida sacerdotal un corte entre el amor a Cristo y el celo por las almas". "Cristo, en su accin y su doctrina, uni indisolublemente la relacin del hombre con Dios y con los dems hombres. Siendo cada hombre realmente imagen de Dios invisible y hermano de Cristo, el cristiano se encuentra en cada hombre a Dios".Es cierto que no siempre resulta fcil al creyente unificar la vida espiritual, salvar con elegancia la tramposa alternativa "Dios o el hombre", pero es algo de la entraa de nuestra fe no oponer el uno al otro. "Se engendra en verdad un flujo y reflujo contrario debido a la atraccin de dos astros rivales. Dios y el mundo".

El amor a Dios y el amor a los hombres no pueden concebirse enfrentados entre s como competidores, de forma que al aumentar uno disminuyera necesariamente el otro. El amor a Dios debe ser el alma de todos los afectos del hombre, que no los impide sino que los potencia. Al ejercer el apostolado, dedicando la vida a los hombres, no se roba tiempo a Dios. La actividad pastoral es un modo de realizar la unin con Dios, como se hace a travs de la oracin, pues consiste en cumplir su voluntad. Hay que "formarse y perfeccionarse a s mismo por la accin con los dems" (AA 29f).El presbtero se santifica en el desempeo de las funciones ministeriales que le son propias. Este servicio en favor del hombre se convierte en expresin sensible de su amor a Dios, pues por medio del ministerio presbiteral es Cristo quien act1! en el mundo el amor del Padre. No se olvida de Dios cuando se dedica a los hombres, ni pierde de vista las necesidades de los hombres cuando se entrega a Dios. Pues bien, ese movimiento bipolar no requiere dos momentos distintos y sucesivos en el presbtero, sino que se actualizan simultneamente al ejercer el ministerio. Este se convierte en la clave unificadora de la vida espiritual de ministro.El presbtero es al mismo tiempo y de formas indisociable, en una sola pieza, el hombre-para-Dios y el hombre-para-los-dems. Incluso su propia santificacin le ata a los intereses de los otros a ejemplo del Sumo Sacerdote Jesucristo: "Yo me santifico a mi mismo por ello, para que tambin sean santificados en la verdad" (Jn 17,19). En la vida sacerdotal no puede existir ruptura entre el amor de Cristo y el celo por las almas. Es posible la perspectiva unitaria que vincula ambos aspectos en su misteriosa y maravillosa reciprocidad, con tal que los presbteros "sean dciles al Espritu de Cristo que vivifica y conduce su ministerio" (PO 12d). Por eso puede decir la Iglesia en nuestros das: "Como Cristo, ungido por el Espritu Santo, se sinti impulsado desde su profundo amor al Padre a dar la propia vida por los hombres, as tambin el presbtero, consagrado por el Espritu Santo y convenientemente configurado con Cristo, se entrega a la obra del Padre, realizada por medio del Hijo".La espiritualidad presbiteral es una espiritualidad pastoral, cuya alma es la "caridad pastoral", a ejemplo del Buen Pastor. Cristo, unido a su rebao, lo conduce al Padre, y su ministro y representante, en solidaridad fraterna con su comunidad, encamina sta al Seor. En Jess-Pastor el compromiso ms radical con los hombres coincide con el abandono ms absoluto en manos del Padre. Su sacerdocio expresa simultneamente y de forma suprema la filial obediencia al Padre y la solidaridad total con los hombres. Tras sus 'huellas, el sacerdote debe unir indisolublemente la santificacin de si mismo y la entrega al pastoreo que Dios le ha confiado.Sirva como glosa a la espiritualidad en el ministerio y a la "caridad pastoral" que la informa este testimonio reciente de un sacerdote comprometido con el hombre hasta dar su vida: "No se puede separar el momento espiritual del momento misional, no se puede separar el momento de la contemplacin del momento de la accin como si los primeros fueran los verdaderos espirituales y los segundos mero resultado de aquello; como si los primeros fueran el lugar del encuentro con Dios y los segundos el lugar del encuentro con los hombres. Esto no niega que puedan separarse metdicamente el momento de recogimiento y discernimiento del momento de realizacin, el momento de soledad interior y el momento de comunicacin. Pero no por ello se privilegia el momento de apartamiento sobre el momento de compromiso".Dicho cuando procede, debe hablarse tambin, sin menoscabo de lo anterior, de otros medios de santificacin junto con el ministerio como alimento de la espiritualidad. Podemos resumirlos en el trmino ascesis. La vida espiritual del presbtero no se agota en el ejercicio del ministerio. Este no es un generador automtico de santidad. El organismo sobrenatural, creado por la gracia bautismal y por la gracia de la ordenacin, incluye las virtudes teologales y morales y los dones del Espritu Santo, que estn presentes y operantes. El presbtero, como los restantes cristianos, habr de asumir las exigencias evanglicas de la ascesis inherente a la vida cristiana, tales como la mortificacin, la abnegacin, el sacrificio...Todo ello deber asumirlo existencialmente, de acuerdo con la clase de ministerio que encarna.El presbtero, signo de Cristo Pastor, tendr que "soportar los sufrimientos como buen soldado de Cristo" (2 Tim 2,3), ser "imitador de Cristo inmolado por nosotros" y configurarse con Cristo crucificado mediante el sacrificio de la propia vida. "Jams presumo de algo que no sea la cruz de nuestro Seor Jesucristo, por quien el mundo est crucificado para mi y yo para el mundo" (Gal 6,14; cf. 5,24; PO l2b). El ministro de la Iglesia deber poder decir con el apstol: "Me alegro de lo que he padecido por vosotros, y en favor del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia" (Col 1 ,24; cf. PO 13d). El "ministro de la reconciliacin" (2 Cor 5, 18) se caracterizar por una vida marcada por la "ascesis de comunin". Al sacerdote se le recomienda las prcticas piadosas comunes al cristiano (cf. PO 18), como cristiano con los cristianos y hermanos entre hermanos. El servidor de la comunidad debe "practicar cuanto ensea" y cultivar las virtudes que a otros inculca. SNCHEZ CHAMOSO, Romn: Espiritualidad especfica e identidad sacerdotal, en Ministros de la Nueva Alianza, CELAM CEM, 1990, pp. 455-505

VANHOYE, Albert, Sacramentalidad del ministerio y su repercusin en la peroran ordenada. En Simposio sobre Espiritualidad del presbtero dicoesano secular. EDICE 1987, pp. 69-85.

FAVALE, Agostino: El ministerio presbiteral, Editorial Atenas, Madrid 1989, pp. 237-273.

Snodo de los Obispos 1971, SSM: El sacerdocio ministerial, II.I.3.

Id., SSM: La justicia en el mundo, II. I.

Teilhard de Chardin, El medio divino, Alianza-Taurus, Madrid 1981, 26.

Snodo de los Obispos 1971, SSM: El sacerdocio ministerial, II. I.3.

I. Ellacura. voz "Espiritualidad". en CFP. 306.

Ritual de ordenacin: entrega del pan y el vino.

Cf. D. Barsotti, Ascesi di comunione, Morcelliana, Brcscia 1976; AA.VV., La carita, dinamismo di com-munione nella Chiesa, Teresianum, Roma 1971.

Ritual de la ordenacin.

Espiritualidad especfica e identidad sacerdotal - 4