golding julia - el cuarteto de los compañeros 01 - el secreto de las sirenas

8/11/2019 Golding Julia - El Cuarteto De Los Compaeros 01 - El Secreto De Las Sirenas

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J J u u l l i i a a G G o o l l d d i i n n g g E E l l S S e e c c r r e e t t o o d d e e l l a a s s S S i i r r e e n n a a s s

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JJ UU LL II A A GG OO LL DD II NN GG

EE LL SS EE CC R R EE TT OO

DD EE LL A A SS SS II R R EE NN A A SS

N N 11 E E l l ccuu aa rr t t eet t oo d d ee l l ooss ccoomm p p aa eerr ooss


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Para Lucy Mi agradecimiento a todos los que me han ayudado a dar forma a este libro:

Hannah y Ellie Siden, Alex Mylrea-Lowndes, Tom Lowe,

John y Rosemary Dickinson, Clare Bryden, la familiaPearson, Liz Cross y Polly Nolan. Y especialmente a Lucy y Joss por escuchar.


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ndice

ARGUMENTO ........................................ 5 Captulo 1 ............................................ 8 Captulo 2 .......................................... 17 Captulo 3 .......................................... 37 Captulo 4 .......................................... 62 Captulo 5 .......................................... 76 Captulo 6 .......................................... 96 Captulo 7 ........................................ 106 Captulo 8 ........................................ 124 Captulo 9 ........................................ 137 Captulo 10 ...................................... 147 Captulo 11 ...................................... 172

Captulo 12 ...................................... 193 Captulo 13 ...................................... 211 Captulo 14 ...................................... 230 Captulo 15 ...................................... 240 Captulo 16 ...................................... 257 Captulo 17 ...................................... 269

Captulo 18 ...................................... 287 Captulo 19 ...................................... 302 Captulo 20 ...................................... 323 Captulo 21 ...................................... 338


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AARRGGUUMMEENNTTOO

Cuando la enviaron a vivir con su ta junto al mar, Connie no albergaba

grandes expectativas. No esperabaentablar amistad con Col, el muchachoms genial del pueblo, ni mucho menosdescubrir que todava existen criaturasmticas que una antigua sociedad haestado protegiendo durante siglos.Pero, sobre todo, no esperaba descubrirque posee un talento especial, mayorincluso que su secreta capacidad dehablar con los animales. Un talentoespecial que, con ayuda de Col, puededarle un poder inimaginable y asluchar contra Kullervo y su poderosoejrcito


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Sirena (de la mitologa clsica). Uno de los monstruosmitolgicos, en parte mujer, en parte pjaro, que supuestamentearrastraba a los marineros a la perdicin con el hechizo de su

canto.Suele ser confundida con la nereida, medio mujer y medio

pez.


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CCaappttuulloo 11 GGaavviioottaass

Venga, te reto!la gaviota gui su ojo pequeo y

brillante a Connie desde la guindola.Pero, Scark, no puedo!le susurr Connie en respuesta,mientras frotaba sus deportivas contra una aduja de cuerdaazul que descansaba en el muelle. Y si lo ve alguien?

Scark lade la cabeza y abri el pico amarillo en un gesto de burla ante la cobarda de la nia. Connie ech un vistazo furtivopor encima del hombro. En realidad, quera hacerlo. Nadie lamiraba. No era ms que otra muchachita que pasaba susvacaciones merodeando por el puerto deportivo. No habanadie lo bastante cerca para apreciar que se diferenciaba delresto por sus ojos, uno verde y otro marrn, y porque hablabacon las gaviotas. Los pescadores andaban demasiado ajetreadoslimpiando las cubiertas para fijarse en una chica con los

vaqueros rasgados y una mata de pelo negro. Los grupos deturistas que haba en el aparcamiento de autobuses slo tenanojos para los sombreros de paja y las figuritas de conchasmarinas de las tiendas de recuerdos. Nadie pareca conscientede que algo extraordinario iba a suceder a un tiro de piedra.

Vale, lo har!acept Connie, cediendo a sus propiosdeseos. Apuesto a que esta vez gano yo.


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Se sac un mendrugo de pan del bolsillo y lanz unas migasal aire para practicar. Scark salt de su percha y las atrap confacilidad. Una vez iniciado el juego, otras gaviotas argnteas se

arremolinaron en el cielo y aterrizaron en el dique del puerto,formando una larga hilera de vidos espectadores. Las cabezas blancas asentan con impaciencia, esperando que empezara laverdadera diversin.

Ah va!exclam Connie. Yo contra todas vosotras. Sicae una sola miga al suelo, gano yo.

Las gaviotas gritaron su aprobacin y alzaron el vuelo.Connie lanz un puado de mendrugos muy alto. Los pjarosatacaron desde todos los flancos, capturndolos en el aire sinningn esfuerzo. Scark solt un graznido ensordecedor.

Ya veo que no os voy a pillar tan fcilmente, eh?riConnie. Se puso a lanzar el pan cada vez ms rpido, girandosobre los talones para intentar confundir a sus contrincantes.

Las gaviotas salan disparadas gilmente a derecha e izquierda,dispersando la bandada, rotando sobre sus alas, abalanzndosey anticipndose a cualquier movimiento, a cualquier truco queella pudiera utilizar para despistarlas. La nube ondeante laenvolva, respondiendo a los movimientos de su cuerpo comosi ella fuera la directora y las aves su orquesta, esparciendo pordoquier el estado de nimo y la msica que emanaba de lamuchacha. Las arremolinaba a su alrededor como una enormecapa, envolvindose en el deleite de las aves al demostrar sushabilidades de vuelo. Flua un gran poder de ella; pareca que lamuchacha se hubiera despojado de su piel humana paraconvertirse tambin en ave, en el corazn de la bandada. Lasgaviotas gritaban de alegra, animndola a volar con ellas haciael mar, a unirse a ellas en sus estridentes colonias en los retallosde los acantilados y los salientes de roca. La masa de pjaros


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dibujaba la forma de dos enormes alas abrindose desde lasyemas de los dedos de Connie. A la nia le pareca que, si seesforzaba slo un poco ms, tambin se elevara del suelo y

volara, pero sus pies no acababan de despegar. Tomando elltimo pedazo de pan en el puo, lo lanz muy alto hacia elcielo.

Pescadlo!grit.Las gaviotas se elevaron como cohetes en un reido combate

areo, compitiendo entre s por el trofeo. Con un golpe de sus

grandes alas grises, Scark se llev el bocado de debajo del picode una pequea hembra blanca y volvi a la guindola,farfullando con aire triunfal.

Eh, eso no ha sido muy caballerosole reprendi Conniecariosamente. Cmo se te ocurre robrselo de esa manera?Pero qu te he enseado yo?

Scark sacudi la cabeza, indignado, dicindole con un aleteoque una simple polluelaporque as la vea l no tena nadaque ensearle.

Supongo que noadmiti Connie.Sentada sobre los guijarros al lado del ave, se sinti

repentinamente abatida. Las otras gaviotas se perdieron con la brisa en busca de nuevas actividades entre los cubos de basura

y las barcas de pesca.Ya s que tengo mucho que aprender. Ojal no tuviera que

ir a la escuela para hacerlo. Odio la escuela. Ser un desastre,estoy segura.

Scark sacudi la cabeza con escepticismo.En las otras escuelas no he aguantado ms de uno o dos

trimestres. Siempre pasa algo: empiezan a seguirme los zorros o


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los ratones invaden el aula y se ve perfectamente claro que espor mi culpa. Por qu iba a ser diferente en Hescombe? Notengo ni la ms mnima oportunidad. En las dems escuelas

slo me encontraban rara a m, pero es que aqu tambin estmi ta.Connie lanz una piedra al agua con apata. Se hundi,

dejando un rastro de ondas en la superficie que removi lasalgas y la basura acumuladas junto al muro del muelle. Suspadres, que acababan de mudarse al extranjero, habanconsiderado la posibilidad de enviar a Connie a un internado,pero al final haban decidido que, en vista de su terriblehistorial escolar, estara mejor con un pariente, aunque esosignificara mandarla con Evelyn, la extraa hermana del seorLionheart. El internado le haba parecido una opcin espantosapero, ahora que haba conocido a su ta, se preguntaba si nohabra sido mejor. Quin tena una ta que gimoteabalastimosamente por la ventana de su dormitorio a las cinco dela maana y desapareca durante horas en los pramos envueltaen una larga capa negra harapienta? Tal como Connie habadescubierto rpidamente, Evelyn era rara, por no decir quedaba miedo, pero, a diferencia de su sobrina, no trataba deocultar su rareza.

La marea estaba alta. Las barcas multicolores agitaban

impacientes sus amarras, tensando las cuerdas contra losmstiles, incitando a sus dueos a hacerse a la mar. Connie selevant y se sacudi la parte trasera de los vaqueros, hmedosde los resbaladizos guijarros.

Bueno, Scark, es hora de irse. Nos veremos maana.La gaviota alete y sacudi el pico en seal de despedida. La

nia observ a Scark con admiracin mientras el ave emprenda


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el vuelo con elegancia de la guindola y se adentraba en elrizado mar.

Buena pesca!grit Connie, y su voz fue arrastrada comouna hoja otoal abandonada al viento. Hubiese deseado volvera casa con l, lejos de los humanos que tan rara la encontraban.

Slo cuando se volvi, dejando el mar a su espalda, se percatde la presencia de aquel anciano de pelo largo y blanco conunas pinceladas rojizas en las sienes, semioculto en un cobertizosituado a diez metros de distancia. Iba equipado con un casco

de motorista, un termo, unos binoculares y un peridicodoblado. A su lado haba un par de orejeras de color escarlata,de esas que llevan los obreros de la construccin cuandoutilizan taladros neumticos, pero por all no haba ni rastro demaquinaria pesada ni de obreros. La haba estado observandotodo el rato? La inquietud desencaden una oleada de calor queinund a Connie: odiaba la idea de que alguien la hubiera visto

jugar con sus amigos. Eso siempre traa problemas. La gente deHescombe no tardara en chismorrear acerca de su rareza, talcomo haba pasado en Londres. Mortificada, Connie no semolest en devolver la clida sonrisa que le dedic el hombrecuando cruzaron la mirada. Sali corriendo, sorteando a ungrupo de turistas que se montaban en su autobs, y recorriHigh Street a toda velocidad hacia casa de su ta.

Cuando pasaba como una flecha por delante de las llamativastiendas de cubos, palas de plstico y expositores de postales,Connie choc con un grupo reunido a la puerta de la tabernaAnchor.

Perdn!se excus, apartndose de la seora mayor aquien haba atropellado para estamparse contra un hombrefornido que calzaba botas de goma. El hombre agarr a Connieantes de que se cayera al suelo y la puso de pie.


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Cuidado dijo el hombre. Si vas as por el mundoacabars hacindote dao.

Clavada en el centro del crculo de gente, Connie murmursus disculpas y todos pararon de hablar y la miraron coneducada preocupacin. Connie vacil, incapaz de abandonar elgrupo. Aquella gente le haba hecho llegar un eco de lo quehaba sentido mientras jugaba con las gaviotas. All era dondedeba estar. El lugar le perteneca de pleno derecho.

Te ocurre algo?le pregunt el hombre, frunciendo el

ceo.No, no, perdone se apresur a responder Connie,sacudindose la parlisis. Se estaba comportando como unaestpida. Evidentemente, no poda quedarse all todo el da. Noconoca a ninguna de aquellas personas. No tena ningnderecho a interrumpirlas de aquel modo. Sus expresionesrevelaban que no haban sentido nada especial tenindola all,

nada salvo vagas dudas sobre su cordura. As pues, se marchapresuradamente. Sin embargo, tras correr unos cuantos metroscalle abajo, no pudo evitar echar un vistazo atrs, sintindosellamada por el grupo. Estaba equivocada: nadie la miraba nimucho menos la llamaba. Estaban todos reunidos alrededor dela mujer mayor que sacaba protectores auditivos escarlata de su bolsa de la compra y los reparta a sus compaeros.

Connie volvi a correr sin parar hasta su nueva casa, elnmero cinco de Shaker Row, anhelando quedarse a solas consus pensamientos sobre lo que le acababa de ocurrir. La casa desu ta era la ltima de una hilera de viviendas de pescadoressituadas al pie del acantilado, a resguardo del ocano quegolpeaba hambriento sus escalones. La casa correspondiente alnmero cinco escapaba de las olas, ms alta y estrecha que lascolindantes, como el ltimo en el juego de la sardina. El edificio


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pareca a la espera de que las olas abrieran la puerta delarmario en cualquier momento y ser el primero en caer.

Madame Cresson, la gata increblemente melosa de su ta,acechaba en el sendero, con la cola tiesa. Maull al ver aConnie, que se detuvo brevemente para saludarla antes demeterse en la cocina para colgar la chaqueta. Se qued helada.All mismo, en el alargado paragero, tras la puerta, haba unpar de protectores auditivos escarlata. Qu estaba ocurriendo?Su primera intencin fue salir corriendo de nuevo y seguircorriendo hasta dejar atrs a toda aquella gente tan rara, enparticular a su ta. Sin embargo, cambi de idea. Sin duda,como no tena ms remedio que quedarse, no le hara ningnmal averiguar ms cosas sobre Evelyn Lionheart y sus extraascostumbres. Quiz los protectores auditivos fueran la clave.Mir por encima del hombro para comprobar que estaba sola yestudi los protectores ms de cerca. Haba un pajarito plateadoestampado en cada orejera. Se los puso en las orejas a modo deexperimento y aislaron tan eficazmente todos los sonidos queno escuch los pasos que se acercaban hasta que alguien le diouna palmadita en el hombro. Asustada, se deshizo de ellos.

Ya sabes lo que dicen de la curiosidad y el gato, no?pregunt una voz con suavidad; con la suavidad del hielo. Altapero ligera y, como siempre, vestida de negro, Evelyn Lionheart

estaba de pie ante ella, con el rostro fantasmagricamente blanco en contraste con su melena castaa. Madame Cressonentr por la trampilla de la puerta y se restreg contra lostobillos de Evelyn, saludando a su duea.

Pues... No. Qu dicen?pregunt Connie incmoda, conel corazn acelerado.


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Que la curiosidad mat al gatorespondi Evelyn conligereza, mientras le quitaba los protectores auditivos y losvolva a colgar en el paragero.

Madame Cresson maull en protesta, ofendida por la alusina la muerte, y se acerc a Connie. Arque la espalda y se frotcontra los vaqueros de Connie, buscando el apoyo de su amiga.

Connie acarici la cabeza de la gata.Lo siento. Slo... Es que he visto a ms gente del pueblo con

esto. Me ha parecido un poco raroconcluy sin conviccin,

pensando que deba excusarse de algn modo.Ah, s?Los ojos verdes de su ta se clavaron en el rostro

de Connie con aire perspicaz y sus aretes plateados destellarona la luz de la ventanita de la puerta trasera. No es asunto tuyosentenci, manteniendo su intensa mirada clavada en susobrina.

Connie sinti que la rabia creca en su interior, pero casiinmediatamente not un pinchazo de temor cuando su taaadi:

Olvida que los has visto.Evelyn era tremendamente voltil: poda estar partindose de

risa y, al cabo de un instante, echar chispas. Connie no sabaexactamente qu le pareca a Evelyn tener a su sobrina a sucargo. Por el trato que haba recibido hasta entonces,sospechaba que estaba un poco resentida y molesta, y que slose haba hecho cargo de ella por sentido del deber familiar. Sinembargo, pareca haber algo ms, algo que Connie no acababade descifrar. El hecho de que, a pesar de compartir la casa,Evelyn se encerrara en su habitacin y mantuviera lasconversaciones bajo mnimos sin prestarse a la ms mnimaconfidencia tampoco contribua a mejorar las cosas. Que se


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hubiera negado a explicarle lo de los protectores auditivosformaba parte de aquel comportamiento del que Connie yaempezaba a resentirse. Lamentaba que sus padres no le

hubieran encontrado un tutor ms accesible, alguien que almenos la acogiera gustosamente en su casa. Pero no se atrevi ainsistir en el asunto de los protectores auditivos. Dej el tema y,cuando volvi a pasar por delante del paragero, las orejeras yano estaban.


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CCaappttuulloo 22 SSiirreennaass

A la maana siguiente, Connie se despert muy pronto acausa de un agudo sonido procedente de debajo de su ventana.Dorma en una pequea habitacin de la buhardilla con el techoinclinado y una ventana que daba al mar. Era el nico lugar dela casa donde se senta cmoda: su propio santuario. Apart lassbanas y, descalza, avanz de puntillas por los tablones barnizados para apartar cuidadosamente las cortinas. Allestaba Evelyn, en el sendero de la parte delantera de la casa,vestida con su negra capa, dando vueltas como una peonza conlos brazos estirados pegados al cuerpo y la cabeza gacha. Vistadesde arriba, la capa se arremolinaba trazando un crculoperfecto y el carmes del pauelo de su cabeza formaba unapupila roja en el centro de un ojo negro. La voz de Evelyn subay bajaba en un aullido sollozante, como si llorara la muerte deun amigo querido, como si la desesperacin le impidierarecuperar la esperanza. El sonido se clav en el corazn de lamuchacha: quera meterse los dedos en los odos y bloquear laextraa tristeza de su ta. Qu haba ocurrido para que actuarade aquel modo? Como si no tuviera ya bastantes problemas ellamisma. Francamente, se las habra apaado muy bien sin tenerque vivir con alguien tan poco ortodoxo.

Cllate!grit el seor Lucas desde el nmero cuatro,

sacando la cabeza por la ventana, rojo de ira. Los que


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tenemos un trabajo como Dios manda intentamos dormir! Ve apracticar tus danzas a otro lado!

El lamento ces abruptamente y se oy un portazo en la partede atrs. Connie se meti rpidamente en la cama antes de quela pudieran acusar de espiar, pero su ta no subi a ver quhaca. Connie se dio la vuelta e intent volver a dormirse. Cayen un inquieto sueo en el que un viento estrepitoso laarrastraba por los pramos, sin hogar, sin races, sin descanso.

Su ta no hizo referencia a sus actividades de madrugada

cuando Connie baj a la cocina. Era como si lo del sendero nohubiera ocurrido nunca. Connie lanz una mirada furtiva aEvelyn mientras se serva un poco de naranjada paracomprobar si vea algn rastro del comportamiento neurticoque haba presenciado, pero su ta pareca tranquila y laobservaba con expresin calculadora. Estar con Evelyn eracomo desayunar en la cima de un volcn activo: nunca sabas

exactamente cundo iba a entrar en erupcin.Qu vas a hacer hoy?pregunt Evelyn, estudiando aConnie por encima del borde de su taza de caf. La luz del solatravesaba el aire viciado y caliente de la cocina, pasando sobreel fregadero atestado de platos hasta un ramo de crisantemosde un rojo encendido que descansaba medio mustio en un jarrn, entre Connie y su ta. Cada centmetro de la cocinaestaba cubierto de cosas que Evelyn recoga en sus paseos porla playa o por los pramos: nudos esquelticos de maderaszarandeadas por guijarros lisos, un mvil de plumas yfragmentos de cristal multicolor que repiqueteaba junto a laventana. A Connie, aquella coleccin le resultabadesconcertante: la atraa con su brillo como a una urraca peroamenazaba a la vez con abrumarla bombardeando sus sentidos.


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Pues... Lo de siempre, supongorespondi Connie a ladefensiva, toqueteando un ptalo cado. No le gustaba quenadie interfiriera en su rutina de visitas a los animales de los

que se haba hecho amiga, pero tampoco quera disgustar a suta.Bueno, pues quiero que cambies de planesOh, no,

pens Connie. Una amiga ma, Lavinia Clamworthy, tiene unnieto que ir a tu misma clase en la escuela. Quiero que loconozcas para que al menos tengas un amigo cuando empieces,la semana que viene.

Connie estaba sorprendida de que a su ta se le hubierapasado aquella idea por la cabeza: era la primera vez que hacaalgo que sugera que la consideraba algo ms que una inquilinaque coma y dorma bajo su techo. Pero Evelyn y la abuela deun muchacho al que no conoca de nada, y que seguramente nisiquiera querra conocerla, haban elegido quin iba a ser su

amigo?No me importa esperar hasta el lunesrepuso Connie a ladesesperada.

No, no. Este asunto lo dejaremos resuelto hoysentencisu ta, sin piedad. He quedado con la seora Clamworthy yColin en una cafetera esta maana. Y t vendrs conmigo.

Connie hizo una mueca mirndose las uas mordidas yconvirti el ptalo en confeti. Su destino ya estaba decidido yno mereca la pena resistirse. Con un suspiro, volvi a levantarla mirada y asinti levemente a su ta.

* * *


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La Copper Kettle era una cafetera rancia, muy del gusto delos ms ancianos de Hescombe. Estaba repleta de volantes decretona y cortinas de encaje con puntillas; haba bandejas de

tartas caseras primorosamente expuestas sobre tapetesdecorativos; sin msica de fondo. Evelyn Lionheart destacabanotablemente entre los dems adultos, como un cisne negroentre los patos: tena cuarenta aos menos que todos los demsclientes y llevaba una chaqueta vaquera negra, unas Martensrojas y el pelo recogido con un pauelo carmes. La nia noentenda por qu su ta haba escogido aquel lugar como puntode encuentro.

Connie permaneci sentada construyendo una torre deterrones de azcar y amasando una creciente sensacin dedesastre. Con absoluto pesimismo ya se haba imaginado laescena: alguien que acceda a acompaar a su abuela a un lugarcomo aqul tena que ser un pobre cretino y su compaa lesupondra un inconveniente social desde el principio. Estabadestinada a pasarse sus primeras semanas en la escuelaprimaria de Hescombe rondando por la sala de informtica conl y con los cretinos de sus amigos, haciendo ver que leimportaban las ventajas relativas de la PlayStation 2 frente a laXBox. Eso si dejaban entrar chicas en su mediocre club, cosaque dudaba.

Hola, Evelyndijo una voz que cay como una suavelluvia sobre el silencioso ambiente. Connie levant la cabeza.Era la anciana a la que haba arrollado el da anterior. A su ladohaba un muchacho con unas gafas de sol envolventes. Por suaspecto informal y su modo de vestir, Connie lo clasific deinmediato como alguien con el gancho que a ella siempre lehaba faltado; el tipo de chico con el que ella normalmente no

intercambiara ni dos palabras. Tena que haber algn error.


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Hoy tienes muy buen aspectoaadi la mujer. Hasvisitado a tus amistades?

Evelyn dedic a la seora Clamworthy la clase de sonrisa quea Connie le hubiera encantado de su ta: clida y a la vezcariosa. Hizo que pareciera otra persona; la persona con la quea Connie le hubiera gustado vivir.

Gracias, Lavinia. S, he ido a verlas. Cmo lo sabes?No se llega a mi edad sin saber unas cuantas cosas, cielo

dijo la seora Clamworthy, dando una palmadita sobre la

mueca de Evelyn. No me sorprende. Y sta debe de serConnie, no? No nos tropezamos ayer en High Street?Connie sonri y asinti tmidamente.Espero que te guste mi rincn favorito. Evelyn es

demasiado educada para decirme que lo detesta, pero esperabapoder convencerte a ti.

La seora Clamworthy se acomod al lado de Connie,inundando de dulce esencia de lavanda el aire mientras secolocaba la bufanda de seda sobre los hombros. Su rostroredondo y agradable estaba rodeado de una nube de pelo blanco, como el halo de la luna vista a travs de la niebla.

Y no hay que ser un lince para saber que ste es mi nietoColin, aunque, segn parece, ahora prefiere que le llamen Col.Tambin ir a la clase del seor Johnson, sabes?continu,asintiendo alentadoramente a Connie.

Cmodo, incluso en aquel entorno, el muchacho se dej caeren una silla frente a Connie y se quit las gafas, que dej en lamesa. Se pas ambas manos por el pelo castao y corto, bostezando abiertamente. Connie levant la vista para mirarlo a

los ojos. Para su sorpresa, se encontr con que tena uno verde yotro marrn. No pudo reprimirse:


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Dios mo! Los tienes como...Dej la frase a medias. Algoraro suceda. En cuanto los cuatro estuvieron sentados a lamesa, empez a notar un cosquilleo de energa, una sensacin

que normalmente slo experimentaba cuando jugaba con susamigos animales. Se senta atrada por los Clamworthy (inclusopor su ta, tal como percibi con un sobresalto) con tanta fuerzacomo se haba sentido atrada por el grupo al que habaarrollado el da anterior.

Col se ri.

Entre los dos reunimos dos pares de ojos normales

volvila cabeza hacia su abuela. Connie se sorprendi: los suyos eranlos movimientos rpidos y nerviosos de un petirrojo. Es culpade la seora: lo hered de sus genes. Y t?

Echando un rpido vistazo a su vecina, Connie vio que laseora Clamworthy tambin tena los ojos de distinto color,pero en su caso la variacin era menos exagerada: uno gris y

otro azul.Disculpa?dijo Connie, bastante desconcertada por la

pregunta.De dnde has sacado esos ojos? De mam o de pap?De ninguno de los dos, que yo sepa.De su ta abuelaintervino Evelyn, sirvindose el t, como

si nada. Y antes, de su tatarabuela.Connie se dio cuenta de que tena la boca abierta y la cerr

rpidamente.Y el pelo tambinaadi Evelyn, como si antes se le

hubiera olvidado.Completamente superada por aquella inesperada lluvia de

informacin, Connie dej que los dems llevaran el peso de la


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conversacin mientras ella reordenaba las ideas. Por qu no lehaban dicho todo eso antes? Y puestos a pensar, quprobabilidades haba de encontrar a alguien con los mismos

ojos? Le dola el cerebro slo de imaginar las operacionesnecesarias para resolver el enigma.Una entre diez millones, creodijo Col.Qu?pregunt Connie, arrancada abruptamente de su

ensimismamiento.La probabilidad de encontrar a alguien con los ojos tan

raros como yo.Cmo sabas que estaba pensando en eso?No lo sabadijo l, verdaderamente sorprendido. Lo

estaba pensando yohizo una pausa. Sabes una cosa,Connie? Me parece que compartimos un montn de cosas...

Como qu?

Como apellidos estpidos, para empezar.Connie se ri. S, llamarse Colin Clamworthy era incluso ms

embarazoso que llamarse Connie Lionheart1. A lo mejor en laescuela no le ira tan mal.

* * *

Al lunes siguiente, Connie se dio cuenta de que estabadeseando volver a ver a Col. El nico problema fue que Evelyn(cumpliendo rdenes del padre de Connie por si a su hija se leocurra armar algn desastre, como en la ltima escuela)

1 Clamworthy significa digno de almeja, mientras que Lionheart significa corazn de len.


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insisti en acompaarla hasta la puerta e incluso hasta elinterior del aula.

La escuela se haba construido alrededor de un edificioVictoriano con entradas diferentes para NIOS y NIAS. Lasaulas modernas se agolpaban alrededor de sus austeraspredecesoras, con los espacios acristalados haciendo un guiodescarado a las antiguas ventanas altas al sol de la maana.Evelyn llev a Connie a uno de los edificios ms recientes.

Seor Johnson?llam su ta a un hombre bajito de

cintura y estatura de poni que escriba la fecha en la pizarra.Evelyn! Me alegro de verte. No me parece que haga tantoque te tuve en clasedijo el seor Johnson, frotndose losdedos para limpiarse el rotulador mientras se acercaba asaludarlas. Evelyn le dedic una sonrisa generosa y baj laguardia en presencia de alguien a quien conoca y admiraba.Connie conect inmediatamente con el profesor, influida por el

efecto que haba producido en su ta. Me gustara decirte queno has cambiado nada, pero te mentira. Antes no eras ms altaque yo: habr encogido a medida que t crecas.

Y t debes de ser Connie. Bienvenida a Hescombe. Hay unapercha con tu nombre en el armario y tu cajn es aqul. Notenemos un sitio concreto porque nos movemos mucho durantela clase, pero por qu no empiezas en esta mesa de aqu, cercadel rincn de las mascotas? Creo recordar que a tu ta le gustabaespecialmente este pupitre.

Es buena idea?murmur Connie a Evelyn. Su pnicoera como la espuma de una gaseosa removida.

Por supuesto. Cuando llam al seor Johnson, le conttodos tus problemas en las otras escuelas. Puedes estar segura


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de que l no se escandalizar de que les gustes a los animalesdijo su ta, avanzando hacia la puerta. Conmigo no lo hizo.

De momento no haba animales en el rincn de las mascotas,as que Connie se sent y esper a que empezara a llegar lafauna humana. Tena un nudo en el estmago: el temor devolver a fracasar. Le cost mucho responder a las preguntas delseor Johnson sobre sus asignaturas favoritas mientras elhombre avanzaba entre las mesas distribuyendo impolutaslibretas de ejercicios. En aquel momento, Connie no podapensar en nada que le gustara del colegio.

El aula se empez a llenar. Entraron tres chicas y miraron concuriosidad a la nueva alumna. Una le dedic una sonrisatmida, pero ninguna se aventur a sentarse a su lado. Connienotaba cmo su frgil confianza se evaporaba. Sera como todoslos dems primeros das: pronto estara sola y aislada y todo elmundo pensara que era rara. Justo en aquel momento vio a

una nia morena vestida con un sari turquesa ir hacia el rincnde las mascotas tambalendose bajo el peso de una jaula de jerbos. Connie, que estaba justo en su camino, no pudo evitarlevantarse a ayudarla.

Graciasdijo la chica, dejndose caer con una dramticafioritura en la silla de al lado de Connie. Cuando se apart elpelo negro de los ojos, los brazaletes que luca en el brazotintinearon alegremente. Eres la nueva?

S, Connie. Connie Lionheartcontest, sin demasiadaconfianza.

Su compaera asimil el nombre sin el menor indicio de quele hubiera parecido gracioso.

Yo soy Anneena Nuruddin. El hind de High Street es demi familia. Lo conoces?abanicndose la cara con su fina


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mano morena, Anneena mir con atencin a Connie porprimera vez. Eh, sabes que tienes los ojos igual que ColClamworthy? Sois parientes?Connie sacudi la cabeza.

Caray, las probabilidades de que dos personas as acaben en lamisma clase deben de ser...Infinitesimales. Ni te molestes en calcularlasConnie se

sinti satisfecha viendo que haba arrancado una sonrisa aAnneena.

Al fin entr Col en clase y se abalanz hacia la mesa de

Connie.Veo que has conocido a Anneena. Pues todo arreglado.Anneena conoce a todo el mundo y lo sabe todo sobre la escuelacoment Col. Durante un efmero segundo, Connie dese queCol se sentara a su otro lado. Volvera a sentir la extraaenerga que haba notado en la cafetera si l se quedaba cerca?Pero Col se volvi y se sent en otra mesa con unos muchachos

mientras el profesor empezaba a pasar lista. Vindolo alejarse,Connie pens que haba sido una tonta al pensar que alguiencomo l iba a sentarse a su lado.

Col tiene un poni y una barcaanunci Anneena,siguindolo con ojos intrigados. Bueno, para el caso, la barcaes de su abuela.

Y qu hay de su padre y de su madre? No vive con ellos?pregunt Connie mientras Col comparta una broma con un

muchacho grandote de pelo rubio, haciendo que toda la mesase echara a rer.

Clmate un poco, Colle pidi el seor Johnson, sin nisiquiera levantar la cabeza para comprobar el origen delalboroto.


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No suelen pasar mucho tiempo aqule susurrAnneena. Vive con su abuela y es muy popular.

Y gracias a Dios que as era, porque los ojos y el apellido rarodel muchacho haban hecho que los suyos pasarandesapercibidos. Teniendo a alguien como Col en clase, nadie sefijara en ella. La tensin que haba sentido desde que haballegado a Hescombe se relaj un poco. Por primera vez en suvida, Connie se aventur a pensar que podra encajar.

Durante el recreo Anneena le ense la escuela, que herva de

actividad tras el regreso de los nios despus de las vacaciones:colas en la ventanilla de secretara, disputas territoriales en elpatio, grupitos cuchicheando en los baos de las chicas...Acabaron en el rincn de las mascotas, porque Anneena queracambiar el agua a los jerbos.

Los he cuidado todo el veranole dijo. Es que los jerbosme encantan, sabes? Pero mi madre siempre ha dicho que son

un engorro. Saba que no le importara que me llevara los de laclase y me parece que he conseguido que cambie de opinin yme deje tener los mos propios. Y t?

Yo?A ti, te gustan?Connie nunca haba prestado demasiada atencin a los jerbos.

Como tena tantos amigos animales... Se arrodill al lado de la jaula para verlos ms de cerca, respirando suavemente el olor aaserrn y descubriendo los secretos tesoros de semillas de lascriaturas. Los jerbos corrieron inmediatamente hacia ella yempezaron a moverse por la jaula en lo que Connie identificcomo su danza de bienvenida.

Eh, nunca los haba visto hacer eso!exclam Anneena.


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No? Me parece que slo estn diciendo holarepusoConnie, balancendose levemente para responder a la danza delos jerbos y darles las gracias por sus buenos deseos. Anneena

la mir con extraeza, algo nerviosa por aquel comportamientoinesperado.Qu haces?Tambin les digo holay al decir esto, Connie not un

nudo en el estmago. Era se el fin de su corta amistad conAnneena? Mantuvo los ojos clavados en los inteligentes rostros

de los jerbos, temerosa de alzar la vista. Pero Anneena se puso aimitarla.Es divertidodijo Anneena encantada mientras los jerbos

corran hacia su lado de la jaula y empezaban a bailar anteella. Tienes un don con los animales, sabes?

Manteniendo la mirada de admiracin de su nueva amiga,Connie se encogi de hombros y sonri.

* * *

Aquella tarde, Connie sali de la escuela bastante satisfechadel da. Ella y Anneena se haban llevado bien incluso despusdel incidente con los jerbos. Anneena haba contado a toda laclase, casi sin respirar, el trato que Connie haba dado a lasmascotas de la clase. Hasta Col haba parecido impresionado.Despus, Anneena le haba presentado a su grupo de amigasdurante la comida. Connie albergaba esperanzas de que algunade ellas se convirtiera tambin en amiga suya. Le cayespecialmente bien Jane Benedict, alta y tmida, una de las ms

brillantes de la clase. La nica decepcin de Connie fue que Colhubiera mantenido las distancias. Crea que se haban hecho


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amigos en la cafetera, pero no pareca seguir esa tnica en laescuela. Mientras empujaba la cancela del nmero cinco,Connie decidi que no poda culpar al muchacho. Col estaba

completamente fuera de su alcance: era demasiado popular ydivertido.Encontr a su ta correteando por la cocina, preparando lo

que pareca un picnic.Cmo ha ido la escuela?pregunt Evelyn, distrada.Connie se sent a la mesa de la cocina y se sirvi una

rebanada de pan.Bien.Bueno. Tengo que volver a salir esta noche. La seora

Lucas, de la casa de al lado, me ha dicho que estar pendientede ti. Busca algo en la nevera para cenar y mtete en la cama,vale?

Despus del esfuerzo que haba hecho su ta por la maana,Connie esperaba que se interesara ms por cmo le haba idotodo en clase. Acaso Evelyn pensaba alguna vez en su sobrina?

Se hizo el silencio, roto slo por el ruido de los preparativosculinarios. Connie se sumi en una larga espera con laesperanza de que su ta la redimiera prestndole un poco deinters. Pero a medida que iban pasando los segundos, se hizoevidente que la tctica del digno silencio de Connie no iba afuncionar. Su ta ni siquiera pareca verla.

Adnde vas?pregunt Connie. Evelyn ignor el tonodolido.

A una reunin de la Sociedadrespondi, mientrasrevolva en la nevera para sacar una enorme trucha envuelta en

celofn.


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Qu Sociedad?Evelyn sali disparada hacia la puerta, aadi un

chubasquero y unas botas de goma a su montn y, como quienrecuerda a ltima hora que se est dejando algo, tom tambinlos protectores auditivos.

De qu Sociedad se trata?insisti Connie.Pero su ta desapareci por la puerta para cargar su viejo

Citroen y o bien no escuch o no quiso escuchar la pregunta.

* * *

Una pequea barca azul roncaba acercndose a las rocas queprotegan la entrada a la baha. Los pilares de piedraempequeecan la embarcacin, erigindose como gigantesencapuchados contra los elementos. Col par el motor a unosveinte metros y se coloc los protectores auditivos. Su pasajero,un anciano de pelo blanco con mechones cobrizos, que llevabaun termo en el regazo, sigui su ejemplo. Haban planeado lossiguientes movimientos en la orilla, a resguardo en la tabernaAnchor. Lo nico que deban hacer era esperar que llegaran losotros dos botes, entonces ya estaran preparados paraenfrentarse a lo peor, quizs incluso a la muerte.

Col observ cmo el doctor Brock se serva tranquilamente unt. Haca una bonita tarde, aunque un poco ventosa. A pesar deser casi las nueve, el cielo todava estaba claro, signo inequvocode que an no haba terminado el verano. A Col le hubieragustado disfrutar aquello con la misma serenidad que supasajero y demostrar que estaba listo para pasar la prueba

manteniendo los nervios a raya, pero al plantearse los peligrosque le acechaban no poda evitar que el corazn se le desbocara


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como un caballo de carreras. Su misin era vital: sospechabanque algunos hombres haban perdido ya la vida, empujados a lamuerte por el irresistible poder de las criaturas que se ocultaban

tras las rocas. Caba la posibilidad de que ni l ni el doctorBrock regresaran. En cuestin de minutos podan perder eldominio de sus sentidos y quedar a merced de las aguas que losrodeaban. Con estas perspectivas, Col abandon sus intentospor tranquilizarse y empez a temblar al timn de laembarcacin.

Llegaron otras dos barcas. Al timn de la primera iba EvelynLionheart con la abuela de Col. Ambas llevaban orejeras parano correr ningn riesgo. Col record con irona la discusin enel Anchor sobre si era o no demasiado joven para embarcarseen una misin tan peligrosa. Su abuela haba argumentado queCol deba saber a qu se enfrentaba antes de que le pillara porsorpresa. En la orilla, Col se haba sentido adulado por el hechode que su abuela reconociera su madurez; ahora, en el mar,mecindose bajo la amenaza de un peligro oculto, se arrepentaenormemente de haberse empeado tanto en ir.

Col continu esperando mientras el seor Masterson, eltripulante de la tercera barca, segua a Evelyn Lionheart,evitando los bancos de arena que bordeaban el canal deHescombe. El seor Masterson iba de pie al timn, con sus

botas de goma y el corazn en vilo. Se senta mucho ms seguroen el tractor de su granja que en una barca. Su pasajero, HoraceLittle, un anciano indio americano de pelo blanco, iba sentado apopa con unos binoculares pegados a los ojos, observandocualquier posible movimiento en el cielo.

Una vez reunidas las tres embarcaciones, el doctor Brock selevant y agarr un megfono. La fuerte brisa que soplaba demar a tierra dificultaba que los tripulantes mantuvieran sus


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embarcaciones en crculo alrededor de las enormes rocas,conocidas en la zona como las Chimeneas. Col rezong entredientes mientras arrancaba el motor para que laWater Sprite se

mantuviera en posicin. Deba mantener la formacin; el doctorBrock dependa de l para que no se le escaparan las criaturas.Col esperaba no tener que mantenerla demasiado tiempo. Laespera era insoportable. Era muy consciente de su propiocuerpo: la respiracin honda y rpida, el martilleo del coraznen el pecho, el roce del viento en la piel. Si el doctor Brock noactuaba rpidamente, Col corra el riesgo de hacer algo paradescargar la tensin: gritar, rer o incluso tirarse por la bordaantes de que las criaturas le empujaran a hacerlo; cualquier cosaantes que aquella terrible quietud.

El doctor Brock se aclar la garganta.Reverenciasgrit a las rocas, aparentemente vacas.

Somos de la Sociedad para la Proteccin de las Criaturas

Mticas y solicitamos audiencia.Con las orejeras bien pegadas a los odos, Col no escuchnada de todo aquello, pero saba lo que el doctor Brock iba adecir. Observ las rocas y una gota de sudor le corri por lafrente mientras trataba de detectar el ms mnimo signo devida.

El doctor Brock repiti su llamada tres veces, pero sigui sinhaber ningn movimiento.

Qu ocurre?, pens Col. Despus de tanta preparacin,tendran que volver a casa con las manos vacas? A puntoestuvo de soltar una carcajada por lo indigno de la situacin.

Nos vamos?susurr Col al doctor Brock.


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El doctor sacudi la cabeza y, acto seguido, la inclin como sirezara pidiendo que las criaturas respondieran. Haba muchoen juego.

Un aleteo, un torbellino de actividad en las rocas. De la vastaoscuridad en la base de las Chimeneas ocho figuras alzaron elvuelo para aterrizar cada una en una cima. Desde lejos parecangaviotas gigantescas, pero los miembros de la Sociedad sabanque todas tenan rostro de mujer. Las sirenas haban acudido.

El doctor Brock se llev el megfono a los labios, pero, antes

de que pudiera decir nada, las sirenas se lanzaron en picadosobre ellos como nubes de tormenta empujadas por unvendaval. La envergadura de sus alas era el doble que la de unalbatros. Cortaron el aire hbilmente, con las colas blancasabiertas como abanicos y las alas extendidas como guadaas.Dos se dirigieron a la barca de Evelyn Lionheart, tres a la delseor Masterson y otras tres a la de Col y el doctor Brock.

Pasaron junto a las embarcaciones y se elevaron en espiral sobreellas hasta parecer pequeos puntos blancos en el cielo.Adnde han ido? Se han largado? Col estaba deseando

saber qu suceda, si poda ya relajarse.Obtuvo su respuesta: no. Al unsono, las sirenas pegaron las

alas al cuerpo y se dejaron caer como dardos hacia el coraznde las tres barcas. Col sinti una punzada de terror en elestmago mientras se haca la desagradable idea de cmo sesenta un conejo cuando se abalanzaba sobre l un guila con laintencin de arrancarlo del suelo. Era tal su velocidad y estabanya tan cerca que distingua sus bocas carmes abiertas en ungrito, sus plidos rostros encendidos de rabia, sus garrasaguileas rasgando el aire. No habran sido necesarios losfrenticos gestos del doctor Brock: Col supo que era hora de dar


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media vuelta y correr hacia la orilla. Arranc el motor y gir eltimn.

Plaf! Col se agach al tiempo que una racha de viento lerecordaba la proximidad de las sirenas. Vio una garra. Sinti undolor intenso. Algo le haba rozado la mejilla. Se agarr lasorejeras, protegindolas de las garras negras. Mir hacia arribay vio unas enormes alas grises con los bordes inferiores blancosdescendiendo hacia el mar: precioso pero terrible.

Col se volvi rpidamente para comprobar si su pasajero

segua a bordo. En la proa, el doctor Brock luchaba para apartarlas garras de dos sirenas. Las criaturas lo acosaban,concentrndose en arrancarle los protectores de las orejas. Colobserv la belleza humana de aquellos rostros, una bellezadistorsionada por la rabia: los ojos negros encendidos, la pielazulada brillante de agua de mar, las ventanas hinchadas de susnarices afiladas como picos de ave, todo ello rodeado de

tirabuzones plumosos que se enroscaban blancos en el aire. Siconseguan quitarle las orejeras, estara perdido. Escuchar elcanto de las sirenas era fatal. Empujaba a quien lo escuchaba alanzarse al mar para alcanzar a las cantantes. Nadie podaresistirse. Gritando aterrorizado, Col aceler, puso la barca atoda mquina. Si avanzaba un poco ms, las atacantes serendiran. Una blanca estela se extenda tras la barca mientras

Col trataba de poner distancia entre ellos y las Chimeneas.Finalmente, cuando avistaron el puerto, las sirenasabandonaron a su presa y volvieron a sus rocas sobrevolando aCol.

Col se quit las orejeras de la cabeza y se acerc al doctorBrock.

Est bien?


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El doctor se incorpor tambalendose y, quitndose lasorejeras, respondi sin apenas aliento:

Sano y salvo, pero me temo que he derramado el t.Absolutamente conmocionado por lo que haba presenciado,

Col se ech a rer de alivio. El doctor era famoso por sutemplanza al enfrentarse a las criaturas ms difciles, peroaqulla era la primera vez que Col lo vea en accin. Se alegrabade que no hubiera escuchado sus gritos aterrados de haca unmomento. Estaba seguro de que el anciano jams hubiera

perdido el control de aquel modo y el muchacho seavergonzaba de su debilidad.De nuevo en la orilla, Col y el doctor Brock esperaron

ansiosamente el regreso de las otras barcas. El chico intentabano pensar en lo que poda haberle pasado a su abuela, peroapenas poda reprimir las ganas de tomar la barca y volver a buscarla. Cinco minutos despus se quit un gran peso de

encima cuando vio las otras dos embarcaciones que bordeabanel espign del puerto. Con los prismticos del doctor Brock,comprob que haban superado el abordaje sin perder a ningntripulante. Las sirenas se haban contentado con asustarlos.Aparte de la chaqueta rasgada del doctor Brock y algunos pelosarrancados, Col haba sido el nico herido. Su abuela le unt elfeo araazo de la mejilla con una pomada antisptica.

Y ahora qu hacemos?pregunt el seor Masterson. Colse percat de que mientras se serva t del termo del doctorBrock al granjero todava le temblaban las manos. Eso le hizosentirse mejor.

Nunca haba visto nada parecidoconfes la seoraClamworthy. Esas sirenas han vivido pacficamente en las

Chimeneas durante aos. Qu las habr hecho volverse contranosotros?


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No cuesta adivinarlodijo Evelyn amargamente, dandouna patada a una lata de petrleo vaca que alguien habaabandonado en el paseo martimo. Petrleo. No es ninguna

coincidencia que su cambio de humor se haya producido justocuando Axoil ha invadido su territorio. Crees que las sirenaspodran estar tras la desaparicin de los empleados de larefinera, Horace?

Horace Little, el ms experto de todos ellos en criaturasmarinas, asinti.

Me parece muy probable, cielo.El veredicto empuj al doctor Brock a tomar una decisin.

Dej su taza y dijo:Esto est fuera de control. Ahora que han dejado de

cumplir nuestras condiciones, no tenemos los recursosnecesarios para enfrentarnos a esas sirenas. Tenemos queencontrar el modo de detenerlas. Si siguen as, pondrn enpeligro todo lo que la Sociedad ha intentado proteger durantesiglos.

Y qu sugieres, Francis?pregunt la seoraClamworthy.

Creo que es hora de llamar a un experto. Alguien hablaitaliano?Arque una ceja interrogativamente.


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CCaappttuulloo 33 PPeettrrlleeoo

El martes por la maana, Evelyn estaba derrotada. CuandoConnie entr a desayunar, su ta sostena una taza de cafmelanclicamente sin levantar la cabeza del peridico local.Enfadada an por el abandono de la noche anterior, Connieestaba decidida a hacer que su ta notara su presencia.

Qu tal la reunin?su ta se limit a gruir. Malasnoticias?insisti Connie, sealando el peridico mientras seserva cereales y negndose a que su ta continuara ignorndola

completamente.Evelyn cedi, quiz porque se dio cuenta de que no la dejaraen paz hasta que respondiera.

Podra decirse que sdijo con aspereza, empujando elperidico hacia Connie para que pudiera ver el artculo quehaba provocado los nubarrones de su particular da.

Connie ech un vistazo a la fotografa principal: un grupo deadultos sonrientes, uno de ellos con capa de pieles y unamedalla, que se agolpaban alrededor de la maqueta de unafbrica. Axoil recibe al alcalde. La petrolera abre sus puertas alos dignatarios locales, ley. A Connie le pareci de lo msaburrido, pero por qu se haba puesto tan triste su ta? Mir lafotografa ms detenidamente y vio a un hombre de rostro

esculido al fondo, mirando a la cmara como si quisiera


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estrangular al fotgrafo. Haba un marcado contraste entre sudura mirada y las alegres sonrisas de sus compaeros.

Qu pasa con esto?tante Connie, sealando el artculo.Evelyn solt un resoplido burln.Bueno, con esto basta para revolverle las tripas a

cualquiera, pero no me refera a ese artculo. Mira al final de lapgina: la columnita de la esquina.

Connie hizo lo que su ta le deca y encontr un artculo entreun anuncio de escaleras mecnicas y otro de cruceros por elMediterrneo: Desaparece el tercer empleado de Axoil, porRupa Nuruddin.

Vaya! Ser la hermana de Anneena?exclam Connie,emocionada.

Evelyn torci el gesto.Leeorden secamente.William O'Neill, un hombre de 37 aos de Seabrook Caravan Park,

no regres a casa el sbado por la maana. Su familia lo vio por ltimavez cuando sala a cubrir su turno de noche en la nueva planta de Axoil, donde trabaja de soldador. Maurice Quick, director ejecutivo de Axoil, ha declarado a este peridico que la compaa no tieneninguna constancia de que O'Neill acudiera al trabajo, aunquenumerosos colegas del empleado han declarado a este peridico que,antes de que la niebla oscureciera el paisaje, le haban visto trabajandocomo siempre en el extremo de las nuevas defensas que protegen el puerto.

O'Neill es la tercera persona relacionada con la construccin de larefinera que desaparece en los seis ltimos meses.

Connie dej el peridico en la mesa. El artculo era demasiado breve para tratarse de un tema tan importante. No le caba


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duda de que el peridico tendra que haber concedido msespacio a esa noticia que a las fotos de un alcalde estrechando lamano a un puado de empresarios ricos. Despus de leerlo,

crey comprender el malhumor de su ta.Es muy triste. Le conocas?Evelyn sacudi la cabeza bruscamente.No, pero sa no es la cuestin.Connie trag saliva.Perdona, pero no entiendo...Inmediatamente percibi que se haba equivocado de frase.

Su ta se levant de golpe, se acerc al fregadero y dej su tazacon notable irritacin.

Eres como los dems, Connie: corta de miras! No ves eldesastre que se avecina aunque se frage en tus propias narices,verdad? Cmo se puede ser tan estpido como para construiruna refinera precisamente aqu, de entre todos los lugares delmundo?

Pero qu tiene que ver eso con el desaparecido?tanteConnie, volviendo a fijarse en el peridico. Era como si elhombre esculido de la foto la mirara a ella.

Evelyn no pareca escucharla mientras arremeta contra su

taza con el estropajo y salpicaba de agua jabonosa todo el suelode la cocina,Esto no es ms que el principio. Acurdate de lo que te

digo. Nosotros sabamos que esto iba a pasar, pero nosescucharon cuando se lo advertimos? Y ahora hablan deconstruir una carretera nueva. Dios sabe las consecuencias quenos harn soportar tantos ere... tantos dirigentes dispuestos ahacerse cargo de todo.


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De eso iba tu reunin de ayer?infiri Connie, tratandode reconducir la conversacin a aguas menos turbias.

En cierto modo, sEvelyn no le dio ms detalles. Colocsu taza boca abajo en el escurridor y volvi a sentarse paraterminar de leer el peridico, dejando que su rabia seevaporara. Al cabo de un rato aadi, sin levantar la vista:Acogeremos a un invitado de Italia, seguramente la semana queviene, dependiendo de lo rpido que pueda organizarse.

Quin es?Connie se estaba acostumbrando a eneajar las

sorpresas que su ta sola darle sin protestar por que no lahubiera consultado.Un miembro de la Sociedad. De la delegacin italiana.Y esa Sociedad es medioambiental, como Greenpeace, o

algo parecido?Algo parecido.

Connie se pregunt por qu sonrea su ta como si le hubierahecho gracia la pregunta.Puedo asistir a alguna de vuestras reuniones? A m me

interesa mucho el medio ambiente.Depende.De qu?

Su ta se tom un momento para pensar y luego dijo, con unasonrisa maliciosa:

Supongo que depende de por quin te decantes: si por m opor tu padre.

Esa respuesta crptica dej a Connie perpleja. Qu demoniossignificaba aquello? Por qu nunca le daba una respuesta

directa? Estaba harta de andar siempre como si estuviera


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pisando huevos alrededor de su ta, sin la menor idea sobre loque deba hacer o decir.

Y cmo voy a averiguarlo?pregunt, incapaz de ocultarla irritacin.

No lo averiguars. Lo haremos nosotros.

* * *

De camino a la escuela Connie decidi que s, que su taestaba rematadamente loca y que pareca que los miembros dela Sociedad compartan la misma locura. Todo aquello deaveriguar cosas de una antes de dejar que asistiera a susreuniones... No estaba nada segura de querer pertenecer a suapreciada Sociedad. De hecho, cuanto antes sus padres sedieran cuenta de que la haban dejado en manos de una

luntica, mejor. Lo nico que echara de menos, si tena quevolver a mudarse, sera el buen comienzo que haba tenido en laescuela. De no ser por eso, ya estara llamando a sus padres portelfono para pedirles que se la llevaran de Hescombe.

Eh, Col, cmo te has hecho ese araazo?Connie estaba aunos metros de Col en la cola del comedor y no pudo evitarescuchar las preguntas de los amigos del muchacho.

El gato del vecinocontest Col, frotndose la mejilla.Eso no era verdad. Connie estaba segura de que menta. Los

araazos de un gato hubieran sido ms pequeos y paralelos.Aquella cicatriz tremenda pareca debida a algo grande.

Y por qu no viniste al club de ftbol anoche?


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Ah, s. Lo siento, Justin. Tuve que ir a una reunin de laSociedad con mi abuela. Ya sabes, un aburrimiento, pero no medejaban salir.

Connie no poda creer lo que oa. Col tambin perteneca aesa Sociedad de locos?

Justin dio una patada a la pared, ausente.Es como si no hicieras nada ms, Col. Si no vas con

cuidado, te echarn del equipo.T crees? sonri Col, absolutamente seguro de s

mismo.Bueno, puede que nori Justin. Eres el nico jugador

medio decente de la escuela, y el seor Johnson lo sabe. Pero letraes de cabeza.

Col se encogi de hombros.Le dir a la abuela que vaya a hablar con l. Ella se lo

explicar todo.La Sociedad. Connie se mora de ganas de hacerle preguntas

acerca de ella. Tal vez fuera ms explcito que su ta. Quizs almenos le dijera lo que deba hacer si quera ir a una reunin.Convencida de que ya era hora de volver a intercambiar unaspalabras con Col, fue a buscarlo despus de comer. Por una vezestaba solo, mirando la franja de mar que se vea desde el patio.Pens que sera mejor abordar el tema indirectamente, empezarcon una pregunta neutra.

Cmo te has hecho eso realmente, Col? Ningn gatopodra haberte dejado esa marcadijo, con lo que esperabaque pareciera despreocupacin.

El muchacho apart los ojos del ocano, molesto por lainterrupcin. Estaba ocupado pensando en las sirenas,


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preguntndose qu habra sido de William O'NeilI, y no queraque la sobrina de Evelyn Lionheart lo molestara.

Pues...Lo nico que podra haberte marcado as es un ave de

presa esperaba haberle impresionado con sus conocimientossobre los animales.

Col se sobresalt, recordando las garras afiladas comocuchillas de las sirenas y su furioso ataque. Adems, el astutotanteo de Connie lo haba acobardado.

Sabes mucho de vida animal, no?dijo, tratando dedesviar el tema de sus oscuros pensamientos.

Ella no pic el anzuelo.Vamos, Col, cuntamelo. S que mientes en lo del gato.Vale, valequiz la mejor forma de deshacerse de ella

fuera contarle parte de la verdad. Me lo hice anoche en lareunin de la Sociedad. Fue una enorme... Una enorme avemarina. Estbamos patrullando las aguas cerca de lasChimeneas para... para protestar contra la nueva refinera ydeb de acercarme demasiado a su nido. Ya ests contenta?pareca exasperado y enseguida le dio la espalda.

Connie estaba muy lejos de darse por vencida: tena muchasms preguntas.

Cmo te admitieron en la Sociedad?pregunt,plantndose ante l para que no pudiera ignorarla.

Qu?Es que no iba a darle un respiro? Por todos lossantos!

Le pregunt a mi ta si poda ir a una reunin pero me dijoque slo se asista por invitacin.


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Quieres unirte a la Sociedad?Col la mir extraado,como si Connie le hablara en un idioma extranjero.

S, por qu no? Tambin me interesa la conservacin de loshbitats naturalesse defendi. Su valenta flaqueaba ante laintensa mirada de Col. No estaba segura de si se estabamofando de ella.

El rostro de Col se torci en la misma sonrisa extraa que lehaba dedicado su ta por la maana. El muchacho la mir defrente por primera vez.

Desde luego. Pareces del tipo... Sabrs a qu me refierocuando conozcas a los dems. Ahora andamos un pocoajetreados... Pasamos por una pequea crisis, en realidad...Pero, dentro de un par de semanas, cuando las cosas se calmenun poco, tu ta podr pedir a los examinadores que te echen unvistazoesper que con eso bastara para deshacerse de ella.

Son la campana anunciando el fin del recreo y Col corri aclase, alejndose de Connie. La nia se preguntaba cmo serapertenecer a la Sociedad. Despus de todo, si Col perteneca aella no poda estar del todo llena de raritos: l era demasiadoguay. Definitivamente, los miembros de la Sociedad que habaido conociendo tenan algo especial, aunque no saba decir quexactamente. Y una organizacin que sala de picnic en barcapor las tardes pareca divertida. Estaba segura de que, sivolvan a salir, podra ayudarlos a no enfurecer las avesmarinas. Al fin y al cabo, entenderse con los animales era lonico que se le daba bien.

De nuevo en clase, Connie volvi a sentarse cerca deAnneena. El seor Johnson hizo callar a la clase.

A ver, escuchad todos. Quiero que cada uno de vosotroshaga un trabajo sobre un tema de inters local para exponerlo al


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final del trimestre. Podis trabajar en grupo o de maneraindividual, como queris. He escrito algunos ejemplos en lapizarra para daros una idea. Copiadlos y a ver si os gusta

alguno. Luego os preguntar si alguien tiene algn plan quequiera desarrollar.De qu hablabas con Col, Connie?tante Anneena,

sacando su estuche. Qu os trais entre manos?Nada susurr Connie intentando no llamar la atencin

del seor Johnson.

Venga ya... Est claro que tramabais algovolvi asusurrar Anneena. Connie vio que, cuando quera descubrir unsecreto, su amiga era ms insistente que un tordo aporreandoun caracol contra una piedra.

Supongo que habrs odo hablar de la campaa contra larefinera, no?

Anneena asinti.Por supuesto. Rupa ha cubierto todas las noticias localessobre Axoil. Cree que en la refinera pasa algo raro.

He ledo el artculo. Supona que sera pariente tuya.Ah, s?Anneena brill de orgullo. Pues Rupa tuvo

verdaderos problemas para publicar ese minsculo artculo.Piensa que su jefe tiene miedo de que le demanden pordifamacin.

Pues, mi ta y Col estn metidos en un grupo que hacecampaa contra la refinera. Les ha estado ayudando al salir declase. Anoche hicieron una protesta en esas rocas que todo elmundo llama las Chimeneas. Creo que ah fue donde se hizo elrasguo.


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Ah, o sea que es esodijo Anneena, con chispitas decuriosidad. Su hermana mayor no era la nica con olfato parauna buena historia. Y qu haca?

Anneena, vas a compartir con el resto de la clase lo queestis cuchicheando t y Connie, o te vas a poner a trabajar?dijo el seor Johnson en voz alta, de pie tras ellas.

Connie se haba acostumbrado a que Anneena casi siempretuviera una respuesta preparada.

Estar encantada de compartir con la clase lo que

estbamos diciendodijo algo descaradamente, mirandofijamente al profesor. Es muy importante para todos loshabitantes de Hescombe, sabe?

Ah, s?repuso el seor Johnson, escptico.Estbamos hablando de las Chimeneas y de lo que

podemos hacer para protegerlas de los buques petroleros de

Axoil

sentenci Anneena. Connie se ruboriz de apuro ymir a Col. Estaba tieso como si lo hubieran clavado en la silla ysus ojos lanzaban dagas hacia ella. Lo ltimo que necesitaba eraque la clase entera se interesara por la fauna de las Chimeneas.Sera desastroso si empezaban a hacer preguntas que pudieranconducir al descubrimiento de las sirenas. Contrastando con lamirada hostil de Col, el seor Johnson mir a las muchachas

cambiando rpidamente la reprobacin por el halago. Mientrasel profesor, complacido, se volva para dirigirse a toda la clase,Anneena dedic una sonrisa a su compaera.

Connie y Anneena tienen razn: todos deberamosinteresarnos por esas cosasanunci el seor Johnson. Deeso deberamos preocuparnos. Cuando la hayan terminado, lanueva refinera de Axoil tendr profundos efectos en nuestracomunidad, es decir, en vosotros y en m. Lo utilizaremos como


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ejemplo de compartir las ideas de vuestros proyectos. Quieroque os dividis en grupos de cuatro. Discutid cmo cree elgrupo que podra afrontarse la apertura de la nueva refinera en

nuestra zona. Compartid vuestras ideas con el resto de la clase.Vamos. Tenis diez minutos.Como un rayo, antes de que nadie pudiera pedirle que se

uniera a su grupo, Col se levant de su mesa y se acerc aConnie. Jane Benedict, que estaba al otro lado de Anneena, fuela cuarta del grupo. Connie y Anneena intercambiaron unamirada de sorpresa por el repentino movimiento de Col.

Hola, Col. Me alegro de que te unas a nosotrasdijoAnneena. No se te ve demasiado por este lado de la clase.

No. Normalmente no tenis nada que decir que puedainteresarme replic Col, lanzando a Connie una miradaenvenenada.

Anneena se call momentneamente, preguntndose por quCol estaba tan hostil, pero nunca dejaba que las cosas lapreocuparan demasiado.

Pues te sorprenderas. Escribo yo?y, con esto, tom su bolgrafo rosa de gel y mir a sus tres compaeros conexpectacin. Connie y Jane aceptaron inmediatamente lapropuesta; Col miraba por la ventana, como si estuviera en otra

parte. El grupo tom el silencio por un s

. Muy bien. Pordnde empezamos? Creo que deberamos hacer algo para saberqu piensa realmente la gente en lugar de tragarnos todo eselavado de cerebro que Axoil saca en la prensa localConnieobserv con curiosidad cmo Anneena dibujaba tres columnas,que titul gobierno local, medios de comunicacin: radio yprensa e industria local. Jane particip aadiendo la

columna de poblacin local.


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Guau, lo tenis muy bien aprendidodijo Col con unasonrisa irnica. No es la primera vez que lo hacis, verdad?

Haba ido a escuchar lo que Connie tuviera que decir de suherida, pero como ella no haba sacado el tema, se divertamirando mientras sus compaeras hacan el trabajo. Quiz sudecisin de cruzar la clase no haba sido tan precipitada, ya quelas chicas le estaban ahorrando el trabajo de pensar.

Pues clarodijo Anneena. El ao pasado, mi padre mepidi ayuda para idear una campaa de publicidad para su

restaurante. Tuvimos que empezar averiguando lo que la genteya conoca. Jane me ayud con la pgina web.Dio ungolpecito a la libreta con el boli y repas lo escrito. Yvosotros qu pensis?pregunt, cuando cay en la cuenta deque Col y Connie no haban abierto la boca.

Gracias por preguntar se burl Col, reclinndoseperezosamente en el respaldo y levantando las patas anteriores

de su silla.Connie vacil, pero luego dijo:Bien, y qu pasa con las Chimeneas? Lo que yo quiero

saber es qu podemos hacer para asegurarnos de que lospetroleros no pasen demasiado cerca y puedan perjudicar lafauna de la zonaestaba pensando en las gaviotas y otras aves

marinas que saba que anidaban en aquellas rocas inaccesibles.Mmm... Anneena pens un instante. Creo quetendramos que ir a la empresa y preguntar qu se proponen alrespecto. Que nos den su palabra por escrito de que no van adaar la zona. Eso tambin podra darnos pie a preguntarlesalguna otra cosa.

A Jane, que conoca perfectamente a su amiga, no lesorprendi la sugerencia de Anneena.


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Qu otra cosa?pregunt suspicaz.Ah, no s. Lo de los hombres desaparecidos, por ejemplo

dijo Anneena con un desenfado que no consigui disimular suexcitacin.

Col se sent bien, haciendo chasquear las patas de la silla aldar contra el suelo.

No creo que sea buena ideadijo con firmeza. Acaso nohaba dicho Horace que las sirenas podan ser las responsablesde las desapariciones? Demasiadas preguntas las pondran en

peligro.Y por qu no?le desafi Anneena. Rupa no ha

conseguido entrar en el edificio para preguntarles nada y ya nole devuelven las llamadas. Podramos ayudarla.

No. Decididamente, no.Connie mir a Col, sorprendida. Nunca lo haba visto

tomarse nada tan en serio. Siempre se lo tomaba todo a broma.Qu pasa, Col?se burl Anneena. Tienes miedo?Col le arrebat la libreta y tach entrevista con la empresa.

Miedo? Si hubiese sabido la mitad de lo que se estabacociendo...

He dicho que noinsisti con determinacin.

Anneena le volvi a arrebatar el cuaderno y, cuando yaestaba a punto de soltarle una contestacin spera, el profesorlos llam al orden.

Muy bien, se acab el tiempoanunci el seor Johnson.Oigamos vuestras ideas.

Las aportaciones de los otros grupos fueron pobres. Pareca

que nadie haba ido ms all de unos cuantos tpicos sobre barcos y refineras. El seor Johnson dio la palabra a Anneena.


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Mis esperanzas se centran en vuestro grupo. Tenis algoms con lo que contribuir, Anneena?

Bueno, seorempez, levantndose para leer su libreta. Col, Connie, Jane y yo hemos pensado que habra quedescubrir qu piensa la gente sobre la refinera y el entornomedioambiental. Para hacernos una idea de todos los puntos devista acerca del tema, hemos pensado que sera buena ideasondear la opinin local y entrevistar a los responsables de laempresa.

No, hemos dicho que no!

sise Col.Excelenteopin el profesor, mientras escriba las ideas de

Anneena en la pizarra. Despus se apart un poco para leer.Creo que esto captara realmente el momento actual de losacontecimientos locales.

Sabis, chicas? Y Col, por supuesto. Creo que deberaisconvertir este tema en vuestro proyecto del trimestre. Me gustaespecialmente la idea de una entrevista a la empresa; sera un buen gancho para la exposicin. Os ayudar si lo necesitis.Escribid vuestro cuestionario para la empresa y tradmelo lasemana que viene. Y, ahora, quin va a elegir el tema del faro?

El profesor volvi a centrar su atencin en el resto de la clase.Col estaba furioso: Anneena lo haba atrapado y tendra que

hacer lo ltimo que habra deseado hacer en este mundo. Lastres chicas lo miraban cautelosamente. Sin esperarlo, habanquedado unidas a Col. El rey de la clase haba acabado junto atres de las menos populares. En fin, ya era demasiado tardepara remediarlo. Tendra que salir de aquel atolladero aunquefuera empezando por estrangular a una de sus compaeras degrupo.


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* * *

El martes siguiente, una elegante maleta de piel en la puertatrasera del nmero cinco de Shaker Row anunciaba que habaun husped. Cuando Connie lleg de la escuela, Evelyn servacaf a un desconocido en la mesa de la cocina y call de golpecuando la vio.

Ah, Connie. Nuestro invitado ha llegado, como ves. ste esel Signor Antonellidijo su ta, sealando al extrao con la

taza de caf. Excepcionalmente incmoda, Evelyn volvi asentarse inmediatamente tras un ostentoso ramo de flores, unregalo del visitante.

Connie asinti tmidamente al italiano. El Signor Antonelliera un hombre bajito y gordinfln, con un lustroso pelo negropeinado hacia atrs y una barba muy poblada. Se haba puestode pie al entrar Connie y ahora se inclinaba para tomarle lamano.

Carina, encantado de conocertedijo en mal ingls,inclinndose sobre la mano de la nia para besrsela. La elevcon las puntas de sus dedos calientes. Pero si tienes la manitahelada! y, entonces, se ech a cantar inesperadamente. Supreciosa y potente voz surga de su pecho como el grito de un

avetoro

. Che gelida martina

cant, sonriendo ante el rostrodesconcertado de ella. Dej la ltima nota suspendida en el airey volvi a inclinarse, esta vez como en respuesta a un aplausoimaginario. Finalmente, se volvi hacia Evelyn. Tu hija notiene guantes,signorina? dijo, chasqueando la lengua en sealde desaprobacin.

Sobrina, Signor Antonelli. Es mi sobrinase apresur acorregir Evelyn, todava ms incmoda. Mir ansiosa a Connie


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como si quisiera implorarle que no se riera de su invitado.Connie no la haba visto nunca tan incmoda.

Es de los nuestros?pregunt el italiano.No.Pues tiene la pinta.Evelyn asinti.Quiz s. Pero no hemos tenido tiempo de comprobarlo.

Connie slo lleva aqu una semana.

Connie supo que hablaban de la Sociedad. Estaba contenta deque el Signor Antonelli hubiera dicho que tena la pinta; Colhaba dicho algo similar. Como no saba muy bien qu hacer enpresencia de aquel hombre tan singular, se sent a la mesapreguntndose qu se coca all.

Cundo saldremos con las barcas?pregunt el hombre aEvelyn sentndose al lado de Connie con un aleteo del abrigo,como un pianista que se sienta al piano.

An faltan unas horas. Ahora hay mucha gente que va yviene y los pescadores se hacen a la mar. Esperaremos a queoscurezcaEvelyn ech una mirada cargada de intencin a lania. Connie entendi perfectamente que estaba indicando a suinvitado que se callara.

Certo. Y cambi hbil aunque muy claramente de tema:Has estado alguna vez en Italia,carina? Connie sacudi la cabeza. El Signor Antonelli empez a

hablarle de su casa, en Sorrento, una poblacin costera muycercana a Npoles. Hizo una pausa, se puso en pie y enton unaalegre cancin napolitana, moviendo los pies al ritmo. Allsentada, Connie estaba perpleja. Nunca haba conocido a nadie


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que viera las canciones como algo naturalmente equivalente aldiscurso.

Cuando concluy su actuacin, dijo a modo de explicacin:Ahora ya te has hecho una idea de cmo es mi casa. Mejor

que con palabras, mejor que con un cuadro.Connie sonri educadamente y se sirvi un vaso de zumo.

Quizs aquel hombre tan agradable le contara ms detalles dela Sociedad de los que haba logrado arrancar a su ta. Desdeluego pareca menos encorsetado que Evelyn.

Y qu hace all la Sociedad?pregunt Connie.Velamos por un antiguo templodijo, con sus clidos ojos

marrones sonriendo a la nia, pero Connie not que tanto lcomo su ta se haban puesto en guardia.

Tambin est amenazado, como las Chimeneas?No... Bueno, s, en cierto modo s. Mi ingls no es lo

bastante bueno para explicarlo. Lo siento.El Signor Antonelli acab desviando la conversacin a lo que

Connie pensaba de Hescombe y cmo era su familia. Connierespondi diligentemente a sus preguntas, pero su frustracinpor no conseguir ms informacin fue encrescendo. Dudabamucho que el ingls del Signor Antonelli no fuera lo bastante bueno para decir lo que quera decir: sospechaba que habacambiado de tema porque slo estaba dispuesto a hablar conotros miembros de la Sociedad. Y como su ta haba dejado bienclaro, Connie todava quedaba fuera de aquellos secretos.

Evelyn y el Signor Antonelli salieron hacia el muellealrededor de las siete, dejando a Connie de nuevo con la nicacompaa del televisor. Incluso Madame Cresson haba salido a

cazar. Mientras vea desatenta un programa sobre veterinarios,


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Connie se pregunt si a Col le dejaran ir de nuevo y sintienvidia de que l estuviera tomando parte activa en aquellamisteriosa expedicin. Qu pensaban conseguir yendo a las

Chimeneas por segunda vez? Volveran a molestar a las aves.Cmo iba eso a contribuir a su causa? Y, fuera como fuera,qu pintaba el italiano en todo aquello?

* * *

Las embarcaciones volvieron a puerto cuando empezaban asalir las primeras estrellas. Una helada brisa alborot el pelo deCol como si de unos dedos fantasmales se tratara. Una finaniebla gris haba cubierto el mar como una mortaja. Desde elmuelle, Col distingui con los prismticos la llegada de seisfiguras a bordo de las barcas. Suspir de alivio: todos volvansanos y salvos. A raz del ataque de las sirenas, demasiadopeligroso, haba dicho su abuela, le haban prohibido salir conellos, de modo que se haba pasado la frustrante tarde oteandodesde el muelle. Las barcas tardaban una eternidad en volver.Mientras esperaba, haba sonado una sirena de emergenciasmuy cerca. Se haba vuelto y visto un coche patrulla que sedetena derrapando en el muelle, justo tras l, con las lucesazules dando vueltas en el techo. Otra sirena aullaba en ladistancia y apareci una ambulancia blanca por High Street.

Pero qu...?murmur Col.Hazte a un lado, hijole orden un polica que haba

sacado un rollo de cinta azul y blanca y acordonaba la zona delmuelle donde sola atracar laWater Sprite.

Eh, es el amarre de mi abuela!protest Col. Estllegando.


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Ya lo sabemosdijo el agente, mientras su colega seencargaba de apartar al grupito de gente que se estabacongregando. Sin duda, cuando llegue se explicar. Ahora,

por favor, mantente a un lado.Col se apart, pero slo hasta el amarre de laBanshee2 Las

barcas ya estaban apenas a unos metros. Vea al doctor Brock depie en la proa de laWater Sprite 3 , a punto para el amarre. Suabuela iba al timn.

El muchacho salud a Evelyn, en laBanshee, y agarr la

maroma que la mujer le lanz. El Signor Antonelli iba sentadodetrs, con las manos en la cabeza.Estis todos bien?pregunt ansiosamente a Evelyn,

incapaz de ver bien a su abuela entre la oscura barrera depolicas que haban saltado a laWater Sprite.

No exactamentecontest Evelyn.

Qu?

exclam Col. Horace... El seor Masterson: alparecer no faltaba nadie. Os han vuelto a atacar?No respondi ella con prudencia. Dio un golpecito en el

hombro del Signor Antonelli para que se levantara y Col leofreci la mano para que subiera al muelle. Con el rabillo delojo, Col vio que los agentes de polica se inclinaban sobre un bulto tapado con una manta en la cubierta de la barca de su

abuela.Esta vez no hemos escuchado nadacontinu Evelyn en

voz baja. Hemos estado esperando media hora larga antes dellamarlas. El Signor Antonelli cantaba a pleno pulmn parallamarles la atencin.

2 Criaturas tenebrosas con aspecto de mujer de larga melena y figura esqueltica que forman parte de la mitologa

golding julia - el cuarteto de los compañeros 01 - el secreto de las sirenas

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