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CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
1. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN
En el presente apartado se expresan diversos estudios realizados
anteriormente en la materia, abarcando los resultados arrojados por los
mismos. Por otra parte, se detallan los aportes teóricos o metodológicos que
sustentan, de alguna u otra manera, la presente investigación y, finalmente,
el motivo por el cual fueron tomados en cuenta como antecedentes.
Erreni (2001), presenta un estudio denominado Influencia de la Nueva
Ley de Arrendamientos Inmobiliarios en las diferentes apreciaciones que
tienen los Tribunales de Instancia del Estado Zulia frente a la Medida
Cautelar de Secuestro, el mismo fue presentado ante la Universidad Privada
Dr. Rafael Belloso Chacín (URBE) como requisito exigido para optar al título
de Abogado.
El objeto de la investigación fue analizar cómo influye la Ley de
Arrendamiento Inmobiliario en las apreciaciones de los Tribunales de
Instancia del Estado Zulia frente de la medida de secuestro de bienes.
La metodología aplicada para el citado estudio fue de tipo descriptiva y
documental, en relación a la primera se aplicó una encuesta a dos Jueces de
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Instancia y en relación al carácter documental se realizó una intensa revisión
bibliográfica, el cual se plasma en el instrumento de recolección de datos,
cuyos resultados obtenidos arrojaron que la Ley de Arrendamiento
Inmobiliario (2000), posee influencia en la medida de secuestro en el ámbito
arrendaticio porque crea un nuevo tipo de secuestro, debido a que ayuda a
que la medida tenga bases mucho más específicas, pero también
complementa las causales y disposiciones que en materia de secuestro ya
existían en la legislación venezolana.
Asimismo, se concluyó que la medida de secuestro ya no es decretada
con tanta frecuencia por los Tribunales de Instancia porque la Ley de
Arrendamiento Inmobiliario establece nuevos mecanismos mucho más
expeditos y justos para dirimir los litigios por inmuebles arrendados. La
situación socio-económica de Venezuela tiene una importante incidencia en
que se susciten tantos problemas sobre la ocupación de bienes arrendados y
por ende en que la medida de secuestro fuera aplicada en forma
indiscriminada en los mecanismos de la legislación.
Dicha investigación es tomada como antecedente para el presente
estudio, en virtud de que la citada ley de arrendamientos inmobiliario trajo
consigo un aspecto novedoso en materia de secuestro, precedente que fue
ampliado por el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el
Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), extendiendo la
prohibición de decretar este tipo de medidas tanto a bienes arrendados,
comodatarios, usufructuarios y futuros adquirientes, de manera que éstos no
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puedan ser coaccionados a entregar el inmueble sin el previo cumplimiento
de los procedimientos establecido.
De igual manera, León y Méndez (2003), realizaron un proyecto grado
para optar al título de Abogados de la República Bolivariana de Venezuela ,
presentado ante la Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, titulado
Efectos del Decreto con Fuerza de Ley de Tierras sobre el derecho de la
propiedad privada.
El estudio tuvo como objeto analizar los efectos de de la Ley de tierras
sobre el derecho de propiedad. Dicho trabajo de investigación propone la
utilización de acciones tales como: acción de amparo y expropiación ante las
invasiones, todo con la finalidad de obtener respuestas a las interrogantes
sobre el planteamiento y justificación del problema, utilizando para el
desarrollo del mismo una serie de información doctrinal recopilada de
diversos autores.
En relación a la metodología empleada, está basada en una serie de
entrevistas hechas por medio de la utilización de cuestionario, por
consiguiente la aplicación del análisis fue de tipo descriptivo documental,
arrojando como principal resultado que con la implementación de este
Decreto Ley se ha vulnerado el derecho de propiedad que está consagrado
en el artículo 115 en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999).
El aporte que ofrece esta investigación, permite obtener un sentido crítico
sobre la intención que tuvo el legislador en la creación de la Ley Contra el
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Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas y su aplicación real,
ajustado a la realidad social y económica que vive el país.
Por otra parte, Coronel, Díaz, González y Socorro (2011), presentan un
estudio denominado Análisis de la suspensión de desalojo de viviendas y el
derecho a la tutela judicial efectiva en materia de arrendamientos
inmobiliarios en Venezuela, para optar al título de Abogados de la República,
en la Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín.
Dicha investigación propuso como objetivo general, analizar la
suspensión de desalojos de viviendas y el derecho a la tutela judicial efectiva
en materia de arrendamiento inmobiliarios de Venezuela; el estudio se
estableció como documental, por cuanto se utilizó como técnica la
observación documental directa, mediante el análisis bibliográfico practicado.
Como resultados obtenidos se evidenció que, en Venezuela tanto el
Oficio CJ-11-003 dictado por el TSJ en cuanto a la suspensión de desalojos
de viviendas como el decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el
Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas son medidas que el
Estado a través de la Ley Habilitante ha promulgado para el reguardo de los
derechos inherentes al ser humano, como lo es el derecho a la vida, la
educación y la salud, coexistiendo el derecho a una vida digna lo cual implica
un enorme esfuerzo de todos los órganos y entes del Estado.
De igual manera, cuando se analizó el derecho a la tutela judicial efectiva
en materia de arrendamiento inmobiliario se pudo evidenciar que tanto el
arrendador como el arrendatario puede acceder a los órganos de la
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administración de justicia cuando le sean vulnerados derechos consagrados
en la norma, garantizando el equilibrio socio económico entre las partes.
La señalada investigación se considera un antecedente relevante para el
presente estudio, en tanto analiza el derecho de acudir a los órganos
jurisdiccionales para obtener una tutela judicial efectiva frente a una situación
de desalojo en materia de arrendamientos inmobiliarios; permitiendo obtener
una noción del procedimiento que debe seguir el justiciable ante los órganos
de justicia en el marco de enunciada ley.
Por último, Castro, Navarro, Quintero y Soto (2011), realizaron un
proyecto de grado para optar al título de Abogados de la República,
presentado ante la Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín,
denominado Análisis de la prohibición de decretar la medida cautelar de
secuestro de bienes determinados establecidas en el Código de
Procedimiento Civil Venezolano (1986), consagrada en el Decreto con
Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación
Arbitraria de Viviendas (2011).
El objetivo general de la citada investigación, fue analizar la prohibición
de decretar la medida cautelar de secuestro de bienes determinados
establecidas en el Código de Procedimiento Civil Venezolano (1986),
consagrada en el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el
Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas; para ello se emplearon
categorías e indicadores dirigidos a reconocer los extremos legales dentro de
los cuales se circunscribe la medida de secuestro de bienes determinados.
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Respecto al tipo de investigación, la misma se define como documental, en
atención a que se basa en la determinación, estudio y análisis en conjunto de
textos, documentos y demás escritos que abarcan el objeto de estudio.
Se determina que la población del citado estudio se compone por los
elementos que contiene y/o abarcan las categorías de estudio, siendo de tipo
legal y doctrinario. Por su parte, la técnica de observación, esbozada en el
instrumento de recolección de datos, se desarrolló a través del método de
observación directa, la misma es realizada directamente y sin mediación
alguna sobre la descrita población, mediante la aplicación del instrumento de
validación contenido en la guía de observación.
Puntualizando en los resultados, se manifiesta que el legislador incurre
en el error de técnica legislativa al igualar las figuras de dos categorías de
poseedores, por un lado los arrendatarios, comodatarios, ocupantes y
usufructuario, y por otro lado, a los adquirientes; cuando a ello determina la
desaplicación del secuestro de bienes determinados para la protección de la
posesión de los sujetos mencionados, sin indicar la prohibición de decretar la
medida de embargo ya sea preventivo, ejecutivo o ambos.
La citada investigación constituye un gran aporte debido a la nutrida
información sobre la clasificación de las posesiones que establece el
legislador en el marco del citado Decreto Ley, información que sirve de base
para la construcción y desarrollo del marco teórico en relación a esta unidad
de análisis, cuyo contenido resulta fundamental para comprender el sentido
proteccionista que se establece en el nuevo cuerpo legal en concordancia al
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ámbito subjetivo de aplicación contentivo en el artículo 2 ejusdem, así como
también para la elaboración del instrumento y desarrollo del marco
metodológico de este trabajo de investigación.
2. FUNDAMENTACIÓN LEGAL, DOCTRINAL Y JURISPRUDENCIAL
A continuación se procederá a sustentar teóricamente el estudio a través
del análisis y desarrollo de diferentes teorías y fundamentos legales,
doctrinales y jurisprudenciales que son pertinentes para el desarrollo del
proyecto, lo cual permite establecer las líneas de investigación para el
análisis de la Ley Contra el Desalojos y la Desocupación Arbitraria de
Viviendas en relación a la sentencia N° 175 de la Sala de Casación Civil.
En este sentido, se emplea como fundamento legal las disposiciones
contenidas en el Código Civil Venezolano (1982), siendo éste el cuerpo legal
que regula todos los derechos reales, el Decreto con Rango, Valor y Fuerza
de Ley Contra el Desalojos y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011),
en tanto establece la restricción de proceder a desalojos forzados de
viviendas mediante coacción o constreñimiento sin el previo cumplimiento de
los procedimientos que a tal efecto dicta el propio decreto.
Desde el punto de vista doctrinal, la opinión de Emilio Calvo Baca,
expresada en su obra “Código Civil Venezolano comentado y concordado”
(2008); asimismo el autor Arquímedes González en su texto “Sobre la
propiedad y Posesión” (1996); José Aguilar Gorrondona en su obra “Cosas,
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bienes y derechos reales” (2003), Simón Jiménez en su obra “La posesión en
el Derecho Civil Venezolano” (1975); Antonio Hernández Gil en su texto “La
posesión” (1980); Yuri Naranjo en su libro “La Sentencia sus vicios e
impugnaciones (1998), entre otros conocedores del área.
Asimismo, la investigación se apoya jurisprudencialmente en la novísima
decisión pronunciada por la Sala de Casación Civil de fecha 17 de abril de
2013 signada con el N°175, motivada por un recurso de interpretación sobre
la Ley Contra el Desalojos y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011).
2.1. LEY CONTRA DESALOJO Y LA DESOCUPACIÓN ARBITRARIA DE
VIVIENDAS EN RELACIÓN A LA SENTENCIA N° 175 DE LA SALA DE
CASACIÓN CIVIL
El Estado es el garante del disfrute pleno de todos los derechos
fundamentales inherentes a la existencia humana. Entre ellos, junto al
derecho a la vida, la alimentación, la educación y la salud, coexiste el
derecho a una vivienda digna, el cual implica un enorme esfuerzo de todos
los órganos y entes del Estado, en función de la complejidad social y
económica de la solución de los problemas habitacionales.
Atendiendo al criterio legal, se parte del artículo 1 del Decreto con
Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación
Arbitraria de Viviendas (2011), cuyo objeto persigue resguardar el derecho
de posesión o tenencia que puede ejercer un individuo ya sea en calidad de
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arrendatario, comodatario, ocupante usufructuario y/o adquiriente de
inmuebles destinados a vivienda principal. En este sentido, el artículo 4
ejusdem contempla la restricción de ejecutar desalojos forzosos y la
desocupación arbitraria de los sujetos objeto de protección indicados en el
Decreto Ley, sin el previo cumplimiento de los procedimientos especiales
contentivos en la misma norma.
Para comprender doctrinalmente lo que comprende la acción de desalojo
se hace indispensable citar al autor Cabanellas (2006, p.125), quien define ,
“en el Derecho Argentino, desahucio de un inquilino o arrendatario por falta
de pago, expropiación forzosa, necesidad de ocupar la finca el propietario u
otra de las causas legales o convencionales que autoricen a desalojar o
expulsar el arrendatario rústico o urbano”.
Ahora bien, en virtud del propósito del presente estudio es importante
acotar lo sancionado por el Ejecutivo Nacional vía habilitante, al originar un
deber ineludible por parte de los Órganos Jurisdiccionales en suspender los
procesos hasta tanto no se haya dado cumpliendo irrestricto al nuevo
esquema administrativo estatuido en la Ley observada.
Desde esta perspectiva, se denota la total desaplicación del principio
sobre la no retroactividad en las Leyes que tienen promulgación posterior con
un proceso o actividad jurisdiccional ya iniciada, empero, claramente se
observa que no es la intención del decreto ley una paralización arbitraria de
los todo los procesos judiciales iniciados con anterioridad al mismo, lo cual
generaría una situación de anarquía judicial tan peligrosa como el mal que se
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pretende evitar, principalmente busca establecer la correcta inteligencia del
procedimiento administrativo previo a las medidas que comporten
materialmente la pérdida de la posesión ejercida son el bien.
2.1.1. TIPOS DE POSESIÓN SEGÚN EL CÓDIGO CIVIL VENEZOLANO
Inicialmente se manifiesta, según Cabanellas (2006, p.311), que la
posesión “constituye exactamente el poder de hecho y de derecho sobre una
cosa material constituido por un elemento intencional o ánimus (la creencia o
el propósito de tener la cosa como propia) y, un elemento físico o corpus (la
tenencia o disposición efectiva de un bien material”.
Por otro lado, Calvo (2008, p. 446), asegura que:
la posesión se considera la posesión como un concepto jurídico anterior a la propiedad y en nuestro ordenamiento legal la posesión se considera como un hecho. La posesión consiste en un poder físico ejercido por alguien que tiene una cosa para sí, ya sea en custodia (depósito), o en garantía del cumplimiento de una obligación a favor del poseedor (prenda, anticresis) o que la tiene con el fin de usarla o de explotarla económicamente, con independencia de la intención en el poseedor de considerar ese bien como propio.
En esta perspectiva, se entiende que una persona adquiere la posesión
cuando llega a reunir el “corpus” y el “ánimus”, que esta deja de existir
cuando pierde uno de los elementos o ambos y que, entre tanto la conserva,
de manera que el poseedor ejerce poderes de hecho sobre la propiedad y a
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los otros derechos reales que se confieren a su titular un poder de derecho.
Aun cuando existen otros conceptos sobre la posesión, todos reflejan un
mismo criterio y entiéndase así que constituye un derecho real por el cual
alguien tiene la cosa en su poder.
El Código Civil Venezolano (1982, p. 424), define la posesión en su
artículo 711 “la posesión es la tenencia de una cosa, o el goce de un derecho
que ejercemos por nosotros mismo o por medio de otra persona que detiene
la cosa o ejerce el derecho en nuestro nombre”.
Es este sentido, la legislación venezolana no menciona explícitamente el
elemento “ánimus”, lo que parecería implicar que el legislador no toma el
punto de partida típico de la teoría subjetiva sobre la posesión, que es la neta
distinción entre posesión y detentación.
El legislador, al definir la posesión acogió la fórmula establecida por el
Código Napoleónico (1807) y el Código Civil Italiano de (1865), de donde
surgen venezolana varias clasificaciones, que se encuentran concebidas en
la legislación civil y dentro de las cuales existen las que carecen de
importancia desde el punto de vista práctico, es decir, no tiene relevancia
desde el punto de vista del derecho positivo , así aquellas que marcan gran
relevancia para poder invocar el resguardo del Decreto Ley analizado.
De esta manera, el análisis de cada tipo posesión que contempla el
Código Civil Venezolano (1982), facilita precisar el alcance de protección al
cual refiere la Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de
Viviendas (2011), permitiendo a los órganos jurisdiccionales tramitar aquellas
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causas que pudieran comportar la pérdida de la posesión en los casos
indicados por la norma, lo que para efectos de la citada Ley sólo serán
aquellos cuya posesión legítima del inmueble esté destinada a vivienda
principal para el grupo familiar.
Al respecto de esta última condición, es decir, que se trate del inmueble
en el que habita el grupo familiar, es de notarse que el referido Decreto Ley
está dirigido expresamente al inmueble destinado que ocupan las personas
naturales y sus grupos familiares en calidad de vivienda principal, término
que se puede apreciar en múltiples referencias dentro del contenido de la
exposición de motivos, pero que en sí, encierra el principio de dar protección
a los sujetos comprendidos en la Ley que habitan en el inmueble que
constituye su vivienda familiar.
2.1.1.1. POSESION INMEDIATA
Tal como expresa el artículo 771 del Código Civil Venezolano (1982,
p.424), “la posesión podemos ejercerla por nosotros mismos o a través de
otra persona”. Sobre esta base puede estructurarse el derecho de naturaleza
directa, como lo infiere el legislador, sobre los conceptos tanto de la posesión
inmediata como mediata. De manera que, el poseedor que detenta la cosa
ejerce directamente la posesión sin mediación o concurso de otra persona.
La citada definición, presenta caracteres de un hecho sui géneris, que por sí
solo engendra derechos y efectos jurídicos que puede invocar ante acciones
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que persigan irrumpir con el ejercicio de su posesión, originando
consecuencias legales contempladas por la ley estableciendo medidas
específicas para protegerlas.
Sin embargo, es importante no confundir la posibilidad de ejercer la
posesión en nombre de otro con el ejercicio de una representación en un
enfoque estricto; en tal sentido, la posesión será inmediata cuando se tiene
directamente y no se ejerce por otro, fundamentada en un título que autoriza
a conservar y disfrutar una cosa ajena, por tal motivo está obligado a
devolverla al poseedor mediato, es decir, no es necesario el concurso de un
mediador posesorio, de donde se presume el contacto físico con la cosa.
Continuando con el mismo criterio, expresa Calvo (2008, p.448), que la
posesión inmediata “es la de quien está en contacto directo con el bien; así la
del arrendatario, del acreedor anticrético o prendario, la del usufructuario,
depositario, que la reciben temporalmente por voluntad del propietario”.
Tal como se indica anteriormente, este tipo de posesión conlleva la
creación y goce de derechos, que se ejerce mediante el contacto directo con
el bien y través de un título que lo acredita para tal fin.
Es visto que, dentro de este tipo de posesión están aquellos sujetos que
la ejercen bajo la figura de arrendatario, usufructuario, comodatario,
depositario, entre otros, considerados individuos protegidos por el Decreto
con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación
Arbitraria de Viviendas (2011), dentro del ámbito subjetivo de aplicación
establecido en el artículo de dicho cuerpo legal.
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2.1.1.2. POSESION MEDIATA
En relación a la posesión mediata Calvo (2008, p. 448), la define como
“aquella ejercida de modo indirecto por quien confiere la posesión; así la del
dueño que cede el uso al arrendatario”.
Por consiguiente , se presenta cuando el dominio de hecho se ejerce por
medio de otra persona, lo cual presupone que existe un poseedor, no hay
tenencia material de la cosa que detenta otro; cuando el dominio de hecho se
ejerce por medio o a través de otro, lo que origina el concepto de mediación
posesoria y que se ejercita sin el contacto material con la cosa, por medio del
contacto de otro que requiere de la existencia de una relación jurídica entre
el poseedor inmediato y el poseedor mediato, como por ejemplo, en el
contrato de arrendamiento, donde el propietario, que es el arrendador,
ejerce la posesión mediata con respecto al arrendatario que es el poseedor
inmediato realizando actos de disfrute de la cosa.
No obstante, Jiménez (1975, p.87), precisa que la posesión mediata “es
de grado superior a la de poseedor inmediato; por este motivo, la doctrina
suele denominar al poseedor mediato como poseedor superior u originario, y
al poseedor inmediato como subposeedor o poseedor subordinado o
derivado.”
Tomando en cuenta lo planteado por la doctrina, esta relación jurídica
existente en la posesión mediata da a entender que el Decreto con Rango,
Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de
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Viviendas (2011), sólo presta protección para quien ejerce la posesión
inmediata considerándolo como el débil jurídico, pues es quien tiene contacto
físico con la cosa y por lo general, también es quien frecuentemente se
encuentra expuesto ante situaciones de desalojos y desocupación arbitraria
del inmueble por parte del poseedor mediato.
Es por ello, el legislador en aras de buscar un equilibrio entre quien
ejerce la posesión y quien es titular de la propiedad, sin menoscabo de
alguna de las partes, proporciona los procedimientos especiales para
garantizar que los desalojos forzosos se hagan previa garantía del derecho a
la defensa y acompañado de una política de protección de las familias y a las
personas en el acceso a la vivienda y que son desarrollados detalladamente
en el presente estudio.
2.1.1.3. POSESIÓN LEGÍTIMA
Tradicionalmente las legislaciones siguen el método de señalar los vicios
cuya presencia excluyen la posesión legítima, pero el Código Civil
Venezolano (1982), procede a la inversa y señala los requisitos que deben
reunir la posesión para poder ser calificada como legítima.
Doctrinalmente, Calvo (2008, p.448), manifiesta que la posesión legítima
consiste en aquella en la que el poseedor carece de título o éste es nulo o
que recibe la posesión de quien carece de derecho para transmitirla o que el
modo de adquisición sea insuficiente; esto es, la posesión que no se obtiene
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por derecho (Ejemplo, la posesión recibida de un incapaz o por donación de
un inmueble por documento privado).
El artículo 772 del Código Civil Venezolano (1982, p.452), establece que
“la posesión es legítima cuando es continua, no interrumpida, pacífica,
pública, no equívoca y con intención de tener la cosa como suya propia”.
Así también expresa Aguilar (2003, p.180), sobre la legitimidad de una
posesión que, en realidad los requisitos que señalan que la posesión no sea
interrumpida y de que se ejerza con intención de tener la cosa como suya
propia no son exigencias específicas de la posesión legítima y su ausencia
produce efectos más graves que viciar la posesión. En efecto, cuando la
posesión de alguien está interrumpida lo que ocurre es que esa persona no
posee y cuando carece de la intención de tener la cosa (o derecho) como
suya propia lo que ocurre es que es una simple detentadora.
En este orden de ideas, los requisitos específicos para que la posesión
legítima según el ordenamiento jurídico venezolano son, que la posesión sea
continua, pacífica, pública y no equívoca; y los vicios correlativos son la
discontinuidad, la violencia, la clandestinidad y la equivocidad; para ello el
mismo autor (2003, p.135), desarrolla los cada uno de los requisitos de la
siguiente manera:
a) Continua: Consiste en que el poseedor ejerza su poder de hecho
en toda ocasión o momento en que lo hubiera hecho el propietario (o titular
del derecho de que se trate). La discontinuidad consiste en no ejercer así su
poder de hecho. En su forma más extrema, o sea, cuando el poseedor no
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ejerza su poder de hecho nunc, la discontinuidad no es ya un simple vicio de
la posesión sino que implica la pérdida de la misma por pérdida del elemento
“corpus”. Es una cuestión de hecho que debe apreciarse en cada caso, al
cabo de cuanto tiempo de no ejercido el poder de hecho debe entenderse
que se ha abandonado la cosa.
b) Discontinuidad: Se diferencia de la interrupción de la posesión en
que aquella proviene de la conducta del poseedor mientras que la segunda
ocurre por una causa ajena a él (Ejemplo: el despojo realizado por un
tercero, hechos de la naturaleza que impiden ejercer el poder de hecho sobre
la cosa, entre otras).
c) La pacificidad: Consiste en que el poseedor actúe sin la
contradicción u oposición de otro que esté animado de una intención rival a
la suya. Así, por ejemplo: el acto del ladrón que a la fuerza penetre en una
casa con el propósito de robar no transforma la posesión del poseedor de la
casa asaltada en una posesión violenta porque el ladrón no tiene la intención
de pasar a poseer el inmueble.
d) La publicidad: Consiste en que el poseedor realice su actuación
posesoria sin ocultarla, tal como suelen hacerlo los verdaderos titulares de
los derechos, sin que sea necesario que realice actos especiales con el solo
fin de darla a conocer.
En relación a este punto, Calvo (2006, p.453), puntualiza que “ésta
será pública si la ha tenido a la vista de todo el mundo, de suerte que nada
valdría la tenencia de una cosa guardada en secreto”.
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También es de observar que, aun cuando en el Derecho Romano la
clandestinidad en la adquisición de la posesión la viciaba para siempre, la
legislación venezolana dispone en el artículo 777 Código Civil Venezolano
(1982, p.454), que no puede servir de fundamento a la adquisición de la
posesión legítima los actos violentos y clandestinos; sin embargo, ella puede
comenzar cuando ha cesado la violencia y la clandestinidad; es decir, es un
vicio temporal.
e) La inequivocidad: Es un concepto sobre el cual existen
discrepancias. De acuerdo con una vieja concepción, a la que adhiere
Ramiro A. Parra, significaría que no existan dudas sobre los elementos de la
posesión, “el corpus” y el “ánimus”; pero según una opinión más reciente
consiste en que no existan dudas sobre el “ánimus” de modo que la posesión
será equívoca cuando los actos de goce pueden explicarse sin presuponer
dicho “ánimus”.
En tal sentido, Calvo (2006, p. 453), señala, “no debe ser dudoso para el
público distinguir si la persona posee o no, como si teniendo en su poder un
caballo resultase de las maneras empleadas por ella, respecto del animal, la
incertidumbre de si lo tenía en depósito o como suyo propio”
Es así como se hace necesario para el presente estudio analizar cada
uno de los requisitos que dan lugar a la posesión legítima, en virtud de que
uno de los puntos más relevante que dan lugar a la interpretación
pronunciada por parte de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia según la sentencia N° 175 de fecha 17de abril de 2013 en relación a
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la Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011),
se encuentra relacionada con la legalidad de la tenencia u ocupación que
ejerce el sujeto sobre el inmueble y los procedimientos que este debe agotar
para invocar su resguardo ante situaciones que comporten materialmente la
pérdida o suspensión de ese derecho real.
En relación a ello, la honorable Sala de Casación Civil en Sentencia
N°175 de fecha 17 de abril de 2013 se pronunció a tenor, que la posesión
que merece protección en los términos de Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley es “la posesión, tenencia u ocupación lícita”, es decir tutelada
por el derecho”; por consiguiente, un sujeto que cumpla íntegramente cada
uno de los requerimientos supra expuestos y que enmarque su posesión
sobre las bases jurídicas que el Código Civil Venezolano (1982), y las demás
leyes que regulan esta materia puede sin ningún impedimento invocar el
reguardo posesionario sin más limitaciones que las que la misma norma
contempla, tal es el caso del agotamiento del procedimiento administrativo
que constituye un requisito de obligatorio cumplimiento para poder acceder
ante los órganos de administración de justicia.
2.1.1.4. POSESIÓN ILEGÍTIMA
Sobre la posesión ilegítima, también denominada viciosa, afirma Planiol
(1991, p.102), que es aquella que surge cuando la posesión legítima adolece
de la ausencia de alguno de los caracteres o requisitos ya analizados. Es
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decir, que al faltar cualquiera de aquellos elementos la posesión no produce
los efectos que el Código Civil Venezolano (1982), normalmente le atribuye a
esta especie de posesión. Principalmente en lo que concierne al ejercicio de
los interdictos posesorios y a la adquisición de la propiedad y otros derechos
reales por medio de la prescripción. Un vicio de posesión es, en cierta
manera, sin destruir su existencia, se convierte jurídicamente en inútil; al no
generar efectos jurídicos lógicamente no existe protección legal que invocar.
El citado autor enuncia cuatro vicios de la posesión, a saber; la
discontinuidad, la violencia, la clandestinidad y el equívoco. La ley
erróneamente enumera la forma positiva de las cualidades que debe reunir la
posesión, en lugar de abordar directamente el vicio que la convierte en
posesión inútil; añade, que es preferible preocuparse por el vicio, que es el
estado anormal, en virtud de comportar una situación accidental de la misma.
Asimismo, omite la mención de los vicios que se relacionan con la
ininterrupción y la intención de tener la cosa como propia, debido a que estas
dos cualidades pertenecen a otro orden de ideas, cuando ellas faltan hay
ausencia de posesión y no posesión viciosa.
En relación a la posesión ilegítima por disimilitud en relación a la
posesión legítima, se puede deducir que carece de la protección en los
términos establecidos en el marco jurídico establecido en citado Decreto con
Rango Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria
de Viviendas (2011), objeto del presente estudio. Es comprendido que, en
esta posesión existe ausencia parcial o total de requisitos exigidos y
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explanados en la posesión legítima, razón por la cual no produce los efectos
jurídicos de ley; impidiendo el poder de invocar tal resguardo.
2.1.1.5. POSESIÓN DE BUENA FE
El artículo 788 del Código Civil Venezolano (1982, p. 456), cita en su
texto que “es poseedor de buena fe quien posee como propietario en fuerza
de justo título, es decir, de un título capaz de transferir el dominio, aunque
sea vicioso, con tal que el vicio sea ignorado por el poseedor” y de donde se
interpreta que la posesión de buena fe es aquella donde el poseedor tiene la
seguridad de haber adquirido por medios legítimos de quien tenía la potestad
de transmitirla, ignorando que en su título o en su forma de adquirir existían
vicios que le restan validez, el sujeto adquiere, ejerce y hasta transmite el
dominio sobre el inmueble bajo desconocimiento de un título defectuoso.
Por su parte Calvo (2008, p.448), expresa que “en la posesión de buena
fe debe haber necesariamente un título de posesión, sea o no justo, y el
poseedor debe estar convencido de que su título es legítimo; pero ese título
en realidad está viciado”.
En tal sentido, la posesión es de buena fe porque el poseedor cree en la
legitimidad de su título, ignora el error de hecho o de derecho sobre el vicio
que contiene tal titularidad. Empero, esta legitimidad durará mientras las
circunstancias permitan al poseedor presumir que posee legítimamente o
mientras sea citado en juicio.
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Asimismo, Aguilar (2003, p.182), acota que la existencia del título no es
un requisito adicional de la posesión de buena fe , sino una exigencia lógica
de la creencia de la justicia de la posesión, pues a falta de él nadie puede
creer que posee conforme a Derecho (gozaría de un derecho erga omnes);
pero lo cierto es que dicha creencia podría existir en los casos de títulos
putativos que a criterio doctrinal y jurisprudencial no bastan para
fundamentar una posesión de buena fe en el derecho venezolano.
En síntesis, si en el título existe un vicio, es necesario que el poseedor lo
ignore para que la posesión sea de buena fe. Esa ignorancia viene a
constituir un error en cuanto que el poseedor cree que ha adquirido la
propiedad o un derecho cuando en realidad no es así.
El error que puede invocarse es tanto el error de hecho como el error de
derecho, a pesar de que algunos autores se niega que el error de derecho
pueda originar una posesión de buena fe; entiéndase también que puede
invocarse tanto la falta de titularidad del enajenante como constituyente del
derecho poseído.
Por consiguiente, este tipo de posesión se encuentra protegida dentro
del marco jurídico del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el
Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), en razón de la
existencia de un título que acredita la posesión ejercida y quien la ejerce
tiene la firme convicción que su posesión es legítima, aun cuando ésta
presenta elementos que vician su ejercicio, vicios que pueden invocarse
tanto de hecho como de derecho .
37
2.1.1.6. POSESIÓN DE MALA FE
Ahora bien, Calvo (2008, p.448), se refiere sobre la posesión de mala fe
como “la figura contrapuesta a la de buena fe y puede ser una posesión sin
título, o también con título insuficiente y el poseedor conoce de esta
situación”. Ambas producen efectos jurídicos distintos; así, el poseedor de
mala fe deberá restituir los frutos indebidamente percibidos, pierde las
mejoras útiles de recreo. Así, basta estar ausente de alguno de los
elementos que definen la posesión de buena fe. Por ejemplo, es el caso de
quien posee como propietario en fuerza de un justo título viciado, cuyo vicio
conoció el poseedor al momento de la adquisición.
En este sentido, el artículo 789 del Código Civil (1982), remite al principio
general en los siguientes términos: “La buena fe se presume, y quien alegue
la mala deberá probarla”; lo que permite establecer, que en el derecho
venezolano la buena fe se presume siempre, lo que supone, el traslado de la
carga de la prueba a quien afirma la mala fe y en cuyo caso, se deberá
probar que existe el consentimiento del vicio, aun cuando sea leve, por
medios ordinarios que prueben el vicio en la adquisición de la cosa o probar
que el nuevo poseedor conocía que el enajenante no está legitimado, lo que
vendría a determinar la existencia de una posesión de mala fe. (1982, p.456)
Para comprobar la mala fe en la posesión, es necesario que existan
evidencias suficientes que hagan posible demostrar que la adquisición fue
viciosa, es decir, que el adquiriente debió tener presente para efectuar la
38
enajenación, si era poseedor legítimo o no, o si actuaba por representación y
si tenía conocimiento de algún vicio en la posesión, presunciones éstas, que
hacen suponer en la práctica, lo difícil que resulta probarla y por ello de muy
indubitable efecto.
El poseedor legítimo es, por la naturaleza misma de las cosas, un
poseedor de buena fe; pero la posesión ilegítima presenta distintos matices
que permiten distinguir, en primer lugar, la buena o mala fe del poseedor, y
entre los poseedores de mala fe, aquellos en que se trata de “simple mala
fe”, de los que son poseedores “viciosos” estas distinciones presentan gran
interés cuando el poseedor ilegítimo debe restituir la cosa, pues sus
obligaciones varían según las características que haya tenido su posesión.
Queda definido que, este tipo de posesión no puede ser objeto de
protección que señala el artículo 1º del Decreto con Rango, Valor y Fuerza
de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011);
en virtud de que es conocido que la posesión de mala fe no surte los
derechos o efectos jurídicos propios de una posesión legítima; en este
sentido y apegado al principio de legalidad del citado Decreto Ley sólo
aplicará dicha protección en los casos donde se intenten ejecutar medidas
preventivas o ejecutivas que pretendas interrumpir o cesar la posesión
legítima que ejercieren cuya práctica comporten la pérdida de la posesión o
tenencia del inmueble, sobrentiéndase la exclusión de ésta por carecer de
tal cualidad, se reitera la posición del nuevo texto legal de brindar protección
en aquellas posesiones que se encuentren tuteladas por el derecho.
39
2.1.1.7. POSESIÓN PACÍFICA
En cuanto a la posesión pacífica se entiende como aquella obtenida por
medios tranquilos; puede ser legítima o ilegítima. Se le contrapone la figura
de la posesión violenta o viciosa que es la adquirida por medios de fuerza o
por abuso de confianza, así refiere Calvo (2008, p. 449), sobre este punto.
Por otra parte, González (1996, p. 49), manifiesta que algunos autores
creen que la posesión pacífica es la no interrumpida pero, la Ley distingue
con claridad estos elemento; probablemente la confusión de que ambos
tienen por causa inmediata la perturbación, más la diferencia es radical; no
hay interrupción, si la molestia no se ha llevado hasta el despojo, y para que
deje de ser pacífica se necesitan perturbaciones frecuentes, sin llegar nunca
a tal extremo, porque dejaría de ser pacífica y pasa a ser interrumpida.
Asimismo, el artículo 777 del Código Civil (1982), determina que
“Tampoco puede servir de fundamento a la adquisición de la posesión
legítima los actos violentos o clandestinos…”, al mismo tiempo aclara, que sí
puede iniciarse “cuando haya cesado la violencia o la clandestinidad. (1982,
p. 454)
De esta manera, no se puede interpretar que una simple molestia sin
consecuencia y subsanada a tiempo como falta de este elemento por cuanto
que no basta declarar que la posesión no sea pacífica.
Considerando lo planteado, en el marco del Decreto Ley el poseedor
pacífico podrá recurrir a su protección en tanto el ejercicio de su posesión se
40
complemente con los requisitos exigidos por la posesión legítima, es decir,
que además de la pacificada de la posesión también se evidencie la
continuidad, la publicidad y no equivocidad anteriormente desarrollados en la
posesión legítima.
2.1.1.8. POSESIÓN VIOLENTA
En relación a la posesión violenta contentiva en el artículo 777 del
Código Civil Venezolano, Calvo (2008, p.449), refiere que la misma es
reconocida por la doctrina como violenta o viciosa que es la adquirida por
medios de fuerza o por abuso de confianza. Esta posesión violenta puede o
no constituir delito. El delito que se configura es el de la usurpación de
inmuebles, y apropiación ilícita para inmuebles. En principio esta clase de
posesión no concede ningún atributo, pero con el transcurso del tiempo
puede generar ciertos derechos.
Ahora bien, como se manifestó anteriormente, la posesión violenta se
fundamenta sobre un dominio viciado de la cosa debido a que es aquella
posesión que se adquiere por la fuerza, y que ésta fuerza puede presentarse
de manera inminente o actual, aunado al hecho de que puede presentarse
tanto física como moral, ésta última expresada en amenazas y
amedrentamientos para constreñir al poseedor a abandonar la cosa.
Igualmente, puede considerarse un supuesto de posesión violenta, quien
en ausencia del dueño se apodera de la cosa y volviendo el dueño le repele,
41
así como también del vicio de violencia como aquel que se haya dado contra
el dueño de la cosa o contra quién la poseía sin ser el dueño, o contra quien
la tenía en nombre o lugar de otro.
Bien podría entenderse que si tal posesión forma parte del ámbito
subjetivo de aplicación establecida en el Decreto con Rango, Valor y Fuerza
de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011),
plantearía una situación de anarquía jurídica tan peligrosa como la que se
pretende evitar, en virtud de que el principal señalamiento que se hace
dentro de la exposición de motivos se refiere a las acciones violentas, bajo
coacción y constreñimiento con el fin de lograr la entrega material del
inmueble a través de un desalojo forzoso, por ello, es lógico inferir que la
posesión violenta no puede ser objeto de protección por parte del Estado, tal
situación constituiría una evidente contradicción del legislador.
2.1.1.9. POSESION EN NOMBRE PROPIO
Es entendido que la posesión en nombre propio es aquella ejercida
directamente por el poseedor que en ejercicio de los poderes posesorios
puede tener como título tanto un negocio jurídico como un material como por
ejemplo, la aprehensión de la cosa, así es referida por Egaña (citado en
González, 1996, p.43).
En esta perspectiva, el Código Civil Venezolano (1982), asoma la
distinción entre la posesión en nombre propio y la posesión en nombre ajeno
42
cuando conceptualiza en su artículo 771 (1982, p. 446), “la posesión es
tenencia de una cosa, o el goce que ejercemos por nosotros mismos o por
medio de otra persona que detiene la cosa o ejerce el derecho en nuestro
nombre”. Es decir, que la tenencia de una cosa o la titularidad de un derecho
pueden ejercerse por sí mismo cualquiera que sea el concepto en que se
ostente o ejerza la posesión.
A lo anteriormente planteado, el profesor Hernández (1980, p.109),
destaca que el detentador puede ejercer asimismo la posesión por sí o en
nombre propio “Siempre que no sea quien realiza actos concernientes a la
posesión un poseedor en nombre ajeno, la cooperación en la utilización de la
cosa, la explotación del negocio, la ayuda, la prestación de servicios bajo la
dependencia de un poseedor, no excluyen el ejercicio en nombre propio. Son
modos de manifestar este ejercicio…”.
De esta forma, el arrendatario, el depositario, el comodatario, y todos los
que en virtud de una relación obligacional ejerzan la posesión, sin dar lugar a
la posesión en nombre ajeno, son sujetos ubicados dentro del ámbito
subjetivo de protección en los términos establecidos por el Decreto con
Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra los Desalojos y la Desocupación
Arbitraria (2011), cuyo actuación se fundamente en un instrumento que
acredita el derecho de ejercer en nombre propio y que excluye por completo
el hecho de poder hacerlo en nombre de otra persona, pues tal situación
configuraría según la legislación venezolana otro tipo de posesión
denominada posesión en nombre ajeno.
43
2.1.1.10. POSESIÓN EN NOMBRE AJENO
Atendiendo un poco al derecho comparado, el Código Civil Español
(1889), en su artículo 431 distingue la posesión en nombre propio
(anteriormente desarrollado) y la posesión en nombre ajeno, como “la
posesión se ejerce en las cosas o en los derechos por la misma persona que
los tiene y los disfruta, o por otra en su nombre”.
Este precepto legal, ha permitido a la doctrina formular desde distintas
perspectivas una definición más certera de la posesión en nombre ajeno, en
tal sentido reseña Hernández en su obra (1980, p. 118-120), para Scaevola
que la posesión en nombre ajeno es la ejerce la persona que actúa en virtud
de la representación legal o voluntaria a favor del representado. Valverde
considera que la posesión en nombre de otro tiene lugar en el detentador,
cuya tenencia de la cosa se deriva de una relación obligacional. Para
Manresa, la posesión en nombre ajeno se circunscribe a la que ejercen los
representantes, los mandatarios y aquellos que tienen o disfrutan las cosas o
derechos en razón de algún acto o contrato civil. García- Valdecasas piensa
que el poseedor en nombre de otro que refiere la norma es el mediador
posesorio, respalda su posesión en la celebración de un negocio jurídico.
Por otra parte, la posesión en nombre ajeno se encuentra contenida en el
artículo 771 de Código Civil Venezolano “la posesión es la tenencia de una
cosa, o el goce que ejercemos por nosotros mismos o por medio de otra
persona que detiene la cosa o eje rce el derecho en nuestro nombre”.
44
Desde esta perspectiva, autores como Calvo (2008, p. 449), la define
como aquella que se ejercita por los representantes legales o los
mandatarios en nombre de los incapaces o mandantes capaces. Los
mayordomos, los empleados no ejercen posesión, no son poseedores, son
simples encargados.
Para González (1996, p. 44), la posesión en nombre ajeno o impropia
supone que una persona en nombre de otra; y para que alguien ejerza
derechos en nombre de otra persona, se requiere la figura jurídica de la
representación en cualquiera de sus grados; lo cual induce a pensar en un
instrumento que faculte a ese poseedor precario a ejercer tal posesión.
Como ejemplo de ella, se encuentra el caso de la locación que posee en
nombre del locator o arrendador, situación esta que la doctrina ha
denominado “possesso alieno nomene”.
En este particular, se concluye que la diferencia con otros tipos de
posesiones es la persona que ejercita los actos, y si lo hace en su nombre o
en nombre ajeno. En caso de ejercerla en nombre ajeno lo puede hacer a
través de representantes, y si es el caso los actos de éste repercuten al
poseedor en nombre propio.
Considerando lo planteado, se infiere que este tipo de posesión se
encuentra resguardado dentro del ámbito de aplicación del Decreto con
Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación
Arbitraria de Viviendas (2011), ya que bajo la figura de la representación
expresamente facultado, éste puede acudir ante los organismo competentes
45
para exponer así sus pretensiones ante cualquier situación que comporte la
pérdida o suspensión de la posesión o tenencia sin detrimento ni menoscabo
de quien es representado.
2.1.2. TRÁMITE ADMINISTRATIVO ESTABLECIDO EN LA LEY CONTRA
DESALOJO Y LA DESOCUPACION ARBITRARIA DE VIVIENDAS
Frente a la imposibilidad de acceso a políticas adecuadas para la
obtención de la titularidad de las diversas posesiones, conlleva a que en
muchos de los casos personas, familias y comunidades sean víctimas de
desalojos forzosos afectados por procedimientos administrativos y judiciales
establecidos en leyes nacionales, anteriores a la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (1999), y surgidos en escenarios
distintos a las situaciones de contingencia habitacional que forma parte de la
realidad que vive el país.
En razón a las consideraciones expuestas y ampliadas en la exposición
de motivos del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo
y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), que persiguen garantizar a
todos los habitantes el respeto y la protección del hogar, lo cual implica el
derecho a no ser desalojado arbitrariamente y establecer procedimientos
especiales para garantizar que los desalojos forzosos se hagan previa
garantía del derecho a la defensa y acompañado de una política de
protección de las familias y las personas en el acceso a la vivienda, para lo
46
cual es señalada en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela como guardianes de su incolumidad y supremacía a los
administradores de justicia en la resolución de los conflictos que su
conocimiento le correspondan.
Se hace importante destacar la prioridad del Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley frente a otros instrumentos legales, encuadrando dicha
relevancia con arreglo al artículo 19 eijusdem, en éste prevalece, en materia
de desalojos y procedimientos de ejecución de viviendas, sobre las
disposiciones de cualquier otra norma legal en materia de desalojos y
ejecuciones, como pueden ser la Ley de Arrendamientos Inmobiliarios (2001)
y del Código de Procedimiento Civil Venezolano (1986).
En tal sentido, el artículo 4 del citado Decreto dispone que, a partir de su
publicación (6 de mayo de 2011), no puede procederse a la ejecución de
desalojos forzosos o a la desocupación de viviendas mediante coacción o
constreñimiento contra los sujetos objetos de protección indicados, sin el
cumplimiento previo de los procedimientos especiales establecidos en éste.
La importancia de analizar detenidamente el procedimiento administrativo
ante la ejecución de desalojos forzosos, radica sin duda, como el requisito de
admisibilidad de impretermitible cumplimiento para poder acudir a la vía
jurisdiccional, en aquellas demandas que pudieran derivar en una situación
cuya práctica material comporte la pérdida de posesión o tenencia de los
sujetos amparados por la ley, situación que ha sido interpretada inicialmente
por la honorable Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia en
47
Sentencia del 1° de noviembre de 2011, que la oportunidad de agotar este
mecanismo dependerá si existe o no una causa en curso ante el Tribunal
competente respecto a la entrada en vigencia del citado Decreto Ley, y que
es reiterada en la sentencia objeto del presente estudio.
2.1.2.1. PROCEDIMIENTO PREVIO A LA DEMANDA
Fundamentalmente, previo al ejercicio de cualquier acción administrativa
o judicial de desalojo o de ejecución forzosa de vivienda, que pueda concluir
en la pérdida de la posesión o tenencia de un inmueble destinado a vivienda
principal, el interesado en el desalojo o en la ejecución deberá iniciar un
procedimiento administrativo por ante el Ministerio con competencia en
materia de vivienda y hábitat. Este procedimiento tiene una etapa de
conciliación, destinada a lograr el acuerdo de las partes. De no lograrse la
conciliación, el funcionario competente deberá dictar decisión motivada a
favor o en contra el desalojo.
En sintonía con lo expuesto, el artículo 5 del Decreto con Rango Valor y
Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas
(2011, p.80), establece: “previo al ejercicio de cualquier otra acción judicial o
administrativa que pudiera derivar en una decisión cuya práctica material
comporte la pérdida de la posesión o tenencia de un inmueble destinado a
vivienda principal, en perjuicio de alguno de los sujetos protegidos por este
Decreto Ley, deberá tramitarse por ante el Ministerio con competencia en
48
materia de hábitat y vivienda, el procedimiento descrito en los artículos
subsiguientes”.
Este requisito de impretermitible cumplimiento se evidencia en la
apelación que le correspondió conocer al Juzgado Superior Segundo en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia,
expediente N° 12.180, quien en sentencia de fecha 17 de septiembre de
2012, declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto por el suscrito
apoderado judicial, modificando la decisión del a-quo, en el sentido de
declarar inadmisibilidad de la demanda.
Extracto que cita: “en conclusión, lo ajustado a derecho es declarar
inadmisible la presente demanda por no haberse agotado – previo a la
interposición de la demanda – el procedimiento administrativo contenido en
el referido Decreto; lo que se traduce en que la demanda sub examine, en
sintonía con el artículo 341 del Código de Procedimiento Civil Venezolano
(1986), es contraria a una disposición expresa de la Ley, específicamente es
contraria al artículo 5 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra
el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), que exige el
agotamiento del correspondiente procedimiento administrativo”.
Ahora bien, sin duda queda claro el motivo de la interpretación, cual es,
determinar el contenido y alcance del objeto del Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas
(2011), a los fines de establecer la correcta inteligencia y aplicación del
procedimiento administrativo previo a las medidas que conlleven al desalojo.
49
Tal como se evidencia en el contenido del transcrito artículo 5, el mismo
establece literalmente que “previo al ejercicio de cualquier acción judicial o
administrativa” que pudiere derivar en una decisión cuya práctica material
comporte la pérdida de la posesión o tenencia de un inmueble destinado a
vivienda, en caso familiar, contra los sujetos amparados por la Ley; el
interesado en obtener la restitución de la posesión del inmueble en cuestión
debe ineludiblemente cumplir con el procedimiento administrativo previstos
ante el Ministerio del Poder Popular con competencia en materia de vivienda
y hábitat.
De igual manera, cabe agregar que la Ley para la Regularización y
Control de Arrendamientos de Viviendas (2011), estableció que la función
administrativa en esta materia es competencia exclusiva del Ejecutivo
Nacional, la cual se ejerce a través de la Superintendencia Nacional de
Arrendamiento de Vivienda, órgano éste que integra el ut supra mencionado
Ministerio, el cual se encargará de sustanciar los procedimientos
administrativos dispuestos en la materia, de conformidad con lo previsto en
los artículos 16 y 94 y siguientes de esta última ley.
Precisamente, el Decreto Ley objeto de estudio establece un
procedimiento especial tendente a examinar objetivamente y en sede
administrativa las razones por las cuales se solicita la restitución de la
posesión y consiguiente desalojo o desocupación del inmueble destinado
exclusivamente a vivienda principal, fijando en el mismo lapsos congruentes
para ejecutar el desalojo sin perjuicio de quien solicita la medida.
50
Así, para justificar la exigencia de dicho procedimiento previo, la
exposición de motivos es clara al señalar que los mismos constituyen
medidas adoptadas por el Estado venezolano, en aras de garantizar que los
desalojos forzosos se hagan previa garantía del derecho a la defensa frente
a intereses privados mezquinos que pretendan desplazar derechos
fundamentales de trascendencia social.
2.1.2.2. INICIO: PRESENTACIÓN DE LA SOLICITUD
Observado el procedimiento previo a las demandas como un requisito de
admisibilidad de impretermitible cumplimiento para poder intentar acciones o
acudir ante los órganos jurisdiccionales, es importante señalar la aclaratoria
pronunciada por la Sala de Casación Civil en la sentencia de fecha 1° de
noviembre de 2011, a propósito de la entrada en vigencia del mencionado
Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley y la aplicación de las normas
contenidas en dicho cuerpo legal, particularmente respecto a los procesos
que se hallaban en curso para aquella fecha, marcando una estricta
distinción entre los procedimientos descritos en la Ley, y ésta advierte que
existen dos supuestos de posible ocurrencia; el primero, si el juicio no ha
iniciado para la entrada en vigencia de la Ley, caso en cual debe ser
cumplido el procedimiento establecido en los artículos 5 al 11, por el
contrario si el Juez ya está en curso, el procedimiento que deberá aplicar es
el establecido en el artículo 12 ejusdem.
51
Es así, que todo antepuesto analizado por los órganos de administración
de justicia pone de manifiesto que en el caso de los procesos en curso lo que
se pretende es la correcta prosecución de los juicios hasta llegar a la fase de
ejecución de sentencia, donde deberán suspenderse hasta tanto se apliquen
y verifiquen los mecanismos procedentes que establece el Decreto Ley para
lograr la efectiva entrega del inmueble en cuestión.
En consonancia con lo anterior, y aplicando el primer supuesto se
procede a explicar el primer paso dentro del procedimiento previo a la
demanda; el cual consiste en la presentación de la solicitud ante el órgano
competente y por consiguiente da inicio al trámite.
En relación a la solicitud que da inicio al procedimiento especial previo a
la demanda, ésta se encuentra señalada en el artículo 6 anteriormente
enunciado, el cual cita lo siguiente: “el interesado deberá consignar solicitud
escrita, debidamente motivada y documentada, por ante el Ministerio del
Poder Popular con competencia en materia de vivienda y hábitat, en la cual
expondrá los motivos que le asisten para solicitar la restitución de la
posesión del inmueble y, por tanto, el desalojo de alguno de los sujetos
objeto de protección de conformidad con el presente Decreto con Rango,
Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de
Viviendas”. (2011, p.80)
Fuertes críticas se han efectuado en lo que respecta a esta novedad
legislativa que estipula el agotamiento obligatorio de la vía administrativa
ante el Ministerio encargado sobre la materia de vivienda y hábitat en
52
relación al procedimiento; esta situación es considerada sin lugar a dudas
contrario a la tutela judicial efectiva, dado que un aspecto de índole civil se
convierte en un tema de carácter administrativo, y que vulnerando la
jurisprudencia donde el agotamiento de la vía administrativa no era
obligatorio, sino solo ante el caso de las demandas contra la República, en el
caso en discusión, también se vuelve obligatorio el cumplimiento de esta
etapa previa, en atención al primer supuesto de posible concurrencia.
Atendiendo a lo planteado en el artículo señalado, lo que procura dicha
normativa es otorgarle los plazos suficientes a la persona que deba entregar
el inmueble, para que se le disponga una provisión de refugio temporal o
solución habitacional efectiva, evitando así que las partes ejecuten medidas
improcedentes que vayan en detrimento del propósito del legislador, que el
afectado y su familia se vean desprovisto de un techo que lo abrigue, por ello
la decisión debe estar ajustada a la realidad social de los involucrados.
Al respecto, la Sentencia N°175 pronunciada por la Sala de Casación
Civil del Tribunal Supremo de Justicia de fecha 17 de abril de 2013, reitera
en su fase decisoria que los artículos 5 al 11 del Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas
(2011), configuran un requisito de admisibilidad de impretermitible
cumplimiento para acudir a la vía jurisdiccional, para aquellas demandas que
pudieran derivar en una decisión cuya práctica material comporte la pérdida
de posesión o tenencia del inmueble destinado a vivienda principal de los
sujetos considerados dentro del ámbito de aplicación de la Ley.
53
Desde esta perspectiva, se observa en primer lugar la obligación de dar
inicio al procedimiento administrativo especial si se desea acudir a la vía
jurisdiccional, cuya omisión impide la posibilidad de efectuar alguna acción o
medida que afecte el derecho que ejerza el sujeto sobre el inmueble
destinado a vivienda, de tal forma que, una vez agotado éste se pueda
proceder ante la vía jurisdiccional en el marco de lo establecido y aplicando
de manera preferente el citado Decreto Ley, de conformidad con lo
establecido en el artículo 3 ejusdem.
2.1.2.3. AUDIENCIA CONCILIATORIA
Presentada la solicitud que refiere el artículo 6 del Decreto con Rango,
Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de
Viviendas (2011); el funcionario la admite y procede a citar al sujeto objeto de
protección del citado Decreto Ley (arrendatario, comodatario, usufructuario,
ocupante, adquiriente de vivienda principal o usada) para que, en compañía
de un abogado exponga su defensa y presente sus alegatos en una
audiencia conciliatoria.
Doctrinalmente, Cabanellas (2006, p. 81), se refiere al acto conciliatorio o
conciliación como la “a venencia de las partes en un acto judicial, previo a la
iniciación de un pleito”. El acto de conciliación, que también se denomina
juicio de conciliación, procura la transigencia de las partes, como objeto de
evitar el pleito que una de ellas quiere entablar.
54
El artículo 7 ejusdem del Decreto Ley contempla la fase conciliatoria
correspondiente al procedimiento administrativo, el cual señala:
el funcionario competente procederá a citar a la otra parte, para que comparezca acompañada de abogado de su confianza a exponer sus alegatos y defensas en audiencia conciliatoria que se llevará a cabo en un plazo que no podrá ser menor de diez (10) días hábiles ni mayor de quince (15) días hábiles contados a partir del día siguiente al de su citación. Si dicha parte manifestare no tener abogado, o no compareciere dentro del plazo indicado, el funcionario actuante deberá extender la correspondiente citación a la Defensoría especializada en materia de protección del derecho a la vivienda y suspenderá el curso del procedimiento hasta la comparecencia del Defensor designado, oportunidad en la cual fijará la fecha de la audiencia conciliatoria, notificando debidamente a todos los interesados…
Se observa entonces, que el artículo citado anteriormente figura el
procedimiento de conciliación como uno de los medios alternativos de
resolución de conflictos más recurrido en los últimos tiempos, con el
propósito de lograr un mejor acceso a la justicia como soporte a los
mecanismos jurisdiccionales, desahogando en cierta forma el colapso de
causas vistas por los Tribunales en esta materia. Como procedimiento
comprende el conjunto de trámites y formalidades convencionales y legales
para lograr la coincidencia entre las partes en conflicto y como acuerdo
representa la forma de arreglo concertado entre éstas.
En relación a la defensoría especializada que menciona el artículo 7 del
Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la
Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), así el artículo 11 ejusdem ,
reitera el derecho de contar con la asistencia y representación jurídica
55
durante todo el proceso y aun en la fase de ejecución, si fuere necesario, por
parte de la Defensoría Pública quien cuenta con Defensores Públicos en
materia civil y administrativa especial inquilinaria y para la defensa del
derecho a la vivienda, dando fiel cumplimiento a derecho de ejercer su
defensa tal y como consagra la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999), en su artículo 49.
Continúa el artículo 7 (2011, p. 81) ejusdem, en su segundo aparte:
…si la parte interesada, o el sujeto objeto de protección y demás notificados, de ser el caso, no comparecieren a la audiencia conciliatoria, se declarará desierto el acto, debiéndose fijar una nueva oportunidad dentro de los diez (10) días hábiles siguientes a éste. Si, una vez fijada la nueva oportunidad para la celebración de la audiencia, se verificare la incomparecencia de alguna de las partes, el operador de justicia procederá a dictar su decisión. Todas las actuaciones serán recogidas en un acta, que al efecto formarán parte integrante del expediente. La inasistencia de la solicitante o el solicitante a la última audiencia fijada, o a cualquiera de sus sesiones, se considerará como desistimiento de su pedimento, dando fin al procedimiento. La audiencia conciliatoria se celebrará en presencia de todos los interesados y será presidida por las funcionarias o por los funcionarios designados a tal efecto. De ser necesario, podrá prolongarse, suspenderse o fraccionarse la audiencia cuantas veces sea requerida para lograr la solución del conflicto, sin que el plazo total, contado a partir de la primera audiencia exceda de veinte (20) días hábiles. En todo caso, el funcionario actuante dejará constancia de todas las situaciones, actuaciones y circunstancias en el curso del procedimiento, mediante actas levantadas a tal efecto
Sintetizando lo explanado en el artículo indicado, se señala que una vez
admitida la solicitud realizada por parte del interesado ante el órgano
competente en materia de vivienda y hábitat, el funcionario procederá a fijar
56
la fecha para la celebración del acto conciliatorio la cual puede prolongarse,
suspenderse o fraccionarse cuantas veces sea requerido para lograr la
solución del conflicto, en dicho acto la parte citada expondrá sus alegatos y
defensas debidamente asistido por un profesional del derecho y a falta de
éste se le designará un defensor adscrito a la Defensoría Pública
especializada en materia de protección del derecho a la vivienda. En caso de
la no comparecencia de alguna de las partes, se declarará desierto el acto y
el funcionario fijará una nueva audiencia conciliatoria; si nuevamente no
comparece alguna de las partes el funcionario que vea del caso procederá a
dictar la decisión.
Cabe destacar la importancia que tiene la presencia del interesado de la
acción de desalojo en cada una de las audiencias o de cualquiera de las
sesiones, pues la no presencia de éste se considera como desistimiento
tácito y se da por terminado el procedimiento a favor del sujeto objeto de
protección en los términos del citado Decreto Ley.
Cuando finalmente culmine esta audiencia conciliatoria, los presentes
suscriben un acta con los detalles del acuerdo, dando cumplimiento al
requisito de forma del acto.
Si se llega a un consenso de solución, ambas partes manifiestan la
forma, condiciones y el tiempo de ejecución de lo acordado. Si no hay
acuerdo, el funcionario debe decidir con base a los alegatos presentados por
las partes. Si ésta favorece al sujeto objeto de protección, se dictará una
resolución quedando protegido contra el desalojo de la vivienda habilitando la
57
vía judicial para el interesado. Si la decisión favorece al interesado, en la
resolución se indica el plazo tras el cual podrá realizarse el desalojo, el cual
sólo puede hacerse por la vía judicial. En la práctica este acto inicial puede
tardar mínimo unos seis meses y dicha resolución es recurrible ante los
tribunales contenciosos administrativos.
Por otra parte, la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia
en su sentencia N°175 de fecha 17 de abril de 2013, refiere que la
culminación del procedimiento previo a la acción judicial coincide
particularmente en la audiencia conciliatoria, cuya finalidad del procedimiento
previo administrativo es instar a las partes mediante la conciliación a resolver
el asunto, sin embargo, la resolución administrativa que se dictare puede ser
inclusive desfavorable al solicitante del desalojo; futuro demandante en
causa civil, sin que menoscabe en forma alguna su derecho a acudir a la vía
jurisdiccional, afín de ejercer su derecho a obtener por parte de los órganos
que administran justicia la debida tutela judicial efectiva a su pretensión.
Como se puede observar, la inclusión de esta audiencia conciliatoria
dentro del procedimiento administrativo previo, comprende un requisito
indispensable para acudir antes los órganos encargados de administrar
justicia, en el sentido que, obteniendo una resolución favorable para
cualquiera de las partes se hará necesario recurrir al procedimiento judicial
establecido en el citado Decreto Ley para lograr la materialización del
desalojo, sirviendo la misma de fundamento o motivación para su solicitud, la
excepción a dicha resolución surge en el supuesto que en el acto se logre
58
concertar la entrega voluntaria del inmueble objeto de litigio, determinando
en el acta el plazo y las condiciones bajo las cuales ambas partes suscriben
para la ejecución de lo acordado.
2.1.2.4. CULMINACIÓN DEL PROCEDIMIENTO
La culminación del procedimiento administrativo referido anteriormente,
se encuentra en el artículo 8 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley
Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011, p.81), el
cual señala “culminada la audiencia conciliatoria, los presentes suscribirán
un acta en la cual se hagan constar los acuerdos o soluciones que las partes
hubieren adoptados, o de la infructuosidad de las gestiones conciliatorias
realizadas”, lo cual permitirá a la parte que resulte perjudicada con la
decisión acceder a los órganos de justicia e intentar determinada pretensión.
Básicamente la culminación del procedimiento, va dirigido a la obligación
que tiene el funcionario que ve del caso de levantar el acta conclusiva
correspondiente al acto conciliatorio celebrado, detallando los arreglos o
soluciones que las partes, si fuere el caso, y donde las partes intervinientes
asientan la aceptación o negativa de lo resuelto.
Es un requisito de forma del acto conciliatorio, que deja constancia de
haber concluido y por consiguiente de haber cumplido con el requisito de
agotar el procedimiento administrativo especial, tal como establece el artículo
4 ejusdem, lo cual permitirá a cualquiera de las partes acceder a los
59
tribunales ordinarios para tramitar la demanda donde se pretende el eventual
desalojo.
La sentencia pronunciada por la Sala de Casación Civil del Tribunal
Supremo de Justicia de fecha 17 de abril de 2013 signada con el N°175, no
hace mención expresa de la culminación del procedimiento administrativo
previo a la demanda, pero es entendido que este se dará por finalizado con
el levantamiento del acta por parte del funcionario con los detalles de lo
expuesto en el acto, así como las rúbricas de cada uno de los que
intervienen en el mismo; de igual manera deberá asentar el contenido
respectivo al acto celebrado (requisito de fondo), es decir, si se logró algún
acuerdo voluntario entre las partes o en su defecto, señalar a quien favorece
la resolución tomada basándose en los alegatos y defensas promovidas.
2.1.2.5. RESULTADO DE LA AUDIENCIA CONCILIATORIA
En esta etapa se define puntualmente el rumbo que tomará el proceso;
por una parte determina si se alcanza el objetivo de la audiencia conciliatoria
que en ese sentido es lograr un acuerdo voluntario para la entrega del
inmueble, si fuere el caso, y por otra parte, si no se logra tal anuencia la
parte afectada podrá recurrir ante los órganos jurisdiccionales.
Los posibles resultados que pudiere arrojar la audiencia conciliatoria se
encuentran discriminados en el artículo 9 de la citada Ley Contra el Desalojo
y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), el cual señala:
60
celebrada la audiencia y llegado a un consenso de solución, ambas partes manifiestan la forma y tiempo de ejecución de lo acordado. Cuando no hubiere acuerdo entre las partes, el funcionario actuante deberá motivar la decisión que correspondiere, con base en los argumentos y alegatos presentados por éstas. Si la decisión fuere favorable a la parte contra la cual obra la solicitud, el funcionario actuante dictará una resolución mediante la cual dicha parte quedará protegida contra el desalojo, habilitando la vía judicial para el solicitante. Si por el contrario, la decisión fuere favorable al solicitante, el funcionario actuante indicará en su resolución el plazo tras el cual podrá efectuarse el desalojo, el cual sólo podrá ejecutarse por orden judicial, conforme a lo dispuesto en el presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley y el resto del ordenamiento jurídico vigente. (2011, p. 82)
Se observa pues, que en el primer supuesto se suscribe el acta donde se
expresa la forma, condiciones y el tiempo para la ejecución de lo acordado
en virtud de haber logrado el conceso dentro del acto conciliatorio, en el
segundo, tal anuencia no es lograda por lo tanto dicha acta podrá servir de
motivación para la posible demanda que pueda interponerse.
Asimismo, refiere sobre la actuación del funcionario actuante si no se
logra acuerdo alguno entre las partes, para lo cual deberá decidir y asentar
su resolución en acta que refiere el artículo 8 ejusdem, atendiendo a los
alegatos y defensas presentadas por las partes, lo mismo que si faltare
alguno de los involucrados a la audiencia conciliatoria o a cualquiera de sus
sesiones; lo importante de este acto aunado al principio de conciliación, es la
obligación que tiene el funcionario de fijar una posición fundamentada y que
está quede asentada en acta afín de poder ejercer acciones futura ante los
61
órganos de administración de justicia para la parte que pueda resultar
afectada con tal de decisión
Se evidencia entonces, que los dos primeros posibles escenarios que
pudieren resultar del acto conciliatorio: en donde se logra acordar una
restitución voluntaria del inmueble en cuestión o desistimiento del desalojo
forzoso intentado y en donde simplemente no existe la intención por ninguno
de los involucrados en ceder en sus pretensiones.
Señala pues, que cuando la decisión ha sido favorable al interesado, la
misma resolución indicará el plazo tras el cual podrá realizarse el desalojo,
con la salvedad de que sólo podrá efectuarse por la vía judicial.
Asimismo, para el caso en el que la decisión beneficie al sujeto objeto de
protección del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo
y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), la resolución extenderá a
favor de él la protección necesaria contra el desalojo, habilitando la
oportunidad de acudir ante la vía judicial para el solicitante.
En cada uno de los supuestos planteados en el artículo 9 del Decreto
con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación
Arbitraria de Viviendas (2011), se proyecta la constante de cumplir con el
formalismo de asentar la decisión en el acta conclusiva de la audiencia
conciliatoria, pues será ese el instrumento que servirá de fundamento para
intentar acciones ante la vía judicial, lo anteriormente expresado desprende
que el citado artículo alude al requisito de fondo y el artículo 8 refiere el
requisito de forma de la audiencia conciliatoria.
62
2.1.3. PROCEDIMIENTO JUDICIAL ESTABLECIDO EN LA LEY CONTRA
EL DESALOJO Y LA DESOCUPACIÓN ARBITRARIA DE VIVIENDAS
Parte de lo que motiva el surgimiento del enunciado Decreto con
Rango Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria
de Viviendas (2011), se fundamenta en el escenario donde personas,
familias y comunidades eran víctimas de desalojos forzosos afectados por
procedimientos administrativos y judiciales establecidos en leyes nacionales,
anterior a la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999), situando al débil jurídico en un estado de limitado acceso a los
órganos de justicia que pudieran de alguna manera garantizar el ejercicio de
sus derechos.
En tal sentido, el aludido Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley
Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), es
bastante enfático al establecer de manera novedosa, la obligación a los
jueces de la República de dar protección especial a las personas naturales y
sus grupos familiares que ocupen de manera legítima, en calidad de
arrendatarias, arrendatarios o comodatarias o comodatarios, inmuebles
destinados a vivienda principal, situación en la cual deberán aplicar en forma
preferente a la legislación que rige los arrendamientos inmobiliarios o a la
norma adjetiva en lo que concierne a las condiciones, requisitos y
procedimiento de ejecución de los sujetos objeto de protección para la
solución de conflictos que se susciten con ocasión de los mismos.
63
En consonancia con lo planteado, la honorable Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia profirió a través del fallo de fecha 3 de agosto
de 2011 signado con el Expediente N° 10-1298, el deber de los órganos
jurisdiccionales llamados a intervenir en la solución de los conflictos
intersubjetivos que impliquen desahucio, hostigamiento u otras amenazas de
aquellos inmuebles ocupados como vivienda principal, que en tales casos
deberán cumplir los procedimientos previstos en el Decreto Ley, tanto el
previo a la acción judicial o administrativa, como las condiciones
contempladas por el mismo cuerpo legal para la ejecución de los desalojos.
Otro aspecto relevante en la normativa, es la prohibición dirigida a los
órganos de administración de justicia de decretar medidas cautelares de
secuestro sobre viviendas, en las demandas por incumplimiento, resolución
de contrato, cobro de bolívares o ejecución de hipoteca.
En todo caso, para comprender el supuesto previsto en la norma es
fundamental distinguir entre la pretensión civil y la administrativa, toda vez
que la primera sin duda debe ser examinada por sus jueces naturales, es
decir, la jurisdicción ordinaria, mientras que la segunda, compete en primer
orden al Ministerio del Poder Popular en materia de Vivienda y Hábitat, a
través de la Superintendencia Nacional de Arrendamiento de Vivienda, la
cual ejerce la supervisión y control por parte del Estado en relación con las
solicitudes de ocupación del inmueble destinado a vivienda familiar dentro
del ámbito subjetivo de aplicación de la norma, en todo caso, analizará y
ponderará objetivamente las razones que invoquen los interesados para
64
ocupar el inmueble en cuestión y solicitar la restitución si fuere conveniente
de la posesión o el desalojo.
Ciertamente, los motivos ofrecidos por el legislador conducen a ponderar
la resolución del asunto con una visión social y real del caso sometido a su
consideración, en el que se cumplan las normas de protección respecto de
los sujetos amparados por el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley, y
en este sentidos los jueces deberán decidir con acuciosidad y a la luz de los
derechos fundamentales protegidos por la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (1999), el cual si bien en principio involucra la
afectación de un interés particular, lo cierto es que se trata de una situación
de interés social que ha afectado a un sector importante de la sociedad
venezolana.
De igual manera, se puede observar la relevancia del procedimiento
administrativo establecido por la norma en el agotamiento de éste como
requisito sine qua non de admisibilidad para poder acceder a la vía
jurisdiccional ante situaciones que comporten la pérdida o suspensión de la
posesión de un inmueble destinado a vivienda principal y/o familiar.
Ahora bien, la importancia de analizar puntualmente el procedimiento
judicial contemplado por el citado Decreto Ley radica en el ejercicio de poder
obtener a esa tutela judicial efectiva consagrada en norma Constitucional en
su artículo 26, y que es propia de éstos órganos, a fin de poder someter a la
discrecionalidad de un juez las pretensiones jurídicas de quien resulte
afectado en su derecho o intereses.
65
En el marco del citado Decreto, el procedimiento judicial queda
supeditado a dos supuestos anteriormente mencionados, el primero aplica en
aquellos casos donde el juicio no se ha iniciado a la fecha de entrada en
vigencia del cuerpo legal, en cuyo caso debe ser cumplido el procedimiento
establecido en los artículos 5 al 11 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de
Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), y
en el segundo caso cuando el juicio se encuentra en curso y previo a la
ejecución de desalojos, en cuyo caso el procedimiento está fijado en artículo
12 al 14 ejusdem.
2.1.3.1. ACCESO A LA VÍA JUDICIAL
Cabe señalar que para analizar el acceso a la vía judicial que contempla
el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la
Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), es imprescindible aludir al
principio de la tutela judicial efectiva, desarrollada por autores como
González (1985, p.27), quien señala que “es el derecho de toda persona a
que se le haga justicia; a que cuando pretenda algo de la otra, esta
pretensión sea atendida por un órgano jurisdiccional, a través de un proceso
con garantías mínimas”. Asimismo, De Bernardis (1995, p. 146), la define
como “la manifestación constitucional de un conjunto de instituciones de
origen eminentemente procesal, cuyo propósito consiste en cautelar el libre,
real e irrestricto acceso de todos los justiciables a la prestación jurisdiccional
66
a cargo del Estado, a través de un debido proceso que revista los elementos
necesarios para hacer posible la eficacia del proceso contenido en las
normas jurídicas vigentes o la creación de nuevas situaciones jurídicas, que
culmine con una resolución final ajustada a derecho y con un contenido
mínimo de justicia, susceptible de ser ejecutada coercitivamente y que
permita la consecución de los valores fundamentales sobre los que se
cimenta el orden jurídico en su integridad”.
Dado que es un principio Constitucional consagrado en el artículo 26 del
cuerpo legal venezolano, en cuanto refiere al acceso que tiene toda persona
de acceder ante los órganos jurisdiccionales para hacer valer sus derechos e
intereses (inclusive los colectivos y difusos), y en especial a obtener una
pronta decisión.
Sin embargo, es necesario concebir una ampliación de la tutela judicial
efectiva relacionándola con el debido proceso, pues es siempre necesaria la
concatenación de un concepto con el otro, por cuanto no son independientes
entre sí, sino que comportan una unidad esencial en la labor de
administración de justicia, pues sin debido proceso no hay tutela judicial
efectiva y viceversa.
Ahora bien, podría inferirse que para el ejercicio de este derecho en
base al marco legal analizado, su acceso se ve condicionado en tanto éste
no podrá ejercerse sin antes haber cumplido con el acto conciliatorio
comprendido en el procedimiento administrativo, tal como refiere el artículo
10 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la
67
Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), el mismo cita “que cumplido el
procedimiento antes descrito, independientemente de la decisión, las partes
podrán acceder a los órganos jurisdiccionales competentes para hacer valer
sus pretensiones...”, por lo tanto dicho acceso queda condicionado al
cumplimiento de este requisito.
A este propósito, la Sentencia N°175 de la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia de fecha 17 de abril de 2013, se ha
pronunciado estableciendo que todos los operadores de justicia deben
aplicar las normas jurídicas que correspondan, bajo una visión social y real
de las relaciones entre arrendadores y arrendatarios, analizando para ello la
obligación compartida entre los ciudadanos y el Estado en todos sus ámbitos
de garantizar el derecho a la vivienda de las personas, tal como refiere el
artículo 82 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999), y en el marco de las ejecuciones de sentencias sobre la materia.
Reitera el deber de garantizar que se cumplan las medidas de protección
de los arrendatarios y de su núcleo familiar en materia de desalojo de las
viviendas y exista un equilibrio donde se ampare y garantice el legítimo
derecho de propiedad de los arrendadores, todo de cara a la construcción de
una sociedad más justa y equitativa y en palmaria con el Estado social y
democrático en que se constituye la República Bolivariana de Venezuela.
Sin embargo, la práctica forense que se ha implementado en el país, en
la aplicación del artículo 5 del Decreto Ley, verbigracia, el juicio de ejecución
de hipotecas, ha sido de inadmitir cualquier acción judicial en donde esté
68
involucrado directa o indirectamente un inmueble de vivienda; lo que
resultaba un hecho contradictorio; por cuanto la propia Sala de Casación
Civil del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia de fecha 1 de noviembre
de 2011, cuando delineó la hipótesis de ocurrencia en la práctica con ocasión
de la entrada en vigencia del citado Decreto Ley, es decir, las causas
instauradas previstas a este último, dejó claro la aplicación de la norma
cuando los juicios no se han iniciado a la entrada en vigencia de dicha
norma, en cuyo caso debe ser cumplido el procedimiento establecido en los
artículos del 5 al 11.
Así también, la aplicación del procedimiento artículo 12 y siguientes en el
supuesto de haber dado inicio al juicio, lo cual es enfático al establecer que
el procedimiento previo a la ejecución de desalojos, con lo cual deja en claro,
que sólo en el supuesto de que obre una medida judicial que implique la
desposesión material del inmueble es que dicho procedimiento debe ser
cumplido.
Es observado, en relación a la Sentencia N°175 de la Sala de Casación
Civil del Tribunal Supremo de Justicia de fecha 17 de abril de 2013, cuando
reitera las premisas que debe considerar el justiciable cuando requiera acudir
ante los órganos de administración de justicia frente a situaciones que
comporten materialmente la pérdida de la posesión o tenencia de la cosa
señalada por la Sala de Casación ut supra enunciada, cuando precisa dos
supuestos que deben ser tomados en cuenta para accionar judicialmente
este tipo de pretensiones y obtener una correcta aplicación de la norma; el
69
primero está relacionado con agotar el procedimiento administrativo previo a
la demanda si la acción es intentada posterior a la fecha de entrada en
vigencia del citado Decreto Ley y el segundo, cuando la acción se halla en
curso caso en el cual se deberá aplicar la norma de conformidad con el
artículo 12 ejusdem.
Así también, apunta a las máximas que deben valorar los
administradores de justicia, de caras a comprender la realidad social que
atraviesa el país y a favor de la protección que merece cada parte
intervinientes del proceso.
2.1.3.2 GARANTÍA DEL DERECHO A LA DEFENSA
En relación a la garantía del derecho a la defensa que contempla el
Decreto Ley objeto de estudio; resulta indispensable recapitular sobre el
desarrollo de la audiencia conciliatoria establecido en el artículo 7 ejusdem
(2011, p.80); tomando en cuenta que éste configura el primer momento en
que se pone de manifiesto el derecho que tiene toda persona de ser asistida
legalmente, dicho artículo refiere “el funcionario procederá a citar a la otra
parte, para que comparezca acompañada de un abogado de confianza a
exponer sus alegatos y defensas en audiencia conciliatoria…”.
Sin embargo, puede darse la situación en que la parte citada no pueda
acceder a la asistencia y representación de un abogado privado, lo que
generaría una situación de ventaja para la parte accionante. Es por ello, que
70
el legislador prevé en la figura del Defensor Público la alternativa de poder
garantizar su derecho a la defensa durante todo el proceso.
En este sentido, el artículo 11 del citado Decreto Ley (2011, p.82)
garantiza el derecho a la defensa “cuando alguna de las partes, conforme a
lo establecido en el artículo anterior, optare por acudir a los órganos
jurisdiccionales, el juez competente se asegurará de que el sujeto objeto de
protección cuente con asistencia o representación jurídica durante todo el
proceso, y aún en la fase de ejecución. Si dicho sujeto manifestare la
imposibilidad de proveérsela por medios propios, el juez suspenderá el
proceso a los fines de la notificación a la Defensa Pública, la designación y
comparecencia de un defensor designado. De igual forma procederá cuando
el Defensor designado deba ser sustituido”.
En concordancia con lo planteado anteriormente, se encuentra el
contenido del artículo 20 (2011, p.86) ejusdem, que establece la creación de
la Defensoría Pública especializada en materia de vivienda y hábitat, el
mismo contempla:
La Defensoría Pública dispondrá lo conducente para la designación de Defensores Públicos o Defensoras Públicas con competencia en materia de defensa y protección del derecho a la vivienda, dentro de los noventa (90) días siguientes al de la publicación del presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela. En todos los procesos en los cuales existan o puedan dictarse sentencias o medidas cautelares que pudieren generar el desalojo o la pérdida de la posesión por parte de alguno de los sujetos protegidos por el presente Decreto Ley, si el demandado no dispusiere de defensor privado, deberá solicitarse a la Defensoría Pública la designación de defensor.
71
Cuando el proceso ya hubiere dado inicio, el juez ordenará la suspensión de la causa hasta tanto sea designado un defensor público que asista o represente al demandado. Hasta tanto sea creada la defensoría especializada, los Defensores Integrales deberán asumir la defensa en juicio de los sujetos objeto de protección por el presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley, de conformidad con las disposiciones en él contenidas.
Desde esta perspectiva, la Defensa Pública como órgano del sistema de
justicia tiene el propósito fundamental, de garantizar la tutela judicial efectiva
en el ejercicio del derecho a la defensa en las diversas áreas de su
competencia, puntualizando en la materia civil y administrativa especial de
inquilinato , en cuanto intervienen en la defensa del derecho a la vivienda,
asistiendo al usuario en los siguientes particulares:
− Orientar y asesorar en materia Inquilinaria y sobre asuntos del
derecho a la vivienda.
− Ejercer la defensa de los usuarios del servicio ante los Tribunales
de Municipio, primera Instancia y Superiores, así como ante los órganos
administrativos en materia de su competencia.
− Ejercer la Acción de Amparo Constitucional Autónoma y Recursos
de nulidad ante el órgano jurisdiccional competente, en defensa de los
usuarios que vean afectados sus derechos a la vivienda.
− Promover las pruebas que sean necesarias para la mejor defensa
de los intereses de los afectados.
72
− Anunciar si es procedente los Recurso de Apelación o Casación de
ser procedente, pudiendo formalizar solamente el primero de ellos.
Defensa pública.
− Levantar casos y estadísticas de las personas usuarias de este
servicio a los fines de canalizar sus necesidades de vivienda ante los
organismos competentes. Defensoría Pública (20-07-2013).
Ahora bien, analizando el contenido de la Sentencia N°175 pronunciada
por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia en fecha 17
de abril de 2013, el derecho a la defensa no es objeto de interpretación, en
razón de reconocimiento Constitucional que tiene ésta como elemento de
vital importancia dentro del debido proceso y cuyo ejercicio es resguardado
por el Estado a través de la designación de un defensor público quien velar.
Se observa pues, que dentro del derecho al debido proceso, se ubica el
derecho a la defensa, cuyo carácter operativo e instrumental permite poner
en práctica los denominados derechos de goce, es decir, su función última es
garantizar el ejercicio de otros derechos materiales mediante la tutela judicial
efectiva, por ello, su ejercicio implica la concesión para ambas partes en
conflicto, de la misma oportunidad de formular pedimentos ante el órgano
jurisdiccional, atribuyéndole rango constitucional a este derecho de
conformidad con el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela (1999), y así es reconocido por el referido Decreto con Rango,
Valor y Fuerza de Ley dentro del contexto del debido proceso, concibiéndolo
73
como el derecho a recibir asistencia jurídica de un profesional del derecho
durante todo el proceso, Así también, durante la realización del
procedimiento previo cuya presencia es obligatoria para poder celebrar el
acto conciliatorio, pudiendo suspender la misma hasta tanto la parte pueda
acudir con su abogado de confianza o en su defecto, le sea designado un
defensor público especializado en materia de protección del derecho a la
vivienda.
2.1.3.3. PROCEDIMIENTO PREVIO A LA EJECUCIÓN DE DESALOJO
El primer pronunciamiento que se efectuó en relación a la ejecución de
desalojos corresponde a la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia mediante sentencia de fecha 1° de noviembre de 2011, a propósito
de la entrada en vigencia del mencionado Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas
(2011), apuntado en relación a la aplicación de las normas contenidas en
dicho cuerpo legal, particularmente respecto de los procesos que se hallaban
en curso la fecha de entrada en vigencia del referido ordenamiento jurídico.
En este sentido, cabe mencionar que la referida sentencia se centra
específicamente en el supuesto comprendido en el artículo 12 ejusdem
(2011, p.83), citando “los funcionarios judiciales estarán obligados a
suspender, por un plazo no menor de noventa (90) días hábiles ni mayor a
ciento ochenta (180) días hábiles, cualquier actuación o provisión judicial en
74
fase de ejecución que implique la terminación o cese sobre la posesión
legítima del bien, destinado a uso de vivienda, bien sea que se encuentre
tanto en ejecución voluntaria como forzosa, debiendo notificar al sujeto
afectado por el desalojo y cualquier otra persona que considere necesaria en
resguardo y estabilidad de sus derechos”.
En este sentido, interpreta cómo operan las medidas de protección para
los juicios, señalando al respecto la correcta prosecución de los juicios hasta
llegar a la fase de ejecución de sentencia, donde deberán suspenderse hasta
tanto se apliquen y verifiquen los mecanismos procedimentales que
establece expresamente el Decreto Ley.
Por lo tanto, el procedimiento descrito en el artículo 12 ejusdem, no
interrumpe de ninguna manera la fase cognitiva sino sólo la ejecutiva, bien
porque exista una decisión definitiva y firme que provoque el desalojo de la
vivienda o a una medida cautelar que genere iguales resultados.
Por otra parte, relación al decreto de medidas cautelares es preciso traer
a colación el artículo 16 del citado Decreto Ley (2011, p.85), el mismo
establece que “a partir de la publicación en Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela del presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza
de Ley, queda prohibido dictar medidas cautelares de secuestro sobre
viviendas que constituyan el hogar de una familia, en las demandas por
incumplimiento o resolución de contrato y en aquellas por cobro de bolívares
o ejecución de hipoteca”; es visto que este tipo de medidas son recurridas en
función de garantizar de alguna manera que una decisión judicial que falle a
75
favor de la parte accionante pueda tener una efectiva ejecución de la misma
y no quede ilusoria. Comprendido este punto, se observa como el legislador
en aras de proteger el derecho de posesión ejercido en determinado
inmueble destinado a vivienda familiar no puede ser objeto de este tipo de
disposiciones.
En otro orden de ideas, la reciente sentencia de la Sala de Casación Civil
del Tribunal Superior de Justicia, signada con el N°175 en fecha 17 de abril
de 2013, en concordancia con el procedimiento previo a la ejecución de
desalojo ratifica que dicha hipótesis resulta especial para los procesos en
entrada en vigencia del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley ut supra
enunciado y previo a la ejecución de desalojos, esto quiere decir, que sólo en
el supuesto de que obre una medida judicial que implique la desposesión
material del inmueble es que dicho procedimiento debe ser cumplido.
En todo caso, debe tenerse presente que el espíritu, propósito y razón
del cuerpo legal es el de impedir la materialización de un desalojo o
desocupación injusta o arbitraria, bien sea a través de una medida cautelar o
en fase de ejecución de sentencia definitiva y firme, sin ofrecer las debidas
garantías a los sujetos protegidos por el mencionado Decreto con Rango,
Valor y Fuerza de Ley.
Entendida las condiciones planteadas por el legislador e interpretadas
por los representantes de la honorable Sala de Casación Civil del Tribunal
Supremo de Justicia, se concluye que el procedimiento previo a la ejecución
de desalojos a que refiere el artículo 12 ejusdem busca que, aun cuando
76
existe una decisión judicial que resuelve la entrega material del inmueble
poniendo fin al ejercicio de esa posesión legítima, se cumplan los lapsos
establecidos para la efectiva entrega del inmueble.
2.1.3.4. CONDICIONES PARA LA EJECUCIÓN DEL DESALOJO
Una vez culminado el plazo al que se refiere en el artículo 12 del Decreto
con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación
Arbitraria de Viviendas (2011), deben ser evaluadas las condiciones
establecidas para poder proceder a la ejecución material del desalojo del
inmueble en cuestión.
Dichas condiciones se encuentran contempladas en el artículo 13
ejusdem (2011, p.83), en mismo señala:
dentro del plazo indicado en el artículo anterior, el funcionario judicial: 1. Verificará que el sujeto afectado por la medida de desalojo hubiere contado durante el proceso con la debida asistencia o acompañamiento de un abogado de su confianza o, en su defecto, de un defensor público en materia de protección del derecho a la vivienda. Si esto no hubiere ocurrido, de deberá efectuar el procedimiento previo establecido en los artículos 5,6,7 y 8 del presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley, sin cuyo cumplimiento no podrá precederse a la ejecución del desalojo. 2. Remitirá al Ministerio competente en materia de hábitat y vivienda una solicitud mediante la cual dicho órgano del Ejecutivo Nacional disponga la provisión de refugio temporal o solución habitacional definitiva para el sujeto afectado por el desalojo y su grupo familiar, si éste manifestare no tener lugar donde habitar.
77
En todo caso, no se procederá a la ejecución forzosa sin que se garantice el destino habitacional de la parte afectada, por ser este un derecho de interés social e inherente a toda persona.
Desde la perspectiva de citado artículo, se plantean distintos escenarios
para poder lograr entrega material del inmueble en cuestión; el primer
escenario se encuentra íntimamente relacionado con la garantía del derecho
a la defensa anteriormente desarrollada en la presente investigación y
establecida dentro de la Ley en su artículo 11, situación que es regulada en
cuanto a su verificación a lo largo del proceso, es decir, se debe confirmar
que el sujeto afectado por la medida de desalojo haya contado con la debida
asistencia legal, ya sea privada o a través de la designación de un defensor
público; dicha asistencia debe evidenciarse desde el procedimiento
administrativo previo y en actuaciones subsiguientes.
Para el caso en que se hubiese actuado sin dicha asistencia se deberá
cumplir con el procedimiento administrativo previo cuya decisión judicial
servirá para motivar la solicitud ante órgano competente en materia de
vivienda y hábitat.
Un segundo escenario comprende la medida tomada por el Estado como
principal garante en el acceso y disfrute del derecho a una vivienda digna, se
trata de proveer de un refugio temporal o proporcionarle alguna alternativa
que pueda darle solución al problema habitacional al sujeto afectado por la
acción de desalojo, tal contexto ha sido regulado a través del diseño e
78
implementación de programas que contribuyan a reducir el alto porcentaje de
familias que no tienen acceso a una vivienda digna así como también a evitar
que las mismas sean objeto de procedimientos arbitrarios que conlleve al
desalojo o desocupación del inmueble.
En relación al último aparte que refiere el citado artículo, resulta un punto
controversial dentro del contenido de la norma, este comprende ciertas
limitaciones que surgen con relación al dominio y disposición que tiene el
propietario sobre la cosa, aun cuando su pretensión de desalojo se
encuentra fundamentada en una decisión judicial.
Esta condición ha sido fuertemente criticada, si bien el Juez debe decidir
sobre la controversia de caras a la realidad e interés social,
contradictoriamente el débil jurídico deja de ser ese poseedor precario al que
se refiere la norma, y se configura en el sujeto que ha sido favorecido a
través de una decisión judicial para que pueda efectuar el desalojo, acción
que se ve restringida en tanto no se le asegure un destino habitacional para
el afectado con la medida; tal disposición vulnera el derecho de proceder a
una ejecución forzosa e irrespeta el derecho de disponer sobre la cosa.
2.1.3.5. EJECUCION MATERIAL DEL DESALOJO
El tema principal que se ha abordado a lo largo de la investigación gira
en torno a la acción de desalojo de inmuebles de aquellos individuos que
forman parte del ámbito subjetivo de aplicación del Ley Contra de Desalojo y
79
la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), que ejercen algún tipo de
posesión lícita, puntualizando sobre inmuebles destinados a vivienda familiar.
Se evidencia desde la exposición de motivos del novísimo cuerpo legal y
en la suscripción y ratificación de diversos Tratados Internacionales que
versan sobre la aplicación de mecanismos que proporcionen protección en
materia habitacional, el interés por parte del Estado como primer garante del
derecho que tiene todo ciudadano de acceder a una vivienda digna como un
derecho inherente a los derechos humanos y que éste muchas veces se ve
afectado por medidas arbitrarias que van desde el continuo amedrentamiento
que incita a abandonar el hogar hasta actuaciones acompañadas de la
fuerza pública.
En este sentido, la citada Ley, establece en su artículo 14 las
condiciones y/o circunstancias que deben ser consideradas para poder
materializar la ejecutar el desalojo, la misma señala:
cuando hubiere de ejecutarse un desalojo, cumplidos las previsiones del presente Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley, la ejecución por ningún motivo podrá llevarse a cabo en horario nocturno, de madrugada, ni los días viernes, sábados o domingos. Asimismo, el uso de la fuerza pública se requerirá sólo cuando sea estrictamente necesario, circunstancias que deberá certificar un Defensor Público con competencia en materia de defensa y protección del derecho a la vivienda, el cual deberá presenciar el desalojo y garantizar la protección de la dignidad del afectado y su familia. El uso de la fuerza pública se hará en condiciones tales que garanticen el respeto y ejercicio pleno de los derechos humanos por parte del afectado y su grupo familiar. La fecha para la ejecución material del desalojo deberá ser notificada al afectado con un plazo previo de, al menos, noventa (90) días continuos. (p.84)
80
En concordancia con lo expresado por la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia en la sentencia N°175 de fecha 17 de abril de
2013, precisa que en el citado artículo se establece un procedimiento para la
ejecución material de la decisión que declare con lugar el desalojo, previo
cumplimiento de cada una de las fases establecidas por el mismo
ordenamiento jurídico en resguardo del derecho constitucional a una
vivienda adecuada y en resguardo del derecho de propiedad.
En consecuencia, en la ejecución de sentencia judicial que declare la
acción de desalojo debe garantizar que el cumplimiento de las pautas de
protección de los sujetos incluidos que en el ámbito de su aplicación se
establezcan, así también lograr que exista un equilibrio donde se ampare y
garantice el legítimo derecho de propiedad o posesión.
Se aprecia entonces, que el artículo 14 ejusdem, establece las máximas
de protección e instruye bajo cuáles condiciones se debe materializar la
ejecución de los desalojos; de ellos se desprende que aquellos desalojos
que sean efectuados fuera del marco legal establecido se consideran
arbitrarios e ilegítimos, pudiendo acarrear sanciones disciplinarias para
aquellos funcionarios que presten su servicio en contravención de la norma.
2.1.3.6. GARANTIA DEL DERECHO A LA VIVIENDA
Como se ha reiterado a lo largo de la presente investigación, el derecho
de gozar de una vivienda digna y adecuada conforma un derecho universal
81
acogido por diversos Tratados Internacionales, y la República Bolivariana de
Venezuela así lo ha ratificado en su Carta Magna y a través de la creación
de ordenamientos jurídicos que tutelen la protección de la propiedad y/o
ejercicio de la posesión, así como el establecimiento de medidas que
coadyuven a evitar el desalojo o desocupación del inmueble.
En este sentido, la reciente Ley Contra el Desalojo y la Desocupación
Arbitraria de Viviendas (2011) contiene en su cuerpo normativo una serie de
medidas tomadas por el Estado en pro de resguardar aquellos sujetos que
ejercen una posesión legítima y que muchas veces termina siendo objeto de
acciones arbitrarias que conllevan la pérdida de tal posesión a través del
amedrentamiento y en casos de la fuerza pública.
Por ello, el citado Decreto Ley establece en su artículo 15 (2011, p.84)
que “toda autoridad administrativa y judicial que tuviere a su cargo la
ejecución de desalojos forzosos está en la obligación de poner a disposición
del público en general y, especialmente de los interesados directamente, así
como de las Organizaciones Sociales que se creen legalmente para la
Defensa de los derechos de los arrendatarios y ocupantes, la información
relativa a los desalojos previstos, dentro del plazo de noventa (90) días
continuos previo a la ejecución”.
Se observa pues, que el citado artículo refiere al carácter público de la
ejecución del desalo, en virtud de que la misma debe de conocimiento no
sólo de quien se ve afectado por la medida en el plazo indicado por la norma
sino que también incluye aquellas organizaciones que trabajan para defensa
82
sus derechos, afín de velar porque se respeten las condicione fijadas por el
legislador y se garantice el pleno ejercicio de los derechos.
Por otra parte, no se evidencia algún pronunciamiento por parte de la
Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia en su sentencia
emanada en fecha 17 de abril de 2013 signada con el N°175, empero, la
misma reitera la preeminencia de los derechos y garantías de los sujetos
objeto de protección por parte del referido Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas
(2011), ante situaciones que comporten la pérdida o suspensión del ejercicio
de su derecho de posesión o tenencia, así como el cabal cumplimiento de
los lapsos y presupuestos establecidos por el nuevo cuerpo legal para cada
una de las actuaciones procesales tal es el caso del procedimiento
administrativo previa acción judicial, así como también de prever de un lapso
de tiempo considerable para la reubicación habitacional del afectado.
2.1.4. DECISIÓN DE LA SENTENCIA N° 175 DE LA SALA DE CASACIÓN
CIVIL
Inicialmente, es importante destacar la función jurisdiccional
encomendada por el Estado ante los órganos de justicia cuyo propósito está
destinado a que el juez cree una norma jurídica individual y concreta,
indispensable para determinar el significado o trascendencia jurídica de la
conducta de los particulares, por lo tanto, la sentencia constituye esa norma
83
jurídica individual y concreta creada por el juez mediante el proceso cognitivo
y probatorio evidenciado a lo largo de un proceso para regular la conducta de
los particulares en un conflicto .
Por su parte, Ossorio (2006, p. 236), considera que la sentencia “es la
Decisión judicial que en la instancia pone fin al pleito civil o causa criminal,
resolviendo respectivamente los derechos de cada litigante y la condena o
absolución del procesado”.
Así también, Calvo (2006,p.201), señala que existe conformidad de los
jurisconsultos en que “la sentencia es una acto jurisdiccional por medio del
cual el juez decide la cuestión principal ventilada o algunas de carácter
material o procesal que hayan surgido durante la tramitación del juicio”.
En este sentido, la idea apunta a la concepción en que la sentencia
equivale a pensamiento, opinión, parecer, dictamen; la sentencia expresa lo
que opina el magistrado, siendo la apreciación subjetiva que se hace entre
dos cosas y la misma constituye la función más importante del ordenamiento
judicial siendo su objeto fundamental producir cosa juzgada.
Tal función se encuentra asentada dentro del ordenamiento jurídico
venezolano de conformidad con el artículo 242 del Código de Procedimiento
Civil Venezolano (1986), el mismo establece que “la sentencia se pronuncia
en nombre de la república bolivariana de Venezuela y por autoridad de la
ley”. En virtud de ellos, sólo los jueces naturales se encuentran facultados
para satisfacer los casos que sean ventilados ante su autoridad de juez y en
representación de la República.
84
Ahora bien, dicha administración de justicia o actividad jurisdiccional
tiene por finalidad prevenir, solucionar o dirimir conflictos de ahí que se
hayan creado instrumentos de aplicación y de ejecución que permitan
materializar los derechos que tienen todo ser humano.
Actividad tan importante como esta; incuestionablemente recae sobre el
poder judicial, sin embargo, tal actividad no se encuentra expedita de fallas,
por el contrario se caracteriza por su factibilidad, en tal sentido se busca una
forma de rectificar y enmendar los posibles errores que pudieran generarse
en la administración de justicia aplicado a un caso preciso.
Surge allí, por algunos autores el calificativo de recursos, como aquel
medio de impugnación que le permite al justiciable acudir ante la jerarquía
competente que le permita enmendar los errores que se dan en la
administración de justicia contribuyendo también, a lograr la recta, pronta
justa y cumplida aplicación del derecho y la justicia en un caso concreto; es
decir, será el órgano competente quien establecerá un criterio certero sobre
la correcta interpretación que deba dársele a la norma tomando como
principio el propósito e intención que tuvo el legislador.
En virtud de lo planteado, el artículo 266 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (1999, p. 86), establece las atribuciones
del Tribunal Supremo de Justicia, específicamente en su numeral 6°
dispone: “…conocer de los recursos de interpretación sobre el contenido y
alcance de los textos legales, en los términos contemplados por la ley…”.
Asimismo, la parte in fine del citado artículo 266 prevé que dicha
85
competencia será ejercida “…por las diversas Salas conforme a lo previsto
en esta Constitución y en la ley”.
En consonancia con lo expuesto, constituye un pronunciamiento
jurisprudencial en relación al recurso de interpretación, la sentencia N°141
de la Sala de Casación Penal, Exp . 03-0109, de fecha 03 de mayo de 2005,
en cuanto a que “las leyes regulan en forma general y abstracta una serie de
hipótesis plasmadas por el legislador. La interpretación de un texto legal es
el proceso lógico a través del cua l el intérprete (juez) desentraña el
contenido de una disposición legislativa que resulta dudosa u obscura al
momento de ser aplicada. La sentencia que se dicte en el caso concreto
tiene naturaleza mero declarativa pues aclara la situación jurídica planteada
por el solicitante, dándole certeza y efectividad a la disposición o texto legal
interpretado, sin exceder los límites de la intención y extensión que el texto
abarca, con respeto absoluto de las atribuciones del Poder Legislativo”.
De igual manera, la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia
(2006, p.19) en el artículo 31, numeral 5°, establece “son competencias
comunes a casa Sala del Tribunal Supremo de Justicia; conocer de las
demandas de interpretación acerca del alcance e inteligencia de los textos
legales, siempre que dicho conocimiento no signifique una sustitución del
mecanismo, medio o recurso que disponga la ley para dirimir la situación de
que se trate”.
En el caso planteado como objeto de interpretación respecto del cuerpo
legal del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la
86
Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), que presupone el ejercicio de
pretensiones de orden privado, verbigracia, acciones de naturaleza
arrendaticia, comodatos, usufructos, entre otros, que gozan de especial
protección por parte del Estado venezolano cuando se trata de viviendas
familiares.es decir, demandas que versan sobre derechos reales o
personales, tendentes a interrumpir la posesión o tenencia ejercida por
arrendatarios, comodatarios, usufructuario u otros ocupantes de inmuebles
destinados a vivienda principal, demandas aquellas acompañadas
frecuentemente con medidas judiciales bien cautelares o ejecutivas capaces
de producir el desalojo, la desocupación o la pérdida de la tenencia de estos
inmuebles,
En este sentido, tal interpretación pertenece al ámbito de la Jurisdicción
Civil, razón por la cual esta Sala del Tribunal Supremo de Justicia como
competente para conocer la solicitud de interpretación plateada.
En virtud de lo expuesto anteriormente, se procederá a analizar el
contenido y la fundamentación explanada en cada una de las partes que
componen la Sentencia de conformidad con el artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil Venezolano (1986), el cual refiere como partes de la
sentencia: una fase narrativa, una fase motiva y una fase dispositiva.
La enunciada decisión pronunciada por la Sala de Casación Civil N°175
de fecha 17 de abril de 2013, da lugar a la comprensión e instrucción de la
correcta aplicación subjetiva y procedimental respecto de la Ley Contra el
Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011).
87
2.1.4.1. FASE NARRATIVA
Tradicionalmente, se ha mantenido que la sentencia debe constar de
tres partes diferentes y definidas. A saber, la narrativa, la motiva y la
dispositiva; destacando que la principal importancia del fallo es definir en
términos claros y concisos la relación procesal o problemática jurídico que el
sentenciador habrá de resolver, y que lo decida en forma congruente con la
acción deducida y con las defensas o excepciones opuestas por cada una
de las partes..
Ahora bien, siguiendo el aporte doctrina l, tal fallo inicia con la fase
narrativa definida por Naranjo (1998, p. 83), como aquella “en la cual el Juez
o sentenciador explana los hechos en los cuales se basa la demanda del
actor y la contestación del demandado, y hace la síntesis “clara, precisa y
lacónica de los términos en que ha quedado planteada la controversia”.
Desarrollada doctrinalmente puede entenderse, que la parte narrativa
comprende entre otras cosas, los nombres de las partes, los datos que las
identifican, la pretensión y la defensa. Esta indicación debe ser breve, exacta
y concisa, los términos en que ha quedado planteada la controversia, sin
transcribir en ella los actos del proceso que constan en autos, se considera
vicio copiar in extenso los actos del proceso (libelo, contestación, escritos de
pruebas entre otros) porque ello va contra la concisión y claridad del fallo.
Asimismo, la legislación venezolana a través del Código de
Procedimiento Civil Venezolano (1986, p.65), en su artículo 243, ordinal 3°,
88
define la parte narrativa de la sentencia como “una síntesis clara, precisa y
lacónica de los términos en que ha quedado planteada la controversia, sin
transcribir en ella los actos del proceso que constan de autos”.
Precisamente, gracias a la redacción de citado artículo, el Juez no debe
transcribir en la sentencia los actos del proceso que constan en autos, con
tal disposición, el legislador pretende que la narración del proceso sea más
bien un esquema de la litis y una breve explanación de su desarrollo.
En referencia a la fase narrativa contentiva en la Sentencia N°175 de
fecha 17 de abril de 2013 de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo
de Justicia, en ella se describen los hechos ocurridos desde la primera
acción judicial que toma el ciudadano Jesús Sierra, en fecha 7 de junio de
2012, de acudir a los órganos jurisdiccionales bajo la representación legal
del Abog. Miguel Ubán Ramírez afín de interponer demanda por ejecución
de hipoteca en contra de sus deudores.
Correspondió conocer previa distribución al Juzgado Sexto de los
Municipios Maracaibo, Jesús Enrique Lossada y San Francisco del Estado
Zulia, en fecha 19 de junio de 2012 al referido Tribunal, el mismo instó al
ciudadano a cumplir con los trámites previstos en el artículo 94 de la Ley
para la Regularización y Control de los Arrendamientos de Viviendas (2011),
previo a la admisión de la demanda, el referido artículo remite al
cumplimiento del trámite del procedimiento establecido en los artículos
siguientes del mismo cuerpo legal ante la Superintendencia Nacional de
Arrendamiento de Vivienda.
89
En vista de la negativa de admitir dicha demanda el ciudadano decide
apelar a la decisión emanada del Tribunal anteriormente enunciado, cuyo
recurso le correspondió conocer al Juzgado Superior Segundo en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, en
expediente Nro. 12.180, quien en sentencia de fecha 17 de septiembre de
2012, declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto por el suscrito
apoderado judicial, modificando la decisión del a quo, en el sentido de
declarar inadmisible la demanda cuyo extracto cito: “… en conclusión, lo
ajustado a derecho es declarar inadmisible la presente demanda por no
haberse agotado previo a la interposición de la demanda, el procedimiento
administrativo contenido en el referido Decreto…”
Por lo tanto, tal inadmisibilidad sincroniza con la disposición establecida
en el artículo 341 del Código de Procedimiento Civil Venezolano (1986),
cuando refiere a que la pretensión es contraria a una disposición expresa de
la Ley, especificando su contravención al artículo 5 del Decreto con Rango,
Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de
Viviendas (2011), en virtud del procedimiento administrativo que debe agotar
el accionante de una ejecución de desalojo previo al procedimiento judicial
que pudiere intentar.
Por tal motivo , en la redacción se expone que en juicios de cobro de
bolívares por vía ordinaria, intimatoria, ejecutiva, ejecución de hipoteca,
estimación de honorarios profesionales, particiones, entre otros juicios no
inquilinarios, en donde está involucrado como garantía un inmueble de
90
vivienda, o exista la posibilidad de ejecutar derechos sobre algún inmueble
de vivienda del accionado, los mismos son inadmitidos hasta tanto se
cumpla con el procedimiento contenido en el artículo 5 y siguientes del
Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la
Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011).
Agrega la parte actora que, en aquellas demandas principalmente
arrendaticias en donde se persigue desde el inicio la entrega del inmueble,
bien por vía de resolución, rescisión o desalojo, sería procedente iniciar los
trámites del artículo 5 del enunciado Decreto, en virtud que existe la
justificación o la motivación que ordena explanar el artículo 6 ejusdem para
exigir la entrega del inmueble, y por ello se apertura el procedimiento
conciliatorio ante la Superintendencia de Arrendamientos, cuyo objeto es
conciliar en las partes en lo concerniente a la restitución de la posesión de la
posesión de un inmueble de vivienda, empero, en la controversia surge en
relación a aquellas demandas de ejecución de hipoteca, caso que ocupa el
recurso planteado.
Así expone, que tal situación no podría ser motivada para proceder a la
vía administrativa, por tanto, la oportunidad que sirva de justificación para
fundamentar la entrega del inmueble aún no ha llegado, pues primero se
intima a los deudores al pago de las cantidades de dinero fijadas en el
Decreto Intimatorio, y ante una eventual oposición al Decreto Intimatorio, la
ejecución de la hipoteca se suspende, por lo que la entrega del inmueble al
acreedor hipotecario o un tercero, si fuese el caso, estaría sujeta a una
91
transacción celebrada por las partes o una decisión definitivamente firme,
que permita la prosecución del remate del inmueble, y en virtud del cual se
produciría la razón legal para pedir la entrega del mismo, ésta produciría un
cambio en la titularidad del inmueble, y por ende operaria la entrega al nuevo
propietario.
De lo anteriormente expuesto, se desprende la solicitud efectuada ante
la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia el recurso de
interpretación de los artículos 1, 3, 5 y 12 del Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas
(2011), en lo concerniente a la ejecución de hipotecas.
El mismo se encuentra motivado por la pertinencia de la aplicación del
artículo 5 de la Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de
Viviendas (2011), antes de la interposición de la demanda o solicitud de
hipoteca, así también determinar tal aplicación después de admitida dicha
solicitud y durante su tramitación. De igual manera, refiere a la interpretación
del artículo 12 ejusdem, en consideración que en la ponencia pronunciada
por dicha Sala en fecha 1° de noviembre de 2011, se estableció que en los
juicios en curso, es previo a la demanda judicial que implique la desposesión
material del inmueble la aplicación del enunciado artículo, cuestionando si
las demandas por ejecución de hipoteca que se hayan instaurado con
posterioridad a la vigencia del Decreto Ley, se aplicará el citado artículo 12
en el momento que obre la medida que implique tal condición de
desposesión después de rematado el inmueble.
92
2.1.4.2. FASE MOTIVA
Para analizar la fase motiva de la sentencia, es importante destacar los
fundamentos jurídicos que la componen y de normas que debe aplicar el
sentenciador para poder dictar el fallo dentro del marco de legalidad y
congruencia, a ello se extraen algunas definiciones doctrinales y
jurisprudenciales que permitan obtener una clara idea del contenido que
conforma el principio de motivación dentro la decisiones que emanan de los
órganos de justicia.
Cita en su obra Naranjo (1998, p.84), una sentencia pronunciada por la
antigua Corte Suprema de Justicia, actualmente Tribuna Supremo de
Justicia; de fecha 13 de agosto de 1980, que señala la relevancia de la fase
motiva dentro del fallo judicial “de tanta importancia como la parte
dispositiva, en que el sentenciador dicta su resolución para dar composición
al litigio que a su conocimiento han sometido los sujetos en conflicto, es la
parte motiva de la sentencia, en la cual el órgano jurisdiccional debe
expresar las razones de hecho y de derecho en que se ha fundamentado
para imponer la decisión que ha considerado ajustada al ordenamiento
jurídico”.
La relevancia que le imprime la fase motiva dentro del fallo, se establece
como un requisito intrínseco de la sentencia que persigue una doble
finalidad, por una parte mantener una garantía contra las decisiones
arbitrarias, porque la sentencia a pesar de ser un acto de autoridad del
93
Estado, no puede constituir una orden ejecutiva sino una experticia de
derecho debidamente fundamentada que lleve en sí misma la prueba de su
legalidad; y por otra parte, obliga a los jueces a efectuar un detenido estudio
de las actas procesales con arreglo a las pretensiones de las partes, a las
pruebas y disposiciones jurídicas que considere aplicable al caso en litigio.
Sin embargo, la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia,
en Sentencia N° 00638 de fecha 10 de octubre de 2003, señala que “el
deber de motivación, no exige del juez o tribunal una exhaustiva descripción
del proceso intelectual que le ha llevado a resolver en un determinado
sentido, ni le impone una determinada extensión, intensidad o alcance en el
razonamiento empleado. …”.
Ahora bien, dentro del ordenamiento jurídico venezolano se manifiesta
en el artículo 243 del Código de Procedimiento Civil Venezolano (1986,
p.65), en su ordinal 4°, el cual la define como “como los motivos de hecho y
de derecho de la decisión”. En este sentido, la motivación no debe consistir
en meras afirmaciones sobre puntos de hecho, pues aunque los jueces no
están obligados a exponer minuciosamente la sentencia el proceso que los
condujo a determinada conclusión, si deben al menos indicar, así sea de
forma sintética, las razones que resuelven el estudio que hicieron de la litis,
de las pruebas suministradas por las partes y de los hechos que con éstas
fueron evidenciadas en el proceso.
Al respecto, la Sentencia N°175 de la Sala de Casación Civil del Tribunal
Supremo de Justicia, en fecha 13 de abril de 2013, constata dentro de su
94
fase motiva ante la interposición el recurso de interpretación respecto de los
artículos 1, 3, 5 y 12 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley contra el
Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), fundamentada en
“…la práctica forense que se ha implementado en el país, en la aplicación
del artículo 5 del Decreto Ley… ha sido de inadmitir cualquier acción judicial
en donde esté involucrado directa o indirectamente un inmueble de
vivienda…”.
No obstante, reproduce la Sala cuando al conocer de un recurso de
casación propuesto en un juicio de reivindicación, en sentencia Nro. 502 de
fecha 1° de noviembre de 2011, estableció “...debe reiterar que la intención
clara del Decreto, de acuerdo a las normas citadas, es la suspensión de la
ejecución material del desalojo o desocupación, y no impedir a los órganos
de administración de justicia la aplicación de la ley…”.
Por otra parte, en relación con los argumentos ofrecidos por el
recurrente, señala el deber de la honorable Sala de Casación Civil debe
revisar puntos tales, con carácter previo el tratamiento jurisprudencial del
derecho a la vivienda previsto en la Carta Fundamental, luego será
importante mencionar las decisiones dictadas por esta Sala, en las cuales se
han fijado algunas pautas a seguir, con ocasión de la entrada en vigencia del
texto legal cuya interpretación se solicita y, en tercer lugar, deberá examinar
en detalle la exposición de motivos de la Ley Contra el Desalojo y la
Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), todo ello con el objeto de
ofrecer una interpretación sistemática de las normas.
95
En relación con el primer punto sujeto a revisión por parte de la Sala,
destaca el pronunciamiento jurisprudencial de la Sala Constitucional,
mediante sentencia de fecha 19 de noviembre de 2012 en relación al
propósito y protección por parte del Estado en aras de garantizar el derecho
a una vivienda digna; señala la naturaleza humana, el reconocimiento
universal y social del referido derecho, así como su consagración en
importantes tratados y pactos de derechos humanos suscritos válidamente
por la República.
Tales Tratados han sido desarrollados a lo largo de la presente
investigación; lo cual debe tomarse en indiscutiblemente en consideración
cuando se examinan pretensiones en principio de naturaleza privada,
máxime cuando dicho derecho representa un valor constitucional de
satisfacción progresiva, desconocerlo o eliminarlo significaría atentar contra
el Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia que propugna el
artículo 2 de la Carta Magna.
De igual forma, en consonancia con la entrada en vigencia de la Ley
Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), la Sala
Constitucional en fecha 20 de octubre de 2011, insistió en el alcance del
derecho a una vivienda digna, y se refirió a las medidas que adoptó el
Estado venezolano, en nuevo cuerpo legal para garantizar tal derecho,
particularmente ante una sentencia que declara con lugar la pretensión de
desalojo, y la importancia de cumplir en forma ineludible el procedimiento
previsto en los artículos 12, 13 y 14 ejusdem.
96
Concluye la Sala en relación, enfatizando la labor de la Sala
Constitucional, la cual reitera la finalidad de la novísima disposición legal,
como lo es proteger a los sujetos que siendo arrendatarios, usufructuarios,
adquirientes y ocupantes de bienes inmuebles destinados a vivienda familiar
sean víctimas de medidas administrativas o judiciales que interrumpan o
hagan cesar la posesión sobre el respectivo bien inmueble. Así, al revisar el
procedimiento descrito en los artículos 12, 13 y 14 del referido Decreto Ley,
se destaca que tal procedimiento resulta especial frente a las acciones
materiales de desalojo y de ineludible cumplimiento por los jueces que
deban proceder a la ejecución de demandas de esta naturaleza.
Como último punto de revisión, procede la Sala a analizar los motivos
invocados por el legislador al dictar el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de
Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011), y
se refiere expresamente al alcance del derecho a una vivienda digna y a la
importancia de dotarlo de las máximas de garantías, por cuanto el Estado
Social de Derecho y de Justicia como lo proclama la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (1999), dicho derecho no es un simple
derecho retórico, es decir, simplemente enunciado e innumerables
instrumentos legales, sino que el Estado debe propender a si efectiva
concreción, evitando en lo posible que sea desplazado al evanescente
mundo de las aspiraciones lucrativas, pues su contenido trasciende
socialmente, lo que implica un real compromiso, una política de acción social
y enorme esfuerzo por parte de todos los involucrados.
97
En virtud de lo planteado, la Sala reitera el ámbito subjetivo de aplicación
del referido Decreto Ley, que el mismo ampara no sólo a los arrendatarios,
comodatarios o usufructuario, sino también a los ocupantes o tenedores de
bienes inmuebles destinados a vivienda principal, inclusive a los adquirientes
de viviendas nuevas o en el mercado secundario, cuando sobre esos
inmuebles destinados a vivienda familiar pudieran estar constituidas
garantías. Asimismo, señala en relación a la posesión que merece
protección en los términos del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley es
“la posesión, tenencia y ocupación “, se refiere aquella tutelada por el
derecho, es decir, que sea lícita.
La Sala recurrida explana también, que el citado Decreto Ley objeto de
interpretación no sólo resulta aplicable a las relaciones jurídicas
anteriormente enunciadas, sino que comprende los juicios de otra
naturaleza, verbigracia ejecución de hipoteca, en los cuales puedan resultar
afectados los derechos constitucionales y legales de quienes ocupan un
determinado inmueble destinado a vivienda principal, en casos en que obre
una medida judicial que implique la desposesión material de dicho inmueble
deberá darse cumplimiento al procedimiento establecido en el artículo 12;
tomando en cuenta que el espíritu, propósito y razón del cuerpo legal es el
de impedir la materialización de un desalojo de forma injusta o arbitraria,
bien sea a través de una medida cautelar o en fase de ejecución de
sentencia definitiva y firme, sin ofrecer las debidas garantías a los sujetos
protegidos por el mencionado Decreto Ley.
98
2.1.4.3 FASE DISPOSITIVA
La fase dispositiva de la sentencia es reproducida por el Código de
Procedimiento Civil Venezolano (1986), en su artículo 242 que alude a la
aplicación de la justicia, condenando o absolviendo, en nombre de la
República de Venezuela y por autoridad de la Ley; desarrollada ampliamente
por la jurisprudencia y la doctrina.
En concordancia con lo enunciado, Naranjo (1998, p.85), define la fase
dispositiva de a sentencia como la “declaración con lugar, parcialmente con
lugar o sin lugar, de lo que haya sometido al conocimiento judicial por vía
ordinaria (demanda), y también por vía de consecuencia (recursos)”. De la
misma forma, el Código de Procedimiento Civil Venezolano (1986, p.65), la
define en su artículo 243, ordinal 5°, como “la decisión expresa, positiva y
precisa con arreglo a la pretensión deducida y a las excepciones o defensas
opuestas, sin que en ningún caso pueda absolverse de la instancia.
En cuanto a los elementos contemplados en el artículo supra enunciado,
Naranjo (1998, p. 106), señala que el requisito de ser “expresa, significa que
la sentencia no debe contener implícitos ni sobreentendidos; deber ser
positiva; que sea cierta, efectiva y verdadera, sin dejar cuestiones
pendientes; y precisa, sin lugar a dudas, incertidumbres, insuficiencias,
oscuridades ni ambigüedades”.
Se observa pues, que la fase dispositiva de la sentencia debe estar
expresada en términos que revelen claramente y sin lugar a dudas, el
99
pensamiento del sentenciador en lo dispositivo, el cual no puede ser implícito
o tácito, ni contener expresiones vagas u oscuras, ni requerir de inferencias,
interpretaciones o razonamientos para saber qué fue lo decidido, debe ser lo
suficientemente manifiesto en la resolución tomada sin de dejar a la
discrecionalidad su elucidación tal como lo establece el artículo 254 del
Código de Procedimiento Civil Venezolano (1986).
En este sentido, se infiere que el juez está constreñido a decidir sobre
todas las cuestiones que las partes le hayan propuesto, pero sólo sobre esas
cuestiones, porque los límites de la controversia se encuentran ceñidos por
los hechos alegados por el actor como fundamento de la pretensión y por los
hechos a su vez invocados por el demandado como fundamento de las
excepciones o defensas opuestas, en atención al principio de congruencia
de la sentencia.
Por lo tanto, el asunto planteado se refiere al tema que se le somete al
Juez para su estudio y consideración, y que constituirá la materia
sentenciada, y donde la jurisprudencia ha reiterado que no sólo es la
implicada en la demanda y la contestación, sino también cualquier otro
alegato que tenga influencia decisiva en la suerte del proceso, y que además
haya sido presentado por las partes tempestivamente.
Asimismo, en atención al propósito de los recursos de interpretación
interpuestos ante la Sala competente del Tribunal Supremo de Justicia es
indispensable destacar el pronunciamiento efectuado por la Sala de
Casación Social en sentencia N°194, de fecha 26/07/2011, cuando expresa
100
que “es necesario precisar que la decisión que recae sobre un recurso de
interpretación no puede ser una sentencia mero declarativa sobre la
situación jurídica controvertida, no obstante que se trate, tal como lo
estableció la Sala Constitucional en decisión citada por el recurrente, de un
fallo de mera declaración de la correcta interpretación de la ley. Ahora bien,
el petitorio del solicitante incluye cuestiones concretas, pero involucra la
interpretación de normas legales en cuyo correcto entendimiento está
interesado el orden público”.
Lo expresado por la Sala, deja claro que el recurso de interpretación no
emite un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia que lo motiva,
simplemente se contrae a declarar la correcta aplicación del texto solicitado,
puntualizando sobre aquellas disposiciones que puedan crear incertidumbre
o ambigüedad al momento de invocarlas.
En aplicación al pronunciamiento efectuado por la Sala de Casación Civil
en la Sentencia N°175 de fecha 13 de abril de 2013, con respecto al recurso
de interpretación de los artículos 1,3,5 y 12 del Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas
(2011), la misma dio análisis y paráfrasis a la solicitud realizada y en este
sentido, se fijó el ámbito subjetivo de aplicación del citado Decreto Ley,
entendiendo que la misma comprende no sólo a los arrendatarios,
comodatarios o usufructuarios, sino también a los ocupantes de bienes
inmuebles destinados a vivienda familiar, inclusive los adquirientes sobre las
cuales pesare alguna garantía real.
101
Agrega la honorable Sala, que dicho Decreto con Rango, Valor y Fuerza
de Ley tiene por objeto la protección de los sujetos antes mencionados
frente a cualquier medida preventiva o ejecutiva, administrativa o judicial,
que pudiera derivar en la pérdida de la posesión o tenencia sólo de
inmuebles destinados a vivienda familiar. No obstante, es enfática al señalar
que el tipo de posesión que encuadra dentro de la protección en los términos
del referido cuerpo legal, es “la posesión, tenencia u ocupación lícita”, es
decir, tutelada por el derecho. Por el contrario, los sujetos que hayan
adquirido la posesión por causas no tuteladas por el derecho, de ninguna
manera podrán invocar la protección que extiende el Decreto con Rango,
Valor y Fuerza de Ley.
Aclara la Sala, que el objeto del citado Decreto Ley, en cuanto a su
objeto resulta aplicable no sólo a las relaciones arrendaticias, sino a los
juicios de otra naturaleza, verbigracia ejecución de hipoteca, entre otros, en
los cuales puedan resultar afectados los derechos constitucionales y legales
de quienes ocupan o habitan un determinado inmueble destinado a vivienda
familiar, caso referido dentro de los fundamentos del recurso.
De igual manera, se refirió a la aplicación de los artículos del 5 al 11 de
la Ley contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011),
delineando que los mismos configuran sin duda, un requisito de
admisibilidad de impretermitible cumplimiento, para acudir a la vía
jurisdiccional, para aquellas demandas que pudieran derivar en una decisión
cuya práctica material comporte la pérdida de posesión ejercida.
102
En relación a la visión que deben tener los órganos de justicia frente a
situaciones que conlleven la pérdida de posesión ejercida, señala que es
una obligación para los jueces aplicar el procedimiento que corresponda, por
cuanto lo que está en juego es un valor fundamental de rango constitucional
y legal protegido por el Estado como es el derecho humano a la vivienda, de
modo que debe garantizarse que los procesos judiciales sobre la materia
cumplan con las normas de protección otorgadas a los sujetos y su grupo
familiar amparados por el nuevo marco legal, todo ello , en resguardo del
debido equilibrio que debe existir entre los sujetos involucrados, bajo una
visión social y real de las relaciones conforme a los principios fundamentales
contenidos en el artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999).
Por otro lado, manifiesta que el artículo 12 ejusdem, resulta de
aplicación especial para los procesos en curso a la entrada en vigencia del
citado Decreto, por tanto sólo en el supuesto de que obre una medida
judicial, bien sea a través de una medida cautelar o en fase de ejecución de
sentencia definitiva y firme, que implique la desposesión material del
inmueble es que dicho procedimiento debe ser cumplido en forma previa y
preferente, con el fin de impedir la materialización de un desalojo o
desocupación injusta o arbitraria en desmedro de las garantías
constitucionales de los individuos protegidos.
En consecuencia, cierra su fase dispositiva, apuntando a que los
procedimientos especiales establecidos en el nuevo marco legal están
103
dispuestos para garantizar que los arrendatarios, arrendatarias,
comodatarios, ocupantes o adquirentes de viviendas nuevas o secundarias
sobre las que pesare garantía real no sean víctimas de desalojos forzosos y
arbitrarias, sin la debida protección conforme a la garantía del derecho a la
defensa y de acceso a una vivienda familiar, como parte de una política de
protección de las familias y las personas a tener una vivienda.
Así también, recalca que los procedimientos y medidas establecidas en
la Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas (2011),
no persiguen colocar en una situación de desventaja y desequilibrio jurídico
a la parte accionante, sólo pretende asegurar el resguardo de los derechos
adquiridos y ejercidos por ese poseedor que se encuentra inmerso ante una
acción de desalojo que menoscaba ese derecho fundamental como lo
conforma el derecho a una vivienda adecuada.
3. SISTEMA DE CATEGORÍA
Éste se refiere a los conceptos fundamentales que contienen los
aspectos relativos al objeto de estudio y que permiten conocerlo.
3.1. DEFINICIÓN NOMINAL
Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas en
relación a la Sentencia N°175 de la Sala de Casación Civil.
104
3.2. DEFINICIÓN CONCEPTUAL
Los ejecución de desalojos forzosos, se encuentra sustentada en el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la
Organización de las Naciones Unidas, Observación General N° 7, párrafo 1°,
del artículo 11 (1991), señala que “todas las personas deberían gozar de
cierto grado de seguridad de tenencia que les garantice una protección legal
contra el desalojo forzoso, el hostigamiento u otras amenazas. Llegó a la
conclusión de que los desalojos forzosos son prima facie incompatible con
los requisitos del Pacto…”, sirviendo de base legal para el desarrollo
progresivo de dispositivos de protección y defensa, verbigracia el Decreto
con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación
Arbitraria de Viviendas (2011), cuyo propósito fundamental es evitar que
aquellos sujetos que forman parte de su ámbito de aplicación sean objeto de
medidas coercitivas que conlleven a la entrega del inmueble en
contravención de lo dispuesto por dicha norma.
3.3 DEFINICIÓN OPERACIONAL
La Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas
(2011), ostenta estrictos parámetros que deben considerarse para su
correcta aplicación, el primero referido al ámbito subjetivo y el segundo
relacionado al aspecto procedimental en atención a los operadores de
105
justicia; asimismo, contempla la preeminencia del citado Decreto, cuya
aplicación tiene carácter preferencial respecto de la legislación en materia de
arrendamientos inmobiliarios y la legislación procesal vigente ; y, finalmente,
se observa la interpretación recurrida ante la Sala de Casación Civil N°175
de fecha 13 de abril de 2013 afín de discernir el contenido y alcance del texto
legal.
106
CUADRO 1
OPERACIONALIZACIÓN DE LA CATEGORIA
OBJETIVO GENERAL: Analizar la Ley Contra Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas en relación a la Sentencia N°175 de la Sala de Casación Civil en Venezuela.
OBJETIVO ESPECÏFICO
CATEGORIA SUBCATEGORIA UNIDAD DE ANALISIS
Analizar los tipos de posesión según el
Código Civil Venezolano.
Ley
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Tipos de Posesión.
- Posesión inmediata. - Posesión mediata. - Posesión legítima. - Posesión ilegítima. - Posesión de buena fe. - Posesión de mala fe. - Posesión pacífica. - Posesión violenta. - Posesión en nombre propio. - Posesión en nombre ajeno.
Analizar el trámite administrativo
establecido en la Ley Contra Desalojo y la Desocupación
Arbitraria de Viviendas en Venezuela.
Trámite administrativo establecido en la Ley Contra Desalojos y la Desocupación Arbitraria de Viviendas.
- Procedimiento previo a la demanda. - Inicio, presentación de la solicitud. - Audiencia conciliatoria. - Culminación de procedimiento. - Resultado de la audiencia conciliatoria
Analizar el procedimiento
judicial establecido en la Ley Contra
Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas en Venezuela.
Procedimiento judicial establecido en la Ley Contra Desalojos y la Desocupación Arbitraria de Viviendas.
- Acceso a la vía judicial. - Garantía del derecho a la defensa. - Procedimiento previo a la ejecución de desalojo. - Condiciones para la ejecución del desalojo. - Ejecución material del desalojo. - Garantía del derecho a la vivienda.
Analizar la decisión de la Sentencia
N°175 de la Sala de Casación Civil en
Venezuela.
Decisión de la Sentencia N°175 de la Sala de Casación Civil
- Fase narrativa. - Fase motiva. - Fase narrativa.
Fuente: Atencio, León, Pino, Romero. (2013)