libro taize

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    , F R Q R

    G H O $ P L J R G H O 6 H x R U

    Taiz

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    El contenido de este folleto est sacado

    de la home-page de Taiz. Si quieresconectar con Taiz por Internet:

    home-page: http://www.taize.fr

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    ndice

    1. Una historia.................................................... 3 (Historia de la Comunidad de Taiz)2. Los Encuentros.............................................. 7 (Encuentros de Jvenes en verano)3. Mensajero de fraternidad............................... 11

    (Encuentros Mundiales, fuera de Taiz)4. Testimonio de un peregrino........................... 15 (Visita de Juan Pablo II)5. La Biblia: en las fuentes de la Fe.................... 19 (La utilizacin de la Biblia)6. Orando dos veces........................................... 21 (El sentido de los cnticos de Taiz)

    7. Para preparar la oracin.................................. 25 (Gua para preparar una oracin de Taiz)8. Carta del Hermano Roger 1998....................... 31 (A todos los que se sienten vincualdos con Taiz)9. Mapas............................................................. 37 (Europa, Francia, Taiz)

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    Para algunos, el nombre de Taiz

    evoca un cierto estilo de canto cada vez

    ms utilizado en las iglesias, en los lu-

    gares de retiro, en la pastoral juvenil e

    incluso en los seminarios. Para otros, el

    nombre de Taiz sugiere tambin re-tiros y encuentros que atraen a un gran

    nmero de jvenes. Sin embargo, otros

    son conscientes de que Taiz es, de he-

    cho, el nombre de una comunidad ecu-

    mnica de hermanos situada en una pe-quea aldea en el este de Francia.

    8QDKLVWRULD

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    Al preguntar al fundador de Taiz por los motivos que de-

    terminaron su eleccin al comienzo, responde con frecuencia evo-cando a su abuela, una viuda que viva en el norte de Franciacuando estall la Primera Guerra Mundial. Sus tres hijos comba-tan en el frente. A pesar de la continua amenaza de los bombar-deos, ella prefiri permanecer en su casa para acoger a los quehuan, ancianos, nios, mujeres que daban a luz... Slo cuando to-dos se vieron obligados a huir ella tambin lo hizo. Esta experien-cia marcar de por vida en esta mujer el deseo de que nadie se veanunca obligado a vivir lo que ella haba presenciado. Los cristia-nos, divididos entre s, deca, se haban tambin matado entre s,para aadir: Que al menos ellos se reconcilien para intentar evi-tar una nueva guerra. Esta mujer de origen evanglico quiso vi-vir ya en su existencia un comienzo de reconciliacin, lo que leempuja a asistir a la iglesia catlica sin que ello suponga renegarde los suyos.

    Estas dos aspiraciones de su abuela: asumir riesgos en favorde los ms desfavorecidos de su tiempo y la reconciliacin con lafe catlica en pos de la paz en Europa, marcarn la vida del jovenRoger.

    En 1940 cuenta con veinticinco aos. Una nueva guerra

    mundial desgarra Europa. Desde hace algunos aos alberga en sel proyecto de crear una comunidad en la que sea posible concre-tar la reconciliacin cada da. Abandona Suiza, su pas de origen,para establecerse en Francia, pas de origen de su madre, para vi-vir all, donde la guerra hace estragos. Cuanto ms quiere el cris-tiano vivir un absoluto de Dios, ms es necesario que este abso-luto sea vivido en el corazn del sufrimiento humano.

    Buscando una casa llega a Cluny. Muy cerca, en el pueblo

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    Y si Cristo nos preguntara: Quin decs que soy yo?20Quisiramos responderle:

    Cristo, t no has venido al mundo para condenarlo, sino para quetodo ser humano encuentre un camino abierto por tu compasin.21

    T eres quien me ama hasta en la vida que no tiene fin. 22 T lo sabestodo de m, mi deseo de comprender y ser comprendido, de amar y

    ser amado.23T me abres el camino del riesgo. El no en m lo transfiguras poco apoco en un s de eternidad.

    Cristo, Presencia Misteriosa, t rezas en m, de da como de noche,sin que yo sepa cmo.24 Encomendando en todo momento miespritu a tus manos 25 , no me inquieto si mi oracin es a menudo tan

    torpe.T me has buscado incansablemente.

    T me sugieres : Vive lo que has comprendido del Evangelio.26 Veny sgueme...27

    Por qu he estado indeciso tanto tiempo?... No obstante, sin habertevisto, te amaba.28

    Y, un da, me di cuenta: t me llamas a una decisin sin retorno.

    Quisiera ser transparente contigo, no ocultarte nada de mi corazn,darte no solamente una etapa sino toda mi vida.

    El Evangelio nunca mira con pesimismo al ser humano. Jams invita

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    Si nos rechazan, dejaremos que el veneno de la amargura paralicenuestras profundidades? No, de ninguna manera.

    Descubriremos que cuando tomamos el riesgo de la confianza,

    nuestro propio corazn se ensancha. Y brota lo inesperado: lareconciliacin se reconoce en nosotros por la paz y la alegra quesuscita.

    Cuando muchos cristianos han perdido la alegra, la llamada a recon-ciliarnos nos interpela ms que nunca.14

    Solos, separados, cmo podramos avanzar durante toda la vida enuna espera contemplativa? Cmo perseverar en las responsabilidadesque hemos asumido por los dems?

    Nos olvidaramos de que nunca estamos solos? En el Cuerpo deCristo hay una comunin en constante devenir que se llama la Iglesia.

    Una libertad interior puede crecer en nosotros cuando la Iglesiamantiene abiertas las puertas a una alegra y a una gran sencillez.Incluso con casi nada, se hace acogedora, cercana a las penashumanas, presente en la historia, atenta a los ms necesitados.15

    Cuanto ms nos acercamos a la alegra y la sencillez del Evangelio,ms se transmite la confianza de la fe.

    Elegir la sencillez sostiene en el mundo una comunin universal enCristo.16

    Y lo asombroso es que Cristo, el Resucitado, no excluye a nadie, nide su perdn ni de su amor.17 Entonces pedimos la mayor alegra:una misma espera, un mismo amor, una sola alma.18

    Es ante todo con un testimonio de vida como podemos hacer crebleesta comunin de amor en el Espritu Santo.19

    7

    Al fundar la comunidad de Taiz, el

    hermano Roger intentaba abrir cami-

    nos para curar los desgarros existentes

    entre cristianos y, reconcilindose s-

    tos, superar muchos conflictos existen-tes en la humanidad. Taiz se ha con-

    vertido en un lugar al que centenares de

    miles de jvenes de todos los continen-

    tes van a orar y prepararse a ser pro-

    motores de paz, reconciliacin y con-

    /RV(QFXHQWURV

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    vuestras parroquias, escuelas, universidades y lugares de trabajo.

    Hoy, en todas la Iglesias y comunidades cristianas, e inclusoentre los ms altos responsables polticos del mundo, la comunidad

    de Taiz es conocida por la confianza, siempre plena de esperanza,que deposita en los jvenes. Es ante todo porque comparto esta con-fianza y esta esperanza por lo que estoy aqu esta maana.

    Otros responsables de la Iglesia han visitado Taiz: tres arzo-bispos de Canterbury han venido; en 1992, el actual arzobispo vinocon 1000 jvenes anglicanos de todas las dicesis de Inglaterra.

    Tambin han participado en los encuentros varios metropolitas orto-doxos; los catorce obispos luteranos de Suecia vinieron juntos en1994, e innumerables pastores de todo el mundo.

    31

    Esta carta, escrita por el hermano Ro-ger, de Taiz, ha sido traducida en 58

    idiomas (de los cuales 23 son de Asia y

    7 de Africa), para el vigsimo encuentro

    europeo de jvenes que tiene lugar du-

    rante cinco das en Viena (del 29 de di-

    ciembre de 1997 al 2 de enero de 1998).Esta carta ser meditada durante los

    ENCUENTROS EUROPEOS DE JOVE-

    NES que reunirn en Taiz, semana tras

    semana, durante el ao 1998, a jvenes

    de toda Europa y tambin de otros con-

    &DUWDGHO+HUPDQR5RJHU

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    todos los que sufren. Con la oracin de alabanza celebramos todo loque Dios es para nosotros.

    Una o dos personas expresan alternativamente las peticiones o las

    aclamaciones de la oracin, que es introducida y sealada con uncanto: Kyrie eleison, Gospodi pomilou (Seor, ten compasin); Glo-ria a ti Seor. Una vez terminadas todas las peticiones o aclamacio-nes escritas, puede ser bueno ofrecer a los participantes la posibilidadde expresarse espontneamente, con oraciones que brotan de su co-razn. Cuidemos que sean breves y que vayan dirigidas a Dios: nodeberan transformarse en un dilogo horizontal donde, creyendo ha-

    blar a Dios, se desea en realidad transmitir a los dems las propiasideas. Cada una de las oraciones espontneas concluye con la mismarespuesta cantada por todos.

    Padre nuestro

    Oracin de conclusin

    Las oraciones propuestas estn elegidas entre las escritas por el her-mano Roger.

    Cantos

    Al final, la oracin puede prolongarse con el canto. Para sostener loscantos, un pequeo grupo permanece con los que desean continuar

    rezando.

    Los otros pueden ser invitados a un tiempo de intercambio en peque-os grupos, en un lugar cercano, por ejemplo sobre un texto bblico,con ayuda de las horas joanicas. En la Carta de Taiz se proponencada mes horas joanicas, que consisten en un tiempo de silencio eintercambio a partir de un texto bblico.

    11

    Multitud de encuentros tienen lugar

    cada ao con el tema "vida interior y

    solidaridades humanas". Algunas ve-

    ces, tan slo unas cuantas personas se

    renen para rezar e intercambiar ex-

    periencias, una vez a la semana o almes. Otras veces, varios miles de per-

    sonas de diversas naciones se renen

    en una gran ciudad: Pars... Barce-

    lona... Londres... Madrs... Praga...

    Dayton... Roma... Viena... Manila...

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    Si el icono es una imagen, no es una ilustracin pura ni una de-coracin. Es el smbolo de la encarnacin, la presencia que ofrece alos ojos el mensaje espiritual que la Palabra dirige a los odos.

    El fundamento de los iconos es, segn San Juan Damasceno(siglo VIII), la venida de Cristo a la tierra. La salvacin est relacio-nada con la encarnacin del Verbo divino y, en consecuencia, con lamateria: Antiguamente, Dios, el incorpreo e invisible no se repre-sentaba jams. Pero, ahora que Dios se ha manifestado en la carne yha habitado entre los hombres, yo represento lo visible de Dios. Yono adoro la materia sino que adoro al creador de la materia, que se

    ha convertido en materia por m, que ha querido habitar la materia yque, por medio de la materia, me ha salvado (Discurso I, 16).

    Por la fe que expresa, por su belleza y su profundidad, el iconopuede abrir un espacio de paz, sostener una espera. Invita a acoger lasalvacin hasta en la carne y la creacin.

    ESQUEMA DE UNA ORACIN

    Para entrar en la oracin, elegir uno o dos cantos de alabanza.

    Salmo

    Jess rezaba estas antiguas oraciones de su pueblo. Desde siempre,los cristianos han encontrado en ella una fuente. Los salmos nos si-

    tan en la gran comunin de los creyentes. Nuestras alegras y triste-zas, nuestra confianza en Dios, nuestra sed y hasta nuestras angustiasencuentran una expresin en los salmos.

    Una o dos personas leen o cantan en solo los versculos de un salmo.Todos responden con un aleluya u otra aclamacin cantada despusde cada versculo. Si los versculos se cantan, sostenidos eventual-

    mente por la prolongacin del acorde final de la aclamacin soste-nido por la asamblea, los versculos deben ser cortos, de dos lneas

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    PREPARAR UN LUGAR ACOGEDOR PARA UNA ORACIN COMUNITARIA

    Es preferible, cuando sea posible, reunirse en una iglesia,

    procurando crear un ambiente bello y acogedor. La disposicininterior es importante para sostener una oracin comn. No setrata de restaurar la iglesia, sino de arreglos en el interior con me-dios muy sencillos. Si no es posible rezar en una iglesia es impor-tante arreglar armoniosamente el lugar de oracin.

    En la oracin estamos en presencia de Cristo: es preferibleque todos los participantes miremos en la misma direccin.

    Un lugar de oracin resulta acogedor con muy pocas cosas:una cruz, una biblia abierta, algunas velas, iconos... Mantener unailuminacin discreta, que no sea cegadora, iluminando el frentecon velas. Disponiendo las sillas junto a las paredes, queda dispo-nible para arrodillarse un espacio vaco, sin bancos y recubiertocon una moqueta.

    Es conveniente acoger a la gente a la entrada, distribuyn-doles la hoja de cantos e invitndoles a entrar.

    Los animadores estn al servicio de la oracin, la preparan yla conducen para permitir a cada participante el recogimiento.Cuando la oracin comn ha comenzado, no hay ms anunciostcnicos o explicaciones, para no interrumpir el recogimiento decada uno.

    LOS ICONOS

    Los iconos sostienen la belleza de la oracin. Son comoventanas que se abren sobre las realidades del Reino de Dios yque las hacen presentes en nuestra oracin en la tierra.

    15

    El Papa Juan Pablo II visit la co-

    munidad de Taiz el 5 de octubre de

    1986. En el transcurso de la oracin

    comn, explic as a los jvenes reu-

    nidos en Taiz el sentido de su visita:

    7HVWLPRQLRGHXQSHUHJULQR

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    Se pasa por Taiz como junto a una fuente. El viajero sedetiene, se refresca y contina su camino. Los hermanos de la co-munidad, lo sabis, no quieren reteneros. Su deseo es que podis,en la oracin y el silencio, beber del agua viva prometida porCristo, conocer su alegra, discernir su presencia, responder a sullamada y, de regreso a casa, dar testimonio de su amor, servir alos hermanos en vuestras parroquias, escuelas, universidades y lu-gares de trabajo.

    Hoy, en todas la Iglesias y comunidades cristianas, e inclusoentre los ms altos responsables polticos del mundo, la comuni-dad de Taiz es conocida por la confianza, siempre plena de espe-ranza, que deposita en los jvenes. Es ante todo porque compartoesta confianza y esta esperanza por lo que estoy aqu esta ma-ana.

    Tras la oracin comn, Juan Pablo II mantuvo un encuentrocon la comunidad en el que dirigi a los hermanos estas palabras:

    Queridos hermanos, en la intimidad familiar de este breveencuentro, quisiera expresaros mi afecto y mi confianza con lassencillas palabras con las que el Papa Juan XXIII, que tanto osquera, salud un da al hermano Roger: "Ah Taiz, esa pequeaprimavera!" Mi deseo es que el Seor os guarde como una prima-vera que irrumpe y que os guarde sencillos, en la alegra evang-lica y en la transparencia del amor fraterno. Cada uno de vosotrosha venido aqu para vivir en la misericordia de Dios y en la comu-nidad de sus hermanos. Consagrndoos a Cristo con todo vuestroser por amor a l, habis encontrado lo uno y lo otro.

    Pero adems, sin que lo hayis buscado, habis visto venir a

    25

    Cmo podemos continuar rezando jun-

    tos? Esta es una pregunta que muchos

    se hacen despus de una estancia en

    Taiz o de haber participado en un en-cuentro en el exterior. Aqu hay algunos

    de los elementos ms importantes para

    preparar una oracin meditativa que

    "no tiene ni comienzo ni fin".

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    vosotros, por miles, jvenes de todas partes, atrados por vuestraoracin y vuestra vida comunitaria. Cmo no pensar que esos jve-nes son el regalo y el medio que el Seor os da para estimularos apermanecer juntos, en la alegra y en la frescura de vuestro don,

    como una primavera para todos los que buscan la autntica vida?

    En vuestras jornadas, el trabajo, el descanso, la oracin, todoest vivificado por la Palabra de Dios que os impregna, os guarda pe-queos, es decir, hijos del Padre celestial, hermanos y servidores detodos en la alegra de las Bienaventuranzas.

    No lo olvido: en su vocacin nica, original e incluso, en ciertosentido provisional, vuestra comunidad puede suscitar el asombro ytropezar con la incomprensin y la sospecha. Pero a causa de vuestrapasin por la reconciliacin de todos los cristianos en una comuninplena, a causa de vuestro amor por la Iglesia, estoy seguro de que sa-bris continuar, dispuestos a la voluntad del Seor.

    Escuchando las crticas o las sugerencias de los cristianos delas diferentes Iglesias y comunidades para retener lo que es bueno,permaneciendo en dilogo con todos, pero no vacilando en expresarvuestra espera y proyectos, no decepcionaris a los jvenes, y contri-buiris a que no se d tregua al esfuerzo querido por Cristo para lle-gar a encontrar la unidad visible de su Cuerpo, en la plena comuninde una misma fe. Sabis cunto por mi parte considero el ecume-nismo como una necesidad que me incumbe, una prioridad pastoral

    en mi ministerio, para la cual cuento con vuestra oracin.

    Queriendo ser vosotros mismos una "parbola de comunidad",ayudaris a todos los que encontris a ser fieles a su pertenenciaeclesial, que es el fruto de su educacin y de su eleccin consciente,pero tambin a entrar cada vez ms profundamente en el misterio decomunin que es la Iglesia en el designio de Dios.

    Por el Don que l hace a su Iglesia, Cristo libera, en efecto, en

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    cada cristiano las fuerzas del amor y le da un corazn universal deartesano de justicia y de paz, capaz de unir a la contemplacin unalucha evanglica por la liberacin integral del hombre, de todo hom-bre y de todo el hombre.

    Queridos hermanos, os agradezco el haberme invitado y el ha-berme dado de esta manera la ocasin de volver a Taiz Que el Se-or os bendiga y os guarde en su paz y en su amor!

    23

    quienes leen el salmo, la lectura y las intercesiones, no de cara a losparticipantes sino vuelto como ellos hacia el altar o los iconos. Paraencontrar la nota inicial es aconsejable utilizar un diapasn o un ins-trumento musical. La persona que entona tiene tambin en cuenta el

    ritmo, que puede tender a ir ms despacio. Cuando el nmero de par-ticipantes sea ms importante es necesario utilizar un micrfono, pre-feriblemente mvil, para entonar y acabar los cantos (se terminan conun "amen" sobre la ltima nota. El o la que entonce los cantos puedemantener el canto de la asamblea cantando con un micrfono, sin im-poner por ello su voz. Para una asamblea ms amplia, una buena so-norizacin es capital; si es preciso, verificar la instalacin antes de la

    oraci'f3n comn, y hacer un ensayo de las voces con todos los queutilizan un micrfono.

    Los cantos en diversas lenguas son apropiados sobre todo paralas grandes asambleas internacionales. En un grupo parroquial,abierto a todas las generaciones, es mejor elegir los cantos en elidioma local o en latn. Si es posible, dar a cada uno el cuadernoCantos de Taiz o una hoja con los textos de los cantos. Integrar

    tambin un canto del repertorio local.

    Instrumentos: la guitarra o un instrumento con teclado sostie-nen la estructura armnica del canto. Sobre todo sirven para mante-ner el tono y el ritmo exactos. El guitarrista debe utilizar un estiloclsico. Si no se oye bien, puede utilizar un micrfono. Adems deeste acompaamiento de base, existen acompaamientos para otros

    instrumentos.

    Para ms detalles, ver las diferentes ediciones de cantos deTaiz, los versculos para los solistas y los acompaamientos instru-mentales.

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    La oracin cantada es una de las expresiones ms esencialesen la bsqueda de Dios. Los cantos breves y repetitivos destacanel caracter meditativo. Con pocas palabras dicen una realidad fun-damental, rpidamente captada por la inteligencia. Repetidoscomo al infinito, esta realidad es poco a poco interiorizada portoda la persona. Los cantos meditativos nos abren tambin a la es-cucha de Dios. En una oracin comn, estos cantos permiten quetodos los participantes permanezcan juntos en la espera de Dios,sin que el tiempo sea demasiado limitado.

    Para abrir las puertas de la confianza en Dios nada reem-plaza la belleza de las voces humanas unidas por el canto. Esta be-lleza puede hacer entrever la alegra del cielo en la tierra, comoexpresan los cristianos de Oriente. Y una vida interior comienza adesarrollarse.

    Estos cantos sostienen tambin la oracin personal. Cons-

    truyen poco a poco la unidad de la persona en Dios y pueden es-tar subyacentes durante el trabajo, las conversaciones, el des-canso, uniendo la oracin y la vida cotidiana. Incluso sin que nosdemos cuenta, los cantos prolongan en nosotros una oracin, enel silencio de nuestro corazn.

    Los cantos meditativos editados en el cuaderno Cantos deTaiz son sencillos, pero su utilizacin en una oracin comunitariarequiere una preparacin. Para que la oracin conserve su carac-ter meditativo, esta preparacin se hace aparte.

    Durante la oracin es preferible no dirigir el canto,para que las miradas se dirijan hacia la cruz, los iconos o el altar(sin embargo, en una gran asamblea, dirigir con discrecin un pe-queo coro o algunos instrumentos puede servir de apoyo). En

    general, el animador del canto se coloca en la primera fila con

    19

    Cmo podemos descubrir esa

    "fuente nica", donde el Evangelio

    aparece con toda su frescura?Las

    fuentes de la fe

    /D%LEOLDHQODVIXHQWHVGHOD)H

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    Cuando abrimos el Evangelio, cada uno puede decirse: estaspalabras de Jess son un poco como una carta muy antigua quealguien me ha escrito en un idioma desconocido; como me la en-va alguien que me quiere, intento comprender el sentido y poneren prctica lo poco que he comprendido...

    Los grandes conocimientos no son lo ms importante alprincipio. Estos tienen mucha importancia, pero es con el cora-zn, desde lo profundo de s mismo, como el ser humano co-

    mienza a comprender el Misterio de la Fe. Los conocimientosvendrn despus. Todo no se recibe de una vez. La vida interiorse elabora paso a paso. Hoy ms que nunca, penetramos en la feavanzando por etapas.

    En lo profundo de la condicin humana reposa la espera deuna presencia, el silencioso deseo de una comunin. No lo olvide-

    mos nunca: el simple deseo de Dios ya es el comienzo de la fe.

    Adems, nadie consigue comprender solo la totalidad delEvangelio. Cada uno puede decirse: en esta comunin nica quees la Iglesia, lo que no comprendo de la fe otros lo comprenden yviven de ello. Yo no me apoyo slo sobre mi fe sino sobre la fe delos cristianos de todos los tiempos, aquellos que nos han prece-dido, desde la Virgen Mara y los apstoles hasta los que vivenhoy. Da tras da me dispongo interiormente a confiar en el Miste-rio de la fe.

    Entonces la fe, la confianza en Dios, aparece como una rea-lidad muy sencilla, tan sencilla que todos podran acogerla. Escomo un impulso retomado mil veces a lo largo de toda la exis-tencia, hasta el ltimo aliento.

    Hermano Roger, de Taiz

    21

    Los cantos meditativos

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