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  • 5/21/2018 Un Fuego Que Enciende Otros Fuegos

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    Un fuegoque enciende otros

    fuegos

    Pginas escogidas del

    Padre Alberto Hurtado

    Centro de Estudios y Documentacin PadreHurtado

    de la Pontificia Universidad Catlica de Chile

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    Presentacin

    Dios es fuego devorador, dice la Biblia (Dt 4,24); y Jessafirma: He venido a traer fuego sobre la tierra, y cunto desearaque ya estuviera ardiendo! (Lc 12,49); y en Pentecosts losapstoles recibieron lenguas como de fuego quedando llenos delEspritu Santo (Hech 2,3-4). Esta cualidad de Dios, revelada enCristo y que permanece en su Iglesia por obra del Espritu, se hizovisible de modo particular en el Padre Alberto Hurtado s.j.

    Quienes lo conocieron recurren frecuentemente a la imagen delfuego para describir su vida: Su fuego era capaz de encender otrosfuegos, afirm Mons. Francisco Valds. El P. Damin Symon sudirector espiritual dijo que cuando Alberto tena veinte aos, sucorazn era como un caldero en ebullicin; un telogo jesuita,compaero suyo en Lovaina, escribi despus de su muerte: Era unallama: l ha sido literalmente devorado. Y en la oracin fnebre,Mons. Larran record que las vocaciones que nacan al contacto delalma inflamada de un apstol, eran la realizacin, en el tiempo, dela eterna palabra de Jess: He venido a traer fuego sobre la tierra,y cunto deseara que ya estuviera ardiendo!. Y as se podranofrecer muchos testimonios.

    El P. Hurtado reuni bajo la mirada del Padre Dios y protegidospor el manto maternal de Mara, una juventud ardiente, caldeada deentusiasmo, portadora de antorchas brillantes, y con el alma llena defuego y de amor, y fue capaz de esto, precisamente por que en larda el fuego del amor a Cristo, y ese fuego, por ser un fuegodevorador, tiende a propagarse. Su invitacin no era a reservarse y aprotegerse, sino a darse y a consumirse: Dios nos ha dado la graciapara que seamos santos, y el ideal cristiano es consumirse en llama,fuego y accin,y por eso exhortaba a los jvenes a consumirse porCristo, como esas antorchas que se consumen en vuestras manos.

    El suyo no era un fuego artificial, que slo busca brillar,pero es pasajero; el fuego del P. Hurtado era autntico, l mismo nosindica su fuente: Tomo el Evangelio, voy a San Pablo, y allencuentro un cristianismo todo fuego, todo vida, conquistador; uncristianismo verdadero que toma a todo el hombre, rectifica toda la

    vida, abarca toda actividad. Es como un ro de lava ardiendo,incandescente, que sale del fondo mismo de la religin. La granfecundidad apostlica del Padre Hurtado no es slo fruto de susnotables cualidades humanas; ella es fruto de su unin con Cristoque, como el fuego, se apoder de su vida hasta tender a decir conSan Pablo: No vivo yo, es Cristo que vive en m(Gl 2,20).

    El presente libro no pretende describir la obra y las accionesdel Padre Hurtado, sino adentrarse en su corazn. Por eso se ofrecen

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    textos escritos por l mismo, que permiten conocer desde dentroelcorazn de este apstol.

    Agradecimientos

    Quisiramos agradecer a La Tercera por su importantecolaboracin en esta iniciativa editorial, al Canal 13, por suvalioso apoyo en la difusin, y a quien por medio de su aportegeneroso y silencioso ha hecho posible esta publicacin.

    Asimismo, agradecer al Padre Fernando Karadima F., que conocimuy de cerca al Padre Hurtado, y no ha dejado de difundir conprofundidad el fundamento espiritual de este apstol de Cristo.

    Junto con el equipo damos gracias a la Pontificia Universidad

    Catlica de Chile y a la Compaa de Jess por todas las facilidadesque nos han dado para esta investigacin. Un especial agradecimientoa nuestras familias y a tantos otros que, de diversos modos, hancolaborado con esta publicacin. Slo el Seor y su Madre sabrnrecompensarlos debidamente.

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    Vida del Padre Hurtado

    Nacimiento e infancia

    Alberto Hurtado Cruchaga nace en Via del Mar (Chile), el 22 deenero de 1901. Pasa su niez en el Fundo Mina del Agua, cerca deCasablanca, con sus padres, Alberto Hurtado Larran y Ana CruchagaTocornal, y su nico hermano, Miguel, dos aos menor que l. En 1905,fallece su padre, lo que acarrear serias dificultades econmicas yla posterior venta de las tierras, que eran el patrimonio familiar.Por ello se trasladan a Santiago y comienzan a vivir en casas dedistintos parientes, sin tener una casa propia. En 1909 ingresa alColegio San Ignacio. Ese mismo ao hace su primera comunin, y al aosiguiente es confirmado. Las dificultades econmicas no impiden que,junto a su madre, trabaje por los ms pobres, en el Patronato SanAntonio. Termina el colegio en 1917.

    No poda ver el dolor sin quererlo remediar

    En marzo de 1918 comienza sus estudios de Derecho en laUniversidad Catlica de Chile. Se involucra intensamente en la vidauniversitaria, participando en el Centro de Estudiantes de Derecho.Contina con su gran preocupacin por los ms pobres, tanto por elapostolado que realiza en el Patronato de Andacollo, como por laactividad poltica que desarrolla con gran preocupacin social. Sabeunir su propia carrera a su inquietud por servir a los dems,organizando, junto con algunos estudiantes de Derecho, un consultoriojurdico para obreros, y dedicando sus tesis de grado a buscarsoluciones jurdicas a algunos graves problemas sociales.

    Augusto Salinas, uno de sus compaeros de curso y futuro obispoauxiliar de Santiago, declara: Su vida de unin con Jesucristo learrastraba hacia los que sufren. Durante la crisis laboral delsalitre, organiza a sus compaeros de curso para servir a los obrerosque haban venido a Santiago y que estaban instalados en alberguesmuy precarios. Adems, participa en el Crculo de Estudios Len XIII,donde lean las encclicas sociales con el P. Jorge Fernndez Pradels.j., y es profesor voluntario del Instituto Nocturno San Ignacio,organismo para la formacin de los obreros. Entre agosto y noviembrede 1920, hace el Servicio Militar en el regimiento Yungay.

    El Padre Damin Symon, ss.cc., su director espiritual por estos

    aos, lo describe en estos trminos: Le conoc cuando ya erauniversitario. Las virtudes que fueron aflorando y solidificndosefueron deslumbradoras, sobre todo la que se refera a la caridad,pues apareci un celo incontenible, que haba de moderarrepetidamente para que no llegara a la exageracin. No poda ver eldolor sin quererlo remediar, ni una necesidad cualquiera sin ponerestudio para solucionarla. Viva en un acto de amor a Dios que setraduca constantemente en algn acto de amor al prjimo; su celo

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    casi desbordado, no era sino su amor que se pona en marcha. Tena uncorazn como un caldero en ebullicin que necesita va de escape.

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    Discernimiento vocacional

    Las cartas a su amigo Manuel Larran, futuro obispo de Talca,son testigo de una profunda bsqueda de la voluntad de Dios. Ambosjvenes enfrentan la misma aventura con gran seriedad, preguntndose:Qu quiere Dios de m? Alberto tiene claro que Dios le asigna unpuesto a cada hombre, y que, en aquel puesto, Dios le dar las

    gracias abundantes; por ello se ofrece al Seor: Yo te hago laentrega de todo lo que soy y poseo, yo deseo drtelo todo, servirtedonde no haya restriccin alguna en mi don total. Pero saber dndeservir al Seor no era tarea fcil. Alberto se siente llamado alsacerdocio, pero tambin al matrimonio y a realizar un apostoladocomo laico, y adems pens en ser monje cartujo (el Padre Vives lodisuadi). En 1923 Alberto le escribe a su amigo Manuel: Reza, perocon toda el alma, para que podamos arreglar nuestras cosas y los doscumplamos este ao la voluntad de Dios. Para Alberto, cumplir lavoluntad de Dios era entrar al noviciado jesuita, y para Manuel,entrar al Seminario de Santiago.

    Alberto no poda entrar a los jesuitas porque deba sostenereconmicamente a su familia. El Padre Damin Symon relata cmo vinola solucin: Durante todo el Mes del Sagrado Corazn deJess delao 1923, a las 10 de la noche, le vi tenderse en el suelo, frente alaltar del Santsimo Sacramento, y pasar una hora entera en esapostura, implorando, en la oracin ms fervorosa, que el Seor lesolucionara sus problemas econmicos para poder consagrarsetotalmente a Dios. La solucin lleg de modo providencial,precisamente el da del Sagrado Corazn.

    El 7 de agosto de 1923, despus de haber presentado su memoriade Licenciatura El trabajo a domicilio, rinde su examen final, que

    aprueba con nota sobresaliente por unanimidad, y, con ello, recibe suttulo de Abogado.

    Justo antes de ingresar al Noviciado jesuita, la UniversidadCatlica despide a su ex-alumno. As lo testifica la RevistaUniversitaria, un documento de inestimable valor, por sercontemporneo a los hechos: Despus de haber cursado con el mshermoso xito los cinco aos de la Facultad de Leyes, y de haberobtenido brillantemente su ttulo de abogado con nota ptima de laCorte Suprema y distincin unnime de la Universidad Catlica,Alberto Hurtado, nuestro amigo, el amigo de todos los jvenescatlicos, el amigo de pobres y ricos, parti al noviciado de la

    Compaa de Jess. Su inmenso amor a Dios fue premiado por la DivinaProvidencia que le concedi el mrito de abandonarlo todo cuando todopoda tenerlo. La Universidad Catlica sinti la necesidad dedespedir con todo su cario al ejemplar exalumno y celebr en lasvsperas de su partida una Misa que ofici el seor Rector y a lacual concurri un numeroso grupo de sus amigos (RevistaUniversitaria, 1923). Alberto ni siquiera espera recibir el diplomade Abogado y parte a Chilln para iniciar su Noviciado el da 15 de

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    agosto, lo que muestra su cercana a la Santsima Virgen, que semantendr a lo largo de toda su vida.

    Estudiante jesuita

    La alegra de Alberto por haber entrado al Noviciado queda bienexpresada en una carta a su inseparable amigo: Querido Manuel: Porfin me tienes de jesuita, feliz y contento como no se puede ser ms

    en esta tierra: reboso de alegra y no me canso de dar gracias aNuestro Seor porque me ha trado a este verdadero paraso, donde unopuede dedicarse a l las 24 horas del da. T puedes comprender miestado de nimo en estos das; con decirte que casi he llorado degozo.

    La primera parte de su formacin se desarrolla en Chilln, entreRetiros Espirituales y labores humildes. Posteriormente se traslada aCrdoba, Argentina, para terminar all su perodo de noviciado yconsagrarse al Seor con sus votos religiosos el 15 de agosto de1925. Segn se recuerda, peda los trabajos humildes de la cocina.Los escritos de esta poca reflejan un sincero esfuerzo por avanzar

    en el camino de la santidad: toma muy en serio su formacin, laoracin y los estudios; y se empea en pequeas virtudes como nohablar mal de los dems, ser amable, o destacar las virtudes ajenas.Entre sus apuntes personales, escribe: No criticar a mis hermanos,velar sus defectos, hablar de sus cualidades... Hablar siempre biende los Superiores y de sus disposiciones. Hablar siempre bien de mishermanos, disculpar sus defectos, poner de relieve sus cualidades.

    Entre los aos 1927 y 1931, estudia filosofa y comienza con lateologa en Sarri, Espaa. Un testimonio de aquellos aos lodescribe, tan abnegado, tan caritativo, tan trabajador, tan celosode la gloria de Dios y del bien de sus prjimos y, como fundamento de

    todo, tan sobrenatural, unido con Dios y piadoso, principalmente ensu devocin a la Santsima Virgen. Por la situacin poltica deEspaa, los jesuitas sacan del pas a sus estudiantes extranjeros. YAlberto debe continuar la teologa en la Universidad Catlica deLovaina, una de las ms prestigiosas del mundo.

    Un compaero de formacin recuerda: A uno le agradaba estar conl, pues uno se senta cmodo. Oa a sus compaeros con muchaatencin. Viva siempre en un ambiente de fe. Era muy mortificado, sedaba de lleno al estudio, su caridad era grande; siempre servicial,con una sonrisa acogedora. Otro asegura: Posea un gran don desimpata que haca tan agradable el trato con l, que era sencillo y

    modesto. Un hermoso testimonio retrata su carcter: Su prontasonrisa y su mirada indagadora, en un modo indefinible, parecaurgirlo a uno a cosas ms altas... Su sonrisa daba la impresin deque estaba mirando al interior de mi alma y estaba ansioso por vermehacer mayores y mejores cosas por el Seor.

    Un jesuita belga, nos transmite un elocuente testimonio: El P.Hurtado tena el temperamento de un mrtir; tengo la ntimaconviccin de que l se ofreci como vctima por la salvacin de supueblo, y especialmente por el mundo obrero de Amrica. Conoc al

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    Padre Hurtado en teologa, en Lovaina. Sobre todo impresionaba yedificaba su caridad, tan ardiente y atenta, resplandeciente dealegra y entusiasmo. Ya entonces se consuma de ardor y de celo.Siempre listo a alegrar a los dems. Cunto amaba a su pas y a supueblo! Ese amor le haca sufrir profundamente. Volv a ver alquerido Padre en el Congreso de Versalles en 1947. Era la mismallama: el fuego interior lo abrasaba de amor a Cristo y a su pueblo.Mi querido amigo era un alma de una calidad muy rara, y paradecirlo todo: un santo; un mrtir del amor de Cristo y de las almas.

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    Sacerdote de Cristo

    El 24 de agosto de 1933, es ordenado sacerdote. En su primeramisa lo acompaa su inseparable amigo y futuro provincial, el Padrelvaro Lavn. Una vez ordenado sacerdote, le escribe a un amigo: Yame tienes sacerdote del Seor! Bien comprenders mi felicidadinmensa. Con toda sinceridad puedo decirte que soy plenamente feliz.

    Ahora ya no deseo ms que ejercer mi ministerio con la mayor plenitudposible de vida interior y de actividad exterior.

    Durante estos aos, presta un gran servicio en favor de lafundacin de la Facultad de Teologa de la Universidad Catlica deChile. El agotador trabajo que realiza muestra el gran aprecio queAlberto Hurtado profesa por el estudio serio de la teologa. Endiciembre de 1934 Monseor Casanueva le expresa su agradecimiento:La inmensa gratitud que te debo por tu empeo tan abnegado, taninteligente, tan atinado y tan carioso, que jams podr pagarte yslo Dios podr recompensarte debidamente; despus de Dios y de lapersona que ha hecho esta fundacin, a nadie le deber esta Facultad

    de Teologa tanto como a ti.El 24 mayo de 1934, aprueba el examen de grado de Teologa. El

    presidente de la comisin era el P. Janssens, futuro superior generalde la Compaa de Jess, quien coment: En mis largos aos deSuperior no he visto pasar junto a m un alma de mayor irradiacinapostlica que la del Padre Hurtado. Entre los aos 1934 y 1935finaliza su formacin y el 10 de octubre rinde su examen para elDoctorado en Ciencias Pedaggicas en la Universidad de Lovaina,habiendo presentado la tesis El sistema pedaggico de Dewey ante lasexigencias de la doctrina catlica. Es aprobado con mximadistincin.

    Antes de regresar, hace un viaje por diferentes pases europeos,con el fin de estudiar varias instituciones educacionales. Se piensaen l para profesor de tica y Sociologa en Argentina, pero dadaslas necesidades, se le destina a Chile. El 22 de enero de 1936, justoal cumplir 35 aos, se embarca en Hamburgo a las 10 a.m., de regresoa su patria.

    Apstol entre los jvenes

    De vuelta en Santiago, en febrero de 1936, comienza suapostolado con los jvenes, de modo especial, en el Colegio SanIgnacio y en la Universidad Catlica. Pero la tarea educativa del P.

    Hurtado no se limita slo a las clases; el carisma de este apstolatrae a los jvenes ms all de los compromisos acadmicos. Promueveel servicio a los ms pobres, porque ser catlicos equivale a sersociales. Al mismo tiempo, da gran importancia a los retirosespirituales. Varias veces durante el ao impulsar a diversosgrupos, de jvenes y adultos, a un encuentro profundo con el Seor ya buscar con seriedad la voluntad de Dios. En uno de estos retirosafirma: Todo cristiano debe aspirar siempre a esto: a hacer lo quehace, como Cristo lo hara en su lugar....

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    Su amor al Sacerdocio y a la Eucarista queda retratado en unhermoso testimonio: en el ao 1937, en San Jos de la Mariquina, unmisionero capuchino lo observa celebrar la Misa, y le llama tanpoderosamente la atencin que deca no haber visto nunca unacelebracin de la misa tan edificante, y que al ser as lossacerdotes chilenos, deberan ser todos santos.

    A inicios de 1941, el Padre Hurtado es nombrado Asesor de laAccin Catlica de jvenes de Santiago. La Accin Catlica haba sidoimpulsada en 1923 por el Papa Po XI, y signific un decidido impulsoa la participacin activa de los laicos en la Iglesia. Trabajatambin con alumnos de liceos fiscales de Santiago.

    El mismo ao 1941 publica un libro que marc una poca: EsChile un pas catlico?, que con gran agudeza, optimismo y valentaabre los ojos de muchos catlicos acerca de la verdadera situacindel catolicismo en Chile, sealando el grave problema de la escasezde vocaciones sacerdotales. Es un tiempo de profundastransformaciones, el mundo es disputado por ideologas opuestas y

    totalitarias, mientras Europa se desangra en la Segunda GuerraMundial. El P. Hurtado se estremece ante los horrores de la guerra,pero adems comienza a pensar cmo reconstruir, con Cristo, el mundode la postguerra.

    Su fecundidad pastoral lo lleva, a los pocos meses, a sernombrado Asesor Nacional de la Juventud de la Accin Catlica.Recorre el pas organizando los grupos y predicando retiros. Es eltiempo de las grandes procesiones de antorchas a los pies de laimagen de Mara Santsima, en el Cerro San Cristbal, con miles dejvenes. En este contexto apela a la generosidad de los jvenes: SiCristo descendiese esta noche caldeada de emocin les repetira,

    mirando la ciudad oscura: Me compadezco de ella, y volvindose austedes les dira con ternura infinita: Ustedes son la luz delmundo... Ustedes son los que deben alumbrar estas tinieblas. Quierencolaborar conmigo? Quieren ser mis apstoles?.

    Su labor no es comprendida, y comienza a sentir que no cuentacon la confianza de Monseor Salinas, su amigo de la Universidad, yAsesor General de la Accin Catlica. Debido a este clima dediscrepancias y tensiones, en abril de 1942, presenta la renuncia alcargo de Asesor Nacional de la Accin Catlica, renuncia que esrechazada por los obispos chilenos.

    El trabajo contina: en febrero de 1943, zarpa hacia Magallanes

    para formar la Accin Catlica en Punta Arenas, visitando ademsPuerto Natales y Porvenir. La fecundidad de esta visita permitir lacelebracin posterior de un Congreso Eucarstico y un cambio deambiente en relacin con la Iglesia.

    Posteriormente, se seguirn suscitando incomprensiones ydivergencias con Monseor Salinas. Las crticas que se repiten sonfalta de espritu jerrquico, ideas avanzadas en el campo social yuna cierta independencia respecto del resto de las ramas de la AccinCatlica. Ello motiva, finalmente, a que renuncie indeclinablemente a

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    su cargo, en noviembre de 1944. La situacin debi ser muy dura paral, dado que tena muchas esperanzas puestas en la Juventud Catlica.Por otra parte, la oposicin no vena de la jerarqua, pues contabacon el apoyo y la admiracin de numerosos obispos, entre ellos, elCardenal Caro; la oposicin vena de su propio amigo Augusto Salinas.Esta amarga situacin, heroicamente aceptada, fue la ocasin de unagran maduracin espiritual para el P. Hurtado.

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    El Hogar de Cristo

    El mes anterior a su renuncia, tal como l mismo lo relata, unanoche fra y lluviosa, se le acerca un pobre hombre con unaamigdalitis aguda, tiritando, en mangas de camisa, que no tena dndeguarecerse. Su miseria lo estremece. Pocos das despus, el 16 deoctubre, dando un retiro para seoras, en la Casa del Apostolado

    Popular, habla, sin haberlo previsto, sobre la miseria que hay enSantiago y la necesidad de la caridad: Cristo vaga por nuestrascalles en la persona de tantos pobres, enfermos, desalojados de sumsero conventillo. Cristo, acurrucado bajo los puentes, en lapersona de tantos nios que no tienen a quin llamar padre, quecarecen hace muchos aos del beso de la madre sobre su frente...Cristo no tiene hogar! No queremos drselo nosotros, los quetenemos la dicha de tener hogar confortable, comida abundante, mediospara educar y asegurar el porvenir de los hijos? Lo que hagan al mspequeo de mis hermanos, me lo hacen a M, ha dicho Jess. Y asnace el Hogar de Cristo. A la salida del retiro, recibe las primerasdonaciones: un terreno, varios cheques y joyas.

    En mayo de 1945, el Arzobispo de Santiago, Mons. Jos Mara Carobendice la primera sede del Hogar de Cristo. Al ao siguiente seinaugura la Hospedera de la calle Chorrillos. Poco a poco, el Hogarde Cristo crecer hasta niveles admirables, prestando un inestimableservicio a los ms pobres y creando una corriente de solidaridad queactualmente ha superado las fronteras de nuestra patria. Su propsitoes no contentarse con dar alojamiento: Una de las primerascualidades que hay que devolver a nuestros indigentes es laconciencia de su valor de personas, de su dignidad de ciudadanos, msan, de hijos de Dios. Los nios del Mapocho deban llegar a ser

    obreros especializados.Entretanto contina su labor formativa entre los jvenes, y

    prosigue con la predicacin de retiros. En junio del mismo ao, enuna charla de preparacin a la fiesta del Sagrado Corazn, recuerda alos estudiantes su responsabilidad social, responsabilidad que es unaconsecuencia de las palabras de Cristo: El deber social deluniversitario no es sino la traduccin concreta a su vida deestudiante hoy y de futuro profesional, maana, de las enseanzas deCristo, e invita a cada uno a estudiar su carrera en funcin de losproblemas sociales propios de su ambiente profesional. Pide a losjvenes una gran generosidad, con la certeza de que el que ha mirado

    profundamente una vez siquiera los ojos de Jess, no lo olvidarjams.

    En septiembre de 1945, el Padre Hurtado realiza un viaje aEE.UU. y a otros pases de Centro Amrica. En octubre llega a Dallasy comienza una nutrida agenda de entrevistas y visitas ainstituciones de beneficencia, semejantes al Hogar de Cristo. El 29de enero comienza su retiro espiritual en Baltimore. El viaje deregreso de Nueva York a Valparaso lo realiza a bordo del barcoIllapel. Durante esta travesa escribe: Cada vez que suba al

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    puente de mando y vea el trabajo del timonel, no poda menos dehacer una meditacin fundamental, la ms fundamental de todas, la quemarca el Rumbo de la vida.

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    Apostolado social

    Vuelve a sus nutridas labores habituales: predicacin deretiros, direccin espiritual de jvenes, preocupacin por lasvocaciones sacerdotales, el Hogar de Cristo, clases en el Colegio SanIgnacio y en la Universidad Catlica, etc. El 13 de junio de 1947,da del Sagrado Corazn, junto a un grupo de universitarios,

    constituye la Accin Sindical y Econmica Chilena (ASICH), como unmodo de buscar la manera de realizar una labor que hiciera presentea la Iglesia en el terreno del trabajo organizado.

    Entre julio de 1947 y enero de 1948, el P. Hurtado realiza unviaje a Francia para asistir a una serie de importantes congresos ysemanas de estudio. A su superior, el Padre lvaro Lavn, le solicitael permiso para el viaje: Ser mucha audacia pedirle que piense sisera posible que asistiera este servidor al Congreso de Pars?.Otorgado el permiso, parte a Francia el 24 de julio de 1947.Participa en la 34 Semana Social en Pars, donde sostieneconversaciones con el Cardenal E. Suhard, Arzobispo de Pars; pasa

    una semana en La Accin Popular(centro de accin social organizadopor los jesuitas franceses, actualmente CERAS), y luego participa enla Semana Internacionalde los jesuitas en Versalles, donde el PadreHurtado habla en dos oportunidades acerca de la situacin de Chile.Su exposicin es descrita como un grito de angustia, pero al mismotiempo, una irresistible leccin de celo apostlico puro yardientemente sobrenatural, y es considerado una de laspersonalidades ms notables del encuentro.

    El 24 de agosto, pasando por Lourdes, viaja a Espaa, y deregreso permanece un par de das con los sacerdotes obreros enMarsella; en septiembre asiste al Congreso de Pastoral Litrgica, en

    Lyon, y participa en la Semana de Asesores de la Juventud ObreraCatlicaen Versalles.

    En octubre viaja a Roma, y tiene tres audiencias con el P.Janssens, General de los jesuitas, un encuentro con Monseor Montini(futuro Papa Pablo VI), y el 18 de octubre es recibido en audienciaespecial por el Papa Po XII, que le otorga un gran apoyo.Finalmente, junto a Manuel Larran, visita al filsofo JacquesMaritain. El propio Padre Hurtado afirma: El mes en Roma fue unagracia del cielo, pues vi y o cosas sumamente interesantes que mehan animado mucho para seguir ntegramente en la lnea comenzada. Eneste sentido las palabras de aliento del Santo Padre y de Nuestro

    Padre General han sido para m un estmulo inmenso.Vuelve a Francia y permanece dos semanas con el Padre J. Lebret

    en Economa y Humanismo, otra institucin catlica dedicada alestudio de los problemas sociales y econmicos. Durante estos das,realiza un viaje rpido a Blgica para estudiar la Liga de CampesinosCatlicos, los Sindicatos Cristianos y la Juventud Obrera Catlica.Con razn pudo escribir: acumulo toneladas de experienciasinteresantsimas.

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    Despus de este nutrido itinerario de congresos y entrevistas,el 17 de noviembre llega a Pars, para encerrarme por un tiempo enmi pieza, pues las experiencias acumuladas son demasiado numerosas yhay que asentarlas, madurarlas, anotarlas. En diciembre escribe:Aqu me tiene en Pars, haciendo vida de Casa de Retiro, encerradoen una pieza, lleno de libros... hay tanto que hacer, tanto que leery meditar, pues, este viaje me lo ha dado Dios para que me renueve yme prepare en los tremendos problemas que por all tenemos.Permanece ms de dos meses casi sin salir de Pars, y slo va unosdas a un Congreso de moralistas en la ciudad de Lyon. Su exposicines acerca de la relacin entre Iglesia y Estado, y se titula Con osin el poder?.

    De este viaje rescata muchos aspectos; su opinin general delmovimiento catlico social es ciertamente positiva, pero tambin seadelanta en ver ciertos riesgos. Por ejemplo, respecto del Congresode moralistas, ve un afn excesivo de renovaciny una tendencia aolvidar los valores reales de la Iglesia, la visin tradicional,tendencia que tiene como consecuencia dejar a la Iglesia sindirigentes autnticamente cristianos, sino con hombres de msticasocial, pero no cristiano-social; pero, a la vez, seala que porencima de todo hay mucho espritu, mucho deseo de servir a laIglesia, y una abnegacin realsima como se demuestra en los trabajosque emprenden.

    De vuelta a Chile, estas experiencias le permiten madurar suproyecto de la ASICH, poniendo como punto de partida su slidofundamento en Cristo y en su Iglesia. La tarea es dura y no exenta demalos entendidos y crticas injustas. La ASICH nace para ofrecerformacin cristiana a los obreros, centrada en la enseanza social de

    la Iglesia, y con miras a defender la dignidad del trabajo humano porsobre cualquier consigna ideolgica. Las crticas se repiten; sinembargo no logran desalentar al Padre Hurtado.Una carta que revelala personalidad del P. Hurtado, dice: Claro quehay muchos peligros,y que el terreno es difcil... Quin no lo ve? Pero, ser sta unarazn para abandonarlo an ms tiempo?... Que alguna vez voy a meterla pata? Cierto! Pero, no ser ms metida de pata, por cobarda,por el deseo de lo perfecto, de lo acabado, no hacer lo que pueda?.

    ltimos aos de apostolado

    Contina con su intensa actividad apostlica habitual, declases, confesionario, grupos, direccin espiritual, Hogar de Cristo

    y retiros espirituales. Durante 1948 predica algunas conferencias enValparaso, Temuco, Sewell, Iquique, Putaendo y Chilln; algunasconferencias son muy concurridas, hasta 4.000 personas, y sontransmitidas por radio. Las predicaciones del mes de Mara en laIglesia de San Francisco son consideradas por el P. Hurtado elministerio de ms fruto del ao.

    Las actividades se multiplican. Se cumple lo que l habaescrito: Si alguien ha comenzado a vivir para Dios en abnegacin yamor a los dems, todas las miserias se darn cita en su puerta...

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    Soy con frecuencia como una roca golpeada por todos lados por lasolas que suben. No queda ms escapada que por arriba. Durante unahora, durante un da, dejo que las olas azoten la roca; no miro elhorizonte, slo miro hacia arriba, hacia Dios. Oh bendita vidaactiva, toda consagrada a mi Dios, toda entregada a los hombres, ycuyo exceso mismo me conduce para encontrarme a dirigirme hacia Dios!l es la sola salida posible en mis preocupaciones, mi nicorefugio.

    En enero de 1950, el episcopado boliviano lo invita a participaren la Primera Concentracin Nacional de Dirigentes del ApostoladoEconmico Social. En ella urge a buscar a Cristo completo, con todassus consecuencias: por la fe debemos ver a Cristo en los pobres, ybuscar soluciones tcnicas adecuadas, pues, ha llegado la hora enque nuestra accin econmicosocial debe cesar de contentarse conrepetir consignas generales sacadas de las encclicas de losPontfices y proponer soluciones bien estudiadas de aplicacininmediata en el campo econmico y social.

    Impulsado por su inters por el apostolado intelectual, funda laRevista Mensaje. El P. Hurtado deseaba la publicacin de una revistade vuelo con la finalidad de dar formacin religiosa, social yfilosfica. Lo que l quera era: Orientar, y ser el testimonio dela presencia de la Iglesia en el mundo contemporneo. En octubre de1951 apareci el primer nmero de Mensaje. En su editorial, explicaque el nombre alude al Mensaje que el Hijo de Dios trajo del cielo ala tierra y cuyas resonancias nuestra revista desea prolongar yaplicar a nuestra patria chilena y a nuestros atormentados tiempos.

    Volviendo a la casa del Padre Dios

    Su testimonio ms conmovedor es su enfermedad y su muerte.

    Frente a la muerte se revela la profundidad del hombre y semanifiesta la grandeza de Dios. Cuando le comunican la noticia de suenfermedad incurable, el Padre Hurtado exclama: Cmo no voy a estarcontento! Cmo no estar agradecido con Dios! En lugar de una muerteviolenta me manda una larga enfermedad para que pueda prepararme; nome da dolores; me da el gusto de ver a tantos amigos, de verlos atodos. Verdaderamente, Dios ha sido para m un Padre carioso, elmejor de los padres.

    El P. Hurtado ha deseado profundamente a lo largo de su arduotrabajo la vida eterna, es decir, el encuentro definitivo con Cristo.As lo muestra una de las pginas ms hermosas de sus escritos: Y

    yo?, ante m la eternidad. Yo, un disparo en la eternidad. Despus dem, la eternidad. Mi existir, un suspiro entre dos eternidades. Mivida, pues, un disparo a la eternidad. No apegarme aqu, sino atravs de todo mirar la vida venidera. Que todas las creaturas seantransparentes y me dejen siempre ver a Dios y la eternidad. A la horaque se hagan opacas, me vuelvo terreno y estoy perdido. Despus de mla eternidad. All voy y muy pronto... Cuando uno piensa que tanpronto terminar lo presente, saca uno la conclusin: ser ciudadanosdel cielo, no del suelo.La imagen del disparo, junto con manifestar

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    la fugacidad de la vida, insiste en que la vida est concentrada enuna sola direccin: la eternidad.

    La generosidad de su entrega se comprende a la luz de susconvicciones: La vida ha sido dada al hombre para cooperar con Dios,para realizar su plan; la muerte es el complemento de esacolaboracin, pues es la entrega de todos nuestros poderes en manos

    del Creador. Que cada da sea como la preparacin de mi muerte,entregndome minuto a minuto a la obra de cooperacin que Dios mepide, cumpliendo mi misin, la que Dios espera de m, la que no puedohacer sino yo.

    Durante todo su ministerio habla de la eternidad, que describecomo un viaje infinitamente nuevo y eternamente largo, y busca lasimgenes ms atractivas para referirse a ella: Esta vida se nos hadado para buscar a Dios, la muerte para hallarlo, la eternidad paraposeerlo. Llega el momento en que despus del camino se llega altrmino. El hijo encuentra a su Padre y se echa en sus brazos, brazosque son de amor, y por eso, para nunca cerrarlos los dej clavados en

    su cruz; entra en su costado que, para significar su amor, quedabierto por la lanza, manando de l sangre que redime y agua quepurifica. El valor de estas palabras aumenta por la alegra yserenidad con que el Padre Hurtado enfrent su propia muerte. Estavisin de eternidad lo haba llevado a comprometerse tanprofundamente con el mundo y con los hombres hasta no poder soportarsus desgracias; esta visin de fe lo haba impulsado a escribir:Encerrar a los hombres en mi corazn, todos a la vez. Ser plenamenteconsciente de mi inmenso tesoro, y con un ofrecimiento vigoroso ygeneroso, ofrecerlos a Dios. Hacer en Cristo la unidad de mis amores.Todo esto en m como una ofrenda, como un don que revienta el pecho;

    un movimiento de Cristo en mi interior que despierta y aviva micaridad; un movimiento de la humanidad, por m, hacia Cristo. Eso esser sacerdote!.

    El da 18 de agosto de 1952, a las 5 de la tarde, el PadreHurtado muere santamente, rodeado de sus hermanos de comunidad. Pocosdas antes de su muerte, dicta una carta, que podemos considerar unatarea: Al partir, volviendo a mi Padre Dios, me permito confiarlesun ltimo anhelo: A medida que aparezcan las necesidades y dolores delos pobres, busquen cmo ayudarlos como se ayudara al Maestro. Aldarles a todos y a cada uno en particular este saludo, les confo, ennombre de Dios, a lospobrecitos.

    El testimonio de su muerte impacta a la sociedad chilena. El 20de agosto, a las 8:30 hrs., se celebra la misa de funerales. ElCardenal Caro reza el responso, y la homila est a cargo de suamigo, Monseor Manuel Larran, el obispo de Talca, quien afirm: Sisilenciramos la leccin del P. Hurtado, desconoceramos el tiempo deuna gran visita de Dios a nuestra patria. Asiste una granmuchedumbre de gente, de todos los sectores de la sociedad. A las10:30 hrs., sale el cortejo hacia la Parroquia de Jess Obrero. Eltrayecto de unas 40 cuadras se hace a pie, a peticin de los

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    asistentes. Al salir de la iglesia de San Ignacio, se forma en elcielo una cruz de nubes.

    Las poticas palabras que le escribe Gabriela Mistral permanecencomo un recuerdo y una tarea: Duerma el que mucho trabaj. Nodurmamos nosotros, no, como grandes deudores huidizos que no vuelvenla cara hacia lo que nos rodea, nos cie y nos urge casi como un

    grito....El mismo ao de su muerte, el Padre lvaro Lavn le sugiere al

    Padre General que se inicie su proceso de beatificacin. En 1955, elPadre Provincial, Carlos Pomar, comienza con las consultas a lostestigos. Aos despus, en abril de 1971, la Asamblea Plenaria de laConferencia Episcopal de Chile acuerda pedir la introduccin de laCausa de su Beatificacin. La causa avanza rpido y en su visita aChile, el Santo Padre, Juan Pablo II, visita el Hogar de Cristo yreza ante la tumba del Padre Hurtado. El 16 de octubre de 1994, elPapa beatifica al Padre Hurtado en la Plaza San Pedro del Vaticano, yahora nos encontramos a la espera de su inminente canonizacin.

    Juan Pablo II nos propone estas desafiantes palabras: Podrtambin en nuestros das el Espritu suscitar apstoles de laestatura del Padre Hurtado, que muestren con su abnegado testimoniode caridad la vitalidad de la Iglesia? Estamos seguros que s; y selo pedimos con fe.

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    * Nota: El presente libro pretende difundir los escritos del Padre Hurtado aun pblico amplio. Por ello, los textos han sido ligeramente adaptados, parafacilitar su lectura, y en el caso de los documentos demasiado largos, han sido

    omitidos algunos prrafos. De todos modos, el lector podr acceder a los textoscompletos, que han sido editados por EDICIONES UNIVERSIDAD CATLICA DE CHILE. Lasancdotas, por lo general, estn tomadas de los documentos oficiales del proceso decanonizacin. Esperamos que la lectura de estas pginas despierte el inters porlos textos completos. La referencia de la fuente de cada documento se encuentra alfinal, en la pgina 185.

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    Pginas escogidasde los escritos del

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    A quines amar?Reflexin personal, noviembre de 1947

    A quines amar? A todos mis hermanos de humanidad. Sufrir consus fracasos, con sus miserias, con la opresin de que son vctima.Alegrarme de sus alegras. Comenzar por traer de nuevo a mi espritu

    todos aquellos a quienes he encontrado en mi camino: Aquellos dequienes he recibido la vida, quienes me han dado la luz y el pan.Aquellos con los cuales he compartido techo y pan. Los que heconocido en mi barrio, en mi colegio, en la Universidad, en elcuartel, en mis aos de estudio, en mi apostolado... Aquellos aquienes he combatido, a quienes he causado dolor, amargura, dao... Atodos aquellos a quienes he socorrido, ayudado, sacado de un apuro...Los que me han contrastado, me han despreciado, me han hecho dao.Aquellos que he visto en los conventillos, en los ranchos, debajo delos puentes. Todos esos cuya desgracia he podido adivinar, vislumbrarsu inquietud. Todos esos nios plidos, de caritas hundidas... Esos

    tsicos de San Jos, los leprosos de Fontilles... Todos los jvenesque he encontrado en un crculo de estudios... Aquellos que me hanenseado con los libros que han escrito, con la palabra que me handirigido. Todos los de mi ciudad, los de mi pas, los que heencontrado en Europa, en Amrica... Todos los del mundo: son mishermanos.

    Encerrarlos en mi corazn, todos a la vez. Cada uno en su sitio,porque, naturalmente, hay sitios diferentes en el corazn del hombre.Ser plenamente consciente de mi inmenso tesoro, y con un ofrecimientovigoroso y generoso, ofrecerlos a Dios. Hacer en Cristo la unidad demis amores. Todo esto en m como una ofrenda, como un don que

    revienta el pecho; un movimiento de Cristo en mi interior quedespierta y aviva mi caridad; un movimiento de la humanidad, por m,hacia Cristo. Eso es ser sacerdote!

    Mi alma jams se haba sentido ms rica, jams haba sidoarrastrada por un viento tan fuerte, y que parta de lo ms profundode ella misma; jams haba reunido en s misma tantos valores paraelevarse con ellos hacia el Padre.

    Urgido por la justicia y animado por el amor

    Atacar, no tanto los efectos, cuanto sus causas. Qu sacamoscon gemir y lamentarnos? Luchar contra el mal cuerpo a cuerpo.

    Meditar y volver a meditar el evangelio del camino de Jeric (cf. Lc10,30-32). El agonizante del evangelio es el desgraciado queencuentro cada da, pero es tambin el proletariado oprimido, el ricomaterializado, el hombre sin grandeza, el poderoso sin horizonte,toda la humanidad de nuestro tiempo, en todos sus sectores.

    Tomar en primer lugar la miseria del pueblo. Es la menosmerecida, la ms tenaz, la que ms oprime, la ms fatal. Y el pueblono tiene a nadie para que lo preserve, para que lo saque de suestado. Algunos se compadecen de l, otros lamentan sus males, pero,

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    quin se consagra en cuerpo y alma a atacar las causas profundas desus males? De aqu la ineficacia de la filantropa, de la meraasistencia, que es un parche a la herida, pero no el remedioprofundo. La miseria del pueblo es de cuerpo y alma a la vez.

    Lo primero, amarlos: Amar el bien que se encuentra en ellos, susimplicidad, su rudeza, su audacia, su fuerza, su franqueza, sus

    cualidades de luchador, sus cualidades humanas, su alegra, la misinque realizan ante sus familias... Amarlos hasta no poder soportar susdesgracias... Prevenir las causas de sus desastres, alejar de sushogares el alcoholismo, las enfermedades sociales, la tuberculosis.Mi misin no puede ser solamente consolarlos con hermosas palabras ydejarlos en su miseria, mientras yo almuerzo tranquilamente, ymientras nada me falta. Su dolor debe hacerme mal: la falta dehigiene de sus casas, su alimentacin deficiente, la falta deeducacin de sus hijos, la tragedia de sus hijas: que todo lo que losdisminuye, que me desgarre a m tambin.

    Amarlos para hacerlos vivir, para que la vida humana se

    desarrolle en ellos, para que se abra su inteligencia y no quedenretrasados. Que los errores anclados en su corazn me pinchencontinuamente. Que las mentiras o las ilusiones con que losembriagan, me atormenten; que los peridicos materialistas con quelos ilustran, me irriten; que sus prejuicios me estimulen amostrarles la verdad.

    Y esto no es ms que la traduccin de la palabra amor. Los hepuesto en mi corazn para que vivan como hombres en la luz, y la luzno es sino Cristo, verdadera Luz que alumbra a todo hombre que vienea este mundo (Jn 1,9). Toda luz de la razn natural es luz deCristo; todo conocimiento, toda ciencia humana. Cristo es la ciencia

    suprema.Pero Cristo les trae otra luz, una luz que orienta sus vidas

    hacia lo esencial, que les ofrece una respuesta a sus preguntas msangustiosas. Por qu viven? A qu destino han sido llamados?Sabemos que hay un gran llamamiento de Dios sobre cada uno de ellos,para hacerlos felices en la visin de l mismo, cara a cara (1Cor13,12). Sabemos que han sido llamados a ensanchar su mirada hastasaciarse del mismo Dios. Y este llamamiento es para cada uno deellos, para los ms miserables, para los ms ignorantes, para los msdescuidados, para los ms depravados de entre ellos. La luz de Cristobrilla entre las tinieblaspara todos ellos (cf. Jn 1,5). Necesitan

    de esta luz. Sin esta luz sern profundamente desgraciados.Amarlos apasionadamente en Cristo, para que la semejanza divina

    progrese en ellos, para que se rectifiquen en su interior, para quetengan horror de destruirse o de disminuirse, para que tengan respetode su propia grandeza y de la grandeza de toda creatura humana, paraque respeten el derecho y la verdad, para que todo su ser espiritualse desarrolle en Dios, para que encuentren a Cristo como lacoronacin de su actividad y de su amor, para que el sufrimiento de

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    Cristo les sea til, para que su sufrimiento complete el sufrimientode Cristo(cf. Col 1,24).

    Si los amamos, sabremos lo que tendremos que hacer por ellos.Respondern ellos? S, en parte. Dios quiere sobre todo mi esfuerzo,y nada se pierde de lo que se hace en el amor.

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    El Rumbo de la vidaMeditacin a bordo de un barco, febrero de 1946

    Un regalo de mi Padre Dios ha sido un viaje de 30 das en barcode Nueva York a Valparaso. Por generosidad del bondadoso Capitntena una mesa en el puente de mando, al lado del timonel, donde me

    iba a trabajar tranquilo con luz, aire, vista hermosa... La nicadistraccin eran las voces de orden con relacin al rumbo del viaje.Y all aprend que el timonel, como me deca el Capitn, llevanuestras vidas en sus manos porque lleva el rumbo del buque. Elrumbo en la navegacin es lo ms importante. Un piloto lo constatapermanentemente, lo sigue paso a paso por sobre la carta, locontrola tomando el ngulo de sol y horizonte, se inquieta en losdas nublados porque no ha podido verificarlo, se escribe en unapizarra frente al timonel, se le dan rdenes que, para cerciorarseque las ha entendido, debe repetirlas cada una. A babor, aestribor, un poquito a babor, as como va.... Son voces de orden

    que aprend y no olvidar.Cada vez que suba al puente y vea el trabajo del timonel no

    poda menos de hacer una meditacin fundamental, la ms fundamentalde todas, la que marca el rumbo de la vida.

    En Nueva York haba multitud de buques, de toda especie. Ques lo que los diferencia ms fundamentalmente? El rumbo que van atomar. El mismo barco Illapel en Valparaso tena rumbo Nueva Yorko Ro de Janeiro; en Nueva York tena rumbo Liverpool o Valparaso.

    Apreciar la necesidad de tomar en serio el rumbo. En un barcoal Piloto que se descuida se le despide sin remisin, porque juegacon algo demasiado sagrado. Y en la vida, cuidamos de nuestro

    rumbo?Cul es tu rumbo? Si fuera necesario detenerse an ms en esta

    idea, yo ruego a cada uno de ustedes que le d la mximaimportancia, porque acertar en esto es sencillamente acertar; fallaren esto es simplemente fallar.

    Barco magnfico: el Queen Elizabeth, 70.000 toneladas (elIllapel cargado son 8.000 toneladas). Si me tiento por suhermosura y me subo en l sin cuidarme de su rumbo, corro el pequeoriesgo que en lugar de llegar a Valparaso, llegue a Manila!! Y enlugar de estar con ustedes, vea caras filipinas.

    Cuntos van sin rumbo y pierden sus vidas... las gastan

    miserablemente, las dilapidan sin sentido alguno, sin bien paranadie, sin alegra para ellos y al cabo de algn tiempo sienten latragedia de vivir sin sentido. Algunos toman rumbo a tiempo, otrosnaufragan en alta mar, o mueren por falta de vveres, extraviados,o van a estrellarse en una costa solitaria!

    El trgico problema de la falta de rumbo, es tal vez el mstrgico problema de la vida. El que pierde ms vidas, el responsablede mayores fracasos. Yo pienso que si los escollos morales fueranfsicos, y la conducta de nosotros fuera un buque de fierro, por ms

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    slido que haya sido construido, no quedara sino restos denaufragios.

    Si la fe nos da el rumbo y la experiencia nos muestra losescollos, tommoslos en serio. Mantener el timn. Clavar el timn, ycomo a cada momento las olas y las corrientes desvan, rectificar,rectificar a cada instante, de da y de noche... No las costas

    atractivas, sino el rumbo sealado! Pedir a Dios la gracia grande:ser hombres de rumbo.

    1 punto: El puerto de partida. Es el primer elemento bsicopara fijarlo. Y aqu clavar mi alma en el hecho bsico: Dios y yo.El primer hecho macizo de toda filosofa, de todo sistema de vida:Vengo de Dios, s, de l. Todo de l. Nada ms cierto, y sobre estehecho voy a edificar mi vida, sobre este primer dato voy a fijar mirumbo.

    Tomar en serio estas verdades: Que sirvan para fundar mi vida,para darme rumbo. De aqu tambin esa actitud, no de orgullo, peros de valenta, de serenidad y de confianza, que nos da nuestra fe:

    No nos fundamos en una cavilacin sino en una maciza verdad.2 punto: El puerto de trmino. Es el otro punto que fija el

    rumbo. Valparaso o Liverpool? De Nueva York sala junto a nosotrosel Liberty, un portaaviones... A dnde se dirigen? Desde laUniversidad de Chile o desde la fbrica, a dnde? El trmino de mivida es l!

    3 punto: El camino. Tengo los dos puntos, los dos puertos.Por dnde he de enderezar mi barco? Al puerto de trmino, por uncamino que es la voluntad de Dios. La realizacin en concreto de loque Dios quiere. He aqu la gran sabidura. Todo el trabajo de lavida sabia consiste en esto: en conocer la voluntad de mi Seor y

    Padre. Trabajar en conocerla, trabajo serio, obra de toda la vida,de cada da, de cada maana: qu quieres Seor de m? Trabajar enrealizarla, en servirle en cada momento. Esta es mi gran misin,mayor que hacer milagros. Dios nos quiere santos: no mediocres, sinosantos.

    Cul es el Camino de mi vida? La voluntad de Dios:santificarme, colaborar con Dios, realizar su obra. Habr algo msgrande, ms digno, ms hermoso, ms capaz de entusiasmar? Llegar alPuerto!!

    Y para llegar al puerto no hay ms que este camino queconduzca... Los otros, a otros puertos, que no son el mo!! Y aqu

    est todo el problema de la vida. Llegar al puerto que es el fin demi existencia. El que acierta, acierta; y el que aqu no llega es ungran errado, sea un millonario, un Hitler, un Napolen, unafortunado en el amor, si aqu no acierta, su vida nada vale; siaqu acierta: feliz por siempre jams. Amn!!

    De dnde vengo? Hacia dnde voy? Qu grande! Por qucamino? Enfrentar el rumbo. El timn firme en mi mano y cuandoarrecien los vientos, rumbo a Dios; y cuando me llamen de la costa,rumbo a Dios; y cuando me canse, rumbo a Dios!!

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    Solo? No. Con todos los tripulantes que Cristo ha queridoencargarme de conducir, alimentar y alegrar! Qu grande es mi vida!Qu plena de sentido! Con muchos rumbos al cielo. Darles a loshombres lo ms precioso que hay: Dios; y dar a Dios lo que ms ama,aquello por lo cual dio su Hijo: los hombres. Seor, aydame asostener el timn siempre al cielo, y si me voy a soltar, clvame enmi rumbo, por tu Madre Santsima, Estrella de los mares, DulceVirgen Mara.

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    La bsqueda de DiosMeditacin que el Padre Hurtado pidi que se publicara despus de su muerte

    poca trgica la nuestra. Esta generacin ha conocido doshorribles guerras mundiales y est a las puertas de un conflicto aunms trgico, un conflicto tan cruel que hasta los ms interesados en

    provocarlo se detienen espantados, ante el pensamiento de las ruinasque acarrear. La literatura que expresa nuestro siglo es unaliteratura apocalptica, testimonio de un mundo atormentado hasta lalocura.

    Cuntos, en nuestro siglo, si no locos, se sienten inquietos,desconcertados, tristes, profundamente solos en el vasto mundosuperpoblado, pero sin que la naturaleza ni los hombres hablen denada a su espritu, ni les den un mensaje de consuelo! Por qu?Porque Dios est ausente de nuestro siglo. Muchas definiciones sepueden dar de nuestra poca: edad del maquinismo, del relativismo,del confort. Mejor se dira una sociedad de la que Dios est ausente.

    Los grandes dolos de nuestro tiempo son el dinero, la salud, elplacer, la comodidad: lo que sirve al hombre. Y si pensamos en Dios,siempre hacemos de l un medio al servicio del hombre: le pedimoscuentas, juzgamos sus actos, y nos quejamos cuando no satisfacenuestros caprichos. Dios en s mismo parece no interesarnos. Lacontemplacin est olvidada, la adoracin y alabanza es pococomprendida. El criterio de la eficacia, el rendimiento, la utilidad,funda los juicios de valor. No se comprende el acto gratuito,desinteresado, del que nada hay que esperar econmicamente.

    Hasta los cristianos, a fuerza de respirar esta atmsfera,

    estamos impregnados de materialismo, de materialismo prctico.Confesamos a Dios con los labios, pero nuestra vida de cada da estlejos de l. Nos absorben las mil ocupaciones.

    Nuestra vida de cada da es pagana. En ella no hay oracin, niestudio del dogma, ni tiempo para practicar la caridad o paradefender la justicia. La vida de muchos de nosotros no es, acaso, unabsoluto vaco? No leemos los mismos libros, asistimos a los mismosespectculos, emitimos los mismos juicios sobre la vida y sobre losacontecimientos, sobre el divorcio, limitacin de nacimientos,anulacin de matrimonios, los mismos juicios que los ateos? Todo loque es propio del cristiano: conciencia, fe religiosa, espritu de

    sacrificio, apostolado, es ignorado y aun denigrado: nos parecesuperfluo. La mayora lleva una vida puramente material, de la cualla muerte es el trmino final. Cuntos bautizados lloran delante deuna tumba como los que no tienen esperanza!

    La inmensa amargura del alma contempornea, su pesimismo, susoledad... las neurosis y hasta la locura, tan frecuentes en nuestrosiglo, no son el fruto de un mundo que ha perdido a Dios? Ya bien lodeca San Agustn: Nos creaste, Seor, para ti y nuestro coraznest inquieto hasta que descanse en ti.

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    Felizmente, el alma humana no puede vivir sin Dios.Espontneamente lo busca, aun en manifestaciones objetivamentedesviadas. En el hambre y sed de justicia que devora muchosespritus, en el deseo de grandeza, en el espritu de fraternidaduniversal, est latente el deseo de Dios. La Iglesia Catlica desdesu origen, ms an, desde su precursor, el Pueblo prometido, no essino la afirmacin ntida, resuelta, de su creencia en Dios. Porconfesarlo, murieron muchos en el Antiguo Testamento; por ser fiel almensaje de su Padre, muri Jess; y despus de l, por confesar unDios Uno y Trino cuyo Hijo ha habitado entre nosotros, han muertomillones de mrtires: desde Esteban y los que como antorchasiluminaban los jardines de Nern, hasta los que en nuestros dasmueren en Rusia, en Checoslovaquia, en Yugoslavia; ayer en Japn, enEspaa y en Mjico, han dado su sangre por l. A otros no se les hapedido este testimonio supremo, pero en su vida de cada da loafirman valientemente: Religiosos que abandonan el mundo paraconsagrarse a la oracin; religiosas que unen su vida de obreras, enla fbrica, a una profunda vida contemplativa; universitarios

    animados de un serio espritu de oracin; obreros, como los de laJOC, que son ya ms de un milln en el mundo, para los cuales laplegaria parece algo connatural; y junto a ellos, sabios, sabios quese precian de su calidad de cristianos. Hay grupos selectos quebuscan a Dios con toda su alma y cuya voluntad es el supremo anhelode sus vidas.

    Y cuando lo han hallado, su vida descansa como en una rocainconmovible; su espritu reposa en la paternidad divina, como elnio en los brazos de su madre (cf. Sal 130). Cuando Dios ha sidohallado, el espritu comprende que lo nico grande que existe es l.Frente a Dios, todo se desvanece: cuanto a Dios no interesa se haceindiferente. Las decisiones realmente importantes y definitivas sonlas que yacen en l.

    Al que ha encontrado a Dios acontece lo que al que ama porprimera vez: corre, vuela, se siente transportado; todas sus dudasestn en la superficie, en lo hondo de su ser reina la paz. No leimporta ni mucho ni poco cul sea su situacin, ni si escucha o nosus oraciones. Lo nico importante es: Dios est presente. Dios esDios. Ante este hecho, calla su corazn y reposa.

    En el alma de este repatriado hay dolor y felicidad al mismotiempo. Dios es a la vez su paz y su inquietud. En l descansa, pero

    no puede permanecer un momento inmvil. Tiene que descansar andando;tiene que guarecerse en la inquietud. Cada da se alza Dios ante lcomo un llamado, como un deber, como dicha prxima no alcanzada.

    El que halla a Dios se siente buscado por Dios, como perseguidopor l, y en l descansa, como en un vasto y tibio mar. Esta bsquedade Dios slo es posible en esta vida, y esta vida slo toma sentidopor esa misma bsqueda. Dios aparece siempre y en todas partes, y enningn lado se le halla. Lo omos en las crujientes olas, y sinembargo calla. En todas partes nos sale al encuentro y nunca podremos

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    captarlo; pero un da cesar la bsqueda y ser el definitivoencuentro. Cuando hemos hallado a Dios, todos los bienes de estemundo estn hallados y posedos.

    El llamado de Dios, que es el hilo conductor de una existenciasana y santa, no es otra cosa que el canto que desde las colinaseternas desciende dulce y rugiente, melodioso y cortante. Llegar un

    da en que veremos que Dios fue la cancin que meci nuestras vidas.Seor, haznos dignos de escuchar ese llamado y de seguirlofielmente!

    Jess recibe a los pecadoresMeditacin acerca de la misericordia de Jess

    ste recibe a los pecadores! era la acusacin que lanzabancontra Jesucristo hipcritamente escandalizados los fariseos (Lc15,2). ste recibe a los pecadores!. Y es verdad! Esas palabrasson como el distintivo exclusivo de Jesucristo. Ah puedenescribirse sobre esa cruz, en la puerta de ese Sagrario!

    Distintivo exclusivo, porque si no es Jesucristo, quin recibemisericordiosamente a los pecadores? Acaso el mundo?... Elmundo?... por Dios!, si se nos asomara a la frente toda la lepramoral de injusticias que quizs ocultamos en los repliegues de laconciencia, qu hara el mundo sino huir de nosotros gritandoescandalizado: Fuera el leproso!? Rechazarnos brutalmentedicindonos, como el fariseo, aprtate, que manchas con tucontacto!

    El mundo hace pecadores a los hombres, pero luego que los hacepecadores, los condena, los injuria, y aade al fango de sus pecados

    el fango del desprecio. Fango sobre fango es el mundo: el mundo norecibe a los pecadores. A los pecadores no los recibe ms queJesucristo.

    San Juan Crisstomo: Dios mo, ten misericordia de m!Misericordia pides? Pues nada temas! Donde hay misericordia no hayinvestigaciones judiciales sobre la culpa, ni aparato de tribunales,ni necesidad de alegar razonadas excusas. Grande es la tormenta demis pecados, Dios mo! Pero, mayor es la bonanza de tumisericordia!

    Jesucristo, luego que apareci en el mundo, a quin llama? Alos magos! Y despus de los magos? Al publicano! Y despus del

    publicano? A la prostituta!, y despus de la prostituta? Alsalteador! Y despus del salteador? Al perseguidor impo!

    Vives como un infiel? Infieles eran los magos. Eres usurero?Usurero era el publicano. Eres impuro? Impura era la prostituta.Eres homicida? Homicida era el salteador. Eres impo? Impo eraPablo, porque primero fue blasfemo y luego apstol; primeroperseguidor, luego evangelista... No me digas: soy blasfemo, soysacrlego, soy impuro. Pues, no tienes ejemplo de todos lospecados perdonados por Dios?

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    Has pecado? Haz penitencia. Has pecado mil veces? Hazpenitencia mil veces. A tu lado se pondr Satans para desesperarte.No lo sigas, ms bien recuerda estas cinco palabras: Jess recibealos pecadores, palabras que son un grito inefable del amor, unaefusin inagotable de misericordia, y una promesa inquebrantable deperdn.

    Cun hermoso es tornando a tus huellas / de nuevo por ellas /seguro correr.

    No es tan dulce tras noche sombra / la lumbre del da / queempieza a nacer.

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    La Sangre del AmorCongreso de los Sagrados Corazones, 1944

    Tres palabras parecen remover el mundo contemporneo y estn enel fondo de todos los sistemas que se ofrecen como solucin a losmales de nuestra poca: colectividad, solidaridad, justicia social.

    Nuestra Santa Madre Iglesia no desprecia esas palabras, sino, muy porel contrario, las supera con infinita mayor riqueza y con uncontenido inmensamente ms revolucionario y elevndose sobre ellashabla de: unidad, fraternidad, amor. Estas tres palabras son el fondode toda la enseanza de la Iglesia, de su enseanza de siempre, peroespecialmente renovada en nuestros das que han presenciado undesarrollo insospechado en la riqueza de sus aplicaciones de lasdoctrinas ms sociales y revolucionarias que jams se hayanpronunciado sobre la tierra. Cristianos, no sois mquinas, no soisbestias de carga, sois hijos de Dios! Amados por Cristo, herederosdel Cielo... Autnticamente hijos de Dios; sois uno en Cristo; en

    Cristo no hay ricos ni pobres, burgueses ni proletarios; ni arios nisajones; ni mongoles ni latinos, sino que Cristo es la vida dequienes quieren aceptar la divinizacin de su ser.

    Las grandes devociones que llenan nuestro siglo, las que brillancomo el sol y la luna en nuestro firmamento son: la fe honda enCristo, camino para el Padre; y la ternura filial para Mara, nuestradulce Madre, camino para Cristo. El amor a Mara hace crecer en losfieles la comprensin de que Mara es lo que es por Cristo, su Hijo.Id a Jess!es la palabra ininterrumpida de Mara, es el consejoque cada noche resuena en el mes de Mara. Y los fieles van a Jess.

    En este momento en que el mundo se desangra por la guerra; en

    estos momentos en que vemos a nuestra Patria penetrar en una de lasetapas ms difciles de la historia, cuando la cesanta est rondandonuestros grandes centros industriales y comenzamos a ver fbricas queparan y obreros que se sumen en la desesperacin de la miseria; enestos momentos en que se agudizarn las palabras de odio, fruto de laamargura y del hambre, nuestro Obispo quiere que levantemos los ojosa ese smbolo de un amor que no perece, de un amor que nos incita aamarnos de verdad, y nos urge a hacer efectivo este amor con obras dejusticia primero, pero de justicia superada y coronada por lacaridad. En medio de tanta sangre que derrama el odio humano, lacodicia de poseer, la pasin del honor, quiere nuestra Madre la

    Iglesia que miremos esa otra sangre, sangre divina derramada por elamor, por el ansia de darse, por la suprema ambicin de hacernosfelices. La sangre del odio lavada por la Sangre del Amor.

    En estos momentos, hermanos, nuestra primera misin ha de serque nos convenzamos a fondo que Dios nos ama. Hombres todos de latierra, pobres y ricos, Dios nos ama; su amor no ha perecido, pues,somos sus hijos. Este grito simple, pero mensaje de esperanza no hade helarse jams en nuestros labios: Dios nos ama, somos sus hijos...Somos sus hijos!

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    Oh, vosotros los 50.000.000 de hombres que vagis ahora fuerade vuestra Patria, arrojados de vuestro hogar por el odio de laguerra!, Dios os ama! Tened fe! Dios os ama! Jess tambin quisoconocer vuestro dolor y tuvo que huir de su Patria y comer pan deldestierro! Vosotros, obreros, los que estis sumergidos en el fondode las minas arrancando el carbn, a veces debajo del mar para ganarun trozo de pan, Dios os ama! Sois sus hijos! El Hijo de Dios fuetambin obrero!

    Vosotros, enfermos, que yacis en lecho de dolor devorados poratroz enfermedad sois hijos de Dios! Dios os ama; Jess, vuestrohermano, comprende vuestro sufrimiento, el que tom sobre s el dolordel mundo. Vosotros mendigos, vosotros los que carecis de todo,hasta de un techo que os cubra, los que vivs debajo de estos puenteso acurrucados en miserables chozas... Dios os ama! Sois hijos deDios! Los pjaros tenan nido, las zorras una madriguera, pero Jess,vuestro hermano, no tena donde reclinar su cabeza.

    Vosotros, los que valientemente defendis los derechos de los

    oprimidos, los que peds que se d al trabajador un salario queconcuerde con su dignidad de hombre; vosotros, los que clamis, aveces como Juan en el desierto, que haya ms igualdad en el trabajo,ms equidad en el reparto de las cargas y en el goce de losbeneficios, que la palabra amor deje de ser una palabra vaca paracargarse de profundo sentido divino y humano, no cesis, no temis;no estis haciendo obra revolucionaria, sino profundamente humana,ms an, divina, pues Dios ama a sus hijos y quiere verlos tratadoscomo hijos y no como parias. Si padecis persecucin por la justicia,no os desalentis, l la padeci primero, l muri por dar testimoniode la verdad y del amor, pero tened confianza, l es el vencedor del

    mundo y vosotros venceris si no os separis de sus enseanzas y desus ejemplos.

    Si Dios nos ama, cmo no amarlo? Y si lo amamos, cumplamos sumandamiento grande, su mandamiento por excelencia: Un mandamientonuevo os doy: que os amis los unos a los otros como yo os he amado;en esto conocern que sois mis discpulos, si os amis los unos a losotros(Jn 13,34-35). La devocin a los Sagrados Corazones no puedecontentarse con saborear el amor de Dios, sino que ha de retribuirlocon un amor efectivo. Y la razn magnfica que eleva nuestro amor alprjimo a una altura nunca sospechada por sistema humano alguno, esque nuestro prjimo es Cristo.

    Que el respeto del prjimo tome el lugar de las desconfianzas:que en cada hombre, por ms pobre que sea, veamos la imagen de Cristoy lo tratemos con espritu de justicia y de amor, dndole sobre todola confianza de su persona, que es lo que el hombre ms aprecia.

    Al levantar nuestros ojos y encontrarnos con los de Mara,nuestra Madre, nos mostrar Ella a tantos hijos suyos, predilectos desu corazn, que sufren la ignorancia ms total y absoluta; nosensear sus condiciones de vida en las cuales es imposible laprctica de la virtud, y nos dir: hijos, si me amis de veras como

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    Madre, haced cuanto podis por estos mis hijos los que ms sufren,por tanto, los ms amados de mi Corazn.

    Vosotros, cristianos, los que tenis una posicin desahogada,mirad aquellos que se ahogan en su posicin; los que tenis, dad alos desheredados: dadles justicia, dadles servicios, el servicio devuestro tiempo, poned al servicio de ellos vuestra educacin, poned

    el servicio de vuestro ejemplo, de vuestros medios. Que el fruto deeste Congreso sea un incendiarse nuestra alma en deseos de amar, deamar con obras, y que esta noche al retirarnos a nuestros hogares nospreguntemos qu he hecho yo por mi prjimo?, qu estoy haciendo porl?, qu me pide Cristo que haga por l?

    El cristianismo se resume entero en la palabra amor: es un deseoardiente de felicidad para nuestros hermanos, no slo de la felicidadeterna del cielo, sino tambin de todo cuanto pueda hacerle mejor yms feliz esta vida, que ha de ser digna de un hijo de Dios. Todocuanto encierran de justo los programas ms avanzados, elcristianismo lo reclama como suyo, por ms audaz que parezca; y si

    rechaza ciertos programas de reivindicaciones no es porque ofrezcandemasiado, sino porque en realidad han de dar demasiado poco anuestros hermanos, porque ignoran la verdadera naturaleza humana, yporque sacrifican lo que el hombre necesita ms an que los bienesmateriales, los del espritu, sin los cuales no puede ser feliz quienha sido creado para el infinito.

    El hombre necesita pan, pero ante todo necesita fe; necesitabienes materiales, pero ms an necesita el rayo de luz que viene dearriba y alienta y orienta nuestra peregrinacin terrena: y esa fe yesa luz, slo Cristo y su Iglesia pueden darla. Cuando esa luz secomprende, la vida adquiere otro sentido, se ama el trabajo, se lucha

    con valenta y sobre todo se lucha con amor. El amor de Cristo yaprendi en esos corazones... Ellos hablarn de Jess en todas partesy contagiarn a otras almas en el fuego del amor.

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    La oracin del apstolMeditacin de un retiro espiritual, 1942

    La oracin es para el apstol la luz de la vida. La vidaapostlica es altsima porque vive de ideales divinos alejados de los

    ideales humanos, como el cielo de la tierra. La vida apostlica esdifcil y heroica, porque en cada momento ha de darlo todo por elReino de los cielos.

    En medio de tantas cosas, el apstol debe marchar con pasofirme. Quin le mostrar el camino? La oracin y slo la oracin. Laprudencia meramente humana es enemiga de Dios y los pensamientos deDios no son como los de los hombres, y la oracin es la nica que noshace conocer a Dios y los ideales divinos. San Ignacio y sus primeroscompaeros resolvan todas sus cosas en la oracin como si lasleyesen en la santa providencia de Dios.

    La oracin es el aliento y reposo del espritu. El apstol debe

    tener la fortaleza y paz de Dios, porque es su enviado. Sin embargo,en la vida real con cunta facilidad los ministros de Dios se hacenterrenos... Para hallar esa paz necesita el apstol la oracin, perono una oracin formulista; sino una oracin continuada en largashoras de oracin y quietud, y hecha en unin de espritu con Dios.

    Jess, despus de 30 aos de oracin, va al desierto, pasanoches de oracin preparando el maana. Ay del apstol que no obreas! Se har traficante de cosas humanas y de pasiones personales,bajo apariencia de ministerio espiritual.

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    Visin de eternidadMeditacin de Semana Santa para jvenes, 1946

    Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia

    (Jn 10,10)

    Vengo llegando del pas ms grande del mundo. As lo deca elsegundo grande, Churchill, hablando de Norte Amrica en el Hotel msgrande del globo, el Waldorf Astoria, el ms cmodo del globo. Allestn los edificios ms altos: el Empire, de 102 pisos, elChrysler... El teatro mayor, el Radio City, se llena desde las 7 dela maana hasta la maana siguiente. Los ros se atraviesan portneles subterrneos; en las ciudades hay tres, cuatro y ms planosde locomocin... Poseen todos los rcords: Velocidad, cuatro milkilmetros en cuatro horas; produccin, fbricas que producenquinientos automviles por hora y esperan producir mil... All esthoy ms del 46% del oro del mundo; progresos tcnicos fantsticos: lamuerte se va alejando, la vida prolongando. En Washington, cada tresminutos sale un avin: los grandes Constellationscruzan ahora todoslos mares; millones de automviles, de refrigeradores... Y como decaalguien: y qu?

    Y qu impresin de conjunto? Que la materia no basta, que lacivilizacin no llena, que el confort est bien, pero que no resideen l la felicidad. Que da demasiado poco y cobra demasiado caro!,que a precio de esos juguetes se le quita al hombre su verdaderagrandeza! Porque, en realidad, el precio de toda esta vida para lagran mayora es un anularse aqu, el perder la vista del espritu, laceguera ante lo sobrenatural. La concepcin del hombre progresistaque domina la materia: limpio, higinico, bien hecho por el deporte,alimentacin sana, ropa limpia, msica, auto, y bonitos autos!Quizs para algunos, viajes alrededor del mundo, su casa cmoda, unamujer mientras se entienda con ella, sin prejuicios... Eliminar lasenfermedades y a los setenta aos morirse. Qu ms?

    Y al volver de un viaje esplndido, en un barco de carga, lento,nico pasajero, que me permita orar, pensar, escribir...reflexionaba: Y es esto todo?

    Al mirar ese cielo esplndido, magnfico, imponente, quesobrecoge, me preguntaba: y es esto todo el fin de la vida? Setentaaos con todas estas comodidades? El hombre es el rey de la creacinslo por esto? El progreso de la humanidad, ser slo llegar aposeer bao, radio, mquina de lavar, un auto? Es sta toda lagrandeza del hombre? No hay ms que esto? Es sta la vida?,mientras llega la prxima guerra que todos la olfatean, que lasienten venir con escalofro.

    Empire, Chrysler: cunto tiempo ms os alzaris de pie?Fbricas Ford, Packard, Chrysler: cunto tiempo ms alcanzaris adurar? Einstein acaba de escribir, horrorizado ante una guerraatmica, que con los pobres medios de que ahora dispone la energa

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    atmica, que slo recin logra desintegrarse, pueden perecer lasdos terceras partes de la humanidad!! Es esto la vida? Es sta lacorona del hombre?

    Y miro la noche plcida... serena... Las estrellas envan su luzserena... Y resuena en mis odos: As am Dios al mundo que le dio asu Hijo unignito (Jn 3,16). Me am a m, tambin a m! Quin?

    Dios! El Dios eterno, Creador de toda la energa, de los astros, dela tierra, del hombre, de las quizs dos mil generaciones de hombresque han pasado por la tierra, y millones que quizs an han devenir... Ese Dios inmenso ante quien desaparece el hombrecitominsculo. Cunto ms grande es que el hombre!

    Qu piensa Dios del hombre? De la vida? Del sentido denuestra existencia? Condena l esos inventos, ese progreso, ese afnde descubrir medicinas eficaces, automviles veloces, aviones contratodo riesgo? No. Al contrario, se alegra de esos esfuerzos que noshacen mejor esta vida. Pero para los que en medio de tanto ruidoguardan an sus odos para escuchar nos dice: Yo he venido para quetengan vida y la tengan en abundancia.

    Oye, hijo: Yo. Quin? Yo, Jess, Hijo de Dios y Diosverdadero. Yo, el Dios eterno, he venido: he hecho un viaje...viaje real, largusimo. De lo infinito a lo finito, viaje tan largoque escandaliza a los sabios, que desconcierta a los filsofos. Loinfinito a lo finito!, lo eterno a lo temporal! Dios a la creatura?S, as es! Ese viaje es mi viaje realsimo. Yo he venido: se esmi viaje!

    Por el hombre. La nica razn de ese viaje: el hombre. Eseminsculo y maysculo? Porque si bien es pequeo, es muy grande; eslo ms grande del universo? Mayor que los astros? Por ellos nunca he

    viajado, ni menos sufrido! Por el hombre s...Por el hombre, quizs no me entiendes: Por ti negrito, por tipobre japons; por ti, chilenito de mis amores, por ti, liceano deCuric. Yo no amo la masa; amo la persona: un hombre, una mujer...He venidopor ti!

    Para que tengan vida. Vida? Pero, de qu vida se trata? Lavida, la verdadera vida, la nica que puede justificar un viaje deDios es la vida divina: Para que nos llamemos y seamos hijos deDios(1Jn 3,1). Nos llamemos, y lo seamos de verdad!! No hace unviaje lejano el Dios eterno si no es para darnos un don de granprecio: Nada menos que su propia vida divina, la participacin de su

    naturaleza que se nos da por la Gracia.Creemos en esa vida? Hay catlicos, como un compaero de viaje

    que me deca: Otra vida? No, pues, Padre, crtela. Hay catlicosque nunca han pensado en esa vida... Los ms no se preocupan deella! Prescinden. Y sta es la nica verdadera vida: Quien la tiene,vive; y quien no la tiene, aunque est saludable, rico, sabio, conamigos: Es un muerto.

    De qu le aprovecha al hombre ganar el mundo entero, siarruina su alma? (Mt 16,26). El que quiera salvar su vida la

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    perder y el que la perdiere por m la hallar(Mc 8,35). El viejoestribillo de la Iglesia! El nico necesario, tan grande porque tanviejo, o mejor, tan viejo porque tan grande, tan necesario, tanirreemplazable! El hombre, con toda la civilizacin, no ha podidoapagar el eco de estas palabras, y si llega a apagarlas muere, noslo a esa vida, sino aun a la propia vida humana.

    Y que la tengan en abundancia. Hay una vida pobrsima, queapenas es vida; vida pobre, de infidelidades a la gracia, sorderaespiritual, falta de generosidad; y una vida rica, plena, fecunda,generosa. A sta nos llama Cristo. Es la santidad. Y Cristo quierecristianos plenamente tales, que no cierren su alma a ningunainvitacin de la Gracia, que se dejen poseer por ese torrenteinvasor, que se dejen tomar por Cristo, penetrar de l. La vida esvida en la medida que se posee a Cristo, en la medida que se esCristo. Por el conocimiento, por el amor, por el servicio.

    Dios quiere hacer de m un santo! Quiere tener santos estilosiglo XX: estilo Chile, estilo liceo, estilo abogado, pero quereflejen plenamente su vida. Esto es lo ms grande que hay en elmundo! Mayor, infinitamente mayor, que un Empire Building, que unafbrica Ford, que ocho mil automviles de produccin diaria; deinmenso ms precio para la humanidad que descubrir la energaatmica, o la vacuna, o la penicilina.

    Aqu no nos cabe sino decir como la Samaritana: Dame, Seor, abeber de esa agua para que no tenga ms sed (Jn 4,15). O comoNicodemo: Cmo podr yo nacer de nuevo siendo viejo?(Jn 3,4). Esdon de Dios! pero don que l me quiere conceder, pues As am Diosal mundo que nos dio a su Hijo Unignito(Jn 3,16). Quien nos dio asu Hijo Unignito, qu nos ir a negar? (cf. Rm 8,32). Por Cristo,Nuestro Seor. Danos, Seor, vivir: Vivir plenamente. Y tan altavida espero, que muero porque no muero.

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    Cmo llenar mi vida?Conferencia para seoras en Via del Mar, 1946

    La enfermedad de moda en nuestros das es la neurosis. Una delas profesiones que ms trabajo tiene es la de psiquiatra... Muchaspersonas que se creen atacadas por neurosis no tienen neurosis, sino

    vaciedad de vida: No tienen nada que hacer, nada que las saque de smismas; viven concentradas en su interior, siempre mirndose alespejo de su pensamiento: si estn bien, si estn mal; si las estimano no; si la miraron, por qu; si no, por qu la dejaron de mirar...Castillos en el aire... sobre lo que los otros piensan de ella... Laneurosis est a la puerta, la vida se ti para siempre de tristeza.El egosmo est en la raz del mal! Cmo curar esa neurosis? Antesde ir al psiquiatra, yo aconsejara a esa persona que consultara a unDirector Espiritual prudente. Puede que la raz de su mal sea uncomplejo sepultado en su interior, desde sus primeros aos, pero loms probable es que sea simplemente una vida vaca, sin sentido; un

    alma que espera algo que la llene, que la tome, que le d sentido asu existencia.

    Es tan triste vegetar! Ver que los aos pasan y que no se hahecho nada!, que nadie la mira con ojos agradecidos... que no tienednde volverse para encontrar amor.

    El cristianismo en esta materia, como en las dems, no es sloley de santidad, sino tambin de salud espiritual y mental. Paraalgunos, la moral cristiana es un cdigo sumamente complicado, largo,detallado, estrecho... que puede ser violado aun sin darse cuenta. Esun conjunto de leyes ordinariamente negativas: no hagas esto, niaquello... Cmo voy a poder llenar mi vida con negaciones?

    Pero, felizmente, la verdad es muy distinta. El cristianismo noes un conjunto de prohibiciones, sino una gran afirmacin... y nomuchas, una: Amar. Dios es amor(1Jn 4,8), y la moral de quieneshan sido creados a imagen y semejanza de Dios, es la moral del Amor.Cul es el precepto ms grande de la ley? Amars... y el segundo,semejante al primero, es ste: y amars a t prjimo como a ti mismo(cf. Mt 22,37-39). Por eso, Bossuet, con su genio clarsimo podadecir: Seamos cristianos, esto es, amemos a nuestros hermanos.

    La mejor manera de llenar la vida: llenarla de amor, y alhacerlo as no estamos sino cumpliendo el precepto del Maestro. Poco

    antes de partir de este mundo, al querer resumir toda su enseanza enun precepto fundamental, nos encarg: Os doy un mandamiento nuevo:que os amis los unos a los otros... En esto conocern todos que soisdiscpulos mos: si os tenis amor los unos a los otros...(cf. Jn13,34-35).En esto, y slo en esto, conocer el mundo que sois misdiscpulos!

    Los primeros cristianos se preguntaban: Cmo se salva a unhombre? Amndolo, sufriendo con l, hacindose uno con l, en eldolor, en su propio sufrimiento. No con discursos, que no cuesta nada

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    pronunciarlos; con sermones que no cambian nuestras vidas; sino conla evidente demostracin del amor! La Iglesia necesita nodemostradores, sino testigos.

    Por eso es que creo que en los tiempos difciles que nosaguardan, Dios en su inmensa misericordia va a suscitar espritusnuevos. Yo no me extraara de ver una nueva Congregacin religiosa

    vestida de overall, con voto de trabajar en las fbricas y de viviren los conventillos para salvar al mundo; como hemos visto a lashermanitas de la Asuncin y a las de la Santa Cruz darse enteras parala redencin de los adoloridos. Y acabamos de leer una obramaravillosa de un sacerdote obrero, quien para salvar a sus hermanosexpatriados se deporta, obrero como ellos...

    Y entre todos los hombres, hay algunos a quienes Cristo nosrecomienda en forma especial: a sus pobres. Quin es mi prjimo?,le pregunta un doctor de la ley a Jess, y l le contesta: Por elcamino de Jeric bajaba un pobre hombre... medio muerto... Haz t lomismo (cf. Lc 15,29-37). Y hacer o no hacer estas obras de caridad

    con el prjimo es tan grave a los ojos de Dios que va a constituir lamateria del juicio: Tuve hambre... tuve sed... estuve preso... Nome disteis... no me... (cf. Mt 25,31-46). El prjimo, el pobreen especial, es Cristo en persona. Lo que hiciereis al menor de mispequeuelos a m lo hacis. El pobre suplementero, el lustrabotas,la mujercita tuberculosa, es Cristo. El borracho... no nosescandalicemos, es Cristo! Insultarlo, burlarse de l,despreciarlo!, es despreciar a Cristo! Lo que hiciereis al menor,a m lo hacis!!Esta es la razn del nombre Hogar de Cristo.

    Mucho se habla en estos das de orden social cristiano y conmucha razn. Orden que supone una legislacin basada en el bien

    comn, en la justicia social, pero orden que slo ser posible si loscristianos nos llenamos del deseo de amor, que se traducir en dar.Menos palabras y ms obras. El mundo moderno es antiintelectualista:cree en lo que ve, en los hechos.

    Cuando los pobres ven, palpan su dolor y nos miran a nosotroscristianos, qu tienen derecho a pedirnos? A nosotros que creemosque Cristo vive en cada pobre? Podrn aceptar nuestra fe si nos venguardar todas las comodidades, y odiar al comunismo por lo quepretende quitarnos, ms que por lo que tiene de ateo? Cul debe sernuestra actitud?: Sentido social!, servir, dar, amar. Llenar mivida, de los otros.

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    Siempre en contacto con DiosReflexin personal, noviembre de 1947

    El gran apstol no es el activista, sino el que guarda en todomomento su vida bajo el impulso divino. Cada una de nuestras accionestiene un momento divino, una duracin divina, una intensidad divina,

    etapas divinas, trmino divino. Dios comienza, Dios acompaa, Diostermina. Nuestra obra, cuando es perfecta, es a la vez toda suya ytoda ma. Si es imperfecta, es porque nosotros hemos puesto nuestrasdeficiencias, es porque no hemos guardado el contacto con Diosdurante toda la duracin de la obra, es porque hemos marchado msaprisa o ms despacio que Dios. Nuestra actividad no es plenamentefecunda, sino en la sumisin perfecta al ritmo divino, en unasincronizacin total de mi voluntad con la de Dios.

    Sera peligroso, sin embargo, bajo el pretexto de guardar elcontacto con Dios, refugiarnos en una pereza soolienta. Entra en elplan de Dios ser estrujados... La caridad nos urge de tal manera que

    no podemos rechazar el trabajo: consolar un triste, ayudar un pobre,un enfermo que visitar, un favor que agradecer, una conferencia quedar; dar un aviso, hacer una diligencia, escribir un artculo,organizar una obra; y todo esto aadido a los deberes cotidianos. Sialguien ha comenzado a vivir para Dios en abnegacin y amor a losdems, todas las miserias se darn cita en su puerta. Si alguien hatenido xito en el apostolado, las ocasiones de apostolado semultiplicarn para l. Si alguien ha llevado bien lasresponsabilidades ordinarias, ha de estar preparado para aceptar lasmayores. As, nuestra vida y el celo apostlico nos echan a unamarcha rpidamente acelerada que nos desgasta, sobre todo porque no

    nos da el tiempo para reparar nuestras fuerzas fsicas oespirituales... y un da llega en que la mquina se rompe. Y dondenosotros creamos ser indispensables, se pone otro en nuestrolugar!!

    Con todo, podamos rehusar?, no era la caridad de Cristo laque nos urga? Y, darse a los hermanos, no es acaso darse a Cristo?Mientras ms amor hay, ms se sufre: Aun rehusndonos a milofrecimientos, queda uno desbordado y no nos queda el tiempo deencontrarnos a nosotros mismos y de encontrar a Dios. Dolorosoconflicto de una doble bsqueda: la del plan de Dios, que hemos derealizar en nuestros hermanos; y la bsqueda del mismo Dios, que

    deseamos contemplar y amar. Conflicto doloroso que no puederesolverse sino en la caridad que es indivisible.

    Si uno quiere guardar celosamente sus horas de paz, de dulceoracin, de lectura espiritual, de oracin tranquila... temo queseramos egostas, servidores infieles. La caridad de Cristo nosurge: ella nos obliga a entregarle, acto por acto, toda nuestraactividad, a hacernos todo a todos (cf. 2Cor 5,14; 1Cor 9,22).Podremos seguir nuestro camino tranquilamente cada vez que

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    encontramos un agonizante en el camino, para el cual somos el nicoprjimo?

    Pero, con todo, orar, orar. Cristo se retiraba con frecuencia almonte; antes de comenzar su ministerio se escap cuarenta das aldesierto. Cristo tena claro todo el plan divino, y no realiz sinouna parte; quera salvar a todos los hombres y, sin embargo, no vivi

    entre ellos sino tres aos. Cristo no tena necesidad de reflexionarpara cumplir la voluntad del Padre: Conoca todo el plan de Dios, elconjunto y cada uno de sus detalles. Y, sin embargo, se retiraba aorar. l quera dar a su Padre un homenaje puro de todo su tiempo,ocuparse de l slo, para alabarlo a l slo, y devolverle todo.Quera, delante de su Padre, en el silencio y en la soledad, reuniren su corazn misericordioso toda la miseria humana para hacerla msy ms suya, para sentirse oprimido, para llorarla. Cristo no se dejarrastrar por la accin. l, que tena como nadie el deseo ardientede la salvacin de sus hermanos, se recoga y oraba. Nuestros planes,que deben ser partes del plan de Dios, deben cada da ser revisados ycorregidos.

    Despus de la accin hay que volver continuamente a la oracin,para encontrarse a s mismo y encontrar a Dios; para darse cuenta,sin pasin, si en verdad caminamos en el camino divino; para escucharde nuevo el llamado del Padre; para sintonizar con las ondas divinas;para desplegar las velas, segn el soplo del Espritu. Nuestrosplanes de apostolado necesitan control, y tanto mayor mientras somosms generosos. Cuntas veces queremos abrazar demasiado!, ms de loque pueden contener nuestros brazos!

    Para guardar el contacto con Dios, para mantenerse siempre bajoel impulso del Espritu, para no construir sino segn el deseo de

    Cristo, hay que imponer peridicamente restricciones a su programa deapostolado. La accin llega a ser daina cuando rompe la unin conDios. No se trata de la unin sensible, pero s de la uninverdadera, la fidelidad, hasta en los detalles, al querer divino. Elequilibrio de las vidas apostlicas slo puede obtenerse en laoracin. Los santos guardan el equilibrio perfecto entre una oraciny una accin que se compenetran hasta no poder separarse, pero todosellos se han impuesto horas, das, meses en que se entregan a lasanta contemplacin.

    Esta vida de oracin ha de llevar, pues, al alma naturalmente aentregarse a Dios, al don completo de s misma. Muchos pierden aos y

    aos en trampear a Dios. La mayor parte de los directoresespirituales no insisten bastante en el don completo. Dejan al almaen ese trato mediocre con Dios: piden y ofrecen, prcticas piadosas,orac