vida y leyendas tehuelches

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PROLOGO

La serie de relatos contenidos en este presente libro debidos a la pluma de Mario Echeverra Baleta, refleja aspectos de la vida cotidiana de los tehuelches en la faz cultural, espiritual y material de los mismos, hacindolos conocer y, por ende, rescatndolos del olvido en un aporte literario que no puede menos que ser elogiado. La vida de los tehuelches extrada de la memoria del tiempo en los relatos que encierra este libro, historias vigentes en los escritos y testimonios de viajeros, exploradores y estudiosos, con ms la propia experiencia de campo del autor, conocedor como pocos de diversos rincones geogrficos y extensiones zonales del territorio de Santa Cruz, en una trayectoria que abarca casi toda la vida del autor. Es as que este trabajo se suma a otros del mismo autor, el cual de siempre se intereso en conocer primero y difundir despus la vida aborigen de la Patagonia, especialmente de esta parte sur del ro Santa Cruz y hasta el Estrecho de Magallanes, espacio y extensin del desplazamiento y correras del pueblo anikenk. El transcurrir de trece mil aos de historia de los tehuelches, digamos una historia no escrita por los actores, pero s rescatada por aquellos que llegaron a conocerlos en la etapa final de su desarrollo, una evolucin interrumpida por circunstancias histricas que se dan entre los pueblos a lo largo del tiempo, de ese bagaje cultural as rescatado como dijimos ms arriba, el conocimiento adquirido a travs de los ltimos exponentes del grupo tehuelche por parte de nuestro autor, es el fruto de estas historias elaboradas por la pluma de Mario Echeverra Baleta. En un aporte ms que hace al conocimiento del manso pueblo tehuelche, el cual cuando vio que su entorno circunstancial de miles de aos ya no iba siendo el mismo, en parte se retrajo en s mismo, pero a su vez se extendi en el tiempo a travs del mestizaje. Estos escritos de Echeverra Baleta nos ilustran sobre multitud de aspectos del pueblo anikenk, matizndolo con palabras propias del lenguaje tehuelche, lenguaje sin soporte escrito como sabemos, por lo que a pesar de ello los distintos estudiosos del idioma tehuelche, trataron de fijar en el papel yen la cinta grabada las inflexiones lingsticas de un idioma que va desapareciendo al mismo tiempo que sus portadores. De cualquier manera, este trabajo, dentro de las dificultades que son propias y naturales de estudios que pertenecen a una cultura en extincin, por una parte, y cambiante, por otra, contribuye a rescatar y difundir las caractersticas de rico acervo de un pueblo como el tehuelche y en donde trabajos como el presente propician a su difusin y conocimiento. Prof. D. Osvaldo Topcic Noviembre de 1996

INTRODUCCION

Al arribar la expedicin de Magallanes a Puerto San Julin, el ao 1520, toma contacto con un nativo al que llam Patagn, recordando el personaje de Amads de Gaula en la novela "Primalin de Grecia" (Sevilla 1512). Patagn significa "hombre primitivo". Al producirse la ocupacin del meridin americano, se reemplaz la denominacin de "patagones" por "tehuelches", conjuncin de las lenguas pampa con mapuche, cuando, en realidad ellos se denominaban "chonke". Ramn Lista, que vivi muchos aos en la Patagonia en contacto continuo y muy familiar con el pueblo tehuelche, emple comnmente, para distinguirlo, el gentilicio tzneka. Ya lo haban hecho anteriormente, y de manera corriente, gran nmero de autores (entre ellos Musters, Schmidt y Claraz, que deben reputarse como lo menos expuestos a errar en este asunto), en las respectivas formas tsneka, tsnik, que no son ms que transcripciones y variantes del vocablo "chonke", con que ]os patagones se llamaron constantemente como queriendo decir "nosotros los hombres". Segn los datos recogidos del terreno y en la literatura, e] gentilicio "chonke" era el ms extendido territorialmente, pues comprenda todas las tribus de cazadores que moraban habitualmente desde Ro Negro hasta el Estrecho de Magallanes. Los que vivan al sur del ro Santa Cruz usaron denominarse con el gentilicio anikenk, con que an se distinguen sus ltimos sobrevivientes. Aunque el nombre "chonke" fue ms antiguo que el vocablo "tehuelche", este ltimo ha alcanzado una circulacin siempre ms extensa despus que la lengua mapuche ha predominado en el sur a causa del creciente flujo migratorio del araucano. La forma escrita "tsneka" obedece a la grafa inglesa utilizada por G. Musters, pero considero que nosotros debemos conservar nuestra forma idiomtica y escribir "chonke", que es la grafa ms aproximada a la realidad, aunque sigamos diciendo "tehuelche" por acostumbramiento. Consider necesario describir brevemente algunos momentos de la vida cotidiana de los "chonke", como introduccin a cada leyenda, para que se tenga una imagen ms cercana a la realidad en cuanto a la forma de pensar y el por qu de la mitologa. Mario Echeverra Baleta 25 de agosto de 1996

CAPITULO 1: CREACIN DEL MUNDO

A mediados de enero, en pleno verano, madura el "calafate" en la Patagonia, fruto nativo de sabor muy agradable, especialmente por la gente de campo, que lo utiliza para preparar mermelada o un licor comnmente llamado "chicha", al que los chonkes llamaban "guachacay", El calafate(1), en todo caso, generalmente es comido directamente de la mata, teniendo cuidado de sus afiladas espinas. El zumo del calafate, adems de servir para hacer guachacay, era usado antiguamente para teir lana, por su color azul morado intenso, presumindose incluso que haya sido utilizado en las pinturas rupestres; sin embargo, dada su procedencia orgnica, no ha perdurado como aconteci con las pinturas realizadas con tobceas, tan comunes en Santa Cruz. "Quien come calafates no puede negarlo", reza un proverbio santacruceo, ante algo evidente, puesto que el zumo azul del fruto tie tan intensamente los labios y las manos de quien lo come que vano sera negado. Otro, de la misma procedencia, dice: "Quien come calafates vuelve". La explicacin de este proverbio la he dado en "Koonek", leyenda del calafate. Su madera, de dura consistencia, era muy apreciada para fabricar los cabos de las herramientas, tales como: cuchillos, raspadores, punzones, etc. Adems: cunas, arcos, astiles, soportes para armar los toldos y otros enseres. Durante el traslado de un aike a otro, las brasas de madera de calafate -por su duracin- ocupaban un lugar preferencial. Tambin, para estaquear los cueros, estirar un charqui (2) o hacer un asado al palo era indispensable el uso de esta madera noble. El calafate fue reparo, comida, bebida, cabo de herramienta, calor, vivienda y cuna de los primitivos habitantes. Tambin remedio y tintura; se extraa el amarillo de las races, los verdes de las hojas y el azul-morado del fruto maduro. La destacada artista santacrucea, doa Sofa Vicic de Cpernic, utiliza estas pinturas tradicionales en sus bellas obras de arte, logrando magnficos matices. El calafate fue y sigue siendo el ms til de los arbustos santacruceos. Por la forma de sus hojas, por el tamao de sus espinas y por su estructura, podemos clasificarlos en varias especies. Febrero es la poca de la madurez plena del fruto, de manera que los nios disfrutan de este manjar a toda hora. En tiempos muy lejanos un grupo de nios tehuelches, de regreso al kau, tras haber pasado el da comiendo calafates en un caadn, miraban las llamitas mortecinas del fuego apenas encendido hasta que uno de ellos, llamado Tako, rompi el silencio. -Abuela Tama, dinos: Cmo nacen los calafates? La anciana, sin dejar de sobar el cuero, le respondi: -Nacen de la semilla, crecen, florecen, la flor se hace fruto y contiene muchas semillas, que desparraman los pjaros y los hombres para que nazcan nuevas plantas y as siempre... Tras un silencio, el nio pregunt: -Y cmo naci el primer calafate? La abuela Tama era quien siempre narraba las tradiciones, especialmente a los nios. Entonces se le iluminaba el rostro curtido por el tiempo y hablaba pausadamente, sin omitir detalle. Concluy su explicacin y crey satisfecha la curiosidad del pequeo, pero otro nio le solicit: -Cuntanos abuela Tama. Cmo empez todo? Antes de antes, cuando no haba nada, ni siquiera "Gent"? -Es muy largo de contar -manifest la anciana-. Hoy les hablar de Kooch y durante los das siguientes les ir narrando esta hermosa historia de nuestros antepasados.

El fuego apenas arda. -"Kake keoto aue"-, pidi la abuela Tama y uno de los nios sali del Kau, regresando al instante con un brazado de lea para arrojarlo al fuego, que enseguida alz una llamita lamiendo la madera. El clima era propicio. -Kooch siempre existi, no hubo nacimiento ni principio. -Nunca naci? No puedo entenderlo. Alguna vez tuvo que comenzar a vivir-, argument Pol, un nio de piel muy oscura. -Eso tampoco lo entiendo yo -reconoci la abuela-, pero as me lo contaron mis abuelos y as lo cuento yo. Y continu narrando: -Nadie lo vio ni lo ver jams, era como el aire... -Como el aire abuela? Entonces era transparente. No podan tocarlo como nos tocamos nosotros? Qu raro! -Era como el aire -afirm la abuela-. Nadie poda tocarlo. Tampoco exista nadie ni para verlo ni para tocarlo. -Si no haba nadie, cmo saban de l?-, razon Tankelou. -Eso es lo que nos contaron nuestros antepasados y ellos saban que alguien y de alguna manera cre todo lo existente y lo organiz. Los nios aceptaron el misterio para seguir escuchando a la abuela Tama, que continu: -Desde el principio de todo Kooch estaba rodeado de tinieblas... -Almela -interrumpi tele, una nia de voz suave-, no te dijeron tus abuelos si hubo gente antes de antes...? -Eso mismo les pregunt cuando yo era nia, como t - record la anciana-, y me respondieron que si hubiese existido, tal vez sera como Kooch, slo espritu, pero nada sabemos. Bueno -continu-. Como desde la eternidad viva solo y rodeado de tinieblas, nada poda ver, situacin que lo entristeci de tal manera que comenz a llorar largamente, con un llanto profundo e interminable. Llor y llor, tanto que... -Mucho tiempo llor? Cmo cunto'?-, interrumpi Keken, una dulce nia de ojos pequeos y vivaces. -Tanto tiempo que nadie puede contarlo ni imaginarlo siquiera. Nuestra mente no es capaz de calcularlo-, respondi la abuela. -Dej de llorar, verdad?-, pregunt tilkel, el ms pequeo del grupo. -Fueron tantas sus lgrimas que formaron el mar, donde comenz a gestarse la vida para poblar el futuro mundo, que tal vez ya estaba ideado en la mente de Kooch. Entonces, al ver que el nivel del mar era demasiado alto, dej de llorar, dando un profundo suspiro... -Como Pol cuando llora-, dijo Genta, mientras todos rean, menos Pol. -Con ese suspiro -continu narrando la anciana- dio nacimiento al viento, que agit las tinieblas logrando disiparlas, de manera que Kooch pudo observar la c1aridad a su alrededor. Este hecho le caus una gran alegra, despertando en l las ansias de seguir creando los restantes elementos que, una vez coordinados, formaran el mundo. -Es el mundo nuestro abuela, con todo lo que hay!- inquiri Keken.

-S, es este mundo nuestro con todo lo que contiene, pero no es nuestro ni de nadie... -Tambin los guanacos, los pumas, los pjaros...? -Todo! Tambin las piedras, los rboles, los calafates... -l tambin le puso nombre a las cosas? -No -respondi sabiamente la abuela Tama-, las cosas no tienen nombre. El nombre de cada cosa o de cada ser se lo damos nosotros para reconocerlo y distinguirlo de los dems. -Y por qu es salado el mar?-, requiri Tankelou. -El mar es salado porque viene de las lgrimas-, respondi convencida la anciana. El sol se haba ocultado en el oeste, tras la cordillera de los Andes. La magia de los colores jugaba a pintar un cielo distinto y nico. En la mente de los nios bulla la idea de desentraar el misterio de la creacin y el tiempo sin medida, mientras se iban durmiendo sobre los kai ajnun. -Maana -sentenci la abuela Tama- les seguir contando la historia de la creacin. -Mas itinko tlenke!- se despidi la anciana. -Mas itinko koone!- respondieron los nios.

CAPITULO 2: CREACION DEL SOL

Esa maana haba un movimiento inusitado en el aike desde muy temprano, ya que el cacique Kooloue estaba arengando a su gente y dando las directivas de lo que se hara y cmo deba hacerse durante la jornada. Haba que ir a otro aike. Las mujeres desarmaban los toldos sacando los cueros de la parte superior, los que estaban unidos formando largas tiras semejantes a actuales piezas de gnero, y los arrollaban cuidadosamente, atndolos luego con las mismas correas que unan los palos y travesaos. Despus quitaban los cueros de las divisiones, llamadas "uaukonge" y desataban las correas del resto del toldo. El desclavado de los palos del suelo tambin tena su norma. Primero, los cuatro grandes del frente, llamados "shonko", que eran dejados sobre los tientos con los que se ataran; luego los de los costados, "goko". Previamente se quitan los travesaos conocidos como "chapiten", enseguida los de las divisiones llamados "giuen" y por ltimo los palos de atrs o "gouelko". Una vez reunidos todos los atados de cueros y los palos, cuatro de las mujeres mayores tapaban todos ]os pozos dejados al sacar los palos, mientras mascullaban una especie de conjuro u oracin girando en torno a cada hoyo, con el propsito de prevenir a los malos espritus para que no ocuparan esos agujeros aprovechando la tierra removida. Los malos espritus habitan en las cavidades de las rocas, en cuevas o cavernas, y hasta en los pequeos pozos dejados por los palos, siempre que no tengan salida. Las criaturas que no caminaban eran colocadas en sus cunas, construidas con una rama de calafate arqueada en forma de "u", para l0 que se usaba arbusto verde que se una por correas para sostener dos cueros muy sobados. El primero se pona con la lana hacia arriba; el otro, a la inversa. De esta manera, se formaba un mullido acolchado, sobre el que se acostaba el nio, de manera que su orn se escurra sobre el cuero, que, previamente, haba sido impermeabilizado con una pasta formada por hgado molido mezclado con grasa. Esta cuna era llevada sobre la espalda de la madre, y el nio envuelto y atado para ms seguridad. Otra tarea delicada era transportar el fuego, para lo que se designaba a una persona a la que llamaban "Amakaik". Generalmente se elega algn anciano, que ya no poda compartir las caceras, o algn lisiado responsable. Las brasas se colocaban dentro de un recipiente confeccionado con el duro cuero del cogote del guanaco, cuereado en bolsa, en cuyo fondo se haba realizado un piso de barro. De igual manera se usaron las ollas de barro cocido. En ambos casos, estos utensilios tenan un agujero cerca de la boca, la que se tapaba con un cuero ceido por un tiento. El agujero permita la renovacin del aire, dando la sensacin de que la vasija fuera fumando. Iniciaban la marcha los hombres, abrindose a veces en abanico cuando aprovechaban el viaje para ir cazando lo necesario. Si la circunstancia lo requera, formaban un corral humano -llamado "aorke"-, con lo que lograran carne para varios das y pieles para usos varios. Las mujeres, los nios y los ancianos, ya tenan sendas conocidas, por las que caminaban desde tiempo inmemorial, pasando por lugares sin peligros y con una topografa acorde a sus condiciones. Los aikes por lo general distan entre s dos o tres leguas, trayecto que se transita en un da de marcha a pie, aun teniendo en cuenta que deben llevarse a cuestas los enseres y ayudar a los nios ms pequeos. Cada tanto se hace un alto para descansar, comer algo y arreglar las cargas. Los nios, que el da anterior haban escuchado a la abuela Tama narrarles cmo se cre el mundo, tenan la promesa de sta de continuar Con el tema, de manera que el inters se convirti en ayuda durante el trayecto. Mientras caminaban por un caadn angosto, notaron que en una de las barrancas haba una gruesa capa de sedimento marino, donde afloraban turritelas, caracoles, escutellas y otras muestras similares; todo estaba petrificado. Este hallazgo despert la curiosidad de los chicos, que de inmediato corrieron a consultar con la anciana acerca del origen y el por qu, a lo que ella respondi:

-Kooch cre todo con vida. Hasta las piedras tienen una forma de vivir, pero es tan lenta que nosotros no podemos darnos cuenta. Las piedras se convierten en arena con el roce del agua y del viento, a su vez la arena en piedra y as todo. La tierra va cambiando lentamente. Donde ahora hay mar algn da habr tierra. Aqu alguna vez hubo mar... Keken recogi una turritela vitrificada y mostrndola a sus compaeros, dijo: -Es para hacerle un regalo a mi mamita, ella podr adornar su trenza. An no se pona el sol cuando los hombres llegaron al aike elegido, donde comenzaron a cuerear los animales cazados en el trayecto y a estaquearlos colgando la carne para que se oreara en las ramas ms altas de los calafates y de los molles (3), mientras tanto Amakaik, una anciana de suave mirada, se ocupaba de encender el fuego con las brasas que haba trado en su vasija de barro cocido. Poco a poco fueron arribando todos y comenzaron a armar los toldos en los mismos sitios en que haban estado tiempo atrs. La disposicin se respetaba. El centro era ocupado por el cacique Kooloue, y a sus lados los restantes por orden de importancia, todos dando frente al norte. Ese da, al terminar de armarios, se podan notar muy tensas las riendas que lo sostenan; esto indicaba tiempo calmo. Cuando arreciaba el viento, se aflojaban las riendas o tensores para que no se rajasen los cueros. As el "kau" soportaba estoicamente temporales y tormentas. Los nios iban y venan portando lea para mantener los fuegos encendidos, mientras las mujeres terminaban el armado de los toldos y la colocacin de las cosas en orden. Los hombres arreglaban sus pertenencias, especialmente boleadoras, arcos y flechas, o simplemente conversaban recordando cosas cotidianas, en este caso, relacionadas con el traslado. Mientras tanto, sobre las piedras calientes de los fogones, se asaba lentamente la carne dispersando un aroma tentador. El grupo de nios rode a la abuela Tama esperando su palabra. Ella no se hizo insistir y comenz su narracin: -Kooch haba creado al mar con sus lgrimas y habla disipado las tinieblas a su alrededor, pero, a lo lejos, continuaban, lo que le impeda ver a su mundo desde la distancia, aun habindose alejado. De pronto, alz la mano y con un rpido movimiento rasg la oscuridad. Brot una gran chispa que continu el giro de su mano, disipndose las tinieblas. Pudo, entonces, ver el maravilloso mundo alumbrado por esa chispa, a la que llam Xaleshen. -De noche se apaga Xaleshen, abuela?-, pregunt Pol. -No Pol, no se apaga. da vuelta para salir al otro lado. -Cmo se forman las nubes? De dnde vienen?-, requiri Jolke. -Cuando Xaleshen entibi el mar, el agua comenz a convertirse en vapor, elevndose hasta formar las nubes, por lo que se sorprendi el viento que las arrastr hasta hacerles emitir un gemido, al que Kooch llam Karut, que fue el que encendi los relmpagos iluminando los sorprendidos ojos de !os espritus asomados por los huecos del infinito. Desde entonces las nubes se forman de agua y la distribuyen en forma de lluvia por el mundo. Kooch orden la actividad de los elementos, dndoles funcin a cada uno. Tambin determin el ciclo de vida. -Y la luna y las estrellas y las otras cosas, abuela Tama? -Todo fue creado por Kooch y puesto en su lugar para que cumpla su cometido. Otro da les seguir contando la historia. Ahora vamos a dormir. El viaje fue agotador... - Ketouans tlenke!

-Ketouans koone Tama!

CAPITULO 3: CREACION DE LA ISLA

Durante el trayecto desde el aike anterior al actual, las mujeres recogieron abundante cantidad de tobceas de colores, Tras instalarse a poca distancia de un manantial, protegido por una barranca basltica que coronaba un caadn en el que crecan las tpicas especies de arbustos regionales (calafates, molles, mata negra, neneo, etc.), cantaron a coro las viejas rogativas para que la permanencia en el lugar les fuera propicia. Al concluir cada canto, una de ellas anunciaba el motivo de la prxima rogativa, de manera que no quedara nada sin proteccin. Despus, cada uno inici sus propias tareas. Los nios eran requeridos por las ancianas para ayudarlas en pequeas tareas. La abuela Tama les pidi a sus amiguitos, con la dulzura que la caracterizaba: -"Kake le keoto tlenke" (nios traigan agua y lea). Las nias, con vasijas de barro y una especie de odre de cuero, se encaminaron al manantial, mientras los varones se disponan a traer lea de molle y de calafate, por ser los ms durables. Para esta tarea usaban una correa muy sobada con una presilla al extremo, de manera que pudieran atar fcilmente el montn de lea que luego cargaran a sus espaldas. Este trabajo se converta generalmente en un juego competitivo, en el que se disputaban la calidad del material, la cantidad y la prontitud para dar por cumplida la tarea. El nio criado en el campo, hasta en la actualidad, adquiere una serie de conocimientos necesarios para la subsistencia, que los incorpora corno una cosa normal y natural, de manera que utiliza permanentemente su ingenio y agudiza el razonamiento, llegando a resolver situaciones difciles en forma casi instintiva, a la vez que va aprendiendo a conocer la naturaleza en todas sus expresiones. Al regreso de la bsqueda, haban recogido algunas piedras de slex y obsidiana que utilizaran los hombres para fabricar sus herramientas; tambin resina de molle, la que, con ceniza de guano de guanaco, se convertira en un buen aditivo para pegar los cabos de madera a los utensilios de piedra. Los hombres estaquearon las pieles de los animales que haban cazado esa maana, a la manera tradicional, emparejando previamente el suelo y utilizando en cada uno cuarenta y seis estacas para que resulten perfectamente estiradas y despus del sobado, raspado y cosido no se deformen jams ni se rajen con el uso o con la diferencia de temperatura. Alg y su hermana Kleken dieron las ltimas puntadas al "kai" de 24 cueros. Ahora se disponan a pintarlo extendindolo en el suelo frente al kau. Este acontecimiento siempre despierta el inters y la admiracin del resto del grupo, que, poco a poco, se acerca a contemplar la obra de arte, comentando la destreza de las artistas. Sobre piedras planas ligeramente ahuecadas en el centro, utilizando otra piedra a manera de "mano", se muele a punto de polvo la tobcea color ocre con la que se puede optar por cubrir totalmente el "kai" o trazar un cuadriculado, cuyas lneas estarn separadas por una distancia de cuatro dedos. El paso siguiente, consiste en recuadrar la orilla con dos lneas negras separadas entre s a dos dedos y tambin desde la orilla. Las tobceas (conocidas vulgarmente como "tierra de color"), se amasan con agua y se les da forma alargada. Los tehuelches le llaman "macnue"; tambin, "ajen". Cuando el "macnue" se utiliza para dibujar sobre piedras, se prepara amasndolo con grasa, de manera que penetre y tia la piedra.

Alg humedeci una cuerda hecha de lana de guanaco, con un preparado de carbn de lea. Kleken la tom del extremo opuesto y entre ambas la tensaron sobre la orilla del "kai", hasta que ubicaron el lugar exacto donde deban trazar la lnea. Kleken con la otra mano hizo chasquear la cuerda, que qued impresa en el cuero. Esta tarea se repiti cuidadosamente en todos los contornos y despus con color ocre trazaron las lneas del cuadriculado. Cada una de las rayas fue retocada hasta engrosarse: las negras, de medio centmetro; las ocre, de uno. Tras un momento de consulta mutua, las dos hermanas escogieron los Cuatro colores que aplicaran a los dibujos y comenzaron a preparar las pinturas. Para no confundir los cuadros, previamente les hicieron un pequeo punto en el centro, uno por medio, alternndolos en la lnea siguiente y as, sucesivamente, hasta cubrir la extensin de la capa. Cada una tom dos lpices, uno de cada color, y marcaron el primer dibujito dentro del cuadro en cada extremo de la capa. Habiendo comprobado su correcta ubicacin continuaron trabajando toda la tarde hasta completarlo. Al final hicieron los dibujos de las orillas y los de la cabecera. El dibujo elegido para el campo de la capa era el llamado "choiols", que perteneca al grupo familiar. Los de la orilla, en este caso, identificaban a la familia de la madre de quien usara el "kai ajnun". Cuando consideraron terminada la labor, las hermanas colgaron la capa extendida para que fuera vista por todos y se comprobara que en ninguna costura pasaba la luz. Esta prueba de calidad estaba rubricada con la "marca", consistente en una pequea puntada en un lugar determinado. Algo as como la firma de sus artistas. Tambin la pintura tena la "marca". Acallaron los comentarios referentes al "kai ajnun" y cada uno enfil a su toldo. Solamente un grupo de nios no lo hizo, agolpndose junto al fogn de la abuela Tama, esperando el regalo de un relato ya prometido el da anterior. Sonri la anciana mientras se sentaba en una piedra tapizada con un pedazo de cuero, mostrando su blanca y completa dentadura bastante gastada. -Ayer -comenz diciendo-, les cont como Kooch cre el sol y hoy les dir lo que pas despus. Kooch no qued conforme con haber creado la luz, el viento y las nubes. Entenda que aun faltaban muchas cosas ms para completar el conjunto que imaginaba. Entonces comenz por crear una gran isla en el mar, a la que acudieron las nubes a derramar abundante agua para formar los lagos y los ros. Desde el mar avanzaron las plantas hasta cubrir la tierra. Tambin Kooch origin la vida de los peces; luego de los insectos y de todos los animales. Durante el da, Xaleshen calentaba el aire para dar fuerza a todo lo creado. Al principio reinaba la armona, pero durante el tiempo en que el sol se retiraba, en la oscuridad (Tons) comenzaron a ocurrir cosas raras. Aparecieron dos gigantes malficos llamados Noshtek y Gosye, portadores de conflictos y desgracias. -De dnde vinieron los gigantes malos, abuela Tama?-, consult Tankelou. -Noshtek y Gosye -respondi la anciana- eran hermanos, hijos de las tinieblas... -Eran muy grandes?-, pregunt Losha. -Muy grandes! Dos veces ms que Gutenten; adems, eran peludos y tenan una larga cola con punta de "shotel"-, explic la abuela y agreg: -Tenan mucha fuerza! Los nios se estremecieron y en sus ojos asom un brillo de miedo. Se miraron en silencio. -La nube Teo estaba dormida en el horizonte -continu narrando la anciana Tama-, entonces Noshtek la rapt y la escondi en una caverna, donde la tuvo prisionera tres das y tres noches. Cuando sus hermanas notaron la ausencia comenzaron a buscarla por toda la isla, pero en vano. No la hallaron. Esto las enfureci y lo manifestaron lanzando terribles tormentas durante esos tres das, lo que provoc gran temor entre los seres vivientes de la isla. Fue entonces cuando intervino Xaleshen y les pregunt el motivo ellas respondieron narrando lo ocurrido y que alguien de la isla la haba raptado. Xaleshen nada pudo saber ese da, pero al ocultarse habl con Kooch, quien, al ver el estado deplorable de todo, los ros arrasando la tierra, las aves empapadas...

-No se poda escapar la nube Teo?-, inquiri Pol. -No pudo -repuso la anciana-. Kooch prometi que si la nube Teu tuviese un hijo sera ms poderoso que el padre. Al amanecer e! sol se lo inform a las nubes, las que, a su vez, se lo contaron al viento (Xoshen), y este corri por toda la isla informando a los animalitos para tranquilizarlos. De inmediato, sabiendo de la existencia de los gigantes y sus escondites, silb la noticia en la entrada de las cavernas, con lo que los monstruos se enteraron de la decisin de Kooch. La nube Teo, que tambin oy al viento, les dijo que el hijo ya lata en su vientre y l la vengara. Noshtek qued perplejo, Sentado frente a la caverna trataba de salir del atolladero. Era de noche. De pronto vio entre las matas llegar a Maip (espritu del fro), que, sigiloso y agazapado, lanz su glido aliento sobre un pajarito, el que de inmediato cay muerto. Esto le hizo pensar a Noshtek que l podra matar a la nube... pero, observ en ese momento que antes de morir el pajarito haba puesto un huevo, seal que continuaba la vida, y si l mataba a la nube podra continuar la vida del hijo. En ese momento pas un zorro y viendo al pajarito muerto se lo comi; tambin a] huevo. La maquiavlica mente del gigante comprendi que si mataba a la desdichada nube deba comerse al hijo y as neutralizar la profeca de Kooch. -Y se lo comi?-, consult temerosa Ookoko. -No -respondi la abuela-, maana les contar como se salv la criatura. -Mas itinko koone Tama!-, corearon los nios. -Mas itinko tlenke!-, respondi con una sonrisa la anciana. Mario Echeverra Baleta

CAPITULO 4: LOS GIGANTES

Al amanecer comenz a sentirse ms fuerte el viento, lo que motiv que los tehuelches, ante el llamado de! cacique Kooloue, salieran de sus kau, los que estaban levantados en fila dando el frente al norte. El que ocupaba el cacique estaba en el medio. Kooloue, alzando una mano, seal que iba a hablar, dijo: -"Tauke joshen, kau aineken jotenkel" (viento fuerte, aflojen los tientos de los toldos)-, orden que fue acatada de inmediato. Aflojaron los tensores prudentemente, para que los cueros resistieran la fuerza del viento. Un cuero tenso puede rasgarse fcilmente. La experiencia de siglos as les haba enseado. Las mamparas (teujen kai) de los toldos se cerraron para que el remolino del viento no desparramara el fuego. -Al medioda va a calmar -sentenci Kokegoln (siete plumas), escudriando el cielo-, las nubes altas se muevan muy rpido y en sentido contrario. No hizo ms comentarios. Los tehuelches hablan poco. -"Nash ush haugesh, seush nau meric" (maana nosotros cazaremos, habr muchos guanacos all)-, anunci el cacique Kooloue, sealando hacia el este. l saba que los guanacos no caminaban contra el viento, sino a favor, de manera que al da siguiente lo lgico sera que empujados por el vendaval los hallaran donde haba indicado, seguramente en algn bajo o al reparo de las matas. La esposa del cacique, llamada Ngolkon (Puma entre los calafates), coloc sobre el fuego encendido dentro de la mampara, a la entrada del kau, una piedra plana y aviv las brasas. Sac de una bolsa de cuero de gato algunos puados de semillas de calafate y los puso a tostar sobre la piedra, movindolos de vez en cuando con un palito. Esta tarea la repiti hasta concluir con su provisin de semillas, entonces retir la piedra plana y, utilizando otra casi redonda, comenz la tarea de molerlas hasta convertirlas en harina, la que guard en la misma bolsita (oi). Su idea era al da siguiente, cuando salieran los cazadores, utilizar la harina con sangre de guanaco para hacer "poien". Llevara su ollita (oren), de barro cocido, para juntar la sangre y revolverla. Despus la dejara enfriarse para que no se cuajara. Una vez en el kau, hara la mezcla con la harina de calafate, amasndola hasta que adquiriera consistencia para formar los pancitos (poien), los que seran cocinados al rescoldo. Estos panes crocantes formaran parte de la provisin para el invierno. Por otro lado, en cada kau se desarrollaban distintas tareas aprovechando el da ventoso. Teshka era esposa de Santiu y tena varios hijos que la ayudaban en las tareas. Generalmente se dedicaba a tejer al telar, pero ese da no lo poda armar afuera, de manera que ocup la maana en hilar lana de guanaco que haba juntado mediante el tradicional sistema consistente en colocar por un momento el cuero recin sacado con la lana hacia arriba sobre una piedra caliente y as lograr que la lana se despegara fcilmente. Teniendo una considerable cantidad de lana hilada se procede a teirla, haciendo una mezcla de tobcea de color, piedra alumbre, agua y grasa de piche (4). Tambin se utilizaban substancias orgnicas, tales como zumo de calafate, races, semillas, ptalos de flores, etc. Teshka era una experta en esa materia y se haba provisto de todos los materiales necesarios para el trabajo del tejido. Si calmaba el viento esa tarde armara los telares; uno para hacer mantas (Ege), y el otro para fajas (guaten), vinchas (cochel), ligas, etc. En el kau vecino la actividad de la maana consisti en trabajos relacionados con la madera.

Kelle, acompaado de sus dos hijos, sali sin importarle el viento, ya que un buen chonke debe demostrar su hombra sin tener en cuenta los peligros. Envueltos en sus kai caminaron largo rato hasta avistar una laguna alargada, en cuyo extremo ms ancho se destacaba un montecillo de calafates y otros arbustos, hacia donde se dirigieron. Al momento de llegar, Kelle le dijo a sus hijos: -Es por aqu, busquemos. Miraban cuidadosamente los tallos de los calafates, Kelle, durante el "ariskiken", trece lunas atrs, haba estado en ese lugar. Entonces les dijo a los nios: -"Kater kat koonek" (marcas en madera de calafate). Los tehuelches acostumbraban reservar los palos marcando las matas (arbustos) que todava no alcanzaban en pleno desarrollo. Para ello les ataban un "kach" (hilo), para identificarlos, de manera que si alguien los encontrara los respetara. Es parte de su conducta, cumplir lo convenido. -Aqu hay uno marcado!-, anunci Jolke, el menor de los nios. Kelle contempl e] tronco y sentenci: -Ya est bueno. De aqu sacar un buen arco. Con maestra cortaron la madera utilizando raederas gruesas y la desgajaron. De otro sector del matorral tomaron algunas varas delgadas. Mientras Teskat (el nio mayor) corra un piche hasta atraparlo. Lo carne rpidamente, en tanto el padre cav un pequeo pozo y dentro de l, utilizando su "yatiaik" (pederna]), encendi e] fuego. Cuando las piedras estuvieron calientes coloc el animalito con la panza hacia arriba y lo cubri de brasas. No demor en asarse. Comieron en silencio el manjar que les depar la naturaleza y luego emprendieron el regreso al viejo aike. El viento estaba amainando y algunos pajaritos comenzaban a abandonar sus escondites. An no entraba el sol cuando llegaron portando la madera que pronto se convertira en arco y astiles para las flechas. Tras un breve descanso, los nios se reunieron con los restantes para ir a escuchar a la abuela Tama, que les haba prometido contar la historia de los gigantes. Ya haba calmado el viento. Los pequeos se agruparon alrededor del fuego apenas encendido, donde se consuma lentamente un mogote que durara varias horas. Desde su milenario asiento de piedra, sonrea la anciana dispuesta a hacer gala de su prodigiosa memoria. -"Ua ingue koone Tama!-, salud Jolke, que fue el ltimo en llegar. "Uai, uai"-, acot la abuela. Viendo que no faltaba nadie, continu la historia interrumpida el da anterior. -El terrible Noshtek decidi matar a la nube Teo y comerse al hijo, creyendo que con eso terminara todo. Entr a la cueva donde dorma Tea y la asesin, destrozndola para sacar al nio y comrselo, pero tuvo curiosidad por ver al nonato. Mientras lo observaba, Terr Uer (Tucu-tucu), que haba estado atento a lo ocurrido, aprovechando ese momento mordi el dedo gordo del pie del gigante.

Los nios prorrumpieron una exclamacin, aprobando la accin de Terr Uer. -Ante la distraccin del gigante -continu Tama-, que se agach para frotarse la mordedura, Terr Uer tom al nio y rpidamente lo escondi dentro de la cuevita, tapando la entrada con piedras para no ser descubierto. As naci Elal, el hombre de la isla. -Haba otros espritus malos en la isla?-, pregunt Tako. -Haba varios. Los hombres-monstruos eran Noshtek y Gosye, tambin conocidos como Hol-Gok. Adems estaban Maip, Klenken y Axshem, hijos de la oscuridad. -Hizo algo Kooch contra ellos?-, consult Losha. -Los malos espritus eran poderosos en la oscuridad, entonces Kooch cre a Keengenkon (luna) para contrarrestar. -Qu hizo el gigante con la nube Teo? -Noshtek arroj los despojos de la nube hacia el cielo, salpicndolo con sangre, desde entonces quedaron impresos los colores a la salida y a la puesta del sol. -y Noshtek, no lo hall a Elal?-, pregunt Tankelou. -Por ms que busc, el gigante no pudo hallarlo-, asegur la vieja narradora. -Pudo vivir el nio entonces?-, inquiri Losha. -S, pudo vivir-, dijo la anciana. Un suspiro de alivio y alegra marc una sonrisa en los rostros de los chicos. -Quin lo cri?-, consultaron a coro los nios. -Terr Uer lo llev lejos del alcance del malvado gigante y entre todos los animalitos lo alimentaban y le daban el abrigo con sus cuerpos, hasta que pudo valerse por s mismo; pero, sabiendo que en la isla no haba seguridad para la vida de Elal, decidieron convocar a una reunin en la orilla de una laguna, con todos los animalitos de su amistad. Al ver que Jolke no poda mantenerse despierto, la abuela sabiamente propuso: -Maana les narrar algo ms de esta hermosa historia de nuestros antepasados. iMas itinko tlenke! -Mas itinko, Koone Tama! (4) Piche: Zaedyus pichiy. Es un mamfero edentado. En estado normal suele pesar un kilo. Recubierto por una caparazn de siete bandas. El frente de la cabeza tambin est cubierta por una placa. Tiene largas uas propicias para cavar. Color gris. Mide unos 40 cm. de largo. Es omnvoro. Mario Echeverra Baleta

CAPITULO 5: LA REUNION DE LA LAGUNA

Llovi un poco durante la noche. Tras el temporal de viento del da anterior las matas de calafate y los restantes arbustos recobraron su verdor. Una franja de nubes cubra los cerros hasta la mitad pero el cielo estaba claro y se presagiaba un da bueno para salir a cazar. Iran hacia el este, como lo haba previsto el cacique Kooloue el da anterior, donde hallaran la tropilla de guanacos. Mientras se efectuaban los preparativos previos a la partida, la figura de un hombre comenz a destacarse en el horizonte, remarcado por la salida del sol. Avanzaba con lentitud hacia los toldos. Rpidamente corri la voz y cada uno trataba de adivinar quin era. -Parece Kolke-, se anim a opinar Teshka. -Ms bien podra ser Yalo, se lo ve muy corpulento-, repuso tilkel, escudriando el horizonte con los ojos entrecerrados y haciendo visera con la mano. Poco a poco la figura del visitante fue creciendo hasta distinguirse plenamente, asomando desde atrs de las matas de calafate, a corta distancia de la toldera. -Gumelto!-, exclamaron varias gargantas, con sorpresa. Gumelto haba sido condenado por la tribu a agujerear una piedra. Esto fue el verano anterior, cuando cruzaban la Meseta del viento. En una disputa inesperada, pelearon Gumelto y Makol. La bola perdida (klken) de Gumelto cay certera sobre la cabeza de Makol, que se tambale y luego se desplom pesadamente para no levantarse ms. El grupo de ancianos lo conden a "La piedra del Gualicho", castigo consistente en agujerear una piedra. Cuando cumpliera la condena podra reintegrarse a la tribu. Y all estaba. Salud con una mano en alto y varios respondieron a su saludo, pero corri un cuchicheo entre las mujeres. "Habr cumplido el castigo?", se preguntaban. Gumelto se acerc lentamente, trayendo una piedra en la mano. El cacique Kooloue, sali a su encuentro. -Ua ingue euken Kooloue!-, salud el recin llegado. -Ua ingue Gumelto!-, respondi el viejo cacique. Los dos hombres se miraron serenamente. Entonces el condenado extendi su mano entregando la piedra agujereada que recibi solemnemente el cacique, quien la mir complacido y alzndola para que todos la vieran anunci: -jGumelto cumpli la condena! Una algaraba coron el momento. Toda la gente de la tribu se acerc a saludarlo con alegra, considerndolo reintegrado al grupo. -Saldremos a cazar en tu honor!- dijo uno de los paisanos. -Ir con ustedes, como antes...!-, respondi Gumelto. Al momento, los hombres iniciaron su marcha hasta perderse tras las mesetas grises, dividindose en dos grupos en hilera para formar el "aorke". Regresaron al atardecer trayendo el producto de su cacera.

Los esperaban los fogones con las piedras calientes para asar la carne. Un coro de voces femeninas enton primero el "gayau" de Gumelto y luego el canto de la raza. Comieron en silencio. Los chonkes aseguran que se debe comer en silencio, pues de surgir algn problema en la conversacin se perjudicara la comida. Despus de comer, Gumelto narr su larga y solitaria permanencia en las mesetas, donde parte del da se ocupaba de raspar piedra con piedra, hasta lograr perforar la que se le haba encomendado. Ya haba cumplido y regresaba con alegra a ver a su gente. -Cuando pasemos por el "chenke" donde descansa Makol colocar una piedra en su memoria -sentenci Gumelto-. Lamento mucho la desgracia. ramos amigos, pero se cruzaron los malos espritus... Ahora est cazando con Elal. Hubo un silencio, como un recogimiento en memoria de Makol. Luego todos se fueron a dormir, menos los nios que esperaban impacientes el momento de escuchar a la abuela Tama, con el relato prometido el da anterior. Ya reunidos alrededor del pequeo fogn, la anciana les record algo de lo narrado y continu diciendo: -La presencia de los gigantes y los malos espritus en la isla habitada por el pequeo Elal le complicaban la existencia... -Cmo se defenda de los gigantes?-, consult tilkel. -Los animalitos lo cuidaban y lo escondan. Elal creci, siendo muy precoz. Pronto demostr tener una gran inteligencia,-aclar la anciana-. Cierto da Terr Ver decidi convocar a una reunin en la orilla de una laguna, donde todos expondran sus ideas para proteger mejor a Elal y eludir a los enemigos. Entonces encomend al Piche, al Zorrino, al Chorlo y al Chingolito (5), que les avisaran a todos los amigos. Llam al Piche y le dijo: -Avsales a los que encuentres, pero cudate para que nadie te escuche ni se d cuenta en qu andas... -As lo har, con mucha cautela -respondi el Piche- y sali con la cabeza agachada, como era su costumbre. -T irs entre las matas -le pidi al Zorrino-, para qUe no te vean, y si te ven, que no imaginen siquiera qu misin tienes. Y sali enseguida el Zorrino hacindose el distrado, como si buscara algo para comer, con los ojos entrecerrados, husmeando el suelo y escarbando de vez en cuando. -Esos animalitos son muy lerdos -opin Genta-, Cmo no le encomend a la Mara (6) o al Zorro que corren mucho? -Precisamente por eso. Si los gigantes los vean correr podran sospechar y espiarlos. Adems, son muy grandes y pueden ser vistos con ms facilidad -repuso sabiamente la anciana-. Lo mismo ocurri con los pajaritos. Terr Ver los eligi, porque ellos desde el aire ubican rpidamente a ]os amigos. -Y el chingolito est siempre mirando hacia todos los lados, como temiendo la presencia de los enemigos-, asever Tako, que era muy observador de las costumbres de los animales. -Muy bien Tako!-, aprob la abuela Tama y continu con su relato tan interesante. -Chingolito!, orden Terr Ver, t irs por este lado, pero no hagas vuelos largos; ms bien salta de mata en mata y de esta manera nadie sospechar. Al momento la avecilla comenz su misin, como si anduviera persiguiendo mosquitos. -El chorlo suele volar ms alto-, dijo Tako y no va directamente al lugar, sino que, hace varias paradas en distintas direcciones mientras observa alrededor. -Por eso fue elegido por Terr Ver -confirm la anciana-. Entonces le indic al Chorlo: T irs por este otro lado, por las tierras ms altas. El color de tu plumaje no ser visto fcilmente en las barrancas.

Y sali el Chorlo a cumplir su mandato. Tras un corto silencio, la abuela se despidi de los nios: -Mas itinko tlenke! -Mas itinko koone Tama!-, respondieron los nios y se fueron con la esperanza de regresar al da siguiente para escuchar la continuacin de la historia.

(5) Zorrino: Conepatus Humboldti. Mamfero omnvoro. Desde la cabeza a la punta de la cola, mide unos sesenta cm. Altura 15 cm. Pelo negro con dos lneas blancas desde la frente hasta la cola. Cola de pelo largo. Se defiende arrojando un lquido pestilente, accionando una glndula que tiene en la base de la cola, sobre el ano. Se domestica fcilmente. Chorlo cabezn: Oreopholus ruficollis El ms grande de los chorlos. Muy caminador, vuela poco. Chingolito: Zonotrichia capensis. Muy comn en la Patagonia. Se distingue por su canto armonioso. De la cabeza a la punta de la cola, mide unos doce centmetros. (6) Mara: Dolichots Patagonum. Llamada tambin "liebre Patagnica" Mide unos setenta y cinco cm. de largo y unos treinta y cinco de alto. Pesa alrededor de diez kilos. En la actualidad son muy escasas en Santa Cruz. Mario Echeverra Baleta

CAPITULO 6: OLJE (ZORRINO)

An no regresaban los cazadores, de manera que haba poco movimiento en la toldera de Kooloue, ubicada en un caadn, al abrigo del viento, dando el frente al norte, para aprovechar al mximo el calor solar. Un grupo de nias jugaba junto al manantial, mientras varones, con sus arcos y boleadoras de juguete, se entretenan practicando puntera sobre distintos blancos. A poca distancia del lugar pasaba una tropilla de guanacos, caminando lentamente mientras pastaban; pero, evidentemente, iba en marcha hacia el dormidero. Sobre una loma, relincho(7) custodiaba su grupo. Se cree que los guanacos defecan en un determinado lugar, lo que causara los grandes cmulos de bosta sobre las lomas, No obstante, tambin podra ser que ese es precisamente el punto elegido por el viga, debido a que pasa largas horas de guardia. Una guanaca con cra marchaba atrs del grupo. Tako propuso cazar la cra, pero, de inmediato, Tankelou, que observaba el movimiento de los animales, opin: -No conviene cazarla. Es una hembrita y ellas tienen que vivir para que se sigan reproduciendo. -Cmo sabes que es hembra? Estamos bastante lejos -opin Jolke-. Desde aqu no podemos ver si es macho o hembra. -Es hembra -asegur Tankelou-, porque camina muy pegada a la madre; en cambio, los machitos se separan Y corretean. Adems, el pelaje es ligeramente ms rojizo en los machos. En la Patagonia es comn ver tropillas de guanacos machos solos, que no han podido formar un harn o lo han perdido en lucha con otros ms fuertes. El guanaco consigue formar su tropilla de quince o veinte hembras y debe defenderlas del asedio de otros que pretenden poseerlas. Dado ese desequilibrio numrico, los chonkes procuran no matar a las hembras, teniendo la seguridad de que si cazaban los machos en nada perjudicaran la reproduccin ni comprometeran el futuro. Sin hablar de ecologa, la practicaban. El tiempo de gestacin es de once meses. La cra se para y comienza a caminar pocos minutos despus de nacer, luego se alimenta. Cuando la tropilla presiente peligro, corre procurando llevar a los ms pequeos en el centro del grupo para protegerlos. Si la madre, acompaada de la cra se siente perseguida, mediante un cabezazo separa al pequeo, arrojndolo tras una mata y ella contina corriendo para confundir al perseguidor, consiguiendo salvar a su vstago. Los cazadores asomaron al pie de la meseta, caminando lentamente despus de un azaroso da de faena. Venan cargados. Las mujeres y algunos nios corrieron a recibirlos alborozados y a ayudarlos a portar la pesada carga en este ltimo tramo. Los animales cazados haban sido prolijamente cuereados y descuartizados, dejando en el campo las partes no utilizables en esa oportunidad. En cuanto arribaron al campamento las mujeres sacaron los tendones, limpindolos de adherencias y ponindolos a secar en un palo del toldo. En el futuro se convertira en el mejor hilo para coser, atar y otras utilidades. A los cueros de los guanacos grandes se les quita la lana para hilarla, mientras que los cueros de los pequeos chulengos (8) son cuidadosamente estaqueados con cuarenta y seis estaquitas, tendidos en el suelo con la lana hacia abajo, durante dos o tres das. Despus viene la tarea de sobarlos y rasparlos, para ser utilizados en confeccionar capas u otras prendas. Algunos cueros grandes, usados para cubrir los toldos, sern cocidos entre s y untados con una pasta de grasa.

Del fmur puede hacerse un instrumento musical, parecido a la quena, llamado "rambo", con el que se amenizan los bailes, acompaado del "aple", instrumento de percusin parecido a la caja chayera, aunque se toca con dos palillos. Los comentarios comenzaron durante el reparto equitativo que se realiz de la cacera, como era costumbre. Ardieron los fogones para recibir la carne fresca, que todos disfrutaron con alegra. Despus, los hombres cansados se tendieron a dormir en sus capas. Poco a poco fueron llegando los nios, ansiosos de or el relato del da de labios de la anciana Tama, que en ese momento sobaba cuidadosamente unos cueritos de frente de guanaco, los que, sumados a otros tantos, cosidos entre s, formaran un kai. Los nios, acostumbrados a traer da a da algo de comer, retribuyeron la gentileza de la narradora, que los aguardaba con una dulce sonrisa y el clsico saludo: -iUa,ingue! -o simplemente- Ui ui! La abuela Tama recorri su auditorio con una mirada y empez el relato prometido a los nios. -Terr Ver le encarg a Olje darle aviso a la avutarda (9) de la decisin tomada en la reunin, donde se adopt la idea de Kius (Chorlo), consistente en llevar a Elal a Aoni Gent (Tierra Sur), donde vivira feliz con sus amiguitos, los animales. -La avutarda no estuvo en ]a reunin?-, pregunt Losha. -Ese da an no haba llegado de su viaje anual, pero, al ver la bandada cruzar el cielo, Terr Ver decidi avisarle inmediatamente -repuso la anciana-. Olje sali muy contento a cumplir su misin, dando muestras de alegra. Esta actitud le llam la atencin a un gigante que lo vio. Entonces le intercept el camino para preguntarle el motivo. -Qu hizo Olje?-, inquiri Tankelou. -Tan grande fue el susto del animalito que termin por confesar la verdad; pero, una lechuza(11) que pasaba volando alcanz a escuchar la infidencia y, rpidamente, fue a avisar a los participantes de la reunin, que ya se estaban congregando a la orilla de la laguna, donde la noticia caus estupor e indignacin-, contest la abuela Tama. -Qu tonto Olje!-, coment tilkel, con cierta indignacin. -En vez de hablar, se hubiera quedado callado!-, opin Jolke. -Elal, se habr enojado mucho!-, razon Pol. -S -afirm la anciana-. Se enoj mucho y en castigo le hizo crecer la glndula del olor para que se defienda arrojando su pestilente rociada. Desde entonces, cuando Olje se encuentra con algn hombre, lo enfrenta creyendo que se trata de un gigante. Primero golpea con sus manitos el suelo, invitndolo a retirarse, y, si no lo hace, le descarga una fumigada, difcilmente soportable. Se dice que est muy arrepentido de haber sido tan cobarde. -Ese es el motivo por el cual entre los paisanos, cuando alguno incurre en chismes o delaciones, se gana el desprecio de todos y es llamado Olje-, termin narrando la anciana Tama. Luego se despidi saludando: - Ketouans tlenke! -Ketouans koone Tama!

(7) Relincho: Nombre que se le da al guanaco macho que oficia de viga sobre las lomas en razn de relinchar avisando a su tropilla de guanacas, cuando intuye algn peligro.

(8) Chulengos: Nombre con que se identifica a las cras de los guanacos. (9) Avutarda: Hay varias especies: Chloephaga pieta. Chloephaga poliocephala. Chloephaga rubidiceps y Chloephaga hybrida. La palabra "Avutarda" fue puesta por los primeros expedicionarios europeos, nombre que perdura. (10) Lechuza: En Santa Cruz habitan cinco especies de lechuzas. Lechuza de campanario: Tyto Alba. Bho o acurut: Bubo Virginianun. Lechuzn campestre: Asio flammeus. Cabur: Glaucidium nanum. Lechuza batars: Strix rufipes. Mario Echeverra Baleta

Capitulo 7: KIUS (Chorlo)

Gumelto y Kolke prepararon con cueros de avestruz dos disfraces para ir a cazar. Por la maana iniciaron la marcha caminando sobre e] fijo de la meseta cercana, parando de tanto para observar la ubicacin de las cuadrillas de avestruces, ya que a esa hora podran sorprenderlas agrupadas en los faldeos. La treta consista en ponerse el disfraz y caminar hacia ellas imitando sus movimientos, hasta confundirse dentro del grupo para tomarlas de improviso. Esta modalidad de caza era utilizada cuando los cazadores eran pocos y no alcanzaban para hacer el clsico corral humano que ellos nominaron "aorke". Ambos hombres tomaron sus "iatchicoi" (boleadora avestrucera) y las ataron a la cintura; adems, portaban el arco corto, para tiros cercanos, y un carcaj de cuero con las flechas necesarias.. En el brazalete guardaban el "paijen", cuchillo de slex para carnear, y un hueso de costilla de puma para afilar. -All estn! -seal Gumelto, extendiendo la mano hacia el sur-. Y no estn lejos. Se acomodaron los disfraces y adoptando la postura de las aves comenzaron a caminar hacia ellas. Despacio, sin apuro, pero atentos, hasta quedar en el centro del grupo, mirndose de reojo para entenderse. Los hombres observaron cuidadosamente para elegir lo mejor. Cuando ya estaban seguros, se intercambiaron una seal breve y comenz la faena silenciosa, consistente en tomar del cogote al avestruz con una mano desde la parte trasera, parndose al costado y apoyando la rodilla en el muslo de la pierna del ave, para evitar la patada, mientras con la otra mano la asan a la altura de la garganta, con la palma hacia arriba, efectuando un rpido movimiento, con el que se disloca la unin de la cabeza con el cogote del animal, evitndole el sufrimiento. Cuando el resto de la cuadrilla not que algo raro suceda emprendi la retirada en varias direcciones. En el suelo quedaron seis vctimas en un estertor postrero. Los cazadores rpidamente las desangraron y abrieron los vientres para extraer su contenido, teniendo la precaucin de sacar las panzas, que, con un corte circular en el borde, las vaciaron, desprendiendo las pesinas que colgaron de una mata. Una vez seca, se puede guardar para usarla como medicina en casos de empacho. Despus, mediante el uso del "yatiaik" hicieron fuego en una mata negra verde, la que elev un denso humo gris. Seal que fue captada en los toldos, indicando el xito y pidiendo colaboracin para llevar el producto de la caza. Arribados al campamento, varios comedidos desplumaron las aves, clasificando cuidadosamente las plumas. Las blancas del vientre, a medida que se van sacando, se atan con un tendn ("Kach") fino, en manojitos de a cinco, para utilizarlas cosidas al kai, formando un hermoso plumn. Tambin se pueden recortar las pieles y estaqueadas para ser unidas entre s, armando una capa muy fina. Del cuero del cogote saldr una bolsa para portar cosas delicadas o pequeas. Con el hueso de la canilla podrn hacer varias herramientas o instrumentos musicales, mientras que los tendones de las patas sern convertidos en hilo para coser o atar. Con el pico se fabrica un silbato muy original. Avivaron los fuegos con abundante lea, mientras, tras preparar las avestruces (11) condimentndolas con hierbas. Para asarlas enteras se calientan veintiuna piedras del tamao de un huevo de "kaikn", las que se colocarn adentro, cosiendo la abertura de la panza con una pluma larga. Luego se abre el fuego y se coloca el ave con el lomo hacia abajo, cubrindolo con cenizas y brasas calientes. Podrn destapar las aves cuando el vapor comience a emerger, indicando que estn a punto. As lo hicieron. Los fogoneros sacaron cuidadosamente las brasas, aventaron las cenizas y anunciaron: -"Jaternek"! (a comer)-, sirviendo primero a los nios, luego a las mujeres y, por ltimo, a los hombres. Todos comieron en silencio, como siempre. Una vez terminada la comida, varios la elogiaron, alabando a los cazadores por haber elegido lo mejor. -"Yper oiu ca sheuen getenk"l (carne de avestruz del gordo, carne buena!)-, dijo el cacique Kooloue en seal de agradecimiento.

El and petizo de la Patagonia, llamado vulgarmente avestruz, se alimenta de los frutos de la flora regional. Forman pareja de dos hembras y un macho. Ambas ponen en el mismo nido; el macho empolla y cra a los pichones. Al costado del nido suelen enterrar tres o cuatro huevos, para dar de comer a las charitas durante los primeros das. Por esa razn se encuentran huevos guachos en el campo. Algunas veces los zorros roban un huevo para comrselo y con la intencin de romperlo lo van empujando; al no lograrlo, lo abandonan. El color de los huevos es amarillo verdoso (mate). Al empollarlos se tornan brillantes y van perdiendo el tono verdoso. Si estn abandonados se los reconoce por el color amarillo desteido. Apenas terminada la comida los chicos se reunieron para ir a la cita diaria a nutrirse con la sabidura de la abuela Tama. -Ua ingue koone Tama!-, salud tele acompaada de Keken, la que se adelant para entregarle un regalito a la anciana, consistente en unas plantitas de "ueicurru" que haban recogido ese da en las barrancas. Segn aseguran los tehuelches, con ese "parri" (yuyo) se curan siete enfermedades y se administra de distintas maneras. La anciana limpi cuidadosamente las hojas, separndolas una por una. Luego las coloc en arena seca, espaciadas entre s, dentro de una bolsita. Finalmente colg la bolsita en palo del toldo. Tambin colg las races a secar. Los nios, sentados junto al fogn donde se consuma lentamente un mogote (12), esperaban ansiosos la continuacin de la narracin del da anterior. La abuela ocup su asiento, mientras deca: -Durante la reunin de la laguna cada uno present su propuesta para proteger al nio de los malos espritus y de los crueles gigantes. y as hablaron los animales: -Conozco muchas grandes y profundas cuevas, donde no lo hallar nadie-, propuso el Piche. -No es conveniente, tendra que vivir siempre bajo tierra -razon la Calandria- y es tan lindo disfrutar de la libertad, el aire, del sol! -Cierto! -opin la Mara-. Me parece que podra eludir los enemigos, andando disfrazado... -Mejor sera que lo vigilemos turnndonos da y noche -propuso la lechuza-. Nosotras de noche y los dems de da. -Buena idea!-, dijo un bho mirando fijo, mientras giraba la cabeza totalmente en busca de aprobacin. -Kius tambin opin?-, pregunt Tankelou. -Fue la mejor propuesta!-, acot la abuela. -Qu propuso Kius?-, consultaron al unsono los chicos. -Kius dijo que cruzando Jono (mar) se llegaba a Aoni Gent, una tierra grande, donde Elal podra vivir libremente, Yo la conozco, es hermosa! Voy siempre con mi amigo Kken (Chingolito). Hay mucha comida all! All podramos llevar a Elal! Qu opinan? -Muy buena idea!-, corearon al unsono. -Nosotros, que durante el invierno nos vamos al norte de esa tierra, podramos llevarlo sobre nuestras alas-, propuso Kokn (Cisne). -Lo aceptaron todos?-, pregunt Pol, deseando que as fuera.

-S Pol, todos lo aceptaron y comenzaron los preparativos para el viaje. Desde entonces Kius, temeroso de la venganza de los malos espritus Maip y Kkeshke, emigra durante la temporada invernal y regresa en primavera-, inform la anciana. -Se realiz enseguida el viaje, abuela Tama?-, pregunt Jolke. -Maana se los contar. Mas itinko tlenke! -Mas itinko koone Tama.

(11) Avestruces: Llamamos as al and. El ms comn en Santa Cruz, es el and petizo: Pterocnemia pennata. Forman "pareja'" un macho con dos hembras. Muy a lo lejos, suele verse el "and moro'". (12) Mogote: Azorella Monanthos. Crece a ras del suelo en forma muy compacta. Semeja un plato boca abajo, muy duro. Se lo usa como lea por lo que recibe el nombre regional de "lea de piedra", tambin "yareta". Generalmente llegan a un dimetro de un metro con una altura central de 15 cm. En las mesetas centro - oeste, he visto de dos metros de dimetro y treinta cm. de altura. Comienza a florecer en diciembre con flores muy pequeas que lo cubren totalmente, la mayora blancas y algunas, rosadas. Agradable aroma de da y feo por la noche.

CAPITULO 8: KAPENKE (FLAMENCO)

Cerca de la toldera haba una laguna con un juncal donde anidaban las aves tpicas de la regin. Este lugar era propicio para el aprovisionamiento de huevos durante la primavera, de manera que el hecho de acampar en ese aike no era cosa casual. La tarea de recoleccin la efectuaban generalmente los nios y las mujeres. Aprovechando la serenidad de la maana, los chicos, provistos de canastos y bolsas, se encaminaron a la laguna del Junco (Krpen koi), en la seguridad de hacer una buena provista de huevos. La laguna se encontraba en un valle recostado contra una loma coronada por una capa basltica cortada de tanto en tanto por pequeos cursos temporarios de agua y algunos manantiales detectados por el verde manto de pasto que se prolongaba hasta unirse con el valle, donde menudeaban los zanjones, formando una especie de rompecabezas, rodeando la laguna de forma alargada, con un grupo de islas cubiertas de juncos. Las avutardas o kaikenes no hacen sus nidos dentro del juncal, sino en los alrededores de la laguna, en el suelo, donde cavan un pocito y lo mullen con sus plumas. All pone la hembra siete huevos, algo ms grandes que los de las gallinas, de color casi blanco marfil. Los nios se congregaron junto a un matorral, en la margen norte, para observar los movimientos de las aves y deducir la ubicacin de los nidos. Cuando lo creyeron conveniente, entraron en la laguna eligiendo la parte ms desplayada, marchando lentamente y en silencio para no asustar a la poblacin avcola. All hallaron huevos de gallareta, de pato, de maces 13, etc. De cada nido tomaron la mitad, de manera que las aves tuviesen la oportunidad de procrear. Es una vieja norma de los chonke. Cuando consideraron suficiente el acopio, emprendieron la salida de la laguna, a cuya orilla se reunieron a comentar los pormenores y tambin a saborear algunos huevos crudos. Para ello se les hace un agujerito en cada extremo y se sorbe el contenido. En el lado opuesto de la laguna, una bandada de flamencos 14 ocupaba un amplio espacio. Muchos caminaban lentamente por el agua con sus picos rozando en el fondo para alimentarse. Otros nadaban en la parte ms honda, donde podan verse algunos nidos flotando, al reparo de las islas cubiertas de juncos. Los nidos de los flamencos son realmente curiosos; asoman de la superficie veinticinco o treinta centmetros, semejando un cilindro que se prolonga bajo el agua unos setenta centmetros en forma cnica. Estn construidos de barro, bosta y vegetales. En caso de hacerlos en tierra firme tambin tienen una altura semejante a los acuticos, 25 o 30 cm. El ave, al posarse en el nido, deja las patas colgando. Ponen hasta dos huevos de color rosado. Los nios los observaron con curiosidad y admiracin, luego continuaron la bsqueda de huevos de pato y de kaikenes en la cercana de la laguna, cubierto el suelo de junquillo. 15 Genta hall por casualidad un nido de teros 16 y llam a sus amigos para que lo vieran, ya que es difcil hallarlo. Los nios corrieron y tilkel recomend: No lo toquen, est empollando. Cmo lo sabes?-, pregunt curiosa Keken. Cuando los teros estn empollando colocan los huevos con las puntas hacia adentro-, explic tilkel.

Los huevos son de color gris verdoso y cubiertos de manchas negras. Esto da motivo entre la gente de campo a llamar Huevo de tero a quien tenga pecas. Las nidadas ms numerosas son las de los patos, que suelen poner hasta veinticuatro huevos blanco-marfil. He visto nidos de patos, sobre la copa de altos coihues a orillas del Lago Argentino, lo que realmente me sorprendi. Los nios caminaron lentamente con su delicada carga hasta el campamento, donde las madres y hermanas mayores se encargaran de almacenar los huevos en bolsas de cuero, protegindolos con grasa para que no se rompan. De esta manera, tendrn comida en invierno, la que se suma al charqui 17 salado y ahumado, y al crocante poien.

A la abuela Tama le gustaban los huevos de kaikn, lo que motiv que sus amiguitos le llevaran una buena provisin. Agradeci el obsequio, diciendo: - Nkel, nkel, tolketen tlenke! (Gracias, gracias chicos buenos). Mientras se ubicaban rodeando a la anciana, Losha coment: Hoy vimos una bandada de Kpenke en Korpen koi. Estn anidando. Son hermosos! Algunos son ms coloridos Los ms coloridos son adultos, los restantes ms jvenes-respondi la abuela-. Hoy les contar la historia de Kpenke Estaba Kpenke en la reunin de la laguna?-, consult Pol. Lleg tarde, cuando ya terminaban la reunin. La culpa fue de Anoon, agreg la anciana. Cmo fue eso? Cuntanos!-, pidi Genta. Anoon tena la misin de avisarle a Kpenke y sali despacio para disimular, ya que se dio cuenta que un gigante lo estaba mirando. Sigui husmeando la tierra y, poco a poco, se fue alejando Pudo eludir al gigante?-, se interes tilkil. Claro que pudo, pero lleg muy tarde!-aclar la abuela-. En ese tiempo Kpenke no tena los hermosos colores que luce ahora. Era totalmente blanco. Al enterarse de la noticia que le comunic Anoon, alz vuelo y lo ms veloz que pudo enfil a la laguna. Ya se haban ido casi todos Por qu vienes tan tarde?, le pregunt el pequeo Elal, a lo que Kpenke repuso con un dejo de tristeza: Recin me avis Anoon, no pudo hacerlo antes! Cunto lo lamento! Terr Uer lo puso al tanto de todo lo tratado, cosa que lo alegr. Elal, viendo la buena voluntad de Kpenke, le dio como premio los colores que en ese momento haba en el cielo, para que los llevara como premio a su fidelidad incondicional.

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Los chicos escuchaban en silencio. An as, Kpenke parece vivir siempre apenado y permanece en actitud melanclica en las lagunas de Aoni Gent-, coment la abuela. Mi pap y los dems paisanos-acot Tankelou-, siempre nos dicen que no hay que cazar en los lugares donde haya Kpenke y Kokn.

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Seguro! Porque esos fueron los amigos de Elal. Kokn lo trajo a esta tierra sobre sus alas!-, asever la anciana. Kokn (cisne) fue elegidopero de eso les voy a narrar maana-, inform la abuela Tama.

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Los nios se despidieron: Mas itinko koone Tama! Ketouans tlenke!-, respondi la anciana, acariciando la cabeza de tele.

13 Gallareta: Hay tres especies. Gallareta ligas rojas: Filuca armillata. Gallareta escudete amarillo: Filuca leucoptera. Gallareta escudete rojo: filuca rufidrons.

Pato: Pato crestn: Anas specularioides. Pato Picazo: Netta preposaca. Pato vapor comn: Tachyeres pteneres. Pato vapor colador: Tachyeres patachonicus. Pato anteojos: Anas specularis. Pato overo: Anas sibilatrix. Pato barcino: Anas flavirostris. Pato maicero: Anas georgica. Pato gargantilla: Anas bahamensis. Pato capuchino: Anas versicolor. Pato cuchara: Anas platales. Pato colorado: Anas cyanoptera. Pato de los torrentes: Merganetta armata. Pato Juarjual: Lephonetta specularioides. Maces: Mac comn: Podiceps rolland. Mac plateado: Podiceps occipitales. Mac tobiano: Podiceps gallardoi. Mac de pisco grueso: Podilymbus podiceps. Mac grande o huala: Podiceps major. 14 Flamencos: Phoenicopterus chilensis. 15 Junquillo: Cyperus raspan. Crece en lugares hmedos y donde se halla proteccin de matas, alcanza hasta 50 cm. Es firme y flexible. Color verde esmeralda. 16 Teros: Venellos chilensis. Conocido por su grito de alerta. Tambin hay Tero real o Fil fil. 17 Charqui: (Tambin charque y charki). Carne cortada en lonjas o tiras, secada, salada y ahumada para conservarla.

CAPITULO 9: KIKEN (CHINGOLITO)

El cacique Kooloue anunci durante la noche que al da siguiente, bien temprano, se hara cambio de campamento, de manera que cada uno junt sus cosas y en la maana, despus del llamado, se desarmaron los toldos, cuidando de mantener en orden todos los implementos para llevarlos, distribuyendo el peso equitativamente entre las personas encargadas del transporte, que, obviamente, seran las mujeres, los ancianos y los nios. Se encendi un solo fogn grande, donde se asaron dos piernas de guanaco charqueadas 18 para que cocinaran ms pronto. Todos comieron en silencio, alzaron los bultos y comenzaron a caminar lentamente, primero en una hilera compacta, que poco a poco se fue distanciando. Los hombres tomaron por la parte ms difcil, procurando atisbar desde las partes altas el movimiento de los animales. Las mujeres, los ancianos y los nios, caminaron por la vieja senda tantas veces surcada. Durante la jornada se hicieron varias paradas en los campamentos de paso, hasta llegar a orillas del ro Orr Kon (Ro de las Puntas). Haba que cruzarlo y para ello buscaron la zona cercana a la desembocadura por ser ms ancha, por lo tanto menos profunda. An as haba un tramo que no se poda vadear a pie, por lo que el viejo cacique Kooloue llam a los hombres y les orden: Matrs ueni tlenke (hagan botes chicos).

Utilizando los palos de los toldos, atados con tientos firmes, armaron primero la estructura, que, luego, forraron con los cueros a los que untaron con grasa para impermeabilizarlos, previa costura. Concluida esta tarea, todos los hombres se untaron el cuerpo con grasa de avestruz, mientras otro hombre ataba un largo lazo al ueni y se largaron. La corriente los empujaba hacia abajo con fuerza, pero avanzaban lentamente. Desde la orilla, los compaeros les daban lazo y los acompaaban con voces de aliento. Faltando un pequeo trecho, donde la corriente era ms rpida, el ueni se detuvo cabeceando. Entonces, uno de los tripulantes, se par con cuidado, manteniendo el equilibrio, revole el lazo y en un certero tiro logr enlazar una matita de calafate al borde del agua. El lazo se tens mientras lo iba recobrando. Por fin llegaron a la orilla! Del otro lado del Orr Kon sobrevino una algaraba en seal de aprobacin. Tensaron el largo lazo, asegurndolo a una piedra grande y alzaron los brazos agitndolos para indicar que ya podan iniciar el vadeo. Una a una, con suma precaucin, fueron pasando las improvisadas embarcaciones, manteniendo un orden establecido. Primero, las mujeres y los nios; luego, los ancianos, y por ltimo, los hombres. Cada ueni era unido al lazo por dos presillas y ayudado por un hombre que, casi todo el trayecto, mantena el cuerpo sumergido en las fras aguas de origen glaciar, nadando donde la profundidad as lo requera. Para los nios era una hermosa aventura y lo manifestaban riendo. Al llegar a la orilla, donde la profundidad lo permita, se arrojaban al agua a chapucear. Mientras se realizaba el cruce del Orr Kon, los que iban arribando a la orilla comenzaban a armar sus toldos junto a grandes calafates que formaban un matorral al pie de la loma, prxima al ro. Entre los primeros ueni en arribar estaba la duea del fuego, Amakaik, con su humeante ollita de brasas. De inmediato se provey de ramitas secas para encender el fogn, que, a manera de saludo, elev su llamita anaranjada. Un pequeo grupo de hombres y mujeres se encamin hacia las barrancas cercanas, donde haban dejado durante el ascenso a la meseta un depsito de herramientas, las que recuperaron para ser usadas mientras durara la permanencia en Kei aike (Paradero del paso). En las cercanas de cada paradero, los chonkes, al irse, dejaban un depsito de herramientas de piedra y de madera, las que por su peso, sera muy gravoso llevar durante su viaje a pie de aike en aike. Tambin dejaban en seguras bolsas de cuero algunos alimentos, que preparaban para ser utilizados cuando el clima invernal no les permitiera obtenerlos diariamente.

He tenido oportunidad de hallar enterrados algunos de estos depsitos, como el de la ladera sur del Ro Chico, cerca del cerro Ventana (Mouai), donde encontr un enterratorio de cholgas perfectamente acomodadas, ocupando un espacio de un metro cuadrado por cincuenta centmetros de altura. Qu mtodo conocan para su conservacin? Adems, he hallado enterradas en un viejo paradero nueve hachas de slex, formando un montn del que asomaba una punta que llam mi atencin. Cada nuevo paradero era para los nios, motivo de curiosidad y alegra. Salan de inmediato a recorrer las cercanas en busca de recuerdos de su paso anterior por el lugar y en procura de nuevas emociones. Pol y Tako regresaron a la puesta del sol, despus de recorrer un caadn en cuyo valle se deslizaba un arroyo de aguas cristalinas, donde cerca de un recodo, junto a unas matas negras, crecan al reparo unas plantas de hojas pequeas, verde-lechoso, muy tupidas y que se detectaban por su agradable aroma, a la que llamaban koshcol, conocida por nosotros como t pampa. La abuela Tama gustaba masticar estas hojas que dejan un sabor muy agradable y una sensacin de frescura en la boca. Por eso los nios le trajeron una plantita arrancada de raz, para que durara ms su verdor. Ella agradeci el obsequio, dicindoles: Retribuyendo el regalo les contar la historia de Kken.

Se sent en la vieja piedra y los nios a su alrededor. Kken fue elegido por Terr Uer para avisarle a Kokn de la reunin en la laguna y le recomend especialmente el cuidado que deba tener para no ser sorprendido por los gigantes-, comenz Tama su narracin. Y si de casualidad lo vean?-, inquiri tilkel. Lo importante consista en no decir nada, aunque lo vieran o le pregunten-, respondi la abuela. Estaba lejos Kokn, abuela?-, consult Losha. Medio da ms o menos, en una laguna con grandes juncales, como la de Gotchel aike-, explic la anciana, dando una referencia conocida por los chicos. Kken, sabiendo que los gigantes estaban inquietos y que algo sospechaban, opt por dar un gran rodeo hasta llegar a la laguna donde nadaban Kokn y sus amigos. Pudo al fin avisarle?-, pregunt tele. Claro que pudo! Adems, el susurro de su canto fue un suave murmullo de fino silbidos, que, aunque los oyera alguien que no fuera Kokn, jams llegara a descifrarlos. Lleg a tiempo Kokn a la reunin?-, pregunt Pol recordando lo que le ocurri a Kpenke. S, lleg a tiempo y fue elegido para llevar a Elal a Aoni Gent. Esto se los contar otro da-, acot la abuela.

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El chingolito es conocido desde pocas remotas en la Patagonia y apreciado por la dulzura de su canto. Cuando bandadas de chingolitos descienden a los valles cantando alegremente se dice que anuncian la llegada de la nieve. Los nios se despidieron con la promesa de volver al da siguiente. 18 Charqueadas: Se llama as al arte de despostar carne para distintos fines.

CAPITULO 10 TEUPEN (PECHO COLORADO)

Cerca de un medioda, un grupo de familias al mando del cacique Iskat, lleg en son de visita, en su viaje hacia el oeste, trayendo regalos para todos, como es costumbre habitual entre los chonkes. Los nios de inmediato se agruparon a jugar cerca del manantial al pie de una barranca de roca cristalina, donde eligieron un sector ubicado a cuatro hombres de altura y mediante el lanzamiento de una flecha, con la punta envuelta en lana empapada en pintura, marcaron un punto. Luego se pusieron de acuerdo en cuanto a la distancia e hicieron una raya en el suelo, desde donde se efectuara el juego de shotel. Este juego consiste en disparar flechas desde un punto determinado, tratando de acertar la marca del primer disparo, indicado como blanco. Los competidores podrn jugar en forma individual, segn sea la cantidad de jugadores. En el caso de grupos, cada conjunto tendr un color que ir haciendo un lanzamiento, cada uno en forma alternativa. Hay algunas variantes, de acuerdo a lo que se convenga en cuanto a la cantidad de lanzamientos, tambin a la distancia y a la metodologa. Puede ser por simple eliminatoria o bien a una cantidad de tiros de cada uno de los participantes. Se tomarn al final los dos primeros que acierten o se acerquen al punto blanco, los que harn un solo tiro, cada uno, para dirimir. Terminada la competencia todos los nios se encaminaron a los kau, donde disfrutaron de la comida consistente en ashetenkoi (picana a la piedra), preparada especialmente para ellos por las mujeres invitadas. Al concluir la comida colectiva de los mayores, Pol invit a los chicos visitantes para escuchar a la abuela Tama, que les haba anunciado la historia de Teuepen. Todos los nios se acuclillaron en respetuoso silencio junto a ella. Joiuen Teuepen ma yike (La historia del Pecho Colorado para las vistas)- anunci sonriente la abuela Tama y comenz el relato-. Terr Uer le asign a Teuepen la difcil tarea de entretener con su canto a un gigante, para que se distraiga, mientras Elal esperaba el momento de su partida, sabiendo que Noshtek y Gosye sospechaban que algo se estaba gestando, de manera que queran saber de qu se trataba. El gigante aguzaba el odo en procura de or un lejano rumor que vena de la laguna. Para ello le orden a Teuepen que se calle, ya que su canto no le permita captar las voces; pero, el avecilla cumpliendo el mandato de Terr Uer, no slo desoy la orden, sino que alz an ms el tono. No se enojaba el gigante, abuela?-, pregunt un nio. S, se enojaba! Pero Teuepen no le haca caso y segua cantando, cantando Qu valiente!-acot una nia-. Yo hubiera tenido miedo!

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La anciana sonri complaciente y continu narrando: En un momento dado se irrit tanto el gigante al no poder or lo que pretenda, que le arroj una astilla a Teuepen para que se calle, hirindolo en el pecho, justo en el momento en que terminaba la reunin de la laguna, de manera que la misin estaba cumplida. Bien, bien! Bravo!-, exclamaron los nios. Lo mat a Teuepen?-, consult Losha. El gigante lo dej creyndolo muerto, pero no lo estaba, de manera que en cuanto se repuso un poco, alz vuelo y se present ante los amigos con el pecho ensangrentado. Entonces, Elal, luego de curarlo, en premio a su valenta, le permiti lucir el color rojo en su pecho como una condecoracin-, asegur la abuela Tama y luego les prometi esperarlos al da siguiente con otra historia.

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Los nios se despidieron diciendo: Nkel koone Tama! Mas itinko tlenke!-, contest la anciana.

CAPITULO 11: OOIU (ANDU)

Aprovechando la visita de la tribu Iskat, los nios invitaron a sus pares a jugar pilma, juego deportivo de conjunto para el que previamente se marcan dos crculos en el suelo de esta manera: Una persona en cuclillas, munida de un palito, gira con el brazo extendido marcando un crculo en el suelo, luego hace diez pasos y marca otro igual. Es necesario hacer una pelota, en este caso de cuero, vejiga o panza, rellena con lana de guanaco, bien apretada. Dentro de cada crculo se ubicarn cuatro participantes, siendo el juego de todos contra todos, ya que consiste en arrojar la pelota desde un crculo hacia el otro. Los que la reciben tratarn de tomarla, para lo cual deben empujar a los dems procurando sacarlos del crculo. El que salga o pise afuera quedar eliminado, hasta quedar uno en cada lado. Se empuja desde que parte la pelota hasta que es tomada. No se permiten golpes ni sentarse en el suelo. Al comenzar el juego, los participantes se colocarn mirando hacia fuera de los crculos; es decir, espalda con espalda. Este juego tiene sus variantes: pueden participar ms de cuatro por lado, cuando as se convenga. Al quedar slo un participante por lado podrn prolongar el juego arrojndose la pelota hasta que a alguno se le caiga o no logre atajarla. Comenzaron por jugar solamente los varones, mientras las nias vivaban a unos u otros contendores, hasta que el cansancio logr algunas deserciones. Entonces las mujercitas se animaron y decidieron jugar, con lo que pasaron un da muy divertido. Antes de regresar a la toldera estuvieron en el arroyo y disfrutaron de un chapuzn, haciendo gala de habilidades tales como la zambullida, permanecer bajo el agua, buscar un pescadito y otros juegos. Vayamos a las dunas a buscar cpar-, invit tilkel.

Todos accedieron y, despus de disfrutar de l, emprendieron el regreso al campamento. De inmediato fueron al kau de la abuela Tama, que los estaba esperando mientras hilaba finas hebras de lana de guanaco con su huso de madera y piedra. Ua ingue koone Tama!-, saludaron los nios. Ua ingue tlenke!-, respondi alegremente la anciana.

Uno de los visitantes le alcanz una bolsita conteniendo cpar, que la abuela agradeci diciendo: Nkel, nkel, cpar konke! (Gracias, gracias, cpar dulce!)

Se ubicaron en sus lugares rpidamente y la abuela, sentada en su vieja piedra, dijo: Les contar por qu el Oiu no vuela como las restantes aves. Durante la reunin de la laguna, cuando se estaba tratando acerca del viaje a Aoni Gent, Elal solicit la presencia de Oiu, recordando que, como era grande, no le sera difcil llevarlo en un vuelo rpido y mand a Patn a avisarle que venga enseguida. - Volaban los Oiu, abuela Tama?-, pregunt asombrada Keken. S, volaban y eran muy resistentes!-, asever la anciana-. En vista que demoraba mucho y que Kpenke tampoco llegaba, Kokn fue designado para realizar la misin de conducir a Elal a su nueva morada. No le dijo Patn que fuera urgente?-, consult Tankelou. S, se lo dijo-, confirm la abuela. Por qu no se apur entonces?-, pregunt tele. Cuando Elal se lo pregunt, l respondi que haba venido caminando, para no ser visto por los gigantes, que seguramente lo estaran espiando. Por ese motivo Elal consider que Oiu caminara siempre, no sindole necesarias las alas, aunque las conservara para recordarle su torpe proceder. Claro que a causa de caminar

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increment la velocidad y resistencia de sus piernas. Tambin se gan la enemistad de Patn, quien haba cumplido su misin. Con razn los zorros persiguen a los avestruces y hasta le comen los huevos y los pichones!-, razon un nio. Qu nos vas a contar maana, abuela?-, consult Losha. Como estamos en luna llena, maana les hablar de la creacin de la Luna-, prometi la anciana.

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Los nios se despidieron: Ketouans koone Tama! Ketouans tlenke!-, respondi sonriendo la abuela.

CAPITULO 12: KEENGENKON (CREACION DE LA LUNA)

Acababa de ponerse el sol mostrando un horizonte quebrado de montaas sobre el color imponente del cielo patagnico, siempre renovado. Por el lado opuesto del firmamento brill con ms esplendor la luna llena, remarcando los contornos del paisaje. Un momento antes haba regresado Alg, Batason y Teshka. Las tres mujeres haban ido a buscar barro (arcilla) a una laguna pequea de aguas estancadas, por no tener salida, sobre un terreno de greda amarilla donde nada creca, ni pastos, ni matas. Era la parte ms baja de un guadal, cortado bruscamente por una loma cuya ladera caa a pique en la margen norte. Esta posicin geogrfica dejaba sin sol al lugar durante casi todo el ao, motivo por el que lo haban elegido para extraer barro que usaran para hacer las clsicas ollas de usos mltiples. La metodologa es sencilla. Se amasa el barro hasta lograr la puesta a punto de plasticidad. Despus se hacen barras, rotando la masa entre las manos para ir formando las paredes circulares de la futura vasija, la que es alisada cuidadosamente. Una vez terminada, se le efectan uno o dos agujeros cerca de la boca y, en algunos casos, les hacan una serie de dibujos incisos. Las nias se interesaron en aprender este oficio y le pidieron a las mujeres mayores que les enseen. Se estaba asegurando la continuidad del arte ancestral. El acostumbrado grupo de nios estaba dentro del toldo de la abuela, ayudndole a sobar unos cueros para hacer un kai. Keken, Losha y tele haban salido un momento y regresaron anunciando la presencia de la luna llena, a lo que los varones, movidos por curiosidad, se asomaron a contemplarla, saludndola cada uno con el ademn de llevarse la mano a la cabeza. Cmo naci la Luna, abuela Tama?-, pregunt Tako, a lo que se sumaron los dems: Cuntanos abuela!

La anciana, ubicndose en su milenario asiento, esper brevemente el silencio y la atencin de los pequeos para comenzar la acostumbrada narracin: Kooch ya haba creado el Sol para que existiera el da iluminando todo, pero cuando ste se ocultaba tras el horizonte, Tons, la oscuridad, daba rienda suelta a sus hijos que eran los malos espritus. Qu andaban haciendo?-, se interes Genta. Maldades, slo maldades-, inform la abuela. Nadie los poda ver, porque eran espritus y los espritus son pensamientos que tienen poder en la oscuridad-, trat de explicar la abuela Tama.

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Los nios se miraron consternados. Aprovechando la oscuridad- continu Tama-, tambin los gigantes Hol-Gok, asomados por los ojos de las maderas viejas, por los huecos de las rocas y desde la profundidad de las cavernas, acechaban a los paisanos para prodigarles sus males, enfermedades y desgracias. A los gigantes se los poda ver, verdad abuela?-, dijo tilkel. A ellos se los poda ver de da, pero no de noche, por la oscuridad profunda que reinaba, en la que solamente ellos podan ver-, dijo la anciana. Como las lechuzas-, asever Pol. Para evitar los problemas ocasionados por la intensa oscuridad, Kooch cre la Luna llamndola Keengenkon, de manera que los gigantes y los malos espritus pusieran fin a sus maldades, ya que sta

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alumbrara de noche, como hoypero lo que al principio funcion bien y pareci una solucin definitiva dur poco. Por qu dur poco, abuela?-, pregunt tele. Al principio la luna sala en cuanto se ocultaba el sol y se iba al aclarar, hasta que las nubes, que vagaban por el cielo fueron presurosas a contarle al sol la buena nueva y tanto le hablaron de la plida dama nocturna que decidi conocerla y una maana asom en el horizonte antes de lo acostumbrado; por su parte, Keengenkon no pudo resistir el atractivo del rubio madrugador y lo acompa a travs del cielo, hasta perderse en el horizonte quebrado de los Andes. A partir de entonces, cambi el ritmo de la luna, quedando desde ese momento como hasta hoy. Andan los malos espritus en las noches cerradas?-, pregunt la pequea tele. S, andan, por eso no hay que salir en las noches sin luna- recomend la anciana narradora-, pero hoy pueden salir a jugar. Mas itinko koone Tama!-, se despidieron los nios. Mas itinko tlenke!-, salud la abuela.

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CAPITULO 13: TONS (NOCHE)

En el aike comenz temprano una inusitada actividad, ya que el cacique Kooloue haba anunciado la noche anterior que saldran a cazar, junto a su colega Istak y su gente. Los boleadores eran cuatro y cada uno prepar para la ocasin tres shome, tres iatchicoi y dos kalken. Manko ocup parte del da en pulir una bola de piedra, para igualar el peso, valindose de un hoyo en una roca donde agreg algo de arena y agua. La tarea consisti en hacer girar all adentro la piedra, redondeada a golpes, hasta alisarla y lograr el peso justo. Para marcarle la cintura por donde se sujetar con kach, se introduce lentamente hasta la mitad en el agua, luego se marca la lnea con un carbn y con suaves golpecitos de piedra se inicia el corte que culminar siendo pulido. Los tientos se soban previamente, despus se retuercen individualmente, luego se unen y se los retuercen juntos, ligeramente humedecidos, utilizando a manera de huso una piedra redondeada, la que servir de peso mientras se secan los tientos que tendrn el otro extremo fijado en una roca o rama, segn el caso, o tambin a la misma bola que quedar definitiva. Luego de permanecer dos o tres das estaqueado, se culmina la tarea con un engrase y en caso de quedar algo duros los tientos, habr que hacerlos circular con vuelta y media en un tronco. Tambin se utiliza la mordaza 19 en estos casos. El shome consiste en dos bolas grandes unidas por un tiento. Es para cazar guanacos. El iatchicoi se compone de dos bolas ms chicas, redondas, y una alargada a la que se conoce como manijera. Es para bolear avestruces. Se le tira al cogote y luego ella sola se encarga de enredarse las patas. El kalken es una bola atada a un tiento en cuyo extremo se le hace una presilla. Sirve para golpear, aunque algunas veces se arroja. En los tres casos se le colocan plumas para ser halladas con ms facilidad luego de errar un tiro o cuando el animal huye y las pierde. Para construir las puntas de flechas (shotel) se sacan las astillas de slex preferentemente, utilizando a manera de maza una piedra de forma ovoide, en la que se ha realizado un pequeo pocito sobre una cara lateral, la que servir de yunque. Sobre el pocito se apoya la esquirla sostenindola con el pulgar, mientras con la otra mano se pulsa un hueso que al presionar el slex le hace saltar esquirlas. La presin se efecta de arriba hacia abajo en el pocito del yunque. Segn me ense Marguazo, el hueso debe ser de la segunda costilla del lado izquierdo del puma, preferentemente. Mediante este sistema se le pondr forma y filo a toda herramienta. Los astiles tendrn largo y espesor de acorde a la punta y al propsito de uso. Tanto a los arcos como a los astiles se les da una mano de grasa caliente. Las ataduras y la cuerda del arco se hacen de tendones del lomo del guanaco, retorcidos cuidadosamente. El arco se lleva en la mano y las flechas en una especie de bolsita llamada shotooi, que se cuelga a la espalda sujeta con una especie de cinto tejido o de cuero. Tambin algunos cazadores portan lazos, que pueden ser trenzados o retorcidos, generalmente de cuero de cogote de guanaco por ser ms resistente. El largo puede ser de ocho a diez brazas 20, bien sobados y engrasados, para que no los dae la humedad. Todos los hombres llevaban en un brazalete el paijen, cuchillo de slex enmangado con madera adherida mediante una mezcla de resina de molle con cenizas de bosta de guanaco, a lo que denominan telopau. Cada uno revis cuidadosamente su indumentaria, especialmente el calzado y todo lo que sera de utilidad al da siguiente. Saldran temprano, en cuanto alumbre el sol, para llegar al valle de los manantiales donde a esa hora se acercan a beber los animales. Era necesario cazar ese da, ya que haba una luna llena, por lo tanto los malos espritus no tendran fuerzas, segn lo manifestado por el shoikn, de acuerdo a las viejas tradiciones. Hombres, mujeres y nios, se reunieron frente al toldo del cacique Kooloue, donde escucharon en silencio las instrucciones con respecto a lo que se hara el da siguiente. Despus las mujeres entonaron cantos propiciatorios tendientes a desear buena suerte y alejar a los malos espritus. Por la maana cantaran nuevamente como despedida y buenos augurios mientras se fueran alejando. Al desconcentrarse el grupo, los nios acompaaron a la abuela Tama, pidindole que les cuente el porqu de los malos espritus en la oscuridad. Una vez ubicados alrededor del fuego en el toldo de la anciana, sta comenz diciendo:

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Al unirse la Luna y el Sol tras el horizonte, Tons invada la tierra hasta el regreso de los amantes, pero slo apareca el sol. Y la luna?-, preguntaron varios nios al mismo tiempo. Ella cambi su ritmo para siempre y Tons, ante la presencia del sol, se alejaba de la tierra para encontrarse con el Tiempo, que era su consorte y con l engendr los tres malos espritus. Son los mismos que conocemos nosotros?-, interrumpi Keken. S, son los mismos: Klenken, Maip y Axshem, que andan por Aoni Gent, diseminando ma