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  • 7/23/2019 LRteantesco Entre Los Tehuelches-1

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    Johanna Monagreda

    Licenciada en Ciencias Polticas y Administrativas (UCV).

    Investigadora social en derechos humanos de la Defensoradel Pueblo e investigadora del Centro de EstudiosLatinoamericanos Rmulo Gallegos (Celarg).

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    Construyendo nuevas subjetividadesdesde la afrovenezolanidad

    Las organizacionesafrovenezolanashan transitado un largo camino hacia su consolidacin como unmovimiento con conciencia tnico-racial, progresivamente han logrado colocar en la agenda pblica la dis -

    cusin sobre la interculturalidad, las diferencias, el racismo y la discriminacin. En este artculo se reflexionasobre la necesidad de deconstruir la manera en que creemos conocer al Otro y de construir nuevas for-

    mas de pensarnos y relacionarnos como objetivo clave en la lucha del movimiento social afrovenezolano.Este escrito forma parte de los avances de una investigacin en desarrollo. Se basa en entrevistas, conver-

    saciones y en la participacin en eventos con activistas, investigadores e investigadoras del movimientosocial afrovenezolano, militantes del Cumbe de Mujeres Afrodescendientes, la Red de Organizaciones

    Afrovenezolanas (ROA), la Red de Jvenes Afrovenezolanos, la Red de Afrodescendientes de Venezuela(RAV), Africaracas, el grupo Eleggu, y en mi propia experiencia y reconocimiento como afrovenezolana.

    Palabras clave:afrovenezolanos-afrovenezolanas, reconocimiento, movimiento social afrovenezolano

    Constructing New Afro-Venezuelan Subjectivites

    Afro-Venezuelan organizationshave come a long way in terms of their consolidation as a social move-ment with ethno-racial consciousness. Tey have succeeded in establishing debates regarding intercul-

    turality, difference, racism and discrimination as part of the public agenda. Te current essay reflects onthe need to deconstruct the way in which we believe to know the Other and the construction of new

    forms of relating and thinking about ourselves as a key objective in the struggle advanced by the Afro-Venezuelan movement. Te present article is part of a larger research project currently underway, build-ing upon interviews, conversations and participation in events with activists and researchers from the

    Afro-Venezuelan Social Movement, militants from the Cumbe of Afro-Descendent Women, the Network

    of Afro-Venezuelan Organizations (ROA), the Afro-Venezuelan Youth Network, the Network of Venezue-lan Afro-Descendents (RAV), Africaracas, the Eleggu group, and my own experience and self-recognitionas an Afro-Venezuelan subject.

    Keywords:Afro-Venezuelan, Self-recognition, Afro-Venezuelan Social Movement

    Construindo novas subjetividades desde a afro-venezolanidade

    As organizaesafro-venezuelanasj percorreram um longo caminho para a sua consolidao comomovimentos com conscincia tnico-racial; progressivamente tm conseguido, alm do mais, colocar na

    agenda pblica a discusso sobre a interculturalidade, as diferenas, o racismo e a discriminao. Nesteartigo, reflete-se sobre a necessidade de deconstruir o jeito no que acreditamos conhecermos o outro

    e de construir novas formas de pensarmos e relacionarmos, como um alvo chave na luta do movimento

    social afro-venezuelano. O texto faz parte dos avanos duma pesquisa em curso. Baseia-se em entrevistas,conversaes e na participao em eventos com ativistas, pesquisadores e pesquisadoras do movimentosocial afro-venezuelano, militantes da Cimeira de Mulheres Afro-descendentes, a Rede de Organizaes

    Afro-Venezuelanas (ROA), a Rede de Jovens Afro-Venezuelanos, a Rede de Afro-descendentes da Venezuela(RAV), Africaracas, o grupo Eleggu, e na prpria experincia e na condio de afro-venezuelana da autora.

    Palavras-chave:afro-venezuelanos/afro-venezuelanas, reconhecimento, movimento socialafro-venezuelano

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    Surge el inters por agruparse

    E

    n Venezuela, la asociacin en torno a la afrovenezolanidad hatenido orge-nes diversos; en unos casos puede ser interpretada como una progresinde la defensa de las manifestaciones culturales a la afirmacin identitaria,

    y de all a una postura en contra del racismo y la discriminacin racial; en otros,se ha recorrido un camino inverso donde la postura contra el racismo existenteen nuestra sociedad marca el inicio de la asociacin, en la prctica se avanzaa una mayor apropiacin de la cultura y la afirmacin de la identidad. Muchasde las organizaciones afrodescendientes de hoy fueron entre los ochenta ynoventa, grupos musicales, teatrales, de danza, programas radiales, grupos deinvestigacin o grupos creados para denunciar el racismo imperante en la socie-dad venezolana y visibilizar la situacin de desigualdad econmico-social de las

    comunidades afrovenezolanas1.En todo caso, esta asociacin referida a elementos tnico-raciales que se

    perciben comunes y heredados a partir de la trata esclavista, ha sido siemprepoltico pues en todo momento se ha dado para la lucha en contra de la invisi-bilizacin de la existencia, en contra de una situacin que se reconoce adversa,

    Construyendo nuevas subjetividadesdesde la afrovenezolanidadJohanna Monagreda

    1/ Entre estas agrupaciones se puedenmencionar: el Teatro Negro de Barlovento(fundado en 1975), las Danzas Negrasde Barlovento (creada a principios de losochenta), la Fundacin Afroamrica (1993),el programa radial Negricia (1995) y elgrupo musical Eleggu (1995).

    SUR/versin 1julio-diciembre 2011/ pp 133-160ISSN:2244-7946

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    y oponindose a las normas y conceptos dominantes. Esta disposicin a lalucha distingue las organizaciones afrovenezolanas de otras con interesesmeramente folcloristas que tambin se han dado en el pas. Sin embargo,este primer momento de organizacin se orientaba principalmente a resistir, alograr el rescate de la cultura afrovenezolana, a llenar de contenido histrico ysocial las prcticas culturales, fortalecer un discurso que permitiera hacer frenteal racismo, en fin, a oponer resistencia a la homogeneizacin de la sociedad.

    Pronto, en el intercambio de experiencias y reflexiones dentro de las orga-nizaciones, se verbaliza la pregunta por la estructura social racializada yla utilizacin de las diferencias para sustentar, mantener y reproducir un sis-

    tema injusto. Las luchas pasan entonces de la resistencia a la insurgencia alconstatar que el racismo no es un problema de piel sino principalmente un pro-blema social y poltico, con lo que la agenda de estas primeras organizaciones seampla al incluir la eliminacin del racismo, la educacin intercultural, la luchapor la tierra, la participacin poltica desde la diferencia2.

    Resalta Agustn Lao-Montes (2009) que este cambio en la concepcin dela lucha se nutre de algunos acontecimientos de envergadura regional que sedieron en la dcada de los noventa y que hicieron evidente la necesidad de rela-

    cionarse con otros movimientos afrodescendientes de Amrica Latina. As, en1991 Colombia se declara como un pas pluritnico y multicultural, en 1992 seorganiza una contra-celebracin del 12 de octubre de 1492, ese mismo ao yen el marco de esa contra-celebracin se organiz en Repblica Dominicana elprimer congreso internacional de la Red de Mujeres Afro-Latinoamericanas,

    Afrocaribeas y de la Dispora, y a finales de esa dcada comienza el proceso deorganizacin hacia la III Conferencia Mundial Contra el Racismo, la Discrimi-nacin Racial, la Xenofobia, y Formas Conexas de Discriminacin, organizada

    por la Organizacin de Naciones Unidas (ONU) en Durban, Sudfrica en 2001.La declaracin de Colombia como un pas pluritnico y multicultural resultaba

    afn a la crtica que las organizaciones afrovenezolanas hacan del mestizaje

    2/ Esta apreciacin sobre el cambio en losintereses de las organizaciones socia-les afrovenezolanas entre los ochenta ynoventa result una constate entre los ylas activistas entrevistadas, as como elcarcter local de la lucha en sus inicios, par-ticularmente en Barlovento (estado Miran-da), el municipio Veroes (estado Yaracuy),

    Bobures (al sur del Lago de Maracaibo),las costas del estado Aragua, La Sabana(estado Vargas) y en la parroquia San

    Agustn (Caracas). Para una revisin msdetallada de la evolucin del movimientosocial afrovenezolano desde el estudio dela obra de Jess Chucho Garca, activistaafrovenezolano de amplia trayectoria (Gar-ca, I. 2002).

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    como ideologa; esta experiencia, adems de las polticas con perspectivatnica iniciadas en Nicaragua, Brasil, Colombia, Ecuador, llev a que distintasorganizaciones afrovenezolanas se articularan en torno a la exigencia de visi-bilizacin de la poblacin afrodescendiente en la nueva Constitucin duranteel proceso constituyente venezolano en 19983. Especficamente la orga-nizacin Afroamrica y la Unin de Mujeres Negras se orientaron a exigir elreconocimiento constitucional como grupo tnico diferenciado. Aunque no selogr explicitar en la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela alos africanos, las africanas y sus descendientes como fundadores y fundadorasde la patria, se logr el establecimiento de la sociedad venezolana como mul-

    titnica y pluricultural como un fin supremo en la refundacin de la Repblica.La experiencia constituyente llev a estas organizaciones a repensar la orga-nizacin y la articulacin como movimiento de base, por eso en junio del ao2000 se funda la Red de Organizaciones Afrovenezolanas (ROA), como espa-cio de mayor cohesin entre las organizaciones afrovenezolanas existentes envarios estados del pas, y de articulacin en la regin. La ROA est conformadapor organizaciones y por individualidades, nace

    producto de la comprensin de la necesidad de articular esfuerzos entre

    distintas agrupaciones culturales, organizaciones sociales y comunitarias,que venan realizando acciones en la misma direccin, pero cada uno desdesus comunidades. Se crea como un espacio de debate, reflexin, de lucha porel reconocimiento y visibilizacin de la poblacin afrodescendiente en Vene-zuela (ROA s.f.).

    Ese mismo ao, con la coalicin de la Unin de Mujeres Negras y otras organi-zaciones surge el Cumbe de Mujeres Afrovenezolanas, en inters de consolidarespacios de reflexin, debate y participacin que les permita movilizarse con-

    tra el racismo y la discriminacin racial desde una perspectiva de gnero. Msrecientemente, en el ao 2009 se conform la Red Afrodescendientes de Vene-zuela (RAV). Son stas quiz las organizaciones con mayor proyeccin en el

    3/ En 1987 en Nicaragua se promulga la LeyN 28 o Le y del Estatuto de la Autonomade la Costa Atlntica, donde se reconoce yrespeta la multietnicidad de las comuni-dades que ah habitan. En Brasil, la Cons-titucin Federal de 1988 establece que laprctica del racismo es un crimen su jeto apena de reclusin sin posibilidad de esta-blecer fianza o de prescripcin, un ao des-pus fue promulgada la Ley 7.716 o Ley doPreconceito (ley del Prejuicio). En Ecuador,la Constitucin de 1998 reconoci la exis-tencia del pueblo negro, seala Illia Gar-ca (2002, p. 10) que para esa fecha estabaen discusin un proyecto de ley de defensapara los afroecuatorianos. En Colombiaadems del reconocimiento a la diversidaden la Constitucin de 1991, la promulga-cin de la Ley 70 reconoce los derechossobre las tierras ancestralmente ocupadaspor la poblacin afrocolombiana.

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    mbito nacional y articulan muchas de las organizaciones del interior del pas.Dice Jess Chucho Garca, uno de los lderes ms conocidos del movimientoafrovenezolano:

    En su mayora las organizaciones comunitarias afro han pasado de una con-ciencia ingenua a una conciencia crtica que lucha por el reconocimiento de suespecificidad en el marco de la diversidad cultural venezolana y como parte deun proceso histricamente digno que ha contribuido a la formacin multidi-mensional del pas (Garca, J. 2001, p. 129).

    En el marco del proceso preparatorio de la III Conferencia Mundial Con-tra el Racismo, la Discriminacin Racial, la Xenofobia, y Formas Conexas de

    Discriminacin, se dio en el ao 2000 en Santiago de Chile la PreconferenciaContinental de las Amricas Contra el Racismo, donde las organizacionesafrodescendientes de Amrica Latina se reunieron con el fin de llevar plan-teamientos afines a la Conferencia. ras un proceso de construccin colectivase acord que estas organizaciones asumiran el trmino afrodescendienteyste fue posteriormente ratificado en la Conferencia convocada por la ONUhaciendo referencia a aquellos

    pueblos de origen africano que fueron trados como esclavos durante lacolonia para sustituir la mano de obra de los pueblos indgenas exterminadosen Estados Unidos y otros pases del continente () Histricamente han sidovctimas de racismo, discriminacin racial y esclavitud, con la consecuentenegacin reiterada de sus derechos humanos4.

    Romero Rodrguez (2004), lder de la organizacin Mundo Afro en Uruguay,en su evaluacin de los resultados de esta Conferencia resalt que entramosNegros y salimos Afrodescendientes, significando la nueva identidad poltica

    que asumi el movimiento, pero adems reconociendo en la multiplicidad deprocesos y en la diversidad social y cultural, los aspectos que nos acercan comomovimiento: la vinculacin histrica, social y ancestral con los africanos y afri-canas tradas a estas tierras en condicin de esclavizados y esclavizadas, y lo queesto involucra en el presente para un sector de la poblacin de nuestra regin.

    4/ http://www.unicef.org/lac/glosariovocabula-rioafroindigenas(7).doc

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    En esta Conferencia, debido a la demanda de las organizaciones afrovenezo-lanas, el Estado venezolano admite por primera vez en su historia la existenciadel racismo como un problema social y ratifica el artculo 14 de la Convencin

    Internacional sobre la Eliminacin de todas las Formas de DiscriminacinRacial, aunque no logra separarse del discurso del pas mestizo y de la minimi-zacin de las expresiones de racismo existentes en nuestro pas con relacin aotras formas ms explcitas que se han dado en otros pases. Para el movimientosocial afrovenezolano esta vinculacin con instancias internacionales ha sidoclave, en el sentido de que abre un espacio interestatal para la lucha.

    Durante los das del paro petrolero convocado en abril del 2002, que devinoen un golpe de Estado y la instauracin de un gobierno de factoque dur tresdas, se produjeron en el pas mltiples manifestaciones de protesta y confron-tacin donde, adems de la radicalizacin de las posturas polticas, se evidenciuna estigmatizacin y descalificacin del adversario a travs de argumentosracistas y clasistas (vase Defensora del Pueblo 2002). En consecuencia, elracismo escondido en nuestra sociedad se mostr ms abiertamente, esto favo-reci un mayor acercamiento entre las organizaciones afrovenezolanas (queya venan denunciando el racismo) y el Estado venezolano. Desde entonces

    se ha dado un proceso que va entre la cooptacin y una utilizacin efectiva delos recursos del Estado para eliminar las trabas al disfrute real del derecho ala igualdad. El movimiento social afrovenezolano ha logrado impactar en lasestructuras del Estado venezolano creando distintas instancias de formulaciny ejecucin de polticas con perspectiva tnica, as como participar de la tomade decisiones y promover polticas de reconocimiento y afirmacin tnica5.

    Es de resaltar, que las transformaciones del Estado venezolano con relacina la afrodescendencia han sido no slo promovidas sino llevadas a cabo por los y

    las activistas y militantes del movimiento. Estamos entonces dentro del Estadogenerando los cambios que se necesitan pero tambin fuera. Esto es definidodesde el movimiento como estrategia de cimarronaje, y es una reedicin de stecomo lucha antiesclavista. El cimarrn escapaba al monte y formaba cumbes oquilombos que eran espacios para la libertad y volva para animar la lucha entre

    5/ Entre estas instancias se pueden mencio-nar, tenemos: la Comisin Presidencialpara la Prevencin y Eliminacin de todaslas Formas de Discriminacin Racial yotras Distinciones en el Sistema Educati-vo Venezolano, el Comit de Estadsticas

    sobre Poblacin Afrodescendiente, laSubcomisin de Legislacin, Participacin,Garantas y Derechos de los y las Afro-descendientes de la Asamblea Nacional,y la Oficina de Enlace con Comunidades

    Afrodescendientes en el Ministerio delPoder Popular para la Cultura.

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    los an esclavizados y esclavizadas: esto es descrito por Jess Chucho Garcacomo cimarronaje activo. En su forma pasiva los cimarrones y cimarronas utili-zaban lo que los instrumentos jurdicos que la poca les permita para mejorar

    su condicin (2001, p. 91).Los logros del movimiento afrovenezolano pueden pensarse pequeos

    a menos que se evalen segn los obstculos que se han tenido que saltar;primero develar un racismo que no se admite; segundo una nacin fundadabajo la ideologa del mestizaje y que, por tanto, anula cualquier discusinsobre las desigualdades, el racismo y la discriminacin racial; tercero y no asltimo, los procesos de asimilacin e integracin que dificultan la organizacinen torno a una conciencia tnico-racial.

    Aunque el movimiento afrovenezolano en su accionar denota un com-promiso considerable con las expresiones culturales afrodescendientes, noes definible como un grupo racial o como un grupo tnico, al menos no en lostrminos convencionales de comunidad de raza, religin, lengua y costumbres.Es ms bien un movimiento poltico que se configura desde la afrovenezo-lanidad, de donde la asociacin en torno a iniciativas culturales tales comoaprender y ensear el toque de tambor, recrear la herencia africana en las dan-

    zas o recuperar el arte culinario, configuran alternativas otras en el sentidode Walter Mignolo (2006, p. 17) y Catherine Walsh (2006, p. 21) a la lucha.La sola agrupacin en organizaciones culturales afro que superan el folclo-rismo nacionalista, apunta al inters poltico de constituir la lucha desde laconciencia tnica o racial.

    Investigadores e investigadoras activistas del movimiento afrovenezo-lano se muestran a favor o en contra de la utilizacin de los trminos etniayraza, sin que haya consenso al respecto (Escalona 2007 y Bermdez 2009).

    En este artculo utilizo conjuntamente los trminos etnia y raza, sin intersen resaltar los lmites de una u otra categora. Sealo, s, que cuando hablo deconciencia o identidad tnico-racialestoy hablando de saberse, de reconocerseafrodescendiente. Es sabido que los postulados que sealaban la existencia yla diferenciacin de la humanidad en razas no tienen soporte cientfico, sin

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    embargo no podemos decir, como Mart, que no hay racismo porque simple-mente no hay razas, al contrario, asumimos las palabras de Mosquera y Len(2009) en la presentacin del libroAcciones afirmativas y ciudadana diferen-ciada tnico-racial negra, afrocolombiana, palenquera y raizal, para decir que

    es preciso hablar de raza. No porque exista desde el punto de vistabiolgico, sino porque su construccin histrica y social afecta de forma des-proporcionada los proyectos de vida personales y colectivos de aquellos(as)considerados negros(as); el pacto de silencio que ha existido sobre el temaracial debe romperse por el bien de la legitimidad democrtica. (Mosquera yLen 2009, s.p.)

    Las definiciones sobre la razapor tanto, en realidad son construccionesideolgicas que han buscado legitimarse en los rasgos fenotpicos. La raza,como la entenderemos aqu, simboliza las diferencias sociales y las desigualda-des poltico-econmicas; no abandonamos el concepto de razaporque siguefuncionando como mediador o significante en las relaciones sociales, de modoque por un lado sirve para naturalizar la desigualdad, y por otro constituye losanteojos desde el cual miramos el mundo. As como se socializa el conceptode raza, se socializa el racismo, pronto aprendemos a mirar el mundo con ojos

    racistas.Siguiendo la Agencia Latinoamericana de Informacin (ALAI):

    Cuando hablamos de Raza nos referimos a una categora social que todavano ha desaparecido del imaginario colectivo de los pueblos latinoamericanosy del mundo, que establece a los grupos humanos en una escala de jerarqui-zaciones socioeconmicas y polticas de manera vertical en donde en la cima,en los poderes y en los patrones culturales hegemnicos se encuentran los quepor fenotipa son blancos caucsicos y por cultura son eurocntricos y en labase se encuentran los que estn por fuera de esos rangos (2007, s.p.).

    Por su parte, aunque la etnicidad puede ser entendida como una edicin suavedel trmino raza y por tanto una manera de dejar de lado la discusin sobre elracismo y la discriminacin racial, rescato su utilizacin en el sentido de que per-mite una identificacin desde los referentes positivos de la afrovenezolanidad,

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    como son los saberes ancestrales, la cultura, la historia, las formas particularesde organizacin social, la construccin de vivienda, entre otros. Aqu ademsnos acercamos a la explicacin de Linda Leung cuando dice:

    la etnicidad es una forma ms particularista de identificacin que la raza,ya que permite todo un espectro de colores, no slo el blanco y el negro. am-poco pretende tener una base cientfica o biolgica como ocurre con la raza.Expresa una amplia diversidad de experiencias, incluidas las que las perso-nas han tenido del color, el imperialismo, la religin y la migracin. Pero estambin un trmino de marginacin: todo el mundo tiene una etnicidad, sinembargo parece que sta slo se aplica a las minoras. Quien lleve el sello detnico no tiene la condicin de pertenecer a algo, o pertenece a otro lugar o

    se sita en la periferia (2006, p. 18).Como movimiento, la afrovenezolanidad plantea el reconocimiento de

    los procesos histricos de integracin y desintegracin que han determinadonuestra identidad, la modificacin de las relaciones de poder racializadasque nos han definido como un grupo minorizado, desobedecer las racio-nalidades impuestas, contravenir el lenguaje colonizado, atentar contra lavisin eurocntrica como nico modelo aceptable para la comprensin delmundo. En fin, la lucha del movimiento social afrovenezolano est orientada

    a lograr el quiebre de la subjetividad dominada, este objetivo nos sita enla obligacin de mostrary desmontar nuestros fracasos cognoscitivos exi-tosos, tomando la expresin de Gayatri Chakrabarty Spivak (2008, p. 36),des-cubrir las imposibilidades de salir del discurso dominante con relacina las personas afrodescendientes, la raza, la diferencia.

    ras la observacin de las acciones de las organizaciones afrovenezolanasconsideradas en este escrito y en mi propia experiencia como activista, esposible apreciar que el movimiento afrovenezolano utiliza estrategias de reco-nocimiento y reivindicacin; por un lado, se dirige a la defensa de la identidady de las diferencias, y por otro, a lograr el disfrute efectivo del derecho a laigualdad y, por consiguiente, en la lucha contra el racismo y todas las otrasformas de opresin.

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    La definicin como afrodescendientes permite la conformacin de un sujetojurdico-poltico que puede exigir derechos colectivos y una articulacin tras-nacional con movimientos afros de otros pases. Pero adems, la adopcin del

    trmino afrovenezolana/afrovenezolano forma parte de estas estrategias dereconocimiento y reivindicacin. Es una categora incluyente que reivindicanuestro aporte ancestral a la construccin de la patria y plantea reconstruir elser mirando en la ancestralidad africana elementos culturales e histricos decohesin que propicien una visin afirmativa de la afrodescendencia, sin negarlos procesos de apropiacin e intercambio culturales que trazan el camino hastael presente.

    Asimismo, la adopcin del trmino afrovenezolana/afrovenezolano serebela contra la despersonalizacin del africano, la africana y sus descendien-tes iniciada en la colonia con la intencin de lograr que aceptaran de manerasumisa la esclavizacin y, por tanto, el lugar impuesto en el sistema productivo.

    An hoy las personas afrodescendientes seguimos desarraigadas de nuestraancestralidad africana, distanciadas y avergonzadas de nuestro origen, inclusopreferimos la categora del colonizador que no hace referencia a frica con todala carga negativa a la que est asociada.

    Quienes nos definimos como afrovenezolanas y afrovenezolanos lo hace-mos en atencin a nuestro origen comn, a una historia comn, pero no desdeuna postura homogeneizadora: al contrario, es la diversidad y la aceptacinde los distintos procesos sociales y culturales, lo que permite tender los puen-tes desde las diversas comunidades tnicas africanas hasta nuestros das6.Podramos hablar, en este sentido, de una dimensin positiva de la identi-ficacin que se construye en la relacin con losNosotros o Nosotras, cuandopercibimos lo que tenemos en comn aunque eso en comn sea particular-

    mente subjetivo.El y la afrodescendiente surge tambin, en parte, del pensamiento negativo

    de la lite e insurge7en oposicin a eso. Los y las afrodescendientes tenemos encomn el hecho de vivir y ser representados y representadas desde una posicinsubordinada y antagonista, pues no slo somos el Otro, sino el otro negro, malo,

    6/ Jess Garca (2001, p. 57) seala que laspersonas introducidas como mano de obraesclavizada en nuestro pas provenan dedistintos pueblos del frica Subsahariana,entre los cuales menciona: Angola, Arara,Guinea, Carabal, Congo, Baon, Barante,Buila, Bran, Cabo Verde, Luango, Mandin-ga, Malemba, Embondo, Pann, Quisana,

    Sote, andero.

    7/ Neologismo utilizado constantementepor activistas del movimiento afrovene-zolano para denotar el carcter transfor-mador y activo en el reconocimiento comoafrodescendiente.

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    no es una palabra utilizada slo para caracterizar, hay en quien nombra al otronegro/negra un inters por devolverle al lugar que le corresponde.

    Por otro lado, el nombre al sealar el lugar de enunciacin muestra el com-promiso poltico asumido. Decirse, nombrarse afrovenezolano/afrovenezolanarepresenta en s mismo un acto de transgresin y de disidencia. El subalterno secoloca frente al dominante para decirle Rechazo seguir siendo negro, rechazomantenerme sumiso ante el lugar que se me ha impuesto, pero adems, y prin-cipalmente, ransgredo el discurso fundador de la patria, rechazo la ideologadel mestizaje, y desobedezco a las formas de poder constituidas desde la colonia.

    En todo caso, la afrodescendencia es una categora de autoadscripcin, no

    es posible imponer la afrodescendencia ni es heredable, requiere de la historia,de los actuales procesos de lucha, de la propia experiencia de vida, de la relacinurbano-rural, del gnero, la edad, de la reflexin y de mltiples aspectos de lasubjetividad para construirse. La afrodescendiente y el afrodescendiente auto-rreconocido acepta su herencia, rechaza la imagen limitada y restringida quede s se le ha impuesto y se nombra en su afrodescendencia.

    El o la afrodescendiente se hace en la interaccin, en la experiencia y en lareflexin, la representacin como afrodescendiente est mediada por la aso-

    ciacin, pues cuando la experiencia es compartida por otros y otras dejamos dedudar de nuestra interpretacin del hecho racista. Si bien no es posible hablarde la cultura o la identidad afrovenezolana o afrodescendiente, como si fueranculturas autocontenidas u homogneas, s podemos decir que compartimos laexperiencia comn del racismo y la discriminacin racial; nuestra identidadse configura en parte por esta experiencia. Por tanto, hablar de afrovenezo-lanidad tambin se justifica en el hecho cierto de que la sociedad venezolanaes una sociedad racista, y no slo frente a la afrodescendencia; creamos repre-sentaciones negativas sobre distintos grupos tnicos o raciales minorizados,en el imaginario colectivo prevalece el mito del negro malo, el indgena flojo, elmigrante ladrn...

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    As, parte de la lucha por liberar la subjetividad est en de-velar un problemaque ha sido deliberadamente invisibilizado; nuestro racismo.

    Significar un problemaque se ha invisibilizado: racismoSer afrodescendiente trasciende la discusin sobre el color o los rasgos fenot-picos, sin embargo al ser stos elementos que en principio sealan la diferencia,resultan determinantes para el pensamiento racista. En Venezuela, an tene-mos limitaciones para que los problemas de racismo y discriminacin racialsean asumidos como de inters pblico, por ende hasta ahora las solucionesa los problemas de raza han permanecido en el mbito individual. Una de lasmetas del movimiento afrovenezolano ha sido colocar la discusin sobre elracismo en la agenda pblica.

    El racismo en nuestro pas rara vez necesita mostrarse; es un racismo silencioso,invisible, solapado que opera bajo formas sutiles y cotidianas pero igualmenteefectivas, pues garantiza que cada quien ocupe el lugar que le correspondesin mayor confrontacin. al es el caso del tan reclamado derecho de admisin,derecho inexistente, donde no se argumentan razones tnicas o raciales para

    la exclusin sino que se utilizan otros motivos socialmente aceptables; sinembargo el mecanismo excluyente cumple su cometido, pues el grupo prontodejar de invitar a la persona discriminada para lograr el ingreso al local, y lapersona discriminada pronto aprender a no mostrarse en ciertos espacios paraevitar la ofensa. Este proceso opera asimismo en la escuela, en el mbito laboral,en la participacin poltica.

    La conducta verbal racista se encuentra difundida en el lenguaje popular endistintas cuotas de fuerza agresiva hacia la poblacin afrodescendiente, sin

    embargo, es poco frecuente que el uso de chistes, refranes, mximas donde sepresenta una visin negativa de los y las afrodescendientes sea evaluado comouna prctica racista. Montaez (1993) en el libro anteriormente citado muestradistintas manifestaciones del racismo presente en nuestra sociedad; en la vida

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    cotidiana, en las expresiones, los prejuicios, las bromas, en nuestra percep-cin creada de lo bello y lo feo, de lo bueno y lo malo, donde ambos, vctima yvictimario, tienden a asumir los actos racistas como normales, no violentos e

    inofensivos. Hay aqu un silencio compartido, entre un racismo vergonzante yun racismo que avergenza.

    Con frecuencia el acto racista es minimizado y la responsabilidad sobre laagresin o sobre la situacin de vulnerabilidad recae en la vctima; se habla deauto-exclusin, falta de superacin, flojera, complejo, con frecuenciala discusin sobre el racismo es negada bajo argumentos relacionados conla pobreza o la desigualdad social, con lo que el problema se des-racializa,ignorndose la presencia de prejuicios raciales en la poblacin, las manifes-taciones de discriminacin y exclusin racial, y la influencia de stos en lasposibilidades reales de un grupo tnico diferenciado. De este modo, el racismoen nuestro pas se desarrolla sin que se hable de l.

    Otro aspecto que ha retrasado la discusin sobre el racismo, es la invisibi-lizacin de la poblacin afrovenezolana. El racismo no es una preocupacinporque para el imaginario colectivo no existimos o somos pocos. No existi-mos geogrficamente ni culturalmente, no tenemos conciencia tnico-racial,

    no aparecemos en las estadsticas, no tenemos historia y cuando aparecemosen la historia oficial es desde una posicin subordinada y de asimilacin frenteal ideal nacional.

    De este modo, nuestro pensamiento sobre la poblacin afrovenezolana estlleno de vacos; incluso en los aspectos en que se acepta la herencia africana,stos se consideran de poca importancia, lo que ha contribuido a formar unaimagen limitada de los y las afrodescendientes al restringir los aportes de losafricanos y las africanas a una cultura que se interpreta inferior, desligndolo

    de aspectos ms valorados socialmente como el honor, el conocimiento, inno-vaciones agrcolas o arquitectnicas, ideologas libertarias, etc.

    As como para la esclavizacin el racismo se explic a s mismo en las dife-rencias fenotpicas, nuestro racismo da estructura a la sociedad a la vez que es

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    permitido y legitimado por esta estructura racial creada. Los prejuicios racia-les adquieren rango de verdades absolutas, el racismo se institucionaliza y lascategoras racializadas reproducidas en la televisin, en los noticieros, en la

    moda, en los lugares de residencia, en la familia, en el trabajo, en la escuela,en los locales comerciales pasan a ser asumidas por la poblacin de maneranaturalizada.

    El racismo, como lentes a travs de los cuales se mira el mundo, ha servidopara jerarquizar a las personas, reservando a unos un acceso privilegiado a losespacios de estatus y poder, dificultndolo para otros y otras. Se combinan asracismo y marginacin, opresin racial y subordinacin econmica sobre unmismo grupo, la lnea que separa los problemas raciales y socio-econmico sedesdibuja, lo que a su vez permite ocultar la segregacin y la exclusin racial bajoargumentos como la responsabilidad individual, las capacidades personales,la lgica de mercado, etc. Las desigualdades se explican desde argumentacio-nes supuestamente objetivas cuando en realidad han estado marcadas por lasrelaciones de poder coloniales y ms contemporneamente mediadas por lalgica del capital.

    Aunque pareciera que las categoras sociales y econmicas privan sobre las

    diferencias fenotpicas, la movilidad social y la movilidad residencial se entre-cruzan sobre un trasfondo de racismo (Wieviorka 1992, p. 131); la segregacina espacios de miseria es social en la misma medida que racial. Para analizar estarelacin debemos dejar de mirar los resultados y reconstruir la acumulacinde desventajas y de diversas prcticas de discriminacin y exclusin, asociadasa la conquista, la colonizacin y la esclavizacin pero tambin a las formas deracismo en el presente. En este sentido, decimos con Ligia Montaez que elpresente es siempre actualizacin del pasado, y lo es de una manera ms similar

    justo en aquellos aspectos donde lo sustancial del pasado no ha sido transfor-mado, aunque haya sufrido cambios y tomado nuevas vestiduras (1993, p. 52).

    Frente a este ordenamiento racista, la discriminacin y la segregacinse institucionalizan de manera silenciosa, las personas se adecan al ordenimpuesto y se cuidan de no cruzar las fronteras. La realidad de discriminacin

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    y segregacin, que adems se relaciona con la marginacin social y econmica,refuerza la idea de merecer el maltrato recibido, posibilita el endorracismo,es decir, la reproduccin de prcticas racistas contra s mismo y contra el grupo

    racializado y hace preferir la asimilacin o el blanqueamiento.El endorracismo es el ejemplo ms acabado de subjetividad dominada; la

    piel, la cultura, la etnicidad son percibidas como enemigas a vencer, en tr-minos de Montaez representa un complejo proceso de internalizacin yreproduccin activa y contradictoria de los prejuicios racistas por parte de lasmismas personas discriminadas (1993, p. 168), pero adems es una formade protegerse, distanciarse, ocultarse, separarse de aquello que es negro, feo,sucio, pobre. De este modo, la prctica violenta de la dominacin se hace inne-cesaria porque la internalizacin del racismo y la culpabilizacin de la vctimagarantizan que el otro se distancie, se excluya, asuma sin reclamo los lmitesimpuestos de manera cotidiana.

    Sin embargo, cuando se transita por los espacios de la dominacin de maneradistinta a la que la discriminacin exige, cuando se pretende modificar la estruc-tura social racializada o cuando la cercana social es mayor, el racismo se hacems explcito (aunque seguir sin admitirse su existencia). Es as como el pro-

    yecto de transformacin del sistema educativo impulsado en 2001, dondeactivistas indgenas y afrovenezolanos promovan la incorporacin de los apor-tes de sus culturas originarias, as como mayores referentes positivos para estosgrupos tnicos, fue rechazado y ridiculizado por algunos sectores sociales8.

    Muchos de los aspectos propuestos para esa transformacin y no slo conrelacin a la educacin intercultural, fueron objeto de fuerte confrontacin,afirma Yorelis Acosta (2007) que las primeras protestas en contra del Gobiernodel presidente Hugo Chvez se dieron en respuesta a la poltica educativa.

    Sobre el tema que nos ocupa, la posibilidad de incorporar en los patrones deenseanza las luchas antiesclavistas o las cosmovisiones indgenas fue objetode burla por quienes en manifestaciones de calle o a travs de programas televi-sivos se oponan a estos cambios, pero adems se alertaba sobre la prdida de laestructura occidental de la sociedad venezolana y la peligrosa tergiversacin

    8/ En el ao 2001 se emprendi una trans-formacin del sistema educativo que anhoy no ha logrado consolidarse; ese aola Asamblea Nacional aprob en primeradiscusin un proyecto de reforma de laLey Orgnica de Educacin, vigente desde1980; se dict el decreto 1.011 que com-prenda la reforma del reglamento delejercicio de la profesin docente, y se dis-cuti particularmente sobre el Plan Edu-

    cativo Nacional diseado en 1999.

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    de la historia (Casanova 2001, s.p.). odos estos argumentos tenan en comnuna defensa de la visin eurocntrica como nica interpretacin vlida, y unaenunciacin de la idiosincrasia del venezolano con referencia directa a Occi-

    dente y en menosprecio de las races indgenas o africanas.Innegablemente, una reforma curricular implica impactar sobre lo que se

    valora y se difunde como conocimiento y, por tanto, una irrupcin a los espaciosde poder histricamente consolidados. La reforma curricular sigue siendo unademanda de las organizaciones afrovenezolanas en la construccin de una socie-dad multitnica y pluricultural.

    Quiz en situaciones donde los mecanismos de control social son quebrantadoso se muestran ms dbilmente, la permisividad frente a manifestaciones de

    racismo aumenta, los das del paro petrolero y tras el golpe de abril de 2002,la agresividad liberada hacia dirigentes polticos se sustent notablemente enargumentos raciales; Jess Mara Herrera Salas (2004) y Jun Ishibashi (2008)hablan de una racializacin del discurso poltico que fue ms claramente per-cibido esos das.

    ras una revisin del discurso racista en Argentina, Brasil, Colombia y Vene-zuela, eun Van Dijk seala que as como en estos pases el discurso racista oraly escrito prefiere los temas negativos sobre los Otros, en contraste con temaspositivos sobre Nosotros, la representacin negativa del Otro se inserta enuna retrica positiva sobre cun tolerante somos Nosotros y qu orgullososestamos de vivir en un pas multicultural (Van Dijk 2007, p. 29).

    En nuestro caso, la retrica comprende dos de nuestros fracasos cognosciti-vos ms exitosos, que somos un pas mestizo y que somos un pas de iguales.Por tanto, el mestizaje como ideologa es componente importante de nuestroracismo. Spivak (2008, p. 37) seala, con relacin a los hallazgos de los estudios

    de la subalternidad, que toda la historiografa de lite est en s misma consti-tuida por fracasos cognoscitivos y que este xito-en-el-fracaso se debe al usosofisticado del vocabulario y conveniente de la evidencia, el discurso del pasmestizo funciona como fracaso cognoscitivo exitoso, pues no es cuestionadoaunque encubre situaciones de desigualdad, asimismo tenemos una obsesin

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    generalizada con la enunciacin de la igualdad que ms que una realidad es unprejuicio nacional.

    Cuestionando la ideologa del mestizajerea (2001) y Berglund (2004) tras la revisin de documentos oficiales, oficios,leyes de migracin, discursos demuestran cmo durante el siglo venezolanose privilegiaba la entrada al pas de personas de origen europeo y se prohibaexpresamente la entrada de chinos, rabes, negros antillanos, judos. Inclusoen algunos discursos, Prez Jimnez expone explcitamente la necesidad demezclar nuestro componente con los europeos para mejorar la raza.

    Con la llegada del populismo, el auge petrolero y la democracia representa-

    tiva, la Venezuela contempornea se consolid ideolgicamente como un pasmestizo, de donde ser mestizos va a ser entendido como sinnimo de iguales.Esto permiti justificar el modelo de democracia a implantar frente a los pre-ceptos positivistas que promulgaban que el pueblo no haba evolucionado losuficiente para escoger a sus gobernantes. Pero a su vez, la ideologa del mes-tizaje ha servido para subordinar las diferencias al ideal dominante, callar ladiscusin sobre las desigualdades, y negar las luchas y los conflictos que signi-fican nuestra interculturalidad.

    El discurso del pas mestizo, al menos hasta finales del siglo pasado, estuvodirigido a exaltar la asimilacin, la aculturacin y, en el caso especfico de losy las afrodescendientes, la desafricanizacin. Esto bajo el precepto de que ladesigualdad reside en las diferencias, tanto en las diferencias fsicas observa-bles como en las diferencias culturales, de este modo eliminar las diferenciasse converta en el objetivo lgico para acabar con las desigualdades. Inclusoel blanqueamiento o la vergenza tnica refleja el inters en separarse del

    grupo racializado y de extraer de s, en tanto sea posible, todo lo que le exhibacomo diferente para evitar as el racismo y la discriminacin racial.Por otra parte, la premisa aqu todos somos iguales encierra un deseo,

    una ambicin pero esconde, bajo una recreacin discursiva de la igualdad, lasbrechas y desigualdades entre los grupos sociales. Utiliza como evidencia casos

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    individuales de ascenso social aunque stos no impliquen una transformacinde la estructura social racializada (a propsito de los fracasos cognoscitivos), conlo cual el problema del racismo se individualiza negando, a su vez, la existencia

    de una sociedad racista. La ideologa del mestizaje, de este modo, permite expli-caciones sobre las situaciones de desigualdad social distanciadas de la raza, elracismo y la discriminacin, y permite asumir argumentos ms liberales comola responsabilidad individual, las lgicas de mercado, diferencias de clase, etc.Segn esto, el ascenso social es posible para todos independientemente de lacadena de desigualdades que se acumulan sobre los grupos histricamente dis-criminados y vulnerabilizados.

    Ms aun, la tesis de que de la interaccin entre culturas surge una nueva

    identidad que representa una mezcla homognea, mixtura de todas stas,oculta las tensiones, los procesos de lucha y resistencia, en tanto deja de ladolas condiciones asimtricas y de subordinacin en que se dan estas relaciones;donde la sociedad dominante bombardea con su cultura al grupo minorizadoal tiempo que se protege de los aspectos que percibe antagnicos. Aunque elgrupo minorizado tambin presta y toma prestado el resultado dista de unamezcla homognea. Por su parte,

    el discurso folklorista-nacionalista termin absorbiendo esos elementos cul-turales hasta resemantizarlos y descontextualizarlos de la tradicin, historiay lucha afrovenezolana. As, atuendos, msicas, danzas, arte culinario y for-mas de organizacin social, entre otros, terminaron desprovistos del sentidoideolgico y de resistencia cultural con el cual haban sido producidos y arti-culados (Ayala y Mora 2008, p. 14).

    Esto contribuy a la idea de aceptacin y orgullo de las diferencias, no obs-tante vaciaba de sentido las representaciones sociales y culturales ms aceptadas

    como la danza y la msica, mientras invisibilizaba o estigmatizaba otras, comolas formas de organizacin o las prcticas religiosas.La ideologa del mestizaje, atendiendo a la diversidad de rostros y pieles que

    nos conforman, omite los malentendidos que signan nuestros vnculos aun en

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    el mbito ms cercano de la familia y la amistad. Los prejuicios, los refranes, lasmximas, dan cuenta del pensamiento negativo sobre los y las afrodescendien-tes que se expresa de forma cotidiana en la mayora de las casas venezolanas, de

    all que la idea de mejorar la raza, por sealar slo un ejemplo, con frecuenciasiga siendo un criterio para estimular la escogencia de pareja.

    Por ltimo, as como tenemos una larga sucesin de argumentos para sos-tener y afianzar la ideologa del mestizaje aunque el racismo y la desigualdadse nos pongan en frente, el silencio le acompaa como estrategia de pacifi-cacin. Se cree que el problema desaparece cuando no hablamos de l y quediscutirlo es por tanto atizar el conflicto. Desde el movimiento social afrovene-zolano, se cuestiona este orden racializado y, por tanto, se cuestiona la ideologa

    que lo sustenta. El mestizaje como ideologa expresa una secuencia de signi-ficados que es preciso desestabilizar, romper. Es preciso desarmar el discursodel pas mestizo, igualitario y pacfico, de modo que sea posible sincerar laszonas de disputa, comenzar a valorar y consolidar las diferencias, entendiendoque el problema no reside en las diferencias sino en las desigualdades que sesustentan en stas.

    Lograr el quiebre de la subjetividad dominada implica desaprender los pre-juicios, el racismo, la afirmacin de que somos mestizos, as como propiciar laconstruccin de nuevas representaciones que favorezcan la descolonizacin delos imaginarios sociales. El movimiento afrovenezolano est deconstruyendola idea del negro, a travs de una interpelacin constante sobre los prejuiciosy estereotipos en la cotidianidad, y construyendo un discurso poltico desde laperspectiva tnico-racial que posibilite la creacin de nuevas subjetividades.

    Creando nuevas subjetividades

    En este sentido, como pensamiento subversivo e insurgente la afrodescen-dencia se orienta al quiebre de la subjetividad dominada pero tambin a lacreacin de nuevas subjetividades que nos permitan relacionarnos en las tantasformas de ser, estar, pensar. Por esta razn, los y las activistas del movimiento

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    social afrovenezolano nos levantamos en oposicin a todas las formas de opre-sin. La lucha es contra el racismo, la discriminacin racial, la xenofobia, almismo tiempo que contra el capitalismo, el machismo, la homofobia, el sexismo.

    La creacin de nuevas subjetividades requiere liberar el lenguaje de ladominacin, de all el inters en develar los preceptos racistas en los chis-tes, los refranes, los dichos, pero adems en el uso de aquellas palabras que,teniendo su origen en las luchas antiesclavistas por ejemplo, llegan al presenteen forma peyorativa. As, la palabraquilombo, que tiene su origen en el Congo-

    frica, y era una forma de organizacin poltica y militar utilizada en la luchacontra la esclavizacin que dio lugar en nuestra Amrica a la conformacinde territorios de libertad o quilombos, lleg al presente como sinnimo de

    desorden, rochela, lo, despojado totalmente del contenido poltico y socialoriginario, pero adems vuelto a llenar de significado negativo.

    En otro sentido, algunas palabras fueron creadas para la dominacin: negro,otras le fueron tiles: esclavo. Sobre la primera no dir ms que nosotros ynosotras nos renombramos y nos representamos activamente en la afrodescen-dencia a la vez que hacemos frente a la estrategia de desafricanizacin. Sobre lasegunda, la palabra esclavohace pensar en una condicin innata para la obedien-cia o que se asume pacficamente, mientras que la palabra esclavizadopone elacento en el insurgente, en los procesos de resistencia y en el hecho de que fuerontrados y tradas a estas tierras en contra de su voluntad.

    Este proyecto de emancipacin social precisa deconstruir la forma en quecreemos conocer al Otro, mostrar cmo en lo deliberadamente no existente (ovaco) se esconden conocimientos, prcticas sociales, tradiciones de lucha queen su reconstruccin evidencian potencialidades para la transformacin. Unode estos aspectos no existentes es la potencialidad de lucha de los africanos,

    las africanas y por tanto de sus descendientes. Desde el movimiento social afro-venezolano se ha incentivado un trabajo por reescribir la historia y el significadode la lucha de quienes desde estas tierras iniciaron caminos emancipatorios,existe un compromiso declarado en desplazar los campos discursivos de donde

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    la iniciativa para tal cambio se sita en el insurgente o subalterno, tomandola expresin de Spivak con relacin a los estudios poscoloniales (2008, p. 34).

    Siendo que lo que conocemos de la historia de resistencia antiesclavista est

    contenido en los documentos oficiales y en textos que hacen la historiografaoficial, la propuesta es un ejercicio de lectura que trate de incluir a quienes notuvieron voz ni letra, preguntarse en cada lnea por el o la no-dominante. Deeste modo, en lo que ha sido interpretado como salvajismo, es posible leer lavoluntad de resistir y la intencin de fracturar el orden existente. Visibilizarlos procesos de lucha permite romper con la normalizacin y naturalizacinde la dominacin, por tanto, desplazar el discurso de siempre ha sido as a losafricanos, las africanas y sus descendientes como personas activas que opu-

    sieron resistencia frente a un proceso de dominacin sangriento. No se trata,sin embargo, de exaltar el pasado africano en la nostalgia sino de exaltar lasluchas como ejemplos de las posibilidades de transformacin en el presente.

    Otro de los puntos de inters del movimiento social afrovenezolano ha sidomirar la escuela. Es posible afirmar con Van Dijk que ms que cualquier otro dis-curso, los discursos de la enseanza definen las ideologas oficiales y dominantes.Sin suscitar demasiados debates o controversias, afirman el Conocimiento y laOpinin Oficial (2007, p. 32). Lo que se ensea sobre las comunidades afrodes-cendientes en la educacin bsica tiende a consolidar los prejuicios y estereotiposracistas y a fortalecer los desaciertos de esta sociedad racista.

    En este sentido, resalta el trabajo de Mayling Bermdez (2009) con relacina la imagen de los afrovenezolanos y las afrovenezolanas en los textos de his-toria utilizados en la formacin para la educacin inicial y bsica, de dondese desprenden dos aspectos importantes para el proceso de conocimiento yrelacionamiento con los y las afrodescendientes; por un lado, los programas

    [educativos] estn plagados por la invisibilidad de la comunidad afrovenezo-lana (Bermdez 2009, p. 120); por otro, cuando la escuela hace referenciaa los y las afrodescendientes lo hace desde una visin restringida a su papelcomo esclavos9en el proceso de colonizacin, su fortaleza fsica por tanto

    9/ Resulta ms pertinente hablar de esclaviza-dos, sin embargo conservamos el trminoesclavos para resaltar la reproduccin deprejuicios en la educacin bsica.

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    su supuesta disposicin natural para cierto tipo de trabajoy los estereotiposasociados a la danza, los festejos, lo exuberante y lo extico. Slo cuando seensea sobre la conquista y la colonizacin aparecen la poblacin indgenay afrodescendiente en los libros de historia, luego otros son los protagonistas.Resalta la autora que esto no es fortuito, la estrategia es exaltar a aquellos quese consideran portadores del modelo a seguir mientras se disminuye lo queesperamos dejar en el pasado.

    La visin que la poblacin, en general, posee del componente afrovenezolanose reduce a favorecer su laboriosidad, exaltar su rol como trabajadores fuer-tes y su inclinacin a la fiesta, al bochinche, as como al aprecio a la belleza

    corporal, mientras el resto del ser y los aportes positivos de este grupo tnicoson menospreciados () creando un imaginario colectivo vago, incierto,falso, deformado, basado en la imagen de los grupos dominantes, exclu-yendo a los afrodescendientes de las polticas educativas, as como del restodel devenir cotidiano, por lo cual la gente nace y crece anhelando tener delcaf con leche, ms leche que caf (Bermdez 2009, p. 123).

    As como la reproduccin de estereotipos negativos es indispensable paramantener, sin mayor alarma en la poblacin, una situacin estructural de dis-criminacin, la creacin de nuevos elementos cognoscitivos relacionados conlas y los afrodescendientes podra permitir a las personas afrovenezolanas enedad formativa hacer propios referentes positivos donde su subjetividad sevea reflejada, adems de estimular la creacin de condiciones ms favorablesa las relaciones sociales. Es por esto que para el movimiento social afrovene-zolano impactar sobre el mbito formativo es un objetivo central en la labor dequebrantar la subjetividad dominada y en la creacin de nuevas subjetividades.De all que la reforma curricular y la educacin intercultural sean de las estra-

    tegias reivindicativas ms intensamente exigidas.Adems de la escuela, la televisin funciona como medio de socializa-cin y, por tanto, de reproduccin de prejuicios y conductas estereotipadas.La televisin ayuda a un proceso de identificacin negativa donde los y las

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    afrodescendientes se interpretan a partir de la imagen que la televisin les dade las personas que se ven como ellos y ellas.

    Auto-reconocimientoComo hemos visto, el dominio de la subjetividad se ejerce por mltiples fren-tes, de modo que reconocerse afrodescendiente y, por tanto, asumir toda lacarga ancestral que implica ser herederos de una cadena de desventajas, iden-tificar la injusticia, levantarse contra ella y desdecir lo que hasta ahora ha sidodicho, no resulta una tarea sencilla. Para el movimiento social afrovenezolanoel auto-reconocimiento es un proceso fundamental para la accin, pues al

    mismo tiempo envuelve una lucha contra la discriminacin y contra la nocindesvalorizadora de s.

    Como proceso de identificacin, el auto-reconocimiento responde a lavoluntad de cada individuo, por ende, la identidad poltica afrovenezolana esopcional, no ineludible, sin embargo, la creacin de conciencia social y polticaen este proceso es posible gracias a lo que percibimos que tenemos en comno a lo que compartimos subjetivamente, se asumen as los procesos sociales ehistricos que nos configuran, las circunstancias de discriminacin asociadas yse define una postura poltica. Es primordialmente un proceso interno, dondeel otro y el grupo juegan un papel importante al ponernos en presencia de lacontradiccin, pero donde lo que se persigue no es el reconocimiento del otrosino que cada quien asuma su afrovenezolanidad.

    Este proceso de auto-reconocimiento implica nombrarse a s mismo y,por tanto, ser agente activo y consciente en la construccin de su identidaddentro de la heterogeneidad que implican los diferentes contextos, realida-

    des y las otras identidades que se entrecruzan (sexualidad, clase, gnero). Elauto-reconocimiento tiene mucho de la poltica de identidad de la que hablaOchy Curiel (2008) en los inicios del movimiento afrodescendiente en AmricaLatina, en el sentido de que es el trabajo hacia adentro, slo que en nuestro caso

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    el trabajo hacia fuera es en paralelo. El auto-reconocimiento va asociado a laaccin social y a la exigencia de derechos sociales y polticos.

    La subjetividad es el espacio donde ms profunda y slidamente se ha insta-

    lado la colonizacin, no ser posible hablar de interculturalidad hasta expulsarlos prejuicios que nos invaden, es indispensable desaprender y deconstruir lasrepresentaciones negativas sobre los afrodescendientes y las afrodescendien-tes para construir nuevos saberes y nuevas subjetividades que nos permitandescolonizarnos, emanciparnos definitivamente, valorizar nuestra cultura,nuestra historia, nuestros rasgos fenotpicos, nuestra familia y a nosotros ynosotras mismas.

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