amicus curiae del isdeh - caso artavia murillo y otros vs costa rica (caso fiv)
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Amicus curiae presentado por el Instituto Solidaridad y Derechos Humanos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto del caso Artavia Murillo y otros vs Costa Rica (caso FIV).TRANSCRIPT
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Amicus Curiae presentado por el Instituto Solidaridad & Derechos Humanos, a través de su
presidente, don Reynaldo Bustamante Alarcón, Doctor en Derecho por la Universidad
Carlos III de Madrid, profesor universitario e investigador en ésta y otras casas de estudios,
conferencista y autor de varios libros jurídicos sobre su especialidad.
I. INTRODUCCIÓN
Este es un proceso donde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en
adelante la “Comisión”) ha demandado al Estado de Costa Rica ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (en lo sucesivo la “Corte IDH” o “Corte
Interamericana”), acusándola de haber violado desde el año 2000, mediante la prohibición
de la fecundación in vitro (en adelante la “FIV”) y en perjuicio de las presuntas víctimas,
los siguientes derechos: a la intimidad, la igualdad y no discriminación, la vida privada y
familiar y a formar una familia. Concretamente, la Comisión demanda que la Corte
Interamericana ordene a Costa Rica que: 1) levante la prohibición de la FIV; 2) regule la
FIV de manera que sea compatible con los estándares que la Comisión considera
aplicables; y 3) se repare integralmente a las presuntas víctimas tanto en el aspecto material
como moral. En tal sentido, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 44 de su
Reglamento, sometemos a consideración de la Corte IDH los fundamentos por los cuales
estimamos que la demanda de la Comisión debe ser desestimada, debiéndose liberar al
Estado de Costa Rica de todo cargo.
II. NO EXISTE UNA NORMA INTERNACIONAL QUE RECOJA UN DERECHO A ACCEDER A LA FIV. LOS LÍMITES DE LA FUNCIÓN INTERPRETADORA DE LA CORTE IDH
Para que la demanda de la Comisión resulte fundada, debe verificarse como
condición necesaria –aunque no suficiente– que: 1) existe un derecho humano a acceder a
la FIV, y 2) que ese derecho humano está recogido en la Convención Americana de
Derechos Humanos (en lo sucesivo “la Convención” o “Convención Americana”) o en los
demás instrumentos internacionales, vinculantes para Costa Rica, que le sean conexos. Esto
es así porque, según la propia norma de constitución de la Corte IDH (la Convención), ésta
sólo «tiene competencia para conocer de cualquier caso relativo a la interpretación y
aplicación de las disposiciones de esta Convención» (art. 62.3); en consecuencia, si no se
verifica que el acceso a la FIV es un derecho humano recogido en la Convención
Americana o –por extensión– en sus instrumentos internacionales conexos –que resulten
vinculantes para Costa Rica–, entonces la Corte IDH no podría concluir que Costa Rica
vulneró la Convención Americana al prohibir la FIV, en cuyo caso la demanda de la
Comisión tendría que ser desestimada.
Resulta fácil comprobar que no existe en la Convención Americana, ni en ningún
otro instrumento internacional conexo, norma alguna que recoja un supuesto derecho a
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acceder a la FIV, o norma alguna que obligue a Costa Rica a admitirla y regularla como tal.
Basta con leer sus respectivos textos para comprobarlo. Por esa razón la Comisión pretende
derivar este supuesto derecho de otros que sí están expresamente reconocidos en la
Convención, como son el derecho a la intimidad, a la igualdad y no discriminación, a la
vida privada y familiar y a formar una familia (artículos convencionales 11.2 y 17.2, entre
otros).
Si bien la Corte IDH tiene la facultad de interpretar la Convención Americana,
recordemos que su función interpretadora está sujeta a los parámetros establecidos en la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, cuyo artículo 31.1 exige que la
interpretación de todo tratado –entre ellos la Convención Americana y sus instrumentos
conexos– sea hecha «de buena fe conforme al sentido corriente que haya de atribuirse a los
términos del tratado en el contexto de estos y teniendo en cuenta su objeto y fin”. El
numeral 4 de este mismo artículo advierte que sólo “se dará a un término un sentido
especial si consta que tal fue la intención de las partes».
Pues bien, no hay un solo término en la Convención Americana del que, según su
sentido corriente, pueda desprenderse la existencia de un derecho a acceder a la FIV, y
mucho menos una supuesta obligación de los Estados para aceptarla y regularla. Es más, ni
en dicho instrumento internacional, ni en ningún otro, consta que los Estados parte hayan
querido otorgar a alguno de sus términos el sentido de obligarlos a aceptar y/o regular esta
técnica de reproducción asistida. Por otro lado, el principio de buena fe, al que se refiere el
artículo 31.1 de la Convención de Viena, como regla de interpretación de tratados, nos lleva
a igual conclusión. La doctrina y jurisprudencia comparada es uniforme en señalar que la
buena fe exige –entre otros preceptos– que los tratados se interpreten «conforme a la
intención de las partes y a los fines en vista de las cuales ella se formó»1.
Costa Rica siempre ha tenido una tradición de defensa de la vida y, en especial, de
defensa de la vida del concebido. Desde su promulgación en 1949, su Constitución
establece que «La vida humana es inviolable» (artículo 21); y desde 1973 (con la reforma
introducida por el Código de Familia, Ley Nº 5476), el artículo 31 de su Código Civil
precisa: «La existencia de la persona física principia al nacer viva y se reputa nacida para
todo lo que le favorezca desde trescientos días antes de su nacimiento». Normas que, desde
1998, encuentran complemento en el Código de la Niñez y la Adolescencia (Ley Nº7739),
según el cual: «La persona menor de edad tiene el derecho a la vida desde el momento
mismo de la concepción» (artículo 12). Una tradición reafirmada por su jurisprudencia,
como ocurre con la emitida en 1990 por su Tribunal Constitucional, cuando exige que las
«normas deben entenderse e interpretarse en relación con los artículos 21 constitucional y
4.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que establecen el principio de
que la vida humana se protege desde la concepción»2. Esta defensa de la vida del
1 WIEACKER, Franz. El principio general de la buena fe, segunda edición, Madrid, Civitas, 1986, p.
12. Véase también: NOVAK, Fabián y otro. Derecho Internacional Público, Tomo I, Lima, PUCP, p. 396. 2 Sentencia 647-90. Sala Constitucional de la República de Costa Rica.
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concebido fue tenida en cuenta por Costa Rica al momento de suscribir y ratificar la
Convención Americana (como se pudo escuchar de la exposición de su Agente el día de la
audiencia ante la Corte IDH), tal como lo hicieron los demás Estados que decidieron ser
parte de ella, pues su propio articulado, en su numeral 4.1 reconoce: «Toda persona tiene
derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a
partir del momento de la concepción».
Por lo expuesto, si la propia Convención Americana protege el derecho a la vida de
toda persona desde la concepción; y si la tradición jurídica de Costa Rica demuestra que
siempre fue defensora del derecho a la vida del concebido (mucho antes de que ratificara la
Convención Americana); resulta evidente que Costa Rica nunca tuvo –ni pudo tener– la
intención de obligarse a aceptar y/o a regular una técnica que, como la FIV, supone la
afectación del derecho a la vida del concebido. Por consiguiente, aplicando el principio de
buena fe en la interpretación de los tratados –recogido en el artículo 31.1 de la Convención
de Viena–, de ninguna manera puede interpretarse cualquier norma de la Convención
Americana –u otro instrumento internacional– en el sentido de que ella obliga a Costa Rica
a aceptar y/o a regular la FIV. En tal sentido, ni siquiera una interpretación dinámica o
extensiva sobre la Convención Americana (o cualquier otra fuente internacional) podría
llevar a concluir que Costa Rica está obligada a aceptar y regular la FIV.
Si la Convención Americana, o cualquier otro tratado vinculante para Costa Rica,
no contiene esa obligación; entonces, se concluye que la Corte IDH no puede imponerla, es
decir, no puede obligar a Costa a Rica a hacer algo que las normas internacionales no le
obligan, y mucho menos para conocer su alegada inejecución.
Por si fuera poco, en vista de que la Convención Americana reconoce que ninguna
de sus disposiciones puede ser interpretada en el sentido de limitar la mayor protección que
puedan otorgar los Estados a los derechos que ella recoge (artículo 29); entonces, se
confirma que la Corte IDH no puede obligar a Costa Rica a que adopte una regulación
sobre la FIV, pues tal decisión vulneraría la mayor protección que otorga Costa Rica al
derecho a la vida del concebido (previsto en el artículo 4.1 de la Convención Americana) al
prohibir esta técnica de reproducción asistida. Aceptar lo contrario, significaría vulnerar la
soberanía de Costa Rica.
Finalmente, para lo que a este apartado respecta, apréciese que la Corte IDH no es
competente para decidir si los Estados deben aceptar o regular la FIV, porque esa es una
decisión soberana que deben adoptar los Estados a través de sus procedimientos
democráticos (por ejemplo, parlamentarios). En ese orden de ideas, los ciudadanos tienen
derecho a participar, deliberar y decidir sobre la FIV, en ejercicio de sus derechos políticos
y de participación democrática, reconocidos por la Convención Americana (artículo 23 y
otros). Si la Corte IDH impusiera su competencia en este asunto, violaría esos derechos
humanos.
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III. EL ACCESO A LA FIV NO CUMPLE CON LOS REQUISITOS PARA SER CONSIDERADO COMO UN DERECHO HUMANO
Sin perjuicio de lo anteriormente expuesto, y a efectos de continuar con el análisis,
asumamos por un momento que no existen los impedimentos formales antes denunciados,
que hacen jurídicamente imposible que la Corte IDH pueda derivar la existencia de un
derecho humano a la FIV y/o obligar a Costa Rica a aceptarla y regularla. Analicemos esta
vez esta misma problemática pero desde un punto de vista diferente; esto es, examinemos si
la pretensión de acceder a la FIV (entiéndase en sentido amplio: voluntad, interés, pedido,
etc.) cumple o no con los requisitos para ser positivizada (incorporada al Derecho) como un
derecho humano. Evidentemente si no cumple con esos requisitos no puede ser considerada
como un derecho humano y, por tanto, no se puede obligar a Costa Rica a aceptarla o
regularla.
El problema aquí consiste en determinar si es posible derivar de alguna de las
normas recogidas en la Convención, o en sus instrumentos internacionales conexos, un
supuesto derecho humano a acceder a la FIV. Evidentemente no nos estamos refiriendo a
una derivación caprichosa, impuesta simplemente por la voluntad del intérprete o de quien
ostenta el poder jurídico para hacerlo; sino a una derivación razonable, sustentada en el
cumplimiento de los requisitos que debe cumplir toda pretensión que aspire a ser
considerada un derecho humano. Por esa razón, la doctrina especializada recuerda: «el
Poder que puede dar normas formalmente válidas, no puede, por su voluntad, crear fuera
del contexto, e incluso con principios contradictorios, derechos fundamentales», llamados
también derechos humanos. «Puede eso sí, en el propio contexto de los valores de los
derechos fundamentales crear un nuevo derecho fundamental, y en ese sentido incluso, el
Derecho positivo puede ser, un elemento de progreso en la teoría de los derechos
fundamentales». Sin embargo, agrega: «no puede bautizar como derecho fundamental a
aquello que está en las antípodas de estos valores creados en el mundo moderno, que no son
permanentes, que son históricos, pero que no son arbitrarios»3.
La doctrina especializada es pacífica en señalar que, para que una pretensión sea
considerada como derecho humano, debe cumplir por los menos con dos requisitos. En
primer lugar, ser susceptible de positivarse como derecho subjetivo, esto es, de convertirse
en una norma jurídica que otorgue a sus titulares el poder de exigir algo a otro. Y, en
segundo lugar, que tenga una fundamentación moral fuerte, en el sentido de ser
universalizable como medio para que cualquier persona pueda avanzar con ella hacia el
desarrollo integral de su dignidad. Gregorio PECES-BARBA, uno de los filósofos del
Derecho más reconocidos de nuestro tiempo, y creador de una de las escuelas más
prestigiosas sobre derechos humanos, es categórico al respecto: «No tendrá sentido, en este
planteamiento, hablar de la fundamentación de un derecho que no sea luego susceptible en
3 PECES-BARBA, Gregorio. “Notas sobre el concepto de derechos fundamentales”, “Notas sobre el
concepto de derechos fundamentales”, en: Libertad, poder, socialismo, Civitas Monografías, Civitas, Madrid,
1978, pp. 198-199.
5
ningún caso de integrarse en el Derecho positivo. Tampoco tendrá sentido hablar del
concepto de un derecho, al que no se le pueda encontrar una raíz ética vinculada a las
dimensiones centrales de la dignidad humana». Y agrega: «Si llegamos a la conclusión de
que una pretensión justificada moralmente y con una apariencia de derecho fundamental en
potencia, de esas que algunos autores llaman ‘derechos morales’ no se puede positivizar, en
ningún caso, por razones de validez, o de eficacia, por no ser susceptible de convertirse en
norma o por no poder aplicarse, por su imposible contenido igualitario, en situaciones de
escasez, no podríamos considerar esa fundamentación relevante, como la de un derecho
humano»4. Rafael DE ASÍS, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos
III de Madrid, lo resume perfectamente: «a) sin justificación moral no hay derecho
fundamental y, b) sin incorporación al Derecho no hay derecho fundamental» (en el sentido
de estar reconocido por el Derecho positivo); por lo tanto, concluye: «allí donde el Derecho
no reconoce derechos fundamentales los ciudadanos no los poseen», pero «aquellos
derechos que el Ordenamiento jurídico considera como fundamentales, y que no tienen una
justificación moral, no deben ser así denominados»5.
En el presente caso demostraremos que, más allá de las posiciones ideológicas que
se puedan asumir, o de los problemas de infertilidad humana (que por cierto, deben ser
adecuadamente diagnosticados y tratados por un sistema sanitario que se precie de serlo), el
acceso a la FIV no cumple con los requisitos para ser considerado como un derecho
humano.
1. EL ACCESO A LA FIV NO PUEDE SER ADMITIDO COMO UN DERECHO SUBJETIVO: NO EXISTE EL
DERECHO A TENER UN HIJO
Sin pretender simplificar su concepto, se define al derecho subjetivo como «la
adscripción a todos y cada uno de los miembros individuales de una clase de una posición,
situación, aspecto, estado de cosas […] que se considera por el sistema normativo un bien
tal que constituye una razón fuerte para articular una protección normativa en su favor a
través de la imposición de deberes u obligaciones, la atribución de poderes e inmunidades,
la puesta a disposición de técnicas reclamatorias, etc.»6. Conforme a ello, para positivizar
una determinada pretensión como derecho subjetivo, ésta tiene que ser susceptible de
convertirse en norma y de ser eficaz mediante la realización de un comportamiento de dar,
de hacer o de no hacer a cargo de otro. Si la pretensión no es susceptible de convertirse en
norma (por ejemplo, porque es inválida, como ocurre con la propiedad sobre otro ser
humano) o de ser eficaz mediante la realización del comportamiento de otro (verbigracia,
4 Curso de derechos fundamentales. Teoría general (1995), con la colaboración de Rafael de Asís,
Rafael Fernández Liesa y Ángel Llamas Gascón, Universidad Carlos III de Madrid, Boletín Oficial del
Estado, Madrid, reimpresión de 1999, p. 104. 5 Sobre el concepto y el fundamento de los derechos: una aproximación dualista, Cuadernos
Bartolomé de las Casas, nro. 17, Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas, Universidad Carlos
III de Madrid, Dykinson, Madrid, 2001, p. 17. 6 LAPORTA, Francisco. “Sobre el concepto de derechos humanos”, en: Doxa, Cuadernos de Filosofía
del Derecho, Nº 4, 1987, p. 28.
6
porque no puede ser satisfecha por razones de imposibilidad natural, como ocurre con la
inmortalidad), entonces dicha pretensión no puede ser positivizada como un derecho
subjetivo. Como bien enseña la doctrina, a través de este análisis «se podrán establecer los
límites materiales del Derecho que no regulará relaciones imposibles entre hombres, como
sería una norma jurídica que estableciese la inmortalidad o la prohibición de morirse, ni
tampoco relaciones necesarias como las que derivan de la condición biológica humana»7.
Para determinar si el acceso a la FIV puede ser positivizado como derecho
subjetivo, es necesario tener en cuenta su objeto y analizar si éste resulta jurídicamente
válido y si es susceptible de ser realizado mediante el comportamiento de otro.
Al respecto, cabe recordar que la propia Comisión Interamericana define a la FIV
como «uno de los procedimientos comprendidos en las técnicas de reproducción asistida»
que «consiste básicamente en la extracción de óvulos de la mujer de sus ovarios y la
fertilización de los mismos fuera de su cuerpo para ser posteriormente re-implantados en el
útero». Añadiendo que «esta técnica se aplica cuando la infertilidad se debe a la ausencia o
bloqueo de las trompas de Falopio de la mujer, es decir, cuando un óvulo no puede pasar
hacia las trompas de Falopio para ser fertilizado y posteriormente implantado en el útero, o
en casos donde la infertilidad recae en la pareja de sexo masculino»8. Resulta entonces
evidente –conforme lo reconoce implícitamente la Comisión– que el objeto de la FIV no es
otro que procurar que una persona infértil pueda tener un hijo biológico.
Tal constatación nos lleva a la siguiente pregunta: ¿puede admitirse la existencia de
un derecho subjetivo a tener un hijo biológico?, es decir –conforme a la definición de
derecho subjetivo– ¿puede otorgarse a una persona el poder jurídico para exigir a otro un
comportamiento de dar, de hacer o de no hacer conducente a que esa persona pueda tener
ese hijo? No se trata de desconocer el anhelo de las personas a ser padres o madres, ni de
negar la relación que existe entre ese anhelo y sus planes de vida; pero sí de efectuar un
análisis de validez jurídica. Desde este punto de vista, la respuesta no puede ser otra que
negativa: no se puede admitir la existencia de un derecho subjetivo a tener un hijo porque
eso implicaría convertir a un ser humano, en este caso al hijo, en un objeto de derecho,
contrariamente a todas las normas sobre derechos humanos, que parten de considerar que el
ser humano es un sujeto de derecho, una persona con una eminente dignidad que debe ser
tratada como tal9.
7 PECES-BARBA, Gregorio. Introducción a la Filosofía del Derecho, Serie de Derecho, Debate,
Madrid, 1983, pp. 269-270. 8 Informe Nº 85/10, párrafos 63 y 64, presentados por la Comisión ante la Corte IDH, en el Caso FIV.
9 Explica Ernst TUGENDHAT: «en la medida en que [los seres humanos] se reconocen mutuamente
se constituyen como fines en sí; y reconocer a alguien como fin en sí, como portador de un valor absoluto,
significa no tratarlo como a un valor instrumental, y esto supone imponerse el precepto de no
instrumentalizarle. Y prosiguiendo la explicitación cabría decir que esto significa reconocerle como un sujeto
de derechos» (“La indefensión de los filósofos ante el desafío moral de nuestro tiempo”, en: Isegoría. Revista
de filosofía moral y política, traducción de Concha Roldán Panadero, nro. 3, abril de 1991, Madrid, p. 115).
7
En efecto, los instrumentos internacionales sobre derechos humanos consagran la
equivalencia entre «persona», «individuo» y «ser humano», junto con su correlativo
dignidad, reconociendo su calidad de sujeto de derecho. Lo acreditan, entre otros, la
Convención Americana que, en su artículo 1.2, dice: «Para los efectos de esta Convención,
persona es todo ser humano»; y el uso indistinto que se hace de estos dos términos en la
Declaración Universal de Derechos Humanos, como en el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos. También el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos
Humanos y Libertades Fundamentales, donde se utiliza casi en exclusividad el término
«persona» para referirse al ser humano. La Carta Africana sobre los Derechos Humanos y
de los Pueblos utiliza mayoritariamente el término «individuo» para referirse al ser
humano, pero también recoge la palabra «persona» como sinónimo. Por otro lado, la
vinculación de la dignidad con el ser humano, o con su condición de persona, así como su
elevación a una posición preeminente, como sujeto de derechos, también se encuentra
acreditada. La Declaración Universal de Derechos Humanos, por ejemplo, partiendo de
considerar en su Preámbulo «que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base
el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de la
familia humana», proclama en su artículo 1º que «todos los seres humanos nacen libres e
iguales en dignidad y derechos». El Preámbulo del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos –entre otros instrumentos internacionales– efectúa reconocimiento similar.
Una vasta doctrina ha seguido esta tendencia. Jesús GONZÁLEZ PÉREZ, por ejemplo,
afirma que «la dignidad de la persona constituye uno de los valores superiores que el
Derecho positivo no puede desconocer, como no puede desconocer los derechos a la misma
inherentes»10
; y Francisco FERNÁNDEZ SEGADO anota: «La elevación por el propio artículo
10.1 de ‘los derechos inviolables que le son inherentes’ (a la persona) a idéntica categoría
de fundamento del orden político» no es más que «la resultante obligada de la primacía del
valor constitucional último, la dignidad de la persona humana. Todos los derechos que la
Constitución proclama, de una u otra forma, se encaminan a posibilitar el desarrollo
integral del ser humano exigido por su misma dignidad»11
.
Ya en el siglo de las luces Immanuel KANT afirmaba: «el hombre, y en general todo
ser racional, existe como un fin en sí mismo, no simplemente como un medio para ser
utilizado discrecionalmente por esta o aquella voluntad»; por ese motivo, tanto en las
acciones dirigidas hacia su propia persona como en las orientadas hacia otros seres
racionales, «el hombre ha de ser considerado siempre al mismo tiempo como un fin».
Siendo un fin en sí mismo –prosigue–, cada ser humano es único, no puede ser sustituido
por nada ni por nadie porque carece de equivalente; no posee un valor relativo, es decir, un
precio, sino un valor intrínseco llamado dignidad. Una elevada calificación que exige de él
un comportamiento acorde con esa dignidad, tanto en sus relaciones con los demás, como
en las acciones orientadas a su propia persona. Por eso sentencia: «Obra de tal modo que
10
La dignidad de la persona, Civitas, Madrid, 1986, p. 82. 11
La dogmática de los derechos humanos –a propósito de la Constitución Española de 1978–,
Ediciones Jurídicas, Lima, 1994, p. 50.
8
uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al
mismo tiempo como fin y nunca simplemente como medio»12
.
La dignidad implica entonces que todos y cada uno de los seres humanos somos un
fin en sí mismo, que no tenemos precio y que no podemos ser utilizados como objetos ni
como simples medios. Implica que tenemos algo intrínsecamente valioso que no puede
entrar en el campo de lo negociable, de lo disponible, sea por parte del poder, de terceras
personas o del propio interesado. Indica la existencia en todos y cada uno de los seres
humanos de un ámbito inviolable que limita el discurso moral, político y jurídico, así como
las conductas y decisiones que se adopten en esos órdenes. Incluye la imposibilidad de que
el ser humano pueda ser objeto de intercambio por algo o por alguien, pues al ser único,
valioso, digno, el ser humano carece de equivalente13
. Ir en contra de ese límite –sea de
manera actual o potencial– haría a dicho discurso, conducta o decisión, una actuación
jurídicamente inválida y moralmente injusta, sin perjuicio de que, además, pueda resultar
políticamente inconveniente. Javier MUGÜERZA ha propuesto, en esa línea, al «límite de la
condición humana» como una de las restricciones éticas de todo discurso (el otro sería la
propia conciencia de cada ser humano), hasta el punto que «ninguna decisión colectiva, por
mayoritaria que fuese, podría legítimamente atentar contra ella sin atentar contra la ética»14
.
Y Pedro SERNA ha recordado que la dignidad «aparece por tanto como criterio
hermenéutico que limita, en cuanto a su validez, posibles interpretaciones de otros
principios […] que pudiesen tener efectos contrarios al respeto a la persona»15
.
Por tales razones, en el caso de los derechos subjetivos, la dignidad sirve como
referente para determinar qué pretensiones pueden ser consideradas como derechos
subjetivos y cuáles no, también para delimitar su contenido y ejercicio, así como para guiar
su desarrollo normativo. En general, no pueden ser derechos subjetivos aquellas
pretensiones que instrumentalicen al ser humano, que lo traten como un objeto o vayan en
contra de alguna de las dimensiones de su dignidad. De lo contrario, estaríamos al margen
de los derechos humanos y ante un acto jurídicamente inválido (por ser contrario a la
dignidad humana, como criterio material de validez jurídica), moralmente injusto (por ser
contrario al sentido de justicia que se expresa en las exigencias de esa dignidad) y
políticamente inconveniente (porque puede generar en un estado de cosas que someta a las
personas o neutralice sus procedimientos democráticos para tomar decisiones colectivas).
12
Fundamentación para una metafísica de las costumbres (1785), Humanidades, traducción y estudio
preliminar de Roberto R. Aramayo, Alianza Editorial, Madrid, 2002, pp. 114 y 116. 13
En palabras de Jesús GONZÁLEZ AMUCHASTEGUI: «Esa es la razón por la que los seres
humanos no somos una mercancía a la que se le asigna un precio, pues la mera asignación de un precio
implica que puede ser sustituido por algo de equivalente valor» (Autonomía, dignidad y ciudadanía. Una
teoría de los derechos humanos, ob. cit., pp. 421-422). 14
Desde la perplejidad. Ensayos sobre la ética, la razón y el diálogo, Fondo de Cultura Económica,
Madrid-México D. F., 1990, p. 681. 15
“La dignidad de la persona como principio del Derecho Público”, en: Derechos y Libertades, Revista
del Instituto Bartolomé de las Casas, nro. 4, año II, enero-junio de 1995, Universidad Carlos III de Madrid,
Boletín Oficial del Estado, p. 297.
9
En consecuencia, no puede admitirse la existencia de un derecho subjetivo a tener
un hijo porque eso significaría tratar a este ser humano como un objeto, como un simple
medio, vulnerando así su dignidad. Considerar a un hijo como un derecho (o más
precisamente como el objeto de un derecho) implica su cosificación y una relación de
dominio de los padres sobre los hijos, que va en contra de la igual dignidad de todos los
seres humanos. En otras palabras, no son los padres quienes tienen derecho a tener hijos,
son los hijos quienes tienen derecho a la protección y tutela de sus padres.
Por esas razones, y en vista de que la FIV tiene por objeto procurar a las personas
infértiles un hijo biológico, de ninguna manera se puede admitir que el acceso a la FIV es
un derecho subjetivo. De lo contrario estaremos ante una decisión moralmente injusta,
políticamente inconveniente y jurídicamente inválida, sustentada en la simple voluntad del
detentador del poder, es decir, ante un acto arbitrario. En esa mismo sentido se pronuncia
Jesús BALLESTEROS al afirmar que «no existe un derecho a tener hijos. Tenemos derecho a
las cosas, a los objetos, a una vivienda digna, a una educación, pero... ¿cómo se puede tener
derecho a un hijo? Un hijo es un sujeto, un ser humano, y no un objeto y precisamente la
FIV lo que hace es convertir a los hijos en objetos»16
Esta conclusión no queda desvirtuada por el hecho de que el artículo 17.2 de la
Convención Americana recoja «el derecho del hombre y la mujer a […] fundar una
familia». No queda desvirtuada porque el derecho a fundar una familia no comprende el
«derecho» a (entiéndase el poder de exigir a otro) un hijo. Y no podría comprenderlo
porque –como se ha visto– eso reduciría a este hijo, a este ser humano, a la condición de
objeto, a un simple medio, lo que va en contra del valor de la dignidad humana que exige
tratarlo como sujeto, como un fin en sí mismo, que no puede ser instrumentalizado bajo
ninguna circunstancia. Por ese motivo, el derecho a fundar una familia consiste en
exigencias tales como: 1) el derecho de las personas a que el Estado no les impida constituir
una familia, por ejemplo negando arbitrariamente esa calidad a uniones distintas al
matrimonio, vale decir: concubinatos; 2) el derecho a que las políticas públicas de
planificación familiar no impidan a las personas tener hijos de manera libre y natural, por
ejemplo, a través de técnicas como las estirilizaciones forzadas; y 3) el derecho a que el
Estado garantice una adecuada protección de la unidad y bienestar familiar. Todo ello en
armonía con el artículo 17.1 de la Convención Americana, y demás instrumentos
internacionales conexos, que dice: «La familia es el elemento natural y fundamental de la
sociedad y debe ser protegida por la sociedad y el Estado».
16
La Humanidad “in vitro”. Comares, Granada, 2002.
10
2. EL ACCESO A LA FIV NO PUEDE SER CONSIDERADO COMO UN DERECHO HUMANO: RESULTA LESIVA
Y RIESGOSA PARA LA VIDA Y LA SALUD
Asumamos ahora –simplemente para continuar con el análisis– que el acceso a la
FIV es un derecho subjetivo (supuesto que, como ha quedado demostrado en el acápite
anterior, es una hipótesis falsa). Como hemos visto, para que esta pretensión sea
positivizada como un derecho humano es necesario verificar, además, que tiene una
fundamentación moral fuerte, es decir, que es universalizable como medio para que
cualquier persona pueda avanzar con ella hacia el desarrollo integral de su dignidad. A
continuación demostraremos que el acceso a la FIV no puede ser considerado como un
derecho humano porque no es una pretensión universalizable al ser una técnica lesiva y
riesgosa para la vida y la salud.
2.1. La justificación moral fuerte como exigencia para admitir un derecho humano: el principio de universalidad orientado por la dignidad humana y los límites de la libertad de elección
El principio de universalidad exige que toda pretensión que aspire a ser considerada
como un derecho humano, no sea el producto de un subjetivismo ético, de un simple
capricho o arbitrariedad, sino que tenga una validez moral; esto es, que sea una elección
adoptada por la razón y susceptible de ser elevada a ley general al promover el desarrollo
integral de la persona; es decir, que todos puedan quererla igualmente porque satisface
intereses universalizables: la realización de las dimensiones de la dignidad humana. KANT
lo expresa de esta manera: «Obra sólo según aquella máxima por la cual puedas querer que
al mismo tiempo se convierta en una ley universal»; o dicho de otra forma: «Obra como si
la máxima de tu acción pudiera convertirse por tu voluntad en una ley universal de la
naturaleza»17
. Para logar ese propósito, las pretensiones que aspiren a ser consideradas
como derechos humanos (vale decir, como normas moralmente válidas) deben ser
determinadas con imparcialidad de modo tal que lo prescrito logre un reconocimiento
universal. Como explica Ernst TUGENDHAT, la imparcialidad supone tomar una decisión
«que tenga igualmente en cuenta a todos», requiere que nos pongamos mentalmente «–de
forma hipotética– en [el] lugar de todos los demás»”18
.
Con tal planteamiento se excluyen las concepciones éticas egoístas y utilitaristas.
No sería posible admitir como derecho humano una pretensión sustentada en una moral
calculada, sea a favor de la mayoría o del individuo que la esgrime, sino que los derechos
humanos deben estar sustentados en principios universalizables, aunque no produzcan
beneficios en un caso concreto. Tampoco podría ser admitida como derecho humano una
pretensión sustentada en planteamientos dirigidos a obstaculizar, dañar o impedir el
desarrollo integral del ser humano o que le someta a una situación de indignidad. De esta
manera se pretende evitar que unos se beneficien indebidamente a costa de los demás y, en
17
Fundamentación para una metafísica de las costumbres, ob. cit., p. 104. 18
Problemas de ética, Crítica, Barcelona, 1988, pp. 114 y 134.
11
general, garantizar que las normas o elecciones sean compatibles con la igual dignidad que
corresponde a todas las personas. La asunción de este principio hace que el punto de vista
moral sea una operación de universalización de las máximas e intereses controvertidos en el
que las partes valoran imparcialmente los intereses de todos, trascendiendo el contexto
social o cultural en el que se encuentren y las circunstancias contingentes que puedan
existir, a fin de adoptar una decisión moralmente válida susceptible de ser aceptada por
todos19
.
Resulta importante insistir en que el principio de universalidad se encuentra
orientado siempre por la eminente dignidad de la persona. Esta se presenta racionalmente
como su fundamento y como la meta última que persiguen, como el principal referente que
delimita sus exigencias y permite establecer su significado práctico. El propio KANT lo
expresa de esta manera: «Si debe darse un supremo principio práctico y un imperativo
categórico con respecto a la voluntad humana, ha de ser tal porque la representación de lo
que supone un fin para cualquiera por suponer un fin en sí mismo constituye un principio
objetivo de la voluntad y, por lo tanto, puede servir como ley práctica universal. […]. El
imperativo práctico será por lo tanto este: Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto
en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin y
nunca simplemente como medio», es decir, conforme a la dignidad. Y continúa: «Pues decir
que debo restringir mi máxima en el uso de los medios hacia todo fin a la condición de su
universalidad como ley para todo sujeto, equivale a decir que el sujeto de los fines, o sea, el
propio ser racional, tiene que ser colocado como fundamento de todas las máximas de las
acciones nunca simplemente como medio, sino como suprema condición restrictiva en el
uso de todos los medios, es decir, siempre y simultáneamente como fin»20
.
Por esa razón, la libertad de elección de los individuos no es –ni puede ser– una
libertad sin referente ético. Si bien ella permite a todo individuo, dotado de razón y de
voluntad, autodeterminarse racionalmente para regir su propio comportamiento –más allá
de los condicionamientos externos que puedan presentarse–; no es una libertad que pueda
ejercitarse en contra de la dignidad de la persona. Si la libertad de elección es uno de los
rasgos que caracteriza la condición humana, uno de los fundamentos de su eminente
dignidad; entonces, no puede dar lugar –válidamente– a una elección contraria a esa
condición, a la eminente dignidad que le corresponde. Antes bien, debe orientarse a
maximizar todas sus dimensiones, a alcanzar la libertad moral, su desarrollo integral. Como
consecuencia de ello, no toda elección vale, o vale lo mismo, desde esta perspectiva moral.
La dignidad del ser humano encauza la elección para que pueda ser moralmente correcta.
Gregorio PECES-BARBA lo resume claramente: «La moral es precisamente la utilización
19
Lo dice también Jürgen HABERMAS en: “Aclaraciones a la ética del discurso” (1991), publicado
en: Aclaraciones a la ética del discurso, Colección: Estructuras y Procesos, traducción de José Mardomingo,
Trotta, Madrid, 2000, pp. 132-133. 20
Fundamentación para una metafísica de las costumbres, ob. cit., pp. 115-116 y 128.
12
correcta de la libertad de elección»21
. Esta conclusión vale tanto para las elecciones que el
ser humano adopte respecto de sí mismo, como para las que adopte en relación con los
demás. Por eso sus decisiones, para ser moralmente válidas, además de no ser impuestas,
deben tener una vocación de universalidad orientada por la eminente dignidad de la
persona. La explicación la da el citado autor: «Este ideal de la dignidad humana supone el
mutuo reconocimiento de esa condición entre todos los hombres. No sería posible si unos
reclamasen para sí esa dignidad, sin reconocérsela a los demás»22
.
La libertad de elección, entonces, debe estar orientada siempre a la plena realización
de todas las dimensiones del ser humano, si pretende ser una elección coherente con la
dignidad y obtener la protección del poder político y de su Derecho; es decir, no debe dar
lugar a decisiones que menoscaben alguna de las dimensiones del ser humano –sea del
propio individuo que toma la decisión o de los demás–, porque eso significaría actuar en
contra de la condición humana. Significaría tratar a la persona no como fin, sino como un
objeto, como un simple medio. En ese caso, estaríamos ante un comportamiento inmoral
por indigno, sin perjuicio de que además resulte inconveniente desde el punto de vista
político e inválido desde el enfoque jurídico. Lo explican T. MELENDO y L. MILLÁN-
PUELLES: «La dignidad humana va mucho más allá del simple arbitrio, entendido como
mera capacidad de optar […] la innegable excelsitud del sujeto humano se infiere sin
posibilidad de equívocos de su intrínseco poder de autodeterminación solo cuando este se
advierte con perspicacia en la totalidad de sus dimensiones constitutivas. O, con palabras
más concretas: la libertad es signo privilegiado de la grandeza humana no solo porque
gracias a ella el hombre puede conducirse por sí mismo, sino también y de manera
indisoluble, porque por sí mismo puede encaminarse hacia el propio bien o plenitud
terminales»23
.
21
“Nuevas reflexiones sobre la Teoría democrática de la Justicia: los derechos fundamentales entre la
moral y la política”, en: Escritos sobre derechos fundamentales, Eudema Universidad: Textos de Apoyo,
Ediciones de la Universidad Complutense, Madrid, 1988, p. 221. 22
Ética, Poder y Derecho. Reflexiones ante el fin de siglo, Cuadernos y Debates, Nº 54, Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid, 1995, p. 60. 23
Dignidad: ¿una palabra vacía?, Eunsa, Pamplona, 1996, pp. 61-62.
Es también la posición de Tomás PRIETO, al señalar que: “Parto, pues, de que considerar que este
derecho de opción vaya a suponer una completa e incondicionada libertad de la persona para
autodeterminarse, con vistas a su desarrollo, según lo quiera entender cada cual, sin límite alguno, no solo
implicaría proscribir cualquier consideración de la dignidad como valor absoluto de contenido
suficientemente objetivo –con lo que la precisión de su contenido es remitida a la conciencia de cada uno–,
sino que también supondría otorgar una relevancia aquí sí absoluta al consentimiento de la persona (sujeto
pasivo o ‘víctima’, o incluso sujeto activo) para considerar o no como indigno un comportamiento dado –de
modo que, aunque razonablemente sea considerado como inicuo, pueda no serlo en la medida que el sujeto
que lo padece lo consienta–. A mi juicio, esta identificación entre dignidad y pura autonomía, que desliga a
aquélla de parámetros racionales-naturales, equivale, en el fondo, a convertir la dignidad humana en una
‘palabra vacía’ […] y representa una amenaza para el hombre, absolutamente manifiesta en la civilización
moderna, tan proclive a vaciar aquella dignidad en la medida en que la remite al dictamen de cada cual” (La
dignidad de la persona: núcleo de la moralidad y el orden públicos, límite al ejercicio de las libertades
públicas, Monografías, Civitas, Madrid, 2005, pp. 203-204).
13
Por tales consideraciones, la dignidad humana es reconocida como el fundamento y
fin último de la moral, la política y el Derecho, como el criterio para evaluar la corrección,
legitimidad y validez en esos órdenes, como el valor que orienta y delimita la producción,
interpretación y aplicación de sus preceptos y actuaciones, a fin de que ninguna de ellas sea
contraria a la persona sino, por el contrario, favorezca su realización más plena. En el caso
de los derechos humanos o fundamentales, por ejemplo, la dignidad sirve como referente
para guiar su desarrollo normativo y delimitar tanto su contenido como su ejercicio. Sirve
para establecer qué exigencias pueden formar parte del contenido de esos derechos por ser
favorables al desarrollo integral de la persona, y qué exigencias no pueden serlo por
deshumanizarla o ser contrarias a la dignidad que le corresponde. Por esa misma razón, la
dignidad sirve como criterio para determinar cómo se deben ejercer los derechos para ser
compatibles con ella y qué actuaciones no pueden ser protegidas por el ámbito de validez
del derecho por resultar un comportamiento indigno. Además, sirve como criterio para
determinar lo que puede ser considerado como derecho fundamental o perteneciente a tal
tipo de derechos. No deberá serlo aquella pretensión que deshumanice al ser humano, que
vaya en contra de alguna de sus dimensiones o que afecte su inviolabilidad; tampoco
aquella que no pueda ser ofrecida a todos como una ley general al no satisfacer intereses
universalizables. Por el contrario, demandará tener la calidad de derecho humano aquella
pretensión cuya satisfacción contribuya al desarrollo, respeto, protección, garantía y
promoción del ser humano; es decir, aquella pretensión que tenga una justificación moral
fuerte al ser universalizable y favorecer la igual dignidad de las personas. Es también la
postura de Robert SPAEMANN, para quien «el concepto mismo de dignidad humana es –
como el de libertad– un concepto trascendental. Este concepto no indica de modo inmediato
un derecho humano específico, sino que contiene la fundamentación de lo que puede ser
considerado como derecho humano en general»24
.
2.2. La FIV no cumple con el requisito de universalidad al vulnerar la vida del concebido. El inicio de la vida humana y la protección de la vida del embrión humano
Por especialidad en la materia, el inicio de la vida humana es una interrogante
científica que debe ser respondida por la embriología25
de forma previa al establecimiento
del estatus jurídico del concebido pues, de lo contrario, mediante su regulación podría
estarse anulando o vulnerando la vida humana. Así, la vida humana no es una invención
jurídica, al igual que no es una invención jurídica la existencia humana.
24
“Sobre el concepto de dignidad humana”, en: Persona y Derecho, Revista de fundamentación de las
instituciones jurídicas y derechos humanos, traducción de Daniel Innerarity, nro. 19, 1988, Universidad de
Navarra, Pamplona, p. 15. 25
IRVING, Dianne. “When do human beings (normally) begin? "scientific" myths and scientific facts.”
Consulta: 30 de agosto de 2012. Ver http://www.lifeissues.net/writers/irv/irv_01lifebegin1.htm o
http://www.all.org/abac/dni003.htm. La embriología es la ciencia que estudia los embriones, el desarrollo
prenatal del embrión y del feto; así, proporciona conocimientos acerca del comienzo de la vida humana y las
modificaciones que se producen durante el desarrollo prenatal y explica las causas de las variaciones en la
estructura humana. Véase MOORE, Keith L. & T. V. N. PERSAUD. Embriología Clínica. El desarrollo del
ser humano. Sétima edición. Madrid: Elsevier, 2004, p. 8.
14
Ahora bien, cuando se analiza el inicio de la vida humana se suelen tomar en cuenta
una de las diversas fases de desarrollo del nonato (fecundación o concepción, anidación o la
formación de los rudimentos del sistema nervioso central)26
que forman parte de un proceso
único y continuo que se inicia con la fecundación y en donde el nacimiento es solo un
evento en el curso del desarrollo27
que permite apreciar el paso de un periodo prenatal28
a
otro postnatal. Una vez determinado ello, la protección jurídica variará de acuerdo a la
posición que se adopte al respecto. En relación al inicio de la vida, la teoría de la
fecundación o concepción (fertilización)29
indica que la vida se produce “cuando el
espermatozoide se encuentra con el óvulo, [lo que] representa el punto inicial en la historia
de la vida u ontogenia del individuo”30
; este es un proceso compuesto por distintas fases31
26
Véase: MESINA DE ESTRELLA GUTIÉRREZ, Graciela. Bioderecho. Buenos Aires: Editorial
Abeledo-Perrot, 1998, pp. 33-42; MARTÍNEZ, Stela Maris. “El impacto de las nuevas biotecnologías
genéticas en las relaciones de familia”. En: Derecho de Familia. Revista Interdisciplinaria de Doctrina y
Jurisprudencia. N° 21. Bioética y Derecho de Familia. Buenos Aires: LexisNexis, Abeledo-Perrot, 2002, pp.
81-85; CÓRDOVA, Jorge Eduardo y Julio SÁNCHEZ TORRES. Fecundación humana asistida. Aspectos
jurídicos emergentes. Córdova: Alveroni Ediciones, 2000, pp. 29-31; VARSI ROSPLIOSI, Enrique. Derecho
y Manipulación Genética (Calificación jurídica de la clonación). Segunda edición actualizada. Lima:
Universidad de Lima. Fondo de Desarrollo Editorial, 1997, pp. 73-81; Id., Derecho Genético. Cuarta edición.
Lima: Editorial Grijley, 2001, pp. 87-110; MORALES GODO, Juan. “El estatus del concebido y la
problemática de la fecundación asistida”. En: Revista DERECHO PUCP. N° 58. Lima: Fondo Editorial
PUCP, 2006, pp. 414-418; BLASI, Gastón Federico. “¿Cuál es el estatus del embrión humano? Un estudio
multidisciplinario”. En: CALDERÓN PUERTAS, Carlos Alberto, María Elisa ZAPATA JAÉN y Carlos
AGURTO GONZÁLES (coordinadores). Persona, Derecho y Libertad. Nuevas perspectivas. Escritos en
homenaje al profesor Carlos Fernández Sessarego. Lima: MOTIVENSA Editora Jurídica, 2009, pp. 97-120.
Bajo una sistematización distinta, pero en donde se engloban las teorías antes señaladas, se puede consultar:
DE MIGUEL BERIAIN, Íñigo. El embrión y la biotecnología. Un análisis ético-jurídico. Granada: Editorial
Comares, 2004. 27
Véase: O'RAHILLY, Ronan, y Fabiola MÜLLER. Anatomía de Gardner. Quinta edición. México:
Interamericana. McGraw-Hill, 1989, p. 59. 28
El periodo prenatal se subdivide en: periodo embrionario (las primeras ocho semanas después de la
fecundación) y en el fetal (que se extiende hasta el nacimiento); por su parte el periodo postnatal se subdivide
de manera arbitraria en lactancia, primera infancia, segunda infancia, pubertad, adolescencia y madurez. Ibid.,
p. 59. 29
Los términos fecundación y concepción se suelen confundir, lo que se debería a que “la rapidez de la
fecundación implica ya la concepción instantánea” (VIDELA ESCALADA, citado por VARSI
ROSPIGLIOSI, Enrique. Op. cit., p. 91.). En el caso del término fertilización, se sostiene que a nivel
científico, éste sería el término más preciso para indicar la unión del gameto masculino y del gameto
femenino, dado que el término concepción a veces es empleado de manera ambigua y no técnica, al ser
también utilizado para referir la implantación del embrión en el útero. PALAZZANI, Laura. Il concetto di
persona tra bioetica e diritto. Turín: G. Giappichelli Editore, 1996, p. 41, cita 2. 30
CARLSON, Bruce. Embriología Básica de Patten. Quinta edición. México: Interamericana.
McGraw-Hill, 1990, p. 3. 31
La fecundación comprende las siguientes fases: (i) penetración de la corona radiada, capa del óvulo;
(ii) penetración de la zona pelúcida, para llegar a ella, el espermatozoide debe pasar por un proceso de
capacitación, siendo que para entrar a la referida zona debe pasar por una reacción acrosómica, lo que supone
la liberación de encimas líticas que se encuentran almacenas en el acrosoma del espermatozoide, lo que
facilita su penetración en el óvulo; y (iii) fusión de las membranas celulares del ovocito y del
espermatozoide. Cfr. SADLER, T. W. Langman Embriología médica con orientación clínica. Novena
15
que se inicia cuando la célula espermática entra en contacto con la membrana plasmática
del huevo (contacto entre el espermatozoide y el ovocito) y finaliza con la mezcla de los
cromosomas materno y paterno en el estadio de la metafase (singamia32
), previo a la
primera segmentación del cigoto33
.34
Se ha formado así un nuevo ser humano que produce
inmediatamente específicas proteínas y enzimas humanas y dirige genéticamente su propio
crecimiento y desarrollo, genéticamente único, recién existente, diferente y diferenciable
del cuerpo en el que se encuentra, que no se convierte en algo de otra clase, sino
simplemente se divide y crece, desarrollándose a través de varias etapas35
. De ese modo,
antes de la implantación o anidación no existe un cúmulo de células, sino un organismo
embrionario humano en crecimiento, un nuevo individuo humano, resultante de la
reacomodación cromosómica de ambos progenitores. Por tanto, y de acuerdo a la vasta y
predominante consideración científica, la vida humana comienza desde la fecundación del
óvulo por parte del espermatozoide, momento en el cual se genera un ser humano, con
identidad genética propia e independiente y con 46 cromosomas, número de cromosomas
propio de todo miembro de la especie humana.
Sin perjuicio de ello, cabe mencionar que, a pesar de la exigua solidez y
fundamentación científica, existen teorías minoritarias que postulan que la vida comienza
en un estadío posterior; así se tiene: 1) la teoría de la anidación, que indica que la vida
comienza desde el momento en el que el embrión (blastocisto)36
se adhiere o implanta en el
edición. Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana, 2004, pp. 41-42; CARLSON, Bruce, op. cit., pp. 135-
142. 32
La singamia es la fusión o del espermatozoide (23 cromosomas) y el ovocito (23 cromosomas), que
da como resultado un ser humano vivo con 46 cromosomas, número característico de un individuo miembro
de la especie humana. 33
CARLSON, Bruce, op. cit., p. 124. Vid. MOORE, Keith & T.V.N. PERSAUD, op. cit., p. 32. 34
Al interior de esta teoría, se discute si el inicio se produce en el momento de la penetración del
espermatozoide en el óvulo o desde el momento de la singamia. Vid. PALAZZANI, Laura. Il concetto di
persona tra bioetica e diritto, op. cit., pp. 44-53. Sin embargo, la penetración del espermatozoide en el óvulo
marca el inicio de un proceso continuo, único e ininterrumpido, el cual sólo terminará con la muerte, toda vez
que, con el encuentro y la estrecha interrelación de los gametos humanos (masculino y femenino), se
constituye la identidad biogenética del ser humano, radicalmente nueva, única e irrepetible: toda ulterior
modificación genética, en el proceso continuo, es de tipo cuantitativo (esto es, de progresiva, gradual y
coordinada complejidad). Ibid., p. 53. 35
Vid. IRVING, Dianne, op. cit. Según SADLER, T.W., op. cit., p. 52. Producida la fecundación, la
segmentación supone el inicio de una serie de divisiones mitóticas, aumentando el número de células, las que
se llamarán blastómeras, las que después de tres divisiones entrarán en un proceso de compactación, las que
compactadas en 16 células pasará a llamarse mórula, la que al ingresar a la cavidad uterina se le llamará
blastocisto. Siendo un embrión por un período de 8 semanas, en esta etapa ha recibido nombres especiales:
mórula (alrededor de 4 días), blástula (5-7 días), embrión bilaminar – de dos capas – (durante la segunda
semana), y embrión trilaminar – de 3 capas – (durante la tercera semana). 36
Según MOORE, se llama blastocisto cuando la mórula ha penetrado en el útero desde la trompa de
Falopio, en cuyo interior se forma una cavidad llena de líquido llamada blastocele; la referida modificación
convierte a la mórula en blastocisto. Cfr.: MOORE, Keith & T.V.N. PERSAUD, op. cit., p. 2. Así, cuando la
mórula va entrando al útero, en su interior aparece un espacio llamado cavidad del blastocisto, siendo que a
medida que el líquido aumenta, los blastómeros se separan en dos partes: una capa de células externas
16
revestimiento uterino, es decir, en el periodo que inicia entre el sexto y sétimo día de la
fecundación37
y finaliza en el 14 día posterior de la fecundación, momento en que se
produce la formación del surco o línea primitiva; y 2) la teoría de formación de los
rudimentos del sistema nervioso central, la cual postula que la vida humana empieza con el
inicio de la actividad eléctrica cerebral38
(entre los 43 y 57 días después de la concepción)39
y, más allá de obedecer a una concepción científica, es una propuesta del investigador en
neurología Gareth JONES40
como paralelismo entre la muerte cerebral y el nacimiento
cerebral.
La teoría de la anidación se sustenta41
, en términos negativos, en que antes de la
anidación o implantación supuestamente no existen evidencias biológicas de poseer
desarrollo neural y, al estar conformado por 4 ó 6 células totipotentes, cada una de ellas
capaz de desarrollar otro individuo en tanto existe la posibilidad de formación de gemelos
monocigóticos (cuando una vez fecundado un único óvulo, éste se divide y da lugar a 2
embriones). Sin embargo, esas supuestas críticas a la teoría de la fecundación carecen de
sustento en razón de que: 1) el fenómeno de la gemelación es explicable sin negar la
individualidad, no significa división, sino duplicación (o multiplicación) de un individuo en
2 (o más) individuos, un individuo que da origen a otro individuo (reproducción agámica)
sin perder su propia individualidad originaria; 2) la totipotencialidad de las células
(posibilidad de dar origen a más individuos) no identifica una fase de indeterminación, sí
indica la capacidad actual de cumplir teleológicamente un programa determinado de
progresiva diferenciación, con ausencia de interferencias (separación o compactación de
células); 3) el embrión no se transforma de forma repentina en ser humano con la
implantación sino que su origen como ser único, identificable e independiente se da con la
fecundación y fusión de los gametos que dan origen a un individuo distinto (ser humano); y
4) se identifica al embrión de forma relacional con un agente vinculado pero extrínseco, en
llamada trofoblasto (que, con una masa celular interna, forma parte de la estructura del blastocisto) y un grupo
de blastómeros centrales, llamada masa celular interna, denominada embrioblasto. MOORE, Keith & T.V.N.
PERSAUD, op. cit., p. 37). Cuando el blastocisto hace contacto con los tejidos maternos, las células del
trofoblasto proliferan de manera rápida y erosionan la mucosa uterina subyacente, produciéndose una herida
en la mucosa uterina, siendo que a los 11 ó 12 días se habrá incrustado casi por completo en el endometrio, el
epitelio uterino crece de nuevo cubriendo al embrión, sanando la herida producida por el blastocisto,
produciéndose también un proceso de intercambio vascular del que el embrión dependerá durante el período
restante de su vida intrauterina. 37
Véase: CARLSON, Bruce, op. cit., pp. 278-282; MOORE, Keith & T.V.N. PERSAUD, op. cit., pp.
37-41. 38
Cfr.: BLASI, Gastón Federico. “¿Cuál es el estatus del embrión humano? Un estudio
multidisciplinario”, op. cit., pp. 103-104. 39
No habiendo unanimidad respecto a cuándo es posible detectar la primera actividad eléctrica,
algunos refieren 57 días después de la concepción, otros 43 días. Cfr.: DE MIGUEL BERIAIN, Íñigo. El
embrión y la biotecnología. Un análisis ético-jurídico, op. cit., p. 93. 40
Véase: IRVING, Dianne, op. cit. 41
Véase: MESSINA DE ESTRELLA GUTIÉRREZ, Graciela. Bioderecho. Buenos Aires: Editorial
Abeledo-Perrot, 1998, pp. 38 et passim.
17
función de la relación existente entre el embrión y el vientre materno, elemento
trascendente pero extrínseco al embrión, no constitutivo del mismo.42
Asimismo, la teoría de formación de los rudimentos del sistema nervioso central
comprende dos posiciones: la formación del sistema nervioso central, en la medida en que
permite tener la sensación de placer, y la formación de la corteza cerebral, en la medida en
que su desarrollo permite tener una función racional. No obstante, esta teoría debe ser
descartada por lo siguiente: 1) desconoce que es la existencia del sujeto la que posibilita el
ejercicio de ciertas funciones, y no al revés, es decir, no es el ejercicio de cierta función la
que hace al sujeto, siendo que el sujeto preexiste a las funciones mismas; 2) no se
fundamenta por qué ciertas acciones o funciones deben ser consideradas más importantes
que otras, privilegiando de manera arbitraria unas por otras; y 3) la ausencia o no actuación
de propiedades o funciones no niega la existencia del individuo ontológico sustancial, que
preexiste a sus cualidades, siendo que en el embrión ya están presentes las condiciones que
constituyen el soporte necesario del proceso dinámico e ininterrumpido que permitirá la
actuación de los caracteres constitutivos de la persona.
De ese modo, y conforme la posición mayoritaria de la ciencia, se tiene que la vida
comienza con la dación de un ser humano único, identificable y autónomo, es decir, con la
fecundación.
Ahora bien, en relación a la protección jurídica del embrión se debe tener en cuenta
que la existencia humana es una realidad que pre-existe al Derecho positivo43
y a causa de
la cual el Derecho está constituido, siendo el ser humano el fin último del ordenamiento
jurídico-político. Por esa razón en el orden internacional de los derechos humanos, se
considera a la persona como un ser «ante» el Derecho, reconociéndosele dimensión
jurídica, y no como un ser «por» el Derecho. Una postura que defiende que a la persona se
le brinda u otorga una dimensión jurídica, mas no se le reconoce o constituye como tal44
, de
modo que «todo ser humano –toda persona en sentido ontológico– es persona en sentido
jurídico, … porque ser persona en sentido ontológico implica por definición ser persona en
sentido jurídico»45
. Dicho de otra manera, se es persona o no se es, «no se es más o menos
persona, no se es «pre-persona» o «post-persona» o «sub-persona»46
. En consecuencia, el
42
Cfr. PALAZZANI, Laura. Introduzione alla Biogiuridica, op. cit., pp. 108-109. 43
Cfr.: HERNÁNDEZ GIL, Antonio. Obras Completas. Tomo 1. Conceptos Jurídicos Elementales.
Madrid: Editorial Espasa Calpe, 1987, p. 525. HERVADA, Javier. Lecciones Propedéuticas de Filosofía del
Derecho, op. cit., p. 424. 44
Para el desarrollo amplio y completo de la sistematización antes indicada: HOYOS CASTAÑEDA,
Ilva Myriam. De la dignidad y de los Derechos Humanos. Bogotá: Editorial Temis. Universidad de La
Sabana, 2005, pp. 15-42; CORRAL TALCIANI, Hernán. “El concepto jurídico de persona. Una propuesta de
reconstrucción unitaria”. Revista Chilena de Derecho. Pontificia Universidad Católica de Chile. Facultad de
Derecho. Santiago, 1990, Volumen 17, No. 2, pp. 301-321. Consulta: 30 de agosto de 2012. Versión
disponible en http://dialnet.unirioja.es/servlet/oaiart?codigo=2649701. 45
HERVADA, Javier. Introducción Crítica al Derecho Natural, op. cit., p. 143. 46
PALAZZANI, Laura. Il concetto di persona tra bioetica e diritto, op. cit., p. 239.
18
cigoto, el embrión, el feto, y el neonato ya son personas, en las que se encuentran presentes
las condiciones que constituyen el soporte necesario del proceso dinámico e ininterrumpido
para su actuación; por ello no es posible hablar de persona potencial, sino de persona actual
con potencialidad47
.
En ese mismo sentido, la Convención Americana –o las normas internacionales que
le son conexas– no podría desproteger o vulnerar el derecho a la vida de los seres humanos
en estado embrionario o neonatal, en tanto no resulta posible negar de raíz la calidad de
sujeto de derecho a un ser humano (con todo el reconocimiento que la ciencia le da),
cualquiera sea su condición (nacido o no nacido). En ese sentido, incluso desde la
concepción, la dignidad del ser humano hace que éste sea inviolable, razón por la cual la
lesión de sus derechos, especialmente el de la vida, implica la lesión de su estatuto
ontológico como persona48
.
Al respecto resulta relevante apreciar la protección de los derechos humanos en la
Convención sobre los Derechos del Niño, específicamente su artículo 1º que establece que
“niño es todo ser humano menor de 18 años de edad”. De esta manera se establece el
momento final para apreciar hasta cuándo se está ante un niño, pero no se establece
expresamente el momento inicial; cuestión que de manera intencional se dejó abierta para
que cada Estado establezca el momento en que comienza la infancia, ya sea con la
fecundación o concepción, el nacimiento o en algún momento intermedio, para no poner en
riesgo la ratificación de cada Estado, en atención a la posición que cada uno de ellos tiene
respecto al aborto y a temas relacionados49
. De la interpretación conjunta del texto,
contexto y el sentido corriente50
de la referida Convención de los Derechos del Niño es
posible sostener que la niñez se inicia en algún momento anterior al nacimiento toda vez
que, en el noveno párrafo de su Preámbulo establece que el niño, por su falta de madurez
física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal,
«tanto antes como después del nacimiento», aspecto que ya se encontraba recogido en el
tercer párrafo del Preámbulo de la Declaración de los Derechos del Niño, proclamada por la
propia Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 1386 (XIV) del 20 de
noviembre de 1959.
De otro lado, el numeral 1 del artículo 4º de la Convención Americana establece de
forma expresa que la protección del derecho a la vida comienza «a partir del momento de
la concepción»; por lo que, una interpretación no podría contravenir o vaciar de contenido
47
Ibid., p. 242. 48
Véase: DÍAZ DE TERÁN, Mª Cruz. “La similitud con los derechos naturales”. En: MEGÍAS
QUIRÓS, José Justo (coordinador). Manual de derechos humanos. Los derechos humanos en el siglo XXI.
Navarra: Editorial Aranzandi, 2006, p. 44. 49
Véase: HODGKIN, Rachel y Peter NEWELL. Manual de aplicación de la Convención sobre los
Derechos del Niño. Suiza: UNICEF, 2001, pp. 1-5. 50
A fin de interpretar la Convención, se debe tener en cuenta la Convención de Viena sobre el Derecho
de los Tratados, en cuyo artículo 31 establece que la interpretación debe realizarse según el sentido corriente
que haya de atribuirse a sus términos, en el contexto de éstos, teniendo en cuenta su objeto y fin.
19
lo dispuesto expresamente por la Convención Americana. Más aún, el numeral 5 del
referido artículo 4º establece de forma expresa y excepcional la prohibición de imponer la
pena de muerte a las «mujeres en estado de gravidez», lo que confirma la protección
especial del concebido, incluso mucho antes de que nazca o se implante en el útero
materno, toda vez que establece de forma tajante que para la aplicación de la excepción
basta que se presente el estado de gravidez, el mismo que, desde una interpretación
científica51
y literal52
del término gravidez, se entiende desde el momento en que el gameto
femenino es fecundado.
De lo antes establecido es necesario concluir que, de acuerdo a las consideraciones
científicas y a las obligaciones internacionales, existe la obligación de proteger al ser
humano desde sus primeros minutos de vida, es decir, desde el momento en que el
espermatozoide fecunda de óvulo; más aun si: 1) las disposiciones internacionales no
pueden desconocer la evidencia científica de que la vida humana comienza desde la
fecundación; y 2) existen obligaciones internacionales que prevén la protección de la vida
humana desde la concepción53
.
En consecuencia, no se puede considerar al acceso a la FIV como un derecho
humano porque esta técnica, por definición, manipula al concebido y lesiona su vida al
suponer el congelamiento o descarte de algunos embriones durante la ejecución de la
técnica; es decir, lo instrumentaliza, lo trata como un simple objeto, afectando así su
dignidad y su derecho a la vida, razón por la cual no puede ser ofrecida como una
pretensión que satisfaga intereses universalizables. Ergo, tampoco cumple con el requisito
de universalidad para ser considerado como un derecho humano o fundamental.
51
La doctrina científica mayoritaria es clara al señalar que la vida y, por tanto, el estado de gravidez o
gestación comienza desde la fecundación. Así, por ejemplo, Bruce CARLSON, citado por IRVING, indica
que el embarazo o la gestación comienza en la fecundación, y no en la implantación. IRVING, Dianne, op.
cit., cita 35. Asimismo, cabe indicar que, existen exámenes de embarazo que se aplican a las horas de
realizada la fecundación, y de modo previo a la implantación, evaluando si existe o no en la orina de la mujer
la gonadotropina coriónica humana (hCG), hormona producida por el sincitiotrofoblasto [masa celular más
externa del blastocisto, resposable de la producción de la hormona]. De esa forma, si el embarazo ocurriese
una vez implantado el blastocisto, no se aplicaría este examen que se da entre las 24 y 48 horas después de la
fecundación y la producción de hCG que es suficiente para dar una indicación positiva de embarazo a
comienzos de la segunda semana de desarrollo. MOORE, Keith & T.V.N. PERSAUD, op. cit., p. 60 52
Si bien no es un referente técnico, por una común entendimiento de los término o sentido lato
mantiene, la Real Academia Española de la Lengua entiende por “grávido” o “gravidez” como el estado de la
mujer embarazada y el “embarazo” como el estado en que se halla la hembra gestante; asimismo, “gestación”
se define como acción y efecto de gestar, preñez, “gestar” como hembra que lleva y sustenta en su seno el
embrión o feto hasta el momento del parto y “preñar” como fecundar o hacer concebir a la hembra,
“fecundar” como la unión de la célula reproductora masculina a la femenina para dar origen a un nuevo ser.
En ese sentido, gravidez es equivalente al estado de gestación o preñez, lo cual se refiere al momento de la
fecundación o al estado embrionario, entendiendo como embrión al “ser vivo … desde la fecundación”,
conforme lo establece la RAE. 53
Cfr.: GIACOBBE, Emanuela. Il concepito come persona in senso giuridico. Turín: G. Giappichelli
Editore, 2003, pp. 105 y 109.
20
En el supuesto negado que la Corte IDH considere que la vida comienza en un
estadio posterior a la fecundación, acogiendo una de las teorías minoritarias y discutidas
científicamente, se estaría imponiendo ilícita e ilegítimamente a todos los países sujetos
bajo su jurisdicción una consideración que no le corresponde a la Corte IDH en razón de
que: 1) la adopción de un teoría sobre cuándo comienza la vida y, por tanto, desde cuándo
debe protegerse, debe ser establecido a lo mucho por cada Estado o por una convención
internacional expresa (según el procedimiento previsto por la Convención de Viene sobre el
Derecho de los Tratados); 2) la adopción de criterios o la interpretación que se pretenda
hacer sobre la Convención Americana no puede contravenir lo expresamente dispuesto en
su articulado, esto es, la protección de la vida desde la concepción; y 3) se impondría la
adopción de una teoría no acordada internacionalmente y, por demás, minoritaria y
discutida académicamente.
2.3. La FIV no cumple con el requisito de universalidad al resultar riesgosa para la vida y la salud
Según la evidencia científica (que aparece citada a lo largo de las notas a pie de
página en este escrito), la FIV es una técnica invasiva54
y altamente riesgosa y negativa,
para la mujer que se somete a ella y para los concebidos generados, utilizada únicamente
para proveer de bebés a diversas parejas. Así, es reconocido por la comunidad científica
que la FIV no ayuda a las parejas a superar su situación de «desventaja» (la infertilidad),
toda vez que, en el mejor de los casos, únicamente les provee de un hijo, mas no atiende o
soluciona su problema de infertilidad, pudiendo ocasionar en algunos casos que se perpetúe
el problema que ocasiona la infertilidad de la pareja55
debido a que muchas de sus causas
requieren de un tratamiento médico que deben ser atendidos, como lo afirma la Comisión
Interamericana56
. En ese mismo sentido, genera en las parejas dependencia de dichas
54
La FIV conlleva necesariamente 1) sobre estimulación ovárica, estimulación a través de fármacos
para forzar la maduración de los óvulos y sobre ovulación en un mismo ciclo; 2) recolectar ovocitos a través
de aspiración o punción; 3) fecundación y generación de múltiples embriones en un medio de cultivo en el
que permanecerán una semana antes de ser transferidos al vientre de la madre, el resto se botará o será
congelado; 4) selección de embriones a transferir y la eliminación o congelamiento del resto; y 5)
transferencia de varios embriones al útero materno para asegurar el éxito de uno o más hijos. 55
De ese modo, Rachel Brown, de la División de Medicina de la University College London, Reino
Unido, y Joyce Harper, del Instituto para la Salud de la Mujeres, de la misma universidad, manifiestan
claramente en relación a las técnicas de reproducción asistida que “Las técnicas actuales no curan la
infertilidad, solo la superan. […] El enfoque más apropiado para la investigación futura podría ser el
restablecimiento de la fertilidad”. Véase, BROWN, Rachel y Joyce HARPER. “The clinical benefit and safety
of current and future assisted reproductive technology”. Publicado en mayo de 2012 en
http://www.rbmojournal.com/article/S1472-6483%2812%2900290-8/fulltext#abstract. La versión original,
publicada en inglés, indica expresamente: “Restoring fertility Current techniques do not ‘cure’ infertility, they
just overcome it. […] The most appropriate focus of future research may be to restore fertility”. 56
La propia Comisión ha indicado en relación a la infertilidad que “muchas de sus causas se deben a
problemas físicos concretos que requieren tratamiento médico” (Fundamento 55 del Informe No. 85/10 del
Caso FIV – Costa Rica). En tal sentido, la misma Comisión ha sostenido que deben atenderse médicamente
las causas de la infertilidad; lo cual no sucede a través de la FIV.
21
técnicas en razón de que no soluciona el problema originario de infertilidad y, por tanto, las
obliga a que se sigan sometiendo a tales técnicas «cuantas veces sea necesario» para
obtener otro hijo, con los altos riesgos, la baja tasa de «éxito»57
y los costos no solo
económicos que ello implica.
De igual forma, dentro de los riesgos que genera en la mujer se tiene el descenso
de la fertilidad; embarazo múltiple58
, siendo que, entre el 20% y el 23% de los embarazos
producidos por FIV, son de gemelos, trillizos y cuatrillizos59
; complicaciones obstétricas y
prenatales60
; síndrome de hiperestimulación ovárica61
, que puede provocar desbalance
57
Desde años se ha mantenido una baja tasa de “éxito”. Así, en la mejores clínicas del mundo, como la
de la Universidad de Monash – Autralia, se reportan un porcentaje de éxito equivalente al 10% de las
aceptadas en el tratamiento. Véase, TABOADA, Leonor. “La Maternidad Tecnológica: De la Inseminación
Artificial a la Fertilización in Vitro”. Icaria: Barcelona, 1986, p. 7. Versión disponible en
http://books.google.com.pe/books?hl=es&lr=&id=wx8BHwGXd-
wC&oi=fnd&pg=PA7&dq=problema+fertilizaci%C3%B3n+in+vitro&ots=9BgpLW3R65&sig=LRmiDYJha
plKh5QJsviUAMpE05s#v=onepage&q=problema%20fertilizaci%C3%B3n%20in%20vitro&f=false. 58
La implantación de múltiples embriones, bajo el argumento de que las probabilidades de
implantación ocasionarán que se desechen algunos y se implante(n) solo otro(s) o que la implantación será el
“resultado de la comunicación entre la madre y el embrión”, ha ocasionado que las mujeres sometidas a este
tipo de tratamientos tengan embarazos múltiples no deseados. Así, ZEGERS-HOCHSCHILD, perito de la
Comisión, indica que “cuando se transfieren tres o más embriones, la probabilidad de nidación será el
resultado de un lenguaje privado entre estos y el útero de la mujer, pero principalmente de la calidad
embrionaria que es el resultado de una realidad biológica y matemática que forma parte de nuestra naturaleza
incambiable”. ZEGERS-HOCHSCHILD, Fernando. “Consideraciones Médicas e Implicancias Ético Legales
de la Reproducción Asistida en Chile”. Publicado en http://www.uchile.cl/portal/investigacion/centro-
interdisciplinario-de-estudios-en-bioetica/publicaciones/76970/consideraciones-e-implicancias-de-la-
reproduccion-asistida-en-chile. Consulta: 30 de agosto de 2012.
SCHIEVE, L. A., S. F. MEIKLE, C. FERRE, H. B. PETERSON, G. JENG y L. S. WILCOX. Low and very
low birth weight in infants conceived with use of assisted reproductive technology. N Engl J Med. 2002, No.
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twin pregnancies: risks and prevention. Hum Reprod. 2005, No. 11, pp. 575–593. 59
DE MOUZON, J., V. GOOSSENS, S. BHATTACHARYA, J. A. CASTILLA, A. P. FERRARETTI,
V. KORSAK, M. KUPKA, K. G. NYGREN y A. NYBOE. “Assisted reproductive technology in Europe,
2006: results generated from European registers by ESHRE”. Hum Reprod. 25, 2010, pp. 1851-1862. 60
Los investigadores del Hospital Materno de Aberdeen y de la Universidad de Aberdeen, Reino
Unido, evidencian que “Los embarazos de un solo bebé [con mayor razón en el caso de gemelos, trillizos o
más] después de FIV/ICSI están asociados con un mayor riesgo de complicaciones obstétricas y perinatales en
comparación con aquello de concepción espontánea, y deberían ser tratados como embarazos de alto riesgo.
Esto tendrá consecuencias para los cuidados prenatales”. Traducción de la versión en inglés: “Singletons
pregnancies after IVF/ICSI are associated with higher risks of obstetric and perinatal complications when
compared with those from spontaneous conceptions, and should be managed as high-risk pregnancies. This
will have resource implications for antenatal care”. PANDEY, Shilpi, Ashalatha SHETTY, Mark
HAMILTON, Siladitya BHATTACHARYA y Abha MAHESHWARI. “Obstetric and perinatal outcomes in
22
electrolítico, disfunción hepática y fenómenos tromboelíticos que pueden ser fatales62
y
provocar complicaciones de índole psicológico como depresión y ansiedad en la relación de
pareja63
; así como, ruptura folicular hemorrágica, cáncer de útero o mama, daño hepático
indirecto, diabetes gestacional y preclampsia.64
Asimismo, se generan riesgos en la salud, a corto y largo plazo, de los embriones
concebidos con la FIV, entre los cuales se cuentan la importante sustracción del medio
natural para el embrión, no siendo ello indiferente para el embrión65
, en tanto el medio
ambiente en que vive o interacciona un organismo codifica y genera un influjo en su
expresión genética, mediante el diálogo establecido con el entorno o medio;
malformaciones, en mayor cantidad que los concebido en condiciones naturales66
,
singleton pregnancies resulting from IVF/ICSI: a systematic review and meta-analysis”. Human Reproduction
Update, Vol. 18, No. 5, 2012, pp. 485-503.
Versión descargable en http://humupd.oxfordjournals.org/content/18/5/485.full.pdf+html?sid=d3ce109f-f348-
4dee-b0ed-cf6d1b5db409. 61
La institución europea más grande en tratamiento de infertilidad, la Sociedad Europea de
Reproducción Humana y Embriología – ESHRE indica que “El Síndrome de Hiperestimulación Ovárica
(SHO) se ha reportado en 30 de los 36 países. En total, 2947 casos de síndrome de hiperestimulación ovárica
se registraron, correspondientes a un riesgo de SHO de 1,0% de todos los ciclos de estimulación en aquellos
países que proporcionaron información. La tabla también incluye otros resultados adversos, como sangrado
(652), infección (49) y reducciones fetales (394)”. FERRARETTI, A. P., V. GOOSSENS, J. de MOUZON, S.
BHATTACHARYA, J. A. CASTILLA, V. KORSAK, M. KUPKA, K. G. NYGREN, A. NYBOE
ANDERSEN, Programa de Monitoreo Europeo de la FIV (EIM) y Consorcio para la Sociedad Europea de
Reproducción Humana y Embriología (ESHRE). “Assisted reproductive technology in Europe, 2008: results
generated from European registers by ESHRE”. En: Human Reproduction, Vol. 27, No. 9, 2012, pp. 2571-
2584. Versión disponible en: http://humrep.oxfordjournals.org/content/27/9/2571.full.pdf
+html?sid=9800ca66-a49d-4b27-b778-b7ab8 b9b961a. 62
DELVINGE, A. y S. ROZENBERG. “Epidemiology and prevention of ovarian hyperstimulation
syndrome (OHSS): a review”. Hum Reprod Update 8, 2002, pp. 559-577. 63
BARAM, D., E. TOURTELOT, E. MUECHLER y K. HUANG. “Psychosocial adjustment following
unsuccessfull in Vitro fertilization”. J Psychosom Obst Gyn. 9, 1988, pp. 181-190; Vid. VOLGSTEN, H.,
A.K. SVANBERG y P. OLSSON. “Unresolved grief in women and men in Sweden three years after
undergoing unsuccessful in vitro fertilization treatment”. Acta Obstet Gyn Scan. 89, 2010, pp. 1290-1297. De
otro lado, HUERTA informa que “La gran mayoría de las mujeres que se someten al tratamiento de fertilidad
sufren el conocido Síndrome de Hiperestimulación Ovárica, que en su forma moderada se manifiesta por la
distensión y dolor abdominal, y aumento severo de peso. Hay algunas mujeres que lo presentan en su forma
grave, cuyos principales síntomas son: aumento considerable de peso (más de 3 Kg. en períodos cortos de
tiempo durante el embarazo, llegando a aumentar hasta 20—27 kg), dolor intenso en el abdomen, dificultad
para respirar, coágulos en la sangre, insuficiencia renal, desequilibrio severo de electrolitos, acumulación
grave de líquidos en el abdomen o en el pecho”. HUERTA ZEPEDA, Alejandra. Técnicas de Reproducción
Asistida y sus consecuencias. Plataforma Científica. B-Sci. Abril, No. 04, 2012. 64
HUERTA ZEPEDA, Alejandra. Op. cit. 65
BUCKETT, W. M., R. C. CHIAN, H. HOLSER, N. DEAN., R. USHER y S. L. TAN. “Obstetric
outcomes and congenital abnormalities after in vitro maturation, in vitro fertilization and intracytoplasmic
sperm injection”. Obstetric and Gynecology 110, 2007, pp. 885 y ss. Asimismo, puede verse THOMPSON, J.
R. y C. J. WILLIAMS. “Genomic imprinting and assisted reproductive technology: connections and potential
risks”. Seminars in Reproductive Medicine 23, 2005, pp. 285 y ss. 66
SAGOT, P., S. BECHOUA, C. FERDYNUS, A. FACY, X. FLAMM, J. B. GOUYON y C.
JIMENEZ. “Similarly increased congenital anomaly rates after intrauterine insemination and IVF
23
enfermedad neonatal y malformaciones congénitas67
, entre ellas, malformaciones cardíacas,
defectos en el tubo neural, defectos urogenitales68
, malformaciones en los riñones, así
como, problemas motores, cognitivos y de lenguaje69
, defectos en las extremidades y
síndromes70
, síndromes raros como el Síndrome de Beckwith-Wiedemann71
o el Síndrome
de Angelman72
; mayor riesgo de parto prematuro con muy bajo peso al nacer73
y mortalidad
technologies: a retrospective cohort study”. Hum Reprod, 2012. Asimismo, véase EL-CHAAR, D., Q.
YANG, J. GAO, J. BOTTOMLEY, A. LEADER, S. WUN WEN y M. WALKER. Risk of birth defects
increased in pregnancies conceived by assisted human reproduction. 92, 2009, pp. 1557-1561. 67
La tasa de embarazos con defectos congénitos producto de técnicas de reproducción asistida (8,3%)
es superior a la tasa de embarazos con defectos congénitos producto de concepción espontánea (5,8%). Mas
aún, la tasa es aun mayor en el caso de la aplicación de la FIV/ICSI (9,9%). DAVIES, Michael J., Vivienne
M. MOORE, Kristyn J. WILLSON, Phillipa VAN ESSEN, Kevin PRIEST, Heather SCOTT, Eric A. HAAN
y Annabelle CHAN. “Reproductive Technologies and the Risk of Birth Defects”. En: The New England
Journal of Medicine, No. 366, 2012. Publicado el 10 de mayo de 2012 en el enlace web siguiente:
http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1008095. DOYLE P, V. BERAL, B BOTTING y C WALE.
Congenital malformations in twins in England and Wales. J Epidemiol Community Health. 1990, No. 45, pp.
43–48. 68
WILLIAMS, C., A. SUTCLIFFE y N. J. SEBIRE. “Congenital malformations after assisted
reproduction: risks and implications for prenatal diagnosis and fetal medicine”. Ultrasound Obst Gyn. 35,
2010, pp. 255-259. KOIVUROVA, S., A. HARTIKAINEN, M. GISSLER, E. HEMMINKI, U. SOVIO y M.
JÄRVELIN. “Neonatal outcome and congenital malformations in children born after in-vitro fertilization”.
Human Reprod. 17, 2002, pp. 1391-1398. 69
ZHU, J. L., O. BASSO, C. OBEL, D. HVIDTJORN y J. OLSEN. “Infertility, infertility treatment
and psychomotor development: the Danish National Birth Cohort”. Paediatr Perniat Epidemiol. 23, 2009, pp.
98-106. 70
KÄLLEN, B., O. FINNSTRÖM, A. LINDAM, E. NILSSON, K. G. NYGREN y P. OLAUSSON.
Congenital malformations in infants born after in vitro fertilization in Sweden. Birth Defects Res Part A Clin
Mol Teratol. 88, 2010, pp. 137-143; SUTCLIFE, A. G., M. BONDUELLE y B. W. TAYLO. “Major Barth
defects alter assisted reproduction”. N. Engl J Med. 347(18), 2002, Oct., pp. 1449-1451. Källen, B., O.
Finnström, K. G. Nygren, P. O. Olausson. In vitro fertilization (IVF) in Sweden: risk for congenital
malformations after different IVF methods. Birth Defects Res A Clin Mol Teratol. 2005; 73(3), pp. 162-169. 71
HUERTA indica que tal es un “Síndrome asociado con un defecto en el cromosoma 11; las
pacientes suelen presentar el llamado tumor de Wilms en alguno de los riñones y carcinoma suprarrenal.
Dentro los síntomas más frecuentes se presenta: agrandamiento de algunos órganos y tejidos, tales como
riñones, hígado y bazo; lengua grande; letargo; hipoglucemia; criptorquidia (testículos no descendidos),
fontanela agrandada, una cresta en la frente causada por el cierre prematuro de los huesos. Odom, L. N., J.
Segars. Imprinting disorders and assisted reproductive technology. Curr Opin Endocrinol Diabetes Obes.
2010 Dec;17(6):517-522”. Véase, HUERTA ZEPEDA, Alejandra. Op. cit. 72
HUERTA indica que tal es un “Síndrome ocasionado por falta de expresión de algunos genes
localizados en el cromosoma 15. Tiene varias alteraciones graves como retraso en el desarrollo, capacidad
lingüística reducida o nula, escasa receptividad comunicativa, falta de coordinación motriz, estado aparente
de sonrisa, déficit de atención, discapacidad intelectual, crisis convulsiva. Ludwig, M., A. Katalinic, S. Grob,
A. Sutcliffe, R. Varon y B. Horsthemke. Increased prevalence of imprinting defects in patients with Angelman
syndrome born to subfertile copules. J Med Genet 2005; 42: 289–291”. Véase, HUERTA ZEPEDA,
Alejandra. Op. cit; FORTUNATO, A. y E. TOSTI. “The impact of in vitro fertilization on health of the
children: an update”. European Journal of Obstretics & Ginecology and Reproductive Biology 154, 2011, pp.
125-131. 73
AARIS-HENNINGSEN, A. K., A. PINBORG, O. LIDEGAARD, C. VESTERGAARD, J. L.
FORMAN y A. NYBOE ANDERSEN. “Perinatal outcome of singleton siblings born after assisted
reproductive technology and spontaneous conception: Danish national sibling-cohort study”. Fertil Steril. 95,
24
embrionaria o neonatal; riesgos de parálisis cerebral, epilepsias y ataques febriles74
; y,
adicionalmente, estrés emocional en la pareja75
, alteraciones cromosómicas, mutaciones
epigenéticas, riesgos de cáncer y problemas cardiovasculares.
De otro lado, en flagrante vulneración al derecho a la vida, se sacrifican embriones
y/o se congelan/descongelan con la FIV,76
lo cual somete a los embriones a un riesgo
mayor, conforme lo asevera el perito Fernando ZEGERZ-HOCHSCHILD.77
Así, se sabe
2010, pp. 959-963. Así, los especialistas y profesores de la Universidad de Adelaide, Australia, después de
una completa investigación en el sur de Australia concluyeron que “Mujeres dentro del grupo de fecundación
asistida fueron asimismo más proclives a sufrir un aborto espontáneo y a dar a luz por cesárea y en una
gestación menor a 37 semanas o menos de 32 semanas y fueron menos proclives a tener un único varón.
Adicionalmente, sus niños al nacer tuvieron un peso promedio inferior al de los niños del grupo de mujeres
que concibieron espontáneamente”. DAVIES, Michael J., et. al. Op. cit. Por su lado, la ESHRE indica que
“Se contó con información disponible de 17 países. Ésta muestra que el riesgo de parto prematuro extremo
(20-27 semanas de gestación) se incrementó de 0,8% para un parto único hasta 3,2% para los gemelos y 5,9%
para los trillizos. Se observó la misma tendencia para una parto único, de gemelos y de trillizos en caso de
nacimientos muy prematuros (28-32 semanas), de 1,9% a 10,0% y 32,4%, respectivamente; y para partos
prematuros (33-36 semanas) de 8,5% a 41,5% y 54,4%, respectivamente”. FERRARETTI, A. P., et. al. Op.
cit. 74
EL CHAAR, D, Q. YANG, J. GAO, J. BOTTOMLEY, A. LEADER, S. W. WEN y M. WALKER.
Risk of birth defects increased in pregnancies conceived by assisted human reproduction Fertil and Steril.
92(5), 2008, pp. 1557-1561. ZHU, J. L., D. HVIDTJØRN, O. BASSO, C. OBEL, P. THORSEN, P. ULDALL
y J. OLSEN. Parental infertility and cerebral palsy in children. Hum Reprod. 25(12), 2010, pp. 3142-3145.
HALLIDAY, J. L., O. C. UKOUMUNNE, H. W. BAKER, S. BREHENY, A. M. JAQUES, C. GARRETT,
D. HEALY y D. AMOR. “Increased risk of blastogenesis birth defects, arising in the first 4 weeks of
pregnancy, after assisted reproductive technologies”. Human Reprod, 25 (1), 2010, pp. 59-65. PINBORG, A.,
A. LOFT, A. K. AARIS HENNINGSEN, S. RASMUSSEN y A. N. ANDERSEN. “Infant outcome of 957
singletons born after frozen embryo replacement: the Danish National Cohort Study 1995-2006”. Fertil Steril.
94(4), 2010, pp. 1320-1327. 75
BOIVIN, J., E. GRIFFITHS y CA VENETIS. Emotional distress in infertile women and failure of
assisted reproductive technologies: meta-analysis of prospective psychosocial studies. British Med J. 2011,
No. 342, pp. 1-9. BOIVIN, J. y J. E. TAKEFMAN. Stress level across stages of in vitro fertilization in
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HUANG. Psychosocial adjustment following unsuccessfull in Vitro fertilization. J PsychosomObst Gyn.
1988, No. 9, pp. 181-190. VOLGSTEN, H., A. K. SVANBERG y P. OLSSON. Unresolved grief in women
and men in Sweden three years after undergoing unsuccessful in vitro fertilization treatment. ActaObstetGyn
Scan. 2010, No. 89, pp. 1290-1297. SALVATORE, P., S. GARIBOLDI, A. OFFIDANI, F. COPPOLA , M.
AMORE y C. MAGGINI. Psychopathology, personality, and marital relationship in patients undergoing in
vitro fertilization procedures. FertilSteril. 2001, No. 75, pp. 1119–1125. 76
Regularmente, de modo posterior a la congelación y previo a la implantación del embrión en el útero
materno, se inicia una etapa de descongelación acompañada de una reanimación del embrión(es). Al respecto,
a veces se utiliza el procedimiento de congelación/descongelación como un mecanismo de selección de
embriones, de modo que los que sobrevivan a ello serán seleccionados para el “tratamiento”. 77
Así, ha afirmado que “Así, lo que para algunos es un riesgo de poca trascendencia, para otros puede
constituir un riesgo inaceptable. Un ejemplo de ello es la congelación de embriones, que sin duda somete a
embriones a un riesgo mayor que si no se congelan”. ZEGERS-HOCHSCHILD, Fernando. “Algunas
reflexiones éticas en el uso de la Tecnología Reproductiva Moderna para el Tratamiento de la infertilidad”.
25
que muere más del 90% de los embriones que se producen por FIV78
, sin tomar en cuenta
los que se descartan el laboratorio ni los que se congelan; solo en el mejor de los casos
sobreviven un promedio de 15 a 30 % de los embriones generados79
. En Costa Rica, según
ESCALANTE80
, de 119 embriones producidos por esta técnica, únicamente se produjeron
3 nacimientos; es decir, 2.52% de los embriones sobrevivieron y 97.48% murieron. De la
cantidad de embriones (seres humanos) congelados se sabe que solo en Catalunya en el
2008 se alcanzó una cifra superior a los 61.000, según un estudio de la FIV-CAT81
, en
España se estiman más de 200.000, en Estados Unidos se estimaron 200.000 al 201182
y
entre Gran Bretaña, Francia y España superarían los 783.37983
. Asimismo, en Gran Bretaña
se habrían destruido cuando menos 3.300 embriones en 1996, de acuerdo a los reportes de
la Human Fertilisation and Embriology Authority, 237,000 en 1998 en Reino Unido.84
Por lo expuesto, al ser altamente riesgosa para la vida y la salud humana, se verifica
una vez más que la FIV vulnera derechos esenciales de los seres humanos, afectando así su
inviolabilidad y con ello su eminente dignidad. Por esta razón el acceso a la FIV no puede
ser ofrecida a todos como una ley general al no satisfacer intereses universalizables. En
otras palabras, el acceso a la FIV no cumple con otro de los requisitos para ser admitido
como un derecho humano, pues carece de una justificación moral fuerte para ser calificado
como tal.
Sobre esa base, la libertad de elección de las personas que deseen acceder a esa
técnica no es suficiente para admitirla como derecho humano, ya que –como se ha visto en
Chile: Revista Médica de la Clínica Las Condes, 2010; 21 (3), p. 470. Asimismo, ZEGERS-HOCHSCHILD,
Fernando. “Dilemas de la reproducción asistida”. Publicado en:
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext &pid=S0102-311X1998000500002. Consultado: 30 de
agosto de 2012. 78
PATRIZIO, P. y D. SAKKAS. “From oocyte to baby: a clinical evaluation of the biological
efficiency of in vitro fertilization”. Fertil Steril. 91, 2009, pp. 1061-1066. 79
GNOTH, C., B. MAXRATH, T. SKONIECZNY, K. FRIOL, E. GODEHARDT, J. TIGGES. “Final
ART success rates: a 10 years survey”. Human Reproduction 26, 2011, pp. 223 y ss. La Sociedad Europea de
Reproducción Humana y Embriología - ESHRE, revela que, en condiciones ideales, se da una tasa de éxito
de 30% de embarazos. Así, en un 70% de los casos se desechan los seres humanos generados con las técnicas
de FIV, lo cual implica un alto costo social en vidas humanas como producto de la aplicación de estas
técnicas; por ejemplo, de 1’000,000.00 embriones fecundados con propósitos de la aplicación de la FIV, se
han de descartar o desechar 700,000.00 embriones. FERRARETTI, A. P., et. al. Op. cit. 80
ESCALANTE, G., D. RIBAS, L. ESCLANTE, J. RODRÍGUEZ, E. JIMÉNEZ, L. SÁNCHEZ y J.A.
FERNÁNDEZ. Fertilización in vitro de la especie humana en Costa Rica: Primeros nacimientos reportados.
Acta Médica Costarricense. 39, 1997, pp. 33-37. 81
Véase “Sistema d’informació sobre reproducció humana assistida. Catalunya 2008". Departamento
de Salud de Catalunya, p. 35. Versión on line en:
http://www20.gencat.cat/docs/salut/Home/El%20Departament/Indicadors%20de
%20salut/Indicadors%20gener als/Reproduccio%20humana%20assistida/documents/fivcat2008.pdf 82
Véase NADAL, Javier. “Embriones sobrantes”. Revista Iberoamericana de Fertilidad y Reproducción
Humana, 2011. Disponible en http://www.revistafertilidad.org/noticias/pembriones-sobrantesp/54. 83
Véase http://www.fundacionvida.net/content/view/692/92/. Consulta hecha el 30 de agosto de 2012. 84
Véase http://www.fundacionvida.net/content/view/692/92/. Consulta del 30 de agosto de 2012.
26
acápites anteriores– la libertad de elección no debe dar lugar a decisiones que menoscaben
alguna de las dimensiones del ser humano, sea del propio individuo que toma la decisión o
de los demás, porque eso significaría actuar en contra de la condición humana.
IV. EXISTE UNA ALTERNATIVA SANA Y MÁS EFICAZ QUE LA FIV: LA NAPROTECNOLOGÍA
Existen otras técnicas menos costosas económicamente, más exitosas y menos
invasivas y riesgosas, que solucionan el problema originario de la infertilidad y efectivizan
el deseo de las mujeres y sus parejas de tener hijos biológicos: la NaProTecnología85
. La
NaProTecnología es un sistema de diagnóstico y tratamiento de enfermedades
ginecológicas e infertilidad que surge luego de 30 años de investigaciones efectuadas por
un profesor norteamericano de ginecología, el Dr. Thomas HILGERS, y sus colaboradores.
Se basa en el trabajo cooperativo entre la pareja y un grupo interdisciplinario de
especialistas.
En esta técnica, la pareja, luego de un proceso educativo científicamente probado,
observa y anota de forma estandarizada datos de marcadores biológicos relacionados con el
funcionamiento del sistema reproductor femenino a través del Modelo Creighton86
; y los
especialistas se basan en dichas observaciones para diseñar la estrategia de exámenes que
deben completar el diagnóstico, y luego diseñan el tratamiento. Conjuntamente, se hace una
lectura cuidadosa de otras propuestas semejantes, en particular el Método de la Ovulación
Billings, pero introduce el concepto de estandarización de las observaciones, desarrolla una
propuesta curricular para enseñar a la persona cómo reconocer el moco cervical y cómo
codificar lo observado, y generar datos estandarizados que se puedan comprender e
interpretar en diferentes lugares, y sobre los que un médico puede actuar para generar una
situación fértil óptima; lo cual se encuentra publicado en los resultados recogidos en
85
Puede verse THOMAS, W. y M. D. GILGERS. The Medical & Surgical Practice of
NaProTECHNOLOGY. El proyecto comenzó en San Luis, Missouri, y luego fue continuado en Omaha,
Nebraska, desde donde se ha extendido a diversos países principalmente de habla inglesa. Recientemente
Chile y Polonia han logrado incorporar nuevos grupos para ofrecer la NaProTecnología. 86
El Modelo Creighton ayuda a las mujeres a saber cuándo son más fértiles, lo que les permite procurar
el embarazo en esos días: solo esta información es suficiente para que un 25% de las parejas con infertilidad
logre un embarazo. Cfr. STANFORD, J. B., PARNELL T.A. & BOYLE, P.C. Outcomes from treatment of
infertility with Natural Procreative Technology in an Irish General Practice. J Am Board Fam Med 21, 2008,
pp. 375-384. Así, la graficación permitirá, por ejemplo, determinar si hay un problema de producción de
hidrogel cervical durante los días en que ella es capaz de lograr el embarazo (unos 4 o 6 por ciclo),
fundamental para la migración espermática, así como determinar en qué días específicos se deben realizar los
exámenes hormonales, independientemente de si la mujer tiene ciclos regulares o no. Luego de establecer el
perfil de infertilidad de la pareja, se procede a restablecer el funcionamiento normal del sistema reproductor, a
través de técnicas de uso universal pero con características mejoradas. Esta técnica es efectiva tratando
enfermedades como la endometriosis, disfunciones orgánicas, desórdenes relacionados con la ovulación,
deficiencia de la fase lútea, enfermedad adhesiva pélvica, defectos tubáricos, ovarios poliquísticos y otras
condiciones. El uso del Modelo Creighton hace que todo el abordaje diagnóstico y de tratamiento sea
diferente y más efectivo al abordaje tradicional de infertilidad.
27
revistas médicas especializadas87
. Así, la NaProTecnología hace distinto el abordaje desde
el principio hasta el final, porque se basa en la información que brinda la mujer de lo que le
ocurre cada día, luego desarrolla pruebas diagnósticas más adecuadas basadas en la gráfica
Creighton, y hace un diseño que restituye el funcionamiento normal, sin utilizar remedios
superficiales, contraproducentes o con efectos gravemente indeseables, como sí lo hacen
otros enfoques.
La NaProTecnología incluye aplicaciones médicas, quirúrgicas y perinatales88
; y,
evita la manipulación de los gametos y los embriones, toda vez que se centra en determinar
las causas de la infertilidad para poder eliminarlas. Entonces, la NaProTecnología es un
método que sí ayuda a las parejas que padecen infertilidad en tanto implica la realización
de un diagnóstico expedito de las causas de la infertilidad de la pareja y diseña la estrategia
para que tanto la mujer como el varón recuperen su salud reproductiva y la mantengan.
Esta técnica resulta ser exitosa89
y más eficaz en tanto presenta un nivel de
embarazos y nacimientos superior al nivel obtenido con que la FIV. Mediante la
NaProTecnología ya se ha logrado mejores resultados comprobados que la reproducción
artificial. Por ejemplo, en un estudio realizado por Hilgers y colaboradores en el 2004, de
1045 mujeres tratadas por infertilidad, con una edad media de 30.4 años y un promedio de
3.42 años de tratar de lograr un embarazo, se obtuvieron tasas del 81.8% de éxito (niño
nacido) para anovulación, 62.5% para síndrome de ovarios poliquísticos, 56.7% para
endometriosis y 38.4% para oclusión tubárica90
. Todos estos porcentajes son mejores que
los logrados por FIV para estas mismas causas.
Además, es importante destacar que la NaProTecnología, a diferencia de la FIV, no
produce mortalidad de embriones ni afecta la salud de los neonatos ni de la mujer, al
contrario, favorece su salud. Asimismo, a diferencia de la FIV, la NaProTecnología busca
las causas subyacentes de la infertilidad y las corrige, y puede mantener la salud
reproductiva, por lo que se pueden conseguir sucesivos embarazos exitosos. A mayor
razón, la NaProTecnología, a diferencia de la FIV, no produce embarazos múltiples (3.2%91
en NaProTecnología versus 20.8%92
en FIV).
87
HILGERS, T.W. y J. B. STANFORD. Creighton Model NaProEducation Technology for avoiding
pregnancy. Use effectiveness. J Reprod Med. 43(6), 1998, pp. 495-502. 88
HILGERS, T.H. The Medical & Surgical Practice of NaProTechnology, 2004, ISBN 0-9744147-0-0. 89
Existen técnicas alternativas a la FIV, por ejemplo, la utilización de tecnología procreativa natural ha
tenido un éxito del 38.4% para tratar la oclusión tubárica, que contrasta con la FIV que tiene un éxito del
27.2%. HILGERS, T. The NaProTechnology Revolution. Baufort, New York. 2010, p. 253. Asimismo, véase
Stanford, J.B., T.A. Parnell and P.C. Boyle. 2008. Outcomes from treatment of Infertility with Natural
Procreative Techonology in an Irish General Practice. J Am Board Fam Med 21: 375-384. 90
HILGERS, T. H. The NaProTechnology Revolution, 2010, ISBN 978-0-8253-0626-6. 91
HILGERS, T.H., 2004. Op. Cit. 92
DE MOUZON, J., V. GOOSSENS, S. BHATTACHARYA, J. A. CASTILLA, A. P. FERRARETTI,
V. KORSAK, M. KUPKA, K. G. NYGREN y A. NYBOE ANDERSEN. European IVF-monitoring (EIM)
Consortium, for the European Society of Human Reproduction and Embryology (ESHRE). 2010. Assisted
28
Finalmente, el abordaje de la NaProTecnología es generalmente muchísimo más
barato y menos gravosa que la FIV. Así por ejemplo, se tiene que, dentro de los costos
económicos de las técnicas de reproducción asistida (FIV), la Doctora en ciencias
Biomédicas, Alejandra HUERTA, ha llegado a comentar que “El costo de estos tratamiento
es muy elevado aún cuando la mujer sea joven y no tenga tantas complicaciones. Por
ejemplo, se ha reportado que en mujeres menores de 32 años es de $22,857 USD y en
mayores de 40 años se eleva a $34,666 USD”93
; en cambio, los costos del tratamiento con
la NaProTecnología son muy bajos, van desde los $150.00 hasta los $800.00 por ciclo de
tratamiento94
.
En términos conclusivos, se tiene que la NaProTecnología es ampliamente más
ventajosa que la FIV. Lo podemos resumir en el siguiente cuadro:
Característica a compararse NaPro FIV
Sirve para identificar la causa de la infertilidad Sí No
Trata la enfermedad Sí No
Consigue más embarazos exitosos Sí No
Permite descubrir los días más fértiles para tener
relaciones
Sí No
Más costo-efectiva Sí No
Pone los fundamentos para descubrir nuevos
tratamientos
Sí No
Se construye sobre la base de destruir vidas humanas No Sí
Se consigue más rápido el embarazo* No Sí
* Cuando se consigue.
reproductive technology in Europe, 2006: results generated from European registers by ESHRE. Hum
Reprod. 25, pp. 1851-1862. 93
HUERTA ZEPEDA, Alejandra. Op. cit. De acuerdo al pie de página 22 de la investigación citada,
según cita, esos datos han sido contrastados con los que se reportan en “Henne MB, Stegmann BJ, Neithardt
AB, Catherino WH, Armstrong AY, Kao TC, Segars JH., The combined effect of age and basal follicle--
stimulating hormone on the cost of a live birth at assisted reproductive technology. Fertil Steril 2008 Jan;
89(1): 104-10. Chambers GM., Ho MT., Sullivan EA. Assisted reproductive technology treatment costs of a
live birth: an age--stratified cost–outcome study of treatment in Australia. Med J. Aust. 2006 Feb; 184(4):
155--158. Moolenaar LM, Broekmans FJ, van Disseldorp J, Fauser BC, Eijkemans MJ, Hompes PG, van der
Veen F, Mol BW. Cost effectiveness of ovarian reserve testing in in vitro fertilization: a Markov decision-
analytic model. Fertil Steril. 2011 Oct; 96(4):889”. 94
http://www.crhoy.com/naprotecnologia-una-nueva-oportunidad-para-procrear/
http://www.revistavive.com/index.php/personaje/44-la-naprotecnologia
Consultadas el 30 de agosto de 2012.
29
V. CONCLUSIÓN
El acceso a la FIV no cumple con los requisitos para ser considerada como un
derecho humano: ni es un derecho subjetivo, ni puede ser ofrecida a todos como una norma
que satisface intereses universalizables al lesionar y poner en riesgo la vida y la salud
humana. La NaProTecnología, por el contrario, es una técnica segura y más eficiente para
contribuir que las personas infértiles puedan tener hijos. En consecuencia, la demanda de la
Comisión Interamericana debe ser desestimada, por lo que la Corte IDH debe liberar al
Estado de Costa Rica de todo cargo.
Atentamente,
Instituto Solidaridad y Derechos Humanos
Dr. Reynaldo Bustamante Alarcón Presidente