amicus curiae caso mendoza

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AMICUS CURIAE CASO 12.561 CÉSAR ALBERTO MENDOZA Y OTROS (Prisión y reclusión perpetuas de adolescentes) Presentan este Amicus Curiae particularmente el siguiente grupo de investigadores: Silvana Di Vincenzo (Investigadora del Centro de Estudios de Ejecución Penal)

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Amicus Curiae presentado por cuatro investigadores del CEEP ante la Corte IDH sobre el caso Mendoza.

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AMICUS CURIAE

CASO 12.561

CÉSAR ALBERTO MENDOZA Y OTROS

(Prisión y reclusión perpetuas de adolescentes)

Presentan este Amicus Curiae particularmente el siguiente

grupo de investigadores:

Silvana Di Vincenzo (Investigadora del Centro de Estudios de Ejecución Penal)

Ariel Sebastian Garin (Investigador del Centro de Estudios de Ejecución Penal)

Nvard Nazaryan (Investigadora del Centro de Estudios de Ejecución Penal)

Adalberto Polti (Investigador del Centro de Estudios de Ejecución Penal)

I- PRESENTACIÓN

Venimos a presentarnos en el caso No. 12.561, “César Alberto

Mendoza y Otros”, que tramita ante esta Corte Interamericana de Derechos

Humanos (en adelante la “Corte”, “Corte Interamericana”, “Honorable Corte”,

“ilustre Corte” o “CorteIDH”, indistintamente) y sometemos a consideración de

V.E. el presente memorial en derecho, en calidad de Amici Curiae (“amigo de la

Corte”), en el que ofrecemos un análisis fáctico y jurídico de los hechos en los

que se fundan las alegaciones de las presuntas victimas.

El presente amicus curiae es presentado en conformidad con los

artículos 44 y 28.1 del Reglamento de la Corte Interamericana de Derechos

Humanos (en adelante “el Reglamento”) ante esta Honorable Corte, por el

grupo de académicos/as e investigadores/as que suscriben este documento:

Silvana Di Vincenzo (Investigadora del Centro de Estudios de Ejecución

Penal), Ariel Sebastian Garin (Investigador del Centro de Estudios de Ejecución

Penal), Nvard Nazaryan (Investigadora del Centro de Estudios de Ejecución

Penal), Adalberto Polti (Investigador del Centro de Estudios de Ejecución

Penal). Todos constituyendo domicilio en Av. Presidente Quintana 440

(C1425CKB), piso 14 “G”. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Republica

Argentina. Teléfono: (54 011) 4804-1284. Mail:

[email protected]

Quienes firman el presente informe se desempeñan actualmente en

diversos organismos de Derechos Humanos, siendo docentes en diversas

universidades del país y ejerciendo la abogacía ya particularmente ya en el

sistema judicial. Son además Investigadores en el Centro de Estudios de

Ejecución Penal, el cual se encuentra cumpliendo sus funciones dentro del

Departamento de Derecho Penal y Criminología de la Facultad de Derecho,

Universidad de Buenos Aires1, hace poco menos de una década, desarrollando

investigaciones y capacitaciones en el ámbito de la ejecución de la pena, con el

fin de resolver los problemas que aquejan a nuestra sociedad dando

respuestas a las injusticias que asimismo se presentan tomando como meta

garantizar la plena vigencia en el respeto de los derechos humanos de las

personas privadas de libertad. Junto a esto, la experiencia académica y

1 http://www.derecho.uba.ar/institucional/depto_penal_criminologia_cep.php

práctica acumulada de quienes presentan este documento dentro del ámbito de

la Ejecución de la Pena y mas precisamente dentro de la esfera de nuestro

sistema penitenciario nacional, ya federal, ya provincial, respalda el análisis

que a continuación se desarrolla. Al mismo tiempo, esa misma experiencia fue

el impulso para buscar asistir a esta Honorable Corte, al considerar que las

cuestiones que hoy se someten a su conocimiento se enmarcan en un proceso

de reflexión sobre el presente y futuro del Sistema Interamericano de

Protección a los Derechos Humanos, el cual debe ser inclusivo, participativo y

público, y llevar a la consolidación de la protección del ser humano en todo el

continente.

II- INTERES QUE MOTIVA ESTA PRESENTACIÓN

Como académicos e investigadores nos sentimos motivados a efectuar

este informe ante esta Honorable Corte debido a la implicancia que la temática

que se suscita representa en el ámbito interamericano, en particular teniendo

presente los instrumentos y normativas interamericanas e internacionales que

se manifiestan en contra a un trato a los menores de edad en la aplicación de

sanciones penales que se asemeje a aquellos aplicables a quienes han

cumplido la mayoría de edad, teniendo como meta la reinserción social de la

persona humana considerada como un fin en si misma y no como un medio

para la consecución de fines externos a su persona.

Dicho esto, y debido a que el caso aquí en cuestión ha tenido lugar

dentro del sistema penitenciario de la Republica Argentina, donde se ha

cuestionado la adecuación del sistema penal a la normativa interamericana e

internacional, es que inevitablemente ha debido surgir nuestra mas alta

preocupación, motivándonos a brindar mediante el presente escrito nuestra

perspectiva jurídica fundada sobre las violaciones que han alegado las

presuntas victimas de los hechos que dan lugar al caso.

Siendo conscientes de que la decisión que eventualmente adopte este

Honorable Tribunal será la de mayor importancia para el logro de una efectiva

protección de los derechos humanos de las personas privadas de libertad, es

que nos acercamos en calidad de “amigos del tribunal”.

III- ANTECEDENTES:

El presente caso ha tenido lugar tras recibir la Comisión Interamericana

de Derechos Humanos (en adelante “la Comisión”) una serie de denuncias

entre el 9 de abril de 2002 y el 30 de diciembre de 2003, a favor de: César

Alberto Mendoza, Claudio David Núñez, Lucas Matías Mendoza, Saúl Cristian

Roldán Cajal y Ricardo David Videla Fernández. Con la particularidad de

tratarse todas de reclamos referidos a la imposición de la pena de prisión

perpetua a adolescentes, fueron estos tratados en conjunto bajo el expediente

270/02, declarado admisible por la Comisión mediante el informe 26/08

registrado con el numero de caso 12.561.

Estos casos han llegado a ser tratados dentro del sistema interamericano de

protección a los Derechos Humanos tras un largo recorrido en la jurisdicción

interna del estado:

- César Alberto Mendoza

El 28 de octubre de 1999, el Tribunal Oral de Menores No. 1 de la

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la causa No. 1048, declaró a

César Alberto Mendoza coautor penalmente responsable de los

delitos de robo calificado perpetrado con armas en cuatro

oportunidades, homicidio calificado en dos oportunidades y lesiones

graves, todos los cuales concurren materialmente entre sí. Con base

en la Ley 22.278, César Alberto Mendoza fue condenado a la pena

de prisión perpetua2. Los delitos por los cuales César Alberto

Mendoza fue condenado, tuvieron lugar cuando contaba con 17

años y 10 meses de edad.

Contra esta resolución de primera instancia la defensora pública

oficial de la causa interpuso recurso de casación el 16 de noviembre

de 1999 y, ese mismo día, 16 de noviembre de 1999, también

interpuso recurso de inconstitucionalidad contra la sentencia,

2 Petición inicial a favor de César Alberto Mendoza recibida el 17 de junio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Sentencia del Tribunal Oral de Menores No. 1 de 28 de octubre de 1999, causa No. 1048.

alegando que la sentencia impuesta constituye una “pena cruel,

inhumana y degradante, incompatible con la readaptación social” y,

por lo tanto, contraria a la Constitución Nacional y a otros tratados de

derechos humanos de los cuales el Estado es parte3. Asimismo, la

titular de la Defensoría Pública de Menores No. 3, interpuso también

un recurso de inconstitucionalidad contra la sentencia condenatoria,

el 18 de noviembre de 19994.

El Tribunal Oral de Menores, actuando como tribunal habilitador de

la instancia superior, mediante resolución del 30 de noviembre de

1999 rechazó el recurso de casación por considerar que las

valoraciones que realizan los magistrados relativas a la graduación

de la pena a imponer, quedan, por vía de principio, excluidas del

control casatorio5.

Contra dicha resolución, la defensora pública oficial de la causa

interpuso recurso de queja por denegación de la casación, donde

planteó nuevamente la indebida aplicación del artículo 4 de la Ley

22.278 sobre la base de que el tribunal de primera instancia no

fundamentó debidamente las razones por las cuales aplicó la pena

de prisión perpetua6. Este recurso fue desestimado por la Cámara

Nacional de Casación Penal mediante fallo del 23 de junio de 2000.

El 24 de agosto de 2000 fue declarado inadmisible el recurso

extraordinario federal interpuesto por la defensa

3 Petición inicial a favor de César Alberto Mendoza recibida el 17 de junio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la Defensora Oficial Pública Nelly Allende el 16 de noviembre de 1999, causa No. 1048. 4 Petición inicial a favor de César Alberto Mendoza recibida el 17 de junio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la Defensora Pública de Menores Claudia López Reta el 18 de noviembre de 1999, causa No. 1048.5 En esta resolución el Tribunal reiteró que: “es la facultad del Tribunal de mérito efectuar una revisión de cada recurso a fin de examinar si, en su interposición, se han observado las condiciones formales que la ley prevé y, además, que su decisión no debe ceñirse solo al recuento de esas exigencias, debiendo avanzar sobre las condiciones de admisibilidad e impidiendo el progreso del trámite, cuando de su estudio surja la improcedencia de la vía recursiva. Ello no implica que el Tribunal se convierta en Juez de su propio fallo, sino que participa en la habilitación de la instancia superior […]”. Petición inicial a favor de César Alberto Mendoza recibida el 17 de junio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Resolución del Tribunal Oral de Menores No. 1 del 30 de noviembre de 1999, causa No. 1048.6

- Claudio David Núñez y Lucas Matías Mendoza

Claudio David Núñez y Lucas Matías Mendoza fueron procesados

conjuntamente, por el Tribunal Oral de Menores No. 1 de la Ciudad

Autónoma de Buenos Aires.

El 12 de abril de 1999 el Tribunal declaró a Claudio David Núñez

penalmente responsable de los delitos de homicidio calificado

reiterado en cinco oportunidades, robo agravado por el uso de armas

reiterado en ocho oportunidades, tenencia ilegítima de arma de

guerra y asociación ilícita. Claudio David Núñez fue condenado a la

pena de reclusión perpetua7.

En la misma resolución, el tribunal declaró a Lucas Matías Mendoza

penalmente responsable de los delitos de homicidio calificado

reiterado en dos oportunidades; robo agravado por el uso de armas

en ocho oportunidades; asociación ilícita y tenencia ilegítima de

arma de guerra. Lucas Matías Mendoza fue condenado a la pena de

prisión perpetua8. Los delitos por los cuales Claudio David Núñez y

Lucas Matías Mendoza fueron condenados, tuvieron lugar cuando

contaban con 17 y 16 años de edad, respectivamente.

Contra esta sentencia condenatoria emitida por el Tribunal Oral de

Menores No. 1 se interpusieron tres recursos de casación: (a) a

favor de Lucas Matías Mendoza, presentado por su defensora

particular9; (b) a favor de Claudio David Núñez, presentado por la

defensa pública oficial de la causa10; y (c) a favor de Lucas Matías

7 Petición inicial a favor de Claudio David Núñez recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Sentencia. Causa número 833/838/839/851/910/920/937/972/1069. En el caso específico de Claudio David Núñez, se observa que fue condenado a reclusión perpetua, la cual presenta algunas diferencias que la hacen más gravosa que la prisión perpetua. Entre dichas diferencias, cabe mencionar el artículo 24 del Código Penal de la Nación, según el cual: La prisión preventiva se computará así: por dos días de prisión preventiva, uno de reclusión; por un día de prisión preventiva, uno de prisión, o dos de inhabilitación o la cantidad de multa que el tribunal fijase entre $ 35 y $ 175. La Comisión no cuenta con información detallada sobre cómo esta regulación se vio reflejada en el caso de Claudio David Núñez. 8 Petición inicial a favor de Lucas Matías Mendoza recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Sentencia. Causa número 833/838/839/851/910/920/937/972/10699 Petición inicial a favor de Lucas Matías Mendoza recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso de casación interpuesto por la abogada Mirta Beatriz López el 3 de mayo de 1999, causas No. 833/838/839/851/910/920/937/972/106910 Petición inicial a favor de Claudio David Núñez recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso de casación interpuesto por la Defensora Pública Oficial

Mendoza y Claudio David Núñez, presentado por la Defensoría

Pública de Menores11. Además, se interpusieron contra aquella

sentencia dos recursos de inconstitucionalidad: uno12, por la

Defensora Pública de Menores, a favor de Lucas Matías Mendoza y

Claudio David Núñez, y otro, a favor de Claudio David Núñez, por su

defensora pública oficial13.

En cuanto a los recursos de inconstitucionalidad, la Defensora

Pública de Menores alegó que las penas de reclusión y prisión

perpetuas aplicadas a personas que delinquieron siendo menores de

18 años violaba el artículo 37(a) de la Convención de los Derechos

del Niño y, por ende la Constitución Nacional, que prohíbe que los

niños sean sometidos a torturas o tratos crueles, inhumanos o

degradantes14. La defensora oficial de la causa también utilizó este

argumento en el recurso de inconstitucionalidad que interpuso,

refiriendo que este tipo de penas violaban disposiciones similares de

otros tratados internacionales ratificados por la Argentina, señalando

así a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la

Convención Americana sobre Derechos Humanos, el Pacto

Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención contra

la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o

Degradantes15.

Nelly Allende el 3 de mayo de 1999, causas No. 833/838/839/851/910/920/937/972/106911 Peticiones iniciales a favor de Claudio David Núñez y Lucas Matías Mendoza, recibidas el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso de casación interpuesto por la Defensora Pública de Menores María Luz de Fazio el 3 de mayo de 1999, causas No. 833/838/839/851/910/920/937/972/1069.12 Petición inicial a favor de Lucas Matías Mendoza recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la Defensora Pública de Menores María Luz de Fazio el 3 de mayo de 1999, causas No. 833/838/839/851/910/920/937/972/1069.13 Petición inicial a favor de Claudio David Núñez recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la Defensora Pública Oficial Nelly Allende el 3 de mayo de 1999, causas No. 833/838/839/851/910/920/937/972/106914 Petición inicial a favor de Lucas Matías Mendoza recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la Defensora Pública de Menores María Luz de Fazio el 3 de mayo de 1999, causas No. 833/838/839/851/910/920/937/972/1069.15 Petición inicial a favor de Claudio David Núñez recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la Defensora Oficial Pública Nelly Allende el 3 de mayo de 1999, casusa No. 833/838/839/851/910/920/937/972/1069.

En su resolución de 6 de mayo de 1999, el Tribunal Oral de Menores

No. 1 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se pronunció

rechazando estos cinco recursos (los tres de casación y los dos de

inconstitucionalidad).

Contra esta resolución del Tribunal Oral de Menores, tanto la

representante de Lucas Matías Mendoza16, como la Defensoría

Publica Oficial17 y la de Menores18 presentaron los correspondientes

recursos de queja por casación denegada ante la Cámara Nacional

de Casación Penal.

La Cámara Nacional de Casación Penal mediante fallo del 4 de abril

de 2000 se pronunció sobre el punto específico del recurso de queja

planteado por la Defensoría Pública Oficial a favor de Claudio David

Núñez, que había declarado admisible. Al respecto, determinó que el

a quo había cumplido efectivamente con los requisitos establecidos

en el artículo 4 de la Ley 22.278. Además, el tribunal concluyó que

“la sentencia impugnada se encuentra suficientemente fundada en

orden a su decisión relativa a la individualización de la pena

impuesta a Claudio David Núñez”; considerando además el tribunal

que la pena impuesta guarda entera proporcionalidad con la

magnitud y la gravedad de los delitos por los cuales aquel fue

condenado19.

La Defensoría Pública Oficial, actuando en representación de

Claudio David Núñez, presentó recurso extraordinario contra el fallo

emitido por la Cámara el 19 de abril del 2000 que rechazó los

16 Petición inicial a favor de Lucas Matías Mendoza recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso de queja por casación denegada interpuesto por la abogada Mirta Beatriz López el 17 de mayo de 1999, en las causas 833/838/839/851/910/920/937/972/1069.17 Petición inicial a favor de Claudio David Núñez recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso de queja por casación denegada interpuesto por la Defensora Pública Oficial Nelly Allende el 3 de mayo de 1999, causas 833/838/839/851/910/920/937/972/1069. 18 Petición inicial a favor de Lucas Matías Mendoza recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso de queja por casación denegada interpuesto por la Defensora Pública de Menores María Luz de Fazio el 13 de mayo de 1999, causas 833/838/839/851/910/920/937/972/1069.19 Petición inicial a favor de Claudio David Núñez recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2. Resoluciones Judiciales. Resolución de la Sala Ii de la Cámara Nacional de Casación Penal del 4 de abril de 2000, causa No. 2209.

recursos de casación e inconstitucionalidad planteados por la

Defensoría Pública de Menores20. Este recurso fue declarado

inadmisible por la Cámara Nacional de Casación Penal el 3 de

agosto de 200021 y la decisión fue notificada a Claudio David Núñez

el 6 de septiembre de ese año22. Contra esta resolución denegatoria

del recurso extraordinario, la Defensoría Pública Oficial interpuso

recurso de queja ante la Corte Suprema de la Nación el 19 de

septiembre de 200023, el cual fue rechazado por extemporáneo el 23

de agosto de 200124.

La Defensora particular de Lucas Matías Mendoza interpuso recurso

extraordinario contra el rechazo definitivo del recurso de casación25.

Este recurso fue rechazado por la Cámara Nacional de Casación

Penal, en su función de tribunal habilitador26 y, posteriormente,

desestimado formalmente por la Corte Suprema de Justicia de la

Nación sobre la base de que la queja no refuta los motivos de la

resolución denegatoria del recurso extraordinario27.

- Saúl Cristian Roldán Cajal

20 Petición inicial a favor de Claudio David Núñez recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso extraordinario presentado por el Defensor Público Oficial Guillermo Lozano el 15 de junio de 2000, causa No. 2211.21 Petición inicial a favor de Claudio David Núñez recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Resolución de la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal del 3 de agosto de 2000, causa No. 2211.22 Petición inicial a favor de Claudio David Núñez recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Boleta de notificación del 6 de septiembre de 2000 firmada por la Ayudante 3ra María Cristina Hassan Auxiliar Sección Despacho. 23 Petición inicial a favor de Claudio David Núñez recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Oficio recibido el 20 de septiembre de 2000 por medio del cual el Defensor Público Oficial Guillermo Lozano notifica a la Cámara Nacional de Casación Penal que ha interpuesto recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, causa No. 2211. 24 Petición inicial a favor de Claudio David Núñez recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación del 23 de agosto de 2001, causa No. 193/00.25 Petición inicial a favor de Lucas Matías Mendoza recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Recurso extraordinario federal presentado por la abogada Mirta Beatriz López el 10 de mayo de 2000, causa No. 2215. 26 Petición inicial a favor de Lucas Matías Mendoza recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Resolución de la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal del 1 de junio de 2000, causa No. 2215.27 Petición inicial a favor de Lucas Matías Mendoza recibida el 1 de julio de 2002. Anexo 2: Resoluciones Judiciales. Resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación del 3 de abril de 2001, causa 768/00.

El 8 de marzo de 2002 el Tribunal en lo Penal de Menores de la

Primera Circunscripción Judicial de la Provincia de Mendoza impuso

a Saúl Cristian Roldán Cajal la pena de prisión perpetua como “autor

de los delitos de homicidio agravado en concurso real con robo

agravado”28. Los delitos por los cuales Saúl Cristian Roldán Cajal fue

condenado, tuvieron lugar cuando aún no había alcanzado los 18

años de edad.

La defensora oficial de la causa interpuso recurso de casación

contra dicha resolución alegando que no se merituó debidamente el

resultado del tratamiento tutelar al que fue sometido Saúl Cristian

Roldán y su positivo progreso, careciendo la sentencia de motivación

en ese sentido y, señaló, que éste debía ser acreedor a la reducción

de pena contemplada en el artículo 4 de la Ley 22.27829.

Mediante sentencia del 5 de agosto de 2002 la Suprema Corte de

Justicia de la Provincia de Mendoza rechazó este recurso de

casación. Este tribunal estimó que la defensa procuraba una revisión

de cuestiones de hecho y prueba y, frente a ese planteamiento la

Suprema Corte de Justicia consideró que “la valoración de los

materiales de la causa es privativo del tribunal a-quo, y que mientras

en esa actividad se hayan respetado los postulados que gobiernan el

correcto entendimiento humano, la misma permanece incensurable

en casación". Asimismo, refirió que “no ha mediado la falta de

fundamentación esgrimida. El tribunal de mérito ha consignado en

sus considerandos las razones de su decisión (…). En relación al

valor que el a-quo haya acordado al régimen tutelar, el mismo

deviene inobjetable en casación…”30.

28 Petición inicial a favor de Saúl Cristian Roldán Cajal recibida el 15 de agosto de 2003. Anexo 2. Resoluciones Judiciales. Sentencia del Tribunal en lo Penal de Menores de la Primera Circunscripción de 8 de marzo de 2002, causa 5/00.29 Según el relato contenido en la Resolución del 5 de agosto de 2003 del Recurso de Casación. Petición inicial a favor de Saúl Cristian Roldán Cajal recibida el 15 de agosto de 2002. Anexo 2. Resoluciones Judiciales.30 Petición inicial a favor de Saúl Cristian Roldán Cajal recibida el 15 de agosto de 2003. Anexo 2. Resoluciones Judiciales. Resolución de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza del 5 de agosto de 2002, causa No. 73.771.

- Ricardo David Videla Fernández.

El 28 de noviembre de 2002 el Tribunal en lo Penal de Menores de

la Primera Circunscripción Judicial de la Provincia de Mendoza

impuso a Ricardo David Videla Fernández la pena de prisión

perpetua como sanción por los siguientes delitos: dos homicidios

agravados; cinco robos agravados; un robo agravado en grado de

tentativa; coacción agravada; tenencia de arma de guerra, y porte

ilegítimo de arma de uso civil. Respecto de estos delitos se iniciaron

nueve causas penales31 Los delitos por los cuales Ricardo David

Videla Fernández fue condenado, tuvieron lugar cuando contaba con

17 años y 9 meses de edad, respectivamente.

El 19 de diciembre de 2002 el defensor particular de Ricardo David

Videla Fernández presentó recursos de casación por cada una de

las causas acumuladas alegando errónea aplicación del derecho en

la sentencia. Específicamente se indicaron como agravios la falta de

declaratoria de nulidad de algunos medios de prueba utilizados, la

errónea aplicación del derecho sustantivo en la determinación del

tipo penal aplicable a la conducta desplegada, la falta de motivación,

la motivación ilógica y la arbitrariedad de la sentencia32.

Estos recursos fueron desestimados formalmente por la Suprema

Corte de la Provincia de Mendoza, mediante fallo del 24 de abril de

2003

Contra esta sentencia la defensa del procesado interpuso recurso

extraordinario federal ante la Suprema Corte de Justicia de la

Provincia de Mendoza33. Este recurso fue denegado mediante

resolución del 25 de junio de 2003, tras estimar que los agravios

31 Causas penales números: 109/02, 110/02, 111/02, 112/02, 113/02, 116/02, 117/02, 120/02 y 121/02. Petición inicial a favor de Ricardo David Videla Fernández recibida el 30 de diciembre de 2003. Anexos. Sentencia No. 107 del Tribunal en lo Penal de la Primera Circunscripción de la Provincia de Mendoza del 28 de noviembre de 2002.32 Petición inicial a favor de Ricardo David Videla Fernández recibida el 30 de diciembre de 2003. Anexos. Ver recursos de casación sucesivos presentados el 19 de diciembre de 2002 por el Defensor particular Fernando Gastón Peñaloza, causas: No. 121/02; 116/02; 112/02; 109/02; 110/02; y 117/02.33 Petición inicial a favor de Ricardo David Videla Fernández recibida el 30 de diciembre de 2003. Anexos. Recurso extraordinario federal interpuesto por el abogado Fernando Gastón Peñaloza el 22 de mayo de 2003, causa No. 76.063.

presentados por el recurrente consistían en su mero disenso con el

criterio previo del tribunal en cuanto al cumplimiento de los requisitos

formales del recurso de casación34. Ricardo David Videla Fernández

interpuso contra esta sentencia un recurso de queja ante la Corte

Suprema de Justicia de la Nación, el cual fue negado mediante

resolución del 14 de octubre de 200335.

Los peticionarios alegaron ante la Comisión que la República Argentina

ha incurrido en responsabilidad en el marco de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos (en adelante “la Convención”) por la presunta violación

de los derechos consagrados en los artículos 5 (integridad personal), 7 (libertad

personal), 8 (garantías judiciales) y 19 (derechos del niño), con relación a los

artículos 1.1 (obligación de respetar los derechos) y 2 (deber de adoptar

disposiciones de derecho interno) por haber impuesto a las presuntas víctimas

la pena de prisión perpetua, por delitos perpetrados siendo menores de 18

años, por no haber contado con una revisión plena de las sentencias

condenatorias por los tribunales superiores, así como por su internamiento en

cárceles de máxima seguridad que, según alegatos de los peticionarios han

perjudicado su integridad personal, limitando también su desarrollo personal.

En la petición se señala que las presuntas víctimas tenían entre 16 y 17

años al momento de cometer los delitos por los cuales habrían sido

condenados a la pena de prisión perpetua. Se refiere, asimismo, que en el

ámbito interno, la defensa de los ahora jóvenes interpuso los respectivos

recursos de casación contra las sentencias condenatorias, los cuales habrían

sido denegados por cuestiones formales, con lo que los peticionarios

argumentan que las presuntas víctimas no contaron con una revisión, por

tribunal superior, de los fallos que los condenaron a prisión perpetua.

Asimismo, en la petición se indica que la defensa de los jóvenes interpuso

diversos recursos cuestionando la constitucionalidad de las penas impuestas,

34 Petición inicial a favor de Ricardo David Videla Fernández recibida el 30 de diciembre de 2003. Anexos. Resolución de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza del 25 de junio de 2003, causa 76.063.35 Petición inicial a favor de Ricardo David Videla Fernández recibida el 30 de diciembre de 2003. Anexos. Resolución de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza de 14 de octubre de 2003, causa No. 109 y otros.

por tratarse de personas que al momento de cometer los ilícitos penales eran

menores de 18 años; dichos recursos fueron rechazados por las autoridades

judiciales, al considerar que la aplicación de la pena, en cada caso, se realizó

conforme a la Constitución y la legislación argentina aplicable.

En resumen entendemos que las cuestiones a analizarse para la

resolución del presente caso son las que siguen:

1-       Imposición de prisión perpetua a menores de edad

2- Vinculación con los calificativos de “tortura”, “cruel, inhumano y

degradante”.

3-       Violación al deber de brindar una doble instancia judicial.

4-      Conclusiones.

Procederemos a continuación a expedirnos sobre estas cuestiones.

IMPOSICION DE PRISION PERPETUA A MENORES DE EDAD.

Debemos en primer lugar ubicarnos en el contexto sobre el que estamos

trabajando, aquel que nos lleva a escribir este amicus. Esto es, el instituto,

herramienta o pena de la prisión perpetua, como quiera que se lo denomine.

No siendo objeto de este desarrollo discutir su validez ni en nuestro país ni en

el ámbito interamericano sino más bien delimitar su alcance.

La prisión perpetua es, en nuestro país y en todos aquellos donde la

pena de muerte ha sido abolida, la sanción más severa que se puede aplicar a

quien ha cometido un delito. Es, por ende, una sanción que procede solo ante

los delitos más graves que tipifican las figuras más disvaliosas.

Ahora bien, no tenemos intención de discutir la validez de la prisión

perpetua como sanción aplicable a quien comete los delitos más graves, sino

mas bien su extensión a personas que debido a su situación particular se

entienden portadoras de una inmadurez emocional que las sitúa en una

posición de mayor vulnerabilidad, dignas de una protección extra por parte del

sistema jurídico y como tal objeto de un reproche distinto al que merecerían

quienes no se encuentran en esa situación.

Existe un hecho que debe ser remarcado primordialmente: en el

continente Americano hay una realidad, la Republica Argentina es el único país

signatario de la Convención Americana de Derechos Humanos que continúa

aplicando la pena de prisión perpetua a personas que al momento de cometer

un delito eran menores de 18 años36. En el resto del Continente se repudia toda

aplicación de penas a menores que no se distinguen de la aplicable a los

mayores de edad.

A modo de ejemplo, dentro del continente americano los países que

aplican penas más altas a menores de edad son Chile y Costa Rica, cuyo tope

máximo es de 10 y 15 años de prisión respectivamente. Aplicando República

Dominicana la pena más baja del continente con un tope máximo de 2 años de

prisión.

Incluso en Estados Unidos, donde la pena de muerte no ha sido abolida,

la Suprema Corte ha puesto en relieve dicha cuestión, así se indico en el caso

Simmons37 que los menores de 18 años tienen tres diferencias generales con

los adultos que demuestran que los delincuentes juveniles no pueden, a ciencia

cierta, ser incluidos en la categoría de los peores delincuentes. La propensión

de los menores a tener un comportamiento inmaduro e irresponsable da lugar a

que su conducta irresponsable no sea tan moralmente reprochable como la de

un adulto (citando el caso Thompson v Oklahoma p. 835).

Con el afán de determinar las características que hacen a los menores

de 18 años de edad merecedores de una tutela especial es menester recurrir al

Sistema Internacional de protección de los Derechos Humanos en búsqueda de

una definición de “niñez”.

El articulo 25 inc. 2 de la Declaración Universal de los Derechos

Humanos dispone que “[l]a maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados

y asistencia especiales”38. Ya la Declaración de los Derechos del Niño dispuso

36 En efecto desde 1997 hasta la fecha se han aplicado como mínimo catorce sentencias a menores ordenando prisión perpetua. Cf. Juliano, Mario Alberto y Ávila, Fernando. Contra la prisión perpetua. Editores del Puerto, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2012. Pág. 154.37 Suprema Corte de los Estados Unidos. ROPER V. SIMMONS (03-633) 543 U.S. 551 (2005), 112 S. W. 3d 397, affirmed.38 Derecho también enunciado en la Declaración de Ginebra de 1924 sobre los Derechos del Niño, la Declaración de los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General el 20 de noviembre de 1959, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

en su artículo 8 que “[e]l niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre

los primeros que reciban protección y socorro”.

Seguidamente la Convención sobre los Derechos del Niño, tras citar a la

Declaración de los Derechos del Niño en cuanto dispone en su preámbulo que

"el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado

especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del

nacimiento", en su artículo 1º define como niño “[…] a todo ser humano menor

de 18 años de edad […]”. Concordantemente con esta posición ha sostenido la

Honorable Corte I.D.H. que “[…] tomando en cuenta la normativa internacional

y el criterio sustentado por la Corte en otros casos, se entiende por “niño” a

toda persona que no ha cumplido 18 años de edad”39.

Podemos decir que una de las características principales de los menores

de 18 años de edad es la inmadurez, siendo su experiencia de vida menor en

relación a un adulto, considerando de este modo que esa inmadurez por sí

misma conlleva un menor grado de reprochabilidad del sujeto frente a la

comisión de un ilícito penal.

Por ello, el Estado debe garantizarle a los niños el pleno goce de sus

derechos en igualdad de condiciones, otorgándole las mismas garantías que a

los mayores, más un plus de garantías por su condición de vulnerabilidad. Ha

sostenido esta Honorable Corte I.D.H. que “[…] los niños poseen los derechos

que corresponden a todos los seres humanos, menores y adultos, y tienen

además derechos especiales derivados de su condición, a los que

corresponden deberes específicos de la familia, la sociedad y el Estado”40

Esta característica de mayor inmadurez/mayor vulnerabilidad es lo que

llevo a la Asamblea General de las Naciones Unidas a adoptar las “Reglas de

Beijing”41, las que en su artículo 2.3 disponen que “[e]n cada jurisdicción

nacional se procurará promulgar un conjunto de leyes, normas y disposiciones

aplicables específicamente a los menores delincuente […]” con el objeto de

39 Opinión Consultiva OC-17/2002 de 28 de agosto de 2002, solicitada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Párr. 42.40 Ibíd. Párr. 54.41 “Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de menores” (Reglas de Beijing). Adoptadas por la Asamblea General en su resolución 40/33, de 28 de noviembre de 1985.

“[r]esponder a las diversas necesidades de los menores delincuentes, y al

mismo tiempo proteger sus derechos básicos” entre otros. Además dispone el

artículo 19.1 que “[e]l confinamiento de menores en establecimientos

penitenciarios se utilizará en todo momento como último recurso y por el más

breve plazo posible”.

En nuestro país el Decreto 22.27842 regula el régimen penal aplicable a

menores. En lo relativo a la determinación de las penas y la posibilidad de

excarcelación el artículo 4 remite a la normativa aplicable a los adultos. Esto

permite aplicar a personas que al momento de la comisión del hecho ilícito

tenían entre 16 y 18 años de edad las penas máximas previstas en el artículo

80 del Código Penal de la Nación, a saber, la prisión y reclusión perpetuas, o

bien a discrecionalidad propia se faculta al juez a disminuir la pena al grado de

tentativa.

Si bien el Decreto 22.278 dispone que los adolescentes infractores

inicien el cumplimiento de su condena al momento de alcanzar los 18 años de

edad, la obligación de los Estados de disponer medidas especiales en materia

de justicia juvenil no se basa en la edad en la cual la condena será cumplida,

sino en el momento en el cual se generó su responsabilidad por infringir las

leyes penales.

Frente a esta legislación nacional, la Corte I.D.H. ha resaltado que

resulta evidente que las condiciones en las que participan los niños en un

proceso penal no son las mismas en que lo hace un adulto.  “Si se sostuviera

otra cosa se desconocería la realidad y se omitiría la adopción de medidas

especiales para la protección de los niños, con grave perjuicio para estos

mismos.  Por lo tanto, es indispensable reconocer y respetar las diferencias de

trato que corresponden a diferencias de situación, entre quienes participan en

un procedimiento”43.

La Convención sobre los Derechos del Niño, en su artículo 37, prohíbe

expresamente la determinación de penas capitales y de prisión perpetua sin

posibilidad de excarcelación44. De lo anterior se desprende que la pena de

prisión perpetua, no encontrándose prohibida en términos definitivos, puede ser 42 Publicado en B.O. el 28 de agosto de 1980.43 Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión Consultiva OC 17/02 de 28 de agosto de 2002.

aplicada siempre y cuando exista una posibilidad de excarcelación. En cuanto

al alcance de la posibilidad de excarcelación, el Comité de los Derechos del

Niño ha interpretado esta disposición indicando que “[…] la posibilidad de la

puesta en libertad deberá ser realista y objeto de examen periódico”45.

Conforme a esto entendemos que no es válido argumentar que la

posibilidad de libertad condicional prevista para la prisión perpetua garantiza su

adecuación al artículo 75 inc. 22 de la Constitución Nacional, en tanto los

lapsos necesarios para llegar a la mera posibilidad de aplicación del régimen

de semilibertad, previsto en 12 años conforme al artículo 17 de la ley 24.660, y

a la efectiva libertad condicional previsto en 35 años conforme al artículo 13 del

Código Penal de la Nación son demasiado prolongados como para satisfacer el

mandato convencional.

Asimismo conforme a los Instrumentos Internacionales de protección a

los Derechos Humanos se entiende al niño en una situación de mayor

vulnerabilidad y por ende merecedor de una mayor protección por parte del

Estado y de penas inferiores a las aplicables al régimen de adultos.

En este sentido, las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la

administración de la justicia de menores (Reglas de Beijing), adoptadas por la

Asamblea General en su resolución 40/33, de 28 de noviembre de 1985, en la

regla 17.1 dispone que las restricciones a la libertad personal del menor se

impondrán sólo tras cuidadoso estudio y se reducirán al mínimo posible.

En igual sentido, la Comisión desde la Relatoría sobre los Derechos de

la Niñez, en el Informe sobre la Justicia Juvenil y Derechos Humanos en las

Américas del año 2011, recomienda en conformidad con las normas y

estándares internacionales sobre la materia, que los Estados reserven el uso

de la privación de la libertad como un último recurso, y tener a disposición

medidas alternativas a la privación de libertad.  El sistema de justicia juvenil

debe además tener consideración especial con respecto a la proporcionalidad y

la duración de las penas, sean éstas privativas o no privativas de libertad.  Y

para ser legítima, toda sanción privativa de la libertad que se aplique a un niño

44 [...] No se impondrá la pena capital ni la de prisión perpetua sin posibilidad de excarcelación por delitos cometidos por menores de 18 años de edad.45 Comité de los Derechos del Niño, Observación General No. 10, Los derechos del niño en la justicia de menores, CRC/C/GC/10, 25 de abril de 2007, párr. 77.

responsable de infringir una ley penal debe cumplir con los principios de

excepcionalidad y proporcionalidad de la pena, debe ser aplicada durante el

plazo más breve posible y debe garantizar a los niños privados de su libertad

de todos sus derechos y protecciones acordes a su edad, sexo y

características individuales.  

Tanto la Corte Interamericana46 como el Comité de los Derechos del

Niño se han referido a este principio de mínima intervención.  El Comité ha

expresado que [...] la respuesta que se dé al delito debe ser siempre

proporcionada, no sólo a las circunstancias y la gravedad del delito, sino

también a la edad, la menor culpabilidad, las circunstancias y las necesidades

del menor, así como a las diversas necesidades de la sociedad, en particular a

largo plazo. La aplicación de un método estrictamente punitivo no está en

armonía con los principios básicos de la justicia de menores enunciados en el

párrafo 1 del artículo 40 de la Convención [...]47.

Es así que estando previsto en la normativa interna (art. 4 del decreto

22.278/80) la posibilidad de aplicar a los menores la pena prevista para los

delitos en tentativa en lugar de la prisión perpetua para los delitos que esta

proceda y a consideración del juez, entendemos que tomando en consideración

las disposiciones internacionales de protección a los derechos humanos

comentadas párrafos atrás, es que cabria al juez aplicar de forma imperativa la

sanción correspondiente a la tentativa en lugar de la prisión perpetua para no

caer en la violación a dichos instrumentos generando responsabilidad

internacional al Estado. Siendo de este modo toda pena de prisión perpetua a

menores de edad devendría en inconstitucional y anti-convencional.

En el ámbito interno la Corte Suprema de Justicia de la Nación (en

adelante “CSJN”) tuvo oportunidad de expedirse sobre la aplicabilidad de la

prisión perpetua a menores, en diciembre de 2005, en el caso Maldonado48

donde, si bien no se dijo que las penas a prisión perpetua serian

46 Cf. Corte IDH. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú.  Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No. 110.47 Cf. Comité de los Derechos del Niño, Observación General Nº 10, Los derechos del niño en la justicia de menores, CRC/C/GC/10, 25 de abril de 2007, párr. 71.48 Corte Suprema de Justicia de la Nación. "Recurso de hecho deducido por el defensor oficial de Daniel Enrique Maldonado en la causa Maldonado, Daniel Enrique y otro s/ robo agravado por el uso de armas en concurso real con homicidio calificado —causa N° 1174—", 7 de diciembre de 2005.

inconstitucionales, si se aclaro que no se puede aplicar la misma pena a un

adolescente que a un adulto, los adolescentes gozan de la posibilidad de recibir

penas atenuadas conforme a su condición de sujeto en desarrollo.

La CSJN sostuvo además que los niños poseen los derechos que

corresponden a todos los seres humanos y tienen ciertos derechos especiales

derivados de su condición propia. Indico que “[…] en el caso de los menores, la

concreta situación emocional al cometer el hecho, sus posibilidades reales de

dominar el curso de los acontecimientos, o bien, la posibilidad de haber

actuado impulsivamente o a instancias de sus compañeros, o cualquier otro

elemento que pudiera afectar la culpabilidad adquieren una significación

distinta, que no puede dejar de ser examinada al momento de determinar la

pena”49.

Indicando respecto de lo previsto en el articulo 4 párrafo 2 que “la razón

por la que el legislador concede al juez una facultad tan amplia al momento de

sentenciar a quien cometió un hecho cuando aún era menor de 18 años se

relaciona con el mandato de asegurar que estas penas, preponderantemente,

atiendan a fines de resocialización, o para decirlo con las palabras de la

Convención del Niño, a -la importancia de promover la reintegración social del

niño y de que éste asuma una función constructiva en la sociedad- (art. 40, inc.

1°)”50. Existiendo en el caso de menores “[…] el deber de fundamentar la

necesidad de la privación de libertad impuesta, desde el punto de vista de las

posibilidades de resocialización, lo cual supone ponderar cuidadosamente en

ese juicio de necesidad los posibles efectos nocivos del encarcelamiento”51.

Finalmente la CSJN indico que esta “[…] incuestionada inmadurez

emocional [de los menores] impone, sin lugar a duda alguna, que el reproche

penal de la culpabilidad que se formula al niño no pueda tener la misma entidad

que el formulado normalmente a un adulto. Desde este punto de vista, la

culpabilidad por el acto del niño es de entidad inferior a la del adulto, como

consecuencia de su personalidad inmadura en el esfera emocional”52.

49 Ibíd. para. 16.50 Ibíd. para. 22.51 Ibíd. para. 23.52 Ibíd. Para. 37.

Indican Juliano y Ávila que ha sido un argumento común de los

organismos jurisdiccionales que han aplicado penas de prisión perpetua, a

personas que al momento de la comisión del hecho ilícito eran menores de

edad, sostener que si bien la Comisión de Derechos del Niño establece la regla

general de prohibición de este tipo de sanción, tiene una excepción, cuando

existe la posibilidad de excarcelación del condenado, y entienden estos que

dicha situación se presentaría con la admisión de la libertad condicional en un

momento del transcurso de la prisión perpetua53.

Concordamos con la posición adoptada por estos autores al entender

que la excarcelación a que alude la Convención no puede ser asimilada a la

libertad condicional de la ley argentina. Pues “excarcelación y libertad

condicional no pueden ser asimiladas bajo ningún concepto ya que se trata de

institutos que tienen diferentes modos de funcionamiento”54. Esto así, toda vez

que la excarcelación procede de supuestos predeterminados por la ley,

mientras que la libertad condicional solo puede ser otorgada cuando se cumplió

una parte de la condena y ante una evaluación positiva por parte del servicio

penitenciario.

Mas allá de lo anterior, la Comisión I.D.H. destaca que existe una

tendencia a eliminar la posibilidad de aplicar las penas de prisión perpetua por

infracciones a las leyes penales cometidas por las niñas, niños y adolescentes,

tendencia que, en consideración de la Comisión se encuentra en concordancia

con las obligaciones de protección especial de los niños bajo la Convención

Americana y la Declaración Americana55. Al respecto, el Comité de los

Derechos del Niño al interpretar la Convención de los Derechos del Niño

recomendó la abolición de la prisión perpetua debido a que “[…] la condena de

un menor a prisión perpetua, aún con la posibilidad de puesta en libertad, hará

muy difícil, por no decir imposible, la consecución de los objetivos de la justicia

de menores”56.

53 Mario Alberto Juliano y Fernando Avila. Contra la prisión perpetua, una visión histórica y comparada de las penas a perpetuidad, Pág. 161.54 Ibídem.55 Cf. Comisión Interamericana de derechos humanos. Justicia Juvenil y Derechos Humanos en las Américas. Relatoría sobre los derechos de la niñez. Pág. 112.56 Comité de los Derechos del Niño, Observación General No. 10, Los derechos del niño en la justicia de menores, CRC/C/GC/10, 25 de abril de 2007, párr. 77.

Ha indicado la Comisión que los niños, niñas y adolescentes deben ser

tratados de forma coherente con la promoción de su dignidad, los objetivos de

la justicia juvenil y las obligaciones especiales del Estado de respetar y

garantizar sus derechos, de forma que se elimine toda forma de castigo

corporal o sanción que atente contra su integridad personal e impida su

reintegración de forma constructiva dentro de la sociedad57.

Esto lleva a que se prevea a la prisión en el caso de menores solo como

un último recurso, así concuerda cierta doctrina en aceptar al precepto del

artículo 40.4 de la Convención de los Derechos del Niño como una guía que

nos viene a indicar una serie de medidas que deben ser consideradas por los

jueces en lugar de la privación de la libertad y señala que esta solo se aplicará

cuando las siguientes medidas fracasaren, puesto que solo así se cumple con

el cometido de que sea el último recurso58.

Esto así puesto que una pena efectivamente perpetua lesionaría la

intangibilidad de la persona humana, ocasionando graves y severos trastornos

en la personalidad, lo cual la tornaría inconstitucional por ser incompatible con

el art. 18 de la C.N. que prohíbe la aplicación de tormentos físicos y psíquicos y

el art. 1° de la Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles

inhumanas o degradantes.

Asimismo la Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del

Hombre, establece en su artículo 1º que “Todo ser humano tiene derecho a la

vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. La Convención Americana

sobre Derechos Humanos por su parte establece en su artículo 5 que "Toda

persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral".

En igual sentido la Convención Interamericana para Prevenir y

Sancionar la Tortura que fue ratificada por nuestro país en 1989 establece en

su artículo 2 que “Se entenderá por tortura todo acto realizado

intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos

físicos mentales, con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio,

como castigo personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier

57 Cf. Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Justicia Juvenil y Derechos Humanos en las Américas. Relatoría sobre los derechos de la niñez. Pág. 112.58 Cf, Terragni, Martiniano. Justicia Penal de Menores. Ed. La Ley. 3ra edición, Buenos Aires, 2010. Pág. 311.

otro fin. Se entenderá también como tortura la aplicación sobre una persona de

métodos tendientes a anular la personalidad de la víctima o de disminuir su

capacidad física o mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica”.

TORTURAS, TRATOS CRUELES, DEGRADANTES E INHUMANOS EN LAS

CÁRCELES.

Se puede citar un gran numero de instrumentos internacionales que

propenden a la eliminación de todo tipo de acto que impliquen torturas, tratos

crueles, degradantes e inhumanos, entre estos: la Convención contra la Tortura

y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención

Europea contra la Tortura; la Convención Interamericana para Prevenir y

Sancionar la Tortura; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos

(artículo 7º); la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 5º; y

la Convención sobre los Derechos del Niño (artículo 37). De igual en

instrumentos declarativos como la Declaración sobre la Protección de todas las

Personas contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o

Degradantes, la Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 5º) y la

Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (artículo 26).

La Convención Americana de Derechos Humanos (art. 5.2) establece

que “Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles,

inhumanos o degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el

respeto debido a la dignidad inherente al ser humano”.

Por su parte, el art. 18 de la Constitución Nacional es la guía que nos

explica a nivel interno cual es y debe ser el sentido de la pena de prisión en

Argentina, enuncia así que “Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias,

para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida

que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que

aquella exija, hará responsable al juez que la autorice”.

Comprendido dentro de este contexto, claramente se observa que el

concepto de resocialización seria de imposible realización por los periodos de

encierro prolongados que implican las penas de prisión perpetua. Si además, a

esto se suman las condiciones de detención de las cárceles en Argentina, en

general, en las que la tortura, los apremios, los golpes y las amenazas, la mala

alimentación, la falta de educación, el hacinamiento y la superpoblación son

algunos de los problemas cotidianos, la violación de los derechos humanos

fundamentales es mas que evidente. Esto ha quedado demostrado en la visita

de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a Argentina entre el 13 y

el 17 de diciembre de 2004, en el marco de las medidas provisionales que se

habían tomado el 22 de noviembre del mismo año, donde se pudo corroborar la

gravedad de la situación de seguridad que enfrentaban los internos en la

Penitenciaría Provincial de Mendoza, como las deplorables condiciones de

seguridad que propician altos índices de violencia entre los internos; el

hacinamiento; las pésimas condiciones de higiene que genera que muchos de

los internos padezcan de enfermedades de la piel o infecciones crónicas a

consecuencia del medio que viven.

A propósito el Centro de Estudios Legales y Sociales redacto un informe

sobre la situación de los Derechos Humanos en la Argentina de 2012 que pone

de manifiesto esta situación que se repite en las cárceles nacionales. Con

respecto a las practicas de requisas ha indicado que estas importan un fuerte

avasallamiento de la intimidad e integridad física de los detenidos y de sus

familias59.

Otro de los hechos denigrantes denunciados por el CELS es el del

aislamiento por tiempos prolongados en condiciones denigrantes al que son

sometidos los internos, esta es “otra de las prácticas reglamentadas,

extendidas en los distintos servicios penitenciarios y utilizada como forma de

gestión de la población y de castigo”60. En este caso podemos observar los

hechos que afectaron a David Videla Fernandez como un claro reflejo de esta

situación (cita cesaroni 208). Cuenta Lucas Matías Mendoza que después de la

condena, en Marcos Paz “había un jefe de tratamiento y por seguridad me puso

en una celda aislado, salía un rato al patio para estirar las piernas un poco pero

nada más. Estuve así nueve meses. Con 18 cumplidos”61.

59 Centro de Estudios Legales y Sociales. Derechos humanos en Argentina. Informe 2012. Ed. Siglo XXI. 186.60 Ibíd.61 Revista Pagina 12, 11/06/2006.

La tortura y los malos tratos afectan de forma cotidiana a las personas

privadas de libertad, como práctica extendida en todo el territorio nacional. Es

un fenómeno que se oculta, a partir de la ausencia de información consolidada

respecto de las denuncias que tienen lugar en todos los centros de detención

del país. Un claro ejemplo de esta situación es lo denunciado por Cesar Nuñez,

al indicar que fue objeto de constantes golpes y torturas.62

Además ha quedado probado, en el Informe de fondo Nro 172/11 de la

CIDH, que Lucas Matías Mendoza sufrió un desprendimiento de retina, como

consecuencia de un golpe recibido en el ojo izquierdo en 1997, cuando se

encontraba detenido en el centro para niños, niñas y adolescentes Luis Agote.

En el mismo año y mientras permanecía bajo custodia del Estado, fue

diagnosticado con toxoplasmosis en el ojo derecho y, posteriormente, fue

examinado en el Hospital Durán y en el Hospital Santa Lucía, en donde le

informaron que el ojo izquierdo era inoperable. El Estado no presentó

información sobre seguimiento o tratamiento médico alguno proporcionado a

Lucas Mendoza como consecuencia de dicho diagnóstico.

En diciembre del año 2007 Lucas Matías Mendoza y Claudio David

Nuñez fueron revisados en 3 oportunidades por del Servicio de Asistencia

Médica del Complejo Penitenciario Federal No. 1 por representantes de la

Procuración Penitenciaria de la Nación, incluyendo un médico legista,

encontrando varias heridas en distintas partes de su cuerpo que, como queda

demostrado en el Informe de fondo Nro 172/11 de la CIDH, fueron producto de

golpes, malos tratos y humillaciones por parte de funcionarios del servicio

penitenciario.

Sostiene también el CELS en su informe que durante el año 2011 en el

Módulo Residencial V del Complejo Penitenciario Federal II –anexo del

Complejo Federal para Jóvenes Adultos (CFJA)– de Marcos Paz los jóvenes

detenidos en el pabellón 3 (de entre 18 y 21 años de edad) se encontraban

sometidos a un régimen de aislamiento prolongado. En un hábeas corpus

colectivo se pudo comprobar que el SPF decidía el encierro unicelular, durante

veintitrés horas diarias, de los jóvenes calificados como conflictivos, en

62 Cesaroni, Claudia. La vida como castigo. Ed. Norma. Buenos Aires, 2012. Pág. 147.

respuesta a su mala conducta. Situación que se condice con la descripción que

realiza Lucas Matías Mendoza63.

Así, se ha establecido que el confinamiento solitario constituye un trato

cruel, inhumano o degradante cuando se aplica a jóvenes64.

Finalmente indica el informe del CELS que frente a la falta de

información consolidada respecto de los hechos de violencia en las cárceles

federales, el número de personas muertas es un indicador clave. Se advierte

un aumento importante de las muertes en las cárceles federales en el último

año. Mientras que en 2010 hubo 33 muertes, según los propios datos del SPF

en el 2011 hubo 39. De ellas, 10 fueron clasificadas como “violencia de

terceros” y 6, como suicidios. Sin embargo, la información brindada por el SPF

tiene serias deficiencias y persiste la dificultad para acceder a estos datos,

centrales para el análisis penitenciario65. Claramente la muerte de David Videla

Fernández es otro de estas tantas muertes violentas/suicidios tan comunes en

las cárceles argentinas66. Al respecto la CIDH ha reiterado que “en los casos de

muertes ocurridas en custodia del Estado –incluso en los casos de muerte

natural o suicidio–, éste tiene el deber de iniciar de oficio y sin dilación, una

investigación seria, imparcial y efectiva, que se desarrolle en un plazo

razonable y que no sea emprendida como una simple formalidad”67. Aun así,

como explica la comisión, habiendo tomado conocimiento los funcionarios del

Estado sobre la situación que se presentaba estos no actuaron con la debida

diligencia68.

Concordantemente con esto es enriquecedor citar el informe de la

Comisión IDH, en tanto esta ha observado que los problemas más graves y

extendidos en la región son:

(a) el hacinamiento y la sobrepoblación;

63 Cf. Centro de Estudios Legales y Sociales. Op. cit. Pág. 230.64 Cf. UNICEF. Derechos del Niño. Seguimiento de la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño. Pag. 1465 Cf. Centro de Estudios Legales y Sociales. Ob. cit. Pág. 235.66 Cesaroni, Claudia. La vida como castigo. Ed. Norma. Buenos Aires, 2012. Págs. 218 y 21967 Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe sobre los derechos humanos de las personas privadas de libertad en las Américas. (OEA documentos oficiales ; OEA/Ser.L). Parr. 217.68 Ibid. Parr. 318.

(b) las deficientes condiciones de reclusión, tanto físicas, como relativas a la falta

de provisión de servicios básicos;

(c) los altos índices de violencia carcelaria y la falta de control efectivo de las

autoridades;

(d) el empleo de la tortura con fines de investigación criminal;

(e) el uso excesivo de la fuerza por parte de los cuerpos de seguridad en los

centros penales;

(f) el uso excesivo de la detención preventiva, lo cual repercute directamente en

la sobrepoblación carcelaria;

(g) la ausencia de medidas efectivas para la protección de grupos vulnerables;

(h) la falta de programas laborales y educativos, y la ausencia de transparencia

en los mecanismos de acceso a estos programas;

Finalmente la Comisión Interamericana considera que esta realidad

estacionaria es el resultado de décadas de desatención del problema carcelario

por parte de los sucesivos gobiernos de los Estados de la región, y de la apatía

de las sociedades, que tradicionalmente han preferido no mirar hacia las

cárceles. Así, los centros de privación de libertad se han convertido en ámbitos

carentes de monitoreo y fiscalización en los que tradicionalmente ha imperado

la arbitrariedad, la corrupción y la violencia69. Es en este sentido que el Comité

de los Derechos del Niño al recomendar la abolición de la prisión perpetua

debido a que “[…] la condena de un menor a cadena perpetua, aún con la

posibilidad de puesta en libertad, hará muy difícil, por no decir imposible, la

consecución de los objetivos de la justicia de menores […]”70.

VIOLACIÓN AL DEBER DE BRINDAR UNA DOBLE INSTANCIA JUDICIAL.

El caso Maldonado fue el primero en el que la CSJN tuvo oportunidad de

expedirse acabadamente respecto del régimen penal aplicable a menores de

edad. Esto así puesto que en ninguno de los casos aquí bajo análisis tuvo lugar

un adecuado recurso ante la Suprema Corte del país, siendo rechazados los

casos por esta debido a cuestiones formales.

69 Ibidem, Parr. 4.70 Comité de los Derechos del Niño, Observación General No. 10, Los derechos del niño en la justicia de menores, CRC/C/GC/10, 25 de abril de 2007, párr. 77.

Violándose el derecho a una doble instancia, esta situación se vio

agravada por las restricciones en el alcance de la revisión mediante los

recursos de casación interpuestos por las víctimas, lo que dio lugar a que no

pudieran argumentar cuestiones de hecho y valoración probatoria mediante los

referidos recursos.

El Art. 75 de nuestra Constitución Nacional, en su inciso 22, señala entre

las atribuciones del Congreso Nacional la de “Aprobar o desechar tratados

concluidos con las demás naciones y con las organizaciones internacionales y

los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen jerarquía

superior a las leyes”, expresa el mencionado texto legal. Luego enumera una

larga serie de convenios y tratados, entre los que se encuentran la Convención

Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica) que

en su artículo 8, apartado 2°, Garantías Constitucionales, afirma que durante el

proceso, toda persona tiene derecho en plena igualdad, a las siguientes

“garantías mínimas” y enumera entre otras, en el inciso h) “el derecho de

recurrir del fallo ante el juez o tribunal superior”, es decir que no hay distinción

en la titularidad del derecho señalado que la persona sea menor o mayor,

puesto que si la garantía de rango constitucional juega a favor de las personas

mayores, como mucha mayor razón debe interpretarse a favor de los menores,

cuya vulnerabilidad dentro del sistema aumenta, sobre todo en el sistema

carcelario.

En el mismo sentido es oportuno citar la nota suscrita por Jorge Daniel

Pirozzo71 que en su punto IV “La cuestión de la doble instancia en el juicio de

menores…” expresa: “Como vimos el hecho de que los imputados menores de

edad no puedan interponer recursos ante el Tribunal de Casación conforme a

la ley que regula el respectivo procedimiento (Ley N° 13,634) y a la reiterada

jurisprudencia de ése órgano judicial, considero que afecta en forma clara el

derecho constitucional de la doble instancia. Para este análisis corresponde

comenzar señalando que este derecho a la “doble instancia” en materia penal

resulta un derecho fundamental del ciudadano –mayor o menor- pues está

consagrado en la Convención Americana de Derechos Humanos (art. 8° inc.2°,

71 Pirozzo, Jorge Daniel. “Proceso de menores, medidas de coerción y derecho a la doble instancia”, aparecida en la Revista de Derecho Penal y Criminología, Año II, N°2, de marzo de 2012 (págs.219 y ss.)

apartado h) y en el Pacto Internacional d Derechos Civiles y Políticos (art. 14

inc .5°), tratados a los que el constituyente nacional en la reforma de 1994 les

otorgó jerarquía constitucional, en el art. 75 inc.22 de la Carta Magna”.

Asimismo Ricardo S. Favarotto sostiene que “La función garantística de

la actividad impugnativa quedó axiomáticamente establecida desde su

inserción entre las garantías judiciales prescriptas en la Convención

Americana de Derechos Humanos (C.A.D.H.), es decir, el derecho al recurso

es un derecho fundamental de naturaleza convencional y constitucional , que

tiene un beneficiario –la persona imputada- y un obligado a su prestación –el

Estado Parte-“72.

En lo que concierne a los menores de edad particularmente, cabe

agregar lo sostenido en la “Convención de los Derechos del Niño”, que en su

artículo 37, inciso d) proclama que “Todo niño privado de su libertad tendrá

derecho a un pronto acceso a la asistencia jurídica y otra asistencia adecuada,

así como derecho a impugnar la legalidad de la privación de su libertad ante un

tribunal u otra autoridad competente, independiente e imparcial y a una pronta

decisión sobre dicha acción”, aclarando en la primera parte del artículo 4° que

“Los Estados Parte adoptarán todas las medidas administrativas, legislativas y

de otra índole para dar efectividad a los derechos reconocidos en la presente

Convención”.

Coincidimos con el informe elevado por la Comisión Interamericana de

Derechos Humanos el 17 de junio de 2011, sobre el caso “César Alberto

Mendoza y otros” en cuanto a que la situación in-convencional a la que fueron

sometidos los 5 menores “[…] se vio agravada por las restricciones en el

alcance de la revisión mediante los recursos de casación interpuestos por las

víctimas […].

Los exámenes realizados por los tribunales competentes, sea la Cámara

Nacional de Casación en el caso de Cesar Mendoza, Claudio Núñez y Lucas

Mendoza, así como por la Suprema Corte de Justicia de Mendoza en el caso

de Saúl Roldan Cajal y Ricardo David Videla Fernández, no se expidieron

sobre si la pena impuesta era adecuada a la luz de las facultades otorgadas

72 Favarotto Ricardo S. “El derecho al doble conforme” publicado en la Revista de Derecho Penal y Criminología (Año I, N° 4, diciembre de 2011, págs.133 y ss.).

por el artículo 4 de la Ley 22.278 y de las circunstancias particulares de las

víctima. Siendo esta una premisa constante de la práctica judicial vigente hasta

el fallo “Casal”, según la cual existían una serie de aspectos privativos del juez

o tribunal de juicio que, por lo tanto, no eran revisables por la vía de casación.

Lo dicho ha quedado reforzado por el nuevo pronunciamiento de la Sala

II de la Cámara Federal de Casación Penal, en la causa nº 14.087 “Mendoza,

Cesar Alberto y otros s/recurso de revisión”, en la que los jueces han entendido

“que el órgano supranacional –sea o no de carácter jurisdiccional- fija un

estándar de reconocimiento mayor al que rige en el orden interno, entonces es

aquél el que debe aplicarse, pues el control de convencionalidad consiste

precisamente en la consagración de las disposiciones de la Convención y de

las interpretaciones de la Corte IDH y la Comisión IDH, teniendo en miras la

defensa y el resguardo de los derechos humanos. Es decir, el deber de los

jueces de seguir los parámetros valorativos marcados por la Comisión, no sólo

se vincula con la necesidad de evitar una posible responsabilidad internacional

del Estado, sino que encuentra su razón de ser en la realización de los

derechos fundamentales en el caso concreto, lo cual constituye la función

primaria del Poder Judicial”.

Por lo cual, si las normas procesales del derecho interno no prevén una

solución para dar eficacia a los derechos cuya reparación es imperativa por

mandato constitucional y convencional entonces es deber de los magistrados

arbitrar los mecanismos necesarios para su protección de modo tal de

garantizar su plena vigencia.

En este sentido, cabe recordar que el artículo 27 de la Convención de

Viena sobre el Derecho de los Tratados establece que los Estados parte no

pueden invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del

incumplimiento de un tratado.

Aun así entendemos que si bien esta cuestión hoy en día, para casos

futuros, podría entenderse resuelta conforme a lo dispuesto por la Corte

Suprema de la Nación Argentina en el caso “Casal”73. No cabe perder de vista

el posible cambio jurisprudencial o la falta de acotación por los tribunales a

73 Corte Suprema de Justicia de la Nación. Causa No. 1681. Matías Eugenio Casal y otro. Decisión de 20 de septiembre de 2005.

dicha sentencia, volviendo el estado de cosas a la situación anterior, por lo que

no debe dejar de recomendarse al Estado que adecue su legislación interna a

estas pautas básicas en pos de mantener la situación vigente.

CONCLUSIONES

Con respecto al régimen aplicable en el país debemos de considerar, en

primer lugar, que la Constitución Nacional es la ley suprema, asimismo existe

una serie de Tratados Internacionales a los que el constituyente le ha asignado

igual jerarquía, por lo que tendrían también esa cualidad de ser ley suprema.

De este modo el análisis de Constitucionalidad que corresponde hacer a

los jueces nacionales, de modo que ninguna norma sea contraria o violatoria a

la Constitución, debe extenderse también a lo que se conoce como control de

Convencionalidad. Es decir, que el análisis de compatibilidad entre la norma y

la Constitución se extiende necesariamente a la Convención. Mas

precisamente hemos de referirnos en el presente caso a la Convención

Americana de Derechos Humanos, y ha sostenido ya la Corte Suprema que la

interpretación que corresponda hacer sobre sus normas deberá de seguir

aquella que haga el órgano jurisdiccional correspondiente, es decir la Corte

IDH.

Siendo así y conforme al principio sentado por la Convención de Viena

sobre Derechos de los tratados, respecto a que no se puede alegar el derecho

interno para incumplir una obligación internacional. Es que necesariamente se

deben de adecuar la interpretación que se haga de la normativa interna

conforme a la normativa internacional.

Hemos observado que conforme a la Convención sobre los Derechos del

Niño, si bien no se prohíbe la aplicación de prisión perpetua, se prevé la

obligación del Estado de garantizar una revisión periódica de la situación del

menor condenado.

Esta sería una primera conclusión: El Estado debe garantizar en el caso

de menores condenados una periódica revisión de su situación.

Pero más allá de esta situación, es unánime la normativa internacional

de protección a los derechos humanos al indicar que en el caso de menores

condenados a prisión se le deberá de aplicar el mínimo correspondiente para el

delito dado dentro de la legislación interna.

Acorde con esto, se observa en el Decreto 22.278, art. 4, que en los

casos de condena a prisión perpetua a personas que al momento de cometer el

delito eran menores, quedara a discrecionalidad del juez la aplicación de la

pena prevista para la tentativa.

Consideramos, como segunda conclusión, que conforme el sistema

internacional de protección a los Derechos Humanos, y en particular a los

derechos del niño que prevén la aplicación de la pena mínima correspondiente,

se debería de aplicar en estos casos de modo ya no discrecional sino mas bien

imperativo la pena prevista para la tentativa, siendo esta la pena mínima

prevista para esos delitos en nuestra legislación.

Nos hemos referido ya al caso Casal, por cuya doctrina la Corte

Suprema de la Nación ha dispuesto que la revisión por casación no debe

hacerse exclusivamente sobre las cuestiones formales del caso sino además

sobre las cuestiones de fondo. Ahora bien, es claro que al no ser esta aplicable

a los casos analizados en el presente, por ser estos anteriores a “Casal”, la

Comisión dentro de las recomendaciones dictadas al Estado ha previsto que se

debe disponer las medidas necesarias para que César Alberto Mendoza,

Claudio David Núñez, Lucas Matías Mendoza y Saúl Cristian Roldán Cajal,

puedan interponer un recurso mediante el cual obtengan una revisión amplia de

las sentencias condenatorias en cumplimiento del artículo 8.2 h) de la

Convención Americana. Conforme a los estándares internacionales en materia

de justicia penal de niños, niñas y adolescentes.

Si bien el día 21 de Agosto de 2012 la Sala II de la Cámara Nacional de

Casación Penal resolvió el caso “Mendoza, Cesar Alberto y otros s/ recurso de

revisión”74 en el cual se decidió hacer lugar a los recursos de casación e

inconstitucionalidad deducidos por la defensa y por la Defensoría Pública de

Menores en favor de César Alberto Mendoza, Claudio David Núñez y Lucas

Matías Mendoza. Declarándose la inconstitucionalidad del artículo 80 inciso 7°

74 Causa Nº 14.087 –Sala II- C.F.C.P. “Mendoza, Cesar Alberto y otros s/ recurso de revisión”.

del Código Penal en orden a la pena de prisión perpetua prevista con relación a

niños, niñas y adolescentes. Este caso solo tiene por fin dar respuesta a estas

tres víctimas, no a las dos restantes.

Por esto entendemos que si bien el Estado Argentino a comenzado a dar

cumplimiento a las solicitudes de las presuntas víctimas mediante sus órganos

jurisdiccionales, es necesario para un pleno cumplimiento que se efectué una

modificación de su legislación vigente. Eliminándose la posibilidad de someter

a menores de edad a la pena de prisión perpetua. Impulsando asimismo la

posibilidad de excarcelación mediante periódicas y continuas evaluaciones a

los menores.

Finalmente hemos observado que los menores se encuentran en una

especial situación de vulnerabilidad y por ende son pasibles de una mayor

protección por parte del Estado. A raíz de esto entendemos que esta Honorable

Corte debe llamar la atención al Estado Argentino respecto de la situación de

vulnerabilidad en la que se encuentran muchos de los menores y adolescentes

que habitan el país, en particular que se requiera al Estado que preste especial

atención en el cuidado de los menores sometidos a prisión. Volviendo a poner

énfasis sobre el estado de las prisiones en el país.

Silvana Di Vincenzo Ariel Sebastian Garin

DNI: 27.037.104 DNI: 32.465.866

Nvard Nazaryan Adalberto Polti

DNI: 94.006.848 DNI: 4.405.367