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TRANSNATIONAL TNI B RIEFING S ERIES NO 2003/6 Programa Drogas y Democracia T N I Centros Operativos de Avanzada - FOL Más allá del control de drogas DOCUMENTOS DE DEBATE SEPTIEMBRE 2003 no 8

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Page 1: Centros Operativos T de Avanzada - FOL N Más allá … · Esta publicación es un resumen de los resultados de un proyecto de investigación sobre los FOL, realizado por Tom Blickman,

T R A N S N A T I O N A L

T N I B R I E F I N G S E R I E SNO 2003/6

Prog rama Drogas y Democrac ia

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C e n t r o s O p e r a t i vo sd e Ava n z a d a - F O L

Más a l lá del c o n t ro l d e d rog a s

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no 8

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Í N D I C E

● Editorial 3

● Los FOL en las estrategias de drogas y seguridad 4◆ Cuadro: DOD y drogas: la luna de miel 12◆ Cuadro: Las fases y equipos de interdicción 13◆ Mapa: Infraestructura militar antinarcótica 14

● Implementación e instalación de los FOL 16◆ Cuadro: La oposición a los acuerdos de los

FOL en los países anfitriones 19◆ Cuadro: JIATF – Cooperación entre agencias 21

● Los FOL y la interdicción de drogas 22◆ Cuadro: Tasa de incautaciones 26◆ Cuadro: FOL e incautaciones 26

● Textos de referencia e información en Internet 27

EDITORES:Amira ArmentaTom BlickmanMartin JelsmaPien MetaalVirginia MontañésTheo Roncken

TRADUCCION:Barbara FraserAmira Armenta

DISEÑO:Jan Abrahim Vos, Zlatan Peric, MEDIOLogotipo Drogas y Conflicto:Elisabeth Hoogland

IMPRENTA:Drukkerij Raddraaier, Amsterdam

CONTRIBUCIONES FINANCIERAS:NOVIB (Países Bajos)

CONTACTO:Transnational InstitutePaulus Potterstraat 201071 DA AmsterdamThe NetherlandsTel: -31-20-6626608Fax: [email protected]/drugs

Los contenidos de este docu-mento pueden ser citados oreproducidos, siempre que lafuente de información seamencionada. El TNI agradece-ría recibir una copia del textoen el que este documento seausado o citado.

Puede mantenerse informadode las publicaciones y activida-des del TNI suscribiéndose anuestro boletín quincenal.Contacto: [email protected] owww.tni.org

Amsterdam, septiembre 2003

Europa y el Plan ColombiaDocumento de Debate No. 1, abril 2001

Fumigaciones y Conflicto en Colombia. Al calor del debateDocumento de Debate No. 2, septiembre 2001

Afganistán, drogas y terrorismo. Fusión de guerrasDocumento de Debate No. 3, diciembre 2001

Desarrollo alternativo y erradicación. Un enfoque desequili-bradoDocumento de Debate No. 4, marzo 2002

Polarización y parálisis en la ONU. Superando el impasseDocumento de Debate No. 5, julio 2002

Agenda para Viena. Cambio de rumboDocumento de Debate No. 6, marzo 2003

Desarrollo alternativo y conflicto en Colombia. A contraviaDocumento de Debate No. 7, junio 2003

Todas las ediciones de la serie están disponibles en el sitioweb en inglés y castellano:www.tni.org/reports/drugs/debate.htm

Esta publicación es un resumen de los resultados de un proyecto deinvestigación sobre los FOL, realizado por Tom Blickman, Pien Me-taal y Theo Roncken (coordinador del proyecto), en el marco del pro-grama Drogas y Democracia del TNI y Acción Andina. El informe com-pleto en español que se titula La Lucha contra las drogas y la proyecciónmilitar de Estados Unidos, será publicado en Ecuador por Abya-Yala

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n mayo de 1999, EEUU tuvo queabandonar sus instalaciones milita-res en Panamá debido al acuerdoCarter-Torrijos que devolvía la

zona del Canal a Panamá. Como resultado, elComando Sur de las Fuerzas Armadas esta-dounidenses perdió unos recursos muy valio-sos para sus operaciones antidrogas en lazona de tránsito del Caribe y los países fuen-te en los Andes. Aunque la mayoría de sus fun-ciones podían trasladarse a la Florida y Puer-to Rico, la capacidad para efectuar vuelos dereconocimiento cerca de las rutas y principa-les centros de producción se vio muy reduci-da.

EEUU empezó a buscar aeródromos ya cons-truidos donde instalar los denominados Cen-tros Operativos de Avanzada (FOL, en inglés),pequeñas instalaciones de bajo coste, para quese encargaran de los más de dos mil vuelosantidrogas que despegaban anualmente dePanamá. Finalmente, se crearon tres FOL:uno en Manta (Ecuador), otro en Comalapa (ElSalvador) y un tercero que usa los aeropuer-tos civiles de las islas de Aruba y Curaçao(parte de los Países Bajos). Los tres paísesconcedieron el uso de parte de estas bases entratados de 10 años. En este número de Dro-gas y Conflicto, se reconstruyen las conse-cuencias del afán estadounidense por asegu-rarse la ‘presencia post-Panamá en la región’.

Los tres países justificaron su decisión dealbergar a los FOL arguyendo que ‘no podemosdenegar a una nación aliada la cooperación en elcampo del control de drogas’. Sin embargo, la efi-cacia de las medidas emprendidas desde estasbases se ha cuestionado a menudo. La Ofici-na General de la Contraloría de EEUU con-cluyó que “la vigilancia militar en los esfuerzos deinterdicción no ha cambiado nada nuestra capaci-dad para reducir el flujo de cocaína en las calles deEEUU”.

Aunque los FOL se presentan como centrosdestinados exclusivamente a operaciones anti-drogas, se sospecha que EEUU podría emple-arlos con otros fines relacionados con su polí-tica exterior, especialmente con el conflictocolombiano. EEUU está involucrado en elsuministro de ayuda militar y estratégica al

gobierno de Bogotá en su lucha contra laguerrilla. El conflicto se alimenta con los ingre-sos de las drogas y los políticos estadouni-denses hablan de ‘narcoguerrilla’ o ‘narco-terroristas’.

Durante la administración Clinton, se prohi-bió el intercambio de datos de inteligencia conlas fuerzas de seguridad colombianas, salvopara control de drogas. El presidente Bushrevisó esta decisión y autorizó, además, elintercambio de otros datos sobre la guerrillay las actividades paramilitares. Ahora, elComando Sur, según su director de opera-ciones, general Galen Jackman, prevé sumi-nistrar a Colombia “nuevos niveles de inteligen-cia para ayudar en las operaciones contra gruposinsurgentes y formar a sus fuerzas armadas paraque apliquen dicha información a las operaciones”.

Las tareas de la Fuerza de Tarea Conjuntaentre Agencias (JIATF, en inglés) que coordi-na las operaciones antidrogas en las zonas detránsito y de origen ya se están ampliando paraincluir la interdicción armada y el control eincautación de ‘objetos ilegales sin identificar’procedentes de Latinoamérica. La ayuda deEEUU a Colombia se está aumentando paraproteger los intereses del petróleo. Por ejem-plo, se ha creado una unidad especial colom-biana para proteger el oleoducto de CañoLimón con apoyo estadounidense. EEUU tam-bién está intentando obtener el permiso parasobrevolar territorio venezolano con el fin deusar el corredor que conecta Curaçao con eldepartamento de Arauca, la zona rica enpetróleo donde empieza el oleoducto.

La legislación de EEUU permite ahora algobierno colombiano emplear toda la ayudaantinarcóticos contra los insurgentes. La legis-lación define este hecho como “una campañacomún contra el tráfico de estupefacientes [y] lasactividades de organizaciones clasificadas comoterroristas”. De momento, las naciones anfi-trionas de los FOL insisten en que su misiónes meramente antidrogas, pero la cuestiónradica en cuánto tiempo podrán frenar laspeticiones de EEUU para ampliar el alcance desus misiones. Cabría también preguntarse,quién controla el respeto a las restricciones.

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a relación drogas-seguridad es delarga data en EEUU. En 1973, el pre-sidente Nixon declaraba las drogasilícitas como una amenaza a la segu-

ridad nacional y en 1989, el gobierno del pre-sidente Bush padre designó al Departamentode Defensa (DOD) como la principal agenciade monitoreo y detección del transporte dedrogas ilícitas en el hemisferio. La EstrategiaNacional estadounidense contra las Drogas1998-2007 especifica para el DOD, y en par-ticular para el Comando Sur de las FuerzasArmadas estadounidenses, programas de ope-raciones relacionadas con detección y moni-toreo de transporte de drogas ilícitas en las‘zonas de tránsito’, y programas dirigidos ainterrumpir la producción y transporte dedrogas en las ‘zonas de producción’.

El desmonte definitivo de la base estadouni-dense de Howard en Panamá, en mayo de1999, desde donde operaba el Comando Sur,afectaría la misión del DOD, obligándole a rea-lizar cambios profundos en su presencia en

América Latina y el Caribe. Mientras algunasfunciones e instalaciones pudieron ser trasla-dadas sin dificultad a la Florida o a Puerto Rico,había que pensar en mecanismos que permi-tieran continuar los programas militares en laregión, especialmente los relacionados conactividades como preparación de tropa encondiciones especiales, tareas de inteligencia,detección y monitoreo de la producción, ytransporte de drogas ilícitas, las cuales depen-den de un contacto directo con las diferenteszonas. Desaparecida la Base Howard y fraca-sada la tentativa para establecer en Panamá uncentro multilateral antidrogas, los CentrosOperativos de Avanzada, o FOL – por su siglaen inglés, la cual seguiremos utilizando a lolargo de este texto – surgieron como unnuevo modelo alternativo que modificaría sus-tancialmente el escenario operativo delComando Sur en el continente, garantizandoasí su continuación.

El concepto no era completamente nuevo. Yadesde los años ochenta han existido bases

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Cobertura comparativa entre la Base de Howard y los FOL

Fuente: GAO, Drug Control: International Counterdrug Sites Being Developed, GAO-01-63BR, diciembre de 2000.

P-3: 5 horas en estación

Base de HowardCentros Operativos de Avanzada, FOLCubrimiento aproximado de los P-3 desde la Base HowardCubrimiento aproximado de los P-3 desde los FOL

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aéreas para la interdicción del transporte dedrogas. La novedad que introdujeron los FOLfue su pertenencia a una extensa red de ins-talaciones estratégicas de EEUU en AméricaLatina y el Caribe. Los puestos hacen uso deaeropuertos para vehículos de diversas dimen-siones, sofisticados equipos de inteligencia,radares y antenas satelitales. En su presenta-ción de los FOL ante el Congreso de EEUU,el general Charles Wilhelm (jefe del Coman-do Sur, septiembre 1997 a septiembre 2000)se refirió a sus ventajas económicas frente almodelo anterior, que cubría las tareas de losFOL desde Panamá. El general señaló que,mientras en su último año Howard había cos-tado 75,8 millones de dólares, los tres aero-puertos elegidos hasta ese momento (Ecuador,Aruba y Curaçao) requerían una inversiónúnica de 122,5 millones de dólares, y que, unavez en funcionamiento, el costo anual de losFOL no superaría los 18 millones1. Pero ade-más, según el DOD, los tres FOL cubren unárea geográfica mayor que la base aérea deHoward y ofrecen una cobertura más ampliaen la zona de producción, penetrando más elPacífico Este en donde el tráfico está enaumento2 (ver gráfico).

Estrategia militar y control dedrogas

La Estrategia Militar Nacional del DOD de1997 se refiere a la oportunidad sin prece-dentes de EEUU para dar forma al futuroambiente de seguridad del mundo, descri-biendo para ello cuatro conceptos estratégi-cos: “agilidad o movilidad estratégica, presencia en

el exterior, proyección de poder, y uso de fuerza deci-siva”. Si bien la primera consideración en eldesarrollo y uso de la fuerza es el combate,“la competencia fundamental de las Fuerzas Arma-das”3, entre los elementos que la estrategiaconsidera de primordial importancia parahacer realidad los mencionados conceptosestratégicos, está la acción militar en tiemposde paz, “una tarea de particular importancia paranuestras fuerzas en el exterior, las estacionadas enun puesto de avanzada y las desplegadas de mane-ra rotativa o temporal”. Para ser capaces de con-ducir varias misiones (casi) simultáneamente,las Fuerzas Armadas necesitan interoperabili-dad: “seguimos comprometidos con el desarrollo tec-nológico al lado de nuestros aliados fundamentales,y con los ejercicios conjuntos que contribuyen a lainteroperabilidad”. Además, “es imperativo quenuestras fuerzas conjuntas mejoren también suhabilidad para operar en consonancia con otrasagencias gubernamentales estadounidenses”4.

Así, la estrategia militar presenta la exigenciade una mayor cooperación interagencial einternacional desde una óptica del perfeccio-namiento, en tiempos de paz, de sus capaci-dades para hacer la guerra. Ahora bien, la luchacontra las drogas, por su alta connotación civil,es el campo de acción que ofrece al DOD lasmejores condiciones para ampliar y profundi-zar tanto los niveles de articulación intera-gencial como los mecanismos de cooperaciónmultilateral. En palabras del general de briga-da Galen Jackman (Comando Sur) en sep-tiembre de 2002: “Entre las grandes competen-cias del Comando Sur está nuestra coordinación inte-ragencial, una competencia que hemos adquiridogracias a la guerra a las drogas”5.

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1 Wilhelm, C. E., general (Comando Sur), Testimonio ante el Senate Caucus on International Narcotics Control, Washing-ton DC, 21 de septiembre de 1999. Las cifras serían ajustadas posteriormente. La GAO cita cálculos del DOD dejulio del 2000 que estiman los costos de adecuación de los cuatro aeropuertos en 136,6 millones de dólares, y loscostos anuales posteriores ‘de operación y mantenimiento’ de los FOL (una vez que estén operando completamen-te) en 135,1 millones (GAO, Drug Control: International Counterdrug Sites Being Developed, GAO-01-63BR, diciembre de2000, p. 4). Se entiende que los costos anuales suministrados en 1999 por el general Wilhelm corresponden sólo ala parte de los derechos al uso y a los servicios para el funcionamiento, aunque el general habla de gastos anuales deoperaciones. 2 GAO, GAO-01-63BR, 2000, op. cit.3 Shalikashvili, J. M., ex Presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor Conjunto, Prólogo de la Estrategia NacionalMilitar de Estados Unidos, DOD, 1997. 4 Ibídem.5 Jackman, G., general de Brigada, (Jefe de Operaciones Comando Sur de EEUU J-3), en conferencia de prensa, 29de septiembre de 2002.

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La Estrategia Militar Nacional de 1997 señalatambién que la aplicación exitosa del podermilitar depende del acceso al aire y al mar:“Nuestras fuerzas necesitarán acceso a infraes-tructura de apoyo en EEUU y en el exterior paraproyectar nuestro poder en tiempos de crisis. Unainfraestructura enroute que asista a nuestras fuer-zas para establecerse rápidamente y posicionarsepara dominar cualquier situación. (…) Estados Uni-dos buscará la cooperación de otros gobiernos (…)pero debe ser consciente de que no va a contar siem-pre con esa cooperación. Teniendo capacidad parapenetrar a la fuerza, EEUU podrá garantizar el acce-so a puertos marítimos y aéreos y a otras instala-ciones (…) que le ofrecerán la posibilidad de estarpresente allí donde sus intereses lo requieran”6.

Esta óptica deja pocas dudas. Los FOL en tiem-pos de crisis (léase, posibles conflictos bélicos)y/o cuando los intereses de EEUU lo requie-ran, encajan a la perfección en el esquema deuna infraestructura enroute cuyo objetivo esayudar a las fuerzas militares a tener agilidadestratégica, presencia en el exterior, proyec-ción de poder, y uso de fuerza decisiva. En estesentido, vale la pena recordar que hace dosdécadas EEUU negaba enfáticamente que elaeropuerto de Palmerola en Honduras le sir-viese de base militar, cuando lo cierto era quellevaba años funcionando como puesto deavanzada para sus operativos en Nicaragua yEl Salvador. Por otra parte, también en tiem-pos de paz se mantiene vigente la posibilidadde obtener permisos para realizar vuelos fuerade los acuerdos antidrogas mediante autori-zaciones diplomáticas (diplomatic clearance).Puesto que con las instalaciones de los FOLse crean infraestructuras que facilitan el acce-so a todo tipo de avión, habrá una mayor ten-tación de utilizarlos también para misionesdiferentes a las antidrogas.

Los FOL y la superioridad de lainformación

Otro campo que involucra de manera directaa los FOL y que trasciende los límites de la

lucha contra las drogas, es la recolección dedatos de inteligencia, sea esta humana(HUMINT), de señales (SIGINT, ELINT, paradatos electrónicos), de imágenes (IMINT) o demedición (MASINT). La Estrategia NacionalMilitar lo expresa claramente: “Nuestras Fuer-zas Armadas necesitan recolectar, evaluar y califi-car oportunamente la gama total de informacionesgeopolíticas, socio-económicas y militares a lo largodel conflicto”. Y la Estrategia Nacional de Segu-ridad para un Nuevo Siglo (1999) expresa que“estamos comprometidos en mantener nuestrasuperioridad en cuanto a la información: la capaci-dad para recolectar, procesar y diseminar un flujoininterrumpido de información mientras que explo-tamos y/o negamos al adversario la posibilidad dehacer lo mismo”7. Para mantener esta superio-ridad, las agencias estadounidenses acostum-bran a mantener en absoluta reserva - tantopara los enemigos como para los aliados - lamayor parte de su información de inteligen-cia, a la vez que la recolección de datos e imá-genes delicadas tampoco la hacen solamenteen el campo enemigo.

Una de las preocupaciones que surgierondurante los debates sobre los acuerdos bila-terales que establecían el funcionamiento delos FOL, particularmente en Ecuador y en losPaíses Bajos, era la posibilidad de que la infor-mación recogida por EEUU fuera utilizadapara fines diferentes a los exclusivamente anti-narcóticos. ¿Era realista suponer que el con-junto de datos de inteligencia recogido en elmarco de la lucha antidrogas no pasase a for-mar parte también del análisis y la acción mili-tar en otros ámbitos, como por ejemplo lalucha contrainsurgente? En los debates del Par-lamento holandés sobre el FOL en Aruba yCuraçao, esta pregunta llegó a ser un factordeterminante. Según Jozias van Aartsen, can-ciller holandés en ese momento, el gobiernono habría aceptado el establecimiento de esteFOL si hubiese tenido como uno de sus obje-tivos el reforzamiento del componente mili-tar del Plan Colombia. Para el gobierno holan-dés, “los vuelos desde los FOL no son para el com-bate a la guerrilla. Para eso el gobierno de Colom-

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6 DOD, National Military Strategy: Shape, Respond, Prepare Now – A Military Strategy for a New Era, 1997,www.dtic.mil/jcs/core/nms.html.7 Casa Blanca, A National Security Strategy for a New Century, diciembre de 1999.

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bia cuenta con otros medios”8. Ante la insisten-cia de miembros de la oposición en los PaísesBajos respecto a las garantías para el fiel cum-plimiento de esta limitación en el uso del FOLde Aruba-Curaçao, el canciller van Aartsencontestó que habría que tener confianza enEstados Unidos.

Una confianza que no comparten observado-res independientes como Loring Wirbel, de lared global Citizens for Peace, quien se refiere alfuncionamiento de los FOL “mediante plata-formas portátiles de inteligencia (...) en conexióninmediata con el Centro Espacial de Guerra (SpaceWarfare Center) en la Base de la Fuerza AéreaSchriever, Colorado Springs (Estado de Colorado,EEUU), un centro de experimentación de vigilanciaespacial en contacto con las fuerzas estadouniden-ses localizadas en tierra. Desde mediados de los añosnoventa, Schriever viene asumiendo funciones rela-cionadas con la contrainsurgencia regional”. Tam-bién según Wirbel, los FOL del Plan Colom-bia sirvieron de modelo para la instalación depequeñas bases en los países vecinos de Afga-nistán9.

Los FOL y el despliegueexpedicionario

Los FOL no se limitan al hemisferio occiden-tal ni a la guerra contra las drogas. De hecho,la necesidad de establecer tales sitios tienedimensiones mundiales y está relacionada conlos cambios estratégicos tras el fin de la Guerra Fría. Durante la Guerra Fría, la Fuer-za Aérea estadounidense operaba principal-mente desde bases fijas en EEUU y en otroslugares del mundo. A lo largo de la última déca-da, no sólo la base de Howard en Panamá,como hemos indicado, sino muchas otrasbases en otros lugares del mundo fueron

cerradas, obligando a la Fuerza Aérea a modi-ficar sus modelos operacionales. Es cuando secomenzó a desarrollar el concepto de unaFuerza Aérea Expedicionaria (FAE) que divi-de a la fuerza aérea en diez vectores, cada unode ellos “más ligero, con una orientación más espe-cífica y más letal que nunca”, que funcionan demanera rotativa en constante alerta para ata-car ‘en cualquier lugar del mundo en un plazo de24 a 48 horas’ en caso de que una situación asílo requiera10.

El concepto de la FAE como una “fuerza consu base principal en EEUU pero con una capacidadde despliegue expedicionario rotativo se sustenta enla existencia de los FOL, los cuales garantizan demanera rutinaria el acceso y la autorización paraoperar. Negarle a EEUU este privilegio en un puntogeopolítico importante socavaría fundamentalmen-te la estrategia implícita en el concepto de la FAE.Dicho de otro modo, el acceso – incluyendo sobre-vuelos enroute, derecho de aterrizaje y autoriza-ción diplomática para operar desde los FOL – es unprerrequisito para las operaciones de la FAE” 11.

La combinación del concepto de la FAE y elestablecimiento de los FOL faculta a la fuerzaaérea para “proveer capacidad aeroespacial rápi-da, según las necesidades, y lista para llevar a cabooperaciones militares relacionadas con los diferen-tes aspectos del conflicto”12. Como para la guerra en Afganistán, también para la guerracontra Irak se establecieron varios FOL en laregión del Golfo en el curso de las operacio-nes. En el caso de América Latina, la única jus-tificación disponible para el establecimiento delos FOL era, hasta hace poco, la participaciónmilitar en la guerra a las drogas. Ahora hanquedado inscritos también dentro de la guerra global al terrorismo. Los FOL que sehan establecido en la región tienen una capa-cidad operacional suficiente como para apo-

8 Tweede Kamer der Staten General, Verdragen in Voorbereiding. N. 39. Lijst van Vragen en Antwoorden, 25.530, La Haya,8 de diciembre de 1999.9 Wirbel, L., “Forward Operating Locations: Plan Colombia Experiment Moves to Afghanistan”, Peacework, noviem-bre de 2001.10 DOD, Air Expeditionary Forces, conferencia de prensa, 4 de agosto de 1998; F. Whitten Peters, Secretario de laFuerza Aérea y General Michael Ryan, Jefe de personal, Fuerza Aérea de EEUU.11 Dowdy, W.L., PhD; analista de defensa militar, Expeditionary Diplomacy: POL-MIL Facilitation of AEF Deployments - ARIPaper 2001-02, Airpower Research Institute, junio de 2001.12 Holt, B. A., teniente coronel (Fuerza Aérea de EEUU, Centro de la Fuerza Aeroespacial Expedicionaria), “Com-mentary: The expeditionary story, everyone’s responsibility”, Air Force News, 16 de mayo de 2001.

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yar cualquier tipo de misión. El equipo que seocupó de la labor de reconstruir el aero-puerto de Manta recibió instrucciones delSecretario de Defensa de diseñar y construir“un FOL capaz de apoyar completamente o de rea-lizar cualquier misión del Comando Sur”13.

Cambios recientes en la arquitecturamilitar

Aunque ya desde antes de los atentados del11 de septiembre de 2001, la administracióndel presidente George W. Bush había inten-tado modificar en algunos aspectos el enfoquede la Estrategia Nacional de Seguridad for-mulado entre 1997 y 1999, el enfoque unila-teral respecto a la ‘amenaza del terrorismo’supuso un cambio sustancial. Dicho cambiotuvo obvias consecuencias para el continenteamericano y, en particular, la región andina,donde se encuentran varios de los gruposinsurgentes incluidos en la lista de organiza-ciones terroristas del Departamento de Esta-do (DOS, en inglés), renovada después del 11de septiembre de 2001.

Según el Center for International Policy (CIP),“Incluso antes del 11 de septiembre de 2001, lanueva administración de Bush había iniciado ya un‘proceso de revisión’ para explorar la posibilidad deir más allá de la guerra contra las drogas y ayudaral gobierno de Colombia a combatir a la guerrilla ya los paramilitares”14. De manera coincidente,la actual Estrategia de Seguridad de EstadosUnidos (publicada en septiembre de 2002)destaca la necesidad de “nuevos enfoques en lasguerras fortaleciendo operaciones conjuntas, utili-zando las ventajas en el campo de la inteligencia”,definiendo este campo como “la primera líneade defensa contra terroristas y la amenaza de Esta-dos hostiles”, y proponiendo “una fusión apro-piada de información entre los servicios de inteli-gencia y los encargados de aplicar la ley” ya que

se necesitará un sistema analítico múltiple (all-source analysis)15.

Cambios en el apoyo militar deEEUU a Colombia

Si bien con Bush hijo los cambios señalados sehan hecho más radicales y más obvios, en elámbito de la lucha contra las drogas en elhemisferio ya se habían hecho modificacionessustanciales durante el período de Clinton.Citando otra vez al Center for International Policy,“Hasta más o menos 1999, la Policía Nacional delColombia (PNC) recibió casi la totalidad de la ayudaletal proveniente de Estados Unidos. Washington secuidaba de no comprometerse demasiado con elconflicto interno (…) Sin embargo entre 1999 y2000, la administración de Clinton redireccionó laparte principal de su ayuda hacia los militares”.Desde marzo de 1999, las agencias estadou-nidenses comparten inteligencia ‘en tiemporeal’ con las Fuerzas Armadas de Colombia,todavía limitadas en ese momento por unaDecisión Presidencial (PDD-73) que sólo per-mitía esta actividad en el marco de la luchacontra las drogas, aunque no existía la garan-tía de que esta limitación se cumpliera16. Yaen esa época se hacía cada vez más evidenteque EEUU había diluido la diferencia concep-tual entre la lucha contra las drogas y la luchacontrainsurgente. En febrero de 2002, unosfuncionarios del DOD, en conversación con elWashington Times, refiriéndose al PDD-73expresaron que “era muy frustrante”17. A par-tir de ese año Bush hijo puso en marchaesfuerzos dirigidos a modificar la DecisiónPresidencial de Clinton.

El 2 de agosto de 2002, una disposición legalsobre fondos de emergencia antiterrorista(denominada H.R. 4775) autorizaba “que elgobierno de Colombia emplee toda ayuda antidro-gas del pasado y del presente –helicópteros, armas,

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13 Formato de solicitud para el Equipo de Entrega del proyecto del FOL de Manta; Cuerpo de Ingenieros del ejér-cito de EEUU, Calendar Year 2002 USACE Project Delivery Team of the Year Awards,www.hq.usace.army.mil/pmbp/awards/sad/pdtmanta.doc. 14 CIP, “International Policy Report: The ‘War on Drugs’ meet the “War on Terrorism’: The United States’ involvement in Colom-bia climbs to the next level”. Washington DC, febrero de 2003, www.ciponline.org/colombia/0302ipr.pdf.15 Casa Blanca, The National Security Strategy of the United States of America, septiembre de 2002.16 GAO, “Drug Control: Narcotics Threat From Colombia Continues to Grow”, NSIAD-99-136, junio de 1999.17 “U.S. Law Bars Giving Colombians Data”, The Washington Times, 26 de febrero de 2002.

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brigadas– en contra de los insurgentes”. En estemarco, el CIP también hace mención a unaposible renegociación de los acuerdos sobrelos FOL, que en su forma actual prohíben eluso de inteligencia recogida para fines dife-rentes al de la lucha contra las drogas18. Exis-ten indicios de que, para EEUU, el uso de los FOLno se limitaría, desde un principio, al ámbito anti-drogas.

En junio de 1999, el periódico colombiano ElEspectador citaba una fuente del Departamen-to de Estado (DOS) que sostenía que, “Las nue-vas bases antinarcóticas localizadas en Ecuador,Aruba y Curaçao serán puntos estratégicos para vigi-lar muy de cerca los pasos de la guerrilla y sus con-tinuas incursiones hacia Venezuela, Panamá, Brasil,el Perú y Ecuador”. Un documento del DOS alcual El Espectador tuvo acceso revelaría la tác-tica empleada: “Con el fin de no desviar las misio-nes que en principio se concentrarán en labores anti-narcóticas, y con el propósito de evitar polémicasinternacionales y en el propio Congreso, los traba-jos de inteligencia militar contra las FARC y el ELNse enmarcarán principalmente en su estatus de ‘nar-coguerrilleros’”19. En septiembre de 1999, elgeneral Wilhelm explicó en el Congreso que“la clave para la paz en Colombia es negar a la insur-gencia sus ingresos del narcotráfico”.20 El generalMcCaffrey, zar antidrogas en ese momento,concordaba con esta visión: “si agarramos unavión con drogas en el Caribe, las guerrillas ya hanrecibido su pago”21. Para el general Peter Pace(jefe del Comando Sur, septiembre 2000 aagosto 2002), Colombia es “la clave para la esta-bilidad de la región”, por lo cual “el Comando Surnecesita más (…) equipos de Inteligencia, Vigilan-cia y Reconocimiento (IVR) para paliar el riesgo

durante las crisis. Específicamente necesitamos máscapacidad IVR aérea de reacción rápida”22. Cuan-do, en julio de 1999, uno de esos equipos, unaaeronave De Haviland RC-7 Airborne Recon-naissance Low (ARL), se accidentó en Colom-bia durante una patrulla antidrogas de rutina,la revista Newsweek citó a “una fuente con cono-cimiento de la misión” que dijo: “No se supone queestemos realizando monitoreos de las guerrillas, peroeso es lo que ellos hacían”23.

Con el cambio en la ley de agosto de 2002,estas prácticas quedaron entonces legalizadas.A principios de 2003, la revista especializadaen temas militares Jane’s Defence Weekly men-ciona que “la asistencia del Comando Sur a Colom-bia incluye nuevos niveles de inteligencia para ayu-dar en las operaciones contra grupos insurgen-tes”24.

Seguridad regional y antiterrorismo

Cinco días después de la adopción de la H.R.4775 se posesionó el nuevo presidente deColombia, Alvaro Uribe, quien no esperó niuna semana para declarar el estado de emer-gencia en el país. Bajo el estado de emergen-cia, las fuerzas de seguridad cuentan con elpoder legal para, entre otras cosas, controlarel movimiento y restringir el acceso en zonasdeterminadas, censurar a la prensa y suspen-der a representantes democráticamente ele-gidos que “contribuyan al desorden público”25.Mientras Uribe no tardó en reforzar su ofen-siva militar contra la insurgencia con los equi-pos antidrogas recientemente liberados porEEUU, en el plano internacional, el nuevo pre-

18 CIP, 2003, op. cit.19 “La agenda secreta para Colombia”, El Espectador, Bogotá, 4 de junio de 1999.20 “Paz necesita victoria en el campo de batalla: Wilhelm”, El Tiempo, Bogotá, 22 de septiembre de 1999 (citando eltestimonio del general Wilhelm ante el Senate Caucus on International Narcotics Control. Washington DC, 21 de sep-tiembre 1999). 21 “US Trains Colombia Force to Fight Rebels’Drugs Profits”, The New York Times, 28 de julio de 1999.22 General Peter Pace (Comando Sur), Testimonio ante el Senate Armed Services Committee, Washington DC, 27 demarzo de 2001, y testimonio ante el Senate Caucus on International Narcotics Control, Washington DC, 28 de febrerode 2001. 23 “Fighting the Rebels: A Mysterious Plane Crash Highlights Covert US Operations”, Newsweek, 9 de agosto de1999.24 “US Special Forces Give Colombians Anti-Terrorism Training”, Jane’s Defence Weekly, Londres, 8 de enero de2003.25 The Washington Post, 13 de agosto de 2002.

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sidente se dedicó, junto con funcionarios delDOS, a tratar de obtener mayores compro-misos de sus vecinos para resguardar la ‘segu-ridad regional’. Una de las primeras metas eneste campo es conseguir que la insurgenciacolombiana sea formalmente declarada terro-rista. Aunque estos esfuerzos diplomáticosencuentran “diferencias de enfoque y de concep-to” en Brasil, Venezuela y hasta cierto puntoen Ecuador26, existen evidentes avances desdeel punto de vista de Washington, en cuanto ala vigilancia fronteriza conjunta, la creación denuevas bases militares en las fronteras (16 enEcuador, 13 en Brasil, entre Policía y FuerzasArmadas) y el intercambio de información,entre otros.

Según diversos observadores, las fuerzas espe-ciales estadounidenses que se encuentran enPerú, en la frontera amazónica con Colombia,están realizando ejercicios con miras a pre-pararse para la captura de miembros del secre-tariado de las FARC27. En enero de 2002, laComisión de Relaciones Internacionales delCongreso de Ecuador manifestó que la inse-guridad en la frontera norte del país es moti-vo para revisar los términos del acuerdo parael uso del FOL en Manta28. Menos de dos añosantes, el ministro de Defensa Nacional delEcuador, general José Gallardo, había escritoen una apreciación reservada sobre el conflictocolombiano: “No conviene otorgar más facilidadesque las existentes para las operaciones aéreas con-tra el narcotráfico desde la base de Manta”29. Sinembargo, en su primera visita a Washingtoncomo presidente electo de Ecuador, en febre-ro de 2003, el ex coronel Lucio Gutiérrezexpresó su deseo de convertir al país en elmejor aliado de EEUU en la lucha contra elnarcotráfico y el terrorismo. En el mes demarzo, el presidente Gutiérrez entregaba elcontrol sobre la Aduana a las Fuerzas Arma-das del país, y la Aviación Naval de Ecuador

se trasladaba de Guayaquil a Manta en elmarco de la unificación de las operacionesaeronavales que establecen a Manta como“nuevo eje de seguridad de la frontera norte”30.

Petróleo al fuego

Está claro que la parte militar de la nueva inver-sión antidrogas de EEUU en la región, prime-ro en el marco del Plan Colombia (2000-2001) y a partir del 2002 como IniciativaRegional Andina (IRA), no se restringe a lalucha contra las drogas, ni en la práctica ni enla forma. Para poder apreciar en un futuro pró-ximo el impacto de esta estrategia en la región,hace falta abordar un tema concreto: la pro-tección militar de los recursos energéticosvitales para EEUU.

El 13 de febrero de 2003, el Congreso esta-dounidense aprobó el Proyecto de Ley para laAyuda Extranjera 2003, que incluye “la primeraayuda militar a Colombia no relacionada con la luchacontra las drogas desde la Guerra Fría: 98 millonesde dólares para ayudar al ejército colombiano a pro-teger el oleoducto Caño Limón-Coveñas con una lon-gitud de 480 millas (772 kilómetros)”. Para el añofiscal 2004, la administración de Bush hijo“incluye una cantidad no determinada, hasta 147millones de dólares, (…) como continuación del pro-grama”31. El oleoducto es propiedad compar-tida de Ecopetrol [empresa del Estado colom-biano, 50%], Occidental Petroleum [EEUU,44%] y Repsol-YPF [España, 6%]. El programade protección se inicia con el entrenamientoy equipamiento de hasta 800 efectivos espe-ciales colombianos, que, con la asistencia deEEUU, deben proteger los primeros 120 kiló-metros orientales del oleoducto. Según AnnePatterson, embajadora de EEUU en Colombia,estas instalaciones son uno de los 338 “sitioscríticos de infraestructura en Colombia que preo-

26 Project Counselling Service, Informe de Fronteras, Bogotá, febrero de 2003.27 Project Counselling Service, Informe de Fronteras, Bogotá, marzo de 2003. La primera mención pública de esteplan se hizo en Narconews (www.narconews.com) 25 de octubre de 2002.28 La Hora, Quito, 16 de enero de 200229 Gallardo Román, J., general, ministro de defensa nacional, Apreciación global estratégica del conflicto que sufre Colom-bia y sus efectos sobre Ecuador, Quito, 2000 (sin fecha).30 Project Counselling Service, febrero de 2003, op. cit.31 WOLA, Colombia Monitor: Protecting the Pipeline: The U.S. Military Mission Expands, Washington DC, mayo de 2003.

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32 Ibídem.33 Forero, J., “New Role for U.S. in Colombia: Protecting a Vital Oil Pipeline”, The New York Times, 4 de octubre de2002. Citado por WOLA, 2003, op. cit. 34 WOLA, 2003, op. cit.35 Wilhelm, C., general (Comado Sur), Testimonio ante el Senate Foreign Relations Committee, Subcommittee on Wes-tern Hemisphere, Peace Corps, Narcotics and Terrorism, Washington DC, 22 de junio de 1999. 36 WOLA, 2003, op. cit., haciendo uso de datos de AER Database: www.tonto.eia.coe.gov/aer/aer-toc-d2000cfm, y deCrude Oil Imports From Ecuador (Non-OPEC); Mb/d.: www.economagic.com/emcgi/data.exe/doeme/coimpen.37 “Ecuadorean producers to pay military for protection” Energy Compass, 10 de agosto de 2001. Citado porWOLA, 2003, op. cit.38 Goffus, T., mayor (Fuerza Aérea Estadounidense), Air Expeditionary Forces: Forward Base Access, Documento noconfidencial, Colegio Naval de Guerra, Newport, 13 de febrero de 1998.

cupan a EEUU”32. En el 2001, el Estado colom-biano perdió unos 500 millones de dólares (2%del presupuesto nacional) y Occidental Petro-leum 50 millones debido a los constantesbombardeos del oleoducto por parte de lainsurgencia en Arauca. Entre 1996 y 2000,Occidental gastó casi 8,7 millones de dólaresen sus contactos con funcionarios estadouni-denses relacionados con la política hacia Amé-rica Latina, particularmente hacia Colombia 33.Aunque la compañía niega haber hecho algobierno una solicitud de protección a sus ins-talaciones en Colombia, el nuevo programamilitar puede ser considerado parcialmente unresultado de esas gestiones. A la larga, seespera entrenar unos siete mil efectivos deélite.

En 1998, el general Wilhelm hizo notar que lasnuevas exploraciones petroleras aumentaron la‘importancia estratégica’ de Colombia paraEEUU34. En 1999, después de que Hugo Chá-vez asumiera la presidencia de Venezuela, Wil-helm destacó que ese país representa el 18%de los recursos energéticos importados.35 Entre1996 y 2000, Venezuela, Colombia y Ecuadorjuntos exportaron a EEUU en promedio lamisma cantidad que todos los Estados delGolfo Pérsico juntos, mientras las proyeccio-nes sobre las reservas potenciales de Colom-bia hacen esperar que el país, que no pertene-ce a la OPEP (Organización de Países Expor-tadores de Petróleo), pueda, en palabras de unanalista de Ecopetrol, “ayudar a EEUU a presio-nar el mercado en tiempos de oferta limitada”36.

También Ecuador entra en los cálculos. En elnorte del país, un consorcio de empresas mul-tinacionales con sedes en EEUU, España, Cana-dá, Italia y Argentina, respalda la construcción,

hecha por Occidental Petroleum, del Oleo-ducto de Crudo Pesado (OCP), que debedoblar la capacidad de producción y el trans-porte de petróleo de Ecuador. También eneste país se mezclan los asuntos de seguridadnacional con la protección de intereses priva-dos. Ya en agosto del 2001, la revista especia-lizada Energy Compass observaba que Petroe-cuador y 16 compañías privadas que operanen Ecuador “llegaron a un acuerdo de pago a losmilitares por protección”37. La señalada concen-tración militar en la frontera norte del país noes por tanto gratuita.

En febrero de 1998, antes de que comenza-ran las negociaciones para los FOL, un altomilitar de la fuerza aérea hizo una serie derecomendaciones que ahora se ven como pre-dicciones. Refiriéndose a la creciente impor-tancia del petróleo de Suramérica, afirmabaque si “la atención militar sigue esos cambios devital interés (…) la ausencia de bases de avanza-da en el teatro de operaciones del Comando Sur vaa ser lamentable”. Los comandos regionales“deben ser proactivos desde ahora en el estableci-miento de nuevas bases”. La “selección y el desa-rrollo de cuatro o cinco bases centrales con almenos una infraestructura mínima es el primer pasopara asegurarse un acceso de avanzada”. El mismomilitar subrayó que es mejor negociar con-tratos con naciones anfitrionas antes de unacrisis, “anticipando la necesidad de acceso, e ini-ciando el diálogo sin presiones de tiempo”. “Sentarel trabajo político de base y obtener la aprobacióninicial es ya la primera mitad del proceso (…) Entiempos de crisis, las Fuerzas Armadas pueden mejo-rar más las posibilidades de acceso ayudando a ‘ven-der’ en la nación anfitriona la idea de amenaza” conel fin de lograr la aprobación para ampliar eluso del sitio38.

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La decisión tomada en 1989 que le atribuyeal DOD el liderazgo en la detección y moni-toreo aéreo y marítimo de los cargamentosilegales de droga condujo a un fuerte incre-mento en el número de personal y equipomilitar dedicados a los esfuerzos antinarcó-ticos. Según la GAO: “Los fondos para lasmisiones de vigilancia de los FOL con sus res-pectivas horas de vuelo y días de navegaciónmarítima se incrementaron, de unos 212millones de dólares en el año fiscal de 1989 aunos 844 millones de dólares en el año fiscalde 1993, casi un 300 por ciento de incremen-to”1. Este podría ser visto como un período de‘luna de miel’ del DOD y las misiones anti-narcóticas. En su apogeo, cerca de la mitad delas horas de vuelo de los AWACS fueron dedi-cadas a las misiones antidroga. “La oportu-nidad para una participación militar de granescala era excelente: la Guerra Fría estaba porconcluirse liberando una gran cantidad deequipo, pero el dramático recorte todavía nohabía comenzado”2.

La luna de miel fue corta. En el curso de 1993,la GAO emprendió una revisión exhaustivaque terminó en conclusiones devastadoras.“En comparación con el índice de éxitos de lainterdicción y los objetivos de reducción de lademanda, la inversión en las horas de vuelo ylos días de navegación para apoyar la misióndel DOD no tiene proporción con los benefi-cios que ofrece”. De acuerdo con el informe, eléxito de la interdicción para detener el flujode cocaína ha sido más simbólico que real.“La esperanza de que la vigilancia militar

logre una diferencia se ha revelado comodemasiado optimista”3. La GAO le hizo unarecomendación explícita al Congreso paraque “a la luz de la insignificante contribuciónque ha hecho la vigilancia militar a la luchaa las drogas” la participación del DOD en lainterdicción “debería reducirse considerable-mente”4.

La administración de Clinton que comenzóen 1993 “determinó que se requería un cam-bio controlado en el énfasis – un abandono delas estrategias anteriores enfocadas princi-palmente en la interdicción en las zonas detránsito, a cambio de nuevos esfuerzos dedi-cados a la interdicción en y alrededor de lospaíses fuente”,5 una conclusión que quedóformalizada en la Directiva Presidencial 14 deese mismo año.6 Entre 1993 y 1999 hubo unrecorte en los fondos antinarcóticos para elDOD de un 24%. Las horas de vuelo atribui-das al DOD para rastrear cargamentos ilega-les de droga en áreas de tránsito se redujeronde 46 mil en 1992 a 15 mil en 1999, una caídadel 68%. Todos los vuelos en su conjunto(DOD, Aduana y Guarda Costera) se reduje-ron de 60 mil a menos de 40 mil. El númerode los días de navegación marítima del DODbajó de 4.800 a 1.800, (62%) en el mismo pe-ríodo7. El jefe del Comando Sur, general Wil-helm informó que, para 1999, el DOD eraincapaz de garantizar la mayoría de vuelosantidrogas solicitados: “pedimos poco más de900 salidas aéreas [...] Cumplimos con menosde 400”8.

DOD y Drogas: la luna de miel

1 GAO, Drug Control – Heavy Investment in Military Surveillance Not Paying Off, GAO/NSIAD-93-220, septiembre de 1993.2 Corcoran, K. J., mayor, DOD Involvement in Counterdrug Effort – Contributions and Limitations,AU/ACSC/0077/97-03, Air Command and Staff College, marzo de 1997. [La autora es piloto de laFuerza Aérea y realizó misiones de vuelo en AWACS entre 1994 y 1996]. 3 GAO, GAO/NSIAD-93-220. 1993, op cit.4 GAO, GAO/NSIAD-93-220. 1993, op cit.5 Casa Blanca, National Drug Control Strategy, febrero de 1995.6 Presidential Decision Directive for Counternarcotics (PDD-14), 3 de noviembre de 1993.7 GAO, Assets DOD Contributes to Reducing the Illegal Drug Supply Have Declined, Oficina Generalde Contraloría de EEUU, GAO/NSIAD-00-9, diciembre de 1999.8 Wilhelm, C., general (Comando Sur), Testimonio ante el Senate Caucus on International NarcoticsControl, Washington DC, 21 de septiembre de 1999.

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La GAO resume el proceso común, desde la detección hasta la interdicción de barcos y aviones detraficantes de drogas, en seis etapas que en ocasiones pueden darse simultáneamente:

1 se suministra información de inteligencia a los organismos antidrogas sobre un transporte dedrogas planificado o en camino;

2 radares (en tierra) detectan a los sospechosos;3 aviones con radar ubican el blanco y siguen su curso;4 otros aviones (F-16, Cessna Citation) ubican y visualizan el blanco;5 se pasa la responsabilidad para la acción a las agencias autorizadas para interceptar, detener

e incautar;6 las agencias estadounidenses autorizadas – o funcionarios locales – detienen al traficante.

Los tipos de aviones mencionados por fuentes oficiales en relación con los FOL son los siguientes:

aviones grandes:● US Air Force E-3 Sentry Airborne Warning and Control System (AWACS), equipado con un discoradar y un alcance de más de 320 kilómetros. Tiene 9 horas de autonomía de vuelo y es usado paraactividades de monitoreo en aire, tierra y mar, comando, control y comunicación con sitios en latierra, barcos y otras aeronaves.

aviones medianos:● US Navy E-2C Hawkeye (Grumman Aerospace) AWACS, también equipado con un disco radar

y con 6 horas de autonomía de vuelo, cumple básicamente las mismas funciones que el E-3.● US Navy y U.S. Customs Service P-3 Orion, usado para vigilancia y detección marítima/aérea con

autonomía de vuelo, sobrepasa las 11 horas.● C-130 Hercules (Lockheed Martin), para transporte de tropas (hasta 128 personas) y materia

les.

aviones pequeños:● F-15 Eagle (McDonnell Douglas), utilizado para la verificación (con radar y visual) e interdic

ción (tracker aircraft).● F-16 Falcon (Lockheed Martin), cumple las mismas funciones.● Citation 550 (Cessna), es el tracker utilizado por la Aduana.

Los radares en tierra en la región son de tres tipos:● Relocatable Over-The-Horizon Radars (ROTHRs), con un alcance de 3.218 km pero con limita

ciones en cuanto a su precisión y la detección de objetos a baja altura. ● Ground Mobile Radars (GMRs), manejados por el Comando Sur, en ubicaciones del Caribe (el

Caribbean Basin Radar Network), entre otros en Riohacha y San Andrés; también en Colombia(Leticia, Marandúa, San Juan de Guaviare, Tres Esquinas y posiblemente en Araracuara y Tabatinga); en Perú (Iquitos, Andoas y Pucallpa), y probablemente en Ecuador (en Sucumbíos o Napo).Observadores mencionan el funcionamiento de un total de 17 GMR que comúnmente tienen un alcance de 386 km.

● Una diversidad de radares en tierra manejados por autoridades de la región y cuya informaciónestá en mayor o menor grado compartida con autoridades de otros países. El sistema más cono-cido es el SIVAM (Brasil), un conjunto de 25 radares casi instalado en un 100% (abril 2003) y a cuya información, sobre todo Estados Unidos y Colombia, buscan obtener más acceso.

Las fases y equipos de interdicción

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I N F R A E S T RU C T U R A M I L I TA R A N T I N A R C OT I C A *

El SIVAM (Sistema de Vigilância daAmazônia) es un proyecto delgobierno brasilero para monito-rear y proteger la cuenca ama-zónica de la deforestación, el usoinapropiado de la tierra y lasminas de oro ilegales, así como dela producción y tráfico de drogas.Se trata de un sistema de radarpor satélite, tierra y aerotrans-portado, y plataformas de vigi-lancia que cubren toda la cuencaamazónica. Aunque se aprobó en1998, Brasil todavía no ha imple-mentado una política de derriba-miento de los aviones del narco-tráfico. A diferencia de los rada-res de tierra en Perú, Bolivia,Ecuador y Colombia, operadosbásicamente por personal militarestadounidense, SIVAM está acargo exclusivamente de brasile-ros. En este mapa aparecen sola-mente los radares de tierra fron-terizos, cuyo alcance se extiendea los países vecinos.

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* Este mapa no pretende ser completo

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ras hacerse evidente el fracaso delas conversaciones de EEUU enPanamá para continuar usando labase de Howard como centro mul-

tilateral antinarcóticos, el gobierno estadou-nidense se dedicó a buscar “arreglos alternati-vos con otros gobiernos interesados en realizar acti-vidades (antidrogas) en el futuro”1. Dichos ‘arre-glos’ comenzaron en 19982. La primera men-ción oficial al respecto data del mes de juliode 1998, cuando James Rubin (DOS) desta-có que “posibles puestos incluyen a Honduras,Ecuador o un sitio en EEUU, posiblemente la Flo-rida”3. Según la Oficina General de Contra-loría de EEUU (GAO, siglas en inglés), en sep-tiembre de ese año, el DOD formuló los cri-terios básicos para la selección de sitios: 1. proximidad a las zonas de producción ytránsito; 2. protección de personal y equiposde EEUU; 3. infraestructura adecuada paraminimizar costos de construcción4. Una pre-sentación del Comando Sur en octubreampliaba el espectro de opciones a Aruba yCuraçao, Belice, Costa Rica, Ecuador, Gua-temala, Panamá, Perú y Trinidad. En esemomento ya se planteaba la combinación detres puestos, respectivamente en Sudaméri-ca, Centroamérica y el Caribe. En el momen-to del cierre definitivo de la base Howard yase habían firmado acuerdos provisionales queestablecían el acceso a los nuevos puestos enEcuador y Aruba-Curaçao. Y el 31 de marzode 2000, 11 meses después del cierre deHoward y tras el fracaso de las negociacio-nes con Costa Rica, EEUU y El Salvador fir-maron un acuerdo de diez años para la ins-talación del puesto centroamericano cerca dela capital salvadoreña.

Una vez obtenido el respaldo gubernamen-

tal de los países anfitriones de los FOL, la pre-ocupación del Comando Sur pasó a ser la deobtener la aprobación del Congreso esta-dounidense de los fondos requeridos paraadecuar los aeropuertos. Los costos de dise-ño y construcción fueron incluidos inicial-mente en el presupuesto del respaldo al PlanColombia aprobado en julio del 2000 con unasuma total de 1.300 millones de dólares5.

Con diferencias manifiestas en cada uno delos países anfitriones, el debate y las críticasque precedieron la firma de los convenios delrespectivo FOL influyeron de alguna maneraen el acuerdo resultante firmado. A pesar deque los tres acuerdos provienen claramentede un único documento modelo, existenentre ellos algunas diferencias marcadas querevelan que una representación guberna-mental tuvo una mejor posición o mayorhabilidad de negociación que otra.

Aunque estas diferencias no son decisivaspara el funcionamiento de los FOL en tér-minos generales, sí ejemplifican los márgenesde negociación que fueron utilizados por losrespectivos gobiernos para defender o hacerprevalecer algunos intereses propios frentea las demandas de EEUU.

Mientras los debates sobre los acuerdos delos FOL siguieron su curso, los puestoscomenzaron a funcionar de manera provi-sional. Frente a los 2.500 efectivos que elComando Sur proyectaba estacionar en elfracasado Centro Multilateral en Panamá6, losFOL parecen poca cosa: se trata de entre 10y 15 personas permanentes y “en situacionesnormales” hasta un máximo de 300 (Ecuadory Curaçao) y 100 (Aruba y El Salvador) efec-

1 Rubin, J. (Departamento de Estado), “U.S. Blames Panama For Deadlock on Drugs Base”, Reuters, 20 de julio de 1998.2 El ministro de justicia de las Antillas Holandesas, Rutsel Martha, dijo en diciembre de 1998 que en junio se habíanrealizado las primeras conversaciones con EEUU sobre el establecimiento de un FOL en Curaçao. Más tarde sesostuvo que este primer acercamiento se dio en octubre de ese año (Amigoe, Willemstad, 12 de diciembre de1998; 12 de enero de 2002).3 “U.S., Panama to Abandon Canal Anti-Drug Center”, Reuters, 20 de julio de 1998.4 GAO, Drug Control: International Counterdrug Sites Being Developed, GAO-01-63BR, diciembre de 2000.5 Los fondos aprobados inicialmente sólo incluyeron 116,5 millones de dólares para los FOL de Ecuador y Aruba-Curaçao (Pace, P., general, comandante en jefe del Comando Sur, Testimonio ante el Senate Caucus on InternationalNarcotics Control, Washington DC, 28 de febrero de 2001).6 Romero, P. (DE), Subcommittee on Criminal Justice, Drug Policy and Human Resources Committee on Government Reformand Oversight, Washington DC, 4 de mayo de 1999.

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tivos adicionales sobre una base rotativa7. Ini-cialmente la construcción de instalacionesadicionales para albergar a ese personal estásólo planificada para Manta, aunque en todoslos FOL se prevé la construcción de infraes-tructura operativa y de entrenamiento. Lasprincipales adecuaciones de los aeropuertostienen que ver con su capacidad para recibir,estacionar y mantener las aeronaves. Mantay Hato Rey han sido acondicionados paraoperar con todo tipo de aviones, incluyendolos más grandes8, mientras los planes enAruba y El Salvador sólo son para aviones‘medianos’ y ‘pequeños’.

A mediados de marzo de 2001 se cerró labase aérea de Manta para adecuar la pista deaterrizaje alargándola hasta 3.100 m, cons-truyendo nuevas torres de comunicación yuna pista de rodaje de ida y vuelta a una nuevaárea de estacionamiento. Concluida la pri-mera fase de las obras, Fernando Arroyo,ingeniero del Ejército de EEUU dijo de Mantaque es “una de las mejores pistas de América delSur”9. En Curaçao, las construcciones trata-ron al máximo de compartir las instalacionescon la Marina de Guerra holandesa. En Aruba,la primera evaluación del acuerdo sobre elFOL entre Los Países Bajos y EEUU hace refe-rencia a una dificultad operativa ocasionadapor la falta de espacio para estacionar losaviones. La construcción de una nueva áreade estacionamiento es parte de los planespresentados por el Comando Sur10. Sinembargo, en un ajuste de los presupuestosestatales a raíz de los atentados del 11 deseptiembre de 2001, el Congreso de EEUUpostergó su financiamiento indefinidamente.En 2003, las operaciones desde el FOL deAruba se han suspendido casi por completo.

Los cambios proyectados en el aeropuerto deComalapa (El Salvador) se han reducido, igualque en Aruba, a la construcción de una nuevaárea de estacionamiento y su acceso. Lasobras deberán concluir a fines de 2003.

Personal estadounidense que operadesde los FOL

Las tareas de vigilancia, monitoreo, identifi-cación e intercepción en la zona de tránsitoson compartidas por personal del DOD, laGuardia Costera y Aduana. El DOD es laagencia coordinadora de estas actividades. LaGuardia Costera realiza la detención de lasnaves marítimas en colaboración con la Adua-na. En las zonas de producción la detenciónde personas y la incautación de drogas, estána cargo de las autoridades locales.

Los acuerdos y anexos operativos firmadospor los respectivos gobiernos establecennúmeros máximos para el personal de lasmencionadas agencias que puede estar pre-sente en los FOL en un determinado momen-to. Pero un FOL tiene bastante espacio parajugar con el número de efectivos presentes.Según el general René Vargas Pazzos, ex jefedel Ejército ecuatoriano, el FOL está obliga-do a informar solamente sobre los soldadosque sobrepasan una estadía de siete días enel puesto de Manta, “puede venir la cantidad desoldados que ellos, los norteamericanos, deseen.Los reportables no pueden pasar de 450, pero losotros, los que llegan a quedarse menos de sietedías, no tienen ningún control”. El general serefiere al convenio operativo del FOL deManta como un ‘plan de guerra’11. Y segúnoficiales retirados de las Fuerzas Armadas

7 Wilhelm, C., general (Comando Sur), Senate Approprations Committee, Defense Subcommittee and the Military Cons-truction Committee, Washington DC, 14 de julio de 1999; van Aartsen, J., DWH/AK-99/00, La Haya, 18 de julio de1999; Patterson, A., Carta a la Asamblea Legislativa de El Salvador, 5 de julio de 2000. El acuerdo con Ecuador permiteuna presencia máxima de 475 efectivos en situaciones especiales.8 Como ‘avión grande’ se menciona el avión ‘espía’ E-3 Sentry (AWACS), sin embargo también el enorme avión detransporte C-5 (de 75 m de largo y 68 m de envergadura) puede decolar con carga máxima en las pistas de Mantay Hato Rey (www.af.mil/factsheets).9 La Hora, Quito, 14 de diciembre de 2001.10 GAO, GAO-01-63 BR, 2000, op. cit.11 APDHE, Base de EEUU en Manta y Plan Colombia: análisis de impactos y alternativas para el Ecuador, Foro organizadopor: APDH, Comité Consultivo del Grupo de Monitoreo de los Impactos del Plan Colombia en el Ecuador y Sub-comisión Parlamentaria para evaluar el Plan Colombia, Quito, mayo de 2001.

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ecuatorianas, la pista de Manta y sus cabezaspermitirían el tránsito de 15 a 16 mil efecti-vos en el lapso de una semana. El conveniono limita el número de personas que puede,en un determinado lapso de tiempo, haceruso del FOL en tránsito a otro destino. Ade-más de los aeropuertos, los acuerdos inclu-yen el uso de puertos marítimos de los paí-ses anfitriones. Durante el 2002 se registróla llegada de 15 naves de guerra estadouni-denses al puerto de Manta.

Mientras por un lado el DOD avanza en laprofesionalización de sus combatientes deguerra, EEUU intensifica al mismo tiempo laentrega a empresas privadas de todas lastareas de apoyo, una modalidad conocidacomo ‘contratación externa’ (outsourcing).Durante el 2002, el DOD y el DOS contra-taron a 17 y 3 empresas privadas respectiva-mente para una diversidad de responsabili-dades. En relación con los FOL, la empresamás involucrada es DynCorp AerospaceTechnology. Su participación en la lucha con-tra las drogas en la región andina mediantecontratos con el DOS data de 1991 y tendríaque ver principalmente con el mantenimien-to de aeronaves y entrenamiento de pilotosnacionales, sin incluir actividades operati-vas12, pero en Los Países Bajos y Ecuador haybastante susceptibilidad al respecto. El trabajode DynCorp, y de este tipo de empresas engeneral, no está sometido a supervisión, y sehan producido varios escándalos en los quese han visto implicados empleados de estacompañía13. La DynCorp ha sido contratadapara ejecutar las fumigaciones en Colombia.

Intercambio de información yautorización para sobrevuelos

El intercambio con las autoridades de los paí-ses anfitriones de la información recopiladadesde los FOL es un tema lleno de contra-dicciones. Lo cierto es que EEUU mantieneclaramente una parte de la información en

absoluta reserva. Tanto en Manta como enHato Rey, hay áreas de acceso restringido atodo personal local. Es prácticamente impo-sible saber si desde los FOL se recoge infor-mación con fines diferentes a los de la luchaantidrogas. De otra parte, las leyes estadou-nidenses limitan el intercambio de informa-ción de los funcionarios estadounidensesciviles y militares a autoridades de otros paí-ses. Esto está relacionado con los riesgos dela interceptación aérea, evidentes después deque el ejército peruano derribara, en 2001,un avión misionero confundido con un vuelode tráfico de drogas, basándose en informa-ción proporcionada por una compañía quetrabajaba para la CIA. En tales casos, elgobierno de EEUU podría ser procesadopara que compense a los familiares de las vic-timas14. Sin embargo, la reanudación de losprogramas de interdicción aérea en Colom-bia y la próxima reanudación en Perú signifi-ca también el reinicio del intercambio deinformación con este fin.

De acuerdo a la GAO, otro obstáculo paralos operativos desde los FOL es el hecho deque algunos gobiernos de la región (comoCuba, la República Dominicana y Venezuela,entre otros) no quieren permitir a EEUU ellibre acceso a su espacio aéreo. El caso deVenezuela es uno de los más notorios debi-do a la fuerte posición del gobierno de HugoChávez frente a EEUU, particularmente des-pués de conocerse las alegaciones sobre unposible involucramiento estadounidense en elintento de golpe de estado del 12 de abril de2002. Según la revista Intel Briefing, “aeronavesde patrullas operadas desde el (…) FOL en Manta,Ecuador, también suministraron inteligencia en lamovida militar contra Chávez”15. No obstante,el gobierno venezolano ha cambiado de pos-tura aceptando una nueva solicitud de EEUUde un corredor aéreo que pasa por Venezuelaen su camino desde Curaçao hasta la regióncolombiana de Arauca, en donde comienza eloleoducto Caño Limón-Coveñas y en donderecientemente fue desplegado personal de las

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12 Amigoe, Willemstad, 28 de febrero de 2000.13 El Comercio, Quito, 29 de abril de 2002.14 The Washington Post, 4 de noviembre de 1999. 15 Intel Briefing, 13 de abril de 2002.

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Entre los obstáculos en las negociaciones conPanamá sobre el posible uso de la base deHoward para el Centro Multilateral Antidro-gas (MCC, siglas en inglés) resaltan dos: elperíodo mínimo de 12 años que pide EstadosUnidos y su deseo de incluir en el convenioel acceso al país para entrenamientos milita-res, logística regional, actividades de bús-queda y rescate y otras misiones relacionadas.El Departamento de Estado (DOS) habla dela necesidad de una “presencia efectiva conrelación a los costos” que “no podía ser recon-ciliada con los requerimientos políticos dePanamá”1. Desde la publicación del acuerdointerino entre Estados Unidos y Panamásobre el MCC en enero de 1998, Pérez Balla-dares enfrenta una fuerte oposición a los pla-nes. En marzo el DOS suspende las negocia-ciones, entre otros motivos por el condicio-namiento de Panamá de limitar las opera-ciones desde el MCC a misiones antidrogas2.

En Costa Rica, durante el período de nego-ciaciones preliminares confidenciales para lainstalación de un FOL en Liberia, surgieronfuertes críticas al Acuerdo para la Cooperaciónpara Suprimir el Tráfico Ilícito, ratificado porla Asamblea Legislativa en septiembre de 1999con una clara restricción: los permisos parasobrevolar cielos territoriales y para ordenarel aterrizaje a aeronaves sospechosas se limi-tan a las aeronaves de EE.UU. pertenecientesa las autoridades policiales y estrictamente noincluyen a naves militares. Esta restricciónfue consecuencia directa de la tradicional sus-ceptibilidad de los gobiernos y la población dedicho país frente al tema militar.

En otros casos, esta misma susceptibilidad notuvo las mismas consecuencias. En Ecuadory El Salvador, representantes de la sociedad

civil y un partido político de oposición pre-sentaron demandas de inconstitucionalidaddel acuerdo. En ambos casos los argumentosutilizados fueron similares incluyendo fuer-tes críticas al uso del territorio nacional parauso militar por parte de Estados Unidos yrespecto al desigual reparto de derechos ydeberes en el contenido del acuerdo firmado.La oposición salvadoreña argumentó la obli-gación constitucional de contar con dos ter-cios de los votos para la aprobación de unacuerdo de estas características en el parla-mento. Ambas salas rechazaron las deman-das.

La relación entre los FOL y el conflicto colom-biano ha formado parte de las preocupacio-nes de la resistencia a los acuerdos en todoslos países, pero sólo en el caso de los PaísesBajos las reivindicaciones en torno a ese temase reflejaron en medidas políticas. Los opo-sitores al tratado advirtieron que los FOL,justamente por formar parte del presupues-to de Estados Unidos para el Plan Colombia,convertían a los Países Bajos en actor indi-recto de un conflicto en el cual las violacio-nes de los derechos humanos son cotidianas.Durante el debate en la Cámara Baja, elministro aseguró una y otra vez que los FOLsolamente pueden ser utilizados para misio-nes antidrogas y que su colega de EstadosUnidos le había dado su palabra al respecto.Una cláusula que establece la realización deuna evaluación anual que “concierne al fun-cionamiento de los FOL en un sentido amplio”ayudó a superar la falta de respaldo parla-mentario al tratado. Sin embargo, el Cancillerrechazó el desbloqueo de los datos esencia-les de los vuelos, los cuales habrían permiti-do al Parlamento un control y seguimientoreal de las misiones realizadas desde los FOL.

La oposición a los acuerdos de los FOL en los países anfitriones

1 Beers, R., subsecretario de Estado para Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplica-ción de la Ley, testimonio ante la House of Representatives. Washington DC, 9 de junio de2000.2 Así lo expresó Peter Romero (DOS) en su testimonio en el Subcommittee on CriminalJustice, Drug Policy and Human Resources Committee on Government Reform and Over-sight. Washington DC, 4 de mayo de 1999.

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fuerzas especiales estadounidenses en apoyoa las tropas colombianas.

El posible uso de los FOL en apoyo al golpede estado en Venezuela es un ejemplo decómo las acciones del Comando Sur en laregión no se limitan a los operativos anti-drogas. La gran afluencia de naves militaresestadounidenses a las costas de Ecuador hallevado a un uso no planificado del FOL deManta. A principios de 2002 se inició un pro-grama de persecución satelital de embarca-ciones con migrantes ecuatorianos en direc-ción a EEUU, Hasta junio de ese año habíansido interceptados en aguas internacionalessiete buques con 1.535 personas que seríanrepatriadas hacia Ecuador.16

Conclusión

Estados Unidos se vale de dos instrumentosfundamentales de coerción para enfrentar loque considera como amenazas a su seguridadnacional: su capacidad para hacer la guerra yla superioridad de la información. Los FOL,y en general la lucha con-tra las drogas, ayudan acumplir esta tarea. Con-trariamente a lo que decla-ró el general Wilhelm anteel Congreso de su paísdefiniendo a los FOL comoel resultado de “acuerdosentre el gobierno de EEUU yel de naciones anfitrionas, por los cuales EEUUobtiene el acceso a instalaciones existentes que sonpropiedad de y están siendo manejadas por el paísanfitrión”17, en la práctica los FOL funcionanbajo el mando de un ‘administrador’ esta-dounidense en las instalaciones de un paísanfitrión que está a cargo de un comandan-te local. Aunque el administrador estadouni-dense coordina sus actividades con el coman-dante local, es el primero quien dirige in situel manejo del FOL, sus operaciones y lainformación que resulta de ellos. No existen

mecanismos mediante los cuales el país anfi-trión u otros observadores puedan verificarsi el uso de los FOL se restringe verdadera-mente a la lucha contra las drogas.

Tampoco ofrece esta herramienta la evalua-ción anual del FOL en Aruba y Curaçao, queel poder legislativo holandés logró establecercomo parte del acuerdo. En ese momento, elministro holandés de Relaciones Exterioresse negó a suministrar información detalladasobre planes de vuelos, afirmando que éstaera una información confidencial que, dehacerse pública, afectaría la efectividad de lasoperaciones de interdicción. Otra explicaciónpodría ser que el gobierno holandés simple-mente no tiene acceso a esta información yque el ministro trató de disimular este vacío.

Es muy probable que las agencias que hacenuso de los FOL tengan otras prioridadesademás de la lucha contra las drogas. Aunqueen teoría los FOL deberían estar enmarcadosen un trabajo de cooperación multilateral, fueEEUU quien tomó la iniciativa de su estable-cimiento definiendo el uso de acuerdo a sus

propios intereses. Lalucha contrainsur-gente en Colombia,el control al tráficode armas en laregión, el control dela migración y elposible apoyo algolpe de estado en

Venezuela son indicios de los otros usos delos FOL no establecidos en los acuerdos.Además, no hay que subestimar las posiblesimplicaciones de la protección militar, oficialy contratada, a los intereses petroleros deempresas transnacionales que operan en laregión. Los FOL forman, incuestionable-mente, parte de una estrategia militar deEEUU hacia América Latina y el Caribe. Lospaíses anfitriones comparten con EEUU cier-ta responsabilidad de las implicaciones deeste proyecto.

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16 Project Counselling Service, Informe de fronteras, Bogotá, junio de 2003.17 Wilhelm, C., general, comandante en jefe del Cuerpo de Marines de Estados Unidos (Comando Sur), Testimo-nio ante el Senate Appropriations Committee, Defense Subcommittee and the Military Construction Subcommittee, Washing-ton DC, 14 de julio de 1999.

“No existen mecanismospara verificar si el uso de

los FOL se restringeverdaderamente a la lucha

contra las drogas. ”

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La Directiva Presidencial 14 de Clinton orde-naba una revisión de los centros de inteli-gencia, control y comandancia de la nacióninvolucrados en operaciones internacionalesantinarcóticas. Todo ello resultó, en 1994, enel establecimiento de tres Fuerza de TareaConjunta entre Agencias (JIATF, siglas eninglés). La JIATF-Oeste, con sede en Alame-da, California, quedó bajo la jurisdicción delComando Pacífico de EEUU, y se dedica a lainterrupción del tráfico de heroína y otrasdrogas provenientes del Sur de Asia, colabo-rando con la JIAFT-Este en la interrupción delcontrabando marítimo de cocaína en el Pací-fico Este hacia México. La JIATF-Este (para laszonas de tránsito del Caribe y Centroaméri-ca) montó su sede en Key West, Florida,donde funcionaba ya el Centro Sur de Ope-raciones Conjuntas de Vigilancia y Recono-cimiento (JSSROC, siglas en inglés), estable-cido originalmente para observar el desarro-llo militar en Cuba. El Centro, una de cuyasmisiones actuales consiste en apoyar las ope-raciones antidrogas, recoge y procesa toda lainteligencia militar de las misiones aéreas,sistemas de radar, satélites e intercepcionesen la comunicación. La JIATF-Sur (para lazona fuente en Suramérica) operaba desde labase de Howard en Panamá, pero se trasladóa Florida y se fundió con JIATF-Este, al clau-surarse la base de Panamá en mayo de 1999.

Los FOL operan bajo esta JIAFT de la Floridaque, a su vez, está bajo el Comando Sur. EstaFuerza de Trabajo coordina el empleo de bar-cos y aviones de la Aduana, la Guarda Coste-ra, la Marina y la Fuerza Aérea estadouni-denses, y de las naciones aliadas que tienenpresencia militar en el Caribe, Francia, GranBretaña y los Países Bajos. La Fuerza de Tra-bajo debe también coordinar el flujo de inte-ligencia sobre drogas que proviene de laacción de la aplicación de la ley, y la inteli-gencia que suministran agencias como la

DEA, el FBI, la DIA (Agencia de Inteligenciade la Defensa), el Servicio de InvestigaciónPenal de la Marina, la CIA y la Agencia deSeguridad Nacional (NSA, en inglés). Desdela fusión, Argentina, Brasil, Colombia, Ecua-dor, Perú y Venezuela han asignado en laJIATF oficiales de contacto. Mejorar la coor-dinación y el intercambio de inteligenciaentre todas las agencias y países involucradossignificaría aumentar la relación costo-efi-ciencia de la capacidad de vigilancia combi-nada.

La JIAFT de la Florida desempeña también unimportante papel en la interdicción en lazona fuente, dirigida a interrumpir el narco-tráfico dentro de la región andeoamazónica.Estas operaciones de control aéreo fueronsuspendidas en la región después de que, en2001, fuera derribado en Perú el avión en queviajaba la misionera bautista Veronica Bowersy su hija de siete meses, Charity. Ambas pere-cieron en el accidente, al considerar la empre-sa privada AirScan, contratada por la CIA,que el avión transportaba droga. En abril de2003, se llegó a un nuevo acuerdo con Colom-bia para retomar las operaciones aéreas decontrol, tras una revisión cuidadosa de losprocedimientos para prevenir en el futuroese tipo de errores. Para evitar riesgos a ter-ceros, las normas para la JIATF anexas a losacuerdos subrayan que “el personal estadou-nidense no (se repite, no) participará en nin-guna decisión de acciones en contra o derri-bamiento de aviones, lo cual dependerá úni-camente de la decisión de un comandante dela Fuerza Aérea colombiana”1. Después deuna serie de ensayos, las operaciones hancomenzado otra vez en Colombia en agostode 2003, lo que hace esperar un incrementosignificativo del número de vuelos de los FOLde Manta y Aruba/Curaçao. En Perú se haanunciado que las operaciones de interrup-ción aérea se reiniciarán a fines de este año.

JIATF – Cooperación entre agencias

1 Joint Interagency Task Force South (Naval Air Facility), Air Bridge Denial Operations, KeyWest, La Florida, 30 de abril de 2003.

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egún la última estrategia de controlde drogas de la Casa Blanca, “Unapolítica de drogas efectiva y balancea-da requiere de un agresivo programa

de interdicción que encarezca las drogas, hagadudar de su calidad y reduzca su disponibilidad”1.El involucramiento del ejército fue la res-puesta a esta necesidad de incrementar drás-ticamente la capacidad de interdicción. Unadecisión que se ha venido cuestionandodesde entonces, incluso entre las agenciasgubernamentales y en el interior de las mis-mas fuerzas armadas. La eficiencia de la estra-tegia de interdicción en general y el aportemilitar plantean grandes interrogantes. Lajustificación política de los FOL, y la únicarazón para que Ecuador, los Países Bajos y ElSalvador hubieran aceptado acogerlos, sebasa en el criterio bastante cuestionablesegún el cual los FOL son útiles para conte-ner el flujo de drogas.

Medición de la efectividad

La efectividad de las operaciones de inter-dicción se mide a menudo en términos de lacantidad de droga incautada. Sin embargo,como dijera un observador de la FuerzaAérea estadounidense, “Medir la ‘guerra a lasdrogas’ por las toneladas de droga incautadas estan falso como medir la ‘guerra de Vietnam’ porel número de muertos”2. En 1993, la OficinaGeneral de Contraloría (GAO, siglas eninglés) cuestionó ya el impacto real de lasincautaciones sobre la disponibilidad en elmercado estadounidense: “Algunos funcionariosfederales están satisfechos por el hecho de que lainterdicción reduce al menos la disponibilidad decocaína en EEUU teniendo en cuenta las cantida-des incautadas. Pero, no tenemos evidencias quesustenten esta teoría, que aparentemente se basaen la presunción de que toda la cocaína disponi-

ble ya está siendo transportada a EEUU [...] Otrateoría, que resulta más coherente con los princi-pios de la oferta y la demanda y con las estima-ciones, es que los carteles suramericanos envíana EEUU las cantidades que piden sus clientes, ylas pérdidas por interdicción simplemente se reem-plazan con posteriores envíos”3.

De acuerdo con un analista militar favorablea la continuación del rol del DOD en la luchacontra las drogas, “Tanto las agencias de super-visión como el DOD continúan buscando la mane-ra – hasta ahora inexistente – de medir la efecti-vidad de la ayuda militar con respecto a la inter-dicción. La única forma que se tiene de evaluar laefectividad es a través del precio y disponibilidadde las drogas ilegales en EEUU, lo que es actual-mente una funcion de demanda versus oferta”4.Y es ahí precisamente donde los estudios nologran detectar ningún progreso. “A pesar delos prolongados esfuerzos y gastos de miles demillones de dólares, las drogas ilegales todavíaabundan en Estados Unidos. Aunque los esfuerzosantinarcóticos estadounidenses y las naciones anfi-trionas han conducido al arresto de importantesnarcotraficantes y a la incautación de enormes can-tidades de droga, no han reducido materialmentela disponibilidad de las drogas en Estados Unidos”5.

Repercusiones en el mercado

En el marco de una investigación sobre laefectividad de las operaciones de interdicciónpatrocinada por la Oficina de Política Nacio-nal de Control de Drogas (ONDCP, siglas eninglés), un instituto estadounidense entre-vistó a varias docenas de narcotraficantesencarcelados. La opinión general de los entre-vistados fue que, “A menos que haya un infor-mante involucrado, las probabilidades son de 95%a favor”. “La mayoría de los narcotraficantes per-cibe la interdicción gubernamental y las operacio-

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1 Casa Blanca, National Drug Control Policy, febrero de 2003.2 Howard, S. P., teniente coronel (Fuerza Aérea de EEUU), The Military War on Drugs: Too Many Assets, Too FewResults, Air University, abril de 2001.3 GAO, Drug Control – Heavy Investment in Military Surveillance Not Paying Off, GAO/NSIAD-93-220, septiembre de1993.4 Dietz III, S.B., teniente comandante (Marina de EEUU), Sticking with de ‘Drug War’ – A viable and feasible course ofaction, Naval War College, Newport, 13 de junio de 1997.5 GAO, Observations on U.S. Counternarcotics Activities, GAO/T/NSIAD-98-249, 16 de septiembre de 1998. Declara-ción de Henry L. Hinton, Jr., Asistente del Interventor General, National Security and International Affairs Division.

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nes de investigación como riesgos que se puedensortear, alterando las rutas y métodos, y siendo cui-dadosos en la selección de los socios. Diez por cien-to de los narcotraficantes afirmó que las aduanas,los [aviones] P-3 y los balones aeroestáticos eranfuerzas disuasorias. En el caso de los P-3, los entre-vistados dijeron que esperarían a que se fueran, yque encontrarían también la manera de burlar losaeroestáticos con técnicas de enmascaramiento entierra o simplemente esperando hasta que bajen”.Los investigadores concluyeron que los “con-trabandistas no se sienten muy amenazados en elagua por la incapacidad de la ley para identificarlos.Si los identifican, ellos saben que la ley no puedeecharles mano, y si lo hace, el uso de sofisticadoscompartimentos hace prácticamente imposiblelocalizar la droga”6.

Este estudio representa probablemente latentativa más elaborada realizada hasta elmomento para calcular las repercusiones dela interdicción sobre las tendencias pre-cio/pureza en EEUU, y sobre pautas de trá-fico. Fuera de la propia evaluación de los nar-cotraficantes, el estudio desarrolló un mode-lo detallado para analizar las tendencias delmercado, identificar estadísticamente impor-tantes fluctuaciones y compararlas con lasoperaciones de interdicción que se realizabanen esos momentos. Con base en ese mode-lo, los investigadores probaron que sí se pro-ducen repercusiones en el mercado causadaspor las intervenciones de la ley. Aunque, entodos los casos, éstas sólo son temporales yno hacen mella en las tendencias a largoplazo. Las compararon con lo que sucededurante las temporadas de huracanes fuertes,como la de la primavera de 1997 cuando ElNiño causó frecuentes huracanes durantetres meses, que hicieron prácticamente impo-sible cualquier transporte marítimo o aéreoen la zona de tránsito, afectando el precio yla pureza de la cocaína en el mercado esta-dounidense.

Cambio de pautas

El abandono de los vuelos clandestinos parael narcotráfico internacional, que ocurrió enla zona de tránsito a comienzos de los añosnoventa, y entre Perú y Colombia a media-dos de esa misma década, según los investi-gadores“sugiere que las operaciones [de controlde drogas] eran lo suficientemente efectivas paraforzar a los narcotraficantes a cambiar sus rutasy/o métodos de transporte. Pero, como ha reco-nocido desde hace tiempo la comunidad antidro-gas, la capacidad de los narcotraficantes para lle-var la droga de Suramérica a EEUU tiene comoúnico límite su creatividad para lograrlo”7.

Este importante cambio sembró más dudasacerca de la utilidad de la vigilancia y el moni-toreo al estilo de los FOL. La imagen clásicade un avión privado con un contrabando decocaína que es detectado por un radar y for-zado a aterrizar o atacado por aviones decombate, para los cuales se diseñó original-mente la vigilancia militar y el sistema demonitoreo, se ha vuelto una excepción a laregla, al menos en la zona de tránsito. Hoyen día los cargamentos se hacen principal-mente por medio de contenedores, buquesde carga y embarcaciones pesqueras, contralos cuales los radares de tierra, los AWACS,P-3 o F-16 casi no se pueden usar. Los bar-cos privados de alta velocidad juegan toda-vía un rol importante en la fase inicial, lle-vando la carga a una isla en el Caribe para serintroducida en embarcaciones comerciales oa un punto de la costa en Centroamérica oen México, desde donde es transportadahacia EEUU en camiones8. La interdicción dedroga camuflada en este inmenso flujo detransporte comercial depende cada vez másde un trabajo de inteligencia, informantes ycontrol de fronteras, y menos de la detecciónde ‘aeronaves sospechosas’.

Al final, a los protagonistas de las estrategiasde interdicción basadas en la vigilancia y elmonitoreo les están quedando pocas justifi-

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6 ONDCP, Measuring the Deterrent Effect of Enforcement Operations on Drug Smuggling, 1991-1999, NCJ 189988, agostode 2001. Preparado por Abt Associates Inc. para la ONDCP.7 Ibídem.8 Centro Nacional de Inteligencia sobre Drogas (Departamento de Justicia de EEUU), National Drug Threat Assess-ment 2003, Washington, producto n. 2003-Q0317-001, enero de 2003.

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caciones. “Los ‘fracasos’ del pasado no excluyenfuturos éxitos”, y la incapacidad de medir laefectividad “no es una razón justificable pararecompensar a los narcotraficantes otorgándolesmás libertad para realizar sus actividades crimi-nales”9.

Un nuevo impulso

Todas estas dudas no han pasado desaperci-bidas para la Casa Blanca. La última estrate-gia nacional de control de drogas (febrero de2003) menciona que “para muchos de los quese consideran a sí mismos ‘expertos’ en políticasde drogas, la inutilidad de la interdicción es un actode fe”. La administración de Bush está tra-tando de recobrar la confianza en la estrate-gia. “El narcotráfico no es una fuerza inconteni-ble de la naturaleza sino una empresa ventajosaen la que existen costos y compensaciones en unequilibrio que puede ser interrumpido. Toda acciónencaminada a hacer más costoso y menos venta-joso el narcotráfico es un paso hacia la ‘ruptura’del mercado. [...] Las tasas actuales de interdic-ción están a la altura del 35 a 50 por ciento de latasa de incautaciones, lo que de acuerdo con lasestimaciones precipitaría un colapso de la ganan-cia de los narcotraficantes”.

Dos sucesos recientes han generado un sen-timiento de euforia y una renovación de laconfianza en la utilidad de los esfuerzos: ladisminucion de los cultivos de coca enColombia y el declinamiento constante,desde 1998, de la pureza de la cocaína. JohnWalters, zar antidrogas, se refirió en julio deeste año a una recesión del comercio de lacocaína por primera vez en 25 años y dijoque, “esperamos ver en los próximos seis a nuevemeses trastornos significativos en la pureza y dis-ponibilidad de la cocaína en todo el mundo”10.

La reducción de las hectáreas en Colombiacomo resultado de las fumigaciones intensi-vas de los campos de coca aparece confir-mada en el Programa de Monitoreo de Cul-

tivos Ilícitos de la ONUDD11. Los funciona-rios estadounidenses hablan de un punto deinflexión. Aunque le preocupan las indica-ciones de una expansión de los cultivos decoca en el resto de la región andina, JohnWalters mantiene: “No creo que la magnitud delos cambios en Perú o Bolivia, o los que proyecta-mos para el año próximo sean capaces de com-pensar la destrucción de la base del negocio de lacocaína en Colombia. [...] El choque que se estáaplicando sistemáticamente en Colombia sobre-pasa lo que creemos que es una estimación legí-tima de la capacidad del mercado para amorti-guarlo con nuevas plantaciones u otras manerasde evitarlo”12.

Declinamiento de la pureza

Las muestras de la DEA de la cocaína concalidad de exportación revelan una reducciónde la pureza de 86% en 1996-98 a 78% en2001. Este declinamiento de la pureza se tra-duce también en arreglos más bajos en la dis-tribución al por mayor y al por menor enEEUU. Como la producción de cocaína enColombia estaba todavía aumentando en esteperíodo, esto no puede atribuirse a la reduc-ción más reciente de la producción de coca.Hay otras posibles explicaciones.

Un comité directivo presidido por la DEA haemprendido una tentativa más explícita en lacual todas las agencias estadounidenses com-prometidas se han reunido para evaluar la dis-ponibilidad de las drogas ilegales en el mer-cado de EEUU, conformando el Grupo deTrabajo sobre cocaína, bajo la dirección de laAgencia de Inteligencia de la Defensa (DIA,en inglés). Su informe de 2002 indica dos fac-tores relevantes. Primero, que “más de lamitad de las barras de cocaína que salen de loslaboratorios de la zona de origen ahora está sien-do cortada con disolventes. A fines del 2000, unatercera parte de las muestras era diluida, lo queen ese momento era ya un enorme incremento enrelación con años anteriores”. Esa es la parte del

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9 Dietz III, S.B., 1997, op. cit.10 Walters, J., Current Developments in Colombia in the Fight Against Drug Trafficking and Narcoterrorism, Foreign PressCenter, Departamento de Estado, Washington DC, 29 de julio de 2003.11 ONUDD, Colombia Coca Survey for 2002, Informe Preliminar, marzo de 2003.12 Walters, J., 2003, op. cit.

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El porcentaje de las incautaciones de cocaína haalcanzado niveles impresionantes. De toda la co-caína que se produce en el mundo, cada año esincautada entre una tercera y cuarta parte. Lasestimaciones varían considerablemente según lasfuentes. En ‘Drug Availability Estimates in the Uni-ted States’, diciembre de 2002, las agencias esta-dounidenses en su conjunto calcularon que en2001 se incautó un total de 290 toneladas métricasen todo el mundo. Esta cifra representaría un 26%de las estimaciones hechas por Estados Unidos deuna producción total de 1.178 tm en 2001. Para elmismo año, en ‘Global Illicit Drug Trends 2003’, laONU calculó que se había incautado un total de 366tm, es decir, no menos de un 44% de la estimaciónde la producción total hecha por la ONU, que essolamente de 827 tm.

Comparando los detalles de las diferentes catego-rías mencionadas, se nota que el banco de datos deincautaciones estadounidense es bastante incom-pleto con respecto a las incautaciones hechas poragencias no estadounidenses. El banco de datos dela ONU, que se basa en informes de países, parecepor el contrario inflado a causa de un doble con-teo. Una incautación en aguas internacionales

cerca de la costa mexicana, por ejemplo, fácil-mente puede ser reivindicada tanto por EEUUcomo por México, en caso de que las agencias deambos países hayan participado en la operación.Por otro lado, en ambos cálculos, los porcentajesmencionados de la cantidad interceptada de laoferta global de cocaína deberían reducirse, porqueel peso no está ajustado de acuerdo a las diferen-cias en la pureza.

Una porción de las incautaciones se hace en eta-pas posteriores de la cadena de distribución, en lascuales los niveles de pureza están muy por debajode la pureza promedio de la cocaína de calidad parala exportación. A pesar de los considerables már-genes de error, las estimaciones bien sirven paraconcluir que, en el caso de la cocaína, las tasas deinterdicción son mayores al diez por ciento deincautaciones presentado tradicionalmente por laprensa. Sin embargo, las enormes cantidadesincautadas a lo largo de la última década parecenhaber sido compensadas y reemplazadas por elincremento de la producción en los Andes. Asípues, la magnitud de las incautaciones no se ha tra-ducido en menos cocaína disponible para el con-sumo.

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Sin datos detallados de los vuelos es imposible esta-blecer si una incautación específica es el resultadode una acción emprendida desde uno de los FOL.No obstante, resaltamos algunos ejemplos especí-ficos para ilustrar la utilidad de los FOL. En julio de2001, la embajadora estadounidense en El Salvadorcongratuló al país por “la mayor incautación marí-tima de drogas en EEUU”. El 15 de mayo, un carga-mento de 13 toneladas métricas de cocaína fueinterceptado en una operación en la que tomóparte un avión P-3 del FOL de Comalapa1. Unagran incautación similar de 12,8 toneladas métricasse hizo el 11 de febrero de 2002 en la costa ecuato-riana, con ayuda del monitoreo hecho desde un P-3 que operaba desde el FOL de Manta. El 25 de mayode ese mismo año, otro P-3 ayudó a detener en elCaribe un bote de alta velocidad con 900 kilos decocaína. Y el 3 de julio de 2002 el radar de Comala-pa detectó aparentemente un cargamento de 1,93toneladas métricas de cocaína. No existen los sufi-cientes datos sistematizados de disposición públi-ca para evaluar la contribución táctica de los FOLa la totalidad de los esfuerzos de interdicción.

En la primera evaluación anual el ministro holan-dés de Relaciones Exteriores indica que, “Tambiéngracias a la vigilancia aérea emprendida desde losFOL, se contribuyó a interrumpir el flujo, y a laincautación de 30 toneladas de cocaína y siete demarihuana”. Estas cifras representan en realidad lacantidad total interceptada en el área, y no sola-mente lo incautado con apoyo de los FOL, de ahí eluso de palabras como ‘también’ o ‘contribución’ enla cita. La evaluación detalla que, entre octubre de2001 y septiembre de 2002, se realizaron 424 vue-los desde Curaçao y Aruba con un total de 1.386horas, y concluye que estos “vuelos han hecho unacontribución significativa a la lucha internacionalcontra el narcotráfico organizado”2. El primer añode funcionamiento de los FOL, entre mayo de 1999y abril de 2000, se contabilizaron 531 vuelos, 229 deAruba y 302 de Curaçao. Durante este período seinterceptó un total de 35 cargamentos en la regióndel Caribe, con unas 20 toneladas de cocaína y 10de marihuana. De la totalidad de cargamentosinterceptados, sólo dos –que representan tres tone-ladas de drogas– “fueron el resultado directo de acti-vidades emprendidas por los FOL en Aruba yCuraçao”3.

1 Rose Likins, embajadora de EEUU en El Salvador, y Anne Patterson, embajadora de EEUU en Colombia, duranteuna conferencia de prensa televisada, San Salvador, 19 de julio de 2001.2 Hoop Scheffer, Sr. J.G. de, Evaluatie Verdrag met de VS inzake Forward Operating Locations, DWH/AK-02/167, 2 de diciembre de 2002.3 Aartsen, van J. Ministro de Relaciones Exteriores, Vestiging van Forward Operating Locations op de Neder-landse Antillen en Aruba, DWH/AK-99/00, Carta al Parlamento, La Haya, 18 de julio de 2000.

FOL e incautaciones

Tasa de incautaciones

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declinamiento de la pureza causada por laadulteración deliberada de la cocaína. “Con-cluimos que la causa fundamental para el decli-namiento de la pureza es que la oferta de cocaí-na de los Andes no ha conseguido crecer al ritmode la creciente demanda internacional. Debido ala limitación de la oferta, a los traficantes les hatocado ‘estirar’ su producto y/o hacerlo rendir almáximo añadiéndole disolventes a la cocaína. [...]El consumo se ha incrementado especialmente enEuropa y Suramérica. En 1990, el consumo glo-bal era probablemente de unas 500 toneladasmétricas, de las cualesEEUU consumía unas 400.Para 2001, el consumo glo-bal ha aumentado a más de600 toneladas métricas,mientras el consumo enEEUU se ha reducido a unas260 toneladas métricas”13.

El otro factor, además de la adulteración, esque “los análisis químicos de las muestras revela-ron que los laboratorios ilícitos de cocaína enColombia están usando cantidades mucho másreducidas de los disolventes que se requieren parael proceso, a menudo excluyendo uno de los dosdisolventes clave en el paso final del proceso decocaína HCl”. Esto podría explicarse por el for-talecimiento de la iniciativa internacionalOperación Púrpura, para restringir el comer-cio de permanganato de potasio. Las dificul-tades cada vez mayores para obtener esteprecursor esencial han forzado a los trafi-cantes a “exportar cocaína sin los beneficios delpaquete completo de los disolventes tradicionalesde purificación”.

Su predicción es que “la pureza de la cocaínaprobablemente continuará cayendo mientras laerradicación e interdicción impidan a la oferta res-ponder a la demanda”. En este sentido, los nar-cotraficantes, “estarían interesados en hacertodo lo posible para incrementar la oferta globalde coca”14.

La National Drug Threat Assessment 2003, eva-luación preparada bajo responsabilidad del

Departamento de Justicia estadounidense,no se muestra demasiado optimista, cuidán-dose bastante en sus análisis y predicciones.“La cocaína en polvo se puede obtener fácilmen-te en todo el país y su disponibilidad parece serestable, con áreas en las que se nota un ligeroaumento y otras con una ligera disminución. [...]Según la DEA los precios de la cocaína se mantu-vieron bajos y estables en el país en 2001”. Estocoincide con el análisis de que mientras losmercados de consumo de cocaína en Lati-noamérica y Europa se expanden, la pureza

promedio de la cocaí-na vendida al pormayor probablementese mantenga por deba-jo de los niveles demediados de los añosnoventa. Sin embargo,y dependiendo de lo

que suceda en Colombia, “el potencial incre-mento de los niveles de producción en Perú y Boli-via podría compensar la creciente demanda resul-tante de la expansión del mercado, permitiendoque se estabilicen los niveles de pureza”15.

Conclusión

No hay muchas razones para que las agenciasde control de drogas se muestren optimistasrespecto a un progreso estratégico. La reno-vación de la confianza en la Guerra a las Dro-gas a nivel político se basa en las fluctuacio-nes del mercado, las cuales, como mucho,pueden ser vistas como éxitos tácticos. Fluc-tuaciones como éstas han ocurrido antes yno excluyen una estabilización en los próxi-mos años. Además, cualquiera que sean lasrazones del declinamiento de la pureza, notienen casi nada que ver con el tipo de ope-raciones de interdicción que se realizan desdelos FOL. La conclusión a la que llegó la GAOen 1993 parece todavía válida: “La vigilanciamilitar no ha demostrado que es capaz de contri-buir, ni a la interdicción de drogas ni al objetivo dereducir la oferta de drogas a nivel nacional, de unmodo proporcional a su costo. [...] la vigilancia mili-

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13 Drug Availability Steering Committee, Drug Availability Estimates in the United States, NCJ 197107, diciembre de 2002.14 Drug Availability Steering Committee, 2002, op. cit.15 Centro Nacional de Inteligencia sobre Drogas (Departamento de Justicia de EEUU), producto n. 2003-Q0317-001, 2003, op. cit.

“la vigilancia militar en lainterdicción no ha

cambiado nada nuestracapacidad para reducir el

flujo de cocaína en EEUU”

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tar en los esfuerzos de interdicción no ha cambiadonada nuestra capacidad para reducir el flujo decocaína en las calles de Estados Unidos”16.

Después de 15 años dedicados a la carreramilitar en antinarcóticos, realizando misionesen AWACS, en tanto que oficial de estaciónde la Fuerza de Tarea Conjunta entre Agen-cias (JIATF) y jefe de estación de radar, elmayor Daniel L. Whitten de la Fuerza Aéreaestadounidense no logró convencerse de suutilidad. “Durante las últimas dos décadas, lasadministraciones en el poder han escalado conti-nuamente la participación militar en esta lucha.[...] La interdicción ha sido la primera aplicaciónmilitar durante más de 15 años. Y, si tomamoscomo indicación su precio y disponibilidad, despuésde todo este tiempo no hemos tenido ningunarepercusión seria en el mercado de la droga. Laestabilidad de los precios es una profunda indica-ción de nuestra ineficacia para cortar la oferta dedrogas. [...] En mi opinión el esfuerzo militar deinterdicción es una labor extremadamente costo-sa e inefectiva”17.

Uno de sus colegas militares en la Air Uni-versity llega a la misma conclusión. “Estas ope-raciones no logran ninguno de los objetivos que sepropusieron las políticas que apelaron a la acciónmilitar. Las operaciones de interdicción dirigidas ala oferta ilegal de drogas no han tenido repercu-sión”. El autor, un oficial de la Fuerza Aéreaque se dedicó a estudiar los efectos de lainterdicción partiendo de una posición decompleto respaldo, después de seis mesosconcluyó que, “Más militarización de la guerraa las drogas no es la respuesta. [...] Ya es hora dequitarle la responsabilidad de la guerra a las dro-gas a los generales del ejército y entregársela a ladirección general de salud pública”18.

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T E X TO S D E R E F E R E N C I A

● CIP, International Policy Report: The ‘War on Drugs’meets the ‘War on Terrorism’: The United States’involvement in Colombia climbs to the next level,Washington DC, February 2002. (www.cipon-line.org/colombia/0302ipr.htm)

● CIP/LAWG/WOLA, Paint by Numbers: Trends inU.S. military programs with Latin America & cha-llenges to oversight, Washington DC, August2003. (www.ciponline.org/colombia/paintbynumbers.pdf)

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● GAO, Drug Control: Assets DOD Contributes toReducing the Illegal Drug Supply Have Declined.NSIAD-00-9, December 1999. (http://www.gao.gov/archive/2000/ns00009.pdf)

● GAO, Drug Control: International Counterdrug SitesBeing Developed, GAO-01-63BR, December2000. (www.gao.gov/new.items/d0163br.pdf)

● GAO, Drug Control: Narcotics Threat From Colom-bia Continues to grow. NSIAD-99-136 June 22,1999 (http://www.gao.gov/archive/1999/ns99136.pdf)

● Lindsay-Poland, J., “U.S. Military Bases in LatinAmerican and the Caribbean”, Foreign PolicyFocus, vol. 6, num. 35, Washington DC, Octo-ber 2001. (www.fpif.org/briefs/vol6/v6n35mil-base.html)

● Roncken, T. et al., The Drug War in the Skies. TheU.S. ‘Air Bridge Denial’ Strategy: The Success of aFailure, Findings of a Research Project of theDrugs and Democracy Program, Acción Andi-na - Transnational Institute, Cochabamba, May1999. (www.tni.org/drugs/pubs/drugwar.htm)Resumen en español: www.tni.org/drogas/andi-na/abd.htm

● WOLA, Colombia Monitor. Protecting the Pipeline:The U.S. Military Mission Expands, WashingtonDC, May 2003. (www.wola.org/Colombia/monitor_may03_oil.pdf)

I N F O R M AC I Ó N E N I N T E R N E T

www.tni.org/drogasTransnational Institute Drogas y DemocraciaPagina especial sobre las FOLs: www.tni.org/drogas/research/coa.htm

www.lawg.orgLatin American Working Group

www.ciponline.org/colombiaCenter for International Policy’s ColombiaProject

www.wola.orgWashington Office on Latin America

www.ciponline.org/factsJust the Facts: A civilian’s guide to U.S. defen-se and security assistance to Latin America andthe Caribbean

www.cedib.org/accionandina/index.phpAcción Andina

16 GAO, Expanded Military Surveillance Not Justified byMeasurable Goals or Results, GAO/T-NSIAD-94-14, 5 deoctubre de 1993. Declaración de Louis J. Rodrigues,Director de: Systems Development and Production Issues,National Security and International Affairs Division.17 Whitten, D.L., mayor (Fuerza Aérea de EEUU),Perspective on the Military Involvement in the War on Drugs– Is there a better way?, AU/ACSC/227/1997-04, AirUniversity, abril de 1999.18 Howard, S. P., 2001, op. cit.

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Este número de Drogas y Conflicto recoge losantecedentes y el funcionamiento de los CentrosOperativos de Avanzada (FOL, en inglés)instalados por EEUU en Ecuador, El Salvador yAruba/Curaçao desde 1999. Aunque se hanestablecido FOL en muchos lugares del mundo(los más recientes cerca de Afganistán y la regióndel Golfo), hasta hace poco, la única justificaciónpara crear estas bases estadounidenses enLatinoamérica se encontraba en la guerra contralas drogas. Los países anfitriones aceptaron lacreación de estos centros para facilitar la vigilanciadedicada a interceptar los envíos de drogas. Sinembargo, no existe prueba alguna de que laexistencia de los FOL afecte la entrada de drogasilícitas a EEUU, algo que incluso reconocenpúblicamente fuentes militares y la Oficina Generalde la Contraloría de EEUU.

No cabe duda de que los FOL forman parte de laestrategia militar de EEUU hacia Latinoamérica yel Caribe. Estos centros entraron en escena en1999, tras el cierre de la base Howard en Panamá,desde donde operaba el Comando Sur de lasFuerzas Armadas estadounidenses. ElDepartamento de Defensa de EEUU tenía quehallar un método alternativo que garantizara lacapacidad operativa en la zona. Hay pruebas deque los FOL, además de su papel oficial en lasactividades antidrogas, desempeñan otrasactividades. Entre ellas, la recopilación de datossobre el tráfico de armas en la región y elmonitoreo de los barcos de inmigrantes haciaEEUU, Existen también dudas fundadas sobre elposible urso de los FOL como apoyo a laparticipación militar de EEUU en el conflictocolombiano. Aunque los países anfitriones recalcanque la misión de los FOL se limita a la luchaantidrogas, dicha misión está convirtiéndose enparte de lo que se denomina una ‘campaña común’contra las drogas y el terrorismo.

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Fundado en 1974, el TNI es unared internacional de activistas einvestigadores comprometidosa analizar críticamente los pro-blemas globales presentes yfuturos. Tiene como objetivoproporcionar apoyo intelectual alos movimientos sociales preo-cupados por conseguir unmundo más democrático, equi-tativo y sustentable.

El programa Drogas y Democraciadel TNI analiza, desde 1996, lastendencias de la economía ilegalde las drogas y de las políticas glo-bales sobre drogas, sus causas yefectos en la economía, la paz y lademocracia.

El programa realiza investigacio-nes de campo, promueve el deba-te político, provee información afuncionarios y periodistas, coordi-na campañas internacionales yconferencias, produce artículos ydocumentos de análisis, y mantie-ne un servicio electrónico de infor-mación sobre el tema.

El objetivo del programa y de laserie Drogas y Conflicto es pro-mover una reevaluación de laspolíticas actuales y presionar afavor de políticas basadas en prin-cipios acordes con la reduccióndel daño, el comercio justo, eldesarrollo, la democracia, losderechos humanos, la protecciónde la salud y el medio ambiente yla prevención de conflictos.

T R A N S N A T I O N A L