crónica de los pastos

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Referencias históricas del pueblo Pasto

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  • Crnica de los Pastos

    Crnica de los pastos 1

  • 2 Jos M. Delgado

  • Jos M. Delgado Troya

    Crnica de los Pastos

  • CRNICA DE LOS PASTOSJos M. Delgado Troya

    1a. edicin Ediciones Abya-Yala

    Av. 12 de octubre 14-30 y Wilson

    Casilla 17-12-719

    Telef: 2506-251 / 2506-247

    Fax: (593 2) 2506-255 / 2506-267

    e-mail: [email protected]

    http//: www.abyayala.org

    Diseo de Portada

    y Diagramacin: Ediciones ABYA - YALA

    ISBN: 9978-22-467-X

    Impresin: Producciones Digitales Abya - Yala

    Quito - Ecuador

    Impreso en Quito Ecuador, septiembre 2004

    4 Jos M. Delgado Troya

  • ndice

    Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13CAPTULO I ANLISIS DE LA OBRA

    1.1.- rea de Estudio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231.2.- Delineamiento del estudio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251.3.- Finalidad del estudio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 271.4.- Mtodo de estudio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281.5. -Consideraciones sobre Ecologa Cultural . . . . . . . . . . 29

    CAPTULO II LA PREHISTORIA DE LOS PASTOS:

    2.1.- Introduccin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 332.2.- Perodo Paleoindio Pasto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 332.3.- Periodos Formativo y Desarrollo Regional . . . . . . . . . 34

    CAPTULO III PERODO DE INTEGRACIN Y PROTOHISTORIA LOSPASTOS

    3.1. Los Pastos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 393.2. Protopastos: Piartal o El Angel. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 453.3. Protopastos Fase Capuli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 473.4 Fase Yalte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 543.5 Fase Tuza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 693.6 La sociedad compleja protopasto

    3.6.1 Protopastos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 753.6.2 Red de Construcciones de tumulos

    en la Sierra Ecuatoriana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 843.7. Dominio Incsico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85

    CAPTULO IVHISTORIA DE LOS PASTOS

    4.1.- El vecindario de Los Pastos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91

    Crnica de los pastos 5

  • 4.1.1.- Los Quilacos o Caranquis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 914.1.2.- Quillasingas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 924.1.3. Evaluacin ecolgico-cultural de Los Pastos antes

    de la Colonia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 954.2. Conquista Espaola. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97

    4.2.1. Los Pastos a la llegada de los espaoles . . . . . . . . . 974.2.2. Indgenas y espaoles en la Colonizacin . . . . . . . 102

    4.3 Labor conjunta de colonizacin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1094.3.1 Doctrina de Tulcn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1144.3.2 Doctrina Tuza. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1184.3.3 Doctrina de Puntal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1184.3.4 Doctrina de Huaca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1184.3.5 Doctrina de Mira . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1194.3.6 Doctrinas Pasto en Nueva Granada . . . . . . . . . . . . . 1204.3.7 Los negros del Chota . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122

    CAPTULO VPOCA DE LA INDEPENDENCIA

    5.1. La crisis en el rgimen realista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1255.2. Gesta Pastuza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1295.3. Eplogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133

    ndice de Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165

    6 Jos M. Delgado Troya

  • Comentario sobre laCrnica de los Pastos

    La investigacin y el consecuente aporte que se logra plas-mar en el libro Crnica de Los Pastos, sin duda se convierte en unreferente importantsimo para comprender a una cultura que hasorprendido por su organizacin social, artstica y cosmovisin.

    Las sociedades tienen referentes propios que se caracteriza-dos por sus particularidades culturales. En la investigacin estasparticularidades aportan nuevos como interesantes datos de lacultura Pasto.

    Temas como la ecologa cultural, evidencias de una ciu-dad perdida cuyas caractersticas denotan un urbanismo rural,construccin de terrazas agrcolas con criterios ecolgicos y desustentabilidad, demuestran el esfuerzo y laboriosidad del pue-blo Pasto.

    Se descubre una biodiversidad de bosques primarios sinintervencin humana, se distinguen estratos sociales y divisio-nes urbansticas, zonas ceremoniales, zonas de habitacin y tra-bajo agrcola articulados por caminos a lo largo y ancho del p-ramo que comunican a zonas de produccin como la zona de ElAngel. La existencia de cementerios, petroglifos, pilares cni-cos que llegan a tener alturas sobre tres metros. Un urbanismoconsiderando al sol como referente ya que todos las puertas delos bohos estn orientadas hacia el este, excepto las construc-ciones ceremoniales.

    Por otro lado, la presencia de cermica fina de hbil manu-factura, es otra caracterstica de la zona intervenida. Ms de tresmil aos de permanencia precolombina, demuestran a travs de

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  • los fascinantes restos arqueolgicos y la tcnica del Negativo delCarchi como el Sol Pasto, el que resume como elemento de iden-tidad CUASMAL CULTURA PASTO a la que nos pertenecemos.

    La tcnica del Negativo del Carchi, as llamada por los ex-pertos en arqueologa y nacida del talento artstico de nuestrosantepasados en las riveras del ro Cuasmal, nos marca como unpueblo nico y diferente. Existen ms de 20 diseos diferentes desoles y convirtieron a nuestra cultura como una de las mas sola-res de la Amrica Precolombina; Gayasamn mismo tom el SolPasto como elemento central en el Mural del Parlamento delEcuador; las vasijas de la cultura Cuasmal reposan con su propiaidentidad en galeras de Europa junto a las famosas griegas etrus-cas y fenicias.

    Esta investigacin, rinde homenaje a los miles de trabaja-dores que luchan cada da para arrancar de la tierra los frutos quenutren el pulso diario de nuestro pueblo. Debemos reconocer aesas manos annimas, que rompieron la roca y la adversidad pa-ra abrir los caminos del progreso. En este texto se hace homena-je a las manos que por miles de aos vienen y siguen construyen-do nuestra cultura no solo moldeando la materia sino tambin laforma en la pluma y el papel ,en el arte, en la bendicin diaria oarrancando sentimientos a la llorona bandurria.

    Esa labor solidaria y mancomunada (exaltada en el texto)se transcribe en lo presente (como virtud pasto heredada delpasado) por medio del smbolo del Mural del Minguero que re-lata acerca del espritu indmito y visionario de sus hijos, enlargas noches de ensueo y contienda a lo largo de 9 aos demingas y mediante el trabajo de miles de hombres, construye-ron un camino nuevo hacia el progreso material y espiritual. Lahistoria es un hecho concreto con actores que vivieron y busca-ron afanosamente un nuevo amanecer para las nuevas genera-ciones. Todo esto se resume en sueos y realizaciones de lo he-rederos de los Pastos.

    Se estima que el ncleo del rea investigada se encuentraentre 3600 a 3800 msnm. y en una zona de gran riqueza produc-

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  • tiva gracias a los artificios de terrazas, que demuestran que lacultura Pasto es y ha sido trabajadora, la misma que pervive en laaccin del carchense hasta nuestros das, siendo elemento impor-tante en la identidad del pueblo.

    Se logra encontrar un arte que ayuda a concluir que los an-tiguos pobladores tenan una delicadeza y sensibilidad especialpara expresarse en su modo de vida.

    Por estudios de fotogrametra satelital, aparte de las terra-zas y bohos, se puede ver una lnea al estilo Marginoth como zo-na delimitada por los incas para cuidarse de los ataques Pastos.

    El trabajo, a no dudarlo presenta un incentivo para conti-nuar investigando cada vez ms profundamente nuestros legadosculturales, que bien pueden conducir en el futuro a la ereccin deuna zona monumento-precolombino de inters nacional.

    Arq. Homero Cadena A.ALCALDE

    CANTON MONTUFAR

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  • 10 Jos M. Delgado

  • Comentario sobre laCrnica de los Pastos

    El estudio e investigacin que nos presenta el historiadorJos Mara Delgado Troya sobre la prehistoria de los Pastos tienegran valor y mrito.

    No solo ha consultado a los anteriores historiadores deltema, sino que se ha dedicado a la investigacin en el terreno, enexploraciones arqueolgicas prolijas que le permiten llegar a for-mular conclusiones y aclaraciones sobre muchos puntos pococonocidos del pueblo de los Pastos.

    Primero seala el territorio exacto de los Pastos, deslindn-doles de tribus vecinas, que ocasionaron confusin an a cro-nistas de tanto valor histrico como a Pedro Cieza de Len.

    Y luego estudia y demuestra como fruto de sus explo-raciones arqueolgicas el grado de cultura en el trabajo de lapiedra y la cermica, en los curiosos petroglifos que nos describe.

    Habla de sus ocupaciones y adelanto agrcola y comercial.

    Lo ms novedoso y valioso quiz sea el estudio de la ciudadperdida de Yalte, en que investiga la cultura que encierra estapoblacin, por sus construcciones, por sus secretos arqueolgi-cos, por sus ideas religiosas y sociales. Este es un comienzo;esperamos que el autor seguir explorando hasta llegar a conclu-siones luminosas y completas.

    En el estudio sobre los Pastos puede decirse que es la partems original y ms valiosa para el conocimiento histrico com-probado de esta parcialidad.

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  • Toca con cierta brevedad el apoyo a las tribus norteas enla reida defensa ante la invasin cuzquea de los Incas, quetraan un sistema social muy distinto del que usaban los Quitus ylos Pastos.

    Quiz sera oportuno que se extendiera ms en este tema.

    Por fin trata de la actitud de los Pastos en la conquistaespaola.

    Como ste es un tema de importancia y sujeto a vivapolmica, sera de desear que se tratara con mayor amplitud yprecisin, quiz en otra oportunidad.

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  • Proemio

    En el seno del caos producido por las pasiones del hombre,se ven las acciones del Espritu Creador que infunde de genera-cin en generacin un nuevo vigor (en el medio de esa caduci-dad de la obra humana catica que reniega crnicamente del Es-pritu y lamentablemente, no construye sino para destruir)paraque los pueblos y sus conductores manejen con acierto su desti-no, encomendado por el Creador.

    Sin embargo, mientras los pueblos han llevado en su entra-a el impulso mortfero de su destruccin, por evidencia histri-ca, la Providencia (luego de la bioproteccin), ha ido sembrandogrmenes de vida, lanzados con prodigalidad en el seno del caos,para borrar la pgina de su abandono; por lo visto, emulando aquienes le son corresponsables, caminar hacia una nueva crea-cin individual como social.

    Y no sea que se trate de un mero caminar hacia un disfru-te consumista de bienes, sino hacia aquellos que, aparte del des-tino escatolgico, trasciendan de una generacin a otra, hacia ellogro de la Paz Social y el disfrute de los valores de una verdade-ra comunidad, como artefactos de la creacin de un mundo nue-vo. Todo ello, gracias a la fusin moral de aquella gente que enmedio de un orden estable ha buscado solcitamente el bien quecon ternura y misterio leg Dios a la Humanidad.

    Ese acercamiento teleolgico y moral (medido exactamen-te en fechas calendricas de los anillos de ciertos rboles) se hadado desde el tiempo de los Cazadores recolectores nmadas,que vinieron a Amrica en pequeas bandas desde el Asia, hacemenos de 28,000 aos; precedidos por la fauna gigante que per-seguan, que mientras feneca al vaivn ecolgico (ocasionadopor fenmenos climticos y acuerferos que a su vez aislaron con-tinentalmente a Amrica),esmeradamente, aquellos hombres,buscaban recursos marinos y terrestres, logrando interaccin denuevos bienes y rasgos culturales.

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  • Y as el habitante de Amrica, por fusin de culturas, lejosde quedar como buen salvaje, pas afanosamente a ser un bueningeniero, arquitecto, ceramista, tejedor, metalurgista, mdicoinsuperable.(Porras 1987) mindal y hasta un mstico naturaladmirable.

    Mientras tanto, el hombre en Eurasia, que vivi menosnmada que el de Amrica, consigui adelantos que fueronmucho mas acelerados; desde el mismo amanecer cultural de laHumanidad.

    Ese amanecer se produjo estructuralmente con grecos y ju-dos. Ellos buscaron con cierta lealtad la hagiografa de la Provi-dencia Divina, construyendo sociedades que dejaron huellas deverdadera prosperidad, en legado para toda la humanidad.

    Mas, en aquella poca, en medio de los avatares provocadospor los dirigentes de los pueblos, surgi el apogeo romano repre-sentando el clmax de lo que acaeca con la humanidad, que enbase al dominio opresivo del mundo de esos tiempos, consiguiun esplendor de formas no visto antes (imbuyendo al mundo la-tino, hasta hoy, la autocracia de su rgimen jurdico).

    No obstante, la gran masa de hombres viva el pauperismocomo llaga horrible e insondable.

    El carcter universal y dominante de aquella poca, era deuna dureza rayana en crueldad feroz, junto con una corrupcinsin lmite en todos los ordenes; de inconcebibles costumbres ins-titucionalizadas, que eran bajas y crueles; determinndose que lainmensa mayora del gnero humano, se encontraba execrado,aborrecido, pisoteado y esclavizado; lo que quedaba, se revolcabaen el lodo de todos los vicios; cuyo desorden era obligacin socialy su corrupcin, objeto deificado de culto pblico. As, la huma-nidad viva en la esclavitud.

    Segn el derecho romano, al esclavo no se reconoca masque como pertenencia absoluta de su amo; como una cosa sin ac-ceso a prerrogativa alguna sometido a vil e ilimitada sujecin.

    Con tal imperio, se sacrificaron mas de 4 millones de gla-diadores, para satisfacer la sed de sangre de los pueblos adictos aRoma.Desde el abismo profundo de las convicciones de la poca,

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  • se determinaba que cualquier vctima de la miseria o la desgra-cia, lejos de incitar a la piedad, inspire estructuralmente, menos-precio disgusto y aversin.

    Adems, en esos tiempos, el trabajo era considerado comocosa servil y deshonrosa e indigna del hombre libre.

    La familia era un estado de condena a sumisin embrute-cedora, en la que el jefe, era amo y dspota de una pertenenciaabsoluta de vidas y bienes; incluida la mujer que era como unmueble.

    No existan derechos para los dbiles.

    El poder del Estado sobre los individuos no tena lmites.Las constituciones romanas, implacables, mutilaron, conculca-ron y violaron los derechos y sentimientos humanos.

    Se vivan los mas groseros errores y hasta el desprecio a lahumanidad, al punto de generalizarse la filosofa de la desespera-cin. Y no era solo cosa de Roma, sino del mundo antiguo que seagitaba en tal horror, cual lo relatan Platn, Aristteles, Aristfa-nes, Plauto, Tito Livio, Tcito, Juvenal, Suetonio, Plutarco....

    Pero esos derechos conculcados y esa naturaleza humanapisoteada, fueron asombrosamente devueltos y restaurados porJess de Nazaret, que envi a su Iglesia que cambi la faz de esemundo, sacndolo magnnimamente de su abismo de abyeccin;que a su vez, difundi su conquista moral, admirablementetransformadora, originando los fundamentos de nuestra culturamoderna, no por la fuerza sino por la conviccin y pureza dedoctrina; siendo portadora de sublimes valores transformadoresde viles costumbres, que admirablemente, marcaron definitiva-mente la historia humana, hacia otros derroteros esencialmentediferentes a los que hasta esos tiempos se haban gestado.

    De ese trabajo de acercamiento humano, que las conquis-tas del Imperio Romano haban esbozado, que las expedicionesde los navegantes del Renacimiento no cesaron de completar;junto con los sabios y una plyade de hombres del medioevo, ad-mirablemente iluminados, que investidos de justicia solidaridady virtud, encaminaron obras magnas de su poca; para cimentarlos fundamentos de nuestra era.

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  • En efecto pues, paulatinamente, la Iglesia de Jesucristotransform la humanidad.

    Hasta el tiempo del descubrimiento de Amrica, destaca-ron mas de 50 extraordinarios hombres sucesores en la funcindel Pontificado de Pedro y la expansin inicial de la Iglesia enRoma en Europa y el mundo. En ese tiempo, en medio de lasconmociones sociales, se contaron muchos doctores inspirados,apstoles, un ejrcito de mrtires; muchos taumaturgos y misio-neros sacrificados, hroes de la virtud y culturizadores sin par.No era fin de la Iglesia la transformacin social del mundo, mass su ocupacin acerca del destino escatolgico del hombre.

    No obstante, la Iglesia prepar desde sus inicios, por doc-trina, la liberacin de los esclavos. En el Siglo VI ya se genera-liz una nueva conciencia de su libertad moral personal, masno as, en el orden poltico y econmico, fuero de los Estados,donde prevalecieron los siniestros intereses, a pesar de que des-de el inicio de la transformacin, Saulo de Tarso(Pablo)y mu-chos Papas, especialmente Po II Paulo III Urbano VIII, Bene-dicto XIV, supieron levantarse con energa contra la horrorosaexplotacin.(todava cercanos a nuestra era Po VII, GregorioXVI y an Len XIII, confrontaron la emancipacin total deesclavos sometidos).

    La rehabilitacin de los jornaleros constitua una revolu-cin moral tan difcil como realizar la abolicin de la esclavitud.Solo el cristianismo poda arrancar al trabajo, ese estigma de ver-genza, para imprimirle el sello divino de Jess el carpintero; delejemplo de los miembros de la Iglesia, como San Pablo hasta losmonjes en la edad media (especialmente Montecasino, Cluni,Cister y Claraval) que fundaron junto a sus monasterios, las ciu-dades Europeas y con su ejemplo tenaz, rehabilitaron definitiva-mente la dignidad del trabajo, ensearon al pueblo las artes de sutiempo; y por si fuera poco, lograron dentro de sus fueros, unir alos hombres en gremios de solidaridad, permitiendo que a basedel dilogo razonante, la oferta de bienes se igualase a la deman-da.(mecanismo imposible para la actual poca).

    De igual modo, desde un inicio la Iglesia dispuso la aten-cin de los pobres y desvalidos, fundando ante el asombro del

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  • mundo, las primeras obras de beneficencia de todo gnero, des-tinadas generosamente a socorrer las miserias de la humanidad(luego los estados intentaran penosamente asumir estas funcio-nes que an han prevalecido vigorosos gracias al espritu heroicode muchos cristianos).

    Qu digamos de la sociedad familiar, que gracias a la Igle-sia, vindic sus derechos por el vnculo indisoluble; garanta deeducacin de la prole y mutuo perfeccionamiento de cnyugespara fortaleza y estabilidad de la sociedad y escatologa de los in-dividuos. Y lo propio sobre la mujer y los derechos de los hijos.

    Junto a cada Iglesia, en cada pueblo, en medio de los avata-res mas diversos, se fundaron las primeras escuelas populares, lasde oficios, luego colegios y las primeras universidades humans-ticas, orientadas al cultivo del hombre y su ocupacin, antes inal-canzables por el comn de las gentes.

    La sociedad fue purificada y moralizada, por medio de laconciencia publica imbuida por los principios cristianos. Se tu-vo que imponer nuevas leyes, justas y prudentes, cada vez mashumanas, debiendo cambiar de costumbres pblicas en benefi-cio del bien comn; buscando imponer barreras a la tirana delestado. Inclusive las relaciones internacionales, informadas porlos principios del cristianismo, tuvieron que tomar un carctermas humano.

    Nunca faltaron los Canes, Judas y detractores. Es que ni400 aos de persecucin, ni la brutal expansin del Islam, ni loscismas, ni los movimientos materialistas, ni de los hijos del caos,jams pudieron hacer prevalecer su dao contra la Iglesia, cualmuchos as lo pretendieron.

    Mas bien marcaron el rumbo de sus siglos, hombres comoSan Agustn, Bernardo de Claraval, Toms de Aquino, Iigo deLoyola, Francisco de Ass y de este ltimo taumaturgo, a unacorte de Reyes ejemplares como Isabel de Hungra, y de Portu-gal, Alfonso de Castilla, Lus de Francia y los Reyes Catlicos dela Hspalis, los que iban a iluminar tambin de alguna manera,al nuevo mundo.

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  • Los Reyes Catlicos redescubrieron la antigua Amerindia;la hicieron segn la usanza de sus tiempos, partcipe del xitopreparatorio a una nueva era y en medio del conflicto permanen-te, siempre azuzado por el caos inmenso, guiados por impulsoscreadores, contribuyeron a sembrar la semilla de una nueva viday la esperanza del abrazo feliz de un da de excelencia (que tra-duzca finalmente, la realizacin del hombre y la sociedad comoverdadera imagen del esplendor divino).

    No nfimo papel ejerci pues la Iglesia Catlica, en la obraculturizadora del mundo. No poda sustituir la funcin de los Es-tados, pero ella, inform la cultura humana. Y en medio del caosde los tiempos ha permanecido fecunda y vigorosa, cuando en suderredor, en el itinerario histrico, todo se fue derrumbando ytornando estril y muerto; ella asent los cimientos de una nue-va era, permaneciendo admirablemente joven, mientras las insti-tuciones del pasado conducidas por el caos, fueron envejeciendoy sucumbiendo.

    No se pude desconocer, cual seala esta obra, que la IglesiaCatlica tuvo en el nuevo mundo de Amrica, misioneros sacri-ficados, hroes de la virtud y educadores que laboraron con fir-meza por un sincretismo cultural nuevo; en medio del caos gene-ralizado y las violentas aberraciones del mundo indgena y euro-peo de aquellos tiempos. Ayudaron a forjar la ley de Indias (queno fue instrumento despreciable) y trabajaron constantementeen las conciencias y los corazones. Escribieron la historia de susobras culturizadoras, sobre el incienso quemado de sus vidas.Consiguiendo logros diferentes, a los que persegua la fama deloro y la soberbia humana espaola.

    Ellos y no otros, detuvieron el flajelo inmisericorde de ex-tincin de la raza Amerindia, que bajo Sajones de orientacinCalvinista (de los Tudor) se produjo en Norteamrica; ellos pro-movieron y bendijeron la nuclearizacin de la familia mestiza;ellos y no otros fundaron los artefactos del patrimonio culturalde la humanidad en Amrica ;ellos, los autnticos, denunciaronla explotacin chapetona y en forma incesante buscaron mover lasociedad hacia estatus de justicia solidaridad y excelencia.

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  • De su labor surgieron seores tnicos que guiaron acerta-damente a sus Pueblos. Entre los que se cuentan Sancho Hacho,(forjador de la actividad econmica obrajera mas importante detoda la Colonia en la Audiencia de Quito)Diego Lobato Yarucpa-lla(educador ilustre y abnegado, en inicios de la Colonia),Fran-cisco Topatauchi, Jernimo Puento, Francisco Ruiz y Cushata,Garca Tulcanaza y otros de gran talla que lucharon por un me-jor porvenir de sus pueblos.

    Ellos, emularon las mejores pocas que vivieron los indge-nas dentro de la economa colonial.

    Entre otros muchos,acaso no son personalidades de la Cul-tura Americana, Mariana de Jess o Rosa de Lima el indio JuanDiego o Martn de Porres o el Padre carchense Carlos de la Vega?

    Acaso, entre muchos, no ofrendaron generosamente susvidas por la causa del indigenado Fr. Antonio de Montesinos,Juan Machado de Chvez, Luis Beltrn, Pedro Claver, Fr. Lpezde Sols, Fr Alonso de la Pea, Fr. Juan de Salas, Fr. Jodoko Rikie,Fr.Bartolom de las Casas.Fr. Andrs Gaus,Fr. Diego de LobatoFr. Pedro Bedn. y una gran plyade de autnticos?:su vos y ejem-plo justiciero y heroico, no ha llegado hasta nosotros?

    Con su axiologa permitieron se ennobleciera una nuevacultura mestiza, afanosa de una nueva prosperidad, dirigida ha-cia un nuevo mundo, a impulso del Espritu Creador.

    Y es que, segn la filosofa y visin que los lderes de losPueblos tienen de la vida, se construye el desarrollo del mundo ylos artefactos de la cultura.

    Segn esto se han edificado las grandes obras de la huma-nidad las que han requerido de una gran capacidad para amalga-mar esfuerzos individuales en uno colectivo para lograr propsi-tos de servicio comn, su meta social. Esa fortaleza ha procedidode sus lderes y el xito completo ha dependido de su visin.

    Mas, lo que ha sido fruto de una visin reptlica producto-ra de autmatas biolgicos, no ha prevalecido sino para dejar lahuella de los dspotas y el gemido de los pueblos que, en mediode los monumentos de los tiranos, han trabajado en un sistema

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  • cerrado por la fuerza y la compulsin.(cual el mundo romano oel incsico).

    Una visin, que se tiene en el mundo actual, se fundamen-ta en la perspectiva de un mercado global donde las personasconducidas por la presin monetaria, son llevadas hacia la feriade competencia entre competidores; y cual mercaderas, no se re-conocen ni se aprecian en sus elementales derechos, ni la identi-dad y los valores humanos, sino la supervivencia y el desarrollodel ms fuerte, que es el nico laureado y con derechos; donde losmedios son su fin y no se tiene identidad ni otra cultura que nosea la de construir para destruir. Los frutos de esta visin deter-minaron la formacin de ciudades mercado, edificadas ambigua-mente sobre campos frtiles, no solo llenas de polucin y pande-mias, sino de miseria y zozobra, (que convierten los mares en bo-taderos de su basura txica) intercomunicadas por blidos queensucian la atmsfera; en definitiva, hiriendo mortalmente la su-pervivencia humana y su desarrollo. Esa visin gravemente agre-siva y nociva, no pasa de ser sino la de una irritante maquinariasocial destinada al colapso (segn lo anticipa el estudio Predica-mentos de la Humanidad MIT-Club de Pars 1973).

    En el cenit de todas las visiones del mundo, en cambio, po-co se localiza un estilo Abya Yala (hombre, pueblo y tierra en ple-na madurez), que busca al runa csmico trascendente y el senti-do de todo; que labora por su comunidad en tierra viva; y a fuer-za de una racionalidad complementaria recproca y correspon-diente, busca trasegar benignamente, por un colectivo disfrutecomn de bienes y paz social. Entraa esta visin, un aprendiza-je continuo, vivencial y atemporal que trasciende a las nuevas ge-neraciones. Aquellos que sustentaron su obra solidaria, edifica-ron para bien de muchos: iluminaron sus obras con su propiamente, las colorearon con su propia fantasa y la forjaron con supropia emocin. Tomaron conciencia de pertenencia pacfica auna entidad humana y con serenidad inmortal y por tributo aDios, trabajaron por ella y la hicieron perdurar hacia nuevas ge-neraciones.

    Como fruto de esta visin, nos hemos encontrado con lasmas completas obras de la humanidad; las que han requerido de

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  • una gran capacidad de amalgamar los esfuerzos individuales enuno colectivo, a fin de lograr propsitos de servicio al hombrey a la comunidad. Mas, su logro de la unin de esfuerzos coo-perativos para la prosperidad comn, ha sido la base de la ver-dadera organizacin humana, por medio de una accin cons-ciente, sistemtica y librrima procedente de sus grandes con-ductores. Aquellos que no han buscado funcin de aparecer si-no de ser; como administradores celosos de su tiempo concen-trados en la bsqueda de estrategias para el logro de la prospe-ridad de su pueblo.

    Ellos han boceteado la construccin de un lugar en la tie-rra donde importe vivir, donde se disfrute de los bienes trabaja-dos justa y solidariamente en la bioesfera y se tenga paz, gozandode los frutos de una verdadera comunidad.

    La historia del pueblo de los Pastos, ni mucho menos, fueajena a lo transcurrido en Amrica y el mundo, ms an, sus he-chos dentro del entorno descrito, han sido dirigidos por el singu-lar protagonismo de un pueblo de trabajadores ingeniosos fielese incansables, que curiosamente, desde lo antiguo, encubri suforma de vida tras abismales riscos, dejando huellas que sobre-pujaron los mas rigurosos sistemas montaosos que fueron mo-delados por ellos en esculturas funcionales (terraceadas) y quetransformaron sus empinadas topografas en sistemas antrpi-cos; que a su vez, permitieron hacer frtil y habitable una tierraestril cercana al pramo, para sustento y desarrollo secreto desus comunidades antiguas y enseanza de las presentes.

    Dejaron en herencia a la humanidad, una impresionanteinfraestructura de terrazas agrcolas, constituida baquianamentepor millones de piedras y hardpan; pusieron de relieve un diseoingenierl y una economa agrcola planeada. Fructificaron connuevos logros culturales, que hermosearon con artes esplenden-tes y que llevaron a cabo mediante esfuerzos aunados y estilos ca-ractersticos.

    Ostentaron a pesar de su aislamiento, una labor dirigidabien organizada, establecida para un propsito bien definido ybien comprendido como resultado de un sistema administrativo

    Crnica de los pastos 21

  • bastante amplio, interesndose evidentemente por trascenderfielmente hacia las nuevas generaciones por la prosperidad de supueblo. Uno de sus estrategas conocidos mas representativos fueel mentado Gabriel Garca Tulcanaza.

    Se concentraron en un quehacer oculto, a despecho de In-cas y Espaoles, en los umbrales de un orden social y disfrute desus bienes nada comunes, acaso, con una visin Abya Yala; quequizs alcanz alturas como la forjada por el inslito heredero delos Protopastos: el Cacique Tulcanaza, hombre investido de paz ypoder que siendo lder educado por misioneros catlicos, libera su pueblo, con sutil estrategia de la servidumbre opresora de lasencomiendas (en bien que se prolong en el entorno descrito),hasta las nuevas generaciones. Le siguieron una plyade de hom-bres que sustentaron las bases de la vida colonial de los Pastos.

    Temas de alto inters histrico, que se indagan a continuacin:

    22 Jos M. Delgado Troya

  • Anlisis de la obra

    1.1. rea de estudio

    El rea geogrfica que comprende la presente investigacinva desde el emplazamiento Milagro de la hoya del Chota, a unos78 15 LW y 0 25 LN (hasta 1500 mts. s.n.m.) al nudo de Huacay la hoya del Guytara del vecino pas (hasta 2950 mts.s.n.m.), yhasta Paltapamba a 77 30' LW y 1 10 LN.Comprende parte de lamargen derecha del ro Guytara y hasta el ro Chota(Mapas 1 y 3).

    La regin es de tres ambientes ecolgicos diferenciados depramos y pajonales andinos (3500 m-4,500 m); ceja andina ohigrofitia andina (3500m - 3300m) y androfitia temperada de laMesotermia Interandina (2500 m-3300 m), si bien en estas lti-mas se establecen diferencias fuertes de temperaturas. Con tem-peraturas fras (que se incrementan desde los 9 grados) en las tie-rras altiplanicies hmedas de Tulcn e Ipiales y un clima subtro-pical atemperado(desde unos 20C-28C), en las tierras de su h-bitat ecolgico.

    Los Valles del Chota y Guytara ocupan un enclave privile-giado que facilita las comunicaciones hacia Costa y Oriente, pe-ro especialmente, sustentan la produccin agropecuaria en el in-terior, de modo que sus pisos ecolgicos se complementan deforma apropiada y temprana, definiendo caractersticamente sumicroverticalidad.

    La poblacin de la regin de los antiguos Pastos es de dis-tincin antropolgica, por los orgenes tnicos de sus diferentespueblos, que han migrado de Costa y Oriente distintivamentedesde periodos tempranos y han desarrollado establemente susvidas en su hbitat permanente, dentro de los avatares y presio-nes de los interventores en su historia.

    Crnica de los pastos 23

    captulo I

  • 24 Jos M. Delgado Troya

    mapa 1

    Autor: M. U. Uribe

  • 1.2. Delineamiento del estudio

    En la presente obra se consideran, desde la poca del Pa-leoindio, las fases culturales que expresan un esplendor de es-fuerzo creador, segn arte cermico de Piartal, arte metalrgicode Capul, tecnologa agrcola de los Tuza, urbanismo de unanueva fase cultural que hemos denominado Yalte. Entornos yhuellas que sugieren, acaso, la existencia de una Sociedad Com-pleja con identidad y cultura propias, expresadas por urbanismosagrcolas, bohos, terrazas y trabajo creador de refinado arte; to-do ello, en sincretismo a la poca de la colonizacin espaola (re-ducciones y doctrinas) en medio de fuerzas culturizadoras y pre-siones nefastas, conflictos y hechos acaecidos hasta el fin de laColonia.

    Frente a la Colonizacin Espaola los Pastos delinean unos"dos movimientos locales, aparentemente contradictorios".

    -Uno por huir del yugo Espaol hacia tierras inaccesibles yrefundar ciudades (Oriente y presumiblemente la Ciudad perdi-da del Yalte).(Larrain Barros 1977. Snodo de Quito 1570)

    -Otro, hacer alianzas con Espaoles. (Tulcanaza 1563).

    Se examina el propsito comn de esos movimientos anta-gnicos como fundamento aparente de una identidad culturalprofunda y ancestral que se resisti tenazmente al desmembra-miento y convivi bajo identificaciones comunes.

    El estudio hace mencin del descubrimiento de una nuevafase cultural de los Pastos, manifiesta en una ciudad perdida, re-descubierta a la colectividad, al cabo de unos 1500 aos; ese pue-blo busc frente a los colonizadores, mantener el secreto de suquehacer y cultivo privativos, a la par que logr consolidar unaurbe en un medio ecolgico paradisaco y en una biodiversidadincomparable, lejos del quehacer hispano. All yacen los testimo-nios fundidos de varias pocas.

    El descubrimiento de una ciudad perdida, podra explicaren parte, sobre las abruptas desapariciones de naturales de susencomiendas, como la que se manifest en el Snodo de Quito de1570, y que quizs tradujo la presencia de la Cultura Pasto, cuyoanhelo de identidad e independencia se reitera hasta hoy.

    Crnica de los pastos 25

  • Un sitio oculto que posteriormente a su fundacin, fue re-fugio de huestes de Pastos de El Angel, (expulsados de sus propie-dades por un sistema legal colonial corrupto) y que de una gene-racin a otra aparecan y desaparecan de sus tierras del Angel,para infructuosamente reclamar sus posesiones a jueces del lugar(que eran, como los de hoy, tributarios del vulnerable sistema ju-rdico romano).

    Ciudad de urbanismo de bohos, arquitectura agrcola yculto solar magnficos; emplazamiento que alberga en las alturas,mas de mil hectreas de terrazas arqueolgicas e industria lticaancestral; lugar enclave de una red de amplios caminos que bor-dean con sigilo, las cumbres de los pramos; refugio entre intrin-cables abismos y nudos de la cordillera andina, magnificados poruna escultura monumental esculpida en la montaa (que reflejala misma faz de la vasija ecuatoriana de el Angel) que anuncia convestigios fotogramtricos, etnohistricos y arqueolgicos, la tie-rra privilegiada de los Pastos.

    Un acontecimiento comparable al redescubrimiento de lamisteriosa Machu Pichu.

    Ello exalta el misterio escondido de los Pastos.

    Por otro lado, este texto adems, trata de otra fraccin delos Pastos, que enfrent con acierto y donosura el duro yugo delos invasores espaoles chapetones y encomenderos.

    En medio de conflictos y el alejamiento de sus antiguos ejesseoriales (por las reducciones espaolas), sin embargo, convi-vieron por muchos aos en el Valle del Guytara, con su unidadecolgica-cultural con sus razgos antrpicos que dieron conti-nuidad a sus ancestrales usos aunque acompaados por un sin-cretismo culturizador, que fue inducido excepcionalmente, porespritus ibricos difanos y sacrificados: Y a pesar del mestizajeno se perdi la vieja identidad.

    Es un punto de la Historia que muestra evidencias sobre larealidad de una sociedad de seoro y que expresa el sentido ge-neralizado de muchas parcialidades regionales que desde el tiem-po, talvz el Paleoindio, determinaron su propia identidad. Y al

    26 Jos M. Delgado Troya

  • venir la raza criolla, los lazos de los Pastos permanecieron esta-bles, unidos por nuevas fuentes sanguneas comunes.

    No obstante, la antigua regin de los Pastos fue divididaen la Colonizacin por una distincin poltica que llev a gue-rras cruentas y a divisiones que a la larga prevalecieron polti-camente. Ello as, todos los pastos criollos, al gozar de mediosecolgicos comunes, oportunidad de bienes definidos (oro,productos agrcolas artesana y textiles) se supieron comple-mentar a travs del ancestral comercio y un arduo sentido deltrabajo productivo. Y no les falt oportunidad de unir voces ymanos comunes, an en nuestros tiempos, para hacer fuerzaprotagnica en la historia.

    Empero, todos los del Norte, especialmente las sencillas ynobles gentes campesinas hasta hoy siguen buscando afanosa-mente, una nueva ciudad.

    Si bien el presente texto de Ecologa Cultural pretende se-alar un lineamiento para el aprovechamiento patrimonial ac-tual del legado de la Cultura de las Terrazas y Bohos, que noemule el apoyo a ese mundo de violencia consumista y viciosoque se aprovecha del trabajo ajeno y reniega de los derechos delas gentes, cual se relata en esta historia.

    Que se exalte por este ejemplo de los viejos patriarcas,parabuscar un ABYA YALA.

    1. 3. Finalidad del estudio

    La presente investigacin pretende lograr una visin mscompleta acerca de la poblacin Pasto.

    Desde luego que el estudio pretende investigar si a habidoen perodo precolombino y de la Colonia, algn tipo de integra-cin sociocultural, poltica y econmica, determinando si enefecto, los Pastos, por ejemplo, son prolongacin de los Quilagos,o de los Quillasingas, distinguidos como pueblos antiguos veci-nos; si lo que lograron estructurar fue una mera behetra o se for-

    Crnica de los pastos 27

  • j una sociedad compleja que asemeje o n a la de las civilizacio-nes hidrulicas antiguas; si ha existido identidad cultural, si sehan empleado estrategias ancestrales de adaptacin al medio na-tural o tambin al medio antrpico, si existi un rea cultural (fa-se restringida) dentro de los lmites sealados para la relacin co-nocida como Pasto; en base a investigaciones etnogrficas, ar-queolgicas, de ecologa cultural fotogramtricas y cartogrficas.

    Se pretende conocer la validez de la identidad Pasto. De loscaracteres (si existieron) de su cultura ancestral.

    Y ver en suma, si en algn tiempo, pretendieron un orde-namiento social y si buscaron disfrute de bienes en orden a suprosperidad colectiva.

    Finalmente, mirando el presente, plantear a la cultura delas terrazas y bohos nuevas formas de aprovechamiento de suhbitat de pramos mxime considerando el grave proceso erosi-vo procedente de los pramos del Carchi y la amenaza de que porno respetar el Patrimonio Natural Pasto, se destruyan las torresde agua de la regin, existentes por esencia en las altas montaasy en definitiva, recordando el pasado y su adecuada tecnologaagrcola, (a pesar de ancestral), lograr el fortalecimiento de suEcologa cultural.

    1.4. Mtodo de estudio

    Para investigar la realidad Pasto se tomaron estudios etno-histricos, desde los cronistas antiguos tanto indgenas como deraigambre ibrica, hasta sabios etnohistoriadores modernos, cu-yas mltiples conclusiones las hemos intentado cotejar con estu-dios demogrficos, arqueolgicos como fotogramtricos, y ecol-gicos y las propias investigaciones y constataciones de campo yprospecciones para al fin, enmarcarlos dentro de un estudio in-troductorio de Ecologa Cultural Pasto.

    Los estudios de fotogrametra area satelital sobre la zonaPasto y sus derredores, en particular, permiten una visin pticade elementos fsiles aislados del tramado de redes urbanas actua-

    28 Jos M. Delgado Troya

  • les o tramas actuales debajo de las que se vislumbra una tramaanterior fsil.

    All se determinan formas que se confirman en el campo ycorresponden a Bohos, pucarez, terrazas agrcolas y camillones,etc, tramas de la antigua gesta histrica.

    Por ejemplo, se distinguen tres tipos de bohos, segn susdiferentes imgenes areas, uno de los cuales se extiende amplia-mente en el Carchi donde sella la civilizacin de los constructo-res de Bohos al norte del Chota.

    O fotogrametra de alineamientos en esta regin especial-mente en alrededores del Tulcn, como si fueran tapias entre par-celas, delineados en ciertos sistemas de montes y valles anexos apramos especialmente entre el actual cantn Tulcn y Espejo yla cordillera occidental del Carchi, seccionada por desniveles quecorresponden definitivamente a ordenamientos agrarios a basede terrazas.

    De ese modo se indagan con instrumentos modernos,obras de infraestructura ancestral, superestructuras de subsis-tencia y su capacidad aparente de solucin de las necesidades deconsumo; en base al examen de sus entierros, urbanismo y tra-diciones, las necesidades superiores de ese pueblo designadocomo Pasto.

    Las constataciones de campo como las nuevas investigacio-nes in situ, verifican en forma extraordinaria estilos, costumbresordenamientos y razn de evidencias culturales propias.

    1.5. Consideraciones sobre ecologa cultural:

    La Ecologa Cultural estudia la edificacin humana en elecobiosistema natural. Se plantea el sistema abierto de vida de lassociedades humanas sobre un concreto ecobiosistema.

    Sus insumos son el hombre y el medio natural; sus proce-sos, el trabajo adaptativo cultural del hombre y de la naturaleza;

    Crnica de los pastos 29

  • y su producto, el nivel de prosperidad alcanzado por la sociedadhumana estudiada.

    Esa prosperidad se dimensiona por el grado de goce de bie-nes materiales (produccin y consumo) como espirituales y porel ordenamiento social (paz social).

    La Ecologia Cultural no es pues un sistema cerrado de me-ro estmulo energtico en el que la evolucin propicia una res-puesta homeosttica fatal, independiente de los individuos (Civi-lizaciones Hidrulicas Geere y Rapaport);tampoco un fenome-nismo accidental bajo un esquema de adaptacin dinmica (Ben-nett), en el que el que el ecobiosistema cultural de los grupos hu-manos no persista a pesar de las circunstancias.

    La Ecologa Cultural, permite estudiar a las diferentes so-ciedades humanas y grupos primarios y secundarios de una co-munidad, en sus formas primitivas o complejas, uno de cuyosmtodos es el de evaluacin por factores y que, se refieren a unacadena de valor social:

    La infraestructura y el equipamiento social y a los parme-tros de organizacin y convivencia social. Usos, costumbres y bie-nes materiales y no materiales, superiores o trascendentes busca-dos y logrados -por legado social (patterns culturales: lenguajenormativa mores actitudes, reflejos de un super Yo colectivo), se-gn trminos de estabilidad dentro de escalas de tiempo ms omenos prolongado.

    Los factores para definir (sucintamente) un sistema ecol-gico cultural humano, seran los siguientes:

    1. GEOPOLTICOS 1.1. Poblacin (Nmero de Habitantes) 1.2. Poblados comunes formaciones comunes estructurales va-

    rias 1.3. Descendencia de antepasados comunes. (Historia comn) 1.4. Medio Ecolgico comn 1.5. Densidad de poblacin. (Habitantes/Km2) 1.6. Capital de Poblados

    30 Jos M. Delgado Troya

  • 1.7. Organizacin Formal: Cabeza estratgica, tecnoestructura,nivel de mando subordinado.- pueblo

    l.7. l. Autoridad o liderazgo formal.1.7.2. Squito de familias de la autoridad.1.7.3. Squito de nobles. 1.7.4. Estratificacin social rango de in-

    dividuos y linajes.1.8. Contactos comunicaciones y relaciones

    2. ECONOMICOS 2.1. Infraestructura 2.1.1. Edificios palaciegos 2.1.2. Aldeas y caseros.2.1.3 Infraestructura productiva 2.1.4. Medios de saneamiento ambiental 2.2. Operativos 2.2.1. Productos artesanales 2.2.2. Producciones alimenticias 2.2.3 Excedentes productivos (almacenes) 2.2.4. Sistema de comercio 2.3. Aparato estatal:2.3.1. Tributos 2.3.2. Redistribucin de riqueza 2.3.3. Estabilidad macroeconmica 2.3.4. Ordenamiento 2.3.5 Sistema de vida: subsistencia - Desarrollo Relaciones.

    3. SOCIOCULTURALES:3.1. Familia 3.2. Ordenamiento social 3.3. Costumbres 3.4. Cohesin social compatibilidad 3.5. Estabilidad 3.6. Religin 3.6. Valores 3.7. Arte 3.8. Folklore

    Crnica de los pastos 31

  • Para propsitos de anlisis comparativo equipolente deculturas, por el mtodo de valuacin por factores, se establecerncategoras patrn que permiten calificar en + (poco) ++ (medio)y +++ (mucho), sobre un modelo contemporneo de sociedadcompleja claramente comprobado. Una mayora de calificacionesmesuradas en +++ permite con juicios previos, caracterizar unasociedad compleja.

    Para el caso presente se adopta el modelo de cultura incsica.

    Otro tipo de anlisis de Ecologa Cultural (mas exhaustivoque el presente) parte de tablas que puntan directamente dife-rentes categoras de bienes ecolgico-culturales, segn intensida-des de valor de factores antrpicos y manejan un valor relativo deponderacin que evala el contenido de cada cultura. Esto res-ponde a un anlisis cientfico de los valores intrnsecos de cultu-ras universalmente aceptadas como tales1.

    Para la categorizacin mencionada, nuestra investigacin,se detiene en el vestigio que hemos denominado fase Yalte, el cualse presenta como testigo aparente para estudio de la existencia deuna sociedad compleja: Los Protopastos.

    Notas:

    1 Estudio cientfico sobre Ecologa Cultural de prxima edicin.

    32 Jos M. Delgado Troya

  • La prehistoria de los pastos:

    2.1. Introduccin

    La divisin poltico administrativa de la regin Pasto en laactualidad es diferenciada, pero permite el encuentro de dos sec-tores de naciones que agrupan desde antao, una historia com-partida de pueblos que, tradicionalmente fueron confederados ounidos por lazos de otras dependencias.

    Antes de la Colonia y del perodo Incsico, ya se reconocangrupos tnicos, conformando la confederacin de los Pastos, in-cursos tambin en el Sur de Colombia, hasta los antiguos lmitescon los Quillasingas dentro del valle del Guytara y, en el Nortede Ecuador, en la hoya del Chota o Coangue (incluido un sectorde Mira) se encuentran huellas de lmites como la confederacinde Caranquis: las pirmides del Chota con rampa y camillones yla cermica y petroglifos de la cultura de los bohos y terrazas(mapas 1,2 y 3). Aunque en dicho valle (Chota), concretamentehasta Pimampiro, segn los cronistas primigenios, se extenda lainfluencia de los Pastos.

    Los Pastos limitaban pues, por el Norte, con los Abades ySibundoyes,Masteles Chapanchicas y Sindahuas, por el Sur, conlos Quilazos (o Caranquis), por el Este, con los Quillasingas y Su-cumbios,Kofanes y por el Oeste, con los Chachis o Cayapas(Yambas, Lachas, Quilcas etc.) Coaiquer,Telembi Nulpe y otrasdel grupo Barbacoa (mapas 1 y 3)

    2.2. Perodo paleoindio pasto

    Los primeros vestigios Protopastos, (sorprendentementecoincidentes con la presente investigacin) parten de la leyenda

    Crnica de los pastos 33

    captulo II

  • de Embilput (Hombre nacido del Chiles en la laguna Voladero) yEmbilqlter (mujer nacida en la laguna del Cumbal) que dan ini-cio a la raza Pasto (Rosero 1998 Mapa 3), esos vestigios, se re-montan probablemente al perodo Precermico.

    En efecto, se han ubicado cazadores recolectores nmadas(Salazar l980-Paul Ribet, 1899-1906) en pramos de El Angel, enlas faldas del cerro Chiltazn (probable fuente de obsidiana) da-dos a la caza espordica de crvidos y sacha cuy, y haplomasto-dn del tipo que se encontr en los Andes (Salazar 1980) y repo-sa hoy, en el ITS Bolvar de Tulcn.

    2.3. Periodos formativo y desarrollo regional

    Otros vestigios Protopastos, pudieron venir por influenciasdel Oriente Amaznico, en fechas posteriores al Precermico delEcuador (10.000-3550 AC) y no se encontraron, en estudios an-teriores al presente, evidencias genuinas de poblados estables enel perodo Formativo en la regin (3500-500).

    Ms bien de acuerdo a evidencias de datacin relativa (se-riacin), los asentamientos de los poblados Pastos, se remontanal periodo de Integracin (500-1500 dC) no sin haberse estable-cido una influencia procedente del Oriente Amaznico, de la fa-se cultural Cosanga (665 aC-700 d C).(cuadro 4)

    2.3.1. Influencia de la fase Cosanga (Cultura de los vasos pintados)(Porras 1987)

    Por San Gabriel aparecen vestigios arqueolgicos de la faseCosanga-Pllaro, procedente del Amazonas (Porras- 1987-254).La tradicin habla de oleadas de gente procedente del Putumayo-(mapa 4).

    No se puede afirmar que sta ltima sea la nica origina-ria de los Pastos (como se evidenciar luego), a pesar de su anti-gedad, (400 aC-700 d.C.) ms, de diferentes razgos culturales

    34 Jos M. Delgado Troya

  • muy importantes que fueron transferidos no solo al Norte delEcuador sino al Centro Cotocollao y Gupulo, an en Cochasqu,en Pllaro (Tungurahua) Cotopaxi, Chimborazo y Bolvar dejan-do en su paso obras de ingeniera agrcola y de arte especialmen-te cermico poseedor de una tcnica nica en el pas.

    Se dice, una de las races de los Pastos, a causa de las evi-dencias urbansticas y arqueolgicas que hemos encontrado entumbas de la Ciudad perdida del Yalte, (enclave de fusiones cul-turales), o en San Gabriel, u otras partes en las que se encuentranvestigios semejantes a los de Misaguall.

    Se presume que realizaban como hoy diferentes intercam-bios de comercio pero sin perder su status sociocultural. Es elcaso por ej. de las tumbas encontradas par Max Uhle en San Ga-briel, con cermica de esta fase, que denomin (a diferencia delNegativo del Carchi) cultura de los vasos pintados. (Porras1987-219).

    La Fase Cosanga cronolgicamente transfiri su tecnologaal Norte y centro del pas del Formativo Tardo al perodo de De-sarrollo Regional, por evidencias de dataciones relativas (estrati-grficos y seriadas) y directas (Carbono 14) (Porras 1987-219)ascendieron por las cuencas afluentes del Putumayo. (mapa 4)

    Los petroglifos del Carchi, (El Chical puente, Chapus, SanIsidro, Pilar de Athal, Pizn) asemejan a los del Valle del Misagua-lli, en el alto Napo.

    De ellos, adems (Cosanga), vendran los principios de me-talurgia del oro, cobre y an la domesticacin del cuy (Reyes-1955, Gonzales Surez 1904, Porras 1987). A pesar de que su es-tilo de construccin de viviendas (Cosanga - sobre zcalos) eramuy diferente a las del Carchi (bohios), al igual que otras cos-tumbres ancestrales; stos(Cosanga) eran constructores de edifi-caciones funerales redondas o tolas (sobre un poso) con recubri-miento de piedra.

    Adems, su cermica caracterstica de grandes ollas de cue-llo corto estrangulado, muchas llevando figuras zooantropomor-fas en el gollete y apliques estampados de caa hueca, algunas configura humana, con brazos junto al pecho, parecindose

    Crnica de los pastos 35

  • 36 Jos M. Delgado Troya

    map

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    1987

  • a la cermica cscara de huevo por su grosor. Parece que estasollas (Pagchas) eran usadas en ceremonias de carcter agrcola.Tenan adems ciertas esculturas en piedra y objetos lticos comohachas y dems instrumentos de trabajo.

    Vivan en poblados hasta de 15 20 habitaciones alrededorde una plaza, coronada por una plataforma mayor que era casaceremonial comunal. Las plataformas para casa comunales tie-nen unos 9 m de largo x 5,5 de ancho. Entre casa y casa se en-cuentra un camino pavimentado tambin de lozas as como sende-ros a los sitios productivos, que eran sobre camillones. (Porras 1987)

    2.3.2. La chimba y tababuela

    Se han constatado influencias claras, sobre los Pastos, des-de el lago San Pablo: La Chimba y a 50 Km en Tababuela, en So-capamba, a los lmites de los Pastos; desde el perodo del Desa-rrollo Regional con alfarera diagnstica con decoracin que pre-sentan una coincidencia estratigrfica en dos de las principalestcnicas decorativas y lo que es importante, asociados estilstica-mente al Capul (fase pozo) del mencionado perodo (Athens1974) y en el caso de Socapamba, presente con la Chimba, y lue-go con pequeos y grandes montculos (como se ver en Yalte).(Berenguer-Echeverra, 1988), (mapa 2);y en petroglifos de losdos lugares, casi idnticos. (Figuras 4 y 9)

    Crnica de los pastos 37

  • 38 Jos M. Delgado Troya

    mapa 2

    Fuente: Athens 1950

  • Adaptacin y asentamientoen el perodo de integraciny protohistoria

    3.1. Los pastos

    En el perodo de integracin Regional aparecen vestigiosde una sociedad (Athiens 1980) a la que se puede denominar deLOS PASTOS. (mapa 16)

    De conformidad a estudios de fotogrametra area (visinptica de elementos fsiles aislados del tramado de redes urbanasactuales o tramas actuales debajo de las que se vislumbra una tra-ma anterior fsiles) en el territorio Pasto, se presentan dos tiposde culturas diferenciadas en derredor del ro Chota: Al sur, la cul-tura de los constructores de Tolas y al norte la cultura de losconstructores de Bohios. Curiosamente los estudios cartogrficosubican bohos (de imagen area caracterstica carchense boho ti-po 1), hasta el ro Guayllabamba.

    As mismo resultan extraas en el Norte del Chota ciertashuellas de fondos de cabaas hasta de 60 metros de dimetro.An la fotointerpretacin y los estudios de campo sealaban laintensa labor cermica descubierta en la zona de los bohos.

    De igual manera (Knaap 1988) se observan camillones enel Sur del Ro Chota (en total observadas 1934 Has) y terrazas oandenes en el Norte hasta en el Sur de Guayllabamba en cifras su-periores (2460 Has) a modo de antiguos vestigios. (Cuadros 3 y2 ;mapas 10 y 12)

    De conformidad al proceso erosivo natural y antrpico ac-tual, el suelo prehistrico era, segn lo demostraron eclogosculturales (Knaap 1988), muy diferente y ms productivo.

    Crnica de los pastos 39

    captulo III

  • La actividad agrcola era primordial en los antiguos, deter-minando disposiciones de espacios y mtodos de cultivos, queiban asociados a grupos de bohos con terrazas y a grupos de pi-rmides con camellones respectivamente.

    Los estudios fotogramtricos antes descritos (Gondard1985-Knapp 1988) explican vacos que los arquelogos no pudie-ron llenar. Los arquelogos, sin embargo, descubren en tierrasPasto, al Norte del valle del ro Chota hasta el valle del Guitara,estilos comunes compartidos de cermicas y el dominio de tcni-cas de dibujo comunes, y costumbres an funerarias comunesdentro de los medios ecolgicos observados por la fotogrametray cartografa mencionada anteriormente.

    Pero se descubre tambin la cultura de las pirmides y ca-millones de las que se hacen estudios de produccin, que segncifras de Knapp, seran altas, respecto a la produccin de Ha/per-sona, referdas a tan solo las evidencias fotogramtricas actualesde camillones encontradas (1934 has. -Cuadro 3), empero se asu-me que las evidencias de las tierras bajas (camillones) han sidoborradas por la actividad antrpica de nuevos poblados ;esas ci-fras se basan en censos poblacionales y otros datos etnogrficos.

    La cifra de 70.000 hbs se remite a la hiptesis de Santillanasobre la reduccin de la poblacin de la Sierra Norte del Pas de4 a 1 y al censo del Corregimiento de Otavalo en 1582 de 16.817habitantes exclusivamente Pastos (cuadro 1) y a consideracionesde evidencias fotogramtricas y etnohistricas.

    Mientras, hemos constatado que las terrazas agrcolas (nomohones) se disearon para la funcin de acumular suelo detrsde paredes incrementando la profundidad del piso de cultivo y lacapacidad de retencin de la humedad, indispensable, para loscultivos.

    Esa humedad depositada a modo de riego (por goteo) pro-cedente de la condensacin de las nubes que suben de los vallescalientes, viene arrastrando un material orgnico que se redepo-sita en la terraza. Esto crea el ambiente hmedo de las cejas demontaa, donde se ubican las terrazas, empero, vaporizado porradiacin calorfica retenida en las piedras de los muros de terra-

    40 Jos M. Delgado Troya

  • zas que aumentan la capacidad de filtracin del agua, disminu-yen su posibilidad de erosin o arrastre de tierras, por las pare-des de retencin..A su vez ese exceso de humedad es arrastradopor las convecciones de vientos que pasan por las gradas de lasterrazas y an suben al alto pramo.

    Esta prctica entre los agricultores del Carchi an prevale-ce ya que no se tiene riego alguno y se sustenta sobre estas basesde la lluvia sola. As se facilitan desages y cultivos. La acumula-cin de piedras o molones de tierra para elaborar terrazas, formaunidades compactas. Estas unidades son calentadas por radia-cin solar que se almacena en la piedra.

    Al producirse el choque de neblina temperada llegada delOriente amaznico, se produce una nueva radiacin calorfica,sobre la terraza.

    De modo que las terrazas agrcolas en la ceja de monta-a, aceleran los procesos biolgicos de reaccin de sus produc-ciones y por ende su ciclo no es como en las condiciones natu-rales del medio.

    Adems previenen las heladas, pues las gradas del suelo in-ferior de las terrazas, por gradacin de temperaturas, mantienenla temperatura interior impidiendo la formacin de hielo sobrelos cultivos en el Pramo.

    Los muros de piedra de las terrazas aumentan la capaci-dad de filtracin del agua por las paredes de retencin, dismi-nuyen su posibilidad de arrastre de tierras orgnicas por accinde lluvias,. de tal modo que los protegen de la erosin (de talasentamiento agrcola.)

    Considerando adems un factor de eficiencia un tanto me-nor de cultivos en terrazas de tierras ms altas que los camello-nes, no obstante, a pesar de que las actuales 43.000 Has agrcola-mente aprovechables de los valles del Carchi(Diagnstico delCarchi C.P. 2000), en su mayor parte eran ocupadas por los Pas-tos. (mapas l y 3) ;seguramente lo mismo que sucedi con la de-saparicin de camillones por efectos antrpicos y de erosin na-tural, cual se considerara con las terrazas en las reducciones delos Pastos y alrededores, habida cuenta que las tierras aprovecha-

    Crnica de los pastos 41

  • das en aquel tiempo y tan solo detectadas por evidencia fotogra-mtrica, ascienden a un 3,5% del total aprovechable.

    Sus principales cultivos eran de tubrculos y races juntocon cereales como maz especialmente. Los rendimientos de cul-tivos tecnificados de papa en el Carchi fluctan alrededor de 11,1TM/ha y segn los casos 1,5 TM/ha de maz.

    Haciendo pruebas en cultivos de las tierras altas y fras delCarchi (a pesar que en la actualidad, se han constatado pocas di-ferencias entre cultivos de maz y otros cereales y papas de los2500 a 3500 m.) no obstante, se estiman para tiempos preincsi-cos, promedios de 7,45 Tm/ha de Papas y 1 tm/ha de maz(en elaltiplano del Per se obtiene Maz a 4000 m. snm aunque en elcaso nos referimos a producciones en los 3.000 m. snm), habidacuenta de la bondad del sistema de cultivo de terrazas emperocon las diferencias actuales.

    Se calculan 790 cal /kg de papa y 3610 cal/kg promedio decereal. Suponiendo que el consumo de papa, igualaba al de cerea-les, se tendra el siguiente balance energtico sobre las terrazasque Cieza de Len observa en gran cantidad en el pueblo Pastoen los aos de 1530.

    En el caso detectado de 1510 has de terrazas (Cuadro 2),que se conservan en la actualidad en el Carchi, la produccin enlas mismas tendra el siguiente balance energtico:

    4'443.553 Kcal (papa) + 2725.550 Kcal (maz) = 7'179.673 kcal.

    Los habitantes de tierras altas consumimos 1,733 Kcal/da 632 kcal/persona/ao con lo que en el caso Tulcn, de sus terrazasse alimentaron unas 11.360 personas o lo que seran 7,5 personas-/ha/ao alimentadas, por las mismas, sembradas en el Carchi.

    De todos los procesos de erosin natural y por causas an-trpicas, han quedado un 3,5% de tierras con vestigio de antiguocultivo(Mapa 10,cuadro 2).

    De acuerdo a la hiptesis planteada inicialmente, los anti-guos Pastos emplazados hoy en lo que es Ecuador, en tiemposprecoloniales pudieron tener cuando menos, 9.333 Has sembra-das para alimentar a 70.000 personas (lo cual est dentro de unrango razonable del uso antiguo de tierras en orden del 21%.delas 43000 utilizables en la regin).

    42 Jos M. Delgado Troya

  • No obstante segn se ha expresado, atenindonos a la rela-cin de exterminio que expone Santillana (1568) de 4:1 y frenteal Censo de Sancho Paz P (cuadro 1) de 1582 de las 16.817 per-sonas existentes en las reducciones del rea Pasto de la Audienciade Quito, las cifras expuestas resultan congruentes, especialmen-te considerando que unas personas dedicadas al servicio de lasciudades del Carchi, corregimiento de Otavalo (sector urbano),dependeran de la produccin de otros medios que no, terrazastpicamente dependientes de campesinos.

    Esto solo considerando la parte ecuatoriana de Pastos. Siaadimos a stos los de Colombia, que son relativamente el res-tante 82% del pueblo Pasto, que ocuparon tierras bajas y msproductivas, nos encontramos con una poblacin que en el me-nor de los casos supera las 400.000 personas. (mapa 3). Esas per-sonas estaran asentadas segn un urbanismo agrcola disperso amodo de los Kywuts de Israel.(mapa 14)

    Probablemente, las fortsimas defensas Incas que circunda-ban Imbabura, aparte de indicar hegemona incsica en el sitio,eran destinadas a una estrategia de defensa contra los Pastos (verms adelante dominio Inca), a modo de una lnea militar tipoMarginoth (mapa 7).

    Estas evidencias se respaldan etnohistricamente, por Cie-za de Len (Crnica del Per, Pastos, 1551), en la que el cronistamanifiesta que Pasto era una de las regiones ms pobladas de lacolonia; haba ms habitantes que en la gobernacin de Popaynque en Quito y an otros pueblos del Per.(Cieza s recorri fsi-camente los lugares mencionados).

    Ms an el cronista Cieza (1542) es testigo de las terrazaspobladas y labradas por todo lado.

    Adems, estos estudios de Ecologa cultural, respaldan losrelatos etnohistricos de los cronistas referentes a la existencia deentendimientos u nexos que existieron en el Norte del Ecuador(Juan de Velasco 1789) y las evidencias de arquelogos, como la al-farera diagnstico encontradas en el Lago San Pablo, emparenta-das con las del Norte en el Carchi (Myers 1976, Athens 1980, Be-renguer Echeverra 1980, mapa 2).

    Crnica de los pastos 43

  • 44 Jos M. Delgado Troya

    cuadro 3

  • Existieron en el actual Carchi y parte de Nario, pobladosque compartieron formas urbansticas y de explotacin del cam-po y disfrute comn de bienes comunes aparentemente estables}por unos 500 aos, segn dataciones radiocarbnicas. (Uribe1978, cuadro 4).; si a esto se aaden estilos de arte comunes, en-contrados entre pueblos Pasto, formas cermicas encontradas in-distintamente en excavaciones de culturas consideradas como di-ferentes (figura 1), tcnicas comunes de dibujo y metalurgia, te-jido y cermica avanzadas y hasta herramientas comunes; inclu-sive se dan versiones confusas respecto de quienes son los mejo-res ceramistas u orfebres (entre Capul y El Angel o Piartal).

    Es tal la confusin en ese punto especialmente de las inves-tigaciones de Jijn y Caamao (1952) (y su inseparable Max Uh-le), de la Dra. De Francisco (1969) y otros etnohistoriadores queno contando con evidencias investigativas modernas se colocanen planos muy distintos a los autores de los cuales nos venimosguiando, a saber: P. Pedro Porras y M. Uribe, G.Knapp y P.Gon-dard, en sus estudios antes citados.

    Por ello, a continuacin, se pretenden encontrar nuevasevidencias de la intercomplementaridad y lazos culturales comu-nes entre: El Angel o Piartal y Capul con una nueva fase descu-bierta, denominada Yalte.

    3.2. Protopastos: Piartal o El Angel (A. Francisco 1969,Grijalva 1937)

    Aparecen en El Angel FASE PIARTAL (de la zona actual delcantn de su denominacin), por los aos 750 d.C. - 1120 d.C.Se distinguen por un desarrollo cermico de extraordinaria traza(si escasa relativamente de tipos cermicos es la ms rica en for-mas) - Porras (1987-1889; figura 1 y 2); ollas lenticulares, trpo-des, en forma de zapato, globulares compuestas de base anular,polpodas de pies cortos, cnicos, cuencos sencillos, nforas, va-sos anulares, cuencos de perfil rectanguloide y ocarinas.

    Crnica de los pastos 45

  • Es el caso por ejemplo, de la llamada vasija o nfora ecua-toriana; no se pueden encontrar en toda Amrica otras ms es-beltas y donosas; se diferencian de las Griegas y Fenicias en queno tienen agarraderas o asas. Los principales yacimientos de Elngel se ubicaron en Chabayan, Ingatola y Pachs.

    Esta fase estar muy relacionada con Tuza, la misma que se-r consecuencia ulterior de la evolucin de Piartal. (figura 1 y 2)(Porras-189, 1987). El estudio de los vestigios materiales deposi-tados en sus tumbas, denota una marcada estratificacin social,entre principales y comuneros, que tienen ofrendas de oro y tum-baga y cermica y estn en tumbas profundas en el caso de losprimeros y de los comuneros, tumbas superficiales sin ofrendas yescasamente la clsica cermica utilitaria.

    Esto expresa adems de la existencia de la lite cacical, unaconviccin generalizada de un viaje ultraterreno despus de lamuerte, en el que haba que avituallarse, segn mstica Protopas-to (Cieza 1553).

    Eran asentamientos Protopastos del Piartal, por ejemplo,en Alor y El Milagro, en el Valle del Chota, a unos 1600 m s.n.m.;aldeas ubicadas en la parte central del Carchi, en los alrededoresde El Angel, San Gabriel, San Isidro y Dacha a unos 2800 m, has-ta Paltapamba (Colombia) a 4 das de camino (Uribe, 1986).

    Sus viviendas eran bohos, con elevado techo cnico; consuelos de tierra apisonada, estructura de madera paredes de caao baherque con carencia de ventanas, con fogones internos comocentro laboral y social de la vivienda, con un criterio de funcio-nalidad como factor bsico. Principal localizacin junto a fuentesde agua o en sitios estratgicos (a la funcionalidad respectivatambin los entierros excavados en el permetro de la planta yabandono de la vivienda luego del deceso del principal.

    Los ncleos de viviendas en poblados (hasta 80 unidades)estaban separados entre s, por tierras de cultivo. Las casas de losprincipales eran ms grandes y con valla de proteccin (A. Ch-vez, 1986-153; Uribe, 1977-79, 165).

    46 Jos M. Delgado Troya

  • Las tumbas de los principales eran en pozos de 12 a 20 mts,con ofrendas funerarias en el centro de la cmara, consistentehasta en 70 objetos de oro y tumbaga con caracoles marinos en-terrando hasta a 14 cadveres.

    Las cmaras funerarias se orientan al Este. Y el cadver re-posa sobre estera. Visten de tejido de algodn y pelo de llama. Lastcnicas de estos tejidos estn tafetanes y sargas (diagonales) confranjas de tapicera con ranuras, y de complicados diseos geo-mtricos, teidas hasta con seis colorantes vegetales.

    Para las cermicas usaban xidos de hierro de las piedraspari (rojo) y parrimaqui (amarillo).

    En Piartal de Colombia, aparece aparentemente un desa-rrollo metalrgico destinado con exclusividad a la clase diri-gente. Se encuentran objetos de adorno o uso personal, comonarigueras cuadrangulares, platos para ser cocidos a textilespectorales, cuentas tubulares (con resina vegetal mopa mopa),colgantes de orejera y adornos frontales y diademas. Discos rota-torios esteras y canastos de tumbaga; instrumentos musicales,flautas de pan, cascabeles, instrumentos autfonos y caracoles demar forrados en lmina de oro y utilizados como trompetas.(Uribe, 1986). Adems lanzas y macanas de Chonta a la entradade ciertas tumbas.

    Aparentemente, de acuerdo a evidencias cermicas y otras,los de Piartal, tenan contacto con la Costa, hacan relaciones deamistad, comercio y talvez de parentesco (Porras 1987, 193).

    3.3. Fase Capul

    Hacia el 800 dC-1500 dC, dentro del mismo PERIODO DEINTEGRACIN (Uribe 800 dC, 1978:167), aparece en la reginotra fase arqueolgica diferenciada denominada Capul (UribeD., radiocarbnica, 1988:81, cuadro 3). Ubicada desde la pobla-cin de Mira incluyendo las cercanas de San Gabriel, hasta el roGuytara, y probablemente una parte de Esmeraldas. Se distin-guirn por el ms importante desarrollo metlico de la Sierra

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  • Crnica de los pastos 49

    figura 2

  • Ecuatoriana del paleoindio hasta existen vestigios de la edad delbronce (Porras 1980 Uribe 1985).(No se puede descartar que esosvestigios pudiesen provenir de naufragios u intercambios con elresto del mundo, cual los ocasionales vestigios egipcios que he-mos encontrado en tumbas precolombinas en el Azuay).

    Tiene formas cermicas propias consistentes en copas, vasi-jas acomorfas y antropomorfas modeladas, con buen arte, siendocaracterstica de esta fase la pintura negativa del Carchi, que em-plea una pelcula con motivos decorativos simtricos (cruz grie-ga rodeada de puntos enmarcada en rombos reticulados o no,con fajas de lneas paralelas, etc.) de color negro y persistente decierto espesor, sobre bao caoba oscuro (Porras:177, figura 3).Pero, tampoco hay que olvidar que esta fase tiene formas cermi-cas comunes a las fases Piartal y Tuza, lo cual es altamente signi-ficativo pues por estos vestigios se coliga una relacin ntima conlas mencionadas.

    Tiene objetos musicales singulares (de los encontrados enel continente), como ocarinas en forma perfecta de caracoles dearcilla, bellamente ornamentados.

    Esta fase es notable (en la historia arqueolgica del pas) porsu gran dinmica metalrgica, que involucra una sociedad tcnica-mente organizada, no solo para labores de subsistencia. Domina-ban el martillado recortado y el repujado. Inclusive aparecen lmi-nas metlicas adheridas a sus telas. De modo que esta fase presen-ta signos supraestructurales consistentes en adornos corporales.Apenas s, elementos infraestructurales como armas (estlicas deChonta, hachas de piedra), lo que denota (al igual que toda la re-gin precolombina del Carchi y Pasto en general) una implanta-cin cultural no conflictiva diferente como lo es en el resto del pasy caracterstica de la zona. (Annimo de Quito 1573).

    Esta tesis se corroborar ms adelante con el conocimientode la condicin tpicamente Mindalae de la regin.-(poca de lacolonia 4.2)

    Tratndose de una poca de gran desarrollo metlico preco-lombino, en el perodo formativo de la Tolita, en la costa Norte,

    50 Jos M. Delgado Troya

  • (sobre las principales evidencias existentes en el Ecuador de la fa-se Capul), se podra hablar (de una manera distante)de relacio-nes interculturales con la misma. Ms no el control de mediosecolgicos de parte de los de la costa, pues aparecen como carac-tersticas de Capul (Mira), discos y pectorales de oro, bezotes ytumis que no aparecen en La Tolita, as como en esta, objetos co-mo clavos faciales alambres y cucharillas, pinzas alfileras y anzue-los y objetos de platino inexistentes en el. Capul (Luis RodrguezG. 1988), aparte de las figurillas y cermica de La Tolita que noexisten en Capuli.

    A pesar de que en ninguna de las dos aparecen objetos deplata, salvo mnimos vestigios en Capul (Grijalva 1947) lo que sereferira al origen mineral comn escaso de plata y que se en-cuentra, en el caso Tolita, al ms rico de todo el Ecuador prehis-pnico. Verdad es que entre las dos culturas, nos encontramosfrente a 1100 aos de diferencia o ms, partiendo de la Tolita Tar-da (300 a.C.),lo que no obstante, habla de una curiosa como in-teresante relacin de continuidad entre generaciones y regionescosta-sierra que superan barreras del tiempo.

    Son caractersticas en el Capul, el empleo de oro, de ob-jetos dorados (con oro y cobre: Tumbaga) y en menor escala elcobre. Trabajados con herramientas encontradas en sus tum-bas. Pero llama mucho la atencin el vestigio de bronce (PorrasMA-177) lo que determina antecedentes propios de la Fase, conextremo desarrollo. Lo que nos pone enfrente de una sociedadmetalrgica en el Capul de los Pastos. Ello no obstante, frentea una cermica denominada negativo del Carchi, lo que no secontradice pues, el desarrollo metalrgico, involucra dominiocermico; sta probablemente se abasteci de las minas de Bar-bacoas (orillas del ro Telembi, por la hoya del Mira en Colom-bia o en otros lugares como el sector de la Cordillera de Ostio-nal o Golondrinas).

    Incluy las formas monetarias (chaquieras) de toda la re-gin, as llamada Pasto.

    Adicionalmente se encuentra vestigio de industria de teji-do de algodn y de fibra de llamas con artificios de telares. Co-

    Crnica de los pastos 51

  • nocan el arte del tejido de dibujos con telar manual (Uhle, 1933,San Gabriel).Y hacan esteras de fibras vegetales.

    Es evidente que los ornamentos funerarios en las tumbas,que incluan vajilla decorada con tcnica negativa y ajuares, pre-suponan sin otra explicacin (sobre la conviccin religiosa de lacultura de esta fase) de un viaje ultraterreno (Cieza 1553). En esastumbas se denota adems la existencia de una fuerte distincinsocial. (Porras 1987-174) hecho que no ha sido tan evidente, enlos cementerios Capul del sur de Colombia, aunque estos siem-pre tienen ofrenda. En ellas, los principales tenan adornos bue-na vajilla y objetos de oro como orejeras, colgantes de orejera,cuentas de collar y hasta caracoles marinos y tumbaga.

    Las tumbas de los personajes de esta cultura, son pozos ci-lndricos que alcanzan a veces una notable profundidad(40 mts)y no es raro el caso de pasadizos uniendo entre s dos o ms tum-bas. Los cadveres colocados sobre esteras en posicin horizon-tal, con su ajuar funerario. Adems en dichas tumbas no escaseanmscaras. Esto se asemeja al sistema de ofrendas y estructura delas tumbas en Imbabura. (Jijn y Caamao 1930, 1952). De ahque no sea nada raro que en los estudios fotogramtricos, figurenestructuras Pasto hasta Guayllabamba, aludiendo a los relatos delP. Juan de Velasco sobre una confederacin que enfrent a los In-cas y que especialmente para los Pastos represent un sacrificiode unos 40.000 hombres. (Annimo. 1573-1965).

    En cuanto a su cermica ensea platos hemisfricos, ollasde silueta compuesta y globulares de cuello corto, cntaros super-puestos ollas trpodes de pies cilndricos slidos; ollas tetrpodosde pequeos pies cnicos compoteras de base anular y ollas zapa-to. (figura 3)

    La decoracin que es diagnstico de esta fase, es negativasobre un fondo de color caoba oscuro denominada Negativo delCarchi, con semejanzas a la cermica Cocl de Panam (PorrasMA: 176).

    Hacan vasijas zoomorfas y antropomorfas incluso conpropsitos funcionales, como las de los "gritones o coqueros", pa-ra comunicarse a distancia. (fig. 3); estos aparecen sentados entiangas o taburetes masticando coca.

    52 Jos M. Delgado Troya

  • Crnica de los pastos 53

    figura 3

  • Adicionalmente llevaban amuletos de obsidiana o metli-cos u otros.

    La Dra. de Francisco (1969) supone cierta influencia de Ca-pul con Caranqui Quisinche y an Latacunga, por el mismo es-tilo de los vasos de Capul (aunque esto puede ser casual por elcomercio inter-tribal y la transferencia de tcnicas).

    Esta Fase presenta conflictos frente a su datacin histrica,que coloca el estilo Capul, en el periodo de desarrollo regional (Al-sina-12, 1986) y junto con otros autores que por falta de estudiosde carbono 14 y estratigrficos (y no como lo hace Uribe) resultatan impreciso en cuanto a fechas concretas (H. Crespo 1981 b).

    As mismo, este estilo aparece en Nario, Colombia la finaldel perodo de Integracin en la colonia (E. Uribe 1979); inclusi-ve, no se puede negar la estrecha relacin entre la metalurgia dela zona, con la similar del sur de Colombia (en este caso represen-ta a una sola cultura), y adems la del norte de la costa del Ecua-dor (Porras, 1978, 179).

    Estos cazaban conejos, venados y perdices, y cultivabanMaz y otros vegetales. Y aparentemente mantenan fuertes rela-ciones con el Oriente y la Costa, recibiendo de esta, caracoles ma-rinos y cuentas de collar(Uribe 1985).

    3.4. Fase Yalte

    Se han realizado investigaciones sobre unas ruinas, recono-cidas por el Instituto de Patrimonio Cultural (Z2 B4), cubiertaspor enmaraada espesura, cerca del Volcn Chiles (en las cerca-nas del lugar de la leyenda de Embilput (Mapas 3,5) a unos 85Km de Tufio hacia la vertiente occidental de la Cordillera Occi-dental (figura 10)

    Esas ruinas se encuentran en un entorno de pramos dependientes muy fuertes, dentro de un sistema montaoso forma-do por Cerros Moras Cucho, Pan de Azcar y Los Olivos, dentrode cotas de 3000-3800 m.s.n.m, de muy fuertes pendientes con

    54 Jos M. Delgado Troya

  • Crnica de los pastos 55

    figu

    ra10

  • abruptas y profundas quebradas pedregosas que forman los sis-temas fluviales del Ro Moran y Plata. Siendo los suelos del tipo,hidrandepts y/o cryandepts, de alta higroscopicidad, de texturafranco, negros, profundos con mucho material orgnico en el ho-rizonte superior.

    Por su ubicacin, la ceja de montaa de estos territorios es-t expuesta permanentemente a masas de aire caliente y hmedoque chocan contra la montaa, procedentes de la Costa y delOriente, produciendo, desde las torres del pramo, no solo fre-cuentes lluvias especialmente en tiempos de invierno de Diciem-bre a Mayo (2000 y hasta 4000mm/ao) con menor precipitacinen el solsticio de Junio a Agosto, sino la alimentacin de todas lasaguas que riegan el valle del Guytara. La zona posee un bioclimalluvioso temperado, con temperaturas promedio de 12 a 18C.

    Los suelos de la zona son especialmente francos negros yprofundos con mucho material orgnico y tienen capacidad dealta retencin de humedad, textura seudo limosa. (Sarance 20INPE)

    Dentro de este sistema, en la ceja de montaa, se han des-cubierto extensas modificaciones antrpicas consistentes en Te-rrazas Agrcolas sostenidas por taludes de hardpan (piedra) de 1-1.5 mts. de altura y de 2 a 12 mts. de ancho(dependiendo de sucercana al filo superior de la montaa) y de cientos de mts. delargo. Estas Terrazas, especficamente, cubriran unas 1100 hect-reas de terrenos artificialmente cultivables (Gondard 1983 Mapa10), como parte de una evidencia fotogramtrica, de las que seconservan, mas de 1500 has de montaa dedicadas a terrazasagrcolas.

    Estas grandes extensiones de terrazas agrcolas se encuen-tran asociadas a una especie de urbe rural, formada por variosasentamientos de construcciones habitacionales, asociados queocupan diferentes reas, cuyas principales se ubican respectiva-mente en:

    - El cerro Los Olivos (Z2 B4 003 INPC) de sitio con terrazas agr-colas a 3000 msnm. que fueron construidas sobre la pendientedel Cerro y que est asociado a tumbas dentro del eje Pan de

    56 Jos M. Delgado Troya

  • Azcar, con drenaje a una quebrada denominada Palacios.

    - El sitio Cuchilla Gonzles(Z2 B4 004 INPC) con terrazas, tum-bas y hard-pan tron-cnicas de diferentes tamaos, alineadasen forma de menhires, o en forma circular a la misma altura dela anterior y con el mismo sitio de drenaje a la quebrada Pala-cios como formando una trada con la anterior y Pan de Az-car.

    - Sitio Castro (Z2 B4 001 INP C) de amplias zonas agrcolas encotas de unos 2800 msnm. Con bohos y terrazas, que tienencuriosamente sobre s montculos a modo de camillones y quepor las condiciones ecolgicas tendran un buen desarrollo queaparentemente habra albergado el actual sitio El Moran.. y queest a unos 3000 mts en lnea recta a Pan de Azcar.

    Otros sitios de zonas bajas de 2600 a 2800 msnm. en LosMojonales, Laureles y aledaos, situados a mas de 6000 metrosdel Pan de Azcar que tienen las mismas terrazas, restos de tum-bas y las mismas bases de hard-pan tron-cnicas que en las altu-ras, lo que hemos constatado.(mapa 13)

    Ciertamente que el sitio Yalte, represent un enclave agr-cola altamente desarrollado, como para producir alimentos su-ficientes, (a decir de algunos, como para la poblacin del alti-plano Pasto Nariense). As lo muestran tanto su hectariaje deterrazas prehispnicas, como la espectacular red de caminos in-terconectados, que desafan las alturas del pramo y comunicanlas tierras altas desde el Angel, hasta las tierras bajas al actualMaldonado.

    - El sitio Yalte (Z2 B4 002 INPC), en la falda oriental del CerroPan de Azcar, al parecer fue el ncleo urbano ms importan-te y estratgico de los mencionados anteriormente, por estarentre el interior de la hoya del Carchi y el flanco occidental dela cordillera de los Andes.

    Yalte se pierde actualmente, en medio de una enmaraadamaleza (que a efectos del estudio fue desbrozada).

    Su emplazamiento estara relacionado a un fenmeno delequinoccio llamado Sol del venado.: Extraordinario espejismoandino que parece mostrar al sol por el Norte, cuando inmedia-

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  • tamente se ha ocultado por el Oeste..El astro rey como quequiere hacer habitacin en las cimas de los pajonales, y sus flu-mgeros rayos, ya agonizantes, se reflejan en un haz que nutrela tierra y los animales de radiacin inflarroja, a partir de las5.30 de la tarde, tiempo en el que todo el lugar, cubierto ya deneblina penumbrosa, de pronto se vuelve a iluminar, recreandocon sus ardores a los habitantes del monte. Tanto as que a taleshoras salen hasta hoy los cazadores en busca de la presa, queinocente ha salido a gozar del sol que recrea sobre el espejoolmpico de los pramos del Carchi cuando el mismo sol ago-niza sobre el oeste..

    Mas, ciertamente que a las 7 de la tarde, la oscuridad enYalte es total, mas, si las nubes se despejan, se deja ver un cieloestrellado, limpio e inslito, lleno de un esplendor que pacificatodo el pramo.

    A este sitio denominamos Yalte, por tener rboles de esadenominacin, que fueron contemporneos de sus habitantes yque tiene nada menos que 235 ruinas de bohos plenamente re-conocibles.

    El importante urbanismo de Yalte, presenta un alineamien-to en base al ordenador solar, con la huella de grandes bohosagrupados como en cuatro barrios diferentes, en grupos de msde 50 unidades habitacionales, bajo una orientacin universalcon puerta hacia el sol.

    Solamente en la zona ceremonial existe un boho cuyaorientacin es hacia el Oeste, como confrontando a todos.

    Cada boho tiene unos de 28 a 56 m2 de superficie prome-dio, excepto los ubicados al extremo Norte (en un rea de un va-lle interno de la Ciudad, aparentemente ceremonial), en el que sedan superficies mayores y especialmente en uno central cuyaorientacin es en sentido contrario a los dems.(figura 5).

    Cada boho tiene un suelo apisonado y nivelado y es deplanta ovoidal (fig. 7).construido con baherque, vigas de made-ra, techos cnicos de paja, con una nica entrada siempre orien-tada hacia el Este excepto el mencionado central curiosamenteorientado en sentido contrario (que con su puerta da frente a laciudad), dentro del valle ceremonial.

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  • Segn estudios complementarios, aparte de sus cimientosde duripan, fueron construidos con baherque, vigas de madera ytechos cnicos de paja con una sola entrada orientada para reci-bir la salida del sol.

    Ese poblado en ruinas podra albergar ms de 2.000 perso-nas, en sus Bohos que indican diferenciaciones de tamao. Estosbohos se agrupan como en cuatro barriadas que escoltan al solen su recorrido (Figura 5) en un contexto formado aparentemen-te por tres reas urbansticas:

    1. Valle ceremonial, de varias hectreas, con un boho central degran tamao(sobre 60 m2) con eco de montaa y en rea masbaja que la de la ciudad. Circundado por el Este con bohoscomo formando grupos concntricos, de unos 40 m2 los cua-les estn cercanos a tumbas recubiertas de piedra. Empero loms importante existen en la zona ceremonial, como 10 Tolasrecubiertas de piedra. (Fig. 5) Esto ya es un hito diagnstico,caracterstico de la fase Cosanga Pllaro procedente del Orien-te amaznico.. En las tumbas se encuentra material de obsi-diana inclusive ncleos centrpetos, denticulados raedera cn-cava y otros.

    Adems existen muchas piedras pintadas o piedras con jero-glficos, a modo de mapas, con rayas no simtricas muy simi-lares a petroglifos encontrados en Tababuela Oeste, ubicadasespecialmente al frente de la zona ceremonial. (Figuras 4 y 9)

    Se han encontrado vasos pintados de negro y caobas. Todoello aparentemente, de la fase Cosanga -Pllaro Adems otrostipos de cermica de muy buena factura, segn se expone msadelante.

    2. Zona de ciudad con unas 4 barriadas de bohos de diferentestamaos iniciando desde los mas grandes de unos 50 m2 has-ta de 13 m2 al extremo junto al cerro Pan de Azcar.

    3. Bohos perifricos construcciones y restos de piedras comoque resguardan la ciudad por todo lado.

    4. Red de Caminos que especficamente desembocan y parten dela Ciudad.

    60 Jos M. Delgado Troya

  • En las reas circundantes al poblado, por fotogrametra(Gondard y Lpez 1981), se descubren amplios territorios de te-rrazas agrcolas como similares a las 14 vistas por satlite fotogra-mtricamente (Gondard) correspondiendo tericamente al im-portante lugar prehistrico encontrado, cuyo estudio ms deta-llado fue reclamado por varios autores (Gondard 1981; mapa 10Cuadro 2) dentro de la provincia del Carchi y su Cordillera Oc-cidental.(Knapp 1988). (Guiados por esa orientacin y la deOctaviano Ponce, venimos a redescubrir Yalte).

    Yalte es una ciudad mtica en la que se da un urbanismo so-lar, es decir cuya lnea de orientacin de bohos cubre en distin-tas horas la trayectoria longitudinal del sol, hasta que se ocultaatrs de la montaa Pan de Azcar (figura 5)

    De igual modo, se encuentran abundantes piedras labradaspor doquier, con diferentes formas y volmenes de entre las cua-les tienen forma de pirmides truncas de unos 30 cm de alto y 20de ancho perfectamente pulidas.

    Llaman la atencin unas como tulpas de hard-pan en for-ma de columnas invertidas, agrupadas en diferentes sitios hundi-dos en tierra, a modo de sillares. No obstante su distribucin si-mtrica y funcional en trada(foto del empaste), no se descarta-ra la posibilidad de que esta tulpas procediesen originalmente deun bosque petrificado de arrayn (utilizado luego para funcionesculturales Pasto).

    Adems, en uno de los extremos de la ciudad, mirando ha-cia el este, se ubican como 5 grandes estructuras similares tron-cnicas de ms de 3 mts. de alto.

    Como clmen de estos bohos, se encuentran simtrica-mente dispuestos algo as como sitios ceremoniales, unidos porcalles como apisonadas de ms de 2 mts de ancho y que se jun-tan a una gran red de vas que se remontan por la montaa has-ta poblados distantes a una jornada en poblados de El Angel, Mo-rn y El Plata pasando por el pramo. (fig. 5).

    Existe un sitio como suntuario, con una Tola dividida, queda paso a una plaza de unos 300 m2, rodeada por conjuntos debohos de unos 15 m2 de superficie cada uno.

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  • 62 Jos M. Delgado Troya

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  • En realidad el diseo urbanstico del poblado difiere de losconocidos por causa de su casi ceremonial ordenamiento que si-gue el paso del sol. El urbansmo solar comprende zona de vi-viendas ordenadas en filas y grupos, con su campo ceremonial,zonas de control de medios, zona de produccin en terrazas mi-radores y bosque de Yalte, con asientos ceremoniales y, a modo deuna Ciudad sagrada, parte de la grandiosidad natural del lugar laexistencia de tumbas cubiertas de piedra en un solemne valle.Conviene hacer referencia a la a