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  • 7/29/2019 DOMINACION E IDEOLOGA EN SLAVOJ IEK

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    DOMINACION E IDEOLOGA EN SLAVOJ IEK

    por Ricardo Etchegaray1

    Introduccin

    El filsofo esloveno Slavoj iek2 ha tenido un rpido y extenso reconocimientoen los debates contemporneos a partir de la publicacin de El sublime objeto de laideologa en 1989. Su pensamiento se nutre principalmente del idealismo alemn, lafilosofa de Marx y la interpretacin lacaniana del psicoanlisis3. Estas tres fuentesdelimitan las reas de mayor inters para el autor: la filosofa, la poltica y elpsicoanlisis4. La originalidad y dificultad de sus ensayos se debe no solamente a lacomplejidad de dichas fuentes sino tambin a la utilizacin de un recurso estilsticosemejante a la asociacin libre en la terapia psicoanaltica5. A travs de redesasociativas, su discurso se desliza6 por los conceptos hegelianos, los films deHollywood, las creencias populares, los chistes y las ancdotas de la vida cotidiana, los

    acontecimientos polticos o los mensajes publicitarios (por nombrar algunos ejemplos)sealando analogas y semejanzas pero, sobre todo, mostrando los olvidos, loslapsus, las incoherencias, los sntomas emergentes de la cultura de las sociedadescontemporneas. Su modus operandi enfrenta constantemente a sus lectores con lacomplejidad irreducible de la relacin existente entre la alta teora y sus mltiplesmanifestaciones en lo mundano para una mejor iluminacin mutua7. Esta formadiscursiva produce deslizamientos de un sistema de pensamiento a otro, con un estilometafrico en el que se disuelve lo que Husserl llamaba la realidad natural, que es labase de la certeza tanto del sentido comn como de las ciencias positivas. A diferenciade la filosofa acadmica, que pretende mantenerse a cierta distancia del pensamiento ydel discurso cotidianos, el estilo de iek busca establecer relaciones entre los

    1 Profesor de Filosofa (UBA), Magister en Ciencias Sociales (UNLaM), Doctor en Filosofa (USAL).2 Salvoj iek naci en 1949 en Liubliana, Eslovenia (entonces Yugoslavia). Se doctor en Filosofa, porla Facultad de Artes de Liubliana, y en Psicoanlisis, por la Universidad de Paris VIII. Su filiacin con elpsicoanlisis proviene adems del hecho de que su analista, durante varios aos, fue el yerno de Lacan,Jacques Alain Miller. Desde 1979 se desempea como investigador del Instituto de Estudios Sociales deLiubliana. Fue profesor visitante en la New School for Social Research, de Nueva York, y en laUniversidad de Pars VIII. Public ms de 50 libros, entre ellos: El sublime objeto de la ideologa,Porque no saben lo que hacen, Ideologa: un mapa de la cuestin [ideologa], Todo lo que usted querasaber sobre Lacan y nunca se atrevi a preguntarle a Hitchcock, Goza tu sntoma! Jacques Lacandentro y fuera de Hollywood-, Mirando al sesgo [conceptos lacanianos], Tarrying with the Negative Elespinoso sujeto [Idealismo Alemn], La metstasis del goce, El ttere y el enano.3

    La dialctica hegeliana, la teora psicoanaltica lacaniana y la crtica contempornea de la ideologason los tres centros de gravedad que moldean la obra de iek. Cf. iek, S., Porque no saben lo quehacen, Buenos Aires, Paids, 1998, p. 12. Lacan es para m bsicamente un instrumento. Yo no soypsicoanalista (). Pero a pesar de todo encuentro a la teora y a los conceptos lacanianos extremadamenteaplicables para analizar nuestra situacin ideolgica. (Entrevista a S. iek: La ideologa funcionacuando es invisible en: http://es.geocities.com/zizekencastellano/entrideologiafun.htm)4 Cf. Parker, I., 2004: 1-2.5 Este argumento de Deleuze fue la primera asociacin que vino a mi mente despus de leer lascontribuciones introductorias de Butler y de Laclau a nuestro debate (iek, S., en Butler, J. et alia,2003: 215).6 El carcter errtico de su conversacin en entrevistas, seminarios y presentaciones en conferenciastambin se presenta al lector en los saltos rpidos de un tema a otro en los artculos y en la etapa deproduccin de sus libros (Parker, I., Slavoj iek. A critical introduction, London, Pluto Press, 2004, p.

    4).7 Taylor, P., Por qu iek? Por qu ahora?, International Journal of Zizek Studies, Ao I, Nmero 1,disponible en: http://zizekstudies.org/index.php/ijzs/article/view/33/136

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    http://es.geocities.com/zizekencastellano/entrideologiafun.htmhttp://zizekstudies.org/index.php/ijzs/article/view/33/136http://zizekstudies.org/index.php/ijzs/article/view/33/136http://es.geocities.com/zizekencastellano/entrideologiafun.htm
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    diferentes sistemas de pensamiento y discurso, produciendo desplazamientos que hacenimposible una lectura unitaria desde un nico fundamento. Ms an: este autor secomplace en estas transpolaciones y saltos metafricos.Glynos y Stavrakakis adviertenque los continuos cambios de posicin de iek y su insaciable pulsin portransgredirse a s mismo hacen que un proyecto de ese tenor [la presentacin de la

    posicin de iek en contraposicin con la de Laclau] sea extremadamente difcil8

    . Elmismo iek hace referencia a esta actitud cuando se refiere a Lacan:

    l mismo [Derrida] no deja de traicionarse sin cesar (poniendo en tela de juiciosus propias posiciones anteriores, etctera.) Pero, con mucha mayor razn, nopuede decirse lo mismo de Lacan? No est cambiando su posicinpermanentemente, hasta el punto de proclamar patticamente, en su granformulacin negativa, que no hay un Otro del Otro, etctera?9

    En no pocas oportunidades, iek se complace en invertir, revertir o dar vuelta10la interpretacin normal, natural o consensuada acerca de una teora, de un autor o de

    los simples hechos. En estas ocasiones parece hacer uso del principio decontrainduccin propuesto por P. Feyerabend como nico axioma metodolgico de laciencia contempornea11.

    El punto de partida de los desplazamientos suele ser, como en el psicoanlisis, ladelimitacin de un hecho traumtico12 oculto/reprimido/inconsciente, que emerge comosntoma y que la conciencia se esfuerza por exorcizar13. Un pensamiento nuncacomienza espontneamente, por s solo, con sus principios inherentes lo que nos incitaa pensar siempre es un encuentro traumtico con algn Real externo que se impone anosotros brutalmente, destruyendo nuestras formas establecidas de pensar-14. 15

    8 Glynos, J.-Stavrakakis, Y., Encuentros del tipo real. Indagando los lmites de la adopcin de Lacan porparte de Laclau, en Critchley, S.-Marchart, O. (comp), 2008: 251.9 iek, S.: rganos sin cuerpo. Sobre Deleuze y consecuencias, Valencia, Pre-Textos, 2006, p. 68.10 There was, we might say, a symptomatic image of iek, for example, in 2001 during an appearanceon a BBC Radio 4 talk programme, when he was asked, by way of a link from the previous item, whetherhe would visit a particular gallery exhibition. He immediately replied that no he would not, because henever goes to art exhibitions, but that yes he would in this case go because it sounded interesting, yes hewould certainly go (Parker, I., 2004: 4).11 Cf. Feyerabend, P., Contra el mtodo, traduccin de Francisco Hernn, Editorial Planeta-Agostini,Barcelona, 1994, captulo V.12 Lo traumtico, lo excedente, la excepcin eluden la simbolizacin y, en ese sentido, pueden ser

    entendidos como sinnimos de lo material. As parece indicarlo el autor cuando dice: Procedamoscomo verdaderos materialistas, comenzando por la excepcin a la serie (iek, S., 2001, p. 187.nfasis nuestro). Precisamente en los sueos, y slo en ellos, encontramos lo real de nuestro deseo.Nuestra realidad comn cotidiana, la realidad del universo social en el cual asumimos nuestros roles depersonas decentes y bondadosas, se convierte en una ilusin basada en una cierta represin, en pasar poralto lo real de nuestro deseo. Esta realidad social no es entonces ms que una dbil telaraa simblica quela intrusin de lo real puede desgarrar en cualquier momento. [] sta es la imagen de la realidadcotidiana que ofrece el psicoanlisis: un frgil equilibrio que puede destruirse en cualquier momento si,de un modo totalmente contingente e impredecible, hace irrupcin el trauma (iek, S.,Mirando al sesgo,Buenos Aires, Paids, 2000, p. 36 y 37).13 En la perspectiva de iek, toda formacin discursiva debe entenderse en relacin con aquello que talformacin no puede acomodar dentro de sus propios trminos discursivos o simblicos. Este exteriortraumtico plantea la amenaza de psicosis y llega a ser la posibilidad excluida y amenazadora que motiva

    y, eventualmente obstaculiza, la ambicin lingstica de lograr la inteligibilidad (Butler, J., Cuerpos queimportan, Buenos Aires, Paids, 2002, p. 273).14 iek, S., Da Capo senza Fine, en Butler, J. et alia, 2003: 215.

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    Desde antes de la muerte de Lacan se han suscitado discusiones sobre elsignificado de las tesis de este psicoanalista francs. Desde mucho antes se discutequin es marxista y qu define al marxismo. Hace ms tiempo todava que se polemizasobre quin es hegeliano y qu es lo distintivo del pensamiento dialctico. iekatraviesa todas estas polmicas efectuando una relectura de Hegel, de Marx y del

    idealismo alemn desde su interpretacin de la teora lacaniana16

    . Como ocurri conotros autores de la tradicin del marxismo occidental, la preocupacin inicial de esteautor gir en torno del problema de la ideologa y del mbito de la cultura.

    La dominacin ideolgica

    Despus de la cada del muro de Berln, el trmino de la Guerra Fra, elderrumbe de los llamados socialismos reales y el proclamado fin de las ideologas,son pocos seala iek- los que se preocupan por pensar (y menos an por realizar)alternativas al modo de produccin capitalista. Incluso agrega-, se da la situacinparadjica de que es ms fcil imaginar el fin del mundo (como consecuencia de la

    explotacin tcnica de la naturaleza o por algn accidente en el arsenal de armasatmicas) que un cambio en dicho modo de produccin. Esto atestigua mejor queninguna otra cosa la eficiencia de la ideologa17. Y esta observacin conduce a lapregunta por el significado del concepto de ideologa.

    A partir de Marx y Engels, la ideologa es entendida como una doctrina, unconjunto de ideas, creencias, conceptos y dems, destinado a convencernos de suverdad, y sin embargo al servicio de algn inters de poder inconfeso18. Ladefinicin marxiana clsica de la ideologa es: no lo saben, pero lo hacen19. A partirde esta definicin, la ideologa es entendida como una falsa conciencia, como un saberdistorsionado e instrumentalizado por las clases dominantes. Sin embargo, la historia deeste concepto muestra el desarrollo de un problema complejo, que no es sloepistemolgico sino tambin tico-poltico, que tiene un aspecto negativo (falsificacin,engao) y uno positivo (integracin, legitimacin), que se plantea en una dimensinterica y tambin prctica20.

    Lacan sostiene que fue Marx quien invent la nocin de sntoma, la cual esaplicable al anlisis del mundo de las mercancas pero tambin al de los sueos, al delos fenmenos histricos y al de las ideologas. Este descubrimiento fue posible porque

    15 As por ejemplo, en El espinoso sujeto, este hecho es la subjetividad cartesiana. iek se proponereafirmar lo traumtico, lo inaceptable, aclarando que no se trata de volver al sujeto pensantetransparente para s mismo sino a su reverso olvidado, ncleo excedente, no reconocido. Como

    Adorno y Horkheimer enDialctica de la Ilustracin, iek parece pensar en una dialctica anloga enlos orgenes de la subjetividad revolucionaria. Del trabajo de los primeros se sigue que el proceso deracionalizacin creciente de la realidad empujado por el Iluminismo supone y conduce a un momento deirracionalidad, de violencia, de locura. Para estos autores la barbarie del nazismo no habra sido unaccidente ni un exceso casual de un proceso progresivo e irreversible de racionalizacin sino la verdaddialctica del mismo.16 iek es, parecera hasta ahora, un esloveno, lacaniano, hegeliano (Parker, I., 2004: 5).17 Cf. Wright, E. and Wright, E. (Editores): The iek Reader, Oxford and Massachusetts, Blackwell,1999, p. 55; Myers, T., 2003, p. 63.18 iek, S.,Ideologa. Un mapa de la cuestin, Buenos Aires, F. C. E., 1994, p. 17.19 Marx, K., El Capital, Mxico, F. C. E., 1973, tomo I, p. 39.20 Sobre el problema de la ideologa y la evolucin de las discusiones en torno a su significado, ver:Etchegaray, R. et alia: Informe final de la investigacin sobre Ideologa y medios de comunicacin, San

    Justo, Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales, UNLaM, 1999; Etchegaray, R.-Chorroarn, S.-Pac, A.-Erramouspe, P., Cmo no sentirse as? Si ese perro sigue all! Sobre la permanencia de laideologa, Buenos Aires, Prometeo Libros-UNLaM, 2009.

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    hay una homologa fundamental entre los procesos de anlisis e interpretacin de lamercanca en Marx y los de los sueos en Freud21, que seala hacia el secreto o elmisterio de laforma. El problema central es explicar porqu el trabajo humano asumila forma del valor de una mercanca; porqu el deseo se articula en el trabajo del sueoproduciendo esa forma. La economa poltica clsica advierte iek- se equivoc al

    creer que el problema era determinar el ncleo oculto de la mercanca, como los crticosde Freud se equivocan al creer que lo central del anlisis consiste en determinar elpensamiento latente del sueo.

    Tanto Marx como Freud proceden por etapas. Primero es necesario disolver lacreencia de que el valor de una mercanca se determina azarosamente, de acuerdo a unainteraccin accidental, por ejemplo, entre la oferta y la demanda. Este paso fue dado porla economa poltica britnica, pero sta no ha sido capaz de avanzar hacia el segundopaso, porque qued atrapada en la fascinacin del misterio develado (el trabajo es lafuente de toda riqueza y valor). El segundo paso consiste en analizar el procesomediante el cual el trabajo asume la forma de mercanca, la gnesis histrica de laforma-mercanca. En la interpretacin de iek lo interesante del anlisis de Marx es

    que ofrece una matriz que permite comprender las diversas formas de inversinfetichista (la econmica, pero tambin la religiosa, la jurdica, la artstica e incluso lacientfica22), es decir, el funcionamiento ideolgico en sus diversos mbitos.

    iek toma como referencia la investigacin de Alfred Sohn-Rethel23 donde, a lainversa de lo realizado por el marxismo occidental, se muestra cmo el conjunto decategoras con que la ciencia fsica newtoniana capta la naturaleza funcionabaefectivamente en el acto del intercambio social de mercancas antes que fueracomprendido como la estructura de la ciencia fsica y como las categoras del sujetotrascendental que le sirven de soporte. Antes de que Galileo y Newton pudierandesarrollar las nociones abstractas de cuerpo y movimiento, el intercambio social demercancas supona ya una doble abstraccin: por un lado, se hace abstraccin de lascaractersticas particulares de las cosas, sus determinaciones cualitativas o su valor deuso; por otro lado, se hace abstraccin de las diferencias entre una mercanca y otras alconvertirlas en igualmente intercambiables por dinero. De all, este autor concluye queel proceso histrico real de intercambio ha sido la condicin de posibilidad delconocimiento cientfico objetivo de la ciencia moderna de la naturaleza.

    La abstraccin real producida en y por el intercambio social de mercancas tienela forma del pensamiento, aunque no es pensamiento. No se trata ni de un objetoemprico con caractersticas particulares y contingentes, ni de un objeto deconocimiento con caractersticas universales y necesarias. Se trata del ordensimblico24, que es condicin de posibilidad tanto del primero como del segundo. Es

    un supuesto necesario (si las mercancas no son intercambiables no pueden serintercambiadas; si la naturaleza no puede ser reducida a cuerpo y movimiento no puedehaber conocimiento objetivo) y, al mismo tiempo, contingente (porque resulta del

    proceso histrico singular de la modernidad europea). Para que el intercambiofuncionelos sujetos no deben tener conciencia de los supuestos, as como para que la ciencia

    21 Cf. Ricoeur, P., Freud: una interpretacin de la cultura, Mxico, F. C. E., 1970.22 Dentro de la tradicin de la Escuela de Frankfurt como en los estudios inspirados en la obra de GeorgLukcs se ha llegado a extender esta matriz al conjunto de relaciones sociales incluyendo el modo depensar de la ciencia. Se ha mostrando as, a partir del anlisis de la forma-mercanca, cmo ha sido

    posible el conocimiento cientfico moderno, un conocimiento objetivo con validez universal.23 Sohn-Rethel, A.,Intellectual and manual labor, Londres, 1978.24 Cf. iek, S., El sublime objeto de la ideologa, Mxico, Siglo XXI, 1992, pp. 44-5.

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    normal (Kuhn)funcione el cientfico no puede tener conciencia crtica de los supuestosdel paradigma en el que trabaja.

    Esta es probablemente la dimensin fundamental de la ideologa: la ideologano es simplemente una falsa conciencia, una representacin ilusoria de la

    realidad, es ms bien esta realidad a la que ya se ha de concebir comoideolgica ideolgica es una realidad social cuya existencia implica el noconocimiento de sus participantes en lo que se refiere a su esencia-, es decir, laefectividad social, cuya misma reproduccin implica que los individuos nosepan lo que estn haciendo. Ideolgica no es la falsa conciencia de un ser(social) sino este ser en la medida en que est soportado por la falsaconciencia25.

    La ideologa no se sita a nivel de la conciencia, de la imaginacin o delpensamiento, ni siquiera a nivel de la superestructura sino a nivel de la realidad, pero deuna realidad que supone que los actores que participan en ella no saben cmo se hangenerado las condiciones de posibilidad de su accin.

    La ideologa es la realidad en tanto constituye un orden coherente y sistemtico,una totalidad suturada en la que todos los elementos han sido articulados comomomentos inmanentes26. Sin embargo, en la medida en que en la poca moderna se handisuelto los fundamentos absolutos o los garantes ltimos, toda ideologa supone unafalla constitutiva sobre la que se edifica y que la constituye27. As, todo orden implicaun desorden constitutivo insuperable cuya presencia emerge como sntoma. ste es laemergencia de la realidadreprimida.

    El sntoma es, hablando propiamente, un elemento particular que subvierte supropio fundamento universal, una especie que subvierte su propio gnero. En estesentido podemos decir que el procedimiento marxiano elemental de crtica de la

    ideologa es ya sintomtico: consiste en detectar un punto de rupturaheterogneo a un campo ideolgico determinado y al mismo tiempo necesariopara que ese campo logre su clausura, su forma acabada2829.

    25 iek, S., 1992, pp. 46-7. Cursivas del autor.26 Lo que Lvi-Strauss llama institucin cero es la ideologa en su mxima pureza, cuya funcin esproveer un espacio neutral abarcador en el cual el antagonismo social es borrado, en el cual todos losmiembros de la sociedad pueden reconocerse (iek, S., Lucha de clases o posmodernismo? S, porfavor! en Butler, J. et alia: 2003, p. 123). Estos conceptos se asemejan a lo que Foucault llamapanoptismo o poder disciplinario, a lo que Rancire llama polica u orden policial y a lo queLaclau llama sistema de diferencias.27 El carcter incompleto de toda formulacin ideolgica es esencial para la nocin de futuro poltico del

    proyecto democrtico radical. El hecho de que toda formacin ideolgica est sujeta a una rearticulacinde estos enlaces constituye el orden temporal de la democracia como un futuro inalcanzable y deja abiertala produccin de nuevas posiciones de los sujetos, nuevos significantes polticos y la posibilidad de que seden nuevas conexiones que lleguen a transformarse en los puntos de reunin de la politizacin (Butler,J., Cuerpos que importan, Buenos Aires, Paids, 2002, pp. 274-275).28 iek, S., 1992, p. 47. Cursivas del autor.29 Este procedimiento implica, as pues, una cierta lgica de la excepcin: cada Universal ideolgico -porejemplo, libertad, igualdad- es falso en la medida en que incluye necesariamente un caso especfico querompe su unidad, deja al descubierto su falsedad. Libertad, por ejemplo: una nocin universal que abarcauna serie de especies (libertad de expresin y de prensa, libertad de conciencia, libertad de comercio,libertad poltica, etc.), pero tambin, por medio de una necesidad estructural, una libertad especfica (ladel obrero a vender libremente su propio trabajo en el mercado) que subvierte esta nocin universal. Esdecir, esta libertad es lo opuesto mismo de la libertad efectiva: al vender su trabajo libremente, el obrero

    pierde su libertad, el contenido real de este acto libre de venta es la esclavitud del obrero al capital. Elpunto crucial es por supuesto, que es precisamente esta libertad paradjica, la forma de lo opuesto a ella,la que cierra el crculo de las libertades burguesas (Ibidem, pp. 47-8. Cursivas del autor).

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    Sobre esta cuestin, dice J. C. Gorlier:

    Segn Lefort, la nocin marxista de ideologa podra aportar importanteselementos para comprender que no hay sociedad que pueda existir sin forjarse una

    representacin de su propia unidad. Sin embargo, al mismo tiempo, dicha nocinest viciada por ilusiones naturalistas que llevan a concebir la divisin social bajo laforma de hechos brutos materiales (distribucin emprica de los seres humanos en elproceso de produccin), en lugar de entenderla inextricablemente ligada alpensamiento de la divisin y por lo tanto al orden simblico30.

    La ideologa slo pudo haber surgido en una poca en que todos losfundamentos absolutos (naturales o sobrenaturales) se han disuelto. Precisamente, lanocin marxiana de fetichismo de la mercanca define ciertas relaciones sociales,producto de una praxis social determinada, como si fueran propiedades naturales osobrenaturales de las cosas relacionadas. Aquello que es producto de una praxis socialespecfica (valor) adquiere el aspecto de una propiedad inmediata de las cosas. El efectode inversin propio del fetichismo reside en que una mercanca parece reflejar el valorde otra, como si fuera una caracterstica natural, particular de la mercanca que sirvecomo reflejo. El fetichismo consiste en que una determinacin reflexiva31 de unamercanca A aparece como una caracterstica natural, como una propiedad de otramercanca B.

    A estas reflexiones comenta iek-, Marx agreg una nota muy interesante:Con estas [llamadas por Hegel] determinaciones reflexivas ocurre algo peculiar.Este hombre, por ejemplo, es rey porque los otros hombres se comportan ante lcomo sbditos32. Ser rey es un efecto de la red de relaciones sociales entre unrey y sus sbditos; pero -y aqu est el falso reconocimiento fetichista- a los

    participantes de este vnculo social, la relacin se les presenta necesariamente enforma invertida: ellos creen que son sbditos cuando dan al rey tratamiento realporque el rey es ya en s, fuera de la relacin con sus sbditos, un rey; como si ladeterminacin de ser un rey fuera una propiedad natural de la persona de unrey3334.

    30 Gorlier, J. C., Anlisis discursivo, dislocacin, imaginario social, en Cuadernos de investigacin de laSociedad Filosfica Buenos Aires, No 2, La Plata, Ediciones Al Margen, septiembre de 1996, pp. 168-9.31 Hay tres componentes centrales en la obra de Hegel que interesan a iek universalidad,reflexividad y negatividad (Parker, I., 2004: 36)32 Marx, K., El capital, Mxico, Editorial Siglo XXI, 1975, p. 71, citado por iek.33

    iek, S., 1992, p. 51. nfasis nuestro.34 En la primera de las conferencias que componen Porque no saben lo que hacen, iek retoma el temadel rey como ejemplo del concepto lacaniano de punto de almohadillado: Recordemos de qu modo elrey era conceptualizado por Hegel: el rey es sin duda el punto de sutura de la totalidad social, el puntocuya intervencin transforma una coleccin contingente de individuos en una totalidad racional, peroprecisamente como tal, como el punto que sutura naturaleza y cultura, como en el punto en el cual lafuncin cultural-simblica (la de ser un rey) coincide inmediatamente con una determinacin natural (esun linaje biolgico, o propio de la naturaleza, lo que determina quin ser rey), el Rey desuturaradicalmente a todos los otros sujetos, hace que pierdan sus races en algn cuerpo social orgnicopreordenado que fijara su lugar en la sociedad de antemano, y los obliga a adquirir su estatuto social pormedio del trabajo duro. Por lo tanto, no basta definir al rey como la nica unin inmediata de naturaleza ycultura; se trata ms bien de ese mismo gesto por medio del cual el rey es puesto en posicin cuando susutura desutura a todos los otros sujetos, les hace perder pie, los arroja a un vaco donde, por as decirlo,

    deben crearse a s mismos (iek, S., 1998, p. 35). En otro lugar, se ilustra esta cuestin de la siguientemanera: Por ejemplo la creencia: en uno de los casos de la vida cotidiana que a mi me gusta usar, unpadre con un hijo pequeo yo no creo en la Navidad, yo slo pretendo hacerle creer esto a mi hijo. Y si

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    Siguiendo los supuestos de la teora psicoanaltica, la hiptesis de iek es que

    en la poca moderna, y slo en ella, las relaciones de dominio entre los hombres sereprimen desplazndose hacia las relaciones entre las cosas.

    El lugar del fetichismo agrega iek- ha variado simplemente de las relacionesintersubjetivas a las relaciones entre cosas: las relaciones sociales cruciales, lasde produccin, ya no son inmediatamente transparentes en la forma de lasrelaciones interpersonales de dominio y esclavitud (del Amo y sus siervos, etc.),sino que se disfrazan -para valernos de la precisa frmula de Marx- bajo laforma de relaciones sociales entre cosas, entre los productos del trabajo35.

    Sin embargo, sera errneo suponer, siguiendo la tradicin iluminista, que puesto que laideologa es una falsa conciencia, sera posible, eliminando la distorsin agregada por laconciencia, arribar a la conciencia verdadera. Detrs de la mscara no se halla elverdadero rostro de la realidad36, ya que la misma realidad implica las mscaras.

    La ilusin ideolgica no radica en las mscaras, en la conciencia o en el saber(en lo que los hombres piensan o creen que hacen), sinoen la realidad misma, en lapraxis social, en lo que los hombres efectivamente hacen37.

    Hemos dado ahora reflexiona iek- un paso decisivo hacia adelante: hemosestablecido una nueva manera de leer la frmula marxiana ellos no lo saben,pero lo hacen: la ilusin no est del lado del saber, est ya del lado de larealidad, de lo que la gente hace. Lo que ellos no saben es que su realidad social,su actividad, est guiada por una ilusin 38, por una inversin fetichista. Lo queellos dejan de lado, lo que reconocen falsamente, no es la realidad, sino la ilusinque estructura su realidad, su actividad social real. Saben muy bien cmo son enrealidad las cosas, pero aun as, hacen como si no lo supieran39. La ilusin es, por

    se le pregunta al hijo, ste dir que procura creer para no defraudar a su padre. En realidad, nadie creerealmente, pero la creencia funciona. Pienso que la gente hoy cree en la virtual verdad de otro. Paradojascomo estas son centrales y muestran la manera en que la ideologa funciona. (Entrevista a S. iek: Laideologa funciona cuando es invisible en:http://es.geocities.com/zizekencastellano/entrideologiafun.htm)35 iek, S., 1992, p. 53.36 Aunque iek no cita a Nietzsche, su razonamiento parece estar inspirado por el famoso captulotitulado Cmo el mundo verdadero acab convirtindose en fbula, de El crepsculo de los dolos.37 Cuando los individuos usan el dinero, saben muy bien que no tiene nada de mgico, que el dinero es,en su materialidad, simplemente una expresin de las relaciones sociales. La ideologa espontneacotidiana reduce el dinero a un simple signo que da al individuo que lo posee un derecho a cierta parte del

    producto social. As pues, en el nivel cotidiano, el individuo sabe muy bien que hay relaciones entre lagente tras las relaciones entre las cosas. El problema es que en su propia actividad social, en lo que hacen,las personas actan como si el dinero, en su realidad material, fuera la encarnacin inmediata de lariqueza en tanto tal. Son fetichistas en la prctica, no en teora. Lo que no saben, lo que reconocenfalsamente, es el hecho de que en su realidad social, en su actividad social -en el acto de intercambio demercancas- estn orientados por una ilusin fetichista (iek, S., 1992, pp. 59-61. Cursivas del autor,subrayado nuestro).38 [Nota nuestra: Rancire llama particin de lo sensible a esta ilusin que estructura la realidad, lasposiciones de los sujetos y sus relaciones].39 [Nota nuestra: Myers comenta este punto de la siguiente manera: Es este acto, un acto que contina apesar del conocimiento de su falsedad, -argumenta iek- el que constituye la ilusin ideolgica. Laideologa, en otras palabras, pertenece primariamente al hacer ms bien que al conocer [] Deacuerdo con iek, lo que aqu hemos pasado por alto no es la realidad de la situacin, sino la ilusin que

    la estructura. [] La ilusin ideolgica yace en la realidad de lo que hacemos, ms bien que en lo quepensamos. De esta manera, iek puede reescribir la frmula de Sloterdijk -ellos saben muy bien lo queestn haciendo, pero aun as, lo estn haciendo- para tomar en cuenta esta -ellos saben que, en su

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    http://es.geocities.com/zizekencastellano/entrideologiafun.htmhttp://es.geocities.com/zizekencastellano/entrideologiafun.htm
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    lo tanto, doble: consiste en pasar por alto la ilusin que estructura nuestrarelacin efectiva y real con la realidad. Y esta ilusin inconsciente que se pasapor alto es lo que se podra denominar la fantasa ideolgica. [...] El nivelfundamental de la ideologa no es el de una ilusin que enmascare el estado realde las cosas, sino el de una fantasa (inconsciente) que estructura nuestra propiarealidad social4041.

    Entendida la ideologa de esta manera, el procedimiento clsico de crtica de laideologa resulta necesariamente ineficaz. Si la distancia irnica, crtica o ilustrada haceque no se tomen las cosas en serio, que no se crea en las mscaras y que se ponga encuestin el conocimiento previo, resulta en cambio inefectiva para transformar laaccin. Como Marcuse advierte en relacin con los slogans de los medios decomunicacin: la gente no se los toma en serio, pero acta de acuerdo con ellos42. Laideologa es real, objetiva, opera efectivamente en la accin de los individuos, auncuando stos no crean o no se tomen en serio el saber de lo que hacen. Las creencias oconvicciones no se sitan a nivel de los pensamientos o de los sentimientos sino de la

    accin. Tienen as un estatuto objetivo

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    que se efectiviza en la actividad social real,sosteniendo la fantasa que regula la realidad social. Cuando la fantasa es atravesada,se desintegra tambin la trama de la realidad social sostenida en ella.

    El concepto de ideologa no puede ya definirse en relacin con la oposicinrealidad-ilusin o verdad-falsedad, puesto que remite desde el comienzo a una especiede crculo hermenutico.

    Encontramos razones dice iek- que confirman nuestra creencia porque yacreemos; no es que creamos porque hayamos encontrado suficientes buenasrazones para creer. [...] Entonces, lo que se reprime no es un origen oscuro de laLey, sino el hecho mismo de que no hay que aceptar la Ley como verdad, sinonicamente como necesaria -el hecho de que su autoridad carece de verdad. La

    actividad, estn persiguiendo una ilusin, pero aun as, lo estn haciendo. (Myers, T., 2003, p. 67.Nuestra traduccin)].40 iek, S., 1992, pp. 59-61. Cursivas del autor, subrayado nuestro.41 [Nota nuestra: T. Eagleton comenta en relacin a este punto que una forma tradicional de crticaideolgica supone que las prcticas sociales son reales, pero que las creencias utilizadas para justificarlasson falsas o ilusorias. Pero cabe, sugiere iek, invertir esta oposicin. Pues si la ideologa es una ilusin,es una ilusin que estructura nuestras prcticas sociales; y en esta medida la falsedad est del lado de loque hacemos, y no necesariamente de lo que decimos (Eagleton, T., 1997, p. 65)].42 Marcuse escriba en El hombre unidimensional (cuyo subttulo es Ensayo sobre la ideologa de lassociedades industriales avanzadas): Parece injustificado asumir que los receptores crean, o sean llevadosa creer, lo que se les dice. El nuevo recurso del lenguaje mgico-ritual consiste ms bien en que la genteno lo cree, o no le importa, y, sin embargo, acta de acuerdo con l (Marcuse, H., 1985, p. 133. nfasis

    nuestro). El eje del funcionamiento ideolgico ya no reside en las creencias sino en una especie de accinautomatizada acorde con los requerimientos del sistema (lgica unidimensional).43 iek cita a Pascal como fundamento de su tesis del estatuto objetivo de las creencias. En suinterpretacin, Pascal va mucho ms all de afirmar simplemente que las creencias estn influenciadaspor lo que se hace. Lo que en realidad sostiene es que aceptando los rituales de la iglesia creemos antes desaber que lo hacemos. La creencia se efectiviza en los ritos incluso antes de que comprendamos lo quehacemos. Cuando se efectiviza la conversin, cuando realmente creemos que creemos, lo nico quehemos hecho es reconocer el hecho de que nuestra creencia ya exista aun cuando no lo sabamos. Nuestracreencia ya estaba all, de manera objetiva, en el rito. Tal creencia antes de la creencia es unaconviccin automatizada. Funciona -tal como la describe Pascal- como una mquina en marcha ennuestro inconsciente sin que lo sepamos. Para iek el ejemplo supremo de tales mquinas son losaparatos ideolgicos del Estado, instituciones tales como el sistema educativo, la Iglesia y la familia.[] Los aparatos ideolgicos del Estado son mecanismos que generan una creencia en un sistema

    particular, creando una conviccin en la correccin del sistema antes an de que seamos conscientes del. Se apropian inconscientemente de nuestra creencia y de esa manera nos habitan a l (Myers, T.,2003, pp. 68-70. Nuestra traduccin).

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    ilusin estructural necesaria que lleva a la gente a creer que la verdad se puedeencontrar en las leyes describe precisamente el mecanismo de transferencia:transferencia es esta suposicin de una Verdad, de un Significado tras elestpido, traumtico, inconsistente hecho de la Ley. En otras palabras,transferencia nombra el crculo vicioso de la creencia: las razones de por quhemos de creer slo son convincentes para aquellos que ya creen44.

    El mismo problema haba sido planteado por san Agustn al tratar de resolver lasrelaciones entre la fe y la filosofa. La razn slo puede desplegarse sobre la base deciertas creencias, pero la creencia exige argumentos racionales. Cree para entender.Entiende para creer. Este mismo crculo ha llevado a Popper a dar una respuestametodolgica al problema del criterio de verdad del conocimiento cientfico45.

    La ideologa aclara iek- no es una ilusin tipo sueo que construimos parahuir de la insoportable realidad; en su dimensin bsica es una construccin de lafantasa que funge de soporte a nuestra realidad: una ilusin que estructuranuestras relaciones sociales efectivas, reales y por ello encubre un ncleo

    insoportable, real, imposible (conceptualizado por Ernesto Laclau y ChantalMouffe como antagonismo y dislocacin: una divisin social traumtica queno se puede simbolizar). La funcin de la ideologa no es ofrecernos un punto defuga de nuestra realidad, sino ofrecernos la realidad social misma como unahuida de algn ncleo traumtico, Real46.

    El aporte de Lacan al problema de la ideologa consiste en provocar undeslizamiento en el eje de la cuestin:

    En la perspectiva marxista predominante, la mirada ideolgica es una miradaparcial que pasa por alto la totalidadde las relaciones sociales, en tanto que en la

    perspectiva lacaniana, la ideologa designa, antes bien, una totalidad que borralas huellas de su propia imposibilidad47.

    Sobre la base de estos desarrollos el concepto de ideologa ha desplazado la lneade su funcionalidad desde el eje universal-particular al eje sistema cerrado-estructurafallada.

    La dialctica del sntoma

    Para iek, el modo de la crtica de la ideologa que corresponde a esta nocines el de lectura de sntomas: el objetivo de la crtica es descubrir la tendencia no

    confesada del texto oficial a travs de sus rupturas, sus espacios en blanco y susdeslices48. Lacan explica el sntoma como un retorno de lo reprimido: las cosas que

    44 iek, S., 1992, pp. 66-67. Cursivas del autor, subrayado nuestro.45 Sobre la cuestin epistemolgica vinculada al problema de la ideologa cf. Etchegaray, R.,Introduccina los modelos de pensamiento en las filosofas, las ciencias, las artes y las tcnicas , Buenos Aires,Prometeo, 2007.46 iek, S., 1992, p. 76. Una ideologa en realidad triunfa cuando incluso los hechos que a primera vista

    la contradicen empiezan a funcionar como argumentaciones en su favor (iek, S., 1992, p. 80).47 iek, S., 1992, p. 81. nfasis del autor.48 iek, S.,Ideologa. Un mapa de la cuestin, Buenos Aires, F. C. E., 1994, p. 17.

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    no quieren decir nada significan de pronto algo, pero en un dominio muy diferente49.Desde este marco especfico se aborda la cuestin:

    Los sntomas son huellas sin sentido y su significado no se descubre excavandoen la oculta profundidad del pasado, sino que se construye retroactivamente -el

    anlisis produce la verdad; es decir, el marco significante que confiere al sntomasu lugar y significado simblicos. En cuanto entramos en el orden simblico, elpasado est siempre presente en forma de tradicin histrica y el significado deestas huellas no est dado; cambia continuamente con las transformaciones de lared del significante. Cada ruptura histrica, cada advenimiento de un nuevosignificante amo, cambia retroactivamente el significado de toda tradicin,reestructura la narracin del pasado, lo hace legible de otro modo, nuevo.[...] Qu es un viaje al futuro sino este rebasamiento mediante el cualsuponemos de antemano la presencia en el otro de cierto saber -saber acerca delsignificado de nuestros sntomas-, qu es, entonces, sino la transferencia? [...] Latransferencia es, as pues, una ilusin, pero la cuestin es que no podemos pasarlapor alto y rebasar directamente a la Verdad: la Verdad se constituyepor medio de

    la ilusin propia de la transferencia- la Verdad surge del falso reconocimiento(Lacan)5051.

    Mientras la concepcin positivista de la ideologa la identificaba con la ilusin, con elerror y con la falsedad, que obstaculizan el acceso al conocimiento de la verdad, estasinvestigaciones muestran que la verdad no es algo dado, sino una construccin , y quela ilusin no es un obstculo, sino un medio de acceso a la verdad. La verdad estconstituida por la ilusin, la realidad est constituida por la ideologa.

    La estructura temporal que aqu nos importa es de tal clase que est mediada porla subjetividad: el error falta, equivocacin, falso reconocimiento- llega

    paradjicamente antes que la verdad en relacin a la cual lo designamos comoerror, porque esta verdad llega a serlo nicamente por medio de -o, para usarun trmino hegeliano,por mediacin de- el error. sta es la lgica de la astuciainconsciente, el modo en que el inconsciente nos engaa. (...) Pasamos por altoel modo en que nuestro acto es ya parte del estado de cosas que estamosmirando, el modo en que nuestro error es parte de la Verdad5253.

    49 Lacan, J., Seminario I: Los escritos tcnicos de Freud, traduccin de Rithee Cevasco y Vicente MiraPascual, Escuela Freudiana de Buenos Aires, clase 21, 30 de junio de 1954, en:http://psikolibro.webcindario.com/libros/psicologia/psicologia01.html (citados por iek de la edicininglesa, Cambridge, 1988, p. 239).50

    iek, S., 1992, pp. 88-9.51 Esta es, por lo tanto, la bsica paradoja a la que apuntamos: el sujeto confronta una escena del pasadoque l quiere cambiar, tener injerencia en ella, intervenir en ella; emprende un viaje al pasado, intervieneen la escena, y no es que l no pueda cambiar nada -todo lo contrario, slo a travs de su intervencin laescena del pasado se convierte en lo que siempre fue: su intervencin estuvo abarcada, incluida desde elprincipio. La ilusin inicial del sujeto consiste simplemente en olvidar incluir en la escena su propioacto (iek, S., 1992, p. 90).52 iek, S., 1992, p. 91.53 La verdad surge, as pues, del propio fracaso: al fallar, al errar su meta expresa, el asesinato de Csarcumpli la tarea que le haba asignado, de manera maquiavlica, la historia: poner de manifiesto lanecesidad histrica denunciando su propia no verdad -su propio carcter arbitrario, contingente. Todo elproblema de la repeticin est ah: en este pasaje de Csar (el nombre de un individuo) a caesar(ttulo delemperador romano). El asesinato de Csar -personalidad histrica- provoc, como resultado final, la

    instalacin del cesarismo: Csar-persona se repite como csar ttulo. [...] La repeticin es la forma enque la necesidad histrica se afirma a los ojos de la opinin (iek, S., 1992, pp. 93-4). ieksretrieval of Hegel is valuable because it shows why certain theoretical notions in his writing Truth

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    http://psikolibro.webcindario.com/libros/psicologia/psicologia01.htmlhttp://psikolibro.webcindario.com/libros/psicologia/psicologia01.html
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    Este problema fue estudiado por Hegel en la Ciencia de la lgica como ha mostradoiek en un artculo al que remitimos54. El falso reconocimiento tiene, entonces, unadimensin ontolgica positiva puesto que en la dialctica del sntoma, el error esinterno a la verdad.

    Esta dialctica tiene sus lmites, sin embargo, en lo que Lacan llama lo Real,entendido como aquello que resiste a la simbolizacin55. En conceptos de la teorapoltica de Laclau, lo Real es el antagonismo, el conflicto constitutivo del orden social,que a la vez lo posibilita e imposibilita. El antagonismo hace posible la sociedad porqueel orden social se construye como respuesta al conflicto constitutivo. El antagonismoimposibilita la sociedad porque impide que cualquier orden social logre suturar en unaestructura cerrada y coherente. El sntoma amenaza y a la vez unifica, confiereidentidad56.

    LLaa iiddeennttiiddaadd yy eell ccoollcchhnn iiddeeoollggiiccoo

    La ideologa produce un efecto unificador integrando los elementosfragmentarios dispersos en un campo, pero ello es posible slo si logra conjurar elantagonismo, si logra suturar la falla en la estructura57. El elemento que posibilita talunificacin es lo que Lacan llama punto nodal o punto de almohadillado y lo lograproduciendo un encadenamiento equivalencial.

    El cmulo de significantes flotantes se estructura en un campo unificadomediante la intervencin de un determinado punto nodal que los acolcha,detiene su deslizamiento y fija su significado. [...] El acolchamiento realiza latotalizacin mediante la cual esta libre flotacin de elementos ideolgicos sedetiene, se fija, -es decir, mediante la cual estos elementos se convierten en partes

    de la red estructurada de significado. [...] Lo que est en juego en la luchaideolgica es cul de los puntos nodales, [en trminos de Lacan:] points decapiton, totalizar, incluir en su serie de equivalencias a esos elementosflotantes. [...] Cada uno de los elementos de un campo ideolgico determinadoforma parte de una serie de equivalencias: su plus metafrico, mediante el cual seconecta con todos los dems elementos, determina retroactivamente su identidad.Pero este encadenamiento es posible slo a condicin de que un ciertosignificante acolche todo el campo y, al englobarlo, efecte la identidad deste58.

    arising through error, the production of substance as subject, universality in the particular are crucialto philosophy (and then to psychoanalysis and politics) (Parker, I., 2004: 7) .54 iek, S., La identidad y sus vicisitudes: lgica de la esencia de Hegel como una teora de la ideologa,en Cuadernos de investigacin de la Sociedad Filosfica Buenos Aries, No 2, La Plata-Buenos Aires,Ediciones Al Margen, septiembre de 1996, pp. 181-242.55 Cf. iek, S., 1992, p. 103.56 Foucault muestra que la prisin cumple esta funcin de smbolo (sntoma) en las sociedadesdisciplinarias, presentndose como una imagen invertida de la sociedad, una imagen transformada enamenaza. Cf. supra captulo 13; 2.6.57 Laclau y Mouffe llaman sistema de diferencias al campo ideolgico plenamente constituido, que ha

    logrado reprimir el antagonismo reducindolo al mximo en sus efectos dislocadotes, mientras que J.Rancire llama polica al orden social que excluye la poltica.58 iek, S., 1992, pp. 125-6.

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    El elemento que produce el acolchamiento o almohadillado es siempre un particularque logra vaciarse de su positividad para servir de criterio de valor 59.

    Por eso dice iek que la primera labor del anlisis consiste por lo tanto enaislar en un campo ideolgico determinado la lucha particular que al mismo tiempodetermina el horizonte de su totalidad -para decirlo en trminos hegelianos, la especie

    que es su propio y universal gnero60

    . Los smbolos no se corresponden natural onecesariamente con lo real y por ello siempre es posible simbolizar una constelacinhistrica de diferentes maneras. Lo Real no contiene un modo necesario de sersimbolizado61. El predominio de una simbolizacin sobre las otras es el resultado de lalucha por la hegemona62 ideolgica. No es un objeto real el que garantiza la unidad deun campo ideolgico sino un significante puro. La realidad histrica est, porsupuesto, siempre simbolizada; el modo en que la vivimos est siempre mediado pordiferentes modos de simbolizacin63 o, como dice Gadamer: el ser que puede sercomprendido es lenguaje64.

    El punto de acolchado es un punto nodal, un nudo de significados. El point decapiton dice iek- es la palabra que, en tanto que palabra, en el nivel del significante,

    unifica un campo determinado, constituye su identidad: es, por as decirlo, la palabra ala que las cosas se refieren para reconocerse en su unidad65. Se produce como efectode una cierta inversin, cuando un significante particular llega a ser identificado conun universal, transformndose en una inalcanzable X, en un objeto-causa de deseo.Lacan llama designante rgido a lo que hay en el objeto ms que el objeto, a ese ncleoimposible-real.

    Desde la perspectiva antiesencialista hay que decir que

    la nica definicin posible de un objeto en su identidad es que ste es el objetoque siempre es designado con el mismo significante (...) es el significante el queconstituye el ncleo de la identidad del objeto. [...] El designante rgido, que

    totaliza una ideologa deteniendo el desplazamiento metonmico de sussignificados, no es el punto de densidad suprema de Sentido (...) es el elementoque representa la instancia del significante dentro del campo del significado, (...)es un significante sin el significado.El paso crucial en el anlisis de un edificio ideolgico es, as pues, detectar, trasel deslumbrante esplendor del elemento que lo sostiene unido (Dios, Pas,Partido, Clase...), esta operacin autorreferencial, tautolgica, representativa.[...] La dimensin propiamente ideolgica es por lo tanto el efecto de un ciertoerror de perspectiva: el elemento que representa dentro del campo delsignificado, la instancia del puro significante -el elemento a travs del cual el nosentido del significante irrumpe en pleno significado- se percibe como un puntode suma saturacin de significado, como el punto que da significado a todos los

    59 Marx haba mostrado el funcionamiento de esta lgica equivalencial en la relacin entre mercancas,sealando cmo el oro (y despus el dinero) sirven como punto de almohadillado y criterio de valor.60 iek, S., 1992, p. 127.61 iek, S., 1992, p. 137. En este aspecto coincide con R. Rorty quien (basndose en Davidson yNietzsche) sostiene que el lenguaje no se adecua al mundo sino que lo redescribe (Cf. Rorty, R.,Contingencia, irona y solidaridad, Buenos Aires, Paids, 1991, captulo 1). Sin embargo, Rorty descuidalos aspectos sociales y conflictivos de los procesos de redescripcin al focalizar su anlisis en lo personaly potico.62 Se ha hecho referencia al concepto de hegemona en los captulos anteriores: cf. captulo 3, apartados4 y 5, y captulo 4, apartado 3.63 iek, S., 1992, p. 138.64

    Gadamer, H.G., Verdad y Mtodo I, traduccin de Ana Agud Aparicio y Rafael de Agapito, Salamanca,Ediciones Sgueme, 1996, p. 567.65 Cf. los ejemplos de Marlboro y Coca-cola en iek, S., 1992, p. 136.

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    dems y totaliza as el campo del significado (ideolgico). El elemento querepresenta, en la estructura del enunciado, la inmanencia de su propio proceso deenunciacin se vive como una especie de Garanta trascendente. El elemento queslo detenta el lugar de una falta, se percibe como un punto de suprema plenitud.En breve, la pura diferencia se percibe como Identidadexenta de la interaccinrelacin-diferencia y garanta de su homogeneidad66.

    La debilidad de los ensayos post-estructuralistas, derivados de Althusser, sobrela ideologa consiste en apuntar a entender la eficacia de una ideologa exclusivamentea travs de los mecanismos de identificacin imaginaria y simblica67. Pero losestudios sobre el totalitarismo demuestran que

    el ltimo soporte del efecto ideolgico (del modo en que una red designificantes nos sostiene) es el ncleo insensato, preideolgico del goce, quepertenece al orden de lo Real y no al orden de lo imaginario o simblico. En laideologa, no todo es ideologa (es decir, significado ideolgico), pero es esteplus el que es el ltimo soporte de la ideologa68.

    En consecuencia, hay dos modos de proceder complementarios en la crtica dela ideologa:

    uno es discursivo, la lectura sintomtica del texto ideolgico trae consigo ladesconstrucccin de la experiencia espontnea de su significado -es decir,mediante la demostracin de cmo un campo ideolgico determinado es elresultado de un montaje de significantes flotantes heterogneos, de latotalizacin de stos mediante la intervencin de ciertos puntos nodales; el otroapunta a extraer el ncleo de goce, a articular el modo en que -ms all delcampo del significado pero a la vez interno a l- una ideologa implica, manipula,

    produce un goce preideolgico estructurado en fantasa69

    70

    .

    66 iek, S., 1992, pp. 139-40.67 iek, S., 1992, p. 170.68 iek, S., 1992, p. 171.69 Ibdem.70En suma, es fcil demostrar que la figura del judo [en el antisemitismo] es un sntoma en el sentidode un mensaje codificado, una cifra, una representacin desfigurada del antagonismo social; si

    deshacemos esta labor de desplazamiento/condensacin, podremos determinar el significado que tiene.[...] La fantasa es bsicamente un argumento que llena el espacio vaco de una imposibilidadfundamental, una pantalla que disimula un vaco. No hay relacin sexual, y esta imposibilidad se llenacon el fascinante argumento de la fantasa -por eso la fantasa es siempre, en ltimo trmino, una fantasade la relacin sexual, una puesta en escena de ella. Como tal, la fantasa no se ha de interpretar, sloatravesar: todo lo que tenemos que hacer es experimentar que no hay nada tras ella, y que la fantasadisimula precisamente esta nada. (Pero hay muchas cosas tras un sntoma, toda una red desobredeterminacin simblica, y por eso el sntoma implica su interpretacin).[...] La sociedad est siempre atravesada por una escisin antagnica que no se puede integrar al ordensimblico. Y la apuesta de la fantasa ideolgico-social es construir una imagen de la sociedad que sexista, una sociedad en la que la relacin entre sus partes sea orgnica, complementaria [J. Rancirellama polica a la fantasa del orden social justo y ordenado, mientras que Laclau y Mouffe lo llamansistema de diferencias]. [...] La nocin de fantasa social es, por lo tanto, una contrapartida necesaria del

    concepto de antagonismo: fantasa es precisamente el modo en que se disimula la figura antagnica.Dicho de otra manera, fantasa es el medio que tiene la ideologa de tener en cuenta de antemano supropia falla (iek, S., 1992, pp. 172-73. nfasis del autor, subrayado nuestro).

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    El segundo modo de proceder en la crtica de la ideologa consiste en detectar,en un edificio ideolgico determinado, el elemento que representa dentro de l su propiaimposibilidad, el ncleo del goce71.

    El gran logro de Marx fue demostrar que todos los fenmenos que a la

    conciencia burguesa cotidiana le parecen simples desviaciones, deformacionescontingentes y degeneraciones del funcionamiento normal de la sociedad (crisiseconmica, guerras y dems), y como tales son abolibles mediante elmejoramiento del sistema, son productos necesarios del propio sistema -lospuntos en los que la verdad, el carcter antagnico inmanente del sistema,irrumpe. Identificarse con un sntoma significa reconocer en los excesos, enlas alteraciones del modo normal de las cosas, la clave que nos ofrece el accesoa su verdadero funcionamiento. Esto es similar al punto de vista de Freud de quela clave para el funcionamiento de la mente humana son los sueos, lapsus yfenmenos anormales similares72.

    Pero, si la fantasa ideolgica determina el sistema de vida hasta tal punto, cul

    es el lugar del sujeto? Siguiendo los resultados del trabajo de Althusser en Ideologa yaparatos ideolgicos del Estado73, iek sostiene que la realidad intersubjetiva estcompuesta de aserciones que, por medio de su mismo acto de enunciacin, hacen delsujeto lo que afirma ser, aserciones del tipo eres mi esposa, mi maestra, etc., en otraspalabras: interpelaciones, aserciones segn las cuales el sujeto, al reconocerse en sullamado, se convierte en lo que aqullas dan a entender que es 74. En este sentido, elsujeto es, como deca Foucault, un sujeto-sujetado, porque se constituye como tal alresponder a la interpelacin ideolgica. Como resultado de esta extensinomniabarcante de la ideologa, los sujetos tienen cada vez menos posibilidades deeleccin y de opcin75.

    Dominacin y apariencia de libertad en el capitalismo

    Contra los que, como Fukuyama, afirman la victoria incontenible de lasprsperas democracias nordatlnticas, con derechos y libertades en crecimiento eincluso (en opinin de algunos) en exceso, iek afirma que

    esta apariencia de posibilidades excesivas, esta pltora de posibilidades, cubre elhecho de que cada vez tenemos menos posibilidad de eleccin. [...] En realidad() se les est diciendo cul es la decisin que tienen que tomar, pero ademsque tienen que actuar como si fuera su propia eleccin. Por ejemplo, es muycomn, se ha puesto de moda decir que estamos ingresando en una nueva era

    posindustrial en la que ya no va a existir esto del empleo a largo plazo y establesino que vamos a tener que ir adaptndonos y reconvirtindonos. Tenemos que ir

    71 Algunos autores han sealado una deficiencia en el marco terico desarrollado por Laclau y Mouffe enla relacin que existe entre los significantes vacos (centrales en la concepcin de la hegemona) y losconceptos lacanianos de significante-amo, de objet petit a y de goce. En esta direccin, advierten:Nos gustara sugerir que una de las razones de esta falta de claridad es el no encuentro entre Laclau ylos tericos lacanianos en el nivel de la jouissance. No hemos visto ninguna referencia al concepto dejouissance en la obra de Laclau (cf. Glynos, J.-Stavrakakis, Y., Encuentros del tipo real. Indagando loslmites de la adopcin de Lacan por parte de Laclau, en Critchley, S.-Marchart, O. (comp), 2008: 258).72 iek, S., 1992, p. 175.73 Cf. Althusser, L.,Ideologa y aparatos ideolgicos del Estado. Freud y Lacan, Buenos Aires, Editorial

    Nueva Visin, 1988.74 iek, S., Goza tu sntoma!, Buenos Aires, Nueva Visin, 1994, p. 49.75 Cf. Althusser, L., 1988, pp. 62-63.

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    actuando de una manera en la que vamos a tener que ir delineando nuestrotrayecto a lo largo de la vida de maneras cambiantes. Creo que ste es el ejemploms duro de la ideologa: esta situacin, en realidad traumtica, de no podercontar con un empleo estable, es presentada ahora como una nueva libertad,como una nueva posibilidad de estar reinventndose, convirtindose en un sujetonmade. [...] En el capitalismo uno sigue encontrndose con nuevos deseosperversos que no solamente quiere realizar sino que lo obligan a uno a

    76realizar.

    En las antpodas de Fukuyama para quien el triunfo del capitalismo es, al mismotiempo, la superacin de las ideologas, iek sostiene que el capitalismo actual es laculminacin del dominio ideolgico, que abarca incluso el mbito de lo virtual. Larealidad virtual dice-, para m, representa el clmax de este proceso: hay ahora realidadsin realidad... o una realidad absolutamente regulada.77 En El espinoso sujeto enfatizan ms el grado de sujecin que se ha alcanzado en la actualidad:

    quenunca, en una compulsin inexorable que gobierna efectivamente su vida.78

    nexorable, una realidad absolutamentegulada y un sujeto completamente atado.

    s se reducen crecientemente a la libertad de elegir nuestrostilo de vida.79

    Y en otro lugar agrega:

    a

    La presencia espectral del Capital es la figura del Otro que no slo sigue siendooperativo cuando se desintegran todas las encarnaciones tradicionales del Otrosimblico, sino que directamente provoca esa desintegracin: lejos de enfrentarsecon el abismo de la libertad cargado como est con el peso de unaresponsabilidad que no se alivia recurriendo a la mano auxiliadora de laTradicin o la Naturaleza, el sujeto actual est preso, ahora quiz ms

    En el cenit del imaginario liberal, cuando todas las libertades imaginablesparecen haberse realizado o estar en vas de realizacin, el anlisis de los sntomas querealiza iek descubre una compulsin ire

    Lo que digo aclara- es que lo que nos venden hoy como libertad es algo de loque se ha vaciado esta ms radical dimensin de libertad y democracia. En otraspalabras, la creencia de que las decisiones bsicas respecto del desarrollo socialse discuten o son zanjadas involucrando a la mayor cantidad de gente posible,una mayora. En este sentido, no tenemos hoy una experiencia real de libertad.Nuestras libertadee

    Especialmente ahora, en esta poca de globalizacin, nosotros realmente nodecidimos sobre cuestiones cruciales. Muchas cosas importantes son impuestaspor el FMI, por las multinacionales, por organismos de poder. Nadie, en ningn

    76 iek, S., The structure of domination today and the limits of democracy en:http://www.ciudadpolitica.com/modules/news/article.php?storyid=266. nfasis nuestro. Agrega, en otrolugar: La paradoja de la sociedad permisiva es que nos regula como nunca antes. [...] Encuentro un pocoridculo todo ese discurso sobre la desaparicin del Estado. Desde luego que desaparecen algunosservicios, como el de salud por ejemplo, pero el aparato represivo, la inteligencia, la polica son msfuertes que nunca (iek, S., Contra el goce, en: http://www.lacan.com/zizekba2.htm).77 Slavoj iek en Argentina. Entrevista en:http://www.diariomardeajo.com.ar/slavojzizekenargentina.htm. nfasis nuestro.78

    iek, S., El espinoso sujeto, Buenos Aires, Paidos, 2001, pp. 374-382. nfasis nuestro.79 Entrevista a Slavoj iek en Argentina, en:http://www.diariomardeajo.com.ar/slavojzizekenargentina.htm. nfasis nuestro.

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    http://www.ciudadpolitica.com/modules/news/article.php?storyid=266http://www.lacan.com/zizekba2.htmhttp://www.diariomardeajo.com.ar/slavojzizekenargentina.htmhttp://www.diariomardeajo.com.ar/slavojzizekenargentina.htmhttp://www.diariomardeajo.com.ar/slavojzizekenargentina.htmhttp://www.diariomardeajo.com.ar/slavojzizekenargentina.htmhttp://www.lacan.com/zizekba2.htmhttp://www.ciudadpolitica.com/modules/news/article.php?storyid=266
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    Estado, realmente decide sobre cuestiones trascendentes como stas. Si lademocracia significa que una mayora de gente participa en los debates y decidesobre las cuestiones cruciales de las decisiones polticas, a travs de las cualesuna sociedad se desarrolla, entonces debemos llegar a la conclusin de que notenemos democracia, de que no estamos viviendo en democracia.80

    no para extender la libertad y la democracia sino para perfeccionar laominacin.

    n, sino que surgedirectamente de las empresas globales [multinacionales].81

    Es cierto que el sistema capitalista ha cambiado notablemente en el ltimo sigloy medio, perod

    Se ha superado dice iek- la etapa del capitalismo nacional y de su fasecolonialista/internacionalista, y se est en la etapa del capitalismo global. En unprincipio (desde luego, ideal) el capitalismo se circunscribe a los confines delEstado-Nacin y se ve acompaado del comercio internacional (el intercambioentre EstadosNacin soberanos); luego sigue la relacin de colonizacin, en lacual el pas colonizador subordina y explota (econmica, poltica yculturalmente) al pas colonizado. Como culminacin de este proceso hallamos la

    paradoja de la colonizacin en la cual slo hay colonias, no pases colonizadores:el poder colonizador no proviene ms del EstadoNaci

    En el sistema capitalista globalizado el factor determinante de poder social ser lainclusin/exclusin del conjunto de los privilegiados (de acceso al conocimiento,control, etc.). La opcin es entre la sociedad pos-propietaria jerrquica y la sociedadpos-propietaria igualitaria82. El capitalismo global (como en sus etapas anteriores)sostiene la democracia y la libertad a nivel de la fantasa ideolgica pero efectiviza lasujecin y la exclusin en el nivel de lo Real.

    a exclusin

    cerpara hacer referencia a las formas actuales de exclusin en el capitalismoglobal:

    combatiente ilegal no es ni un soldadoenemigo, ni un criminal comn84.

    L

    A partir de los trabajos de Giorgio Agamben83, iek retoma la categora dehomo sa

    En el antiguo derecho romano, se designaba as [homo sacer] a la persona quepoda ser asesinada con impunidad y cuya muerte, por esa misma razn, no tenavalor alguno. Hoy en da, como trmino que denota exclusin, puede pareceraplicable no solamente a terroristas, sino a todos aquellos que se encuentran alfinal del camino recorrido por la ayuda humanitaria (ruandeses, bosnios,afganos), as como a los sin papeles de Francia, los habitantes de las favelas de

    Brasil, o los ghettos afroamericanos en Estados Unidos. [...] Paradjicamente, loscampos de concentracin y los campamentos de refugiados que se establecen concarcter humanitario son dos caras (una inhumana, la otra humana) de lamisma matriz sociolgica. [...] El

    80Entrevista a S. iek: La ideologa funciona cuando es invisible en:http://es.geocities.com/zizekencastellano/entrideologiafun.htm81 iek, S., El multiculturalismo, en http://www.redfilosofica.de/zizek2002.html82 iek, S., Lenin ciberespacial: por qu no?, en:http://www.infoamerica.org/teoria/articulos/zizek02.htm83Agamben, G.,Homo Sacer, Sovereign Power and the Bare Life, Translated by Daniel Heller-Roazen,

    Stanford University Press, 1998.84 iek, S.,Estamos en guerra? Tenemos un enemigo?en:http://www.nodo50.org/csca/agenda2002/zizek_6-06-02.html

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    http://es.geocities.com/zizekencastellano/entrideologiafun.htmhttp://www.redfilosofica.de/zizek2002.htmlhttp://www.redfilosofica.de/zizek2002.htmlhttp://www.infoamerica.org/teoria/articulos/zizek02.htmhttp://www.infoamerica.org/teoria/articulos/zizek02.htmhttp://www.frontlist.com/author/50667http://www.frontlist.com/author/101366http://www.nodo50.org/csca/agenda2002/zizek_6-06-02.htmlhttp://www.nodo50.org/csca/agenda2002/zizek_6-06-02.htmlhttp://www.frontlist.com/author/101366http://www.frontlist.com/author/50667http://www.infoamerica.org/teoria/articulos/zizek02.htmhttp://www.redfilosofica.de/zizek2002.htmlhttp://es.geocities.com/zizekencastellano/entrideologiafun.htm
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    Marx haba mostrado que la realidad del Estado burgus se ocultaba detrs delimaginario Estado de derecho. Anlogamente, iek muestra que detrs del imaginariode las ms amplias libertades (liberalismo) se oculta la realidad de la exclusin, detrs

    aclara que es un instrumento necesario para dominar el caosrestaurar la normalidad.

    cipio de la era moderna, haba venido regulando las relaciones entreEstados.85

    ados conducen al problema central de esta investigacin: alroblema de la dominacin.

    El sujeto de la dominacin y la dominacin del sujeto

    de la extensin de los derechos humanos universales se esconde el homo sacer.

    Despus de la cada del muro de Berln y el fin de la guerra fra, el capitalismoglobalizado pareca haber triunfado contra su ltimo enemigo (el totalitarismocomunista). Sin embargo, todo cambi en un solo da con el atentado perpetrado contralas Torres Gemelas en Nueva York. A partir de entonces, se dibuj la imagen de unenemigo nuevo: el terrorismo. A diferencia de los estados comunistas, que tenan unalocalizacin territorial y una organizacin estatal, el terrorismo no se puede reducir aninguna encarnadura particular ni puede ser considerado como la expresin de unEstado (o de varios), ni puede ser visto (ya que siempre est encubierto por un cuerpoque no es el propio). Ninguna fuerza puede corporeizar acabadamente al espectro delterrorismo o, a la inversa, cualquiera puede ser un terrorista. Con esta nueva figura delenemigo, se disuelve la antigua concepcin de la guerra. iek dice que al disolverse las

    diferencias entre el estado de guerra y el de paz, cualquier situacin puede sercategorizada como un estado de excepcin. Siempre que se proclama el estado deemergencia o excepcin sey

    El enemigo es siempre, por definicin (y hasta cierto punto), invisible: no puedeser reconocido directamente porque se parece a nosotros, razn por la cual elmayor problema y la principal tarea de la lucha poltica es el de proveer yconstruir una imagen del enemigo que podamos reconocer. [...] Este proceso derenormalizacin lleva pareja una transformacin fundamental de la figura delEnemigo: ya no se trata del Imperio del Mal, es decir, de otra entidad territorial,

    sino de una red global ilegal, secreta, y casi virtual en la que el estado deilegalidad (o criminalidad) coincide con un fanatismo tnico-religiosofundamentalista; puesto que esta entidad carece de un estatus legal positivo,esta nueva configuracin implica el fin del derecho internacional que, al menosdesde el prin

    Los dos ltimos apart

    p

    Para el desarrollo del tema del sujeto en relacin con el dominio se va a focalizarel anlisis en El espinoso sujeto86, obra en la que se retoma un problema decisivo delmarxismo desde su creacin: quin realizar la revolucin? desde qu mbito y enqu condiciones sera posible superar la alienacin y la ideologa? iek rastrea laconcepcin del sujeto desde los inicios de la modernidad en el pensamiento cartesiano,

    85 iek, S.,Estamos en guerra? Tenemos un enemigo?en:

    http://www.nodo50.org/csca/agenda2002/zizek_6-06-02.html86 iek, S., El espinoso sujeto. El centro ausente de la ontologa poltica, Buenos Aires, Editorial Paids,2001.

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    pasando por Kant, Hegel, Marx y Heidegger hasta la filosofa poltica postmoderna87 ypostalthusseriana de Badiou, Balibar, Rancire y Laclau en el horizonte del capitalismoglobal. Su ensayo est encaminado a subvertir el dominio capitalista contra laresignacin de la mayor parte de los intelectuales contemporneos, procurando mostrarque este sistema se vale de la subjetividad posmoderna (y de la consiguiente

    despolitizacin de las relaciones sociales y econmicas) para mantener su dominio. Yaen la introduccin seala que su obra

    bal y suomplemento ideolgico, el multiculturalismo liberal-democrtico88.

    a la razn humana como fundamento y centro del

    a de la tcnica y de lo que los

    constituye ante todo una intervencin poltica comprometida, que encara lacuestin quemante del modo en que vamos a reformular un proyecto polticoizquierdista, anticapitalista, en nuestra poca de capitalismo glocDesde el comienzo de la poca moderna los filsofos se han preguntado por la

    relacin que existe entre la naturaleza y la cultura, entre la determinacin y la libertad,entre lo dado y lo construido por los hombres en la historia. El siglo XX se inici

    signado por un radical proceso de descentralizacin del sujeto, emblemticamenterepresentado por las obras de Marx, Darwin, Nietzsche y Freud. Marx haba mostradoque las fuerzas productivas materiales, y no lo que los hombres creen o piensan, son elverdadero motor de la sociedad y la historia. Darwin sostena que el hombre no derivabade Dios en tanto Ser Creador, sino que era el producto de la evolucin de las especiesinferiores, de los simios. Los planteos de Marx y Darwin muestran que la conciencia yel saber del sujeto estn determinados y se derivan de procesos materiales obiolgicos. Nietzsche revelaba que los valores superiores no eran sino la expresinsuprema del instinto de venganza encarnado en la rebelin de los esclavos, es decir, unainversin de los valores originarios aristocrticos. Freud, apoyndose en la medicina yen la prctica psicoanaltica, sostena que la conciencia humana, como la punta de un

    iceberg, no era ms que un emergente superficial de fuerzas originarias profundamentesumergidas en lo inconciente. El movimiento surrealista, en el mbito esttico, sealiment de esta concepcin que demanda la liberacin de las fuerzas del inconciente,en su crtica radical a la sociedad burguesa. Marx y Nietzsche, adems, pusieron encuestin las concepciones esencialistas, que afirmaban la existencia de una naturalezahumana. Ciertamente que estos procesos descentralizadores del sujeto estuvieronprecedidos por la revolucin copernicana, que quit a la Tierra de su lugar privilegiadoen el centro del universo. Sin embargo, aquel movimiento descentralizador fuecompensado por las modernas filosofas del sujeto desde Descartes hasta Kant y lailustracin, las que pusieronconocimiento y de la realidad.

    iek piensa que Heidegger es quien efecta la pregunta por el sujeto con mayorradicalidad y la adhesin de este pensador al nazismo no es ajena a aquel planteo. Comola mayor parte de la tradicin marxista occidental, iek considera al fascismo y alnazismo como una consecuencia necesaria del capitalismo y no como una excepcindistorsionada. Es un exceso que revela la verdad del capitalismo. La adhesin deHeidegger al nazismo se explica segn iek- porque este autor vea en el movimientonacional-socialista la encarnacin de la pocfrankfurtianos llamaban la razn instrumental.

    87 Segn iek las tres posiciones centrales en la filosofa poltica postmoderna son los comunitarios

    tradicionalistas (Taylor, etc.), los universalistas modernos (Rawls, Habermas) y los dispersionistaspostmodernos (Lyotard, etc.). Cf. iek, S., 2001, p. 183.88 iek, S., 2001, p. 12.

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    El fracaso de Ser y tiempo en su intento de responder a la pregunta por el serno se debi segn el filsofo esloveno- a una limitacin del lenguaje sino a laimposibilidad de su autor para enfrentar el descubrimiento del ncleo de lasubjetividad radical. Dicho ncleo est constituido por la imaginacin trascendentalque con su capacidad de sntesis espontnea efecta la mediacin original entre lo

    fenomnico y lo noumnico, entre la sensibilidad catica y fragmentada y elentendimiento que ordena y enlaza, entre la determinacin de la naturaleza y la libertadde la cultura y la historia. La respuesta a esta pregunta permitira resolver el problemadel surgimiento del sujeto ya que en esta cuestin est supuesta la misma dificultad:cmo de una condicin de alienacin total podra surgir un sujeto capaz de un acto deradical libertad?

    Como C. Castoriadis y otros, iek seala que el tema de la imaginacin ha sidodescuidado en la historia de la filosofa. Para este ltimo la imaginacin es una

    inttica, en la que hay un momento violento de locura inherente a todasubjetivanterio

    ante el

    capacidad pre-sacin89, que por definicin escapa a la simbolizacin. Este momento negativo

    r a todo proceso de simbolizacin es constitutivo de la subjetividad, un vaco

    cual Heidegger, siguiendo a Kant, retrocedi.

    La conclusin a la que va llegando iek se estructura por la siguiente pregunta: sipara el idealismo alemn la realidad no es algo dado que el sujeto percibe, sino unartificio constituido por medio de la sntesis trascendental del sujeto, qu antecede aesa realidad constituida trascendentalmente?Aqu llegamos a un punto central que articula, desde la perspectiva filosfica delidealismo, la concepcin que sostendr iek del sujeto como negatividad abstracta,radical, noche del mundo o pulsin y su relacin con la realidad, suponiendo unfundamento anterior a la razn, que sta no podr nunca aprehender como tal. Frente alfracaso heideggeriano, segn iek, ser Lacan el que pondr de relieve este ncleopsictico del sujeto cartesiano, llevando hasta el final las consecuencias de esta brechaontolgica entre una realidad constituida simblicamente y un momento previo(supuesto), lo Real que la precede, mostrando que lo que resiste en el sujeto moderno aser incorporado completamente a su medio es el propio inconciente para el cual elprincipio de realidad no cuenta. En la teora lacaniana, es la fantasa o el fantasma loque intenta cerrar esta brecha entre la realidad constituida simblicamente(ontolgica) y lo Real preontolgico, proyectando sobre ste ltimo la imagen de larealidad constituida.90

    El tema de la imaginacin trascendental kantiana es ledo por iek desde elconcepto hegeliano de la noche del mundo91 y ste, a su vez, es interpretado desde el

    89 Para iek la relacin evanescida entre la naturaleza y la cultura se puede encontrar en el proceso de laduda cartesiana. iek describe el proceso de la duda cartesiana como recorte del s mismo. Descartes sesepara a s mismo del mundo, cortando sistemticamente todos los lazos con su entorno hasta que loqueda de s es el cogito. Es aqu, en el gesto de total recorte que iek ubica el pasaje oculto de lanaturaleza a la cultura. Este gesto es, para iek, una locura la locura especfica de la noche delmundo de Hegel. () Para iek, el cogito cartesiano no es el yo substancial del individuo, sino un

    vaco carente de todootras palabras, una falla (Myers, T., 2003, pp. 36-7.

    ., A propsito de una lectura de El espinoso sujeto. El centro ausente de la ontologa

    punto vaco de negatividad. Este punto vaco de negatividad no es una nada sino el opuesto de todas lascosas, o la negacin de toda determinacin. Y es exactamente aqu, en este espaciocontenido, que iek ubica al sujeto. El sujeto es, enNuestra traduccin).90 Cf. Cinatti, Cpoltica de Slavoj iek, Estrategia Internacional, Nmero 19, Enero de 2003. En:

    http://www.ft.org.ar/estrategia/ei19/ei19zizek.htm.91 Laclau llama antagonismo y Rancire denomina desacuerdo a este conflicto constitutivo imposiblede suturar.

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    concepto freudiano de la pulsin de muerte92 y el lacaniano orden de lo Real. Elsujeto se constituye en esta noche del mundo, en este momento de negacin radical,sin cuya superacin la construccin del mundo simblico es imposible. La subjetividadno se constituye a partir de la razn autofundada y autoconciente sino a partir de estemomento vaco, de negacin, de locura y de libertad93. El mundo de la cultura y de la

    historia supone y oculta este ncleo traumtico y monstruoso: lo Real preontolgico94

    .Pero, si esta noche del mundo es constitutiva, si toda cultura y orden simblicosuponen este antagonismo imposible de superar o suprimir, entonces ninguna totalidado sistema puede ordenar definitivamente el mundo humano. Esta falla estructuralimpedira la totalizacin del proceso dialctico en un espritu absoluto o en unsistema de diferencias e impulsara a toda realidad social ms all de cualquierdeterm

    parece ala caracterizacin hecha por san Agustn sobre las dos ciudades, dice iek:

    tible al orden del ser, e

    imposible de explicar en los trminos de ese orden95

    .

    inismo y de la tensin entre lo universal y lo particular.El sujeto que representa al universal verdadero o hegemnico no se caracteriza

    por un conjunto de rasgos positivos que lo oponen a otro grupo caracterizado de igualmanera, sino que supone asumir una cierta posicin subjetiva, que en principio puedeser adoptada por cualquier individuo o cualquier grupo. La lnea que separa la lucha de

    clases es radicalmente subjetiva. La subjetividad y el universalismo no solo no seexcluyen, sino que son las dos caras de la misma moneda. En un texto que se

    la divisin movilizadora es la divisin que atraviesa las fronteras sociales en elorden del ser, y distingue entre quienes se reconocen en el llamado delacontecimiento-verdad, convirtindose en sus seguidores, y quienes niegan oignoran ese llamado. Es la divisin entre los dos conceptos (y prcticasmateriales) de la universalidad: entre quienes abogan por la positividad del ordendel ser como horizonte ltimo del saber y la accin, y quienes aceptan la eficaciade la dimensin del acontecimiento-verdad irreduc

    Ya se vio en los captulos anteriores la distincin hecha entre las dos lgicasheterogneas que dan lugar a la poltica: la lgica policaca y la lgica poltica, la lgica

    92 En la teora freudiana el concepto de pulsin es un concepto lmite entre lo somtico y lo psquico, yaue la pulsin surge apuntalada por las funciones biolgicas de la alimentacin, la excrecin y la

    reproduccin pero en su circuito se independiza de las mismas, pierde su objeto por lo que su satisfaccines inalcanzable y en realidad slo se encuentra en seguir funcionando. En su texto Ms all del principio

    q

    del placer Freud establece un dualismo pulsional entre pulsin de vida y pulsin de muerte, esta ltimaest ligada a la llamada compulsin de la repeticin, que surge de la observacin clnica de la vueltaobstinada de los pacientes en los sueos y otras manifestaciones del inconciente al hecho traumtico. Este

    giro supuso un cambio importante en cuanto a que se puede encontrar placer en el displacer. Lacanubica el concepto de pulsin en su reinterpretacin de la teora freudiana en la intersubjetividad enrelacin a un Otro, as como el deseo ser en la teora lacaniana el deseo del deseo del Otro la pulsinse sostiene tambin en este otro y sus objetos privilegiados sern la voz y la mirada. La repeticin estligada a la pulsin, al goce y al encuentro con lo traumtico. Este ltimo sentido es relevante para elconcepto de subjetividad que plantea iek. Cf. Cinatti, C., Op. Cit.93 All, donde la imaginacin esttica es forzada al mximo, donde todas las determinaciones finitas sedisuelven, la falta aparece en lo ms puro (iek, S., 1992, p. 260).94 As, si la filosofa empieza con la creacin de los conceptos, el plano de inmanencia tiene queser considerado prefilosfico. Se lo presupone, no del modo como un concepto puede remitir aotros, sino del modo en que los conceptos remiten en s mismos a una comprensin noconceptual. Aun as, esta comprensin intuitiva vara en funcin del modo en que el plano esestablecido. En Descartes, se trataba de una comprensin subjetiva e implcita supuesta por el

    Yo pienso como concepto primero (Deleuze, G.-Guattari, F., Qu es la filosofa?, Barcelona,Anagrama, 1993, p. 44)95 iek, S., 2001, p. 247.

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    diferencial y la lgica equivalencial. iek busca avanzar un poco ms en la explicacine las condiciones de posibilidad del surgimiento del sujeto revolucionario o sujeto de

    la polt

    La constitucin del sujeto: el acto

    to deruptura

    o acto -observa- es extremadamente interesante desde la

    jeto,

    iek n97

    romnt

    u deja en suspenso momentneamente el campo del

    dica.

    Siguiendo la conceptualizacin lacaniana, iek llama acto a ese momen, al que Rancire llamaba poltica y Laclau antagonismo.

    El mismo trminperspectiva lacaniana: la multiplicidad de sus significados condensa toda la tradaImaginario-Real-Simblico. Imaginario: falsificacin, espectculo, actuacin;Real: hecho, ejercicio, golpe; Simblico: edicto, decreto, ordenanza,promulgacin96.

    Para desarrollar la comprensin de este concepto central en la teora del su

    o se vale de los autores de la tradicin marxista sino del filsofo idealistaico Friedrich Schelling:

    Un acto de libertad absol tasentido ideolgico, es decir, interrumpe el vnculo entre palabras y acciones.Precisamente, por estar vaco de todo contenido (ideolgico, psicolgico)positivo, () es un acto de libertad segn lo definiera F. W. Schelling: un acto

    fundado slo en s mismo98.

    Un tal acto de libertad supone una exclusin radical: el sujeto de tal acto no solamenteest excluido de la sociedad, de las relaciones intersubjetivas sino tambin del mismoorden simblico (al que Lacan llama el gran Otro) 99. Se trata de una ruptura radicalporque lo que impulsa al acto es la conciencia de la insuficiencia y nulidad ltimas detodo fundamento ideolgico100.

    El concepto de acto no debe ser confundido con el de accin o actividad opraxis, ya que stas suponen un sujeto previamente constituido (por Dios, la naturaleza,la historia o el Poder), mientras que el primero transforma radicalmente a su agente oportador. Mientras que en la accin se trata simplemente de que alguien lleve algo acabo si ismon que se altere necesariamente su identidad, despus del acto no soy el mque anllevarlo

    tes. iek dice que el sujeto sufre el acto o pasa a travs de l, ms quea cabo. En el acto,

    96

    iek, S., 1994, p. 82. Nota 5. Sobre la trada lacaniana: cf. iek, S., 1994, pp. 23-39.97 Siguiendo a Marx y Engels, la mayor parte de los intelectuales marxistas critican a los filsofosidealistas su comprensin distorsionada de la realidad, derivada del supuesto de que las ideas rigen larealidad material. Sobre esta base, consideran que el conjunto de la obra de estos autores est sesgada poresta perspectiva errnea. iek no considera a los filsofos idealistas desde este punto de vista, sino comoaquellos que han llevado el pensamiento de la libertad hasta sus races ltimas.98 iek, S., 1994, p. 52. nfasis nuestro. Cf. Schelling, F., Sobre la esencia de la libertad humana y lostemas relacionados con ella, Buenos Aires, Juarez Editor, 1969; Heidegger, M., Schelling y la libertadhumana, Venezuela, Monte Avila Editores, 1990.99 iek retoma as las conceptualizaciones construidas por Rancire (una parte de los que no tienenparte) y por Laclau (subjetivizacin y posicin de sujeto), enriquecindolas con elementos derivadosde la teora psicoanaltica lacaniana.100 iek, S., 1994, p. 53. nfasis nuestro. Al poner en cuestin todo fundamento ideolgico el sujeto

    pone de manifiesto con su acto la contingencia ltima de lo social. En este sentido, el concepto de actoest vinculado estrechamente con el concepto de ironista definido por R. Rorty (Cf. Rorty, R.,Contingencia, irona y solidaridad, Barcelona, Paids, 1991, captulo 4.

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    el sujeto es aniquilado y posteriormente renace (o no), es decir, el acto implicauna especie de eclipse, aphanisis, temporal del sujeto. Lo que constituye la raznpor la cual todo acto digno de este nombre es loco en el sentido de unainexplicabilidadradical: por su intermedio, pongo en juego todo, incluyndome am mismo, mi identidad simblica; el acto siempre es, por lo tanto, un delito,una transgresin, a saber, del lmite de la comunidad simblica a la quepertenezco. El acto se define por este riesgo irreductible: en su dimensin ms

    ndamental, es siempre negativo, es decir, un acto de aniquilacin, defuextirpacin no slo no sabemos que saldr de ello, sino que su resultado final es,en ltima instancia, hasta insignificante, estrictamente secundario en relacin conel NO! del acto puro-.101102

    Cuando iek sugiere ejemplos histricos del acto no tiene en mente a losnuevos movimientos sociales103 sino a las grandes revoluciones como las producidaspor el surgimiento del cristianismo o de lo que Lefort llama la invencin democrticay Laclau revolucin democrtica104. Es necesario aclarar, entonces, que el problema

    del acto puro de libertad no se inscribe en el mbito de la psicologa subjetiva, delidealismo o de la lingstica. Es una cuestin que incumbe al orden simblico mismo ya la emergencia de lo Real. El acto atraviesa la fantasa fundamental105 que sostiene aun sistema ideolgico y de lo que se trata en esta cuestin es: cmo es posible socavarrealmente el sistema capitalista global? Por esta razn -desde la perspectiva de iek-,las opciones de las polticas de izquierda no logran desatar el nudo que mantienefuncionando al sistema: la neutralidad o naturalidad de las leyes del mercado. En

    cia, un acto verdaderamente poltico implica necesariamente la repolitizacinconsecuen

    101 iek, S., 1994, pp. 62-63. nfasis del autor.102 iek vincula el concepto de acto con la misma nocin desarrollada por Laclau en Nuevas reflexionessobre la revolucin de nuestro tiempo (Buenos Aires, Nueva Visin, 1993). Tambin podra vincularsecon el concepto de lneas de fuga en Deleuze: Pero incluso despus de haber hecho una distincin entrela fuga y el viaje, la fuga contina siendo una operacin ambigua. Quin puede asegurarnos que en unalnea de fuga no vamos a encontrar todo aquello de lo que huimos? Huyendo del eterno padre-madre, novamos a encontrar de nuevo, en la lnea de fuga, todas las formaciones edipianas? Huyendo del fascismovolvemos a encontrar concreciones fascistas en la lnea de fuga. Huyendo de todo, cmo no reconstituirnuestro pas natal, nuestras formaciones de Poder, nuestros alcoholes, nuestros psicoanlisis y nuestrospaps-mams? Qu hacer para que la lnea de fuga no se confunda con un puro y simple movimiento deauto-destruccin, el alcoholismo de Fitzgerald, el desnimo de Lawrence, el suicidio de Virginia Woolf,el triste fin de Kerouac? La literatura angloamericana est atravesada por un oscuro proceso de

    demolicin que arrastra consigo al escritor. Una muerte feliz? Los peligros se corren. La paciencia y laspreocupaciones que hay que tomarse, las rectificaciones que constantemente hay que hacer para librarlade las arenas y de los agujeros negros: eso slo puede aprenderse en la misma lnea, al mismo tiempo quese la traza. No se puede prever (Deleuze, G.-Parnet, C.,Dilogos, Valencia, Pre-Textos, 1980). En estamisma direccin dice iek: Con un acto, stricto sensu, nunca podemos, entonces, prever plenamente

    jetividades polticas mltiples ciertamente no alcanza este

    sus consecuencias, esto es, el modo en que transformar el espacio simblico existente: el acto es unaruptura despus de la cual nada sigue siendo igual (iek, S., 1994, p. 64).103 La emergencia postmoderna de nuevas subnivel radical del acto poltico propiamente dicho (iek, S., Lucha de clases o posmodernismo? S, porfavor! en Butler, J. et alia: 2003, p. 106).104 Qu pasa si cambia el principio estructural fundamental mismo de la sociedad, como sucedi con laaparicin de la invencin democrtica? (iek, S., Lucha de clases o posmodernismo? S, por favor! enButler, J. et alia: 2003, p. 99).105

    En su aspecto fundamental, el tratamiento psicoanaltico consiste en el atravesamiento del fantasma,designa el renacimiento (simblico) del sujeto, su (re)creacin ex nihilo, un salto a travs del punto ceron simblica de su ser (iek, S., 2001, p. 230).de la pulsin de muerte a la totalmente nueva configuraci

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  • 7/29/2019 DOMINACION E IDEOLOGA EN SLAVOJ IEK

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    de la economa.106 Volveremos ms abajo sobre el acto de libertad absoluta identificadocon la (re)politizacin despus de aclarar el significado del concepto de lo Real.

    Lo Real

    Qu se entiende por Real en el contexto de la teora lacaniana? En primerlugar, lo Real es entendido como el punto de partida o la base del proceso desimbolizacin. En este sentido lo Real precede al orden simblico, es estructurado porl y queda atrapado en su red107. Pero, por otro lado, lo Real es al mismo tiempo elresto, e e lal remanente del proceso de simbolizacin y el exceso, el residuo que eludsimboli

    r a, una abertura en pleno orden109

    nte) . Lo Reals incomprensible, incognoscible, inefable . Es lo que no tiene sentido ni

    zacin108.

    Lo Real dice iek- es la plenitud de la presencia inerte, la positividad; nadafalta en lo Real es decir, la falta la introduce nicamente la simbolizacin; esun significante que introduce un vaco, una ausencia en lo Real. Pero al mismotiempo, lo Real es en s un agujero, una b ech

    simblico es la falta en torno a la que el ord