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96
\ :,.... , , HISTORIA DEL TABACO

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TO

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Divu

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tífica.

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sociología. (A

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No

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01·ísticosocial.

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94

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e costurnbrell isleñas cana1·ias.

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legó1·ica.

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l de

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tífica.

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yo

filosófico.

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En

sayo

s

JU

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EN

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H

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IA

DEL T

AB

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O

Un

iversalidad

de su

s industrias y comercio

Prólogo d

e

AL

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O

INS

UA

y

con

ilustraciones de

JU

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Hecho el depósito que m

arca la ley.

A D

ON

PE

DR

O P

ICC

AR

DO

Propulsor de

la industria tabaca­

lem argentina, espíritu progresista y

animador

del trabajo industrial

país, con m

i afecto más cordial.

J. D.

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PR

OL

OG

O

Gracias a

l notabLe p

ub

licista y

pro

fesion

al de la in

du

stria

tabacalera do

n

Jumn

Do

men

ech,

al fm

se

escribe e

imp

rime

un

a H

IST

OR

IA D

EL

T

AB

AC

O.

Ya

era hora.

El "T

rata

do

del Ha

­b

an

o" de M

awrice des O

mb

iau

x , fu

ma

do

r y g

astró

no

mo

belga, n

o h

a sid

o aÚ

tn vqrlid

o a n

uestro

icUom

a y, siemdo com

o es un

a

ob

ra notable, n

o p

od

ría a

dm

itirse rigwrosam

ern'ü como u

na

his­

toria

general de la plalnta má

gica

y S'U

IS apl~s div~sas.

Se lim

ita a

l ciga¡rro de V

uelta

A

ba

jo, el m

ejor de

todos, sin

duda, el alf!U

L y el genio m

ismo

s del tabaco, pero que no

cons­titu

ye TOD

O E

L T

AB

AC

O.

Existen

, aq

uí y alM

, boletines y revistas

de propagamda tabacalera.

Y, com

o es lógico, en

los dliccT

mul,..

ríos enciclopédicos, al llegar a la

letra T

, surg

e el capítulo de~

tabaco, en esa

form

a esq

uem

ática

y fría

peculiar de ellos.

En

C

uba, n

o

falta

n

trata

dista

s d,el

tabaco. C

itaré, en

tre los

de m

ayo',. a

uto

rida

d, a los señ

ores lrijo

a y C

asado. P

ero nin

gu

no

de

los dos

se h

a resuelto,

po

r ahora, a

ab

arca

r -desde

SU

B

orígenes y

en su

exten

sión

y

vwriedL

ld unive1'saL

es -el es­

tudio de tan

interresante ma

teria.

El libro de C

asado com

pren

de

sólo el

pa¡norama

de la in

du

stria tabacalerra

de su

país. E

s, p

or cierrto,

utilísim

o.

Ra

n lrijo

a, n

o h

a recopilado O

IÚn,

y es lá

stima

, los nu

mero

sos a

rtículo

s y ap

un

tes en que dem

Juestra su

conocimiento profw

ndo del tema

y su

sensibilidad refina

da

de fum

ador. Q

ued

a 'ClIÚn, si u

stedes quieren, 1W

i no

vela dW

b(1lYlXl, "H

um

o, D

olo

r, Placer", en

la que, a trQ

/Vés d

e algurlXJ, an€cdota am

orosa y de alg

un

a in

triga

dramática, h

e inten

tad

o convertitr

al tabaco en el p

rota

go

nista

secreto o DE

US

EX

M

AC

HIN

A de

la obra.

Pero

n.o vam

os a h

ab

lar d

e mí.

Va

mo

s a ha

bla

r de este ho

mb

re dinámicIJ, de este h

om

bre

estudioso y en

tusia

sta que es Ju

an

Dom

enech, suyo

es el libro

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8 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

excelente que prologamos y

que, en verdad, no necesitaba pro­loguista.

Y

no

o

necesitaba porque

JU(L'n

Do

menech

, _en sru

doble aspecto de escritor y

de profesional de

la in

du

stria ta­

bacalera argentina, es conocido, y de él se sable que sólo esm-ibe

de "lo que conoce" y de lo que estudia, tanto en los libros ;im

,., p'resos, com

o en el gra

n m

,anual de la experiencia.

Algo, ta

l vez mucho -

el soplo de la personalidmi, la sazón

y el acento de lo que se ha

vivido -, faltaríale a

esta obtra de

Dom

enech si sólo fuera alarde de erudito, cosecha de datos, yu

x­taposición de

do

cum

ento

s... D

omenech está presente, "vive"

en las páginas de su

libro. HOIIJ

en él un

poeta y un

sMía.dor.

Ha

y en él, palfa decirlo con el término adeO

Uado, w

n OIIiista.

Si n

o lo

fuera, ¿ le

deberíamos

su curiosa

novela hw

rrw­

rística DO

N S

ILIU

TO

y E

L S

IÚU

TIS

MO

? ¿ Le deberíam

os su labor de

geógrafo "p

o e tizan

t e ", L

A

AT

NT

IDA

y

CA

NA

RIA

S,

que le

ab?"ió las

pu

erta

s del "M

useo de

Ciencias

y A

rtes" de

Gran

Canaria?

Contrayéndom

e a su condición de

perito o

experto en el

tabaco, Dom

enech no h

ub

iese obtenido su

ma,estria en

la m

ar te1'Ía si, adem

ás de estudiarla, no

la hubiera practilXldo.

Quien

está ahorra delante

de' nosotros

como

autor de u

na

"Hist01'Ía

del Tabaco" n

o es w

n mero teorizante.

Llegó

a la,

Arg

entina en

1890. A

poco de itnmigrrar abandonaba el colegio para a

sum

ir el

modesto

oficio de despalillador

en un

a fábrica,

antaño cé­

lebre en B

uenos Aires: "L

a P

roveedora". D

ura

nte

ocho lus­

tros y wa

s ascensos bien merecidos, no cesó u

n solo día en

su tarea in

du

strial y

comercial del

tabaco. E

n esta industrÚ

L lo

ha sido "tod

o": desde aprendiz hum

ilcUsim

o ha

sta fab.riO

OYnte y

gerente. R

azó

n por la

cual, su

s iniciativas y consejos

fueron y sig

uen

siendo escuchados y adoptados Po?· cuantos lo conocen y lo trratan, q

ue son, en rrealJidad, todos los hom

bres que cons~

tituyen

la vasta

familia tabacalera de

la A rg,entina.

. S

us

iniciativas y

consejos no

revistieron exclusivam

ente la form

a verbal: él los dotó del perfil y

k~ eficacia de la letra; im

presa, dirigiendo durante años "El H

eraldo Tabacale?'o", "El

Tabaco" y "L

a V

erdad", publicaciones consagradas al progreso y depuración de la industrÚ

L y el comercio del m

mo

, en los que

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

9

Dom

enech es wn tém

vico y

puede "po

ner cátedra", a

sí teórica com

o. exp

erimental.

Todos estos hechos, todas estas razones, concw

rr em a hacer

del presente libro de Jua

n D

omenech u

na

obra ca

pita

l-in

for­

?nativa y am

ena -parra cuantos desean, que son m

uchos, cono­cer la

historia del tabaco,

desde que C

olón, m

aravillado, des­cubría al siboney con u

n tarugo de hojas h

um

eantes y arom..á,..

ticas en la boca, hasta ho

y. .. H

asta

hoy en que fwm

a todo el m

undo, en que el

tabaco -p

erfum

e, ensueño, ?nagia,

pafraíso a

rtificicl sin reptiles -

Sle ha

convertido en u

na

necesidad y wn

placer unriversales. L

os fumadores (y la

s fU?nadoras, n

o las olvidem

os) y cuan-tos, pC

Yrque lo consumen o lo producen, se interesan p

or la vida,

-las peripecias

y los

triun

fos de

la planta m

aravillosa, verá

n

satisfechas todils sus curiosidades en

este libro extraordinario de Ju

an

D om

ene ch. E

l buen amigo,

el autor, conoce

sin duda

estos ingenuos versos de

un

poeta popularr cubano

del siglo

anterior:

" Con u

n cocuyo

en la

'I1WInO

,

y u

n g1'a

n tabaco

en la boca,

Un

indio, desde

un

a roca,

Contem

pla el cielo cu

ba

no

."

Pues bien:

el au

tor de

esta "H

ist01'Ía", con w

n cigarrillo

entre sus labios sagaces y risueños, contem

pla todas las pers­pectivas del orbe.

El hum

o de su cigarrillo nos señala todos los

itinerOll"ios y todas las ru·tas.

Es u

na

invitación al viaje hacia

el "ayer" del tabaco.

Del que volvem

os encantados parra em

­prender otro por los cam

inos y las florestas del tabaco "actual". P

ero no es sólo un

viaje de plx;w

er. D

el mis?no se despren,­

dan enseñanzas. E

s un

viaje deleitable y útil.

i Magw

ífico n

au

ta y

cicerone del mu

nd

o del tabaco,

nues­tro Ju

an

Dom

enech!

AL

BE

RT

O

INS

ÚA

.

Buenos A

i,·es, diciem

bre de

1940.

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AD

VE

RT

EN

CIA

DE

L A

UT

OR

En

este modesto libro tratam

os de divulgarr la anecdótica

y pintoresca

histaria del tabaco

a través

de sus

vicisitudes, dxm

do al público una im

presión somera de

la wrviversalidxrd e

impofrtancia

de sus industrias p,gríJc.olas

y j'aJJriles.

Tannbién abogam

os por

el constarnte

progreso técnico-económ

ico de

lM

industrias tabacaleras

nacionales que

hasta la

fecha -espe­

ciJalmente lA indusW

ia agrícola -, h

an

desenvuelto su labor con

criterio empírico m

ientras nuestros poderes públicos no 8'e han'

percatado de la

lentitud de su

progreso no obstalnte

obtener p,nualm

ente de las industrias del tabaco nacional má

s del lO

ro

del total del presupuesto de la N

aeión. N

aciones como E

stados Untidos, C

uba, ItaliJa y Greoia, han

dedicado al progreso de sus w

ltivos y m

arllUfactw

as, esfuerzos protectores y estim

ulantes que han dado resultados admirables,

convirtiemdo a estas industrias en veneros inagotables d

e riqueza pública y privada.

Italia, paJÍS que hasta hace cincuenta amos no p110ducía ta­

baco, es ahora un

país exportador y abastece su poderrosa in­

dustria fabril con sus propz"as materias prirnLLS.

Este éxito se debe a la alta preocupación estatal qu:e no es­

catimó m

edio alg1JJrU) parra obtener su finalidad,

Los Institutos

"Experim

ental del Tabaco",

de Sea/ati y Salerno y

el "Labo­

ratorio Quím

ico Expe<

rÍmental", de R

oma, han obtenido en estos

treinta últimos años resultados m

agníficos, O1'Íentando. la

pro­ducción agrícola y

kt, fabril por las sendas de kt, ciencia aplicada a la industria.

El sabio quím

ico y tabacalero doctor L. B

ernar­dini, 1ui dado la pauta sobre estos nuevos dernoteros d

e nuestra industria del

tabaco: "L

a práctica traJdicim

uU.

ha

dicM,

ha

sido siem

pre una buena ma,estra, m

ás el racional perfecciona-

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12 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

miento y la segw

rü1acl de los aciertos de cualqu'¿&r(~ producción

industrial ha

necesitado siemp

re del desarrollo de bases teóri­

cas científicas, construídas con, el estudio de [;as tran

sfo'rmacio­

nes de

las. m

ateria

s prim

as (~

través de

los agentes

que las

determinan".

Este es, pues, el concepto doctrinal que cabe realizar siem

­pre que se

trate del pro

greso

positivo de

nu

estras indust1'ias

tabacaleras. N

o nos podemos quejar del progreso alcanzado p

or n

uestra

industria m

am

ufa

cturem

nacional. S

u

producción actual está

equiparada a la altu

ra de iguales i1'ulusD

rias e11(ropoos y armeri'­

canas. L

a producción de

cigarrillos negros, picaduras y

ciga­rros, tiene h

oy en la A

rgen

tina

un

a elaboración p,M

"fema

y enl

cuanto a calidades, higiene y presentación, nada puede envidiar al exD

ramj&

ro. Y

ta

n es así, que p

or su

propia gravitación ha

desalojado del g

ran

mercado inte?'"Í01' en pocos años la com

pe-·tencia extra

nje'ra dom

i'lWlnte

en el

pasado. T

ambién creem

os llegada la hora de lu;,mar la atención de

las autoridades,

del E

stado, sobre su sistem

ática indiferencia hacia el com

ercio e ind

ustrü

i del tabaco, actividades éstas que m

ás bien

Siempre D

ropezaron con las mídtiples dificultades de

'ltn(~ legislación que se ha

ido tejiendo mu

y lenta y apáticamente

sin u

na

clara y pnecisa 01"Íentación

franC<

1.1nente protect01'a

y estim

ulante. y

a esta falta

de calor

oficial débese

agrega?" la

nu

eva

"Leyenda N

eg'ra" del

tabaco, la

que, en

form

a terw

.z y

arbi­traria, se w

rde desde vw

rios sect01"eS, tratando de desaC

1"editar y am

inorar a estas fuentes de verdadera 1'iqueza del país, q'lte

clan pan y trabajo a má

s de medio m

illón de pe11,Sonas. Y

, ú

ltima

men

te, este libro está dedicado

a la laboriosa y hon

esta familia tabacalera argentina, desde

el hu

milde colono

y peón d

e labranza de n

uestra

s vegas provincia1ws, qu

e culti­va

n y proveen las m

aterias primas, hasta las fábricas

y talle­res donde m

illares de ob1"eros,

jefes y empleados, tra

nsfo

rma

n

las ramas de la solam

ácea en mu

ltitud

de p1'oductos que mult~

pl'ican el valO?" del tabaco y satisfacen la dem

anda pública en la

fOtrm

a má

s correcta y terminada que pueda elaborarse la "H

e­chicera

Yerb

a

Antillana".

Va

n

tam

bién

estas

páginas para

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

13

aquellos hombres que tra

fican

con el tabaco ya sea en sus olo­rosas ra1rut.s o bitm

en SU

$ productos m

amufacturados: los

co­·m

erciantes distribuidOtres

mayorristas que d

ifun

den

la produc­

ción fabril a través de todos los pueblos y ciudades de la R

epú

­blica; al incontable com

ercio min

orista

: cien mil brazos que se

extiend

en afablem

ente para servir sus cigarrillos, pw

ros o p

i­cadw

ras, a los millones de consum

idores; a los vi{Lj'talntes y co­

rredores, que

en continuado

esfuerzo, con

el ingenio

de su

verb

a y actividad saben d

ifun

dir po

r doquier las creaciones y

productos de nueSDra in

du

stria tabacalera.

A

todos los camaradas de

la grey tabaquera, deseam

os un

constante progreso com

o consecuencia de la a1'moniosa y libre

unión, dentro de cuya comunión grem

ial si cada cual recoge el lru

to

de su

s actividadies

y desvelos,

todos unidos

sumam

s'u

poderosa fum

za tm la defensa legítim

a y fecWnda de su

labor y patrim

onio del trabajo.

JUA

N

DO

ME

NE

CH

.

Bueno

s A

ires, enero de

19

41

,

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1

PA

NO

RA

MA

H

ISTO

RIC

O

Al

correr de

la h

istoria cada

siglo tiene sus

caracterís­ticas

propias que van tejiendo,

en

la sucesión del tiem

po, el

variad

o "rosicler" de la civilización.

Los siglos xv y

XV

I, entrañ

aron

dos gran

des revoluciones,

ún

a espiritual

y o

tra económ

ica, que

conmovieron

al m

undo europeo. E

l Renacim

iento con su d

espertar de las artes y las

ciencias y el descubrimiento del

Nuevo M

undo por los españo­les,

cuyos acontecim

ientos fueron

magnificados

.y difundidos

po

r la invención de la pren

sa po

r Gutenberg. A

partir de aque­

llos mem

orables y fecundos tiempos se abrieron nuevos y pro­

misorios cam

pos de acción y de

posibilidades a los pueblos de E

uro

pa,

sojuzgados bajo

la coyunda

de m

ilenarios vasallajes

feudales. E

stas gran

des revoluciones de su

ma trascendencia progre­

sista, crearon

en la Eu

rop

a latina u

n estado general de exalta­

ción popular que animó la pública discusión de los hechos y las

ideas imperantes, causando ello la ráp

ida difusión de los acon­

tecimientos con u

na acentuada tendencia al

libre examen que

constituyó la maduración de las ideas nuevas que evolucionaron

hacia la enciclopedia y la revolución francesa que, con la apa­

'rición del

maqúinism

o y

el capitalism

o, dieron

nacimiento

a n

uestro

régimen b

urg

ués que, si adolece de fallas en su estruc­

tura éticoeconóm

ica, en

cambio

· ha

realizado todas las

mara­

villas de nuestro progreso técnico .y científico con su elevación m

ental y culturál de innegable y fecunda realidad. E

l descubrimiento del

continente americano fué

un

hecho

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16

de tal magnitud en la m

entalidad y la economía \le

-los.>0~iejm pueblos

de E

uro

pa,

que todo

cuanto provenía

del continentE

colom

bino era

motivo

de g

rand

es y

generales com

entarios, m

agnificándose asombrosam

ente todas las noticias y novedade~

que llegaban de aquellas nuevas tierras envueltas en la aureola d

e la fantasía y de la exaltación.

J E

n el pueblo de l~s p

aíses del sur europeo, existía de hecho

un

estado de común expectativa, de com

entario y de exageracio­nes verbalistas, cuando llegó a

Esp

aña el tabaco, cuyas m

ues­tras oficiales enviaba C

ristóbal Colón, bajo el n

om

bre u

n tan

to

cabalístico de "buglosa" o yerb

a hechicera para todos los ~ales.

Estos pueblos que vieron en

Am

érica el descubrimiento de

El D

orado, fueron recibiendo los presentes enviados del Nuevo

Mundo y el tabaco se adelantó, con su fam

a bru

ja, al maíz, la

patata, la quina y otros productos de g

ran valía alim

enticia y terap

éutica y a

la mism

a llegada del anhelado oro y

piedras preciosas, que se esperaban con intensa esperanza de regenera­ción económ

ica de multitudes tan

empobrecidas.

f E

l tabaco, de la voz caribe "to

bak

", desde el prim

er mo­

mento, fué m

otivo de suma curiosidad de las gentes y d

ada la

modalidad d

e aquella época, en que tanto

se discutían y comen­

taban

todos

los asuntos,

y especialm

ente los

de procedencia

americana,

determinó acaloradas

polémicas

de' variad

a índole científica,

moral,

religiosa y

social. T

odo el

mundo

se creyó

capacitado para o

pin

ar en favo

r o en con

tra de la "yerb

a bru

ja". M

édicos, boticarios, clérigos y obispos, funcionarios, autorida­

des, príncipes y reyes, tom

aron

parte en la p

orfía en defensa o

desmedro de la solanácea tropical, que pasó a ser tem

a impór)

tantísimo en

las charlas, textos, leyes y ordenanzas, de muchos

países de Eu

rop

a. D

e ahí la fam

a y enorme difusión del

tabaco en todo el

Viejo M

undo y la copiosa y apresu

rada bibliografía que le dió

categoría de producto de imp

ortan

cia pública. Ya en el siglo X

VI,

aparece un

gran

volumen sobre el tabaco y sus cualidades cu­

rativas, escrito po

r el médico holandés B

einterm

a van

Peim

a, que elogiaba el tabaco com

o panacea de la salud. En

1772, otro galeno alem

án, Jeh

am G

otieb S

chaffer, publicó o

tro libro

en el que sostenía que el tabaco era u

n rem

edio para los m

ales del

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

17

intestino. Y es sabido que en F

rancia, en las estaciones de sal­

vamento del S

ena, hasta hace no m

uchos años, se empleaba el

humo del tabaco p

ara trata

r a los ahogados.

* *

*

Los orígenes históricos del tabaco son cla'ros y precisos des­

de el mom

ento en que fué descubierto po

r la prim

era expedición de C

olón a los pocos días de su arribo

a la isla de Guanahaní.

No obstante su aparición en

Eu

rop

a, primero en

Esp

aña y luego

en P

ortu

gal, F

rancia, Italia e In

glaterra, fué rodeada d

e fantás­

ticas leyendas y de un

a enm

arañad

a literatura polem

ista, que

nu

blan

un tanto

la claridad histórica aunque fueron la causa de su

may

or difusión en todo el V

iejo Mundo.

En

la Exposición U

niversal de Sevilla, el tabaco, com

o ele­'m

ento im

po

rtante

del descubrim

iento de

Am

érica, tuvo

una notable

representación, varios

concursos y u

n congreso tab

a­quero que

fué am

enizado con

un concurso

de fum

adores, en

cuyos actos quedó con

sagrad

a la aparición del tabaco y su pri­

mer descubridor y fum

ador. C

uando Cristóbal C

olón asentó pie en las costas de Guanaha­

ní, a los pocos días envió hacia el interio

r de la isla un

a expedi­ción al m

ando del capitán

don Rodrigo de X

erés, para observar las

costumbres de los indígenas. M

ientras aquellos expedicionarios

recorrían

los alrededores del campam

ento, pudieron notar, sor­prendidos, que los

natu

rales del p

aís se en

tregab

an a

gu

star el

humo de

un

a plan

ta que fum

aban

formando

rollos de

sus h

ojas que encendían p

or u

n extrem

o para absorber p

or el o

tro

el producto de su combustión. F

ué así com

o el capitán

Xerés,

observador y audaz,

trató de

enterarse

de aquella

rara cos­tu

mb

re indígena y pudo

saber de

los indios que g

ustab

an el

sabo

r de ~na p

lanta que ten

ía virtu

des salutíferas y

gu

stati­vas de g

ran valor.

Don R

odrigo pudo hacerse

' comprender de aquellos

man­

sos aborígenes y prontó probó un

a de sus tag

arnin

as, un rico p

uro

caribe cuyo sabo

r y arom

a le ag'radaron ,mucho y fu

é así com

o el apuesto capitán

recaló al campam

ento echando sendas

Page 10: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

18 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

bocanadas del aromático hum

o del tabaco americano. E

ste he­cho fué de g

ran com

entario entre los cam

aradas de la colom

­b

ina expedición y a

los pocos días y

a hab

ía varios españoles que sabían g

ustar las delicias del tabaco.

Poco tiem

po permaneció en G

uanahaní el capitán

Rodrigo

de Xerés, que al reg

resar a Esp

aña, con su

buen hu

mo

r anda­luz, se propuso ad

mirar a sus paisanos fu

man

do

a diario sen­

dos puros hum

eantes que llamaron la general atención con el

corolario de sabrosos y raro

s comentarios del

paisan

aje cote-rráneo.

En

Ayam

onte, su ciudad natal, don Rodrigo sem

bró sem¡'

llas de tabaco en su cig

arral y obtuvo sus cosechas que con­

vertía en

puros que saboreaba constantem

ente, logrando

des­p

ertar envidia y al par que m

uchos caballeros deseaban igua­larle p

ara adq

uirir aquella notable fam

a de ho

mb

re extrao

rdi­

nario de que gozaba el bizarro

capitán

de Colón.

Bien

pronto, debido

a los

prejuicios de

la época

y a

la envidia

que d

espertara

don R

odrigo, se

vió envuelto

en u

n

juicio de la Inquisición, donde se le acusaba de

hechicería ... L

a prisión de R

odrigo de

Xerés,

fué la

consagración oficial

de su entu

siasta pro

pag

and

a por el tabaco y sus puros caribes. F

ué el p

rimer p

rop

agan

dista y v

iajante tabacalero del m

undo ... A

l salir en libertad nuestro héroe,

gracias a la interven­

ción directa

del rey

y g

rand

es señores,

don R

odrigo hizo

el m

ayor alarde de

empedernido fum

ador y

su cig

arral fué un

punto célebre en Esp

aña y lu

gar de v

erdad

era irradiación de sem

illas para los

variados cultivos que por to

da la península

se hicieron de la yerba b

ruja, p

ara fum

ar y curar u

na porción

de males p

ara los que era recomendada esta solanácea, p

or los

nau

tas y mercaderes que iban y venían del continente occidental.

Hubo en 'E

spañ

a y Po

rtug

al muchos cig

arrales plantados de

tabaco (cig

arral era la

pequeña hu

erta de

muchas

casas solariegas, que en los veranos eran

comúnm

ente atacados por la cig

arra o langosta de Africa, de ah

í el nombre de cig

arro)

y fué desde entonces un

a moda de

rango y buen tono fu

mar

puros del propio cigarral.

* *

*

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

19

Según el

cronista de la época

del descubrim

iento, L

obel, los

indígenas de la isla de G

uan

ahan

í fum

aban con

un

arte que les era propio, pues no sólo .fu

mab

an unos rollos de hojas

secas, sino

que ponían

también

el tabaco

en unos

pequeños em

budos hechos con hojas de palm

era encendiendo un extremo

Pip

a aborig

en de M

éjico P

ipa

h

allada en

excavaciones del

jiura

ber bese

para absorber el hum

o po

r el otro, todo lo que era en realidad ~na v

erdad

era "pip

a" de sum

a simplicidad.

Algunos tratad

istas afirman

que este aparato

y otros di­

versos para fu

mar fueron los que dieron el nom

bre a la plan

­ta,

mien

tras otros

asegu

ran

que fu

é el

tabaco propiam

ente

3

Pip

a d

e hier'ro.

Africa

ecuato1'ial

dicho el que

dió nom

bre al utensilio o pipa. O

viedo, escrito

r de esa época, dice que la p

alabra "to

bak

" no es la plan

ta sino la p

ipa que los indígenas llam

aban "tobago". Lo cierto es que

se designaba con el nombre de "to

bag

o" a u

na rara pipa, luego

descubierta en otras regiones an

tillanas

y del continente,

cu­,yo ap

arato estab

a formado p

or dos cánulas que se m

etían en

Page 11: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

20 .lU

AN

D

OM

EN

EC

H

las narices

mien

tras el

depósito de

barro

cocido

donde se

colocaba el tabaco se ponía en un braserillo. A

firma el conocido escrito

r de la época del descubrimiento

de Am

érica, M. B

e Barry

, que en el año 1590, los natu

rales del B

rasil usaban un

a extrao

rdin

aria pipa consistente en un caño m

uy largo con un

gran

depósito

en su

extremo, el

cual era llenado constantem

ente de tabaco seco p

or las m

ujeres de los

fumadores. E

sta función tenía un aspecto ritual, pues los hom

­bres,

po

r lo general

bravos guerreros,

se en

tregab

an

a ~na

especie de embriaguez tabáquica gustando

su ap

aratosa

pIpa sem

idormidos, m

ientras sus favoritas cuidaban religiosamente

tener encendida la jerárq

uica pipa p

ara que el

belicoso señor p

ud

iera entreg

arse a las gratas ilusiones que

su mente tropi-

Pip

a

japonesa

cal y excitada producía acaso viendo cruentos combates con el

enemigo y en el cielo poblado de fantasm

as, los nimbos de auro­

ras gloriosas que iluminaban su personalidad, p

atricia y m

an­dona. E

n las excavaciones del V

alle del Missisipí, h

an sido ha­

lladas unas pipas en fo

rma de hornillos agujereados, hechas de

barro

cocido. Un

a verd

adera in

du

stria indígena era la de fa­b

ricar pipas de acuerdo a la mentalidad, costum

bres y aplica­

ciones místicas del fu

mar, que p

ara aquellos pueblos

autócto­nos

encerrab

a no solam

ente el placer gustativo

sino también

un simbolism

o y un ritual, que

dab

á" jerarqu

ía a quienes

po­seían u

na m

ás notable pip

a para el consum

o y sahum

erio ta­báquicos.

y si el hecho de fu

mar ten

ía aspectos superiores al mero

consumo de tabaco, puesto que im

plicaba otros conceptos rela­cionados con la ideología ru

dim

entaria de aquellos

pueblos de im

aginación exaltada po

r el clima y el m

edio y que eran

hon-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

21

damente crédulos

de sus

supercherías espiritistas en

las que

los hechiceros dirigían la mentalidad de aquellas criatu

ras, cabe p

ensar cuán

imp

ortan

te no sería

el uso

de los

instrumentos

más o m

enos rudimentarios, toscos,

pero simbólicos a

su ma­

nera, p

ara quemar el tabaco que fum

aban. L

os indios pieles rojas usaban varios tipos d

pipas muy

características y se han

hallado ejemplares que

tienen un no-

Pip

as a

frican

as

de m

ad

era

table parecido con las actuales pipas eurdpeas. Son la m

isma

"cachimba" o pipa que vem

os prendida de

los labios

gruesos de esos

marinos

del N

orte de

Eu

rop

a que,

al igual

que sus

antep

asados fum

adores" del

Cañón

del C

olorado o

del V

alle del

Missisipí,

prefieren su ensoñado

rato de m

ohino fum

ar a

, nin

gu

na o

tra distracción mental.

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22 .T

UA

N

DO

ME

NE

CH

Aquellas pipas de los indígenas norteam

ericanos, revelan

su in

du

stria n$lda despreciable, ya que en

este renglón del arte d

e fum

ar sabían

crear obj etos con su no

ta artística definida. U

nas p

ipas ten

ían adornos heráldicos

y sim

bólicos, o

tras es­tab

an

exornadas con

plumas

y caireles

al igual

que ciertas

pip

as hú

ng

aras y tirolesas de nuestros tiem

pos. T

ambién las

hab

ía con mascarones de deidades o espíritus o cabezas de ani­

males y tam

bién terminando el depósito en u

na hacha, que era

símbolo

guerrero. ¿ Q

uién no

ha

visto en

tre los

austríacos e

Pipas in

dias

italianos, húngaros y alem

anes, estas pipas con nin

fas y sire­nas, labradas en espum

a de mar y ám

bar, que además de sus

figu

ras alegóricas tienen caireles y otros colgajos que las ha­

cen tan pintorescas?

Mr. H

arriot, viajero inglés, en su "D

escripción de la Nue­

va T

ierra de Virginia", publicada en el año 1588, decía que la

hierb

a llamada por los

indios "U

ppowac" y

por los españoles

"Tabaco", era fu

mad

a en pipas de barro

cocido y su h

um

o era

tragad

o

hasta el

estómago,

atribuyéndosele condiciones

salu­dables y preventivas contra las enferm

edades y los m

alos el'!-

píritu

s. . . .'

. A

unque parezca trivial, du

rante m

ucho tIempo se discutIó

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

23

cual fué la p

rimera fo

rma

de fu

mar

entre los

indígenas del

Nuevo M

undo; si empezó a

fum

arse en aparatos como las pi­

pas o bien directam

ente quemando

las hojas', com

o lo

vió en

G

uanahaní el capitán X

erés. E

sta discusión sin trascendencia es idéntica a aquella o

tra de quien fué primero, si la gallina o

el h

uev

o...

Lo

cierto es

que después

de varios

siglos de

la llegada del

tabaco a E

uropa, los hom

bres fuman

cada vez en

Na1·g

uile.

Pip

a

turca

may

or cantidad y las únicas novedades introducidas p

ara gas­ta

r tabaco son los cigarrillos en toda la vasta g

ama de tipos y

gustos, a lo que podría agreg

arse-el "n

argu

ile" ideado por los turcos y griegos en su refinam

iento de los placeres íntimos y

los puros habanos, qu

e no

son otra cosa m

ás que los rollos de h

ojas que aprendió a fab

ricar don R

odrigo de Xerés.

Com

o expresión

de n

uestro

s adelantos

técnicos, las

pri-

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2-1 JU

Ar>

DO~1Er>E

CH

Pip

a in

Ilesa

1IIudenu

z, In

últim

a T)(tlal)/'~

en

ca

lida

d

y c!c:V

IIlI(:irr fa

ori("((¡{a

cu

n la

v

ela

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ch

n

¡{e /1 l/a

H

I/.Z

de

plrlllta

7IIc

c!lte

rraIH

'1t L

o!; fu

mad

orl's

exp

ertos

sabe

n eleg

ir y

valo

rat· las

cualid

ades

del

material

de

qu

e se

hacen

las

pip

as

e~pecialmente

en

lo' q

ue

se refiere

a la

,.: v

etas

y su

corte

I I

/ '11/',-.

I/C'

I('/-'f' /IIC

fl,'tcl'I'fÍI/C

a,

co

rlc

1J/((I/<I !I

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(/ d

e ffll"

o¡nu

·i¡;1l.

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

25

mitiv

as pipas american

as h

an

sufrid

o

notables m

odificaciones desde e

l pu

nto

de v

ista de la hig

iene y la estética, en

cuad

rand

o

esa indu

stria den

tro

de lo

s conceptos

modernos.

La

ord

inaria

cachim

ba de tu

bo

s de caña y de p

alma y los b

raserillos de barro

cocido

de caribes,

americano

s y

brasileño

s, se

han

convertido

en nuestra

s elegan

tes pipas inglesas tallad

as en raíces de gu

in­

do y

fresno,

qu

e en

su cañ

o

lleyan

tub

erías

metálicas

para

recog

er los residuo

s, evitan

do

qu

e lleguen a la boca del fu

mad

or

con su acritud

molesta e irrita

nte.

Hem

os p

rog

resado en el arte de fum

ar, pero este pro

greso

es de los

accesorios

y no

del h

echo en

sí m

ismo

de gu

star

el tab

aco, y

a sea

en los

rollos

de h

ojas

torcid

as que

llamam

os p

uro

s o en la. pipas carib

es. Es el cigarrillo, el

blanco tub

o de

pap

el de arro

z con

teniendo fina

s heb

ras, el gran

elemen

to uni­

versal d

el consum

o del taba

co que en nu

estros días h

a atraído

tam

bién

a la m

ujer

que, lib

erada d

e viejos

preju

icios sociales

y fam

iliares,

acom

pañ

a decididam

ente

al h

om

bre

en este

en­tre

tenimien

to, tan

un

ánim

e, d

e p

asar

por la vida echando bo­

canad

as del

arom

ático

"tob

a k" ...

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11

LA

RU

TA

HIS

TO

RIC

A D

EL

TA

BA

CO

De A

mérica a

Eu

rop

a

El tabaco, al ser descubierto y

valorado por los

hombres

de la prim

era expedición española a la isla de San

to D

omingo

(Gu

anah

aní), tom

ó pro

ntam

ente la ru

ta lógica de España, que

fué la platafo

rma de su difusión general.

Ya hem

os dicho

que fué

Cristóbal

Colón

quien presentó

el tabaco

oficialmente

a las autoridades

españolas, acom

pa­ñando su p

rimera m

uestra con una descripción ap

rop

iada a los

datos que tenía de esta solanácea a la que llam

ó "buglosa" des­de el p

un

to de v

ista de sus raras cualidades m

edicinales. E

l revuelo de las discusiones que se

originaron alrededor del tabaco le dieron fam

a y difusión; la ob

ra inicial que desde A

yamonte iniciara el fam

oso capitán expedicionario colombino,

Rodrigo

de X

erés, que

logró poner en

m

oda el

consumo

de puros y el cultivo de las p

lantas; la curiosidad de las g

entes y

el interés de lucro de m

uchos mercaderes y n

aveg

antes; la cre­

dulidad y el vicio, bien pronto hicieron que se generalizara el

tabaco, usándolo no solam

ente en el fu

mar,

sino en la fo

rma

medicinal de "rap

é", cuya man

ufactu

ra fué la prim

era que se desarrolló industrialm

ente en la Pen

ínsu

la; ya en el año 1494,

~os

después del

descubrimiento

de A

mérica,

se publicaba

en E

spañ

a el prim

er libro o tratado

sobre el tabac9 en polvo, que ad

qu

iría notable consumo popular.

Dado

el aum

ento creciente del

consumo

de tabaco

y las

inacabables polémicas sobre su

bondad o perjuicios, el E

stado

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

27

tomó cartas en ·el asunto y fué así com

o Felipe 11, 65 años m

ás tard

e de la llegada del tabaco, ordenó al sabio médico don F

ran­

cisco F

ernán

dez de T

oledo que fu

era a

Méjico

pa'ra estud

iar esa p

lanta y llevar sus sim

ientes a E

spañ

a. Con tal m

otivo el

ilus:r e m

édico de su majestad

partió

para la "N

uev

a Espafla"

el ano 1559. A su regreso, el doctor F

ernández de Toledo llevó

semillas de tabaco y una m

emoria in

teresante sobre usos de esta

solanácea en varios países del Nuevo M

undo así com

o la form

a indígena de su

cultivo y m

odos de secami~nto

y de

consumo

en sus diversos em

pleos. P

uede asegu

rarse que a p

artir de este hecho trascenden­tal, el

tabaco quedó consagrado en Esp

aña com

o un producto

de consumo libre que m

anip

ularían

ind

ustrias especiales.

Desde Esp~ña pasó el

tabaco a P

ortugal, donde tras las

discusiones de sus raras condiciones se interesó pO'r esta p

lanta

el emb

ajado

r francés en Lisboa, D

r. Juan

Nicot, que envió u

na

mu

estra de tabaco a su majestad

la reina C

atalina de Médicis

a la que interesó sobre sus características notables.

La rein~

de Fran

cia tuvo el gusto de interesa'r a su brillante corte por el tabaco, que con tan

mag

na p

rop

agan

da no tard

ó en

ser un

a p

lanta en

boga, no solamente en los jard

ines, sino en

su con­sum

o para fu

mar y g

astarlo en

la form

a española de polvo o rapé.

La

distinción ten

ida

po

r rein

a tan

lin

ajud

a com

o ele­

gante, dió

al tabaco

el nom

bre au

n

existente de

"plan

ta de

la Rein

a" o "Yerb

a Regia".

. D

ado el favo

r prestado al tabaco por Catalina de M

édicis p

ron

to se extendió a

las cortes de

Alem

ania, H

olanda, Itali~ y otros pueblos. E

l famoso

Prio

r de Lorena aceptó el

uso del tabaco y dicen que lo em

pleaba para cu

rarse sus males

por lo cual adquirió el

nombre

aun

existente de "Y

erba del 'P

'rior". L

os m

arinos portugueses llevaron el tabaco com

ercialmente ~

Italia, donde fué aceptado y dado a conocer por el célebre car­denal S

anta C

ruz, por lo cual en la península itálica se le cono­ció b

ajo el denom

inativo de "Yerb

a de San

ta Cruz". L

o mism

o sucedió

cuando N

icolás T

O'rm

ibón difundió

el tabaco

por el

interio

r de Fran

cia e Italia, por cuya razón también se conoció

esta solanácea bajo

el nom

bre de "H

ierba T

ornabona". Desde

Italia, po

r medio de los navegantes genoveses y venecianos, el

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28 JU

AN

D

OIlfE

NE

CH

tabaco se extendió hacia el O

riente, donde de inm

ediato tuvo g

rand

es y

numerosos

pa.rtidarios, así

como

furib

un

do

s ene­

migos, que sólo lo

grab

an u

na m

ayo

r extensión del consumo del

tabaco, que se propagó p

or T

urquía, G

recia, E

gipto, los

Bal­

canes, Persia, C

hina y

Japó

n. P

or o

tra parte y

desde el año

1585, Sir D

rake, el fam

oso navegante, llevaba a In

glaterra el

tabaco, desde Virg

inia y K

entucky, países del no

rte americano,

. de donde también era originario.

Esta inm

ensa como ráp

ida propagación del

tabaco deter­m

inó notables y enconadas

discusiones acerca de su consum

o tan

común, fum

ándolo en pipa, puros y absorbido p

or las n

a­rices en polvo, que se estim

aba era desinfectante interior. T

an elevado gasto de tabaco recrudecía m

ás que nu

nca el

debate enorme y

trascendental sobre las cualidades implícitas

de la yerb

a bru

ja, arom

ática y narcótica que,

en form

a des­m

edida, se consumía co

ntra todos

los dictados de las

leyes y

consejos de

personas prom

inentes. A

m

ayo

r persecución mayor consum

o de tabaco había, y este hecho tam

bién un

tanto

brujo, acabó con la intervención siem

pre fracasada de los reyes y obispos, que creyeron que su

auto

ridad

termin

aría con el avance desmedido del consum

o ta­baquero. Y

fué así como el rey Jaim

e de Ing

laterra, en su fa­

moso

"Co

un

terblan

t th

e tobacco"

decía que

esta p

lanta

era nociva y el fu

mar repugnante, odioso al olfato y m

alo para el

cerebro. El m

ismo O

romw

ell ordenó a las trop

as la destrucción del tabaco desde los cultivos h

asta donde qu

iera que fuera h

a­llado.

En

Rusia,

el gobierno condenó

el consum

o del

tabaco, aplicando

du

ras penas' a los fum

adores, qúe

fueron persegui­

dos con tod

a la estulticia con que en

aquel país despótico se

realizaban estas

campañas

persecutorias. E

n

Suiza

también

se condenó el uso del tabaco y en las leyes se alegaba que ese vicio era m

otivo de adulterios ... El p

apa U

rban

o V

III, en 1624, tam

bién

condenó el consum

o del

tabaco y su

sucesor Inocen­

cio X

II, el año 1690, amenazó COn la excom

unión a los que usa­ran

el tabaco o su polvo en los recintos eclesiásticos.

El sultán A

mu

rat IV

, en sus despiadadas luchas co

ntra el

tabaco, hacía co

rtar la nariz

y los

labios a

los fum

adores, y

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

29

fuero

n m

uchos los pobres tu

rcos que perdieron estos órganos

po

r no haberse enterado de tan b

rutales ordenanzas.

El

emperador del

Japó

n

no quiso

ser m

enos b

árbaro

y

torp

e y tam

bién decretó

bru

tales castigos

con

tra ].os

fum

a-dores el año 1620.

. R

ichelieu, el

hábil político

francés, tuvo

más

tino -

no era b

árbaro

-y m

ás hábil que sus colegas, sólo aplicó fU

e'rtes im

puestos tabacaleros,

cuyo sistem

a inteligente

y liberal

ha

dado la pauta, haciendo que los gobiernos frente a u

n m

al irre­m

ediable que se ag

ravab

a con las

persecuciones limitaran

un

tan

to el abuso pagando renovadas sum

as al fisco siem

pre se­diento de ren

tas y sabrosos ingresos fiscales. .. E

l ilustre car­denal

francés fué

realmente

un

p

recurso

r de

nuestros buró­

cratas fiscales,

que siguen

creyendo que

el tabaco

no es

un vegetal am

able, sino un inagotable filón de oro ... D

esde que Richelieu aplicó su sistem

a fiscal, el tabaco se h

a convertido en estos dos siglos, en u

na fuente inagotable de

rentas y todos los gobiernos m

odernos sacan al tabaco su bue­n

a partid

a de 'ingresos que, en algu

nas naciones, com

o la nues­tra

que no es un país productor po

r excelencia, alcanza a cub

rir m

ás del 10 % del total de las ren

tas de la nación. F

rente

a tantos

y tan

encarnizados

enemigos

aparecían activos

y poderosos

defensores del

tabaco y

fué así

como

su san

tidad

el pap

a Gregorio

XIII, se constituyó en su m

ayor ad­m

irador. D

el m

ismo

modo

en la

Ru

sia antitabáquica,

surgió la tabacofilia del g

ran em

perador Ped

ro el G

rande. Otro papa,

Benedicto V

III y varios obispos y príncipes se pusieron del lado de

los tabaqueros y finalmente

su santid

ad G

regorio X

III pú­sose en fav

or de los fum

adores y sorbedores de rapé gracias a

su curación po

r el tabaco. Este pontífice estaba m

uy enfermo

y los médicos no daban esperanzas de salvarlo, cuando se supo

en el

Vaticano que

en el

lejano Perú

, un

clérigo canario,

el p

adre

Carm

ona, estaba realizando

notables curaciones

con el

tabaco, cuyos

procedimientos

hab

ía aprendido

de los

indíge­n

as americanos.

El

pad

re C

armo

na

fué llam

ado con

urgencia a

Rom

a, adonde llegó cuando el

pontífice estaba en m

uy grav

e estado. E

l clérigo indiano trató al ilustre enferm

o con su terapéutica

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30 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

ind

ígen

a y

no tard

ó

en

ob

tener

notables m

ejorías

que 1 p

ron

to dieron p

or resu

ltado

la vuelta a la salu

d del jefe d

iglesia católica. M

uy g

rand

e fué

el p

restigio

alcanzado p

or

este cura

que el jefe de la cristiand

ad quiso d

ejar en R

om

a dándole a puestos en

la curia eclesiástica.

El clérigo can

ario, u

na vez lo

grad

a la salud

del Pap

a, vióse a su

lejano

campo de acción y lu

cha p

rosig

uien

do

su

mirab

le ob

ra d~ cristian

ización

de los abo

rígen

es del Perú

, ( d

e fun

escuelas, iglesias y

otras o

bras de

catequización pueblo indígena, donde au

n se v

enera su

no

mb

re de bienhec: E

s lam

entable que la

tabaco

fob

ia de

muchos

burócr: h

ispan

os y p

or o

tra parte la in

curia general, h

ayan

perdido procedim

ientos de la terapéu

tica ind

ígen

a american

a po

r dio del tab

aco; pero lo

real es que, tanto

en el Perú

come

otro

s países

de A

mérica

indígena, se

emp

leaban

las

rar ju

go

s y

prep

arado

s d

e tab

aco

para

curar

mu

chas

dolen h

um

anas y hoy conocem

os productos farmacéu

ticos y

no

ta específicos p

ara enferm

edad

es de an

imales que tien

en p

or I

el tab

aco) especialm

ente para en

fermed

ades

de la piel.

A p

artir del suceso de la "Convención tab

áqu

ica" del p G

regorio X

III, y su

adm

irable cu

ra po

r el tabaco, esta soh cea adqui'rió su

may

or fam

a y difusión com

o yerb

a curat

Se reconoció la v

eracidad

de lo

dicho p

or el

mism

o Colón

presen

tar esta plan

ta como

de un g

ran

po

der cu

rativo

y ad

mitid

a su

noble

virtu

d

medicinal,

record

ánd

ose

sus p

r ti vos

no

mb

res d

e "Y

erba

santa",

"Bu

glo

sa", "Y

erba

sal d

a", "yerb

a para todos los m

ales", "Pan

acea Atlán

tica", ": b

a Reg

ia", "Yerb

a hech

icera" y "Yerb

a San

ta Cru

z". D

uran

te la terrible epidem

ia de 1665, se usó en gran

cala el tab

aco com

o desin

fectante poderoso co

ntra la p

este diezm

aba las poblaciones y, como y

a lo hemos dicho tam

b

se usab

a para lavados in

testinales y salv

ar 'a los

ahogado~

Fran

cia y A

lemania.

En

el siglo

XV

III, se acreditó

como u

n g

ran rem

edio • tra

las caries dentales, cosa aun

sosten

ida p

or m

uchos clín y p

or p

artidario

s del tabaco, que aseg

uran

la conservaciór su

s dientes po

r el uso frecuen

te de esta solanácea.

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

31

El rap

é fué puesto en

mo

da com

o desinfectante y en

In­

glaterra se em

pleó mucho en

tal sentid

o y

su uso p

ara tal re­

sultad

o se h

a prolongado h

asta n

uestro

s días,

en que cu

enta

con in

finid

ad

de partid

arios.

Gran

des

fábricas

de estos

pro­ductos

existen en

In

glaterra,

Estad

os

Unidos

y o

tros

países donde se aplica en

gran

escala para el

tratamien

to de

enfer­

medades

de

la piel

y de

la lan

a en

los

animales

ovinos y

de pelo

espeso, am

én

de los

nu

mero

sos

prep

arado

s p

ara la

cura de h

erpes y dolencias d

e esa índole en el hom

bre. D

uran

te los 40 años que llevo, con

stantem

ente, trab

ajand

o

en

el in

terior

de g

rand

es fáb

ricas d

e tabaco

puedo afirm

ar categ

óricam

ente

que los m

illares de

ob

reros

y em

pleados de

esta ind

ustria no su

fren de

enferm

edad

es específicas del tra­

bajo

tabacalero. El p

orcen

taje de tub

erculo

sis en las fábricas

de cig

arrillos es el

mínim

o conocido y po

r lo gen

eral los taba­

queros viven muchos años, siendo p

erson

as sanas en relación al

promedio de salud de que se g

oza en

la may

oría de

las otras

ind

ustrias fabriles. A

l respecto

es n

otab

le Uo que

dicen em

inen

tes m

édicos n

orteam

ericano

s y

los fam

osos clínicos,

doctores E

rik

Lu

nd

­b

erg, de S

uecia, y León G

reenb

erg, so

bre el tabaco, los que afir­

man

, en sendos in

form

es científicos, que el tabaco

ejerce un

a n

otab

le influencia so

bre las

glán

du

las su

prarren

ales, las cua­

les bajo

su influencia aum

entan

su p

od

er al fum

ar y

con no

menos in

flujo

sobre el hígado, p

rod

ucen

un

a regu

lar dosis de azú

cares qu

e son un

poderoso tónico fortifican

te del org

anism

o

y es eso el

bien

estar exp

erimen

tado

po

r muchos trab

ajado

res m

entales cuando fu

man

u

na m

od

erada can

tidad

de

tabaco

de calidad.

El fu

mar puede no ser u

n vicio y sí u

na necesidad estim

u­lan

te cuan

do

se sabe fum

ar, cuan

do

hay

un

v~rdadero arte de

fum

ar. El doctor B

oben, de la Un

iversid

ad de C

hicago, ha rea­

lizado un

notable estudio sobre el arte de fu

mar. S

u exposición

se basa

sob

re el

estudio hecho

con 600

estud

iantes,

fum

a­dores

inveterados. E

stas p

erson

as h

an

declarado que

fum

a­b

an

po

r causa

de razones

sociales, p

or

razones calm

antes .y

voluptuosas y

un

a m

ino

ría declaró

que n

o

les ag

radab

a fu­

mar p

or in

toleran

cia org

ánica. E

l uso del cigarrillo

ejerce un

a

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32 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

acclOn

calmante del

apetitO' pO

'rque estimu

la el O'rganism

O'

hu

­m

ano, aliviandO' la sensación de decaim

ientO' y de irritab

ilidad

. L

o únicO

' nO'civO" que hay

en el fu

mar es la nicO

'tina, perO'

este tóxicO

' es

de u

na

acción casi

nula, y

a que

está dem

O'stradO

' q

ue ap

enas se asim

ila pO'r

el organismO

' y el

fumadO

'r invete­

radO' pO

'see u

na g

ran tO

'lerancia sO'bre

la mín

ima can

tidad

ab­sO

'rbida. L

a casa AxtO

'n -F

ischer TO

'baccO'

CO'. de

EstadO

's U

nidO's,

ha publicadO

' un

a impO

'rtante O'bra

titulad

a "Th

eory

and

facts O

'f cigarrette sm

O'king .... 1934, en que se estu

dia en fo

rma cui­

dadO'sa y cien

tífica el arte de fum

ar y da las nO

'rmas p

recisas p

ara saber g

ustar el

cigarrillO' y IO's

prO'ductO

's del tabacO

' ela­

bO'radO

'. S

egú

n

estO's

preceptO's, .cuandO

' se

fum

a un

cigarrillO'

el resu

ltado

tO'tal está en

prO'pO

'rción directa del cO

'nsumO

' del cO'n­

tenidO',

del vO

'lumen

del cigarrillO

' y la m

ayO'r

O' m

eno

r in

ten­

sidad del ~ncendidO'

y su tem

peratu

ra y de la asp

iración

y

el grO

'sO'r

de la h

ebra y

lO' cO

'mpactO

' de ésta en

el tubO'

del ci­

garrillO'.

La

unidad cigarrillO

' tiene

dO's

campO

's de

destilación al

fum

arse. E

l primerO

' es hasta las dO

's terceras p

artes y el

se­gundO

' es la última p

arte que es el lug

ar dO'nde sedepO

'sitan IO's elem

entO's destiladO

's en la cO'm

bustión y de cuya mayO

'r O' menO

'r can

tidad

depende la acritud

, la irritabilid

ad y p

arte del sabO'r

del cigarrillo. T

iene

mu

cha

impO

'rtancia la

temp

eratura

a que

arde

el cigarrillO

' y su largO'. S

i la temp

eratura p

asa de 60 gradO's cen­

tígradO's,

resulta m

ala p

ara la m

ucO'sa

de la bO

'ca y

la g

ar­g

anta. A

purandO'

un

largO'

cigarrillO'

que ard

e cO

'n fu

erza, se

desp

rend

e del cuartO' traserO

' O' "puchO''' u

na can

tidad

de subs­

tancias

irritantes

allí cO

'ndensadas pO

'r la

destilación y

éstas im

preg

nan

IO's labiO

's, bO

'ca y garg

anta y h

asta IO's dedO

's, que

se tiñ

en

de u

n alq

uitrán

am

argO'

y picante,

sub

stancia cO

'm­

pu

esta de bióxidO'

de carbO'nO

', am

O'níacO

', creO

'lina y ácidO

' fó

r­m

icO'. PerO

' si se sabe fum

ar cO'n m

étO'dO

', nO' apurandO' el fuego,

aspirandO' len

tamen

te con un

ritmO

' acO

'mpasadO

' que d

eje me-­

diar

un

tiem

pO'

prO'pO

'rciO'nal

entre

cada

aspiración, entO

'nces se prO

'duce la destilación del alqu

itrán a b

aja temp

eratura, que

,.,~';~~~i ¡~i7A '

.. '-":·",..,\'H#'fH

l'

/ >:~:.... _ ... ,-,

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t.'~\

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I -

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.

'.

.' .1.,

HISTO~IA

DE

L TAB~CO

1">/:-...

..:~ ;v" ,:.o.' \

•. '-¡"{c)

-nO' irrita n

i man

cha las m

ucO'sas

ni IO's

dedO's, dandO'\:~tohCes .. , .,:>

';5:· el cigarrillO

' todO' lO' m

ejO'r que cO

'ntiene, sin el menO

'r inc6~~ 1 \.. .. ~~ -_.-

nien

te para el

vO'luptuO

'sO'

fumadO

'r que

necesita este placer y estím

ulO' sin

el menO

'r perjuiciO' p

ara su salud.

Sab

er fum

ar y gastar buenO

's tabacO

's es pues un

inO'fen­

sivO' entretenim

ientO' y el uso' del cigarrillO

' es nO'civO

' para aque­

llas persO'nas

que nO' sabiendO

' fu

mar

precip

itan el

encendidO',

, se tragan

, pO'r

así decirlO',

el cigarrillO

' O'

cigarrO',

cO'nsum

ién­dO'lO'

hasta el

últimO

' residuO

' O' "puchO

''' saturadO' de las p

artí­cu1as allí acum

uladas pO'r la fu

erte y rápid

a aspiración. U

n cigarrillO

' cO

'mún

se divide en

siete espaciO's,

que sO

'n lO

's sig

uien

tes:

lQ

Ceniza.

2Q P

arte adju

nta tras la ceniza dO

'nde el tabacO

' se car­bO

'niza p

ara cO'nvertirse en ceniza.

3Q

ZO

'na de alta temp

eratura en

la cua] se destila el tabacO'.

4Q

ZO

'na dO'nde IO's elem

entO's, cO

'n el mayO

'r puntO' de ebu­

llición, se evapO

'ran. 5

Q

ZO'na

dO'nde

IO's elem

entO's

cO'n

más

bajO'

puntO'

de ebullición

sO'n

evapO'radO

's y

elementO

'!'; previam

ente evapO

'rizadO's

vuelven a cO

'ndensarse. 6

Q

ZO'na

dO'nde

IO's elementO

's cO

'n el

más bajO

' puntO

' de

ebullición sO

'n vapO

'rizadO's

y elem

entO's

prev

iamen

te vapO

'rizadO's

resultan

cO'ndensadO

's. 7

Q

Zona en la cual la tem

peratu

ra del tabacO'

es aproxi­m

adam

ente de 37 %

. gradO

's centígradO

's y la cO'nden­

sación se ha realizadO

'.

Estas

reglas

basadas en

el estudio

científicO'

hechO'

pO'r

un

a in

stitució

n tab

acalera de

la categO

'ría de A

xtó

n -

Fisch

er TO

'baccO' CO

'., sirven

al fumadO

'r intelig

ente p

ara segu

ir símiles,

pero

exactas reglas,

para o

bten

er del tabacO

' cuandO

' fu

ma el

rendimientO

' de sus m

ejO'res valO

'res esenciales y arO'm

áticO's

al p

ar que evita IO's incO

'nvenientes resultan

tes de un

a tO'rpe

ma­

nera de fu

mar.

Si nO' se O

'bservan reglas elem

entales del saber fu

mar y el

fumadO

'r h

ace ráp

idas

y prO

'fundas aspiraciO

'nes, inm

ediata.­m

ente el encendidO' se eleva al

par del

calO'r

que pasandO'

de su m

edida aprO'piada descO

'mpO

'ne el arO'm

a y el palad

ar del purO'

,

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34 .JU

AN

.D

OM

EN

EC

H

o del

cigarrillo

precip

itand

o la

destilación del

alqu

itrán

irri­tan

te, de lo que resu

lta la negación mism

a del objetivo buscado al ten

er el placer de g

ustar u

n tab

aco p

ara log

rar un

mo

men

to

de placer y suave excitación. N

o basta ser fu

mad

or;

hay

que saber fu

mar y

. este arte tan

simple sólo req

uiere u

n poco de atención, de cariñ

o p

or lo

que gu

stamo

s cotid

ianam

ente d

uran

te la may

or p

arte de nu

es­tra

vida, convirtiendo el cigarrillo

o el cigarro

en nu

estro inse­

parab

le am

igo

especialm

ente en

las h

oras

de

ang

ustia

o de

nerviosidad, que son mom

entos que en nu

estros tiem

po

s se nos p

resentan

con un

a frecuen

cia casi cotid

iana ...

Hay

que saber fu

mar y

a que este inofensivo y grato

vicio fo

rma p

arte de nu

estro v

ivir com

o el som

brero, el

pañuelo o la cam

isa; es un

aditam

ento

indispensable de n

uestro

ser que p

or el uso continuo lo convierte en elem

ento sin el

cual no es­tam

os satisfechos au

nq

ue n

ada nos falte p

ara

un

bu

en llev

ar la existencia de cad

a día. N

o saber fu

mar

es d

esperd

iciar lo bueno que d

e ese vicio podamos o

bten

er y tamb

ién es h

acer algo

m

alo del gasto

de nu

estro tab

aco d

iario que p

agam

os y que debe

prestarn

os

su am

able y

con

fortad

ora co

mp

añía ...

Es cu

rioso ver a tan

tísimas p

erson

as diligentes, bu

enas y

activas, que en

el d

iario ajetreo

de la vid

a prestan

tan m

inu

­ciosa atención a los pliegues de su co

rbata y la posición m

ás o m

enos ex

acta del

alfiler

que en

ella llevan colocada;

que no

perd

on

an

que sus

zapato

s no

estén

pulidos com

o u

n

cristal; que tien

en u

na h

on

da preocupación co

nstan

te po

r las rod

illeras d

e sus p

antalo

nes y cu

entan

las arrug

as que los hacen

antiesté­

ticos; que cuidan el dibujo de sus b

igo

tes al estilo de tal o cual "d

ivo

" de la pan

talla; que, en fin, g

astan su

ma aten

ción

incan­'sable con

el cuidado de

aquellas cosas

qu

e les son

íntim

as y

típicas

y que,

no obstante,

ni p

on

en

atención en

su

arte de'

bu

en fu

mad

or ni saben elegir lo que deben fu

mar, y

a que un

a cosa es fru

to de la o

tra ... H

ay m

ucho de rutin

a y de ign

oran

cia en el fum

ar de mu­

chas g

entes que fu

man

po

r echar hum

o, po

rqu

e fum

an los o

tros

o po

rqu

e en realidad

el fum

ar, aú

n en

esa form

a inconsciente, lo

s distrae y an

ima a p

roseg

uir ..

. N

o basta ser

fum

ado

r, h

ay qu

e sab

er fum

ar y

fum

ar es

atend

er con gu

sto consciente a

lo que se fu

ma.

111

EL

TA

BA

CO

; SU

S C

AR

AC

TE

RIS

TIC

AS

DIV

ER

SA

S y

SU

UN

IVE

RS

AL

IDA

D

El tab

aco -

de la voz caribe "T

ob

ak", que au

n no se sab

e si debe este n

om

bre a la p

lanta p

rop

iamen

te dicha o a la ra

ra

pip

a caribe en fo

rma de "Y

", a la que llam

aban los in

díg

enas

"T b

" "T

b "

1 a

ago

o

a aco

-, es

un

a p an

ta de

la fam

ilia de

las solanáceas o

rigin

aria de Am

érica y que b

otán

icamen

te se' cla1 sifica en

las siguientes varied

ades

: "Nico

tiana tab

acum

fructi­

cosa o pan

du

rata", que produce los tipos holandés y

alemán

; "N

icotian

a macrophylla", p

rod

ucto

ra de los tabacos Mary

land

; "N

icotian

a rú

stica", la

pro

du

ctora

de los

tabaco

s tu

rcos

la "tak

ie", hú

ng

aro, inglés com

ún, asiático, mejicano y brasil~ño;

"Nico

tiana

pérsica, L

indley", p

rod

uce

los tabacos

de S

hiraz'

"Nico

tiana rep

and

a, Willdenow

", pro

du

ctora de los tabacos ha~

ban

os;

"Nico

tiana q

uad

rivalv

is", d

a los tabacos

Pu

rsch, y

la "N

icotian

a multivalvis, L

indley". .

El tab

aco es

una

plan

ta que crece hasta 1,20 y

2 m.

Es

glu

tino

sa y cu

bierta de

pelos algo

viscosos y

mu

y cortos.

El

tallo es cilíndrico, recto y ram

oso

en el v

értice. L

as ho

jas son altern

as, lanceoladas, b

land

as, séselie am

plexicaules, de un

co­lo

r fuertem

ente verde y olor viroso. -

Ech

a flores en racim

os y

son tub

ulares

y de un color escarlata y

amarillento.

Su cáliz

tubuloso es

ventrado, con

divisiones lineales,

agu

das.

Corola

simpetada

(Berg

), infu

nd

ibu

liform

e; tubo cilíndrico dos veces m

ás largo

que el cáliz; limbo dividido en cinco divisiones ag

das y tableadas.

Con cinco estam

bres; an

teras ovoides, obtusas,

Page 19: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

36 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

bífidas inferiormente.

Ovario ovoide y truncado en la base, dos

1.obulados multiovulados, y estig

ma en la cabeza.

El fru

to de las cápsulas en

cierra numerosos g

rano

s mu

y

diminutos. E

l nombre de "N

icotian

a" le proviene del emb

ajado

r fran­

cés en Po

rtug

al, doctor Nicot, que envió el tabaco a la rein

a de F

rancia que lo puso en m

oda en su corte. L

a composición quím

ica del tabaco es la sigu

iente: M

ate­rias m

inerales: sulfato, carbonato, cloruro de potasa, carbonato de calcio, sílice, sales am

oniacales, fosfatos y n

itratos.

Principios inm

ediatos: N

icotina, ácido

málico,

ácido acé­

tico, m

aterias azoadas,

celulosa, resina,

almidón,

goma,

azú­car, m

ateria grasa y aceite esencial.

Esta com

posición química v

aría según los climas y fo

rmas

de cultivo. E

sta solanácea es un

a de las plantas más ricas en

potasio y cal. E

n E

spañ

a, donde se inició la industria tab

aqu

era y se con­sum

ió mayor cantidad de tabaco desde los prim

eros tiempos, se

le dieron a las ram

as de tabaco diversos nom

bres familiares,

de acuerdo a su calidad, clase y consum

o, nombres consagrados

que ha recogido el diccionario de la lengua y con los que au

n se

denominan no solam

ente en la península sino en varios países de A

mérica.

Tabaco oapero, p

ara capas de pu

ros; colorado, p

ara ciga­rro

s, de ho

jas no mad

urad

as y que resultab

an unos puros claros

y flojos; cucaraooero, polvo o rap

é sin prepaTación y

que era desabrido; de

barro, polvo aromatizado con b

arro oloroso; del

dÜLblo,

nombre

de origen

chileno, "T

up

a"; de

palillos, polvo

hecho con palos molidos odorizado con vinagrillos o

a~uas

de olO

'r; de pipa, todo tabaco cortado o picado para p

ipa; de rega­

Ua, de su

perio

r calidad; de som

ote, tabaco sin lavar ni aderezo;'

de vena, picad

ura p

ara armar cigarrillos de papel; de v

inagrillo grosso, p

icadu

ra en form

a de granos de m

ostaza; holandüla u

holandés, flojo e insípido, de Holanda; rruulw

ro, tabaco bien ma­

du

rado

y fuerte p

ara pu

ros; m

oruno, se cría en Africa y p

artes de E

uro

pa, fu

erte y desagrad

able; negro, aderezado con m

iel y con cañ

a para h

acer cuerdas para p

icar; peninsular, elaborado en

los talleres de la península; rapé, polvo m

anipulado y m

a-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

37

du

rado

que tiene perfumes al

gu

sto;

turko, para hebr~s

per­

fum

adas; verdín, p

ara polvo hecho con ho

jas cortadas antes de

mad

urar; vinagrülo, polvo aderezado con vinagres arom

áticos. L

a variedad de tipos de tabaco es muy g

rand

e; c~da país

cada zona y lugar, tienen sus tipos genéricos y éstos sus clases

y catego

rías y hasta las vegas seg

ún

sus cultivadores tienen su tabaco

característico. C

omercialm

enJe los tabacos más conocidos

porque se em­

plean en

las m

ezclas y

manipulaciones

industriales son

los sig

uien

tes:

Cuadro de los tipos de tabacos com

erciales que más se em

pleatn e

n nuestras industrias nacionaZes

CU

BA

Vu

elta A

ba

jo.

Pin

ar del

Río.

14_0

L.

(ligera).

14_0

P.

(pesad

a). 15_

0 L

. 15_

0 P

. 16_

0 P

. (p

un

tilla). 19_

0 (co

la). R

emedios.

Sa

nta

Clara.

5_0

19 capad

ura.

2_° 29 cap

adu

ra. 3_

0 39 cap

adu

ra. 6_

0 M

edio ligero,

capote. 8_

0 T

ripa m

edian

a ligera.

Ba

hía

. P

.F.S

. P

.F.

P.P

.P.

P.P

. P

. 1'>

BR

ASIL

(paten

te fina su

perio

r). (p

atente fin

a). (p

atente,

paten

te, p

a-o ten

te).

20 229

30 330

Fo

lhas.

o Blatter.

C oT'l"entinos" P

ito.

Media.

Ho

ja. D

oble. P

ará.

AR

GE

NT

INA

Pará

especial. M

isiones. P

ito.

Bu

ena.

Doble.

• D

oble especial. S

alta

. R

ubio. C

laro. P

rimera.

Segunda.

Tucum

án. 10 20

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JU

AN

D

OM

EN

EC

H

Pito

19 ,P~to 29

M~dia 19

Media 29

PA

RA

GU

AY

I R

egu

lar 19 R

egu

lar 29 B

.uena 19 B

uen

a 29 F

uerte.

Doble.

Pará

19 P

árá 29.

TA

BA

CO

S

NO

RT

EA

ME

RIC

AN

OS

Burley.

Mary

land

. P

eriqu

et. V

irgin

ia amarilla.

Virg

inia o

scura.

Ken

tuck

y ..

Pen

silvan

ia. D

urh

am.

Win

ston

-S

lem.

Fu

qu

ay sp

ring

s. S

anfo

rd.

Wendell.

Bu

rling

ton

. M

adison. B

oxboro. G

reenville. K

inston. R

ocky Mo

utt.

Sm

ithfield. B

rooknea!. D

anville. S

ou

th B

oston. C

hase C

ity.

*

So

utb

Hill.

Darlin

gto

n.

Conw

y. D

illon. L

ake C

ity. M

ullins. T

imm

onsville. A

de!. B

axley.

Douglas.

Tifto

n.

Valdosta.

Vi dalia.

Waycross.

TA

BA

CO

S

OR

IEN

TA

LE

S

De la g

mn

va1-iedad de estos tipos orien

tales vam

os a

da

r los que

son de

ma

yor

consumo

comer­

cial, muchos de los cuales se e'ln-

1Jlean en la ind

ust1

w de

tabacos 1·ubios

m·gentinos.

To

ng

a extra.

Basm

a. S

amsum

. A

lmirú

fragan

te. A

kh

issar Tonga.

Sm

irna.

Janitza.

Kav

ala. B

rou

ssa. P

and

erma.

Séres.

Djebel.

Basu

ma C

avaBa.

Basm

a Zichna.

Dracm

a Bash

mil B

ragfi. M

acedonia. B

asum

a.

* *

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

39

Las industrias ru

rales y fabriles del tabaco han

sido siem­

pre u

n fecundo venero de riquezas públicas y privadas en todos

los países que h

an tenido

el privilegio de

desarrollarlas inte­ligentem

ente. L

os esfuerzos

realizados po

r los gobierno

s y particulares

para ad

elantar estas in

du

strias del tabaco, fueron invariable­

mente bien com

pensados po

r el generoso rendimiento obtenido.

Hoy, la m

ayoría de los países del mundo explotan las in­

du

strias del tabaco y son muchas las naciones que cuentan con

las rentas fiscales

obtenidas ampliam

ente de su

explotación. E

n A

mérica es donde los E

stado

s obtienen los más abun­

dantes recurso

s fiscales y económicos, del cultivo y elaboración

de los tabacos. C

uba, B

rasil, Méjico,

Pu

erto R

ico, C

olombia,

Guatem

ala, V

enezuela, P

aragu

ay,

Perú

, C

entro Am

érica, E

stados U

nidos y. la A

rgen

tina, son países productores de

ramas qe

variados ~abacos, que insum

en en su pro

pia elaboración y que ex

po

rtan

en cantidades apreciables. .

En

Eu

rop

a, el tabaco está estancado en

algunas naciones com

o Esp

aña, Italia y F

rancia, lo que es en realidad una alta b~rrera

al espontáneo y

libre

juego de las

actividades e

ini­ciativas p

rivad

as que son lógicamente la base de todo progreso

ind

ustrial y com

ercial. E

l estanco, como su nom

bre lo dice es la detención de las actividades m

últiples del

puebio para caer

bajo

la férula pesada, ru

tinaria y burocrática del

Estado

que siem

pre h

a sido y será un pésimo industria~ y un peor comer~

ciante ... y

ahí tenem

os el ejemplo de In

glaterra y A

lemania.

No

tienen un

a ho

ja de tabaco den

tro de sus fro

nteras y no obstante

esos países,

especialmente

Ing

laterra, son

gran

des

indu's­' triales tabaqueros que tienen al m

undo entero

como clierites de

sus' admirables producciones.

N o su

cede igual cosa con la pro­ducción española, francesa e italiana.

Esp

aña y

Fran

cia, son :g

rand

es consumidores de la producción inglesa, alem

ana y ame­

' ricana. C

uba, cúen

ta con el tabaco como su segunda riqueza nacio­

'nal y el Estad

o tiene u

n conjunto de leyes que am

paran

y fo­m

entan

está. fecunda producción.

En

los demás paises de Á

mé-

Page 21: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

40 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

rica del S

ur, la producción

rural

tabacalera es

bastan

te im

­p

ortan

te y sus ind

ustrias m

anu

factureras rinden pingües ren

tas a las arcas fiscales.

Pero, donde la producción tab

acalera ha adquirido un g

ran

desarrollo rural y fabril, es en los E

stados Unidos, q

ue obtiene

de estas actividades enorm

es recursos fiscales a la par que la

economía · p

rivad

a cuen

ta con un

inmenso e

inagotable campo

de acción y colocación de capitales,

que activan muchas o

tras in

du

strias afines y dan

amplia ocupación a ejércitos de obreros

po

r lo regu

lar bien remunerados.

Este país es el m

odelo de cuanto puede lograrse del tabaco com

o riqueza estatal o particular, cuando los gobiernos tienen u

na verdadera preocupación y g

ran in

terés en

prestar su po­

deroso concurso al cultivo y la man

ufactu

ra del tabaco. L

a revista oficial norteamericana "R

evista de la D

irección d

e Econom

ía Agrícola de N

orte Am

érica" (fecha lejana, 19

20

), exponía interesantes

datos sobre

la producción

tabacalera de

aquel país. E

n la fecha ex

istían en la república del

no

rte 10.920 fá­b

ricas de

tabaco, que

daban ocupación

a 183.565

ob

reros

y em

pleados, que recibían por salarios la sum

a de 15

3.2

99

.11

2

dólares. E

l valor

de los

productos m

anu

facturad

os

fué de

1.0

12

.93

8.2

13

dólares, por cuyo concepto el fisco de la nación recibió 2

54

.03

5.0

00

dólares, además de los ingresos dados p

or

muchas industrias que viven de la del tabaco.

"Th

ity-th

ird A

nnual C

onvention o

f the T

obacco Associa­

tiQn o

f the U

nited States", del

año

1933, ofrece

interesanteS

datos sobre

el g

ran

desarrollo de

la in

du

stria tab

aqu

era de

No

rte Am

érica. L

as rentas fiscales

por impuestos internos a

la ven

ta de tabacos elaborados

produjo en 1940

la sum

a de 6

08

.51

8.4

44

dólares.

En

doce años el aumento ren

tístico del tabaco p

ara el E

stado

aumentó en 1

31

.83

8.5

31

dólares, lo que da la m

edida del im

porte total de obreros y fáb

ricas que han

tenido aumento

proporcional a esta sum

a recaudada po

r los impuestos internos.

La exportación de tabacos en ram

a ha sido en el m

ismo año

de 411.159.469 libras, suma que im

po

rta más de 4

30

.00

0.0

00

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

41

de dólares. L

a cosecha total fu

é en la mism

a fecha de libras

1.6

04

.22

6.0

00

obtenidas en los siguientes tipos del país:

Flu

e Cured

......... .

Fire

Cured

.......

.. . L

igh

t, A

ir C

ured

.... .

Dark

, Air C

ured

..

... . C

igar F

iller ..

......

. . C

igar B

ind

er ..

.....

. . C

igar W

rapp

er ..

.... . M

iscellaneous Ti.

..... .

Total

.....

664.967.000 lib

ras 1

94

.76

5.0

00

"

48

3.7

64

.00

0

75

.86

7.0

00

"

91

.68

5.0

00

"

87

.11

7.0

00

"

8.3

96

.000 "

1.6

65

.00

0

1.6

04

.22

6.0

00

libras

Den

tro de

su aspecto universal

las ind

ustrias del tabaco

después de la gran

gu

erra de 1914 -1918, h

an tenido un cons­

tante aum

ento general que algu

nas revistas técnicas hacen as­

cender a m

ás del 22 %

. P

osiblemente

este ráp

ido

y notable

aumento se debe a que la m

ujer, después de la g

uerra, en

tró de

lleno a fu

mar en algunos países casi en igual proporción que

los hombres.

La producción m

undial de tab

aco en la actualidad está re­

presen

tada p

or una cifra m

uy alta si se considera el valor Que

en todas partes tiene esta m

ateria prim

a industrial. V

amos a ofrecer u

na tab

la de las cantidades que producen todos los países del m

undo, tomando la fecha m

ás reciente de publicaciones oficiales:

Producción m

U1U

J:ial de tabaco -, 3

.'

I -,

, ~

Estad

os U

nid

os.

....... 1

.64

7.3

77

.00

0 lIb

ras In

dia

ing

lesa .......

... 1

. 40

8.9

60

.00

0

" R

usia

euro

pea

.....

..... 3

96

.83

3.0

00

Ja

va

.........

.........

18

1.0

09

.00

0

Brasil

.................

19

4.5

21

.00

0

" Jap

ón

............

..... 1

50

.18

3.0

00

"

Tu

rqu

ía asiático-eu

rop

ea. 1

04

.08

1. 000

" Italia

................ . 1

28

.60

6.0

00

"

Ch

ina

(apro

xim

ad.)

.. . 1

00

.00

0.0

00

"

Filip

inas

............. .

10

1.6

34

.00

0

" G

recia ..

............. .

145.215.000

Page 22: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

42 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

Cuba

...........

..... .

Hu

ng

ría ....

......

.... . F

rancia

..........

.... . C

hosen ..

........

..... . B

ulg

aria ..

.........

.. . C

anad

á .......

........ . A

leman

ia ....

......... .

Su

matra

............. .

Arg

elia .....

......... .

Yu

go

eslavia

.....

..... .

Pu

erto

Rico

.......... .

Checoeslovaquia

....... .

Méjico

.......

........ .

Ru

man

ia ...........

... . A

rgen

tina

............ .

Parag

uay

......

...... .

Colom

bia ..........

... . C

hile .....

..........

. . P

olo

nia

............... .

Mad

agascar

....

...... . In

do

chin

a francesa

.... . U

nió

n

Su

dafrican

a .... .

Rep

úb

lica D

om

inican

a ..

Bélgica

............... .

Esp

afia .........

..... . N

uev

a lRlan

dia

....... . . S

iria y

Líb

ano

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Siam

(T

hailan

d)

..... . R

hodesia d

el S

ur

..... . A

ustralia

Tiaw

an .....

......

.... . T

ún

ez .....

.........

.. . U

rug

uay

.....

........ .

Palestin

a ......

....... .

~uecta

................ .. R

I,lOdesia

del N

orte

... . S

uiza

........

........ . G

uatem

ala .... ········ .

'fota

l .....

82.1

53

.00

0 lib

ras 7

5.3

97

.00

0

" 6

9.1

63

.00

0

" 55

.07

7.0

00

"

59.3

94

.00

0

36.7

17

.00

0

" 4

6.4

08

.00

0

42.280.000

" 43

.749

.000 3

3.5

61

.00

0

32

.50

0.0

00

"

22

.09

5.0

00

"

23

.13

0.000

55

.11

5.0

00

3

0.0

00

.00

0

19.84

1.0

00

2

0.9

88

.00

0

16.701

.00

0

13

.08

0.000

18

.65

1.000

16

.89

0.0

00

13

.57

3.0

00

28

.594

.000 1

5.387

.000 1

7.3

96

.00

0

15.9

91

.00

0

6.9

67

.00

0

7.2

47

.00

0

5.8

44

.00

0

1.5

20

.00

0

3.3

16

.00

0

92

5.0

00

4

64

.00

0

2.1

12

.00

0

1.3

45

.00

0

1 .. 35

5.0

00

1

.32

3.0

00

90

.000

" " " " " " " " " " " " " " 5

.50

3.2

88

.00

0 lib

ras

Los cinco

mil

qúi~ientos 'y pico dé

' miilones de lib

ras de

tabaco, al sel,'

elaborados, en diversas .m

anu

facturas, alcanzan

HIS

TO

RIA

·DE

L

TA

BA

CO

43

a un valo

r medio no m

eno

r de la cifra astronómica siguiente

: 2

0.0

00

.00

0.0

00

de pesos arg

entin

os...

(1) .

Dam

os esta cifra en m

oneda nacional

para su

más fácil

comprensión por el lector p

rofan

o en esta m

ateria. E

n la R

epública Arg

entin

a 1 kilogramo de tabaco conver­

tido en cigarrillos de 20 centavos (el tipo

más popular)

vale $ 1

4. -

m/n. pues salen de 1 kilogram

o 70 atados. P

ero con­

viene saber que

el fisco

se tom

a de esa cantidad $ 7. -

po'r concepto de im

puestos internos. Y

en mayor o m

enor propor­ción en

todos los

países se

grav

a el tabaco con

imposiciones

altas. A trav

és de la elocuencia de los números se puede contem

­p

lar el vigoroso y am

plio pan

oram

a económico de n

uestra

' in­d

ustria tabacalera nacional.

Hace sólo 49 años que un m

inistro de Hacienda concibió los

impuestos internos p

ara allegar fondos p

ara la gu

erra con Chile

que era

inminente.

Aquel

inteligente hacendista declaró

que se

conformaba con

obtener la

sum

a de $

3.0

00

.00

0

moneda

nacional, anuales. H

an pasado 49 años y los tales tres m

illones se han

elevado actualm

ente a más de 1

09

.86

3.0

33

,05

pesos, que fué la recau­

dación de Impuesto

s Intern

os al tabaco elaborado el

año 1938. E

sta sum

a sigue creciendo progresivamente a razón de un 10 %

anual.

A

esta alta cantidad deben

aún

ag

regarse los

impuestos

aduaneros a los tabacos importados p

ara nuestra industria de

cigarrillos finos y cuyo monto no

es menor de

15

.00

0.0

00

de pesos anuales y dem

ás impu

estos, lo

que hace su

bir el

monto

de los tribu

tos que d

a el tabaco al Estad

o p

or distintos conduc­

tos. en más de 130

.000.000 de pesos anuales y en progresivo aum

ento. E

sto es: la in

du

stria del tabaco

por sí sola apo

rta al

erario nacional m

ás del 10 %

del total

de los

ingresos de la N

ación.

(1)

E&

ta fan

tástica cifra

sign

ifica que

siendo los

imp

uestos

al tab

aco en

todo el mundo en u

na p

rop

orció

n de u

n 50 %

, términ

o m

edio, rJ.(; su

v

alor

al consum

o, los

estado

s tab

acaleros

se ben

efician

anu

almen

te ~on

no m

enos de 10

.00

0.0

00

.00

0 de

pesos moneda nacional.

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44 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

y es lo curioso que m

ientras la población del p

aís sólo ha

aumentado dos veces y

un

terciC'

(tenía 6

.00

0.0

00

de hab

itan­

tes en 1891) desde el día en que se decretaron los impuestos in­

terno

s al

tabaco, en

cam

bio los

impuestos

han

crecido en

el

mism

o lanso la enormidad de

i 37 veces!

Si se calcula que en todo el país sólo fu

man

4.0

00

.00

0 de

hab

itantes -

cálculo aceptado para otros países -

resulta que

cada fum

ador argen

tino

pag

a pe

r cáp

ita, la enorm

e cantid

ad

de 25 pesos anuales en concepto de im

puesto al tabaco. C

uando se contempla esta fo

rma tan

severa como desm

edi­d

a de grav

ar a u

na

ind

ustria que ofrece tan

to trab

ajo a

los obreros y tan

tas oportunidades al capital privado, se recuerda, p

or sim

ple acción refleja, la famosa fáb

ula de E

sopo, "La

ga

­llina de los h

uevos de oro".

IV

EL

EM

EN

TO

S

CL

ASIC

OS

DE

L

CO

NSU

MO

D

EL

TA

BA

CO

Los cigarro

s y cigarrillos

El cig

arro prim

itivo eran

unas

cuantas hojas

de tabaco

arrollad

as en form

a cilíndrica y del

tamaño apetecido,

que el fu

mad

or indígena encendía p

or u

n extrem

o y lo absorbía por

el otro para asp

irar el humo g

ustan

do

sus voluptuosas esencias arom

áticas. E

n E

spañ

a fué perfeccionado

el cigarro

po

r los m

ismo

s fum

adores que los hacían en sus casas p

ara fum

ar y convidar a sus am

igos y parientes. P

ero al extenderse la costum

bre se fué creando la in

du

stria de taller y así aparecieron los prime­

ros "cigarro

s puros", que sign

ificaban

ser hechos de pu

ras hojas. L

os prim

eros cigarros puros eran

toscos y simples, lo que

aho

ra llamam

os "tagarn

inas".

De los talleres prim

eros empe­

zaron

a salir "p

uro

s" bastan

te pulidos y bien

confeccionados de

distin

tas fo

rmas

y calibres

y n

aturalm

ente

de distintos

precios. E

n la isla de C

uba, país p

or excelencia del

tabaco mejor

del mundo, el cultivo adquirió p

ron

to g

rand

es proporciones para

abastecer a Esp

aña y. otros países y su

rtir la demanda in

terna

gracias

al desarrollo

que to

mab

a la elaboración

de cig

arros

cuya fama cundía por toda la T

ierra y se sostiene aún. E

l cigarro

se perfeccionó en

Cuba convirtiéndose

en un

arte exquisito la preparación de las ramas y la elaboración m

a­nual de los adm

irables cigarro

s de los talleres cubanos. P

ara h

acer un

buen cigarro

puro se necesitan varios elem

entos im-

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46 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

portantes, a sab

er: ten

er hojas especiales, grandes

y sedosas

para curarlas en

form

a especial y convertirlas en capas. D

el rezago de estas h

ojas se ap

artan o

tras más o

rdin

arias que se em

plean para h

acer capotes y del rezago de esas ho

jas más las

ramas pequeñas se hacen las

tripas. L

as capas

son clasificadas

por expertos

segú

n

sean

los puros p

ara que van

a ser em

pleadas .y lo m

ismo

se hace con capotes y tripas.

Los talleres o g

aleras donde se fabrican

los cigarros, tienen u

na m

esa especial para cada obrero y éstos se

Tom

ando la trip

a

dividen po

r secciones según la categoría de puros que elaboran. E

n la m

esa de cada operario hay un

a porción de tripa

s cuya can

tidad

es o no mezclada con diversas calidades segú

n la ca­

tego

ría de puro a que está destinada y el gusto que debe tener

ese cigarro. A

un lado, el izquierdo, el obrero tiene dos paños húm

edos conteniendo

el uno

los capotes

y el

otro las

capas. S

obre la mesa hay u

na tabla de

mad

era muy d

ura p

ara pu

lir y

el obrero tiene com

o herram

ienta de

metal

un

a cuchilla en fo

rma de m

edia luna que maneja dando cortes sob

re las capas, cuyos cortes corresponden por su rasgo geom

étrico a la form

a del cig

arro a hacerse,

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

Se inicia la elaboración de u

n cig

arro tom

ando el obrero~

entre su

s manos, las tripas que v

a retorciendo con arte espe­cial p

ara que su arder sea norm

al. C

uando obtiene la form

a y cantidad ju

sta de tripas manipuladas, éstas son

envueltas en el capote y y

a el puro adquiere parte de su form

a. L

uego, cor­tad

a la capa, se procede a envolver el liote, que es lo ya hecho,

y con un

a gran

habilidad el cigarrero

cubre dicho liote dándole la fo

rma precisa y elegante de u

n puro de

alta calidad. T

er-

Ab

j'iendo la h

oja

de la

cap

a

min

ada

esta ooeración

el obrero

remata

el encapado

con la

pe'rilla

o pu

nta del cigarro, que es o

bra de fino tacto y m

aestría. F

inalm

ente, con la cuchilla o chaveta, pule el cigarro

con­tra

la du

ra tabla y lo coloca al fondo de l.a m

esa y, así, h

asta realizar la tarea que un buen o

brero

puede hacer diariam

ente. E

sta tarea responde al tamaño, fo

rma y fin

ura de la clase de

cigarro

s, P

uede hacer un obrero experto 150 "Coro.nas" ó 300

brev

as po

r día. T

odos

los días se recogen

las tareas, que

SOn

llevadas al taller de escogida.

En

este taller los escoged01·es, después que

los puros

' han

sufrido un estacionamiento, proceden a

realizar la escogida de colores p

ara llenar las cajas en que son vendidos

Page 25: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

48 .J

UA

N

,D

OM

EN

EC

H

los cigarros. E

sta ob

ra es m

uy delicada en cuan

to ella d

a al producto su m

ejor presentación p

or la igualdad de tonos y bue­

na clase del exquisito y caro artículo.

Lim

pia

nd

o

la

t1-ipa en

su

pa1·te

sup

erior

donde va

la

p

e1'illa o

cabeza

Cerra

nd

o la

t1-ipa en la

ba

nd

a 'o

capote

La in

du

stria moderna queriendo ab

aratar estos productos h

a ideado los moldes de m

adera que sim

plifican la elaboración

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

49

pero que no se aplican a los p

uro

s die alta calidad. Igualm

ente hoy se elab

oran

cigarros en No

rte Am

érica y otros países por m

ecHo de adm

irables y complicadas m

áquinas y se h

a llegado a reem

plazar no sólo al ex

perto

obrero, tipo cubano, sino hasta

los escoged ares d

e colores, que

son substituídos

por máquinas

eléctricas que tienen un sistema de luces y p

or m

edio del "ojo

eléctrico", clasifican los colores,

abaratan

do

mucho la produc­

ción., pero

en desm

edro del

clásico cig

arro

puro elaborado

a

Haciendo

la pe7-illa

o cabeza

mano p

or artistas que, con

scientemente, ponían algo de su es­

píritu

para em

bellecer y dar m

ayo

r rendimiento al

placer del fum

ador. P

odemos aseg

urar que no siendo la o

bra clásica de talleres

cubanos y de cigarrero

s de bu

ena ley: hoy, los cig

arros no son

tan ricos y bien hechos com

o antañ

o.

* *

*

El cig

arrillo es la ú

ltima etap

a en la form

a de consum

ir el tabaco.

Su

histo

ria data de unos 85 años atrás.

En

la gu

erra ~e C

rimea, donde

pelearon T

urq

uía,

Fran

cia, In

glaterra y

el

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50 lU

AN

D

OM

EN

EC

H

Piam

onte, contra Rusia,

los soldados

turcos principalmente

Y

los ingleses y franceses, gastab

an tabaco en

pip

a y tamb

ién en

cigarros, pero esta form

a de fum

ar salía muy cara y escasea­

ban

los medios p

ara satisfacer el vicio de los soldados que, fu­m

ando, encontraban

un

lenitivo

a sus

sufrim

ientos

de toda

clase. Fu

é así como los turcos enseñaron a

sus aliados de lucha a

gastar tabaco en

ul)a forma m

uy económica que

era usad

a p

or el pueblo turco h

acía ya tiempo.

Se tratab

a de ob

tener ta-

~

Midiendo el gru

eso en el cepo

baco de desperdicios de fábricas o del mercado, adquiriendo las

ho

jas destroza(las p

ara secarlas y molerlas a

mano o con ro­

dillos o bien picándolas con cuchillos y n

avajas.

Obtenida la

"picad

ura", ésta era envuelta en pedazos de papel o bien m

etida dent'l'f de cartuchos de la pólvora p

reviam

ente usados o va.ci~­

dos f'I exprofeso y así se aspirab

a el tabaco de aquellos prImI­

tivos cigarrillos ad

hoc, que debían ser realmente m

uy malos ...

Bien

pronto se extendió en

tre las

trop

as esa

man

era de fu

mar y su difusión u

ltra pasó los límites de la g

uerra de O

rimea

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

51

para p

rop

agarse por F

rancia, In

glaterra, Italia y luego a otros

países especialm

ente a E

spañ

a y P

ortugal, que

eran

pueblos que fu

mab

an bastante.

El uso del

cigan

illo in

trod

ujo

una economía m

uy notable y u

na g

ran facilidad p

ara fum

ar pequeñas porciones cada vez que

al fu

mad

or

le venía

en g

ana

echar

unas bocanadas

de tabaco.

La evolución técnica del cigarrillo tiene v

arias etapas pro­gresivas.

Prim

ero fué

un envoltorio tosco de papel O'rdinario

lleno de picad

ura y retorcido en los extrem

os para ev

itar la pér­

dida del contenido. D

e este mal cigarrillo se pasó al cigarrillo

de "uñ

a", aue era lo m

ismo, p

ero m

ás bien hecho. S

e trataba de

un

trozo de papel cuadriculado cuya calidad hab

ía sido prepa­rad

a d

e antem

ano, siendo

blanco, delgado,

combustible

y de

pasta de arroz.

El tabaco era y

a bien picado po

r obreros que en u

na g

ran m

esa, provistos de un

a enorme cuchilla bien afi­

lada y,

con su

arte y m

aña, sab

ían h

acer p

icadu

ras de

una m

edida apro

piad

a para arm

ar uil cigarrillo de tipo

normal en

cuyas pu

ntas se hacía u

na m

uesca con el mism

o papel -a la que se llam

aba "mosquilla" y

que cerrab

a perfectam

ente el

ciga­rrillo. D

uran

te decenas de

años se

gasta'l'on en

todo el

mundo

estos cigarrillos hasta que el inm

enso consumo de este producto

determinó

su m

ecanización, que

simultáneam

ente apareció en F

rancia,

Ing

laterra y E

stados U

nidos, donde

rápidamente se

difundió el

consumo

de cig

arrillos

mecánicos

elaborados p

or

máquinas que, en su com

plicado mecanism

o, un

ían el tabaco, el

papel y

la gom

a, produciendo

centenaJres de

cigarrillos p

or

minuto.

Vam

os a hacer la h

istoria to

tal de ese minúsculo cH

indro de papel lleno de hebras de tabaco, cuya inm

aculada blancura y aro

ma atrae y seduce hoy al ochenta p

or ciento de la hum

a..: nidad que vive esclavizada de este blanco e insignificante car­tucho de tabaco en el que en

cuen

tra un grato

entretenimiento,

un

estim

ulante inofensivo

y h

asta un

sello de

ho

mb

ría y la

mu

jer un

a no

ta de mode'l'na independencia y personalidad ...

La "Y

erba S

agrad

a", el "To

bak

" de los guam

ihaninenses, tienE

' aho

ra tal grado de influencia ín

tima en el

hombre

mo~

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52 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

dern

o que éste la h

a hecho su compañera d

iaria en sus activi­dades físicas

y m

entales y especialmente en los

que trabajan

con el cerebro, ya sea en

la oficina m

ercantil, en

las ardu

as travesías, en el labo'ratorio y el taller del artista o del pensador, donde quiera que h

ay un espíritu en tensión tras la solución de

un

problema de arte, de ciencia o de trab

ajo.

Recorram

os, m

irand

o en

form

a sucinta, todo

el com

plejo proceso de la elaboración de un cigarrillo y se veT

á cuán

inte­resante, largo y com

plicado, es este proceso industrial y ag

rí-

qu

ina

de

alta

velocidad

pa

ra

desp

alilla

r tabaco

cola, p

ara ofrecer al consum

idor ese breve tubito de papel

y tabaco, de aspecto tan

delicado como u

na m

ariposa. E

mpezarem

os por la elección de las semillas del tabaco que

es operación delicada para saber cuál es la m

ás apro

piad

a para

el tipo de rama apetecido y su adaptación m

ás conveniente a la tierra y

clima

donde se va a

plan

tar. L

as sem

illas u

na

vez elegidas su

fren v

arias manipulaciones p

ara su desinfección y

maduración.

Luego

se procede

a su

plantación en alm

ácigos especiales

de tierra

bien lim

pia y

prev

iamen

te desmenuzada.

Cuando las débiles

matas tienen

de cu

atro a

ocho h

ojitas

se procede a

su trasplan

te sobre las tierras bien labrad

as y hú

-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

63

medas y

surcadas dejando de surco a

surco un

a distancia no m

enor de 85

centímetros.

Estas

tierras especiales p

ara este cultivo deben ser ricas en

' cal, po

tasa y arenosas. A

los 15 días de la plantación se le da a la tierra un car .. pido que se rep

etirá 15 días más tard

e dejando enterrad

as las dos p

rimeras hojas y se

esperará a

que la plan

ta teng

a unos 45 centím

etros de alto para d

arle la tercera relabra.

A m

edida que la p

lanta va echando b

rotes se le van quitando p

ara dejar

Ap

lasta

do

ra

de 1Jalillos

. \ 1 \ I i

{ i

/

la mata con

un solo

tallo que

así crecerá lo m

ás vigoroso y lozano posible.

Luego se inicia la floración

de la plan

ta y se procede al d

escogollamiento

. A

l mes o m

es y medio de esta operación, las

ho

jas empiezaR

-a perder su color verde y poniéndose amarillen­

tas, caídas, arrug

adas y quebradizas, entrando así en

la plena m

adurez. E

n

este período,

si -las hojas

presen

tan

manchitas.

blancas o ferrug

ino

sas, llamadas "ajo

njo

lí" deben cortarse inm

e­diatam

ente, al igual que cuando al cortar las dos p

rimeras hojas

del tallo éstas

presen

tan

un color blanquecino, lo

que indica

que aun

no está la plan

ta en plena sazón.

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54 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

De tres m

aneras d

istintas se realiza la co

rta del tab

aco:

. por m

atas, o plan

tas enteras; por m

ancuernos u ho

ja po

r hoja, debiendo p

referirse. esta última a fin d

e ir recolectando las que estén

en v

erdad

era sazón y dejando las que aun

no hay

an lle­

gad

o a su estado de m

adurez. A

l hacer la recolección es nece­

sario sep

arar las ho

jas po

r sus distintas categorías, sep

arand

o

las de "corona" o superiores, las del "cen

tro" y

las de "pie",

para ponerlas en

el local

del secadero bastante

jun

tas a

fin

de que no se sequen dem

asiado pronto.

Máq

t~ina

lJa¡'a a

con

dicionar y

aro

ma

tiza¡' tg

baco

Dejando las h

ojas en la m

ata sin co

rtar

hasta

su m

ayor sazón adquieren m

ayor

grado

de fortaleza y arom

a y son más

ricas en sabor, todo lo con

trario hay que h

acer si se desea ob­

tener m

ayo

r suavidad, n

aturalm

ente en d

etrimen

to de la sus­

tancia arom

ática. A

l cortar las h

ojas del tallo se dejan m

architar

al sol du­ran

te media hora.

Se puede obtene

r una seg

unda cosech

a cor­tan

do

el tabaco a ras de tierra y dejando un

solo b

rote o dos

si son mu

y vigorosos, de los que nuevam

ente las h

ojas son m

ás fin

as y de nervios m

ás delicados y se utilizan para

"capas", po

r su

finu

ra, elasticidad y nervaciones. D

espués de la cosecha de las ramas el tabaco es llevado a

los secaderos o casa del tabaco. E

stas edificaciones, en C

uba,

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

55

suelen tener 17 m

etros de largo

po

r 12 de ancho y 4 de altura,

a fin de poder beneficiar a u

nas 5

0.0

00

matas .

En

el interio

r d'e los secaderos se colocan a distancias apro

­piadas unos andam

ios para colocar las v

aras donde es colgado el tabaco unas encim

a de otras, cuidando que no se toquen las

pu

ntas de las h

ojas de arrib

a con las de abajo. E

n m

edio de esta casa se d

eja un camino y se ev

ita que el piso sea calizo o terroso, p

or lo cual siem

pre son embaldosados.

Un

a vez en este estado el tabaco es m

otivo de

continuos cuidados; después de unos d

ías de secamiento algo ju

nto, se debe

Pica

do

ra

de ta

baco

separar p

ara evitar fermentaciones inco

nvenientes que podrían lleg

ar a un

estado pútrido. S

i se nota que se inician estas fer­

mentaciones se ab

ren p

uertas y

ventan

as dando el may

or aire

posible al salón del secadero. C

uando el tabaco ha sudado tres

o cuatro días

en los "cuj es" o varas

inferio

res se p

asa a los

"cujes" superiores, colocándolo

ordenadamente y

ya un tan

to

separad

as las ramas unas de o

tras tratando de que no se toquen

porque son tan delicadas estas h

ojas que el roce las estropea.

En

este orden se en

cierra en los secaderos toda la cosecha. E

l tabaco permanece en los secadero

s de treinta a cu

arenta

días, tiempo en que se cura, sazona y pierde toda su hum

edad.

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56 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

Esta m

adurez se no

ta po

r el color chocolate claro de la

hoj~

po

r el olo'r típico y porque las venas de amb

as caras tom

an el

mism

o color que el resto de

la hoja. T

ambién se p

alpa el

pe-

Cab

ezal co

rl.adoT

de

la 11la1"a

villosa m

áq

uin

a

rota

tiva

de

picar

tab

aco con su

ma

1"apidez y

perfecció

n

De

esta

máq

uin

a ex

isten pocos

ejemp

lares en

la

R

epú

blica

Arg

entin

a

CÍo lo O

tronquito que une la hoja de la mata y si no se siente

un

a humedad pegajosa, el tabaco está ya listo p

ara recibir el

"piló

n" o ferm

entación definitiva.

HIS

TO

RIA

DE~

TA

BA

CO

57

La operación del "pilón" es la m

ás importante del tabaco.

Si el tiem

po no está húmedo puede rociarse el suelo y h

asta las. paredes del secadero· ceN

ando las pu

ertas y ventanas con lo cual se obtiene u

n g

rado

de humedad necesaria p

ara ser llevado el tabaco a la ferm

entación.

Gra

nu

lad

ora

de

tabaco

El "p

ilón

" se realiza de la siguiente man

era: jun

to a la en­

trada del secadero se fo

rma u

n en

tarimad

o d

e mad

era de unos 30 centím

etros de alto, sobre el cual se extiende un

a capa de p

aja o un

a estera, debajo de la cual se colocan cruzadas dos

largas cuerdas, cuyas cuatro p

un

tas corresponden a cuatro

lados

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58 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

del entarimado.

En

cima de este lecho se coloca el tabaco fo

r­m

ando capas circulares, buscando que las pu

ntas queden p

ara el in

terior y las cabezas hacia el ex

terior; de esta fo

rma se api­

lonan unos 450 kilogramos de ram

as. U

na vez

formado este

"pilón" se forra ex

teriorm

ente con p

aja, atándolo con cuerdas y colocándole encim

a un

a gru

esa tabla con pesas m

ás o menos

de 100 kilogramos.

Del buen o m

al pilón resulta la mejo

r o peor calidad del tabaco paT

a elaborar. S

i se desea que el tipo sea fuerte y m

a-

Co

rtad

ora

de

pu

ros y

cha

ruto

s

duro el "pilón" debe d

urar unos veinte días y si se desea que

el tipo

resulte más claro y suave el

"pilón" debe ser de unos ocho o diez días.

Du

rante este período de ferm

entación el

"pilonero" tiene que ten

er sumo cuidado en los grados de

calor que sufren

las ram

as y debe m

anipulalf de acuerdo

a las

características del

tabaco, del tiempo y del resultado bu

scado. L

os tabacos que po

r demasiada hum

edad hay

a sido nece­sario asolearlos,

no pueden recibir "p

ilón

" sino unos cinco

o siete días.

HIS

rOR

IA

DE

L

TA

BA

CO

59

Las tem

peratu

ras más adecuadas p

ara el "pilonaje" son las de 20 a

40

grad

os centígrados.

En

estas oscilaciones de calor estrib

a la habilidad 'del fermen

tado

r y p

or ello desde el

sexto d

ía debe ser observado a diario el "piló

n" p

ara lo que el experto introduce la m

ano y sabe si debe dar o quitarr calor al "pilón".

Term

inado satisfactoriam

ente el "pilón" se procede a sacar

el tabaco y orearlo para luego p

roced

er al engavillamiento, p

or

tipos jun

tand

o las hojas p

or su

base y atand

o con u

na h

oja g

a­villas de 20 a 40 h

ojas según la clase de ram

a. T

ermin

adas estas delicadas operaciones

de la cosecha, el

tabaco pasa al m

ercado donde los comerciantes adquieren sus

ramas según sus aplicaciones diversas y el total de cada cosecha

anual pasa a los depósitos donde su

fre un

estado de mayor m

a­durez suave, que al envejecerlo lo

hace más g

rato y apetitoso,

al igual que sucede con los buenos vinos. :t-

En

este estado de la materia p

rima lista p

ara serviT a las

ind

ustrias

fabriles es

cuando intervienen

los m

anu

facturero

s del tabaco que lo tran

sform

an en porción de tipos de m

ercade­ría cual son los

"rapés", tabacos picados p

ara el consumo

en pipa,

las h

ebras

y picaduras

para

elabo

rar cigarrillos

y las

ho

jas sedosas para ca

pa

s y otras ram

as para las tripas y

cap

tes y tamb

ién p

ara los tabacos prensados que se mastican

y los en

cuerdas, que son aromatizados con cañ

a y miel

de azúcar,

para m

ascar o fum

ar en pip

a o picados en gruesos cigarrillos. L

os man

ufactu

reros adquieren los tabacos de diversas pro­

cedencias para h

acer sus mezclas

y ofrecer sus

productos de

marca.

Estas ram

as tabacaleras son almacenadas en

los depó­sitos industriales donde su

fren u

n descanso que las entona por

la acción de su añejado. E

l ind

ustrial inicia su elaboración procediendo a

realizar las m

ezclas proporcionales y luego lavando muy bien los tabacos

en gran

des cen

trífug

as que pOl' la ley física cen

trífug

a despren­den de las

ho

jas todos los

cuerpos extrañ

os

que traen

desde

las vegas

de

su cosecha.

Lim

pio, m

ecánicamente,

el tabaco

pasa a

las playas de oreo donde se asienta un poco y

de allí

es conducido a las g

rand

es picadoras modernas que

son unas

máquinas poderosas capaces de

con

vertir en

delicadas hebras m

iles de kilogramos de tabaco cada día.

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60 JU

AN

·D

OM

EN

EC

H

La h

ebra o

bten

ida es conducida por n

orias a

los g

rand

es to

rrefacto res, que son unos enorm

es tambores cilíndricos llenos

de tubos de vap

or y espirales de m

adera que hacen que m

ien­tras el tabaco cru

za el torrefacto

r se mezcle h

asta el máx

imu

n

posible.· Dentro de este ap

arato hay cernidores y

ventiladores que ex

traen to

talmen

te el polvo y cualquier cuerpo ex

traño

no quitado en la cen

trífug

a. Al final la m

asa de heb

ra es vertid

a en

cubos de

madera que

la llevan a

los g

rand

es depósitos de

estacionamiento y

que son hechos con cedro oloroso

de Cuba,

Méjico y de E

uro

pa.

Du

rante v

arios d

ías la heb

ra queda encerrad

a en ese esta­cionam

iento que le da aú

n m

ayor entonación aromática.

Alcanzado todo el proceso de cultivo, m

adurez y manipula­

ciones de mezclas,

lavado, picado y estacionam

iento, la h

ebra

pasa a las m

aravillosas máquinas m

odernas que la van a con­ve rtir en delicados cigarrillos. E

stas máquinas, de las que h

ay

un

a gran

varied

ad de tipos, con distin

tas p'roducciones, fabri­

can hasta 1200 cig

arrillos perfectos cada m

inuto. Estas m

áqui­nas tienen ap

aratos que ex

traen por absorción h

asta la última

partícu

la de polvo y po

r med

io de baterías de poderosos im

anes tam

bién extraen

todo cuerpo metálico que p

ud

iera acom

pañ

ar al tabaco y, finalm

ente, po

r una aplicación de la grav

edad

de los cuerpos, todo o

tro elem

ento extraño que circule con las he­b

ras es separado de éstas. La producción de u

n cigarrillo es así

un

a ob

ra de la más p

erfecta higiene y el p'roducto sale, de este adm

irable aparato

, inmaculado,

sin que m

ano algu

na lo

hay

a tocado p

ara nada. E

l caudal de cigarrillos que cada minuto van dando las m

á­quinas es

recogi~o en sendos cajones de cedro y éstos son aco­

plados a las máquinas em

paquetadoras, que son otra m

aravilla

de la técnica mecánica m

oderna. La m

áquina de empaquetar to­

ma los cigarrillos y desp

ués de una serie de admirables m

ovi­m

ientos los

entreg

a perfectísim

amente

empaquetados

con su

contenido exacto.

Cada m

áquina de éstas produce hasta 40.000

atados p

or día.

Inmediatam

ente o

tra m

áquina, tam

bién

m

uy

ingeniosa,

tom

a los atados

y les coloca

lQs

precintos fiscales. Y

, finalmente, o

tra máq

uin

a no inferior a las anterio

res po

r su com

plicado mecanism

o y exactitud, va colocando los atados en

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

61

cajas de 10 ó 20, en las que el producto es lanzado a la venta aiaría.

Y p

or últim

o, éntran

en acción los elementos internos del

control, depósitos

y expedición, que envían las m

ercaderías a los com

erciantes distribuidores mayoristas, los que a su vez los

reparten

por los miles de negocios expendedores de cigarrillos

que hay

en el país y que, en la A

rgen

tina, form

an un gremio

may

or de 100.000 detallistas disem

inados po

r todos los merca­

dos y campos de la R

epública. T

al es el proceso total de la vida de un

pequeño y blanco ciga'rrillo, desde el m

omento en que un "veguero" o colono elige

sus semillas h

asta el instan

te en que el fumador lo convierte en

volutas de azulino humo arom

ático, buscando llenar una satis­

facción íntima que le entona y conforta a la vez.

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v

EL

CO

NSU

MO

Y

M

AN

UF

AC

TU

RA

DE

LO

S C

IGA

RR

ILL

OS

El consum

o mu

nd

ial de cigarrillos en sus diversos tipo

s ha

adquirido en los últim

os cincuenta años u

n desarrollo realm

ente

asombroso. L

a producción de cigarrillos tien

e en cada zo

na del m

undo su

s características típicas que están

en armo

nía co

n los tipos

de tabaco empleados y las costum

bres populares. Hay

países don­

de el tabaco

abo

rigen

ha im

puesto la modalidad d

e los pro

du

c­tos m

anu

facturad

os y o

tros en que las co

stum

bres son las que

han

dado su sello típico

a la m

anera de em

plear las m

aterias p

rimas, de ex

traño

s lug

ares. L

os Estad

os U

nidos han

creado su ind

ustria típ

ica con sus originales tab

acos;

Cu

ba con

sus propios tabacos y

modalida­

des, mien

tras Ing

laterra, ha debido crear tipos m

uy

especiales de

tabacos de p

ipa

y cigarrillos,

empleando

materias

prim

as am

ericanas, egipcias, g

riegas y de o

tros territo

rios lejan

os.

En

este ord

en de cosas la A

rgen

tina, si no h

a cread

o tip

os

definidos propios, tiene su característica de cig

arrillos arg

enti­

nos, que se distin

gu

e po

r su su

avid

ad y p

rolijid

ad en

el cuidado de su

prep

aración

y presen

tación

irrepro

chab

les. N

uestro

s cigarrillo

s neg

ros de calidad su

perio

r, al ser con­sum

idos en E

uro

pa y N

orteam

érica, han

gu

stado

mucho, no sola­

men

te po

r su ex

qu

isita suavidad arom

ática, sino tam

bién

p

or

la elegancia y bu

en g

usto

de su presentación. D

esde Lo

nd

res, P

arís, B

erlín

y o

tras g

rand

es cap

itales se

ha

dem

and

ado

el

envío de cigaorrillos argen

tino

s que no pueden difu

nd

irse en los

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

63

extrañ

os países d

adas las altas trab

as adu

aneras y persecucio­

nes fiscales de que se les h

ace objeto. E

l mercad

o in

terior a'rg

entin

o es de g

ran im

po

rtancia p

ara la p

rop

ia fabricación del país. El añ

o 1939, el consum

o de ci­g

arrillos nacionales alcanzó a la su

ma de 967.507,240 atad

os de

10 unidades, lo que da la cifra astro

mica de 9,675,072.400 ci­

garrillo

s, neg

ros y rubios.

En

la Arg

entin

a se consumen todos los tipos de cig

arrillos

del mundo, p

ero el g

ran consum

o se hace de los tipos n

egro

o h

aban

ero y los rubios del tip

o n

orteam

ericano

, inglés o egipcio (egipcio

incluye to

da la v

ariedad

o

riental).

En

el añ

o 1939,

el consum

o total de cig

arrillos rubios de

procedencia extran

jera consumidos en la R

epública, alcanzó su

cifra más alta h

asta la fecha, CO

n 65.786.970 atado

s de diez y m

ás un

idad

es po

r atado. L

a producción

de cig

arrillos

rub

ios

aum

enta

con

stante­

men

te en nu

estras fábricas,

que en el

año 1938 alcanzaro

n a

pro

du

cir apro

xim

adam

ente 10.000.000 de atad

os m

ensuales, con­tra

un

a imp

ortació

n de 500.000 atados.

El

cigarrillo

rubio

se ex

tiend

e en

nu

estro

país

como

un

reflejo

de costum

bres ex

tranjeras

y tam

bién

debido

a la

de­m

and

a lógica de los extran

j eros residen

tes en él. N

uestro

s industriales, pro

gresistas y diligentes, h

an sabido

crear sus m

arcas pro

pias ru

bias, cu

yas calidades y p

resentació

n

igu

alan h

oy

~ las m

arcas más acred

itadas del ex

terior y seg

ramen

te se op

erará la aparició

n y triu

nfo

del tipo

de cigarrillo

s 'rubios

argent¡"nos que,

al ig

ual q

ue los

cigarrillo

s negros,

no ten

drán

rival en el m

undo. \

La elaboración de los p

rod

ucto

s "rub

ios", tabacos y ciga­

rrillos, es m

ás complicada y

variad

a que la de los

productos , "n

egro

s". L

os tabaco

s amarillos tien

en u

na d

iversid

ad de tipos, desde

el Virg

inia y K

entu

cky. estadounidenses, h

asta los dorados pé­talo

s de las matas delicadas de las ram

as orientales, con cuy

a v

ariada g

ama los técnicos tab

acaleros p

reparan

la varied

ad de

tipo

s y gu

stos que exige ese m

ercado. L

a prep

aración

técnica de esta clase de productos en

traña

cuidados con

stantes p

or cu

anto

en las mezclas d

e tales ramas

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64 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

tiene gran

influencia el facto

r atmosférico y

deben atend

erse constantem

ente las v

ariantes

del tiem

po y

los h

igró

metro

s y

termóm

etros son índices de continua atención. L

a man

ufactu

ra de estos cigarrillos y tabacos está hoy so­m

etida a los ap

aratos com

plejos y costosos llamados "au

tocla­

ves", para m

anten

er en determ

inadas temp

eraturas y estad

o de

humedad a estas delicadas hebras, cuya sensibilidad puede de­

termin

ar con

tratiemp

os en las producciones de m

arcas serias y de precio que deben an

te todo man

tener sus características in­

variables.

VI

EL

"RA

PE

" Y L

AS

PIC

AD

UR

AS

P

AR

A P

ITO

Y

CIG

AR

RIL

LO

S

El "rap

é" es otro

de los muy generalizados m

odos de gus­ta

r el tabaco y ya hem

os visto como en E

spañ

a y luego en el resto

de Eu

rop

a este producto tuvo mucho auge.

Hoy,

el con­sum

o del tabaco en polvo ha dism

inuído mucho debido a su su­

plantación po

r el cigarrillo

y el cigarro

y también p

or razones

de moda. E

n este país el rap

é ha decaído en estos últim

os cua­ren

ta años en m

ás de un 80 %, pero en otros países am

ericanos, en E

uro

pa y A

sia y el Africa m

editerrán

ea, aun se gasta bas­

tante tabaco en polvo servido b

ajo diversos tipos y m

arcas. L

a prep

aración

del rapé es materi~ de un proceso técnico

especial. Prim

eramen

te en máquinas g

ranu

lado

ras las hojas de tabaco se convierten en pequeñas p

artículas que las m

áquinas elaboran a razón de unos 100 kilogram

os po

r hora. P

reviamente, las h

ojas se m

ojan

en un

a solución adecuada y aro

matizad

a según la clase de polvo a producirse. Luego, esas

ramas se escu

rren d

uran

te unas doce horas. Ya escurridas, se

cortan en pequeños trozos que se colocan en "cu

radero

s" para

que fermenten, a u

na tem

peratu

ra de 90 grad

os F

arenh

eit. Es­

tas temp

eraturas deben cuidarse m

ucho para ev

itar la descom­

posición del tabaco, el que puede pudrirse. E

ste proceso fermen

tativo

se prolonga po

r unas seis o siete sem

anas, h

as ta que la fermentación h

aya vuelto dulce y su

ave

al tabaco así tratado

, con lo cual se logra elimin

ar los aceites y nico

tina que contienen 'las hojas.

Un

a vez termin

ada la ferm

entación, el tabaco se pasa p

or

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66 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

. secadoras y en este estado

se procede a pulverizarlo, pasándolo luego p

or u

na serie d

e cedazos de tejid

o m

uy

fino, donde

se acab

a de pu

lverizar al p

un

to deseado p

or el in

du

strial. M

ás tarde, el polvo obtenido se aro

matiza al g

usto

deseado y se coloca en

barricas o cajones, alm

acenándolo en depósitos

húmedo

s, donde se acab

a de sazonar du

rante v

arios m

eses, se­g

ún

la hab

ilidad

y deseos del prep

arado

r. E

xisten

otro

s procedimientos p

ara hacer

el rap

é llamado

seco y que poco difieren

del anterio

r en su prep

aración

. L

as indu

strias de diversos

países man

ufactu

ran v

ariado

s tipo

s de rapés, que son conocidos en los mercado

s de consum

o b

ajo los nom

bres de:

"rapé escocés"

(tipo seco), "rap

é fuerte

escocés" (m

uy

arom

ático), "rap

é escocés simple", "rap

é escocés dulce" (tiene u

n poco de azú

car), "rapé escocés salado"

(que se p

repara con ag

ua salad

a), "rap

é Hightoast"

(seco y fuerte con

un gusto mu

y p

articular por estar to

stado

), "rapé irlan

dés" (que

se prep

ara con agu

a de cal), "rapé negro fran

cés" (de gran

con­sum

o en Fran

cia), "'rapé galés"

(hecho con ag

ua de cal y tos­

tado) , "rapé M

accaboy" (h

úmedo y de aro

ma m

uy

fuerte), "ra­

pé sueco" (mu

y gru

eso y oloroso, siendo el m

ás húmedo de todos

los tipo

s). L

os italianos tien

en sus tipos de rap

és mu

y difundidos, lo

mism

o que los españoles, que fu

eron

los prim

eros

industriales

de es ta clase de tabaco. A

trav

és de la h

istoria se en

cuen

tra el

rapé

o polvo

de tabaco d

iversam

ente m

anipu

lado entre lo

s pieles rojas y sobre

todo entre los aztecas, que lo usab

an m

ucho com

o placer y m

e­dicina

desinfectante. D

e esta costum

bre hab

ló H

ernán

C

ortés en sus fam

osos "A

rchiv

os" o m

emo

rias del insigne cap

itán de

la conquista.

'" *

* L

os tabacos picados en fo

rma de h

ebras,

picad

uras y g

ra­nulaciones,

c~nstituyen o

tra im

po

rtante

ind

ustria

tabacalera,

cuyos variad

os productos tienen un inm

enso consumo en todo el

mundo y especialm

ente en los países nórdicos, donde el

uso de la p

ipa es la m

ás gen

eralizada fo

rma de g

astar tabaco.

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

67

Los tabacos picados o m

olidos a m

ano después de secarlos' fu

é u

na de

las formliL

s p

rimitiv

as del

consumo de tab

aco

po

r los aborígenes de casi to

da la A

mérica C

entral y las islas an

ti­llanas. E

sa man

era de qu

ebrar en

minúsculas p

artículas las ho­

jas de tabaco

se prestab

a para el

uso de

las prim

itivas p

ipas

de caña, de p

almera y de b

arro, de casi todos los indígenas.

La h

ebra en su v

ariada g

ama de espesores es o

bra de la

mecanización

de esta indu

stria, aunque

en Esp

aña desde

me­

diados del siglo X

VIII se picaban los tabacos en fo

rma de h

ebras

variad

as, para lo cual los obreros que se dedicaban a este oficio

empleaban u

na enorm

e cuchilla de hierro

con filo de acero que ten

ía la form

a de un

a gran

medialuna y sobre u

na d

ura m

esa m

uy

sólida, sob

re la que el "p

icado

r" haCÍa ju

gar su

cuchillo, ib

an produciendo la h

ebra al g

usto

de la clientela. L

as picad

uras eran

trozos cuadrados, po

r lo regular de un m

ilímetro

y aun

de may

or tam

año

, que se empleaban no sólo en

las pip

as, sino en armar cigarrillo

s a mano, un tan

to g

rosero

s y gordos, que el fu

mad

or g

astaba con el doble deleite de fu

mar

y fum

ar su pro

pia elaboración. ..

Es proverbial el tipo del fu­

mad

or español, sobre todo el hom

bre del

campo y

del lito

ral, que

provisto de su

tabaq

uera de cuero resobado,

bien curtid

a p

or el ju

go

del tabaco

medo, arrim

ado

a un

a peñ

a o al tron

co

de un

árbo

l, liaba su pitillo de b

asto papel con g

ord

a picad

ura

que

saboreaba en los

mom

entos de

descanso, com

o recabando

energ

ías p

ara u

na

nu

eva

acometida

en la

semp

iterna

diaria

labo

r ... P

or lo general, los tabacos picados de la producción actu

al se em

plean en su gran

may

oría en el uso de la pipa, cuyo m

odo de fu

mar es m

uy

común en todas p

artes y nos es im

posible ima­

gin

ar la figu

ra de un marin

o inglés, escandinavo y de las cO

stas nórdicas,

sin su pipa, reciamente sosten

ida en

tre dientes y la­bio

s que en lu

jurio

sa asociación, ex

traen de la en

sarrada ca­

chimb

a el sabroso ju

go

tabáquico, entre cuyo hum

o su fisono­

mía adquiere un sello peculiar de h

om

bre de m

ar. C

omo los rapés. las p

icadu

ras tienen

un

a gran

varied

ad de

tivos en su

corte, arom

a, fortaleza y sabor. La in

du

stria mejO

'r especializada en estos tabacos es la inglesa, cuyas m

arcas tie­n

en m

ercado universal y notable consumo. E

n los tabacos pica-

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AN

D

OM

EN

EC

H

dos se emplean ram

as de todas las procedencias y un

a técnica especializada

dirige su

s m

últiples m

anipulaciones p

ara d

arle "cachet" típico a cad

a un

a de las innumerables clases. L

as ra­m

as más em

pleadas po

r esta ind

ustria son de procedencia nor­

teamerican

a y o'riental, usándose sobre todo los V

irgin

ias, Ken­

tucky, Burley, T

ennessee, Maryland, P

eriquey y otros tabacos antillanos, filipinos y sudam

ericanos, que se p

restan p

ara ma­

tizar ciertos gustos. L

as marcas de estos tipos ingleses y am

ericanos se fabri­

can con cortes diversos de las ramas de tabaco, com

o ser pica­d

uras cu

adrad

as y cuadrilongas y

las hebras,

que tienen

un

a variedad desde el "cabello de ángel" o "peluquilla" h

asta las de u

n

ancho de

más

de u

n

milím

etro. E

l tipo

de picado

tiene

carácter genérico,

y así vem

os m

arcas famosas

que llevan el

rótulo de

"Fin

e C

ut", "P

lug

Cut",

"Scrap

T

obacco", "S

hg

", "B

irds E

yes", "W

ater Balers", "N

avy Cut" y otros tipos rela­

cionados con el corte de las heb

ras. E

n la A

rgen

tina el consum

o del tabaco picado es mu

y g

ran­

de, .y u

na in

du

stria nacional especializada,

produce p

icaduras p

ara abastecer más del

80 %

del consum

o total del país, que

alcanza a la cifra anu

al de 3.000.000 de kilogramos.

La producción nacional de estos tabaco

s es muy v

ariada y

actualmente se con

sumen en toda la R

epública más de doscientas

marcas distin

tas de picadu

ras, cuyo producto se distribuye por territo

rios y prov

incias, que tienen sus preferencias por deter­m

inados tipos y marcas.

Las h

ebras y p

icadu

ras argentinas ab

arcan todos los tipos m

undiales, en su varied

ad de nacionalidades, y es así com

o en los catálogo

s de esta producción se ve: "T

abaco Alem

án", "Fran

­cés",

"Suizo",

"Italiano

", "C

aporal", "T

urco

", "A

mericano",

"Bah

ía", "Ing

lés" .y varias otras, cuyos productoR

son presen­

tados con las características que se estilan en las m

arcas más

populares de 'cada uno de esos países. N

uestra producción, po

r sus calidades, tipos, im

itaciones, presentación y precios ha lim

i­tado g

rand

emen

te, la antig

ua im

portación, con econom

ía y sa­tisfacción p

ara el público.

Aunque en

la producción nacional

de tabacos

picados se

emplean m

aterias prim

as de los países que dan origen a deter-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

69

minados tipos y categorías, es loable poder decir que esta clase

de producción en sus form

as económ

icas y más b

aratas, se abas­tece con tabacos nacionales que tienen verdaderas condiciones, irreem

plazables para esta m

anu

factura. H

oy, los tabacos comu­

nes, negros y rubios, del tipo económ

ico, son un buen mercado

para las vegas arg

entin

as de Misiones, S

alta, Corrientes y T

ucu­m

án, cuyos tabacos siguen perfeccionándose y algunos son idea­les p

ara las elaboraciones de marcas típicas "criollas".

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VII

EL

PA

PE

L, E

L E

NG

RU

DO

Y O

TR

OS

EL

EM

EN

TO

S

EN

LA

F AB

RIC

AC

ION

DE

CIG

AR

RIL

LO

S

Adem

ás del tabaco propiamente dicho, en

tran en la elabo­

ración tabacalera varios elem

entos adicionales de sum

a impor­

tancia, como ser: el papel p

ara cigarrillos, el engrudo o pastas

para pegar, esencias .y artefacto

s y maquinarias de diversa ín­

dole. El papel p

ara cigarrillos es un

factor de suma im

portan­cia, no solam

ente en la elaboración del cigarrillo, sino tam

bién p

or su calidad, aro

ma y com

bustión. L

as clases de papel más corrientem

ente utilizadas son

: de arro

z y de fibras de algodón. T

ambién se utiliza papel de p

aja de trigo; papeles pectorales, hechos de algodón y orozuz y pa­peles dulces, que son de algodón con azúcar.

La fabricación de los papeles de arro

z y de algodón, que son los de m

ayo

r consumo universal, se hace en

tres tipos dis­tintos, que s o

n: el "V

elín", papel liso; "Vergé", con ray

as trans­

parentes, y el "Rayado", que lleva estam

pados sellos de agu

a a todo lo largo.

Estos tipos se fab

rican de clase ardedora, extracom

busti­ble, sem

icomim

stible e incombustible. L

os papeles extracombus­

tibIes son empleados en tabacos poco aT

dedores como el V

irgi­nia,

Kentucky y

otras

ramas

"jorras" o ap

ago

nas;

los otros

tipos son para tabacos o m

ezclas de mediano ard

er y el incom­

bustible suele usarse en tabacos turcos y otros, que p

or lo co­

mún son ardedores.

Fu

era de estas combinaciones naturales en

tre el grad

o de

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

71

combustibilidad del papel y el

tabaco, los papeles son emplea­

dos en determ

inados casos en que el fabrican

te ofrece un tipo

especial de cigarrillo com

binando ambos elem

entos. P

or lo reg

ular, en C

uba -p

aís del buen fum

ar y de ciga­rrillos de alta categoría cualitativa -

suele emplearse papel de

algodón y arded

or dulce en m

uy buenas marcas. E

ntre noso

tros

no se usan estas preparaciones .y se gasta com

únmente papel de

arroz sim

ple; pero algunas marcas de g

ran venta y o

tras de alto precio usan papeles de arro

z semi com

bustible, lo que h

a tenido

Pren

sa d

e em

pa

queta?· y

sellar

mucha aceptación desde hace años, pues este tipo de papel d

a al tabaco un sabor especial que g

usta a los buenos fum

adores, y p

rueb

a de ello es su empleo difundido en

la ind

ustria cubana.

La

ind

ustria

papelerl:!, especializada

ofrece estos

papeles en

bobinas, que tienen desde 1560 metros de largo h

asta 4000 m

etros. L

as bobinas que más se utilizan en la industria d

iaria son las de 3120 m

etros,

para fab

ricar cigarrillos comunes d

e 70 m

ilímetros, con las cuales se obtienen 44.000 cigarrillos. E

l ancho de

estos papeles difiere según la circunferencia que se

(

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72 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

dé a los cigarrillos. P

or ejem

plo

: si se desea hacer u

n cig

arrillo

de 28 milím

etros de

diám

etro, el

ancho del p

apel debe ser de

30 milím

etros.

* *

*

La p

asta o eng

rud

o p

ara un

ir los cigarrillo

s debe ser de p

uro

almidón. S

u fabricación es muy sim

ple e higiénica. La fó

r­m

ula corrien

te es la disolución de dos p

artes de almidón en

ocho

Pesa

do

ra

y em

pa

qu

etad

ora

de

picadU1'U

scra

p

de agu

a filtrada, haciendo h

ervir el todo a fuego len

to; u

na vez

logrado el pu

nto

de cocción, cernirla, para ev

itar. así todo pegote. E

sta pasta se em

plea fría, cuando presen

ta un

a densidad p

are­cida a la de la jalea. E

ste engrudo, tan lim

pio como san

o se colo­

ca en los aparato

s llamados pegadores, con el que las m

áquinas delicadam

ente unen el

papel que envuelve el tabaco, fo

rman

do

el cigarrillo.

Tam

bién

se utiliza otra p

asta compuesta de caseína disuelta

a razón

de un

a parte p

or dos de ag

ua filtrad

a, cocida al baño-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

73

maría d

uran

te veinte minutos,

que es b

atida co

nstan

temen

te; luego se p

asa po

r un cedazo y se deja en

friar hasta q

ue to

ma la

consistencia de la leche condensada. L

as pastas o engrudos deben

ser fabricados diariam

ente p

ara evitar to

da ferm

entación, sien­do recom

endable agreg

ar a estas pastas un 8 %0 de alum

bre, que es un sano an

tifermen

tativo. S

e conocen otras m

aterias para p

egar, com

o ser la go

ma

seca "stand

ard" a 3 1;4, p

artes de agu

a filtrada, cociéndola h

asta

qu

ina

de

hacer cig

an

'illos

tom

ar un color transp

arente

. Cada lib

ra de esta pasta une, ap

ro­

xim

adam

ente, 155.000 cigarrillos.

j Tan

pequeña es la cantid

ad

que contiene el inm

aculado producto que se fum

a!

Para

la elaboración man

ual de los cig

arros puros se u

sa la p

asta de alm

idón herv

ida a

un

a densidad algo más sólida, con

la cual el obrero arma la "p

erilla" de cada puro.

En

la elaboración 'de cigarro

s toscanos, cabures, suizos, ti­

roleses, brisag

os, se emplea u

na m

ayo

r cantid

ad de en

gru

do

s o gom

as, que en el toscano llega a bañ

ar casi tod

a la ~apa

, p

ara ser ad

herid

a al "liote" o envoltura in

terior del cigaI\ro. Ig

ual­

men

te sucede con

los cig

arritos

sin papel,

que necesitan

que

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74 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

todo el borde de la capa esté impregnado de engrudo adherente.

Las esencias son un aditam

ento que se emplea en general

y necesariamente en la elaboración de cigarrillos y tabacos ru

­bios y tienen p

or objeto m

agn

ificar los aromas de las diversas

clases de hojas que entran

en las complicadas m

ezclas de esta clase de tabacos.

Ya de por sí los tabacos rubios poseen acentuado gusto

y olor, especialm

ente los tabacos orientales y los norteamericanos

virginias y kentuckys. P

ero los preparadores ex

altan m

ás aun

,Má

qu

ina

de hace?· cig

arro

s (pU

?'os) de

trilJa la?'g

a

estas cualidades, que son hoy día motivo de p

referencia p

or p

ar­te de los fum

adores de esta clase de tabacos y cigarrillos. E

s indiscutible que el cigarrillo negro, tipo habanero, que es nuestro cigarrillo nacional p

or excelencia,

es notablem

ente m

enos complicado que los cigarrillos rubios, de cualquiera clase

que ellos sean. L

as esencias aromáticas que se em

plean en la producción de clases am

arillas o rub

ias de tabaco, son por lo general secre­tos de fabricación, y no es n

uestro

propósito, como lo hem

os ma­

nifestado al principio, h

acer un libro técnico, sino de divulga­ción popular de la in

du

stria tabacalera. E

n la producción de cigarrillos negros no se usan ingre­

dientes odoríferos, aromáticos, n

i químicos. A

lgunos ind

ustria-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

75

les suelen rociar sus preparaciones o mezclas con vinos genero­

sos, cañas de calidad u otros ingredientes, que realmente no son

nocivos, pero que el gran

público no acepta, ya que el buen ta­baco y

sus elaboraciones -cigarrillos

y puros -

no lo

nece­sitan

, pues la buena calidad y m

ejor manipulación de los tab

a­queros se com

plementan.

* *

*

El buen tabaco

, la larga experiencia y la com

pleta man

ipu

­lación fabril, por buenos y m

odernos equipos mecánicos, son sin

, (

Escu

ela del

bu

en

fumado?'

en las

selva

s del

Congo

la men

or duda los elem

entos básicos de tod

a buena elaboración del tabaco y sus derivados.

Un

a fábrica moderna debe disponer de u

na cantidad g

ran­

de y costosa de máquinas y artefactos, que la m

ecánica, al ser-

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76 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

VlCIO de la in

du

stria, h

a ideado

para obtener

el m

aXlm

un de

rendimiento fab

ril, tanto

en producción como en

calidad. L

a dotación

indispensable de

estas m

áquinas, que

tanto

ayudan al fab

ricante, es la sig

uien

te:

1.

Cu

arto de v

apo

r para hum

edecer los tabaco

s en bruto. 2

. C

entrífu

gas p

ara lavar m

ecánicamente el tabaco.

3.

Máq

uin

a despalilladora de tabaco.

4.

Máq

uin

a picadora. 5

. M

áquina afilad

ora de cuchillas

(si no se tiene la pica-

do

ra rotativ

a). 6

. T

orrefacto

res modernos.

7.

Máq

uin

a acondicionadora de tabaco. 8

. M

áqu

ina planchadora.

9.

Máq

uin

a para deshacer cigarrillos.

10.

Máq

uin

a para hacer cigarrillo

s (h

ay v

ariado

s tipos de su

ma perfección).

11. M

áquinas emp

aqu

etado

ras de cigarrillos (equipo com

-pleto) .

12.

Máq

uin

a para en

vasar atados en cajas.

13.

Máq

uin

a para p

esar y emp

aqu

etar tabaco

s picados. 1

4.

Estufas.

15.

Ventiladores

de variado

poder (ab

sorben

tes y expe­

lentes) . 1

6.

Bateas p

ara lavados a mano.

17.

Cald

eras gen

erado

ras de

vapor, p

ara torrefacto

res y estu

fas. 18.

Mo

ntacarg

as, (!arretillas

y dem

ás im

plementos

me­

nores. 1

9.

Autoclave,

acondicionador de

tabaco y

arom

atizado

r (p

ara la fabricación de productos rub

ios).

20. S

i se fabrican

cigarro

s puros, hoy se imponen las m

á­q

uin

as para esta in

du

stria, que Son complicadas y cos­

tosas.

El edificio de u

na m

od

erna fáb

rica de tabacos' debe ser mu

y

ventilado, teniendo am

plio espacio y luz n

atural,

dividiéndose la elaboración en

series de dep

artamen

tos encadenados, p

ara que desde el in

greso

de las materias p

rimas h

asta su expendio cons­

tituy

a un

a caden

a con

tinu

a e inin

terrum

pid

a.

VIII

EL

TA

BA

CO

Y S

US

IND

US

TR

IAS

EN

LA

R

EP

UB

LIC

A. A

RG

EN

TIN

A

Fu

eron

los jesuítas los prim

eros cultivadores de tabaco en la R

epública Arg

entin

a, especialmente en las regiones d

el Nor­

te, donde

establecieron su

s fam

osas m

isiones o

fundaciones, p

ara lo cual

trajeron

sem

illas de

Esp

aña,

de origen

cubano.

Tam

bién

utilizaron semillas del

vecino Brasil, donde el

tabaco

era cultivado desde tiem

pos remotos por los indígenas.

Du

rante siglos estos cultivos fueron

pobres por su locali­

zación y falta de mercado in

terno

y tamb

ién por su

s calidades

secundarias. E

n general, la in

du

stria rural del tab

aco h

a tenido en la

Arg

entin

a un desarrollo mediocre. Y

a sea po

r defectos de cali­dades, no ap

tas para las elaboraciones, o p

or una indiferencia

hacia estas in

du

strias du

rante las p

asadas épocas, n

uestras ra­

mas tab

acaleras no pro

speraro

n ni

en mérito

s ni en can

tidad

ap

reciables.

N o ob

stante, la Arg

entin

a tiene zonas ap

rop

iadas

para el tabaco

, variados climas y ab

un

dan

tes aguas, por lo cual en

estos últimos año

s se han

logrado tipos y rama~

propiadas

para la m

anu

factura.

Po

r los numerosos ensayos realizados en estos últim

os tiem­

pos y la dedicación que de un

tiempo a esta p

arte le ha p

restado

el M

inisterio de A

gricu

ltura a esta

ind

ustria ru

ral, ~e puede vati­

cinar que en la R

epública Arg

entin

a se log

rarán en su

s zonas m

ás adecuadas y po

r procedimientos especiales, buenas ram

as de tabaco apropi adas p

ara servir a las in

du

strias tabacaleras, que y

a utilizan buena parte de

la producción en

la fabricación de

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78 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

ciertos tabacos picados, cigarrillos baratos y cig

arros puros de

precio módico.

Tiene

la A

rgen

tina

idénticos

territorio

s q

ue

los E

stado

s U

nidos, de gran

producción tabaq

uera. P

or ejem

plo, el Ch

ub

ut y

San

ta Cruz, corresponden p

or su

s condiciones climatéricas a la

posición tabaq

uera de W

isconsin y C

onnecticut; Río N

egro

co­rresponde al territo

rio de K

entu

cky

, el mayor p

rod

ucto

r de las fam

osas ramas de su no

mb

re; Corrientes, M

isiones, Chaco, S

alta, T

ucumán, C

órdoba y otras zonas arg

entin

as son mu

y favorables

y están sum

inistran

do

la casi totalidad de la producción nacio­nal actual, con ram

as que se v

an aprovechando

en las indus­trializacion

es, como h

emo

s expresado más arrib

a. E

l estado actu

al de la

producción tabacalera

es mediocre

dada la inmen

sa extensión tabacalera del país.

Nuestra

s estadísticas,

no m

uy

eficientes

y casi

siempre

atrasadas, nos dicen que en el año 1924 el país p

rod

ujo

8.541.803 kilo

gram

os de tabaco, que en len

to ascenso alcanzó, en 1934, a

10.000.000 de

kilogram

os. D

ebid

o a

un proteccionism

o exage­

rado y a u

na d

eman

da len

tamen

te progresiva de la industria

man

ufactu

rera, la producción ha continuado elevándose h

asta la cifra de 16.000.000 de kilogram

os, cosechada en 1939.

En

Salta y T

ucumán se están obteniendo tab

acos rubios de

semillas n

orteam

ericanas y po

r las mejoras in

trod

ucid

as en el proceso de cu

ltivos y

secaderos, estas ram

as son y

a bastan

te acep

tables para la m

anu

factura de picados y cigarrillos rubios

de tipo americano e in

glés, en

trand

o en estas producciones com

o facto

res de mezclas m

uy

buen

as. En

Corrientes y

Misiones ·se

obtienen tipo

s apto

s para m

ezclas mu

y satisfacto

rias, y hem

os visto tipos de h

aban

os co

rrentin

os cuya presentación en su tipo,

color, arom

a y plasticidad son sem

ejantes al h

aban

o. P

ero h

ay

que decir la verdad, p

ara que continúen los exp

erimen

tos

: la ca­lida d

gu

stativa de esta

s ramas es aú

n bastan

te inferio

r al ha­bano au

téntico y, probablemente, nunca se pueda lo

grar las ca­

lidades

hab

anas,

que son patrim

on

io del

suelo y

clima de las

Antillas.

Debido a estas deficiencias de calidad, es que n

uestra g

ran

industria de cigarrillos nacionales se vea obligada a elaborar su

s

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

79

productos finos empleando apreciables cantidades de las m

ejore.'3

ramas de tabaco cubano.

. E

n este orden de cosas el E

stado no ha sabido co

ntem

plar

el pro

blem

a fabril tabacalero

argentino. El p

rimer erro

r ha sido

la discriminación

hech

a po

r el fisco

para la aplicación

de los

derechos aduaneros a

estas m

aterias prim

as. ¿ P

or qué

razón

esta discrim

inación?, ¿ acaso no -es más ju

sto y conveniente p

ara el so

stén industrial nacional que todos los tabacos ex

tranjero

s p

agaran

igual im

puesto adu

anero

?, ¿ qué razón y lógica hay

para

que el habano, tan

necesario para n

uestra producción de alta

calidad (y

a que nunca tend

remo

s habano argen

tino

) pag

ue im

­p

uesto

s casi prohibitivos, mien

tras el "B

ahía" y

"Parag

uay

o"

abo

nan

impuestos m

uy

inferiores? L

a ind

ustria tab

acalera argen

tina, tan

to en su fabricación

de cigarrillos de todos los tipos como de cig

arros puros y tab

a­cos picados, h

a alcanzado un pro

greso técnico y de calidades q

ue

la colocan entre las m

ás adelantad

as del m

undo_ Pero esta p

ro­

ducción nacional se nu

trió y se ten

drá que n

utrir con las m

ate­rios p

rimas apropiadas e indispensables.

Nu

estra ind

ustria fa­

bril tabacalera necesita absolu

tamen

te tabaco

s habanos b

ahías

. ..

' ,

vlrg

lmas, kentuckys, B

urley

y orientales. S

obre todo, lo imprescindible p

ara man

tener nuestro ran

go

de calidades de cigarrillos finos, que son u

na h

on

ra de nu

estra indu

stria arg

entin

a, se

necesitan tabaco

s habano

s de

bu

ena

calidad. L

a escasez de ramas h

aban

as y su alto precio obligaría a n

uestro

s industriales a reb

ajar sus nobles calidades actuales en

detrimen

to de nu

estra ind

ustria y p

or ende en perjuicio de los

consumidores y del m

ismo E

stado. E

n resu

men

: la industria cig

arrera nacionar-tiene un

b~en aliado en

los tabacos nacionales en cuan

to se refiere a los p

ro­

ductos populares y barato

s en cig

arros puros, toscanos, cabures,

brisago

s y en cigarrillos barato

s de 10 a 15 centavos y en los

picad~s de b

ajo precio .. P

ero en cuanto a la fabricación de p

uro

s de cah

dad

y alto precio y en los cigarrillos fino

s, desde 20 hasta

~5 y m

ás centavos el atado

, se impone el em

pleo de habanos y en

gran

escala en los tipos superiores.

Com

o nu

estro· p

aís no ofrece y no ofrecerá -

como lo va-

Page 41: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

80 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

mos a d

emo

strar -h

aban

os y tipos finos de o

riental, n

i capas com

o las sum

atras y javas, p

ara envolver cigarro

s pu

ros en ge­

neral, es imprescindible que estas m

aterias prim

as entren

al país

en la cantidad requ

erida y a los precios aceptables que d

eman

da

el sostenimiento del ran

go

de n

uestra in

du

stria fabril.

. y tan

es así, que en el año

1939 se plan

teó en

los Estad

os

Unidos este p

rob

lema de b

uen

a inteligencia en beneficio del tra­bajo nacional, realizándose u

n congreso de tab

aqu

eros, donde se

pidió al Su

perio

r Gobierno de aquella g

ran R

epública que ayu

­d

ara a la in

du

stria nacional rebajan

do

los afo

ros ad

uan

eros a

varios tipos de ramas que el p

aís no producía y que eran indis­

pensables p

ara man

tener el

rang

o y

calidad de

la producción norteam

ericana. A

sí lo entendió aquel Gobierno y decretó u

na fu

erte rebaja

de aforos a las tripas h

aban

as y a las capas sumatI-as y jav

as y o

tras clases de materias p

rimas. C

on estas facilidades inteligen­tem

ente llevadas a cabo, las industrias de cig

arros y cigarrillos

negros tipo hab

anero

recibieron un

gran

apoyo y fom

ento

y el presidente de la R

epública pidió a los man

ufactu

reros del p

aís que crearan u

n tipo nacional de cig

arro puro, p

ara que el pueblo pudiera ten

er su p

uro

popular cotidiano. A

quellos indq

striales crearon varios tipos al precio de 5 centavos de d

ólar y el presi­

dente, en un

acto público apareció fum

ando su "C

igarro

popu­lar", lo q

ue fué u

na enorm

e pro

paganda p

ara ese producto tí­pico, cuyo consum

o se elevó a m

uchos m

illones

de pu

ros m

en­suales.

He ahí, pues, to

da u

na o

bra in

teligente d

e apoyo del

Es­

. tado a las ind

ustrias en puro beneficio del pueblo, del E

stado

y de la indu

s tria nacional. Y débese p

ensar que E

stado

s Unidos es

el país por excelencia pro

du

ctor de m

ayo

r cantid

ad y v

ariedad

de tabaco

s.

* *

*

Nu

estra riq

ueza tab

acalera en

el año

1939 h

a sido la si

guiente: Salta:

40.000 fardo

s de 100 kilo

s. Estas ram

as se clasifi-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

81

c~n así: rub

ios y claros, p

rimera y seg

un

da, se cotizaron, ap

ro­

xIm

adam

ente, $ 0,65 el kilo; fletes,

hasta la ciudad $ 70 m

/n. la tonelada.

Tucum

án: 20.000 fardo

s, clasificados en prim

era y segu

nd

a a $ 0,55 el kilo; fletes h

asta la capital, $ 70

.-m

/n. la ton

elada:

Misiones: 10.000 fard

os, tipo n

egro

cuerda, que se pag

aron

a $ 0,70 el kilo; 15.000 fard

os tipo colorado, que se clasifican en

o

tros su

btip

os: bueno y doble, cotizado

s en su origen a $ 0,2

5-

0,30 Y 0,60 el kilo; fletes h

asta esta capital $ 3

5.-

la ton

elada.

Catam

arca, Sa

n Ju

an

y Villa D

olores: Zonas éstas que p

or

la mala orientación de los colonos y

la poca pl'eocupación

ofi­cial, rin

den

muy poco y su precio es b

ajo y de calidades in

fe­riores.

El valor total de esta producción no h

a pasado de 10.500.000 peso

s moneda nacional..S

i se consid

era que nuestra in

du

stria fa­bril con

sume an

ualm

ente m

ás de 25.000.000 de pesos de tabaco

s im

po

rtado

s, se ve cuán gran

de es la deficiencia de nuestra

actual

producción tabacalera p

ara proveer a la in

du

stria fabril y h

ay

que con

tar con su in

ferior calidad.

Las zonas tab

acaleras arg

entin

as aun

no todas descu

bier­

tas, producen los tabacos típicos sigu

ientes, b

otán

icamen

te de­no~inados:

Brasilienses,

Hab

anen

sis, V

irginicos.

Estos

tipos, natIvo

s, se clasifican en: H

oja p

arada, B

rasilero de S

alta C

hi­leno g

rand

e de Misiones

y C

hileno corren

tino

, Batav

ia d~ M

i­siones y H

aban

o colorado de T

ucumán.

, L

os tabacos, ~isioneros son de

pu

ra familia p

aragu

aya,

y reu

nen

caractenstIcas no

mu

y ap

tas p

ara la m

anu

factura

de p

rod

ucto

s finos. L

as ramas co

rrentin

as, que son de

la mism

a fam

ilia misionera, son m

ás suaves y fe~entan m

ejor, ad

aptán

­dose m

ás a las necesidades de la man

ufactu

ra. ~s .tabacos

s~lteños, p

or

las condiciones

del suelo

y los

procedImIentos

aplIcados desde

la selección de

las sem

illas y

dem

ás manipulaciones, d

an colores claro

s, rub

ios, que se p

res­tan

para la elaboración d

e cigarrillo

s y picados del tipo rubio. O

tras p

rov

incias d

eberían

im

itar la ob

ra de

los cosech

ado

res salteñ

os que, al fin, v

an bien encam

inados hacia la producción

eJe ramas arg

entin

as que, si no son idénticas a las ramas ru

bias

no

rteamerican

as, sirven

para asociarlas a

éstas en bu

enas m

a-

Page 42: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

82 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

nu

facturas, a precio b

ajo y reg

ular. E

l tipo salteño rub

io m

ejor

se asemeja a los fam

osos Wh

ite -B

urley de No

rteamérica y es

de esperar que au

n se obtengan perfeccionam

ientos en esta pro­

ducción "criolla". N

uestra opinión es que n

un

ca se producirán en la Repú­

blica Arg

entin

a tabacos hab

anos, ni bahías, ni su

matras, javas,

virginias, ken

tuckys, m

acedonias ni burleys. E

n la A

rgen

tina,

con sus vastas regiones propicias p

ara el cultivo del tabaco, de

climas variados y parecidos a los países donde se producen bue­

nos tabacos jamás se o

bten

drán

aquellos típicos de fama m

un­dial, pues la A

rgen

tina

sólo y tan

sólo producirá

los

tipos de tab

acos característicos

de su tierra, clim

a y

posición

geográ­fica. E

s elemental rep

etir aquello de "que cada país en el mundo

tiene sus fruto

s y cosas características" y si la Arg

entin

a pro­duce -

y pro

du

cirá mucho tabaco -

éste será el tabaco

argen

­tino y sus v

ariedades familiares y no tabacos propios y

carac­terísticos de suelos distintos y m

uy lejanos. T

odo lo que en esta m

ateria pueda hacerse, siem

pre tra­

tando de log

rar tipos ex

traño

s a los n

aturales criollos, será el

saber eleg

ir la zona más ap

rop

iada p

ara determ

inad

a semilla

y luego realizar el

cultivo den

tro del

proceso agríco

la que co­rresponda al suelo

y la semilla y ag

regar o su

prim

ir detalles, y

a de riegos, de relab

ras, de podas, de recolección, de secadero

y fermentaciones, sacar un tab

aco "x

" que será el típico local

de talo

cual zona argen

tina. Y

perfeccionando aun

ese tipo lo­grado, p

or m

edio de experiencias inteligentes se alcanzará al fin

el tipo m

áximo o superio

r de talo

cual regiÓn con ta

lo cu

al sem

iiIa y procedim

iento agrícola. y

es así como en el país podrem

os obtener lo mejo

r que el país pueda d

ar en tabacos m

anufacturables. D

e esta man

era un día podrem

os osten

tar los tabacos de

tal región y de tales vegas, que serán ramas de tabaco arg

en­

tino de variadas clases y calidades ap

tas para las elaboraciones

man

ufactu

reras de determinados productos y

otras m

uy

apro­piadas p

ara que la indu

stria nacional pueda crear m

arcas es­peciales de tabacos típicos del

país al igual que han

hecho los norteam

ericanos, que crearon

muchos tipos de

picad

uras y ci-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

83

garrillo

s con sus ramas nacionales, cuando éstas alcanzaron u

n

grad

o de perfeccionam

iento y calidad que las convirtió en bue­n

as materias p

rimas p

ara fabricar productos especiales que hoy

tienen

gran

boga en todos los mercados del m

undo. B

usquemos,

pues, en

este país p

rod

ucir

nuestros tabacos

propios y que ellos sean refinad

os p

or un proceso agrícola exce­

lente y adecuado y las m

anipulaciones de un

a técnica práctica.

y en

consecuencia abandonemos las ilusiones de p

rod

ucir tab

a­cos habanos y turcos, d

e igualdad y com

petencia positiva con aquellas ram

as típicas de sús suelos de origen. E

n consecuencia, anim

amos a todos los "pioneers" argenti­

nos dedicados a crear nu

estra riqueza tabacalera, a persev

erar y

con tesón y confianza seg

uir luchando sin

desm

ayos h

asta que

llegue el día feliz

de la recom

pensa po

r la obtención del codiciado éxito.

y este éxito será el hallazgo de tabacos arg

en­

tino

s que afirm

en n

uestra

independencia

ind

ustrial lim

itand

o

la importación de

tabacos extran

jeros que sólo deben ser em

. pleados en productos de altas calidades y precios, cuando logre­m

os sustituirlos con tipos para -nuevos productos a crearse con

sus cualidades favorables.

Page 43: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

IX

EL

M

EJO

RA

MIE

NT

O

SIS

TE

MA

TIC

O

DE

L

TA

BA

CO

Y

SU

S

CR

UZ

AM

IEN

TO

S P

AR

A

LO

GR

AR

T

IPO

S

PE

RF

EC

TO

S Y

DE

AD

AP

TA

CIO

N

El

más

gran

de

y necesario

trabajo

de los

cosecheros d.e

tabacos en todas

partes es

alcanzar el

mejoram

iento de

calI­dades y los tipos m

ás adaptables a los distintos medios donde

se cultiva el tabaco. L

a fitotécnica

ha

logrado excelen

tes resultados

en esta

cuestión, pero aun

se está lejos en el cam

ino de ob

tener tabacos

de buena calidad a precios económicos.

Media en este problem

a el facto

r personal. L

a calidad es algo que se m

ide y se alcanza mediante el p

aladar y el o

lfato

! no con elem

entos mecánicos.

No

son todos los h

om

bres

dedI­cados al

cultivo los que pueden m

arcar con may

or realidad la

mejor calidad y arom

a, pues existen tan diversos m

atices, que es difícil sab

er cuál es el mejo

r que deba elegirse. P

ero un buen experto, con un paladar fino y mu

y educado

en el arte de catar tabaco, puede indicar con la may

or precisión

cuál es el tipo de mejo

r arom

a y calidad.

De ah

í lo difícil de

esta cualidad hu

man

a de especificar con mayor o m

eno

r grado de ex

actitud

cuál es el tabaco de un

a zona que tiene la m

ejor

~~.

. L

ogrado este propósito, existe o

tro de

tanta im

portancIa: el del ab

aratamien

to dentro de su jerarq

uía cualitativa.

y aquí em

pieza el problema, pues aun nadie ~a?e a cien<:ia

cierta cuáles son los factores telúricos y

atmo

sfenco

s que m-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

85

fluyen en la calidad, al igual que la herencia que tiene su origen,

no sólo en la semilla y zonas de su procedencia n

atural.

Es u

n problem

a difícil el poder aqu

ilatar con precisión la calidad y aro

ma del tabaco, y

a que ello depende en gran

parte

del factor personal, de la capacidad g

ustativ

a de la persona que h

a de

fallar sobre

estos puntos,

que dependen

del p

aladar

y o

tras condiciones del sujeto

y no de procedimientos m

ecánicos·

ni químicos.

Los tabacos v

arían seg

ún

el medio, y u

na m

isma p

lanta es

distin

ta según el suelo en que se la cultive aunque éste sea ve­cino del o

tro en que se cosecha el tipo que se q

uiera ex

plo

tar. S

on muchos los facto

res que influyen en la calidad del ta­baco com

o ser la semilla

apropiada y bien cuidada, los fertili­zantes, los procedim

ientos del cultivo, los sistem

as de cu

rar y cosechar.

Con estos procedim

ientos se puede log

rar mucho en el m

e­jo

ramien

to de

las calidades

por lo

cual el

cultivo del

tabaco reclam

a experiencia y buen sentido. D

e ahí lo difícil que resu

lta la soiución de estos problem

as, y hasta ah

ora lo m

ás práctico logrado es por m

edio de los cruzamientos en

tre tipos de la mejo

r calidad.

Pero

en-estos cruzam

ientos se obtienen más fácilm

ente las

calidades de estru

ctura de

los tejidos, la tex

tura, la com

­bustibilidad y color de ceniza, quedando el aro

ma y calidad com

o un resultado aun debido al azar.

Con los experim

entos de selección se alcanzan más fácilm

en­te m

odificaciones en el porcentaje de nicotina, grosor, precoci­dad en la m

aduración, tamañ

o y cantidad de las n

ervad

uras y

resistencia a las enferm

edades. E

n E

stado

s Unidos, por selec­

ciones, se ha oQ

tenido el may

or porcentaje de nicotina en plan­

tas que se destirra-n a la fabricación de insecticidas.

Tam

bién se log

ran

plan

tas m

uy resisten

tes a

las enferm

edades, pero

con desm

edro de

las calidades;

y lo

curioso es

que obtenida

un

a clase de

plan

ta que reun

a condiciones de

mejo

r calidad y

re­sistencia, si se trasp

lanta a o

tra zona pierde estas mejoras.

En

el manejo de estas selecciones h

ay que observar que el

tabaco teng

a las características necesarias y la debida calidad; co

ntin

uar todo el proceso d

e curación y procedimiento de la se­

lección den

tro de las condiciones del am

biente de la zona donde

Page 44: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

86 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

se cultiva y que se asemejen

lo más posible al lu

gar donde se

quiera cultivarlas. T

al es el procedimiento a seg

uir en todo plan de selección.

Po

r este camino m

archan

muchos buenos cultivadores am

erica­nos, habiendo logrado b

astantes buenos resultados.

La técnica del cruzam

iento reclama m

ucha atención po

r sus innum

erables detalles. D

ebido a la estructu

ra de las flores y sus num

erosas semillas, esta p

lanta se p

resta favorablemente p

ara las tareas del

cruzamiento.

Cada p

lanta de

tabaco puede dar

cerca de un millón de sem

illas, lo que facilita su recolección en

frascos bien secos y tapados, donde la simien

te con

serva todo su

poder g

ermin

ativo

más

de doce

años. E

stas flores

tienen la

propiedad de autofecundación, pero puede suceder que el polen de o

tras plan

tas y razas, llevado po

r el viento y otros elem

entos, fecunde tam

bién

a las simientes guardadas, por lo cual debe ser

motivo de m

uch

a atención el cuid

ar este detalle. E

s po

r ello que el proceso de la infloración debe ser resguardado con bolsas de papel.

Las p

rimeras flores

son las que

dan las sem

illas más

fuertes, y las que se abren

más tard

e, cuando la plan

ta ha de­

caído, son

men~s

vigorosas y

desarrolla,das.

La

experiencia aconseja cap

ar las cápsulas; dejando de 25 a 30, p

or inflores­

cencia, se logran m

ejores sem

illas. P

or ello

hay

técnicos que

aconsejan, para o

bten

er el máxim

o de semillas de cad

a planta, d

ejar todas las cápsulas, resg

uard

and

o

en bolsas

de papel la

inflorescencia. E

n esta operación el cuidado d

e la inflo

rescen­cia

es m

eticuloso, pues

los insectos

y g

usanos

se com

en las

flores y cápsulas embolsadas.

Adem

ás, las semillas deben ser cernidas en u

n cedazo es­

pecial, para sep

arar las más pequeñas y

todo cuerpo ex

traño

agregado.

El cruzam

iento

La técnica del cruzam

iento artificial requiere procedimien­

tos delicados.

Se elige la p

lanta '11W

dre y se le qu

itan to

das las

flores ya ab

iertas, dejándole solamente las que están

a p

un

to

de abrirse, lo

que sucederá un día

después. S

u tamañ

o y

su

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

87

color rosado en los extrem

os de los pétalos que sobresalen, in

­d

ican las flores que están

po

r abrirse. E

s el mom

ento del pe­ligro de la autofecundación, que debe ev

itarse castrando las flores, esto

es extirp

and

o los ó

rgan

os m

asculinos. E

sta operación se ejecu

ta abriendo un poco la corola con un

instru

men

to afilado,

y con un

as pinzas se procede a la extirpación de las an

teras. E

s necesario esterilizar los

instru

men

tos y

las manos con alcohol

antes de to

car las flores, si se ha hecho u

na cantidad de cap

a­dos de distintas plantas, p

ara evitar los cruzam

ientos ind

esea­bles.

Tam

bién es necesario destru

ir las flores que h

ayan

ma­

du

rado

prem

aturam

ente.

Nad

a más que las flores cap

adas que

deben abrirse al día siguiente son las que deben em

bolsarse. L

as y

a abiertas y las au

n cerrad

as deben ser destruídas.

Estas m

anipulaciones son muy delicadas.

Al día siguiente

de la capad

ura y cuando los

estigmas están

empapados de lí­

quido pegajoso en pleno estado receptivo, se aplica el polen mas­

culino a los estigm

as, p

ara cuya operación se arran

ca la flor de la p

lanta y

se restrega sobre los ó

rgan

os receptivos de la

flor capada, así el polen fecu

nd

ante se ad

hiere p

ara iniciar su

o

bra

procreadora. C

onviene arro

jar la

flor

empleada y

usar

otras p

ara las. operaciones sucesivas. U

na vez hecha la polini­

zación de la flor, se marcan

las plan

tas en el pedúnculo de la florescencia,

poniéndoles un

rótulo donde consten los datos de

la variedad, individuo, parien

te masculino, etc.

Estas flores así

fecundadas artificialm

ente se vuelven

a cu

brir con

las bolsas de papel.

Es tam

bién

indispensable extirp

ar todos los botones florales

de la p

lanta 1

Mke que no se h

ayan

abierto ese día,

para que su polen no contam

ine el cruzam

iento antes de que

quede perfectam

ente fecundada la flor.

Se recom

ienda no fe­cu

nd

ar otr~-1ores que no se hay

an ab

ierto ese m

ismo día.

Los cruzam

ientos entre razas.y

familias afin

es produce un

a fecundación seg

ura y al v

igo

rizar las plan

tas produce semillas

fértiles. E

l polen de otras razas y especies es estéril, pero puede

llegar a fecundaciones pobres y de escasa sem

illa. E

s indispensable que, a medida que se produzcan varieda­

des mejo

radas resistentes a las enferm

edades, se vay

an estable­

ciendo existencias de semillas en

cuanto sea posible, que éstas, m

anejad

as po

r los cultivadores, no se mezclen y pierdan sus pro-

Page 45: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

88 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

piedades. E

stas son medidas en

las que el E

stado

debe inter­

ven

ir para aseg

urar la b

uen

a y efectiva provisión de semillas a

los agricultores. L

a herencia a la resistencia h

a adelantado bastan

te, pero

au

n hay m

ucho que

and

ar en este

sentido perfectivo

del ta­

baco. In

tervien

en

mucho

s y

complejos

factores en

estos

pro­blem

as genésicos

aun

qu

e en

Estados

Unidos,

po

r ejem

plo, Johnson

ha

log-rado algunos

éxitos en

determinados

tipos de

tabaco. E

n la E

stación

Ex

perim

ental A

grícola de Ken

tuck

y se rea­

lizan trabajo

s para crear una raza de tabaco tipo W

hite B

urley,

de una modalidad de brotación m

ejorad

a, cruzando Bu

rley re­

sistente al "roo

t-rot" con la v

ariedad

conocida por "on

e suck

er" -

un solo bro

te -, con el fin de red

ucir el costo de producción.

En

la Estación E

xp

erimen

tal Ag

rícola de Flo

rida se vienen

realizando constan

tes estudios y trabajo

s prácticos para inves­

tigar las

cualidades d

etermin

antes

de la

resistencia de

la en­

fermedad

llamad

a "blacm

-"hn

k";

lo m

ismo

se estu

dia

la herencia en el

tamañ

o y núm

ero de las hojas de las plan

tas y la cantidad de facto

res que encierra to

da resistencia a

las en­ferm

edades. M

ucho ha p

rog

resadú

€sta labor defensiva del tabaco

y en la W

est Virg

inia A

gricultural se adelantó m

ucho para la defen

sa co

ntra la plaga de la T

hielavia basícola. Igualm

ente en la C

onnec­ti cu

t Ag

ricultu

ral E

xp

erimen

t Station, en

el B

ureau

of P

lant

Industry

, se están haciendo experim

ento:; mu

y buenos p

ara la aclim

atación de u

na v

ariedad

hab

ana en el

Valle de

Connecti­

cut. Se trata de lo

grar un p

ar de razas hab

anas que satisfag

an

las necesidades de los ag

riculto

res y man

ufactu

reros, am

én de

que estas razas se vean

libres del terrib

le "roo

t-rot" y dén ren

­dim

iento y calidad habanos.

La o

bra m

agn

a qu

e realiza el Ministerio de A

gricu

ltura

po

r su D

ivisión de la Producción T

abacalera

Hace y

a muchos años que la D

ivisión Tab

acalera del Mi­

nisterio de Ag

ricultu

ra de la N

ación realiza trabajo

s con

stan-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

89

tes y sistemáticos p

ara log

rar el mejo

ramien

to de calidades

de .

, resIsten

cias y de producción del tabaco argen

tino

. .

Esta dependencia técn

ica trajo de E

stado

s Unidos especia­

listas que, si bien trabajaro

n CO

n empeño, creem

os que, aparte

de sus m

éritos técnicos, estu

viero

n desorientados, razón p

or la

cual fuero

n elim

inados para ser reem

plazados po

r nu

estros in­

gen

ieros agrónom

os, que, tras ímprobos trab

ajos y experim

en­tos, h

an logrado u

na m

ejor dirección de los problem

as tabaca­

leros en el

orde." agrícola. Y

hem

os de decir la v

erdad

: que

no siemp

re el Gobierno h

a prestado todo su

valioso apoyo a estos "p

ion

eers" oficiales de la riqueza tabacalera, los cuales han

de­

bido pro

segu

ir su ardu

a labo

r po

r el propio entusiasmo de reali­

zar bu

ena o

bra nacionalista contribuyendo al engrandecim

iento de n

uestras fuentes n

aturales de riqueza agríco

la. L

a División de la P

rod

ucción T

abacalera h

a formado esta­

ciones experimentales tab

acaleras que son la base real de todo m

ejoramiento.

Tam

bién laboratorios de fitología, para realizar

ensayos comparativos de las variedades y donde se estu

dian

las m

ejores m

ezclas de fertilizantes y los rem

edios para cu

rar las p

lagas del tabaco. E

stas estaciones se hallan distribu

ídas en S

alta, Chicoana,

Cerro

Azul,

en Misiones,

Goya,

Corrientes, V

illa Alberdi,

Tu

­cum

án, Perico, en Ju

juy

y Villa D

olores, C

órdoba. D

ispone de un

cuerpo de

25 in

structo

res, todos

técnicos, p

ara la enseñanza

del veguero,

darle

las sem

illas ap

rop

iadas

g-ratuitamel1te

y enseñarle

a co

mb

atir las plagas

tabacaleras.

Adem

ás, se cuen

ta con un cuerpo de 180 corresponsales "ad-hono­rem

", que comunican todos

los dato

s estadísticos y

la m

archa

de las

labores del

tabaco. E

stos corresponsales

son expertos

vegueros en to

das las zonas.

La sección económ

ica se basa en los info

rmes de los in

struc­

tores y

los 180 co

rresponsales

honorarios, que

dan

cuen

ta de

los datos

sob

re acopiadores y

comerciantes,

para

realizar los

costos de la producción, los pronósticos y

cálculos de cosechas

y áreas de las plantaciones; estadísticas de imp

ortació

n y con­

sumo. B

ajo los

impulsos de

estos esfuerzos organizados

po

r los

amigos del tabaco, y m

ediante la buena voluntad de los indus-

Page 46: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

90 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

triales en general se han

obtenido notables mejoras en calidades

y tipos industriales sin ab

aratamien

tos y

a que en realidad nues­tro

s tabacos anterio

res de baja categoría, al m

ejorar h

an im

­plicado aum

entos de costo. E

s así como en el año 1939, según

datos oficiales, la producción del tab

aco nacional dió

la suma

de 10.692.000 pesos m/n.

El tabaco argentino p

rog

resa y

se alcanzarán sin duda verdaderos éxitos fijando tipos y calidades que p

restarán g

ran concurso a n

uestra industria rn

anu

facturera

y buenas l"entas a la8

ar~as

del Estado.

Es por esta im

portancia que adquiere nuestro taóaco que

el Estado acaba de crear el C

onsejo Nacional de T

abaco, insti­tución que h

a de prestar buenos serv

icios, no sólo a las mejoras

de la producción, sino a la defensa de esta riqueza fab

ril y agrí­

cola. E

specialmente,

el E

stado

debe

hacer verdaderos

es­:ruerzos p

ara impedir o am

ino

rar el contrabando del tabaco, que es una g

ran p

laga cuyos perjuicios son enorm

es y constantes, dado su viejo desarrollo y com

plejidad de los intereses ereados.

x

LO

QU

E R

EC

LA

MA

EL

FO

ME

NT

O Y

PR

OT

EC

CIO

N D

E L

A

IND

US

TR

IA R

UR

AL

TA

BA

CA

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CIO

NA

L, P

AR

A

SU

DE

SA

RR

OL

LO

DE

CA

LID

AD

ES

Y C

AN

TID

AD

ES

La p

rensa nacional, los cosecheros e

industriales,

en mu­

chas ocasiones h

an llam

ado la atención del Superior G

obierno, sobre las dificultades y decadencia del cultivo del tabaco en la A

rgen

tina causadas por la falta total de verdaderos estím

ulos y . si p

or con

stantes dificultades y hasta persecuciones realizadas p

or las leyes y reglam

entaciones inadecuadas, que desanimaron

y alejaro

n a

muchos colonos que

perdieron su tiempo y

capi­tales en las actividades tabacaleras.

En

esta materia se h

a teo­rizado m

ucho, se han

escrito m

uchos folletos m

inisteriales, se

han

traído

técnicos americano

s y todo ello no ha 8ido e.ún más

que ruido alrededor de un asunto que siem

pre reclam

ó hechos concretos.

Hay

un país europeo que no tuvo en su suelo jam

ás un

a p

lanta de tabaco y que u

n buen día se propuso ser un p

aís ta­bacalero de p

rimera clase y lo h

a logrado ampliam

ente en sólo

unos quince años. E

se país es Italia.

El gobierno italiano era fu

erte contribuyente de compras

de ramas ~ m

anu

facturas de tabaco ex

tranjero

y ahora, con sólo tres lu

strml. ¡;¡e abastecp. a sí m

isma y exporta ap·leciables

cantidades de

sus ram

as y

productos m

anufacturados.

El m

ilagro se h

a producido mediante la

creación de

' un

a institución nacional del tabaco, cuyo o

rgan

ismo h

a llenado sa­tisfacto

riamep

te su cometido.

El estado italiano ayudó resueltam

ente a los

agricultores

Page 47: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

92 .T

UA

N

DO

ME

NE

CH

tabacaleros en tod

as las form

as p

rácticas que hicieron germ

i­na'r esa potente in

du

stria actual. T

ierras apro

piad

as dad

as en buenas condiciones de

arriend

o y

segu

ridad

con

tra con

trastes adversos.

Com

pras de las ramas a

precios de aceptable rendi­m

iento. E

stímulos p

or prem

ios de honor y en dinero.

Pro

pa­

gan

da inteligente, funcionarios dedicados a la m

ayo

r eficiencia de sus obligaciones

de ayu

dad

ores de los tab

aqu

eros del

país. E

xposiciones con

tinu

as de productos elaborados y agrícolas con notables

estímulos

personales, crédito

s y

tod

a clase de

ayu

da

sana al ag

riculto

r y el resultado ha sido adm

irable. Italia tien

e hoy una g

ran indu!':tria y u

na ag

ricultu

ra tabaq

uera m

agnifica. N

uestro Su

perio

r Gobierno p

od

ría crear un org

anism

o si­

milar adaptado a n

uestra m

odalidad. E

ste institu

to o d

eparta­

mento p

od

ría estru

cturarse d

entro

del

bosquejo que

vamos

a trazar so

meram

ente:

Dar tierras ap

rop

iadas p

ara el cultivo tabacalero, en arrien­

do liberal

y libres

de g

ravám

enes y

gabelas, tempo­

ra'ria men te.

Dis tribución de sem

illas apro

piad

as para cad

a zona y otras

para experim

entaciones indispensables hoy .

Creación del d

epartam

ento

nacional de clasificaciones. O

r­ganism

o :f'Jndamental p

ara el contralor de tipos, cali­

dades y procedencias. C

reación de secaderos

adju

nto

s a los

locales de clasifica­

p.iones-y en los depó

sitos oficiales dp. las zonas de cul­

tivo, perm

itiendo el secadero p

articular,

pero

fiscali­zado, en

aquellas regio

nes de

ensayos o de iniciación

de cultivos que no h

ayan

adquirido el

rang

o de

pro­ducción que reclam

e el establecimiento de aquellos o

r­g

anism

os oficiales.

En

los lu

gares donde funcionen los

secaderos y depósitos

oficiales, deben instalarse oficinas técnicas subordina­

das al dep

artamen

to de clasificaciones.

Estas oficinas

técnicas ten

drán

escuelas

y cam

pos de

exp

erimen

ta­ClOno

Tam

bién pueden

ejercer laR

inspecciones

lo­cales y llevar la estad

ística de los cultivos p

or zonas

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

93

a los

fines de

prem

iar a los

mejores

cosecheros en

razón de calidad y can

tidad

anual. C

reación de cooperativas agrícolas tabacaleras. C

reación del "warran

t", garan

tizado

po

r la producción co­lectiva y de cooperativas, fiscalizadas p

or certificad

os

del dep

artamen

to de clasificación.

Institu

ción

de prim

as a los colonos que más se destaquen en

sus labores in

corp

oran

do

mejo

ras en sus procedimien­

tos de cultivo y

definición de clase!'l m

ás típicas y de superiores calidades, p

ara las exigencias de la indus­tria m

anu

facturera.

Reb

ajas de fletes p

ara los productos

de la cosecha

taba­

calera. E

vitar las caídas de precios p

or com

petencia desleal. P

ara

el efecto el E

stado

puede prestar su ayuda tom

ando a su

cargo partid

as que puede en

viar por exportación,

especialmente cuando quedan

saldos que

puedan per­

turb

ar lfl, normalidad del m

ercado. E

xp

osiciones periódicas de productos tabacaleros del país,

con premios en

efectivo y honoríficos, p

ara los agricu

l­to

res nacionales. C

reación de becas para los agrónom

os especializados, que

deben adq

uirir perfeccionam

ientos y especialidades en

los países donde se cultivan y elabo

ran los m

ejores ta­

bacos, com

o ser

en C

uba, E

stado

s U

nidos, T

urq

uía,

Su

matra y otros.

Persecución

del co

ntrab

and

o

que p

erturb

a la vid

a econó­

mica

de esto

s grem

ios. evitando

toda producción

de tabaco sin fiscalización,

cuyas ramas puedan circu

lar abaS

t8Ciendo m

anu

facturas clandestinas o frau

du

lentas.

Los colonos tab

acaleros deben sen

tir en la acción del Estad

o

un trato p

rotecto

r que los amp

are y estimule, ev

itán­

dose que el con

tralor fiscal sea u

na inquisición tem

ida

y disolvente.

Page 48: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

XI

OR

IGE

NE

S

y P

RIM

ER

OS

T

IEM

PO

S

DE

L

A

IND

US

TR

IA

CIG

AR

RE

RA

A

RG

EN

TIN

A

Nuestra indu

stria cigarrera nació allá en los

tiempos

co­loniales, cuando au

n el consum

o del tabaco era mu

y restrin

gid

o

po

r su falta de difusión y su precio.

El consum

o de tabaco

se inició en el Plata g

astánd

ose los

rapés españoles y cubanos y fu

man

do

cigarro

s de un

a elabora­ción prim

itiva. D

uran

te la época colonial las au

torid

ades españolas obte­

nían

ya u

na m

odesta renta fiscal del ren

gló

n de tabacos y de

naipes. S

omo los jesu

ítas hab

ían plantado tab

aco en el P

aragu

ay y

Misiones, llegaban a B

uenos Aires alg

un

as ramas de m

uy

mala

calidad que no ob

stante'se g

astaban

en hacer m

alos rapés y peo­res cig

arros y se p

icaban

ramas p

ara el consumo en

pipas que se em

pezaban a gen

eralizar. E

n la P

rov

eedu

ría de Sevilla y en los arch

ivo

s nacionales, se en

cuen

tra la descripción de

este comercio controlado desde

Sevilla y que en B

uenos Aires percibía las ren

tas fiscales la "Real

Hacien

da".

Po

r estas documentaciones es ve cóm

o en esta Ca­

pital y o

tras ciudades del in

terior se consum

ían gran

des p

ar­tid

as de rapé. C

onocemos un envío de 3

6.0

00

libras de tab

aco

en polvo

(rapé),

enviadas desde

Sevilla a

. Buenos A

ires, p

or

la fragata española "M

atamoro

s". E

l imp

orte de esta p

artida

era d') 1

.49

8.5

48

reales d2 vellón.

Venía a carg

o del preciado ar­

tículo el seño

r don Juan

José S

eruti, p

ara vig

ilar tan g

ran car­

gamento, pues h

abía q

uejas del com

ercio de que en otros ante-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

95

riores envíos de rap

é éste tenía m

alas condiciones para el con­

sumo.

Y que según el :n

form

e respectivo dado en Sevilla, esa;;

malas condiciones se debían al m

al almacenam

iento de tan

de­licad

a mercadería.

Desp

ués de

la Ind

epen

den

cia y roto

s los

vínculos com

er­ciales con la m

etrópoli, surg

ió lo que puede llam

arse la ind

ustria

del tabaco nacional, que se ab

astecía de compras de

materias

prim

as en Esp

aña, C

uba, Misiones, C

orrientes, Parag

uay

y Tu­

cumán. A

com

ienzos del siglo

XIX

, ya se

decretaron disposiciones

pa'ra

reprim

ir el con

traban

do

de tabaco

s po

r las fron

teras del B

rasil. E

l con

traban

do

es po

r lo visto un

a ind

ustria tan

lucra­

tiva com

o vieja en los anales tab

acaleros del P

lata. E

l año 1778 se da un

a Real O

rden, el 16 de mayo, reen

car­g

and

o la fáb

rica de tabaco neg

ro torcido en el P

aragu

ay, ig

ual

al Brasil. 1

78

0: R

eal Decreto previniendo que se auxilie al señ

or D

i­recto

r de Tabaco

s para que p

ued

a pro

veer las adm

inistraciones de E

spañ

a a lo menos con 2

.00

0.0

00

de libras de tab

aco n

egro

del P

aragu

ay, trab

ajado

a imitación del B

rasil y que se dirijan

1

2.0

00

libras d~ tabaco en h

oja de aquella provincia a

Sevilla.

17

81

: Se acu

sa recibo de un

a representación del seño

r Di­

rector de T

abacos para que pueda p

rov

eer las administraciones

de Esp

aña con tabacos negro

s parag

uay

os torcidos a

semejan

­za del B

rasil, para el su

min

istro del R

eino de Esp

aña.

1784, abril 2

1: S

e fij an precios a los tabacos.

Se señ

ala a los "polvos de S

evilla" el precio de 5 pesos por may

or y 7 p

or

men

or; al tipo hechizo, 3 pesos p

or m

ayo

r y 4 p

or m

eno

r; al de la H

aba~pesos 4 p

or m

ayo

r y 6 po

r men

or; al tab

aco en

ram

a del Parag

uay

, pesos 3 po

r libra.

Previénese asim

ismo se

den

8 cigarro

s puros po

r medio real y de los de papel -

ciga­

rrillos -

, 16 en lu

gar de los 6 y

12 que se dab

an an

tes y que

sean uniform

es estos precios en todo el Virrein

ato.

17

86

: Se ap

rueb

a el n

om

bram

iento

de José Marian

o M

o­rey

ra, para reconocedor de tabacos d

e la factoría del P

aragu

ay, .

con la asignación de cinco reales diarios. 1

78

9: S

e ord

ena la extinción de la fabricación de tab

acos

Page 49: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

96 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

neg

ros en el P

aragu

ay, p

or ser in

adap

tables al consum

o de Es­

pañ

a. 1789 : S

e previene po

r la Real H

acienda, hab

er dado ord

en

a C

ataluñ

a para el

envío a

Buenos

Aires

de 500

balones de

papel para los consum

os de las fábricas de cig

arros.

17

91

: Se ap

rueb

a lo solicitado por el Directo

r de las nu

evas

labo

res, don Ram

ón de Orom

í, sob

re que se le perm

ita fabricar

tabaco

rapé con porción del de ram

a existen

te en los alm

acenes. 1792 a

1797: Se ex

pid

en órdenes desde la R

eal Hacien

da,

para aten

der la d

eman

da de rap

és y tabaco

s en g

eneral, en

el com

ercio entre la m

etróp

oli y las p

rov

incias del V

irreinato

. D

esde esa fecha h

asta H~05,

existe u

na g

ran can

tidad

de disposiciones,

decretos y

med

idas

adm

inistrativ

as sobre la di­

rección de

este negocio

del cu

al el

Estado

ob

tenía

bastan

tes ren

tas po

r su creciente desarrollo. D

espués de la in

dep

end

encia nacional, la in

du

stria tabaca­

lera continuó desenvolviéndose d

entro

de los medio

s restring

ido

s del

consumo y

de lo

rud

imen

tario de

su técn

ica fabril.

En

el período que med

ia entre 1810 a

la caída de

Rosas,

los tab

acos

elaborados, rap

és, picados,

cigarro

s y

cuerda, se

ven

dían

en los alm

acenes y pulperías. L

os cro

nistas de la época

recuerd

an

los fam

osos lu

gares

donde se

exp

end

ian

estos ta­

bacos qu

e eran los alm

acenes p

rincip

ales de "E

l Po

ste blanco", alm

acén de

Gim

énez Y

de S

áñchez, alm

acén

"Del

Rey"

y de

Villarino.

Ex

istía el g

remio

de picadores

de tab

aco

que ejer­

cían de p

reparad

ores, cad

a cual con su "cartillita" y que m

a­n

ejand

o hábilm

ente la eno

rme cuchilla de m

edia lu

na so

bre u

na

rud

a mesa de quebracho

, hacían

las picad

uras al

gu

sto de las

clientelas del almacén.

Jun

tamen

te con el picad

or ex

istía tamb

ién el cig

arrero q

ue

iba al alm

acén a arm

ar sus cig

arrillos de

pap

el de hilo, para

que a

la vista del

dueño de

casa y de los

clientes no pu

diera

existir engaño.

Cada

almacen

ero so

stenía la bondad iniguala­

ble de

sus

productos, lo

que se

log

raba

med

iante

su b

uen

a

calidad. M

uchos cigarreros trabajab

an en sus p

rop

ias casas y man

-ten

ían clientelas que les

perm

itían u

na jo

rnad

a bien

remu

ne-

rada.

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

97

Esta in

du

stria prim

igen

ia no con

taba con la "réclam

e" mo­

dern

a de letreros lum

inosos, gran

des publicaciones periodísticas,

vales po

r casas y automóviles, so

rteos de fo

rtun

as, caballos de

carreras y barrio

s entero

s loteados. L

os cigarrillos se ven

dían

en

ru

edas

las que

se atab

an

con hilo

acarret<.'

y can

tidad

es d

e cigarrillo

s que se desp

achab

an en

paq

uetes de v

ulg

ar pap

el conteniendo de

16 a 20

qu

e v

alían

un

m

edio de p

lata y m

ás tard

e un peso papel. T

amb

ién

se v

end

ían

cigarrillo

s llam

ados h

amb

urg

ueses,

virg

inio

s, p

aragu

ayo

s y

corren

tino

s, p

ero

lo que

más

se fu

­m

aba eran

cigarro

s criollos, llamad

os "d

el país" elaborados con

tabaco

s del Parag

uay

, Co

rrientes y

Tu

cum

án.

En

esta ind

ustria la m

ay<Yría de los obreros eran

mu

jeres q

ue trab

ajaban

en

sus

casas form

and

o

pequeños talleres

con su

s hijas o h

ijos y alg

ún

ob

rero que trab

ajaba a

destajo

. C

ada

uno de

estos m

inúsculos talleres

tenía

sus clientes

almacen

eros (que no ten

ían lu

gar p

ara tener obreros a la v

ista) y sem

analm

ente se llevaba al alm

acén la o

bra cobrando p

arte en

trueq

ue de com

estibles y beb

idas y p

arte en efectivo y siem

­p

re en co

ntin

ua d

ispu

ta entre el tacañ

o am

o del alm

acén y la b

uen

a cigarr.era que le p

rov

eía de su

s cigarro

s y cigarrillos. '-

Poco a poco los o

brero

s fuero

n d

esalojan

do

a las ob

reras y los artefacto

s y máq

uin

as acabaro

n p

or ex

termin

ar a esa grey

fe­m

enin

a tabacalera, que era un resab

io d

e las épocas coloniales. A

medida que p

rog

resó la g

ran u

rbe p

orteñ

a fuero

n ap

are­ciendo las

cigarrerías

donde se p

olarizó

la

ven

ta de

tabacos sueltos y elaborados y

dem

ás artículo

s de fum

ado

r. A

un

se

recuerdaJ.l las an

tigu

as cig

arrerías d

e "L

a C

ate­d

ral", "La ~ N

om

bre", "L

a Po

pu

lar", "La P

rov

eedo

ra", "La

Balan

za", "La H

ija del To

ro", "E

l To

ro", "E

l Colegio" y o

tras m

ás, que fuero

n fam

osas y casi ab

arcaban

la may

oría del con­

sum

o con sus acred

itado

s pro

du

ctos y m

arcas de cigarrillos. C

on la aparició

n de las m

áqu

inas de p

icar que producían en

tonces hasta 100 k

ilog

ramo

s de heb

ras y picad

uras; las m

áqu

Inas

de hacer cigarrillos, los to

rrefactores y o

tros artefacto

s, la fabri­cación de estos p

rod

ucto

s inició su con

tinu

o p

rog

reso h

asta satis­facer la m

ayo

ría de la d

eman

da in

terna con cigarrillos, cig

arros

y picad

uras que no en

vid

ian a la producción ex

tranjera a la que

po

r lo gen

eral ha su

perad

o en su

s calidad

es y bei"la presentación. .

.

Page 50: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

XII

LA

F

AM

ILIA

T

AB

AC

AL

ER

A

AR

GE

NT

INA

Los trab

ajado

res del tabaco --S

u in

du

stria y su

comercio

Los que sólo tip.nen el sim

ple placer de fum

ar un cigarrillo con sólo pedir su m

arca predilecta en cualquier cigarrería halla­

da a su paso, ignoran que p

ara que esa insignificante operación se realice se requiere to

da u

na enorm

e Y com

plicada organiza­ción

que ocupa

un g

ran

ejército con

stituído d

uran

te m

uchos años y que obra con su

ma precisión cual si fuese una m

áquina h

um

ana obediente a u

na férrea dirección que en verdad existe

en el im

perativo económico que rige toda actividad m

ercantil. E

n la ciudad de B

uenos Aires existen en la actualidad no

meno

s de

6.0

00

pequeños cigarreros detallistas

y adem

ás en

30.000 alm

acenes, "b

ares", confiterías,

ho

teles, restau

rantes,

quioscos, canasteros am

bulantes y despensas, se expenden al de­talle los cigarrillos, cig

arros y dem

ás artículos de fum

ar. E

sta enorme cantidad de m

inoristas son diariam

ente ser­vidos

en su abastecim

iento por los gremios de repartidores

Y

depósitos cigarreros m

ayo

ristas. L

os depósitos son aproximadam

ente 200 comercios que ad­

quieren p

or m

ayor en las diversas fáb

ricas su

s productos los que a su vez son di stribuídos en todo el radio d

e la Capital p

or

el gremio de repartidores, los que, en cam

iones, pequeños carros, triciclo

s, bicicletas y a pie, reparten

la masa to

tal del consum

o diario del g

ran m

ercado. L

os repartidores sum

an hoy m

ás dE 500 pequeños com

er-cian

tes que en gran

may

oría se proveen en los depósitos; otros

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

99

directamente en las fábricas y m

uchos son simples dependientes

de sus colegas y de los dichos mayoristas, los que a su vez tien

en

t~m?ién repartos propios.

No m

enos d~ 800 vehículos trab

ajan

dIarIamente en esta función d

istribu

tiva que abarca

en todo el am

plio perímetro de la C

apital, cuan

ta casa de com~rcio vende al detalle artículos de cig

arrería. L

os depósitos son comercios que p

or lo reg

ular tienen varios

e~pleados p

ara atend

er su ven

ta detallista y el despacho de la clIentela por m

ayor o repartos, o los propios repartos de la casa. L

a actividad que despliegan estos gremios es m

uy gran

de

y tesonera, puesto que la gran

may

oría de los com

erciantes de­talli stas

adquiere a

diario su abastecim

iento de la diversidad

de ,marcas de

cigarrillos, cigarros,

papeles, fósforos y

demás

arbcu~os. del ~amo.

Y dada esta m

odalidad porteña es que nues­tro

publIco

puede en

con

trar en

el m

ejor

estado de

frescura

esta mercadería que de esta m

anera g

uard

a sus mejores v

irtud

es de calidad y

buen cuidado. N

o meno

s de 2.0

00

familias viven en

el radio de la Capital

Fed

eral de la dia'ria distribución a los 36

.00

0 detallistas d

e ci­g

arrería. U

nos y

otros constituyen

un

a g

rey

aproximada

a 4

0.0

00

personas que atienden la dem

and

a pública de. cigarrillos. O~henta m

il brazos que se mueven en constante servicio del pú­

blIco fumador que donde quiera en

cuen

tra su marca fav

orita

cada m

omento sin

la men

or dificultad.

Si desde la C

apital avanzamos h

acia el interior de la R

e­pública hallam

os la formación de esa m

isma cadena com

ercial al s:rv

icio del fumador.

La v

asta zona sub

urb

ana que rodea la

C.~pItal d~de L

a Plata h

asta el Tig

re, con su inmen

sa pobla­ClO

n y num~roso com

ercio está atend

ida por el m

ismo

sistema

de depósitos, reparto

s y minoristas, que com

o hormigas llevan a

todas partes el cigarrillo fresco de cada día.

Y luego

, en el in­terio

r del país, en las provincias y territo

rios nacionales .conti­

a la cadena distribuidora' de cigarrillos y tabacos, que abarca

desde los confines del Chaco y Ju

juy

hasta T

ierra del Fuego.

En

toda la República h

ay unos 1

00

.00

0 com

ercios minoris­

tas de cigarrillos que son provistos igualmente que en

la Ca­

pital por m

ayoristas y repartidores.

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100 lU

AN

D

OM

EN

EC

H

Más d

e 10

0.0

00

perso

nas viven del com

ercio del tabaco

en

nu

estro país

Un

análisis de los g

remio

s trabajad

ores del tab

aco nos ofre­

ce las sigu

ientes cifras

que v

an au

men

tand

o v

egetativ

amen

te cad

a año

a razó

n de u

n 1

0 ro.

Distrib

uid

ores m

ayoris,tas y min

oristas en to

das su

s d

iversas funciones

(capital e in

terior)

........ .

Obreros

de la ind

ustria fab

ril .....

.....

....... .

Em

plead

os en

gen

eral .....

......

.......

.....

.. . P

rop

ietarios de fáb

ricas y man

ufactu

ras de cigarro

s y

cigarrillo

s ......

.......

.............

...... .

Colonos

y peones

de la

in

du

stria ag

rícola

en las

zonas tabacaleras del D

aís ..

.........

........ .

Com

erciantes de tabaco, con

sign

atarios y em

pleados

To

tal

...

100.000 10.500 3.000

1.500

60.000 500

175.500

Si se calcula que cad

a perso

na que tra

baja

en el comercio,

la ind

ustria y la ag

ricultu

ra es un

sostén de fam

ilia y si ésta

se cuen

ta estadísticam

ente en cu

atro p

ersonas, pu

ede aseg

urarse

sin m

ayo

r error que

actualm

ente viven

de las

ind

ustrias

del tab

aco en

la Arg

entin

a no

menos de 680

.000 personas.

Los sueldos y salaT

ios pag

ado

s du

rante el añ

o 1939 en es­

tas fábricas alcanzaron a la su

ma de $ 11.914.000. E

l valor de las m

aterias prim

as emp

leadas en la elaboración d

e ese año

se elevó a la can

tidad

de $ 44.627.000. De dicha alta sum

a corres­ponden al v

alor del tab

aco em

pleado $ 34.542.000, siendo el valo

r del papel p

ara cigarrillo

s de $ 10.085.000. E

l valo

r del tabaco nacio

nal em

pleado fué de $ 10.692.000

Y el del tab

aco im

po

rtado

de la Hab

ana, B

rasil y o

tras proce­dencias alcanzó a $ 23.850.000.

El costo de los lu

brican

tes y com

bustibles

consum

idos en

las máq

uin

as y m

otores, ho

rno

s y

calderas alcanzó en

el añ

o

$ 256.000. E

l valor del su

min

istro de en

ergía eléctrica lleg

ó a $ 162.000.

La

ind

ustria

fabril

tabacalera

adem

ás o

frece un

amplio

campo de trab

ajo a v

arias otras actividades in

du

striales con ella vinculadas, cual son las lito

grafías e im

pren

tas que deben ela­b

orar m

ás de 900.000.000 de etiqu

etas anu

ales; muchos m

illones de

envases y "affich

es" y

dem

ás m

aterial de

presentación

y

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

101

pro

pag

and

a; aserradero

s, carton

erías, papelerías, acarreos, fe­

rrocarriles, etc.

El crecim

iento de esta ind

ustria está llam

ado a u

n p

orv

e­n

ir óptimo, con m

arcado

s beneficios gen

erales para la riq

ueza

estatal y

priv

ada,

siemp

re que

el E

stado

no

continúe ex

pri­

miendo

desconsiderad

amen

te con

el to

rniq

uete

fiscal que,

en

nu

estro

país, alcan

za los

límites

disolventes del

prohibicio­n

ismo

... E

l régimen de im

puestos intern

os, copiado de los

Estad

os

Unidos, es el sistem

a más notable y proficuo ideado p

ara grav

ar y

fiscalizar t!~9.

ind

ustria com

o la del :ab

aco o alcoholes,

de­jan

do

plena libertad

de acción y d

e iniciativ

as a los particu

la­res, con la en

orm

e ven

taja para el

Estad

o de que la ad

min

is­tració

n, la econom

ía, la dirección y las pérd

idas co

rren p

or cuen­

ta del in

du

strial del cual el Estad

o es condueño y retira u

n alto

p

orcen

taje orig

inad

o no p

or las utilidades, sino p

or la v

enta d

e la producción. T

odo es para el fisco y p

ara

el ind

ustrial es tan

sólo u

na p

arte mín

ima d

e las u

tilidad

es cuando éstas se p

ro­

ducen .. '. P

ero si, com

o acontece en la Arg

entin

a, los im

pu

estos al

tabaco

alc3;nzan a

un

a absorción tan g

rand

e que sólo d

eja al in

du

strial un

mín

imu

n de utilidad, tan

débil que con

stituy

e un

a co

ntin

ua am

enaza de d

errum

be de su

in'du

stria, el Estad

o o

bra

en flag

rante contradicción con las n

orm

a8 elem

entales de la bue­

na política económ

ica de la N ación.

Se p

od

ría argü

ir que el estanco sería un

a solución ante esta

obsesión impositiva, p

ero los estan

cos n

un

ca po

drán

dar el re­

sultad

o del

régim

en lib

re de im

pu

estos internos. L

os estan

cos

actuales s

~ se p

restan a "estan

car" estas riquezas en desm

edro

del fisco, del pueblo consum

idor y del cap

ital privado. Los es­

tanco

s español, italiano

y francés no p

ued

en ig

ualarse 'a

la in­

du

stria libre de los Estad

os U

nidos, Ing

laterra, Alem

ania y de­

más países tabacaleros.

Italia y Esp

aña ¿ qué productos tien

en en el m

ercado uni­v

ersal tabacalero

? Mien

tras tanto

los Estad

os U

nidos, Ing

late­rra

y Alem

ania son gran

des proveedores de infinidad de tab

acos

elaborados que gozan de fama m

undial. Este arg

um

ento

real es el

más

elocuente co

ntra

el rég

imen

del m

onopolio estatal

del tabaco.

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XIII

AN

AL

ISIS

DE

NU

ES

TR

A IN

DU

ST

RIA

FA

BR

IL C

IGA

RR

ER

A

Tom

amos com

O base de este análisis el bienio 1936 -

1937, de cuyo período adm

inistrativo tenemos datos oficiales expues­

tos en la Rev

ista de Impuestos In

ternos. L

os tabacos en h

oja cosechados en el país en ese período

alcanzaron a las siguientes cifras:

Salta

..........

........

....

2.3

27

.22

2 kilos

Tucumá~

............

...... 3

3.1

19

M

isiones..

.......

.......... 3

.885.4

38

C

orrien

tes .....

.....

.......

5.3

95

.10

5

To

tal .. ,

11

.67

3.4

41

kilos

Tabacos de

hoja imp

ortad

os:

Hab

ano

.............

...... . B

rasileñO

..........

......

. . N

orteanlericano .....

...... . V

arios Jaíses

.............

. .

To

tal

642.269 kilos 3

.31

6.0

00

331

.40

4

431.9

65

"

5.2

90

.88

3 kilos

Total

de tabacos

nacionales y

extran

j eros em

pleados en

las elaboraciones de

la in

du

stria arg

entin

a: 16.964.324

kilo­gram

os. Masa to1al

empleada, pues no hubo

sob

rantes de ta-

baco en ese año. E

l negocio industrial Y del ram

o tabacalero en 1936 -

1937 fué el sig

uien

te:

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

103

l1ercaderias elaboradas

Tab

acos elaborados

.......

........... .

Tab

aco en

manojos

.........

......... . C

igarrillo

s ......

........

........... . C

igarro

s .............

...........

.... .

Paq

uetes de dos o m

ás cigarro

s ..

..... . T

abaco

s envasados en tarro

s ......

... . T

abaco

empaquetado

(rapé)

......... .

Imp

uesto fiscal

Ven

ta prod-uc.

m$n.

m$n.

7.876.254,72 448.689,60

82

.99

4.3

65

,36

S .126

.547,61 4

.70

6.4

68

,96

874.437,50

6.403,20

14

.94

7.0

79

,-8

41

.29

3,-

16

9.8

82'.3

24

,-9

.24

8.5

87

,65

1

3.7

72

.28

9,0

1

1.5

73

.98

7,5

0

12

.00

6,-

Totales

... 100.033.166,95

21

0.2

77

.57

6,1

6

Las

diversas fáb

ricas nacionales

elaboraron en

1937 la

eno

rme cifra de 8

99

.77

2.0

27

atados de cigarrillos, desde $ 0,10 h

asta $ 1,70 cada atado. L

a importación de cigarrillos ex

tranjero

s fué de 6.778.697 atados,

cuyos im

puestos internos

alcanzaron a

$ 2.801.004,94

Y el v

alor com

ercial de su ven

ta fué de $ 5.464.378,30 m/n.

Los cigarros de elaboración llam

ada "n

o habanos" alcan­

zaron

a 553~115 unidades, cuyos im

puestos fueron $ 210.187,30 Y

su valor com

ercial $ 48

8.0

80

.-. S

e elaboraron 1.074.810 cigarro

s "no habanos" que pag

aron

im

puestos internos po

r valor de $ 74.468,15 Y su valor com

ercial fué de $ 140.977,50 m

oneda nacional. L

a elaboración de cigarro

s del tipo

"toscano" alcanzó a la su

ma de las siguientes unidades:

70.370.000; la masa de esta

producción e importación de cu

atro distintos precios p

rod

ujo

a los im

puestos internos nacionales $ 2.456.602,46 Y su valor co­

mercial fué de $ 7.349.083,80 m

oneda nacional. P

ara

~ener u

na visión p

ano

rámica de la total producción

y consumo de tabacos elaborados en la A

rgen

tina vam

os a pre­

sentar el cuadro de su m

ovimiento expresados p

or unidades, y

a sean

cigarrillos, cigarros, envases y tarro

s:

Elaboración -

importación 1

93

6 -19

37

Cig

arrillos nacionales

.........

........

.. . C

igarrillo

s im

po

rtado

s ....

.......

...... . C

igarro

s h

aban

os

.......

......

......... . C

igarro

s toscanos ...

....

.........

...... .

Cig

arros

no toscanos

emp

aqu

etado

s ..

... .

Unidades

8.9

97

.72

0.2

70

67.786

.970 553.115

70

.37

0.0

00

93.774

.650

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104 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

Cig

arros to

scano

s imp

ortad

os

.......

.... .

Cig

arros

toscanos sim

ilares

italiano

s .... .

Cig

arros no toscanos

........

........... .

Tabacos picados em

paquetados .....

..... .

Tarro

s de tabaco

s ...... " ...

.......

..... .

Total

...

28.111.700 14.605

.000 16.205.280 31.470.280

699.500

9.3

21

. 296.765

La cifra es astro

mica: nueve m

il trescientos vein

tiún

mi­

llones doscientos noventa y seis mil setecientos sesen

ta y cinco unidades, fab

ricadas y consum

idas en un solo año

po

r nu

estra población total. Incluim

os como fab

ricadas en el p

aís a los efec­tos de esta visión general a los relativam

ente pocos productos de la im

portación. y

esta potencialidad productiva

y este am

plio campo

de consum

o nacional se ha realizado en m

edio de gran

des dificul­

tades impuestas p

or u

na lel5islación que d

uran

te cuaren

ta y ocho años h

a sidp con

traria al espontáneo desarrollo de nu

estras in­d

ustrias tab

acaleras nacionales. E

s inconcebible comprender com

o nu

estra legislación adua­n

era y de impuestos interno

s ha favorecido am

pliam

ente la im

­portación de cig

arros y cigarrillos del exterior, con la aplicación

de impuestos favorables y libertad de envases y de unidades por

envase, m

ientras

la producción

argen

tina

estuvo som

etida al

rigo

r de altos im

puestos, estricto

con

tralor y

fijación

de peso

po

r unidades y de" unidades p

or envase, todo lo que h

a dado no­tab

le inferio

ridad

a nuestra producción, llegando a q

uitarle la

libertad de iniciativa con la reglamentación de los envases. H

a sido necesario que tran

scurriera casi m

edio siglo para que estas

cosas fueran

algo modificadas. P

ero aun llegan cigarrillos ex­

tranjero

s con veinte y m

ás unidades por atado, lo que les d

a u

na v

entaja en

precios y mejo

r conservación de los cigarrillos. E

n m

ateria de cigarros la importación m

ató nu

estra produc­ción nacional, com

o lo vamos a d

emo

strar más adelante.

XIV

EL

PR

OG

RE

SO

TE

CN

ICO

DE

NU

ES

TR

A IN

DU

ST

RIA

T

AB

AC

AL

ER

A E

S O

BR

A E

XC

LU

SIV

A D

E L

A

INIC

IAT

IVA

PR

IVA

DA

No tiene p

or objeto esta m

on

og

rafía tabacalera hacer un

examen

críticó sobre las

continuadas persecuciones de

otro

ra co

ntra

los colonos

tabacaleros y

sus fu

nestas

consecuendas, atrasan

do

el progreso de

esta rica ind

ustria nacional

du

rante

mu

chas décadas, así com

o las ven

tajas oficiales dadas a los pro­ductos im

portados que en todo tiempo le

restaron

su legítimo

mercad

o a la elaboración arg

entin

a en pu

ro beneficio de o

brero

s y

capitalistas de lejanos y

extraños países que ni siquiera te­

nían

relaciones cordiales o de inteligencia con nuestras auto

ri­dades fiscales, especialm

ente las adu

aneras.

Estas cosas h

an sido y

a juzg

adas p

or todos los

ho

mb

res d

e esta ind

ustria y especialm

ente flor la pren

sa seria nacional, la cual, periódicam

ente, ha estado publicando sendos artícu

los

de cen

sura y de estím

ulo para que el E

stado

determinara u

na

acción pro~ctora de un

a de las actividades más fecundas eco­

nómicam

entk de n

uestro

país. T

an sólo, p

ara evidenciar nu

estra justa queja sobre lo que

afirmam

os en el ep

ígrafe de este artículo, vam

os a repro

du

cir u

n in

form

e de un ingeniero agrónom

o tabacalero del M

iniste­rio

de Ag

ricultu

ra y un

a triste narració

n publicada Por el au

tor

de estas páginas en el órg

ano

tabacalero "La V

erdad", en marzo

d

e 1927 y mayo del m

ismo año.

En

un

as tierras de Dom

selar del seño

r Guerrero, un cose­

chero

de tabacos de Can

arias, el Sr. Jo

sé Cab

rera, en el año 1924

Page 54: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

106 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

llevó a la práctica un extenso y bien cuidado ensayo de cultivo

de semillas habanas, proponiéndose ad

elantar esta ag

ricultu

ra en

provecho general y propio. Fuim

os invitados a v

isitar esas experiencias y pudim

os com

pro

bar lo bien orientado que estaba

el cultivo, el que tenía u

na am

plitud de seis hectáreas. A

llí no faltaban n

i los abonos especiales al estilo cubano,

la noria de ab

un

dan

te suministro de

agu

a potable, los secaderos de buen

material y el procedim

iento típico de las vegas de C

uba y C

a­n

arias, donde el señor Cab

rera fué d

uran

te muchos años un no­

table cosechador de ramas de tabaco.

Visitam

os aquellas vegas muchas veces estudiando todo el

minucioso proceso cubano del cultivo h

asta la cosecha, que fué m

agnífica y de unas ram

as asombrosam

ente parecid

as a las ha­banas. Sólo carecían del

sabor peculiar habanero, no obstante

ser muy aprox·im

ado el arom

a y completam

ente idén

tica la for­m

a, plasticidad y tono de las ramas. Se h

abía dado u

n notable

paso hacia adelante, en favor del mejoram

iento tabacalero

na­cional.

Esas ram

as fueron exhibidas por todas nu

estras fábricas y probadas p

or todos los técnicos de aquella época, que dieron sus

opiniones po

r escrito, muy favorables por cierto.

Pero

tras estas exitosas p

rueb

as intervino el

fisco y

los funcionarios

oficiales de

aquel tiem

po y

tod

a la

ob

ra del

"pioneer" canario

quedó detenida ante el cúm

ulo de disposicio­

nes y persecuciones de que fué objeto su admirable experim

ento. E

l cosechero, desde aquel mom

ento, apenas si tuv

o tiem

po más

que para an

dar postulando p

or las oficinas públicas en defensa

de sus bienes y de su ob

ra de redención agrícola tabacalera. S

e ab

urrió

de tal man

era que po

r el año

1925 abandonó sus vegas

con enormes pérdidas y se alejó del país.

Al señ

or C

abrera debem

os la copia de un info

rme del inge­

niero agrónomo S

r. Helvecio A

nto

nin

i que presen

tó en el

año 1924, a pedido del señor p.rocurador de la N

ación Dr. D

. V.

F.

López, en un pleito co

ntra el G

obierno hecho po

r el señor José C

abrera y su socio Guerrero. D

ado lo extenso del info

rme vam

os a reproducir su p

árrafo tercero, que dice tex

tualm

ente:

"Un

a vez practicada la inspección del tabacal y sus depen­dencias y el exam

en de las materias que pueden o no llam

arse

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108 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

tabaco, me sería fácil dilucidar esta cuestión en b

reves palabras,

pues ella nace de la ig

no

rancia del p

ersonal llamado a in

terven

ir en

la percepción del impuesto sobre el cultivo y p

reparació

n a

que deben someterse las p

lantas nicotianas -

Tab

acum

-antes

Vista

de u

na

veg

a

cu.ba

na

Sólo

€l su

€lo, el

sol y

el clim

a d

e C

ub

a, €n

íntim

o

consorcio, p

ued

en

pro

du

ci r la

marav

illa d

el tab

aco

hab

ano

de ser librado al comercio b

ajo el

no

mb

re de tabaco

en rama,

en cuyo estado entra en el

comercio,

pasando del p

rod

ucto

r al com

erciante de tabaco en bru

to y de éste al m

anu

facturero

, que lo tran

sform

a en las diferentes aplicaciones de todos conocidas

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

109

y en cuyo estado em

pieza la fiscalización del artículo a los efec­to

s del impuesto

(leyes 3764 y 38

84

). "E

sta falta de conocimiento en la m

ateria abiertam

ente m

a­n

ifestada p

or el cau

sante de estos actuados, in

spector X**

(omi­

timo

s nombre)

a fojas 28, m

e obligan a detallar el proceso de

la producción del tabaco

."

"En

resum

en: el producto in

terven

ido

no podrá servir p

ara ser elaborado de inm

ediato, no pudiendo ser elaborado, debiendo su

frir las operaciones de

secado, ferm

entació

n

y clasificación, n

o pudiendo pues las p

lantas, ser ni estar en fraude."

HE

LV

EC

IO

AN

TO

NIN

I

Ing

. A

gró

no

mo

Este inform

e nos alivia de otro

s muchos docum

entos reales y

de infinidad de

reproducciones

de artículo

s y

denuncias de

nu

estra pren

sa de la capital y de provincias, sobre la cantid

ad

de impedim

entos causados du

rante cu

arenta y oeho años a nues­

tros esforzados colonos tabacalero

s, po

r la impericia de los fu

cion

arios y p

or el cúm

ulo de malas reglam

entaciones y trab

as diT

ectas y aun

personales llevadas a efecto co

ntra el n

atural y

espontáneo desarrollo de nuestra in

du

stria rural tab

acalera. E

l diario "La P

rensa" no hace m

ucho tiempo h

a publicado

un

a no

ta editorial cuyo

párrafo

p

rimero

vam

os a

reproducir, p

ues él cierra estas líneas y lo dicho p

or el agrónom

o asesor del

Pro

curad

or del E

stado

, en form

a contundente.

"El re

,\rgimiento del tabaco

.

"La asam

blea de agricultores de La C

ocha, nos advierte del

resurg

imiento del en

tusiasm

o por el tab

aco de T

ucumán. S

i se recu

erda que en 1909 la provincia p

rod

ucía casi un m

illón de

kilogramos, m

ientras que en

1921 descendió a

la ín

fima cifra

de 59.000 kilogramos, cabe señ

alar como un hecho m

uy

signifi­cativo esta

asamblea, que parece el fru

to de un m

aravilloso es­fu

erzo para volver a lo antiguo, que en este caso com

o en tanto

s o

tros es u

n progreso.

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110 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

"El régim

en fiscal nacional hab

ía matado este cultivo allá

y en C

atamarca. L

a intrincada complicación y

la tremen

da se­

veridad reglam

entarias de los im

puestos internos fuero

n el fan­

tasma q

u~ abatió a los pequeños agricultores que precisam

ente en

La C

ocha hab

ían creado un em

porio de riqueza". E

l artículo certero y justiciero continúa d

entro

de los mis­

mos

severos térm

inos co

ntra esa d

estructo

ra intervención

de elem

entos extrañ

os a la rica in

du

stria del cultivo tabacalero que logró casi ex

termin

ar totalm

ente en todo el país.

xv

EL

DE

SA

ST

RE

TO

TA

L D

E L

A IN

DU

ST

RIA

DE

LO

S

CIG

AR

RO

S D

E H

OJA

A los que com

o yo vivimos los días de oro de la in

du

stria de cig

arros puros y hoy contem

plamos su

total desastre por las m

ismas causas antes m

encionadas, se nos contrista el alma anu­

lándose todos nuestros optimism

os, ya que vem

os cuán lenta y

difícil es un

a reacción ind

ustrial si no cu

enta con el apoyo inte­

ligen

te de un Estado am

ante de sus progreso

s técnicos indus­

triales que son la fuerza fecunda e inagotable de su riqueza y del b

ienestar del pueblo.

Vam

os a ech

ar un vistazo sobre el

panorama del

pasado uniendo a nuestros propios recuerdo

s los de muchos am

igos de aquellos tiem

pos idos y que

como el

auto

r de estas líneas no

pueden comprender que sea la ley el arm

a que mate una de las

actividad~s fecundas de n

uestra producción.

Partirem

os del

año 1893,

cuando yo

era un

despalillador de

tabaco en

la que

fuera

famosa

fábrica

de cigarrillos,

ta­bacos y

\cigarro

s "La P

roveedora", situad

a en las calles de Pie­

dad y Ar,tes, hoy B

artolomé M

itre y Carlos P

ellegrini. E

n ese año existían centenares de fábricas y talleres

que d

aban

bien remunerada ocupación a m

illares de obreros y em

­pleados. L

a industria de cigarros de ho

ja estaba en pleno apogeo

y en esta Capital centenares de talleres producían una elabora­

ción de excelentes puros que consumía n

uestro

mercado y alcan­

zaba a u

na reg

ular exportación

para países

sudamericanos

y algunas plazas de A

frica del Su

r y de Europa.

Esta in

du

stria alcanzó a un

a \4asta producción del tipo fino

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112 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

de cigarros llamados "Im

itaciones", ya que eran

un

a perfecta im

itación de los puros de Cuba, H

olanda, Brem

en y Ham

burgo. M

uchas provincias y algo los territorio

s del Su

r consumían es­

tos puros elaborados con los m

ejores tabacos h

aban

os; B

rasil, T

ucumán y

en meR

or proporción M

isiones y

Corrientes, p

ara tipos de inferior calidad.

Aun viven claros en la m

emoria de 10s viejos cigarreros y

constará en

los archivos

de la

Adm

inistración de

Impuestos

Internos, los

recuerdos de

hace 45

años, cuando

existían aquellas num

erosas fábricas de cigarros que se llamaron "E

l Te­

légrafo", "Fab

rica Nacional de T

abacos", situad

a en su propio

gran

local de la calle Castelli 250.

Era u

na poderosa sociedad

anónima con un capital de 3.000.000 de pesos, dedicada a la fa­

bricación de cigarros de ho

ja y más tard

e a tod

a clase de elabo­ración del tabaco. E

n esa fáb

rica trabajab

an no m

enos de 1000 hom

bres y 600 mujeres, produciendo m

illares diarios de puros de variado vitolario y calidades.

"La P

erla de Cuba", de don C

arlos María L

a Rocha, fábrica

de producción fina, elaboraba en h

aban

o; trab

ajand

o en esta

casa, situad

a en la esquina de Saav

edra y R

ivadavia, no menos

de 300 obreros.

"La V

encedora", g

ran fáb

rica de

tabacos de

don Ped

ro S

omay, donde adem

ás de sus tabacos y cigarrillos se elaboraban cig

arros p

ara el interior. Situ

ada en su

amplio edi­

ficio propio de San

tiago

del Estero

y 15 de N

oviembre, ten

ía ocupados reg

ularm

ente de 400 a

500 obreros elaborando puros de m

ediana calidad.

¿ Quién de los viejos fum

adores no recuerda la famosa casa

Daum

as, situad

a en la calle Can gallo al 700? C

igarrería de lujo

y fábrica de puros finos y de los acreditados cigarrillos "Dau­

mas" y "T

ip Top". E

n sus talleres siem

pre hubo abu

nd

ante labor

y daban ocupación a unos 200 obreros cigarreros de hoja. "L

a Virginia", fábrica de cig

arros puros Y

de toscanos de

don Donato D

idiego (pad

re), que estaba ubicada en

la calle San

José 2140, con talleres que ocupaban a unos 600 obreros, hom­

bres y m

ujeres; estas últim

as hacían

los cigarros toscanos y brisagos, que fueron fam

osos. •

"La M

agnolia", de Lloveras, L

loredas y Cía., situ

ada en la

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

113

esquina de Pasco y M

éjico, donde aUn existe el edificio levan­

tado

para esa indu

stria; en esta fábrica solamente se elaboraban

cigarro

s puros de tod

a clase de vitolas y calidades y daba tra­b

ajo p

erman

ente a m

ás de 80

0 hom

hres y m

ujeres. "Lo

ureiro

U

bal y Cía.", g

ran fáb

rica de cigarro

s puros daba ocupación a unos 200 obrero

s. "La H

ija del Toro", poderosa fábrica de A

gus­

tín L

eón y Cía., situ

ada en

Cangallo en

tre Artes y S

uipacha, p

rod

ucía to

da clase de elaboraciones del tabaco y tenía am

plios talleres donde vario

s centenares de mu

jeres hacían cigarros de

ho

ja del tipo barato. "El T

oro

", fábrica sim

ilar a la an

terior

que producía cigarros b

aratos ocupaba no m

enos de

100 obre­ro

s y estaba situada en Victoria 650.

"La M

anu

facturera A

rgen

tina de T

abacos" sociedad anóni­

ma que estab

a situada en Buen O

rden entre V

enezuela y M

é­jico

; gran

fábrica de la que era geren

te el conocido indu

strial don Julio N

ougués, daba ocupación a no m

enos de 600 operario

s cig

arreros de hoja. "La B

ella Po

rteña", de don José V

arela, se dedicaba a cigarro

s de ho

ja de diversas calidades, dando ocupa­ción a unos 400 obreros.

"Man

ufactu

ra R

ivadavia"

del señor P

rand

o,

casa im

por­tan

te que explotaba la marca de su nom

bre, que fué de

gran

con

sumo, daba trab

ajo a no m

enos de 500 operario

s. "L

a Balanza", de A

ntonio AIfon

sín, situad

a en la esquina de B

uen Orden y A

lsina,

fabricab

a exclusivamente cigarro

s y vendía ram

as, ocupaba a uno

s 50 operarios. "M

a..rtín Fierro

", famo

sa man

ufactu

ra de don Eliseo P

ineda, con local propio en la calle S

armien

to 1346

, ocupaba a no menos

de 200 obreros de cigarro

s finos y de tipos medianos; fáb

rica que inició el trab

ajo a dom

icilio dando así ocupación a muchas

decenas~obreros, a los que les com

praba su producción casera. "L

a Pro

veedora" era la m

ayo

r casa del

país en

tabacos elaborados; adem

ás de sus picados

y cigarrillos famo

sos "L

a P

roveedora", NQ 1 Y N

Q 2, fab

ricaba cigarro

s de ho

ja, ocupando varios cientos de obreros y o

breras

; esta casa ocupaba el actual g

ran edificio de B

artolomé M

itre y Carlos P

ellegrini. A

ntonio Peco

, conocido fab

ricante de d

amitas, rabillo

s y

productos de pacotilla, dapa trab

ajo a no m

enos de 40 ó 50 obre­

ros. "La C

omercial", de don José M

aría Suárez, situada en la

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114 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

calle Lim

a 1170, cig

arrería po

r may

or y fáb

rica de cigarros,

donde regu

larmen

te trabajab

an uno

s 70 u 80 obreros. "La L

uz de la E

speranza", de don A

ntonio Dom

ínguez, situad

a en la calle C

hile al 1300, de elabora.ción m

ediana, ocupaba unos 40 ó 50

obreros y se caracterizaba por ser u

na especie de escuela

del oficio; allí fuí a ap

rend

er a liar cigarro

s cuando apen

as tenía

11 años; de esta casa salían anualmente m

ás de 200 obreros que luego trab

ajaban

en diversas fábricas.

"La M

eridiana", de Eu

sebio San

Marco

, modesta casa que

producía im

itaciones holandesas

y h

amb

urg

uesas,

situad

a en

Matheu 52, ocupaba reg

ularm

ente uno

s 40 ó 50 ob

reros.

"La C

iudad Condal", de A

. Fu

ster y Cía., situ

ada en T

u­cum

án al 700, producía tabacos finos y eran

famo

sas sus "Bre­

vas de la

Condal",

ocupando no m

enos de 70

u 80

operarios. "L

a Honradez", de don F

ernan

do

Cam

ps, en Veinticinco de M

ayo a la altu

ra del 250, producía imitaciones h

aban

as y trabajab

an

unos 30 obreros. "L

a Sin B

ombo",

famosa

y podero

sa m

anu

factura de

los acreditados

cigarrillo

s "L

a Sin

Bom

bo", "Id

eales" y

"Su

bli­m

es", que tenía la m

arca de cigarro

s pu

ros "E

l Globo", ocupaba

en sus talleres de pu

ros a 70 u 80 operario

s. Su fab

ricante, don

Juan

Canter, au

n conserva el prestigio de h

aber sido el p

rimer

tabaquero del país.

"La A

bundancia", la famo

sa fábrica de los cig

arrillos "Ex

­celsior", que elab

orab

a cigarros imitaciones h

aban

as mu

y finos,

dab

a ocupación a unos 80 operario

s, muchos de ellos proceden­

tes de Cuba. "E

l Olim

po", del seño

r Santo

s Benítez, cubano, que

elaboraba habanos de lujo, estab

a situad

a en San

Juan

y San

Jo

sé y dab

a traba)o

a unos 30 ó 40

obreros, muchos

de ellos de origen cubano y canario.

"La H

abana", de Ib

arra y Pagola, hacía puros h

aban

os de

calidad y ocupaba unos 40 obreros. Villalba H

nos., fábrica de

los cigarrillos "T

eléfono", "P

ierrot" y

"Tóm

bola", situada en

· F

lores, tenía su casa central en la

esquina de Flo

rida y R

iva­davía, denom

inada "Cig

arrería de Londres", tam

bién

fabricab

a p

uro

s especiales de tipo

pequeño y empaquetados: "C

azadores", "L

ondrecitos", y dab

a trabajo

en este ram

o a unos 50 obreros.

"Cristóbal C

olón", de done P

edro

Cab

rera, situad

a en la

calle

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

115

San

Juan

1270, empleaba a

unos 30 obreros cigarreros. Elías

Pidal, en M

éjico 1460, fabricab

a cigarro

s de todo tipo y ocupaba unos 60 ó 70 obreros. Ju

an L

ópez, fábrica de im

itaciones hab

a­n

eras, que estaba situ

ada en S

an Ju

an en

tre Solís y C

eballos, ocupaba com

únmente unos 40 óbrero

s cigarreros. N

uestra

mem

oria nos

es infiel

para

recordar decenas

de o

tras man

ufactu

ras de cig

arros, diseminadas por la capital

y sus alrededores; luego, en la zona sub

urb

ana y en las ciuda­

des del litoral y de las provincias existían

centenares de estas m

anu

facturas p

ara el consumo local e inm

ediaciones, que dab

an

ocupación a miles de obrero

s de ambos sexos.

En

tre estas man

ufactu

ras recordamos las de P

eirano

Hnos.,

de San

Nicolás, que ocupaba a no m

enos de 70 u 80 ob

reros; la

firma R

ebidiego, en Paran

á, casa muy im

po

rtante y

de vasta

producción de cigarros. A

demás, debem

os ag

regar las fáb

ricas de toscanos y otros tipos especiales com

o la man

ufactu

ra de los cig

arros "G

uazú", u

n tip

o filipino, cuya casa estab

a en la calle California y

de la que era dueño don Ju

an O

tero, y otros talleres más que se h

an

bo

nad

o de nuestra m

ente. y

bien, ¿ qué queda de toda esa vigorosa ind

ustria de ciga­

rros puros, que hace 30 ó 40 años atrás ocupaba tan

tos m

iles de h

om

bres

y m

ujeres

en u

na

elaboración m

agnífica que

ya

no existe, puesto que nuestra

industria de puros, propiam

ente di­cha, ap

enas tiene m

edia docena de reducidos talleres que vege­

tan .en el

olvido de

nuestras actuales

actividades fabriles

del tab

aco?

De todo eso sólo queda un triste recuerdo y b

asta saber que

su to

tal destrucción se debe a la com

petencia inaguantable de

los ci~os im

portados y a las infin

itas trabas y rigores a que

fueron som

etidos esos

industriales por

la fiscalización

inade­cu

ada de los im

puestos altos y estrictos que im

pusieron nues­tro

s elementos fiscalizadores.

A los cinco años de la im

plantación de los impuestos in

ter­nos sólo quedaba en

pie un reducido número de buenos talleres.

La in

du

stria se disolvió literalmen

te y los miles de obreros, p

ara no perecer, se refu

giaro

n en sus casas y d

esde éstas com

enza­ro

n a lan

zar sobre el mercado m

iles de cigarros de pésim

a ela-

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116 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

boración y

sin impuesto,

a precios

de im

posible com

petencia. D

e esta form

a se trocó aquella próspera indu

stria en un

"modus

vivendi" de infinidad de "matu

fieros" (1), que al reb

ajar cate­gorías y vender sin

impuestos asolaron la in

du

stria, que ya casi

no existe, todo en detrim

ento del trab

ajo, del

consumo y

del fisco, que secó u

na de sus m

ejores fu

entes de in

gresos.

(1) C

on "m

atufia"

se desig

na

en la

A

rgen

tina

a la

. tramp

a, al

eng

año

; d

e ah

í q

ue

"matu

fiero"

sea aq

ue! !n

div

idu

o

qu

e SIn

lleg

ar al

delito, ejerza un

comercio

al

marg

en d

el. codlgo y

de las

leyes de

hono­rab

ilidad

y

respeto

in

heren

tes al

com

ercIante

honesto.

XV

I

CO

MO

DE

SA

PA

RE

CIO

LA

IND

US

TR

IA N

AC

ION

AL

DE

C

IGA

RR

OS

DE

HO

JA

El

número

de ju

nio

de

1926 de

la revista

tabacalera

"La V

erdad", que d

uran

te mucho

s años

dirigió el m

alogrado escrito

r D. Ju

an P

on

te López, publicó uno de sus notables ar­

tículos, el que comenzaba diciendo:

"Lo que h

a pasado con la industria de

los cigarros tiene

todos los caracteres de un mito h

elénico; pareciera que un Dio

s, acaso Jú

piter T

onante, se h

ub

iera obsesionado en perseguir y

de struir esta indu

stria tabacalera caída en

desgracia. La adm

i­nistración fiscal y su burocracia h

an dejado arrin

con

ada a esta

industria, facilitando la expansión y progreso de los productos

de competencia ex

tranjera.

"La in

stitución del Jurad

o y su fo

rma de o

perar h

a sido la llave m

aestra de la ruin

a de esta industria nacional.

Este Ju

­rad

o estuvo com

puesto du

rante uno

s lustros p

or una m

ayo

ría de im

portadores de nacionalidad extran

jera y siendo importa­

dores'4.e cigarros y no argen

tino

s ob

raron

en consecuencia arri­

mando 'ta bm

sa a su

sardina ... "E

stos jurad

os debían pro

tegerse a sí m

ismos e in

ventaron

la "Tabla de aforos al peso para ~os cigarros extra

njeros

y el

impuesto a

l precio de venta al consumidor, pw

ra la producción arg

entina" . E

sta ap

arente

trivial disposición

determinó

el sigu

iente trascen

dental resultado práctico y totalm

ente negativo p

ara la producción nacional:

Mientras los cigarros im

portados pagab

an el impuesto por

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118 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

su peso, quedando libres p

ara expenderse a cualquier precio en el m

ercado del país, con gran

conveniencia para los im

portado­res y

detallistas, los cigarro

s de producción a'rg

entin

a debían

pag

ar sus impuestos en

relación al precio de

ven

ta al consu­

midor.

Veam

os ah

ora

cómo

funcionaba esta

verd

adera

tramp

a co

ntra la producción nacional; tom

emos la tab

la de aforo

s decre­tad

a el 11 de jun

io de 1905 y verem

os el modo de o

perar, p

or

ejemplo: 1000 cig

arros im

portados de La H

aban

a, tipo

"Excep­

cional", cuyo peso es de 10 kilogramos, a

los que corresponde

Un aforo de $

0,12 po

r unidad, p

ara venderse a $

0,60. E

sos cig

arros,

un

a vez

despachados así,

se vendían

al precio

mí­

nimo de $ 0,90 m

oneda nacional. E

n cam

bio, 1000 "Excepcionales" eláborados en el p

aís, con p

uro

hab

ano

y con 10 kilogramos de peso, exactam

ente idénticos a los im

portados de Cuba, deben p

aga'r la estam

pilla fiscal co­rrespondiente al precio de' ven

ta de $

0,90, ó sean

$ 0,18

de im

puesto. D

e este man

era, el cigarro

elaborado en el país en

igualdad de precios p

aga $ 0,06 m

ás que su rival ex

tranjero

, lo que sig­n

ifica un grav

amen

de $ 60

.-p

or m

illar de ciga+rros, o lo mis­

mo,

un

a mu

lta de $ 60

.-por el delito de ser

elaborado en la A

rgen

tina ...

El sistem

a de aforos según la tabla del 11 de ju

nio

de 1905, d

uran

te muchos años h

a dado marg

en a u

n ju

ego

de aforos y v

entas que h

a relegado defin

itivam

ente la producción nacional

a su mínim

a expresión. S

e trata

de un

a de las ingénitas fórmulas de la "m

atufia",

que ha sido la p

laga m

ayo

r y más constante co

ntra esta indus­

tria tab

aqu

era. En

tre los num

erosos ejem

plos v

amo

s a ofrecer

el más sim

ple y usual, que consiste en lo sigu

iente: u

n im

por­tad

or, m

anu

facturero

o cigan

ero expendedor vende 100 ciga­

rros

"Co

ron

as" h

aban

os, despachados

con los

llamado

s "im

-'

puestos bajo

s" y que po

r ello sólo pag

an un

a estampilla fiscal

que corresponde al precio de ven

ta para el cual h

an sido afo

ra­dos esos cien "C

oronas". Esos 100 "C

aron

as" valen en realidad $ 2

00

.-m

/n., pero llevan un

impuesto de 16 centavos cada uno,

en vez de 90 centavos, que es lo legal.

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

119

Ah

ora bien, la "m

atufia" se hace de la siguiente m

anera:

el vendedor escribe en su recibo de v

enta lo siguiente

:

Po

r 100 "Co

ron

as" hab

anas .. , . . . . ..

$ 4

0.-

Po

r u

n estu

che de lux

e ......

...... ,,1

60

.-T

otal $ 2

00

.-

Com

o podrá apreciarse claram

ente, con esta fórm

ula p

er­m

itida p

or el

sistema del

aforo

a

base de la declaración

del precio al con

sumidor y no p

or el precio de v

enta según el peso

y catego

ría fijado po

r el fisco, hay

en esta operación un fraud

e al fisco de 74 centavos p

or cad

a cigarro

, o sean $ 74

0.-

po

r m

illar. C

on esta artimañ

a no solamente se realizaba un frau

de a

vista y

paciencia del fisco, sino que

el operador tenía am

plio cam

po de acción para ab

aratar deslealmente sus cig

arros fren

­te

a la

elaboración arg

entin

a, som

etida al

rigo

r de

un

a ley

que le impedía h

acer ese juego. C

uando reg

ían

los im

puestos provinciales

era im

posible a

un

m

anu

facturero

nacional

man

tener

abierta

su fábrica.

He aquí lo que sucedía

: 100 "Co

ron

as" de elaboración nacio­

nal de tabacos m

ezclados Brasil, nacional y S

u matra, se venden

a $ 70

.-el cien. E

sos 100 pu

ros deben ser vendidos al com

er­cian

te distribuidO'f a

$ 5

8.-, correspondiéndoles u

n im

puesto de $ 2

8.-

m/n., y si esos cig

arros eran

vendidos en la provin­cia de B

uenos Aires ten

ían adem

ás un impuesto provincial de

$ 25

.-m

oneda nacional. Ej em

plo :

100 "Co

ronas"

(imp

uesto

n

acion

al) ............

$ 28.

-100 "C

oro

nas"

(imp

ues,to p

rov

incial)

.......... 25.

-C

osto, tabaco, man

o de o

bra, envase, etc.

.....

... "

30.-

\ Ven

ta al po

r may

or

Total

...

Si 8

3.­

" 5

8.-

Pérd

ida

..............

..................

.......

$ 2

5.-

Se p

od

rá argü

ir que entre el fab

ricante y el com

erciante hay

u

n m

argen

de 12 centavos y este m

argen

es ínfimo, sobre todo

si se calcula que un "matu

fiero" cualquiera ofrecería sus "C

o­ro

nas"

sin-im

puestos, solucionando

así to

da

dificultad y

ga­

nando mucho am

bo

s: ind

ustrial y

comerciante.

Se "tragab

an"

Page 61: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

120 J

UA

N

DO

ME

NE

CH

el impuesto

a m

edias y de ah

í el aug

e enorme del

fraud

e que m

ató to

talmen

te la

ind

ustria

legal, pues,

como

qued

a paten­

tizado, el comercio honesto en cig

arros de h

oja estab

a realmente

imposibilitado

de trab

ajar y vivir.

:;:

*

Es inexplicable el proteccion

ismo sostenido d

uran

te varias

décadas a fav

or de los

productos tabacaleros im

po

rtado

s. Es­

tas mercad

erías han

tenido ven

tajas fiscales y técnicas que les

facilitaban

el

p'fedominio

de n

uestro

buen

mercad

o

nacional, m

ientras, h

an perm

anecido man

iatadas y

perseg

uid

as nuestras elaboraciones que, a

no ser así, h

ub

ieran lograd

o hace tiem

po el im

inar p

or su p

rop

ia grav

itación

tod

a competencia ex

traña.

Al p

rom

ediar el m

es de agosto de 1922, frente a este pro­blem

a se formó u

na com

isión de tabaq

ueros

a la

que

tuve el h

on

or d

e pertenecer, p

ara elevar una n

ota a la A

dm

inistración

de Imp

uestos In

terno

s y, con tal motivo,

recorrim

os v

arios n

e­gocio

s de ve nta al d

etalle en esta capital y lev

antam

os u

na pla­

nilla de concretos, que vam

os a ofrecer

en parte,

para dem

os­tra

r nuestras afirm

aciones. E

n este cuadro p

resentam

os varios productos imp

ortados,

la cantid

ad de cigarrillos que contenían los envases, su precio de v

enta al consum

idor, los impuestos qu

e pag

aba cad

a envase y

los im

puestos que ten

ían que p

agar los

mism

os pro

ductos o

similares elaborado

s en el país. Po

r sí sola surg

e la diferencia fiscal

favo

rable

a la

imp

ortació

n:

o

19

22

Com

parativo de los Í1npuestos abonm

los PO?" los cigarrillos

importados y la

mism

a calidad y tip

o elaborad

a en

el país

Ci g

al"'1'illos

PT

ecio de Im

pu

estos a

Imp

. elab.

Mal'cas

imp

ol·ta

da

s pO

I' enva

se v

enta

im

po

rtad

os naciona

l

Lu

cky

Strik

e o

·· ....

20 0,80

0,20 0,25

Th

e T

hree C

astIes .. 10

0,50 0,10

0,20

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

121

Cap

stan

...........

10 0,45

0,10 0,15

Teo

fani R

ussian

.... 10

1,40 0,10

0,45 S

on

ia Teo

fani ......

10 1,60

0,10 0,50

Cleo

patra

o •

•••••••

• 10

1,40 0,20

0,45 M

acedo

nia

......... 100

3,-

0,70 1,35

Ked

ive

.......

.....

20 0,60

0,40 1,10

Cam

el

o •

••••••••

••

• 20

0,90

0,20 0,2

5 A

ristón

de Lu

xe ....

20 2,90

0,20 1,25

Mu

ratis Lad

ies ..... 10

1,60 0,10

0,50

KerÍdise ............

20 2,20

0,40 0 ,8

0

Co

mp

m"ativo entre ta

bacos imp

ortados y elaboración en el país

P¡'ecio de

Imp

uesto

al

Imp

. elab.

Ma

rca

Peso

venta

i1nlJO

rtado en

el pa

ís

Baró

n ............

% lib

ra 6

,-1

,-2,50

Crev

en

. ........

. 14

" 3,40

0,50 1,50

Ab

du

Ila .........

14 4

,-0,51

2,-

Kn

igh

t ........

.. 14

" 4,10

0,50 2

,-M

ay B

lassen

o.· ••

%

5,50

1,-

2,50 P

ríncip

e Alb

ert ...

1 10,

-1,1

5 6

,-W

averley

.....

... %

,;

4,60

0,97 %

2,50 P

ioner B

rand

.... %

4,20

0,82 %

2,-G

lasgow

o ••••

• •

••

%

" 4,70

0,97 %

2,50 C

apstan

.......... %

"

4,25 0,7

9 2

,-

Com

parativos de cigar1"os imp

ortado

s y su m

anufactu?"a en el país

Imp

uesto

P

recio n que

Imp

. elab. M

aTcas y vito

las A

/ol·o

que pa

ga

n

se vend

ían

n

acio

na

l

Sta. D

amian

a 8 Co

ron

a 0,35

0,10 0,60

0,18 H

enry

Clay

4 Co

ron

a .

0,50

0,12 0,80

0,25 P

arta

gás 1h

Co

ron

a ..

0,60 0,1

8 1,10

0,35 Hupm~

n R. V

ictoria

. 0,60

0,18 0,90

0,25

Mu

rias, Su

perio

res ...

0,60 0,18

0,90 0

,25 P

arta

ga

Coro

nas

....

0,90

0,25 1,40

0,45 G

rán co

ron

a de la Coro

1,25

0,35 1,80

0,65 P

arta

g. C

rema de la G

r. 1,35

0,40 1,90

0,70

Creem

os que bastan

estas tres planillas de cigarrillos, ta­bacos

y cig

arros

para que

quede p

atentem

ente dem

ostrado

el raro

proteccionismo

de n

uestro

fisco a los

productos

imp

orta­

dos, im

posibilitando la elab

oración en

el país de

estas

merca­

derías fin

as.

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122 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

Estas planillas, que revelan el precio de v

enta, el afo

ro y

el im

puesto p

agad

o tan

favorablemente,

evidenciando el

duro castigo im

positivo que grav

itaba sob

re los productos similares

nacionales, iban

acom

pañ

adas de un inform

e, del· cual vamos a

extractar algunos

breves párrafo

s, que en

cierran todo en sus

pocas líneas:

"No

encontramos ju

stificativos que defiendan esta arbitra­

riedad

y sólo cábenos pedir, con todo nuestro m

ás legítimo de­

recho, que p

or lo m

enos se establezca la igu

ald

ad

de impuestos

entre la im

portación y la elaboración nacional". E

l lector se explicará m

ejor ah

ora las causas de la ru

ina

total de la que fu

era otro

ra la rica y pró

spera indu

stria de ciga­rro

s de ho

ja del p

aís y tam

bién

comprenderá el

po

rqu

é de la producción de m

uchos tipos de m

ercadería tab

acalera que no se h

an desarrollado en nuestra in

du

stria fabril y pO

Tqué esta indus­

tria, tan perfeccionada y

moderna,

está tan lim

itada de utili­

dad

es y ago

biad

a de impuestos y gabelas, en fo

rma tal, que en

realidad no existen actualm

ente más de m

edia docena de fáb

ri­cas en to

da la R

epú

blica, siendo las restantes pequeñas y ago­

biad

as ind

ustrias de poca y localizada producción.

* *

* y

aho

ra vamos a

echar un ligero vistazo so

bre el

campo

activo y feraz del con

traban

do

tabacalero

, cuyos contornos son g

igan

tescos en la Arg

entin

a; actividad ésta, neg

ativa, que con­

tribu

poderosam

ente a la ruin

a de la industria de cig

arros y

que grav

ita pesadamente sobre el fisco y

la industria honesta

y legal. M

ientras escribim

os estas pág

inas dedicadas a d

ar su exac­to

valo

r y situar la posición económ

ica y comercial de la indu

s­tria

tabacalera nacional

señalando a

la consideración

pública y al E

stado sus m

éritos y sus vicisitudes, especialm

ente en lo

que se refiere al gran

con

traban

do

y la "matu

fia", nos complace

gran

dem

ente sab

er que nuestrl:ls auto

ridad

es fiscales están rea­

lizando u

na

ímp

rob

a y ten

az persecución

de esas

plag

as que

defrau

dan

al fisco y arruin

an la econom

ía y la mo

ral de la tan

noble y fecun

da in

du

stria argen

tina.

XV

II

EL

CO

NT

RA

BA

ND

O D

EL

TA

BA

CO

El contrabando del tabaco en la A

rgen

tina constituye un

a vigoro

sa y floreciente plag

a que flagela sin cuartel a la indus­

tria honesta que trab

aja en plena obediencia de la ley. Ind

ustria

qu

e sufre doblem

ente la acción n

egativ

a del contrabando,

po

r cu

anto

no puede competirle p

or estar atad

a a la ley nacional. E

l con

traban

do

de materias p

rimas es la fuente in

ago

table

de la llam

ada "matu

fia" y que en parte y

a hemo

s explicado en p

ágin

as anterio

res. P

ara darnos cu

enta de la ex

tensión y actividad del contra­

bando vamos a

repro

du

cir con tod

a su veracid

ad y elocuencia p

árrafos del

editorial publicado en "La P

rensa" del

miércoles

14 de noviem

bre de 1934, y que dice así:

"El sorprenden

te caso del P

uerto

de Posadas

"No

paran

en eso, em

pero, las denuncias formuladas an

te el M

in~sterio de H

acienda. El m

emorial es rico asim

ismo, en

in­for:rnationes

relativas

al ex

traord

inario

desarrollo

del cO

Iltra­bando, convertido en aquella zona en actividad

a la

que bien

cuad

rarían los

calificativos de n

orm

al y tranquila.

"En

dos catego

rías divide el

info

rman

te oficial la org

ani­

zación del con

trabando: la p

rimera, com

prende las actividades en

gran

escala que abarcan

tod-a la extensión de las costas y las fro

nteras terrestres de aquella región arg

entin

a, y la segunda, es

limi~da

a producto

s de

men

or cu

antía

y denom

inada con

acierto lu

gareñ

o "co

ntrab

and

o h

orm

iga", d

ada la sim

ilitud que

Page 63: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

124 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

sus características presen

tan con la paciente y m

inuciosa labor de las horm

igas. "T

abaco y cigarrillos, alcohol, tejidos y productos de factura

casera constituyen la carga con que las "h

orm

igas" p

asan cons­

tantem

ente a poblaciones arg

entin

as, mien

tras el tabaco, el azú­

car, la yerb

a y el alcohol, en m

ayo

r escala, form

an los carg

a­m

entos de las embarcaciones dedicadas al co

ntrab

and

o de vo

lu­m

en m

ás apreciable".

El diario "E

l Mundo" del lunes 23 de diciem

bre de 1929, en

un

a de sus camp

añas co

ntra el co

ntrab

and

o decía en

un edi­to

rial a tres columnas

:

"El cont1'"abando

de tabacos

es u

na

industTia en n

uestro

país

"CO

MO

H

AC

EN

L

A

PR

OP

AG

AN

DA

L

OS

Q

UE

E

ST

AF

AN

A

L

FIS

CO

"Com

o hab

rán com

probado nu

estros lectores, "E

l Mundo"

no ha iniciado u

na cam

pañ

a sobre las man

iob

ras que hacen con el tabaco, basad

a en sospechas antojadizas. T

odo cuan

to hem

os dicho en artículos

anterio

res ha sido

perfectam

ente docum

en­tado,

dándose

po

r ello

detalles com

pletos de to

das

las opera­

ciones. "D

ecíamos ay

er que, deliberadam

ente, algunos importado­

res son los prim

eros com

plicados en lo de la estafa al fisco, p

or

ello hay

varias clases de cigarrillo

s ingleses y no

rteamerican

os

que no pag

an el im

puesto que lógicam

ente les corresponde con respecto al precio a que se venden al público.

"Muchos im

po

rtado

res eluden el verd

adero

impuesto, colo

­cando estam

pillas de 3 centavos para que el paquete de cig

arri­llos se venda a $ 0,10, com

o dice en la m

isma faja, p

ero en

rea­lidad ese paquete se vende a $ 0,30 y el

fisco resulta p

erjud

i­cado en 7 centavo

s po

r atado, que sum

an m

uchos miles de pesos

en la v

enta an

ual".

Pero

no es solamente el fisco el perjudicado, sino la indus­

tria nacional, a

la cual se le exige el

total im

puesto sobre su precio de venta.

El m

ismo diario en esa cam

pañ

a denuncia hechos notorios

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

125

y que son los m

ismo

s que hem

os

evidenciado en las

planillas precedentes.

Veam

os lo que sigue diciendo dicho diario

:

"Propaganda sin

escrúpulos

"Pero

esos im

po

rtado

res deshonestos

van

más lejo

s aún,

es decir adem

ás de estafar en 7 centavos al fisco, por paquete, to

dav

ía' colocan dentro

de los

mism

os uno

s papeles

imp

resos que dicen así:

. "C

alcule bien: que

le resu

lta más

agrad

able

y ventaJoso

"fum

ar p

or 60 centavos 24 cig

arrillos "X

" de garan

tida pro­

" cedencia no

rteamerican

a y no cualquier m

arca que sea ame­

" ricana o tip

o am

ericano". "E

sto se le dice al con

sum

ido

r para "calm

arlo", pues él ha

tenido que pag

ar 60 centavos po

r el paquete, a pesar de q

ue la

faja fiscal dice que el atado

debe venderse al precio de 20 cen­tav

os". L

o que acabam

os de leer es sum

amen

te claro para c

om~r:n-

del' cuánto mal se h

a hecho a nu

estra industria con ew

s vieJos procedim

ientos que

ha

sufrid

o

un con

stante

agobio m

oral y

económico.

Tan

enorme desarrollo adquirió el fraude tabacalero en lo

s añ

os 1930 a

1935, que el diario "L

a Nación", en

un ~dit?rial

aparecido el 2 de septiembre de 1935, p

ágin

a 8, hace la SlgUlen~e reseñ

a, del

cual tran

scribim

os

algu

nas

partes,

dad

a su

conSI-

derab

le extensión:

~ide la

industT

ia del tabaco acción contra el f1·aucle

"DE

SA

RR

OL

LO

A

LC

AN

ZA

DO

P

OR

E

L

CL

AN

DE

ST

INIS

MO

"El com

ercio de las man

ufactu

ras clandestinas de cigarro

s y cigarrillos h

a alcanzado desde hace algú

n tiem

po un desarro

­llo

tan intenso y

creado u

na

situación tan

irregu

lar, en

esta cap

ital y fuera de ella, que es necesario ad

op

tar las medidas ~

ás

eficaces de represión y de persecucióJl en con

tra de los que abier­tam

ente y sin

nin

n disim

ulo, lo

practican

. Y si se con

sidera

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126 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

que esta situación se emp

eora aú

n m

ás po

r la importación ile­

gal que se hace de numerosas m

arcas extran

jeras de conocido arraig

o, introduciéndolas de contrabando p

or la m

ayo

ría de los p

uerto

s fluviales y marítim

os, h

abrá que reconocerles a las m

a­n

ufactu

ras serias -que h

on

ran a

la indu

stria arg

entin

a, que aseg

uran

el d

estino de los productos de

la producción tabaca­

lera nacional y que d

an trab

ajo a

millares de

obreros, contri­buyendo de este m

odo al desarrollo económ

ico del país -

el de­recho que les

asiste de ped

ir protección con

tra las consecuen­

cias perniciosas que este estado de cosas determ

ina".

La revista "V

ida T

abacalera" de esta capital, en un

edito­

rial a tod

a pág

ina con notables titu

lares publicado en abril de

1935 explica

bien claram

ente

toda esa

traged

ia del

comercio

honesto del tabaco en su cru

enta lucha, defendiéndo

se del fraud

y el contrabando que la ahogan cada d

ía mucho m

ás. V

amos

a rep

rod

ucir

algunos de

sus p

árrafos

sobre esta cuestión cap

ital de la industria tab

acalera.

"El contrab

ando de cigarrillos, cig

an"os

y ta

bacos 11U1/Jvufactu­

rados alcanza en la R

epública A

1'gentina

contornos escandalosos , constituyendo unc~ verda

dera

catástrofe pGlra la in

du

stria honesta

y legal y el fisco

"El

con

traban

do

del tabaco,

especialmen

te el

man

ufactu

­rado, alcanza en la R

epública Arg

entin

a proporciones asombro­

sas po

r su inmen

sa imp

ortan

cia y la facilidad con que esa in­d

ustria ileg

al desarro

lla sus actividades, aniquilando cad

a día

más a la indu

stria legal y al fisco en más de 20.000.000 de pe­

sos anuales. "E

l con

traban

do

se hace en

form

a tan

libre

que todo el

mundo lo ve en las calles, oficinas públicas y h

asta en aquellas m

i smas fiscales

; escritorios particu

lares, negocios y lug

ares de población o

brera,

en los

conventillos donde

los detallistas

del frau

de desplieg

an actividades para cap

tar clientelas de kilos de cigarrillos sueltos y tabacos picados; en los palacios señoriales y edificios públicos, donde se co

rretean habano

s y pu

ros de to

da

laya y vitola. M

illares de hombres y m

ujeres ejercen

ese oficio de co

rretaje de "m

atufia" tab

acalera, tipo distinguido p

or su

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

127

especial ind

um

entaria en

los arrabales con la bolsa al hom

bro, y

en las zonas céntricas con

sus ab

ultad

as valijas, todos

van

sem

bran

do

la cotidiana producción elabo

rada en

centen

ares de pequeños talleres y de decenas de fáb

ricas bastan

te imp

ortan

tes que tienen m

aqu

inarias m

od

ernas y de alta

producción fabril. "E

n lo

s aln~dedores,

suburbios y en las cam

piñ

as provin­ciales, innum

erables distrib

uid

ores de tabaco de "m

atufia" reco­

rren los cam

inos y poblaciones empleando carrito

s y automóvi­

les con los que hacen largo

s recorrid

os dejando en los n

egocios d

e camp

aña su

mercad

ería sin

impuestos, haciéndoles

la m

ás ru

in com

petencia a aquellos ind

ustriales que honestam

ente p

a­g

an sus trib

uto

s, excesivamente m

uy

altos.

"Po

r las provincias de Córdoba, S

alta, San

Juan

, San

ta Fe,

La R

ioja y T

ucumán, este negocio del co

ntrab

and

o y fa "m

atu­

fia" se realiza

descarad

amen

te y

existen m

uchos cultivos

de tabacos criollos que abastecen p

arte de la demanda de esta in­

du

stria al marg

en de la ley. E

n las sierras de C

órdoba hay

"ve­g

uero

s" acl hoc, que venden sus tabaco

s a $ 1.-

el kilogram

o. y

lo extrao

rdin

ario es que las ram

as mu

y su

periores de M

isio­nes, S

alta y Corrientes, donde los cultivos están m

ás adelan

ta., dos

y se

han

g

astado

m

illones p

ara obtener

su perfecciona­

miento, el tab

aco en g

eneral no se p

aga m

ucho más de 45 ó 50

centavos po

r kilogramo. .. E

s que el con

traban

dista, el "m

atu­

fiero", pag

a bien las materias p

rimas que puede obtener fu

era de· todo co

ntralo

r fiscal. Tal es el secreto de este buen precio a

las ramas de co

ntrab

and

o ...

"En

los ferrocarriles, cam

iones de carga y otro

s vehículos, circu

lan

diariam

ente

infin

idad

de

bolsas llenas

de tabaco

de con~bando,

que nadie

vigila, en

su lib

re distribución

hacia

todos los focos del clandestinism

o industrial tabacalero".

. Haciendo cálculos con p

eritos en

la materia llegam

os a las sig

uien

tes conclusiones:

Co

ntm

ba

nd

o en la

República

Me1'caderías q

ue se expen

den

y con

sum

en an

ua

lmen

te sin el m

eno

r g1'ava

men

Cig

arrillos

sin

impuesto

..................

15

.00

0.0

00

atado

s T

abacos picados

....

.........

.......

.....

150.000 kilos

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128 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

Cig

arros tip

o to

scano

.....

....

......

.... . C

igarro

s de h

oja,

menos

rabillos ........ .

Cig

arros tip

o rab

illo, An

ís, Dam

itas ..

.... .

3.0

00

.00

0 unidade~

1.0

00

.00

0

4.0

00

.00

0 " "

El valor fiscal que rep

resenta esta m

asa de productos de contrabando p

asa de los 20.000.000 de pesos anuales. A

estas cifras hay

que agreg

ar el valor que

represen

tan

los centenares de miles de atados de cigarrillos y tab

acos pica­

dos que se introducen desde el exterio

r fuera de todo co

ntralo

r fiscal y que ag

ravan

el mal a n

uestra indu

stria legal y aumen­

tan g

rand

emen

te el imp

orte del frau

de al fisco.

Esta im

portación clandestina es ejercida po

r muchos pro­

fesionales y po

r con

traban

distas de ocasión. L

legan las merca­

derías

en buques

de N

orteam

érica y E

uro

pa

y p

or

distintos procedim

ientos pasan

a tierra de la noche a la mañ

ana.

No h

a 'mucho se

nos in

form

aba sobre u

n

procedimiento,

consistente en dejar caer en el río

en las entrad

as de los puer­tos de la C

apital, Rosario, L

a Plata y B

ahía B

lanca, latas bien soldadas que ib

an ap

arejadas de hilos con flotadores de corcho

o mad

era desde los ojos de buey, siendo pescadas po

r botecitos que,

inocentemente "p

aseaban

o hacían sp

ort".

Hay

en esta visión exacta de nu

estro co

ntrab

and

o tabaca­

lero un

aspecto psicológico y m

oral m

uy curioso

y universal,

consistente en la ay

ud

a que siempre y

en todas partes ofrece

el buen público a todo aquello que es mercancía de contrabando.

Tan

es así que _hay

muchos países donde se ex

plo

ta el título

de "p

uro

s de co

ntrab

and

o",

"seda de

contrabando", "som

breros, alh

ajas, guantes,

armas,

licores de co

ntrab

and

o" ... ; etiqueta

ésta que desp

ierta dormidas actividades, quién sabe en qué rin

­cón del

subconsciente..

. C

om

prar cosas de

con

traban

do

pone u

na nota de m

érito exótico en el comprador, que así se siente

un

tantico

émulo de "E

l Vivillo", "P

aco S

ierra" o "Po

rpo

rino

" ... E

s ello un candoroso ensueño que a muchos seres deleita y

que en gen

eral existe en un

a inmensa can

tidad

de personas que p

refieren p

agar m

ás caro .y ob

tener peor calidad

adquiriendo productos del "m

atute" y de la av

entu

ra con visión de carabi­neros, pesquisas, p

erros de policía y ríos y sierras cruzados a

caballo entre tiro

s y olor de pólvora ...

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

129

Es p

or esta in

gen

ua razón ética invertida, que g

ran p

arte del pueblo se com

plica con los "m

atutero

s" y con

traban

distas,

prestándoles un apoyo que en realidad carece de todo fondo y

disculpa moral. E

s así, pues, como en to

das p

artes los con

tra­b

and

istas de muchos productos de g

ran consum

o log

ran reali­

zar buenos negocios al am

paro

solapado del m

ismo público, a

quien se perju

dica con este delito tan

difundido y nocivo para

la organización social y estatal.. E

n lo referen

te a los mecanism

os o técnica de nu

estra "ma­

tufia"

criolla, h

ay m

ucho que

decir y

po

r ello sólo vam

os a

mo

strar algunas de sus fórmulas m

ás usuales practicadas desde hace decenas de años h

asta la fecha, en que nuevas reglamen­

taciones impositivas y un m

ayo

r celo de la burocracia fiscal han

lim

itado bastan

te el abuso del clandestinismo tabaquero. P

ero, el m

al inmenso causado a n

uestras honestas in

du

strias rurales y

fabriles del tabaco nadie lo p

od

rá resarcir jamás, adem

ás del atraso

muy g

rand

e causado al buen desarrollo normal de estas

ind

ustrias que, com

o decía un ministro

y hemos leído an

terior­

mente, son u

na h

on

ra del país. D

esde luego, para que ex

istiera la gran

"matu

fia" era me­

nester que fu

era alimen

tada p

or m

aterias prim

as librad

as del co

ntralo

r fiscal. E

sa fuen

te que era inagotable y que aun

per­siste en

buena cantidad, nacía de

varios puntos, al igual

que u

n río se fo

rma de la confluencia de m

últiples arroy

os y m

a­nantiales.

La

base principal era el tabaco circulante sin fiscalización y el tabaco proveniente de su

stituciones y de las llamadas "in

tilizaciones de tabaco", de los sob

rantes de elaboración sin de­

clara~ de las fam

osas y con

stantes "d

escargas".

Buena p

arte de las inutilizaciones era debida a la fabrica­ción

' de antisárnicos. E

l fabrican

te de

estos específicos estaba en com

binación con los "matu

fieros" o lo era él m

ismo

y pedía perm

iso al fisco para in

utilizar p

artidas de tabacos p

ara fabri­

car antisárnico, y en vez de emplearse el auténtico tabaco indus­

trial, éste era substituído po

r palos, polvo y tierra saturad

a de polvo. E

l antisárn

ico era u

n "cu

ento

chino" y el tabaco en rama

era pasadQ a los "m

atufieros", que lo convertían en cig

arros y

cigarrillos.

Page 66: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

130 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

El m

ayo

r volumen de ram

as ha provenido del sistem

a lla­m

ado

"men

or im

pu

esto".

El negocio de la v

enta de

tabaco y cig

arrillos p

or kilo, rad

icaba en

la descarg

a po

r elabo

ración

de cig

arrillos, po

r ser el que tribu

ta may

or im

puesto o sean $ 2,50 p

or kilo, qu

e corresponde al tipo

de cigarrillo

de 10 centavos y $ 5

.-al cig

arrillo de 20 centavos.

El mecig~ismo

consiste en descarg

ar con u

n

imp

uesto de

$ 1.60 como tab

aco picado, d

estruir ese im

puesto fiscal y ven­

der ese kilo d

escargad

o en

cigarrillos. A

dem

ás de ese im

puesto de $ 1,60 com

o tabaco

picado hab

ía otro

imp

uesto d

e $ 0,03 para

cigarrillo

s que perm

itía un

a descarga m

ucho más

barata, pues

la Adm

inistración

adm

itía un

máx

imo

de 4

kilos

200 g

ramo

s com

o peso del millar de cig

arros a

descargar, lo cual p

ermitía

al "matu

fiero" d

escargar con $ 3

0.-

más de 30 kilos de tab

aco

en b

ruto

, calculando palo, polvo y

fermen

tación. A

dem

ás, debe agreg

arse que en la p

ráctica el "matu

fiero"

se acogía a todos los beneficios posibles para h

acer estas op

era­ciones de "d

escarga".

Seg

ún

los libTos oficiales de estos m

anu

facturero

s, todo el tab

aco

que em

plean sale

despalillado, lav

ado y

dep

urad

o del

may

or p

orcen

taje de palo y polvo, que para ello acu

erda la ley.

Esclarecidas las fuentes d

e abastecimiento de m

aterias pri­

mas a los "m

atufiero

s", aho

ra vamos a

echar u

n vistazo so

bre

la poderosa organización de esta industria

en la cap

ital y sus

alTededores.

En

el añ

o 1934,

para elev

ar un

info

rme so

bre ésta p

laga

ind

ustrial a

un

a institución que p

retend

ía llevar u

n ataq

ue al

con

traban

do con el apoyo del S

up

erior G

obierno, hube de ase­

sorar en la p

reparació

n de u

n in

form

e a esa institución indu

s­trial, y en

tre mis d

atos h

abía los sig

uien

tes: "E

n la zona de esta cap

ital y sus alreded

ores existen actual­

men

te varias docenas de m

anu

facturas que proveen d

entro

del p

erímetro

de la ciudad y

suburbios

a m

ás de 300 cigaTr~rías

"sui g

eneris" y

a u

n ejército

de co

rredo

res o vendedores po

r cu

enta propia, que expenden y p

rop

agan

a plen

a luz del día, po

r escritorios, casas de fam

ilia, conventillos, talleres, fábricas, es­

taciones ferrov

iarias, p

uertos, tran

vías y

. ómnibus, la v

ariedad

de cigarrillos, cig

arros, tabacos picados n

egro

s, turco

s y am

e-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

131

rica nos, etc., que elabo

ran los "m

atufiero

s" en gran

escala. Y se

llega a la coquetería de ofrecer cig

arrillos de to

das clases y ca­

tego

rías llamándolos con el n

om

bre de las m

arcas más aC

'redi­tad

as de nuestras fábricas de m

ayo

r prestig

io y au

n se o

frecen tipos de cigarrillos con el m

on

og

rama del cliente, que p

aga p

or

ello un

may

or precio

. "E

n esta o

bra desastT

osamen

te destructiv

a de la industria legal, los ag

entes de la "m

atufia" ib

an visitando clientes a lo

s que m

o straban

diversas marcas de g

ran p

restigio diciéndoles:

esta es la marca tal y cu

al y aqu

í tiene la sim

ilar nu

estra, que es m

uy

sup

erior

j pru

ébela u

sted! ...

"Y lo

gracioso y curioso de ésto era que la v

íctima CO

prad

ora d

e un mal p

rod

ucto

hecho fu

era de todo control higié­nico p

or p

iratas de la in

du

stria, pag

aba esos cig

arrillos y

pu­ro

s a ig

ual o m

ayo

r precio que los

legítimo

s, sin

fijarse que

esos falsos cig arrillos y cig

arros no ten

ían estam

pillas fiscales.

Y que, p

or lo m

enos, tales pro

du

ctos d

eberían

tener el descuen

to del im

puesto defraudado ... " E

n la fech

a en que

trazamo

s estos

renglones la

column

a b

arom

étrica del comercio y la in

du

stria "matu

fiera" ha b

ajado b

astantes

grados, debido

a u

n

hecho inesperad

o

que le

restó

gran

parte de la clientela p

ecamin

osa que su

stentab

a estas nega­

tivas actividades indu

stTiales.

Al desarro

llarse en gran

escala y g

eneralizarse el sistem

a de prem

ios diversos y valiosos en la venta

de casi tod

as las mar­

cas de cigarrillos, el público op

tó p

or con

sum

ir cigarrillos con prem

ios, d

ejand

o a

los "m

atufiero

s" en

un

a crítica

situación qu

e ha m

atado

a muchos y a los dem

ás los tiene en

un estado d

e anem

ia pro

gresiv

a que posiblemente los

exterm

inará

aun

-.

, que

no totalm

ente, porque

pareciera

que estas

plag

as deben

perd

urar con alg

ún

fin bíblico, com

o el de las famo

sas plag

as de E

gip

to.

Su

prim

ido

s los prem

ios, po

r decreto del P

od

er Ejecu

tivo,

no se rá n

ada ex

traño

que vuelva a recobT

ar algu

na v

irulen

cia este viejo y arraig

ado

mal.

El co

ntrab

and

o es

fruto

directo

de los altos impuestos y

como n

uestro

s grav

ámen

es fiscales son enormes, de ah

í que el co

ntrab

and

o su

bsistirá, to

man

do

nu

evas form

as po

r vía de adap

­tación al m

edio en que se desenvuelve.

Page 67: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

XV

III

TO

LE

RA

NC

IAS

FIS

CA

LE

S Q

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HA

CE

N E

L JU

EG

O D

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OS

"M

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OS

" D

E L

A IM

PO

RT

AC

ION

CO

NT

RA

LA

IN

DU

ST

RIA

NA

CIO

NA

L

Este conjunto de adversid

ades con

trarias al desarrollo de n

uestra indu

stria tabaq

uera fu

é agravado

aun

más con dispo­

siciones reglam

entarias que tenían un rig

or estricto

para nues­tra

producción, m

ientras daba am

plia tolerancia a los produc­

tos de im

portación, como

si en el fondo de ello hubiera exis­tid

o el raro

propósito de beneficiar a los obreros de lejanos paí­

ses en pu

ro detrim

ento del trabajo y la riqueza

industrial ar­

gen

tina.

Se trata de la ley que ord

ena que nu

estros cig

arrillos sean

vendidos en

atados de 10 unidades con un peso exacto de 12 g

ra­m

os, mien

tras que pára los cigarrillo

s importados quedó esta­

blecida la libertad de unidades por atado y peso libre. E

stos dos

hechos, por sí solos, son suficientes com

o para

dar u

na g

ran

ven

taja comercial y

técnica a los

productos

importados

sobre los del país.

\ E

n el orden técnico, especialm

ente en los cigatrillos y ta-bacos "ru

bio

s", la cantid

ad de unidades envasadas y el volumen

, beneficia la calidad

, ya qué ese tip

o de tabaco aco

ndicionado en

los paquetes en varias hileras,' en latas o cartón, mantiene to~a

la frescura .y tu

rgen

cia del cigarrillo que al conservarlos m

as fresco

s evita se desmoronen las p

un

tas y pierdan h

ebras secas.

Todo lo contrario sucede con el envase en p

aquetes, que h

ace su­frir m

ucho al contenido y que además se reseca m

uy fác

ilmente.

Si del orden técnico p

asamos al com

ercial, el resultado de

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

133

estos privilegio

s no puede hab

er sido de peores consecuencias en co

ntra de n

uestra indu

stria f~bril. L

a ley que ha regido h

asta

la fecha dice:

"Para los

cigarrillos de im

portación se tolera­

rán paquetes de m

ás de 12 cigarrillos, considerándose cad

a 15 g

ramo

s de peso neto o fracción excedente un paquete, y se co­b

rará el im

puesto fraccionando el peso en la m

isma form

a, a

menos que al precio total de v

enta del

paquete le corresponda

un

impuesto m

ayor, según la escala, en cuyo caso se lo liqui­

dará sobre el precio total de venta".

Com

o se ve, desde el prim

er mom

ento esta ley

es de su

ma

flexibilidad para con la im

portación, mien

tras deja com

primida

en los férreos m

oldes fiscales a n

uestra producción arg

entin

a. y

bien, esta elasticidad

perm

ite a los

importadores

que ten

gan

pocos escrúpulos hacer u

n juego fácil del llam

ado "im­

puesto bajo". La fo

rma m

ás común de esta m

anera de b

urlar

la ley .y ob

rar como "m

atufiero

" es el siguiente ejemplo:

Si tom

amos 4 paquetes de u

na m

arca nacional del precio

de $ 0,35, esos

4 paquetes nos cuestan $ 1,40 y contienen po

r ley 48 cigarrillos, percibiendo el fisco p

or esos 4 atados 62 cen­

tavos. Ah

ora bien, si adquirim

os un

a lata de "Park

Drive" im

­portado, la pagam

os en el com

ercio desde $ 1,60 a $ 1,70 m/n

; esa lata contiene 50 cigarrillo

s y pag

a $ 0,54 a impuestos inter­

nos, es decir 8 centavos menos que los 4 atados de producción

nacional. Y de este tenor es todo el régim

en que rige esta fo

rma

solapada de competir deslealm

ente con la ind

ustria nacional y

defrau

dar al fisco, sin ser descarad

amen

te defraudadores. A

dviértase que estos cálculos están hechos en el año 1934,

antes del aum

ento de los actuales impuestos. E

llo no altera la realid

ad y si hoy día hay im

pedimento legal p

ara esta form

a de com

erciar con cigarrillos, ello no deja de ser la verdad histórica

y d

eja constancia de lo mal que h

a sido tratada nuestra

pro­ducción por quienes m

ás debieran hab

er velado por su eng

ran­

decimiento.

Anteriorm

ente, en pleno año

1929, fué

elevada

una nota a la A

dministracción correspondiente p

or varios m

anu

facture­

ros nacionales, en cuyo escrito se hablaba del siguiente problema

de aforos favorable a la importación, de cuyo docum

ento copia­m

os algunos párrafo

s:

Page 68: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

134 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

"El afo

ro y derechos específicos señalados en

nu

estra ta­rifa de

avalúos para los

productos man

ufactu

rado

s en el

ex­tran

jero: cigarrillos, cig

arros y tabacos elaborados, es com

ple­tam

ente desproporcionado con su valor real, específicam

ente en

lo que a cigarrillos se refiere. El aforo de o$s 2

.-el kilogram

o y el derecho específico de o$s 1

.-con m

ás sus adicionales, re­p

resentab

a aproximadam

ente un valor despachado de $ 7 m/n.

po

r cada kilogramo, o sea a razón de 70 paquetes por kilogram

o a

$ 0,10 cada paquete, agregándose el

impuesto

interno y la

utilidad de los vendedores se llegaba a u

n precio de v

enta de

$ 0,20 po

r cada: paquete. Este erá un aforo iú

isorio

, en cuanto es sabido que los cigarrillos de procedencia ex

tranjera se h

an

vendido y venden siempre arrib

a de 40 centavos el atado o pa­quete. Y

un

a buena parte tienen precios com

o ya hemos visto,

que alcanzan a $ 3.-

el atado

o latita". E

n esa nota de los m

anu

facturero

s se pedía al

Superior

Gobierno que desglosara de las p

artidas 311,

312 Y

313 de la tarifa de avalúos, los tabacos picados en

heb

ra o cuerda que se estaban introduciendo del

extran

jero p

reparad

os p

ara ser en­tregados al consum

o, sin ninguna otra elaboración hecha en el

país. Porque al am

paro

de esa clasificación hecha para los tab

a­cos destinados a la elaboración de nuestras in

du

strias, se esta­b

an introduciendo g

rand

es cantidades de esos tabacos ya elabo­rados,

acogiéndose a la circunstancia de

un m

enor impuesto.

Se trató

de favorecer a nu

estra ind

ustria y resu

ltó al revés esta

protección. y

como

corona~piento de todas estas desventajas, en

ores

y contrariedades m

anifiestamente adversas

a n

uestras

indus­trias

del tabaco

-in

du

strias fiscalizadas

po

r el E

stado

que

tom

a de la producción fabril más del 50 %

del importe de las

ventas, sin el menor riesgo ni ap

orte de capital y ad

min

istra­ción -

vamos a d

emo

strar otra de las dificultades que presenta

el Estad

o al desarrollo de n

uestra producción nacional:

Mien

tras los productos elaborados

del tabaco,

cigarrillos, picados

y cigarros,

pero especialm

ente los

cigarrillos, se ven

gravados con derechos específicos que oscilan entre el 30 y 50

po

r ciento del valor muy b

ajo asignado p

ara su aforo, en cam­

bio, las materias p

rimas destinadas a ser elaboradas p

or nues-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

135

tras ind

ustrias nacionales, que son fuente inagotable d

e recur­sos fiscales y de trab

ajo p

ara nu

estro pueblo, se ven recarg

adas

con der~chos específicos que varían

entre el 55 y el 150 %

del valor aS

Ignado para su aforo.

Este

procedimiento fiscal,

esta interpretación

estatal de

ayu

dar al progreso de n

uestras in

du

strias, es realm

ente arbi­

trario y siem

pre incomprensible. E

s en verdad todo un

dispa­rate de la econom

ía industrial que el Estad

o debe co

rregir sin

demora alguna. P

ues ¿ sobre qué fundamentos, antecedentes o ejem

plos se b

asa este error de fijar en la A

qu

ana N

acional derechos del 30 %

a los tabacos elaborados en el extran

jero y a la p

ar imponerle

derechos hasta del

150 % a

las materias prim

as que nuestra in

du

stria necesita sin remedio alguno p

ara man

tener su

elabo­ración de productos finos de alta jerarq

uía y precios? ¿ D

e modo

qué se protege el trabajo

y el capital de lejanos países mien

tras se ponen b

arreras muy altas al trab

ajo y capitales arg

entin

os?

j Inexplicable! .

Y aquí p

areciera que surg

e un

problema difícil y no lo es

Parecería que elevando las b

arreras adu

aneras a las materia~

prim

as se produciría el adelanto de los cultivos tabacaleros ar­gentinos, cosa m

uy lógica de pensar,

pero en realidad no son así las cosas.

Con un solo ejem

plo americano vam

os a exponer con la ma­

yor simpleza cual es este p

rob

lema:

Estados U

nidos produce un

a gran

variedad de tabacos la

may

oría de buenas calidades del tipo rubio. L

a ind

ustria a~e­

ricana se ad

aptó

a sus materias p

rimas, creando una variedad

de cigarrillos y tabacos que tienen ven

ta y fama m

undial. Pero

n.o sucede así .con la g

ran in

du

stria de cigarro

s puros, que nece­sIta

h?banos, bahías,

portorriqueños, dom

inicanos, m

ejicanos y dem

as tabacos negros. El país produce algunos tabacos negros

de semilla h

aban

a y tiene un

a capa Pensilvania y S

ilex, que la aprovechan en sus elaboraciones de puros. P

ero el habano y los

sum

atras eran necesarios p

ara man

tener las g

rand

es fábricas de T

amp

a y o

tras regiones. Es así com

o allá po

r el año 1929

se rejllizó un gran

congreso tabacalero que asesoró al Gobierno

respecto a la necesidad de rebajar derechos aduaneros a ciertos

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136 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

tabacos indispensables para sus fábricas que la naclO

n no pro

­ducía. A

sí lo entendió el Gobierno, rebajando notablem

ente los aforos de las tripas h

aban

as y otros tabacos y alg

un

as cw

pa

8

necesarias para la buena presentación de los p

uro

s de clase me­

dia y populares. E

ste éxito, surgido de la buena inteligencia de aquellos go­b

ernan

tes e industriales, creó un

estado de may

or p

rosp

eridad

in

du

strial y el presidente de la República, am

ante d

e la indus­tria y buen fum

ador, pidió a los fabricantes que crearan el ci­

garro

nacional a 5 centavos, para el pueblo. E

n el acto, fu

eron

cread

as varias vitolas y el jefe del E

stado

aceptó un

a de ellas, que sirvió de m

odelo "stand

ard" p

ara todo el país. Pocos días

más tard

e el presidente apareció en un

a fiesta de tabacaleros, fum

ando el "cigarro

nacional" e invitando a sus am

igos. Está

demás decir que el éxito fué inm

enso y al final del año las esta­dísticas oficiales pudieron com

probar la sum

a eno

rme de m

illo­nes

de "cig

arros

nacionales" que

se hab

ían

consumido en

el

país. Para la A

rgen

tina no deseam

os otra cosa. N

uestras indus­

trias de cigarrillos, cigarro

s y picaduras necesitan para m

ante­n

er su rang

o elaborando productos de buena y

de sup

erior ca­

lidad, que ciertas materias p

rimas en

tren al país a

un módico

precio. E

l habano, el Su

matra y Jav

a, son indispensables para h

a­cer cig

arrillos finos y cig

arros buenos que satisfag

an la dem

anda nacional y au

n p

ermitan

a la in

du

stria argen

tina alcan

zar los planos honrosos y benéficos de la exportación.

No es posible explicar el

po

r qué de la discrim

inación de procedencias tab

acaleras para la fijación de los derechos adua­

neros. El

tabaco p

ara n

uestro

país,

cuando llega

del ex

terior,

debe ser simplem

ente "tabaco" y no parag

uay

o, B

rasil, habano, n

orteam

ericano

o m

ej icano. D

ebería existir la igualdad de aforos p

ara la mism

a mate­

ria prim

a sin distinción de nacionalidades.

Nad

a m

ás lógico

y sobre todo cuando en n

uestra tierra no se p

rod

ucirán

jamás

las ramas especiales de

Cuba, que sirv

en p

ara ento

nar y

dar

arom

a y calidad sup

erior a la producción arg

entin

a.

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

137

El problem

a no es complejo sino m

uy sencillo y claro. A

l su

prim

irse la discriminación de procedencias del tab

aco

nues­tro

s industriales

po

drán

ad

qu

irir en

fo

rma

fácil la

s' ram

as habanas, orientales, ru

bias de N

orteamérica,

para sus m

ezclas y calidades superiores, robusteciéndose n

uestra producción na­

cional que, a su vez y a medida de su progreso, irá consum

ien­do

las ram

as arg

entin

as en

las producciones

medias

e infe­

riores, tanto

de cigarrillos como de cig

arros y picaduras.

Mien­

tras tanto, la industria rural

de n

uestro

s tabacos

con

tinu

ará sus

progresos basad

a en el

consumo in

terno

que crecerá

por el m

ayo

r desarrollo lógico de la producción fabril. y

a m

edida que nuestros cosecheros obtengan ramas m

e­jo

res o nuevos tipos para nuevas creaciones, el m

ercado intern

o

las irá absorbiendo

po

r razones de

la eficaz

suplantación de

ramas ex

tranjeras y p

or su precio m

ás bajo. T

al es el problem

a, que sólo necesita ser equilibrado

por las instituciones agrícolas tab

acaleras de las que ya hem

os tra­tado. Y

a en Corrientes y S

alta se logran ramas m

uy aceptables -

como ya hem

os dicho -p

ara ser empleadas en d

etermin

adas

proporciones: en productos rubios las de Salta y en p

icadu

ras y cigarrillos de b

ajo precio las de C

orrientes. P

ero au

n hace falta m

ucho tiempo y experiencia p

ara al­can

zar este alto pleno en n

uestra producción ru

ral de

tabaco. M

ientras tan

to, no es posible d

etener la m

archa de nu

estra pro­g

resista ind

ustria fabril diciéndole: "esp

erad a que n

uestro

s co­lonos y nuestro E

stado

obtengan las ramas que necesitáis p

ara alim

entar v

uestras m

áquinas y satisfacer entonces las exigen­

cias de nu

estro público

que p

aga

mu

y buenos

precios y sabe

fum

ar muy bien".

Y

po

r sobre todas las cosas:

jamás cosecharem

os ram

as h

aban

as y éstas

son im

prescindibles en

la elaboración de

ci­g

arrillos y cig

arros de alta calidad.

Otra fase

de este problem

a es que si

el E

stado

b

aja los afo

ros aduaneros a m

aterias prim

as de calidad que no produ­

cimos, lo que d

eja de percibir aparen

temen

te por la vía adu

a­nerl! lo h

ará po

r la de los impuestos internos y dem

ás gabelas fiscales a la producción y consum

o si esas materias p

rimas son

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138 J'U

AN

D

OM

EN

EC

H

elaboradas en form

a de producción superior, grav

ada con im

­puestos los m

ás elevados del país y del mundo.

No olvidem

os que un paquete de cig

arrillos naciones de 45 centavos p

aga al

Fisco 22 %

. centavos y los atadol'¡ de 35 abonan 17 % centavos

(50

ro de su v

alor)

po

rcentaje enorm

e que da derecho al

in­d

ustrial y

al público consumidor

a ser tenido

en cu

enta

po

r quien saca tan

altos intereses de esta in

du

stria. E

l ing

eniero

agró

no

mo

del M

inisterio de A

gricu

ltura se­

ño

r Rom

elio J. Fern

ánd

ez, en un opúsculo publicado en ju

nio

de 1934, inicia su exposición sobre "E

l cultivo de los tabacos"

con estas palab

ras: "Este g

ran volum

en de imp

ortació

n puede

ser reemplazado con tip

os de tabacos sim

ilares de

producción nacional, recu

rriend

o a las d

istintas zonas tab

acaleras del país

con la convicción

de que

en

un fu

turo

no

lejano ten

dríam

os

nu

estros

tabacos "B

rasil -B

ahía"

y "C

ub

ano

s" arg

entin

os".

Sig

ue el au

tor diciendo que en V

illa Dolores .y

adyacencias se llegó

a o

bten

er un

pro

du

cto

con sem

illa im

po

rtada

"Brasil­

Bah

ía", cuy

a degustación perm

itió establecer que "so

n suscep­

tibles de ser empleados en la proporción de un 20 ó un 30 p

or

ciento en la elaboración de cigarrillos y aceptables en m

ezclas con el B

ahía im

po

rtado

". E

l ingeniero seño

r Fern

ánd

ez ha visto claram

ente este pro­

blema que dejam

os arriba suficientem

ente planteado. E

sto es:

que será

materia

de tiempo,

y tiem

po largo,

tener

sustitutos

aceptables de hab

ano

s y Bah

ías y que las ramas nacionales q

u~

vay

an sobresaliendo p

od

rán ser em

pleadas en p

orcen

tajes hasta

un

a meta

determ

inad

a en

¡as calidades. M

ientras tan

to, ¿cu

ál es la razón

y causa p

ara no ayu

dar,

y más, sacrificar, el g

ran desenvolvim

iento, necesidades y pro­greso de

la ind

ustria fab

ril, en esp

era de que los ag

riculto

res p

ued

an lo

grar ram

as capaces de una bu

ena elaboración?

XIX

RE

GL

AS

PA

RA

EL

CU

LT

IVO

DE

L T

AB

AC

O E

N L

A

RE

PU

BL

ICA

A

RG

EN

TIN

A

Tipos

neg

ros

de las

clases B

ahía

y habano

El territo

rio de la R

epública A

rgen

tina se p

resta en casi

tod

a su v

asta extensión para el cultivo del tabaco, pero en

rea­lidad sólo

son aptas p

ara el logro de

tipos comerciales v

arias regiones privilegiadas del

país. E

n estas regiones m

ás apropiadas los tipos más adecuados

para o

bten

er tabacos buenos y de tIpismv m

ás definido, deben cu

ltivarse los que el M

inisterio de Ag

ricultu

ra, po

r sus oficinas

técnicas, ha indicado y que son los

siguientes:

Misiones

Corrientes

Sa

lta

Tu

cu

n y

Ju

juy

C6rdoba

Catam

area

\ T

abaco

s de

orig

en. p

aragu

ayo

, chileno-guazú,

brasileñ

o,

¡ K

entu

cky

, M

ariland

, B

atavia y

Java.

Tipo

correntino-chileno, co

rrentin

o-K

entucky.

1 Vari.edad

de la

familia

Bu

rley,

Virg

inia,

amarillo

s, H

a­¡

rnso

n.

Tipo h

aban

o, colorado.

Hab

ano

colorado, Bah

ía, cub

ano

y V

uelta

abajo

.

Hab

ano

colorado.

Los tabacos en

gen

eral que se cosechan en el país son los tip

os oscuros en la proporción de u

n 75 %

. D

e acuerdo a los

dictados de la D

irección Agrícola,

estos tipo

s oscuros

se dan

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140 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

bien en las tierras livian

as, de fertilidad

natu

ral y de fácil dre­n

aje en C

orrientes, Tu

cum

án y Ju

juy

y los terreno

s de aluvión

de Salta.

Seg

ún

los in

form

es de la citada D

irección Agrícola,

en las zonas de C

órdoba (V

illa Dolores)

las exp

eriencias efec­

tuad

as dieron un tabaco

con semillas im

po

rtadas B

rasil -B

ahía,

que muy bien -

según dicha in

stitución ofic

ial-

puede ser em­

pleado en proporciones adecuadas en m

ezclas de cigarrillo

s de precios populares.

Terren

os tabacaleros

De acuerdo a lo

s preceptos de los técnicos del Estado, las

tierras más ap

rop

iadas p

ara el tabaco son

las de propiedades

físicoquímicas

a1·eno-arcülo-hum

ífM-as,

de cap

a vegetal

mu

y

pro

fun

da que no ten

gan

cal en exceso y sean de fácil dren

aje. L

a existencia de may

or proporción de nitrógeno es la que

da la m

ejor calidad y riqueza nicotinica y p

or lo m

ismo ay

ud

an

mucho al

crecimiento de

las ram

as. D

eb<:: ten

erse tamb

ién en

cu

enta el

potasio que es el que da la combustibilidad.

El ácido

fosfórico activa la

mad

urez y

produce el brilIo

de las

ramas.

Todo terren

o que reu

na estos elem

entos esenciales es apto

para

el cultivo

del tabaco.

Deben ev

itarse los cloruros que d

añan

las cualidades me­

jores de esta p

lanta.

Recom

endamo

s a todo nuevo cultivador de tabaco

que pre­v

iamen

te realice análisis quím

icos de

las tierras

si no

quiere fraca

sar en sus loables intento

s de ob

tener tabacos com

erciales. L

o prim

ero que debe h

acerse para p

lantar tab

aco es cui­

dar y seleccionar las sem

illas. L

os técnicos acon

sejan el em

pleo de buenas sem

illas, convenientemente lim

piadas a las que se les h

aya quitado todo elem

ento extrañ

o que pueda serv

ir de con­d

ucto

r de parásitos y que no sean sem

illas muy liv

ianas que dfln

malos productos.

Estas depuraciones se hacen p

or m

edio de aparato

s espé-' ciales y tam

izados que avienten o separen esos cuerpos y las se-'

millas pequeñas y livianas.

' y

el mav

or cuidado debe ser el de estar seg

uro

s de que las:

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

141

semillas

son realmen

te de p

lantas

elegidas y del

tipo

que

se desea p

lantar.

Hay

que reno

var las existencias de sem

illas cui­dando

que sean

de rep

rod

ucto

res que h

an

adoptado las

pre­

cauciones para m

anten

er la pu

reza de los tipos de tabaco

que se desea cu

ltivar.

Depuración de la

s plan

tas destin

adas a

producir bu

enas sem

illas

Cuando están

en pleno crecimiento las p

lantas se procede

a elegir aquellas más san

as y rob

ustas que deben m

arcarse con u

n hilo o etiqueta.

Esta selección tien

e que ser a base de saber

elegir los tipos más definidos al p

ar qu

e más vigorosos.

De esta

man

era el cosechero log

ra un lote de plan

tas de iguales carac­terísticas y lozanía d

entro

del tipo buscado. C

ada plan

ta produce de 20 a 30 gram

os de sem

illas y puede calcular fácilm

ente po

r las plan

tas elegidas la cantidad que ne­cesita p

ara sus cosechas posteriores. T

amb

ién

el ag

riculto

r puede

no

tar algunas

plan

tas que

tienen

las características ideales que él quiere ob

tener y proce­

der a ap

artar estos ejem

plares m

arcándolos. D

e este modo se

log

ra -evitando los

cruzamientos -

la producción de

semillas

de gran

"pedigrée". C

omo el tabaco es prolífero en sus sem

illas, puede

en un

par

de años

reun

ir la

cantid

ad

suficiente p

ara cultivos

ya im

po

rtantes y

cuidando siemp

re estos detalles

al­can

zará la producción de tabacos de la mejo

r catego

ría den

tro

del tipo común de cada zona o vega.

Al respecto débese ten

er en cuen

ta que, po

r ejemplo,

una p

lanta de chileno-correntino puede d

ar la cantidad suficiente de sem

illas como p

ara cultiv

ar un

a hectárea.

Hay

un

a notable propensión en el tabaco

a los cruzamientos

espontáneos e hibridaciones. P

aTa ev

itar este fenómeno n

atural

débense cuid

ar mucho las flores de las p

lantas elegidas p

ara el objeto an

teriorm

ente dicho.

Los órganos reproductores de la flo

r del tabaco están dis­

puestos en form

a que puede producirse la auto

fecundación, sin q

ue m

edien agen

tes extrañ

os que so

n los vientos y los insectos.

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142 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

La autofecundación produce

semillas

de excelente

calidad y que reproducen sin d

ud

a algu

na los caracteres m

ejores de la

plan

ta de que provienen.

Un

a

esplén

did

a p

lan

ta

de tabaco

san

a

y vigoro

sa

Para el logro de estos propósitos se procede colocando u

na

bolsa de papel antes

de que

se ab

ran las flores

prim

eras, de

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

148

man

era que queden libres de la visita de insectos y o

tros cuer­

.pos que lleve el viento. S

i al hacer esta operación y

a hay

flores ab

iertas deben quitarse. S

i se desea se pueden hacer m

adu

rar las semillas

den

tro

de la bolsita de papel, pero si conviniera apu

rar la mad

uració

n

conviene qu

itar esas bolsas cuando la plan

ta ha dado el n

úm

ero suficiente de cápsulas, o sea unas 200 p

or cada planta procedien­

do a q

uitar todas las

demás flores

no tap

adas

con tales

res­g

uard

os y se d

ejan m

adu

rar así las flores. L

a cosecha se puede efectu

ar por racimo

s o po

r capullos. P

ero, salvo algu

na finali­

dad, lo más conveniente es recoger los racim

os enteros. L

a experiencia aconseja esta cosecha cuando las sem

illas están

a media m

adurez. N

o conviene cortar m

uy

temprano todas las h

ojas de estas

plan

tas de semilla, pues es por las

ho

jas por donde respira la

planta, po

r lo cual

recomendam

os d

ejar un

a tercera parte de

las hojas. C

onviene al cosechero tener provisión de buenas sem

illas y d

ada la abundancia de su producción le conviene g

uard

arlas en pequeñas bolsitas de tela puestas en lu

gar

ventilado y seco y

previamente bien lim

piadas de cuerpos extraños. L

a División de T

abacos del M

inisterio de

Ag

ricultu

ra de la N

ación puede proveer de sem

illas buenas y seleccionad

as de la variedad que se desee a

cuantos agricultores las pidan p

ara su

s cultivos. Del cultivo del tabaco en

la Arg

entin

a

El cultivo propiam

ente dicho se inicia en el almácigo, pre­

via selección de las sem

illas, según ya hem

os visto. E

l almácigo de tabaco debe hacerse desde agosto h

asta m

e­diados de noviem

bre cuando ya no am

enacen las heladas tardías.

El lu

gar del alm

ácigo debe ser más bien alto y abrigado y

bañado po

r la luz solar. L

a tierra se trabaja lo m

ás hondo posible y se desmenuza;

luego, p

ara esterilizarla, se amontona

un

a cantidad de

ramas

secas y

se les prende

fuego, cuidando

que éste

no tu

este el

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144 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

piso y vuelva duros los terrones. L

uego se da vuelta l'a tierra

nuevamente y se procede a quem

arla en la mism

a forma.

Final­

mente, se hum

edece el suelo con agu

a hirviente mu

y abundante.

Hechas estas operaciones, se pulveriza la tierra h

asta unos 10 centím

etros mezclándola COn

estiércol bien mad

urad

o y pa-

sado por una zarand

a apropiada. ,

Se p

reparan

los canteros

que ten

drán

1 m

etro

de ancho

por 3 de largo y 10 centímetros de alto, buscando fo

rmar una

suave hondonada para que el ag

ua no se escu

rra pro

ntam

ente

y arrastre consigo las semillas.

Tam

bién se pueden rod

ear de tablones.

En

cada ángulo del cantero

se colocará

una estaca

para

que sirv

a de soporte

a las

esteras o

arpili"eras que

se utilizarán p

ara pro

teger a las plantas tiernas.

El tam

año

de cada cantero por hectárea es de

20 m

etros cuadrados y la cantidad de sem

illa es de 5 a

6 gramos.

Para

evitar

las acum

ulaciones de

semillas

se debe

zarand

ear con

ceniza de mad

era o arena y así se distribuye m

ás pareja.

Esta

siembra debe hacerse a m

ano y requiere mucho cuidado.

Luego

se rastrillará el suelo m

uy suavemente y

se le

hará u

n riego

con regad

era muy fina.

Las hierbas se q

uitarán

cada mom

ento y se regará u

na o

dos veces diariamente, por la m

añan

a y por la tarde, h

asta que las plantas ten

gan

3 centímetros de altu

ra. L

uego estos riegos

deben aminorarse y se cuidará de descubrir el

almácigo en los

días buenos o templados, pues el oreo les hace m

uy

bien. P

ara proceder al trasplan

te el suelo debe ser bien labrado con anticipación a la operación del trasplante.

Al efecto se h

ará u

na arad

a de 15 centímetros de

profundidad y rastrean

do

va­rias veces en sentido contrario.

Si se h

a de estercolar, el abono se ech

ará por partes iguales y se en

tierra con el arado. T

erminada esta labor previa se procede al arad

o que debe

hacerse con surcos distan

tes 1 metro

y en línea recta. L

as plan­tas se colocan a distancia de 50 centím

etros las unas de las otras. A

las cinco o seis semanas las p

lantas del alm

ácigo tend

rán

un

a altura de 7 a 10 centím

etros y la víspera del trasplan

te se rieg

a copiosamente el

almácigo.

Toda p

lanta que

teng

a ya 4

ho

jas será trasplan

tada m

ediante el empleo de u

na h

erramien

ta llam

ada cuch

ara o azada. E

sta labor se realiza cada cu

atro o

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

145

cinco días, ,escogiendo los días nublados o las primeras h

oras de

la mañana.

Al hacer este trasp

lante delicado debe cuidarse no

apretar los tiernos tallos y que las raíces ten

gan

un

a pequeña cantidad de su

tierra. E

s elemental que al sacar las p

lantas del alm

ácigo se co­loquen

en canastos forrados de

tela húm

eda y

se g

uard

arán

en lug

ar húmedo p

ara que al ser plantadas puedan prender con m

ás vigor. L

a plantación es también delicada y debe hacerse en días

nublados o muy de m

añana. E

n los sitios donde se p

lanta se

,perfo

ra la tierra con un "p

lantad

or" a

distancias ya m

edidas com

o hemos indicado, en

terrand

o la pequeña planta con su tie­

rra ad

herid

a a las raíces y se llenará el agu

jero con tierra fin

a apretándola un poco

con los

dedos y

finalmente

se procede a un buen riego fino.

Seis

días m

ás tarde se procederá a

reponer las p

lantitas

que se march

itan en el trasplante.

Luego sobrevienen los cuidados de lim

pieza de hierbas ma­

las. D

espués corresponden no menos de dos aporcaduras a m

ano, u

na cuando las plantas ten

gan

ya unos 45

centímetros de

al­tu

ra y la otra cuando lo estim

e conveni·ente el agricultor.

Cuando una buena p

arte del tabaco empieza a m

ostrar las

yemas florales a los 35 ó 40 días, se ejecu

ta la operación lla­m

ada de

"capa" o quite de los botones,

no efectuándose esta

operación con las plantas que se gu

ardan

para sem

illas, como

ya lo hem

os expuesto. E

sta "capada" es el corte de la parte

sup

erior de la p

lanta h

asta la tercera ho

ja de yema dejando

en cada tallo de

10 a

15 hojas, según el

estado de

vigor de

cada planta. D

espués de esta poda aparecen en las axilas de

las ho

jas varios brotes, que deben ser sacados cuidadosamente

y lo mejo

r es a mano.

Dejar estos crecim

ientos es debilitar la planta.

Más tard

e se presen

ta la maduración que se m

anifiesta por el color verde am

arillento de las hojas, que suelen tener ciertas

manchas.

Estas h

ojas van doblando hacia abajo sus p

un

tas y se cubren de una fin

a pelusa poniéndose melosas.

Hay que v

igilar

bien esta madurez pues si se cosechan las ram

as aun no bien

mad

uras salen de calidad inferior.

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146 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

Al igual de lo que sucede en la cosecha cu

ban

a y canaria, que y

a hemos descripto, la cosecha arg

entin

a tiene también tres

períodos:

Cortando las p

lantas a unos 10 centím

etros del piso se de­jan

en el suelo hasta que se m

architen

; luego se for­m

an montones o haces

que son

llevados al

secadero, donde se cuelgan las hojas separadam

ente. E

l corte de los tallos de 3 a 5 hojas, para proceder en

la fo

rma an

terior.

La recolección debe hacerse h

oja a h

oja a m

edida que ma­

duren. L

os procedimientos anteriores son p

ara ramas

de calidad ordinaria, pero para ram

as de buena cali­dad

es este

último

el m

ejor

procedimiento,

pues de la o

tra man

era se mezclan hojas buenas y

malas,

mad

uras y verdes.

Estas ram

as deben ser secadas al sol para que p

ierdan

gran

p

arte del ag

ua que contienen.

El proceso del

secadero al uso

de n

uestra cam

pañ

a es el

siguiente: una vez oreadas las hojas, gavillas o mancuernas, se

van

colocando en varillas de alam

bre, mad

era o caña, en fo

rma

que no se toquen y rompan.

El

secadero puede tener la fo

rma de

acuerdo al gusto o

según el capital del cultivador, al que solam

ente le interesará

el resguardo del sol, del aire y de la lluvia, interviniendo en el secam

iento el aire

que circula

suavemente

en el

interio

r del

local. El secam

iento se connce cuando el tabaco adquiere un

color achocolatado oscuro y el palo de la h

oja esté bien seco.

En

el secadero suelen pasarles percances a las ramas, que

sufren

de pelusilla, moho y m

anchas neg

ras y pard

as. S

e evi­tan

estos inconvenientes por m

edio de

un

a buena ventilación. S

i se producen resecamientos inconvenientes se procederá a una

ventilación h

úm

eda

dejando ab

iertas p

uertas

y v

entan

as del

secadero o produciendo evaporaciones de agu

a o empleando con

tino

el pulverizador. A

lcanzado el estado de secamiento necesario se procede a

descolgar las h

ojas

o m

ancuernas y

a clasificarlas

ho

ja por

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

141

ho

ja en "capas" que es la ho

ja entera, san

a y fina, y en tripas

que son las ramas m

ás pequeñas, rugosas y rotas. E

stas ramas son colocadas sobre planchadas de m

adera en

pilas de 1 metro y m

ás de altura y se cubren con h

ojas bien

secas y se les pone sobre cada pila un peso adecuado para que

se produzca la fermentación.

Aquí, se deshacen

estas pilas y se cam

bian de posición las

hojas haciendo

que las

de afu

era pasen al in

terior y viceversa, repitiéndose la operación varias

veces hasta que a los 35 ó 45 días los pilones no produzcan m

ás calor con lo cual se d

a por termin

ada esta últim

a operación de la cosecha.

Deshecho el pilón se procede en días húm

edos a la forma­

ción de gavillas o manojos de 15 a 20 hojas, que se atan

por su p

arte superior o cabezas y se en

fardan

o encajonan para ser

ofrecidas al comercio m

anufacturero.

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xx

UN

HE

RM

OS

O

EN

SA

YO

TA

BA

CA

LE

RO

E

N L

A

VE

GA

DE

SA

N IS

IDR

O

En

el periódico tabacalero "La V

erdad" del 15

de febrero de

1929, n9

247, publicamos u

n artículo describiendo

un

no:a­ble

ensayo tabacalero que

realizamos

en u

na finca

del senor

Alvaro R

amos G

uillén, situada en Open D

oor, a 100 kilómetros

de Buenos A

ires. P

or su

extensión vamos a

extractar aquel

trabajo

perio­

dístico que encierra una lección tabacalera que deseamo

~ conste en activo en los

anales de esta ind

ustria ru

ral argen

tma.

* *

'"

"En

la Argentina,

la histo

ria del tabaco

es u

na h

istoria

lamentable.

Desp

ués de

50 años

de cultivos

hechos al

acaso, sin

plan ni concierto,

entre la indiferencia

del gobierno

y el

desdén general, hemos llegado a

un

a situación en que lo

poco logrado se v

a perdiendo en calidad, cantidad y entusiasmo

(1).

Ya en

1916, según las estadístncas oficiales, se cosechaba me­

nos tabaco que en 1915. E

n 1918 se com

probó un

a merm

a en la producción de ram

as que alcanzaba al 60 ro comparada c.on

1916. A

nte

este espectáculo

el m

inistro

D

r. L

e B

retón, hIZO

notables esfuerzos p

ara desarrollar esta ind

ustria agrícola, p

ara

(~) E

n ese añ

o el tab

aco nacio

nal su

fría u

na crisis ';ie ,p

rod

ucción

Y

calidad

que apen

aba

a cu

anto

s breg

ábam

os

po

r el

resurg

imIen

to

de esta

;nr1n

c::h·i~

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

149·

lo cual fomentó la "D

ivisión de Tabacos del M

inisterio de Agri­

cultu

ra" y colocó a su frente a u

n técnico de reputación, inicián­

dose labores muy apreciables p

ara el logro del fin deseado. "P

ero

10j! cosecheros de tabacos del

país sólo h

an encon­

trado

trabas burocráticas, reglam

entaciones retardatarias y nin­

n verdadero y positivo estím

ulo a sus afanes e intereses. L

a p

rensa h

a denunciado repetidamente, la enorm

idad de ser tra­tados los colonos tabacaleros cual si fu

eran delincuentes, pues

denunciaba la prensa la prisión de varios colonos por el delito de o

mitir o no practicar algunas de las tan

tas disposiciones fis­cales ...

"Po

r su parte, muchos colonos y aficionados inexpertos te­

nían la pretensión de cosechar "habanos", "V

irginias" o "tur­

cos", en donde debías e cosechar los tabacos oriundos, pero re­finados

por selecciones

y procedim

ientos adecuados,

que se

llamaban "T

ilián", "Donselaar" o "S

an Isidro".

El tipo "T

ilián" fué logrado por el agricultor canario don A

. Martín

Felipe; el

"Donselaar" por don José C

abrera, quien el año 1923 obtuvo en sus cultivos del tipo cubano y canario de "D

onselaar", espléndidas ramas

del tipo habano, que exterior­m

ente confundían a los mejores expertos en ram

as. Y

los cul­tivos de "S

an Isidro" son los que vam

os a relatar. P

ero es que estas ram

as muy bien logradas, no son ni serán

nunca o

tra cosa más

que ram

as argentinas. A

quí sacaremos,

de nu

estras ricas y variad

as tierr3s, tabacos típicos argentinos, los cuales deben ser llevados a su com

pleta definición típica con la su

ma jerarq

uía de

calidad que pueda lograrse en cada tipo nacional.

Obtenida esta definición y jerarq

uía, debe ad

aptarse

la materia prim

a a u

na m

anu

factura apropiada, creando tipos

de mercad

eríá en base de lo característico de esa materia p

rima

especial. E

s por este camino que irem

os adonde han

llegado las in­du

strias tabacaleras norteamericanas, país que nos da el ejem

­plo

po

r los

éxitos logrados

por este

procedimiento

lógico y

natu

ral. C

uando los americanos lograron sus clases definidas de ta­

bacos como ser el K

entucky, Virginia, M

ariland o Burley, no se

les ocurrió imitar las picaduras habanas, ni su

s puros y cigarri-

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150 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

Hos; ellos crearon su

s clases típicas con sus materias p

rimas lo­

grando ofrecer al consumo universal u

na variedad de m

arcas y productos n

etamen

te americanos, con el sabor, la fortaleza y la

modalidad aue resu

ltaba de

un~, buena ind

ustria cread

ora con

tabacos de un

a tierra que daba lo suyo propio, pero de buenas calidades, p

resentad

as con el sello del am

biente natu

ral norte­am

ericano.

• •

*

La pequeña v

ega "S

an Isidro",

en Open D

oor, de tierra fértil, suelta,

un tanto

húmeda y am

parad

a de los vientos po

r fo

rmar u

na hondonada en

tre suaves colinas, fué el campo de u

na

experiencia de dos años, en la que tomé p

arte activa con el pro­

pietario

del campo don A

lvaro Ram

os, director técnico de un

a g

ran fáb

rica de cigarrillos de B

uenos Aires.

El señor R

amo

s y el auto

r de estas páginas, nos propusimos

alcanzar en m

ateria de tabaco un

tipo definido y característico de la zona y que tu

viera las m

ejores cualidades en su tipo, para

ver la fo

rma de

utilizarlo ya fuera

en puros,

en p

icadu

ras o en cigarrillo

s negros de determ

inado precio o categoría.

Las tierras fueron p

reparad

as a fuerza de arado

s y rela­b

ras para desm

enuzarlas y dejam

os alrededor

de los

plantíos hechos en

cuadrones de media

manzana,

bastan

tes frutale

s y

donde no los había se plantaron, p

ara form

ar abrigo a los vien­

tos y obtener su som

bra favorable.

Se hizo un

a no

ria y se emplazaron cañerías de h

ierro p

ara facilitar los riego

s a su tiem

po. N

o se emplearon ab-onos por

ser esto motivo de estudio posterior y p

or ser la tierra de sum

a fertilidad.

Las sem

illas fuero

n traíd

as de La H

aban

a po

r un

amigo y

eran ap'ropiadas. L

os almácigos fueron h

echos con la m

isma p

rolijid

ad que

en Cuba y C

anarias.

Mientras cr~cían las tiern

as plan

tas en el almácigo se ara­

ron

las tierras con surcos calculados p

ara el

distanciamiento

necesario y pro

fun

did

ad m

ediana que estim

amos la conveniente.

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

151

Llegada la época del trasp

lante, éste fué hecho observando

el procedim

iento clásico cubano y luego se hicieron los riegos

periódicos y proporcionales al

suelo y edad

de las m

atas. S

e efectuaron las relab

ras y lim

piezas de

malezas.

Los

insectos fueron

perseguidos porque abu

nd

an en toda nuestra cam

piña y llegada la h

ora se realizó el

"descogollamiento" que hicim

os personalm

ente acompañados de varios peones.

El tiem

po rea­lizó su o

bra creadora n

atural y con rara unanim

idad las plan

tas iniciaron su m

adurez pro

miso

na.

El d

ía 26 de enero del

año

1929,

empeZ

;lmos

la cosecha

recogiendo las

prim

eras ram

as clasificadas de "p

rimeras".

Luego recogim

os los cortes de "pies"

y "centros", tendiendo las hermosas h

ojas sobre los m

ismos su

r­cos,

du

rante v

arias ho

ras para que el

sol las pu

siera manidas

y luego fueron transp

ortad

as al secadero especialmente hecho,

donde las matas eran

colgadas en pequeñas manillas p

ara que el aire las secara lentam

ente du

rante unos trein

ta días. T

er­m

inado el secamiento las ram

as fueron llevadas al "pilón" don­de el señ

or R

amos, excelente experto, cuidó su ferm

entación a trav

és de continuos cateos del calor y hum

edad hasta que fi­

nalmente se dió p

or h

echo el tabaco, que se pasó a enfard

ar en su m

odesta cantidad de unos 1.5

00

kilogramos.

Todo

ese tabaco

se dedicó

a en

sayos y

en regalos

para

dem

ostrar el

producto y sus calidades.

Nu

estra opinión y

la del

señor Alvaro R

amos fu

é que se hab

ía logrado un tipo de ram

a especial para la elaboración de cig

arros puros, pues esas

ramas eran

muy ricas en buenas capas cortas, pastosas, oscu­

ras y lisas con el mínim

o de venas y Dalos y d

e mucha elastici­

dad. C

alificamos es tas capas de "p

rimera calidad", color

ha­

bano colorado, de matiz opaco y aterciopelado, que son carac­

terísticas del habano y de tod

a buena capa. B

uen arded

or p

or

la riqu

eza potásica de aquella tierra, que habíamos analizado;

ceniza blanca-azul tipo habano, y el arom

a tenía u

na caracterÍs­

tica de finu

ra seductora. E

stamo

s frente a

la prim

era cosecha seria de un

ensayo hecho a conciencia p

or expertos que sólo am

bicionaban mejo

rar el tabaco nacional y que im

plicaba ~ creación de un tipo básico

argen

tino

para una m

anu

factura de

cigarro

s y

cuyas ram

as -clasificam

os con el nombre de

"San

Isidro Argentino".

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152 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

Pero

estaba

escrito que

esa lab

or no

pro

speraría

po

r el m

omento, quedando suspendida p

ara tiempos m

ejores, pues, el señ

or A

lvaro Ram

os, en u

na últim

a visita realizad

a a la "Veg

a de S

an Isid

ro" sintióse indispuesto y tres d

ías más tard

e falle­ció de u

na apendicitis ag

ud

a en Buenos A

ires, donde su sepelio

constituyó un

a elocuentísima uem

ostración del

aprecio que

le ten

ían sus in

nu

merab

les amigos y los m

illares de o

brero

s que estab

an bajo sus ó

rden

es y que en masa lo aco

mp

añaro

n h

asta su

últim

a morada.

Au

n m

antenemos

la creencia de que

aquel b

uen

ejem

plo será un d

ía proseguido po

r quienes sientan

amo

r po

r estas ta­reas que reclam

an iniciativa, amo

r al trabajo

sin recompensas

inm

ediatas y u

na fe consciente en

el éxito

de emp

resas de bien

com

ún.

XX

I

EN

FE

RM

ED

AD

ES

Y P

LA

GA

S M

AS

CO

NO

CID

AS

DE

L T

AB

AC

O

Su

s remedios y

tratamien

tos m

ás eficaces

El tabaco es u

na p

lanta que su

fre varias enferm

edades y plagas que lo

flagelan con

stantem

ente dem

andando su cultivo

muchos cuidados si se p

retend

e ob

tener ram

as sanas y

de co­

tización apreciable en los mercados.

Un

a de estas enfermedades m

ás comunes es la "anguilosis"

o en

fermed

ad de las

raíces, caracterizad

a po

r la aparición de tu

mo

res o nudosidades, que en los E

stado

s Unidos llam

an "roo

t­k

no

t". L

as raíces presen

tan u

na serie de

quistes del tam

año

de un g

rano

de maíz y que produce u

na serie de trasto

rno

s en la n

utrició

n de la p

lanta, que decae y m

uere. E

xisten

o

tras enferm

edades confundibles

con el

propio "ro

ot-k

no

t", pero no tien

en su

gravedad. E

stas son el

"club­ro

ot" y el "cro

wn

-gall"; estas

enfermedade~

atacan con p

refe­ren

cia los tabacos Kentucky, V

irgin

ia y Maryland.

Toda p

lanta

atacada p

or estos m

ales se pone clorótica, amarillenta, cesa de

crecer y echa flores p

rematu

ras terminando, si no se atiende a

tiempo, p

or m

orir. L

a "Hetero

dera m

arion

i", que ya h

a invadido este país y

que causa estrag

os en

el Brasil, E

stado

s Unidos y otros p

aíses de A

mérica y del viejo m

undo, es un

a enferm

edad

parasitaria

cuyo sujeto

, macho y h

emb

ra, es de gran

proliferación y ataca las raíces "a las que ab

sorb

e su ju

go

vital. E

sta plag

a según datos

oficiales del

Ministerio

de A

gri-

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15

4

JU

AN

D

OM

EN

EC

H

cultu

ra del Brasil, h

a causado en aquel país enormes daños pues­

to que en algunas cosechas el 'd

esastre alcanzó a producir pér­didas valuadas en m

as del 40 por ciento. S

e cree que la "Hetero

dera" es de origen tropical y

desde esas zonas se h

a extendido hacia los otros

paíseR.

llegando a

un

a difúsión casi universal. E

sta enfermedad es reinfecciosa,

es decir que se rep

ite después

de la curación porque al salir

los insectos de la

plan

ta dejan m

icroscópicas h

eridas

po

r las cuales

vuelven a

pen

etrar J;:ts

pequeñas ]jarv

as p

ara :repro­

ducirse en su gran

actividad y proliferación y así hacer reto

rnar

la plan

ta a su anterio

r dolencia. F

rente a esta característica de la plaga, los agrónom

os es­tán

estudiando la man

era de hallar un

remedio salvador y se

piensa que la solución estaría en poder log

rar por selecciones

una plan

ta que teng

a el tallo lo suficientemente duro com

o para

impedir la penetración de la fatal "H

eterod

era". T

ambién, en v

ista de la predilección de este parásito

por ciertas p

lantas com

o el repollo, el nabo, la coliflor, etc., se aconseja la rotación de cultivos intercalando los de tabaco y estas o

tras plantas o colocándolas entre las plantas de tabaco.

Al m

ismo tiem

po se recomienda desinfectar las tierras de

los alm

ácigos con

vapor, fuego

o sustancias

químicas.

Para

esto último se aconseja el em

pleo del sulfuro de carbono a razón de 150 ó 200 e. c.

par m

etro cuadrado.

Este tratam

iento

debe ser dado cuando ex

ista menos hum

edad. E

l empleo del su

lfuro

de carbono sería ideal sobre toda la tierra, pero

ello es costoso. E

n la A

rgen

tina existe toda u

na tem

ible variedad de insec­to

s que atacan al tab

aco; entre éstos los

más tem

ibles son la "cafañ

ota" y el "g

usan

o gris".

Este ataca a las p

lantas en su

prim

er crecimiento, cortándolas cuando son m

uy tiernas a

ras del suelo, en u

n perfecto degüello.

Esta plaga llega a m

alog

rar to

da u

na plantación obligando a realizar o

tras nuevas. E

l ataqu

e con

tra este parásito dañino es el siguiente, según d

atos oficiales de los laboratorios técnicos de B

rasil y la Argen­

tina: 1 kilogram

o de verde de Paris y 50 kilogram

os de afrecho al cual debe ag

regarse u

n poco de m

elaza, cuidando de que no fo

rme una p

asta densa. E

sta mezcla debe b

atirse mucho y em

­plearla a las v

einticu

atro horas de su preparación, no dejándola

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

155"

envejecer. A

lgunos ex

perto

s aconsejan

desp

arramar

a m

ano esta m

ezcla algunos días antes del trasp

lante, pero se requiere

que la tierra esté bien prep

arada y libre de todas las m

aterias que sirven de alim

ento a este parásito. N

o pudiéndose hacer esto se recom

ienda poner el dic~o preparado venenoso alrededor de

cada planta, lo que no es ob

ra mu

y costosa.

Conviene hacer estas operaciones por la m

añana temp

rano

an

tes de que los insectos se alejen o entierren

muy hondam

ente en el suelo.

La "cafañ

ota" es m

ás fácil de destru

ir con pulverizaciones de arsen

iato de plom

o. E

ste insecto ataca a las ho

jas y es de gran

voracidad, cre­ciendo con su

ma rapidez.

Esta plaga debe ser p

ron

tamen

te contenida pues es capaz de d

estruir en m

uy poco tiempo toda una buena cosecha.

Los expertos del M

inisterio de Ag

ricultu

ra de los E

stados U

nidos, después de muy prolongadas experiencias han llegado a

las siguientes conclusiones sobre esta plag

a: cuando las plantas de tabaco no h

an alcanzado aú

n la m

itad de

su crecimiento y

la "cafaño

ta" es pequeña, se puede pro

teger el tabaco aplicando

3 1h ó

4 kilogram

os de

arseniato de

plomo

por hectárea.

Si el insecto aparece nuevam

ente, se renueva la aplicación de este rem

edio. Si al hacer la p

rimera aplicación la "cafañ

ota" es y

a grande, se pueden em

plear 4 % ó 5 kilogram

os por hectárea y

si las ho

jas son ya grandes se em

plearán de 5 % a 6 kilogram

os. Si las condiciones de 13, p

ostu

ra de huevos se escalonan en más

de diez días, se debe ap

licar de nuevo el

procedimiento,

para

así m

atar las

orugas nacidas

de esos

huevos

recientemente

puestos. P

ueden emplearse pulverizaciones líquidas,

con dosis de 3 a 4 kilogram

os de arseniato de plom

o para cada 1

.000 litros

de agua. C

onviene que esta mezcla sea ag

itada con

stantemente.

Estas pulverizaciones líquidas son de m

ejor aplicación cuando

las plan

tas hay

an adquirido u

n desarrollo regular.

Esto

s pulverizadores deben ser poderosos y se pulverizará en días de calm

a y de mañ

ana antes que el roC

Ío se hay

a eva­porado.

En

Estados U

nidos se usa este procedimiento p

ara los ta-

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156 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

bacos K

entucky. P

ara

los tabacos

del tipo

"chileno gran

de",

"Batav

ia", "b

rasileño

", etc ..

se puede

aum

entar

la do¡;:is

del arsen

iato de plom

o sin tem

or a cau

sar perjuicios en las hojas. P

ara este insecto no conviene emplear el verde de P

aris, porque d

aña las h

ojas

cuando su dosis es m

ayo

r de 1f2

kilo-g

ramo

po

r hectárea. .

Es aconsejado p

or los expertos que debe em

plearse sólo ar­seniato de plom

o biplúmbico, p

ara obtener la segu

ridad

de que este arsen

iato contenga por lo

menos u

n 30 %

de óxido arse­

nioso del cual no hay

a más de 1 %

soluble en el agua.

De no

ser así se corre el riesgo de cau

sar daño a las ramas.

. En

Tucum

án apareció, hace ya más de trein

ta años, u

na

enferm

edad

del tabaco que se le llama el "corcovo" o "jo

rob

a". L

a E

stación

E

xp

erimen

tal A

grícola de

la p

rov

incia

de T

ucu

mán

se

dedicó al

estudio de

la enferm

edad

tem

ible que

se ib

a extendiendo

po

r las

provincias de

Tucum

án, S

alta y

Corrientes.

El año 1925, el L

aboratorio de Pato

log

ía Vegetal em

pren

­dió el estudio de estas dos p

lagas; vam

os a exponer a lo que se llegado en esta m

ateria: E

l síntom

a del

"corcovo" que se inicia en el tercio de su obtuso pronunciado. '

es un

encorvamiento

del tallo

altura h

asta form

ar un

ángulo

En

este

estado, las

hojas am

arillean, se

caen y

cuelgan h

asta que un march

itamien

to total m

ata la planta. T

odos los estudios realizados para esclarecer la cau

sa de esta enferm

edad han

fallado, pues no es causada po

r parásito

s, ni m

icrobios, sean bacterias u hongos.

En

un boletín del Ministerio de A

gricu

ltura, publicado en

1925, los técnicos arrib

an a

las siguientes conclusiones:

Físicas

Ca

usa

s p

red

ispo

ne

nte

s

Na,turaleza del terren

o, com

prende las tierras arcillosas o

silicosas m

uy

finas,

qu

e no facilitan

la

infiltració

n,

ni

la circu

lación

del

agu

a prov.ocando

la asfix

ia de

las raíces.

Llu

vias

inad

ecuad

as o

años m

uy

lluviosos

que p

rov

ocan

tam

bién

la

asfix

ia de

las raíces

y se

hace sen

tir m

ás en terren

os com

pactos.

Quím

icas

Biológicas

Alm

ácig

os

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

157

Exceso de m

aterias azoadas, caracterizan m

uch

as veces a

los terreno

s vírg

enes y fav

orecen

el desarrollo del "mo­

saico". E

scasez de elementos indispensables, en

particu

­la

r el fósforo y el potasio, mu

y necesarios en los cultivos

de tabacos.

En

este orden se hab

la de los Nem

átodos, mu

y p

rop

agad

os

en tod

a la República.

Recom

iéndase la desinfección de los semilleros con la solu­

ción comercial de

formol

(40 0/0)

al 1 %

y aplicado

en la proporción de 30 litro

s po

r metro

cuad

rado

de tierra. S

emb

rar las semillas después

de los diez

días de la es­terilización del

almácigo, esterilizan

do

al formol las h

e­rram

ientas de trab

ajo, rastrillo

, plan

tado

r y dem

ás. A

l n

acer las matitas p

ulv

erizarlas con mezcla de caldo bor­

delés y arseniato

de plomo.

La "p

ulg

a" o la "pu

lgu

illa" del tabaco, o sea la "En

itrix

parv

ula", está expandida en todas las regiones tab

acaleras de la R

epública. E

sta plag

a produce sensibles pérd

idas en las vegas tab

a­caleras de T

ucumán, M

isiones, Corrientes y S

alta, donde causa

grav

es males perm

anentes. S

e trata

de un insecto que tiene la form

a de un coleóptero negro,

chico y

muy

alCtivo,

que se

alimen

ta com

iéndose las

ho

jas del tabaco que perfo

ra po

r todas partes dejándolas inúti­

les para su consum

o. S

us larvas se alim

entan de las raíces de la planta. E

l ta­baco su

fre este ataque desde abajo

hacia arriba, desde la raíz

, h

acia el tallo y las hojas. L

os agrónomos tabaqueros recom

iendan el empleo a tiem

po del

verd

e de

Paris en

la siguiente fórm

ula:

verde de

Paris,

1 kilo

gram

o; arseniato de plom

o, 5 kilogramos (en polvo).

Un

a plantación nueva puede ser tratad

a con un

a porción de 3 kilo­g

ramo

s de esta mezcla p

or hectárea.

Cuando los tabacos y

a son g

rand

es debe aum

entarse la can

tidad

de insecticida po

r hectárea. E

sta desinfección

debe ser

hecha en

polvo p

ara lo

cual deben m

ezclarse los elementos insecticidas con u

na m

ateria iner­

te como ser ceniza de m

adera tam

izada. M

ezcla que se hace po

r p

artes iguales en volum

en.

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158 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

La eficacia de estos tratam

ientos depende de su

op

ortu

na

aplicación que debe emp

ezar desde el mom

ento en que se inicia el ataque de la plaga.

La "p

ulg

a" ataca con frecuencia los almácigos, que deben

ser protegidos

por las

pulverizaciones indicadas,

en

polvo y

a razón de 300 g

ramo

s por cada 100 metros cuadrados de al­

mácigo.

Muchas

veces es

necesario ren

ov

ar el tratam

iento

. S

ufre el

tabaco de

otras

muchas

enfermedades

pero las

anotadas son las que mayorm

ente causan estragos en este cultivo

de la solanácea nicotiana.

XX

II

SUB

PR

OD

UC

TO

S DE

L T

AB

AC

O

En

el llamado "P

alacio Filipino" de M

adrid, se comprobó,

el año 1934, que del tabaco se podían obtener subproductos va­liosos que serían

una bu

ena fuente de riqueza en los países de

producción tabacalera. C

on tal

motivo

el ingeniero del

Centro de F

ermentación

de Málaga, S

r. Carlos R

ein, reveló datos de g

ran interés que

deben ser divulgados especialmente en la A

rgen

tina donde

es posible cosechar grandes cantidades de tabaco.

La p

lanta nicotiana, contiene p

rimeras m

aterias que pue­den ser origen de in

du

strias de sum

a importancia en la econo­

mía del país, obteniendo de aquellos

subproductos la nicotina, el ácido cítrico, la celulo~:;a y el aceite de las sem

illas de la planta. L

a nicotina, que aquí no se fabrica, tiene su aplicación en

la preparación de fórmulas de insecticidas y

como an

tiparasi­

tario in

terno

y externo de los animales.

La propiedad de este

alcaloide para la extirpación de los pulgones de los frutales, las

hab

as y las plan

tas hortícolas y arbóreas, es de excelentes re­sultados en com

binación con el

jabón potásico que sirve p

ara darle adherencia a la nicotina.

El ingeniero R

ein hizo muy com

­pletos

estudios en

sus experim

entaciones de

Málaga,

curando radicalm

ente esas plantas. E

n el m

ismo C

entro de Ferm

entaciones, se lograron fabri­car jabones nicotinizados,

de excelente aplicación II todo

pro­p6sito de acción insecticida tan

to en el orden anim

al como

en el vegetal.

En

las experiencias

malagueñas

se h

a podido com

probar

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160 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

cuán

satisfactorio y

productivo es ver a

los perales,

ciruelos, m

anzanos, atacados po

r varias generaciones de pulgones, revi­v

ir y dar m

agníficas cosechas bajo la curación de un

a fórm

ula

de un litro de nicotina m

ezclada a 1 kilogramo de jab

ón

blando o potásico disuelto en

100 litros de agua. E

l ácido cítrico está contenido en el tabaco en la propor­ción del 4 %

a 5 ro y su extracción puede realizarse al m

ismo

tiempo que la nicotina, según se está practicando actu

almen

te en Italia, que

exp

orta cerca de

4.0

00

toneladas

anuales. E

s­p

aña im

po

rtaba el año 1934, de Italia, B

élgica, Checoeslovaquia

e Ing

laterra, más de 3

.00

0 quintales m

étricos, valorados en más

de 400.000 pesetas oro. L

a celulosa se obtiene de los tallos de las plan

tas de tabaco. E

ste producto tiene características morfológicas sem

ejantes a

las reducidas del chopo y esta celulosa es excelente materia p

ri­m

a para las in

du

strias de la fabricación de papel, linóleo, ex­plosivos, seda artificial, cintas cinem

atográficas y celuloide. E

l tallo de la p

lanta de tabaco no

se utiliza para fu

mar y

es un

m

aterial precioso de mu

chas aplicaciones valiosas; ello im

plica u

na g

rand

e y nueva riqueza tabacalera que debe ser inco

rpo

rada

a la explotación del tabaco. L

a extracción del aceite de la semilla del tabaco es o

tro rico

producto que apenas se explota. E

ste aceite está represen

tado

en la sem

illa por un

rendimiento del

38 ro. E

ste producto es U

n magnífico alim

ento para el ganado por poseer un 30 %

de m

aterias proteicas. A

demás, un quím

ico francés acaba de ex­poner en un im

po

rtante trab

ajo elevado a la A

cademia de C

ien­cias de P

aris, en el que man

ifiesta que de la semilla del tab

aco

ha obtenido un exquisito aceite com

estible perfectam

ente salu­

dable y de notable rendimiento.

Hay

perspectivas de alcanzar la obtención de nuevas mate­

rias prim

as de la rica solanácea del tabaco, con lo cual un

país

tabacalero tiene asegu

rada la producción de ingentes riquezas y

material p

ara alimen

tar varias in

du

strias y dar trab

ajo a m

~hos obreros sin que estas

actividade~ sean p

uram

ente p

ara el consum

o de los fumadores.

El polvo de tab

aco y las aguas resu

ltantes de sus lavados

bajo presión o cocimientos, son m

uy

excelentes elementos

in-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

161

secticidas especiales para curaciones vegetales y

especialmente

para la fabricación de antisárnicos, los que en su

may

or p

arte son elaborados a base de esto

s elementos tabáquicos.

El ácido nicotínico,

po

r último, está p

restand

o a

la tera­péutica m

od

erna

excelentes resultados

en su aplicación,

para

com

batir diversas enferm

edades.

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XX

III

EL

TA

BA

CO

AD

QU

IER

E C

AT

EG

OR

IA D

E E

LE

ME

NT

O

DE

G

RA

N

IMP

OR

TA

NC

IA

SO

CIA

L,

EC

ON

OM

ICA

y

CIE

NT

IFIC

A

Era de esp

erar qu

e un producto com

o el

tabaco, que ad­

quiere en

todo el

mu

nd

o

una imp

ortan

cia tan

gran

de

en los

órden

es económ

ico, social y científico, determ

inara la aparición

de organizaciones

de carácter técnico,

económico

y científico,

que tu

vieran

por

ob

jeto

su estudio,

ordenación y

explotación económ

ica, priv

ada y estatal.

En

casi todas las nacion

es p

rod

ucto

ras de tabaco

existen

instituciones oficiales y

privadas que atiend

en a

esos aspectos de la indu

stria rural

y fab

ril tabacalera, destacándose

po

r su

im

po

rtancia y au

torid

ad las sociedades y la p

rensa tab

acaleras de E

stado

s Unidos

y C

uba, Italia y A

lemania.

En

Italia se pu

blica "Il T

abacco", órg

ano

de la cultu

ra de la indu

stria y del com

ercio del tabaco.

Revista am

plia y

bien

n

utrid

a de material selecto sobre el ram

o y en la cual se expone

la ob

ra intensa que aquel país h

a desarrollado para o

bten

er su

independencia tab

acalera. "H

aban

o",

es la

revista oficial

de la A

sociación de Alm

acenistas y C

osechero

s de Tabaco de C

uba, revista m

uy

imp

ortan

te y seria que defiende los intereses de esa

gran

riqueza cubana. "E

l T

obacco", im

po

rtante

revista

especializada de

Esta­

dos U

nidos que men

sualm

ente expone el

pan

oram

a american

o

tabacalero. E

n el m

ismo naís se ed

ita la 'revista m

ensual "Th

e So

uth

ern

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

163

Tobacco Jo

urn

al", que como la an

terior tra

ta asu

nto

s tabaca­

leros con su

ma pericia.

"El

Tab

aco"

es u

na

revista

publicada p

or

la U

nión de

Cig

arreros M

ayo

ristas de Buenos A

ires, editad

a mensualm

ente, que se p

reocu

pa de los in

tereses del gremio de d

istribu

ido

res de artículos de cig

arrería y ofrece un material serio, adecuado al

objeto de su

preferencia. "V

ida T

abacalera", revista m

ensual que defiende los

inte­

reses de los cigarrero

s min

oristas al igual que o

tras dos revis­tas

del m

ismo

gremio,

titulad

as: "D

espertar"

y "L

a Voz

del

Cig

arrero",

amb

as coinciden en

los

mism

os propósito

s defen­

sivos de ese num

eroso grem

io de m

inoristas. "E

l C

ron

ista Tabacalero", es

órgano de la A

sociación de

Cosecheros,

Com

erciantes y

Man

ufactu

reros

de T

abacos.

Su

actuación es

especialmente

defensiva de

los in

tereses de

los cosech

eros y comerciantes de tabaco en ram

a. P

ero la rev

ista tabacalera p

or excelencia es la ed

itada p

or

el M

inisterio de A

gricu

ltura de la R

epública Arg

entin

a, b

ajo

el título de "Boletín T

abacalero

". S

e trata

de u

na rev

ista de carácter técnico y de generalización del cultivo y

perfecciona­m

iento de los tabaco

s argen

tino

s, al par que m

antiene u

na lite­

ratura in

structiv

a respecto al estado, situación com

ercial y agrí­

cola del

tabaco

en todo el

mundo.

El m

ismo

Ministerio

lleva publicados num

erosos folletos

sobre especialidades tabacaleras,

su perfeccionam

iento, su comercio, sus leyes y la patología ve­

getal del tabaco, dando no

rmas sobre los procesos de

curación y ex

tirpació

n de las num

erosas plagas del tabaco. R

ecordamos

también

las desaparecidas

revistas

tabacale­ras de B

uenos Aires, "E

l Herald

o T

abacalero" y "La V

erdad

", órganos q

ue co

ntrib

uy

eron

al pro

greso del com

ercio y las indus­

trias rurales y fabriles del tabaco.

En

los E

stado

s Unido

s, F

rancia, Italia y

Alem

ania, exis­

ten instituciones que se dedican al estudio del tab

aco com

o ele­m

ento higiénico, económico y científico. E

n N

orteam

érica Th

e F

edem'z T

rade Com

ission, ha reunido un g

ran caudal de testi­

monios so

bre las v

irtud

es del tabaco, especialmente del habano.

La A

sociación de Alm

acenistas y Cosech

eros de Tabacos de C

uba es u

na in

stitució

n tab

acalera que controla el comercio, la ag

ri-

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164 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

cultu

ra y la moral de la rica producción tab

acalera de la Gran

A

ntilla, ejerciendo un

a labor muy útil sobre esta riqueza cu­

ban

a a la que orienta en su desarrollo, cuidando a la vez la m

oral

del comercio y la producción nacional.

Casi

no hay un

país tabacalero

donde no

existan

un

a o

varias de estas asociaciones tabacaleras.

Pero

recientemente se h

a fundado en A

lemania u

na g

ran

sociedad tabacalera

qu

e reúne

condiciones serias

y de

orden general p

ara el estudio del tabaco en todas sus manifestaciones

en lo com

ercial, agrícola, económico y científico. E

sta institu

­ción se denom

ina Sociedad C

ientífica Intern

acional del Tabaco.

Desde el año 1938, funciona en B

erl{n la Academ

ia Nicoti­

nian

a Internacional, que quiere realizar un

a colaboración mu

dial respecto del tabaco. E

sta sociedad, prim

eramen

te formada p

or hom

bres de cien­cia de pocos países de E

uro

pa, ah

ora ad

mite en su

s filas a los

investigadores de no

ta de todas las naciones.

La asociación tien

e estatuto

s semejantes a los de las aca­

demias científicas, h

ay m

iembros num

erarios y su

pern

um

era­rio

s; los primeros son elegidos por las asam

bleas generales y

los segundos por nombram

iento directo. L

os m

iembro

s num

e­rario

s son investigado-res y hombres de ciencia destacados. A

este in

stitmo

pueden ad

herirse

como

miem

bros su

pern

um

eraríos

todos los centros científicos, corporaciones, autoridades

y em

­p

resas tabacaleras. E

l PTopósito p

rincip

al de la sociedad es recoger y exam

inar

el material de investigaciones de todo el m

undo. Para la reali­

zación de su labor y difusión de conocim

ientos científicos la en­tidad posee y

a varios órganos de publicidad

de sum

a im

po

r­tancia, que se titu

lan:

"E'! T

abaco", "Publicaciones de

la So­

ciedad C

ientífica Intern

acion

al del T

abaco" y varios boletines

especiales. T

ambién h

an sido publicados en un g

ran tom

o los trabajo

s especiales

del sabio

doctor W

enush, que

lleva por título

"El

humo del tabaco". P

ara mayor 'rendim

iento técnico, esta sociedad ha dividido

su vasta labor en v

arias secciones, como ser historia, quím

ica, higiene, técnica, económ

ica, científica y finan

ciera del tabaco.

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

165

Adem

ás hay

otras tareas im

portantes que son

: la botánica del cultivo, cu

ya sede cen

tral está en Rom

a, la que form

a parte

de esta sociedad como m

iembro num

erario. L

a dirección de esta g

ran asociación

está compuesta p

or

una comisión ejecutiva,

integ

rada por el

presidente, el

secre­tario

general y tres vicepresidentes. E

l presidente está aseso­

rado por un

· consejo actualmente com

puesto por los siguientes

hombres de ciencia y de

la ind

ustria tabacalera, form

ado por la siguiente nóm

ina: doctor Th. A

ndreadis, de Grecia; profeso

r doctor B

ernard

ini, de R

oma; señ

or L

. Cueva de A

Icover, de Gijón

Esp

aña;

seño

r H.

Grem

er, de A

msterd

am;

doctor F

arting

er, de B

ud

apest; doctor L

. Grau -

Agüero, de L

a Hab

ana; ingenie­

ro P

. O. H

olsti, de Estocolm

o; profesor Dr. K

oenig, de Forch­

heim B

. K

arlsruh

e; doctor

J. M

arkorie, de

Belgrado;

doctor C

. Pyriki, de D

resde; doctor U. R

ossi, de Rom

a; seño

r Aage L

. R

ytter, de Copenhague; doctor G

. Stahl, de B

erlín; doctor J. V

la­descu, de B

ucarest, y señor K. W

enkel, de Ham

burgo. E

ste cuerpo de asesores técnicos y científicos es la mayor

garan

tía de la ob

ra grande y seria que está realizando esta ins­titución m

undial del tabaco. Notam

os, no obstante, que Sudam

é­rica no está rep

resentad

a en este cuerpo académico, siendo esta

parte del co

ntin

ente tan

rica en tabacos, no solamente por su

calidad, sino

po

r la

importan

cia g

rand

e de

su

producción y

sobre todo po

r el ilimitado p

orv

enir que ag

uard

a al desarrollo n

atural de la riqueza tab

acalera de todas las naciones sudame­

ricanas. E

sta institución, como reza en sus estatutos, in

tenta resol­

ver por estrecha colaboración internacional todos los problem

as que afectan

al tabaco para bien de los E

stados y de sus poblacio­nes, buscando soluciones que beneficien a cuántos hom

bres, paí­ses y

empresas se dediquen a la explotación de esta riqueza in­

ternacional, cuyo aumento es visible cada día.

La sociedad había p

reparad

o

un g

ran

Congreso

Intern

a­cional del T

abaco a realizarse en el año 1939, pero los graves

acontecimientos políticos

han

aplazado p

ara otra

oportunidad su realización.

Page 84: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

XX

IV

EL

TA

BA

CO

, C

OM

PA

ÑE

RO

DE

L

AL

MA

No es este títu

lo "E

l tabaco, com

pañero del alma" un títu

lo

baladí ni es el deseo trivial de o

rnam

entar u

na p

ágin

a con un titu

lar de relum

bró

n; es que, realm

ente, no hay

otra fo

rma de

exp

resar ese vínculo esp

iritual,

inefable, que

liga a

un ciga­

rrillo, o un

a pip

a bien cargad

a de rub

ias heb

ras con ciertos es­tados del alm

a, sobre todo cuando estam

os mu

y solos, m

uy

preo­cupados o entregados al

enerv

ante trab

ajo intelectual.

Parece

como si el tabaco tu

viera en sus fib

ras arom

áticas un tónico que o

brara sobre el alm

a qu

e reclama este incentivo dulce, su

ave y

arom

ático

para d

espleg

ar sus recónditas

emociones,

ya

en la

soledad o bien en las exig

encias m

entales de aquel que reclama

a su alma algo m

ás espiritu

al que lo que p

ued

an d

ar sus sen­tidos ...

El escrito

r escud

riña en su m

ente; el artista, que an

hela

visiones de recuerdos

e im

ágenes,

en su

exaltación creado

ra; aquel que su

fre males de am

or o m

ales del destino adverso, llama

hacia su

s labios, en inconsciente gesto,

al am

igo cigarrillo, al confidente íntim

o, que en sus labios se consum

e dándole su esen­

cia sutil y enervante, esa chispa d

e fuegt-y

espiral de azulino

humo,

en cuyas

vol un

tas el

genio h

um

ano descubre

aquellas im

ágenes y p

alabras ta

n necesarias a

sus ideales creadores. W

. F

ernán

dez F

lórez, el ilu

stre escritor español h

a dicho del

cigarrillo

estas herm

osas p

alabras:

"El

fum

ar constituye

un

a necesidad tan arraig

ada

como

la de

beb

er y m

ucho m

ás que la de com

er. .. Se h

an escrito num

erosas novelas h

ablan

do

de los su

frimien

tos de unos cuantos hom

bres abandonados sob

re

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

167

un

a balsa en la soledad de los m

ares. ¿ Po

r qué no se trata

con la m

isma can

tidad

de retórica y de sentim

entalismo a los m

illo­nes de seres que hace m

uchos días que no fum

an?

"¿ Se h

an d

eterminado ustedes a ex

amin

ar las ang

ustias qu

e ex

perim

enta el fu

mad

or al q

ue se suprim

e de repen

te el tabaco

? N

o se conoce

nad

a más

horrible. E

l fum

ado

r saca

incesante­m

ente de su

bolsillo la vacía petaca, palpa todas las faltrique­

ras, susp

ira, aunque sea un

. polvillo de rapé. "

N o puede tra­

bajar; las ideas son tru

ncad

as po

r esta otra idea sistem

ática­m

ente rep

etida: ¡ S

i pudiera fum

ar! "C

oncluye po

r no pen

sar en otras cosas. L

a mejo

r comida

no le satisface. Gim

e: "¡ Qué bien vendría ah

ora un cigarrillo!"

Cuando to

ma el café la to

rtura se agudiza ex

traord

inariam

ente.

Está de m

al hu

mo

r, riñe con sus compañeros de oficina, altera

la paz del ho

gar, v

a y viene sin m

otivo justificado ... "

El tabaco, y

a sea gastad

o en

pipa, puros o cigarrillos, es

en n

uestro

s tiempos el elixir m

ás difundido en todo el globo y

su consum

o avan

za penetrando cada día m

ás en el seno de las

mu

ltitud

es hu

man

as, que lo exigen como un alim

ento indispen­

sable, no solamente del cuerpo, sino del espíritu. D

e ahí su g

ran

invasión sob

re el mundo fem

enino, que se acostu

mb

ró a fu

mar

cuando la gran

gu

erra mundial cubrió a la m

ayo

ría de los pue­blos con el m

anto

fatídico del dolor, la desesperación y la ner­

viosidad p

rofu

nd

amen

te exten

did

a en

tre las

mu

jeres, novias,

hijas, h

erman

as y m

adres. ..

¿ En

cuántos ho

gares de E

uro

pa

y Am

érica la mu

jer que se quedó sola o perdió sus seres m

ás queridos no encontró o

tro m

ejor lenitivo a sus su

frimien

tos m

o­rales que el en

tregarse a la g

rata compañía de un cigarrillo que,

po

r lo menos d

uran

te unos min

uto

s, calmaba su

s pen

as? De ah

í la generalización sorprendente del consum

o de cigarrillos por la m

ujer, cuyo consum

o de tabaco

tanto

se desarrolló desde el año 1918 h

asta la fecha. F

um

ar es un

a cosa que agrad

a, que alienta, que acompaña

en el sosiego y en la batalla, que fo

rma p

arte de nu

estra activi­dad espiritual y que no podem

os dejar, porque es n

uestro

mejo

r com

pañero. E

l fum

ar pone en muchos h

om

bres y,

sobre todo en mu­

chos gremios, su

no

ta característica. No es posible im

agin

arse

Page 85: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

Es l!1'

o h01°a

de ola siesta

en

la ta

l ode estiva

l en

las a

ltul°as

pen

insu

lares;

el vteJo

y rectO

la

bra

do

r n

o

dUe?"111e

prefi1

oiendo a

rma

r su

"p

itillo"

de

gru

esa

hebrl!'

Vúoginia

que

le tien

e d

espierto

y

avispado,

pa

ra

cuid

ar

que sus oveJas no rnu

el oda

n los

brotes flo

recidos

de su

s h

orta

lizas

o o

o

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

169

al viejo marin

o inglés, alem

án, francés o nórdico, sin

sus botas

de goma, su

barb

a redonda sin bigote y su so

mb

rero co

ntra la

lluvia y en sus carnudos labios salitrosos la p

ipa echando hu­

mo

. .. P

ipa d€

raíz de guindo o fresno, im

pr€

gn

ada de ran

cia nicotina

que huele a dem

onios o . o, pero qU

€ el

rud

o

marin€ro

chu

pa sin cesar en in

termin

able coloquio in

terior de su alm

a y su

cachimba pestilente.

Yeso

s hombr€

s de mar llegan a m

uy

viejos si no perecen en la trag

edia del cotidiano b

regar con las olas y las to

rmen

tas im

placables. Lleg

an a mu

y viejos siem

pre fumando, con su pipa

en la boca, su trago

de agu

ardien

te que limpia la nicotina, su

canción m

arinera y

sus interjeccion

es rudas, com

o lo

es tod

a su adm

irabl€ y fuerte salud.

Cuando el filó

sofo y filántropo alemán Z

eller se entreg

aba

a sus hondas labores tenía que fu

mar, y él h

a dicho lo sigu

iente:

"Cuando visito a

alguna personalidad para pedirle su coopera­

ción y v€o sob

re la mesa de trab

ajo u

na pipa o u

na caja de ta­

bacos, mis esperanzas se robustecen en seg

uida. Esto

y casi se­

gu

ro del éxito". Indudablem

ente que Zeller, al v

er el tabaco y la pipa, su­ponía allí a u

n buen fu

mad

or y

sa~ía por experiencia qU

€ todo fu

mad

or de ley

es un ho

mb

re predispuesto a las comunicaciones

€spirituales que pronto abren

el cam

ino seguro

para to

da em

­p

resa de bien al prójimo.

Un

distinguido escrito

r cubano, R

icardo A

. C

asado, refi­

riéndose a este m

ismo tem

a dice respecto a estas p

alabras de

Zeller: "P

arece que efectivamente, el tabaco p

redispone al bien, al am

or, a la caridad, como todo lo que lleva al esp

íritu un placer

inocente" . E

s que el fum

ar y el sab€

r fum

ar buenos tabacos, de aro­m

ática y suav

e calidad, desp

ierta en el fum

ado

r un

a sensación de optim

ismo, de ín

tima satisfacción, que q

uisiera tra

sladar a

cuantos le rodean, porque el natu

ral egoísmo se desvanec€ en el

sujeto

extasiad

o en

un delicioso fum

ar y sobreviene en tal es­

tado

de calma y dulzura del alm

a un

hondo deseo de que todos d

isfruten

un poco de su recóndito bienestar. E

l "Man

ual del V

eguero v"enezolano", de

1884, rep

rod

ujo

u

na frase del insigne patricio cubano M

artí, que encierra u

na

Page 86: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

170 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

herm

osa apología del tab

aco en estas pocas y

bellas palab

ras: "j C

ompañero en

la org

ía, en el trab

ajo, en la g

uerra, en

la pri­

sión, en el triu

nfo

y la derro

ta, en la risa jocu

nd

a como en

el duelo in

finito

. .. Ju

nto

al lecho de mu

erte de un ser querido,

jamás se nos o

currirá ab

rir las páginas de un libro, pero si en

cambio h

asta en ese mo

men

to de an

gu

stia sup

rema encendem

os u

n p

uro

o un

cigarrillo, el humo entonces nos invade, no sólo el

pecho, sino hasta el alm

a, y parece después como si en

las vo­lu

tas blanquecinas alejárase disuelta alg

un

a p

arte de la p

ena

inmensa. "j C

ompañero fiel! E

s po

r eso que sin vacilación algu

na lo

podemos

decir: M

ejor amig

o que

el tabaco,

ni siq

uiera el

li­b

ro ... "

El tabaco h

a tenido y tiene muchos y em

pecinados detrac­

tores; sobre todo en el m

undo de los profesionales de la medi­

cina se ha

puesto en

acción toda

una cru

zada an

titabáq

uica,

cuyas ondas de difamación encierran terrib

les anatem

as y pre­

sagios para los fum

adores. E

n todo esto h

ay m

uch

a palabrería, mucho snobism

o cien­tificista

y tamb

ién b

astantes intereses

. " P

ara trata

r este últim

o aspecto sólo vam

os a record

ar un

a rev

ista de apariencia hig

ienista y m

edicinal que hace unos año

s levantó u

na tenaz cam

pañ

a con

tra el "funesto y

terrible vicio de fu

ma

r", anunciando en su

s páginas verdaderos ho

rrores can

­cerosos,

escleróticos, m

entales

y nerviosos,

producidos p

or

el fa

tal vicio,

que estaba diezm

ando a la

hu

man

idad

contem

po­rán

ea ... y

bien, todo lo que pasab

a en este asun

to era que el p

ro­

pietario

del h

um

anitario

órg

ano

higienista, prev

ia su p

rimera

camp

aña am

edren

tado

ra, fué

se a obtener de los gran

des fab

ri­can

tes de tabacos, sendos avisos bien pagados que no consiguió en absoluto. L

a camp

aña se extrem

ó po

r ven

gan

za y luego ante

su to

tal ineficacia cesó como p

or encanto.

Tam

bién

hay

realmen

te médicos que ven en el tab

aco u

na

~uente de m

ales modernos y

estos "sabios" no con

sideran

que el tabaco, com

o todas las cosas, aun

las más inofensivas, hace

daño si se abu

sa de su consum

o persistente. A

l respecto queremos reco

rdar una anécdota del sabio p

ro-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

171

fesor francés Ju

an M

artín C

harcot, que en u

na reu

nió

n de la

Academ

ia de Ciencias de P

arís, allá p

or el año 1870, al tratarse

del café y del tabaco, en su

s aspectos médico

s, se levantó p

ara rep

licar al imp

ug

nad

or

de esto

s productos

diciéndole: "Sí,

el café es

~m veneno,

peero q

ue tarda cien años en

ma

tar

(1 un

hombre" ... E

l tabaco

será tamb

ién uno de los tan

tos venenos que pro-

longan la vid

a si se sabe hacer de él un buen consum

o que no in

curra en

abuso y que el poco mal que p

ued

a llevar en su esen­

cia sea altamen

te compensado con el g

ran bien que produce en

su d

istracción

esp

iritual

y entonam

iento físico.

Bienes

éstos, que no sólo co

ntrarrestan

el mal m

enor, sin? que supe~á,n~olo con creces ay

ud

an a vivir, a

pro

lon

gar la V

Ida, com

o IrO

l11Ca­

men

te lo dijo

el sabio Cha'I'cot.

El tab

aco contiene tres elem

entos químico

s que le dan

su característica

: la

nicotina, los

aceites esenciales olorosos

y el

alqu

itrán, que es la m

ateria irritante:

,..

. "T

he L

ancet", la fam

osa rev

ista medIca m

glesa, dIce res-

pecto del contenido

de nicotina

lo sig

uien

te: "L

a nico~~na se

encu

entra

en las

picad

uras

para

pipas en

la proporclO

n del

2,40 al 2,85 %. L

os cigarrillo

s egipcios y griegos contienen el 1,38 al 1,70 %

; los cigarrillos v

irgin

ias dan

el 1,40 a 1,60

7'0;

los tabaco

s ingleses, el 1,24 %; lo

s cigarrillos negros, el 1,15 ro, y los p

uro

s hab

ano

s dan

el men

or porcentaje, con el 0,64 %

. E

l tabaco

fumado en

p

ipa es

el que produce m

ayo

r por­

centaje del alcaloide, dando h

asta el 1,90 ro. A

lgunos tipos de tabacos, si se absorben en fo

rma preci­

pitad

a, p'l'oducen el fu

rfuro

l, que es irritante de

las muco

sas, p

ero y

a hemos indicado an

teriorm

ente el

arte de fum

ar, p

ara ev

itar estos

inconvenientes. L

a autori~ada revista n

orteam

ericana "T

he A

merican

Mer­

cury

", de Nu

eva Y

ork, ha 'I'ealizado u

na encuesta en

tre hom­

bres de ciencia sobre el café, el tabaco y el alcohol, p

ara saber

prácticam

ente que objeciones caben h

acer al consumo tan

uni­v

ersal de estos tres productos y de ello resu

lta lo de siem

pre:

que son nocivos cuando media el uso y

abuso, pero

no siendo

así esos tres productos son buenos elem

entos y hasta m

uy

con­ve~ientes si se em

plean en dosis mo

rigerad

as y en determ

inados

Page 87: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

172 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

casos patológicos pueden p

restar muy excelentes resultado

s. A

bu

nd

a la opinión de médicos e higienistas en que el ta­

baco, el café y el alcohol so

n determ

inantes de afecciones

del cerebro, del corazón y las arterias, pero los m

édicos saben qu

e estas dolencias en su m

ayo

r parte so

n causadas por otros agen­tes y p

or los años. P

ero au

n no se h

a podido demostra

r que el café y el tabaco produzcan esa dolencia del endurecim

iento ar­terial. E

l alcaloide del café es la cafeína, del gru

po

de las pu­rin

as, y la cafeína se usa mucho en el tratam

iento

de las enfer­

medades

del corazón,

causad

as precisam

ente pO'r

la arterioes­clerosis: L

os conocidos profesores doctores G

ilbert y F

enn, de C

hicago, son los que h

an dem

ostrado

mejo

r la bo

nd

aa de este

tratamien

to

cardíaco.

Seg

ún

el

doctor G

ilbert, estas

dro

gas

pueden ser recetadas en largos tratamien

tos sin p

rod

ucir efec­

tos nocivos. E

l mism

o profesor dice en "The A

merican M

ercury

": "He

estado trabajan

do

siete años

en un

sanato

rio antituberculoso

y he observado allí qu

e el cigarrillo no

causa efectos

dañinos en los

pulmones

; los fu

mad

ores reaccionan

de la tuberculosis

con tanta rap

idez com

o los que no fum

an. En

mi propia p

rác­tica he visto casos de enferm

edad del corazón del tipo que afecta a p

ersonas de mediana edad, tan

frecuentemente en

tre fumado­

res como en

tre los que no fum

an". Hace poco, el doctor K

arsner, uno de los m

ás eminentes patólogo

s de Estados U

nidos, dijo en

una notable conferencia: "S

olamente sé do

s cosas respecto de

la arterioesclerosis

: un

a es que el alcohol no cau

sa esa enfer­

medad, la o

tra es que tampoco la causa el tabaco".

En

resumen: el tab

aco es

un buen tónico estim

ulan

te de la fatig

a nerviosa y el íntimo placer que causa a quien lo sabe

fum

ar de buena calidad, ayu

da a vivir porque esas dos virtu

des

esenciales, tan

to

la tónica confortante como

la compañía

que p

resta al alma solitaria, en sus estados de ánim

o creados po

r el

sufrimiento,

el pensam

iento y la creatividad,

son en

ergías

suficientes que levantan al sujeto haciéndole traspo

ner las di­

ficultades m

omentáneas

determinadas

po

r el viv

ir angustioso de nuestros tiem

pos. E

l cigarrillo es, po

r lo tanto, nuestro gran

compañero del

alma.

xxv

LA

"

LE

YE

ND

A

NE

GR

A

DE

L

TA

BA

CO

" Y

S

U

INC

ON

SISTE

NC

IA R

AC

ION

AL

Y C

IEN

TIF

ICA

El

tabaco h

a tenido el

raro

privilegio de

estar rodeado

, desde su

aparición en Europa, de una aureola de hechicería y

bru

jería que determinó,

desde el p

rimer m

omento,

un choque

moral co

ntra las acendradas ideas religiosas tan

predominantes

en aquella época.

La clave

del m

ovimiento

antitabáquico m

edioeval estab

a en

el fondo místico del pueblo, y ello explica la intransigencia

y las violencias de muchas p

ersecuciones que sufrió

la "yerb

a hechicera" .

En

aquel

"mare m

agn

um

" en

tre tabacófilo

s y

tabacófo-bos, sucedió 10 que siem

pre acontece con todas las persecucio­nes

injustificadas Y

exageradas, pues

el consum

o del

tabaco fué aum

entando en proporción a sus arbitrario

s enemigos. R

e­yes y papas, obispos y

sabios, bu

rócratas y

snobistas, charla­tan

es y ganapanes,

unidos en

general concierto, l.levaron

un

a tenaz y

prolongada camp

aña 'co

ntra el

tabaco h

asta alcanzar proporciones

criminales.

Ora era

un p

apa que

anatem

atizaba

el tabaco y el vicio de fum

ar, bien eran u

n obispo que arro

jaba

del templo a los que g

astaban

tabaco o allá, en Rusia y T

ur­

quía, absurdos

soberanos cortaban los

labios y

lengua al

in­feliz

fumador,

cuando no

era la inquisición

que ap

resaba

y castig

aba al sib

arita que se deleitaba con

un

a tagarn

ina hu­

mean

te de mal tabaco ...

y el

caso de C

romw

ell, m

andando a

las tro

pas

arrancar

los tabacales

y castig

ar ru

dam

ente

a los

fumadores,

pin

ta

Page 88: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

174 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

aquella exacerbación

fanática

fruto. de la

prédica o

rgan

izada

con

tra el tabaco po

r un

a cantidad de sujeto

s que, en realidad, n

ada sab

ían de

las cualidades especiales de esta solan

ácea re­cién im

po

rtada en E

uro

pa.

Pero

j oh!, el tab

aco

se difunde,

trepa a

todos los

planos sociales y,

como por capilaridad

, sube y

se infiltra en

el seno m

ismo de las cortes eu

rop

eas y satura todas las clases sociales

que en privado o en p

úb

lico fum

aban

o gastab

an rap

é po

r li­b

ras. .. F

ué así com

o un

a gran

reina de Fran

cia, Catalin

a de M

édicis, abrió al tabaco

las pu

ertas de su fastu

osa corte, con­

sagran

do

de hecho y desd

e las alturas a la "b

ruja y

erba" q

ue

por anto

no

ma:;¡ia se denom

inó luego "yerb

a de la reina" ...

Pa

só la

época esa

y con

ella m

uchos

de sus

preju

icios

y obscurantismo y p

ron

to el consum

o del tab

aco se h

abía ge­

neralizado

po

r todos

los pu

eblos del

Viejo

Mundo.

Fren

te a

esta im

posición

tabacalera,

estadistas

inteligentes en

vez de

perseg

uir al

tabaco lo

exp

lotaron com

o un

elemento

fecundo cread

or

de ren

tas fiscales.

Desde

ese m

omento

la solanácea

antillan

a pasó a ser un

elemen

to de ren

ta estatal consagrado p

or la ley y en m

uchas n

aciones defendido po

r el Estad

o com

o un

bien nacional.

Es

así com

o v

arias nacion

es europ

eas h

an

creado los m

onopolios tabacalero

s del estado

como

parte in

te­g

rante d

e la estructu

ra económ

ica del

país. O

tros estado

s, la

mayoría,

han

adoptado el

sistema

de la

ind

ustria

libre, p

ero fiscalizada por regím

enes im

positivos de

acuerdo a la capaci­

dad de la

política económica de cada uno

de esos p

aíses. Los

Estad

os U

nidos son el m

odelo de este régim

en de explotación

fiscal del tabaco por un gobierno que ha sab

ido robustecer

las indu

strias p

rivadas y

po

r 10 tan

to

el rendim

iento fiscal, g

ra­cias

a u

na sabia legislación

protectora y elástica que

ha p

er­m

itido las expansiones, tanto

en el orden de la in

du

stria agrí­

cola como en

el de la fabril, al p

ar que el comercio goza de u

na

ductilidad que le da v

italidad expansiva constante. Es así com

o los E

stado

s Unido

s ob

tienen

del tabaco un

a renta anual inm

en­sa y

pro

gresiva.

Nu

estro país,

que adoptó la form

a no

rteamerican

a de ex­

plotación estatal

del

tabaco, h

a 'obrado 'en

fo

rma

un

tan

to

"criolla" y ha contenido la espontánea expansión de estas fu

en-

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

175

tes de

riqueza, apretan

do

eno

rmem

ente el to

rniq

uete fiscal

al p

ar que creand

o trab

as, po

r un lado, a lo nacional y dando ven­tajas, p

or o

tro lado, a la com

petencia extran

jera. Com

petencia que ah

ora, g

racias a un

a mejo

r comprensión de la realidad eco­

nómica,

está siendo

desalo

jada

por nu

estra

producción ar­

gentina. E

l tabaco,

pues, se

ha

impu

esto en

todo el

mu

nd

o y

su consum

o ha adquirido proporcio

nes g

randiosas en su

constan

te aum

ento vegetativo

del 20 ro

anual. Y

e~,

curioso el

hecho

que desde que la solanácea tabáq

uica h

a alcanzado esa mundial

difusión,

el prom

edio de

vida del

ho

mb

re contem

poráneo es

may

or que el

de nuestro

s abuelos

vírgenes del

contacto nico­tiano ...

Lo

s tabacófobos

argü

irán q

ue esta may

or lon

gevidad del

ho

mb

re se debe a una v

ida m

ás higiénica, a mejo

r alimentación

y al progreso de la medicina. P

ero no estam

os

conformes con

tAles

aseveraciones. Si el tab

aco es

un flagelo tan terrib

le co­m

o lo

afirman

los

tabacófobos, éstos

deb

erán

explicar cóm

o es

que a

pesar de

la satu

ración

tabáq

uica actual, la

hu

man

a g

rey prolonga su existencia envenenada por la

nicotina. A

de­m

ás del au

men

to de

vida de nu

estros

pueblos, h

an desapare­

cido con la gran

difusión del tabaco v

arias epidem

ias y dolen­

cias que h

asta hace cien años diezm

aban a las

mu

ltitud

es. Y

conviene

record

ar que las pob

laciones autóctonas

de A

mérica,

en un radio comprendido desde

Virginia h

asta el B

rasil y del

Atlán

tico al

Pacífico,

gastab

an

tabaco en

gran

des

cantidades p

ara curarse diversas en

fermed

ades,

para activar sus en

ergías

y po

r placer de gu

starlo en

cigarros y en pipas. H

istórica y estadísticam

ente no

se puede asegu

rar que la introducción del tab

aco en los pueblos civilizados h

aya desm

e­jorado la salud ni dism

inuído el promedio de longevidad, la que

aum

entó

apreciablemente.

Seg

uram

ente,

con u

na

finalid

ad

bien intencionada,

pero

no b

asada en estudios profundos, se h

a vuelto en estos tiempos

a reviv

ir la antig

ua leyenda n

egra del tabaco. C

omo en los tiem

­pos

de C

rolnweIl,

porción de

higienistas, m

édicos, literato

s y

charlatan

es, están realizando u

na tenaz cam

pañ

a en <contra del tabaco,

al qu

e acusan arbitrariam

ente de

pro

du

cir .determ

ina-

Page 89: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

176 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

dos males, de reb

ajar la men

te y la energ

ía del ho

mb

re y de

ser el agen

te incuestionable de la producción del cáncer, que se h

a convertido en plag

a de la época: Y ahora, com

o en los viejos tiem

pos, el consumo del tabaco se aviva y difunde en proporción

de estas nuevas

prédicas antitab

áqu

icas: las

mu

jeres se

alis­tan

por legiones en las filas cada vez m

ayores de fum

ado

res aum

entando así el con

traste entre el ataq

ue de los tabacófobos

y el crecimiento de los consum

idores de tabaco ... E

stas leyendas co

ntra determ

inados productos

o costum

­b

res son ya m

uy

antig

uas y gastadas. A

l correr de las p

ágin

as de

este libro se describen

las feroces persecuciones. co

ntra el

tabaco y sus consum

idores y tamb

ién sus defensores notables

desde las coronas

reales h

asta la tiara papal,

desde C

atalina h

asta Gregorio X

III, qu

e le dieron a la notable solanácea su alto

rang

o com

o elemento de sano y discreto placer del hom

bre. D

espués del tabaco le tocó su turn

o a otro producto am

e­ricano:

la p

atata. L

os m

ismos

higienistas, m

édicos, literató

s y charlatanes, se asociaron -

muchos años m

ás tarde -

para

declararle la gu

erra ciega a la rica

y n

utritiv

a "p

apa",

her­

man

a am

eriéana del

tabaco. P

ara aquellos

impugnadores

del sabroso tubérculo, éste era un producto nocivo que producía fla­tulencias, indigestiones y m

ales graves. Las gentes rep

ud

iaban

el nuevo alim

ento y se decía que tales raíces eran com

ida para

cerdos. .. F

necesario que

las autoridades

\realizaran u

na

larga cam

pañ

a para que el pueblo, b

astante h

amb

l'iento, consu­m

iera la patata. Y

en esta lucha se llegó al extrem

o de que el m

inistro

de Fran

cia se pu

siera en el ojal de su casaca un

a rama

de pap

a que tamb

ién u

saron

ilustres señores, tratan

do

de ese m

odo de darle alcurnia real al tubérculo repudiado por el ch

ar­latanism

o incontenido de los

que siempre em

plean su

s activi­dades en cau

sar daño y confusión en las colecti vidades.

La p

atata triun

fó sohre todos sus enem

igos porque era un

a realidad p

ráctica y nu

tritiva, m

ientras que su m

ala leyenda fué sólo un ard

id inconsistente.

i y que vengan hoy los

sabios y literatos a d

ifamam

os la

santa p

apa cotidiana!

Después de la g

uerra de T

urq

uía se propagó p

or to

da E

ropa el c0I!sumo del café y paralelam

ente a su diario aum

ento

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

177

de consum

o se formó en su co

ntra la "leyenda n

egra"

del ca­

fé. .. T

an in

tensa fué

la camp

aña d

ifamato

ria en co

ntra del

café que pro

nto

terciaron en ella infinidad de sabio

s, m

édicos, higienistas, literatos y ch

arlatanes d

e toda laya. Pero

en razón de esa g

uerra sin cuartel, el arom

ático gran

o au

men

taba enor­

mem

ente su consumo y se llegó a crear un ruidoso debate ge­

neral en

tre cafeístas y anticafeístas.

El

grav

e problem

a fué

llevado a

la A

cademia

de C

iencias de

París

y se

entabló la

ardu

a polémica que cada vez adquiría contornos m

ás hondos y com

plejós, h

asta que el

más

ilustre m

édico de

Fran

cia tom

ó la

palab

ra en m

edio d

e la

más

profunda atención

de tan

tos

sabios y letrados. El ilu

stre prohombre se levantó y dijo a un

contrincante gritó

n: "S

eño

r académico, p

ermitid

me: el café es

segu

ramen

te un

veneno, pero

que m

ata tan

len

tamen

te que

necesita cien años para acab

ar con un hombre" ...

Se acabó la polém

ica, se acabaron los panfletos y discur­

son an

ticafeístas y así,

tan elegantem

ente, terminó

un día la

"neg

ra leyenda del café" ...

A

fines del

pasado siglo

apareció la

anilina com

o tin

te excelente y b

arato p

ara telas. D

e inmediato los

cosecheros de coohiniU

a y otro

s elementos tintóreos se

pusieron en

gu

ardia

y org

anizaro

n la terrib

le leyenda neg

ra de la anilina. Du

rante

varios años el nuevo tinte no podía extenderse porque ten

ía en su co

ntra el poder de u

na g

ran publicidad d

ifamatoria. S

e con­tab

an m

il casos en que personas saludables hab

ían perdido su

salud e intoxicadas m

orían

sin remedio.

Algunos

diarios

con­tab

an cosas espeluznantes, com

o ser: "Un

hermo

so niño al que sus p

adres com

praron u

n p

ar de m

edias teñidas con

anilina, presentó al poco

tiempo señ

ales de u

na g

rave intoxicación de

la sang

re y se le hin

charo

n las p

iernas que se llenaron de lla­

gas

pu

rulen

tas, m

uriendo en

tre atroces

dolores pocas

sema­

nas m

ás tarde ... "

Así ::le p

rop

alaban

histo

rias de personas que sufrían

gra­

ves dolencias po

r el uso de rop

as teñidas con la fatal anilina. L

a experiencia fué en este caso el defenso

r de los nuevos tin­

tes que hoy coloran y dan

esplendor lum

inoso a la totalidad de

las rop

as que usa to

da la hum

anidad. E

ntre

estas num

erosas

leyendas

neg

ras las

ha

habido

Page 90: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

178 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

políticas, internacionales,

económicas,

sociales, literarias,

his­tóricas,

geográficas, alim

enticias y

hasta

vecinales y

perso­nales. ¿ Q

uién no conoce la leyenda acomodaticia, en política eco­

nómica,

de la

"mosca

del M

editerráneo" ... , algunas

"epizoo­tias" ..

. , la leyend

a neg

ra de las carnes congeladas, cuando la im

plantación de los frig

orífico

s iba a trastorn

ar intereses crea­

dos an

tigu

amen

te... y

finalmente

la leyenda neg

ra del vino, que surgió paralelam

ente con la gu

erra antialcohólica? E

l vino, el divino vino que G

animedes escanciaba donosa­

men

te a los dioses, tam

bién

ha sufrido los rigores d

e su n

egra

leyenda. Hace apenas unos trein

ta años, en todo el mundo culto

se desarrolló la g

ran cru

zada contra el

alcoholismo.

La

lucha fué

un

iversal

y enérgica.

Esa

lucha ten

ía un

fondo de razón m

uy gran

de y el

pueblo, poseedor del

sentido com

ún, supo seguir los

consejos de los

hombres

de ciencia

y de las autoridades. E

l alcohol decayó grandemente, pero el vino

se afianzó en form

a notable. Ello era la obra del b

uen

sentido de las m

ultitudes: "V

ox P

opu¿i, V()X D

ei". Pero

, como siem

pre, los

sabios, higienistas,

escritores y

charlatan

es, confundieron

las cosas y el buen vino se vió perseguido ferozmente. P

ero h

e aquí que el

vino vuelve a reco

brar su fam

a milenaria. S

u in­

ven

tor fué N

oé y así, casi, procedía de lo divino el zumo d

e la u

va bíblica ... E

l vino de pro

nto

se ve defendido y con

sagrad

o

po

r los m

ismos

que h

ace seis lu

stros lo

denigraban. E

l vino

es aho

ra anunciado en gran

des carteles de reclam

e por los mis­

mos gobierno

s. Los m

édicos lo recetan con marcado eufem

ismo,

pero

lo elogian como "u

n alim

ento tónico y digestivo del hom­

bre" . ..

En

la Arg

entin

a, al igual 'que en Fran

cia, el E

stado costea anuncios p

ara que el pueblo consum

a los buenos vinos nacionales. N

uestra "Jun

ta Reguladora de V

inos" publica elo­gios de nuestros sanos y n

utritiv

os m

ostos nacion

ales. Y así se

ha evadido la n

egra leyenda que hace pocos años nos h

ablab

a tan

mal del vino propio com

o del ajeno ...

* *

*

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

1~

Estam

os ah

ora en p

lena "leyenda n

egra del tabaco". P

o­d

rá esta cam

pañ

a estar insp

irada en buenos

propósitos, p

ero

lo indudable es que hay

exageración y a;rbitraried

ad en la m

a­y

oría de los im

pugnadores del tabaco. R

evistas, estudios, con­ferencias,

cátedras,

panfletos y

pasquines, su

rgen

p

or

tod

as p

artes conteniendo tod

a clase de acusaciones con

tra el consumo

del tabaco, al que se presen

ta como un terrib

le tóxico causan

te de

males

y del

enigmático cáncer.

El "cuco" p

ara asustar a las gentes es el cáncer, que com

o no 'se sabe lo

que es ni com

o se cura, adm

ite cuantas teorías

y suposiciones le cuelguen los sabios cancerólogos y n

ada m

ás cóm

odo que hallar tan

sorpresivam

ente al diabólico agen

te can­cerino en

las verdes y m

elosas h

ojas del

tabaco aromático

y confortante. P

ero algunos sabios piensan que las m

ujeres p

a­decen m

ás del cáncer que los hom

bres y las mu

jeres no fum

an

(salvo la reciente afición fem

enina que es

un "snobism

o" de p

ostg

uerra). A

lguien argü

irá que hay

el cáncer del h

om

bre y

el de la mu

jer, el cáncer del sol y el del tabaco, pero siguiendo esta m

archa vam

os a to

par con el

cáncer del ag

ua...

y no

estamos m

uy

lejos, pues si a los conejos se les aplica d

uran

te u

n tiem

po u

n chorro de

vap

or de

agu

a a sus

orejas,

pro

nto

ap

arecerá el dichoso cáncer que también obtienen algunos sa­

bios con la aplicación del alqu

itrán de tabaco sobre la m

isma

orej a del roedor ... T

od

a substancia

irritante

en contacto continuo

con las

muco

sas es capaz de crear estados degenerativos

en lo

s con­ju

nto

s celulares

y a

las sub

stancias

irritantes

es necesario

agreg

ar los agentes físicos, tales como los rayos actín

icos del

sol, que al actuar sobre la colesterina producen estados conges­

tivos de

las células, quizá los rayo

s cósmicos; el

quimism

o de

gran

parte de los elem

entos de consumo, la conservación ap

a­reate

de las carnes, ho

rtalizas y

frutas

de n

uestra alim

enta­

ción, el

abuso de dro

gas activas que se inyectan a

g'ranel en

nuestro

organismo,

a despecho

de no

hab

er com

probado su

eficacia

muchas

veces, y

la satu

ración

de

gases tóxicos

de nuestros

ambientes

irrespirab

les de

los g

rand

es centros

ur­

banos. L

a circunstancia de no h

aber sido

suficientemente 'd

ete'r-

Page 91: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

18

0

JU

AN

D

OM

EN

EC

H

minado el origen real

del proceso degenerativo de las células

de ciertas

partes

del organism

o h

um

ano

m

antiene planteado

un

interro

gan

te ansioso en los dominios de la ciencia que sólo

un

a imaginación calen

turien

ta puede alcanzar a atrib

uir a

de­term

inad

o factor.

Los bacteriólogos

no h

an encontrado todavía a

la may

or

parte de los v

irus filtrab

les que provocan infecciones en m

ies­tro

cuerpo y ¿ po

r qué entonces nos vamos a

anticip

ar a atri­

bu

ir la formación de la célula g

igan

te a productos com

o el ta­

baco, cuyo uso es estimulador, provocando sensaciones de bien­

estar? T

ales son las conclusiones a que llega uno de los cerebros m

ás robustos que tiene la m

edicina contemporánea: el

ilustre

doctor Alexis

Carrel, h

on

rado

no hace m

ucho con

el P

remio

N

obel: en su obra adm

irable, "L

a incógnita del hombre", cuya

lectura reco

nfo

rtante

nos perm

itimos

sug

erir a

nu

estros

lec­tores. E

studiando los

más

reputados tratad

istas de

Eu

rop

a: A

dolf Wenusch,

Rudolf

Scoller,

Sch

rum

pf P

ierron

y T

rende­len

bu

rg sobre el tab

aco y sus efectos en el organism

o humano,

han

puntualizado

perfectam

ente

los efectos

de la

nicotina y

demás productos de la solanácea so

bre los

aparato

s digestivo, resp

iratorio

, sanguíneo

y nervioso,

sin darle

imp

ortan

cia al

cáncer, en tanto

que encu

entran

en el tabaco elementos que si

con el abuso producen afecciones, son más bien tónicos con el

uso moderado y h

asta producen placer y b

ienestar cuando el

hombre fatigado necesita ese estim

ulante compañero.

El tabaco, com

o tod

as las cosas, hace mal a

quienes abu

­san

de su consumo y no sab

en fu

mar, pues p

recipitan

el ardf>1" del cig

arro o de la pipa, donde algunas veces h

ay productos de

no mu

y buena -calidad; p

ero no al que fu

ma con v

erdad

ero de­

leite, saboreando las bocanadas que

constituyen un

verd

adero

p

lacer y uno de

los alicientes m

ás amables,

íntimos e

inofen­sivos del m

undo. "L

a leyenda negra del tabaco", com

o todo lo que es desme­

dido, falso, arbitrario

o unilateral, desap

arecerá como todas las

otras leyendas n

egras

que en

el m

undo han

sido ... L

a nicotina, tan calu

mn

iada por los tabacófobos a outrance,

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

18JJ

está ah

ora

en plena

rehabilitación g

racias a

su poder

vita­

mínico.

En

el fam

oso Hospital

Hillm

an, de B

irmin

gh

am, E

stado

s U

nidos, el

emipente D

r. T

om

D

ouglas S

pies, hace

diez años

que está

realizando so

rpren

den

tes experim

entos y

log

rando m

ilagrosas curaciones de mu

y graves enferm

edades po

r medio

del empleo de v

itamin

as con su método especial.

Muchas g

ra­ves y m

ortales enferm

edad

es ceden y desaparecen con su tra­

tamiento.

La terrib

le pelag

ra, azote del

sur del

país, ha sido

vencida fácilmente con

vitaminas. O

tras grav

es enfermedades

de índole

nerv~osa y

. de la nutrición, son m

uy bien curad

as y se siguen m

étodos para lleg

ar a dom

inar plagas de la hu

ma­

nidad doliente. U

na

verd

adera legión

de hombres de

ciencia están

dedi­

cados a

estas labores científicas en

medio

de un

silencio so­

lemne que aleja todo ch

arlatanism

o hoy tan

en boga en algu­

nos centro

s titulados científicos ... E

n W

isconsin, Illinois, Ca­

lifO'rnia, T

exas, Duke, N

uev

a York y otros centros de estudio

s, em

inentes investigadores luchan sin descanso po

r alcanzar so­

luciones ya en vías del m

ayu

r éxito. Y

a se han

logrado las vitam

inas K

, que salvan a los recién nacidos

de las

hem

orrag

ias in

ternas;

el ácido

ascórbico, que

cura C

nleJeS enferm

edad

es de la piel y fo

rmas del

artritismo

; la

vitam

ina

E

-el

tocoferol -, que

cura

gran

des

enferme­

dades de

la degeneración

nerviosa y

atonías m

usculares; la

adm

irable tiam

ina,

que cu

ra el delirium

trem

ens;

la ribofla­

mina, la piridoxina y el ácido nicotínico, todos de

suma efica­

cia en

el tratam

iento

de

las m

ás g

raves

enfermedades

que aco

rtan la vida h

um

ana.

El

destacado m

édico D

r. C

onrad A

. E

lvehjem,

de W

is­consin, está cu

rand

o la "glosofitia" del

perro

(lengua n

egra)

empleando el á,cido nicotínico.

Ho

yes y

a" com

ún el uso del ácido nicotínico en la cura de

varias enferm

edades de la circulación y nerviosas y acaso, no

esté lejos el

día en que este calum

niado alcaloide del tab

aco

sea un

a pan

acea con

tra males tan

grav

es como el m

ismo c¡'m

cer. E

s aún

reciente la tremen

da lucha sostenida por el

sabio ingeniero T

ellier, inv

ento

r del sistema del en

friamien

to de

las

Page 92: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

182 .JU

AN

D

OM

EN

EC

H

carnes p

or ~

edio del éter sulfúrico, p

or lo que fué p

erseguido com

o u

n m

alhechor público y m

ás tarde

al in

sistir sob

re los

frigo

ríficos

po

r el am

oníaco, fué

perseguido, insultado y

lle­vado a

los tribu

nales y

condenado a

un

a mu

lta de 6000 fran­

cos o p'risión. T

od

a un

a malig

na leyend

a n

egra lo

rodeó difamándolo y

haciéndole pen;ler cu

anto

ten

ía en

su defensa.

La

justicia

le propuso el perdón si se com

prometía a ab

and

on

ar sus ideas de la

conservación de

los alim

entos p

or

el frío. P

ero, h

om

bre

dig

no

y valiente, lo rechazó y fué a

purga'!' su culpa como

un

v

ulg

ar delincuente b

ajo el núm

ero 72 a cambio de su nom

bre. L

a "leyenda

neg

ra co

ntra

el frig

orífico

", sostenid

a p

or

los in

teresados en :rtan

tener la

vieja ru

tina y

los in

tereses a

su

som

bra

c'reados fracasó

, com

o to

das

estas leyendas

hipó­critas y sin razón, o

rgan

izadas p

or la envidia, el

interés eco­

nómico y la m

aldad hu

man

a. Tellier, al fin, triu

nfó

tras in

nu

­m

erables dificultades

y p

ersecuciones, quedando

con

sagrad

o

su invento el año 1876, en M

ontevideo, donde fué com

pro

bad

a la in

mensa trascen

den

cia del frigo'rífico en la vida económ

ica de estos países y

de Eu

rop

a. T

od

a aquella baja

y p

ertinaz . leyenda negra,

para

evitar

este progreso,

fué b

arrida

po

r la

luz de

la v

erdad

y

de la

ciencia. y

para term

inar este capítulo so

bre la

leyenda neg

ra te­

jida alrededor del

tabaco, podem

os aseg

urar,

parodiando u

na

frase de Rouget de l'Isle, que el

descubrimiento del tab

aco h

a am

pliad

o el cam

po de la ilusión y ha aseg

urado el im

perio de la esperanza.

XX

VI

EL

T

AB

AC

O:

ES

TIM

UL

AN

TE

D

E

LA

IN

TE

LIG

EN

CIA

Y

D

EL

PR

OG

RE

SO

DE

L M

UN

DO

Un

notable escritor cubano h

a dicho que "El tabaco es el

fiel acom

pañ

ante del h

om

bre en todos sus cam

inos esforzados". F

rase exacta, en cu

anto

realmen

te no se ve un ho

mb

re de acción,

un

p

ensad

or

y cread

or

contemporáneo,

que no

hay

a realizado su o

bra co

tidian

a en medio del

sahu

merio

excitan

te y an

imad

or de un cig

arro, u

na p

ipa o un cigarrillo.

Las azulinas volutas del arom

ático hu

mo

del tabaco cons­titu

yen

parte de

las energ

ías mentales y

espiritu

ales con que los h

om

bres de valía em

pren

den

sus mejores em

presas, aquellas que in

mo

rtalizan su fam

a y su ob

ra trascend

ental.

Es que u

n p

uro

o un

cigarrilo

encendido op

ortu

nam

ente,

con su tan

débil como b

rillante chispa, puede d

espejar los peo­

res nu

barro

nes que obscurezcan el horizonte de u

n esp

íritu atri­

bulado en el minuto de lan

zarse a resoluciones heroicas que pue­d

an d

arle el apetecido éxito buscado. De ah

í que vemos m

uch

as veces, a trav

és de nu

estra vid

a a ciertas perso

nas de g

ran re­

lieve, de acción directiv

a o creadora, calmar sus nervio

s, ap

a­cig

uar su

s impulsos inciertos, prendiendo p

restamen

te, temblo­

rosam

ente, un blanco cigarrillo

y llevarlo repetid

as veces a sus labios, resecos p

or la p

asión

interio

r, y al dar v

arias pitad

as a su

mágico com

pañero de papel y

tabaco, an

imarse su

ro

stro, clav

ar la vista en el

lejano

horizonte de sus

pensamiento

s y

son

reir satisfecho como si y

a tuv

iera en sus man

os la solución

del pro

blem

a tan an

siado

y an

tes tan borroso ...

Es que el tabaco es el centinela de las vigilias, del

pensa-

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184 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

mien

to y de las g

rand

es y chicas ang

ustias. E

l nos perm

ite la fijación de las fo

rmas e ideas v

agas que bullen en el

cóncavo de n

uestra im

aginación y que se evaden an

te nuestro requ

eri­m

iento mental p

ara aprisio

narlas en la

creación de tod

a ob

ra de arte, de ciencia y litera

tura. El cigarrillo suave, de

luz es­condida en la ceniza opaca, es el señero

que atrae esas fanta­

sías volanderas e im

palp

ables y no

s las acerca al imán

cerebral

que las atrapa, las in

tuye, las digiere y las conv

ierte en reali­dades positivas de la v

ida p

rop

ia y de la comunidad social en

que hab

itamos ...

El hum

o oloroso y sutil que se nos ad

entra hasta los in

ters­ticios del esp

íritu es el m

oto

r humilde, silencioso,

íntimo, q

ue

ha im

pulsado a tanto

s hé'reos y b

atallado

res a ab

rir tod

as las ru

tas del mundo, y

a sean ellas las geográficas, las científicas o

las filosóficas. P

ríncip

es y reyes, nav

egan

tes y gu

erreros, n

au-

litas o av

iadores, "p

ion

eers" del progreso,

hom

bres de trab

ajo,

p sabios de labo

ratorio

y obreros de talleres, todo

s los h

om

bres

. activos que dem

and

an en

ergías a su cereb

ro en la univ

ersal ta-rea cread

ora del p

rog

reso infin

ito y com

plejo de nu

estros tiem

­pos m

odernos, todos ellos fu

man

y en el aro

ma cariñoso y alen­

tado

r de sus pipas o cigarrillo

s encu

entran

el estímulo ideal q

ue

les h

ace m

archar adelan

te en

la sem

pitern

a o

bra

del m

undo portentoso de creaciones en

que viv

imos.

En

la hora d

e la concentración y de la soledad porque pa­sam

os to

dos los

ho

mb

res sen

sibles a

los acontecim

ientos que

nos rodean, surg

e siemp

re e inv

ariablem

ente la predisposición

, la necesidad luego y p

or últim

o la acción de llevar las m

ano

s a la p

eta

ca y ex

traer de ella el níveo cartuch

o carg

ado con la po­ten

cia de las ambrosías de la veg

a trop

ical que, en sus volutas

perfu

mad

as, contiene almacenadas las en

ergías p

orten

tosas del

sol en todas sus plenitudes.

j Potencias y excitantes que, al ento­

nar nuestros n

ervios, llegan al

alma para

calmarla y

fortale­

cerla, dándole to

da la seren

idad

que reclama to

da h

ora difícil

de nu

estra existencia!

El hom

bre que espera

, el

que ansía

la realización de

su sueño o ideas, el

que siente el agobio de la exteriorización de

creaciones mentales, el filó

sofo, el poeta, el investigador, el hom­

bre de m

ando, en el mom

ento

álgido de la concepción sup

rema

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

18

o del gesto

orientador, maq

uin

almen

te posa sobre sus labios la pipa, el p

uro

o el cigarrillo

y, mien

tras las azules volutas giran

en

derred

or de su cab

eza, el pensamiento su

rge claro, la im

agi­

nación se multiplica y b

rota, de lo m

ás hondo del alma, la im

a­gen, el problem

a, la resolución y el gesto, que im

prim

e el avance

El

Gene1'a

l L

assa

lle y

el F

eldm

arisca

l prusiano,

discutien

do

el

valo?'

de u

na

pip

a ext1'aordinaT

ia

definitivo de los hechos que fo

rman

la trabazó

n de la estru

c­tu

ra del mundo ...

Cuando -la g

uerra

ruso-japonesa estab

a en todo su

furo

r destructivo,

un

gen

eral jap

on

és fué g

ravem

ente herido

y fu

é necesario am

pu

tarle un

a piern

a.

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186 JU

AN

D

OM

EN

EC

H

Pró

xim

a la operación de urgencia, los médicos no se atre­

vían

a realizarla, p

or no existir en todo P

ort A

rthu

r un

solo g

ramo

de anestésico, p

or estar agotadas m

uchas medicinas, sien­

do imposible ad

qu

irirlas de inm

ediato po

r las batallas que a

diario

se libraban. -

General -

le dij ero n los

médicos -

su excelencia va a

sufrir m

ucho en operación mu

y cruel, sin anestésico ... -

Bien,

amigos

míos

-dijo el

apuesto m

ilitar n

ipó

n-

La

ma

gn

ífica pilJa que

, C

01

1W

b

'ofeo d

e venced

01', llevó n

su

can

tpa

men

to

el G

enC1'al

La

ssalle

desp

ués

de la

victol'ia soln

'e su

adveTsario

alem

án

Se

la

obseq

uió

al

auto

r d

e este

libro el

señor

Ho

ffman

stal q

uien

la h

abía

adq

uirid

o

a u

n

an

ticu

ario

en u

no

de

sus

viajes

po

r el

Tirol

aus­

triaco

tráigan

me un cig

arro de m

i tabaq

uera y corten pronto, que no

hay

tiempo que p

erder.

El general encendió u

na g

ruesa corona h

aban

a y fué ope­rad

o sin que en

su complaciente ro

stro ap

areciera el menor ric­

tus del dolor horrible que estab

a sufrien

do

, . , E

sta verdadera anécdota, simboliza en fo

rma herm

osa todo

el inefable

poder ético

espiritual que

encierra

en sus

ho

jas tiern

as y melosas el tabaco, hijo del sol, n

acido en las tierras

exu

beran

tes del trópico americano,

HIS

TO

RIA

D

EL

T

AB

AC

O

18

Es al respecto notable la leyenda del general L

assalle, exal­tado fu

mad

or en pipa. E

ste célebre general fum

aba con

stante­m

ente en enormes p

ipas que eran

famosas en

todo el ejército,

que se disp

utab

a el ho

no

r de poder poseer un

a de esas eno

rmes

cachimbas, después que el jefe las h

ub

iera cambiado p

or o

tras m

ás novedosas,

aunque eran

p

or lo

general m

ás g

rand

es ... y

era proverbial en la arm

ada, el

que el bizarro

LassaIle,

pi­tara en cualquier p

ipa que u

n jefe estren

ara, pues así "quedaba co

nsag

rada en fo

rma altam

ente honrosa p

ara su dueño. U

n d

ía se hizo un armisticio

entre prusianos y fran

ceses y el

gen

eral Lassalle,

recorrien

do

las líneas militares,

se topó con

un jefe teutón

que estab

a fumando

en u

na

colosal p

ipa

admirablem

ente tallada. Ver la g

ran pipa y en

amo

rarse de ella fué todo u

na m

isma cosa.

Lassalle, en

frentán

do

se con el militar enem

igo le propuso

de inmediato el cam

bio de su pip

a po

r uno de sus dos herm

osos caballos de batalla. E

l extran

jero no aceptó la p

rop

uesta y son­

rió sarcásticam

ente. -

Bien

-díj ole

el g

eneral

francés

al co

man

dan

te ale­

mán

-le doy dos caballos ...

-N

o -contestó rien

do

el dueño de la codiciada pipa.

-B

ien -in

sistió L

assalle -le

daré

tres, cuatro,

cinco caballos ...

-N

o -volvió a responder el recio prusiano, retirán

do

se m

uy orgulloso de aquella victoria m

oral-o

A

irado, el gen

eral Lassalle le g

rita: -

i Adiós

! Recu

érdate que m

e la tom

aré mañ

ana, , ,

Era

po

r la mañ

ana que term

inab

a el armisticio y no bien

asomó

el sol

el general

Lassalle

prep

aró

dos escuadrones

y, com

o si fuera u

n m

eteoro fulmíneo

, atacó al enemigo p

enetran

do

furio

samen

te en su campo y

abriéndose paso entre las águilas

pru

sianas alcanzó al F

eldm

ariscal teutón, al que rodeó y obligó a en

tregarle a la fuerza aquella codiciada p

ipa d

e que se hab

ía prendado tan

grandemente, E

ntre am

bos contendientes no m

e­dió

renco

r ni venganza

y L

assalle retornó

a su

camp

amento

vencedor, llevando com

o trofeo

la estupenda pip

a del g

eneral

alemán

., , A

quella extrao

rdin

aria pipa, que se con

sagra en la histo

ria

Page 95: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

188 .J

UA

N

DO

ME

NE

CH

militar europea con un episodio tan

pintoresco como rom

ántico, tiene todo el

hondo significado simplista del

amor al

tabaco, que cobra todo su inm

enso poderío simpático en ese artefacto

sim

ple y útil por m

edio del cual muchos hom

bres de g

rand

es pasiones y em

presas valerosas como el general L

assalle, pueden gu

star en m

omentos de reposo la placidez de unas cu

antas pi­

tadas que son un bálsam

o para sus ru

das alm

as de luchadores heroicos por los g

rand

es ideales humanos y patrióticos.

IND

ICE

O.

DE

O'IC

AT

OR

IA

5

PR

ÓL

OO

O

DE

A

LB

ER

TO

IN

A

7

AD

VE

RT

EN

CIA

D

EL

A

UT

OR

11

Pan

oram

a histó

rico

15 L

a ruta

histó

rica del tabaco

26

El tab

aco; su

s características div

ersas y su un

iversalid

ad

35 E

lementos

clásicos del

consumo

del tabaco

. 45

El consum

o y man

ufactu

ra de los cigarrillo

s .

62 E

l "rape" y las p

icadu

ras para

pito

y cigarrillo

s 65

El

pap

el, el

eng

rud

o

y o

tros

elementos

en la

fabricació

n

de los

cigarrillo

s .

70 E

l tab

aco

y su

s in

du

strias en

la R

epú

blica

Arg

entin

a .

77 E

l m

ejoram

iento

sistem

ático

del tab

aco

y su

s cru

zamien

tos

para

lo

grar tip

os

perfecto

s y

de ad

aptació

n

. 84

Lo que reclam

a el fomento

y protección de la in

du

stria ru

ral taba-

calera nacional, para su

desarro

llo de calidades

y can

tidad

es 91

Orígenes y

prim

eros tiem

po

s de la

ind

ustria cig

arrera argen

tina

94 L

a fam

ilia tab

acalera arg

entin

a .

98 A

nálisis

de n

uestra

ind

ustria

fab

ril cig

arrera 102

El p

rog

reso técnico de nu

estra in

du

stria tabacalera es o

bra ex

clusiv

a de

la in

iciativa

priv

ada

105 E

l desastre total de la in

du

stria de los cigarro

s de ho

ja .

111 C

omo d

esapareció

la ind

ustria n

acion

al de cigarro

s de ho

ja 117

El co

ntrab

and

o

del tab

aco

. 123

To

lerancias

fiscales que

hacen

el

jueg

o

de los

"matu

fieros"

de la

imp

ortació

n

con

tra la

ind

ustria

nacional .

132 R

eglas p

ara

el cultivo del

tabaco

en la

República

Arg

entin

a 139

Un

hermoso ensayo tab

acalero en

la veg

a de San

Isidro

148

En

fermed

ades y

plag

as más

conocidas del

tabaco

.

153 S

ubproductos del

tabaco

159

El tabaco ad

qu

iere catego

ría de elem

ento de gran

imp

ortan

cia social, económ

ica y

científica

. 162

El tab

aco:

Com

pañero del

alma

. 166

La "ley

end

a neg

ra del tabaco

" y su inconsistencia racio

nal y cien

tífica 173

El tab

aco:

Estim

ulan

te de la inteligen

cia y del

pro

greso

del mu

nd

o 183

Page 96: HISTORIA DEL TABACO - cpcca.com.ar · letra T, surge el capítulo de~ tabaco, en esa forma esquemática y fría peculiar de ellos. En Cuba, no faltan tratadistas d, el tabaco. Citaré,

Este libro

se term

inó

de im

prim

ir el día 25 de A

bril de

1941. en

105

Ta

lleres Gráficos de A

niceto L

6pez. C

órdo

ba 20

82

. Bu

enos A

ires