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CA PÍTULO 2 LA «NUEVA ARQ UEOLOGÍA " La mayoría de los arqueólogos se ena moran de la arque ología porque se quedan «colgados» de los hallazgos. Los restos en con - trado s varían - castillos, baños rom an os, pun tas de flecha prehis- tóricas, utensilios neolíticos, templos m aya- ,p er o lo que atrae de inm ediato es un aura de misterio y ro ma nticismo de un pasa do que se nos maniftesta a tra v és de sus restos. Esta atracción ro- mán tica es a men udo tan to estética y sens ua l com o intelectual. To- dos deseamos pasear p or entre ruinas medievales o tocar ut ensi- lios de cerámica. Sin embargo, tratamos de p ersuadirnos de que tales ruinaso uten silios son mer os «datos», (Un colega me confe- só que debido a lo abu rridas que resul taba n sus investigaciones ah ora odia con toda su alma la cerámica neolítica, a unq ue yo lo in terp reto como una forma distinta .Y re tor cida de ar no r.) Los ob- jetos , sea npequ e ños co mo una pun ta de flecha o grandes como un palacio real, nos fascinan. Esta quer encia por los objetos, en sí m isma, nada tiene que ver con la arqueología, en el sentido de estudio del pasado. Los obje- tos por sí mismos no nos dicen nad a sobre el pasado. He estado en med io de las m ina s de cientos de castillos .Y palacios antiguos es- cuchando ate nta me nte y nunca he oído absolu tam en te n ada . Los colegas me cuentan que han pas ad o por semejantes experiencias desal ent adoras con cerá mica s, huesos .Y otras cosas. A ellos tam- bién les e nca nta manejar su mat erial, pero éste sigue mudo. Los objetos no pueden contarnos nada acerca del pas ado por- que el pasado no existe. No pod em os tocar el pasado, verlo o sen- tirlo; ha mu ert o y desap arecido. Nue stros amados objetos pertene- cen e1l realidad al presente. Existen en el ahora y aquí. Pueden o no hab er sido hechos .Y usados por gen te real mi les de años atrás,

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Page 1: ~I I I V~~ - ugr.esperisv/docen/asigna/fc_arqueologia/materiales... · también para horrorizar la racionalista mente occidental. Este en cuentro del pasado con el presente tam bién

CAPÍTULO 2

LA «N UEVA ARQ UEOLOGÍA"

La mayoría de los a rqueó logos se enamoran de la arqueologíaporqu e se que dan «colgados» de los ha llazgos. Los restos encon­trados varían - castillos , baños romanos, puntas de flecha prehis­tóri cas, uten silios neolít icos, tem plos m aya- , pero lo que atrae deinmediato es un aura de mist erio y ro man ticismo de un pasadoque se nos maniftesta a trav és de sus restos. Esta atracc ión ro­mántica es a menudo tan to estética y sens ual como int electual. To­dos deseamos pasear por entre ru inas med ievales o tocar uten si­lios de cerá m ica. Sin embargo, tra tamos de persuadi rnos de queta les ruinas o utensilios son meros «da tos», (Un co lega me confe­só que deb ido a lo aburridas qu e resultaban sus investigac ion esahora od ia con tod a su a lma la ce r ám ica neolítica , aunque yo lointerpreto co mo una form a distint a .Y re torcida de a rnor.) Los ob­jetos , sean pequeños como una punta de flecha o gra ndes como unpalacio real , no s fascinan .

Est a querencia por los ob jetos, en sí misma, nada tiene que vercon la arqueología , en el sen tido de estudio del pasado. Los obje­tos por sí mismos no nos d icen nada sobre el pasado. He estado enmedio de las m inas de cientos de cas tillos .Y palacios antiguos es­cuchand o atentamente y nunc a he oído ab solutamen te nada. Loscolegas me cuen tan qu e han pasado por semejan tes expe rienciasdesalentadoras con cerámicas, hu esos .Y otras cosas . A ellos tam­bién les encanta m anejar su materi al , pero éste sigue mudo.

Los objetos no pu eden contarn os nada acerca del pasado por­que el pasad o no existe. No podemos toca r el pasado, verlo o sen­tirlo; ha muerto y desapareci do. Nuestros amados objetos pertene­cen e1l realidad al presente. Exis ten en el ahora y aq uí. Pueden o nohaber s ido he chos .Y usados por gen te real miles de años at rás ,

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30 TEOR )A ARO I J[:,()J.()( f1( 'A . I:NA IN 'J'I{( l [H I{ '{ ' I(lNI.¡\ {( NU EV¡\ !l J{UIJHJI.O Gí A» 3 1

FIG. 2. 1. El abismo entre presente y pasado.

dan hacerlo de una for ma segura o defin itiva. De lo con trario, exis­k el peligro de quedarse en u n mero diletantismo de anticuario:"na mera recolección de obj etos sin más.

Me he detenido en es ta cuestión porque es [ácil caer en latrampa de creer que la mera presencia física de material arqueo­logico pued e por sí misma deci rn os algu na cosa so bre el pasado.lul so . Dad una pa tada a un mega lito y só lo obtend ré is dolor ; pla n ­t'I( 'S cn medio de una sala d e un castillo y no veréis otra cosa quelos mi smos muros de piedra medieva les. Sólo pod e rnos co n tem ­plar el mega lito o el castillo en el presente. Vemos am bas cosas anav és de nuestros ojos, no de los ojos del observador prehistórico1I medieval.

Me he de ten ido en est a cuestión porque también puede in ter­prctarse co mo el puma de partida de diferentes pumas de vista 050­

1'1<' la teoría arqueo lógica . Una de las pocas bases comunes de par­u.la para la mayoría de los arqueó logos teóricos es que todos que­i.-rnos hablar del pas ado y que para ello tod os utilizamos material

Pasado

(Nuestro objet ivo: Procesosen el pasado dinámicasculturales" modos devida" . «lo que sucedió"," actividades socíales»)

I

O

Presente

(Testimonios, hechos : ruinas,piedras. cerámica. restos:el mundo de los arqueólogos)

~ I I I V~~+~II~-----

pero la co mpro bación de la fecha de su manufactura y uso CS , asi­mi smo, u na com pro bación qu e hacemos en el p resen te . Hast a queinventemos una m áquina d e l t iempo, el pasado existe únicam enteen las cosas que decimos sobre el mismo. Escogemos pregun tarciert o tipo de cuestiones a par tir del material que poseemos:«¿Cuántas cue ntas de collar se encon traron en la turnba?» «(,Ob­serv amos un ca mbio hacia un a explotac i ón intensiva de las llamas

_ en el período de formación de es ta cultu ra? " ,,¿.Cómo se vivía en laEdad del Bronce?" ,,¿Qué gra do de desigualdad soci al vemos eneste pcríodo?» Inten ta mos decir cosas gene rales o particu la res so­bre el pasado: "Se produjo un incremento en el uso de la obsi dia­na en la fase 3B de este yacimien to »: «Hubo m ás elem en tos decon tin uidad cultu ra l entre el mesolítico y el neolítico de lo que seha supues to »; «Las relaciones de g éne ro se volvieron más desigua­les con el paso del tiempo»: "Los romanos fueron un pueb lo cruel}' vicioso », Todas estas a firm aciones han sido rea lizadas aqu í yahora , e n el presente, y no pertenecen por tanto a l pasad o .

Sólo en la litera tu ra de ficción, pasad o y prese nte pueden con­verger y entremezclarse. Es as om broso que ta ntos escritores ha­yan utili zado es ta co lisión con gra n efectismo para co nfund ir ytambién para horrori za r la raciona lista mente occide n ta l. Este en­cuen tro del pasado co n el presen te tam bién es factib le den tro delos esquemas m en ta les fuera de Occidente; o rigen en pa rte de con­flic tos entre di ferentes cu lturas, co mo los producidos , por eje m­plo, con la exc avación y exhumación de res tos hu ma nos de losnativos americanos, cuya creencia en qu e el tiempo se mueve encírculo, hace de la excavación arqueológica una amenaza para elpresente , al profanar el pasado.

La tarea de los arqueólogos es investiga r el pasado . Queremossaber qué pasó en tonces . Nues tras fuen tes materi ales - huesos,piedras, utcnsilios- están en el presente y el pasado que construi­mos también pertenece a l presente. Nunca conocere mos qué suce­dió realmente; sin embargo , porfiamos para pod er esc ribir el mejorrelat o sobre el pasado, un rela to que es in formado por las pruebasobtenidas y que procura mos que sea cohere n te y sa tisfactorio .

Uno de los problemas fu ndamen tales dc la arqu eología se resu­me en la figu ra 2.1. La cues tión parece simp le: tenemos un materialarqueológico ob tenido de la excavación y p lanteando las pregu ntasadecuadas esperamos obtener del mismo in formación so bre el pa­sado . Hay un abismo en tre pa sado y presente , un abismo que losarqueólogos han de franqu ear de algu na manera, aunq ue no pue-

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32 TFORI A ¡\ROl} EOL OG l e /\ . UNA II\ T R{) J)Ul ' t ' ¡(J i\: l i\ ( \ 1 1.\'/\ 1\ I ~ U I 1 :.l )I , ( l(, L\ ) ~ .13

arqueológico en el presente . ¿Pero cóm o lo hacernos? Una posiblesugerencia invita a usa r los m étodos de las cie ncias na turales. a in­tentar co n trasta r, a la vista de nuest ros mat eriale s , hipótesis a lte r­nativas acerca de procesos y ac on tecim ien tos , y desarrollar deesta for ma nues tro conoc im iento sobre e! pasado. Otra posib ilida des con temp lar los material es C0 l110 textos pa ra leerlos co mo lo ha­ríamos con un dOCUI11ento escrito .\' así descubrir la r ica com plej i­dad de los men sa jes cultu ra les del pas ado .

Hay muchos más enfoq ues : de hech o, el pro blem a ya [uc perci ­bid o sigl os atrás. El hum anista inglés sir Thornas Bro wn e centrósu maravilloso ensayo de mediados del siglo XV lJ, titul ado Ilvdro­taphia, en los descubrimi en tos de urnas de incinera ción qu e hoypensarnos que tienen un origen an glos ajón , situado en tre los s i­glos v y vu de nuest ra era . Browne contra stó la so lidez física de lasurnas con la im posibilidad de com pre nder las creencias re ligiosasque expresa ba n , e incluso con la im posib ilidad de asigna rles unafecha (Browne pensó que podría n se r ro manas) .

La cues tión de có mo en lazar present e con pasado planeó en suforma más explícita con la Nueva Arqueo logía de los a ños sesen tay sete n ta .

An tes de la Nueva Arqueolugía

Hay planteado un debate acerca de la teoría arqu eológica antesde la Nueva Arqueología , pero no dispon emos de espa cio su ficien­te para hacerle aquí ju sticia . Algunos historiador es de la arqueolo­gía mantienen que el siglo que precede a 1960 fue co mo un largoperíodo de somnolencia para la teoría , con un n1UY escaso deba teteórico. Arguyen que los arqu eólogos se concen tra ron en la reco­lección de grandes cant idades de mat erial sin hacerse demasiad aspreguntas sobre e! ma rco int e lect ual dentro de! que debían traba­jar, Otros niegan es te punto de vista y man tienen que es te períodoco ntem pló intensos deba tes de tipo muv diverso. Es tos últimospiensan, adem ás , qu e la importanci a de la Nueva Arqueología parae! desarrollo del pen samien to arqueológico ha sido muy exage­rada.

Quisiera subrayar que uno de los puntos de parti da de la lla­mada «Nueva Arqueología» reside en lo que acabo de plnute. u, lanoción de qu e la mera reco lecci ón de da tos - la ob ten ci ón de' m ásm ater ial-e- por ella 111i S111U no cond uc e a un m ejor co noci ur i. -u to

del pasado. David Cla rke , un o de los p rincipales expone nt es de laNueva Arqu eología , em pezó su lib ro clásico Analytlcal Arcltaeologvcon un a expresiva ci ta de Lewis Carrol l:

Ya ves, te cues ta la ca r rera más la rga qu e pued as hacer para nom overte de l mismo luga r. ( L~ re ina a Alicia , A travds del espe]» , ca­pítulo 2, Le-vis Carroll, 1832-1898.)

Cada año crecen las m ieses llu eva s de las exca vac io nes a rquco ló­gicas para p roduci r n ueva s cosech as de obj e tos prehistór icos... Elarqu eó logo ya y vien e, 1lI 1t:'\ 'O S nom b res y nu evo s yac im ien tos l' CV(.'rA

dcccn sobre los viejo s, mi emra-, que c ientos <.11..' a ños de materia l re­cogido inun dan las sa las de los m usco s. Al mism o tiempo, un a im­p lacable co rrien te de a rt ículos v libros describe v etiqueta al nuevomaterial , de man era que el iutrépi do a rqueólogo, a fuerza de lu r-io­sa actividad , apenas puede man te ne r su [sic ] status qua contra la co­tri ente constan te d e datos. S in em bargo . tina du da nebu losa asa ltanuestra mente: u na d isc iplina em p írica mod erna d ebería poder aS A

pi rar a res u ltados má s satisfac torios qu e el ma nte nimi e nto de u ns tatus qu o n...-Ia t ivo .\ u n l1 ujo regu lar de fingidos libros de historia(Clarke, 1972: 3).

Clarke, en aquel momento no estaba del todo seguro de qu e losmétodos de los a rqueólogos podían realmen te darnos versionesmejores y más fidcdi gn as del pasado: pa recía que po r más que sa ­c ár amos a la lu z m ás y más cosas, no avanz ábamos en términos denuestras ideas . Nuestro co nocim iento de los objetos en el presen teaumentó much o, pero deb ido a que no su pimos sa lvar bien elabismo que nos separa del pasado no obtuvimos pro gresos sustan ­ciales en la co mpren si ón del pasado.

¿Qué teorías disgu staban a Cla rke? Dicho de otra form a, ¿có­rn o, an tes de 1960, los a rqueólogos convert ían el mat eria l excava­do en discursos sobre e! pasado? Es fácil en esta cue stión caer engenera lizaciones. au nque , por otro lad o , p ued en e nco ntrarse sicm ­pre excepciones. Uno de los pilares tcoré ticos básicos fue la ideade cultu ra a rqueo lóg ica , con todo lo que sign ificó pa ra las po bla­ciones hu manas de! pasado. En pala bras de Go rdo n Ch ildc:

En contramos cier to t ipo de res tos - vasijas , im p lementos, orna­mentos, ritos de entierr o V fo rmas de hab itación-e- rnuv recu rrentes.A este complejo de ra sgosaso ciados lo podríamos c.leno"milla r' «gru pocu lt ural» o s im plemen te «cu ltu ra». Sup on emo s qu e cada tin o ele esoscomplejos es la expres ión ma terial de lo que hoy lla maríamos un"pueblo" (Chlldc, 1929: v-vi),