identidades nacionales y postnacionales (jurgen habermas)

Upload: javielo-maritrinez-lopez

Post on 07-Apr-2018

233 views

Category:

Documents


3 download

TRANSCRIPT

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    1/121

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    2/121

    IDENTIDADES NACIONALESY POSTNACIONALES

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    3/121

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    4/121

    JURGEN HABERMAS

    IDENTIDADESNACIONALESY POSTNACIONALES

    TERCERA EDICIN

    t e c h o s

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    5/121

    Traduccin: Manuel Jimnez RedondoDiseo de cubierta: Joaqun Gallego1.a edicin, 19893.a edicin, 2007

    Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra estprotegido por la Ley, que establece penas de prisin y/o multas,adems de las correspondientes indemnizaciones por daos yperjuicios, para quienes reprodujeren, plag iaren, distribuyeren ocomunicaren pblicamente, en todo o en parte, una obra literaria,artstica o cientfica, o su transformacin, interpretacin o ejecucin artstica fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada atravs de cualquier medio, sin la preceptiva autorizacin.Die Schrecken der Autonomie. Cari Schmitt auf englischund G eschichtsbewusstsein und posttraditionale identitat ausEineArt Schadensabwicklung Suhrkamp Verlag, Frankfurt amMain, 1987.Werk und W eltanschauung. Ein Beitrag zur Heidegger K ontro-verse aus deutscher Sicht und Intervieuw mit Jean-Marc Ferry Jrgen Habermas, 1988.Alie Rechte vorbehalten. EDITORIAL T ECN OS (GRUPO ANAYA, S. A.), 2007Juan Ignacio Luca de Tena, 15 - 28027 M adridISBN: 978-84-309-4523-8Depsito Legal: M. 12.850-2007Printed in Spain. Impreso en Espaa por Closas Orcoyen.Pol. Ind. Igarsa. Paracuellos de Jarama.

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    6/121

    NDICEPg.

    INTRODUCCIN, por Manuel Jimnez Redondo 9HEID EG GER : OBRA Y VISI N DEL MUNDO 15CARL SCHMITT: LOS TERR ORE S D E LA A UTONOMA 67CONCIENCIA HISTRICA E IDENTIDAD POST-TRADICIONAL 83IDENTIDAD NACIONAL E IDENTIDAD POST-NA CION AL. Entrevista con J. M . Ferry 111

    7

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    7/121

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    8/121

    I N T R O D U C C I NComo ha sealado el propio Haberm as, "la anemiaprctica de Teora de la accin comunicativa es necesario resultado de la ambivalencia, vulnerabilidad ylos muy distintos planos en que ha de moverse todaprctica", de todo lo cual muy poco cabe decir en elnivel de generalidad en que por fuerza ha de m overseuna teora. Cosa muy distinta es lo que ocurre cuando, sobre el trasfondo de los teoremas y con los medios conceptuales suministrados por la teora, se procede al anlisis poltico concreto. Aqu los resultados,

    obtenidos siempre desde una determinada perspectiva y del anlisis de un determinado problema, puedenmuy bien acabar siendo provocadores e incluso irritantes, sin que dejen por ello de ser resultados extremadam ente m atizados y diferenciados.Los ensayos recogidos en este libro se centran entorno a cuatro motivos o temas, situados en planosdistintos, y de muy distinto radio y alcance, que Ha-bermas aborda "desde una perspectiva alemana" (yaun sta internamente dividida, no slo entre diversospartidos, sino incluso en el propio autor); el lector nodebera olvidar en ningn momento esto ltimo si noquiere errar de antemano el blanco de sus posiblesenojos. La perspectiva alemana resulta obvia en elprimero de los motivos, el tema de fondo de la "disputa de los historiadores": el de la autocomprensin dela Repblica Federal en relacin con el pasado delque fue resultado. Sin la crispacin que caracteriz ala disputa misma, en "Conciencia histrica e identi-

    9

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    9/121

    dad postradicional" Habermas expone ante un pblico dans el sentido de su intervencin en la polmica,en un texto que se ha convertido en uno de los msfascinantes ensayos a que cabe recurrir hoy sobre eltema "nacin y nacionalismo". En la entrevista "Identidad nacional e identidad postnacional" vuelve a insistir en lo que de general puede tener esa perspectiva. Y , a la vez, ambos trabajos iluminan el trasfondopoltico tan to de la discusin teortica que Haberm aslleva a cabo en El discurso filosfico de la Modernidadcomo de los otros dos estudios recogidos en el presente libro.Pues, como cabe presumir por la polmica suscitada por la edicin francesa del libro de Vctor Farassobre Heidegger v el nazismo, la "perspectiva alemana" que Habermas adopta en el prlogo que escribesobre Heidegger para la versin alemana de ese librono es probable que resulte tan obvia. Pertenece Ha-bermas a la generacin de pensadores alemanes queiniciaron o concluyeron sus estudios universitarioscuando se hacan patentes las dimensiones de la catstrofe moral que el rgimen nazi haba supuesto. Se advierte en esta generacin una voluntad de distancia-miento frente a las tradiciones de pensamiento en lasque, sin embargo, an haban crecido, de mirarlasdesde fuera, con los ojos de los "emigrados" o de esquemas conceptuales forneos, de abandonarlas sinms o de someter su apropiacin a un enrgico trabajo de criba, en una actitud de "recelo y aun de ira"ante todo lo que hubiera contribuido o hubiera podido contribuir a enceguecer ante la catstrofe. Y es patente tambin la voluntad de reconducir esas tradiciones al marco de la "superficial" Ilustracin europea,en trabajos siempre extremadamente sensibles a lascuestiones de fundamentos y a la "dialctica" de esa10

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    10/121

    misma Ilustracin y de toda ilustracin, "dialctica"de la que no pocas de esas tradiciones ms que concepto son sntoma. A hora bien, en y pese a la "dialctica de la Ilustracin", nihil contra Deum, nisi Deusipse, nada que ponga en cuestin "el general significado e importancia de la fe en la discusin", si no es lapropia discusin. Nada hay que repugne ms a estageneracin que el gesto del filsofo que se presentacon la pretensin "de que hay un pensamiento que esms riguroso que el conceptual" o con el gesto de fundador de secta en posesin de una verdad salvfica. Incluso de la idea del "emigrado" Adorno de que "lautopa del pensamiento sera expresar lo sin-conceptoen conceptos sin asimilarlo a stos", Habermas nopar hasta desprenderse definitivamente de ella en elltimo captulo del primer tom o de Teora de la accincomunicativa. Difcilmente puede negarse que estaactitud, compartida por toda una generacin, hapuesto en marcha uno de los movimientos ms apasionantes del pensamiento de nuestros das. Los teoremas centrales del "idealismo alemn" (tomando estaexpresin en su sentido ms lato posible) y de las tradiciones "fatales" y no fatales que reaccionaron a lhan quedado vertidos en, y fundidos con, esquemasconceptuales que les eran extraos, sobre todo deprocedencia anglosajona, en un admirable trabajo detransformacin y criba, abundante, por lo dem s, enobservaciones de mofa a la proverbial "profundidad"del pensamiento cen troeuropeo .

    Y, sin embargo, la idea de superacin del "proyectode la Ilustracin", de obsolescencia del "contenidonormativo de la Modernidad" o de superacin del"racionalismo occidental", idea que para esta generacin no puede menos de tener connotaciones siniestras (y que en nuestro pas quiz no deje de tener ms11

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    11/121

    bien su lado cm ico), es hoy elemento esencial de corrientes de pensamiento en que los nombres deNietzsche, Heidegger, e incluso el de Cari Schmitt (alos que ningn miembro de esa generacin dudara enconsiderar figuras bien representativas de "nuestrasfatales tradiciones"), ocupan una posicin central.Nada tiene, pues, de extrao que, cuando H abermasaborda un tema como el "caso Heidegger" o el "casoCari Schmitt", ese tema se le divida inmediatamenteen tre s, imbricados entre s, que constituyen en realidad los otros tres motivos sobre los que versan los trabajos recogidos en este libro. El menos importantequiz para un forneo es el de la tipicidad del personaje o el papel desempeado por el personaje en elmedio de la cultura poltica alemana de los aos treinta. M ucho ms importante es hasta qu punto categoras centrales de su pensam iento vienen infectadas porla visin del mundo con la que se vieron polticamentecomprometidos o qu papel desempean en esa cos-movisin las tradiciones de pensam iento a que esas figuras pertenecen; pues "desde una perspectiva alemana", y quiz no slo desde una perspectivaalemana, la capacidad de un pensamiento para reaccionar a lo ocurrido en Centroeuropa en los aostreinta y cuarenta se convierte en definitivo elementodiscriminante. Y esa segunda cuestin es, a su vez, inseparable de o tra de mucho ms alcance: qu hay delncleo del racionalismo occidental, del que esas figuras y tradiciones de pensam iento que apelan a ellas yotras que no apelan a ellas, bien las interpretemoscomo concepto, bien como sntomas, se encargaron einsistentemente se han encargado de mostrar su ambivalencia. El que H abermas no pueda m enos de abordar conjuntamente estos tres motivos, y ello ademssobre el trasfondo de crispacin poltica dejado por la12

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    12/121

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    13/121

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    14/121

    H E I D E G G E R :OBRA Y VISI N DEL MU NDOCONTRIBUCINA LA CONTROVERSIA SOBRE HE IDEG GE RDESD E UNA PERSPECTIVA ALEMA NA

    Nota preliminarEl presente texto ha surgido con motivo de la versin alemana del libro de V . Faras Heidegger et le Na-zisme (Fischer, 1988). Pero con independencia de estecontexto considero justificada una publicacin porque en las discusiones tenidas hasta aqu no se han separado suficientemente algunos aspectos. El juicio

    moral de los nacidos despus, que se ve incluso msdesafiado por el comportamiento del filsofo tras1945 que por su compromiso poltico durante la pocanazi, no debe enturbiar la consideracin objetiva delcontenido de su obra filosfica. Pero tal distincin legtima entre persona y obra tampoco puede convertirse en pretex to para eliminar la cuestin de si, y en qugrado , esa obra se vio afectada en su sustancia por lapenetracin en ella de contenidos de una determinadavisin del mundo. Esta cuestin cobra a la luz de lasinvestigaciones histricas de H. Ott y de V. Farascontornos ms claros. Pero no puede responderse conslo los medios del anlisis histrico.

    15

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    15/121

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    16/121

    nuevos hechos. Aparte de eso, la edicin completa delos escritos de Heidegger, ahora en marcha, permiteuna visin ms exacta del contenido de los cursos y escritos de los aos treinta y cuarenta, an no publicados del todo 6 . Y, sin em bargo, han sido menester losesfuerzos de un colega chileno para poder disponertambin entre nosotros (por este rodeo de una traduccin del francs en la que se ha tenido presente el original castellano) * de una biografa poltica de Heidegger. Este extraamiento a travs de la mirada deun extranjero es quiz la mejor respuesta a la crispadaactitud observada por Franzen que en nuestro pasreina en todo lo tocante a Heidegger. El distancia-miento que tal circunstancia impone a este libro deFaras puede servir de justificacin a mi intento deponer en relacin este trabajo , que , natura lmente, hade hablar por s solo, con el actual contexto alemn.Desde la perspectiva de un lector alemn contemporneo es importante de entrada una aclaracin. Ladiscusin acerca del comportamiento poltico de M artin Heidegger no puede ni debe servir al propsito deuna difamacin y desprecio sumarios. Como personalidad que ha desempeado un papel en nuestra historia, Heidegger est sometido al juicio del historiador,como cualquier otro. En este libro aparecen actos yformas de comportamiento que no invitan ciertamente a una calificacin muy benvola del personaje.

    6 Cfr. Tertulian, "Heidegger oder: Die Besttigung der Poli-tik durchs Seinsgeschichte. Ein Gang zu den Q uellen. Was aus denTexten des Philosophen alies sprudelt", en Frankfurter Rundschaude 2 de febrero de 1988.* En Faras (1989) este parntesis reza: "por este rodeo de unatraduccin del castellano en la que se ha tenido presente la edicinfrancesa". (N. del T.)17

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    17/121

    Pero como nacidos despus, que no podemos sabercmo nos hubiramos comportado en esa situacin dedictadura poltica, haremos muy bien en moderarnosen lo tocante a la valoracin moral de las acciones yomisiones de Heidegger durante la poca nazi. KarlJaspers, el amigo y compaero de generacin, se encontraba en una posicin muy distinta. En un informeque le pidi la Comisin de Depuracin Poltica de laUniversidad de Friburgo a fines de 1945, Jaspers haceel siguiente juicio sobre el "tipo de pensamiento" deHeidegger: en su opinin, se trata de un estilo de pensamiento que "por esencia carece de libertad, es dictatorial y ajeno a toda comunicacin" 7 . Este juiciocaracteriza tan bien al propio Jaspers como a Heidegger. Pues, como demuestra su libro sobre Schelling,en tales juicios Jaspers se deja guiar por la rigurosamxima de que el contenido de verdad de una doctrina filosfica ha de reflejarse en la mentalidad y estilode vida del filsofo. Esta rigurosa concepcin de launidad de obra y persona me parece que no hace justicia a la autonoma del pensamiento y sobre todo a lahistoria de influencias y efectos que un pensamientogenera 8 . Con ello no pretendo negar en modo alguno

    7 Ott (1988), p . 65.8 La moderacin en la valoracin poltico-moral del comportamiento de entonces debera incluir la renuncia a comparacionesque con demasiada facilidad adoptan el gesto de pasar factura. Unaleccionador ejemplo lo ofrece incluso el circunspecto O tto Pgge-ler, que no solamente com para el compromiso de Heidegger con elfascismo con la opcin de E . Bloch y G. Lukcs por Stalin, sino quea este propsito trae tambin a colacin una recensin en la queTh. W . Adorn o, sin percatarse en absoluto de la situacin de 1934,haba credo poder sobrevivir a la catstrofe que se cerna sobreAlemania [Pggeler (1985), p . 28]. Cuando en 1963 (en el peridico estudiantil de Francfort Diskus) Adorno se vio confrontado con18

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    18/121

    toda conexin interna entre una obra filosfica y elcontexto biogrfico en que esa obra nace, ni tampocoel grado de responsabilidad que compete a un autorque durante su vida pudo muy bien reaccionar a lasconsecuencias no pretendidas de sus manifestaciones.Pero la obra de Heidegger hace mucho tiempo quese separ de su persona. Con toda razn empiezaHerbert Schndelbach su exposicin de la filosofa enAlemania indicando que nuestra filosofa actualviene esencialmente determinada por los impulsosque en ese momento partieron del Tractatus logico-philosophicus (1921) de Wittgenstein, de Historia yconciencia de clase de Lukcs, y de Ser y Tiempo deMartin Heidegger 9. Con Ser y Tiempo Heidegger sehaba hecho valer de la noche a la maana, por as decirlo, como un pensador de rango. Incluso colegas situados bien lejos de l, como Georg Misch, se percataron enseguida del "gran aliento" y del "buen saberhacer" de este filsofo capaz de sealar el camino. Y ,en efecto, Heidegger haba fundido y refundido deforma tan original los planteamientos contrarios querepresentan la hermenutica de Dilthey y la fenomenologa de Husserl, que pudo hacer suyos los motivospragmatistas de Max Scheler y convertir todo ello enuna superacin historizante de la filosofa del sujeto 10. Este replanteamiento de la filosofa resultabasu recensin de 1934, reaccion con una carta abierta, cuyas palabras ofrecen un impresionante contraste con el vergonzante silencio de Heidegger. Cfr. el eplogo editorial de R . Tiedemann en T,W. Adorno, Gesammelte Schriften, tomo 19, pp. 635 ss. En esemismo tomo se recoge la carta de A dorno y un comentario de M .Horkheimer.9 H. Schndelbach, Philosophie in Deutschland 1831-1933,Francfort, 1983, p . 13.10 Sobre la influencia del pragmatismo en H eidegger, cfr. C. F .

    19

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    19/121

    tanto ms sorprendente cuanto que pareca permitirfusionar los problemas clsicos de la metafsica deAristteles con los virulentos motivos de la dialcticaexistencial de Kierkegaard. Incluso visto desde hoy,este nuevo comienzo representa la cesura ms profunda que desde Hegel se ha producido en el pensamiento alemn.M ientras que la destranscendentalizacin del sujetoconstituidor de mundo, efectuada en Ser y Tiempo,no tena par, la crtica a la razn que, partiendo deNietzsche, Heidegger introdujo despus, representel equivalente idealista, que ya entonces caba esperar, de la crtica materialista de la razn cosificante orazn instrumental, una crtica an ligada a Hegel,pero que una productivamente a Weber con Marx.La riqueza de anlisis particulares, que, entre otrascosas, ponan de manifiesto las premisas ontolgicasdel pensamiento moderno, tenan como contrapartida en Heidegger el estrechamiento de la mirada a ladimensin de una historia de la metafsica, estilizadasin ms contemplaciones. Esta abstraccin respectode los contextos histricos de la vida social no dej detener consecuencias para el tipo de recurso de Heidegger (un recurso no filtrado por las ciencias sociales) a los anlisis de la actualidad que entonces estaban en boga. Cuanto ms desapareca la historia realtras la "historicidad", tanto ms fcil resultaba a Heidegger hacer un uso tan ingenuo como pretenciosodel anlisis de la actualidad, a los que recurra ad hoc.

    Con su movimiento de pensamiento destranscen-dentalizador y de crtica a la metafsica Heidegger,cuya obra fue ciertamente criticada, pero cuya posi-Gethmann, "Vom Bewusstsein zum Haldeln", en H. Stachoviak,Pragmatik, tomo II, H amburgo, 1987, pp . 202 ss.20

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    20/121

    cin se mantuvo inatacada durante los aos treinta ycuarenta, ejerci un influjo ininterrumpido en las universidades alemanas. Este efecto creador de escuelaalcanz hasta los aos sesenta. Su peso est bien documentado en una obra colectiva sobre Perspectivaspara la interpretacin de su obra, que O. Pggeleredit con motivo del octogsimo cumpleaos de Hei-degger n . Durante el largo perodo de latencia en laformacin de la Repblica Federal hasta principios delos aos sesenta la escuela de Heidegger mantuvo u naposicin predominante; el que despus la filosofaanaltica del lenguaje (con Wittgenstein, Carnap yPopper) y el marxismo occidental (con Horkheimer,Adorno y Bloch) hicieran tambin pie en las universidades alemanas no signific sino una retardada normalizacin de la situacin.

    Pero ms significativo que el influjo acadmicosobre varias generaciones de discpulos es la inspiradora irradiacin que la obra de Heidegger ejercisobre cabezas independientes que tomaron este oaquel motivo de su pensamiento para desarrollarlodespus sistemticamente en planteamientos propios.El primer Heidegger influy de esta guisa ante todoen la filosofa existencial y en la antropologa fenome-nolgica de Sartre y de Mrleau-Ponty. En Alemaniapuede decirse otro tan to de la hermenutica filosficade Hans-Georg Gadamer. Y prosecuciones productivas de su pensamiento las ha habido tambin en migeneracin, por ejemplo en Karl-Otto Apel, MichaelTheunissen y Ernst Tugendhat n. La crtica de Hei-

    11 O. Pggeler (ed .), Heidegger, Colonia, 1969.12 Mi intensiva ocupacin con el primer Heidegger dej tambinhuellas en mis trabajos, incluso en Conocimiento e inters (1968);cfr. las referencias bibliogrficas en Franzen (1976); a m me fas-21

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    21/121

    degger a la razn ha ejercido mucha ms influencia enFrancia y en Estados U nidos, por ejemplo en D erri-da , Richard Rorty y Hubert Dreyfus.El cuestionable comportamiento poltico de unautor arroja ciertamente una sombra sobre su obra.Pero la obra de Heidegger, sobre todo el contenido deSer y Tiempo, ocupa un lugar tan eminente en el pensamiento filosfico de nuestro siglo que es absurda lasospecha de que la sustancia de ese libro pudiera que

    dar desacreditada ms de cinco decenios despus porla valoracin poltica que se haga de la toma de partido de Heidegger por el fascismo.Pero entonces, si prescindimos de ese inters histricamente distanciado que es habitual en el mbito dela ciencia, qu inters puede tener el ocuparse delpasado poltico de Heidegger hoy, y precisamenteaqu en la Repblica Federal Alemana? A mi juicio,estas cosas merecen nuestro inters sobre todo desdedos puntos de vista. En primer lugar, la actitud deHeidegger tras 1945 hacia su propio pasado es un casotpico de esa actitud m ental que ha venido persistentemente determinando la historia de la Repblica Federal hasta bien entrados los aos sesenta. Como demuestra lo que se ha dado en llamar la "disputa de loshistoriadores", su fuerza formadora de mentalidad yactitudes alcanza incluso hasta nuestros das 13. Paraci el marxismo heideggerano del primer Marcuse; cfr. A.Schmidt, "Existential-Ontologie und historischer Materialismusbei H. M arcuse", en Habermas (ed.), Antworten auf HerbertMar-cuse, Francfort, 1968, pp . 17 ss.13 H. U . Wehler, Entsorgung der deutschen Vergangenheit?, Munich, 1987. Todava en Hillgruber encontramos en 1986 la mismacomparacin de los crmenes alemanes con la expulsin de los alemanes de las provincias del E ste , a que H eidegger recurre en 1949en su carta a Marcuse. Sobre estas cartas, cfr. ms abajo, pp . 56 ss.22

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    22/121

    poder entender qu hay de sintomtico en esa negativa a cambiar de actitud, en esa persistente prcticade negar lo evidente, es menester informarse de loque Heidegger hasta su muerte trat de reprimir, encubrir o falsear. En segundo lugar, toda tradicin queen Alemania haya podido contribuir a la ceguera colectiva frente al fascismo necesita de una apropiacincrtica, de una apropiacin acompaada de ira y recelo . Y as tiene que ser en el caso de una filosofa quehasta en sus medios retricos de expresin absorbilos impulsos recibidos de la cosmovisin de su poca.No puede desacreditarse el contenido de verdad deuna teora ponindola en relacin con asuntos que leresultan externos; pero tampoco se puede ni se debedeclarar terreno vedado a unafiguradel espritu objetivo, que tan potente se muestra en su capacidad decrear tradicin, inmunizndola incluso contra la pregunta de si en ella no se entreveraron elementos certeros, objetivos, con elem entos absorbidos de la visindel mundo predominante en su poca 15. Lo que eneste pas se consider siempre justo en relacin con elestalinismo, ha de considerarse tambin equitativocuando se trata del fascismo.Manfred Frank, refirindose a las variantes difundidas hoy en Francia de la crtica heideggeriana a larazn , ha expresado la opinin de que el problema de

    14 Karl Jaspers y el arzobispo G rber exigan o esperaban de suamigo Heidegger, en 1945, incluso un "autntico renacimiento" o"un radical cambio de actitud espiritual": cfr. Ott en Gethmann-Siefert, Pggeler (1988), p . 65.15 Tampoco R. Rorty se da cuenta de que el problema no es larelacin entre persona y obra, sino el peculiar entrelazamiento defilosofa y cosmovisin: "Taking Philosophy Seriously", The NewRepublic, April 11, 1988, pp. 31 s.23

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    23/121

    la disolucin de ese sndrome cosmovisional de procedencia tpicamente alemana, es decir, de ese sndrome cuyos representantes tpicos fueron los "jvenesconservadores", est lejos de haber quedado resuelto: "Las nuevas teoras francesas son aceptadas pormuchos de nuestros estudiantes como un mensaje desalvacin... A m me parece que bajo pretexto de esaapertura a lo francs-internacional lo que esos estudiantes estn haciendo es volver a mamar con fruicinsus propias tradiciones irracionalistas que aqu quedaron interrumpidas con la cada del Tercer Reich" 16.Las siguientes observaciones que tratan de complementar la investigacin de Faras tienen por objetoplantear una cuestin que ya abord en otro lugar 17:la de si se dio una relacin interna entre la filosofa deHeidegger y la percepcin poltica que Heideggertuvo de la situacin contempornea 18.

    16 M. Frank, "Philosophie heute und jetzt", Frankfurter Rundschau, de 5 de marzo de 1988. La recepcin de Heidegger por partede la nouvelle droite en Francia podra servir de advertencia. Porejemplo, para el radical de derechas Pierre Krebs, promotor de losseminarios Thule, Heidegger constituye un autor de referencia,que se cita ms a menudo que A . G ehlen, K. Lorenz, A . Moellervan den Bruck, O. Spengler, etc.; cfr. P. Krebs, "Unser inneresReich", en P. Krebs (ed .), hut zurldentitt, Struckum, 1988, pp. 9ss. [Nota aadida en Faras (1989). (N. del T.)].17 J. Habermas, Der Philosophische Diskurs der Modeme,Francfort, 1985, pp. 184 s.18 Lamentablemente me era desconocida en ese momento lapertinente investigacin de W. Franzen, Von der E xistenzialonto-logie zur Seinsgeschichte, Meisenheim am Glan, 1975, pp . 69 ss., yel eplogo a la segunda edicin de O. Pggeler, Der Denkweg M.Heideggers, Pfullingen, 1983, pp. 319 ss. (vers. castellana, El camino del pensar de Martin Heidegger, Madrid, 1986).24

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    24/121

    IIO tto Pggeler haba expuesto en 1963 la trayectoria

    de lafilosofade Heidegger (versin castellana El camino del pensar de Martin Heidegger) en una versinautorizada por el propio Heidegger, que reflejabafielmente la autocomprensin del autor. Es precisamente a este discpulo, el ms fiel de todos, al queveinte aos despus le embarga la duda: "No fue unadeterminada orientacin de su pensamiento la quehizo que Heidegger y no por casualidad viniera adar en las proximidades del nacionalsocialismo, y quedespus nunca lograra en realidad escapar a esa proximidad?" 19. En sus ltimos escritos Pggeler vieneadoptando una perspectiva desde la que la historia dela obra de Heidegger queda mucho ms prxima de loque se haba considerado hasta ahora a las crisis de supropia biografa.Pggeler distingue primero entre la crisis religiosaen la que Heidegger cae personalmente en torno a1917, y el sentimiento general de crisis del ao 1929,por el que Heidegger se ve arrastrado polticamente.Cuando Heidegger en 1929 abandona por propiodeseo los estudios de teologa catlica, justifica estepaso diciendo que "son motivos de teora del conocimiento los que le han llevado a considerar problemtico o inaceptable el sistema del catolicismo pero noel cristianismo y la metafsica si bien sta entendidaen un nuevo sentido..." 20. Si a esto se aade su ocupacin subsiguiente con el Lutero de la poca de laReforma y con Kierkegaard y su ulterior encuentro

    Pggeler (1983), p . 33 5.Cita de Pggeler (1983), p. 327.25

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    25/121

    con Bultmann en Marburgo, se torna plausible desdequ motivos y desde qu punto de vista se planteabapara Heidegger el problema de la mediacin del pensamiento histrico con la metafsica; su actitud deatesmo metodolgico no haba cerrado todava enmodo alguno el horizonte de experiencia especficamente cristiano. Heidegger pretende una "fenomenologa de la vida" que se apoya en experiencias lmitesde la existencia personal. La experiencia de la historiabrota del autocercioramiento del individuo concretoen su situacin de cada caso. Esa experiencia le llevaa) a una reinterpretacin hermenutica del mtodofenomenolgico de Husserl, le obliga b) a una interpretacin de la pregunta metafsica por el Ser desde elhorizonte de la experiencia del tiem po, y le fuerza c) auna reformulacin preada de consecuencias de lasoperaciones generativas del yo trascendental, por laque stas se convierten en el proyecto de vida histricamente situado de un Dasein que en trminos de fac-ticidad se encuentra a s mismo en el mundo. La conexin de b) y c) explica finalmente por qu el inters deHeidegger permaneci dirigido a la estructura de laexistencia humana en general a la vez que requerauna clara delimitacin de la ontologa existencial frente a las empresas coetneas de filosofa de la existencia (Jaspers). La analtica que en Ser y Tiempo se hacedel Dasein se qued en una teora, por existencial-mente enraizada que fuera, del ser-en-el-mundo engeneral. Esto explica el contraste sealado una y otravez entre esa pretensin de anlisis radical y la persistente abstraccin en que queda la historicidad (comocondicin de la experiencia histrica en general) respecto de los procesos histricos mismos.

    Ahora bien, la aportacin pionera de Ser y Tiempoconsiste en que H eidegger dio un paso argum entativo26

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    26/121

    decisivo en la superacin del planteamiento que representa la filosofa de la conciencia 21. Esta aportacin puede, desde luego, quedar iluminada por eltransfondo motivacional que representa la crisis personal de Heidegger; pero no puede verse afectada nimenoscabada por ese contexto de nacimiento. Naturalmente ya en esta obra central se refleja ese espritude la poca, del que el autor qued prisionero. La crtica de la burguesa culta a la civilizacin de m asas seexpresa en especial en la coloracin que en trminosde diagnstico de la poca adopta el anlisis del "uno"(man); la queja elitista sobre la "dictadura de la opinin pblica" era posesin comn de los mandarinesalemanes de los aos veinte y aparece de forma similar en Karl Jaspers, E . R . Curtius y otros muchos. Laideologa que vena inscrita en el hidden curriculumde los institutos alemanes de enseanza m edia dej susello en generaciones enteras, tanto a la izquierdacomo a la derecha. A esta ideologa pertenece la auto-comprensin elitista de la gente de carrera universitaria , el fetichismo del espritu, la idolatra de la lenguamaterna, el desprecio de todo lo social, la completaausencia de ese tipo de consideracin sociolgica, habitual desde haca ya mucho tiempo en Francia y enEstados Unidos, la polarizacin entre ciencias de lanaturaleza y ciencias del espritu, etc. Todos estosmotivos reaparecen, sin que medie filtracin reflexivaalguna, en el pensamiento de Heidegger. Algo msespecficas son las curiosas connotaciones de que Heidegger dota ya entonces a conceptos como Schicksal(destino) y Geschick (destino colectivo). Elpathos del

    21 Habermas (1985), pp . 169 ss. Sobre la controvertida prehistoria de Ser y Tiempo, cfr. las contribuciones de H. G. Gadam er, C.F. Gethmann y Th. Kisiel en Dilthey Jahrbuch, t. 4, 1986-1987.27

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    27/121

    nihilismo heroico une a Heidegger con las cabezas afines del movimiento conservador-revolucionariocon Spengler, los hermanos Jnger, Cari Schmitt ylos miembros del crculo Die Tat. Pero la irrupcinde estos motivos, en tanto que cosmovisionales, en laautocomprensin de Heidegger comofilsofoe incluso en sus ideas filosficas centrales, la data Pggeierno sin razn hacia el ao 1929, la poca de la crisiseconmica y en general del ocaso de la Repblica deWeimar.Si se entiende la ideologa de los mandarines alemanes en el sentido en que la entiende F. K. Ringer 22 ,pueden verse conexiones entre la conciencia de mandarn del profesor Heidegger y las barreras que la argumentacin de Ser y Tiempo no logr superar. Sinembargo, no creo que una investigacin en trminosde sociologa del conocimiento llegara a mostrar m sque lo que la crtica filosfica inmanente ha venidomostrando desde hace mucho tiempo. Heidegger, alcentrar su atencin en una presunta constitucin invariante del Dasein, se cerr de antemano el caminopara pasar de la historicidad a la historia real 23 . Asimismo, Heidegger, al suponer al "ser-con" (Mit-sein)un status puramente derivado, yerra la dimensin dela socializacin y de la intersubjetividad 24. Con la interpretacin de la verdad como estado de desoculta-

    F. K. Ringer, The Decline of Germn Mandarins. The Germn Academic Community 1890-1933, Cambr., Mass., 1969; cfr.mi recensin en Perfiles filosfico-pottticos, Madrid, 1984; cfr. tambin H. Brunkhorst, Der Intellektuelle im Land der Mandarme,Francfort, 1987.23 Franzen (1975). Esto es algo de lo que ya se percat Adornoen su leccin inaugural de 1930: T. W. Adorno, "Die Aktua litt derPhilosophie", Gesammelte Schriften, 1.1, pp. 325 ss.24 M. Theunissen, DerAndere, Berln, 1977, pp . 182 ss.28

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    28/121

    miento ignora Heidegger adems el momento de in-condicionalidad de una pretensin de validez, comoes la de verdad, q ue , como tal pretensin, trasciendetodos los criterios puramente locales 25. Finalmente,su solipsismo metodolgico impide a Heideggertomar en serio las pretensiones de validez normativasy el sentido de las obligaciones morales 26. Basta estetipo de crtica para mostrar por qu "la filosofa de Sery Tiempo, ni para Heidegger ni para una serie de colegas y discpulos que le estaban bien prximos, parecaofrecer, como es evidente, un potencial crtico contrael fascismo" 27. As, W. Franzen llega a la conclusinde que "mucho de lo que Heidegger dijo y escribi en1933 y 1934 es verdad que no se segua necesariamente de lo que estaba en Ser y Tiempo, pero s que podaseguirse sin hacer a los textos demasiada violencia" 28.

    El hueco que esta explicacin negativa deja abierto, voy a llenarlo con la tesis de que aproximadam entedesde 1929 se pone en marcha una cosmovisionaliza-cin de la teora. Desde ese momento empiezan a penetrar en las ms secretas moradas de la filosofa deHeidegger motivos de ese turbio diagnstico de lapoca que venan haciendo los "jvenes conservadores". Heidegger se abre por primera vez del todo alpensamiento antidemocrtico que en la repblica deWeimar haba encontrado en la derecha prominentesportavoces y que incluso haba atrado a cabezas origi-

    25 E. Tugendhat, "Die Idee von W ahrheit", en Pggeler (1969),p. 286; cfr. tambin K. O. Apel, Transformation der Philosophie,Francfort, 1973, t. I, segunda parte.26 G. F. Gethmann, "Heideggers Konzeption des Handelns in"Sein und Z eit", en G ethmann-Seifert, Pggeler (1988), pp. 140 ss.27 Ibid., p. 142.28 Franzen (1975), p . 80.29

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    29/121

    nales . Esos dficit que en Ser y Tiempo puedenmostrarse por va de una crtica inmanente, Heideg-ger no pudo percibirlos como dficit porque comparti las difundidas pasiones antioccidentales de su entorno y, frente al superficial universalismo de laIlustracin, consider ms originario el pensamientometafsico. La historia concreta no era para l sino unacontecer meramente ntico, el contexto de la vidasocial una dimensin de la inautenticidad, la verdadproposicional un fenmeno derivado y la moralidadslo un sinnimo de valores cosificados. Tales prevenciones y prejuicios perm iten explicar las manchas ciegas en el desarrollo de ese planteamiento innovadorque representa Ser y Tiempo. Pero slo despus deSer y Tiempo comienza a operar en la obra de Heideg-ger esa subterrnea corriente anticivilizatoria de latradicin alemana (Adorno), que acabara minandoel planteamiento mismo 3 0.

    IIIPggeler insiste, con razn, en la cesura biogrficaque representa el ao 1929. Tres cosas coinciden. E n29 K. Sontheimer, Antidemokratisches Denken in der WeimarerRepublik, Munich, 1962; Ch. v . Krockow, Die Entscheidung, Stutt-gart, 1958.3 0 Los apologetas franceses de Heidegger ponen las cosas cabeza

    abajo al pretender explicar la opcin de Heidegger por el nacionalsocialismo con cosas tales como que el pensamiento de Ser y Tiempo permanece todava demasiado enraizado en el "pensamientometafsico" y que qued an demasiado ligado al destino colectivoque representa el nihilismo. Cfr. Ph. Lacoue-Labarthe, Lafictiondu politique, Pars, 1987. Para una crtica de esta obra, cfr. L.Ferry, A . Renault, Heidegger et les Modernes, Pars, 1988.30

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    30/121

    ese momento reaparecen en escena Hlderlin yNietzsche como los autores que habran de dominarlos decenios siguientes. Con ello se pone en marchaese giro neopagano, que hara pasar a segundo planolos motivos cristianos en favor de un recurso a lo arcaico. Todava al final de su vida pone Heidegger suesperanza en "un" dios que pueda salvarnos. Pggelerse hace esta pregunta: "o hubo un camino... deNietzsche a Hitler? No trat Heidegger de encontrardesde 1929, de la mano de Nietzsche, mediante elhacer de los grandes hacedores, el camino de vuelta ala experiencia trgica del mundo y, por consiguiente,a una grandeza histrica, con el fin de recobrar en elmedio de la situacin alemana del momento y en trminos transformados el origen que fue el pensam ientogriego y un horizonte reordenado por m itos?" 3 1.

    En segundo lugar, la autocomprensin del filsofoexperimenta una mudanza. Duran te el encuentro conCassirer en Davos, formula Heidegger las ms rotundas negativas contra el mundo de Goethe y del idealismo alemn. Era en marzo de 1929. Pocos meses despus, tras la leccin inaugural de Friburgo en el mesde julio, tiene lugar la ruptura con su maestro Hus-serl. En ese momento Heidegger recurre a un temaque haba tratado por primera vez diez aos antes; daun curso sobre la "esencia de la universidad y de losestudios universitarios". Parece que es entonces cuando Heidegger efecta conscientemente la ruptura conla filosofa acadmica, para filosofar en adelante enun sentido distinto, no profesional: en una confrontacin directa con los problemas de la poca, que el filsofo considera apremiantes. La universidad se le pre-

    Pggeler (1985), p. 47.31

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    31/121

    senta, como haba de quedar claro en el discurso detoma de posesin del rectorado en 1933, como el lugarinstitucional privilegiado para una renovacin que haba que llevar a efecto en trminos no convencionales.En tercer lugar, Heidegger se abre, tambin en suctedra , a los diagnsticos de la actualidad que venanhaciendo los jvenes conservadores 3 2. En su cursodel semestre de invierno 1929-1930 sobre "Los conceptos fundam entales de la metafsica" se refiere a autores como Spengler, Klages y Leopold Ziegler y conjura el herosmo de la existencia temeraria contra lanormalidad de la miseria y el apocamiento burgueses,que slo le merecen menosprecio: "De nuestra existencia est ausente el misterio y con ello ese ntimo espanto que todo m isterio trae consigo y que presta a laexistencia su grandeza" 3 3 . En los aos siguientes Heidegger estudia los escritos de Ernst Jnger Guerra yguerrero (1930) y El trabajador (1932).Pero el proceso de cosmovisionalizacin de la filosofa de Ser y Tiempo no slo se explica por la conciencia de crisis, que hace a Heidegger sensible a lacrtica que de la metafsica haba hecho Nietzsche,que sugiere para una filosofa liberada de las atadurasacadmicas y para su lugar, la universidad, el papel deun salvador cuando ms arrecia el peligro y que abrepuertas y ventanas a la turbia crtica anticivilizatoria

    3 2 Uno de los ms clarividentes anlisis lo sigue ofreciendo an eltemprano artculo de H. M arcuse, "Der Kampf gegen der liberalis-mus in der totalitarer Staatsauffassung", en Zeitschrift fr Sozial-forschung, 3 , 1934, pp . 161 ss., con referencias al artculo de H eidegger en el peridico estudiantil de Friburgo de 10 de noviembrede 1933.3 3 M. Heidegger, Gesamtausgabe, t. 29-30, p . 244. Para el anlisis del pargrafo 38, cfr. W. Franzen, "Die Sehnsucht nach Harteund Schwere", en Gethmann-Siefert, Pggeler (1988), pp. 78 ss.32

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    32/121

    del momento. Pues, aparte de todo ello, los elementos cosmovisionales que empiezan a penetrar en suobra se dan la mano con un problema resultante delcarcter inconcluso de la obra Ser y Tiempo.La ontologa de la existencia, que Heidegger desarrolla en esa obra, permaneca todava atenida hastatal punto al planteamiento transcendental, que las estructuras que en ella se ponen al descubierto hubieronde ser atribuidas al Dasein en general, es decir, queesas estructuras siguieron manteniendo un carctersuprahistrico. Heidegger no haba podido , pues, darsatisfaccin a su propia pretensin de una tem porali-zacin radical de los conceptos bsicos de la metafsica 3 4. D os trabajos de los aos 1930-1931 (de los que,por lo dems, slo disponemos en una versin reela-borada aos despus) tratan de satisfacer esa pretensin.En dos conferencias, "De la esencia de la verdad" y"La doctrina de Platn acerca de la verdad", los "exis-tenciarios" se transforman de una estructura bsicadel Dasein en resultado de un proceso que viene delejos. Surgen de una historia sublimada en trminosidealistas, que en el medio que representa el cambiohistrico de los conceptos bsicos de la metafsica sehabra efectuado tras o por encima de la historia real.La dialctica de ocultamiento y desocultamiento no espensada ya como la mutua imbricacin de posibilidades invariantes de ser, que la perspectiva de ser-en-autenticidad mantiene abiertas al individuo, sinocomo la historia de una cada que se inicia con el pen-

    34 En Ser y Tiempo Heidegger efecta todava la destranscen-dentalizacin del sujeto constituidor de mundo dentro de una arquitectnica determinada por la filosofa trascendental; cfr. J. H a-bermas, Nachmetaphysisches Denken, Francfort, 1988, pp . 49 ss.33

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    33/121

    Sarniento metafsico de Platn y que en trminos depoca se cumple en las grandes cesuras de la historiaposterior del hombre. Con ello consigue Heideggeruna dimensin desde la que la analtica del Daseinpuede asegurarse de las condiciones de su propio nacimiento. La teora se torna reflexiva en trminos similares a como ocurre en el marxismo hegeliano deLukcs, si bien con la diferencia esencial de que eneste ltimo caso la teora de la sociedad se entiende as misma desde un contexto histrico concreto que resulta accesible a la investigacin sociolgica mientrasque el pensamiento plasmado en la ontologa existen-cial pretende ascender a un mbito originario, sublime, previo, sustrado a todo carcter emprico (y, endefinitiva, tambin a todo carcter argumentativo).En ese mbito slo reina la filosofa; de ah que sinms miramientos pueda contraer turbias conexionescon diagnsticos de la poca no sometidos a comprobacin cientfica. Y, en efecto, la reconstruccin que,referida a la actualidad, Heidegger hace de ese despliegue de la metafsica, antecedente a toda historiaconcreta, se deja guiar por la conciencia de crisis deun momento histrico insistentemente evocado, esdecir, por la interpretacin conservadora-revolucionaria de la situacin alemana a principios de los aostreinta.Los intrpretes siguen hoy la interpretacin que retrospectivamente Heidegger hace de s en el sentidode que seran esos dos textos de 1930-1931 los que habran consumado "la vuelta" desde la ontologa exis-tencial a la "historia del Ser". Pero tal cosa no es deltodo cierta; pues en esos dos textos lo nico que sehace es emprender el camino que a travs de variasfases acabara conduciendo a la Carta sobre el Humanismo de 1946. Elpathos de la escucha y del dejar-ser,34

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    34/121

    la comprensin quietista del hom bre como pastor delSer, la tesis del lenguaje como la "casa del Ser en laque morando el hombre existe, en la que el hombreprotegiendo la verdad del Ser pertenece a esa verdad" 3 5, todo ello no es sino el resultado posterior deuna entrega del pensam iento filosfico a ese "destinocolectivo del mundo" que entre 1930 y 1945 pareceprescribir a un filsofo bien acom odaticio las idas, venidas y sinuosidades que caracterizan esa etapa deHeidegger.A principios de los aos treinta no slo falta la expresin, sino tambin el concepto de "historia delSer". Lo que entonces cambia en la concepcin filosfica no es todava en modo alguno la exigencia activista que el "estado de resuelto" y el "proyecto" llevananeja; lo nico que se muda es la orientacin por elcriterio que representa la autenticidad de la propiabiografa cuando uno la asume por entero responsabilizndose de ella. Lo que queda liquidado es inclusoese momento crtico de Ser y Tiempo, que la herenciaindividualista de lafilosofade la existencia haba llevado, pese a todo, siempre consigo. En esos dos escritos el concepto de verdad es objeto de tal transformacin, que lo que cobra la primaca, por as decirlo, esel desafo histrico por un destino colectivo. Ahora esuna "humanidad histrica" y no el individuo el que"ec-siste". No somos nosotros como individuos sinoNosotros con "N" mayscula los que nos vemos expuestos "a la necesidad que nos fuerza" y al "dominiodel misterio". Pero con ello de ningn modo nosvemos eximidos de la necesidad de decidir: "El errarse apodera del hombre. Pero, en tanto que descon-

    M. Heidegger, Wegmarken, Francfort, 1978, p . 330.35

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    35/121

    cierto, ese errar contribuye a la vez a crear la posibilidad, que el hombre puede extraer de su existencia, deno dejarse inducir a error ni desconcertar, mirando defrente a ese errar y haciendo experiencia de l y noasustndose ante el misterio de la ec-sistencia" 3 6.Tras 1929 se efecta una "vuelta" slo en el sentidode que Heidegger a) refiere en trminos reflexivos laanaltica del Dasein a un movimiento del pensamientometafsico interpretado en trminos de historia de unacada; de que b) a travs de tal reconstruccin referidaa la actualidad deja penetrar en su obra los motivoscosmovisionales de un diagnstico de crisis no filtradopor ningn tipo de comprobacin cientfica; y de quec) la dialctica de verdad y no-verdad queda desacoplada de la "cura" individual por la propia existencia einterpretada como un acontecer que constituye un desafo a una confrontacin resuelta y decidida con eldestino histrico comn 3 7. Con ello quedan dispuestas las agujas para una interpretacin nacional revolucionaria de aquella "cura" de s y de aquella autoafir-macin que en Ser y Tiempo slo tenan un alcanceexistencial. As, puede Heidegger, que ya en 1933 sehaba decidido por el NSDAP *, da acomodo en sufilosofa a la "tom a del poder" po r los nazis 3 8, mante-

    3 6 M. Heidegger, Vom Wesen der Wahrheit, Francfort, 1949.3 7 Algunos de los intrpretes de Heidegger propenden a interpre tar ya los ltimos captulos de Ser y Tiempo, sobre todo las expresiones Geschick (destino colectivo) y Schiksal (destino individual), en un sentido colectivista. Pero tal lectura no hace sinorepetir la autoestlizacin retrospectiva del propio Heidegger. Cfr.mis observaciones en H abermas (1985), p . 187, nota 36.* Partido Nacional-Socialista de los Trabajadores de Alemania(N. del T.)3 8 Johannes Gross, un testigo libre de toda sospecha, reproducaen la entrega 62 de la nueva serie de su "libro de notas" en el suple-36

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    36/121

    niendo empero los conceptos bsicos de la analticadel Dasein. A todo lo cual se aade algo ms: el peralte nacionalista del destino colectivo alemn, la ocupacin de la categora de Dasein reinterpretada en trminos colectivistas con el Dasein del pueblo alemn yla introduccin de las figuras mediadoras que representan los "caudillos y guardianes del destino alem n", los cuales remediarn la penuria y fundarn lonuevo con tal que la masa de seguidores no rehuya ladisciplina que de ellos se exige.Los caudillos son los grandes hacedores que ponenen obra la verdad 3 9. Pero esta relacin Fhrer-seguidores no hace otra cosa que concretizar la decisin (una decisin que lo mismo an tes que ahora siguesiendo formal) relativa a "si el pueblo todo opta porsu propio Dasein o no opta por l". En la propagandade Heidegger en favor del Fhrer y de "la completaconvulsin de nuestra existencia alemana" puede re-mento semanal del Frankfurter Allgemeine Zeitung el contenido deuna carta de Heidegger a Cari Schmitt de 22 de agosto de 1932 (!).El ltimo prrafo de la carta dice as: "Por hoy slo quiero decirleque espero mucho de su decidida colaboracin en la empresa dereorganizar desde dentro la Facultad de Derecho en su totalidadconforme a las orientaciones cientficas y pedaggicas de usted.Aqu la situacin no es muy esperanzadora. Cada vez se hace msurgente el reunir las fuerzas espirituales capaces de ayudar al partode lo que se avecina. Por hoy reciba mis amistosos saludos. HeilHitler. Suyo, Heidegger." [Nota suprimida en Faras (1989). (N .delT.)].

    39 Esta figura de pensamiento ocupa el centro del curso Introduccin a la Metafsica del ao 1935; cfr. tambin A. Schwan, Poli-tische Philosophie im Denken Heideggers, Opladen, 1965. Cuandoya tena cerrado el manuscrito de este trabajo he recibido el informativo (y muy crtico) eplogo de A . Schwann a la segunda edicinde su libro (Opladen, 1988). [Nota aadida en Faras (1989). (N .del T.)].37

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    37/121

    conocerse, si bien en una coloracin realmente obscena, la semntica de Ser y Tiempo. Por ejemplo, en eldiscurso que Heidegger pronuncia en la "Manifestacin electoral de la ciencia alemana" el 11 de noviembre de 1933 en Leipzig: "Es el seguimiento unnimede esta incondicional exigencia de autorresponsabi-lidad lo que hace surgir la posibilidad de tomarse recprocam ente en serio y de afirmar ya con ello una comunidad... Pues qu clase de acontecer es ste? Elpueblo recobra la verdad de su voluntad de existencia, pues la verdad es lo que de manifiesto tiene aquello que convierte a un pueblo en seguro, claro y fuerteen su hacer y en su saber. De tal verdad brota laautntica voluntad de saber..." 40.Sobre este trasfondo la aceptacin del rectorado y eldiscurso con motivo de la toma de posesin del cargono solamente se siguen de forma natural, sino deforma casi obligada de la despedida de Heidegger dela filosofa acadmica, de esa filosofa "al servicio deun pensamiento sin suelo y sin poder", de su comprensin elitista de la universidad alemana, una comprensin plenamente inserta en la tradicin de losmandarines, de una fetichizacin del espritu efectuada sin inhibicin alguna, y de una autocomprensinmisionera de su propia obra , que slo le permita verya el papel de su propia filosofa en conexin con undestino escatolgico del mundo. Fue ese desvaro tpico de profesor universitario alemn el que hizo a Heidegger dar en la idea de querer dirigir al Fhrer.

    40 G. Schneeberger, Nachlese zu Heidegger, Berna, 1962, pp.149 ss. Las conexiones entre el discurso de toma de posesin delrectorado y Ser y Tiempo las investiga K. H arries, "H eidegger as aPolitical Thinker", en M. Murray (ed.), Heidegger and ModernPhilosophy, Nueva Y ork, 1978, pp . 304 ss.38

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    38/121

    Sobre cosas tan claras no existe hoy ningn tipo decontroversia.IV

    Los cursos y escritos que caracterizan la evolucinfilosfica de Heidegger durante el perodo nazi todava no se han publicado completos. Ello no obstante,basta una lectura atenta de los dos tomos sobreNietzsche para percatarse de que hasta el fin de laguerra Heidegger en modo alguno se distanci de suposicin poltica inicial. Los trabajos de Franzen(1975-1976) y los de Pggeler (1983-1985-1988) confirman la impresin de que "fue el propio Heideggerquien en los aos treinta situ la decisin sobre la verdad del Ser, tal como l la buscaba, en un contexto poltico" 41. La orientacin de su pensamiento, por laque vino a dar "en las proximidades del nacionalsocialismo", le impidi "salir realmente nunca de esa pro ximidad" 42. El movimiento de su pensamiento filosfico entre 1935 y 1945 se presenta como una elaboracin de los propios desengaos, peculiarmente carente de clarividencia, que prosigue la "vuelta" introducida con los textos de 1930-1931. Tres aspectos hay quedistinguir aqu: a) el despliegue de la crtica de larazn en trminos de historia de la metafsica, b) laevaluacin, esencialmente sin cam bios, de los alemanes como "corazn de los pueblos" , y c) la posicin deHeidegger respecto al nacionalsocialismo. Slo bajoestos tres aspectos cabe entender esa redisposicin

    41 O. Pggeler (1983), p. 343.42 Pggeler formula esto en forma de una pregunta, hecha conintencin ms bien retrica, ibd., p. 335.39

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    39/121

    preada de consecuencias, que es la que perm ite a lahistoria del Ser cobrar su forma definitiva.a) Animado por una discusin, cada vez ms intensa, con Nietzsche cuya figura constitua tambin laautoridad de referencia de la filosofa nacionalsocialista oficial, Heidegger elabora los puntos de vistadesde los que logra una completa fusin de esa "destruccin de la metafsica" que ya tena a la vista desde

    tiempo atrs, con los conocidos motivos de su crticade la poca. El pensamiento de Platn, olvidado delser, teorticamente objetivante, se anquilosa (a lolargo de varias etapas) para convertirse en el mundomoderno en pensamiento de la subjetividad. Los anlisis, iluminadores en su riqueza de detalles, que Heidegger hace de ese pensamiento atenido a la idea de"representacin mental" se centran todos en torno ala visin del mundo de cuyo horizonte surgen los poderes espirituales determinantes de la modernidad, asaber: las ciencias de la naturaleza y la tcnica. Paraeste tipo de consideracin ontolgica la "tcnica" esexpresin de una "voluntad de voluntad", que prcticamente se hace valer en los fenmenos criticadosdesde haca ya tiem po, que representan la ciencia positivista, el desarrollo tecnolgico, el trabajo industrial, el Estado burocrtico, la conduccin mecanizada de la guerra, la industria de la cultura, la dictadurade la opinin pblica, y en general la moderna civilizacin de masas de cuo tpicamente urbano. Enestos casilleros de la poca de las masas tambin encuentran enseguida acomodo los rasgos totalitarios dela poltica, incluyendo la poltica racista del nacionalsocialismo. Racista, Heidegger no lo fue, pese a suspersistentes relaciones con uno de los principales tericos nazis del racismo. Su antisemitismo, si es que40

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    40/121

    puede dem ostrarse, fue ms bien de ese tipo culturalal que estamos tan acostumbrados. Sea como fuere,en los aos siguientes a 1935 Heidegger subsume atoda prisa la praxis poltica y social bajo unos lemasestereotpicos, sin hacer el menor intento de descripcin diferenciada, y no digamos ya de anlisis emprico. El discurso ontologizante acerca de "la" tcnicacomo un destino colectivo, que a la vez es misterio,garanta y peligro, atraviesa de inmediato en trminossumarios y cargados de una fuerte conceptualizacinesencialista el plano superficial que representa lo nti-co. No obstante lo cual, a esa m irada sobre la historiade la metafsica se le abren, incluso dentro de ese armazn cosmovisional y a pesar de l, ideas relativas auna crtica de la razn que hasta el momento no hansido superadas.b) El craso nacionalismo, al que Heidegger sesuma tambin pblicamente desde 1933, sigue siendo,en las formas ms o menos sublimadas que le prestaHlderlin, un elemento invariante de su pensamiento . El esquema de interpretacin queda fijado desde1935. En Introduccin a la Metafsica el pueblo alemn queda sealado despus de los griegos y a ttulode heredero de ellos, como el pueblo metafsico,como el nico pueblo del que cabe esperar que hagafrente a la fatalidad que se cierne sobre el planeta. Siguiendo las huellas de esa ideologa de "pas del centro", vigente en Alemania desde haca ya mucho

    tiempo, la posicin geogrfica de Alemania en el centro de E uropa se convierte en clave del destino histrico universal de los alemanes: "La conjuracin delpeligro que representa el oscurecimiento del mundo"slo puede esperarla Heidegger de la "asuncin de lamisin histrica de nuestro pueblo en el centro de Oc-41

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    41/121

    cidente" 43 . As, Heidegger pone "la pregunta por elSer en conexin con el destino de Euro pa, destino quees donde se decide el destino de la Tierra, a la vez quepara Europa misma nuestra existencia histrica comoalemanes se revela como punto central" 44 . Y "Europa est situada entre las hojas de tenaza que representan Rusia y Am rica, las cuales, en lo tocante a su carcter universal y a su relacin con el espritu,representan metafsicamente lo mismo" 45. Como elbolchevismo ha nacido del marxismo occidental, Heidegger slo ve en l una variante del an peoramericanismo. Pggeler informa de un pasaje en elmanuscrito de ese curso, que Heidegger tuvo , sin embargo, el buen gusto de suprimir en la clase correspondiente. Ese pasaje se refiere a Carnap, quienmientras tanto haba emigrado: su "filosofa representara 'la ms total trivializacin y desenraizamiento dela doctrina tradicional del juicio bajo la apariencia decientificidad m atem tica'...; no es casualidad que estetipo de filosofa guarde 'una relacin interna y externa'con el comunismo ruso y coseche sus triunfos en Am rica" 46. Heidegger repite su interpretacin incluso enel curso sobre Parm nides de 1942-1943 y en el cursosobre H erclito del semestre de verano de 1943 cuando ya est viendo al planeta "en llamas" y al "mundosalindose de sus quicios": "Slo de los alemanespuede venir esa vuelta a la razn entendida en trminos de historia universal, en el supuesto, claro est, deque sepan encontrar y proteger 'lo alemn'" 47.

    43 Heidegger (1953), p. 38.MIbd.,p.32.45 Ibd.,p. 34.46 Pggeler (1983), pp. 340 s.47 Heidegger, Gesamtausgabe, t. 55, p . 123; para otros pasajessimilares, cfr. Pggeler (1983), p. 344.42

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    42/121

    c) Tras dimitir del rectorado en abril de 1934, Hei-degger se siente defraudado. Est convencido de queese instante histrico le estaba reservado a l y a su filosofa; y permanece tambin convencido de la importancia histrico-universal y de la significacin metafsica del nacionalsocialismo hasta el amargo final.Todava en verano de 1942 habla inequvocamente,en un curso sobre Hlderlin, del "carcter histricamente nico del nacionalsocialismo" 48. Pues ste secaracteriza, por as decirlo, por una relacin particularmente ntima con el nihilismo de la poca, y talapreciacin sigue en pie incluso cuando Heideggeraprende a valorar de forma distinta el puesto que en lahistoria del ser corresponde al nacionalsocialismo,merced, probablemente, al contundente peso de lasvicisitudes de la guerra.

    Primero, en 1935, sus palabras sobre la "ntima verdad y grandeza" del movimiento nacionalsocialista 49delatan un distanciamiento respecto de ciertas formasy prcticas que nada tendran que ver con el espritude la cosa misma. El filsofo lo sabe, pues penetramucho mejor en las cosas; l conoce el rango metafsi-co de la revolucin nacional. An no est todo perdido, si bien los lderes polticos se han dejado engaaracerca de su autntica misin por falsos filsofos, porlos Krieck y los Bumler. W alter B rcker, que asistientonces al curso de Heidegger, se acuerda de queste habl de la ntima verdad y grandeza "del" movimiento, y no , como el texto dice, de "este" movimiento: "Y 'el movimiento' era la expresin con que losnazis y solamente los nazis se referan al nacionalso-

    Heidegger, Gesamtausgabe, t. 53, p. 106.Heidegger (1953), p. 152.43

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    43/121

    tialismo. Por eso no se me podr olvidar nunca ese 'del'de Heidegger" 5. Si esto es as, en 1935 la identificacin con el nazismo no haba podido sufrir todava demasiado queb ranto. Segundo, Pggeler 51 informa deun pasaje del curso sobre Schelling del semestre deverano de 1936, que (supuestamente sin conocimiento de Heidegger) habra sido borrado de la versinque se public en 1971: "Los dos hombres que han introducido un contramovimiento contra el nihilismo,cada uno a su manera, Mussolini y Hitler, han aprendido ambos de Nietzsche, aunque de forma esencialmente diversa. Bien es verdad que con ello an no seha hecho valer el mbito propiamente metafsico deNietzsche." De nuevo obtenemos la misma imagen,que tambin coincide con el informe de Lwith sobresu encuentro con Heidegger en Roma por las mismasfechas. Los lderes del fascismo saben de su vocacin;pero deberan escuchar al filsofo para percatarse delsignificado exacto de esa misin. Slo el filsofo podra ilustrarlos acerca de qu significa en trminos dehistoria de la metafsica el nihilismo que hay que superar y la verdad que hay que poner en obra . E l, por lomenos, ve ante s con exactitud la m eta: cmo los lderes fascistas, con tal que logren despertar la voluntadheroica de existencia de sus pueblos, podran superarel nihilismo de la "desesperada furia de la tcnica desencadenada y de la organizacin, carente de suelo yraces, del hombre medio".No s exactamente cundo se puso en marcha el siguiente estadio de elaboracin del desengao; cabesospechar que tras el principio de la guerra, y quizslo despus de la deprimente constatacin de incon-

    Pggeler (1988), nota 11, p. 59.Pggeler (1985), pp . 56 s.44

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    44/121

    tenible derrota . En las notas Sobre la superacin de lametafsica (que provienen de los aos siguientes a1936, y sobre todo de la poca de la guerra) se imponen a Heidegger, cada vez con ms fuerza, los rasgostotalitarios de una poca que moviliza sin miramientos todas las reservas de sus fuerzas. Slo entonces elsentimiento mesinico de orto de 1933 se transformaen una esperanza apocalptica de salvacin: slo en lamayor de las penurias crece tambin lo salvador. Sloen esta catstrofe histrico-universal suena tambin lahora de la superacin de la metafsica: "Slo tras esteocaso acontece tras largo tiempo el sbito instante delorigen" 52. Con esta inversin de estado de nimocambia una vez ms la apreciacin del nacionalsocialismo. El distanciamiento que se haba producido tras1934 haba conducido a una diferenciacin entre formas dudosas de la praxis nacionalsocialista y el contenido esencial de esa praxis. Ahora Heidegger emprende una transvaluacin m s radical, que afecta a la"ntima verdad" del movimiento nacionalsocialistamismo. Lo que ahora emprende Heidegger es uncambio de roles en lo tocante a la posicin del nacionalsocialismo en la historia del ser. Mientras quehasta aqu la revolucin nacional, con sus caudillos ala cabeza, represen taba un contramovimiento respecto al nihilismo, Heidegger piensa ahora que tal revolucin no representa sino una expresin especialmente caracterstica, es decir, un simple sntoma de esedestino fatal de la tcnica, que antao esa revolucinestaba llamada a neutralizar. La tcnica, convertidaen signo de la poca, se expresa en el totalitario "proceso circular consistente en hacer uso de las cosas por

    Vortrge unc Aufstze, PfuUingeij, 1985, p. 69.45

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    45/121

    mor del consumo mismo". Y '"madera de lderes' es lade aquellos que, merced a su seguridad e instinto, sedejan emplear por este proceso como rganos rectores. Son los primeros em pleados dentro de este negocio de la incondicional utilizacin del ente al serviciodel aseguramiento del vaco del abandono del ser" 53 .Ello no afecta a la evaluacin nacionalista de los alemanes como la "humanidad" ms apta "para realizarhistricamente y como destino el nihilismo incondi-cionado" 54 . En ello estriba ahora el "carcter nico"del nacionalsocialismo, mientras que "los detentadores nazis del poder... quedan estilizados en ciertomodo como funcionarios de lite del abandono delser" 55.En punto a la conexin interna entre el compromisopoltico de Heidegger y la filosofa de Heidegger, meimporta sobrem anera subrayar que slo el vacilante y(en comparacin con el de otros simpatizantes intelectuales del rgimen) extraordinariamente tardo dis-tanciamiento definitivo de Heidegger respecto a, yreevaluacin por Heidegger de, el movimiento nacionalsocialista, es el que produce la revisin que sirve defundamento a ese concepto de "historia del ser", conque Heidegger se presenta despus de la guerra.Mientras las circunstancias permitieron a Heideggerimaginarse que la revolucin nacional, con el proyecto de una nueva existencia alemana, encontrara unarespuesta al desafo objetivo que representa la tcnica, la dialctica de "interpelacin" (Anspruch) y "correspondencia" pudo seguir siendo pensada en consonancia con los rasgos activistas bsicos de Ser y

    Heidegger (1985), p. 92.Ibd., p. 87.Franzen (1975), p . 99.46

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    46/121

    Tiempo, es decir, en trminos de revolucin nacional.Slo cuando Heidegger hubo de abandonar esta esperanza, cuando hubo de proceder a una devaluacindel fascismo y sus caudillos como sntoma de la enfermedad que antao estaban llamados a curar, slo traseste cambio de actitud, recibe la superacin de la subjetividad moderna el significado de un acontecer queslo nos cabe sufrir. Hasta ese momento el decisionis-mo del Dasein que se afirma a s mismo, no slo en laversin existencialista de Ser y Tiempo, sino tambinen la versin nacional-revolucionaria de los escritosde los aos trein ta, haba mantenido (con ciertos desplazamientos del nfasis) su funcin de apertura delSer. Slo en la ltima fase de elaboracin del desengao cobra el concepto de historia del Ser su forma fatalista 56.

    VEl fatalismo de la historia del Ser cobr ya contornos claros, por ejemplo, en 1943 en el eplogo a Ques Metafsica. Pero tras el fin de la guerra ese estadode nimo oscurecido en trminos apocalpticos setransforma una vez ms. Pues una apocalipsis vienedefinida por la espera de una catstrofe inminente.Pero tal catstrofe, tras la entrada de las tropas francesas en Friburgo, quedaba por de pronto evitada y entodo caso aplazada por tiempo indefinido. Haban

    vencido las potencias Amrica y Rusia, afines paraHeidegger en el mbito de lo esencial, que se repartenel dominio del mundo. La Segunda Guerra MundialCfr. Habermas (1985), pp . 189 s.

    47

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    47/121

    no haba decidido a los ojos de H eidegger nada esencial. De ah que tras la guerra elfilsofose aprestara aaguantar en trminos quietistas a la sombra de ese destino no resuelto. En 1945 no le quedaba o tra cosa queun retraim iento frente a esa historia universal que taldesengao le haba causado. Pero lo que s queda enpie es la conviccin de que la historia del Ser viene allenguaje en la palabra de los pensadores esenciales yde que ese pensamiento del Ser acaece desde el Sermismo. Durante decenio y medio Heidegger haba tenido pendiente su pensamiento del hilo de los sucesospolticos. La Carta sobre el Humanismo de 1946 esuna especie de resumen de ese movimiento de pensamiento, pero un resumen hecho de suerte que borra elcontexto poltico del que emerge y convertido en unpensam iento sin locazacin histrica se desliga detodas las referencias a la realidad histrica de primerplano.En Carta sobre el Humanismo desaparece toda huella de nacionalismo. E l espacio de existencia del pueblo se sublima en patria: "Esta palabra est pensadaaqu en su sentido esencial, no patriotero, no nacionalista, sino en trminos de historia del Ser" 57. La misin histrico-universal de ese pueblo situado en elcorazn de Europa se mantiene, pero slo en el planogramatical; pervive en el peralte metafsico de que esobjeto la lengua alemana en la que Heidegger sigueviendo la legtima sucesora del griego. Heidegger lodeja bien claro en la entrevista que le hizo Der Spie-gel: Hay que hablar alemn para poder entender aHlderlin. Ese reino intermedio de los "semidioses",de caudillos creadores, desaparece sin dejar rastros.

    57 Heidegger, Brief ber den Humanismus, en Wegmarken,1978, 334.48

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    48/121

    Los grandes hacedores se subliman en poetas y pensadores; el filsofo queda, por as decirlo, de un golpeen contacto directo con el Ser. Lo que antao fue adhesin poltica, se generaliza ahora para todos en obediencia frente a lo que el Ser dispone y provee: "Slotal sumisin puede prestar soporte y establecer ligaduras" 58.Con ayuda de una operacin a la que podramos llamar "abstraccin por va de esencializacin" lograHeidegger desconectar la historia del Ser de los acontecimientos histrico-polticos, y esa desconexin lepermite a su vez una curiosa autoestilizacin de lapropia evolucin filosfica. Heidegger acenta a partir de ahora la continuidad de su planteamiento y seesfuerza por limpiar el concepto de historia del Ser,mediante su retroproyeccin sobre Ser y Tiempo,obra que haba quedado inacabada, de cualquier elemento cosmovisional que pudiera resultar delator. La"vuelta" supuestamente realizada ya en 1930 "no representa ningn cambio respecto de la posicin de Sery Tiempo" 59.Heidegger aborda el tema del humanismo en uninstante en que las fotografas del horror con que losaliados se haban encontrado al entrar en Auschwitz yen otros campos de concentracin haban llegadohasta las ltimas aldeas alemanas. Si la expresin"acontecimiento esencial" hubiera tenido en generalun sentido determinado, el singular acontecimientode la aniquilacin de los judos debera haber atradola atencin de Heidegger comofilsofo(si no ya comocontemporneo implicado). Pero Heidegger se man-

    58 Ibd., p . 357. Cfr. Schwann (1988), pp . 246 ss.59 Para esta discusin, en la que aqu no puedo entrar, cfr. Fran-zen (1975), pp . 152 ss.49

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    49/121

    tiene siempre en el mbito de lo general. Lo que a l leimporta es que "el hombre es vecino del Ser" no queel hombre sea vecino del hombre. Y, as, se vuelveimpertrrito "contra esas interpretaciones humanistasdel hombre como animalrationale", como "persona",como ser "espiritual-anmico-corporal", porque "lasdefiniciones humanistas de la esencia del hom bre, incluso las ms sublimes, no hacen an experiencia de laautntica dignidad del hom bre" 60. La Carta sobre elHumanismo explica tambin por qu los juicios morales tienen que quedar por fuerza por debajo del niveldel pensamiento esencial. Pues ya Hlderlin haba dejado tras de s "el mero cosmopolitismo de Goethe".Y la filosofa de Heidegger, convertida mientras tantoen pensar rememorativo (Andenken) del Ser, pasa atravs de la tica y, en lugar de detenerse en ella, seapresta a interpretar aquello quod decet (das Schickli-che), es decir, lo "ajustado, lo atenido al destino": "Elpensamiento, al prestar atencin en rememoracinhistrica al destino del Ser, se ha ligado ya a aquelloquod decet, a aquello que es conforme al destino" 61.Al escribir esta frase, alfilsofo e debi de venir a lacabeza la "indecencia" del movimiento nacionalsocialista, pues a rengln seguido aade: "El peligro esten atreverse a la discordia para decir lo mismo elSer es siempre solamente l mismo pues amenazanla equivocidad y la simple desavenencia."

    Ms no tiene Heidegger que decir sobre su propioerror. Y ello no es ni siquiera inconsecuente. Pues lasituacin de todo pensamiento esencial respecto al"acontecimiento propicio" (Ereignis) coloca al pensador en la "errancia" (Irre). El pensador se halla sus-

    60 Ibd.,?. 327.61 Ibd.,p. 359.50

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    50/121

    pendido de toda responsabilidad personal porque elerror es algo que slo puede advenirle ya como algoobjetivo. Slo a un intelectual, a un pensador inesen-cial, podra imputrsele subjetivamente un erro r. Enel "hecho en s insignificante del rectorado 1933-1934"Heidegger ve, pues, tambin despus de la guerra,"un signo del estado metafsico que caracteriza a laesencia de la ciencia" 62. Considera "infructuoso" el"hozar en las tentativas y medidas pasadas, que en elseno del movimiento global de la voluntad planetariade poder son tan insignificantes, que ni siquiera merecen el calificativo de minsculas" 63 .Los Hechos y pensam ientos que Heidegger anoten 1945 y la entrevista con Der Spiegel publicada asimismo postumamente (n. 23, 1976, 193-219), en laque Heidegger repite en lo esencial los datos de 1945,nos perm iten percatarnos del inicio retrospectivo quea Heidegger merece su propio comportamiento. Elcarcter encubridor de estas presentaciones que Heidegger hace de s resulta tanto ms sorprendente si setiene en cuenta la premisa de ausencia objetiva de responsabilidad del pensamiento esencial y de indiferencia moral de los compromisos personales del filsofo.En lugar de dar cuenta sobriamente de los hechos,Heidegger se da insistentemente un vergonzante lavado de cara. El propio discurso de toma de posesindel rectorado habra sido ya "oposicin"; la entradaen el partido, efectuada en circunstancias espectaculares, habra sido "asunto de forma". Para los aosposteriores afirma Heidegger que "la hostilidad quese inici en 1933 no hizo sino m antenerse y reforzarse

    Heidegger (1983), p . 39.Ibd., p. 40.

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    51/121

    despus" . Reducido al silencio en su propio pas, sehabra convertido en vctima de una "caza del jaba l".Ciertam ente tambin habla de una "operacin de limpieza" que se efectu durante su rectorado , operacinque "a m enudo amenaz con ir mucho ms all de lasmetas y lmites que se le haban sealado"; pero de"culpa" slo se habla una vez, a saber: de la culpa delos dem s, de la culpa de aquellos "que entonces estaban ya tan profticamente dotados que vieron venirtodo" y, sin embargo, "esperaron diez aos para oponerse a la catstrofe" 65. Por lo dem s, Heidegger sedefiende de que se den a sus militantes palabras de entonces un sentido com pletamente falso: "Al hablar deWehrdienst no le daba yo ni un sentido militarista nitampoco un sentido agresivo, sino que lo entendacomo defensa en caso de legtima defensa" 66. Las investigaciones de Hugo Ott y de Vctor Faras dejanbien poco de estos detalles eximentes. Pero Heidegger no solamente se hizo culpable de falsificaciones enestas justificaciones publicadas postumamente.En efecto, Heidegger public en 1953 su curso delao 1935 sobre Introduccin a la Metafsica. Como estudiante, estaba yo por entonces tan seducido por Sery Tiempo que la lectura de ese curso impregnado defascismo hasta en sus detalles estilsticos constituypara m un shock. Ms tarde expres esta impresinen un artculo de peridico (Frankfurter AllgemeineZeitung de 25 de julio de 1953) 67, en el que me refera

    64 Heidegger (1983), pp. 3 0, 3 3 , 41, 42.65 /Md.,pp. 32, 26.66 Ibd., p. 27. Wehrdienst, compuesto de los trminos Wehr("defensa") y Dienst ("servicio"), es el trmino que se emplea enalemn corriente para decir "servicio militar". (N. del T.)."' Reimpreso en J. Habermas, Perfiles ilosfico-polticos,Madrid, 1984.52

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    52/121

    tambin a la afirmacin de Heidegger sobre "la ntimaverdad y grandeza del movimiento". Lo que ms mechoc fue la circunstancia de que en 1953 Heideggerpublicara un curso de 1935 sin aadir comentario alguno y sin introducir (as lo supona yo) ningn cambio. Tampoco el prlogo contena ninguna palabrasobre lo que mientras tanto haba pasado. As, dirig aHeidegger la siguiente pregunta: "Es que puede entenderse el asesinato planificado de millones de hombres, del que ya nada ignoramos, como un error quenos fue deparado como un destino en el contexto de lahistoria del Ser? No se trata del crimen liso y llano deaquellos que conscientemente lo perpe traron, y de lamala conciencia de todo un pueblo?" No fue Heidegger, sino Christian E. Lewalter, quien respondi (enDie Zeit de 13 de agosto de 1953). Lewalter lea elcurso con ojos muy distintos de los mos. Lo entendacomo una prueba de que Heidegger no haba entendido el rgimen de Hitler como "signo de una nuevasalud", sino "como un sntoma ms de cada" en la catstrofe de la historia de la metafsica. Para ello Lewalter se apoyaba en un aadido que figuraba entreparntesis, en el que se caracterizaba al movimientonacionalsocialista como "encuentro de una tcnica devocacin planetaria con el hombre occidental". Lewalter lea as ese parntesis: "El movimiento nacionalsocialista es un signo del trgico choque de la tcnica con el hom bre, y como tal sntoma tiene grandeza,porque sus efectos se extienden a todo Occidente yamenazan con arrastrarlo a la ruina" 68. Pero , oh sor-

    68 Merece tambin tenerse en cuenta otro prrafo de Lewalter:Hasta qu punto los acusadores de Heidegger han cedido a unaactitud inquisitorial viene a demostrarlo una observacin particularmente tendenciosa contenida en la crtica de uno de ellos. "Inte-53

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    53/121

    presa, Heidegger intervino tambin en una carta al director 69 acerca del artculo de Lewalter: "La interpretacin que hace Christian E . Lewalter de esa fraseque se ha tomado de mi curso (p. 152) es pertinente entodos los respectos... Hubiera sido muy fcil borrarpara la imprenta esa frase que usted saca junto contodas las dems que cita. Pero no lo he hecho, ni tampoco lo har en el futuro. Pues, por un lado , esas frases pertenecen histricamente al curso y, por otro,estoy convencido de que el curso puede soportar muybien la mencionada frase cuando se trate de un lectorque haya aprendido la artesana del pensamiento".Cabe sospechar que Heidegger posteriormente noprocedi en m odo alguno as, sino que elimin las frases polticamente escandalosas, sin dejar seal algunade tales omisiones. O es que Heidegger nada supo detales prcticas en lo concerniente a la publicacin desus escritos? No deja de ser curioso que Heideggeraprobara pblica y expresamente esa interpretacinde Lewalter, la cual no hace sino retroproyectar falsamente sobre el ao 1935 una autocomprensin poste-lligentsia fascista como tal" dice Habermas no poda haberlapor la sencilla razn de que la mediocridad del cuadro de lderesfascistas no poda aceptar la oferta de los intelectuales. Las fuerzasestaban ah. Slo que el menguado formato de los funcionarios polticos las empuj a la oposicin." Con otras palabras: Heidegger seofreci a Hitler, pero H itler en su "mediocridad" rechaz la ofertay empujo a Heidegger a la oposicin. As presenta las cosas Haber-mas. .. Lewalter no poda sospechar que el propio Heidegger vendra a confirmar esa observacin ma ms clarividente que tendenciosa: "El nacionalsocialismo emprendi sin duda la direccincorrecta; pero aquella gente era demasiado corta en asuntos depensamiento como para establecer una relacin realmente explcitacon lo que hoy sucede y est en camino desde hace tres siglos" (DerSpiegel, n. 23 , 1976, p. 214).69 En Die Zeit de 24 de septiembre de 1953.54

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    54/121

    rior, aunque tal interpretacin en lo nico en que sebasa es en el aadido que el propio Heidegger hizo almanuscrito en 1953. Ciertamente, Heidegger, comopuede verse en la "nota preliminar" del libro de 1953,declara expresamente ese parntesis elemento integrante del manuscrito original del curso, y a tal versin se atuvo incluso en su entrevista con Der Spiegel,pero la verdad ha ido saliendo a la luz poco a poco. En1975 W . F ranzen, basndose en un cuidadoso y detallado anlisis del texto, puso muy en duda "que enaquel mom ento Heidegger pensara en realidad lo queen 1953 dice haber pensado en tonces" 70. En 1983 informaba O. Pggeler de que esa pgina del manuscrito con el controvertido parntesis faltaba del archivo.Tambin l consideraba el parntesis como un aadido posterior, pero no contaba todava con una manipulacin intencionada 71. Finalmente, tras la publicacin de la versin francesa de este libro, RainerM arten, es decir, alguien del crculo de los prximos aHeidegger, ha descrito as los pormenores: en 1953Heidegger no sigui el consejo de sus tres colaboradores de borrar esa insidiosa frase, sino que aadi entreparntesis el comentario en cuestin, en el que pudoapoyarse despus la interpretacin de Lewalter y lainterpretacin, cronolgicamente falsa, que Heidegger haca de s mismo 72.

    70 Franzen (1975), p . 93 .71 Pggeler (1983), pp. 341 ss.72 R. Marten, "Ein rassistisches Konzept von Humanitt", enBadische Zeitung de 19-20 de diciembre de 1987. R. Marten meconfirma este extremo en una carta de 28 de enero de 1988: "Fuimos efectivamente nosotros los que nos encargamos de corregir laspruebas de algunas publicaciones de Heidegger: las de la nueva edicin de Ser y Tiempo (Tubinga, 1953), y tambin las de la primeraedicin del curso de 1935. Que yo recuerde, ese pasaje no contena

    55

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    55/121

    No deja de ser interesante que en la controversia de1953 la verdadera cuestin se perd iera en esta disputade opiniones filosficas. A la pregunta de cul era suposicin frente a los asesinatos masivos de los nazisHeidegger no dio respuesta, ni entonces ni despus.Con buenas razones cabe sospechar que esa respuesta, de haberse d ado , se hubiera quedado de nuevo enuna generalidad. A la sombra del "dominio universalde la voluntad de poder dentro de una historia considerada en trminos planetarios", todo viene a pararen lo mismo: "En esta realidad se sita hoy todo, sellame comunismo, fascismo o democracia universal" 73 . As hablaba Heidegger en 1945, y es lo queHeidegger repiti una y otra vez: abstraccin por vade esencializacin. Bajo la mirada niveladora del filsofo del Ser, incluso la aniquilacin de los judos aparece como un suceso intercambiable a voluntad. Ya setrate de la aniquilacin de los judos o de la expulsinde los alemanes de los territorios del Este, ambascosas vienen a ser lo mismo. El 13 de mayo de 1948responda Herbert Marcuse a una carta en que Heidegger haba afirmado precisamente eso: "Escribeusted que todo lo que he dicho sobre el exterminio delos judos ha de aplicarse exactamente igual a los aliados si en lugar de 'judos' ponemos 'alemanes del Este'.No se est usted situando, al afirmar tal cosa, fuerade la dimensin en que todava es posible un dilogoentre los hombres, es decir, fuera de la dimensin dellogosl Pues slo cuando uno se ha situado por enterofuera de esa dimensin 'lgica' puede explicarse, sal-ningn parntesis aclaratorio; lo nico que lo distingua de lodems era la monstruosidad de su contenido, que nos sorprendi alos tres ."73 Heidegger (1983), p . 25.56

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    56/121

    darse, 'enten derse' un crimen, diciendo que los otrostambin han hecho otro tanto de lo mismo. Ms an:cmo es posible poner a un mismo nivel la tortu ra,mutilacin y exterminio de millones de hombres, y eltraslado a la fuerza de grupos tnicos en teros, traslado en el que, prescindiendo quiz de algunos casos excepcionales, no se han producido ninguna de esasatrocidades?" 74.VI

    Una cosa es el compromiso de Heidegger con el nacionalsocialismo, que tranquilamente podemos dejaral juicio histrico, moralmente m s sobrio, de quienesnos sucedan; y otra cosa es el comportamiento apologtico de H eidegger tras la guerra, sus retoques y manipulaciones, su negativa a distanciarse pblicamentedel rgimen al que pblicamente haba prestado suadhesin. Esto nos afecta como contemporneos.Pues, en la medida en que compartimos con los demsun mismo contexto de vida y una historia, tenemosderecho a pedirnos explicaciones unos a otros. Esacarta en la que Heidegger emprende un tipo de ajustede cuentas, que hasta hoy, incluso en crculos acadmicos, ha venido siendo el tipo de comportamientohabitual, era la rplica a un desafo de Marcuse, unode sus discpulos de antao: "Muchos de nosotroshemos esperado durante mucho tiempo una palabraque lo liberara clara y definitivamente de esa identificacin, una palabra que expresase su verdadera actitud actual respecto a lo que ocurri. Pero usted no ha

    Pflaterstrand, enero 1988, pp. 48 s.57

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    57/121

    pronunciado tal palabra, o por lo menos nunca ha salido de la esfera privada" 75. En este aspecto, Heideg-ger permaneci prisionero de su generacin y de sutiempo, de ese medio que supuso la poca de Ade-nauer, caracterizado por una voluntaria represin delpasado. No se comport de forma distinta que losdem s, fue uno de m uchos. Y apenas pueden resultarconvincentes las excusas provenientes de su crculo:que H eidegger se haba tenido que poner a la defensiva contra las calumnias, que toda confesin hubierapodido interpretarse como signo de un oportunistacambio de chaqueta, que Heidegger permaneca callado a causa de la inadecuacin de toda explicacinposible, etc. La imagen que del personaje Heideggerpoco a poco se va perfilando incluso en el seno de laopinin pblica de este pas hace m s que plausible ladeclaracin de un amigo de que Heidegger no habavisto motivo alguno para emprender un "camino deCanosa" porque l no haba sido ningn nazi; y queadems tema ahuyentar a los jvenes de la lectura desus libros 76.Una actitud autocrtica, una confrontacin escrupulosa y abierta con su propio pasado, hubiera exigido de Heidegger algo que le tena que resultar muy difcil: la revisin de su autocomprensin como unpensador con un acceso privilegiado a la verdad. Desde1929 Heidegger se desvi cada vez ms del circulo

    75 Ibd.,p. 46.76 H. W. Petzet. Auf einen Stem zugehen. Begegnungen undGesprache mit Martin Heidegger, Francfort, 1983, p. 101. En surespuesta a Marcuse de 20 de enero de 1948 Heidegger explica quetras 1945 le haba sido imposible una confesin porque no queratener nada en comn con esos seguidores del nazismo que de laforma ms repugnante proclamaban su cambio de manera de pensar. Cfr. tambin Schwann (1988), p . 259.

    58

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    58/121

    de la filosofa acadmica; tras la guerra pretendiincluso ascender a los mbitos de un pensamientoallende lafilosofa,allende la argumentacin en general. Esto ni siquiera era ya la autocom prensin elitistade un determinado estam ento acadmico, era la conciencia de una misin cortada al talle de su propia persona, por com pleto incompatible con la confesin delas propias faltas, y no digamos ya con la confesin deuna culpa.Como contemporneo, Heidegger qued atrapadopor su propio pasado y puesto a una luz dudosa, porque, cuando todo haba pasado ya, no supo habrselas con l. Su com portam iento, incluso segn los criterios de Ser y Tiempo, permaneci "ahistrico". Peroeso que convierte a Heidegger en un fenmeno tpicode una ampliamente difundida mentalidad de posgue

    rra afecta a su persona, no a su obra. Las condicionesde recepcin de una obra son en buena pa rte independientes del comportamiento del autor. Esto vale sinms para los escritos de Heidegger hasta 1929. HastaKanty el problema de la Metafsica, el trabajo filosfico de Heidegger sigue hasta tal punto la lgica internade los problemas a que l mismo va dando lugar, quelos elementos explicables en trminos de sociologadel conocimiento y que remiten a un determinadocontexto de nacimiento no pueden prejuzgar el contexto de justificacin. En este aspecto se hace a Heidegger un servicio cuando la autonoma del pensamiento en esta fase de mxima productividad en1929 Heidegger tena ya cuarenta aos se la hacevaler incluso contra la autoestilizacin posterior deHeidegger, es decir, incluso contra esa sobreacentua-cin de supuestas continuidades.Incluso tras iniciarse, primero subrepticiamente ydespus de forma espectacular, el proceso de cosmo-

    59

  • 8/6/2019 Identidades Nacionales y Postnacionales (Jurgen Habermas)

    59/121

    visionalizacin, Heidegger sigui siendo, naturalmente , el productivo filsofo que siempre fue. Tambin asu crtica de la razn , que se inicia con su interpretacin de Platn en 1931 y se desarrolla entre 1935 y1945, sobre todo en la discusin con Nietzsche77, debemos puntos de vista que siguen en pie. Tales puntosde vista, que alcanzan su cnit en su fecunda interpretacin de Descartes, se han convertido en punto departida de interesantes prosecuciones y en acicatespara replanteamientos altamente productivos. Buenejemplo de ello es la hermenuticafilosficade Hans-George G adam er, una de las innovaciones filosficasms importantes del perodo de posguerra. Otros testimonios bien visibles de una influencia de la crticaheideggeriana a la razn, de una influencia que no sedej llevar a engao por los dudosos elementos cos-movisionales de Heidegger, fueron en Fran