identificación, evaluación y manejo de los factores de ... · accidentes. la quemadura ... con...

54
93 Identificación, evaluación y manejo de los factores de riesgo en el ambiente de la vivienda y el peridomicilio. Los estresores ambientales pueden constituirse en factores de riesgo a la salud. La identificación de estos factores resulta particularmente importante para su evaluación y manejo. Les clasificaremos de acuerdo a su naturaleza en físicos, químicos, biológicos y psicosociales. Para un individuo la exposición a un estresor puede ser catalogada de acuerdo a las combinaciones: Las relaciones horizontales de la gráfica encierran el mayor y a la vez el mínimo riesgo. Las relaciones diagonales conducen a situaciones intermedias que suelen ser las más comunes. Las dosis altas (usualmente altas intensidades del estresor durante cortos tiempos de exposición) inducen efectos agudos, las bajas (usualmente bajas intensidades del estresor con largos tiempos de exposición) efectos crónicos. Las relaciones del ambiente y el hombre pueden indicar la influencia dominante de un factor "per se" o la acción combinada de distintos factores . Estas acciones combinadas, por sus efectos en la salud, pueden ser:

Upload: nguyennhan

Post on 01-Sep-2018

219 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

93

Identificación, evaluación y manejo de los factores de riesgo en elambiente de la vivienda y el peridomicilio.

Los estresores ambientales pueden constituirse en factores de riesgo a la salud. La

identificación de estos factores resulta particularmente importante para su evaluación y

manejo. Les clasificaremos de acuerdo a su naturaleza en físicos, químicos, biológicos

y psicosociales.

Para un individuo la exposición a un estresor puede ser catalogada de acuerdo a las

combinaciones:

Las relaciones horizontales de la gráfica encierran el mayor y a la vez el mínimo riesgo.

Las relaciones diagonales conducen a situaciones intermedias que suelen ser las más

comunes. Las dosis altas (usualmente altas intensidades del estresor durante cortos

tiempos de exposición) inducen efectos agudos, las bajas (usualmente bajas

intensidades del estresor con largos tiempos de exposición) efectos crónicos.

Las relaciones del ambiente y el hombre pueden indicar la influencia dominante de un

factor "per se" o la acción combinada de distintos factores. Estas acciones combinadas,

por sus efectos en la salud, pueden ser:

94

• INDEPENDIENTES

• sumativas

• DEPENDIENTES

• multiplicativas

En el primer caso el resultado de la exposición a varios estresores será la suma de los

efectos independientes de cada uno de ellos. En el segundo caso el resultado devendrá

un efecto mayor o menor que la suma aritmética de los estresores independientes,

indicando una amplificación o una atenuación fruto de la interacción de los estresores

en la producción del efecto. A este segundo tipo de efecto se le denomina

potencializado. Cuando se produce amplificación, él es descrito como sinérgico. Las

interacciones pueden calificarse en órdenes según el número de factores que

interactúan. Una interacción de primer orden alude a la acción combinada de dos

estresores, de segundo orden tres estresores.

La evaluación de los factores de riesgo suele transcurrir a través del análisis de

situaciones concretas contra valores sanitarios límites tolerables de exposición,

prescritos en guías o regulaciones sanitarias. Los factores de riesgo se manejan a partir

de la prevención y el control, muchas veces implementados en el marco de un sistema

de vigilancia (61).

Los criterios globales de prevención en salud ambiental:

1. se introducen con la presencia de los grupos de riesgo en la sociedad y con la

existencia de estresores ambientales que por su naturaleza e intensidad

devienen en factores de riesgo

2. se materializan a través de las regulaciones, valores de referencia, normas y

legislación sanitaria sobre una base científica aplicada a un marco histórico-

concreto

3. constituyen un cuerpo metódico del Sistema de Vigilancia Ambiental que opera

según categorías lógicas (operadores lógicos).

Con estos criterios se establecen medidas de control y programas de intervención

de corte preventivo. Una política de vigilancia y manejo de riesgos se establece bajo

95

una óptica intersectorial y con participación comunitaria, guiada por los lineamientos de

la salud ambiental.

Factores físicos

Los factores de riesgos físicos de la vivienda constituyen fenómenos calificados por los

tipos de energías que en ellos se manifiestan. Así tendremos los fenómenos de las

energías:

1. mecánica

2. termodinámica

3. electromagnética

4. atómica

Energía Mecánica

Fenómenos impactivos

Caracterizados por la transferencia de energía mecánica de tipo cinética (o de

movimiento) pueden constituirse en un daño adquirido de modo inmediato o gradual en

los individuos expuestos. Los eventos o circunstancias que pueden devenir en daños

son comúnmente referidos como accidentes, aunque no siempre el daño es de

naturaleza aleatoria e impredecible consecuentemente. Muchos daños pueden ser

evitados y prevenidos en el marco del quehacer sanitario. Para ello deben considerarse:

las actitudes culturales

Existen valores sociales que en ocasiones enaltecen las conductas de riesgo y

reprimen las cautelosas, sin tomar en cuenta las consecuencias reales de los actos.

los factores socioeconómicos

Las tasas de daño suelen asociarse a la pobreza tanto en las naciones

desarrolladas como en desarrollo. Las comunidades en desventaja sufren más

daños que las aventajadas para un mismo estresor.

96

los valores individuales

Los riesgos percibidos de daño son mentalmente ponderados contra otros riesgos

ambientales, necesidades de supervivencia y beneficios percibidos por aceptación

del riesgo.

Los daños del hogar afectan primariamente a los niños y a los ancianos en una amplia

gama de situaciones: contusiones, cortadas, quemadas, envenenamientos, caídas,

obstrucción respiratoria, sofocación y estrangulamiento que pueden resultar letales. Uno

de cada tres accidentes mortales ocurre en el hogar y el predominio corresponde a los

niños menores de 5 años, debido a su mayor permanencia en la vivienda y su

vulnerabilidad. La ropa con cremalleras que puede atascarse durante el juego, ciertas

comidas, juguetes, bolsas plásticas, camas de agua pueden resultar factores de riesgo

para los niños. Los elementos del diseño arquitectónico y urbanístico pueden devenir

factores de riesgo de daño, tales como estado de pulimentación y desniveles en los

pisos, o escaleras sin baranda, albercas o piscinas no protegidas, vanos (aberturas) sin

protección, justificados en la estética, o simplemente pasos a nivel en las calles

transitadas, justificados por el economicismo.

En los edificios con muchos pisos, las deficiencias estructurales pueden representar una

amenaza para la vida y para las diferentes partes del cuerpo. Los residentes de los

pisos más altos pueden correr un alto riesgo en caso de incendios o explosiones, a lo

que se suma el estrés psicosocial causado por contingencias como el ruido excesivo y

la poca privacidad, que pudieran añadirse como factores moderadores de los

accidentes. La quemadura constituye una causa de lesión frecuente, principalmente en

los niños, aunque ella es un fenómeno no impactivo.

Un párrafo aparte para destacar la importancia de la seguridad de las construcciones.

Los derrumbes y desplomes al nivel de la obra constructiva (debido al empleo de diseño

deficiente, materiales de construcción de mala calidad, errores de ejecución de la obra,

falta de mantenimiento a viejas viviendas, necesidades de restauración no satisfechas)

la sujeción a una microlocalización inapropiada (inseguridad en el terreno, incorrecta

97

disposición espacial) constituyen problemas muy serios que amenazan la vida de los

residentes (62).

Para la prevención del daño se usan estrategias activas y pasivas, diferenciadas en la

necesidad de implementarlas o no a través de acción por parte de los sujetos

expuestos. Las intervenciones pasivas pueden ser más efectivas, en tanto las otras son

más difíciles de sostener, principalmente aquellas que dependen de la conducta y la

prevención de las personas. Generalmente se consideran los conceptos de hospedero,

agente (vehículos y vectores) y ambiente (físico y socioeconómico) a la hora de

considerar los puntos de intervención en la prevención de daños. La promoción de salud

constituye una herramienta para enfrentar los accidentes en las comunidades (63) .

Fenómenos acústicos

Comúnmente se conoce como sonido, en su acepción física, a una perturbación

ondulatoria de la presión (la velocidad, la aceleración y la intensidad de la energía de

las partículas) de un medio elástico con capacidad de propagarse. En el aire tales

oscilaciones son longitudinales a la dirección de propagación. En medios que resisten

deformación de cizalladura son transversales. El ruido de otra parte es un sonido

molesto, indeseable, que puede dañar la salud y el bienestar. En el campo de la salud

ambiental distinguiremos los términos sonoridad, audibilidad y ruidosidad (64) para

manejar el marco físico, fisiológico y psicológico del sonido.

El sonido de la vivienda puede clasificarse en aéreo y estructural, en dependencia de la

vía de comunicación. El primero llega a través de la fenestración, el segundo por las

cubiertas y paredes. El primero puede ser conjurado con medidas de control sobre las

98

fuentes y medidas de interceptación de la propagación de carácter urbanístico

(colocación de edificaciones tampón, por ejemplo almacenes, creación de barreras -

cortinas de vegetación- o separación física). En climas fríos pueden colocarse

elementos de aislamiento acústico (como doble cristal separado por una película de

aire) al nivel de las ventanas. En el segundo caso se introducen elementos

arquitectónicos de aislamiento y absorción, como el empleo de materiales aislantes en

los entrepisos. El sonido estructural en particular atañe al aislamiento acústico de las

paredes y al ruido de impacto de las cubiertas o entrepisos (65).

Desde el punto de vista sanitario se establecen valores límites de exposición al ruido

aéreo por exceso, al nivel de aislamiento acústico y al nivel de transmisión de ruido de

impacto, estos últimos por defecto. Las medidas físicas de aislamiento y absorción

deben ir aparejadas a las medidas de educación para la salud, pues en una gran

proporción el ruido de los edificios multifamiliares es provisto desde viviendas vecinas a

partir de conductas y estilos de vida lesivos a la educación formal. El ruido industrial y

del tráfico, el ruido de las áreas comerciales y las terminales del transporte debe estar

sujeto a una vigilancia ambiental que parte de la política en salud ambiental para la

protección del ámbito doméstico.

Los niveles de sonido que invaden la vivienda desde las ventanas, transmitidos por las

paredes y a través de los entrepisos resultaron sanitariamente inaceptables en

viviendas de proyectos típicos estudiadas en la ciudad de La Habana (60). De acuerdo

con varios estudios que se han llevado a cabo en Buenos Aires, Argentina, los autos,

colectivos, motos y camiones, las llamadas fuentes móviles, son los principales

generadores del ruido urbano. Además, la arquitectura urbana contribuye a propagar y

hacer más intensos estos sonidos molestos, ya que los edificios actúan como pantallas

que reflejan nuevamente los sonidos hacia la calle (66).

Fenómenos vibratorios

Las vibraciones son las oscilaciones mecánicas del medio material con el cual el

hombre está en contacto. Ellas pueden presentar componentes verticales y

horizontales, por lo que se precisa un sistema cartesiano para su representación. Las

vibraciones físicamente se caracterizan por frecuencia y amplitud. La amplitud de la

vibración es una medida de su energía y puede expresarse por la cuantía del

99

desplazamiento de las partículas (alejamiento del punto de reposo), su velocidad

(variación del desplazamiento en la unidad de tiempo) y su aceleración (cambio de la

velocidad en la unidad de tiempo). La medición del desplazamiento refleja las bajas

frecuencias (ofreciendo una medida de la tensión del material), la aceleración denota las

altas (ofreciendo una medida de la fuerza aplicada), en tanto la velocidad reflejaría toda

la gama de frecuencias. Particularmente importantes desde el ángulo de la higiene son

las vibraciones por debajo de los 1 000 Hz.

Las vibraciones pueden ser periódicas, como las producidas por las piezas rotatorias de

las maquinarias (oscilaciones armónicas puras), con uno o varios armónicos

superpuestos. En el análisis espectral (energía-frecuencia) ellas se representan según

líneas. También pueden ser aperiódicas, como las producidas por el tráfico terrestre

(oscilaciones erráticas), con una representación espectral de área a las que podemos

denominar ruido. Su carácter oscilatorio en el tiempo se representa en la figura 6.

Fig. 6. Corte temporal de la aceleración de un fenómeno vibratorio

En la vivienda se perciben las vibraciones como consecuencia de diversas fuentes,

entre las que se cuentan:

100

ASCENSORES

CORRIENTES DE AGUA Y RESIDUALES EN

TUBERÍAS

PASOS DE PERSONAS

MOVIMIENTOS DE ENSERES DOMÉSTICOS

TRÁFICO

TRENES SUBTERRÁNEOS O PUENTES

Las vibraciones en las viviendas están condicionadas por la magnitud de la cimentación

y la masa constructiva y no sólo por las características de las fuentes y su separación

de la vivienda. Un incremento de los primeros parámetros redunda en una

amortiguación de la aceleración. El tipo de terreno condiciona el proceso de

transmisión. Las frecuencias predominantes de la vibración en las viviendas se ubican

bajo los 100 Hz. Desde el punto de vista sanitario la exposición a la vibración está

limitada por exceso, tomando como fundamento en el caso de la vivienda el umbral de

percepción de la vibración. Las normas sanitarias limitan los niveles de vibraciones de

velocidad o aceleración por valores máximos tolerables según frecuencias de octava,

pero se definen valores integrados ponderados por frecuencia.

En la ciudad de La Habana se halló que las vibraciones mecánicas de los pisos

resultaron más intensas en las viviendas de una planta y en los edificios de 4 – 5 pisos

que en los edificios altos de 12 y 20 plantas, dominando las componentes espectrales

de baja frecuencia, con pico resonante en 31,5 Hz. Las vibraciones se incrementaron

con el grado de urbanización, la densidad de la red vial y con el flujo del tránsito (60).

Energía Termodinámica

Microclima y ventilación

En la vivienda el concepto de microclima alude a las condiciones físicas del aire interior

de los locales (temperatura, humedad, viento y calor radiante) y la ventilación general es

el proceso de control de calor o remoción de contaminantes atmosféricos a través de la

circulación de este aire. Los métodos empleados en la ventilación se clasifican en:

101

• inyección y disipación natural

• inyección mecánica y disipación natural

• inyección natural y disipación mecánica

• inyección y disipación mecánica

De ellos el primero es empleado con preferencia (67). En las viviendas se utiliza el viento

y el efecto de densidad para estimular la infiltración del aire. La eficiencia de la

infiltración depende de las diferencias de presión y de los gradientes de temperatura.

Los vanos de las edificaciones a sotavento y las cubiertas son áreas de baja presión

que se constituyen en elementos impulsores de la circulación del aire, opuestos a la

resistencia aerodinámica de los vanos a barlovento. El caudal de aire infiltrado es

función de la componente normal a los vanos de la velocidad del viento y de las

diferencias de temperatura interior y exterior. En el primer caso juega un importante

papel la orientación de las fachadas con respecto a la dirección del viento, las

obstrucciones y el número, tamaño y ubicación de la fenestración. En el segundo resulta

importante la diferencia en altura entre las ventanas por las que el aire penetra y

aquellas por las que se evacua, además de sus relaciones de áreas.

Cuando los métodos de ventilación resultan insuficientes para aminorar una carga

calórica entonces se apela a la climatización (aire acondicionado). En el caso de déficit

de la carga calórica, a la limitación de la infiltración puede sumarse el empleo de

calefacción. En climas cálidos, las paredes y techos no sombreados o con inadecuado

aislamiento térmico pueden devenir en importantes emisores infrarrojos que trasladan

calor radiante al interior de la vivienda. La presencia de excesivo cristal en las ventanas,

combinada a la ausencia de parasoles o celosías para limitar la insolación puede inducir

un efecto invernadero dentro de la vivienda, permitiendo el paso de la luz visible pero

impidiendo la salida de la irradiación infrarroja del interior de la vivienda.

Un elemento importante a considerar para amortiguar las cargas calóricas en los climas

tropicales es el empleo de sombreado. Las sombras dependen del curso del sol en la

bóveda celeste y de la orientación de la edificación y su entorno (edificaciones vecinas,

árboles, muros, etc.). La incidencia del sol en las fachadas de los edificios se denomina

asoleamiento y se puede calcular a través del método estereográfico. En los diagramas

102

solares se muestran las diferentes orientaciones de las fachadas para conocer el

período de insolación durante el transcurso del año en cada una. Los cálculos de

sombra arrojada se realizan para los meses de junio y diciembre, que corresponden a

los extremos del recorrido Norte - Sur de la trayectoria solar. El cálculo es de interés al

diseño de la logia o terraza sobre la pared del área de estar, en términos de ángulos de

sombra y se expresa gráficamente mediante la máscara de sombra. Sirve igualmente

para el cálculo de defensas solares para las ventanas y puertas. También se calcula el

factor de ganancia solar para las secciones más representativas de las fachadas, el

cual está normado a los fines de protección contra las cargas calóricas.

De forma general, las medidas de control ambiental de la sobrecarga térmica pueden

enumerarse como:

1. Incremento de la circulación del aire

2. Ventilación adecuada

3. Protección contra el calor radiante

4. Climatización

5. Organización de los ciclos de actividades

Energía Electromagnética

La energía electromagnética se relaciona con la aceleración de las cargas eléctricas en

diferentes escalas de movimiento y se manifiesta como una onda transversal a su

dirección de propagación caracterizada por un componente eléctrico E perpendicular a

un componente magnético B. La velocidad de la radiación en el vacío es del orden de

3.108 m/seg. , disminuyendo en cierta medida en el medio material. La propagación del

campo puede ser descrita por las ecuaciones de Maxwell Faraday.

103

La energía de la onda electromagnética es directamente proporcional a la frecuencia. A

su vez, la frecuencia es directamente proporcional a la velocidad de propagación e

inversamente proporcional a la longitud de onda λ. Ello implica que en determinada

zona de frecuencias las energías de los fotones pueden ser tan altas que podrían

desplazar los electrones de los orbitales atómicos en sus colisiones creando un

disbalance de cargas, lo que se describe como ionización. De este modo dividiremos el

espectro electromagnético en la zona de las radiaciones ionizantes y la zona no

ionizante. El espectro electromagnético se extiende desde longitudes de onda menores

que 10-10 m a mayores de 1 m (hasta 100 km), recorriendo diversas subregiones

espectrales. La radiación con longitudes de onda bajo los 1 000 Å (10-10 m) tiene

energía suficiente para producir ionización.

Radiaciones Ionizantes.

La radiación ionizante interactúa con la materia, produciendo por ejemplo la remoción

del electrón en un átomo neutro y generando un par de iones. Esta radiación consiste

básicamente de partículas alfa y beta, neutrónica y radiación gamma y X, con

frecuencias mayores a 1017 Hz. La zona de las radiaciones ionizantes comprende pues

las subregiones de la radiación alfa de longitud de onda de 1 Å, la radiación ß de

longitud entre 1 y 5 Å y la radiación gamma de 5 a 10 Å. Con longitudes de 10 a 1 000 Å

localizábamos la zona de los rayos X.

El origen de esta radiación se ubica en los orbitales más próximos a los núcleos

atómicos o en su interior. Algunas formas isotópicas de elementos pesados son

104

inestables y tienden a descomponerse según una razón de probabilidad conocida como

tiempo de vida media. En este proceso aparecen radiaciones ionizantes al nivel atómico

y nuclear, por lo que podemos considerarlas manifestación de las energías atómicas. La

exposición a esta radiación no puede ser evitada porque se halla en el ambiente natural,

pero conductas preventivas que favorezcan mínima exposición innecesaria deben ser

promovidas.

En la vivienda, la fuente de radiación natural más importante proviene del radón,

originado en el subsuelo de modo marcado en ciertas áreas geográficas. Este elemento

llega al aire interior de la vivienda a través del basamento de la edificación, se difunde a

través de sus paredes y pasa al aire interior, exponiendo a sus habitantes. También los

materiales de construcción e implementos, como tuberías metálicas, contienen

elementos que expelen el gas o sus productos de descomposición.

Los productos de la decadencia, libres o afiliados a las partículas transportadas por el

aire, se inhalan y retenidos en los pulmones pueden continuar el proceso de

descomposición antes de resultar eliminados por los mecanismos naturales de

depuración.

Se conoce muy poco de la situación del radón en la Región. En los Estados Unidos de

América hay gran preocupación por los riesgos para la salud derivados de la exposición

al radón natural en lugares no relacionados con actividad industrial, principalmente en

los hogares en zonas residenciales. Los resultados de varias investigaciones

demuestran que en los Estados Unidos muchas casas tienen concentraciones de radón

muy elevadas y que miles de personas, sin sospecharlo, están expuestas a altos niveles

de radiación. Considerando datos de este país, se ha reportado que seis millones de

viviendas presentan altas concentraciones de elementos del decaimiento del radón y se

ha recomendado que las viviendas que se encuentren en un piso inferior al tercero se

examinen para conocer las concentraciones del gas.

Medidas de vigilancia radiológica se implementan a partir de los valores máximo

permisibles de exposición. Según normas europeas, la radiación máxima en el interior

de antiguas viviendas quedaría limitada hasta 400 Bq/m3 y en edificios nuevos el límite

se fijaría en 200 Bq/m3. En los Estados Unidos de América la exposición máxima

105

sanitariamente aceptable se prescribe en 150 Bq/m3. En la etapa de microlocalización

conviene tener un perfil geológico del subsuelo, determinándose si minerales radiactivos

están presentes en cantidades de riesgo. La ventilación eficaz y el sellaje de grietas en

las paredes constituyen medidas apropiadas (68).

Radiaciones no ionizantes

Adentrándonos en la región de mayores longitudes de onda, la energía de los fotones

llega a ser inferior a 12,4 eV sobre los 1000 Å, la que resulta insuficiente para

desprender cargas eléctricas de los orbitales atómicos y por tanto a toda esta zona la

denominamos, zona de las radiaciones no ionizantes. Las radiaciones no ionizantes

comprenden las subregiones (por orden creciente de longitudes de onda):

Ultravioleta

Visible

Infrarrojo

Microonda

Radiofrecuencia

Frecuencias muy bajas

Añadiremos como corolarios la situación de los campos magnéticos "per se" y los

aeroiones atmosféricos.

UV.

El origen del UV se ubica al nivel de la excitación de los electrones de valencia.

Proveniente del Sol, de las fundiciones por arcos, los hornos eléctricos y la soldadura, la

radiación ultravioleta (UV) es la radiación no ionizante de más alta frecuencia (1015 a

1017 Hz), lo que corresponde a la zona sobre 1 000 y bajo los 4 000 Å. Suele

subdividirse en distintas regiones espectrales cuyo impacto en salud es contrastado.

UV-A

con longitudes de onda de 4 000 a 3 200 Å se la conoce también por el nombre de UV

de onda larga, UV cercano o luz negra.

106

UV-B

con longitudes de onda de 3 200 a 2 800 Å se la nombra UV de onda media o

radiación de la quemadura solar.

UV-C

con longitudes de onda de 2 800 a 2 000 Å se refiere como UV de onda corta, UV

lejano o radiación germicida.

Por debajo de los 2 000 Å la UV tiene relativamente poca importancia biológica debido a

que la radiación en esta región, identificada como UV de vacío es absorbida en el aire

en una corta longitud de paso. La atenuación en la atmósfera de la UV por la vía de la

absorción y la dispersión afecta la región por debajo de los 3 200 Å, fundamentalmente

por la influencia del ozono estratosférico; de modo que se cuenta no sólo con un

componente directo del haz radiante sino con un componente difuso. Bajo los 2 888 Å

prácticamente no hay presencia de UV en la atmósfera. La UV que alcanza la Tierra no

excede el 1,5% de la energía solar total (69).

La vivienda debe proteger al hombre de la exposición excesiva pero debe proveer un

mínimo de irradiación UV a los fines bactericidas. De manera que no resulta

aconsejable impedir enteramente la penetración de la luz del sol a la vivienda. La

reducción de microorganismos de la humedad y el polvo puede favorecerse con la

exposición de algunas horas de UV diarias. Por esta razón se recomienda permitir

diariamente la entrada controlada de la insolación al interior de los locales de la

vivienda.

Radiación luminosa

La zona visible del espectro de la radiación electromagnética se extiende en la estrecha

región entre 1014 y 1015 Hz; ello equivale a plantear entre los 4 000 y los 8 000 Å de

longitud de onda aproximadamente.

El ambiente luminoso es descrito en términos de intensidad luminosa, flujo luminoso,

iluminación, brillo, contraste de luminancia, contraste relativo y reducción de

107

contraste (46). Desde el punto de vista de la salud ambiental, los elementos que resultan

normados más frecuentemente son la iluminación y el contraste de luminancia, este

último principalmente para el caso de tareas de lectura y escritura. Aunque la

iluminación puede afectar por exceso, los valores sanitarios de referencia se ofrecen por

defecto protegiendo la visión contra el déficit de luz.

Otro aspecto importante a destacar es el color. El color se utiliza para la transmisión de

mensajes por la vía emotiva. Los colores cálidos (amarillo a rojo) estimulan e inducen el

movimiento, en tanto los colores fríos (verde a azul) inducen quietud. También se

combinan símbolos para la transmisión de información. A la técnica destinada al empleo

del color para la transmisión de información se la conoce con el nombre de cromatismo.

Con el desarrollo del mercantilismo moderno surge la contaminación cromática como

una manifestación de saturación y fatiga visual que conduce a la pérdida perceptual de

la diferenciación de los objetos. Se definen 3 colores primarios que a través de la

adición, la mezcla y la sustracción generan colores secundarios. El empleo del círculo

de colores permite definir colores complementarios y análogos.

La luz en la vivienda puede ser natural y artificial. La luz artificial es provista por los

sistemas de alumbrado y se emplea por excelencia en la noche. El alumbrado puede

ser general, general localizado y suplementario. El alumbrado se diseña según el

cálculo de la iluminación. Las luminarias juegan un papel muy importante en cuanto a

la influencia que el espectro de la luz generado puede tener sobre la eficiencia en el

desenvolvimiento de las tareas visuales. De otra parte hay que considerar el

rendimiento de las lámparas. En el caso de los bombillos incandescentes el rendimiento

es de sólo 10 - 20 lm/w, mientras en los fluorescentes, ello depende de la potencia

consumida. En el caso de las lámparas de 47 W, el rendimiento es de 43 lm/W. Desde

el punto de vista sanitario la vivienda requiere un sistema de alumbrado general, pero

eventualmente puede requerir elementos suplementarios en los lugares donde se

desarrollan labores domésticas de cierta precisión. El alumbrado adecuado disminuye la

probabilidad de los "accidentes" del hogar y facilita el desarrollo de las tareas a las

cuales se destinan los diferentes espacios funcionales de la vivienda (70). Debe

destacarse que estas tareas tienen asociados climas luminosos idóneos, debidamente

identificados, que resultan confortables al desarrollo de las tareas visuales. Sin

embargo, estos climas están establecidos según la edad de las personas que asumen

108

tales tareas. Por ejemplo, la lectura en un niño de 10 años reclama unos 175 lux. Igual

tarea en un adulto de 60 precisa 2 500 lux.

En la vivienda la iluminación absoluta es la variable normada sanitariamente para el

control del ambiente luminoso artificial. Un elemento adicional que debe considerarse es

la reducción de los disbalances de iluminación en los diferentes locales de la vivienda.

La iluminación natural es aquella provista por la luz difusa de la bóveda celeste y por las

reflexiones en las superficies próximas exteriores de la vivienda, que penetra en ésta a

través de los vanos de los elementos constructivos. Los criterios de vivienda sostenible

postulan axiomáticamente el empleo de la iluminación natural como fuente de luz por

excelencia en la vivienda en las condiciones diurnas. Los criterios sanitarios establecen

la normación del coeficiente de iluminación natural (e). Como quiera que este

coeficiente cambia con el curso del sol en la bóveda celeste, lo cual depende de la hora

del día, la estación del año y la latitud geográfica, se define el coeficiente de iluminación

natural normalizado como aquel valor de "e" que corresponde a una iluminación difusa

exterior de 10 000 lux, hecho que suele suceder naturalmente una hora después del

alba y una hora antes del vesperto. El valor de "eo" mínimo permisible depende del

espacio funcional de la vivienda (servicio sanitario, cocina, habitación, sala de estar,

etc.) y debe ser considerado a priori en el diseño constructivo. Para ello se emplea la

modelación del coeficiente normalizado, asumiendo que los rayos luminosos que

alcanzan un cierto punto p del plano inscrito son consecuencia de la suma de los rayos

que atraviesan los vanos de las paredes provenientes de:

• la bóveda celeste

• las edificaciones adyacentes

• las reflexiones interiores de paredes y techos

• las reflexiones exteriores del terreno adyacente

• las cubiertas arquitectónicas

los que por supuesto son atenuados por quiebrasoles, vidrios, persianas, cristales,

marcos y los colores de las interferencias a la propagación de la luz.

109

Otro elemento sanitario a considerar en las viviendas es la modulación del ambiente

luminoso por el régimen de reflexiones de los objetos interiores, lo cual es valorado a

tenor del coeficiente de reflexión. Se recomienda que las superficies del techo deben

tener un coeficiente de .80, las paredes entre .40 y .60 y los pisos .20 para obtener un

régimen no deslumbrante.

Radiación infraroja

La zona del infrarrojo se extiende desde los 8 000 Å hasta los 400 µm. Su origen se

vincula a la vibración molecular. La vibración está influida por la orientación magnética

de las moléculas, que puede a su vez ser descrita por la rotación de las mismas y la

vibración de los núcleos. La subzona del infrarrojo lejano se extiende a partir de los 25

µm de longitud de onda en lo adelante y su génesis se asocia en particular a la rotación

molecular.

Como quiera que la temperatura de los cuerpos resulta una expresión de su calor, y el

calor es una medida de la energía cinética media de las moléculas que les constituyen,

entonces todos los cuerpos con una temperatura sobre los 0º K tienen la propiedad de

emitir radiación infrarroja. De este modo, encontramos infrarrojo incluso en el cosmos

cuya sustancia enrarecida emite a la temperatura de 4° K. La frecuencia de la radiación

infrarroja está vinculada a la cuarta potencia de su temperatura absoluta, propiedad que

es reconocida con el nombre de "ley de Stefan Boltzman". A mayor temperatura la IR

110

será más intensa, de modo que los cuerpos calientes, entre ellos los filamentos

incandescentes, serán productores de radiación IR por excelencia.

En la vivienda el IR puede ser utilizado para caldeamiento en los climas fríos, como

resulta el caso de los radiadores de calefacción. En este clima los elementos

constructivos deben "atrapar" e impedir la salida del IR al exterior. En climas cálidos los

elementos constructivos por el contrario deben favorecer el escape de la radiación IR.

Los cristales de la fenestración permiten el paso de la longitud de onda visible del

exterior, pero constituyen una barrera a la propagación del IR irradiado por el mobiliario

y paredes del interior, por lo que pueden contribuir a un efecto de caldeamiento que

puede resultar indeseable en climas cálido húmedos.

Microondas, RF y ELF.

Denominamos radiación electromagnética de radiofrecuencia y microondas a la

oscilación progresiva del campo eléctrico y magnético en un medio material o el vacío

en la gama de frecuencias de 100 Khz a 300 Ghz. Llamamos radiación de muy baja

frecuencia a la oscilación progresiva del campo eléctrico y magnético en las frecuencias

convencionales de distribución comercial de energía eléctrica (50 - 60 Hz). El origen de

esta gama de radiaciones se ubica en el momento dipolo macromolecular en el caso de

las microondas o en los movimientos acelerados de las cargas libres en los

conductores. A los fines prácticos la radiación electromagnética de radiofrecuencia y

microondas es clasificada en bandas de frecuencias que se corresponden a

subregiones del espectro.

Región de Radiofrecuencia (RF):

Gama de ondas Límite inferior (MHz) Límite superior (MHz)

ondas largas 0,03 0,3

ondas medias 0,3 3

ondas cortas 3 30

ondas ultracortas 30 300

111

Región de las microondas:

Gama de ondas Límite inferior (GHz) Límite superior (GHz)

ondas decimétricas 0,3 3

ondas centimétricas 3 30

ondas milimétricas 30 300

La absorción de radiación de RF o microondas en un medio material trae aparejado un

efecto de calentamiento, de manera que la intensidad de la radiación podría medirse por

el incremento de la temperatura. La intensidad de la radiación se la denomina

irradiancia y se expresa en W/m2. La densidad de potencia o irradiancia puede

calcularse de los vectores campo eléctrico E y campo magnético H según un producto

vectorial. Desde el punto de vista sanitario, en el peridomicilio la irradiancia es el

parámetro normado por valores máximo permisibles para las emisiones de microondas.

En tanto la intensidad del campo eléctrico constituye el parámetro normado en el caso

de las radiofrecuencias y los campos de frecuencia muy bajos.

Los campos de RF y de microondas son producidos en la naturaleza aun sin la acción

del hombre, pero la intensidad global de las radiaciones actuales producto del desarrollo

socio-industrial, es de varios órdenes de magnitud mayor que las naturales. Los campos

electromagnéticos naturales son más fuertes en frecuencias inferiores al límite de 100

Khz. El campo eléctrico estático de la tierra alcanza valores de 100 V/m en condiciones

de buen tiempo en la capa de aire próxima al suelo. La presencia de nubes de tormenta

incrementa la tensión del campo y las descargas eléctricas naturales producen una

radiación de banda ancha centrada en los 10 Khz. En la gama de RF y microondas

recibimos radiación del sol y las estrellas pero en magnitud de 10 pW/cm2 La densidad

de potencia de las fuentes naturales cae no linealmente con la frecuencia hasta valores

inferiores a 10 -22 uW/cm2.Mhz sobre los 10 Mhz, siendo la irradiancia más alta en la

noche que durante el día (71).

El desarrollo industrial tecnológico actual genera radiación RF y de microondas de

forma continua o en impulsos y la operación en el tiempo puede ser sostenida o

intermitente. La onda puede ser modulada en amplitud, frecuencia e impulso. La

112

información que porta la onda es trasladada por la modulación. Bajo la práctica médica

se emplean equipos destinados a irradiar pacientes con fines terapéuticos controlados.

Los radiadores incidentales se emplean al nivel doméstico, comercial e industrial. La

exposición de la población en general debe ser considerada como intermitente y

prolongada, de baja intensidad, en una gama muy amplia de frecuencias.

En la vivienda y el peridocimicio se cuentan gran número de fuentes, entre ellas los

motores eléctricos, los transformadores, las líneas eléctricas, el equipamiento

electrodoméstico en general. Bajo los conceptos reinantes en la sociedad, el bienestar

doméstico está condicionado por la disponibilidad de equipamiento eléctrico y

electrónico en la vivienda y por el consumo de energía. En virtud de la exposición a los

campos generados por los radiadores intencionales y no intencionales, hoy se investiga

si ello pudiese generar un riesgo a la salud de la población, luego del reporte acerca de

la posible incidencia sobre el cáncer en la niñez de la configuración de la red eléctrica

de la vivienda (72) , lo que resulta en el presente controversial (73). La contribución al

campo magnético en la vivienda de los flujos continuos de las conductoras de agua y

plomería ha sido resaltado por su valor predictivo de la incidencia del cáncer y se ha

argumentado acerca de la concentración de partículas radiactivas, movidas por la

polaridad del campo eléctrico, como agente causal de la aparición de este tipo de

dolencia (74). Se investiga principalmente la leucemia, pero también el cáncer pulmonar,

de la piel y de los senos.

De confirmarse los hallazgos se haría preciso fijar valores límites sanitarios de

exposición a los campos de muy baja frecuencia, a las radiofrecuencias y las

microondas. Estos valores límites cambiarían con el espacio funcional, de este modo

quedarían fijados valores límites para la exposición en la vivienda y el peridomicilio. Los

valores límites serían empleados como parámetros en las ecuaciones de difusión del

campo y de aquí se derivarían los dos parámetros sanitarios propuestos para control, a

saber:

• la zona de protección sanitaria

• la zona límite de construcción

La primera delimita los territorios que a una altura de 2 m marcan valores de campo

eléctrico o irradiancia por encima de los máximos sanitariamente permitidos. En esta

zona no pueden edificarse viviendas. La segunda marca la frontera del volumen de

113

espacio en el cual los valores de campo se encuentran por encima de los máximos

sanitariamente permitidos. La altura de los edificios de vivienda en esta zona no puede

ser superior a la altura de la zona límite de construcción.

El significado de estos parámetros se aplica a la etapa de la microlocalización de

inversiones para objetivos radioeléctricos por parte de la autoridad sanitaria estatal,

pero en el terreno de la vigilancia epidemiológica ambiental pueden ser utilizados para

la zonificación sanitaria de los territorios y la identificación de grupos de riesgo.

Aunque los campos de las líneas de transmisión son más intensos que aquellos que

pueden rodear los aparatos electrodomésticos, éstos pueden ser fuertemente

perturbados por la presencia de los edificios, árboles, vehículos. Ello no sucede con los

campos magnéticos.

Campos magnéticos.

La existencia de los campos magnéticos se asocia a las aceleraciones de las cargas

eléctricas. El campo magnético es un campo vectorial de densidad de flujo magnético B

en el vacío que genera un campo de intensidad H en el medio material a partir de la

constante de permeabilidad magnética µ.

H = µ . B

Las unidades de medida del campo para ambos vectores H y B serían:

Sistema Internacional Sistema CGS

intensidad de campo H A/m Öersted

inducción magnética B Tesla Gauss

114

En el interior de la Tierra, la sustancia fundida del núcleo es portadora de corrientes

eléctricas que podrían explicar la existencia de un campo magnetostático en el planeta

que se manifiesta por las líneas de fuerza que la rodean y la protegen de las partículas

del viento solar.

Fig. 7 Las líneas de fuerza del campo magnético del planeta

El campo magnético natural ubica su polo magnético Norte en la proximidad del polo

geográfico Sur y viceversa. La componente vertical del campo en el polo es del orden

de 67 µT, en tanto la componente horizontal en el Ecuador es de 33 µT. La influencia

solar y lunar sobre las corrientes ionosféricas es del orden de 0,03 µT, en tanto las

tormentas y la actividad solar intensa son responsables de un campo de 0,5 µT. Existen

flujos magnéticos cambiantes, de naturaleza pulsante, con densidades de flujo aún

menores (49).

Los equipos electrodomésticos son productores de campo magnético en las viviendas.

La intensidad del campo no depende del tamaño, la complejidad o la potencia de los

aparatos. Algunos ejemplos de valores máximos de campos magnéticos en mG

generados por aparatos electrodomésticos, a 6 pulg. de distancia, se presentan en el

cuadro 20.

115

Cuadro 20

Campos magnéticos generados por electrodomésticos en la vivienda

secadoras 700

máquinas de afeitar 600

hornos microondas 300

cocinas eléctricas 200

refrigeradores 40

licuadoras 100

lavadoras 100

planchas 20

calentadores 150

aspiradoras 700

Fuente: EPA, 1995.

Las líneas eléctricas y el equipamiento del hogar influirán en los campos magnéticos de

la vivienda. Las investigaciones muestran que aunque este campo es menor que el

natural, que es del orden de 500 mG, el campo de la tierra es continuo y el de los

aparatos es alterno, por lo que mientras el campo de la tierra no genera corrientes, los

campos de los electrodomésticos inducen corrientes eléctricas en los órganos de los

residentes expuestos.

116

Fig. 8. Campos magnéticos medidos en el interior de las viviendas

De este modo se ha planteado una vigilancia sanitaria para la exposición a los campos

magnéticos. En el caso de los campos estáticos se vigila la intensidad del campo

externo y la duración de la exposición. En el caso de los campos alternos se plantea

una protección básica, basada en la limitación de las corrientes de torbellino que se

generan al nivel de los órganos del cuerpo humano, señalándose dosis a órganos

críticos. También se plantea una protección efectiva, basada en la observancia de la

distribución de la intensidad del campo en tiempo y espacio. No obstante parece una

tendencia efectiva por parte de los productores, el sistematizar una verificación de los

campos producidos por sus aparatos electrodomésticos y ya desde la etapa del diseño

tratar de reducir en lo posible la intensidad de los campos generados. La cultura

ecológica proveerá a la población de criterios que obliguen al mercado a ofertar

productos de baja radiación. Ello debe formar parte de las políticas de promoción de

salud que deben impulsar las autoridades de salud en los distintos países. Además

117

deben desarrollarse programas de educación para la salud que contribuyan a crear una

conciencia con respecto a este tipo de riesgo ambiental doméstico.

Aeroiones

La radiación ultravioleta, las corrientes eléctricas de alta tensión y el fuego constituyen

fuentes de formación de aeroiones. Los aeroiones son partículas minúsculas de la

atmósfera que poseen carga eléctrica. Ellas portan distinta polaridad la que puede ser:

• positiva

• negativa

Los aeroiones se clasifican por sus dimensiones en:

Ligeros: con dimensiones bajo 0,2 µm

Pesados: con dimensiones sobre 0,2 µm

Los aeroiones guardan un perfil de concentración en el interior de las viviendas que se

diferencia del día a la noche. Los aeroiones ligeros muestran concentraciones del orden

de 200 a 1 000 por cm3 en las horas del día. Sin embargo, en la noche la concentración

de aeroiones ligeros aumenta hasta los 800 - 1 000 por cm3. En cambio, los aeroiones

pesados presentan en aire puro concentraciones del orden de 3 000 a 5 000 por cm3

durante el día, en tanto en la noche su concentración disminuye hasta 1 000 - 3 000

iones/cm3

Las investigaciones han permitido sugerir concentraciones saludables de iones ligeros,

las que se exponen el cuadro 21.

Cuadro 21

Concentraciones sanitarias de referencia de la exposición

a los aeroiones liegeros en la vivienda.

niveles mínimos de iones negativos 600 i/cm3

niveles mínimos de iones positivos 400 i/cm3

niveles óptimos de iones de ambas cargas 1 000 - 3 000 i/cm3

niveles máximos de iones de ambas cargas 50 000 i/cm3

Fuente: Akimenko, A., Instituto Marzeev, Kiev. Reporte científico. 1990.

118

Para los iones pesados no se postulan valores de referencia, aunque ellos se

consideran indicadores de la pureza del aire. Con cifras hasta de 10 000 i/cm 3 se

considera la presencia de aire limpio.

Los iones ligeros pueden ser muy influidos en su concentración por el grado de

renovación del aire en la vivienda y por la humedad del mismo, el cual está relacionado

a su conductividad.

Factores químicos

Las sustancias químicas de los diferentes ambientes que alcanzan los tejidos sensibles

en el cuerpo humano pueden causar malestar, pérdidas de funciones y cambios en

estructuras tisulares conducentes a la enfermedad. El tránsito de los agentes químicos

al organismo pudiera representarse en el esquema de la figura 9.

Fig. 9. Tránsito de los agentes químicos al organismo.

Fuente: Lippman, 1992.

119

La exposición representa el contacto entre una concentración de un agente en el aire, la

comida u otro material y la persona o población de interés. El agente es la fuente de la

dosis interna a un órgano crítico o tejido. La magnitud de la dosis depende de un

número de factores:

• volumen inhalado o ingerido

• fracciones del material inhalado o ingerido transferido a través de las

membranas epiteliales de la piel

• el tracto respiratorio y el tracto gastrointestinal

• fracciones transportadas por el fluido circulante a los tejidos

• fracciones absorbidas por los tejidos

Estos factores muestran una gran variabilidad interindividual dada en el nivel de

actividad, edad, sexo, raza, talla y estado de salud. Con exposiciones crónicas o

repetitivas, otros factores afectan la dosis en cuestión. Puede interesarse la absorción

acumulativa cuando la retención en, o los efectos sobre, los tejidos blancos coinciden

con una lenta extinción o atenuación del tóxico. Cuando el agente se elimina con

rapidez, o cuando los efectos son reversibles enteramente al cesar la exposición, la

razón de transferencia puede ser el parámetro de dosis de interés primario.

Los agentes químicos en el medio residencial mayormente se transmiten por el aire y su

presencia puede atribuirse a la infiltración del aire exterior o a su liberación por fuentes

interiores. Estas fuentes incluyen hornos de cocina no ventilados y calentadores,

cigarros, productos de consumo y emisiones volátiles desde los paneles de las paredes,

pinturas, los textiles y el equipamiento. Las exposiciones personales al cloroformo, al

humo de los cigarros que introduce materia particulada respirable, al óxido de nitrógeno,

a partículas de masa pequeña y al formaldehído proveniente de fuentes residenciales

interiores son más agudas, producto de una atmósfera interior más contaminada que la

exterior, que las que pueden constatarse en la atmósfera urbana del peridomicilio.

Especificidades de los contaminantes del aire interior.

Los contaminantes del aire interior de la vivienda están compuestos por aquellos

productos de la contaminación atmosférica regional y del peridomicilio que se

introducen dentro de la vivienda a través de la infiltración y la ventilación y por los

120

productos originados en la propia vivienda como consecuencia de combustiones,

emanaciones, evaporaciones, arrastres, pulverizaciones y rociamientos, que se añaden

a los contaminantes exteriores advenedizos. La ventilación deficiente contribuye a la

acumulación de los contaminantes con el consiguiente impacto en la salud de los

residentes.

La exposición de los residentes a la contaminación del aire interior puede ser controlada

mediante:

• El establecimiento de concentraciones límites de exposición.

• La prohibición o limitación del empleo de materiales o sustancias

• Las limitaciones a las velocidades de emisión y a la naturaleza de los

contaminantes provenientes de materiales o productos

• La especificación de procedimientos para sellar o crear barreras

• La especificación de tasas de ventilación o parámetros de la renovación del aire

interior con aire fresco

• La especificación de la superficie adecuada de vanos y fenestración, análisis de

los sistemas de ventilación

• Los niveles de los moderadores de las concentraciones de los contaminantes,

tales como temperatura y humedad

• Los procedimientos para la medición y el cálculo de la calidad del aire interior y

la eficacia de las medidas de control

Síndrome del edificio enfermo

En 1982 un panel de la Organización Mundial de la Salud observó que muchos

problemas del clima interior de los edificios eran comúnmente reseñados en la literatura

con un grupo de signos repetitivos, quejas y síntomas, los cuales fueron llamados

síndrome del edificio enfermo, observándose que ellos afectaban a un 30 % de las

nuevas edificaciones sin que aparentemente hubiere causa para ello. En estos edificios

no se hacía evidente una excesiva contaminación del aire (por ejemplo, por

formaldehído) o defectos en las instalaciones técnicas o en la construcción.

Sin embargo, se sospecha de la presencia de compuestos orgánicos volátiles (VOC).

Entre las fuentes posibles se citan los sistemas de ventilación que transportan los

121

contaminantes exteriores al ambiente interior. Pero cualquier actividad humana

constituye una fuente potencial de tales compuestos. Mantenimiento, limpieza y cocina

crean sus propias fuentes. El metabolismo y las actividades humanas, tales como

fumar, se constituyen en fuentes de gases y vapores. A ellos se agregan los “sprays”, la

goma de pegar, las máquinas fotocopiadoras y de impresión. Normalmente se localizan

entre 50 y 300 compuestos orgánicos volátiles en las muestras de aire de ambientes no

industriales. Cada compuesto individualmente raramente excede concentraciones del

orden de 50 µg/m3, lo que se encuentra entre 2 y 3 órdenes por debajo de los límites

ocupacionales de la sustancia. En las viviendas ocupadas, la concentración total

extrema promedio se encuentra alrededor de los 20 mg/m3, aunque los valores más

frecuentes están por debajo de 1 mg/m3, el cual representa sólo un 0,2 % de la

concentración máxima admisible (CMA) del tolueno, quien es uno de los compuestos

más frecuentemente encontrados con concentraciones relativamente altas.

Los ambientes de los edificios muestran contaminación del aire interior clasificable

según el cuadro 22:

Cuadro 22

Clasificación de los compuestos orgánicos hallados en los edificios

DescripciónAbrevia

tura

Rango del punto de

ebullición (ºC)

compuestos orgánicos muy volátiles (gaseosos) VVOC < 0 a 50 - 100

compuestos orgánicos volátiles VOC 50 - 100 a 240 - 260

compuestos orgánicos semivolátiles SVOC 240 - 260 a 380 - 400

compuestos orgánicos asociados con materia particulada o

materia orgánica particuladaPOM > 380

Fuente: Lippman, 1992

No existe un límite bien marcado entre las categorías definidas por los rangos del punto

de ebullición. Los valores más altos de punto de ebullición de los VOC refieren los

compuestos polares. Los efectos de la exposición a los VOC se dividen en comunes a

122

la mayoría y específicos. Los específicos se asocian a compuestos individuales o a

potenciales inusualmente altos. Entre ellos se citan los genotóxicos y los del sistema

inmune, pero los más comunes coinciden con los reportados para el síndrome del

edificio enfermo.

Evaluando los VOC, a tenor del índice TVOC aplicado en mediciones de viviendas, se

obtuvieron en viejas casas concentraciones en el rango de 0,02 a 1,7 mg/m3, lo que

representa sólo 1/10 de lo encontrado en las nuevas viviendas, donde el rango de

concentraciones se movió de 0,5 a 19 mg/m3. La pregunta sería cuándo las

concentraciones no laborales resultarían tan bajas como para no producir efecto por sí

mismas o no interacturar con otros factores para producir efectos perceptibles. Algunas

investigaciones indican que en las viviendas con problemas de clima interior, el TVOC

se movió de 0,09 a 13 mg/m3 (promedio 1,3 mg/m3), en tanto en las viviendas sin

problemas las concentraciones estuvieron entre 0,02 a 1,7 mg/m3 (promedio de 0,36

mg/m3). Aunque los resultados no son conclusivos se reportan quejas en los residentes

con concentraciones del orden de 1,7 mg/m3. Ello permite plantear la hipótesis de que

los VOC juegan un papel en la etiopatogenia del síndrome del edificio enfermo (32).

Asbestos y fibras vítreas

Existen múltiples componentes de las edificaciones que contienen asbesto, entre los

que se cuentan los sistemas de aislamiento térmico, estructuras a prueba de fuego,

terminados acústicos y decorativos, productos laminados, tejas de techos o pisos,

fieltros, entre otros. También en los elementos emplasticados, reparados y

reconformados usados en la construcción de paredes y en reparaciones interiores. En

adición a las fibras minerales naturales, muchas de estas formulaciones contienen fibra

de vidrio en combinación con asbestos. Las fibras de asbestos empleadas con más

frecuencia en las construcciones se muestran en el cuadro 23.

123

Cuadro 23

Tipos de fibras de asbesto empleadas en los edificios

Nombre del

mineral

Grupo

mineralFórmula química

Grado de

ocurrencia

crisolita serpentina (MgFe)6(OH)8 Si4O10 muy frecuente

ribequita amfibola Na2(Fe3+)2(Fe2+) 3(OH)2Si8O22(±Mg) poco frecuente

antofilita amfibola (Mg,Fe)7(OH)2 Si8O22 poco frecuente

grunerita amfibola Fe7(OH)2Si8O22(±Mg, Mn) frecuentemente

actinolita amfibola Ca2Fe5 (OH)2Si8O22(±Mg) poco frecuente

tremolita amfibola Ca2Mg5(OH) 2Si8O22 poco frecuente

Fuente: Lippman, 1992.

Estas sustancias están presentes entre los materiales de construcción, de donde pasan

al aire interior de la vivienda. En estudios de edificios se obtuvieron valores medios de

concentración de asbestos de 0,27 fibras/litro. En 48 escuelas estudiadas 0,51; en 96

viviendas 0,19 y en 54 edificios comerciales y públicos 0,20 (32).

Muchas fibras minerales hechas por el hombre son vítreas. Los materiales vítreos no

son capaces de mantener un orden atómico periódico a grandes distancias (102 - 103 Å).

No obstante, a corto rango se observan estructuras agrupadas (clusters). Las longitudes

y diámetros de las fibras son variados y se utilizan para aislamiento, filtros y

componentes cuya estructura pretende ser reforzada en las edificaciones. Estas fibras

se rompen en segmentos de más corta longitud, del orden de los 7,5 µm. La

composición química de estas fibras varía con los materiales usados en su fabricación,

así también sus propiedades mecánicas y durabilidad, aunque se reconoce que

presentan gran estabilidad que se traslada por el acoplamiento a estructuras de

aluminio y a las unidades tetraédricas de silicio. Minerales, rocas y escoria de madera

constituyen la materia prima de los productos vítreos originados por fusión y sucesiva

extracción, centrifugación y soplado en chorro de vapor o aire.

124

Desde el punto de vista sanitario debe evitarse la presencia de estas fibras entre los

elementos componentes de la vivienda. Si ya existieren y no resulta fácil reemplazarlas

se sugiere cubrirlas con una película química preservante que impida su fragmentación

y deterioro mecánico.

Benceno

Dentro de las viviendas se ha observado una gran variabilidad en la concentración de

benceno. Se ha encontrado que el incremento del riesgo a la exposición al benceno

coincide con altos niveles de contaminación del aire interior de los domicilios.

Como medida precautoria no deben alojarse vehículos automotores en espacios

interiores de las viviendas sin el debido aislamiento físico, no deben guardarse

reservorios de hidrocarburos sin una segura hermeticidad, debe procurarse una debida

extracción de los humos y gases de las cocinas y calentadores que combustionan

hidrocarburos, debe favorecerse una ventilación doméstica que no introduzca los gases

de combustión del tránsito automotor al ámbito interior de la vivienda y no debe

favorecerse el hábito de fumar en sus interiores.

Formaldehido y otros aldehídos

Los aldehídos ambientales son liberados de los polímeros y de las soluciones o se

generan durante la combustión de los alcoholes. La pobre calidad del aire interior de la

vivienda puede resultar un importante indicador de exposición. Para los que

permanecen en la vivienda el 85 % de la exposición se produce en ella; para quienes

trabajan fuera, la vivienda es responsable del 55 - 65 % de la exposición. Las

actividades que generan aldehídos en la vivienda incluyen la quema de madera y el

hábito de fumar, así como liberación de la sustancia por los materiales estructurales del

domicilio, mobiliario, ropa, cosméticos y aislantes. En el cuadro 24 se muestran las

contribuciones estimadas de distintas fuentes interiores de la vivienda.

125

Cuadro 24

Concentraciones de aldehídos en el aire interior de

la vivienda según aporte de distintas fuentes domésticas

Fuentes Concentraciones

humo del cigarro (40 ppm en 40 mL de bocanada)

dosis por paquete 0,38 mg/paquete

humo ambiental del tabaco 0,25 ppm

ropa hecha de fibra sintética

mezcla algodón-poliester 2,7 µg/g.día

vestido de mujer 3,7 µg/g.día

mobiliario

panel de resina 0,4 - 8,1 µg/g.día

plywood 1,5 - 5,3 µg/g.día

paneles 0,9 - 21 µg/g.día

paños 0,8 - 3 µg/g.día

tapicería < 0,1 ppm

Fuente: Lippman, 1992

El aislamiento de espuma de formaldehído-urea induce contaminaciones promedio del

aire interior de 120 ppb. En las viviendas antiguas (sin aislamientos) las

concentraciones de formaldehído en el aire interior se mueven entre 30 y 90 ppb. Otros

aldehídos pueden estar presentes asociados al humo del cigarro, fundamentalmente

acetildehído. Las concentraciones son influidas por la elevación de la temperatura y la

humedad del aire. En áreas urbanas, los niveles de aldehído junto a otros hidrocarburos

muestran variaciones de concentración de ciclo diario con máximos que preceden a la

aparición del pico del ozono. Valores típicos de concentración urbana están en el orden

de los 50 ppb (32).

126

La ventilación apropiada constituye una adecuada medida precautoria en la vivienda

para disminuir las concentraciones de estas sustancias. También racionalizar el manejo

de los polímeros, los alcoholes y evitar el hábito de fumar, pueden ser medidas

apropiadas para conjurar la acción de las fuentes.

Otros contaminantes ambientales

Entre los metales pesados, contaminantes del aire interior de las viviendas, se

mencionan el plomo y el mercurio. Ellos, junto con el aluminio, el arsénico, el cadmio y

el níquel son llamados elementos en trazas, los que resultan objeto de vigilancia

ambiental por su toxicidad. Estos elementos suelen aparecer con el polvo atmosférico,

principal contaminante del aire en muchos territorios, el cual cerca de zonas de tránsito

intenso se levanta por los remolinos de aire y las barreduras viales.

Las trazas de plomo pueden presentarse en el ambiente en una variedad de formas que

se asocian a distintos estados de valencia y ligaduras asociadas. La identidad del metal

es retenida, no obstante. El medio primario de transporte es el aire, debido a que las

partículas generadas por fuentes antropogénicas de alta temperatura pueden viajar

grandes distancias antes de sedimentarse por vía húmeda, seca o deposición de nube.

El plomo que se deposita en los suelos puede entrar a formar parte de la cadena

alimentaria. El 20 % del plomo entra al organismo con el agua. Es conocido que la

presencia de plomo en las pinturas de las viviendas constituye un factor de riesgo para

los niños, por su posibilidad de ingerirlo al contacto. Debe considerarse que los objetos

de plomo comportan un riesgo análogo.

El mercurio se manifiesta en la naturaleza como sustancia elemental y en la forma de

compuestos orgánicos e inorgánicos. Como metal aparece en concentraciones del

orden de 50 ppb en la corteza terrestre. La fuente principal del mercurio está en los

gases emanados del interior de la tierra, los lechos de los ríos y el fondo de los

océanos. El mercurio es utilizado para la producción de aparatos eléctricos y la

fabricación de instrumentos industriales y de control. Se añade a pinturas de barco y

aceites y se emplea en las amalgamas dentales. Algunos organomercuriales se utilizan

en la agricultura y la industria del papel (53).

127

Las fuentes de mercurio en la vivienda están en las pinturas de látex contentivas de

preservativos. En algunos países el mercurio en pinturas sólo se permite para usos

exteriores de las edificaciones, en otros no es permitido en ningún caso. Algunos

objetos de uso religioso también pueden llevar el metal a la vivienda. La limpieza

periódica del polvo en paredes y mobiliario constituye una medida preventiva

recomendada.

Dado que las fuentes de CO están dispersas, la distribución ambiental del contaminante

no es uniforme. Las emisiones de fuentes no reguladas del interior de la vivienda

contribuyen sustancialmente a las dosis individuales.

Los procesos de infiltración y ventilación pueden contaminar el aire interior con las

emanaciones del combustible diesel proveniente del tráfico automotor. Las partículas

de hollín consisten en agregados de partículas primarias esféricas que se forman en la

cámara de combustión y que crecen por aglomeración presentando un diámetro medio

volumétrico entre 0,1 y 0,5 µm. El centro de carbón elemental actúa como núcleo de

condensación de las sustancias orgánicas formadas y volatilizadas en la combustión.

Los principales contaminantes derivados de la combustión que pueden afectar la

vivienda son el humo de las cocinas y de los aparatos de calefacción mal ajustados. Los

aparatos que combustionan gas, kerosene, carbón, leña y otros combustibles

domésticos, así como las chimeneas con tiro deficiente, calderas, estufas, calentadores

de agua, secadoras de ropa son las fuentes contaminantes por excelencia en la

vivienda. Los contaminantes gaseosos de estas fuentes incluyen los contaminantes

atmosféricos más comunes: el monóxido de carbono (CO), el dióxido de nitrógeno (NO2)

y el dióxido de azufre (SO2) (75).

El humo del tabaco suele estar presente en muchas viviendas, si este hábito forma

parte del estilo de vida de los miembros de la familia, aunque también puede provenir

de espacios exteriores por la vía de la ventilación. En la producción de los componentes

del humo se distinguen los generados en la corriente principal de combustión, la

corriente lateral y los valores ambientales debido a las diferencias de temperatura que

los procesos de combustión comportan. El humo de la corriente lateral presenta

concentraciones de tóxicos y sustancias cancerígenas más elevadas que el humo de la

128

corriente principal, no obstante la dilución en el aire de las habitaciones reduce

marcadamente las concentraciones inhaladas por los fumadores involuntarios con

respecto a los activos.

Los incrementos de concentración varían con el número de fumadores, intensidad,

razón de intercambio de aire interior con el exterior a la vivienda y con la posible

presencia de depuradoras de aire. El patrón de actividad temporal de los residentes

influirá en la exposición. Los niños que no son atendidos en instituciones de cuidado

infantil pueden estar expuestos a dosis elevadas. En ciudades de los Estados Unidos de

América, la concentración de partículas respirables en el aire de la vivienda muestra

que la contribución de un fumador de un paquete de cigarros diario aporta unos 20

µg/m3 a la concentración de partículas del aire interior en 24 horas. Las concentraciones

de partículas suspendidas son dos veces más altas en las viviendas donde residen

fumadores con relación a aquellas carentes de individuos con este hábito.

Análogamente la nicotina en las viviendas de los fumadores fue un orden mayor que las

de los no fumadores. También se han detectado altas concentraciones de benceno,

xylenos, etilbenceno y estireno en las casas con residentes fumadores (32).

Una parte sensible del total de contaminantes atmosféricos de la vivienda proviene del

exterior. Ello es particularmente cierto en el caso de los climas tropicales donde la

ventilación juega un papel determinante en el bienestar climático. Las ventanas

permanentemente abiertas garantizan una circulación de aire que provee la entrada no

sólo de aire fresco sino también de los contaminantes urbanos. Estos contaminantes

fueron descritos como primarios y secundarios. Entre los primeros los aerosoles

ácidos y los óxidos de azufre (SOx) estaban asociados a la actividad industrial, en

especial a los procesos de quemado de combustibles fósiles. Sin embargo, en el interior

de la vivienda se halla una fuente de producción de SO2 y H2 SO4 en las cocinas y

calentadores no ventilados de kerosene. El contenido de azufre del kerosene es del

orden del 0,04 %. Con intercambios de aire de 1,4 veces por hora se han encontrado

concentraciones de hasta 693 µg/m3 en el interior de una habitación calentada con

kerosene y partículas ácidas en rango hasta 75 µg/m3.

129

Existen además múltiples trazas de elementos, entre ellos metales, cuyas propiedades

toxicológicas son conocidas. La existencia de tales trazas, en circunstancias

específicas, puede devenir en factor de riesgo de la vivienda (76).

Existen en la atmósfera variados óxidos de nitrógeno producidos en procesos

naturales como los fuegos del bosque, descomposición orgánica y descargas eléctricas

atmosféricas, pero también existen emisiones antropogénicas de fuentes estacionarias

y móviles como las usinas termoeléctricas de combustibles fósiles y los vehículos de

motor. Aunque inicialmente los óxidos se producen como NO, suceden rápidos

procesos de oxidación que transforman los productos iniciales. En términos de potencial

adverso a la salud se destacan el óxido nítrico y el dióxido de nitrógeno. En el ámbito de

la vivienda se produce NOx a cuenta de las cocinas y calentadores de gas y cocinas y

calentadores de kerosene, observándose en estos casos concentraciones más altas en

el aire interior de la vivienda que en la atmósfera urbana. Debido a que las fuentes de la

vivienda operan periódicamente se observan picos de concentración con amplia

variación en los niveles dependiendo del patrón de acción de las fuentes y el grado de

ventilación, de modo que la exposición personal al NO2 puede ser regida por las fuentes

de la vivienda. En las viviendas con gas se han medido valores hasta de 0,54 ppm de

NO2 en promedios de 24 horas, en tanto en las viviendas con kerosene hasta 0,38 ppm

(24 horas).

Derivado de la existencia de los óxidos de nitrógeno y de hidrocarburos reactivos, a

consecuencia de la luz solar, aparece el ozono, que resulta un fuerte irritante de los

pulmones. El ozono puede ser estratosférico, cuya génesis se fundamenta en la

interacción de la radiación solar con las moléculas de aire de la alta atmósfera, y el

troposférico, cuyo origen es antropogénico y característico de los territorios urbanos,

aunque puede producirse cierta intrusión de ozono estratosférico cuando se incrementa

el intercambio de aire entre las capas de la atmósfera.

El perfil diario de concentración del ozono en muchos territorios urbanos puede ser

descrito como una onda cuyo tope (máxima concentración) suele aparecer algunas

horas después del mediodía cerca del centro de la población o desplazado corriente

abajo del viento predominante. Sobre la capa de mezcla atmosférica, el ozono puede

retener altas concentraciones, lo que influiría el perfil de la futura concentración en

130

superficie al romperse la capa en el transcurso del tiempo. En ciudades densamente

pobladas, el perfil diario del ozono es descrito como una meseta a partir de las 10:00

a.m., lo que indica que las fuentes locales ya no predominan en la producción del

contaminante.

Las concentraciones de O3 en la vivienda son casi siempre sustancialmente inferiores a

las halladas en la atmósfera urbana debido a la fuerte absorción por las superficies de la

edificación y la ausencia de fuentes interiores. Sólo se han identificado como posibles

fuentes interiores las impresoras y los purificadores electrostáticos de aire. Grupos de

riesgo serían los grupos poblacionales que desarrollan actividades fuera de la vivienda y

los asmáticos.

A modo resumen se presenta en el cuadro 25 un grupo de medidas de control para

diferentes contaminantes del aire interior.

Cuadro 25

Contaminantes comunes del aire interior, sus fuentes y medidas de control

Contaminante Medidas de controlFuentes principales Equipo y materiales Ventilación y diseño

partículas respirables filtros de alta eficiencia zona y ventilación parafumar

(humo de tabaco, sellado de puertas suministro de aire decombustión exterior

materiales fibrosos, chimenea de arrastre relocalizar tomas de aireproductos decombustión,

precipitadores electrostáticos mantener sistema defiltrado

aerosoles)NO, NO 2 Quitar motor de gasolina Extractor sobre la fuente(combustión, estufa degas, calefactor) ignición del piloto reducida aislar el garage del espacio

interior

CO ignición del piloto reducida suministrar aire decombustión exterior

(estufas de gas,hornos, autos)

aislar fuente de calor emisión de ventilaciónexterior

usar convertidor catalítico ventilación extractiva en lacocina

reemplazar por motor eléctrico relocalizar conductosventilación

131

proveer zonas de fumaraislar garage de la zonainterior

agentes de fuentesbiológicas

aislar para prevenir condensación mantener humedadesinteriores del 35 al 50%

cimentación a prueba de humedad,conductosdrenaje apropiado bajo los codos de loscondensadores

espacio de arrastre en losconductos

añadir bactericidas al vapor y al agua parahumidificadores y torres de enfriamientomantenimiento apropiado de filtros yconductoslimpieza de rutinaeliminar las cubiertas de piso dañadas porel aguano usar humidificadores de enfriamientopor niebla ni vaporizadores

formaldehido sustituir productos tales como la resinafenólica de plywood

incrementar el intercambiode aire

(aislamiento deespuma,

fuentes selladas

panel de partículasprensadas, humo decigarro)

remoción de materiales

radón y derivados barrera de vapor en los cimientos espacio de arrastre en losconductos

(materiales deconstrucción,

cimientos a prueba de humedad y espaciode arrastre

conductos con salida alexterior

agua subterránea, hendiduras selladas en las trampas delpiso y los drenajes

depresurización

suelos) instalar filtros de carbón para el agua depozo

conductos del baño y lalavandería hacia el exterior

cimientos completamente selladoscompuestos orgánicosvolátiles

sustituir productos usar sólo con ventilaciónadecuada

(copiadoras, papellíquido,

aislar área de almacenamiento ventilar lavandería, tienda

aerosoles,aplicar solamente de acuerdo aespecificaciones

proveer ventilaciónseparada al área dealmacenamiento

pulimento de piso ymuebles)

no ubicar transformadores dentro

asbestos remoción la ventilación(detectores de fuego, inyección de sellador no proveeráaislamiento) tubos extendibles con plástico protección adecuada

132

y sellante de conductos

Fuente: Yassi et al., 1997.

Contaminantes en productos ingeribles

Los contaminantes químicos que se trasladan al organismo por los alimentos pueden

constituirse en un riesgo de la vivienda, pues ellos son introducidos como parte de la

materia prima no purificada (con determinado grado de pre-elaboración) para ser

elaborados total o parcialmente y distribuidos con el uso de enseres y utensilios de la

vivienda y dentro de los espacios funcionales que le atañen. Los contaminantes

químicos que se trasladan al organismo por el agua de consumo también pueden

constituirse en un riesgo de la vivienda, pues ellos son llevados a través de las redes de

distribución de agua de consumo o con el empleo de utensilios pertenecientes al

equipamiento de la vivienda.

Debemos sin embargo indicar que la eliminación de la contaminación biológica del agua

con el empleo de sustancias químicas con fines de desinfección puede conducir a la

introducción de nuevos riesgos. Mayormente estos procesos se efectúan al nivel de las

plantas de tratamiento de agua de consumo y no en la vivienda urbana. En la vivienda

rural, el tratamiento del agua puede efectuarse con mayor frecuencia en la casa. En los

sistemas de abastecimiento público de agua se emplean frecuentemente la cloración, la

adición de cloraminas y la ozonificación del agua para eliminar bacterias patógenas,

principalmente si las fuentes de agua son superficiales. Los métodos de desinfección

del agua alteran no obstante su composición química y algunos de los subproductos de

la desinfección poseen propiedades carcinogénicas. Particularmente en el caso de la

cloración del agua, se indica incremento en la aparición de cáncer en el recto, el colon,

la vejiga y los pulmones (73).

El empleo de productos cosméticos y de la higiene puede devenir en factor de riesgo

químico, por su composición, almacenamiento, distribución y uso, cuando ellos se

consumen en la vivienda.

Es evidente que los factores de riesgo químico, en el estado de aceptación social del

principio de que ”el progreso de la calidad de vida está como concepto indisolublemente

ligado a la posibilidad de accesar nuevos productos y tornar más variado y rico el

133

hábitat”, demandan una conducta precavida por parte de los residentes de la vivienda

moderna. En primer lugar se demanda que el residente conozca los riesgos de su

entorno, muy particularmente de su entorno inmediato, su vivienda y su medio urbano.

Luego se precisa que su estilo de vida asuma la existencia de tales factores de riesgos

y asimile los hábitos y conductas que coadyuven a su protección y a la preservación de

su salud y la de su familia en el medio residencial. Para este fin se necesita no sólo

suministro de información (educación para la salud) sino una motivación individual y

familiar, basada en la aspiración hacia una vida más sana, que incentive el interés en

una acción ulterior, consecuencia de la adopción de nuevas actitudes y conductas a

corto plazo y de mejores estilos de vida a largo plazo (promoción de salud).

En el caso de los riesgos químicos la conducta de precaución se fundamenta en la

evitación del factor de riesgo, el agente tóxico, a partir de reducir la presencia de las

fuentes, más que de evitar la transmisión del agente lo cual puede resultar dificultoso en

el ámbito doméstico.

Factores biológicos

Muchos patógenos llegan al hombre a través de medios portadores, como el agua de

consumo y los alimentos y en ciertos casos el consumo de medicamentos. Aunque sin

pertenecer propiamente a la vivienda, pero sí aplicadas en su ámbito, formas de

transmisión de patógenos por contacto pueden verificarse en el empleo de los

cosméticos, los juguetes, las pomadas tópicas, objetos de uso personal y ropas sucias.

Adecuada higiene personal y doméstica resulta de trascendental importancia para

prevenir diversas enfermedades transmisibles.

En líneas generales podemos aceptar que los factores biológicos de riesgo a la salud en

la vivienda se vinculan a la presencia de especies animales o sus productos en el

ambiente interior del domicilio, los que son introducidos voluntaria o involuntariamente

por la conducta humana en su sentido más genérico, incluyendo la microlocalización,

calidad del entorno, diseño, materiales de construcción, redes técnicas y utilización de

la casa.

Los animales domésticos deben ser ubicados preferentemente en el exterior de la

vivienda, donde deben recibir los cuidados adecuados. Cuando ello no puede

134

conseguirse es necesario mantenerlos dentro de las condiciones higiénicas más

favorables. No debe permitirse que los animales duerman con las personas, ingieran

alimentos con sus utensilios, ni sostengan hábitos promiscuos en sus formas de vida

con los residentes.

Se hace necesario que el residente tome conciencia del papel de los vectores biológicos

de enfermedades y que de ella derive medidas sanitarias apropiadas, tanto al nivel de la

higiene de la vivienda como de la higiene personal, para controlar su presencia. La

implementación de tales medidas depende no sólo del grado de conciencia de los

residentes de la vivienda sobre los factores de riesgo, el cual puede ser desarrollado a

partir de programas adecuados y efectivos de educación para la salud, sino también de

las posibilidades de su materialización. El poder adquisitivo de la familia y los recursos

socialmente disponibles van a resultar un determinante del estado de la vivienda y con

ella de sus condiciones sanitarias. Una acción social concertada al nivel de comunidad

puede en principio buscar paliativos a la baja calidad de vida.

Los insectos mayormente penetran desde el ambiente exterior a la vivienda y en ella se

alojan y procrean si no existen adecuadas medidas higiénicas de control,

fundamentalmente las que atañen al tratamiento de los desechos sólidos, excretas y

residuales líquidos, en los cuales pueden encontrar las condiciones favorables de su

supervivencia. Deben añadirse los vermes o gusanos, los que encuentran hábitat en la

materia orgánica en descomposición. De aquí la importancia del adecuado manejo de

las basuras domésticas.

Estos animales son portadores, introductores o tributarios de la penetración de

bacterias, ácaros, mohos, hongos y polen al interior de la vivienda, donde pueden

ejercer un papel nocivo a la salud como bioaerosoles.

Bioaerosoles

Los bioaerosoles son en principio aerosoles constituidos por las especies de

organismos aéreos y los tipos de partículas de origen biológico. Ellos constituyen un tipo

particular de contaminante, dada su estructura orgánica compleja y variada con un

impacto en salud que cubre la infección, las reacciones alérgicas (caso en que los

aerosoles son denominados alergenos) y la irritación con una gama de efectos que

135

recorre del malestar a la inhabilitación. El ambiente interior de la vivienda es la fuente

principal de bioaerosoles patogénicos para las personas y asume la mayoría del riesgo

atribuible de infecciones y problemas alérgicos. Una parte de los bioaerosoles es

trasladada por infiltración desde fuentes exteriores, principalmente cuando las

condiciones de proliferación son favorables. Los organismos patógenos, especialmente

bacterias y hongos, pueden multiplicarse en microclimas interiores, incluyendo los

sistemas de ventilación. Los virus en cambio no se multiplican en el aire pero pueden

dispersarse desde los humanos y desde fuentes animales (32).

Los animales e insectos en la vivienda pueden introducir aerosoles como subproductos,

los que pueden generar variadas reacciones alérgicas e irritantes en los ocupantes. La

infiltración de aire exterior conduce la mayor parte del polen que se identifica en los

interiores, el resto proviene de la vegetación domiciliaria. Las concentraciones de

hongos, insectos y fragmentos animales pueden ser consecuencia también de

infiltración. Muchos de estos aerosoles se convierten en polvo doméstico. Una

proporción de la población humana residente puede sensibilizarse (o desarrollar

hipersensibilidad) a los bioaerosoles. El efecto combinado de los distintos bioaerosoles

contaminantes, del aire interior de la vivienda, es responsable en gran medida del

ausentismo escolar y laboral y de los días de rendimiento reducido.

Para calificar las exposiciones y las reacciones a los bioaerosoles se ha sugerido

evaluar:

1. las especies, tipos y naturaleza de los organismos viables suspendidos o de las

partículas de procedencia biológica

2. la exposición a los bioaerosoles, incluyendo la influencia de las fuentes, sitios de

multiplicación, reservorios y medios de dispersión

3. la naturaleza y mecanismos de los efectos en morbilidad asociados a los

bioaerosoles, incluyendo el rango y distribución de la sensibilidad de la población

4. los métodos de evaluación y control

Las bacterias y los virus son usualmente llevados al interior de la vivienda por

hospederos humanos (el mayor reservorio), dispersándose de persona a persona.

Algunas bacterias (Pseudomonas , tuberculosis) y algunos virus (sarampión, viruela)

pueden ser excretados y de aquí permanecer como partículas viables sobre tejidos y

136

superficies o ser capturados por sistemas de ventilación para de aquí dispersarse e

infectar a otros humanos.

Crecimiento interior de bacterias y hongos

Cada organismo posee su propio hábitat y condiciones favorables de crecimiento. Pero

bacterias viables y diferentes esporas de hongos pueden existir en cualquier parte.

Pueden ser encontradas en el polvo doméstico o en sustancias resuspendidas, como

bioaerosoles, por la actividad humana o animal. Los factores limitantes del crecimiento

microbiano son los nutrientes, la humedad y la temperatura. La ventilación afecta la

introducción, salida, crecimiento y control (por efecto indirecto) de los organismos y de

sus partículas resultantes. Las plantas de la vivienda y la tierra pueden promover el

crecimiento de los hongos, como lo hacen diferentes alimentos y restos vegetales. Aún

más, endotoxinas y micotoxinas de los hongos pueden devenir en bioaerosoles. Muchos

materiales de construcción (maderables, sellantes y terminados) contienen compuestos

orgánicos que estimularían el crecimiento bacteriano.

La humedad es el principal factor que promociona o limita el crecimiento microbiano de

la vivienda en sistemas o superficies. La alta humedad penetra las estructuras, los

conductos de aire y el amoblado de la casa por difusión, derrame o condensación. Con

alta humedad el crecimiento microbiano se desarrolla de inmediato, conduciendo al

deterioro de los materiales de construcción, generando nuevos aerosoles. Recipientes

de agua vinculados a la calefacción, ventilación, aire acondicionado y humidificación

son hábitats favorables al desarrollo microbiano. Los sedimentos de los recipientes

acogen bacterias, hongos, actinomicetos, algas y amebas. El disturbio mecánico del

agua contaminada puede producir bioaerosoles. Bajos niveles de humedad del aire en

cambio favorecen la liberación de esporas de hongos.

El intercambio de aire diluirá las concentraciones de bioaerosoles generados en la

atmósfera interior de la vivienda. Afectará igualmente los niveles de humedad interior y

las cargas térmicas, afectando el crecimiento de los contaminantes viables. En cuanto a

los sistemas de ventilación mecánicos, se observa que los filtros de aire que no son

frecuentemente reemplazados proveen nutrientes estratificados para el crecimiento

microbiano, los que se dispersan durante el cambio de los mismos. En edificios

137

sellados, las medidas de conservación de energía reducirán los flujos de ventilación

produciéndose un incremento de la contaminación biológica de fuente humana.

Partículas biológicamente originadas.

Los aerosoles de origen biológico consisten esencialmente de pulverizaciones de

materia fecal de artrópodos y algunos insectos como cucarachas, materia fecal y orine

de roedores, secreciones, fragmentos y otros productos derivados de animales y

plantas, incluyendo parásitos potenciales de los animales, así como también de

humanos. Ciertos antígenos provenientes de partes de plantas, la saliva de los gatos

(la que una vez seca se convierte en polvo alergeno de 1 - 10 µm de diámetro), de los

perros y otros fluidos corporales han sido encontrados tanto en el polvo hogareño como

en los tejidos, materiales de construcción, comidas y albergues de mascotas. Pero los

restos y secreciones de los animales pueden ser traídos por la ventilación desde el

exterior. Los ácaros (Dermatophagoides) son la fuente de alergenos más difundida en el

interior de las viviendas. La fuente alimentaria está en la epidermis de los humanos y

animales. Sus excrementos (partículas de 20 µm de diámetro) contienen los antígenos

de dimensión menor a 5 µm que constituyen la mayor proporción de alergenos en el

polvo doméstico. La humedad es la característica primaria que determina la abundancia

de las diferentes especies. Los colchones y almohadas, alfombras y tapetes resultan los

principales hábitats. La actividad alérgica es más connotada en climas templados

húmedos.

Las proteínas alergénicas pueden encontrarse dentro del polen y resultar expulsadas o

liberadas con la fragmentación del mismo o con su desprendimiento de su superficie.

Los procesos de fragmentación abarcan del 10 al 15 % de la concentración total de

polen atmosférico. Estos fragmentos pueden ser más alergénicos que el polen total.

Además de la ventilación, fuente primaria, el polen puede ser introducido en la vivienda

por los zapatos, la ropa o los animales domésticos. Estas partículas con dimensiones

prevalecientes entre 15 y 20 µm muestran geometría esférica. Los pequeños gránulos

(vg: Ambrosia, Urtica, Morus) pueden depositarse en los bronquiolos en dependencia de

su tamaño. Aunque el polen sedimenta bastante rápido, la actividad de los ocupantes

de la vivienda lo resuspende frecuentemente. Las concentraciones de polen exterior

resultan estacionales y dependen también de las condiciones atmosféricas.

138

Estrategias de control

Las estrategias de control de los bioaerosoles caen en dos categorías:

1. las relacionadas a los individuos expuestos

2. las relacionadas al ambiente domiciliario

La prevención en los hospederos puede conseguirse a través de la inmunización para

agentes infecciosos, evitación de la sensibilidad, o desensibilización alérgica. Los

factores conductuales y socioeconómicos, especialmente la evitación de la exposición a

los irritantes, deben incluir medidas físicas para "higienizar" el ambiente interior de la

vivienda, lo que se consigue primariamente evitando las condiciones que den lugar al

crecimiento de bioaerosoles y secundariamente, actuando sobre los procesos de

infiltración, crecimiento y remoción.

El factor conductual es el principal determinante del impacto de la contaminación interior

de la vivienda. Este factor incluye educación (diseminación de información a los

residentes sobre las acciones que reducen o eliminan los bioaerosoles y desarrollo de

habilidades para reconocer situaciones), conducta personal y práctica social. La acción

social debe conducir al establecimiento de normas adecuadas de ventilación y

adecuado manejo del mantenimiento constructivo. Para las enfermedades contagiosas

deben proveerse normas sanitarias específicas. De otra parte se reclaman diseños

"saludables", que propendan la evitación de la contaminación por bioaerosoles, sea a

través de estructuras creadas con materiales poco deteriorables, impermeables, como

favorecedoras de la ventilación adecuada y con ubicaciones en terrenos drenables. A la

acción sobre las fuentes de bioaerosoles deben añadirse las estrategias de

mantenimiento, reparación y limpieza. Debe contemplarse la acción de la irradiación UV

y el uso de biocidas, siempre que se consideren los riesgos tóxicos de estos últimos.

Factores psicosociales

Desde los tiempos prehistóricos, los humanos han sentido que su hogar es un refugio -

un lugar donde protegerse de las fuerzas destructoras naturales y de los animales

enemigos, de los rigores del trabajo y de las tensiones de la interacción social - un lugar

139

para la privacidad y la intimidad. La naturaleza de las tensiones y sus impactos

psicológicos ha cambiado en muchas culturas, pero el concepto de refugio sobrevive.

Un gran número de personas sufre una seria tensión psicológica debido a factores

relacionados con la vivienda, tales como: hacinamiento en las casas y los

asentamientos humanos, lo que no favorece la privacidad; incertidumbre en cuanto a la

propiedad del terreno donde se levanta la vivienda; ruido excesivo; condiciones de vida

que están al borde de la supervivencia; crímenes; amenazas a la integridad física;

suciedad; incomodidades y agravios a la estética. Estas tensiones se acentúan en

aquellos que realizan la transición de la vida rural a la urbana y que constituyen millones

en algunos países en desarrollo. Para ellos la modernización implica ajustarse a un

estilo de vida radicalmente diferente en lo que se refiere a dieta, ocupación, relaciones

sociales y condición social, lo que frecuentemente viene acompañado con una

interrupción de los contactos familiares y del apoyo económico de la familia. Las

condiciones de viviendas deprimentes y deficientes exacerban las dificultades del

proceso de ajuste.

Los pobres en las áreas urbanas, cuyo número se está incrementando en muchos

países, frecuentemente están condenados a vivir en tugurios en el centro de las

ciudades o en barriadas o invasiones en áreas marginales. En cualquier caso, la

estructura de la casa, el espacio vital, los muebles, el mantenimiento y los servicios

sanitarios son grandemente inadecuados, mientras que la propiedad del terreno es

frecuentemente incierta. En las invasiones, los problemas son aún peores por la

naturaleza endeble y temporal de las estructuras (con frecuencia, poco más que

chozas), así como por la ausencia de cualquier tipo de servicios básicos. Al no vincular

el desarrollo económico con el desarrollo social se tiene como resultado el

hacinamiento, la suciedad y el peligro físico; las fuentes y los portadores de

enfermedades se ven incentivados por las condiciones de la vivienda; las amenazas

físicas incluyen los peligros de inundaciones, incendios y avalanchas causados por

acumulación de residuos, e incluso el aire resulta contaminado por los efluentes de las

industrias cercanas o por la cocina y los sistemas de calefacción.

Las poblaciones desplazadas y móviles (refugiados, desalojados por proyectos de

desarrollo, trabajadores migrantes y nómadas) agregan la falta de influencia política o

140

derechos en cuanto al uso de los recursos de la comunidad, lo que se constituye en un

nuevo estresor psicosocial.

La incapacidad de influir en ciertos casos en las condiciones adversas del modo y

escenario de la vida, la inaceptabilidad y la inadaptabilidad a las inconveniencias

conduce a sentimientos de frustración que pueden lastrar o inhibir el papel social de

individuos y grupos, pero también pueden llevar a expresiones de violencia que pueden

afectar la familia desde dentro y amenazarla desde el ámbito comunal externo. La

violencia puede ser interhumana o autoinflingida. Pero también la violencia puede tener

otro sustrato en la personalidad, el temperamento y el carácter y en ocasiones en

trastornos psiquiátricos. También el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas y la

influencia de la “cultura de la violencia” promovida por medios masivos de comunicación

constituyen parte del cuadro etiológico. La violencia se manifiesta de múltiples formas:

los ademanes, el trato, la expresión oral, la indisposición a la comunicación y a la

identificación, la negación del apoyo y la ayuda hasta la acción lesiva a la moral, a las

costumbres, a los estilos de vida aceptados, a los valores operados por el orden

vigente, a la propiedad y a la integridad física. La violencia puede tornar peligroso el

espacio de la vivienda y el peridomicilio e introducir una contribución al estrés personal

y social afectando la convivencia.

Estrés asociado a la vivienda

Una enumeración de las condiciones de la vivienda que pueden repercutir en el estrés

de los residentes sería la siguiente:

Tenencia

Muchas personas ni siquiera cuentan no ya con una vivienda decorosa,

simplemente no tienen vivienda. A ellos se les conoce como los "sin hogar".

Según la definición legal británica, este grupo de personas involucra no sólo a

los que no tienen domicilio, sino a los que en el suyo están sujetos a peligro de

violencia por un convivente, residen en una acomodación temporal de

emergencia o crisis, los que deseando vivir con un familiar muy próximo se ven

impedidos de hacerlo, los que residen en viviendas móviles. Estas personas se

mueven entre desastrosas alternativas, castigadas por el clima, la incomodidad,

las necesidades alimentarias; se alojan temporalmente en lugares públicos o

141

abandonados y encuentran muy escasa solidaridad humana. Las mujeres que

no tienen casa sufren más frecuentemente de anemia, infecciones y dan a luz

niños de bajo peso al nacer (77). En estos casos la sociedad, a través del estado,

por razones humanitarias debería tomar responsabilidad en el problema. Las

causas del problema mayormente son económicas y se asocian a separaciones,

disputas familiares, hipotecas, pérdidas de arrendamientos, entre otras. No sólo

estas personas sino las que residiendo en una vivienda no poseen la propiedad,

sea del terreno o la vivienda, o están sujetas a una amortización, hipoteca,

alquiler o cualquier forma económica que condicione su estancia estarán sujetas

a preocupación y de aquí al efecto de las tensiones sociales.

Estado de la vivienda y del entorno

Existe un grupo de parámetros que deben ser provistos por la vivienda y su

entorno. Si estos parámetros no se satisfacen el estado de la vivienda no es

adecuado, lo que incidirá en el área psicológica y social de la esfera familiar. Ello

acarreará tensiones, preocupaciones y deteriorará la calidad de la vida familiar.

La seguridad física es tal vez el problema más acuciante de la vivienda. Ella

atañe tanto a la fortaleza de la estructura para resistir embates naturales, como

a la certeza de que la vivienda no puede ser allanada para cometer robo o

violencia. También contempla el criterio de privacidad para que el ámbito de la

vida doméstica se mantenga autónomo, sin interferencia. La vivienda debe

proveer facilidad para la conservación y cocción de los alimentos, debe contar

con adecuados sistemas hidro-sanitarios, tanto para proveer el agua de

consumo como para canalizar la salida del residual líquido. Las paredes y

cubiertas deben prevenir las infiltraciones de agua. Debe proveer bienestar

térmico. Debe contar con una división funcional interna (local de dormir, local de

comer, etc.). El equipamiento y mobiliario debe facilitar el desenvolvimiento de la

vida al nivel de los adelantos modernos de la tecnología. La red de alumbrado

debe ser apropiadamente diseñada y utilizada, con suficientes conexiones

(evitando sobrecargas locales), facilitando alumbrado artificial aunque la vivienda

debe estar construida para aprovechar al máximo el alumbrado natural.

Aprovisionamiento regular de combustible para la cocina, facilidad de

comunicación, entorno con áreas peatonales y calles provistas de drenaje

pluvial, alcantarillado, alumbrado público y acceso rápido a los servicios de

142

salud, educación, cultura y traslación a los puestos de trabajo. Debe favorecer

demandas estéticas.

Otros aspectos que afectan la salud de los habitantes y que están aún poco

explorados en América Latina y el Caribe son los problemas derivados de la

carencia de infraestructura de acceso para minusválidos en el entorno de las

viviendas y en los edificios, el almacenamiento de químicos peligrosos como

los solventes y los agroquímicos y el uso de las viviendas como pequeños

talleres.

Relaciones sociales

El marco de las relaciones sociales se divide en relaciones intrafamiliares y

relaciones extrafamiliares. El primer acápite atañe a las relaciones entre los

miembros de la familia, el segundo a las relaciones con los vecinos. Bajo el

primer rubro, el tamaño de la vivienda debe ajustarse al número de residentes.

De lo contrario puede aparecer el fenómeno del hacinamiento que afecta no sólo

a la salud de los miembros de la familia, al aumentar la probabilidad de

transmisión de enfermedades por contagio, sino exacerba también el nivel de las

relaciones interpersonales por la falta de espacio mínimo para el

desenvolvimiento de las actividades individuales. Los estilos de vida influyen en

el estrés de la vida. Estilos de vida no ajustados a preceptivas morales pueden

devenir en factores de desajuste social y enfermedad, como es el caso de la

promiscuidad entre los residentes de la vivienda. Los hábitos tóxicos de algunos

miembros de la familia podrán repercutir en la armonía y entendimiento y por

tanto en la estabilidad de todo el núcleo residente. En el segundo rubro, las

relaciones entre vecinos deben ser equilibradas, constructivas, de comprensión

y ayuda, sin intromisión en la vida privada de las familias. Deben respetarse los

modos de vida de los demás, siempre que éstos no vayan en detrimento de los

propios.

Ingreso económico

Sostener la familia y sostener la vivienda es una demanda que implica erogación

económica. El suministro de agua, el combustible de cocina, los productos

alimentarios, los implementos y productos para la higiene doméstica y personal,

143

el mantenimiento del objeto de obra y la potencial reparación y modernización

del equipamiento demanda una renovada inversión, que sólo puede ser

satisfecha si existen honorarios para enfrentarla. Las fuentes de ingreso y de

trabajo resultan imprescindibles para el sostenimiento de la vivienda y la familia,

y devendrán factor de estrés cuando no pueda garantizarse su sostenibilidad.

Cuando las condiciones antes planteadas se deterioran, las relaciones intrafamiliares y

aun extrafamiliares pueden resultar dañadas, apareciendo situaciones que coadyuvan el

riesgo de afectación de la vida familiar. En el marco de los procesos de negación de la

estabilidad familiar el área psicológica se ve directamente involucrada. El estrés puede

generar estados de ansiedad en los residentes, que a través de un mecanismo de

retroalimentación, contribuirá a un paulatino empeoramiento de las relaciones

interpersonales. Aquellos que poseían ya trastornos neuróticos o psicóticos pueden

agravar su estado de salud. Los sujetos más lábiles, enfermos, ancianos y niños

sufrirán, por su potencial desamparo, el impacto más agudo de esta problemática. La

resolución de conflicto puede llevar al resultado final de la disolución del núcleo familiar.

La repercusión de la tensión psicológica podría desembocar en necesidad de atención

especializada y consumo de psicofármacos. En el curso de este proceso, sufrimiento y

angustia tornarán más vulnerable el sistema inmunológico, lo que elevará la

probabilidad de contraer nuevas enfermedades o agravar las ya existentes.

En general las mujeres se ven más afectadas que los hombres por el hacinamiento y las

malas condiciones de la vivienda, la falta de agua, el saneamiento deficiente y la falta

de servicios sanitarios, escuelas y guarderías, toda vez que asumen mayores

responsabilidades en el cuidado de los lactantes y niños pequeños, la asistencia a los

familiares enfermos y la administración doméstica(78).

Los factores de riesgo psicosociales están presentes en cualesquiera estrato social y

bajo muy diversos denominadores socio-económicos. Ellos se despliegan en el marco

de las necesidades y las aspiraciones personales y grupales a partir de la base de los

niveles de vida, aceptados como mínimos por los individuos o impuestos como mínimos

por el orden social existente. De manera que perder un aparato de aire acondicionado

por falta de pago puede constituir un elemento de estrés psicológico para un individuo

clase media, cuando elemento de estrés psicológico para un individuo de la clase pobre

144

puede ser perder el fluido eléctrico por falta de pago. Lo que sucede es que la

naturaleza de los problemas de la vivienda que enfrentan los pobres resquebraja la

salud de estos habitantes, antes por otros factores de riesgo (diarreas por consumo de

agua no potable, compromisos respiratorios por contaminación del aire interior con

humo de leña) que por los factores psicosociales propiamente (estados de ansiedad,

agravamiento de neurosis por la presión de sostener un nivel de vida por encima de las

posibilidades económicas familiares).

Emergencias y desastres

Los desastres naturales en la región de las Américas tienen una larga trayectoria

histórica. Huracanes, terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, deslaves, sequías e

inundaciones han causado muchas víctimas y grandes daños materiales, aunque la

probabilidad de tales incidencias cambia entre los distintos territorios. Entre los ejemplos

relevantes, pudieran citarse el terremoto de Perú de 1970 con 67,000 defunciones y

3’139,000 personas afectadas, el huracán Frederick que en 1979 azotó a la República

Dominicana con 1,400 fallecidos y 1’200,00 individuos dañados, el terremoto de Chile

de 1985 con 180 fallecidos y un millón de afectados, el tsunami de Nicaragua de 1992

que ahogó a 116 personas y damnificó a 13,500 (79) .

Potencialmente existe el riesgo de desastres antrópicos, a veces denominados

accidentes industriales, los que pudieran vincularse a los riesgos de operación de las

industrias extractivas como el petróleo o a la producción de agentes químicos y

explosivos, entre otros, o a la explotación de calderas y hornos. A ello habría que

añadir, los radiactivos relacionados a las centrales átomo – eléctricas. Finalmente la

posibilidad de epidemias y revueltas sociales puede conducir a situaciones de

emergencia. De manera que emergencias y desastres conjugan la presencia de riesgos

físicos, químicos, biológicos y psicosociales, por lo que se hace necesario referirlos en

un acápite independiente.

Si bien un desastre natural es una perturbación ecológica abrumadora que excede la

capacidad de ajuste de la comunidad afectada y, en consecuencia, requiere de

asistencia externa (OPS/OMS, 1980), el grado de riesgo al que está expuesto un

territorio o un grupo poblacional ante una incidencia excepcional, como un evento

natural de gran energía y vastas proporciones, depende de dos factores: la amenaza y

145

la vulnerabilidad. La vulnerabilidad de un edificio, por ejemplo, se determina por su

predisposición al daño o pérdida durante un desastre. Un factor de riesgo se obtendría

relacionando la probabilidad de ocurrencia de un evento de cierta intensidad con la

vulnerabilidad de los elementos expuestos. Así el riesgo de una vivienda durante un

terremoto dependería de la magnitud del evento (amenaza) y del uso de técnicas

apropiadas de construcción sismo – resistente (vulnerabilidad) en su diseño y ejecución.

El tipo de construcciones y la densidad de la población en áreas amenazadas

constituyen elementos de la vulnerabilidad. Se calcula que el 90 % de las víctimas de

los terremotos son causadas por el derrumbe de las edificaciones, como fue el caso de

Nicaragua en 1972 y Guatemala en 1976. Igual cifra se adjudica a la acción de los

huracanes, donde la falta de cumplimiento de las normas de construcción resistente a

vientos huracanados promovió derrumbes en Dominica en 1979 y en Montserrat en

1989.

Justamente la vivienda es el tipo de edificación que por su abrumadora mayoría y más

baja inversión en elementos de seguridad constituyen el blanco preminente de estas

circunstancias fatales. Por tanto, las medidas de control y prevención parten del

conocimiento de las amenazas geológicas, climáticas y antrópicas del sitio de

microlocalización. En segundo lugar, deben implementarse medidas constructivas

relacionadas con la magnitud del riesgo que abarcan desde consideraciones de

ubicación hasta diseño, materiales de construcción y calidad del levantamiento; es decir

debe existir una respuesta tecnológica preventiva. En tercer lugar la población debe ser

alertada y adiestrada en procederes y conductas para eludir o mitigar las consecuencias

de estos eventos. Finalmente las autoridades sanitarias y de la defensa civil deben

elaborar y perfeccionar planes de contingencia para desastres y emergencias.

Concurre el hecho de que muchos edificios de América Latina están edificados en

adobe y mampostería no reforzada. Estos materiales son poco resistentes a los sismos.

El peso de los techos de tejas de barro contribuye a su inestabilidad. De otra parte,

muchas casas han sido edificadas en terrenos inundables o deslizables y no se han

implementado medidas arquitectónicas apropiadas para aislarlas o reforzarlas, ni por

añadidura en los países tropicales se han asegurado las estructuras de las viviendas

contra vientos huracanados. Por demás, la infraestructura de servicios básicos como

146

hospitales, agua y energía en muchos lugares es antigua y carece de presupuesto de

mantenimiento lo que aumenta los riesgos para las poblaciones vulnerables como los

niños, enfermos y personas de escasos recursos.

Entre las medidas de mitigación de daños se encuentra la habilitación de viviendas

provisionales y asentamientos temporales para la población damnificada. Ello implica

garantizar suministros alimentarios apropiados y establecimiento de medidas de

atención médica y sanitaria primarias, preventivas y de control específicas para estos

casos. Ello permite establecer un período de transición para crear las condiciones de

retorno a la normalidad.

La herramienta estratégica más efectiva para enfrentar los desastres es una política de

desarrollo que incremente las capacidades de los países y reduzca su vulnerabilidad.

En un desarrollo sustentable, producto de una planificación integral que incorpore

dimensiones como reducción de amenazas y vulnerabilidad, estrategias para la

protección del medio ambiente, crecimiento económico, mejoramiento de los niveles de

educación y condiciones de vida, se encontrarán los más adecuados planes de

contingencia para la prevención del desastre y la mitigación de sus daños.