ponencia_ganadora_simposio_2012

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No quiero a través de esta ponencia presentar un memorial de agravios, ni mucho menos que se conv¡erta en un lamento naufrago gue se pueda perder en los límites territoriales de Ia isla. A través de este escrito queremos simplemente despertar la conciencia individual de los jueces y fiscales para que se convierta en una conciencia colectiva. Como punto de partida recordemos las sensibles palabras de pietro calamandeil cuando en su obra elogio de un abogado a los jueces nos ubica en el plano de lo terrenal advirtiendo que un Juez, entendamos un fiscal, es una persona de carne y hueso que sufre las vicisitudes de cualquier humano, que tiene ambiciones, que se debate entre proyectos, que goza de lo que le puede producir placer, que una decisión judicial acertada producto de un esfuerzo mental lo puede llevar al éxtasis y que bien puede ser aniquilado a través de las consecuencias derivadas de una decisión infortunada, muchas de las cuales no corresponden al producto de la impericia, de la falta de conocimiento o del descuido, si no simplemente de los aspectos cotidianos que rodean a ese ser humano, valga decir, asuntos famíliares, económicos, quebrantos de salud, e incluso afectos o desafectos persona les. Nuestra amada patria pone a prueba en el diario discurrir el temple y la forja que reviste a sus funcionarios judiciales cuando bajo su ponderación deben resolver desde los asuntos más sencillos hasta los de mayor complejidad, de lo humilde a lo encumbrado, de lo evidente a lo enmarañado, de lo anónimo al show mediático que brindan las cámaras y las redes sociales, donde el protagonismo se torna evidente, avasallando de paso cualquier limitante que intente el funcionario manejar en aras de respetar el orden jurídico y una decisión ajustada a derecho y la equidad. Difícil la tarea de asumir cuando el legislador no es claro en sus leyes, cuando estas están salpicadas de intereses mezquinos y personales, asertos estos que se develaron en permanentes y recientes hechos que ocultaban intenciones funestas, con elagravante de seguir siendo anónimos esos seres que arropados en el poder quisieron hacer de la justicia una bacanal de privilegios, o cuando la norma es particular y no general, cuando se expide para atender presiones del capital o de sectores privilegiados, cuando en ella se enmascaran las verdaderas intenciones o cuando se producen a espaldas de quienes administramos justicia, donde es exótica nuestra convocatoria a los debates o de haber recibido invitación, nuestros aportes no son atendidos, erigiéndose una vez mas como depositarios del poder y la soberbia Le es fácil al legislador expedir normas que no responden a la verdadera esencia social, que no consultan su constitucionalidad, que son descontextualizadas del ordenamiento juridico, que no son una respuesta a la política criminal y que afectan la convívencia ciudadana, hecho este que igualrnente se torna ostensible cuando es el Juez quien aplicando esa norma queda en la picota publica como el culpable de esos desaciertos o de la maraña legislativa. La pregunta entonces es paladina. Debe ser enrostrado el juez cuando su decisión se ajusta a la norma. Es responsable de las decisiones que se tomaron con apoyo en esa normatividad. Merece el juez el reproche social avalado por los medios de comunicación cuando las determinaciones riñen con la convicción de una aparente injusticia? Fueron culpables los jueces laborales cuando tuvieron que abordar los conflictos derivados de la liquidacion de los sindicatos de establecimientos tales como la antigua Caja Agraria y el Departamento Administrativo de Seguridad, entidad esta ultima que tr¡stemente celebre ha pasado a la historia delincuecial como el laboratorio donde se urdieron y ejecutaron las tareas para interferir en la vida privada de los asociados y de manera especial a las altas cortes?

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No quiero a través de esta ponencia presentar un memorial de agravios, ni mucho menos que se

conv¡erta en un lamento naufrago gue se pueda perder en los límites territoriales de Ia isla.

A través de este escrito queremos simplemente despertar la conciencia individual de los jueces y

fiscales para que se convierta en una conciencia colectiva.

Como punto de partida recordemos las sensibles palabras de pietro calamandeil cuando en su

obra elogio de un abogado a los jueces nos ubica en el plano de lo terrenal advirtiendo que un

Juez, entendamos un fiscal, es una persona de carne y hueso que sufre las vicisitudes de cualquier

humano, que tiene ambiciones, que se debate entre proyectos, que goza de lo que le puede

producir placer, que una decisión judicial acertada producto de un esfuerzo mental lo puede llevar

al éxtasis y que bien puede ser aniquilado a través de las consecuencias derivadas de una decisión

infortunada, muchas de las cuales no corresponden al producto de la impericia, de la falta de

conocimiento o del descuido, si no simplemente de los aspectos cotidianos que rodean a ese ser

humano, valga decir, asuntos famíliares, económicos, quebrantos de salud, e incluso afectos o

desafectos persona les.

Nuestra amada patria pone a prueba en el diario discurrir el temple y la forja que reviste a sus

funcionarios judiciales cuando bajo su ponderación deben resolver desde los asuntos más sencillos

hasta los de mayor complejidad, de lo humilde a lo encumbrado, de lo evidente a lo enmarañado,

de lo anónimo al show mediático que brindan las cámaras y las redes sociales, donde el

protagonismo se torna evidente, avasallando de paso cualquier limitante que intente el

funcionario manejar en aras de respetar el orden jurídico y una decisión ajustada a derecho y laequidad.

Difícil la tarea de asumir cuando el legislador no es claro en sus leyes, cuando estas están

salpicadas de intereses mezquinos y personales, asertos estos que se develaron en permanentes y

recientes hechos que ocultaban intenciones funestas, con elagravante de seguir siendo anónimosesos seres que arropados en el poder quisieron hacer de la justicia una bacanal de privilegios, o

cuando la norma es particular y no general, cuando se expide para atender presiones del capital ode sectores privilegiados, cuando en ella se enmascaran las verdaderas intenciones o cuando se

producen a espaldas de quienes administramos justicia, donde es exótica nuestra convocatoria a

los debates o de haber recibido invitación, nuestros aportes no son atendidos, erigiéndose una vez

mas como depositarios del poder y la soberbia

Le es fácil al legislador expedir normas que no responden a la verdadera esencia social, que no

consultan su constitucionalidad, que son descontextualizadas del ordenamiento juridico, que no

son una respuesta a la política criminal y que afectan la convívencia ciudadana, hecho este que

igualrnente se torna ostensible cuando es el Juez quien aplicando esa norma queda en la picota

publica como el culpable de esos desaciertos o de la maraña legislativa.

La pregunta entonces es paladina. Debe ser enrostrado el juez cuando su decisión se ajusta a la

norma. Es responsable de las decisiones que se tomaron con apoyo en esa normatividad. Merece

el juez el reproche social avalado por los medios de comunicación cuando las determinaciones

riñen con la convicción de una aparente injusticia?

Fueron culpables los jueces laborales cuando tuvieron que abordar los conflictos derivados de laliquidacion de los sindicatos de establecimientos tales como la antigua Caja Agraria y el

Departamento Administrativo de Seguridad, entidad esta ultima que tr¡stemente celebre ha

pasado a la historia delincuecial como el laboratorio donde se urdieron y ejecutaron las tareaspara interferir en la vida privada de los asociados y de manera especial a las altas cortes?

Se nos puede atribuir responsabilidad frente al desquiciamiento de las pirámides que fueron

toleradas y admitidas a ciencia y pacíencia por parte del Estado?

Son culpables los jueces de família cuando encuentran que el legislador derogo de manera expresa

todo un capitulo de las guardas que se erigian como una verdadera lnstitución de protección a los

derechos de los niños?. O son culpables de hacer gravosa la situación de los interdictos cuando se

les impone la designación de un contador publico a sabiendas que aquellos en oportunidades

carecen incluso de los mínimos recursos para sobrevivir? Seremos culpables entonces frente a la

derogatoria de tramites especiales que permitían procedimientos expeditos para defínir

filiaciones? Y, si esto es así, somos culpables del represa miento de los procesos?

Y que decir de la normatividad penal. El gobierno de turno y el organo legislativo buscando

protagonismo expiden normas que lejos de solucionar el conflicto social, lo que logra es la

inseguridad jurídica emitiendo normas que aparentan endurecimiento de penas que al tiempo

ameritan rebajas a las cuales se han acogido reconocidos personajes con sofisticada carrera

delincuecial.

Acaso son los jueces y fiscales quienes han implementado las normas que regulan la negociación

de la pena. Somos nosotros quienes reglamentamos la detención domiciliaria, los brazaletes y lavigilancia electronica. Somos quienes fallamos en la cadena de custodia y en la oportunidad de las

aprehensiones y capturas. Somos responsables de la falta o errada política penitenciaria cuando

las cárceles están abarrotadas de internos y esa imagen repercute en la justicia frente a un velo de

humo que se sierne en el represa miento.

Las cámaras están atentas a captar cualquier movimiento que pueda servir de prueba para

incriminarnos, creando de esta suerte sordidas historias con las que se buscan argumentos para

fundamentar defensas que trascienden en los medios, logrando la atención mediática de la

comunidad y despertando en los órganos de vigilancia el fundamento para investigarnos.

Lejanos entonces de cualquier reproche emprendemos nuestras labores con la convicción de estar

siempre amparados en la norma. Sin embargo, nuestras decisiones son materia de recriminación,

de censura e incluso de burla, en cuya tarea también ha participado el ejecutivo como cuando a la

sazón por orden del ministro Valencia Cosió se dispuso que todos los jueces que hubieren tenidola desgracia de conocer de procesos,relacionados con detencion domiciliaria o de brazaletes

electronicos merecían investigación, anticipando de paso la condena, evidenciando de esta suerteuna autentica cacería de brujas y tramites que solo en la inquisición tenían cabida.

Se invirtió entonces el legitimo derecho de la presunción de inocencia donde al juez lecorrespondía descartar su responsabilidad.

Con ello y produciendose eco en los entes de control y en la propia sala disciplinaria del Consejo

superior de la Judicatura se adelantaron las investigaciones, incrementando de paso la congestiónpero, lo mas grave, agraviando a sus jueces y de paso a la administración de justicia. El. Resultado

final, el archivo de los procesos frente a la falta de pruebas que realmente los incriminara.

Todo lo anter¡or nos conduce a preguntarnos. Que interés tiene el estado en la suerte de sus

jueces. O mejor, alestado solo le importa su producción.

Se han diseñado esguemas de producción mínima donde los parametros desbordan la carga

laboral, donde no se considera el incremento poblacional, ni la complejidad de los problemas

sociales, ni mucho menos la sofisticacion de las modalidades delictuales, o la complejidad de los

actos o contratos juridicos que van de la mano con el desarrollo de la informatica y las

comunicaciones.

Para cumplir con esos retos los jueces y fiscales debemos desbordar en tareas, sacrificando depaso la vida en familía, exponiendo nuestra seguridad y enfrentando los resultados de nuestras

decisiones.

Al estado no le interesa el costo de los sacrificios y dedicación de sus jueces y fiscales. Al estado le

interesa una producción traducida en cifra numérica, donde se exige certeza y se sacrifica calidad.

Empero, si llega a fallár, son implacables con la persecución, con la vigilancia y sin lugar a dudas

con la sanción.

Sabe acaso el estado cuantos jueces han enilegado sus vidas por el cumplimiento de su deber.

Conoce el estado cuantos jueces han solucionado el problema habitacional. Se ha preocupado por

saber cuantos han perdido su vivienda o cuantos estan a punto de perderlas frente al mercado

depredador de los creditos. Sabe cuantos se han infartado. Esta atento a las crisis de su salud

cuando ni siquiera en los complejos como en el nemqueteba existe un esquema de respuesta in

mediata a una crisis?. Esta enterado de quienes están amenazados y si de saberlo ha dado una

respuesta inmediata brindándole protección a el y a su familia.

Sentimos envidia de la buena cuando a entidades como las fuerzas militares, al congreso y de

oficiales como encopetrol de manera automática, se les revisa todos estos esquemas,

brindándoles el marco de salud integral para sus miembros y el de toda su familia, cuando gozan

de programas habitacionales con creditos blandos y oportunidades para adquirirlas, cuando

observamos que frente a un riesgo de amenaza se activa todo el aparato para su proteccion, en

fin, cuando se les reconoce sus esfuerzos y como respuesta inmediata se les revisa su nivelación

salarial y se les brinda la oportunidad de ascender sin que ello sea considerado y censurado comoun carrusel, al cual legítimamente tienen derecho, al paso que en nuestro caso se descalifique alpunto de consíderlo punible no obstante el hecho de contar con grandes calidades, de ser parte

activa del poder judicial por muchos años, de contar con hojas de vida pulcras y de haberle servidoa la nacion con abnegacion y sacrificio.

Hoy invitamos al consejo superior de la judicatura a contar con sus jueces y fiscales como un grupode amigos en cuyo trabajo y produccion se fundamenta su existencia. el Consejo Superior de lajudicatura no tiene la razón de ser si no em razón de nuestro trabajo, razón por la cual no puede

emprender nuestra persecución con base en estadísticas irracionales en elentendido que si bienes cierto han mejorado algunas condiciones de trbajo, no es menos cierto que las exigencias vanen directa proprcion con la optima atención de nuestras necesidades. No puede esa entidadcontinuar erradamente en la conviccion de ser el supremo rector en desconocimiento de las

necesidades y díficultades. Debe centrar su trabajo en la búsqueda de soluciones haciendo mas

fácil la tarea, proveyendo lo necesario, insístiendo en un tratamiento digno a sus funcionarios,logrando la nivelación salarial, reduciendo la burocracia e incrementando el numero de juzgados

que aligere nuestra carga, sin olvidar desde luego políticas da salud, seguridad, vivienda y por que

no, de recreación.

lnvitamos igualmente a las cortes en quienes recae la esencia del tercer poder para que comobastiones defiendan los intereses de sus jueces y no sucumban en la critica dañina de los medios y

elejecutivo.

Exhotamos igualmente al ejecutivo para que cese en su tarea de interferir, desconocer e interveniren nuestras decisiones.

Finalmente, exhortamos al legislativo a efecto de asumir con gallardía su papel, dejando de largosus propios ¡ntereses y recobrando su inteligencia perdida para emitir leyes que sean la respuestaa la realidad nacional.

Exhotamos igualmente a los medios de comunicacion para que con responsabilidad cumplan consu función de informar con apego a la realidad, sin evidenciar su interés morboso y dañino decesgarla con un interés de obtener primicias o de servir de tontos útiles a los juicios de farándula.

Exigimos de entidades como excelencia en la justicia que en sus informes se recoja la percepciónsocial con apoyo en una información real y en el supuesto de gue contemos con opt¡mascondiciones personales y laborales y que los medios de comunicación reporten la realidad denuestra producción, recordando que solo se conocen los supuestos desaciertos gue con razón osin razón enlodan nuestra imagen. No pueden esas entidades estar al servicio de los entesdepredadores que buscan interferir en nuestras decisiones.

Ojala los sentidos clamores del simposio logrados con el embrujo y la magia de la isla lleguen aoídos del gobierno y no queden como una eterna quimera.