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H abrá que esperar para ver el Tour en su pleni- tud. La alta montaña. Luz Ardiden será el encargado de abrir fuego con una etapa durísima. La duodécima, que se disputará el 14 de julio surcará la Hourquette d’Ancizan, poste- riormente el Tourmalet y finalmen- te ascenderá a Luz Ardiden. El mismo final de etapa donde Armstrong se engancho con una bolsa y tiró a Mayo que circulaba a su rueda. El mismo donde Ull- rich, todo un caballero, esperó al americano, que luego ganó. Era el año 2003, cuando Haimar Zubel- dia e Iban Mayo coronaron juntos el Tourmalet, pero decidieron no seguir aquella aventura en la que no estaba el líder Lance Arms- trong. Fue una etapa impresio- nante que ya dejó entrever uno de los grandes problemas del ciclis- mo actual. La estrategia. Todo se mide. Todo se decide desde el coche. El espectáculo ha entrado en un estado letárgico. Quizá la presente edición del Tour nos demuestre lo contrario. LOS SPRINTERS, KO Sin embargo, habrá sorpresas en los primeros días de carrera. El Tour 2011 apenas guarda opciones para los velocistas clásicos. Empe- zando por la primera etapa, que concluye en subida y dificultara la labor de los sprinters clásicos. Tras la ‘crono’ por equipos el Tour se adentra en la Bretaña fran- cesa, con 3 etapas que también guardan sorpresas. Dos de ellas podrían ser apropiadas para los sprinters, aunque rondado junto al mar, el riesgo de abanicos es con- siderable si el viento sopla desde la costa al interior. La otra, la 4ª etapa con final en el Mur de Bretagne, concluye con un duro final de 2 kilómetros y tras toda una etapa de subidas y bajadas. Una clásica. Hombres como Gilbert, Chavanel, Voeckler, ‘Samu’ o Vinokourov podrían luchar por la victoria. Tampoco será sencilla la 6ª eta- pa, rumbo a Normandía, con un repecho considerable a kilómetro y medio de meta. No romperá la carrera, pero Cavendish y el tren del HTC quedarán fuera de juego sin ninguna duda. Con las cosas así, a las dos ven- tosas de la Bretaña francesa, se le sumará la séptima, completa- mente llana ya adentrados en Nor- mandía, y las dos previas a la lle- gada de la montaña. Una vez lle- guen los pirineos, sólo la llegada de Montpellier y la última etapa de París parecen aptas para albergar una ‘Volata’. 4 FINALES EN ALTO Lo cierto es que la configuración de este Tour es cuando menos peculiar. La montaña llegará de golpe y sin tregua. Primero los pirineos. El citado etapón de Luz Ardiden servirá como antesala de otras dos grandes citas pirenai- cas. La decimotercera etapa de 152 kilómetros concentrará su dure- za en la ascensión al Aubisque, que se coronará a 42 kilómetros de meta. Más decisiva parece la tercera etapa de pirineos, con 168 kilóme- tros y 6 puertos. El final en alto en Plateau De Beille guarda con- sigo un valor especial; todos sus vencedores se han llevado la gene- ral en esa misma edición. Apenas sin tiempo para contemplaciones, y tras dos etapas de media monta- ña cerca de Gap, el pelotón se aden- trará en los Alpes. Agnel, Izoard y Galibier con final en alto. El coloso alpino cumple 100 años y el pelotón lo surcará en dos ocasiones. La segunda al día siguiente, en la última etapa de los Alpes. 109 kilómetros con el Col du Telégraphe, Galibier y el final en Alpe D´Huez. Casi nada. Una etapa corta que podría ser una trampa para más de uno. Llegados a este punto sólo que- dará la contrarreloj individual y la etapa de París. Es difícil prever si tras tanta montaña, la ‘crono’ será realmente decisiva, pero 42,5 kiló- metros dan para mucho, y a pesar de tener algún repecho, es una con- trarreloj para adaptarse a la cabra y mover grandes desarrollos. I. ASENSIO La montaña no llegará hasta la duodécima etapa, pero la ‘crono’ por equipos y las etapas de Bretaña marcarán las primeras diferencias en la general Un Tour de 10 días Rompan el guión R ememorar la etapa con final en Luz Ardi- den de 2003 en la que Armstrong se enganchó con una bolsa y tiró a Iban Mayo me ha hecho recordar que hay algo que estamos per- diendo en el ciclismo. Zubel- dia y Mayo coronaron Tour- malet sin Armstrong en cabe- za. Todos desde el sofá pensamos que la escabechi- na estaba organizada. Si los dos se hubieran lanzado para abajo, con Ullrich y algún otro corredor también por delante del americano, hubiéramos podido presen- ciar una etapa histórica. Alguien debía romper el guión, y les tocaba a los hombres de Euskaltel. Sin embargo no ocurrió. Se esperó. Por miedo a perder algo que no se tuvo nunca. Los directores dijeron que era lo normal, lo que había que hacer. Los que apenas alcanzábamos la mayoría de edad tuvimos que confor- marnos con aquella explica- ción. La de los guiones que se escriben desde el hotel, o desde el coche del director. Casi una década más tarde el ciclismo sigue en un regis- tro parecido. Se corre con guión escrito, y desde el mie- do a perder lo que se tiene, más que desde la ambición de lograr lo que no. Por ello la petición a que se rompa el guión. Porque sólo desde el inconformismo podríamos ver un Tour espectacular. Con equipos capaces de hacer sufrir y mucho a Alber- to Contador. Hay demasia- dos corredores aspirando a hacerlo bien, pero pocos dis- puestos a ganar. Muchos que romperían la carrera desde el principio, pocos que lo harán. El Giro fue una carrera en la que los líderes buscaron en sus escuderos un ritmo con el que no per- der tiempo respecto de sus rivales. Así no hay espectá- culo. Hay que romper con lo previsible, retomar la épica perdida. Rompan el guión señores directores; esto no es Hollywood. Opinión Iñigo ASENSIO Alberto Contador ya estuvo entrenando en el Galibier, uno de los puntos clave de la carrera, a mediados del mes pasado. LAS GRANDES CLAVES TOUR DE FRANCIA JULIO 2011 06 EL RECORRIDO, EN DATOS 21 etapas y 3.430 kilómetros. 10 etapas en llano 6 etapas de alta montaña 2 jornadas de descanso Galibier se subirá en dos ocasiones, conmemorando su centenario. 4 llegadas en alto y una ‘crono’ concen- tradas en 8 etapas 1 contrarreloj indivi- dual de 42,5 km. 1 contrarreloj por equipos de 23 km. Luz Ardiden y Plateau de Beille, jueces en Pirineos Galibier y Alpe D’Huez, finales en alto para los Alpes No habrá bonifica- ciones intermedias ni en meta

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Habrá que esperar paraver el Tour en su pleni-tud. La alta montaña.Luz Ardiden será el

encargado de abrir fuego con unaetapa durísima. La duodécima, quese disputará el 14 de julio surcarála Hourquette d’Ancizan, poste-riormente el Tourmalet y finalmen-te ascenderá a Luz Ardiden.

El mismo final de etapa dondeArmstrong se engancho con unabolsa y tiró a Mayo que circulabaa su rueda. El mismo donde Ull-rich, todo un caballero, esperó alamericano, que luego ganó. Erael año 2003, cuando Haimar Zubel-dia e Iban Mayo coronaron juntosel Tourmalet, pero decidieron noseguir aquella aventura en la queno estaba el líder Lance Arms-trong. Fue una etapa impresio-nante que ya dejó entrever uno delos grandes problemas del ciclis-mo actual. La estrategia. Todo semide. Todo se decide desde el

coche. El espectáculo ha entradoen un estado letárgico. Quizá lapresente edición del Tour nosdemuestre lo contrario.

LOS SPRINTERS, KOSin embargo, habrá sorpresas enlos primeros días de carrera. ElTour 2011 apenas guarda opcionespara los velocistas clásicos. Empe-zando por la primera etapa, queconcluye en subida y dificultarala labor de los sprinters clásicos.

Tras la ‘crono’ por equipos elTour se adentra en la Bretaña fran-cesa, con 3 etapas que tambiénguardan sorpresas. Dos de ellaspodrían ser apropiadas para lossprinters, aunque rondado junto almar, el riesgo de abanicos es con-siderable si el viento sopla desde lacosta al interior.

La otra, la 4ª etapa con final enel Mur de Bretagne, concluye conun duro final de 2 kilómetros ytras toda una etapa de subidas ybajadas. Una clásica. Hombrescomo Gilbert, Chavanel, Voeckler,‘Samu’ o Vinokourov podrían

luchar por la victoria.Tampoco será sencilla la 6ª eta-

pa, rumbo a Normandía, con unrepecho considerable a kilómetroy medio de meta. No romperá lacarrera, pero Cavendish y el trendel HTC quedarán fuera de juegosin ninguna duda.

Con las cosas así, a las dos ven-tosas de la Bretaña francesa, se lesumará la séptima, completa-mente llana ya adentrados en Nor-mandía, y las dos previas a la lle-gada de la montaña. Una vez lle-guen los pirineos, sólo la llegadade Montpellier y la última etapa deParís parecen aptas para albergaruna ‘Volata’.

4 FINALES EN ALTOLo cierto es que la configuraciónde este Tour es cuando menospeculiar. La montaña llegará degolpe y sin tregua. Primero lospirineos. El citado etapón de LuzArdiden servirá como antesala deotras dos grandes citas pirenai-cas. La decimotercera etapa de 152kilómetros concentrará su dure-za en la ascensión al Aubisque,que se coronará a 42 kilómetrosde meta.

Más decisiva parece la terceraetapa de pirineos, con 168 kilóme-tros y 6 puertos. El final en altoen Plateau De Beille guarda con-sigo un valor especial; todos susvencedores se han llevado la gene-ral en esa misma edición. Apenassin tiempo para contemplaciones,y tras dos etapas de media monta-ña cerca de Gap, el pelotón se aden-trará en los Alpes. Agnel, Izoard yGalibier con final en alto.

El coloso alpino cumple 100años y el pelotón lo surcará en dosocasiones. La segunda al díasiguiente, en la última etapa delos Alpes. 109 kilómetros con elCol du Telégraphe, Galibier y elfinal en Alpe D´Huez. Casi nada.Una etapa corta que podría seruna trampa para más de uno.

Llegados a este punto sólo que-dará la contrarreloj individual y laetapa de París. Es difícil prever sitras tanta montaña, la ‘crono’ serárealmente decisiva, pero 42,5 kiló-metros dan para mucho, y a pesarde tener algún repecho, es una con-trarreloj para adaptarse a la cabray mover grandes desarrollos.

I. ASENSIO

La montaña no llegará hasta la duodécima etapa, pero la ‘crono’ por equiposy las etapas de Bretaña marcarán las primeras diferencias en la general

Un Tour de 10 díasRompan el guión

Rememorar la etapacon final en Luz Ardi-den de 2003 en la que

Armstrong se enganchó conuna bolsa y tiró a Iban Mayome ha hecho recordar quehay algo que estamos per-diendo en el ciclismo. Zubel-dia y Mayo coronaron Tour-malet sin Armstrong en cabe-za. Todos desde el sofápensamos que la escabechi-na estaba organizada. Si losdos se hubieran lanzadopara abajo, con Ullrich yalgún otro corredor tambiénpor delante del americano,hubiéramos podido presen-ciar una etapa histórica.Alguien debía romper elguión, y les tocaba a loshombres de Euskaltel. Sinembargo no ocurrió. Seesperó. Por miedo a perderalgo que no se tuvo nunca.Los directores dijeron queera lo normal, lo que habíaque hacer. Los que apenasalcanzábamos la mayoría deedad tuvimos que confor-marnos con aquella explica-ción. La de los guiones quese escriben desde el hotel, odesde el coche del director.Casi una década más tardeel ciclismo sigue en un regis-tro parecido. Se corre conguión escrito, y desde el mie-do a perder lo que se tiene,más que desde la ambiciónde lograr lo que no. Por ellola petición a que se rompa elguión. Porque sólo desde elinconformismo podríamosver un Tour espectacular.Con equipos capaces dehacer sufrir y mucho a Alber-to Contador. Hay demasia-dos corredores aspirando ahacerlo bien, pero pocos dis-puestos a ganar. Muchosque romperían la carreradesde el principio, pocosque lo harán. El Giro fue unacarrera en la que los líderesbuscaron en sus escuderosun ritmo con el que no per-der tiempo respecto de susrivales. Así no hay espectá-culo. Hay que romper con loprevisible, retomar la épicaperdida. Rompan el guiónseñores directores; esto noes Hollywood.

Opinión

IñigoASENSIO

Alberto Contador ya estuvo entrenando en el Galibier, uno de los puntos clave de la carrera, a mediados del mes pasado.

PROFE -

LAS GRANDES CLAVESTOUR DE FRANCIA

JULIO 2011

06

EL RECORRIDO,EN DATOS

21 etapas y 3.430 kilómetros.

10 etapas en llano

6 etapas de altamontaña

2 jornadas de descanso

Galibier se subirá en dos ocasiones,conmemorando su centenario.

4 llegadas en alto yuna ‘crono’ concen-tradas en 8 etapas

1 contrarreloj indivi-dual de 42,5 km.

1 contrarreloj porequipos de 23 km.

Luz Ardiden y Plateau de Beille,jueces en Pirineos

Galibier y AlpeD’Huez, finales enalto para los Alpes

No habrá bonifica-ciones intermediasni en meta