refah partisi c. turquia

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Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Sección 3ª). Caso Refah Partisi y otros contra Turquía. Sentencia de 31 julio 2001 TEDH\2001\496 LIBERTAD DE ASOCIACION: Partidos políticos: condiciones para que un partido político pueda proponer un cambio de la legislación o de las estructuras legales o constitucionales del Estado: que los medios sean legales y democráticos y el cambio propuesto sea compatible con los principios democráticos fundamentales; Injerencias de los poderes públicos: «necesarias en una sociedad democrática»: disolución del partido político turco Refah Partisi-Partido de la Prosperidad: partido que propone un sistema político multijurídico basado en diferentes creencias: sistema incompatible con el CEDH por suprimir el papel del Estado como garante de los derechos y las libertades individuales y organizador imparcial del ejercicio de las diversas convicciones y religiones en una sociedad democrática y por infringir el principio de no discriminación: violación inexistente de la libertad de asociación; Propuesta de aplicación de la «charia» para la comunidad musulmana: sistema incompatible con el CEDH por tratarse de un conjunto de normas y dogmas divinas dictadas por la religión, que presenta un carácter estable e invariable al que no son aplicables los principios de pluralismo político o la evolución incesante de las libertades públicas; Miembros del partido que plantean públicamente la posibilidad de recurrir a métodos violentos «djihad» para acceder al poder y permanecer en él: las posibilidades que tenía el partido de aplicar sus proyectos políticos dan sin duda un carácter más tangible y más inmediato al peligro que representaban estos proyectos para el orden público; Control por el TEDH: no tiene como tarea sustituir a los tribunales internos competentes, sino verificar las resoluciones que éstos han dictado en virtud de su poder de apreciación sobre la aplicación de las normas conforme a los principios consagrados en el art. 11, basándose en una apreciación aceptable de los hechos pertinentes. INTERPRETACION DEL CONVENIO: el CEDH debe entenderse e interpretarse como un todo; los derechos humanos constituyen un sistema integrado tendente a proteger la dignidad del ser humano; la democracia y la preeminencia del derecho «rule of law» tienen a este respecto un papel clave: existe un vínculo extrecho entre la preeminencia del derecho y la democracia. Jurisdicción: Protección Europea de Derechos Humanos Demanda núms. 41340/199841342/1998, 41343/1998 y 41344/1998 Ponente: Opinión disidente de los jueces señores Fuhrmann, Loucaides y Sir Nicolas Bratza. Demandas de ciudadanos turcos y el partido político Refah Partisi (Partido de la Prosperidad) presentada ante la Comisión el 22-5-1998, motivadas por la disolución de dicho partido y las restricciones temporales de ciertos derechos políticos del resto de los demandantes. Violación del art. 11 del Convenio: inexistencia: desestimación de las demandas. En el asunto Refah Partisi (Partido de la Prosperidad) y otros contra Turquía, El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Sección tercera), constituido en una Sala compuesta por los Jueces señores J-P. Costa, Presidente , W. Fuhrmann, L. Loucaides, R. Türmen, Sir Nicolas Bratza, señora H.S. Greve, señor K. Traja y señora S. Dollé, Secretaria de sección , Tras haber deliberado en privado los días 3 de octubre de 2000, 16 de enero de 2001 y 10 de julio de 2001, Dicta la siguiente SENTENCIA PROCEDIMIENTO 1 El asunto tiene su origen en cuatro demandas (núms. 41340/1998, 41342/1998, 41343/1998 y Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Sección 3ª).Caso Refah Partisi y otros contra Turquía. Sentencia de 31 julio 2001TEDH\2001\496 14 de octubre de 2010 © Thomson Aranzadi 1

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Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Sección 3ª).Caso Refah Partisi y otros contra Turquía. Sentencia de 31

julio 2001TEDH\2001\496

LIBERTAD DE ASOCIACION: Partidos políticos: condiciones para que un partido político puedaproponer un cambio de la legislación o de las estructuras legales o constitucionales del Estado: que losmedios sean legales y democráticos y el cambio propuesto sea compatible con los principiosdemocráticos fundamentales; Injerencias de los poderes públicos: «necesarias en una sociedaddemocrática»: disolución del partido político turco Refah Partisi-Partido de la Prosperidad: partido quepropone un sistema político multijurídico basado en diferentes creencias: sistema incompatible con elCEDH por suprimir el papel del Estado como garante de los derechos y las libertades individuales yorganizador imparcial del ejercicio de las diversas convicciones y religiones en una sociedaddemocrática y por infringir el principio de no discriminación: violación inexistente de la libertad deasociación; Propuesta de aplicación de la «charia» para la comunidad musulmana: sistema incompatiblecon el CEDH por tratarse de un conjunto de normas y dogmas divinas dictadas por la religión, quepresenta un carácter estable e invariable al que no son aplicables los principios de pluralismo político ola evolución incesante de las libertades públicas; Miembros del partido que plantean públicamente laposibilidad de recurrir a métodos violentos «djihad» para acceder al poder y permanecer en él: lasposibilidades que tenía el partido de aplicar sus proyectos políticos dan sin duda un carácter mástangible y más inmediato al peligro que representaban estos proyectos para el orden público; Controlpor el TEDH: no tiene como tarea sustituir a los tribunales internos competentes, sino verificar lasresoluciones que éstos han dictado en virtud de su poder de apreciación sobre la aplicación de lasnormas conforme a los principios consagrados en el art. 11, basándose en una apreciación aceptablede los hechos pertinentes.INTERPRETACION DEL CONVENIO: el CEDH debe entenderse e interpretarse como un todo; losderechos humanos constituyen un sistema integrado tendente a proteger la dignidad del ser humano; lademocracia y la preeminencia del derecho «rule of law» tienen a este respecto un papel clave: existe unvínculo extrecho entre la preeminencia del derecho y la democracia.

Jurisdicción: Protección Europea de Derechos HumanosDemanda núms. 41340/199841342/1998, 41343/1998 y 41344/1998Ponente:

Opinión disidente de los jueces señores Fuhrmann, Loucaides y Sir Nicolas Bratza.

Demandas de ciudadanos turcos y el partido político Refah Partisi (Partido de la Prosperidad)presentada ante la Comisión el 22-5-1998, motivadas por la disolución de dicho partido y lasrestricciones temporales de ciertos derechos políticos del resto de los demandantes.Violación del art. 11 del Convenio: inexistencia: desestimación de las demandas.

En el asunto Refah Partisi (Partido de la Prosperidad) y otros contra Turquía,

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Sección tercera), constituido en una Sala compuesta porlos Jueces señores J-P. Costa, Presidente , W. Fuhrmann, L. Loucaides, R. Türmen, Sir Nicolas Bratza,señora H.S. Greve, señor K. Traja y señora S. Dollé, Secretaria de sección ,

Tras haber deliberado en privado los días 3 de octubre de 2000, 16 de enero de 2001 y 10 de julio de2001,

Dicta la siguiente

SENTENCIA

PROCEDIMIENTO

1

El asunto tiene su origen en cuatro demandas (núms. 41340/1998, 41342/1998, 41343/1998 y

Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Sección 3ª).Caso RefahPartisi y otros contra Turquía. Sentencia de 31 julio 2001TEDH\2001\496

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41344/1998) dirigidas contra Turquía y que cuatro ciudadanos de dicho Estado, el Refah Partisi (Partidode la Prosperidad, el RP), Necmettin Erbakan, Sevket Kazan y Ahmet Tekdal (los demandantes), habíanpresentado ante la Comisión Europea de Derechos Humanos (la Comisión) el 22 de mayo de 1998, envirtud del artículo 34 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y las LibertadesFundamentales ( RCL 1999, 1190 y 1572) (el Convenio).

2

Los demandantes están representados por el señor Yasar Gürkan, abogado del Colegio de Abogadosde Estambul y por el señor Laurent Hincker, abogado del Colegio de Abogados de Estrasburgo (Francia).El Gobierno turco (el Gobierno) está representado por su coagente, el señor Ergun Özbudun, profesor deuniversidad.

3

Los demandantes alegan que la disolución del RP por el Tribunal Constitucional turco y lasrestricciones temporales de ciertos derechos políticos de los otros demandantes, dirigentes de estepartido en la época de los hechos, supusieron la violación de los artículos 9, 10, 11, 14, 17 y 18 delConvenio y de los artículos 1 y 3 del Protocolo núm. 1 ( RCL 1991, 81) .

4

Las demandas fueron transmitidas al Tribunal el 1 de noviembre de 1998, fecha de la entrada en vigordel Protocolo núm. 11 del Convenio ( RCL 1998, 1562 y 2300) (artículo 5.2 del Protocolo núm. 11).

5

Las demandas fueron atribuidas a la Sección tercera del Tribunal (artículo 52.1 del Reglamento). En elseno de dicha Sección, la Sala encargada de examinar el asunto (artículo 27.1 del Convenio) fueconstituida conforme al artículo 26.1 del Reglamento.

6

La sala decidió unir las demandas (artículo 43.1 del Reglamento).

7

Mediante una resolución de 3 de octubre de 2000, las declaró parcialmente admisibles.

8

El Gobierno presentó alegaciones escritas complementarias el 11 de diciembre de 2000.

9

Tuvo lugar una audiencia en público, en el Palacio de los Derechos Humanos de Estrasburgo el 16 deenero de 2001 (artículo 59.2 del Reglamento).

Comparecieron:

– por el Gobierno: los señores E. Özbudun, coagente , señores Y. Belet, M. Özmen, señora D. Akçay,señor E. Ergül, señora A. Günyakti, señora I. Altintas, abogados ;

– por los demandantes: señores L. Hincker, abogado , señor Mustafa Kamalak y señora MarieLemaitre, asesores .

El Tribunal oyó a los señores Özbudun e Hincker.

HECHOS

I

LAS CIRCUNSTANCIAS DEL CASO

10

El RP fue fundado el 19 de julio de 1983. Participó en numerosas elecciones legislativas o municipales.Finalmente obtuvo aproximadamente el 22% de los votos en las elecciones legislativas de 1995 yalrededor del 35% de los votos en las elecciones municipales del 3 de noviembre de 1996.

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Tras la elecciones legislativas de 1995, el RP se convirtió en el primer partido político turco con un totalde 158 escaños en la Gran Asamblea Nacional de Turquía (que tiene 450 escaños en total). El 28 dejunio de 1996 el RP accedió al poder formando un gobierno de coalición con el Partido de «Dogru Yol»(Partido de la Vía Justa), de tendencia centro derecha, dirigido por la señora Tansu Ciller.

11

El 21 de mayo de 1997, el Fiscal General ante el Tribunal de Casación presentó ante el TribunalConstitucional turco una acción de disolución del RP Reprochaba al RP constituir el «centro» («mihrak»)de actividades contrarias al principio de laicidad. En apoyo de su demanda, el Fiscal General invocabaprincipalmente los actos y declaraciones siguientes de los dirigentes y miembros del RP:

–El Presidente y los otros dirigentes del RP apoyaban, en todas sus intervenciones públicas, el uso delvelo islámico en las escuelas públicas y en los locales de administraciones públicas, cuando el TribunalConstitucional había ya declarado que iba en contra del principio de laicidad inscrito en la Constitución.

–En el transcurso de una reunión relativa a la revisión constitucional, el Presidente del RP, NecmettinErbakan, había formulado propuestas tendentes a abolir el sistema laico de la República. Había sugeridoque los fieles de cada movimiento religioso siguieran las normas propias de su organización y no lasnormas de derecho de la República.

–El 13 de abril de 1994, Necmettin Erbakan había planteado ante el grupo parlamentario del RP en laAsamblea Nacional la pregunta de si el cambio de orden social en el sentido previsto por su partido iba aser «pacífico o violento, y hacerse tranquilamente o con sangre».

–En el transcurso de un seminario celebrado en enero de 1991 en Sivas, Necmettin Erbakan habíainvitado a los musulmanes a unirse al partido RP. En opinión del señor Erbakan, únicamente su partidopodía instaurar la supremacía del Corán tras una guerra santa («djihad») y por esta razón, losmusulmanes debían aportar sus dones al RP en lugar de distribuirlos a terceros.

–Durante la celebración del Ramadán, Necmettin Erbakan había recibido a los jefes de losmovimientos islamistas en la residencia reservada al Primer Ministro y les había manifestado así suapoyo.

–Varios miembros del RP, incluidos los que ejercían funciones oficiales importantes, habíanpreconizado, en sus discursos públicos, la sustitución del sistema político laico por un régimen teocrático.Estas personas habían igualmente abogado por la eliminación de los oponentes de este proyecto, sifuera necesario, por la fuerza. El RP, al negarse a iniciar procedimientos disciplinarios contra esosmiembros e incluso, en algunos casos, facilitando la difusión de sus discursos, había tácitamenteadoptado esos puntos de vista.

–Un diputado del RP, Ibrahim Halil Çelik había indicado, el 8 de mayo de 1997, ante los periodistas enlos pasillos del Parlamento, que iba a correr la sangre si se intentaba cerrar las escuelas religiosas(«d'Imam Hatip», escuelas que forman a los futuros funcionarios religiosos), que la situación podría serpeor que en Argelia, que personalmente deseaba que la sangre corriera para que la democracia seinstalara en el país, que respondería a los que se opusieran y, finalmente, que lucharía hasta el final parala instauración de la «Charia» (la ley islámica).

–El Ministro de Justicia, Sevket Yylmaz (diputado y presidente adjunto del RP), a fin de expresar suapoyo al alcalde de Sincan, le había visitado en la prisión en la que éste se encontraba en detenciónprovisional, tras ser inculpado por haber hecho apología de los grupos terroristas islámicosinternacionales.

El fiscal hizo observar igualmente, que el RP no había iniciado ninguna diligencia disciplinaria contralos autores de los actos y declaraciones anteriormente mencionados.

12

El 7 de julio de 1997, el Fiscal General presentó ante el Tribunal Constitucional nuevas pruebas contradicho partido.

13

El 4 de agosto de 1997, los representantes del RP presentaron sus alegaciones escritas. En susalegaciones, invocaban los textos internacionales relativos a la protección de los Derechos Humanos,principalmente el Convenio, y hacían observar que esos textos formaban parte de la legislación turca.Recordaban seguidamente la jurisprudencia de la Comisión, que había concluido la violación del artículo

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11 del Convenio en los asuntos relativos al Partido Comunista unificado de Turquía y al PartidoSocialista. Se referían igualmente a la jurisprudencia del Tribunal y de la Comisión sobre las restriccionesa la libertad de expresión y a la libertad de asociación autorizadas por los segundos apartados de losartículos 10 y 11 del Convenio. Mantenían que la disolución del RP ni estaba basada en una necesidadsocial imperiosa ni era necesaria en una sociedad democrática. Para los representantes del RP, ladisolución de su partido tampoco estaba justificada por la aplicación del criterio de «peligro manifiesto einmediato» establecido por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América.

14

Además, los representantes del RP refutaron la tesis del Fiscal General de que el partido constituía el«centro» de actividades que atentaban contra la naturaleza laica de la República. Mantenían que loscriterios establecidos por la Ley sobre la reglamentación de los partidos políticos para calificar a unpartido político de «centro de actividades contrarias a la Constitución», no se daban en este caso.Observaban, entre otras cosas, que la fiscalía no había notificado ninguna advertencia al RP (que teníacuatro millones de miembros) para que éste procediera a una eventual destitución de sus miembroscuyos actos hubieran infringido las disposiciones del código penal.

15

Los representantes del RP expusieron igualmente su punto de vista sobre la noción de laicidad.Señalaban que el principio de laicidad implicaba el respeto de todas las creencias y que el R.P. habíahecho prueba de este respeto en la vida política.

16

Los representantes de los demandantes alegaron que la fiscalía, cuando había reprochado aNecmettin Erbakan apoyar el uso de la fuerza en el plano político y violar el principio de laicidad, no habíainvocado más que simples extractos de sus discursos alterando su sentido y sin tener en cuenta elconjunto de los textos. Añadían que esas declaraciones estaban cubiertas por la inmunidadparlamentaria de la que se beneficiaba el señor Erbakan. Indicaron además que la cena ofrecida por éstea los altos funcionarios de la dirección de Asuntos Religiosos y a los ancianos de la facultad de cienciasteológicas había sido presentada por la fiscalía como una recepción organizada para los dirigentes demovimientos religiosos, prohibidas por la Ley desde 1925.

17

En cuanto a las declaraciones de los otros dirigentes y miembros del RP cuestionadas por la fiscalía,los representantes del RP observaron que no eran constitutivas de ninguna infracción penal.

Alegaban que ninguno de esos diputados tenía el poder de representar al RP ni ocupaba un puesto enel seno del partido. Según los representantes del RP, la fiscalía no había iniciado el procedimientoprevisto por la Ley sobre la reglamentación de los partidos políticos para dar al RP la ocasión decuestionar eventualmente la pertenencia de esas personas al partido: los responsables del RP habíansido informados por primera vez por la requisitoria del fiscal de las declaraciones incriminadas en estecaso. Los tres diputados cuestionados habían sido excluidos del partido. Así, éste había hecho lonecesario para no constituir el «centro» de actividades ilegales en el sentido de la Ley sobre lareglamentación de los partidos políticos.

18

El 5 de agosto de 1997, el Fiscal General presentó ante el Tribunal Constitucional sus alegacionessobre el fondo del asunto. Alegaba que según el Convenio y la jurisprudencia de los tribunales nacionalesen materia de Derecho constitucional, nada obligaba a los Estados a tolerar la existencia de partidospolíticos que contemplaran la destrucción de la democracia y del principio de la preeminencia delDerecho («rule of law»). En opinión del fiscal, el RP, al calificarse de Ejército para la «djihad» y aldeclarar su intención de reemplazar la legislación de la República por la «Charia», había mostrado quesus objetivos eran incompatibles con las exigencias de una sociedad democrática. La finalidad del RP deestablecer un sistema multijurídico (en el que cada grupo estaría regido por un orden jurídico conformecon las convicciones religiosas de sus miembros) constituía, según el fiscal, la primera etapa en elproceso tendente a sustituir la República por un régimen teocrático.

19

En sus alegaciones relativas al fondo del asunto, los representantes del RP reiteraron que la disoluciónde su partido no podía basarse en ninguna de las restricciones previstas por el apartado segundo del

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artículo 11 del Convenio. Añadían que el artículo 17 del Convenio no podía aplicarse en este caso, al notener el RP ningún punto común con los partidos políticos tendentes a la instauración de un régimentotalitario. Añadieron que el sistema multijurídico que proponía tendía de hecho a favorecer la libertad deconcluir contratos y la libertad de elegir a su Juez.

20

El 11 de noviembre de 1997, el Fiscal General ante el Tribunal de Casación presentó oralmente susalegaciones. Los días 18 y 20 de noviembre de 1997, Necmettin Erbakan presentó, en nombre del RPsus alegaciones orales.

21

Mediante Sentencia de 9 de enero de 1998, el Tribunal Constitucional, al referirse al artículo 68.6 de laConstitución, declaró inconstitucional el apartado 2 del artículo 103 de la Ley sobre la reglamentación delos partidos políticos y lo anuló. Esta disposición, en combinación con el artículo 101 d) de la misma Ley,preveía que para que un partido político pudiera ser considerado como centro de actividades contra losprincipios elementales de la República, era preciso que sus miembros hubieran sido condenados por lavía penal. En opinión del Tribunal Constitucional, esta limitación prescrita por la Ley no cubría todos loscasos contrarios a los principios de la República. Recordó, entre otras cosas, que después de laderogación del artículo 163 del Código penal turco, las actividades contrarias al principio de laicidad noestaban sujetas a sanciones penales.

22

El 16 de enero de 1998, el Tribunal Constitucional declaró la disolución del RP en base a que éste sehabía convertido en «centro de actividades contrarias al principio de laicidad». Basaba su decisión en losartículos 101 b) y 103.1 de la Ley núm. 2820 sobre la reglamentación de los partidos políticos. Ordenóigualmente la transferencia «ipso iure» de los bienes del RP al Tesoro Público, conforme al artículo 107de la misma Ley.

23

En su sentencia, el Tribunal Constitucional rechazó, en primer lugar, las excepciones preliminaresplanteadas por el RP. Consideró a este respecto que la inmunidad parlamentaria de los diputados cuyasdeclaraciones eran mencionadas en la requisitoria de 21 de mayo de 1997 no tenía ningún efecto sobreel examen de la demanda de disolución de un partido político y de la privación provisional de susmiembros de algunos derechos políticos. Se trataba de una cuestión relativa a una eventualresponsabilidad penal de esos diputados, que no entraba en el ámbito del Derecho constitucional.

24

En cuanto al fondo, el Tribunal Constitucional consideró que si los partidos políticos eran los principalesactores de la vida política democrática, sus actividades no escapaban a algunas restricciones.Principalmente, sus actividades incompatibles con el principio de la preeminencia del Derecho no podíanser toleradas. El Tribunal Constitucional invocó las disposiciones constitucionales que imponían elrespeto de la laicidad a los diversos órganos del poder político. Recordó igualmente las numerosasdisposiciones de la legislación interna que obligaban a los partidos políticos a aplicar el principio delaicidad en numerosos campos de la vida política y social. El Tribunal Constitucional hizo valer que lalaicidad era una de las condiciones indispensables de la democracia. En su opinión, el principio delaicidad estaba garantizado en Turquía en el plano constitucional, a causa de la experiencia histórica delpaís y de las particularidades de la religión musulmana. El Tribunal hizo observar la incompatibilidad delrégimen democrático con las normas de la «Charia». Recordó que el principio de laicidad prohibía alEstado testimoniar una preferencia por una religión o una creencia concreta y constituía el fundamentode la libertad de conciencia y de la igualdad de los ciudadanos ante la Ley. Según el TribunalConstitucional, la intervención del Estado para salvaguardar la naturaleza laica del régimen político debíaser considerada necesaria en una sociedad democrática.

25

Para el Tribunal Constitucional, los elementos de prueba siguientes demostraban que el RP se habíaconvertido en «centro de actividades contrarias al principio de laicidad».

–El Presidente del RP, Necmettin Erbakan, había animado a llevar el velo islámico en losestablecimientos públicos y escolares. El 10 de octubre de 1993, en el transcurso de la cuarta Asambleageneral ordinaria del partido, había realizado las manifestaciones siguientes:

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«(...) cuando estuvimos en el gobierno, durante cuatro años, el famoso artículo 163 del Código de lapersecución (del suplicio) nunca fue aplicado, contra ningún hijo de la patria. En nuestra época, nuncahubo hostilidad en cuanto al uso del velo (...)».

En su discurso del 14 de diciembre de 1995, antes de las elecciones legislativas, había declarado losiguiente:

«(...) los rectores (de universidad) van a inclinarse ante el velo cuando el RP esté en el poder».

Ahora bien, manifestar así su religión equivalía a presionar sobre las personas que no seguían estapráctica y creaba una discriminación basada en la religión o en las creencias. Esta conclusión estabareforzada por las constataciones del Tribunal Constitucional y del Consejo de Estado en diversos asuntosy por la jurisprudencia de la Comisión Europea de Derechos Humanos en las demandas núms.16278/1990 y 18783/1991 relativas al uso del velo en las universidades.

–El sistema multijurídico propuesto por Necmettin Erbakan no se refería en absoluto a la libertad deconcluir contratos, como pretendía el RP, sino que intentaba establecer una distinción entre losciudadanos en función de su religión y de sus creencias y contemplaba la instauración de un régimenteocrático. El 23 de marzo de 1993, el señor Erbakan había pronunciado el discurso siguiente ante laAsamblea Nacional:

«(...) vivirás de una manera conforme a tus convicciones. Nosotros queremos que el despotismo seaabolido. Debe haber varios sistemas jurídicos. El ciudadano debe poder elegir él mismo el sistema deDerecho que le conviene, en el marco de los principios generales. Eso ya ha existido en nuestra historia.En nuestra historia ha habido diversas corrientes religiosas. Cada uno ha vivido conforme a las normasjurídicas de su propia organización, así todo el mundo vivía en paz. ¿Por qué debería estar obligado avivir según las normas de otro?... El derecho de elegir su propio sistema jurídico forma parte integral de lalibertad de religión».

Además, el señor Erbakan había hecho las siguientes declaraciones el 10 de octubre de 1993 en eltranscurso de una asamblea de su partido:

«(...) vamos a garantizar todos los derechos humanos. Vamos a garantizar el derecho a vivir comocada uno entienda, a elegir el sistema jurídico que él prefiera. Vamos a liberar la administración delcentralismo. El Estado que habéis instaurado es un Estado de represión, no un Estado al servicio delpueblo. Vosotros no dais la libertad de elegir a cada uno su Derecho. Cuando estemos en el poder, elmusulmán se casará ante el muftí, si lo desea, y el cristiano se casará en la iglesia, si lo prefiere».

–El sistema multijurídico que el señor Erbakan preconiza en sus discursos se inspira en la prácticainstaurada en los primeros años del Islam, por el acuerdo llamado de Medina, según el cual lascomunidades judías y paganas tenían el derecho de vivir según sus propios sistemas jurídicos, y nosegún las leyes islámicas. Algunos pensadores y políticos islamistas, basándose en el acuerdo deMedina, proponen vivir juntos y encontrar la paz social reconociendo a cada grupo religioso la libertad deelegir su propio orden jurídico. Desde la fundación del partido político de «Nizam» en 1970 (disuelto porsentencia de 2 de mayo de 1971), el señor Erbakan aspira a instaurar un sistema multijurídico en lugardel orden jurídico único, y destruir así la unidad legislativa y judicial, las condiciones de laicidad y elsentimiento nacional.

–El señor Erbakan había dado además un discurso, el 13 de abril de 1994, ante el grupo parlamentariodel R.P., en el que preconizaba la instauración de un régimen teocrático, si fuera necesario por la fuerza:

«El segundo punto importante es éste: “Refah” llegará al poder, el orden [social] justo (“adil düzen”)será establecido. ¿Cuál es la cuestión a plantearse? Es la de saber si ese cambio se hará con violencia ode manera pacífica, si no será sangriento. Me hubiera gustado no tener que emplear estos términos, perofrente a todo esto, frente al terrorismo, y para que todo el mundo pueda claramente ver la realidad, mesiento obligado a emplearlos. Hoy día, Turquía tiene una decisión que tomar. El Partido “Refah”establecerá el orden justo, eso es seguro. [Pero] ¿será el paso pacífico o violento? ¿Se harátranquilamente o con sangre? Los sesenta millones de [ciudadanos] deben tomar posiciones sobre estepunto».

–La recepción ofrecida por Necmettin Erbakan en la residencia del Primer Ministro a los jefes de losdiferentes movimientos religiosos, que se presentaron con ropas representativas de sus movimientos,testimoniaba claramente el apoyo del Presidente del RP a esos grupos religiosos ante la opinión pública.

–El diputado del departamento de Rize, Pevki Yylmaz, en un discurso público, había llamadoclaramente a la población a desencadenar la guerra santa («djihad») y había defendido la instauración de

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la ley islámica. En su discurso público de abril de 1994, declaró:

«Nosotros vamos a exigir cuentas a los que se desvían de los preceptos del Corán, a los que privan almensajero de Alá de su competencia en su país».

En otro discurso público, celebrado también en abril de 1994, Pevki Yylmaz se había expresado de lasiguiente manera:

«En el más allá, seréis convocados con los dirigentes que hayáis elegido en esta vida (...) ¿Habéisexaminado en qué medida se aplica el Corán en este país? Yo he hecho la cuenta. Unicamente seaplican en este país el 39% [de las normas] del Corán, 6.500 versículos se tiran a la basura (...). Túfundas una escuela coránica, tú construyes un hogar, tú subvencionas la escolarización de un niño, túenseñas, tú predicas (...) Todo eso no forma parte del capítulo de la “djihad”, sino del de las “amel-i salih”(actividades del período de paz). Se llama “djihad” a la búsqueda del poder para la llegada de la justicia,para la propagación de la justicia, para la glorificación de la palabra de Alá. Alá no veía en esta tarea unanoción política abstracta, la confió a los guerreros (“cahudi”). ¿Qué significa esto? ¡Que se hace bajo laforma de un ejército! ¡El comandante está identificado! (...) La condición a cumplir antes de la oración(“namaz”) es la islamización del poder. Alá dice que, antes que las mezquitas, es el camino del Poder elque debe ser musulmán (...) No es el hecho de levantar bóvedas en los lugares de oración lo que osllevará al paraíso. Porque Alá no pregunta si en este país tú has construido bóvedas. No lo preguntará.Te preguntará si has alcanzado un nivel suficiente (...) hoy, si los musulmanes tienen cien libras, debenconsagrar treinta a las escuelas coránicas para formar a nuestros hijos, niñas y niños, y las sesenta librasque quedan deben ser atribuidas a los establecimientos políticos que van hacia el poder. Alá ha pedido atodos sus profetas que luchen por el poder. Vosotros no podéis citarme una sola persona de unacorriente religiosa que no luche por el poder. Os lo digo, si tuviera tantas cabezas como cabellos tengo,incluso si cada una de mis cabezas debiera serme arrancada en la vía del Corán, no abandonaría micausa... La pregunta que Alá va a plantearos es la siguiente: ¿por qué, en tiempos del régimen blasfemono has trabajado tú para la construcción de un Estado islámico? Erbakan y sus amigos quieren traer elIslam a este país bajo la forma de un partido político. El fiscal lo ha comprendido bien. Si pudiéramoscomprenderlo como él, el problema estaría solucionado. Incluso Abraham el judío ha comprendido queen este país, el símbolo del Islam es el “Refah”. El que incita a la comunidad musulmana (“cemaat”) aarmarse antes de que el poder [político] esté en manos de los musulmanes, es un ignorante o bien es untraidor que está dirigido por otros. Porque ninguno de los profetas autoriza la guerra antes de ganar elEstado (...). El musulmán es inteligente. No muestra de qué manera va a vencer a su enemigo. El estadomayor dicta, el soldado aplica. Si el estado mayor revela su plan, compete a los comandantes de lacomunidad musulmana hacer un nuevo plan. Nuestra misión no es la de hablar, sino la de aplicar el plande guerra, como soldados del ejército (...)».

Se iniciaron diligencias penales contra Pevki Yylmaz. Cuando las opiniones de este último contra lalaicidad eran bien conocidas, el RP le había presentado como candidato para las elecciones municipales.Después de haber sido elegido alcalde de Rize, el RP había garantizado su elección como diputado en laGran Asamblea Nacional de Turquía.

–El diputado del RP por el departamento de Ankara, Hasan Hüseyin Ceylan, en el transcurso de undiscurso pronunciado en público (el 14 de marzo de 1993) y de una entrevista en la televisión (realizadaen 1992 y retransmitida el 24 de noviembre de 1996), había apoyado la discriminación entre creyentes yno creyentes y había predicho que los defensores de la aplicación de la «Charia», si se apoderaban delpoder político, iban a aniquilar a los no creyentes:

«Esta patria es nuestra, pero no el régimen, queridos hermanos. El régimen y el kemalismo pertenecena otros (...). Turquía será destruida, señores. Se preguntan ¿podría Turquía convertirse en una Argelia?De la misma forma que allí, nosotros hemos obtenido el 81% [de los votos], aquí también, alcanzaremosel 81%, no nos quedaremos en el 20%. No os ensañéis en vano, me dirijo a vosotros, a los (...) delOccidente imperialista, del Occidente colonizador, del Occidente salvaje, a los que, para unirse con elresto del mundo, se hacen enemigos del honor y del pudor, los que se rebajan al nivel de un perro, alnivel de un cachorro, a fin de imitar a Occidente, hasta poner un perro entre las piernas de la mujermusulmana. Es a vosotros a quienes me dirijo, no os encarnicéis en vano, pereceréis entre las manos delos habitantes de Kirikkale».

«(...) el ejército dice: “aceptamos que seáis partidarios del PKK, pero partidarios de la ‘Charia’, esojamás”. Pues bien, no es con esa cabeza con la que resolveréis el problema. Si queréis la solución, es la“Charia”».

El RP había garantizado la elección de esta persona como diputado en la Gran Asamblea Nacional deTurquía y había difundido, en el seno de sus estructuras locales, las cintas de vídeo de este discurso y de

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esta entrevista.

–El vicepresidente del RP Ahmet Tekdal, había indicado, en un discurso pronunciado en 1993 conocasión de un peregrinaje a Arabia Saudita y retransmitido por una cadena de televisión en Turquía, quepreconizaba la instauración de un régimen basado en la «Charia»:

«en los países en los que el régimen parlamentario está en vigor, si el pueblo no es suficientementeconsciente, si no hace los suficientes esfuerzos para la llegada del “hak nizami” (el orden justo o el ordende Dios), hay dos calamidades que le esperan: la primera son los renegados que deberá afrontar; serátiranizado por ellos y terminará por desaparecer. La segunda, es que no podrá dar cuentas a Alá, ya queno habrá actuado para la instauración del “hak nizami”. Así, perecerá también. Venerables hermanos,nuestro deber es el de desplegar los esfuerzos necesarios para instaurar el sistema de justicia, tomandoen consideración estas sutilidades. El aparato político que quiere instaurar “hak nizami” en Turquía sellama el Partido de “Refah”».

–El 10 de noviembre de 1996, el alcalde del departamento de Kayseri, Sükrü Karatepe, había invitadoa la población a renunciar a la laicidad y había pedido a los oyentes «preservar su odio» hasta el cambiode régimen, en los términos siguientes:

«Las fuerzas dominantes dicen “o bien vivís a nuestra manera, o bien vamos a sembrar la discordia yla corrupción entre vosotros”. Por ello, los ministros del Partido de “Refah” no osan revelar su visión delmundo en el seno de su ministerio. Esta mañana, yo también he asistido a una ceremonia, debido a mitítulo oficial. Al verme así vestido, con todos estos ropajes, no creáis que soy laico. En este período en elque nuestra creencia no es respetada, que se blasfema de ella, he tenido que asistir a las ceremonias ami pesar. El Primer Ministro, los ministros, los diputados, pueden tener ciertas obligaciones. Perovosotros no tenéis ninguna obligación. Este sistema debe cambiar. Hemos esperado, seguiremosesperando aún un poco. Veamos lo que el porvenir nos reserva. Que los musulmanes guarden la rabia,el rencor, el odio que tienen dentro».

El señor Karatepe fue condenado por la vía penal por haber incitado a la población al odio basado enla religión.

–El diputado del RP por el departamento de Sanhurfa, Ibrahim Halil Çelik, había hecho el 8 de mayo de1997, en la Asamblea Nacional, afirmaciones favorables a la instauración de un régimen basado en la«Charia», y a actos de violencia como los que sucedían en Argelia:

«Si intentáis cerrar las escuelas de “Imam Hatip” durante el gobierno de “Refah”, va a correr la sangre.Sería peor que en Argelia. Yo también querría que corriera la sangre. Así llegará la democracia. Y serábonito. El ejército no ha podido con los 3.500 miembros del PKK. ¿Cómo podría con los seis millones deislamistas? Si hacen pis contra el viento, les volverá a la cara. Si me golpean, yo golpearé también. Estoya favor de la “Charia” hasta el final. Quiero instaurar la “Charia”».

Ibrahim Halil Çelik fue excluido del partido un mes después de la presentación del recurso dedisolución. Esta exclusión no constituía probablemente más que una tentativa de evitar la sanción encuestión.

–El vicepresidente del RP y Ministro de Justicia, Sevket Kazan, había visitado a una persona que seencontraba en detención provisional por actividades contrarias al principio de laicidad y le había asíseñalado su apoyo en su condición de ministro.

26

En base a los elementos de prueba presentados el 7 de julio de 1997 por la fiscalía, el TribunalConstitucional constató que otros elementos confirmaban que el RP estaba en el centro de actividadescontrarias al principio de laicidad:

–Necmettin Erbakan, en un discurso pronunciado en público el 7 de mayo de 1996, había puesto elacento en la importancia de la televisión como instrumento de propaganda en el marco de la guerra santallevada a cabo para instaurar el orden islámico:

«(...) Un Estado sin televisión no es un Estado. Si hoy, con vuestro marco, queréis instaurar un Estado,si queréis instaurar una cadena de televisión, no podréis siquiera emitir durante más de veinticuatrohoras. ¿Creéis que es tan fácil instaurar un Estado? Es lo que yo les había dicho hace diez años. Meacuerdo ahora. Porque hoy, las personas que tienen una creencia, un público, una cierta visión delmundo, tienen, gracias a Dios, una cadena de televisión propia. Es un gran acontecimiento.

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La conciencia, el hecho de que la [cadena de] televisión tenga la misma conciencia en todas susemisiones, que el conjunto sea armonioso, reviste una gran importancia. No se puede dirigir una causasin [el apoyo de] la televisión. Por otro lado, hoy día, se puede decir que la televisión tiene el papel de laartillería, o bien el de las fuerzas aéreas, en el marco de la “djihad”, es decir, de la lucha por ladominación del pueblo (...) no se puede concebir que un soldado ocupe una colina antes de que esasfuerzas no la hayan bombardeado. Es por esta razón por la que la “djihad” actual no puede ser llevada acabo sin la televisión. Por lo tanto, por un tema tan importante habrá que sacrificarse. ¿Qué importa quesacrifiquemos dinero? La muerte está cercana a todos nosotros. Cuando todo sea negro, tras la muerte,si queréis que algo os muestre el camino, sabed que eso será el dinero que deis hoy, con convicción,para la [cadena] “Kanal 7”. Es para recordároslo que os he hecho partícipes de un recuerdo.

(...) Es por eso que, a partir de ahora, con esta convicción, haremos verdaderamente todos lossacrificios hasta que eso haga daño. Que los que contribuyen, con convicción, a la supremacía de “Hakk”(Alá) sean felices. Que Alá os bendiga a todos, que Alá conceda aun más éxito a Kanal 7 . Saludos».

–Por Decreto de 13 de enero de 1997, el Comité de ministros (en el que los miembros del RP eranmayoritarios) había reorganizado las horas de trabajo en los establecimientos públicos en función delayuno del Ramadán. El Consejo de Estado anuló este decreto por atentado contra el principio delaicidad.

27

El Tribunal Constitucional recordó que tomaba en consideración los textos internacionales relativos a laprotección de los Derechos Humanos, incluido el Convenio. Invocó igualmente las restricciones previstaspor el segundo apartado del artículo 11 y por el artículo 17 del Convenio. Hizo observar en este contexto,que los dirigentes y los miembros del RP utilizaban los derechos y las libertades democráticas parasustituir el orden democrático por un sistema basado en la «Charia». En opinión del Tribunal, cuando unpartido político perseguía actividades tendentes a poner fin al orden democrático y utilizaba su libertad deexpresión para llamar a pasar a la acción en este sentido, la Constitución y las normas supranacionalesde protección de los Derechos Humanos autorizaban su disolución.

28

El Tribunal Constitucional recordó que las declaraciones públicas de los dirigentes del RP NecmettinErbakan, Sevket Kazan y Ahmet Tekdal, habían comprometido directamente la responsabilidad del RPen cuanto a la constitucionalidad de sus actividades. Expuso igualmente que las declaraciones públicashechas por los diputados Pevki Yylmaz, Hasan Hüseyin Yylmaz y Halil Ibrahim Çelik y por el alcaldeSükrü Karatepe, habían supuesto la responsabilidad del RP, ya que este último no había reaccionado enabsoluto contra esas declaraciones y no se había desmarcado de ellas, por lo menos antes del inicio delprocedimiento de disolución.

29

Además, el Tribunal Constitucional decidió, a título de sanción accesoria, destituir a NecmettinErbakan, Sevket Kazan, Ahmet Tekdal, Pevki Yylmaz, Hasan Hüseyin Ceylan y Halil Çelik de sucondición de diputados, en aplicación del artículo 84 de la Constitución. Comprobó que dichas personashabían sido las causantes, mediante sus actos y declaraciones de la disolución del RP. Les prohibióigualmente, en virtud del artículo 69.8 de la misma ley, ser miembros fundadores, socios, dirigentes ocomisarios de cuentas de otro partido político durante cinco años.

30

En sus opiniones disidentes, los Jueces Hasim Kilic y Sacit Adali, consideraron, entre otras cosas, quela disolución del RP no era conforme ni con las disposiciones del Convenio ni con la jurisprudencia delTribunal Europeo de Derechos Humanos en materia de disolución de partidos políticos. Recordaron quelos partidos políticos que no apoyaban el uso de la violencia deberían encontrar su lugar en la escenapolítica y que las ideas molestas o chocantes deberían ser debatidas en un sistema pluralista.

31

Esta sentencia fue publicada en el Boletín Oficial el 22 de febrero de 1998.

II

DERECHO INTERNO APLICABLE

A

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La Constitución

32

Las disposiciones aplicables de la Constitución establecen:

Artículo 2

«La República de Turquía es un Estado de derecho democrático, laico y social, respetuoso de losderechos humanos en un espíritu de paz social, de solidaridad nacional y de justicia, vinculado alnacionalismo de Atatürk y que se basa en los principios fundamentales enunciados en el preámbulo».

Artículo 4

«Las disposiciones del artículo primero de la Constitución que estipulan que la forma del Estado es laRepública, así como las disposiciones del artículo 2 relativas a las características de la República y lasdel artículo 3, no pueden ser modificadas y no se puede proponer su modificación».

Artículo 6

«La soberanía pertenece, sin condiciones ni reservas, a la nación. (...) El ejercicio de la soberanía nopuede, en ningún caso, ser cedido a un individuo, un grupo o una clase social (...)».

Artículo 10.1

«Todos son iguales ante la Ley sin ninguna discriminación por razón de la lengua, la raza, el color, elsexo, la opinión política, las creencias filosóficas, la religión, la pertenencia a una secta religiosa u otrosmotivos similares».

Artículo 14.1

«Ninguno de los derechos y libertades mencionados en la Constitución puede ser ejercido con lafinalidad de atentar contra la integridad territorial del Estado y la unidad de la nación, de poner en peligrola existencia del Estado turco y de la República, de suprimir los derechos y libertades fundamentales, deconfiar la dirección del Estado a un solo individuo o a un grupo o asegurar la hegemonía de una clasesocial sobre otras clases sociales, o establecer una discriminación basada en la lengua, la raza, lareligión o la pertenencia a una secta religiosa, o instituir por cualquier otro medio un orden estatalfundado en tales concepciones y opiniones».

Artículo 24.4

«Nadie puede, de la manera que sea, explotar la religión, los sentimientos religiosos o las cosasconsideradas sagradas por la religión, ni abusar de ellas con el fin de hacer reposar, inclusoparcialmente, el orden social, económico, político o jurídico del Estado en preceptos religiosos oasegurarse un interés o una influencia en el plano político o personal».

Artículo 68.4

«(...) Los estatutos, el reglamento y las actividades de los partidos políticos no pueden ser contrarios ala independencia del Estado, a su integridad territorial y a la de su nación, a los derechos humanos, a losprincipios de igualdad y de la preeminencia del Derecho, a la soberanía nacional, o a los principios de laRepública democrática y laica. No se pueden fundar partidos políticos que tengan como fin preconizar einstaurar el dominio de una clase social o de un grupo, o una forma cualquiera de dictadura (...)».

Artículo 69.4

«(...) El Tribunal Constitucional resolverá definitivamente sobre la disolución de los partidos políticos asolicitud del Fiscal General de la República ante el Tribunal de Casación».

Artículo 69.6

«(...) Un partido político únicamente puede ser disuelto por actividades contrarias a las disposicionesdel artículo 68.4 si el Tribunal Constitucional constata que dicho partido político constituye un centro detales actividades».

Artículo 69.8

«(...) Los miembros y los dirigentes cuyas declaraciones y actividades supongan la disolución de un

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partido político no podrán ser miembros fundadores, dirigentes o comisarios de cuentas de otro partidopolítico durante un período de cinco años a contar a partir de la fecha en la que la sentencia motivada dela disolución sea publicada en el Boletín Oficial (...)».

Artículo 84

«Pérdida de la condición de miembro.

Cuando el Consejo de la Presidencia de la Gran Asamblea Nacional haya validado la dimisión de losdiputados, la pérdida de su condición de miembro será decidida por la Gran Asamblea Nacional reunidaen Asamblea plenaria.

La pérdida de la condición de miembro por el diputado condenado no podrá tener lugar más quedespués de la notificación a la Asamblea plenaria por el Tribunal de la sentencia definitiva de condena.

El diputado que persista en ejercer una función o una actividad incompatible con la condición demiembro, en el sentido del artículo 82, será destituido de su condición tras una votación secreta de laAsamblea plenaria a la vista del informe de la comisión competente poniendo en evidencia el ejercicio porparte del interesado de la función o actividad en cuestión.

Cuando el Consejo de la Presidencia de la Gran Asamblea Nacional señale que un diputado, sinautorización ni excusa válida, se haya abstenido durante un total de cinco días al mes de participar en lostrabajos de la Asamblea, este diputado perderá su condición de miembro tras una votación por mayoríade la Asamblea plenaria.

El mandato del diputado cuyos actos y declaraciones, según la sentencia del Tribunal Constitucional,hayan supuesto la disolución de un partido, finalizará en la fecha de la publicación de esa sentencia en elBoletín Oficial. La presidencia de la Gran Asamblea Nacional ejecutará esa parte de la sentencia einformará de ello a la Asamblea plenaria».

B

Ley núm. 2820 sobre la reglamentación de los partidos políticos

Artículo 78

«Los partidos políticos:

a) no podrán ni pretender, ni trabajar para, ni incitar a terceros (...) a poner en peligro la existencia delEstado y de la República turcos, a abolir los derechos y libertades fundamentales, a establecer unadiscriminación basada en la lengua, la raza, el color de la piel, la religión o la pertenencia a una secta, o ainstaurar, por cualquier medio, un régimen estatal basado en tales nociones y concepciones».

Artículo 90.1

«Los estatutos, programas y actividades de los partidos políticos no podrán contravenir ni laConstitución ni la presente Ley».

Artículo 101

«El Tribunal Constitucional declarará la disolución del partido político: (...)

b) cuya asamblea general, comité central o consejo administrativo (...) adopten decisiones, emitancirculares o hagan comunicados (...) contrarios a las disposiciones del capítulo 4 de la presente Ley (...) ocuyo presidente, vicepresidente o secretario general hagan declaraciones escritas u orales contrarias adichas disposiciones; (...)

d) en los casos en los que hayan sido cometidos actos en violación de las disposiciones del capítulo 4de esta Ley por los órganos, autoridades o consejos diferentes a los citados en el apartado 1b), elProcurador de la República, en un plazo de dos años a partir de la realización del acto, exigirá por escritodel partido que estos órganos y/o autoridades y/o consejos sean revocados. El Procurador de laRepública exigirá [igualmente], por escrito, la exclusión definitiva del partido de los miembros que hayansido condenados por haber llevado a cabo actos o hecho declaraciones en violación de las disposicionesdel capítulo 4.

El Procurador de la República presentará una demanda de disolución contra el partido político que nose haya conformado con las exigencias estipuladas en su carta, en un plazo de treinta días a partir de lanotificación de ésta. Si en el plazo de treinta días a partir de la notificación de la demanda de disolución

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presentada por el Procurador, el partido revoca el órgano, la autoridad o el consejo en cuestión, o siexcluye definitivamente al o a los miembros en cuestión, se pondrá fin a la acción de disolución. En casocontrario, el Tribunal Constitucional examinará el expediente del asunto y lo clausurará recogiendo, sifuera necesario, las explicaciones orales del Procurador de la República, de los representantes delpartido político y de todos aquellos susceptibles de aportar información sobre el asunto (...)».

El capítulo 4 de la Ley, referenciado en el artículo 101, comprende principalmente el artículo 90.1reproducido más arriba.

Artículo 103

«Cuando se constate que un partido político se ha convertido en el centro de actividades contrarias alas disposiciones de los artículos 78 a 88 y del artículo 97 de la presente Ley, ese partido político serádisuelto por el Tribunal Constitucional».

El apartado 2 del artículo 103, declarado inconstitucional por el Tribunal Constitucional el 9 de enero de1998, exigía utilizar el procedimiento previsto en el artículo 101 d) cuando se trataba de examinar si unpartido político se había convertido en el centro de actividades contrarias a la Constitución.

Artículo 107.1

«La totalidad de los bienes de un partido político disuelto por el Tribunal Constitucional será transferidaal Tesoro Público».

FUNDAMENTOS DE DERECHO

I

SOBRE LA VIOLACION DEL ARTICULO 11 DEL CONVENIO

33

Los demandantes alegan que la disolución del RP y la prohibición hecha a sus dirigentes –entre elloslos señores Erbakan, Yylmaz y Tekdal– de ejercer funciones comparables en cualquier otro partidopolítico infringieron su derecho a la libertad de asociación, garantizado por el artículo 11 del Convenio,que en sus pasajes aplicables dispone:

«1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión pacífica y a la libertad de asociación (...)

2. El ejercicio de estos derechos no podrá ser objeto de otras restricciones que aquellas que, previstaspor la Ley, constituyan medidas necesarias, en una sociedad democrática, para la seguridad nacional, laseguridad pública, la defensa del orden y la prevención del delito (...) o la protección de los derechos ylibertades ajenos (...)».

A

Sobre la existencia de una injerencia

34

Las partes reconocen que la disolución del RP y las medidas que acompañaron a este acto se analizancomo una injerencia en el ejercicio del derecho a la libertad de asociación de los demandantes. Tal esigualmente la opinión del Tribunal.

B

Sobre la justificación de la injerencia

35

Tal injerencia infringe el artículo 11 salvo si estaba «prevista por la Ley», perseguía uno o varios fineslegítimos con respecto al apartado 2 y era «necesaria en una sociedad democrática» para alcanzarlos.

1

Prevista por la Ley

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Los demandantes sostienen que los criterios aplicados por el Tribunal Constitucional para establecerque el RP se había convertido en el centro de actividades anticonstitucionales eran más amplios que losprevistos por la Ley sobre la reglamentación de los partidos políticos, cuyas disposiciones aplicablessobre este punto fueron anuladas en la misma fecha que la de la disolución del RP. Excepto estos puntosde derecho interno, los demandantes no discuten la legalidad del procedimiento de la disolución conrespecto al Derecho turco ya que esta posibilidad está prevista por la Constitución.

37

En opinión del Gobierno, la disolución del RP era una medida prevista por la Constitución.

38

El Tribunal constata que el Gobierno así como los demandantes (en sus alegaciones escritas del 17 denoviembre de 1999 y sus alegaciones orales del 16 de enero de 2001) están de acuerdo en considerarque la injerencia en cuestión estaba «prevista por la Ley», ya que las medidas litigiosaspronunciadas por el Tribunal Constitucional se basaban en los artículos 68, 69 y 84 de laConstitución y 101 y 107 de la Ley núm. 2820 sobre la reglamentación de los partidos políticos . ElTribunal no ve por tanto razón alguna para no estar de acuerdo con la apreciación de las partes sobreeste punto.

2

Fin legítimo

39

Para el Gobierno, la injerencia litigiosa tendía a varios fines legítimos: el mantenimiento de la seguridadpública y de la seguridad nacional, la protección de los derechos y las libertades ajenos y la prevencióndel crimen.

40

Los demandantes admiten, en principio, que la protección de la seguridad pública y de los derechos ylibertades ajenos, así como la prevención del crimen, puedan estar condicionados por la protección delprincipio de laicidad. Señalan que en este caso, el Tribunal Constitucional basó su sentencia en lasdeclaraciones de hombres políticos legítimamente elegidos tras unas elecciones democráticas, y que seexpresaban, esencialmente, en el marco de la inmunidad parlamentaria.

41

Teniendo en cuenta la importancia del principio de laicidad para el sistema democrático en Turquía, elTribunal considera que la disolución del RP perseguía varios de los fines legítimos enumeradosen el artículo 11: el mantenimiento de la seguridad nacional y de la seguridad pública, la defensadel orden y/o la prevención del crimen, así como la protección de los derechos y libertades ajenos.

3

«Necesaria en una sociedad democrática»

a

Principios generales

42

El Convenio Europeo de Derechos Humanos debe entenderse e interpretarse como un todo. LosDerechos Humanos constituyen un sistema integrado tendente a proteger la dignidad del serhumano; la democracia y la preeminencia del Derecho («rule of law») tienen a este respecto unpapel clave .

La democracia supone dar un papel al pueblo. Unicamente pueden ser investidos de los poderes y dela autoridad del Estado instituciones creadas por y para el pueblo; las leyes deben ser interpretadas yaplicadas por un poder judicial independiente. No existe democracia cuando la población de un Estado,incluso mayoritariamente, renuncia a sus poderes legislativo y judicial en beneficio de una entidad que noes responsable ante el pueblo al que gobierna, ya sea esta entidad laica o religiosa.

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La preeminencia del Derecho significa que todos los seres humanos son iguales ante la Ley, tanto enderechos como en deberes. Sin embargo, la Ley debe tener en cuenta las diferencias, dando porsupuesto que se trata de diferencias entre las personas y las situaciones que tienen una justificaciónobjetiva y razonable, tienden a un fin legítimo, son proporcionadas y conformes a los principios quereinan normalmente en las sociedades democráticas. Ahora bien, no se podría decir que la preeminenciadel Derecho reine en el plano laico cuando grupos de personas sufren una discriminación por el únicomotivo de que representan sexos diferentes o convicciones políticas y/o religiosas diferentes. No reinatampoco cuando se crean sistemas jurídicos enteramente diferentes para tales grupos.

Existe un vínculo estrecho entre la preeminencia del Derecho y la democracia. Al tener la Leypor función establecer distinciones sobre la base de diferencias pertinentes, no podría haber realpreeminencia del Derecho en un largo período si las personas sometidas a las mismas leyes notienen la última palabra con respecto a su contenido y a su puesta en práctica.

43

El Tribunal recuerda, además, que a pesar de su papel autónomo y de la especificidad de su esfera deaplicación, el artículo 11 debe contemplarse también a la luz del artículo 10. La protección de lasopiniones y de la libertad de expresarlas constituye uno de los objetivos de la libertad de reunión y deasociación consagrada por el artículo 11. Lo mismo ocurre en el caso de partidos políticos, teniendo encuenta su papel esencial para el mantenimiento del pluralismo y el buen funcionamiento de lademocracia.

No hay democracia sin pluralismo. Es por eso por lo que la libertad de expresión consagrada porel artículo 10 es válida, bajo reserva del apartado 2, no solamente para las «informaciones» o«ideas» acogidas con favor o consideradas como inofensivas o indiferentes, sino también paraaquellas que contrarían, chocan o inquietan (véanse, entre otras, Sentencia «Handyside» contra elReino Unido de 7 de diciembre de 1976 [ TEDH 1976, 6] , serie A núm. 24, pg. 23, ap. 49 y «Jersildcontra Dinamarca» de 23 de septiembre de 1994 [ TEDH 1994, 36] , serie A núm. 298, pg. 26, ap. 37). Entanto en cuanto sus actividades participan de un ejercicio colectivo de la libertad de expresión, lospartidos políticos pueden pretender la protección de los artículos 10 y 11 del Convenio ( Sentencia«Partido Comunista Unificado de Turquía y otros contra Turquía» de 30 de enero de 1998 [ TEDH 1998,1] , Repertorio de sentencias y resoluciones 1998-I, pg. 17, aps. 42 y 43).

44

En cuanto a los vínculos entre la democracia y el Convenio, el Tribunal ha hecho las observacionessiguientes (véase, entre otras, «Sentencia Partido Comunista Unificado de Turquía y otros»anteriormente citada, pgs. 21-22, ap. 45):

«La democracia representa, sin ninguna duda, un elemento fundamental del “orden público europeo”(...) Esto se deduce, en primer lugar, del Preámbulo al Convenio, que establece un vínculo muy claroentre el Convenio y la democracia declarando que la salvaguarda y el desarrollo de los derechoshumanos y de las libertades fundamentales reposan en un régimen político verdaderamente democráticopor una parte, y sobre una concepción común y un común respeto de los derechos humanos por otra (...)El mismo preámbulo enuncia seguidamente que los Estados europeos tienen en común un patrimonio deideales y de tradiciones políticas, de respeto de la libertad y de preeminencia del Derecho. El Tribunal havisto en este patrimonio común los valores subyacentes al Convenio (...); en muchas ocasiones, elTribunal ha recordado que estaba destinado a salvaguardar y promover los ideales y valores de unasociedad democrática (...).

Además, los artículos 8, 9, 10 y 11 del Convenio requieren que se aprecien las injerencias en elejercicio de los derechos que ellos consagran en la medida en que “es necesario en una sociedaddemocrática”. El único tipo de necesidad capaz de justificar una injerencia en uno de esos derechos espor lo tanto aquella que puede reclamarse de la “sociedad democrática”. La democracia aparece asícomo el único modelo político contemplado por el Convenio y, por lo tanto, el único compatible con él».

45

El Tribunal determinó también los límites en los que las formaciones políticas pueden llevar a caboactividades que se beneficien de la protección de las disposiciones del Convenio (Sentencia PartidoComunista Unificado de Turquía anteriormente citada, pg. 27, ap. 57):

«(...) una de las principales características de la democracia reside en la posibilidad que ella ofrece deresolver mediante el diálogo y sin recurso a la violencia los problemas de un país cuando éstos molestan.En efecto, la democracia se nutre de la libertad de expresión. Bajo este punto de vista, una formación

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política no puede verse inquietada por el solo hecho de querer debatir públicamente la suerte de unaparte de la población de un Estado e implicarse en la vida política de éste a fin de encontrar, dentro delrespeto a las reglas democráticas, soluciones que puedan satisfacer a todos los actores afectados».

46

En opinión del Tribunal, un partido político puede hacer campaña a favor de un cambio de lalegislación o de las estructuras legales o constitucionales del Estado con dos condiciones : 1) losmedios utilizados a este efecto deben ser desde todo punto de vista legales y democráticos; 2) el cambiopropuesto debe ser él mismo compatible con los principios democráticos fundamentales. De ello sederiva necesariamente que un partido político cuyos responsables incitan a recurrir a la violencia oproponen un proyecto político que no respeta una o varias normas de la democracia o que tiende a ladestrucción de ésta así como al desconocimiento de los derechos y libertades que ésta reconoce, nopuede prevalerse de la protección del Convenio contra las sanciones impuestas por estos motivos(véase, «mutatis mutandis», las Sentencias Partido Socialista y otros contra Turquía de 25 de mayo de1998 [ TEDH 1998, 23] , Repertorio 1998-III, pgs. 1256-1257, aps. 46 y 47 y Lawless contra Irlanda de 1de julio de 1961 [ TEDH 1961, 2] [ fondo ], serie A núm. 3, pgs. 45-46, ap. 7).

47

No se podría excluir tampoco que el programa de un partido político o las declaraciones de susresponsables escondan objetivos e intenciones diferentes de los que manifiestan públicamente. Paraasegurarse de ello, hay que comparar el contenido de dicho programa o de dichas declaraciones con elconjunto de los actos y las tomas de posición de sus titulares (véanse las sentencias anteriormentecitadas Partido Comunista Unificado de Turquía y otros, pg. 27, ap. 58 y Partido Socialista y otros, pgs.1257-1258, ap. 48).

48

Además, el Tribunal recuerda que, tal y como protege el artículo 9, la libertad de pensamiento, deconciencia y de religión representa uno de los cimientos de «una sociedad democrática» en el sentido delConvenio. Figura, en su dimensión religiosa, entre los elementos más esenciales de la identidad de loscreyentes y de su concepción de la vida, pero es también un bien precioso para los ateos, los agnósticos,los escépticos o los indiferentes. Va en ello el pluralismo –duramente conquistado a lo largo de lossiglos– consustancial a tal sociedad. Esta libertad implica, principalmente, la de unirse o no a una religióny la de practicarla o no ( Sentencia «Kokkinakis contra Grecia» de 25 de mayo de 1993 [ TEDH 1993, 21], serie A núm. 260-A, pg. 17, ap. 31; «Buscarini y otros contra San Marino» [GS], núm. 24645/1994, ap.34, TEDH 1999-I [ TEDH 1999, 4] ).

49

El Tribunal ha precisado que en una sociedad democrática, en la que varias religiones coexistenen el seno de una misma población, puede revelarse necesario asociar a esta libertad limitacionescapaces de conciliar los intereses de los diversos grupos y de garantizar el respeto de lasconvicciones de cada uno (Sentencia Kokkinakis anteriormente citada, pg. 18, ap. 33).

50

El papel del Estado, como organizador neutro e imparcial del ejercicio de las diversasreligiones, cultos y creencias, participa en el orden público, en la paz religiosa y en la toleranciaen una sociedad democrática (véase, «mutatis mutandis», «Cha'are Shalom Ve Tsedek contraFrancia» [GS], núm. 27417/1995, ap. 84, TEDH, 2000-VII [ TEDH 2000, 144] ). Por ejemplo, en unasociedad democrática, la libertad de manifestar una religión puede ser limitada para garantizar laneutralidad de la enseñanza pública, que es competencia de la protección de los derechos ajenos,del orden y de la seguridad pública [«Dahlab contra Suiza» (res.), núm. 42393/1998, 15 de febrero de2001, que aparecerá en el Repertorio oficial del Tribunal]. En el mismo sentido, no constituyen unincumplimiento del artículo 9 del Convenio las medidas tomadas en las universidades laicas paravelar por que ciertos movimientos fundamentalistas religiosos no alteren el orden público y noatenten contra las creencias ajenas [Karaduman contra Turquía, demanda núm. 16278/1990,resolución de la Comisión de 3 de mayo de 1993, Resoluciones e informes (DR) 74, pg. 93]. El Tribunalha considerado igualmente que el hecho de impedir a un oponente islámico argelino entregarse aactividades de propaganda en el territorio suizo era necesario, en una sociedad democrática para laprotección de la seguridad nacional y la seguridad pública [«Zaoui contra Suiza» (res.) núm. 41615/1998,18 de enero de 2001, no publicada].

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Los órganos del Convenio han considerado también que el principio de laicidad en Turquía eraseguramente uno de los principios fundadores del Estado que encajaba con la preeminencia delDerecho y el respeto de los Derechos Humanos . Toda actitud que no respete este principio no podíaser aceptada como parte integrante de la libertad de manifestar su religión y no se beneficiaba de laprotección que garantizaba el artículo 9 del Convenio (véase la opinión de la Comisión en el asunto Kalaçcontra Turquía formulada en su informe de 27 de febrero de 1996, Repertorio 1997-IV, pg. 1215, ap. 44y, «mutatis mutandis», Sentencia Kalaç contra Turquía de 1 de julio de 1997 [ TEDH 1997, 42] ,Repertorio 1997-IV, pg. 1209, aps. 27-31).

52

Además, en la valoración de la necesidad de una injerencia en una sociedad democrática, el adjetivo«necesaria», en el sentido del artículo 11.2, implica una «necesidad social imperiosa».

El Tribunal no tiene como tarea sustituir a los tribunales internos competentes, sino verificar ,bajo el punto de vista del artículo 11, las resoluciones que éstos han dictado en virtud de su poderde apreciación . De ello no se deriva que deba limitarse a buscar si el Estado demandado usó ese poderde buena fe, con cuidado y de manera razonable: le es preciso considerar la injerencia litigiosa a la luzdel conjunto del asunto para determinar si era «proporcionada al fin legítimo perseguido» y si los motivosinvocados por las autoridades nacionales para justificarla aparecían «pertinentes y suficientes». Alhacerlo, el Tribunal debe estar convencido de que las autoridades nacionales aplicaron normasconformes a los principios consagrados en el artículo 11 y, además, basándose en unaapreciación aceptable de los hechos pertinentes (véase, «mutatis mutandis», Sentencia Ahmed yotros contra el Reino Unido de 2 de septiembre de 1998 [ TEDH 1998, 92 ] , Repertorio 1998-VI, pgs.2377-2378, ap. 55; Sentencia Goodwin contra el Reino Unido de 27 de marzo de 1996 [ TEDH 1996, 21] ,Repertorio 1996-II, pgs. 500-501, ap. 40).

b

Aplicación en este caso

1

Tesis de los comparecientes

i

Los demandantes

53

Los demandantes indican que no discuten la importancia vital del principio de laicidad para laRepública de Turquía y la sociedad turca. Hacen observar que este principio está explícitamenteretomado en el programa del RP y refutan por lo tanto las acusaciones admitidas por el TribunalConstitucional según las cuales las declaraciones de los responsables de su partido no habríanrespetado este principio. En opinión de los demandantes, el Gobierno habría citado declaracionesdesconexas, adjudicadas a los demandantes fuera de todo contexto y, a menudo, extraídas dedeclaraciones más largas. El Gobierno habría también invocado afirmaciones que no fueron admitidaspor el Tribunal Constitucional en el momento de la disolución del RP. Habría intentado igualmenteestablecer vínculos entre esas declaraciones y acontecimientos que eran anteriores a ellas.

54

Los demandantes hacen observar que el RP fue fundado en 1983 y estuvo en el poder con todalegalidad durante un año, de junio de 1996 a julio de 1997. El segundo demandante, el señor Erbakan fuePrimer Ministro durante este mismo período. En el programa de gobierno que el RP estableció en comúncon el partido de «Dogru Yol» (Partido de la Vía Justa), se recuerda que la coalición entre los dospartidos ha sido facilitada por el «hecho de que Turquía es un Estado civil, democrático, laico y social»así como por los «principios kemalistas». Este programa no solamente no contenía ninguna llamada a laviolencia ni expresaba la voluntad de operar una modificación cualquiera en la estructura del Estado y lapolítica de Turquía, sino que proponía también mejorar las garantías relativas a los derechos y libertadesfundamentales y las normas democráticas. Los demandantes mantienen que el RP, criticó, bajo unaóptica reformadora, algunas implicaciones del principio de laicidad en Turquía en nombre del respeto dela libertad de conciencia y de la libertad de expresión, nunca preconizó la ruptura con ese principio ni conel orden constitucional general de Turquía. Además, la aplicación del concepto de laicidad como se hahecho en Turquía, es objeto de debates internos y provoca críticas por parte de autoridades judiciales de

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alto nivel, que son las defensoras de los Derechos Humanos. Los demandantes recuerdan que unamoción de censura presentada por la oposición y que acusaba al Gobierno de actos antilaicos había sidorechazada el 20 de mayo de 1997, algunas semanas antes de la disolución del RP.

55

Los demandantes mantienen que se infringió la libertad de expresión de los tres demandantes, que noson el RP, por el hecho de la anulación de su mandato de diputado a causa de sus declaraciones quecausaron la disolución del RP. Como admite el Gobierno, se trataba de declaraciones pronunciadas en elrecinto y en la tribuna del Parlamento. En ese caso, un diputado que no perteneciera a ningún partidopolítico se beneficiaría de una garantía más ventajosa que la que tiene un diputado miembro de unpartido político, ya que no correría el riesgo de que se le prohibiera toda actividad política por lasdeclaraciones realizadas en el recinto del Parlamento.

56

Los demandantes mantienen que existe una contradicción entre la argumentación desarrollada por elFiscal General relativa al carácter delictivo de las declaraciones de los demandantes y la tesis delGobierno de que la disolución del R.P. no estaba vinculada a infracciones penales cometidas por susmiembros. Además, si el RP no tomó sanciones disciplinarias contra sus diputados que fueroncondenados por la vía penal, es porque los interesados mantuvieron las declaraciones en cuestión antesde su entrada en el partido. Los demandantes añaden que ellos no habían sido nunca objeto dediligencias penales por ninguna de sus declaraciones que, posteriormente, fueron tomadas enconsideración por el Tribunal Constitucional para disolver el RP. Los demandantes mantienen, por lotanto, que el Gobierno no puede demostrar que el Tribunal Constitucional realizó una apreciaciónaceptable de los hechos pertinentes del caso, y no concretó la necesidad social imperiosa que pudojustificar la disolución del RP.

57

Los demandantes añaden que las verdaderas razones de la disolución del RP residen en el hecho deque las grandes empresas turcas quisieron impedir que prosiguiera su política hostil al endeudamientodel Estado con respecto a estas empresas y consideraron que la política económica llevada a cabo por elRP, aunque beneficiosa para Turquía, iba contra sus intereses. Esas empresas desacreditaron al RP através de los órganos de prensa a su disposición y utilizaron la burocracia para conseguir su disolución.

ii

El Gobierno

58

El Gobierno hace observar de entrada que el principio de laicidad es una condición preliminar de unademocracia pluralista y liberal. Un Estado que adopta el principio de laicidad es una comunidad políticaque se niega a organizar la sociedad según los principios religiosos. En tal comunidad, el Estado tomadistancias de la misma manera en relación a todas las religiones y creencias. El Gobierno hace valerigualmente que algunas condiciones hacen el principio de laicidad particularmente importante paraTurquía en relación con otras democracias. Conviene señalar que la República de Turquía está fundadasobre un proceso revolucionario que transformó un Estado teocrático en un Estado laico y que lastendencias reaccionarias islámicas constituyen un peligro todavía actual hoy en día. En opinión delGobierno, el Islam político no se limita al campo privado de las relaciones entre el individuo y Dios, sinoque pretende también organizar el Estado y la comunidad. En este sentido, presentaría características deun régimen totalitario. Para alcanzar su fin último de reemplazar el orden jurídico actual por la «Charia»,el Islam político utilizaría el método de «takiyye», consistente en disimular sus convicciones hasta llegar aese fin.

59

El Gobierno observa, además, que la población turca es en más de un 95% de religión musulmana yque la utilización abusiva de las cuestiones religiosas por parte de los políticos constituye una amenaza yun peligro potencial para la democracia turca. Añade que los países en los que el fundamentalismoislámico domina consideran a Turquía, único país en el mundo que es a la vez musulmán y democrático,peligroso para su régimen e intentan exportar su régimen teocrático a Turquía; para ello, proporcionan alos movimientos fundamentalistas una ayuda moral y financiera. Además, estaría naciendo unmovimiento antilaico entre los ciudadanos turcos que viven en el extranjero y el RP no dudaría en llamara la «djihad», por medio de organizaciones cercanas a él.

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Para el Gobierno, el hecho de que Turquía sea el único país musulmán en el que existe unademocracia liberal en el sentido de los países occidentales se explica por la aplicación estricta delprincipio de laicidad en el país. Añade que la protección del Estado laico en Turquía es una condición«sine qua non» de la aplicación del Convenio. A este respecto, recuerda que el Islam político, aunquetolerante con respecto a otras confesiones, nunca ha hecho prueba de la misma tolerancia con respectoa sus fieles a lo largo de la historia. Las disposiciones de la «Charia» relativas, entre otras, al derechopenal, a los suplicios como sanciones penales y al estatuto de las mujeres no serían compatibles con elConvenio.

61

El Gobierno mantiene que frente al riesgo que representa el Islam político para un régimendemocrático basado en los Derechos Humanos, este régimen tiene el derecho de tomar medidas paraprotegerse del peligro. La «democracia militante», es decir, un sistema democrático que se defiendecontra los movimientos políticos tendentes a destruirla nace como consecuencia de la experiencia vividapor Alemania e Italia entre las dos guerras con el fascismo y el nacional socialismo, dos movimientos quetomaron el poder tras elecciones más o menos libres. En opinión del Gobierno, la democracia militanteimpone a los partidos políticos, sus actores indispensables, la lealtad hacia los principios democráticos y,por lo tanto, hacia el principio de laicidad. La noción de democracia militante y la posibilidad de reprimir alas formaciones políticas que utilizan de manera abusiva la libertad de asociación y de expresión,estarían reconocidas por los textos constitucionales de los Estados europeos (por ejemplo, el artículo 18provisional XII de la Constitución italiana; los artículos 9.2, 18 y 21.2 de la Ley fundamental alemana).Esta tendencia estaría confirmada igualmente por la Resolución de 10 de diciembre de 1996 delParlamento Europeo relativa al estatuto constitucional de los partidos políticos creados a nivel europeo.En apoyo de su tesis, el Gobierno se refiere igualmente a la decisión de la Comisión declarandoinadmisible la demanda presentada por el Partido Comunista alemán (demanda núm. 250/1957),resolución de 20 de julio de 1957 (Anuario 1, pg. 222). El Gobierno se basa también en la Resolución de10 de diciembre de 1996 del Parlamento Europeo relativa al estatuto constitucional de los partidospolíticos según la cual el programa y las actividades de los partidos políticos «deben respetar lademocracia, los Derechos Humanos y los principios de base constitucionales del Estado de Derechoreconocidos en el Convenio de la Unión Europea».

62

Refiriéndose a discursos pronunciados por varios responsables del RP y admitidos por el TribunalConstitucional turco como motivos de disolución, el Gobierno mantiene que el RP tenía «uncomportamiento activamente agresivo y belicoso contra el orden establecido e intentaba de maneraplanificada impedir el funcionamiento de éste para luego destruirlo». Los discursos incriminados llamaríanal levantamiento popular y al empleo de la fuerza e incluirían elementos de exhortación a la violencia másgeneralizada y absoluta que caracteriza a toda «guerra santa». En este caso, la disolución de estepartido sería una medida preventiva para proteger la democracia. Sobre este punto, el Gobierno hacevaler que esta medida puede ser tomada al mismo tiempo que una sanción penal impuesta a los autoresde las declaraciones incriminadas, o de manera aislada, sin iniciar diligencias penales contra laspersonas implicadas. Mientras que los diputados se benefician de la inmunidad penal por susdeclaraciones hechas en el Parlamento, los partidos políticos no se benefician de una inmunidadsemejante desde el punto de vista de la conformidad de sus actividades con el orden constitucional.

En estas circunstancias, la disolución del RP, en opinión del Gobierno, debe ser considerada como unanecesidad imperiosa para la supervivencia de la democracia.

2

Apreciación del Tribunal

63

En este caso, pertenece al Tribunal apreciar si la disolución del RP y las sanciones accesoriasimpuestas a los otros demandantes respondían a una «necesidad social imperiosa» y si eran«proporcionadas a los fines legítimos perseguidos».

64

En cuanto a la existencia de una «necesidad social imperiosa», el Tribunal comprueba, de entrada, queel Tribunal Constitucional consagró una gran parte de su sentencia a subrayar el lugar indispensable del

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principio de laicidad en el mantenimiento y la protección de la democracia en Turquía. Las partes estánde acuerdo ante el Tribunal en que la protección de la laicidad es necesaria para la protección delsistema democrático en Turquía. Sin embargo, no están de acuerdo sobre el contenido, la interpretacióny la aplicación del principio de laicidad que no son necesariamente objeto de un acuerdo entre las partes.

Ahora bien, la interpretación de este principio que está en la base del conjunto de los motivos dedisolución, se funda, en opinión del Tribunal Constitucional, en el contexto de la historia del Derechoturco. Recuerda que la sociedad turca tuvo la experiencia de un régimen político teocrático durante elimperio otomano y que fundó el régimen republicano laico en Turquía poniendo fin a la teocracia. ElTribunal deduce de ello, en esta fase de su examen, que el establecimiento de un régimen teocrático, conreglas válidas tanto para el derecho público como privado, no es completamente ilusorio en Turquía,teniendo en cuenta, por un lado, su pasado relativamente próximo y, por otro, el hecho de que la granmayoría de su población es de religión musulmana.

65

El punto litigioso entre las partes ante el Tribunal se resume principalmente a la cuestión de si el RP sehabía transformado en un «centro contra la laicidad» y en una formación política tendente a lainstauración de un régimen teocrático.

66

El Tribunal observa a este respecto que el RP fue disuelto en base a las declaraciones y a losposicionamientos de su presidente y de sus miembros. Sus estatutos y su programa no fueron tenidos encuenta. A semejanza de las autoridades nacionales, el Tribunal se apoyará por lo tanto en lasdeclaraciones y posicionamientos para apreciar la necesidad de la injerencia litigiosa.

67

El Tribunal considera sobre este punto que, entre los motivos de disolución indicados por el FiscalGeneral ante el Tribunal de Casación, los admitidos por el Tribunal Constitucional para concluir que el RPinfringía el principio de laicidad pueden ser clasificados en tres grupos: (i) aquellos según los cuales elRP tendía a instaurar un sistema multijurídico instituyendo una discriminación basada en las creencias,(ii) aquellos según los cuales el RP habría querido aplicar la «Charia» para la comunidad musulmana y(iii) aquellos que se basan en las referencias hechas por los miembros del RP a la «djihad», la guerrasanta, como método político. El Tribunal puede, por lo tanto, limitar su examen a estos tres grupos demotivos que fueron admitidos por el Tribunal Constitucional.

68

En apoyo del primer grupo de motivos de disolución relativo al proyecto de sistema multijurídico, elTribunal Constitucional invocó diversas declaraciones del demandante señor Erbakan, Presidente del RP,que sostenía, en su discurso del 23 de marzo de 1993, que «debe haber varios sistemas jurídicos (...)Eso ya ha existido en nuestra historia (...) ha habido diversas corrientes religiosas. Cada uno ha vividosegún las normas jurídicas de su propia organización, así todo el mundo vivía en paz. (...)», «Vamos aliberar a la administración del centralismo. El Estado que habéis instaurado es un Estado de represión(...) No dais la libertad de elegir a cada uno su Derecho» (apartado 25 «supra»). El TribunalConstitucional reprocha al RP tener la intención de establecer en Turquía un sistema multijurídico segúnel cual la sociedad debería estar dividida en varios movimientos religiosos; cada uno debería elegir elmovimiento al que deseara pertenecer y estaría así sometido a los derechos y obligaciones que sederivaban de la religión de su comunidad. El Tribunal Constitucional recordó que tal sistema, que teníasus orígenes en la historia del Islam como régimen político, se oponía al sentimiento de pertenencia auna nación con una unidad legislativa y judicial. Tal sistema atentaría naturalmente contra la unidadjudicial, ya que cada movimiento religioso se dotaría de sus propias jurisdicciones y los tribunales deorden jurídico general estarían obligados a aplicar el Derecho según la religión de los comparecientes,obligando a estos últimos a desvelar sus convicciones. Tal sistema minaría igualmente la unidadlegislativa, dado que cada movimiento religioso tendría competencia para dictar las normas de Derechoaplicables en su seno.

69

A semejanza del Gobierno, el Tribunal admite que el sistema multijurídico, tal y como lo proponíael RP, introduciría en el conjunto de las relaciones de Derecho una distinción entre losparticulares basada en la religión, separándolos en categorías según su pertenencia religiosa yles reconocería derechos y libertades no como individuos, sino en función de su pertenencia a unmovimiento religioso.

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En opinión del Tribunal, tal modelo de sociedad no podría ser considerado compatible con elsistema del Convenio por dos razones : por un lado, suprime el papel del Estado como garante de losderechos y las libertades individuales y organizador imparcial del ejercicio de las diversas convicciones yreligiones en una sociedad democrática, ya que obligaría a los individuos a obedecer, no a las normasestablecidas por el Estado en el cumplimiento de sus funciones anteriormente citadas, sino a normasestáticas de Derecho impuestas por la religión correspondiente. Ahora bien, el Estado tiene la obligaciónpositiva de garantizar a toda persona dependiente de su jurisdicción el beneficiarse plenamente, y sinpoder renunciar de antemano, de los derechos y las libertades garantizados por el Convenio (véase,«mutatis mutandis», Sentencia Airey contra Irlanda de 9 de octubre de 1979, serie A núm. 32, pg. 14, ap.25).

Por otro lado, tal sistema infringiría indudablemente el principio de la no discriminación de losindividuos en su goce de las libertades públicas, que constituye uno de los principiosfundamentales de la democracia . En efecto, una diferencia de trato entre los justiciables en todos loscampos del Derecho público y privado según su religión o su convicción no tiene ninguna justificación a lavista del Convenio, y principalmente a la vista de su artículo 14 que prohíbe las discriminaciones. Taldiferencia de trato no puede contemplar un justo equilibrio entre, por un lado, las reivindicaciones deciertos grupos religiosos que desean estar regulados por sus propias normas y, por otro lado, el interésde toda la sociedad, que debe fundarse en la paz y en la tolerancia entre las diversas religiones oconvicciones (véase, «mutatis mutandis», la Sentencia de 23 de julio de 1968 [ TEDH 1968, 3] en elasunto «lingüística belga», serie A núm. 6, pgs. 33-35, aps. 9-10 y Sentencia Abdulaziz, Cabales yBalkandali contra el Reino Unido [ TEDH 1985, 8] , serie A núm. 94, pgs. 35-36, ap. 72).

70

En cuanto al segundo grupo de motivos admitidos por el Tribunal Constitucional, éste estimó que el RPtenía la intención de instaurar la «Charia» (la Ley islámica) como Derecho común y como Derechoaplicable a la comunidad musulmana. Ahora bien, para el Tribunal Constitucional, la «Charia» sería laantítesis de la democracia, en la medida en la que se basa en valores dogmáticos y es contraria a lasupremacía de la razón, de las concepciones de la libertad, de la independencia o del ideal dehumanidad desarrollado a la luz de la ciencia. En numerosas intervenciones públicas de los miembros delRP mencionadas por el Tribunal Constitucional, el objetivo de desembocar en un régimen basado en la«Charia» había sido evocado, a veces explícitamente. El Tribunal toma nota, en particular, de lasdeclaraciones siguientes de los miembros del RP que desvelan explícitamente la intención de establecerun régimen inspirado en la «Charia»:

–Hasan Hüseyin Ceylan, diputado de Ankara, en el transcurso de una entrevista televisadaretransmitida el 24 de noviembre de 1996, estima que la «Charia» es la solución para el país;

–Ibrahim Halil Çelik, diputado del RP, el 8 de mayo de 1997 se expresa así: «Estoy a favor de la Chariahasta el final. Quiero instaurar la Charia»;

–el diputado Pevki Yylmaz declara en abril de 1994: «La pregunta que Alá va a plantearos es lasiguiente: ¿por qué, en tiempos del régimen blasfemo no has trabajado tú para la construcción de unEstado islámico? Erbakan y sus amigos quieren traer el Islam a este país bajo la forma de un partidopolítico. El fiscal lo ha comprendido bien. Si pudiéramos comprenderlo como él, el problema estaríasolucionado».

El Tribunal señala igualmente las declaraciones que reflejan implícitamente la intención de sus autoresde instaurar un régimen basado en la «Charia»:

–Necmettin Erbakan, el 13 de abril de 1994, anuncia que «el “Refah” llegará al poder, el orden justo(“adil düzen”) será establecido» (apartado 25 supra), y en su discurso de 7 de mayo de 1996 alaba «a losque contribuyen, con convicción, a la supremacía de Alá» (apartado 26 supra);

–Pevki Yylmaz, el diputado de Rize, en abril de 1994, propone a los creyentes «pedir cuentas a los quese desvían de los preceptos del Corán, a los que privan al mensajero de Alá de su competencia en supaís» y afirma que «únicamente se aplican en este país el 39% de las normas del Corán. 6.500versículos se tiran a la basura (...)»; luego, explica que «la condición que hay que cumplir antes de laoración es la islamización del poder. Alá dice que, antes de las mezquitas, es el camino del poder el quedebe de ser musulmán (...)» (apartado 25 supra).

–Ahmet Tekdal, en el transcurso de un peregrinaje en 1993 afirmó que si el pueblo «no despliegasuficientes esfuerzos para la venida de “haz nizami” (el orden justo o el orden de Dios) (...) serátiranizado [por renegados] y acabará por desaparecer (...) no podrá rendir cuentas a Alá, ya que no habrá

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actuado para la instauración de “hak nizami”».

71

A semejanza del Tribunal Constitucional, el Tribunal reconoce que la «Charia», al reflejar fielmentelos dogmas y las normas divinas dictadas por la religión, presenta un carácter estable einvariable. Le son extraños principios como el pluralismo en la participación política o laevolución incesante de las libertades públicas. El Tribunal señala que, leídas conjuntamente, lasdeclaraciones en cuestión que contienen referencias explícitas a la instauración de la «Charia»son difícilmente compatibles con los principios fundamentales de la democracia, como resultandel Convenio, comprendido como un todo . Es difícil a la vez declararse respetuoso de la democracia yde los Derechos Humanos y apoyar un régimen basado en la «Charia», que se desmarca claramente delos valores del Convenio, principalmente con respecto a sus normas de Derecho penal y deprocedimiento penal, al lugar que reserva a las mujeres en el orden jurídico y a su intervención en todoslos campos de la vida privada y pública conforme a las normas religiosas. Además, las declaracionesrelativas al deseo de fundar «un orden justo» o un «orden de justicia» o un «orden de Dios», leídas en sucontexto, incluso si se prestan a diversas interpretaciones, tienen por denominador común el referirse alas normas religiosas y divinas en cuanto al régimen político deseado por los oradores. Traducen unaambigüedad sobre la adhesión de sus autores a todo orden que no se base en las normas religiosas. Así,en opinión del Tribunal, un partido político cuya acción de conjunto parezca contemplar lainstauración de la Charia en un Estado parte del Convenio, puede difícilmente ser consideradocomo una asociación conforme al ideal democrático subyacente en el conjunto del Convenio .

72

El Tribunal considera igualmente que, considerados aisladamente, los posicionamientos de losdirigentes del RP, principalmente sobre la cuestión del velo islámico o sobre la organización de loshorarios en el sector público en función de la oración, y algunas de sus iniciativas, como la visita delseñor Kazan, entonces Ministro de Justicia, a un miembro de su partido inculpado de incitación al odiobasado en la discriminación religiosa, o la recepción ofrecida por el señor Erbakan a los dirigentes de losdiferentes movimientos islámicos, no constituían una amenaza inminente para el régimen laico enTurquía . Sin embargo, el Tribunal considera convincente la tesis del Gobierno de que esos actos yposicionamientos estaban conformes con el fin no confesado del R.P. de instaurar un régimen políticobasado en la «Charia».

73

La tercera categoría de motivos de disolución expuestos por el Tribunal Constitucional concierne a lareferencia de ciertos miembros del R.P. a la «djihad», que se define, en su sentido primario, como laguerra santa y la lucha a realizar hasta llegar al dominio total de la religión musulmana en la sociedad. ElTribunal observa que reina también una ambigüedad en la terminología utilizada por algunos oradores–miembros del RP– en cuanto al método a utilizar para acceder al poder político. Aunque nadie discuteante el Tribunal que el R.P. haya llevado a cabo hasta ahora su lucha política mediante medios legítimos,es cierto que sus dirigentes, en los discursos litigiosos, invocaron la posibilidad de un recurso a la fuerzapara vencer diversos obstáculos en el camino político contemplado por el R.P. para acceder al poder ypermanecer en él (véanse los extractos citados en los apartados 25 y 26 «supra»).

El Tribunal destaca las declaraciones realizadas por:

–Necmettin Erbakan, el 13 de abril de 1994, sobre si la cuestión del acceso al poder se hará conviolencia o de manera pacífica (si el cambio será sangriento o no);

–Pevki Yylmaz, en abril de 1994, relativas a su interpretación de la «djihad» y la posibilidad para losmusulmanes de armarse tras haber accedido al poder;

–Hüseyin Ceylan, el 14 de marzo de 1992, que insulta y amenaza a los que apoyen a un régimen detipo occidental;

–Pükrü Karatepe, en su discurso de 10 de noviembre de 1996, aconseja a los creyentes que guardenel rencor y el odio que tienen dentro de ellos; y

–Ibrahim Halil Çelik, el 8 de mayo de 1997, desea que la sangre corra para evitar el cierre de lasescuelas religiosas.

Si bien es verdad que los dirigentes del RP, en los documentos gubernamentales no llamaron al uso dela fuerza y de la violencia como medio político, no mostraron efectivamente su falta de solidaridad con los

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miembros del RP que apoyaban públicamente el recurso potencial a la fuerza contra políticas que leseran desfavorables. Así, los dirigentes del RP no suprimieron la ambigüedad que caracterizaba aesas declaraciones en cuanto a la posibilidad de recurrir a métodos violentos para acceder alpoder y permanecer en él (véase, «mutatis mutandis», Sentencia Zana contra Turquía de 25 denoviembre de 1997 [ TEDH 1997, 96] , Repertorio 1997-VII, pg. 2549, ap. 58).

74

El Tribunal constata igualmente que las declaraciones hechas por Hasan Hüseyin Ceylan, el diputadode Ankara, en su discurso de 14 de marzo de 1993 cuyas cintas de vídeo fueron difundidas en el seno delas estructuras locales del RP (apartado 25 «supra»), traducían un odio profundo hacia los queconsideraba como oponentes al régimen islamista. El Tribunal considera a este respecto que, cuandoel comportamiento incriminado alcanza un nivel elevado de insulto que se aproxima a unanegación de la libertad de religión ajena, pierde el derecho de ser tolerado por la sociedad (véase,«mutatis mutandis», Sentencia Otto Preminger contra Austria de 20 de septiembre de 1994 [ TEDH 1994,29] , serie A núm. 295-A, pgs. 17-18, ap. 47).

75

El Tribunal no puede compartir la tesis de los demandantes de que las declaraciones admitidas para ladisolución del RP estaban citadas fuera de contexto y no tenían coherencia entre ellas. De hecho, lalectura de las declaraciones políticas en cuestión genera el sentimiento de que el RP propone lainstauración de un sistema multijurídico que instituya la discriminación entre los individuos basada en suscreencias religiosas, que funcione según normas religiosas diferentes para cada comunidad religiosa y enel que la Charia constituiría el Derecho aplicable para la mayoría musulmana del país y/o el Derechocomún. Además, estas declaraciones dan la impresión de que el RP no excluye el recurso potencial a lafuerza en algunas circunstancias para oponerse a ciertos programas políticos o acceder al poder ypermanecer en él. El Tribunal considera que tal visión de la sociedad se inspira en un régimen teocráticoislámico, que ya ha sido impuesto en la historia del Derecho turco. Concluye, por lo tanto, que lasdeclaraciones y los posicionamientos en cuestión de los responsables del RP constituyen unconjunto y forman una imagen bastante neta de un modelo de Estado y de sociedad organizadosegún las normas religiosas, concebido y propuesto por el partido .

76

El Tribunal considera igualmente que el proyecto político del RP no era ni teórico ni ilusorio, sinorealizable, por dos razones: la primera se basa en la influencia del RP como partido político y en susposibilidades de acceder al poder, única posibilidad para un partido político de poner en obra suspromesas. En el momento de su disolución, con sus 157 diputados, disponía de cerca de un tercio de losescaños en la Asamblea Nacional de Turquía. Los discursos y posicionamientos admitidos por el TribunalConstitucional para la disolución del RP datan del período (1993-1997) durante el que el Partido obtuvoresultados importantes en las elecciones legislativas o municipales y estaba próximo a las esferas delpoder. La segunda razón resulta del hecho de que los movimientos políticos basados en unfundamentalismo religioso pudieron en el pasado tomar el poder político y tuvieron la posibilidad deestablecer el modelo de sociedad que pretendían. El Tribunal deduce de ello que las posibilidades quetenía el RP de aplicar sus proyectos políticos dan sin duda un carácter más tangible y másinmediato al peligro que representaban estos proyectos para el orden público .

77

El Tribunal tampoco suscribe el argumento de los demandantes de que el RP había tomado medidasdisciplinarias contra sus miembros condenados por la vía penal y que sus declaraciones, de las quealgunas habían sido hechas antes de su elección para los puestos políticos, no podían ser atribuidas alRP como partido político. Señala que las personas que fueron excluidas del RP hicieron apología dediversos elementos de un régimen teocrático antes y después de su elección. Ahora bien, eso no impidióal RP presentar a algunos de ellos como candidatos a funciones políticas importantes, como la de alcaldede una gran ciudad o diputado de la Asamblea Nacional y difundir uno de los discursos litigiosos en elseno de sus estructuras locales con fines de formación política de sus miembros. Del expediente sedesprende que hasta el inicio del procedimiento de disolución contra el RP los autores de estos discursosno fueron molestados en el seno del partido por sus actividades o declaraciones públicas litigiosas, y queel RP nunca cuestionó sus declaraciones. En estas condiciones, el Tribunal considera que dichasexclusiones fueron decididas con la esperanza de escapar a la disolución del R.P. y que no tieneel carácter voluntario que debe presidir las decisiones de los dirigentes de asociaciones para queéstas puedan ser reconocidas en el terreno del artículo 11 (véase, «mutatis mutandis», «Partido de laLibertad y la Democracia» (ÖZDEP) «contra Turquía» [GS], núm. 23885/1994, ap. 26, TEDH 1999-VIII [

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TEDH 1999, 64] ).

78

En cuanto al argumento de los demandantes de que los responsables del RP no fueron perseguidos ycondenados por la vía penal, el Tribunal constata que los actos contrarios a la laicidad no estánsujetos a sanciones penales en Turquía . Es igualmente conocido que el RP se oponía a que talesactos fueran reprimidos por el Derecho penal. El Tribunal señala a este respecto que Necmettin Erbakanhabía expresado claramente la oposición del RP a las disposiciones penales que sancionaban este tipode actos en un discurso del 10 de octubre de 1993 en el transcurso de una asamblea del partido:«(...)cuando estuvimos en el gobierno, durante cuatro años, el famoso artículo 163 del Código de lapersecución (del suplicio) nunca fue aplicado, contra ningún hijo de la patria» (apartado 26 supra). Parael Tribunal, los demandantes no podían argumentar que los responsables del RP nunca fueron objeto deuna condena penal por actos contrarios a la laicidad, cuando tales actos ya no están sujetos a sancionespenales en Turquía, como los demandantes habían ellos mismos deseado y defendido en la época en laque la legislación había sido modificada (véase, «mutatis mutandis», Sentencia Pine ValleyDevelopments Ltd. y otros contra Irlanda de 29 de noviembre de 1991 [ TEDH 1991, 57] , serie A núm.222, pgs. 21-22, ap. 47 y Sentencia Kolompar contra Bélgica de 24 de septiembre de 1992 [ TEDH 1992,59] , serie A núm. 235-C, pg. 54, ap. 32).

79

En cuanto a la tesis de los demandantes de que el RP no propuso, ni en sus estatutos ni en elprograma de coalición realizado con el partido Dogru Yol , modificar el orden constitucional de Turquía, elTribunal recuerda que no se podría excluir que el programa político de un partido esconda objetivos eintenciones diferentes a los enunciados públicamente. Para asegurarse de ello, hay que comparar elcontenido de dicho programa con los actos y los posicionamientos de su titular (Sentencia PartidoComunista Unificado de Turquía y otros anteriormente citada pg. 27, ap. 58). En este caso, sonjustamente las declaraciones públicas y los posicionamientos de los responsables del RP los querevelaron objetivos e intenciones de su partido que no estaban inscritos en sus estatutos (véase, «mutatismutandis», Sentencia Partido Socialista y otros contra Turquía anteriormente citada, pgs. 1257-1258, ap.48). No se podría esperar que el RP incluyera objetivos contrarios a la laicidad en el programa decoalición, que es un acto de compromiso concluido con un partido político de centro-derecha.

80

Por lo tanto, el Tribunal considera que la sanción impuesta a los demandantes puederazonablemente ser considerada como respondiendo a una «necesidad social imperiosa» en lamedida en la que los responsables del RP, bajo pretexto de que daban un contenido diferente alprincipio de laicidad, habían declarado tener la intención de establecer un sistema multijurídico einstaurar la ley islámica (la «Charia») y habían dejado planear la duda sobre su posición en cuantoal recurso a la fuerza a fin de acceder al poder y principalmente de permanecer en él . Consideraque, incluso si el margen de apreciación de los Estados debe ser estrecho en materia de disolución departidos políticos, siendo el pluralismo de las ideas y de los partidos inherente a la democracia, el Estadoimplicado puede razonablemente impedir la realización de tal proyecto político, incompatible con lasnormas del Convenio, antes de que sea puesto en práctica mediante actos concretos que corren el riesgode comprometer la paz civil y el régimen democrático en el país.

81

Queda por saber si las injerencias litigiosas eran proporcionadas a los fines legítimos perseguidos. ElTribunal ya ha considerado que la disolución de un partido político unida a una prohibicióntemporal a sus dirigentes de ejercer responsabilidades políticas era una medida radical y quemedidas de tal severidad únicamente podían aplicarse en los casos más graves (véase SentenciaPartido Socialista y otros anteriormente citada pg. 1258, ap. 51). En el caso presente , acaba deconstatar que la injerencia respondía a una «necesidad social imperiosa» . Conviene igualmenteindicar que tras la disolución del RP, únicamente cinco de sus miembros diputados (incluidos losdemandantes) fueron destituidos temporalmente de sus funciones parlamentarias y de su papel dedirigentes de partido político. Los 152 diputados restantes continuaron ejerciendo su mandato yprosiguieron normalmente sus carreras políticas. Además, los demandantes no alegaron que el RP o susmiembros hubieran sufrido un perjuicio material importante a causa de la transferencia de sus bienes alTesoro público. El Tribunal considera a este respecto que la naturaleza y la gravedad de las injerenciasson también elementos a tomar en consideración cuando se trata de medir su proporcionalidad (véase,por ejemplo, «Sürek contra Turquía [núm. 1]» [GS], núm. 26682/1995, ap. 64, TEDH 1999-IV [ TEDH1999, 28] ).

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82

Por lo tanto, teniendo en cuenta el margen de apreciación de que gozan las autoridadesnacionales en tal caso, aunque sea estrecho (apartado 80 «supra»), el Tribunal considera que lasinjerencias litigiosas no eran desproporcionadas a los fines legítimos perseguidos, teniendo encuenta la «necesidad social imperiosa» a la que respondían y que los motivos presentados por elTribunal Constitucional para justificar la disolución del RP y la inhabilitación temporal de algunosderechos políticos pronunciada contra los otros demandantes eran «pertinentes y suficientes» .

83

Así, en este caso no hubo violación del artículo 11 del Convenio.

II

SOBRE LA VIOLACION DE LOS ARTICULOS 9, 10, 14, 17 Y 18 DEL CONVENIO

84

Los demandantes alegan igualmente la violación de los artículos 9, 10, 14, 17 y 18 del Convenio. Susquejas se refieren a los mismos hechos que los examinados en el terreno del artículo 11 y el Tribunalconsidera que no es necesario examinarlos por separado.

III

SOBRE LA VIOLACION DE LOS ARTICULOS 1 Y 3 DEL PROTOCOLO NUM. 1

85

Los demandantes mantienen además que las consecuencias de la disolución del RP –la confiscaciónde sus bienes y su transferencia al Tesoro público, y la prohibición hecha a sus dirigentes de participar enelecciones– supusieron la violación de los artículos 1 y 3 del Protocolo núm. 1, que disponen:

Artículo 1

«Toda persona física o moral tiene derecho al respeto de sus bienes.

Nadie podrá ser privado de su propiedad más que por causa de utilidad pública y en las condicionesprevistas por la Ley y los Principios Generales del Derecho Internacional.

Las disposiciones precedentes se entienden sin perjuicio del derecho que poseen los Estados de poneren vigor las Leyes que juzguen necesarias para la reglamentación del uso de los bienes de acuerdo conel interés general o para garantizar el pago de los bienes de los impuestos u otras contribuciones o de lasmultas»,

Artículo 3

«Las altas Partes Contratantes se comprometen a organizar, a intervalos razonables, elecciones librescon escrutinio secreto, en condiciones que garanticen la libre expresión de la opinión del pueblo en laelección del cuerpo legislativo».

86

Conviene señalar que las medidas de las que se quejan los demandantes no son más que efectossecundarios de la disolución del RP, que el Tribunal acaba de constatar que no infringió el artículo 11.Así, no procede examinar separadamente estas quejas.

POR ESTOS MOTIVOS, EL TRIBUNAL

1

Declara , por cuatro votos contra tres, que no hubo violación del artículo 11 del Convenio;

2

Declara , por unanimidad, que no procede examinar separadamente las quejas derivadas de losartículos 9, 10, 14, 17 y 18 del Convenio y los artículos 1 y 3 del Protocolo núm. 1.

Hecha en francés y pronunciada en audiencia pública en el Palacio de los Derechos Humanos de

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Estrasburgo, el 31 de julio de 2001.

S. DOLLE

Secretaria

J.-P. COSTA

Presidente

A la presente sentencia se encuentra adjunta, conforme a los artículos 45.2 del Convenio y 74.2 delReglamento, la exposición de la opinión disidente común de los Jueces señores Fuhrmann, Loucaides ySir Nicolas Bratza.

OPINION DISIDENTE DE LOS JUECES SEÑORES FUHRMANN, LOUCAIDES Y SIR NICOLASBRATZA

Lamentamos no poder suscribir el punto de vista de la mayoría del Tribunal de que no hubo violaciónen este caso de los derechos de los demandantes con respecto al artículo 11 del Convenio. En nuestraopinión, la decisión del Tribunal Constitucional de pronunciar la disolución del «Refah Partisi» (Partido dela Prosperidad, el RP), de destituir a los demandantes individuales de su condición de diputados y deprohibirles, durante cinco años, ser miembros fundadores, socios, dirigentes o comisarios de cuentas decualquier otro partido político, se analiza como una restricción desproporcionada de su libertad deasociación, tal y como la garantiza esta disposición.

Para comenzar, señalamos que, conforme a la afirmación no rebatida de los demandantes, el RP es eldecimoquinto partido político que ha sido disuelto de manera autoritaria por el Tribunal Constitucionalturco en los últimos años. El caso presente es igualmente el cuarto caso de disolución que se hapresentado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos siendo los casos anteriores los referentes alPartido Comunista unificado de Turquía y otros (Sentencia de 30 de enero de 1998, Repertorio desentencias y resoluciones 1998-I), al Partido Socialista y otros (Sentencia de 25 de mayo de 1998,Repertorio 1999-III) y al Partido de la Libertad y la Democracia (ÖZDEP) (Sentencia de 8 de diciembrede 1999). Desde el punto de vista de las consecuencias políticas en Turquía, se trata con mucho del másimportante de los cuatro casos. El Partido Comunista unificado, el Partido Socialista y el Partido de laLibertad y la Democracia eran organizaciones no solamente de tamaño reducido, sino también deformación reciente en el momento de la disolución. En el caso del ÖZDEP, el procedimiento fue iniciadocuatro meses después de su creación. En cuanto al Partido Socialista, llevaba fundado apenas dossemanas cuando se inició el procedimiento de disolución inicial. Por el contrario, el RP, creado en 1983,existía desde hacía casi catorce años cuando se inició el procedimiento de disolución. Durante eseperíodo, se había desarrollado hasta convertirse en uno de los más importantes partidos políticos deTurquía, ya que reivindicaba más de 4,3 millones de miembros en el momento de su disolución. En laselecciones generales de 1995 obtuvo el 22% del total de los sufragios y 158 escaños en la AsambleaNacional, y en las elecciones locales de noviembre de 1996, recibió el 35% de los votos. En junio de1996, el RP que era entonces el partido más representado en la Asamblea Nacional, formó junto con elPartido de la Vía Justa un gobierno de coalición y su presidente, Necmettin Erbakan accedió al puesto dePrimer Ministro. Cuando se inició el procedimiento de disolución, en junio de 1997, el RP seguía en elpoder.

Independientemente del número de afiliados y del peso político del partido demandante, otros dospuntos importantes distinguen al caso presente de los asuntos que ya fueron objeto de sentencias delTribunal.

Para empezar, hablemos de los motivos de disolución. En los otros tres casos, el partido implicado fuecada vez disuelto principalmente por las declaraciones inscritas en sus estatutos o en su programa, o pordeclaraciones realizadas en público en su nombre y que atentaban contra la integridad y la unidad de laRepública estableciendo distinciones entre el pueblo kurdo y el turco y preconizando un derecho a laautodeterminación para los kurdos. Ciertamente, el Tribunal Constitucional invocó también otros motivos–en el caso del Partido Comunista unificado, la adopción del término «comunista» en su apelación y en elcaso del ÖZDEP, la propuesta de este partido de que los asuntos religiosos debían ser competencia delas mismas instituciones religiosas–. Pero se trataba de lo que el Tribunal Constitucional percibía comouna intención de atentar contra la unidad de la nación y la integridad territorial, en violación de losartículos 2 y 3 de la Constitución y los artículos 78 y 81 de la Ley sobre regulación de los partidospolíticos. El caso del RP es muy diferente. La disolución del partido estaba únicamente motivada por elhecho de que se había convertido en un «centro», en el sentido del artículo 103 de la Ley de regulaciónde los partidos políticos, de actividades contrarias al principio de laicidad garantizado por el artículo 2 de

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la Constitución, contraviniendo así el artículo 78 de dicha Ley.

La segunda diferencia está unida a la primera. En los casos del Partido Comunista unificado y delÖZDEP, las declaraciones que justificaron la decisión del Tribunal Constitucional estaban exclusivamentesacadas de los estatutos y del programa del partido en cuestión. No se hacía ninguna referencia adeclaraciones particulares de miembros fundadores o de dirigentes del partido en cuestión, antes odespués de su creación. A este respecto el caso del Partido Socialista es algo diferente. La primera yvana tentativa de disolución estaba exclusivamente motivada por los objetivos políticos del partido, tal ycomo estaban expuestos en el programa. Sin embargo, la segunda demanda de disolución, que fueaceptada, se basaba a la vez en extractos de documentos de campaña del partido y en declaraciones desu presidente el señor Perinçek, hechas en el transcurso de reuniones públicas o difundidas por latelevisión.

En el caso del RP, la disolución se basaba exclusivamente en las declaraciones públicas y/o accionesde dirigentes, de miembros o de antiguos miembros del partido. Ni el Fiscal General, al iniciar elprocedimiento, ni el Tribunal Constitucional, al pronunciar la disolución, invocaron los estatutos o elprograma del partido, o los manifiestos de campaña u otros documentos públicos que éste hubieraemitido. En concreto, ni el Fiscal ni el Tribunal Constitucional hicieron valer una disposición cualquiera delos estatutos o del programa detallado del RP que preconizara la creación de un Estado teocrático otendente a atentar contra el carácter laico del Estado tal y como lo consagra la Constitución: por elcontrario, el programa del partido reconoce expresamente la importancia fundamental del principio delaicidad.

A pesar de las diferencias, es posible, en nuestra opinión, sacar de los tres asuntos anteriormentecitados ciertos principios que son de aplicación directa en este caso y que, en nuestra opinión, no sedesprenden verdaderamente de la sentencia de la mayoría. Estos principios pueden resumirse de lamanera siguiente:

i) A pesar de su papel autónomo y de la especificidad de su esfera de aplicación, el artículo 11 debecontemplarse también a la luz del artículo 10. La protección de las opiniones y de la libertad deexpresarlas constituye uno de los objetivos de la libertad de reunión y de asociación consagrada por elartículo 11. Lo es tanto más en el caso de partidos políticos, teniendo en cuenta su papel esencial para elmantenimiento del pluralismo y el buen funcionamiento de la democracia. No hay democracia sinpluralismo. Es por eso por lo que la libertad de expresión consagrada por el artículo 10 es válida nosolamente para las «informaciones» o «ideas» acogidas con favor o consideradas inofensivas oindiferentes, sino también para las que contrarían, chocan o inquietan. En tanto en cuanto susactividades participan de un ejercicio colectivo de la libertad de expresión, los partidos políticos puedenya pretender la protección de los artículos 10 y 11 del Convenio (Sentencia Partido Comunista unificado,aps. 42-43; Sentencia Partido Socialista ap. 42; Sentencia ÖZDEP ap. 37).

ii) El Estado, último garante del pluralismo, tiene la obligación, en el terreno político, de organizar aintervalos razonables, conforme al artículo 3 del Protocolo núm. 1, elecciones libres con escrutiniosecreto, en condiciones que garanticen la libre expresión de la opinión del pueblo en la elección delcuerpo legislativo. Tal expresión no podría concebirse sin el concurso de una pluralidad de partidospolíticos que representen las corrientes de opinión que existen en la población de un país. Repercutiendoéstos no solamente en las instituciones políticas, sino también a todos los niveles de la vida en sociedad,aportan una contribución irreemplazable al debate político, que se encuentra en el centro mismo de lanoción de sociedad democrática (Sentencia Partido Comunista unificado, ap. 44).

iii) Las excepciones contempladas en el artículo 11 apelan, con respecto a los partidos políticos, a unainterpretación estricta, pudiendo sólo razones convincentes e imperativas justificar restricciones a sulibertad de asociación. Para juzgar en tal caso la existencia de una necesidad en el sentido del artículo11.2, los Estados Contratantes únicamente disponen de un margen de apreciación reducido, que secompleta con un control europeo riguroso a la vez sobre la Ley y sobre las decisiones que la aplican,incluidas las de un tribunal independiente. El Tribunal ya ha señalado la necesidad de tal control apropósito de la condena de un parlamentario por injurias; con más razón, tal control se impone cuando setrata de la disolución de todo un partido político y de la prohibición que afecta a sus responsables deejercer en el futuro cualquier otra actividad similar. Medidas de tal severidad únicamente puedenaplicarse a los casos más graves (Sentencia Partido Comunista unificado, ap. 46; Sentencia PartidoSocialista, ap. 50; Sentencia ÖZDEP, ap. 45).

iv) Una de las principales características de la democracia reside en la posibilidad que ofrece deresolver mediante el diálogo y sin recurso a la violencia, los problemas con que se enfrenta un país, y esoincluso cuando molestan. La democracia se nutre en efecto de la libertad de expresión. Así, unaformación política no puede verse molestada por el simple hecho de querer debatir públicamente la

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suerte de una parte de la población de un Estado y mezclarse en la vida política de éste a fin deencontrar, dentro del respeto a las normas democráticas, soluciones que puedan satisfacer a todos losactores implicados. Ahora bien, el hecho de que un proyecto político pase por incompatible con losprincipios y las estructuras actuales de un Estado no lo hace contrario a las normas democráticas.Pertenece a la esencia de la democracia permitir la propuesta y la discusión de proyectos políticosdiversos, incluso los que cuestionan el modo de organización actual de un Estado, siempre que notiendan a atentar contra la misma democracia (Sentencia Partido Comunista unificado, ap. 57; SentenciaPartido Socialista, aps. 45-47; Sentencia ÖZDEP, ap. 44).

La cuestión principal a la que debe responder el Tribunal es si, con respecto a estos principios, ladisolución del RP y las sanciones impuestas a los demandantes individuales podían ser consideradas«necesarias en una sociedad democrática» para alcanzar uno o varios de los fines legítimos expuestosen el artículo 11.2 y más precisamente, si esas medidas respondían a una «necesidad social imperiosa»y eran proporcionados al fin legítimo perseguido.

Antes de abordar esta cuestión, examinemos brevemente si los graves atentados contra los derechosde los demandantes en virtud del artículo 11, cuya existencia no se ha discutido, estaban previstos por laLey y perseguían un fin legítimo.

En cuanto a la primera condición, los demandantes alegaron inicialmente que la disolución del RP nosatisfacía las exigencias de los artículos 101 y 103 de la Ley sobre la regulación de los partidos políticos.En concreto, hicieron valer que no se había demostrado que el partido se hubiera transformado en un«centro de actividades contrarias a las disposiciones del artículo 78 de la Ley», ya que no se habíaestablecido, conforme al artículo 103.2 de dicha Ley, que tales actividades pudieran ser imputadas a unórgano cuyos actos comprometieran al partido o que un miembro del RP hubiera sido reconocidoculpable de infringir las disposiciones de la Ley. En sus alegaciones escritas, el Gobierno subraya que elTribunal Constitucional declaró el artículo 103.2 inconstitucional en el transcurso del procedimiento dedisolución, y que la disolución del partido era por lo tanto conforme con la Constitución y la Ley. Hemostenido al principio ciertas dudas en cuanto a si se había cumplido la exigencia de previsibilidad, ya que elTribunal Constitucional no declaró el artículo 103.2 inconstitucional hasta una semana antes de ladisolución del RP, y mucho después de los actos y las declaraciones de los miembros del partido quemotivan la resolución judicial de disolución. Sin embargo, en su respuesta, los demandantes ya nodiscutieron la legalidad de la disolución con respecto al Derecho interno «ya que esta posibilidad estáprevista por la Constitución». Teniendo en cuenta esta concesión, concluimos, como la mayoría delTribunal, que la disolución estaba «prevista por la Ley» a efectos del artículo 11.2 del Convenio.

En cuanto a la cuestión del fin legítimo, constatamos que en los asuntos precedentes que implicaban apartidos políticos, el Tribunal consideró establecido, a pesar de los argumentos de los demandantes enapoyo de la afirmación contraria, que la disolución tendía a la protección de la integridad territorial deTurquía y perseguía por lo tanto, al menos uno de los fines legítimos enunciados en el artículo 11, asaber la protección de la seguridad nacional. Consideramos que en este caso, se puede decir que ladisolución del RP tenía como fin legítimo la protección de la laicidad, noción central para el ordendemocrático en Turquía, y perseguía por lo tanto igualmente los fines legítimos de la protección de laseguridad nacional, así como la defensa del orden y la protección de los derechos y libertades ajenos.

En opinión de los demandantes, el verdadero motivo de la disolución del partido no tenía nada que vercon sus opiniones sobre la laicidad, sino más bien con su política económica, que tendía a reducir elendeudamiento del Estado e iba, por lo tanto, contra los intereses de grandes grupos comerciales. Ennuestra opinión, no hay suficientes elementos como para establecer que ése fuera el caso o para sugerirque la disolución del partido estaba motivada por otras razones que las indicadas por el TribunalConstitucional. Por lo tanto, consideramos como la mayoría que la disolución perseguía uno o variosfines legítimos.

En cuanto a la cuestión crucial de la necesidad de las medidas tomadas por el Tribunal Constitucional,nos gustaría en primer lugar formular un cierto número de observaciones preliminares.

En primer lugar, admitimos de buen grado el argumento del Gobierno relativo a la importancia vital dela laicidad en la sociedad turca. Como éste subraya, el Estado turco ha llevado a cabo una larga y difícillucha para establecer una sociedad democrática y laica, y es el único Estado con una poblaciónesencialmente musulmana que se adhiere a los principios de una democracia liberal. Los ejemplos quepresentan los países en los que existe un régimen fundamentalista islámico ponen en evidencia el riesgoque constituye para la democracia el hecho de separarse de un ideal secular.

En segundo lugar, no solamente el R.P. llegó democráticamente al poder en 1995 tras haber obtenidoel mayor número de escaños en la Asamblea Nacional, sino que, como hemos señalado antes, no se

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discute que estaba organizado según principios democráticos y que nada en sus estatutos o su programaprobaba o siquiera sugería un deseo de separarse del principio de laicidad o de apoyar el uso de mediosviolentos o antidemocráticos para sustituir la actual estructura constitucional de la sociedad turca.

Como lo hizo en los asuntos referentes al Partido Comunista unificado y al Partido Socialista, elGobierno se basa en el artículo 17 del Convenio y en la antigua resolución tomada en 1957 por laComisión en el asunto relativo a la disolución del Partido Comunista alemán. En los apartados 54 y 60 desu Sentencia en el caso del Partido Comunista unificado, el Tribunal rechazó el argumento del Gobierno.Subrayó que el Partido Comunista turco, a pesar de su nombre, se distinguía claramente del PartidoComunista alemán de los años 50 que, según lo constatado por la Comisión, preconizaba abiertamenteun período de dictadura del proletariado durante el cual los derechos y libertades garantizados por elConvenio serían destruidos. Por el contrario, el Tribunal consideró que el Partido Comunista turcosatisfacía las exigencias de la democracia, entre las que se encontraba el pluralismo político, el sufragiouniversal y la libre participación en la vida política. Añadió que tampoco había lugar para aplicar y actuarel artículo 17, ya que los estatutos y el programa de este partido no autorizaban de ninguna manera aconcluir que se prevaldría del Convenio para entregarse a actividades o llevar a cabo actos tendentes ala destrucción de los derechos y las libertades que éste reconoce.

En nuestra opinión, la misma observación puede aplicarse al RP. Nada en sus estatutos ni en suprograma indica que este partido era hostil a la democracia, que buscaba alcanzar sus objetivos pormedios no democráticos, o que pretendía socavar o desnaturalizar el régimen político democrático ypluralista de Turquía. Ciertamente, como indicó el Tribunal en el caso del Partido Comunista unificado(apartado 58) y como la mayoría recuerda en este caso (apartado 47 de la presente sentencia), no sepuede excluir que el programa político de un partido oculte objetivos e intenciones diferentes de los quemanifiestan públicamente.

En el caso del Partido Comunista unificado, el Tribunal declaró seguidamente que para asegurarse deello, había que comparar el contenido del programa con los actos y los posicionamientos del partido. Eneste caso, el Gobierno indica que es una característica de la política islamista la de disimular susverdaderas intenciones y alcanzar sus fines por medios subrepticios. Alega igualmente que el RP teníaun comportamiento activamente agresivo contra el orden establecido. Para determinar si se demostró laveracidad de esta alegación, conviene examinar los elementos sobre los que se basó el TribunalConstitucional para disolver el partido.

En tercer lugar, cuando, como en este caso, los motivos invocados por el Tribunal Constitucional serefieren, no al programa y a las actividades del partido político mismo, sino más bien a los actos ydeclaraciones de sus dirigentes o miembros, consideramos que la decisión de disolver todo el partidodebe estar justificada por razones particularmente convincentes e imperativas. Tal es el caso cuando,como en este asunto, los actos o declaraciones litigiosos no presentaban ninguna unidad de tiempo ni delugar, sino que constituían acontecimientos aislados que se desarrollaron en contextos muy diferentes alo largo de un período de unos seis años y, en algunos casos, mucho antes de que el RP llegara alpoder. Además, nos parece importante señalar que los tres dirigentes del partido nunca fueron objeto dediligencias en cuanto a uno u otro de los actos y declaraciones atacadas; así mismo, no parece quehayan sido objeto de medidas disciplinarias o de otra naturaleza. Si algunos otros miembros del partidohan sido perseguidos por declaraciones que habían realizado, conviene indicar que en todos los casossalvo uno, las diligencias fueron iniciadas tras el inicio del procedimiento de disolución del partido.

Para el Gobierno, la ausencia de procedimiento contra los dirigentes del partido no es un hecho atomar en consideración. Subraya que el artículo 163 de la Ley sobre la reglamentación de los partidospolíticos, que erigía en infracción la violación de una u otra de las disposiciones de dicha Ley, fueanulado. Más importante aún, hizo valer que la ausencia de diligencias está fuera de lugar ya que ladisolución del partido debe ser considerada como una verdadera solución de recurso, en lugar de lasdiligencias contra los dirigentes o afiliados concretos.

El argumento del Gobierno encontró en cierta medida un eco favorable en la mayoría del Tribunal. Enel apartado 78 de la sentencia, éste señala que no solamente el artículo 163 fue anulado, sino que elseñor Erbakan expresó claramente la oposición del RP a esta disposición en un discurso pronunciado enoctubre de 1993. Para la mayoría del Tribunal, los demandantes, en estas condiciones, no podríanapoyarse en el hecho de que los dirigentes del partido no habían sido objeto de una condena penal poractos contrarios a la laicidad en virtud de una disposición que había sido anulada, cuando esta anulaciónhabía sido deseada y defendida por esas mismas personas.

No podemos aceptar estos argumentos por una serie de razones:

i) Varias de las acciones y declaraciones sobre las que se basa el Tribunal Constitucional se remontan

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a un período anterior a la anulación del artículo 163, cuando esta disposición estaba en vigor y teníatodos sus efectos.

ii) Consideramos que el argumento de «estoppel» indicado por la mayoría no es convincente yconsideramos que los precedentes citados en el apartado 78 de la sentencia no llevan el agua a sumolino a este respecto. En los asuntos Pine Valley y Kolompar a los que se hace referencia, el Tribunaldebía examinar una situación muy diferente, en la que los argumentos que le eran presentados erandiametralmente opuestos a los que habían sido presentados ante los tribunales nacionales. En este caso,lo que importa no es saber si los demandantes se pronunciaron públicamente a favor o en contra de lasdisposiciones del artículo 163, sino subrayar que, a pesar de las críticas severas formuladas por elTribunal Constitucional con respecto a los actos y declaraciones de los demandantes individuales, y laimportancia decisiva que les concedió en su decisión de disolver el partido, las autoridades nacionales notomaron entonces ninguna medida contra los responsables de las acciones y declaraciones litigiosas, yafuera en virtud del artículo 163 o de otra disposición.

iii) Para apreciar la proporcionalidad de las medidas tomadas para disolver el partido entero por elmotivo de que se había transformado en un centro de actividades contrarias a la laicidad, consideramosimportante señalar que con la anulación del artículo 163, las acciones y declaraciones que se invocancomo pruebas ya no son en sí mismas contrarias a la Ley. A este respecto, no podemos admitir que, enel terreno del artículo 11, la utilización de la medida draconiana que es la disolución de un partido puedaser considerada como una verdadera solución de sustitución a la toma de disposiciones contra elindividuo responsable.

En cuarto y último lugar, para concluir que la disolución del RP era una medida proporcionada, lamayoría del Tribunal subraya en el apartado 81 de la presente sentencia el hecho de que tras estamedida, únicamente cinco de los 158 diputados miembros del partido, entre ellos los demandantesindividuales, fueron destituidos de sus funciones parlamentarias y de su papel de dirigentes de un partidopolítico, continuando los otros ejerciendo su mandato y prosiguiendo normalmente su carrera política.Una vez más, no estamos convencidos por este razonamiento. La dificultad a este respecto reside en elhecho de que este argumento no tiene en cuenta que es el R.P. mismo, con su propia personalidaddistinta a la vista del Convenio, quien es el demandante principal, y es su libertad de asociación lo queestá en cuestión ante todo. Sean cuales sean las consecuencias de la disolución del partido para susmiembros, el efecto sobre el partido mismo no podría ser más grave, ya que su identidad ha sidodestruida y sus bienes confiscados.

A semejanza de la mayoría del Tribunal (apartado 67 de la sentencia), consideramos que unaapreciación de la necesidad de las medidas litigiosas pasa por el examen de los motivos expuestos por elTribunal Constitucional en su resolución. Conviene, por lo tanto, en nuestra opinión, estudiar atentamentelas doce acciones y declaraciones concretas sobre las que la mayoría del Tribunal Constitucional basó susentencia.

En el apartado 72 de la sentencia, la mayoría del Tribunal admite que, considerados aisladamente,cuatro de los motivos invocados –los que se refieren al uso del velo islámico, la organización de loshorarios en el sector público en función de la oración, la visita de Sevket Kazan a un miembro del partidoinculpado de incitación al odio religioso y la recepción ofrecida por Necmettin Erbakan a los dirigentes dediferentes movimientos islámicos– no podía considerarse que constituyeran un peligro inmediato para elrégimen laico que prevalece en Turquía. Sin embargo, la mayoría se deja seguidamente convencer por latesis del Gobierno de que estos actos y posicionamientos estaban conformes con el fin inconfesable delRP de instaurar un régimen político basado en la «Charia». Admitimos que, además del examen de losmotivos concretos expuestos por el Tribunal Constitucional, conviene analizar la sentencia de éste comoun todo; sin embargo, queremos señalar que cada uno de los motivos que éste invocó (incluidos loscuatro incidentes a los que se refiere la mayoría), fueron considerados por el Tribunal Constitucionalcomo elementos importantes en su decisión de disolver el partido y que por lo tanto hay que examinarlosseparadamente del fondo.

El primer motivo indicado por el Tribunal Constitucional concierne en efecto a los apoyos del señorErbakan al uso del velo islámico en las instituciones y escuelas públicas, medida que haría presión sobrelos que se niegan a seguir esta costumbre y daría lugar, por tanto, a discriminación. El uso del veloislámico fue declarado inconstitucional en 1989, pero no parece que se hayan tomado medidas contra elseñor Erbakan en cuanto al apoyo que habría expresado a este respecto. Incluso si hubiera elementosque probaran que sus actos habían supuesto las divisiones invocadas por el Tribunal Constitucional, esono podría, en nuestra opinión, justificar la disolución de todo el partido. Sobre este punto, el TribunalConstitucional y el Gobierno invocan dos resoluciones de la Comisión (demandas núm. 16278/1990,«Karaduman contra Turquía», y núm. 18783/1991, «Bulut contra Turquía») en las que ésta declaró que la

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aplicación de reglamentos prohibiendo el uso del velo islámico en las universidades laicas no atentabacontra la libertad de religión de los demandantes. En nuestra opinión, estos asuntos están más o menosfuera de propósito y no pueden ciertamente ser invocados al tratarse de debatir de la cuestión muydiferente de si el simple hecho de apoyar el uso del velo islámico puede justificar la disolución de unpartido político.

La misma observación es válida, en nuestra opinión, para la acusación relativa a la recepción dada porel señor Erbakan, entonces Primer Ministro, en su residencia oficial en honor de los dirigentes dediferentes movimientos religiosos, conocidos por sus declaraciones y actividades contrarias a la laicidad yvestidos con sus trajes religiosos simbólicos. El señor Erbakan habría así manifestado claramente y enpúblico, su tolerancia y su apoyo a esas personas y a esos grupos. Constatamos que existe un litigiosobre la identidad precisa de los participantes en esa recepción, afirmando los demandantes que setrataba de funcionarios de la dirección de asuntos religiosos y de administradores y universitarios de launiversidad de teología. Sea como fuere, compartimos la opinión de la minoría del Tribunal Constitucionalde que tal manifestación oficial, incluso si los invitados iban así vestidos, no puede en ningún casojustificar la disolución del partido.

El otro hecho que se reprocha al señor Erbakan, la firma en enero de 1997 de un decretoreorganizando los horarios de los funcionarios con el fin de facilitar la observancia del Ramadán, lo quesería revelador de sus tendencias antilaicas, no nos parece tampoco constituir una base suficiente parala disolución del partido. A este respecto, tomamos nota de la afirmación no discutida de losdemandantes de que el decreto en cuestión había sido aprobado por todos los ministros del Gobierno,incluidos los que no pertenecían al RP, y desde 1981 habían sido tomadas decisiones similares sin quenadie encontrara nada que decir.

El Tribunal Constitucional tuvo además en cuenta cuatro declaraciones del señor Erbakan:

i) un discurso pronunciado en marzo de 1993 ante la Asamblea Nacional, en el que invocaba elderecho de los adeptos de diferentes religiones a elegir y a vivir según su propio sistema jurídico;

ii) un discurso pronunciado en octubre de 1993 en el transcurso de una asamblea del RP, en el quedeclaraba que el partido garantizaría a cada persona el derecho a vivir según el sistema jurídico queprefiriera;

iii) un discurso pronunciado en abril de 1994 ante el grupo parlamentario del RP en el que preconizabala instauración por parte del partido del «orden justo» y se preguntaba si la transición hacia tal orden seharía con violencia o de manera pacífica;

iv) y una entrevista y un discurso de mayo de 1996, en el transcurso del aniversario de la cadena detelevisión Kanal 7, en el que el señor Erbakan subrayaba la importancia de la televisión como instrumentode propaganda en el marco de la guerra santa («djihad»), para establecer un orden social justo.

En cuanto a las dos primeras declaraciones, el Tribunal Constitucional consideró que el sistema«multijurídico» defendido por el señor Erbakan conduciría a una discriminación basada en la religión y,como tal, contraria a las exigencias del principio de laicidad.

La mayoría del Tribunal (apartado 69 de la sentencia) considera que un sistema multijurídico como elque se proponía introduciría una distinción entre los particulares basada en la religión y los separaría encategorías según su pertenencia religiosa, y que tal modelo de sociedad no sería compatible con elsistema del Convenio, ya que obligaría a las personas a obedecer no a las normas establecidas por elEstado, sino a las normas impuestas por la religión concreta.

Contrariamente a la mayoría, consideramos inútil examinar la naturaleza precisa o el efecto de lasociedad multijurídica invocada por el señor Erbakan, ya que en nuestra opinión, sus declaraciones noconstituyen una base suficiente para concluir que representaban, en el momento de la disolución del RP,una verdadera amenaza para el orden laico turco. A este respecto, señalamos que las declaraciones enlas que se basa el Tribunal Constitucional estaban extraídas de discursos más largos pronunciados en1993, más de cuatro años antes de que fuera tomada la decisión de disolver el partido y unos tres añosantes de que éste llegara al poder. No vemos nada en los elementos presentados ante el Tribunal quepermita afirmar que una vez en el Gobierno, el RP hubiera tomado una medida cualquiera para introduciruna sociedad multijurídica de la naturaleza descrita por el Tribunal Constitucional en su sentencia.

La misma observación es válida en sustancia para los otros dos discursos que fueron igualmentepronunciados antes de que el RP llegara al poder. En cuanto al primero, si podemos ponernos al lado delpunto de vista de la mayoría del Tribunal según la cual los términos como «orden justo», aunqueambiguos, deben ser entendidos en este contexto como designando un orden del Estado basado en

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normas religiosas, no percibimos una vez más ningún elemento que indique que el RP, una vez en elGobierno, haya nunca buscado poner en práctica tal sistema. En cuanto a la última declaración (que, hayque señalar, no fue añadida a los motivos de disolución hasta después del inicio del procedimiento), sí,podemos reconocer que, como dice la mayoría, la terminología utilizada en ese discurso es ambigua, novemos ningún elemento capaz de sugerir que el RP hubiera utilizado o hecho apología de la violencia ode medios no democráticos para destruir el sistema laico o establecer la supremacía de un régimenislamista. A este respecto, pensamos que es interesante señalar que fue iniciada una investigación tras eldiscurso pronunciado con ocasión del aniversario de la cadena Kanal 7, pero que el Fiscal decidióarchivar el asunto, porque las declaraciones en cuestión no contenían ninguna expresión que pudieraincitar al odio entre las religiones o los movimientos religiosos, o constituir de otro modo una infracción.

Sevket Kazan era en el momento de los hechos vicepresidente del RP y Ministro de Justicia. El únicoincidente de que se le acusa es de la breve visita privada que hizo a Bekir Yildiz, alcalde de Sincan eigualmente vicepresidente del RP, que estaba entonces en detención provisional e inculpado deactividades contrarias a la laicidad. El Tribunal Constitucional observó que, como Ministro de Justicia, elseñor Kazan tenía el deber de estar conforme con el espíritu y la letra de la Ley en el marco de susactividades políticas y administrativas, y que esta visita en prisión daba al público la impresión de que supartido aprobaba los actos de los que estaba inculpado el señor Yildiz; así, la acción del señor Kazan eracontraria al principio de laicidad.

Sea o no razonable esta visita dadas las circunstancias, no podemos aceptar que pueda serinterpretada en el sentido de un apoyo del partido a actividades antilaicas; no podemos tampoco admitirque constituya un motivo que justifique la disolución del partido cuando la misma Asamblea Nacional senegó siquiera a iniciar una investigación parlamentaria sobre el incidente.

En cuanto a Ahmet Tekdal, se le reprochaba un discurso que pronunció en 1993 durante unperegrinaje a Arabia Saudita –más de cuatro años antes de la disolución del RP– cuando eravicepresidente del partido. En ese discurso, difundido por la televisión turca en noviembre de 1996,invocaba la necesidad de desplegar todos los esfuerzos necesarios para instalar «un orden justo» enTurquía. El Tribunal Constitucional concluyó de ello que el señor Tekdal contemplaba la instalación de unrégimen basado en la «Charia» y que su discurso era, por lo tanto, manifiestamente contrario al principiode laicidad.

Como en el caso del señor Erbakan, no percibimos aquí tampoco ningún elemento que permitaconcluir que un discurso pronunciado mucho antes de la llegada al poder del RP pueda motivar ladisolución del partido mismo, siendo así que parece no haber habido ninguna investigación jurídicainiciada contra el señor Tekdal en la época de los hechos.

Los otros motivos de disolución se refieren a discursos hechos por cuatro miembros o antiguosmiembros del RP que, en ningún momento, dirigieron o representaron al partido. El primero es PevkiYylmaz que, en un discurso público pronunciado en abril de 1994, llamó a la población a desencadenar laguerra santa y defendió el establecimiento de la «Charia» –declaraciones que, como dice el TribunalConstitucional, eran innegablemente contrarias a las exigencias del principio de laicidad–. Como constataen su sentencia, se instruyó un procedimiento penal contra el señor Yylmaz como consecuencia de unode sus discursos, y el interesado fue excluido del partido dentro del mes siguiente al inicio delprocedimiento de disolución.

La acusación contra el RP admitida por el Tribunal Constitucional, residía en el hecho de que, a pesarde las tesis antilaicas bien conocidas del señor Yylmaz, el partido había apoyado su candidatura a laselecciones municipales y, después de que hubiera accedido al puesto de alcalde de Rize, habíaasegurado su elección a la Asamblea Nacional, manifestando así claramente su apoyo a las actividadesy declaraciones antilaicas del interesado. Además, el Tribunal Constitucional se basó en el hecho de queel partido no había realizado sus propias investigaciones contra el señor Yylmaz antes del inicio delprocedimiento de disolución y no había desaprobado públicamente sus discursos, mostrando medianteesta actitud que suscribía los puntos de vista de éste. En cuanto a su exclusión del RP, el TribunalConstitucional lo calificó de simple maniobra del partido para intentar escapar del procedimiento dedisolución.

No nos convence el argumento que consiste en decir que el RP, al no tomar ninguna medida contra elseñor Yylmaz o al omitir desaprobar los términos de su discurso, hizo suyos los puntos de vista de éste.Además, contrariamente al Tribunal Constitucional y a la mayoría de nuestro Tribunal (apartado 77 de lasentencia), atribuimos una cierta importancia a su exclusión del partido, incluso si esta medida esposterior al inicio del procedimiento. A este respecto, queremos señalar que el artículo 101.d) de la Leysobre la reglamentación de los partidos políticos (que estaba en vigor hasta que el artículo 103.2 de dichaLey fue declarado inconstitucional una semana antes de la disolución del RP), disponía expresamente

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que si un miembro de un partido, culpable de haber cometido una infracción, era excluido dentro de lostreinta días siguientes al inicio del procedimiento de disolución motivado por su infracción, elprocedimiento sería automáticamente abandonado. Lo que es más importante, no podemos en ningúncaso estimar que un discurso pronunciado por un miembro de un partido en 1994, sea o no desaprobadopor el mismo partido, pueda justificar la disolución de ese partido unos cuatro años más tarde.

La misma observación es válida para los dos discursos pronunciados –en 1992 y marzo de 1993– porHasan Huseyin Ceylan que, en opinión del Tribunal Constitucional, eran discriminatorios e incitaban a lospartidarios de la «Charia» a utilizar la violencia contra los que se oponían a sus tesis. El señor Ceylan fueperseguido a causa de sus declaraciones tras el inicio del procedimiento de disolución e igualmenteexcluido del partido. Sin embargo, el Tribunal Constitucional consideró que el RP había manifestado suadhesión a las declaraciones del señor Ceylan al apoyar su candidatura a las elecciones y distribuyendoun videocasete en la que éste había grabado un discurso pronunciado en el seno de la organización localdel partido.

Aunque los términos empleados en esos discursos –en concreto en el de mayo de 1993– seanindudablemente poco mesurados, no podemos, una vez más, considerar que justificaran la disolución detodo el partido varios años después.

Los discursos de Pükrü Karatepe e Ibrahim Çelik, aunque más recientes, entran en nuestra opinión enla misma categoría. El primero, entonces alcalde de Kayseri, llamó a los musulmanes, en un discurso denoviembre de 1996, a preservar el odio que tenían en ellos hasta que hubiera un cambio de régimen. Elseñor Karatepe fue perseguido y condenado por incitación al odio religioso tras el inicio del procedimientode disolución. Se ha establecido que Ibrahim Çelik, miembro del RP elegido para la Asamblea Nacional,había declarado en mayo de 1997 en los pasillos de la Asamblea, que si se cerraban las escuelasreligiosas, correría la sangre, y que desearía establecer la «Charia». Como en el caso de los otros tresmiembros del partido, se inició una investigación contra él por un cierto número de motivos. Como loseñores Yylmaz y Ceylan, fue excluido del partido. Sin embargo, el Tribunal Constitucional consideró queel RP, al presentarle como candidato con conocimiento total de sus actividades e ideas, había mostradoque las aprobaba.

Como en el caso de los otros dos miembros que no eran dirigentes ni portavoces oficiales del RPconsideramos que toda violación de la Ley por parte de estas personas debía dar lugar a un investigacióncontra los interesados, medida que se tomó. No podemos admitir que tales declaraciones, hayan o nodesembocado en diligencias, pueden igualmente justificar la medida draconiana consistente en disolvertodo el partido del que dichas personas eran miembros.

El Tribunal Constitucional estaba llamado a pronunciarse sobre si, a la vista de los actos ydeclaraciones de dirigentes y miembros del RP, este partido se había o no transformado en un centro deactividades contrarias a la laicidad en el sentido de la ley sobre la reglamentación de los partidospolíticos. Como había concluido que ése era el caso, la Ley y la Constitución le obligaban a pronunciar ladisolución.

La cuestión sometida a nuestro Tribunal es diferente: se trata de examinar si la medida extrema dedisolución (que el Tribunal calificó en sus sentencias precedentes de medida «severa» o «radical»),podía ser considerada como justificada por una necesidad social imperiosa y proporcionada a los fineslegítimos perseguidos.

Para responder de manera afirmativa a esta cuestión, la mayoría del Tribunal ha considerado que lasinstancias nacionales estaban en su derecho de actuar para impedir la realización de un proyecto políticoincompatible con las normas del Convenio, antes de que fuera puesto en práctica mediante actosconcretos que corrían el riesgo de comprometer la paz civil y el régimen democrático en el país (apartado80 de la sentencia).

Este razonamiento no nos convence. Nosotros pensamos que no hay pruebas formales o convincentesque demuestren que el RP, antes o después de su entrada en el Gobierno, hubiera tomado medidastendentes a realizar un proyecto político incompatible con las normas del Convenio, a destruir o socavarla sociedad laica, a utilizar o apoyar la violencia y el odio religioso, o a amenazar de cualquier otramanera el orden jurídico y democrático en Turquía.

En ausencia de tales pruebas, consideramos que la disolución del RP y la confiscación de sus bienes,así como las sanciones accesorias impuestas a los demandantes individuales, supusieron la violación delartículo 11 del Convenio.

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