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RÉGIMEN TRANSITORIO DE LA LEY DE CONTRATOS DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS. ALGUNOS PROBLEMAS PRÁCTICOS DE SU APLICACIÓN BIBLIOGRAFÍA: Específica sobre contratos: -Contratos de las Administraciones Públicas (Comentarios a la Ley 13/1995, de 18 de mayo) , El Consultor. 1995, pp. 957 y ss. -DE LA QUADRA SALCEDO, Tomás, Derecho transitorio de la nueva Ley, en la obra colectiva Comentario a la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, Cívitas, 1996, pp. 903 y ss. -VICENTE, Enric, Las Disposiciones adicionales, transitorias, derogatoria y finales, en la obra colectiva Introducción a la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas , Marcial Pons, 1996, pp. 277 y ss. CAYUELA SEBASTIÁN, Luis, Los Contratos de las Administraciones Públicas, Centro de Estudios Financieros, 1996, pp. 42 y ss. -ESQUERDA ROSET, José María, Principales innovaciones de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, con especial referencia a la Administración Local, RAP, nº 138, pp. 363 y ss. General sobre derecho transitorio: 1

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Page 1: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

RÉGIMEN TRANSITORIO DE LA LEY DE CONTRATOS

DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS. ALGUNOS

PROBLEMAS PRÁCTICOS DE SU APLICACIÓN

BIBLIOGRAFÍA:

Específica sobre contratos:

-Contratos de las Administraciones Públicas (Comentarios

a la Ley 13/1995, de 18 de mayo), El Consultor. 1995, pp.

957 y ss.

-DE LA QUADRA SALCEDO, Tomás, Derecho transitorio de la

nueva Ley, en la obra colectiva Comentario a la Ley de

Contratos de las Administraciones Públicas, Cívitas, 1996,

pp. 903 y ss.

-VICENTE, Enric, Las Disposiciones adicionales, transitorias,

derogatoria y finales, en la obra colectiva Introducción a

la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas,

Marcial Pons, 1996, pp. 277 y ss.

CAYUELA SEBASTIÁN, Luis, Los Contratos de las

Administraciones Públicas, Centro de Estudios

Financieros, 1996, pp. 42 y ss.

-ESQUERDA ROSET, José María, Principales innovaciones de

la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, con

especial referencia a la Administración Local, RAP, nº

138, pp. 363 y ss.

General sobre derecho transitorio:

-DÍEZ-PICAZO, Luis María, La derogación de las leyes,

Cívitas, pp. 182 y ss.

-DE CASTRO Y BRAVO, Federico, Derecho civil de España,

Cívitas, pp. 625 y ss.

1

Page 2: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

INTRODUCCIÓN.

Vamos a tratar de analizar una de las cuestiones

más interesantes de la Ley de Contratos de las

Administraciones Públicas: el régimen transitorio de la

Ley. La razón de su interés reside en el hecho de que el

régimen establecido por la Ley en sus Disposiciones

Transitorias dista de ser claro y ha dado lugar a varias

interpretaciones.

Lo cierto, sin embargo, es que en los varios

manuales (alrededor de una decena) que han salido

sobre la Ley, o bien no se trata la materia o se trata de

forma deficiente.

Para efectuar el estudio del materia, sin embargo,

es preciso que abordemos el tema desde una perspectiva

más amplia que el simple análisis de los preceptos de la

Ley que a ello se refieren.

Por lo tanto, antes de iniciar el estudio de la

materia, voy a intentar hacer una breve exposición de la

doctrina en la cuestión relativa al Derecho intertemporal.

LA DOCTRINA JURÍDICA SOBRE EL DERECHO

INTERTEMPORAL.

La doctrina administrativista se ha ocupado

escasamente, por no decir que no lo ha hecho en

absoluto, de esta materia, dedicando por lo general sus

esfuerzos a otros temas de “mayor calado”. Por poner un

ejemplo, en el conocido manual de GARCÍA DE ENTERRÍA

y T.R. FERNÁNDEZ, se dedica un párrafo de cuatro líneas

al problema de la retroactividad de las leyes, señalando

la aplicación del art. 2.3 del Código civil, dedicando

2

Page 3: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

nueve páginas al “más importante asunto” de la

retroactividad de los reglamentos1.

Por lo tanto, el único cuerpo doctrinal que existe

sobre el asunto es el que ha creado la rama civil de

nuestro saber.

El mejor análisis que sobre la cuestión se ha

efectuado es el efectuado en su día por DE CASTRO, en

su famoso manual Derecho civil de España. En él, lejos

de cualquier actitud dogmática, el maestro mantiene una

posición ecléctica respecto del Derecho intertemporal.

Así, por una parte, considera que los problemas de

Derecho transitorio hay que enfocarlos como unos más,

entre tantos, de los que ha de resolver la función

interpretativa confiada a los juristas, con el método y los

medios de interpretación se buscará el alcance de las

leyes en colisión, con arreglo a su fin dentro del

ordenamiento jurídico.

Por otra, DE CASTRO parte de la tradicional regla

de nuestro derecho histórico de que “las leyes no

tendrán efecto retroactivo”, recogida por el artículo 3

(actualmente el 2.3) del Código civil, señalando que tal

principio de irretroactividad es “regla de buena política,

máxima de prudencia y exigencia de la equidad”, pero

añadiendo que “como regla de buen gobierno ha de

plegarse al consejo de la ocasión”.

Desde este punto de vista, analiza el llamado

principio de irretroactividad, señalando que no se trata

de un principio técnico, es decir no es una fórmula que

resuelva las cuestiones que se plantean en la colisión de

1 Curso de Derecho Administrativo, Sexta Edición, 1993, Cívitas, Tomo I.

3

Page 4: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

dos normas, sino que se trata de un criterio que ha de

servir de guía para la aplicación de las leyes.

Señala DE CASTRO los tres tipos de retroactividad

que tradicionalmente se predican:

1. Retroactividad en grado máximo: Existe

cuando la nueva ley se aplica a la mismas

relación jurídica básica y a sus efectos, sin

tener en cuenta para nada o sólo de modo

secundario, que aquélla fuera creada o éstos

ejecutados bajo el imperio de la ley anterior.

2. Retroactividad en grado medio: Se da cuando

la nueva ley sólo se aplica a efectos nacidos ya

durante la vigencia de la ley derogada, pero

sólo en cuanto hayan de ejecutarse después

de la vigencia de la nueva ley.

3. Retroactividad en grado mínimo o atenuada:

Se produce en el caso de que la nueva ley se

aplica a los efectos de una relación jurídica

regulada según la legislación anterior, pero

sólo a los que nazcan después de estar vigente

la nueva ley, sustituyéndose desde entonces la

nueva regulación antigua2.

Señalando de inmediato, que el artículo 3 del

Código civil, al imponer una presunción sobre el sentido

no retroactivo de toda nueva norma, tiene distinta fuerza

2 DE CASTRO pone los siguientes ejemplos: 1. Habría retroactividad en

grado máximo, v.g.: si derogada una Ley de Divorcio, se declarasen nulas o

impugnables las sentencias de divorcio dictadas. 2. Habría retroactividad en grado

medio, v.g.: si dictada una ley reprimiendo la usura, se ordena reducir los intereses

de los préstamos incluso de los plazos ya vencidos y aún no pagados. 3. Habría

retroactividad en grado mínimo, v.g.: en el caso anterior, la ley de la usura se

aplicaría a las relaciones de préstamo ya existente, pero sólo respecto a los

intereses que venciesen después de la publicación de la ley y no a los ya vencidos,

estuviesen o no satisfechos.

4

Page 5: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

respecto de cada tipo de retroacción: casi invencible

respecto al grado máximo; muy fuerte respecto al grado

medio; fácilmente vencible respecto a la retroacción

atenuada.

Por otra parte, sostiene DE CASTRO que las leyes

pueden contener disposiciones transitorias expresas que

determinen un grado mayor o menor de retroactividad de

la ley, pero que no siempre ocurre así, y que en estos

casos la doctrina y la jurisprudencia han admitido que las

leyes pueden exigir su cumplimiento con efectos

retroactivos, aunque no lo hayan declarado

expresamente, ya que hay disposiciones que por su

mismo carácter implican normalmente un efecto

retroactivo. A tal efecto, señala los siguientes criterios:

a) Las disposiciones interpretativas; que se

consideran vigentes desde la misma fecha que

la ley interpretada por ella.

b) Las disposiciones complementarias o

ejecutivas, en cuanto son estimadas como

mero desarrollo de la ley principal.

c) Las leyes y disposiciones de estricto carácter

procesal, que como adjetivas y ordenadoras

del proceso, se aplican normalmente a los

procedimientos en curso.

d) Las disposiciones que condenen, como

incompatibles a sus fines morales y sociales,

las situaciones anteriormente constituidas. Se

supone este significado en las disposiciones

prohibitivas, derogatorias, urgentes y

persecutorias de anteriores fraudes.

e) Las disposiciones que tengan por objeto

establecer un régimen general y uniforme, en

cuanto sólo concediéndoles efectos

5

Page 6: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

retroactivos se puede conseguir la unidad

propuesta3.

Esta es en síntesis la exposición de DE CASTRO,

cuya lectura se recomienda para conseguir una mayor

penetración en la materia.

Más modernamente4 ha tomado el testigo un

discípulo suyo, DÍEZ-PICAZO, que ha analizado el asunto

en la monografía La derogación de las leyes, desde un

punto de vista dogmático, que en el capítulo dedicado al

Derecho intertemporal sostiene que la aplicación del

artículo 2.3 del Código civil debe suponer la presunción

de que las normas no tienen ningún efecto retroactivo,

salvo que en ellas se diga lo contrario. Aunque luego

matiza su postura señalando que cabe que la ley por sus

propias características tenga un efecto retroactivo tácito,

con lo que, a efectos prácticos el resultado es bastante

similar a la postura mantenida por DE CASTRO5.

LA DOCTRINA SOBRE LAS DISPOSICIONES

TRANSITORIAS DE LA LEY DE CONTRATOS DE

LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS.

Hasta aquí hemos analizado la doctrina general

más relevante en la materia, elaborada en lo

fundamental por la civilística. La cuestión que vamos a

analizar ahora es la doctrina sobre las Disposiciones

3 Señala DE CASTRO como ejemplo de éstas: la Ley Hipotecaria, los

artículos del Código civil, etc.4 Aunque, en mi modesta opinión, no tan acertadamente.

5 La diferencia fundamental estriba en que DÍEZ-PICAZO considera que

la “irretroactividad” es una regla técnica que nos permite determinar cuál de las

dos leyes se aplica, mientras que para DE CASTRO, es simplemente un principio

orientador que nos permite comenzar el proceso interpretativo.

6

Page 7: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

Transitorias de Contratos de las Administraciones

Públicas.

Al respecto, hay que señalar que los manuales al

uso tratan escasamente esta materia, por lo que citaré

únicamente a aquellos que hacen algún tipo de análisis.

En primer lugar, la monografía sobre la Ley de

Contratos de las Administraciones Públicas de EL

CONSULTOR, señala que “La LCAP no contiene una

regulación general del Derecho transitorio, sino que

aquella debe deducirse de lo establecido en esta

Disposición Transitoria 1ª y de lo regulado en la DT 8ª.”,

lo que en esencia es cierto. Pero ahí termina el análisis,

señalando simplemente que: 1º) la LCAP será de

aplicación a los contratos adjudicados con posterioridad a

su entrada en vigor; 2º) los contratos adjudicados con

anterioridad se regirán por lo establecido en el propio

contrato, en el pliego de cláusulas administrativas y en la

legislación vigente en el momento de la adjudicación,

salvo las prerrogativas de la Administración (art. 60

LCAP), en lo que será de aplicación la nueva ley.

Respecto a la transitoria 8ª, se limita a decir que

las reglas sobre demora de la Administración en el pago

de sus deudas sólo son aplicables a los contratos

adjudicados a partir del 9 de junio de 19956.6 Añade que para los celebrados con anterioridad rige lo dispuesto, con

carácter general por el art. 45 de la LGP, respecto a lo cual, y a pesar de no ser el

tema de exposición no me resisto a señalar que es reiterada la jurisprudencia que

rechaza la aplicación del mismo, así la STS de 19.04.1994 (Ar. 2820/94) dice “En

efecto, encontrándonos aquí, como nos encontramos, ante un supuesto de mora

de la Administración en el pago de su contraprestación dineraria derivada de un

contrato de ejecución de obras, la generalidad del artículo invocado -el 45 de la

LGP- debe ceder indudablemente ante la especialidad de lo dispuesto en la Ley de

Contratos del Estado y en el Reglamento General de Contratación del Estado, por

obra del principio de que ‘generalia specialibus non derogant’, siendo así en dichas

disposiciones, artículo 47 y 57 de la primera y 144, 172 y 176 de la segunda, se

7

Page 8: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

Por su parte, el libro colectivo Comentario a la

Ley de Contratos de las Administraciones Públicas,

dirigido por GÓMEZ-FERRER MORANT, tiene un capítulo,

cuya firma corresponde a DE LA QUADRA SALCEDO,

intitulado Derecho transitorio de la nueva Ley, que

analiza el tema con profundidad. Lo mismo que el

anterior, señala que son dos las disposiciones que se

pueden denominar transitorias: la primera y la octava.

Respecto a la D.T. 1ª, parte este autor de la

constatación de que, en la contratación administrativa, la

relación ley-contrato es diferente que en la contratación

civil, ya que las normas de derecho necesario tienen una

influencia mucho mayor en el contrato, lo que en la

práctica provoca una mayor rigidez de las cláusulas del

contrato. A ello ha de añadirse que la transitoria, habla

de la conservación de lo actuado en el expediente,

incluidos los pliegos de cláusulas, lo que significa, que la

Administración si no revisa lo actuado7, lo acepta en los

términos en que esté aprobado, aunque la regulación sea

contraria a la nueva ley8. Por otra parte, considera que el

resto de las relaciones que surjan de la relación

contractual, se regirán por la nueva ley, y pone como contiene una peculiar disciplina conforme a la cual ‘dies interpellatit pro homine’ y

la mora se produce ‘ex lege’ por el mero transcurso de los tres, nueve o seis meses

legal y reglamentariamente establecidos para, respectivamente, el pago de las

certificaciones, del importe de la liquidación provisional o del de la liquidación

definitiva, no constituyendo la ‘interpellatio’ más que un requisito para el ejercicio

del derecho y no un presupuesto para el nacimiento del mismo.”, y en los mismos

términos la STS de 31.05.1994 (Ar. 3912/94).7 Señala este autor que la transitoria otorga discrecionalidad a la

Administración para ajustar lo actuado en el expediente a la nueva Ley.8 Lo cierto es que este autor señala que la rigidez de los contratos

administrativos da lugar a que haya de ajustarse la relación a su clausulado,

incluso si este es contrario a la legislación en tanto no se anule (?), apuntando que

esto hace que el contrato sea la ley aplicable, con independencia de su legalidad.

En mi opinión, aquí el autor confunde la presunción de validez de los actos

administrativos (en este caso el pliego), con el régimen aplicable.

8

Page 9: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

ejemplo que: si en el contrato no se prevé la revisión de

precios, ésta deberá aplicarse, ya que el criterio de la

nueva ley es éste (art. 104 y ss. LCAP).

Respecto a la D.T. 8ª, señala que la misma no

presenta mayores problemas de interpretación,

únicamente que al no incluirse en la misma el art. 148 de

la LCAP, que es una especialidad de los contratos de obra

respecto a los intereses de demora, no es claro si es o no

aplicable a los contratos de obra en dicho supuesto la

citada norma.

Finalmente9, DE LA QUADRA analiza el régimen

transitorio no expresamente previsto en las transitorias.

Parte este autor de la aplicación a la Ley del art. 2.3 del

Código civil y las Disposiciones Transitorias del mismo10.

En este sentido, señala este autor que de la Disposición

Transitoria Segunda, aplicada a la LCAP se extrae que

respecto a los derechos nuevos serán de aplicación si no

perjudican a otros, por ello era necesaria la transitoria

octava, ya que si no la nueva legislación sería de

aplicación en lo referente a los intereses por demora,

mientras que no sería así en el caso de la revisión de

precios, ya que aquí sí perjudica a otro derecho: el

correlativo de la Administración a pagar la obra al precio

convenido sin modificaciones11. Por otro lado, de la

9 Este autor analiza también el resto de las transitorias, pero dado que

a efectos de regulación intertemporal carecen de interés (en realidad no regulan la

colisión de normas, sino que retrasan la aplicación de la ley o establecen

especialidades) no se van a analizar.10 Señala que las transitorias del Código civil lo que hacen es

determinar cuándo hay retroactividad y cuando no, por lo que son lo determinante

a efectos de la aplicación del art. 2.3 del Código civil.11 Lo cierto es que las diferencias que establece entre uno y otro caso

son poco convincentes, ya que al igual que en la revisión, en los intereses por

mora en el pago la Administración puede tener un derecho correlativo a que no se

le modifiquen los intereses que por demora haya de abonar; y, al contrario,

9

Page 10: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

Disposición Transitoria Tercera del Código civil extrae

este autor que las normas restrictivas no serán de

aplicación retroactivamente.

En definitiva, señala que para determinar si una

norma en concreto es o no retroactiva habrá de acudirse

a los criterios de las transitorias del Código civil que

introducen un cuadro más complejo y más justo en

cuanto introduce elementos de seguridad jurídica en las

relaciones entre las partes.

Por su parte, el análisis que hace VICENTE en el

libro colectivo Introducción a la Ley de Contratos de las

Administraciones Públicas es más bien escaso, ya que se

limita a decir que de la Transitoria Primera se deduce a

contrario que el régimen aplicable a los contratos

formalizados con anterioridad a la vigencia de la Ley es

el de la legislación precedente.

Más interesante es la exposición que hace

CAYUELA SERRANO en su manual Los Contratos de las

Administraciones Públicas, ya que si bien no realiza

ningún análisis propio, recoge el Dictamen de 16 de junio

de 1995 de la Dirección General del Servicio Jurídico del

Estado, en el cual se sostiene que la Ley se aplica a todos

los contratos, si bien no se aplicará a las situaciones ya

consolidadas y a los actos agotados. Naturalmente, en

todo excepto lo dispuesto en la Disposición Transitoria

Octava, cuyo literal (con esta interpretación) es claro.

Para terminar la exposición de las construcciones

doctrinales que se han hecho, queda por último, el

difícilmente puede sostenerse que la Administración tiene un derecho correlativo a

la no modificación del precio, cuando la legislación anterior previó supuestos de

revisión, y lo que ha hecho la nueva es ampliarlos.

10

Page 11: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

artículo de ESQUERDA ROSET en el número 138 de la

Revista de Administración Pública, que efectúa un

interesante análisis de la cuestión, aunque sin dar

ninguna concreta solución.

Parte este autor para la interpretación del propio

texto legal, y señala que:

Respecto a la transitoria primera, que caben dos

interpretaciones posibles:

1ª) Una primera lectura del precepto daría pie a

interpretar que los contratos adjudicados con

anterioridad al día 9 de junio de 1995 se regirán por la

legislación anterior por contrario sensu a lo que dispone

el texto literal de la Disposición.

2ª) En cambio, si se considera que dicho texto se

refiere a los “expedientes de contratación” y que éstos

finalizan, según el art. 70.3 de la Ley, una vez realizada

la adjudicación y formalización del contrato, podría

interpretarse que los trámites posteriores a la

formalización de contratos adjudicados antes del 9 de

junio de 1995 deberán ajustarse a lo dispuesto en la

nueva Ley.

Por otro lado, respecto a la transitoria octava,

dice que no ayuda a resolver la duda, pero señala que

cuando la misma dice que “Para los contratos

adjudicados con anterioridad continuarán aplicándose,

en este extremo, los preceptos de la legislación de

contratos del Estado, vigentes en el momento de la

11

Page 12: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

adjudicación.”, parece que está diciendo que en todo lo

demás se aplicará la nueva ley12.

Hasta aquí lo que se ha dicho sobre las

transitorias.

CRÍTICA DE LA METODOLOGÍA EMPLEADA EN

EL ANÁLISIS DE LOS PROBLEMAS DE

TRANSITORIEDAD POR LA DOCTRINA.

Dado que los criterios metodológicos utilizados

por cada uno de los autores que hemos analizado es

diferente, no parece adecuado hacer una crítica global,

por lo que es preciso ir caso por caso.

El análisis efectuado por EL CONSULTOR

difícilmente resiste la menor crítica, ya que no justifica la

interpretación de la norma que hace, limitándose a decir

que a los contratos adjudicados con anterioridad se les

aplica le legislación anterior y a los adjudicados con

posterioridad la nueva ley. Parece, por tanto, que se

adscriben a la interpretación que considera que cuando

la D.T. 1ª habla de expediente se refiere al régimen del

contrato, aunque no da ninguna razón de ello13.

Más interés tiene, sin duda, la crítica del

interesante análisis efectuado por DE LA QUADRA, ya que

aquí se utiliza una metodología más científica. Creo, sin

embargo, que el estudio que efectúa se cae por su base.

Como dije al inicio de esta ponencia, la doctrina

12 En realidad con esta interpretación se estaría avalando la segunda

interpretación de la D.T.1ª, por la que se consideraba que se aplicaría la LCAP a

todos los contratos, mientras que lo dispuesto en esta transitoria sería una

excepción a dicha regla.13 Esto hace que la interpretación se parezca más a una glosa que a

una verdadera interpretación jurídica.

12

Page 13: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

administrativista se ha ocupado poco del asunto de la

transitoriedad de las leyes, tendiendo a pensar que se

trata de una cuestión del Derecho civil. Ello ha hecho

que, automáticamente, dicho autor considere que con

carácter supletorio se aplique el artículo 2.3 del Código

civil y las Disposiciones Transitorias del mismo. Pero ¿es

realmente así?. En mi opinión con esa afirmación se parte

de un prejuicio acrítico. Hay que examinar, por tanto, si

tal prejuicio es acertado, esto es, si es conforme con la

naturaleza de las cosas. Ello exige un análisis previo al

momento en que el autor ha iniciado la labor

interpretativa.

Dado que estamos hablando de aplicación

supletoria de normas, el primer paso sería determinar

qué normativa se aplica con supletoriedad a la LCAP, ya

que ello determinará la legislación aplicable. Dicha

materia se regula expresamente en la LCAP, cuyo

artículo 7 dice “1. Los contratos administrativos se

regirán en cuanto a su preparación, adjudicación, efectos

y extinción por la presente Ley y sus disposiciones de

desarrollo; supletoriamente se aplicarán las restantes

normas de derecho administrativo y, en su defecto, las

normas de derecho privado.”, de lo que se extrae con

toda certeza que, antes de aplicar supletoriamente el

Código civil, ha de aplicarse en primer lugar el

Reglamento General de Contratación, y supletoriamente

la normativa administrativa, en concreto la normativa de

carácter general, en nuestro caso la Ley de Régimen

Jurídico de las Administraciones Públicas y del

Procedimiento Administrativo Común, cuyas normas

transitorias son aplicables con preferencia a las civiles.

No muy diferente es por otro lado, el régimen que

se establece en el Texto Refundido de Disposiciones

13

Page 14: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

Legales vigentes en Materia de Régimen Local, cuyo

artículo 112 utiliza en general el mismo criterio.

Ello hace que, en mi opinión, el análisis efectuado

tenga un error de base que determina lo inadecuado del

mismo en su totalidad.

En cuanto a la interpretación acuñada por

VICENTE, su fundamento principal es la interpretación a

contrario sensu de la Transitoria Primera, por lo que ha

de analizarse si dicho argumento está correctamente

empleado en la cuestión objeto de nuestro estudio. F.

OST señala14 que el argumento a contrario lleva a que

cuando el legislador ha regulado expresamente

determinada hipótesis, “se deduce que ha querido

conservar el statu quo en lo que concierne a las otras

especies del mismo género”. El empleo coherente de

este método interpretativo supone, en el plano teórico,

en que la Transitoria Primera dice “Los expedientes de

contratación en curso en los que no se haya producido la

adjudicación se regirán por lo dispuesto en la presente

Ley, ...”, excluiría la aplicación de la misma a los

contratos anteriores, pero, dado que la hipótesis

planteada debe excluir a las demás, también excluiría a

los celebrados con posterioridad, lo que utilizando otro

argumento clásico (reductio ad absurdum), nos llevaría al

rechazo de tal argumentación.

Por su parte, no podemos conocer en detalle el

argumento utilizado por la Dirección General del Servicio

Jurídico del Estado, por lo que (aunque en general la

14 En «l’interprétation logique et systématique et le postulat de la

rationalité du législateur», en L’interprétation en droit. Approche pluridisciplinaire,

dirigido por M. VAN DE KERCHOVE, Bruselas, 1978, p. 123.

14

Page 15: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

interpretación me parece correcta), no voy a entrar a su

análisis.

Queda, por último, el estudio de lo apuntado por

ESQUERDA ROSET, que aborda el tema desde la

interpretación de la literalidad de la Ley, presentando

alternativas pero sin decidirse por una u otra. Cierto que

desde el punto de vista de la literalidad de las

transitorias se pueden hacer las interpretaciones que

hace este autor, pero incurre en un defecto de falta de

perspectiva, al no abordar el problema de forma más

global y no tener en cuenta otra cosa que lo dispuesto

por las transitorias.

En definitiva, con independencia de los resultados

obtenidos por cada una de las posturas, lo cierto es que

los criterios metodológicos utilizados para abordar el

análisis del problema son inadecuados, lo que nos lleva a

la necesidad de efectuar un nuevo análisis con criterios

de análisis diferentes.

CRITERIOS DE LA JURISPRUDENCIA

CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVA SOBRE EL

DERECHO INTERTEMPORAL.

Hasta ahora hemos evitado conscientemente

analizar la jurisprudencia respecto a la materia del

Derecho transitorio. La razón de ello es que, como señala

SANTAMARÍA PASTOR15, en relación con retroactividad de

las normas reglamentarias “El tema de la aplicación en el

tiempo de las normas reglamentarias ofrece una doble

dificultad: al problema de base, derivado de ser éste

de la retroactividad de las normas uno de los

15 Derecho Administrativo. La jurisprudencia del Tribunal Supremo, pp.

79 y ss., Centro de Estudios Ramón Areces.

15

Page 16: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

problemas más oscuros y peor tratados de la

ciencia del Derecho, hay que sumar la discrepancia

radical que mantienen sobre la cuestión la mayoría de la

doctrina y la generalidad de la jurisprudencia16.”.

Pero, dejando a un lado el tema, y entrando en la

materia de la retroactividad de las normas

administrativas, el Tribunal Supremo, si bien parte del

art. 2.3 del Código civil, en el plano de las declaraciones

generales admite la posibilidad de retroacción tácita de

las normas administrativas: la STS de 8 de abril de 1978

(Ar. 1280), recuerda didácticamente, que junto a los

efectos retroactivos por declaración expresa de la norma,

caben tres supuestos de retroactividad tácita o implícita:

“...b) por declaración tácita o abrogación cuando el

propio contenido, carácter o fin de la nueva ley

contradice la anterior; c) las interpretativas,

complementarias o ejecutivas sólo en cuanto desarrollen

la ley principal; y, d) las que tienen por objeto establecer

un régimen general uniforme en cuanto sea sólo posible

concediéndoles los efectos retroactivos17.”. Aunque

desde luego, la jurisprudencia no es pacífica18.

Por otro lado, señala SANTAMARÍA PASTOR que la

cuestión de los límites de la retroactividad es más oscura

y compleja que la anterior. El precepto constitucional

más importante sobre la materia, el art. 9.3 de la

Constitución no ha solucionado el asunto, ya que el

16 Dicha discrepancia reside en el carácter retroactivo de los

reglamentos, que el Tribunal Supremo reconoce y que la generalidad de la doctrina

niega.17 Como vemos la jurisprudencia recoge los criterios que señalaba DE

CASTRO recogiendo los criterios jurisprudenciales civiles.18 Por poner un ejemplo, las STS de 4.11.1982 (Ar. 7055) y 17.12.1982

(Ar. 8024), señalan que la retroactividad ha de recogerse de forma expresa.

16

Page 17: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

Tribunal Constitucional, de una parte, limitó su ámbito de

aplicación a los derechos fundamentales19.

Señala este autor que, por tanto, no es de

extrañar que la jurisprudencia contenciosa se limite a

recordatorios tópicos y superfluos de este precepto

constitucional, para volver después a las viejas teorías de

los derechos adquiridos y de las situaciones estatutarias,

que pueden resumirse en dos postulados fundamentales:

1º) En primer lugar, la jurisprudencia reconoce

con mayor o menor claridad que la eficacia retroactiva de

las normas tiene como límite el respeto de los derechos

adquiridos20.

2º) En segundo lugar, también como regla

general, la jurisprudencia ha declarado que las

situaciones estatutarias no generan derechos que hayan

de ser respetados por ulteriores innovaciones

normativas21.

19 Y, también, restringió su alcance, como luego veremos.

20 El Tribunal Supremo ha efectuado una ardua tarea para determinar

qué son derechos adquiridos. En ocasiones ha utilizado términos abstractos, así en

la STS 27.02.1980, (Ar. 3030) los ha definido como “...aquél que, habiéndose

agotado el proceso jurídico de su creación o nacimiento, la realidad de su

existencia, ejercicio y extensión no depende de eventualidades extrañas a la

voluntad de su titular.”, o en otras, STS 10.06.1980 (Ar. 3170), ha distinguido los

derechos adquiridos de las meras expectativas; o, STS 23.10.1982 (Ar. 5803), de

las posibilidades de actuación profesional impuestas por las normas legales.21 Así, la STS de 18.05.1983 (Ar. 3358) dice “...en los supuestos de

actividades, profesiones, etc., sometidas a régimen jurídico general o estatutario la

teoría clásica de los derechos adquiridos quiebra en muchos de sus aspectos, pues

respetando el contenido económico de la relación jurídica básica, lo demás o casi

todo se articula en función del bien del servicio, entrando dentro del campo de las

facultades organizativas que a la Administración otorga el ordenamiento, como en

particular ocurre en este campo de la ordenación de la circulación (las

autoescuelas es un mero capítulo de actividad privada reglamentada) en que la

regla o técnica empleada es el reglamento autónomo; por ello no cabe hablar, con

propiedad, de una situación jurídica consolidada en el tema de prohibiciones e

incompatibilidades en el ejercicio de una profesión o actividad reglamentada que al

17

Page 18: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

Entiendo, sin embargo, que con lo expuesto por

este autor no se agota la doctrina jurisprudencial.

En primer lugar, a pesar de lo que dice

SANTAMARÍA, la jurisprudencia del Tribunal

Constitucional sobre el art. 9.3 de la Constitución sí tiene

una gran trascendencia en el tema de la retroactividad,

ya que aunque sólo se aplica a los derechos reconocidos

por la Constitución, la argumentación que utiliza nuestro

Alto Tribunal es utilizada por los Tribunales de la

jurisdicción contenciosa con frecuencia.

Así, la STC 20/1981, de 20 de julio, en el

Fundamento Jurídico 10º, señala que “El principio de

irretroactividad del artículo 9.3, en cuanto a las Leyes,

concierne sólo a las sancionadoras no favorables, y a las

restrictivas de derechos individuales, en el sentido que

hemos dado a esta expresión. Fuera de ello, nada impide,

constitucionalmente, que el legislador dote a la Ley del

ámbito de retroactividad que considere oportuno.”,

argumento éste que ha sido desarrollado posteriormente

por el TC, en su Sentencia 42/1986, de 10 de abril, que

en su F.J. 3º señala que “...convendrá hacer de nuevo

hincapié en que lo que se prohibe en el artículo 9.3 es la

retroactividad, entendida como incidencia de la nueva

Ley en los efectos jurídicos ya producidos de situaciones

anteriores, de suerte que la incidencia en los derechos,

en cuanto a su proyección hacia el futuro, no pertenece

al campo estricto de la irretroactividad, sino al de la

responder a exigencias del interés público o general la potestad innovatoria o de

actualización se manifiesta en toda su amplitud y por razones institucionales sin

que quepa propiamente ampararse en el principio de irretroactividad de las

normas, pues éstas pueden establecer lo contrario, art. 2.3 del C.c., y el art. 9.3 de

la Constitución no establece una regla o principio de interdicción total de la

retroactividad (las sancionadoras y restrictivas de derechos individuales)”.

18

Page 19: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

protección que tales derechos, en el supuesto de que

experimenten alguna obligación, hayan de recibir.”,

importante criterio que los Tribunales de lo contencioso

ya han utilizado, y que restringe en gran medida el

concepto de retroactividad de una norma, ya que lo

limita sólo a los efectos ya producidos.

Por otra parte, la jurisprudencia del Tribunal

Supremo en esta materia nos da unos criterios que son

igualmente de aplicación general, sin cuyo conocimiento

difícilmente podremos interpretar correctamente las

normas transitorias de la legislación de contratos.

Por una parte, el Tribunal Supremo utiliza un

criterio general para determinar el derecho temporal

aplicable, así en la STS de 11 de noviembre de 1988 (Ar.

8929), F.J.2º, dijo “...el juzgador de primera instancia

debió acudir a la disposición transitoria única de la

Ley de Procedimiento Administrativo que varía el

criterio con que deben resolverse los problemas de

intertemporalidad cuando de la vía administrativa

se trata. Conforme a esa norma –a la que hay que

recurrir pese a su carácter transitorio, porque marca un

criterio que, sigue teniendo validez- «los expedientes ya

iniciados antes de la vigencia de esta ley se tramitarán y

resolverán con arreglo a las disposiciones hasta ahora en

vigor». Cierto que puede discutirse si «expediente»

significa aquí «vía administrativa» o bien designa cada

una de las instancias administrativas. Pero es claro que

en la duda hay que inclinarse por el criterio más

favorable a la subsistencia de la acción, lo que hic et

nunc obliga a identificar «expediente» con «vía

administrativa».” (en el mismo sentido se expresan las

SSTS de 24.04.1978 (Ar. 1839/78) y 28.11.1988 (Ar.

9220/88)).

19

Page 20: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

En esta línea jurisprudencial, por un lado, deja

claro que para las normas administrativas no es

supletorio el Código civil (al menos no en primer lugar),

sino la Ley de Procedimiento Administrativo22, y; por otro,

parece que se está hablando del expediente en

tramitación, pero no se habla en general de la

aplicabilidad de la ley. Sí lo hace sin embargo la

jurisprudencia del Tribunal que sigue y desarrolla los

criterios que ha expresado el Tribunal Constitucional en

relación con la retroactividad de las normas.

En concreto, la STS de 13 de octubre de 1993 (Ar.

7238/93), dice en su F.J.9º “No existe, por tanto, la

extensión retroactiva de los preceptos reglamentarios ni

la vulneración del principio de seguridad jurídica a que se

refieren las alegaciones del demandado y la sentencia de

instancia, ya que las normas del citado Real Decreto

garantizan la conservación del derecho reconocido hasta

la finalización del respectivo compromiso temporal y, en

cuanto a la modificación del régimen de las sucesivas

renovaciones, su legalidad se halla inserta en el ámbito

de las potestades organizativas de la Administración,

partiendo del principio de lo que prohibe el art. 9.3 de la

Constitución de la retroactividad entendida como

incidencia de la nueva ley en los efectos jurídicos

producidos de situaciones anteriores, de suerte que la

incidencia en los derechos, en cuanto a su

proyección hacia el futuro, no pertenece al campo

estricto de la retroactividad (Cfr. STC 42/1986, de

22 Esto es ya antiguo, si no de qué otro modo podría haber justificado el

Tribunal Supremo que el plazo del recurso de reposición comenzaba a contar al día

siguiente de la recepción de la notificación, ya que si, como inicialmente señaló, se

hubiera aplicado supletoriamente el Código civil (art. 5), el plazo (al ser por meses)

se hubiera contado desde el día de la notificación (como ocurre de conformidad

con el actual art. 48 LRJPAC).

20

Page 21: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

10.04).”. Esta sentencia tiene gran trascendencia, porque

traslada la argumentación que utiliza el Tribunal

Constitucional sobre qué es lo que se debe entender por

retroactividad a efectos de derechos fundamentales al

campo de los derechos adquiridos.

A ello debemos añadir lo señalado por la STS de

22 de junio de 1994 (Ar. 5092/94), que en su F.J. 5º ha

dicho “Se insiste, por último, en la impugnación

específica de la Disposición Transitoria 2ª en cuanto –se

afirma- la misma establece una retroactividad contraria

al art. 9.3 de la Constitución, y sus efectos se vendrían a

extender a situaciones consolidadas con anterioridad. Tal

alegación tampoco resulta fundada –conforme a lo

correctamente razonado por la sentencia impugnada y a

la jurisprudencia del Tribunal Constitucional que se cita—

en cuanto la irretroactividad no ampara una

petrificación del ordenamiento y lo que se dispone es

la simple aplicación de las disposiciones o clasificaciones

generales (Cap. I) o la aplicación de la norma nueva a

situaciones fácticas renovadas, como el Cap. III, que

juega esencialmente en caso de ampliación,

modificación, división o cambio de actividad, que son los

determinantes del cambio en la aplicación de la norma,

no pudiendo por ello hablarse de retroactividad contraria

al art. 9.3 de la Constitución.”, donde podemos ver que la

doctrina constitucional ha calado hondo en el Tribunal

Supremo, ya que habla con toda naturalidad de que el

principio de irretroactividad no puede suponer la

petrificación del ordenamiento jurídico, todo lo cual,

desde luego, está bastante alejado de las posturas

doctrinales sobre el derecho transitorio.

Pero, por si ello no fuera suficientemente

significativo, la STS de 22.02.1990 (Ar. 1136/90), en

21

Page 22: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

relación con la aplicabilidad de la excedencia por

incompatibilidad, señala en su F.J. 3º c) que “No cabe

afirmar tampoco que la Ley a que se viene aludiendo, la

de incompatibilidades de 26 de diciembre de 1984,

autorice una interpretación retroactiva contraria a la

Constitución, ya que la irretroactividad significa, en un

sentido jurídico constitucional, que la norma nueva

afectará al futuro y no al pasado, y esto es lo que sucede

con la de incompatibilidades; no hay retroactividad,

en una relación de tracto sucesivo, cuanto la nueva

norma se aplica al futuro de la relación, sin afectar a los

efectos ya consumados en la situación anterior; lo

contrario sería tanto como consagrar la petrificación

legislativa, atando al legislador e impidiéndole desplegar

su libertad de conformación del ordenamiento jurídico y,

en concreto, y por lo que aquí respecta, la regulación de

la función pública. Así se establece en las Sentencias del

Tribunal Constitucional de 20 de julio de 1981 (R.T.C. 27)

y de 4 de febrero de 1983 (R.T.C. 6) y en las de esta Sala

de 5 de julio y 7 de octubre de 1986 (Ar. 3955 y 5415/86)

y de 8 de mayo de 1987 (Ar. 3413/87).”, que desde el

punto de vista de nuestro análisis es del mayor interés,

ya que los contratos administrativos que pueden dar

lugar a problemas de intertemporalidad son aquéllos que

implican una relación de tracto sucesivo (servicios,

suministros, obras largas, etc.). Luego analizaremos esto

con más detalle.

De todo ello creo que podemos establecer las

siguientes reglas que sobre el Derecho intertemporal

aplica el Tribunal Supremo en materia administrativa:

22

Page 23: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

1ª) Con carácter supletorio a las normas

administrativas no se aplica el Código civil, sino la Ley de

Procedimiento Administrativo23.

2ª) Las normas que afectan a los efectos de

situaciones nacidas al amparo de una norma anterior no

son retroactivas, ya que sólo hay retroactividad cuando

la norma se aplica a situaciones consolidadas o en

trámite24.

3ª) En las relaciones de tracto sucesivo, se

aplicará la nueva legislación a los efectos de una

situación nacida al amparo de la legislación anterior, que

se produzcan a partir de su entrada en vigor.

EL RÉGIMEN DE LAS DISPOSICIONES

TRANSITORIAS DE LA LEY DE CONTRATOS DE

LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS.

Llegados a este punto, ya estamos en condiciones

de abordar el análisis de las transitorias de la Ley con los

suficientes instrumentos para obtener conclusiones

adecuadas.

El primer paso, es determinar cuál es la

legislación aplicable. Para ello hemos de acudir, en

primer término a la propia Ley, cuyo artículo 7 dice “1.

Los contratos administrativos se regirán en cuanto a su

preparación, adjudicación, efectos y extinción por la

presente Ley y sus disposiciones de desarrollo;

supletoriamente se aplicarán las restantes normas de

23 Referencia que ha de entenderse hecha a la Ley de Régimen Jurídico

de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común.24 De acuerdo con la Disposición Transitoria de la antigua Ley de

Procedimiento Administrativo.

23

Page 24: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

derecho administrativo y, en su defecto, las normas de

derecho privado.”, de lo cual, en mi opinión se extrae con

toda claridad que, sólo en caso de que no se pueda llegar

a una conclusión o no se pueda resolver la cuestión de

conformidad con lo dispuesto en la legislación

contractual o en la administrativa (con carácter

genérico), habría de acudirse a la legislación civil.

Esto, además, se ve reforzado por la

jurisprudencia del Tribunal Supremo que ya de forma

regular entiende que supletorio de la normativa

administrativa es la Ley de Procedimiento Administrativo.

Por lo tanto, con base en estas premisas vamos a

iniciar la andadura interpretativa.

Inicialmente voy a hacer abstracción de la

existencia de las Disposiciones Transitorias Primera y

Octava de la Ley, a efectos de señalar cuál sería el

régimen aplicable si no existieran las mismas, para poder

interpretar éstas en su contexto normativo.

Entiendo que en primer lugar sería de aplicación

la Disposición Transitoria Segunda de la Ley 30/1992, de

26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las

Administraciones Públicas y del Procedimiento

Administrativo Común. De la misma, sólo el número 1

contiene una disposición realmente aplicable a la Ley de

Contratos: “A los procedimientos ya iniciados antes de la

entrada en vigor de la presente Ley no les será de

aplicación la misma, rigiéndose por la normativa

anterior.”. Hay que hacer notar que la citada disposición

sólo se refiere a los procedimientos, lo que, incluso

interpretado en el sentido amplio que el Tribunal

Supremo otorga a este término, no puede llegar más allá

24

Page 25: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

de la formalización y posibles recursos interpuestos por

el interesado. Ello hace al precepto inadecuado para

resolver las cuestiones relativas a los contratos que, con

carácter general, implican relaciones de tracto sucesivo

entre la Administración y el contratista.

Sí nos serviría, sin embargo, para los

procedimientos contractuales en curso (pliegos, ofertas,

selección, adjudicación y formalización del contrato), que

en aplicación de este criterio se regularían por la

legislación precedente. Pero ha sido precisamente para

evitar dicho efecto que se ha dictado la Disposición

Transitoria Primera, ya que de otro modo a los

procedimientos en curso se hubiera aplicado la

normativa precedente, lo que hubiera retrasado la

aplicación de la Ley. Así el precepto se nos aparece con

un sentido claro que se deriva de su conexión con el

resto del ordenamiento, y no sólo de su tenor literal. En

definitiva, lo que un análisis de conjunto nos indica es

que el sentido de la Disposición Transitoria Primera es

evitar la aplicación de la normativa anterior a los

expedientes en curso que, de otro modo se produciría.

Todavía queda, sin embargo, precisar qué

normativa se aplica al resto de las cuestiones. En

concreto, respecto a los efectos de contratos

formalizados con anterioridad a la vigencia de la Ley, ya

que la Ley de Procedimiento Administrativos sólo se

refiere a los procedimientos en curso, y lo mismo ocurre

con la Disposición Transitoria Primera.

Ha de señalarse que el Reglamento General de

Contratación del Estado25 tiene un precepto que regula el

25 Vigente de acuerdo con lo dispuesto en la Disposición derogatoria

única de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas.

25

Page 26: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

Derecho intertemporal: la Disposición Transitoria Tercera,

que dice “Los proyectos y presupuestos, los pliegos de

cláusulas administrativas particulares y los expedientes

de contratación cuya elaboración se haya iniciado con

anterioridad al 1 de enero de 1976 quedarán exentos de

la normativa del presente reglamento, sin que sea

preciso, por tanto, reajustar las actuaciones anteriores a

esta fecha. Respecto a los trámites ulteriores de estos

expedientes, se aplicará el presente Reglamento en

cuanto sea jurídicamente compatible a juicio del

Departamento correspondientes, con la legislación

anterior.”. Pero es claro que dicho precepto no puede

ayudarnos demasiado, ya que está regulando lo mismo

que la transitoria primera, aunque de forma un tanto

diferente.

La cuestión, por tanto, ha de abordarse desde

otro punto de vista. El primer paso, es determinar si la

aplicación de la Ley de Contratos de las Administraciones

Públicas a los efectos que se derivan de contratos

aprobados con anterioridad a la misma es, en sentido

estricto, un caso de retroactividad, ya que de otro modo

el problema dejaría de existir.

Para ello, sin entrar en los problemas de la

dogmática, ha de afirmarse en primer término que nos

encontramos ante relaciones de tracto sucesivo26, al

menos si por tal entendemos aquélla que se prolonga en

el tiempo, según el siguiente esquema:

LCE LCAP

26 Es claro que si fueran de tracto único no se plantearía el problema de

la aplicación de una u otra norma, ya que los efectos se habrían agotado.

26

CONTRATO

ADMINISTRATIVO

Page 27: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

Relación jurídica

(de tracto sucesivo)

La primera cuestión que se plantea aquí es si, los

efectos posteriores a la entrada en vigor de la Ley, en

relaciones de este tipo son un supuesto de

retroactividad.

Para la doctrina civilista clásica (DE CASTRO)

estaríamos ante un supuesto de retroactividad en grado

mínimo, ya que “...la nueva ley se aplica a los efectos de

una relación jurídica regulada según la legislación

anterior, pero sólo a los que nazcan después de estar

vigente la nueva ley, sustituyéndose desde entonces la

nueva regulación antigua”. Pero también hemos visto

como, el Tribunal Constitucional primero respecto al art.

9.3 de la Constitución (Sentencia 42/1986, de 10 de abril)

y el Tribunal Supremo luego con carácter más general

(STS de 13 de octubre de 1993 (Ar. 7238/93), que

señalaba “...la incidencia en los derechos, en

cuanto a su proyección hacia el futuro, no

pertenece al campo estricto de la retroactividad”)

restringían el concepto de retroactividad, considerando

que, la tradicional retroactividad en grado mínimo, no es

realmente un supuesto de retroactividad.

Esto llevaría a que, de acuerdo con la doctrina del

Tribunal Supremo, la Ley de Contratos de las

Administraciones Públicas sería de aplicación a todos los

contratos, con independencia de cuándo fueran

formalizados, ya que: por una parte, como hemos visto,

la aplicación de la misma las consecuencias futuras de

27

Page 28: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

aquéllos no es un verdadero supuesto de retroactividad,

por lo que ni siquiera cabe pensar la posibilidad de

aplicación de la antigua Ley de Contratos del Estado; y,

por otra parte, al tratarse de relaciones de tracto

sucesivo, y señalar la jurisprudencia del Tribunal

Supremo (STS de 22.02.1990 (Ar. 1136/90)) que “...no

hay retroactividad, en una relación de tracto

sucesivo, cuanto la nueva norma se aplica al futuro de

la relación, sin afectar a los efectos ya consumados en la

situación anterior; lo contrario sería tanto como

consagrar la petrificación legislativa, atando al legislador

e impidiéndole desplegar su libertad de conformación del

ordenamiento jurídico,...”. Tras lo cual difícilmente puede

caber duda de cuál es la normativa aplicable a las

situaciones que se produzcan con posterioridad a la

entrada en vigor de la Ley de Contratos de las

Administraciones Públicas.

Naturalmente, a la vista de lo anterior, el sentido

de la Disposición Transitoria Octava es claro, se trata de

evitar la aplicación de los números 4, 5 y 6 del artículo

100 de la Ley a las situaciones que se produzcan con

posterioridad a la entrada en vigor de la misma,

derivadas de contratos anteriores a la Ley.

No obstante, el precepto sí plantea algunas

dificultades. En concreto:

El artículo 148 establece, de una parte un plazo

especial para la mora en la liquidación definitiva de los

contratos de obras, estableciendo que transcurrido dicho

plazo comenzará el devengo de los intereses legales más

1,5 puntos.

28

Page 29: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

Por su parte, el art. 166 dice que si no se abona la

contraprestación económica en plazo o se aportan los

medios auxiliares al contratista, éste tendrá derecho al

interés del dinero en los términos del art. 100 (esto es,

más 1,5 puntos).

La cuestión es si, al ser estos dos supuestos

especialidades del art. 100 le es de aplicación también la

Disposición Transitoria Octava, ya que parecería que el

objetivo del citado precepto se vería desvirtuado si en

dos contratos tan importantes como el de obras

(parcialmente) y el de servicios no fuera de aplicación el

mismo.

Lo cierto es que las intenciones del legislador

pudieron querer aquel resultado, pero la realidad es que

la citada transitoria es una norma que excepciona el

régimen general, y como sabemos, las normas de

excepción han de interpretarse de modo restrictivo. Lo

cual ha de llevarnos a la conclusión de que los artículos

148 y 166 son igualmente aplicables a los contratos

anteriores a la entrada en vigor de la Ley.

CONCLUSIONES.

1ª) La Ley de Contratos de las Administraciones

Públicas es de aplicación a todos los contratos de las

Administraciones, sean anteriores o posteriores a la

entrada en vigor de la misma.

2ª) Para los contratos anteriores sólo tendrá

eficacia respecto a las situaciones que nazcan con

posterioridad a su entrada en vigor.

29

Page 30: RÉGIMEN TRANSITORIO DE

3ª) Para los contratos cuya tramitación no había

concluido en su totalidad, será de aplicación

íntegramente.

4ª) Por excepción, los números 4, 5 y 6 del art.

100 no serán de aplicación a los contratos celebrados

con anterioridad a la entrada en vigor de la Ley.

5ª) Los artículos 148 y 166 de la Ley son de

aplicación a los contratos celebrados con anterioridad a

la entrada en vigor de la Ley.

30